ACTAS
6 abril
284,y 529y de
mayo
2021
Edita
Colegio Oficial de Doctores y Licenciados en
Filosofía y Letras y en Ciencias de Aragón
Consejo General de Doctores y Licenciados en
Filosofía y Letras y en Ciencias
Año de publicación: 2022
ISBN: 978-84-09-45517-1
Depósito Legal: Z-1507-2022
Impreso en
España
Diseño y maquetación
Ana Durán Boldova
© Autores de los textos
Recoge los contenidos presentados a
II Congreso Nacional de Arqueología Profesional
(CNaP)
ACTAS
28 y 29
de mayo
de 2021
Organizan:
NUEVA NECRÓPOLIS IBÉRICA ASOCIADA AL OPPIDUM DE
ALARCOS
NEW IBERIAN NECROPOLIS ASSOCIATED WITH THE
OPPIDUM OF ALARCOS
Concha Claros Bastante y Ana Segovia Fernández
Arqueólogas profesionales independientes
Autora de contacto / Contact author: Ana Segovia Fernández, anasegovia555@gmail.com
RESUMEN
En el año 2018, y en el trascurso de un control arqueológico, al abrir una zanja para la instalación de riego por
goteo en el término municipal de Poblete (Ciudad Real), se descubren los restos arqueológicos de una necrópolis
ibérica. Se trataba de ocho fosas de incineración, de tipología sencilla, hoyos simples excavados en el terreno,
donde se introducen las urnas cinerarias, y que por su ubicación dentro del área arqueológica de Alarcos y su
cronología se pudo catalogar como una necrópolis asociada al Oppidum ibérico de Alarcos.
Es la tercera necrópolis asociada este yacimiento, ya que en los años ochenta del siglo pasado, se descubrió
la primera necrópolis correspondiente a los siglos VI-VII a.C., siendo la más antigua conocida hasta ahora.
Posteriormente, en el año 2013, en el trascurso de otra obra civil, que se desarrollaba en la parte baja de la ladera
norte de Alarcos, a escasos metros del cauce del río Guadiana, se descubre la segunda necrópolis de finales del
siglo III - I a.C.
La necrópolis que aquí presentamos completaría la evolución de la población que ocupó este oppidum, hasta
que el dominio romano impuso nuevas formas de vida y ritos funerarios. En los trabajos se han recuperado un
importante material cerámico y metálico. Esta área funeraria se encuentra situada a 400m del poblado ibérico
de Alarcos, por lo que formaría parte del sistema de distribución espacial de las necrópolis asociadas a este
importante yacimiento.
PALABRAS CLAVE: Necrópolis; Ibérico; Cerámica; Decorada; Arqueología; Preventiva.
ABSTRACT
An iberian necropolis has been found in the municipality of Poblete, associate with the deposit of Alarcos, during
the archeological control of the work carried to make a trench for the installing of an irrigation system. Although
it was an excavation taking place in a limited piece of land, 8 cremation graves from the II century BC have been
documented.
It is the third necropolis to be associated to the Iberian oppidium in Alarcos, since the first necropolis corresponding
to the VI-VII centuries BC was found in the 90’s, being the earliest known until now. Later, in 2013, during an
excavation of the trench that took place for the instalation of a manifold, another necropolis of the IV century BC
came across.
The necropolis presented hitherto would complete the development of the town that occupated this oppidum, until
the Roman dominion imposed new ways of life and funeral rites. In these excavations important ceramic and
metallic material has been recovered.
KEYWORDS: Necropolis; Iberian; Ceramic; Décor; Archeology; Preventive.
CNAP 2021
Figura 1. Materiales del enterramiento 7.
1. INTRODUCCIÓN
Con motivo de las obras de Instalación de riego
por goteo para plantación de pistachos en T.M. de
Poblete (Ciudad Real), se descubren los restos de una
necrópolis ibérica. Las parcelas donde se ha ejecutado
el proyecto se encuentran en el entorno del yacimiento
de Alarcos (Ciudad Real), por lo que se requirió por
parte de Cultura el control de los movimientos de tierra.
El yacimiento arqueológico de Alarcos es un cerro
amesetado, junto al Guadiana, con fuertes afloramientos
cuarcítico al oeste, una vertiente muy pronunciada
al norte y de suave caída hacia el sur. En este cerro
se ubica un yacimiento de la Edad del Bronce, cuyas
estructuras quedan cubiertas por un Oppidum ibérico y
sobre él se levanta aquí el conocido castillo medieval
de Alarcos.
El poblado ibérico de Alarcos ocupa unas 33 ha. con
una pervivencia que va desde los siglos VI al I a.C.
(Fernández, 2014). Su posición estratégica en el Alto
Guadiana, junto a un vado que permite cruzar el río
gracias al escaso cauce que suele llevar por este lugar,
le permitió el control de los pasos naturales que desde
los Montes de Toledo comunican con Sierra Morena
y la Alta Andalucía. Ésta circunstancia la convertiría
en una de las principales ciudades de la Oretania, con
un gran desarrollo urbanístico en el que se han hallado
importantes edificios públicos, una calzada, edificios
de almacenamiento de alimentos, viviendas e incluso
tuvo un santuario en el que se depositaron numerosos
exvotos.
Los primeros datos sobre una necrópolis o área
funeraria asociada al poblado ibérico se remontan a
los años sesenta con el hallazgo en la ladera sur del
poblado, de restos de esculturas ibéricas zoomorfas
talladas en piedra caliza, entre las que se hallaba una
esfinge alada bastante completa, cuartos traseros de un
felino y otros restos indeterminados (Prada, 1977).
La necrópolis más antigua que ha documentado la
arqueología, es de época Orientalizante de los siglos
VII-VI a.C. (Fernández, 2001) ubicada en la ladera
sureste del cerro de Alarcos, hallada fortuitamente
mientras se realizaba una excavación de urgencia, en
la que se localizan seis enterramientos que estaban
alterados por la construcción de estructuras de
habitación ibéricas posteriores, como resultado de la
expansión y crecimiento del asentamiento en los siglos
siguientes, y en época reciente por la construcción de
una carretera.
Posteriormente, en octubre de 2012, en el trascurso de
otra obra civil, que se desarrollaba en la base de la ladera
norte del cerro de Alarcos, a escasos metros del cauce
del río Guadiana, se descubre una nueva necrópolis
(Gómez Laguna et alii, 2012), posteriormente
excavada e investigada por el departamento de
prehistoria de la UCLM en Ciudad Real, quienes la
sitúan cronológicamente desde finales del siglo III - I
a.C. (García Huerta et alii, 2018).
El descubrimiento de la nueva necrópolis que ahora
presentamos tiene un gran interés por el hecho de
ampliar y completar la investigación sobre las distintas
formas de enterramientos de la cultura ibérica en este
importante yacimiento arqueológico, a lo largo de
los seis siglos en los que estuvieron asentados aquí.
Además de ofrecer información sobre el sistema de
distribución espacial de las necrópolis asociadas a este
oppidum ibérico, de tal forma que en cada época se
realizan los rituales funerarios en lugares distintos,
pero siempre cercanos a la población.
2. TERCERA NECRÓPOLIS DE
ALARCOS
Como ya se ha comentado, durante las labores de
control y seguimiento arqueológico de un proyecto
de instalación de riego por goteo se localizaron y
documentaron varias tumbas, todas correspondían al
ritual ibérico de incineración.
En un tramo de zanja de 30 m de longitud, 0,50 m de
anchura y unos 0,80 m de profundidad, es donde se
delimitaron ocho tumbas de incineración (Fig. 2). La
mayoría de las tumbas aparecen juntas en un tramo de
algo más de 6 m; las tumbas 1, 3, 4 y 5 se ubican en
el perfil norte y la 2 y 6 en el perfil sur. La tumba 7 se
sitúa a una distancia de 3,30 m de la tumba 6; y la 8 está
a 16 m de la 7. La numeración de las tumbas se realiza
conforme van apareciendo con el desplazamiento de la
máquina que excava la zanja de este a oeste.
Las estructuras funerarias se reducen a simples hoyos
excavados en el terreno, en los que se depositó la urna
de cerámica con las cenizas del difunto y tapadas con
un plato-tapadera (tumbas 3, 4, 5 y 6). Se encuentran
rodeadas con restos de ajuar y todo cubierto con
cenizas. Es significativa la escasez de restos óseos
quemados depositados en el interior de las urnas, lo
que indicaría que se les aplicaban altas temperaturas.
En ningún punto de la zanja existen evidencias de la
presencia de estos hoyos, ni en la superficie ni en los
niveles de tierra que las cubre, de modo que solo gracias
a los trabajos de la máquina se han podido descubrir.
Las tumbas documentadas tienen características y
dimensiones similares, se trata de hoyos poco profundos
Figura 2. Croquis del perfil con la ubicación
de las tumbas.
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y de tendencia oval cuyas dimensiones oscilan entre 30
y 40 cm de altura y entre 80 y 90 cm de longitud, suelen
estar a unos 40 0 50 cm de la superficie, a excepción
de la fosa 8 que se sitúa casi a 70 cm de profundidad.
En todo este espacio se repite el mismo patrón
estratigráfico con tres niveles. El superficial de tierra
vegetal con cuarcita de pequeño tamaño, tiene unos
20 cm de potencia y está muy revuelto por acción
de los arados; debajo encontramos un nivel de tierra
anaranjada más compacta, aunque de una composición
parecida al nivel superior, con un espesor de unos 40
a 50 cm, donde aparecen excavadas las fosas para
los enterramientos. El nivel inferior está compuesto
por las arcillas que suelen cubrir los niveles de roca
cuarcita, y es aquí, en el inicio de este nivel donde se
documenta la base de todas las fosas, a excepción de
la 8 que aparece en un nivel más profundo puesto que
está prácticamente excavada en el nivel de arcilla. Hay
que señalar que no se observan prefosas ni adecuación
del terreno. Solo aparece un nivel con acumulación
de piedra pequeña en el extremo este, cerca de donde
aparece la tumba 1 que podría ser el resultado de la
preparación del espacio donde luego se instalan las
tumbas.
Tumba 2
Se localiza en el perfil sur de la zanja, a 0,70 m. de
la tumba 1, a 0,40 m de la superficie en un nivel de
tierra arcillosa de color anaranjado. Es una tumba de
hoyo simple de 40 cm de altura y 70 cm de longitud,
en el centro de la fosa hay una laja de piedra caliza
en posición vertical, la tierra que rellena el espacio es
una mancha negra muy potente en la que se hallaron
un vasito de cerámica anaranjada de paredes finas con
decoración pintada con banda de color rojo vinoso en
el borde, cuello y carena, con un diámetro en el borde
de 9 cm, y en la base de 4 cm, y 8,5 cm de altura.
También se recupera un plato-tapadera de pequeño
tamaño en forma de casquete esférico con decoración
pintada en una banda de color rojo oscuro en el interior
del borde de 11cm y una altura 2,4 cm (Fig. 3); varios
fragmentos de cerámica de cocina y cerámica gris con
fractura antigua; un fragmento de cerámica ibérica con
cordón inciso estampillado; y un elemento metálico de
bronce indeterminado.
2.2. Descripción de las Tumbas
De las ocho tumbas localizadas se vieron afectadas
de manera importante por la máquina excavadora las
tumbas 2, 3, 4 y 5 que se encontraban en el recorrido
de un movimiento de la pala mecánica; a partir del
momento del descubrimiento se ralentizó la excavación
mecánica de los 30m de zanja que aún quedaban por
excavar, localizándose en esta zona otras 3 tumbas, la
6 y la 7, parcialmente afectadas y la tumba 8 que no se
ha visto dañada por la obra, y se dejó in situ, al igual
que la fosa 1 que quedó dentro del perfil norte donde
aparece la huella de la misma. Aunque algunas habían
sufrido alteraciones importantes, se pudo identificar el
espacio original de estas tumbas y la mayor parte de los
elementos que formaban parte de su ajuar. Así mismo
han sido ubicadas espacialmente todas las tumbas,
tanto las excavadas como las que han quedado intactas.
Hacia el norte de la zanja donde se encuentran las
tumbas, se puede observar en la superficie de la parcela
un suave promontorio de apenas unos centímetros
que podría corresponder al resto de la necrópolis.
Esta hipótesis solo podría ser confirmada con una
excavación en extensión.
Tumba 1
Es la primera tumba que se detecta en el control,
aparece en el perfil norte donde se aprecia un hoyo que
contiene una mancha de cenizas de 30 cm de altura y
50 cm de longitud. Todo indica que no está afectada
por la máquina y que se extiende hacia al norte, de
modo que al final queda sin excavar.
Figura 3. Vasito y tapadera.
Tumba 3
Se sitúa a 1,30 m de distancia de la tumba 2, en
dirección oeste, en el perfil norte de la zanja, a 40 cm
de la superficie actual, en un nivel de tierra arcillosa de
color anaranjado. Se trata de una tumba de hoyo simple
de 27 cm de altura y 70 cm de longitud.
El material asociado se compone de restos de cerámica
de cocina con fractura antigua, que pertenecen a ollas
globulares y una urna funeraria con tapadera incompleta,
hecha a torno, cocción oxidante y pasta anaranjada, con
engobe del mismo color; el cuerpo superior de la urna
es tendencia globular e inferior troncocónica con borde
vuelto y base con pie indicado; decoración pintada
en tono rojo oscuro en cuatro bandas, sobre el borde,
cuello, tercio superior y sobre el diámetro máximo. De
la banda del cuello penden series de líneas formando
triángulos, la del tercio superior está formada por
banda de la que salen círculos encadenados y sobre el
diámetro máximo una banda de color rojo oscuro. El
diámetro del borde exterior es de 20 cm y la base de 9,3
cm, con una altura de 19 cm (Fig. 4).
Tumba 4
Se sitúa en el perfil norte a 1,90 m de distancia de la fosa
3 en dirección oeste, a 40 cm de la superficie actual, en
un nivel de tierra arcillosa de color anaranjado. Tumba
de hoyo simple de 30 cm de profundidad y 70 cm de
longitud.
Figura 4. Urna decorada.
Especialmente interesante es el plato-tapadera de la
urna. Se encontró prácticamente completo, hecho a
torno de pasta de color gris muy compacta y fina, tiene
el borde exvasado al exterior y labio redondeado, con
pie indicado con anillo anular; presenta un engobe ocre
de gran calidad en ambas superficies; con decoración
pintada en la superficie interior en tono rojo oscuro,
con una banda en el borde y el resto una espiral que
parte desde el centro del plato, en color rojo vinoso.
Tiene 18 cm de diámetro y 6 cm de altura (Fig.5).
En la tumba se documentan varios fragmentos de
tapadera de cerámica gris y de otra tapadera de paredes
gruesas de cerámica común clara que muestran rotura
antigua. Destaca una urna casi completa de imitación
de una crátera hecha a torno, con tres asas equidistantes
en el cuerpo y pérdida de la base. Conserva restos de
pintura de color rojo vinoso en las asas con líneas
horizontales paralelas y en parte del cuerpo líneas
finas paralelas en vertical y línea horizontal en la unión
del cuello con el cuerpo. La pasta es anaranjada de
muy buena calidad, cocción oxidante, con un engobe
anaranjado que logra darle una superficie uniforme
y sin imperfecciones. En el borde tiene 17 cm de
diámetro y una altura de 16 cm. Hay también un vasito
caliciforme de borde exvasado y labio saliente, cuello
marcado troncocónico invertido y suave carena alta
marcando el hombro, con cuerpo de tendencia globular
y base anular. Hecho a torno con pastas anaranjadas,
cocción oxidante y engobe anaranjado. Presenta
decoración pintada con banda de color rojo vinoso en
el borde interior, cuello y carena. Tiene un diámetro de
8 cm en el borde, 4 cm en la base y 8,5 cm de altura
(Fig.6).
Figura 6. Urna y vasito decorados.
Tumba 5
Figura 5. Plato-tapadera.
La tumba 5 se sitúa a 0,60 m de distancia de la fosa 4,
en dirección oeste. Se trata de un hoyo simple de 30
cm de profundidad y 70 cm de longitud. Se localiza
a 40 cm de la superficie actual, en un nivel de tierra
arcillosa de color anaranjado. En ella se encuentra una
urna funeraria incompleta y un plato-tapadera casi
completo. La urna es de tendencia globular, con borde
vuelto y base con pie indicado. Está fabricada en pasta
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una punta de lanza de hierro y una fíbula en omega de
bronce.
Del conjunto destaca la fíbula de bronce en omega,
anillo abierto de bronce de sección circular en
disminución hacia los extremos por el que la aguja se
mueve libremente por todo su recorrido, sus terminales
están doblados hacia afuera y rematados con incisiones,
consiguiendo la forma omega, y un diámetro de 4 cm.
La aguja es de sección circular y queda engarzada
al anillo con un agujero tipo ojal, los terminales del
anillo de bronce tienen decoración incisa con pequeños
círculos concéntricos (Fig. 8a).
También se encuentra una punta de lanza de hierro,
lanceolada en forma de hoja de sauce con enmangue
cilíndrico, ranura longitudinal y orificio de ajuste.
Tiene 25 cm de longitud total de la pieza; la hoja es
de 15 cm de longitud y 3 cm de anchura máxima; el
enmangue es de 10 cm. (Fig. 8b).
Figura 7. Plato-tapadera y urna.
anaranjada /rojiza muy compacta y depurada, de buena
calidad, con un engobe ocre que le da uniformidad a
las superficies. Está decorada con pintura de tono rojo
oscuro sobre engobe en cuatro bandas, en el borde,
cuello, tercio superior y sobre el diámetro máximo.
De la banda del cuello y la del tercio superior penden
series de líneas formando triángulos y sobre el diámetro
máximo una banda de color rojo oscuro. El borde tiene
un diámetro exterior de 20 cm, la altura es de 19,5 cm
y un diámetro de 8 cm en la basel.
El plato/tapadera tiene el borde exvasado al exterior
y labio redondeado de 21 cm de diámetro, con pie
indicado con anillo anular en la base de 6 cm de
diámetro (Fig. 7). La pasta es de color anaranjada, muy
compacta y fina, acabada con engobe de color ocre, la
decoración pintada está en la superficie del interior en
tono rojo oscuro, formando una espiral que empieza
en el centro del plato-tapadera y termina en el mismo
borde, si bien solo se aprecian con claridad las líneas
del borde y el tercio superior de plato (iguales que la
aparecida en la tumba 4).
Tumba 6
La tumba 6 se sitúa a 0,50m de distancia de la tumba
5, en dirección oeste, pero en el perfil sur de la
zanja. Tiene una longitud de unos 45 cm y 30 cm de
profundidad máxima.
El material asociado se compone de restos de
cerámica de cocina, que pertenecen a ollas globulares,
fragmentos de dos tapaderas de cerámica gris, restos
de la urna funeraria, un vasito caliciforme, además de
Figura 8a y 8b. Fíbula en omega punta de
lanza.
Además, en dos fragmentos de borde de cerámica se
evidencia la existencia de marcas o grafitos. Uno de
ellos pertenece a una tapadera de cerámica gris con
borde saliente exvasado, labio redondeado y marcado
al interior. En la superficie del interior hay un posible
grafito hecho con un punzón fino. También en el
fragmento de un borde de olla globular, se ven unas
incisiones gruesas que podrían tratarse de un grafito
(Fig. 9).
La urna de esta tumba está imcompleta, se trata
de una tinaja de cuerpo globular con pie indicado,
tiene un diámetro de base de 9,5 cm y conserva
varios fragmentos del cuerpo. Se fabrica con pasta
anaranjada, compacta y depurada, de buena calidad.
Presenta decoración pintada en tono rojo oscuro sobre
engobe ocre, en almenos 3 bandas, sobre el tercio
superior y sobre el diámetro máximo. De la banda del
tercio superior existen evidencias de que salían series
de líneas formando triángulos y sobre el diámetro
máximo una banda de color rojo oscuro.
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Figura 9. Fragmentos de bordes con grafitos.
El vasito caliciforme tiene un borde exvasado y
labio saliente con un diámetro de 8 cm de diámetro,
una suave carena baja con perfil en «S», base anular
de 3,5 cm y una altura de 6,5 cm. Pasta anaranjada,
con engobe ocre en superficie exterior. La decoración
pintada es de bandas de color rojo vinoso en el borde
interior y exterior, cuello, cuerpo y en la carena (Fig.
10).
La urna es de tendencia globular, con borde vuelto
de 18,5 cm de diámetro y la base con pie ligeramente
indicado de 8 cm de diámetro, la altura es de 19 cm.
Está fabricada de pasta anaranjada, con decoración
pintada en bandas en tono rojo oscuro sobre engobe
blanquecino, sobre el borde, cuello, tercio superior
y sobre el diámetro máximo, alternando banda lisa
con banda formada por costillas y sobre el diámetro
máximo una banda de color rojo oscuro terminado en
Tumba 7
Se localiza al oeste de la fosa 6, a 3,30 m de distancia,
y a 40 cm de la superficie. Tumba en hoyo simple de
40 cm de profundidad y 73 cm de anchura. El material
asociado a esta estructura funeraria se compone de
varios fragmentos de cerámica de cocina amontonados
pertenencientes a una olla globular incompleta; la
urna con su tapadera y una punta de lanza doblada,
inutilizada voluntariamente e incluida como ajuar en
la tumba, que tenía adherido una hebilla de cinturón.
Figura 10. Tinaja y vasito.
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Figura 10. Urna decorada.
una línea paralela más fina. Tiene una mancha de óxido
ya que la punta de lanza estaba pegada a la pared de
la urna. En el interior de la urna había escasos restos
óseos, fragmentos de cráneo y de huesos largos que
presentan una coloración grisáceo-blanquecina, lo que
indicaría que fueron incinerados a una temperatura
muy elevada, entre 600-650º C (Fig.10).
A la izquierda de la urna, junto a la base, se hallaba una
punta de lanza de hierro doblada voluntariamente que
tiene adherida una hebilla de cinturón.
La punta de lanza es lanceolada en forma de hoja de
sauce, enmangue cilíndrico y nervadura central, tiene
una longitud total de 26 cm; la hoja es de 17 cm con
una anchura máxima 3 cm, y 9 cm en el enmangue. La
hebilla es también de hierro de forma cuadrada con los
lados redondeados de 5x5 cm y la aguja de 5,5 cm de
longitud.
A la izquierda de la urna, junto a la base se encuentra
una punta de lanza de hierro lanceolada en forma
de hoja de sauce, enmangue cilíndrico y nervadura
central, está doblada y tiene adherida una hebilla de
cinturón, inutilizada voluntariamente e incluida como
ajuar en la tumba. Tiene una longitud total de 26 cm; la
hoja es de 17 cm de longitud, 9 cm el enmangue y una
anchura máxima 3 cm.
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Pegada a la punta de lanza hay una hebilla de hierro de
forma cuadrada con los lados redondeados de 5x5 cm
y la aguja de 5,5 cm de longitud.
3. LA CRONOLOGÍA
Con los primeros datos del inventario y descripción de
los materiales asociados a los enterramientos en hoyo
simple, consideramos que estamos ante una necrópolis
del Ibérico Tardío (ss. II-I a.C.), ya que aparecen
materiales que nos sitúan en esta época, como es el caso
de la fíbula en omega, de origen itálico, que empieza a
generalizarse en la Península Ibérica a partir del siglo
I a.C, por lo que ya habría comenzado el proceso de
romanización, aunque la existencia de un fragmento de
cerámica con cordón inciso estampillado, nos llevaría
hasta el siglo III a,C, así como los grafitos hechos sobre
la cerámica; sin embargo, es pronto para asegurar esta
cronología con los datos de que disponemos en la
actualidad, ya que muchos materiales cerámicos tienen
una gran pervivencia en el tiempo y queda mucho por
investigar en esta necrópolis.
4. CONCLUSIONES
El objetivo de nuestro trabajo es la de presentar un
nuevo espacio funerario que venga a completar el
conocimiento de las prácticas funerarias desarrolladas
en el ámbito territorial de la Oretania septentrional
en época prerromana, ya que se conocen muy bien
los poblados ibéricos en la provincia de Ciudad
Real (Alarcos, Cerro de las Cabezas, Oreto o
La Bienvenida), pero hay escasos testimonios y
excavaciones de las necrópolis ibéricas, debido,
esencialmente a las características de estas necrópolis
con la ausencia de señalización exterior de las tumbas,
por lo que es difícil identificar con seguridad algunas
de sus áreas funerarias. Generalmente este tipo de
hallazgos es fruto de la casualidad, como ha sido el
caso que presentamos. Somos conscientes de que sería
necesario llevar a cabo una excavación arqueológica
para poder tener una visión más amplia de este espacio
funerario asociado al oppidum ibérico de Alarcos.
A pesar de contar con una muestra muy reducida de
tumbas, así como las circunstancias del hallazgo, sin
posibilidad de ampliar el área de excavación, el estudio
de los materiales recuperados y la delimitación de las
estructuras funerarias corroboran lo ya contrastado en
relación a los ritos funerarios del mundo ibérico, que
consistía en la cremación o incineración del difunto, y
una vez incinerado se recogían los restos de las cenizas
y los pequeños fragmentos de huesos quemados que
se hubieran conservado y se depositaban en una urna
Figura 11. Hebilla con lanza y cerámica.
cerámica que se sellaba con una tapadera, ésta era
depositada en el área sagrada de la necrópolis, donde
se excavaba una pequeña fosa para colocar la urna con
su ajuar, normalmente, cerámico y metálico. Además,
se sabe por otras excavaciones y por las fuentes
que las necrópolis se sitúan fuera de los poblados a
suficiente distancia, preferentemente en zonas bajas,
laderas, vaguadas, fondos de valle, pero relacionados
visualmente con el poblado del que dependen. Cuando
éste es grande o tiene un largo período de ocupación
puede tener varias necrópolis vinculadas a él, como
es el caso de Alarcos, donde hasta la fecha se tienen
datos de tres espacios funerarios diferentes. Esta
necrópolis, a 400 m del poblado ibérico de Alarcos,
formaba parte del sistema de distribución espacial de
las necrópolis asociadas al oppidum, lo que nos va a
permitir seguir completando el conocimiento histórico
de este importante yacimiento.
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