Consumación De La Independencia De México

Durante muchos años, el título de paternidad de la patria lo habían compartido Hidalgo e Iturbide. Pero en los festejos por el centenario del proceso de independencia de 1910 y 1921 se consumó, en gobiernos tan disímiles como los de Porfirio Díaz y Álvaro Obregón, el destierro del militar del lugar de los hombres ilustres entre los héroes de la gesta de emancipación.

El papel desempeñado por Agustín de Iturbide es representativo de las diversas etapas del conflicto armado de 1810 a 1821, y encarna a un testigo de las transformaciones sufridas por el gobierno novohispano en las postrimerías del periodo colonial. De la mano de sus vivencias, se puede hacer un breve repaso de las penurias y dificultades que la sociedad novohispana tuvo que sobrellevar en los años que duró la guerra civil, y aún más allá. Iturbide, previo a convertirse en adalid trigarante, como firmante del plan de Iguala y de los tratados de Córdoba, destacó como parte de los militares que participaron de forma activa en contra de la rebelión, ya que ayudó a sostener en pie al gobierno español en el centro del virreinato, contando con una amplia trayectoria castrense desde su unión a las milicias provinciales, en 1797, hasta su nombramiento como comandante del Bajío, entre 1813 y 1816, y finalmente en la comandancia del sur, en 1820. Aquí se pretende poner mayor atención en su actuación como parte de la contrainsurgencia, pues de ello se desprenderá un mejor entendimiento de sus diversas etapas y, por supuesto, de la coyuntura trigarante que puso fin a la guerra civil.

El año de 1821 representó para Agustín de Iturbide el momento de ponerse al frente de los ejércitos libertadores novohispanos, cuando su postura política en favor de la causa del rey había cambiado debido al deshonroso trato que recibió por parte de las autoridades virreinales a partir de 1816 al ser destituido como comandante del Bajío.
“Muy pronto debían estallar mil revoluciones, mi patria iba a anegarse en sangre, me creía capaz de salvarla, y corrí por segunda vez a desempeñar deber tan sagrado.” De esta forma es que Agustín de Iturbide refirió en su Manifiesto al mundo, firmado desde el exilio en Liorna en septiembre de 1823, las razones por las cuales tomó la decisión de procurar la independencia de su patria, a favor de la cual, aseguraba, estaba “el voto general de los americanos”.

El objetivo de este trabajo consiste en abordar la participación de Anastasio
Bustamante en el proceso de independencia, haciendo un breve recuento
de su paso por el ejército virreinal a partir de 1810, pero sobre todo
durante la coyuntura de 1821, observando el trato que tuvo con el adalid
trigarante, previo a la proclamación del Plan de Iguala y hasta la instalación
del Primer Imperio mexicano. La llamada consumación de la independencia
ha tendido a verse a través del protagonismo y liderazgo de Agustín de
Iturbide, así como la participación de algunos otros pocos comandantes;
sin embargo, la campaña del Ejército de las Tres Garantías tuvo elementos
clave en las diversas provincias novohispanas, y Bustamante fue ese hombre
en el caso del Guanajuato.
A través de un breve recuento de la trayectoria contrainsurgente y trigarante
de Bustamante se intentará demostrar que si bien el aserto de Zavala
puede corresponder a una interpretación personal del escritor, basada en la
cercanía del coronel con algunos personajes de poder como Calleja en los
primeros años de la guerra, Iturbide durante la etapa final del conflicto y
Antonio López de Santa Anna para las primeras décadas de vida independiente,
también es cierto que así, al abrigo del poder, el coronel supo encontrar
las oportunidades necesarias y aprovecharlas para su beneficio, posicionándose
como un militar destacado que tuvo varias campañas exitosas y se
volvió elemento de confianza de sus notables superiores.

La promulgación del acuerdo independentista del 24 de febrero de 1821 tiene detrás una estrategia encabezada por Agustín de Iturbide, quien tres meses antes fuera enviado por el virrey a Acapulco a pacificar la zona. Iturbide buscó apoyos militares en las provincias del centro del país para luego ocupar la capital, y aunque sólo obtuvo la adhesión de Vicente Guerrero, echó a andar su proyecto político de un imperio mexicano libre e independiente.

Cuando en 1820 fue restituida la Constitución de la Monarquía española en todas las posesiones americanas, la Nueva España vio nuevamente trastocada su aparente tranquilidad. y Aunque la insurgencia había sido casi neutralizada, la economía de prácticamente todas las provincias estaban estaban en quiebra, las fuerzas armadas extremadamente crecidas y la moral social por los suelos, pues no se confiaba en que las tropas virreinales pudieran obtener la victoria definitiva. De esta situación estaba muy enterado el comandante retirado Agustín de Iturbide, quien sabedor de que se gestaban "mil revoluciones", decidió lanzarse a la contienda, según refiere en su Manifiesto al mundo.

En agosto de 1821 el primer jefe Trigarante, Agustín de Iturbide, se dirigió a la provincia de Veracruz para entrevistarse con el último Capitán General y Jefe Político Superior del virreinato, Juan de O' Donojú para firmar los célebres Tratados de Córdoba, en donde se daría nombre al nuevo reino independiente: Imperio mexicano. En tanto, un nutrido grupo de fuerzas trigarantes daría batalla a las afueras de la ciudad de México, en el poblado de Azcapotzalco.

El movimiento de independencia que se originó a partir de la proclamación del Plan de Iguala, el 24 de febrero de 1821, pasó serios apuros durante los días posteriores a su publicación, pues las autoridades virreinales realizaron un despliegue militar sobre la comandancia del Sur, donde se encontraban Agustín de Iturbide y Vicente Guerrero, lo que acotó su movilidad y campo de acción. En ese marco, cobró relevancia el triunfo sobre diversos poblados del Bajío guanajuatense que a mediados del mes de marzo consiguieron los comandantes militares de la región, ya que ello impulsó al movimiento y permitió que la causa trigarante se fortaleciera en la región central del virreinato, logrando abrir el camino hacia la obtención final de la independencia. Enviado el: 01/05/2021 Aceptado el: 7/05/2021

Según el relato de Lucas Alamán, Agustín de Iturbide era un hombre “de aventajada presencia, modales cultos y agradables, hablar grato e insinuante”, y si bien hizo “con tanto encarnizamiento la guerra a los insurgentes, no por esto era menos inclinado a la independencia”. Es decir, que se trataba de un personaje complejo, cuyo entendimiento no depende de una sola de las etapas de su vida, sino que, por el contrario, merece un seguimiento puntual y detallado de sus acciones, de las motivaciones que lo hicieron tomar las armas, primero, para oponerse a “los que infestaban el país”, para luego emplearlas por “el temor de que se repitiesen las horrorosas escenas de la insurrección”, según nos dice en su Manifiesto al mundo de 1823.

El movimiento de independencia que se originó a partir de la proclamación del Plan de Iguala, el 24 de febrero de 1821, pasó serios apuros durante los días posteriores a su publicación, pues las autoridades virreinales realizaron un despliegue militar sobre la comandancia del Sur, donde se encontraban Agustín de Iturbide y Vicente Guerrero, lo que acotó su movilidad y campo de acción. En ese marco, cobró relevancia el triunfo sobre diversos poblados del Bajío guanajuatense que a mediados del mes de marzo consiguieron los comandantes militares de la región, ya que ello impulsó al movimiento y permitió que la causa trigarante se fortaleciera en la región central del virreinato, logrando abrir el camino hacia la obtención final de la independencia.

Comandante en los ejércitos virreinales, pieza clave en el Bajío durante la campaña trigarante y firmante del Acta de independencia del Imperio mexicano, Anastasio Bustamante es un personaje de suma importancia en el proceso de nacimiento del Estado mexicano. Su papel militar y político marcó las acciones desde que se unió a las filas de la contrainsurgencia al lado de Félix María Calleja en San Luis Potosí, pero destacaría mucho más durante la última etapa de la guerra, volviéndose un hombre de toda la confianza para Agustín de Iturbide, a quien acompañó el 27 de septiembre de 1821 cuando entró a la ciudad de México para declarar la independencia.

Analizar, comprender e interpretar el papel de los pueblos, villas, caseríos y personajes de la región mixteca en el proceso de construcción del Estado Nación y del Estado Libre, Independiente y Soberano de Oaxaca; la diferencia entre la “liberación” comandada por el generalísimo Morelos en 1812-1813 y la “Consumación de la Independencia” del criollo José Antonio de León en 1821, en aquellos años llamados por los estudiosos el “sexenio absolutista” (1814-1820), los años menos estudiados de la guerra de desgaste realista con una visión de Historia Social, Regional y estudio de caso. Don Antonio de León, maestro y protector tanto de Carlos María de Bustamante como de Benito Juárez.

Comandante en los ejércitos virreinales, pieza clave en el bajío durante la campaña trigarante y uno de los firmantes del Acta de Independencia del Imperio Mexicano, Anastasio Bustamante fue uno de los protagonistas más importantes del proceso de independencia del año de 1821.

Tras once largos años de Guerra por la Independencia, las fuerzas realistas al mando del coronel Agustín de Iturbide y las insurgentes comandadas por Vicente Guerrero, llegaron un acuerdo para finalizar los hostilidades y formar el Ejército Trigarante o de las Tres Garantías (Religión, Independencia y Unión), que entró triunfante a la capital de la ex Nueva España, la ciudad de México. A éste hecho se le conoce como "La Consumación de la Independencia", aunque debemos aclarar que se trataba de una Independencia que reconocía la autoridad del rey español Fernando VII, incluso se le invita a formar en estas tierras su Corte y encabezar el Imperio Mexicano. 1 A principios de 1820, la situación en la nueva España era muy complicada, pues ni el ejército realista ni el insurgente podía resultar triunfador. En España, el movimiento antiabsolutista había obligado a Fernando VII restablecer la Constitución de Cádiz, convocar a las Cortes y los americanos a elegir sus diputados para quedar representados. El Virrey de la Nueva España, Juan Ruiz de Apodaca, lanzó una nueva ofensiva militar para acabar con las guerrillas Insurgentes; se valió hasta del padre de Vicente Guerrero, para darle el mensaje de que lo perdonaba o indultaba si dejaba las armas, entonces, Guerrero respondió con una frase que fue celebre: "La patria es primero". Iturbide invitó al virrey a que encabezara un movimiento por la autonomía de la colonia, pero Ruiz de Apodaca lo declaró traidor. Diversas fuerzas realistas apoyaron la propuesta de Iturbide y derrocaron al virrey en junio de 1820, que fue sustituido provisionalmente por el brigadier Francisco Novella, a la espera que la corona española enviara un nuevo virrey, que resultaría ser Juan José Rafael Teodomiro O'Donojú O'Ryan (mejor conocido como Don Juan de O'Donojú). El 10 de enero de 1821, el general Vicente Guerrero, recibió una carta de Agustín de Iturbide, pidiéndole que se sometiera al gobierno y en cambio, le serían reconocidos su grado, su ejército y el territorio que dominaba. 2 El encuentro entre los dos jefes militares se dio en el pueblo de Acatempan (en el actual Municipio de Teloloapan, estado de Guerrero) el 10 de febrero de 1821. Según el relato de Lorenzo de Zavala (amigo de Vicente Guerrero y ministro durante la presidencia de éste último), se entabló un breve diálogo entre ambos caudillos, tras el cual se produjo el abrazo, 3 conocido como el "Abrazo de Acatempan", que días después originó el "Plan de Iguala" o de las "Tres Garantías" (Religión, Independencia 1 AGN, Impresos Oficiales, vol. 60, exp. 55.