Forma de citar:
Alejandra Carolina Díaz. "Gómez Alonzo, Paula (1896-1972)" en Bayardo, Lilia; Kennedy, Angela; Díaz, A.C. Diccionario biográfico de mujeres jaliscienses prominentes,
Tomo III. Mujeres en la educación y precursoras de la ciencia y la tecnología. El Colegio de Jalisco, 2022, pp. 263-269.
DICCIONARIO BIOGRÁFICO
DE MUJERES JALISCIENSES PROMINENTES
Tomo iii. Mujeres en la educación y precursoras
de la ciencia y la tecnología
Lilia Bayardo (Coordinadora)
Alejandra Carolina Díaz
Angela Kennedy
Esta publicación fue arbitrada por pares académicos, recibida por el Consejo Editorial
de El Colegio de Jalisco el día 26 del mes de noviembre del año 2021 y aceptada para su
publicación el día 15 del mes de enero de 2022.
Se agradece al coecytjal el patrocinio otorgado a la edición de este libro.
© D.R. 2022, El Colegio de Jalisco, a.c.
5 de Mayo 321
45100, Zapopan, Jalisco
© D.R. Fotografías de portada: Derechos de las imágenes en el interior del libro.
Primera edición, 2022
isbn
Obra completa 978-607-8350-79-7
isbn
Volumen: 978-607-8831-05-0
Impreso y hecho en México
Printed and made in Mexico
GÓMEZ ALONZO,
PAULA
(1896-1972)
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Imagen 49. Retrato de Paula Gómez Alonzo en
la etapa en la que fue alumna de la Facultad
de Filosofía y Letras de la Universidad
Nacional, en México, circa 1930. Archivo de
Paula Gómez Alonzo.
Fue una maestra, filósofa, historiadora y divulgadora nacida en Etzatlán,
Jalisco, el 1 de noviembre de 1896.1 Se trata de la primera filósofa en recibir
un doctorado honoris causa en México, el cual le fue otorgado por la Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo (umsnh) en 1962.2 Dejó al
menos una veintena de publicaciones sobre ética, epistemología, filosofía
de la historia, pedagogía, historia y política. Su pasión por el saber y su
conciencia social guiaron su labor divulgativa, creando una obra que tuvo
fines didácticos para alcanzar a un público no especializado.
Además, fue pionera en abordar el tema de la cultura femenina en su
tesis de maestría, fechada en 1933, casi dos décadas antes de que lo hiciera
Rosario Castellanos, en 1951, y en una época anterior también a la obra
El segundo sexo, de Simone de Beauvoir, publicada en 1949. Aunque, como
bien reconoció Gómez Alonzo, el tema era antiguo en el campo de la filosofía. En su trabajo cuestionó concepciones masculinistas y elitistas de la
cultura.
La filósofa dedicó su vida a la investigación y a la docencia, se posicionó contra los dogmas, la desigualdad social, la discriminación contra las
mujeres, la violencia y la destrucción en tiempos de guerra. En su madurez
expresó plena conciencia de que el saber no era algo dado y menos para
las mujeres y los pobres. Por ello, había que luchar por este, tal y como lo
enunció en su discurso pronunciado en el Encuentro de Mujeres de Centroamérica y del Caribe, en 1961, en representación de la Unión Democrática
de Mujeres Mexicanas “por la semejanza en la desdicha [entre países lati1 Erick Eduardo Rodríguez Ballesteros. “Paula Gómez Alonzo, 1896-1972: biografía filosófica
bibliográfica de una educadora mexicana” Morelia: Universidad Michoacana de San Nicolás de
Hidalgo, 2020, p. 17 (tesis para obtener el grado de maestro en Historia).
2 Ibid., p. 7.
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noamericanos], podremos ponernos de acuerdo en la lucha por la justicia,
por el pan, por el saber y por el bienestar”.3
Tan vigentes, por desgracia, siguen siendo sus palabras: “La discriminación contra la mujer continúa en las más variadas formas, unas solapadas
y otras patentes, pero siempre efectivas para mantener[la] en planos de
inferioridad social, cívica y económica”,4 por ello: “amigas y compañeras,
a trabajar con cariño, con entusiasmo, con esperanza, por la patria, por la
mujer, por la humanidad y por la paz”.5
origen
y formación
Su madre fue Jacoba Alonzo y su padre Salvador Gómez Pérez, de familia
dedicada a la minería. Gómez fue un destacado revolucionario, primero
a través de su pertenencia al club antirreeleccionista Miguel Hidalgo, en
Etzatlán, más tarde en las filas carrancistas y finalmente como funcionario
federal en el régimen posrevolucionario. Aunque sus posiciones políticas
influyeron en la niña y en la joven Paula, lo hicieron también sus ausencias.6
La familia se había mudado a Guadalajara en el año 1900. Ahí fue donde
tuvo su primera formación, en la Escuela Normal Católica de Guadalajara,
de la cual egresó en 1913,7 año en el que su padre permanecía como preso
político en el palacio de Lecumberri, en la capital del país. Fue liberado al año
siguiente. Pocos años más tarde, en 1916, la familia se trasladó a la ciudad de
México,8 donde ella continuó su labor como maestra, y su padre ejercía un
cargo público. La familia vivía en una finca ubicada en Coyoacán.
A partir de entonces, vivió en la ciudad de México y fue ahí donde hizo
su vida y carrera intelectual. Aunque residió muy pocos años en Jalisco,
no olvidó su origen, sus raíces y dedicó, por ejemplo, a su tierra natal el
libro: Apuntes para la historia de Etzatlán y vicisitudes políticas del territorio de
Quintana Roo (1940).9
3 Paula Gómez Alonzo. “México” [Folleto del] Encuentro de Mujeres de Centroamérica y del Caribe,
México: s. e., 1961, p. 25.
4 Idem.
5 Ibid., p. 28.
6 Rodríguez Ballesteros, op. cit., pp. 19-20.
7 Ibid. p. 31.
8 Ibid. pp. 41-52.
9 Ibid., p. 296.
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Creció en un contexto convulso, en una guerra que la obligó a migrar
a una edad muy temprana. Ella fue testigo de la violencia, la destrucción,
el afán por el dominio, la incertidumbre y el abandono, debidos a la ausencia de su padre. Este escenario y tales hechos marcaron sus inquietudes
y obras. Lo hicieron también los ideales revolucionarios de justicia social,
pero con la esperanza de paz.
madurez
Ejercicio profesional
Fue en 1925 cuando ingresó a la Facultad de Altos Estudios de la Universidad Nacional, como estudiante de la maestría en Filosofía y de la maestría
en Historia y Ciencias de la Educación. Obtuvo ahí su título en el primero
de estos programas, con su tesis La cultura femenina (1933). Entre los años
treinta y cuarenta ejerció profesionalmente como profesora, primero en la
Escuela Nacional Preparatoria, al tiempo que fue nombrada subdirectora
de la Escuela Secundaria Núm. 8, cargo que tuvo de 1930 a 1940, cuando
fue ascendida a directora. También comenzó a ser profesora en la Escuela
Normal Superior y en los años cuarenta dirigió la Escuela Normal para
Maestros, durante un corto periodo.10 Fue catedrática en la Escuela Normal Superior de 1940 a 1948 y profesora titular de la Facultad de Filosofía
y Letras de la unam, desde 1939 hasta 1967.11 Se doctoró en noviembre de
1951 con la tesis Filosofía de la historia y ética, con nota magna cum laude.12
En ese largo periodo realizó innumerables conferencias e impartió cátedras de la más diversa temática, siempre con la idea de hacer los temas
accesibles. Una de estas memorables conferencias fue la dictada en 1944,
en el marco de la reunión de la comisión revisora y coordinadora de planes educativos, programas y textos escolares, convocada por el entonces
secretario de Educación Pública (sep), Jaime Torres Bodet. La conferencia
se tituló “La enseñanza de la historia en las escuelas normales”,13 en esta
hizo “una crítica al mínimo y superficial estudio de la historia que se hacía
10
11
12
13
Ibid., pp. 295-296.
Ibid., pp. 297-298.
Ibid., p. 295.
Ibid., p. 125.
265
en las escuelas normales [los] estudios poco rigurosos sobre historia [y] las
condiciones económicas y de desarrollo profesional limitadas”.14
pensamiento
Para darse cuenta del primer gran reto intelectual que se propuso la filósofa, basta recordar que en la época en la que Gómez Alonzo abordó el tema
de la cultura femenina existía aún el prejuicio de que la cultura se oponía a
la naturaleza, y de que esta era alcanzada solo por algunos sabios que lograban desprenderse del núcleo vital de la reproducción: precisamente lo que
preocuparía también a Rosario Castellanos. Aunque los planteamientos de
Gómez Alonzo fueron en principio limitados y aseguró que toda cultura
era masculina, consideró que la cultura femenina podría existir si surgiera
desde las mujeres, y no como remedo de lo que habían hecho los hombres,
una idea que podría considerarse precursora del feminismo de la diferencia.
Su propósito no era aspirar a ser el “genio” inalcanzable, o el gran gobernador magnífico y eventualmente genocida, sino, por el contrario, aproximarse a una perspectiva más humana, cercana a las masas, a través de
la propagación del saber y de la innovación científica. En ese sentido, ya
advertía un interés por el materialismo histórico, el cual rigió su quehacer
intelectual, aunque, desde el pacifismo, dado su férreo rechazo hacia las
guerras. Ella fue parte del ala revolucionaria liberal y reformista, partidaria
de la transformación a través de la educación socialista.
Como filósofa y siendo tan inteligente, no habría podido tomar partido
en el campo elitista orteguiano, en el que ella, siendo mujer y mexicana, no
tendría lugar. Aunque no lo menciona explícitamente en su tesis, sí abre
su disertación con un epígrafe del ya casi olvidado filósofo Manuel García
Morente, quien en 1929 había publicado el artículo “El espíritu filosófico y
la feminidad”,15 en la prestigiada Revista de Occidente, donde trataba de mostrar por qué las mujeres no podrían filosofar, entre otros “motivos”, debido
a su “alma femenina”.16 El artículo tuvo recepción en México, fue ampliamente discutido en círculos intelectuales, desde luego, en la Facultad de
14 Ibid., p. 127.
15 Manuel García Morente. “El espíritu filosófico y la feminidad”. Revista de Occidente, Madrid,
núm. 69, 1929, pp. 289-306.
16 Idem.
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Filosofía de la Universidad Nacional, en la ciudad de México, incluso en
Guadalajara, donde fue reseñado en la revista Bandera de Provincias.17 Como
explica su biógrafo: “La cultura que han fundado los hombres, donde ellas
no tienen espacio, es un sistema teórico donde son muy importantes los
fundamentos biológicos y psicológicos en consecuencia”.18
Aquel epígrafe elegido por Gómez Alonzo dice: “Acaso la ‘deshumanización de la filosofía’ pueda ser obra de la intervención femenina futura”.19
Esto explica una de las conclusiones de su tesis: “sentamos que no existen
diferencias metafísicas entre los seres humanos de distinto sexo, pero que
sí las hay vitales y humanas de tal manera palpables, que la vida y la cultura no podrán nunca prescindir de ellas”.20 La visión de Gómez Alonzo se
fundamentaba en el materialismo, por lo tanto, consideraba las diferencias, especialmente económicas. Por ello, y no por un asunto metafísico, es
que solo algunos cuantos hombres de élite podían ocuparse de la cultura y
trascender así el campo de la reproducción de la vida, trabajo imprescindible y sumamente valioso, aunque despreciado injustamente. De esta forma
se pronunció Gómez Alonso al respecto, ya en 1933:
Muchos miles, muchos millones de hombres, desaparecen para siempre, como
oscuros y anodinos seres […] y sin embargo, esos millones de oscuros, esa masa
inconmensurable de insignificantes, tienen también su papel en la obra cultural,
no podemos negarles parte en ella. Y entre esa masa, formado el núcleo vital de la
misma, encontramos a la mujer.21
Antes del giro cultural, en el que se consideró que “todo es cultura”, se
pensaba que había “obras del espíritu” y “obras de la carne”, y que, en ese
sentido, las mujeres eran capaces de dar a luz, de concebir aquellas “obras
de la carne”, mientras que los hombres dedicados a tareas intelectuales, supuestamente podían trascender esta condición; pero esto no ocurría nunca
de forma metafísica: si ellos podían dedicarse a pensar, había alguien más
encargándose de los aspectos materiales de su vida, como su alimentación,
17 G. Gómez Arana. “Examen de libros. [Reseña de:] Manuel G. Morente. -El espíritu filosófico
y la feminidad- Revista de Occidente. Marzo de 1929”. Bandera de Provincias, núm. 4, junio de
1929, p. 5.
18 Rodríguez Ballesteros, op. cit., p. 265.
19 Apud. Paula Gómez Alonzo. “La cultura femenina”. México: Universidad Nacional Autónoma de México, 1933, p. 3. (tesis para obtener el grado de maestra en Filosofía).
20 Ibid., p. 14.
21 Gómez Alonzo, “La cultura…”, op. cit., p. 10.
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cuidado y todo tipo de tareas de subsistencia. Esta idea, ahora arcaica, prevaleció hasta mediados del siglo XX, y con ella se pretendían fundamentar
argumentos misóginos para desacreditar el pensamiento de las mujeres y
negarles un espacio en la cultura y en el saber.
En su tesis de maestría, Gómez Alonzo tuvo que afirmar que toda cultura era creación masculina, pero, como lo hizo posteriormente Castellanos, recurrió sutilmente a la ironía al comentar que el interés femenino por
el saber humano se daba “por adquirir un título, un nombre, un medio de
vivir, pero [que] la investigadora pura, la que todo lo deja por el saber, que
hace avanzar el conocimiento, no se encuentra aún entre las mujeres”.22
Gómez Alonzo no se identificó como feminista, pero reivindicó el papel
de las mujeres y denunció el sexismo. A propósito de la obra del psicólogo
Gerardus Heymans, comentó: “Creemos que sus observaciones se refieren
a mujeres incultas: si hace las mismas observaciones con cualquier clase de
hombres ignorantes, obtiene idénticos resultados”.23 Y en general, sobre lo
poco que se sabía sobre la psicología femenina: “Verdaderos acervos de estas
tonterías encontramos aún en los libros serios, en los escritos de los antifeministas, en las novelas, y hasta en muchos trabajos escritos por mujeres, a
quienes les falta el valor para abrir el propio camino y se contentan como los
mediocres, con repetir lo que se ha consagrado por la seudociencia oficial.”24
Por su inteligencia y calidad humana, la doctora Gómez Alonzo se ganó
la admiración de sus estudiantes, colegas y el reconocimiento de sus maestros. También expandió sus horizontes a través de varios viajes a Europa y
Asia, entre ellos el que realizó a China en 1952. Mantuvo, hasta el final de
su vida, en 1972, la esperanza en una educación libre, socialista y laica.25
obra
y reconocimientos
Su trabajo le concedió varios reconocimientos, como las medallas Justo
Sierra y Manuel López Cotilla,26 así como el ya mencionado doctorado honoris causa de la umsnh, en 1962. Perteneció a movimientos académicos
22 Ibid., p. 20.
23 Ibid., p. 38.
24 Ibid., p. 26.
25 Rodríguez Ballesteros, op. cit., p. 275.
26 Para una definición de la medalla Manuel López Cotilla véase la nota al pie número 22 de la
biografía de María Concepción Alatorre Rubio publicada en este tomo.
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intelectuales y culturales, como la Sociedad Mexicana de Geografía y Estadística, la Asociación de Universitarias Mexicanas, la Academia Mexicana
de Educación, la Asociación Cultural “Sor Juana Inés de la Cruz”, la Sociedad Mexicana de Amistad con China Popular, de la cual fue fundadora.
Como apunta su biógrafo, Paula Gómez Alonzo fue “una mujer moderna
que intuye el agotamiento de la epistemología de la época, pero que se
mantuvo optimista, a la vez que crítica”.
Entre sus obras destacan los libros: Filosofía de la historia y ética (1955),
La ética en el siglo XX (1958), Datos comentados sobre filosofía náhuatl (1965) e
Historia del pensamiento filosófico (1966). Y el artículo: “Ensayo sobre la filosofía en sor Juana Inés de la Cruz” (1956).27
cátedras
-
i m pa rt i d a s
Psicología en la Escuela Nacional Preparatoria
Historia del arte, historia general y ciencia de la educación, en la Normal Nacional de Maestros
Ciencia de la educación, conocimiento y educación del adolescente, y didáctica
general, en la Escuela Normal Superior
Introducción a la filosofía, ética, filosofía de la historia, historia de la filosofía
del Renacimiento y filosofía de Antonio Caso.28
Alejandra Carolina Díaz
27 Paula Gómez Alonzo. “Ensayo sobre la filosofía en sor Juana Inés de la Cruz”. Filosofía y
Letras: Revista de la Facultad de Filosofía y Letras, núm. 60-61-62, enero-diciembre 1956, México,
UNAM, pp. 59-74. http://ru.atheneadigital.filos.unam.mx/jspui/handle/FFYL_UNAM/A400.
Consultada el 23 de agosto de 2021.
28 Rodríguez Ballesteros, op. cit., p. 119.
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