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Ánforas prerromanas del Alto Guadalquivir

2022, Las Ánforas turdetanas. Actualización tipológica y nuevas perspectivas. Spal Monografías Arqueología, Núm.: XXXIX

Se analizan en este trabajo más de 300 ánforas pertenecientes al periodo prerromano en la región del Alto Guadalquivir.

Las ánforas turdetanas Colección SPAL Monografías Arqueología Director de la Colección Ferrer Albelda, Eduardo Consejo de Redación Álvarez Martí-Aguilar, Manuel. Universidad de Málaga Álvarez-Ossorio Rivas, Alfonso. Universidad de Sevilla Belén Deamos, María. Universidad de Sevilla Beltrán Fortes, José. Universidad de Sevilla Ferrer Albelda, Eduardo. Universidad de Sevilla Garriguet Mata, José Antonio. Universidad de Córdoba Gavilán Ceballos, Beatriz. Universidad de Huelva Oria Segura, Mercedes. Universidad de Sevilla Pereira Delgado, Álvaro. Facultad de Teología San Isidoro. Archidiócesis de Sevilla Vaquerizo Gil, Desiderio. Universidad de Córdoba Comité Científico Arruda, Ana Margarida. Universidade de Lisboa Bonnet, Corinne. Universidad de Toulousse Cardete del Olmo, M.ª Cruz. Universidad Complutense de Madrid Celestino Pérez, Sebastián. Instituto de Arqueología de Mérida, CSIC Chapa Brunet, Teresa. Universidad Complutense de Madrid Díez de Velasco Abellán, Francisco. Universidad de la Laguna Domínguez Monedero, Adolfo J. Universidad Autónoma de Madrid Garbati, Giuseppe. CNR, Italia Marco Simón, Francisco. Universidad de Zaragoza Montero Herrero, Santiago C. Universidad Complutense de Madrid Mora Rodríguez, Gloria. Universidad Autónoma de Madrid Tortosa Rocamora, Trinidad. Instituto de Arqueología de Mérida, CSIC Francisco José García Fernández Antonio Manuel Sáez Romero (coordinadores) Las ánforas turdetanas Actualización tipológica y nuevas perspectivas SPAL MONOGRAFÍAS ARQUEOLOGÍA Nº XXXIX Sevilla 2021 Colección: Spal Monografías Arqueología Núm.: XXXIX Comité editorial: Araceli López Serena (Directora de la Editorial Universidad de Sevilla) Elena Leal Abad (Subdirectora) Concepción Barrero Rodríguez Rafael Fernández Chacón María Gracia García Martín Ana Ilundáin Larrañeta María del Pópulo Pablo-Romero Gil-Delgado Manuel Padilla Cruz Marta Palenque Sánchez María Eugenia Petit-Breuilh Sepúlveda José-Leonardo Ruiz Sánchez Antonio Tejedor Cabrera Reservados todos los derechos. Ni la totalidad ni parte de este libro puede reproducirse o transmitirse por ningún procedimiento electrónico o mecánico, incluyendo fotocopia, grabación magnética o cualquier almacenamiento de información y sistema de recuperación, sin permiso escrito de la Editorial Universidad de Sevilla. Diseño del motivo de cubierta: Blanca del Espino Hidalgo. © Editorial Universidad de Sevilla 2021 C/ Porvenir, 27-41013 Sevilla. Tlfs.: 954 487 447; 954 487 451; Fax: 954 487 443 Correo electrónico: eus4@us.es Web: <https://editorial.us.es> © Francisco José García Fernández y Antonio Manuel Sáez Romero (coordinadores) 2021 © De los textos, los autores 2021 Impreso en papel ecológico Impreso en España-Printed in Spain ISBN: 978-84-472-3096-9 Depósito Legal: SE 1892-2021 Diseño de cubierta y maquetación: santi@elmaquetador.es Impresión: Podiprint Índice Presentación Francisco José García Fernández y Antonio Manuel Sáez Romero............................................................ 9 Las ánforas turdetanas: testigos de una economía en transición Enrique García Vargas y Eduardo Ferrer Albelda ....................... 15 Las ánforas turdetanas “tipo Macareno” en el Bajo Guadalquivir Francisco José García Fernández, Violeta Moreno Megías y Enrique García Vargas ......................................................................... 33 Alfares prerromanos en Carmona (Sevilla) María Belén-Deamos,Elisabet Conlin Hayes, Ricardo Lineros Romero y Juan Manuel Román Rodríguez ........ 63 Ánforas Pellicer B-C y D en la Tierra Llana onubense: estado de la cuestión Clara Toscano-Pérez y Juan Manuel Campos Carrasco............... 89 Ánforas turdetanas del valle del Guadalete a partir del asentamiento de Torrevieja (Villamartín, Cádiz) ... José María Gutiérrez López y María Cristina Reinoso del Río ... 111 Los contenedores de la campiña de Cádiz: las ánforas Pellicer E-1 (“tipo Tiñosa” o T-8.1.1.2) Livia Guillén Rodríguez ..................................................................... 145 Ánforas turdetanas en la Bahía de Cádiz (siglos VI-II a.C.): Apuntes sobre su producción, consumo y papel comercial Antonio Manuel Sáez Romero............................................................ 161 8 ÍNDICE La producción de ánforas tipo Pellicer D en el ámbito malacitano: estado de la cuestión ... José Suárez Padilla, Daniel Mateo Corredor y Cristina Martínez Ruiz ........................................................................ 201 Ánforas prerromanas del Alto Guadalquivir Vicente Barba Colmenero, Alberto Fernández Ordoñez y Manuel Jesús Torres Soria .................................................................. 211 Evidências de produção anfórica no Algarve durante a 2ª Idade do Ferro Ana Margarida Arruda y Elisa de Sousa.......................................... 237 Las ánforas de la I Edad del Hierro del valle medio del Guadiana Esther Rodríguez González, Alberto Dorado Alejos y Sebastián Celestino Pérez .................................................................. 249 A produção de ânforas na costa ocidental atlântica: o caso do estuário do Tejo Elisa de Sousa, João Pimenta y Ana Margarida Arruda................ 273 Avenencias y desavenencias en torno al uso de una tipología y sus alternativas: las ánforas turdetanas ... Andrés María Adroher Auroux ......................................................... 289 Un universo en construcción. Reflexiones sobre la producción y comercio de ánforas de tradición fenicia en el suroeste de la península ibérica ... Francisco José García Fernández y Antonio Manuel Sáez Romero............................................................ 301 Ánforas prerromanas del Alto Guadalquivir Vicente Barba Colmenero* Vicente Barba Colmenero, Alberto Fernández Ordoñez y Manuel Jesús Torres Soria Alberto Fernández Ordoñez Manuel Jesús Torres Soria 1. INTRODUCCIÓN * Arq13 Estudio de Arqueología. C/ Mesa, nº 13, 23001 de Jaén. vicenbarba@gmail.com El contexto geográfico sobre el que se enmarca este estudio es la actual provincia de Jaén, el valle alto del Guadalquivir (fig. 1). Es un territorio geográficamente bien definido, cercado por montañas que actúan como barreras naturales, Sierra Morena al norte y las Sierras de Cazorla, Segura y las Villas al este y al sur la Sierra Sur de Jaén, configurando un territorio triangular surcado por dos grandes unidades: la propia vega del Guadalquivir y la Campiña que aumenta su extensión hacia el curso medio del río y el oeste de la provincia. Estas dos zonas responden a proyectos económicos diferentes, por un lado, la vega posibilita la agricultura hortícola basada en el regadío, y la campiña es propicia para el desarrollo de los cultivos de secano: cereal, olivo y vid. A todo ello debemos añadir la gran riqueza minera de Sierra Morena, que hizo que desde tiempos muy remotos se desarrollara un modo de vida urbano con la consolidación del mundo ibérico y los oppida, una sociedad principesca basada en clanes y linajes, que marcará una etapa histórica en nuestra provincia de más de 600 años. La mayor parte de los estudios arqueológicos que se han desarrollado en nuestro territorio se han centrado en el mundo ibérico (Ruiz Rodríguez y Molinos Molinos 2007; 2015). Durante tres décadas las investigaciones han puesto el interés en diversos focos o puntos de vista, desde un principio la dialéctica Centro-Periferia y la arqueología del microespacio centraron las investigaciones en poblados importantes como el oppidum ibérico de Puente Tablas en Jaén. En este yacimiento, a partir de 1982, se han excavado bastantes metros cuadrados de superficie, un grupo importante de casas y un almacén en el centro del poblado, las murallas y una de las puertas de acceso, un santuario con funciones astronómicas y un gran edificio identificado como el palacio de residencia de la elite que habitó el oppidum hacia el siglo IV-V a.C. Conocemos bastante bien muchos aspectos importantes de este lugar y su dilatado devenir histórico: su imponente fortificación (Molinos Molinos 2015: 45-53), los lugares de culto (Ruiz Rodríguez et al. 2015a: 93-106), el urbanismo (Ruiz Rodríguez et al. 2015b: 107-118), e incluso el paisaje y la gestión de los recursos naturales (Rodríguez-Ariza y Pradas Ballesteros 2015: 119-126; Montes 211 212 VICENTE BARBA COLMENERO, ALBERTO FERNÁNDEZ ORDOÑEZ Y MANUEL JESÚS TORRES SORIA Moya 2015: 127-136); en cambio, después de más de 30 años de estudios continuados en este importante yacimiento, aun no conocemos los materiales cerámicos y su evolución cronológica, y mucho menos nada sabemos acerca de las ánforas de este poblado que estuvo habitado desde el siglo IX hasta el siglo II a.C. Este ejemplo del oppidum de Puente Tablas nos sirve para relatar más o menos lo ocurrido en las distintas investigaciones desarrolladas del resto del territorio jinennense, ya que este poblado ha servido durante años como laboratorio donde se han aplicado las distintas metodologías surgidas del grupo de investigación del Instituto Universitario de Investigación en Arqueología Ibérica de la Universidad de Jaén. Pero los análisis de materiales cerámicos fueron relegados a un segundo plano, la cerámica ha servido como apoyo en algunos casos para establecer cronologías, sin que existiera una base sólida sobre las distintas facies cerámicas del Alto Guadalquivir y su evolución. Hoy en día no se han superado los estudios que desarrolló Juan Pereira al final de la década de los años 80, sobre la cerámica ibérica en nuestro territorio (Pereira Sieso 1988; 1989), y siguen siendo, en muchos casos, la única referencia que tenemos para establecer comparaciones. Sin embargo, han habido algunos intentos por establecer criterios generales sobre los materiales cerámicos prerromanos (Ruiz Rodríguez y Molinos Molinos 1993: 53-71), desarrollando en algunos casos, a lo largo de varios años, metodologías de cuantificación y medición de fragmentos de bordes principalmente, a los cuales se les aplicaba una serie de medidas o variables, y a través de análisis clúster y factoriales (ACL-AF) eran analizados en un ordenador que solo entendía de números, el cual establecía una tipología cerámica contextualizada por grupos generales discriminados, pero que podríamos considerar hoy en día un totum revolutum. Fue a partir del año 1991 cuando se empezaron a realizar este tipo de análisis multivariante para el estudio de fragmentos cerámicos (Hornos Mata et al. 1991; Rísquez Cuenca 1995), ampliamente desarrollada esta metodología sobre la cerámica reductora del Alto Guadalquivir, que fue objeto de una tesis doctoral, la cual nunca fue publicada (Rísquez Cuenca 1993), y que sirvió como punto de inflexión para los futuros estudios que se realizaron en poblados como el Santuario de la Cueva de la Lobera en Castellar, Giribaile en Vílchez y El Pajarillo de Huelma entre otros (Gutiérrez Soler 2002; Molinos Molinos et al. 1998; Nicolini et al. 2004). Llegó a tener un amplio desarrollo el análisis multivariante en fragmentos cerámicos durante toda la década de los 90, aplicándose incluso sobre cerámicas prehistóricas (Nocete Calvo 1989), de época romana (Barba Colmenero 2007; Castro López 1998) e incluso en materiales medievales (Castillo Armenteros 1998). Por tanto, podemos decir, que pese a que se han realizado algunos intentos por regular y clasificar las cerámicas del Alto Guadalquivir en época ibérica de forma contextualizada, aun hoy en día no contamos con estudios de conjunto sobre tipologías cerámicas para nuestra región y su evolución cronotipológica, y mucho menos aún, no se han realizado investigaciones sobre los talleres y centro de producción. Las ánforas al ser un material cerámico que normalmente no suele estar decorado, en la mayor parte de las investigaciones han pasado a un segundo plano o no aparecen. Encontramos en algunas publicaciones términos para designarlas como: cerámica común, de almacenaje, en algunos casos han sido confundidas como orzas, urnas, u otro tipo de recipiente, como por ejemplo es habitual encontrar en algunos estudios los bordes de los soportes de carrete confundidos con bordes de ánforas y viceversa. Normalmente en las publicaciones son incluidas en el grupo general de cerámicas cerradas (Grupo Tipológico V) de bordes con tendencia circular engrosados al exterior. De esta forma, es complicado rastrear estos materiales cerámicos, e incluso en algunos casos no aparecen dibujados en los trabajos. Son muy escasos los estudios que se han realizado en esta región sobre las ánforas, nosotros mismos abordamos hace pocos años esta cuestión al estudiar un contexto de materiales cerámicos tardorrepublicanos en el Cerro de la Atalaya de Lahiguera (Barba Colmenero et al. 2016a). En el valle Alto del Guadalquivir aun no se ha desarrollado estudios concretos sobre las ánforas y por el momento simplemente encontramos algunas publicaciones en las que se reflejan en gráficos algunos materiales sin que los autores hayan prestado especial interés por estos recipientes. Este es el caso de yacimientos como Cástulo (Blázquez Martínez 1975; 1979; Blázquez Martínez y Valiente Malla 1981), Giribaile (Gutiérrez Soler 2002), Santuario de Castellar (Nicolini et al. 2004), Aurgi o la ciudad de Jaén (Serrano Peña 2004; Barba Colmenero 2007; Serrano Peña et al. 2011) y el oppidum de Puente Tablas en Jaén (Ruiz Rodríguez y Molinos Molinos 1987). En algunas de estas publicaciones, como hemos comentado, encontramos una clasificación tipológica de los materiales cerámicos basados en análisis multivariante, agrupándose en los mismos tipos a las ánforas junto a las urnas, los toneles, las orzas, los soportes, etc. Hoy en día esos análisis tipológicos han quedado ÁNFORAS PRERROMANAS DEL ALTO GUADALQUIVIR Figura 1. Mapa de localización de la región e indicación de los yacimientos estudiados 213 214 VICENTE BARBA COLMENERO, ALBERTO FERNÁNDEZ ORDOÑEZ Y MANUEL JESÚS TORRES SORIA Figura 2. Gráficos de estudios de materiales cerámicos basados en análisis multivariantes: Giribaile, El Pajarillo y Castellar ÁNFORAS PRERROMANAS DEL ALTO GUADALQUIVIR Yacimiento Cronología Cerro Alcalá en Torres S. VI a.C. Oppidum de Puente Tablas en Jaén Santuario de El Pajarillo en Huelma y valle del río Jandulilla Identificación/contexto (nº indv.) Necrópolis: 2 ánforas (completas) S. V-IV a.C. Poblado, lugares de hábitat y santuario: 27 ánforas (completa y fragmentos de borde) S. IV a.C. Santuario heroico y lugares de hábitat: 20 ánforas (fragmentos de borde) Horno del Guadalimar en Cástulo S. IV-III a.C. Alfar: 15 ánforas (fragmentos de bordes) Oppidum de Giribaile en Vilches S. IV-III a.C. Lugar de hábitat. Presencia masiva: 101 ánforas (completa y fragmentos de borde) Baecula en Santo Tomé S. III-II a.C. Campamentos y zona de batalla. Presencia masiva: 90 ánforas (fragmentos de borde) Zona Arqueológica de Marroquíes Bajos en Jaén S. VI-V a.C. y s. II-I a.C. Lugares de hábitat dispersos, cabañas, silos: 29 ánforas (fragmentos de borde) Ciudad Ibero-romana de Cástulo S. V-IV a.C. y s. II-I a.C. Lugar de hábitat, fortificación y necrópolis: 25 ánforas (fragmentos de borde) S. II-I a.C. Vertedero: 15 ánforas (fragmentos de bordes) Entorno Plaza Baños de la Audiencia, centro histórico de Jaén Cerro de la Atalaya en Lahiguera Oppidum de Castellones de Céal en Hinojares S. I a.C. S. V-IV a.C. y s. I a.C. Almacén comercial. Presencia masiva: 37 ánforas (completa y fragmentos de borde) Lugar de hábitat, almacenes: 4 ánforas (completas) Figura 3. Yacimientos estudiados, cronología y número de ánforas superados y poca información podemos extraer de ellos sobre estos envases, salvo la confirmación de la presencia de ánforas en estos yacimientos (fig. 2). Como hemos apuntado, el contexto arqueológico del Cerro de la Atalaya en Lahiguera, de la primera mitad del siglo I a.C., nos dio la oportunidad de realizar un estudio concreto sobre este tipo de recipiente. El yacimiento se corresponde con un lugar de tránsito próximo al rio Guadalquivir y de distribución de mercancías, principalmente ánforas y sus contenidos (Barba Colmenero et al. 2016a; 2016b). Encontramos también un reciente estudio (memoria inédita para la obtención del DEA) sobre ánforas que se ha localizado en un contexto bélico del siglo III a.C., en el cual se han analizado las ánforas del Cerro de las Albahacas, relacionado con la Batalla de Baecula (Rodríguez Martínez 2012). Parte de estos materiales han sido publicados en la monografía editada recientemente sobre dicha batalla, los cuales recogemos en esta contribución (Rueda Galán et al. 2015). La última investigación en la cual encontramos referencias sobre ánforas se corresponde con la Tesis Doctoral de Antonio Jesús Ortiz, leída recientemente y que aún no ha sido publicada1, sobre los materiales cerámicos del poblado de Giribaile de los siglos IV y III a.C. (Ortiz Villarejo 2017), los cuales analizaremos también en este estudio. 2. LOS YACIMIENTOS DEL ALTO GUADALQUIVIR Y LAS ÁNFORAS PRERROMANAS Los yacimientos arqueológicos en los que encontramos ánforas abarcan prácticamente todo el valle Alto del Guadalquivir (fig. 1). Se ha realizado una revisión de todos los materiales publicados hasta la actualidad y por el momento se han contabilizado 365 recipientes que identificamos como ánforas prerromanas. Debemos indicar que no aportamos todos los materiales que se han localizado en las 1. Agradecemos a Antonio Jesús Ortiz Villarejo las facilidades que nos ha proporcionado para acceder al estudio completo de su Tesis Doctoral que fue leída a finales del año 2017 y que aún no ha sido publicada: Giribaile: estrategias de ocupación económica asociadas al dominio del territorio durante los siglos IV y III a.C., Universidad de Jaén, octubre 2017. 215 216 VICENTE BARBA COLMENERO, ALBERTO FERNÁNDEZ ORDOÑEZ Y MANUEL JESÚS TORRES SORIA publicaciones, ya que existen numerosas referencias y dibujos de ánforas sobre todo en excavaciones de emergencia o preventivas, de los cuales, por falta de indicaciones o dudas sobre los contextos y las cronologías, hemos creído conveniente no aportar en estos momentos. En la figura 3 se enumeran los yacimientos estudiados, su cronología e identificamos el número de individuos que se han seleccionado para el estudio y el contexto al que pertenecen. Algunos de estos materiales son inéditos y por primera vez se publican como las ánforas del Horno del Guadalimar y los materiales del Conjunto Histórico de Jaén (c/ Espartería), entre los cuales encontramos un interesante conjunto anfórico relacionado con los únicos centros de producción cerámica que hasta ahora se han documentado en nuestra región. 2.1. Las ánforas de Cerro Alcalá en Torres Cerro Alcalá, identificado como la ciudad romana de Ossigi Latonium, se localiza entre los términos municipales de Torres y Jimena. Ubicado en la margen izquierda del río Torres, está emplazado en un punto geo-estratégico en un área de transición desde el valle del Guadalquivir hacia zonas montañosas como Sierra Mágina o la Loma de Úbeda. Es un yacimiento arqueológico con una secuencia cronológica que iría desde la prehistoria hasta la época romana. El hallazgo de 2 ánforas que aquí presentamos se produce de forma no reglada, como parte de una serie de noticias acaecidas en la década de los años 70 del pasado siglo, en las que se hablaba de un espacio funerario alrededor de Cerro Alcalá, más concretamente en la necrópolis de las Tosquillas, como atestiguan intervenciones y noticias posteriores (Negueruela Martínez y Rodríguez Rus 1987; Negueruela Martínez et al. 1990). Las dos ánforas que se documentan y que son conocidas como el “conjunto orientalizante de Cerro Alcalá” fueron localizadas en este contexto de necrópolis (Pachón Romero et al. 1994; 2005). Las dos ánforas tienen forma ovoide con fondo cóncavo, hombro redondeado con poco desarrollo del cuello, borde exvasado y redondeado al exterior. Las dos presentan las mismas dimensiones: 68 cm de altura y 13 cm de diámetro (fig. 4). Las pastas de ambas son oxidantes de color rosáceas poco decantada, con presencia de desgrasante de grosor medio entre los que se aprecian granos arenosos, micáceos, calizos y esquistosos. Hay que indicar que los propios autores, ante la falta de información relativa al contexto estratigráfico y a un estudio pormenorizado en el yacimiento de Cerro Alcalá, no confirman la producción local de las ánforas, aunque sí esbozan ciertos argumentos basados en detalles de la decoración de las mismas como producciones locales (Pachón Romero et al. 2008: 148-149). Lo más destacado de las ánforas es su decoración exterior, que se desarrolla en un área que cubre las tres cuartas partes de la superficie de la pieza. Se trata de una amplia franja con decoración figurativa enmarcada por líneas horizontales paralelas de color negro y rojo. Los campos superior e inferior desarrollan motivos geométricos, siendo más complejo el cuerpo superior del ánfora 1, con líneas que se entrecruzan intentando imitar un tejido. En la parte inferior, debajo del campo figurativo, se aprecia al menos otros grupos de líneas rojas horizontales y paralelas. En la zona central, se desarrolla la decoración figurada, donde se observan en el ánfora 1 hasta tres grifos que caminan hacia la izquierda, cabezas inclinadas mirando hacia abajo, con las alas extendidas y con las colas levantadas haciendo un bucle; mientras que en el ánfora 2 aparecen tres animales alados (posiblemente también grifos) que marchan de nuevo hacia la izquierda con las alas extendidas, cabezas y colas levantada formando también un bucle (Pachón Romero et al. 2008: 132-137). Ambos recipientes son muy similares por lo que sin duda alguna pertenecen al mismo taller y artista. Por el tipo de forma podemos decir que se corresponde con las Pellicer BC orientalizantes (Ruiz Rodríguez y Molinos Molinos 1993: 64, fig. 14-A.2.). Este conjunto fue localizado junto a un plato y un vaso tipo Chardón o Toya II.2.B, por lo que se fecharían en el siglo VI a.C. 2.2. Las ánforas del oppidum de Puente Tablas en Jaén Puente Tablas se encuentra en el término municipal de Jaén, al noreste de la ciudad, a unos 5 km de distancia, y como hemos apuntado, se viene investigando este interesante poblado desde los años 80 (Ruiz Rodríguez y Molinos Molinos 1987). Este asentamiento se configura como un excepcional ejemplo del desarrollo de un proceso de concentración poblacional que tuvo lugar en la Campiña Occidental hacia finales del siglo IX a.C., y la hegemonía de los príncipes ibéricos hacia el siglo V a.C. La secuencia de ocupación constatada abarca un amplio período que va desde finales del Bronce Final hasta finales del siglo III a.C., abandonándose el lugar tras la Segunda Guerra Púnica. ÁNFORAS PRERROMANAS DEL ALTO GUADALQUIVIR Figura 4. Ánforas de Cerro Alcalá De momento no hay ningún estudio concreto sobre las ánforas de este poblado. Hemos tenido la oportunidad recientemente de conocer un conjunto de fragmentos cerámicos que fueron localizados en las excavaciones del santuario denominado Santuario de la Puerta del Sol, que se localizó en el año 2011 y fechado en la segunda mitad del siglo V a.C. (Ruiz Rodríguez et al. 2015a: 93-106), se trata de 26 bordes de ánforas que nunca han sido publicadas2. Estas 2. Agradecemos a Rosa Fernández, del Instituto Universitario de Investigación en Arqueología Ibérica de la Universidad de Jaén, ánforas locales presentan pastas oxidantes de color naranja, bien decantadas con desgrasantes medianos y finos donde se aprecian arenas blancas y grises. Las superficies de los envases no presentan decoración ni acabados (fig. 5). También se localizaron en el mismo contexto abundantes asas de sección circular y bases cóncavas ligeramente apuntadas. su disposición y amabilidad en proporcionarnos las ánforas del Santuario de la Puerta del Sol de Puente Tablas que están en proceso de estudio. 217 218 VICENTE BARBA COLMENERO, ALBERTO FERNÁNDEZ ORDOÑEZ Y MANUEL JESÚS TORRES SORIA Figura 5. Ánforas del Oppidum de Puente Tablas Además, hemos tenido acceso a un ánfora completa que está expuesta en el Museo de Jaén (A-03053). Se fecha entre el siglo V-IV a.C. y fue localizada en el ámbito doméstico del poblado. Tiene forma cilíndrica y presenta una altura de 74 cm y un volumen completo de capacidad de 40 litros. Presenta dos pequeñas asas bajo el cuello y la base es cóncava acabada en pico. La pasta es local, de color naranja muy compacta con una matriz en la que abundan las inclusiones de arenas blancas, amarillas y grises. El exterior no presenta ningún tipo de acabado y se aprecian abundantes concreciones calcáreas en toda la superficie. En total para este asentamiento se han contabilizado 27 ánforas, aunque somos conscientes de que si los estudios sobre los materiales cerámicos avanzaran el número se incrementaría considerablemente. Todas las ánforas se corresponden con tipos conocidos Pellicer BC (fig. 5). 2.3. Las ánforas del Santuario de El Pajarillo y el valle del río Jandulilla El santuario de El Pajarillo se sitúa en la cabecera del río Jandulilla, un afluente del Guadalquivir. Se trata ÁNFORAS PRERROMANAS DEL ALTO GUADALQUIVIR Figura 6. Ánforas de El Pajarillo y valle del río Jandulilla de una construcción singular en la cual fue documentado un importante conjunto escultórico en el año 1993, fechándose todo el conjunto en el siglo IV a.C. (Molinos Molinos et al. 1998). El yacimiento se caracteriza por ser una enorme pared de mampostería con ocho metros de ancho, que corre en dirección norte-sur a media ladera de un pequeño cerro. En el centro de ese paramento se situaría una torre, donde se dispusieron la mayor parte de las esculturas, lo que podríamos considerar un gran escenario. Se trata de un monumento de carácter excepcional que tuvo un papel relevante en el tránsito de productos por el valle del río Jandulilla. En este sentido se ha interpretado el monumento como la representación y la legitimización del poder aristocrático que controla un amplio territorio (Molinos Molinos et al. 1998). Las ánforas que presentamos proceden de dos ámbitos estudiados por nosotros mismos, por un lado del análisis microespacial de la prospección superficial efectuada en todo el yacimiento (Gutiérrez Soler et al. 1998: 161-215), en la cual se recogieron 17 ánforas, y aunque no todas fueron publicadas en su día en las láminas de la monografía, nosotros aportamos 219 220 VICENTE BARBA COLMENERO, ALBERTO FERNÁNDEZ ORDOÑEZ Y MANUEL JESÚS TORRES SORIA en esta contribución todos los fragmentos documentados; y por otro lado, la prospección que efectuamos en el valle del río Jandulilla (Bellón Ruiz et al. 1998: 243-264), durante la cual se registraron 3 bordes de ánforas, algunos de estos recipientes también inéditos, procedentes de varios yacimientos coetáneos al El Pajarillo: la Loma del Perro y Úbeda la Vieja. En total se han recopilado 20 ánforas que guardan idénticas características3: cerámica de pasta regional, cocción oxidante, de color anaranjado, textura compacta e inclusiones de arenas blancas, grises y micáceas. Alguna de estas ánforas presentan decoración al exterior, estando barnizadas al completo de color granate, como las de Loma del Perro o Úbeda la Vieja, o presentan líneas o bandas paralelas pintadas en color granate (fig. 6). 2.4. Las ánforas del Horno del Guadalimar de Cástulo en Linares Este taller cerámico está ubicado en la margen izquierda del río Guadalimar junto la ciudad ibero-romana de Cástulo, concretamente en una terraza superior sobre la vega inundable en una zona actual de olivar, frente al actual castillo de Santa Eufemia. En el año 1975 Mercedes Roca realizó una excavación arqueológica en este lugar, dando noticia de ello en un pequeño artículo en la revista Pyrenae (Roca Roumens 1975). Se efectuaron dos sondeos y se pudo constatar una secuencia de un gran vertedero con abundantes materiales cerámicos, algunas estructuras habitacionales y un horno de pequeñas dimensiones, el cual se localizó en el sondeo 1 en las capas más profundas junto a la base geológica. Se encontraba muy erosionado y solamente se pudo documentar su cimentación y cámara de combustión. Se trata de un horno de adobes que presenta una longitud de 2,29 m con cámara de semicírculo de 1,28 m de diámetro y un pilar central que servirá para apoyar una parrilla, la cual no se ha conservado. Tuvimos la oportunidad de realizar una prospección superficial de todo el yacimiento en el año 2007, y pudimos constatar la presencia de varios hornos de adobes de diversos tamaños, abundantes adobes quemados y una amplia zona con 3. No podemos presentar en este trabajo las ánforas que fueron documentadas en la excavación arqueológica (posiblemente 12 fragmentos de bordes), ya que la mayor parte de ellas han sido analizadas por el método clúster (ACL) y las láminas que se presentan en la monografía del yacimiento carecen de escalas y referencias (Molinos Molinos et al. 1998: 84, fig. 34, Grupo Tipológico V). Los bordes guardan idénticas características que el resto de ánforas del tipo Pellicer BC. desechos cerámicos sobre una extensión de más de 1 hectárea, por lo que se trataría de una gran zona de producción cerámica de época ibérica. Aparte de localizarse una extensa zona de vertedero también se documentaron las canteras de arcilla, ubicadas en la zona inferior del yacimiento junto al río y una posible zona de hábitat, ya que se evidenciaban restos de muros en superficie muy erosionados por la acción de los arados. De igual forma, tuvimos acceso a los materiales arqueológicos que fueron documentados en los dos sondeos de 1975, que se encontraban en el antiguo Departamento de Prehistoria y Arqueología de la Universidad de Jaén. Hemos estudiado todos los materiales cerámicos que nunca fueron publicados y entre ellos se contabilizan 15 bordes de ánforas (fig. 7). La secuencia arqueológica y los materiales analizados sitúan el taller entre los siglos IV y III a.C. Llama notablemente la atención el gran número de fallos de horno que fueron localizados durante la excavación y también que prácticamente el 90% del material cerámico se corresponde con cerámica decorada y denominada de barniz rojo. Todas las cerámicas tienen pastas regionales de la Alta Andalucía y presentan varios tipos de manufacturas con tonalidades amarillentas y blanquecinas. Este tipo de pasta en muy frecuente en este taller y en la zona de Cástulo durante la época ibérica: matriz silicatada dominante con cantidades bajas de calcita, baja proporción de filosilicatos y una elevada presencia de silicatos cálcicos de altas temperaturas (diópsido, wollastonita, gehlenita), lo que sugiere que la temperatura de cocción fue moderadamente alta, entre 850 y 950 ºC (Barba Colmenero et al. 2016a: 136). Las ánforas localizadas se corresponden con la forma Pellicer BC y D, y se documentan 3 recipientes que presentan decoración a base de líneas anchas con pintura color granate (fig. 7). 2.5. Las ánforas del oppidum de Giribaile en Vilches El yacimiento de Giribaile se localiza en la confluencia de los ríos Guadalimar y Guadalén, en el término municipal de Vilches. Giribaile ocupa una posición destacada, de dominio, que le permite ejercer un importante control visual por un lado sobre un amplio valle con tierras muy fértiles, y por otro lado de una importante zona minera. Con sus más de 18 hectáreas de meseta fortificada, es uno de los más grandes poblados ibéricos de la provincia de Jaén, articulando junto con Cástulo y Olvera un patrón ÁNFORAS PRERROMANAS DEL ALTO GUADALQUIVIR Figura 7. Ánforas del Horno del Guadalimar de poblamiento lineal que se vertebra siguiendo el curso del río Guadalimar. Este oppidum constituye una referencia ineludible para entender los procesos de construcción de nuevos territorios políticos a principios del siglo IV a.C. Entre 1968 y 1970 se llevó a cabo una intervención arqueológica de la que apenas nos han llegado sus resultados. Las recientes prospecciones y excavaciones arqueológicas levadas a cabo en el entorno del oppidum de Giribaile y en el propio asentamiento, han sacado a la luz la existencia de un denso patrón de poblamiento compuesto por casi un centenar de pequeños y grandes asentamientos que se distribuyen a lo largo del valle. El repertorio de cultura material que presentan estos asentamientos de este territorio es bastante reducido y repetitivo, predominando las ánforas, que determinan un horizonte ibérico tardío. La hipótesis del profesor Gutiérrez Soler plantea la existencia de una comunidad estipendiaria, dependiente del oppidum de Giribaile, que colonizará todo el territorio entre los siglos IV y III a.C. (Gutiérrez Soler 2002). El reciente Proyecto de Investigación que la Universidad de Jaén está llevando a cabo en Giribaile y 221 222 VICENTE BARBA COLMENERO, ALBERTO FERNÁNDEZ ORDOÑEZ Y MANUEL JESÚS TORRES SORIA Figura 8. Ánforas completas de Giribaile Figura 9. Ánforas de Giribaile las recientes publicaciones sobre las excavaciones del área 11 de la meseta, han documentado un amplio repertorio de ánforas locales (Gutiérrez Soler et al. 2016; Ortiz Villajero 2017). En este trabajo aportamos 101 ánforas que proceden todas ellas del oppidum, por un lado 2 ánforas cilíndricas completas (fig. 8) que fueron documentadas en el Corte S-11 del sector II-4 por Jean Servajean en las excavaciones efectuadas entre 1968 y 1970 (Gutiérrez Soler et al. 2016: 681, fig. 8), 54 ánforas procedentes del conjunto de materiales que fue estudiado en 1994 por Gutiérrez Soler con motivo de su Memoria de Licenciatura (fig. 9) en la cual se dibujaron estos bordes de ánforas que fueron consideradas en aquel momento pertenecientes a los Grupos Tipológicos IV y V (Gutiérrez Soler 1994: lám. 36-43)4. Y por último, incluimos 45 bordes de ánforas del reciente estudio realizado con motivo de una Tesis Doctoral (fig. 10), procedentes del área 11 que ha sido definida como un almacén (Ortiz Villarejo 2017: 348-353). Todo el conjunto anfórico guarda idénticas características, recipientes locales “cuyos alfares se localizaban en el valle, junto al curso principal del Guadalimar, en el territorio de Giribaile, y que fueron localizados en prospección a principios de la década de los años 1990” (Gutiérrez Soler et al. 2016: 686), aunque estos talleres nunca han sido investigados por el momento. Son ánforas de gran tamaño, llegando a tener ente 60 y 80 cm de altura, con diámetros de 12 a 14 cm, asociadas a tapaderas perforadas en la mayor parte de los casos. Todas ellas son cilíndricas con base cóncava poco apuntada y paredes verticales sin apenas hombros. Los bordes varían desde los simplemente indicados a los que presentan un pequeño engrosamiento exterior formando un pequeño escalonamiento sobreelevado. Tienen dos pequeñas asas a la altura del hombro con sección circular y algunos ejemplares presentan una decoración de peine incisa en la unión del hombro y el cuello, seguramente realizada para tratar de disimular las uniones de las distintas secciones realizadas por el torno. Los ejemplares documentados en el área 11 del poblado son de pasta clara y de fabricación local, ya que los análisis efectuados determinan la presencia de anatasa, siendo un mineral autóctono del entorno del yacimiento. Alguna de estas ánforas 4. Los materiales cerámicos de aquella Memoria de Licenciatura fueron estudiados con el método de análisis multivariante, a los cuales se les aplicó un análisis Clúster, Factorial y Discriminante. No tenemos contexto para estos materiales, los cuales proceden de una prospección arqueológica superficial efectuada en la parte central del poblado. ÁNFORAS PRERROMANAS DEL ALTO GUADALQUIVIR presenta un recubrimiento resinoso en su cara interna lo que sugiere que posiblemente estaban destinadas al transporte y almacenamiento de líquidos. Pero en el momento de su hallazgo no se han localizado contenidos específicos en sus interiores y los análisis efectuados delatan que se encontrarían vacías, algunas de ellas vueltas boca abajo y apoyadas con la boca en el suelo de la estancia, lo que sugiere que estas ánforas se encontraban limpias, apiladas unas contra otras, preparadas para ser utilizadas (Gutiérrez Soler et al. 2016: 677). 2.6. Las ánforas de la Batalla de Baecula en Santo Tomé Esta conocida batalla enfrentó a dos grandes imperios, por un lado, al cartaginés dirigido por Asdrúbal Barca, y por otro al romano con Publio Cornelio Escipión, enfrentamiento que se ha denominado como Segunda Guerra Púnica. Gracias a las últimas investigaciones efectuadas por la Universidad de Jaén, hoy en día podemos situar sobre el terreno los diferentes hechos acaecidos en el año 208 a.C. junto a la actual localidad de Santo Tomé (Cerro de las Albahacas). Son múltiples los estudios que desde el año 2000 se vienen desarrollando en el Proyecto Baecula, a través del cual se tiene un amplio conocimiento del campo de batalla y de los distintos campamentos militares localizados tanto en prospección como en excavación arqueológica (Bellón Ruiz et al. 2015). Los materiales que presentamos pertenecen al Cerro de las Albahacas, lugar identificado con el campo de batalla. Son 90 bordes de ánforas que han sido recogidas mediante una prospección arqueológica superficial, a través de una metodología muy cuidada con un sistema SIG, en una amplia zona que tiene más de 40 hectáreas, como herramienta eficaz para analizar y contabilizar todos los materiales documentados en los distintos muestreos efectuados sobre el terreno (fig. 11, 12 y 13). Estas ánforas han sido recientemente estudiadas por Amparo Rodríguez (Rodríguez Martínez 2012)5 y gran parte de ellas publicadas en la monografía sobre Baecula, en la cual se establecen 5 grupos tipológicos atendiendo al desarrollo y forma del borde (Rueda Galán et al. 2015: 501-519). Todas las ánforas son regionales, identificadas con un tipo de pasta característica que va desde el color anaranjado hasta los tonos amarillentos, propias de contextos del territorio de Cástulo. Predominan las 5. Agradecemos a Amparo Rodríguez su amabilidad por dejarnos acceder a los materiales de su trabajo. Figura 10. Ánforas Giribaile ánforas con diferentes tipos de bordes que responden a desarrollos de cuerpos cilíndricos, todas ellas identificadas con modelos anfóricos tardíos. 2.7. Las ánforas de la Zona Arqueológica de Marroquíes Bajos en Jaén En el entorno de la ciudad de Jaén desde hace más de 20 años se viene excavando este gran yacimiento con 130 hectáreas de extensión y que ha arrojado una secuencia cronológica desde la época neolítica (hacia el 3.000 a.C.) hasta nuestros días, la Zona Arqueológica de Marroquíes Bajos (Z.A.M.B.). En total se han contabilizado 29 bordes de ánforas prerromanas en diversos contextos arqueológicos, 25 de ellas fechadas entre los siglos II y I a.C. y 4 ánforas se han fechado en el periodo Ibérico Antiguo siglos VI-V a.C. (Serrano Peña et al. 2011: 182-184). Todas ellas han sido documentadas en caseríos dispersos, zonas de huertas asociadas a instalaciones de regadío y campos de silos. No existen descripciones concretas sobre sus pastas y matrices, simplemente se nos informa que están realizadas 223 224 VICENTE BARBA COLMENERO, ALBERTO FERNÁNDEZ ORDOÑEZ Y MANUEL JESÚS TORRES SORIA Figura 11. Ánforas de Baécula con cocciones oxidantes y que presentan la mayor parte de ellas pastas decantadas con desgrasantes medios-gruesos, y ninguna está decorada (Serrano Peña 2015)6. Todas responden a los tipos Pellicer BC y D. 6. Las 29 ánforas que presentamos han sido recopiladas de la Tesis Doctoral de José Luis Serrano Peña, Iberos y romanos en la campiña de Jaén. Formas de interrelación política, económica y cultural. Una lectura desde el territorio de Aurgi (abril 2015). Este autor apunta a un número mayor de ánforas localizadas en la Z.A.M.B. pero no aporta tal documentación, y establece un Se documentan 4 bordes en el solar de El Corte Inglés (Cabaña nº 80) que son del siglo VI-V a.C., con formas globulares y bordes redondeados exvasados (Serrano Peña 2015: 146). Del siglo II-I a.C. se han localizado 11 bordes de ánforas en estructuras de hábitat (Cabañas 12, 37, 111 y 415; Casas 39 y 166 sistema de cuantificación confuso contabilizando fragmentos amorfos sin establecer NMI de recipientes anfóricos, por lo que solamente tendremos en cuenta los materiales que aparecen dibujados. ÁNFORAS PRERROMANAS DEL ALTO GUADALQUIVIR Figura 12. Ánforas de Baécula en Serrano Peña 2015: 277, 290, 299, 310, 323 y 380), en silos de almacenaje se han contabilizado 5 bordes (C.E. 38, 102, 105 y 108 en Serrano Peña 2015: 407-408), en el interior de un pozo 2 bordes (Estructura 40 en Serrano Peña 2015: 422), en el Complejo Industrial de Cuétara relacionado con una almazara de la época julio-claudia solamente se han contabilizado 2 bordes de ánforas (Serrano Peña 2015: 535) y en la excavación de un camino rural se localizan 5 bordes (C.E. 35 en Serrano Peña 2015: 653) (fig. 14). Lo cual viene a indicar que por cada unidad doméstica se localiza una o dos ánforas, teniendo como función principal este tipo de envase el almacenaje, posiblemente destinado a guardar en su interior trigo o harina. 2.8. Las ánforas de la ciudad Iberoromana de Cástulo en Linares A pocos kilómetros en dirección sur de Linares se encuentra la Zona Arqueológica de Cástulo, cuyo núcleo principal está constituido por un oppidum amurallado, 225 226 VICENTE BARBA COLMENERO, ALBERTO FERNÁNDEZ ORDOÑEZ Y MANUEL JESÚS TORRES SORIA Figura 13. Ánforas de Baécula ocupando una meseta sobre la margen derecha del río Guadalimar, que aparece rodeado por una serie de asentamientos de variada tipología (por lo general necrópolis) con una amplia cronología abarcando desde el Bronce Final hasta época medieval. Las investigaciones se han centrado principalmente en la etapa iberorromana desde la década de los años 60. Pese a ser el asentamiento que podríamos considerar principal de nuestra zona de estudio, capital de la Oretania y con más de 70 hectáreas de perímetro amurallado, y en el cual se han llevado a cabo un gran número de excavaciones arqueológicas, por el momento no contamos con investigaciones concretas sobre la cultura material y mucho menos sobre las ánforas. Tras la revisión bibliográfica hemos contabilizado 25 bordes de ánforas en diversos contextos (fig. 15): 6 en la zona central de la ciudad ibero-romana, área conocida como Villa Urbana del Olivar (Prado Toledano 1995: 251, 252, 254-256 y 269), que hoy en día se investiga como zona donde se ubicó el foro romano; 3 bordes en la Necrópolis de Los Patos del siglo V-IV a.C. (Blázquez Martínez 1975: 58); 9 ÁNFORAS PRERROMANAS DEL ALTO GUADALQUIVIR Figura 14. Ánforas de la Zona Arqueológica de Marroquíes Bajos bordes en la Necrópolis del Estacar de Robarinas que se ha fechado en el siglo IV a.C. (Blázquez Martínez y Valiente Malla 1981: 389; García-Gelabert y Blázquez Martínez 1988: 91, 105, 109, 125, 202, 203 y 212); y 4 ánforas de la campaña de excavación de Cástulo de 1978 y 1979 (Blázquez Martínez y Valiente Malla 1981: 40, 50 y 67). También presentamos 3 bordes de ánforas inéditos pertenecientes a la reciente excavación arqueológica de la muralla y Puerta de los Leones, cuyo contexto se relaciona con las fases republicanas de la muralla de Cástulo de los siglos II-I a.C. (Barba Colmenero et al. 2015b). En total se presentan de este yacimiento 25 ánforas, que representan los tipos Pellicer BC y D (fig. 15). Solamente hemos podido analizar las pastas de las ánforas procedentes de la Puerta de los Leones y todas ellas son de pastas oxidantes con tonos amarillentos y blanquecinos, desgrasantes medios angulosos con arenas blancas, grises y amarillas, muy similares a las descritas para el alfar del Horno del Guadalimar. Se documentan dos ánforas que tienen decoración 227 228 VICENTE BARBA COLMENERO, ALBERTO FERNÁNDEZ ORDOÑEZ Y MANUEL JESÚS TORRES SORIA Figura 15. Ánforas de Cástulo de la Necrópolis de los Patos, realizada con líneas paralelas de color granate. 2.9. Las ánforas del vertedero de la Plaza de la Audiencia, centro histórico de Jaén Las intervenciones arqueológicas preventivas realizadas en el entorno del manantial de la Plaza de la Audiencia y c/ Espartería, han constatado que esta zona del casco histórico de la ciudad de Jaén se correspondería con una amplia área alfarera fechada entre el siglo II y I a.C. Son varias las intervenciones que en esa zona se han efectuado, pero nos centraremos en dos de ellas en las que se han recopilado estos materiales: solar de la plaza Baños de la Audiencia esquina con c/ Martínez Molina, cuyos materiales fueron publicados en 2004 (Serrano Peña 2004: 119-124), y c/ Espartería esquina con c/ Atarazanas cuyos materiales han permanecido inéditos7. 7. Agradecemos a María del Carmen Pérez, directora de esta excavación arqueológica de urgencia realizada en 1995, que ÁNFORAS PRERROMANAS DEL ALTO GUADALQUIVIR Topográficamente, toda esta área se organiza en una zona de pendientes y aterrazamientos donde se situarían las diversas estructuras que se asociarían al conocido manantial de agua de la Audiencia. Es difícil definir espacios concretos arqueológicamente, ya que las estructuras medievales y modernas con potentes cimentaciones han alterado considerablemente el sustrato arqueológico de las fases más tempranas. Pese a ello, se han documentado en algunos casos estratos de más de 1 metro de espesor con abundantes materiales cerámicos (siglos II-I a.C.), entre los que destacan fallos de horno y defectos de cocción, lo cual nos situaría en una zona de vertedero relacionada con talleres cerámicos ubicados en el entorno del manantial de Baños de la Audiencia. Estos estratos también se localizan en solares de la c/ Cerón, c/ Sánchez de la Nieta y c/ Federico Mendizábal, lo que abarcaría un amplio perímetro. Se correspondería con un gran vertedero de un taller de cerámica ubicado junto al antiguo manantial y arroyo de la Audiencia, en las terrazas inferiores a 900 m al este del oppidum ibérico del Cerro de Santa Catalina y próximo también a los caseríos dispersos localizados en la Zona Arqueológica de Marroquíes Bajos. Se contabilizan 6 bordes de ánforas en el solar de Baños de la Audiencia esquina con c/ Martínez Molina (Serrano Peña 2004: 123, nº 46-51), y 9 bordes en la c/ Espartería esquina con c/ Atarazanas, lo que harían un total de 15 ánforas (fig. 16). El resto de materiales documentados en este taller nos aporta una visión de conjunto de las producciones que se fabricaron, principalmente platos, cuencos, fuentes y contenedores pequeños. Las ánforas que se fabricaron en este taller presentan una cocción oxidante, pastas con tonos naranjas, poco compactas, muy decantadas con apenas inclusiones de arenas blancas angulosas y grises. Las superficies no presentan ningún tipo de tratamiento ni decoración. Todas ellas son similares a los tipos Pellicer BC y D (fig. 16). Estas ánforas coinciden cronológicamente con las localizadas en los contextos de hábitat de la Zona Arqueológica de Marroquíes Bajos. Son grandes contenedores de almacenaje y no fueron fabricadas para recorrer largas distancias. 2.10. Las ánforas del Cerro de la Atalaya en Lahiguera Como hemos apuntado, este lugar fue objeto de una publicación especifica sobre las ánforas que allí se amablemente nos ha proporcionado la documentación y acceso a los materiales. Figura 16. Ánforas del vertedero Plaza de la Audiencia documentaron durante el transcurso de varias campañas arqueológicas. No vamos a extendernos en esta contribución explicando el contexto de los materiales ya que ha sido publicado en varios trabajos (Barba Colmenero et al. 2016a; 2016b; 2015a; 2014). Se han documentado 37 ánforas regionales de la Alta Andalucía que presentan pastas con tonalidades que van desde los naranjas hasta los tonos amarillos y rosáceos. 20 de ellas han sido denominadas “Pellicer D de la Alta Andalucía” (AF-3), diferenciándose hasta 4 subtipos dependiendo de la forma y prolongación del borde. 9 procedentes de la zona de Cástulo, por presentar el tipo de pasta que hemos definido en el Horno del Guadalimar (AF-7 y AF-9) y 8 recipientes son de procedencia indeterminada pero con pasta de nuestra región (AF-10 y AF-11). Suelen tener una textura muy compacta y predominan las inclusiones de arenas blancas angulosas, grises, rojizas y marrones de tamaño mediano. Estas pastas predominantes han sido analizadas (AF-3, 229 230 VICENTE BARBA COLMENERO, ALBERTO FERNÁNDEZ ORDOÑEZ Y MANUEL JESÚS TORRES SORIA Figura 17. Ánforas del Cerro de la Atalaya AF-10 y AF-11) y tienen una matriz silicatada dominante, con cantidades variantes de calcita que superan el 20%. Tienen una elevada proporción de filosilicatos y una baja presencia de silicatos cálcicos de altas temperaturas que nos indica que los recipientes fueron cocidos entre 800 y 850ºC (Barba Colmenero et al. 2016a: 123). Son ánforas cilíndricas y algunas de ellas presentan asas de oreja y las bases suelen ser cónicas y en algunos casos tienen pivotes huecos con poco desarrollo. Las superficies también presentan decoración: barnizadas al completo de color granate (AF-7, en Barba Colmenero et al. 2016a: 137) y decoración de líneas paralelas (AF-9 y AF-11, en Barba Colmenero et al. 2016a: 140 y 142) (fig. 17). Hemos podido observar que muchos de estos recipientes se localizan junto a zonas de trabajo asociadas a bancos de molienda, lugares donde se moltura cereal, por lo que pensamos que estos contenedores estaban destinados al transporte y almacenaje de harina. Se ha calculado la capacidad de una de las ánforas que se documentaron completas ÁNFORAS PRERROMANAS DEL ALTO GUADALQUIVIR Figura 18. Ánforas de Castellones de Céal siendo esta de 142 l., lo que equivale a 90 kg de harina (Barba Colmenero et al. 2016a: 131, fig. 12, nº 21.103). 2.11. Las ánforas del oppidum de Castellones de Céal en Hinojares Este asentamiento se localiza en el valle del Guadiana Menor, al pie de la Sierra de Cazorla, ubicado junto a un vado estratégico que comunicaba el Alto Guadalquivir con las altiplanicies granadinas y la región murciana. El hábitat se ciñe a la parte superior del cerro, presentando en algunos sectores lienzos de muralla así como distintos elementos constructivos de distintas fases de ocupación. En la parte baja del cerro se localiza la necrópolis, que ha sido profundamente investigada. El asentamiento fue descubierto de modo casual en 1955, con motivo de la construcción de la carretera que une Huesa e Hinojares. Los trabajos arqueológicos fueron retomados por Teresa Chapa y su equipo a partir de los años 80. El poblado tiene varias fases de ocupación, convirtiéndose el lugar en un enclave estable desde finales del siglo V a.C. hasta finales del siglo I a.C. (Chapa Brunet et al. 2015: 159). Los materiales que presentamos se corresponden con 4 ánforas, 1 de ellas está expuesta en el Museo de Jaén (CE/DA00779) sin que conozcamos su contexto, aunque sabemos que es del siglo V-IV a.C. Las otras 3 ánforas que presentamos están completas y fueron localizadas en la unidad domésticas identificada como Vivienda 1, en la zona considerada de almacén, junto a diversos materiales que se han fechado en el siglo I a.C. (Mayoral Herrera 1996). No disponemos de apenas datos sobre estas ánforas, los dibujos han sido rescatados del Proyecto CATA8, simplemente podemos apuntar que se trata de recipientes de fabricación local, cuerpo cilíndrico con pequeñas asas a la altura de los hombros, bases ligeramente apuntadas con botones a modo de pivotes y bordes pertenecientes a los tipos Pellicer D (fig. 18). 8. <http://cata.cica.es>. 231 232 VICENTE BARBA COLMENERO, ALBERTO FERNÁNDEZ ORDOÑEZ Y MANUEL JESÚS TORRES SORIA Figura 19. Número de ánforas estudiadas por cronologías 3. EVOLUCIÓN CRONOTIPOLÓGICA DE LAS ÁNFORAS PRERROMANAS DEL ALTO GUADALQUIVIR Sobre la base de 365 ánforas analizadas en nuestra región debemos decir en primer lugar que existe una gran homogeneidad en las ánforas prerromanas del Alto Guadalquivir. Prácticamente los modelos se reproducen en la mayor parte de los yacimientos, lo cual sugiere que existe una tendencia global en la concepción de este tipo de recipiente en nuestra zona: envases cilíndricos con base cóncava poco apuntada, sin apenas desarrollo de pivotes, asas pequeñas con sección circular que se colocan en la zona del hombro, y bordes que en la mayor parte de los casos son prolongaciones de la pared, con un ligero engrosamiento sin desarrollo de cuellos. Uno de los aspectos que destacamos de las ánforas prerromanas de nuestra zona, son las decoraciones, encontramos que el 10% de todas las ánforas analizadas presenta algún tipo de decoración: algunas de ellas están barnizadas al completo de color granate y en algunos casos el barniz no recubre el engrosamiento del borde; y otras ánforas, presentan una decoración a base de líneas rojas y granates paralelas de diversos grosores. Estas ánforas decoradas empezamos a localizarlas a partir de finales del siglo IV a.C. hasta el siglo I a.C. Aunque el número de ánforas no es indicativo, ya que hemos analizado aquellos yacimientos que presentan algunos materiales cerámicos publicados, debemos indicar que será a partir del siglo IV a.C. cuando veamos un mayor número de estos recipientes en nuestra región. Si se hubieran desarrollado análisis sobre las ánforas del oppidum de Puente Tablas, seguramente la tendencia del gráfico mostraría un incremento de estos envases a partir del siglo V a.C. (fig. 19). Pese a que por el momento no tenemos analizados muchos centros o talleres cerámicos, podemos afirmar respecto a las pastas cerámicas a grandes rasgos que encontramos tres tipos diferentes que parecen coincidir con tres ámbitos o regiones concretas: — Por un lado, las pastas anaranjadas en las que prevalecen las inclusiones de arenas blancas angulosas, grises, rojizas y marrones de tamaño mediano, propias del Vertedero de Baños de la Audiencia, y localizadas en los materiales del Cerro de la Atalaya de Lahiguera y el oppidum de Puente Tablas, y que predominan en la zona de la campiña. — Pastas amarillentas y blanquecinas poco compactas con desgrasantes medianos de arenas blancas, ÁNFORAS PRERROMANAS DEL ALTO GUADALQUIVIR Figura 20. Evolución del tamaño y volumen de las ánforas prerromanas de la Alta Andalucía grises y granates, que proceden de los talleres de Cástulo (Horno del Guadalimar), y que tuvieron una amplia difusión durante varios siglos: localizadas en Lahiguera, Baecula y Giribaile. — Por último, las pastas anaranjadas y rosáceas, con presencia de desgrasante de grosor medio entre los que se aprecian granos arenosos, micáceos, calizos y esquistosos, claramente de la región oriental de la provincia de Jaén, Sierra Mágina: El Pajarillo y Cerro Alcalá. Respecto a los volúmenes es significativo observar como estos envases van incrementando su capacidad progresivamente conforme pasan los siglos (fig. 20). Expresada en litros, vemos como las ánforas de los primeros siglos (desde el VI al IV a.C.) no superan los 50 litros de capacidad, y a partir del siglo IV a.C. se incrementará el volumen de las ánforas alcanzando los 70 litros. En el siglo II y fundamentalmente el siglo I a.C. el incremento será exponencial, llegándose a casi los 90 litros en las ánforas de Castellones de Céal y los 142 litros en el Cerro de la Atalaya. Sin duda alguna, pensamos que este gran incremento del volumen de los envases hay que ponerlo en relación con el control que ejercerá Roma sobre la población indígena en nuestra región. Respecto a la evolución de los bordes vemos como existe una gran variabilidad en los perfiles, prácticamente se reproducen los mismos tipos a lo largo de varios siglos, encontrándose una cierta estandarización hacia el siglo II y I a.C. En líneas generales podemos apuntar algunas matizaciones: — Las ánforas más antiguas (VI-V a.C.) muestran bordes engrosados con pequeños cuellos. Estos marcan un ángulo de 90º respecto al desarrollo del cuerpo, elevándose ligeramente del hombro, desde el cual arrancan las asas de sección circular. Son ánforas globulares de mediano tamaño y como hemos apuntado anteriormente con una capacidad de entre 40 y 50 litros. Lo vemos por ejemplo en las ánforas más antiguas de la Z.A.M.B. de Jaén y en Castellones de Céal. Se corresponderían con las formas Pellicer BC. — A lo largo del siglo V y IV a.C. encontramos mayor variabilidad en los bordes. Las ánforas tienden a 233 234 VICENTE BARBA COLMENERO, ALBERTO FERNÁNDEZ ORDOÑEZ Y MANUEL JESÚS TORRES SORIA ser cilíndricas con bases ligeramente apuntadas y asas pequeñas de sección circular. Los bordes se redondean hacia el exterior sin apenas desarrollo del cuello, formas Pellicer BC. Se localizan las primeras ánforas decoradas con motivos lineales o barnizadas. A finales del siglo IV a.C. encontramos los primeros bordes de ánforas Pellicer D, aunque aún los ejemplos son muy escasos, donde apenas existe borde, siendo este una prolongación de la pared y en algunos casos se produce un engrosamiento interior, como por ejemplo en algunos ejemplares del Horno del Guadalimar y El Pajarillo. Las ánforas incrementan el volumen, llegando a superar los 70 litros y son envases claramente multifuncionales. — Entre los siglos III y II a.C. las ánforas son completamente cilíndricas con bases cóncavas y continuamos con una gran variabilidad en la forma de los bordes, desde los más apuntados o rectos, los engrosados y exvasados al exterior y los que apenas tienen desarrollo. Formas Pellicer BC principalmente y D, aunque estas últimas formas siguen siendo aún muy escasas, marcando unos porcentajes casi anecdóticos, como podemos observar en las ánforas de Baecula. En estos siglos documentamos las primeras importaciones anfóricas en nuestra región, fundamentalmente grecoitálicas. — En el siglo I a.C. el panorama cambia notablemente, ya que la tendencia se invierte. Los bordes que predominan son las formas Pellicer D. Seguimos encontrando ánforas que recuerdan a las Pellicer BC, pero la tendencia de los bordes es a producir engrosamientos menos acusados, predominando los ligeramente redondeados siguiendo la prolongación de la pared. Hemos establecido una tipología para esta cronología con las ánforas del Cerro de la Atalaya, denominando a este grupo de ánforas “Pellicer-D de la Alta Andalucía”, ya que presentan unas características peculiares apreciándose hasta cuatro modelos diferentes o subtipos (Barba Colmenero et al. 2016a: 123-128). El volumen de estos envases se ha incrementado considerablemente, entre los 90 y los 140 litros, siendo grandes recipientes adaptados a las nuevas formas de transporte de productos semielaborados, como el caso de la harina en el Cerro de la Atalaya. Estos recipientes aparecen en los mismos contextos que las primeras ánforas itálicas, sudhispánicas Dressel 1 y ánforas púnicas, momento en el cual la Alta Andalucía queda integrada plenamente en redes comerciales más amplias, que requerían de envases con formatos más estándares y contenidos específicos. BIBLIOGRAFÍA Barba Colmenero, V. (2007): El regadío romano, instalaciones hidráulicas en la Zona Arqueológica de Marroquíes Bajos (Jaén), Jaén. Barba Colmenero, V.; Fernández Ordóñez, A. y Torres Soria, M.J. (2014): “La cerámica Gris Bruñida Republicana, imitaciones y nuevas formas documentadas en la Alta Andalucía en el almacén comercial del cerro de la Atalaya, Lahiguera (Jaén)”, en R. Morais, A. Fernández y Mª.J. 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