I m m cm u e í K a n t
Cor r e spondencia
Edición y trad ucció n de
MERCEDES TORREVEJANO
Presentació n de
JUAN JOSÉ CARRERAS ARES
Institució n « Femando el Cató lico * (C .S.f.C )
K rc m a. D ip u tac ió n t ic Z arag o z a
Z ARAGOZ A . 2005
PUB LI CACI Ó N N Ú M ERO
de l a
2.525
I n s t i t u c i ó n « Fe r n a n d o e l Ca t ó l i c o » ( Ex c m a . D i p u t a c i ó n d e Z a r a g o z a )
Pl a z a d e Es pa ñ a , 2 - 5 0 0 7 1 Z a r a g o z a (Es p a ñ a )
T e l [34] 976 28 88 78/ 79 - Fa x [34] 9 7 6 2 8 8 8 69
rfc@ d p z.es
http:/ / cfc.dp2.es
Ha co lalio rad o en la trad ucció n María Jesú s Vázquez Lo beiras, Prof.
Titular d e Filo so fía d e la Univ ersid ad d e Santiag o d e Co m p o stela,
quien ha p ro p o rcio nad o una primera v ersió n d e las cuarenta primetas caitas.
[as cartas se Il3n seleccio nad o a partir d e la ed ició n canó nica:
K au l' s g e s am m c lt c S c b r ifle n , hernusg egulxjn vo n d er Kó niglich Preussischen
A kad em ied ur W Lssenscltalien. Z w cite A bteilung: K an l' s B r iefiiv c bsv l. Bóndu 10
/ U / J2 / 13. Segund a ed ició n, Berlín y Leipzig. 1922.
Las siluetas q u e ilustran las p o rtad illas p ro ced en d el libro d e M arianne Bernhard (H rgs.), Scbatteririsse. Silbo it eu en u n d S c be r en s c biiiirc iti D c n ls c bt an d ini
1S. u n d 19. Jab r b iin d o r l, Staackmann Verlag, M unich, 1977. O tras ilustraciones
p ro ced en d e P.-H. Ko esters, D c iils c blait d d e in e D en ker, Hamburgo, Stem , 1980.
© M erced es Torrevejono Parro.
© De la p resente ed ició n. Institución « Femo nd o el Católico» .
I.S.8.N .: 84-7820- 784-8
De pó sit o iíg a u Z -l .452-05
Po st a d a : F. M elénd ez y A . Bretón
Diseñ o DEc o l ec c ió n : A . Bretón
Impr esió n : So nsueña Industrias G ráficas. Z arago za
I M PR ES O E N E S PA Ñ A . U N I Ó N E U R O PE A .
P R E SE N T A C I Ó N
La editora de estas cartas, la pro fesora Merced es Torrevejano,
no s recu erd a en su intro d u cció n q u e -en el sig lo d e Kant la
co rresp o nd encia co nstituyó un v erd ad ero g énero literario , una
práctica so cial y un m éto d o imprescindible en la difusión y creación d e las ideas-. En A lemania incluso fue algo más q ue esto , fue
un auténtico -sacramento» que manifestaba la inédita pujanza d e
la nueva subjetividad burguesa1.
Cuesta trabajo hacerse una idea d el papel que d esem p eñaban
las cartas en la cultura alem ana d e ento nces, so b re to d o en la
segunda mitad d e siglo, la -edad clásica» del género epistolar. Las
gentes fuero n po seíd as p o r su culto , el B riefku lt. Frau vo n Kalb
hablaba en una carta a Charlo tte Schiller d e -una maligna ad ic
ción-, y Hippel d ecía en otra que no dejaba pasar un servicio de
lo s co rreo s sin m and ar una carta. Caro lina Bó hm er, la futura
mujer d e Schlegel, se lamentaba de una -perturbación mental que
le llevaba a escribir d e rep ente una d o cena d e cartas». Las cartas,
además, no eran de una o do s cuartillas, to d o s escribían -canas
de tres pliegos», -de to esa y media», -colosales-, A v eces se estaba
escribiend o una carta d urante to d o un d ía, Fried rich H einrich
Jac o b i lo hizo d urante una sem ana (-q u iero term inar co n ello
cueste lo que cueste-), y un co rresp o nsal de Christian Gellert se
extend ió en una larga cana durante casi un mes. Se escribía en
todas partes, en casa, en Ja taberna, en el bo sq ue o en el jardín.
Nota: Entre p aréntesis fig u rín lo s núm ero s d e las cartas d e esta ed ició n a q ue se hace refe
rencia en esta Presentació n.
1
L Balct y E. Gertiard , P i e V erbtirj¡ erfíc bm ig d e r d e u u c b e n K u n sl, L ll o v lu r t t n d M iislli im
! 8 . Ja b r b u n d e n . Z Qrich. 1936, e n la ed ició n d e G ert M attenklo tt, Berlín, 1973, p . 181.
To das las citas q u e siguen en el texto d e auto res d e la ép o ca han sid o esp ig ad as en esta
obra o en la venerable mo no grafia d e Geo rg Stelnhausen, G e s c b lc b w d e s d e v u e b e n Brío Je s . Z u r K u lln r g e s c blc b le d e s d c u l x b e n Volites, 2 vo ls., Berlín, 1889-1891.
JU A N I O S Í C A R R E R A S A RES
Klopstock no s cuenta que al llegar a algún sitio preguntaba ense
guida dó nd e enco ntrar plumas y tinta. A v eces se mantenían lar
gas co rrespo nd encias co n gente que nunca se había visto. Go ethe
intercambió apasio nad as epísto las co n A uguste Stolberg, a la que
no llegó a co no cer nunca. Esta so cializació n de la co rrespo nd en
cia llegó incluso, co m o hizo Jo hann Caspar Lavater co n Herder, a
enviarse no só lo las cartas pro pias, sino ad em ás -un m o ntó n de
copias importantes y más importantes- de cartas escritas a terceros;
•yo no co no zco -d ecía Lavater— un med io más natural y sencillo
para mostrarte m ejo r mis más íntimos p ensam iento s y mi m ane
ra de obrar*. Q uince año s antes de la publicació n de la N ou v elle
H éloise, que puso d e moda la novela episto lar amorosa, el poeta
alem án Samuel Go ttho ld Lange, no só lo d iv ulgó su co rresp o n
dencia co n KJeist o Sulzer, sino que no tuvo em p acho en o frecer
al público las cartas d e amor que le había escrito su mujer Doris.
El g énero ep isto lar no fue só lo una forma de manifestar una
nueva sensibilidad, se prestó también para tratar to d o s lo s temas
y asuntos p o sibles. Se publicaro n cartas de sátiras, co m o las de
Hamann y Jean Paul, cartas d e p o lém ica literaria, co m o las de
Lessing y Lichtenberg, cartas teo ló gicas y filo só ficas, las d e Schi11er, Herder o Go ethe, entre o tras muchas. Hubo las dedicadas a
la divulgación científica, las C ar las q u ím ic as p a r a s e r le íd as p o r
m u jeres, o so bre afecto s y compo rtamientos co munes, las C artas
s o br e la am is t ad d e Sulzer, o las C artas d e u n ho m br e h o n r ad o a
otro. Las tradicionales cartas de viajes se politizaron co n las narra
cio nes d e lo s alem anes que visitaro n la Francia revo lucio naria,
co m o las ento nces muy fam o sas d el am ig o d e Kant, Jo achim
Heinrich Campe, C art as d e s d e P arís, e s c rit as d u r an t e la R ev olu
c ió n fr an c e s a , reeditadas varias v eces a partir de 1789- A conteci
mientos puramente lo cales también fuero n dado s a co no cer co n
cartas, co m o C arta c o n o c as ió n d e l de s hie lo y d e ¡ a in u n d ac ió n
d e C o lo n ia. Hubo incluso p erió d ico s que d iero n todas sus no ti
cias en forma d e cartas.
Como veremos, la co rrespo nd encia de Kant es ajena, e incluso
repugna, a este p aisaje ep isto lar. En to d o caso , a partir d e lo s
PR ES EN T A C I Ó N
años no venta d el siglo XVIII en A lemania se acusa cierto reflujo
del g énero . Go ethe, cuyas cartas a estas alturas o cup aban vo lú
menes entero s, p arece haberse convertido en un B riejbasser, y en
1827 escribiría a Cari Fried rich Z elter, d iciénd o le que -casi no
escribo cartas y co ntesto a las cartas muy p o cas v eces, y esto se
d ebe a una d o ble causa: no me interesa escribir cartas vacías, y
co nced erles im p o rtancia m e ap arta d e hacer co sas más serias*.
Más o menos, lo que había hecho Kant d esd e el principio.
No pued e decirse que la escritura de cartas fuese para Kant *el
p lacer so cial* que d ice Paul Hazard cuand o habla d el g énero
episto lar en la Euro p a d el siglo XVIII, p ues para el filó so fo las
cartas so n so bre to d o una carga. Ya en 17Ó8 Herder se refería a su
conocid a -escasa inclinación a escribir cartas* (11). En una dirigi
da a Marcus Herz en junio de 1771 (20), el mismo Kant reco no ce
que co n razón mucho s le tildan de -maleducado- p o r la tardanza
en co ntestar, que tiene -la mala co stum bre de p ensar que será
más có m o d o el co rreo d el día siguiente que el de hoy*. Exacta
mente lo co ntrario de lo que hacían sus co ntem p o ráneo s, victi
mas co tid ianas d e la B r ie ffr e u d ig k e it . Pero su c ed e ad em ás,
prosigue Kant, que si las cartas so n serias, le -enred aban en una
serie d e investigaciones*, aplazando indefinidamente su redacción
final, y co bránd o se ad em ás el esfuerzo a co sta d e la salud (una
salud tantas v eces invocada a lo largo de la co rrespo nd encia que
termina haciénd o se sinó nim o de disculpa). Kant co ncluye advir
tiendo al jo ven Herz que, si le escribe, d ebe resignarse a no reci
bir respuesta *más que d e vez en cuand o *...
No p o d em o s d ecir q u e Kant anim ase p rec isam ente a sus
co rrespo nsales, po r eso el vo lumen que a p esar d e lo cual tiene
su co rrespo nd encia, aun siend o inferior a la de sus co ntemp o rá
neos más ilustres, es un buen testimonio d el interés que despertó
su criticism o filo só fico en la so cied ad d e la ép o c a. M erced es
To rrevejano, sin em bargo, no s ad viene de que muy p o cas veces
la categoría del co rrespo nsal le mov ió a hacer d e sus cartas -lugar
de elaboración y forja de ideas científico-filosóficas-.
JU A N JO S É C A B R E R A S A RES
La pro sa kantiana escasas v eces rebasa la co ntenció n y co n
vencionalismo que imponía el uso d e los estereotip os de la retóri
ca epistolar, cuyo sentid o llegó a plantearse en alguna o casió n2.
En estas cartas 'esenciales o minimalistas», co m o las llama nuestra
editora, no hay lugar para las efusio nes de sentimentalismo (.Empfin ds am ke it ) que inundan el g énero epistolar del siglo3.4 Lágrimas,
efusio nes y po em as só lo se encuentran entre los co rrespo nsales
jó venes (45, 50, 53- ••), pero nunca en las cartas del propio filósofo.
Kant no só lo está -a co ntraco rriente* co n su escasa afició n a
escribir cartas, sino que, además, una vez escritas se resiste enér
gicamente al uso de la ép o ca de permitir su publicación. En 1781, a
la muerte de Lambert, uno de los p o co s corresponsales que estuvo
a su altura, se alegra d e la publicació n de sus cartas y también por
el ho no r d e que incluyan algunas dirigidas a él, p ero se niega a
que se incluyan sus co ntestacio nes, co n el p retexto d e -que no
contribuirían en nada al realce d e la colección» (37). Cinco años
después sucedió lo mismo al morir Mendelssohn: -ruego también, y
muy mucho , que se excluyan po r co m pleto mis cartas, que nunca
fuero n escritas co n la idea d e que las leyese el público» (48).
De to d o s los tó p ico s en to rno a Immanuel Kant, el único no
po r más repetido meno s verdadero es el de que »no salió nunca de
la provincia; no fue ni una so la vez a la cercana Danzig -l Si Kant
2
N o s referim o s a l.i casuística d e te mentira en te M et afísic a d e la s c o st u m br es , d o nd e se
pregunta si «una falta d e verd ad d ebid a a te mera co rtesía (p o r ejem p lo , la exp resió n asu
más rend id o servido r* al final d e una enría) d eb e ser juzgada co m o mentira*, añad iend o
que, d e to d o s m o d o s, *u nadie se engaña» co n esta manera d e escnbir (en M c tapb) Sil: d e r
Sitien , ed ició n d e K. Vorliinder, Hamburgo, 1959, p p . 280*281). F.l lecto r tro pezará c o n el
p ro blem a d e te mentira p lantead o d e m anera m is interesante en te excep cio nal co rres
p o nd encia c o n María v o n 1Icritcrt (63, 65 y 69).
*
Un g énero d o nd e encabezam iento s y d esp ed id as d esbo rd aban afecto s vario s, invo cand o
al co razó n, al amor, al alm a, a la fraternidad. Po r ejem p lo , el mó dico Lavaier, co rresp o n
sal tam bién d e Kant, co nclu y e una c an a a H erd er b alb u ceand o d e p u ro afecto : «hoy,
am igo , n o p ued o c o ntestarle... p ero teng o q u e escrib irte... q u em a llo rar... elev arm e...
d eshacerm e... y acer co ntra tu p ec h o ... am ig o d e mi corazón*.
4
Ludw ig HmM Ito row ski. R ehilo d e l a v id a y e l c a n lc ie r d e Im m an u el K an t , traducció n d e
A. Go nzález Ruiz, Madrid, 1993, pp. 77*78, Parte d e este libro fu e escrito en vid a d e Kam
y rev isad o p o r él mismo, p ublicánd o se a su muerte.
PR ES E N T A C I Ó N
años no venta d el siglo XVIIÍ en A lemania se acusa cierto reflujo
d el género . Go ethe, cuyas cartas a estas alturas o cup aban volú
menes entero s, p arece haberse co nvertid o en un B riefbasser , y en
1827 escribiría a Cari Fried rich Z elter, d iciénd o le q u e -casi no
escribo cartas y co ntesto a las cartas muy p o cas v eces, y esto se
d ebe a una d o ble causa: no m e interesa escribir cartas vacías, y
co nced erles im po rtancia m e ap ana d e hacer co sas más serias-.
Más o meno s, lo que había hecho Kant desde el principio.
No pued e decirse que la escritura de canas fuese para Kant -el
p lacer so cial- que d ice Paul Hazard cuand o habla d el g énero
ep isto lar en la Euro p a d el siglo XVIII, p ues para el Filósofo las
cartas so n so bre to do una carga. Ya en 1768 Herd er se refería a su
co nocid a -escasa inclinació n a escribir cartas- (11). En una dirigi
da a Marcus Herz en junio de 1771 (20), el mismo Kant reco no ce
que co n razón mucho s le tildan d e -maleducado- po r la tardanza
en co ntestar, que tiene -la mala co stum bre de p ensar que será
más có m o d o el co rreo d el día siguiente que el d e hoy-. Exacta
mente lo co ntrario d e lo que hacían sus co ntem p o ráneo s, vícti
mas co tid ianas d e la B r ie ffr e u d ig k e it . Pero su c ed e ad em ás,
prosigue Kant, que si las cartas so n serias, le -enredaban en una
serie d e investigaciones-, aplazando indefinidamente su red acción
final, y co bránd o se ad em ás el esfuerzo a co sta d e la salud (una
salud tantas v eces invocada a lo largo d e la co rrespo nd encia que
termina haciénd o se sinó nim o d e disculpa). Kant co ncluye advir
tiendo al jo ven Herz que, si le escribe, d ebe resignarse a no reci
bir respuesta -más que de vez en cuand o -...
No p o d em o s d ecir q u e Kant anim ase p rec isam ente a sus
correspo nsales, p o r eso el volumen que a p esar de lo cual tiene
su co rrespo nd encia, aun siend o inferior a la d e sus co ntemporá
neos más ilustres, es un buen testimonio del interés que despertó
su criticism o filo só fico en la so cied ad d e la ép o ca. M erced es
To rrevejano, sin em bargo, no s advierte d e que muy p o cas v eces
la categoría d el co rrespo nsal le movió a hacer de sus cartas -lugar
de elabo ració n y forja de ideas científico-filosóficas-.
JU A N JO S É C A R R E R A S A RES
La pro sa kantiana escasas v eces rebasa la co ntenció n y co n
vencionalismo que imponía el uso d e los estereotip os d e la retóri
ca episto lar, cuyo sentid o llegó a p lantearse en alguna o casió n2.
En estas cartas 'esenciales o minimalistas*, co m o las llama nuestra
editora, no hay lugar para las efusiones d e sentimentalismo ( Em pJt n ds am ke it ) que inundan el género epistolar del siglcA Lágrimas,
efusio nes y po em as só lo se encuentran entre los co rrespo nsales
jó venes (45, 50, 53-..). pero nunca en las cartas del propio filósofo.
Kant no só lo está *a co ntraco rriente- co n su escasa afició n a
„ escribir canas, sino que, además, una v ez escritas se resiste enér
gicamente al uso de la ép o ca de permitir su publicación. En 1781, a
la muerte d e Lamben, uno d e los p o co s corresponsales que estuvo
a su altura, se alegra de la publicación de sus cartas y también po r
el ho no r d e que incluyan algunas dirigidas a él, p ero se niega a
que se incluyan sus co ntestacio nes, co n el p retexto d e -que no
contribuirían en nada al realce d e la co lecció n- (37). Cinco año s
después sucedió lo mismo al morir Mendelssohn: -ruego también, y
muy mucho, que se excluyan p o r co m p leto mis canas, que nunca
fueron escritas co n la id ea de que las leyese el público- (48).
D e tod os lo s tó p ico s en to rno a Immanuel Kant, el único no
po r más repetido menos verdadero es el de que -no salió nunca de
la provincia; no fue ni una sola vez a la cercana Danzig-4. Si Kant
*
N o * referim o s a la casuística cíe la mentira en Ja M et afísic a d e la s c o st u m bres, d o nd e se
pregunta sí *una falla d e verd ad d ebid a a la mera co rtesía (p o r ejem p lo , la exp resió n "su
más rend id o serv id o r* al final d e una carta) d eb e ser juzgada co m o mentira*, añad iend o
q u e, d e io d o s m o d o s, <i nad ie s e engaña* c o n esta manera d e escribir (en M eiap by slk d e r
Sitien , ed ició n d e K. Vorl.inder, Ham burgo , 1959, pp. 280-281). El lecto r tro pezará co n el
p ro blem a d e la mentira p lantead o d e manen» más interesante en la excep cio nal co rres
p o nd encia c o n Mana vo n Herbert ( 63, 65 y 69).
*
Un g énero d o nd e encabezam iem o s y despedid;» * d esbo rd aban afecto s vario s, invo cand o
al co razó n, al amor, al alma, a la fraternid ad, Po r ejem p lo , el m éd ico Lavaier, co rresp o n
sal tam bién d e Kant, co nc lu y e una carta a H erd cr b alb u ceand o d e p uro afecto ; *hoy,
am igo , no p ued o co ntestarte... p ero teng o q u e escrib irte... querría llo rar... elev arm e...
d eshacerm e... yacer co ntra tu p ec h o ... am ig o d e mi corazó n*.
*
Ludw ig lim st borusvski. R elat o d e l a v id a y v i c ar ác t e r d e Im m an u e l K an t , traducció n de
A. G o nzález Ruiz, Madrid, 1993, pp. 77-78. Parte d e este libro fue escrito en vid a d e Kant
y revisado p o r é*l mismo, p ublicánd o se a su muerte.
PR ES EN T A C I Ó N
no salió d e K ón ig sberg , t am p o c o hubo m ucho s que se acercasen
a esta ciudad para co no cerlo , fuera d el círculo d e sus lecto res y
discípulos alemanes, e incluso mucho s más le hubiesen visitado,
dice Jachm ann, -de no haber estad o Kónigsberg tan lejo s, co sa de
la que se han lamentado m ucho s ilustrados» (61). Para un Kant,
inmóvil en la Prusia oriental, la única vía de co municació n co n la
Europa ilustrada era la co rresp o nd encia, y aquí el d esinterés del
filóso fo p o r las cartas Je d ejó hu é r fan o d e toda relació n que fuese
más allá del ámbito germánico , a través del cual fue co no ciend o la
difusión d e sus ideas en Francia, Holanda o Inglaterra. Escasean en
su correspondencia los extranjero s, y co n los co ntemporáneo s que
Kant más admiraba, Hume y Rousseau, no cruzó cana alguna5.
Extraña co rrespo nd encia la d e Immanuel Kant. A pesar d e las
noticias que nos da de su co tid ianeidad , de las vicisitudes de su
vida acad émica y filosófica, la impresión que d eja en un lecto r es
la de cieno enclaustramiento . No hay más trasfo nd o real de sus
cartas que no sea el d e su p ro p ia filo so fía. Kant sabem o s que
estaba excep cio nalm ente (y ap asio nad am ente) info rm ad o d e la
historia euro p ea de su ép o ca, pero la historia está ausente en lo
que aquí escribe, a lo más una escueta alusión, p o r ejem p lo en
agosto d e 1789 a -la actual crisis d e Europa* (57). Son alguno s de
sus co rresponsales los que reflejan las pulsiones d e su tiempo . En
o ctubre d e 1790, d esd e H alle, Jo hann Benjam ín Jachm ann da
cuenta a su -querido m aestro y amigo* d e su v iaje a París para
•poder estar en la ép o ca p rincip al d e su historia» , el m o m ento
jubiloso d e la Fiesta d e la Fed eració n en el Champ de Mars (61).
Tres año s más tard e, el 5 d e o ctubre d e 1793, en p leno Terror,
Jo hann Erich Biester testim o nia io que ya sabem o s, la fama de
Kant, co m o de la m ayo ría d e lo s intelectuales alem anes d e Ja
ép o ca, de ser simpatizante de la Revo lució n francesa. Bien es ver
dad que, a continuación, expresa su alivio po r la publicació n del
anículo de Kant *En torno al tó pico : "Tal vez eso sea co rrecto en
teoría, p ero no sirve para la p ráctica”*, que el antiguo co nsejero
5
G o ethe, a po sar <le la ad miració n q u e lo p ro fesaba, nunca lo escribió y m ucho mono s so
m o lestó en viajar pura ir a visitarlo. Realm ente Kdniflslx'ty; qued aba m uy lejo s'...
JU A N JO S É C A R R E R A S A R ES
ministerial prusiano se apresura a interpretar co m o prueba d e la
falsed ad que sup o nía atribuir al filó so fo cualquier pensam iento
revolucionario, que habría significado, prosigue, la apro bación de
una « revo lució n cad a v ez m ás rep ug nante-, co m p lacid a en las
d ecap itacio nes, -actuand o más co n m ano s ensangrentad as que
co n el trabajo de la razó nA
Como no podía ser de otra manera, ya en el año de la muerte
d e Kant co m enz aro n a se r p u b licad as cartas suy as, p rim ero
incluidas en las biografías tempranas, d esp ués publicadas aparte,
hasta llegar a la monumental ed ició n d e la A cademia, la Alt-, y a
la más reducida d e Otto Schondo rffer, reeditada p o r Rudo lf Malter y Jo achim Kó pper en la clásica Philo so p hische Biblio thek de
Félix Meiner, Hamburgo, 1972. Y co n las publicacio nes en A lema
nia las trad uccio nes fuero n llegand o a partir so b re to d o d e lo s
sesenta del siglo pasado. Se trató en general de muy po cas cartas,
la p ublicació n más extensa, la d e J.-L. Bruch al francés en 1969,
incluye só lo alg o más d e una veintena. El lector, p o r lo tanto, se
encuentra co n estas no venta y o cho cartas d e Kant en po sesió n
d e un tesoro d el que, hoy p o r hoy, no d ispo nen otras lenguas.
Pero cada libro tiene su historia, y uno podría preguntarse po r
q u é ap arece aho ra y aq u í esta trad ucció n. El p ro g enito r d e la
empresa fue Go nzalo Borras, director d e la Institución -Femando el
Católico- y -mi carísimo y d ilecto amigo-, co m o diría Kant, y quien
co n motivo d el bicentenario d el filó so fo d ecid ió , dijo, que algo
había que hacer en A ragón. A co gió después co n -ánimo ilustrado
y co smo po lita-, p o r seguir habland o co m o el filó so fo alemán, la
idea de patro cinar la traducción de una selecció n de la co rrespo n
d encia kantiana. D e esta importante tarea se encargó la pro fesora
Merced es Torrevejano, cated rática d e Metafísica de la Universidad
de Valencia y acreditada kantiana, a la que hay que agradecer no
6
La cana no figura en esta selecció n, es la 596 d e la A k., y la 535 d e la ed ició n d e Meiner.
N o es faje el lugar para juzgar lo justificad o d e la alegría exp erim entad a por el 11. Exento ,
seño r Biesier a la lectura del artículo . En to d o cuso no significaba q u e Kant repud iase a la
Rev o lució n, el filó so fo , co m o o tro s m ucho s, le fue fiel a su m anera liasta « I final. Ver, p o r
ejem p lo , P. Butg , A 'auí a n d rite F r u n z /at íc h c K ev o hitt on , Berlín, 1974, p . 261 ss.
( 1 2 )
PR ES EN T A C I O N
só lo el trabajo d e selecció n y trad ucció n d e las cartas, sino ad e
más el establecim iento d e lo s ap énd ices y no tas que facilitan la
lectura de lo s texto s. Las ilustracio nes y las elegantes siluetas de
la ép o ca las eligió Daniel Pelegrin Nicolás.
Juan Jo sé Carreras Ares
113!
Re t r a t o d o K a n t r c a l i l l a d o p o r J o h a n n G o t t l íc b Bc a k e r e n
1768.
I N T R O D U C C I Ó N
K A N T V L A I D EA DE IL U ST RA CIÓ N
Mo r alizac ió n y volu n t ad de verdad
¿Qué po dremos decir, una v ez más, d e Kant? ¿No se han ago
tado ya to d o s los tó p ico s so bre su figura y su obra? Y sin em bar
go, una y otra vez, hablar d e Kant no s co lo ca ante un desafío : por
la d esmesura d eí p ro p ó sito , p o r el tem o r a la injusticia, p o r la
magnitud d el panorama, po r la grandeza d e la presencia humana
que envuelve a quien se atreve a dejarse llevar, a pensar y p en
sarse en sus textos.
Desde hace mucho s año s, los azares d e mi iniciació n a la lec
tura de Kant me llevaron muy pro nto al recorrido de sus cartas. Y
digo •recorrido* p o rque la menció n tópica d e algunas d e ellas en
los intérpretes que a la sazó n teníamos a la mano incitó so brem a
nera mi curiosidad. D e mod o que, siguiendo la huella de aquellas
tópicas citas, exp lo ré la co rrespo nd encia de Kant a la caza d e los
lugares más inexplo rado s. En busca d e motivos intelectuales, de
aclaraciones de sus co ncep to s, expuestas en la forma tal v ez más
auténtica d e la p rivacid ad , d e la co nfesió n d e intencio nes, del
cara a cara co n quienes le preguntaban y o bjetaban, en un co n
texto do nd e el autor no se siente estampando la firma d e au ctor,
como cuand o envía sus pensam iento s a la imprenta. Es un co n
texto do nd e los perfiles o la figura real d el p erso naje qued an tal
vez más a la vista. Pero no es só lo eso : se trata tam bién de que
una co rrespo nd encia desvela junto al personaje el mundo que le
está adherido, que hace figura co n él.
La histo ria d e las so c ied ad es, d e las institu c io nes, d e lo s
hecho s d e la razó n que diría el pro p io Kant p arece enseñarno s
que ni el saber, ni el arte, ni la virtud, en todas sus pro yecciones
hasta lo m ás p úblico d e lo p ú blico , llegan a habitarno s d e un
modo co nformado , o frecid o co m o excelente e irradiante, si la vir-
M ERCEDES TORREVEM NO
rud, o el saber, o el arte, no se dan algo así co m o en co nstelació n,
co m o suced e en el universo físico co n el compo rtamiento de las
masas estelares. Las coyunturas que llegamos a calificar d e histó
ricas, y que admiramos co m o ejem plares, co nd ensan un cúmulo
d e circunstancias, que ante to d o so n cúmulo de vo luntad es, de
sueño s, d e id eales co m p artid o s. Cierto que estas afirm acio nes
pued en so nar a verdad es de Perogrullo, -condenados* co m o esta
mos a convivir y a hacer co n los demás. Y que las coyunturas his
tóricas pueden co n frecuencia to mar también, po r ello mismo, el
to no y el cariz de la miserable perversión de la verdad y d e la vir
tud, que sin rem ed io envolverá también a las sociedades.
Pero la rem em branza d e esa co nv icció n quiere referirse a la
habilitació n crítica d e ese hecho inevitable en el cuid ad o co ns
ciente, intencio nad o , de la vida. A lgo que creo p ued e verse en
Kant, y que de mod o inco ntestable Kant nos devuelve, en p areci
do s térm ino s, tanto reflexio nad o s co m o ejercid o s; y ello en los
do s planos inseparables: el d e la propia vida perso nal, y el d e su
co nciencia co m o ho m bre de la Ilustración y d e la universidad, lla
m ad o esp ecialm ente al ejercicio d e la Filo so fía. En este p reciso
sentid o , Kant sim bo liz a d e m anera ejem p lar la cristaliz ació n,
m o r e m o dern o , d e una precisa y exig ente dinámica humanizadora, cap az d e aunar co n c ien c ias y libertad es en to rno al v iejo
sueño -hum ano , irrecusablem ente hum ano - d e la sabiduría.
Kant es entre no so tro s so brad am ente co no cid o , si es que lo
q u e m erece ser co no cid o p ued e serlo alguna v ez en demasía..
Nuestra pro ducció n bibliográfica, nuestras universidades y centros
de investigación cuentan co n pléyade de excelentes y reco nocid o s
kantianos. Prácticamente la totalidad d e lo publicado p o r Kant se
ha traducido entre nosotros, incluidas algunas de sus Lecciones de
Lógica, Ética, Metafísica: tarea de larga vida ya, que tiene capítulos
im p o rtantes en la g eneració n de O rtega -p en sem o s en García
Morente, pasando po r la gran labo r pionera que antaño ejerció en
esa transmisión de Kant el mundo hisp ano am ericano -; y que ha
florecido extraordinariamente en los últimos años, hasta el punto
de que algunas d e sus o bras paradigmáticas se han traducido más
I N TRO D U CCI O N
de una vez ( Vid. in fr a A péndice II, Escritos kan t ian o s) . Pero d es
graciadamente eso no ha sucedid o todavía co n sus cartas, a no ser
la famosa a Her7. d e 11-2-1772, inserta en la espléndida ed ició n de
la D issertatio de 1770 que introduce J. Gó mez Caffarena, a quien
tanto d ebe el kantismo de nuestro país, desde los año s sesenta del
pasado siglo. A lo que hay que añadir la carta a Fed erico Guiller
mo II que el pro pio Kant introdujo en El c o n flic t o d e las Fac u lt a
des o La c o n t ien da e n t re las Fac u ltades...
Sin embargo, la selecció n presentada aquí, ahora, dista mucho
d e ser to d o lo co m p leta que d ebiera y que Kant m erece. Limita
d o s p o r la extensió n d el libro, p o r el o bjetivo d e la publicació n,
se ha intentad o , a m o d o d e -p rueba* d e festín, o fre c e r a un
amplio público de lecto res un co ntacto vivo y estimulante co n la
perso na, el estudioso, el ilustrado, el maestro de pensamiento , el
hombre en suma que fue Manuel Kant.
Su co nd ició n de solitario inco nmovible, d e sed entario co nvic
to, amante de la vida, de la buena mesa, d e las formas refinadas,
y de la buena co nversació n en co mpañía bien seleccio nad a; sus
hábitos de trabajador organizado, d e cuid ad o so administrador de
sus intereses eco nó m ico s; su estilo reservado, pudo ro so , y hasta
un tanto d istanciad o d e lo s afecto s fam iliares; su p asió n p o r el
co no cim iento , ejercid a siem p re seg ún reflexió n analizad o ra y
m etó d ica, buscad o ra d e d istincio nes y d e p lano s, aco m p añad a
po r una gran curio sid ad p o r las no v ed ad es en lo s cam p o s más
dispares d el saber; su atenta vigilancia de su ép o ca y d e los cen
tros d e influencia, a través de los gesto res editoriales, d e lo s co le
gas lejanos, de los discípulos jó venes, en las distintas etap as de su
vida; su actitud respetuo sa de las formas, de las reglas institucio
nales, de los representantes del p o d er público ; su íntima disposi
ció n d e ho m bre libre d e esp íritu, d e sincerid ad inso bo rnable,
so stenid a p o r elo cuentes silencio s en las situacio nes límites; de
ind ep end encia inco rrup tible de juicio y d e acció n; su exig ente
cuid ad o de la amistad; su fidelid ad y ad m iració n d iscreta pero
¡ncontenid a, po r la virtud o la excelencia d e perso nas enco ntra
das fortuitamente, d e prácticam ente nula interferencia en lo que
M ERCEO ES T O RREV EIA M O
hoy diríamos sus intereses -c o m o es p .e. el caso d e Garve, o el
de H ufeland -; to d o ello acumulad o, no s fuerza a ir más allá del
Kant al que ap ela nuestro academicismo, o nuestro sentid o d e las
ideas y d e su histo ria; no s lleva al ho m bre, o si se quiere, a lo
hum ano q u e no s co ncierne d e m o d o irrenu nciable, q u e to ca
nuestro pro p io fo nd o , siempre elud id o en med io d e los tó pico s
de nuestro celo d e estud iosos pro fesionales d e la filosofía.
No se trata de contemplar hagiográficamente a Kant. Só lo sim
plemente, tal vez, de atreverno s a v er en nuestra curiosidad por
su trabajo intelectual filo só fico -centro de gravedad de su vida, y
de su co rresp o nd encia— la m ed id a humana q u e le da realidad
concreta en lo s días y en los afanes. Pues una de las característi
cas d e Kant es precisamente la simplicidad d el trazo que modela
su vida, es decir, la trem end a estabilid ad -inco m p atib le co n la
rigidez—d e su sistema existencial. En to do caso , ni el co njunto de
sus cartas, ni lo s dato s que hay detrás d e ellas so bre relacio nes,
hechos, conflicto s, permiten avistar rasgos o ep iso dio s de p eque
ñas o grand es m iserias d e Kant. Los tó p ico s que hablan d e su
rig id ez o d e sus extrav ag ancias, cuand o se exam inan más de
cerca, acaban siend o simples info rmaciones so bre uno s hábitos, o
una forma d e vida más bien sim p le y d isciplinad a que extrava
gante. Tal v ez lo que suced a es que un d eterm inad o grad o de
co njunció n d e cualid ad es, de actitud es y d e co m p o rtam iento s
adornando la co herencia d e una vida asentada en principios, por
muy p o co esp ectacu lar q u e cad a rasgo sea, si ad em ás resulta
haber estad o atravesada p o r la genialid ad d el p ensam iento , nos
tenga que p arecer una pura rareza.1
1. Al m argen d e la eficacia d e cu alq u ier co rresp o nd encia en
orden a una biografía celo sa d e to d o s lo s detalles, la co rresp o n
d encia kantiana no s da o casió n d e avistar un fenó m eno pro pio
de su ép o ca: reco rd em o s que la co rrespo nd encia entre ilustrados,
o sabio s, o eruditos ( G elehrte ), constituyó en el siglo d e Kant un
verdadero género literario, una practica social, un métod o impres
cind ible en la difusión y creació n d e ideas: la carta se construye
co mo pieza literaria y teorizadora d e mil co sas, al mismo tiempo
I N TRO D U CCI Ó N
que destila sentim iento s y vida; de otra parte, la co m unicació n
más perso nal d e sentimiento s se expresa en términos de po sició n
intelectual, reflexio nada, o frecid a al mundo; cuestio nes d e Física
o de A rte, y p o r supuesto de Filosofía, se vierten en cartas; Lam
ben, Euler, Schiller, H erd er so n m uestras a la m ano . La pro pia
creació n literaria -n o v e las c o m o el W ert her d e G o ethe o La
n u ev a Eloísa d e Ro usseau- ado ptan la forma de una co rresp o n
d encia. Pues bien, a la pro p ia filo so fía kantiana le alcanzó ese
d estino ; p recisam ente el trabajo que tal v ez m ás co ntribuy ó a
difundir la filosofía de Kant, se publicó en una serie d e -entregasmensuales bajo el título y forma de B r ie fe ü b e r d ie kan t is c be P hilo so p bie (-Canas so bre la filo sofía kantiana-), cuyo auto r fue Cari
L. Reinhold, uno de los perso najes más influyentes en el mundo
de las p ublicacio nes, a partir d e lo s o chenta, gran ad mirad o r y
amigo de Kant, a quien éste estuvo siempre agrad ecido , aunque
lo viera derivar filo só ficamente en un sentido que le contrariaba.
Sin embargo, precisam ente en este punto, es decir, en cuanto
al sentido que da a ese med io d e expresió n que es la carta, Kant
se muestra diré que minimalista o esen c ial. En realidad, a co ntra
corriente de la ép o ca. Muy po cas personas, po r no d ecir práctica
m ente ning una, y siem p re m uy lim itad am ente en el tiem p o ,
suscitaro n en él alg o d e interés p o r la co rresp o nd encia co m o
lu g ar d e e lab o r ac ió n y fo r j a d e ide as c ien tífic o - filo só fic as. En rea
lidad, tal posibilidad no llegó a ser puesta en práctica p o r Kant. El
lector juzgará po r su cuenta hasta qué punto tal vez só lo el malo
grado Lamben, y Moses Mendelssohn - a quienes admiraba harto,
a quienes veía a la misma altura, co nstruyénd o se igualmente el
pro pio cam ino , en cercanía de ed ad y d e id eales ilustrad o s-, o
más ad elante Garve, habrían cumplid o la co nd ició n d e p o sibles
colabo rado res po r este camino . Pero ese tipo de relació n ep isto
lar hiladora de temas no cuajó . Lamben murió prematuramente y
Mendelssohn (-el gran Moses-) se desentendió del giro co pernicano ( W e n du n g ) , en su sig nificad o teó rico estricto , aunq ue fue
como un m od elo respetad o p o r Kant en las cuestiones prácticas y
de filosofía de la religión.
¡ 1 9 )
M ERC ED ES T O R R E V E M N O
Pero Ja razón principal que impide hacer valer la co rresp o n
dencia d e Kant en esa perspectiva estriba, a mi juicio, en su resis
tencia a la ex p o sic ió n d e id eas p o co p ro bad as o elab o rad as
previamente ante sí mismo; o si se quiere ver d e otra manera, en
su g ran sentid o ac ad ém ic o -esc o lástic o o co nstru ctiv o d e lo s
temas, y de las cuestiones, según reglas lógico -metó dicas. D e ahí
que tal dinámica envo lv ente d el trabajo filo só fico , la co rresp o n
d encia, no cuajara en su caso , d ad a la rad icalid ad co n que se
p lanteó su p ro p ia tarea d esd e ap ro xim ad am ente 1764/ 1765
-c u an d o irrum p en en su v id a Lam bert y M end elsso hn- hasta
1781, cuand o se alum bra su rev o lució n co p em icana. Una vez
alumbrada la C rít ic a d e la r az ó n p u r a, las po sibilid ad es d e una
co rrespo nd encia creativa o en la forja de ideas qued aro n definiti
vam ente co nd icio nad as p o r el inm enso p eso sistem ático que la
Crítica arrastraba tras de sí. Pues la o bra era ante to do un progra
ma de trabajo. D e ahí que d esd e 1781 Kant hable en sus cartas,
cuand o se refiere a sus p lanes de p ublicacio nes, de su « negocio
crítico-, y sup ed ite to da p o sible exp lo ració n intelectual en co n
versaciones p o r escrito a la reflexió n expo sitiva orientada a exp li
carse so bre la gran obra, exp o nente ante to do de un cam bio en la
manera filo só fica de pensar. En este sentid o Kant es, a partir de
1781, un ho m bre co ncentrad o y casi m o no tem ático . La pro pia
C rítica d e ¡ a r az ó n p u r a se co nvierte en punto de referencia de
su relació n co n la mayo r p ane d e sus p ar t e n air e s episto lares. Y
hay que resaltar que se trata ante to do d e la primera Crítica, pues
en realidad las o bras p o sterio res se sup ed itan, co m o exig encia
derivada y o casió n de dilucidaciones, a las directrices que queda
ron marcadas en la primera o bra1. En este co ndicionad o sentido,
el intercambio y forja de ideas vía co rrespo nd encia es (será) más
bien para Kant amable co nfirmación de lo que piensa, respuesta
1
-En este m o m ento mi C rit ic a d e l a r az ó n p r ác t ic a está en Grunert (editor!. Co ntiene alg u
nas co sas q u e p ued en reso lv er lo s m alentendid os d e la teó rica. Inmed iatamente me vo y a
d ed icar a la elabo ració n d e la C rít ic a riel g u sto, co n lo q u e habré cerrad o mi neg o cio cri
tico , y p o d ré p asar a la p ane d o gmática. Pienso q ue d ebería salir antes d e Pascua-. Caita
a Jako b d e II d e sep tiem bre d e 1787. Este tip o d e mensa|c aco mp añará co m o un e c o la
marcha d e su trabajo hasta lo s año s noventa.
I N TRO D U CCI Ó N
a preguntas y m aientend id o s, co sa que co nv ierte las cartas de
Kant a veces en excelentes alternativas a texto s d e su obra, cuan
do no se queja p o r no haber sid o entend id o ; p ero un p aso más
allá, y en compatibilidad co n lo anterior, aparecerá en su co rres
po ndencia ese tip o d e perso najes que irrumpen co n pro yecto s de
exp o sició n, co m entario , tratam iento y u so acad ém ico d e sus
escritos, co sa que suscita siem p re la excelente aco gid a d e Kant,
que a mod o d e maestro se brinda a orientar so bre el formato d e
eso s trabajo s. Q uienes le escrib en lo hacen co n entusiasm o y
veneración po r los grandes horizontes que su lectura les ha abier
to. Pero no siempre estaremo s ante un p ar t e n air e en cuyo inter
cam bio d e cara al criticism o Kant encu entre a la larga interés
intelectual. En este punto d e la valo ració n o interés que le suscican sus co municantes, Kant se mueve: entre la cortesía que desde
un co m ienzo elud e el d iálo go -cu and o ve que quien le escribe
anda despistado o d esenfo ca-; el cultivo afable y amistoso de los
colegas y discípulos fieles, que llegan a d esenvolverse co n soltu
ra, a memalizarse en Ja filosofía crítica, y Ja ado ptan co m o acad é
micos; y el trato afable, respetuo so , y profundamente atento hacia
quienes inciden creativ amente, resultand o a la po stre ser más o
menos pro blem atizad o res d e sus ideas en punto s clave. Se trata
de lo s llamados p o r él -mis amigos hipercríticos*, d e lo s que a la
larga p arece cansarse: silencio o cartas que qued an sin respuesta,
evasivas y alguna vez la fina ironía de co nfesarse p o co cap az de
tanta sutilidad so n mod os d e mostrar ese cansancio. Fichte, Beck
son caso s claro s de este tipo de relación. De o tro mod o -p u es la
amistad y la estima habían llegado a ser intensas-, la relació n co n
Reinhold deriva p o r la misma ruta.
¿Los abiertam ente enem ig o s p o lem iz ad o res? Kant ha sid o
poco amigo d e po lémicas. Y esa afirmació n vale a p esar de! desa
fío que él mismo planteó en lo s P ro leg ó m en o s (1783) al anónimo
•recensor* d e la C rít ic a en Z u g abe n z u de n G ó ttin g er C elehrt en
A n z eig er de fecha 19 de enero de 1782. Y a pesar d el caso Eber-
hard. El primer episo d io acabó en un encuentro co nfo rtablemen
te amistoso y estimulante para Kant, pues fue Garve quien dio la
M E R C ED ES T O R R E V E JA N O
cara, en una d e Jas cartas más ad mirablemente ejem p lares de la
co rrespo nd encia kantiana, p o r su to no d e humanidad; co sa que
en cierto sentido , sin que Garve se propusiera tal co sa, devolvía a
Kant el d esafío en clav e m o ral. La no b lez a e intelig encia d e
Garve, su magnanimidad hacia el verd ad ero « facedor d el entuer
to*, generaro n en Kant un profundo sentimiento de admiración y
amistad que lo s unió hasta la muerte d e Garve.
El -ep iso d io * Eberhard co nstituy e, p o r o tra p arte, el único
ejem p lo estricto d e entrad a kantiana en p o lém ica. Lo hizo co n
parsim o nia, y co nv irtiend o el asunto en una suerte de revisió n
esclareced o ra d el p ro p io sentid o de lo hecho en la C ritica d e la
r az ó n p u r a23
. La co rresp o nd encia ayuda a v er que se sintió bas
tante em p ujad o p o r eso s jó v enes acad ém ico s que, identificad os
co n Kant, hacían bandera d el criticismo, y estaban,.p o r así decir,
en la tesitura d e compartir escenario co n él. (Es el caso clarísimo
de Reinho ld .) En este p u nto p erso nas co m o Bering y Garv e,
ejemplo s am bo s de cabezas sólidas, ilustrados de gran personali
dad, sin pruritos de pro tagonismo alguno, entend ían que la entra
da d e Kant en esa po lémica no valía la pena, p o rque no contribuía
en nada a salvar a Kant d e ningún desprestigio, dada la po ca soli
dez, po r sí mismo, del p erso naje que la había promovido^.
Entre sus co mentad o res/ d ifusores, ad ep to s a la C rit ic a d e la
r az ó n p u r a, Jo hann Schulz (o Schultz) co nstituye un caso apre
ciable de excelente relació n, d e co nstante recipro cid ad en la esti
ma, de seguridad p o r parte d e Kant de que *es el que m ejo r le ha
entendido*. Garantizó muy pro nto co n sus recensio nes y A c lar a
c io n e s ... so bre la Crítica una acertad a co m p rensió n d e lo que
2
Se traía d e la o bra O be re in v E it lde c km ig — . traducida co m o S o b r e u n b aU aip o ... o So br e
<m d e s c u b r im ie n t o ..., co m únm ente citada co m o R espu est a a E b er har d. I' id. A p énd ice II.
Escritos c án d an o s .
3
Po r c ieno , Eberhard habla o cup ad o en Halle la Cátedra q ue le habla sid o o fertad a a Kant
en 1778 y q u e éste n o acep tó . Le hizo la pro p uesta el baró n van Z edliiz en carta d e 28 de
febrero . Eberltard, estricto leibniziano-v .'o inano , venía p o lem izand o co ntra e l kantismo en
sus clases. En 1788 fund a el P hit aso p bls c bes M ag tiz in , co n el o bjetiv o d e co m batir la filo
so fía critica. El prim er núm ero iba enteram ente co ntra Kant y había sid o escrito to talm en
te p o r Eberhard.
I N TRO D U CCI Ó N
Kant había hecho , cosa que aJivió a éste, preo cupad o p o r su inca
pacidad para hacerse entend er. Matemático co m o Lamben, cabe
suponer que Schultz representa en la vida de Kant ese topos a sus
ojos seductor, brillante, aleccio nad o r y peligroso al mismo tiempo
para la metafísica, que so n las Matemáticas, ese «brillante ejemplod e ciencia que cam ina g lo rio sam ente d e la m ano d e la razó n,
procediendo po r co ncep to s, sin trabas o rep ro ches p o r p ane de
la exp eriencia. El caso de Beck, matemático también, es indicati
vo de esto mismo: d e entrada Kant valo ró la relació n co n Beck,
porque a su juicio ciertas perspectivas d e la Crítica só lo las podría
comprender y desarrollar adecuadamente alguien co n esa forma
ción. Otra co sa es que la esperanza no se cumpliera co m o él había
imaginado.
Hay un nuev o tip o d e relació n intelectu al, b ajo el m ism o
general co nd icio nam iento , y co m p atible co n cualquiera d e los
caso s anteriores, que se impo ne d esd e otro matiz: se trata de los
amigos discípulos, ad epto s al giro co p ernicano , letrados pro feso
res también, q u e rep resentan el p o d er med iático , Ja administra
ción o d irecció n d e perió dico s y revistas científicas, en las que se
debatirá la filosofía kantiana: Biester, Schütz, Reinhold-Wieland.
Como puede deducirse dadas las veces que ya lo hem o s cita
do, el caso d e Reinhold es muy especial. Se trata de un p ar t e n air e
p o livalente: Kant le p ro fesó siem p re resp eto y afecto , p ues en
cierto sentid o había sid o el gran respo nsable d e la difusión de la
filosofía kantiana, co m o hem o s d icho más arriba. A migo de Herder, había escrito un artículo d efend iénd o lo d e la recensió n que
en enero d e 1785 Kant había hecho de la 1 Parte de las ¡ d e as p ar a
¡ a F ilo so fía d e la hist o ria d e ¡ a hu m an id ad , del gran predicador.
Defensa que no fue o bstáculo p ara que se entusiasm ara co n la
filo sofía d e Kant, se hiciera su am ig o y se co nvirtiera, en cierta
manera, p o r uno s año s, en o m nip resente d ecid id o med iado r d e
las relacio nes de Kant co n la vida intelectual de su tiempo , pro
porcionándole cancha en el Teutsches M erku r -q u e prácticamente
dirigía-, noticias, co no cim iento de terceros, y juicio s so bre las acti
tudes d e o tros acad ém ico s y universidades ante la filosofía crítica.
M E R C ED ES T O R R E V E JA N O
Avanzando el tiempo se van perfilando ante nuestros o jo s algu
nos d e entre lo d o s ello s co m o personas que escriben a Kant como
si se hubieran insertado d e una manera qu as i familiar en su vida:
Se trata de jó v enes acad ém ico s, que ejercen de estricto s discípu
los, a quienes reco no ce inteligente co no cim iento y m anejo d e las
tesis críticas, de quienes en algunos caso s fue maestro, cuyas vidas
pro fesionales e intelectuales ha seguid o y co ntempla co n agrado
y respeto : Es el caso d e W asianski, de Bo ro w ski, de los hermanos
Jachm ann, de Kiesew etter, y en cierto sentid o d e Ticftrunk.
En lo s intersticio s, ap arecen inev itablem ente p erso najes de
toda índole: los familiares estrictos, los bueno s amigos de la vida
diaria, co n quienes co mparte mesa: banqueros y co merciantes de
Kó nigsberg, carg o s ad ministrativ o s d e la ciud ad , co m o Hippel;
pro fesionales de otras pro fesio nes, que han intercambiado publi
cacio nes co n él, sus distintos librero s y/ o impresores. Y algunas
mujeres. La selecció n se ha esm erad o en hacer v er esta faceta,
escueta y curiosa, pero igualmente significativa.
En el recuento de las figuras que se cartean co n Kant llama la
atenció n una: El fiel Marcus Herz, discípulo y amigo inco nmo vi
ble, el co nfid ente privilegiado de lo s año s 'silencio so s', maestro
de kantismo en sus curso s en Berlín, el m éd ico que sigue sus alti
l l o s de salud, el sabio al que consulta co n interés y cuyos escri
to s sig u e y c o m enta. No se ag o tan lo s tip o s; el le c to r sabrá
co mpletar el cuadro.
2. La titulación d e los capítulos -au nq ue no se ha roto el hilo del
tiem p o -, intenta transmitir la id ea d e una cierta secuencia co n
sentid o , o una cierta interp retació n de lo que co nstituy en los
hito s d e la vida d e Kant. Una vida anclad a en la p asió n p o r el
conocimiento , en la voluntad d e realizar una tarea de revisión de
los grandes pro blem as antrop ometafísico s, según las urgencias y
el im p ulso de una ép o ca co nsid erad a p o r él co m o *de ilustra
ció n-, m ás que co m o estrictam ente ilustrada. Kant p iensa en el
corazó n de una ép o ca venida bastante plenamente a la exp erien
cia de secularizació n d e la vida humana. Podría d ecirse que esa
I N TRO D U CCI Ó N
situación, a m o d o de kairó s, ha puesto d elante d el ho m bre todo
el peso y toda la intensidad de su pro pio sentido , co nsistente en
el tener que hacerse cargo d e su racionalidad. Kant diría que con
esa carga que es la razón, precisam ente co n esa carga, la propia
vida hu m an a es Ja gran tarea p ues es un necesario ‘p o r hacer'.
Pues la razón co nsiste justamente en ser co m o un haz de posibili
dades a la esp era d e su realizació n. D e o tro m o d o , la estrecha
imbricación d e vida y razón es la experiencia primaria que dirige
la fijación de los estados de cuestió n en su reflexión.
Pero Jo q ue se acaba d e d e c ir tiene el sabo r d e juicio sumario.
Y un juicio así está siempre suspend id o p o r encim a de las elec
ciones y de lo s acto s que no s expresan. Por eso nuestra revisión
de la co rrespo nd encia kantiana ha buscad o dar co n un privilegia
do hilo de Ariadna, en un laberinto de idas y venid as, de reco no
cim iento d e huellas, intentand o asegurarno s d e la po stura que
marcaría el equilibrio d e esa figura: su centro d e gravedad. Un
centro que se no s ha tro cad o co m p lejo . Pues hem o s visto a ese
hombre Kant:
• En e l c u id ad o d e la t ar e a filo s ó fic a que le entrega la tradi
ció n, s ig n ific ad a em in e n t e m e n t e p o r la t e m át ic a m et afísic a.
• Buscand o restaurarla o decantarla p o r e l c am in o d e u n a e x i
g e n c ia m etó dic o - c ien tijic a.
• Y para que eso sea po sible, o bligad o a introducir en la pro
blemática filo sófica u n a t ar e a p ro p e dé u t ic a, d e d ilu c id ac io
n e s p rev ias, c e n t r ad as e n e l h o m b r e o m ás c o n c r e t am e n t e e n
la r az ó n hu m an a, celo sa propietaria d e la tarea que llama
mos filosofía. El análisis d eberá medir esa razón humana en
cuanto cap az d e aco m eter io s d iv erso s asunto s filo só fico s,
cuya cifra es la metafísica. (A quí se inscribe y recibe to do su
sentid o la gran o bra p ro g ram ática: la C r ít ic a d e l a r az ó n
p u ra, c o m o e x am e n d e la m ism a raz ó n .)
• Toda esa revisión y nueva tarea filo sófica ancla en un as u n
to r ad ic al o defin itiv o : la de t e r m in ac ió n o de s t in ac ió n m etafís ic o - m o r al d e l ho m b r e . A quí, co m o co ntrap artid a, está la
M E R C ED ES T O * f t E V £ JA N O
clave d e la tremend a pregnancia que se registra en la obra
kantiana d el tema d e la moral; y d e la religión.
Pues en definitiva, la exig encia crítica que impo ne la ép o ca, y
que lleva a que la razón se haga cargo d e dirigir la vida humana,
no es otra co sa que llevar a la razón a la autenticidad de su signi
ficado liberándola de sus -minorías d e edad-. Minoría d e ed ad sig
nifica: que sus afanes especulativos de to do o rd en estén dirig idos
p o r d esmesuras que le hacen creerse una razó n po d ero sa capaz
de dominar lo s o bjeto s más altos, hasta Dio s mismo; minoría de
edad significa que sus afanes práctico s remitan los fundamentos
d el o b rar a m and ato s, a reglas que lo so stienen en p rincip io s
extraño s a la razó n, o que fa suped itan a sus p asio nes instadas
p o r y d esd e su sensibilid ad . Cuand o Kant co ntem p la la minoría
de ed ad de la razó n, p iensa so bre to d o en el sentid o último de
sus afanes práctico s, que no es o tro que la p ro secució n y logro
de su figura moral.
En esta d o ble perspectiva, la situació n de la filo so fía es para
Kant, desde sus primeros años acad émicos, la de un cierto callejón
sin salida, evidenciado p o r el gran hecho d e la revolución científi
ca, sim bo lizad o em inentem ente p o r New ton. Kant vive la situa
ción d e modernidad d e la razón filosófica que viene de Descanes,
que pasa p o r Lo cke, p o r Hume, p o r Leibniz, p o r lo s moralistas
ingleses, co m o una situació n d e inestabilidad, de perplejidad, de
encrucijad a, que se d etecta sinto m áticam ente en lo s pro blem as
base de la Filosofía: lo s problemas metafísicos, lo s más altos y difí
ciles, pero también los más interesantes, aquellos que se refieren a
Dios, a la libenad , al alma inmona!. A lo s o jo s d e Kant, la crítica
de Hume, ese hombre agudo que ha llamado la atención so bre la
co nd ición empírica de la razón, ha llevado este problema d e nues
tro saber -q u e imbrica, no lo olvidemos, nuestro co no cim iento y
nuestra acció n- a un lugar insatisfactorio, pues ha abierto la espita
del escepticismo , so cavand o el pro pio sentid o d e la razón co mo
dotación singular del hombre en el seno de la naturaleza. Tan sin
gular que po r ella, po r la razón, el ho mbre es el ser que aun emer
I N TRO D U CCI Ó N
giendo de la naturaleza se distancia absolutamente de ella. Esa es
la paradoja, la extraña dualidad d e lo humano.
De ahí que Kani, filó so fo inso bo rnable, se o bstine en secun
dar la exigencia de crítica de la ép o ca, asumiéndola precisamente
por el camino analítico -metód ico: p o niend o entre paréntesis cual
quier co nclusió n p o sible más o m eno s trad icio nal y arraigad a,
más o meno s grata al espíritu revisionista d e la ép o ca (extremo s
todos), para dar vueltas al mod o y manera en que la razón puede
habérselas co n las co sas, estip uland o verd ades sólid as y estable
ciend o razo nes que d en certeza científica al saber, y , p aralela
m ente, d ilucid and o lo s p rincip io s racio nales d el o b rar en su
sentido más radical: en cuanto la razón se encuentra afectada por
el deber, o en cuanto razón moral, que es la misma cosa.
Dicho d e otra manera: el perfil lógico de toda aquella secuencia
de trabajo que Kant programa no es baladí. Pues no es puro pro
grama de trabajo consistente o aislable por sí mismo, que pertene
ciera a un ámbito de cosas de la vida no directamente determinantes
p ar a la v ida m ism a (como pueda serlo un avance físico o matemá
tico, más o menos pleno de eficacias útiles para nuestro bienestar).
Se trata de un programa d e alcance antro p o ló gico que no oculta
estar dirigido po r la cuestión de la plenitud (moral) del ser humano.
A partir d e ahí, la filosofía entendida co m o destinació n natural
del hombre evo ca d e nuevo en Kant su comprensión -q u e viene de
lejo s- co m o d o ctrina d e la sabid uría ( W e is be it s le br é ) . Cuand o
Kant hace este tip o de co nsid eracio nes busca situar la tarea filo
sófica que le ocupa en el hilo d e la historia, en el camino que ha
so ñad o al ho m b re, rep resentánd o selo b ajo el p arad igm a d el
s ab io , id entificad o finalm ente co m o e l f iló s o fo . D e este m o d o
Kant, ilustrado plenamente secularizado, consuma co n su filosofía
la Ilustración.
No tiene nada de extraño que la tarea filo sófica kantianamen
te entend id a haya de calibrar el lugar y sentid o d e la religió n
cuando Dios, revelándose, es o ferta y apertura de Sí a la razón. Es
decir la Crítica en Kant -m ás allá, o más acá de las pro clamas de
la ép o ca que aso cian la crítica d e la religión a la de la sup ersti
M É R C E0 E5 T O R R E V É M N O
ció n-, ha de situarse ante la religión, cuand o se habla de religión
en el sentid o más fuerte d e la autorrevelación de Dio s a la razón
hum ana: lo rep resentad o p ara Kant p o r el Cristianism o . Pues
bien, también la tarea d eberá medir el sentido de la religión -den
tro de lo s límites de la mera razón*.
El Kant que acaba tejiend o to do ese cuadro d e asuntos inelu
dibles, situando los hilo s d e la trama d e la filosofía d e mod o que
dibujen un lugar -interreiacio nad o co n los d em ás- para cada pro
blema, no es un Kant sim plemente acad ém ico , aunque to do ese
tejer se realice y d eba realizarse p o r mod o acad émico; es el Kant
humano , que traduce o traspasa el fo nd o existencial d e to d o ser
racion al preguntándose p o r su d estino : ¿Qué pasa co n to do esto,
co n mi co no cer, co n mi obrar, co n mi estar entre los otro s, co n lo
que lo s hombres hacen en común, qué pasa conmigo, co n la feli
cidad a la que aspiro? Y ¿qué juega Dio s y la religión en to do esto?
Con esto quiero d ecir que lo s perfiles esenciales del giro kan
tiano, que afectan a su propuesta filo sófica, no podrían entend er
se, aun bajo el sup uesto de su talento, co m o efecto de una simple
pro secució n acad ém ica d e lo s temas, o ni tan siquiera p o r la pre
sió n del clima intelectual de la ép o ca, inquieta, ávida d e la aven
tura literaria, de la p ublicació n, de la recensió n y el comentario,
co nsciente d e su destino co m o -ép o ca- revisionista o -de ilustra
ción-; hay que preguntarse si hubiera sido po sible la filosofía kan
tiana sin el p eso determinante d e su pasión por la verdad, sin su
p e r c e p c ió n ac e r c a d e l m o do c o m o c o n c ie r n e al ho m br e t al p r o b le
m a, y en suma, sin su inquietud p o r el sentid o d e la co m p leta
determinació n o plenitud moral del hombre.
3 . Presid id a p o r la id ea d e m o strar an te to d o el estilo , para
enco ntrar al ho m bre -c o m o diría nuestro O rtega-, la selecció n ha
querid o insistir, e n p r im e r lu g ar, en el arranque d el camino . Los
año s hasta 1781 -las cartas que ahí enco ntram o s- iluminan clara
mente e l e m p e ñ o tras esa p o sició n m etó dico -filo só fica d e la que
hem o s hablad o , al mismo tiem p o que ¡ a au t e n t ic id ad d e l em p e
ñ o ; y esto último, tanto p o r la ambició n en cuanto a su radicali-
I N TRO D U CCI Ó N
dad y alcance, co mo p o r la exigencia en cuanto a la verdad de la
cosa encontrada. Po r mucho que le urgiera la carrera acad émica,
eso s p rim ero s año s - d e 1762 a 1770 y d esp u és, hasta 1781muestran el tipo d e cam ino que ha eleg id o Kant: aquél en que
prevalece la autenticidad filo sófica so bre la imagen de fecundidad
acad ém ica, o , si se quiere, aquél en que p rev alece el ho m bre
honesto so bre el profesional d e talento capaz d e o frecer trabajos
académicos al público sin demasiado esfuerzo.
Las cartas escritas p o r Lam ben o a él dirigidas en este d o ble
espacio d e tiempo, a p esar d e su carácter tan estrictamente temá
tico, no po díamos eludirlas, p o rque en ellas se miden do s hom
bres que entran de nuevas en la tarea d e su vida y que comparten
un mismo espíritu y un mismo diagnóstico so bre la situación inte
lectual; y porque la gran figura d e Lambert -d igna d e ser co no ci
da po r sí m ism a- no s da una magnífica e inicial medida del Kant
meticuloso, apasionado po r el problema metód ico d e la filosofía,
en aras del logro de su figura científica, co ncienzudamente ambi
cio so d e so p esarla e n t é r m in o s s is t e m át ic o s —y , p o r p arte de
Kant-, no elusivos d e la dimensión práctica d e la razón.
En ese momento, y co m o contrapartida, la aparición fugaz de
su co nv ersació n co n H erd er - y alg o más tarde de su co nv ersa
ción co n Hamann a pro pó sito de un escrito de H erd er- ilustra y
nos hace vislumbrar ya la renuncia de Kant a o to rgar cualquier
visto bueno a ninguna clase d e S c hw ár m e r e i, d e enso ñació n o
fanatismo, una co nvicció n, o tal vez mejo r dicho , un sentimiento
(¡oh, paradoja!) que jamás le abandonará.
Este c o n t e x t o d e e x ig e n c ia exp lica y h a c e b as t an t e ló g ico
-p e se a su ap arente carácter d e e x ab r u p t o — ese so rp rend ente
escrito kantiano d e 1766 que fuero n Lo s s u e ñ o s d e u n v is io n a
r io ... A unque fuera un escrito o casio nad o p o r uno s extraño s
hecho s, se exp lica que Kant hiciera causa de eso s hecho s para
dar cierto cuerpo, co ncreció n conceptual y organización metódica
al pro blema de la metafísica, tras el que andaba, planteándo se la
cuestión del acceso d el espíritu a sus o bjeto s, de las co nd icio nes
de ese acceso , de los respecto s espacio tempo rales en los que los
M ERC ED ES T O R R E V E JA H O
fenó m eno s del mundo se insertan y se constituyen en dato s para
el co no cim iento . Nos referimo s a la espléndida carta a Mendelsso hn so bre esa obrita, cana en la que aso ma claramente su fibra
intelectual y humana. Y en la que vem o s a Kant definitivamente
and ad o en el rechazo del dogmatismo intelectualista y decidido a
buscar el lugar y papel d e la sensibilid ad . Po d em o s co leg ir que
New ton y Hume han hecho ya en Kant -benéfico s estragos-.
Los año s silencio so s tras Ja D isseriatio de 1770 o frecen una de
las facetas más d esco no cidas de Kant: su atenció n y co laboración
en tareas explícitamente pedagó gicas, en co ntacto y complicidad
co n grand es ilustrado s a lo s que resp eta p ro fund am ente. Y nos
dan igualmente la medida de la profunda tesitura d e Kant en el
pro blema de la moral y de la fe religiosa. Los grandes tó p ico s que
se co nsagran en sus o bras de moral y religión, bastante más tar
d ías, no tend rán nada d e no v ed o so . El h o m o r e lig io s as nunca
negad o p o r Kant juzga el d o n de la fe revelad a co m o un o bse
quio a su razón, nunca co m o una sustitución. A ntes y d esd e sí y
su razó n es h o m o m oralis. La carta a Lavater de 1775 que se ha
seleccio nad o da que pensar. Estructuralmente aquellas o bras sis
tem áticas so b re moral y religió n p o d rán v erse en d ep end encia
ló g ico ep istém ica resp ecto d e la C r ít ic a d e la r az ó n p u r a , del
programa crítico, pero evid entemente razonan y repulen, p o r así
decir, p o sicio nes y co nviccio nes que han preced id o a la configu
ració n d el giro co p ernicano . Lo cual ayuda a ver que su actitud
ilustrada ha tenid o un arraigo prim ario y - e n esa m ed id a- una
función directiva en el o rd en d e la moral, desde d o nd e ha cami
nad o hasta co nvertir a Kant a este resp ecto en el filó so fo d e la
so sp echa acerca del interés teó ric o d e la razón po r la metafísica:
un interés meramente derivado, imposible de erradicar, y envuelto
en sofismas, pro yectado d esd e el interés p r ác t ic o po r sus o bjeto s.
Esa idea, esclareced ora d e tantos afanes y fracasos d e la razón, es
esencial al kantismo . Y está po sibilitada ya en esto s co m ienzo s,
aunque no hubiera madurado to do el sistema crítico de la razón,
ni se hubiera desentrañad o su dialéctica.
I N TRO D U CCI Ó N
En c o n t r ap ar t ida co n esta primera etapa, ia selecció n a partir
de los año s noventa era bien difícil. El volumen d e co rrespo nd en
cia de esto s año s hasta su muerte es inmenso . Sin em bargo , de
nuevo en esta etapa hem o s creíd o co m p ro bar que la co rresp o n
dencia podía d ejar traslucir co n cierta prevalencia los rasgos que
definen la figura humana.
Kant vive en esto s año s una situació n impensada para quien
ha alcanzad o la cima de la fama y un reco no cim iento inusitado
de au c t o ritas intelectual y moral en toda Alemania: la sombra de
]a censura, reflejo d e prevenció n ante lo que llegaba de la Francia
de la Revolución.
La muerte de Fed erico II en 1786 va a ro mper en buena medi
da la dinámica de apertura id eo ló gica, de fo m ento d e ilustración
que tanto había elo giado Kant en su escrito so bre el tema. Wollner,
el nuevo ministro d e Fed erico Guillermo II -so brino suceso r del
gran Fed erico - entra en 1788 y só lo seis días después se em ite el
famoso Edicto so bre la Religión. Meses antes Kant había publicado
la C rítica d e la raz ó n p r ác t ic a. Obviamente el nuevo clima políticocultural no garantizaba ya a estos temas una recepción sin reservas.
De alguna manera se ha roto el encanto de la indiscutible admira
ción y respetabilidad ideológica del gran maestro. Los año s noventa
lo evidencian. Vemos a Kant ante blo queo s de censura, y al mismo
tiempo intentando so rtearlos, incluso teorizand o ante su Universi
dad (la Facultad Teo ló gica en co ncreto ) so bre el lugar d o nd e han
de residir, d e d erecho , las co m p etencias d e la censura para un
escrito filosó fico. Lo que se ventiló en esto s em p eño s fue la publi
cación, po r fin lograda, d e La R elig ión de n t r o d e los lím ites d e ¡a
m era raz ó n (1793), toda una od isea, pues lo inicialmente co nce
bido p o r Kant habían sid o cuatro breves escrito s, aco rd ad o s co n
Biester, en el B e r lin e r M on atsscbrifl (BM S). La publicació n, al fin
lograda bajo la forma d e libro, tuvo gran éxito , de mod o que en
el plazo de un año se reed itó , aho ra co n un p ró lo g o d o nd e se
introducían puntualizaciones d e bastante calad o. Pero muy pron
to, en 1794, recibe, bien perso nalizad o , un escrito d el Gabinete
real amonestánd ole seriamente p o r sus pronunciamientos y ense
ñanzas en estas materias d e fe y costumbres.
M C f t C E D H T O R R E V E JA N O
Sus reflexio nes co n motivo d e todas estas incid encias cristali
zaron en un nuev o escrito d e 1798, El c o n flic t o d e las F ac u lt ades ,
p ublicad o una vez fallecid o Fed erico Guillermo II (1797), al co n
siderar Kant que ya no estaba o bligad o p o r las pro mesas que le
había hecho al resp o nd erle. En efecto , en este escrito d e 1798
Kant insertó la A monestació n d el Gabinete real d e 1 d e o ctubre
d e 1794 y la carta que co n fecha de 12 d e ese mismo mes había
dirigido al Rey justificánd o se y co m unicánd o le su reso lució n de
recluirse en el silencio so bre estos temas. Tal vez aquella respuesta
no nos parecería hoy la de un héro e, pero tam p o co p ertenece a
nuestro sentir cívico d e hoy el sentid o d e la relació n rey-súbdito
que vivía aquella ilustrada sociedad. Hay co n to d o en el escrito
kantiano una reivind icación clara de la autoridad intelectual de la
universidad, y de la libertad de debatir que le es esencial. Algo que
aquella Prusia ilustrada había reconocido y respetado. En efecto , los
escrito s d e los pro feso res universitarios tenían el privilegio d e dis
p o ner d e la propia censura, «privilegio- que les había otorgado un
anterio r ed icto so bre la Religión, de Fed erico el Grande, en 1749.
Kant ha rebasad o lo s 70 año s y p arece cansad o . Sigue reci
biend o cartas d e perso najes lejanos que le envían libros. Sus dis
cíp ulo s más crítico s están cerca p id iénd o le reco no cim iento . De
alguna manera Kant ya no les es necesario . Pero más allá d e los
ep iso d io s d e la censura, no s p arece incluso tierno ese Kant tan
pró ximo a los o chenta, que espera impaciente (y aun reclama) los
nabo s de Kiesew etter; que se preo cupa de las cortinas, y d el so!
que no le deja trabajar, que arregla la vida de su cuñada viuda, y
envía los mejo res d eseo s a lo s futuros esp o so s de sus sobrinas.
Fin alm en te, la selecció n ha sid o drástica en cuanto a la ép o ca
de la p lenitud vital y p ro fesio nal d e Kant. En cierto sentid o el
cuadro que Kant no s brinda a través de su co rrespo nd encia es ahí
m ás unitario y m o nó to no . Pero p resenta una d ificultad , en la
medida en que las cartas entran seriamente en tratamientos d e las
cuestiones co ncretas d e la Crítica. La lectura de tales cartas ha de
ser necesariam ente estud io cuid ad o so , que no elud a el análisis
del detalle, el co ntraste co n la obra publicada, co n las ideas de los
I N TRO D U CCI Ó N
filósofos del momento, co n el suelo d e la tradición mod erna so bre
el que venía a plantarse la Crítica. Relativamente a este segmento
del tiempo kantiano la selecció n ha d ejad o aso m ar simplem ente a
figuras co m o Jaco b i y Fichte, y ha omitido deliberadamente a un
co njunto d e p erso najes - Be c k , Jac o b o Jak o b , M aim ó n- cuya
palabra y presencia sirve casi exclusivam ente a la historia estricta
mente filo só fica d el kantism o más teó rico . Otra co sa es que no
hemos po dido -evitar* que suenen sus nombres. Más bien hemos
de co m placemo s p o rque d e diversas maneras ha qued ado indica
do su lugar. En el extrem o o puesto , so n inco ntables las cartas que
no podían caber en una selecció n d e esta índ ole, p ues so n cartas
de -p erfecto s d esco no cid o s*, cartas a las que, al m eno s d esd e
nuestra situació n y o bjetiv o s en este libro , no sabríam o s có m o
darles el más mínimo significad o tipificablc.
No p u ed o term inar sin ag rad ecer a m i buen co m p añero y
amigo el p ro feso r Carreras su estímulo y ayuda, p ues ha co ntri
buido d ecisiv am ente a reso lv er p asajes y térm ino s que d ebían
reflejar uso s lingüísticos so ciales, id entificacio nes institucionales,
etc., co n rig o r histó rico . Pero más allá d e ello , su cuid ad o sa y
sabia presencia d esd e la gestació n y pro gramación d e esta p eque
ña obra, las reflexio nes de su presentació n, entiend o que simbo li
zan toda una sugerencia so bre ese cruce de interro gacio nes que
es Kant. Ciencia, moral, religión, co nstrucció n política, co sm o p o
litismo tejen los hilo s de una encuesta antrop ológica siempre en
la cruz d el tiem p o y d e la histo ria; co m o d esafío que arrecia y
que no p ued e sino co nv o carno s so b re ese su elo incierto que
seguimos llamando las humanidades.
Mercedes Torrevejano
Va l en c ia ,
d ic iemu ke ü e
200-1
NOTA: la s palabras entre có rcheles 1 I en las canas sig nifican: una clara U c e n c ia o s u p le n c ia
lin g ü istica, en aras d e la co m p rensió n o m ejo ra d el texto alem án; o bien s e trata d e una in fo r
m ac ió n so bre la o bra o p erso na o circunstancia a la q u e alud e el texto . Co n este mismo recur
so se traducen lo s latines y, e n su caso , el griego .
I
U n j o v e n a c a d é m i c o e n K o n i g sb e r g q u e a p u n t a a l t o
(1756-1759)
AUSPICATISSIMO REGMNE
jucumssuu er n n t m am « « ara ac como *,
D O M I N I
FRI D ERI CL
R E G B PR Ü S S LE .,
RBGBACCiWFrtifr&hi/eNnsaM i,
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niMMibo iraamniiiuau,
C O ELES TIN O K O W A LEW S K I.
c—o u « o <r niitfToa^M^» prj g jp M m u id , enrama
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L a d i se r t o c i ó n q u e p r o m o v i ó a K o n t c o m o M o g i st e r e n
1735.
[ I]
A Fe d e r i c o II, Re y d e Pr u si a
Konigsberg, 8 de abril de 1756
Serenísimo y po dero sísimo Rey. Clementísimo Rey y señor:
Dad o que mi mayor anhelo se ha o rientad o siem p re a
capacitarme to do lo po sible para el servicio de vuestra dignísima
Real Majestad en sus Universidades, y co n este fin he hecho de
las ciencias filo só ficas el cam p o preferido de mis esfuerzos, no he
desapro vechad o tiempo ni o casió n de cultivar co n to do cuidad o
tanto co m o los demás ámbitos de estas ciencias, también la Lógi
ca y !a Metafísica. No sé si pued o permitirme la dicha d e esperar
que las p eq u eñas p ruebas d e m is co ncreto s trab ajo s, que he
hecho públicas, puedan constituir ante vuestro trono un testimo
nio d e que mis esfuerzos no han sid o to talmente en vano. Me he
esfo rzad o p o r d em o strarlo , co nfo rm e a lo s alto s m and ato s de
vuestra Majestad, presentand o para su apro bació n do s disertacio
nes p ú blicas d e co ntenid o m etafísico , a las q u e seg uirá muy
pronto una tercera, una v ez que haya pasado la fiesta d e Pascua.
Mi d eseo d e habilitarm e p referentem ente en una de
esas ciencias filo só ficas, m e d a o casió n d e so licitar a v uestra
Majestad co n la más profunda sumisión, la Cátedra extraordinaria
de Lógica y Metafísica, en esta A cademia, dispo nible p o r la muer
te d el pro feso r Knutzen.
Me esforzaré en to d o m om ento co n redo blado celo por
hacerme to do lo útil que pueda en el servicio d e las ciencias, co n
la más profunda sumisión.
De su Real Majestad súbd ito humildísimo
Im m a n u e l K a n t
I M M AN U EL KAN T
[2 ]
A l a Em p e r a t r i z r u sa El i sa b e t h
Konigsberg, 14 de diciembre de 1758
Alteza serenísima, po dero sísima Emperatriz, seño ra de to d o s los
rusos, clementísima Emperatriz y gran seño ra:
Po r causa d el fallecim iento d el v enerable Pro f. Kypke
ha qued ad o vacante la Cátedra de Lógica y Metafísica que él ocu
paba en esta A cademia regiomoncana. Esas ciencias han sid o en
todo momento el preferente punto de mira de mis estudios.
En lo s año s de mi ejercicio co m o d o cente en esta Uni
versidad, he impartid o cada sem estre curso s privados d e ambas
ciencias. He presentad o do s disertaciones públicas acerca de las
mismas; ad em ás he pro curad o suministrar alg unas p ruebas de
mis esfuerzos a través de cuatro trabajos publicado s en el K ónigsberg isc hem ln t ellig en lz W erk, así co m o tres programas y otros tres
tratados filosóficos.
La perspectiva d e enorgullecerme po r haberme habilita
do al servicio de la A cademia en estas ciencias, pero so bre todo,
el designio clementísimo de Vuestra Majestad Imperial de engran
d ecer las ciencias bajo su altísima p ro tecció n y benév o la provi
sión, m e infund en valo r en orden a la humildísima p etició n de
que su Im perial Majestad se d ig ne g racio sam ente co nced erm e
co n to da benev o lencia la Pro fesió n O rd inaria d e esta Cátedra
vacante, co nfiand o en que, p o r lo que se refiere a la cap acid ad
requerid a, el Senatus acad em icus no habrá aco m p añad o co n
informes negativo s mi humildísima solicitud. Con to da mi d evo
ción, súbdito sumiso de su Majestad
Im m a n u e l K a n t
II
L a e sp e r a d e l a C á t e d r a d e u n « e l e g a n t e M a g i st e r »
El d e sb r o c e d e l p r o p i o c a m i n o
(1760-1769)
C O R A C S PO N D g N C I A
[31
D e Fr a u M . Ca r l o t a J a c o b i , n a c i d a Sc h w i n c k
12 de junio de 1762
A p rec iad o am ig o :
¿Se maravilla usted d e que m e atreva a escribirle co mo
al gran filóso fo que es? Ayer creí que iba a enco ntrarlo en mi jar
dín, pero ya que mi amiga recorrió co nm igo sigilo samente todas
las avenidas y no enco ntram o s a nuestro amigo bajo ese círculo
celeste, m e ded iqué a terminar una cinta de espada, que le dedi
co . Reclam o su co m p añía p ara m añana a p rim era ho ra d e la
tarde. -Si, sí, iré* - íe o ig o d ecir-; bien, le esperamos, daré cuerda
a mi reloj; excúsem e este recuerd o. Mi amiga y y o le enviamo s un
beso d e simpatía p erso nal. Seguro que el aire será el mismo en
Kneip ho ff [barrio d e Kant], y que nuestro b eso no p erd erá su
fuerza simpatética. Q ue sea feliz y le vaya bien
Se ñ o r a d e Ja c o b i
[4]
A J . H . Sa m u e l Fo r m e y
Konigsbcrg, 28 de junio de 1763
Ilustrísimo y do c t ís im o profesor, muy ho no rable señor.He tenid o el p lacer d e v er en el P er ió dic o B erlin és que
mi trabajo co n el lem a d e lo s verso s d e Lucrecio : V erutn an im o
salís b a e c , etc. [*] —e n t r e g ado a m an o a su II. Exc.1 [Ilustre Exce
lencia] p o r el co m erciante A braham Go ttlieb Ficker, y cuyo acuse
d e recibo me ha sid o entregad o , escrito de vuestra no ble mano ,
fechado en Berlín el 31 de d iciem bre-, ha sid o pro clamado p o r la
Real A cademia de las Ciencias co m o el que más se ha apro xima
do al escrito premiado.
IM M ANUEl KANT
Estoy impresionado p o r este juicio favorable, tanto más
cuanto m eno s ha po dido co ntribuir a ello el esm ero en la envol
tura y el ad o rno ; p ues al haberse d em o rad o excesiv am ente su
elab o rac ió n, ap enas tuv e tiem p o p ara ex p o n e r co n esp ecial
orden alguno s d e lo s fund amento s más relev antes d e un asunto
que o cup a mi p ensam iento d esd e hace ya alguno s año s, y de
cuya resolución presumo estar muy cerca.
Me to mo p o r ello la libertad ante su II. Exc.1 d e solicitar
humilde info rm ació n so bre si esta o bra mía [En say o s o b r e la ev i
d e n c ia d e lo s p r in c ip io s e n T e o lo g ía n at u r al y M o ral] va a ser
enviada a la imprenta junto co n el escrito prem iad o p o r la Real
A cademia de las Ciencias, y si, en este caso , no le parecería mal a
la mencio nada em inente Socied ad un ap énd ice co n ampliaciones
impo rtantes, y co n una aclaració n más co ncreta. Al margen de
motivos de vanidad, me p arece ser éste el m ejo r medio de avivar
la atenció n de los d o cto s hacia el exam en d e un métod o, el único
-c o m o esto y co nv encid o -, d el que cab e esp erar una feliz salida
frente a la filo so fía abstracta, so bre to d o si su inv estigació n se
fomenta a través d el prestigio d e una Socied ad científica famosa.
En caso d e co nfo rm id ad , ruego resp etuo sam ente a su
II. Exc.1 fije el plazo en el que hay que enviar esto s ad d e n d a. En
la confianza de que su II. Exc.1 me honrara co n su respuesta, sin
tomar a mal la libertad que m e he tomado, tengo el honor, co n el
mayor respeto, de ser su muy seguro servidor
iM M A N U E l
M a g ist e r
l e g e n s
d f
K a NT
. l a U n iv . d e K O n ig sb e r c
1* Texto: Verunt an im o satis b ae c v estigio p arv a sag ac i sutil, p e r q u ae
possis cognoscere celera tute. En D e rentm natura, I, 402 ss. -Pero para el
espíritu sagaz estas huellas son demasiado pequeñas para, a través de
ellas, conocer lo demás con seguridad-.]
C O R R E S PO N D E N C I A
[5]
D e J o h a n n H e i n r i c h La m b e r t
Berlín, 13 de noviembre de 1765
Señor mío:
Estim o que este escrito y la franqueza d e d ejar a un
lado todos los ro d eo s d el estilo habitual tiene co mpleta disculpa,
en virtud de la sem ejanza en nuestra forma d e pensar. Y la o ca
sión que m e brind a el v iaje a Kó nigsberg d el seño r p ro feso r y
predicador Reccard es demasiad o hermo sa para desapro vecharla
no testimoniándole la satisfacción que encuentro cuand o v eo que
coincidimos en un mismo cam ino , en lo que respecta a muchas
ideas e inv estig acio nes no v ed o sas. So b re el Sr. Pred . Reccard
sepa usted que ha nacid o para la astronomía y que encuentra su
dicha en las profundidades del firmamento. Dicho esto , no tengo
más recomend ación que hacer.
H ace un año el p ro feso r Sulzer m e m o stró su Ú n ic o
arg u m en to p o s ib le p a r a la dem o st rac ió n d e la ex ist en c ia d e D ios.
Encontré allí mis pensamiento s y la [misma] selecció n d e materias
y expresio nes; y ded uje que si a usted, seño r mío, se le presenta
se mi O r g an o n , tam bién se enco ntraría retratad o en m ucho s
aspecto s. D e ento nces acá he co ncluid o mi A rqu it ec t ó n ic a, lista
para imprimir d esd e hace un año. Y ahora v eo que usted, seño r
mío, quiere publicar para la próxima Pascua u n m ét o do p r o p io d e
la m etafísic a. ¿Qué más natural que el d eseo de ver si lo que yo
he expuesto se atiene al métod o que usted propone? A cerca de la
corrección d el méto d o no tengo dudas; la diferencia podrá acaso
consistir únicamente en que y o no incluyo en la A rqu it ec t ó n ic a
to do lo que hasta aho ra se trataba en la m etafísica; y que una
metafísica com pleta, a su vez, tiene que co ntener más que lo que
se enco ntraba en ella hasta ahora. En la A r qu it e c t ó n ic a incluyo
'lo simple’ y ‘lo primero’ d e cad a parte d el co no cim iento humano,
[431
IM M A N U El
KANT
a saber, no so lam ente lo s p rincip io s, que so n lo s fundamentos
extraíd o s d e la fo rm a m ism a, sino tam bién lo s ax io m as , que
d eben ser extraído s de la m at e r ia y que, bien mirado, se ofrecen
en lo s co ncep to s simples, só lo en la medida en que no se autoco ntrad icen y pued en ser pensado s p o r sí mismos; y [finalmente]
lo s po stulado s, que indican las po sibilidades generales e incondicio nad as d e la co nexió n y relació n de lo s co ncep to s simples, a
partir d e la mera forma no se pasa a la materia; uno se queda en
lo ideal y en la mera terminología cuand o no busca lo primero y
pensable po r sí de la [propia) materia o dato o bjetiv o del conoci
miento.
Si la A rqu it ec t ó n ic a fuese una nov ela, creo que habría
enco ntrado ya mucho s edito res, siend o co m o es una gran verdad
que los libreros y ios lecto res se d efo rman y mutuamente se impid en la reflexió n rigurosa. Unos y o tros no hacen más que filoso
far acerca d e las denominadas ciencias bellas. Po etas, pintores y
músicos diríase que encuentran demasiado humildes los términos
pro pios de su arte; de ahí que uno s tomen en préstamo los tecni
cismos de los otro s: El po eta no habla más que de co lo rid o , mez
cla de co lo res, pinceladas, po sició n, diseño , estilo, pintura, etc. El
músico habla de co lo rid o , expresió n, revestimiento, ¡d eas fogosas
y jo co sas d e los to no s, fugas ped antes, etc. Al igual que el pintor
tiene un estilo que sabe hacer o ra sublim e, o ra m ed io cre, bur
gués, hero ico , o servil. En tales metáforas, que nad ie entiend e ni
explica bien, y d e las que no se co no ce el tertiu m c om paration is,
co nsiste lo d elicad o y sublime de estas artes; co n ello uno se con
quista una rep utació n erudita y sublim e. Dad o que nad ie se lia
molestado todavía en extraer lo que hay d e pensamiento en esas
exp resio nes, ni en d arles el no m bre q u e les co rresp o nd e, se
p ued e hacer uso d e ellas co n la m ayo r o sad ía. Pero nunca se
avanzará en la exp licació n co m o para lograr que los co lo res sean
co m p rensib les para lo s cieg o s o lo s so nid o s p ara lo s so rd o s.
C O R R E S PO N D E N C I A
Claro que casi habría que p ensar que tal es el pro pó sito d e seme
jantes metáforas.
Pero v o lv iend o a la A r q u it e c t ó n ic a , v eo p o r diversas
circunstancias que el seño r Kanter es un ho m bre que está d is
puesto a ed itar tam bién o bras filo só ficas y d e más envergadura;
p o r ello d esearía d arle a imprimir o tras co sas m ás, aunq ue d e
momento no tengo ningún o tro manuscrito . Q ue p o r lo que se
refiere a lo s co stes le fuera ind iferente o incluso ventajo so impri
mir en Leipzig, d ep end e d e la igualdad o diferencia d el precio y
de los p o rtes. Si esto fuera p o sible, sería p referible, p o r o tras
muchas razo nes. En esta ¡ncertid um bre m e to m o la libertad d e
adjuntar la hoja que aco mpaña, p o r si el Sr. Kanter tuviese el deseo
de editar la o bra o pudiera entregarla d e aquí a Pascua. El bo n o rariu m p r o lab o r e sería aproximadamente del orden d e 200 táleros;
algo bastante mod erado , si se piensa que la o bra necesariamente
causará sensació n.
Pued o decirle honrad amente, seño r mío, que sus ideas
acerca d e la constitución d el mundo, d e las que hace m enció n en
el prólogo del Ú nico ar g u m e n t o p o s ible ... a mí no se m e habían
ocurrido nunca. Lo que se cuenta en [mis] C art as C osm ológ ic as,
pág. 149, data d el año 1749. Me había ido a mi habitación inme
d iatam ente d esp ués d e cenar, en co ntra d e m i co stu m b re de
entonces, y co ntem p lé en la ventana el cielo estrellado y en parti
cular la Vía Láctea. La rep entina idea que tuve en ese momento
de considerarla co m o una eclíptica de las estrellas fijas la escribí
en una cuartilla, y eso fue to d o lo que tenía ano tad o en 1760,
cuando escribí las C artas. En el año 1761 me dijero n en Nuremberg que hacía alg uno s año s un ing lés había p u esto en letra
impresa pensamiento s parecid o s en cartas a otro inglés, pero que
era algo muy inmaduro; y que la traducción de ello que se había
co m enzad o en N urem berg no se había co m p letad o . Resp o nd í
que las cartas co sm o ló g icas no suscitarán atenció n alguna hasta
que en el futuro algún astró no m o descubra alg o en el cielo que
I M M A N U U KANT
no se pueda exp licar d e otra manera; ento nces, cuand o el sistema
se encuentre p ro bad o a p o s t e r io r i, v end rán co n segurid ad los
amantes d e la literatura griega y no descansarán hasta pro bar que
el sistema en su co njunto ya era co no cid o p o r Filo lao , po r Anaximandro o p o r o tro sabio griego; y que en lo s tiempo s modernos
só lo fue recuperado ad o rnándo lo mejo r; p ues se trata de ese tipo
d e gentes que to do lo encuentran en los antiguos, en cuanto se
les d ice lo que d eben buscar. Con to do , m e asombra mucho más
que New ton no hubiera caíd o en esto , p uesto que p ensó en la
gravedad de las estrellas fijas, unas resp ecto d e las otras.
En relació n a usted , seño r m ío , teng o v ario s deseos.
Uno de ello s no lo d iré, p o rque no sé hasta qué p unto las cir
cunstancias actuales d e aquí permitirían que se hiciese realidad.
Pued o decir, no o bstante, que no so y el único que lo tiene. El
otro es que me será muy grato, si el tiempo y las o cupacio nes se
lo permiten, que m e d é cualquier p retexto para entablar corres
pondencia-. co sm o lo gía, metafísica, física, matemática, las ciencias
bellas y sus reglas, en resumen, cualquier proyecto so bre nuevos
trabajos, o cualquier o casió n d e algún favor. Hasta ahora estába
m o s entregad o s, sin saberlo , casi a las mismas investigacio nes
¿No habría d e irnos m ejo r si nos las anunciamo s p o r anticipado?
¡Qué fácil es la unanimidad en lo s resultados cuand o hay unani
midad en los fundamentos y cuán eficazmente se pued e entonces
influir! W o lff ap licó ap ro ximadamente la mitad d el métod o mate
mático a la filosofía. Es p reciso aplicar todavía la otra mitad para
lograr ítodo] lo que cabe esp erar y exigir. Tengo el ho no r de ser,
co n verdadera estima, seño r mío, su muy seguro servidor
J. H. La mbe r t ,
P r o f . y m ie m b r o d e l a R. A c a d . d e l a s C ien c ia s
Cronenstrasse, esquina Schinkenbrücke, casa d e Bethgensch.
C O R R E S PO N D E N C I A
[ 6]
Á J o h a n n H e i n r i c h La m b e r t
Kónigsberg, 31 de diciembre de 1765
Muy seño r mío:
Ninguna noticia podría serm e más grata y d esead a que
la carta co n la que me ha honrado , pues - n o manifestando sino
mi sincera o p inió n-, le tengo p o r el primer g enio d e A lemania,
capaz d e lo grar una mejo ra impo rtante y duradera en el tip o de
investigaciones d e las que y o también m e o cup o primordialmen
te. Le ruego que no atribuya a negligencia la tardanza en la co n
testación que le d ebo , p ues el Sr. Kanter, al que puse al tanto de
su solicitud, me pid ió que aplazase mi escrito hasta que él mismo
le pudiera expresar su reso lució n definitiva, escribiénd o le p erso
nalm ente. Él co no c e muy bien la im p o rtancia d e co nectar co n
pluma tan célebre co m o la suya; y se inclina a acep tar la edición
p ro p uesta; tan só lo p id e una p ró rro ga, p o rque le p arece muy
corto el tiempo hasta la feria de Pascua, y está en esto s momen
tos demasiado desbo rd ad o po r el resto de sus co mpro miso s edi
toriales. Ha fo rm ad o una so cied ad co n su antiguo cliente el Sr.
H artkno ck, ad m inistrad o r aho ra d e sus n eg o c io s en Riga, y,
según me asegura, le trasladará en brev e a usted su exp licació n
sobre el asunto.
Es p ara m í un p lac er nad a p eq u eño que usted haya
advertido la feliz co incid encia d e nuestros métod o s; algo que yo
mismo percibí en repetidas o casio nes en sus escrito s, y que sirvió
para incrementar mi confianza en ellos, co m o si se tratase de una
prueba ló gica que muestra que eso s p ensam iento s so stienen su
traza en la piedra de to que d e la razón humana universal. Estimo
sobremanera su invitación a co municarno s recípro camente nues
tro s p ro y ecto s, y p uesto que m e siento muy ho nrad o p o r esta
petición, no dejaré d e hacer uso d e la misma; y así co m o entiendo,
I M M A N U EL K A N T
sin equivocarme co n resp ecto a m í mismo, que pued o depositar
alguna confianza en lo s co no cim iento s que tras largos esfuerzos
creo haber ad quirid o ; co m o asim ismo p o r o tra parte, el talento
que a usted, seño r, se le reco no ce -cap az d e co mbinar una visión
extrao rd inariamente amplia d e la totalidad co n una excep cio nal
penetració n en las p artes- es algo que de m o d o general hay que
co nced er, cabe esperar una gran enseñanza para mí y tal vez tam
bién para el mundo , si usted se digna unir sus fuerzas co n mis
afanes, más mod estos.
A lo largo d e varios año s he d ad o vueltas a mis cavila
cio nes filo só ficas d esd e to d o s lo s flanco s im ag inables; y tras
m ucho s vuelco s, co n lo s q u e siem p re he buscad o la fuente del
error, o mejor, penetrar en el m o d o de pro ced er, he llegado por
fin al punto en el que m e encuentro : seguro d el méto d o que ha
de observarse cuand o uno quiere enfrentarse a esa fantasmagoría
de saber que hace que en to do momento se crea haber llegado a
la so lu ció n, cuand o p o r el co ntrario hay q u e reem p rend er de
nuevo el cam ino co n la misma frecuencia; de lo cual se origina el
devastador desacuerd o d e lo s co nsid erado s filó so fo s, al no dispo
ner d e ningún patrón co mún que les permita llegar a co nvenir en
sus em p eño s. Desd e eso s años, a partir de la naturaleza de cada
investigació n que está ante mí, exam ino cad a vez lo que tengo
que saber para lograr la so lució n d e una determinada pregunta; y
qué grad o d e co no cim iento está determinado p o r lo que so n los
dato s; d e m o d o que el juicio se hace ciertam ente más limitado,
p ero tam bién más taxativ o y seguro d e lo que suele ser. Todos
estos esfuerzos se orientan principalmente al méto d o de la meta
física y, a través de ella, tam bién a la filo so fía en su co njunto ;
¡unto a esto , seño r m ío , no p u ed o d ejar d e no tificarle que el
ho no rable Kanter, info rm ad o p o r mí d e que y o tal v ez pudiera
haber terminad o un escrito co n este título para la pró xima feria
de Pascua, no ha vacilado , co m o hábil librero, en o rd enar que se
incluya este título, si bien ligeramente falseado , en el catálo go de
(481
C O R R E S PO N D E N C I A
la feria de Leipzig. Pero me he apartado tanto de mis po sicio nes
iniciales, que esta o bra, en tanto que fin principal d e tod os estos
p lanteam iento s, la quiero d ejar to d avía un p o co en susp enso ;
además, p o rque al ir avanzando en la misma, m e d aba cuenta de
que no faltándome d esd e luego ejemplo s d e juicio s absurdo s co n
los que ilustrar mis enunciad o s so bre el pro ced imiento erró neo ,
carecía sin em bargo totalmente de ello s a la ho ra de p o d er mos
trar in c o n c r e t o el p ro ced im iento co rrecto . D e ahí que, para no
ser acaso inculpado de incurrir en una nueva marrullería filo sófi
ca, tengo que anticip ar algunas elabo racio nes más brev es, cuyo
material teng o ya enteram ente listo ; d e las cu ales las primeras
serán: lo s fu n d am e n t o s m et ajísic o s p r im e r o s d e la filo s o fía n at u
ral; y los fu n d am e n t o s m et ajísic o s p r im e r o s d e la filo s o fía p r ác t i
ca, co n el fin d e que la obra principal no se alargue demasiado con
ejemplos excesivamente prolijos, y además insuficientes.
No me queda más rem ed io que co ncluir mi carta. Será
un ho no r exp o nerle más adelante, seño r mío, algo d e lo relativo
a mi o bjetiv o ; y de requerir d e usted un juicio que para mí es tan
importante.
Se queja, seño r mío, co n razón, de la eterna frivolidad
de lo s sabelo to d o , y d e la fatigo sa lo cuacid ad de lo s escrito res
que andan en cand elera; que no tienen gusto alguno , más allá de
hablar d el gusto . Teng o p ara m í que ello constituye la eutanasia
de la falsa filo so fía, la cual exp ira en rid ículo s ju eg o s, o alg o
mucho p eo r todavía, cuand o se la sepulta en falsas y profundas
sofisticaciones co n la po mpa del métod o riguroso. A ntes de que
renazca la verdadera filo sofía es necesario que la cad uca se des
truya a sí misma; y al igual que la corrupción es la perfecta diso
lu ció n q u e v a d e lan te c u an d o ha d e in ic iarse u na nuev a
generación, del mismo modo, la crisis del saber y la erudición, en
un tiem p o en el q u e, co n to d o , no faltan buenas cab ez as, me
hace abrigar la m ejo r esperanza de que no está muy lejo s la tan
deseada revolución d e las ciencias.
I M M A N U EL K A N T
El Sr. Prof. Reccard , que tanto m e ha alegrad o co n su
afable visita y co n su respetable carta, es muy querido y valorado
aquí; m erece ambas co sas, po r más que ciertamente no se llegue
a justip reciar to d o su mérito . Le envía to d o s sus resp eto s; y yo,
seño r mío, qued o d e usted su muy seguro servidor
ÍWAíANUEl KANT
P. S. Cuando había cerrad o el presente escrito , el Sr. Kanter hace
llegar la carta que le d ebe, la cual se adjunta.
[71
D e J o h o n n H e i n r i c h La m b e r t
Berlín, 3 de febrero de 1766
Muy seño r mío:
Vuestro v alio so escrito d el 31 d e d iciem bre m e co n
mueve d e to d o p unto , y le d o y las más exp resiv as gracias muy
esp ecialm ente p o r la m o lestia que tan bo nd ad o sam ente se ha
to m ad o co n el asunto d el Sr. Kanter. Me será muy grato v erlo
aquí en Pascua, d e acuerd o co n su asentimiento , y co ncertar con
él lo necesario ; también tendré yo que puntualizar co n él ciertos
extrem o s relativos al calend ario , p ues m e he co mpro metid o con
la A cad em ia a m ejo rar su o rnam entació n y a p resentar nuev o s
tipos d e calend ario . ¿Podría p ed irle, seño r mío, que co m unique
esto al seño r Kanter, si pued e, pues no tengo nada más que co n
testar a su escrito? Pero pídame, seño r m ío , cualquier favor que
dependa de m í o pueda pedirme apro vechando mi estancia aquí,
para que y o no qued e en deuda co n usted.
Es ind iscu tib le q u e si hay una cienc ia que d eb e ser
construida metód icam ente y puesta en limpio, ésa es la metafísi
ca. La univ ersalid ad que en ella ha d e p rev alecer co nd uce en
C O R R E S PO N D E N C I A
algún sentid o a la sabid uría; y en esa m ed id a, m ás allá d e lo s
po sibles lím ites d el entend im iento humano . Esta co nsid eració n
parece aco nsejar que sería mejo r trabajar en este ámbito p o r partes,
pretendiendo co no cer en cad a apartado únicamente lo encontrable cuand o se evitan lagunas, saltos y círculo s. Me p arece que ha
sido siempre el principal erro r d e los filó so fo s, nunca reco nocid o ,
el querer llegar al fo nd o a toda co sta y, en lugar d e d ejar algunas
cosas sin dilucidar, haberse alimentado co n hipó tesis, retrasando
así de hecho el descubrimiento de la verdad.
El métod o que usted, seño r mío, muestra en su escrito,
es sin d iscusió n el único que se p ued e utilizar co n segurid ad y
buen p ro v echo . Tal y co m o he exp uesto tam bién en el último
apartado d e la D iano lo g ía, lo co nsid ero ap ro xim ad am ente d el
modo siguiente. l.° A no to en frases brev es to d o lo que se me
ocurre acerca d el asunto y justamente en el o rd en en que se me
o curre, sea ello claro p o r sí m ism o , o so lam ente o p inab le, o
dudoso, o incluso en parte contradictorio. 2 ° Continúo hasta que
me doy cuenta d e que pued e hacerse algo co n to do ello . 3.° Acto
seguid o v eo si las p ro p o sicio nes q u e en p arte se co ntrad icen
entre sí pueden co nvenir mediante una determinación y delimita
ción más precisa, o si co ntienen todavía alg o que m erezca co n
servarse. 4.° Veo si esa co lecció n de p ro po sicio nes p ertenece a un
todo o a varios. 5.° Las co m paro , para ver cuáles d ep end en entre
sí y cu áles so n las sup u estas p o r las o tras; y p o r e ste m ed io
empiezo a numerarlas. 6.° A co ntinuació n v eo si las primeras son
ev id entes p o r sí m ism as, o lo q u e se necesita to d av ía para su
esclarecim iento y d eterm inació n exacta; y d el mismo m o d o , 7.°
[Veo] lo que se requiere para co nectarlas co n las restantes. 8.°
Reflexio no acerca d el co njunto , en parte para v er si todavía hay
lagunas o si faltan elemento s, en parte también y so bre to do , para
9.°, enco ntrar los objetivo s a lo s que pued e servir la totalidad del
sistema; y para 10.°, d eterminar si es necesario añadir alg o , 11°
Por lo general constituyo el co m ienzo co n la exp o sició n d e estos
I M M A N U EL K A N T
objetivo s, ya que a su través se ilumina el punto d e vista desde el
que co nsid ero el asunto. 12.° A continuación muestro có m o llego
a lo s co ncep to s que están a la base y po r qué no los tomo ni más
am p lia ni más estrecham ente. En particular p retend o co n esto
13.°, descubrir la polisignificatividad de las palabras y mod os de
hablar; y ambas co sas - si so n polisignificativas en el lenguaje—las
d ejo co m o están; esto quiere d ecir que no las utilizo co m o sujetos
sino, co m o mucho, solamente co m o predicados, ya que el signifi
cad o del pred icad o se determina según el significado del sujeto.
Pero si tengo que utilizarlas co m o sujetos, o bien co nstruyo con
ellas d iv ersas p ro p o sicio nes, o p ro curo ev itar la equiv o cid ad
mediante perífrasis.
Esto es io general d el métod o, que luego en lo s caso s
particulares co ntiene aún muchas variaciones y determinaciones,
que casi siempre so n más claras en los ejemplo s que cuand o se
las expresa en términos lógico s. Lo que hay que tener en cuenta
especialmente es que no se escap e ninguna circunstancia que en
lo sucesiv o lo altere todo. Po r eso se d ebe p o d er ver, e incluso
sentir, po r así decir, si no habrá tal vez todavía o culto un co ncep
to , es d ecir, una co m binació n de no tas sim p les, que o rd ene y
sim p lifique to d o el asunto . D el m ism o m o d o , am big üed ad es
esco ndidas en las palabras pued en provocar que se incurra conti
nuamente en equívo cos, sin llegar a saber po r mucho tiempo por
qué lo supuestamente general no se ajusta a los caso s particula
res. Dificultades parecidas pued en encontrarse cuand o se co nsi
d era c o m o un g é n e ro lo q u e so lam en te e s una e sp e c ie ,
co nfund iénd o se las esp ecies. La determinació n y la posibilidad
de las co nd iciones que d eben presuponerse en cada cuestión exi
gen también un particular cuidado.
He tenido o casión d e realizar o bservaciones más g ene
rales. La primera co ncierne a la cuestión de si - y en qué m ed id ael conocimiento de la forma de nuestro saber co nduce al co no ci
miento de la materia. Esta cuestión es importante po r varios moti
C O R R E S PO N D E N C I A
vos. Pues l.°, nuestro co no cim iento de la forma, tal co m o aco nte
ce en la lógica, es tan indiscutido y co rrecto co m o [lo esl siempre
la geometría; 2 ° en la metafísica, lo que co ncierne a la forma es
lo único que ha p erm anecid o ind iscutid o , m ientras que, p o r el
contrario, allí d o nd e se quiso p o ner co m o fundamento la materia,
surgieron de inmediato disputas e hipótesis. 3 ° De hecho no se ha
establecid o todavía lo que habría que p o ner co m o fund amento
d e la materia. W o lff acep tó gratuitamente las d efinicio nes nomi
nales y pasó p o r alto u o cultó inadvertidamente tod as las dificul
tades que encierran. 4.° Si bien la forma d e suyo no d etermina
materia alguna, sí que determina la o rd enació n d e la misma, y en
esa medida debería p o d erse d ar a c o n o c e r a partir d e Ja teoría de
la forma lo que le sirve co m o principio [a la material y lo que no.
5 ° Del mismo m o d o también se podría determinar po r su medio
lo que le p ertenece o d ebe serle separad o, etc.
Reflexio nand o so b re estas circunstancias y relacio nes
d e la forma y la materia he llegado a las siguientes pro po sicio nes,
que simplem ente voy a enumerar:
1 ° La forma pro po rciona principios, la materia en cam
bio axiomas y postulados.
2 ° La forma exig e que se co m ience co n los co ncep to s
simples, ya que ésto s po r sí mismos, y precisam ente p o rque son
simples, no pued en tener co ntradicció n interna alguna; i.e., están
por sí mismos libres d e ella, i.e., so n p ensables p o r sí mismos.
3.
° A xiomas y Postulados tienen lugar pro piament
co ncep to s sim p les, ya que lo s co ncep to s co m p uesto s no so n a
p río ri p ensables p o r sí mismos. La posibilidad de la co mpo sició n
sólo se sigue a partir d e principio s y de postulados.
4.
° O bien ningún co ncep to co m p uesto es pensa
bien la po sibilidad d e la co m p o sició n tiene que ser p ensable ya
en lo s co ncep to s simples.
I M M A N U EL K A N T
5.° Los co ncep to s sim ples so n co ncep to s individuales.
Pues género s y esp ecies co ntienen en sí lo s fund amento s de las
divisiones y subdivisiones, y so n p o r ello mismo tanto más com
puesto s cuanto m ás abstracto s y g enerales. El co ncep to En s es
entre to d o s el más compuesto.
6 ° Según el análisis leibniziano que p ro ced e p o r abs
tracción y según semejanzas, se llega a co ncep to s tanto más com
p u esto s c u anto m ás se ab strae; y la m ay o ría d e las v e c e s a
co ncep to s relació nales nominales, que co nciernen más a la forma
que a la materia.
7.
° Po r tanto y d e nuev o , ya que la fo rm a co nd
putos co ncep to s relació nales, no pro po rcio na nada más que sim
ples co ncep to s relaciónales.
8.
° Según esto , lo s co ncep to s p ro p iam ente o bje
sim p les d eben ad quirirse p o r m ed io d e su intuició n d irecta; es
decir, se d ebe establecer el co njunto d e lo s co ncep to s según un
buen mod o anatómico, examinand o cad a uno co m o muestra, para
ver si, dejando aparte todas las relaciones, se encuentran en el con
cep to o tros más, o si [el co ncep to ) es co mpletamente uni-forme.
9.
® Los co ncep to s simples so n entre sí, co m o el es
y el tiempo , esto es, co m p letam ente diferentes, fácilm ente reco
no cibles, fácilm ente no m brables, y p rácticam ente im p o sibles de
confundirse [unos co n otros] cuand o se abstrae d e los grados y se
considera so lamente la cualidad. Y en esa medida yo creo que en
el lenguaje ninguno ha qued ado innombrado.
D e acuerd o co n estas p ro p o sicio nes, no tengo reparo
alguno en afirmar que Lo cke estuvo en el buen cam ino cuand o
intentó buscar lo simple en nuestro co no cim iento . Se d ebe excluir
so lamente lo que el uso d el lenguaje ha intro ducid o y añadido.
Así, p.e. en el co ncep to extensió n hay sin discusión algo individual
simple, que no se encuentra en ningún otro co ncepto . El co ncepto
duración, y del mismo mod o lo s co ncep to s d e existencia, movi
[541
C O R R E S PO N D E N C I A
miento, unidad, solidez, etc., tienen algo simple que les es propio
y que pued e p ensarse en distancia y sep aració n resp ecto de los
muchos co ncep to s relació nales que lo s aco m p añan. Tales co n
cep to s p ro p o rcio nan también p o r sí mismo s axio m as y po stula
dos que otorgan fundamento al co no cim iento científico y que so n
enteramente del mismo tip o que los eud id iano s.
La o tra o bserv ació n q u e tuve mo tiv o para hacer co n
cierne a la co mparació n d el co no cim iento filo só fico y el matemá
tico, a saber: vi que allí d o nd e lo s matemáticos' lograro n abrir un
campo nuev o que lo s filó so fo s hasta el m o m ento creían haber
cultivado p o r co m pleto , lo s primeros no so lamente tuvieron que
darle la vuelta a to d o d e nuev o , sino que co nv irtiero n to d o en
algo tan simple y sencillo , que lo filo sófico acerca d e ello se volvió
completamente inserv ible y p o co m eno s que d esp reciable. Sim
plemente la co nd ició n de que só lo es po sible sumar hom o géneo s
excluye para lo s matemático s to d as las p ro p o sicio nes filo só ficas
cuyo p red icad o no se extiend a d el mismo m o d o (unívocamente]
sobre la totalidad del sujeto , siend o así que pro po sicio nes de esta
índole las hay a m o nto nes en filo so fía, d o nd e un relo j se llama
áureo cuand o apenas la caja es d e o ro . Eudides no deriva sus m e
mentos d e la definició n del esp acio ni de la de la geometría, sino
que arranca de líneas, ángulos, etc., co m o lo simple en las dimen
siones d el esp acio . En la m ecánica [a su vez) bien p o co p ued e
hacerse a partir d e la definición del m ov im ien to , sino que se consi
dera d e inmediato lo q u e a h í ap ar e c e , a saber: un cuerpo , la direc
ción, la v elo cid ad , tiem p o , fuerza, esp acio ; esto s elem ento s se
c o m p aran entre sí para hallar p rin c ip io s. Yo he llegado a la idea
general de que mientras el filó so fo , en aquello s o bjeto s que admi
ten m ed ició n, no lleve el análisis tan lejo s co m o el matem ático
cuando encuentra ahí de inmediato unidades, med id as y dimen
siones, estaremos ante la señal segura d e que está d ejand o tras de
sí algo co nfuso , o d e que en sus pro po sicio nes los pred icado s no
se extienden unívo cam ente so bre los sujetos.
(55j
tM M A N U g l KANT
Esp ero co n im p aciencia que am bo s •Primeros funda
mentos», los d e la filosofía natural y lo s de la filo sofía práctica [de
que m e habla en su carta] aparezcan impresos; y esto y totalmente
co nvencid o de que la m ejo r manera d e que un méto d o auténtico
se acred ite es la p resentació n d e ejem p lo s reales, p o rque en los
ejemplo s [el métod o ) se p ued e mostrar en to d as las peculiarida
des, ya que, de lo contrario , exp resad o só lo ló gicam ente, queda
o bv iam ente un tanto abstracto . Cuand o ap arecen ejem p lo s, las
o bserv acio nes ló g icas so n eno rm em ente ú tiles. Los ejem p lo s
hacen ahí el mismo servicio que las figuras en la geo metría, dado
que también éstas pro piamente so n ejemplo s o caso s especiales.
En fin, interrum p o ya d e una v ez aseg u ránd o le que
seguir recibiend o sus cartas m e será extrao rdinariamente agrada
ble. Las esp ero , co nfesánd o m e d e usted dócil servidor
J. H. La mber t
Kronenstrasse, esquina Schinkenbrücke, casa Bethgensch.
[8]
A M o se s M e n d e l sso h n
Kónigsberg, 7 de febrero de 1766
Seño r mío:
No hacen falta preámbulo s co m o los que la moda impo
ne, entre d o s perso nas cuyo m o d o de p ensar es unánime, dada la
sem ejanza d e o cup ació n intelectual y la co incid encia d e princi
pios. Su afable misiva me ha alegrad o , y acep to co n satisfacció n
su propuesta d e proseguir en el futuro nuestra co rrespo nd encia.
El seño r Mendel Koshmann me ha presentado al estudiante judío
León, reco mend ad o p o r usted. Lo he aco gid o de muy buen grado
en mis cursos, y [le he proporcionado] o tros servicio s. Hace só lo
[ 5 6 !
C O R R E S PO N D E N C I A
unos d ías acud ió a m í exp licánd o m e que q uiere ap ro v echar la
ocasión que o frecen las actuales d o tacio nes po lacas para realizar
un p equeño viaje de visita a lo s suyos, co n la intenció n de regre
sar alred ed o r d e Pascua. Parece que ha d ad o q u e hablar en la
comunidad judía lo cal d e m o d o no del to do co nveniente, a causa
de alguna negligencia en la o bserv ancia d e sus reglas usuales; y,
puesto que tiene necesid ad d e ello s, le dará usted en el futuro el
aviso pertinente; y o en previsión, ya me he anticip ad o a hacerle
alguna co nsid eració n exho rtánd o le a la prudencia.
Le he env iad o a usted p o r co rreo alg uno s [ejemplares
de] las Enso ñacio nes [io s s u e ñ o s d e u n v is io n ar io ...] y le ruego
humild emente que, d esp ués d e qued arse co n un ejem p lar para
usted, tenga la bo nd ad d e entreg ar lo s restantes a lo s seño res:
p red icad o r d e la co rte, Sack; al co nsejero sup . d el Co nsisto rio
Spalding; al prebo ste Süsmilch; al Prof. Lambert, al Prof. Sultzer y
al Prof. Formey. Se trata de un escrito en cierto m o d o fo rzado ,
que co ntiene, más que una elabo ració n p ro p iam ente d icha de
cuestiones, un so m ero bo squejo d el m o d o co m o se d ebe juzgar
acerca d e las mismas. Su juicio , en éste co m o en o tros caso s, me
será muy v alio so . Las no v ed ad es científicas d e su ciud ad y el
familiarizarme, p o r m ed iació n suya, co n las buenas cabezas de su
entorno , m e sera útil y agradable. Yo desearía p o r mi parte poder
hacerle alg ún fav o r que sea d e su agrad o . Co n v erd ad era gran
estima, seño r mío, soy d e usted su muy seguro servidorI.
I. K a n t
1 5 7 1
I M M A N l/ EL K A N T
[9]
A M o se s M e n d e l sso h n
Konigsbetg, 8 de abril de 1766
Seño r mío:
A la afable diligencia co n que se ha tomado el encargo
de los escrito s enviado s, y a m i afectuo sa petició n, le correspo n
d o co n las más exp resiv as gracias y co n la m ejo r d isp o sició n y
gusto para cualquier fav or que desee.
La extrañeza que manifiesta en relació n co n el to no de
mi brev e escrito , es para mí una prueba de la buena o pinió n que
usted se ha fo rm ad o d e la rectitud d e mi carácter; incluso la
ind ignació n p o r haberlo visto aquí só lo ambiguam ente testimo
niado m e resulta valio sa y aun grata. D e hecho , no tendrá usted
nunca mo tivo s para cam biar esta o p inió n acerca d e mí, puesto
que sean cuales sean lo s fallo s habid o s y p o r haber, que la más
firme d ecisió n no pued a evitar co mpletamente y d e una vez por
todas, d esd e luego una dispo sició n d e ánimo mud able o prendi
da en las ap ariencias es, co n segurid ad , aq uello en lo que no
incurriré jamás, tras haber aprend ido a lo largo d e la mayo r pane
d e mi v id a a d esp reciar y p rescind ir d e lo q u e no rm alm ente
co rro mpe el carácter; y p o r tanto, del extravío d e la autoaprobació n que surge d e la co nciencia d e un talante intachable: el peor
mal que po d ría aco ntecerm e, p ero que co n to da certeza nunca
me ocurrirá. En verdad pienso muchas co sas y para mi gran co n
tento , q u e no tend ré nunca el v alo r d e d ecir; p ero nunca diré
algo que no pienso.
No sé si al leer este escrito , co m p uesto co n bastante
d eso rd en, habrá usted ad vertid o algunas señales d e la indigna
ció n co n q u e lo escrib í; p ues ya q u e había d ad o m ucho que
hablar co n mi petulante información so bre las visio nes d e Schw edenborg, o btenida tanto d e personas que tuvieron la oportunidad
C O R R E S PO N D E N C I A
de conocerlo perso nalmente, co m o a través d e alguna co rresp o n
dencia. co m o habiénd o m e hecho traer sus o bras, vi a las claras
que no me libraría d e la co ntinua demanda d e información hasta
que no me hubiese desprend id o del saber que se supo ne que yo
tenía d e todas esas anécdo tas.
D e hecho m e resultaba difícil inventar el m éto d o co nforme al que habría d e exp resar mis pensam iento s sin exp o ner
me al ridículo. Me p areció lo más aco nsejable adelantarme a los
demás, burlándome en primer lugar y o d e mí mismo; co n lo cual
he procedido d e manera to talmente sincera en la medida en que,
realmente, mi estado d e ánim o al contarlo es parad ójico : p ues en
lo tocante al relato no p ued o ro mper un cierto ap eg o a historias
de este tip o , p ero en lo que to ca a lo s fund am ento s racio nales,
tampoco p ued o alim entar sup o sició n alguna d e su sincerid ad ,
por no hablar d e los disparates que privan de su valor al primero
jel relato] y de lo s fantasm as y co ncep to s inco m p rensibles que
Iprivan de su valor] a la segunda (la sinceridad].
En lo q u e se refiere a la o p inió n q u e ahí m anifiesto
sobre el valor d e la metafísica en general, pued e que alguna v e 2
la expresió n no haya sid o elegid a co n suficiente cuid ad o y deli
mitación; pero no o culto en abso luto que co ntemplo co n indigna
ció n e in c lu so c o n c ierta av ersió n la inflad a p resu n c ió n d e
volúmenes entero s lleno s de o p inio nes de esta índ o le -tal co m o
ahora se llev a-, mientras m e voy co nvenciend o d el to do , d e que
el camino que se ha eleg id o [en esa ciencia] es co m p letam ente
equivocado, que los métod o s que están en bo ga multiplicarán los
errores hasta el infinito, y que incluso la co mpleta errad icación de
tpdas estas o p inio nes imaginarias no p ued e ser tan dañina co mo
la quimérica ciencia co n su execrable fecundidad.
Esto y tan lejo s d e co nsid erar a la m etafísica m isma,
tomada o bjetiv am ente, co m o co sa m eno r o p rescind ib le, que
especialmente d esd e hace algún tiempo, tras haber co mprend ido
- a mi p arecer-, su naturaleza y el lugar q ue le co rresp o nd e entre
I M M A N U EL
KAUT
los co no cim iento s humano s, m e he co nv encid o de que incluso el
bien verd ad ero y durad ero del g énero humano d ep end e d e ella,
un enco m io q ue a cualquiera excep to a usted le parecerá fantástico y temerario . A lo s g enio s co m o usted, seño r mío, les corres
p o nd e d ar p aso a una nuev a ép o ca en esta ciencia, tend er de
nuev o la plo m ad a y d elinear co n m ano m aestra el plan de esa
disciplina, construida hasta ahora siempre a la mera ventura. Por
lo que se refiere a) depó sito d e saber, que d e esta manera queda
públicamente al desnud o, no se trata de verlo co m o una inconve
niencia frívo la, sino co m o efecto d e una larga investigació n, de
tal m o d o que, en o rd en a este o bjetiv o , no encuentro nada más
aco nsejable que arrancarle la la metafísica) su vestimenta dogmáti
ca y tratar escép ticam ente lo s co no cim iento s establecid o s; cierta
mente la utilidad d e ello es solamente negativa (s/ uí/ ifia caru issé),
pero prepara para lo positivo, pues la simplicidad d e un entendi
miento sano , pero falto d e instrucción, necesita para adquirir cono
cimientos solamente d e un O rganon-, pero el pseudo conocimiento
d e una cabeza echad a a perd er necesita, en primera instancia, un
K athartikon . Si se m e permite aludir en esta co nsid eració n a algo
d e mis p ro p io s afanes, creo que d esd e el m o m ento en q u e he
dejad o de producir trabajos de esta clase, he llegado en esta dis
ciplina a importantes ideas, que fijan su proceder, que no quedan
meramente en perspectivas generales, sino que pued en utilizarse
en la práctica co m o una pauta pro piamente dicha. Po co a poco,
en la medida en que lo permiten mis restantes o cup acio nes, me
dispo ngo a so m eter esto s ensayo s al enjuiciamiento público , pero
so bre to do al d e usted, alimentando la esperanza de que si usted
gustase d e unir en este asunto sus afanes a lo s mío s - e n lo cual
entiend o también la advertencia de sus fallos—, podría o btenerse
algo importante para el desarrollo d e esta ciencia.
Me resulta un p lacer nad a p eq u eño p ercib ir q u e mi
p equeño y so m ero ensay ó haya tenid o la fo rtuna d e suscitarle
consid eracio nes rigurosas so bre este punto; de ahí que lo co nsid e
C O R R E S PO N D E N C I A
re sobrad am ente útil si pued e d ar o casió n a investigacio nes más
profundas d e o tro s. Estoy co nv encid o de que usted no errará el
punto al que se refieren to d as estas co nsid eracio nes; y que y o
mismo hubiera señalad o d e una m anera más reco no cible si no
hubiese mandado imprimir el tratado po r pliegos sucesivos; p o r lo
cual no siempre podía prever lo que había que ad elantar d e cara a
la mejor co m p rensió n d e lo siguiente; ni d ó nd e, en lo posterior,
deberían eliminarse ciertas aclaracio nes, que hubieran venid o a
ocupar un lugar inadecuado . En mi o pinió n, se trata en to d o caso
de recabar los dat a para el siguiente problema: ¿cómo en el mundo
está presente el alma tanto a las naturalezas materiales co m o a las
otras naturalezas d e su misma especie? Habrá que encontrar, po r
tanto, en tal sustancia la facultad d e actuar exterio rm entc y la
receptividad [o facultad] de ser afectada exterio rm ente, de lo cual
es caso co ncreto la unión del alma co n el cuerp o humano. Dado
que en este asunto no disponemos de experiencia alguna que nos
permita co no cer un su jet o tai en sus diversas relacio nes (Jas cuales
pura y simplem ente alcanzan a revelarno s su fuerza o capacidad
exterior); [dado que] la armonía co n el cuerp o d escubre solamen
te la relació n recíp ro ca d el estado interno del alma (d el pensar y
del querer) co n respecto al estado extem o de la materia de nuestro
cuerpo , y p o r end e tam p o co no s sirve para la reso lució n d e la
cuestión, uno se pregunta si es po sible de suyo determinar estas
fuerzas, [o p o d eres, o facultad es] de las sustancias esp irituales
mediante juicio s racionales a p rio ri. Esta investigación se reduce a
otra, a saber, si m ed iante el racio cinio se po d ría enco ntrar una
facultad primitiva, es decir, la primera relació n fund amental de
causa co n efec to ; y, d ad o que teng o la certez a d e que esto es
imposible, se sigue que, si estas fuerzas no me so n dadas en la
experiencia, solamente pueden ser inventadas. Pero esta invención
( fic lio he u r ís t ic a, hy p o lhesis ) nunca p erm ite ni una so la prueba
de su po sibilidad; su pensabilid ad (cuya ap ariencia p ro viene de
que tampo co es po sible establecer su imposibilidad), es una mera
I M M A N U EL K A N T
inv enció n, q u e y o m ism o m e he atrev id o a d efend er cuando
alg uien atacaba la p o sibilid ad d e las enso ñacio nes d el mismo
Schw ed enbo rg; así, mi intento d e [establecer] analo gía entre una
efectiva influencia moral de las naturalezas espirituales y la gravi
tación universal, no es realm ente una o pinió n seria mía, sino un
ejem p lo d e cuán lejo s y d esbo cad am ente se p ued e huir hacia
ad elante en las ficcio nes filo só ficas allí d o nd e faltan lo s datos; y
de cuán necesario sería d e cara a sem ejante tarea determinar lo
que se precisa para la so lució n del pro blem a; y si no , se tratará
de que faltan lo s dato s necesario s para ello . Po r tanto, si dejamos
a un lad o las dem o stracio nes habituales que parten d e la veraci
dad o d e lo s fines divinos, y no s preguntamos si es p o sible desde
nuestras exp eriencias un co no cim iento d e la naturaleza del alma,
que sea suficiente para reco no cer, a partir d el mismo, el modo de
su presencia en el mundo, tanto en relació n co n la materia como
co n lo s seres d e su esp ecie, ento nces se evidenciará si nacimien
to (en sentid o m etafísico ), vida y muerte so n alg o que en algún
m o m ento p o d am o s co m p rend er a la luz d e la raz ó n. En esto
estriba el determinar si no hay aquí realmente límites [C renzcn],
que están establecid o s, no p o r las lim itacio nes ÍSc bran ket i) de
nuestra razón, sino más bien p o r las de la experiencia, lugar que
co ntiene los d ato s para ella. En fin, interrumpo aquí y me enco
miendo a su amistad; le ruego también exp rese al ho no rable Sr.
Prof. Sulzer mi particular estima y mi d eseo de ser ho nrad o con
alguna bo nd ad osa carta suya; co n el máximo respeto , seño r mío,
soy d e usted su muy seguro servidor,I.
I. Ka n t
162)
C O R R E S PO N D E N C I A
[ 10]
A J o h a n n Go t t f r i e d H e r d e r
Kónigsberg, 9 de mnyo de 1768
Dignísimo, ho no rable señor:
A provecho esta o casió n para testimoniarle la deferencia
y amistad que mi habitual negligencia para escribir hubiera podi
do p o ner en duda. H e sentid o que compartía co n cierta vanidad
el m ucho éxito q u e han o b tenid o ante el p ú b lico sus últim o s
ensayos, aunque lo s mismos hayan bro tado en su pro pio y perso
na! suelo , y nada d eban a la enseñanza que se dignó seguir co n
m ig o . Siem p re q u e la critica no c o m p o rte la d esv en taja d e
amedrentar al genio , y la agudeza del juicio no dificulte demasia
do la auto estim a, m e cabe la esp eranza -c o nfo rm e al p eq ueño
ensayo que co nserv o de usted - de verle co n el tiempo co m o un
maestro en ese arte de la Poética, que es la gracia d e la sabiduría,
y en el que hoy p o r hoy só lo luce Po pe. A nte el rápido desarrollo
de sus talento s, atisbo co n gran p lacer el m om ento en el que el
fértil esp íritu, libre ya d e la agitació n d el ard iente im p ulso d el
sentimiento juvenil, conquista la tranquilidad ap acible p ero plena
de sentim iento , que co nstituye asim ismo la vida co ntem p lativ a
del filó so fo . Justam ente lo co ntrario d e lo que sueñan lo s místi
cos. Espero co n co nfianza tal ép o ca para su talento , basánd o me
en lo que co no zco de usted: una dispo sició n de ánim o que, entre
tod as, es la m ás útil tanto para qu ien la p o see, co m o p ara el
mundo; en relació n a la cual, p o r lo que yo acierto a ver, M on
taigne o cup a el último lugar, y Hume el primero.
Po r lo q u e a m í resp ecta, p uesto q u e no m e aferró a
nada, d o y vueltas al entero ed ificio [de la filosofía] co n profunda
indiferencia hacia to d as las o pinio nes, mías o d e lo s demás, y lo
contemplo d esd e cualquier punto d e vista, para v er si alcanzo a
encontrar aquello que m e dé la esperanza d e delinearlo co nfo rm e
1M M A N U E L K A N T
a la v erd ad ; así, d esd e q u e estam o s lejo s, he ab ierto p aso en
mucho s asunto s a nuevas ideas, y en la medida en que dirijo mi
atenció n so bre to do a reco no cer la verdadera naturaleza y límites
de las facultades e inclinacio nes humanas, creo que he logrado al
fin bastante, en lo que respecta a la moral; ahora trabajo en una
m etafísica d e las co stum bres en d o nd e -ju n to co n el m éto d o proyecto o frecer principio s evidentes y fecund o s, co nfo rm e a los
cuales tendrán que reorganizarse lo s em p eño s tan frecuentes -y
tan estériles las más d e las v ec es- en esta clase d e conocimientos,
si es que d e una vez po r todas han d e ser d e utilidad. Espero ter
minar este año, si no me lo impide mi salud siempre incierta.
Le ruego hum ild em ente m e enco m iend e encarecid a
mente al Sr. Behrens y le asegure que se pued e ser muy fiel en la
amistad aunque nunca se escriba acerca d e ello . El Sr. Germann,
que le hará llegar la presente, es un ho mbre bien ed ucad o y dili
gente, que sabrá hacerse acreed o r a su favor y co n quien la escue
la d e Riga ha ganado a un excelente trabajador. Soy, co n verdadera
estima, de mi apreciadísimo, muy seguro servid or y amigo
I. Kant
«s%
[11]
D e J o h a n n Go t t f r íe d H e r d e r
Noviembre de 1768
Ilustrísimo Sr. Magister, muy estimado maestro y amigo:
Usted tiene - lo sé y lo esp ero - un co ncep to demasiado
benév o lo d e mi forma d e p ensar co m o para haber achacad o mi
silencio hasta este m o m ento a la d esid ia o a alguna razó n más
eno jo sa. Ya so lam ente m is asunto s, esp ecialm ente d ificulto so s
d ebid o a su sing ularid ad ; m uchas co sas q u e m e d isp ersan, y
luego en particular esa d esazó n d el alma que Lo cke co nsid era la
C O R R E S PO N D E N C I A
madre d el exceso d e o cup acio nes, han sid o en mi caso , durante
largo tiempo, las fuentes de una pasividad esterilizante, d e la que
apenas esto y co menzand o a despertar.
No p o d ría d ecirle lo m ucho q u e m e ha aleg rad o su
carta. El recuerd o d e mi m aestro , el to no tan afable que en ella
prevalece, el co ntenid o mismo, todo, m e la convirtió en un rega
lo tal, co m o no o curre co n ninguna d e las cartas que m e llegan
co n frecuencia d esd e A lem ania - d e las g entes m ás d ig nas de
allí-, ni de Suiza. La ap recio tanto más cuanto co no zco su escasa
inclinación a escribir cartas, d e la que y o tam bién he hered ad o
algo; pero ¡qué es esto d e querer describir demostrativamente un
placer!
Es usted muy bo nd ad o so co nsid eránd o m e co m o autor
en un to no en el que yo mismo no m e atrevo a pensar. Yo me
refiero a ello p o co , más bien co m o una ligereza d e juventud que
a la p o stre no ha red und ad o en vergüenza o d esd o ro para mí;
algo, sin embargo, que d e alguna manera desearia borrar. No po r
que haya escrito m uchas co sas irresp o nsables, sino ante to d o
po rque mi no m bre se ha hecho tan co no cid o y tan m ano sead o
por mucho s, que hasta su buen casero y buen amigo mío, el Sr.
Kanter, inad vertid am ente y tras una serie d e incid entes, m e ha
gastad o la bro m a más p esad a, al haberse co nv ertid o en el res
po nsable primero d e esa notoriedad. Mi firme pro pó sito —y escri
bo esto co n to d a la sang re f ría- era escrib ir en el ano nim ato ,
hasta q u e p u d iese so rp rend er al m und o co n un lib ro que no
fuese ind igno de mi no m bre. Po r este motivo y no p o r ninguna
otra razón escribí tras el manto florid o d e un estilo enmarañad o
que no es pro p io de mí, y lancé al mundo fragmento s que so la
mente quieren ser pro visio nalid ad es, p ues de no ser así serían
imperdonables.
Po r mi p arte co ntinuaría mi anó nim o silen c io , p ero
¿qué p ued o hacer si la ino po rtuna benev o lencia d e mis amigo s
da al traste co n eso s planes d e silencio? Usted, amigo mío, es uno
I M M A M JÉ I K A N T
d e io s que saben que el tipo d e temas que hasta ahora he tratado
en mis libritos no d ebería ser la meta d e mi inspiración; pero ¿por
qué no d ebería y o ap licar mi p o quito d e filosofía precisamente a
las m aterias d e m o d a d e nu estro cu arto d e sig lo , en las que
co m o presumo, el ejercicio d e una filo so fía sana pued e mejorar
tantas cosas? No sé hasta qué punto nuestra filología y crítica, y el
estudio d e la antigüedad po drían atenerse al marco de una verda
dera co ncisió n, si lo s filósofo s ■filologizaran», criticaran y estudia
ran a los antiguo s. Es lamentable, sin em bargo, que esta palabra
em p iece a ser en Alemania o bjeto d e escarnio , cuando se ve cómo
las ciencias d e mod a d evienen estudio s en lo s que parlotean las
cabez as m eno s filo só ficas. Po r cierto , que esto y escribiend o ya
casi co m o un crítico y un fragmentista; de m o d o que co rto simple
y decididamente.
A migo m ío estimado, el puesto q ue usted prevé para mí
en el futuro, tras un Montaigne, Hume y Po p e, aunque la espe
ranza d e ello es d em asiad o halagad o ra, d and o p o r desco ntado
alguna p equeña inflexió n en el cam ino , co nstituye al meno s el
d eseo d e mi musa. Ha sid o para mí o cup ació n de ciertas dulces
soled ades leer a Montaigne co n la callada reflexió n co n que uno
ha de seguir la dispo sició n de ánimo d e su cabeza, de mod o que
p ued a co nv ertir cad a histo ria que p erg eña, cad a pensamiento
suelto y escurridizo que atisba, en una p ro d ucció n, o en un expe
rimento artístico d el alma humana. ¡Qué gran hombre sería el que
hablase d e la rica p sico lo gía d e Baumgarten co n la experiencia
anímica de un Montaigne! A Hume, cuand o and aba entusiasmado
co n Rousseau, apenas podía soportarlo, p ero a partir d el momen
to en que fui interio riz and o q u e, sea cual sea la razó n, el ser
humano es y tiene que ser de una vez p o r todas un animal social,
a partir d e ahí, aprend í a estimar al ho m bre que podría ser llama
d o un filó so fo d e la so c ied ad hum ana. Po r e so tam bién he
co m enzad o en la escuela la histo ria británica, aunque só lo sea
para acompañar, razo nando su propia historia, al mayor historia-
C O R R E S PO N D E N C I A
d o r entre lo s m o d erno s; y m e ind igna que su nuev o b o ceto de
Gran Bretaña haya caíd o en las manos de un traductor tan medio
cre, que ya es m ucho si en m ucho s lugares no s d eja entend er al
meno s la mitad.
Pero ¿p o r q u é o lvid a usted , mi querid o filó so fo , a su
gran igual, al tercer ho mbre?; ¿ese que p o see un humo r tan so cia
ble, tanta filo so fía humana, el am ig o d e nuestro v iejo Leibniz, a
quien éste d ebió tanto y leyó co n tanto gusto, al burlador filo sófi
co , que -ríe verdad-, en mucha más medida que o tros la to sen o
la escup en, en una palabra, al co nd e de Shaftesbury? Es una pena
que su do ctrina d e las co stumbres, o sus investigaciones so bre la
virtud, y m ás recientem ente sus tratados so bre el entusiasmo y el
humor, hayan caíd o en m ano s tan m ed io cres que en p arte no s
quitan las ganas d e leerlo (en lo cual incluyo el maremágnum d e
largas y absurdas refutacio nes d el último traductor). En to do caso,
aunque a m í el criterio d e verdad de este auto r -co nsistente para
él en la d ig nid ad d e reír— m e p arec e en sí m ism o risible, co n
to d o , es p ara m í un co m p añero tan am ab le, q u e co n m ucho
gusto quisiera que a usted se lo pareciera igualmente.
D eje que m uera ya en su no che aquel o scuro y rud o
poema que recuerd a [siendo estudiante le hizo a Kant un poema].
Antes d e que un Po p e pued a adivinarse en él, estaría A ristóteles
en nuestro Lindner, o en mi Schlegel el paradigma d e la exquisitez.
Me da usted no ticias d e la moral que está escribiend o ;
¡qué ganas tengo de verla ya escrita! Va usted a añadir a la cultura
de nuestro siglo , co n su trabajo so bre el bien, una o bra co m o ya
ha hecho resp ecto d e lo bello y lo sublime. So bre la última mate
ria, esto y ley end o co n gran satisfacció n la o bra d e un británico
muy filo só fico [Burke], d e la que usted p ued e d isp o ner tam bién
en fran c és. A q u í v a su títu lo , q u e teng o ju stam ente d elante:
R e c b e r c he s p hilo s o p hiq u e s s u r ¡ ' orig in e d e s ¡ dees, q u e n o u s av o n s
du B e au e l d u Su blim e. Él sabe afinar pro fund amente en ciertos
p asajes, lo m ism o q u e usted en m uchas d e sus p ág inas sabe
I M M A N U El KANT
generalizar co ntrastand o más nuestras perspectivas. Es un placer
ver có m o do s pensad o res tan originales toman cad a uno su cami
no, y có m o se encuentran cruzándose.
Cuántas co sas más le diría si supiera que iba a tener la
paciencia de co ntestarme: dudas so bre algunas de sus hipótesis y
demostraciones filosóficas, en particular allí d o nd e usted roza con
la ciencia d e lo humano , so n más que esp eculacio nes; y puesto
que no he acced id o a mi m inisterio sag rad o p o r ning ún otro
motivo sino p o rque sabía —y diariamente lo reafirmo co n la expe
riencia- que, ap o yad o s en nuestra situació n de constitución civil,
se p ued e llevar la cultura y el entendimiento humano a esa hono
rable parte d e lo s ho m bres que d eno m inam o s p ueblo , he aquí
p ues que esa filo so fía humana es mi o cu p ació n fav o rita. Sería
injusto si m e q u ejase d e que no alcanzo tal p ro p ó sito ; p ues al
menos a ello contribuyen las buenas oportunidad es que tengo, el
amor que disfruto p o r parte d e muchas gentes buenas y nobles,
el em p uje alegre y d ó cil de la parte más maleable d el público : los
jó venes y las damas; to do esto no me env anece en absoluto , pero
sí m e d a, c o n m ucho , la esp eranz a serena d e no estar en el
mundo sin finalidad alguna.
Pero p uesto que el am o r co m ienza p o r no so tro s mis
mos, no pued o o cultar el d eseo d e tener la primera m ejo r ocasión
para aband o nar este lugar y co no cer mundo . El o bjetiv o de mi
existencia es co no cer a más gente y co nsid erar algunas co sas de
modo diferente a co m o podía verlas Dió genes d esd e su barril. Si
fuese p o sible enco ntrar un tren para A lem ania, no m e sentiría
atad o ap enas a mi situació n; p ues no sé p o r qué no habría de
seguir ese tren; y m e enfad o co nmigo mismo po r haber rehusado
la oferta de San Petesburgo, p ues aquella plaza, según p arece, se
ha o cup ad o d e m o d o muy lamentable. A hora procuro , co m o una
fuerza contenida, seguir siend o al meno s una fuerza viva, aunque
tampo co v eo có m o la co ntenció n podría incrementar mi impulso
C O R R E S PO N D E N C I A
interior. Pero ¿quién sabe? Y ¿a dó nd e voy co n esto? Estímeme, mi
muy admirado Kant. Firmo esta carta co n mi co razó n. Suyo
Her d er
P. S. Por cierto . ¿Puedo ped irle que m e co nteste, aunque sea muy
info rm alm ente, p ues sé que no le gusta escribir? Pues si usted
supiera que d eseo sus cartas para mi pro vecho mucho más que el
trato vivo, superaría esa contrariedad.
16 9 1
til
Lo Cá t e d r a y l a D is s e r t at io
(1770)
C O R R E S PO N D E N C I A
[ 12 ]
A l b a r ó n d e Fü r st y Ku p f e r b e r g
✓
Kó nig sberg , 16 d e m arz o d e 1770
Ilustre baró n, seño r ministro co nsejero d e Estad o y d e Guerra,
clemente señor:
La graciosa e inmerecida providencia que su II. Exc.a se
ha dignado tener co nmigo ha disipado p o r el m om ento todas las
sombrías tribu lacio nes q u e a rato s inv ad ían m i ánim o ante la
incertid um bre d e m i d estino . A ho ra se acerc a su so lu ció n al
haber qued ad o vacante una Cátedra de la Facultad d e Filo so fía
por el ó bito de un ilustre miem bro de la misma, el Dr. Langhansen, que ha fallecid o el 15 d e este mes tras una larga enfermedad.
La esperanza que este motivo despierta en m í -c o n o c e
dor de sus bo nd ad o so s sentim iento s- se une a una cierta preo cu
pación, p o rque mi humild e so licitud pueda enco ntrarse b ajo la
condición -siem p re querida p o r m í- d e po der esperar la benévo
la aco gida d e su gracio sa Excelencia. La Cátedra vacante tras el
óbito del Sr. Dr. Langhansen es la d e Matemáticas. Pero si se me
permite restringir mi exp ectativ a so lam ente a aquello s p uesto s
que sean ad ecuad o s a mi ap titud e inclinació n, ento nces p id o
co n toda humild ad que su II. Exc.a no interp rete d esfav o rable
mente la franqueza co n que m e atrevo a pro p o ner una permuta
de plazas; co sa que sería lo más ad ecuad o , tanto para la Universi
dad co m o para mi satisfacció n. El Sr. Christiani, cated rático d e
Moral, tiene co no cim iento d e la ciencia m atem ática co m o só lo
algunos d e nuestra Universidad que quisieran p resentarse a esa
plaza, y la ha enseñad o tam bién y siem p re co n éxito . Es yerno
del difunto y, tanto p o r sus año s co m o po r sus cualid ades, tiene
grandes aspiracio nes a o cupar el cargo d e insp ecto r d el alumna
do del Colegio A lbertino, o cup ad o anterio rmente p o r su suegro,
cargo que está pro visto co n bueno s em olumento s, entre lo s que
se encuentra también una vivienda gratuita en el mismo Colegio.
IM M A N U El KA NT
Este caigo d e Inspecto r ya ha estad o co n frecuencia, en otras o ca
sio nes, ligado a la cátedra de Matemáticas, p o rque el observatorio
astronómico, junto co n to dos sus aparejos, está en el mismo Cole
gio. Si su U. Exc.1, a través del encargo d e esa inspección, se digna
se dar al Sr. Christiani la posibilidad d e que asumiera la mentada
plaza d e M atem áticas, ento nces y o - e n hum ild e esp era desde
luego d e lo q u e usted d ijera-, p resentánd o m e a la Cátedra de
Moral, creería estar siguiend o mi d estino más auténtico . Si esta
humilde so licitud tuviese alg ún nuev o imped imento, hay todavía
una salid a en la que no se lesio narían ni la equid ad ni el bien
común, a saber, que el Dr. Buck, que o cup a actualmente la Cáte
dra de Lógica y Metafísica, se trasladase a esta plaza. Por lo demás
este Sr. Buck ha sid o durante varios años' p ro feso r extraordinariu
de matemáticas, y só lo co n o casió n d e la go bernació n rusa obtu
vo la Cátedra d e Lógica y Metafísica cuand o qued ó vacante, para
la cual yo tenía la reco m end ació n d e la A cademia.
En esta co nyuntura, la suerte d e mi vida p end e proba
blemente d el juicio benév o lo y sabio de Vuestra Excelencia. Otras
posibilidades de provisión so n para m í prácticam ente nulas. Esta
primavera entro en el 47.° año de mi vida. El avance d e la edad
hace cad a vez más inquietante la p reo cup ació n p o r las estreche
ces futuras. Con la co nfianza en la magnánima providencia de su
II. Exc.1 esto y d ejand o de lado to d o s los o tros co ncurso s; y me ha
costado p o co esfuerzo rehusar y desestimar la propuesta del con
sejero Sucko w y el co m unicad o que siguió inmediatamente de la
Universidad d e Erlangen -recib id o s el pasado no viem bre—, para
una Cátedra d e Lógica y Metafísica, en esp era d e una propuesta
en mí ciud ad natal. N o m e resta sino reco m end arm e humilde
mente en este caso a la misma co nstante clem encia d e la que he
tenid o p ruebas tan co nv incentes; y so y , co n la m ás profunda
sumisión, de Su Excelencia, humilde servidor
Imma n u e l Ka n t
CORRESPONDENCIA
[ 13]
A Fe d e r i c o II, Re y d e Pr u si a
Ko nig sberg , 19 d e m arz o d e 1770
Serenísimo, po d ero sísimo Rey, clementísimo Rey y señor:
Mediante o ficio datado en Konigsberg ei 16 de noviem
bre d e 1769, Su Real M ajestad se d ig nó o rd enar g racio sam ente
que yo fuera pro puesto co n preferencia p o r el Senad o académico
en cuanto se pro duzca una vacante. Debid o a la muerte d el alto
p red icad o r d e la C o rte Dr. y Pro f. Lang hansen, ha q u ed ad o
vacante la Cátedra d e Matemáticas. Pido co n la mayo r sumisión
que se llev e a térm ino la p ro v isió n g enero sam ente p ro metid a,
bien d irectam ente p o r o cup ació n d e la plaza v acante, bien po r
medio d e una permuta que pudiera efectuarse co n otra Cátedra.
Mis quince año s d e ininterrumpido trabajo y éxito en lo s cursos
acad ém ico s, así co m o la b u ena fam a que creo haber o btenid o
fuera de aquí co n mis escrito s, m e llevan a esp erar que Su Majes
tad no me encontrará d el to do indigno d e la co ncesió n de tal gra
cia. Con la co nfianza m ás fiel en las reiterad as segurid ad es que
me ha dado Su Real Majestad, d e que seria atendido en mi patria,
he desestimad o este invierno una pro puesta para una Cátedra de
Lógica y M etafísica en Erlangen, co n un sueld o d e 500 florines
renanos. Mi edad, y la escasez d e opo rtunid ades que posibilitan
una provisión en la A cademia, si a ello se añad e el escrúpulo de
co nciencia d e no presentarse más que a las plazas que uno puede
d esem p eñar co n ho no r, extinguirían y suprimirían to da ulterior
esperanza d e p erm anecer en el futuro en mi patria, en el caso de
que se malograse mi humildísima solicitud.
Me d eshago en la más profunda d evo ció n. D e Su Real
Majestad súbdito humildísimo,
ÍMMANUEL KANT
I M M A N U EL K A N T
M. Immanuel Kant pide respetuosamente la provisión de la vacan
te que se ha pro ducido en esta Universidad p o r el fallecimiento
del venerable Prof. Langhansen.
[ 14]
O r d e n d e l G a b i n e t e d e l Re y Fe d e r i c o II
Berlín, 31 d e m arzo d e 1770
Nos, Federico , Rey de Prusia po r la gracia de Dios, anun
ciamos y hacem o s saber: que p o r su labo rio sidad y aptitud obe
d ientem ente reputada ante Nos, así co m o esp ecialm ente por la
rigurosa erud ició n alcanzad a en las ciencias filo só ficas, nombra
mos y aco gemo s gracio samente al Magister Immanuel Kant como
pro feso r ordinario d e Lógica y Metafísica en la Facultad de Filoso
fía de nuestra Universidad d e Kó nigsberg en Prusia, en la plaza
que hasta aho ra o cup ó , investid o co n el mismo nombramiento,
el p ro feso r Friedrich Jo hann Buck.
Tal hacem o s también de mod o que co n ello y en fuerza
de ello no s sea fiel, afecto y adicto, a Nos, y a Nuestra Real Casa;
que procure y promueva Nuestro provecho y supremo interés, ayu
dando to do lo que esté en su mano a evitar y apartar to do daño y
perjuicio; y so bre todo, que d esem p eñe co n particular diligencia la
tarea d o cente d e Lógica y Metafísica a él confiada, preocupándose
en suma d e instruir incansablemente a la juventud estudiosa tanto
pública co mo privadamente, do c e n d o el dispu tan do, para hacer de
los jó venes sujetos virtuosos y capacitados, esforzándose no menos
en preced erlo s co n el ejem p lo ; y p o r último, que en los asuntos
p ro p io s d e la Facultad o to rg ue su v o to tras reflexió n honesta,
desde sí mismo; y que junto co n sus co legas se sienta concernido
plenamente p o r la pro m o ció n y el bien d e la Universidad; com
portándose, p o r lo demás, en to d o s los respecto s, co m o convie
C O R R E S PO N D E N C I A
ne, es ap ro piad o y co rresp o nd e a un súbd ito fiel, ho nrad o y efi
caz que ha sid o nombrad o p ro feso r de nuestra Universidad.
En co rrespo nd encia p o r su trabajo el p ro feso r ordinario
de Lógica y M etafísica Im manuel Kant d eb e g o z ar d e to d as las
prerrogativas, em o lum ento s y libertades que le co rresp o nd en en
calidad de tai, al igual que su pred eceso r, y disfrutar d el sueld o
3
nual de 166 tálero s reales y 60 gro schen d e los fo nd o s de la Uni
versidad, junto co n lo s restantes em o lum ento s que hasta ahora
disfrutaba el Sr. Buck, calculad o s a partir d e la fiesta d e la Trini
dad, en lo s usuales p lazo s trimestrales. En lo cual, caso d e que
fuera necesario , es Nuestra vo luntad pro tegerlo y financiarlo en
todo caso , a través d e nuestro G o bierno Prusiano . To d o lo cual
hago saber, etc., en Berlín, el 31 d e marzo d e 1770.
Fe d e r ic o , So b e r a n o
N o m b ram iento
c o m o P ro fe so r O rd in ario d e Ló g ica
y M etafísic a d e la U niv ersid ad
d e K ó n ig sb e rg e n Pru sia, a fav o r d el
M ag ister Im m an u el Kant
[15]
A J o h a n n H e i n r i c h La m b e r t
Kó nig sberg , 2 d e sep tiem b re d e 1770
Ilustrísimo señor, muy estimado profesor:
Me sirvo d e la o casió n que se presenta para enviarle a
usted mi D issertatio iD e m u n dis e n s ibilis at q u e in t ellig ibilisfo rm a
etprin cípiis] , p o r m ed io del resp ó nd em e d e la misma, un co m p e
tente estudiante judío, y para evitar a la vez, en la medida de lo
posible, el malentendido, que me dolería, d e haber aplazado tanto
IM M A N UEL KA NT
tiempo mi respuesta a su amable escrito . No fue otra co sa sino la
importancia d el plan que brilló ante mis o jo s tras esa misiva, lo
que motivó la larga demora de una respuesta adecuada a su propuesta. Dad o que he trabajado durante largo tiempo so bre aque
lla ciencia - a la que usted d ed icaba ento nces su atenció n- para
descubrir su naturaleza y, en la med id a d e lo p o sible, sus leyes
evidentes e invariables, nada podría serm e más grato que el que
un ho m bre de penetrante ingenio y de visió n de co njunto , cuyo
m éto d o d e p ensam iento ad em ás y o había co nsid erad o muchas
veces co incid ente co n el m ío , m e o freciese su esfuerzo para tra
zar co n ensayo s e investigaciones co njuntas el plan d e un edificio
seguro . Yo no p o d ía p o r m eno s que o p tar p o r enviar un nítido
bo ceto d e la configuració n que vislumbro para esta ciencia, y una
idea determinada d el método que le es propio. La realización de
este pro pó sito m e enred ó en investigaciones que para mí mismo
eran nuevas y que, junto co n mi fatigo so trabajo acad émico, hizo
necesario un ap lazam iento tras o tro . D esd e hace apro ximada
m ente un año , me p recio d e haber llegad o a co ncep to s que no
temo tener que cambiar alguna vez, sino más bien ampliar; [con
cep to s! m ed iante lo s cu ales se p o d rá so m eter a exam en toda
clase d e cuestiones metafísicas, según criterios totalmente seguros
y sencillo s, y d ecid ir c o n certez a hasta qué p unto p ued en ser
resueltas o no.
El b o ceto d e esta entera ciencia, en tanto que incluye
su propia naturaleza, las fuentes primarias de todos sus juicios, y
el méto d o para que cualquiera pueda continuar fácilmente por sí
mismo, podría so m eterlo a su enjuiciamiento riguroso e instructi
vo en un esp acio bastante brev e, i.e., en unas cuantas cartas; es
esto , p recisam ente, lo que m e augura un excelente resultado y
para lo que quisiera p ed irle p erm iso . Pero , p uesto que en una
em p resa d e esta im po rtancia un cierto d isp end io de tiempo no
sup o ne pérd id a alguna si p ued e en cam bio p ro p o rcio nar algo
acabad o y d urad ero , teng o aún que ro garle que m e mantenga
178!
C O R R E S PO N D E N C I A
todavía po r un p o co más de tiempo el bello pro pósito d e adherir
se a esto s esfuerzos, co nced iénd o le a su realizació n un p o co más
de tiem po . Con el fin d e rep o nerm e d e una larga ind isp o sició n
que m e ha co nsumid o a lo largo de este verano y para no estar
sin embargo d eso cup ad o en las horas muertas, m e he pro puesto
poner en o rd en y redactar este invierno mis investigaciones acer
ca de la filo sofía moral pura, en la que no se encuentra principio
em pírico alguno ; lo que sería, p o r así decir, la metafísica d e las
co stumbres; ella abrirá cam ino en m ucho s asp ecto s a lo s o bjeti
vos más importantes d e cara a la figura transformada de la metafí
sica; co sa que me p arece incluso igualmente necesaria de cara a
los principios d e las ciencias prácticas, tan mal establecid o s toda
vía a estas alturas. Una v ez finalizad o este trabajo haré uso d el
permiso que m e dio , presentándo le cuanto haya avanzado en mis
ensayo s en metafísica; y le aseguro que no co nced eré validez a
enunciado alguno si no tiene, a su juicio , evid encia perfecta; pues
que no p ued a o b tener esa aq u iescencia, significará que se ha
malogrado el pro pósito d e fundamentar esta ciencia fuera d e toda
duda, i.e. so bre la base d e reglas to talmente incontrovertibles. Por
el momento, su juicio penetrante acerca d e punto s principales de
mi Disertación m e sería muy grato, y también instructivo, po rque
pienso añadir un par de pliegos todavía para editarla en la próxi
ma feria [del libro]; y querría corregir lo s fallo s d el apresuramien
to y d eterminar m ejo r mi intenció n. La primera y cuarta secció n
p ued en p asarse p o r alto co m o m eno s im p o rtantes, p ero en la
segunda, tercera y quinta, aunque d ebid o a mi ind isp o sició n no
las he elabo rad o en abso luto d e fo rm a satisfacto ria para mí, se
encierra, creo y o , una materia que m erecería co n segurid ad un
desarrollo más cuid ad o so y amplio. Las leyes más generales de la
sensibilid ad jueg an falsam ente un gran p ap el en la m etafísica,
do nd e se trata meram ente d e co ncep to s y principio s d e la razón
pura. Parece p ues que d ebe p reced er a la metafísica una ciencia
totalmente singular, aunque meramente negativa ( p hae n o m o lo g ia
I M M A N U EL K A N T
g e n eralis) , en la que se d eterm ine la validez y lo s límites de los
principio s d e la sensibilidad , d e m o d o que no perturben los jui
cio s so b re o b jeto s d e la p ura razó n, co m o ha su ced id o hasta
ahora casi siem pre. Pues Espacio y Tiem p o , y la co nsid eració n de
los axio mas d e todas las co sas bajo sus relacio nes, so n, de cara a
los co no cim iento s empírico s y a los o bjeto s de los sentidos, algo
muy real: co ntienen realmente las co nd icio nes d e tod os los fenó
m eno s y ju icio s em p írico s. Pero si alg o se p iensa no co m o un
o bjeto d e los sentid o s, sino co m o una co sa o substancia en gene
ral, p o r med io de un co ncep to racional puro y universal, enton
ces surgen falsas p o sicio nes si a eso s básico s co ncep to s pensados
se lo s quiere so m eter a las co nd icio nes de la sensibilidad. Yo creo
—y tal v ez m e q u ep a la felic id ad d e lo g rar en e ste p u nto su
aquiescencia co n este ensayo todavía tan d eficiente- que una dis
ciplina proped éutica, que preservase a la metafísica d e toda mez
cla d e lo sensible, podría aproximarse fácilmente a co tas útiles de
meticulosidad y evidencia.
Le ruego su amistad futura y su aco ged o ra participación
en mis esfuerzos científicos, todavía modestos. Permítame que le
pida, para quien es portado r d e esta devota misiva, el seño r Marcus Herz, la libertad de dirigirse a usted de v ez en cuand o si lo
necesita en sus estudio s. Pued o enco m end árselo co m o un joven
bien ed ucad o , muy trabajad or y capaz; cualquier buen co nsejo es
para él d e cumplimiento y utilidad seguros.
So y, co n la m ás alta estim a, d e su ilustrísim a seguro
servidor
I. Ka n t
1 8 0 ]
C O R R E S PO N D E N C I A
[ 16]
De M a r e u s He r z
Berlín, 11 d e sep tiem b re d e 1770
Maestro p o r siem p re ino lv id able, p articularm ente ho no rable Sr.
profesor:
¿Me p erd o na, mi queridísimo Sr. pro feso r, que enco n
trándo me aq u í d esd e el juev es, no haya d ad o señales d e vida
hasta ahora? La vigilia desacostumbrada, los cinco días de viaje y
el traqueteo ininterrumpido que se sufre en el carruaje d e postas
d ebilitaro n mi c u erp o , d esaco stu m b rad o p o r el m im o d e las
co m o d id ad es, d e m anera q u e sintiénd o m e incap acitad o para
nada im p o rtante, ¡cuánto m ás para co nv ersar co n usted ! [Y sin
embargo] su m ero recuerd o llena mi alma d e respetuo so asombro
y só lo co n gran esfuerzo so y capaz d e co ncentrar mi co nciencia
dispersa y proseguir mis pensamientos. Só lo a usted d ebo agrade
cer la feliz transformación d el estado [en que estaba!, d el que úni
camente yo so y culp able; sin usted mi vida seguiría atada al carro
de lo s p rejuicio s, co m o tanto s d e mis co m p añero s, una vida a
menos altura que cualquier vida animal; tendría un alma sin fuer
zas, un entend imiento sin actividad, en po cas palabras, sin usted
sería lo que era hace año s, es decir, no sería nada. Ciertamente el
rol que ahora represento es muy p equeño si co nsid ero mis co no
cimientos en y po r sí mismos, o si los co mparo co n lo s d e muchos
otros; p ero es infinitam ente elev ad o si lo co m p aro co n el que
desempeñaba hace uno s año s. Puede que sirva de co nsuelo a los
ignorantes el que no so tro s, co n toda nuestra ciencia, no llegue
mos más lejo s que ello s mismos; y aunque la queja co nstante de
lo s sab io s h ip o c o n d ríac o s sea q u e nu estro s c o n o c im ien to s
aumentan nuestra infelicid ad , m e río d e lo s p rim ero s y a lo s
segund os fos co m p ad ezco ; jamás d ejaré d e co nsid erar el día en
que me entregué a las ciencias co mo el más feliz y el día en que
usted se convirtió en mi maestro co m o el primero d e mi vida.
IMMANU El KAKI
La p rimera visita que realicé fue al Sr. Mendelssohnconversamos durante cuatro horas enteras so bre alguno s temas de
su Disertación. Tenem os una filo sofía muy diferente. Él sigue lite
ralmente a Baumgarten y en distintos momento s pareció darme a
entend er de manera no precisam ente p o co clara, que en algunos
punto s no estaba d e acuerd o co nm ig o , justam ente p o rque no
co inciden co n la o pinió n d e Baumgarten. Su Disertación le gusta
so brem anera y lamenta únicam ente que usted no haya sid o un
p o co más exp lícito. Se admira so bre to do de la agudeza contenida
en el enunciad o de que, cuand o en una pro po sició n el predicado
es sensible, únicamente tiene validez subjetiva en relació n con el
sujeto , mientras que cuand o es intelectual, etc., etc. Igualmente
(le admira] el desarrollo del infinito, o la resolució n d el problema
d e Kastner. Va a editar pro nto algo en lo que, co m o él d ice, va a
parecer que hubiese co p iad o su primera secció n al co mpleto ; en
resumen, que tiene el co njunto d e la disertación p o r una obra de
to d o p unto excelente, só lo que to d avía no ap rueba co m p leta
mente alg uno s asp ecto s de la misma, entre ello s el que para la
exp licació n d el tiempo haya que servirse d e la expresió n sim u l o
d e p o st para la de! espacio . En su opinión tampo co d ebe aparecer
sim u l en el principio d e no co ntradicció n. En el futuro tendré de
nuevo o casió n de hablar co n él acerca de esto , y no dejaré nunca
de dar cuenta de ello a mi queridísimo profesor. La conversación
favorita d e este ho m bre co nsiste en el d esarro llo d e cuestiones
metafísicas y he pasado co n él la mitad d el tiempo que llevo aquí.
También le va a escribir a usted, pero só lo brevemente. Piensa que
las sutilezas no se p ued en dirimir p o r co rresp o nd encia. Ahora
mismo m e o cup o d e red actar un p equeño artículo para él en el
que quiero mostrarle la falsedad d e la demostración a p r io r í d e la
existencia de Dio s. Está muy interesad o p o r esta p rueba, lo que
no es d e extrañar, ya que es aceptada po r Baumgarten.
En brev e saldrá p ublicad o d el Sr. Mendelssohn: C arias
am istosas, su Fedó n , d o nd e ap arece muy cambiad o el tercer diá
C O R R E S PO N D E N C I A
logo; sus Escritos filo s ó fic o s , co n un ap énd ice d o nd e trata d e un
tema trabajado una vez p o r usted, a saber, acerca d e la contradic
ció n d e las realidades entre sí [En say o p a r a in t ro du c ir e n c o sm o
log ía e l c o n c e p t o d e m ag n it u des n eg ativ as ], y finalm ente quince
salmos traducid os a verso alem án. En cuanto to d o esté disponi
ble, se lo envío.
Po r lo d em ás el Sr. M end elsso hn m e ha aco g id o muy
bien y d esearía ser v erd ad eram ente aq u ello p o r lo que él me
tiene. Con el resto de lo s ilustrados y co n el ministro no he estado
aún, p o rque no tengo todavía las canas. Fue usted muy amable y
me pro metió enviarlas co n el p ró xim o co rreo , las esp ero im pa
cientemente.
Estoy muy afligido, querido maestro, p o rque se encuen
tre mal. ¿No hay m anera d e que p ued a red ucir la carga d e sus
cursos? ¿O que pudiera dar la mitad de las clases de la tarde o al
meno s no invertir tanto esfuerzo en to do ello? Pues simplemente
esto y el no estar más tiempo sentado, me parece ser la causa de su
debilidad. Hay pro feso res en Kónigsberg que están sentado s de la
mañana a la no che moviendo la bo ca, sin que nunca hayan tenido
motivo para quejarse de su salud. Si estima o po rtuno que yo co n
sulte a los méd ico s d e aquí, tenga la amabilidad d e escribirme de
talladamente acerca de su estado físico en general, ¡sería muy feliz,
si pudiese contribuir aunque fuera mínimamente a su bienestar!
Esta v ez le he im po rtunad o co n una carta muy larga;
p erd o ne q u e ab u se d e su resistencia; es p ara m í un p lac er el
tiem p o q u e p aso co n usted , y ¿quién es el m o rtal que p ued e
poner co to a tales sentimientos?
Siga d ep aránd o m e su-afecto y esté seguro d e que yo
jamás d ejaré de sentirme orgulloso de haber po d id o honrarle. Su
dócil discípulo y o bed iente servidor.
Ma k c u s H e r z
1
I M M A N U EL K A N T
[17]
D e J o h o n n H e i n r i c h Lo m b e r t
Berlín, 13 d e o ctu b re d e 177o
Iluscrísimo señor:
Vuestra carta, junto co n su trabajo acerca d el mundo
sensible e intelectual [la D issert atio: D e m u n d i s e n sibilis at qu e
in tellig ibilis f o r m a et p rin c ip as] , constituyó para mí una satisfac
ción no pequeña, toda vez que pued o co ntemplar el último como
una m uestra d e có m o se p o d ría m ejo rar la m etafísica y acto
seguido también la moral. D eseo vivamente que el puesto que le
ha sid o enco mend ad o a su II. Exc.a pueda dar motivo para ulte
rio res d isertacio nes d el estilo , mientras no to ma la d ecisió n de
publicarlas.
Su II. Exc.1 m e recuerd a la ¡d ea exp resad a hace ahora
cinc o año s, r e lat iv a a f u t u r o s t r a b a j o s c o n ju n t o s . Yo escribí
ento nces lo mismo al Sr. Holland y hubiera escrito sucesivamente
a otros sabio s si lo s catálo go s de las ferias no hubieran mostrado
que las ciencias b ellas d esp laz an a to d o lo d em ás. C reo , sin
em bargo, que eso pasará rápido, y que se reto rnará d e nuevo a
las ciencias más fundamentales. A lgunos que en las universidades
só lo leyeron a fo nd o po esías, novelas y escrito s literarios m e han
confirmado que, cuand o tuvieron que hacerse cargo d e los nego
cios, se encontraro n en un terreno co mpletamente nuevo y, como
quien dice, tuvieron que estudiar otra vez. Estos mismos podrían
aco nsejar muy bien acerca d e lo que d ebe hacerse en las univer
sidades.
Mi plan entretanto ha consistido, d e una parte, en escri
bir y o mismo un acerv o d e p eq ueño s tratad o s, y, en p arte, en
invitar a hacerlo a alguno s eruditos de parecida forma de pensar,
instituyendo co n esto , digamos que una socied ad privada donde
se evite to do lo que echa a perder co n demasiada frecuencia a las
184]
C O R R E S PO N D E N C I A
sociedades científicas públicas. Los miembro s estricto s habrían de
ser un p eq ueño núm ero d e filó so fo s esco g id o s, fam iliarizad o s
también co n matemáticas y física, p o rque en mi opinión, un p u n ís
p u lu s m e t ap hy s ic u s está h ec h o co m o si le faltase un sentid o ,
co mo a! cieg o la vista. Los m iem bro s d e esta so cied ad tend rían
que co m partir sus escrito s, o al m eno s cierta temática suficiente
d e los mismos, para dejarse ayud ar en caso necesario allí do nd e
varios o jo s pued en ver más que uno . Dado el caso , em pero , que
uno se mantenga en su o pinión, podría darla a la imprenta, pero
lo haría co n la modestia co rrespo nd iente, en la co nciencia de que
puede equivocarse. Los tratados filo só ficos, así co m o también los
de teoría d el lenguaje y de las ciencias bellas habrían d e ser los
más frecuentes, los de física y matemáticas tendrían que ser tam
bién admitidos igualmente, so bre to do cuand o co lind asen co n lo
filosófico.
Muy esp ecialm ente el p rim er v o lum en habría d e ser
excelente, y ante las co ntribucio nes esp erables habría que preser
var siem p re la libertad d e d ev o lv erlas en caso necesario , si la
rnaj’oría d e Jas v o ces estuviera en con tra. Lo s m ie m br o s habrían
de po der co nsultarse sus o p inio nes en materias d ifíciles a través
de preguntas, de manera tal que siempre qued ase abierto el esp a
cio para o bjecio nes y réplicas.
Su II. Ex c .3 p o d ría tam bién co m u nicarm e hasta qué
punto v e co m o p o sible y co n p ersp ectiv as d e co ntinuid ad una
sociedad sem ejante. Yo me represento para el caso las A c ta e m dit o n n n , que fuero n en su inicio un C o t n m erc iu m e p is t o lic u m
entre alguno s d e los más grandes sabios. Otro ejem p lo lo consti
tuyen lo s B r e m isc he Beitrü g e, d o nd e d iero n a co no cer sus ensa
yo s lo s g rand es p o etas G ellert, Rabener, Klo p sto ck, al mismo
tiempo que se fo rm aban. Lo p uram ente filo só fico p arece tener
más dificultades. Habría que acertar co n una buena elecció n de
los miembros. Los escrito s tend rían que estar exento s d e to do lo
herético, o excesiv am ente arbitrario o insignificante.
I M M A N U Él KANT
M ientras tanto , alg uno s trabajo s q u e hubiera po d id o
dedicar a una co lecció n sem ejante, lo s he publicado en parte en
fas A c ta eru ditoru m , en parte los he presentado aquí en la A cade
mia, y en p ane también he d ad o a co no cer ¡d eas pertenecientes a
esos trabajos, en o tros co ntextos.
Paso aho ra a su exc elente trabajo , p u esto q u e su II.
Ex c 1 d esea esp ecialm ente co no cer lo que p ienso so bre él. Si he
entend id o bien el asunto , la base del mismo la constituyen unas
cuantas tesis que voy a resaltar lo más brevem ente po sible.
La primera gran tesis d ice que el co no cim iento h u m a
n o , en tanto que d e una p arte e s c o n o c im ie n t o y d e o tra tiene
u n a f o r m a q u e le e s p r o p ia, se diversifica en lo s antiguos P haen o m en o n y N ou m enon-, y según esa divisió n surge d e d o s fuentes
totalmente diferentes y, p o r así decir, hetero géneas, d e mod o que
lo que p ro v iene d e una fuente no p ued e d eriv arse nunca de la
otra. El co no cim iento p ro ced ente de lo s sentid os es y permanece
sensible, del mismo mod o que el pro ced ente d el intelecto perma
nece co m o privativo del mismo.
En mi o p inió n, lo relev ante d e esta tesis tiene que ver
co n la u n iv ersalidad, es decir, hasta qué punto esto s do s tipos de
co no cim iento están tan absolutamente sep arad o s que no co inci
d en e n n in g u n a p ar t e . Si esto d ebe demo strarse a p r io t i , enton
c e s e llo só lo p u ed e ac o n te c e r en y p o r la naturalez a d e los
sentidos y del entendimiento . Pero dado que no so tro s hem o s de
co no cerlo s só lo a p o s t e r io r i, ento nces lo que se co nv ierte en
cuestión es la clasificació n y previa enumeración d e los objeto s.
Este p arece ser también el cam ino que ha tomado su II.
Exc.J en la tercera secció n. En este sentid o me p arece totalmente
co rrecto que lo que está ligado a l tiem p o y a l e s p ac io o frece ver
dades d e un tipo muy diferente al de aquellas que han d e ser vis
tas co m o eternas e inmutables. Esto lo apuntaba y o simplemente
en A letbiol. § 81-87. Pues exp licitar el fund am ento o p o rqué de
C O R R E S PO N D E N C I A
que cierras verdad es estén ligadas ai tiempo y al esp acio así y no
de otra manera no es tan fácil, p o r muy importante que ello sea
en sí mismo.
Po r lo d em ás se trataba allí únicam ente de co sas exis
tentes. Sin embargo, las verd ades geo métricas y cro nométricas no
están ligad as al tiem p o y al esp acio p o r casualid ad , sino to tal
mente d e mod o esencial; y en la medida en que lo s c o n c ep t o s de
tiempo y esp acio so n eterno s, las verdades geo métricas y cro no
métricas se inscriben entre las verd ades eternas e inmutables.
¿Su 11. Exc.a pregunta ahora si estas verd ades so n sensi
bles? Pued o co nced erlo plenamente. Pero da la impresión d e que
la dificultad que suby ace a lo s co ncep to s d e tiem p o y esp acio
puede plantearse sin to mar en co nsid eració n esta pregunta. Las
cuatro p rimeras p ro p o sicio nes d eí § 14 m e p arecen to talm ente
correctas, y está muy esp ecialm ente bien que en el 4.° su II. Exc.a
insista en el verdadero co ncep to de c o n t in u idad, [concepto] que
p arecía estar co m p letam ente p erd id o en m etafísica, so lap ad o
to talm ente co n un c o m p le x as e n t iu m s im p lic it im , o b lig ad o a
cambiar, p o r tanto . La d ificultad se encuentra en realidad en la
tesis 5.a. Su II. Exc.a establece la pro po sició n: T em pu s est su biec tiv a c on ditio, etc., no co m o una definició n; siend o así que debería
ciertamente indicar alg o pro p io y esencial del tiempo . El tiempo
es indiscutiblemente una c o n dit io s in e q u a n o n que va unida a la
representación de las co sas sensibles y de toda co sa que esté liga
da al tiempo y al esp acio . Y al hombre le es esp ecialm ente nece
sario para esta rep resentació n. Es tam bién in t u it u s p u r u s , no
substancia, no mera relació n. Difiere de la d u r ac ió n tanto co m o
el lu g ar d el e s p ac io . Es una esp ecial d eterm inació n de la dura
ción. Tam p o co es accid ente, que qued e suprimid o junto co n la
sustancia, etc. Conced amo s todas estas pro po sicio nes. No condu
cen a ninguna d efinició n; justo la m ejo r d efinició n será siempre
que tiempo es tiempo, mientras no se le quiera definir —y cierta
mente d e m anera m uy inco nv eniente- p o r sus r e lac io n e s a las
I M M A N U EL K A N T
co sas que están en el tiempo , d ejánd o se introducir co n ello en un
círculo lógico . El tiem po es un co ncep to más determinado que ia
d u r ac ió n y tam bién p o r e so p ro p o rcio na m ás p ro p o sicio nes
negativas. P. e.: lo que está en e! tiem p o dura. Pero no al revés,
en cuanto que para e s t ar e n e l tiem po se exig e un co m ienzo y un
final. La eternid ad no está en el tiem p o , p o rque su d uració n es
absoluta. Una substancia que tiene una duración absoluta, no está
tam po co en el tiempo . To d o lo que existe dura, pero no to do está
en el tiem p o , etc. En el caso d e un co ncep to tan claro co m o el
tiempo no faltan las p ro p o sicio nes. Ello parece d eberse a que no
se tiene que definir el tiempo y la duración, sino só lo pensarlos.
Todos los cam bio s están ligados al tiempo y no pued en ser pen
sad os sin tiem po . Si los c am b io s so n reales, e n t o n c e s e l tiem po es
real, sea éste lo que sea. Si e l t iem p o n o e s r e al en t o n c es tam po c o
e s r e al c am b io alg u n o . Y yo quiero pensar que incluso un idealis
ta tiene que admitir cam bio s al m eno s en sus rep resentacio nes,
tales co m o el co m ienzo y la finalizació n de las mismas; lo cual
realmente o curre y existe. Esto implica que el tiem p o no puede
ser visto co m o algo no real. No es ninguna sustancia, etc., pero sí
una d eterm inació n finita de la d uració n y co n la duració n tiene
alg o d e real, co nsista ello en lo que co nsista. Si no p ued e ser
d enominad o co n no m bre alguno tomado d e otras co sas sin peli
gro de malentendido, ento nces, o d ebe recibir un no mbre inven
tado, uno inédito, o p erm anecer innominado. Lo real d el tiempo
y del esp acio p arece tener algo d e simple y algo d e heterogéneo
co n resp ecto a to do lo demás, que só lo se pued e pensar, pero no
definir. La d uració n p arece insep arable d e la existencia. Lo que
existe dura, o abso lutam ente, o en un trecho de tiem p o ; y a la
inversa, lo que d ura, m ientras d ura, tiene necesariam ente que
estar a la m ano . C o sas existentes d e d uració n no abso luta se
o rd enan seg ún el tiem p o en tanto que co m ienz an, co ntinúan,
cam bian, cesan, etc. Puesto que n o p u e d o n e g ar r e a lid a d a los
c am bio s , mientras no se m e enseñe otra co sa, tam p o co pued o
C O R R E S PO N D E N C I A
d ecir que el tiem p o - y el esp ac io - so n só lo un instrum ento en
orden a las rep resentacio nes humanas. Po r lo demás, en lo que
co ncierne a las exp resio nes usuales referidas al tiempo en las len
guas, es bueno ano tar la multiplicidad de sentid o s que ahí tiene
la palabra tiempo. P.e.:
■Un largo tiempo» es ¡ n t e iv allu m t em p o ris v el clu oru m
m om en toru m y significa una duració n determinada.
•En to rno a ese tiempo-, -en aquel tiempo», etc., signifi
ca: o un m o m ento d eterm inad o -c o m o el íem p u s im m ersio n is,
em ersio n is , etc. en la astro no m ía-, o una d uració n (o punto de
tiempo) mayor o menor, alg o indeterminada, que p reced e o sigue
al momento, etc.
Su 11. Exc.3 podrá co legir ahora fácilmente lo que pien
so co n respecto al lugar y al esp acio . Establezco co n to do rigor la
analogía: Tiem p o : Duración = Lugar : Espacio , d ejand o d e lado
la multiplicidad de significad o s de las palabras, y la cam bio só lo
en esto: que el esp acio tiene tres d imensiones y la duración una,
supuesto lo cual, cad a uno de esto s co ncep to s tiene algo propio.
El esp acio tiene, c o m o la d u ració n alg o ab so lu to , y tam bién
determ inacio nes finitas. El esp acio tiene, co m o la duració n, una
realidad pro pia, que no se p ued e exp licitar ni d efinir co n p ala
bras to m ad as d e o tras co sas, sin p eligro d el m alentend id o . Es
alg o sim p le, y tiene que ser p ensad o . El ám bito entero d e los
pensamientos no p ertenece al esp acio , pero encierra un sim u lac ru m d el esp acio , que se d istingue fácilm ente p o r sí mismo del
esp acio físico , aunque tal v ez tenga co n él una sem ejanza más
estrecha que la meramente metafórica.
Las d ificultad es teo ló g icas, que so bre to d o d esd e los
tiempo s d e Leibniz y Clarke han co lm ad o de esp inas la doctrina
d el esp acio , no me han co nfund id o hasta aho ra en este asunto.
Todo el éxito en mi caso radica en que prefiero d ejar indetermi
nad o to d o aq u ello q u e no p ued e ser p u esto en claro . Po r lo
I M M A N U El KAMI
demás mi intenció n en la o nto lo gía no era echar un o jo a otras
partes d e la metafísica. No pasa nada si el esp acio y el tiempo se
toman co m o meras im ágenes y fenó meno s. Pues además de que
una apariencia que p erm anece es verdad para noso tros, y en ese
caso , lo que le está a la base co m o fundamento nunca será des
cubierto, o lo será só lo en el futuro, es po r ello útil en la ontolo
gía o cup arse tam bién d e lo s co ncep to s que están o culto s po r la
apariencia, p o r q u e su t eo ría t ien e q u e ap lic ar s e a f i n d e cu en tas a
los fe n ó m e n o s . Pues d e este m o d o co m ienza también el astróno
mo: co n el fenó m eno ; deriva de ahí la teoría de la estructura del
co smo s, y la ap lica d e nuevo a los fenó meno s y a sus prediccio
nes en sus efem érid es [tablas astro nó m icas d o nd e se consigna
diariamente la p o sició n d e las estrellas]. En metafísica, do nd e la
dificultad co n las apariencias es tan decisiva, el m éto d o d el astró
no mo seria p ro bablem ente el más seguro . El m etafísico puede
tomar to do co m o apariencia, separar lo real de lo nulo, y concluir
lo verdadero a partir d e lo real. Y si en eso p ro ced e bien, no dará
co n muchas co ntrad iccio nes en lo s principio s, y en general ten
drá éxito . Claro que para ello hace falta tiempo y paciencia.
Con respecto a la Secció n 5.a abreviaré esta vez. Consi
d ero muy im p o rtante que su II. Exc.1 p ued a enco ntrar medios
para pro fund izar so bre el fund am ento y o rig en de las verdades
ligadas al tiem p o y al lugar. Pero en la medida en que esta sec
ció n trata aho ra d el m éto d o , teng o q u e d ecir aq u í lo d icho ya
anteriormente acerca del tiempo. Pues si los c am bio s, y co n ellos
el t ie m p o y la d u r ac ió n , so n alg o r eal, p arece seguirse d e ello
que la sep aració n p ro p uesta e n Ia S e c c ió n 5 . a h a d e b id o t en er
otras in ten c ion es, e n p ar le m ás de t e r m in adas y ento nces la clasi
ficació n tendría que haberse realizad o d e acuerd o co n ellas, de
otra manera. Pienso esto acerca d el § 25-26. Con resp ecto al § 27,
el Q u ic qu id est, cst alic u b i et aliq u an d o es en p arte erró neo , en
parte ambiguo, si quiere d ecir algo así co m o in tem p o re et in loco.
Lo q u e d ura abso lutam ente no es in t e m p o r e , y el m und o del
C O R R E S PO N D E N C I A
p ensam iento está so lam ente in lo c o d el sim ulacro d el esp acio
antes m encio nad o o in lo c o d el esp acio del pensamiento .
A plaudo enteramente lo que su II. Exc.3 d ice en el § 28,
así co m o en la nota 3 d e la página 2 acerca d el infinito matemáti
co , a saber, que las definicio nes lo han tergiversado en la metafí
sica, y se ha intro ducid o o tro en su lugar. A p ro p ó sito d el símil
mencio nado en el § 28 esse e t n o n esse p ienso que también en el
mundo d el p ensam iento se p ro d uce un s im u lac r u m t em p o rís y
que el símil se p ro d uce en las d em o stracio nes d e las verd ad es
absolutas, no vinculadas a esp acio y tiempo . Yo diría que la co n
sid eració n d el s im u lac r u m s p at ii e t t e m p o r ís en el m und o d el
pensam iento po dría introd ucirse p erfectam ente en la teo ría que
usted ha presentado . Se trata d e una imitación d el esp acio real y
del tiempo real y pued e distinguirse p erfectam ente de ello s. En el
co no cim iento sim bó lico tenemo s todavía un tertiu m q u id entre el
sentir y el puro pensar real. Cuando p ro ced em o s co rrectam ente
en la d esig nació n d e lo sim p le y d el m o d o d e la co m p o sició n,
nos d otamos d e reglas seguras para o btener símbo lo s d e muchas
co sas co m p uestas que no p o d em o s abarcar, y sin em bargo esta
mos seguro s de que la d esig nació n representa verdad. Nadie se
ha representado todavía todos los miembro s de una serie infinita
simultáneamente y nad ie lo hará en el futuro. Pero co ntamo s co n
semejantes series, po demos pro po rcio nar la suma d e las mismas,
etc.; esto suced e m erced a las leyes del co no cim iento simbó lico ,
co n el cual rebasam o s co n m ucho los límites de nuestro p ensa
miento real. El sím bo lo P l representa un absurd o im p ensable y
sin em barg o p ued e em p learse muy bien para hallar teo rem as
(L e b r s át z e ]. Lo q u e se to m a co m ú nm ente c o m o p ru eb as d el
entend imiento puro, habría d e co nsid erarse las más de las veces
só lo co m o pruebas d el co no cim iento sim bó lico . Esto lo d ije ya en
el § 122 de P hae n o m e n o l. co n o casió n d e la pregunta d el § 119. Y
no encuentro nada que objetar a que su II. Exc.3 generalice total
mente esa o bservació n en el § 10.
I M M A N U EL X AN T
Voy a interrumpir aquí, co nfiand o lo d icho al uso que
su II. Exc.a d esee darle. Le pediría co n to do que exam ine cuida
do samente fas pro p o sicio nes subrayadas en este escrito , y que si
quiere tomarse tiempo para ello , m e haga saber su juicio , sin pre
o cuparse de! franqueo . Hasta aho ra no he p o d id o nunca negar
toda realidad al tiempo y al esp acio , ni tam p o co co nvertirlos en
meras imágenes y apariencias. Pienso que (en tal caso] to d o s los
cambios tendrian que ser también mera apariencia. Y esto contra
diría uno de mis principales axio mas (§ 54, P baen om .' ). Po r tanto,
si los cambio s so n reales, ento nces le atribuyo también realidad al
tiempo. Los cambios se suceden, comienzan, continúan, cesan, etc.:
exp resio nes todas to mad as d el tiempo . Su I!. Exc.a p ued e ense
riarme en esto otra cosa. Bien, no creo que pierda mucho co n ello.
El tiempo y el esp acio serán apariencia real, allí d o nd e algo hay a
la base que se rige resp ecto d e la apariencia de una manera tan
exacta y permanente, co m o exactas y p erm anentes so n siempre
las verdades geométricas. El lenguaje d e la apariencia funcionará
entonces en lugar d el d esco no cid o lenguaje verd adero, co n idén
tica precisión. Pero y o diría, en to do caso , que una apariencia tal
que no engaña nunca, debería ser algo más que mera apariencia.
Supongo que p ro bablemente los perió dico s de [los edi
tores] Haude y Spener llegarán también d esd e aquí a Kónigsberg.
Indicaré ento nces só lo brev em ente que en el n.° l i ó d el 27 de
sep tiem bre tuv e la o casió n d e d ecir al p ú b lic o q u e ya se ha
encontrado a alguien que ampliará hasta 204.000 - y tal vez m ásla tabla de los divisores d e los número s que se encuentra en mis
Suplementos a las t ablas lo g arítm ic as y trig on om étricas. Otra per
sona se ha pro puesto calcular lo s log. hyperbo l. hasta bastantes
cifras decimales. He no tificad o esto co n el fin de que no se em
prenda este trabajo do blemente, sino que se pro ceda al cálculo de
otras tablas [que estén] todavía to talmente atrasadas. Siempre hay
amantes d e la matemática que calculan co n gusto. Y tengo motivos
para esperar que la invitación, que saldrá también en la A llg em ein e
C O R R E S PO N D E N C I A
D eu tsche B iblio t be k, en las páginas d el G ó t t in g e r A n z e ig e r y en
lo s p erió d ico s ilustrad o s d e Leipzig no resultará infructuo sa. Si
enco ntrase usted en su reg ió n a alg uien que tuv iese g usto en
semejantes cálculos, me sería muy grato. Es verdad que un edito r
no retribuye el tiempo y el esfuerzo co m o se m erece, y que difí
cilmente po dré sacar más de un d ucado p o r pliego . Pero salga lo
que salga, yo no reclamo nada ahí, sino que quien fuere po drá en
todo caso percibir su parte directamente d el editor. Por lo demás,
el primero que se apunte a calcular las tablas que faltan todavía,
si da p ruebas d e su cap acid ad , será el eleg id o , co m o es o bv io .
Precisamente yo he elegid o ya a alguien, que se ha o frecid o co n
fidencialmente y que, o bien calculará él mismo , o encargará el
cálculo . Es p o sible que la tabla d e lo s divisores d e lo s número s
suba hasta 1.000.000, pudiendo abarcar ella so la d o s vo lúmenes
en octava. Tengo el ho no r de ser, co n verdadera estima, d e su II.
Exc.a humildísimo servidor.
J. H. La mber t
[18]
D e J o h a n n G e o r g Su l z e r
Berlín, 8 de diciembre de 1770
Uustrísimo, muy ho no rable Sr.:
Le esto y muy o bligad o p o r el env ío de su Disertació n
Inaug ural, co n la q u e usted le h ac e al p ú b lic o un o b seq u io
impo rtante. Creo haber co m p rend id o lo suficiente co n certeza,
aunque la co ncurrencia d e múltiples o cup acio nes y el trabajo dia
rio en mi o bra S o br e Ias B e llas A rtes, que se encuentra ahora en
prensa, no m e han perm itid o asimilar d el to d o cad a uno d e los
importantes co ncep to s nuev o s que se encuentran en su o bra en
número co nsid erable. Creo que co n esto s co ncep to s daría usted a
I M M A N U EL X AN T
la filo so fía un nuev o em p uje, si quisiera to marse la molestia de
d esarrollar cad a uno en particular, y m o strar su ap licació n algo
más detalladamente.
Tales co ncep to s m e p arecen no só lo rig uro so s, sino
muy im po rtantes. So lo en una p equeñez no he p o d id o llegar a
entend er su manera de v er las co sas. Hasta ahora he considerado
co rrecto s lo s co ncep to s leibnizianos d e esp acio y tiempo, porque
he tomado el tiempo co m o alg o distinto d e la duración y el espa
cio co m o algo distinto d e la extensió n. Duración y extensió n son
en último término co ncep to s simples, que no se pued en explicar,
pero que desde mi punto de vista tienen una verdadera realidad;
esp acio y tiempo sin em bargo so n co ncep to s co mpuesto s que no
se p ued en p ensar sin d isp o ner a la v ez d el co ncep to d e orden.
Hace tiempo que me rep resento la influencia natural de las subs
tancias (o siento su necesid ad ), lo mismo que usted, y acerca de
la d iferencia entre lo sensib le y lo intelig ible teng o co ncep to s
cuya claridad se pued e llevar bastante lejo s, co sa que me he pro
puesto mostrar detalladamente en cuanto tenga tiem po . Pero en
esto se m e adelantará usted, sin duda, lo cual m e p arecerá estu
p end o ; p ues aho ra tengo realm ente p o co tiem p o , y ad em ás, al
estar d ed icad o a trabajos d e naturaleza co mpletamente diferente,
m e encu entro co n p o ca d isp o sició n d e esp íritu para elabo rar
materias tan abstractas.
M e g ustaría q u e m e d ijera si p o d em o s alim entar la
esperanza d e v er pro nto su o bra so bre la metafísica d e la moral.
Esta o bra es sumamente importante, d ad o el estado tan vacilante
de la teo ría moral. Yo m ism o he intentad o alg o p o r el estilo , al
pro po nerme resolver esta pregunta: ¿En qué consiste propiamente
la d iferencia física o psico ló gica d el alma que llamamos virtuosa
co n resp ecto a la vicio sa? He intentado descubrir las d ispo sicio
nes p ro p iam ente d ichas p ara la virtud y p ara el v icio en las
expresio nes primeras d e las representacio nes y d e las sensacio nes
y creo no haber emprendido la investigación to talmente en vano,
C O R R E S PO N D E N C I A
pues m e ha llev ad o a co ncep to s bastante sim p les y fáciles de
comprender, que se pued en aplicar a la enseñanza y la ed ucación
sin esluerzo y sin ro d eo s. Pero en este momento, tampo co pued o
dar fin a este trabajo.
Le d eseo de co razó n suerte en la gloriosa carrera que ha
iniciado, a la vez que salud y so siego para culminarla co n honor.
J. G . Su l z e r
[ 19]
D e M o se s M e n d e l sso h n
Berlín, 25 d e d iciem b re d e 1770
llustrisimo señor, muy ho no rable profesor:
El Sr. Marcus Herz, que se ha formado co m o filó so fo en
sus clases y, según m e asegura, mucho más a través d e su sabio
trato, co ntinúa g lo rio sam ente la carrera a la que d io co m ienzo
bajo su cuidado. Si mi amistad p ued e contribuir a su buena ev o
lución, no le faltará. Lo estimo sinceramente y tengo el p lacer de
disfrutar casi a diario de su am eno trato. Ciertamente la naturale
za ha hecho mucho po r él. Po see un entendimiento preclaro, un
co razó n suave, una im aginació n co m ed id a y una cierta sutileza
d e espíritu que p arece ser co nnatural en la nació n [judía]. ¡Qué
suerte la suya, que p recisam ente esto s d o nes naturales hayan
sid o co nd ucid o s tan tempranamente po r la send a de lo verdadero
y lo bueno! Algún otro, que no ha tenido esta fortuna, ha quedado
abando nad o a su suerte en el esp acio inmenso d e la verdad y el
error, teniend o que co nsum ir su p recio so tiem p o y sus m ejo res
fuerzas en cien ensayo s inútiles, d e m o d o que al cabo le faltan
am bo s, tiem p o y fuerzas para co ntinuar en el cam ino , que tras
largo tanteo ha enco ntrad o p o r fin. ¡Ojalá hubiese tenid o yo antes
d e mis veinte ano s a un Kant co m o amigo!
I M M A N U ElK A N T
He tomado su Disertación en mis manos co n la máxima
avid ez y la he leíd o entera, ciertam ente co n gran placer, p ese a
que, d esd e hace mucho tiem po , p o r causa d e la debilidad d e mi
sistema nervioso, apenas si m e siento cap az d e examinar debida
m ente nad a esp ecu lativ o d e esta im p o rtancia. Se v e q u e este
p equeño escrito es el fruto d e muy largas med itaciones y que ha
de ser co nsid erad o co m o p ane d e un co m p leto ed ificio doctrinal
original d el autor; d el cual ha querid o enseñar anticipadamente
só lo algunas m uestras. La p ro p ia im p resió n d e o scurid ad que
queda en alguno s pasajes, le sugiere al lecto r avisado la relación
co n un to d o que no le ha sid o p resentad o to d avía. Po r tanto,
sería d eseable para bien d e la metafísica, tan p o r ios suelo s des
graciad am ente ho y día, que no no s p rivase p o r m ucho tiempo
d el g rueso d e sus m ed itacio nes. La vida humana es brev e y el
final no s so rp rend e fácilm ente fo rm uland o siem p re d e nuevo
p ro p ó sito s d e hacerlo m ejo r. ¿Y p o r qué tiene tanto recelo en
repetir algo que ya se ha d icho antes de usted? En co nexió n con
sus p ro p io s p ensam iento s, lo antiguo ap arece siempre bajo una
nuev a faceta y o frece p ersp ectiv as que no han sid o p ensad as
to d av ía. Po r lo d em ás, p u esto q u e usted p o see co n crec es el
talento d e escribir para mucho s lecto res, sería d e esp erar que no
se limitara siem p re a lo s p o co s iniciad o s que so lam ente tienen
ojo s para lo nuev o y saben adivinar lo que no se ha d icho d e lo
que se ha d icho a medias.
Puesto que y o no me cuento d el to do entre eso s inicia
dos, no me atrevo a participarle to d o s lo s p ensam iento s que su
Disertació n ha suscitad o en mí. Perm ítam e p lantear aquí so la
m ente alg uno s q u e se refieren a co nsid eracio nes secund arias,
más que a sus ideas principales.
Página 2. 3. En la segunda ed ició n d e lo s Escritos filo s ó
fic o s , que está ya en imprenta, y d e lo s que tendré el ho no r de
enviarle un ejem plar, ap arecen co nsid eracio nes p arecid as -au n
que no tan ag ud am ente d etallad as- acerca d e lo infinito en la
C O R R E S PO N D E N C I A
magnitud extensiva. El Sr. Herz p ued e dar testim onio d e que ya
estaba to d o listo para imprimir cuand o recibí su escrito . También
le he exp resad o d esd e el co m ienzo mi satisfacció n p o r que un
hombre de su p eso piense en ese punto lo mismo que yo.
Página 11. Usted cuenta a Lord Shaftesbury entre los
que sig uen a Ep icuro aunque sea d e lejo s. Yo he creíd o hasta
aho ra que habría q u e d iferenciar cu id ad o sam ente el instinto
moral d el Lord, d el p lacer d e Ep icuro . A quél es para el inglés
simplemente la facultad innata dé distinguir el bien y el mal a tra
v és d el m ero sentim iento . Para Ep icuro , en cam bio , el p lacer
constituye no so lamente el criteriu m bo n i, sino el su m u m bon u rn
mismo.
P. 15. Q u id s ig n ific e t v o c u la p o s ! , etc. Esta d ificultad
p arece pro bar más bien la p o breza d el lenguaje que la inco rrec
ció n d el co ncep to . La p alabreja p o s i d eno ta en su o rigen cierta
m ente una sucesió n tem p o ral; p ero tam bién co n ella se p ued e
designar en general el o rd en en el que se o frecen do s co sas rea
les, A y B, de las cuales A no pued e ser sino cuand o B no es, o
en tanto que B no es. En una palabra, [tal p alabreja designa] el
orden en el que do s co sas absoluta o hipo téticamente contrad ic
torias pueden, sin em bargo, estar ahí. Usted m e dirá que el ‘cuan
d o 1o el ‘en tanto q u e’ , q u e no p ued o so slayar, p resup o ne de
nuevo la id ea de tiem p o . ¡De acuerd o !, p ues ev item o s, si usted
quiere, tam bién la p alabreja. Co m ienzo co n la siguiente aclara
ción terminológica:
A do s co sas, A y B, reales ambas y co nsecuencias inme
diatas (o si se quiere, equid istantes) d e un fundamento C ( rat io n ata) , las llamo co sas hipo téticam ente compatibles (.com possibilia
sec u n du m qu id) . En el caso d e que sean co nsecuencias (o raiion ata) no equidistantes las llamo hipo téticamente incompatibles.
Sigo: Las co sas hipo téticamente compatibles (co sas que
también so n c o m p o ssibilia en este mundo ) so n al mismo tiempo,
I M M A N U ElK A N T
simultanea-, lo s ac t u alia hipo téticam ente inco mpo nibles, en cam
bio , se suced en uno d etrás de o tro , a saber, el r at io n at u m más
cercano va delante, el más lejano le sigue. A quí no hay, creo yo,
p alabra alguna que p resup o ng a la id ea d e tiem p o . Si acaso se
encontrará quizás en el lenguaje más que en el pensamiento.
Po r diversas razo nes no p ued o persuadirme d e que el
tiem p o sea alg o m eram ente su b jetiv o . La su c esió n es p o r lo
m eno s una co nd ició n necesaria d e las rep resentacio nes d e los
espíritus finitos. A hora bien, los espíritus finitos no so n solamente
sujeto s, sino tam bién o b jeto s d e las rep resentacio nes, tanto de
Dios co m o d el resto de espíritus. Con lo cual la sucesió n ha de
ser co nsid erada co m o algo objetivo.
Puesto que además tenemo s que admitir la sucesió n en
lo s entes que p o seen rep resentacio nes y en sus cam bio s, ¿por
qué no también en el o bjeto sensible que es el mundo, muestra y
arquetipo d e las representacio nes?
No co m p rend o có m o encuentra en este mod o de repre
sentarse el tiempo un círculo vicio so (p . 17). El tiempo es (según
Leibniz) un P h ae n o m e n o n y tiene, co m o to d o s lo s fenó m eno s,
algo o bjetivo y alg o subjetivo . Lo subjetivo es la c o n t in u idad, que
nos representamo s co n el tiempo ; lo o bjetivo p o r el co ntrario es
la serie de lo s cam bio s, que so n r at io n at a equid istantes d e un
fundamento [G ru n dl .
P. 23. Yo no creo que la co nd ició n e o d e m t e m p o r e sea
tan necesaria en el p rincip io d e co ntrad icció n. Si se trata d el
mismo sujeto no pued en pred icarse a partir d e él A y no A, tam
p o co en tiempo s distintos, p ues para el co ncep to de impo sibili
dad no se requiere sino : e l m is m o s u je t o d e d o s p r e d ic ad o s A y
no-A . Tam bién se p ued e d ecir: im p o ssibile est, n o n A p r ae d ic atum d e su biec t o A .
No m e habría atrevido a juzgar el escrito d e su 11. Exc.a
co n tal franqueza, si el Sr. Herz no m e hubiera dado a co no cer su
C O R R E S PO N D E N C I A
verd ad ero talante filo só fico y no me hubiera asegurado que está
usted muy lejo s d e to mar a mal esta cordial apertura. Y si po cas
veces se encuentra esta cualidad entre los que hablan co n ligere
za, suele ser co m únm ente rasgo distintivo d e cabezas cap aces d e
pensar p o r sí mismas. Quien ha exp erimentado en sí mismo cuán
difícil es enco ntrar la verd ad y co nv encerse d e que la ha enco n
trado, tiend e en to do m om ento a ser to lerante co n lo s que pien
san d e manera diferente a él. Tengo el ho no r d e ser, co n la más
perfecta estima de su II. Exc.1, mi hono rabilísimo profesor, humil
de seguro servidor
Mo s e s M e n d e l sso h n
IV
La D is s e r t at ie e n e n c r u c i j a d a
U n a W e n d u n g q u e se r e si st e , o l a e st e r i l i d a d l a b o r i o sa
(1771-1780)
C O RRESPO N D EN C IA
[ 20 ]
A Ma r c u s Herz
K ó nig sb erg , 7 d e ¡unió d e 1771
Carísimo amigo:
¿Qué piensa usted de mi desidia en la correspondencia?
¿Qué piensa su mentor, el Sr. Mendelssohn, y e l Sr. pro feso r Lam
ben? Ciertamente estas agudas perso nas se im aginarán que d ebo
ser muy maleducado, p ues co rrespo nd o tan m al a la molestia que
se toman co n las cartas que m e dirigen; y d esd e luego lo s co m
prendería muy bien si en el futuro se p ro p o nen no tomarse nunca
más la molestia d e moverse p o r ninguna carta m ía. Sin embargo, si
la dificultad interna que uno experimenta p ud iera aparecer co n la
misma clarid ad a lo s o jo s d e lo s d em ás, barruntarían -e sp e ro -,
co mo causa d e ello, cualquier co sa en el m und o antes que indife
rencia y falta de resp eto . Por eso le ruego d isip e ante eso s ho m
bres tan d ig no s cualquier so sp echa d el estilo ; o mejo r, salga al
paso d e ello , p ues que to d avía p ersiste el im p ed im ento que ha
o casio nad o mi demo ra tan largo tiem p o . A p arte de la mala co s
tumbre de pensar que será más có m o d o el co rreo siguiente que el
d e hoy, las causas so n en realidad d o s. Las cartas co n que m e han
ho nrad o esto s d o s sabio s, m e enred aro n en una larga serie de
investigaciones. Usted sabe bien que y o no co nsid ero las o bjecio
nes razo nables só lo d esd e la p ersp ectiv a d e có m o p o d rían ser
refutadas, sino que siem p re las med ito , entrelazánd o las co n mis
propios juicios, co nced iénd o les el d erecho d e echar abajo cuales
quiera de las o p inio nes p reelabo rad as, p referid as p o r mí. Pues
aliento siempre la esperanza de que, exam inand o imparcialmente
mis juicio s desde el punto d e vista de otros, p o d ré o btener un tertiu m q u id m ejo r que lo que ya tenía. A demás, la sim ple falta de
co nvicció n de hombres tan penetrantes es ya para mí una prueba
de que a mis teorías tiene que faltarles algo, al m eno s en cuanto a
claridad, evidencia, o incluso alg o más esencial. A hora bien, una
1103]
I M M A N U El KANT
larga exp eriencia m e ha ensenad o que la co m p rensió n en las
materias que nos traemos entre mano s no pued e forzarse en abso
luto, ni acelerarse a fuerza de em p eño , sino que necesita un tiem
p o bastante largo, que permita co nsid erar rep etid amente un tipo
d e c o n c ep to en d iv ersid ad d e relac io nes y en c o n tex to s tan
amplios co m o sea po sible; pero so bre todo para que se despierte
entretanto internam ente el espíritu escép tico , e intente v er si lo
pensado resiste el aguijón de la duda más aguda. En esta faena he
emplead o -p ienso que b ien - el tiempo que m e he co ncedido , co n
riesgo d e m erecer el rep ro che d e d esco rtesía; p ero en realidad,
p o r respeto a lo s juicios de ambos sabios. Usted co no ce la enorme
influencia que tiene en la filosofía en su conjunto , e incluso en los
fines más importantes del ser humano en general, la comprensión
clara y cierta d e la d iferencia entre lo que se basa en princip io s
subjetivos de las facultades anímicas (no so lamente de la sensibili
dad, sino también del entendimiento) y lo que co ncierne directa
m ente a lo s o b jeto s. Cuand o uno no está o b sesio nad o p o r la
manía d el sistema, las investigacio nes emprendidas acerca de la
misma regla fundamental en su aplicació n lo más co mpleta po si
ble se verifican unas a otras. Por eso me o cup o ahora de elaborar
co n algo d e detalle una o bra que bajo el título d e Los lím ites d e la
s e n s ib ilidad y d e la r az ó n , d ebe co ntener la relació n d e los co n
cep to s y leyes fundamentales pro pio s del mundo sensible, junto
co n el bo squejo d e lo que constituye la naturaleza d e la doctrina
del gusto, de la metafísica y de la moral. Durante el invierno he
rep asad o to d o s lo s materiales co n lo s que cuento para esto , he
so p esad o to d o o rd enad am ente y lo he ajustad o , p ero aún hace
p o co que he terminado co n el plan.
Mi segundo motivo d ebe resultarle a usted co m o méd i
co to d av ía m ás leg ítim o , a sab en p u esto q u e m i salud se ha
resentid o no tablem ente, es absolutam ente necesario cuid arse de
mi naturaleza, repo nerla p o co a p o co y p o r este motivo , dar de
lad o a tod os lo s esfuerzo s durante una temporada apro vechando
110 4)
C O f t f t C S PO N O E N C I A
únicamente los momento s de buen ánimo, d ed icand o el resto del
tiempo al so siego y a p equeñas distraccio nes. Esto y el co nsumo
diario d e quina d esd e o ctubre d el pasad o año , m e ha ayud ado
no tablem ente a restablecerm e, incluso a lo s-o jo s de mis co no ci
dos. No dudo que no desaprobará del to do una desidia que lo es
p o r mor de los principio s d e la medicina.
Me he enterad o co n satisfacció n d e que se d isp o ne a
mandar a la imprenta un trabajo acerca de la naturaleza d e las cien
cias especulativas. Lo aguardo ansio samente y p uesto que estará
listo antes que mi escrito , po dré sacar pro vecho de tod os los gui
ños que presumiblemente encontraré allí. La satisfacción que senti
ré en el ap lau so q u e p rev isib lem en te rec ib irá su p rim era
publicación, aunque pueda en secreto no carecer de vanidad, tiene
no obstante un fuerte sabo r a complicidad amistosa y desinteresa
da. El Sr. Kanter ha sacado mi Disertación bastante tarde, en núme
ro escaso , e incluso sin incluirla en el catálogo de la feria; después
de tener en la cabeza el plan para un desarrollo más completo , no
he querido cambiar nada en ella. Dado que éste es el texto so bre el
cual se ha d e decir lo demás en el escrito siguiente, y que además
ciertos pensamientos aislados que allí aparecen, difícilmente podría
tener o casió n de exp o nerlo s en otra pane; y porque la Disertación,
co n sus fallos, no parece digna de una nueva edición, me contraría
un tanto que este trabajo haya de resignarse tan pronto al destino
de todos los esfuerzos humanos, a saber, el olvido.
Si pued e usted superar el escribirme aunque no reciba
respuesta más que d e vez en cuand o , su carta -cuanto más exten
sa m ejo r- apo nará un buen refuerzo a mi quina en la cura d e pri
mavera. Le ruego transmita mis excusas a los Sres. Mend elsso hn y
Lamben y la seguridad de mi máxima adhesión. Pienso que cuan
do mi estó m ago cumpla p o co a p o co co n su deber, mis dedo s no
van a d ejar de cum p lir el suyo. A co m p año to d as sus em p resas
co n los d eseo s de un amigo sinceramente partícipe
IMMANUEL K a NT
[ 105)
I M M AN U EL K A K I
[2
1]
De M a r c u s He r z
Berlín, 9 d e ju lio d e 1771
Muy especialm ente ho no rable profesor:
Su última carta, ad em ás d e la habitual satisfacció n de
no verm e todavía extinguido en la memoria de mi querido maes
tro, m e ha causado algo especial, en lo que tal vez usted ha pen
sado m eno s d e lo que a mí me importa: Mi amigo el Sr. Friedlander
me d ijo al llegar que usted ya no era el gran partidario d e la filo
so fía especulativ a que fue en o tro tiempo; ¿qué digo no partida
rio?; que usted en cierta o casió n literalmente la tachó d e sofistería
inútil, engendrada p o r algunos sabio s en sus gabinetes, demasia
d o alejad o s del albo ro to del mundo , co m o para pro curarle a su
teo ría lo s cam bio s ad ecuad o s; nad a co m p rend id a p o r el gran
resto d el mundo; incapaz de ejercer el meno r influjo en su bien
estar; en co nsecuencia usted opinaba que el único estudio digno
d e un sabio sería la moral o rientad a al ho m bre co mún. En este
asunto, el sabio penetra en el co razó n, aquí estudia los sentimien
to s y pro cura o rd enarlo s co nfo rm e a las reglas d e la experiencia
co mún. ¡Cómo tem blé ante esta novedad! ¿Cómo? -p ensaba y o -,
¿había sid o ento nces p uro eng año d e mi m aestro el haberm e
encarecid o sobremanera en las o casio nes más diversas el valor de
la metafísica?; ¿o sentía ento nces realmente lo que parecía sentir,
y ha sid o el tiempo lo que le ha permitido lanzar una mirada co n
mayor penetració n en el interior de esa ciencia, transformando de
g o lp e sus más cálid o s sentimiento s en una fría aversión?; ¿es ése
ento nces el d estino d e todas nuestras satisfacciones, co rp o rales o
aním icas, da ig ual có m o se llamen?: to d as no s em briag an po r
alguno s momentos, hacen hervir nuestra sangre, nos permiten ser
criaturas celestes durante un brev e tiempo, pero a! cabo les sigue
el más p eno so d e to dos los tormentos, la náusea, imponiéndonos
[1061
CO RRESPO N D EN C IA
un montó n d e año s d e penitencia [en castigo] p o r lo s fugaces ins
tantes d el g o ce. ¿Qué clase d e v o cerío resultan ser ento nces los
p laceres d el espíritu, qué clase de ruido la felicid ad que emana
d e las o bras d el entend imiento , la más parecid a a la d e lo s dio
ses? ¡Fuera co n esa baratija, si no es cap az d e o frecerno s nada
más que lo que o frece la satisfacción d e cualquier apetito!; mejo r
dicho , meno s, toda v ez que el hastío que sigue p o r el esfuerzo y
el tiempo empleado s en vano , tiene que despertar en noso tros un
arrepentimiento interminable. Bien decid id o estaba y o realmente
a esq u iv ar a tiem p o este d estino , a d esistir en lo su cesiv o d e
to d as las ciencias, e incluso a aho gar en el p arto a mi criatura
alumbrada a medias; p ero su carta me salvó a tiempo de mi des
varío: Usted es el d evo to d e la esp eculació n d e siem pre, y so la
m ente un cierto b ajó n d e ánim o p u ed e hab erle d ejad o d ecir
alguna vez lo contrario; está d e nuevo centrad o en dar al mundo
una g ran o bra; to d av ía p ro clam a q u e la felicid ad d el g énero
humano estriba en las verdad es que se sitúan más allá d e lo s lími
tes d el co no cim iento . ¡Oh, qué prenda segura es en mis m ano s
esta co nfesió n d el m ayo r am ig o d e la hum anidad, cuand o d ice
que no p ued e d ejar d e interesarse po r aquello que co nstituye el
único med io para la felicidad!
Le llegará po r co rreo mi escrito , en el cual m e temo que
no enco ntrará ap enas nad a que p ued a o casio nar cam bio s en lo
que usted se trae entre manos. A nad ie meno s que a usted, queri
d ísim o p ro feso r, necesito d ecir cuán p eq ueño es mi m érito en
este escrito. Simplemente he tenido a la vista el suyo [la D issertalio]
y he seguid o el hilo d e sus p ensam iento s, haciend o aq u í y allá
algunas digresio nes que se m e iban o curriendo al trabajar, y que
antes no había co ntem p lad o en el plan. Es usted p o r tanto muy
bo nd ad o so sup o niend o que p ued e ap ro v echarse d el éxito que
[este escrito mío] pued a esperar. El éxito le co rresp o nd e entera
m ente a usted; y a m í só lo la alabanza que m ereciera un o yente
aplicado. Y vergüenza, eterna vergüenza só lo para mí, si no lo he
[ 1 0 7 ]
IM M A N UEl KA NT
co mprendido , si he suplantad o co n m ercancías inauténticas, las
auténticas; y caiga so bre mí la merecida censura de to do el mundo.
Podría ahora d etenerm e en diversos temas co ntenid os
en el escrito, pero m e reservo hasta que lo haya leíd o usted y me
haya co municad o su juicio . Al desarrollar los co ncep to s de espa
cio y tiempo he realizado una suerte d e extensió n hacia la natura
leza d e lo s principio s d e lo bello . Al investigar las relacio nes he
ido a p arar a una p rueba d e la existencia d el alm a, que quizás
merezca atenció n. En el segund o apartado le he seguid o simple
m ente a usted , y he hecho só lo un p eq ueño m o v im iento para
po ner el p ie alg o más lejos.
Enco ntrará mi estilo to rp e y p esad o ; m e falta rotundi
dad y precisión, y no sé si la falta de claridad en alguno s puntos
hay que atribuirla m eram ente a mi incap acid ad o tam bién a la
naturaleza de la materia. Espero su juicio tanto so bre los distintos
temas, co m o so bre el co njunto d el escrito , y especialm ente, sobre
si todo mi pro yecto m erece o no ser editado.
A cerca d el inglés Smitii, su preferido, según me d ice el
Sr. Friedlánder, tengo que hacer diversas co nsid eraciones. También
a mí me ha deleitado increíblemente, pero sin embargo, desestimo
co n mucho la primera parte d e la crítica a Home [Henry Homej.
Pro bablemente ha leíd o la R ap so dia del Sr. Mendelssohn. Ha am
pliado mucho la nueva ed ició n y ha descubierto una nueva pers
pectiva en el cam p o d e las sensacio nes mixtas. Hay ahí muchos
asuntos que todavía so n d ifíciles para mí, p ero ahora no pued o
hablar so bre to do ello co n este hombre, que tiene d esd e ya hace
más d e med io año un acceso d e enfermedad nerviosa, d e manera
que no se encuentra en absoluto en co nd iciones de leer, escribir, o
pensar acerca de materias filo só ficas. Gracias a su rigurosa dieta,
empero , se ha recuperado bastante -¡lo ad o sea D io s!- tanto en la
parte física co m o en la anímica y el pró xim o invierno podrá tra
bajar d e nuevo. Entretanto m e dirigiré a mi querido profesor, pre
sentándo le lo que se m e ocurra al leer los escrito s mencionados.I
I
'
08]
C O R R E S PO N D E N C I A
Me siento muy feliz d e tener su retrato so bre mi escrito
rio. ¡Qué p lacer me pro po rciona, pues me trae recuerdos de aque
llos tiempo s tan lleno s d e enseñanzas! A usted y al Sr. Friedlánder
les esto y infinitamente o bligad o p o r ello .
H e em p ez ad o hace p o co a leer la A r q u it e c t ó n ic a de
Lambert y no p ued o juzgarla. So n p o r lo d em ás p o cas ho ras las
que pued o dedicar a lo s estudios que no sean d e medicina.
Ya he charlad o lo suficiente, ino lvidable pro fesor. Res
ponda p ro nto y extensam ente a mi escrito . Pues -D io s lo sab eso lam ente su ju icio será cap az d e d eterm inar para mí su valor.
Piense hasta ento nces en su muy humilde servidor y discípulo,
Ma k c u s H e r z
[22 ]
A ¿ ...?
Ko nig sberg , 1 d e o c tu b re d e 1772
Muy ho no rable y doctísimo, muy respetable Sr. Magister:
Po r la presente tengo humild emente el ho no r de recla
mar los 2 ducad os a los que reduje voluntariamente el honorario
d e 8 táleros de su hijo, co n o casió n de su partida.
Los d o centes d e la Universidad estamo s ahora particu
larmente obligad o s a dar cuentas de lo s balances a la mayor bre
vedad. Q ued o suyo seguro servidor, co n la mayor co nsid eració n,I.
I. Kaj\t
I M M A N U EL K A N T
1231
De J o h a n n H e i n r ic h Kan t
Sched en, 3 d e ju lio d e 1773
Queridísimo hermano :
¿No será tiempo ya d e que volvamos a acercamo s el uno
al otro? H ace año s que no te escribo y bien m erezco un castigo.
Mi negligencia m e so nro ja. Pero no pued o permitir que esta sepa
ración entre no so tro s se p ro lo ngue p o r más tiempo . So m o s her
manos, la naturaleza nos ha co nvertid o el amor y la co nfianza en
deber; apelo a tu corazón, pues el mío te está abierto. Estoy desean
do tener noticia detallada d e tu situació n actual; co n mucho gusto
querría saber d e ti aunque só lo fuera medio p liego . ¿Por qué no
puede saber tu herm ano algo d e tus trabajo s científico s antes de
que cualquiera pued a d isp o ner d e ello s en la librería? Hintz me
ha d ad o noticia d e diversos ensayo s que has hecho ; esto , y todo
-q u e ciertam ente m e interesa p o rque se trata d e ti-, lo esp ero
co n cierta exig encia, a v er si m e llega en el pró ximo correo.
Mi situació n actual es d esd e hace 15 año s que vivo en
Kurland, la misma de siempre. ¡Ni la más p equeña perspectiva de
una pro visió n co nfo rtable! Los naturales d e aquí tienen en todo
momento preferencia en la o cup ació n d e ios puesto s vacantes, y
el extranjero que co ncurre co n los oriundos tiene que ir a la zaga la
mayor parte de las veces, p o rque lo s po sibles méritos y aptitudes
no p ued en co m p etir co n lo s ap o yo s familiares. A ctualmente me
encuentro en mi 4.° contrato en casa d el Sr. Sass en Sched en. Una
casa impo rtante en la que m e siento tan feliz co m o uno puede
serlo en esta pro fesió n d e maestro . ¿Deberá seguir esto siempre
así? ¿Tendré que estar to da mi vida en esta d esp reciable carrera?
¡Oh, có m o lam ento haber d ejad o Prusia! En mi patria ya tendría
hace tiempo una plaza. ¿Por q ué he buscad o mi felicidad en tierra
extraña? Pero no quisiera co ntinuar lamentánd ome, uno ha de ser
p aciente cuand o no pued e cambiar p o r sí mismo su destino.
(1101
C O R R E S PO N D E N C I A
Nuestro p ríncip e tiene el no ble y p atrió tico p ro p ó sito
de mejorar las escuelas y d e fundar un Gymnasium A cademicum.
Tengo la leve esperanza de que quizás ento nces se m e co nced a
una plaza en la escuela estatal de Mitau.
Se me ha asegurad o tam bién que tú estarías en la lista
de los p ro feso res llamado s para el Gimnasio. ¡Cuánto m e alegra
ría si fuera verdad y no enco ntrases motivo alguno para rehusar
un nombramiento así!
Nuestra herm ana casad a co n el m aestro textil Schultz
m e ha escrito y m e ha d ad o noticias so bre su vida y la d e nues
tras o tras herm anas. H azm e el fav o r d e env iarle la carta que
adjunto. Veo p o r la citad a carta que la infeliz Kró nertin [Sra. de
Króner] está siend o ayudada p o r ti en sus p eno sas circunstancias;
a mí se m e ha ped id o también una apo rtació n y esto y dispuesto a
contribuir anualmente co n alg o para su mantenimiento. La prime
ra cuota que enviaré pró ximamente se ajustará a mis po sibles. A
mis estim ad o s p arientes el Sr. tío y la Sra. tía Richter d ales mis
saludos más cordiales.
Esperaré cada día tu respuesta co n impaciencia. Lástima
que só lo p ued o abrazarte co n el pensam iento . Tu único herma
no , que te ama co n la mayor ternura
J. H . Ka n t
Mi direcció n es á Sched en p er Frauenburg.
1M H A N U E L K A N T
[24 ]
A M a r c u s Her z
Kó nig sberg , hacia finales d e 1773
Ilustre señor, estimadísimo amigo:
Me co m p lace recibir noticias acerca d e la buena marcha
de sus tareas, pero más todavía, vislumbrar en el escrito d el que
me hace partícipe los indicio s d el buen recuerd o y de la amistad.
Lo que más d eseo es que se ejercite en la práctica d e la medicina
bajo la guía d e un hábil maestro . El cem enterio no p ued e en el
futuro llenarse antes de que el jo v en d o cto r ap rend a el método
co m o es d ebid o . O bserv e mucho co n to do em p eño . Las teorías,
aquí co m o en o tros ámbitos, se montan co n frecuencia más para
aligerar el asunto que para la exp licació n de lo s fenó m eno s de la
naturaleza. La medicina sistemática d e Macbriden (creo que usted
ya la c o n o c e rá) m e ha g u stad o m u cho en e ste sen tid o . Me
encuentro ahora en general mucho m ejo r que antes. La causa de
ello es que ahora co no z co m ejo r lo que me hace d año . A causa
d e mi sensibilid ad nerviosa, lo s fárm aco s so n, sin distinció n, un
veneno para mí. Lo único q ue necesito , si bien muy raramente, es
media cucharilla d e quina co n agua cuand o po r las mañanas me
importuna la acid ez, lo que m e p arece m ucho m ejo r que to dos
los abso rbentes. Por lo d em ás, he suprimid o el co nsum o diario
de este rem ed io co n la intenció n d e ro bustecerme. Me producía
un p ulso interm itente so b re to d o hacia el atard ecer, lo que me
atem o rizó bastante hasta q u e sup use la causa y , tan p ro nto la
suprimí, d esap areció el mal. Estudie usted la gran diversidad de
las naturalezas. La mía habría sid o d esechad a po r cualquier médi
co que no fuera filó sofo .
Usted busca en el catálo go d e la Feria [del libro], dili
g ente p ero inútilm ente, un cierto no m bre que em p ieza co n la
letra K. Nada me habría sid o más fácil tras el mucho esfuerzo rea
lizado, que ap arecer allí co n trabajos no p o co co nsid erables, que
C O R R E S PO N D E N C I A
están prácticamente terminados. Pero puesto que d e una v ez por
to d as he lleg ad o tan lejo s en la transfo rm ació n d e esa ciencia
tanto tiem p o trabajada en vano po r la mitad d el mundo filosófico,
d e tal m o d o que m e v eo en p o sesió n d e un co ncep to doctrinal
que resuelve plenamente el enigma, y que lleva el p ro ced er de la
razón aislada co nsig o misma a reglas seguras y fáciles d e aplicar,
p o r todo ello , prefiero persistir o bstinadamente en mi pro pó sito ,
sin d ejarm e llevar p o r ningún prurito d e auto r, y sin buscar la
fama en ningún cam p o fácil y popular, hasta que no d eje mi espi
noso y duro terreno liberado en su sentido más universal.
No creo que m ucho s hayan intentad o p ro y ectar una
ciencia co mpletamente nueva en su idea, y al mismo tiempo d es
arrollarla en su totalidad. Pero el esfuerzo que esto sup o ne p o r lo
que respecta al métod o, a las subd ivisio nes, a las d eno minacio nes
ad ecu ad as; y el tiem p o q u e hay que inv ertir en ello , ap enas
podría usted imaginarlo. Pero brilla ante m í una esp eranza que
só lo a usted me atrevo a co nfesar sin mied o a hacerm e so sp echo
so de la vanidad más grande, a saber, la de dar p o r este med io y
d e manera durad era un nuev o rumbo a la filo so fía, m ucho más
v entajo so para la religió n y la moral, d ánd o le a la p ar la forma
que pued e atraer a lo s ho sco s matemáticos a co nsid erarse dignos
y cap aces d e trabajar en ella. Tengo todavía p o r ahora la esp eran
za de tener la o bra terminada para Pascua. Pero co ntand o incluso
co n las frecuentes ind isp o sicio nes q u e siem p re m e o casio nan
interrupciones, pued o casi co n certeza prometerla para p o co des
pués d e Pascua.
Esto y ansio so p o r v er ap arecer su ensay o d e filo so fía
moral. D esearía sin em barg o que no quisiera usted hacer valer
ahí el co ncep to d e realidad [ R ealitát ], tan impo rtante en la más
elevada abstracció n d e la razón especulativa, pero tan vacío en su
aplicación a lo práctico. Pues tal co ncep to es trascendental, mien
tras q u e lo s elem ento s p ráctico s sup rem o s so n el p lac er y la
p ena, lo s cuales so n em p írico s, sea cual sea el lugar d e d o nd e
[ 1 1 3 ]
IM M A N UEI KA NT
venga reco no cid o su o bjeto . Un co ncep to puro d el entendimien
to no pued e pro po rcio nar las leyes o máximas d e lo que es mera
m ente se n sib le ; p o rq u e en relac ió n co n ello [lo sensib le] el
c o n c ep to es c o m p letam en te ind eterm inad o . El fu nd am ento
sup rem o d e la m o ralid ad no p ued e co nsistir m eram ente en el
bienestar o felicid ad , sino que d ebe ser el bien en sum o grad o,
puesto que no p ued e ser una rep resentació n meram ente esp ecu
lativa, sino que d ebe p o seer capacidad movilizadora [Bew eg kraji ]
y p o r ello , aunque es intelectual, tiene que tener una relació n
directa co n las primeras inclinacio nes d e la voluntad. Estaré co n
tento cuand o haya terminado mi filosofía trascendental, la cual es
pro piamente una crítica d e la razón pura; luego pasaré a la meta
física, que só lo tiene d o s partes: la metafísica d e la naturaleza y la
metafísica d e las co stumbres; de ellas, publicaré la última en pri
mer lugar, d e lo cual ya me alegro d esd e ahora.
He leíd o la recensió n de la antrop ología de Platner. No
hubiera p o r m í mismo aco nsejad o tal recensio nista [Herz]; pero
ahora m e satisface co m p ro bar el no table p ro greso que muestra
en su buen hacer. Este inv ierno im p artiré p o r segund a v ez un
curso privado de antrop ología, que esto y p ensand o en convertir
en una disciplina acad ém ica ordinaria. Pero mi plan es muy dife
rente [al d e Platner]. La intenció n que tengo es la de acced er por
su m ed io [de la antropolo gía] a las fuentes de todas las ciencias:
de la moral, de la habilidad [o cap acitació n para el hacer técnico),
d el co m p o rtam iento , y d el m éto d o p ara fo rm ar y d irigir a los
hombres: en suma, de to do lo práctico. En to do ello busco fenó
meno s y sus leyes, más que fund amento s d e po sibilidad d e una
mod ificación d e la naturaleza humana en general. Con esto desa
p arece totalmente la investigació n sutil y siem p re infructuosa - a
mi ju icio - acerca d el mod o co m o lo s órganos del cuerpo se rela
cio nan co n lo s p ensam iento s. Me sitúo incansablem ente d e tal
modo en la o bserv ació n, en la vida co mún, que mis o yentes no
se aburren, sino que d esd e el principio hasta el final están en una
(1141
C O f t f t ES PO N O EN C I A
o cup ació n entretenida, p ues tienen la o casió n d e co mparar co nti
nuam ente su exp eriencia co tid iana co n mis aclaracio nes. Entre
tanto trabajo para trad ucir esta d o ctrina d e la o bserv ació n, tan
grata a mis o jo s, en una práctica d e la habilidad, d e la prudencia,
e incluso d e la sabid uría, d e cara a la juv entud acad ém ica; tal
d o ctrina, junto co n la geo grafía física, es d iferente d e to d as las
otras enseñanzas y podría denominarse co no cim iento d el mundo.
He visto mi retrato d elante d e la Biblio teca; un ho no r
que m e inquieta un tanto pues, co m o sabe, evito toda muestra de
alabanza subrepticia y cualquier impertinencia para hacerm e notar.
Como grabad o es bueno , pero no muy acertado. A unque m e place
haberme enterado d e que se trata d e una iniciativa que se d ebe a
la amable parcialidad d e mi antiguo o yente [el librero Kanter].
La recensió n d e su escrito que ap arece en el m ism o
lugar [que la d e Platner] da fe d e lo que y o m e temía: que presen
tar nuev as id eas b ajo una luz que perm ita al lecto r p ercibir el
pensamiento pro pio d el auto r y el p eso de sus razo nes, requiere
un tiempo más largo para rep ensar las cuestio nes hasta alcanzar
una co m p leta y sencilla familiaridad co n ellas. Soy, co n sincera
adhesión y respeto , su servido r y amigo más entregado
IMMANUEL Ka NT
[ 25 ]
D e J o h a n n C a sp a r La v a t e r
Zür i ch,
8 de
f ebr er o de
1774
D e entre lo s m ucho s cam ino s que se me o frecen para
acercarm e p o r primera vez a usted co n cierto d eco ro , tengo que
utilizar y quiero utilizar el más d irecto , m i ho no rable Sr. Kant.
Hoy acud ió a m í una chica de Winterthur, que tiene un hermano
en Ko nigsberg. Me p reguntó si no tenía allí algún co no cid o d e
I M M A N U El KANT
quien pudiera o btener una info rm ació n... D e inmediato me vino
a la mente mi escritor preferido, Kant, amigo d e Herder, y prome
tí escribirle en su no m bre. ¿A cerca de qué? Un encarg o extraño
para un filó so fo á la W olff, p ero el más natural para un filó so fo
tan humano, tan humano co m o Kant, co n quien tanto simpatizo.
Pues bien, se trata de si pudiera tomarse la molestia de
preguntar p o r un tal Jo hann Rudolph Sulzer, mosquetero que vive
en casa d e un tal Schalk, guarnicio nero d e Schafhausen, en el pri
mer cinturón de la ciudad, para informarse d e su comportamiento,
y a ser posible, hablar directamente co n él; y co municamo s si usted
auguraría que en su patria se portará bien. El hombre es soldado
y quisiera de buena gana licenciarse y regresar a su patria. Creo
que sus p o co ad inerado s padres y hermanos harían to do lo po si
b le para librarlo d el serv icio m ilitar, siem p re y cuand o usted
pudiera transmitirno s alguna segurid ad relativam ente a su co n
ducta. En los últimos año s de su estancia aquí fue un tarambana.
Le suplico m e info rme acerca de esto tan pro nto co mo
le sea po sible, y que, si p ued e, me indique d e paso cuánto co sta
ría librarlo. ¡Debería ped irle perdó n ahora, y mucho - si no creye
se en usted -, y no lo voy a hacer co n palabras!
Bien, he cum plid o fielm ente mi co m etid o , y el p liego
está to davía m ed io v acío . Q uisiera d ecirle y p reguntarle tanto ,
que no pued o ni com enzar, aunque tampo co me resigno a inte
rrumpir de repente.
Dígame en un p ar de líneas: ¿Es que ha muerto usted
para el mundo? ¿Por qué escriben tantos, que no saben escribir, y
usted, que pued e hacerlo tan bien, no lo hace? ¿Por qué calla, po r
qué ahora, en esta nov ed osa ép o ca no d eja o ír su voz? ¿Está dor
mido? Kant, ¡no ! No quiero halag arlo , p ero d ígam e, p o r favor,
¿por qué calla? O mejor, dígame que sí, que quiere hablar.
Y luego -sí, me vuelvo indiscreto si co ntinúo escribien
d o -, d esearía d e usted - y a que el mundo entero m e lo nieg a-,
(1161
C O R R E S PO N D E N C I A
desearía, repito, alguno s pensamiento s luminosos para mi «Poema
humano*. Lo que usted quiera, aunque sea sin o rd en, sin co ne
xió n; aunque sean só lo unas líneas -p ara que y o reciba pro nto
algo y no se frustre el o bjetiv o principal d e mi carta—.
Teng o que terminar, p ero quiero d ecirle sim ple y rápi
damente que le estim o pro fund amente d esd e hace mucho s años;
que mi entrañab le am ig o Pfenning er p iensa co m o y o , y que
desde hace algún tiempo tengo la suerte, la suerte ind ecible, de
ser am ig o d e Herder, ¡que sí que habla, mientras Kant calla! Le
abrazo cordialmente
J. C. La v a t er
A sist f n t f
en
e i.
H o s p ic io
P. S. Me acabo de enterar de que el citado Sulzer está en el Regi
miento d e Stutterheim, en la Compañía d el co ro nel Sr. Roeder. Y
una co sa más: Me gustaría muchísimo tener una silueta d e usted,
del tamaño del Igrabado] que tengo.
[
26 ]
A J o h a n n G. H a m a n n
Kó nig sbcrg , 6 d e abril d e 1774
El investigador de las -Álteste Urkunde* (Herder: Los tes
t im o n io s m ás an t ig u o s d e l g é n e r o h u m an o ] relacio nó la famo sa
figura d e Hermes ® , que seguramente es la abreviatura de la figu
ra del hexágo no regular representada p o r medio d e puntos:
«
[ 1 1 7 ]
IMM A N UEL
KANT
(cuy o sép tim o p unto es el centro ), la relacio nó , rep ito , co n la
mística d el número siete en la antigüedad, y finalm ente también
co n lo s siete días d e la creació n. Y puesto que Mermes no p arece
ser una perso na, sino el primer símbo lo d e toda la ciencia huma
na, ento nces la división d e toda la creació n, junto co n el recuerdo
d el que la hizo, se presentaba también en una figura semejante:
1
Luz
3
2
Cíelo
Tiena
4
Luminarias
(Sol, Luiu, estrellas)
5
6
Criaturas celestes
(Aire y agua)
Criaturas terrestres
7
Safíhat
Así, co nsid eró este capítulo no co m o una historia de la
creació n d el mund o , sino co m o un b o ceto d e la p rimera ense
ñanza d el g énero hum ano , y a su través, co m o una esp ecie de
m éto d o tabulatorio d el que se ha servido Dio s para configurar los
c o n c ep to s d el g énero hum ano p o r m ed io d e esa d iv isió n de
to d o s lo s o bjeto s d e la naturaleza. Para co m p rend er la totalidad
po día servir que el recuerd o de cada una d e esas clases d e co n
cep to s se ligase a un día en particular, entre los cuales el séptimo
constituye el cierre o co rte. Con tal o casió n, Dio s enlazó esa figu
ra, ese d iseño de significad o universal rep resentad o m ás arriba
-fig ura no egip cia, sino inv enció n d irectam ente d iv ina-, co n el
lenguaje. D e m o d o que tanto escritura co m o lenguaje se habrían
unido en esta primera lecció n divina, arranque originario d e to do
el co no cim iento humano posterior. Po r tanto, según su juicio fel
d e Herd er, en la o bra que se está co m entand o !, el "testim o nio
más antig uo ...- ya que constituye sim plemente la representació n
m ás exacta d el m éto d o d iv ino de enseñanz a, no es el p rimer
[ 118|
C O R R E S PO N D E N C I A
capítulo d e los libro s d e Moisés mismo, sino que co ntiene la tra
dición d ej m o d o co m o to dos lo s p ueblo s d e la tierra han recibido
su primera lecció n; [enseñanza] que mucho s pueblo s han co nser
vado, cad a uno según la serie d e sus g eneracio nes. Só lo que si
bien Moisés nos ha transmitido m ejo r el sentid o , só lo a lo s egip
cio s d ebem o s la co nserv ació n d e la figura, la cual, co m o princi
pio d e to da escritura, no s ha llegad o d irectamente d e las mano s
d e Dio s. La utilidad d e las d iv isio nes sem anales se o rienta aquí
principalmente a la instauración d el sábado ; propiamente po rque
podía serv ir para co nserv ar y reco rd ar to d o s lo s elem ento s del
co no cim iento transmitidos, y junto co n ello también, para consti
tuir una medida del tiem p o y a la vez también co m o ejercitación
primaria, la más sencilla, co n lo s co ncep to s numéricos. La figura
sirvió (así, también], para abrir el cam p o d el arte de la medida,
etc. Esta figura, el místico número siete, los días d e la semana, a
mod o d e m o num ento univ ersal d e la primera lecció n que Dio s
mismo d io a lo s hombres, ha sid o envuelto y encubierto en toda
clase d e símbo lo s p o r los diversos pueblo s, en cad a uno según su
gusto. Moisés revistió el monumento co n la alegoría de la historia
de la creació n. Los griegos co n las grafías y so nid o s vocales.
a
£
ti
l
0
o
<a
Los líricos, co n los siete to no s, las teo go nias d e los feni
cios y de lo s egip cio s, incluso la misma figura d e las pirámides y
o belisco s, eran simplem ente una repro ducción algo transformada
de aquel monograma sagrado: ® ; del d iseño d e la escritura hecho
p o r Dios, d el abeced ario d e la humanidad.
Al acrecentarse las ciencias, p o r ejem p lo la astronomía,
se dispusieron entre otras co sas los siete planetas según el anti
I M M A N U El KANT
quísim o m o d elo . To d o s lo s au to res q u e crey ero n q u e aquél
importante sím bo lo estaba tomado de esto s siete planetas, d e los
siete to no s d entro d e una o ctav a, co m etiero n un g rueso error.
Más bien al contrario, la habilidad d e co ntar hasta siete y más, así
co mo to do el co no cim iento y la ciencia restante parten de ahí.
Si usted, apreciado amigo, encuentra que d ebe corregir
se mi co ncep to de la intenció n primordial del autor, le ruego me
dé su o pinió n en unas p o cas líneas, pero a ser p o sible en la len
gua d e lo s ho m bres. Pues yo , p o bre hijo de la tierra, no esto y
hecho en abso luto para el divino lenguaje de la r az ó n in tu itiv a.
Y só lo llego co rrectamente a lo que se m e pueda deletrear a par
tir d e lo s co ncep to s co m unes, y según reglas ló gicas. A demás,
tam p o co p retend o otra co sa que co m p rend er el tema d el autor,
p ues co no cerlo co n evid encia en to da su altura no es co sa a la
que aspire.
Ka n t
127]
A J o h a n n C a sp a r L o v o t e r [ b o r r a d o r ]
Kó nig sbcrg , 28-30 d e abril d e 1775
La o casió n que se m e presenta ahora d e añadir alg o a
mi última misiva -interrum p id a-, prefiero aprovecharla al meno s
parcialmente, que desap ro vecharla co m pletam ente. Sup o niend o
que ningún libro , sea de la auto rid ad que sea - n i siquiera una
revelació n que haya recibid o co n mis p ro p io s sentid o s-, p ued e
imponerme nada respecto a la religión (en lo que hace a los sen
timientos), si ello no se ha convertid o para mí en un d eber a tra
v és de la sagrad a ley en m í, co nfo rm e a la cual d eb o rend ir
cuentas de todo; y sup o niendo que no me está permitido tener la
audacia d e co lm ar mi alma co n testimonio s d e d ev o ció n, co nfe
[ 120]
C O R R E S PO N D E N C I A
sio nes, etc. que no hayan surgid o d e lo s p recep to s sincero s e
infalibles de la misma (p o rque lo s precep to s pued en d ar lugar a
o bservancia pero no a sentim iento s d el co razó n), así y o no busco
en el Evangelio el fundamento d e mi fe, sino su afianzamiento; y
encuentro en el espíritu moral d el mismo, aquello que distingue
co n nitidez la noticia [o buena nueval, d el mod o de su difusión, y
de los med io s d e introducirla en el mundo; brevem ente, aquello
que es un d eber para m í [lo distingo] d e lo que D io s m e otorga
co mo beneficio , y po r tanto (sean cuales sean las noticias, o do c
trinas), esto no m e im p o ne nad a nuev o , aunque p ued e, d esd e
luego, d ar a lo s bueno s sentim iento s nuev a fuerza y co nfianza,
simplemente. Esto era lo que tenía que d ecir co m o aclaració n al
pasaje de mi escrito anterior en relació n co n la distinción d e dos
partes relacio nadas, p ero hetero géneas, en los libros sagrado s; y
acerca d el mod o co m o m e las ap lico a mí mismo.
Po r lo que co ncierne a su requerim iento d e que p ro
nuncie mi juicio so bre lo que d ice usted en su trabajo acerca de
la_fe y la o ració n, le digo lo siguiente: lo esencial y lo excelente
de la d o ctrina d e Cristo es precisam ente esto : que sitúa la suma
de toda religión en ser ho nesto , [anclado] co n tod as las fuerzas en
la fe, es decir, en la confianza inco ndicio nal de que Dio s añadirá
el resto d el bien que no está en nuestra mano . Esta doctrina de fe
veda cualquier desmesura, co m o querer co no cer el m o d o co m o
Dios actúa en to do ello , así co m o la temeridad de querer determi
nar desde nuestro p arecer qué sea lo más ad ecuad o a su sabidu
ría en lo que resp ecta a lo s m ed io s; [veda asim ism o ] to d as las
peticiones d e favores introducidas en las prescrip cio nes litúrgicas,
[de modo que] d el inacabable delirio religioso al que tiend en los
hombres d e to dos los tiempos no deia sino la confianza general e
indeterm inad a en que se no s dará p arte en ese Bien, sea d e la
clase que sea, si no so tro s - e n la medida en que está en nuestra
m ano - no no s hacem o s ind ig no s d e él p o r nuestro co m p o rta
miento.
1121]
IM M ANU El KANT
[De la carta efectiv amente enviada:]
[...] Usted solicita mi juicio so bre su tratado acerca de la
fe y la o ració n. ¿Sabe usted a quién se dirige? A alg uien que no
co no c e ningún o tro m ed io - q u e sea co nv incente en el último
momento de la v id a- sino la más pura sinceridad en cuanto a los
sentimientos más íntimos del co razó n; alguien que co m o Jo b co n
sidera p ecad o adular a Dio s y hacer co nfesio nes íntimas impulsa
d o tal v ez p o r el temor, p ero sin co herencia co n el espíritu Ubre
en su fe. Yo distingo la doctrina d e Cristo d e la noticia acerca de
ella, de mod o que para ad o p tar aquélla en su pureza, busco , en
primer lugar, extraer la enseñanza moral segregada d el co njunto
d e las p ro p o sicio nes neo testam entarias. Esta es ciertam ente la
enseñanza básica d el Evangelio, el resto pued e ser doctrina auxi
liar del mismo, p o rque lo último só lo d ice lo que D io s ha hecho
para venir en ayuda d e nuestra debilidad de cara a la justificación
ante Él [...1
[...] Entiendo po r lo que antes he llamad o -p ro po sicio
nes neo testam entarias- [ Sálz u n g en ] , to d o aquello d e lo que se
puede tener co nvicció n só lo p o r noticia histórica; y que al mismo
tiempo es reco m end ad o en o rd en a la co nfesió n y o bservancia,
co m o co nd ició n d e bienav enturanza [Selig keit]. Bajo fe m o ral,
entiend o la confianza inco ndicio nad a en la ayuda divina, respec
to d e to d o el bien que de ninguna manera está en nuestro poder,
p o r muy encarecid o s que sean nuestros esfuerzos.
[ 122]
C O A f t E S PO N O E N C I A
[28]
D e J o h a n n H e i n r i c h K a n t ( p o st d a t a d e su e sp o sa )
M itau, 13 d e m ay o d e 1775
Mi queridísimo hermano :
Hará p o r lo meno s un año que no te escribo ni una sola
línea y q u e no h e v isto ning una tuya. Me hab rás censu rad o
m ucho co n razó n. O btu v e em p leo co m o c o -rec to r en la gran
escuela d e Mitau, y no te di noticia d e ello. Pues bien, fue negli
gencia, p ero fueron también en parte las abrumadoras o cup acio
nes lo que co ntinu am ente m e lo im p id ió . A ctualm ente se ha
p ro d ucid o la m ayo r transfo rm ació n de mi vid a: m e he casad o .
Los honorarios d e mi p uesto so n mód ico s, bastan só lo para co ste
ar las necesid ad es d e la vid a, y no o b stante, he o sad o d ar un
paso que normalmente no se da sin una situació n más segura, o
sin que so brevenga precisamente a través d el matrimonio mismo.
Mi espo sa p o see m ucho s encanto s externo s y un carácter co m
p laciente, aunque no fortuna; y sin em bargo la he elegid o , sim
p lem ente p o r am o r; y esp ero , c o n ella d e la m ano , su p erar
contento y feliz to dos lo s esco llo s de la vida.
Tú, mi queridísimo hermano , has d e buscar so laz y d es
canso en d istraccio nes so ciales, o tienes que co nfiar tu cuerp o
cuand o enferm as a lo s cuid ad o s m ercenario s de g ente extraña.
Yo en cam bio , encuentro to do el mundo en la tiernísima esp o sa
de mi co razó n, que co mparte co nmigo alegrías y p reo cupacio nes.
Y sé co n certeza que cuand o m e llegue la carga de la avanzada
edad, ella (a aligerará co n el m ás cariño so d e lo s cuid ad o s. Yo
so y más feliz q u e tú, herm ano m ío . D eja q u e te alec cio ne mi
ejemplo. El celibato tiene sus ventajas mientras se es jo ven. En la
madurez hay que estar casad o o resignarse a una vida malhumo
rada y triste. Comunica a todas mis hermanas este gran cam bio . A
to d as las salud o co n el m ayo r cariño . D e ti esp ero , tan p ro nto
1123]
IMM A N U EL
KAHT
co m o sea p o sible, no ticias am p liam ente d etallad as d e tu situa
ció n. Y si hasta ahora he sido tan negligente para escribir, quiero
co rregir mi falta y no d ejar nunca d e ser, co n to do el cálido senti
m iento de mi cariño, tu afectuo so hermano
Ka n t
P. S. Tal v ez me to m e p o r una mujer temeraria, atreviénd o m e a
escribir a un ho mbre a quien todavía no co no zco personalmente;
p ero es usted el hermano de mi esp o so y p o r lo tanto también el
mío: tal es mi justificació n. No o bstante, hágame saber p o r escrito
que quiere honrarme co n el no m bre d e hermana. El tierno amor
que p ro feso a mi esp o so co nv iene mis sentim iento s am isto so s
hacia usted en un d eber agrad able para mí. No d ejaré nunca de
ser su afectuo sa hermana,
Ma r ía Ka n t , n a c id a H a v ema n n
[29 ]
A M c r c u s Her z
Kó nig sberg , 24 d e no v iem bre d e 1776
Ilustre Sr. doctor, apreciadísimo amigo:
Me aleg ro m ucho d e recib ir no ticias a trav és d el Sr.
Friedlander so bre la buena marcha de su consulta médica. Es éste
un campo en el que, además del bien que procura, el entendimien
to se alimenta co ntinuam ente d e nuev o s co no cim iento s, mante
niénd o se en una actividad mesurada y sin desgastarse p o r el uso,
co m o les o curre a nuestro s grand es crítico s, a un Baumgarten,
Mendelssohn, Garve, a los que sigo de lejo s; lo s cuales, tensando
los filamento s más tierno s d e sus nervio s cerebrales, se vuelven
extrem ad am ente sensibles ante cualquier im presió n o esfuerzo .
11241
C O R R E S PO N D E N C I A
No importa que en su caso esto sea so lamente un juego d e pen
samientos para distraerse: nunca será una o cup ació n esforzada.
Con satisfacción he percibid o en su escrito acerca de la
v aried ad d el gusto la pureza d e la exp resió n, la afabilid ad d el
estilo y la finura d e las o bserv acio nes. No esto y ahora en co ndi
cio nes d e añadir algún juicio esp ecial que se me ocurrió durante
la lectura, p o rque he prestad o el libro y no sé a quién. Pero sí
recuerd o to d avía un p asaje d el m ism o en relació n co n el cual
tengo que hacer una o bjeció n a la parcialidad d e su amistad para
conmigo. La alabanza que me dispensa, en paralelo co n Lessing,
me inquieta. Pues de hecho no p o seo mérito alguno digno d e tal
alabanza: es co m o si viese a mi lado al iró nico o burló n, que me
atribuye tales pretensiones y toma d e ello o casió n para la malicio
sa falta. D e hecho no pierdo la esperanza de que m e quep a algún
mérito en el campo en el que trabajo. Recibo o bjecio nes d e todos
lados, so bre la esterilidad en la que p arezco estar sumid o desde
hace largo tiem p o , cuand o en realid ad nunca he trabajad o de
manera más sistemática e intensa que en esto s año s, d esd e que
usted no me ve. M uchos temas, cuya elabo ració n obtend ría pre
sum iblem ente éxito p o r un tiem p o , se acumulan en mis mano s
co m o suele o currir cuando uno se ha provisto d e alguno s princi
pios suficientemente fecundo s. Pero están co ntenid o s en su co n
junto , p o r un asunto capital, co m o p o r un d ique, [asunto] en el
que esp ero lograr un mérito perdurable; y en cuya p o sesió n creo
enco ntrarm e ya realm ente; [asunto ] en o rd en al cu al, en este
momento, ya no es necesario tanto pensarlo más, co m o sencilla
mente redactarlo. Tras la realización d e este trabajo, que em pren
d o aho ra d e inm ed iato —lueg o d e hab er sup erad o lo s últim o s
impedimentos apenas el verano p asad o - m e instalo en un campo
abierto cuy o reco rrid o será co m o una d iv ersió n ante mí. Hace
falta mucha o bstinació n -si d ebo d ecirlo - para seguir sin vacila
ció n un plan co m o éste; co n frecuencia m e he visto em p ujad o
p o r las dificultades a ded icarme a otras materias más agradables,
( M M A N U E L JÍ A N T
deslealtad d e la que una y otra vez y otra m e han hecho reaccio
nar, en parte la superació n d e alguno s impedimentos, en parte la
impo rtancia d el asunto . Usted sabe que es p reciso p o d er avistar
el cam p o de la razó n que juzga co n ind epend encia d e to d o s los
princip io s em pírico s, es decir, de la razón pura, p ues [cal cap aci
dad ] se encu entra a p r i o r i en no so tro s y no p u ed e esp erar a
enco ntrar su ap ertura en m o d o alguno en la exp eriencia. Pues
bien, para esp ecificar la esfera completa d e ese cam p o , sus partes
estructurales, lo s límites y su co ntenid o total co nfo rm e a princi
p io s seg u ro s, y p ara c o lo c ar lo s m o jo nes d e tal m o d o que se
pueda saber en el futuro co n seguridad si uno se encuentra en el
terreno d e la razó n o d e la sofistería, hace falta una crítica, una
d iscip lina, un cano n y una arquitectó nica d e la razó n pura; po r
end e, una ciencia formal para la cual no se p ued e utilizar nada
sacad o d e las que ya hay; y que precisa para su fundamentación
incluso d e exp resio nes técnicas co mpletamente pro pias. No pien
so terminar este trabajo antes d e Pascua, sino que em plearé en él
una p arte d el p ró xim o v erano , en la m ed id a en que mi salud ,
continuamente quebrantada, m e permita trabajar. Pero ruego, no
o bstante, que acerca d e esta previsión no se susciten exp ectati
vas, las cuales suelen ser a veces molestas y co n frecuencia perju
diciales.
Y ahora, querid o amigo, le ruego que a la hora de co n
testarm e no m e d ev uelva mi negligencia sino que m e ho nre de
v ez en cuand o co n noticias d e su ento rno , so bre to d o literarias;
que m e reco miend e encarecidamente al Sr. Mendelssohn y, si hay
o casió n, a lo s Sres. Engel y Lambert y tam bién al Sr. Bo d e, que
m e envían saludo s a través del Sr. Reccard, y, p o r lo demás, que
co nserv e en perpetua amistad a su muy humilde servid or y amigo I.
I. Ka n t
1126]
CORRESPONDENCIA
[30]
A W i l h e l m Cr i c h t o n
Kó nig sberg , 29 d e ju lio d e 1778
De su lima.:
¿Pued o pro mecerle alg o que para m í no tiene duda, a
saber: la participació n más grand e y eficaz, en el mantenimiento
y fo m ento d e una d e las institucio nes m ejo r hechas d el mundo,
tan pro nto co m o usted se haya persuadido d e su utilidad? El Ins
tituto fund ad o p o r Based o w , que se encuentra en la actualidad
bajo la plena d irecció n del Sr. W olke, ha adquirido un nuev o for
mato al cuidad o d e este hombre infatigable, cread o para la refor
ma d e las instituciones educativas, co m o p o nen d e manifiesto sin
ningún g énero d e dudas las noticias publicadas po r el Philanthropin, que tendré el ho no r d e enviarle. D esp ués d e la marcha de
algunas cabezas, en general bienintencio nad as aunque un tanto
fanáticas, to d o s lo s puesto s están o cup ad o s p o r maestro s selec
cio nad o s, y las nuevas ideas, más depuradas en la actualidad, se
han dirigido a la más firme alianza co n to do lo que tenía d e útil la
vieja forma d e educar. El mundo siente vivamente en esto s tiem
pos la necesidad de mejo ras en la ed ucació n; sin em bargo los dis
tinto s ensay o s realiz ad o s c o n e ste fin no h an resu ltad o . El
(Philanthropin) de F. V. Salís [en Marschlins, 1775] y el d e Bahrdt
(en Heidesheim, 1777J se han cerrad o. A hora qued a só lo el Insti
tuto de Dessau. Con to da seguridad la razón estriba simplemente
en que tiene al frente al ind escrip tiblem ente activ o y m o d esto
W o lke, que no se d eja am ed rentar p o r ning ún o bstáculo , que
p o see además la rara cualidad de p erm anecer fiel a sus planes sin
o bstinació n, y bajo cuya vigilancia esta institución se convertirá
co n el tiempo en la matriz originaria de todas las buenas escuelas
d el mundo, si al m eno s al principio se le presta d esd e fuera asis
tencia y aliento.
( M M A N U EL K A N T
Su lim a, v erá en la carta ad junta q u e, d esd e q u e me
fuero n enviad o s para su distribución lo s últimos número s d e las
C o n v e r s ac io n e s P e d ag ó g ic as , se esp era d e m í q u e anim e a la
g ente info rm ánd o la igualm ente para m antener la suscrip ció n, y
en general, para que se g enere solidaridad y co labo ració n co n el
Instituto. Me encuentro d isp uesto co rd ial y so lícitam ente a ello ,
pero m e p arece no o bstante que la influencia sería mucho mayor
si Su lim a, mostrara su interés hacia este asunto , y ap o rtara su
nombre y su pluma en beneficio de esta obra. Si m e permite dar
esta esperanza al Instituto, se d esencadenaría el agrad ecimiento y
la más go zo sa acep tació n d e una pro puesta tan g enero sa. Sería
un ho no r para mí en ese caso asistirle siempre que fuera preciso,
p ro p o rcio narle la lista d e lo s suscrip to rcs actuales; y s¡ hubiese
alguna tarea (p o cas pued e haber en un asunto co m o éste) que su
lima, no pudiese realizar p o r estar o cupad o en otras más necesa
rias, yo la asumiría co n mucho gusto.
Considerando to d o lo que antes no era co mpletamente
de su agrado len el Instituto!, no dudo en abso luto de que se sen
tirá satisfecho co n las nuev as o rd enanzas ya co nso lid ad as; en
tales circunstancias, esto y seguro de su celo p o r participar en una
institució n d e tan g ran utilid ad , y p o r tanto no tem o q u e este
requerimiento mío sea mal recibid o po r su parte; d e quien p o r lo
demás co n el máximo resp eto soy su muy seguro servidor,
I M M A N U E L
K A N T
P. S. Le ruego encarecid amente me envíe d e nuevo esta carta en
su co ntestació n. Pues si acep ta la petició n, podría ap arecer en el
suplemento del D iar io d e K ón ig sberg , si a usted le p arece bien; y
al final de la suya, presentaría yo de nuevo ésta.
[ 1281
C O R R E S PO N D E N C I A
[ 31 ]
A Ch r i st i a n H. W o l k e
Kó nig sberg , 4 d e ag o sto d e 1778
Ho norable amigo:
Si yo fuera cap az de reunir aquí to d o s lo s elo g io s que
só lo la más grand e ad ulación pued e inventar, só lo expresarían el
sentim iento verd ad ero y leal d e mi co razó n. Usted es la última
ánco ra d o nd e p ued e so stenerse ho y día la esp eranz a to d a d e
quienes comulgan en un asunto cuya sola idea co lm a el corazón.
La perseverancia para ejecutar co n tantos impedimentos un plan
tan grande, le hace acreed o r a la admiración y agrad ecimiento de
to d o aquél que co m p rend e lo que sig nifica ser ho m bre en su
to tal d eterm inació n; y aunq ue só lo un refinad o c o ncep to d el
ho no r le empujara a sacrificar to d as las co m o d id ad es d e la vida
en fav or del bien p úblico , no habría en p arte alguna m ed io más
certero d e legar su no m bre a la gratitud d e futuras generacio nes,
que la o cup ació n a la que usted se co nsagra, la cual -tal co m o yo
y otros co nmigo , esp eram o s- alcanzará co n seguridad su fin (si el
cielo le co nserva co n salud).
A cabo d e recibir ahora mismo el p aquete co n lo s últi
mos número s d el primer año de la R ev ista P edag ó g ic a y los vo y a
distribuir co nv enientem ente. Al mismo tiem p o tengo que darle
noticia acerca de un cam bio o -c o m o y o lo esp ero - una mejora
en el m o d o co m o pued en gestio narse lo s asuntos d el Philanthropin en nuestra co marca. El perió d ico d e Kanter, el único a través
del cual pued en difundirse entre el público avisos científicos, ha
cambiado co nstantemente d e manos. En la actualidad lo dirige el
p red icad o r refo rm ad o y Dr. en Teo lo gía Crichton. Este hombre,
p o r otra parte gran letrado, no se había d eclarado en los últimos
tiempo s particularmente favo rable al Philanthropin. Y d ad o que
su ju icio —tanto a trav és d e su extenso círcu lo d e co no cid o s,
1129)
I M M A N U EL K A N T
co m o en el periód ico , actualmente en su poder— podría significar
un gran o bstáculo en el cam ino de mi intenció n totalmente iden
tificada co n usted, he recurrido, en lugar de a la estéril controver
sia, a un m ed io más liso njero p ara p o ner a este ho m bre d e su
lado, a saber, convertirlo en jefe de sus asuntos aquí. Esta tentati
va ha dado resultado, al presentarle las importantes mejoras que
se han realizad o en el In stitu to b aj o la d ir e c c ió n d el Sr. Wolke,
abriénd o se un cam ino para que, sin refutar su juicio anterior, se
pase a otro co mpletam ente o puesto . Creo que este med io puede
ser útil en to d o caso . Pues aquello s que niegan el éxito cuand o
só lo tienen la segunda voz, cam bian normalmente su to no y pala
bras cuand o les to ca llevar la vo z cantante.
En resum id as cuentas, he entregad o al Sr. p red icad o r
Dr. Crichton la lista d e las suscrip cio nes actuales y el encargo que
y o tenía de fo mentar d e la m ejo r manera sus asuntos p o r med io
d e anuncio s p úblico s, reunio nes y o tro tip o d e iniciativas; y ha
acep tad o co n g usto . A ho ra le rueg o encarecid am ente q u e le
escriba al m encio nad o Sr. Crichton tan pro nto co m o le sea po si
b le, que le exp rese su co nfianza y esp ecialm ente que le d é, o
bien p o r escrito una brev e idea de las mejoras que el Instituto ha
experim entad o d esd e que usted es director, tanto en el plantea
miento, co m o en la ejecució n, o bien le pro m eta alg o d el estilo
en el pró ximo número d e las C o n v ersac io n es P e dag ó g ic as . Pues
pareció inquietarse ante la o bjeció n d e có m o justificar su nueva
forma de pensar al hacerse esto público ; necesita po r tanto algu
nas razones para este cam bio , que em anen de la co sa misma, sin
que tenga que d esd ecirse d e su juicio anterior.
Lo s d o s d istam o s co m o c ielo y tierra en cuanto a lo s
principios según lo s cuales d ebe enjuiciarse el Instituto. Él co nsi
dera la ciencia esco lar [la Did áctica] co m o lo ú nico necesario ,
mientras que para m í se trata d e la fo rm ació n d el ser humano ,
tanto p o r lo que resp ecta a su talento , co m o a su carácter. Pero
d esp ués d e la buena o rganizació n que usted ha lo grad o se no s
M301
C O R R E S PO N D E N C I A
puede co ntentar a los do s. No olvide tampo co en el futuro hacer
le entrega de un ejem plar d e to d o s los número s del año pró ximo;
y cuíd ese al m ism o tiem p o d e q u e lo s v ario s p aq u etes -q u e ,
co mo hasta ahora, se han de enviar aq u í- no causen gasto co m o
hizo hace p o co el jud ío Hartog Jac o b s al que tuvimos que pagar
de nuestro bo lsillo 5 florines d e portes (incluid os 24 gro schen en
co ncep to d e fielato p rusiano ) cantid ad que no es fácil ni co nv e
niente repartir entre los interesados.
A unque p arezca que de esta manera y o m e d esentien
d o de la tarea aquí, no hay que verlo así d e ningún mo d o. Puesto
que en la situació n actual de nuestros periódicos no po día servirle
a usted más que d el mod o ya sabido , decidí esto otro, pero ofre
ciénd o le a la v ez al nuev o encargad o mi ap o yo siem p re que se
encuentre en alguna dificultad, del m ism o m o d o que m e o fr e z c o a
usted co n la misma dispo sició n para cualquier otro encargo, y para
todo lo que co ncierna a su interés. Saludánd ole co rd ialm ente de
parte d el Sr. Motherby, de su espo sa y de su hijo, soy, co n el máxi
mo respeto, de usted y d e to do el Instituto su muy seguro servidor
I. K a n t
[ 32]
De M a r c u s He r z [ acor t ada]
Berlín,
24
d e no v iem b re d e 1778
Muy ho no rable seño r profesor, venerable maestro:
A quí m e tiene d e nuev o exig iénd o le. ¿No es verd ad ,
hombre queridísimo, que so y un ser humano molesto? Discúlpe
me, pues parto d el supuesto d e que co no z co al ho m bre a quien
me atrevo a soliviantar, el cual no podría ser o tro que aquél que
en todo m om ento está y habita en el centro d e mi co razó n y d e
mi cabeza.
( 1 3 1 )
IM M A N U El XA N T
Disfruto este inv ierno d e una v entura a la que nunca
había llegado mi imaginación co n tod os sus d eseo s. Al día de hoy
p rego no p o r vigésima v ez p úblicam ente su enseñanza filo só fica
co n un éxito q u e sup era to d as mis exp ectativ as. El núm ero d e
mis o yentes se incrementa cada día; ha llegado ya a treinta y tan
to s, la mayo ría g entes d e buena p o sició n e ilustrado s d e p ro fe
sión: p ro feso res d e med icina, pred icad o res, co nsejero s privados,
ingeniero s fiscales d e m inas, etc., entre lo s que nuestro d ig no
ministro [barón vo n Zedlitz] está a la cabeza. Él es siempre el pri
mero en mi sala, y el último que se va, y no ha perd id o nunca
todavía ni una hora, al igual que ninguno d e lo s otro s. Tengo que
co nfesarle, mi q u erid o m aestro , que este cu rso , co nsid erad o
d esd e m ucho s p unto s d e vista, está siend o para m í uno d e los
fenó m eno s más extraño s y no pasa un so lo día sin que med ite
acerca de lo im po sible que es que y o pued a d evo lverle a usted,
ni aun a través d e todas mis accio nes en el mundo, ni la décima
parte d e la felicid ad de que disfruto en una so la ho ra gracias a
usted, ¡solamente gracias a usted!
H e reco rrid o la mitad d e la Ló gica y p ienso lleg ar al
final co n la otra mitad de aquí a enero . Conservo uno s cuanto s
cuad ernos muy co m p leto s d e sus leccio nes de ló gica y a ello s he
de agradecer el éxito . Só lo d e v ez en cuand o , sus fecundas ideas
m e llevan a perspectivas que gustan a mis o yentes. Pero el funda
mento d e to do [lo que digo] se encuentra en usted.
D e ahora en ad elante depend erá simplem ente d e usted
que pueda d efenderme en la metafísica. No d ispo ngo siquiera d e
un ejemplar d e apuntes inco mpleto s d e sus leccio nes y evid ente
mente sin ello s la entera tarea m e resultará casi impo sible. Cons
truir so lo , desde la base, tan co mpletamente desguarnecid o: para
eso no tengo ni fuerzas ni un tiem p o que m e arrebatan en su
mayor parte mis asuntos prácticos.
Le ruego p o r tanto, un vez más, me envíe co n el primer
c o r r e o p o r lo m e n o s alg u n o s c u ad e r n o s in c o m p le t o s , si e s que
[1321
C O R R E S PO N D E N C I A
co nseg uir lo s muy co m p leto s ha d e sup o ner alguna esp era. La
variedad, p ienso yo , suplirá en cierta medida a la inco mpletud,
en la m ed id a en que cad a uno se fija en alg o d iferente. Po r el
momento pido especialm ente una onto lo gía y una cosmo lo gía.
Me to m o la libertad d e recomend arle d esd e ahora a un
jo v en curland és, el no ble H. v o n N o lte, que está d e v iaje p o r
aquí. Es un jo ven muy co m petente y bien ed ucad o que ha estado
durante un año d e serv icio en Francia y ahora se dirige a Rusia.
Le lleva algo para su co lecció n de ilustrados.
Po r algunas cartas que el Sr. Kraus ha escrito a sus ami
gos, v eo lo p reo cup ad o que se encuentra el buen ho m bre co n
motivo de su estancia aquí. Tenga la bo nd ad d e asegurarle que
moveré to do lo que haga falta para que le sea lo más eco nó m ica
po sible. Pod rá co m er gratis en casa d e Fried land er y ya se han
hecho gestio nes para que el alojamiento sea gratuito.
Soy y seré durante toda mi vida co n el máximo respeto
su seguro servidor:
M. Her z
[33]
A Ma r c u s Herz
Kó nig sberg , 15 d e d iciem b re d e 1778
A preciadísimo amigo:
N o m e h e o lv id ad o d e su en carg o au nq u e no haya
podido cumplirlo d e inmediato , p ues apenas me ha sid o po sible
lo calizar una co p ia d e un curso d e la E n c ic lo p e d ia F ilo s ó fic a ,
pero sin tiempo para revisarlo o para cambiar algo . Se lo envío de
todos mod os, p ues tal v ez ahí se pueda enco ntrar algo o sacar de
ahí algo que pued a facilitar un co ncep to sistemático d e los co no
cim iento s p uro s d el entend im iento en cuanto que se o rig inan
(1331
I M M A N U El KANT
realm ente en no so tro s a partir d e un p rincip io . El Sr. Kraus, al
que le he entregad o esto , m e ha pro metid o lo calizar durante su
viaje uno o tal v ez d o s ejemplares d el curso d e Metafísica y dárse
lo s a usted. Puesto q ue él frecuentó mis clases d esd e sus co m ien
zo s d esp u és d e hab erse interesad o p o r o tras c ienc ias, no se
d ed icará en abso luto a sus leccio nes, lo cual m e p arece lo más
aco nsejable, p ues alguien co m o él, en este tip o d e materias, só lo
d escubriría un escenario d e d isp utas. Lo reco m iend o , co n el
mayor encarecimiento , a su amistad, co m o un jo v en bienpensante y lleno d e ilusiones.
La causa p o r la que no he sid o afo rtunad o en la bús
qued a d e co p ias d e leccio nes co m p letas es q u e d esd e 1770 la
Lógica y la Metafísica so lam ente las he impartido públicam ente,
co n lo que co no zco a muy p o co s d e mis o yentes, que enseguida
desaparecen sin que se lo s pueda encontrar. No o bstante desearía
po der co nseguirle so bre to d o lo s Pro legó m eno s d e la Metafísica
(todavía no se trata de la o bra de título similar] y la Onto lo gía en
mi nueva exp o sició n, en do nd e la naturaleza de este saber o dialectizar [W issen o d e r V em ü n jieln ] se ha distinguido mucho mejo r
d e lo q u e se ha hecho nunca, e incluy o alg ún o tro asunto en
cuya publicació n esto y ahora trabajando.
Q uizás el Sr. Kraus ya se haya enco ntrad o co n usted
cuand o le llegue esta carta, o llega entre este co rreo y el siguien
te, que dirigiré a Su Excelencia el Sr. ministro v. Z edlitz y a su
secretario . Le p id o - e n caso d e que el Sr. Kraus haya lleg ad o
antes que mi carta— p rev enir am ablem ente d e ello al últim o , a
saber, al Sr. Biester, ro gánd o le que entreg ue a Su Excelencia el
manuscrito (d e la geografía física) que aquél porta .
Co ncluyo ya a to d a prisa, esp erand o p o d er co nv ersar
más co n usted la pró xima vez, y co n el sentim iento de un leal y
afectuo so am igo y servidorI.
I. Ka n t
[ 1 34]
V
La C r ít ic a d e l a r a z ó n p u r a
o l a c o n sa g r a c i ó n d e u n f i l ó so f o
(1781-1784)
C O R R E S PO N D E N C I A
[34]
D e J o h o n n Fr i e d r i c h H a r t k n o c h
Riga, 15 d e o ctu b re d e 1780
He recibid o su carta d el 11 d e o ctubre y le doy las más
expresivas gracias p o r haber atendid o a mi ruego [ser el edito r de
la C rítica d e la r az ó n p u ra] . De la impresión d e la o bra se o cup a
rá el Sr. Sp ener d e Berlín, a quien le pido envíe el manuscrito tan
pro nto co m o esté terminad o, o al m eno s cuand o esté en limpio
en su mayor parte. Si revisa la co p ia en limpio, d e forma que el
m anuscrito no co nteng a faltas, co n seg urid ad el c o rrec to r no
introducirá ninguna. La imprenta berlinesa, aunque es más cara,
es fam o sa p o r eso , p o rque las co rreccio nes se hacen bien. No
obstante, antes d e finalizar la impresión le enviaré, a mi co sto , la
capilla, co m o no so tro s la d eno m inam o s, para que lo s p equeño s
fallos se pued an agregar al final co m o fe d e erratas, para que los
erro res tip o gráfico s impo rtantes se corrijan, y las páginas en las
que ap arecen p ued an co rtarse. Po r lo que se refiere ai tip o de
letra, p ienso en el co rp us red o nd o co m o medida d e cicero . Ésta
no presenta la estrechez de impresión d e lo s E n say os de Tetens,
sino q u e se esp acia más, ya que la im p resió n en Tetens fatiga
realmente la vista al leer. Al mismo tiempo voy a afinar dejando un
bo nito y amplio margen, para que la impresión resulte elegante.
En lo demás, la organización d e la estructuración inter
na de la o bra se la ind icará usted mismo al im p reso r cuand o le
envíe el manuscrito.
Me p arece b ien el ho no rario d e 4 tálero s reales p o r
pliego impreso, y p ued e usted p ercibir d e inmediato contra reci
bo , de mano s d el Sr. Toussaint, los primeros 100 táleros.
Con la exp resió n d e mi co nsid eració n más distinguida
soy, de II. Exc.a, muy seguro servidor
Jo h a n n Fr . H a r t k n o c h
[ 1 3 7 ]
I M M A N U El KANT
[35]
A Ca r i Sp e n e r
Kó nig sberg , 1 d e m ay o d e 1781
Muy no ble Sr:
Le sup lico tenga la bo nd ad d e co m p letar lo s m ucho s
desvelo s que le he o casio nad o d ignánd o se p ro p o rcio narle al Sr.
Herz -q u ien tiene el p lacer d e hacerle llegar esta m isiv a- su ama
ble respuesta oral en relació n co n cieñas averiguaciones; y darle
la orden al Sr. Gruñen de que le envíe a usted po r co rreo urgente,
en cuanto la o bra esté lista, 4 ejem p lares, a saber, uno en papel
fino , co m o ejemplar-regalo , m ás o tros tres, haciend o entrega de
lo s mismos a co ntinuació n al Sr. Herz. (...) Soy, muy atentamente,
d e su ilustrísima su muy seguro servidor,
I. K a n t
P. S. El ho no rable Sr. H artkno ch me ha ap ro bad o entre 10 y 12
ejemplares d e libre disposición.
[36]
A M a r c u s Her z
Kó nig sberg , d esp u és d el 11 d e m ay o d e 1781
Ilustrísimo Sr., apreciadísimo amigo:
Reciba las más expresivas gracias p o r la molestia que se
ha to m ad o d e rep artir lo s cuatro ejem p lares d e mi libro . Pero
mucho más todavía p o r haberse pro puesto estudiar a fo nd o este
escrito , a p esar d e que tiene su p ro p io trabajo de escritura (he
oíd o que está elabo rando una enciclo ped ia d e med icina). Sé que
d e entrada cuento co n muy p o co s lecto res que se to men tal tra
[ 1381
C O R R E S PO N D E N C I A
bajo , aunq ue esto y m o d estam ente co nv encid o d e q u e co n el
tiempo [el interés po r el mismo] se hará más general; pues no se
puede esp erar que el m o d o d e p ensar se instale d e repente en un
carril p o r co m p leto d esaco stumbrado hasta el m om ento , sino que
se necesita tiempo para d etener p o co a p o co la antigua marcha, y
llevarlo co n impulsos graduales a la d irecció n contraria. Pero só lo
del ho mbre que ha cap tad o y co m p rend id o mis pensam iento s e
ideas co n la mayor rapidez y exactitud, entre to dos los que la for
tuna m e ha d ad o co m o o yentes, [só lo d e ése] pued o esp erar que
logre en p o co tiempo hacerse precisamente co n la id ea de mi sis
tema que p erm ite un ju icio acertad o acerca d e su valor. Pero a
quien le parezca claram ente enfo cad o [en mi libro] el estad o en
que se encuentra la metafísica, no d ig o ahora, sino el estad o en
que ha estad o siempre, encontrará tras una fugaz o jead a que vale
la p ena d ejarlo to d o en su sp enso en este tip o d e trab ajo , al
meno s hasta que se haya resuelto p o r co m p leto la cuestió n que
aquí se dirime; y ento nces mi escrito , sosténgase o no , no puede
p o r m eno s q u e p ro v o car una transfo rm ació n co m p leta d e la
forma de pensar, en esta parte d el co no cim iento humano que tan
íntimam ente no s co ncierne. Po r mi parte, no he p retend id o en
abso luto crear ilusio nes, ni he fo rzad o ap ariencias d e razo nes
para trabar mi sistema, sino que he preferido d ejar pasar lo s años,
hasta p o d er llegar a una co m p rensió n d el co njunto que pudiera
satisfacerm e p lenam ente, a la cual he p o d id o llegar ad em ás de
manera tal, que a esta altura no encuentro en el asunto principal
nada que d eseara cam biar (co sa que nunca m e ha o currid o en
mis o tros escrito s), aunque a v eces pienso que me gustaría haber
añad id o acá y allá p eq ueño s ap énd ices y alg unas aclaracio nes.
Este tip o d e investigació n será siem p re difícil, p ues co ntiene la
metafísica de la m etafísica; p ese a ello , he co nceb id o un plan
conforme al cual p ued e alcanzar po pularidad, p ero p uesto que el
mo tiv o fue d esp ejar el cam ino , habría sid o p o co o p o rtuno al
1 139]
I M M A N U EL K A N T
principio mostrar d e una v ez ia totalidad de ese tip o d e co no ci
m iento , seg ún su co m p leta articulació n; d e haberlo hecho así,
habria empezado directamente po r lo exp uesto bajo el título d e la
antino mia d e la razó n pura, lo cual hubiera p o d id o hacerse en
bellos retó ricos discursos, y habría estimulado las ganas del lecto r
de investigar las fuentes de este antagonismo. Pero para empezar,
hay que hacer justicia a la dimensión acad ém ica, y só lo después
se p ued e tener en cuenta tam bién que se vive p ara agrad ar al
mundo.
Q ue el Sr. M end elsso hn haya d ejad o d e lad o mi libro
me resulta muy d esagrad able; esp ero sin em barg o q u e eso no
será así ya para siem p re. Él es el ho m bre más im p o rtante entre
to dos lo s que p ued en ilustrar al mundo en este asunto ; después
de él, el Sr. Tetens y usted, mi queridísimo, so n las personas co n
las que cuento p o r encim a d e lo s demás. Le ruego que, junto a
mis mayores respeto s le transmita [a Mendelssohn] una reco m en
dación dietética que y o me he aplicad o a mí mismo y que -d ad a
la similitud de nuestro s estud io s y la debilidad d e salud que nos
p ro v o c an - c reo q u e p o d ría serv ir tal v ez p ara d ev o lv erle al
mundo ilustrado a un ho m bre tan excep cio nal, que se aparta de
él co n to do d erecho si piensa que una actividad así no es co mpa
tible co n su salud. La reco m end ació n es la siguiente: d esd e hace
cuatro año s, habiénd o m e p ercatad o de que estud iar p o r las tar
d es y so b re to d o al ano checer, y d e que leer sin interrup ció n
libros aunque sean fáciles, no es en abso luto co m patible co n mi
salud, he decid id o, aunque esto y en casa prácticamente todas las
tardes, m ás que co ncentrarm e, d istraerme co n una lectura fácil
pero interrumpida frecuentem ente co n pausas, a la v ez que co n
reflexio nes deshilvanadas so bre materias, tal co m o se m e presen
tan p o r sí mismas, azaro samente; en cambio , tras una no che tran
quila me o cup o to da la mañana en reflexio nar y escribir incluso
hasta la fatiga; de este mod o mi salud ha aumentado no tablemen
1 140]
C O R R E S PO N D E N C I A
te, puesto que la distracció n de lo que resta d e día remed ia todas
las ag resio nes a la fuerza v ital. En este co nsejo , que d o y a un
hombre p reem inente, que ciertam ente no necesita que y o se lo
dé, estoy interesado y o mismo, p uesto que su g enio [...] [incom
pleta en la Ak. Ausgabe.]
[ 37]
A G o t t h i l f Ch r í st í a n Re c c a r d
Ko nig sberg , 7 d e ju nio d e 1781
Ruego se notifique al Sr. Bem o ulli, co n mi máximo res
peto, que, tras su carta del 3 de febrero d e 1766, no recibí d el Sr.
Lambert nada más que una co ntestació n a mi carta d e 1770, en la
que me hace algunas o bjecio nes en relació n co n lo s enunciado s
relativos al tiem p o , exp uesto s en mi D isertació n, q u e le había
enviado; pero he extraviado [esa carta], y en cuanto la encuentre
estará co n mucho gusto a d ispo sició n del Sr. Bem o ulli. La causa
d e la interrup ció n d e m i co rresp o nd encia, a la q u e m e había
exhortado este ho m bre em inente - y que hubiera po d id o ser tan
importante para m í-, residió en que, aunque yo em p ezaba ento n
ces a desarrollar [el tema de] la naturaleza del uso d e la razó n que
se denomina Metafísica, se m e mostraban tam bién nuev as p ers
pectivas, y que siempre tenía la esperanza d e llevarlas en brev e a
completa claridad, lo cual aplazaba co ntinuam ente la co m unica
ció n de mis p ensam iento s. Só lo muy p o co antes d e su falleci
miento, tan triste para mí, llegué a co nclusio nes cuyo resultad o
expuse en la C rítica d e la r az ó n p u r a. La ed ició n de las cartas de
Lambert pued e ciertamente ser muy útil, y será para mí un ho no r
que haya entre ellas algunas dirigidas a mí. Por lo que se refiere a
mis resp uestas, d e las q u e no he co nserv ad o co p ia ninguna,
mucho me tem o que resulten muy insignificantes, puesto que lo
que hubiera d ebid o co nstituir pro piamente su co ntenid o qued ó
1141]
I M M A N U El KANT
siempre aplazado; po r lo cual, en ia medida en que ello sea po si
ble, rogaría que se excluyeran d e la co lecció n, a cuyo realce no
contribuirían en nada.
Ka n t
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Cubierto de la primero ed ició n d e lo Critico d e h r az ó n p u r o , 1781.
[142]
C O R R E S PO N D E N C I A
[38]
D e M o se s M e n d e l sso h n
Berlín, 10 d e abril d e 1783
Honorable Sr.:
Q uien tiene la satisfacció n d e hacerle llegar esto es el
hijo [Friedrich vo n Gentz] d e uno d e los mejo res hombres que sir
v en al g ran Fed erico ; y su v enerab le p ad re, q u e le c o n o c e a
usted, cree p o d er añad ir alg o a esta impo rtante reco m end ació n
co n la mía propia. El buen juicio d e que disfruto a sus o jo s es tan
halagüeño para mí, que d esearía o bviam ente p o d er m antenerlo
entre lo s hombres de bien. Y usted, queridísimo pro fesor, mucho
me quiere realmente, cuand o le co nced e esto a mi am o r propio.
Para usted, d e to d o s mod os, cualquier jo ven que aspira a la sabi
duría y da p o r sí mismo p ruebas auténticas d e que es d ig no de
ser dirigido p o r usted está reco m end ad o co m o si fuera un hijo.
No sé qué regio mo ntano s me han asegurado hace uno s
meses que vendría usted este verano p o r aquí para viajar luego
hacia Pyrmont o Spa. ¿Po dremos sus amigos esp erar tal cosa? En
realidad este v iaje p o d ría ser salud able para usted , incluso sin
baño s ni manantiales; ello m e hace p ensar que está d isp uesto a
sacrificar a Esculapio su co mod idad, y [acallar) to do el ejército de
reparo s que una agud a hip o co nd ría p ued e o p o ner al v iaje. En
Berlín enco ntraría m ucho s brazo s abierto s, p ero tam bién algún
corazón, entre ello s el d e un ho m bre que proclama su admiración
a usted, sin po der seguir sus pasos. Desde hace año s esto y co mo
muerto para la metafísica. Mi debilidad nerviosa m e p ro híbe cual
quier esfuerzo , y he de distraerme entretanto co n trabajo s m eno
res, de lo s cu ales tend ré la satisfacció n d e env iarle en brev e
algunas pruebas. Su C rit ic a d e ia r az ó n p u r a es para m í precisa
mente un criterio de salud. En cuanto creo haber reco brad o fuer-
[U3]
IM M A N U í l KANT
zas, m e atrevo co n esta obra, demoledo ra para el sistema nervio
so ; y no he perdido d el to do la esperanza d e p o d er meditarla en
su totalidad en esta vida. Suyo
Mo s e s M e n d e l sso h n
[39]
D e Ch r i st i a n G a r v e
Leip zig, 13 d e ju lio d e 1783
Muy ho no rable señor:
Usted invita al recenso r d e su o bra en los p erió d ico s de
Gottingen [Z u g aben z u de n G ó llin g er g elehrte A n z eig en ] a que se
id entifique. Pues bien, yo no p ued o en ningún caso reco no cer
co m o mía esa recensió n tal co m o ap arece allí. No habría co nsue
lo para mí, si hubiera em anad o íntegramente de mi pluma. Tam
p o c o c re o q u e ning ú n o tro c o lab o rad o r d e e ste p erió d ic o ,
trabajando so lo , hubiera po d id o producir algo tan p o co co heren
te. Pero a p esar d e to do , alguna p ane tengo en ello , y d ad o que
me importa que un ho m bre al que siempre tuve en muy alta esti
ma m e reco no zca al m eno s co m o un ho m bre ho nrad o -aunq ue
me v ea al mismo tiem p o co m o un metafísico sup erficial-, salgo
del anonimato, tal co m o lo exig e usted en un pasaje d e sus P role
g ó m e n o s . Pero para situarlo en d isp o sició n d e juzgar co rrecta
mente, d ebo co ntarle la historia entera. Hace d o s año s (d espués
d e haber p asad o m ucho s en mi tierra, no tablem ente enferm o ,
o cio so y en la o scurid ad ) em p rend í un v iaje a Leipzig, pasando
po r Hanno ver hasta Go ttingen. Recibí muchas pruebas d e co rte
sía y amistad d e parte d el Sr. Heyne, director, y de o tros co labo ra
d o res d e ese p erió d ico ; no sé q u é sentid o d e ag rad ecim iento ,
mezclado co n alg o de am o r pro pio , m e impulsó a solicitar volun
tariamente mi apo rtación co n una recensió n. Puesto que precisa-
1144]
CORRESPONDENCIA
mente ento nces acab ab a d e p ublicarse su C r it ic a d e Ia r az ó n
p u r a y yo me pro metía un eno rm e p lacer en una gran o bra que
tenía co m o autor a Kant -d ad o que sus p equeño s escrito s previos
me habían procurad o ya tanto -; y dado que al tiempo co nsid era
ba útil para mí tener un motivo para leer este libro co n una aten
ción mayor que la habitual, m e po stulé co m o recenso r d e su obra
aun antes de haberla visto. Esta pro mesa fue precipitada y ésta es,
en efecto , la única insensatez de la que so y co nsciente en to do el
asunto y de la que to davía m e arrep iento . To d o lo d em ás es, o
bien una co nsecu encia d e mi incap acid ad real, o mala suerte.
Reco nocí enseguida, en cuanto em p ecé a leer la obra, que había
elegido mal, que esta lectura iba a ser demasiado difícil para mí,
particularmente en ese m o m ento , durante un viaje, escand o dis
traído, o cup ad o todavía co n o tro trabajo, d ebilitado d esd e hacía
año s y, co m o siem p re, d elicad o d e salud . Le co nfieso q u e no
co no zco libro alguno en el mundo cuya lectura m e haya co stad o
tanto esfuerzo ; y si no me hubiera sentid o co mpro metid o p o r la
palabra dada, habría d ejad o su lectura para tiempo s m ejo res, en
lo s que mi cabez a y mi cu erp o estuv iesen m ás fuertes. Desd e
luego, no m e puse a trabajar a la ligera. Ded iqué a la o bra todas
mis fuerzas y toda la atenció n d e la que soy cap az; la leí entera.
Creo que he co mprend ido co rrectamente el sentido d e la mayoría
de los puntos, separad amente, pero no esto y tan seguro de haber
abarcad o el co njunto . Al p rincip io realicé un extracto co m p leto
de más d e d o ce pliegos, entremezclad o co n las id eas que se me
iban ocurriendo durante la lectura. Lamento que se haya perdido
este extracto ; era, co m o suele o currir co n mis p rim eras id eas,
mejor que lo que luego hice a partir d e ahí. So bre la base de eso s
do ce pliegos, que de ninguna manera podían co nvertirse en una
recensió n perio d ística, elabo ré una recensió n, ciertam ente co n
mucho esfuerzo (p uesto que p o r una p ane quería limitarme, pero
p o r o tra quería resultar co m p rensib le y estar a la altura d e la
o bra). Pero esto resultaba también bastante extenso , p ues no es
ÍU 5)
I M M A N U El KANT
po sible de hecho hacer, sin que resulte absurdo, una brev e rese
ña de un libro cuyo lenguaje hay que dar a co no cer al lecto r en
primer lugar. Envié ésta última, aunque m e di cuenta en seguida
de que sería más larga que las más largas que publica el periódi
co ; en realid ad p o rque no era cap az d e aco rtarla sin mutilarla.
A limentaba la esperanza de que en Gó ttingen, o bien d ebid o a la
extensió n, o bien dada la im po rtancia d el libro , incumplirían la
regla habitual; o bien, que si la recensió n era en cualquier caso
d em asiad o larga, serían cap aces d e abreviarla m ejo r que yo. El
envío se hizo d esd e Leipzig en mi viaje d e vuelta. Durante mucho
tiem p o (d esp ués d e haber regresad o a Silesia, mi patria) no se
p ublicó ; finalm ente recibo el ejem p lar d o nd e se enco ntraba mi
recensió n. Puede usted creer que ni usted mismo habría sentido
al verla tanta indignación o d esco ntento co m o y o sentí. Algunas
frases d e mi m anuscrito efectiv am ente se habían co nserv ad o ,
pero co n seguridad que no exced en la décima parte d e mi recen
sión, ni la tercera parte d e la d e Góttingen. Vi que m i trabajo, que
realm ente no se había hecho sin esfuerzo , había sid o p ráctica
mente inútil, y no so lamente inútil, sino perjudicial. Pues el erudi
to de Gó ttingen que aco rtó e interp o ló mi recensió n, si hubiera
hecho alg o p o r sí m ism o , incluso tras una lectura rápid a d e la
obra, hubiera sid o mejor, o p o r lo meno s más co herente. Para jus
tificarm e ante mis am ig o s d e co nfianz a que sabían que había
hecho un trabajo para Gó ttingen, y para suavizar al m eno s ante
ello s la m ala im p resió n que esta recensió n tenía que causar a
cualquiera, envié mi manuscrito, luego d e haberlo recuperad o al
cabo d e un tiempo , d esd e Góttingen al co nsejero Spalding, a Ber
lín. D esd e ento nces N ico lai m e ha so licitad o p ublicarlo en la
B ib lio t e c a U n iv ersal A le m an a (D eu t sc he A llg em ein e B iblio tbek] .
He asentid o co n la co nd ició n d e que uno d e mis amigos berline
ses la co mpare co n la recensió n de Gó ttingen, en parte para que
cambie las frases que se conservaron allí, y en parte p o r asegurar
antes si v ale en abso luto la p ena. Pues en esto s m o m ento s me
[ 1461
C O R R E S PO N D E N C I A
encuentro totalmente incapaz d e d ed icarle ningún esfuerzo más.
pues bien, no sé nada más al respecto . Junto co n esta carta escribo
también al Sr. Spalding y le pid o, si el manuscrito no está impreso
todavía, que m and e hacer una co p ia y se la env íe a usted junto
co n mi carta. Ento nces po drá usted comparar. Si se encuentra tan
insatisfecho co n esta recensió n co m o co n la d e Gó ttingen, será
una prueba d e que no teng o p enetració n suficiente co m o para
juzgar una o bra tan d ifícil y p ro fund a; y d e que no está escrita
para mí. Creo, no o bstante, que aunque se encuentre insatisfe
cho, pensará co n to d o que m e d eb e algún resp eto y co nsid era
ción; y esp ero todavía co n más certeza, que se convertiría en mi
amigo, sí llegáramos a co no cerno s personalmente.
No quiero d esmentir co mpletamente d e mí lo que usted
reprocha al recenso r d e Gó ttingen, a saber, que se haya eno jad o
ante las dificultades que ha tenid o que superar. Confieso que me
he ind ig nad o a v eces; p o rque creía que d ebía ser p o sible que
verdades que d eben p ro m o ver reformas impo rtantes en filo sofía
puedan hacerse co m p rensibles a quienes no están d el to do d es
habituados a reflexionar. He admirado la magnitud d e la potencia
que ha sid o cap az de penetrar una serie tan larga de abstraccio
nes ex trem as sin fatigarse, sin alterarse, sin desviarse d e su cami
no . H e h allad o tam b ién en m u c ho s ap artad o s d e su lib ro ,
instrucció n y alim ento p ara mi esp íritu. Po r ejem p lo , justo allí
dónde usted d ice que hay ciertas p ro p o sicio nes co ntradicto rias,
que pueden demo strarse d e manera igualmente co rrecta. Pero mi
opinión ahora es ésta todavía, tal vez equivocada: que el co njun
to de su sistema, si es que ha de ser verdad eramente útil, tendría
que expresarse de un m o d o más popular; y si co ntiene verdad, lo
podrá tam bién hacer; y que el nuev o leng uaje que pred o m ina
férreamente en el sistema d eno ta una gran agud eza en la co ne
xión que se ha establecid o entre las exp resio nes de ese lenguaje;
pero co n frecuencia la refo rma emprend ida en la pro pia ciencia
( 1 4 7 )
I W M A N U EL
KAH7
[que está en cuestión], o la divergencia resp ecto d e las o pinio nes
de otro s, tiene la apariencia d e ser mayo r d e lo que realmente es.
Usted invita a su recenso r a señalar una d e aquellas
p ro p o sicio nes co ntrad icto rias d e m o d o que su co ntraria no sea
suscep tible de una d emostración igualmente co rrecta. Esta invita
ció n p ued e co ncernirle a mi co labo rad o r d e Gó ttingen, no a mí.
Yo esto y co nv encid o d e q ue hay límites en nuestro co no cim iento ,
que d icho s límites se encuentran precisamente cuand o a partir d e
la sensació n es p o sible d esarro llar co n la misma evid encia tales
pro po sicio nes contradictorias. Creo que es muy útil co no cer estos
límites y co nsid ero co m o uno d e los pro pó sito s d e mayor utilidad
de su o bra que usted io s haya d ilucid ado co n mayo r claridad y
co m p leiud que nunca hasta aho ra. Pero no lleg o a v er en qué
medida co ntribuye su C rít ic a d e ¡ a r az ó n p u r a a suprimir estas
dificultades. Por lo m eno s el apartado d e su libro en el que usted
exp lica las co ntrad iccio nes, es inco m p arablem ente m ás claro y
co nv incente (y esto no lo negará usted m ism o ) que aquél en el
que se establecen lo s principios co nfo rm e a lo s cuales estas co n
tradicciones se superan.
Dado que ahora también esto y d e viaje y sin libros y no
tengo a mano ni su o bra ni mi recensió n, co nsid ere lo que digo
aquí so b re to d o esto sim p lem ente co m o m ero s p ensam iento s
im p ro visad o s, acerca d e lo s que no d eb e juzgar co n excesiv o
rigor. Si aq u í o en mi recensió n he p resentad o su o p inió n d e
manera erró nea, ello se d ebe a que la he co m p rend id o mal o a
que m e falla la memoria. La malicia d e alterar el asunto no la he
tenido ni soy cap az de ello.
Po r últim o d ebo p ed irle que no haga uso p úblico d e
esta carta. Pese a que la mutilación de mi trabajo, en los primeros
m o m ento s, cuand o m e p ercaté d e ella, m e p areció un insulto ,
d ejand o eso d e lad o , he p erd o nad o co m p letam ente al ho m bre
que la juzgó necesaria, en parte po rque y o mismo so y el culpable,
por el p leno po der que le co nced í, en parte po rque tengo además
I 148]
C O R R E S PO N D E N C I A
motivos para amarlo y apreciarlo, Y él vería co m o una esp ecie de
venganza el que y o hubiese negad o ante usted ser el auto r d e la
recensió n. M uchas p erso nas d e Leip zig y Berlín sab en que yo
quise hacer la recensió n d e Gd ttingen y p o cas, que so lam ente
una parte mínima d e la misma es mía. Y si bien el d esco ntento
que co n raz ó n, au nq u e d e una fo rm a un tanto d ura, m uestra
usted frente al recenso r d e Gdttingen, arro ja so bre mí a lo s o jo s
de todos ello s una luz perjudicial, prefiero asumir eso co m o casti
g o de una imprudencia (p uesto que fue el co mpro miso d e un tra
bajo cuya extensió n y dificultad d esco no cía); prefiero eso , repito,
a o btener una esp ecie d e justificació n pública, que tendría que
com pro meter a mi am igo de Gdttingen. Soy, co n verd ad ero res
peto y devo ción, muy ho no rable Sr., su seguro servido r y amigo,
Ga rve
[40]
A Ch r i st i o n G a r v e
Ko nig sberg , 7 d e ag o sto d e 1783
Muy ho no rable Sr.:
Hace ya tiem p o que admiro en su p erso na un espíritu
filosófico ¡lustrado y un gusto depurad o po r la lectura y los co no
cimientos mundanos; y que lamento , co n Sultzer, que a talentos
tan excelentes la enfermed ad les impida favo recer al mundo co n
toda su fecundidad. A hora g o zo d el placer, todavía más puro, de
hallar en su misiva pruebas claras de honradez precisa y escrupu
losa y d e una forma de p ensar humanitaria co m p ro metid a, que
otorga a aquello s d o nes d el espíritu su verdadero valor. Esto últi
mo no creo p o d er supo nerlo de su amigo d e Gó ttingen, que, co n
todo d esenfad o , a lo largo de to da su recensió n (p o rque pued o
llamarla suya, d esp ués d e la m utilació n) no resp iraba m ás que
! 149]
I H M A N U Cl KANT
animosidad. En mi escrito había, d esd e luego, algunas co sas que
m erecían ser m encio nad as, a p esar de no co nced er su ap ro ba
ció n a la exp licació n de las dificultades que planteé, aunque sólo
fuera po rque las presenté p o r v ez primera bajo una luz apropiada
y en toda su amplitud; po rque llevé el pro blema, p o r así decir, a
su fórmula más simple, aunque no lo haya resuelto . Pero él, con
cierta fo gosid ad , p ued o incluso d ecir que co n visible enco no , lo
tira to do p o r tierra. Hago notar solamente la menudencia de que
incluso ev itó a p ro p ó sito la abreviatura -Sr.- antes d e la palabra
■autor-, co sa que dulcifica la critica y que se usa habitualmente en
esa revista. Pued o adivinar co n facilidad có m o es este hombre, en
particular allí d o nd e d eja o ír sus p ro p io s p ensam iento s. Como
co labo rad o r d e una revista importante tiene p o r un m om ento en
su poder, ya que no el honor, sí al meno s el prestigio d e un autor.
Por supuesto, él es al mismo tiempo autor, y d e esta manera po ne
tam bién en p eligro su pro p ia fama, que seguram ente no es tan
p equeña co m o él imagina. Pero m e callo ya, p ues usted tiene a
bien llamarlo su amigo. A d ecir verdad , d ebería ser tam bién mi
amigo, aunque en sentid o amplio, si es que la participació n co n
junta en una misma ciencia, y lo s esfuerzo s p eno so s aunque falli
do s para asentar esa ciencia so bre una base firme, p ued en dar
lugar a la amistad literaria. Pero se me o curre que aquí ha sucedi
do co m o tantas veces: este ho m bre ha d ebid o preo cuparse d e si
co n sem ejante reforma habría él d e sacrificar algo d e sus propias
pretensio nes, tem o r co m p letam ente infundado , p ues no se trata
aquí tanto de p o ner límites a los autores, co m o d el entendimiento
humano.
(Teng o q u e interrum p ir aq u í y em p ez ar co n la ho ja
siguiente, po rque el pap el de co pia m alo haría ilegible la letra)*
+Usted p ued e, ho no rable Sr., creerm e firm em ente, e
informarse en cuanto lo d esee en la feria d e Leipzig, a través de
mi editor Hartknoch, d e que y o nunca he creíd o sus afirmaciones,
en el sentid o de que usted hubiese tenid o parte en la recensió n.
[ 1 5 0 ]
C 0 4 H E S P0 N S E N C I A
Ahora me es sumamente agradable o btener la co nfirmación de mi
supo sició n a través d e su am able carta. No soy tan blando ni tan
eg o ísta co m o p ara q u e las o b jec io n es y la crítica m e afecten
-sup uesto que (toda crítica] d eberá destacar también aquello que
yo considero co m o el mérito sobresaliente d e mi escrito -, a no ser
que [crítica y objeciones] se distingan po r la ocultación preconcebi
da de lo d ig no d e ap ro bació n, enco ntrable aquí y allá; o p o r la
intención premeditada de hacer daño. Espero co n satisfacción que
salga su recensió n no mutilada en la B iblio tec a U niversa! A lem an a.
El hecho d e que usted mismo m e la procure, m e hace verle a la luz
favorable d e la honrad ez y probidad d e intencio nes, característica
de ios verdaderos sabios; co sa que en to do momento ha de llenar
me d e respeto , sea cual sea su juicio. Reco no zco también q u e no
contaba co n tener desd e el principio una rápida recepció n positiva
de mi escrito , p ues la exp o sició n d e las materias que había med i
tado cuidadosamente durante d o ce año s seguidos, no fue suficien
temente elabo rada de cara a la capacidad d e co m p resió n común,
para lo cual hubieran sid o necesario s todavía alguno s año s más;
por otra parte, lo terminé en cuatro o cinco meses p o r mied o a que
un trabajo tan amplio, si se demo raba aún más, se acabara convir
tiendo en un lastre para mí; y que mi avanzada ed ad (p uesto que
ya he cumplido los sesenta) al final me lo hiciera quizás imposible.
A ho ra teng o to d av ía la to talid ad d el sistem a en la m ente, de
modo que esto y satisfecho co n esta d ecisió n mía, co n la o bra tal
co mo está ahí, de manera que no querría, p o r nada d el mundo,
verme sin ella escrita, p ero tam p o co querría bajo ningún p recio
tener que em prend er otra v ez la larga serie de esfuerzo s que ha
co mpo rtado . A cabará p erd iénd o se ese primer d esco ncierto que
produce tener que pro mov er una cantidad d e co ncep to s co m ple
tamente inusuales y un lenguaje nuevo todavía más inusual p ero
que necesariam ente p ertenece a la co sa misma. Con el tiempo se
esclarecerán alguno s punto s (a ello quizá p ued en co ntribuir un
tanto mis P ro leg ó m en o s) . D esd e eso s p u m o s s e iluminarán o tros
[3511
I M M A N U EL K A N T
pasajes, para lo cual será necesario , sin duda, alguna contribución
aclaratoria mía de vez en cuando. Y d e este mod o se abarcará y se
comprenderá la totalidad, siempre que se po nga ante to d o manos
a la obra, partiendo d e la cuestió n principal, (que he presentado
co n suficiente claridad), y d e la que d ep end e to do lo demás; que
riendo p aso a paso exam inar cad a asunto aisladamente y elabo
rarlo unificand o lo s esfuerzo s. En una p alabra, la m áquina está
co m p leta y aho ra só lo es necesario reto car las articulacio nes o
ponerle aceite para evitar la fricción, que, de otro modo, causaria su
paralizació n. Es p ro p io tam bién d e este tip o d e ciencia que sea
necesaria la presentación del co njunto antes d e mejorar cada pane;
para lograrlo, cabe dejarla durante un tiempo en una cierta rustici
dad. Si hubiera querido realizar ambas co sas a un tiempo, no hubie
ran sid o suficientes, o mis capacid ades, o el tiem p o de mi vida.
Menciona usted la falta d e popularidad co m o una justa
o bjeció n que se le p ued e hacer a mi escrito ; en efecto , to do escri
to filo só fico d ebe ser susceptible de ella; y si no es así pro bable
mente ocultará sinsentid o bajo la humareda d e aparente agudeza.
Pero en investigaciones que llegan tan alto no se pued e em pezar
po r la po pularidad. Cuando haya po d id o co nseguir aunque só lo
sea que se reco rra co nm igo un trecho co n co ncep to s esco lástico s,
en medio de exp resio nes bárbaras, ento nces ya po dré intentar yo
mismo (o tro s em p ero serán en esto m ás afo rtunad o s) trazar un
co ncep to p o p ular y sin em bargo riguro so d el co njunto ; para lo
que ya ten g o el p lan. Po r e l m o m ento q u erem o s llam arno s
Dunse, do cto res en la so mbra1 ( do c t o res u m br át ic o , mientras lle1
A fin d e q u e la inco m o d id ad causad a a m is lec to res p o r la no v ed ad d el leng u aje y la
oscurid ad difícil d e p enetrar no x? m e co nv ierta en culp a, quisiera hacer la siguiente pro
puesta: La d ed ucció n d e lo s co ncep to s p uro s d el entend im iento , o categ o rías, i.e. la p o si
b ilid ad en teram en te tt p r i o r i d e te n e r c o n c ep to s d e c o sas en g eneral, se ju z g ará ser
altam ente necesaria p o rq u e, sin ella, el co no cim iento p uro a p r io r i no tiene segurid ad
alguna. M e gustaría q ue alguien intentara llevarla a lOrmino d e m o d o más fád l y po p ulan
ento nces v e ri la dificultad m ás grand e q u e en este cam p o ha enco ntrad o jam ás la esp e
culació n. V jam ás p o d rá derivarías (Ixs catego ríasl a partir d e fuentes distintas a Ixs q u e yo
h e ind icad o ; d e eso esto y co m p letam ente seg uro ÍN. d el A.I.
[152]
C O R R E S PO N D E N C I A
vamos ad elante su co m p rensió n, en cuya elabo ració n no partici
pará d esd e luego la p arte más exquisita d el p úblico , hasta que,
sacada [la obra] d e su o scuro taller y provista d e to d o lustre, no
tenga que tem er el juicio de esto s últimos. Tenga la bo nd ad de
echar tan só lo una vez más un vistazo p o r encima al co njunto , y
notar que lo que he trabajad o en la Crítica no es en abso luto
metafísica sino una ciencia totalmente nueva que hasta ahora no
se había ensayad o , a saber, la c r ít ic a d e u n a r az ó n q u e j u z g a a
p r io r i. Es verd ad que o tro s han abo rd ad o esta facultad , co m o
Locke o tam bién Leibnitz, p ero siempre en mezco lanza co n otras
facultades cognoscitivas, pero a nad ie se le había siquiera ocurri
d o que eso fuera o b jeto d e una ciencia fo rm al y necesaria, e
incluso muy extensa, lo cual (sin desviarse d e esta limitació n al
mero escrutinio d e la fac u lt a d d e l c o n o c im ie n t o p u r o ú n ic am e n
te) exigía la co rrespo nd iente diversidad d e apartados y, al mismo
tiempo - lo cual es p ro d ig io so -, p o d e r deriv ar, a p ar t ir d e su p r o
p i a n at u r ale z a, t o d o s lo s o b je t o s a lo s q u e s e e x t ie n de , y p o d er
demostrar su plenitud integral po r med io d e su interco nexió n en
el todo d e una facultad del co no cim iento ; to do ello no lo puede
hacer en m o d o alguno ninguna o tra ciencia, es d ecir: partir del
mero co ncep to de una facultad d el co no cim iento (si está exacta
mente determinado), desarrollar a p r io r i tod os sus o bjeto s y todo
lo que pued e saberse acerca de los mismos; y todavía más: [desa
rrollar] to do lo que se estará o bligad o a juzgar d e ello s d e modo
involuntario aunque engaño so . La Lógica, que sería la que más se
parecería a esta ciencia, se encuentra en este punto infinitamente
por debajo d e ella. Pues só lo trata del uso d el entendimiento, en
general, pero no p ued e indicar a qué o bjeto s se'refiere el co no ci
miento intelectual, ni cuál es su alcance, sino que d ebe p o r ello
esperar lo que le venga entregado en los o bjeto s de su uso, bien a
través de la experiencia, o si no , d esd e cualquier o tro sitio -c o m o
p.e. desde la matemática-.
11531
I M M A N U EL K A N T
Y siend o así, mi apreciado Sr., le ruego, si es que toda
vía encuentra gusto en aplicarse a esto , que utilice su crédito y su
influencia para buscarm e enem igo s, no ciertamente de mi perso
na (p ues esto y en paz co n to do el mundo ), sino d e mi escrito ; y
po r cierto no d e lo s anónimo s, que ni siquiera atacan el conjunto,
o cuand o m eno s alg o de la parte central, sino d e lo s que pro ce
d en finamente co n o rd en: examinand o o dilucid and o, en primer
lugar, mi do ctrina d e la distinción entre co no cim iento s analíticos
y sintéticos; pasando después a la co nsid eració n de la tarea gene
ral -exp uesta co n claridad en lo s P ro le g ó m e n o s - acerca d e cómo
son po sibles co no cim iento s sintéticos a p r io r i; investigando luego
po r o rd en mis intento s d e so lucio nar este pro blema, etc. Y pues
to q u e m e creo cap az d e d em o strar fo rm alm ente que ninguna
pro po sició n auténticamente metafísica podría pro barse separada
del co njunto , sino siempre únicamente a partir d e la relació n que
guarda co n las fuentes d e to do nuestro co no cim iento a p r io r i en
general, tendría po r tanto que deducirse d el co ncep to del posible
co njunto d e dichos co no cim iento s, etc. Pero aunque usted quisie
ra ser bo nd ad o so y co mplaciente co n esta demand a mía, dado el
gusto q u e p red o m ina en esta ép o ca, co nsistente en p resentar
co m o fácil (no en hacer fácil) lo difícil en asuntos especulativos,
me resigno incluso co n gusto a que su amabilísimo esfuerzo en
este punto resultara estéril. Garve, M end elsso hn y Tetens serían
sin duda lo s único s ho m bres que co no zco , cuya co o p eració n en
este asunto p o d ría co nd ucirlo en un tiem p o brev e a esa meta
d o nd e lo s sig lo s no han p o d id o llev arlo . Pero esto s ho m bres
excelentes rechazan el cultivo d e un d esierto d e arena, que bien
saben ha sid o recalcitrantemente ingrato co n to d o esfuerzo reali
zado en é!. Entretanto, lo s em p eño s humano s giran permanente
m ente en c írc u lo , y reto rnan siem p re al p u nto en e l q u e ya
habían estad o antes. Ju sto p o r eso , materiales que ahora yacen en
el po lvo, pued en tal vez transformarse en un magnífico edificio.
[ 1 5 4 1
C O R R E S PO N D E N C I A
Usted tiene a b ien em itir un ju icio p o sitiv o so b re mi
e x p o s ic ió n d e las co ntrad iccio nes d ialécticas d e la razó n pura,
aunque no está satisfecho co n la so lu c ió n d e las mismas1. Si mi
recensor d e Gó ttingen hubiera aducido siquiera un so lo juicio de
este tipo, no se m e habría ocurrido p ensar en mala voluntad: lo
habría justificado p o r falta d e sentid o en la mayoría de mis enun
ciados (lo cual no me hubiera sorprendid o); y p o r tanto la culpa
me la h ab r ía ad j u d ic ad o a m í m is m o e n g r an p ar t e ; [de m o d o
que) en lugar de exp resar amargura en la resp uesta, no habría
dado respuesta alguna, o tal v ez habría m anifestad o so lam ente
alguna queja so bre que se había buscad o abiertamente una co n
dena genera!, sin haber atacado lo s fund amentos. Pero pred omi
naba machaco namente en toda la recensió n un to no tan inso lente
de desprecio y arrogancia, que no pude m eno s d e sentirme movi
do a sacar a ese gran genio , en la medida d e lo po sible, a la luz
del día, para decidir en la co m p aració n de sus afirm acio nes co n
las mías, po r muy mod estas que sean, si realmente p ued e hallarse
de su lado una superioridad tan grande, o si tal vez no se esco n
de tras él una cieña astucia d e autor, que alaba to do lo que co n
cuerda co n lo s enunciad o s q u e se encuentran en sus p ro p io s
escritos y censura lo que se le o p o ne, co n el fin d e erigir subrep
ticiamente un p equeño seño río so bre to d o s lo s demás autores en
una cieña materia, para así hacerse p o co a p o co co n un nombre
sin particular esfuerzo (d e m o d o que si ésto s quieren ser juzga
1
La clave p an ello c sü , no o bstante, pro puesta, aunque al principio su uso e s inusual y por
ello di(Tal. Consiste en q ue lo d o s lo s o bjeto s q u e no s so n d ad o s pued en lo m arse conform e
a dos clases d e co ncep to s, u n a v e z co m o fenó m eno s y lu eg o co m o co sas en s¡ mismas. 51
se toman lo s fenó m eno s co m o co sas en si mismas y se e jjg e , co m o d e éstas, en la serie de
las co nd icio nes, lo abso lu tam en te ¡ ac o n d ic io n ad o , ento nces se incurre en co ntrad iccio nes,
que sin em bargo cesan, en la medid a en q u e se muestra q ue lo totalmente inco nd ld o nad o
no se encuentra en lo s fenó m eno s, sino so lam ente en las co sas en si mismas. Si p o r el co n
trario se toma co m o fenó m eno aquello que, en m ito q ue c o s a e n s f m ism a, p ued e co ntener
Lacond ició n d e algo en el mund o, c o m o fe n ó m e n o , ento nces surgen co ntrad iccio nes do nd e
no serian necesarias, p . ej. en relació n co n la libertad; y esa co ntrad icció n cesa en cuanto se
toma en co nsid eració n aquel significado d iferente d e lo s o bjeto s IN. del A.l.
f M M A N lS El K A N T
d o s co n benev o lencia, estarán o bligad o s a quem ar incienso y a
ensalzar co m o su hilo co nd ucto r lo s escrito s de aquél que sospe
chan es su recenso r). Ju z g u e usted aho ra si mi insatisfacció n
-co m o gusta d ecir- co n el recenso r d e Gottingen la he demostra
do d e una manera algo dura.
Después de la exp licació n que ha tenid o a bien darme
en este asunto, p o r la cual el recenso r auténtico d ebe permanecer
in in c óg n ito, entiend o que cae mi expectativa so bre esa exigencia
-q u e ahí co ntinú a- d e p resentarse v o luntariam ente ante mí, es
decir, de descubrirse; en cuyo caso y o mismo me co nsid ero obli
gado a n o h ac e r e l m ás m ín im o u so p ú b lic o d e la verdadera histo
ria d el asunto , que co no z co p o r usted. Po r lo d em ás, m e es tan
inso p o rtable una d isp uta erud ita co n acritud , y encu entro can
c o n t ra n at u r a el estad o d e ánimo en el que uno se zambulle al
mantenerla, que, contra el enem igo más perspicaz, p ero preo cu
pado so lamente p o r los co no cim iento s, prefiero em prender el tra
bajo más m inucio so d e exp licació n y justificació n d e lo escrito,
que suscitar y mantener en m í una afecció n, que en ninguna otra
circunstancia encontraría lugar en mi alma. Si a p esar de todo, el
recenso r de Go ttingen cree tener que respo nd er a mis manifesta
cio nes en la revista, y lo hace a la manera anterior, es decir, sin
co m pro meterse p erso nalm ente, ento nces m e vería o bligad o (sin
m eno scabo d e aquella o bligació n) a destacar co n medidas o p o r
tunas la trem end a d esig uald ad entre un atacante inv isib le, y
alguien que, puesto en evid encia ante los o jo s d e to do el mundo,
se defiende a sí mismo. Queda no o bstante un cam ino intermedio,
a saber, no co nfesarse públicamente, pero sí descubrirse po r escri
to ante m í (p o r las razo nes que he d ad o en los P ro le g ó m e n o ), y
anunciar y co ncertar pública y pacíficamente el punto de confro n
tación a elegir libremente. Pero para esto habría que aco gerse al;
O c u r as hominum\ ¡Débiles humanos, pretendéis que o s concierne
únicam ente la verd ad y la d ifusió n d el co no cim iento , p ero de
hecho solamente o s o cup a vuestra vanidad! [Aulo Persio, Sát. I, 1]
M 5 6 1
C O R R E S PO N D E N C I A
Y bien, mi ho no rable Sr., no d eje que éste sea el único
motivo para haber mantenido o casio nalm ente un trato que m e es
tan bienvenido. Un carácter co m o el que usted d eja entrev er en
su primera carta, d ejand o aparte lo extrao rd inario d e su talento,
no es tan frecuente en nuestro mundo literario co m o para que
quien estime la pureza de co razó n, la dulzura y co o p eració n más
que toda ciencia, no sienta p o r to do ello , ante tantos méritos reu
nidos, un vivo afán de entrar en una relació n más estrecha. Cual
quier co nsejo , cualquier sugerencia de un ho m bre tan penetrante
y fino, será para m í siempre alg o sumamente valio so y, si p o r mi
parte o en esta zo na hubiere algo co n lo que pudiese co rrespo n
der a su gran amabilidad, mi satisfacció n se duplicaría. Soy, co n
verdadero respeto y humildad, ho no rable Sr., su seguro servidor,
I. Ka n t
[ 41]
A M o se s M e n d e l sso h n
Kó nig sberg , 16 d e ag o sto d e 1783
Muy ho no rable Sr.:
Sin duda alguna no podría enco ntrarse reco m end ació n
más efectiva para el prometedor joven, hijo del Sr. Gentz, que la de
un hombre cuyo talento y carácter aprecio y amo especialmente,
y me entusiasma co m pro bar que p resup o ne en mí el sentimiento
que tengo hacia usted, y cuenta co n ello sin que y o necesite ase
gurárselo. D el mismo mod o, al respetable padre de este mucha
cho , al que he aco gid o en mi círculo más pró ximo , pued o darle
la firme esperanza, co nfo rm e a sus d eseo s, d e que un día nuestra
Universidad se lo d ev o lv erá muy bien fo rm ad o d e m ente y d e
corazón; he aplazado mi respuesta a su amable carta, que adeudo
desde hace ya tiempo , hasta que he po did o hacer este encargo.
'M M A N U EL KANT
El viaje hacia los baño s, cuyo rumor m encio na can ama
blem ente, d e manera tal que !a idea del mismo llena m i espíritu
co n agrad ables im ágenes d e un trato so cial m ucho m ás estimu
lante que el que pueda tener nunca en este lugar, se ha difundido
tam bién p o r aquí, sin que y o haya d ad o jam ás el m ás mínimo
m o tivo para ello . Una cierta regla d e salud que enco ntré hace
tiem p o en no se q u é auto r ing lés, ha co nstitu id o d esd e hace
mucho el principio supremo d e mi d ietética: C ad a c u al t ie n e su
p a r t ic u la r m an e r a d e e s t ar s an o , e n la q u e n o d e b e p e r m it ir s e
c a m b ia r n a d a s in at e n e r s e a riesg os. Es verd ad que siguiend o
esta regla tengo que luchar siempre co n alguna indispo sició n, sin
llegar nunca a estar pro piamente enfermo; p o r lo demás m e pare
c e q u e uno v iv e m ás larg am ente cuanto m eno s p reo cup ació n
em p lea en alargar la vida, teniend o p o r sup uesto el cuid ad o de
no acortarla perturbando en noso tros el buen hacer de la natura
leza.
Que usted se co nsid ere co m o muerto para la metafísica,
habid a cuenta d e que la práctica totalidad d el mundo intelectual
p arece haber p erecid o para ella, no m e p arece extraño , sin refe
rirme para nada a esa debilidad nerviosa (d e la que p o r cierto en
[su o bral Je r u s ale m no se d etecta ni la más mínima huella). Pero
que en su lugar no pued a la Critica atraer hacia sí su perspicaz
atenció n, o que la repela usted d e nuevo en seguid a, cuand o [esa
obra] só lo se o cup a d e investigar el fundamento para aquel edifi
cio [que es la Metafísica], m e apena mucho , aunque tampo co me
extraña; pues lo que era fruto d e mi reflexió n durante un período
d e ai m eno s d o ce año s, lo elabo ré en uno s cuatro o cinco meses,
co m o quien d ice -al vuelo *, p restand o ciertam ente la máxima
atenció n al co ntenid o , pero co n p o co celo en la exp o sició n o en
exigirme hacer fácil la com prensió n p o r parte d el lector; decisión
q u e aho ra tam p o co lam ento , p ues si no hubiera sid o así y la
hubiera retrasado más para darle po pularidad, la o bra pro bable
mente no se habría realizado, y en to do caso , ese último defecto
[ 158]
C O R R E S PO N D E N C I A
puede remediarse siempre después, una vez que el pro ducto está
ahí en su versió n to sca. Y es que so y d em asiad o v iejo para dar
perfección final a una o bra extensa co n esfuerzo ininterrumpido,
y a la vez, buril en mano , dar a cada parte su red o nd eo, su brillo,
su grácil movilidad. Ciertam ente no carecía d e recurso s para la
exp licació n d e cad a punto dificulto so , pero en el p ro ceso sentía
constantemente el p eso de la dilatada extensió n, tan atenazadora
para la claridad co m o obstaculizadora d e la co hesió n, p o r lo que
de entrada m e d esentend í d el mismo , para reto marlo de nuevo
en una futura elabo ració n, cuand o mis po sicio nes, co m o y o esp e
raba, hubieran sid o o bjetad as p o r su o rd en y p o co a p o co . Pues
cuando uno ha asimilado un sistema y se ha familiarizado co n sus
co ncep to s, no siempre pued e co njeturar p o r sí mismo lo que al
lector le pueda p arecer o scuro , indeterminado o insuficientemen
te probado. Po co s hay tan afortunados que pued an pensar para sí
m ism o s y al m ism o tiem p o p o n erse en lu g ar d e lo s o tro s, y
encontrar en la exp o sició n el estilo ad ecuad o a to d o s ellos. Sola
mente hay un Mendelssohn.
Pero supó ngase qué pasaría, mi apreciad ísimo Sr., en el
caso de que usted, co nced id o que no quiere seguir o cup ánd o se
más po r sí mismo de asuntos ya relegados, tuviese a bien emplear
su prestig io e influencia en neg o ciar y estim ular un exam en, a
convenir según un cierto plan, de las tesis [de la Crítica], to do ello
del modo que le parezca más co nveniente. Habría que investigar,
pues, 1) Si es co rrecta la distinción entre juicio s analíticos y sinté
ticos, y si la dificultad para co mprend er la posibilidad d e los últi
mos, cuand o han de tener lugar a p r io r i, tiene la la forma que yo
le veo, y si también es tan necesario realizar la d ed ucció n d e ese
último tip o d e co no cim iento s, sin lo s cuales no se da metafísica
alguna. 2) Si es verd ad lo que yo he afirmado , a saber, que no
po demos juzgar sintéticamente a p r io r i nad a más que acerca de
la co nd ició n formal d e una exp eriencia p o sible (externa o inter
na) tanto en lo que co ncierne a la intuició n sensible d e la misma,
[ 1 5 9 1
I M M AN U EL KANT
co m o a lo s co ncep to s d el entend im iento , que en am bo s caso s
preced en a la experiencia y la hacen primariamente po sible. 3) Si
es co rrecta tam bién mi última co nclusió n: que to d o el co no ci
m iento especulativ o a p r io r i que no s es po sible, no tiene alcance
más allá de los o bjeto s de una experiencia que sea p o sible para
noso tro s, bien advertido que este campo d e exp eriencia po sible
para no so tro s no abarca tod as las co sas en sí mismas, p o r tanto,
o bv iam ente, d eja fuera to d avía o tro s o b jeto s, que incluso los
sup o ne co m o necesario s, sin que nos sea po sible co no cer deter
minadamente lo más mínimo acerca de ello s. En cuanto hubiéra
mos llegado a este punto, se desenredaría p o r sí so lo [el enredo,
o antinomia] en que incurre la propia razón al intentar rebasar los
límites d e la experiencia po sible; y co n ello apenas supondría ya
d ificultad la co ntestació n -aú n más n e c e saria- a la p regunta
so bre qué es lo que impulsa a la razón a rebasar su cam p o pro
p io d e acció n, en una palabra, [se resolvería) la d ialéctica d e la
razón pura. Y ahí empezaría a perfilarse la propia eficacia d e una
crítica, que co n un hilo co nd ucto r seguro , pasea p o r lo s reco v e
co s de un laberinto en d o nd e uno se p ierd e en to d o m om ento ,
p ero d o nd e en to d o m o m ento encuentra la salida. Po r mi parte
contribuiría co n gusto a estas investigaciones en la medida de mis
p o sibilid ad es, p o rque sé co n certeza que si el exam en cae en
buenas mano s, saldrá de él algo acabad o. Só lo que mi esperanza
al resp ecto es escasa. M end elsso hn, G arv e y Tetens p arecen
haber d esistid o d e este tip o d e o cup ació n y ¿en qué o tro lugar
enco ntrar a alguien que tenga talento y buena voluntad para o cu
p arse d e ello ? Teng o que d arm e p o r satisfecho , ento nces, co n
que d icho trabajo sea, co m o d ice Swift, una planta que só lo flore
c e cuand o el esqueje llega a la tierra. A ntes d e esa hora, pienso
d e to d o s m o d o s hacer p o c o a p o co un m anual d e M etafísica
según lo s citado s principios críticos, corto , según la medida d e un
manual, al hilo d e los curso s acad émicos, acabánd o lo en un tiem
p o sin determinar, tal vez bastante lejano. Este invierno elabo raré
1160]
C O RR ES PO N D EN C I A
la p rimera p arte d e m i m o ral, si no d el to d o , al m eno s en su
mayor parte. Este trabajo p ued e ser más po pular, p ero no lleva
consigo, ni co n m ucho , el estímulo engrand eced o r d el ánim o que
comporta a mis o jo s aquella pro mesa de determinar lo s límites y
todo el co ntenid o de la entera razó n humana; y ello es así, por
que la propia moral, si en su plenitud quiere superar a la religión,
sin una elabo ració n y d eterm inació n segura d el p rim er tip o , se
enred a inev itablem ente en o b jec io n es y d ud as, o en ilusió n y
fanatismo.
El Sr. F r ie d lán d e r le dirá cuánto he admirado su perspi
cacia, finura y p rud encia al leer su Je r u s ale m . Teng o este libro
po r el anuncio d e una gran refo rma inminente y progresiva, que
no solamente alcanzará a su nació n [judía], sino también a otras.
Usted ha sabido co nciliar su religión co n un grad o tal d e libertad
de co nciencia, co m o nad ie lo hubiera creíd o p o sible resp ecto a
ella, y de la que ninguna otra p ued e presumir. Usted ha expuesto
a la vez la necesid ad d e una libertad de co nciencia ilimitada res
pecto a cualquier religión, co n tal rigor y claridad, que finalmente
tam bién p o r nuestra p arte la Ig lesia tend rá que m ed itar có m o
separa de la suya [la religió n d e la Iglesia] to do lo que pued e ate
nazar y presio nar a la co nciencia, lo cual finalmente deberá unir a
los hombres en lo to cante a lo s punto s esenciales de la religión;
pues to d o s los d o gm as religio so s que p esan so bre la co nciencia
nos llegan de la historia, cuand o la creencia en su verd ad se esta
blece co m o co nd ició n de la bienaventuranza. Pero esto y abusan
do de su p aciencia y d e sus o jo s, d e m o d o que no añad o nada
más, salvo que a nadie le pued e resultar más agrad able una carta
con noticias so bre su salud y co ntento , que a su humilde servidorI.
I. Ka n t
[ 161 ]
I M M A N U ÉL K A N T
[42]
A J o h a n n Sc h u l z [ a c o r t a d a ]
Kó nig sberg , 26 d e ag o sto d e 1783
Me p ro d uce m uchísim a satisfacció n v er a un ho m bre
tan perspicaz co m o usted po nerse mano s a la o bra co n mis ensa
yos, y (me la pro duce] particularmente la universalidad co n la que
su mirada ha sabid o extraer p o r d o quier lo más importante y co n
veniente, y la co rrecció n co n la que ha sabid o interpretar mi pen
samiento. Esto último m e co nsuela especialm ente d e mi disgusto
por no haber sid o co mprend ido casi po r nadie, y elimina el temor
de p o seer en tan bajo grad o el do n d e hacerm e entend er, o qui
zás d e no po seerlo en abso luto en materia tan difícil; y d e haber
querid o inútilm ente ap licar a ello to d o mi trabajo . Pues bien,
cuand o uno se encuentra un ho m bre tan lleno de m érito s, que
proporciona una prueba d e que se me pued e entender, y consti
tuye a la v ez un ejem p lo d e que mis escrito s no so n d el todo
ind igno s d e ser m ed itad o s para ser entend id o s y enjuiciar d es
pués su valo r o falta d el mismo, eso me da la esperanza de que
se pro d uzca el efecto que d eseo , a saber, que la cuestió n de la
metafísica, relegada hace tiempo, se reto me nuevamente, y se vea
co n claridad en ella.
Me doy cuenta d e lo profunda y co rrectam ente que ha
penetrado usted el espíritu d el pro blema p o r el p o s t scriptu m de
su ho no rable carta: allí expresa usted la idea d e que cad a tercera
categoría bien podría ser un co ncep to derivado d e los do s prece
dentes; sup o sició n harto co rrecta, que se le ha o currid o a usted
mismo, m ientras que lo que y o d ig o d e esta p ro p ied ad ( P r o le g o m ., pág. 122, no ta 1) ha p o d id o p asarse p o r alto fácilmente.
Ésta y las o tras p ro p ied ad es d e la tabla d e lo s co ncep to s del
entend imiento , só lo m encio nad as en parte, m e p arece que dan
todavía m ucho que pensar, y que podría descubrirse en ellas tal
vez alg o impo rtante que y o em p ero no so y cap az d e rastrear, y
1162]
C O R R E S PO N D E N C I A
que estaría reservado más bien a una m ente matemática co m o la
suya: [podría] po nerse en práctica al resp ecto una esp ecie de ars
c b ar ac t e r is t ic a c o m b in at o r ia, fo cual, si d e alguna m anera es
posible en cualquier ámbito, habría d e co ncernir esp ecialm ente a
los co ncepto s elem entales [...]
El excelente trabajo que m e ha env iad o po dría remitirlo
ahora m ism o a su II. Exc.*, ya q u e, p o r lo q u e co n c iern e a la
correcta presentació n de mi pensamiento , no encuentro p ráctica
mente nada que cambiar. Só lo o tro p ro p ó sito , que usted tal vez
no tenga inco nveniente en secundar, m e m uev e a retener el m en
cionad o artículo to davía un p ar d e d ías. C o m o recensió n d e la
que no p ued e p retend erse que el lecto r la entiend a suficiente
mente sin consultar el libro, su artículo tal co m o está, junto co n lo
que usted quisiera añadir, podría ser interesante para alg ún perió
d ico , p .e., e l d e Ja b ib lio teca alem ana [ A U g em ein e D e u t s c h e
Bibliotbefe]-, claro que la noticia que el p úblico recibe p o r esta vía
es lenta y meno s amplia.
Pero si se co nvierte en un escrito ind ep end iente (co m o
me parece sería m ejor), en to n c es, p arece q u e en alguno s —p o c o spasajes, particularmente los que se refieren a la dialéctica, podrí
an no ser d el to d o innecesarias algunas insercio nes, para facilitar
le la co m p rensió n al lecto r y p rev enir el m alentend id o d el que
tan acertadamente se ha cuid ad o usted hasta ese m om ento . A lgo
sobre ello querría to marm e la libertad d e env iarle en un p ar d e
días, para que d ecida a su gusto. Ya lo habría hecho si, co m o so s
p echo , el estad o atm o sférico actual no e je rc ie se una p eno sa
influencia tanto so b re mi cu erp o co m o so b re mi cap acid ad d e
pensar, y no me pro vo case desgana e incapacid ad para to d o tra
bajo intelectual. Si usted co nsid erase o p o rtuno al resp ecto atener
se a otro plan, ento nces será un ho no r enviarle de inmed iato el
citado artículo. Me confirmo , co n particular respeto , d e vuestra II.
Exc.a afectuo so servidor
I. Ka n t
116 3]
I M M AN U El KANT
[43]
A Theodor Gottlieb von Hippel
Kó nig sbcrg , 9 d e julio d e 1784
¿Tendría Su Excelencia la amabilidad d e po ner remedio
a las m o lestias [que pad ecen] quienes viven junto al Schlo ssgraben, p o r causa d el rezo estentó reo d e lo s farsantes d e la cárcel?
No creo que tuvieran razón para quejarse -c o m o si se pusiera en
p elig ro la salv ació n d e su alm a—, p o rq u e su v o z al cantar se
mod erase po r lo meno s hasta el punto d e que pudieran oírse a sí
mismos co n las ventanas cerrad as (en cuyo caso , tam p o co haría
falta que gritaran co n to d as sus fuerzas). El testim onio del guar
dián, so bre que so n gente muy temerosa d e D ios -q u e e s lo que
parece propiamente impo rtarles-, lo po drían o btener igualmente,
puesto que los podrá oír, y en resumidas cuentas só lo se rebaja
rán al to no que lo s p iad o so s v ecino s d e nuestra no ble ciudad
[necesitan] para sentirse suficientem ente d espierto s en sus casas.
Si tuviera la amabilidad d e llamar al guard ián, una palabra que
co nv irtiera lo d icho m ás arriba en reg la p erm anente para él,
remediará para siempre este d esatino y librará de d esaso siego a
alg uien a qu ien usted se ha esfo rz ad o p o r fav o recer co n toda
bo ndad en numerosas o casio nes; y que en to d o momento, co n el
más profundo resp ecto es, d e Su Excelencia seguro servidor,1
1. Ka n t
[ 1641
V!
El f r a g o r d e l o f a m a .
La r e v o l u c i ó n c o p e r n i c o n o e n t r e d e b a t e s
L a s p u b l i c a c i o n e s p e r i ó d i c a s a m i g a s1
(1785-1790)
i
ú e r it n c r M o n als s c b r ift (BM S): J, E. Biuster. Berlín. A llg v n idn c l l l c m l u r Z c llu n g ÍA IZ ) :
C. G . Schütz, Jc ru . T eu t sc bv r M v ri' u ríM eri' u r): C. L Ruinhold, W id and , Weímar.
WF
'
C O R R E S PO N D E N C I A
[ 44]
A J o h a n n Er i c h Bi e st e r
Kó nig sberg , 31 d e d iciem b re d e 1784
Le hag o entreg a, m uy resp etab le am ig o , d e lo s d o s
escritos ad junto s para que lo s use co m o estim e o p o rtuno {Sobre
los v o lcan es d e ¡ a L u n a y S o bre la ileg itim idad d e la reim p resió n
clan destin a). En algún m om ento m e gustaría saber no solamente
Jo que el público encuentre digno d e apro bació n en lo s mismos,
sino también lo que co nsid era d eseable. Pues en tales trabajos he
pensado a fo nd o mi tem a, en cad a caso , p ero en la exp o sició n
tengo que luchar co nstantem ente co n una cierta tend encia a la
morosidad; o p o r así decir, m e siento tan abrumado p o r la canti
dad d e co sas que se im p lican en un d esarro llo co m p leto , que,
sobre haber excluid o alg o necesario , p arece que falta la p erfec
ción d e la idea que tengo en mi poder. Ento nces uno se entiend e
desde luego , incluso bastante, p ero [lo escrito ) se co nv ierte en
algo no co m p rensible ni suficientem ente satisfacto rio p ara los
demás. En esta circunstancia la o bserv ació n d e un amigo agudo y
leal p ued e ser útil. También quisiera saber alguna vez cuales so n
las cuestio nes que el p úblico querría v er resueltas. La pró xima
vez m e d etend ré en d o s cam p o s d istinto s d e lo tratad o hasta
ahora para so nd ear un tanto las p referencias d el co m ún de las
gentes. Puesto que esto y dándo le vueltas a ideas constantemente,
no me falta reserva p ero sí razo nes co ncretas para elegir, y desde
luego tiempo para ded icarme a tareas intermitentes, ya que estoy
ocupado co n un p ro yecto bastante amplio que desearía haber ter
minado antes d e q u e se m e e c h e encim a la im p o tencia d e la
edad.
Mi tratado d e moral [F u n dam en tac ió n d e ¡ a m etafísic a
d e las costu m bres] le llegó a Grunert en Halle veinte días antes de
San Miguel, pero m e escribió d iciend o que no po dría terminarlo
f 167 J
IM M A N UEL KA NT
para la Feria [del libro], p o r lo que tendrá que esp erar a Pascua, y
p o r tanto , haré uso d el p erm iso q u e m e co nced e. So y co n el
mayor respeto, su más afectuo so
I. Ka k i
[45]
D e C h r i s t i a r t G o t t f r i e d Sc h ü t z
Je n a, 18 d e feb rero d e 1785
Muy respetable Sr. pro fesor:
Usted no p ued e im aginarse cuánto he ansiad o po der
respond er d e una vez y p o r fin a su última carta, inestimable para
mí. Las tareas más primarias d e la A 1Z m e lo han impedido una y
otra vez hasta ahora.
Habrá vuelto a v er ya su recensió n d e Herd er en letra
impresa. To d o el que juzga imparcialmente la tiene p o r una obra
maestra d e precisió n; y en lo que ha querido d ecir le han reco no
cid o m ucho s [iba sin firma). Me permito d ecirle que esta recen
sió n, al haberse incluid o en la ed ició n-p rueba, ciertam ente ha
contribuido muy mucho al éxito que ha o btenid o la A 1Z .
El Sr. Herd er sin em bargo p arece ser que se ha mostra
d o muy d o lid o p o r ella. Un jo v en co nv erso llam ad o Reinho ld ,
que reside en la casa de W ieland en Welmar y que ya en el M erku r había ento nad o una ho rrible lo a a la o bra d e Herder, quiere
( si d iis p la c e l) incluir en el núm ero d e febrero d el M erku r una
refutación de su recensió n. Le enviaré esa ho ja, en cuanto la reci
ba. D e buen grad o , d e muy buen g rad o v erían lo s p ro m o to res
que usted a co ntinuació n diera una respuesta. Pero si a usted le
p arece que no m erece la p ena, ya m e o cup aré y o d e que haya
réplica. ¡Dios mío!, y usted escribió que prescindiría de lo s hono-
[ 1681
C O R R E S PO N D E N C I A
rarios si-- etc. [sic] ¡Usted creía que una recensió n co m o la suya
podría no ser acep tad a...! Las lágrimas se m e saltaro n involunta
riamente cuand o leí aquello . ¡Semejante mod estia en un hombre
como usted! No pued o describir el sentimiento que m e embarga
ba. Era al mismo tiem p o alegría, so bresalto e ind ig nació n, esto
último en particular p ensand o en la falta de mod estia d e ciertos
¡lustrados d e este siglo , que no m erecerían d esatarle a Kant las
correas de los zapatos.
A p esar d e to do , tenga usted la bo ndad, ho m bre v eneradísimo, de co municarme en la siguiente si le gustaría recensio nar to d avía alg u nas d e las m ejo res o b ras filo só fic as d e este
semestre, p .e., lo s A fo rism o s d e Piatner, la M isc elán ea d e Eberhard, etc., y algo más.
Todavía d ebe ap arecer en el núm ero d e marzo o abril
de la A LZ una exp o sició n de la revolución que la Metafísica ha de
agradecerle a usted, que tal vez hará el Sr. pred icado r Schulz. Ver
daderamente su o bra no es un aycoviapcc ei; xo jtap ax p q jia, es
un terrina eq ct£i [-no es una pro eza para el momento, es un teso
ro para siempre*!.
Todo el mundo cree firmemente que es usted quien ha
recenstonado el libro d e Herder en la A LZ , y ho y precisamente he
oído que el Sr. H erd er quiere escribirle. Me gustaría sab er si es
verdad. ¡Cuán cierto es lo que usted d ice, que hay p o ca g ente
que lleve la filo sofía en el co razó n! Si y o hubiese escrito el libro
de Herder, estaría más orgulloso d e su crítica que d e la miserable
basura laudatoria d e cabezas frívolas.
Deseo vehementemente ver su nuevo escrito. Crea usted
que su obra ejerce en silencio mayor influencia de lo que usted tal
vez piensa. Tengo que contarle una graciosa anécdota. El Sr. Piatner
reedita sus A forism os. A ntes saliero n p o r pliegos suelto s y en una
de las hojas se había formulado una duda s o b r e un p asaje d e su
Crítica, ind icando al mismo tiem p o que su Crítica sería esp ecial-
1169)
I M M A N U El KANT
m ente estudiada en un A pénd ice. Al ed itar aho ra los A forism os
se ha suprimido esa ho ja, se imprime en su lugar una lámina, y el
ap énd ice no ap arece en abso luto . Es de sup o ner que el Sr. Platner tras renovada reflexió n ha visto có m o se desvanecía su duda.
Tengo que interrumpir aho ra, ro gánd o le simplemente
que haga llegar el p aquete ad junto a la librería d e Hartung tan
pro nto co m o reciba esto.
Le esc rib iré d e nuev o uno d e lo s p ró xim o s d ías de
co rreo ; entretanto le rueg o m e haga sab er en d o s p alabras (a
p o rte d ebid o ), si quiere recensio nar lo s libros citad o s y también
có m o querría contribuir además en la A LZ.
Tam bién m e he sentid o interio rm ente co nfo rtad o con
sus opo rtuno s artículos en la BM S y le exp reso mi parte de grati
tud, tal y co m o -esto y seg u ro - sienten en su co razó n incontables
lectores.
Manténgase bien, ho m bre venerabilísimo , y no dud e de
que so y co n el más pro fund o respeto y afecto , suyo servidor,
Sc h ü t z
[ 46]
D e M o s e s M e n d e ls so h n
16 d e o ctu b re d e 1785
Respetabilísismo varón:
Me he to m ad o la libertad d e env iarle p o r m ed io del
librero Voss e hijo un ejem plar d e mis •M org en stu n den , o leccio
nes acerca de la existencia d e Dios*.
A unque ya no tengo fuerzas para estudiar sus pro fun
do s escrito s co n el em p eño exig ible, sí que sé bien que no esta
m o s d e acuerd o en p rincip io s fund am entales. Pero tam bién sé
1 170]
r C O R R E S PO N D E N C I A
que usted tolera que se le contradiga, que incluso lo prefiere a la
simple rep etició n irreflexiva. Según yo creo co no cerle, la inten
ción de su crítica es simplem ente errad icar la repetició n irreflexi
va de la esco lática filo sófica. Po r lo demás, usted co nced e a cada
cual el d erecho a ser d e otra o pinió n y manifestarla abiertamente.
El motivo para que y o escribiera estas M org en stu n den
quería reservarlo hasta [escribir! la segund a parte, para preparar
primero a lo s lecto res ante ciertas d eclaracio nes o exp resio nes
que por sus co nsecuencias y efecto s m e parecían un tanto d elica
das. El Sr.Ja c o b i se m e ha adelantado y, bajo el título A c erc a d e
la doctrin a d e S p in oz a, en c ar t as a M oses M en delssohn , ha publi
cado un escrito q u e co ntiene p recisam ente ese m o tivo . En su
escrito da a co no cer un intercambio epistolar entre él, una tercera
persona [Elisa ReimarusI y yo , en do nd e se apo ya para co nvertir a
nuestro Lessing en un e s p in o z is t a d eclarad o . Jac o b i p retend e
haberle demo strado previam ente [a Lessing] el espinozismo ; Les
sing habría enco ntrad o que to d o concuerd a co n sus principio s, y
se habría alegrad o d e haber enco ntrad o p o r fin, tras larga bús
queda, a un herm ano en el p anteísm o q u e sab e exp and ir tan
belfa luz so bre el sistema del to d o -uno o uno -to d o [Ein allerleiY
Por lo que respecta a su propia perso na, él se repliega
al final d etrás d e lo s caño nes d e la fe, y encuentra salv ació n y
seguridad en un bastió n [que le proporciona] el beatífico Lav ater,
de cuya bo ca d e -ángel puro* extrae al final de su escrito un pasa
je consolador, que a mí no me pued e co nso lar en abso luto , po r
que no lo entiend o. Este escrito d el Sr. Jaco bi no es más que una
extraña mezcla, un parto casi monstruo so: la cabeza d e G oethe, el
cuerpo de S p in o z a y lo s p ies d e Lav ater.
Pero co n qué d erecho se permite alguien hoy día dar a
conocer públicam ente una co rresp o nd encia privada, sin pregun
tar, sin ap ro bación d e quien escribe las cartas, me resulta incom
prensible. Pero to davía más: Lessing d eb e haberle co nfesad o —a
Jaco bi- que a mí, su am ig o filo só fico más íntimo durante treinta
[ 1 7 1 ]
I M M A N U EL K A N T
año s, nunca m e había d escubierto sus verdaderos principio s filosó fico s. Si esto es así, ¿cómo ha po d id o Jaco b i decidirse a desve
lar este secreto d e un amigo fallecid o, no só lo a mí, a quien se lo
o cultó ad rede, sino a to d o el mundo? Él p o ne a salvo su propia
p erso na y d eja al am ig o desnud o e ind efenso en cam p o abierto,
expuesto a convertirse en presa o escarnio del enemigo . No puedo
av enirm e a esta co nd ucta y quisiera sab er qué p iensan d e esto
ho m bres ho nrad o s. Me tem o que la filo so fía tiene sus fanáticos
que insp eccio nan tan im petuo sam ente y tiend en al proselitismo
todavía más, si cabe, que lo s fanático s d e la religión positiva.
M o s e s M e n d e isso h n
[ 47]
D e C h r i s t i a n G o t t f r i e d Sc h ü t z
Je n a, 13 d e no v iem b re d e 1785
H ace o cho días le he enviado p o r co rreo , ho no rable Sr.
pro feso r, la segund a p arte d e las ¡ d e as d e Herd er y d e acuerdo
co n su amable ofrecimiento , esp ero po r tanto la recensió n.
Me sentiría extrao rdinariamente o bligado hacia usted si
quisiera añadir una nota so bre el M an u al d e Jlr ic h , que él mismo
le ha enviado , y si quisiera indicar lo que a usted se le haya ocu
rrido para informar. Si no le es po sible, se haría cargo el predica
dor Sr. Schultz.
Le escribo también a él ahora mismo y a usted le ruego
humildemente le haga llegar el paquete. Según tengo entendido,
hay d o s Sres. Schulz, am bo s p red icad o res; p ero la carta co mo
podrá usted sup o ner fácilmente no está dirigida, sino al au t o r de
las A c larac io n es d e su Crítica.
Reitero una v ez más mi ruego de que, tan pro nto como
co m ience el año pró ximo , m e envíe una recensió n d el P rin c ip io
11721
w
C O R R E S PO N D E N C I A
d el d erec ho n atu ral d e D. Hufeland. Si usted no quiere tomarse la
molestia d e hacer un resumen d el libro, escriba sim plemente en
una hoja o bserv acio nes, co n ind icació n de Jos número s d e pági
na y yo le daré a co ntinuació n el formato d e una recensió n nor
mal. A sí aho rra usted tiem p o y el p ú b lico y el auto r tienen la
satisfacción de disfrutar d e su enseñanza. Su caligrafía es p erfec
tamente legible; p o r ello le ruego hum ild em ente que m e env íe
sin más so lam ente su p rim er esq u em a, y ni siq u iera lo haga
copiar.
Ahora tengo que darle a co no cer algunas contribuciones
a la historia d e la C rítica d e la raz ó n p u r a en nuestra Universidad.
A p r in c ip io s d e e ste sem estre la Facultad d e Filo so fía m e
encargó la realizació n d e un plan d e estudios para los n ov itios d e
esta facultad . En Filo so fía p resenté su p ro y ecto , ind icand o su
nombre. El resto d e lo s m iem bro s no tuviero n nad a en co ntra,
salvo el Sr. Hennings, que se asustó eno rm em ente y o p inaba que
todo su éxito se iría co n ello a pique; exigía que só lo d ebía figurar
la división habitual d e la filo so fía, y que el no m bre d e usted no
tenía que ser m encio nad o ; también pro testó , y ap eló incluso a d
om n es seren issim os A c ad. n u tritores. Yo respo nd í que d elegaba el
asunto en lo s Sres. Hennings y Ulrich, que las Cátedras titulares
de Filosofía tendrían que p o nerse de acuerd o . En la co rresp o n
dencia que am bo s mantuvieron so bre esto , el Sr. Hennings d ejó
ver claramente cuánto había leíd o y entend id o de su Crítica. Pues
escribió a Ulrich que -no co mprendía en abso luto có m o la co n stm cción d e co n c ep to s pued e sep arar matemática y filo s o fía, pues
es claro que también toda la filosofía h ac e co ncepto s-.
Finalmente se impuso mi id ea, só lo que el Sr. Hennings
intercaló algo d e la monado logía, somato logía, etc., que po r cier
to no acaba d e encajar mucho, acep tand o que ya que en to d o el
scrípto n o s e m en c io n aría n o m b re alg u n o , t am p o c o d ebía m en
cionarse el suyo; aunque el Sr. Ulrich d e inmediato co ntrapuso el
hon or est n on tan tu m ho n o rati, s e d etiam hon oran tis.
[ 1731
I M M A N U E L JÍ A N T
Tengo entend id o que, d esd e el com ienzo d e los nuevos
curso s, el Sr. H ennings le cita co n frecuencia; d ice tam bién que
en su Crítica hay muchas co sas buenas, p ero que la mayor parte
so n ya co nocidas.
Un jo v en Magister, el Sr. Schmid, está impartiendo cur
so s actualmente so bre la C rítica d e ¡a raz ó n p u r a , co nfo rm e a un
p equeño resumen que edita.
No hace m ucho que he leíd o también la recensió n de
su M etafísica d e io s c o stu m bres en el perió dico de Góttingen, que
una v ez más m e ha gustado p o co .
H e m ed itad o d e nuev o acerc a d e su rechaz o d e los
honorario s, benev o lente en demasía, y se m e ha ocurrido pensar
si lo hace po r consideración a mí. Es mi obligación decirle que ello
no redundaría en ventaja alguna para mí, incluso aunque todos
lo s co labo rad o res renunciasen a lo s ho no rario s, p o rque y o no
so y gerente de la institución, sino que a mí me paga la sociedad
d e lo s em p resario s co m o redacto r, y ésta tiene entre sus princi
pio s el no admitir ninguna co labo ració n gratuita, en parte porque
a la larga eso no se m antend ría, y en p arte tam bién p o rque no
co nlleva ho no r alguno para lo s em presario s; y puesto que no se
p ued e p ro p iciar que aq u í y allá aco ntezca tal co sa, uno puede
■confiarle* [a esta compañía) la mentalidad codiciosa de la mayoría
d e las co mpañías co merciales, desgraciadamente cad a v ez más en
aumento . Desearía verdad eramente que usted no hiciera excep
ció n alguna en este punto , y, si insiste en ello , que al m eno s se
ajuste al m odu s o p eran d i que propuse en mi última misiva.
El Sr. M oses M end elsso hn m e ha enviad o tam bién sus
M o rg en stu n d en . No m e c ab e d uda d e q u e ahí habrá m ucho s
pasajes hermo so s, p ero tengo la seguridad d e que no habrá en la
o bra nuev as arg um entacio nes en co ntra d e la Crítica, p ues él
mismo afirma que d ebid o a su debilid ad nerviosa no ha podido
estudiar lo s nuev o s tpiXoaocpcopeva. En uno s días y o mismo me
po ndré a ello.
I 174]
C O R R E S PO N D E N C I A
Entretanto aguardo co n impaciencia la aparición de sus
nuevos escritos y desearía que fa Pascua estuviese ya ahí. Con el
mayor respeto y el interés más puro en su bienestar, sigo siendo,
honorable maestro, su humilde,
SCHÜTZ
[48]
A M arcu s Herz
Kó nig sb crg , 7 d e abril d e 1786
Su hermosa obra, apreciad ísimo amigo, co n la que nue
vamente m e ha o bsequiad o , la he enco ntrad o digna d e usted en
lo que he po dido leer d e ella, p uesto que mis actuales o cupacio
nes, por cuya causa le ruego a usted disculpe también la brevedad
de esta misiva, no m e han d ejad o tiempo para leerla entera aún.
La extrav ag ancia d e Jac o b i no es nad a serio , sino un
afectado fan atism o genialo id e í G en iesc bw árm erei] co n el fin de
hacerse un nombre, y apenas si m erece una refutación seria. Qui
zás presente y o alg o en la BM S p ara p o ner al d escubierto esta
charlatanería. Reichard se ha co ntagiad o también d e la epidemia
de genialid ad y se ha unid o a lo s eleg id o s. Le da igual d e qué
manera, co n tal de causar gran sensació n co m o autor, y en ello se
le han hecho verd ad eram ente d emasiad as co ncesio nes. Q ue no
se encuentre ningún escrito útil (m anuscrito ) d el excep cio nal
Moses lo lamento so brem anera; pero no pued o apo rtar nada a la
edición de su co rrespo nd encia, p ues sus cartas dirigidas a mí no
contienen nada propiamente erudito y algunas exp resio nes gene
rales que po drían tener algo d e relació n co n el asunto no pueden
proporcionar material para legado ilustrado d e ningún tipo. Ruego
también y muy mucho que se excluyan p o r co m pleto mis cartas,
que nunca fuero n escritas co n la idea de que las leyese el públi
co, si es que se encuentra alguna entre sus papeles.
I M M AN U El XANT
Mi amigo Heilsberg se encuentra prácticamente recupe,
rado. Le he reco rd ad o su olvido d e !a nota para usted, y me prometió cumplir pro nto co n esa deuda.
La co lecta d e una ap o rtació n para el monumento que
se erigirá en Berlín [a Mend elssohnl presenta gran dificultad aquí.
No o bstante veré qué se pued e hacer.
Mantenga su afecto y bo nd ad hacia quien sigue siendo
co nstantemente co n cordialidad y el mayo r resp eto su afectuoso
fiel servidor y amigo
Kant
[49]
D e J o h a n n Be r i n g
M arburg, 28 d e m ay o d e 1787
Ho no rable y do ctísimo , venerable pro fesor: permítame
que me sirva d e esta o casió n par presentarle una mínima señal de
mi co nstante resp eto y d evo ció n. Le he d ad o al portador de esta
carta el encargo de asegurarle d e mi infinito respeto y de rogarle
su favor; p ero p o rque no sé si las circunstancias pudieran impe
dirlo he co nsid erad o más seguro hacerle llegar también po r escri
to mis pensamiento s y mis deseo s.
La pro hibició n de dar clases so bre sus escritos no se ha
levantado todavía. Entretanto y o he pasado po r alto la prohibición
y exp lico su C ritica d e ¡ a raz ó n p u r a a tres esperanzadores mucha
cho s bajo el título d e un Seminario. Tal vez logre finalmente rebatir
y vencer lo s prejuicio s. ¿Va Vd. a co ntestar al escrito del Sr. Feder?
[Feder: S o bre e s p ac io y C au salidad. P ar a u n ex am en d e la filo s o
f í a kan t ian a. Gó ttingen, 1787], Según lo leía se m e ocurría aque
llo de s/ tacu isses, etc. [«si callaras...-). Pero Fed er no po día callar
después de haberse pronunciad o de tantas maneras en sus cursos
1 1 7 6 ]
1
C O R R E S PO N D E N C I A
3nira la filosofía kantiana. Puesto que so sp echo que Vd. mismo
[o se tomará la molestia de refutarle, desearía que alguien entenlido en la co sa co rrigiera al Sr. Feder. Si no me encontrara muy
flébil, y o mismo ro mpería co n gusto una lanza en ese co m bate.
^Ie alegro ya d e antemano p o r la recensió n d e ese escrito en A LZ.
(Djalá tuviera usted un recenso r tan só lid o co m o el de la Historia
e la Filosofía d el Prof. Meiner. ¿Me equiv o co mucho co n lo que
Í
s imaginado tras las letras J. K. al término de la recensió n? [Esa
■censión la había hecho otra perso na, a impulsos de Kant]
.i '
!!
¿Por qué razón sus escrito s más antiguos no se encuen
tran en Leipzig? A p esar d e to d o s mis esfuerzo s, no he tenid o la
suerte d e recibirlos. D e lo s escrito s registrados en el Léx ico d e ale
m an es ilu strado s d e M eusel m e falta to davía el E sbo z o d e u n a
g e o g r afía f í s ic a , S o b r e lo s c o n c e p t o s d e m o v im ien to y rep o so ,
Sobre los p rim ero s p rin c ip io s d e la m etafísic a, M o n ado lo g ía fís ic a ,
'Sobre lo s terrem o to s, S o b r e lo s v ien to s, C o n sid erac io n es s o b r e e l
O ptim ism o, A c erc a d e la e v id e n c ia d e lo s p r in c ip io s en T eolog ía
\ ¡atural y M ora!. Pues que cad a letra d e usted m e es valio sa me
resulta sobremanera desagradable echar de meno s tantas co sas. Y
io mo creo que hay mucha gente en mi caso , sería de d esear que
le pusiera rem ed io a esta carencia. Me alegró muchísimo leer el
catálogo d e la Feria [d el libro ) d e Leip zig , p ues ad em ás d e la
nueva ed ició n d e la Crítica no s había regalad o co n una -Fundarnentación para una Crítica del gusto*.
Pero m e qued é muy triste p o rque no enco ntré lo que
leseaba ya d esd e hace tanto tiem p o , es d ecir, el sistema d e la
ilosofía pura especulativa y práctica. Ojalá quisiera usted regalar
los con ello muy pronto. ¿Quién sino Vd. podría atreverse a pro
ducir tal cosa? El ejem p lo d e A bel es terrible. Con los d eseo s más
cordiales para su bienestar m e reco m iend o a su bo nd ad y so y
con indecible respeto y veneració n su más humilde servidor
B e r in g
1177]
IMM A N U ELK A N T
[50]
D e Ca r i L e o n h a r d Re i n h o l d
Je n a, 12 d e o ctu b re d e 1787
Honorabilísimo:
Po r fin mi d eseo ardiente d e acercarm e a usted a través
de una visita escrita ha v encid o so b re las tímid as dubitaciones
contra las cuales lucho en v ano d esd e hace más d e un año; y aún
ahora no esto y sin p reo cup ació n, p o r si la buena intenció n que
dio origen a aquella lucha tiene fundamento suficiente co m o pan
justificar también d elante d e m í mismo un p aso que le va a costar
al meno s un cuarto d e ho ra d e su inapreciable tiempo.
Si só lo m e pro p usiera henchir d e aire mi co razó n, mi
agradecimiento, amor, veneració n y admiración, todavía callarían,
co mo el jo v en d e K lop stock [Oda M i patria]-. Ese...
...a quien aún le marchitan muy p o cas primaveras,
que al anciano de cabello s de plata, fortificado en obras,
cuánto le ama, co n ardiente palabra le quiere susurrar.
Fo go samente sube a med ianoche;
encend id a su alma;
las alas d e la aurora, suspirantes; raudo va
hasta el anciano ... p ero ¡no se lo dice!
Y todavía no lo d igo ; p ues ¿qué p o d rían d ecirle sobre
eso palabras escritas además so bre papel?
So y el au to r d e la C ar t a d e l p á r r o c o d e " ' s o b r e la
rec en sió n d e las id e as d e H erd er etc., ed itad as en la A LZ , [carta)
que ap areció en el M erku r d e febrero d e 1785.
Nada m ás tengo que añad ir a esta co nfesió n, a no ser
que aquella carta fue tan bien intencio nad a co m o mi R ehabilita
c ió n d e ¡a h o n r a d e la R efo rm a ed itada en febrero d el 1786 y los
d o s m eses sig u ientes co ntra lo s d o s cap ítu lo s d el histo riad o r
[ 1 7 8 1
C O R R É S PO N D É N C I A
Schmidt; y [autor igualmente de] las C artas s o b r e la filo s o fía kan
tian a que em p ecé a p ublicar en ag o s t o d e aquel m ism o año y
continué en e n e ro d e l p resen te.
Sé que Vd. ha leíd o aquella o fensiv a carta [primera] y
que co no ció así la filo sofía no filo sófica d el cura impertinente. Lo
que lamentablemente no sé es si ha leíd o también las últimas car
tas citadas. Si lo supiera, só lo d ebería referirme a eso sin hablar
más d e la saludable revolución que ha aco ntecid o en mi mod o de
pensar d esd e hace d o s año s, gracias a la cual usted se convirtió
en el más grand e y m ejo r bienhecho r que nunca un ho m bre ha
sido y podido ser para otro.
E lfu n d am e n t o d e l c o n o c im ien to m o ral d e las verdades
básicas d e la relig ió n, q u e usted ha d esarro llad o -ú n ic o tro zo
inteligible para m í d e to d o s lo s fragmentos d e su o bra publicado s
en !a A LZ -, fue lo primero que m e impulsó a estudiar la C rítica
d é la raz ó n p u r a. Yo censuré, busqué y enco ntré en ella el med io
de superar la perv ersa alternativa entre superstició n e increduli
dad, algo a estas alturas im po sible d e sostener. He co no cid o esas
dos enferm ed ad es d e alm a, en un g rad o singular, p o r p ro p ia
experiencia, y no sé si la última - d e la cual me sanó la C rítica d e
la raz ó n p u r a - la sufrí tan intensamente co m o la primera, mama
da co n la leche de mi mad re, y que se intensificó co n inusitada
fuerza en un centro cató lico , invernáculo de la exaltació n senti
mental, en do nd e me metiero n a mis cato rce años. Mi alegría po r
mi restablecim iento rad ical, y m i d eseo d e ap o rtar lo m ío a la
difusión d e esa descubierta med icina tan acred itada para m í y al
mismo tiempo tan d esco no cid a en parte po r mis co ntemporáneos,
dio o casió n a las mencio nadas C artas s o b r e la filo s o fía kan t ian a.
La recep ció n po sitiva que han enco ntrad o estas cartas
en aquella p arte d el p ú b lico lec to r para q u ien las c o n c eb í, y
sobre to do , el buen efecto que han pro ducido en mi ilustre sue
gro - e l cual se p ro p o ne aho ra p rep arar [para la im p renta] las
A c lar ac io n e s a la C rít ic a d e la r az ó n p u r a [E rláu teru n g en ] de
[ 1 7 9 ]
1
I M M A N U EL K A N T
Schulz— me alentaro n a seguir co n mi trabajo; de vez en cuando
me p reguntaba a m í m ism o si no sería só lo un d ulce sueño el
creerme destinado a ser una de las vo ces que claman en el desier
to, que prep aran io s cam ino s d el segund o Im manuel [alusión a
Isaías, 7, 14).
Sé que es m ucho p ed ir d ecirle q u e lea mis cartas, al
m eno s el tercer [capítulo) (enero de este año ), y el o ctav o (sep
tiem bre), y lueg o , siem p re que lo co nsid ere haced ero , que me
entregue, en la o casió n abajo indicada, un sencillo testimonio de
que h e e n t e n d id o la C r ít ic a d e ¡ a r az ó n p u r a . Este testimonio
sellará mi tarea —si es alg o más que su e ñ o - co n el sello de la
autenticidad, y pro po rcio nará a mis cartas lec to res más atentos y
numerosos, y más o y en tes a las Leccio nes so bre mi In trodu cción
a /a C rítica d e la raz ó n p u r a p a r a p rin c ip ian t es que voy a empe
zar dentro d e cato rce días. Las cartas, precisam ente, serán publi
cadas en ed ició n mejorada para la próxima Feria d e Pascua en la
editorial de Blum auer (am ig o m ío ) y Griiffer en Viena; y espero
que sigan a este primer to m ito varios m ás d el estilo . Eleg í este
editor, p o rque así no só lo p o d ré co ntar co n la distribución habi
tual en la feria d e Leip zig - q u e él v isita-, sino tam bién en los
estados imperiales, do nd e las Cartas, co m o Blumauer m e asegura,
parecen enco ntrar una recep ció n excelente.
Co mo sabe, el pro feso r lo cal Ulrich trató d e conciliar la
metafísica anterio r co n lo s resultad o s de la C rít ic a d e Ia raz ón
p u r a en su libro de texto , p ero p ro bablemente no sabrá que justo
d e s d e q u e estoy aq u í, d escubre cada día más co ntrad iccio nes en
la C rítica d e ¡ a raz ó n p u r a y las so m ete al juicio d e su auditorio
-u n p o lém ico co lleg iu m [grupo] so bre la C rítica d e ¡a r az ó n p u ra
en beneficio d e su o v xo q o vt c üv [-ente d e lo s entes-)-. Pues bien,
cuand o se co no ció aquí que y o iba a d ar un curso so b re dicha
intro d ucció n, el p ro feso r Ulrich, co m o ya ha o cup ad o to d o su
tiem p o d el m ed io año entrante co n seis grup o s d istinto s, y asi
mismo el Catálo go d e lo s curso s estaba ya im preso , c lav ó en ia
[ 180]
C O R R E S PO N D E N C I A
puerta de su au ditoriu m e l av iso d e qu e p ro p o n drá la C rítica d e la
fd z é n p u r a el sem estre subsiguiente, que co m ienza co n Pascua.
Mientras tanto , trata d e difundir entre lo s estud iantes lo mismo
que tam bién hace entend er sarcásticam ente en su recensió n
Sobre e s p ac io y c au s alid ad , q u e ha sid o p ublicad a en el Je n .
G elebrte Z eitttng [P erió dic o ilu strado d e Je n a ]. A hí d ice que los
señores jóv en es (y o ahora mismo ya tengo treinta), que están hoy
día in fec tado s d e la fie b r e kan t ian a y cultivan idolatría co n las
sutilezas kantianas, so n lo s que m eno s en tie n d e n a su íd o lo .
Como principiante, esta reco m end ació n d e un v iejo p ro feso r de
bastante reputació n pued e ser para mí cualquier co sa m eno s indi
ferente.
La o casió n q u e hum ild em ente m e atrev o a p ro p o ner
para el testimonio público d e que le he entend id o, según puede
colegirse d e mis cartas so bre la filo so fía kantiana, sería un frag
mento d e cualquier amable respuesta suya a mí, que y o imprimi
ría en el M erkur, que ed ito junto co n m i su eg ro d esd e hace año y
medio, y en do nd e m e contestaría co n un par de guiños so bre la
siguiente duda que varios lecto res d e la C rítica d e ¡a raz ó n p u r a
me han planteado:
En la no ta a p ie d e texto d el p ró lo g o a lo s P rim ero s
fu n dam en to s m etajísic o s d e la c ie n c ia d e ¡a n atu ralez a, se exp o
ne muy co ncisam ente que el fundamento principal d e su sistema
se mantiene incó lum e aun sin una -d ed ucció n co m p leta d e las
categorías, mientras que en la C rítica d e la raz ó n p u r a, tanto en
Ja primera co m o en la segund a ed ició n, en el cap ítulo segund o
de la A nalítica transcend ental, apartad o 1, se afirma y se prueba
la in disp en sable n e c e s id ad d e aquella deducción*. D e este modo,
con o casió n de su resolució n de esta aparente dificultad, el autor
de las cartas so bre la filo sofía kantiana obtendría un gran benefi
cio, tanto d e cara al público co m o de cara al edito r del M erku r, el
cual m e aseguró a m enud o , que d eseaba que su M erku r fuera
honrado co n su nombre.
(181
(
I M M AKU£ L KANT
Si encuentra indigna mi insistencia so bre esa concesión
o mi ruego de atenció n, su silencio m e castigará; p ero no po r ello
estaré m eno s orgulloso d e llamarme co n to da verdad su admira,
do r más sincero
C a r i Le o n h a r d Re in h o l d , Mpr
C o n s e je r o d e Sa c h se n , W e ima r y P r o f . d e Fil . e n Jen a
W ielan d, a qu ien en nuestro últim o encuentro co m uniqué mi
intenció n d e escribirle, m e encarg ó le asegure su resp eto y su
afecto más cordial.
[ 51]
A M arc u s H erz
Kónigsberg,
24
d e d iciembre d e 1787
A preciadísimo amigo:
Me ha o bsequiad o usted nuev amente co n un hermoso
trabajo: el d el temprano sep elio , etc. Yo olvidé encargar a tiempo
que se le enviase también a usted d esd e Halle un ejem p lar d e mi
recién editada C rítica d e la raz ó n p r ác t ic a, para saldar de alguna
manera la deuda múltiple en que m e encuentro co n usted p o r sus
anteriores o bsequio s literarios: veré si es po sible todavía.
¿No le ha hecho llegar el Sr. Fried land er nada en rela
ción co n una máquina tejedo ra inventada aquí, acerca d e lo cual
le escribí rogándo le su benévo la co laboración? A unque han trans
currid o ya v arias sem anas, no m e ha co ntestad o to d av ía. ¿Le
habrá m o lestad o que añad í en la cubierta: fa m o s o c o m erc ian te
ju d io , no dando p o r supuesto que sería suficientemente conocid o
en Berlín, d e mod o que la carta le llegara co n el m ero sobrescrito
de su nombre? Lo hice así p o rque no sabía a ciencia cierta si su
nombre era David; y añad í ese enunciad o para que la carta, debi
C O R R E S PO N D E N C I A
do a algún malentend ido, no fuese a parar p o r ejem p lo a un cris
m o que podría también llamarse Friedlánder. Si tuviese usted la
bondad de hablarle d e aquel asunto, le ruego en tal caso se sirva
¿arme rápid amente una respuesta so bre si se p ued e o no hacer
algo en relación co n ello.
Por lo que hace a mis trabajo s filo só fico s, m e he co m
prometido en una tarea bastante co m p licad a y dilatada para mi
edad, pero p ro greso a tan buen ritmo, en particular en relació n
con la revisión q ue esto y elabo rand o ahora, y tengo una esperan
za tan grande d e llevar lo s asunto s d e la metafísica p o r una vía
tan segura, que ello m e sirve co m o estímulo y refuerzo para lle
var a término mi plan.
A su fav or y afecto amistoso y leal m e enco m iend o po r
lo demás ferv ientem ente; y so y, co n el m ayo r resp eto y co rd ial
participación en su dicha, su seguro servidor,
I. K a n t
[52]
A Ca r i L e o n h a r d Re i n h o l d
Kd nig sberg , 28 y 31 d e d iciem b re d e 1787
He leíd o , ho m bre excelente y amable, las hermosas car
tas co n que ha honrado mi filo sofía, cuya co m binació n d e so lidez
y gracia es insuperable, y que han sid o cap aces también d e ejer
cer en nuestra regió n to da la eficacia que se podía desear. D e ahí
que haya querido d ejar co nstancia - a l m eno s co n algunas líneas,
en alguna revista, preferiblemente el M erku r- de la exacta co inci
dencia d e sus id eas co n las mías, exp resánd o le a un tiem p o mi
gratitud p o r su gran mérito en la divulgación [de mi obra].
Fue un trabajo escrito p o r el seño r Fo rster hijo, en esta
misma revista, dirigido co ntra m í aunque en otra materia, lo que
( 163]
1 M H A N U EI X AN T
me impidió hacerlo d e forma distinta, i.e., d e mod o que se cum
plieran am bas intencio nes. La última, o sea, d efend er mi hipótesis
contra el Sr. F., no la p ud e cumplir, en parte p o r io s trabajos de
m i cargo y en parte tam bién p o r las ind ispo sicio nes pasajeras que
trae la vejez; y así el asunto se ha retrasado hasta ahora, cuando
me to mo la libertad d e mandar ese ensayo adjunto, co n el ruego
d e que se le haga un hueco en el querido M erkur.
Me he alegrado mucho d e enterarm e p o r fin co n certe
za, de que es usted el autor d e aquellas esplénd idas cartas. En m¡
¡ncertidumbre no pude dar al tipógrafo Grunert en Halle - a quien
encargué le enviara un ejem p lar de mi C rítica d e Ia raz ó n p rácti
c a , co m o p eq ueña muestra d e mi resp eto - una d irecció n sufi
cientemente detallada, p o r lo cual m e co ntestó que co n los datos
d e mi nota no había sabid o buscarla.
Pido que se entreg ue al co rreo la carta que va dentro
para él. Cuando la reciba, le dará el libro, si es que tiene todavía
co nsig o lo s ejem p lares. En este librito qued an suficientem ente
resueltas muchas d e las co ntrad iccio nes que lo s partidarios de los
antiguos creen enco ntrar en mi crítica; y en contrapartida, quedan
claramente a la vista aquellas {contradicciones] en las que ellos mis
mos se enred an po r no querer superar su v iejo juego chapucero.
Pro sig a su nuev o cam ino co n co raje, caro am ig o ; en
talento y penetració n a usted no pued e enfrentársele superioridad
alguna; só lo la envidia, a la que siempre se vence.
Me p erm ito afirmar, sin hacerm e reo d e vanid ad , que
cuanto más co ntinúo en mi camino, tanto más d esap arece mi pre
o cup ació n d e que alguna v ez una co ntrad icció n o incluso una
interesad a co mplicid ad (alg o que hoy día no es inusual) pueda
dañar mi sistema gravemente. Es ésta una íntima co nvicció n que
p ro v iene d e lo siguiente: no só lo d e que la p ro secució n hacia
otras tareas la encuentro siem p re co ng ruente, sino tam bién de
que cuand o a v eces no acabo d e v er el métod o que hay que uti-
1184)
C O R R ES PO N D EN C I A
[¡zar para investigar un o bjeto , m e remito simplem ente al esque
ma general d e los elem ento s del co no cim iento , y a las facultades
cognoscitivas co rresp o nd ientes, para extraer co nclusio nes que
aún no había advertido. Así, m e o cup o po r el momento d e la crí
tica del gusto . En esta tem ática se d escubre un nuev o tip o de
principios a p r io r i, distinto d e los exp uesto s hasta ahora. Pues las
capacidades del espíritu so n tres: Facultad d e co no cer, Sentimien
to del p lacer y d e la pena, y Facultad d e desear. Para la primera
he encontrado princip io s a p r io r i en la C ritic a d e la r az ó n p u r a
(teórica), para la tercera en la C ritica d e ¡ a raz ó n p r ác t ic a. Tam
bién los busqué para la segund a, y aunque co nsid eré im po sible
encontrar alg o así, la perspectiva sistemática que m e había permi
tido d escubrir la articulació n en el espíritu hum ano d e las tres
facultades co nsid erad as más arriba, m e dará para el resto de mi
vida materia suficiente para admirar y so nd ear si es po sible. lEsa
perspectiva sistemática] m e llevó a este cam ino p o r el que ahora
reconozco tres partes de la filosofía, de las cuales cad a una tiene
sus p ro p io s p rincip io s a p r io r i, que se p ued en enum erar, y de
esta manera determinar el alcance del co no cim iento po sible -filo
sofía teó rica, teleo lo g ía y filo so fía p rác tic a-; d e las cu ales la
segunda ap arece ev id entem ente co m o la más p o bre en fund a
mentos de determinació n a p r io r i. Espero terminar esta o bra bajo
el titulo d e la -Crítica del gusto» hacia Pascua en manuscrito, aun
que la impresión tardará más.
Le ruego que, al darle mi recuerd o , le d é muchísimas
gracias a su ho no rable suegro p o r el múltiple p lacer que me han
p ro p o rcio n ado su s inimitables escritos. Si su tiempo se lo permi
te, ¿puedo ped irle que m e d é no ticias d e ese mundo intelectual,
del que aq u í viv im o s tan lejo s? Este m und o tiene tam bién sus
guerras, sus co nsp iracio nes, sus secretas intrigas, co m o el políti
co. No pued o ni quiero participar en este juego , pero no d eja de
ser entretenid o y p ro p o rcio na a v ec es una útil o rientació n el
saber alg o de él.
1 185!
IM M A N U El KA NT
Y ahora d eseo co rd ialmente que el recibo de esta carta
produzca el mismo afecto y amistad hacia mí, que el que en mí
aun sin co no cerle, han p ro d ucid o o tras cartas, testim o nio s de
excelencia tanto d el talento co m o d el co razó n. A las que tanto
debem o s el público y yo. Soy co n to do resp eto de usted afectuo
so fiel servidor
1- Ka n t
P. S. Estaba así escrita la carta cuand o po r obstáculos inesperados
el co rreo se retrasó . H e ap ro v echad o ese tiem p o d e más para
añad ir alg uno s inciso s y no tas b ajo el texto , q u e m e parecían
necesario s. Se necesitará un co rrecto r exp erto principalmente en
lo s fo lios 6 y 7, para que no falle la co nexió n allí d o nd e las seña
les lo indican. Por esta causa le p id o humild emente que se acuer
d e d e mandarme el texto en seguida p o r co rreo , cuand o salga de
la im p renta. No creo q u e el Sr. c o n sejero W ieland encuentre
reparo en publicar este ensayo en el M erku r, [si lo ve] co m o algo
p o lémico . Tuve m ucho cuidad o d e evitar ese to no, que no es mi
estilo en absoluto. So lo traté d e aclarar malentend id os co n expli
cacio nes.
1. K .
Entréguese, p o r favor, la carta adjunta al Prof. Schütz.
1 1 8 6 )
C O f t R E S PO N D EN C I A
[53]
D e Ca r i L e o n h a r d Re in h o ld [ a c o r t a d a ]
Je n a, 19 d e e n e ro d e 1788
[...] Este es el d eseo más vehem ente para mí d esd e que
se produjo la co nco rd ia entre mi cabez a y mi co razó n, el d eseo
de ser co no cid o y amad o p o r el sublime cread o r d e esa co nco r
dia por el ho mbre que para m í es el m ás ad m irable entre c o do s
los hombres de este tiempo y de lo s tiempo s pasad o s, que se me
hace y d ebe hacérseme más admirable co n cad a p ro greso d e mi
espíritu, liberado p o r él; del que p end e mi alma co n un am o r que
es tan puro y tan inextinguible co m o la luz d el co no cim iento que
él prendió en ella; en una p alabra, el d eseo d e ser co no cid o y
amado po r usted, se ha cumplido . Y tendré que agrad ecerle en el
futuro no so lam ente la calma y la o cup ació n m ás sublim e, sino
también la alegría más d ulce d e mi vida, la que suelo enco ntrar
en el goce del respeto y la benevo lencia de ho m bres no bles.
Mi exim io suegro, a quien he enviad o su carta so brem a
nera bondad osa junto co n el manuscrito , se alegró de mi alegría
tanto co m o de la halagad o ra m enció n de su p erso na. Me pid ió
que le escriba que le eno rg u llece la ¡d ea d e q u e sus escrito s
hayan co ntribuido a sus horas d e d escanso . Su ensayo fue bien
venido co mo un exquisito o rnam ento de su M erku r. Precisamen
te po r eso lam enta que lo s p rim ero s p lieg o s d el p erió d ico de
Jen a [T eu tscher M erkur] (co n un artículo histórico d e S chiller) , ya
estuv iesen im p reso s cu and o lleg ó e l m anu scrito , y q u e este
nuevo año se abra co n un no m bre que no es el suyo. Dado que
el artículo d e Schiller o cup aba y a m u c h o s id o , su e n s ay o tuvo
que trasladarse en parte al número d el pró xim o mes, que co m en
zará co n el mismo. W ieland ha d ispuesto la división, p ero aten
diendo a mi ruego me ha enviado a Jena la última co rrecció n de
pruebas, que he cuid ad o co n escrup ulo sa y co ncienz ud a aten
[ 1 8 7 1
I M M A N U EL X A N T
ción, cuand o el cajista ha fallado. A ún estand o p o r lo demás bas
tante insatisfecho co n aquella partició n, d ebo dar sobradamente
la razó n a mi suegro cuand o piensa que de este m o d o el efecto
so bre el lecto r más bien ganará que perderá.
¿Qué decirle acerca de este ensayo , qué so bre lo s pasa
jes d el mismo que co nciernen a mis p eq ueño s esfuerz o s, qué
so bre el o bseq uio inestim able: la C rít ic a d e la r az ó n p r ác t ic a,
que he devorado hace ya o cho días? ¡Que aun mi silencio actual
le dé las gracias, y que toda mi vida en el futuro le d é las gracias!
Si el cielo m e regala un hijo -m e ha d ad o ya una p recio sa niña
que tiene ahora un año y m ed io - su carta y aquel ejem p lar [ese
libro] serán las alhajas invendibles que le legaré y, serán para él
sagradas co mo do cumentos fidedignos del valor d e su padre.
Cuánto me p lace no haber llegado todavía en mis C ar
tas a c e r c a d e ¡a filo s o fía kan t ian a a la exp licació n propiamente
dicha del fu n d am e n t o co g n o scitiv o m o ral d e las v erdades fu n d a
m en tales d e la relig ió n . Yo habría encend id o una d ébil lamparilla,
allí d o nd e usted co n la C rítica d e la raz ó n p r ác t ic a ha hecho bro
tar un so l. Tengo que co nfesar que no m e esperaba un grad o tal
de ev id encia, una satisfacció n tan co m p leta, co m o la que real
mente he enco ntrado . Y ahora esp ero co n d o ble ansiedad la •Crí
tica del gusto* [...]
El Prof. Jako b d e Halle se ha o frecid o recientem ente a
ed itar en so cied ad co nm ig o una revista que d ebería d ed icarse
única y exclusivamente a la filosofía kantiana. Busqué co nsejo en
mis amigos d e aquí: Schütz, Hufeland y M. Schmidt, y d e confor
midad co n ello s le propuse al Sr. Jaco b : primero, anunciar la edi
ció n en no m bre d e una so c ied ad d e d o c en tes acad ém ic o s y
amigos de la filosofía, d e la que habría que co nsid erar a los nom
brad o s co m o m iem bro s nato s; lo s restantes serían inv itad o s y
no so tro s no s co nfo rm aríam o s co n el no m b re d e red acto res;
segund o , dar a la revista el no m bre d e E l e s p e c t ad o r filo s ó fic o .
Pero esto y d esp erd iciand o su inestimable tiem p o . Me guard o el
[ 1 8 8 ]
C O R R E S PO N D E N C I A
informe más detallado para el m om ento en que nuestro proyecto
haya madurado. Para que nuestra so cied ad no se p arezca a una
co nsp iració n, lo que sería inad ecuad o en este caso , d eben ser
también invitados adversarios y ser acep tad o s sus artículos, si son
algo más que basura superficial.
La c o n sp irac ió n entre Go ttingen y Würzburg [contra la
filosofía kantiana] se me hace cad a vez más clara, y esp ero po der
comunicarle en brev e so bre ello noticias que m e p arece arrojan
cierta co nclusió n so bre el celo que lo s aliad o s muestran en sus
ataques.
Desd e que esto y aquí el pro feso r U. [Ulrich] ha cambia
do mucho sus ideas co n resp ecto a la C rítica d e la raz ó n pu ra-, ha
recibido no ticia d e mi p ro p ó sito d e im partir un curso so b re la
Introducción [de la misma] en cuanto estuvo impreso el catálogo
de las leccio nes. Y acto seguido, para adelantárseme, anunció en
la puerta de su auditorio, aun antes del co m ienzo d el sem estre de
invierno, y ya para el sem estre d e verano , su p o lém ico curso co n
tra la crítica d e la razón, que se abre gratis cuatro v eces a la sema
na. Para darle una p equeña prueba d el to no en el que el ho mbre
habla de su propósito, le co p io aquí el final de una de sus últimas
lecciones (imparte seis horas diarias):
■Kant, y o seré tu ag uijó n; kantiano s, y o seré vuestra
peste. Lo que Hércules pro mete, lo cumplirá.Le será muy difícil co m o lo ha sid o para mí, dar crédito
a este burd o sinsentido. Só lo que los testigos que lo han o íd o son
demasiados; p o r este motivo , el Prof. Schütz está entre las nov e
dades literarias de la A LZ , sin querer que se insene el no m bre d e
la Universidad. Lo manipulada que ha sid o su doctrina d e la liber
tad po r p arte d e este farsante lo habrá v isto usted en su - a sí
d eno m inad a- E le u t h e r io io g ia [o -So bre libertad y necesid ad -.
Jena, 1788]. Ha habido un m om ento en que el ho m bre mostró en
la cátedra una carta de usted [de 21 de abril d e 1785] y ahora se
queja co n frecuencia en la misma cátedra de que usted dejara sus
[ 189]
fM M A N U El KA N T
o b jec io nes sin resp uesta. Perd o ne que le entreteng a co n tales
miserias. No vo lveré a hablarle de ello nunca más.
Ya es hora de terminar aseguránd o le que so y, eternamente suyo, co n una veneració n só lo co mparable a mi profundo
afecto
Reinho l d
154]
A Ca r i L e o n h a r d Re i n h o l d
Kó nig sberg , 7 d e m areo d e 1788
Reciba usted , ap reciad ísim o varó n, m i agradecimiento
m ás efu siv o p o r lo s esfu erz o s, e inclu so co ntraried ad es, que
asum e p o r un asunto a cuy a d ilucid ació n tal v ez y o di lugar el
p rim ero , p ero cuy o acabam iento , clarificació n y d ifusió n ha de
esp erarse d e ho m bres m ás jó v enes, tan anim o so s, y al mismo
tiempo d e espíritu tan ho nesto co m o el que [esta tarea] ha encon
trado en su p erso na. En su forma d e exp o ner hay alg o tan con
v incente y entrañable, y al mismo tiem p o tan p lenam ente bien
pensad o en su co nexió n co n grandes perspectivas co ncretas, que
ya esto y alegrándo me d e su introducción a la crítica. El Sr. Ulrich,
co n su d ed icació n a la tarea d e opo sició n, trabaja en co ntra de su
pro p ia rep utació n. Sea co m o fuere, su últim a p ro clam a d e un
m ecanism o natural ap o y ad o en las v iejas so fisterías habituales
bajo el no m bre huero d e libertad ciertam ente no va a incrementar
el número d e sus partidarios. En general resulta instructivo y tran
quilizad o r, al m eno s p ara q uienes no gustan d e enzarzarse en
controversias, ver có m o aquellos que se enfrentan a la crítica no
so n cap aces d e p o nerse d e acuerd o acerca d e cuál sea el mejor
m o d o d e hacerlo ; no hace falta hacer nad a, sino o bserv ar con
tranquilidad y, en to d o caso , to mar en co nsid eració n oportuna
í 190]
C O R R E S PO N D E N C I A
mente lo s momento s principales del malentend ido; p o r lo demás
seguir inco nmo viblem ente el pro pio camino, y esp erar que p o co
a po co to do se aco m o d e en la vía co rrecta. La pro puesta d el Prof.
Jacob d e crear una revista para exam inar e x p r o fe s s o esto s asun
tos, me p arece una feliz o currencia, siempre que se haya estable
cido p reviam ente acuerd o suficiente en relació n a lo s primero s
trabajo s q u e se p resentarán allí. Pues sin que la d efensa o la
determinación clara d el sistema que tenemo s d elante [el sistema
crítico], tenga que ser intenció n propiamente d icha del Proyecto,
sería ésta una o casió n única para examinar e n su s p rin c ip io s, uno
tras otro, siguiendo un plan regular, lo s punto s más p o lém ico s de
la entera filosofía especulativa, junto co n la práctica; a lo que co n
el tiempo se unirían ciertas cabezas que piensan en silencio , que
no quieren co m p ro m eterse co n trabajo s extenso s, p ero que no
rehusarían co municar sus pensamiento s en artículos brev es (sus
tanciosos, que co ntengan más semilla que cáscara). Po r lo pronto
propondría co m o co labo rad o res al Pro f. Bering , d e Marburgo;
también en to d o caso a nuestro pred icado r Schultz. Las perso nali
dades d eberían excluirse p o r co m p leto , y a ho m bres un tanto
excéntrico s, co m o Schlo sser o Jac o b i, d eb ería h ac érseles un
hueco. Pero so bre esto ya se tratará en el futuro.
En este sem estre m e encuentro cargado co n un trabajo
bastante d esaco stumbrad o , a saber, el Recto rad o d e la Universi
dad (lo cual, co n el d ecanato d e la Facultad de Filo so fía, m e ha
tocado d o s v eces en tres año s). A parte d e eso , esp ero entregar mi
C rítica d e l Ju ic io para San Miguel, d e m o d o que p ued a co n ello
completar mi neg o cio crítico . Le agrad ezco m ucho las molestias
que se ha to m ad o en relació n co n el trabajo , bastante so brio ,
p ublicad o en e l M erku r. Realm ente se ha im p reso co n m ás
corrección d e la que merecía. Le ruego transmita a su ho no rable
suegro -siem p re tan vitalm ente jo v en d e esp íritu - mi resp eto y
adhesión. Suyo afectísimo I.
I. Ka n t
tM M A N U E L K A U T
[55]
D e Ch r i st i a n Go t t f r i e d Sc h ú t z [ a c o r t a d a ]
Je n a, 23 d e ju nio d e 178g
Una enferm ed ad que m e so brev ino el p asad o verano,
lo s asunto s acumulado s p o r este motivo co n las fuerzas debilita
das, finalm ente un v iaje d e restablecim iento de cuatro semanas
en el mes de mayo d e este año , me privaron día tras día del inde
cib le p lacer d e m anifestarle d e nuev o , ho m bre honorabilísimo,
mis sentim iento s d e ad m iració n hacia su espíritu y su corazón;
ad miración que aumenta co n cad a uno d e sus escrito s. Lo hago
ahora aclaránd o le brev em ente que la lectura de su C rítica d e la
r az ó n p r ác t ic a m e ha hecho verdad eramente feliz y que la satis
facció n se acrecienta to d av ía m ás co n la id ea d e que un gran
núm ero d e ho m bres excelentes, co n q uienes no se m e ocurre
medirme en absoluto , sienten al respecto lo mismo que yo.
La o casió n co ncreta d el presente escrito es la recensión
para la A LZ de su última magnífica o bra, cuya co p ia le adjunto,
cuyo autor es el Sr. Rehberg d e Hannover. A ntes d e que se impri
ma desearía: o bien sus o bserv acio nes al respecto , enviándomelas
d e inmediato a vuelta d e co rreo , o bien que m e hiciera saber lo
antes p o sible si no le gustaría env iar a la A LZ un artículo en el
que se aclarasen lo s princip ales malentend id o s en que incurren
ingenio so s recenso res (p uesto que lo que o b t u sa c ap it a produ
cen , no necesita refu tació n alguna p o r su p arte). Ho y día no
podría enco ntrar usted ningún Jo urnal que diera más publicidad a
tales aclaracio nes que la A LZ , p uesto que, según el có mputo más
pro bable, tiene uno s 40.000 lecto res. Más de 2.000 ejemplares son
realm ente d at o d eb it iert (v end id o s estrictam ente), y cad a ejem
plar lo leen generalm ente no 10 o 20, sino 30, 40 o 50 personas.
Co m o p ued e co m p ro bar, el Sr. Rehberg , entre otras
co sas, hace también alguna o bserv ació n a la catego ría de la liber-
1 1 9 2 )
C O R R E S PO N D E N C I A
¡ad en relación co n la modalidad. Yo tengo po r el contrario otra
duda, que le exp o ngo aquí y cuya resolució n le pido. [...1
Incluyo tam bién las d o s recensio nes d el libro d e R ehberg ac e r c a d e la R elac ió n d e la M etafísica c o n la R elig ión (Berlín,
17871
y solicito su o pinió n co n resp ecto a lo que en ellas se criti
ca a R., a ver si le gustan.
Mi amigo y asistente D. Hufeland le manda sus mejores
recuerd o s. Me d isg usta q u e su q u erid o d ig no c o leg a el Pro f.
Kraus co labo re tan escasam ente co n sus recensio nes en Ja A LZ.
Esp ero su resp uesta co n la m ayo r ansied ad , le d eseo
que se mantenga su buena salud y soy, siempre co n el mayor res
peto, su seguro servidor
Sc h Ot z
[56]
D e J oh ar m He i n r ic h Kan t
A lthrad en, 21 d e ag o sto d e 1789
Mi queridísimo hermano:
No será mala co sa que, d esp ués d e una serie de año s
en los que hem o s d ejad o pasar la vida sin co rrespo nd encia algu
na entre no so tro s, v o lv am o s a acercarno s d e nuev o el uno al
otro. Los do s so mo s viejo s, ¡qué pro nto alguno d e los do s pasará
a la eternidad! Parece bueno ento nces que los d o s renov em o s la
memoria de lo s año s pasad o s, co n la prudencia de informarnos
en el futuro d e en vez cuand o acerca d e có m o vivimos, qu o m o do
v alem u s (aunque suced a raramente, d ejand o pasar no lo s años,
sino los lustros).
Desd e hace o cho año s en que m e sacud í el yugo esco
lar, vivo co m o m aestro d e escuela rural d e una co m unid ad d e
[ 1931
I M M A N U El KANT
campesino s en mi parroquia de A lthraden y m e sustento , a m íy a
mi familia, frugal y suficientemente, viviendo del campo.- RustiClis
ab n o r m is sap ie n s c r as s aq u e M in erv a [«sabio sin escuela, rústico
de sim ple sabiduría-, Ho racio, Sát. II, 2, 33.
Con mi buena y digna esp o sa vivo un matrimonio feli^
am o ro so , y m e satisface que mis cuatro hijo s, bien educados, de
buen natural y o bed ientes, m e o frecen la garantía prácticamente
infalible de que serán perso nas honradas. No se me hace amargo
ser y o so lo su maestro, co mpaginánd o lo co n mis tareas profesio
nales, verd ad eramente pesad as; esta tarea educativa d e nuestros
bienamad o s hijo s sup le para mí y para mi esp o sa la falta de trato
so cial en esta soledad . Este es el esquema de mi monó to na vida.
Pues b ien, m i querid ísim o herm ano , aunque todo lo
lacó nicamente que quieras (.n e in p u b lic a c o m m o da p ec c es, como
lo s sabio s y lo s escrito res) [-no sea que hagas d año al bienestar
de la co sa pública-, Ho racio , Ep. II, 1, 33, hazme saber cómo ha
sid o hasta ahora tu estado d e salud, có m o es actualmente lo que
co m o sabio , tienes todavía in p e llo para ilustración d el mundo y
d e la posteridad. Y también có m o les va a mis querid as hermanas
que to d avía v iven y a lo s suy o s, y al único hijo d e mi bendito
ho no rable tío p aterno Richter. Co n m ucho g usto p ag o el fran
queo de tu carta, y no hace falta que o cup e más de una octavilla.
Seguro que W atson te habrá ¡d o a visitar en Kónigsberg; volverá
sin falta p ro nto d e nuev o a Kurland. Po d ría muy bien traerme
una carta tuya, que d eseo co n tanto anhelo . Jaeg er, quien hasta
ahora ha sid o nuestro p ro feso r d e histo ria - a l que ya conociste
co n m o tivo d e un intercam bio p o stal que trataba de su hijastro
Pacz -, seguramente ya haya pasad o p o r Kónigsberg d e regreso a
W ürttem berg , su p atria. Si lo has c o n o c id o p erso nalm ente te
habrá d icho sin duda que es mi m ejo r amigo. El jo ven que entre
ga esta misiva, d e no m bre Labo w sky, es el hijo d e un digno y
honrado pred icado r reformad o p o laco , d e la p equeña ciudad de
Birsen, que va had a Frankfurt an O d er a estudiar allí co m o beca-
U 9 4 )
C O R R E S PO N D E N C I A
rio. O b e íjam s at is est! [-Bueno, basta ya-, Ho racio , Sát. I, 5, 12].
Pío s te co nserv e p o r m ucho s año s y m e p ro cure pro nto , escrita
de tu mano, la agradable noticia d e que vives co n salud y co nten
to. Con el co razó n más leal, y no p e r fu n c t o r ie [superficialmente!
declaro que te ama sinceram ente tu hermano,
J O H A N N H E IN R IC H K a N T
Mi amada esp o sa te abraza fraternalm ente y te d a las
gracias d e nuev o co rd ialmente p o r la H au sm u t t er {La m ad r e d e
fam ilia e n t o d as s u s t ar eas . 3 to m o s, Leipzig, 1778-1881] que le
enviaste hace alg uno s año s. A quí v ienen aho ra m is q uerid o s
hijos, que quieren p o nerse en fila en esta carta.
H o n o ra b le s e ñ o r tío , q u e rid as tías: q u e re m o s q u e u ste
d es se p an d e n u e stra e x is te n c ia , q u e n o s a m e n y n o n o s o lv id en .
N o so tro s le s am are m o s y re sp e tare m o s d e c o ra z ó n , to d o s lo s q u e
firm am o s d e n u e stro p u ñ o y letra:
A ma l ia C h a r l o ™
M in n a
Fr ie d k ic h W ih e l m
H e n r ie t t e
Ka n t
Ka n t
Ka n t
Ka n t
[ 1 9 5 ]
-3
IM M A N U E L K A M I
[57]
A Fr i e d r i c h H e i n r i c h J a c o b í
Ko nigsberg, 30 d e ago sto d e 1789
Ilustre, muy respetable señor:
El regalo que el Sr. co nd e d e W indisch-Graetz tenía la
intenció n d e hacerme co n sus escrito s filo só ficos ha llegado bien
a mis m ano s gracias a la amable med iación de su ho no rable per
so na, y a la gestió n d el Sr. co nsejero d e Co m ercio Fischer; tam
b ién he recib id o a su d ebid o tiem p o la p rim era ed ició n de la
H istoria m e t afísic a... etc. p o r med iación del librero Sixt.
Le ruego que cu and o tenga o casió n transm ita a este
seño r mis más exp resivas gracias y a la vez mi mayor respeto por
su talento co m o filósofo, que une a la más no ble mentalidad cos
mopolita. En el último escrito m encio nad o he celebrad o ver al Sr.
co nd e hacer p o r sí, al mismo tiempo que, co n la claridad y ame
nidad de exp o sició n que distingue al ho m bre d e gran mundo, lo
que y o quería co nseguir según el paradigma esco lástico , a saber:
presentar y p o ner en juego las tendencias más no bles de la natu
raleza humana, que, tanto tiempo mezcladas o incluso confundi
das co n las físicas, no han tenid o en abso luto la eficacia que con
razón se esperaba de ellas; una empresa que co n el mayor anhe
lo d esearía v er co ncluid a, ya que co nfo rm a claram ente sistema
co n lo s o tros d o s escritos (el de las so cied ad es secretas y el de la
transformación voluntaria d e la co nstitució n en las monarquías);
el último, en parte co m o p resagio cum plid o a la p erfecció n, en
p arte co m o sab io co nsejo para d ésp o tas, d ebería ejercer gran
influencia en la actual crisis d e Euro p a. Ningún estadista había
buscad o hasta ahora -n i intentado bu scar- d e manera tan elevada
lo s principio s d el arte d e go bernar a lo s hombres. Po r ello tampo
co las pro puestas han sid o co nvincentes, y m eno s aún efectivas.
Le d o y ig ualm ente mis m ás exp resiv as g racias p o r la
hermosa o bra so bre la do ctrina de Spinoza -últim a ed ició n- que
[ 1 9 6 ]
C O RK íi PO N O CN C IA
m e h a e n v iad o . C o n e lla h a g a n a d o e l m é rito , e n p rim e r lu g ar, d e
e x p o n er c o n to d a c larid ad las d ific u ltad e s q u e ro d e a n la v ía te le o Jó g ica a ' a te o lo g ía ; d if ic u lta d e s q u e p ro b a b le m e n te in d u je ro n a
Sp in o z a a f o rm u la r s u s is te m a . L a n z a rs e c o n p a s o s v e l o c e s a
em p resas q u e s e o rie n tan a u n fin g ran d io so p e ro le ja n o h a sid o
siem p re d e sv e n ta jo so p ara la c o m p re n s ió n rig u ro sa.
Q uien m uestra lo s esco llo s, no lo s ha co lo cad o a tal
efecto, y. aunque afirm e la im po sibilidad de p asar entre ello s a
toda vela (d el do gmatismo), n o p o r ello ha negad o toda po sibili
dad de una feliz travesía. No m e p arece que usted juzgue a este
respecto el compás de la razón co m o inútil, o incluso co m o capaz
de causar extravíos. Pues alg o que so brev iene a la especulació n,
aunque p o r su p u esto se encu entra ú nicam ente en la m ism a
razón, es co m p lem ento necesario [de la esp eculació n]; es alg o
que somos cap aces d e d eno m inar pero no de comprender. Lo lla
mamos libertad, una facultad sup rasensible de la causalid ad en
nosotros. A hora bien, dilucid ar si la razó n llega a este co ncep to
del teísmo despertada p o r alg o que so lamente la historia enseña,
o sólo a través de una acció n sobrenatural interna, incompresible
para nosotros, es una cuestió n que co ncierne únicamente a algo
secundario, a saber, el surgimiento y la difusión d e esa idea. Pues
también pued e pensarse que, si el Evangelio no hubiese enseña
do previamente Jas leyes morales universales en toda su pureza,
la razón hasta ahora no las habría co mprend ido co n tal plenitud,
aunque, una vez que están ahí, uno pued e co nv encer a cualquie
ra de su co rrecció n y validez (aho ra) p o r medio d e la so la razón.
El sincretismo de espino zism o y d eísm o en el Dio s de Herder lo
ha refutado usted co n to d o rigor. En general to da tend encia sincretizadora tiene a la base co m únm ente falta de sincerid ad , una
cualidad del espíritu tan propia especialm ente de este gran artista
de fantasmagorías [Herder] (que, co m o en la linterna mágica, hace
ver maravillas que enseguida d esaparecen para siem pre, d ejand o
en los igno rantes el d elirio d e que allí d etrás se esco nd e alg o
extraordinario que no se p ued e atrapar).
[ 1 9 7 ]
I M M A N U EL K A N T
He co nsid erad o en to do m om ento co m o un d eber aco
ger co n resp eto a lo s ho m bres d e talento , sabiduría y honradez,
po r muy distantes que estén d e m í en sus o pinio nes. Desd e este
p unto d e vista juzgará tam bién mi artículo en el BM S so b re el
orientarse [*¿Qué significa o rientarse en el pensamiento?*], a] que
me he visto fo rzad o co ntra mi d eseo , requerid o d esd e diversos
lugares a limpiarme d e la so sp echa de espinozismo , y en el que
usted, co m o esp ero , no hallará huella alguna d e d esv iació n de
aquello s p rincip io s. O tro s fallo s y afirm acio nes suyo s y de sus
dignos amigo s lo s he advertido siem p re co n íntimo d o lo r y aun
he hecho p ro nunciam iento s en co ntra. Pero no sé qué clase de
cabeza tienen alguno s hombres, po r lo demás bueno s y sensatos,
que consid eran mérito lo que, si suced iese en su contra, les pare
cería sumam ente inicuo. Pero ninguna so m bra lanzada co ntra él
podrá hacer que el verdadero mérito pierda su esplendor, y pues
to que brilla p o r sí mismo, nunca será tergiversado.
Nuestro Hamann [hijo] -q u e busca so bre to d o co ntextualizar y p o ner en o rd en sus m ucho s co no cim iento s, intentando
expo nérselo s a o tro s- ha acep tad o un p uesto co m o p recep to r en
casa d el co nd e d e Keyserling, en Kurland, d o nd e se encuentra
muy bien. Es un alma bo nd ad osa y sincera, que quiere dedicarse
a la escu ela, y p ro p o rcio nar alg ún d ía ayud a a sus herm ano s
huérfanos, pues hace muy p o co ha perdido al padre y a la madre.
D eseo que su ho no rable perso na sea favorecida p o r el
destino para entregarse to davía d urante largos año s co n ánimo
alegre y co n buena salud a su o cup ació n favorita, la más no ble
entre todas, a saber, a la reflexió n acerca d e lo s serio s principios
en lo s que se fundamenta el bienestar general de la humanidad; y
soy p o r lo demás, co n la expresió n d e mi co nsid eració n más dis
tinguida, su muy seguro servidorI.
I. Ka n t
[ 1 9 8 ]
C O A A SSFO W M N C U
158]
A Ca r i L e o n h a r d Re i n h o l d
Ko nig sberg , 1 d e d iciem b re d e 1789
Su valio so tratado so bre la facultad d e rep resentació n,
apreciadísimo am igo, sí ha llegad o a mis mano s. He po d id o for
marme p arcialm ente un ju icio co n el suficiente alcance co m o
para no ignorar lo s nuevos camino s [que se o frecen] a la hora de
alcanzar la co mpleta aclaració n de esta complicad a materia, p ero
no lo bastante co m o para p o d er emitir un juicio so bre el co njun
to. Esto último lo reservo para las v acacio nes d e Navidad, ya pró
ximas. M e p ar e c e q u e usted , ho m bre querid o , toma m i demora
por indiferencia, co m o si a sus trabajo s, siem p re extrao rd inaria
mente apreciad os y admirados po r mí po r su claridad y precisión,
sólo les fuese p o sible en c on trar un sitio e n m i estan tería, sin que
yo encuentre tiempo para meditarlos y estudiarlos ¿Cómo es po si
ble sup o ner esto d el que esp era d e la clarid ad y rig o r d e sus
ideas el desarro llo y exp o sició n lumino sa que él mismo no sabe
dar a sus trabajos? Envejecer es un fastidio. Uno se ve paulatina
mente o bligad o a trabajar mecánicam ente co n el fin de conservar
las fuerzas físicas y psíquicas. Desd e hace año s co nsid ero necesa
rio para mí no d ed icar las tardes a un estudio continuad o, tanto si
se trata d e leer un libro co m o d e la elabo ració n de o tro ; lo hago
más bien d e manera interrumpida cam biand o lo s asuntos en los
que me entretengo , ya sea en la lectura o en el pensamiento , para
no debilitar mi d escanso no cturno . En co m pensació n, m e levanto
temprano y esto y o cup ad o toda la mañana, parte d e la cual m e la
arrebatan las leccio nes. En el sexagésim o sexto año de ed ad las
investigaciones sutiles so n p o r lo demás cad a v ez más dificultosas
y uno quisiera p o d er d escansar de ellas si se tiene la suerte d e
que o tro s quieren encarg arse de co ntinuarlas. Esto últim o creo
hallarlo en su p erso na, p o r lo que le esto y vivamente obligado , lo
1 M M A N U EL X A N T
m ism o que ind efectiblem ente le estará el p úblico . Teng o en el
tintero algo so bre Eberhard. Esto y la C rítica d e lJu ic io le llegarán
p resum iblem ente p o r Pascua. Mi am ig o Kraus se enco miend a a
usted co n afecto . A hora m e qued a esp erar d e su temple contrario
a toda sofistería esp eculativ a que se libre d e ella p o r sí mismo'
ento nces sí que el trabajo de usted seria el primero que él estaña
d isp uesto a examinar. Por lo d em ás sigo siend o , co n el más fer
viente respeto y afecto , suyo,
I. Ka n t
[59]
D e J o h a n n G. Ki e se w e t f e r [ a c o r t a d a ]
Berlín, 15 d e d iciem b re d e V/ 89
Querid o Sr. profesor:
No m e qued a más rem ed io que avergonzarme p o r tar
dar tanto en co ntestar a su querida carta, que m e ha dado un pla
cer extraordinario, p o rque me dio la prueba de que usted no me
co nsid era ind igno de su amistad; p ero un m o ntó n d e o cupacio
nes m e impidió escribir.
Mi situació n no po d ría ser m ejo r; mis leccio nes sobre
Lógica y so bre la C rítica d e la r az ó n p r ác t ic a so n muy visitadas,
así q u e teng o en la p rim era co m o 20 y en la últim a co m o 25
o yentes, y aunque no pagan to dos, p ienso que co n mis dos colleg ia (grupos! juntos voy a ganar 100 táleros. La Lógica la leo a base
de apuntes propios, la C rítica, so bre el libro co rrespo nd iente del
Sr. p ro feso r que trata este o bjeto . Si no m e equiv o co , la gente está
co ntenta co n mi clase, y m e agrad a tanto m ás, p o rq u e tengo
mucho s hombres d e nego cio s co m o o yentes. A demás leo Antro
po lo gía tod os los días d e 8 a 9, para la baro nesa d e Bielefeld , pri
mera dama de la princesa A ugusta; y estas mismas leccio nes las
[ 2 0 0 1
C O R R E S PO N D E N C I A
imparto cuatro horas a la sem ana al hijo d el librero Nicolai, yerno
del co nsejero privado Klein. Tam bién d o y diariamente una hora
de clase d e matemáticas, y finalm ente co n el co nsejero privado
Mayer leo a Jeno fo nte. D e to d o esto concluirá, carísimo Sr. pro fe
sor, que no d ebo quejarm e p o r falta d e trabajo, y que me gano la
vida; só lo temo que esto no lo aguantaré m ucho tiempo dada mi
debilidad física; po r eso he p ensad o en med io s que m e aligeren
el logro de mi subsistencia. A través de la baro nesa de Bielefeld,
de gran reputació n en la co rte, p ienso vincularme más estrecha
mente co n Ja propia co rte, y convertirme tal v ez en p ro feso r d e la
princesa Augusta. La impo rtancia d e este p uesto es grande, pues
significa una p ensió n d urante to da la vida. A demás el canciller
von Hoffmann, el co nsejero vo n Irnving, y la baro nesa de Biele
feld m e han p ro m etid o ejercer to d a su influencia en m i fav or,
c u an do s e p rodu z c a la primera pJaza vacante de cap ellán castren
se. Usted me pregunta có m o m e llevo co n el ministro vo n WóUner. He hablado co n él y me ha asegurado su p ro tecció n co n las
palabras más rimbombantes, p ero esta pro mesa me la dio tan de
pasada, que me temo es lo que le d ice a to do el que recibe. Me
han advertido que tenga cuid ad o en m is le c c io n e s , p ues alguien
podría estar al acecho , a v er si digo algo co ntra la religión; y me
aconsejaro n record ar de v ez en cuand o que la filo sofía kantiana
no contradice en nada al cristianismo. Utilicé ese guiño en la pri
mera clase so b re la C r ít ic a d e la r az ó n p r á c t ic a , y m encio né
entre los tó picos d e Ja co nferencia, también el d e ía armonía d e Ja
ley formal co n las do ctrinas d el cristianismo. D e hecho había un
ho mbre jo v en q u e ap untó palabra p o r p alabra mi co nferencia,
que llamó la atenció n de to d o s co n su meticulosa o bsesió n; y que
no v o lv ió a visitar la clase. El co nsejero vo n Irrw ing está muy
bien visto p o r W óiiner, y m e asegura que es mi amigo. A través
de H o ffm ann bien p o co p ued o co nseg uir d e W ó llner; aunque
aparentemente se llevan bien, en realidad no hay tal, p ues Hoff
mann es co nfid ente d el p ríncip e H einrich, y H einrich o d ia a
Wóllner.
1201
1
I M M A N U EL K A N T
Fue muy desagradable para m í leer en una carta de un
ministro (W o llner) al rey (carta que aquí to do el mundo d ice que
ha escrito Zedlitz), el pasaje que se refiere a usted y sus seguidores. Co m o sup o ngo que usted ha leíd o el libro no p o nd ré aquí
ese pasaje. Si todavía no lo ha leíd o y tampo co lo pued e obtener
en Kónigsberg, dígamelo y se lo mando co n el primer co rreo . Se
d ice que W o llner ya no está tan bien visto, p ero no ganaremos
mucho co n el cambio , si el co nsejero privado Lamprecht recibe el
puesto , lo cual es muy pro bable. Z edlitz ha recibid o inesperada
m ente una rica herencia, que le p erm ite vivir aho ra co m p leta
m ente independiente; tengo que co nfesar q ue lo sentí muchísimo
cuand o sup e q ue había p ed id o la dimisión, p ues esto y convenci
d o d e que me estim aba. Q uiere viajar a Inglaterra p ero tuvo la
mala suerte de hacerse una peligrosa herida en la cabeza, en un
ataque d e ep ilep sia. El co nsejero O elrichs m e ha p resentad o al
ministro Herzberg, que me recibió muy amablemente, me invitó a
su mesa, y le elo gió mucho a usted.
Po r lo q u e se refiere a las se sio n e s d el cu rso d e la
Escuela superior, hasta ahora se ha hecho p o co : se ha tratado casi
exclusiv am ente d e d eterm inar a qué m aestro s se extend ería la
Ley que eximiría d el servicio militar a lo s hijo s de maestros. Esté
seg uro d e que haré to d o lo q u e p ued a ante el canciller, para
lograr lo que usted d esea para las escuelas d e Kónigsberg.
El Prof. Herz m e ha encargad o que le d é salud os d e su
parte. Voy a su casa lo s v iernes a la ho ra d el té y a la cena, y
d ebo co nfesar que g o zo mucho cuand o esto y co n él. Seguramen
te es uno de sus seguid o res m ás apasio nad os. En su casa co no cí
a M aim ó n. Su asp ecto físico es muy insig nificante, y ad em ás
habla p o co y mal. H e co menzad o a leer su filo sofía transcedental,
p ero to davía no he avanzad o m ucho ; sin em bargo no esto y de
acuerd o co n él ya d esd e el principio ; además, a mi p arecer con
frecuencia le falta precisión.
1 2 0 2 )
1
C O R R E S PO N D E N C I A
En cuanto a la teo ría d el Sr. Reinho ld ac erc a d e las
facultades d el conocimiento , el público de aquí está dividido: una
paite elogia el libro extraordinariamente, otra encuentra mucho s
lállos en él. Aún no he tenid o tiempo para terminar este libro, sin
em bargo no esto y d e acu erd o p o r co m p leto co n el au to r y a
menudo sus pruebas m e p arecen deficientes. Lo último es el caso
por ejemplo d e la d em o stración que ha d ad o en la página 282 de
la proposición siguiente: -Multiplicidad es el criterio de la materia
de la representación-. Él d ice que en la representació n -q u e hay
que d istinguir d el su je to - ha d e ser p o sib le d isting uir alg o ; y
aquello que en ella se p ued e distinguir, só lo pued e ser la materia,
y iodo lo que en la representació n es materia, d ebe p o d er distin
guirse, es decir, ser múltiple. Para m í esta prueba es extremamen
te in c o m p ren sib le, y ad m ite, seg ú n lo q u e c re o y o , v arias
observaciones críticas; el Sr. Reinhold, que suele mostrarse terri
blemente extenso so b re asunto s d e im po rtancia m ucho menor,
aquí es co rto y o scuro . A m í m e p arece más fácil y sencilla esta
prueba, que le presento aquí para que la examine: Cada materia,
si ha d e co nv ertirse en rep resentac ió n, tien e que recib ir una
forma a través de mi cap acid ad d e rep resentació n; esta forma no
es otra q u e c o n exió n , y c o n e x ió n su p o n e m ultip licid ad que
puede ser co nectad a; p o r co nsig uiente en cad a rep resentació n
debe estar contenida una multiplicidad. Reinhold se co mpo rta un
tanto raramente co n este libro suyo; entre otras co sas ha escrito a
D. Biester, [d iciénd o le] q u e d ebería co m p rar el libro , leerlo y
defenderlo contra la recensió n q ue podría publicarse en la B iblio
teca U niv ersal A lem an a. Y sé también que está muy d esco ntento
porque usted no le ha escrito nada todavía so bre el mismo.
Gracias a mis leccio nes he tenid o otra v ez o casió n d e
meditar so bre la teo ría de esp acio y tiempo , y se m e ha ocurrido
que el asunto sería más fácil (...)
Las m anipulacio nes (una cura co n las m ano s realizada
por Mesmer] están causand o aquí gran sensació n; en el escrito
(2031
tM M A N U El KANT
*
que le adjunto verá usted hasta qué punto llega la cosa. Mi tralo
co n el p red icad o r Schleem üller m e da la o casió n de hacer prue
bas p o r mi parte, y, co m o verá, las he hecho . Obviamente detrás
d e ello hay fraude, só lo que es difícil descubrir d e dónde ha par
tido. No creo que haya sid o el Prof. Selle; quizá el jubilado Lohmeier; o quizá incluso otra relevante perso na que desempeña en
la co rte un pap el nada d esd eñable y que es miembro de la socie
dad magnética de Strassburg; al meno s íesta persona] ha repartido
instruccio nes para magnetizar có mod amente. He hecho mis prue
b as sin que lo sup iera Selle, p o r ello no p ued o hacer público
nada, p ues podría co m p ro m eter a Schleemüller. Si me hiciera el
fav o r d e p ro p o nerm e algunas p ruebas que y o pudiera hacer, le
estaría muy agrad ecid o . Esp ecialm ente impo rtante es para mí la
pregunta: ¿Hay criterios para reco no cer si alguien está durmiendo
o só lo simula dormir? Y si lo s hay, ¿cuáles son? Pero no creo que
haya tales criterios, indubitables.
Perd one, queridísimo y ho no rable, si le he robado una
media horita co n mis habladurías; para m í es un p lacer indescrip
tible conversar, aunque só lo sea p o r escrito , co n un hombre que
p o see to do mi co razó n y a quien quiero más que a nada. Nunca
p ienso sin la más intensa em o ció n en la felicidad que go cé vivien
do a su lado, y constantemente vuelvo a ese pasado en mi memo
ria; y ¡si le pudiera decir só lo una vez y totalmente lo que siento por
usted y de qué modo sé valorar lo que le debo! A su digno y vene
rable amigo el Prof. Krause, mi más calido saludo. Dígale que esta
ré orgulloso, si m e regala su respeto y amistad. Me encomiendo a
su afecto y bo ndad; soy inco nmo viblem ente su sincero admirador
J. G. C. Kie se w e t t e r
P. S. Sig uen las p ruebas d e im p renta d e la C r ít ic a d e la raz ón
p r ác t ic a , 17 d e no viembre. El canciller vo n Hoffmann, con quien
he hablado recientemente, le envía su saludo.
1204)
w
C O R R E S PO N D E N C I A
[
60 ]
A L u d w i g Er n st Bo r o w sk i
Ko nig sberg , entre el 6 y e l 22 d e m arro d e 1790
Me p reg unta usted d e d ó nd e p ro v iene la tend encia
actual a un c rec im ien to tan d esm esu rad o d e lo s v isio nario s
[Scbw armerei] y có m o se podría curar este mal. So lucio nar ambas
cosas es para lo s m éd ico s d el alma una tarea tan difícil co m o lo
era para nuestro s m éd ico s d el cuerp o curar aquel catarro ruso
- in flu en z a, co m o lo llamaban en V iena- que hace alguno s años
recorría el m und o a v elo cid ad d e c o r r e o , que infectó a m ucho s
sin parar, p ero que d esap areció p o r sí mismo; [ambas clases de
médicos! tienen mucho en co mún: saben describir las enferm ed a
des mucho m ejo r que acertar co n su origen o p o nerles remedio;
mucho m ejo r para lo s enferm o s, si sus p rescrip cio nes só lo so n
dietéticas o reco miendan agua clara fría co m o remed io , d ejand o
que el resto lo ejecute la bo nd ad o sa naturaleza.
A m í m e p arece que la adicció n a la lectura, extend ida
por todas partes, no es só lo el vehículo que transmite esta enfer
medad, sino que es también el veneno (miasma) para producirla.
La clase más acomod ada y a v eces también la clase más elevada,
ya que no aspira a la superioridad , busca al m eno s nivelarse en
las info rmaciones co n aquello s que tienen que seguir el cam ino
espinoso del estudio; y se co nfo rm a en cierto mod o co n sacar la
espuma d e las ciencias de índices y extracto s sumario s, y quiere
hacer irrelevante la desigualdad -q u e salta a la v ista- entre igno
rancia lo cuaz y ciencia cuid ad o sa; esto se logra adm irablemente
cuando atrapa de go lp e co m o hecho s [ais Fakla] co sas inco ncebi
bles, de las que só lo cab e una ligera posibilidad; ento nces exig e
al cuid ad o so inv estig ad o r d e la naturaleza q u e le exp liq u e el
cumplimiento de este o aquel sueño , este castigo, un pro nóstico
astrológico, o la transformación d e plo mo en o ro , etc., p ues p ues12051
IM M A N U ÍLKA N T
to s aquí, admitido el hecho (que no dejará que se le discuta), tan
ignorante es uno co m o otro. Le es difícil aprend er y saber todo lo
q u e sab e el estud io so d e la naturaleza-, p o r e so trata d e hacer
d esaparecer la desigualdad p o r el camino fácil, planteando cosas
d e las que ning uno d e lo s d o s tiene id ea ni co m p rensió n; por
tanto tiene la libertad d e juzgar ahí a placer, p ues es alg o donde
el o tro no p ued e hacer nada mejor. Po r este camino, la adicción
se extiende en la sociedad.
Co ntra este m al no v eo o tro rem ed io q u e red ucir el
•aprendizaje d e muchas cosas* en las escuelas al •aprendizaje cui
d ad o so d e m eno s co sas-, y no tanto errad icar el d eseo d e leer,
sino hacer que respo nda a una intenció n determinada, para que a
la perso na bien instruida só lo le guste leer aquello que le supone
un increm ento d e su co m p rensió n, y le rep ug ne lo d em ás. Un
m éd ico alem án (Sr. Grimm), en sus O bserv ac io n es d e u n v iajero
critica la o m n is c ie n c ia fr an c e s a, co mo él la llama; pero ésta ni de
lejo s es d e tan mal gusto co m o cuando se instala en un alemán,
que normalmente hará d e ello un sistema p esad o , d el q ue es difí
cil sacarle, mientras que en Francia una mesmeriada [por el médi
co Mesmer] só lo es una moda y luego d esaparece completamente.
El artificio habitual p ara dar a su ig no rancia el to que
científico co nsiste en que el visio nario p regunta: ¿Entend éis la
verdad era causa de la fuerza magnética?, o ¿co no céis la materia
que provo ca en lo s fenó m eno s eléctrico s efecto s tan maravillo
so s? Ento nces c ree q u e so b re una co sa, d e cuy a co nstitució n
interna el más grande investigador de la naturaleza en su opinión
sabe tan p o co co m o él, cree, repito, que tiene to d o el d erecho
también él a m eter baza hablando acerca d e sus efecto s. Pero el
inv estig ad o r hace v aler só lo lo s efecto s que p ued e p o ner a la
vista mediante el exp erimento , en la med ida en que so m ete pienam ente a su d o minio al o bjeto ; mientras que él (el visionario)
arrambla co n efecto s que tanto el o bserv ad o r co m o la persona
1206)
'
C O R R E S PO N D E N C I A
o bserv ad a p o d rían sacar to talm ente d e su im ag inació n, y que
obviamente no se dejan so m eter a ningún auténtico exp erimento .
Contra tal inco nsistencia no hay q u e hacer nada sino
dejar que el animal magnetizador siga magnetizando y desorgani
zando mientras le plazca a él y a o tros crédulos [como él); p ero a
la ad m inistració n hay que reco m end arle que p ro cure p o ner a
salvo la moralidad en to do esto ; p o r lo d em ás hay que seguir el
único cam ino d e la inv estig ació n d e la naturaleza, a través del
experimento y la o bservació n, [los único s medios] que permiten a
los sentid o s extem o s co no cer las propied ades d el o bjeto . Una rei
terada refutación es en este cam p o contraria a la dignidad d e la
razón, y no co nsigue nada; un silencio despreciativo es más ad e
cuado en este tip o de desatino , p ues aco ntecim iento s co m o éstos
tardan p o co tiempo en ser remplazados po r otras locuras. So y de
usted, etc.
[6 1 ]
D e J o h a n n Be n j a m i n J a c h m a n n [ a c o r t a d a ]
H alle, 14 d e o ctu b re d e 1790
Ho norable profesor, mi siempre querido maestro y amigo:
El entrañable interés que tiene po r mi vida, d el cual mi
hermano m e ha co ntad o mucho en sus cartas y d e lo cual estaría
co mpletamente co nvencid o incluso sin ese testimonio; la confian
za bo nd ad o sa y el bienintencio nad o afecto co n que m e honra
d esd e hace alg uno s año s, so n tan halagad o res y em o cio nantes
para m í que m e llev an a enco ntrar en ello d isculp a y estímulo
para molestarle d e vez en cuand o. La errancia de mi vida, el cam
bio frecuente d e lugar d e estancia, las inco ntables dispersio nes a
las que uno se exp o ne p o r ello , han sido la causa de que no me
haya permitido el gusto de escribirle hasta ahora. Sin duda alguna
[ 2 0 7 ]
I M M A N U EL K A N T
usted estará al co rriente d e que cam bió mi d ecisió n de ir a Góttingen p o r Holanda o p o r Hamburgo; he to mad o el camino por
París y esp ero que no lo d esapruebe. Cambié mi ruta porque ave
rigüé tras cálculo s exacto s que la diferencia d e los gasto s de viaje
no era co nsid erable en abso luto cualquiera que fuese el camino
y p o rque iba a llegar a Góttingen en to do caso demasiado tarde y
ya no podría apro vechar nada de lo s pro feso res ni de la bibliote
ca d e allí. La razón principal para ir a París, una v ez que ya esta
ba tan cerca, fue para estar en este lugar en la ép o ca principal de
su historia. D e esta manera he sid o testigo d e la gran fiesta de la
Féd ération d e lo s franceses [fiesta d el Champs d e Mars del 14 de
julio d e 1790]; ¡cuánto em p eño he puesto en ser to do o jo s y todo
oídos de to dos lo s aco ntecim iento s maravilloso s que han tenido
lugar en París, durante mi estancia! Al p rincip io creí estar en el
país de lo s hombres felices; p ues to dos, incluso el habitante más
insignificante p arecía po r su compo rtamiento y sus palabras mos
trar cuán fuertemente sentía que vive en un país que se ha libera
do co mpletamente del yugo y de la o p resió n d e los poderosos, y
do nd e la libertad y lo s d erecho s de la humanidad en general se
veneran en el más alto grad o y se mantienen en su dignidad. No
por eso m e situaba yo al resp ecto en preferir ahora Francia frente
al país d el orgulloso británico que desprecia a las demás naciones
y las mira co m o esclav o s, aunq ue alg o po d ría d ecirse todavía
co ntra la libertad británica. A lguno s d ías antes y d esp ués de la
fiesta d e la Féd ératio n se veían en París ejemplo s d e patriotismo,
de am or p o r la igualdad en to dos los estamento s, co sas que ape
nas nadie se hubiera atrevido a soñar. Pero este espíritu pareció
d o minar só lo mientras se divertía al p ueblo co n fiestas, bailes y
banquetes, y se le distraía d el mod o más diverso. Cuando terminó
to d o y lo s d ip utad o s d e las p ro v incias se retiraro n, só lo se oía
có m o crecían p o r todas partes quejas y d esco ntento ; incluso por
parte d e quienes se habían d eclarado los auténticos amigos de la
revolución.
[ 208]
r
C O RRESPO N D EN C IA
[...] En Mainz m e q u ed é d o s d ías y m ed io , q u e pasé
mayo rmente en la casa d el Sr. c o n sejero áu lico Fo rster. Es un
hombre sumamente amable y servicial. En su biblio teca enco ntré
de nuev o to d as sus o bras m ás recientes e incluso alg uno d e los
escritos m ás tempranos; él en cam bio lam entaba que su pro p io
trabajo literario habitual no le dejaba tiempo para estudiar sus tra
tados según lo que m erecen. Me p id ió encarecid am ente que le
transmita la seguridad d e su inmenso respeto ; co m o también que
enviara sus salud o s al Pro f. Kraus, d e cuy o trato en Berlín se
acuerda co n placer. Lamenta tam bién haber utilizado aquel to no
en su disputa co n usted. Permítame que po nga aquí unas líneas
que me escribió : -Muéstrale al excelente Kant mi veneració n. Mi
ensayo co ntra él tiene un aire d e mal hum o r p o lem izante que
muy pronto, en cuanto lo vi impreso, hubiera querid o quitar, por
que ni p ertenece a la co sa misma, ni es ad ecuad o co ntra un ho m
bre co m o Kant. En mi descargo só lo pued o d ecir q ue to do lo que
ento nces escribí en W ilna tenía ese aire, y so y m aterialista en
grado suficiente para aducir p o r lo meno s el asunto d e la indispo
sición co rp o ral que ento nces realm ente pad ecía. No olvide salu
dar al Prof. Kraus, etc - El Sr. co nsejero áulico Sommering también
le envía sus resp eto s. En Frankfurt am Main hablé co n alguno s
médicos p ero no co n filó so fo s p ensad o res pro fund o s. Visité al
conde vo n Kayserlingk, que está aquí en la Legació n, y p areció
alegrarse d e verm e otra vez. Preguntó muy entrañablemente po r
usted, p o r có m o se encuentra, y me pid ió también que m encio
nara en mi carta sus d eseo s d e lo m ejo r para usted. D e Frankfurt
fui a Marburg, d o nd e pasé un día entero . Muy d e mañana visité al
Prof. Bering. Recuerdo siempre la carta que le escribió , en donde
se d eclarab a su ad m irad o r y exp resab a el d e se o d e v en ir a
Kó nigsberg . To d av ía lo tien e y lo satisfaría co n seg u rid ad si
Kónigsberg no estuviera tan lejo s, co sa d e la que se han lamenta
do muchos ¡lustrados. A demás ha sid o nombrad o biblio tecario , lo
cual lo ata mucho más a Marburg. Me recibió co n mucha alegría y
[ 2091
■n
IM M A N UEl KA NT
calidez, co m o a un pro tegid o d e Kant, y le tuve que co ntar realm ente muchas co sas d e usted. Me acap aró to da la mañana y me
invitó a la co mid a d el med io día en su casa. También me contaba
que p o r causa d e su filo sofía sigue viviendo, y bastante, in eccfes i a p r e s s a l-bajo silencio sa censura-]. Un cierto End em ann, que
aho ra está m uerto , fue el resp o nsable d e la p ro hibició n d e leer
sus tratados. También hablam o s de la p o lém ica actual co n Eberhard . El p ro feso r Bering lam entó m ucho q u e se haya sentido
movido a entrar en ella, p ues creía que si usted hubiera sabido la
p o ca reputació n que tiene ante el público no se habría tomado la
molestia de rebatirlo. He o íd o este mismo juicio d e varios amigos
suyos de Gottingen, etc. Todavía quiero decirle lo siguiente sobre
la p erso na d el p ro feso r B. Es un ho m bre d e casi cuarenta años,
d e gran seried ad y pro fund id ad d e p ensam iento que refleja en
to d o su ser; se p arece tanto d e cara co m o d e figura a nuestro
Prof. Holtzhauer, aunque no es tan alto ni tan flaco , p ero habla
exactam ente co m o él. Me p ro m etió env iar un trabajo pequeño
que hizo imprimir co m o programa cuand o cesó en el Rectorado.
El trabajo hace referencias diversas a su o bra; m e ha prometido
enviármelo a Leipzig, d o nd e lo enco ntraré a mi llegada. Después
d e co m er fuimos a casa d el p ro feso r Tied em ann, p ero co m o no
estaba no he hablad o co n él. Luego m e aco m p añó a casa d e otro
ad mirad o r suyo , un co nv erso , el co nsejero Ju ng , que se alegró
mucho de verme, p o rque le podía dar noticias so bre usted, y me
pid ió le enviara sus mejo res saludos. Lo mismo hizo el consejero
privado Selcho w , al cual m e llevó el Prof. B. pues es un hombre
muy gracio so y ya que estaba en Marburg quería presentármelo a
to da co sta. Po r último fui y o a Baldinger, que no m e d ejó irme
antes de ano checer. Nunca he visto a la humanidad en una deca
d encia tal. Podría llenar ho jas enteras so bre él, p ero lo d ejo para
co ntárselo d e palabra. D e Marburg fui a Cassel, do nd e estuve de
nuevo un par d e días viendo lo más interesante de la naturaleza y
d el arte tanto d entro co m o alred ed o r d e la ciud ad. Pero en este
[ 2 1 0 1
w
C O R R E S PO N D E N C I A
lugar no he enco ntrado nov ed ad es literarias. Po r fin llegué a Gotúngen el 21 de septiembre. Visité en seguida a mi amigo el p ro fe
so r A rnem ann, d o nd e, resp o nd iend o a m is ard ientes d eseo s,
encontré cartas de mis amigos d e Kónigsberg, que co nvirtieron el
día en una fiesta. Me alegró d e co razó n leer en to d as las cartas
que todavía hay buen recuerd o d e m í en mi ciud ad natal. So bre
todo me alegré d e enco ntrar una valiosa prueba d e su bo nd ad y
simpatía po r mí, en las tres cartas co n las que Vd. m e pro po rcio
naba co no cim iento d e los tres pro feso res más co no cid o s de Góttingen. A la m añana siguiente visité primero a! co nsejero áulico
Blumenbach, un ho m bre abierto y amable. Se sintió muy halaga
do por su carta y se o freció a lo que necesitara durante mi estan
cia en Go ttingen. El sábad o cené en su casa. El d o m ingo p o r la
mañana m e m o stró el m useo , etc. Me d io para usted la carta
adjunta, así co m o el primer fo lleto d e sus co ntribucio nes a la his
toria natural, que retend ré hasta o casió n m ás có m o d a, p o rque
creo que ya lo ha leíd o y p o rque no tiene tanta importancia co m o
para mand arlo p o r co rreo . Ese m ism o día entreg ué las cartas a
Lichtenberg y Kaestner. El co nsejero áulico Lichtenberg estaba
impartiendo clases, y co m o estaba a mitad y no le quería moles
tar, le dejé la carta y mi direcció n. Al terminar su lecció n suele ir
en seguida a su huerta fuera d e la ciud ad , p ero m e m and ó en
seguida un serv id o r suy o , a quien p uso a m i d isp o sició n para
hacer una visita p o r la ciud ad. Esperaba v erm e al día siguiente.
Por eso lo visité p o r la m añana, cuand o llegó a la ciud ad . Creo
que ya sabe que es un ho m bre enfermizo , jo ro bad o , que ya estu
vo a p unto d e m o rir varias v eces; aho ra se ha recup erad o un
poco. La alegría po r su carta fue muy grande. Habló co n mucho
énfasis, m ientras brillaban sus o jo s ing enio so s y v iv aces, so bre
que le apreciaba mucho y d esd e hacía ya mucho tiempo, pues le
co no cía d esd e sus trabajo s m ás antig uo s. D ijo que se alegraría
extremadamente de servirle a usted o a mí d e alguna forma. Me
ofreció en seguid a asistir a sus leccio nes cuand o quisiera. Al día
1 2 1 1 )
IM M A N UEl KA NT
siguiente me mostró su co lecció n d e instrumento s, p asé toda la
tard e en su casa y to m é café co n él. A sistí a sus clases durante
toda mi estancia en Go ttingen, en las que trataba d e la electricidad. Volvió a o frecerm e hacer uso d e su sirviente cuanto y como
quisiera. Lo visité y hablé co n él to d o s lo s días, p ues ¡es un hom
bre tan extrao rd inariamente am able y co rtés! Dentro d e poco le
escribirá po r co rreo . También escuché d e o tros pro feso res que se
ha alegrado muchísimo d e recibir una carta de usted. Dice que yo
le h e traíd o una carta d el p ro feta d el no rte. M e es imposible
exp resar mi d ecep ció n al v er p erso nalm ente al co nsejero áulico
Kaestner, al ver una imagen tan distinta de lo que me había ima
g inad o d e su p erso na y estilo , a través d e sus ep igram as y de
to do lo leído u o íd o so bre él. En vez de enco ntrar un hombre de
cuya lengua co rtante uno no sabría nunca guardarse demasiado,
enco ntré un ho m brecillo p eq ueño , en bata d e no che, (tocado)
co n una peluquilla red o nd a, ante una lámpara encend id a, senta
d o en un cuarto co n mucho calor, a quien se le no taba claramen
te que se alegraba d e verm e en cuanto le presenté un saludo de
su parte y le hube entregad o su carta; p ero que no fue capaz de
hablar, po r causa d e una evidente timidez y ansiedad en la que se
enco ntraba. Más p o r señales que p o r palabras me hizo sentarme;
d esp ués, entre co nstantes g esto s d e m ano s, inclinacio nes del
cuerp o y co m iénd o se las palabras, exp resó cuán bienvenid o era
para él, pues le llevaba noticias d e usted. Con lo s mismos signos
d e timidez continuó preguntándome p o r su edad y salud; y por el
p ro feso r Kraus (to d o s lo s pro feso res han preguntado co n mucho
interés p o r el Sr. Pro f. K., p .e. H eyne, Lichtenberg, Fed er). Me
p reguntó cuánto tiem p o estaría en Go ttingen y lam entó que mi
estancia fuera tan co rta; se o freció a p asearm e p o r to d o s lados,
co n mucho gusto, alg o que rechacé p o rque ya había encontrado
o tros amigos que lo harían. Por fin, d esp ués de una conversación
entreco rtad a, d e 10*15 minuto s, m e d esp ed í d e él y le d ije que
sentía no aceptar su o frecimiento d e ayudarme. El día antes d e mi
1212!
C O R R E S PO N D E N C I A
partida lo visité otra v ez y lo enco ntré igual. Lamentó que usted
ge hubiera sentid o o bligad o a entrar en una d iscusió n co n Eberjjaid; que 'e transmitiera a mi vuelta su pro fund o respeto . Dentro
¿ e p o c o él mismo le escribirá. Tam bién visité al co nsejero áulico
Feder, que, co m o alum no suyo , m e recibió co n m ucha co rtesía.
f i e habló d e su gran resp eto hacia usted [exp licand o ] que cad a
vez que le ha refutado , lo había hecho só lo p o r am o r a la verdad,
[jasta que se co nv enció a sí mismo d e que sus pro pio s principios
y afirmaciones no diferían m ucho d e lo s suyo s. Me visitó varias
veces y estuve varias v ec es en su casa. En el Pro f. Buhle - c o n
quien no tuve o casió n d e h ab lar- tiene usted en Gó ttingen un
seguidor y d efenso r d eclarad o d e sus princip io s filo só fico s. Pero
no tiene gran fama. O tro s co no cim iento s que hice en Gó ttingen
no los mencionaré, p ues se limitan casi exclusiv am ente a pro feso
res de M ed icina. La brev ed ad d e m i estancia no m e p erm itió
hablar co n v ario s ho m b res, c o n lo s q u e m e hu b iera g ustad o
hacerlo. Pero co m o era la ép o ca d e v acacio nes alg uno s estaban
ausentes. D e Gó ttingen m e fui a Hannover, aco m p añad o p o r uno
de sus discípulo s más agrad ecid o s, el Sr. Fried land er d e Kó nigsberg, que ha pasad o allí año y med io . [...] Nada más llegar visité
en Hanno ver al Sr. co nsejero p riv ad o y secretario Rehberg, un
admirador y aficio nad o suyo excelente. Es un ho m bre d e más o
menos 30 años, q u e no m e gustó m ucho a primera visitó. Parecía
muy cerrad o, un p o co frío y estar muy enfadado , d e ahí que só lo
pasé co n él uno s minutos. En su casa vi el busto d e mármol que
perpetúa al fam o so Leibnitz. El mismo día p o r la tarde me devol
vió la visita y fue m ucho más amisto so y abierto , muy co nversa
dor, y m e inv itó a su m esa al d ía sig u ien te, d o n d e c o m í en
compañía de su resp etable mad re, d e su am able hermana y del
joven Sr. Brand . Co nsidero este día uno d e lo s más agradables de
todo mi v iaje. El Sr. co nsejero p riv ad o Rehberg es un ho m bre
muy mod esto en sus co nversacio nes, p ero es impo sible no reco
nocer en é l a un ho m bre d e cabeza, originalidad d e pensam ien
1213]
I M M A N U El
KAHT
tos y d e vasta erudición. Lo co nsid ero la cabeza más fina que he
co no cid o hasta ahora entre sus discípulos. So bre su C rítica d e la
r az ó n p r ác t ic a habla co n un calo r, co m o nunca hasta ahora he
oíd o a nad ie so bre escrito alguno. Quiere escribir co n el tiempo
un D erecho Natural en d o nd e m o strará q u e justam ente ahí se
co ntienen ciertas antino m ias d e la razó n, co m o en la filosofía
especulativ a y en la moral. Su mod estia, y saber que está usted
cargado de cartas, le impidieron escribirle; sin embargo en carta a
N ico lo vius se ha atrev id o a env iar alg unas p reguntas, para las
cuales le p id e una so lu ció n, en cuanto tenga o casió n. [A esas
alturas Kant ya las había co ntestad o el 25 d e septiembre d e 1790]
(...)
D e Magdeburg fui a Halle, do nd e me encuentro desde
hace alg uno s días. Disfruto d e ho ras bien alegres en casa de su
gran admirador, el Pro f. Jac o b . El Magister Beck, que le manda
sus respeto s más encarecid o s, vive en la misma casa y no s hace
compañía. Ya he visitado a la mayoría de lo s pro feso res de aquí,
entre ello s también al Sr. Eberhard, en cuya casa ya he estado dos
veces, e incluso cada vez más d e una hora. No habló ni una pala
bra so bre usted o sus disputas, só lo co nversó co nm igo excelente
mente so bre io s aco ntecim iento s po lítico s franceses, p o r los que
tiene mucho interés y so bre lo s cuales le pued o dar algunas noti
cias. [...] Dentro d e uno s d ías parto de aquí para Jena y quizás
también para Weimar, y luego, pasando po r Leipzig, a Berlín. Me
acerco, pues, al fin de mi viaje y p ienso co n delicio sa alegría en
el m o m ento en que estaré d e nuev o en Kó nigsberg y tendré la
suerte de estar cerca d e usted.
Me enco m iend o a mí y a mi herm ano a su co nstante
benev o lencia, y m e co nfieso co n resp eto y p ro fund o afecto su
agradecido discípulo y amigo,
J o h . Bej. Ja c h ma n n
1 2 1 4 ]
Vil
El m o e st r o c e n su r a d o
C o n si g o m i s m o , o l a so b i o d i st a n c i o d e l a m a d u r e z
( 1790- 1804)
F
C O R R E S PO N D E N C I A
[62 ]
A M a r c u s Her z
KSnigsbeig, 15 d e o ctubre d e 1790
H o n o ra b le s e ñ o r , e s tim a d ís im o
amigo:
Con estas p o cas líneas m e to mo la libertad de reco m en
dar a su bo nd ad o sa amabilidad al po rtad o r de la presente, el Sr.
Dr. Goldschmidt, mi o yente labo rio so, co m petente, bien ed ucad o
y bo nd ad o so . Esp ero q u e tras el p rim er encu entro , se habrá
ganado po r sí mismo su estima.
Su ing enio sa o bra so b re el gusto , cuy o env ío le agra
dezco muchísimo, la habría usad o en buena parte si hubiera lle
gado antes a m is m ano s. C o n to d o , y d e m o d o g en eral, m e
parece, y cada vez más a medida que avanzan lo s año s, que en el
campo d el p ensam iento esp eculativ o no acabo d e enco ntrarm e
bien sirviénd ome d e p ensam iento s ajeno s, sino que d ebo d ejar
me llevar p o r mi pro pio cam ino d e pensamiento , que v iene avan
zando en su trabajo d esd e hace año s p o r uno s cierto s raíles.
Con el mayo r p lacer le co ntem p lo p ro gresand o co nti
nuamente en fama y mérito, tal y co m o su talento me hizo esp e
rar ya en un tiem p o muy tem p rano , y co m o co rresp o nd e a sus
sentimientos bueno s y honrad os: to do eso que el Sr. Kiesew etter
por exp eriencia pro p ia no d eja d e elo giar. Siga reco rd ánd o m e
amistosamente y d éjem e asegurarle mi aprecio y lealtad que man
tengo siempre. So y plenam ente su leal servido rI.
I. Ka n t
1 2 1 7 ]
IM M A N U f l KA NT
[63]
D e l o Sr t a . M a r í a v o n H e r b e r t
A gosto d e 1791
Gran Kant:
A ti te liamo co m o un creyente llama a su Dio s pidien
do ayuda, pidiend o co nsuelo , o co m o desped ida para la muerte;
me bastaro n en tus o bras tus razo nes so bre el mundo futuro; por
eso recurro a ti, pues nada, absolutam ente nada enco ntré en esta
vida que m e pudiera sustituir a mi bien perdido ; p ues amaba un
o bjeto que a mi p arecer co ncentraba to d o en sí, d e m o d o que
só lo viví para él; era para m í la contrapartida de to d o lo demás,
po rque to d o lo d em ás m e p arecía fruslería, y to d o s los hombres
eran para m í realm ente co m o un p arlo teo v acío ; p ues bien, he
o fend id o a este o b jeto d urante m ucho tiem p o co n una mentira
que le he d escu b ierto aho ra, m entira q u e p o r o tra p arte sin
embargo no significaba daño alguno para mi perso naje, pues no
he tenid o en mi vida ningún lastre que tuviera que ocultar; pero
la mentira le bastó y su amor d esap areció ; es un ho m bre honra
do, y p o r eso no m e niega amistad y fidelidad, p ero aquel senti
m iento intenso q u e sin q u e nad ie lo llam ara no s unió ya no
existe. O h, mi co razó n estalla en mil pedazo s; si no hubiera leído
tanto escrito p o r usted, seguro que ya habría cambiad o violenta
mente mi vida, p ero me detiene la co nclusió n que hube d e sacar
de su teo ría, a saber: que no d ebo morir, p o r mi vida torturada,
co m o vivir en razó n d e mi ser. Pó ngase en mi situació n y déme
co nsuelo o co nd enació n; he leíd o su metafísica d e las costumbres
incluyend o el imperativo categ ó rico , y no m e ayuda para nada,
mi razó n m e aband o na cuand o más la necesito ; te im plo ro una
respuesta, te imploro, ¿o [es que] tú mismo no puedes actuar tam
p o co según tu establecid o imperativo?
1218]
C O R R E S PO N D E N C I A
Mi direcció n es Mana Herbert en Kartn á Klagenfurt; hay
que entregar la carta en la fábrica d e albayalde. Si prefiere pued e
[mandarla] a Reinhold, p o rque lo s co rreo s allí so n [¿más seguros?].
(Nota: La carta está escrita sin co rrecció n ortográfica ni sintáctica.]
[64]
A J o h a n n H e i n r i c h Kan t
Konigsberg, 26 d e enero d e 1792
Querido hermano:
D esp ués de la visita que me hizo el p o rtad o r d e esto ,
Sr. Reimer, p ariente d e tu esp o sa, mi querid a cuñad a, no vo y a
impedir que te llegue mi recuerd o a través d e una carta, alg o que
por mi trabajo amonto nado só lo es po sible en caso s extraordina
rios. A p esar d e esta ind iferencia ap arente he p ensad o fraternal
mente en ti bastantes v eces, no só lo m ientras vivimo s lo s do s,
sino también para el caso de mi muerte que a mis 68 año s ya no
puede estar tan lejo s. D e las do s hermanas que no s qued an, viu
das ambas, la mayor, que tiene cinco hijo s adultos y en parte ya
casados, d ep end e enteram ente de mí; la otra, que co m p ró en el
Hospital de San Jo rg e, tiene mi subsidio. A lo s hijo s d e la primera
no les he negad o mi ayuda al inicio de la instalación de su casa,
ni luego [les he negado] tampo co nada; d e mod o que se cumple
todo lo que exig en la o bligació n y la gratitud, de acuerd o co n la
educación que recibimo s d e nuestros padres. Si alguna vez quie
res darme n o t ic ias so b re Ja situació n d e tu familia m e será muy
grato.
Por lo demás, co n un saludo para mi apreciada cuñada,
soy co n inco nmo vible afecto tu fiel hermano I.
I. Ka n t
[ 2 1 9 ]
1 M M A N U EL K A N T
[65]
A
Fran ^ ois T h é o d o r e d e la Gard e
Ko nigsbecg, 30 d e marzo de
1792
Ilustre señor:
Le d o y hum ild em ente las g racias p o r lo s 200 táleros
pagado s po r su herm ano el 17 de este mes, de lo cual ya le habrá
mandado mi recibo . Inmed iatamente después d e Pascua le envia
ré el ejem p lar co rregid o d e la C rit ic a d e l Ju icio- , a este respecto
creo que puede ser q ue me encuentre co n dificultades inevitables
al revisar y retocar, p ero si p ued e llegar a Berlín antes de Pente
co stés, no sería demasiado tarde.
En cuanto a la solicitud [de censura] so bre lo cual usted
estima que no sería d esacertad o si nuestra Universidad sometiera
el escrito a su pro pia libertad d e censura en razó n de Institución
superior, o pino que no só lo sería infructuoso, sino que justo aquí
la id ea d e p o ner d e acuerd o so b re ello a cab ez as tan distintas
sería v ano intento . Entretanto se m e o curre que la amenaza de
severidad de la censura quizá no se ejerza de hecho tanto como
se teme, so bre to d o p o rque todavía no ha habid o un ed icto espe
cífico so bre ello. Si no le inco mod a darme noticias so bre la situa
ció n d e este asunto d e la censu ra (au nq u e sea p o r pluma de
alguno d e los suyos), m e agradaría y en parte m e sería muy útil.
Me refiero a qué se co no ce d e ello públicamente, p ues aquí sólo
tenem o s no ticias co ntrad icto rias. Po r lo d em ás p ersev ero con
profundo respeto en ser d e Vd. humilde servidorI.
I. Ka n t
1 2 2 0 ]
C O RRESPO N D EN C IA
[6 6 ]
A l a se ñ o r i t a M a r í a v o n H e r b e r t [ b o r r a d o r ]
Primavera d e 1792
Su carta afectuo sa, surgida d e un co razó n que p arece
hecho para la virtud y la honestidad, pues tan recep tivo se mués(ra a la doctrina so bre las mismas, sin resabio s d e autohalago, me
jjrasua a d o nd e usted m e exig e, a saber, a p o nerm e en su lugar,
y de este mod o a med itar so bre el m ed io que le permita lo grar
una p acificació n p uram ente m oral y, p o r ello , fund am ental. Su
reladón co n el o bjeto querido no la co no zco , aunque su manera
de pensar d ebe d e ser tan auténtica y respetuo sa hacia la virtud y
el espíritu de la misma [co m o la suya], ya se trate d e una relació n
matrimonial, o m eram ente am isto sa. Po r su carta, he sup uesto
como más vero símil esto último. Pero d e cara a su inquietud la
diferencia no es relevante. Pues el amor, ya sea hacia un marido
o hacia un amigo, sup o ne el mismo recíp ro co respeto en los dos
casos, sin el cual só lo es un engaño sensible muy cambiante.
Un tal am or que es só lo virtud (el o tro es mera inclinadón ciega), quiere compartirse plenamente y espera también po r
parte del o tro el mismo compartir d e lo s co razo nes, que ninguna
reserva pueda debilitar. A sí d ebería ser y eso exig e el ideal d e la
amistad. Pero está entrañad a en el ho m bre una im pureza, que,
aquí más, allí meno s, limita esa apertura d el co razó n. So bre este
obstáculo a la entrega recíp ro ca de lo s co razo nes, so bre ía secre
ta d esco nfianza y la reserv a que hacen que uno , incluso en el
más íntimo trato co n sus p erso nas d e co nfianza, siem p re tenga
que qued ar so lo y encerrad o en sí m ism o en una p arte d e sus
pensamientos, fso bre esto , repito] ya d ejaro n o ír su queja lo s anti
guos: -mis querid o s am ig o s, ¡no hay ningún amigo!» [Dió genes
Laercio V, 21], Y sin em bargo, se d escribe la amistad co m o lo más
dulce que la vida humana p ued e co ntener, y que las almas bien
(2 2 1
]
IM M A N UEl KA NT
nacidas p ued en ard ientemente desear. Eso só lo p ued e tener lug^
en la apertura de corazón.
A quella reserv a entend id a co m o la falta d e una franq u ez a, q u e no se d eb e exig ir co m p letam ente a la naturaleza
humana (p ues a to d o el mundo le p reo cupa ser tenid o en poco
cuand o se d escubre co mpletamente), es muy diferente d e la falta
d e franqueza co m o falta de verd ad en la efectiv a comunicación
d e nuestro s p ensam iento s. A quélla p ertenece a lo s límites de
nuestra naturaleza y no co rro m p e pro piamente todavía el carác
ter; es só lo un m al q u e im p id e sacar to d o lo b u eno que sería
p o sible sacar de él. Pero ésta es una co rrupció n d e la manera de
pensar y un mal po sitivo . Lo que el sincero p ero reservad o (no
abierto d e co raz ó n) d ice es verd ad , só lo que no d ice la verdad
entera. En cam bio , el insincero d ice alg o que sabe que es falso.
La exp resió n d e la segund a m anera en la teo ría d e la virtud se
llama mentira. Podrá ser incluso co m pletam ente inofensiva, pero
no es en abso luto ino cente; más bien es una grave violació n del
d eber hacia sí mismo, y aun más, d e un d eber tal que es comple
tamente in-dispensable, p o rque su incumplimiento red uce la dig
nidad d e la humanidad en nuestra pro p ia p erso na y atenta a la
forma d e p ensar en su raíz; pues el engaño lo co nvierte todo en
d ud o so y so sp echo so y d esp o ja incluso a la virtud d e toda con
fianza, si es que ha d e ser juzgada según su exterioridad.
Ya ve usted que si ha pedido co nsejo a un médico, ha
enco ntrad o a uno que no p arece ser un adulador, que no entre
tiene co n liso njas; y si lo que Vd. quiere es un m ed iad o r entre
usted y su am ig o d el co raz ó n, mi m o d o d e restablecer el buen
trato no consistiría precisam ente en otorgar la preferencia al belb
sexo , en cuanto que interced o a fav or d el o tro y le proporciono
razo nes que, co m o amante d e la virtud, están de su lado, y justifi
can que su inclinació n hacia usted haya p erd id o firm eza en el
respeto que le tiene.
[ 2 2 2 ]
C O R R E S PO N D E N C I A
En cuanto a la primera exp ectativa le aco nsejo , en pri
mer lugar, exam inarse a sí misma para saber si los amargos repro gjjes que se hace p o r una mentira que no ha sid o inventada para
paliar ningún erro r co m etid o , so n rep ro ches po r una mera impru
dencia o más bien la íntima acusació n [que se hacel po r causa d e
la inmoralidad que la mentira encierra po r sí misma.
Si es lo primero, usted só lo se reprende po r la franqueaa del d escubrim iento d e la misma, y p o r tanto lam enta haber
cumplido co n su d eb er (p u es e so es sin d uda [cum p lir co n el
deber]: si uno ha situad o a alg u ien p rem ed itad am ente en un
error, aunque ese erro r no le d añe, y lo ha m antenid o en él po r
un tiempo, [d ebel sacarlo d e nuev o de ahí). ¿Por qué lamenta esta
confesión? Po rq u e d e ahí ha surg id o el p erju icio ciertam ente
importante d e p erd er la c o n fian z a d e su am ig o . Este lam ento no
contiene nada d e moral en su causa, po rque la causa d el mismo
no es la co nciencia d el hecho sino de sus co nsecuencias. Pero si
la reprensión que le turba se fund a realm ente en el puro juicio
moral so bre su co mpo rtam iento , mal m éd ico moral sería el que le
aconsejara -p o rq u e lo suced id o ya no p ued e co nvertirse en no
suced id o- bo rrar la rep rensió n de su m ente y d ed icarse co n toda
el alma a partir de ahora a una sincerid ad puntual, p ues la co n
ciencia tiene que guard ar todas las transgresiones, co m o un juez
que no tira las actas d e un delito ya juzgado, sino que las archiva
para afinar el juicio según justicia, si se pro duce una nueva acusa
ción p o r d elito s p arecid o s o d istinto s. Pero d ar v ueltas a ese
lamento una vez que se ha asumid o otra forma de pensar, anular
se con rep ro ches co ntinuad o s p o r hecho s pasad o s que ya no se
repetirán en la vida, equivald ría a la extravagancia d e co nced er
méritos a la autopunición, co sa que no d ebería co ntar d e cara a la
atribución moral, tal co m o d esgraciad am ente suced e tratánd ose
del recurso, sup uestam ente religio so , de so licitar el fav or de los
altos po deres sin necesid ad d e ser un ho m bre mejor. Si ha aco n
tecido abiertamente un tal cam bio en la manera d e pensar d e su
[ 2 2 3 )
IM M A H 1JÉL KA N T
amigo querido -d ad o que la sinceridad habla una lengua inequf.
v o ca- só lo hace falta tiempo para borrar p o co a p o co las huellas
d e aquella indignación justificada y fundada en princip io s de la
virtud, de modo que la frialdad se to m e en un afecto todavía más
fundado. Si no resulta esto último, (será que] el calo r anterior del
afecto era más físico que moral y p o r su propia naturaleza pasaje
ra, co n el tiempo se hubiera perdido de todas maneras; una des
gracia, co mo tantas que no s o curren en la vida, a las que hay que
enfrentarse co n serenid ad, p o rque de to d as maneras el valor de
la última [de la vida], en la medida en que co nsiste en que poda
mos go zar del bien, está co lo cad o demasiad o alto p o r lo s hom
bres; p ero en la m ed id a e n q u e se v alo ra p o rq u e no so tro s
po demos hacer el bien, m erece el más alto resp eto y cuidado, y
ser ultilizado co n alegría para bueno s fines. A quí encuentra, mi
querida amiga, co m o es habitual en lo s sermo nes, lecció n, castigo
y consuelo; de las tres co sas, le aco nsejo fijarse más en las prime
ras que en la última, p o rque cuand o aquellas hayan tenid o su
efecto , la última y el co ntento perdido de la vida se encontrarán
por sí mismos.
[67]
A J o h a n n H r i c h Bi e st e r
KSnig sberg . 3 0 d e ju lio d e 1792
Sus esfuerzos, respetadísimo amigo, p o r lograr la acep
tación d e mi último escrito p o r parte d el BM S han impedid o -so s
p ec ho - su rápida d evo lució n a mí, tal y co m o le había pedido.
A hora repito el mismo ruego . Pues p ienso hacer, y muy pronto,
otro uso del mismo; lo cual es tanto más necesario si se tiene en
cuenta que ese trabajo p rimero , sin el que le sigue, d eb e estar
haciendo en su BM S una extraña figura. Pero p arece que el pro
nunciamiento d e sus tres censo res [G lau be n sr ic bt e r = jueces en
[ 224]
C O R R E S PO N D E N C I A
doctrina de la fe) es Inap elable. Po r ello es mi so licitud urgente
que m e envíe de nuevo tan pro nto co m o pued a mi manuscrito, a
mi costa, a vuelta d e co rreo ; p o rque no m e he qued ad o co n nin
guna co pia d e diversas notas escritas de mi mano a p ie d e texto,
y no quisiera perderlas.
Recordará fácilm ente la razó n p o r la que y o insistía en
la censura d e Berlín en mi carta d e ento nces. Pues mientras los
trabajos que se publiquen en su BM S -c o m o ha sid o hasta aflora
se mantengan en lo s estrecho s límites de no introducir nada que
pueda ser co ntrario a la o p inió n privada d e eso s censo res en las
cosas d e la fe, da lo mismo imprimir d entro d e los territorios rea
les que fuera. Pero p uesto que y o en ese trabajo, en razón d e lo
último [la d o ctrina d e la fe] tenía que estar alg o p reo cup ad o , la
consecuencia más natural era que si el trabajo hubiera aparecido
en el BM S en co ntra de su o pinió n, los censo res habrían levanta
do protesta, habrían impedid o su distribución y aducirían mi tra
tado -al que sin duda no se privarían de denigrar decid idamente—
para justificar su solicitud d e pro hibició n d e su distribución; todo
lo cual m e compo rtaría sinsabo res.
Dejando eso d e lad o, no dejaré d e enviar pronto -c u an
do me lo p id a-, en lugar de este trabajo, o tro meram ente moral,
sobre Garve, tomando p ie d e sus En say os, I.* Parte. Se trata d e su
opinión recientem ente exp resad a acerca d e mi p rincip io moral.
Nada más. Con mi inco nmo vible estima y amistad. Suyo I.
I. Ka n t
JM M A N U E L K A N T
[68]
A l a Fa c u l t a d T e o l ó g i c a e n Kó n t g sb e r g [ b o r r ad o r ]
Ko nigsberg, ag o sto d e 1792
Me cab e el honor, dignísimos seño res, de hacerles lle
gar tres tratados filosófico s, que d eben formar un todo co n el de
BM S, no tanto para la censura, sino que más bien [se trata] de
presentarlos al juicio so bre si la Facultad Teoló gica se atribuye la
censura d e lo s mismos; a fin d e que la [Facultad] filosófica pueda
ejercer sin escrúp ulo su d erecho so bre ello de acuerd o co n el
título que lleva el escrito ; puesto que la pura Teo lo gía filosófica
se representa en el mismo también en relación co n la bíblica, en
cuanto se atreve a acercarse a ella al hacer sus pro pio s intentos
d e interp retació n d e la Escritura, o , en sentid o co ntrario , allí
d o nd e la razón no basta o no puede seguir la interpretación de la
Ig lesia, estam o s así ante una co m p etencia ind iscutible d e la
misma [la Facultad filosófica], en la que ella se m antiene dentro
d e sus límites, sin agredir en nada a la Teo lo gía bíblica; [o agre
d iénd o la] tan p o co co m o cuand o se trata d e la Teo lo g ía; pues
bien p o co motivo hay para acusarla d e invasión en lo s derechos
d e cualquier otra ciencia, p o r el hecho d e que se sirva para su
co nfirmación o dilucidación de cuantas ideas filosóficas considera
o po rtuno para su objetivo.
Incluso allí do nd e la Teo lo gía filo só fica p arece rep re
sentar principio s contrapuestos a los de la Teo logía bíblica, como
p o r ejem p lo en la doctrina de los milagros, confiesa y demuestra
q u e no entiend e esto s p rincipio s co m o válid o s o bjetiv am ente,
sino só lo co m o valiendo subjetivamente; es decir, entiend e que
d eben ser asumidos co mo máximas cuand o en los enjuiciamien
to s teo ló g ico s só lo querem o s ser d irigid o s p o r nuestra razó n
(humana); co n lo cual, los milagros no so n negados, sino dejados
sin restricción al teó lo go bíblico, en cuanto que éste quiere juzgar
só lo co m o tal y evita toda mezcla co n la filosofía.
[226]
C O R R E S PO N D E N C I A
Puesto que d esd e hace alg ún tiem p o el interés d e lo s
teólogos bíblico s co m o tal se ha co nvertid o en el interés del Esta
do pero al mismo tiempo el interés de las ciencias también perte
nece igualmente al interés d el Estado, justo lo s mismo s teó lo go s
como ilustrados universitarios Cno só lo co m o eclesiástico s) están
capacitados y obligad o s a no descuidar ni discriminar a una de las
Facultades, co m o p o r ejem p lo a la filo sófica, en favor d e las otras,
pues cada una más bien tiene la misma capacidad y o bligació n de
expandirse; es evidente ento nces que si se da p o r hecho que un
escrito pertenece a la Teo lo gía bíblica, la co misió n que está auto
rizada para la censura tend rá que juzgar so b re el m ismo ; p ero
entretanto que ése no es el caso , sino que so bre ello hay só lo una
duda, aquella Facultad d e una Universidad a la que co rrespo nd e
la especialidad bíblica, só lo entiend e que un escrito trata asuntos
de su incumbencia, o no ; en el último caso , si no encuentra razo
nes para hacer d e ello reclam ació n, la censura d ebería ser tarea
de la Facultad para la que se ha anunciad o el escrito . (Po r eso se
hace uso del no m bre Universidad, p o rque en su seno se atiende
a que una ciencia no ensanche su territorio a co sta de otra).
[69]
De M a r i o vor i He r b e r t [ ac o r t ad a]
Enero d e 1793
La razón d e que haya tardado tanto en d ecirle alg o de
la alegría que me produjo su carta, es po rque co nsid ero su tiem
po tan valio so que só lo m e he atrevido a robarle su tiempo só lo
porque pudiera servir no ya a mi gusto, sino también co m o alivio
de mi co razó n. Ya m e lo p ro p o rcio nó cuand o bajo la gran afec
ción de mi espíritu busqué su ayuda y usted me la dio a mí y a mi
espíritu tan adecuadamente, que estimulada tanto p o r su bo ndad
como p o r su co no cim iento tan p ro fund o d el co razó n humano , no
[ 2 2 7 ]
IMMA NUEC KA NT
me avergüenzo de vo lver a describirle el cam ino posterior de mi
alma. La mentira p o r la que m e acusé d elante d e usted, no fue (a
ocultación d e una falta, sino que en relació n a la amistad surgida
ento nces (env uelta en am o r) fue só lo un d elito d e reserva. La
causa d e q u e co nfesara d em asiad o tard e a mi am ig o -p ero !e
co nfesé al fin y al c a b o - fue la lucha d e las p rev isibles conse
cuencias negativas d e mi pasió n, co n la co nciencia de la sinceri
dad debid a a la amistad. Al final logré la fuerza [para decírselo], y
co n el descubrimiento cam bié la piedra [preciosa) de mi corazón
co n la privació n d e su amor. Pues g o cé co n la p o sesió n de ese
p lacer no co nced id o p o r mí misma tan p o ca tranquilidad, como
después p o r la pasión herida que destro zó mi co razó n y que me
torturaba de un m o d o que no le d eseo a nadie, ni a quien quiere
aferrarse a su mald ad co n un p ro ceso ju ríd ico . Entretanto mi
amigo mantuvo su frialdad, co m o Vd. preveía en su carta; a con
tinuació n m e co m p ensó el d o ble, co n la más fervoro sa amistad,
que p o r su parte es una suerte, pero y o no esto y co ntenta, por
que eso só lo distrae pero a m í no m e sirve; mis claros o jo s siem
p re re p ro c h an y to d o e llo m e h ac e se n tir un v ac ío que se
expande dentro y fuera de mí, de mod o que m e siento casi com
p letam ente innecesaria, sup erflua. Nada hay estim ulante a mis
ojo s; ni siquiera el logro d e to d o s los d eseo s que tienen que ver
co nm igo m e daría p lacer; nad a m e p arece que valga la pena, y
todo esto no p o r d esco ntento , sino p o r la co nsid eració n d e cuán
to d esajuste aco mpaña a lo bueno . Quisiera ayudar a que creciera
el o brar co rrecto y d isminuyera el inad ecuad o . Pero el mundo
parece o cup ad o só lo co n lo segundo . Para mí es co m o si mi ten
d encia a la activid ad real, só lo la sintiera en mí para ahogarla.
Cuando no estand o imped ida p o r relació n alguna esto y todo el
día sin tener nada que hacer, m e tortura un aburrimiento que me
hace la vida insoportable. A unque m e gustaría vivir mil años, ¡oh
Dios!, si pudiera p ensar que tal inactividad pudiera gustarme. No
me tome po r arrogante si le digo que las tareas de la moralidad son
demasiado po ca co sa para mí, pues quisiera co n el mayor afán rea
[ 228]
C O R R E S PO N D E N C I A
l¡2 ar muchas co sas mientras ella (la moralidad] mantenga su vigen¿ a a través de una sensibilidad estimulada, po r la cual a m í casi no
me cuesta ningún esfuerzo cortarla, puesto que m e p arece que a
quien se le p o ne claro delante el mandato d el d eber ya no es libre
¿ e transgredirlo; p ues y o tendría que ofender a mi sentimiento sen
sible si actuara contra el deber, p ues m e surge d e manera tan insúntiva, que ciertamente no tengo el m eno r mérito siend o moral.
(...) Para mi co nsu elo p ienso co n frecuencia que, ya
que el ejercicio d e la moralid ad está tan fuertem ente unid o a la
sensibilidad, la m o ralid ad só lo co ncierne a este m und o ; según
eso me cabría la esp eranza d e no tener que llevar to davía d es
pués de esta vida un v eg etar tan v acío co n tan p o cas y ligeras
tamas d e moralidad. La exp eriencia m e q uiere co rreg ir este mal
humor co ntra mi existencia d iciénd o m e que casi to d o el mundo
considera que es muy p ro nto para co ncluir la vida, que a to dos
les gusta vivir; p o r eso para no ser una excep ció n tan rara en esa
regla quiero dar o tra nuev a razó n d e mi d esv ío d e la misma, a
saber, mi salud co nstantem ente rota; d esd e que le escribí p o r pri
mera vez la tengo perdida; d e vez en cuand o mi ánimo da paso a
un torrente de pensamientos que la razón so la no puede producir,
y que rto so n mío s. Lo q u e m e podría hacer g o z ar todavía no m e
interesa ya, p ues todas las ciencias d e la naturaleza y los co no ci
mientos del mundo no los estudio, porque no siento en mí ningún
talento p ara am p liarlo s. To d o m e es ind iferente y ante m í no
tengo necesid ad alguna d e sab er nad a que no se refiera a mi
imperativo categó rico y a mi co nciencia transcendental. A unque
también hace tiempo que he terminado co n esto s pensamiento s.
[...] m e es necesario recordarle que si m e co nced e ese
gran gusto d e p reo cup arse p o r d arm e una resp uesta, o riéntela
sólo a lo particular y no a lo universal, pues esto ya he tenid o la
suerte de entend erlo en sus o bras, al lad o d e mi am ig o , el cual
con toda seguridad le gustaría mucho a usted; p ues su carácter es
recto, su co razó n bueno , su entend im iento pro fund o, y suficien
[ 2 2 9 ]
I M M A N U EL K A N T
tem ente feliz co m o p ara ad ap tarse a este m und o ; tam bién es
independiente y lo suficientem ente fuerte co m o para defenderse
d e to d o ; p o r eso tam bién m e atrevo a alejarm e d e él. Cuide su
salud , p ues usted p ued e to d avía ser muy útil al m und o . Ojalá
fuera y o Dio s para reco m p ensarle p o r lo que ha hecho po r nos
otros. Soy co n el más profundo respeto y verdad su devota
Ma r ía H e r e er t
(Nota: La carta está escrita sin co rrecció n ortográfica ni sintáctica.]
[70]
A
E l i sa b e t h M o t h e r b y
Kó nig sberg , 11 d e feb rero d e 1793
Las cartas que teng o el ho no r d e env iarle ju nto con
ésta, v enerad ísim a M ad em o iselle, las he num erad o p o r fuera
según el orden tempo ral en que fuero n escritas. La pequeña exal
tad a [S c b w ár m e r in : alud e a María v o n H erbertI se o lv id ó de
p o ner la fecha. La tercera carta, de otra p erso na, la adjunto por
que un pasaje de la misma da alguna exp licació n de sus veleida
d es esp irituales. Varias exp resio nes, so b re to d o en la primera
carta, se refieren a escrito s mío s leíd o s p o r ella, y sin intérprete
no pued en ser entend id os d el todo.
La suerte [que usted ha tenid o] en su ed ucació n, hace
superfluo el o bjetiv o de p reco nizar estas lecturas co m o ejemplo
que p o ne so bre av iso d e los erro res d e una fantasía sublimada,
p ero sí que p ued en serv ir p ara ap reciar aquella suerte mucho
más v iv am ente. Co n el mayo r resp eto so y d e usted , ho no rable
Mademoiselle, su más ferviente servidor,
I. K a n t
1230]
C O R R E S PO N D E N C I A
[ 71]
D e J o h a n n G o t t l i e b Fi c h t e
Berlín, 2 d e abril d e 1793
E x celen te seño r, venerabilísimo seño r profesor:
H ace ya m ucho tiem p o que mi co razó n me pid e escri
bir a vuestra ho no rable p erso na p ero no he po d id o satisfacer esta
ex ig en cia. Po r fav o r p erd ó nem e también ahora si lo escribo todo
lo más brevem ente po sible.
Co mo me imagino que usted se interesa po r mí, le pre
sento mis planes. [Con tal interés] ¿me halaga mi vanidad juvenil,
o está en la grandeza d e su carácter el inclinarse al pequeño ? Lo
primero que p ro yecto hacer es fundamentar mi teo ría de la reve
lación. Los materiales están ahí; y no será necesario mucho tiem
p o p ara o rd e n arlo s. L u e g o ... m i alm a ard e c o n un g ran
pensamiento: reso lver la tarea de la C rítica d e la raz ó n p u r a (ter
cera ed ició n), págs. 372-374 [co incid e co n ed . B). Para to d o ello
necesito tranquilidad libre de cuidad o; ella m e facilita el cumpli
miento de un d eber ineludible, pero dulce. Disfruto d e ella en un
clima muy so p o rtable para mí hasta que estas tareas se acaben.
Para mi en señ an z a, y para mi orientació n en mi camino
futuro he d esead o un juicio so bre mi escrito [En say o d e u n a críti
c a d e to d a rev elac ió n ] d el ho m bre al que más v enero entre todos
los ho m bres. Co ro ne su ho no rable p erso na to d as sus bo nd ad es
hacia mí, escribiénd o m elo . A hora no tengo una d irecció n deter
minada. Si su carta no pudiera llegarme co n alguno d e lo s libre
ros de Kó nigsberg que vienen a Leipzig a la Feria (en cuyo caso
yo la reco gería), sep a que la seño ra predicado ra Schulz tiene una
dirección segura, aunque retrasa la llegada a mí. El recenso r de la
N D A B [N eu e D eu t sc h e A llg em ein e B ib lio t h e k, N u ev a B ib lio t e c a
U n iv ersal A lem an a] m e p o ne en la más crasa co ntrad icció n co n
migo mismo ; eso lo sé so lucio nar, p o r sup uesto , p ero m e po ne
| 231]
I M M A N U El KANT
en la misma abierta co ntrad icció n co n el cread o r d e la filosofía
crítica. Tam bién lo sabría solucionar, si en ello no tuviera que ira.
tar d e su texto, sino d e mi libro.
Y ahora, s¡ la Providencia no quiere escuchar los ruegos
de tanta gente, pro longando su ed ad más allá d e la frontera de la
ed ad hum ana m ás inhabitual, ya aho ra, ho m bre bueno , caro
ho no rable, m e d esp id o d e verlo p erso nalm ente en este mundomi co razó n late de dolor, mis o jo s se llenan de lágrimas. En aquel
mund o , cuya esp eranz a usted ha reg alad o a tanto s [hombres]
carentes d e toda otra, y aun a m í mismo, le reco no zco ciertamen
te; y no p o r lo s rasgos físico s, sino p o r su espíritu. Pero , si en la
distancia que siga habiend o en el futuro m e p erm ite escribirle
- n o para d ecirle alg o que es inalterable para siem p re, es decir
que le venero ind eciblemente, sino para solicitarle su co nsejo , su
d irecció n, tal v ez su co nsu elo -, haré m o d estam ente uso de este
permiso. Se enco miend a a su benevo lencia, quien le venera ínti
mamente
JOHANN G o m iEB FtCHTE
[72]
A Ca r i Fr i e d r i c h St a u d l i n
Kó nig sberg , 4 d e m ay o d e 1793
No co nsid ere, d ignísim o v aró n, mi retraso en la res
puesta que le d ebo ya d esd e el 9 de nov iembre d e 1791 a lo que
era ya un escrito y v alio so regalo suyo —«Ideas de una crítica...etc .- co m o falta de atenció n y d e gratitud. Mi idea era enviarle a
usted esta (respuesta] aco m p añad a d e o tro reg alo sem ejante al
suyo en cierta medida, pero o tros trabajos entretanto lo han dete
nido. El plan construid o d esd e hace ya largo tiempo, que implica
[ 232]
C O R R E S PO N D E N C I A
para mí una obligada exp lo ració n del cam p o de la filo sofía pura,
se orientó a la reso lució n d e las tres tareas: 1) ¿Qué pued o saber?
(Metafísica) 2) ¿Qué d ebo hacer? (Moral) 3) ¿Qué me está permiti
do esperar? (Religión), a la que finalmente d ebía seguir la cuarta:
¿Qué es el ho m bre? (A ntro p o lo gía; so bre la que d esd e hace ya
más d e 20 añ o s he c eleb rad o anu alm ente un c o lle g iu m [un
grupo]). Con el escrito que adjunto, R elig ión den tro d e lo s lím ites
de la m era raz ó n , he intentado co m pletar el tercer capítulo d e mi
plan; en este trabajo me ha guiad o: escrup ulo sid ad y verd ad ero
respeto hacia la religió n cristiana, p ero tam bién el p rincip io de
una debida libertad d e espíritu, para no o cultar nada, sino poner
en claro có m o creo v er la unió n d e ésta última [la religión] co n la
razón pura práctica.
El teó lo go bíblico no pued e co ntrapo ner a la razón más
que, d e nuev o razón, o , si no , autoridad [G ew alt], y si no quiere
hacerse acreed o r al rep ro che p o r lo segund o (lo cual es de temer
sobremanera en la actual crisis de universal limitación de la liber
tad en su uso público ), tiene que mostrar la invalidez de lo s fun
d am ento s rac io n ale s q u e s e le o p o n e n , si lo s c o n sid era
perjudiciales, p o r m ed io d e o tro s fund amento s racio nales, y no
por m ed io de anatem as que d eja caer so b re la razó n d esd e la
cerrazón d e la atmósfera d e la co rte. Ésta ha sid o mi o pinió n en
el prólogo (pág. XIX), ya que pro po ngo para Ja plena instrucción
de un teó lo g o bíblico m ed ir sus fuerzas co n lo que la filo so fía
parece que le co ntrapo ne, en un sistema d e to d as sus afirmacio
nes sim ilar ap ro xim ad am ente al q u e c o nstitu y e e ste lib ro y
[hacerlo] co n fund am ento s racio nales, para estar arm ad o contra
todas las futuras o bjecio nes. La intro d ucció n, enérgica en cierto
sentido, tal v ez le extrañe. El motivo para ello ha sid o el siguiente:
Toda la o bra ib a a ap arec er en 4 entreg as en el BM S, y p o r
supuesto co n la censura d e la Comisió n de allá. La primera parte
(bajo el título «Acerca d el mal radical en la naturaleza humana*)
pasó la censura, pues el censo r d e Filosofía, el co nsejero privado
[ 2 3 3 ]
I M M AN UCL K AN T
Sr. Hillmer, la asum ió co m o co sa d e su Dep artam ento . Pero la
segunda parte no tuvo tanta suerte, p o rque al Sr. Hillmer le pajg
ció que afectaba al terreno d e la Teo lo gía bíblica (no sé por
razón no se lo pareció , resp ecto de la primera) y decidió cónsul
tar co n el censo r bíblico , el co nsejero presidente d el Consistorio
Sr. Mermes, el cual ento nces, naturalmente (p ues ¿hay autoridad
de la que no intente ap o d erarse un eclesiástico auténtico?) ia
incautó bajo su jurisdicció n y le negó su leg i [visto bueno j. El pró
lo go intenta m o strar que si una Co m isió n d e censura ignora el
cam p o so b re el q u e ha d e recaer la censu ra d e un escrito , el
auto r no tiene que hacérselo sab er para v er có m o se ponen de
acuerd o entre ello s, sino que p ued e ap elar al juicio de una Uni
versidad d el país; p o rque allí cad a Facultad está obligada a ate
nerse a su ám bito , y cad a una a co ntener las am bicio nes de las
otras; y un Senad o acad ém ico pued e decidir válidamente en este
co nflicto d e derecho s. Y para cumplir toda legalidad he sometido
este escrito primero a la Facultad teo ló gica, para que juzgue si lo
reclam a co m o co ncerniente a la Teo lo g ía b íb lica; o m ás bien
declina su censura co m o de incum bencia d e la Facultad filosófi
ca, habiend o recibid o su renuncia, remitiendo el d icho escrito a
la Facultad filosófica.
Me siento m o v id o a co m unicarle to d o este proceso,
ho m bre d ig nísim o , en atenció n a la p o sibilid ad d e que pueda
pro d ucirse una abierta d esav enencia, para estar justificado ame
usted -c o m o e sp ero - en cuanto a la legalidad d e mi comporta
miento. So y co n el más sincero respeto su humilde servidorI.
I. K a n t
1234]
C O R R E S PO N D E N C I A
[73]
A J o h a n n Go t t l i e b Fi c h t e
Kó nig sb crg , 12 d e m ay o d e 1793
Le d o y, ho m bre d ig no , la enho rabu ena co n to d o mi
corazón p o r la sagrad a tranquilid ad felizm ente lo grad a, [que le
permite] la elabo ració n de tareas filo só ficas importantes, aunque
prefiere callar so bre dó nd e y bajo qué co ndiciones espera gozarla.
Su o bra C rítica d e t o d a rev elac ió n , que le honra, la he
leído só lo en parte, y a vueltas co n las interrupciones d e lo s asun
tos de cada día. Para p o d er juzgar so bre ella tendría que recorrer
la co m p letam ente en un co ntexto co ntinuad o , d o nd e lo leíd o
siempre m e qued a p resente, p ara co m p ararlo co n lo siguiente;
para eso , sin embargo, hasta ahora no he po did o sacar el tiempo,
n¡ la d ispo sició n, que d esd e hace algunas sem anas no es buena
para mis trabajo s intelectuales. Quizás pued a usted mismo d e la
manera más fácil, co mparar su trabajo co n mi nuev o estudio titu
lado R elig ión d e n t r o ... etc. [de ¡os lím ites d e ¡ a m era raz ón ], y juz
gar así en qué med ida mis pensamiento s co incid en en este punto
con los suyos, o más bien difieren entre sí.
D eseo y esp ero d e su talento y aplicación suerte para la
elaboración d e la tarea: C ritica d e la raz ó n p u r a, pág. 372 etc. Si
en este momento no fuera demasiado lento en to d o s mis trabajos
-d e lo cual so n resp o nsables seg uram ente mis 70 año s recién
cumplido s-, ya habría llegad o en la M etafísic a d e ¡ as costu m bres
que teng o entre m ano s al cap ítulo cuy o co ntenid o ha eleg id o
usted co m o tema d e su exp licació n; y habré de alegrarme si usted
se me adelanta en ese asunto, d e mod o que no sea necesario su
tratamiento po r mi parte.
Esté más o m eno s cerca el término d e mi vida, no ter
minaré d esco ntento mi viaje, si p ued o eno rgullecerme de que lo
que han iniciad o mis p o bres esfuerzo s ha p erm itid o que o tros
12331
I MM ANUSL KANT
hombres ingenio so s, entregado s co n celo a la mejo ra del
m undo
lo hayan acercad o cad a vez más a su perfección.
Deseand o que me lleguen d e vez en cuand o noticias de
có mo se encuentra, y d e que avanzan felizmente sus provechosos
esfuerzos, so y co n el mayo r respeto y amistad, etc.
I- Kaxt
[74]
D e J o h a n n G. Ki e se w e t t e r
Berlín, 23 d e no v iem bre d e 1793
Muy respetable seño r profesor:
Me he permitido la libertad d e m and arle una cajita de
nabo s d e Telto w hace ap ro xim ad am ente 14 días, y ya le habría
informado si no hubiera d esead o enviarle al mismo tiempo el pri
mer ejem plar d e la biblio teca filo sófica que ed ito junto co n el Sr.
Prof. Fischer; p ero ya que el imprimirlo fuera d e aquí alarga la
co sa, m e he d ecid id o a env iarle la o brita d esp ués, para que no
reciba lo s nabo s sin haberle avisado. Só lo d eseo que sean de su
co m p leto ag rad o ; para ello m e he p reo cu p ad o d e que fueran
realmente d e Teltow .
Se sorprenderá de que imprima fuera d e aquí la biblio
teca filo só fica; p ero el Sr. Hermes co nsid eró p eligro so d ejar que
se imprimiera un extracto d e la religió n natural d e Heydenreich
[Prof. de Fil. en Leipzig), e hizo tal cantidad d e co rreccio nes en el
primer pliego , que m e tuve que decidir p o r la impresión fuera de
aquí. Sus co rreccio nes so n o bras maestras y m erecerían editarse
co m o libro d e A ctas d e la censura berlinesa, si y o no amara la
tranquilidad. [Hermes] no quiere sup o ner a Dio s co m o individuo.
Uno no se hace digno d e la bienaventuranza p o r la virtud, sino se
[236]
C O R R E S PO N D E N C I A
hace capaz, y muchas más ocurrencias po r el estilo. Todavía habrá
que ver si no acabará pro hibiend o el libro. Si lo hace, esto y d eci
dido a recurrir co ntra él. A m í m e ha tratado co n indulgencia en
co m p aració n co n el Pro f. G rillo , un ho m bre d e 60 año s, que
quiso imprimir un extracto de su R elig ión den tro d e lo s lim ites d e
¡a m era raz ó n [obra d e Kant], Le ha hecho signo s de erro res en el
maigen del manuscrito co m o a un muchacho de escuela. ¡Si Gri
llo no fuera un ho m bre tan p acífico ...!
Ya v e que estam o s bajo duros inquisido res; H ermes le
ha llegado a d ecir a mi im preso r que espera la paz [Paz d e Basilea, 1795) para sacar a la luz nuevos ed icto s que tiene en su escri
torio. Estos seño res visitan en esto s días las escuelas y examinan
a los niño s; entre otras co sas se cuenta de un exam en verdadera
mente aso m bro so d e W o ltersdorf en la escuela d el Convento de
la caridad. Contárselo co mpletamente aquí ahora seria pérdida de
tiempo; só lo le p o ngo las do s primeras preguntas: W[oltersdorfi:
¿Cuántos año s tienes, hijo mío? N.: N uev e año s. W .: ¿Y d ó nd e
estabas hace 10 años? Por supuesto que esto no se lo ha inventa
do ninguna cabeza graciosa: es rigurosamente verdad.
Se va a ap ro bar aho ra un nuev o có d ig o [de d erecho
civil. A U g em ein e L an drecht. Julio , 1794] co n 4 cam bio s de los que
he olvidado uno. 1. En el p ro em io se suprime la pro clamación de
que la m ejo r fo rm a d e g o b ierno es la m o narquía, p ues esto se
entiend e d e suyo . 2. Se sup rime el artículo d el m atrim o nio >de
mano izquierda» [morganático] 3- Se suprime el artículo so bre las
penas po r conjurar a los espíritus.
Q ué no s pasará co n la guerra, nad ie lo sabe. A yer me
aseguraba alg uien q u e hacíam o s a A ustria una p etició n d e 45
millones co m o co nd ició n para proseguir so lo s la guerra. Es cierto
desde lueg o que al co m ienz o d e la guerra hem o s hecho a los
austríacos m ucho s anticip os, p ues ello s no lo tienen to d o tan en
orden co m o no so tro s. A quí se esp era a un env iad o esp ecial de
Austria. Los p rincip es llegarán en 8 d ías, y tam bién el rey, que
1237]
IM M A N U Et KA NT
i
ahora escá en Postdam. Luchesini, el cuñado de Bischofswerder va
co m o legado a Viena. To d o el mundo desea ardientemente la ^
Le escribiría co n gusto m ucho más, p ero he olvida^
que la carta tiene que estar en co rreo s antes d e las 5 horas y
casi so n las 5 horas. Me enco m iend o a su co nstante amistad y soy
co n el mayor respeto su agrad ecido alumno
J. G. C. Kiesewet t q
[ 75]
D e J o h a n n a El e o n o r a Sc h u l t z
22 d e d iciem bre d e 1793
Perd ó nem e, ho no rable seño r, si le m o lesto co n estas
líneas para transm itirle q u e »es d eb er la info rm ació n más fiel
so bre el éxito d e pro curarle a su casa una co cinera buena y hon
rada» [las co millas p arecen resp o nd er a la nota enviada en nom
b re d e Kant, so b re ese asunto ]. La p erso na que co nsid eré para
usted d ebería ser la única que m e atrev o a no m brarle, porque
aparte d e sus co no cim iento s d e co cina tiene también un alma ser
vicial y honrada, lo cual hace a perso nas así muy apreciables. Si
to davía tuviera la suerte d e p o d er eleg ir para mi padre hubiera
esco gid o ésta y ninguna otra. Mi d eseo íntimo y sincero es saber
q u e ap arte d e su leal Lam p e, tien e a su serv icio una criatura
femenina que m erece esta suerte. El asp ecto d e «lo que usted pre
v ea en cuanto al pago» está to d o aclarad o , y está co ntenta con
ello ; lo s trabajos que hay q ue realizar en su casa lo s he estipulado
en g eneral seg ú n el no ta d el b u en Lehm ann [am anuense de
Kant); también co n esto estaba d e acuerd o ; que usted tenga ura
m ujer en casa q u e llev a ag ua, q u e se o cu p a d e to d a clase de
co sas, alg o d e lo q u e tam bién disfruta en la casa d o nd e ahora
está, le parecía muy bien. Dicho esto , se atreve a p o nerle condi-
[ 2 3 8 !
C O R R E S PO N D E N C I A
dones, que seg ún el co no cim iento que teng o d e esa p erso na,
d e s e ara
íntimam ente que acep tara. Pues creo -m i m ejo r y más
querido p ad re- que disfrutaría d e una tranquilidad que tan esen
cial e s para usted.
Perdó neme este cordial lenguaje: la perso na d esea projy jaise d e entrada, p o r sí misma naturalmente, to do lo que nece
sita para co cinar, p ero lueg o - y éste es el seg und o p unto , sin
¿uya aprobación no quiere mudarse a su c asa- quiere tener todo
e llo bajo su resp o nsab ilid ad y no recib irlo d e las m ano s d e
Latnpe ' Madame Barckley, en cuya casa está d esd e hace cuatro
años, le confía to do eso , igual que lo s d em ás seño res [a lo s que
ha servido), y co m o esta perso na no tiene nada más que un hijo,
que vive en la casa d el Sr. Schubert, que le p ro vee de lo d o , no
hay que temer nada. Estuvo en mi casa muchas semanas en vida
de su esposo; y o se lo co nfié to do y nunca he enco ntrad o mejo r
compradora, ni p erso na m ás ho nrad a, haciend o un uso fiel y
bueno de to d o . Esta e s la referencia q u e m erece y usted sabrá
mejor que nad ie có m o p ued e to d o ello aco m o d arse en su casa,
sin hacer de m eno s al bueno de Lampe.
Me atrevo, pues, a pedirle humildemente que m e co mu
nique por escrito su o p inió n so bre esto hasta esta tarde, ya que
viene esta no che a recibir una última palabra, para p o d er co ntes
tar mañana a la pregunta d e la Sra. Barckley; y me atrevo a pedir
le que si fuera p o sible satisfacer esto s d eseo s, se ahorraría usted
muchos d isgusto s - lo creo firm em ente-, y se alargaría su vida,
tan valiosa para nosotros. Usted determinará a su gusto, en cuan
to haya elegid o a la perso na, cuánd o pued e venir a su casa. [Sería
bueno] que la posibilidad d e venir se estableciera cuand o la co ci
nera actual se haya ido , p ues lo s co tilleo s d e este tip o d e gente
son insoportables. Nada supera la estima y el tierno resp eto co n
que me siento la perso na más o bligada hacia usted
J .
E .
SC H U L T Z ,
N A C ID A
B O T T N E R
[ 2 3 9 ]
I M M A N U E L JCANT
[76]
D e J o h a n n G o t t l ie b Fic h t e
17 Q?) d e junio d e 17^
Hombre venerabilísimo:
Tal v ez sea p retensió n p o r mi p arte creer que puedo
añadir co n esta petició n un p eso a la solicitud d el Sr. Schiller que
le ha llegado en el co rreo anterior. Pero es muy vivo mi deseo de
que el ho m bre que ha hecho ino lvid able ya esta segunda mitad
d el sig lo para el p ro g reso d el esp íritu hum ano en lo s tiempos
futuros, quiera autorizar co n su adhesió n un pro yecto que se con
cibe para extend er su esp íritu so b re lo s d istinto s ámbito s del
saber humano, y so bre muchas personas-, es po sible también que
la perspectiva d e verme en un mismo p ro yecto co n usted no me
d eje p ensar m ejo r qué es lo que resp etuo sam ente m e debo per
mitir. Ha p ublicad o usted d e vez en cuand o trabajo s en el BMS.
Desde el punto d e vista d e la pro p agació n importa p o co dónde
se hayan publicado; se busca la publicació n que sea el caso, para
tenerlos; pero la m ejo r cred encial de nuestra institución seria por
siempre jamás tener su no m bre en el primer lugar.
A través d el Sr. Hartung le he env iad o el texto de la
invitación a mis leccio nes, y sería sumamente instructivo para mí,
si no le inco m o d a, co no c er su juicio so bre el mismo [-Sobre el
co ncep to d e una do ctrina de la ciencia, o de la llamada filosofía,
co m o inv itació n a sus lec c io n es so b re esta cienc ia-. Weimar,
1794]. A p artir d e aho ra, y a trav és d e la exp o sició n o ral, iré
madurando mi sistema d e cara a su publicación.
Co ntem plo y esp ero co n ansied ad su metafísica de las
co stumbres. He d escubierto esp ecialm ente en su C rític a d el Ju i
c io una armonía co n mis particulares co nv iccio nes en el campo
de la filo so fía p ráctica que excita mi avid ez p o r saber si es que
me cabe la suerte d e estar acercánd o m e co ntinuam ente al pensa-
12401
<
•
!
C O RR ES PO N D EN C I A
dor más importante. Co n la más íntima ad miració n so y de usted
afectísimo
Fic h t e
[Mota; En carta d e 13 d e junio , Schiller, d esd e Jen a, le acaba de
pedir co labo ració n para e s e p ro y ec to .)
[77)
A C a r i L e o n h a r d Re in h o ld
Ko nig sberg , 1 d e ju lio d e 1795
Su valio sa carta, que m e entregó en mano el muy esti
mado Sr. co nd e vo n Purgstall, m e regaló el p lacer d e v er que su
expresión de un cierto d esco ntento p o r mi silencio so bre sus avan
ces para co m p letar la filo so fía crítica hasta io s lím ites d e sus
principio s, no surgía d e una ind ig nació n verd ad era, p ues sigue
manteniendo su amistad hacia mí.
Mi ed ad y alguno s p ro blem as co rp o rales insep arables
de ella, m e o bligan a d ejar to da ampliació n d e esta ciencia a mis
amigos; y a usar, aunque d espacio , las p o cas fuerzas que m e que
dan para [redactar] co m p lem ento s a la misma que to davía tengo
pensados.
Manténgame, carísimo , en su amistad, y sep a que todo
lo que a usted co ncierne será siempre d el mayor interés para mí.
Su afectuo so fiel servidorI.
I. Ka n t
1241]
I M M AN U EL
KAHT
[78]
A
Eh r e g o t t A n d r e a s W a si a n sk i
Kó nig sherg , 15 d e sep tiem b re d e 1795
Usted ha tenid o la amabilidad d e permitir que vaya un
día a su casa, acompañado del Sr. co nsejero vo n Hippel, co n algún
o tro am ig o , a escuchar su bo nito instrumento musical. D e acuer
do co n el d eseo del Sr. vo n Hippel, mañana (m iérco les) hacia las
4 d e la tarde, sería el día más ad ecuad o para realizar esa visita,
So bre lo cual le p id o su am able respuesta y qued o de usted res
petuosamente suyo servidor
I. K a o t
Párrafo s finales del m anuscrito d e Lo p a z p e rp e tu o (1795).
[ 2421
1
C O RR ES PO N D EN C I A
[79]
D e So p h í e M e r e a u
Je n a, d iciem b re d e 1795
A unque seg ú n lo que m e d ice mi sentim iento , tenga
que d eclarar co m o atrev id o este p aso que m e d isp o ng o a dar
ahora mismo , no encuentro nad a en él que pudiera o fend er la
verdadera d ecencia. Más bien sé que ante lo s ho m bres d e más
alta grand eza, p o d em o s ro m p er aud azmente las cad enas de esa
conveniencia vacía, cam biante en cada país, que entre lo s ho m
bres co munes co n frecuencia p o ne sano s límites; [y asimismo sél
que los seres más formados se atienen a la co sa misma, mientras
aquéllos se qued an eternamente aferrad o s a la forma vacía. Bajo
este supuesto, creo que sin escrúp ulos, y sin mayores reparos en
razón de distancia, sexo o diferencias d e espíritu, pued o po nerme
a mí misma delante de usted, ho m bre v en erabilísim o , en la senci
lla relación d e quien le pid e algo.
Con la ayuda d e alguno s amigos quiero , co n el co mien
zo del año, iniciar un periódico; mucho s escrito res d e aquí quie
ren m and arm e co ntrib u cio nes. Cualquiera q u e no escriba p o r
mera ganancia, sueña más o meno s orgullosamente co n un pro
yecto así. Yo so ñé muy o rg ullo sam ente, p o rque no co nsid eré
imposible, ganarle para mí. A lgo d e sus p apeles, que usted quizás
llamaría una pequeñez, la plasmació n d e algunas o bserv acio nes a
las que su espíritu p o ne luz y su no m bre brillo , m e harían muy
feliz. Usted podría d e este m o d o apo yar mi pro yecto . No me atre
vo a p ed írselo p resio nánd o le, p o rque tem o cruzar la d elicad a
línea que aquí separa lo inhabitual d e lo inmodesto.
Si co nsid era que vale la pena co no cer un p o co más de
cerca a la mujer que ha tenid o el valor d e dirigirse directamente a
usted, lea el libro que le adjunto. Esa es la única razón que pud o
m o v erm e a m o strar al g ran Kant una o bra d el esp íritu, cuya
im perfecció n y o misma p ercibo muy vivamente [La e d a d flo r id a
de! sen tim ien to, Gotha, 1794].
12431
I M M A N U El KANT
¡Cuánto me gustaría p o d er v er que m e llega una pronta
respuesta! Me he dirigido a usted co n to da la co nfianza; seguram ente usted es b enév o lo , tanto co m o g rand e y fam o so . ¡q u¿
no b le hum anid ad alienta en su escrito so b re la p az perpetua'
¡Cuántas esperanzas sabe despertar en to d o s lo s hombres bonda
d o so s! Só lo d ep end e d e usted que al auténtico sentim iento de
veneració n p o r usted , que alim ento o rgullo sam ente en mi alma
pueda sumar el más d ulce d e la gratitud. Que le vaya bien.
Mi no m bre es: Profesora Mereau en Jena.
[
80 ]
A Johann Heinrich Kant
Kftnigsbeig, 17 de diciembre de 1796
Querido hermano:
Lo s cam bio s que han so brev enid o recientem ente en
nuestra familia de aquí, consisten en que tu hermana mayor falleció
el verano pasad o después de una enfermedad larga; d e este modo
qued ó v acante una p ensió n que le p ag aba d esd e 1768 para su
sustento, que sin em bargo he duplicado y d ad o a lo s hijo s que ha
dejado; a la cual se agrega otra para la última hermana todavía viva,
Bárbara, que p o r lo demás está bien cuidada en el hospital de San
Jo rge; así que no he d ejad o p ad ecer necesid ad a nad ie, ni a mis
hermanos ni a sus numero sos hijos, lo s cuales en parte ya tienen
otros hijos; y así seguiré, hasta que mi puesto en el mundo quede
también vacío. Para ento nces es de esperar que qued e todavía algo
para mis familiares y hermanos, que no habría p o r qué desestimar.
A mis sobrino s, so bre to do a A malia Carlota [era su ahi
jada] d ales mi amistoso saludo. Por favor, entrega lo adjunto. Soy
co n fraternal ad hesió n, tu afectuo so
I. Kant
[ 2 4 4 ]
C O R R ES PO N D EN C I A
[8 1 ]
A C h r i st o p h W i l h e m
H ufe land
Kó nig sberg , 15-30 d e m arzo d e 1797
V en erab le s e ñ o r:
Ningún o tro libro [La m ac r o b ió t ic a o e l ar t e d e p r o lo n
g a r la v id a h u m an a. Jena, 1797] p o dría ser regalo más agrad able
para mí que éste, que m e servirá para llenar mis horas y al mismo
tiempo para ilustrarme en agrad able distracción. So bre to do po r
que só lo frag m entariam ente h e leíd o sus escrito s, y aho ra lo
podré hacer más sistemáticamente; lo cual es muy saludable para
una cabeza ya vieja: p o d er avistar el to do . Me iré d and o ese gusto
lentamente, en parte para mantener siempre vivo el apetito, y en
paite también para aclararme so bre esa id ea suya, atrevida y esti
mulante a la vez, acerca de la fuerza vivificante de la dispo sició n
moral d el ho m bre en o rd en a su realid ad física; d e m o d o que
pueda utilizar esta id ea en la A ntropología. A partir d e mis o bser
vaciones, hechas en mí mismo a este resp ecto en el cam p o d e la
dieta, tendré el ho no r muy pro nto tal v ez d e enviarle un p equeño
escrito so bre ello . Con el vivo d eseo d e que se mantenga bien, y
con mi más alto respeto , so y d e usted humilde servidor
I. Kant
[82]
D e Jo h an n H e in rich T ie f t ru n k [acort ada]
H alle, 20 d e ¡unió d e 1797
Hombre respetabilísimo:
El pro feso r Beck sabe p o r las frecuentes co nversacio nes
que mantenemos so bre cuestio nes filosóficas, cuánto m e interesa
todo lo que co ncierne a la filo sofía y cuánto le admiro y venero ,
1245]
I M M AN U EL KAN T
ho no rable anciano-, y ha tenid o la bo nd ad d e d arm e a co no cer
co n la mayor co nfianza la última carta que usted le ha escrito, en
la que se d iscute su P u n to d e v ista [Una o bra d e Beck: E l ú n ico
p u n t o d e v ista d e s d e e l q u e s e p u e d e ju z g a r ¡ a filo s o fía c rític a.
Riga, 1796] en relació n co n la C rítica d e la r az ó n p u r a. Respeto
esta bo nd ad osa confianza de mi amigo tanto más cuanto que me
fue muy grato co no cer a través de su carta la o pinió n d el ilustre
predicado r d e co rte Schulz, y p o r med io d el mismo también la de
usted so bre el escrito del Sr. Beck, en relació n co n la C rítica d e ¡a
raz ó n p u ra.
Mientras que los intentos d e o tros d e co ntrad ecir o dar
un fund am ento , o incluso enco ntrar y establecer nuev o s princi
pios no m e d esco ncertaban, pues la C rítica d e la raz ó n p u r a me
satisfacía co m p letam ente tanto en su co ntenid o c o m o en su
método, m e llamó la atenció n el singular p arecer o punto d e vista
desde el que el pro feso r Beck intenta em prend er el camino hacia
esa misma m eta, y he co nv ersad o m ucho co n él so b re ello . Y
hasta ahora no he llegado a po nerme de acuerd o d el to d o co n él.
Y pensaba que tal v ez a usted y al pred icad o r Sr. Schulz
- a quien p id o co n esta o casió n le exp rese mi resp eto - no les
parecería mal que yo, co m o un tercero en discordia que ha estu
d iad o largamente la filo so fía crítica, [interveniera co n mi] juicio
so bre la relació n d el •P u n to d e v ista co n la C ritic a d e la raz ó n
p u ra-.
De cara a ese o bjetiv o me parecía útil darle una peque
ña prueba d e có m o entiend o su Crítica. Elegí para ello el punto
importantísimo y más difícil - a mi parecer— de la Filosofía trans
cendental: la po sibilidad d e la exp eriencia y la d ed ucció n de las
categorías estrechamente implicada en esa posibilidad [...]
Las ho jas que ad junto están a su entera d isp o sició n:
p ued e leerlas o sim p lem ente tirarlas a la p ap elera; p ues las he
pergeñado meramente para el caso d e que usted o el predicador
[ 2 4 6 ]
C O R R ES PO N D EN C I A
Sr Sc h u lz q u ie ran h a c e r a lg ú n u s o d e e llas, p o rq u e s e re f ie re n a
alg o q u e e n e s te m o m e n to a m b o s p a r e c e q u e e stá n tra b a ja n d o
c o n e m p e ñ o . [ ...I
Quiero manifestarle mi cordial alegría p o r la viveza que
su avanzada ed ad sigue mostrando también en sus últimos traba
jos. Q ue el c ielo no s lo co nserv e to d av ía p o r m ucho tiem p o ,
desea co n to d o el co razó n su servidor, que le venera,
J o h . H e in r . T ie it r u n k
[ 83]
A Jac o b Lind b lom
Kó nig sberg , 13 d e o ctu b re d e 179?
Dignísimo Sr. o bispo , respetadísimo Sr.:
El trabajo que se ha to m ad o p o r info rmarse de mi ge
nealogía, y de comunicarme amablemente el resultado d e su averi
guación, m erece to do mi agradecimiento. A unque d e ello ni para
mí, n¡ para otros, pudiera resultar ninguna clara utilidad, dada la
situación d el asunto.
Largo tiempo ha que me es co no cid o que mi abuelo , el
que vivió en la ciud ad prusiana-lituana d e Tilsit, era o riund o d e
Esco cia; y que fue uno d e lo s m ucho s q u e a finales d el siglo
pasado y a co m ienzo s d e éste, no sé p o r qué razón, emigraron en
gran número, de los cuales una gran parte se qued ó en el camino
en Suecia, el resto en P rusia, s o b r e t o d o a lo largo del río MemeJ;
lo demuestran las familias que todavía hoy perviven d e los Simpso n, Maclean, Do uglas, Hamilto n, y o tro s más entre lo s que se
cuenta mi abuelo , que murió en Tilsit*.
D e lo s parientes vivo s p o r p arte d e pad re, y a excep
ción de los d escend ientes d e mis hermano s (p ues y o mismo soy
( 24 7 1
I M M A N U EL KANT
so ltero ), mi árbo l genealó gico está totalmente cerrado. Hasta aquí
llega lo que d ebe ser investigado sobre mi pro ced encia, la cual
seg ún el esq uem a g enealó g ico diseñado p o r usted , va desde
cam pesinos en Ostgotland Caigo que supongo me honra) hasta mi
padre (se d ebería d ecir más bien abuelo); en este asunto no des
d eño el interés filantrópico que Vtra. Exc.a se toma p o r esa gente,
animándome a pro teger económicamente a eso s familiares.
Pu es b ien , al m ism o tiem p o me lleg ó una carta de
Larum, que lleva fecha d el 10 d e julio de 1797, que co ntiene un
d esarro llo p arecid o de mi d escend encia, p ero igualm ente una
p retensió n: el p eticio nario , que se llama a sí mismo mi primo,
q uiere -servirm e d urante alg uno s años p o r 8-10 mil tálero s en
moned as de co bre sin intereses, lo cual le haría feliz-.
Ésta y cualquier otra pretensión del estilo , reconocerá
Vtra. Exc.a que está completamente fuera de lugar, si le digo que
mantengo a una hermana, a 6 hijo s de mi hermana fallecida, de
lo s que alguno s y a tienen hijo s a su vez-, y tengo só lo un herma
no , el pastor Kant en A ltrahden en Kurland, que tiene cuatro hijos
también, uno d e ello s varó n, ya adulto, y ése se ha casad o últi
mamente; es decir, que mi herencia co n eso s futuros competido
res natos se reducirá tanto, que no puede quedar nada para unos
primos lejano s, cuyo parentesco , po r otra parte, es problemático.
Con el mayor respeto soy d e Vtra. Exc.a siempre
Ka n t
* Mi padre murió en Kónigsberg, estand o y o junto a él.
[Nota: El emigrante no fue su abuelo , sino un bisabuelo en 1630.]
[ 2 4 8 ]
C O R R ES PO N D EN C I A
[84]
A Jo h ar t n H e ín r i c h T ie f t r u n k
Kó nig sberg , 13 d e o ctu b re d e 1797
Estim ad o am ig o :
H e recibid o co n agrad o la info rm ació n acerca d e sus
debates co n el seño r Beck (a quien le pid o exp rese mi respeto ); es
de esperar que ese [intercambio] que ha surgido tendrá po r ambo s
lados la intenció n d e lo grar unanimid ad [de p ensam iento ]. Del
mismo m o d o recibo su pro puesta de realizar un ex trac to elu c id atorio d e mis escrito s críticos; al tiempo que m e permito o frecer mi
colaboración, lo acep to agrad ecido . Con tal o casió n pid o tener en
cuenta a mis amigos hipercríticos Fichte y Reinhold co n el cuida
do que plenamente m erecen sus logros en fav or d e la ciencia.
Q ue mi Doctrina d el D erecho habría d e enco ntrar mu
chos adversarios, al cho car co ntra cierto s principio s consid erados
intocables, no ha sid o para m í algo inesperado. Por ello es para mí
tan agradable saber que ha o btenid o su reco nocimiento . La recen
sión en el cuad erno 28 d e lo s G óttin g er A n z eig en , que tomada en
su conjunto no es contraria a mi sistema, me dará o casió n d e poner
en claro alguno s malentendidos en un suplemento , que (me per
mita! cierto s to ques que co m p leten el sistema en su plenitud.
Le suplico , si tiene o casió n de ello , que trate co n bene
v o lencia a mi am ig o el p ro feso r Po erschke, p ues su m o d o un
tanto demasiad o duro en la exp resió n, va d e la m ano d e suaves
co stumbres. Con su Ley fund amental: « Hombre, sé hombre» , no
ha querido d ecir sino: Ho mbre, ser animal, desarróllate haciénd o
te ser moral, etc. Po r lo demás, él no sabe nada d e mi apo lo gía
de ese juicio suyo.
A su pro puesta d e una co lecció n y ed ició n d e mis p e
queños escritos, doy mi asentimiento. Pero no quiero que se inclu
ya en ella nada escrito antes de 1770, d e mod o que esa co lecció n
co m ience co n mi D issertatio D e m u n di sen sib ilis et in t ellig ibilis
1249]
IM M A N U EL K A N T
fo r m a etc. En relació n co n la imprenta no po ngo co nd iciones, ni
reclamo privilegio alguno que pudiera co rrespo nd erme. Só lo que
usted m e co m unique antes la co m p o sició n de todas las piezas.
A p ro p ó sito d e las cartas que aco m p añan encomiendo
a su buena d isp o sició n po nga lo s sello s en aquellas que deban
ser franqueadas todavía para una parte d el camino , d e mod o que
lleguen a d o nd e lo s co rreo s p rusiano s no alcanz an; y que me
indique el im p o ne a restituir.
Pud iera su c ed er q u e m e so b rev iniera la m uerte en
m ed io d e to d o esto . En ese caso nuestro p ro feso r Gensichen
enco ntrará d o s trabajo s en mi có m o d a, d e lo s cu ales uno está
completamente terminado y el o tro casi del to do (d esd e hace más
de do s año s), so b re cuy o uso él le dará ento nces ind icacio nes.
Qued e esto entre noso tro s. Pues tal vez pued a yo mismo editar
los todavía en vida.
No m e to me en cuenta mi tardanza en co ntestar las car
tas que me llegan; mi estad o d e salud m e o bliga a ello , dado el
trabajo que traigo entre manos. Y esté seguro más bien de la gran
estima co n la que so y d e usted fiel servidor
I. Ka n t
[ 85]
A J o h a n n G o t t l i e b Fíc h t e [ a c o r t a d a ]
Kó nig sberg , ¿d iciem bre d e 1797?
Muy estimado amigo:
Si usted to mara co m o desco rtesía y falta d e amistad el
que m i resp uesta al escrito que m e entreg ó se haya retrasad o
hasta nuev e m eses, no podría censurarle p o r ello . Pero si co no
ciera mi estad o de salud y las d ebilid ad es d e mi ed ad , que me
1250]
W
- '
C O RR ES PO N D EN C I A
han o bligado -ciertam ente no p o r g usto -, a d ejar ya hace año y
medio to d o s mis curso s, ento nces enco ntraría d iscu lp ab le mi
comportamiento; ap arte de que todavía de v ez en cuand o a tra
vés del BM S y últim am ente a través de (as B e r lin e r B lát t e r d o y
noticias de mi existencia; lo cual realizo lenta y trabajo sam ente,
para m antener en mo vimiento mis escasas fuerzas físicas; y aun
ahí además casi só lo me encuentro capaz de aco m eter asuntos en
el ámbiro p ráctico , d e m o d o que la sutilidad d e la esp eculació n
teorética la d ejo a o tro s, so bre to d o cuand o to ca lo s áp ices más
supremos.
Q ue haya elegid o para las últimas co sas que he termi
nado las B e r lin e r B lát t e r y no o tro jo u r n a l, usted y el resto de
mis am ig o s filo so fantes m e lo p erd o narán, co m o inv álid o que
soy. La causa es que p o r este cam ino pued o v er mi trabajo termi
nado y juzgado co n la mayor rapidez; p ues a mod o de un perió
dico político, co lm a la esp era casi diariamente, co m o el co rreo . Y
no sé cuánto p ued e durar todavía el que yo pueda sim plemente
trabajar.
Las o bras que m e env ió en 1795 y 1796 m e han sid o
entregad as en m ano p o r el Sr. Hartung. Me ha d ad o esp ecial
gusto saber que mi Doctrina d el Derecho ha recibid o su aplauso.
No se sienta tímido y hó nrem e co n sus cartas, y co m uníquem e
noticias literarias, si es que su enfad o p o r mi retraso en resp o n
derle no es d em asiado grand e. Me voy a reprend er a m í mismo
para ser más diligente en el futuro, una vez que he visto desarro
llarse en sus últimos escrito s el talento m agnífico cap az d e una
presentación viva [de lo s temas], que se aco m p aña de po pulari
dad; co n lo cual usted ha atravesad o hasta su final el esp ino so
camino d e la esco lástica, y ya no le p arecerá necesario v o lv er
más a él.
Con el mayor respeto y amistad, suyo
1. Ka n t
(2511
1
J M M A N U E L JC A N T
186 )
A C h r i st o p h W . H u f e l a n d [ a c o r t a d a ]
|
i
Ko nig sberg , 6 d e feb rero d e 1793
A quí tiene usted , resp etad o amigo, e l trabajo prometido
Elp o d e r d e las fac u lt ad e s afec t iv as que podrá publicar en su Jou r
n al según le parezca, o también, si lo prefiere, editarlo co mo una
o bra separad a aco mpañad a de un Pró lo go suyo y d e anotaciones.
En to d o lo cual d e entrada p ro híbo aun la so sp echa d e pretender
derecho s d e autor.
Si en el extenso reino d e sus co no cim iento s médicos
hubiera alg o que pud iera p ro p o rcio narm e ayud a o alivio en la
enferm ed ad q u e le he d escrito m e sería m uy g rato q u e m e lo
comunicara en un escrito privado; aunque en realidad tengo que
co nfesar sinceram ente q u e esp ero p o co y c reo tener razones
p o d ero sas p ara to marm e muy en serio el d icho d e Hipócrates:
iu d ic iu m an c e p s , ex p erim en lu m p e r ic u lo s u m [-juicio dudoso,
experimento peligroso-] (...)
H acerse v iejo es un gran p ecad o , p o r el que uno ade
más está sin rem isió n castigad o co n la m uerte. Q ue a usted le
alcance só lo tras una vida larga y feliz, le d esea su respetuoso y
fiel servidor
I. Ka n t
P. S. So licitaría que la ed ició n d e este escrito se hiciera lo antes
posible, así co m o [la reserva de) unos po co s ejemplares del mismo,
si pued e ser. I. K.
( 2 5 2 )
!
C O R R E S PO N D E N C I A
[871
A C a r i Fr i e d r i c h St á u d l i n
Kónigsberg, 1 de julio d e 1798
Estimadísimo amigo:
La palabra que le di hace año s [carta d e 4 d e diciembre
de 17941. d e reservar El conflicto de las Facultades para su revista
teológica podrá cumplirse en la feria d e San Miguel d e este año;
pero, p o r circunstancias que han cambiad o , no [se publicará] pre
cisamente en su magazin, eso ahora no es p o sible, p o rque ahora
ha de salir a la luz unid o a materias hetero géneas. [Se cumplirá lo
prometido) a través d e una d ed icato ria dirigid a a usted , d elante
del Pró lo go . Me o cu p aré d e q u e le sea entreg ad o el lib ro en
cuanto esté term inad a la im p resió n. Po r lo d em ás, d ifícilm ente
puede esperarse mucho más d e mí en este cam p o , tal v ez agota
do, a mis 75 años.
A pro vecho para pedirle que p resente mi agradecimien
to al Prof. A mmon p o r el trabajo que m e ha enviado . Y para m í le
pido me mantenga su fav or y su afecto , y esté seguro d e que soy
con el mayor respeto para tales ho m bres, luchad o res e ilustrados,
su humilde y fiel servidor
I. Ka n t
[2531
IM M A N lT El K A N T
1
[ 88]
D e Ch r i st i a n G a r v e
A m ed iad o s d e sep tiem bre d e 175$
Carísimo amigo:
To d o lo que se refiere al escrito que le d ed ico y envío
co n esta carta; y lo q u e resp ecta a mi sentim iento hacia usted,
está d icho en la ded icatoria tan co m pletam ente, que ahora nada
más tengo que añadir.
Siempre le respetaré co m o a uno d e nuestros más gran
des pensad ores, alguien q ue co m o maestro en el arte d e pensar, a
m í m ismo , cuand o só lo era un ap rend iz y un princip iante, me
ejercitó en ello . Po r o tra p arte esto y co nv encid o d e que, en la
medida en que a un ho m bre só lo se le pued a co no cer po r sus
escrito s, usted no m e juzga mal, e incluso siente inclinación a la
amistad hacia mi persona.
Esta o culta y callad a unió n, q u e dura harto ya entre
noso tros, se estrecha al final d e nuestra vida todavía más fuerte
mente, y a ello se o rienta esa dedicatoria. Y aunque no pudiera
esp erar mayo r o más am p lio g o zo , m e alegraré simplem ente de
experimentar su juicio so bre ese p equeño escrito que contiene de
mod o co njunto y co ncentrad o lo s resultad o s d e muchas de mis
meditaciones; y d e co nfirmar al mismo tiempo sus amistosos sen
timientos.
Me gustaría también co no cer su juicio so bre lo s últimos
pro gresos que creen haber hecho en filosofía alguno s de sus dis
cíp ulo s d esd e la ap arició n d e la Crítica, esp ecialm ente Fichte.
Claro que usted pued e tener sus razo nes para no querer exponer
so bre ello un juicio rotundo ni público , ni en cartas privadas. Yo
mismo tengo información muy superficial al respecto . He supera
do las dificultades d e la Crítica y me siento gratificado po r ello en
todo. Pero no tengo ni el valor ni la fuerza para som eterme a las
1 2 5 4 )
C O R R E S PO N D E N C I A
dificultades todavía mucho mayo res que me supondría la lectura
de la D o c trin a d e la c ie n c ia (de Fichte], A hora, esta enferm ed ad
f0¡At que crece cad a día, m e impide tales esp eculacio nes exquisi
tas- Pod ría d escribirle mi estad o , que en cierto sentid o es tan
extraño y so rp rend ente co m o lam entable, p ero una exacta d es
cripción d el mismo constituiría una extensa obra, para lo cual m e
faltan las fuerzas; y sin exactitud , ¿para qué pued e servir una d es
cripción tal? Un d año exterio r -q u e parecía d e p o ca im p o rtanciasurgió hace apro xim ad am ente trece año s en la aleta nasal d ere
cha, no lejo s d el rabillo d el o jo ; en realidad no es cáncer según
todos los síntomas, pero se p arece al cáncer no so lamente p o rque
se extiende en la sup erficie sino en las tres d im ensio nes, y po r
que ahonda tan p ro fund am ente co m o se extiend e; se resistió a
todos lo s remedios, a lo s que no se po dían añadir med io s cáusti
cos, que a lo m ejo r so n lo s más efectiv o s en caso s así, p recisa
mente p o r la cercanía d el o jo ; este d año ha desfigurad o to d o el
ojo d erecho y una parte d e la mejilla d erecha, ha p erfo rad o una
cavidad del mismo tamaño en la cabeza y causad o destruccio nes
de forma extraña. Parece im p o sible que un ho m bre pued a vivir
co n esto ; p arece m ás im p o sible q u e p ued a p ensar co n esto y
hasta pensar co n una cierta agudeza y entusiasmo de la m ente; y
sin embargo ambas co sas so n verdad. A unque torturado d e mod o
cambiante p o r la debilid ad y p o r el dolor, y aislad o d e la so cie
dad humana, esta circunstancia inverosímil p ero feliz m e ha pro
p o rcio nad o el aliv io m ás ex c elen te y el co nsu elo d e m i vid a.
Nunca he percibid o co n más lucidez, ni sentid o co n más p lacer la
belleza d e un verso , la co ncisió n de una argumentación o la am e
nidad de un relato.
Pero ¡qué escasa sigue siend o a p esar d e to d o la co m
pensación p o r lo s sufrimientos que tengo que aguantar de vez en
cuando! ¡Y cuánto tiempo tendré todavía que luchar esta lucha!
Usted ha hablad o en su carta a H ufeland acerc a d el
poder d el espíritu so bre el dolor, e incluso so bre las enferm ed a
1 2 5 3 }
I M M A N U EL K A N T
des. Estoy co mpletamente d e acuerd o co n usted , y sé po r propia
exp eriencia q u e el p ensar tiene una fuerza curativ a. Pero este
m ed io no se d eja ap licar d el m ism o m o d o en to d o s. Algunos
entre lo s que está usted, p o nen rem ed io a su mal desviando del
mismo su atenció n. Yo he po d id o p o ner rem ed io mucho mejor a
los míos, p o r ejem p lo d o lo r d e dientes, co ncentrand o mi atención
en él y no p ensand o en o tra co sa que en mi do lor. Pero males
externo s así, co m o éste que ahora padezco, están meno s someti
dos al p o d er de la m ente y so n, a lo que p arece, completamente
m ecánico s y co rp ó reo s. Pero sí que están so metid o s al poder de
la pro vid encia y d e quien rige el mundo. Q ue Él le conserve su
salud y la fuerza de que ha disfrutado hasta ahora y a en avanzada
ed ad . Y q u e a m í m e llev e a la m eta d e m i v id a co n dolores
so p o rtables, p ues que una pro nta liberació n d e ello s es imposible. Soy co n el co razó n más sincero su afectuo so amigo
C. G a r v e
[89]
A Ch r i st i a n G a r v e
KSnig sberg , 2 1 d e sep tiem b re d e 1798
Me ap resuro , carísimo amigo, a anunciarle el recibo el
19 d e sep tiem bre d e su estimulante y amable libro y de su carta
(cuya fecha ahora no recuerd o ). Me suscita una gran admiración
la co nmo ved o ra d escrip ció n d e su sufrimiento co rp o ral, unida a
la fo rtaleza d e espíritu co n que afro nta el co ntinuar trabajando
co n to da serenid ad, para bien d el mundo. Pero no sé si, en una
tribulación similar p o r mi parte, el destino que m e ha to cado a mí
no sería consid erado más d o lo ro so p o r usted, si Vd. se imaginara
en esto s pensamiento s: a saber, estar co m o impedid o para los tra
bajo s d el espíritu, aunque co n cierto bienestar físico . La liquida
[ 256]
C O R R E S PO N D E N C I A
ción d e mi cuenta en las co sas que se refieren al to d o de la filo
sofía (tanto al fin co m o a lo s med io s) delante de mí, p ero sin lle
gar a verla nunca terminada; siend o co nsciente d e la o bligació n
de cumplir co n esta tarea: un suplicio d e Tántalo que sin em bar
go no está carente d e esp eranz a. La tarea en la que aho ra me
ocupo se refiere al -Tránsito de lo s fundamento s primeros metafísicos d e la ciencia natural a la Física-. Esa tarea tiene que reso l
verse, p ues d e lo co ntrario qued aría un ag ujero en el sistem a
crítico. Las pretensiones d e ia razón no disminuyen: ia co nciencia
de la capacidad para ello , tampo co ; pero la satisfacció n de co nse
guirlo siempre se retrasa, si no p o r una paralización co mpleta de
la fuerza vital, p o r impedimentos d e la misma que ap arecen co n
tinuamente y que se pro lo ngan hasta hacer perd er la paciencia.
Mi estad o d e salud, co m o o tro s le habrán co ntad o , no
es p o r tanto el d e un estud io so sino el d e alg uien que vegeta
(comer, caminar y p o d er dormir); d e mod o que mi -así llamad asalud no basta, a mis 75 añas, para dar cara a esa bo nd ad o sa peti
ción suya d e co mparar mis actuales o pinio nes en filo sofía co n las
suyas d e aquel tiem p o en que am bo s co ntrov ertíamo s amistosa
mente; a no ser que [esa salud) —hace año y med io que mi desor
ganización actual co m enzó co n un catarro - mejo re alg o co n ello,
de lo cual no he perdido toda esperanza.
Confieso que cuand o esto ocurra, una de mis o cupacio
nes más ag rad ables será intentar ese acu erd o ; y no hab lo de
acuerd o d e nuestro s p ensam iento s -p u e s lo s teng o p o r co inci
d entes-, sino del m o d o de su presentació n, alg o en lo que quizá
nos hem o s po d id o m alentend er uno al o tro . Con este fin acabo
de com enzar a hacer una lenta lectura d e su libro.
Al ho jearlo rápidamente me he to p ad o co n la nota de la
página 339, p o r la que tengo que protestar. No fue la investiga
ción acerca d e la existencia d e Dio s, de la inmortalidad, etc., el
punto que m e sirvió d e arranque, sino la antino mia d e la razón
pura: -El mundo tiene un co m ienz o ... no tiene co m ienzo alguno,
( 2 5 7 )
I U M A N U EL K A N T
etc., hasta la cuarta: Hay libertad en el hombre, frente a esto otro
No hay libertad alguna, sino que to do es en él necesidad natural.
Esto fije lo que m e despertó en primer lugar del sueño dogmáii
co , y m e llev ó a la Critica d e la razó n m isma, p ara resolver el
escánd alo d e la ap arente co n trad ic c ió n d e la razó n consigo
misma. Con el afecto y resp eto más pleno s, so y siempre su afec
tuoso fiel servidor
1- Ka .v t
[90]
D e J o h a n n G. Ki e se w e t t e r [ a c o r t o d a ]
Berlín, 25 d e no v iem bre d e 1798
Querido amigo y maestro:
N o se en fad e p o rq u e no c o n te sto a su carta hasta
ahora. No quería escribirle hasta no po d erle anunciar el envío de
los nabo s [...]
Su C on flicto d e las fac u lt ad e s y su A n trop o log ía me han
dado mucha alegría; la última me hacía co nstantem ente d e nuevo
presente aquel tiempo feliz en que disfruté de sus clases (...)
Po r lo que se refiere a lo s pro greso s que hace su siste
ma en Inglaterra, podrá saber seguramente alg o p o r el Sr. Nitsch;
yo he recibid o so bre ello nuev as noticias d e Francia, que quiero
transmitirle. Su escrito so bre la paz perpetua traducido en Kónigsberg, p o r su tema causó sensació n en París; só lo que la traduc
ció n era dura y no p areció gustarles a lo s antip ático s parisinos;
só lo cuand o un ilustrado parisino cuyo no m bre no recuerd o pre
sentó el co ntenid o en un p erió d ico a la manera francesa -d e lo
cual se hiciero n después reseñas en el M oniteur-, to d o el mundo
se entusiasm ó y quiso sab er m ás d e su sistem a. Este d eseo se
1258)
C O R R E S PO N D E N C I A
hizo vivo so bre to do po r parte d e lo s miembro s d el Instituí Natio
nal, de mod o que se trajo hace un tiempo al II. Excmo . Sr. Humboldt, el m ayo r [Guillerm o ], para d ar una co nferencia. Éste se
puso a la tarea -aunq ue le falta talento para ello -, y mostró que
la utilidad d e la filo sofía crítica co nsiste en lo negativo , p ues no
lleva a impedir que la razó n co nstruya castillo s en el aire en el
campo de lo sup rasensible. Los ¡lustrado s parisino s co ntestaro n
que no querían po ner en tela de juicio que usted hubiera demos
trado d e nueva y más aguda manera la verdad de ese resultado;
pero que co n ello realmente no se había ganad o mucho, po rque
ese resultado ya era co no cid o ; y se preguntaban si usted simple
mente había derruido p ero no construid o nada. Imagínese Vd.: el
Sr. Humboldt co no cía so lamence lo s esco m bro s de lo s sistemas
destruidos p o r la crítica. Si tacu isset, p hilo so p bu s m an sisset [-esta
ría mejor e! filó so fo si callara-]. Asistía el d elegad o en París d e las
ciudades hanseáticas, Hamburg, Brem en y Lübeck, y d e Frankfurt; y dado que no le eran d esco no cid o s lo s escrito s críticos, se
irritó m ucho p o r tal curso , d iscutió la afirm ació n d e Humboldt,
pero no estaba preparado para exp o ner su sistema. Este enviado
vino hace unas semanas a Berlín, m e buscó, m e co ntó lo sucedi
do, y em p leó to d o el tiem p o d e su estancia aquí para co no cer
más d e cerca el espíritu y lo s resultad o s d e su d o ctrina. Estaba
entusiasm ad o co n lo q u e o ía y no d eseab a sino lib erar d e su
error a los ilustrados parisinos. Le he pro metid o que vo y a co la
borar en ello. [...]
Tem o cansar su p aciencia, d e m o d o q u e term ino mi
carta. Mis mejo res d eseo s d e bienestar para usted ¿Puedo esperar
de usted una pro nta respuesta? Se lo sup lico ; y que co nced a un
poco de su afecto a un ho m bre que le estima y valora so bre todas
las cosas. Su agradecido discípulo
Kie s e w e t t e r
[ 2 5 9 ]
I M M A N U EL
KAHT
[91]
D e J o h o n n G . K í e se w e t t e r
Berlín, 15 d e no v iem bre d e 1799
Querid o am igo mío:
¡Cuánto m e ha alegrad o recibir una carta d e usted!; ha
sido para mí la d emostración co nvincente d e que no me ha olvi
dado d el todo; p ero me ha preo cupado mucho también compro
bar p o r su carta que sufre fuertes dolores de cabeza. ¡Hombre de
Dios!, nad ie le d esea más que y o una ed ad feliz'y libre d e dolores.
Los nabo s d e Telto w estaban ya hace tiem p o pedidos;
só lo que lo s he recibid o m ás tard e d e lo que p ensaba, porque
este año la co secha va co n unas 4 semanas de retraso respecto de
lo habitual. El mes que viene irán para allá co n un transportista, y
esp ero que lo s guard e de la helada. A rreglaré lo del transporte, el
fielato y to d o lo d em ás, de tal manera que usted só lo tenga que
reco gerlo s. Me alegraré mucho si mí m o d esto p ro d ucto agrícola
es d e su agrad o . Mi m ad re, que los ha co m p rad o d e la misma
clase, ha co cinad o u no s p o c o s p ara q u e lo s p ru eb e y lo s he
enco ntrad o delicio sos.
A demás d e este p ro d ucto d e mi patria chica, le envío
o tro personal, a saber, la primera parte d el exam en d e la M etacrit ic a d e Herder. A d ecir verdad, no enco ntré la charlatanería her-
deriana en sí misma apenas merecedo ra d e o bjeció n alguna, si el
viejo em baucad o r W ieland no hubiera catapultado a la fama con
tanto entusiasmo ese engendro de escritura en el M erkitr, y no me
hubiera m o lestad o tanto el to no p o r otra p arte tan hip o critó n y
clerical de Herder. Como podrá ver so y severo , pero m e porto con
él co m o un g en tlem an . Llama la atención y es irrisorio que la ma
yoría de los que están contra su sistema, se rebelan preferentemen
te contra la o bjeció n d e no haberle entendido, cuand o ciertamente
la m ayo r p arte d e las v eces uno tiene que hacerles a ello s con
( 2 6 0 ]
C O S R E S PO N D EH C I *
razón ese repro che. Nada m e ha divertido más que ver a Herder
p arlo tear so b re M atem áticas. Es im p o sib le q u e alg u ien haya
penetrado m eno s en el espíritu d e esta ciencia, y hable d e ella de
manera m ás arro gante. V erd ad eram ente hay q u e ap licarle co n
toda razón aquello d e: Si tac u isses... [-Mejor estarías callado-]
En el m und o d e las letras no se ha p ro d ucid o no ticia
alguna de interés. Fichte se encuentra todavía aquí; le he visto en
el teatro, p ero no hem o s hablad o . Vive muy retirado y no ha visi
tado a la gente ilustrada d e aquí, excep to a Ged icke. Se d ice que
ha estad o en el C o nsejo d e Estad o p ara o b tener p erm iso para
impartir o ficialmente curso s en Berlín, p ero éste ha rechazado la
petición. A hora se d ed ica só lo a escribir, y -seg ú n m e co ntaba
Ben D av id - trabaja en una o bra filo só fica, que quiere ed itar en
tres tomos, co n el título Saber, D u dar, C reer. Con los ingresos po r
la escritura m alam ente po d ría vivir, p ero creo que su m ujer ha
aportado al matrimonio una co nsid erable fortuna.
C ierto ec o ha tenid o aq u í D ió genes co n la linterna [La
¡in tern a d e D ióg en es ) que to d o el mundo atribuye al pred icad o r
Jánisch. La o bra es cínica. El auto r trae y lleva alg o en relació n
co n la filo so fía crítica, la cual, a mi p arecer no ha co mprendido
del todo. Repro duce tres juicio s d e usted: so bre Reinhold, Beck y
Fichte, so bre cuyo acierto paso. Si Janisch es realm ente el autor
de la o bra, no le hace m ucho favor.
N icolai sigue fantaseand o so bre la filo so fía crítica y el
fichteanismo; y co m o se ha co nvertid o en acad ém ico , co nsid era
un d eber duplicar su engend ro d e escritura.
Habrá visto en lo s periód ico s berlineses que en Berlín se
anuncian un montó n d e cursos, aunque realmente só lo se llegan a
impartir la mitad. Yo mismo e x o ffic io tengo que dar mucho s cur
sos, estoy co ntento co n m i éxito y el número d e mis o yentes crece
cada año. Los lunes d e 10 a 12 imparto A ntropología. La sala, bas
tante grand e, está a rebosar. Entre mis o yentes se cuentan p erso
nas de to d o s lo s estados: estudiantes, ciudadanos, o ficiales...
IM M A N U El KA MI
A cabo de saber el no m bre del repartidor, se llama Segismundo. Mi madre m e recuerd a que lo s nabo s necesitan sólo un
cuarto de hora de co cció n, y que pierden el sabo r si cuecen más
Me permito ped irle que envíe esa carta adjunta al predi
cad o r áulico Schulz. D em e co n frecuencia o casió n d e mostrarle
cuán co rd ialm ente le estim o y valo ro . ¡Si supiera cuántas veces
me co nm uev o reco rd and o su co m p añía, su m agisterio , y cómo
d eseo verle d e nuev o ! He co m p rad o su busto , que m e parece
muy acertad o en p arecid o ; lo cual es valio sísimo para mí, pues
me permite tener ante lo s o jo s al ho m bre a quien agrad ezco mi
gran suene.
Siga bien, querido amigo, g o ce d e días alegres y felices;
realmente nad ie lo m erece más que usted. No m e olvide del todo.
Su agrad ecido alumno
J. G . C . Kie s e w e t t e r
P. S. El librero le enviará oportunamente el exam en d e la M etacrítica.
192]
D e M o r ía H a v e m a n n , v iu d a d e H . Ko n t
A ltlrahd ensches Pasto ral in Kurland , 16 d e m ay o d e 1800
Respetable Sr., ante to do ho no rable profesor, dignísimo hermano:
Consideré mi d eber ya hace varias semanas comunicar
le co m o es d ebid o la d esap arició n definitiva d e mi queridísimo
esp o so Jo hann Heinrich Kant, ex pred icado r de Alt y Neurahden
en Kurland, a quien la muerte no s arrebató , a mí y a mis pobres
hijos, el 22 d e febrero d e este año, d ejánd o no s un inmenso dolor
que no tiene no m bre. [Escribió el 24 de febrero . No se conserva
( 2 6 2 )
C O R R E S PO N D E N C I A
la carta.) Confiada en la fraternal benevo lencia que usted regalaba
a nuestro difu n to , estuv e igualm ente decidida a reco m end arno s
-y o y mis hijo s- a su caritativo co razó n, ante la situació n eco nó
mica tan desolad a y triste en la que no s enco ntramo s. He espera
do hasta ahora en vano una cariño sa respuesta positiva de usted,
y el futuro se o scurece tanto más y más que las lágrimas de nues
tros ojo s. Por ello m e atrevo d e nuev o a interpelar el sentimiento
de co m p asió n d e su resp etable p erso na, ante la familia que ha
d ejad o su bend ito herm ano , que le v eneraba p ro fund am ente,
como to d o s noso tros. Mi última carta le ha d ad o una fiel descrip
ción d e nuestra situación, la cual, a pesar de la eco no m ía y fruga
lidad de nuestro m o d o de vida ha devenid o triste, a causa d e que
en los últimos añ o s especialm ente, lo s ingreso s de mi santo mari
do fueron muy escaso s, y grand es los gastos d e so stenimiento de
nuestra casa. D e m o d o que no tenía en abso luto fo nd o alguno
del que pud iéramo s vivir, sino que m ás bien ha d ejad o algunas
deudas tras de sí. Con la exp o sició n d e nuestra eco no m ía esp ero
salvar las d eud as; p ero realm ente d e qué vayam o s a vivir y o y
mis po bres hijos, ¡só lo Dio s lo sabe, padre d e huérfano s y viudas!
De nuev o recurrim o s a su co raz ó n hum anitario , en b u sca de
ayuda y p ro tecció n en esta triste situació n, esp erand o no ser
defraudados.
Esperamos co n confianza la respuesta a nuestra forzada
p etició n y d e an t em an o v e n e r am o s c o n p ro fund a gratitud lo s
humanitarios sentim iento s que mitiguen nuestro pesar. Y ped i
mos al cielo la más am o ro sa b end ició n para usted . Entretanto
tengo el ho no r d e ser, co n to do respeto y humildad su segura ser
vidora
M
a s ía
,
v iu d a
d e l
pa st o r
Ka n t , n a c id a H a v ema n n
f 2 6 3 J
IM M A N UEl KA M I
[93]
A Jo hann G. Kiesew etter
Kó nig sberg , 8 d « ju lio d e 1800
Carísimo y v iejo amigo:
El regalo que m e ha enviado —la -Refutación d e la M etac ritic a d e Herder-, que honra p o r igual su cabeza y su co razó n-
refresca en m í lo s grato s días, ino lvid ables, que go zam o s juntos
en o tros tiempos, fo mentando lo verdadero y lo bueno . Este rega
lo es para m í d o blem ente agradable, ahora, a mis 77 año s, cuan
do mis debilidades co rp o rales -au nq ue todavía no anuncian una
pronta d esp ed id a- dificultan mis últimos trabajos, si bien, como
espero , todavía en esta situació n mía no me echan hacia atrás, lo
cual no es p o ca mejoría.
No ha lugar su p reo cup ació n p o rque lo s nabo s envia
dos el pasado o to ño hayan sufrid o d años p o r causa d e las hela
das que so brev iniero n tan p ro nto y d uraro n tan larg o tiempo .
Precisam ente anteayer, d o m ingo , he co nsum id o lo s último s en
co mpañía d e do s amigos, y co m o siem pre, co n sum o gusto.
Sea feliz. Estímeme co m o a su inco nm o v ible amigo, y
hágame saber alg o de v ez en cuand o d e su situació n ahí y de sus
relacio nes intelectuales. Con el mayo r afecto , amistad y respeto
quedo siempre de usted amigo co nstante, fiel, y servidorI.
I. Ka n t
C O R R E S PO N D E N C I A
[94]
De M a r ía H a v e m a n n , v i u d a d e H. Ka n t
A Htrahd em im Pasto ral in Kurland , 19 d e ju lio d e 1800
R e sp etab le Sr, a n te to do , muy h o n o ra b le p ro fe so r;
Con co razó n co nmo vid o y lleno d e gratitud he leíd o la
cordial pro mesa d e su 11. Exc.a, de una piad osa ayuda para mí y
mi necesitada familia; y co n el mismo sentimiento acabo d e recibir
la primera parte de la misma. Los fervientes voto s p o r su salud, y
el ag rad ecim iento íntim o m ío y d e mis p o b res hijo s, p o r tan
inapreciable bondad, só lo so n comparables al inmenso respeto co n
el que le consideramo s co m o nuestro segund o padre, respeto co n
el que me ho nro en firmar co m o humilde servidora d e su II. Exc.a
Ma r ía , v iu d a d e l pa st o r Ka n t , n a c id a H a v ema n n
[ 95]
A Eb r e g o t f A n d r e a s Ch . W a si a n sk i
Ko nig sberg , 12 d e d iciem b re d e 1800
Al ruego de que ho y m e ho nre co n su co mpañía en la
comida de mediodía, añad o humildemente otro segund o , a saber,
que me haga co nfeccio nar una segunda cortina de tafetán verde de
la mejor calidad, co n anillas d e latón, para mi segunda ventana a
mano d erecha; pues el so l me entra oblicuamente del lado derecho
y me echa de mi mesa de trabajo. Tal vez lo mejo r sería desechar la
otra v ieja co rtina, y p o ner una tan ancha co m o haga falta para
cubrir las do s ventanas al mismo tiempo; y tanto a la derecha co mo
a la izquierda hacerla correr co n las anillas y un co rd ó n más largo.
Su excelente o jo artístico sabrá aplicar al asunto la medida co rrec
tora. C on amistosa co nfianza y el m ay o r afe c t o , su fiel servidor
I. Ka n t
[ 265 j
I M M A N U H KANT
[ 96]
Al rect or
y Se n a d o
Kó nigiberg , 14 d e no viem bre d e
1801
Magnífico recto r d e la A cademia, y p leno de los senadores:
A vuestra Magnificencia, y al pleno d el Senado , en reíació n co n la so licitad a renuncia d e mi plaza d e senad o r, co n el
m ayo r resp eto , he querid o hacer p úblico co n este escrito , que
contra la o cup ació n d e la misma [le sustituía el Prof. Hasse], y (a
p erm anencia d e mis em o lum ento s para mí, hasta el final de mi
vid a, no teng o nad a q u e o bjetar. Teng o el ho no r d e ser de su
Magnífica Excelencia y d el Senad o respetuo so servidor
I. Ka n t
[97]
A C a r i Ch r i st o p h Sc h o e n
Kó nig sberg , 28 d e abril d e !802
Reverendo Sr. pastor, muy ho no rable Sr.:
He recibid o el 17 d e abril el benev o lente escrito de su
Exc.3 Rev., d e 16 d e marzo, y he constatado en él las do s agrada
bles no ticias: la d e su d estino y la d e su co m p ro m iso co n mi
sobrina. Me solidarizo co n lo s do s aco ntecim iento s co n la mayor
sinceridad y m e uno a ello s co n mis mejo res deseo s.
Mis fuerzas d ecrecen cad a día, mis músculos se consu
men; y aunque realmente nunca he tenid o ninguna enfermedad y
aun ahora ninguna temo, d esd e hace ahora d o s año s no he salido
de mi casa; más bien m e enfrento co n ánim o al cam bio que me
sale al encuentro . Mantendré inalterables hasta ese momento mis
bueno s sentim iento s hacia mis fam iliares y aun d em o straré lo
1266]
C O R R E S PO N D E N C I A
mismo d esp ués d e mi muerte. N o p ued o co nfiar que m e enco
miende a lo s m ío s a nad ie m ejo r que a usted , que muy p ro nto
formara parte d e lo s mismos. Me cabe el ho no r d e ser d e su Exc.1
Rev. afectuo so servidor
IM M A N U E L
K A N T
[981
A Fr íe d r i c h St u o r t
Kó nig sberg , 9 d e abril d e 1803
R e sp e tab le Sr., m u y h o n o ra b le Sr. in sp e c to r:
Su cariñosa misiva d el 20 de marzo, y esp ecialm ente la
noticia d el enlace d e su respetable p erso na co n la hija d e mi her
mano m e ha pro ducid o un verd ad ero placer; y ello en esto s días
de mi vida, cuand o uno ya no está más que para muy p o co s ami
gos. La co nfirmació n que mi amigo en esta ciudad, Sr. Jaco bi, me
transmite -recibid a a su vez a través d el Sr. v. H ag ed o m - de que
este enlace tiene para mi so brina muchas ventajas en más de un
asp ecto , ha aum entad o co n fund am ento mi p articip ació n en su
felicidad. Reciban lo s do s pro m etid o s mi paternal bend ició n, en
lugar d e mi herm ano difunto, bend ició n que ciertamente aco m
paña a usted , y a to d o s lo s m ío s, entre lo s cu ales d esd e este
momento tengo el ho no r d e co ntar a su respetable persona.
Le suplico encarecid amente m e reco miend e a to d o s mis
parientes d e allá, y tenga la seguridad usted mismo d e mi respeto
más profundo, co n el que tengo el ho no r d e seguir siend o amigo
afectuo so y servidor de su ho no rable persona
I. K a n t
A P E N D I C E
R E G I ST R O
I
D E P E R SO N A S
M U
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m i
m
i
1
BA UM GA RTEM , A le x an d er G o ttlie b ( 1 714- 1762)
Pro fe so r d e Filosofía e n Fran kfv rt ( e n e l O der) , fu n dado r d e la Estétíc a . Esc rib e su f am o sa M e lap b y s ic a e n 1739, u sad a p o r K an t c o m o
lib ro d e te x to e n su s c u rso s.
BEC K, Ja c o b Sig ism u nd ( 1 761- 1840)
D e 1 7 % a 1 7 9 9 p ro fe so r d e Filo so fía e n H alle. A g o sto d e 1789, p ri
m era c arta a K ant d e sd e Berlín , d e u n jo v e n q u e s e ad h ie re al k an tis
m o . K an t p ie n sa q u e , d ad o su e sp íritu m ate m átic o , p o d rá d ar alg ú n
c u rso s o b re la C rític a. A la larg a, Be c k s e e m p e ñ ará e n c o m p le tar e l
kan tism o ac e n tu an d o la teo ría d e la ap e rc e p c ió n tran sc en d en tal, c o sa
q u e ac ab a c an san d o a K ant. Ju Jio d e 1794: ú ltim a c arta d e K ant; c o r
tés y su av e , p e ro d istan te . C ierta iro n ía c o n la c larid ad m atem átic a.
Be c k le seg u irá e sc rib ie n d o h asta se p tie m b re d e 1797.
BEC KER, Jo h a n n G o ttlie b ( f l 7 8 2 )
Pin to r d el retrato d e K an t d e 1768, p o r e n c arg o d el lib re ro Kanter. El
g rab ad o fu e h e c h o e n Berlín , p o r e l g rab ad o r Sc h le u en .
BEH REN S, o BEREN S, Jo h a n n C h risto f ( 1729- 1792)
C o m erc ian te d e Rig a. A m ig o d e H am an n y d e Kant.
BERIN G , Jo h a n n ( 1 7 48- 1825)
P ro fe so r d e Ló g ic a y M etafísic a d e M arb u rg , d e sd e 1785. A d m irad o r
resp e tu o so d e K ant, le p id e in fo rm ac ió n so b re su s cu rso s.
BIESTER, Jo h a n n Erich ( 1 7 49- 1816)
En 1773 p ro fe so r d e u n PSd ag o g ic u m y d o c e n te e n la U n iv ersid ad d e
Bu tz o w . En 1777, sec re tario e n e l M inisterio c o n v o n Z ed litz . En 1784,
se c re tario d e la Real Bib lio te c a e n Be rlín y m ie m b ro d e la A cad em ia
d e las C ie n c ias. Ed ito r d e l B e r lin c r M o n at sc brift (BM S). A lu m n o d e
H erz , c o m o Z ed litz . R e lac ió n ed ito rial e in telec tu al c o n Kant.
I M M A N U I L KANT
BLUM EN BA C H , jo h a n n Fried rich ( 1 7 52- 1840)
Crítica deljuicio su
Sobre la ten den cia a la form ación íO ber den Bildungstrieb
Pro fe so r d e M ed ic in a e n G o ttin g en . K an t c ita e n
lib ro :
1781 y 1789).
BO RO W SK I, Lu d w ig Em st ( 1 7 40- 1831)
A lu m n o d e K ant, asiste a su p rim era d a s e e n 1755. V iv e e n Kónigsb e rg d e s d e 1782, au n q u e sin p e rte n e c e r al c írc u lo d e su s íntim o s
Bió g rafo d e K ant, en v ía e l m an u sc rito al m ae stro e n 1792, p ero éste
n o le p e rm itió p u b lic a rlo h asta d e s p u é s d e su m u e rte . Es c u rio so
ad v e rtir q u e K an t su p rim ió e n e s e m an u sc rito to d o lo relativ o a sus
estu d io s d e T e o lo g ía y a su in d p ie n te / e sc asa ac tiv id ad c o m o p red ica
d o r. La b io g rafía, D arstellung des Lebens ttnd C barakters ¡mmanue1
Kant's (-P re se n tac ió n d e la v id a y e l c arác te r d e I. KantO , se p ublicó
tras su m u erte, añ ad ie n d o Bo ro w sk i e l re lato d e lo s ú ltim o s año s.
CA M PE, Jo h ac h im H ein ric h ( 1 7 46- 1818)
Ped ag o g o . D esd e 1776 d irec to r d e la institució n ed u cativ a d el Philantrop in. D esp u és c o n se je ro e sc o la re n Brau n sc hw eig . En tiem p o s d é la cen
su ra le b rind a su c asa a Kant, si hu b iera d e salir d e Prusia. A uto r d e las
fam o sas
Cartas desde París escritas durante ¡a Revolución en 1789; en
1792 la A sam b le a N ac io n al R e v o lu c io n aria le o to rg ó la nacio nalid ad
francesa.
CR1C H TO N , W ilh elm ( 1 7 32- 1805)
P re d ic ad o r re al d esd e 1772 e n K o n ig sb erg , y je f e d e la re d ac c ió n del
K anterscbe Z eitung. K an t lo g ró , c o n d ip lo m ac ia, q u e p ro te g ie ra e!
D essauer Pbilantbropin, o b ra q u e n o v e ía c o n b u e n o s o jo s.
EBERH A RD , Jo h a n n A ug ust ( 1 738- 1809)
P ro fe so r d e Filo so fía e n H alle d e sd e 1788, o c u p an d o la C áted ra que
Z e d litz h ab ía o f re c id o a K an t. D e f e n s o r d e la f ilo so fía leib n iz ian o w o lfian a, fu n d a e n H alle e l
Pbilosospbiscbes M agazin, d o n d e só lo se
e sc rib e c o n tra la filo so fía kan tian a. Eb erh ard p ro v o c ó e l ú n ic o escrito
Sobre un descubrimien
to según el cu al toda nueva crítica de ¡a razón, etc.
v erd ad eram en te p o lé m ic o p o r p arte d e Kant:
EU SA BETH , Em p eratriz ru sa ( 1 7 09- 1762)
H ija d e P e d ro e l G ran d e y d e C atalin a I d e R u sia, z arin a d e 1741 a
1762. D esig nará su c e so r al p rín c ip e ale m án P e d ro d e H o lstein (Ped ro
[ 2 7 2 ]
C O R R E S PO N D E N C I A
III), n ie to d e Ped ro e l G ran d e y d e C atalina I. La e sp o sa d e Ped ro III,
So fía d e A nhalt, se rá la G ran C atalina II d e Ru sia. D e e n e ro d e 1758
liasta ag o sto d e 1762 la Prusia o riental estu v o b ajo ad m inistrac ió n rusa.
G ED IC KE, o G ED IK E, Fried ric h ( 1 7 5 4 - 1 8 0 3 )
D ire c to r d e G im n asio . C o fu n d ad o r - c o n B ie s te r - d e la p u b lic ac ió n
B erlitierM o n alsc brift (BM S).
FICH TE, Jo h a n n G o n lie b ( 1 762- 1814)
Va e l 1 d e ju lio d e 1791 a K o n ig sb e rg a c o n o c e r a K ant. Su p rim er
esc rito , e l an ó n im o E n say o d e u n a c rít ic a d e io d o rev elac ió n , s e atri
b u y ó a K ant, q u ie n s e en c arg aría d e d e sh ac e r e l e q u ív o c o . En su re la
c ió n c o n K an t s e p e rc ilie e l d e safío y la au d ac ia d e lle v ar e l sistem a
c rític o m ás allá d e lo q u e K an t e n ten d ía.
FO RM EY, Jo h a n n H e in ric h Sam u el ( Je a n H en ri) ( 1 711- 1797)
Se c re tario d e la R e al A c ad e m ia d e la s C ie n c ias d e Be rlín , au to r d e
o b ras d e d iv u lg ac ió n te o ló g ic a y filo só fic a.
FRIED LA N D ER, D av id ( 1 7 50- 1834)
M é d ic o , a m ig o d e M e n d e ls s o h n y H e rz , c e r c a n o a S c h ille r . D e
K o nig sb erg , se v a a Be rlín e n 1771. Ban q u e ro , y c o n se je ro m u nicip al.
FÜRST u n d K U PFERBERG , C ari J. M axim ilian, b aró n v o n ( 1 717- 1790)
Su p e rv iso r d e las U n iv e rsid ad e s P ru sian as, u n a s u e rte d e d ire c to r
g en eral.
GA RVE, C hristian ( 1 742- 1798)
D e Bre slau . En 1770, p ro fe so r d e Filo so fía e n Leip z ig . En su c iu d ad
d e sd e 1772, sie m p re e n fe rm o . K an t lo c ita e n c arta a H erz d e 1776.
Pro tag o n iz a e l e p iso d io d e la re c e n sió n an ó n im a d e la C ritic a d e la
r az ó n p u r a e n lo s -Su p le m e n to s* a! G ó t t in g e r G e le b r ie n A n z eig er.
Tras sin c e rarse G arv c an te K ant, s e g e n e ró e n tre e llo s u n a p ro fu nd a
am istad .
GEN S1CH EN , Jo h a n n Fried ric h ( 1 759- 1807)
P ro fe so r e x trao rd in ario d e M ate m átic as e n K o n ig sb e rg . U n o d e su s
c o m e n sale s h ab itu ale s. K an t le n o m b ra su alb ac e a testam entario .
1 2 7 3 ]
I M H A N U EL K A N T
G EN TZ , Fried ric h v o n ( 1 7 64- 1832)
Es re c o m e n d a d o a K an t p o r M e n d e lsso h n , c u a n d o v a a estu d iar a
K o n ig sb e rg . ln ic ialm e n ie p artid ario d e \a R e v o lu c ió n fran c esa, se c o n
v irtió d esp u é s e n u n im p o rtan te p u b licista c o n se rv ad o r y co labo rad o r
d e M ettem ic h . Su p ad re fu e im p o rtan te d irec to r g e n eral e n Berlín.
GREEN , Jo s e p h ( c . 1727-1786)
C o m e rc ia n te in g lé s e n K o n ig s b e rg , s o c io d e M o th e rb y , am ig o d e
Kant. Le llam a -su m e jo r am ig o * e n c arta a H ellw ag , d e 3 d e en ero de
1771- Eje m p lo d e q u ie n n o d istin g u ía lo s so n id o s m u sic ale s d e los
sim p le s ru id o s, c o m o tam p o c o la p ro sa d el v e rso . P o r e s o le m o lesta
b a q u e P o p e h u b ie ra e sc rito Essay s o n M an e n v erso .
G RUN ERT, Fried rich A ug ust
Im p re so r d e H alle. Ed ito r d e la C rític a d e Ia r az ó n p r ác t ic a.
HA M A N N, Jo h a n n G e o ig ( 1 7 30- 1788)
El « m ag o d el no rte*. P ro te g id o in ic ialm e n te p o r K ant, am ig o d e H erd er; su e sp íritu e x altad o , su irrac io n alism o y su se n tid o hip ercritico
c o n la Ilu stra c ió n s e rá n c o n te m p la d o s s ie m p re c o n re se rv a y aun
re c h az o p o r Kant.
H A RTKN O CH , Jo h a n n Fried ric h ( 1 740- 1789)
Lib rero , e d ito r d e la C rític a d e Ia r az ó n p u r a. Se ad elan ta a o frec érse
le c o m o e d ito r an te e l ru m o r d e q u e K ant tie n e p rep arad a u na gran
o b ra y d e q u e p u e d a se r H aitu ng q u ie n la e d ite (c arta d esd e Riga de
9 d e se p tie m b re d e 1780).
H A RTUN G , G o ttfried L e b e re c h t ( 1 7 47- 1797)
Lib rero , c itad o p o r K an t y a d e sd e c o m ie n z o s d e lo s añ o s seten ta.
H ERBERT, M aría v o n ( h ac ia 1770-1803)
H erm an a d e Franz Paul b aró n v o n H ., d el c írc u lo d e Reinho ld y o tro s
seg u id o res d e Kant. A d m irad o ra q u e le c o n su lta so b re su g ran p ro b le
m a sen tim ental. K ant se interesa p o r e sa histo ria, y p o r seg u ir su ev o
lu c ió n p id ie n d o in fo rm ac ió n a u n am ig o d e M aría, e l m é d ic o Jo h an n
Ben jam ín Erhard . En 1802 ab an d o n a la c asa d e su h erm an o , y d esp u és
d e h ab e r c ele b rad o u n a fiesta se su icid a, arro ján d o se al río D rav e.
í 274 ]
1
C O R R E S PO N D E N C I A
HERDER, Jo h a n n G o ttfried ( 1 7 44- 1803)
D isc íp u lo , in id alm e n te ad m irad o p o r Kant, e n tra p ro n to e n c o n flic to
y s e d istan c ia d el c ritic ism o , d e sd e la re c e n sió n d e K an t a su s Ideen
z u r P bilo s o p hie d e r G e s c hic ble derM en sc bheit , I T eil ( 1 7 8 4 ) , e n e l A ltg e m e in e Literatu r Z eilu n g ( e n e ro d e 1785). K ant e n c u ad rará sie m p re
a H erd er e n tre lo s - g rósse K ü n stler v on B len dw erken • (« g rand es artis
tas d e fan tasm ag o rías-) (c arta a Ja c o b i d e 3 0 d e ag o sto d e 1789).
H ERZ , M arc u s ( 1 7 47- 1803)
A lu m no q u e rid ísim o d e K ant. P ro fe so r y m é d ic o e n Be rlín . Sie m p re
in te rlo c u to r in te le c tu al c o n sta n te y fie l d e K an t. H o m b re ad m irad o
tam b ién p o r M en d elsso h n , q u ie n le h ac e d e tu to r e n Berlín . A H erz s e
c o nfia e n lo s añ o s d el sile n c io , y le c o n su lta sie m p re so b re su salu d .
HIPPEL, T h e o d o r G o ttlie b v o n ( 1 7 41- 1796)
A u to r d e l f am o so lib ro O b e r d ie E b e , 1 7 7 4 ( So b r e e l m atrim o n io ).
Bu e n am ig o d e K an t, le d e f ie n d e d e a c u s a c io n e s d e p lag iarle a él
m ism o . K ant le re c o m ie n d a c aso s d e b e c a s y su b v e n c io n e s e n fav o r
d e jó v e n e s e stu d io so s. Fu e c o n se je ro d el Trib u nal lo c al, d irec to r d e la
ad m inistrac ió n y alc ald e d e K ó n ig sb erg .
H U FEIA N D , C hristian W ilh elm ( 1 7 62- 1836)
M éd ic o fam o sísim o d e A lem ania. Lleg ó a se r p ro fe so r d e M ed ic in a en
Je n a ( n o c o n fu n d ir c o n e l ju rista, tam b ié n p ro fe so r). En v ió a K ant un
lib ro : M ac ro biotik, o d e r d ie K u nsl, d a s m en sc bH c be b e b e n z u v erián -
g e n i, Je n a , 1797. A K an t le e n c an ta y e sc rib e u n trab ajo p ara é l a p ro
p ó sito d e m ed ic in a y m o ral, q u e le en v ía e n f e b re ro d e 1798.
JA CH M A N N , Jo h a n n Be n jam ín ( 1 765- 1832)
M é d ic o , d isc íp u lo y tam b ié n su a m a n u e n se . H a c e u n larg o v iaje a
París, h asta H alle; o tro a In g laterra. Su s c an as, e n g e n eral, re fle jan el
c lim a in te le c tu al, e l c o n ta c to c o n to d a la G e le b r s am ke ll d e Eu ro p a,
in c lu id o s lo s e p iso d io s c u m b re s d e la R e v o lu c ió n fran c e sa. Tam b ié n
re fle jan su p ro p io c e lo p o r d ifu nd ir e l kantism o .
JA CH M A N N , R ein h o ld Be m h ard ( 1 7 67- 1843)
H e rm an o d e l a n te rio r, d is c íp u lo ig u a lm e n te , y b ió g ra f o d e K an t.
b n m an u e l K an t g e s c hilde r t in B r íe fe n an e in e n F r e t t n d (-Im m an u e l
Kant d e sc rito e n c artas a u n am ig o -). T am b ié n su am an u e n se e n lo s
añ o s 8 0 , y u n o d e lo s m ás q u e rid o s y ap o y ad o s p o r é l. En 1800 p ro
[ 2 7 5 ]
I M M A K U EC K A N T
y e c taro n am b o s la re d ac c ió n d e u n a b io g rafía, q u e e s, d e las tres clá
sic as, ia m e jo r e sc rita y ia m ás lau d ato ria. T h e o d o r v o n Sc h ó n escrib e
a Ja c o b (w V / Jako b ) e l 1 8 d e m ay o d e 1820: •[...] h ab rá e n c o n trad o en
Ja c h m a n n e l im p erativ o in Fleisc b u n d B e in . Y o al m e n o s nu n c a he
e n c o n trad o a u n h o m b re e n e l q u e K an t e sté tan ab so lu tam e n te tras
p asad o ( ñ berg eg an g en ) - .
JA C O BI, Fried ric h H ein ric h ( 1 743- 1819)
D e n o b le y ric a fam ilia, filó so fo re p rese n tan te p o r an to n o m asia d e la
Filo so fía d el sen tim ien to . C rítico rad ical d el rac io n alism o . Tras la muer
te d e M end elsso hn en v ía a K ant la nu ev a e d ic ió n d e D ie L e br e Spino-
z a' s, e n v ío q u e K an t ag rad e c e . Ja c o b i le c o n te sta e l 16 d e no v iem b re
d e 1789. P are c e rev erenc iarle. K ant le c o n te sta resp etu o sam ente, p ero
c o n d istan c ia. La p o lé m ic a Jac o b i/ M e n d e lsso h n le h ab ía d isg ustad o .
H acia 1803 e sc rib e c o n tra Kant: Ü be r das U n lertiebm en des Krítizismus
(-So b re la em p resa d el c riticism o -). Se traslad a a M u nich e n 1805, y es
n o m b rad o p resid en te d e la A cad em ia Báv ara d e las C iencias.
JA K O B, Lu d w ig H e in ric h ( 1 7 5 9 - 1 8 2 7 )
P ro f e s o r d e Filo s o f ía e n H a lle . A d e p to a l k a n tis m o . K an t le trata
c o m o c o le g a, re sp e tu o sam e n te . En 1795 fu n d a A n n ale n d e r P hiloso-
p b i e u n d d e r p b iio s o p h e n G elst es v o n e i n e r G e s e lls c b aft g e le b r t e r
M d t in e r y e l P b ilo s o p b is c h e r A n z e ig e r , d e c o rta d u ra c ió n am b as
e m p resas.
KA N T, H erm an o s
R eg in a D o ro t ea ( n ac id a e n 1719); M aría E lisabetb ( n ac id a e n 1727),
c asad a c o n e l m ae stro z ap ate ro C. K ro h n e rt, la c itad a K ro n e rtin , en
c arta d e su h e rm a n o . A t in a L u is e ( n a c id a e n 1 7 3 0 ) , c asad a c o n el
m ae stro te x til J. C h . Sc h u ltz ; K a t a r in a B a r b a r a ( n a c id a e n 1731),
c asad a c o n e l p e lu q u e ro T h e u e r, e s la ú n ic a d e lo s h e rm an o s q u e
so b re v iv ió a Kant. Le asistió e n lo s ú ltim o s d ías. Fin alm en te, Jo b an n
H ein ric h ( 1 7 3 5 - 1 8 0 0 ) , e stu d ió e n K o n ig sb e rg , fu e p re c e p to r e n Kurland , re c to r d e la Esc u ela d e M itau y p asto r e n A lthrad en.
KA N TER, Jo h a n n Ja c o b ( 1 7 38- 1786)
Lib rero e n K ó n ig sb e rg , fu e e d ito r d e v arias d e su s o b ras. K ant v iv ió
e n su c asa p o r u n tiem p o . En e sa é p o c a , K an te r e n c arg a a Be c k e r el
retrato d e K ant d e 1768. Po ste rio rm e n te , K ant v iv irá hasta e l final d e
su v id a e n la c asa q u e c o m p ra p re c is a m e n te a la v iu d a d el p in to r
Be c k e r (Prin z essin strasse, 87-88).
[ 2 7 6 ]
1
C O R R E S PO N D E N C I A
KA STN ER, A b raham G o tth e lf ( 1 719- 1800)
Pro fe so r d e M atem áticas e n G ó ttin g en . Po eta.
KEYSERLIN G , H e in ric h C h ristian, c o n d e v o n ( 1 7 27- 1787)
C o n su seg u n d a esp o sa, C aro Une C harlo tte A m alie, v iv iero n e n K ó nig sb erg d e sd e 1772. La c asa e ra c e n tro d e la v id a so c ial. K an t fu e , d esd e
lo s añ o s c in c u e n ta, asid u o v isitan te y c o m e n sal, o c u p an d o hab itu al
m en te e n la m esa e l p u esto d e h o n o r ju n to a la se ñ o ra d e la c asa.
KIESEW ETTER, Jo h a n n G o ttfrie d Kart C hristian ( 1 7 66- 1819)
Fe d e ric o G u ille rm o II - s o b r in o su c e so r d e Fe d e ric o II -el G ran d e — le
en v ía e n 1 7 8 8 c o n b e c a d e l Estad o a K ó n ig sb e rg , p ara q u e e n s e ñ e
d esp u é s e n la c o rte. Se c o n v ie rte e n u n d isc íp u lo fiel d e K ant. Fu e e n
1793 p ro fe so r d e Filo so fía e n la e sc u e la b e rlin e sa d e m ed ic in a d e La
P e p in ié re . En 1 8 1 3 in g re sa v o lu n ta ria m e n te e n e l e jé r c ito . M e d io
en fe rm o , ha d e v o lv e r a Berlín .
KN UTZ EN , M artin ( 1 7 13- 1751)
Pro fe so r d e Ló g ic a y M etafísic a e n K ó n ig sb erg , e n lo s in ic io s a c a d é
m ic o s d e K ant. La C áted ra sig u e v ac an te e n 1755 c u an d o K ant asp ira
a e lla p o r p rim era v ez , e n 1756.
KRA ÜS, C hristian Ja c o b ( 1 7 5 3 - 1 8 0 7 )
Pro fe so r d e Prak tisc h e P h ilo so p h ie y Staastsw issen sc h aft e n K ó n ig s
b erg . Fu e alu m n o d e K ant, y c o n e l tie m p o g ran am ig o . U n o d e su s
c o m e n sale s hab itu ales.
KY PKE, Jo h a n n D av id ( 1 6 92- 1758)
P ro f e so r d e L ó g ic a y M e tafísic a e n K ó n ig sb e rg , s u c e s o r d e M artin
K n u tz e n . P a d re d e o tro G e o rg D av id K y p k e , p ro f e s o r d e le n g u as
o rien tales. A su m u erte K ant so lic ita o tra v e z la C áted ra, q u e tam p o c o
o b tend rá.
LA M BERT, Jo h a n n H ein ric h ( 1 728- 1777)
El g e n io m alo g rad o , ilu strad o -c ien tífic o -, e n p o s d e la re v isió n d e la
racio nalid ad m atem átic a, y d e la im p lantac ió n c ientífic a d e la filo so fía.
H ab ía b u sc ad o an te s d e 1770 e l d iálo g o intelec tu al c o n Kant. Y le hiz o
im p o rtan tes o b se rv ac io n e s a la D lssertatlo. L am b e n m u rió p rem atu ra
m e n te , an te s d e q u e K an t p u b lic ara C rític a d e ¡ a r az ó n p u r a , alg u na
d e c u y as p ág inas s e e sc rib ió p e n san d o e n aq u ellas o b se rv ac io n e s.
1277]
I M M A N U EL K A N T
LA MPE, M artin ( 1 7 34- 1806)
A ntig u o m ilitar, d u ran te c u are n ta añ o s c riad o d e K ant.
LA N GH A N SEN , C h risto p h ( 1 6 93- 1770)
P ro fe so r d e T h e o io g ie e n K ó n ig sb e rg . Su m u erte d a o c asió n a K ant a
p e d ir p o r terc era v e z la C áted ra. Esta v e z o b tie n e la d e Ló g ic a y M eta
físic a, p erm u tad a c o n ésta.
LAVATER, Jo h a n n C asp ar ( 1 741- 1801)
A m ig o d e H erd er y d e H am an n, y q u e d e se ab a se rlo d e Kant. A uto r
d e las P hy sio g n o n tisc he Frag m en te, m u y le íd o e n su é p o c a.
LIN D BLO M , Ja c o b A x elsso n ( 1 746- 1819)
O b isp o su e c o d e Linkerp ing . Info rm a a K ant s o b re su p resu nta g e n ea
lo g ía.
M A C BRID E, D av id ( 1 7 26- 1778)
M éd ic o irland és, p o r c u y a o b ra K ant s e interesa.
M A IM O N , Salo m ó n ( 1 7 54- 1800)
U na v id a p asm o sa. Ju d ío p o lac o litu ano . A lo s 11 añ o s s e c asa y a lo s
14 e s p ad re. Se v a p id ie n d o lim o sn a a Berlín . T rab aja c o m o m aestro
e n u n a fam ilia ju d ía. C o n o c e e n Be rlín a M e n d e lsso h n , A g u d ísim o
p e ro e n la in te m p e rie sie m p re . A n árq u ic o to tal e n su v id a y trab ajo .
H erz le an im a, e n 1790, a q u e e n v íe su m an u sc rito V ersu cb ü b e r d le
T r an s z e n d e n t alp b ilo s o p b ie a K an t. -Es u n c rític o e s c é p tic o *, d ic e
Kant.
M EN D ELSSO H N , M o ses ( 1 7 29- 1786)
A u to r ju d ío , u n o d e lo s g r a n d e s m a e s tro s q u e l e p re c e d e n ; m u y
ad m irad o p o r K an t, s o b r e to d o e n lo re la tiv o a su s p o s ic io n e s en
Filo so fía d e la R e lig ió n . N o lo g ró su c o m p lic id ad e n la re v o lu c ió n
c o p em ic an a.
M EREA U, So p h ie ( 1 7 70- 1806)
Esp o sa d e l p ro f e s o r y b ib lio te c a r io Frie d ric h Ern st K arl M e re au ;
d iv o rciad a, s e c asó e n 1803 c o n C le m e n s Bre n tan o . Po e tisa. La m u jer
realm en te m ás ilu strad a q u e ap are c e e n la c o rre sp o n d e n c ia. Lástim a
q u e K an t n o p are z c a in te re sad o e n lo q u e le p lantea.
( 2 7 8 )
C O R R E S PO N D E N C I A
M ESM ER, Fran z A n tó n ( 1 734- 1815)
M éd ic o ale m án , q u e in te n tab a ap lic ar e l m ag n e tism o a la m e d ic in a.
Su te o ría y su p rác tic a, n o e x e n ta s d e v iso s d e arte d e c u ran d e ría,
fu ero n u n a m o d a e n V ien a y París, y d e sp u é s e n Berlín .
MOTHERBY, Roben (1736-1801)
Ban q u e ro in g lé s d e K ó n ig sb e rg , s o c io d e G re e n . C asad o c o n C harlo t
te To u ssatn t, tu v o 5 h ijo s y 4 hijas. K an t Fue g ran am ig o d e to d a la
fam ilia, y p are c ía te n e r d eb ilid ad p o r Be tsy A v en so n , p ro m e tid a d el
hijo m ay o r, G e o rg e . R e c lam ab a te n e rla a su lad o e n la m e sa, e n c asa
d e lo s M o therb y .
N IC O LO V IUS, G e o rg H e in ric h Lud xvig ( 1767-1839)
Ed u cad o r, y d e sd e 1800 c o n se je ro c o n sisto rial e n K ó n ig stíerg . C asad o
c o n u n a so b rin a d e G o e th e .
N IC O LO V IU S, Fried ric h ( 1 768- 1836)
H erm an o d el anterio r. Ed ito r. C aje ro b an c ario e n K ó nig sb erg .
PLA TNER, Ernst ( 1 7 44- 1818)
Pro fe so r d e M ed ic in a y Fisio lo g ía e n Leip zig .
PO PE, A le x an d er ( 1 6 88- 1744)
Po eta in g lé s, q u e h ab ía e sc rito Essay s o h M an , c u atro e sp ísto las q u e
fu ero n u n a re fe re n c ia e n la é p o c a.
PURGSTA LL, G o ttfried W e n z el, c o n d e v o n ( 1 773- 1812)
A m ig o d e R e in h o ld , ad m irad o r y e s tu d io s o d e l k an tism o . N o s h a
d ejad o u n a b e lla d e sc rip c ió n d e u na v isita a K ant e n K ó n ig sb e rg e l 18
d e ab ril d e 1795RECCA RD , G o tth ilf C hristian ( 1735-1798)
P ro fe so r d e T e o lo g ía e n K ó n ig sb e rg . En 1775, n o m b rad o d irec to r d el
C o lle g iu m Fre d e ric ian u m . C u ltiv ab a c o n e x tra o rd in a rio in te ré s las
M atem áticas y la A stro n o m ía. Lleg ó a m o n tar u n o b se rv ato rio astro
n ó m ic o e n e l d esv án d e la c asa p arro q u ial.
REIM A RUS, M arg arete Elisab eth
H erm ana d e Jo h n A lbert H einrich, Pro f. d e Filo so fía natural e n H am burg o . A m ig a d e Lesslng . Inv o lu crad a e n La p o lém ica Jaco b i/ M end elsso hn.
1279)
I M M A N U El KANT
REH BERG , A ug ust W ilh em ( 1 757- 1836)
P o lític o y esc rito r, u n o d e lo s p rim e ro s te ó ric o s d e ! c o nserv ad u rism o
p o lític o e n A lem ania.
REIN H O LD , Cari Leo n hard ( 1758- 1823)
P ro c e d ía d e A u stria. H ab ía sid o e n su a d o le s c e n c ia n o v ic io jesuíta
p o r p o c o tiem p o , y d e sp u é s h ab ía e n trad o e n lo s b arn ab itas. En 178)
h u y e d e V ie n a, p rim e ro a Leip z ig y e n seg u id a a W eim ar. Se co nv ier
te al Pro testantism o . D e 1787 a 1794 e s p ro fe so r d e Filo so fía e n Jen a.
D e sp u é s e n K iel. Y e rn o d e W ie lan d , e l fu n d ad o r - ju n to c o n Ja c o b id e l T eu tsc ber M erkttr. En d ic h o p e rió d ic o p u b lic a d e sd e ag o sto de
1786 a 1787 m e n su alm e n te C an as s o b r e la filo s o fía kan t ian a. Su o bra
E hren retlu n g d e r R e fo r m ar o n ('R e h ab ilitac ió n d e la R e fo rm a.) ac en
tu ó n o tab le m e n te su fam a.
SCH LEG EL, G o tü ie b ( 1 739- 1810)
R ec to r d e la Esc u ela c ated ralic ia e n Rig a. H erd er lo c ita e n la carta a
K an t q u e aq u í ap are c e . Su alu sió n s e e n tie n d e si s e c o n o c e la sarcás
tic a d e sc rip c ió n q u e H erd er h ac ía d e é l, p .e . e n c arta a H am an n, en
m ay o d e 1765.
SCH LEM ÜLLER, C ari G o ttfried
P re d ic ad o r e n Be rlín d el ho sp ital d e la C harité.
SCH LO SSER, Jo h a n n G e o rg ( 1 7 33- 1799)
C u ñ ad o d e G o e th e . A v an z ad o e l tie m p o s e c o n v irtió e n c rític o d e
Kant. A é l v a re fe rid o e l e sc rito d e 1796 A c e r c a d e u n t o n o ex altado
q u e r e c ien t em e n t e s e alz a e n la Filosofía.
SCH M ID , Cari C hristian Erhard ( 1 7 61- 1812)
Pro fe so r d e Filo so fía e n Je n a . P u b lic ó y a e n 1786 u n a e x p lic ac ió n de
la C rític a d e la r az ó n p u r a ju n to c o n u n D ic c io n ario d el v o c ab u lario
c rític o .
SCH ULTZ o SCH ULZ , Jo h a n n ( 1 739- 1805)
Pred ic ad o r real, p ro fe so r d e M atem áticas e n K ó nig sb erg . M uy resp etad o
p o r Kant. -La m e jo r c ab ez a q u e c o n o c e -, -el q u e m ejo r lo h a e n te n d id o .
SCH ULTZ o SCH ULZ , Jo h a n n a Ele o n o re ( 1 7 51- 1795)
Esp o sa d el anterio r,
(280 j
C O R R E S PO N D E N C I A
SCH ÜTZ , C hristian G o ttfried ( 1 7 4 7 - 3 8 3 2 )
Fu n d ad o r d el A llg e m e in e L it e r at u r Z eitu n g d e Je n a . M u c h a c o rre s
p o n d e n c ia al h ilo d e las p u b lic ac io n e s y re c e n sio n e s. En u n m o m e n
to ( 2 5 d e ju n io 1 7 87) K an t reh u sará h a c e r la re c e n sió n a la III p arte
d e las Id e e n ... d e H erd er.
SCHW TNK, M an a C h arlo tte
Esp o sa d e l b a n q u e ro d e K o n ig sb e rg Jo h a n n C o n rad Ja c o b i, n o d el
c o m e rc ian te d el m ism o n o m b re . D iv o rc iad a e n 1768, s e c asa a l añ o
sig u ien te c o n o tro am ig o d e Kant, Jo h a n n Ju liu s G ó sc h e , d ire c to r d e
la M o ned a.
SELLE, C hristian G o ttlie b ( 1 7 48- 1800)
M éd ic o e n e l ho sp ital d e la C h an té d e Berlín , m ie m b ro d e la A c ad e
m ia y p ro feso r. Está e n la p rim era lista d e lo s e n v ío s d e la C ritic a d e
la r az ó n p u r a. Esc rib e u n a c arta a K ant e l 2 9 d e d ic ie m b re d e 1787
(A k. X , 5 1 6 ) c o n fe sán d o se c rític o y ad m irad o r a u n tiem p o . Le env ía
a Kant su e sc rito d e 1792: D e la réatíté e l d e l' idé alilé d e s objec ls. Kant
le c o n te sta e l 24 d e f e b re ro d el 1792 re n u n c ian d o 3 d isc u tir c o n él.
SPA LD IN G, Jo h a n n Jo a c h im ( 1 714- 1804)
Pred ic ad o r e n Berlín . D e ja su p u esto tras e l e d ic to d e la c e n su ra d e 9
d e ju lio d e 1788. G ran re p re se n tan te d e la T e o lo g ía ilu strad a. G ran d í
sim o e lo g io a la C rític a d e la r az ó n p r ác t ic a. G arv e le h ab ía u tiliz ad o
d e in term ed iario p ara d irig irse a Kant.
SPEN ER, Jo h a n n C ari Ph ilip p ( 1 7 49- 3827)
Lib rero e n Be rlín . Im p rim e la C ritic a d e la r az ó n p u r a, e d itad a p o r
H artkn o ch.
STÁ UDL1N , C ari Fried rich ( 1 761- 1826)
P ro f e s o r d e T e o lo g ía e n G ó ttin g e n . E s c rib e I d e e n z u r K r it ik d e s
Sy stems d e r c br is t lic b e n R elig ión , 1793. C e s c hic hle ttn d G eist desS c ep liz ism u s, v o r z ü g lic h in R ü c ks ic b t a u f M o r al t t n d R e lig ió n B at id I,
Leip z ig , 1794, o b ras q u e in te re saro n a K ant. Es u n o d e lo s -w ac ke re
au fg eklü rte M anner» c o n la s q u e c o m u n ic a a g u sto .
SUC KO W , Sim ó n G ab rie l ( 1 721- 1786)
P ro fe so r d e M ate m átic as y Físic a e n Erlan g e n . Fu e e l e n c arg ad o d e
c o m u n ic arle q u e aq u e lla U n iv ersid ad le o fre c ía u n a C áted ra.
( 2 8 1 ]
I M M A N U El KANT
SULZER, Jo h an n G e o rg ( 2 7 2 0 - 2 7 7 9 )
P ro fe so r d e Esté tic a e n Be rlín . Esc rib ió T eo r ía g e n e r al d e las bellas
artes, Leip z ig , 1771-1774, o b ra q u e fu e re fe re n c ia e n las Univ ersid a
d es d u ran te m u c h o s añ o s. K ant le en v ía la D issertatio.
SW ED EN BO RG , Em an u e l ( 1 689- 1772)
M ístic o su e c o . K an t s e in te re só p e rso n alm e n te p o r lo s h e c h o s q u e d e
él se c o n tab an - s u trato c o n lo s e sp íritu s- y le e sc rib ió e n 1763.
TETEN S, Jo h a n n N ic o lau s ( 1 736- 1807)
P ro fe so r d e Filo so fía e n K iel, d e sd e 1 7 8 9 f u n c io n ario e n C o p en h a
g u e . P u b lic ó V ersu che ü b e r d ie M e n s c hlic be N atu r u n d ib r e Entw ic-
¡ ih t n g , 2 v o l s ., L e ip z ig , 1 7 7 6 . K a n t c o n s i d e r a q u e d ic e c o s a s
p en etran tes i- v iel Sc harfsin n ig esg esag t- ) . K an t e x p re sa v arias v e c e s el
d ese o d e q u e T e te n s s e in te re se p o r la C rític a d e ¡ a r az ó n p u r a.
TIEFTRUN K, Jo h a n n H ein ric h ( 1 760- 1837)
A m ig o d e K an t e n su m ad u rez . P ro fe so r d e Filo so fía e n H alle d esd e
1792.
ULRICH , Jo h a n n A u g u st H en ric h ( 1 7 44- 1807)
Pro fe so r d e Filo so fía e n Je n a , in ic ialm en te ad m irad o r d e Kant. C o n el
tiem p o ac érrim o d e trac to r d el kantism o .
W A SIA NSK1, Eh reg o tt A n d reas C h risto p h ( 1 755- 1831)
B ió g ra f o d e K an t, Im n t an it e l K an t in s e it t e n le t z t e n L e b e n s jab r e
(■Im m anuel K an t e n lo s ú ltim o s añ o s d e su v id a*). A p artir d e 1790, se
h iz o c arg o d e ay u d arle e n lo s asu n to s c ase ro s y d e su s finanz as y fue
n o m b rad o alb ac e a e n su testam en to .
W IELA N D , C h risto p h M artin ( 1 733- 1813)
Im p o rtan te e sc rito r c lá s ic o d e la é p o c a . Fu n d ad o r - c o n Ja c o b i - d el
T eu sc berM erku r, e n W eim ar; su e g ro d e Reinho ld .
W JN D ISC H -G RA ETZ , Jo s e p h N ielas, c o n d e v o n ( 1 744- 1802)
Po lític o y esc rito r. U n g ran filán tro p o . K ant lo c ita e n e l e n say o Sobre
la p a z p erp et u a.
W O LKE, C hristian H ein ric h ( 1 741- 1825)
En 1 7 6 6 e s d ire c to r d e la in stitu c ió n ed u c ativ a D e ssau e r Philanthro p in . K an t ad m iró su trab ajo p e d ag ó g ic o y c o lalto ró c o n entu siasm o
e n las tareas d el Philan th ro p in.
[ 282]
C O R R E S PO N D E N C I A
VPÓLLNER, jo h a n n C h risto p h ( 1 732- 1800)
M inistro d e Estad o c o n Fe d e ric o G u ille rm o II, e n su stitu c ió n d e v o n
Z ed iitz d e sd e e l 3 d e ju lio d e 1788. El 9 d e ju lio sa le e l fam o so -Ed ic
to d e la c e n su ra, o d e la relig ió n*. Se le atrib u y ó u n lib ro d e c artas al
rey ( 1 7 8 9 ) s o b re Ja Ilu strac ió n . Im p o p u lar, c o m o lo s m in istro s Bisc h o fsw e rd e r y Rietz.
W O LTERSD O RF, T h e o d o r Karl G e o rg e ( 1 7 27- 1806)
M iem b ro d e la C o m isió n Ex am in ad o ra relig io sa d e Be rlín , ju n to c o n
H erm an n D an ie l H e rm e s.
Z ED U TZ , Karl A b raham , b aró n v o n ( 1 731- 1793)
A p are c e e n la C r ític a d e l a r az ó n p u r a, p u e s a é l le d e d ic a K an t la
o b ra. Era m inistro d e Ju stic ia y , d e sd e 1771, tam b ié n d e A su nto s Ec le
siástic o s y Ed u c ac ió n . Seg u ía lo s c u rso s d e H e rz y sig u ió e l d e G e o
g r a f ía f ís ic a d e K a n t. G ran a m ig o . S e re tira c u a n d o s e in ic ia la
c en su ra.
[ 2 8 3 ]
1
A P ÉN D IC E
II
E SC R I T O S K A N T I A N O S
L a e d i c ió n d e r e f e r e n c i a d e l o s e s c r i to s k a n tia n o s e s : K an t ' s
g e s a m m e l t e S c b r ift e n , h rs g . v o n d e r K ó n ig lic h P r e u s s is c h e n , b z w .
d e r D e u ts c h e n A k a d e m ie d e r W is s e n s c h a f te n , B e r lín e l a l i a , 1 9 0 2
s s. E s c r it o s r e u n i d o s d e K an t , e d ita d o s p o r la R e a l A c a d e m ia P ru
s ia n a y d e s p u é s p o r la A c a d e m ia A le m a n a d e la s C ie n c ia s , B e r lín
e t a l i a , 1 9 0 2 y s s . ( 2 9 v o ls .) ¡ I- IX c o n tie n e n la s o b r a s p u b lic a d a s e n
v id a , y X - X I I I, la c o r r e s p o n d e n c ia . Esta e d ic ió n s e c ita c o m o A k .
El r e s to s e c o m p o n e d e c u r s o s , a p u n te s , tr a b a jo s m á s o m e n o s
c o m p le to s , r e f le x io n e s , n o ta s y p a p e l e s d e to d a ín d o le . A l f in a l d e
e s ta r e la c ió n s e r e c o g e n e s c r ito s k a n tia n o s , ta m b ié n tr a d u c id o s al
e s p a ñ o l, p e r te n e c ie n te s a e s ta • serie» , e s d e c ir, n o p u b lic a d o s p o r
e l p r o p io K an t.
El s ig u ie n te b a l a n c e n o p r e te n d e s e r e x h a u s tiv o :
A k . A u sg a b e l - VIII. Pu b l i c a d o s p o r K a n t
1747 (Ak. 1)
• G edan ke n v on d e r w a b r e n S c bát z u n g d e r ¡ eben dig en K r ájt e ... /P e n
sam ien to s s o b r e la v e r d ad e r a est im ac ió n d e las fu e r z as v iv as. T rad u c
c ió n y c o m e n tario d e Ju a n A rana. Ed ito rial P e te r Lang , Be rn a, 1988.
1754 (Ak. I)
• U n terscbun g d e r F r ag e o b d ie E r de in ih r e r U m drebu n g u m d ie A c b s e
[ ...} ein ig e V erü n deru n g seit d e r erslen Z eiten ibres U rsprunsg erlitten
h ab e ... (-In v e stig ac ió n so b re la p reg u n ta, fo rm u lad a p o r la Real A c a
d e m ia d e las C ie n c ia s d e Be rlín , d e s i la tie rra h a e x p e rim e n ta d o
alg u n as v ariac io n e s d e sd e su s o ríg e n e s e n su g iro s o b re su e je g ra
c ias al c u al se p ro d u c e la alte rn an c ia e n tre e l d ía y la n o c h e , y c ó m o
c ab e aseg u rarse d e tal c o sa-).
[ 2 871
I M M A N U EL K A M I
• D ie Frag e, o b d ie E r de v eralle, p b y s ikalis c b e n c o g e n (-La c u e stió n d e
si la tierra e n v e je c e , físic am e n te c o n sid erad a-)-
1755 (Ak. I)
• A U g em ein e N at u r g e s c b ic h t e u n d T b e o r ie d e s H im m e ls ... /H is t o r ia
g e n e r al d e l a n at u r ale z a y t e o r ía d e l c ie lo ( T rad u c c ió n d e Jo r g e H,
Lunq t; p ró lo g o d e A . L lan o s), Ju áre z Ed ito r, Bu e n o s A ires, 1969• M editation u m q u ar u n d am d e ig n e s u c in t a d e lin e ad o . / E sbo z o d e las
m e dit ac io n e s h ab id as e n t o m o a l fu e g o ; -So b re e l fu eg o - (Trad u c ció n
d e A tilan o D o m ín g u e z ) , e n O p ú sc u lo s d e fil o s o fía n at u r al, A lianz a
Ed ito rial, M ad rid , 1992.
• P r in c ip io r u m p r im o r u m c o g n it io n is n o v a d ilu c id ad o ./N u e v a dilu c i
d ac ió n d e lo s p r im e r o s p r in c ip io s d e I c o n o c im ie n t o m e t afís ic o (Tra
d u c c ió n d e Ju a n D av id G arc ía B a c c a ) , e n D is e r t ac io n e s lat in as d e
Kattt, U n iv ersid ad C entral d e V en ez u ela, C arac as, 1974.
1756 (Ak. I)
• M e t ap hy s ic ae c u m G e o m e t r ía iu n c t ae ttsu s in p b ilo s o p b ia n atu rali,
c u iu s s p e c im e n I c o n t in e l m o n ad o lo g íam p b y s ic am . / M o n ado lo g ia
fís ic a ( o e l u so c o n ju n t o d e la m e t afís ic a y la g e o m e t r ía e n la filo s o fía
n at u r al) (T rad u c c ió n d e R o b e rto T o rre tti), e n D iálo g o s (P u e rto Rico ),
nú m . 3 2 ( 1 9 7 8 ) ( p p . 173-190).
• N en e A n m erku n g en z t t r Eriátiteru n g d e r T beo rie d e r W inde. /N u e v as
o b s e r v ac io n e s t e n de n t e s a d ilu c id ar la t e o r ía d e lo s v ien t o s (T rad u c
c ió n d e Em ilio A C aim i y M ario C aim i), e n H o m e n aje a K an t, Bu e n o s
A ires, 1993 (p p - 97- 143) .
• V on de r U r s ac be n d e r E rdersc bü tten tn g en ... (-So b re las c au sas d e lo s
te rre m o to s, c o n o c a s ió n d el in fo rtu n io q u e h a aso lad o a lo s p aíse s
o c c id e n tale s d e Eu ro p a a fin ale s d el añ o p asad o -).
• G es c bic ht e u n d N alu r bes c hreibt in g d e r m erkw ñ rdig sten V orfülle des
E rdbeben s, tv elc bes an d e m E n d e d e s 1 7 55sten Ja b r e s e in e n g ro ssen
T b e il d e r E r de e r s c bü t t e r t b at (-H isto ria y d e s c rip c ió n f ísic a d e lo s
n o ta b le s a c o n te c im ie n to s d el te rre m o to q u e h iz o te m b lar u n a g ran
p arte d e la tierra a fin ales d el añ o 17550.
• F o r lg e s e t z t e B e t r ac b t u n g d e r s e i t e in ig e r Z e it w ah r g e n o m m e n e n
Erdersc bü lteru n g en (-C o n tin u ac ió n d e las c o n sid e rac io n e s e n to rn o a
lo s m o v im ien to s sísm ic o s p e rc ib id o s d e sd e h a c e alg ú n tiem p o -).
[2831
C O R R E S PO N D E N C I A
1757 (Ak. II)
• E n tw u rf u tid A n kü itdig u n g ein es C olleg i d e r P by siscben G eog rap b ie... («Anuncio de un curso sobre geografía física, con el apéndice
de una breve consideración sobre si los vientos occidentales son
húmedos en nuestra comarca porque pasan sobre un gran mar*).
1758 (Ak. II)
• N euer Lebrbeg riff der Bew egung u n d R uhe u nd der dam it v em üpftcn
Folgerungen in den en ten G ríinden der N aturw issenschafl. /N u ev a
teoría con ceptu al ac erca del movimiento y del reposo [ asi com o de las
con secu en cias qu e com porta p ar a los prim eros prin cipios d e la cien
c ia n atu ral! (Traducción de Roberto Torretti), en D iálog os (Puerto
Rico), núm. 34 (1979) (pp. 143-152).
• V enticb ein ig er Betracbttingen ü berden O ptimismus («Ensayo sobre
algunas consideraciones acerca del optimismo-).
1 7 6 0 (A k. 11)
• G edan ken ü ber den frú bz eitig en A bleben des H errn Jo han n Friedricb
von Funk (-Consideraciones ante la prematura muerte del caballero
Johann Friedrich von FunkO.
1762 (Ak. II)
• D iefals c h e Spitzfindíghcit der v ier sy llogistiscben Figuren. / La fals a
su tilez a dem ostrada p o r las cu atro fig u ras del silogism o (Traducción
de Robeno Torretti), en D iálogos (Puerto Rico), núm. 19 (1978) (pp.
7-22).
•1763 (Ak. II)
• D e r e in z ig m ó g lic be B ew eisg rttn d z u e in e r D em on stration des
D asein s G otees. / (I) El tín ico arg u m en to p osible p ar a dem ostrar la
ex isten cia de D ios (Traducción de Jo sé María Quintana Cabanas), en
Sobre D ios y ¡a religión, Zeus, Barcelona, 1972.
• (2) El ú n ico argum ento posible p ar a u n a dem ostración de la ex isten
c ia de D ios (Estudio preliminar, traducción y notas de Eduardo García
Belsunce), Prometeo Libros, Buenos Aires, 2004.
• V ersuch den B eg riff der negativen G róssen in d ie W eltw eísbeit ein z u ftthren . / T en tativ a p ar a in trodu cir en la filo s o fía el co n cep to de
•m ag n itu des n eg ativ as • (Traducción de Atilano Domínguez), en
O púsculos d e filo so fía natural, Alianza Editorial, Madrid, 1992.
(2891
IM M A N UEL KA N T
1 7 6 4 (A k. II)
• B eo bacbtu n g en ü ber d as G efü bl des S cbón en u n d E rhaben en . /
O bserv aciones sobre e l sentim iento d e lo bello y lo su blim e (Introd. y
notas de Luis Jiménez Moreno), Alianza Editorial, Madrid, 1990.
• V ersuch ü ber die K ran kbeiten des K opfes. / Ensay o sobre las en ferm e
dades d e la cabez a (Traducción y notas de Alberto Rábano Gutiérrez
y Jacinto Rivera de Rosales), en A rchivos de N eurobiología, 58 (1995)
(pp. 31-59). Nueva ed. en Mínimo Tránsito, A. Machado Libros,
Madrid, 2001.
• U ntersucbung ü ber die D eutlichkeit der G rundsütze der n aiürlicben
Teología u n d der M ora!./In dag ación sobre la claridad de los prin ci
p io s d e la teo lo g ía n atu ral y d e la m oral (Traducción de Roberto
Torretti), en D iálogos (Puerto Rico), núm. 27 (1978) (pp. 57-87).
1 7 6 5 (A k. II)
• N achricbt von der Einrichtting sein er V brlesttngen in dem W interbalben jabre von 1765-1766./A v iso sobre la orien tación d e sus lecciones
en el sem estre de inv iern o 1765-1766 (Traducción, introd. y notas de
Alfonso Freiré), en A gora, 10 099D (pp. 131-152).
1 7 6 6 (A k. II)
• T ráu m eein es G eistersebers, erláutert du rch Tráum e der M etapbysik. /
Los su eños de un v ision ario ex plicados p o r los su eños de la m etafísica
(Traducción e introd. de Pedro Chacón e Isidoro Reguera), Alianza
Editorial, Madrid, 1987.
1 7 6 8 (A k. II)
• Von dem erslen G ran de des U nterscbiedes des G egenden im Rattme. /
Sobre el p rim er fu n dam en to de la diferen c ia en tre las reg ion es del
espacio (Presentación, traducción y notas de Luisa Posada Kubtssa)
en Er, 9/ 10 (1989) (pp. 243-255).
1 7 7 0 (A k. II)
• D e m undi sensibilís atqu e in tellig ibilisform a etprin cipas. /P rin cipios
form ales del m undo sen sible y del inteligible \Dissertatió¡ (Traducción
de Ramón Ceña!), CSIC, Madrid, 1961; nueva edición (con estudio
preliminar y complementos de Jo sé Gómez Caffarena), CSIC, Madrid,
1996.
[ 290]
C O R R E S PO N D E N C I A
1 7 7 5 (A k. II)
• Von der v erscbiedenen racen derM enschen
(-En to m o a las d iferen tes
raz as hu m anas*).
1 7 7 6 - 1 7 7 7 (A k. II)
• A ufsátze, das P bilan tropin betrejfen d. /M iscelán ea con cern ien te al
Instituto Filantrópico (T rad u c c ió n d e Jo s é Luis P asc u al), e n P edago
g ía, A kal, M ad rid , 1983 ( p p . 95-101).
1 7 8 1 (A k. IV )
• Kritik der reinen V emunft. 1. A u flag e (A ). / C ritica d e la raz ón pu ra
( T rad u c c ió n , p ró lo g o , n o ta s e ín d ic e s d e P e d ro R ib a s) , A lfag u ara,
M ad rid , 1978. Esta e d ic ió n in c lu y e la trad u c c ió n d e la 2.’ e d ic ió n ( B) ,
d e 1787.
1 7 8 2 (A k. V III)
• A n zeig edesLam berl' scben Briefw ecbsels (-A c larac ió n
so b re la c o rre s
p o n d e n c ia d e Lam b en-).
1783
(A k. IV )
• P roleg om en a z u ein er jed en kiin jiig en M etaphy sik, die ais \Vissenscbaft w ird au fireten kón n en ./P roleg óm en os a toda m ela/isicafu tu ra
qu e p u eda presen tarse com o cien cia ( e d ic ió n b ilin g ü e ; trad u c c ió n ,
c o m e n ta rio s y n o ta s d e M ario C a im i) , Ed ito ria l C h a rc a s , B u e n o s
A ires, 1985; reim p resió n e n Istm o , M ad rid , 1999.
(A k. VIH )
• R e c e n sió n Von Scbu lz ’s -V ersucb ein er A nleitung z u r Sitten lehrefü r
alie M enscben, ohn e U nterscbied der Religión 1. TheíU (R e c e n sió n d el
• Ensay o d e u n a in stru c c ió n e n la d o c trin a d e las c o stu m b re s, p ara
to d o s e r h u m an o , al m arg en d e la d ife re n c ia d e re lig ió n . 1.* P an e -, d e
Schu lz . - K a n t ac o rtó e l títu lo d e Sc h u lz , q u e p ro se g u ía: nebst einem
A nbange von der Todestrafen -).
1 7 8 4 (A k. V III)
• Ideo z u ein er allg em ein en G escbicbte in w eltbü rg erlicber A bsicbt. /
( 1 ) Idea d e u n a historia u niv ersal en sen tido cosm opolita (P ró lo g o y
trad u c c ió n d e E. Im az ), e n Filosofía d e la H istoria, M éx ic o -M ad rid Bu e n o s A ires, FC E, 1981.
1291 ]
I M M A N U El KANT
• ( 2 ) Ideas p ar a u n a historia u niv ersal en clav e cosm opolita (Trad u c
c ió n d e R. R. A ram ay o y C. Ro ld an Pan ad ero ; e stu d io p relim in ar d e
R. R. A ram ay o ), e n ¡deasp ara u n a historia u niv ersal en clav e cosmo
p o lita y otros escritos so bre filo so fía d e la historia, Ed ito rial T e c n o s
M ad rid , 1987 ( p p . 3- 23) .
• Beantw orlun derFrag e: W as ist A ttfklárung? / Respuesta a la pregun
ta
Q ué es Ia Ilustración?• (T rad u c c ió n d e Em ilio Estiú ), e n Filosofía
d e la H istoria, Ed ito rial N o v a, Bu e n o s A ires, 1964. ( Se in c lu y e tam
b ié n e n Filosofía d e la historia d e FC E).
1785
(A k. IV )
• G rundtegung z u r M etapby sik der Sitien. / (1) Fun dan ientaclón de la
m etafísica d e las costu m bres (T rad u c c ió n d e M . G arc ía M o re n te , d e
1921), Ed ic io n e s En c u e n tro , M ad rid , 2003.
• ( 2 ) El m ism o títu lo (Ed ic ió n b ilin g ü e y T rad u c c ió n d e Jo s é M ard o m ing o ) , Ed ito rial A riel, Barc e lo n a, 1996.
(A k. V III)
• R ecensionen von I. G. H erders *Ideen z u r P bilosopbie d e r G eschichte
d e r M en schheit’ . T heil 1.2. / R ecen sion es so bre la o bra d e H erder
*Ideas p ar a u n a filo so fía d e la historia de Ia hu m an idad •(Trad u c c ió n
d e R. R. A ram ay o y C. Ro ld án ), e n ¡deas... (v id . su p ra).
• Ü ber die V ulkane im M onde (« So b re
lo s v o lc an e s d e la Luna» ).
• Vom der U nrechtm ássigkeit des B ú chem achdru cks
(« So b re la ileg iti
m id ad d e la reim p resió n - c la n d e s tin a - d e lib ro s*).
• Bestim m ung des B eg riffs ein er M en schen race
(« D e te rm in ac ió n d el
c o n c e p to d e u n a raz a hu m ana-).
1786
(A k. IV )
• M etaphy sische A nfangsgründe derN aturw issenscbaft. / (1) Principios
m etafisicos d e ¡a cien cia d e la n atu ralez a (T rad u c c ió n d e Jo s é A leu ),
A lianz a Ed ito rial, M ad rid , 1991-
• ( 2 ) P rim eros p rin c ip io s m etafisicos d e Ia c ien c ia d e la n atu ralez a
( T ra d u c c ió n y e stu d io p re lim in ar d e Sam u e l N e m iro v sk i), UN A M ,
M é x ic o , 1993.
[ 2 9 2 ]
C O R R E S PO N D E N C I A
(A k. V III)
• M utbmasslicber A ngang der M enscbengescbicbte. / C om ienzo presu n
to de ¡a historia hu m ana. En las d o s e d ic io n e s c itad as d e Filosofía de
la H istoria (v id . su p ra).
• W as beisst: Sicb im D enken orien tieren? / C ómo orien tarse en el p en
sam iento (T rad u c c ió n d e C arlo s C o rre as), Ed ito rial Lev iatán, Bu e n o s
A ires, 19831 7 8 7 (A k. III)
• Kritik der reinen V emunft.
2. A u flag e ( B ) . / C rítica de Ia raz ón pu ra
( T rad u c c ió n , p ró lo g o , n o ta s e ín d ic e s d e P e d ro R ib a s) , A lfag u ara,
M ad rid , 1978. Esta e d ic ió n in c lu y e la trad u c c ió n d e la 1.’ e d ic ió n (A ).
1788
(A k. V )
• K ritik d erp raklisc ben V em unft. / (1) C rítica d e la raz ón p rác tic a
(T rad u c c ió n d e E. M iñana y M . G arc ía M o re n te , d e 1 9 1 3 ) , e d ic io n e s
Síg u em e, Salam an c a, 2002.
• ( 2 ) C rítica d e la raz ó n p r ác t ic a ( T ra d u c c ió n , e s tu d io p re lim in ar,
no tas e ín d ic e s d e R. R. A ram ay o ), A lianz a Ed ito rial, M ad rid , 2000.
(A k. V III)
• O berden G ebraitcb teleo lo g isc her P rin cip ien in d erP hito so p bie
(•So bre e l u so d e p rin c ip io s te le o ló g ic o s e n filo so fía*).
1790
(A k. V )
• Kritik der U rtheilskraft. /
( 1 ) C rítica delJu ic io (T rad u c c ió n d e M anu el
G arc ía M o re n te ), Esp asa-C alp e, M ad rid , 1977.
• ( 2 ) C rítica del discern im ien to
(T rad u c c ió n d e R. R. A ram ay o y A nto
nio M as), A n to n io M ac h ad o Lib ro s, M ad rid , 2003.
(A k. V IH )
• D ber ein e Entdeckung, n acb d e r alle n en e K ritik der rein en V ermmjl
du rcb ein e altere en lbehrlicb g em ac bl w erden solí. / (1) Sobre un
hallaz g o m erced aI cu al toda nuev a crítica de la raz ón pu ra debe ser
con siderada prescin dible g racias a u n a m ás an tig u a, e n P or qu é no
es in ú til u n a n uev a crítica de Ia raz ón p u ra. R espuesta a E berbard
( T rad u c c ió n d e A lf o n so C astañ o P iñ an ) , Ed ito rial A g u ilar, Bu e n o s
A ires, 1973.
[2931
I M M A N U E L JCANT
• (2> Sobre un descubrim iento según el cu al a toda nuev a critica de la
raz ón p u ra to rn a su p erflu a u n a an terio r ( T ra d u c c ió n y n o ta s d e
M ario C ain ii), e n Im m an u el K ant, La p olém ica sobre la C ritica d e la
raz ó n p u ra (resp u esta a E berbard) . In tro d u c c ió n d e C lau d io La
R o c c a, A . M ac h ad o Libro s, M ad rid , 2002.
1791 (Ak. VIII)
• O ber das M isslingen allerpbilosopbiscben V ersucbe in derlheo lo g ie. /
Sobre e l frac aso de todas las tentativ asfilo só fic as en la teodicea (Tra
d u c c ió n d e Ju a n V illo ro ), UN A M , M é x ic o , 1992.
1793
(A k. V IID
• O ber dem G em einspruch: D as mag in der Tbeorie ricbtig sein , taugt
ab e r n ic b t fú r d ie Prax is. / En torn o al tópico: -tal v ez eso sea correcto
en teoría, p ero n o sirv e p ara la práctica- (T rad u c c ió n d e M anu el Fran
c is c o P é re z Ló p ez y R. R. A ram ay o ; e stu d io p re lim in ar d e R. R. A ram ay o ), e n Teoría y práctica, T e c n o s, M ad rid , 1986 (p p . 3- 60) .
(A k. V I)
• D ie R eligión in n erhalb der G ren zen der blossen V ernunft. /L a reli
g ión den tro d e los lim ites d e la m era raz ón ( T rad u c c ió n , p ró lo g o y
n o tas d e Fe lip e M artínez M arz o a), A lianz a Ed ito rial, M ad rid , 1991.
1794 (Ak. VIH)
• D as Ende allerD in g e./E lfin d e todas las cosas (T rad u c c ió n
y p ró lo g o
d e Eu g en io ím az ), e n Filosofía de la historia (v id . su p ra),
1795 (Ak. VIII)
• Z um ew igen Frieden. Ein pbilosopbischer Enttvurf / (1) Sobre ¡a p az
perpetu a ( P re se n tac ió n d e A . Tru y o l. Trad u c c ió n d e J. A l>ellán), T e c
n o s, M ad rid , 2001; A lianz a Ed ito rial, M ad rid , 2002.
• ( 2 ) H acia la p a z perpetua. Un esboz o filo só fico
(T rad u c c ió n , intro d . y
n o tas d e Ja c o b o M u ñ o z ), Bib lio te c a N uev a, M ad rid , 3999-
1796 (Ak. VIII)
• Vbn ein em neuerditigs erboben en vornebm en Ton in derP bilosopbie.
/ A cerca de un tono ex altado qu e recien ten tenle se alz a en la flo s o fía
(T rad u c c ió n d e Jü rg e n M isch y Luis M artínez d e V elasc o ), e n A gora, 9
( 1 9 9 0 ) ( p p . 137-151).
[ 2 9 4 ]
C O R R E S PO N D E N C I A
• V erkündigung des n ahen A bsschlu sses eiries T raclals z u m ew igen
Frieden in derP bitosophie./A n u n cio de la próx im a conclusión d e un
Tratado de Id p a z perpetu a en Filosofía. Ed ic ió n b ilin g ü e d e R o g elio
Ro v ira. Ed ic io n e s En c u e n tro , M ad rid , 2004.
1797
(A k. V I)
• D ie M etapby sik der Sitien. / La m etafísica d e las costum bres (Trad u c
c ió n d e A . Cortina y ] . C o niJJ; e stu d io p relim in ar d e A . C o rtina), Ed i
to rial T e c n o s, M ad rid , 1989.
(A k. V III)
• O ber ein v erm ein tes R ecbt atis M en scben liebe z u liig en . / Sobre un
presu n to d erec ho d e m en tir p o r filan t r o p ía ( T ra d u c c ió n d e Ju a n
M ig uel P alac io s), e n Teoría y práctica, Ed ito rial T e c n o s, M ad rid , 1987
(p p . 6 1-68).
1798
(A k. V il)
• D er Streit der Faku háten . / ( 1 ) El conflicto de las Facu ltades (T rad u c
c ió n d e Elsa T ab e m íg ) , Ed ito rial Lo sad a, Bu e n o s A ires, 1963.
• ( 2 ) Erster A bscbnitt. D er Streit derp hilosop bíscben FakuU át m it der
tbeologischen / P rim era Sección .- La con tien da en tre las Facu ltades de
Filo sofía y T eolog ía ( T ra d u c c ió n d e R. R. A ram ay o ; e stu d io in tro
d u c to rio d e Jo s é G ó m e z C affaren a), D e b ate , M ad rid , 1992; re im p re
sió n e n Ed ito rial Tro tta, M ad rid , 1999• ( 3 ) Z tveiter A bscbnitt. D er Streit der pbilosopbischen Fakultát m irder
juristischen . Em eu erte Frage: O b das m en schlicbe G escblecbt irn bestáttdlgen Fortscbreiten zu m D esseren seí. / R eplanteam iento sobre la
cuestión de si e l g én ero hu m an o se baila en constante prog reso b ad a
¡o mejor, e n Ideas... y en Filosofía d e la H istoria, e d . FC E (v id . su p ra).
• ( 4) D ritter A bscbnitt: D er Streit der pbilosopbischen Facu ltát m it der
m edicin iscben . V om derM acbt des G emütbs du rch den blossen Vorsatz sein er kran kbafíen G efítblen M eisterz u s e in ./E lp o d e r d e las
facu ltades afectiv as (T rad u c c ió n y p ró lo g o d e V ic e n te R o m an o G ar
c ía), Ed ito rial A g uilar, M ad rid , 1974.
• A n tbropologie in p rag m atiseber H itisicht. / A n tropolog ía en sen tido
prag m ático (T rad u c c ió n d e Jo s é G ao s), Rev ista d e O c c id e n te , M ad rid ,
1935 y A lianz a Ed ito rial, M ad rid , 1991-
[2951
I M M A N U EL K A N T
1799 CAk. XII)
• Erklárutig in Beziehu n g a u f Ficbles W issenscbafistebre ( N ú m ero 6 d e
lo s e sc rito s re c o g id o s tras las c artas e n e l ap artad o su p le m e n tario titu
lad o : Ó JfentU che Erklám ngen. (N otas aclaratorias pú blicas). /D ec la
ración a propósito de la D octrina de la C ien cia d e Ficbte (Trad u c c ió n
d e F. O n c in a ) , e n J. G . Fic h te , Filo sofía y Estética, U n iv . V ale n c ia,
1998 ( p p . 36-39).
A k . A u sg o b e IX . Ed i t a d o s p o r d i sc íp u l o s e n v i d a d e K a n t
1800
• Logik (-Ló g ic a-). Ed . Jiisc h e . / Lógica Jaesc be (In tro d u c . y trad u c c ió n
d e M .* J. V áz q u ez L o b eiras), Istm o , M ad rid , 2001.
1802
• P by siscbe C eog rapbie (-G e o g rafía
físic a-), Ed . F. T h . Rinck.
1803
• P adagogik (-Ped ag o g ía-),
Ed . F. T h . Rink.
/ Sobre P edag og ía (Trad u c
c ió n y n o tas d e d e L. Lu z u riag a), D an ie l Jo rro , M ad rid , 1911.
Reim
p resió n , p ró lo g o y n o tas d e M . Fern án d ez . A kal, M ad rid , 1983.
N o p u b l i c a d o s e n v i d a d e K a n t ( t r a d u c i d o s a l e sp a ñ o l )
A k. XXV III
• M etafísica. Lecciones p u blicadas en alem án p o r Pólitz, tradu cidas al
fran c és p o r J. Tissot. T rad u c c ió n d el f ran c é s p o r j. U ñ a. Irav e d ra y
N o v o , M ad rid , 1877.
A k. XX
• W elche sin d d ie w irklicbe Fortscbrilte, die die M etapby sik seit Leibn iz en s uttd W olJfsZ eiten in D eu tschlan d g em acbt bat? / Los prog resos
de la m etafísica desde L eibn iz y W olf (T rad u c c ió n e in tro d u c c ió n d e
Félix D u q u e ), T e c n o s, M ad rid , 1987.
• F.rste Einleitung in die K ritik der U rteilskrafl./P rim era introdu cción a
la C rítica del Ju ic io (T rad u c c ió n d e
1987.
(2 9 6 )
J. L. Z alab ard o ), V iso r, M ad rid ,
C O R R E S PO N D E N C I A
A k. X X I-X X II
• Transición de los prin cipios m etajísicos de la cien cia n atu ral a ¡afís i
ca. O pus postum um (Ed ic ió n y trad u c c ió n d e Fé lix D u q u e ), Ed ito ra
N acio nal, M ad rid , 1983.
A k. XXVU
• Lecciones de ética.
T rad u c c ió n d e R. R. A ram ay o y d e C . Ro ld án . Ed i
to rial C rítica, Barc e lo n a, 1988.
O b se r v a c i ó n
Ex iste e n a le m án u n a im p o rtan te y v alio sísim a s e le c c ió n d e la
c o rre sp o n d e n c ia k an tian a, re aliz ad a y an o tad a in ic ia lm e n te p o r O tto
Sc h ó n d ó rffe r e n 1924, seg u id a d e u n ín d ic e d e p e rso n as y u n o d e m ate
rias. Esa e d ic ió n fu e am p liad a p o r R u d o lf M alter y Jo a c h im K ó p p er, c o n
u n A p é n d ic e ( N acbtrag ) q u e re c o g e n u e v as c artas n o c o n te n id as e n la
Ed ic ió n d e la A c ad em ia, m ás u n e x c e le n te Estu d io (.Einleitung). Im p res
c in d ib le e ste trab ajo e n su c o n ju n to p ara c u alq u ie r estu d io h istó ric o -b io g ráfic o d e Kant:
Im m an u el K ant, Briefw echsel, Ph ilo so p h isc h e Bib lio th e k ( P h B 52
a/ b) Félix M einer, H am b u rg . 2. A u flag e, 1972.
Las d o s e d ic io n e s tu v ie ro n u n p re c e d e n te e n la m ism a P h ilo so
p h isc h e Bib lio th e k d e Félix M e in e r e n u n a p rim era d e 1873 d e J. H . v o n
K irchm ann ( P h B 57).
2 9 7
j
Í
N
D
I
C
E
Pre s e n taci ó n .................................................................................................
7
Introducción
Koot y l o i deo d e Il ust r aci ón. Mor al i zaci ón y vol unt ad d e ver dod ...............
I
15
Un joven acad é m i co en K dnigsb erg q u e ap u n ta al to .................... 35
[1] A Federico II, Rey de Prusia (5, 3), 8 de abril
DE1756 .............................. 37
38
|2) A lo Emperatriz rusa Elisabeth (9,6), u DE diciembre DE1758 ..................
II
La e s p e ra d e la C áted ra d e un « e l eg an te M ag ister» .
El d e sb ro ce d el propio ca m i n o ............................................................
(31 De Frau Mario Cariota Jacobi (25, 14),
[4)
12
39
DEjunio DE1762 ..................... 41
A J, H. Samuel Formey (27, 16), 28DEJUNIODE 1763 ........................... 41
(5) De Johann Heinrich Lambert (33,20), 13 DEnoviembre de 176S...............
(6) A
43
Johann Heinrich Lambert (34, 21), 31 DEdiciembre DE1765 .................. 47
[7) D e Johann Heinrich Lambert (37,22),
3
DEFEBRERO OE 1766 ..................
50
[8) A M oses M endelssohn (38, 23), 7 DEfebrero DE1666..............................
56
(9) A M oses M endelssohn (39,24), 8 deabril OE1766 .................................. 58
fio; A Jo h an n G. Her d er (40, 25), PDEMayode 1768 ................................... 63
[tl ] De Johann G . H erder(41, 26), noviembre D
E1768 ................................ 64
III Lo C áted ra y la Di sse r t a t í o ................................................................... 71
(12) Al barón de FQrsty Kupferberg (51, 28), 16DEMARZ0DE 1770 ...............
73
(13) A Federico II, Rey de Prusio (52,29),
75
19
DEMARZO DE 1770.....................
[14] O rden del G abinete de Federico II (53, 30), 31 OEmarzo DE1770
......... 76
77•
[15] A Johann Heinrich Lombert (57,33), 2 DEseptiembre de 1770.................
•
Entre p aréntesis tras el d estinatario o auto r d e cad a carta figura, en prim er lugar, el núm e
ro de la misma en la ed ició n d e la A cademia, y en seg und o lugar el núm ero co rresp o ndlerue a !a selecció n incluida e n la PhUosopliLschc Bibllo thek d e Félix Mclncr. La carta 34
0 4 3 d e la A cad em ia) no está e n d icha selecció n.
1 2 9 9 ]
In d i c e
(16] De M oráis Hent (58, 34), 11 DESEPTIEMBREDE 1770 ................................ 81
(17] De Johann Heinrich Lombert (61, 36), 130EOCTU8REDE 1770 ............... 84
(18] D eJohonnG eorg Sulzer(62, 37), 8DEDIC1EMBREDE 1770 ....................... 93
(19] D eM oses M endelssohn (63,38), Z5 0E diciembre DE1770.......................
IV
95
L a Di sser t at ío e n e n c r u c i j a d a .
U n a W e n d u n g q u e s e r e si st e , o l a e st e r i l i d a d l a b o r i o s a . . . . . . . . . . .
|20] A M orcus H erz(67,40), 7DEJUNI0DE1771
[21] De M arcus Herz (68, 41), 9DE juuode
101
........................................ 103
1771 ........................................ 106
(22) A ¿ ...? (72,44), 1 OEOCTUBREDE 1772 ............................................
109
[23] D eJ. Heinrich Kont (76,47), 3 OEJULIO DE 1773 ...................................
1 10
(24) A M orcus H erz (79,49), hacia finales D
E1773 ....................................
112
(251 De Johonn Cospor lavater (81, SO), e DEFEBRERO DE 1774 ....................
(26) A Johann G . Hamann (86,51),
6 0
Eabril de 1774 .............................. 117
_ £>[27JA Johonn Cospor Lavater (100,59), 23-30 DEabril
DE177S .................. 120
(28) De J. Heinrich Kont (101, 60), 13 DEMAVODE 1775 ..............................
123
(29) A M orcus H erz(112, 66), 24DENCMEMBREDE 1776 ..............................
124
(30) A Wllhelm Crichton (136,81), 29 DEJUUO DE 1778 ................................
127
(31) A Ghristian H. Wolke (138, 83), 4DEAGOSTODE 1778 ...........................
129
(32) De M oráis Herz (143,86), 24 DEnoviembre OE1778 .............................
131
(33) A M orcus Herz (144, 87), 15DE DIOEMBREOE 1778 ................................ 133
V
L a Cr ít i ca d e l a r a zó n p u r a o l a c o n s a g r a c i ó n d e u n f i l ó s o f o . . . .
135
(34) De Johann F. Hortknoch (158), 15DEOCTUBREDE 1780 ........................
137
(35) A Cori Spener (163, 94), i DEMAYODE1781 .........................................
138
(36) A M orcus H erz(166, 97), DESRUÉSDELll DEMAYODE 1781 ....................
138
(37) A G otthilf Christion Reccord (167,98), 7DEJUNIODE1781 .................... 141
(38) De M oses M endelssohn (190, 108), 10DE abril de 1783
....................... 143
(39) D e Christion G orve (201,113), 13 0E JUUO DE 1783 ..............................
144
(40) A Christion Gorve (205, 114), 7 OEAGOSTO de 1783 ..............................
149
de agosto de 1783 .....................
157
(42) A Johann Schulz (210, 118), 26DEAGOSTODE 1783 ..............................
162
(43)
164
(41) A M oses M endelssohn (206, 115),
(3001
16
A TheodorG ottlIeb von Hippel (232, 129), 9DEJUUODE 1784 ..........
In d i c e
VI
El f rag o r d e l a f am a. La revolución co p e m ican a en tre d eb ates.
Las p ub licacio n es p erió d icas a m i g a s .............................................. 165
[44] A Johann Erích B¡ester(236,133), 31 DEdiciembre de 1784
.................. 167
[45] De Christion G . S chütz (237.134), 18 DEFEBRERO DE 1785.....................
168
[46] De M oses M endelssohn (248, 140), 16 DEOCTUBRE DE 178S..................
170
[47] D eChristian G . Schütz(253, 142), 13 DENOVIEMBREDE I78S ................. 172
[48] A M arcus Herz (267,153), 7 DEABRILDE 1786 ......................................
175
[49] De Johann Bering (298,168). 28 DEmayo de 1787 ................................
176
[50] De Cari Leonhard Reinhold (305, 174), I2DEOCTUBREOE 1787 ............
178
[51] A M orcus Herz (312, 176), 24 DEDICIEMBREDE 1787 ..............................
182
[52] A Cari Leonhard Reinhold (313,177), 28Y31 de diciembre DE1787 ........
183
[53] D eCori Leonhard Reinhold (318, 178), 19 DEENERO DE I7B8.................
187
[54] A Cori Leonhard Reinhold(322,181), 7DEMARZODE 1788 ..................
190
[55] D eChristian Gottfried S ch0tz {330,184), 23 OEjunio
DE1788............... 192
[56] De J. Heinrich Kont (373, 207), 21 DEAGOSTOQE 1789 ..........................
193
[57] A Friedrich Heinrich Jocobi (375, 208), 30 DEAGOSTO DE 1789 ...............
196
[58] A Cari Leonhard Reinhold (392, 216), l DEdiciembre D
E1789 ...............
199
[59] D eJohannG . Klesewetter (394, 218), isdeoiciembrede 1789 ..............
200
[60] A Ludwlg E. Borowskl (411,226), ENTRE6Y 22 DEMARZO DE 1790 ........... 205
[61] De Johann Benjamín Jachmonn (452, 247), U DEOCTUBREOE 1790...... 2 0 7
V il El m ae s tro cen su rad o .
C onsigo m ism o , o l a s ab ia d is tan cia d e la m a d u re z .................... 215
[62] A M arcus Herz (454,249), 15 DEOCTUBRE DE 1790 ................................ 2 17
[63] De M aria von Herbert (478, 257), agosto
DE1791 .............................. 218
[64] A J. Heinrich Kant (503, 276), 26 DEENERO DE 1792 ..............................
219
[65] A Frangois Théodore de !o G arde (509, 282), 30 DEmarzo oé 1792 ......
220
[66] A M aria von Herbert (510, 283), primavera de i792 .............................
221
[67] A Johann Erich Blester (522, 291), 30 DEJUUO DE 1792 .......................... 224
[68] A la Foc. Teológico en Kónigsberg (526,293), agosto DE1792............
226
[69] De M aria von Herbert (554, 311), ENERO 1793 ..................................... 2 2 7
[70] A Elisabeth Motherby (559,3)5), n OEfebrero de 1793 .......................
[71] D e Johann Gottlieb Flchte (565,318), 2 DEabril de 1793 .....................
230
231
[72] A Cori Friedrich Stáudlin (574,323), 4 o£ mayo DE1793........................
232
[301 ]
I n OI CE
[73] A Johonn Gottlieb Rchte (578, 327),
1 2
DEMAYODE 1793 ..................... 2 3 5
[74] De Johonn G . Kiesewetter (605,336), 23 DEnoviembre de 1793 ............
[75] De Johanno Eleonora Schultt (612, 339), 22 DEdiciembre DE1793
[76] De Johonn Gottlieb Rchte (631, 348), 17 (¿?)dejuniode 1794
[77] A Car) Leonhord Reinhold (668,369), ) OEJUUO DE 1795
236
........ 238
.............. 240
.................... 241
[78] A E, A ndreas Waslonski (678,376), i s o t septiembre M\79S ............... 2 4 2
[79] D e Sophie M ereau (689. 380), ojciembre DE1795 ................................
243
[80] A J. Heinrich Kont (731,388), 17 DEDICIEMBREDE 1796 .......................... 244
[BIJA Chrístoph W. Hufeland(740,391), is-30 o emar zo o ei797............... 245
[82] De Johonn Heinrich Tieftrunk (755,394), 20 OEjunio DE1797 ..............
245
[83] A Jacob Undblom (783,406), 13 de OCTUBRE
OE1797...........................
247
[84] A Johonn Heinrich Tieftrunk (784, 407), 13DEOCTUBREDE1797 ........... 2 4 9
[85] A Johonn Gottlieb Rchte (789, 410), diCIE
MBREDE1797?
..................... 250
[86] A ChristophW . Hufeland (796, 416), 6DEFEBRERODE 1798 .................. 2 5 2
[87] A Cori Friedrieh Staudlin (811 ,423), 1 OEJUUO DE 1798.................. .
253
[88] D eChristianG arve(819. 425), ME01ADO5 DEseptiembre de 1798............
254
[89] A Chrvstion G arve (820, 426), 2 * DEseptiembre DE1798 ........................
256
[90] De Johonn G. Kiesewetter (827, 420), 25 de noviembre DE1798 ............
258
[91] De Johonn G . Kiesewetter (848,435), 15 DEnoviembre DE1799 ............
260
[92] De M ona Havemonn, viudo de H. Kont (861,442),
16 DEMAYO DE 1800 ............................................................................ 2 6 2
[93] A Johonn G . Kiesewetter (867,444), s DEJUUO OE isoo ....................... 2 6 4
[94] D e M ono Hovemonn, viudo de H. Kont (869, 445),
19 DEJUUO DE 1800.............................................................................. 2 6 5
[95] A E.A ndreos Wosianski (8B1,451), 120E diciembre DE1800 .................
[96] AI rectory Senado’ * (24,454), u DEnoviembre de isoi
[97] A Cari Christoph Schoen (892,455), 28 DEabril
[98] A FriedrichStuart(897,458), 9 DEabril
265
....................... 266
DE1802....................... 266
DE1803................................... 267
A p én d ice I. Registro d e p e rs o n a s .......................................................... 2 6 9
A p én d ice II. Escrito s k an tian o s .............................................................. 285
Número 24, últim o d e lo s escrito s reco g id o s tros las canas en el ap artad o sup lementario
titulado: A m lllc bc s S c brljh' cri& br (A iisu u hD (-Co rresp o ndencia o ficial. Selecció n-).
13021
Esia anto lo gía d e b C o rrv spo n d c t id a
d e Im m anu el Kant term inó se d e imprimir
en e l m es d e mayo
d e 2006
C & LC