Red de Revistas Científicas de América Latina, el Caribe, España y Portugal
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Carolina Stefoni
Mujeres inmigrantes peruanas en Chile
Papeles de Población, vol. 8, núm. 33, julio-septiembre, 2002
Universidad Autónoma del Estado de México
México
Disponible en: http://www.redalyc.org/articulo.oa?id=11203304
Papeles de Población,
ISSN (Versión impresa): 1405-7425
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Universidad Autónoma del Estado de México
México
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Proyecto académico sin fines de lucro, desarrollado bajo la iniciativa de acceso abierto
Mujeres inmigrantes peruanas
en Chile*
Carolina Stefoni
Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales-Chile
Si, me he enfermado, en la casa de la señora me enfermé.
Por lo que me bañaba con agua fría. Yo estaba mal, mal (...) y con fiebre,
temblando, así trabajaba. Y de ahí me salí de ese trabajo.
Hasta el día de hoy no me paga. Todo un mes.
(Mujer joven peruana. Trabajaba en una casa particular en el barrio alto de Santiago)
Resumen
Este artículo reflexiona en torno a la situación
de la migración peruana en Chile, en particular
sobre la situación de exclusión social y laboral
que enfrentan las mujeres inmigrantes en
Santiago.
La migración peruana se caracteriza por ser
eminentemente femenina y con una alta
concentración laboral de este grupo en el
trabajo doméstico. ¿Por qué se han vuelto las
labores la fuente principal de trabajo para estas
mujeres?, ¿basta con señalar que se debe a
mano de obra más barata o existen otros
argumentos de tipo cultural y social que
explican por qué empleadores/as chilenos
contratan y prefieren a mujeres peruanas?
Abstract
The present paper studies the Peruvian
migration into Chile, with special emphasis in
the particular labor and social exclusion
situation suffered by migrant women in
Santiago.
Peruvian migration is mainly feminine and
with a high labor concentration in domestic
jobs. Why are domestic jobs the most
important source of work for these women? Is
it sufficient to point out the “cheap costs of
labor” or are there other social and cultural
arguments that explain why Chilean employers
contract and prefer Peruvian women?
Introducción
S
in ser un país de inmigrantes, Chile ha experimentado en los últimos
años un incremento de la inmigración proveniente principalmente de la
región andina, en particular de Perú.
Se calcula que la población de inmigrantes peruanos en Chile bordea los
60 000. De ellos, 63 por ciento corresponde a mujeres y 47 por ciento a hombres
(Stefoni, 2002), siendo el único caso, dentro de los grupos de inmigrantes con
mayor presencia en Chile, donde las mujeres superan ampliamente a los
Este artículo recoge varias de las ideas presentadas por Carolina Stefoni. Inmigración peruana en
Chile. Una oportunidad a la integración, capítulo 4, Santiago, Chile, 2002 (en imprenta).
*
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hombres. En términos de escolaridad, la migración peruana posee una interesante
heterogeneidad no sólo entre su población, sino también según el género. De
acuerdo con un estudio realizado en 2001 con base en los antecedentes
entregados por el Departamento de Extranjería de Chile, las mujeres inmigrantes
peruanas se distribuyen en las siguientes categorías ocupacionales y ocupaciones
anteriores:1 empleadas de oficina (15 por ciento), amas de casa (14 por ciento),
técnicos (11 por ciento) y profesionales (9 por ciento). Los hombres, por su
parte, se distribuyen de la siguiente manera: técnicos (16 por ciento), obreros no
calificados (15 por ciento), empleados de oficina (9 por ciento) y profesionales
(8 por ciento).
Sin embargo, esta distribución no se mantiene al momento de buscar trabajo.
Existe, por el contrario, una fuerte segmentación laboral de la migración
peruana que dificulta el acceso de personas capacitadas y con experiencia
laboral a trabajos acordes con su preparación. Esta exclusión de trabajos mejor
remunerados afecta a hombres y mujeres, aunque de manera diferenciada.
Lamentablemente no existen encuestas de empleo para la población inmigrante,
pero de acuerdo con estudios e investigaciones realizados en Chile, hoy en día
las mujeres tienden a trabajar (en su mayoría aunque no en su totalidad) en el
servicio doméstico. En el caso de los hombres, las ocupaciones principales son
la construcción y el comercio informal.
Al considerar estos elementos podemos señalar que la migración peruana
es heterogénea y presenta importantes diferencias según el género. Esta
diversidad, sin embargo, no se refleja en las imágenes y representaciones que
construye la sociedad chilena respecto de los inmigrantes peruanos. Las
imágenes que priman en los medios de comunicación, diarios y opinión pública
son las de inmigrantes “ilegales”, “gente de escasos recursos”, y se les
culpabiliza del alto índice de cesantía que afecta al país. Esto conlleva una suerte
de reduccionismo que dificulta la comprensión del fenómeno migratorio en
toda su magnitud y complejidad.
Las preguntas que surgen a partir de esta realidad es por qué se produce este
reduccionismo, a qué se debe la incapacidad de ver la diversidad que representa
la migración, por qué priman determinadas imágenes y cómo afectan estas
representaciones a los inmigrantes. Para ello hemos querido centrar el análisis
en lo que sucede con las mujeres inmigrantes peruanas que trabajan en el
1
Esta información corresponde a la declaración realizada por los inmigrantes al momento de postular
a la visa de residencia. Allí deben indicar cuál es el último trabajo realizado en Perú, antes de emigrar
hacia Chile.
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servicio doméstico. Las preguntas que guiarán la reflexión son, entre otras: ¿por
qué mujeres peruanas llegan a trabajar en casas particulares?, ¿basta con señalar
que es resultado de una mano de obra más barata o existen otros elementos de
tipo social y cultural que logran explicar la alta concentración de mujeres
peruanas en esta actividad?, ¿qué rol tienen los prejuicios y estereotipos sobre
un determinado grupo humano en la contratación para que realicen determinados
trabajos y no otros?
En la primera parte abordaremos la situación de la migración peruana en
Chile a partir de los resultados de estudios realizados en la Facultad
Latinoamericana de Ciencias Sociales (Flacso). En la segunda, el tema de la
mujer inmigrante peruana y el servicio doméstico. El análisis se desprende de
un estudio realizado en Santiago de Chile durante 2002, conjuntamente con
profesores de la Universidad de San Diego y Flacso.2
Características de la migración peruana en Chile
De acuerdo con Teófilo Altamirano (1992), podemos distinguir tres flujos
migratorios peruanos que se originaron durante el siglo XX. El primero de ellos
se ubica hasta la década de 1950, cuando los inmigrantes eran en su mayoría de
clase alta y se dirigían principalmente a Europa. Por aquellos años, y al igual que
las elites del resto de América Latina, viajar a París, Londres o Madrid constituía
un sueño reservado para pocos. Las familias adineradas enviaban a sus hijos a
estudiar o simplemente a conocer Europa. Se iba en busca de conocimiento de
experiencias y sabiduría. Se iba a encontrar la Europa de los libros, de los
intelectuales y de los artistas. Emigrar era visto dentro de este contexto como
un símbolo de posición social.
El segundo flujo descrito por el autor corresponde a la década de 1970.
Durante estos años se incorporaron algunos sectores de la clase media y
emigrantes provenientes del campo que no encontraron en las ciudades aquello
que fueron a buscar. Hay que recordar que durante las décadas de 1950 y 1960
se produjeron fuertes procesos migratorios desde el campo a las ciudades. Éstas
fueron incapaces de absorber las demandas laborales y tampoco estaban
preparadas para recibir la magnitud de gente que llegó, lo que generó el
empobrecimiento de gran parte de la población. La crisis económica y la
Las reflexiones en torno a este punto se desprenden de un estudio sobre un análisis comparativo entre
el servicio doméstico en Baja California, México, y Santiago de Chile, realizado por Kristen Hill
Maher y Silke Staab, en el que participé a mediados de 2002.
2
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convulsión política llevó a estos grupos y a parte de la clase media que se vio
más afectada en términos económicos, a salir en busca de mejores oportunidades
de empleo.
Finalmente, Altamirano ubica el tercer flujo migratorio a partir de la década
de 1980 hasta nuestros días. En este periodo se produce un fuerte incremento en
el número de migrantes provenientes de la clase media, media baja urbana y
campesinos. En el caso de Chile, el incremento de la migración peruana
coincide con este tercer flujo migratorio descrito por el autor; sin embargo,
también existe una migración proveniente de las clases más acomodadas
peruanas y que llegaron al país durante las décadas de 1970 y 1980.
Las corrientes descritas por Altamirano podemos encontrarlas en la historia
migratoria de diversos países, pues constituye uno de los patrones más clásicos
en la migración. Llama la atención, sin embargo, que Chile sea uno de los
últimos destinos en este proceso. Tal como señala Paerregaard (2002), la
migración peruana se desarrolla a partir de nexos y lazos históricos que se
recrean en algún momento para ser utilizados y poder salir del Perú.
Durante la primera mitad del siglo XX el destino principal de la migración
peruana fue Estados Unidos. Durante las décadas de 1980 y 1990 los destinos
comienzan a diversificarse hacia Italia, España y Japón. A partir del decenio de
1990, y con la agudización de la crisis económica en ese país, comienzan a salir
inmigrantes de menores recursos. Es este periodo el que coincide nuevamente
con el incremento de la llegada de peruanos a Chile. En su mayoría provienen
de la zona norte del Perú (Chimbote, Chiclayo, Trujillo) y se concentran en la
zona central y norte del país.
La migración peruana de mediados de la década de 1990 posee tres
elementos o características centrales: es una migración mayoritariamente
femenina; son personas jóvenes y en edad de trabajar, y poseen un nivel de
preparación y capacitación bastante heterogéneo.
Creciente feminización
Diversos autores han señalado la presencia de una feminización en las
migraciones. De ser un fenómeno vinculado preferentemente a hombres jóvenes,
hoy en día son cada vez más las mujeres que emigran en busca de mejores
condiciones de vida, oportunidades laborales y recursos económicos. A nivel
mundial se estima que la proporción de mujeres inmigrantes es de 48 por ciento.
Existen diversas razones asociadas a la migración femenina, siendo uno de los
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principales argumentos, las dificultades económicas por las que atraviesan sus
familias y la necesidad de alimentar y educar a los hijos. Si bien las razones de
carácter económico son centrales, parecieran existir otros argumentos y discursos
que acompañan a los motivos económicos y que se relacionan con posibilidades
de emancipación y libertad personal. La violencia intrafamiliar, la opresión al
interior de las familias, la sobrecarga de trabajo junto a las dificultades
económicas actúan como aliciente para que muchas mujeres vean en la
migración una liberación de los abusos cometidos contra ellas.
El hecho de que las migraciones a nivel mundial hayan comenzado a
experimentar desde hace algún tiempo una creciente feminización, no significa
que sea un proceso homogéneo en todos los países. Existen regiones donde la
migración posee un fuerte componente femenino, como por ejemplo la migración
internacional asiática y la migración intrarregional en América Latina (Hakkert,
s/f). Existen otros casos donde la migración presenta una mayor presencia
masculina, como es la migración mexicana hacia Estados Unidos. Incluso las
migraciones internas presentan interesantes diferencias entre países. Pedraza
(1996) plantea un ejemplo de lo anterior al señalar que en África la migración
campo-ciudad tuvo un predominio masculino, en la medida en que fueron los
hombres quienes se dirigieron a las ciudades, mientras que las mujeres se
quedaron a trabajar la tierra. En América Latina, señala la autora, los patrones
fueron distintos, puesto que la mayoría de quienes emigraron a las ciudades
fueron mujeres. En ambos casos existen diversas consecuencias. Por una parte,
la migración con un mayor componente masculino genera alteraciones en la
estructura familiar, lo que puede favorecer en ciertos casos a las mujeres puesto
que al tener al marido lejos se reduce el número de hijos, a la vez que ella
adquiere mayor control sobre su vida. Por otra parte, cuando la mujer es quien
emigra, debe enfrentar el costo de dejar a sus hijos al cuidado de terceros, lo que
afecta en el mediano y largo plazo el crecimiento y desarrollo de los menores.
Sin embargo, ello también representa ventajas para las mujeres, puesto que
adquieren mayor independencia y pueden asumir un rol de proveedora del
hogar.
Un aspecto es la concentración ocupacional de las mujeres que emigran
desde países pobres hacia los cetros de desarrollo. El trabajo doméstico parece
ser cada vez más la ocupación de las mujeres latinoamericanas, asiáticas y
africanas en los países de mayor desarrollo, aun cuando ellas posean la
calificación necesaria para desempeñarse en otras ocupaciones. Al respecto
Pedraza señala:
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The concentration of certain immigrant or ethnic groups in particular types of
occupations is a central fact that a theory of the incorporation of racial or ethnic
groups needs to explain. Like men, immigrant women became occupationally
concentrated but along a much smaller spectrum of choices. Although immigrant
women can be found doing the hard labor of construction in some societies, most
of them cluster in just a few occupations. They become domestic servants, work for
the garment industry, donate their labor to family enterprises, or most recently, work
in highly skilled service occupation, such as nursing.3
Maher y Staab (2002) han planteado las consecuencias de la concentración
de mujeres inmigrantes en trabajos de servicio doméstico y el cuidado de
enfermos, ancianos y niños. La autora plantea que el hecho de que sean
inmigrantes mujeres quienes realizan las labores de la reproducción social (y no
de producción social) implica el traslado de la división internacional del trabajo
al mundo privado. Esto constituye —argumentan— la base para la globalización
de la reproducción social.
De acuerdo con las autoras, la globalización de la reproducción social que
genera la concentración de mujeres inmigrantes en trabajos de servicio doméstico
y cuidado de ancianos, enfermos y niños, presenta al menos tres consecuencias
importantes:
1.
Vulnerabilidad de las trabajadoras debido a la pérdida de derechos y de
ciudadanía. Mujeres que migran para emplearse en el servicio doméstico
se ven desplazadas de las instituciones y redes sociales de sus países de
origen. No tienen acceso a los mismos recursos o derechos que tenían en
sus países. Muchas veces, las inmigrantes pierden el acceso a servicios
sociales, el derecho de votar y el acceso a las instituciones legales que
tenían en sus países de origen.
Al mismo tiempo no logran obtener los derechos ciudadanos en los países
de acogida. Si bien muchos Estados han comenzado a reconocer su
responsabilidad para proteger los derechos humanos de los inmigrantes
(incluidos los indocumentados), éstos nunca son iguales a los derechos
que entrega la ciudadanía.
3
la concentración de ciertos inmigrantes o grupos étnicos en ocupaciones particulares es un hecho
central que la teoría de incorporación racial o de grupos étnicos, debe explicar. Tal como los hombres,
las mujeres inmigrantes se concentran en ocupaciones, pero dentro de un espectro de posibilidades
mucho menor. Aún cuando es posible encontrar a mujeres inmigrantes realizando trabajos en la
construcción, muchas de ellas se concentran en ciertas ocupaciones. Ellas trabajan en el servicio
doméstico, trabajan en industrias textiles, donan su trabajo para empresas familiares y más recientemente,
se ocupan en trabajos que requieren mayor preparación, tales como enfermería (traducción libre).
122
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Mujeres inmigrantes peruanas en Chile C. Stefoni
2.
3.
A las mujeres inmigrantes que trabajan en la economía informal les resulta
especialmente difícil tener acceso a las instituciones legales en los Estados
huéspedes. En los países donde el servicio doméstico todavía se encuentra
fuera de las regulaciones estatales (como, por ejemplo, Estados Unidos),
las trabajadoras inmigrantes en el servicio doméstico tienen pocas
posibilidades legales para demandar sus derechos laborales o buscar
justicia en caso de abuso. El punto decisivo aquí es que la migración
internacional agrega una dimensión legal adicional a la desigualdad, el
desempoderamiento y la vulnerabilidad al abuso, características que
históricamente han sido problemáticas en este tipo de trabajo.
Consecuencias para las familias de las inmigrantes en los países de origen.
Un estudio reciente sobre las redes sociales de las trabajadoras de casa
particular mexicanas en los Estados Unidos y México, descrito por las
autoras, encontró que las hijas de las trabajadoras domésticas inmigrantes
viven una niñez completamente diferente a las hijas de familias que tienen
una mujer inmigrante que las cuide. Estas últimas tenían más tiempo para
estudiar, tomar clases de danza o música, mientras las hijas de las
inmigrantes tenían que invertir más tiempo en ayudar en la casa y cuidar
a hermanos menores durante la ausencia de la madre. En este sentido
podemos señalar que los niños de las clases menos privilegiadas pagan
parte de los costos de las oportunidades y privilegios que tienen otros.
Finalmente, la migración femenina tiene consecuencias en un nivel más
estructural. Cuando el trabajo reproductivo en los países desarrollados es
realizado por mujeres inmigrantes, se establece una cadena transnacional
de “cuidadoras”, en la que el trabajo reproductivo es transmitido de
mujeres privilegiadas a mujeres cada vez menos privilegiadas. Maher y
Staab entregan un ejemplo bastante claro al respecto. Imaginemos,
señalan, a una mujer que vive en Los Angeles y que posee una renta
mensual de, digamos, 5 000 dólares. Ella contrata a una mujer mexicana
residente en Los Angeles para que cuide de sus dos hijos de cinco y ocho
años. La mujer mexicana recibe un salario por este trabajo de 800 dólares.
A su vez, ella requiere contratar a alguien para que cuide a sus propios
hijos. Para ello contrata a una mujer recién llegada de Guanajuato,
México, a quien le pagará 100 dólares mensuales. Esta mujer de Guanajuato
ha dejado a su hija pequeña en México al cuidado de su hermana, con
quien se ha comprometido de enviarle 50 dólares mensuales para el
cuidado de la menor. La hermana que se ha quedado con los hijos propios,
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con la de la hermana y dos más de una prima, recibe la ayuda de su hija
mayor, de 15 años, quien cuida a sus sobrinos sin recibir salario alguno.
Al analizar esta cadena, se observa que el salario que obtiene la mujer y su
familia ubicados en la parte superior de la cadena (en este caso la mujer
estadunidense que vive en Los Angeles) termina siendo subvencionado por el
trabajo mal pagado que reciben las mujeres que se encuentran en la parte inferior
de la cadena.
En otras palabras, cuando la reproducción social en países desarrollados se
satisface más a través de un mercado global que a través del Estado de bienestar,
los países menos desarrollados terminan por entregar una subvención indirecta
a los países desarrollados a través del trabajo mal remunerado o no remunerado.
A largo plazo esta relación empeorará la desigualdad económica ya existente
entre los países.
¿Qué sucede en Chile?
La migración intrarregional que llega a Chile presenta un porcentaje bastante
parejo de hombres y mujeres. El caso peruano constituye una excepción, pues
las mujeres sobrepasan ampliamente el número total de hombres. Ello coincide,
sin embargo, con la feminización experimentada por la migración peruana que
se dirige hacia diversos destinos (Altamirano, 2000).
Los cuadros 1 y 2 indican la distribución de hombres y mujeres inmigrantes
provenientes de los países de la región que registraron los mayores stocks
migratorios en 2000. La información para 1982 y 1992 ha sido extraída de los
censos de población.
La información de los censos de 1982 y 1992 indica que la presencia
femenina en las migraciones es levemente superior a la masculina. En los casos
argentino, boliviano y peruano, el porcentaje de mujeres disminuye levemente
en 1992. En el caso de Brasil y Ecuador, el porcentaje de mujeres aumenta
respecto a 1982.
De acuerdo con los datos entregados por el Departamento de Extranjería
para el periodo 1996-2001, en la mayoría de los países se incrementa el
porcentaje de hombres. La excepción es Perú. Recordemos que los datos
entregados por Extranjería corresponden al número de inmigrantes que han
solicitado la regularización de sus papeles y no al número total de inmigrantes que
existen en el país.
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En la gráfica 1, las mujeres prácticamente doblan en número a los hombres,
pues los primeros alcanzan 63 por ciento de la población peruana en Chile y los
segundos, 37 por ciento.
CUADRO 1
HOMBRES Y MUJERES INMIGRANTES EN CHILE. CENSO 1982
País
Hombres
Argentina
Bolivia
Brasil
Cuba
Ecuador
Perú
9.410
2.930
1.034
587
2.037
(47.69%)
(46.52%)
(49.81%)
(48.31%)
(47.28%)
Mujeres
10.323
3.368
1.042
628
2.271
(52.31%)
(53.48%)
(50.19%)
(51.69%)
(52.72%)
Total
19.733 (100%)
6.298 (100%)
2.076 (100%)
1.215 (100%)
4.308 (100%)
Fuente: censo 1982.
CUADRO 2
HOMBRES Y MUJERES INMIGRANTES EN CHILE. CENSO 1992
País
Argentina
Bolivia
Brasil
Cuba
Ecuador
Perú
Hombres
16.930
3.679
2.162
287
1.061
3.869
Mujeres
(49.19%)
(47.60%)
(46.96%)
(49.57%)
(46.80%)
(50.58%)
17.485
4.050
2.445
292
1.206
3.780
(50.81%)
(52.40%)
(53.04%)
(50.43%)
(53.20%)
(49.42%)
Total
34.415
7.729
4.610
579
2.267
7.649
(100%)
(100%)
(100%)
(100%)
(100%)
(100%)
Fuente: censo 1992.
En esta gráfica resulta evidente la feminización de la migración peruana, en
especial si comparamos con lo que sucede con la migración provenientes de
otros países, donde la proporción hombres-mujeres es bastante similar.
Sin embargo, los datos deben de ser analizados con cuidado, pues, como se
señaló, la información está basada en el número de visas entregadas por el
Departamento de Extranjería. Para que un inmigrante obtenga la visa de
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GRÁFICA 1
INMIGRANTES LATINOAMERICANOS, SEGÚN SEXO. 1996-2000
Distribución migrantes latinoamericanos, según género
35000
30000
25000
20000
hombres
15000
mujeres
10000
5000
Peru
Ecuador
Cuba
Brasil
Bolivia
Argentina
0
Fuente: gráfica con base en información del Departamento de Extranjería.
residencia (temporal) debe presentar un contrato de trabajo vigente. En el caso
de las mujeres ello resulta más fácil, puesto que la legislación chilena obliga a
los empleadores de trabajadoras de casa particular a realizar un contrato. En el
caso de los hombres, los empleos disponibles son más inestables y no siempre
existe contrato. Es por ello que en el caso peruano, el hecho de que la gráfica
indique un mayor número de mujeres puede deberse a la mayor facilidad que
ellas tienen para solicitar y acceder a una visa.
Pese a esto es posible afirmar que la migración peruana es mayoritariamente
femenina, pues así lo demuestran otros estudios de caso, como, por ejemplo, el
realizado por la Organización Internacional para las Migraciones (OIM) en
1996, donde se señala que del total de casos encuestados (92 casos, no
representativos), 65 por ciento son mujeres mientras que 35 por ciento
corresponde a hombres.
Las razones que explican un incremento en la migración femenina proveniente
del Perú creemos que son múltiples. Primero, existen condiciones del mercado
laboral que facilitan la inserción de mujeres inmigrantes en puestos de trabajo;
segundo, el funcionamiento de redes sociales facilitan la llegada de inmigrantes
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Mujeres inmigrantes peruanas en Chile C. Stefoni
que han sido “llamadas” por inmigrantes que ya tienen un trabajo; tercero, el
servicio doméstico ofrece condiciones que permiten optimizar los objetivos de
reunir dinero y poder enviarlo a sus familiares en el país de origen.
El incremento en el número de mujeres coincide con el aumento general que
ha experimentado la migración femenina peruana. Teofilo Altamirano señala al
respecto que tanto en España como Italia y Estados Unidos se observa una
creciente feminización de la migración de aquél país.
En Chile las mujeres peruanas trabajan principalmente en el servicio
doméstico. Lamentablemente no contamos con información estadística que
permita conocer el porcentaje que se desempeña en esta actividad, pero algunos
estudios de caso dan cuenta de esta realidad. Asimismo, la mayoría de las
entrevistadas trabajaban en casas particulares.
La inserción de mujeres peruanas en el servicio doméstico en Chile
corresponde a un tipo de ocupación de carácter complementario. Ello quiere
decir que es una inserción en sectores económicos donde la mano de obra local
no quiere o desea entrar. En otras palabras, las inmigrantes ocupan puestos de
trabajo que han sido abandonados por mujeres chilenas.
Según datos de la encuesta Casen, entre 1990 y 2000 la participación de la
población conómicamente activa en el servicio doméstico bajó de 7.6 a 4.7 por
ciento. Las mujeres disminuyeron más de seis puntos porcentuales de su
participación, lo que equivale a decir que durante la década de 1990 las mujeres
se retiraron de esta actividad.
Lo anterior demuestra precisamente que la inserción de las mujeres peruanas
en el mercado laboral chileno es de carácter complementario. Esto queda
confirmado en las entrevistas a mujeres chilenas que han contratado los
servicios de mujeres peruanas:
CUADRO 3
PARTICIPACIÓN DEL SERVICIO DOMÉSTICO EN LA POBLACIÓN
ECONÓMICAMENTE ACTIVA
Servicio doméstico
Hombres
Mujeres
1990
1996
1998
2000
7.6
0.3
19.9
7.0
0.3
17.7
4.4
0.1
12.4
4.7
0.1
13.2
Fuente: Worman y Ruiz Tagle, 1999, Encuesta Casen 1998, 2000.
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Yo andaba buscando una persona para que trabajara en la casa y me contacté con
tres chilenas primero —conjuntamente en realidad— y ninguna de las tres chilenas
quiso concretar a corto plazo, qué sé yo, que no puedo ir, quizá en un mes más y no
logré concretar. Yo partí pensando en la alternativa de una nana chilena, por la
cesantía y bueno, la Delia (mujer peruana) estaba disponible y necesitaba el trabajo
porque mi amiga la iba a reemplazar. Y la Delia vino a conversar conmigo y empezó
altiro (Sonia, empleadora chilena).
Creo que fue hace seis años (la primera vez que tuvo una nana peruana). Seis años
que, buscando nanas chilenas, no he encontrado, entonces mi vecina tiene una nana
peruana y ella me trajo a su sobrina (Blanca, empleadora chilena).
Podemos agregar que la posibilidad de trabajar en casas particulares ofrece
una serie de ventajas que estimulan a las mujeres a venir a Chile, entre las que
encontramos:
1.
2.
3.
4.
Mayor posibilidad de ahorro, puesto que no deben pagar alojamiento ni
alimentación.
Relativa seguridad y estabilidad de empleo.
Un sueldo mayor que el recibido en Perú, y que
No requiere calificación previa.
Esto demuestra lo errado que resulta el tradicional argumento de que los
inmigrantes vienen a “quitar los puestos de trabajo a los chilenos”. La utilización
de este argumento resulta peligroso, sobre todo en momentos de crisis económica,
pues se centra en un elemento extremadamente sensible como es el trabajo.
Edad
En este estudio no contamos con la variable etárea; sin embargo, existen
estudios de caso donde, a través de encuestas y registros, se han determinado las
edades de la población peruana en Chile.
La Organización Internacional de las Migraciones (OIM) sistematizó los
registros realizados en el instituto Católico de Migraciones (Incami). De este
estudio se desprende que del total de casos encuestados, 46 por ciento (42 casos)
habían nacido entre 1961 y 1970, es decir tenían entre 26 y 35 años.
El estudio realizado por INACAMI permite afirmar que la mayoría de los
inmigrantes provenientes del Perú corresponde a personas jóvenes, en edad de
trabajar. Al sumar los grupos entre 21-25 y 26-35 años, obtendremos que 72 por
ciento tienen entre 21 y 35 años.
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CUADRO 4
AÑO NACIMIENTO INMIGRANTES INGRESADOS EN 1996
Año nacimiento
1976 – 1980
1971 – 1975
1961 – 1970
1951 – 1960
1940 – 1950
Total
Cantidad
Porcentaje
Edad
5
24
42
12
9
92
5
26
46
13
10
100
16 - 20
21 - 25
26 – 35
36 - 45
46 - 56
Fuente: INCAMI.
Categorías ocupacionales de la migración peruana
Históricamente se ha reconocido a la educación como uno de los motores
fundamentales en el desarrollo de los países, en la inserción e integración de los
grupos sociales, así como uno de los mecanismos que posibilitan la movilidad
social. En la siguiente sección se analizará el nivel de capacitación y preparación
de la población económicamente activa que emigra del Perú. Ello se realizará
a través de un análisis de la información que tiene Extranjería sobre tipo de
empleo que realizaban en el país de origen antes de emigrar (único antecedente
que permite estudiar la composición de la población que viene a trabajar).
Luego compararemos estos antecedentes con la situación que presentan los
inmigrantes provenientes de Cuba, país que lidera la inmigración caribeña en
Chile (pese a ser un porcentaje comparativamente más bajo que la inmigración
proveniente de América del Sur). El caso cubano es interesante, puesto que,
según los informes de las Naciones Unidas, posee una de las mejores evaluaciones
en educación en la región. Ello permitiría plantear la pregunta de si un mejor
nivel educacional facilitaría o no la inserción laboral y social en el país receptor.
En el análisis del caso peruano y cubano, compararemos la situación en
función del género de los inmigrantes.
A partir de la gráfica 2 podemos señalar lo siguiente: primero, casi 20 por
ciento de las mujeres que emigran de Perú son profesionales, de nivel universitario
y/o técnico; 15 por ciento ha trabajado en oficinas y alrededor de 14 por ciento
declara haber sido ama de casa.
La ausencia de información sobre el tipo de trabajo que desempeñan estas
mujeres una vez llegadas a Chile impide conocer el índice de desempleo o
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GRÁFICA 2
DISTRIBUCIÓN OCUPACIONAL INMIGRANTES PERUANOS, SEGÚN
GÉNERO. 1996-2000
pers onal directivo
profes ionales
técnicos
Fuerzas arm adas y carabineros
em pleados oficina
vendedores , com erci
agricultores
choferes
mujeres
artes anos , obreros calificados
hombres
obreros no calificados
otros trabajadores
dueñas de cas a
jubilados
des em pleados
es tudiante
no contes tan
m enores
0,00
5,00
10,00
Fuente: Con base en datos entregados por extranjería.
130
15,00
20,00
25,00
/
Mujeres inmigrantes peruanas en Chile C. Stefoni
subempleo que podría existir en este grupo; sin embargo, existe a nivel de opinión
pública la idea de que las mujeres peruanas trabajan preferentemente en el
servicio doméstico. Es decir, muchas de las mujeres con estudios universitarios
y/o técnicos que llegan a Chile terminan trabajando en casas particulares. Al
respecto una de las entrevistadas señala:
Ella era joven (en referencia a una mujer que trabajó con ella) (...) y había estudiado
para profesora, había alcanzado a estar tres años y medio, creo, y había quedado
embarazada; entonces había tenido que interrumpir sus estudios y después dejó a su
hija como de mes y medio, cuando se vino a trabajar a Chile. Y era notorio la
educación que ella tenía. Además que ella era de Trujillo, las anteriores eran de
Lima. Entonces era distinta en su aspecto, sus rasgos, era mucho más blanca y bien
educada, era muy agradable, era muy clara para dar sus explicaciones, cocinaba muy
rico (mujer chilena, empleadora).
En el caso de los hombres, sin considerar a los estudiantes y aquellos que no
contestan, tenemos que 16 por ciento del total de los hombres que llegan de Perú
tienen un nivel técnico y 15 por ciento son obreros no calificados. Ello significa
que las mujeres tienden a tener mejor calificación que los hombres. Sin
embargo, un estudio sobre la estructura ocupacional de los inmigrantes peruanos
que se dirigen a otros destinos nos permitiría conocer si el nivel de educación
y preparación afecta o influye en la elección de un destino al momento de tomar
la decisión de emigrar.
La gráfica 3 muestra la distribución ocupacional de los inmigrantes cubanos
en Chile.
Lo primero que destaca la gráfica 3 es el alto porcentaje de personas con nivel
profesional. Del total de hombres que llegan a Chile, casi 60 por ciento son
profesionales; y en el caso de las mujeres, alrededor de 50 por ciento tienen una
profesión; la segunda categoría ocupacional de mayor relevancia es la de
técnicos profesionales. Ello nos permite señalar que el hecho de poseer un buen
nivel educacional facilitaría de algún modo la emigración desde la isla.
Cuba presenta ciertas particularidades en el comportamiento migratorio.
Esta migración está motivada por la conjunción de factores económicos y
políticos; por una parte, las condiciones de una economía en “periodo especial
en tiempo de paz”, producto de un bloqueo económico, motiva a muchos a
buscar oportunidades en otros lugares. Por otra parte, aquellos contrarios al
régimen socialista, buscan salir de Cuba, motivados por insertarse en un sistema
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GRÁFICA 3
DISTRIBUCIÓN OCUPACIONAL DE INMIGRANTES CUBANOS
pers onal directivo
profes ionales
técnicos
fuerzas arm adas y carabineros
em pleados oficina
vendedores , com ercio
agricultores
choferes
artes anos , obreros calificados
mujeres
hombres
obreros no calificados
otros trabajos
dueña de cas a
jubilados
des em pleados
es tudiantes
no contes ta
m enores
0,0
10,0
20,0
30,0
Fuente: gráfica con base en datos de extranjería.
132
40,0
50,0
60,0
70,0
/
Mujeres inmigrantes peruanas en Chile C. Stefoni
distinto que les ofrezca, en su condición de profesionales calificados, mayores
posibilidades de sobresalir económicamente.
Lo interesante, sin embargo, es notar el alto grado de preparación de quienes
salen de la isla mayor de las Antillas, lo que nos revela, en primer término, que
cubanos con un menor grado de formación profesional o técnica no son
proclives a emigrar (al menos a Chile). Además, esta realidad nos enfrenta a uno
de los principales problemas de la migración moderna, caracterizada por el
movimiento de poblaciones provenientes de países más pobres hacia países con
mejores condiciones: la fuga de cerebros. Países con escasos recursos invierten
en la preparación de profesionales y técnicos como motor de desarrollo futuro.
Sin embargo, cuando emigran, lo hacen con un alto valor agregado. En el caso
chileno, saber aprovechar el conocimiento y preparación de los inmigrantes que
llegan con un alto nivel educacional resulta fundamental. Para ello se requiere
de políticas que permitan flexibilizar y hacer más expedito el proceso de
convalidación de títulos. En el caso cubano, la necesidad de generar iniciativas
que permitan al Estado cubano aprovechar la experiencia, redes y vínculos que
establecen los profesionales y técnicos en el extranjero resulta indispensable.
¿En qué trabajan las mujeres inmigrantes
que vienen de Perú?
La ausencia de fuentes de información y bases de datos confiables dificulta
conocer el tipo de empleo que desempeñan las personas provenientes de Perú
en Chile. Aún más difícil resulta conocer lo que sucede en el mercado laboral
cuando desagregamos por género. Sin embargo, existe un reconocimiento de
que la principal actividad desempeñada por las mujeres peruanas es el servicio
doméstico.
La prensa se encargan de consolidar esta percepción: “Perú puertas adentro”
(El Mercurio, 2 de diciembre de 1997); “Regularán situación de extranjeros en
tareas domésticas” (El Mercurio, 24 de diciembre de 1997). “Tanto peruanos
como bolivianos vinieron a este país en busca de trabajo, y la mayoría labora en
empleos relacionados con la construcción y en el servicio doméstico” (El
Mercurio, 22 de julio de 1998). “El drama de las nanas peruanas” (Revista Ya
del Mercurio, 11 de junio de 2002). “Peruanas: asesoras o prostitutas” (El
Metropolitano, 2001).
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No es nuestro interés generalizar señalando que todas las mujeres peruanas
trabajan en servicio doméstico, sin duda existen innumerables casos donde las
mujeres han podido insertarse en trabajos para los que ellas estudiaron y se
prepararon. Otras han trabajado en el servicio doméstico durante un periodo
breve y han logrado ascender a otros trabajos.
Pero, pese a ello, se ha consolidado la imagen de que la mayoría de las
mujeres peruanas trabajan como empleadas o “nanas”;4 sin embargo, esto no es
algo propio de Chile, por el contrario, es una historia que se repite entre las
mujeres que emigran de Filipinas a Hong Kong y Malasia; de Nicaragua a Costa
Rica; de México a Estados Unidos; de Bolivia a Argentina; de Marruecos a
España, y de Albania a Italia, por mencionar algunos casos.
Uno de los argumentos clásicos del porqué el servicio doméstico es una de
las principales fuentes de trabajo para las mujeres inmigrantes: resultado de la
disponibilidad de mano de obra barata. Pero ello no explica por qué, como
veremos en las entrevistas, las patronas prefieren en algunos casos mujeres
sureñas, pero no sureñas-mapuche (indígenas), y en otros, mujeres peruanas o
ecuatorianas y no bolivianas.
Consideramos que más allá del argumento de “mano de obra barata”, hay
otros elementos que hacen a las mujeres provenientes de determinados sectores
sociales más “preferibles que otras”. Son precisamente estos elementos los que
deberían explicar la presencia de mujeres peruanas (y la ausencia, por ejemplo,
de mujeres bolivianas) en el servicio doméstico, y es lo que intentaremos
analizar en las siguientes páginas.
Se mencionó más arriba la tesis de Maher y Staab sobre la globalización de
la reproducción social. Efectivamente, el ingreso de las mujeres de países más
desarrollados al mercado laboral no ha ido de la mano con una socialización de
las responsabilidades del hogar. Ni el Estado ni los hombres han asumido que
la reproducción de la familia es responsabilidad compartida. Lo que sucede
finalmente es que quién asume el trabajo de reproducción del hogar termina
siendo otra mujer, que necesita (al igual que la dueña de casa) trabajar.
En Estados Unidos y algunos países europeos el surgimiento de mujeres que
trabajan en casas particulares, haciendo el aseo, cocinando, cuidando niños y
enfermos, es bastante nuevo, y más aún para los sectores medios. Hoy en día este
trabajo es realizado, en su mayoría, por mujeres inmigrantes, provenientes de
países menos desarrollados.
4
En Chile, “nana” es una palabra que se utiliza como sinónimo de empleada o asesora del hogar.
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Mujeres inmigrantes peruanas en Chile C. Stefoni
Chile posee una tradición de servicio doméstico que nos obliga a mirar con
cuidado la bibliografía existente, especialmente aquella proveniente de los
centros académicos internacionales. A diferencia de lo que sucede en ciudades
europeas o estadunidenses, en Chile el servicio doméstico no surge como
resultado de la incorporación de la mujer al trabajo, sino que tiene raíces
históricas de larga data vinculadas más bien a la tradición de la hacienda, y, por
ende, a los sectores más altos de la sociedad. El deterioro en la agricultura, la
falta de empleo en el campo y el crecimiento de las ciudades provocaron uno de
los movimientos migratorios más importantes en el país, y con ello el aumento
de mujeres dispuestas a trabajar en las ciudades. Probablemente este aumento
en la oferta permitió expandir este servicio hacia los sectores medios. Hoy en
día el trabajo en casa particular está incorporado de tal manera a la sociedad
chilena, que incluso las casas y departamentos que se construyen en los barrios
acomodados y en sectores medios del país consideran “dependencias” o “pieza
de servicio”.
Al igual que en diversos lugares del mundo, en Chile los quehaceres del
hogar han sido definidos por la sociedad como una responsabilidad y obligación
de las mujeres amas de casa. La incorporación de ellas al mundo laboral no ha
sido acompañada de transformaciones sociales y culturales que distribuyan las
responsabilidades del hogar entre los miembros de la familia. El Estado
tampoco ha asumido la responsabilidad que le toca en este ámbito. Por el
contrario, al ir delegando sus responsabilidades al mundo privado, se genera un
acceso desigual a los servicios que facilitan los quehaceres del hogar. Las
guarderías de niños, equipos y electrodomésticos, comida precocida y la
posibilidad de tener a alguien que realice los trabajos de la casa son servicios
disponibles para los sectores sociales medios y más acomodados.
De este modo, cuando se dispone de suficientes recursos económicos o
cuando la mujer sale a trabajar, los quehaceres de la casa son realizados por otra
mujer. En Chile tradicionalmente han sido mujeres provenientes del sur del país
las “elegidas” para este trabajo, quienes han entregado literalmente su vida al
servicio de las familias que las emplearon.
En los últimos años se ha avanzado en una serie de derechos para las
trabajadoras de casa particular. Entre los principales avances figuran el fuero
maternal, la fijación de horas libres y día de salida, y la exigencia de un contrato
laboral. Con ello se buscó modernizar este mercado de trabajo, pero no fue
suficiente para retener la oferta de mano de obra. Las mujeres chilenas
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comenzaron a retirarse de esta actividad. Un estudio del Centro de Estudios de
la Mujer (CEM) (Todaro y Gálvez, 1987) realizado en 1987 señala el descenso
entre 1960 y 1980 en el número de personas que trabajaban puertas adentro. Esta
tendencia se mantuvo a lo largo de los años, tal como se señaló más arriba.
Esta disminución se debe, en gran parte, a la escasa valoración social que
posee el trabajo. Al respecto el estudio del CEM señala:
Para la mayoría de las mujeres de los sectores populares en Chile es su primer trabajo
y lo ejercen con la expectativa de cambiar hacia una situación más favorable: un
oficio mejor, formar una familia propia, tener un golpe de suerte (Todaro y Gálvez,
1987).
La disminución en la oferta y la conciencia de derechos de las mujeres les
permitió exigir lo que hasta hace unos años era impensable: mejores sueldos,
roles predefinidos y una mayor independencia. Todos estos avances buscaban
hacer del trabajo doméstico un trabajo como cualquier otro, con horarios
definidos y con asignación de tareas. La conciencia y exigencia de estos
derechos, sin embargo, no fueron bien recibidos por las empleadoras o patronas
chilenas. Muchas de ellas se quejaban de lo difícil que eran las “nanas” chilenas,
pues exigían demasiado, eran “paradas en la hilacha” o “muy alzadas”.
Las entrevistas realizadas por Maher y Staab para un estudio sobre mujeres
y globalización del mercado laboral,5 dan cuenta de que no se trata sólo de lo
difícil que es encontrar una nana chilena, sino que lo verdaderamente difícil es
que las empleadoras estén dispuestas a satisfacer y cumplir con las exigencias
de estas trabajadoras. Exigencias que, por lo demás, son derechos consagrados
por la ley. En el fondo, en las entrevistas se deja entrever que el conflicto surge
cuando las trabajadoras de casa particular adquieren mayores derechos laborales,
pues con ello se rompe el vínculo servil que caracterizaba la relación
patrona-empleada.
Pregunta: ¿cuándo fue que decidió que iban a contratar a una mujer peruana?
Respuesta: la verdad es que se dio en forma espontánea, ya que empezó a ponerse
difícil encontrar una nana chilena. Primero el problema de horario, y un poco de
actitud. La nana chilena que tuvimos durante varios años, si bien es cierto que fueron
limpias, tenían presencia y todo, pero no tenían como una actitud de nana, digamos
5
El estudio se encuentra en curso y corresponde a una parte del análisis en Baja California, México,
mencionado en la nota 2.
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Mujeres inmigrantes peruanas en Chile C. Stefoni
no quieren usar en la casa el delantal (...) como que no les gusta asumir su papel de
nanas (hombre empleador).
¿Una persona peruana? Me decidí porque en la época que yo necesitaba nana no
había niñas que aquí en Chile quisieran trabajar. Las que había eran súper exigentes,
no eran muy empeñosas para trabajar (mujer empleadora).
Las amas de casa entrevistadas que tienen o han tenido una trabajadora
peruana en sus casas señalan que una de las principales razones para emplearlas
fue la dificultad para encontrar una chilena. Pero no se trata sólo de que no
hubiera, sino de que no había mujeres chilenas dispuestas a trabajar en las
condiciones laborales que ofrecían las patronas. No estaban dispuestas a asumir
“la actitud de nana”, requisito, al parecer, bastante valorado por las empleadoras:
Yo creo que uno siempre le busca a la persona que a lo mejor es más humilde, a lo
mejor a uno le gusta que sean. Pero yo creo que es importante de que cuando uno
tiene una persona, en el servicio de su casa, sea una persona que tenga como un grado
de servicialidad (mujer empleadora, sector medio-alto).
Es justamente este elemento lo que lleva a muchas empleadoras a preferir
contratar una nana peruana: “Eso es otra cosa que tienen las peruanas, en ese
sentido, de cómo valorar al patrón” (mujer empleadora).
Tienen un papel o una actitud más de servicio (las peruanas). Tú llegas a la casa y
te ofrecen altiro un café, las otras nanas chilenas apenas te tienen la mesa puesta y
si no te ven sentado no te sirven. Entonces tienen una actitud más de servicio, de
atender.
Pregunta: qué es lo que más le gusta de ella?
Respuesta: Que asume su papel de nana (hombre empleador).
Son un poco más domables (las peruanas). Domables, más fáciles de manejar. Es
distinto que una chilena, que lleva tiempo acá, que ya tiene su vida formada (mujer
empleadora).
Esta relación servil se da en mayor grado en las trabajadoras de casa
particular puertas adentro, pues, tal como lo señala el estudio del CEM citado
con anterioridad, se espera que la mujer esté completamente disponible para
servir y atender a la familia. Las jornadas laborales son de 10 a 12 horas diarias
con solo un día y medio a la semana disponibles para ellas mismas. Las mujeres
incluso no logran disponer del tiempo supuestamente libre que poseen en un día,
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pues si hay actividades sociales, ellas deben permanecer hasta tarde “atendiendo
a las visitas” y dejando todo limpio antes de irse a dormir.
El hecho de que una mujer esté sola en la ciudad donde trabaja, sin familia,
y con muy pocos conocidos favorece, en algunos casos, su incorporación
puertas adentro. Algunas de las entrevistas señalan la preferencia por mujeres
que estén solas:“¿yo? Yo me siento más cómoda si sus hijos no están aquí”
(mujer empleadora).
La ausencia de una vida propia, independiente y autónoma permite la
apropiación completa de la mujer. Su vida pasa a depender absolutamente de la
familia que la emplea. En esta misma dirección, Todaro plantea que la
trabajadora de casa particular, puertas adentro, no vende un servicio o un
producto de su trabajo (como sucede en la mayoría de los casos), sino que vende
su tiempo, con lo que pasa a estar a disposición de la empleadora. Esta
apropiación de la mujer define una relación de trabajo más cercana a la
dominación que a un trabajo moderno.
En este sentido, se entiende la importancia otorgada por los entrevistados al
servilismo, pues esta “actitud” confirma y legitima la dominación por parte del
dominado. La mujer dominada servil acepta “su condición” y no se revela
(como sucedería en el caso de las mujeres chilenas).
En el imaginario de las mujeres empleadoras entrevistadas, las mujeres
peruanas y las sureñas cumplen con este “ideal”. Son más sumisas, “más
calladitas”, “cumplen con lo que hay que hacer” y “ no exigen demasiado”.
Una de las entrevistadas señala que es una ventaja para estas mujeres
pertenecer a una cultura más tradicional o machista, pues estarían más
acostumbradas a la dominación.
Todavía las peruanas tienen el machismo más metido, son mucho más denigradas
que las chilenas. Las chilenas son respetadas, tienen cierta educación. Es otro estilo
de vida. Diferencia grande en ese sentido, como que tienen más mundo las chilenas.
Pregunta: ¿y eso las hace mejores o peores nanas?
Respuesta: Yo diría que para el trabajo aquí en una casa es peor (las chilenas), porque
las personas que sufren el machismo (las peruanas) están acostumbradas, y no es por
nada, pero yo diría que esa es una ventaja (mujer empleadora).
Ver al otro como sujeto de dominación favorece el maltrato y la
discriminación, puesto que no se le considera igual. Respetarla como ser
humano y en cuanto sujeto de derechos queda en manos de la buena voluntad
138
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Mujeres inmigrantes peruanas en Chile C. Stefoni
y disposición de quien goza del poder en la relación (en este caso el patrón o la
patrona). Pero incluso en aquellas relaciones descritas como muy buenas, como,
por ejemplo, “si mi nana es como de la familia” o “si ella come lo mismo que
nosotros, no como en otras casas”, el poder sigue estando concentrado en un solo
lugar y podrá ser utilizado en cualquier momento, ya sea para llamar la atención,
para solicitar favores que quedan fuera de la relación contractual (trabajo fuera
de horario o pagarles en forma atrasada) o para recordarles que, pese a todo,
deben obedecer las órdenes.
Yo le he dicho qué se ha creído, que estaba en mi casa, que ella era la nana. Que no
tenía por qué tener esa actitud, que yo era su patrona, que yo le estaba pagando por
su servicio (mujer empleadora, sector medio-alto).
El trabajo doméstico para mujeres inmigrantes posee consecuencias de
proporciones para los hijos de estas mujeres. La necesidad de alimentarlos,
vestirlos y darles educación las obliga a ir a cuidar niños ajenos, dejando a los
propios al cuidado de abuelas, hermanas o hijas mayores (siempre mujeres),
pero la separación madre-hijo/a genera consecuencias no sólo en los menores,
sino en las propias mujeres, quienes sufren en silencio mientras dan de comer
a otro niño.
El servicio doméstico como fuente laboral para las inmigrantes mujeres es
un tema que requiere mayor análisis. A su vez, es fundamental considerar las
especificidades históricas de donde ocurre este fenómeno y poder realizar
comparaciones internacionales reconociendo las particularidades de cada caso.
En Chile, como probablemente ocurre en otros lugares del mundo, no se trata
sólo de que el servicio doméstico sea uno de los pocos trabajos disponibles para
las mujeres inmigrantes, sino que se produce una estigmatización que dificultaría
el acceso a otras fuentes laborales con mejores remuneraciones. La
estigmatización que se realiza en este ámbito laboral se traduce en exclusión
social no sólo del mundo del trabajo, sino de las oportunidades a desarrollar un
proyecto de vida.
La estigmatización laboral va acompañada de una serie de prejuicios y
representaciones culturales que la sociedad chilena construye sobre los y las
inmigrantes peruanos. Estas imágenes se construyen a través de los diarios,
medios de prensa, literatura, noticias, etc. En las imágenes que circulan abundan
las ideas de pobreza, de ilegalidad, de buenos para el trago, etc. Todo ello
profundiza la estigmatización que se convierte finalmente en exclusión social,
económica y cultural. Es por ello que resulta fundamental avanzar en la
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deconstrucción de dichos discursos e imágenes y promover espacios de
encuentro entre los sujetos de modo que se estimule el reconocimiento y
aceptación de la diversidad, como un recurso que enriquece.
Conclusiones
La llegada en los últimos años de inmigrantes provenientes de Perú ha generado
variadas reacciones en el Estado, en la ciudadanía, en políticos y legisladores.
En algunos casos las opiniones y discursos de los diferentes actores coinciden,
en otros, constituyen discursos divergentes anclados en las experiencias de las
propias organizaciones o actores que los promueven. Existen diversas reacciones
que van desde el miedo a un sujeto distinto, el rechazo al inmigrante, la
curiosidad, la aceptación, hasta la lucha por una integración basada en el respeto
a la diferencia y la reivindicación de los inmigrantes como ciudadanos sujetos
de derechos.
Pero, quizá, lo más significativo en estos últimos años es el hecho de que el
tema migratorio se haya convertido, por primera vez en mucho tiempo, en un
asunto de discusión y debate público. Por primera vez vemos en la televisión
espacios destinados a mostrar la vida de los inmigrantes en Chile; se discute,
además, la necesidad de elaborar una política migratoria que responda a los
desafíos del mundo moderno y globalizado.
Lamentablemente las reacciones de la población y de los medios de
comunicación han tendido a ser negativas. Ello se observa en la construcción de
estereotipos negativos sobre los inmigrantes, en especial cuando se trata de
peruanos, bolivianos y/o ecuatorianos.
Esta estigmatización a nivel cultural y social se ve reforzada por una
estigmatización laboral, en la medida en que parte de la sociedad chilena asume
que el trabajo disponible para las mujeres peruanas es el servicio doméstico, y
para los hombres, la construcción y trabajos informales. Esto dificulta y
entorpece las posibilidades para acceder a mejores empleos.
La mayor presencia de mujeres peruanas en Chile nos llevó a preguntarnos
cuáles son las condiciones que estarían favoreciendo su llegada. Al revisar la
bibliografía existente nos damos cuenta de que lo que sucede en Chile sucede
también en otros lugares del mundo. Hoy en día las mujeres asumen cada vez
un rol de mayor protagonismo en materia migratoria. Pero, ¿cuáles son los
140
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Mujeres inmigrantes peruanas en Chile C. Stefoni
beneficios y los costos de esta decisión?, ¿qué implicaciones tiene para los hijos
y para las propias madres inmigrantes?
Chile es un país que probablemente seguirá atrayendo a inmigrantes dentro
de la región, debido, principalmente, a dos procesos independientes. Por una
parte los tradicionales centros de atracción de la migración latinoamericana
(Estados Unidos, España, Italia, Alemania) han comenzado a cerrar sus fronteras,
diseñando políticas cada vez más restrictivas y de mayor control sobre la
población migrante. Parte de la población que busca emigrar hacia estos centros
deberá reorientar sus preferencias y buscar países intermedios donde el acceso
sea más fácil y donde existan oportunidades de trabajo. El segundo factor que
permite predecir un aumento en el corto y mediano plazos es que Chile presenta
una relativa estabilidad económica y política, lo que asegura mayores
posibilidades de empleo.
Por ello, el país debe definir los criterios básicos desde los cuales se abordará
la migración y debe, además, procurar los dispositivos sociales necesarios para
cumplir con los objetivos de integración desde el respeto a la diversidad que se
ha propuesto.
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