Cuadernos del Instituto Nacional de Antropología y Pensamiento Latinoamericano - Series Especiales
Vol. 4 Nº 2, Año 2017 pp. 19-29
ISSN 2362-1958
PRÁCTICAS COMUNICATIVAS Y AGENCIA EN JÓVENES BILINGÜES TOBA
(QOM) DEL GRAN BUENOS AIRES
Victoria Beiras del Carril 1
RESUMEN
El propósito de este artículo es presentar los principales conceptos e hipótesis que integran mi investigación de doctorado, cuyo principal objetivo es documentar y analizar las prácticas comunicativas
de jóvenes bilingües toba-español que habitan en barrios urbanos del Gran Buenos Aires y que poseen
escasa o nula habilidad productiva en la lengua indígena. El estudio se centrará en las capacidades comunicativas que permiten a esta franja de hablantes establecer lazos entre el toba y el español mediante
la utilización de ciertos recursos creativos que indexicalizan el sentimiento de pertenencia e identidad
étnica y contribuyen al mantenimiento y la continuidad de la lengua toba en el contexto urbano. El
concepto sociolingüístico de “semi-hablante”, que nos permite hacer foco en procesos de identificación
étnica que exceden la apropiación gramatical de una lengua, la categoría de “juventud”, entendida como
una construcción sociocultural diversa y la noción de “agencia” aplicada a los usos y prácticas comunicativas resultarán de fundamental importancia para preguntarse acerca de los esfuerzos y la creatividad
de los jóvenes por mantener la vitalidad de la lengua toba.
PALABRAS CLAVE: Lengua toba, juventud, agencia.
INTRODUCCIÓN
El propósito de este escrito es adelantar algunas
de las ideas e hipótesis vinculadas con mi investigación de doctorado2, cuyo principal objetivo
es documentar y analizar prácticas comunicativas
de jóvenes bilingües qom que viven en el Gran
Buenos Aires. La propuesta de esta investigación
se basa en observar la presencia de ciertos usos,
prácticas y representaciones en torno a la lengua
toba que estos jóvenes desarrollan y explorar los
modos en los cuales contribuyen a la (re)producción dinámica; tanto de los saberes culturales
como de la lengua en un contexto urbano.
Los jóvenes, a los cuales haremos referencia aquí,
habitan en tres asentamientos denominados “barrios tobas”, localizados en Presidente Derqui (par-
tido de Pilar), General Pacheco (partido de Tigre)
y Marcos Paz. Ellos son hijos y nietos de muchas
familias que, a partir de 1950, fueron despojadas
de sus tierras y tuvieron que migrar en busca de
nuevos recursos de subsistencia.
Es importante destacar que el cruce de la cuestión
étnica con la cuestión juvenil, en Argentina, ha sido
escasamente desarrollado. Esta carencia lleva, por
un lado, a reproducir la histórica invisibilización
de la condición étnica en nuestro país, y, por otro, a
un desconocimiento de las formas de ser joven en
grupos étnicos diversos, imperando una mirada sobre la juventud occidentalizada y homogeneizante.
Por esta razón, en este trabajo se considera que los
estudios sobre juventudes indígenas3 pueden, por
un lado, proveer miradas cruciales sobre la trans-
1
Universidad de Buenos Aires, Instituto de Lingüística. victoriabeiras@gmail.com
Esta investigación se realiza en el marco de una beca doctoral otorgada por la Universidad de Buenos Aires
(período diciembre 2014-noviembre 2017).
3
En las investigaciones de fines de siglo XX y principios del XXI acerca de las culturas juveniles, dentro del
campo de las ciencias sociales, está difundido el uso del plural “juventudes”. Esta elección se debe a la afirmación
de la heterogeneidad de estos grupos, marcando una oposición al discurso homogeneizador sobre lo juvenil (cf.
Chaves 2009: 15). Al optar en este trabajo por el uso del término “juventudes indígenas”, se intenta contribuir a las
miradas que destacan las diversas formas posibles de ser joven indígena, y evitar tener como referencia un único
modelo con el cual identificar a todos estos jóvenes en general.
2
19
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misión cultural, haciendo hincapié en la contribución de la juventud al proceso de persistencia y
memoria ˗más que en la “crisis de transmisión” a
la que están asociados˗ y, por otro, favorecer la visibilización de la conformación multiétnica y multicultural de nuestro país.
Por otro lado, la metodología que se adopta en
esta investigación parte del trabajo de campo
como instancia clave para el relevamiento de las
prácticas comunicativas producidas por hablantes
jóvenes bilingües toba-español, tanto en el habla
cotidiana como en situaciones gobernadas por
normas para el uso del habla, tales como la prédica religiosa, la venta de artesanías, las charlas
sobre lengua y cultura toba, las asambleas políticas intracomunitarias, entre otras a determinar.
Por tanto, las técnicas que se emplearán para la
documentación y el registro de los datos serán
las propias de toda investigación que se realiza
en terreno: observación, registro de interacciones
espontáneas, entrevistas abiertas, estructuradas
y semi estructuradas. Sin embargo, este trabajo considerará primordial no sólo la observación
prolongada sino también la participación del investigador en diferentes actividades sociales que
se desarrollen en la comunidad.
El escrito cuenta con cinco partes donde se desarrollan los distintos ejes que vertebran la investigación y algunas conclusiones. En primer lugar,
se presentan el concepto sociolingüístico de “semi-hablante”, la categoría de “juventud”, entendida como una construcción sociocultural diversa
y la noción de “agencia” aplicada también a los
usos y prácticas lingüísticas. Estas herramientas
serán fundamentales para preguntarse acerca de
los esfuerzos y la creatividad de los jóvenes por
mantener la vitalidad de la lengua indígena. Luego, se describe brevemente la situación actual de
la lengua toba, para pasar a mencionar los estudios sobre juventudes indígenas realizados hasta
el momento en el país. Más adelante, se indagan
dos estudios que, desde la Lingüística Antropológica, nos permiten comenzar a elaborar algunas
de las problemáticas que se propone abordar este
trabajo. El primero, acerca del arte verbal qom,
destaca algunas concepciones toba sobre el lenguaje, mientras que el segundo, al abordar pro-
cesos de socialización lingüística de los niños en
un barrio toba de Buenos Aires, nos aproxima a
otros usos y construcciones en torno a los distintos períodos de vida por los cuales atraviesan
las personas. Finalmente, se retoman dos investigaciones y un caso que operan como puntos de
partida para construir las hipótesis que sostienen
este trabajo.
CATEGORÍAS DE ANÁLISIS
El concepto de “semi-hablante”, acuñado por
Nancy Dorian (1977, 1982), es central para este
trabajo porque contribuye al análisis de la incidencia de procesos socio-históricos de identificación
étnica, que trascienden el desempeño gramatical
y léxico de los sujetos. Los semi-hablantes son,
según Dorian, bilingües cuya lengua dominante
no es la del grupo étnico del que descienden. A
pesar de que no emplean esta lengua de manera
cotidiana, comparten sus normas comunicativas y
sociales con otros hablantes fluidos de la comunidad de habla, es decir, poseen escasa o nula competencia gramatical pero son comunicativamente
competentes4. Esta habilidad les permite ser interlocutores activos en distintas situaciones en las
que se usa la lengua indígena: devolver un saludo,
entender un chiste o responder una orden, entre
otras. Desde el punto de vista de su competencia
lingüística, un semi-hablante tiene habilidades receptivas que superan sus destrezas productivas.
De este modo, la noción de bilingüismo incluiría
no sólo la competencia gramatical de ambas lenguas sino además el uso receptor de una de ellas
así como también los sentimientos de pertenencia
e inclusión social dentro de una comunidad. Así es
que la categoría de semi-hablante permite incluir
dentro de los límites de la ‘comunidad de habla’ a
hablantes lingüísticamente marginales, no competentes gramaticalmente pero social y culturalmente pertenecientes a dicha comunidad. Esta situación excede el campo exclusivamente lingüístico,
porque “saber una lengua”, en este sentido, invo4
El concepto de competencia comunicativa (Hymes
1972) refiere al conjunto de habilidades que los hablantes aprenden en el proceso de socialización y que abarca
no sólo el conocimiento de la gramática, sino el de los
usos de la lengua en distintas situaciones sociales.
20
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lucra rasgos que trascienden el código lingüístico
y se vincula con escenarios sociales e identitarios
particulares (Messineo y Hecht 2015)5.
Si bien el foco está puesto sobre una comunidad
de hablantes de “una lengua indígena que día tras
día cede espacios comunicativos en favor de la
lengua nacional” (Hecht, 2010) nos interesa estudiar aquellas representaciones y usos, las diversas
apropiaciones de la lengua indígena entre los jóvenes cuya lengua primera es el español pero se sienten pertenecientes a la comunidad de habla toba.
En este caso, entonces, el escenario que nos proponemos abordar es el de la juventud toba de barrios urbanos de Buenos Aires. Por lo tanto, en este
estudio el término “juventud” será pensado como
categoría analítica, que cobrará sentidos particulares al ser analizada inserta en este mundo social
particular; y no como una categoría unívoca ni
inmutable a lo largo del tiempo. En este sentido,
nos proponemos comprender qué es ser joven en
un tiempo y lugar determinados, tanto para esas
personas jóvenes, como para las que no lo son, e
indagar de este modo en las auto y/ o heteropercepciones de y sobre la juventud (Chaves 2009).
Entonces, “hablar de juventud, lejos de describir
un estadio biológico ‘esencial’ o un momento
cronológico universal, remite a una categoría de
carácter relacional, conformada durante procesos sociales e históricos particulares” (Maidana,
Colangelo y Tamagno 2013).
La juventud, por lo tanto, se piensa como un modo
que tiene la cultura de hacer vivir una parte de la
vida: es el modo de explicar, dar sentido, practicar, habitar ese espacio social. Así, cada sociedad
construye su definición de las etapas de la vida ba-
5
Si bien el término “semi-hablante” no resulta del
todo feliz, el concepto es operativo porque pone el foco
en los aspectos extralingüísticos que permiten incluir
a los jóvenes, hablantes receptivos o poco fluidos de
la lengua toba, dentro de una comunidad de habla, por
sus sentimientos de pertenencia e identificación étnica.
Hecht (2010) acuña la expresión “hablantes (in)activos
del toba” para referirse a los niños tobas que aprenden
el español como primera lengua. Según la autora, la
adquisición de la lengua vernácula reposa en la teoría
nativa de que los niños poseen la capacidad de hablar
toba, pero tienen la posibilidad de elegir activarla o no
según el momento de la vida que estén atravesando.
sada en su concepción de persona (Chaves 2009).
A partir de estas consideraciones, resulta interesante el planteo de Chaves (2010) de acuerdo con
el cual es importante poner en tensión una prenoción occidental evolucionista según la cual el individuo atraviesa por sucesivas etapas fijas y preestablecidas, donde la juventud es la fase intermedia,
una de la que todos entran y salen en el mismo
momento más allá de sus condiciones objetivas de
vida, su pertenencia cultural o su historia familiar.
De este modo,
“Las acciones deseables, posibles o sancionables de las personas quedan inscriptas en
una norma única, de tendencia universal,
que es un sistema matemático de medición
del paso del tiempo que regula el tránsito
por los grados de edad a través, principalmente, de la entrada y salida de las instituciones. (…) En el caso de las sociedades
modernas, la definición del estatuto de persona se basa en el presupuesto de la igualdad ante las leyes y el Estado (la igualdad
jurídica), lo que explica la objetivación de
las edades y la cronologización del curso de
la vida. La edad contada sobre el rígido criterio del tiempo absoluto se torna la mejor
forma de reducir todas las diferencias sociales e individuales reales a un denominador
común y universal. El individuo abstracto y
jurídico de la modernidad también es un ser
que atraviesa estadios evolutivos, de su nacimiento a la madurez” (Chaves 2010:26).
Finalmente, hacemos uso de la noción de “agencia” (Ortner 2005) para pensar en la creatividad
y las apropiaciones de los jóvenes en relación a la
lengua indígena. Entendida como la capacidad de
los sujetos de influir sobre las estructuras que los
han constituido y obrar sobre el mundo de acuerdo
con deseos e intenciones específicas, esta noción
resulta fundamental para esta investigación porque se considera que la agencia puede ser realizada y representada en (y a través de) el lenguaje.
El uso de construcciones gramaticales particulares
pueden revelar lo que una persona está tratando
de “hacer con palabras” (por ejemplo, acusar, cul-
21
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par, etc.) y cada lengua tiene su propio conjunto
de recursos lingüísticos que pueden ser usados
para ejercitar, atribuir o negar la agencia (Duranti
2004).
En este sentido, los hablantes están limitados en
algún grado por las estructuras gramaticales y usos
de su lengua, pero son capaces de producir un infinito número de intercambios creativos, gramaticalmente bien formados dentro de los “límites” de
la lengua.
Cabe aclarar que la noción de agencia se entiende,
no como una voluntad natural u originaria, sino
que toma forma dentro de una matriz particular de
subjetividad6, culturalmente constituida (Ortner
2005).
Es importante resaltar, entonces, que las concepciones de agencia y sus expresiones varían tanto
de una sociedad a otra, como dentro de un mismo
grupo social (Duranti 2011), por lo que nos interesa particularmente rastrear e intentar delinear el
concepto nativo de esta noción.
En esta línea de análisis, se considera que la adquisición de cultura no es un proceso mecánico de
bajada cultural, sino que es un proceso dinámico
que se lleva a cabo en un medioambiente específico de interacción social, y por eso debe examinarse como una dimensión de la práctica social. En
este sentido, ante los discursos pesimistas acerca
de los jóvenes que los presentan como carentes de
memoria, aculturados y los modos en los que los
mismos jóvenes se apropian de estos discursos,
aquí se piensan como agentes activos en la (re)generación de prácticas culturales. Es por esto que
los estudios sobre juventud pueden proveer miradas cruciales sobre la transmisión cultural, haciendo hincapié en la contribución de la juventud al
proceso de persistencia y memoria más que en la
“crisis de transmisión” a la que están asociados.
Los jóvenes son intérpretes de lo que les es transmitido, agentes activos en este proceso y no meros
recipientes (Berliner 2005).
Entonces, en contraste con la retórica académica
dominante que visualiza sólo a los hablantes adultos como los más importantes conservadores de las
lenguas amenazadas y con la tendencia dominante
en los estudios sobre los fenómenos del desplazamiento lingüístico (language shift), sustitución y
pérdida de las lenguas indígenas americanas (linguistic retraction, loss, o death) que acentúan las
tendencias de pérdida de la lengua vernácula en
contextos urbanos, se puede considerar que los jóvenes conforman un reservorio lingüístico activo
clave y que, a través de la innovación, mantenimiento y conservación dinámica y contextuada
de la lengua indígena, sostienen cotidianamente
la (re)producción lingüística y cultural del grupo
(Dreidemie 2015).
SITUACIÓN ACTUAL DE LA LENGUA TOBA
(QOM L’AQTAQA)
Los qom pertenecen, junto con los pilagá, mocovíes y caduveo (y las extintas abipón y mbayá)
al grupo étnico y lingüístico denominado guaycurú. En la actualidad, el toba se habla en sectores rurales del Gran Chaco (Bolivia, Paraguay y
Argentina, específicamente en la región oriental
de Formosa y en las regiones oriental y central de
Chaco) y en asentamientos permanentes denominados “barrios” en las ciudades de Resistencia,
Sáenz Peña, Rosario, Santa Fe, Buenos Aires y La
Plata (Argentina).78
7
6
“Por subjetividad entiendo el conjunto de modos de
percepción, sentimiento, afecto, pensamiento, deseo,
temor, etc., que animan a los sujetos actuantes y están
culturalmente constituidos. También me refiero a las formaciones culturales y sociales que modelan, organizan y
generan determinadas “estructuras de sentimiento”. En
este sentido, se considera al sujeto como un ser existencialmente complejo, que siente, piensa y reflexiona, da
y busca sentido. La subjetividad es la base de la agencia, un elemento necesario para comprender por qué las
personas obran (o tratan de hacerlo) sobre el mundo aun
cuando son objetos de ese obrar” (Ortner 2005).
En Buenos Aires, se localizan más de diez asentamientos tobas (Messineo y Dell’Arciprete 2005) en las
zonas de La Plata, Bernal, Ezpeleta, Derqui, Dock Sud,
Ciudadela, Pacheco, Ramos Mejía, Marcos Paz, Quilmes y San Vicente.
8
Según el censo del Instituto Nacional de Estadística
y Censos (INDEC) de 2010, la población que se reconoce como perteneciente o descendiente qom asciende
a alrededor de 87.000 personas. De ellas, el 65% se distribuye entre las provincias de Chaco, Formosa y Santa
Fe, mientras que cerca del 20% lo hace en la provincia
de Buenos Aires. La gran mayoría de esta población
vive en zonas urbanas.
22
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La lengua toba (qoml’aqtaqa), aunque mantiene
su vitalidad en algunas zonas rurales, atraviesa por
un proceso de retracción en favor del español. Si
bien son varios los factores que permiten explicar
este problema, el continuo proceso de migración
de la población y la relocalización de familias en
barrios urbanos condujo a nuevas formas de vida
que incluyeron el aprendizaje forzado del español,
con el consecuente desplazamiento de la lengua
nativa. Esta situación contribuyó a debilitar su
transmisión intergeneracional y afecta de manera
especial a los niños y jóvenes, ya que un alto porcentaje adquiere el español como primera lengua.
Desde el punto de vista sociolingüístico, muchos
jóvenes nacidos en contextos urbanos tienen habilidades receptivas apropiadas aunque niveles
de habilidad productiva variables de la lengua
indígena. A pesar de no ser hablantes fluidos del
qoml’aqtaqa, se sienten miembros de la comunidad de habla a la que se hallan unidos por lazos
intergeneracionales y fuertes sentimientos de pertenencia e inclusión social. Asimismo, durante su
juventud, en muchos de ellos se despierta el interés por aprender el idioma, dado que sostienen que
la potencial pérdida de la lengua indígena podría
deslegitimar su identidad qom, no sólo frente a sus
propias familias sino frente al resto de la sociedad
(Hecht 2010).
Es importante aclarar que, según los datos del
INDEC, sólo un 35% de las personas que se
reconocen como indígenas, hablan o entienden
la lengua vernácula. De esta manera, los índices
de vitalidad de una lengua, no siempre están
determinados por la cantidad de personas que se
identifican con una etnia en particular, sino por
el uso real o efectivo de la lengua en situaciones
comunicativas (Messineo y Cúneo 2015).
En este sentido, es fundamental tener en cuenta
la complejidad que subyace a la relación lengua/
identidad étnica y hacer hincapié en la correspondencia no directa o no unívoca de este vínculo. Es
así que existen personas que se identifican como
descendientes de huarpes en la región de Cuyo o
de ranqueles en La Pampa, cuyas lenguas se consideraban desaparecidas, y que en la actualidad reivindican su origen indígena e incluso demuestran
poseer competencias en la lengua de sus ancestros,
tal como recordarla, comprenderla e, incluso, hablarla. Esta realidad nos muestra que los conceptos
de vitalidad lingüística o muerte de lenguas son
relativos, que las situaciones de las lenguas no son
estáticas ni definitivas y que el uso real de las mismas implica procesos dinámicos que dependen,
tanto del deseo y la voluntad de sus hablantes por
mantenerlas o recuperarlas, como de las políticas
lingüísticas del país en el que esas lenguas se hablan (Messineo y Cúneo 2015).
ESTUDIOS SOBRE JUVENTUDES INDÍGENAS EN ARGENTINA
Según un estado del arte de los estudios sobre juventud realizados desde las ciencias sociales entre
1983 y 2013 en Argentina (Chaves 2009, 2013), la
conformación multiétnica y multicultural de nuestro país no se refleja en los mismos. De acuerdo
con el informe, en coincidencia con una invisibilización histórica, los investigadores no se dedicaron a develar el particular cruce de la cuestión
étnica con la cuestión juvenil.
Hay excepciones al caso, hasta donde se conoce,
que están abriendo un camino para un abordaje
que en otros países lleva varias décadas. Se trata
de los estudios sobre jóvenes mapuche realizados
por Laura Kropff (2004, 2008, 2011, 2013, 2014)
y sobre las danzas de mujeres jóvenes toba de Formosa realizados por Silvia Citro (2005, 2013). Asimismo, encontramos estudios de Liliana Tamagno
(2013) sobre la construcción de la identidad juvenil entre migrantes toba de La Plata y una aproximación a los conflictos entre jóvenes y adultos
toba del Chaco por el lugar que ocupan en el culto
evangélico, realizada por César Ceriani Cernadas
(2011). Por otro lado, la investigación de Ossola
(2013) nos muestra las problemáticas en torno a la
escolarización formal de jóvenes wichi de Salta, y
Hirsch y Steverlynck (2007) comenzaron a desarrollar un estudio acerca de jóvenes guaraníes de la
provincia de Salta, participantes de los ministerios
de la Iglesia Evangélica Bautista.
Siguiendo con el análisis realizado por este
informe, el bajísimo número de estudios sobre
la cuestión étnica en jóvenes, lleva, por un
lado, a reproducir la histórica invisibilización
de la condición étnica en nuestro país; y, por
23
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otro, a un desconocimiento de las formas de ser
joven en grupos étnicos diversos, imperando
una mirada sobre la juventud occidentalizada y
homogeneizante (Chaves 2009).
JUVENTUD Y LENGUA TOBA
Según Messineo (2014), entre los qom, “el lenguaje no es concebido como un mero instrumento de comunicación entre las personas ya que
las palabras tienen poder (huo’oi da la’añaxac)”
(Messineo 2014: 30). Esto significa que las palabras conllevan intención y voluntad, más allá de
su función referencial, y ejercen influencia sobre
las personas, los objetos y los eventos. Es así que
gran parte de la autoridad y poder de los líderes,
predicadores y chamanes se funda en su competencia verbal, ya sea en el arte de la oratoria, en el
caso de los dos primeros, ya sea en la capacidad
de conversar con las entidades no-humanas en el
caso de los chamanes. Asimismo, de acuerdo con
Messineo, “así como la sangre es símbolo de la
vida que se transmite de generación en generación,
la palabra es la responsable y portadora del conocimiento y la etnicidad del pueblo qom a través de
las generaciones. Es a través de la palabra entendida como modo de hablar y práctica discursiva en
que la fuerza y la manera de ser del pueblo qom
encuentra su vía de transmisión y continuidad”
(Messineo 2014:31).
En lengua toba existen también términos específicos para referirse a las palabras o modos de hablar
de los ancianos (ỹa’axaiquil’aqtaqa) y a las palabras de los jóvenes (ñaqpil’aqtaqa). Este último
término refiere a la manera de hablar humorística,
generalmente utilizada en situaciones de burla entre pares. Estas palabras pueden ser inventadas o
pueden ser palabras “torcidas” del idioma, apropiadas por los jóvenes para esa finalidad. Un ejemplo de esto son las expresiones anachel (andá a
bañarte) y ahuoche (andá a dormir), empleadas entre los jóvenes para demostrar desagrado o rechazo
hacia el otro. En un contexto doméstico de uso,
se comprenden como órdenes que pueden recibir
los niños por parte de sus padres, como se observa
en las siguientes interacciones documentadas por
Hecht:
“Rosaura también le indicó que se preparara
para ir a la escuela, pero como él no parecía
estar muy atento insistió, diciéndole ‘asoma
‘anachel (andá a bañarte). Augusto se dirigió
al baño y al rato ambos hermanitos estaban
con sus uniformes impecables, listos para ir
a la escuela (Diario N° 3, casa de Rosaura y
Justo, 10/XI/04)”. (Hecht 2010: 186).
“Desde afuera se escuchan los llantos de la
pequeña. Sin que ninguno de los padres alcance a decir nada, Morena la trae en brazos
y se la entrega a su madre. Al amamantarla
comienza a cantarle ahuoche llalcolec (dormite hijito). Nuria comienza a calmarse y
finalmente, sin dejar de ser acunada, se queda dormida (Diario N°4, casa de Antonia y
Roberto, 11/XII/05)” (Hecht 2010:150).
Los jóvenes, en cambio, hacen uso de estas expresiones en toba pero con el significado peyorativo
que tienen en el español coloquial. Es decir, “las
tuercen” para transformarlas en burla hacia sus pares:
“Cuando hay un grupo allá y otro grupo
acá, se gritan entre ellos, ¡anachel! (andá a
bañarte) (simula un grito que extiende la e
y acompaña la emisión con el gesto de la
mano sobre la boca que se hace para aumentar el volumen). El otro grupo le responde
¡ahuoche! (andá a dormir) -hace el mismo
gesto y se ríe- (Fragmento de una entrevista
realizada a un hablante adulto bilingüe tobaespañol, 10/X/15) (Beiras del Carril, 2015).
Es interesante destacar que, según Hecht (2010),
las órdenes domésticas que reciben los niños del
barrio toba de Derqui son emitidas casi con exclusividad en lengua indígena y son de las pocas emisiones que se realizan entre padres e hijos en esta
lengua. De este modo, se podría pensar que estas
expresiones son retenidas por los niños y jóvenes
y recreadas en contextos de bilingüismo donde el
español es la lengua predominante9. De acuerdo
9
24
“Torcido” es el término en español utilizado por los
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con De León (2007), podemos considerar que estas emisiones son juegos verbales que propician
el desarrollo de la competencia comunicativa y la
creatividad lingüística de los jóvenes hablantes.
En relación con las etapas de vida de los qom,
Hecht sostiene que en la lengua vernácula existe
un término (nogotshaxac), que literalmente significa “la manera de ser niño/joven” (nogot = “niño/
joven” y shaxac = “manera de ser”) y cuya traducción al español es equivalente a “niñez/juventud”.
Este vocablo hace referencia al período comprendido entre el nacimiento de un individuo y el nacimiento de su primer hijo. A su vez, se subdivide en
tres etapas que poseen una denominación específica y que se caracterizan por actitudes, expectativas
y conductas particulares del niño y de su entorno.
Los nombres tobas registrados para aquellos que
transitan estos diferentes estadios de la vida son: 1)
‘o’o’ (bebé); 2) nogotole/c (niña/o) y 3) qa’añole/
nsoqolec (jovencita/o). Muchos de estos términos
han caído en desuso y han sido reemplazados, o
bien por un término genérico (qapioñic) que designa objetos de tamaño pequeño y por extensión a
las personas de corta edad, o bien por expresiones
equivalentes en español (Hecht 2010:149). La tercera etapa, en la que haremos hincapié en este estudio, comienza en los varones cuando cambian y
engrosan la voz (denominada nsoqolec), mientras
que en las niñas comienza con su primera menstruación (qa’añole). A medida que van creciendo,
participan de innumerables actividades -escolares,
domésticas y económicas, con fines lúdicos, de
subsistencia y religiosos, entre otros- que se les
demandan y que, a la vez, los entrenan para nuevas
necesidades lingüísticas. Asimismo, durante esta
etapa, aumenta su participación en las actividades
económicas familiares.
En este momento se considera que están listos para
independizarse, formar una familia y comenzar su
propia vida casi como adultos. Sin embargo, en el
contexto de Derqui la escuela parece influir en el
retraso de la autonomía de los jóvenes porque mu-
chos prefieren esperar a terminar sus estudios para
“juntarse” y/o tener hijos. O sea, aparece como un
requisito previo a la adultez tener un título escolar (secundario, terciario o universitario). Ahora
bien, esta etapa concluye -independientemente de
la edad biológica- con la llegada del primer hijo,
momento en el que se considera que han alcanzado
la madurez (Hecht 2010: 166-169).
De este modo, según Hecht, en el barrio se evidencia que esta imagen del fin de la “niñez” está
cambiando porque muchos de los jóvenes que recientemente fueron padres continúan al cobijo de
sus padres. Así, casi todos los hogares tienen a sus
hijos mayores con niños y parejas cohabitando
en la misma vivienda. Si bien los adultos parecen
apoyar estas decisiones, existen muchas tensiones
intrafamiliares por la falta de un espacio propio.
Entonces, si bien en términos discursivos este período concluye con el nacimiento de los hijos, en
este barrio se evidencian distintas dinámicas familiares que interfieren sobre la construcción que se
hace de esta categorización.
ALGUNOS PUNTOS DE PARTIDA
Llegados a este punto, es pertinente destacar los
estudios que nos aportan los datos necesarios para
construir las hipótesis que sostienen esta investigación.
En primer lugar, en la comunidad toba de Derqui,
la mayoría de los niños son hablantes receptivos
del idioma qom, es decir, son hablantes de español pero comprenden (e incluso algunos producen)
ciertas emisiones orales de estructura simple en
toba. Como sostiene un joven del barrio:
“Algunas cosas cuando me dice mi mamá
[entiendo] pero no sé hablar… Entiendo cosas así, cotidianas de la casa, por ejemplo
cuando ella está trabajando en el telar y yo
estaba mirando la tele y me dice ỹ aquip (literal: “mi sed” = tengo sed) y yo no le entendía que significaba “traeme agua” o algo
así, cosas así… Ahora las entiendo porque
siempre me dice lo mismo (…) A mí me resulta más fácil entender [toba] porque casi
me hablan más a mí, que yo hable… y casi
nunca así que me siente y empiece a ha-
mayores para referirse a esta forma de habla de los jóvenes. Es decir, metafóricamente los jóvenes ‘tuercen’
el idioma, sacan estas expresiones de sus contextos más
habituales de uso y en este desplazamiento modifican la
intención comunicativa.
25
Beiras del Carril, CUADERNOS - SERIES ESPECIALES 4 (2): 19-29, 2017.
blar (Manuel, 15 años, 26/XII/07)” (Hecht
2010:161).
A partir de este relato, podemos ver que aunque no
hablan la lengua que identifica a su pueblo, pueden
interactuar competentemente en muchas instancias
domésticas y comunitarias, pudiendo ser vistos e
identificados por sí mismos y por otros como parte
integrante del colectivo. En ese sentido, la comunidad de habla del barrio integra a este grupo de
niños y jóvenes, en tanto que justamente se apela
a términos tales como “hijos”, “sucesores” o “herederos” que construyen una metáfora de la “continuidad” del grupo y, por ende, la lengua (Hecht
2010: 232). Esta investigación nos resulta de sumo
interés porque estos niños, a los cuales hace referencia, son hoy los jóvenes que ocupan los lugares
sociales que demandan frecuentes interacciones
tanto con las comunidades tobas como con la sociedad no indígena y, en función de la proyección
vital de la lengua indígena, son -como decíamos
más arriba- fundamentales para su mantenimiento y conservación dinámica y contextuada, ya que
conforman un reservorio lingüístico activo clave.
En segundo lugar, un ejemplo de los puentes que
pueden tenderse entre el toba y el español en situaciones de contacto lingüístico, y que habilitan
el surgimiento de nuevas prácticas comunicativas
que combinan rasgos de ambas lenguas, puede
verse en el trabajo de Dante (2011) acerca de la
prédica religiosa en el marco de las iglesias protestantes tobas. Según la autora, a través de la prédica
se integra y refuncionaliza un género discursivo
tradicional toba -el consejo (nqatagak)- destinado
a transmitir un conjunto de reglas sociales y pautas morales de manera no coercitiva. La prédica
protestante mantiene tanto los rasgos lingüísticos
como retóricos del consejo y presenta algunos
rasgos que pueden explicarse como fenómenos
producto del contacto lingüístico y de los saberes
culturales: la alternancia de código (entre el toba y
el español), el discurso citado y la transmisión de
un nuevo conjunto de reglas y valores ligados a la
Biblia y a la religión protestante. Respecto del primer rasgo, en el ejemplo que sigue a continuación,
el mensaje que se remite a la palabra de Dios se
ejecuta primero en toba y luego en español:
“chaʻaye na ueta-lec a-na alhua
(porque lo que está sobre la tierra)
ana le ỹapaq ana le ỹataqta qalotaʻ
(muchas espinas [sufrimientos], en realidad
muchas espinas)
En el mundo había muchos problemas
muchas cosas en el mundo
dice el señor Jesucristo”
(Dante 2011:145).
El cambio de código colabora en este caso para
reforzar la función directiva del consejo mediante
la reiteración de un mismo contenido a través de
dos códigos lingüísticos. De esta manera, produce
un efecto retórico particular vinculado con el propósito pedagógico del consejo.
Por último, y atendiendo a este ejemplo donde se
ponen de manifiesto algunas tensiones y producciones culturales creativas como resultado de la
interacción entre comunidades de habla, es representativo el caso de una banda de Hip Hop formada por jóvenes que residen en un barrio qom del
Gran Buenos Aires. En las letras de sus canciones,
no sólo se pone en juego el uso combinado de ambas lenguas, sino que también se observan contenidos relativos a la reivindicación de la identidad
del pueblo qom, asociada con algunas costumbres
consideradas “auténticas” por sus protagonistas.
Asimismo, estas composiciones se caracterizan
por un contenido de denuncia contra las condiciones de segregación y desigualdad a las que se sienten expuestos por formar parte de esta comunidad.
Obsérvese la siguiente letra en donde el vocablo
qom se repite hasta integrar una palabra en español
que comienza con una sílaba de sonido similar, y
se pone de manifiesto una intención reivindicativa
hacia la lengua y la identidad qom:
“Somos Qom, Qom Qom de Qombatientes
Somos Qom, Qom Qom de Qombatientes
Corta la bocha en el ambiente
Amambay subile al mic
Que el parlante se reviente
siempre para el frente
ya se siente
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No somos exponentes, pero como referentes
de la etnia latente
Barrio Qom acá presente
Este es un trago bien fresquito
cuando todo está caliente,
sube la temperatura, como Chaco por diciembre.
Son 50 grados de cultura maniobrados
con respeto pa’ mi gente estos indios no se
resignaron.”
(Somos Qom-Eskina Qom)
ALGUNAS CONCLUSIONES
Sobre la base de lo expuesto hasta aquí, se considera que la lengua no es sólo un instrumento de
comunicación sino también un locus en y a través
del cual se construye identidad y que el lenguaje es
a la vez una expresión y realización de la agencia
humana (Duranti 2004 y 2011). Por lo tanto, como
hipótesis de trabajo, proponemos que los jóvenes,
usuarios receptivos del toba, desarrollan habilidades lingüísticas que les permiten establecer lazos
entre el toba y el español, operando sobre las estructuras constitutivas de la lengua.
Asimismo, se sostiene que el empleo de recursos
gramaticales y discursivos de ambas lenguas para
crear “nuevas” formas y prácticas comunicativas,
que indexicalizan el sentimiento de pertenencia e
identidad étnica, evidencian en el plano lingüístico
el esfuerzo y la creatividad de los propios hablantes por preservar la lengua indígena (cf. Klein y
Messineo 2003). Esta actividad, posee un efecto positivo sobre la vitalidad de la lengua toba y
constituye un punto de partida para contribuir a
la documentación y revitalización de la misma en
contextos urbanos, revitalización que muchas veces es demandada por los propios hablantes.
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