AEspA, 73, 2000, págs. 223 a 252
CABANAS DE EPOCA VISIGODA: EVIDENCIAS
ARQUEOLÓGICAS DEL SUR DE MADRID. TIPOLOGÍA,
ELEMENTOS DE DATACIÓN Y DISCUSIÓN
POR
ALFONSO VIGIL-ESCALERA GUIRADO
Arqueólogo de AREA, Sociedad Cooperativa. Madrid
PALABRAS CLAVE: Poblados visigodos. Fondos de cabana. Cerámica visigoda. Necrópolis. Yacimiento de La Indiana-Cacera del Valle (Pinto, Madrid). Yacimiento de
Gózquez de Arriba (San Martín de la Vega, Madrid). Siglos v-xi.
KEY WORDS: Visigothic villages. Sunken huts. Visigothic
pottery. Necropolis. Site of La Indiana-Cacera del Valle
(Pinto, Madrid). Site of Gózquez de Arriba (San Martin
de la Vega, Madrid). 5-11'^ centuries.
RESUMEN
El convencimiento de que buena parte de los poblados
rurales de época visigoda en llano se caracterizan por la presencia de cabanas semiexcavadas nos mueve a presentar por
vez primera un intento de sistematización tipológica de estas estructuras arqueológicas poco conocidas en la península
Ibérica. Unas responden a características que forman parte
de la tradición campesina autóctona desde, al menos, la Edad
del Bronce; otro conjunto podría ser específico de la época
de las invasiones. Tras unos apuntes de cronología se repasan algunos temas de discusión sobre estos elementos de la
arquitectura doméstica en otros ámbitos europeos.
SUMMARY
The conviction that a good number of the Visigothic rural sites provide sunken huts has led to the first attempt to
systematize the typology of these archaeological structures,
which are little known in the Iberian peninsula. Some of
them show features that form part of the rural native tradition
dating back at least to the Bronze Age; others may be specific to the period of invasions. A few chronological notes are
followed by a brief discussion of these domestic architectural features in other European contexts.
1.
INTRODUCCIÓN. PROBLEMAS TERMINOLÓGICOS Y DE INTERPRETACIÓN DE LA
EVIDENCIA (O POR QUÉ LLAMAMOS CABANAS A LOS FONDOS DE CABANA)
Antes de abordar el tema del presente trabajo
aludiremos al conflicto terminológico planteado por
la elección del título del mismo. Hemos renunciado
al uso de la expresión «fondo de cabana» (que sin
embargo se atiene fielmente a las características de
las estructuras arqueológicas que se describirán más
adelante) debido a la confusión que ha establecido
(c) Consejo Superior de Investigaciones Científicas
Licencia Creative Commons 3.0 España (by-nc)
sobre ese concepto una arraigada costumbre en la literatura arqueológica española. Nuestro criterio,
mientras no se limite el uso de ese término a su correspondiente semántico entre el colectivo de arqueólogos, será el de denominar cabana al hoyo correspondiente al suelo excavado de una cabana o al
espacio subterráneo (de almacenamiento, aireación
o «cama») de cualquier tipo de estructura residencial o auxiliar identifícable como tal, de igual modo
que llamamos silo a la parte del hoyo de almacenamiento subterráneo que se documenta habitualmente en las excavaciones, aunque no siempre aparezca
la estructura completa ^
Las estructuras arqueológicas que se describirán
a continuación son parte de cabanas, y como tales,
presentan una serie de rasgos que permiten su diferenciación con claridad de otros hoyos excavados en
el terreno como pueden ser silos, pozos, hornos u
otras estructuras arqueológicas de más compleja interpretación.
En términos funcionales, buena parte de ellas podría interpretarse como estructuras residenciales,
aunque esta asignación no implique un carácter de
exclusividad. Algunas, debido a su deficiente estado
de conservación o a unas posibilidades de registro
insuficientes, ofrecen un margen de indeterminación
que, sin embargo, no debiera impedir su adscripción
funcional a elementos auxiliares subsidiarios de los
residenciales, lo que incluiría actividades relacionadas con el almacenamiento o procesado de productos agrícolas, entre otras. La utilización del fondo de
la mayoría de estas estructuras y del espacio interior
resultante queda demostrado por la existencia de diferentes modos de acceso ^ (rampas, gradas excavadas en la pared, etc.), por la utilización desde el inte' Esta confusión terminológica ya fue apreciada hace más
de veinte años: «en la mayor parte de los casos, estos términos (silo, basurero, cenicero, fondo de cabana) deben ser
excluyentes» (Martínez Navarrete, 1979: 102). Sin embargo,
poco se ha arreglado desde entonces.
^ Algunos paralelos etnográficos (Milosevic, 1998: fig.
171) demuestran la variedad tipológica de esos sistemas de
acceso, a veces constituidos por elementos de madera (escaleras, troncos con muescas...) de difícil contrastación arqueológica.
http://aespa.revistas.csic.es/
ALFONSO VIGIL-ESCALERA GUIRADO
224
AEspA, 73, 2000
2. YACIMIENTOS DE REFERENCIA
/ y^
Z^^23^^^ZK
MADRIDp
ALCALÁ DE
HENARES
l
PINTO •
S.MARTÍN DE LA VEGA
/
(s
h
Ì-Q
Rfo Tajo
©loLEDO
Fig. 1.—Situación de los yacimientos citados en el texto.
rior de estructuras de cocina-calefacción (hornos) y
por el descubrimiento, en algunos casos, de estratos
de suelo compuestos por una mezcla homogénea de
yesos y arcilla, a veces con improntas vegetales.
Lamentablemente, no se han podido aducir paralelos etnográficos en la península Ibérica que permitan esclarecer las dudas que arrojan determinados
elementos internos documentados en el curso de la
excavación (ciertos nichos u oquedades en las paredes del hoyo, determinadas huellas de poste de planta rectangular, etc.). A este respecto, resulta confortable comprobar el grado de relación existente entre
la evidencia arqueológica y la etnográfica en la arquitectura popular rural de otras zonas de la geografía europea, tal y como G. Milosevic ha establecido
para estructuras residenciales de yacimientos altomedievales de la antigua Serbia (Milosevic, 1998)^.
^ El trabajo citado constituye una excelente monografía
arqueológica sobre arquitectura popular. Resulta sorprenden-
(c) Consejo Superior de Investigaciones Científicas
Licencia Creative Commons 3.0 España (by-nc)
Los yacimientos en los que se han documentado
arqueológicamente las cabanas entre los años 1997
y 1999 quedan enclavados en la mitad meridional de
la Comunidad de Madrid, sobre terrenos aluvio-coluvionales o detríticos, con escasez de piedra como
material constructivo y que permiten la construcción
de estructuras subterráneas sin excesiva dificultad
(fig. 1). En ambos casos se aprecia una ubicación
inmediata a cursos de agua menores o zonas encharcadas buena parte del año.
El primero de ellos recibe el nombre de La Indiana-Cacera del Valle, y se sitúa en el término
municipal de Pinto, bajo el actual barrio «Parque
Europa», al Norte del pueblo. La excavación arqueológica de urgencia allí desarrollada, auspiciada
por el Ayuntamiento de Pinto y la Dirección General de Patrimonio de la Comunidad de Madrid, permitió documentar evidencias de sucesivas ocupaciones o frecuentación paleolítica, prehistórica y de
época altoimperial romana, además de una parte
significativa de un poblado o suburbio tardorromano y altomedieval. Las parcelas en las que se
documentaron vestigios de estos últimos períodos
(superpuestos a los de anteriores ocupaciones, sin
aparente continuidad) suman una superficie excavada de alrededor de una hectárea (2.900 m^ en la parcela denominada Cacera del Valle y 6.600 m^ en las
dos parcelas contiguas de La Indiana; fig. 2). La
distribución en extensión de las evidencias arqueológicas descubiertas permite suponer que el poblado debe ser bastante más amplio, con núcleos dispersos a escasa distancia unos de otros '^.
Las principales estructuras arqueológicas documentadas responden a cuatro tipos básicos: cabanas,
silos, enterramientos y pozos. La cronología del
conjunto abarca desde la segunda mitad del siglo v
al x-xi d.n.e.
Las actuaciones arqueológicas en terrenos de la
finca Gózquez de Arriba (San Martín de la Vega) se
desarrollaron a lo largo de sucesivas campañas durante los años 1997 (labores de peritación arqueológica bajo la dirección de D. Antonio Fernández
Ugalde), 1998 y 1999 (sucesivas campañas de verificación de la potencialidad arqueológica, excavate comprobar la estrecha semejanza existente entre la evidencia arqueológica de zonas tan alejadas. Agradecemos a Pedro
Díaz del Río y a M^ Isabel Martínez Navarrete la información proporcionada sobre este trabajo de investigación.
^ Incluso con dos zonas cementeriales diferentes. Antes
de nuestra intervención, otros equipos habían desarrollado en
las parcelas del PAU Norte de Pinto diversas campañas de
peritación arqueológica, excavación de los viales y excavación parcial de las necrópolis y de una parte del asentamiento del Bronce Final.
http://aespa.revistas.csic.es/
AEspA, 73, 2000
CABANAS DE EPOCA VISIGODA DEL SUR DE MADRID
QO
0
fi
\
\
!
j
o
o
\
\
\
*
#
£5^i
^ 0
o ° ° ° %•'
o 0 ©
0
p
^
\
m
.
225
ed
T'
X"
1
0
X
A
/
Zona
Cementerial
\---''''
0.,:
,0
Fig. 2.—Planta general del área excavada del yacimiento de «La Indiana» (Pinto, Madrid). Fase tardorromanaaltomedieval. Escala 1/1500.
ción extensiva y supervisión de las obras de replanteo del futuro Parque Temático «Ciudad del Ocio»
de la Comunidad de Madrid, desde julio de 1998 a
septiembre de 1999). Los trabajos arqueológicos
fueron costeados por la empresa ARPEGIO, promotora del proyecto de urbanización, a excepción de la
campaña estival de 1998, sufragada con cargo a los
presupuestos de la Dirección General de Patrimonio
de la Comunidad de Madrid.
La superficie excavada del asentamiento ha sido
de unos 23.900 m^ a los que habría que sumar los
4.400 de la necrópolis (fig. 3). De acuerdo a los
planteamientos previos de la intervención arqueológica (que contó con la supervisión y apoyo de los
servicios técnicos de arqueología de la Dirección
General de Patrimonio de la Comunidad de Madrid), se excavó íntegramente la zona afectada por
futuras zanjas y desmontes y se llevó a cabo un
muestreo amplio y una documentación exhaustiva
en planta de las zonas del yacimiento que resultarían sepultadas por terraplenes. A resultas de las diferentes actuaciones se pudo verificar que la extensión del poblado (zona de necrópolis incluida)
alcanzaba una superfície aproximada de algo más de
diez hectáreas siguiendo un modelo de implantación
sólo aparentemente caótico, a lo largo de una serie
de pequeños cerros y laderas suaves que descienden
hasta la orilla meridional del arroyo de Gózquez,
subsidiario del de la Vega de Madrid, en la margen
oriental del Jarama.
(c) Consejo Superior de Investigaciones Científicas
Licencia Creative Commons 3.0 España (by-nc)
La tipología de los elementos excavados del poblado es similar a la registrada en los yacimientos
de Pinto (cabanas, silos, pozos, enterramientos) con
algunos añadidos complementarios: se documentaron edificaciones de planta rectangular con cimientos de piedra y alzados en tapial de yeso con cubiertas de teja curva y estructuras de carácter lineal que
responden, al parecer, a delimitaciones parcelarias
correspondientes a diversas épocas, algunas de ellas
pertenecientes a los momentos de implantación de
la comunidad sobre esos terrenos a principios del
siglo VI d.n.e. El abandono del asentamiento tuvo
lugar, según las primeras estimaciones, a finales del
siglo VIII d.n.e. ^.
3.
DOS APUNTES METODOLÓGICOS Y OTRO
DE TAFONOMÍA
Antes de entrar en la descripción y somero análisis de las cabanas documentadas en ambos yacimientos se matizará un par de aspectos metodológi^ Una intervención arqueológica de urgencia en mayo de
2000 ha permitido documentar un nuevo yacimiento de las
mismas características, con cabanas y necrópolis asociada en
el término de Mejorada del Campo, en la margen occidental
del Jarama. Las características de la excavación (un corredor
de 50 m de longitud por 6 m de anchura) y lo reciente de la
misma sólo nos permiten, en este espacio, reafirmarnos en lo
frecuentes que resultan este tipo de yacimientos en el paisaje del sur de Madrid.
http://aespa.revistas.csic.es/
ALFONSO VIGIL-ESCALERA GUIRADO
226
'A
AEspA, 73, 2000
N - <
J,
Ç»'
Situación real del área excavada
del poblado (arriba) y del cementerio (abajo).
a
A\
O
6° :
©.
o\
üi
\
^^
P
Q..
I
eSBSBES
Fig. 3.—Planta general del área excavada del yacimiento de Gózquez de Arriba (S. Martín de la Vega, Madrid). Escala 1/1500.
(c) Consejo Superior de Investigaciones Científicas
Licencia Creative Commons 3.0 España (by-nc)
http://aespa.revistas.csic.es/
AEspA, 73, 2000
CABANAS DE EPOCA VISIGODA DEL SUR DE MADRID
227
cos de los procesos de excavación y registro que tienen la mayor importancia.
Los resultados de las excavaciones arqueológicas desarrolladas son fruto de un sistema de
excavación y registro estrictamente estratigráfico y de un planteamiento metodológico riguroso.
Sin un proceso de desbroce superficial preciso y extensivo
(auxiliado con la maquinaria pesada acondicionada al efecto ^) y
una extracción y limpieza estrictamente manual de toda la parte
restante del terreno húmico superficial no será posible documentar los eventuales restos de
estratificación horizontal preser- Fig. 4.- Huellas de arado modernas, responsables principales del arrasamiento de
amplios sectores del yacimiento de Gózquez.
vados en el yacimiento. De hecho, la excavación no debiera comenzar nunca sin antes haber puesto al descubierto
tos básicos de topografía o una estación total mejolas huellas más profundas de las rejas de los arados,
ran la calidad del trabajo ayudando a situar y acotar
puesto que la limpieza superficial no termina hasta
todas las evidencias incluso antes de iniciarse la reese momento (fig. 4). Las azadas y el paletín manemoción de la estratigrafía. Las plantas generales del
jados por brigadas de limpiadores bajo atenta superyacimiento van superponiéndose y enriqueciéndose
visión técnica deben ir dejando toda la superficie
de detalles a medida que avanza la excavación. Esdel yacimiento tan limpia como para permitir difetas ayudan a visualizar de una manera global el sirenciar toda la estratigrafía arqueológica remanente
tio arqueológico (se hacen patentes las relaciones
y así poder decidir por dónde se empiezan a excaentre estructuras) y animan a los diferentes equipos
var los estratos más modernos. La excavación posde excavadores que comprueban cómo el yacimienterior es un trabajo artesano y, por tanto, manual.
to se va haciendo comprensible.
Zanjas de sondeo modernas, alcorques y otros hoEl segundo aspecto sobre el que debiera llamaryos o trincheras recientes proporcionan secciones
se la atención concierne a la proporción de la superocasionales de gran utilidad a la hora de prever la
ficie excavada y la dispersión espacial de estructupotencia y características de la estratigrafía infrayaras arqueológicas en este tipo de poblados. Sin la
cente. La mano de obra debe incluir tantos arqueóapertura y limpieza de grandes áreas (con un mínilogos con experiencia como tajos haya abiertos (la
mo cifrable en unos 5.000 m^), la imagen de los
competencia en trabajos similares del equipo es un
yacimientos presentará importantes distorsiones
recurso más valioso que un presupuesto holgado).
(Rahtz, 1986: 53-54). Los espacios vacíos cobran
Las fichas de cada una de las unidades estratigráfisentido solamente cuando se logra documentar en
cas excavadas, así como los dibujos a escala de las
planta una superficie lo suficientemente grande,
plantas acotadas de los estratos, las secciones acusiendo inimaginable la posibilidad de una adecuada
mulativas y toda la documentación fotográfica percomprensión de este tipo de yacimientos sin unas
tinente deben poder ser gestionadas por cada equiestrategias de excavación extensivas.
po bajo la supervisión unificadora de criterios de
Una premisa general acerca de todas las estructuuna dirección técnica exhaustiva (nunca se será lo
ras arqueológicas que se presentan a continuación
suficientemente escrupuloso en cuanto al detalle del
arranca del hecho de que estas cabanas están constiregistro y de la documentación). Unos conocimientuidas por una parte «aérea», de la que no podemos
aducir más que paralelos y reconstrucciones más o
menos fiables, y una parte «subterránea», que es la
^ Un maquinista con experiencia y bien asistido por un
técnico es capaz de diferenciar desde su cabina los cambios
más fácilmente identificable a través del registro aren la textura y color de los estratos situados bajo la capa húqueológico con el reconocimiento de la interfaz negamica. La máquina idónea es la retroexcavadora giratoria de 4
tiva correspondiente a la parte excavada de la misma.
Tm acondicionada con cazo ancho y cuchilla soldada.
(c) Consejo Superior de Investigaciones Científicas
Licencia Creative Commons 3.0 España (by-nc)
http://aespa.revistas.csic.es/
228
ALFONSO VIGIL-ESCALERA GUIRADO
AEspA, 73, 2000
cuencia de la gravedad favorecida por causas antrópicas) han
supuesto una pérdida sustancial
del registro arqueológico original. De hecho, algunas estructuras han llegado a nuestros días
habiendo perdido hasta 0,8 m de
potencia, lo que condiciona
enormemente la lectura de muchas secciones ^ (figs. 5 y 6). El
análisis de ciertos procesos deposicionales y postdeposicionales no sólo tiene una importancia
crucial para la interpretación de
los ritmos y causas de colmatación de algunos hoyos, sino que
implica necesariamente una precaución especial en la interpretaFig. 5.—Cabana con estructura menor asociada, antes de su excavación
ción de las secciones de muchas
estructuras subterráneas. En el
yacimiento de Gózquez, el descubrimiento de algunos silos
completos (incluso con el sistema de embocadura y la tapadera
de piedra in situ) ha posibilitado una reconstrucción y una
interpretación muy
ajustada
de toda la parte superior perdida por causas postdeposicionales de silos, bodegas y cabanas
y ser conscientes de la parcialidad del registro arqueológico
en lo tocante a la eventual estratificación horizontal asociada a
determinadas estructuras del yacimiento. Su conservación depende en muchos casos de factores sumamente aleatorios (la
Fig. 6.—Las estructuras anteriores (5250 y 5260) una vez excavadas. En esta zona
superposición de casas con ciel arrasamiento superficial comprobado supera los 0,8 m.
mientos de piedra a estructuras
preexistentes, por ejemplo, ha
impedido a los arados consumar el arrasamiento de
A este respecto y hecha la salvedad anterior,
diversas zonas).
conviene matizar por adelantado qué parte del registro arqueológico ha llegado a nosotros y en qué condiciones (la tafonomía de la parte subterránea de las
4. TIPOLOGIA
cabanas). De hecho, la comprobación llevada a cabo
con las secciones de los silos para determinar la
Este intento de establecer una sistematización ticota de arrasamiento de determinadas partes del yapológica de las cabanas de época visigoda a partir de
cimiento excavado en Gózquez ha permitido precilas exhumadas recientemente en el sur de Madrid
sar cuáles de las estructuras han sido documentadas
parte con algunas ventajas y ciertos inconvenientes.
casi en su integridad y hasta qué punto fenómenos
más o menos generalizados de arrasamiento (bien
^ Este factor nos ha movido a adoptar una cautela espepor el trabajo secular de los arados, por escorrentía
cial respecto a todo lo referente a la profundidad de las cabasuperficial en algunas laderas y, en suma, a consenas que se presentan a continuación.
(c) Consejo Superior de Investigaciones Científicas
Licencia Creative Commons 3.0 España (by-nc)
http://aespa.revistas.csic.es/
AEspA, 73, 2000
CABANAS DE EPOCA VISIGODA DEL SUR DE MADRID
Entre las primeras destaca que se trata de un asunto
no tratado con anterioridad en nuestro ámbito peninsular, pero que ya se ha probado con mayor o menor
éxito en otras regiones europeas. Los inconvenientes
se derivan del pequeño tamaño de la muestra (alrededor de unos 70 ejemplos) y de lo que parece ser una
cierta especificidad del repertorio disponible respecto a lo observado fuera de la península Ibérica (lo
abundantemente representadas que están las cabanas
de planta ovalada). Seguramente el trabajo se vería
muy mejorado si se pudiese abordar con una perspectiva diacronica (con el análisis de la tradición constructiva de cabanas desde época prehistórica), pero
esto es algo que queda fuera de nuestra capacidad y
de los más inmediatos objetivos propuestos.
En la literatura arqueológica europea se conoce
a este tipo de cabanas como «Grubenhauser» (casas
excavadas), «sunken feature building» (edificio de
perfil rehundido), «sunken hut» (cabana hundida) o
«fond de cabane» (fondo de cabana). Una escueta
definición de estas estructuras arqueológicas a partir del repertorio francés de hace algunos años fué
la siguiente: «se trata de instalaciones parcialmente
excavadas en el suelo entre 25 cm y un metro, con
una superficie comprendida entre 5 y 10 m^, raramente más. En la inmensa mayoría de casos, son
estructuras rectangulares, aunque se conocen algunos casos de fondos de cabana ovalados» (ChapelotFossier, 1980: 117. Fig. 7). Como veremos, en la
muestra hispana las cabanas de planta ovalada parecen ser mayoritarias respecto a las cuadrangulares,
y no son infrecuentes las estructuras excavadas con
más de un metro de profundidad.
De manera preliminar, todas las cabanas documentadas pueden encuadrarse en dos tipos fundamentales: unas responden a criterios constructivos
que restringen la forma de su planta a un formato
cuadrangular (tipo B), ya sea con esquinas en ángulos vivos o redondeados; el resto son de planta más
o menos ovalada y presentan una gran variedad de
formatos y dimensiones (tipo A). Es posible que la
parte aérea de unas y otras reflejara a su vez diferencias significativas (cubiertas cónicas frente a techumbres a dos vertientes, por ejemplo). Por lo que
respecta a la profundidad de la parte subterránea, se
han documentado estructuras de entre 0,15 y 3,2 m
de profundidad (téngase en cuenta la puntualización
tafonómica hecha anteriormente), aunque lo habitual oscila entre los 0,5 y 1,2 m. Las cabanas que
superan esta última profundidad pertenecen siempre
a modelos de planta curvilínea *^.
^ La «subterraneidad» de las cabanas altomedievales,
atestiguada tanto en la Europa de las estepas como en la at-
(c) Consejo Superior de Investigaciones Científicas
Licencia Creative Commons 3.0 España (by-nc)
229
Fig. 7.—Modelos de cabana de Gladbach (Alemania),
según Chapelot-Fossier, 1980: fig. 33.
Por lo que se refiere al discurso diacrónico, no
parece probable establecer una eventual evolución
desde un tipo al otro (hecho observado también en
otras partes de Europa ^). Sin embargo, debe tenerse muy en cuenta que las cabanas de planta ovalada
responden a unos criterios morfológicos idénticos a
los documentados en estructuras de época prehistórica '° y que, por otra parte, parece posible establecer unos límites cronológicos bastante ajustados
para las cabanas rectangulares, sobre las que recaería la sospecha de que puedan ser la manifestación
de tradiciones constructivas importadas en la época
de las invasiones. Además, el repertorio del que se
puede disponer en la actualidad señalaría la práctilántica en este período no debe obedecer solamente a factores climáticos (autorregulación térmica) sino también a estrategias de ahorro de esfuerzo (el material extraído debe ser
parte integrante de la parte construida), a motivos estructurales (la parte «aérea» ofrece mayor resistencia si se reduce su
altura) y, quizás, a razones estratégicas de «ocultamiento»
(integración mimètica en el paisaje). Tácticas campesinas de
mimetización con el entorno no deben haber sido infrecuentes en momentos de «resistencia al Estado» por parte de comunidades aldeanas herederas de un modo patrimonial de
explotación (Vicent, 1998: 832-ss.).
9 Milosevic, 1998: 238; Chapelot-Fossier, 1980: 131-133.
'° Se han documentado cabanas con una forma en planta,
dimensiones y características exactamente iguales a las de
nuestro tipo Al en el cercano yacimiento prehistórico (Bronce Pleno) de la era de Gózquez (noticias amablemente proporcionadas por nuestros colegas S. Consuegra y P. Díaz
del Río).
http://aespa.revistas.csic.es/
230
AEspA, 73, 2000
ALFONSO VIGIL-ESCALERA GUIRADO
ñTñWffll^fffWf I
Fig. 8.—Plantas y secciones acumulativas de cabanas del tipo Al. Escala 1/100.
(c) Consejo Superior de Investigaciones Científicas
Licencia Creative Commons 3.0 España (by-nc)
http://aespa.revistas.csic.es/
AEspA, 73, 2000
231
CABANAS DE ÉPOCA VISIGODA DEL SUR DE MADRID
ca desaparición de las cabanas de este utimo tipo a
lo largo del siglo vu d.n.e. ^^
Cabanas de planta ovalada. Tipo A
Es el tipo de cabana más y mejor representado
en los yacimientos de referencia (unos 50 ejemplos,
más del 73% del total), contando con un variado
repertorio formal y estructural. En algunos casos, la
cabana se presenta exenta, si bien es muy habitual
su asociación a contenedores ^^ (situados en el perímetro del hoyo o en su interior) y a hornos (normalmente adosados por el exterior).
Se ha procedido a distinguir dos subtipos en función de las dimensiones de estas estructuras: la gran
mayoría queda englobada dentro del primero (Al),
mientras que en el segundo (A2) sólo se documentan algunos ejemplos singulares, con más de cinco
metros de longitud y una superficie útil interior considerablemente mayor.
(con zócalo de piedra y probable alzado en adobe)
cierra un lateral o deja en reserva un extremo de la
cabana como si se pretendiera aislar su interior de
otras estructuras contemporáneas anejas. La finalidad de estos retranqueos internos, sin embargo, se
resiste a una explicación unitaria. Su consecuencia
inmediata es una restricción del espacio interior útil,
aunque la inversión de trabajo realizada parece excesiva a ese único propósito.
Una interpretación funcional de las cabanas con
silos u hoyos-contenedor asociados sería la relacionada con el almacenamiento a corto o medio plazo
de productos alimenticios (durante la cosecha o inmediatamente después de ella) o con el tratamiento,
selección o transformación de esos productos sin
que puedan descartarse, sin embargo, otros fines
secundarios.
C U A D R O E S Q U E M Á T I C O D E L TIPO A l
Fase
Identif.
C.9100 ss. VI-VIII
Tipo Al (ñg. 8)
Cabana ovalada simple, con o sin homo, silo o
contenedor. El número de ejemplos de este tipo es
el más elevado de cuantos componen la muestra (repartidos entre los dos yacimientos^^). Sus dimensiones varían en torno a una media de 3,70 m de longitud (entre 2,65 y 4,85 m) por 2,40 m de anchura
(entre 1,65 y 3,5 m), lo que da una superficie media
útil de unos 7 m^. Algunas presentan huellas de postes en el suelo, en número y disposición variable;
otras cuentan con pequeños nichos laterales excavados en las paredes del hoyo, a media altura o al nivel del suelo. En tres casos se han documentado
muros construidos en el interior del hoyo. La cabana G.5210 presenta una de las paredes forrada de
mampostería (la opuesta al acceso, señalado por una
rampa escalonada); en los otros ejemplos, el muro
'• Si se aceptara este tipo de cabanas como un indicador
válido para identificar poblaciones de origen germánico o
eslavo (cuestión a la que nos referiremos en el apartado 6.2),
su desaparición podría probar la rápida aculturación de sus
constructores al cabo de pocas generaciones.
•^ Hoyo-contenedor es la denominación que se ha usado
para definir a una serie de estructuras similares a los silos
(parcialmente excavadas en el terreno) aunque de menor tamaño y embocadura más ancha. Posiblemente estén relacionados con el almacenamiento en el interior de las cabanas de
productos alimentarios dentro de contenedores construidos
con fibras vegetales trenzadas.
'^ Al número de unidad estratigráfica correspondiente al
hoyo de cada una de las cabanas le precederán las letras C,
L o G de acuerdo a su origen: Cacera del Valle, La Indiana o
Gózquez.
(c) Consejo Superior de Investigaciones Científicas
Licencia Creative Commons 3.0 España (by-nc)
L.2340 ss. VI-VII
L.4001 ss. VI-VIII
L.1400
L.4050
L.5300
L.6508
ss. VI-VII
ss. VI-VII
ss. VI-VII
ss. VI-VII
G.5960 la
G.6450 II
G.5620 la
G.5210 III
G.5520
G.5650
G.5710
G.6830
G.5290
G.5760
Ib
III
III
Ib
III
II
Dimensiones
Observaciones
3,55 X 2,30 m. 6,40 m^Poste central calzado y
perimetrales
3,7 X 2,15 m. 6,2 m^ Silo centrado
4,75 X 3,5 m. 14,5 m^ Contenedores y silos en
perímetro
3,6 X 2,6 m. 8,15 m^
3,1 X 2,6 m. 6,4 m^
3,45 X 2,4 m. 7,00 m^
3,2 X 2,2 m. 5,5 m^ Contenedor asociado,
muro interno.
4,85 X 2,7 m
Nichos en extremos
opuestos
2,65 X 1,65 m
Dos postes axiales
3,30 X 2,05 m
Fondo forrado de mam3,35 X 1,85 m
postería
Dos postes axiales
4,15 X 2,35 m
4,00 X 2,50 m
Contenedor
4,15 X 2,10 m
Horno
4,40 X 2,65 m
2,90 X 2,30 m
Cuatro postes
Contenedor
3,50 X 2,20 m
Tipo A2 (figs. 9 y 10)
Cabana de planta ovalada alargada de grandes
dimensiones. Cinco estructuras responden a este criterio, cuatro de ellas documentadas en el poblado de
Gózquez (G.5150, G.5084, G.5640 y G.5453) y una
en La Indiana (L.6307). Sus dimensiones, características internas y estado de conservación es bastante variable: sus longitudes oscilan entre los 5,2 y los
10,9 m, con una anchura restringida a 2,2/3,85 m.
Una característica llamativa radica en el hecho de
localizarse muy separadas (a excepción de G.5150
y G.5640), como si se tratara de elementos singulares (¿de uso comunal o con función centralizadora?), relacionadas cada una de ellas con alguna de
http://aespa.revistas.csic.es/
232
AEspA, 73, 2000
ALFONSO VIGIL-ESCALERA GUIRADO
Fig. 9.—Planta y sección acumulativa de una cabana del tipo A2. Escala 1/100.
Cabanas de planta
lar. Tipo B
Fig. 10.—Cabana del tipo A2 (UE 5150).
las grandes agrupaciones de estructuras definidas en
la parte excavada del poblado.
CUADRO ESQUEMÁTICO DEL TIPO A2
Identif.
Fase
Dimensiones
L.6307 ss. VI-VIII
G.5640 Ib
G.5150 la
5.6 X 2,2 m.
10,9 X 3,85 m.
6,65 X 3,65 m.
G.5453 11
G.5084 la/Ib
5,2 X 2,85 m.
7,8 X 3,8/4,55 m.
(aprox.)
Observaciones
Posible cabana Al doble
Parcialmente excavada
Muro interno; pavimentación
Parcialmente excavada
(c) Consejo Superior de Investigaciones Científicas
Licencia Creative Commons 3.0 España (by-nc)
cuadrangu-
El rasgo más característico de
estas cabanas es su conformación restringida a un formato
cuadrangular. La muestra disponible se reduce a 19 ejemplos, y
la variabilidad de formatos es
bastante más reducida que en el
tipo A. La reconstrucción más
plausible de la parte aérea de estos tipos ofrecería una cubierta
vegetal o de madera a dos aguas
(el registro arqueológico indica
que no se emplearon materiales
cerámicos). No se dispone de
pruebas suficientes para proponer la clase de material o técnica constructiva empleada en la construcción de las
paredes.
El repertorio lo componen tres ejemplos de La
Indiana y dieciséis de Gózquez de Arriba. Los tres
subtipos propuestos a continuación pueden englobarse en la definición clásica de quadratische Grubenhaüser (Donat, 1980: 57-62). El citado autor señala que el tipo se disemina por Centroeuropa entre
los siglos VI y VIII, aunque también se conocen ejemplos datados en el v. Las dimensiones medias oscilan en los ejemplos centroeuropeos entre los 12 y
http://aespa.revistas.csic.es/
233
CABANAS DE ÉPOCA VISIGODA DEL SUR DE MADRID
AEspA, 73, 2000
Fig. 11.—Cabanas rusas con paredes construidas con troncos (1) y tablones (2). Tomado de Milosevic, 1998: fig. 178.
16 m^, aunque hay casos entre 9 y 25 m^. Parece razonable suponer que los modelos originarios de estos tipos de planta cuadrangular fueran construcciones de troncos o tablones de madera (fíg. 11).
Una diferencia notable de la muestra madrileña
respecto a las características de lo publicado en
Francia o Inglaterra radica en la muy frecuente asociación de cabanas y estructuras de fuego (sobre
todo hornos), que aproximaría nuestro conjunto a lo
documentado en las regiones eslavas de Europa.
TipoBl
(figs. 12 y 13)
Las cuatro cabanas características de este grupo
(todas ellas de Gózquez) tienen una planta estrie-
^
G.5360
G.6950
G.5I70
G.6980
í
Fig. 12.—Plantas finales y secciones de cabanas del tipo Bl. Escala 1/100.
(c) Consejo Superior de Investigaciones Científicas
Licencia Creative Commons 3.0 España (by-nc)
http://aespa.revistas.csic.es/
234
AEspA, 73, 2000
ALFONSO VIGIL-ESCALERA GUIRADO
datación quedaría restringida al siglo vi y a los dos
primeros tercios del vu.
CUADRO ESQUEMÁTICO DEL TIPO BI
Identif.
Fase
G.5360
G.6950
G.6980
G.5170
Ib
Ib
II
Ib
Observaciones
Dimensiones
3,18
3,02
3,96
3,42
X
X
X
X
1,78
2,32
2,16
2,10
m. 5,70 m^
m. 7 m^
m. 8,5 m^
m. 7,2 m2
Tipo B2 (fig. 14)
Fig. 13.—Cabana del tipo BI (UE 5360).
lamente rectangular, las esquinas en ángulos vivos y
unas dimensiones de entre 5,7 y 8,5 m^. En sección,
las paredes del hoyo son casi verticales o incluso
algo reentrantes. En dos casos (G.6980 y G.5170) se
han documentado pequeños bancos a media altura
del hoyo en una esquina o en el centro de uno de
sus lados largos septentrionales, que pudieron haber
servido de apoyo a la solera de pequeños hornos
internos o como escalón de acceso al fondo de la
estructura. En ningún caso se observaron indicios de
una preparación especial del suelo, que sin embargo es netamente horizontal. Las huellas de poste
documentadas son bastante variables, poco profundas o pueden no aparecer (desde el modelo de dos
postes, uno a cada extremo de su línea axial, a casos aparentemente asimétricos). En un ejemplo
(G.6950) se documenta una rampa o escalón de acceso al fondo, muy similar al documentado en otras
cabanas europeas (Donat, 1980: fíg. 17-1; Milosevic, 1998: figs. 62, 171 y 215). La orientación de
estas cabanas respeta una alineación ESE-ONO o
NNE-SSO salvo en el caso de G.6980 (SO-NE).
Las cabanas del tipo Bl no aparecen en el último periodo de ocupación (III) del yacimiento de
Gózquez (vid. infra: apartado 5), con lo cual, su
(c) Consejo Superior de Investigaciones Científicas
Licencia Creative Commons 3.0 España (by-nc)
Las cabanas de este grupo se caracterizan por
una planta de forma más o menos cuadrangular (o
subrectangular), si bien las esquinas son redondeadas intencionadamente (no a causa de un desgaste o
deterioro de la estructura). Sus dimensiones son similares a las del grupo B1, aunque su frecuente asociación a hornos las aproxima al esquema general
del tipo B3, del que las separa su tamaño, más reducido (entre 4,5 y 10 m^). Dos ejemplos proceden
del yacimiento de La Indiana (L.4010 y L.2300) y
ocho de Gózquez (G.5190, G.5280, G.6060,
G.6550, G.6580, G.6730, G.6812 y G.6820).
Entre los diferentes ejemplos destaca la cabana
2300 de La Indiana, con un agujero de poste en
cada uno de los extremos de su eje longitudinal calzado reciamente con piedras dispuestas de canto, lo
que indicaría una función sustentante inequívoca.
CUADRO ESQUEMÁTICO DEL TIPO B2
[dentif.
Fase
L4010
ss. V-VI
L.2300
ss. VI-VII
G.5190
III
G.5280
G.6060
G.6550
G.6730
II
Ib
III
G.6812
II
G.6820
G.6580
Ia
Ib
7
Dimensiones
Observaciones
3,14 X 2,84 m. 8,9 m^ Huellas de postes axiales
(2)
3,30 X 3,06 m. 10 m^ Dos postes axiales calzados
2,78 X 1,6 m. 4,4 m^ Planta irregular, postes
axiales (2)
2,64 X 2,08 m. 5,5 m^ Muy arrasada
3,02 X 2,26 m. 6,8 m^ Muy arrasada
3,50 X 2,16 m. 7,5 m^ Asociada a horno
3,02 X 2,10 . 6,3 m^ Muy arrasada. Nicho lateral
2,5 X 1,8 m. 4,5 m2
Postes axiales (2), nichos (2)
2,88 X 1,80 m. 5,2 m^ Una huella de poste
2,88 X 2,15 m. 6,2 m2 Asociada a horno
Tipo B3 (fig. 15 y 16)
Las cabanas del tipo B3 adoptan en planta una
forma claramente rectangular, con sus esquinas en
ángulos más o menos rectos o ligeramente redondeados. Se distinguen del resto por sus amplias dimensiones (entre 12 y 17 m^ de espacio interior
http://aespa.revistas.csic.es/
AEspA, 73, 2000
CABANAS DE EPOCA VISIGODA DEL SUR DE MADRID
235
L.40I0
G.6550
L2300
Fig. 14.—Plantas y secciones de cabanas del tipo B2. Escala 1/100.
Útil). Suelen contar con hornos exteriores adosados
y presentan con frecuencia huellas claras de postes
(en número variable) a lo largo de su eje largo o en
las esquinas ^\ Cuatro de ellas (G.5555, G.6590,
G.6090 y L.2150) permiten fijar las características
del tipo, al que podrían adscribirse otros dos ejemplos de más difícil interpretación debido a su estado de conservación (G.6940 y G.6873).
Su orientación es constante con ligeras variaciones, de modo que su eje largo se dispone en dirección noroeste-sudeste. Los hornos se adosan por el
exterior cerca del extremo de uno de sus lados largos (figs. 17 y 18). Además, algunos indicios probarían la existencia de zonas internas de hogar o
fuego (en el centro de la pared meridional de 6590
y en la esquina sudeste de 5555). Tres cabanas res-
ponden estrictamente a los criterios expuestos, aunque otros tres casos podrían ser asimilados al mismo (G.6940, L.5286 y G.6873).
^^ Los agujeros de poste en forma de pipa, presentes en
alguna de estas cabanas, serían un indicador de que su abandono se produjo repentinamente, por ruina, mientras que
otras huellas de poste de planta circular podrían señalar un
desmantelamiento de la estructura y de sus partes sustentantes. Estos aspectos y otros relacionados con la vida media de
esta clase de estructuras (unos 30 años) se tratan en la memoria-resumen del yacimiento de West Heslerton (Powlesland, 1998: 3-6-1).
5. D ATACION Y PERIODE ACIÓN
(c) Consejo Superior de Investigaciones Científicas
Licencia Creative Commons 3.0 España (by-nc)
C U A D R O ESQUEMÁTICO D E L TIPO B3
Identif.
Fase
G.6090 Ib
G.6940 II
G.6590 Ib
G.5555 Ib
G.6873 Ib
L2150 ss. VI-VII
Dimensiones
Observaciones
4,60 X 3,00 m. 13,80 m^ Exenta. Horno ext.
Postes
9
Deteriorado
4,54 X 2,64 m. 12 m^ Exenta. Homo ext.
5,00 X 2,66 m. 13,30 m^ Forma complejo con
otras estructuras. Horno
ext., hogar int. Postes
7
Muy deteriorada
4,90 X 3,40 m. 16,7 m^ Exenta. Postes en esquinas
La datación de todas las estructuras anteriormente expuestas queda fijada por unos límites bastante
bien definidos por lo que respecta al yacimiento de
Gózquez de Arriba. El análisis del material cerámico (autóctono o importado) combinado con el exa-
http://aespa.revistas.csic.es/
236
ALFONSO VIGIL-ESCALERA GUIRADO
AEspA, 73, 2000
Fig. 15.—Planta de varias cabanas del tipo B3. Escala 1/100.
Fig. 16.—Cabana del tipo B3 (UE 6090). Al fondo (derecha) se observa la huella
del horno.
(c) Consejo Superior de Investigaciones Científicas
Licencia Creative Commons 3.0 España (by-nc)
men exhaustivo de todas las relaciones estratigráficas documentadas entre contextos cerrados y los
resultados de una serie de dataciones radiocarbónicas permiten
proponer un periodo de ocupación
cuyo inicio quedaría situado a
principios del siglo vi mientras
que el abandono habría tenido lugar a finales del siglo viii. Dentro
de este marco cronológico, han
podido diferenciarse cuatro periodos de ocupación (denominados
la, Ib, II y III) correspondientes a
otros tantos modelos de conjuntos
cerámicos que responden a una
evolución y transformación de los
ajuares domésticos a lo largo de
http://aespa.revistas.csic.es/
AEspA, 73, 2000
CABANAS DE ÉPOCA VISIGODA DEL SUR DE MADRID
237
tres siglos ^^ En espera de los resultados de los análisis de C l 4
de un más amplio lote de muestras, una datación estimativa para
estas cuatro fases sería la siguiente: periodo la (primera mitad del s. VI), periodo Ib (segunda mitad del s. vi), periodo II
(primera mitad del s. vii) y periodo III (segunda mitad del s. vii y
s. viii).
Conscientes de lo arriesgado
de esta propuesta, las referencias
calendáricas anteriores han de entenderse exclusivamente en un
sentido amplio u orientativo. Las
diferencias establecidas entre los
cuatro modelos cerámicos corresFig. 17.—Detalle del horno 5204 con solera de fragmentos cerámicos (UE 5380).
pondientes a cada uno de los peSu utilización se llevó a cabo desde el interior de la cabana 5200.
riodos son arbitrarias (existe todo
un margen de indeterminación
que afecta a contextos que suponen eslabones entre periodos contiguos), pero cuantificables y estrictas en cuanto que se refieren a
la presencia/ausencia de determinadas producciones dentro de
muestras amplias pertenecientes
a contextos cerrados y a la representación proporcional de unos
tipos de cerámicas respecto a
otros. Se ha verificado a posteriori la inexistencia de contradicciones entre la periodización propuesta y la estratigrafía entre
todos los contextos que ofrecían
relaciones directas.
Como veremos, las diferencias resultan fáciles de establecer
Fig. 18.—Cabana del tipo B3 (UE 6590) asociada a un horno con solera de tejas.
entre los conjuntos pertenecientes al primero de los periodos
merced a ciertos rasgos peculiares de la morfología
respecto a los dos últimos, incluso son nítidas entre
de la clase cerámica dominante (y casi exclusiva).
el la y el Ib; la discriminación es más compleja enLa datación del periodo la combina una edad ratre el Ib y el II, ya que depende de la representación
diocarbónica en torno al segundo cuarto del siglo
proporcional de una clase cerámica y de la ausencia
VI ^^ (fecha de los materiales de relleno, en concreto
de otra; y el periodo III posee, por una parte, carachueso, incluidos en los niveles que suponen la amorterísticas cercanas a los conjuntos del II, y por otra,
tización de la estructura G.5075-76) con uno de los
una variabilidad interna que sólo es posible resolver
únicos materiales importados catalogable con segu" ^
'^ Para una descripción preliminar de estos conjuntos cerámicos véase Vigil-Escalera, e.p. A modo de síntesis, las diferentes clases cerámicas definidas responden a un doble discriminante: técnico (factura o tipo de modelado) y
características de la pasta (mediante un análisis macroscópico de componentes y granulometria).
(c) Consejo Superior de Investigaciones Científicas
Licencia Creative Commons 3.0 España (by-nc)
A,"
'^ BETA-135020. Edad convencional 1540±50 BP, calibrada a 1 sigma en 440/585 (68% de probabilidad) y en 415/
630 a 2 sigma (95% de probabilidad). El cruce de la edad radiocarbónica de la muestra con la curva de calibración está
en el año 540.
http://aespa.revistas.csic.es/
238
ALFONSO VIGIL-ESCALERA GUIRADO
AEspA, 73, 2000
6069/11
6069/13
1/2-3
6069/7
5152/15
6069/9
5152/21
Fig. 19.—Clase cerámica TLl.
(c) Consejo Superior de Investigaciones Científicas
Licencia Creative Commons 3.0 España (by-nc)
http://aespa.revistas.csic.es/
AEspA, 73, 2000
CABANAS DE EPOCA VISIGODA DEL SUR DE MADRID
5122/1
239
5023/1
^^^.
V\
;i
5243/1
/
6612/5
\)
/
\\.
^•--.
^
\
V
_ /"'
6077/1
6761/1
{
5087/1-4
))
)
5812/1-2
^\:^=z.jL
f^"
ì
5152/22
))
\\
/
\^
5040/2
\
0
1 2
3
4
5191/3
/
(
/;
('
ì
SCI
Fig. 20.—Diversos morfotipos de cuencos carenados de cerámica común a torno rápido. Desde el inicio coexisten modelos con
superfícies bruñidas negras (6612/5, 6761/1) y tipos sin tratamiento exterior alguno. A partir del periodo Ib/II, los perfiles se
hacen más redondeados y las formas más abiertas y planas (5191/3, 5040/2), alejándose de los tipos clásicos, representados
por 5011/8 ó 6077/1. Existen versiones modeladas a mano o torneta en contextos de los periodos la y Ib (5122/1 y 5023/1).
ridad (un cuenco de TSA de la forma Hayes 99 ^ •^) y
un lote de vasos muy homogéneo en el que las producciones a torno lento TLl (ollas) y rápido TR3
(ollas y cuencos) y TR2 (jarros) ofrecen unos rasgos
muy peculiares (figs. 19 a 21). Es significativa también la práctica ausencia de T.S. Hispánica Tardía ^^
'^ La cronología clásica de la forma Hayes 99 oscila entre 510-540 para la variante A y 530-580 para la B (Hayes,
1972: 152-155), si bien existe controversia reciente al respecto (Ramon-Cau, 1997: 274).
'^ La T.S.H.T. representa menos del 0,5% en los contextos en los que aparece, posiblemente como material residual
o fruto del coleccionismo (nueve fragmentos con un peso
total de 80 gramos). Existe una representación global mucho
más amplia, por ejemplo, de materiales residuales de época
altoimperial romana o de cerámica prehistórica. El inventario
completo del material cerámico del poblado ofrece un total
de 14.383 fragmentos de cerámica para un peso total de más
de 413 kg.
(c) Consejo Superior de Investigaciones Científicas
Licencia Creative Commons 3.0 España (by-nc)
y de las producciones de T.S. Gris y Anaranjada,
que, según las estratigrafías de la «Antiga Audiencia» de Tarragona (Aquilué, 1993: 125) desaparecen
a finales del siglo v o inicios del vi.
El periodo Ib se caracteriza por la pervivencia
del conjunto anterior junto a la aparición de un nuevo grupo de vasos a torno lento (TL2) que parece ir
sustituyendo a la clase TLl (ollas y jarros, sobre
todo). También se consolidan producciones modeladas a mano (la clase TL5) que parecen tener un relativamente corto ciclo de uso, ya que desparecen de
la escena en el periodo III. Las únicas formas documentadas de este tipo de cerámica de pasta arenosa
modelada a mano (fig. 22) son varios cuencos, una
tapadera discoidal decorada con ungulaciones y algunos platos o discos de gruesas paredes para cocer
tortas de pan asimilables a la serie 8 de S. Gutiérrez
http://aespa.revistas.csic.es/
ALFONSO VIGIL-ESCALERA GUIRADO
240
6069/2
AEspA, 73, 2000
/^•6069/3
6053/5
\^.
^^""6069/1
^^^.,
5962/3
5623/2
)',
6824/1
K
C"x
5152/10
6068/2
ITRID
"1,
Ì
Í
6053/6
à
\ "X-
r
6622/1
Vf
6824/3
5151/16
(/
\\—
6069/6
TR2
1 6932/2
JTRID
6069/4
/
6085/1
TR2
5962/1
TR5
C)
I
V
5152/4
TRIG
5153/2
0 12
3 4
5cm
Fig. 21.—Tipos de ollas y jarros a torno rapido característicos de los periodos Ia y Ib. Todos son de la clase TR3 salvo que
se especifique otra cosa.
(c) Consejo Superior de Investigaciones Científicas
Licencia Creative Commons 3.0 España (by-nc)
http://aespa.revistas.csic.es/
AEspA, 73, 2000
CABANAS DE EPOCA VISIGODA DEL SUR DE MADRID
241
Fig. 22.—Cerámicas modeladas a mano de los periodos Ib y II.
(Gutiérrez, 1996: 84-85 y 139-140)^1 También aparecen, y sólo en contextos de este periodo, algunos
fragmentos de material anfórico, uno de ellos (aún
por analizar) asimilable a un cierto tipo de spatheion (anforisco).
En los conjuntos correspondientes al periodo II
ha desaparecido por completo la clase cerámica TLl
(a partir de ahora sólo aparece en forma de material
residual y muy esporádico) y se reduce considerablemente el número de vasos realizados a torno rápido (su representación proporcional queda siempre
por debajo del 15-20% respecto al total y no adscribible a las clases características del primer periodo),
mientras aumenta la variedad morfotipológica de
TL2, que alcanza y supera en representación numérica y de peso el 50% del total cerámico. Las formas
'•^ Esta misma forma aparece en Cartagena en contextos
datados en el último cuarto del siglo vi y la primera mitad
del VII (Laiz-Ruiz, 1988: 294-296).
(c) Consejo Superior de Investigaciones Científicas
Licencia Creative Commons 3.0 España (by-nc)
asignables a esta clase (fìgs. 23 y 24) son ollas de
labio redondeado, jarros de borde trebolado, jarros
con pitorro, cuencos, cazuelas y tinajas, sobre todo.
El periodo III conoce una sustancial reducción
de la variedad de pastas y tipos, y el grupo de cerámicas TL2 (en el que aparecen vasos de bordes engrosados y un alto porcentaje de cerámica de almacenamiento) ocupa en torno a un 90% del total. En
justicia, restaría por analizar separadamente los conjuntos cerámicos de contextos de este periodo para
comprender su posible evolución, ya que es en éste
en el que resulta más difícil distinguir la posible residualidad de clases cerámicas pertenecientes a periodos anteriores. La forma más característica de
TL2 en el periodo III es una olla con el cuello resaltado del galbo mediante una ligera inflexión, provista de dos asas y con el labio engrosado y plano
(fig. 25, pieza 6253/1), aunque también son peculiares algunos grandes contenedores (fig. 26). Entre las
http://aespa.revistas.csic.es/
AEspA, 73, 2000
ALFONSO VIGIL-ESCALERA GUIRADO
242
6151/2
6151/4
5086/19
r
) \1
6331/1
/'
\
5927/1
5895/1
f
\ \
5927/2
\^
Ç\ -
5894/2
6155/4
6I5I/I
(iZlH\-l
0
1 2
3
4
5 CI
Fig. 23.—Formas cerradas de la clase TL2 (periodo II), excepto 6155/4 y 6151/1, 2 y 4 (periodo III).
(c) Consejo Superior de Investigaciones Científicas
Licencia Creative Commons 3.0 España (by-nc)
http://aespa.revistas.csic.es/
AEspA, 73, 2000
CABANAS DE EPOCA VISIGODA DEL SUR DE MADRID
5715/1
\\
\ \
\ \
6461/1
243
\
6151/3
'^^^V\\
/
/
M
6452/3
ixJ,
so 14/2-5012/2
C \ 5924/1-2
5380/2
/
6733/2
' "^)
w .
)
/
57II/I
\\
\ \
\ \
\ \
/
/
/
/
/
/
//
6210/10
6210/26
0
1 2
3
4
5 CI
Fig. 24.—Formas abiertas de la clase TL2 (excepto 5014/2 y 5012/2, clase TLl).
(c) Consejo Superior de Investigaciones Científicas
Licencia Creative Commons 3.0 España (by-nc)
http://aespa.revistas.csic.es/
AEspA, 73, 2000
ALFONSO VIGIL-ESCALERA GUIRADO
244
5164/4
^ \ 5056/1-2
5737/10
n\
/
638 ill
6276/1
\ \ 5056/5
\\
6253/1-12
\\ 5163/3-8
II
w
f
1
6380/3
1
^^1.
2
3
4
5 c:
5163/7
Fig. 25.—Algunas formas características de la clase TL2 (periodo III).
(c) Consejo Superior de Investigaciones Científicas
Licencia Creative Commons 3.0 España (by-nc)
http://aespa.revistas.csic.es/
AEspA, 73, 2000
CABANAS DE EPOCA VISIGODA DEL SUR DE MADRID
6323/1
~o- or
245
/
5214/2
X-
5900/3
/ 5033/2-10
^
C A,^'
6253/7
eiS3l9
U
A
/
\ %
5712/4
//
u
\
I J j i , i\
6400/7-8
0
1
2
3
4
5 e:
Fig. 26.—Algunas formas características de la clase TL2 (periodo III).
(c) Consejo Superior de Investigaciones Científicas
Licencia Creative Commons 3.0 España (by-nc)
http://aespa.revistas.csic.es/
246
ALFONSO VIGIL-ESCALERA GUIRADO
AEspA, 73, 2000
Fig. 27.—Algunas formas características a torno rápido del periodo III.
cerámicas a torno rápido supervivientes destaca la
presencia de jarritas piriformes o globulares de pastas claras y finas de los tipos normalmente recuperados en las necrópolis consideradas visigodas (fig.
27). Las dataciones radiocarbónicas disponibles
para contextos de este periodo ofrecen unos límites
comprendidos entre mediados del s. vii y finales del
VIII ^°. Otro nivel con un conjunto de cerámicas representativo de este periodo proporcionó el hallazgo de un broche de cinturón liriforme de bronce,
material que cabría considerar representativo de la
última fase de utilización de las necrópolis de «época visigoda».
La datación de las estructuras excavadas en los
yacimientos de Pinto resulta, de momento, algo menos precisa que las del poblado de San Martín de la
Vega. Las cabanas y sus estructuras relacionadas se
situarían en las primeras fases de ocupación del sitio (segunda mitad del siglo v a mediados del viii),
aunque los límites de la frecuentación esporádica
del área parecen prolongarse hasta finales del x
d.n.e. Los contextos de la primera ocupación aún
cuentan con una cierta representación de T.S. hispánica tardía, mientras que las estructuras aisladas
asignables a la frecuentación final de la zona ofrecen ya características islámicas claras (jarras de
galbo estriado con pastas pajizas, aunque no apa2" BETA-135022: edad convencional 1390±60 BP, calibrada a 1 sigma en 625/675 y en 560/720 ó 745/760 a 2 sigma; el cruce de la edad radiocarbónica de la muestra con la
curva de calibración está en el año 655. BETA-135021: edad
convencional 1210±50 BP, calibrada a 1 sigma en 765/885 y
en 685/965 a 2 sigma; el cruce de la edad radiocarbónica de
la muestra con la curva de calibración está en el año 795. La
curva de calibración utilizada en las tres muestras es la publicada por M. Stuiver et al., 1998, en la revista Radiocarbon,
40 (3), p. xii-xiii.
(c) Consejo Superior de Investigaciones Científicas
Licencia Creative Commons 3.0 España (by-nc)
rezcan aún las características ollas con carena en el
hombro).
6.
6.1.
ELEMENTOS DE DISCUSIÓN
Definición e interpretación: los Balcanes, Inglaterra y Francia
En este apartado se hará un sucinto repaso a los
principales temas de debate presentes en la bibliografía reciente sobre este género de estructuras en
diferentes partes de Europa. Una de las discusiones
recurrentes acerca de la naturaleza de estas cabanas
sigue siendo su interpretación o no como estructuras residenciales. En ámbito eslavo, estas construcciones se interpretan con una función residencial
primordial ^^ (Milosevic, 1998: 243). La rica evidencia etnográfica sobre casas rurales de los siglos xix
y principios del xx sugiere una pervivencia de rasgos comunes desde la Edad Media (Id.: 250). La
vivienda más representativa de las tribus eslavas era
la construida con una única habitación semiexcavada (burdelj) o construida sobre el suelo con paredes
de madera, piedra o tierra (dependiendo del material
disponible). Los criterios seguidos para la sistematización tipológica de estas estructuras en la antigua
Serbia parten de la organización del espacio interior
y del sistema constructivo utilizado. Las viviendas
de habitación única (el modelo más sencillo), tienen
una superficie interior de entre 5,5 y 20 m^, corres^' Aunque también es cierto que en los asentamientos
eslavos se reconocen algunas cabanas mayores «singulares»
(asimilables a nuestro grupo B3) entre las Grubenhauser de
menor tamaño y más numerosas (Rusanova-Timoshuk, 1984:
66-67).
http://aespa.revistas.csic.es/
AEspA, 73, 2000
CABANAS DE EPOCA VISIGODA DEL SUR DE MADRID
Fig. 28.—Cabanas rusas del siglo XI (estructura y reconstrucción). Tomado de Milosevic, 1998: fìg. 179.
247
Fig. 29.- -Reconstrucción de una de las cabanas de West
Stow (Suffolk).
\
pondiente a las necesidades de una familia. Un elemento básico de su espacio interior es el hogar u
homo. Su número o disposición permite una ulterior
división (Milosevic, 1998: 245):
— Cabanas sin hogar ni horno. Son de pequeño
tamaño y están representadas en escaso número de
excavaciones. Un registro arqueológico deficiente
por lo referido a los fuegos a duras penas facilitará
inferencias sobre la utilización de la estructura
como residencia o si su propósito se pudiera relacionar con actividades económicas o fines auxiliares,
aunque están documentadas en la arquitectura tradicional (vajat) como refugio nocturno o residencia
temporal de sus moradores.
— Cabanas con un solo hogar u horno en su interior, normalmente localizado en una de sus esquinas. La solera del horno o el hogar se dispone al
nivel de suelo de la estructura o parcialmente excavado en él. Sólo de manera excepcional aparecen
dispuestos a ras del suelo en el exterior del hoyo ^^.
Una variante de cabana registrada arqueológica y
etnográficamente en los Balcanes presenta una división interior en dos o más estancias, de manera que
se aislaba el dormitorio del espacio para trabajar o
vivir. Aunque aparecen desde contextos del siglo
vin, son más frecuentes a partir del xii.
^^ Normalmente el fuego no se apagaba, y la temperatura
en el interior de la cabana (especialmente en los meses estivales) era bastante alta. Por este motivo, en algunos casos,
los hornos se situaban inmediatamente al exterior de la estructura mientras que su uso tenía lugar desde el interior,
siendo esta solución racional una característica de algunas
cabanas semiexcavadas. El nivel de la solera de los hornos
(de planta circular u oval con semibóveda y tiro de salida de
humo) era normalmente algo más alto que el del suelo de la
cabana, facilitando su manejo (Milosevic, 1998: 245). Algunas cabanas disponían de hornos u hogares de uso estival (el
exterior) e invernal (el hogar interior).
(c) Consejo Superior de Investigaciones Científicas
Licencia Creative Commons 3.0 España (by-nc)
Por lo que se refiere a los sistemas constructivos,
las paredes de las cabanas semiexcavadas eran construidas a partir de vigas o tableros horizontales o
con apoyos estructurales de pies derechos (fig. 28).
En Inglaterra, E.T. Leeds comenzó a excavar fondos de cabana sajones en Sutton Courtenay, durante
los años veinte. Durante más de 50 años, estos «hoyos con techo» fueron el exponente más habitual de
las excavaciones de sitios anglosajones. Desde su
descubrimiento inicial, la interpretación de las «Grubenhauser» (o «sunken featured buildings») como
refugio o vivienda de pueblos en movimiento se
mantuvo hasta la década de los sesenta, cuando comenzaron a identificarse otras estructuras más lógicamente atribuibles a un fin residencial (las «long
houses» de planta rectangular, construidas en madera con vigas horizontales o postes verticales). Las
excavaciones extensivas de West Stow (en Suffolk)
permitieron las primeras reconstrucciones fiables de
las cabanas semiexcavadas (fig. 29). Allí se sugirió
que algunas de éstas incorporaron suelos de planchas
de madera (West, 1985). En West Heslerton (North
Yorkshire) tampoco se han hallado pruebas de la utilización del fondo de las cabanas como suelo
(Powlesland, 1998: 3-6-2). La acusada diferencia de
tamaño entre las grandes cabanas y las pequeñas, según Rahtz, podría significar que unas corresponden a
la totalidad del espacio residencial mientras que las
otras serían sólo la parte rehundida de estructuras
mayores, ya que, a veces, aparecen huellas de postes
fuera del hoyo (Rahtz, 1986: 75-76).
A partir de la obra clásica de Wilson (1986) se
reconoce el problema de discriminar entre el periodo de uso de la estructura y el momento de su abandono, cuando el hoyo pasa a colmatarse de forma
natural o sirve de basurero para los desechos domésticos (Rahtz, 1986: 73). El reconocimiento de
http://aespa.revistas.csic.es/
248
ALFONSO VIGIL-ESCALERA GUIRADO
AEspA, 73, 2000
nas notables excepciones). La
multiplicación de excavaciones
arqueológicas de urgencia en extensión ha facilitado su reconocimiento, por el momento, en
casi toda la mitad norte del país.
Han intentado establecerse clasificaciones dependiendo del núFig. 30.—Reconstrucción de una cabana con horno de Ribnica (Serbia). Tornado
mero y disposición de los postes
de Milosevic, 1998: fig. 162.
(con dos axiales, con cuatro en
las esquinas, con seis, sin postes, etc.). Las huellas de diversos aparejos internos
este hecho aún sigue causando interferencias o copermiten identificar la supuesta función de las cabalisiones interpretativas de cierta gravedad. En West
nas como talleres textiles, metalúrgicos, alfareros,
Heslerton se identifican usos secundarios del intesecaderos o cocederos (por la presencia de hornos u
rior de las mismas como ahumadero (por la presenhogares), aunque la existencia de estructuras de fuecia de una zona amplia de hogar) y cocina (por la
go en su interior (y en algunos casos una mayor supresencia de un horno de cocción de alimentos). Su
perficie útil interior) avalaría su interpretación como
apuesta por una interpretación de las mismas como
estructura residencial (Peytremann, 1995: 8).
estructuras de usos múltiples («general purpose
buildings») sigue sin ser totalmente convincente,
mientras que la identificación de un cierto número
de cabanas como almacenes de grano puede ser aún
6.2. La posible etnicidad derivada de uno de los
una confusión entre el uso original de la misma y
modelos de cabana (o su especificidad cronolos materiales presentes en los estratos que luego
lógica)
rellenaron el hoyo. Del mismo modo, se rechaza la
antigua suposición de que se trataba de cabanas
La discusión sobre una posible correspondencia
para el tejido o hilado a pesar de la cantidad de peentre determinados tipos de cabanas y uno u otro
sas de telar que suelen recuperarse en los depósitos
pueblo o entidad étnica tiene una bibliografía extende amortización (otra posibilidad más radicaría en la
sa cuyo punto de partida concierne al antiguo proidentificación segura de algunas huellas de poste
blema de la identificación de vestigios arqueológiverticales de pequeño tamaño como el apoyo de
cos relacionados con las invasiones del siglo v.
bastidores de telares verticales, aunque serían fácilDurante mucho tiempo se creyó que los inquilinos
mente confundibles con las huellas de bancos o de
de prácticamente todas las necrópolis datables en
otros elementos interiores). La propuesta de interese siglo eran germanos debido a diversos elemenpretación de estas cabanas como estructura residentos de su indumentaria, como broches de cinturón,
cial de los estratos más bajos de la población queda
fíbulas u otros elementos. Reemplazadas esas ideas
también desechada sin demasiados argumentos por
que convertirían a la península Ibérica en un feudo
los responsables de West Heslerton debido a las
visigodo sin apenas población indígena y aceptada
condiciones ambientales «insanas» imperantes en la
la tesis que sostiene una germanización en la moda
zona artesanal del yacimiento, en la que son mayoo en algunas formas de vestir, se ha llegado en la
ritarias estas construcciones, dada la presencia de
actualidad a sostener en la práctica la idea contraria:
«grandes cantidades de huesos de animales, inclulos visigodos, debido a su escaso número, se asenyendo carcasas enteras», recuperadas tanto en el intaron en las ciudades en las que debían mantenerse
terior de los hoyos como en los estratos superficiaguarniciones siendo improbable encontrar otros resles adyacentes (Powlesland, 1998: 3-6-2 y 6-5-5).
tos arqueológicos de una migración popular (germaAlgunos autores han planteado la posibilidad de que
nos en aldeas campesinas).
estas estructuras fueran simples bodegas, o que el
Sin ánimo de entrar a fondo en esta espinosa
hoyo se rellenaba de paja para que su fermentación
cuestión, desde otros ámbitos europeos se ha debainvernal produjera calor. Otros, en fin, consideran la
tido y se discute en la actualidad acerca de si alguposibilidad de que en algunos casos se tratara de
nos elementos del registro arqueológico (como las
espacios para la elaboración de derivados lácteos
Grubenhüuser) pueden ser considerados o no un
(Chapelot-Fossier, 1980: 121-131).
elemento de identificación étnica válido (Snyder,
1997: 3), sobre todo cuando su aparición en Gran
En Francia estas cabanas eran estructuras casi
Bretaña coincide con la llegada de elementos sajodesconocidas antes de los años ochenta (con algu-
(c) Consejo Superior de Investigaciones Científicas
Licencia Creative Commons 3.0 España (by-nc)
http://aespa.revistas.csic.es/
AEspA, 73, 2000
CABANAS DE EPOCA VISIGODA DEL SUR DE MADRID
nes a la isla y teniendo en cuenta que la tradición
indígena en esa misma época y en la inmediatamente anterior aporta otro tipo de ejemplos y soluciones constructivas bien diferentes. En Francia, algunos trabajos recientes apuntan la posibilidad de
identificación de los poblados de cabanas de este
tipo con las áreas de asentamiento de francos, alemanes y sajones al norte y este del Loira (Farnoux,
1995: 29-44). El problema, en parte, tiene raíces
más profundas: por ejemplo, se desconoce si los
mapas de distribución de los poblados de cabanas
en Francia no obedecen más a desigualdades en la
práctica arqueológica (desde el empleo de una metodología inapropiada al grado de cumplimiento de
la legislación sobre Patrimonio Histórico seguido en
la ejecución de las grandes obras públicas y de infraestructuras) que a una auténtica distribución regional diferencial de los mismos. Cuando se considera el intenso regionalismo de la época (y de los
diversos territorios europeos) uno de los aspectos
que más interrogantes plantea se refiere a la repetición de un mismo modelo a escala continental a lo
largo de toda la Edad Oscura y todo lo referido a a
la interpretación correcta del fenómeno (Dixon,
1982: 282).
6.3.
Viviendas y estructuras auxiliares. Hornos y
hogares
Hasta fechas recientes, los ejemplos de cabanas
con hogares u hornos interiores en Francia no sobrepasaban los ocho casos (Peytremann, 1995: 8) y
tampoco parecen ser habituales en los yacimientos
ingleses. Este dato contrasta con su aparición generalizada en las cabanas de la Europa eslava (Donat,
1980: 62-3; Milosevic, 1998: 245. Fig. 30).
La importancia de esta asociación reside sobre
todo en que podría ser indicadora de un uso residencial de la construcción. La ausencia (o dificultad de
reconocimiento arqueológico) de este tipo de elementos en el interior de las cabanas semiexcavadas
del Occidente ha provocado un sinfín de interpretaciones funcionales diferentes hasta llegar a la ecléctica solución de los «edificios de usos múltiples».
En el caso que nos ocupa, los poblados madrileños
certifican no sólo la presencia de cabanas con hornos en un número no despreciable de casos, sino la
existencia de estructuras interiores, pavimentos, sistemas de acceso, etc., que serían garantía de un uso
residencial de las mismas, aunque también es cierta
la dificultad de reconocimiento de estos elementos
en muchos otros casos. La documentación de estratos de preparación del suelo en algunas de las caba-
(c) Consejo Superior de Investigaciones Científicas
Licencia Creative Commons 3.0 España (by-nc)
249
Fig. 31.—Reconstrucción de una cabana con solera de
madera de Suzdalj (Rusia). Tomado de Milosevic, 1998:
fig. 175.
ñas excavadas no implica, sin embargo, que se descarte en otras ocasiones la posible existencia de soleras de madera cubriendo la parte excavada del
hoyo, que podría usarse como bodega bajo el suelo
de la cabana (fig. 31). Por último, la documentación
de sistemas de acceso al interior del hoyo desde el
exterior (por rampas, escalones excavados u otros
sistemas) demuestran un uso de esa parte subterránea de las cabanas incompatible con algunas de las
interpretaciones tradicionales vistas anteriormente.
En un caso excepcional (debido a la conservación
casi íntegra de la cota de frecuentación exterior) se
intuye la posibilidad de que un conjunto formado
por una cabana semiexcavada y un hoyo de almacenamiento hayan compartido una misma cubierta ^^.
6.4.
Las casas con cimientos de piedra como evolución (o desarrollo) del tipo B3
La posible sustitución de algunas antiguas cabanas por casas con cimientos en piedra podría manifestarse a través del reemplazo generalizado de las
primeras por las segundas en algún momento avanzado del siglo vil ^'^. De hecho, algunas de las casas
construidas con cimientos de piedra en las laderas
del yacimiento de Gózquez presentan un perfil semirrupestre, con excavación de la parte alta y regularización horizontal del suelo mediante el tallado
de la roca. Las dimensiones de las habitaciones con
^•^ Una huella de poste exterior quedaba alineada con las
registradas en el suelo de la cabana y se conservaban estratos horizontales de frecuentación en la probable ubicación
del acceso al conjunto.
^'^ Este fenómeno ha sido observado también en el poblado altomedieval de l'Aiguacuit, en Tarrasa (Coli i Riera y
Molina, 1993: 74).
http://aespa.revistas.csic.es/
250
ALFONSO VIGIL-ESCALERA GUIRADO
hogar de estas verdaderas casas con cimientos de
mampostería, alzados en tapial de yeso y cubierta
de teja curva resultan sólo algo mayores que las de
algunas de las cabanas del tipo B3 (compárense los
13,6 m^ de la habitación sudeste del edificio 15 de
Gózquez con los 16,7 m^ de la cabana L.2150, los
13,8 m M e la cabana G.6090 o los 13,3 de la
G.6590).
El análisis diacrónico de la parte excavada del
yacimiento de Gózquez indica la existencia y perduración en el tiempo de un sistema de agrupamiento
de estructuras menores en torno a una cabana grande. Este sistema sólo varía durante las dos últimas
fases del poblado, cuando las estructuras auxiliares
parecen pasar a agruparse en torno a las casas, que
muestran paralelos muy estrechos con las documentadas en poblados de cronología tardovisigoda,
como los de Navalvillar, Boadilla del Monte, Tolmo
de Minateda o El Cañal ^^
6.5.
Posibles pautas sociales derivadas del registro arqueológico
La parte excavada de los poblados de Pinto y
San Martín de la Vega ofrece una imagen inequívoca de asentamientos rurales abiertos con un modelo
de organización espacial dispersa hacia el interior,
aunque previsiblemente con unos límites fijados
desde el inicio (posiblemente a partir del establecimiento de las lindes de las parcelas cultivadas). El
espacio ocupado por estructuras arqueológicas de
cierto relieve formando agrupaciones (de posible
carácter familiar) alíerna con amplios sectores vacíos, posiblemente destinados a determinadas actividades cuyo rastro no ha pervivido ^^. Durante el
transcurso de la ocupación, el poblado no parece
aumentar de tamaño, ni se explicita una ganancia de
nuevos espacios significativos, sino que las nuevas
construcciones se insertan en la disposición original
25 Navalvillar, Madrid (Caballero, 1989: fíg. 8); Boadilla,
Madrid (Alfaro y Martín, 2000: fig. 3); Tolmo de Minateda,
Albacete (Gutiérrez, 1999: fíg. 13 y lám. IV); El Cañal, Salamanca (Storch, 1997: fíg. 2).
2^ Este mismo patrón se ha observado en el yacimiento de
West Heslerton (North Yorkshire, Inglaterra), que es el asentamiento más extensamente excavado de su clase en las islas
Británicas (Powlesland, 1998: 6.5.2). La fase anglosajona
antigua (desde fínales del siglo v a mediados del vii d.n.e.)
cubre una superfície de más de 13 hectáreas, en las que se
han excavado 220 estructuras de todo tipo, incluyendo 130
Grubenhauser y 90 estructuras sobre postes. Los otros dos
yacimientos británicos excavados ampliamente son West
Stow (Suffolk) y Mucking (Essex). El modelo de asentamiento propuesto para West Stow sugiere una pauta no preestablecida, de modo que diversas granjas familiares dispersas en racimos irían mudando su ubicación con el tiempo.
(c) Consejo Superior de Investigaciones Científicas
Licencia Creative Commons 3.0 España (by-nc)
AEspA, 73, 2000
procurando rellenar huecos a la vez que se evita escrupulosamente interferir con estructuras amortizadas anteriormente (quizás por precaución ante una
posible contaminación). El poblado de Gózquez parece mostrar un esquema global de uso del espacio
en el que parcelas intensamente ocupadas por estructuras arqueológicas residenciales y de almacenamiento dejan intercaladas parcelas rectangulares sin
evidencias arqueológicas que podrían interpretarse
como espacios de trabajo agrícola (campos de labor)
o recintos para animales '^'^.
La población, de este modo, parece agruparse en
núcleos independientes en torno a determinadas estructuras singulares (grandes cabanas del tipo A2 o
B3), lo que podría interpretarse como un modelo
«familiar» (en sentido extenso, o incluso «ciánico»)
de ocupación ^^. Un rasgo significativo a tomar
en consideración es la repetición de este modelo en
las fases avanzadas del asentamiento, cuando las
casas con cimientos de piedra parecen sustituir a las
cabanas grandes como elemento aglutinador o de
cohesión.
La presencia en la zona alta de la ladera de un
único edificio de planta compleja (posiblemente ordenado en torno a un patio o corral) y su asociación
y contemporaneidad en el uso con una construcción
de uso no residencial (lagar o prensa) podría indicar
la existencia de una administración independiente y
jerárquicamente superior a las familias o una familia de mayor rango social (de no tratarse de estructuras de uso comunal). De momento, sin embargo,
estas hipotéticas huellas de una eventual diferenciación social no parecen tener un referente explícito
en el registro de la necrópolis (aún en fase de estudio). Además, los materiales de desecho doméstico
(sobre todo cerámica y vidrio, aunque también los
restos de fauna consumidos) no reflejan desigualdades apreciables entre los conjuntos.
Los sistemas de almacenamiento de cereal a largo plazo (silos) se concentran en determinadas zonas
o se agrupan en hileras que permiten una vigilancia
o sistema de control colectivo o familiar y una probable utilización coetánea de varias de estas estructuras en batería. Su presencia indica sin lugar a dudas la estabilidad de la población y su fijación al
"^ Otras zonas vacías de forma circular y menor extensión
rodeadas por estructuras arqueológicas heterogéneas podrían
corresponder a áreas de uso comunal, o a corrales.
^^ Para un modelo de unidad de explotación familiar véase el caso de la aldea sajona de Warendorf (Westfalia), compuesto por una casa grande, dos cobertizos protectores de los
molinos de cereal, 3 o 4 cabanas excavadas y 8/10 construcciones aéreas, residenciales o auxiliares, dispuestas sobre
una extensión aproximada de 50 x 70 metros (Chapelot-Fossier, 1980: 79-88).
http://aespa.revistas.csic.es/
AEspA, 73, 2000
CABANAS DE EPOCA VISIGODA DEL SUR DE MADRID
territorio, descartando cualquier posible interpretación estacional del uso del yacimiento y restringiendo su posible movilidad ^^.
251
prehistoria hasta el año 2000, Boletín de la Asociación Española de Amigos de la Arqueología,
39-40, pp. 225-238.
AQUILUÉ ABADÍAS, X. (1993): «Las cerámicas finas de
7.
CONCLUSIONES
Por vez primera se reúne un catálogo de estructuras asignables de manera inequívoca a un tipo de
arquitectura profana de carácter netamente rural cuyas dificultades de reconocimiento arqueológico las
ha hecho invisibles a la literatura arqueológica española del periodo al que nos referimos. Sus paralelos
con las cabanas del resto de Europa en momentos
similares y las posibilidades de interpretación que
proporciona la inferencia etnográfica con otras regiones del continente han servido para ilustrar someramente el funcionamiento y las opciones de reconstrucción de la parte «aérea» de estas cabanas,
sin la cual nos encontraremos siempre exclusivamente con un hoyo en el terreno de una forma y
unas determinadas características, no siempre sencillas de reconocer. Una parte de las mismas (el tipo
más simple de cabana excavada de planta ovalada)
parece responder a una tradición vernácula que se
remontaría al menos al Bronce Pleno, aunque faltaría por documentar su presencia en época romana.
Otros tipos (los de planta rectangular) podrían relacionarse con tradiciones constructivas trasladadas a
nuevos territorios por pueblos inmigrantes o simplemente responder a determinadas necesidades o soluciones correspondientes a una época precisa. Esperamos que las premisas metodológicas esbozadas
para la correcta documentación de este tipo de evidencias y el grupo de ejemplos expuestos sirvan de
ayuda y acicate a la identificación de nuevos poblados formados por cabanas en otras partes de nuestra geografía y a un mayor esfuerzo hacia una adecuada interpretación de muchas estructuras
arqueológicas hasta hace poco tiempo desdeñadas.
BIBLIOGRAFIA
ALFARO ARREGUI, M . y MARTÍN BAÑÓN, A. (2000):
«La Vega, asentamiento visigodo en Boadilla del
Monte (Madrid)», en Ruano, E. (dir.) La Arqueología madrileña en el final del siglo xx: desde la
^'^ En este sentido, descartamos tajantemente la vinculación propuesta de los poblados de cabanas con una dedicación ganadera de sus habitantes, como se ha publicado recientemente (Fuentes, 2000: 206-7). La explotación ganadera
de áreas marginales (la propuesta publicada) constituiría en
último término sólo un complemento a una práctica agrícola
dominante.
(c) Consejo Superior de Investigaciones Científicas
Licencia Creative Commons 3.0 España (by-nc)
los niveles tardorromanos» en Dupré, X. y Carrete, J.M., La «Antiga Audiencia», Excavaciones
Arqueológicas en España, 165, pp. 117-150.
CABALLERO ZOREDA, L . (1989): «Cerámicas de 'épo-
ca visigoda y postvisigoda' de las provincias de
Cáceres, Madrid y Segovia», Boletín de Arqueología Medieval, 3, pp. 75-108.
COLL
I RIERA,
JM. y
MOLINA,
J . - A . (1993):
«L'Aiguacuit (Terrassa, Vallès Occidental). La
transformado d'una vila romana en un vilatge
medieval», IV Congreso de Arqueología Medieval Española (resúmenes), Alicante, p. 74.
CHAPELOT, J., FOSSIER, R . (1980): Le village et la
maison au Moyen Age. Paris.
DixoN, Ph. (1982): «How Saxon is the Saxon
House», en Drury, RJ. (éd.). Structural Reconstruction (Approaches to the interpretation of the
excavated remains of buildings). B.A.R., British
Series, 110, Oxford, pp. 275-289.
DoNAT, R (1980): «Haus, Hof und Dorf in Mitteleuropa vom 7.-12. Jahrhundert», Schriften zur Urund Friihgeschichte, 33. Berlin.
FARNOUX, CI. (1995): «Le fond de cabane mérovingienne comme fait culturel», en Lorren, Cl. y Perin, R (eds.). L'habitat rural du Haut Moyen
Âge, Rouen, pp. 29-44.
FUENTES, A. (2000): «Una zona marginal de Hispânia: Madrid en época romana», en Ruano, E.
(dir.) La Arqueología madrileña en el final del
siglo xx: desde la prehistoria hasta el año 2000,
Boletín de la Asociación Española de Amigos de
la Arqueología, 39-40, pp. 197-211.
GUTIÉRREZ LLORET, S . (1996): La Cora de Tudmir:
de la antigüedad tardía al mundo
(CCV, 57), Madrid-Alicante.
islámico,
GUTIÉRREZ LLORET, S. (1999): «La cerámica emiral
de Madinat lyih (el Tolmo de Minateda, Hellín,
Albacete). Una primera aproximación». Arqueología y Territorio Medieval, 6, pp. 71-112.
HAMEROW, H . (1993): Excavations at Mucking. The
anglo-saxon settlement. London.
LAIZ REVERTE, M . D . y Ruiz VALDERAS, E . (1988):
«Cerámicas de cocina de los siglos v-vii en Cartagena (C/. Orcel-D. Gil)», Antigüedad y Cristianismo, V, pp. 265-301.
MARTÍNEZ NAVARRETE, M . I . (1979): «El yacimiento
de La Esgaravita (Alcalá de Henares, Madrid) y
la cuestión de los llamados 'Fondos de cabana'
del valle del Manzanares», Trabajos de Prehistoria, 36, pp. 83-118.
http://aespa.revistas.csic.es/
252
ALFONSO VIGIL-ESCALERA GUIRADO
MILOSEVIC, G. (1998): Housing in medieval Serbia.
Belgrado (originai en serbio con resumen en inglés).
PEYTREMANN, E. (1995): «Les structures d'habitat
rural du haut Moyen Âge en France (v^-x^ s.)»,
en Lorren, Cl. y Perin, P. (eds.), Uhabitat rural
du Haut Moyen Age, Rouen, pp. 1-28.
PowLESLAND, D. (1998): «The West Heslerton Assessment», Internet Archaeology, 5 (http://
intarch.ac.uk/journal/issue5/westhes/ì.
RADFORD, C . A . R . (1957): «The Saxon House: a review and some parallels», Medieval Archaeology,
1,^^.21-3^.
RAHTZ, Ph. (1986): «Buildings and rural settlement»
en D M Wilson, The archaeology of AngloSaxon England, pp. 49-98.
RAMON, J. y CAU, M . A . (1997): «Niveles de época
vándala de Es Castell (Eivissa)», Arqueo Mediterrània, 1, pp. 269-311.
RusANOVA, I.P. y TIMOSHUK, B . A . (1984): Kodyn-slavyanskie poçeleniya V-VUI vv. na n Prut. Moscú
(en ruso).
SNYDER, C A . (1997): «A gazetteer of sub-Roman
Britain (AD 400-600): the British Sites», Inter-
(c) Consejo Superior de Investigaciones Científicas
Licencia Creative Commons 3.0 España (by-nc)
AEspA, 73, 2000
net Archaeology, 3 (http://intarch.ac.uk/joumal/
issue3/snyder/).
STORCH DE GRACIA, J.J. (1997): «Avance de las primeras actividades arqueológicas en los hispanovisigodos de La Dehesa del Cañal (Pelayos, Salamanca)», Arqueología,
Paleontología
y
Etnografía, 4, pp. 141-160.
VICENT GARCÍA, J . M . (1998): «La prehistoria del
modo tributario de producción», Hispânia,
LVIII/3, num. 200, pp. 823-839.
ViGiL-EscALERA, A. (1997): «La Indiana (Pinto, Madrid): estructuras de habitación y de uso hidráulico de una comunidad campesina (siglos vi-x
d.n.e.)», XXIV Congreso Nacional de Arqueología
(Cartagena, octubre 1997), Cartagena, p. 314.
ViGiL-EscALERA, A. (c.p.): «Evolución de los morfotipos de cerámica común de un asentamiento rural
visigodo de la Meseta (Gózquez de Arriba, S. Martín de laVega, Maáná)», Arqueohispania, O (http:/
/teleline.terra.es/personal/jtovar/j oumal. htm).
WEST, S.E. (1985): The anglo-saxon village at West
Stow, East Anglian Archaeology, 24.
WILSON, D . , ed. (1986, ed. orig. 1976): The archaeology of Anglo Saxon England. New York.
http://aespa.revistas.csic.es/