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ACTAS 6 abril 284,y 529y de mayo 2021 Edita Colegio Oficial de Doctores y Licenciados en Filosofía y Letras y en Ciencias de Aragón Consejo General de Doctores y Licenciados en Filosofía y Letras y en Ciencias Año de publicación: 2022 ISBN: 978-84-09-45517-1 Depósito Legal: Z-1507-2022 Impreso en España Diseño y maquetación Ana Durán Boldova © Autores de los textos Recoge los contenidos presentados a II Congreso Nacional de Arqueología Profesional (CNaP) ACTAS 28 y 29 de mayo de 2021 Organizan: NUEVA NECRÓPOLIS IBÉRICA ASOCIADA AL OPPIDUM DE ALARCOS NEW IBERIAN NECROPOLIS ASSOCIATED WITH THE OPPIDUM OF ALARCOS Concha Claros Bastante y Ana Segovia Fernández Arqueólogas profesionales independientes Autora de contacto / Contact author: Ana Segovia Fernández, anasegovia555@gmail.com RESUMEN En el año 2018, y en el trascurso de un control arqueológico, al abrir una zanja para la instalación de riego por goteo en el término municipal de Poblete (Ciudad Real), se descubren los restos arqueológicos de una necrópolis ibérica. Se trataba de ocho fosas de incineración, de tipología sencilla, hoyos simples excavados en el terreno, donde se introducen las urnas cinerarias, y que por su ubicación dentro del área arqueológica de Alarcos y su cronología se pudo catalogar como una necrópolis asociada al Oppidum ibérico de Alarcos. Es la tercera necrópolis asociada este yacimiento, ya que en los años ochenta del siglo pasado, se descubrió la primera necrópolis correspondiente a los siglos VI-VII a.C., siendo la más antigua conocida hasta ahora. Posteriormente, en el año 2013, en el trascurso de otra obra civil, que se desarrollaba en la parte baja de la ladera norte de Alarcos, a escasos metros del cauce del río Guadiana, se descubre la segunda necrópolis de finales del siglo III - I a.C. La necrópolis que aquí presentamos completaría la evolución de la población que ocupó este oppidum, hasta que el dominio romano impuso nuevas formas de vida y ritos funerarios. En los trabajos se han recuperado un importante material cerámico y metálico. Esta área funeraria se encuentra situada a 400m del poblado ibérico de Alarcos, por lo que formaría parte del sistema de distribución espacial de las necrópolis asociadas a este importante yacimiento. PALABRAS CLAVE: Necrópolis; Ibérico; Cerámica; Decorada; Arqueología; Preventiva. ABSTRACT An iberian necropolis has been found in the municipality of Poblete, associate with the deposit of Alarcos, during the archeological control of the work carried to make a trench for the installing of an irrigation system. Although it was an excavation taking place in a limited piece of land, 8 cremation graves from the II century BC have been documented. It is the third necropolis to be associated to the Iberian oppidium in Alarcos, since the first necropolis corresponding to the VI-VII centuries BC was found in the 90’s, being the earliest known until now. Later, in 2013, during an excavation of the trench that took place for the instalation of a manifold, another necropolis of the IV century BC came across. The necropolis presented hitherto would complete the development of the town that occupated this oppidum, until the Roman dominion imposed new ways of life and funeral rites. In these excavations important ceramic and metallic material has been recovered. KEYWORDS: Necropolis; Iberian; Ceramic; Décor; Archeology; Preventive. CNAP 2021 Figura 1. Materiales del enterramiento 7. 1. INTRODUCCIÓN Con motivo de las obras de Instalación de riego por goteo para plantación de pistachos en T.M. de Poblete (Ciudad Real), se descubren los restos de una necrópolis ibérica. Las parcelas donde se ha ejecutado el proyecto se encuentran en el entorno del yacimiento de Alarcos (Ciudad Real), por lo que se requirió por parte de Cultura el control de los movimientos de tierra. El yacimiento arqueológico de Alarcos es un cerro amesetado, junto al Guadiana, con fuertes afloramientos cuarcítico al oeste, una vertiente muy pronunciada al norte y de suave caída hacia el sur. En este cerro se ubica un yacimiento de la Edad del Bronce, cuyas estructuras quedan cubiertas por un Oppidum ibérico y sobre él se levanta aquí el conocido castillo medieval de Alarcos. El poblado ibérico de Alarcos ocupa unas 33 ha. con una pervivencia que va desde los siglos VI al I a.C. (Fernández, 2014). Su posición estratégica en el Alto Guadiana, junto a un vado que permite cruzar el río gracias al escaso cauce que suele llevar por este lugar, le permitió el control de los pasos naturales que desde los Montes de Toledo comunican con Sierra Morena y la Alta Andalucía. Ésta circunstancia la convertiría en una de las principales ciudades de la Oretania, con un gran desarrollo urbanístico en el que se han hallado importantes edificios públicos, una calzada, edificios de almacenamiento de alimentos, viviendas e incluso tuvo un santuario en el que se depositaron numerosos exvotos. Los primeros datos sobre una necrópolis o área funeraria asociada al poblado ibérico se remontan a los años sesenta con el hallazgo en la ladera sur del poblado, de restos de esculturas ibéricas zoomorfas talladas en piedra caliza, entre las que se hallaba una esfinge alada bastante completa, cuartos traseros de un felino y otros restos indeterminados (Prada, 1977). La necrópolis más antigua que ha documentado la arqueología, es de época Orientalizante de los siglos VII-VI a.C. (Fernández, 2001) ubicada en la ladera sureste del cerro de Alarcos, hallada fortuitamente mientras se realizaba una excavación de urgencia, en la que se localizan seis enterramientos que estaban alterados por la construcción de estructuras de habitación ibéricas posteriores, como resultado de la expansión y crecimiento del asentamiento en los siglos siguientes, y en época reciente por la construcción de una carretera. Posteriormente, en octubre de 2012, en el trascurso de otra obra civil, que se desarrollaba en la base de la ladera norte del cerro de Alarcos, a escasos metros del cauce del río Guadiana, se descubre una nueva necrópolis (Gómez Laguna et alii, 2012), posteriormente excavada e investigada por el departamento de prehistoria de la UCLM en Ciudad Real, quienes la sitúan cronológicamente desde finales del siglo III - I a.C. (García Huerta et alii, 2018). El descubrimiento de la nueva necrópolis que ahora presentamos tiene un gran interés por el hecho de ampliar y completar la investigación sobre las distintas formas de enterramientos de la cultura ibérica en este importante yacimiento arqueológico, a lo largo de los seis siglos en los que estuvieron asentados aquí. Además de ofrecer información sobre el sistema de distribución espacial de las necrópolis asociadas a este oppidum ibérico, de tal forma que en cada época se realizan los rituales funerarios en lugares distintos, pero siempre cercanos a la población. 2. TERCERA NECRÓPOLIS DE ALARCOS Como ya se ha comentado, durante las labores de control y seguimiento arqueológico de un proyecto de instalación de riego por goteo se localizaron y documentaron varias tumbas, todas correspondían al ritual ibérico de incineración. En un tramo de zanja de 30 m de longitud, 0,50 m de anchura y unos 0,80 m de profundidad, es donde se delimitaron ocho tumbas de incineración (Fig. 2). La mayoría de las tumbas aparecen juntas en un tramo de algo más de 6 m; las tumbas 1, 3, 4 y 5 se ubican en el perfil norte y la 2 y 6 en el perfil sur. La tumba 7 se sitúa a una distancia de 3,30 m de la tumba 6; y la 8 está a 16 m de la 7. La numeración de las tumbas se realiza conforme van apareciendo con el desplazamiento de la máquina que excava la zanja de este a oeste. Las estructuras funerarias se reducen a simples hoyos excavados en el terreno, en los que se depositó la urna de cerámica con las cenizas del difunto y tapadas con un plato-tapadera (tumbas 3, 4, 5 y 6). Se encuentran rodeadas con restos de ajuar y todo cubierto con cenizas. Es significativa la escasez de restos óseos quemados depositados en el interior de las urnas, lo que indicaría que se les aplicaban altas temperaturas. En ningún punto de la zanja existen evidencias de la presencia de estos hoyos, ni en la superficie ni en los niveles de tierra que las cubre, de modo que solo gracias a los trabajos de la máquina se han podido descubrir. Las tumbas documentadas tienen características y dimensiones similares, se trata de hoyos poco profundos Figura 2. Croquis del perfil con la ubicación de las tumbas. 221 CNAP 2021 y de tendencia oval cuyas dimensiones oscilan entre 30 y 40 cm de altura y entre 80 y 90 cm de longitud, suelen estar a unos 40 0 50 cm de la superficie, a excepción de la fosa 8 que se sitúa casi a 70 cm de profundidad. En todo este espacio se repite el mismo patrón estratigráfico con tres niveles. El superficial de tierra vegetal con cuarcita de pequeño tamaño, tiene unos 20 cm de potencia y está muy revuelto por acción de los arados; debajo encontramos un nivel de tierra anaranjada más compacta, aunque de una composición parecida al nivel superior, con un espesor de unos 40 a 50 cm, donde aparecen excavadas las fosas para los enterramientos. El nivel inferior está compuesto por las arcillas que suelen cubrir los niveles de roca cuarcita, y es aquí, en el inicio de este nivel donde se documenta la base de todas las fosas, a excepción de la 8 que aparece en un nivel más profundo puesto que está prácticamente excavada en el nivel de arcilla. Hay que señalar que no se observan prefosas ni adecuación del terreno. Solo aparece un nivel con acumulación de piedra pequeña en el extremo este, cerca de donde aparece la tumba 1 que podría ser el resultado de la preparación del espacio donde luego se instalan las tumbas. Tumba 2 Se localiza en el perfil sur de la zanja, a 0,70 m. de la tumba 1, a 0,40 m de la superficie en un nivel de tierra arcillosa de color anaranjado. Es una tumba de hoyo simple de 40 cm de altura y 70 cm de longitud, en el centro de la fosa hay una laja de piedra caliza en posición vertical, la tierra que rellena el espacio es una mancha negra muy potente en la que se hallaron un vasito de cerámica anaranjada de paredes finas con decoración pintada con banda de color rojo vinoso en el borde, cuello y carena, con un diámetro en el borde de 9 cm, y en la base de 4 cm, y 8,5 cm de altura. También se recupera un plato-tapadera de pequeño tamaño en forma de casquete esférico con decoración pintada en una banda de color rojo oscuro en el interior del borde de 11cm y una altura 2,4 cm (Fig. 3); varios fragmentos de cerámica de cocina y cerámica gris con fractura antigua; un fragmento de cerámica ibérica con cordón inciso estampillado; y un elemento metálico de bronce indeterminado. 2.2. Descripción de las Tumbas De las ocho tumbas localizadas se vieron afectadas de manera importante por la máquina excavadora las tumbas 2, 3, 4 y 5 que se encontraban en el recorrido de un movimiento de la pala mecánica; a partir del momento del descubrimiento se ralentizó la excavación mecánica de los 30m de zanja que aún quedaban por excavar, localizándose en esta zona otras 3 tumbas, la 6 y la 7, parcialmente afectadas y la tumba 8 que no se ha visto dañada por la obra, y se dejó in situ, al igual que la fosa 1 que quedó dentro del perfil norte donde aparece la huella de la misma. Aunque algunas habían sufrido alteraciones importantes, se pudo identificar el espacio original de estas tumbas y la mayor parte de los elementos que formaban parte de su ajuar. Así mismo han sido ubicadas espacialmente todas las tumbas, tanto las excavadas como las que han quedado intactas. Hacia el norte de la zanja donde se encuentran las tumbas, se puede observar en la superficie de la parcela un suave promontorio de apenas unos centímetros que podría corresponder al resto de la necrópolis. Esta hipótesis solo podría ser confirmada con una excavación en extensión. Tumba 1 Es la primera tumba que se detecta en el control, aparece en el perfil norte donde se aprecia un hoyo que contiene una mancha de cenizas de 30 cm de altura y 50 cm de longitud. Todo indica que no está afectada por la máquina y que se extiende hacia al norte, de modo que al final queda sin excavar. Figura 3. Vasito y tapadera. Tumba 3 Se sitúa a 1,30 m de distancia de la tumba 2, en dirección oeste, en el perfil norte de la zanja, a 40 cm de la superficie actual, en un nivel de tierra arcillosa de color anaranjado. Se trata de una tumba de hoyo simple de 27 cm de altura y 70 cm de longitud. El material asociado se compone de restos de cerámica de cocina con fractura antigua, que pertenecen a ollas globulares y una urna funeraria con tapadera incompleta, hecha a torno, cocción oxidante y pasta anaranjada, con engobe del mismo color; el cuerpo superior de la urna es tendencia globular e inferior troncocónica con borde vuelto y base con pie indicado; decoración pintada en tono rojo oscuro en cuatro bandas, sobre el borde, cuello, tercio superior y sobre el diámetro máximo. De la banda del cuello penden series de líneas formando triángulos, la del tercio superior está formada por banda de la que salen círculos encadenados y sobre el diámetro máximo una banda de color rojo oscuro. El diámetro del borde exterior es de 20 cm y la base de 9,3 cm, con una altura de 19 cm (Fig. 4). Tumba 4 Se sitúa en el perfil norte a 1,90 m de distancia de la fosa 3 en dirección oeste, a 40 cm de la superficie actual, en un nivel de tierra arcillosa de color anaranjado. Tumba de hoyo simple de 30 cm de profundidad y 70 cm de longitud. Figura 4. Urna decorada. Especialmente interesante es el plato-tapadera de la urna. Se encontró prácticamente completo, hecho a torno de pasta de color gris muy compacta y fina, tiene el borde exvasado al exterior y labio redondeado, con pie indicado con anillo anular; presenta un engobe ocre de gran calidad en ambas superficies; con decoración pintada en la superficie interior en tono rojo oscuro, con una banda en el borde y el resto una espiral que parte desde el centro del plato, en color rojo vinoso. Tiene 18 cm de diámetro y 6 cm de altura (Fig.5). En la tumba se documentan varios fragmentos de tapadera de cerámica gris y de otra tapadera de paredes gruesas de cerámica común clara que muestran rotura antigua. Destaca una urna casi completa de imitación de una crátera hecha a torno, con tres asas equidistantes en el cuerpo y pérdida de la base. Conserva restos de pintura de color rojo vinoso en las asas con líneas horizontales paralelas y en parte del cuerpo líneas finas paralelas en vertical y línea horizontal en la unión del cuello con el cuerpo. La pasta es anaranjada de muy buena calidad, cocción oxidante, con un engobe anaranjado que logra darle una superficie uniforme y sin imperfecciones. En el borde tiene 17 cm de diámetro y una altura de 16 cm. Hay también un vasito caliciforme de borde exvasado y labio saliente, cuello marcado troncocónico invertido y suave carena alta marcando el hombro, con cuerpo de tendencia globular y base anular. Hecho a torno con pastas anaranjadas, cocción oxidante y engobe anaranjado. Presenta decoración pintada con banda de color rojo vinoso en el borde interior, cuello y carena. Tiene un diámetro de 8 cm en el borde, 4 cm en la base y 8,5 cm de altura (Fig.6). Figura 6. Urna y vasito decorados. Tumba 5 Figura 5. Plato-tapadera. La tumba 5 se sitúa a 0,60 m de distancia de la fosa 4, en dirección oeste. Se trata de un hoyo simple de 30 cm de profundidad y 70 cm de longitud. Se localiza a 40 cm de la superficie actual, en un nivel de tierra arcillosa de color anaranjado. En ella se encuentra una urna funeraria incompleta y un plato-tapadera casi completo. La urna es de tendencia globular, con borde vuelto y base con pie indicado. Está fabricada en pasta 223 CNAP 2021 una punta de lanza de hierro y una fíbula en omega de bronce. Del conjunto destaca la fíbula de bronce en omega, anillo abierto de bronce de sección circular en disminución hacia los extremos por el que la aguja se mueve libremente por todo su recorrido, sus terminales están doblados hacia afuera y rematados con incisiones, consiguiendo la forma omega, y un diámetro de 4 cm. La aguja es de sección circular y queda engarzada al anillo con un agujero tipo ojal, los terminales del anillo de bronce tienen decoración incisa con pequeños círculos concéntricos (Fig. 8a). También se encuentra una punta de lanza de hierro, lanceolada en forma de hoja de sauce con enmangue cilíndrico, ranura longitudinal y orificio de ajuste. Tiene 25 cm de longitud total de la pieza; la hoja es de 15 cm de longitud y 3 cm de anchura máxima; el enmangue es de 10 cm. (Fig. 8b). Figura 7. Plato-tapadera y urna. anaranjada /rojiza muy compacta y depurada, de buena calidad, con un engobe ocre que le da uniformidad a las superficies. Está decorada con pintura de tono rojo oscuro sobre engobe en cuatro bandas, en el borde, cuello, tercio superior y sobre el diámetro máximo. De la banda del cuello y la del tercio superior penden series de líneas formando triángulos y sobre el diámetro máximo una banda de color rojo oscuro. El borde tiene un diámetro exterior de 20 cm, la altura es de 19,5 cm y un diámetro de 8 cm en la basel. El plato/tapadera tiene el borde exvasado al exterior y labio redondeado de 21 cm de diámetro, con pie indicado con anillo anular en la base de 6 cm de diámetro (Fig. 7). La pasta es de color anaranjada, muy compacta y fina, acabada con engobe de color ocre, la decoración pintada está en la superficie del interior en tono rojo oscuro, formando una espiral que empieza en el centro del plato-tapadera y termina en el mismo borde, si bien solo se aprecian con claridad las líneas del borde y el tercio superior de plato (iguales que la aparecida en la tumba 4). Tumba 6 La tumba 6 se sitúa a 0,50m de distancia de la tumba 5, en dirección oeste, pero en el perfil sur de la zanja. Tiene una longitud de unos 45 cm y 30 cm de profundidad máxima. El material asociado se compone de restos de cerámica de cocina, que pertenecen a ollas globulares, fragmentos de dos tapaderas de cerámica gris, restos de la urna funeraria, un vasito caliciforme, además de Figura 8a y 8b. Fíbula en omega punta de lanza. Además, en dos fragmentos de borde de cerámica se evidencia la existencia de marcas o grafitos. Uno de ellos pertenece a una tapadera de cerámica gris con borde saliente exvasado, labio redondeado y marcado al interior. En la superficie del interior hay un posible grafito hecho con un punzón fino. También en el fragmento de un borde de olla globular, se ven unas incisiones gruesas que podrían tratarse de un grafito (Fig. 9). La urna de esta tumba está imcompleta, se trata de una tinaja de cuerpo globular con pie indicado, tiene un diámetro de base de 9,5 cm y conserva varios fragmentos del cuerpo. Se fabrica con pasta anaranjada, compacta y depurada, de buena calidad. Presenta decoración pintada en tono rojo oscuro sobre engobe ocre, en almenos 3 bandas, sobre el tercio superior y sobre el diámetro máximo. De la banda del tercio superior existen evidencias de que salían series de líneas formando triángulos y sobre el diámetro máximo una banda de color rojo oscuro. 225 Figura 9. Fragmentos de bordes con grafitos. El vasito caliciforme tiene un borde exvasado y labio saliente con un diámetro de 8 cm de diámetro, una suave carena baja con perfil en «S», base anular de 3,5 cm y una altura de 6,5 cm. Pasta anaranjada, con engobe ocre en superficie exterior. La decoración pintada es de bandas de color rojo vinoso en el borde interior y exterior, cuello, cuerpo y en la carena (Fig. 10). La urna es de tendencia globular, con borde vuelto de 18,5 cm de diámetro y la base con pie ligeramente indicado de 8 cm de diámetro, la altura es de 19 cm. Está fabricada de pasta anaranjada, con decoración pintada en bandas en tono rojo oscuro sobre engobe blanquecino, sobre el borde, cuello, tercio superior y sobre el diámetro máximo, alternando banda lisa con banda formada por costillas y sobre el diámetro máximo una banda de color rojo oscuro terminado en Tumba 7 Se localiza al oeste de la fosa 6, a 3,30 m de distancia, y a 40 cm de la superficie. Tumba en hoyo simple de 40 cm de profundidad y 73 cm de anchura. El material asociado a esta estructura funeraria se compone de varios fragmentos de cerámica de cocina amontonados pertenencientes a una olla globular incompleta; la urna con su tapadera y una punta de lanza doblada, inutilizada voluntariamente e incluida como ajuar en la tumba, que tenía adherido una hebilla de cinturón. Figura 10. Tinaja y vasito. CNAP 2021 Figura 10. Urna decorada. una línea paralela más fina. Tiene una mancha de óxido ya que la punta de lanza estaba pegada a la pared de la urna. En el interior de la urna había escasos restos óseos, fragmentos de cráneo y de huesos largos que presentan una coloración grisáceo-blanquecina, lo que indicaría que fueron incinerados a una temperatura muy elevada, entre 600-650º C (Fig.10). A la izquierda de la urna, junto a la base, se hallaba una punta de lanza de hierro doblada voluntariamente que tiene adherida una hebilla de cinturón. La punta de lanza es lanceolada en forma de hoja de sauce, enmangue cilíndrico y nervadura central, tiene una longitud total de 26 cm; la hoja es de 17 cm con una anchura máxima 3 cm, y 9 cm en el enmangue. La hebilla es también de hierro de forma cuadrada con los lados redondeados de 5x5 cm y la aguja de 5,5 cm de longitud. A la izquierda de la urna, junto a la base se encuentra una punta de lanza de hierro lanceolada en forma de hoja de sauce, enmangue cilíndrico y nervadura central, está doblada y tiene adherida una hebilla de cinturón, inutilizada voluntariamente e incluida como ajuar en la tumba. Tiene una longitud total de 26 cm; la hoja es de 17 cm de longitud, 9 cm el enmangue y una anchura máxima 3 cm. 227 Pegada a la punta de lanza hay una hebilla de hierro de forma cuadrada con los lados redondeados de 5x5 cm y la aguja de 5,5 cm de longitud. 3. LA CRONOLOGÍA Con los primeros datos del inventario y descripción de los materiales asociados a los enterramientos en hoyo simple, consideramos que estamos ante una necrópolis del Ibérico Tardío (ss. II-I a.C.), ya que aparecen materiales que nos sitúan en esta época, como es el caso de la fíbula en omega, de origen itálico, que empieza a generalizarse en la Península Ibérica a partir del siglo I a.C, por lo que ya habría comenzado el proceso de romanización, aunque la existencia de un fragmento de cerámica con cordón inciso estampillado, nos llevaría hasta el siglo III a,C, así como los grafitos hechos sobre la cerámica; sin embargo, es pronto para asegurar esta cronología con los datos de que disponemos en la actualidad, ya que muchos materiales cerámicos tienen una gran pervivencia en el tiempo y queda mucho por investigar en esta necrópolis. 4. CONCLUSIONES El objetivo de nuestro trabajo es la de presentar un nuevo espacio funerario que venga a completar el conocimiento de las prácticas funerarias desarrolladas en el ámbito territorial de la Oretania septentrional en época prerromana, ya que se conocen muy bien los poblados ibéricos en la provincia de Ciudad Real (Alarcos, Cerro de las Cabezas, Oreto o La Bienvenida), pero hay escasos testimonios y excavaciones de las necrópolis ibéricas, debido, esencialmente a las características de estas necrópolis con la ausencia de señalización exterior de las tumbas, por lo que es difícil identificar con seguridad algunas de sus áreas funerarias. Generalmente este tipo de hallazgos es fruto de la casualidad, como ha sido el caso que presentamos. Somos conscientes de que sería necesario llevar a cabo una excavación arqueológica para poder tener una visión más amplia de este espacio funerario asociado al oppidum ibérico de Alarcos. A pesar de contar con una muestra muy reducida de tumbas, así como las circunstancias del hallazgo, sin posibilidad de ampliar el área de excavación, el estudio de los materiales recuperados y la delimitación de las estructuras funerarias corroboran lo ya contrastado en relación a los ritos funerarios del mundo ibérico, que consistía en la cremación o incineración del difunto, y una vez incinerado se recogían los restos de las cenizas y los pequeños fragmentos de huesos quemados que se hubieran conservado y se depositaban en una urna Figura 11. Hebilla con lanza y cerámica. cerámica que se sellaba con una tapadera, ésta era depositada en el área sagrada de la necrópolis, donde se excavaba una pequeña fosa para colocar la urna con su ajuar, normalmente, cerámico y metálico. Además, se sabe por otras excavaciones y por las fuentes que las necrópolis se sitúan fuera de los poblados a suficiente distancia, preferentemente en zonas bajas, laderas, vaguadas, fondos de valle, pero relacionados visualmente con el poblado del que dependen. Cuando éste es grande o tiene un largo período de ocupación puede tener varias necrópolis vinculadas a él, como es el caso de Alarcos, donde hasta la fecha se tienen datos de tres espacios funerarios diferentes. Esta necrópolis, a 400 m del poblado ibérico de Alarcos, formaba parte del sistema de distribución espacial de las necrópolis asociadas al oppidum, lo que nos va a permitir seguir completando el conocimiento histórico de este importante yacimiento. REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS Almagro Basch, M. (1966): «Sobre el origen posible de las más antiguas fíbulas anulares hispánicas», en Ampurias 28, 215-236. Argente Oliver, J.L. 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