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Bicentenario del Plan de Iguala y de la Independencia de México 1821 - 2021 Coordinadora: Ana María Cárabe | Asesor editorial: Luis Felipe Cariño Preciado Diseño editorial: Fernando Parra Farina Bandera trigarante A.1o. Bandera que se conserva en una colección particular anónima y que no está catalogada en la colección de Banderas Históricas del Museo Nacional de Historia, cuya fotografía (1997), se atribuye a la doctora en Historia Estela Guadalupe Jiménez Codinach. Esta bandera Trigarante A.1o. está confeccionada con tela de raso de seda de tres colores y pasamanería; probablemente es la que hizo en Iguala en 1821, el señor José (Cecilio) Magdaleno Ocampo (1770 - 1833). Portada: Estandarte del Regimiento de Infantería de la Línea Provincial de Puebla o de las Tres Garantías Anónimo, Siglo XIX Bordado sobre seda 126.7 x 129 cm Colección de Banderas Históricas Museo Nacional de Historia INAH México Acta de Independencia del Imperio Mexicano 28 de septiembre de 1821 61.1 x 75.8 cm Museo Nacional de Historia INAH México Vicente Guerrero Anacleto Escutia Óleo sobre tela, 10 de septiembre de 1850 92.41 x 114.6 cm Agustín de Iturbide Primitivo Miranda (1822-1897) Óleo 175.7 X 245.5 cm Museo Nacional de Historia INAH México 4 | BICENTENARIO DEL PLAN DE IGUALA Y DE LA INDEPENDENCIA DE MÉXICO 1821 - 2021 Comité ciudadano Para la conmemoración del Bicentenario del Plan de Iguala y de la Independencia de México 1821 – 2021 C. Luis Antonio Díaz Luna Presidente Lic. Estela Díaz Escobar Lic. Elvira Durán Ramírez Secretaria Tesorera Vocales Dr. Armando Peralta Martínez Lic. Luz Fabiola Matildes Gama DCG. Fernando Parra Farina Lic. Christopher Navarrete Núñez Lic. Blanca Elena Rivera Del Río Consejo Asesor Dra. Ana María Cárabe Dr. David Cienfuegos Salgado Biól. Luis Felipe Cariño Preciado Dr. Florencio Benítez González Mtro. Albino López Nava Bicentenario del Plan de Iguala y de la Independencia de México 1821 - 2021 Ana María Cárabe | Christopher Navarrete Núñez | Luis Felipe Cariño Preciado Carlos Ernesto Saldaña Nájera | Salvador Román Román | Kit Christensen David Cienfuegos Salgado | Adriana Balmori Aguirre Jaime del Arenal Fenochio | Luis Díaz-Santana Garza 8 | BICENTENARIO DEL PLAN DE IGUALA Y DE LA INDEPENDENCIA DE MÉXICO 1821 - 2021 ÍNDICE | 9 ÍNDICE Título original: Depósito legal: Mensaje del Grupo Bicentenario Plan de Iguala. 11 Bicentenario del Plan de Iguala y de la Independencia de México 1821 - 2021 Dirección General de Bibliotecas Públicas Manuel Tolsá No.6, Col. Centro, Alcaldía Cuauhtémoc, Ciudad de México, CDMX, C.P. 06040 contactodgb@cultura.gob.mx Mensaje del Dr. Antonio Jaimes Herrera. Presidente Municipal de Iguala de la Independencia, Gro. 15 Instituto Nacional del Derecho de Autor (INDAUTOR) Puebla 143, Col. Roma Norte, Alcaldía Cuauhtémoc, Ciudad de México, CDMX, C.P. 06700 isbnmexico@cultura.gob.mx Mensaje de la Lic. Leticia López Landero. Presidente Municipal de Córdoba, Ver., con motivo de la celebración del bicentenario del Plan de Iguala, de los Tratados de Córdoba y de la Independencia de México. 17 Biblioteca Central de la Universidad Nacional Autónoma de México Cto. Interior S/N, C.U., Alcaldía Coyoacán, C.P. 04510 Ciudad de México, CDMX bcentral@dgb.unam.mx Prólogo 19 Corrido de Iturbide Sonia Medrano Ruíz 23 Reservados todos los derechos. No se permite la reproducción total o parcial de esta obra, ni su incorporación a un sistema informático, ni su transmisión en cualquier forma o por cualquier medio (electrónico, mecánico, fotocopia, grabación u otros) sin autorización previa y por escrito del Grupo Bicentenario Plan de Iguala, exceptuando la inclusión de breves citas en textos de investigación, divulgación o crítica y dando los créditos de los autores correspondientes. La vocación monárquica novohispana. (1808 - 1821) Ana María Cárabe 27 Los indultos durante la revolución de Independencia. (1810 - 1821) Christopher Navarrete Núñez 41 Norteamericanos en la Independencia de Nueva España. ¿Intervencionismo soterrado? Luis Felipe Cariño Preciado 55 La infracción de dichos derechos puede constituir un delito contra la propiedad intelectual. La organización militar en el Sur en los albores de la proclamación del Plan de Iguala y su importancia en la consumación de la Independencia. Carlos Ernesto Saldaña Nájera 73 El plan que forjó una patria independiente. Salvador Román Román 93 1ª edición: Agosto 2021 Autores: © Ana María Cárabe, Christopher Navarrete Núñez, Luis Felipe Cariño Preciado, Carlos Ernesto Saldaña Nájera, Salvador Román Román, Kit Christensen, David Cienfuegos Salgado, Adriana Balmori Aguirre, Jaime del Arenal Fenochio, Luis Díaz-Santana Garza, 2021 Editorial: © Universidad Autónoma de Guerrero (UAGro) y Grupo Bicentenario Plan de Iguala, 2021 Av. Javier Méndez Aponte No. 1, Fracc. Servidor Agrario, Terrenos de Rectoría, C.P.39070 Chilpancingo de los Bravo, Guerrero, México Tel. 747 471 9310 https://www.uagro.mx/ Ignacio Comonfort No. 2, Col. Centro C.P. 40000 Iguala de la Independencia, Guerrero, México mail: plandeiguala2021@gmail.com Tels.: 733 106 5868 y 733 142 8399 Impreso y hecho en México por: Printed and made in Mexico by: Imprimé et fai tau Mexique par: Preprensa Digital, S.A. de C.V. Calle Caravagio No. 30, Col. Mixcoac C.P. 03910 Alcaldía Benito Juárez, Ciudad de México CDMX. Tels. 55 5611 9653 y 55 5611 7420 Este libro ha sido sometido a un proceso de dictaminación externa por pares académicos. Esta obra se realizó sin fines de lucro. Catalogación: 972.032 3 DEWEY ISBN: 978-607-8755-24-0 Comité editorial. Ana María Cárabe Luis Felipe Cariño Preciado Equipo editorial: Coordinación de la obra: Ana María Cárabe Asesor editorial: Luis Felipe Cariño Preciado Diseño y composición: Fernando Parra Farina Esta publicación está cofinanciada por: 9 786078 75524 0 Buscando a José Magdaleno Ocampo: Los archivos parroquiales de San Francisco de Asís de Iguala revelan sus secretos. Kit Christensen 107 A 200 años del Ejército Trigarante. David Cienfuegos Salgado 121 Los Tratados de Córdoba. Adriana Balmori Aguirre 141 A 200 años del Plan de Iguala. Jaime del Arenal Fenochio 157 Música y sociedad en el México independiente: Estudio de una crónica del ocaso novohispano. Luis Díaz-Santana Garza 169 Apartados Exposición de gráficos monumentales “Iguala en la historia de México” La ruta de la independencia 186 202 10 | BICENTENARIO DEL PLAN DE IGUALA Y DE LA INDEPENDENCIA DE MÉXICO 1821 - 2021 MENSAJE MENSAJE El Grupo Bicentenario Plan de Iguala se creó el 28 de septiembre del 2018 conformado por ciudadanos, académicos y empresarios; por iniciativa del periodista cultural Luis Luna y con la decidida participación de la empresaria Elvira Durán Ramírez, con la intención de organizar desde la sociedad civil un proyecto que permitiera proyectar a Iguala en el marco de los 200 años de la Independencia de México y resaltando que del Plan de Iguala, documento fundacional del México independiente surgió la primera bandera nacional, la trigarante y el primer ejército del mismo nombre. Dicho Grupo se integró con la promotora cultural Estela Díaz Escobar, el empresario Armando Peralta Martínez, el profesor Guillermo de la Cruz Issa, el doctor en Derecho David Cienfuegos Salgado, el promotor cultural Fernando Parra Farina, la activista Luz Fabiola Matildes Gama, el investigador Luis Felipe Cariño Preciado, el historiador Christopher Navarrete Núñez, la activista Blanca Elena Rivera del Río, la doctora en historia Ana María Cárabe, el doctor en historia Florencio Benítez González y el promotor cultural Albino López Nava. La mesa de trabajo está conformada por Luis Luna como presidente, Estela Díaz Escobar como secretaria y Elvira Durán Ramírez como tesorera, contando con los demás integrantes como vocales y asesores. Desde su fundación, el Grupo Bicentenario Plan de Iguala ha venido realizando una serie de gestiones en los tres niveles de gobierno y actividades en las que destaca a nivel municipal en noviembre del 2018, la solicitud al alcalde de Iguala Antonio Salvador Jaimes Herrera para que instale la Comisión Pro Conmemoración del Bicentenario integrada por su Cabildo y la sociedad civil, empresarios, grupos de servicio y comunidad cultural. A nivel estatal, se giraron oficios a diputados integrantes del Congreso Local para solicitar que conformara una Comisión Pro Conmemoración e instalen en el Muro de Honor el nombre de Plan de Iguala 1821. El 9 de abril del 2019 se le entregó oficio al Gobernador del Estado, Lic. Héctor Astudillo Flores para solicitarle organizar y encabezar la conmemoración del Bicentenario gestionando un recurso para la edición de libros conmemorativos y un amplio programa cultural y académico además de una obra conmemorativa para Iguala. El 9 de agosto de ese mismo 2019 nos recibió en su oficina de Palacio de Gobierno, ratificando este compromiso y logrando que el Congreso Local aprobara 12.5 millones de pesos para la conmemoración en todo el estado de Guerrero. Monumento “a la ciudad de Iguala cuna de la consumación de la independencia mexicana proclamada en este mismo sitio el 24 de febrero de 1821” Construido en 1942 Francisco Canessi Fotografía Luis Luna 27 septiembre 2020 A nivel federal, el 7 de febrero del 2019 se envió solicitud al Presidente de la República, Lic. Andrés Manuel López Obrador para solicitarle tomar en cuenta de manera importante a Iguala en los magnos festejos del Bicentenario de la Independencia de México que se verificarán en 2021. Desde marzo del 2019 se solicitó por oficio a los diputados federales Sergio Mayer Bretón, Mario Delgado Carrillo, Araceli Ocampo Manzanares y a Manuel Huerta Martínez, crear la Comisión Pro Conmemoración, asignar un | 11 12 | BICENTENARIO DEL PLAN DE IGUALA Y DE LA INDEPENDENCIA DE MÉXICO 1821 - 2021 MENSAJE recurso especifico, la aprobación de los decretos para reinsertar al himno nacional la estrofa en que se menciona a Iguala, instaurar el Día del Ejército Trigarante, colocar el nombre del Plan de Iguala en el muro de honor y la emisión de billetes y monedas conmemorativas por parte del Banco de México, y boletos alusivos al bicentenario por parte del transporte colectivo metro en las ciudades de México, Monterrey y Guadalajara y un billete de lotería nacional. Como Grupo Bicentenario Plan de Iguala iniciamos en febrero del 2019 una serie de actividades académicas que contemplan conferencias con destacados investigadores que han abordado el tema sobre la trigarancia, Iturbide y Guerrero, Iguala y el Plan de la América Septentrional. En julio 2020, durante el distanciamiento social como medida para disminuir la propagación del COVID-19, nuestros eventos y reuniones se presentaron de manera virtual a través de las plataformas Zoom y Facebook Live, realizando mensualmente dos conferencias virtuales y que continúan de manera permanente durante el 2021. El Grupo Bicentenario Plan de Iguala hizo entrega presencial de Testimonios de Fraternidad como muestra de unidad histórica para estrechar lazos de amistad y de trabajo a los Honorables Ayuntamientos de Tixtla de Guerrero en la conmemoración del 238 aniversario del natalicio del general Vicente Guerrero el 9 de agosto del 2020; asimismo el 19 de septiembre de 2020 al H. Ayuntamiento de Córdoba, Veracruz por el 199 aniversario de la firma de El Tratado de Córdoba, y el 10 de enero del 2021 al H. Ayuntamiento de Teloloapan, Guerrero por el Bicentenario del Abrazo de Acatempan. En febrero de 2021 se realizó de manera virtual el primer Festival Histórico Plan de Iguala 1821 – 2021, con exposiciones de documentos históricos, en el Museo de la Bandera y Santuario de la Patria y dos exposiciones urbanas con gráficos de gran formato en las mamparas del zócalo y en las rejas perimetrales de la iglesia de San Francisco, tres conciertos con música correspondiente a la época de la Consumación de la Independencia, y tres conferencias con historiadores de trayectoria nacional. En esta ocasión nos es grato entregar este libro conmemorativo titulado “Bicentenario del Plan de Iguala y de la Independencia de México 1821 - 2021”, que ha sido posible realizar gracias al patrocinio de la Minera Media Luna, la Universidad Autónoma de Guerrero y los Ayuntamientos de Córdoba, Veracruz y de Iguala de la Independencia, Gro. Este esfuerzo editorial pretende ser una revisión de la historia en torno al Plan de Iguala y al movimiento de independencia, alejada de filias y fobias, para ofrecerlo como un legado a las nuevas generaciones de igualtecos, de guerrerenses y de mexicanos. Iglesia San Francisco de Asís Hugo Brehme Fotografía (detalle) 1905 Fototeca Nacional ATENTAMENTE Grupo Bicentenario Plan de Iguala | 13 14 | BICENTENARIO DEL PLAN DE IGUALA Y DE LA INDEPENDENCIA DE MÉXICO 1821 - 2021 MENSAJE Mensaje del Dr. Antonio Salvador Jaimes Herrera, Presidente Municipal Constitucional de Iguala de la Independencia Como presidente municipal constitucional de Iguala de la Independencia, Guerrero, tengo el honor de presidir los festejos del Bicentenario del Plan de Independencia de la América Septentrional, más conocido como Plan de Iguala; por lo mismo he decidido participar con parte de auspicio de este libro impulsado por el Grupo Bicentenario Plan de Iguala, y que es parte del festejo a nivel nacional. El general Agustín de Iturbide y Arámburu, aquí en Iguala, en 1821, realizó tres hechos fundamentales para México: 1. Proclamó el Plan de Iguala el 24 de febrero. 2. El 2 de marzo del mismo año, hizo ondear la primera bandera de México, instaurándose a partir de entonces los tres colores nacionales; verde, blanco y rojo. 3. Integró el primer ejército nacional, el Ejército Trigarante. Todo esto sucedió con el apoyo incondicional y militante de Vicente Guerrero, sin el cual no se hubieran podido alcanzar los objetivos de la Independencia. Por tales hechos consumados, Juan Álvarez Hurtado nombró al general Agustín de Iturbide y Arámburu “Héroe de Iguala” y “Hombre inmortal”. Dichas razones dieron motivo para que Iguala, durante 63 años, fuera llamada “Ciudad de Iguala de Iturbide”; desde el 2 de junio de 1835 hasta el 30 de mayo de 1898. Con ello la ciudad misma fue un monumento que perpetuó la memoria de este insigne consumador de la independencia nacional, junto con el no menos insigne Vicente Guerrero. En 1942 el gobierno federal inauguró un monumento que inmortaliza la gesta de Agustín de Iturbide y Vicente Guerrero, construido sobre lo que fue el cuartel general de Iturbide de Iguala, Guerrero. Este año 2021, integré una comisión de gobierno con la coordinación de Juan Muñoz Caballero, y un comité ciudadano con distinguidas personalidades de la sociedad civil para las actividades conmemorativas de este año singular en que debemos honrar a nuestros ancestros y fomentar los valores cívicos en las nuevas generaciones de igualtecos. Cabe mencionar, que hemos contado con la colaboración del Grupo Bicentenario Plan de Iguala para llevar a cabo las festividades y un sinnúmero de acciones, para conmemorar magistralmente el Bicentenario de nuestra independencia nacional, que se consumó aquí en Iguala de la Independencia, Guerrero. Guerra de Independencia Roberto Rodríguez Navarro (1945) Murales, 1969 200m2 Palacio Municipal de Iguala, Gro. Atentamente Dr. Antonio Salvador Jaimes Herrera Presidente Municipal Constitucional de Iguala de la Independencia, Guerrero. | 15 16 MENSAJE | BICENTENARIO DEL PLAN DE IGUALA Y DE LA INDEPENDENCIA DE MÉXICO 1821 - 2021 Mensaje de la Lic. Leticia López Landero Presidente Municipal de Córdoba, Ver., con motivo de la celebración del bicentenario del Plan de Iguala, de los Tratados de Córdoba y de la Independencia de México. Es un privilegio, un verdadero honor para mí; como cordobesa, como veracruzana, como mexicana y -finalmente como mujer-, estar al frente del ayuntamiento de Córdoba, en un año tan profundamente significativo para Córdoba e Iguala, como para México: los 200 años del nacimiento de nuestro país, el México moderno. Por lo que, de manera decidida, he dispuesto que nuestro histórico municipio, participe en el libro conmemorativo “Bicentenario del Plan de Iguala y de la Independencia de México 1821 - 2021” que impulsa el Grupo Bicentenario Plan de Iguala, en este momento que significa una reivindicación histórica de dos ciudades, Iguala y Córdoba, que fueron arrastradas al olvido histórico-social nacional, por el sino de un héroe mítico: Agustín de Iturbide y Arámburu, quien junto con Vicente Guerrero, consumaron la independencia de nuestra patria. Córdoba e Iguala tienen vidas paralelas y colaterales; se hermanan desde hace por lo menos 25 siglos; desde el añejo y milenario pasado olmeca, hasta ahora, que celebran al unísono, el bicentenario del Plan de Iguala y los Tratados de Córdoba. Córdoba e Iguala tienen paralelismos que asombran: se levantan altivas entre los 700 y 800 msnm, anidadas; la una, frente al Golfo de México, en la Sierra Madre Oriental y la otra, sobre la Sierra Madre Occidental, y las dos sobre las sierras que son el parteaguas hacia sus respectivos mares. Comparten el ser poblaciones de origen prehispánico, eminentemente dedicadas al comercio, desde el mar hasta el centro del Anáhuac, desde los sacbés (caminos blancos) mayas, hasta las chinampas mexicas. Córdoba e Iguala eran centros nodales de intercambio comercial mesoamericano, por encontrarse en rutas vitales de comunicación y comercio y lo siguen siendo actualmente. Córdoba e Iguala yacen sobre valles rodeados de montañas, y ambas poblaciones tienen cada una su lago y un “lugar de conejos”: Toxpan en Córdoba y Tuxpan en Iguala. A Córdoba la recorre el río Seco y a Iguala el río San Juan. En tiempos virreinales la importancia de Córdoba e Iguala no decreció; muy al contrario, crecieron exponencialmente, debido a que eran parte del camino real en América, que comunicaba a los puertos más importantes de la Nueva España: Acapulco y Veracruz, con la Ciudad de México, Manila, Filipinas y Cádiz, España, en la Europa meridional, en lo que constituyó la “Ruta Marítima de la Porcelana y la Seda.” La fundación de Iguala se remonta al siglo XVI, con la llegada de frailes franciscanos y la fundación de Córdoba la realizan 30 Caballeros, por lo que también la llaman la Ciudad de los Treinta Caballeros, mientras que a Iguala la llaman la Ciudad Tamarindera, por sus 32 famosos tamarindos, que fueron sembrados por amor en 1832 y de donde surge una leyenda de amor. Pero el momento cumbre que hermana definitivamente a Córdoba e Iguala ocurrió en el año 1821, cuando el 24 de febrero, el coronel Agustín de Iturbide y Arámburu, previo acuerdo con el guerrerense Vicente Guerrero, proclamó el llamado Plan de Iguala y el 2 de marzo creó la primera bandera de México y su primer ejército, el Ejército Trigarante, y en Córdoba se libró la Batalla de Córdoba -la última batalla por la independencia-, el 21 de mayo de 1821, tras la cual la ciudad se hizo trigarante; mientras tanto, de Europa mandaron como Capitán General de Nueva España a Juan O’Donojú, quien llegó a Veracruz el 3 de agosto de 1821; O’Donojú e Iturbide tuvieron un intercambio epistolar y el 24 de agosto del mismo año 1821, se encontraron en Córdoba y firmaron los tratados epónimos que dieron paso a la entrada triunfal del Ejército Trigarante a la Ciudad de México el 27 de septiembre de 1821 y a la firma del Acta de Independencia del Imperio Mexicano el 28 de ese mismo año. Córdoba para siempre Jaime Sánchez Nava (1964) Mural (detalle), 2010 Palacio Municipal de Córdoba, Veracruz México Lic. Leticia López Landero Presidente del Municipio de Córdoba 2021 Año del Bicentenario de los Tratados de Córdoba | 17 18 | BICENTENARIO DEL PLAN DE IGUALA Y DE LA INDEPENDENCIA DE MÉXICO 1821 - 2021 PRÓLOGO Prólogo En 2021 se cumplen doscientos años del nacimiento de México como país libre e independiente. El hecho no fue un grito libertario ni un plan atropellado, ni una guerra sangrienta y larga. Tampoco fue un movimiento reaccionario contra la Constitución de 1812 y sus novedosas ideas liberales, porque, lograda la independencia esta Constitución fue vigente mientras el nuevo país se daba sus propias leyes. Tampoco la independencia de México se llevó a cabo contra las arbitrariedades de un rey déspota, como nos hacen creer los libros de historia patria, de hecho, la figura del rey unió las voluntades de todos los sectores sociales novohispanos en favor de la independencia bajo el régimen monárquico. Para 1820 los conceptos modernos de la soberanía del pueblo, la división de poderes, el constitucionalismo, la libertad de comercio, la abolición de los estamentos, ya formaban parte de la cultura política de la clase dirigente. Pero el pueblo novohispano era profundamente monárquico a la vez que la monarquía representaba la estabilidad política que ofrecía la legitimidad comúnmente aceptada. Por otra parte las ideas modernas no se contraponían con el régimen monárquico porque, como bien señala Norberto Bobbio, el liberalismo se puede insertar en diversos sistemas políticos. El retorno al régimen constitucional en España motivado por el levantamiento del teniente coronel Rafael del Riego fue el hecho que detonó la urgencia de independizar a Nueva España de la metrópoli porque este suceso suponía que los diputados americanos concurrirían a formar parte de las Cortes españolas en notoria desigualdad con respecto de los diputados peninsulares, es decir, los representantes americanos eran en todos los casos inferiores en número a los peninsulares, de manera que, a pesar de tener mayor territorio, mayor población y más riqueza, América quedaría sometida a la voluntad de los representantes de la península. El problema de la distancia se sumaría a pronunciarse por la independencia porque en caso de que un diputado americano fuera inhabilitado por enfermedad o muerte su escaño debería quedar vacante al menos durante seis meses, mientras se elegía a su sustituto al otro lado del mar. Estas novedades en la política peninsular decidieron a los novohispanos a concretar un proyecto de independencia que se plasmó en el documento de Agustín de Iturbide conocido como Plan de Iguala. En aquellos momentos, además de que la base poblacional era monárquica, la élite ilustrada que encabezaba el proyecto, carecía de experiencia política y de virtudes republicanas después de haber pasado trescientos años de abatimiento e ignorancia, como posteriormente lo expresó Iturbide en su Manifiesto de Liorna. Bajo estas premisas, Iturbide trabajó por reunir las voluntades de todos los sectores novohispanos en torno al Plan de Iguala y logró la independencia de manera incruenta. | 19 20 | BICENTENARIO DEL PLAN DE IGUALA Y DE LA INDEPENDENCIA DE MÉXICO 1821 - 2021 PRÓLOGO Sin embargo, Agustín de Iturbide, el Plan de Iguala, Los Tratados de presentación se señala que es deseable que las fiestas patrias “no se vuelvan Córdoba y la fecha del logro de la independencia han sido evitados, cuando festividad para exaltar a héroes y denostar villanos, sino oportunidad para no ignorados, por la historia oficial. Para comprender las razones tenemos discutir la pluralidad de proyectos y voces que nos forjaron y que hoy conforman que remontarnos al siglo XIX, el siglo de la invención nacionalista, cuando nuestro país”. El texto abunda que “es tiempo de nuevas reflexiones: la simple la historia, así como muchas ciencias, no había establecido su método de repetición de una historia maniquea empobrece y petrifica a nuestros personajes investigación y fue usada como una vía de construcción del nacionalismo, ya patrios; ponerlos en diálogo con sus voces antagónicas los vivifica”. que éste se propone en términos históricos con una visión maniquea, es decir, los personajes históricos se plantean como buenos contra malos. Clifford Geertz considera que la ideología liberal después de restaurada la república, se usó como una forma de obtener ventaja sobre los adversarios, como una forma ideológica de asegurar su victoria. Bajo esta lógica, Iturbide y el movimiento de independencia que encabezó y logró se contrapuso al movimiento insurgente, que fue considerado por la ideología nacionalista como el verdadero movimiento patriótico al que Iturbide arrebató el triunfo. De acuerdo con esta propuesta, el objetivo de este libro es precisamente buscar nuevas reflexiones alrededor del proceso de independencia para conmemorar el Bicentenario de un hecho tan trascendental. Todos los actores de nuestra historia tienen su lugar en ella, su importancia y su trascendencia, sin menoscabar la importancia que tuvieron los personajes que han sido olvidados injustamente. Con este fin se han seleccionado diez trabajos especializados presentados para su divulgación al público general que se interesa por el pasado histórico, y por ello pretendemos que la obra tenga una amplia difusión. La temática Resulta lógico que la historia nacional haya querido opacar los méritos de comienza con una explicación del panorama general de la época para continuar quien fue, de hecho, el libertador de la patria, y se haya visto como un villano sin con aspectos poco conocidos de la insurgencia, como son los indultos que se honor y sin gloria, porque el proyecto de Iturbide fue monárquico y por lo tanto ofrecieron en repetidas ocasiones por las autoridades virreinales a los militantes acorde a las circunstancias políticas, mientras que los insurgentes, a partir de 1813 de la insurgencia con el fin de debilitar el movimiento y la importancia de las y la Constitución que firmaron en Apatzingán, se declararon republicanos, (al relaciones y apoyos internacionales que buscaron los insurgentes para fortalecer menos en la cúpula) hecho que legitimaba y daba espesor histórico, a la vez que y legitimar su lucha, y si bien no lograron su objetivo se destacan los intereses legitimidad, al movimiento liberal republicano del siglo XIX que resultó vencedor extranjeros en los conflictos internos del momento peri independentista. Otro en la disputa por el poder, y se declararon continuadores de aquel proyecto. Y aspecto tratado en el libro es la organización militar en el Sur de Nueva España en lo que la historia no ha podido omitir, se ha maquillado. Así Iguala lo es de la el momento del Plan de Iguala. A continuación se presentan los trabajos dirigidos Independencia y su calle principal se llama Bandera Nacional y su fiesta local más a exponer y explicar aspectos concretos del Plan de Iguala, el Ejército Trigarante, importante es la Feria de la Bandera. La calle paralela a la principal se llama Vicente el personaje que confeccionó la bandera del Imperio Mexicano en Iguala y los Guerrero. En ningún momento se nombra a Iturbide y desde luego el artífice de la tratados que Iturbide y el delegado español Juan de O´Donojú firmaron en independencia no tiene aquí ninguna escultura que lo recuerde, aunque sí existe Córdoba, Veracruz para concluir con un trabajo acerca de los aspectos sociales de una escultura en la explanada del sastre que por encargo confeccionó la bandera la época centrado en la música. nacional. Iguala se conoce como “la cuna de la bandera nacional”, cuando debería reconocerse como la cuna de la independencia. Las estrofas del himno nacional que nombran tanto a la ciudad de Iguala como a Iturbide fueron suprimidas del himno nacional como si la historia pudiera borrarse. Entre las actividades culturales organizadas por el grupo Bicentenario Plan de Iguala para conmemorar esta fecha hubo en febrero de 2021 tres conciertos de música de la época de la Independencia. Uno de ellos estuvo a cargo de la soprano Dra. Sonia Medrano y del maestro Javier Santana. La Dra. Medrano Probablemente es tiempo de revisar la historia de nuestro país desde tuvo el delicado gesto de componer el Corrido de Iturbide como un obsequio a otras perspectivas. En 2010 la Cámara de Diputados publicó en la editorial Miguel Iguala, Guerrero, “la cumbre de la Independencia”. Este presente se ha incluido, Ángel Porrúa un libro titulado Himno Nacional Mexicano. Su Historia, en cuya por supuesto, en este libro con nuestro agradecimiento. | 21 22 | BICENTENARIO DEL PLAN DE IGUALA Y DE LA INDEPENDENCIA DE MÉXICO 1821 - 2021 CORRIDO DE ITURBIDE Corrido de Iturbide Sonia Medrano Ruiz, febrero de 2021. Un obsequio a Iguala Guerrero, “La cumbre de la Independencia”. Con el permiso de Dios Abdicó al trono imperial, y del público ilustrado por nuestra paz mantener he de levantar la voz dejando el palacio Real y hablar de un héroe olvidado. y en el exilio fenecer. Don Agustín de Iturbide Retornó con la esperanza fuerte lo escuche la audiencia, a su patria de servir, y que la historia no olvide, y al puerto Felipe Garza consumó la independencia. como preso lo fue a recibir. Hombre muy bien parecido, De ochocientos veinticuatro y de carácter valiente el diecinueve de julio porte galante y altivo a las seis menos un cuarto y de ojos azul celeste. a la tropa habló con orgullo. Se proclamó el Plan de Iguala, — ¡Todos amen su patria y el abrazo de Acatempan Religión, libertad y unión! sin disparar ni una bala Déjole a mi bien amada dos ejércitos contemplan. mi rosario y el reloj— Insurgentes y realistas Padilla en el paredón triunfantes y como hermanos a Iturbide fusilaron fundaron con Iturbide ¡Tachándolo de traidor el Imperio Mexicano. y enemigo del Estado! Cuando ya fue coronado Vuela rumbo de la noria Agustín emperador paloma por el palmar comenzaron los conflictos dí, a quien ha muerto sin gloria, del congreso en el interior. todos debieran honrar. Yorkinos contra escoceses Vuela hasta Iguala Paloma, republica o monarquía vuela, vuela con vehemencia siendo causa de reveses párate en aquella loma se disputaban la silla. que es “La Cumbre de la Independencia”. | 23 24 | BICENTENARIO DEL PLAN DE IGUALA Y DE LA INDEPENDENCIA DE MÉXICO 1821 - 2021 CORRIDO DE ITURBIDE El corrido como el género de las mañanas o mañanitas, provienen de las xácaras y romances españoles, sin embargo en México, cobra gran importancia en voz del pueblo y el término corrido se acuñó por el hecho de que, tras un acontecimiento ya fuese alegre o trágico, comenzaban a correr de mano en mano las hojas o volantes con el texto alusivo que narraba la historia respondiendo a las preguntas: qué, cómo, cuándo y dónde. Las fórmulas “con el permiso de ustedes”, “ahí les va la despedida”, “vuela, vuela palomita”, y muchas otras, son parte intrínseca de su carácter. Sarao en un Jardín Anónimo Mobiliario, biombo 545 x 200 cm Museo Nacional de Historia INAH, México El corrido de Iturbide que hoy estrenamos, nace de la carencia de fuentes que narren el acontecimiento de viva voz del pueblo ante el trágico fusilamiento de Agustín I, Emperador de México. A partir de crónicas de periódicos, narramos cronológicamente el protagonismo del héroe no sólo olvidado, sino, borrado, tachado de la historia, a pesar de que consumó la Independencia. A través de estas letras honramos a Agustín de Iturbide reivindicando el título de Padre de la Patria, y desde nuestra perspectiva, si el Bajío mexicano ha recibido la nominación de “Cuna de la Independencia”, el estado de Guerrero y especialmente Iguala, merecen el título de “La Cumbre de la Independencia”. Sonia Medrano Ruiz. | 25 26 | BICENTENARIO DEL PLAN DE IGUALA Y DE LA INDEPENDENCIA DE MÉXICO 1821 - 2021 LA VOCACIÓN MONÁRQUICA NOVOHISPANA. (1808 - 1821) LA VOCACIÓN MONÁRQUICA NOVOHISPANA. (1808 - 1821) Ana María Cárabe*1 El hecho de que México, como nación independiente, se constituyera en una monarquía, nos parece hoy una idea extraña, exótica, toda vez que el resto de los países americanos, exceptuando Brasil, se fundaron como repúblicas. Sin embargo, entre 1808 y 1821, la monarquía era la forma de gobierno más allegada a la experiencia política novohispana, por no decir que era la única forma de gobierno que conocían, y constituía una condición política natural a la hora de pensarse en instaurar un país independiente. LA VOCACIÓN MONÁRQUICA NOVOHISPANA. (1808 - 1821) Los Reyes eran los vicarios de Dios en la tierra, como lo señalan Las Siete Partidas del Sabio Rey, que era legislación vigente en la época independentista, y esa idea le confería una doble legitimidad: una otorgada por el amor y consentimiento de su pueblo y otra conferida por Dios, lo que le daba un carácter sagrado. La sacralización de la figura del rey se hacía patente cuando, en las representaciones públicas, el rey aparecía bajo un palio, es decir, un dosel sobre cuatro varas largas con el cual se cubría al rey, al Papa, o al Santísimo Sacramento. El uso de este objeto vinculado a la sacralidad se generalizó desde el siglo XVI en las ceremonias regias. En Nueva España, sin embargo, el monarca estaba lejano, al otro lado del inmenso océano. El rey, y todos los eventos relacionados con su vida, se vivían a la distancia. La comunicación con España se realizaba por medio de barcos ligeros, generalmente goletas, cuya travesía duraba unos dos meses aproximadamente. Así los novohispanos conocían las novedades peninsulares, la jura del rey, su casamiento, el nacimiento de los infantes, su muerte, los eventos políticos, las alianzas, las guerras; cuando llegaba la barca con las noticias era costumbre hacer misa con Te Deum, himno católico de acción de gracias. La población acostumbraba a comentar las novedades en los cafés, en las tertulias, en los mercados, y teniendo al rey simbólicamente presente y representado por el virrey como su alter ego, los novohispanos celebraban públicamente su cumpleaños, festejaban su coronación o su boda y lloraban su muerte. El Rey, ningún rey de España, llegó a poner un pie en estos dominios suyos, sin embargo en las casas o palacios de aquellas familias que tenían un título nobiliario había un espacio llamado salón del dosel. Este salón estaba lujosamente decorado y tenía un trono con un dosel y los retratos de los reyes, esperando que, en caso de que el rey llegara a estas tierras, pudiera despachar en algún palacio mexicano. El resto de la población mostraba su adhesión al rey poniéndose su retrato en el pecho o en el sombrero, o portando escarapelas con los colores del rey que *1 Doctora en Historia. Docente - investigadora de la Facultad de Gobierno y Gestión Pública de la Universidad Autónoma de Guerrero. Perfil PRODEP. Miembro del Sistema Nacional de Investigadores nivel 2. | 27 28 | BICENTENARIO DEL PLAN DE IGUALA Y DE LA INDEPENDENCIA DE MÉXICO 1821 - 2021 eran el azul y el blanco. El color azul significaba justicia y lealtad y el blanco pureza y caridad. Las escarapelas son unas divisas hechas de cintas de colores fruncidas de forma circular. De esa manera se suplantaba el objeto de homenaje por su imagen o su símbolo. Al rey se le atribuían todas las virtudes y estaba revestido de un halo sagrado; de él se esperaba siempre la justicia, la fortaleza, el bien común, la grandeza del reino, las sabias decisiones. Todo. En cualquier caso, al rey no se le hacía responsable por su mal gobierno: se culpaba de manera general a sus ministros o se pensaba que, si el rey tuviera cabal conocimiento de una situación problemática, actuaría enseguida para resolver los agravios. Es por eso que cuando había una revuelta la gente gritaba: “¡Viva el Rey! ¡Muera el mal gobierno!” En el peor de los casos se entendía que el mal gobierno de un rey era un castigo de Dios por los pecados de los súbditos. Las fiestas de celebración de algún acontecimiento real importante eran un medio para expresar la lealtad y hacer presente al rey en su ausencia. El lujo dominaba la fiesta porque se correlacionaba con el poder. Las coronaciones reales eran especialmente lujosas. La última coronación de un rey español en Nueva España sucedió en 1808, cuando se celebró la jura y proclamación de Fernando VII. Pero las circunstancias que rodeaban este hecho eran insólitas y sin precedente. Carlos IV, padre de Fernando, se vio precisado a formar alianza con Napoleón, en virtud de la cual permitió la ocupación de la península por las tropas francesas bajo la excusa de que invadirían Portugal. Al sospechar que Napoleón tenía en sus miras apoderarse de España, la familia real intentó huir de la corte con el objetivo de embarcarse hacia América desde Sevilla. Pero en el Palacio de Aranjuez la multitud se amotinó para impedir la salida del rey Carlos IV y le exigieron que abdicara en su hijo Fernando. Carlos IV, pese a que algunos autores quieren reivindicar su imagen, no fue un rey del afecto de sus súbditos, si bien toda la responsabilidad de sus actos se le atribuía a su privado y primer ministro, Manuel Godoy, como era la costumbre. De hecho, el Catecismo civil de España de 1809 justificó las acciones de Carlos IV porque “por su natural bondad se dexó cercar de traidores que lo engañaron freqüentemente”. Carlos IV de España Francisco José de Goya y Lucientes (1746-1828) Óleo sobre tela, 1789 153.5 x 110 cm Museo de Bellas Artes de Asturias Oviedo, España La familia real no pudo abandonar la península y, pasado el peligro del tumulto, Carlos se retrajo de la abdicación hecha en su hijo; y en esta disputa accedieron a trasladarse a Bayona para que Napoleón fuera árbitro de tan delicada disensión. El emperador retuvo en Bayona a toda la familia real y tomó la Corona española en sus manos para nombrar rey de España a su hermano José. Los reinos de España se vieron de la noche a la mañana en la tesitura de plegarse como esclavos a un rey impuesto por la fuerza y sin el concurso de los pueblos, un rey LA VOCACIÓN MONÁRQUICA NOVOHISPANA. (1808 - 1821) que representaba el desorden y la falta de religión derivados de la Revolución Francesa, o darse un gobierno propio interim el rey legítimo se sentara en el trono que le correspondía por derecho natural. Los españoles de ambos mundos - el viejo y el nuevo - decidieron proclamar a Fernando VII pese a que el rey, no sólo estaba ausente de las posesiones americanas, sino también estaba ausente de la península y prisionero. En la ciudad de México se proclamó y juró a Fernando VII el 13 de agosto de 1808; en otras ciudades del virreinato se festejó en otras fechas. Era costumbre poner tablados alegóricos y en esta ocasión se pusieron tres, enfrente de cada uno de los edificios de los poderes virreinales, es decir, frente al Real Palacio, el Ayuntamiento y el Arzobispado, los tres lujosamente arreglados, y cuyo costo corrió por cuenta de cada uno de los mencionados poderes. Se hizo una procesión llevando el retrato del nuevo rey y hubo misa y Te Deum. Las casas por donde pasó la procesión estaban adornadas con gallardetes, retratos y luminarias. Al día siguiente hubo un desfile que encabezó el virrey acompañado de su familia. La multitud congregada gritaba vivas al rey y los padres hacían que sus balbucientes hijos también vitorearan al monarca. De esta manera el pueblo vivía los festejos de manera directa y participativa, a la vez que mostraban su fidelidad al rey. Esta asistencia obraba, además, como un poderoso aparato ideológico, aunque en caso de que fallara, la Inquisición estaba presente para reeducar al disidente. En este sentido la Inquisición debe entenderse como un instrumento de control político ligado al dogma religioso. El virrey era el representante del rey, su alter ego, y ese hecho contribuía a sentirlo cercano. En este caso, el rey que se proclamaba estaba imposibilitado para gobernar. En una sociedad fanáticamente religiosa, como la pinta Francisco de Goya en su obra Procesión de disciplinantes, donde la legitimidad del rey estaba sancionada por Dios y el Papa para ratificarla, y donde la discusión política implicaba una transgresión herética al sistema religioso, no se podía ser más que monárquico. Y quienes después fueron insurgentes formaban parte de esta sociedad y no podían en estos momentos sustraerse a las condiciones sociales que imperaban. Por eso Morelos durante la crisis donó treinta pesos a la causa del rey, y Carlos María de Bustamante, abogado oaxaqueño que después fue un importante ideólogo de la insurgencia y notable republicano, abrió la suscripción de una medalla conmemorativa para recordar el día de la proclamación de Fernando VII. No se cuestionaría la obediencia al rey hasta que el deterioro de la institución monárquica trascendió al conocimiento público, pero en los hechos ocurridos durante el motín de Aranjuez se puede encontrar una señal del menoscabo que el poder real estaba sufriendo. Virrey Juan Ruiz Apodaca, conde del Venadito Antonio María Esquivel (1806-1857) Óleo sobre tela, 1834 59 x 45 cm Museo Naval de Madrid España | 29 30 | BICENTENARIO DEL PLAN DE IGUALA Y DE LA INDEPENDENCIA DE MÉXICO 1821 - 2021 La decadencia de la Corona española se venía gestando desde el fin de la dinastía de los reyes de la casa de Habsburgo. Su declive se agravó durante el reinado de Carlos IV que comenzó paralelamente al proceso de la Revolución Francesa. La situación de España se vio así comprometida entre los intereses de la Francia republicana e Inglaterra. El león era el símbolo de España para representarla fuerte, dominante y poderosa. Pero las litografías de la época pintan al león hispano dormido, junto a una mujer dormida también, mientras que Francia e Inglaterra se disputan los intereses de la inerte España. Durante el reinado de Carlos IV la crisis interna estuvo marcada por malas cosechas, desastres, hambrunas y epidemias de viruela y fiebre amarilla. Al interior del Palacio había muchas intrigas de poder que enfrentaron a Carlos IV y a su hijo Fernando, conflicto que alcanzó tintes dramáticos cuando no francamente vergonzosos. Estos pormenores no eran del conocimiento general, pero todos estos síntomas indican el deterioro que sufría la monarquía. Otros hechos se sumarían a éstos para hacer patente que los tiempos de la monarquía estaban en franco declive. En Nueva España fue indicativo el hecho de que, debido a que en ausencia del rey la soberanía regresaba al pueblo, después de jurar al rey ausente, las autoridades se plantearon la formación de una junta que guardara los derechos del rey. El virrey estuvo de acuerdo en convocarla, pero se temía por muchos que esa junta declararía la independencia. Por ahí corrían unos versillos que decían: Abre los ojos pueblo mexicano y aprovecha ocasión tan oportuna. Amados compatriotas, en la mano las libertades ha dispuesto la fortuna; si ahora no sacudís el yugo hispano Retrato del Excelentísimo Señor Don José María Morelos Capitán General de los Exercitos de America Vocal de su Suprema Junta y Conquistador del Rumbo del Sur. Retrato atribuido a pintor mixteco anónimo, 1812. Óleo sobre tela Museo Nacional de Historia miserables seréis sin duda alguna… de manera que sucedió lo impensable: bajo el mando del acaudalado Gabriel de Yermo, los comerciantes del Consulado de México y la Audiencia dieron un golpe de estado y depusieron al virrey Iturrigaray la madrugada del 15 de septiembre LA VOCACIÓN MONÁRQUICA NOVOHISPANA. (1808 - 1821) | 31 de 1808, otro hecho que muestra el rápido deterioro que sufría la institución monárquica. La junta que no se formó en Nueva España se formó en la península. A decir verdad se formaron muchas juntas, todas con diferente composición y bajo diferentes criterios, pero con el fin de no desmembrar los reinos españoles se formó una Junta Central donde todos los reinos estuvieran representados. Éste fue un gobierno provisional. Posteriormente las Cortes se instalaron en Cádiz con el fin de nombrar una regencia que guardara el trono para Fernando y para hacer una Constitución de la Monarquía Española que limitara los poderes del monarca, al que se le despojó de su soberanía en el nombre del pueblo. Vemos en estos hechos que, si bien Fernando fue llamado “el deseado”, no por mucho desearlo la nación iba a confiar ciegamente en él; otro síntoma de la decadencia monárquica fue que, una vez que la soberanía había regresado al pueblo, era el pueblo quien daría las leyes de manera soberana y el rey se debería plegar a ellas. Al formarse la Junta primero, y luego las Cortes, comenzaron los agravios del pueblo de España hacia las Américas. La península tenía una población menos numerosa, menos territorio y menos recursos. Pero, para evitar el predominio de los americanos, los peninsulares recurrieron a diversos subterfugios, como el hecho de que, para formar la Junta Central, pidieron dos vocales por cada provincia española, mientras que América debía concurrir con un vocal por cada virreinato y capitanías. Además, los novohispanos se sintieron muy ofendidos porque la Junta Central felicitó a los involucrados en la deposición del virrey Iturrigaray. Poco después se convocó a la elección de diputados a las Cortes y debía concurrir un diputado por cada setenta mil almas; sin embargo, para América se excluyeron de este cómputo las castas, pero no se excluyeron en la península a los descendientes de los africanos ni otras minorías raciales y aún entrarían en el cómputo los españoles que se encontraban en la España ocupada por Francia. De esa manera los americanos quedaron en una situación inferior a los peninsulares. Los americanos no estaban de acuerdo con algunas acciones tomadas por el rey, pero no cuestionaron nunca su autoridad y nunca se hubieran levantado en armas en su contra; sin embargo, no estaban dispuestos a ser dominados por el pueblo de la península. Por otra parte, hay que recordar que se necesitaba de las remesas de dinero de las Américas para sostener la guerra contra Francia y la mayor aportación salía de Nueva España. Estandarte de Morelos, 1813-1815 Anónimo Óleo sobre seda, con aplicaciones de seda 145 x 189 cm Colección de Banderas Históricas Museo Nacional de Historia INAH México 32 | BICENTENARIO DEL PLAN DE IGUALA Y DE LA INDEPENDENCIA DE MÉXICO 1821 - 2021 De la misma manera que se depuso al virrey Iturrigaray, flotaba en el ambiente la posibilidad de derrocar a su sucesor, el “virrey” Garibay, que había sido puesto en el cargo por los golpistas del comercio y por lo tanto no tenía más legitimidad que la otorgada por la fuerza de las armas. Y ante esta posibilidad un pasquín advirtió que Quien prendió a Iturrigaray lo cogió inerme y en cueros mas seiscientos granaderos defienden a Garibay. En febrero de 1809 apareció un documento atribuido a Julián de Castillejos que llamaba a “la independencia de Nueva España para conservarla a nuestro Augusto y amado Fernando Séptimo, y para mantener pura é ilesa nuestra fe.” A esta proclama siguió una conjura en Valladolid de Michoacán. El hecho de que se mencionara como objetivo el conservar la fe católica sugiere que se temía que el reino cayera en manos de Napoleón. En julio de 1809 la Junta Central se aprestó a sustituir a Garibay nombrando virrey al arzobispo de México, Francisco Xavier Lizana Beaumont; de esa manera, si la legitimidad civil se cuestionaba, la eclesiástica no era discutible. El cúmulo de agravios de los peninsulares entre 1809 y 1810 explica que la insurgencia surgiera en este año y no antes. Y como se levantaron en contra del gobierno de las Cortes pudieron hacerlo a nombre de Fernando VII. Es posible que en la arenga del 16 de septiembre Hidalgo mencionara que las autoridades entregarían el reino a Napoleón; no lo sabemos a ciencia cierta porque no hay documentos al respecto, aunque es lo que sugiere Fray Servando T. de Mier. Hidalgo no hizo ningún plan de gobierno, pero manifestó que “Fernando séptimo ocupa el mejor lugar en nuestros corazones” y en un documento privado fechado el 16 de noviembre de 1810 dictó que “se gobernara el reino por un Congreso de individuos doctos e instruidos, y todos criollos, que sostengan los derechos de Fernando VII”. Los insurgentes no se levantaron en armas para guardarle el reino a Fernando: se levantaron para hacer la independencia y el nombre de Fernando los protegía, o debía protegerlos, de ser acusados de traición, toda vez que el rey seguía cautivo. Agustín de Iturbide Anónimo Óleo, 1822 Museo Soumaya Fundación Carlos Slim México Sus ideas y razones las dieron a conocer a través de sus escritos y de la prensa. En sus periódicos El Ilustrador Nacional y en el Semanario Patriótico Americano, el Doctor Cos, otro de sus ideólogos, reiteró la fidelidad que los insurgentes profesaban a Fernando, pero también cuestionó: LA VOCACIÓN MONÁRQUICA NOVOHISPANA. (1808 - 1821) ¿Quién debe gobernar en América, ausente el soberano, un puñado de hombres congregados en Cádiz que se han arrogado sobre ella la potestad real, o esta nación que es sui juris desde que desapareció el rey? (…) ¿El pueblo de España es superior al pueblo de América para apropiarse sobre él toda la autoridad y representación de la suprema potestad? En el mismo sentido se pronunció Morelos en un manifiesto que dirigió a los oaxaqueños en diciembre de 1812. A estas razones agregaron sus demandas de frenar el saqueo por medio de préstamos forzosos; alcanzar el comercio libre; y sustituir a la élite gobernante por los naturales del país. Los integrantes de la cúpula insurgente fueron genuinamente monárquicos y fieles al rey hasta 1813; Sus escritos, la prensa, los símbolos monárquicos que portaban, así lo demuestra. Pero el rey estaba ausente. Las bases combatientes nunca dudaron que luchaban por el rey y cuando Fernando fue restaurado a su trono, muchos de ellos desertaron y se indultaron porque luchaban por el rey, pero ya no tenía caso porque había regresado al trono. Sin embargo, la idea monárquica no estaba sólo en la fidelidad a Fernando VII. Ante su ausencia se especulaba que alguien más podía asumir el poder, pero no se pensó en una república, sino en una monarquía. Así fue que, cuando Hidalgo entró en Valladolid de Michoacán, empezó a omitir el nombre de Fernando en sus proclamas. La folletería y escritos de la época señalan que Hidalgo tuvo la idea de proclamarse rey, toda vez que el 15 de octubre de 1810 fue conducido a la catedral de Valladolid bajo palio, recibía el tratamiento de Alteza Serenísima y su protección estaba a cargo de guardias de corps. Estos hechos no son pruebas definitivas de que tuviera la intención de hacerse rey y es posible que sólo estuviera disfrutando de las circunstancias que se le presentaban. Pero es interesante que los documentos de la época no concibieran otra forma de gobierno; esto sugiere que la mentalidad política general era la monarquía y también indica la posibilidad de crear una nueva dinastía por el reconocimiento del pueblo y porque las cualidades extraordinarias del dirigente eran prueba de que Dios lo confirmaba. Fue Ignacio Rayón quien propuso a Hidalgo formular un planteamiento político e instalar una junta representativa de Fernando VII. Pero para cuando esto sucedió Hidalgo ya había muerto. El movimiento insurgente continuó y fue una constante el enfrentamiento por el poder que tuvieron los cabecillas a pesar de que se había instalado una junta. La falta de respeto a la Junta es un indicativo de que la elección no era Agustín de Iturbide Anónimo, siglo XIX Óleo sobre madera 138 x 97 cm Museo Nacional de Historia INAH México | 33 34 | BICENTENARIO DEL PLAN DE IGUALA Y DE LA INDEPENDENCIA DE MÉXICO 1821 - 2021 un título de legitimidad que se hubiera aceptado en la práctica. En contraparte tenemos que algún que otro insurgente aspiraba a la corona, pues en la región de Huichapan, que estaba bajo el control de Julián Villagrán, éste se hacía llamar Julián I, olvidado de haber sido arriero. También Rayón fue acusado de querer ser monarca, idea que se desprende de una carta que le escribió Morelos. Las disensiones entre los insurgentes fueron usadas en su contra por sus oponentes para restarles simpatías entre el público. Así el acreditado abogado Fernández de San Salvador consideró que “lo que intentan es entronizarse quien de ellos sueña poder mas, á costa de nuestra sangre y bienes.” Ante estas circunstancias Morelos se decidió por la fórmula republicana y convocó el Congreso de Chilpancingo. Por un lado, Fernando tenía ya cinco años en Francia, y por otro, Morelos pretendía frenar las ambiciones de los líderes insurgentes, toda vez que concibió un poder ejecutivo triunviral y rotatorio precisamente para evitar los anhelos personales. La idea republicana, sin embargo, sólo fue seguida por algunos de los principales insurgentes y se pudo imponer en el Congreso de Chilpancingo por el ascendente que tenía Morelos. Fray Servando T. de Mier fue uno de esos pocos republicanos del momento y consideró que, si bien los reyes provenían de Dios también las calenturas, las guerras y otras calamidades eran enviadas por Dios. Después de seis años de ausencia, Fernando regresó a España y con él la esperanza de que todo volvería a ser como antes y además España recuperaría su grandeza. Era del dominio popular que algunos particulares ambicionaban el trono porque el periódico el Redactor Mexicano publicó que con el regreso del rey todos “se burlan de los que querían ser Fernanditos, y les sabía bien la majestad postiza.” Los liberales tenían sus razones para pensar que Fernando juraría gustoso la Constitución: él había sido víctima de la opresión y debía estar en deuda con el pueblo que había derramado su sangre por él y que gratuitamente lo llamaba al trono. Pero Fernando no estaba dispuesto a ceder la soberanía, de la que se le había despojado en su ausencia. A la mayor parte de la gente no le interesaba las propuestas de las Cortes y hubo muchas manifestaciones de repudio a la Constitución. El periodo de anarquía había terminado y esto era motivo de alegría. Le gente tiraba las lápidas que se habían puesto en las plazas llamadas de la Constitución y salieron coplillas de repudio y burla, como ejemplo una que decía: Aprended, flores, de mi lo que va de ayer a hoy, que ayer Constitución fui y ya ni basura soy. LA VOCACIÓN MONÁRQUICA NOVOHISPANA. (1808 - 1821) De entre los diputados de Cádiz unos eran liberales y otros tradicionalistas. Los primeros exigieron al rey la jura de la Constitución; pero los tradicionalistas también tomaron sus providencias y presentaron al rey un documento que se conoce como “El Manifiesto de los Persas” en el cual describen al rey la situación de anarquía y presiones que se dieron en el seno de las Cortes de Cádiz y solicitan que se estime sin valor la Constitución y se celebren unas Cortes de acuerdo con las antiguas leyes. Conviene reflexionar en este punto porque, si bien los tradicionalistas negaron la legitimidad de las Cortes de Cádiz, solicitan, no la vuelta al absolutismo, no, sino convocar unas Cortes dentro del orden y la ley “que moderen el poderío de la soberanía”, según sus propias palabras, lo cual es indicativo de que las ideas monárquicas estaban sufriendo una transformación en menoscabo de las atribuciones del rey, y si bien la concepción monárquica permanecía vigente ya no se le darían al rey atribuciones absolutas. Recordaron además, que la monarquía tenía leyes y los reyes no eran déspotas porque debían regirse por esas leyes de la constitución monárquica, de manera que los firmantes del manifiesto se estaban pronunciando por el respeto al estado de derecho. Fernando desconoció la Constitución con base en el Manifiesto de los Persas y prometió convocar las Cortes, pero no lo hizo, probablemente porque las conspiraciones de los liberales comenzaron inmediatamente. En un principio éstas no tuvieron éxito porque había una fidelidad generalizada y el ejército estaba a su favor. Además había muchos que estaban en contra de la Constitución porque afectaba sus intereses. En Nueva España muchos integrantes de las tropas insurgentes se indultaron y el virrey Apodaca ofreció repartirles tierras realengas. Los indultos debilitaron la insurgencia, pero no acabó con ella y, por otra parte, la ausencia del rey había tenido sus consecuencias. Su autoridad se ponía ahora en cuestión, de manera que el Papa Pío VII dio la encíclica Etsi longissimo terrarum de 30 de enero de 1816, que llamaba a guardar fidelidad a Fernando VII e iba dirigida principalmente a las insurgencias americanas. Las primeras conspiraciones contra el rey no tuvieron éxito porque el ejército estaba a su favor y había una fidelidad a su persona. Pero la soberanía se resolvería por la fuerza de las armas y así, en enero de 1820, un movimiento liberal al mando del teniente coronel Rafael del Riego proclamó la Constitución de 1812 y obligó al rey a jurarla. Agustín de Iturbide Anónimo, siglo XIX Óleo sobre tela 77 x 62 cm Col. Banco Nacional de México | 35 36 | BICENTENARIO DEL PLAN DE IGUALA Y DE LA INDEPENDENCIA DE MÉXICO 1821 - 2021 LA VOCACIÓN MONÁRQUICA NOVOHISPANA. (1808 - 1821) | 37 38 | BICENTENARIO DEL PLAN DE IGUALA Y DE LA INDEPENDENCIA DE MÉXICO 1821 - 2021 En Nueva España resurgió entonces la idea de la independencia por la desigualdad con la que se convocó a los americanos durante el periodo de las Cortes de Cádiz y en esta ocasión no fue diferente. Además de la desigualdad en la representación había otros inconvenientes derivados de la distancia con la península. Para este momento los republicanos eran pocos y el rechazo al republicanismo era porque se temía que las ambiciones provocaran una lucha por el poder. Además, estaba la experiencia política de la independencia de Buenos Aires y también Francia era otro ejemplo, pues después de Napoleón, Francia había vuelto a la monarquía. Al mismo tiempo, los primeros decretos de las Cortes atacaban a la Iglesia y esto afectaba a la gente del común que se beneficiaba de los servicios de salud y educación que prestaban las órdenes religiosas. El malestar en la desigualdad de representación, las disposiciones de las Cortes que atacaban a la Iglesia, los inconvenientes de la distancia y otros malestares decidieron la búsqueda de un acuerdo de independencia que conservara las relaciones comerciales y diplomáticas con la metrópoli, es decir, se pretendía “desatar sin romper los vínculos que unieron a los dos continentes”. Aunque había algunos republicanos se tomó la opción monárquica porque, según el análisis que en 1851 hizo Luis G. Cuevas, no se conocían las instituciones republicanas y no era una costumbre política en 1821. Iturbide consideró también que ni los mexicanos tenían las virtudes necesarias para instaurar una república después de trescientos años de abatimiento, ni se podía comparar las circunstancias de lo que fue Nueva España con el escenario de los Estados Unidos. Tomando en cuenta la difícil situación política que se atravesaba en la península, en México se pensó que Fernando estaría dispuesto a ocupar el trono mexicano, toda vez que circuló una carta del rey en este sentido, si bien éste negó ese escrito. Y es que la independencia no se hizo contra el rey, y tampoco contra la Constitución, que fue vigente durante el Imperio mexicano, sino contra las disposiciones de las Cortes españolas. 62 – 63 Vista de la Plaza Mayor de México Octaviano D´Alvimar, siglo XIX Óleo sobre tela 102 x 121 cm Col. Particular Hubo un par de candidatos a ocupar el trono en caso de la negativa de Fernando. Uno de ellos fue el conde de Moctezuma, que derivaba sus derechos de sus abuelos; y un segundo caso fue Guadalupe Victoria. Acerca de la pretensión monárquica de éste dan noticia Lucas Alamán, José María de Liceaga y Vicente Rocafuerte. Estas opciones sugieren que una posibilidad monárquica era crear una dinastía nueva. Esta posibilidad se hizo realidad en la persona de Iturbide, después de que fracasaran los intentos por traer a un miembro de la casa española de Borbón. Si bien un rey nuevo no tendría la legitimidad consumada por el tiempo, su conducta heroica, la voluntad del pueblo y el designio divino eran títulos suficientes para darle legitimidad. Así la expresión popular hizo un anagrama del apellido Iturbide: “Tu vir Dei; LA VOCACIÓN MONÁRQUICA NOVOHISPANA. (1808 - 1821) es decir, tu eres el varón de Dios, destinado para consumar la grande obra de dar la libertad á una nación, que algún día figurará entre las primeras del mundo.” FUENTES 1.- Archivos Fondo reservado de la Biblioteca Nacional de México Biblioteca Nacional de España Archivo de las Cortes Españolas 2.- Bibliografía Alamán, Lucas, Historia de México, (5 vol.) Editorial Jus, México, 1968 y F.C.E. – Instituto Cultural Helénico, México, 1985. Bustamante, Carlos María, Cuadro histórico de la revolución mexicana. (8 tomos), F.C.E. – Instituto Cultural Helénico, México, 1985. Anna, Timothy E, El imperio de Iturbide, CONACULTA - Alianza editorial, México, 1991. Comyn, Tomás de, Apuntes de un viajero, CONACULTA, México, 1996. Cos, José María, Escritos políticos, Selección E. Lemoine, U.N.A.M., México, 1967. Cuevas, Luís Gonzaga, Porvenir de México (2 tomos), CONACULTA, México, 1992. 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Rocafuerte, Vicente, Bosquejo ligerísimo de la Revolución de Mégico desde el Grito de Iguala hasta la proclamación imperial de Iturbide, Luz María y Miguel Ángel Porrúa, MCMLXXXIV, Edición facsimilar de la impresa en Philadelphia en 1822. Zavala, Lorenzo de, Ensayo histórico de las revoluciones de México desde 1808 hasta 1830, (2 tomos) Instituto Cultural Helénico – F.C.E. México, 1985. | 39 40 | BICENTENARIO DEL PLAN DE IGUALA Y DE LA INDEPENDENCIA DE MÉXICO 1821 - 2021 LOS INDULTOS DURANTE LA REVOLUCIÓN DE INDEPENDENCIA, (1810 - 1821) LOS INDULTOS DURANTE LA REVOLUCIÓN DE INDEPENDENCIA, (1810 - 1821) Christopher Navarrete Núñez*1 Definición y orígenes del indulto LOS INDULTOS DURANTE LA REVOLUCIÓN DE INDEPENDENCIA, (1810 - 1821) De acuerdo con el Diccionario de autoridades, en su tomo IV (1734), la palabra indulto se refiere al perdón concedido por el superior, con que se liberta de la pena correspondiente a la ley. Latín. (Indulgentia. Poenae remissio, condonatio.) El indulto suele confundirse en ocasiones con la amnistía, por ello, es necesario precisar su significado. En el mismo diccionario, tomo I (1726) la amnistía se refiere al “Olvido de las injúrias passádas, perdón y absolución general de ellas.” El indulto es la conmutación, la eximición, la exoneración y/o la mitigación de la pena impuesta. En el primero de los casos, se cambia el castigo de la pena capital por un castigo menor; la segunda acepción se refiere a la exención de la pena misma, siempre y cuando el reo aún no fuese condenado a ninguna sentencia; por su parte, la exoneración se llevaba a cabo cuando se conmutaba o se mitigaba la pena; mientras que la mitigación se refiere únicamente a la reducción del castigo, pero también sin dejar de lado los perdones condicionales, mismos que estaban limitados por el pago de una cuota, o en algunos casos, a desempeñar ciertas obligaciones. Con la amnistía se eximen todos los delitos cometidos. El indulto tiene sus orígenes en los pueblos godos, en el texto conocido como Liber Iudiciorum que fue promulgado en el año 654 por Recesvinto. Posteriormente sería traducido al castellano en 1241 por el rey de Castilla Fernando III como Fuero Juzgo, que es considerado como el primer cuerpo legal de leyes de España. Empero, antes de que los germanos realizaran sus primeras leyes (Liber Iudiciorum) éstos basaban la justicia de sus pueblos en la venganza. La unificación entre hispanorromanos y visigodos acontecida en el año 589 en el III Concilio de Toledo, luego de la conversión de Recaredo, primer rey católico de la monarquía hispánica, del arrianismo al catolicismo, logró concluir con el pasado arriano de los pueblos germanos y consiguió una fuerte unidad en el reino. Éste sería el acontecimiento con mayor relevancia dentro del reinado de Recaredo (586-601). Dichos acontecimientos serían fundamentales para el inicio de la monarquía católica en España, por ello, el indulto vendría a ser heredado de los pueblos visigodos e implementado como cuerpo legal en la España medieval y siglos posteriores. Era el rey quien otorgaba la máxima expresión de clemencia penal: la gracia del perdón real. A principios del medievo el monarca comenzó a poseer una mayor amplitud al poder de sancionar o castigar (ius puniendi), asimismo, fue *1 Licenciado en Historia por la Universidad Autónoma de Guerrero, actualmente es maestrante por la Universidad Autónoma de Chiapas, Universidad de Ciencias y Artes de Chiapas (UNACH-UNICACH) y realiza una investigación sobre los indultos en la época independentista, el presente texto forma parte de un avance de esta investigación. | 41 42 | BICENTENARIO DEL PLAN DE IGUALA Y DE LA INDEPENDENCIA DE MÉXICO 1821 - 2021 LOS INDULTOS DURANTE LA REVOLUCIÓN DE INDEPENDENCIA, (1810 - 1821) teniendo una mayor intervención en la concesión del perdón, sin perjudicar el derecho que poseía la parte agraviada. En las Siete Partidas de Alfonso X el Sabio se destacaba la misericordia, la merced, la gracia, el perdón y la justicia como las cualidades que únicamente podía poseer el monarca, bajo las cuales el rey ejercía la justicia y el control de las tierras. Los perdones que otorgaba el rey eran concedidos por algún acontecimiento importante, por ejemplo, el nacimiento de un hijo, las victorias de sus ejércitos contra los enemigos o simplemente por amor a Jesucristo. Estos indultos se concedían los días del viernes santo. La otra forma de conseguir el perdón real era por parte de una súplica o ruego de un tercero. Comúnmente quienes hacían esta labor de convencimiento eran miembros de la iglesia, personas acaudaladas, u honorables, también se otorgaba el perdón por algún servicio que el condenado hubiese realizado a quien solicitaba el perdón al rey, o algún otro miembro de su familia, pero también los concedía por bondad y por sabiduría. Aunque el rey ostentaba el poder absoluto debía ser un padre bondadoso. La literatura de la época consideró que los conceptos de rey y padre eran semejantes en la república, por ello, el rey se concebía a sí mismo como padre de sus súbditos, esto a su vez se expresaba en el reino como un modelo de orden familiar. Dentro de los miembros de una familia el amor es un elemento de unión vital, esta misma fórmula era la que se empleaba dentro de la república, pues de esta forma las distintas partes que conformaban una comunidad establecían fuertes vínculos entre el monarca y su reino, así, los actos serviciales entre súbditos y rey debían de ser amorosos y desinteresados al grado de considerarse como sacrificios. El amor desempeñaba un factor vital dentro de la vida familiar, en ella fortalecía los lazos afectivos y el entendimiento entre los miembros de la familia, sin embargo, también en el ámbito político era de suma importancia, puesto que el amor conseguía ganarse la voluntad o la confianza en los avatares políticos que se gestaban en el reino. El discurso paternalista empleado por los monarcas donde hacían apología del amor buscando congratularse con sus súbditos lo podemos ver claramente en la arenga al Parlamento de París en 1599 dada por Enrique IV donde decía que se dirigía a hablar “no con las vestiduras reales o con la espada y la capa, como mis predecesores, ni como un príncipe que viene a hablar a los embajadores extranjeros, sino vestido como un padre de familia para hablar familiarmente con sus hijos.” La función paternalista del monarca (o en este caso del padre), era la de conservar e implantar el orden en su casa, respaldándose en la prudencia y la convivencia. Este orden que se imponía en la república tomaba como modelo el comportamiento del padre de familia, quien tenía la facultad de enseñar, prevenir, proteger del mal y encaminar a sus hijos por el buen camino hacia la felicidad. Todo esto se trataba de una conducta constante encaminada hacia la conservación de la república y la integridad de sus súbditos. En el discurso penal de la época el príncipe poseía la potestad de gracia, esta admitía acciones que emanaban directamente de hechos del amor a los súbditos, pero que además enaltecían la ley natural de la justicia. Estas prácticas derivadas del amor no buscaban otra cosa más que fortificar la lealtad y la obediencia de los súbditos hacia el monarca. Esta misma lógica que inspiraba acciones de gracia en el príncipe, se enseñaba a los magistrados de las órdenes, sobre todo cuando habría que tomar decisiones que fueran derivadas de otras virtudes como la clemencia, piedad o misericordia. Sin embargo, el discurso derivado de los indultos reales revela al amor como un mecanismo normativo del amor paternal, como el medio capaz de restaurar las relaciones entre el súbdito equivocado y el monarca. A su vez, este lenguaje desvela que el amor se vuelve inevitable a raíz de que la obediencia no se puede imponer a través de medios coercitivos. El rey ofrecía un canje a sus súbditos; éste consistía en fidelidad, enmienda y obediencia a cambio de su amor y protección paternal. Estas acciones ligaban al rey y sus súbditos en una relación y compromiso mutuo originado gracias a las acciones caritativas. Contrario a ello, las leyes de la época a pesar de la existencia de la compasión cristiana, señalaban que, en caso de incumplirse las normas jurídicas por alguno de los súbditos del reino, el soberano tenía la facultad de ejercer el castigo a través de la potestad del derecho regio, de la misma manera que tenía la facultad de hacerle frente a sus enemigos. Los fundamentos en los que se validaba esta norma, arraigada desde el siglo XVI, señalaban que los delitos además de ofender a la víctima, por ende ofendían también al monarca, puesto que transgredían el orden que el rey debía salvaguardar. Esta situación colocaba al transgresor en la posición del enemigo que perturba la paz y el orden en el reino, así mismo estas acciones le hacían merecedor del castigo que a su vez cumplía una acción vindicativa ante el delito cometido. Ante esta didáctica del amor, en la cual se hacían presentes las cualidades más sublimes y graciosas del monarca, el perdón y la conmiseración tenían la finalidad de conseguir el sometimiento consensuado de los súbditos. Una pena ejemplar se transformaba en la estrategia pedagógica con la cual se buscaba | 43 Fuentes: AGNC, SC, Criminales, L 2, E 14, 759-766. Documentos 24 y 88 en Hernández de Alba, G., Archivo Nariño, Op. Cit. Bolívar, Simón, Proclamas de Simón Bolívar, Appleton y compañía, Nueva York, 1853, p. 17-18. Bolívar, Simón, Escritos del Libertador, Sociedad Bolivariana de Venezuela, Caracas, p. 64. Gaceta de Madrid, n°125, 13 de septiembre de 1814, p. 1030-1034. Gaceta de Madrid, n°140, 18 de octubre de 1814, p. 2059-2060. Cuño Bonito, Justo, El retorno del rey, Universitat Jaume I, Castelló de la Plana, 2013, p. 88 y 223. Real Academia de la Historia, Signatura 9/7654, Legajo 11, f 94. Biblioteca Nacional de Colombia, Fondo Quijano, volumen 253, pieza 30. Mercado, Jorge, Campaña de invasión del Teniente General don Pablo Morillo, Ediciones LAVP, Bogotá, 2015, p. 54. Real Academia de Historia, Signatura 9/7650, Legajo 7, f 175. Archivo Histórico Provincial de Zaragoza, Real Audiencia de Aragón, E 1002, Documento 4. Cuerpo de leyes de la república de Colombia que comprende todas las leyes, decretos y resoluciones dictados por sus congresos desde el de 1821 hasta el último de 1827, Imprenta de Valentín Espinal, Caracas, 1840, p. 24-25. Actas 6 y 10 del Congreso de Angostura, en Cortázar, Roberto y Luis Augusto Cuervo, eds. Actas del Congreso de Angostura 1819-1820, Biblioteca de la Presidencia de la República, Bogotá, 1988, http://www.bdigital.unal.edu.co/7847/. Acta 21 del Congreso de Cúcuta en Actas del Congreso de Cúcuta 1821, Biblioteca de la Presidencia de la República, Bogotá, 1989. En esta tabla podemos advertir la situación general de los indultos en la América Española durante sus procesos de independencia en el siglo XIX. Recuperado (24/06/2021, 10:11 pm), de: Melo Flores, Jairo Antonio. El indulto en el proceso de Independencia de la Nueva Granada, 1808-1821 Pardon in the Independence Process of New Granada, 1808-1821 Le pardon dans le processus d’indépendance de la Nouvelle-Grenade, 1808-1821 44 | BICENTENARIO DEL PLAN DE IGUALA Y DE LA INDEPENDENCIA DE MÉXICO 1821 - 2021 conseguir el sometimiento de los súbditos a través del temor. Estas acciones se consideraban de carácter urgente, sobre todo, con aquellos a quienes se les consideraba como ignorantes en los temas que imponía la justicia regia. Gracias al castigo, el rey se posicionaba como un justiciero, empero, cuando el rey perdonaba ratificaba otra más de sus cualidades, la del pastor y padre. Es importante señalar que el rey poseía una dualidad entre el castigo y el perdón, puesto que, así como podía juzgar, amenazar y castigar cruelmente, también tenía la cualidad de saber esperar el momento exacto para proveer las medidas de gracia necesarias. Esta dualidad del terror y la clemencia era el hilo conductor que establecía de manera paralela al monarca en justiciero y a la vez en mediador de la gracia. El rey poseía el don de invertir de igual forma en temor, pero también, y en la misma cantidad, podía hacerlo en actos de amor y de clemencia. Los primeros años de la insurgencia El 16 de septiembre de 1810 un grupo de conspiradores liderados por el cura Miguel Hidalgo, se levantó en armas contra el régimen virreinal, dando inicio al movimiento de independencia. Una de las medidas que el gobierno virreinal implementó para combatir la insurgencia fueron los indultos. Éstos comenzaron a otorgarse por parte del virrey Francisco Xavier Venegas poco tiempo después del estallido insurgente, respaldados por la tradición de la amnistía real. A pesar de que el gobierno contaba con un ejército mucho mejor armado y adiestrado que el insurgente, no se encontraba preparado para un enfrentamiento de tales condiciones. Antes del inicio de la insurgencia, la organización militar se componía en su mayor parte de la población civil y no estaba enfocada en un conflicto interno, a dichas desventajas se sumaba la falta de armas y el poco conocimiento de estos hombres en los menesteres de la guerra. Los problemas no pararon ahí, puesto que se necesitaba fabricar equipo y armamento militar además de gamarras para la caballería. Sin embargo, la mayor preocupación de Félix María Calleja era la fabricación de cañones. La invasión de Napoleón a España en el año 1808 provocó una desatención de la monarquía hacia sus dominios americanos. A esto se sumó el hecho de que había que poner un alto a la insurgencia. El plan para lograrlo fue conocido como Plan Calleja y se publicó el 8 de junio de 1811. Con él, el gobierno sometió a la población militarmente. Ante tales circunstancias el gobierno implementó medidas contrainsurgentes para pacificar el virreinato y a su vez mantener la estabilidad política del régimen. El 31 de diciembre de 1810, el virrey Venegas emitió un nuevo bando de indulto. Debido a lo preocupante de la situación el perdón dejó de ser únicamente una tradición para convertirse en una prioridad. Éste invitaba a los rebeldes a abandonar las armas y regresar al buen camino, sin embargo, llevaba consigo la amenaza que en caso de no abandonar la insurrección serian castigados de manera brutal o ejecutados. Tradicionalmente los indultos eran concedidos por el rey, pero también podían ser otorgados a nombre de él, directamente por el virrey, el jefe político o los militares de rango, sin embargo, LOS INDULTOS DURANTE LA REVOLUCIÓN DE INDEPENDENCIA, (1810 - 1821) a partir del primero de enero de 1811, las Cortes Generales y Extraordinarias se facultaron para la emisión de bandos de indulto, puesto que para estos años el rey Fernando VII aún seguía en cautiverio. Las cortes fueron instaladas el 24 de septiembre de 1810 y su objetivo había sido el de crear leyes que resguardaran la soberanía a nombre del monarca, dividir los poderes y crear una nueva forma de representar al gobierno, todo ello con el propósito de protegerse del invasor francés, pero también con la finalidad de desconocer la legitimidad de su gobierno. Con la instalación de las cortes se emitieron dos bandos de indulto, el primero de ellos publicado el 21 de noviembre se dirigió a los militares y el segundo el 30 de noviembre a la población civil. Este último apuntaba que quedaba en el olvido “lo ocurrido en los países de ultramar donde haya habido conmociones.” Vale la pena resaltar que además de la población civil, también podían gozar de esta gracia “eclesiásticos seculares y regulares”. El indulto en la primera etapa de la insurgencia, 18101811 En el poblado de San Juan del Río el brigadier Calleja se encargó de ofrecer el indulto. Éste iba dirigido a todos aquellos que hubiesen colaborado con los rebeldes, o hubiesen cometido algún delito. Para poder acogerse a esta gracia tenían que entregar o delatar a los principales líderes de la insurgencia, para ello contaban con seis horas como tiempo máximo para entregar todo tipo de armas que tuvieran en su poder y delatar a aquellos que contaran con armas escondidas; de no ser así serían acusados de estar en complicidad con los rebeldes y además serían castigados. Se necesitaba de un salvoconducto para poder salir del lugar, las concurrencias de más de tres personas estaban prohibidas, y existía la advertencia que de seguir con los rebeldes o prestar apoyo a éstos, serían pasados a cuchillo y sus pueblos quemados. Luego de la batalla de Aculco, (donde los insurgentes fueron derrotados), se agregaron nuevas disposiciones a este indulto, en las cuales quedaban excluidos de esta gracia los principales cabecillas de la insurgencia y se le brindaría protección y una gratificación de diez mil pesos a quien se atreviera a denunciarlos. El 12 de noviembre el virrey Venegas declaraba el plazo de ocho días a partir de su publicación para poder acogerse al indulto. Se pedía que las armas se entregaran con puntualidad incluyendo además instrumentos de labranza. Por último, concedía la gracia del indulto y la absolución de la pena capital, a aquel cabecilla que tuviera el valor de denunciar a alguno de sus compañeros. Nicolás Bravo José Inés Tovilla (1864-¿?) Óleo sobre tela, 1920 70.3 x 57.2 cm Museo Nacional de Historia INAH, México | 45 46 | BICENTENARIO DEL PLAN DE IGUALA Y DE LA INDEPENDENCIA DE MÉXICO 1821 - 2021 LOS INDULTOS DURANTE LA REVOLUCIÓN DE INDEPENDENCIA, (1810 - 1821) Don Miguel Hidalgo y don Ignacio Allende, jefes nombrados por la nación mexicana para defender sus derechos, en respuesta al indulto mandado extender por el señor don Francisco Xavier Venegas, y del que se pide contestación dicen: Que en desempeño de su nombramiento y de la obligación que como a patriotas americanos les estrecha, no dejaran las armas de la mano hasta no haber arrancado de la de los opresores la inestimable alhaja de su libertad. Están resueltos a no entrar en composición alguna, si no es que se ponga por base la libertad de la nación y el goce de aquellos derechos que el Dios de la naturaleza concedió a todos los hombres; derechos verdaderamente inalienables, y que deben sostenerse con ríos de sangre, si fuese preciso. Han perecido muchos europeos y seguiremos hasta el exterminio del último, si no se trata con seriedad de una nacional composición. A esta derrota le siguió la de Puente de Calderón, el 17 de enero de 1811, donde los insurgentes fueron derrotados por los ejércitos de Calleja y Manuel de Flon. A partir de ese momento Allende e Hidalgo marcharon por rumbos distintos. Éste último avanzó por diversos pueblos de Guadalajara, Aguascalientes, Zacatecas y Coahuila; en este lugar, cuando se encontraba en Saltillo, el 13 de marzo de 1811, fue notificado del ofrecimiento de indulto que el virrey Venegas y las Cortes de España ofrecían a militares, civiles y eclesiásticos, el cual fue rechazado por los insurgentes. Nicolás Bravo perdonando a los prisioneros Natal Pesado y Segura (1846-1920) Óleo sobre tela, 1897 Salón de recepciones, Palacio Nacional México Fue el general José De la Cruz quien envío la misiva que contenía la invitación de acogerse al indulto, junto con un oficio donde se incluían algunas consideraciones a los líderes de la insurgencia. Este decreto fue promulgado por las Cortes de Cádiz el 15 de octubre de 1810, las cortes ordenaban que “…desde el momento en que los países de ultramar, en donde se hayan manifestado conmociones, hagan el debido reconocimiento á la legitima autoridad soberana, que se halla establecida en la madre Patria, haya un general olvido de cuanto hubiese ocurrido indebidamente en ellos…” El gobierno aseguraba que la revolución estaba vencida, y que si mostraban sumisión salvarían la vida de muchos insurgentes que ellos tenían en su poder, y que en caso de no acogerse al indulto, no podrían esperar otra cosa más que la muerte, si Hidalgo y los otros jefes rechazaban la propuesta dejando pasar esta única oportunidad. Se otorgó un plazo de 24 horas para dar respuesta a dicha propuesta. Estos indultos fueron emitidos por las Cortes los días 21 (indulto militar) y 30 (indulto civil) de noviembre de 1810, el motivo por el cual se decretaron fue precisamente por la instalación de dichas Cortes. En respuesta al indulto ofrecido por las máximas autoridades, Allende e Hidalgo decidieron rechazarlo. Es de suponer que el documento donde se negaban a aceptar el indulto haya sido redactado por este último con base en los siguientes términos: El indulto, señor excelentísimo, es para los criminales, no para los defensores de la patria; y menos para los que son superiores en fuerzas. No se deje vuestra excelencia alucinar de las efímeras glorias de Calleja. Estos son unos relámpagos que más ciegan que iluminan. Hablamos con quien lo conoce mejor que nosotros. Nuestras fuerzas en el día son verdaderamente tales, y no caeremos en los errores de las campañas anteriores. Crea vuestra excelencia firmemente que en el primer reencuentro con Calleja quedará derrotado para siempre. Toda la nación está en fermento. Estos movimientos han despertado a los que yacían en letargo. Los cortesanos que aseguran a vuestra excelencia que uno u otro solo piensa en la libertad, le engañan. La conmoción es general y no tardará México en desengañarse, si con oportunidad no se previenen los males. Por nuestra parte suspenderemos las hostilidades, y no se le quitará la vida a ninguno de los muchos europeos que están a nuestra disposición, hasta tanto vuestra excelencia se sirva comunicarnos su última resolución. Dios guarde a vuestra excelencia muchos años. Cuartel general del Saltillo. El indulto en la segunda etapa de la insurgencia, 1811-1815 Después de la muerte de los primeros caudillos, el gobierno virreinal se creyó confiado al pensar que aquellas ideas revolucionarias habían sido exterminadas, sin embargo, no sospechaban que los ideales de Hidalgo ya se habían enraizado en el imaginario político y social novohispano. El virrey Venegas pronto fue enterado de un nuevo levantamiento revolucionario en el sur de la Nueva España bajo el liderazgo de José María Morelos, quien en octubre de 1810 fue comisionado por Hidalgo para levantar los territorios del sur, específicamente el Fuerte de San Diego en Acapulco, lugar de gran importancia para el comercio internacional por ser éste el lugar donde año con año hacía su arribo el Galeón de Manila. | 47 48 | BICENTENARIO DEL PLAN DE IGUALA Y DE LA INDEPENDENCIA DE MÉXICO 1821 - 2021 Durante los años que Morelos permaneció al frente del ejército insurgente, logró importantes triunfos militares contra sus enemigos y consiguió una mejor organización de las tropas insurgentes; en materia de política se instaló el Congreso de Chilpancingo, redactó los Sentimientos de la Nación, y finalmente se proclamó la Constitución de Apatzingán en octubre de 1814. Sin embargo, los triunfos del cura pronto habrían de ir a la baja, pues el 5 de noviembre de 1815 cayó prisionero en el poblado de Temalac para posteriormente ser fusilado el 22 de diciembre del mismo año. El desánimo de los insurgentes no se hizo esperar provocando en las tropas la desazón, la zozobra y quizá hasta la falta de interés por seguir luchando contra los realistas, puesto que el gobierno se había propuesto aniquilar de una vez por todas, la rebelión insurgente. La táctica empleada por el gobierno era fácil y consistía en perdonar todos sus delitos, a cambio de someterse al indulto. El mismo día de la ejecución de Morelos, a través de la Gaceta de México, se dio a conocer un nuevo bando de indulto. Éste señalaba que: queriendo dar por ultimo a los mismos rebeldes y al mundo entero una nueva prueba de benignidad que ha empleado constantemente este superior gobierno y de que al paso que en desempeño de sus obligaciones usara de la espada de la justicia contra los criminales que continúen en su desleal propósito, está pronto a recibir generosamente en sus brazos a los que arrepentidos y desengañados por una larga y costosa experiencia, de la impotencia de sus esfuerzos, y de la imposibilidad de llevar sus designios, se presenten a ofrecer el homenaje de su fidelidad a nuestro rey y señor natural D. Fernando 7º, allanándoles el camino para que puedan alcanzar esta gracia y evadirse de la ruina que les amenaza. El indulto como principal estrategia de pacificación, 1815-1821 Con este nuevo indulto, el gobierno buscaba la pacificación total del virreinato. En sus once artículos garantizaba el olvido absoluto de lo pasado; con estas medidas pasaba de ser un simple indulto a convertirse en una amnistía real; quien se indultara tenía la facultad de escoger su lugar de residencia, (este aspecto no aparece en indultos de años anteriores), exceptuando a la ciudad de México; se dirigió a todas las clases de rebeldes, jefes o cabecillas principales, incluyéndose además a los miembros del congreso insurgente; para hacer más amplio el indulto, éste sería concedido sin necesidad de pagar ningún tipo de fianza, a cambio, serían confiscadas las armas, con lo que buscaban desarmar a las gavillas rebeldes; se hacía la invitación a aquellos hombres que quisieran alistarse en clase de voluntarios a unirse a los ejércitos del rey “y serán atendidos y recompensados en proporción de su conducta y servicios”. Tenía una vigencia de sesenta días a partir de la fecha de su publicación. Las autoridades estaban interesadas en difundir este indulto en todo el virreinato hasta los lugares más alejados y de más difícil acceso, por ello, se buscó apoyo en todos los militares, comandantes, generales y particulares para su difusión. Todo aquel que deseara acogerse a esta gracia contaba con no más de seis días para dar respuesta. A los miembros de la Iglesia se les otorgó facultades especiales para poder indultar: clérigos, venerables LOS INDULTOS DURANTE LA REVOLUCIÓN DE INDEPENDENCIA, (1810 - 1821) | 49 cabildos, curas, párrocos, y eclesiásticos, únicamente durante los sesenta días que tenía de vigencia el indulto. Cuando el indulto era concedido, se tenía que dar aviso al comandante militar respectivo para que se expidieran los papeles que amparaban al indultado, con estos documentos el perdonado podía estar seguro de no tener ningún problema a futuro con las autoridades virreinales. Por otra parte, el gobierno se encargaría de reintegrarlos a sus quehaceres, con el propósito de poder mantener a sus familias honestamente. También se aplicaba a aquellos militares desertores del ejército real, a quienes se les admitía reincorporarse a los cuerpos militares al que pertenecieran o algún otro que fuese de su agrado sin perder el grado que ostentaban antes de su deserción. Cumplidos dos años de servicio tenían la opción de ascender de grado siempre y cuando mantuvieran su buena conducta y fidelidad al rey. Las últimas disposiciones que dictaba este bando iban dirigidas a los comandantes generales y particulares del ejército, para reunir la información obtenida sobre aquellos individuos que habían sido indultados. Pasando los sesenta días de vigencia, se tenía que remitir al virrey una lista general con toda la información (nombre, estado, filiación, empleo obtenido entre los rebeldes, lugar de residencia) de los indultados, esto con el fin de otorgar los documentos para su resguardo permanente. Finalizaba Calleja diciendo: “y fenecido dicho termino quedara cerrado el indulto sin que ninguna autoridad eclesiástica, civil o militar, pueda ofrecerlo o concederlo, ni dar papeles de seguridad bajo ningún pretexto reservando en mi esta facultad”. El virrey buscó aprovechar el momento por el que atravesaba la insurgencia para lograr la pacificación absoluta del virreinato, originada a raíz de la muerte de Morelos, ofreciendo la amnistía a los grupos insurgentes, quienes ante la falta de su líder decidieron acogerse al perdón. A pesar de ello, la insurgencia permaneció activa. Esta se trasladó a lugares de El General Don Vicente Guerrero rechaza el indulto virreinal que le lleva su padre a fines de 1817. Al hacerlo dice a sus oficiales: “Compañeros ¿veis a este anciano respetable? Es mi padre; viene a ofrecerme empleos y recompensas en nombre de los españoles. Yo he respetado siempre a mi padre; pero mi Patria es primero. Félix Parra Hernández (1845 - 1919) 1910. Buznego y Cía. Tarjeta Postal. Cromolitografía, 13.9 x 8.8 cm. Colección Particular. 50 | BICENTENARIO DEL PLAN DE IGUALA Y DE LA INDEPENDENCIA DE MÉXICO 1821 - 2021 difícil acceso del sur novohispano. La situación cambiaría por completo una vez terminado el gobierno de Calleja, luego de la llegada de Juan Ruiz de Apodaca, como nuevo virrey de la Nueva España, quien asumió el cargo el 18 de septiembre de 1816. Como medida de pacificación y sometimiento, Apodaca empleó una política basada en el perdón a los insurgentes, para buscar subsanar la destruida población novohispana que desde 1810 se encontraba devastada tras más de cinco años de insurrección y de regímenes absolutamente militarizados y opresores. La táctica empleada por Ruiz de Apodaca cumplió con el objetivo que buscaba, es decir, indultar a cientos de insurgentes. Empero, a pesar de lograr conseguir el indulto de bastantes rebeldes, no se consolidó en su totalidad. En el sur del virreinato, Vicente Guerrero y sus gavillas permanecían activos, asfixiando el orden y el control político que el virrey buscaba. Durante su gobierno la victoria más importante en términos militares fue la captura, muerte y destrucción de la campaña de Francisco Xavier Mina, quien fue derrotado por Pascual Liñán en el rancho de Venadito en las inmediaciones de Silao, Guanajuato. Con esta victoria, el virrey Apodaca fue galardonado por la Corona de España con el título de conde de Venadito. Con respecto al éxito de la política de pacificación empleada por Apodaca, Rodrigo Moreno Gutiérrez señala que ésta debe matizarse, pues en 1820 los antiguos miembros del Ayuntamiento de México, ante su salida, dieron un informe al nuevo Ayuntamiento constitucional donde elogiaban el trabajo del virrey. Este documento expuso cifras altísimas que solamente buscaban dar brillo al gobierno de Apodaca, sobre todo al aspecto de pacificar el virreinato. LOS INDULTOS DURANTE LA REVOLUCIÓN DE INDEPENDENCIA, (1810 - 1821) | 51 Las cifras señalaban que en tres años habían sido ejecutados 9998 rebeldes, 6000 prisioneros y 35000 habían sido indultados. Por otra parte Christon Archer señala que los años en que Apodaca estuvo a cargo del virreinato de Nueva España (1816-1821), se ha creído que gracias a su política de amnistía a los insurgentes que juraban lealtad al monarca, se había logrado contener casi en su totalidad la rebelión insurgente, pero de acuerdo con el autor la realidad era otra, pues a pesar de toda la propaganda que el virrey había creado en la que se vanagloriaba, Apodaca se había creído su propio cuento, claro que había en ello algo de verdad, pero no como lo planteaba, la realidad era distinta. La prolongación de la guerra, la catástrofe de la economía y todos los males que traía consigo la revuelta a la población novohispana, originaron un colapso total en insurgentes y realistas. Paradójicamente, los insurgentes que se hallaban en las provincias donde los ejércitos del rey eran más temibles preferían morir en vez de aceptar el perdón del gobierno. A pesar de ello, el virrey Apodaca pudo presentar listas de insurgentes indultados, quienes decidieron acogerse a “la causa buena” e incorporarse a las tropas del rey. Sin embargo, en aquellos lugares donde la insurgencia se conservó intacta, la rebelión se mantuvo indestructible. Tanto Apodaca como sus comandantes se negaban a admitir que la lucha se encontraba en un empate, en el que los rebeldes, a pesar del acoso del gobierno podían mantener activa la llama de la revolución. Además de ello, los insurgentes que aceptaban el perdón podían incorporase al ejército realista ostentando los mismos grados que tuviesen en la insurgencia, motivo éste que provocaría rencillas dentro de las tropas del rey. También las cuestiones raciales provocaron conflictos internos en las tropas. Los militares españoles Vicente Guerrero rechaza el indulto que le lleva su padre Salvador Tarazona Pérez (1876-1961) Óleo, 1947 Patrimonio pictórico del Ayuntamiento de Chilpancingo. Fotografía Víctor Manuel Garnica Zavala 52 | BICENTENARIO DEL PLAN DE IGUALA Y DE LA INDEPENDENCIA DE MÉXICO 1821 - 2021 miraban con desprecio a sus nuevos compañeros pues por su origen español se consideraban superiores a todos aquellos insurgentes que, además, habían sido indultados, pero aunque muchos rebeldes se acogieron al indulto, gran número de éstos únicamente se aprovecharon de la situación para conseguir un salario y posteriormente reincorporarse a las filas insurgentes. En ese mismo año, el conde de Venadito cansado de no poder sofocar en su totalidad las gavillas de rebeldes comandadas por Vicente Guerrero, decidió de una vez por todas acabar con aquel problema. El 9 de noviembre el virrey Apodaca otorgó al coronel Agustín de Iturbide el mando del distrito del Sur, que comprendía desde Taxco hasta Acapulco. Iturbide partió al sur novohispano con la encomienda de pacificar a como diera lugar los últimos reductos insurgentes. Luego de varias misivas enviadas entre Iturbide y Guerrero, el suriano aceptó llegar a un acuerdo para poner fin a la guerra y consumar la independencia pero con cierto recelo. La pacificación que tanto anhelaba la sociedad novohispana pronto comenzó a gestarse. El 18 febrero, Iturbide enviaría una carta al virrey donde le hacía saber que Guerrero, así como también 1200 hombres entre ellos las tropas de Álvarez, ya se encontraban bajo sus órdenes y a disposición del gobierno virreinal; también le decía que por petición del coronel y tesorero José Figueroa le solicitaba que no se les tuviera en condición de indultados. De esta forma el virrey Apodaca podía lisonjearse de ser el máximo pacificador del virreinato de la Nueva España, puesto que en 1821, había señalado que las cifras oficiales de insurgentes indultados ascendía de 35 000 en 1820 a 45 500 en 1821. Una vez que ambos jefes lograron ponerse de acuerdo, Iturbide decidió proclamar el Plan de Iguala un 24 de febrero de 1821. Este día fue aprovechado para remitir su plan a numerosas autoridades tanto civiles como eclesiásticas, en las cuales figuraba el mismísimo virrey, a quien se atrevió a ofrecerle el cargo de presidente de la Junta Gubernativa que estaba prevista en el Plan de Iguala. La importancia de este plan no solamente radicó en lograr la independencia nacional, sino que además, fue el documento con el cual, cesaron las hostilidades entre insurgentes y realistas, es decir, fue el instrumento que a fin de cuentas logró pacificar el virreinato y a su vez consumar la independencia. Si bien es cierto que la política de amnistía ejecutada por el virrey Juan Ruiz de Apodaca jugó un papel muy importante en la pacificación y desarme de las gavillas insurgentes, también es cierto que esta táctica no logró conseguir la pacificación absoluta de los últimos reductos que se hallaban en el sur del virreinato. Los sucesos siguientes vendrían a consolidar la independencia. A principios del mes de julio Ruiz de Apodaca fue depuesto de su cargo. Las razones serían ineficiencia, malas decisiones y su incapacidad para hacer frente a los insurgentes. Apodaca redactó su renuncia y su lugar fue ocupado por el militar español Francisco Novella. A finales de ese mes haría su arribo a tierras novohispanas Juan de O´Donojú, quien ostentaría el cargo de Jefe Político y Capitán General de la Nueva España. El 24 de agosto se celebraron los Tratados de Córdoba entre Juan de O´ Donojú y Agustín de Iturbide. Este documento reconocía la independencia y, a diferencia del Plan de Iguala, incluía una novedad, en la cual señalaba que en caso de que el rey Fernando VII, o algún otro miembro de la familia Borbón no LOS INDULTOS DURANTE LA REVOLUCIÓN DE INDEPENDENCIA, (1810 - 1821) aceptaran el trono del Imperio Mexicano, éste podría ser ofrecido por las Cortes mexicanas a quien fuese digno de merecer dicho nombramiento. Finalmente el 27 de septiembre de 1821 el ejército de las Tres Garantías realizó su entrada triunfal a la Ciudad de México; al día siguiente se firmaría el Acta de Independencia del Imperio Mexicano, concluyendo así, once años de guerra, con “abrazos y no balazos”. Fuentes consultadas: Agüero, Alejandro, Castigar y perdonar cuando conviene a la república. La justicia penal de Córdoba del Tucumán, siglos XVII y XVIII, Centro de Estudios Políticos y Constitucionales, Madrid, 2008. Alfonso X El Sabio, Las Siete Partidas, Biblioteca Virtual Universal, 2006. Archer, Christon I, “Los dineros de la insurgencia” en Allan J. Kuethe y Juan Marchena F. (Eds.), Soldados del Rey. El ejército borbónico en América Colonial en vísperas de la independencia, Universitat Jaume I, Castelló de la Plana, 2005. Ávila, Alfredo, Guedea, Virginia, Ibarra, Ana Carolina, (Coords.), Diccionario de la independencia de México, UNAM, México, 2010. Colección de los Decretos y Órdenes que han expedido las Cortes Generales y Extraordinarias desde su instalación en 24 de septiembre de 1810 hasta igual fecha de 1811, reimpresa de orden de gobierno, Imprenta Mayor de la Ciudad, Sevilla, 1820. Fioravanti, Maurizio, El estado moderno en Europa. Instituciones y derecho, Editorial Trotta, Madrid, 2004. Gaceta de México consultada en línea: http://www.hndm.unam.mx/consulta/busqueda/buscarPalabras Hernández y Dávalos, Juan E., Colección de documentos para la historia de la guerra de independencia de México de 1808 a 1821, Edición digital, CD ROM, Virginia Guedea, Alfredo Ávila (Coords.), UNAM, México, 2010. Herrejón Peredo, Carlos, La ruta de Hidalgo, Instituto Nacional de Estudios Históricos de las Revoluciones de México, México, 2012. Herrejón Peredo, Carlos, Hidalgo: maestro párroco e insurgente, El Colegio de Michoacán, Editorial Clío, México, 2014. Hespanha, Antonio M., La gracia del derecho: economía de la cultura en la edad moderna, Traducción de Ana Canellas Haurie, Centro de Estudios Constitucionales, Madrid, 1993. 2015. Lemoine, Ernesto, La ultima expedición de Morelos, Archivo General de la Nación, México, Levaggi, Abelardo, Las instituciones de clemencia en el derecho penal rioplatense, consultado en línea: https://revistas-colaboracion.juridicas.unam.mx/index.php/rev-facultad-derecho-mx/ article/view/27013/24360 Lorente Marta, Vallejo Jesús, (Coords). Manual de historia del derecho, Tirant Lo Blanch, Valencia, 2012. Miquel i Vergés, José María, Diccionario de insurgentes, 2ª ed., Editorial Porrúa, México, 2016. Moreno Gutiérrez, Rodrigo, La trigarancia. Fuerzas armadas en la consumación de la independencia, 1820-1821, UNAM, México, 2016. Moreno Gutiérrez, Rodrigo, “La Restauración en la Nueva España: Guerra, cambios de régimen y militarización entre 1814 y 1820”, en Revista Universitaria de Historia Militar, Vol. 7, Núm. 15, (2018). 2010. Monsalvo Antón, José María, Atlas histórico de la España Medieval, Editorial Síntesis, España, Olveda Legaspi, Jaime, Documentos sobre la insurgencia. Diócesis de Guadalajara, Secretaria de Cultura, Gobierno de Jalisco, Arquidiócesis de Guadalajara, Guadalajara, Jalisco, México, 2009. Ortiz Escamilla, Juan, Guerra y gobierno. Los pueblos y la independencia de México, 1808-1825, El Colegio de México, Instituto Mora, México, 2014. Spence Robertson, William, Iturbide de México, Fondo de Cultura Económica, México, 2012. Van Young, Eric, La otra rebelión. La lucha por la independencia de México, 1810-1821, Fondo de Cultura Económica, México, 2011. Juan Ruiz de Apodaca, José Arias Favila, siglo XIX Óleo sobre tela, 1819 Museo Nacional de Historia INAH, México | 53 54 | BICENTENARIO DEL PLAN DE IGUALA Y DE LA INDEPENDENCIA DE MÉXICO 1821 - 2021 NORTEAMERICANOS EN LA INDEPENDENCIA DE NUEVA ESPAÑA. ¿INTERVENCIONISMO SOTERRADO? NORTEAMERICANOS EN LA INDEPENDENCIA DE NUEVA ESPAÑA. ¿INTERVENCIONISMO SOTERRADO? Luis Felipe Cariño Preciado*1 NORTEAMERICANOS EN LA INDEPENDENCIA DE NUEVA ESPAÑA. ¿INTERVENCIONISMO SOTERRADO? “Esta república federal (E.U.A.), ha nacido pigmea, … y ha tenido necesidad de apoyo de … la España y la Francia para conseguir su independencia. Vendrá un día en que será un gigante, un coloso temible… olvidará entonces los beneficios que ha obtenido de las dos potencias … el paso primero será apoderarse de las Floridas, para dominar el Golfo de México…” El Conde de Aranda (1719–1798), en una epístola a Carlos III, “El Rey Botánico”, en 1783. En todas las guerras en Europa o América durante los siglos XVIII y XIX, fueran de independencia o no, además de los países beligerantes principales, intervinieron otros, con el fin de sacar beneficios o ventajas de cualquier tipo. Las guerras de independencia de E.U.A. y México no fueron la excepción; en su momento, los colonos norteamericanos recibieron la ayuda, de ciudadanos franceses y españoles –entre otras nacionalidades –, que de manera subrepticia, clandestina o francamente abierta, intervinieron ya sea vendiendo armas o pertrechos a los colonos o, incluso, combatiendo junto con ellos a los ingleses. Hasta un futuro virrey de Nueva España, Bernardo de Gálvez (1746– 1786) y su cuñado Luis de Unzaga y Amézaga (1717–1793), gobernador de Cuba, Venezuela, Luisiana, Galicia y Andalucía oriental, participaron, entre otros muchos españoles, primero de manera encubierta, pero después de forma obvia y con armas en la mano, al frente de naves y combatientes. A Bernardo de Gálvez, el primer presidente norteamericano, George Washington (1732–1799), inclusive lo nombró ciudadano ad honorem de E.U.A., por su ayuda. En el caso de la Guerra de Independencia de la Nueva España contra el Imperio Español, también intervinieron muchos ciudadanos de diversos países, pero en este ensayo, pudimos registrar en el Diccionario de Insurgentes del español José María Miquel y Vergés, de un total de 4088 insurgentes registrados, de los cuales hubo: 389 clérigos (9.5%), 135 mujeres (3.30%), 85 indígenas (2.7%) y 58 norteamericanos, (1.41%). *1 Estudió Biología en la Facultad de Ciencias de la UNAM. Presidente de la Sociedad Igualteca de Geografía y Estadística, correspondiente de la SMGE, A.C. Miembro fundador de la Asociación de Historiadores y Cronistas de Iguala. A.C. y del Consejo de la Crónica de Iguala. Primer Director y diseñador de la revista Reevolución. Premio Nacional de la Juv. por creatividad en Ciencia y Tecnología 1981. | 55 56 | BICENTENARIO DEL PLAN DE IGUALA Y DE LA INDEPENDENCIA DE MÉXICO 1821 - 2021 NORTEAMERICANOS EN LA INDEPENDENCIA DE NUEVA ESPAÑA. ¿INTERVENCIONISMO SOTERRADO? Miguel Hidalgo (1753–1811), Ignacio de Allende (1769–1811) y José Ma. Morelos (1765–1815), así lo creyeron y los tres, en cuanto pudieron, nombraron “plenipotenciarios”, que enviaron a E.U.A., con el fin de conseguir ayuda de esa nación, para la insurgencia en la “América Septentrional”. Desafortunadamente y parafraseando al Dr. Salvador Román Román, “al plomo de la realidad”, las ansias expansionistas de E.U.A. estaban especialmente dirigidas hacia las provincias del reino de la Nueva España: Texas, la Alta y la Baja Californias, Nuevo México, Arizona, etc., e incluso Florida y más allá, pues no había límites geográficos bien definidos en las posesiones españolas en América del Norte. España nunca pudo cartografiar bien su dilatado imperio, que en Norteamérica llegaba hasta Alaska y no se sabía si parte de Groenlandia estaba incluida. Otro caso muy especial, es el del cubano José Álvarez de Toledo y Dubois (1779–1858), diputado suplente por Santo Domingo en las Cortes de Cádiz, quien viviendo en E.U.A., logró del Congreso de Apatzingán, el nombramiento de plenipotenciario ante el gobierno de los E.U.A., y con sueldo. Carlos María de Bustamante (1774–1848), afirma que en realidad Álvarez de Toledo obraba desde Washington, en completo acuerdo con Luis de Onís (1762–1827), embajador español en E.U.A. Pero además obró en favor de E.U.A., en el asunto de Texas, en contubernio con un alto miembro de la élite gubernamental norteamericana: James Monroe (1758–1831). Es indudable que las ideas de la Ilustración, la Revolución Francesa (1789– 1799), la guerra de Independencia de Haití (1791–1804) y la Declaración de Independencia de Haití (1 de enero de 1804) que, según Alfredo Ávila, inspiraron a la Declaración de Independencia del Imperio Mexicano, influyeron en la Nueva España; pero sobre todo, el triunfo de la independencia de las 13 primigenias colonias norteamericanas, avasallando al Imperio Británico entre 1775–1783, permearon notablemente entre los novohispanos criollos, que eran en términos generales, socialmente pares de los colonos norteamericanos y, además, la casta más privilegiada social y educacionalmente, después de los peninsulares. Por otra parte, los norteamericanos independentistas, al fundar su nuevo país, fundaron la primera república federal en el Continente Americano, lo que también influyó finalmente, entre los insurgentes novohispanos. Fronteras de Norteamérica propuestas por el Conde de Aranda (1719 – 1798) en conversaciones con John Jay (1745 – 1829, cerca del final de la Guerra de Independencia de los Estados Unidos, 3 de agosto de 1782. Por lo tanto; en cuanto a la Nueva España, vemos repetidamente una conspicua y constante actividad de los norteamericanos: la aparición entre los insurgentes novohispanos, de norteamericanos “expedicionarios”, “colonos”, “comerciantes”, “aliados”, “plenipotenciarios”, “vendedores de armas, pólvora y pertrechos de guerra”, miembros del ejército de los E.U.A., en activo o retirados; que en realidad fueron espías, aventureros, mercenarios y/o piratas; que en el río revuelto de la Guerra de Independencia de la Nueva España, engañaban a uno y a otro y a otro bando, sacando provecho personal, mientras algunos de ellos, estaban en contubernio con James Monroe, 5º. Presidente de los E.U.A. (1817–1825), quien supuestamente creó la Doctrina Monroe: “América para los americanos”, que en realidad fue original de John Quincy Adams (1767–1848), 6º. presidente norteamericano (1825–1829). La “Dinastía de Virginia” Si James Monroe fue o no el creador de la Doctrina Monroe, indubitablemente fue su principal promotor. Monroe formó parte de la llamada “Dinastía de Virginia”, conformada por cuatro de los primeros cinco presidentes de los Estados Unidos que eran nativos de Virginia: El virginiano sucesivamente: James Monroe fue Para los insurgentes novohispanos, autonombrados americanos, la nueva república: Estados Unidos de América, se convirtió en el ideal del país adalid de la independencia, la democracia y la libertad. De 1775 a 1783, soldado, hasta llegar a coronel con el general William Alexander, Lord Stirling (1726–1783), en la guerra de independencia estadounidense. La esperanza de los insurgentes en la ayuda de los E.U.A. se estrelló con el voraz apetito territorial norteamericano En 1782. Miembro de la Asamblea de Virginia. 1783–1786. Delegado del Congreso Continental. Conde de Aranda Ramón Bayeu y Subías (1744 - 1793) Óleo sobre tela, 1769 69 × 45 cm Museo Lázaro Galdiano, España | 57 58 | BICENTENARIO DEL PLAN DE IGUALA Y DE LA INDEPENDENCIA DE MÉXICO 1821 - 2021 NORTEAMERICANOS EN LA INDEPENDENCIA DE NUEVA ESPAÑA. ¿INTERVENCIONISMO SOTERRADO? 9 de noviembre de 1790–27 de mayo de 1794. Senador que fundó el Partido Republicano, junto a los senadores y futuros presidentes de E.U.A., Thomas Jefferson (1743–1826) y James Madison (1751–1836). 1794. George Washington (1732–1799) plenipotenciario para Francia. lo nombró ministro 19 de diciembre de 1799–1 de diciembre de 1802. Gobernador de Virginia por primera vez. 1803. El presidente Thomas Jefferson le comisionó para asesorar a Robert R. Livingston (1746–1813), embajador en Francia, para las negociaciones de la compra de Luisiana. 1803 a 1807. Ministro plenipotenciario en Gran Bretaña. 16 de enero de 1811–2 de abril de 1811. Gobernador de Virginia por segunda ocasión. 8º. Secretario de Defensa (27 de septiembre de 1814–2 de marzo de 1815), bajo la presidencia de James Madison. 7º. Secretario de Estado (28 de febrero de 1815–4 de marzo de 1817), bajo la presidencia de James Madison. 5º. Presidente de los E.U.A. (4 de marzo de 1817–4 de marzo de 1825). En 1819 presionó a España para la cesión de Florida a cambio de deudas de españoles. Durante 50 años, James Monroe y los presidentes norteamericanos de la llamada “Dinastía de Virginia” fueron los principales instigadores de la política anexionista estadounidense de los siglos XVIII y XIX. Antecedentes internacionales que influyeron en el inicio de la guerra de independencia de la Nueva España e intervencionismos estadounidenses durante la guerra de independencia de la Nueva España. 1804 Enero 1 de enero: Haití se declaró independiente de Francia, primer país en América en vencer al colonialismo y la primera nación negra. Su guerra de independencia (22/8/1791–18/11/1803). Haití fue la segunda nación de América y el Caribe en ser independiente. Hay que recordar que el historiador Alfredo Ávila considera o sostiene, que el Acta de Independencia de Haití, influyó en el Acta de Independencia del Imperio Mexicano. Mayo 14 de mayo: La expedición de Lewis y Clark parte desde Camp Dubois y comenzó su viaje río arriba por el Missouri. Diciembre 14 de diciembre: España fue obligada a declarar la guerra a Gran Bretaña. 1805 4 de enero: España y Francia firmaron un acuerdo para invadir Gran Bretaña. Por lo tanto, en la Nueva España y las colonias españolas se prepararon para eventuales invasiones inglesas. 11 de enero: Creación de Míchigan en los Estados Unidos de América. Míchigan, en Yutoazteca, significa lo mismo que Michoacán, que proviene de las raíces náhuas michin, pez y can, lugar: “Lugar de peces”. Marzo 4 de marzo: Thomas Jefferson inició su segundo periodo como Presidente de E.U.A. Abril 1 de abril: Se inició la publicación del Diario de México, primer periódico diario de la Nueva España. Junio 1801 Thomas Jefferson 3er. presidente de los E.U.A. (4 de marzo de 1801–4 de marzo de 1809. Durante su presidencia hubo dos acontecimientos anexionistas; la Compra de la Luisiana (1803) y la Expedición militar, cartográfica y biológica (del 31 de agosto, de 1803 al 23 de septiembre de 1806), de los militares Lewis y Clark (capitán Meriwether Lewis y el subteniente William Clark), con la misión de explorar y cartografiar el recientemente adquirido territorio de Luisiana, pero que llegó hasta el Océano Pacífico, mucho más allá de los límites de Luisiana. John Jay (1745 –1829) Gilbert Charles Stuart (nacido Stewart; Saunderstown, 1755 – 1828) Óleo sobre tela, 1794 131 x 102 cm Galería Nacional de Arte, Washington D.C., E.U.A. 1803 1 de marzo Ohio (antes Nueva Francia), se incorporó a los E.U.A. Abril 30 de abril: E.U.A. compró Luisiana a Francia, duplicando así su extensión territorial. 13 de junio: El avance expansionista de los norteamericanos hacia el oeste es incuestionable: Lewis y Clark llegaron a las cataratas del río Missouri. Agosto 15 de agosto: Simón Bolívar, en Roma, juró la libertad de América. Octubre Noviembre 7 de noviembre: Lewis y Clark llegaron al Océano Pacífico, a un territorio legalmente español hasta Alaska, en donde ya estaban establecidos cazadores rusos, británicos, francocanadienses y norteamericanos; territorio que ya había sido explorado y cartografiado hasta lo que hoy es Canadá, por la Real Expedición Botánica a Nueva España (1787–1803); dirigida Carlos III de España Mariano Salvador Maella Pérez (1739 - 1819). Óleo sobre tela, (1783) Colección Banco de España, Madrid. | 59 60 | BICENTENARIO DEL PLAN DE IGUALA Y DE LA INDEPENDENCIA DE MÉXICO 1821 - 2021 por el médico y botánico español Martín Sessé y Lacasta (1751–1808) y José Mariano Mociño y Losada (1757– 1820), también médico y botánico novohispano, originario de Temascaltepec (Edo. de Méx), el único novohispano que llegó a ser cuatro veces presidente de la Real Academia Médica Matritense y director del Real Jardín Botánico de Madrid. Mociño también hizo la primera investigación sobre los indios Nutka del Canadá. 26 de marzo: Carlos IV de España abdicó en favor de su hijo, Fernando VII. Abril 24 de abril: En León, España, el pueblo se levantó contra los franceses y la noticia se publicó en La Gaceta de Madrid. El mariscal francés Murat, quemó todo el tiraje. Mayo San Miguel de Allende, Gto. El capitán Ignacio de Allende en 1806 pasó con su regimiento a la Ciudad de México en previsión de un ataque inglés o norteamericano a Nueva España. 2 de mayo: Se recrudeció la Guerra de la Independencia Española, contra los franceses. Ocurrió el levantamiento del 2 de mayo. 1807 10 de mayo: Fernando VII (prisionero de Napoleón), renunció a sus derechos a la corona española, en Bayona (Francia). 10 de abril de 1807. Es sorprendente que el primer intento de “independencia” de la Nueva España, lo hayan hecho militares y ciudadanos norteamericanos, que fueron liderados por Lewis Kerr Esguire (¿?), coronel el ejército de E.U.A., quien tenía el proyecto de hacer independiente a la Nueva España y junto con el juez Jaime Workman (¿?), ambos vecinos de Nueva Orleans y consejeros de la ley, que el 10 de abril de 1807 iniciaron los trabajos para formar una expedición militar, con el fin de invadir las provincias del norte de la Nueva España, bajo un plan de independencia. Descubierto el proyecto antes de que pudiera llevarse a cabo, Kerr juntamente con otros individuos, fue arrestado y juzgado. El plan abarcaba múltiples aspectos y sus detalles estaban estudiados con minuciosidad. Acariciaban la idea de que el gobierno norteamericano, al tener conocimiento del hecho, lo apoyaría. El juicio se concluyó el 6 de mayo de 1807 con la absolución de los acusados. 1808 Enero 22 de enero: La familia real portuguesa, huyó de la invasión napoleónica, y desembarcó en San Salvador de Bahía en Brasil. Febrero 9 de febrero: Las tropas francesas de Napoleón iniciaron la ocupación de España por Cataluña, al norte de la Península Ibérica. 28 de febrero: Barcelona, puerto y capital de Cataluña fueron tomados por las tropas napoleónicas francesas. Marzo 19 de marzo: Carlos IV, rey de España, abdicó en favor de su hijo Fernando VII, debido al Motín de Aranjuez, en Madrid. 23 de marzo: Antes de que la familia real española pudiera huir a la Nueva España, | 61 el cuñado de Napoleón Bonaparte, el mariscal Murat, tomó Madrid con su ejército, para atraer hacia Bayona (Francia), a la familia real, y no reconoció a Fernando VII como rey. Murat, desde febrero había iniciado la ocupación de España. 1806 Abril Bernardo de Gálvez Mariano Salvador Maella Pérez (1739 - 1819) Óleo sobre tela (c. 1783-84) Colección privada en Málaga, España Existe una copia en el Capitolio de E.U.A. NORTEAMERICANOS EN LA INDEPENDENCIA DE NUEVA ESPAÑA. ¿INTERVENCIONISMO SOTERRADO? 3 de mayo: Ejecución por fusilamiento en Madrid de los patriotas españoles levantados el 2 de mayo. 25 de mayo: El Principado de Asturias declaró la guerra a Francia, durante la Guerra de Independencia Española. Junio 6 de junio: La Junta Suprema de Sevilla, declaró la guerra a Napoleón I. Se multiplicó la guerrilla insurgente española contra los invasores franceses. Julio 8 de julio: A través de la Constitución de Bayona, Napoleón Bonaparte cedió los reinos de España e Indias Occidentales (Nueva España, etc.), a su hermano José. 19 de julio: Batalla de Bailén (España). Primera derrota del ejército francés en España. Agosto 5 de agosto: Debido a la ausencia de autoridad real española, los criollos Francisco Primo de Verdad y Ramos (1760–1808) abogado y síndico del Ayuntamiento de la Ciudad de México, Juan Francisco Azcárate y Lezama (1767―1831) abogado y regidor del ayuntamiento de la Ciudad de México, propusieron al virrey José de Iturrigaray (1742–1815) el establecimiento de una Junta Soberana que gobierne Nueva España, que no reconozca a ninguna autoridad que llegue de España, pues ante la ausencia de autoridad legítima, la soberanía había recaído en el pueblo. El virrey Iturrigaray no se opuso. Septiembre 15 de septiembre: Golpe de Estado de españoles avecindados en la Nueva España, Luis de Unzaga y Amézaga Gobernador de Cuba, Venezuela, Luisiana, Galicia y Andalucía Oriental. 62 | BICENTENARIO DEL PLAN DE IGUALA Y DE LA INDEPENDENCIA DE MÉXICO 1821 - 2021 autodenominados Patriotas de Fernando VII, dirigidos por el hacendado español, Gabriel de Yermo (1757–1813), contra el virrey José de Iturrigaray. Apresaron al virrey, a Azcárate, a Fray Melchor Talamantes y al licenciado Francisco Primo de Verdad, quien el 4 de octubre de 1808, apareció muerto dentro de su celda. Diciembre 3 de diciembre: Recaptura de la ciudad de Madrid por Napoleón Bonaparte al frente de su ejército. 1809 Marzo 4 de marzo: Inicia James Madison, su mandato como 4º. Presidente de E.U.A. y contará con James Monroe como su Secretario de Estado y posteriormente Secretario de Guerra. 1810 La mayoría de los sucesos en Europa en esta época, fueron conocidos en la Nueva España, gracias a dos principales medios de comunicación escrita, La Gaceta de México y el Diario de México, a los que tal vez la mayor parte de las castas no tenían acceso, por el costo y por ser analfabetas. Pero los criollos y los peninsulares si tenían acceso a esos medios de comunicación, y a través de ellos, sabían que, a estas alturas, Napoleón Bonaparte era el amo de Europa y no se veía próxima la victoria de los guerrilleros independentistas españoles, aunque a veces daban golpes espectaculares en contra de los franceses. Pero un principio fundamental estaba conculcado; el Principio de Autoridad: no había rey español, porque estaba preso y en su lugar estaba un rey francés impuesto: José Bonaparte. Aventuras y desventuras de los primeros embajadores mexicanos de la insurgencia El embajador plenipotenciario de Hidalgo Marqués de Lafayette Joseph-Désiré Court (1797 – 1865) Óleo sobre tela, 1834 135 x 100 cm Palacio de Versalles, Francia Miguel Hidalgo y Costilla, en Guadalajara, nombró un plenipotenciario o embajador para que pasara a los E.U.A., a conseguir ayuda; ese primer emisario fue Pascasio Ortiz de Letona (1785–1811), joven guatemalteco, aficionado al estudio de las Ciencias Naturales, especialmente a la botánica, y quien residía en Guadalajara cuando Hidalgo entró en la ciudad, el 26 de noviembre de 1810. Pascasio Ortiz De Letona llevaría a los E.U.A., un documento que entre otras cosas decía: NORTEAMERICANOS EN LA INDEPENDENCIA DE NUEVA ESPAÑA. ¿INTERVENCIONISMO SOTERRADO? | 63 Por tanto, y teniendo entera confianza y satisfacción en vos, don Pascacio Ortiz de Letona, nuestro Mariscal de Campo plenipotenciario y embajador (…) cerca del Supremo Congreso de los E.U.A., hemos venido en elegiros y nombraros, dandoos todo nuestro poder y la facultad en la más amplia forma que se requiere y sea necesaria para que por vos y representando nuestras propias personas y conforme a las instrucciones que os tenemos comunicadas, podáis tratar, ajustar y arreglar una alianza ofensiva y defensiva, tratados de comercio útil y lucroso para ambas naciones, y cuánto más convenga a nuestra mutua felicidad, ascendiendo y firmando cualesquiera artículos, pactos o convenciones conducentes a dicho fin; y nos obligamos y prometemos en fe, palabra y nombre de la nación, que estaremos y pasaremos por cuanto tratéis, ajustéis y firméis a nuestro nombre y lo observaremos y cumpliremos inviolablemente, (…) Dado en nuestro palacio Nacional de Guanajuato, a 13 días del mes de diciembre de 1810 año. Miguel Hidalgo, generalísimo de América– Ignacio Allende, Capitán general de América. Los poderes que acreditaban a Ortiz de Letona como embajador ante E.U.A. aparecen firmados en Guanajuato el 3 de diciembre de 1810 y cabe recordar que la ciudad mencionada fue reconquistada por las fuerzas realistas al mando de Félix Ma. Calleja el 25 de noviembre del año anotado. Quizá el documento original diga Guadalajara y no Guanajuato. Ortiz de Letona se dirigió a Veracruz, donde pensaba embarcar para los E.U.A., pero habiéndose hecho sospechoso por viajar solo y cambiar una onza de oro, fue preso por las autoridades de Molango, en La Huasteca y después de un minucioso registro, encontráronle el famoso documento escondido en la silla de montar, por lo cual mandóse a Ortiz de Letona prisionero a la capital, pero antes de llegar a México, envenenóse, siendo enterrado su cuerpo en la Villa de Guadalupe. El primer emisario de la insurgencia novohispana, no logró salir del virreinato y murió a los 26 años de edad. El embajador plenipotenciario de Allende El segundo embajador fue nombrado por Allende cuando prácticamente llevaba como prisionero a Hidalgo, a quien ya había despojado del mando de las fuerzas insurgentes; ese emisario fue Bernardo Gutiérrez de Lara (1774–1841), originario George Washington Gilbert Charles Stuart (nacido Stewart; Saunderstown, 1755 – 1828) Óleo sobre tela, 1803 73,5 x 61,1 cm Instituto de Arte Clark, E.U.A. 64 | BICENTENARIO DEL PLAN DE IGUALA Y DE LA INDEPENDENCIA DE MÉXICO 1821 - 2021 de Revilla, hoy Ciudad Guerrero, Tamaulipas. Abrazó, en 1811, la causa insurgente, tras conocer a Ignacio de Allende cuatro días antes de su captura. Gutiérrez de Lara era herrero y campesino acomodado de Revilla. El 17 de marzo de 1811 se presentó a Allende en la hacienda de Santa María, inmediata a Saltillo, ofreciendo sus servicios y sus bienes a la causa de la independencia. Allende le extendió el despacho de coronel y credenciales para que marchara a los E.U.A., a pedir apoyo. A pesar de la prisión de Allende y de los demás jefes insurgentes en Acatita de Baján, Gutiérrez de Lara emprendió su misión. La represión realista en la zona, hizo que Bernardo Gutiérrez de Lara huyera a los E.U.A. En los E.U.A. se puso en comunicación con el gobierno estadounidense, a fin de obtener ayuda para el plan de independencia de Nueva España. Entró en relaciones personales con James Monroe, quien era Secretario de Estado del gobierno de los E.U.A., en la presidencia de James Madison, y éste le propuso, llanamente, la anexión de la parte norte del país a los E.U.A. De esta entrevista Gutiérrez de Lara salió indignado. Queda la siguiente nota reservada, enviada por el ministro de España en los E.U.A., Luis de Onís, al virrey de Nueva España, Francisco Javier Venegas: Jorge III, rey de Inglaterra Sir Thomas Lawrence (1769-1830) Óleo sobre tela (1809) 172.3 x 116.2 cm Colección Real Excmo. Sr., muy señor, mío: El agente de los insurgentes de Caracas, D. Telésforo de Orca, acaba de comunicar a otro sujeto, que me lo ha confiado, la anécdota siguiente, acerca de una conversación que tuvo el coronel Bernardo de los insurgentes de ese reino, de quien tengo hablado a V.E., en mis oficios anteriores, con el Secretario de Estado Americano Mr. Monroe, que hace ver claramente cuáles son las miras de este gobierno en fomentar las revoluciones de nuestras provincias americanas. Mr. Monroe le dijo, que el gobierno de los E.U.A., apoyaría con toda su fuerza la revolución de las provincias mexicanas y que a este efecto la sostendría, no sólo con armas y municiones, sino con 27 mil hombres de buena tropa, que luego tendrían para el efecto: pero que el coronel Bernardo, y los demás jefes de la revolución, debían tratar de establecer una buena constitución, para asegurar la felicidad de sus paisanos. Con este motivo, Monroe ponderó mucho la de estos Estados y le dio a entender que deseaba el gobierno americano, que se adoptase la misma constitución en México; que entonces se admitirían en la confederación de estas repúblicas, y con la agregación de las demás provincias americanas, formaría una potencia la más formidable del mundo. El coronel Bernardo, que había escuchado con bastante seriedad al Secretario de Estado, hasta su plan propuesto de agregación, se levantó furioso de su silla NORTEAMERICANOS EN LA INDEPENDENCIA DE NUEVA ESPAÑA. ¿INTERVENCIONISMO SOTERRADO? | 65 al oír semejante proposición y salió del despacho de Mr. Monroe, muy disgustado de la insultante insinuación. (El venezolano Telésforo de) Orea ha dado a entender, que el gobierno americano le ha hecho, aunque indirectamente y con menos claridad, la misma oferta, y está nada gustoso del proyecto de estos republicanos, cuya decantada moderación sirve sólo de capa a la ambición extremada de la administración actual. Dios guarde a V.E., muchos años. Filadelfia, 14 de febrero de 1812. Librándose de las presiones del gobierno de los E.U.A., Gutiérrez de Lara contrató a un grupo de hombres que espontáneamente ayudaron a sus propósitos y con ellos, unos 400 en total, ocupó el día 11 de agosto de 1812, la villa de Nacodoches (Texas), el presidio de La Trinidad (Texas) y la Bahía del Espíritu Santo (Texas). La noticia produjo entre los insurgentes del interior un entusiasmo exagerado, aunque quizá los dirigentes no se engañaron sobre el justo valor de aquellas acciones. Sorprende, no obstante, leer en el periódico insurgente Correo Americano del Sur, fundado por orden de Morelos en Oaxaca, esta interpretación de aquel hecho: Las provincias unidas (E.U.A.), para eterno monumento de nuestra confederación, han enviado en nuestro auxilio 20 mil hombres armados y aguerridos: ese formidable ejército ha pasado ya Nacastoche (Nacodoches), y a pesar de la fatiga y estropeo consiguiente a tan larga caminata se dirige con varias de nuestras divisiones al gran zanjón que circula la capital del reino abierto con la sangre de los americanos, para dar así la última mano a nuestra gloriosa empresa. El coronel realista Manuel Salcedo (16¿?–17¿?), y Simón de Herrera y Leyva (1754–1813), nombrado por Félix Ma. Calleja, Gobernador de las Provincias Internas de Oriente, organizaron sus fuerzas y sitiaron a Gutiérrez de Lara en la Bahía del Espíritu Santo, pero Gutiérrez de Lara, no sólo defendióse extraordinariamente, sino que haciendo salir diversas partidas de su gente y ayudado por indios bravos que del lugar le fueron a prestar ayuda, sitió a los sitiadores, hasta que viéndose casi cercados en su propio campo, retiráronse el 1º. de febrero de 1813, hacia San Antonio Béjar, no sin ser perseguidos por las fuerzas Luis XVI rey de Francia Antoine-François Callet (1741 – 1823) Óleo sobre tela, 1778 - 1799 275 cm x 193 cm Museo del Prado, Madrid 66 | BICENTENARIO DEL PLAN DE IGUALA Y DE LA INDEPENDENCIA DE MÉXICO 1821 - 2021 NORTEAMERICANOS EN LA INDEPENDENCIA DE NUEVA ESPAÑA. ¿INTERVENCIONISMO SOTERRADO? de Lara, las cuales obligaron a las de Simón Herrera a entablar combate en el lugar conocido por El Rosillo. Los realistas fueron totalmente derrotados: perdieron la artillería, municiones y muchos hombres. Herrera, con pocos, se refugió en San Antonio, hasta donde llegó Gutiérrez de Lara, obligando a las fuerzas realistas a capitular con la condición expresa de que se respetaran las vidas de los vencidos (1º. de abril de 1813). Gutiérrez de Lara estableció entonces una especie de junta con el fin de juzgar a los realistas, junta compuesta de individuos elegidos en forma popular, entre los cuales se encontraban muchos extranjeros, admitidos por las autoridades coloniales y que después se declararon por la revolución. Hubo no obstante, y a pesar de la buena intención y entereza de Gutiérrez de Lara de cumplir lo pactado en la capitulación, quienes pedían la muerte de los prisioneros como venganza por la muerte el 6 de febrero de su coronel, el ex miembro del ejército de E.U.A. Augusto Magee (1789–1813). Un insurgente, llamado Pedro Prado y un norteamericano (Davenport), al frente de la turba, se apoderaron de ellos y fueron degollados. Los degollados fueron: Simón de Herrera, su hermano Jerónimo Herrera, Manuel Salcedo, Miguel Arcos, capitán de provinciales, vecino de la Villa de Santa Bárbara, junto con sus dos hijos, y varios oficiales realistas más. Gutiérrez de Lara no sólo no pudo dominar a los amotinados, sino que ante su actitud de censura por el hecho, recibió insultos y amenazas. El 6 de abril e 1813, la junta, presidida por Gutiérrez de Lara, declaró Texas independiente de España y al mismo tiempo de cualquier dependencia de los E.U.A. Napoleón cruzando los Alpes Jacques-Louis David (1748 – 1825) Óleo sobre tela 246 × 231 cm Museo Kunsthistorisches Félix Ma. Calleja, virrey de Nueva España, dispuso que parte de las fuerzas recién llegadas de España se fueran al norte y se pusieran a las órdenes del jefe realista Joaquín de Arredondo (1776–1837), quien dispuso que el coronel Ignacio Elizondo (1766–1813), –el mismo que hizo prisionero a Hidalgo y a sus compañeros en Acatita de Baján–, organizara las fuerzas dispersas y estuviera atento a sus órdenes. Elizondo, confiando demasiado en las tropas que había logrado reunir, avanzó sin tener en cuenta las instrucciones de Joaquín de Arredondo, hasta cerca de San Antonio. El 20 de junio de 1813, Gutiérrez de Lara salió a batirlo en el lugar conocido por El Alazán, donde resultó derrotado Elizondo y obligado a retirarse hasta Río Grande con muchas pérdidas. El 26 de julio de 1813, Joaquín de Arredondo emprendió un movimiento combinado sobre San Antonio, añadiendo a sus fuerzas los infantes que habían quedado ilesos de la acción de El Alazán, con lo cual pudo sumar un cuerpo de unos 700 hombres de infantería y más de mil de caballería y doce piezas de artillería. Con muchas penalidades llegó el día 17 de agosto a Las Rancherías. En San Antonio, ignorantes de cómo se hallaban las intenciones de los realistas, habían ocurrido cambios políticos: José Álvarez de Toledo y Dubois, quiso unirse a Gutiérrez de Lara. Éste, sospechando cuáles eran sus intenciones, no quiso entablar relación alguna con él y entonces Álvarez de Toledo publicó, en una imprenta que traía consigo, un manifiesto en el que no sólo desacreditaba a Gutiérrez de Lara, sino que hacía magníficas promesas a todos los que le reconociesen como jefe de la insurgencia en el norte. Debido a que Gutiérrez de Lara contrató mercenarios, éstos confiaron en Álvarez de Toledo y depusieron a Gutiérrez de Lara, instigados por William Shaler (1773–1833), agente de James Monroe, Secretario de Estado de E.U.A., quien había recibido con gran disgusto la Declaración de la Independencia de Texas, y de cualquier otra nación, incluidos los E.U.A. Bernardo Gutiérrez de Lara, quien había luchado en favor de la emancipación y a quien tanto debía el movimiento insurreccional en el norte, viéndose depuesto después de tantos sacrificios, se retiró a los E.U.A. En 1827 escribió y publicó en Monterrey un folleto con el título de Breve Apología, en respuesta de otro aparecido en México y en el que se le atacaba por su actuación en la guerra de la independencia. Murió en el mes de agosto de 1843 y fue sepultado en la iglesia de Santiago Apóstol, en Santiago, Nuevo León. Los dos primeros embajadores de Morelos El Siervo de la Nación, José Ma. Morelos y Pavón, mandó a un norteamericano de nombre David Faro (¿?–1811) y al mariscal Mariano Tabares (¿?–1811), en comisión emisaria a los E.U.A., misma que no llegó a su destino, lo cual explicamos más adelante. El norteamericano David Faro se hallaba preso en el Castillo de Acapulco por sospechas de ser emisario de los E.U.A. para favorecer los ideales de la independencia en la Nueva España. Cuando Morelos atacó el castillo el 8 de febrero de 1811, Faro consiguió huir y presentarse al caudillo insurgente, quien le tomó a su servicio. Resultó uno de los hombres de confianza de Morelos, ya que éste le comisionó a ir a los James Monroe James Herring (1794 – 1867) Óleo sobre tela, 1834 76 x 63,5 cm Galería Nacional de Retratos E.U.A. | 67 68 | BICENTENARIO DEL PLAN DE IGUALA Y DE LA INDEPENDENCIA DE MÉXICO 1821 - 2021 E. U.A., a fin de conseguir lo necesario para proseguir la lucha. expedición que había de adueñarse de la Ciudad de Oaxaca. Una vez en Chilapa, hizo degollar secretamente a David Faro y fusilar a Mariano Tabares. Morelos, - detalle importante – estaba en 1811 decidido a ceder a los norteamericanos “la provincia de Texas”, según carta que escribió al mariscal de campo Ignacio Ayala (¿?–1814), en febrero de 1813. Otra experiencia que tuvieron las fuerzas de Morelos con franceses y norteamericanos fue la suscitada con el francés “general Humbert” (1767– 1823) y el mariscal insurgente Juan Pablo Anaya (1785–1850) en 1814: La comisión emisaria Mariano Tabares–David Faro, no llegó a realizarse, pero constituye uno de los ejemplos del ansia de dominación de Texas, por parte de los E.U.A., ya que Morelos debió pensar en ello a través de sugestiones norteamericanas. Cuando Morelos llegó a sitiar Acapulco en 1810, Mariano Tabares era capitán realista en el castillo de San Diego, entonces Tabares, fue aleccionado por los norteamericanos presos en el castillo de San Diego; Nicolás Colee (17¿?–1812), David Faro (17¿?–1811), Elías Pedro Bean (1773–1846), y Guillermo Alendin (17¿?–¿1811?). Tabares traicionó a las fuerzas realistas, poniéndose en contacto con Morelos y gracias a sus confidencias, el jefe insurgente Julián Ávila (¿?–1818), a las órdenes de Morelos, pudo derrotar al realista Juan Francisco París (¿?–¿?), comandante de las milicias de Oaxaca, en la acción que tuvo lugar en el paraje de los Tres Palos, el día 4 de enero de 1811. Tabares siguió a Morelos en sus diversas acciones y fue comisionado, juntamente con el norteamericano David Faro, para que fuesen a los E.U.A., a fin de entablar relaciones con aquel gobierno en agosto de 1811. Por el camino, Tabares y Faro se encontraron, en el pueblo de La Piedad, con Ignacio López Rayón (1773–1832), nombrado por los caudillos insurgentes desaparecidos, jefe supremo de la insurgencia. López Rayón les hizo volver al punto de partida después de nombrarlos general brigadier a Mariano Tabares y coronel a David Faro. James Madison John Vanderlyn (1775 – 1852) Óleo sobre tela, 1816 66 x 56.4 cm Casa Blanca, E.U.A. NORTEAMERICANOS EN LA INDEPENDENCIA DE NUEVA ESPAÑA. ¿INTERVENCIONISMO SOTERRADO? Morelos quedó muy sorprendido del regreso de Tabares y Faro y no quiso reconocerles el grado conferido, lo que hizo que Tabares se retirara con Faro a Chilpancingo. De allí pasaron a la costa y, de acuerdo con el capitán F. Mayo (¿?– 1811), jefe insurgente que estaba con Julián Ávila en El Veladero, estructuraron un plan revolucionario en contra de Morelos, el inicio del cual fue levantar algunos pueblos contra la autoridad del caudillo, prender a las autoridades por él nombradas y atacar a las propias fuerzas insurgentes que seguían a Morelos. F. Mayo fue fusilado en El Veladero, por haber participado en la rebelión de Tabares y Faro. Dominada la revolución con la presencia de Morelos, éste se llevó a su regreso a Chilapa a Tabares y a Faro, con el pretexto de darles el mando de una | 69 Juan Pablo Anaya se presentó a Hidalgo en Guadalajara en 1810 y en mayo de 1814, ya fungía como uno de los principales jefes de las fuerzas insurgentes en la provincia de Veracruz. Anaya estuvo en contacto con el general Humbert y con él, el día 7 de septiembre de 1814, se embarcó en Nautla en dirección a Nueva Orleans con objeto de formar allí una expedición contra Tampico. Anaya iba acompañado del fraile franciscano José Antonio Pedrosa (¿?–¿1814?). Referente a esta misión, Carlos Ma. de Bustamante (1774–1848) escribía a Morelos en carta fechada en Zacatlán el 12 de septiembre de 1814: “El señor Humbert se ha embarcado en Nautla con el mariscal Anaya, llevándose todo el pertrecho y armas que había desembarcado, con más, el dinero que (Juan Pablo) Anaya pudo pillar…”, en otra carta, fechada pocos días después, el 19 de septiembre de 1814, insistía: “Éste (mariscal Juan Nepomuceno Rosains, 1782– 1830), en virtud de órdenes de V.A. (Morelos), ha procurado impedir que el señor Humbert penetrase hasta donde nosotros estamos, el cual se ha marchado llevándose crecida suma de dinero, juntamente con el que se dice mariscal Anaya o Canaya.” El fraile José Antonio Pedrosa denunció los proyectos a Diego Morphi (¿?–¿?), vicecónsul español en Nueva Orleans, quien, a su vez, dio cuenta de las intenciones de Anaya a las autoridades novohispanas. Esto motivó que se desistiera del proyecto; sobre todo, cuando incluso el presidente de los E.UA., James Madison, prohibió por medio de una proclama a los ciudadanos norteamericanos alistarse a la expedición o proveerla de armas y municiones. José Álvarez de Toledo y Dubois, en E.UA. se puso en contacto con Juan Pablo Anaya, y solicitó al congreso insurgente el nombramiento de Juan Pablo J.H.Youns Nuevo mapa de Texas con los Estados Mexicanos y Americanos adyacentes Concesiones de Tierra Publicado por Augustus Mitchell, 1836 Col. Special Collections Division, The University of Texas at Arlington, Libraries Arlington, Texas, EUA 70 | BICENTENARIO DEL PLAN DE IGUALA Y DE LA INDEPENDENCIA DE MÉXICO 1821 - 2021 Anaya como ministro plenipotenciario, el cual había de conseguir un préstamo de 6 millones de pesos para proseguir la lucha, pero su superior al mando, Juan Nepomuceno Rosains, considerando absurdas las instrucciones, no cursó el documento a Anaya, quien permaneció en los E.U.A, como agente privado. En febrero de 1815, Álvarez de Toledo escribía a Ignacio López Rayón desde Nueva Orleans, informándole de la mala conducta de Juan Pablo Anaya. Díaz de Toledo y William Shaler, que fueron empleados por James Monroe y que intervinieron directamente en el asunto de la independencia de Tejas que logró Bernardo Gutiérrez de Lara y cuya anexión final a los E.U.A., la lograría el presidente norteamericano James Knox Polk (1795 - 1849), pues fue justamente su promesa de campaña. Morelos nombra otro embajador Adams, Willi Paul, (Compilador), Los Estados Unidos de América, Historia Universal siglo XXI, volumen 30, Siglo XXI Editores, México, 1982. Morelos hizo otro intento para pedir ayuda a los E.U.A.; fue en 1815, con una carta fechada el 14 de julio de 1815, dirigida al presidente de los E.U.A., que en ese momento era James Madison. Alcaraz, Ramón, et al., Apuntes para la historia de la guerra entre México y los Estados Unidos, (Edición facsimilar a la de 1848), Siglo XXI Editores, México, 1970. La carta fue entregada por Morelos al licenciado y sacerdote José Manuel de Herrera (1776–1831), escritor, político y religioso, cuando también en compañía de Cornelio Ramón Ortiz de Zárate (1785–1817) y el comodoro francés y corsario Luis de Aury (1788–1821), llevaban al infante hijo de Morelos de 13 años de edad, Juan Nepomuceno Almonte (1803–1869), a radicarse en Nueva Orleans. No existe documentación de que la epístola haya sido entregada a su destinatario. Aury fue nombrado por José Manuel de Herrera plenipotenciario de los insurgentes en los E.U.A., general y gobernador de Texas, y auxilió en lo que pudo a la expedición internacional del español Francisco Javier Mina (1789–1817). En 1817 renunció a su puesto de gobernador y se unió a Gregorio MacGregor (1786–1845), pariente político de Simón Bolívar (1783–1830), en la expedición para independizar a Florida de España. MacGregor declaró la independencia de Florida tras vencer a los realistas españoles de la península y dejó a Aury en posesión de la isla de Amelia en septiembre de 1817, quien la declaró parte del Anáhuac, pero el presidente James Monroe envió tropas para desalojarlo en diciembre de 1817. Conclusiones La fe de los insurgentes mexicanos en los E.U.A. fue ciega y cándida, ante la cruda realidad del expansionismo territorial norteamericano. José Álvarez De Toledo y Dubois Imagen tomada del libro biográfico de José Álvarez De Toledo y Dubois, apuntes biográficos y documentos de un aventurero decimonónico. Ciudadela Libros, Madrid 2012, escrito por José Antonio Gallego García. NORTEAMERICANOS EN LA INDEPENDENCIA DE NUEVA ESPAÑA. ¿INTERVENCIONISMO SOTERRADO? Desde 1807, hubo miembros y exmiembros del ejército norteamericano y empleados de ese mismo gobierno, pretendiendo y/o logrando intervenir. en asuntos internos de la Nueva España, y a veces como combatientes en las fuerzas insurgentes. El gobierno norteamericano tuvo agentes en la Nueva España como BIBLIOGRAFÍA CONSULTADA Bergeron, Louis, et al., La época de las revoluciones europeas 1780–1848. Historia Universal siglo XXI, volumen 26, Siglo XXI Editores, México, 1976. Butrón Gómez, Milagros y Palomino Salguero, Francisca, Antonio José de Sucre, el delfín de Bolívar, Biblioteca Iberoamericana, México, 1990. De la Maza, Francisco, La ciudad de México en el siglo XVII, Fondo de Cultura Económica, México, 1968. Fuentes Díaz, Vicente, La intervención norteamericana en México (1847), Edición de autor, México, 1947. Gray Wood y Hofstadter, Reseña de la historia norteamericana, Servicio de Información de los E.U.A, Embajada de los E.U.A. en México, México, ¿1972?. Miquel i Vergés, José María. Diccionario de Insurgentes. Editorial Porrúa Hnos. México, D.F. 1988. Puig Casauranc, José Manuel (editor), Morelos, Tres tomos. Colección de Documentos del Museo Nacional de Arqueología, Historia y Etnografía, Publicaciones de la Secretaría de Educación Pública, México, 1927. Silva Herzog, Jesús, De la historia de México 1810–1938. Documentos fundamentales, ensayos y opiniones, Siglo XXI Editores, México, 1980. Solano, Francisco de, Antonio de Ulloa y la Nueva España, con dos apéndices. 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Introducción Estudiar a los ejércitos como instituciones y a las respectivas jurisdicciones militares implica no solamente hablar de grandes batallas y estrategias, y mucho menos de hacer un mero recuento de soldados, armas y caballos. La historia militar es inherente a la historia de México; sin embargo, al parecer ello ha ocasionado que se obvie su participación en algunas cuestiones dignas de análisis. Puede ser quizá que la temática militar no resulte demasiado seductora en una época donde la historia social y cultural predominan en el escenario de las investigaciones históricas. Puede ser incluso que la idea añeja que se tiene de la historia militar sea lo que repele dichos estudios. Entonces ¿por qué estudiarla? Las siguientes líneas pretenden convencer al lector la pertinencia de su estudio, y por tanto, la existencia misma del presente texto. En la reciente historiografía militar concerniente al siglo XIX en Latinoamérica se ha resaltado la correlación entre ejército y guerra, como parte imprescindible para entender la construcción de los estados en el siglo XIX, teniendo en cuenta la idea de que hubo diversas formas de hacer guerra que perpetuaron esta construcción nacional en Latinoamérica, en mayor o menor medida dependiendo del país y que es importante entender no solamente el vínculo o relación entre ejército y construcción del estado, sino que es necesario observar a la guerra como un factor determinante en la construcción del estado, y por tanto entender que el ejército fue un factor fundamental legitimador del poder sobre un territorio por parte del gobierno. El México del siglo XIX, sobre todo durante la primera mitad, estuvo lleno de levantamientos y pronunciamientos que experimentó en su momento múltiples formas de gobierno, siempre haciendo uso del ejército como brazo armado del Estado para establecer las bases de la nueva nación mexicana Dentro de este entramado militar, un tema que no ha sido abordado con amplitud es el asunto de las comandancias generales, que eran jurisdicciones militares cuya labor al mando de los comandantes generales era gobernar sobre la tropa y administrar y controlar todos los asuntos que les competían en el ámbito militar en ciertos espacios determinados. Pero aquí surge la pregunta ¿Cómo estas reflexiones *1 Lic. en Historia por la Universidad de Guanajuato. Maestro en Historia por la UMICH. Miembro de la Asociación de historiadores y cronistas de Iguala. | 73 74 | BICENTENARIO DEL PLAN DE IGUALA Y DE LA INDEPENDENCIA DE MÉXICO 1821 - 2021 tienen cabida en un libro que conmemora la consumación de la Independencia? La respuesta es más sencilla de lo que parece; puesto que sin la estructura del ejército, sus jerarquías y demarcaciones territoriales sería imposible entender los hechos de 1821. La lógica que siguió la consumación está muy ligada a lo militar, tanto para entender las causas de la misma, como las consecuencias que hubo posteriormente dentro la construcción del Estado Nacional. La historia de independencia paradójicamente es una historia de la dependencia que se tenía a muchos privilegios y costumbres que se preservaban en el antiguo régimen. Es necesario entender el papel que tuvo en ella una institución de antiguo régimen como lo fue el ejército, puesto que sin él no podría entenderse absolutamente nada del proceso de emancipación que hubo por parte de México hacia España. La organización del ejército mexicano durante sus comienzos como nación independiente se remite directamente a la época colonial, más específicamente al siglo XVIII, cuando se organizaron los ejércitos americanos. Es necesario tener en cuenta que antes de 1821, el territorio que hoy conforma México fue parte de un vasto imperio que abarcó gran parte del mundo, por lo que a pesar de sus particularidades, debe entenderse como una pieza más de lo que fue un amplio conjunto de territorios, razón por la cual resulta necesario ahondar en ese pasado para poder comprender a una institución como lo fue el ejército mexicano durante el siglo XIX. Anónimo Maniobra militar: Marcha Granadera Respecto al territorio abordado, todos los documentos anteriores a la erección del Estado de Guerrero apuntan algo innegable dentro de los escritos de esa época, y es el hecho de que mucho antes de la creación de la entidad ya existía un término específico en el imaginario colectivo para referirse a dicho espacio geográfico: el Sur. Este término será usado a lo largo de todo el texto; puesto que, desde la etapa virreinal, Acapulco fue asociado con el Sur, por la razón de estar ubicada precisamente a este punto cardinal de la ciudad de México, lugar de referencia de los conquistadores y posteriormente del gobierno virreinal; por tanto, toda su zona circundante y el camino que llevaba desde la ciudad hasta el puerto es referida de esa manera en casi todas las fuentes de la época. Tomando en cuenta esto, podemos tomar como primer punto un referente geográfico, es decir, el Sur fue el territorio que se encontraba al sur de la ciudad de México hasta llegar a las costas de la mar del Sur (cuyo principal puerto era Acapulco), caracterizado por un clima cálido, poca población española y una depresión natural provocada por la cuenca del que era conocido como el Río de las Balsas. Si bien fue un territorio extenso y diverso, LA ORGANIZACIÓN MILITAR EN EL SUR, EN LOS ALBORES DE LA PROCLAMACIÓN DEL PLAN DE IGUALA parece haber tenido una unidad geográfica, económica y cultural que en el siglo XIX se convertiría en una entidad federativa. Organización del ejército novohispano antes de la guerra de independencia La organización y composición del ejército en la región durante el siglo XIX debe ser entendida a partir de las primeras fuerzas de defensa militar que se dieron durante la etapa virreinal de la Nueva España, mismas que sufrieron una transformación durante las reformas borbónicas, para posteriormente experimentar otros cambios con la lucha insurgente. Desde las conquistas españolas que se dieron en territorio americano, la defensa de las zonas conquistadas quedó en manos de los particulares; es decir, de los encomenderos, y la corona española estableció un sistema de recompensas y castigos según la eficacia con la que se llevase a cabo. Sin embargo, este sistema mostró sus carencias sobre todo en la defensa de zonas portuarias, por lo que paulatinamente la corona fue asumiendo dichas responsabilidades, provocando que erigieran fortalezas y se mandaran soldados y oficiales desde la península. A pesar de que la corona asumió la defensa de sus territorios, durante los siglos XVI y XVII esta careció de un ejército bien estructurado y se intentó responsabilizar a los habitantes de cada localidad para defender su territorio (ya que los afectaba directamente) tanto de ataques extranjeros como de rebeliones indígenas. La autoridad de tipo militar se fue transformando en una forma de gobierno civil, que no contaba con un ejército permanente y que se protegía a través del sistema de milicias, por lo que no existía una tradición militar en la Nueva España. No obstante, la defensa de los territorios americanos siempre significó una preocupación para la corona española, aunque antes de los conocidos conflictos contra Inglaterra a mediados del siglo XVIII, ésta se restringió particularmente a las plazas de mayor importancia comercial y económica, por lo que dicha guerra evidenció la debilidad de este sistema. Al verse las fuerzas españolas superadas por las inglesas fue necesario reestructurar los sistemas de defensa americanos, puesto que evidenció la inconexión entre las tropas de cada plaza. Ante este complejo panorama, además de tomar en cuenta que la carrera de las armas carecía de prestigio, se tuvieron que tomar medidas generales entre las que se encontraron transformar las compañías de presidio en compañías, batallones y regimientos, promover la formación militar a través de privilegios Anónimo Maniobra militar: Ataque | 75 76 | BICENTENARIO DEL PLAN DE IGUALA Y DE LA INDEPENDENCIA DE MÉXICO 1821 - 2021 como fueros, además de fijar un sistema de grados y ascensos que propiciara el alistamiento. Para ello tuvieron que tomarse ciertas cautelas, como en el caso de la Nueva España, que se nombró a Juan de Villalba y Angulo en 1764 como comandante general e inspector general del ejército de la Nueva España, a quien acompañó un muy buen grupo de oficiales para poder establecer de mejor manera los cuerpos militares. Una de las principales problemáticas a las que se enfrentó Villalba fue la cuestión racial, puesto que se le ordenó aceptar a todo tipo de castas con la única restricción de que no fuesen indígenas o negros, lo que causó descontento por parte de criollos y peninsulares y en algunos casos provocó la separación o segregación de los cuerpos militares de acuerdo a su origen de castas; esto será crucial para entender la complejidad de la composición del ejército en Nueva España. Otra problemática crucial, fue sin duda el conflicto de autoridad que tuvo con el virrey Joaquín de Monserrat quien por el mismo título de Virrey también poseía el de Capitán General de la Nueva España, lo que significaba que tenía poder para organizar y mandar todas las fuerzas militares que se encontraran en su virreinato. Dicho conflicto provocó que ambos regresaran a España en 1766, relevados de sus cargos y quedando el nuevo virrey Croix a cargo de la organización del ejército en Nueva España. Estas diferencias evidenciaron el choque que hubo entre el mando civil y el militar, cuyas problemáticas aumentarían o disminuirían en función de las provisiones que se fueran tomando para su coexistencia, tal como pasó en el año de 1802, cuando por medio de un decreto se señaló que la jurisdicción militar recaía en los Capitanes Generales y que cualquier auditor de guerra que fuese enviado tenía que responder al virrey. A grandes rasgos el ejército novohispano se componía de tres grandes conjuntos. El primero era el que se encontraba acuartelado y reglamentado en las plazas importantes y se consideraba de dotación o permanente puesto que tenían que quedarse en las fortalezas de dichas plazas. Ante la falta de una coordinación general, surgió un segundo conjunto, el cual fue el ejército de refuerzo, que consistía en tropas españolas radicadas en puertos peninsulares que según las necesidades incursionaban en la América española. Por último, pero no menos importante, el tercer gran cuerpo es probablemente el más complejo y el que mayormente se ha estudiado en los últimos años, el cual consiste en los cuerpos milicianos que surgieron en los territorios americanos y que se conformaban a partir de los vecinos de las localidades que se pretendían proteger. La creación de una milicia general se remite hasta 1562 y durante el siglo XVII se distinguen dos grupos milicianos principales: las milicias urbanas y las milicias rurales. Para el siglo XVIII las reformas borbónicas también afectaron a dicho cuerpo estableciendo igualmente reglamentos generales para su conformación y la mayoría de estas modificaciones se vieron reflejadas en las ordenanzas militares de Carlos III. Con esta somera explicación se puede comenzar a dilucidar un panorama sobre la organización de los ejércitos americanos a finales del siglo XVIII, y que se condensa en el siguiente cuadro: LA ORGANIZACIÓN MILITAR EN EL SUR, EN LOS ALBORES DE LA PROCLAMACIÓN DEL PLAN DE IGUALA Conformación del ejército de América a finales del siglo XVIII. En el Sur, la primera entidad militar reconocible fue la que se originó con la construcción del Fuerte de San Diego, puesto que el gobernador castellano pasó a llevar el título de Teniente General de las costas de la Mar del Sur teniendo a su mando las fuerzas de color encargadas de vigilar la zona costera y de escoltar los cargamentos que llegaban de la Nao de China y que iban con rumbo a México. Es por ello también que se encontraban algunas guarniciones a lo largo del camino en ciertos puntos importantes, como fue el caso de Iguala. Acapulco fue un puerto de suma relevancia durante la etapa virreinal, puesto que ahí arribaban los galeones provenientes de Filipinas desde 1572 e incluso 7 años antes de eso ya había sido designado como único puerto de altura, por lo que su protección de los ataques enemigos, sobre todo de piratas, era una prioridad. Debido a dicha necesidad se planificó el Fuerte de San Diego cuya construcción se concretó entre 1615 y 1617 a cargo del ingeniero Adrián Boot, convirtiéndose así en el punto principal de defensa de la costa del Pacífico novohispano y de los galeones que ahí arribaban. Por su importancia comercial, tuvo que haber una autoridad establecida en el puerto, que fue el gobernador castellano o alcalde mayor. Entre las funciones del alcalde mayor estaba el coordinar las cuestiones comerciales de los arribos de los galeones, y las ferias que ocasionaban, así como la defensa del puerto y sus litorales. Otra de las ocupaciones era el mantenimiento del fuerte, puesto que este tuvo un deterioro paulatino, y recibió muy poco presupuesto para su arreglo. A partir de 1766 las mejoras comenzaron a realizarse, pero solamente diez años después un terremoto lo destruyó casi por completo, por lo que se edificó uno nuevo. El proyecto fue varias veces revisado, pero se sabe que para 1783 se dio por concluida su construcción, poseyendo una estructura de estrella con baluartes en cada punta (para montar hasta 60 cañones, cuatro bóvedas grandes, ocho chicas, un calabozo, cocina y dos aljibes para almacenar agua. De igual forma, también se contaba con el Regimiento Provincial de Infantería de la Costa del Sur como la base organizacional miliciana en la región, conformada por 18 compañías y dos batallones, todas éstas distribuidas entre Chilapa, Chilpancingo, Tixtla, Zumpango, San Luis, Técpan y Atoyac. Es necesario también mencionar que antes del siglo XIX existían múltiples jurisdicciones militares que no eran uniformes, así como también fue el | 77 78 | BICENTENARIO DEL PLAN DE IGUALA Y DE LA INDEPENDENCIA DE MÉXICO 1821 - 2021 LA ORGANIZACIÓN MILITAR EN EL SUR, EN LOS ALBORES DE LA PROCLAMACIÓN DEL PLAN DE IGUALA caso de las jurisdicciones políticas. Para el presente estudio nos concentraremos en las Capitanías Generales, las Comandancias Generales y las Comandancias de Plaza. Las facultades para Capitanes Generales y Comandantes de Plaza se encontraban reglamentadas en las ordenanzas y prevalecerían vigentes incluso con la conformación de México como nación independiente. A los Capitanes Generales les competían todos los sujetos militares que se encontrasen dentro de su territorio, teniendo derecho a disponer de los recursos necesarios y de poder movilizar la tropa a su disposición a cualquiera de las comandancias de las plazas que se encontraban dentro de sus territorios. En cuanto a los comandantes de la plaza, éstos se encargaban de todas las fortificaciones y cuerpos armados de la plaza que tuviesen al mando, como por ejemplo Acapulco, que contaba con un comandante para la protección del puerto. Por otro lado, las Comandancias Generales no se reglamentaron dentro de las ordenanzas lo que ha ocasionado confusiones en la distinción entre los Capitanes Generales y los Comandantes Generales, aunque lo más aceptado es que si bien las facultades en cuanto a organización y administración de tropa eran casi iguales, un comandante general se distinguía por concentrarse en los temas estrictamente militares mientras que los capitanes generales se encargaban además de todos los temas administrativos políticos y judiciales que podían distraerlo de la labor castrense. Muy probablemente la búsqueda de una uniformidad dentro del ejército provocó que para el año de 1800 la organización de éste en Nueva España se distribuyera en diez brigadas, lo que es relevante puesto que antes de ello dentro de este Virreinato existían comandancias militares y un subinspector general de todo el ejército, pero carecía de esta distribución uniforme. Estas brigadas estuvieron al mando de un Comandante de Brigada quien se debería encargar de las funciones de administración de la tropa y fueron las de México, Puebla, Veracruz, Tabasco, El Carmen, Costa del Sur, Oaxaca, Querétaro, Nueva Galicia y San Luis Potosí, sumando en conjunto alrededor de 25 000 elementos entre ejército permanente y milicias. Para inicios del siglo XIX, el territorio del sur contaba con la fuerza militar de la Sexta Brigada que era la que correspondía a la Costa del Sur, y que constaba de las tropas regulares de infantería de Acapulco (resguardadas en San Diego) y las tropas milicianas que se subdividían en la Cuarta División de Milicias Provinciales Costeñas y las compañías de reserva de Tixtla y Chilapa. La guerra armada y la organización militar de ambos ejércitos La organización cambió durante la lucha insurgente en función de la guerra y fue determinante para la conformación del nuevo estado. Las transformaciones principales en las que nos concentraremos serán las que sufrieron las comandancias generales, que existieron tanto en el bando contrainsurgente como en el insurgente. Por el lado insurgente, al inicio de la guerra civil de 1810, José María Morelos fue encargado por Hidalgo para hacer la revolución en dicho territorio donde encontró bastantes aliados que aglutinaron sus tropas, sobre todo en la zona costera entre Zacatula y Técpan. Morelos reconoció la importancia de tomar Acapulco como punto estratégico de su campaña, puesto que se le Discurso cívico en La Alameda Anónimo Óleo sobre tela 47.5 x 63.2 cm Col. Museo Nacional de Historia INAH, México | 79 80 | BICENTENARIO DEL PLAN DE IGUALA Y DE LA INDEPENDENCIA DE MÉXICO 1821 - 2021 consideraba “la llave del Pacífico”, pero se encontró en sus primeros intentos con bastante resistencia. Ante la imposibilidad de establecer como punto de control Acapulco, Morelos identificó la necesidad de poder administrar los territorios conquistados por su causa, por lo que surgió la provincia de Técpan, en un intento por consolidar el gobierno insurgente, una jurisdicción político-administrativa, que también se preocupó por la administración militar y religiosa. Esta provincia fue erigida por medio de un decreto hecho por Morelos el 18 de abril de 1811, donde establecían los límites de la jurisdicción que iban desde el río Balsas por oriente y norte, comprendiendo a su vez los pueblos que se encontraban a 4 leguas del otro lado del río y por el oriente incluyendo a Tixtla y Chilapa. La provincia abarcó un territorio bastante parecido al actual Estado de Guerrero, por lo que diversos autores han identificado a este hecho como un antecedente directo de la creación de dicha entidad federativa, por lo que con la ampliación paulatina del territorio que se dio entre 1811 y 1813, esta provincia abarcó casi toda la entidad actual, con excepción de la parte norte. No obstante, dicha provincia al ser parte de un intento por conformar el gobierno insurgente, careció de legitimidad ante la administración virreinal que continuaba vigente, sin embargo, sí contó con la aprobación de la Suprema Junta Nacional Americana que había sido creada en agosto de 1811 en Zitácuaro, por lo que contaba con legitimidad por parte del gobierno insurgente. Esta junta respetó la jurisdicción de Técpan y la autonomía que tenía Morelos para decidir sobre este territorio a pesar de darse algunos conflictos; puesto que, si bien Morelos reconoció a la Junta Suprema, la Provincia de Técpan (que era una creación anterior a la Junta) siempre fue cuidada por este líder militar con un gran recelo ante ella. Para el asunto de la jurisdicción militar, Jairo Brito señala que “los cambios administrativos durante el periodo de guerra, fueron muy escasos. Todo parece indicar, un apego a las reformas borbónicas como instrumento inmediato en la estabilidad de los territorios conquistados.” En este sentido, Herrejón destaca que si bien pareciera que no hubo grandes cambios y que la Provincia de Técpan se regía con base en el sistema de intendencias, la realidad es que el poder militar y gubernativo estaban separados, puesto que el intendente Ignacio Ayala no contaba con las facultades máximas en cuestión militar, que correspondían al propio Morelos al parecer como comandante militar. Discurso cívico en La Alameda Anónimo Óleo sobre tela 47.5 x 63.2 cm Col. Museo Nacional de Historia INAH, México Dicha organización cambió en julio de 1812 cuando la Junta Suprema, ante su huida de Zitácuaro y su constante peregrinaje, decidió dividir el gobierno insurgente en 4 jurisdicciones distintas al mando de un vocal que haría a la vez funciones de Capitán General y corresponderían a los puntos cardinales: Norte, Sur, Oriente y Poniente. Las facultades de los Capitanes Generales habían sido establecidas dentro de las ordenanzas de Carlos III y se habían correspondido casi siempre con las funciones de los virreyes o gobernadores. Esto significaba que al mando del Capitán General quedaban todas las tropas que estuviesen dentro su territorio. A Morelos se le dio el Sur, sin especificar sus límites, aunque los territorios a su mando parecieron ser las provincias de Oaxaca, Veracruz, Puebla y Técpan. LA ORGANIZACIÓN MILITAR EN EL SUR, EN LOS ALBORES DE LA PROCLAMACIÓN DEL PLAN DE IGUALA | 81 82 | BICENTENARIO DEL PLAN DE IGUALA Y DE LA INDEPENDENCIA DE MÉXICO 1821 - 2021 LA ORGANIZACIÓN MILITAR EN EL SUR, EN LOS ALBORES DE LA PROCLAMACIÓN DEL PLAN DE IGUALA que Ignacio Ayala se quedaba al frente de las tropas en Acapulco, Benito Rocha en la raya con Guatemala, Nicolás Bravo al frente de Veracruz, Mariano Matamoros en Puebla y Miguel Bravo en las Amilpas. Esta división parecía corresponderse con las 5 provincias que la Capitanía General del Sur había logrado más o menos controlar, puesto que Acapulco correspondía a Técpan, la raya de Guatemala se refería a los límites de Oaxaca y las Amilpas a la parte conquistada de la intendencia de México. Además, parecía que esta división intentaba conjuntar para el caso de Técpan, la jurisdicción militar y política en una sola persona, refiriéndonos a Ignacio Ayala. Como Capitán General, distribuyó sus tropas en brigadas, que como ya se pudo observar, era la forma en que se había conformado el ejército americano en la Nueva España en 1800. En total se establecieron siete, siendo cada una encabezada por un comandante o brigadier, que estaban supeditados directamente a las órdenes de Morelos. Cada brigada contenía 3 regimientos a su mando, con un jefe de regimiento a cargo de cada uno de ellos. Al frente de las brigadas se encontraron hombres de la mayor confianza de Morelos, puesto que a su mando estaban Hermenegildo Galeana, Julián de Ávila, Nicolás Bravo, Miguel Bravo, Mariano Matamoros, Mariano Tapia y José Vázquez, respectivamente. La segunda con Julián de Ávila a la cabeza, fue la encargada de resguardar los puertos y las costas del Sur, compuesta por los regimientos del Fuerte Morelos, del Zanjón y de Zacatula, al parecer, todos ubicados en la Costa Grande, dentro de los territorios de la Provincia de Técpan. Con esto podemos ver que la jurisdicción militar de esta Capitanía General abarcó un territorio mucho mayor al de la Provincia de Técpan, cuyos límites se correspondían más con la segunda brigada de dicha capitanía. Además de que tenía separadas las funciones políticas y las militares puesto que el intendente de Técpan seguía siendo Ignacio Ayala. Infografía tomada de: Lemoine Villicaña Ernesto. Nueva España a principios del siglo XIX., pp. 239-260, en Historia de México. Tomo VI, 338 pp. Salvat Editores, México, 1974. El 30 de marzo de 1813, Morelos volvió a dividir las fuerzas de su Capitanía General en función de sus logros dentro de la guerra y de haber planeado su itinerario en vista de nuevas campañas militares que incluían la inmediata toma de Acapulco y el posterior avance por las costas al poniente de dicho puerto. Para ese momento aseguraba tener a su mando más de veinte mil hombres y estableció Finalmente, Morelos logró capturar Acapulco en agosto de ese año, tomando más tiempo del que tenía previsto, mientras que en las otras demarcaciones ya se habían roto las relaciones con el presidente de la Junta, por lo que había una necesidad por renovarla, además del vacío constitucional que existía. Ante tal oportunidad Morelos convocó a un Congreso al que fueron invitados los otros tres vocales de la junta que a su vez eran los capitanes generales, proponiendo que el ejecutivo y el control absoluto de los ejércitos insurgente recayera en el cargo de un Generalísimo que sería escogido de entre los cuatro vocales. Morelos fue elegido para dicha labor y casi de inmediato marchó a Valladolid donde tras una fallida expedición comenzó un serio declive de las tropas insurgentes mientras que Ignacio Rayón fue designado Comandante General de las Provincias de Oaxaca y Técpan, para proteger dichos territorios y al Congreso, aunque su mandato no fue bien recibido por la mayoría de las tropas fieles a Morelos. Ante ello, Rayón se retiró del Sur, por lo que este territorio quedó huérfano de una jurisdicción militar que lo abarcara. Mapa 1 Provincia de Técpan Carlos Ernesto Saldaña Fuentes: Pavía, Anhelos, 2001 Lemoine, Morelos, 1991 Plantilla INEGI Técnica digital Col. del autor | 83 84 | BICENTENARIO DEL PLAN DE IGUALA Y DE LA INDEPENDENCIA DE MÉXICO 1821 - 2021 Disuelto el Congreso en diciembre de 1815 por Mier y Terán, en el Sur quedaron algunos jefes militares que habían servido a Morelos, entre los que destacaban el mencionado Bravo, Isidoro Montes de Oca, Pablo Galeana y Vicente Guerrero. Inmediato a dicha disolución, Mier y Terán propuso una junta departamental en la que se contemplaba Veracruz, Puebla y parte de México, teniendo esta última como representante a Vicente Guerrero. Los líderes sureños se negaron a dicha propuesta, por lo que esta idea no prosperó. Por otro lado, el Congreso había creado una junta Alterna para administrar los territorios de Guanajuato, Zacatecas, Guadalajara, Michoacán, México y Técpan, estableciéndola en Uruapan. De ahí se trasladó a Taretán donde sus miembros fueron aprehendidos y se conformó una nueva en Uruapan; después de ello se movió a Jaujilla donde estuvo hasta 1818, cuando se convirtió en el Supremo Gobierno Provisional de México, sobreviviendo un año más con tal status. Al parecer la junta subalterna sí contó con legitimidad en el Sur desde un inicio, puesto que Guerrero estando todavía en la zona de las Mixtecas llegó a consultarla en abril de 1816 sobre las acciones de Terán, reconociéndola así como el gobierno vigente y legítimo de la insurgencia. De igual forma, por esas mismas fechas tanto Nicolás Bravo como Isidoro Montes de Oca y Pablo Galeana que se encontraban en los territorios de la Provincia de Técpan (Tierra Caliente, Sierra de Tlacotepec y Costa Grande) reconocieron a la Junta y se negaron a someterse a las órdenes de Ignacio Rayón, combatiendo a Ramón Rayón en la Tierra Caliente. Respecto al control militar, parece ser que se concertó la existencia de la Comandancia General de Tierra Caliente para organizar los territorios donde más actividad insurgente había y que abarcaba a la Tierra Caliente y la Sierra de Jaleaca y Tlacotepec. El gobierno insurgente pretendía a través de ella volver a aglutinar las fuerzas militares que se encontraban dispersas por lo que entre julio y septiembre de 1816 se nombró a Bravo comandante de la misma. Bravo la controló desde Jaleaca, ubicada en la Sierra de Tlacotepec y que era un lugar estratégico para desplazarse y distribuir armamento y municiones hacia la costa, la tierra Caliente y la zona de Chilpancingo. Las atribuciones que tuvo Nicolás Bravo al frente de dicha comandancia fueron tanto políticas como militares, gozando de un amplio poder para determinar ascensos, facultar indultos y ordenar operaciones militares que todos los jefes militares y políticos de la región debían de respetar. La fuerza que llegó a tener Nicolás Bravo creció de forma exponencial para principios de 1817 y llegó a ser considerable, puesto que fue estimada por los jefes contrainsurgentes en un aproximado de 600 hombres, por lo que éstos concentraron sus esfuerzos en flanquear Jaleaca por todos los caminos posibles y posteriormente comandar un ataque conjunto que acabara con la rebelión. A pesar de sus amplias facultades, Bravo tenía que obedecer las determinaciones de la Junta, misma que lo mandó para aprehender a Ignacio Rayón a principios de 1817. Rayón había buscado el reconocimiento de su LA ORGANIZACIÓN MILITAR EN EL SUR, EN LOS ALBORES DE LA PROCLAMACIÓN DEL PLAN DE IGUALA autoridad con la Junta, cosa que se había rechazado por lo que él se negó a rendir obediencia a la misma y reconocerla como el gobierno insurgente vigente. No obstante, el detonante para ordenar su arresto fue la rendición que hicieron sus hermanos del fuerte de Cóporo, lugar de donde había salido después de dos años precisamente para buscar tener la autoridad. La Junta consideró esto como una traición, por lo que ordenó su arresto. En cuanto a Bravo, se mantuvo al mando de dicha comandancia hasta finales de 1817 poco antes de ser sitiado y capturado. En noviembre de 1817, Matías Zavala tomó el mando de la Comandancia General de Tierra Caliente, siendo entregado por Manuel Lizaldi, que era el segundo a cargo. En febrero de 1818 se reconocía la autoridad de esta comandancia en toda la Provincia de Técpan, subordinándose a ella la Comandancia de la Costa del Sur (que estaba al mando de Isidoro Montes de Oca y Juan Álvarez fungía como segundo) por lo que también fue nombrada en ocasiones como Comandancia General de la Provincia de Técpan y pese a que estuvo separada del mando político, tuvo facultades administrativas que le permitieron solventar la lucha en dicho territorio como el hecho de deponer a curas y oficiales, reunir dinero de la administración de rentas y embargar bienes que se consideraban necesarios para la continuación de la guerra. Zavala cayó prisionero en febrero de ese año, capturado por Juan Isidro Marrón en el cerro del Aguacate, cercano a Cutzmala, por lo que el control de esta comandancia pasó a Vicente Guerrero, quien fue comisionado Comandante General de Tierra Caliente y se le dio el rango de Teniente General de los Ejércitos Americanos. Guerrero tomó el control desde San Gerónimo e inmediatamente comenzó a intentar organizar nuevas fuerzas insurgentes como lo fue el escuadrón de lanceros de Tierra Caliente. En su puesto de comandante tuvo que lidiar con distintas adversidades, entre las que se encontraron los intentos de sofocar su rebelión por parte de Armijo, además de la ejecución de varios miembros de la Junta de Gobierno en junio de 1818. Ante dicha situación Guerrero logró restaurar la Junta en la Hacienda del Balsas entre septiembre y octubre, la cual se instalaría en los territorios de la Provincia de Técpan y que resistió hasta mediados de 1819. En la citada reunión de la Hacienda del Balsas se refrendó a Guerrero como Comandante en Jefe de las tropas del Sur, quien dividió el territorio de la Provincia en dos jurisdicciones militares, por un lado la Comandancia General de las armas del Norte de dicha provincia a su mando y por otro lado la Comandancia General de la Costa del Sur (Sur de Técpan). Todo indica que Guerrero respetó la mayoría de las instrucciones que le emitía la junta y que sirvió como su portavoz militar por lo que; en algún momento, al disolverse, fue a este líder a quien se le confirieron los poderes y legitimidad de la misma y aunque intentó formar una nueva junta, esto no se pudo llevar a cabo. Por ello parece ser que en ese momento se conjuntaron las facultades militares y políticas en el citado personaje, que resistió todos los embates por parte de Armijo y posteriormente de Iturbide, aliándose con otros insurgentes como Alquisiras o Izquierdo. | 85 86 | BICENTENARIO DEL PLAN DE IGUALA Y DE LA INDEPENDENCIA DE MÉXICO 1821 - 2021 Iturbide, al observar la imposibilidad de capturar a Guerrero, y teniendo en manos un proyecto que permitiría la autonomía de la Nueva España, decidió negociar con el líder insurgente. Por el lado contrainsurgente, en el año de 1814, Félix María Calleja como virrey creó la comandancia del Sur y rumbos de Acapulco y puso a su mando a José Gabriel de Armijo. Aquí cabe destacar que entonces el Sur tuvo dos ejércitos, uno de corte insurgente y el otro de corte contrainsurgente, por lo que aquí se expone un elemento crucial para entender el territorio en toda la primera mitad del siglo XIX y que corresponde al asunto de la legitimidad, ¿Cuál era la autoridad legítima que debían obedecer los pueblos? esta cuestión es interesante puesto que muchos pueblos apoyaron a ambos ejércitos dependiendo de la ocupación, mientras que otros favorecieron claramente a alguno de los dos bandos. En el caso de Iguala, fue ocupada por las fuerzas de Mariano Ortiz de la Peña, al menos desde 1815 y la actividad insurgente se mantuvo controlada en dicho lugar. En un principio, los límites de la Comandancia de Armijo fueron establecidos desde el río Balsas hasta Acapulco, abarcando ambas costas que rodeaban al puerto, pero la jurisdicción de esta comandancia cambió en torno a la movilidad de los conflictos y los jefes insurrectos, por lo que la guerra definió el territorio bajo el mando de Armijo, al ser su principal objetivo el acabar con las rebeliones insurgentes de la zona, desplazando así en 1817 sus acciones hacia la Tierra Caliente, teniendo como cuartel general Teloloapan y fuerzas en Iguala bajo el mando de Mariano Ortiz de la Peña. Después de un relativo éxito controlando la zona y haber renunciado un par de veces de manera intermitente, Armijo fue relevado de su cargo en favor de Agustín de Iturbide a finales de 1820, quien por medio de múltiples negociaciones logró consolidar el proyecto Trigarante que sería firmado y presentado en Iguala. Respecto a este asunto de las comandancias generales, como ya se pudo ver antes de la guerra surgida en 1810 ya existían comandancias o brigadas en Nueva España, pero éstas no eran del todo iguales a las que se conformaron a partir de la reestructuración que impulsó Félix María Calleja con su reglamento político, presentándose 3 elementos o puntos cruciales de cambio que se han identificado en el presente trabajo y que repercutieron en la estructura de mando del ejército. El primer elemento de cambio crucial, fue la unificación de mando entre administración política y militar; o en su defecto, el control sobre ellas por parte de los militares, específicamente de los comandantes generales, que provocó una marcada autonomía, puesto que se les dotó de facultades administrativas de todo tipo (políticas, militares, fiscales, judiciales). Este cambio provocó que los comandantes generales construyeran redes militares que prevalecieron incluso después del fin de la guerra y que; en muchos territorios y regiones, provocó que el mando militar fuera tanto o más aceptado que el gobierno civil en las primeras décadas del México Independiente. El segundo elemento corresponde a la jurisdicción; es decir, estas comandancias creadas a partir de Calleja, parecían tener el elemento de abarcar territorios más o menos definibles, aunque los límites no estuviesen del todo claros, LA ORGANIZACIÓN MILITAR EN EL SUR, EN LOS ALBORES DE LA PROCLAMACIÓN DEL PLAN DE IGUALA teniendo autoridad sobre cualquier elemento o unidad militar, que estuviese bajo el territorio que se le hubiese concedido; es decir, los comandantes mandaban sobre un territorio y no sobre elementos o unidades militares específicas. en ese mismo sentido, el tercer elemento es que la conformación de las comandancias generales se dio en función del conflicto armado; es decir, sus límites y jurisdicciones fueron construidos sobre la base de la lucha que se tenía contra los insurgentes y si bien se intentó circunscribir los límites de las comandancias a los límites de las intendencias, algunas no se correspondieron con ninguna jurisdicción de tipo político-administrativo. Respecto a esta cuestión, para el presente texto se propone constreñirlo a dos grupos, el primero correspondiente a las que sí se circunscribieron al sistema de administración virreinal de intendencias, que se dio a partir de las reformas borbónicas que fueron Puebla, Oaxaca, Valladolid, Guanajuato, San Luis Potosí, Veracruz y Nueva Galicia, las Provincias Internas de Oriente y las de Occidente. El segundo grupo quedaría integrado por las comandancias de Querétaro, Toluca, Sur, Temascaltepec y Llanos de Apam, considerando que a pesar de que no eran parte de la división política virreinal, fueron regiones estratégicas de defensa durante la lucha insurgente, y las tres primeras se convirtieron en entidades federativas durante las primeras décadas del México Independiente. Este elemento es fundamental para el presente estudio, puesto que la Comandancia del Sur, prevaleció después de la guerra. | 87 Mapa 2 Plano geográfico que comprende toda la jurisdicción del señor comandante general, coronel Don Gabriel de Armijo. Rafael Calvo (copista) Grabado 42.2 x 60.7 cm Col. Real Academia de la Historia Sección de Cartografía e Historia Signatura C España 88 | BICENTENARIO DEL PLAN DE IGUALA Y DE LA INDEPENDENCIA DE MÉXICO 1821 - 2021 LA ORGANIZACIÓN MILITAR EN EL SUR, EN LOS ALBORES DE LA PROCLAMACIÓN DEL PLAN DE IGUALA | 89 Conclusiones: Importancia de la organización militar en la proclamación del Plan de Iguala y el pacto con Guerrero Los tres elementos de cambio anteriormente mencionados en la estructura del ejército y funcionamiento de las comandancias generales, fueron los que propiciaron que; en la práctica, el ejército se encontrara bajo el mando de los comandantes, lo que fue una de las principales causas de que el movimiento de Iturbide iniciado con el plan de Iguala triunfara en 1821, puesto que su estrategia se basó en convencer a estos jefes militares para tener el apoyo y control casi absoluto del ejército. Por otro lado, el pacto con Guerrero fue crucial para pacificar una región donde la insurgencia nunca logró estar extinta, y como ya se explicó, al ser Guerrero la figura legítima de la insurgencia, una negociación con él era de vital importancia para conseguir la paz y los objetivos de Iturbide y el Plan de Iguala. Esto se puede entender por las facultades que ambos gozaron al ser comandantes generales de sus respectivos territorios. Incluso con el establecimiento de México como Imperio, Iturbide identificó el control militar como uno de los puntos focales para sostener el poder, mismo que lo había encumbrado, por lo que uno de sus principales proyectos fue la creación de las Capitanías Generales que conjuntaban el poder político y militar en un solo cuerpo. Este sistema establecía ciertas ventajas; pero a su vez, fue raíz de otras tantas problemáticas, considerando que si bien Iturbide comisionó a personas de su confianza, la jurisdicción era tan amplia (a excepción del sur) que su autoridad no podía ser ejercida en plenitud. En total fueron cinco las Capitanías establecidas, por lo que el territorio que estaba bajo su cuidado era bastante amplio, abarcando múltiples provincias y teniendo a su mando a los más altos oficiales en cuanto a rango se refiere del ejército mexicano. El único caso atípico respecto a la amplia extensión fue el Sur, que abarcaba sólo una porción de lo que anteriormente había sido la Intendencia de México, aunque su existencia tenía completo sentido por haber sido por años el bastión insurgente, teniendo que prestar especial atención en esa zona y poner a Vicente Guerrero a cargo de la misma, también debió de ser considerado crucial para mantener la paz que recién se había conseguido. 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Este proceso, hasta hoy en día, continúa generando controversias en torno a los personajes que lucharon en cada uno de los bandos, lo cual ha dado como resultado la construcción de héroes y villanos alentada por la visión maniquea de la historia oficial, la historia de bronce a la que se refería el historiador michoacano don Luis González y González, una historia que narra los hechos o acontecimientos para justificar acciones de un régimen o doctrina con el propósito de reinterpretar las vidas de los personajes importantes para convertirlos en héroes o bien, para hacerlo contra los adversarios político-ideológicos a fin de transformarlos en villanos. Es también la historia que han escrito los vencedores en las confrontaciones intestinas que han tenido lugar en nuestra patria. En cambio, la historia científico-social, a diferencia de la oficial, es la que apela al análisis objetivo y reconoce a los personajes en su dimensión humana, con su carga de virtudes y defectos, con sus aciertos y desaciertos, independiente de las filias o fobias que pueda tener el escritor con respecto a ellos. En congruencia, esta clase de historia trata de explicar el pasado utilizando conceptos, paradigmas y el contexto propio de la época en que vivieron dichos hombres. Al margen de esas disputas, hoy nos ocuparemos de dar cuenta de uno de los documentos fundacionales del estado mexicano, soporte para que nuestra patria adquiriera el status de independiente desde el punto de vista jurídico, político e ideológico y me refiero al histórico Plan de Iguala y su consecuente proclamación, en el sentido de declarar la independencia de la entonces Nueva España. En su momento, los avatares de la lucha por la independencia hicieron que el virrey Juan Ruiz de Apodaca nombrara el 9 de noviembre de 1820 a Agustín de Iturbide como Comandante del Ejército del Sur, con la misión de pacificar esa región novohispana. Lo que no sabía el virrey Apodaca era que Iturbide ya *1 Doctor en Historia. Premio “Salvador Azuela” otorgado, en el año 2002, por el Instituto Nacional de Estudios Históricos de las Revoluciones de México por su trabajo de investigación titulado “Revuelta cívica en Guerrero (1957-1960). La democracia imposible”; en el año 2006, recibió del mismo Instituto Nacional de Estudios Históricos el premio “Daniel Cosío Villegas” por su trabajo de investigación denominado “Los Cívicos Guerrerenses. Del sueño democrático al plomo de la realidad. 1960-1963”. Es miembro del Consejo de Cronistas e Historiadores de Iguala, Asociación Civil. | 93 94 | BICENTENARIO DEL PLAN DE IGUALA Y DE LA INDEPENDENCIA DE MÉXICO 1821 - 2021 portaba bajo el brazo un plan encubierto para llevar a cabo la independencia y para ello debía conciliarlo con Guerrero. Después de un intercambio epistolar que llegó hasta los límites de la ruptura entre ambos militares, Guerrero creyó en la sinceridad de Iturbide y otorgó su anuencia al plan el 18 de febrero de 1821, y junto con él hicieron lo propio sus tres mil 500 hombres dispersos estratégicamente desde la Tierra Caliente sureña hasta lo que hoy es Colima, comandados por Juan Álvarez, Gordiano Guzmán, Pedro Ascencio Alquisiras e Isidoro Montes de Oca. Con el respaldo de Guerrero y después de haberlo consultado con amigos, simpatizantes criollos, españoles, clérigos, militares y abogados, Iturbide suscribió el 24 de febrero de 1821 su Plan de Independencia de la América Septentrional en la villa de Iguala, el que se conocería después como el de Iguala o de las Tres Garantías. Ese mismo día él envió sendos ejemplares del Plan al virrey Juan Ruiz de Apodaca; al arzobispo de México, Pedro de Fonte; al obispo de Guadalajara, Juan Cruz Ruiz de Cabañas; al regente de la Real Audiencia, Miguel Bataller; y a los comandantes de provincia José Dávila de Veracruz y Ciriaco de Llano de Puebla, o sea a los principales actores del poder político, militar y clerical novohispano. Chinaco y China Viejo París Porcelana 61 x 24 x 18 cm cada uno Col. Particular En ellas, Iturbide les presentaba una opción maniquea del futuro inmediato para la nación: o continuar con un sistema sanguinario e injusto de la independencia iniciada por Hidalgo en 1810 o aceptar su plan, apoyado por la opinión general, que independice al imperio mexicano, pero conservándolo para el rey Fernando VII; un plan que protegería la sagrada religión y evitaría más derramamiento de sangre. Iturbide aprovechó también la ocasión para reconocer que había secuestrado el dinero que iba en un convoy para embarcarlo en Acapulco con rumbo a Manila, dinero que debía recibir en Iguala. En el archivo del Centro de Estudios de Historia de México obra el recibo legal correspondiente levantado ante la fe notarial de Manuel de los Santos, que en su parte conducente dice: Que hoy veinte de febrero del año de mil ochocientos veinte y uno he sido llamado al alojamiento del Señor Brigadier D. Agustín de Iturbide en este pueblo de Iguala, donde se me presentó al español Don Francisco Javier Pérez quien conduce para Acapulco una conducta de reales y oro que del comercio de México debe embarcarse para Manila y habiéndome presentado la carta del Dr. Monte Agudo en que autoriza al Señor Iturbide para que tome la suma de quinientos mil ochenta pesos… con objeto de que esta suma sirva para cubrir los gastos del Ejército que debe proclamar la Independencia del Reyno de EL PLAN QUE FORJÓ UNA PATRIA INDEPENDIENTE | 95 Nueva España y deseando al Señor Pérez un resguardo para cubrirse, no obstante que declaró traer instrucciones del comercio de México y la carta del Señor Monte Agudo, se le expide ante mi el presente recibo que certifico firmado por mi y el Señor Brigadier D. Agustín de Iturbide. Doy fe... Con esta evidencia quedó demostrado que Matías Monteagudo, director de la casa de Ejercicios de la Profesa, uno de los líderes más prominentes entre el alto clero y de los conjurados que se reunían en dicho templo, no solo estaba al tanto del plan independentista de Iturbide, sino que hasta procuró financiarlo, por cierto, con dinero ajeno, en común acuerdo con la élite comercial de la ciudad de México. Pero, además, la mitra de Valladolid le entregó a Iturbide 10 mil pesos; el obispo de Guadalajara, 26,500 pesos y el de Monterrey, 40 mil pesos, con lo cual quedaba probado que el alto clero tenía compromisos con Agustín de Iturbide en el propósito de independizar al virreinato de España, a fin de evitar que la Constitución de Cádiz cobrara vigencia porque atentaba contra sus intereses económicos. Atención especial merece el obispo de Guadalajara, Juan Ruiz de Cabañas, de quien Iturbide obtuvo el préstamo a finales de diciembre de 1820, del que, por cierto, Iturbide dio noticia al virrey. Es probable que Cabañas otorgara tal cantidad para sufragar los gastos de la campaña independentista que promovería Iturbide porque a los tres días de la publicación del Plan en Iguala, el jefe trigarante escribió una carta a Cabañas en la que se refería al movimiento como una auténtica cruzada religiosa: Creo igualmente que esta religión sacrosanta se halla atacada de mil maneras y sería destruida si no hubiera espíritus de alguna fortaleza que a cara descubierta y sin rodeos salieran a su protección y como creo también que es obligación anexa al buen católico este vigor de espíritu y decisión, ya me tiene Vuestra Excelencia Ilustrísima, en campaña. [...] En dos palabras: o se ha de mantener la religión en Nueva España, pura y sin mezcla o no ha de existir Iturbide. Fiel a su sagacidad política, como bien lo escribió Bustamante, “Iturbide sabía pulsar todos los resortes necesarios para conseguir el objeto que se La versión del Plan de Iguala que se propagó como oficial apareció por primera vez en La Abeja Poblana del 2 de marzo de 1821, con el nombre de Plan o indicaciones para el gobierno Plan del Sr. Coronel Agustín de Iturbide (Plan de Iguala). 96 | BICENTENARIO DEL PLAN DE IGUALA Y DE LA INDEPENDENCIA DE MÉXICO 1821 - 2021 EL PLAN QUE FORJÓ UNA PATRIA INDEPENDIENTE proponía”. Con esa misiva, él mostraba ante el prelado una actitud benevolente y comprometida en favor del alto clero, quien se vía afectado por la entrada en vigor de la constitución gaditana y los decretos liberales de las Cortes, como la abolición de la Inquisición y la afectación de sus fueros y privilegios. De esta forma el movimiento independentista tenía asegurado el apoyo de la principal autoridad espiritual de la Nueva Galicia. El 27 de febrero, el virrey Apodaca rechazó el Plan por anticonstitucional y le exigió que continuara con la transportación de la conducta a Acapulco y las operaciones militares. Al mismo tiempo, Apodaca le ordenó al coronel criollo Luis Quintanar, comandante de Michoacán, trasladarse con sus fuerzas al rumbo de Acapulco para someter a Iturbide. Quintanar argumentó problemas económicos para hacerlo. Lo que no sabía el conde de Venadito es que, desde enero de 1821, él había aceptado integrarse al plan de Iturbide. En el Plan de Iguala destacaban los siguientes postulados: la independencia de la Nueva España, el establecimiento de una monarquía limitada por una Constitución, el principio de igualdad de todas las personas, el catolicismo como religión de estado, la representación parlamentaria, el respeto a la propiedad, la integración del Ejército Trigarante, la conservación de fueros y privilegios, entre otros puntos. Hay quienes afirman que el citado Plan también fue firmado por Vicente Guerrero lo cual es falso, y puede constatarse consultando el documento original de referencia. Uno de ellos se encuentra en el Archivo General de la Nación y otro, en la fundación CARSO, accesibles en sus páginas web. El contenido del citado Plan satisfacía los intereses de los insurgentes cuyo sueño dorado era lograr la independencia. Bien sabían ellos que no podrían ganar la guerra, pero tampoco serían vencidos como lo demostraban los más de diez años de lucha ininterrumpida. Su táctica de guerra de guerrillas no era lo eficaz que imaginaron porque nunca pudieron conquistar y retener las poblaciones estratégicas sureñas como Cuernavaca, Taxco, Iguala, Teloloapan, Chilpancingo o Acapulco. Para ellos, consumar la independencia en los compromisos descritos representaba también su salida con honor de esa guerra. El establecimiento de la monarquía constitucional era una forma de gobierno, moderna para su tiempo, donde el monarca ostentaba la jefatura del estado y su poder era casi simbólico porque el rey o la reina tienen un papel de moderador o árbitro en los conflictos políticos del gobierno. De manera inherente, la soberanía, el poder supremo, ya no residiría en el rey sino en el pueblo, representado por las Cortes, o sea, en el poder legislativo. El ejemplo clásico de monarquía constitucional es la actual Gran Bretaña y todavía hoy subsisten otros países con esta forma de gobierno entre ellos Japón, Bélgica, Dinamarca, España, Noruega, Países Bajos, Suecia. Otros beneficiados con el Plan de Iguala fueron el alto clero católico, los militares y peninsulares porque con la independencia se liberaban de la vigencia Puesto de aguas frescas en Puebla Édouard Pingret (1788 – 1875) Óleo sobre tela 79.5 x 66.5 cm Museo Nacional de Historia INAH, México | 97 98 | BICENTENARIO DEL PLAN DE IGUALA Y DE LA INDEPENDENCIA DE MÉXICO 1821 - 2021 EL PLAN QUE FORJÓ UNA PATRIA INDEPENDIENTE de la Constitución liberal de Cádiz de 1812 que afectaba sensiblemente sus intereses económicos y políticos, pero además tanto el clero como los militares conservarían sus fueros y privilegios, que habría de despojarlos la constitución gaditana. También fue vista con buenos ojos por los criollos y castas porque promulgaba la igualdad en oportunidades de empleo. Esta Constitución de Cádiz fue restaurada y jurada por el rey Fernando VII el 7 de marzo de 1820 y el virrey Apodaca haría lo propio el 31 de mayo del mismo año. La adopción de la religión católica también satisfacía a todos los novohispanos, en especial al clero, y daba continuidad a las ideas de Morelos que proclamó en sus “Sentimientos de la Nación”, “Que la Religión Católica sea la única, sin tolerancia de otra”. No era fortuito que la intolerancia religiosa fuera el primer punto del Plan de Iguala. Como opinó con propiedad el historiador García Cantú: “La pureza de la fe católica… que había sido el argumento esencial para mantener unida la Nueva España a la corona, la volvieron el principio de la independencia”. continuidad enarbolada por Miguel Hidalgo dado que su objetivo primordial era destruir el régimen virreinal al que acusaban de ilegítimo por ser partidario del ateo Napoleón, por lo que se debía salvar a la religión católica y preservar a la Nueva España para el rey Fernando VII. De ahí la arenga que expresara aquella mañana del 16 de septiembre –“Grito de Dolores”- cuando exclamó: “¡Viva Fernando Séptimo!”, “¡Muera el mal gobierno!”. El artículo décimo tercero del Plan disponía que las propiedades de todos los ciudadanos serían respetadas y protegidas por el gobierno, con lo cual ponía a salvo los intereses de la oligarquía peninsular en esta materia. Finalmente, la creación del Ejército de las Tres Garantías sería el brazo armado para sostener al gobierno del imperio mexicano, proteger la conservación de la religión católica, la independencia y la unión de americanos y europeos. El Plan también fue bien visto por los partidarios de la monarquía, en particular, por la oligarquía peninsular, porque establecía que el emperador sería el rey Fernando VII y, de no presentarse, cualquier miembro de la casa reinante que estimara conveniente el congreso mexicano. Esta idea constituía una 1821, 24 de febrero. Plan de Iguala, Agustín de Iturbide Universidad Católica de Washington. | 99 100 | BICENTENARIO DEL PLAN DE IGUALA Y DE LA INDEPENDENCIA DE MÉXICO 1821 - 2021 Religión, independencia y unión, tales eran las tres garantías o principios que ofrecía el Plan. El Plan de Iguala conciliaba así los intereses de todos los actores políticos novohispanos: insurgentes, realistas, liberales, conservadores, criollos, españoles y castas porque todos tenían, al menos, un punto de identidad con su articulado y concitaba el apoyo respectivo. Bien sintetizó Zavala que el Plan “fue una obra maestra de política y de saber. Todos los mexicanos deseaban la independencia y ésta era la primera base del documento”. El 1 de marzo, Iturbide dio a conocer en su casa habitación el Plan a los jefes de los cuerpos de la guarnición, los comandantes particulares de los puntos militares de toda la demarcación y demás oficiales. Ahí les manifestó que la independencia de la América la veía necesaria porque así lo demandaba la opinión general, y para evitar sangre, confusión y desastres lo mejor era un plan que dejara contentos a todos; que ya había tomado las medidas necesarias para ello y seria de mucha gloria a las tropas restauradoras de la libertad conseguirla sin derramar sangre. Enseguida el capitán de Tres villas, José María de la Portilla, leyó el Plan. Retomó la palabra Iturbide para manifestar que “creía firmemente de la bondad del señor conde del Venadito como de los sabios que se hallan a su lado para que accediera a tan justa pretensión, pero de no, que era indispensable sostenerla a toda costa. El entusiasmo de los oficiales interrumpió el silencio y entre vivas y aclamaciones prometieron sostenerlo hasta derramar la última gota de sangre. Ahí le fue ofrecida la investidura de teniente general y el tratamiento de Excelencia, lo cual rehusó y declaró que el ejército se denominase el de las tres garantías por defender la religión, la independencia y la unión. Concluyó este acto con aclamaciones a la religión y a Iturbide. Esta noticia fue publicada el 10 de marzo en el periódico El Mejicano Independiente, vocero del Ejército Trigarante. En esta fecha, curiosamente, fue liberado Nicolás Bravo por efecto de la amnistía decretada por la constitución gaditana. Una vez liberado, acudió con Iturbide para que le ayudara recuperar las propiedades familiares heredadas de su tío Francisco Bravo, en el rumbo de Chilpancingo, quien a su vez intercedió con el capitán Carlos Moya, comandante de la división de Chilpancingo, para que atendiera esta petición. El día dos de marzo de 1821, a las nueve de la mañana, fue celebrada en la casa del primer jefe Iturbide, único título que admitió, una singular ceremonia. En la sala, dispuestos sobre una mesa, fue colocado un Santo Cristo y el libro de los Santos Evangelios. Frente a la mesa, puestos de pie, se colocó la oficialidad. Iturbide se acercó a la mesa y poniendo la mano izquierda sobre el Santo Evangelio y la derecha en el puño de su espada, le fue tomado el juramento por el sacerdote capellán del ejército Fernando Cárdenas, en el que Iturbide juró a Dios observar la religión católica; hacer la independencia de este imperio, guardando la paz y unión de europeos y americanos; obedecer al rey Fernando VII si adoptara y jurara la constitución que se haría por las Cortes de esta América Septentrional. EL PLAN QUE FORJÓ UNA PATRIA INDEPENDIENTE | 101 Que en caso de observar este juramento el Señor Dios de los ejércitos de la paz “os ayude; y si no, os lo demande”, concluyó por su parte el capellán. Enseguida se tomó el juramento a todos los oficiales que mostraron un ferviente entusiasmo. Concluido el acto, todos los presentes asistieron a la misa cantada y Te Deum, en acción de gracias al Todopoderoso y Señor de la paz, celebrada en el templo parroquial. Luego la compañía del regimiento de Murcia, la de Tres Villas y Cazadores de Celaya procedieron al ritual de hacer las descargas de estilo en son de júbilo. Al terminar la ceremonia religiosa, los oficiales acompañaron a Iturbide a su casa, donde se sirvió un “decente refresco”, después de que su tropa desfiló ante su presencia. El júbilo de la tropa y los habitantes del pueblo estaba desbordado. No faltaron los ¡Vivas! a la religión, unión e independencia; al propio Iturbide y al ejército. A las cuatro y media de la tarde de ese mismo día dos de marzo, bajo un sol brillante, Agustín de Iturbide llegó a caballo hasta la plaza principal del poblado junto con su estado mayor. Ya se hallaban formados los cuerpos del Ejército, desde un día antes, llamado de las Tres Garantías. En el centro había una mesa sobre la cual estaba un Santo Cristo y una bandera del regimiento de Celaya, escoltada por una compañía de Cazadores. Acto seguido inició la ceremonia de jura del Plan de Iguala a cargo del primer ejército nacional. El padre capellán Fernando Cárdenas levantó el crucifijo y el teniente coronel Francisco Hidalgo, mayor de órdenes del ejército, se dirigió a los soldados diciendo: - ¿Juráis observar la religión católica, hacer la independencia de este imperio, conservar la unión de americanos y europeos y obedecer al rey Fernando VII si jura la constitución que haya de hacerse por las Cortes de esta América Septentrional? La respuesta fue resonante y al unísono: “¡Sí, juramos!”. Dos hombres de la guardia de Cazadores tomaron la nueva bandera del ejército, sí la nueva bandera: la Trigarante, y bajo ella comenzaron a desfilar todos los hombres, jinetes e infantes. No quedó duda ninguna de la absoluta decisión de la tropa. La energía al contestar y su alborozo en los vivas hubieran electrizado aún a las almas más frías. De estos hechos fue levantada un acta que fue publicada en el periódico La Abeja Poblana, el cual circuló en la ciudad de México, mismo que fue denunciado por subversivo ordenándose su prohibición inmediata. Así lo consignó la Gaceta del Gobierno de México del 24 de abril de ese año, sección Anuncios, al publicar que “El Mejicano Independiente” número 14, primer periódico del México independiente impreso por órdenes de Agustín de Iturbide en Tlacotepec, Gro., y posteriormente en otros lugares. Tomado de: Lemoine Villicaña Ernesto. 1821: Transacción y consumación de la Independencia., pp. 221 - 338, en Historia de México. Tomo VI, 338 pp. Salvat Editores, México, 1974. 102 | BICENTENARIO DEL PLAN DE IGUALA Y DE LA INDEPENDENCIA DE MÉXICO 1821 - 2021 Habiéndose calificado con todos los votos por la Junta provisional provincial de censura de esta capital por sedicioso el impreso titulado acta celebrada en Iguala el 1 de marzo, y juramento que al día siguiente prestó el señor Iturbide con la oficialidad y tropa de su mando, por terminarse a la independencia, contraria a los principios constitucionales; ha mandado el señor juez de letras licenciado don José Daza y Artazo en auto de esta fecha que los sujetos que lo tenga lo entreguen dentro de segundo día en el oficio del Escribano público don José María Moya. Casa que ocupó Agustín de Iturbide en Iguala en 1821 Odilón Ríos (¿?) Óleo sobre madera, 1962 Museo de Cultura Regional INAH, México Por cierto, esa bandera que la tropa miró con interés y curiosidad no era la bandera roja y gualda que los conducía al combate, era una bandera nueva que plasmaba los símbolos de religión, independencia y unión que quedaron expresadas en los colores blanco, verde y rojo, colocados en franjas diagonales, con una estrella dorada de cinco picos al centro de cada uno de los colores, EL PLAN QUE FORJÓ UNA PATRIA INDEPENDIENTE mismos que representan las Tres Garantías que ofrecía el Plan. En la historia oral, fuertemente arraigada en Iguala, existe la versión de que dicha bandera trigarante fue confeccionada por el sastre, al parecer de origen taxqueño, José Magdaleno Ocampo, que fuera también el barbero de Iturbide en su estancia igualteca. De acuerdo con estos acontecimientos sucedidos en el lapso de siete días, la entonces villa de Iguala ingresó a los anales de la historia patria por la suscripción y proclamación del Plan de referencia, la creación del primer ejército nacional y el nacimiento de la bandera mexicana. Por estas consideraciones, el día de la Bandera no debiera celebrarse el 24 de febrero sino el dos de marzo, porque ésta es la verdad histórica, contraria a la verdad jurídica que establece aquella fecha por disposición gubernamental. De esta forma, el Plan de Iguala y | 103 104 | BICENTENARIO DEL PLAN DE IGUALA Y DE LA INDEPENDENCIA DE MÉXICO 1821 - 2021 la bandera nacional se convirtieron en los nuevos referentes y símbolos que le dieron una nueva identidad a todos los habitantes de la patria que surgiría y al ejército que nacía. Desde Iguala, Agustín de Iturbide emprendería la campaña final independentista, sin efusión de sangre y con el apoyo de los liderazgos políticos en las provincias que fueron importantísimos para el triunfo. Estas fuerzas lo condujeron a la suscripción del Tratado de Córdoba entre él y el nuevo jefe político superior -antes denominado virrey- enviado por el rey Fernando VII, Juan O’Donojú, celebrado en esa villa el 24 de agosto. En este documento, el sustituto de Apodaca reconoció la independencia de México. Ante este hecho irreversible, Iturbide consumaría la independencia con la entrada triunfal de los trigarantes a la ciudad de México el 27 de septiembre de 1821. Es lamentable que la historia oficial no reconozca la importancia que tuvo el Plan de Iguala en el proceso de consumación de la independencia. La causa podemos ubicarla en que, Iturbide, al ser declarado traidor a la patria por el congreso nacional el 16 de abril de 1823, toda su obra fue remitida al olvido, al oprobio, de tal suerte que este documento, por contener su firma, siguió la misma suerte. Hablar de Agustín de Iturbide es hablar de la guerra de independencia, de un connotado militar realista, de un tenaz, cruel e implacable perseguidor de insurgentes, pero también del consumador de la independencia nacional, a la par que, con Vicente Guerrero, como vimos. Ubicar a Iturbide en su contexto, en su tiempo y en sus circunstancias es la tarea que debe emprenderse con objetividad para formarse una idea que lo ubique en su justa dimensión humana y política y reconocerle sus méritos en pro de la conformación de nuestra patria con elemental justicia. No sé si este es el momento histórico para hacerlo, pero sí estoy convencido de que es necesario preservar los hechos para que en el momento oportuno se le dé el lugar que merece, por encima de las pasiones humanas. Por otra parte, la historia oficial pasa de vista que en el Plan de Iguala también estuvieron plasmadas las ideas de Vicente Guerrero y la pléyade de insurgentes que lo precedieron, del liberalismo que ayudó a consolidar al estado mexicano advertido con mayor claridad en el Tratado de Córdoba, y al estar en el olvido este documento fundacional de nuestro ser político, también quedan borradas las huellas ideológicas de estos personajes, lo cual es injusto. Agustín de Iturbide y Vicente Guerrero fueron dos personajes históricos que, curiosamente, llevaron una vida paralela. Ambos coincidieron en la revolución de independencia, pero en frentes contrarios. Ambos, finalmente, consensuaron la consumación de la independencia nacional a través del Plan de Iguala y sellaron su compromiso con el “Abrazo de Acatempan”; ambos fueron declarados traidores a la patria por los respectivos congresos nacionales que EL PLAN QUE FORJÓ UNA PATRIA INDEPENDIENTE los juzgaron en ausencia; ambos sufrieron un juicio inconstitucional luego de sus aprehensiones y ambos fueron fusilados por soldados de la patria y, por si fuera poco, ambos sufrieron la ingratitud de la clase política de ese tiempo y aún de sus propios compañeros de luchas. Así de ingrata es la condición humana en determinadas circunstancias y la veleidad de los intereses que la animan y entrecruzan. BIBLIOGRAFÍA Alamán, Lucas, Historia de Méjico. Desde los primeros movimientos que prepararon su Independencia en el año de 1808 hasta la época presente, T. V., Instituto Cultural Helénico/Fondo de Cultura Económica, México, 1985. 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LOS ARCHIVOS PARROQUIALES DE SAN FRANCISCO DE ASÍS DE IGUALA REVELAN SUS SECRETOS En el centro de la ciudad de Iguala, en la plaza cívica de las Tres Garantías, se encuentra la estatua de un personaje que tiene un profundo significado para los igualtecos: se trata del sastre y barbero que confeccionó la primera bandera del México independiente, José Magdaleno Ocampo. No es un personaje que interviniera políticamente en el proyecto político que se gestaba, pero el sastre recibió el encargo de confeccionar la bandera que sería el símbolo de la unión e independencia del nuevo país. Si bien soy oriundo del estado de Idaho, en las tierras perdidas de Nueva España, ahora parte de Estados Unidos, estoy ligado a la historia de Iguala porque mi esposa es igualteca. En un reciente viaje a Iguala visité el Museo a la Bandera, donde conocí al historiador y biólogo Luis Felipe Cariño. Él me comentó que existe una polémica en torno a la existencia de este personaje porque no se habían encontrado registros ni referencias del mismo, y que otro historiador igualteco, Guillermo de la Cruz Issa, concluyó y difundió en una conferencia que José Magdaleno Ocampo no existió. Debido a mi pasión por la genealogía enseguida me interesó el tema. Yo sospechaba que no habían encontrado registros genealógicos, porque los archivos parroquiales de Iguala en ese tiempo no estaban indexados. Quiere decir que no había índice digital para que salieran los resultados en una búsqueda de computadora. De esta manera me dio mucho interés investigar este caso. Empieza la investigación Iniciando mi investigación leí que algunos autores afirmaban que Ocampo procedía de Valladolid (Morelia, Michoacán) y otros sostenían que era originario del pueblo cercano de Buenavista de Cuellar. Lo único que sabía con más certeza, es qué tuvo que haber estado en Iguala, así que allí empecé. En su conferencia Guillermo de la Cruz Issa menciona tres supuestos descendientes de José Magdaleno Ocampo: Brígido Fonseca fue el primero en propalar que su abuelo fue José Magdaleno Ocampo. *1 Investigador independiente y genealogista. 108 | BICENTENARIO DEL PLAN DE IGUALA Y DE LA INDEPENDENCIA DE MÉXICO 1821 - 2021 BUSCANDO A JOSÉ MAGDALENO OCAMPO. LOS ARCHIVOS PARROQUIALES DE SAN FRANCISCO DE ASÍS DE IGUALA REVELAN SUS SECRETOS | 109 El segundo en afirmar que fue nieto de José Magdaleno Ocampo, fue el músico igualteco José Andrés Ocampo Sevilla. El tercero en sostener parentesco con José Magdaleno Ocampo, fue el general Mariano Ortiz de la Peña, quien supuestamente fue esposo de una hija de Ocampo. Para descifrar los registros genealógicos virreinales, ayuda mucho entender las costumbres al escribir los apellidos en aquel tiempo. Por lo que observo, no había reglas gramaticales, ni leyes que establecieran como los tenían que escribir. Generalmente sólo se escribía el apellido paterno, y a veces, sólo el apellido materno. Algunos alternaban los apellidos. El uso de dos apellidos se ve más entre los españoles y usualmente fueron apellidos compuestos y ambos apellidos se heredan. Ejemplos de apellidos compuestos que había en Iguala en el siglo XIX son: Ortíz de la Peña, de Soto y Acuña, Ruiz de la Mota, Diaz de Matamoros, Deza y Ulloya, Alférez Morales, Salgado Brito, García Lavín, González Torralba, y González de la Orta. Con la iniciación del registro civil en 1859, se acabaron la mayoría de los apellidos compuestos y se empezaron a exigir apellidos a todos, porque muchos aún no tenían apellidos. El uso de dos apellidos, el paterno y el materno, se ve un poco antes, pero primero se instituyó en España en 1870. Comencé a buscar las familias mencionadas y cualquiera que tuviera el apellido Ocampo. El primero que me llamó la atención se llamaba José Cecilio Ocampo. Por primera vez escuché su nombre en la conferencia del maestro Guillermo de la Cruz Issa y dijo que estuvo presente en la bienvenida a Iturbide en Iguala. Buscando entre los casamientos de la parroquia de Iguala, encontré sus matrimonios: El 17 de julio de 1795 se casó con Lugarda Gertrudis Figueroa. Dice que fue originario de Taxco. Tuvieron por lo menos una hija. Lugarda murió y fue enterrada el 20 de enero de 1798. Se volvió a casar el primero de mayo de 1799 con Antonia Magdalena Gertrudis Juárez. Menciona que era viudo de su esposa anterior. Tuvieron una hija el 19 de febrero de 1800 y un poco después Antonia Magdalena Gertrudis murió y fue enterrada el 5 de marzo de 1800. Cecilio se volvió a casar el 28 de abril de 1803 con María Gertrudis Vázquez. En el matrimonio se mencionan las otras dos esposas anteriores. Encuentro los bautismos de dos hijos de ellos. El primero de febrero de 1815 encuentro otro matrimonio en que se casa con María Leocadia Adán. Dice que tenía cuatro años viudo en terceras nupcias con María Gertrudis Vázquez. Encuentro bautismos de cinco hijos de Infografía ontogenética elaborada por Luis F. Cariño Preciado con información de Kit Christensen y diseño de Fernando Parra F. 110 | BICENTENARIO DEL PLAN DE IGUALA Y DE LA INDEPENDENCIA DE MÉXICO 1821 - 2021 BUSCANDO A JOSÉ MAGDALENO OCAMPO. LOS ARCHIVOS PARROQUIALES DE SAN FRANCISCO DE ASÍS DE IGUALA REVELAN SUS SECRETOS | 111 ellos. En este matrimonio dice que era del Real de Taxco, hijo de Marcelino de Ocampo y María Francisca Sotelo. Con los nombres de los padres busqué entre los archivos de la iglesia de Santa Prisca de Taxco. Sus padres se casaron el 22 de enero de 1760 en Taxco. Encontré que su madre a veces ocupaba su apellido paterno, Sotelo, y a veces el materno, Batalla. El nombre completo de su padre es Manuel Antonio Marcelino, nacido el 13 de junio de 1736. Lo curioso es que él, su padre, y un par de otras familias en Taxco, ocupan dos apellidos, a veces uno, a veces el otro y a veces los dos. Los dos apellidos son Magdaleno y Ocampo. Los abuelos paternos de Cecilio fueron Juan de Ocampo Magdaleno y Josepha Sornosa Goicochea. Los encontré en un padrón de Taxco alrededor de 1739. En el padrón se dice que Juan era mulato operador de minas y que su esposa era mestiza. Encontré 7 bautismos de hijos de Manuel Antonio Marcelino Ocampo Magdaleno y María Francisca Sotelo Batalla: María Josepha Gertrudis (1761), Josepha Francisca Anselma (1763), Joseph María Ignacio (1765), María Francisca (1769), Joseph Mariano (1770), Gertrudis Gregoria (1773) y Manuel Joseph Francisco (1775). Entre los bautismos no encuentro un hijo que se llame Cecilio. Observando los padrones de Taxco aprendo unas cosas. Primero, en esa familia no siempre usaban sus nombres del bautismo y alternan los nombres y apellidos. Segundo, se observa que algunos fallecieron. Considero que a nuestro investigado, le bautizaron Joseph Mariano, porque su hermano Joseph María había fallecido, dado que Joseph María no aparece en los padrones. Los padrones alrededor de 1775 mencionan a un hijo Joseph Magdaleno y a otro hijo Joseph Mariano López. No coincide el apellido López, que puede ser error o puede haber otro dato que todavía no sabemos. Entre varios documentos nos dan las edades probables de Cecilio entre 1769 y 1722. Un dato nos da una pista. El mismo día del bautismo de José Mariano hubo otro niño al que nombraron “Joseph Sesilio”. Ese día, el 22 de noviembre de 1770 fue el día de Santa Cecilia. Era común que pusieron los mismos nombres a los bebes por los santos. Aunque no lo bautizaran “José Cecilio” parece que ocuparon el nombre. Concluyo en que Joseph Mariano, José Cecilio Ocampo, y José Magdaleno Ocampo, son tres nombres para la misma persona. El año 1833, fue cuando asoló al pueblo de Iguala una epidemia de cólera y en los registros parroquiales se anotaron diariamente muchos entierros. Allí encontramos el entierro de José Cecilio Ocampo el 25 de septiembre de 1833. Aunque su abuelo venia de raíces humildes, en Iguala José Magdaleno Ocampo era un hombre de prestigio. Convivió con personas de relevancia en la Independencia de México. Guillermo de la Cruz Issa me compartió un documento que lo nombra como uno de los que contribuyeron en la reconstrucción de la iglesia de San Francisco de Asís de Iguala. En su vida diaria, se conocía como José Cecilio Ocampo, no así en los documentos que póstumamente se conocen de él: En la boda de su hija María Josefa en 1837, en el entierro de su hija Dolores en 1840, y en la defunción de su hija Guadalupe en 1887, se confirma lo que yo había sospechado, pues esos tres documentos ostentan su nombre como “José Magdaleno Ocampo” (JOMAGO), coincidiendo con las respectivas esposas y con los bautismos de las tres hijas. Parentescos y descendientes Brígido Fonseca se había mencionado como nieto de JOMAGO, en la página 81 del libro “El Niño Campesino” por el Profesor Ignacio Ramírez. Un descendiente, Ricardo Mazón Fonseca, u otros han hecho historia familiar de la familia de Brígido. Sus abuelos son Jesús Fonseca y María Bernardina Adán, por el lado paterno e Ignacio Jaímez y Gregoria Matilde Alemán, por el lado materno. Templo de San Francisco de Asís en Iguala, Gro. Hesiquio Iriarte (1820-1897) Litografía, 1883 Impresor: Manuel Murguía (1807-1860) MUNAL INAH, México 112 | BICENTENARIO DEL PLAN DE IGUALA Y DE LA INDEPENDENCIA DE MÉXICO 1821 - 2021 BUSCANDO A JOSÉ MAGDALENO OCAMPO. LOS ARCHIVOS PARROQUIALES DE SAN FRANCISCO DE ASÍS DE IGUALA REVELAN SUS SECRETOS | 113 114 | BICENTENARIO DEL PLAN DE IGUALA Y DE LA INDEPENDENCIA DE MÉXICO 1821 - 2021 Encontré el registro de la boda de los abuelos paternos y dice que Jesús Fonseca, fue hijo natural de Francisca Fonseca originaria de Puente de Ixtla. No es nieto legítimo de José Magdaleno Ocampo, pero es muy probable que tengan un parentesco que todavía no encontramos. No sabemos quién fue el padre de Jesús Fonseca y la última esposa de José Magdaleno Ocampo se apellida Adán, igual que la abuela de Brígido. José Andrés Ocampo Sevilla, (José Felipe de Jesús en su bautismo) fue hijo de Juan Ocampo, quien nació el 25 de mayo de 1828, hijo de José Cecilio Ocampo y María Leocadia de Adán, así que si fue su nieto. El general Mariano Ortiz de la Peña fue originario de Sultepec, hijo de Manuel Ortíz de la Peña y Juana Alberta Moya. Las edades en los documentos me dan las fechas de nacimiento de 1758, 1760, 1770, y 1775 y todavía no encuentro su bautismo. Encontré cuatro matrimonios de él: El 25 de abril se casó con María Gertrudis de la Cadena en Tepecoacuilco. El 26 de diciembre de 1804 se casó con Angela Estefanía Marquina. El 17 de noviembre de 1808 se casó con Mariana Bárbara de Ocampo y Núñez. El 26 de Julio de 1831 se casó con Mariana Campuzano. Fue enterrado el 29 de marzo de 1845 en Iguala. No pude encontrar el parentesco con la tercera esposa, Mariana Bárbara de Ocampo, pero era de Taxco y nieta de Juan de Ocampo Magdaleno y otra vez veamos a esos dos apellidos que indican que es probable que haya parentesco. En 1800 Mariano fue padrino en el bautismo de una hija de Cecilio. Se debe notar que un hijo de Mariano fue el coronel Abraham Ortiz de la Peña (18 marzo 1828 – 28 mayo 1894). Las familias fueron muy cercanas y el parentesco que encuentro es por la hija Susana Ortiz de la Peña (23 mayo 1820 – 16 agosto 1895) y la familia del teniente coronel José García Lavín. Tuve la oportunidad de hablar con unos descendientes del teniente coronel José García Lavín. José Lavín que vive en Iguala, me puso en contacto con un primo Luis Adrián Lavín Soto, que es genealogista y tiene bastante tiempo investigando su historia familiar. Él me pasó unos datos. Uno fue que José García Lavín se enterró el 23 de octubre de 1833, un mes después del entierro de Cecilio Ocampo, en el tiempo del cólera. Dice que era originario de las montañas de Santander en la villa de San Roque (España). En un matrimonio de Cecilio, dice que José García Lavín era socio de él. Sabemos de tres hijos de José García Lavín y María Manuela Simbrón y los descendientes llevan el apellido Lavín. La primera, María Isabel Lavín y Simbrón fue esposa del general Luis Gonzaga Vieyra Ruiz de Chávez, nativo de Acámbaro (Guanajuato) y fue un líder militar conocido y fue quien sembró los 32 tamarindos en Iguala. Parroquia de San Francisco de Asís Fotografía Fernando Parra Farina El segundo hijo, José Urbano Lavín, se casó con Susana Ortiz de la Peña. Su nieto, José Urbano Lavín Román, fue gobernador de Guerrero (1923-1924). BUSCANDO A JOSÉ MAGDALENO OCAMPO. LOS ARCHIVOS PARROQUIALES DE SAN FRANCISCO DE ASÍS DE IGUALA REVELAN SUS SECRETOS | 115 El tercer hijo, Manuel Lavín, se casó con Antonia Ocampo, hija de José Cecilio Magdaleno Ocampo. Su nieto Carlos Lavín Aranda, fue gobernador de Morelos en 1930. Por esa línea salen los descendientes mencionados. También tuve la oportunidad hablar con otro descendiente, Carlos Lavín Figueroa, cuando yo estaba investigando a otro familiar. Así que ellos tres son descendientes de José Cecilio Magdaleno Ocampo y entiendo que apenas se enteraron. Otros datos curiosos Las imágenes de los archivos parroquiales de Iguala y Cocula están disponibles empezando desde el año 1713. He estado documentando los matrimonios y el árbol genealógico público del sitio de familysearch.org. Llevo documentados más de 100 años de matrimonios. La vida era muy diferente. Pocos sabían leer. La mayoría se morían jóvenes. Se ven muchos huérfanos. Se ve que algunos se casaban muy chicos entre 12 a 15 años y algunas niñas se casaban con hombres grandes hasta de la tercera edad. Había esclavos en Iguala. En los matrimonios se menciona a cuál casta pertenecen. En el siglo XVIII, cuando se casaba un negro o un mulato, se anotaba si era esclavo o libre. Encontré documentos de un cacique indio que se llamaba Pedro de la Cera o Pedro de la Sera. El apellido después aparece como “de las Eras” y “de las Heras” entre los descendientes. Durante el virreinato, el Galeón de Manila cruzaba el Océano Pacifico dos veces al año, de Filipinas hasta Acapulco y viceversa. He encontrado bodas de filipinos en Iguala. No tengo esa parte del árbol completo todavía. Algunos apellidos de filipinos son Agriano, Mamagua y Carachure. En 1750 se casó un cacique indio llamado Pablo de la Cera o Pablo de la Sera. Sigo buscando documentos de esa familia y parece que los “de la Cera” y los “de las Heras” pueden ser la misma familia. Conclusión Comprobamos que sí existió José (Joseph) Magdaleno Ocampo, que en vida fue conocido como José Cecilio Ocampo. Magdaleno fue uno de los apellidos de su familia. No nació en Valladolid ni en Buenavista, sino en Taxco en 1770 y se enterró el 25 de septiembre de 1833 en Iguala. Se dificultó la búsqueda porque los registros parroquiales no estaban documentados y sólo existían imágenes. Ocampo tuvo cuatro matrimonios y hemos encontrado bautismos de nueve hijos de él y otros descendientes. Fue una persona prominente en Iguala en el tiempo de la independencia y tiene parentesco con otros que también fueron parte de la independencia. El maestro Guillermo De La Cruz Issa, -sin saber-, había encontrado unos documentos de JOMAGO, pero por la diferencia de la escritura de su nombre, no se sabía si correspondían a él o no. 116 | BICENTENARIO DEL PLAN DE IGUALA Y DE LA INDEPENDENCIA DE MÉXICO 1821 - 2021 Árbol genealógico de José (Cecilio) Magdaleno Ocampo (1770-1833), (JOMAGO), elaborado por Kit Cristensen con diseño final de Fernando Parra Farina. BUSCANDO A JOSÉ MAGDALENO OCAMPO. LOS ARCHIVOS PARROQUIALES DE SAN FRANCISCO DE ASÍS DE IGUALA REVELAN SUS SECRETOS | 117 118 | BICENTENARIO DEL PLAN DE IGUALA Y DE LA INDEPENDENCIA DE MÉXICO 1821 - 2021 BUSCANDO A JOSÉ MAGDALENO OCAMPO. LOS ARCHIVOS PARROQUIALES DE SAN FRANCISCO DE ASÍS DE IGUALA REVELAN SUS SECRETOS | 119 Al afirmarse que no existió José Magdaleno Ocampo, me inspiró interés y fue lo que me motivó a buscarlo. Todavía queda la duda: ¿Confeccionó la bandera José Magdaleno Ocampo? Alguien lo hizo. ¿Fue trabajo de una sola persona? Los documentos eclesiásticos no pudieron confirmar su profesión ni sus hechos, pero si dejaron en claro su existencia. Fuentes digitales: Blog: https://historiandoeniguala.blogspot.com/2019/02/existio-jose-magdaleno-ocampo-monumento. html?m=1 Presentación del maestro Guillermo de la Cruz Issa: https://www.youtube.com/watch?v=aRSv0yyIJW0&ab_channel=GaboVR Registros Parroquiales de la Iglesia de San Francisco de Asís de Iguala. Para abrir los documentos se necesita cuenta gratis de familysearch. https://www.familysearch.org/search/catalog/215595?availability=Family%20History%20Library Colección de fuentes con enlaces de José Cecilio Magdaleno Ocampo. Se necesita cuenta gratis de familysearch. https://www.familysearch.org/tree/person/sources/GQ7R-ZMB Me pueden contactar mandando un mensaje a través de mi página de Facebook: https://www.facebook.com/GenealogiadeIguala Parroquia de San Francisco de Asís Fotografía Fernando Parra Farina 120 | BICENTENARIO DEL PLAN DE IGUALA Y DE LA INDEPENDENCIA DE MÉXICO 1821 - 2021 A 200 AÑOS DEL EJÉRCITO TRIGARANTE A 200 AÑOS DEL EJÉRCITO TRIGARANTE David Cienfuegos Salgado*1* 1. Introducción En plena conmemoración de la consumación de la independencia de México, uno de los temas más interesantes, en lo referente a la emancipación, es el del Ejército Trigarante. Desde su conformación, desempeño, éxito y transformaciones, esta nueva fuerza armada, fue parte del discurso histórico nacionalista que borró la añeja división entre insurgentes y realistas, y que; paradójicamente, fue referido en la época con los adjetivos de imperial o independiente. El presente trabajo aspira a entender esta figura histórica, su contexto y su alcance en la consecución del ideal independentista pactado entre Guerrero e Iturbide, así como su posterior A 200 AÑOS DEL EJÉRCITO TRIGARANTE transición durante el período del fallido proyecto del Primer Imperio Mexicano encabezado por Agustín de Iturbide. Desde mi punto de vista y análisis se pueden advertir cinco etapas para explicar esta sui generis formación militar, que van a depender del momento histórico en que nos situemos y que tiene como cierre 1824, el año de expedición del Acta Constitutiva de la Federación y de la Constitución Federal de los Estados Unidos Mexicanos. Estos periodos son: a) El previo que corresponde a fechas anteriores al 24 de febrero de 1821, es decir, tiempo atrás a que se logre convencer Iturbide de llegar a un acuerdo con la insurgencia suriana, encabezada por Vicente Guerrero. b) Desde el 24 de febrero de 1821 al 28 de septiembre de 1821, periodo que va de la expedición del Plan de Iguala a la consumación del movimiento con la expedición del Acta de Independencia del Imperio Mexicano; c) Del 29 de septiembre de 1821 al 21 de mayo de 1822, que comprende la actuación de la Regencia del Imperio Mexicano; d) El lapso en que Iturbide funge como titular del ejecutivo, en un modelo monárquico, bajo la denominación de Agustín I de México, del 22 de mayo de 1822 al 19 de marzo de 1823; e) Finalmente, después del 19 de marzo de 1823. Es decir, después de la abdicación de Agustín I y la consecuente desaparición del Imperio Mexicano, y hasta la formalización del Estado mexicano como un estado federal, republicano y popular. Destaco estos periodos por el hecho de que, en cada uno de ellos, este * *1 Profesor-investigador del Instituto Internacional de Estudios Políticos Avanzados de la Universidad Autónoma de Guerrero. SNI-II, Perfil PRODEP. El autor agradece a la Mtra. Erika Adán Morales su participación en la investigación y redacción de este ensayo. | 121 122 | BICENTENARIO DEL PLAN DE IGUALA Y DE LA INDEPENDENCIA DE MÉXICO 1821 - 2021 “ejército” presentó cambios en sus funciones, organización, distribución y mando. Por ello, es preciso dejar claro que se requiere de un estudio en extenso para abordar a detalle estos tópicos. Este ensayo apenas es punta de lanza para dejar mencionadas las aristas de abordaje posible. Para entender algunos de los aspectos que caracterizan la formación y organización del Ejército Trigarante o de las Tres Garantías, en el Plan de Iguala, expedido en febrero de 1821, por Agustín de Iturbide, hay que remontarnos por lo menos 300 años, a los antecedentes de aquellas organizaciones que hoy podemos denominar como ejércitos, milicias o fuerzas armadas en el marco territorial de lo que ahora es México. El recorrido se hace necesario para poder explicar las vicisitudes que habrán de observarse en su función, objetivos, así como en la organización anterior y posterior al proceso independentista que va de febrero a septiembre de 1821. 2. La defensa y seguridad novohispana, siglos XVI-XIX La conquista de la Nueva España, durante el siglo XVI, fue hecha por hijosdalgo que tenían poca experiencia en el ámbito militar y que su principal motivo fue la obtención de riquezas personales, mediante la ocupación, explotación y usufructo de territorios que redituaban pingües ganancias a la Corona española, a través de los ingresos en las arcas de la Real Hacienda. Derivado de ello, la función de defensa y; por tanto, el control de lo que podríamos denominar ejército, en los territorios ultramarinos, se dejaría a los cuerpos milicianos a cargo de los encomenderos. Sin embargo, como señala Losa Contreras, no quedaba excluida la posibilidad de que cuando fuera necesario los españoles prestaran el servicio militar en el momento que se requiriera. Sable Perteneció al Emperador de México Agustín de Iturbide, la cual le fue obsequiada con motivo de su onomástico y a su entrada a la Ciudad de México al frente del Ejército Trigarante el 27 de septiembre de 1821 Acero grabado 103 x 15 cm Sala de Armas Fundación Miguel Alemán Para lograr el objetivo mencionado es necesario conocer las raíces de la evolución de las tropas novohispanas a partir del siglo XVI y por ende comprender su evolución, que culminaría en la integración del Ejército Trigarante en 1821 ya promulgado el Plan de Iguala en ese mismo año, conocer si este cuerpo combatiente únicamente aceptó a los realistas y dejó a un lado a los insurgentes, que por años habían luchado con el sistema de guerrillas en el sur del territorio del virreinato, primero bajo el mando de José María Morelos y Pavón, sustituyéndole A 200 AÑOS DEL EJÉRCITO TRIGARANTE | 123 Vicente Guerrero y sus compañeros de lucha como los Galeana, los Bravo, Pedro Ascencio de Alquisiras, entre otros más. Sin obviar, que algunos de ellos habían pertenecido a tropas virreinales. Para ello; fue necesario recurrir a autores estudiosos del tema, para lograr entenderlo, desde la ocupación del espacio localizado en el septentrión del continente americano, es decir, de la Nueva España, que era considerada la joya más importante del imperio español, durante los tres siglos que estuvo bajo su dominación. Tomamos lo referido por Günter Kahle, en su obra titulada El ejército y la formación del Estado en los comienzos de la independencia de México, como el eje o hilo conductor que nos dirigirá en este estudio. Además de lecturas de autores que han indagado a profundidad el tema como Conrado Hernández López, Virginia Guedea, Moisés Guzmán, Carmen Losa, entre otros. La Corona española conforme iba descubriendo las riquezas novohispanas, permitió, a quienes estuvieron interesados, que se fuera abriendo camino en los territorios aún no descubiertos. Estos “hombres-empresas” debían establecer un contrato denominado capitulaciones con las autoridades metropolitanas; conforme a las cláusulas pactadas se comprometían a pagar su propia empresa, es decir no eran pagadas estas expediciones por los soberanos españoles; así como a contratar y pagar a los sujetos que creyeren idóneos para dicha tarea. El compromiso establecido entre el súbdito y la metrópoli no únicamente recaía la responsabilidad en el descubridor. Menciona Günter Kahle que a cambio el imperio ibérico pactaba para el adelantado, “privilegios, como por ejemplo la autorización a conservar todas las riquezas que hallara en el curso de su expedición con deducción del quinto real”, mismo que se recolectaría o aseguraría por un superior nombrado por la Corona. No todo era éxito. En ocasiones, las expediciones colonizadoras al mando de un capitán, que tenía como subalternos a soldados de menor rango, a veces con insuficiente experiencia, concluía en deserciones por parte de los subordinados. De ahí que no sería extraño que, para evitar estos casos de abandono, en 1573, se emitiera la Ordenanza de Población. Según esta, el capitán al mando de la empresa podría decidir ante un posible abandono de algún inferior, si éste era pasado por las armas. Sin embargo, lo más notorio fue que, en varias empresas llevadas a cabo durante ese siglo inicial, se estableciera una profunda relación personal Sable Perteneció a Vicente Guerrero Hoja de acero, guarnición de bronce y empuñadura con tapas de nácar. Guarda de metal dorado y decorado en repujado 94 x 14 x 12 cm Museo Nacional de Historia INAH, México 124 | BICENTENARIO DEL PLAN DE IGUALA Y DE LA INDEPENDENCIA DE MÉXICO 1821 - 2021 entre el encargado de la exploración y sus subordinados. Kahle refiere que se establecía un vínculo entre el superior y los que comandaba y que, paralelamente, los soldados se comprometían con su capitán mediante el voto de obediencia a su superior, para combatir por el rey español y “por la honra del nombre español”. El general Iturbide recibe las llaves de Ciudad de México del coronel Ormaechea Theubet de Beauchamp (¿?) acuarela en papel verjurado, Ca. 18101827 Real Biblioteca del Palacio Real de Madrid España Años atrás, el 7 de octubre de 1540, sí bien los encomenderos aún pervivían, se emitió una Real Cédula que menciona que todos los habitantes del continente americano debían velar con armas y caballos por el posible ataque de otras naciones. Hay que recordar que en este momento el ataque corsario inglés y holandés estaba en auge. El virrey Enríquez Almanza distribuyó armamento en los edificios oficiales y casas particulares de los españoles, excluyendo a los indígenas debido al temor que representaban y que consideraban que podrían levantarse en contra de las autoridades representativas de la península ibérica, debido a que su población era mayor que la de los españoles o criollos y siempre se mantuvo el temor por una posible sublevación por parte de los indios. Las diferentes etnias que fueron excluidas del sistema militar, fueron paulatinamente integrándose a las milicias provinciales conforme se necesitarán en los distintos momentos; el más claro ejemplo fue la invasión por parte de pieles rojas u otros grupos nómadas del norte. Además, éstos junto con negros y mulatos defendieron las zonas que fueron atacadas en diversas ocasiones por los filibusteros de otras nacionalidades. Menciona Carlos Lazcano que a estos hechos hay que sumar el posible alzamiento de Martín Cortés, que creía tener el derecho de convertirse en el sucesor de su padre y ocupar el cargo de virrey en 1563. A 200 AÑOS DEL EJÉRCITO TRIGARANTE La consecuencia inmediata fue que la Corona decidió eliminar la figura del encomendero, para evitar la conformación de un cuerpo de élite que posteriormente se sintiera con derecho a crear una corporación con fueros y privilegios, como lo era en la misma península. En esto no cambiaría mucho hasta el reinado de Carlos III, perteneciente a la dinastía Borbón, quién haría importantes cambios en la administración virreinal, integración del territorio, modificación de las estructuras de poder, mismas que serían básicas para enfrentar las transformaciones que iban surgiendo, tanto en Europa como con la independencia respecto de Inglaterra, de las trece colonias del norte del continente americano. El ministro de la Secretaría de Estado, Jerónimo Grimaldi, nombró a José de Gálvez como su secretario personal; posteriormente, éste fue enviado como visitador real de la Nueva España para estudiar los problemas y reorganizar el territorio del virreinato. Además, llevaba órdenes muy precisas de carácter militar: era imperante la defensa marítima y terrestre en las colonias americanas pues temían por ataques, derivados del Tratado de París de 1763. Señala Losa Contreras que en este virreinato “tuvo como consecuencia última la profesionalización del ejército; México fue lugar de acantonamiento de un importante núcleo de tropas y mandos regulares venidos de la Península bajo la dirección del general Juan Villalba, a lo que se unió la reorganización de las unidades milicianas preexistentes y la creación de diecisiete regimientos” de nueva creación. Villalba fue el encargado de organizar las diferentes divisiones de lo que posteriormente sería el ejército realista. En él, el general optó por integrar a blancos, negros, mestizos, hidalgos y plebeyos. Un ejército plural. Señala Luis Navarro, que esto no sería del agrado de la sociedad novohispana ya que consideraban vilipendioso que no se distinguiera entre las diferentes corporaciones que integraban al virreinato, es decir, que se respetara el sistema de casta dominante. Para Villalba, era mucho más importante que los hombres tuvieran el rango de edad entre los dieciocho y cuarenta años. En los siguientes años, menciona Losa Contreras, la consolidación de esa novel institución castrense virreinal, atrajo cada vez más a los jóvenes novohispanos, ya que traía aparejados privilegios, fuero y sobre todo prestigio. Así, los mozos del estamento más alto de esa sociedad fueron integrándose como oficiales de las principales unidades militares. Virginia Guedea señala que la reorganización rindió buenos frutos puesto que el ejército novohispano se conformó de estas milicias que estaban ...organizadas y disciplinadas bajo oficiales capaces y preparados para que realmente fueran efectivas. Sin embargo, y especialmente por cuestiones de índole económica, el ejército novohispano vino a ser conformado, principalmente, por estas milicias, lo que contradecía en no poco la política centralizadora de la Corona. Ello se explicaba también en el hecho de que con tales milicias se mantuvieron vivos ciertos intereses locales. Con | 125 126 | BICENTENARIO DEL PLAN DE IGUALA Y DE LA INDEPENDENCIA DE MÉXICO 1821 - 2021 A 200 AÑOS DEL EJÉRCITO TRIGARANTE | 127 128 A 200 AÑOS DEL EJÉRCITO TRIGARANTE | BICENTENARIO DEL PLAN DE IGUALA Y DE LA INDEPENDENCIA DE MÉXICO 1821 - 2021 todo, esta nueva organización puso fin a muchos de aquellos resabios militares medievales que todavía para estas épocas sobrevivían en la Nueva España. 3. El Ejército realista y la independencia de la Nueva España - México En un principio, se reclutaba de forma voluntaria, después pasó a ser obligatorio por órdenes de la corona, o por la necesidad o situación de conquistar o pacificar nuevos territorios. Guedea menciona que se sabe que todo varón de entre 16 y 60 años debía presentarse cuando se tocara la caja de guerra y estaba obligado a servir durante 30 días, sin recibir paga, bajo el mando del gobernador o de su delegado. El servicio militar podía incluir el servicio personal de los militares, sin la intención de colaborar bélicamente, pero siempre se tenía en cuenta que debían estar disponibles en caso de emergencia y se les reunía periódicamente con el objeto de darles instrucción y adiestramiento. También el pueblo debía estar preparado para servir, “por lo que debían contar con armas y caballo”. Los oficiales al mando del servicio militar tenían la obligación de vivir en la región y dedicarse por completo al desempeño de estas funciones; con el tiempo, el servicio se vio en la necesidad de exigir un apoyo militar constante, pues no se abastecían de una manera correcta, lo que llevó a tener una comunicación constante para prestarse ayuda y conformarse con lo que tuvieran y lo que los alcaldes les proporcionaban, ya que el ejército estaba bajo el mando de autoridades superiores, por lo cual también debían acatar las órdenes pertinentes y rendir cuentas de sus actos. Señala Guedea que “no obstante estar el castellano sujeto a la supervisión de la autoridad superior de la provincia, llegó a ocurrir que el alcaide tuviera a sus órdenes al corregidor en lo que se refería a cosas de guerra”. El imperio español se caracterizó por defender sus posesiones ultramarinas americanas y se opuso a los movimientos independentistas. Por consiguiente, se establecerían planes para defender lo que se consideraba suyo; así que estuvo nombrando a diferentes personajes con trayectoria, para evitar la emancipación de esta región. En la Nueva España un personaje importante es Félix María Calleja, quien fue virrey de Nueva España, el cual participó en la guerra por la Independencia de México y fue enemigo feroz de los insurgentes. Entre otros que combatieron a los insurgentes en territorio suriano de la Nueva España, se encontraba José Gabriel de Armijo, quien sería sustituido más tarde por el vallisoletano Agustín de Iturbide. Agustín de Iturbide y los generales del Ejército Mexicano F. Bastin / Julio Michaud y Thomas Litografía, siglo XIX 45.5 x 56 cm Col. Banco Nacional de México Museo Regional de Guadalajara Secretaría de Cultura, INAH, México Frente al enemigo realista, también sobresale el intento en el campo insurgente por establecer un servicio militar basado en la naciente milicia nacional, con la que se buscaba marcar la diferencia con el ejército español y fortalecer los lazos de identidad americana. Para Conrado Hernández López, la guerra iniciada en 1810 transformó profundamente a la sociedad novohispana y creó una nueva cultura ligada al uso de armas y a nuevas formas de participación política. La situación política de España en 1820 repercutió en la monarquía | 129 española y en sus colonias. Si bien, Fernando VII pretendía nuevamente establecer un gobierno absolutista, algunos de los diputados de Cortes que habían participado en la Suprema Junta Gubernativa y en la redacción del orden jurídico de Cádiz en 1812, menciona Guzmán Pérez, insistieron y conformaron un movimiento liderado por Rafael de Riego y Antonio Quiroga en Cabezas de San Juan, en defensa de la Constitución liberal, obligó al rey Fernando VII a jurarla el 7 de marzo de 1820 y a convocar a elecciones de diputados a Cortes por un nuevo periodo. En Nueva España, el virrey Juan Ruiz de Apodaca retardó su promulgación por razones estratégicas, pero finalmente la proclamó ante la Real Audiencia el 31 de mayo de 1820. Este corpus normativo otorgaba la libertad a insurgentes encarcelados, el restablecimiento de la libertad de imprenta para crear una conciencia y formación de la opinión pública, lo que ponía en peligro la política del país y alentaba la expansión de perspectivas creando así grupos de poder que a su vez buscaban mejorar sus posiciones dentro del reino. Jaime del Arenal menciona que los realistas consideraban que al volver a entrar en vigor se reestableció la vigencia de la Constitución gaditana, esto abrió una ventana para los realistas con el objetivo de finalizar la guerra y recobrar la legalidad, pues mientras estuvo imperante demostró la importancia de instituciones, como los Ayuntamientos y las diputaciones provinciales. 4. De Iguala a Córdoba: aparece el Ejército de las Tres Garantías La imposición de la Constitución de Cádiz, eliminando el modelo monárquico absolutista de Fernando VII, posibilitó que los insurgentes novohispanos buscaran soluciones para la conclusión de la guerra que llevaba una década; al mismo tiempo, se presentaba como una magnífica oportunidad para que el virrey Juan Ruiz de Apodaca, conde de Venadito, finalmente concluyera con la insurrección. Así, en este contexto, Agustín de Iturbide aceptó el acercamiento con Vicente Guerrero para que la independencia fuera un hecho real, pues el michoacano siguió las recomendaciones dejadas por José Gabriel de Armijo que le señalaban que “que evitase en cuanto fuese posible la efusión de sangre, extrayendo a indulto a Guerrero y a Ascencio [Pedro Ascencio de Alquisiras], únicos guerrilleros que no se habían sometido”. Al aceptar su encomienda quedaron a su mando 2,500 soldados que iniciaron formalmente su trabajo de querer apaciguar el territorio al que se le comisionó, pero “viendo que no podía aniquilar a Guerrero llegó a entablar formales inteligencias con él”. Ernesto Lemoine señala que el mismo virrey Apodaca quiso forzar a Guerrero a indultarse. Finalmente, después de un intercambio de misivas entre el general suriano, Vicente Guerrero, y el jefe de los realistas para la zona, el coronel Iturbide, acordaron entrevistarse. Guerrero convenció a Iturbide de la importancia del tema de la igualdad. No había pues alternativa, finalizaba Guerrero clausurando Solemne y pacífica entrada del Ejército de las Tres Garantías a la ciudad de México el día 27 de setiembre del memorable año de 1821 Anónimo Óleo sobre tela Siglo XIX 134.0 x 90.8 cm Museo Nacional de Historia INAH, México 130 | BICENTENARIO DEL PLAN DE IGUALA Y DE LA INDEPENDENCIA DE MÉXICO 1821 - 2021 A 200 AÑOS DEL EJÉRCITO TRIGARANTE | 131 132 | BICENTENARIO DEL PLAN DE IGUALA Y DE LA INDEPENDENCIA DE MÉXICO 1821 - 2021 comunicaciones en “todo lo que no sea concerniente a la total independencia, lo demás lo disputaremos en el campo de batalla”. Agustín de Iturbide respondería: … envío a Usted al portador, para que le dé por mí las ideas que sería muy largo de explicar con la pluma;[.,.] aseguraré a Usted que dirigiéndonos Usted y yo a un mismo fin, nos resta únicamente acordar por un plan bien sistemado, los medios que nos deben conducir indubitablemente y por el camino más corto. La reunión de los dos militares y sus tropas, aparentemente se efectúo el 10 de febrero de 1821 en el municipio de Teloloapan. Sin embargo, no hay datos que permitan afirmarlo con certeza. Vicente Guerrero acudió a este encuentro con las ideas impresas de Moya y otras más de Pedro Ascencio de Alquisiras. De estas pláticas se llegó al acuerdo de formar el Ejército Trigarante, posteriormente a esta alianza, Iturbide redactó una carta dirigida al virrey de Nueva España, en la cual declara que la desconfianza, desunión y odio son enfermedades que azotan a la sociedad novohispana y es “preciso que el médico obre en armonía con la constitución del enfermo, y se acerque a contentar en lo posible sus deseos y afecciones”. Moisés Guzmán menciona que una mujer de la alta sociedad novohispana conocida como la Güera Rodríguez, María Ignacia Rodríguez de Velasco, aconsejó a Iturbide en la redacción del Plan de Iguala, en referencia a la cita de Rocafuerte. Después de las discusiones pertinentes después del encuentro, se redactó el Plan de Iguala cuyo contenido fue consensado y aceptado por el caudillo y rebelde suriano. Cabe aclarar que se escogió esta población del norte del actual estado de Guerrero debido a que fuera territorio neutral y que lo consideraban parte de un espacio en donde sentirse seguros y tener la certidumbre de no ser emboscados. Juan Ortiz Escamilla menciona que como parte de la política realista de los virreyes fue el movimiento de la población dispersa en las haciendas, ranchos o los avecindaban como parte de las guarniciones militares o al margen de los caminos militares. Es así como Iguala estaba bien resguardada de las tropas insurgentes. En los siguientes artículos quedaron definidos algunos de los aspectos organizativos de dicho ejército. Religión, Independencia y Unión quedaron matizados como las tres garantías a sostener. Y con ellas terminaba su proclama Iturbide: “¡Viva la religión santa que profesamos! ¡Viva la América Septentrional, independiente de todas las naciones del globo! ¡Viva la unión que hizo nuestra felicidad!”. El Plan de Iguala fue impreso y enviado a todas las localidades del aún virreinato. Sin embargo, no todo fue tan tranquilo durante esa transición, pues, como señala Moisés Guzmán, algunos liderazgos oligárquicos de ciertas provincias presentaron resistencia al proceso. Si bien la transición fue tersa, sobre todo en aquellas ciudades capitales de intendencia, donde las antiguas oligarquías locales lograron pactar con los comandantes militares que decidieron sumarse al Plan de Iguala, también existió una oposición de algunos intendentes que habían sido nombrados por Fernando VII y que por lo tanto siguieron fieles a la monarquía. Tal es el caso de Manuel Merino, en Valladolid de Michoacán. Guzmán Pérez refiere que, lo interesante, es como el movimiento trigarante fue ganando terreno, partiendo primero del control de las provincias, donde una a una iban proclamando su adhesión, para después caer sobre la capital del virreinato. ¿Por qué las provincias consideraron aceptar y aprobar el Plan de Iguala? Guzmán Pérez concluye que: […] existen otras explicaciones que ayudarían a resolver nuestra pregunta inicial. Lo primero que debemos destacar es que la reimplantación de la Constitución liberal en 1820 repercutió directamente en la estructura militar que se había arraigado en los pueblos. Las milicias urbanas, que se habían formado con base en el Reglamento Político Militar, estaban condenadas a desaparecer porque aquella Carta no permitía la existencia de juntas locales de arbitrios ni las contribuciones forzosas para sostener a las milicias. Los ayuntamientos constitucionales creados en pueblos y provincias terminaron con las contribuciones y desarticularon las compañías urbanas y rurales al quitarles su principal fuente de mantenimiento. 9. Será sostenido este gobierno por el ejército de las Tres Garantías. Además, que hay que añadir que los fueros en España, a los militares, iban siendo eliminados paulatinamente, esto provocó inquietud en la Nueva España y los integrantes de los distintos regimientos creían que éstos iban a abolirse de igual manera en América. Para los realistas, según Catherine Andrews, esto fue un “balde de agua fría porque pretendía arrebatarles la única prerrogativa de que gozaban”. Diversos factores explican la aceptación del modelo imperial propuesto por Iturbide en el Plan de Iguala. Por consiguiente; el nudo gordiano para muchos, comenzó a desatarse para aceptar una nueva realidad de la nación novohispana, que se transformaría en México, en septiembre de 1821. 16. Se formará un ejército protector que se denominará de las Tres Garantías, y que se sacrificará, del primero al último de sus individuos, antes que sufrir la más ligera infracción de ellas. De manera previa, en agosto, durante la firma de los conocidos Tratados de Córdoba, del 24 de agosto de ese mismo 1821, la mención del ejército varió. En el punto 17 se menciona un “ejército imperial”: Los artículos 9 y 16 de dicho plan consignaron: Virrey Martín Enríquez de Almansa Anónimo Óleo sobre tela, 1568 Museo Nacional de Historia INAH, México A 200 AÑOS DEL EJÉRCITO TRIGARANTE | 133 134 | BICENTENARIO DEL PLAN DE IGUALA Y DE LA INDEPENDENCIA DE MÉXICO 1821 - 2021 A 200 AÑOS DEL EJÉRCITO TRIGARANTE 17. Siendo un obstáculo a la realización de este tratado, la ocupación de la capital por las tropas de la península, se hace indispensable vencerlo; pero como el primer jefe del ejército imperial, uniendo sus sentimientos a los de la nación mexicana, desea no conseguirlo con la fuerza, para lo que le sobran recursos, sin embargo del valor y constancia de dichas tropas peninsulares, por la falta de medios y arbitrios para sostenerse contra el sistema adoptado por la nación entera, D. Juan O’Donojú se ofrece a emplear su autoridad, para que dichas tropas verifiquen su salida sin efusión de sangre y por una capitulación honrosa. Adelantamos, igual ocurrirá en el Acta de Independencia del Imperio Mexicano, del 28 de septiembre siguiente, donde se menciona un “ejército imperial de las tres garantías”, cuando se señala que la nueva nación “va a constituirse con arreglo a las bases que en el plan de Iguala y tratados de Córdoba estableció sabiamente el primer jefe del ejército imperial de las tres garantías”. 5. La entrada del Ejército Trigarante a la Ciudad de México El Ejército de las Tres Garantías, mencionado tanto en el Plan de Iguala como en los Tratados de Córdoba, marchó hacia la capital del | 135 ya extinto virreinato y que se conocía como la Muy noble ciudad de México de la Nueva España. El cuerpo de militares fue encabezado por el coronel Agustín de Iturbide, como mencionan Isabel Tovar y de Teresa y Magdalena Mas, en una detallada crónica: El 27 de septiembre de 1821, la Plaza de la Constitución de la Ciudad de México vivió algo inusitado bajo el cielo azul que la cobijaba. Una multitud expectante, compuesta por personas de todas las clases sociales, trepidantes de alegría, esperaban la llegada del Ejército Trigarante, comandado por el coronel Agustín de Iturbide. Hombres y mujeres de todas las edades lucían en el pecho distintivos con los colores de la nueva bandera como emblema de la independencia: el blanco, simbolizando la pureza de la religión; el rojo, la unión entre mexicanos y españoles, y el verde la independencia. El Ejército Trigarante entró a la ciudad, marchó por Bucareli, dio la vuelta a la derecha por la calle del Calvario y en la calle de Corpus Christi (hoy avenida Juárez) prosiguió su marcha por un costado de la Alameda. Cruzó la calle de Santa Isabel (hoy Eje Central Lázaro Cárdenas), pasó junto al convento de San Francisco y frente a la casa de los Azulejos, y por Plateros (hoy Madero) finalmente entró a la Plaza Mayor (hoy conocida como Zócalo). Durante el trayecto, Iturbide y su ejército estuvieron acompañados por aclamaciones de júbilo de la multitud. A lo largo del recorrido las calles lucían imponentes y engalanadas. Los balcones de las casas ricas estaban adornados con colgaduras, destacando los colores de la bandera tricolor. En su camino el jefe del Trigarante se apeó de su caballo bajo un arco triunfal, en la esquina del convento de San Francisco. Allí lo recibieron los regidores del Ayuntamiento para entregarle las llaves de la ciudad entre aplausos, marchas militares, salvas de artillería y el repique de campanas de las iglesias de la capital, que al unísono celebraban el triunfo de la independencia. Iturbide, de frac, botas, sombrero con tres plumas y una banda tricolor, irradiaba gallardía. Ya nadie recordaba su cruel persecución contra la insurgencia. Iturbide devolvió al decano del Ayuntamiento las llaves de la ciudad y pronunció con voz enérgica: “Las llaves que lo son de las puertas que únicamente deben estar cerradas para la irreligión, la desunión y el despotismo, como abiertas a todo lo que puede hacer la felicidad común, las devuelvo a Vuestra Excelencia”. Volvió a montar su caballo y, acompañado de los miembros del Ayuntamiento y los indios de las parcialidades de Santiago, Acciones militares en los distintos Estados de la República Mexicana durante la Guerra de Independencia Infografía tomada de: Lemoine Villicaña Ernesto. La revolución radical: José María Morelos., pp. 279-294, en Historia de México. Tomo VI, 338 pp. Salvat Editores, México, 1974. 136 | BICENTENARIO DEL PLAN DE IGUALA Y DE LA INDEPENDENCIA DE MÉXICO 1821 - 2021 A 200 AÑOS DEL EJÉRCITO TRIGARANTE continuó su marcha al Palacio Virreinal, entre las aclamaciones del público. Allí fue recibido por Juan O’Donojú, último capitán general de Nueva España, que prácticamente ya no pudo ocupar el cargo, pues cuando arribó a Nueva España, la independencia era un hecho. Iturbide y O’Donojú salieron al balcón principal para ver el desfile de las tropas entre vítores y aplausos de la multitud. sargento mayor, tenientes coroneles, coroneles, brigadieres, mariscales de campo, teniente general, capitán general y generalísimo. Con posterioridad se regularía la indumentaria y divisas del transformado ejército trigarante, como ocurriría con el Reglamento de divisas del Ejercito Imperial Mejicano. Se dice que entre la multitud que esperaba a las huestes trigarantes, se encontraba la criolla María Ignacia Rodríguez, la Güera Rodríguez. Aparentemente, todos los habitantes de la Ciudad de México salieron a recibirlos. Así, acababa un episodio violento de casi once años. El movimiento trigarante sería origen de la fundación del México independiente, pero también el inicio de los nuevos retos, discusiones, levantamientos y luchas que, durante casi cincuenta años, marcaron la vida política mexicana en el siglo XIX. Si nos fijamos en los nombres de quienes aparecen en la crónica de la época, detectamos que un alto porcentaje de los mandos realistas pertenecían a los criollos y de la región del Bajío, no se llega a mencionar a algún integrante de las fuerzas insurgentes, mucho menos surianos como podría ser Guadalupe Victoria o el mismo Vicente Guerrero. Al día siguiente, el 28 de septiembre de 1821 se firmaría el Acta de Independencia del Imperio Mexicano, redactada por Juan José Espinosa de los Monteros. | 137 FUENTES CONSULTADAS: Bibliográficas: Moreno Gutiérrez, Rodrigo, La trigarancia. Fuerzas armadas en la consumación de la independencia. Nueva España, 1820-1821, UNAM, Fideicomiso Felipe Teixidor y Monserrat Alfau de Teixidor, México, 2016. 6. Adiós al Ejército Imperial de México. Tambor que llamó a la población de Iguala Gro., el día 2 de marzo de 1821, para la ceremonia de jura del Plan de Iguala por el primer ejército nacional, el Ejército Trigarante y la presentación de la Bandera Trigarante, la primera bandera nacional Instrumento militar musical de percusión, Siglo XIX Diámetro 37.1 cm alto37.1 cm Museo Nacional de Historia INAH, México Al fundarse una nación es necesario recrear nuevos símbolos y sustituirlos por noveles para que la población y habitantes del espacio recién emancipado o fundado, puedan identificarse con ellos. Esto, sin teoría social alguna que en ese momento pudiera guiarlos, el Ejército realista en conjunto con las tropas insurgentes, en la ciudad de Iguala o Yohuallan, crearon símbolos que posteriormente fueron yuxtapuestos y empleados como parte de la afinidad y unidad de la nueva nación que se denominaría México: Los símbolos se expresaban a través de una bandera distinta a la albiceleste que anteriormente habían usado los insurgentes; estaba formada con tres franjas en diagonal en colores, blanco, verde y encarnado; en cada uno de ellos portaba en sus extremos tres estrellas de cinco picos en distintos colores; una verde sobre el fondo blanco, otra roja sobre el fondo verde y la otra blanca sobre el fondo encarnado; en el centro de la bandera aparecía una corona imperial rodeada con la leyenda Religión, Independencia, Unión, y debajo de la corona figuraba el nombre del batallón de infantería responsable de llevarla. Las medidas de la bandera se apegaban a los lineamientos marcados en las Ordenanzas Militares de España, a las cuales se sujetó Iturbide desde el día del pronunciamiento en el pueblo de Iguala. Además de la bandera, Iturbide dio a su ejército nuevas insignias, de acuerdo con los grados militares de la oficialidad. En ellos estaban comprendidos los subtenientes, tenientes, ayudantes, capitanes, Kahle, Günter, El ejército y la formación del Estado en los comienzos de la independencia de México, FCE, México, 1997. Morales Becerra, Alejandro, comp., México: una forma republicana de gobierno, t. I, UNAM, México, 1995. Rocafuerte, Vicente, Bosquejo ligerísimo de la Revolución de Mégico desde el grito de Iguala hasta la proclamación imperial de Iturbide, Miguel Ángel Porrúa Librero Editor, México, 1984. Ortiz Escamilla, Juan, Guerra y gobierno. Los pueblos y la independencia de México, 18081825, 2ª ed., El Colegio de México, Instituto Mora, México, 2014. Andrews, Catherine, Entre la espada y la constitución. El general Anastasio Bustamante 1780-1853, Universidad Autónoma de Tamaulipas, H. Congreso del Estado de Tamaulipas, Tamaulipas. 2008. Hemerográficas: Losa Contreras, Carmen, “La formación de la milicia urbana en la Nueva España”, en Anuario de la Facultad de Derecho, vol. XXIV, Madrid, 2006, pp. 177-214. Navarro Luis, “Nobleza criolla y milicia en México”, 1776, en Temas americanistas, núm. 15, 2002, pp. 56-74. Hernández López, Conrado, “Formación y función de las fuerzas armadas”, en Relaciones. Estudios de historia y sociedad, vol. XXVIII, núm. 110, 2007, pp. 11-18. Guzmán Pérez, Moisés. “El Movimiento Trigarante y el fin de la guerra en Nueva España Entrada de Agustín de Iturbide en la ciudad de México, 1910. Antonio Cortés (8). 1910. Buznego y Cía, Tarjeta Postal. Cromolitografía, 13.9 x 8.8 cm. Colección Particular. 138 | BICENTENARIO DEL PLAN DE IGUALA Y DE LA INDEPENDENCIA DE MÉXICO 1821 - 2021 (1821)”, en Anuario Colombiano de Historia Social y de la Cultura, vol. 41, núm. 2, julio- diciembre, A 200 AÑOS DEL EJÉRCITO TRIGARANTE provincial en la Nueva España, 1570-1787, 2ª., México, 2002, p. 135-162. 2014, pp. 131- 161. Del Arenal Fenochio, Jaime, “El significado de la Constitución en el programa político de Agustín de Iturbide, 1821-1824”, en Historia Mexicana, XLVIII:1, julio-septiembre de 1998, pp. 37-70. Tovar y de Teresa, Isabel y Mas, Magdalena, “La entrada del Ejército Trigarante a la Ciudad de México, el 27 de septiembre de 1821”, en Relatos e Historias en México, núm. 105. Guedea, Virginia, “La organización militar”, en Borah, Woodrow (coord.), El gobierno Lemoine, Ernesto, “La sucesión de Hidalgo: un licenciado y otro cura”, en La Revolución de Independencia y el liderazgo de Morelos, INEHRM, México, 2015. Digitales: Lazcano, Carlos, “El primer movimiento de independencia”, en El Vigía, 29 de junio de 2010. [https://bit.ly/3r5l8Wn] | 139 Uniforme del ejército mexicano a través del tiempo. Diseño: E. César González Salinas. Investigación y redacción: Mónica I. Fuentes Pacheco. Fuente: Secretaría de la Defensa Nacional. Heráldica, Secretaría de Educación Pública. Red Escolar, Monografías, Miniaturas militares, México Desconocido. 140 | BICENTENARIO DEL PLAN DE IGUALA Y DE LA INDEPENDENCIA DE MÉXICO 1821 - 2021 LOS TRATADOS DE CÓRDOBA LOS TRATADOS DE CÓRDOBA Adriana Balmori Aguirre1* A lo largo de la historia de nuestro país han tenido lugar muchos hitos; esos acontecimientos puntuales y de gran significación que han marcado la vida y el discurrir de la nación y de los mexicanos, momentos singulares de los cuales a algunos se les ha negado su importancia y preponderancia; uno de ellos es sin duda, El Tratado de Córdoba o Tratados de Córdoba, -más adelante hablaremos de esta dualidad-, el que por sombríos intereses político-ideológicos han sido muchos los historiadores que, motu propio o por encargo, han tratado de mantenerlo en un segundo plano. Es por ello que puedo culpar sin lugar a dudas, a muchos de los gobiernos que se han sucedido a través de estas dos centurias, de querer imponer su versión maniquea y triunfalista de la historia, quitando y cambiando héroes o falseando hechos, aún a sabiendas que es a la verdad a la que proscriben, que es a la niñez a la que mienten y a todo un país al que dividen o enfrentan. LOS TRATADOS DE CÓRDOBA Los Tratados de Córdoba son, indiscutiblemente, el parteaguas de la historia política de México, ya que, independientemente de otros muchos puntos importantes que aquí hemos de ver, lo más sobresaliente de los Tratados de Córdoba es la proclamación de la Independencia de la Nueva España y el nacimiento de una nueva nación: México, al fin, su causa y motivo. Desde 1810 los diputados americanos en las Cortes de Cádiz, entre los que sobresalía por su carácter de líder y sus vastos conocimientos tanto políticos como teologales y jurídicos don Miguel Ramos Arizpe, diputado por su natal Obregón y Gómez -quien por ese viaje habría de disolver su compromiso con Leona Vicariohacía sentir su presencia y las necesidades de la España de ultramar. La mayoría ya navegaba con ideas liberales e independentistas, más aún después de la invasión francesa a España y ser depuesto el Rey; con ideas liberales se promulgó el 19 de marzo en Cádiz, Andalucía, la Constitución de 1812, llamada “la Pepa”, en principio por haberse promulgado el día de San José, aunque también había quien soterradamente lo atribuía a ser la contraparte de José Bonaparte, a quien su hermano Napoleón había dejado el trono de España y era apodado Pepe Botella, sin duda alguna por su afición a las bebidas embriagantes y a su permanente estado etílico. Al regresar al trono Fernando VII, en 1814, su gobierno absolutista disolvió las Cortes y desconoció la Constitución de Cádiz; encarceló todos los que en ella habían intervenido y además también a aquellos que hubieren actuado en su contra, entre los que se hallaba otro liberal, Juan O’Donojú y O’Ryan, es así, que, por “traición al Rey”, fueron llevados a las mazmorras de la cárcel de Madrid; Ramos Arizpe fue parte del grupo que cumplió condena por seis años en la Cartuja de Ara Christi en Valencia y a Juan de O’Donojú lo trasladaron al Castillo de San Carlos en Mallorca, donde sufrió por órdenes directas del *1 Doctora en Historia egresada de la Universidad Veracruzana. Miembro del Consejo de la Crónica de Córdoba, Ver. Miembro del Seminario de Cultura Mexicana C. de Córdoba, Ver. Miembro de la Academia de Historia y Geografía de México, filial Veracruz, UNAM. | 141 142 | BICENTENARIO DEL PLAN DE IGUALA Y DE LA INDEPENDENCIA DE MÉXICO 1821 - 2021 rey el castigo que mucho le agradaba infligir a este turbio personaje, la pena llamada de los “Perrillos”, que consistía en quebrar uno por uno, todos los dedos de cada mano, además de arrancarle las uñas, por lo que O’Donojú quedó deforme y tullido después del atroz tormento. En 1820 el capitán Rafael del Riego se sublevó en contra del Rey con un contingente de tropas que aguardaba su salida hacia América en la localidad de Cabezas de San Juan, en Sevilla. Riego se manifestó abiertamente en contra de la guerra de “reconquista” de las Américas que pretendía el monarca. Esta acción obligó al rey a firmar la Constitución de 1820 y a liberar a los detenidos por esta causa. Las Cortes se reunieron nuevamente y desde ahí resurgieron las ideas emancipadoras, sobre todo teniendo conocimiento de la situación en la Nueva España y el disgusto de los criollos por la aplicación de las nuevas imposiciones. Es posible que para entonces O’Donojú estuviera ya enterado de los movimientos independentistas que se fraguaban en América y de los que de manera solapada hablaban los diputados americanos en las Cortes españolas, que capitaneados por el padre Miguel Ramos Arizpe y sabiendo de las ideas liberales de don Juan, presionaron a Fernando VII para que le diera el gran encargo de virrey. Así, el 16 de enero de 1821, el propio Ministro de Guerra, don Cayetano Valdés, informó al Despacho de la Gobernación de Ultramar el nombramiento del teniente general Juan de O’Donojú y O’Ryan, ya no como virrey, sino como Gobernador y Capitán General de las provincias en Nueva España, cargo que sustituyó al de virrey, pero se desempeñaría “…con los mismos goces y distinciones de los virreyes…” Este puesto lo asumía en sustitución del virrey don Juan Ruiz de Apodaca, conde de Venadito, que había sido depuesto ilegalmente por el Brigadier Bucelli y el traidor Gral. Francisco Novella quienes argumentaron, entre otras cosas, debilidad, vicios e incapacidad en su cargo por el largo tiempo ejercido, y que supuestamente eran la causa de la pérdida de plazas realistas y el avance de los insurgentes. Novella se hizo del cargo de facto solamente, por lo que su legalidad era frágil y muy cuestionable. El viejo virrey Apodaca se fue a vivir a la Villa de Guadalupe con su familia y como él decía: bajo el amparo de la Virgen Guadalupana; poco después fue confinado en el Convento de San Fernando, donde protegido y atendido por los monjes permaneció hasta el día de su salida a Veracruz el 25 de septiembre, arropado por su familia y un gran grupo de fieles seguidores; regresaba a su patria en el buque Asia, el mismo que había arribado a la Nueva España, don Juan de O’Donojú. Escudo de los 30 caballeros fundadores de Córdoba, Ver. Juan José Rafael Teodomiro O´Donojú y O´Ryan, nació en Sevilla España, el 30 de julio de 1762, era de origen irlandés por los 4 costados. Aunque Alamán LOS TRATADOS DE CÓRDOBA | 143 dice que todavía nació en Irlanda antes del viaje de sus padres, su familia llegó a España huyendo de las persecuciones contra los católicos en su país. Quedó huérfano a los 8 años. Buen estudiante que desde muy joven mostró aptitudes militares, ingresó al ejército español a los 20 años, donde desarrolló una carrera brillante; llegó a ser Teniente General del Ejército y Ministro de Guerra y Marina, liberal, defensor siempre de sus ideales. Gracias a sus méritos llegó a ser jefe político de Sevilla y Capitán general de Andalucía. Tenía 50 años cuando se firmó la constitución de Cádiz y 59 cuando recibió su nombramiento para acudir a Nueva España el 25 de enero de 1821, designado, como hemos visto en renglones anteriores, por la presión ejercida por las Cortes sobre el rey Fernando VII, como Capitán General y Jefe Político Superior de la Nueva España y sucesor del depuesto virrey Juan Ruiz de Apodaca, Conde de Venadito. Muy fuertes serían dichas presiones que sólo así se logró que Fernando VII diera tan alto e importante nombramiento a quien era declarado enemigo suyo, y hacia el cual guardaba resentimiento, no sólo en contra de su persona, sino también, su régimen y sobre todo, sus ideas políticas, habiendo autores que llegan a calificarlo de republicano. Aún a sabiendas de la premura por su partida que escocía a los diputados ya que seguramente estarían para este momento al tanto de los notables aconteceres en la Nueva España, O’Donojú se tomó su tiempo en preparativos de embarque y traslado, lo mismo que el Ministro de Ultramar, quien entregó a don Juan las “Instrucciones para Gobernar”, fechadas en Madrid el 2 de marzo, un ya anacrónico mamotreto que contenía 40 apartados iniciando por la forma de Gobierno político, además de otros y variados asuntos, como el apartado 19 que si no por ignorancia, sí con ingenuidad se afirmaba que: “… felizmente en las Provincias encargadas a su mando solo existen muy cortos restos de insurrección; sin embargo dentro de todo, llamó gratamente mi atención las recomendaciones que se le hacen en los apartados 28 y 32, en el primero dice: “28… S.M. encarga particularmente a V.E. que haga los mayores esfuerzos para que se propague el importante preservativo de la vacuna, haciendo desaparecer todas las preocupaciones que lo impidan...” y pide asimismo se haga un reporte completo del estado y resultados de la vacunación por los profesionales en la materia. Es importante recordar aquí que la vacuna que preocupaba a la corona española era contra la viruela, -enfermedad que apareció en la Nueva España en 1520, y diezmó sobre todo a la población indígena. La vacuna, descubierta por el Dr. Jenner, había llegado a América en 1803 traída de España y aplicada casi de manera heroica por el Dr. Javier Balmis y la enfermera Isabel Zendal, paliando en gran medida los contagios. Sin embargo, debido a que una Juan O´donoju José Francisco Rodríguez (Ca. 1780-Ca. 1834) Retrato en cera 6.5 x 5.5 cm Colección particular México Agustín de Yturbide José Francisco Rodríguez (Ca. 1780-Ca. 1834) Retrato en cera 6.5 x 5.5 cm Colección particular México 144 | BICENTENARIO DEL PLAN DE IGUALA Y DE LA INDEPENDENCIA DE MÉXICO 1821 - 2021 LOS TRATADOS DE CÓRDOBA | 145 de sus oficiales y que los realistas pudiesen entrar a ver a sus familias; asimismo se permitió la entrada de mercancías al mercado de abastos. Nunca pudo el desdichado de O’Donojú imaginar más deplorables condiciones, de las que nadie hubiera podido salir airoso. Dado que en la Capital el Gral. Novella encargado del gobierno, era jefe de facto, sin nombramiento oficial, ni autoridad para jurar ante él su cargo, siendo su inferior, O’Donojú, sin más dilación, el 3 de agosto presta “el juramento de estilo” en el mismo puerto ante el comandante de éste, el Gral. José Dávila, asumiendo por ello y en ese momento, el cargo de Capitán General y Jefe político de la Nueva España, con todas las atribuciones que este cargo le confería. gran mayoría de la población era reacia a recibirla, la viruela seguía hasta ese momento azotando por oleadas sobre todo a poblaciones rurales. Se lee en el apartado 32…” Corresponde á V.E. en las Provincias de su mando fomentar y promover por todos los medios la instrucción pública siendo incansable en excitar el celo de las corporaciones… /con especialidad en cuanto al establecimiento de escuelas de primeras letras prefiriendo en ellas el método Lancaster…” Era éste un método de enseñanza inglés que recién se aplicaba en España con buenos resultados por la rapidez del aprendizaje. A O’Donojú le siguen llegando comunicados y el 28 de marzo en otro Decreto Real se le informa que su nombramiento se extiende con las mismas características que los que se expiden en la Península Ibérica, y se le aconseja que no se hagan gastos inútiles a su entrada a México. Al fin llega el 30 de mayo de 1821 y acompañado de su familia: su esposa, -sus dos hijos ya habían muerto- y dos sobrinos y una numerosa tropa, se embarca en el navío Asia que al mando del capitán José Primo de Rivera, ese mismo día zarpa de Cádiz rumbo a América y haciendo escala en Puerto Cabello, Venezuela llega a Veracruz el 30 de julio y según dice Carlos María de Bustamante era la una y cuarto y como mal fario ese mismo día tiembla la tierra y se suma para él toda una cadena de desgracias. Se traslada al Fuerte de San Juan de Ulúa ya que el puerto estaba Catedral de la Inmaculada Concepción Córdoba, Veracruz, México Fotografía Fernando Parra Farina asediado por Antonio López de Santa Anna, recién estrenado insurgente. Mueren casi enseguida de vómito negro, dos sobrinos que le acompañaban, y en pocos días, 7 de sus oficiales y 100 soldados de la tropa. Cuando apenas desembarca es informado de que el Ejército Trigarante había ocupado ya toda la nación y muchos jefes realistas y sus tropas se habían pasado al bando insurgente; sólo quedaban México la capital, Acapulco, Durango, Chihuahua, Veracruz puerto y la Fortaleza de Perote como reductos realistas. Viendo las deplorables condiciones del puerto sitiado casi sin agua ni víveres, acuerda con Santa Anna el libre paso Decide entonces ponerse en contacto con Iturbide, a saber, el jefe de los Trigarantes, por lo que le envía dos misivas, una con tono y forma oficial dirigiéndose al Jefe superior del ejército imperial de las Tres Garantías llamándole su Excelencia. La otra de carácter personal en la que lo llama amigo y la que le pide una reunión para hablar de la situación de la Nueva España rogándole sea en algún lugar más salubre y con mejores condiciones climáticas. Iturbide propone la Villa de Córdoba y ahí se hace la cita. La fecha se fija para la mañana del 24 de agosto. Mientras tanto a Iturbide las cosas no le podían haber salido mejor. Para ese momento crucial estaba por cumplir 38 años, había nacido el 27 de septiembre de 1783, en Valladolid, hoy Morelia. Ése día entraba doña Josefa Arámburu y Carrillo en su cuarto día de trabajo de parto; familia y comadronas, angustiadas Palacio Municipal de Córdoba. Veracruz, México Fotografía Fernando Parra Farina 146 | BICENTENARIO DEL PLAN DE IGUALA Y DE LA INDEPENDENCIA DE MÉXICO 1821 - 2021 decían que sólo un milagro podría salvar a la madre y al niño. Con su último aliento pidió Josefa que le trajeran la capa de san Diego Basalenque que guardaban en el convento de los agustinos; apenas rozó esta reliquia a la parturienta, el niño nació fuerte y sano, y la madre se recuperó a ojos vistas, por lo que decidió llamar a la criatura Agustín, pero también Cosme Damián de apellidos Iturbide y Arregui, como José Joaquín el padre, Arámburu Carrillo y Villaseñor, como ella; su marido y sus padres eran originarios de Navarra, España. Agustín creció como un niño fuerte y espabilado; muy joven entró al seminario, que no era lo suyo y en el que no pasó mucho tiempo. Se alistó entonces en calidad de alférez honorario al regimiento provincial de Valladolid. Era gallardo, arrogante y guapo, tenía fama de ser el mejor jinete en el mejor caballo, pues siempre los suyos eran de excelente raza y estampa, ejecutaba las mayores proezas de charrería o rejoneo y burlaba a los toros en las plazas o bailaba ligero; siempre de impecable uniforme, era un agasajo para las jóvenes damas y las no tan jóvenes, muchas de las cuales se le rendían. A los 22 años se casó con Ana María Huarte, quien aportó riquísima dote al matrimonio y a la que dejaba sola por largos períodos por sus encomiendas militares, pero eso sí, cada vez que regresaba, le dejaba un fruto de su amor, diez hijos tuvieron. Por la rama materna, Villaseñor, era pariente del cura Hidalgo quien le propuso unirse a la lucha armada, lo que declinó, según diría más tarde “porque aquella revolución estaba mal concebida, y no podía producir más que desorden sangre y destrucción”, razón tenía; siguió luchando en las filas realistas donde se distinguió por sus triunfos en las batallas, hasta que su genio militar y su ambición le hicieron ver que las circunstancias eran las propicias y él podría ser el artífice de la independencia. Muy bien aconsejado, elaboró su Plan de Independencia de la América Septentrional con el cual, es innegable, sedujo a Vicente Guerrero; sin lugar a dudas mucho debió pesar en su ánimo el hablar de “igualdad”; Muy cierto es que estos dos personajes tuvieron que haberse encontrado y terminar sus acuerdos, la Independencia no era poca cosa. Antes de esto y desde fines de 1820, aunque Guerrero defendía como león la sierra del sur, la insurgencia estaba ya muy mermada, pocos reductos quedaban: Guadalupe Victoria en Veracruz, o el valiente José Joaquín Herrera donde se le necesitaba, Bravo y pocos más. Es así que Agustín de Iturbide, después de ser nombrado Comandante General del Sur y sus subalternos sufrir varias derrotas infligidas por Guerrero y el capitán Pedro Ascencio, su mano derecha, percibió la inutilidad de seguir la lucha armada e intuyó que el momento que esperaba era el que se le presentaba en esos momentos y que la única manera de poner en práctica su Plan de Independencia de la América Septentrional y lograr así la paz, era negociando con el caudillo fuerte que le quedaba a la insurgencia. Por ello decidió escribir a Vicente Guerrero y proponerle entrar en tratos para pactar y lograr la paz y sobre todo la Independencia de la Nueva España. Supuestamente el encuentro se verificó en Acatempan para sellar el pacto de unión. No existe ningún documento que avale este encuentro, ni siquiera un fanático de la comunicación epistolar, como lo era Iturbide, lo relató en alguna de sus misivas, así como tampoco hay testimonio de alguno de los muchos testigos LOS TRATADOS DE CÓRDOBA | 147 presentes del susodicho encuentro. El único que habla de ello es Lorenzo de Zavala, un masón de triste memoria, interesado amigo de Vicente Guerrero, menospreciado como historiador por muchos que sí lo eran y que lo tachan de descuidado y poco limpio en su trabajo. Zavala dice haberlo escuchado de los propios labios de don Vicente, pero el caso es que ni siquiera recuerda la fecha o el nombre del lugar donde ocurrió tal acontecimiento. Jaime del Arenal publicó recientemente haber encontrado un breve documento inédito en el poblado de Teloloapan, Gro., que fue dirigido por Agustín de Iturbide a Vicente Guerrero desde el 26 de noviembre de 1820, con lo que se descarta la afirmación de que la primera carta, enviada por Iturbide a Guerrero habría sido la de fecha 10 de enero de 1821, dirigida de un liberal a otro, proponiéndole llegar a acuerdos de paz y pidiéndole si desconfiaba, que enviara a uno de los suyos a entrevistarse con él en Chilpancingo para enterarlo de sus planes. Tarde contestó Guerrero esta carta, pero en su contenido se dejan ver atisbos de entendimiento. En pocos días se sucedieron larguísimas cartas hasta la aceptación total de Guerrero del plan propuesto por Iturbide; se cuenta que, uno de sus subalternos le preguntó el por qué tanta correspondencia, a lo que Iturbide contestó – más vale derramar tinta que derramar sangre-. Según Lucas Alamán nunca se encontraron hasta después de la proclama del Plan de Iguala, y en cambio, Carlos Ma. de Bustamante dice que después de tan profusa correspondencia fue necesaria una entrevista personal. El caso es qué con su aceptación, no rendición, debemos reconocer el gran sacrificio que supuso para Vicente Guerrero como el patriota que en ese momento era, reconocer la valía del plan libertario que buscaba el orden y una constitución y poner bajo las órdenes de Iturbide su otrora acérrimo enemigo a su persona, su prestigio, ejército e ideales, todo por el bien de la patria; recordemos que poco antes al rechazar el indulto que le ofrecía el virrey Apodaca había dicho ¡La Patria es Primero! Córdoba para siempre Jaime Sánchez Nava (1964) Mural (detalle), 2010 Palacio Municipal de Córdoba, Veracruz México 148 | BICENTENARIO DEL PLAN DE IGUALA Y DE LA INDEPENDENCIA DE MÉXICO 1821 - 2021 Después del supuesto abrazo de Acatempan o reunión en Teloloapan y la proclamación el 24 de febrero de ese mismo año, del Plan de Iguala, como ya era conocido su Plan de Independencia de la América Septentrional, que había significado la reunión de los ejércitos insurgente y realista en uno solo: el Ejército Trigarante o de las Tres Garantías -Religión, Unión e Independencia-, las cartas de O´Donojú, redondeaban sus planes. El 23 de agosto por la mañana, llegó don Juan de O’Donojú a la villa de Córdoba escoltado por Antonio López de Santa Anna, donde fue muy bien recibido y distinguido; más tarde, procedente de Puebla, llegó don Agustín de Iturbide y desde su entrada fue vivamente aclamado y festejado por un pueblo deseoso de conocer al nuevo jefe del Ejército Trigarante. Éste, de manera galante y cortés, esa misma tarde acudió a la casa del conde de Zevallos y presentó sus respetos a la Sra. de O’Donojú, Josefa Sánchez Barriga, antes que a su marido; Iturbide y O’Donojú se reunieron al día siguiente y ya sabemos que antes de firmar el tratado oyeron Misa cada uno en el oratorio de la casa donde se alojaban, pero no sólo para que las cosas salieran bien, sino porque el 24 de agosto es el día de san Bartolomé- el apóstol que murió desollado- y como todas las celebraciones de los apóstoles en ese entonces, era fiesta de guardar y obligaba a oír Misa. O´Donojú lo hizo en la Casa del conde de Zevallos e Iturbide en la casa de la familia Segura, actualmente Portal de la Gloria. A continuación, Iturbide acudió a la casa de Zevallos, donde presentó a don Juan el Plan de Iguala y es ahí donde Iturbide dijo a O´Donojú: “Supuesta la buena Fe y Armonía con que nos conducimos en este negocio, creo que será fácil cosa desatar el nudo sin romperlo”. Después de breves aclaraciones y propuestas, sin más preámbulo, dictaron el documento que, aunque basado en el Plan de Iguala, no era una copia de éste. Entre otras cosas y a petición de O’Donojú, en el de Córdoba no se hablaba de religión, ya que no se nombra a la Iglesia y sus privilegios, sí de respeto a la vida de los españoles y sus propiedades, mediante indultos, del libre regreso de tropas del rey a España y la anuencia a todos los peninsulares inconformes de regresar a España con sus caudales y se hablaba de concordia y buena voluntad, sin represalias para nadie. También de la creación de una Junta de Gobierno en la que él, O’Donojú, formaría parte. Asimismo, pidió al secretario Domínguez Manzo, retirara del documento todas las frases elogiosas y de alabanza a su persona que ahí se expresaban. LOS TRATADOS DE CÓRDOBA | 149 En el archivo Municipal de Córdoba existe un documento extraído de las memorias del historiador y arqueólogo cordobés, Ramón Mena Isassi, en las que reproduce el relato que en su tiempo le hizo su abuelo José Ma. Mena Blanco, quien fuera notario y escribano del Ayuntamiento en este decisivo año de 1821, y por ello un posible testigo presencial de tan singular hecho, que entre otras descripciones dice: …ante la mesa, dos sillones abaciales de caoba con espaldares de damasco de seda y en la testera la silla para el secretario de O’Donojú. O’Donojú está sentado y tiene en la mano el bastón de mando, viste casaca azul de peto rojo bordado con laureles de oro y botones del mismo metal; por la puerta lateral entra Iturbide de casaquín militar rojo de cuello alto, bordado de laureles en sesgo y botones de oro, avanza desprendiéndose el sable suriano del tahalí acharolado, para evitar el golpe en los acicates de oro de la bota acharolada en contraste con el pantalón de ante blanco. Hace una reverencia a O’Donojú que lo sienta a su derecha, y se le oye decir: dada la buena fe que nos anima en este negocio creo que será cosa fácil que desatemos el nudo sin romperlo. Entre tanto el secretario, hábil pendolista se aproxima el tintero de Talavera de la Reina erizado de plumas de ave y a la vera un marmajalero también talaverano, reconoce los puntos de pluma en la uña del pulgar y se coloca bajo los ojos el blanco pliego de papel de Holanda y con letra vertical española, de fines del siglo XVIII, principia a escribir al dictado, ora de O’Donojú, ora de Iturbide, desde el artículo primero en el que se declaraba la Independencia, hasta el décimo séptimo que dicta de O’Donojú ofreciendo emplear su autoridad para que las fuerzas españolas verifiquen su salida sin efusión de sangre y por una capitulación honrosa. Se sacaron cuatro tantos del documento que signaron Iturbide, de O’Donojú y el secretario, espolvoreando con marmaja la bella caligrafía que en los gruesos perfiles de la palabra Independencia daba reflejos de preciada joya… Este documento que sería conocido como “Tratados de Córdoba”, en sus primeros artículos dice: Tratados de Córdoba 24 de agosto, 1821 Tratados de Córdoba, Agustín de Iturbide, Juan O´donojú. Archivo del Palacio Municipal de Córdoba, Veracruz, México 150 | BICENTENARIO DEL PLAN DE IGUALA Y DE LA INDEPENDENCIA DE MÉXICO 1821 - 2021 Tratados celebrados en la Villa de Córdoba el 24 del presente entre los Señores D. Juan O’Donojú, Teniente general de los Ejércitos de España, y D. Agustín de Iturbide, primer Jefe del Ejército Imperial Mejicano de las tres Garantías. Pronunciada por Nueva España la Independencia de la antigua, teniendo un ejército que sostuviese este pronunciamiento, decididas por él las Provincias del reino, sitiada la Capital en donde se había dispuesto a la autoridad legítima, y cuando solo quedaban por el gobierno europeo las plazas de Veracruz y Acapulco, desguarnecidas y sin medios de resistir a un sitio bien dirigido y que durase algún tiempo; llegó al primer puerto el Teniente general D. Juan O’Donojú con el carácter y representación de Capitán General, y Jefe superior político de este reino, nombrado por su M.C. quien deseoso de evitar los males que afligen a los pueblos en alteraciones de esta clase, y tratando de conciliar, los intereses de ambas Españas, invitó a una entrevista al primer Jefe del Ejército Imperial D. Agustín de Iturbide, en la que se discutiese el gran negocio de la independencia, desatando sin romper los vínculos que unieron a los dos continentes. Vertióse la entrevista en la villa de Córdoba el 24 de agosto de 1821, y con la representación de su carácter el primero, y la del Imperio Mexicano el segundo; después de haber conferenciado detenidamente sobre lo que más convenía a una y otra nación atendido al estado actual, y las últimas ocurrencias, convinieron en los artículos siguientes que firmaron por duplicado, para darles toda la consolidación de que son capaces esta clase de documentos, conservando un original cada uno en su poder para mayor seguridad y validación. 1. Esta América se reconocerá por Nación soberana e independiente, y se llamará en lo sucesivo Imperio Mexicano. 2. El gobierno del Imperio será monárquico constitucional moderado. Detalle del exterior actual del inmueble conocido como Portal Zevallos, lugar en donde O’donojú e Iturbide firmaron los Tratados de Córdoba, en Córdoba. Veracruz, México. Fotografía Fernando Parra Farina 3. Será llamado a reinar en el Imperio Mexicano (previo el juramento que designa el artículo 4º del Plan) en primer lugar el Sr. D. Fernando Séptimo Rey Católico de España, y por su renuncia o no admisión, su hermano el Serenísimo Señor Infante D. Carlos; por su renuncia o no admisión el Serenísimo Señor Infante D. Francisco de Paula; por su renuncia o no admisión el Serenísimo Señor D. Carlos Luis Infante de España antes heredero de Etrúria, hoy de Luca, y por renuncia o no admisión de éste, el que las Cortes del Imperio designaren LOS TRATADOS DE CÓRDOBA | 151 4. El Emperador fijará su Corte en México que será la Capital del Imperio. 5. Se nombrarán dos comisionados por el Exmo. Señor O’Donojú, los que pasarán a la Corte de España a poner en las Reales manos del Señor D. Fernando VII, copia de este tratado, y exposición que le acompañará para que sirva a S.M. de antecedente, mientras las Cortes del Imperio le ofrecen la corona con todas las formalidades y garantías, que acento de tanta importancia exige; y suplican a S.M. que en el caso del artículo tercero se digne noticiarlo a Tratados de Córdoba. Villa de Córdoba, 24 de agosto de 1821. Fuente: Tomado de la edición oficial que mandó imprimir el gobierno independiente, poco después de su instalación en la ciudad de México. Documento que obra en el Archivo General de la Nación, ramo, Impresos Oficiales, t. 60, exp. 3. transcripción con facsímil 52 CONSTITUCIÓN DE 1917. FUENTES HISTÓRICAS los serenísimos Señores Infantes llamados en el mismo artículo por el orden que en él se nombren; interponiendo su benigno influjo para que sea una persona de las señaladas de su augusta casa la que venga a este Imperio, por lo que se interesa en ello la prosperidad de ambas naciones, y por la satisfacción que recibirán los mejicanos en añadir este vínculo a los demás de amistad, con que podrán, y quieren unirse a los españoles. 6. Se nombrará inmediatamente conforme al espíritu del Plan de Iguala, una junta compuesta de los primeros hombres del Imperio por sus virtudes, por sus destinos, por sus fortunas, representación y concepto, de aquellos que están designados por la opinión general, cuyo número sea bastante considerable para que la reunión de luces asegure el acierto en sus determinaciones, que serán emanaciones de la autoridad, y facultades que les concedan los artículos siguientes. 7. La junta de que trata el artículo anterior se llamará junta provisional gubernativa. 8. Será individuo de la Junta provisional de gobierno el Teniente general D. Juan O’Donojú en consideración a la conveniencia de que una persona de su clase tenga una parte activa e inmediata Interior del inmueble conocido como Portal Zevallos, lugar en donde O’donojú e Iturbide firmaron los Tratados de Córdoba, en Córdoba. Veracruz, México Fotografía Fernando Parra Farina 152 | BICENTENARIO DEL PLAN DE IGUALA Y DE LA INDEPENDENCIA DE MÉXICO 1821 - 2021 LOS TRATADOS DE CÓRDOBA | 153 en el gobierno, y de que es indispensable omitir algunas de las que estaban señaladas en el expresado plan, en conformidad de su mismo espíritu. 9. La Junta provisional de gobierno tendrá un Presidente nombrado por ella misma, y cuya elección recaerá en uno de los individuos de su seno, o fuera de él, que reúna la pluralidad absoluta de sufragios; lo que si en la primera votación no se verificase se procederá a segundo escrutinio, entrando a él los dos que hayan reunido más votos. 10. El primer paso de la Junta provisional de gobierno, será hacer un manifiesto al público de su instalación, y motivos que la reunieron, con las explicaciones que considere convenientes para ilustrar al pueblo sobre sus intereses, y modo de proceder en la elección de Diputados a Cortes de que se hablará después. 11. La Junta provisional de gobierno nombrará en seguida de la elección de su Presidente una Regencia compuesta de tres personas de su seno o fuera de él, en quien resida el poder ejecutivo, y que gobierne en nombre del Monarca, hasta que éste empuñe el cetro del Imperio. 12. Instalada la Junta provisional, gobernará interinamente conforme a las leyes vigentes en todo lo que no se oponga al Plan de Iguala, y mientras las Cortes formen la Constitución del Estado. 13. La Regencia inmediatamente después de nombrada procederá a la convocación de Cortes conforme al método que determine la Junta provisional de gobierno; lo que es conforme al espíritu del artículo 24 del citado plan. 14. El poder ejecutivo reside en la Regencia, el legislativo en las Cortes; pero como ha de mediar algún tiempo antes que éstas se reúnan, para que ambos no recaigan en una misma autoridad, ejercerá la Junta el poder legislativo, primero, para los casos que puedan ocurrir, y que no den lugar a esperar la reunión de las Cortes; y entonces procederá de acuerdo con la Regencia: segundo, para servir a la Regencia de cuerpo auxiliar y consultivo en sus determinaciones. 15. Toda persona que pertenece a una sociedad, alterado el sistema de gobierno, o pasando el país a poder de otro Príncipe, queda en el estado de la libertad natural para trasladarse con su fortuna adonde le convenga, sin que haya derecho para privarle de esta libertad, a menos que tenga contraída alguna deuda con la sociedad a que pertenecía por delito, o de otro de los modos que conocen los publicistas: en este caso están los europeos avecindados en N.E. y los americanos residentes en la Península; por consiguiente serán árbitros a permanecer adoptando éste o aquella patria, o a pedir su Entrevista de los señores generales O’Donojú, Novella y Agustín de Iturbide en Tacubaya el 13 de septiembre de 1821 Anónimo Óleo sobre tela, siglo XIX 135.5 x 94 cm Museo Nacional de Historia INAH México. 154 | BICENTENARIO DEL PLAN DE IGUALA Y DE LA INDEPENDENCIA DE MÉXICO 1821 - 2021 pasaporte, que no podrá negárseles, para salir del reino en el tiempo que se prefije, llevando o trayendo consigo sus familias y bienes; pero satisfaciendo a la salida por los últimos, los derechos de exportación establecidos, o que se establecieren por quien pueda hacerlo. 16. No tendrá lugar la anterior alternativa respecto de los empleados públicos, o militares que notoriamente son desafectos a la independencia mexicana; sino que estos necesariamente saldrán de este Imperio dentro del término que la Regencia prescriba, llevando sus intereses, y pagando los derechos de que habla el artículo anterior. 17. Siendo un obstáculo a la realización de este tratado la ocupación en la Capital por las tropas de la Península, se hace indispensable vencerlo; pero como el primer jefe del Ejército Imperial, uniendo sus sentimientos a los de la Nación mejicana, desea no conseguirlo con la fuerza, para lo que le sobran recursos, sin embargo del valor y constancia de dichas tropas peninsulares, por la falta de medios y arbitrios para sostenerse, contra el sistema adoptado por la Nación entera, D. Juan O’Donojú se ofrece a emplear su autoridad, para que dichas tropas verifiquen su salida sin efusión de sangre, y por una capitulación honrosa.– Villa de Córdoba 24 de Agosto de 1821.– Agustín de Iturbide.– Juan O’Donojú.– Es copia fiel de su original.– José Domínguez. Es copia fiel de la original, que queda en esta Comandancia general. José Joaquín de Herrera Como ayudante secretario. Tomás Yllañes. México. Imprenta Imperial de D. Alejandro Valdés. LOS TRATADOS DE CÓRDOBA Aunque las Cortes Españolas desconocieron este Tratado con el argumento de que O’Donojú no tenía autoridad ni poder alguno para firmarlo, debemos precisar legitimando a los Tratados de Córdoba, que éstos se firmaron entre iguales. Aunque O´Donojú tenía dos títulos, uno militar y otro político, e Iturbide sólo tenía uno, el militar, ambos eran los jefes de los bandos en conflicto. Sin lugar a dudas fue éste un tratado militar convocado también para firmar la paz. Por todo ello, la lógica nos hace suponer que, como representante del rey y Jefe Máximo, don Juan O’Donojú era el único con potestad para firmarlo y que el rey de España nunca, a nadie, y bajo ninguna circunstancia iba a concederle expresamente, autorización para signar o decidir sobre un hecho de tal envergadura. Ahondando en ello cito a Iturbide en sus Memorias: “…digan los que desaprueban la conducta de O’Donojú, ¿qué habrían hecho en su caso o qué les parece que debió hacerse?” Con esta firma quedó sellada la Independencia de la Nueva España y podemos considerar a este Tratado como el Acta de Nacimiento de nuestro México Independiente. FUENTES 1.- Archivos Archivo de Indias de Sevilla, México. Sevilla España. Archivo Municipal de Córdoba, Córdoba Veracruz. 2.- Bibliografía Alamán, Lucas, Historia de México desde los primeros movimientos que prepararon su independencia en el año de 1808 hasta la época presente, Imprenta de J.M. Lara, México, 1850. Arróniz, Othón, Los Tratados de Córdoba, Colección Bicentenario-Centenario Instituto Veracruzano de la Cultura, Canal esq. Zaragoza Veracruz, Ver. México. Alessio Robles, Vito, Ramos Arizpe, UNAM, México, 1949. Ese mismo día se hicieron dos copias del documento, una quedaría en poder de Agustín de Iturbide y la otra en manos de Juan de O’Donojú. En los días siguientes en Córdoba y del original de O’Donojú, se hicieron varias copias y sabemos por lo menos que los destinatarios de tres de ellas fueron: el rey de España, el Gral. José Dávila en Veracruz y el Gral. Francisco Novella en México, la capital, y en ellas se habla del Tratado, en singular; las demás copias hechas a mano o las que fueron encargadas para su impresión al Coronel José Joaquín Herrera se conocieron como Tratados, de ahí es que se empezó a hablar en plural del Tratado de Córdoba, podemos considerar también al respecto otra razón: en los manuscritos originales del día 24 de agosto no se le pone ningún título al documento y en las hechas a mano o impresas en el país, se les titula Tratados, en plural. Copia del escudo del 1er. Imperio. Omar López Aíza. Escudo de Córdoba, Ver. Acrílico sobre tela. 27 de abril de 2021. Al día siguiente, 25 de agosto, Agustín de Iturbide se dirigió a Orizaba donde permaneció ese día y el siguiente; por su parte el matrimonio O’Donojú se quedó en Córdoba por lo menos hasta el día 31, ya que con esa fecha y desde Córdoba, redactó la carta que envió al Secretario de Estado de la Gobernación de Ultramar. Bustamante, Carlos Ma. de, Cuadro Histórico de la Revolución de la América Mexicana, comenzada en 15 de septiembre de 1810 por el ciudadano Miguel Hidalgo,1823, en: http://cdigital.dgb.uanl.mx/la/1080017737_C/1080017737_T1/1080017737_MA. PD Fuentes Aguirre, Armando, La otra historia de México, Hidalgo e Iturbide, la Gloria y el Olvido, Editorial Diana, S. A. de C.V, México D.F., 2008. Herrera Moreno, Enrique, El Cantón de Córdoba. Apuntes de Geografía, Estadística e Historia, Editorial Citlaltépetl, México, 1959. Le Brun, Charles, Retratos políticos de la Revolución de España, Filadelfia, E.E.U.U. 1826. Navarro y Rodrigo, Carlos, Vida de Agustín de Iturbide, Memorias de Agustín de Iturbide, Editorial América, Madrid, 1919. Riva Palacio, Vicente y Zárate, Julio, México a Través de los Siglos, Tomo Tercero, la Guerra de Independencia, México, Ballescá y Comp., Editores. 2 avenida del 5 de mayo, 2. Barcelona, Espasa y Comp., Editores. 221, calle de Córtes, 223, 1890. Rivera Pernia, Ernesto, Documentos Fundacionales, En prensa, 2020. Viesca Treviño, Carlos y colaboradores, Historia General de la Medicina en México, FM, UNAM, 2002. Zavala, Lorenzo, Ensayo Histórico de las Revoluciones de México desde 1808 hasta 1830, FCE, México, 1981. | 155 156 | BICENTENARIO DEL PLAN DE IGUALA Y DE LA INDEPENDENCIA DE MÉXICO 1821 - 2021 A 200 AÑOS DEL PLAN DE IGUALA | 157 A 200 AÑOS DEL PLAN DE IGUALA Jaime del Arenal Fenochio*1 Al cumplirse el bicentenario de la promulgación del Plan de Iguala o Plan para la Yndependencia de la América Septentrional suscrito por el coronel del ejército novohispano D. Agustín de Iturbide (Valladolid 1783 - Padilla 1824) el 24 de febrero de 1821, es conveniente acercarse nuevamente a su lectura, así como al conocimiento del proceso que lo originó, lo justificó y mediante el cual se elaboró. En apariencia, y al tratarse de un documento político ampliamente conocido, se supone que es mucho lo que se debería saber acerca de los objetivos y naturaleza del mismo; sin embargo, aún no lo suficiente si se quiere explicar satisfactoriamente su significado, en el proceso que llevó a la feliz consumación A 200 AÑOS DEL PLAN DE IGUALA de la Independencia mexicana, o mejor dicho, al establecimiento del Estado mexicano independiente y soberano en septiembre de 1821. Acerca del mismo escribí hace ya algunos años, y hoy puedo afirmar con seguridad conclusiones que hace décadas hubieran desconcertado a algunos historiadores, como fueron los casos hace cincuenta años de Ernesto Lemoine Villicaña (México 1927 - México 1993) y, sobre todo, de Antonio Martínez Báez (Morelia 1901 - México 2000). La primera es que si bien se firmó por Iturbide el 24 de febrero de ese año no se proclamó, sino hasta cuatro y cinco días después, ante la población y las tropas de Iturbide acantonadas en la población de Iguala. Su proclamación oficial se llevó a cabo hasta el 1 y 2 de marzo en la misma villa. La segunda, que D. Vicente Guerrero (Tixtla 1782 – Cuilápam 1831), el líder insurgente, ni lo firmó ni tuvo parte en su redacción, si bien hubo de conocer previamente sus principales puntos y manifestar su absoluta conformidad como resultado de la intensa y frecuente comunicación oral y escrita con Iturbide llevada a cabo a través de los enviados de ambos caudillos, entre los meses de noviembre de 1820 y febrero de 1821. Es decir, hasta donde sabemos, Guerrero no puede considerarse coautor del Plan como han sostenido varios biógrafos de éste. Más hubiéramos podido saber acerca de esta cuestión y de otras no menos importantes, si en la valiosa colección epistolar integrada por 12 tomos del Gral. Guerrero elaborada por su nieto, el Gral. Vicente Riva Palacio (México 1832 – Madrid 1896), y sospechosamente nunca dada a conocer por éste públicamente, se hubiera conservado el tomo I, correspondiente a documentos suscritos entre una fecha desconocida pero muy probablemente de finales de 1820 y el 30 de abril de 1821. Obra principal y directa; pues, de Iturbide, como él mismo lo afirmó sin que nadie de sus contemporáneos lo contradijera o pusiera en entredicho, fue resultado, sin embargo, de diversas consultas previas a personas de su confianza, abogados, militares y eclesiásticos, entre los cuales no se puede negar descartar a don Vicente. Tercero, y más importante, que el Plan, *1 CEID “Manifiesto al mundo o sea apuntes para la Historia” Caligrafía autógrafa de Agustín de Iturbide (1783 - 1824) Manuscrito teñido en sangre y encontrado entre la faja y la camisa de Agustín de Iturbide tras su ejecución por fusilamiento el 19 de julio de 1824. Biblioteca Digital Mundial 158 | BICENTENARIO DEL PLAN DE IGUALA Y DE LA INDEPENDENCIA DE MÉXICO 1821 - 2021 A 200 AÑOS DEL PLAN DE IGUALA | 159 junto con los Tratados de Córdoba, forman en su conjunto el fundamento constitucional del Estado mexicano independiente, como verdaderas “leyes fundamentales” o “constitucionales” -al decir de José María Gamboa (México 1856 – O. Atlántico 1911)- del mismo. Por último, hoy se puede asegurar que el programa político insurgente significado en la fórmula Chilpancingo - Apatzingán no fue del todo contrario al programa expuesto en Iguala - Córdoba; antes bien, el segundo aprovechó, sumó, corrigió y enriqueció al primero. al proclamar la Unión entre criollos, españoles, asiáticos y africanos como una de sus garantías. En consecuencia, hoy es posible afirmar que la tesis sostenida durante el 150 aniversario de la Consumación de la Independencia por el gobierno del presidente Luis Echeverría (México 1922) en relación al papel de Guerrero como “el consumador” de la misma, es absolutamente insostenible y falaz, sin que ello demerite la importancia de la participación y colaboración del caudillo sureño en el movimiento Trigarante, simbolizada en el mítico o veraz Abrazo de Acatempan. También es posible sostener el carácter liberal y moderno, no reaccionario ni absolutista, de ambos documentos al postular la existencia de un nuevo Estado libre y soberano, sujeto a una constitución escrita moderna, si bien bajo la forma monárquica de gobierno. Al cumplirse el Bicentenario de la promulgación del Plan, nuevas circunstancias históricas, el sistema democrático imperante, el avance de la historiografía académica, el conocimiento de nuevas fuentes y métodos de interpretación son muy distintos; por fortuna, a los que imperaron hace cien años cuando el gobierno mexicano, encabezado entonces por el Gral. Álvaro Obregón (Siquisiva 1880 - San Ángel 1928), la Cámara de Diputados federal y el licenciado José Vasconcelos (Oaxaca 1882 – México 1959) como rector de la Universidad Nacional, hicieron cuanto pudieron desde el poder, para sepultar definitivamente de la memoria colectiva el nombre y la obra de Agustín de Iturbide, que durante todo el siglo XIX y durante el Porfiriato habían sido objeto de un tratamiento historiográfico si bien injusto cuando menos honroso. La Revolución triunfante, por el contrario, radicalizó la injusticia y convirtió al Libertador en el innombrable por excelencia de la historia mexicana, tal y como lo he estudiado y probado en otro estudio. En el clímax de esta actitud política radical y, repito, injusta, se quitó el nombre de Iturbide de los muros de la Cámara de Diputados y se reprimió al Lic. Antonio Ramos Pedrueza (Parral 1864 – México 1930), profesor de la Escuela Nacional Preparatoria, por haber pronunciado en el anfiteatro de la misma un mesurado y equilibrado discurso sobre los orígenes e importancia del Plan de Iguala el 13 de agosto de 1921, lo que le costó su cese inmediato. Por ser poco conocido vale la pena transcribir el oficio de destitución dirigido a este profesor por el autor del Ulises Criollo: “Manifiesto al mundo de Agustín de Iturbide, o sea apuntes para la Historia” Agustín de Iturbide (1783-1824) Manuscrito teñido en sangre y encontrado entre la faja y la camisa de Agustín de Iturbide tras su ejecución por fusilamiento el 19 de julio de 1824. Biblioteca Digital Mundial 160 | BICENTENARIO DEL PLAN DE IGUALA Y DE LA INDEPENDENCIA DE MÉXICO 1821 - 2021 Se comunica cese al señor Profesor don Antonio Ramos Pedrueza Mesa: Rectoría Número: 19094 Al C. Director de la Escuela Nacional de Jurisprudencia Presente Habiendo tenido conocimiento de una conferencia dada por el C. Profesor don Antonio Ramos Pedrueza, en el Anfiteatro de la Escuela Nacional Preparatoria, en la cual con criterio partidista se hizo censura de todos los actos de la Revolución a la vez que el elogio de una de las figuras más dudosas de nuestra historia, figura que siempre ha servido de bandera a la reacción, la del llamado Emperador Agustín de Iturbide; he de merecer a usted se sirva participar al profesor mencionado, su cese inmediato, pues es mi deber como Jefe de la Educación Nacional, mantener en las cátedras y en los actos universitarios un criterio de imparcialidad y de liberalismo, pues si bien es cierto que nuestra Constitución garantiza la libre emisión de las ideas, también es verdad que no deben aprovecharse las cátedras y las instituciones oficiales, para que sirvan de desahogo a los enemigos del Partido Liberal que está en el poder y contra el Gobierno al cual prestan sus servicios, Este Gobierno es Republicano y no predicará en sus cátedras más que las teorías republicanas, por lo mismo no consentirá que se corrompa el criterio de los alumnos con la pretendida justificación de los hombres que siempre han sido un obstáculo para el progreso de nuestro país. No puede, por lo mismo, esta Universidad, patrocinar elogios a favor del autor del primer cuartelazo de nuestra Historia, ni tampoco la defensa de las teorías monárquicas. SUFRAFIO EFECTIVO NO REELECCIÓN México, D.F., a 15 de agosto de 1921 El Rector (Rúbrica) Vasconcelos “Manifiesto al mundo de Agustín de Iturbide, o sea apuntes para la Historia” Agustín de Iturbide (1783-1824) Manuscrito teñido en sangre y encontrado entre la faja y la camisa de Agustín de Iturbide tras su ejecución por fusilamiento el 19 de julio de 1824. Biblioteca Digital Mundial [En Ramos Pedrueza, Antonio. Expediente personal, AHUNAM, Centro de Estudios sobre la Universidad (CESU. Hoy Instituto de Investigaciones sobre la Universidad y la Educación). Núm. 1404, Foja 169.] A partir de entonces; se cumpliría el deseo político revolucionario, sólo contestado por algunos historiadores francamente conservadores o que; sin A 200 AÑOS DEL PLAN DE IGUALA | 161 162 | BICENTENARIO DEL PLAN DE IGUALA Y DE LA INDEPENDENCIA DE MÉXICO 1821 - 2021 A 200 AÑOS DEL PLAN DE IGUALA serlo, serían calificados así por la élite gobernante, por intentar un acercamiento imparcial al hombre y a su obra, hasta culminar con la inauguración el mismo año de 1971 de la Presa Vicente Guerrero, que sepultó bajo las aguas a la población de Padilla, Tamaulipas -donde se conservaba la capilla en la cual fuera sepultado Iturbide después de su fusilamiento, y que hoy la escasez de agua ha devuelto a la vista de todos-, y con el célebre decreto del 14 de septiembre, promulgado por el Presidente Echeverría (cuya muerte pudiera ocurrir, irónicamente, este año de 2021); verdaderos parteaguas de esta posición “revolucionaria”, que desde entonces no ha dejado de declinar, gracias a las obras de un sinnúmero de historiadores profesionales, tanto nacionales como extranjeros, lo que explica la relativa tolerancia del gobierno federal en curso, y el desapasionamiento de los participantes en foros, congresos, seminarios y publicaciones que se prevén para este año, donde tanto el Congreso y el gobierno federales, como las poblaciones de Iguala, Córdoba y México se aprestan a celebrar la consumación de la independencia mexicana, sin omitir el nombre del autor del Plan y de quien encabezó inteligente y conciliadoramente, el camino hacia el Acta de Independencia del Imperio mexicano, firmada el 28 de septiembre de 1821. Si en 1971 Martínez Báez se propuso analizar “el trasfondo constitucional del movimiento de Iguala” para diferenciarlo del insurgente; hoy, a doscientos años del establecimiento del Estado constitucional mexicano, sabemos que fue gracias a un programa independentista -único en América | 163 latina-, que se orientó hasta donde le fue posible, por el respeto a la vigencia de la Constitución española de 1812, vigente entonces en todo el reino de la Nueva España, la Audiencia de Nueva Galicia, la Capitanía General de Guatemala, la de Yucatán y en las Provincias Internas de Oriente como de Occidente, conforme precisamente a lo establecido en Iguala y ratificado en lo convenido en Córdoba, entre Iturbide y el último Capitán General de la Nueva España, don Juan O’Donojú (Sevilla 1762 - México 1821). Por ello resulta importante destacar el papel que jugaron ambos documentos para dicho establecimiento, como piezas fundantes de un orden constitucional moderno, a la par de la propia Constitución hispana y en tanto un congreso constituyente mexicano, discutía y aprobaba una nueva constitución adecuada al nuevo Estado. Es decir, que el Plan de Iguala y el Tratado de Córdoba deben -como de hecho lo fueron-, considerarse como los documentos básicos y primarios de dicho orden, o como el auténtico “trasfondo constitucional” del México independiente. Si bien no fueron constituciones propiamente dichas, su naturaleza sí fue constitucional; es más, constituyente; o, al decir del Abate de Sieyès (Fréjus 1748 – París 1836), el célebre político, publicista y escritor francés autor de ¿Qué es el tercer estado?, obra de un “poder comitente” que da origen a verdaderas “leyes fundamentales”, “leyes fundantes” o, en términos de Gamboa, “leyes constitucionales”. Así lo han reconocido todos los historiadores de nuestras constituciones, tanto del siglo XIX como del XX, entre los cuales cabe la pena mencionar, a manera de ejemplos, a Isidro Montiel y Duarte (Mérida 1821 – Toluca 1892), el ya citado Gamboa, Manuel Herrera y Lasso (San Luis Potosí 1890 – México 1967) y Felipe Tena Ramírez (Morelia 1905 - México1994). Y así lo enseñaría el primer constitucionalista mexicano, Juan María Wenceslao Sánchez de la Barquera (Querétaro 1779 – México 1840), en sus Lecciones de Política y Derecho Público para instrucción del pueblo mexicano impresas en 1822: [A] Nosotros [se refiere a los mexicanos] en el tiempo intermedio a nuestra independencia, y la reunión del Congreso “Manifiesto al mundo de Agustín de Iturbide, o sea apuntes para la Historia” Agustín de Iturbide (1783-1824) Manuscrito teñido en sangre y encontrado entre la faja y la camisa de Agustín de Iturbide tras su ejecución por fusilamiento el 19 de julio de 1824. Biblioteca Digital Mundial 164 | BICENTENARIO DEL PLAN DE IGUALA Y DE LA INDEPENDENCIA DE MÉXICO 1821 - 2021 nacional, que es a quien pertenece dictar la Constitución y las leyes que de ella deben dimanar, nos ha servido de fundamento el Plan de Iguala y los Tratados de Córdova que dejando en su vigor la Constitución española, solo la han modificado en lo que se opone a nuestra situación política, mientras se sanciona la nuestra, que llevará el nombre que dicte la nación. Y así lo previó el propio Emperador y lo confesó ante la Junta Nacional Instituyente, cuando durante la crisis del año 1822 afirmó: “Manifiesto al mundo de Agustín de Iturbide, o sea apuntes para la Historia” Agustín de Iturbide (1783-1824) Manuscrito teñido en sangre y encontrado entre la faja y la camisa de Agustín de Iturbide tras su ejecución por fusilamiento el 19 de julio de 1824. Biblioteca Digital Mundial Me propuse proveer para el primer Congreso, cuya existencia debía ser anterior a la Constitución, lo que ella proveerá para la institución de los Congresos futuros. Me propuse en suma se obrase en todo con sujeción a una ley anterior: que la ley de la voluntad general fuese superior a toda autoridad, y que esta A 200 AÑOS DEL PLAN DE IGUALA | 165 ley fuese al mismo tiempo el apoyo y el vínculo de la confianza de la nación […] debemos procurar hoy que tenga cumplimiento lo que con este objeto se prescribió en el plan de Iguala, ... la adhesión a él de la nación entera nos presenta la norma más segura de nuestras ulteriores operaciones. Esa “ley de la voluntad general” se había manifestado al aceptar provincias, villas, ciudades, pueblo y pueblos, tropa y oficiales, clérigos seculares y frailes, y corporaciones el Plan y el Tratado: … bastaría el voto uniforme que después ha manifestado la Nación con su adhesión al Plan de Iguala y Tratados de Córdova, para reconocer en todo el rigor de los principios de derecho público la ratificación más solemne de aquel Plan y tratados, y la aceptación más clara y formal de las garantías que en él ofrecí con el ejército. Este carácter fundante o constituyente, le fue negado parcialmente por el célebre (por constituir una de las primeras piedras donde se fundamenta la historia oficial mexicana), decreto del restablecido primer Congreso mexicano al declarar el 8 de abril de 1821 que: Jamás hubo derecho para sujetar a la nación mexicana a ninguna ley y tratado, sino por sí misma o por sus representantes nombrados según el derecho público de las naciones libres. En consecuencia, no subsisten el Plan de Iguala, tratados de Córdoba, ni el decreto [de] 24 de Febrero de 1822, por lo respectivo a la forma de gobierno que establecen y llamamientos que hacen a la corona; quedando la nación en absoluta libertad para constituirse como le acomode,… desconociendo que en “absoluta libertad” el mismo Congreso al instalarse ese 24 de febrero del año 1822 había declarado solemnemente en las Bases Constitucionales, su aceptación de la forma monárquico constitucional establecida en el Plan Iguala y en el Tratado de Córdoba, con lo que, al decir de Tena Ramírez, aquellas Bases “consignaron como voluntad del Congreso los que habían sido compromisos entre Iturbide y O’Donojú”. La contradicción de dicho decreto, se pone de manifiesto en su artículo 2º donde sí reconoció la subsistencia de las Tres Garantías “por libre voluntad de la nación”, y “lo demás que contienen los mismos planes, tratados y decreto, que no se opongan al artículo anterior”. O sea, que este primer Congreso constituyente había manifestado dos veces su voluntad, ambas en plena libertad, pero no dentro del mismo ambiente y en circunstancias diferentes: una, el 24 de febrero de 1822, dotado de absoluta auctoritas, legitimidad democrática, y sin presión alguna; y otra, el 8 de abril del año siguiente, ya totalmente desprestigiado, sin la mínima “PLAN DE INDEPENDENCIA DE MEXICO”, Versión impresa del Plan de Independencia de la América Septentrional o Plan de Iguala. 166 A 200 AÑOS DEL PLAN DE IGUALA | BICENTENARIO DEL PLAN DE IGUALA Y DE LA INDEPENDENCIA DE MÉXICO 1821 - 2021 auctoritas incluso para quienes en un principio lo defendieron, y por quienes suscribieron el Plan de Casa Mata, y a punto de disolverse rodeado del mayor descrédito. Subrayar el carácter jurídico-constitucional fundante o fundamental del Plan de Iguala y del Tratado de Córdoba no es banal, porque para cierta historiografía, incluso reciente, orientada por intereses norteamericanos, su rechazo constituirá el argumento principal para establecer que con ambos documentos México no obtuvo su independencia, sino una simple autonomía; siendo por el contrario, la adopción del republicanismo y la consecuente promulgación de la Constitución federal de 1824 el hecho capital de la independencia absoluta del nuevo Estado. No hay duda que con esta opinión, los norteamericanos y sus historiadores afines, llevan agua a su molino, al desconocer desde sus propios filias republicanas el funcionamiento de las monarquías constitucionales europeas, tanto de las de entonces como de las actuales. Cabe; en consecuencia, repetirlo una y otra vez: México se independizó plenamente de España –o si se quiere, México nació como Estado absolutamente independiente de esa nación y de cualquiera otra-, como consecuencia de lo establecido en el Plan de Iguala y en el Tratado de Córdoba, que lo ratificó y lo complementó, y que ambos pusieron las bases constitucionales del nuevo Estado: Independencia, Religión y Unión; forma monárquica limitada de gobierno, constitución propia y ad hoc a la Nación mexicana, igualdad jurídica entre todos los habitantes del Estado, y bajo la denominación y estructura de un Imperio con visos claramente federales. Además, se dio a sí mismo nombre -el de su ciudad capital-, bandera y escudo; contó con ejército propio, con autoridades legítimas y continuó dentro de la vigencia de un orden jurídico que fue respetado, si bien sometido a un natural y lógico proceso de reformas. He aquí la grandeza de lo logrado por los mexicanos de aquel memorable año de 1821. Lo que verdaderamente hemos de festejar los mexicanos de hoy. | 167 ______ Un Imperio constitucional: el inédito Proyecto de constitución del Imperio mexicano de la Junta Nacional Instituyente (marzo de 1823). Tesis de Doctorado, Facultad de Derecho, Universidad Panamericana, 2021. Barquera, Juan María Wenceslao. Lecciones de política y derecho público para instrucción del pueblo mexicano. México, Imprenta de Doña Herculana del Villar y socios, 1822. [Ed. facsimilar, UNAM, México, 1991] Calvillo, Manuel. La consumación de la Independencia y la instauración de la República federal 1820-1824, Departamento del Distrito Federal, México, 1974, 2 tomos. (La República federal mexicana. Gestación y nacimiento vol. I y II). [2ª ed. México, El Colegio de México/El Colegio de San Luis, 2003] Chávez Guerrero, Herminio. Vicente Guerrero. El Consumador. Biografía. Cultura y Ciencia Política A.C., México, 1971. Diario de la Junta Nacional Instituyente del Imperio Mexicano. México, En la oficina de D. Alejandro Valdés, impresor de Cámara del Imperio, 1822 Tomo VII. Ed. facsimilar en Actas constitucionales mexicanas (1821-1824). IIJ/UNAM, México, 1980. Fuentes Diaz, Vicente. Revaloración del Gral. Vicente Guerrero, consumador de la Independencia. Gobierno del Estado de Guerrero, México, 1983. Gamboa, José María. Leyes constitucionales de México durante el siglo XIX. Oficina de la Secretaría de Fomento, México, 1901. Iturbide, Agustín de. Memorias escritas desde Liorna. Presentación de Camilo Ayala Ochoa. UNAM, México, 2007. ________ Plan de Yndependencia de la América Septentrional. Ed. facsimilar. Documentos del Centro de Estudios de Historia de México. Fundación Cultural de “Condumex” S.A., México, 1967. Montiel y Duarte, Isidro Antonio. Derecho público mexicano. tomo I. Imprenta del Gobierno, México, 1871. Ramos Pedrueza, Antonio. El Plan de Iguala. Sus orígenes y su importancia. Eusebio Gómez de la Puente, México, 1921. Robertson, William Spence. 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Independencia y Constitución en México (1816-1822). Zamora, El Colegio de Michoacán, 2002, pp. 93-119. [2ª ed., México, INEHRM, 2010.] Arenal Fenochio, Jaime del. “Ley y verdad histórica: el caso de Agustín de Iturbide”. En Un modo de ser libres. Independencia y Constitución en México (1816-1822). Zamora, El Colegio de Michoacán, 2002, pp. 221-269. [2ª ed., INEHRM, México, 2010] Lemoine Villicaña, Ernesto. “Vicente Guerrero y la consumación de la Independencia”. Revista de la Universidad de México. Ciento cincuenta años de Independencia. Año XXVI, número 4, diciembre de 1971, pp. 1-10. ________ “Nuevas fuentes para el estudio de la Consumación de la Independencia: el archivo epistolar inédito del Gral. Vicente Guerrero”. En Unión, Independencia, Constitución. Nuevas reflexiones en torno a Un modo de ser libres”. México, INEHRM, 2010, pp. 55-59. Martínez Báez, Antonio. “El trasfondo constitucional del movimiento de Iguala”. Revista de la Universidad de México. Ciento cincuenta años de Independencia. Año XXVI, número 4, diciembre de 1971, pp. 11-19. La versión del Plan de Iguala que se propagó como oficial apareció por primera vez en La Abeja Poblana del 2 de marzo de 1821, con el nombre de Plan o indicaciones para el gobierno Plan del Sr. Coronel Agustín de Iturbide (Plan de Iguala). 168 | BICENTENARIO DEL PLAN DE IGUALA Y DE LA INDEPENDENCIA DE MÉXICO 1821 - 2021 MÚSICA Y SOCIEDAD EN EL MÉXICO INDEPENDIENTE: ESTUDIO DE UNA CRÓNICA DEL OCASO NOVOHISPANO Música y sociedad en el México independiente: Estudio de una crónica del ocaso novohispano. Luis Díaz-Santana Garza*1 “Por doquiera que paso me celebran con cánticos, con himnos en mil metros”. El Unipersonal de don Agustín de Iturbide, emperador que fue de México, Música y sociedad en el México independiente: Estudio de una crónica del ocaso novohispano. José Joaquín Fernández de Lizardi El 4 de febrero del año 1800, en la ciudad de Valladolid, Nueva España, el Real Colegio de Carmelitas celebró la visita general del obispo, quien fue acompañado por su provisor y deán, así como por otros señores de su cabildo. De igual manera, concurrió el intendente y procurador general de la ciudad, comenzando la solemnidad con una visita a la sacristía, “en la que se manifestaron muchos y exquisitos parlamentos”. A la par, un coro, con “variedad de instrumentos y el órgano”, entonaba el himno Te Deum Laudamus. Posteriormente, la orquesta de la catedral interpretó una “armoniosa sinfonía” y, “para admiración de los inteligentes”, una de las niñas colegialas “cantó una área [sic]”, y otra tocó un concierto en el fortepiano, “en el que acreditó tanto su instrucción en la música como su destreza en dicho instrumento”. Antes de concluir la jornada se escucharon “otras varias composiciones que se cantaron y tocaron”. Publicada en la Gazeta de México, la reseña anterior ilustra varios de los elementos que podremos observar sobre la música en el siglo XIX: en primer término, se nos presenta como la actividad social participativa por excelencia. En segundo lugar, debo subrayar la importante presencia femenina en la interpretación de música vocal e instrumental. Además, la crónica nos habla de las formas musicales en boga y la convivencia entre obras eclesiásticas y música de concierto secular. Asimismo, da cuenta de la difusión del canto y de instrumentos antiguos como el órgano, pero también de los novedosos como el fortepiano, y los aparatos productores de sonido que conforman una orquesta, además del decoroso conocimiento musical en posesión de los asistentes y de los filarmónicos. Por si fuera poco, podemos percatarnos de la cercanía que existía entre la música y los poderes políticos y eclesiásticos. Finalmente, nos queda claro que esta soberbia recepción es una muestra de que la provincia mexicana no tenía una “pequeña vida musical como un reflejo atenuado de la capital”, como afirmó el músico Guillermo Orta Velázquez, animando el conflicto centroperiferia. Por lo tanto, el objetivo de este capítulo es analizar estos factores, toda *1 Profesor- investigador en la Unidad Académica de Artes de la Universidad Autónoma de Zacatecas. Miembro del Sistema Nacional de Investigadores. Perfil PRODEP. | 169 170 | BICENTENARIO DEL PLAN DE IGUALA Y DE LA INDEPENDENCIA DE MÉXICO 1821 - 2021 vez que algunos se convirtieron en una constante a lo largo de la decimonovena centuria. Música y sociedad En la reseña inicial es indiscutible la jerarquía social de la música en las celebraciones religiosas y civiles, dejando claro que, desde la antigüedad y hasta nuestros días, “la creación conjunta de música sirvió para facilitar el comportamiento cooperativo al anunciar la voluntad personal de colaborar, y al crear estados emocionales compartidos que conducen a la pérdida de límites, la unión y unidad grupal”, como mencionó el arqueólogo inglés Steven Mithen. Más adelante presentaré otros ejemplos de música en el espacio elitista, por ahora debo resaltar que el ámbito al que se refiere nuestro relato era precisamente el aristocrático, donde la transmisión de saberes musicales estaba gobernada primordialmente por la música impresa y los tratados copiados a mano: podríamos decir que era el ambiente “letrado” o “culto” de la música. Vista de la Ciudad de México, Pedro Gualdi (1808 - 1857) Óleo sobre tela, 1824 149 x 100 cm Col. Particular La detallada —y hasta obsesiva— descripción de los métodos para la enseñanza de la música y de los manuscritos musicales ha sido un tema central para algunos musicólogos en décadas recientes. Es verdad que ciertos volúmenes incluyen piezas “populares”, como el caso del Jarave insurgente en el álbum de Mariana Vasques —que contiene partituras para fortepiano y para canto con acompañamiento—, pero estos cuadernos eran principalmente para uso personal MÚSICA Y SOCIEDAD EN EL MÉXICO INDEPENDIENTE: ESTUDIO DE UNA CRÓNICA DEL OCASO NOVOHISPANO y, como señalé en un artículo reciente, formaban “parte de una cultura a la que no todos tenían acceso”, existiendo pocos estudios que se adentran en el contexto social y su impacto recíproco en la ciencia y arte de los sonidos, particularmente de la música que se difundía en las zonas rurales y en los barrios marginados de las ciudades novohispanas. El jarabe fue justamente una de esas formas musicales menospreciadas y hasta censuradas, como lo muestra la prohibición de “el canto y bayle del jarave gatuno”. El 5 de octubre de 1802, el Santo Oficio de México publicó un edicto, donde recordaba al público que en 1766 había tenido ocasión de proscribir “las coplas llamadas del chuchumbé”, manifestando que “en nuestros días se ha introducido otra especie de baile, llamado jarave gatuno, tan indecente, disoluto, torpe y provocativo que faltan expresiones para significar su malignidad y desenvoltura”. Dos meses después, el virrey Félix Berenguer de Marquina confirmó la prohibición hecha por la inquisición, mandando que los transgresores “sufrirán la pena de vergüenza pública y dos años de presidio”. Constatamos que la desaprobación de las músicas y danzas “indecentes” no eran nuevas, y abarcaron a todas las piezas llamadas genéricamente “son”, es decir, “los jarabes, jaranas, fandangos y otras variantes mestizas”, que varios investigadores, entre ellos la historiadora de la danza Maya Ramos Smith, consideran descendientes de “las seguidillas, fandangos y zapateados españoles, sin quedar exentos de influencia negra”. Y podría agregar que seguramente también la apropiación e ingenio de | 171 172 | BICENTENARIO DEL PLAN DE IGUALA Y DE LA INDEPENDENCIA DE MÉXICO 1821 - 2021 las comunidades étnicas de todo el país tuvo su peso en la fijación de las nuevas tradiciones sonoras picarescas. Sin duda la moral católica y los actores políticos jugaron un papel substancial en la prohibición de ciertas músicas y sus versos, pero hay que preguntar, ¿Cuál fue la influencia de las élites en la censura de las fiestas que celebraban las clases bajas? De entrada, como consecuencia de ser una música vinculada con la insurgencia, considero que la carga ideológica del jarabe fue una de las causas de su condena y, de hecho, no todos los integrantes de las capas superiores de la sociedad estaban en contra de tales diversiones, como demuestra lo que acontecía en las fiestas de la aristocracia, donde “se solía llevar mulatos MÚSICA Y SOCIEDAD EN EL MÉXICO INDEPENDIENTE: ESTUDIO DE UNA CRÓNICA DEL OCASO NOVOHISPANO al buen tono; que se alzan, se alargan y se ponen sobre las puntas de los pies […] para alcanzar a la altura de los bailes elevados”. Gracias a estos datos, y a la confidencia de la marquesa Calderón de la Barca, quien escribió que “en todas partes de México, en el campo y en la ciudad, en cada casa hay un piano”, comprobamos que los “salones burgueses” fueron mucho más numerosos de lo que originalmente se pensó, y que los músicos sirvieron como vasos comunicantes entre las tradiciones acústicas de las diversas capas de la sociedad, transmitiendo además ideas políticas y de libertad. Mujeres y música Como vimos al comienzo, el evento del Real Colegio de Carmelitas contó con la visible participación de diversas niñas colegialas que cantaron y tocaron instrumentos. Deducimos que las señoritas contaban con un digno nivel de conocimiento musical, declarado por la frase del redactor “para admiración de los inteligentes”. Desde el inicio de la vida independiente, los músicos de la nueva nación pretendieron difundir la “música de concierto” mediante el establecimiento de centros de enseñanza. El maestro Mariano Elízaga organizó en 1824 la primera academia de música por medio de la Sociedad Filarmónica Mexicana, y hay que destacar que no había discriminación de género, pues en su reglamento se indica que la admisión de las niñas en dicha academia “ha de ser bajo las mismas reglas que quedan expresadas para los hombres”. La música era una de las disciplinas más importantes en la educación femenina, aunque algunos escritores, como José Blanco White, considerasen al canto más “como ejercicio, y no como arte,” que “satisface una vanidad pueril y mezquina”, reprobando que “la moda ha generalizado la enseñanza de la música en el bello sexo, y la moda proscribe enteramente su uso, pasado cierto periodo en que parece satisfecha toda la ambición de la mujer, como si solo adquiriera gracias y talentos para cautivar al hombre”. para que amenizaran la reunión bailando el sarao y otros bailes”. Y si las élites normalmente aprendían a tocar y cantar música por medio de partituras, en las clases bajas predominaba la enseñanza “lírica”. Chivo expiatorio Anónimo Óleo sobre tela 40 x 94 cm Col. Galería La Granja Con frecuencia se desdeña la música que se transmite por medio de la oralidad, lo que podemos cotejar con un manuscrito redactado en Sombrerete en 1805, que hace referencia de las “licencias para cómicos, titiriteros, maromeros o músicos”, con lo cual vemos que los filarmónicos populares eran identificados como artistas trashumantes de poca monta. Sin embargo, también hay diversas crónicas que acreditan “los afanes, estudios y fatigas” de individuos que practicaron su instrumento por años antes de poder obsequiar a la sociedad sus “frutos melodiosos”. Dichos instrumentistas amenizaban los fandangos, tanto de menesterosos como de acaudalados, incluidos los bailes “que tienen aspiraciones Pero los cronistas del siglo XIX les recordaban a las jóvenes que “un día llegarán a ser madres, y podrán comunicar a sus hijos, sin el ministerio de un hombre extraño y mercenario, los elementos de las artes que cultivan”. El autor también menciona que “la música gimnástica, puede conducir insensiblemente a la música artística”, y que el estudio privado del canto o el piano en el hogar, tan extendido entre las jóvenes de estratos medios y altos, no sólo tenía como finalidad “cautivar al hombre”, sino la ejecución ante familiares y amigos en el salón: a fin de cuentas, eran presentaciones públicas, de las cuales los padres podían sentirse orgullosos. Incluso era pública la práctica cotidiana sobre el ébano y el marfil, aún a inicios del siglo XX, como reveló el cronista Ernesto del Hoyo cuando, hablando de la música que afloraba de los balcones, afirmaba que en cierta calle “no había casa en que no se escuchase su sonido”. Y sobre las reuniones amistosas, Antonio García Cubas anotó que “otras familias acuden a la tertulia con su contingente de apuestos galanes y hermosas jóvenes […] De esas jóvenes, las que se distinguen | 173 174 | BICENTENARIO DEL PLAN DE IGUALA Y DE LA INDEPENDENCIA DE MÉXICO 1821 - 2021 MÚSICA Y SOCIEDAD EN EL MÉXICO INDEPENDIENTE: ESTUDIO DE UNA CRÓNICA DEL OCASO NOVOHISPANO por sus progresos musicales, distraen a la concurrencia […] con brillantes fantasías de Thalberg o de Liszt ejecutadas en el piano”. Apreciamos que la práctica del piano y las tertulias eran en realidad actos públicos, y es sobresaliente la ostensible gala de virtuosismo pianístico. Algo similar observó la crítica musical estadounidense Meg Whalen cuando estudió las reuniones caseras en varias ciudades europeas, destacando que se difuminaban los límites de las clases sociales, y entre lo público y lo privado: “el salón es un fenómeno único. No es doméstico, tampoco está abierto a las masas. En el mejor de los casos, el salón es uno de los eventos específicos que debería llamarse ‘público’”. Consecuentemente, no es acertada la imagen que algunos historiadores de la música nos han transmitido de la mujer: recluida, practicando a solas en casa, y con un conocimiento tan elemental del arte musical que solamente se le podía considerar como simple amateur. Pero además de cantantes e intérpretes de instrumentos, las damas de alcurnia se distinguieron como protectoras de las artes, entre ellas estaba María de la Concepción Batres y Munilla. Debido a su mecenazgo, fue publicado en 1821 el Tratado de música y lecciones de clave por Mariano Lopez de Elizalde, quien menciona en su prólogo: “La dedicación de mi obra a la niña que hago mi mecenas, siendo mi dicipula [sic] prueba mi afecto a la música, y el muy sincero hacia esta señorita […] muy poderoso motivo para dedicar a sí el fruto de mis trabajos”. Las aportaciones femeninas en los jardines de Euterpe durante nuestro período de estudio se manifiestan, además, por el hecho de que al menos tres de los manuscritos musicales más representativos que se conservan de tiempos de la guerra de independencia fueron recopilados por damas letradas: Guadalupe Mayner, Mariana Vasques y Merced Acebal. Lo que he descrito hasta aquí era parte de la vida cotidiana de las señoritas y señoras que integraban los estratos económicos medios y altos de la sociedad, aunque algunas damas de abolengo, y otras muy humildes, tuvieron una colaboración relevante, no sólo en la música, sino también en la mismísima guerra de independencia. En el Archivo Histórico del Estado de Zacatecas, por ejemplo, hay al menos una decena de averiguaciones contra mujeres acusadas de apoyar a la insurgencia, y al menos una de ellas fue torturada, ¿Cuántas otras que no descubrieron o que no delataron favorecerían la causa en toda la nación? En particular, quiero aludir a la denuncia contra María Dolores Beltrán, quien se ganaba la vida presentándose en fandangos. Procesada en 1811, ella aceptó que “sí anduvo con los insurgentes en Saltillo, pero que se indultó para regresar a Zacatecas”, sosteniendo que “lo único que podían imputarle era su participación en los fandangos, pues ella era lo que sabía hacer: bailar y cantar”. A pesar de que su acusador indicó que María Dolores le confesó que aborrecía a los “gachupines”, y que “nunca les vendería a ellos sus servicios”, fue puesta en libertad, confirmando que la autoridad aceptó su historia, seguramente El jarabe Manuel Serrano (¿? – Ca. 1878) Óleo sobre tela 30 x 40 cm Museo Nacional de Historia INAH, México | 175 176 | BICENTENARIO DEL PLAN DE IGUALA Y DE LA INDEPENDENCIA DE MÉXICO 1821 - 2021 porque una cantante y bailarina les pareció inofensiva. Los fandangos en los que participaba eran entretenimientos muy comunes, de tal manera que, gracias a otros documentos que se conservan en el mismo archivo, logré calcular que, en los años posteriores a la independencia, la capital del estado tenía en promedio un par de fandangos diariamente. Como María Dolores, habría otras muchas cantadoras durante nuestro siglo y, tal como apuntó el folclorista Rubén M. Campos, eran ellas “los medios de propaganda musical [que] iban de feria en feria para cantar […] mujeres del pueblo que vestían vistosamente, y entre pelea y pelea de gallos alegraban a la concurrencia y enseñaban a la gente las canciones nuevas”. Por lo tanto, basado en las narraciones de este apartado, puedo concluir que era habitual la participación de las mujeres en el espacio público, patrocinando artistas, cantando y tocando instrumentos en elegantes salones y en fiestas callejeras, y que además muchas de ellas tuvieron la transcendental vocación de ser maestras de sus propios hijos, lo cual contradice las hipótesis de investigadoras como Jennifer C. Post, quien aseveró que las mujeres tenían un papel de subordinación musical, y que solamente desarrollaban la actividad artística en la esfera privada. Formas e instrumentos, y capital cultural musical En nuestra crónica inicial confirmamos la coexistencia de formas musicales eclesiásticas y música de concierto: mientras el Te Deum Laudamus es un antiguo himno católico usado en el oficio divino, y cantado en ocasiones “para agradecer a Dios por alguna bendición especial”, la “armoniosa sinfonía” y el concierto de fortepiano son piezas seculares. En su libro Rostros del nacionalismo en la música mexicana, la musicóloga Yolanda Moreno Rivas expuso que “el retraso técnico [de la música] del siglo XIX era el resultado inevitable de una tajante escisión cultural y las constantes crisis y convulsiones provocadas a partir de la independencia política de España”, y que después de la independencia “los nuevos compositores olvidaron una ortodoxa tradición de composición que se remontaba hasta los inicios de la colonia”. Pero debemos matizar tales afirmaciones, ya que diversos investigadores han aclarado que no existió una “escisión cultural” entre la nueva nación y España, y como muestra las formas populares como el jarabe y los corridos, herederos de las músicas peninsulares, resultado de trescientos años de incesantes intercambios de tradiciones e ideas. Asimismo, y al menos durante la primera mitad del siglo XIX, los “nuevos compositores” no olvidaron totalmente la “ortodoxa tradición” del virreinato, toda vez que, en tiempos de la independencia, continuaba de moda el apasionado embeleso por la música barroca, como lo corroboró el investigador Carlos Hinojosa, cuando examinó el tratado de canto de Miguel Lopes Remacha, copiado en Puebla en 1816: “la manera de interpretar la música en esa época, en la que se constata que […] los principios de ejecución barrocos (y que pueden remontarse hasta el renacimiento) estaban perfectamente vigentes”. Todavía en MÚSICA Y SOCIEDAD EN EL MÉXICO INDEPENDIENTE: ESTUDIO DE UNA CRÓNICA DEL OCASO NOVOHISPANO 1821 fue publicado en Guadalajara por Lopez de Elizalde el ya aludido Tratado de música y lecciones de clave, probando que, a pesar de la introducción del fortepiano, el clavecín —ese churrigueresco aparato sonoro— estaba vivo en el memorable año de nuestra independencia, y continuaría tocándose por décadas. Y retomando nuestra gacetilla, quiero referirme a la difusión del canto, de la orquesta, y de instrumentos como el órgano y fortepiano. El empleo simultáneo de estos dos últimos dan cuenta de la batalla entre modernidad y tradición, y generalmente se les asociaban con las élites, mientras que “el pueblo indulgente” se entretenía con “pitos y flautas”, o con “humildes instrumentos” como la guitarra. Además, el bandolón y la jarana eran otros instrumentos nacionalistas que interpretaban “líricamente” los filarmónicos populares, es decir, los “músicos de cuerda o fandango, cuyo repertorio estaba integrado por formas musicales como “valses y cuadrillas”, además de “los sonecitos del país”. En relación con la construcción de instrumentos musicales, sabemos que se fabricaron en la Nueva España desde los años posteriores de la conquista, pero debo destacar la importación de instrumentos y cuerdas provenientes de países como España: el valor total de las exportaciones de Barcelona hacia Veracruz entre 1778 y 1816 ascendió a 291,555 reales de vellón, por mucho el intercambio más importante que tuvo el puerto catalán con cualquier astillero americano. Sólo en el año de 1804 arribaron a Veracruz quince “pianos fuertes” y sesenta guitarras, así como unas tres docenas de variados instrumentos, sin contar las 11,559 gruesas de cuerdas para diversos instrumentos (una gruesa equivale a doce docenas). Para finalizar este apartado, nuestra narración introductoria mencionaba el respetable conocimiento musical en posesión de los filarmónicos, pero también del público. Dicha comprensión se puede constatar en multitud de editoriales de la época, como el del periódico El Sol, donde un tal “Ciudadano Tanlan” criticaba duramente la presencia escénica, y la técnica El jarabe Manuel Serrano (¿? – Ca. 1878) Óleo sobre tela 55 x 65 cm Museo Nacional de Historia INAH, México | 177 178 | BICENTENARIO DEL PLAN DE IGUALA Y DE LA INDEPENDENCIA DE MÉXICO 1821 - 2021 Como el rosario de Amozoc Rafael Rodríguez (¿?) Óleo sobre tela, siglo XIX 80 x 110 cm Col. Museo Casa del Alfeñique vocal, de varios cantantes que interpretaron “la ópera de la travesura”. Otra crónica de 1824 sobre la ópera El califa de Bagdad, impresa en Águila Mexicana, hace patente las nociones musicales y la fiereza de un redactor anónimo, cuando especificaba que el actor principal poseía un “canto tan armoniosamente gangoso y cerebral, y en el meneo tan garboso de sus telegráficos brazos […] parece asegurar el compás de su gaznate”. Además de comicidad, la nota pone de manifiesto otros temas verdaderamente relevantes: primero, el valor de la música en las relaciones internacionales, ya que la función se ofreció “en obsequio de la Legación Inglesa”; segundo, el gusto por la música europea en México, pues la obra era un “poema francés traducido al castellano […] y su música también francesa”; tercero, que después de la independencia se olvidaron las viejas prohibiciones y, en los intermedios de la ópera, se presumían ante los extranjeros las “danzas nacionales llamadas petenera, gato y jarave”; y cuarto, la relación de música y poder, que trataré a detalle a continuación, y que se manifestó por el hecho de que “los obsequiados” (ingleses) y varios regidores asistieron al Coliseo, además del presidente del Congreso y el ministro Lucas Alamán. Entre paréntesis, el político e historiador Alamán era amante del teatro y tenía muy clara la importancia de las artes. El fusilamiento de Vicente Guerrero, a inicios de 1831, le darían un motivo para destinar veinte mil pesos anuales para las compañías de teatro y una de ópera, además de establecer escoletas de música, danza y verso. Empero, sus iniciativas serían criticadas por el periódico El fénix de la libertad, alegando que el ministro daba prioridad a “cantarines y gran ópera” sobre las primeras letras: “los rápidos progresos de las MÚSICA Y SOCIEDAD EN EL MÉXICO INDEPENDIENTE: ESTUDIO DE UNA CRÓNICA DEL OCASO NOVOHISPANO artes y ciencias penden de los adelantos de las escuelas de educación primaria”. Música y poderes En su libro Ruidos: ensayo sobre la economía política de la música, el teórico social francés, Jacques Attali, afirmaba que “más que los colores y formas, son los sonidos y su distribución los que moldean a las sociedades. Con el ruido nace el desorden y su contrario: el mundo. Con la música nace el poder y su opuesto la subversión”. Aquí hemos hablado de esta dualidad: la música como creadora de identidad, y su afinidad con los poderes civiles y religiosos; así como la música como promotora de la insurrección en el México independentista. Más adelante, el autor galo es contundente: “Toda música, cualquier organización de sonidos es entonces una herramienta para la creación o consolidación de una comunidad, de una totalidad. Es lo que vincula a un centro de poder con sus ciudadanos y, por tanto, de manera más general, es un atributo del poder en todas sus formas”. Evidenciamos que los músicos populares eran considerados ciudadanos de baja categoría que frecuentemente tocaban en fondas, velorios y fandangos callejeros hasta altas horas de la madrugada, pero también descubrimos que eran invitados para acompañar las fiestas de las clases medias y altas. De modo semejante, en la crónica del inicio esclarecimos la participación de “la orquesta de la catedral”, así como de cantantes e instrumentistas solistas en un acontecimiento elitista. Así pues, tanto los músicos “líricos” como los músicos “letrados” se encontraban cerca de los poderes políticos y eclesiásticos, reforzando la acción social de la música en los espacios que ocupaban. Otra magnífica imagen en la Gaceta del Gobierno de México realza la supremacía de la música para convocar y vincular a la sociedad. Esto aconteció en España durante el trienio liberal: en 1820 fue colocada en la Plaza de la Constitución de la villa de Pasages una “lápida”, por lo que “un torrente de alegría se derramó por los corazones de todos […] rompió en eso la música marcial, y a esta se unió inmediatamente el canto del himno del inmortal Riego, entonado por todos los concurrentes sin distinción de clase, sexo ni edad, electrizándose los espíritus cual convendrá cuando sea necesario pelear en defensa de la libertad”. Aquí observamos la eficacia de la música, y los usos de la misma por parte de las élites: para convocar, excitar y agitar multitudes y fomentar los sentimientos de conciliación y patriotismo. Finalmente, para reforzar la idea de que los músicos “de escuela” tuvieron gran cercanía con el poder, gracias a lo cual impulsaron la acción social en beneficio personal y comunitario, quiero recordar al ya citado Mariano Elízaga, quien fuera maestro de la capilla imperial de Agustín de Iturbide. A la caída del primer imperio mexicano, los proyectos de Elízaga contaron con “la mano benéfica y protectora” del supremo gobierno. No obstante, al no haber logrado que se le proporcionara un “edificio cómodo”, el maestro se vio en la necesidad de dar clases en su propia casa provisionalmente. | 179 180 | BICENTENARIO DEL PLAN DE IGUALA Y DE LA INDEPENDENCIA DE MÉXICO 1821 - 2021 El conflicto centro-periferia Hasta hace apenas unos años, la historia de la música mexicana era concebida como la historia de la música en la ciudad de México. Anteriormente transcribí la acotación de Guillermo Orta Velázquez, para quien la provincia contaba con una “pequeña vida musical como un reflejo atenuado de la capital”. Es verdad que el censo de Revillagigedo —comenzado en 1790— mostró que la ciudad de México era la región más poblada de la Nueva España. Pero la suntuosa visita general del obispo en Valladolid no era muy diferente de las ceremonias a las que se podía asistir en otras localidades novohispanas, además de su gran metrópoli. Para muestra, puedo nombrar un par de ciudades alejadas del centro de poder: Durango y Zacatecas, que además ostentaban con orgullo recintos exclusivos para actividades artísticas. El 4 de febrero de 1800, encontramos en la primera provincia el estreno del Coliseo de la Ciudad, al que acudió “el ilustre ayuntamiento, empleados en oficinas de real hacienda, y todos los sujetos distinguidos”. La construcción “de piedra sólida de sillería”, con veintiséis palcos y arcos por los costados, fue financiada por el regidor alférez real y alcalde ordinario, Juan Joseph de Zambrano, y se dice que ofrecía funciones regularmente, y “con aplauso general”, una compañía de cómicos y orquesta. Al mismo tiempo, gracias a documentos que consultó el historiador Elías Amador, sabemos que hacia 1801 la ciudad de Zacatecas ya se preciaba de contar con un Coliseo, pues el recinto fue solicitado por un empresario “para dar comedias de santos y para jugar novillos en el foro”. El intendente local suplicó al virrey que resolviera el curioso caso, y el alto funcionario ciertamente se ofuscó, ya que negó la solicitud, y además mandó prohibir las lides de toros y peleas de gallos en todo el territorio. Con este hecho, advertimos que los teatros eran relacionados con actividades artísticas edificantes y elitistas, complementarias a la educación de la sociedad, y que las ciudades del interior contaban con distinguidas galas teatrales. Conclusiones A lo largo del siglo XIX percibimos un gran espíritu nacionalista que se expresó decididamente en la música: se compusieron canciones, marchas e himnos, dedicados a Iturbide, Guerrero, Bravo y Victoria, tendencia que continuaría durante toda la centuria, ensalzando políticos y militares, tanto regionales como nacionales. Por ejemplo, para celebrar el 27 de septiembre de 1821, el periódico La pata de cabra incluyó los versos de un jarabe, compuesto por “la dueña cantadora”: Con ésta y no digo más, la España quedó en un brete; Guerrero le dijo ¡zaz! toma tu aparejo y vete, aunque vayas para atrás. MÚSICA Y SOCIEDAD EN EL MÉXICO INDEPENDIENTE: ESTUDIO DE UNA CRÓNICA DEL OCASO NOVOHISPANO | 181 El imperio de Iturbide fue aceptado por los diversos estratos sociales, e incluso la versión original del Himno Nacional Mexicano, con letra de Francisco González Bocanegra, consagró la estrofa VII al libertador de México. Sería posible publicar un libro muy extenso que reuniera la poesía que la lírica “culta” y “popular” le dedicó. Pero no solamente se cantó a Iturbide, también su consorte, Ana María Huarte, inspiró versos tradicionales, como las “décimas trovadas” que publicó en hojas sueltas Pedro de la Rosa, en Puebla: ¡Viva pues es conveniente, nuestra emperatriz amada, y siempre sea venerada de esta nación obediente! Por su parte, varios músicos “letrados” celebraron la independencia de México, entre ellos José Antonio Gómez y Holguín, quien creó su Pieza histórica sobre la independencia de la nación mexicana para exaltar los esfuerzos de Iturbide. El musicólogo canadiense-mexicano John Lazos estableció que la obra “pasó al cajón de los recuerdos”, al menos por un par de décadas, pues, debido al cambio de dirección de “los aires políticos”, fue publicada por entregas hasta 1843. Considero a Gómez como un modelo de filarmónico decimonónico debido al hecho de que su vida creativa transcurrió entre la música sacra y la profana, fue compositor y maestro y, teniendo apego por los ideales conservadores, defendió sus puntos de vista políticos y pasó temporadas cerca del poder. Encontramos la última mención de su persona en tiempos del segundo imperio, como integrante de la comisión de bellas artes, del comité de la exploración científica de México. En este trabajo hemos podido constatar que, además de ser uno de los principales entretenimientos en el México decimonónico, la música fue mucho más que eso: fue motivo de unión social y promotora de sentimientos religiosos y patrióticos; sustento del poder y la subversión, usada políticamente para pacificar, y como símbolo identitario de las élites y también de insurgentes; algunas músicas promovieron ideas tradicionales mientras otras se inclinaron por las novedosas; el arte de los sonidos medió la participación social y fue imprescindible en la educación de las señoritas y damas; en pocas palabras, la música fue la gran estructura retórica y la fuerza social colectiva que orquestó las acciones de todos los grupos sociales. Paralelamente, los músicos fueron considerados inocuos, aunque hemos comprobado que transitaban libremente por diversas regiones y estratos de la sociedad, y su intervención en fandangos modestos, pretenciosos y opulentos les permitió pasar inadvertidos al momento de propagar noticias e ideas políticas. Y no me refiero a que los filarmónicos fueran murmuradores y chismosos: aun la música instrumental que ejecutaban estaba cargada de ideología y significados, que los oyentes cuidadosos podían “leer”. No en balde, el 24 de febrero de 1821, Agustín de Iturbide reconoció la multiculturalidad de la nación que estaba creándose, al dirigirse a los “americanos”: “bajo cuyo nombre comprendo no solo a los nuestros en America, Dos canciones marciales a Iturbide, cantadas respectivamente el 28 y el 29 de octubre de 1821. Capilla Alfonsina UANL Fondo Fernando Díaz Ramírez Puebla 4 de septiembre de 1821. Imprenta del Gobierno; casa de D. Pedro de la Rosa. 182 | BICENTENARIO DEL PLAN DE IGUALA Y DE LA INDEPENDENCIA DE MÉXICO 1821 - 2021 sino a los europeos, africanos, y asiáticos, que en ella inciden”, finalizando su redacción del Plan de independencia de la América septentrional con la frase “¡Viva la unión que hizo nuestra felicidad!” Como consta en el archivo de la defensa nacional, la música fue la “herramienta para la creación o consolidación de una comunidad”, inseparable de los fastuosos rituales sociales por la coronación de Iturbide, luego de que una mayoría de diputados lo designó emperador constitucional. Sólo un ejemplo, de entre los muchos ecos que resonaron en todos los puntos del reino: en Veracruz, el comandante general, Manuel Rincón, dispuso que “se hiciese salva triple de artillería a nuestros amados emperadores demostrando su júbilo y aplausos con músicas por las calles”. Como hemos demostrado, en la edificación y afirmación de esa unidad y felicidad nacional a la que aspiró el Plan de Iguala, los músicos y las músicas, así como otras artes escénicas de todas las clases sociales, jugaron un papel fundamental. Referencias 1.-Archivos Archivo de la Defensa Nacional Siglo XIX, Expediente 225, Consulta del comandante general de Veracruz, con relación al ceremonial que debe celebrarse con motivo de la coronación de Don Agustín de Iturbide, año de 1822. Archivo Histórico del Estado de Zacatecas, Fondo: judicial; Serie: criminal. Fondo: ayuntamiento; Serie: tesorería; Subserie: diversiones. Fondo: intendencia de Zacatecas; Serie: Sombrerete. Biblioteca Nacional de México. 2.- Hemerografía Hemeroteca Nacional de México: Águila Mexicana, enero 7, 1824, Núm. 268, pp. 2-4. El fénix de la libertad, marzo 14, 1832, Tom. I, Núm. 29, p. 123. El mosquito mexicano, octubre 23, 1835, Tom. II, Núm. 61, pp. 3–4. El Sol, julio 18, 1824, Número 400, Año 2, pp. 134-135. 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El excelentísimo señor general don Agustín Iturbide, jefe en aquella época de todas las armas nacionales, tuvo a bien encargarme la comandancia militar de Costa Grande, para donde me dirigí desde la capital, en enero de 1822, prefiriendo en esto el servicio de la patria a los goces del reposo que necesitaba por mi propia situación. A la caída de este hombre inmortal, no me mezclé en nada, no quise unirme a los que de enemigos de la misma independencia comenzaron sus servicios, por tirarle al que había combatídolos para darles libertad política; me era sospechosa esa transformación, y no queriendo exponer mi conciencia a remordimientos, fui un frío espectador de la transición…” pp. 53-54 in: Díaz y Díaz, Fernando. (1972). Santa Anna y Juan Álvarez frente a frente. México. SEP, Colecc. Sep/Setentas 33. 177 pp. Manifiesto que dirige a la nación el general Juan Álvarez, con motivo de la representación calumniosa que unos emigrados de la villa de Chilapa hicieron a la Augusta Cámara de Diputados en febrero último. México, Imprenta de Cumplido, México, 1845, p. 114. Juan Álvarez Hurtado Anónimo Óleo sobre tela Museo Nacional de Historia. INAH, México El general Juan Álvarez a sus conciudadanos Por Juan Álvarez Hurtado (1790 - 1867) Folleto impreso en 1841 Consta de 5 pp. Impresor: I. Cumplido México Col. Dirección General de Bibliotecas México Patrimonio de la nación o dominio público Sin derechos de autor, uso no comercial 186 | BICENTENARIO DEL PLAN DE IGUALA Y DE LA INDEPENDENCIA DE MÉXICO 1821 - 2021 IGUALA EN LA HISTORIA DE MÉXICO | 187 188 | BICENTENARIO DEL PLAN DE IGUALA Y DE LA INDEPENDENCIA DE MÉXICO 1821 - 2021 IGUALA EN LA HISTORIA DE MÉXICO | 189 190 | BICENTENARIO DEL PLAN DE IGUALA Y DE LA INDEPENDENCIA DE MÉXICO 1821 - 2021 IGUALA EN LA HISTORIA DE MÉXICO | 191 192 | BICENTENARIO DEL PLAN DE IGUALA Y DE LA INDEPENDENCIA DE MÉXICO 1821 - 2021 IGUALA EN LA HISTORIA DE MÉXICO | 193 194 | BICENTENARIO DEL PLAN DE IGUALA Y DE LA INDEPENDENCIA DE MÉXICO 1821 - 2021 IGUALA EN LA HISTORIA DE MÉXICO | 195 196 | BICENTENARIO DEL PLAN DE IGUALA Y DE LA INDEPENDENCIA DE MÉXICO 1821 - 2021 IGUALA EN LA HISTORIA DE MÉXICO | 197 198 | BICENTENARIO DEL PLAN DE IGUALA Y DE LA INDEPENDENCIA DE MÉXICO 1821 - 2021 IGUALA EN LA HISTORIA DE MÉXICO | 199 200 | BICENTENARIO DEL PLAN DE IGUALA Y DE LA INDEPENDENCIA DE MÉXICO 1821 - 2021 IGUALA EN LA HISTORIA DE MÉXICO | 201 202 | BICENTENARIO DEL PLAN DE IGUALA Y DE LA INDEPENDENCIA DE MÉXICO 1821 - 2021 LA RUTA DE LA INDEPENDENCIA | 203 Entrega de proyecto conmemorativo a diputados del Congreso local el 30 de enero del 2019 luego de la ceremonia de Aniversario de la instalación del Congreso. Parte del Grupo Bicentenario Plan de Iguala, con el alcalde Antonio Jaimes Herrera y los arquitectos Raúl Delgado Lagunas, ex director general de Sitios y Monumentos de la Secretaria de Cultura del gobierno federal, y Gabriel Basurto; posterior a la reunión en sala de Cabildo el miércoles 5 de junio en donde el Grupo Bicentenario le reiteró al primer edil, su disposición para coadyuvar en las gestiones para la conmemoración de los 200 años de la proclama del Plan de Independencia de la América Septentrional. El Grupo Bicentenario Plan de Iguala 2021 con los diputados federales Mario Delgado, Tatiana Clouthier y Manuel Huerta, en la Cámara de Diputados impulsando el proyecto IGUALA HACIA EL 2021. Jueves 25 de abril 2019. Presentación de la Edición Especial “El Príncipe de Nicolás Maquiavelo”. Reunión de trabajo del Grupo Bicentenario Plan de Iguala con los síndicos del gobierno municipal de Iguala, Dra. Paula Sánchez Jiménez y Frumencio Ramírez Cardona. 204 | BICENTENARIO DEL PLAN DE IGUALA Y DE LA INDEPENDENCIA DE MÉXICO 1821 - 2021 LA RUTA DE LA INDEPENDENCIA | 205 El Grupo Bicentenario Plan de Iguala en visita al palacio municipal de Córdoba, Veracruz, pudo admirar la copia de Los Tratados de Córdoba que se encuentran al interior de la Sala de Cabildos. Los acompañó el historiador cordobés Alberto Alejandre Lara. 14 de septiembre del 2020. Reunión de trabajo en Córdoba con historiadores locales en la Casa Zevallos, sitio en que se firmaron los Tratados de Córdoba. 14 de septiembre del 2020. El Grupo Bicentenario Plan de Iguala en visita al palacio municipal de Córdoba, Veracruz. 14 de septiembre del 2020. El Grupo Bicentenario Plan de Iguala instaló una ofrenda floral y montó una guardia de honor en el busto de Agustín de Iturbide, ubicado en la plaza cívica de la ciudad de Córdoba, Veracruz. El Grupo Bicentenario Plan de Iguala en visita de hermanamiento al municipio de Córdoba, Veracruz, el 14 de septiembre del 2020, fue recibido por la alcaldesa, Lic. Leticia López Landero a quien le entregaron presentes conmemorativos. Atestiguaron los historiadores Alberto Alejandre Lara y Wilberth Flores. 206 | BICENTENARIO DEL PLAN DE IGUALA Y DE LA INDEPENDENCIA DE MÉXICO 1821 - 2021 El Grupo Bicentenario Plan de Iguala el 9 de agosto del 2020, en el marco del 238 Aniversario del natalicio del General Vicente Guerrero, colocaron una ofrenda floral y montaron una guardia de honor en la columna conmemorativa del héroe epónimo que se localiza en la ciudad de Tixtla, Guerrero. Los acompañó el secretario de Cultura de Guerrero, Mauricio Leyva Castrejón. LA RUTA DE LA INDEPENDENCIA | 207 El Grupo Bicentenario Plan de Iguala, en el marco del bicentenario del Abrazo de Acatempan, que se verificó el 10 de enero del 2021, colocó una ofrenda floral y realizó una guardia de honor en la escultura monumental que escenifica el momento histórico. 208 | BICENTENARIO DEL PLAN DE IGUALA Y DE LA INDEPENDENCIA DE MÉXICO 1821 - 2021 Esta edición consta de 1,000 ejemplares numerados, impresos sobre papel couché de 150 gramos, con tipografía mexicana Gandhi Sans y Gandhi Serif; se terminó de imprimir el día 10 de agosto del 2021, en los talleres de Preprensa Digital, S.A. de C.V. Sable Perteneció al Emperador de México Agustín de Iturbide, el cual le fue obsequiado con motivo de su onomástico y a su entrada a la Ciudad de México al frente del Ejército Trigarante el 27 de septiembre de 1821 Fundación Miguel Alemán Sable Perteneció a Vicente Guerrero Hoja de acero, guarnición de bronce y empuñadura con tapas de nácar. Guarda de metal dorado y decorado en repujado Museo Nacional de Historia INAH, México