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ESCUELA NACIONAL DE ANTROPOLOGIA E HISTORIA INAH SEP ENAH “LA ARQUEOLOGÍA DEL SITIO DE LOS TORILES, IXTLÁN DEL RÍO, NAYARIT” (Resultados e interpretación de las investigaciones arqueológicas efectuadas de 1947 a 1989, en la zona arqueológica de “Los Toriles”, Municipio de Ixtlán del Río, Nayarit.) T E S I S QUE PARA OPTAR POR EL TITULO DE LICENCIADO EN ARQUEOLOGÍA P R E S E N T A: JOSÉ ANTONIO GONZÁLEZ GÓMEZ DIRECTOR DE TESIS MAESTRO RAUL MARTIN ARANA ALVAREZ MEXICO, D. F. 2001 1 INDICE Páginas INTRODUCCIÓN. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 05 1. FINALIDADES Y OBJETIVOS . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 06 2. DESCRIPCIÓN FÍSICA DEL AREA 2.1. Marco Geográfico y Geológico. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 08 2.2. Flora y Fauna. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 12 3. BOSQUEJO HISTÓRICO 3.1. Época Prehispánica. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .. . . . 13 3.2. Época Colonial. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .. . . . 16 4. ANTECEDENTES DE INVESTIGACIÓN 4.1. Siglo XIX. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .. . . 21 4.2. De 1946 a 1989. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .. . 22 5. METODOLOGÍA Y SISTEMATICA DE INVESTIGACIÓN 5.1. Fundamentación metodológica. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .. . 40 5.2. Sistemática de investigación. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .. . .44 6. EL SITIO ARQUEOLÓGICO DE “LOS TORILES” 6.1. Descripción. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .. . 47 6.2. Recorrido de superficie y pozos estratigráficos. . . . . . . . . . . .. . 49 Anexo 1 (Materiales arqueológicos de superficie de “Los Toriles”, Temporada 1967). . . . . . . . . . . . . . . . . .. . . 58 2 Anexo 2 (Materiales arqueológicos de excavación de “Los Toriles”, Temporada 1967). . . . . . . . . . . . . . . . ... . .74 Perfiles de paredes de pozos de la Temporada 1967. . . . . . . . . . .. . .83 7. ANÁLISIS GENERAL DEL MATERIAL ARQUEOLÓGICO 7.1. Antecedentes. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .. . . .86 7.2. Estudio tipológico provisional del material arqueológico del sitio de “Los Toriles”, Ixtlán del Río, Nayarit. . . . . . . .. . . 94 Materiales cerámicos. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .. . 97 Materiales líticos. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .. .119 7.3. Comentarios sobre el material arqueológico. . . . . . . . . . .. . .125 Anexo 3 (Análisis de los materiales cerámicos de superficie, de “Los Toriles”, Temporada 1967). . . . .. . 137 Anexo 4 (Análisis de los materiales cerámicos de excavación, de “Los Toriles”, Temporada 1967). . . .. ..142 8. COMENTARIOS GENERALES DE LAS CARACTERÍSTICAS ARQUITECTÓNICAS DEL SITIO ARQUEOLÓGICO. . . . . . . ..148 9. ANÁLISIS GENERAL DE LA INFORMACIÓN ETNOHISTORICA, ETNOGRÁFICA Y ARQUEOLÓGICA DISPONIBLE SOBRE EL SITIO Y LAS REGIONES ADYACENTES 9.1. Información etnohistórica. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . ... 160 9.2. Información etnográfica. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . ... 163 3 9.2.1. Coras. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 163 9.2.2. Huicholes. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 167 9.3. Información arqueológica. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 171 10. DISCUSIÓN Y CONCLUSIONES PRELIMINARES. . . . . . . . . . .175 11. BIBLIOGRAFÍA CONSULTADA. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .184 Documentos consultados. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .191 4 INTRODUCCIÓN Desde 1946 hasta 1989, se han realizado ocho investigaciones y exploraciones arqueológicas durante varias temporadas de trabajo en el sitio llamado “Los Toriles”, en el municipio de Ixtlán del Río, en el estado de Nayarit, México. Estas investigaciones realizadas por el personal del Departamento de Antropología e Historia de Nayarit, el Departamento de Monumentos Prehispánicos del INAH y del Centro Regional INAH de Nayarit, estuvieron por lo general, abocadas a explorar y consolidar las estructuras arquitectónicas del lugar. Durante los trabajos desarrollados, se obtuvieron abundantes materiales arqueológicos (metales, líticos, cerámicos, restos óseos, etc.); desafortunadamente, los resultados de los análisis fueron inéditos o poco conocidos. Algunos de estos materiales no fueron analizados. Este fue el caso de los materiales arqueológicos recuperados en la temporada 1967, que de Ixtlán fueron trasladados al antiguo Departamento de Prehistoria en la Ciudad de México en 1968, para su estudio y resguardo; allí permanecieron intactos y sin analizar hasta 1992. En ese año, los arqueólogos Jorge A. Quiroz y Olga Fe Ramírez Montes de Oca, durante la limpieza y reestructuración de las bodegas de Prehistoria, identificaron y reunieron el disperso e intacto material arqueológico del sitio de “Los Toriles” temporada 1967 e iniciaron la tarea de compilar la información que de esos materiales se encontró en el Archivo Técnico de la Coordinación Nacional de Arqueología. Posteriormente, el autor con el apoyo de los investigadores ya citados y del arqueólogo Raúl M. Arana Álvarez, continuó para el año de 1993, la tarea de acopio de información y el correspondiente análisis de material. La información obtenida, producto de seis años de investigación, dentro del Departamento de Colecciones, de la Subdirección de Laboratorios y Apoyos Académicos del Instituto Nacional de Antropología e Historia, presente en esta tesis, se ofrece con el afán de contribuir al mayor conocimiento del desarrollo de las sociedades prehispánicas del Occidente mexicano. 5 1. FINALIDADES Y OBJETIVOS En el presente trabajo, intentaremos ofrecer una aproximación histórica al desarrollo de un importante centro cívico religioso del Postclásico Temprano del Occidente, conocido como “Ixtlán” o “Los Toriles”. Los restos de este centro prehispánico se encuentran en la localidad conocida como “Los Toriles”, en el municipio de Ixtlán del Río, en el estado de Nayarit; allí, en un área aproximada de treinta hectáreas, se localizan cerca de ochenta y cinco montículos, distribuidos en una elevación plana a manera de meseta acondicionada, que domina el paso entre la cuenca jalisciense de Magdalena y el Valle de IxtlánAhuacatlán. Su cercanía a importantes vías de comunicación, permitió que el sitio fuera conocido y explorado desde 1898. De hecho, las investigaciones arqueológicas formales se iniciaron en 1946, pero desafortunadamente los resultados de la mayoría de estos trabajos son inéditos o poco conocidos. Esta situación fue ya señalada por importantes investigadores como Schöndube y B. Bell, que han caracterizado (cada uno por su lado) a las excavaciones realizadas en “Los Toriles”, como casi desconocidas, proponiendo nuevas exploraciones para así determinar cronológicamente, las posibles etapas del desarrollo cultural (Bell, 1974 / Solorzano, 1980: 217) Consideramos que de la información obtenida en las exploraciones arqueológicas de 1946 a 1989, una parte quedo en calidad de material inédito, relegado a breves informes y reportes decampo. Otra parte se publicó, a veces con un retraso de cinco o diez años, en forma de pequeños artículos o notas en revistas especializadas locales o de escasa circulación y tiraje. Ante esto, consideramos que el estudio y análisis del material arqueológico de la temporada 1967, su difusión junto con un resumen de las exploraciones arqueológicas del sitio de “Los Toriles”, sería importante para lograr entender los posibles eventos culturales del Postclásico del Occidente de México. Para esto, nos planteamos dos clases de objetivos a desarrollar en esta investigación; dichos objetivos fueron: 6 Objetivos Generales 1) Conocer las posibles formas en que la población prehispánica del sitio arqueológico de “Los Toriles”, aprovechó y transformó su medio ambiente. 2) Conocer y explicar los datos etnohistóricos y etnográficos existentes, buscando una posible vinculación con los datos arqueológicos. De los anteriores objetivos generales, se pudieron derivar nuestros objetivos particulares, que respectivamente fueron: 1) Delimitar la temporalidad de las principales etapas del sitio arqueológico de “Los Toriles”. 2) Determinar y analizar las posibles relaciones y contactos existentes de “Los Toriles”, con sus áreas culturales vecinas situándolas cronológicamente. 3) Analizar los materiales arqueológicamente existentes para poder inferir el posible desarrollo y las características de la población del sitio, a través del tiempo de ocupación. 4) Conocer cronológica y funcionalmente, los conjuntos arquitectónicos del sitio, para poder inferir sobre el tipo de desarrollo y características de la estructura política y económica de la sociedad que les construyo. 7 2. DESCRIPCIÓN FÍSICA DEL ÁREA 2.1. Marco Geográfico y Geológico En el extremo sureste del Altiplano Nayarita, entre los 20° 54´ Lat. N y los 104° 16´ Long. W, se encuentran los valles intramontanos de Ixtlán, Ahuacatlán y Xala (Ver Lamina 1) Lamina 01.- Localización de Ixtlán en el área del Occidente Mesoamericano Esos valles se encuentran conformados por el encuentro de diferentes sistemas montañosos como la Sierra de San Pedro (estribaciones del Eje Neovólcanico) al Norte, al Oeste el Plan de Barrancas o Sierra Madre Occidental y al Sur, la llamada Sierra de Pajaritos (Centro, 1988: 40-41) 8 Esta confluencia de accidentes orográficos, origina sobre los 1041 y 1095 metros sobre el nivel del mar (m.s.n.m.), un valle estrecho y cerrado que mide en promedio once kilómetros de ancho por quince de largo, que se inicia en la cercanía de Ixtlán, extendiéndose luego en dirección Este-Oeste sobre el río Ahuacatlán, terminando cerca de la población del mismo nombre, en las estribaciones del volcán Ceboruco (Anguiano: 1976: 36-39) La orografía del Valle Ixtlán-Ahuacatlán, está conformado por tres tipos de relieve. El primero, accidentado, rodea al valle por sus lados Norte, Sureste y Noreste y está conformado por las estribaciones serranas y diversos cerros de origen volcánico (Las Panochas, Santa Catarina, Molcajete, etc.). El segundo tipo de relieve, semiplano, se encuentra en las áreas de pie de monte y lomeríos en el centro del valle y el último relieve, de naturaleza plana, son las mesetas y fondos de valle, integrado por una larga terraza de origen aluvial (Centro, 1980: 40-41) (Ver Lámina 2) Lámina 02.- Ixtlán y otros sitios históricos y arqueológicos localizados a lo largo de las terrazas aluviales de los ríos Chico y Ahuacatlán-Ixtlán 9 Este tipo de relieve intramontano tiene un origen volcánico y sedimentario. La zona presenta una gran actividad volcánica tardía, así como mesetas y depósitos aluviales del período Terciario y Cuaternario. En el tramo Este -Oeste del valle, se encuentran estructuras volcánicas jóvenes como conos, calderas y coladeras de lava basáltica, que aun conservan sus formas originales, como es el caso del volcán Ceboruco y los conos volcánicos menores como El Molcajete, San Miguel, Santa Catarina y Cerritos (Ver Foto 01) Foto No. 01.- Detalle de foto aérea de la zona de Ixtlán del Río, Nayarit (Aerofoto de 1967) Dominando el extremo Norte del Valle Ixtlán-Ahuacatlán, el volcán Ceboruco se eleva a 2164 m.s.n.m. y es un volcán activo que ha presentado varios periodos eruptivos entre 1567 y 1870. En cada erupción, incluyendo las correspondientes al periodo prehispánico, el Ceboruco y sus conos volcánicos adyacentes, han arrojado masas de roca extrusiva ácida, intermedias y básicas, así como basalto andesítico, tezontle, traquíteas vítreas, nódulos de obsidiana gris y negra de diversos tamaños, arenas puníticas de color negro, etc. 10 Estos materiales han cubierto buena parte del valle, ocultando a las rocas sedimentarias del periodo Terciario, alternando así estas acumulaciones con depósitos aluviales que se encuentran dispersos en las mesetas y terraza del valle (Centro, 1988: 40-41) Existen también en la parte norte del valle, limítrofe al valle de Xala, toda una serie de conglomerados constituidos por bancos de arcilla blanca y numerosos depósitos aluviales constituidos por materiales areno-gravosos dispersos. Estos materiales areno-gravosos están dispersos también a lo largo del valle de Ixtlán-Ahuacatlán; de Este a Oeste, ocasionalmente aparecen ópalos asociados a estos materiales. Muchas veces en clara asociación a estos materiales piroplásticos, aparecen pequeños yacimientos y filones de plata, oro, plomo, zinc y cobre en forma de sulfuros; los más importantes se encuentran cerca de las poblaciones de Mezquites, la Higuerita y la Castañeda. A lo largo del valle, corre el río Ahuacatlán, afluente del río Ameca, que en la parte de Ixtlán, recibe su nombre. Al Norte, fuera de los límites del valle, tras Plan de Barrancas, corre el río Grande de Santiago. Corre también en el valle de Ixtlán-Ahuacatlán, el río Chico, que nace cerca de la población de Rosa Blanca en el municipio de Xala. También cerca de la población de Ixtlán se encuentran varios arroyos de caudal estacionario como los del Arroyo Verde, San Miguel, La Cofradía, Los Limones, Los Sauces y otros; además existen cerca de diecisiete manantiales en la zona, de los que destaca el llamado Agua Caliente (Centro, 1988: 41) El clima del valle en la parte de Ixtlán, según la clasificación de Köppen, sería semi-calido y subhúmedo - clave A(C)W°(W) -, con un régimen de lluvias que iría de julio a septiembre y una precipitación media de 800 a 1200 mm.; con meses calurosos de marzo a julio y una temperatura media, que oscila entre los 21° y los 25° C. (Centro, 1988: 41) 11 2.2. Flora y fauna La flora del Valle de Ixtlán-Ahuacatlán, constaba originalmente de bosques mesófilos de montaña así como de selvas bajas caducifoleas, además de pastizales inducidos. En los lugares elevados y cerros cercanos a la cabecera municipal, se encuentran vestigios de bosques mesófilos, que constan principalmente de especies tales como pinos (Pinus sp.,P. pseudostrobus), ocotes (P. michoacana) y encinos (Quercus sp.). En las laderas y pies de monte existentes en el valle, existen restos de la antigua selva baja caducifolea, que estaba compuesta de especies tales como el tepeguaje (Lysiloma sp.), guanacastles (Enterolobium sp.), guamuchil (Pilhecollobium sp.) y de malezas diversas que se extienden hasta el pastizal inducido, en las partes bajas del valle. Estas malezas incluyen a especies tales como la calabacilla (Curcubita foetidissima), chayotillo (Sechiopsis t.), higuerilla brava (Sapium pedicellatum), la cuachalalada (Bursera grandiflora), el manto tepemesquite (Lysiloma divariscasta) y nopales (Opuntia sp.) Como parte de la actividad agropecuaria que existe en el valle, en las partes planas o semiplanas del valle, encontramos pasto forrajero (Boutelova sp. y Aristida sp. y Muhlenbergia sp.) y cultivos comerciales como caña de azúcar (Sacharum officinarum), huertas de guayaba (Psidium guajava) y arboledas de capulín (Prunus capuli), sembradíos de cebolla, chicharo, chile, frijol, garbanzo, papa y aguacate, etc. En las riberas del río Ahuacatlán y del río Chico se encuentran ejemplares de vegetación fluvial como juncias (Cyperus sp.) y espadañas (Typha sp.) La fauna silvestre actual es escasa y comprende a especies como la de ardilla (Spermophilus mexicanus y Sciurus oculatis), conejo silvestre (Sylvilagus floridanus), la zorra gris (Urocyon cinoreoargentus), el cacomixtle (Bassariscus astutus), el zorrillo (Mephitis macroura) y los casi extintos venado cola blanca (Odocoileus virginianus), jabalí (Tayasu tajacu), el gato montes (Lynix rufus), el puma (Felis concolor) y el coyote (Canis latrans) 12 En el río Ahuacatlán o Ixtlán, hasta hace pocos años, existía el pescado blanco (Chirostoma sp.), así como una gran abundancia de aves como la paloma arroyera (Columbigallina passerina), la huilota (Zenaidura macroura), grullas (Grus mexicana y G. americana) y gallinetas (Fulica americana) (Sodi: 1972: 35-206 / SePe, 1989: 21) 3. BOSQUEJO HISTÓRICO 3.1. Época prehispánica Entre los años 500 AC y 800 DC, la localidad de Ixtlán fue habitada por grupos sociales que compartían una expresión cultural común; los indicios conocidos señalan que para ese periodo, había en el Valle de Ixtlán-Ahuacatlán, una sociedad aldeana que compartía con sus vecinos de Colima, Jalisco y nayarit, una tradición cultural propia y en gran medida, diferenciada de otras regiones de Mesoamérica (Bauz, 1999: 9) El rasgo distintivo de esta tradición cultural, fue un tipo especial de sepulcros llamados “tumbas de tiro y de cámara”. Como se menciona, las tumbas de tiro, consisten en un pozo o tiro vertical excavado en el subsuelo, el cual da acceso a una o varias cámaras laterales subterráneas. Además de los restos óseos de las personas allí enterradas, dichas tumbas contenían una variedad de ofrendas; la más sobresaliente fue la de figuras modeladas en arcilla, que representaban personas, animales, plantas, maquetas de chozas y templos, etc., las cuales ofrecen valiosa evidencia sobre la cultura de los grupos que hicieron dichas tumbas (Bauz, 1995: 9) Estos objetos cerámicos típicos, incluían el llamado tipo “Ixtlán” o “Estilo Nayarit”, en el que se usaron muchos colores para indicar prendas, adornos y pinturas faciales y/o corporales. Las figuras fueron hechas de barro de color rojo o naranja, al que se aplicó una decoración policroma, en blanco, negro y amarillo. El tema dominante de este estilo, fue el ser humano, casi siempre adornado con aretes y narigueras constituidas por aros múltiples; se han encontrado en estos objetos, imágenes de guerreros, músicos, mujeres con vasijas, enfermos así como parejas de hombres y mujeres (Bauz, 1995:12) 13 Ejemplos de esta tradición en el Valle de Ixtlán, se encuentran en las tumbas de tiro reportadas en las cercanías de las poblaciones de Ahuacatlán e Ixtlán del Río, así como en los vestigios de los asentamientos de esa época, reportados por Gifford y ubicados a lo largo de arroyos y bancos aluviales cercanos a Ahuacatlán (Cerrito de la Cruz), a Ixtlán (Villita, La Taberna, Cerrito de Santa Catarina), de Mexpa (Potrero Zoatlán, Ranchos de San Miguel y de Fernando Ruiz), así como al pie del volcán Ceboruco (Corona, 1949 / Gifford, 1950: 187 / Lumholtz, 1967: Vol. II, 299) Este periodo de ocupación (probablemente fue del 500 AC al 800 DC) es conocido en la arqueología mesoamericana como “Ixtlán Temprano” (Gifford, 1950: 185) y probablemente a fines de este periodo, los cercanos volcanes del Ceboruco y Molcajete, entraron en actividad eruptiva, afectando así a todos los asentamientos aldeanos del valle Ixtlán-Ahuacatlán (Gifford, 1950: 185) Es difícil afirmar el que este ciclo de erupciones determino por si solo, el fin del periodo cultural del “Ixtlán Temprano”, pero lo cierto es que entre el 800 DC y el 900 DC, en el Valle de Ixtlán, al igual que en el resto del Occidente mexicano, se dejaron de construir tumbas de tiro y cámara, apareciendo en cambio, evidencias de influencias mesoamericanas y de grandes cambios culturales. Esto fue palpable con la presencia de nuevos estilos arquitectónicos, así como nuevas deidades hasta entonces desconocidas en el área y de novedosas manufacturas y estilos cerámicos. De hecho, algunos investigadores piensan que estos cambios pueden explicarse con la llegada de nuevos grupos étnicos de filiación nahua, que llegaron a asentarse a la región del Occidente y que trajeron consigo la tradición cultural mesoamericana conocida como “tolteca” (Schöndube: 1975: 333-334 / Weigand, 1993: 24) Como resultado de estos cambios, influencias y nuevas relaciones, aparecieron nuevos modos de vida en las poblaciones del Occidente mexicano: en el Valle de Ixtlán –Ahuacatlán, durante este nuevo periodo cultural que conocemos como “Ixtlán Medio” (propuesto entre el 900 al 1200 DC) surgió entre las poblaciones aldeanas, una élite que mantuvo comunicación y relaciones de diversa índole, con pueblos del interior nayarita de tradición Aztatlán y con pueblos del altiplano jalisciense y hasta probablemente con asentamientos del México Central (Beltrán, 1991: 44-45) 14 Esta élite, probablemente radicaba en el sitio de “Los Toriles”, un centro cívico-religioso planificado, que al parecer controlaba los dispersos asentamientos aldeanos cercanos, así como el importantísimo paso natural entre el altiplano jalisciense y las regiones costeras de Nayarit y Sinaloa. El investigador Charles Kelly propuso ante tal escenario, que para esa época (Ixtlán Medio, del 900 al 1200 DC), funcionaria en el Occidente de México, una ruta comercial a la que llamó “El Camino del Cobre” y que comunicaba el Norte de México con los Altiplanos Centrales. El objeto de esa ruta comercial prehispánica, sería el intercambio de bienes exóticos preciosos, destacando de entre ellos, el cobre en forma de artefactos o barras. Kelly propuso que esta vía, partía en el centro de México desde Cholula o Culhuacán, luego seguiría el curso del río Lerma hasta el Lago de Chapala, tocaría los sitios de Cojumatlán, Tizapán el Alto, Huistla e Ixtlán del Río; luego bajaría a la costa nayarita, continuaría por el litoral nayarita y sinaloense, llegando a Amapa. Luego de Amapa, se proseguiría a Chametla, Culiacan y Guasave, subiendo luego los sitios dispersos de la serranía de Durango, hasta finalizar en el sitio de Casas Grandes, importante centro productor de cobre. (Kelly, 1980:53-63) Posiblemente los cambios culturales así como las migraciones que se proponen ocurrieron en el Occidente Postclásico, se relacionaron con este “Camino del Cobre”, cuya existencia permitiría explicar la importancia del centro de “Los Toriles”, como punto de confluencias mesoamericanas diversas. Finalmente el periodo de “Ixtlán Medio” terminó aproximadamente por el 1200 DC, cuando el sitio de “Los Toriles fue perdiendo importancia como centro rector y económico del Valle de Ixtlán-Ahuacatlán (Gifford, 1950: 189 / Corona, 1972: 22) 15 3.2. Época Colonial En el momento del contacto europeo, según las fuentes históricas, Ixtlán, Ahuacatlán y los pueblos circunvecinos, aparecieron en la ruta que siguieron los españoles para entrar al altiplano nayarita desde el centro del país. Dicho camino, usado al parecer durante los siglos XVI y XVII, se denominaba “Ruta de la Provincia de Dávalos” y tenía un indudable origen prehispánico; como ruta, bordeaba el antiguo territorio purépecha y penetraba en partes de Jalisco, Colima y Michoacán (Feldman, 1978 118) (Ver Lamina 3) Lámina 03.- La Provincia de Avalos y la Ruta del padre Ponce con poblaciones arqueológicas e históricas (Basado en Feldman, 1978) Según los datos registrados, Ixtlán fue un pueblo que dependía de la cercana población de Ahuacatlán. Ahuacatlán sería la cabecera de un pequeño señorío de habla nahua, que contaría con sus propios gobernantes, teniendo como sujetos o tributarios, a los pueblos de Ixtlán, Cacalutan, Mexpa, Zoatlán, Jala, Jamulco, Tequexpa, Tetitlán y otros (Anguiano, 1980: 236 / Meyer, 1982: 50) (Ver Lamina 4) 16 Lámina 04.- Ixtlán y otros sitios históricos y arqueológicos localizados a lo largo de las terrazas aluviales de los ríos Ameca y Grande de Santiago (Feldman, 1978) Todos estos poblados se encontraban probablemente en una comunicación permanente con los señoríos de los altiplanos jalisciense y nayarita, así como con los pueblos de la costa de Nayarit y probablemente hasta con los de Sinaloa. Para 1524, durante la expedición del capitán Cortés Buenaventura al occidente mexicano, Ixtlán y Ahuacatlán eran visitados y asignados en encomienda, pacíficamente, pero en 1530, al paso del ejército de Nuño de Guzmán, Ixtlán fue saqueado e incendiado junto con otros pueblos, como demostración del poder español (Anguiano, 1976: 127-128 / Meyer, 1982: 51) (Ver Lamina) En ese mismo año, Nuño de Guzmán, atacó el pueblo de Ahuacatlán, lo tomó y lo refundo bajo el nombre de San Juan Evangelista Ahuacatlán, permaneciendo allí algunos días, para luego marchar rumbo a Tepic y Sinaloa, llevándose como tributo, a mil indios como tamemes o siervos cargadores de fardos y equipo (Reynoso, 1982: 198) 17 El pueblo de Ixtlán corrió idéntica suerte que Ahuacatlán y fue refundado bajo el nombre de La Santa Fe de Ixtlán, conservando su posición menor (Meyer, 1982: 52) Al ser refundados, los pueblos del Valle Ixtlán-Ahuacatlán, fueron asignados como tributarios a los soldados españoles asociados con Nuño de Guzmán. Estos, comenzaron a explorar con detenimiento la región y cuando estos entraron a los montes cercanos, encontraron yacimientos de oro y plata, fuente posible de los placeres explotados por los indios locales durante la época prehispánica. En poco tiempo se establecieron en el Valle, minas y surgieron fincas agrícolas y ganaderas, propiedad de españoles, generalizándose entonces el repartimiento y la explotación intensiva de la población indígena que había sobrevivido al proceso de la conquista militar española (Cuevas, 1966: 52-54 / Corona, 1972: 22-23). Se calcula que sola en la región del sur de Nayarit y norte de Jalisco, entre los años de 1530 y 1630, cada ocho de diez pobladores indígenas (niños y adultos), murieron por epidemias, trabajos excesivos y suicidios por desesperación (Meyer, 1982: 54) Ante esta situación, no fue de extrañarse que los pueblos de la región se alzaran en rebelión contra el dominio español. En 1538, los pueblos de Ahuacatlán, Xocotlán, Hostotipaquillo, Xocotepec y sus sujetos, se rebelaron, siendo atacados casi enseguida por el gobernador de la Nueva Galicia, refugiándose los alzados en su huida, en las Barrancas de Mochiltic, cerca de las sierras del Valle de Ixtlán-Ahuacatlán (Galaviz, 1967: 97-98 / Meyer, 1982: 55) En 1541, con la gran rebelión del Mixtón, las poblaciones indígenas de los altiplanos nayarita y jalisciense, se unieron contra el poder colonial. Al ser derrotada la rebelión, las victoriosas tropas españolas e indígenas aliadas del Virrey Mendoza ocuparon el Peñón del Mixtón y tomaron como esclavos a los indios supervivientes, iniciando además la persecución contra los indígenas insumisos hasta los pueblos de Tequila, Ixtlán y Ahuacatlán, poblaciones también se habían levantado en armas y habían participado en la revuelta, fortificándose en los cerros y peñones aledaños (Galaviz, 1967: 102-104 / Meyer, 1982: 54-56). De este modo en 1542, las tropas españolas e indígenas aliadas tomaron el Peñol rebelde de Ahuacatlán, pacificándose así la región (Tello, 1973: Libro II, Vol. 2, 329) 18 Luego de la victoria, el Virrey Mendoza como comandante militar, se estableció provisionalmente en Ahuacatlán para intentar normalizar la situación regional, dictando varias medidas administrativas y realizando pequeñas incursiones militares contra indios rebeldes que todavía operaban cerca de Ixtlán y del volcán Ceboruco, que por esas fechas estaba en erupción; luego de un tiempo y dando por finalizada la campaña, Mendoza abandono Ahuacatlán y regreso con su ejercito a la ciudad de México (Reynoso, 1982: 199) En esa paz de sepulcro, Ahuacatlán se convirtió en los años sucesivos, en la cabeza política, económica y religiosa de la zona. Este liderazgo se vio reforzado por el establecimiento en 1550, de un pequeño convento franciscano en la población. Dicho convento fue fundado por fray Rodrigo de la Cruz (Meyer, 1982: 56) La vida de las comunidades del Valle de Ixtlán-Ahuacatlán durante la segunda mitad del siglo XVI, fue interrumpida súbitamente en 1567, cuando el volcán Ceboruco hizo nuevamente erupción, ocasionando un terremoto que destruyo numerosos pueblos y comunidades de la zona. Esta destrucción fue acompañada de enormes derrumbes que obstruyeron el paso de las aguas entre el río Ameca y el río Ahuacatlán por más de veinte meses, corrompiéndose el agua detenida e impidiendo su uso a los necesitados sobrevivientes (Meyer, 1982: 56) Ya para 1569, la situación pareció normalizarse aunque se presentó un periodo oscuro y pobre que marcó el fin del auge económico local, provocado por las explotaciones mineras, proceso que dominó toda la segunda mitad del siglo XVI y la primera parte del siglo XVII y que se presentó no solo en el Valle de Ixtlán-Ahuacatlán, sino en todo el resto de la Nueva Galicia Occidental. Dicho proceso tuvo como causa, la acelerada disminución de la población indígena que afectó a todos los ramos de la economía regional de Nueva Galicia, ya que la agricultura, la ganadería y todas las actividades mineras, se basaban en la encomienda y el servicio personal de los menguantes pueblos indígenas del Occidente novohispano. A fines del siglo XVII y a principios del siglo XVIII, la población nativa del sur de Nayarit dejo de disminuir y comenzó a aumentar, creciendo paulatinamente los antiguos pueblos y ciudades, aumentando la vida económica y social en torno a vías como el Camino Real que iba de Guadalajara a Culiacán. 19 Es en esa época, cuando el pequeño pueblo de la Santa Fe de Ixtlán cambió de nombre, pasando a ser conocido por arrieros y comerciantes, primero como Ixtlán del Buen Tabaco y luego como Ixtlán de Buenos Aires, tanto por sus excelentes matas de tabaco, ideales para cigarrillos, puros y rapé, así como por su privilegiada situación geográfica que le permitía recibir frescos vientos durante los meses calurosos (Rivière, 1973: 40 / Meyer, 1982: 56) Este crecimiento poblacional se vio aunado a la comercialización de los productos agropecuarios locales (tabaco, caña de azúcar y ganado) a la par de la explotación minera que se incremento poco a poco, surgiendo así una expansión relativa de mercados que estaban en función de la ruta comercial del Camino Real de Guadalajara-Culiacán (Rivière, 1973: 40-41) Dos elementos (el primero, la fundación del puerto de San Blas, orientada a servir como auxiliar en las expediciones militares contra los ataques de los indios seri y pima que hostilizaban a Sonora, así como para apoyar el establecimiento de una ruta comercial sólida con las Californias y el segundo, la consolidación del Camino Real Guadalajara-Culiacán) propiciaron para fines del s. XVIII, que Ixtlán se viera favorecido por un creciente tráfico comercial y el consiguiente aumento en el crecimiento económico de todas las poblaciones aledañas a las rutas de comunicación y comercio del occidente Novohispano. Esta situación se vio reflejada en el documento “Descripción Geográfica del Partido de Ahuacatlán” de 1793, en el que encontramos a Ixtlán de Buenos Aires como el centro de una población de ochenta y cuatro familias españolas, noventa y un familias de “pardos” o mulatos, tres familias de indígenas y dos familias de mestizos (Meyer, 1984: 188). Todos ellos, según la Descripción de 1793, vivían del cultivo de maíz, fríjol, matas de tabaco y huertas frutales, así como de actividades como la arriería, la ganadería en pequeño y la explotación de pequeñas minas de plata (Meyer, 1984: 188) De esta forma, se puede visualizar que para fines del s. XVIII, Ixtlán era un asentamiento con una población mayoritariamente española, criolla y mulata, que se desempeñaba como rancheros, agricultores medios, empleados, mineros en pequeño, criados y jornaleros, destacando que los elementos indígenas casi habían desaparecido. 20 4. ANTECEDENTES DE INVESTIGACIÓN 4.1. Siglo XIX Las primeras excavaciones de corte arqueológico en el sitio de “Los Toriles”, fueron realizadas por el sacerdote Juan Navarro, cura de Ixtlán, aproximadamente entre 1898 y 1899. Dicho sacerdote (aficionado a las antigüedades locales a semejanza de los párrocos de Ahuacatlán y de La Magdalena) practicaba con regularidad, desde diez años antes, excavaciones en todo el Valle de Ixtlán, para procurarse así, figurillas de barro y otros objetos prehispánicos (Lumholtz, 1967: Vol. II, 300 / Jáuregui, 1994: 42) Sabemos de las excavaciones de Navarro en “Los Toriles”, gracias al testimonio del etnógrafo francés León Diguet, mismo que presenció los trabajos de exploración , cuando este colega y rival científico de Lumholtz en México, pasó por Ixtlán en su viaje de exploración por Tepic y sus alrededores. (Diguet, 1899, citado por Gifford, 1950: 195-197) León Diguet relató los descubrimientos de Navarro, en un artículo periodístico, mencionando que dicho sacerdote había localizado en las inmediaciones del pueblo de Ixtlán, en el sitio descrito posteriormente como “Los Toriles”, un montículo redondo de varios metros de altura, donde Navarro había excavado un corte central en dirección Norte-Sur. (Diguet, 1899, citado por Gifford, 1950: 195-197) Dicho corte revelo la existencia al interior del montículo, de un edificio circular construido con piedras unidas con lodo, que contaba con escaleras y calzadas de acceso. Ante estas evidencias, Diguet asumió que todo lo anterior eran restos de una gran base de un antiguo templo prehispánico. Siguiendo la descripción de Diguet, en el centro del corte Navarro localizó dos escaleras de piedra, una frente a otra, que en opinión del francés, descendían hasta la misma base del edificio. Diguet mencionó asimismo, el hallazgo de fragmentos de arquitectura, ejecutados en piedra volcánica así como de restos de una estatua toscamente labrada. (Diguet, 1899, citado por Gifford, 1950: 195-197) 21 También en el artículo se mencionó que este templo cubierto por un gran montículo estaba rodeado por otros montecillos o montículos menores; Diguet consideró que los montículos que rodeaban el templo descubierto eran túmulos funerarios, ya que en ellos en excavaciones anteriores, se habrían hallado esqueletos en posición horizontal con ofrendas asociadas. Dichas ofrendas asociadas consistían en vasos de cerámica que contenían diversos objetos, destacando varios idolillos de piedra o barro, depositados sobre el esqueleto (Diguet, 1899, citado por Gifford, 1950: 195-197) Posteriormente, el cura Navarro volvió a cubrir con piedras el corte y las estructuras descubiertas, no existiendo más noticias sobre estructuras o piezas prehispánicas, hasta los años de 1918 y 1925 (Corona, 1947: 6) 4.2. De 1946 a 1989 En 1918, siguiendo una incipiente política de conservación del patrimonio arqueológico, la administración federal de Carranza, a través de la Secretaria de Instrucción Pública y Bellas Artes y de la Inspección de Monumentos Artísticos, expidió un nombramiento como subinspector local honorario y conservador de Ixtlán, Nayarit a José María Curiel. Sin embargo, la actuación de este notable local, no dejo huella apreciable (Ver AGN, Instrucción Pública y Bellas Artes, Vol. 117, Exp. 13, 7 fs. Año: 1918) En 1925, debido a las excavaciones y obras de terraceo en la construcción de la vía férrea del Sur – Pacifico, los trabajadores e ingenieros encontraron en el Valle de Ixtlán-Ahuacatlán, numerosas tumbas de tiro y abundantes vestigios arqueológicos. Los empleados de ferrocarril, los contratistas así como diversos ejecutivos de las empresas mineras extranjeras residentes en Ixtlan, Ahuacatlán y poblaciones colindantes, comenzaron a saquear y comercializar ilícitamente los hallazgos, exportando a los EUA, millares de estos objetos arqueológicos (Oficio, 1925: 23) Las autoridades mexicanas a nivel estatal y federal, intentaron poner freno a este saqueo; una de las primeras medidas fue el nombrar un guardián para la zona de Ixtlán-Ahuacatlán, cuya misión sería vigilar los numerosos montículos y parajes en la vecindad de Ixtlán, para evitar las excavaciones clandestinas (Oficio, 1925: 23) 22 Pero la permanencia y vigilancia del guardián nombrado, solo duro hasta 1930, abandonándose cualquier supervisión oficial hasta 1945. En ese año, un destacamento militar avecindado en la cabecera municipal de Ixtlán, se dio a la tarea de abrir el montículo de Navarro y Diguet, por su lado Norte. Para evitar esto, el profesor Francisco Parra que fungía por entonces como director de la Escuela Primaria de Ixtlán, notificó a las autoridades, logrando así detener la destrucción del montículo. A fin de proteger y evitar la destrucción de los muros y escaleras descubiertas por los soldados, el profesor Parra instaló un techo de tejas de barro sobre el montículo (Corona, 1948: 6) En enero de 1946, el arqueólogo norteamericano E. W. Gifford realizaba un amplio recorrido de superficie en el Valle de Ixtlán-Ahuacatlán bajo el auspicio de la Universidad de California, con el propósito de recolectar materiales cerámicos que permitieran reconocer tipos diagnósticos, así como que relación podría existir entre estos tipos y las ya famosas figurillas huecas tipo “Ixtlán”, que por esa época eran sumamente populares a nivel internacional entre los coleccionistas y aficionados al arte. Gifford encontró diecisiete sitios arqueológicos en el Valle de Ixtlán-Ahuacatlán durante su recorrido; el número catorce era el sitio conocido como “La Pirámide” del rancho ganadero denominado “Los Toriles”, el viejo montículo excavado por Navarro y Diguet (Gifford, 1950: 190-197) Detallando sobre este punto, Gifford mencionó que el sitio de “La Pirámide” se componía de alrededor de veinte montículos, algunos de ellos deshechos; Gifford incluso pensó que algunos de esos montículos eran naturales. Sin embargo, el investigador reportó que los principales montículos eran alargados y en forma rectangular, destacando uno en forma de “L” y el montículo redondo que la población local llamaba en 1946, el “templo azteca” (Ver Lamina 5) 23 Lámina 05.- Croquis del sitio de “Los Toriles” y del Camino Viejo a Guadalajara (Gifford, 1946) 24 Revisando las excavaciones de saqueo de 1945, Gifford observo en el monumento redondo, restos de escaleras y de tres muros con nichos, semejantes entre sí, construidos de piedra y tierra, enchapados con lajas; asimismo describió varios petroglifos realizados en las lajas de los muros expuestos, transcribiendo el artículo de León Diguet para completar la descripción del edificio (Gifford, 1950: 195-197) Con respecto a los materiales arqueológicos, Gifford reportó en su artículo, que para el sitio de “Los Toriles” existían malacates, navajas y cuchillos de obsidiana, pintaderas de cerámica, fragmentos de metates y tiestos cerámicos diversos, mismos que le sirvieron a Gifford para proponer la existencia de tres periodos cronológicos llamados “Ixtlán Temprano”, “Ixtlán Medio” e “Ixtlán Tardío”, asociando a “Los Toriles” con los periodos de Ixtlán Medio e Ixtlán Tardío, ubicando así el sitio para el Postclásico (Gifford, 1950) Un año después, en 1947, como resultado de las denuncias presentadas ante el INAH, el director del flamante Departamento de Antropología e Historia de Nayarit, el arqueólogo José Corona Núñez, inició los trabajos de investigación en “Los Toriles”. En sus primeras investigaciones, Corona Núñez encontró que el abandonado rancho de “Los Toriles”, consistía en una vieja casa, situada a la vera del antiguo Camino Real de Guadalajara. Dicha casa estaba rodeada de corrales en os que se elevaban varios montecillos, de entre los cuales, destacaba un gran montículo redondo, que mostró a través de zanjas y cortes, varias etapas constructivas; este era el monumento descrito por Diguet en 1899. Con poco presupuesto asignado, Corona Núñez inició los trabajos con una limpieza de maleza y arbustos del montículo redondo y luego procedió a dividir el sitio por patios (Patio I y Patio II). (Ver Lámina 6) 25 Lámina 06.- Croquis del sitio de “Los Toriles” y del Camino Viejo a Guadalajara (Corona, 1948) A continuación comenzó la colecta de material arqueológico en superficie, para empezar a darse una idea general de la funcionalidad y temporalidad del sitio, pero al acercarse la temporada de lluvias, la prioridad fue clara. 26 Era necesario consolidar y proteger el gran montículo redondo, que ya no contaba con la protección del techo provisional y obviamente sin una protección y consolidación adecuada, la lluvia y los saqueadores destruirían los restos arqueológicos en breve tiempo. Se iniciaron así los trabajos de consolidación y al desarrollase estos, Corona Núñez encontró que el montículo redondo, encerraba un monumento que se componía de tres estructuras visibles. La estructura III, la última y la más destruida, encerraba en su interior a la estructura II, que a su vez, contenía a la estructura I. Las tres estructuras visibles mostraron casi las mismas características arquitectónicas, así que Corona Núñez escogió a la estructura II, para su consolidación. Se procedió a la limpieza y a los trabajos de albañilería, consolidándose un gran basamento redondo con talud, de 25 metros de diámetro, construido originalmente de piedras y lodo, recubierto con lajas de piedra. Este basamento, en opinión de Corona, contaba con cinco escaleras simétricas dispuestas (una de ellas, sin embargo, estaba clausurada por los constructores) y con un pretil de mampostería con ventanillas cruciformes. Estas ventanillas cruciformes están presentes también en los pasamanos de las escaleras de acceso. Sobre la superficie circular del basamento, había dos altares con escaleras, uno frente a otro, en dirección Norte – Sur. Al parecer, en los altares existían adoratorios con pórticos de columnillas y techos planos de terrado (lodo y varas), que estaban coronados con pequeñas almenas de piedra en forma escalona y de punta de flecha (Corona: 1972: 14-18). La primera estructura circular (Estructura I), según exploraciones posteriores, era en todo semejante a la Estructura II y a la Estructura III salvo que en la parte superior de la Estructura I, no existió piso de lajas ni huellas de los dos basamentos de adoratorios que tienen las Estructuras II y III. (Corona: 1958: 130). Con escaso presupuesto y numerosas responsabilidades administrativas, Corona Núñez requirió de varias temporadas de trabajo de campo (1948, 1949,1950, 1951, 1952, 1953, 1956, 1957 y 1958) para limpiar y consolidad el monumento redondo, ya que por limitaciones de tiempo y dinero, solo se trabajó por lapsos de uno a tres meses por temporada. 27 Desde 1949, el montículo redondo que Corona consolida, es llamado “Pirámide de Quetzalcóatl”, por la creencia de Corona Núñez, de que el basamento redondo con cruces, era iconográficamente similar a los templos dedicados a Quetzalcóatl, en el Centro de México. (Corona: 1949: 4). En los trabajos de consolidación y en las excavaciones de exploración de la “Pirámide de Quetzalcóatl”, se encontraron en los rellenos de las diferentes etapas constructivas, varios fragmentos de esculturas en piedra, incluyendo la representación de una cabeza humana, además de varias figurillas de barro planas, que Corona Núñez denominó como “tipo de mazapa” o “estilo tolteca”, por su semejanza a las halladas en el Centro de México. (Corona: 1948/ Williams: 1992:30). Sin embargo, a la par de los trabajos en la “Pirámide de Quetzalcóatl”, Corona Núñez exploró y excavó algunas estructuras cercanas en el sitio. En uno de los montículos pertenecientes al Patio II, posiblemente el montículo G, al realizarse una cala exploratoria en 1958, se reportó el hallazgo de una estructura arquitectónica con un acabado de barro aislado, sobre la cual se encontraron los restos de un gran brasero de barro, profusamente ornamentado, que Corona Núñez identificó como perteneciente a la cultura tolteca, con fuertes reminiscencias teotihuacanas (Corona: 1958:f.130 / Corona: 1966: 113). También, al excavarse el montículo K, se encontró en 1950, una placa de cobre en forma de hachuela con perforación. (Corona: 1972: 22). (Ver Lámina 06) En 1951 se exploró el montículo D, correspondiente al altar de ofrendas del Patio I. Este tenía una forma rectangular, con cuatro escaleras limitadas por alfardas y dados. Dentro de él y al nivel del terreno, se encontró una piedra alargada y clavada verticalmente y junto a ella, tres montones de restos óseos. Entre el escombro, aparecieron cabecitas de barro (planas con cuellos cilíndricos), cuerpos huecos, así como soportes almenados y pequeños cajetitos con pelotillas de barro en su interior (de cuatro a cinco) como si se tratara de representaciones de ofrendas; todas estas eran de barro café, con restos de pintura blanca (Corona: 1951: f. 47 – 48). 28 También en esos años, se exploró un cuarto que apareció en el montículo F, donde se encontró una gran diversidad de materiales, como una nariguera en forma de anillo, hecha de alambre de cobre aplanado, parte de la quijada de un pequeño carnívoro, restos de olotes y zacate quemado así como diversos tiestos cerámicos (Corona: 1951:f.48) Durante sus trabajos, Corona Núñez reportó para el sitio de “Los Toriles”, diferentes tipos cerámicos, como el tipo bicolor, diferentes tipos polícromos con contornos grabados o esgrafiados, así como el tipo blanco sobre rojo, mencionando asimismo como formas predominantes a cajetes, vasos trípodes, ollas, molcajetes trípodes con pestaña basal y soportes zoomorfos o de tipo sonaja así como molcajetes de base anular. (Corona: 1948:1949:1951). También se reportó para el sitio, numerosos malacates de doble cono con decoración esgrafiada, así como figurillas tipo mazapa con pintura verde, negra o azul sobre baño blanco o amarillento; también se reportó la existencia de silbatos de barro, antropomorfos y zoomorfos. También se encontraron puntas de flecha, raspadores y numerosos fragmentos de obsidiana roja, negra y gris, así como hachas de garganta de piedra basáltica y de color verdosos. A partir de 1952, el Departamento de Antropología de Nayarit, desaparece y Corona Núñez pasó a ocupar el cargo de director del Museo Regional de Guadalajara, retirándose así del sitio de “Los Toriles”, para el año de 1958. En vista de la importancia del sitio, el INAH comisionó en 1961, al arqueólogo Eduardo Contreras Sánchez, para continuar los trabajos de exploración y consolidación del sitio arqueológico. Durante tres temporadas de trabajo (diciembre de 1961 a mayo de 1962, junio a agosto de 1966 y mayo a julio de 1967), Contreras reconsolidó las partes dañadas por la intemperie y por los saqueadores del “Templo de Quetzalcoatl” y restauró los testigos de la estructura III, encontrando al pie de las escaleras, huecos hechas de lajas, a modo de fosas rectangulares que sugieren tumbas saqueadas (Contreras: 1966:10). Estas tumbas de fosa o de “caja de laja”, fueron reportadas por Corona Núñez desde 1956. Al parecer León Diget tuvo noticias de ellas, en 1899. También Contreras excavó en seis montículos, situados al norte y al sur del montículo redondo, descubriendo y consolidando varios altares centrales (localizados en espacios que se caracterizaron como plazas), un curioso cuarto que 29 es llamado “del hechicero” y tres edificios rectangulares, que contaban con galerías y corredores, delimitados por columnas rectangulares, banquetas y plataformas adosadas, que tenían enchapados de lajas; estas ocasionalmente mostraban figuras incisas (Contreras: 1962: 2-9 / Contreras: 1966: 5-10) (Ver Lámina 7). Lámina 07.- Croquis del sitio de “Los Toriles” (Contreras, 1962) 30 Los pesos y enjarres de las paredes y corredores de los edificios, eran de lodo endurecido al fuego; al parecer los techos eran planos, de barro y viguería y estaban también cocidos, circunstancia ya observada por Corona Núñez en las excavaciones del montículo redondo por medio de calzadas de lajas (Contreras: 1966 / Contreras: 1967: Ibid). El conjunto de construcciones, reportaba Contreras, mostraba tres etapas constructivas y en forma global, conformaban plazas y patios a diferentes niveles. Durante las excavaciones, Contreras halló dos ofrendas; la primera en las escaleras del altar de la plaza I, que consistía en pequeños objetos de barro (braseros, incensarios, ollitas) pintados de blanco , asociados a caracoles de rio perforados, carbón, pequeñas placas de mica y restos de huesos semicalcinados (cráneos). (Contreras: 1962: 4). Dicho altar había sido ya explorado en 1958 por Corona Núñez, encontrando en esa ocasión, una ofrenda similar. La segunda ofrenda fue hallada durante la temporada 1967, en el montículo situado al NW del edificio escuadra, a cuatro metros del pie de la escalera del altar de esa plaza; esta ofrenda consistía en 32 vasijas y platos miniatura. Las vasijas miniatura estaban decoradas al pastillaje y los platos tenían un diámetro de 13 cms. (Contreras: 1967: 27). Contreras también reportó la existencia en el sitio, de figuras de piedra (cabezas humanas y representaciones de aves) así como fragmentos de metates y metlapilis, hachas de basalto y figuras antropomorfas de tezontle. La cerámica en superficie fue reportada como abundante y en opinión de Contreras, estaba relacionada con la Cultura de Aztlán y con Chametla Temprano (Contreras: 1962:8–9) En la última temporada de trabajo (mayo – julio de 1967), fue comisionado por parte del Departamento de Prehistoria del INAH, el pasante de arqueología Rodolfo Castro Hernández como auxiliar. Esto no es raro, ya que en 1956 participa en las exploraciones de Ixtlán, el pasante Horacio Corona O. y en 1961 -62, colaboró el pasante Jordi Gussinyer. Castro Hernández realizó un reconocimiento general del sitio y levantó un croquis que incluía la mayor parte de los montículos de la zona; retícula y recolecta en forma sistemática, materiales arqueológicos de superficie, excavando después algunos pozos estratigráficos. (Contreras: 1967:29) (Lamina 8). 31 Lámina 08.- Croquis del sitio de “Los Toriles” con los pozos estratigráficos señalados (Castro Hernández, 1967) 32 Al terminar la temporada de 1967, Contreras Sánchez finalizó su comisión y regresó a la Ciudad de México, para luego ser enviado a dirigir otros trabajos de prospección y exploración arqueológica en el interior de la república. Los materiales arqueológicos de esa temporada, fueron llevados en tren desde Ixtlán del Río hasta el D. F., a las bodegas del Departamento de Prehistoria del INAH, bajo la supervisión de Rodolfo Castro. El material constaba de 876 bolsas de materiales colectados en superficie por muestreo, dos costales de escombro del edificio escuadra, un costal que contenía 69 bolsas de materiales de los diez pozos estratigráficos realizados, dos entierros y una caja de materiales diversos. Castro Hernández comenzó el análisis de las primeras cien bolsas de los últimos pozos estratigráficos, más en 1968, abandona el Departamento de Prehistoria, encargando a su compañero y amigo Rubén Cabrera Castro, la tarea de guardar y entregar los materiales de “Los Toriles”, al responsable de la Bodega de Prehistoria, en septiembre de 1968. (Comunicación personal del arqueólogo Rubén Cabrera Castro, investigador del INAH en Teotihuacán: 1993). Veinte años después, en 1988, con el Director del Centro Regional INAH de Nayarit, el arqueólogo Raúl M. Arana Álvarez, se reinician los trabajos de exploración e investigación en el sitio de “Los Toriles”. Auxiliado por un pequeño equipo de pasantes de arqueología y de antropología física, Arana Álvarez comenzó con los trabajos de limpieza y restauración de los monumentos existentes, ya deteriorados por la acción de los elementos y los saqueadores; luego se realizó una prospección para levantar un plano topográfico que incluyó todos los montículos del sitio arqueológico. (Arana: 1989:24 / Arana: 1993:1-19) (Ver Lámina 9). Al mismo tiempo, Arana Álvarez dividió el sitio en tres secciones: - La sección A, ubicada al Norte, que comprendería el “Templo de Quetzalcóatl” (restaurado por Corona) y los edificios rectangulares adyacentes (restaurados por Contreras en 1961 1966). - La sección B, situada entre las zonas A y C, sección que no había sido explorada sistemáticamente. - La sección C, ubicada al Sur, que comprendería diversos edificios rectangulares, entre ellos el edificio escuadra, restaurado por Contreras en 1966 y 1967. (Ver Lámina 9). 33 Lámina 09.- Mapa del sitio de “Los Toriles” (Arana, 1988) 34 Para Arana Álvarez, fue imperioso excavar y consolidar los edificios de la zona B, ya que su abandono distorsionaba la observación del patrón de asentamiento prehispánico, limitando así la correcta interpretación de la distribución de edificios y plazas, ocultando información valiosa para entender la funcionalidad del sitio. (Arana: 1989:24 / Arana: 1993: 13-17) De 1988 a 1989, Arana Álvarez descubrió siete edificios rectangulares que contaban con pilares o columnas rectangulares a manera de pórticos en las entradas. Los edificios descubiertos estaban agrupados en dos conjuntos de plazas cerradas, delimitadas estas por estructuras de piedra con basamentos que soportan construcciones de tipo ceremonial – administrativo. Estos basamentos contaban con escalinatas a las plazas y es de notarse, como lo hizo Arana, la presencia de subestructuras que pueden representar diferentes momentos de modificación, construcción o ampliación (generalmente en tres etapas); circunstancia que Arana Álvarez cree que denota, más que una planeación inicial, una serie de adaptaciones a los edificios, de acuerdo a cambios de crecimiento y necesidades de población. (Arana: 1989:25 / Arana: 1993: 15-17). Un hecho relevante fue reportado por Arana Álvarez, al encontrar que los edificios rectangulares con pilares, se hallaron varios fogones u hogares en el centro del piso, alinead en número de tres ocasiones, a veces de forma redonda (construidos de barro cocido) o cuadra (construidos con lajas de piedra en paredes y fondos, recubiertos de barro), hechos directamente en los pisos de los edificios. Arana Álvarez propone que estos fogones o lugares especiales para el fuego, podrían haber sido ceremoniales o para proporcionar calor e iluminación. (Arana: 1989.25 / Arana 1993: 22). También se menciona en los trabajos de Arana Álvarez, del hallazgo del sistema de drenajes, usados para eliminar el agua del interior de las plazas. Estos drenajes, eran canales estrechos y rectangulares, hechos de lajas de piedra y recubiertos con lajas acomodadas perpendicularmente a modo de constituir un techado a lo largo del canal. (Arana: 1989:24 / Arana: 1993: 22). Asociado a un drenaje bifurcado cerca del montículo B, se encontraron restos de una cremación ceremonial, al parecer de fragmentos de cráneos de varios individuos adultos e infantes. Es probable que como parte del cierre de esa parte del drenaje, se le haya utilizado como fosa o cripta para esa inhumación. (Arana: 1989:26 / Arana: 1993: 23 – 27). 35 En los trabajos de excavación de la temporada 1988, se realizaron pozos de sondeo y calas exploratorias en las estructuras para obtener plantas, cortes y perfiles estratigráficos, reportándose el hallazgo de varios objetos de metal, agujas y un cincel de cobre, hallado este en el montículo E; posiblemente este montículo E, sea el montículo K que exploró Corona Núñez en 1950, donde reportó el hallazgo de una pequeña hecha de cobre perforada. Durante la consolidación del sitio, se hallaron además algunas ofrendas asociadas a los espacios y estructuras arquitectónicas. En los edificios E y A se encontraron ofrendas cerámicas bajo las esquinas interiores de las estructuras. En el edificio A, bajo del piso de un nicho, hallaron dos ollas fragmentadas de gran tamaño, una de las cuales contenía restos de carbón y semillas quemadas. Al pie del muro de la estructura C, se descubrió una vasija miniatura (ollita trípode con alisado simple) asociada a una navaja de obsidiana: debajo de esto, se hallaron restos carbonizados de semillas y olotes. También al revisar el montículo 37, se halló una ofrenda en la esquina SE del cercano montículo 35, casi a flor de tierra. Esta ofrenda consistía en una pequeña vasija sin decoración, en cuyo interior se encontró una punta de flecha de obsidiana y una figurilla de piedra verde que tentativamente se identificó como el tipo “Mezcala”. (Niño: 199:44). Otros materiales arqueológicos como puntas de flecha, raspadores y navajas prismáticas de obsidiana, lajas de piedra caliza con representaciones simbólicas de aves, hachas de garganta, manos de molienda o metlapillis y abundante cerámica polícroma y doméstica, fueron reportadas en el sitio, durante la temporada 1988. (Arana: 1989:27). Al parecer el material cerámico recolectado durante la exploración de los siete montículos en la temporada 1988, fue llevado al Centro Regional Nayarit INAH en Tepic. Un análisis preliminar de este material fue realizado por la pasante de arqueología Xochiquetzal Niño Calixto en 1990 (Niño: 1994: 41-46), pero desafortunadamente los estudios finales no concluyeron. En cuanto al estudio arquitectónico del sitio, el arqueólogo Raúl Barrera Rodríguez, miembro del equipo de trabajo de Arana Álvarez, (Barrera: 2000:1-25), propuso que en las áreas investigadas en 1988, la siguiente disposición: (Ver Lámina 10) 36 Lámina 10.- Disposición por áreas de los edificios del sitio de “Los Toriles” (Barrera, 2001) Sección C Corresponde a la porción norte de la zona arqueológica y es delimitada por las cuatros estructuras arquitectónicas que se exploraron en forma sistemática, que conformarían un conjunto arquitectónico denominado “plaza”, en cuyo centro se encontraría un pequeño altar. 37 Las estructuras arquitectónicas de esta sección se denominaron como: - Edificio circular denominado Ehecatl – Quetzalcóatl, destinado para actividades religiosas. - Edificio de los relieves (edificio con escalinata, banqueta frontal y cuartos con pórtico y columnas), que posiblemente funcionaba como residencia de la élite política y/o religiosa. - Edificio de las Columnas (edificio con escalinata, banqueta frontal y cuartos con pórtico y columnas), que posiblemente funcionaban como residencia de la élite política y/o religiosa. - Altar Central formado por dos secciones, con escalera, alfardas y dados, destinado para actividades religiosas. Sección B Correspondería al centro del sitio y contraria con dos plazas abiertas que se tocan, con sus respectivos edificios que las delimitan por sus lados e incluyen sus altares centrales. Los edificios de esta sección serían: - Edificio del Recinto Adoratorio (edificio con escalinata, columnas, cuarto, fogones de piso y un nicho central), que posiblemente funcionaba para actividades religiosas y públicas administrativas. - Edificio de las Columnas Superpuestas (edificio con banquetas, muros, cuarto de dos cuerpos, con columnas) que posiblemente funcionaba para actividades religiosas y públicas administrativas. - Cuarto del Sacerdote (edificio con una columna y escalinatas) que posiblemente funcionaba para actividades religiosas y publicas administrativas. - Altar Central, que contaba con escaleras y alfardas, destinado a actividades religiosas. - Edificio de los Fogones (edificio con banquetas, muros, escalinatas, columnas, fogones y piso de lajas) que posiblemente funcionaba para actividades religiosas y públicas administrativas. - Edificio de Turquesa (edificio con cuarto adoratorio, escalinatas y muros) que posiblemente funcionaba para actividades religiosas y públicas administrativas. - Altar de dos cuerpos, destinado a actividades religiosas. - Edificio de las Cuatro columnas (edificio con banqueta, escalinata, columnas y fogones de piso) que posiblemente funcionaban para actividades 38 religiosas y públicas administrativas. - Cuarto del Hechicero (que en realidad no es un cuarto aislado, sino parte de un edificio con galería, columnas y escalinatas, semejante al edificio Turquesa) que posiblemente funcionaba para actividades religiosas y públicas administrativas. Sección A Comprende el conjunto arquitectónico localizado al sur del sitio arqueológico. Originalmente debió estar formado por más de cinco estructuras que delimitaban a una amplia plaza abierta. Los edificios más sobresalientes son: - Edificio en Escuadra (edificio de un solo cuerpo con enorme galería acodada en columnas, escalinatas y cuarto adoratorio) que posiblemente funcionaba para actividades religiosas y públicas administrativas. - Altar Central, rectangular y de dos cuerpos escalonado, con escalinatas por los cuatro lados, con alfardas y dados, destinado de actividades religiosas. - Basamento Piramidal de dos cuerpos, (edificio con basamento rectangular, escalinatas, alfardas y muros de templo rectangular) destinado a actividades religiosas. 39 5) METODOLOGÍA Y SISTEMATICA DE INVESTIGACIÓN 5.1.) Fundamentación metodológica Consideramos que a nivel teórico general, el modelo más idóneo para poder explicar el desarrollo de muchos sitios del Posclásico temprano del Occidente de México, particularmente el de “Los Toriles” es el modelo denominado “Sistema Mundial”, propuesto por Immanuel Wallerstein en 1974. En su obra, “The Modern World System” , Wallerstein, basado en el estudio de los orígenes y características históricas del sistema capitalista europeo, elabora un modelo, que al marco de una globalización de estructuras económicas, políticas y culturales, explica cambios y relaciones en las unidades sociopolíticas existentes, al proponer la idea de un sistema complejo de intercambio de bienes, sistema basado en relaciones de dominio, explotación o franca colonización, realizadas por fuertes estados o entidades políticas desarrolladas, sobre organizaciones sociales y políticas menos fuertes, consideradas “periféricas”. Estas periferias adquirirían dentro del “Sistema Mundial”, una especialización que podría ser de naturaleza ecológica, ocupacional o política. (Wallerstein: 1974). Este modelo resultó atractivo para muchos investigadores, ya que desde los años cuarenta del siglo veinte, se había propuesto la existencia de intercambios o “comercio” entre el Altiplano mexicano y diversas zonas de Mesoamérica, basándose en la presencia de materiales arqueológicos específicos (cerámica “anaranjado delgado”, cerámica “plumbate”, obsidiana, conchas marinas, turquesas, objetos de metal, etc.). Apoyado en esto, Phil Weigand en 1978 y 1982, propuso que para Mesoamérica, el “Sistema Mundial” es válido, debido a que Mesoamérica fue un sistema virtualmente cerrado hasta el siglo XVI, con características generalizadas y comunes, a semejanza de la globalización capitalista de fines del siglo XX, propuesta por Wallestein. Esta situación de globalización facilitaría el surgimiento y expansión de una estructura de intercambio (basada en redes regionales entrecruzadas) de estados y otras entidades políticas, que en abierta competencia, intentarían controlar recursos raros y escasos. (Weigand: 1978 / Weigand: 1982). En 1980, J. Charles Kelly propuso que el “Sistema Mundial” con sus redes de intercambio o “caminos” estaba presente en la realidad de Mesoamérica y sus áreas limítrofes como Oasisámerica y Aridoamérica. (Kelly: 1980: 53-63). 40 Estos “caminos” o redes de influencia política – cultural, señalada por la presencia de elementos foráneos en diversos asentamientos arqueológicos que estaban en comunicación, pone en contacto al actual Suroeste de los Estados Unidos con Mesoamérica, a través “El camino de la Turquesa”, “El camino del Cobre” y “El camino de Plumas y Katchinas”, rutas políticas y de intercambio que favorecieron la aparición de centros regionales a lo largo de esas rutas. Esos centros regionales dependían esencialmente del intercambio y del poderío político de los señoríos y estados que se encontraban en los extremos de las rutas. (Kelly: 1980: 53-63). Los asentamientos establecidos a lo largo de los “caminos” o rutas, tendrían determinadas características económicas y políticas con una estructura específica de poder (“chiefdoms” o señoríos). Kelly propuso la vigencia de esas rutas durante los períodos del Clásico y del Posclásico, asociándolas específicamente durante el Clásico con Teotihuacán, el Posclásico Temprano con Tula y el Posclásico Tardío con los purépechas en Michoacán. En opinión de Kelly, el sistema de “caminos”, sobrevivió incluso al período prehispánico, extendiéndose hasta la colonización española del siglo XVII del Noroeste de México, con “El camino de la Plata”. (Kelly: 1980: 53-63). En 1985, la arqueóloga Beatriz Braniff, opinó que el modelo propuesto por Kelly, reflejaba uniones y alianzas políticas y que la interrelación entre los núcleos y periferias, repercutía en los desarrollos de las entidades políticas implicadas, afectándolos siempre. (Braniff: 1985). Para 1986, los investigadores Richard Pailes y Joseph Whitecotton, hicieron algunos comentarios sobre el uso indiscriminado del modelo “Sistema Mundial” en Mesoamérica. Advirtieron que los cambios en las sociedades, no solo provenían de factores externos, como los manejados en la estructura de intercambio. También consideraron que el modelo en Mesoamérica podía contemplarse como un sistema económico de corte generalizado en la superarea cultural. Este sistema económico estaba dominado por estados nucleares despóticos que competían ferozmente entre sí, por el acceso y control de determinados bienes económicos. (Whittecotton y Paites: 1986). Entre 198 y 1985, durante los trabajos del “Proyecto Arqueológico Cañada Río Bolaños (Jalisco y Zacatecas)”, la arqueóloga María Teresa Cabrero G., utilizó el modelo teórico del “Sistema Mundial”. Cabrero desarrollo la propuesta de que la ocupación sedentaria, establecida en los Valles de Valparaíso, Zac. y Mezquitic, 41 Jal., entre los años 600 y 900 d. C., se originó de una colonización proveniente de la cercana cuenca del lago Magdalena en Jalisco, cuya meta era ser parte importante de los caminos o “rutas” de las que habló Kelly. Su idea fue que la poderosa cultura Teuchitán estableció una serie de asentamientos en el paso natural más accesible entre el área de Chalchihuites y el altiplano jalisciense, a fin de servir como intermediarios dependientes de importancia, en el sistema de importancia, en el sistema de intercambio comercial, cultural y político del “Camino de la Turquesa”, durante el período Clásico. Cabrero planteó en su investigación, que cuando por diversas causas se abandonó esa ruta en el Posclásico a favor del “Camino de Cobre” (que corría hacia el Norte y el centro de Mesoamérica, siguiendo el Río Lerma y las riveras del Lago de Chapala hasta Nayarit y posteriormente a Durango, Zacatecas y Chihuahua, atravesando la Sierra Madre, para luego dirigirse para el suroeste de los Estados Unidos), los señoríos del Lago Magdalena (situado al NW del Lago de Chapala) se integraron a dicha ruta, situación que probablemente provocó, entre otras causas, el total desalojó de las poblaciones sedentarias y agrícolas de la Cañada de Río Bolaños, entre los años 1000 y 1100 d. C. (Cabrero: 1989: 20, 51,54-59, 325-326). En lo referente al sitio de “Los Toriles” en Ixtlán del Rio, Nayarit, pensamos que la aplicación del modelo “Sistema Mundial”, permitiría explicar su desarrollo y funcionamiento, aunque con la restricción de considerar que el modelo ya citado, solo se puede aplicar para ciertos períodos en los que surgen metrópolis centralizadas, con posibilidades de expansión política o militar, como serían los casos de Teotihuacán, Tollan, para las fases Xolalpan – Tlamimilopa y Tollan, respectivamente. Ante esto, podríamos proponer que para el período Posclásico Temprano, el sitio arqueológico de “Los Toriles”, sería un centro de poder regional, donde una entidad política tipo señorío, ejercería una hegemonía local con la población campesina circundante y que esta entidad estaría integrada a la red política – económica conocida como “El Camino del Cobre” y que por lo tanto, tendría una relación de alianza con el estado tolteca durante la fase Tollan (900 al 1200 d. C.). “Los Toriles” controlarían un pequeño territorio que en razón de estar en área semi–períférica y por su posición de control del paso natural entre el altiplano jalisciense y las regiones costeras y centrales nayaritas, sería un punto importante en la red de intercambio conocida como “El Camino de Cobre”, compitiendo por 42 el predominio regional con los señoríos vecinos (principalmente con los del Lago Magdalena), aliados todos de la poderosa metrópoli centralizada y en expansión, Tula – Xicotitlán. A nivel particular, proponemos que “Los Toriles” y su área circundante, previamente a su inserción en la red, habría conocido un desarrollo eminentemente local, de tipo aldeano, con una cultura y una tradición común (complejo cultural de las tumbas de tiro) a la de comunidades situadas en el altiplano y costa nayarita y la vecina región jalisciense. En el momento del Posclásico Temprano, esta tradición cultural cambia al insertarse en el área en “El Camino del “Cobre”. La estructura jurídico – política del señorío cambia, en razón de la alianza con la metrópoli (Tula) y de la influencia de la estructura de intercambio foránea. Estos cambios traerían como consecuencia, la aparición del sitio de “Los Toriles” como un centro religioso – administrativo de estructuras planificadas y elementos arquitectónicos ajenos al área, de clara filiación mesoamericana, propios de un señorío centralizado (templo – plaza – altar central), así como nuevas deidades (Tlaloc, Xipe), elementos típicos de la nueva estructura política (uso de narigueras y pectorales tipo mariposa), materiales foránea (cerámica plumbate, conchas marinas, etc.) incluso por su posición de punto de frontera, serviría de enlace con otras tradiciones culturales de la periferia. Las influencias y las nuevas tradiciones culturales se mezclarían con las anteriores y con las de la periferia cercana a Aridoamérica, a lo largo de “El Camino de Cobre”, originando así, el complejo Aztlatlán que corre desde las costas de Sinaloa y Nayarit hasta los altiplanos nayarita y jalisciense. El sitio de “Los Toriles”, funcionaría en esa red, tanto como un punto de resguardo para garantizar el paso, manteniendo una fuerza organizada de carácter coercitivo, así como de base para el control administrativo y de aprovisionamiento para los traficantes y viajeros de paso, al tiempo que sirve de residencia a la dirigencia del señorío y de espacio cívico – religioso a las comunidades aldeanas tributarias. Aventuramos la idea de que al entrar en conflicto, el imperio tolteca, ya sea por la competencia con rivales poderosos, por fragmentación o por desórdenes políticos, crisis económicas o demográficas, etc., por la interdependencia existente, el señorío asentado en “Los Toriles”, entraría en un ciclo de crisis, ya que su 43 configuración política – económica tendería a estar demasiado especializada y dependiente de la red de intercambio. Esta situación se agravaría con la interrupción del control político tolteca sobre los belicosos señoríos jaliscienses de Magdalena, que aspirarían a controlar el paso natural en su beneficio. Los conflictos internos del área se agudizarían y la importancia del sitio de “Los Toriles” tendería a disminuir, para dar lugar a un reacomodo de fuerzas, que implicaría el abandono parcial del sitio , cambiando la sede de poder del señorío, relocalizándose en Ahuacatlán, aunque posiblemente conservando en el lugar, las funciones cívico – religiosas para la población campesina, aunque disminuyendo de importancia paulatinamente, mientras que la importancia religiosa, política y económica de Ahuacatlán, (nueva sede del señorío), crecía poco a poco. 5.2. Sistemática de investigación. Para cubrir los objetivos señalados en nuestra investigación, se procedió a desarrollar las siguientes actividades: I) Investigación bibliográfica y de archivo de los trabajos arqueológicos efectuados de 1946 a 1989 en el sitio de “Los Toriles”. Ixtlán del Río, Nayarit. II) Revisión del material arqueológico de la temporada de 1967. Esta revisión se efectuó en el Departamento de Colecciones de la Subdirección Laboratorios y Apoyos Académicos del INAH, bajo la supervisión del arqueólogo Jorge A. Quiroz Moreno, jefe de ese departamento. Dicha revisión encontró que el material arqueológico se dividía en material de recolección sistemática de superficie, material de excavación controlada proveniente de catorce pozos estratigráficos realizados en el sitio y de una trinchera de aproximación en el altar asociado al montículo escuadra y el material de escombro (sin lavar) proveniente del montículo escuadra, restaurado en 1967. Este material se encontraba en 932 bolsas de manta, cerradas y etiquetadas desde 1967 y debidamente empacadas en once grandes costales de yute, cerrados. 44 III) Registro del contenido de cada bolsa, procediendo a: a) Registrar los datos de las etiquetas tanto interiores como exteriores, iniciando con el número de bolsa en orden progresivo, siguiendo a continuación el resto de los datos (sitio, unidad, cuadro, superficie o capa). b) Luego de registrada la bolsa, se vaciaba y se procedía a separar los materiales arqueológicos por materia prima, separando con sumo cuidado y contabilizando los elementos diagnósticos presentes, tales como figurillas de barro, malacates, orejeras, moldes, etc. c) Una vez separados los materiales por materia prima, se procedió a su agrupación y conteo en grupos y categorías específicas. d) Después de lo anterior, se separó del total de los grupos en bolsa, un diez por ciento de muestra para análisis y para la elaboración de muestrarios de material arqueológico del sitio, marcando con tinta china y plumilla el material elegido con su número de bolsa. El resto del material, se colocaba en su bolsa y se desechaba. e) El material arqueológico seleccionado, se colocaba en cajas para su posterior análisis y clasificación. IV) Análisis del material arqueológico seleccionado. El análisis se realizó agrupando y separando el material de excavación del material de superficie; ubicando espacialmente los elementos y tipos diagnósticos, en el plano general del sitio, gracias al sistema de unidad y cuadro. a) Se procede primero a separar el material por materia prima, forma y acabado b) Posteriormente se procede a relacionar los materiales agrupados con los tipos diagnósticos ya reportados en la literatura arqueológica para el sitio de “Los Toriles”, procediendo luego a su descripción técnica. c) Finalmente se trató de ubicar a los materiales y elementos, tanto por orden cronológico, como espacialmente dentro del área del sitio arqueológico, intentando encontrar relaciones. 45 V) Investigación bibliográfica y de archivo sobre los testimonios históricos y etnohistóricos de los grupos indígenas tales como Coras y Huicholes intentando relacionar los datos etnohistóricos con los arqueológicos ya obtenidos, a fin de presentar posibles hipótesis para los futuros trabajos arqueológicos en el área. 46 6) EL SITIO ARQUEOLÓGICO DE “LOS TORILES” 6.1. Descripción. La zona arqueológica de “Los Toriles”, se encuentra dentro del municipio de Ixtlán del Río, Nayarit, a 3.5 kilómetros al Este de la cabecera municipal, sobre una pequeña meseta, a 1100 metros sobre el nivel del mar, entre las coordenadas 104° 20' 15" y 104° 21' longitud Este y en los 21° 2' de latitud Norte. (Arana: 1996: 5) Dicha meseta, vecina al pequeño cono volcánico de El Molcajete, tiene un área cercana a las cuatro hectáreas, elevándose por 50 metros de altura de la cercana población de Ixtlán. El área se encuentra delimitada por el cauce del Río Chico al norte y por el sur con la carretera federal y la vía férrea. (Ver Fotos 2 y 3). Foto 02.- Vista de Los Toriles Ixtlán del Río, Nayarit - 1967 Foto 03.- Vista de Los Toriles Ixtlán del Río, Nayarit - 1967 El terreno tiene varias pendientes que hace notorio el acondicionamiento artificial del terreno, que permite que este, sea uno de los pocos relieves planos del Valle Anaucatlán – Ixtlán. Por eso, no es extraño descubrir que el antiguo camino real Tepic – Guadalajara pasa por en medio del sitio arqueológico. Desafortunadamente, su misma accesibilidad hace posible la existencia del basurero municipal, a cincuenta metros al noroeste del sitio. (Arana: 1996:5). En el sitio de “Los Toriles” existen 93 montículos distribuidos en diferentes conjuntos, según lo registrado en el plano topográfico de la temporada de 1988. (Barrera: 2000: 4). 47 Foto 04.- Vista de Los Toriles Ixtlán del Río, Nayarit - 1967 Foto 05.- Vista de Los Toriles Ixtlán del Río, Nayarit - 1967 Foto 06.- Vista de Los Toriles Ixtlán del Río, Nayarit - 1967 Estos se construyeron sobre amplias terrazas acondicionadas, aprovechando la pendiente del terreno, contabilizándose catorce conjuntos arquitectónicos, constituidos por plazas rodeadas de plataformas (rectangulares y cuadradas) donde se encuentran por lo general, altares centrales. (Arana: 1996: 5). (Ver Fotos 4, 5, 6 y 7) Foto 07.- Vista de Los Toriles (Edificio Escuadra) Ixtlán del Río, Nayarit - 1967 Existen también estructuras circulares asociadas a estas plazas, de entre las que destaca la llamada “Pirámide o monumento de Quetzalcóatl”, que mide cerca de treinta metros de diámetro por cuatro de altura, que tiene sus muros en talud con un pretil perforado con cruces que hacen las veces de claraboyas. Alrededor de la zona, en pie de monte y ladera, se encuentran cultivos y terrenos de pastoreo, donde probablemente se encontraba la zona habitacional, cuya extensión no ha sido claramente delimitada, aunque el investigador Joseph 48 Mountjoy sugirió que para el Posclásico Medio, existiría un denso asentamiento en la parte norte del sitio (un conjunto de pequeñas lomas al norte del Río Chico), ocupación denotada por montículos pequeños y mucha basura doméstica. (Muntjoy: 1982: 71, citado por Arana: 1996: 3). El sitio arqueológico de “Los Toriles”, consiste pues, de acuerdo con las observaciones del investigador Raúl Barrera Rodríguez. (Barrera: 2000: 5 -13), en: a) Edificios rectangulares de piedra y lodo, construidos sobre plataformas, con banquetas y galerías que tienen columnas, pórticos y cuartos. Por lo general en los cuartos existen fogones u hornos de piso. Estos edificios delimitan espacios que denominamos “plazas”. b) Pequeños altares de forma cuadrada y rectangular, de piedra y lodo, construidos en los centros de los espacios que delimitan los edificios rectangulares, que tienen escaleras y alfardas. c) Estructuras circulares con escaleras y muros, de piedra y lodo, que al menos en el caso de la “Pirámide de Quetzalcóatl”, tiene sus propios altares en el centro. d) Calzadas de lajas de basalto que conectan edificios y probablemente plazas. e) Sistema de drenaje hecho de canales subterráneos cuadrados de laja de basalto. 6.2. Recorrido de superficie y pozos estratigráficos: En la temporada 1967 del Proyecto “Ixtlán del Río”, bajo la supervisión del arqueólogo Eduardo Contreras Sánchez, el pasante en arqueología, Rodolfo Castro Hernández realizó: “…un reconocimiento general, levantando un plano en el que han quedado incluido todos los montículos que integraban el gran centro ceremonial, que suman 85. La mayoría quedan dentro de terrenos de labor, privados y ejidales. Localizó además, sitios que fueron habitación de los antiguos pobladores de la región, talleres donde se trabajaba especialmente la obsidiana, cerámica y otros materiales, también localizó sitios que probablemente eran panteones. Hizo una reticulación de toda la 49 zona y recolectó cerámica superficial… Ha practicado sistemáticamente según la articulación del terreno, pozos estratigráficos hasta una profundidad conveniente para la obtención del material arqueológico, cuyo estudio será de gran utilidad para determinar con mayor precisión, las características culturales de la región, etc... El informe respectivo a este trabajo en la zona, se conocerá oportunamente…” (Contreras: 1967: 29). El informe de estas actividades, al parecer no se concluyó. La única información con la que se cuanta es una carta manuscrita de Castro Hernández el arqueólogo José Luis Lorenzo, fechada el 24 de mayo de 1967 y un croquis del sitio arqueológico de “Los Toriles”. En esta carta, Castro Hernández hace una relación del trabajo desarrollado por él, en Ixtlán y que consistió en el levantamiento de plano de sitio con sus montículos, la reticulación de la parte sur de la zona, usando el método alfa-numérico recomendado por el Prof. J. Lorenzo en esos años, en el que la línea correspondiente al eje X, (que corre en dirección Este-Oeste), se divide en unidades numéricas del 1 al 11, cada diez metros. La línea correspondiente al eje Y, que corre en dirección Sur-Norte, se divide también en unidades de 10 metros que se denominan A, B, C, D, E, F, G, H, I, J y K. De esta forma se crean unidades de prospección de diez por diez metros denotadas como 1A, 1B, 1C, 2A, 2B, 2C, 3D, 3F, 3K, etc. Dentro de cada unidad así formada, se consideraba formar cuadros de dos por dos metros, también bajo el sistema de coordenadas (x, y), quedando formados los cuadros dentro de cada unidad. Ejemplo: 6 C ( 0,0 ) ; 6 C ( 4,2 ) ; 7 C ( 2,4 ) ; etc. Este sistema de reticulación se mostraba en el croquis del sitio, enviado al Profesor Lorenzo y fue realizado con el fin de facilitar una recolección controlada de material arqueológico de material arqueológico dentro de cada unidad alfanumérica conformada. (Ver Lámina 11). 50 Lámina 11.- Disposición de los puntos del sitio de “Los Toriles” (Castro, 1967) 51 Castro Hernández se planteó realizar una recolección total e indiscriminada, sin separación por materia prima o por elementos diagnósticos, tratando de respetar el universo de muestra, con el probable fin de iniciar un estudio para relacionar frecuencias de elementos y materiales asociados con zonas de actividad y estructuras, tratando de establecer distribuciones agrupadas de materiales y elementos. El material recolectado en cada cuadro, se colocó en bolsas de manta, de 30 por 20 centímetros, controlando la información (Proyecto, N° de bolsa, cuadro, fecha, sitio arqueológico, nombre de la persona que recolectó y la unidad) en etiquetas de cartoncillo al interior y exterior de la bolsa. En la revisión y análisis realizado en los años de 1993 a 1996, encontramos que los materiales recolectados de superficie del sitio de “Los Toriles” se hallaba en las primeras 822 bolsas. Las bolsas restantes (que iban de la bolsa 825 a la 872) se recogieron en un recorrido de superficie, realizado en la sección “L”, situada en un píe de monte, al margen del Río Chiquito, con vista al sitio de “Los Toriles”, en dirección SE. A la par del recorrido de superficie, se excavaron quince pozos estratigráficos, localizándolos también de acuerdo al método alfa-numérico seguido. El material recolectado de excavación de cada capa estratigráfica de cada pozo, se colocó en bolsas de manta de 30 por 20 centímetros y de 20 por 10 centímetros, controlando la información (Proyecto, N°, de bolsa por capa, numero de capa, número de capa estratigráfica, número de pozo, unidad y cuadro, fecha, sitio arqueológico, nombre de la persona que excavó) en etiquetas de cartoncillo al interior y exterior de la bolsa. Dicho material, al igual que el de la superficie, no se encontraba lavado ni marcado y estaban juntos elementos diagnósticos (figurillas, malacates, tiestos, desechos de talla, etc.). Los dos primeros pozos fueron realizados en el área que Castro Hernández ubicó a dos kilómetros al NW del sitio de “Los Toriles”, la denominada zona “L”, que en opinión de Castro Hernández fue un taller de obsidiana, en la zona donde años después Mountjoyn fijaría como zona residencial periférica de “Los Toriles”. Los pozos restantes, (pozos 3, 4, 5, 6, 7, 8, 9, 10, 11, 12, 13, 14, y 15) se excavaron en el área del sitio de “Los Toriles”. (Ver Fotos de 8 a 20). 52 Foto 09.-Pozo 04 – 8 E (8, 4) Ixtlán del Río, Nayarit - 1967 Foto 08.- Pozo 03 - 9 E (4, 6) Ixtlán del Río, Nayarit - 1967 Foto 11.-Pozo 04 – 8 E (8, 4) Ixtlán del Río, Nayarit - 1967 Foto 10.- Pozo 04 - 8 E (8, 4) Ixtlán del Río, Nayarit - 1967 Foto 13.-Pozo 06 – 6 D (8, 8) Ixtlán del Río, Nayarit - 1967 Foto 12.- Pozo 05 - 6 C (7, 9) Ixtlán del Río, Nayarit - 1967 53 Foto 14.- Pozo 07 - 7 C (8, 6) Ixtlán del Río, Nayarit - 1967 Foto 15.- Pozo 08 – 6 A (4, 6) Ixtlán del Río, Nayarit - 1967 Foto 16.- Pozo 11 Ixtlán del Río, Nayarit - 1967 Foto 17.- Pozo 12 Ixtlán del Río, Nayarit - 1967 Foto 18.- Pozo 13 Ixtlán del Río, Nayarit - 1967 Foto 19.- Pozo 14 Ixtlán del Río, Nayarit - 1967 Foto 20.- Pozo 15 Ixtlán del Río, Nayarit - 1967 Desafortunadamente, en la revisión y análisis realizados en los años de 1993 a 1996, los materiales de los pozos 11, 12, 13 y 15, no aparecieron. 54 En la revisión y análisis de materiales arqueológicos de excavación, se encontraron 83 bolsas de material cerámico y lítico, que se asociaron por lo general a cuatro capas estratigráficas. Ante la carencia de los registros de excavación de los pozos, sólo se contaba con la información de las etiquetas de cartón (exterior e interior de las bolsas de excavación) así como de las fotografías de algunos perfiles de los pozos que gentilmente fueron facilitados por los familiares de Castro Hernández (junto con un croquis del sitio y algunos apuntes manuscritos), ya que él falleció en 1969. Basados en estas fotos de perfiles y paredes de los pozos y con la información de las etiquetas y de los restos de sedimentos adheridos a los materiales (que estaban divididos por pozos y capas) se encontró que por lo general, se presentan cuatro capas estratigráficas, que se denominaron Capa I (la más reciente), Capa II, Capa III y Capa IV (la más antigua). La profundidad alcanzada en los pozos, varió de un metro a un metro cincuenta centímetros, tal y como se puede apreciar en los croquis de los cortes propuestos, así como en la descripción de las capas estratigráficas, que se pueden consultar en el anexo. Foto 21.El Arqueólogo Eduardo Contreras Sánchez inspecciona un hoyo de saqueo en Ahuacatlán Ixtlán del Río, Nayarit - 1967 Foto 22.Trabajadores locales de la Temporada preparando su comida en el sitio Ixtlán del Río, Nayarit - 1967 55 Foto 23.- Trazo de Cala Ixtlán del Río, Nayarit - 1967 Foto 24.- Trazo de Cala Ixtlán del Río, Nayarit - 1967 Foto 25.- Cala en edificio Escuadra Ixtlán del Río, Nayarit - 1967 Foto 26.- Cala en Edificio Escuadra Ixtlán del Río, Nayarit - 1967 Foto 27.- Entierro en arranque de Edificio Escuadra Ixtlán del Río, Nayarit - 1967 56 Foto 28.- Trabajos en Edificio Escuadra Ixtlán del Río, Nayarit - 1967 Foto 29- Trabajos en Edifico Escuadra Ixtlán del Río, Nayarit - 1967 Foto 30.- Trabajos en Altar Central Ixtlán del Río, Nayarit - 1967 57 ANEXO 01 MATERIALES ARQUEOLÓGICOS DE SUPERFICIE DE LOS TORILES, IXTLAN DEL RÍO, NAYARÍT, MÉXICO, TEMPORADA 1967. El material aquí presente corresponde a la recolección sistemática realizada en 1967 y contabilizada en 1993 – 1996. Las primeras cien bolsas de materiales no se pudieron encontrar. El material contabilizado se agrupo de acuerdo al número progresivo de bolsa su clave correspondiente (unidad y cuadro), su contenido cerámico, lítico y otros. La simbología correspondiente se detalla a continuación: Cerámica B = Borde AC = Asas de Comal C11 = Cuello FM = Fondo de molcajetes C = Cuerpo S = Soportes A = Asas SM = Soportes de molcajetes FG = Fragmento de figurilla antropomorfa de barro MC = Molcajetes OR = Orejeras solidas de barro MD = Fragmentos de moldes BR = Fragmentos de braseros Lítica LI = Lascas primarias de obsidiana, desecho de talla LII = Lascas secundarias de obsidiana, desecho de talla FNP = Fragmentos de navajas prismáticas de obsidiana. RD = Raederas unifaciales de obsidiana. BF = Fragmentos de bifaciales de obsidiana. NP = Fragmentos de núcleos prismáticos de obsidiana con plataforma preparada y pulida. LP = Lascas de pedernal o cuarzo LB = Lascas de basalto PL = Pulidores de piedra MT = fragmentos de metate y metlapil TJ = Tejolotes o manos de mortero de basalto HS = Hachas de garganta FET = Fragmentos de escultura de tezontle Otros CH = Concha marina o caracol 58 No. Clave B C C11 101 102 103 104 105 106 108 109 110 111 112 113 114 115 116 118 119 120 121 122 124 125 126 127 128 129 130 132 133 134 135 136 137 138 139 140 141 142 143 144 145 147 148 150 151 152 154 155 6D (8,8) 7C (0,2) 7C (0,4) 7C (0,6) 7C (0,8) 7D (0,0) 7D (0,4) C (8.8) 7C (2,4) 7C (2,6) 7C (2,8) 7D (2,0) 7D (2,2) 7C (9,2) 7C (4,4) 7C (4,8) 7D (4,8) 7D (4,2) 7B (4,4) 7D (4,8) 7D (6,0) 7C (8,0) 7B (8,8) 7B (8,6) 7B (8,4) 7B (8,2) 7B (8,0) 8C (0,8) 8B (0,8) 8B (0,6) 7B (0,4) 8B (0,8) 8B (0,0) 8C (2,0) 8B (2,8) 8B (4,2) 8B (2,4) 8B (2,2) 8C (4,0) 8B (4,8) 8B (4,6) 8C (6,0) 8B (6,8) 8C (8,0) 7D (6,2) 7D (6,6) 7E (6,0) 7E (6,4) 1 12 15 8 1 3 11 2 2 3 6 3 5 1 2 8 6 8 4 5 1 23 5 5 33 14 8 33 4 41 40 1 5 5 15 17 10 18 2 19 130 122 116 26 26 88 8 20 35 7 92 40 39 Cerámica AC FM 2 2 2 1 1 38 141 103 32 253 60 142 211 72 52 126 139 153 109 136 10 6 LI Lítica LII 12 3 2 Otros 1 NP, 1 BF 3 NP 1 1 1 2 4 1 1 1 1 1 2 2 1 15 3 1 4 50 27 10 5 11 74 99 45 36 20 28 291 SM 3 4 1 1 1 2 NP 1 LB 1 FG 2 1 PL 1 1 3 2 2 4 5 3 1 5 3 8 2 4 5 8 11 9 1 5 4 5 11 3 1 10 6 2 1 4 5 5 3 2 1 1 1 2 2 1 3 1 1 3 3 5 1 1 1 4 2 3 3 1 2 9 5 1 59 3 NP 2 2 1 8 1 4 1 4 3 3 5 16 3 2 15 5 5 18 4 100 7 5 2 13 15 3 7 15 2 1 1 2 1 FG 1 FG 3 FG 6 FG 1 FG 1 BR. 1 MD 4 FG 1 FG No. 156 157 158 159 160 161 162 163 164 165 166 168 169 170 171 172 173 174 175 176 177 178 179 181 182 183 184 185 187 189 190 191 192 193 194 195 196 197 198 199 201 202 203 204 205 206 207 208 Clave 7C (8,2) 7D (6,8) 7C (8,6) 7C (8,8) 7D (8,0) 7D (8,2) 7D (8,4) 7D (8,6) 7D (8,8) 7E (8,0) 7E (8,2) 7E (8,6) 8C ( 0,2) 8C (0,4) 8C (0,6) 8C (0,8) 8D (0,6) 8D (0,2) 8D (0,4) 8D (0,6) 8D (0,8) 8E (0, ) 8E (0,2) 8E (0,6) 8C (2,2) 8C (2,2) 8C (2,6) 8D (2,8) 8D (2,2) 8D (2,6) 8D (2,8) 8E (2,0) 8E (2,2) 8E (2,4) 8E (2,6) 8E (2,8) 8C (4,2) 8C (4,4) 8C (4,4) 8C (4,8) 8D (4, 2) 8D (4,4) 8D (4,6) 8D (4,8) 8E (4,0) 8E (4,2) 8E (4,4) 8E (4,6) B 4 2 1 3 12 18 6 4 4 40 10 12 10 48 5 1 2 4 14 12 52 16 9 12 1 3 4 4 17 29 27 16 11 17 5 7 5 7 3 6 3 C Cerámica Cerámica Cerámica Cerámica Lítica Lítica C11 AC 2 FM 4 SM 2 LI LII 3 3 3 71 10 36 10 32 152 127 29 20 9 20 25 418 126 65 187 36 14 83 86 203 32 412 193 138 112 34 71 35 38 169 127 310 134 138 135 123 138 50 27 36 20 41 72 1 1 2 1 1 5 2 1 6 11 1 1 1 13 1 11 4 2 5 11 6 9 3 2 4 4 1 1 4 3 4 1 2 1 2 3 3 3 1 16 4 4 3 1 1 2 1 2 2 8 9 4 3 2 3 3 3 1 2 1 3 1 1 3 6 4 2 2 8 4 6 4 13 12 1 2 13 77 210 19 10 14 4 183 1 1 1 1 2 1 2 45 1 60 1 1 BR 1 MT 2 MT 1 LP 7 3 20 7 1 15 1 186 2 2 23 4 2 3 NP 1 MT 2 6 2 2 97 Otros 3 1 1 3 2 1 1 FG 1 FG. 1 HS 1 BR 1 HS 1 FG 1 LP 1 MT 1 NP 1 FG, 1 LP 5 LP 1 PL 1 LB 1 1 1 1 2 3 1 MC FG NP MT MT MT NP No. 209 210 211 212 213 214 215 217 218 219 221 222 223 224 225 226 227 228 229 230 231 232 233 234 235 236 237 238 239 240 241 242 243 244 245 246 247 248 249 250 251 252 253 254 255 256 257 259 Clave 8E (4,8) 8C (6,2) 8C (6,4) 8C (6,2) 8C (6,8) 8D (2,8) 8D (6,4) 8D (6,6) 8D (6,8) 8E (6,0) 8E (6,4) 8E (6,6) 8E (6,8) 8C (8,2) 8C (8,4) 8C (8,6) 8C (8,8) 8D (8,0) 8D (8,2) 8D (8,4) 8D (8,6) 8D (8,8) 8E (8,0) 8E (8,2) 8E (8,4) 8E (8,6) 8E (8,8) 9C (0,4) 9C (0,6) 9C (0,8) 9C (2,8) 9D (0,0) 9D (0,2) 9D (0,2) 9D (2,2) 9D (0.4) 9D (2,4) 9D (4,4) 9D (0,6) 9D (2,6) 9D (4,6) 9D (6,6) 9D (8,6) 9D (0,8) 9D (2,6) 9D (4,8) 9D (6,8) 10D(0,8) B 4 18 15 1 16 C Cerámica Cerámica Cerámica Cerámica Lítica Lítica C11 AC 2 FM SM LI LII 3 3 2 3 5 11 15 59 3 159 11 163 5 Otros 2 1 1 3 2 18 43 1 MT 7 1 NP 8 6 2 FG. 1 MT 6 4 3 4 5 31 3 2 2 12 6 6 12 24 16 7 4 13 2 1 97 18 44 5 8 73 1 8 5 37 2 3 2 4 3 3 4 3 2 1 3 1 1 MT 1 3 3 18 177 49 7 1 10 1 1 6 2 124 13 1 8 6 2 4 13 2 7 7 3 3 7 32 16 FNP, 1MT,1PL 1 FG 5 5 FNP 10 2 FNP 3 1 1 3 12 114 63 25 172 7 20 50 11 18 41 6 8 10 149 12 8 3 FNP 1 FG 6 1 2 1 4 8 6 2 1 1 6 4 2 1 6 FNP 2 1 7 4 1 1 1 3 6 2 61 7 LP No. 260 261 262 263 264 266 267 268 269 273 274 276 277 278 279 280 281 283 284 285 286 287 288 289 291 293 294 297 299 300 301 302 303 304 305 306 307 308 309 310 311 312 313 314 315 316 317 318 Clave 9E (0,0) 9E (2,0) 9E (4,0) 9E (6,0) 9E (8,0) 10E (2,0) 9E (0,2) 9E (2,2) 9E (4,2) 10E (2,2) 10E (4,2) 9E (2,4) 9E (4,4) 9E (6,4) 9E (6,4) 10E (0,4) 10E (2,4) 10E (6,4) 10E (8,4) 9E (0,6) 9E (2,6) 9E (4,6) 9E (6,6) 9E (8,6) 10E (2,6) 10E (6,6) 10E (8,6) 9E (2,8) 9E (6,8) 9E (8,8) 10E (0,8) 10E (2,8) 10E (4,8) 10E (6,8) 10E (8,8) 11E (0,8) 5C (8,0) 5B (8,8) 5B (8,6) 5B (8,4) 5B (8,2) 5B (8,0) 5A (8,8) 5C (8,2) 5C (8,4) 5C (8,6) 5C (8,8) 5D (8,0) B C 43 3 8 2 5 8 1 3 2 12 15 6 2 7 23 12 Cerámica Cerámica Cerámica Cerámica Lítica Lítica C11 8 AC FM SM LI LII 6 18 1 21 15 7 6 19 46 25 73 1 1 11 52 201 2 193 3 9 FNP 1 FG 7 4 3 2 5 1 1 63 118 40 Otros 1 BF 1LP. 1TJ. 1MT 1 MT 2 3 1 1 FG 4 1 2 1 1 PL. 1 MT. 1 2 4 8 5 3 4 1 1 4 8 16 16 17 6 30 8 27 11 17 1 16 4 19 58 2 12 87 1 PL. 1 HS 1 LP 2 1 MT. 1CH. 2HS 1 HS 1 FG 1 3 FNP 1 RD 1 1 1 117 16 26 36 12 5 5 4 65 30 133 123 156 118 283 70 431 98 73 15 1 5 3 1 1 2 1 3 1 1 3 3 3 2 1 4 1 3 6 7 3 4 2 4 6 4 5 3 5 1 3 3 7 4 14 1 1 1 1 62 3 3 6 1 2 8 1 1 1 FNP 1 FNP 3 FNP 3 FNP 3 FNP 6 FNP. 1 FG 1BF. 1LP. 1FG 1 FNP 4 LB. 3 FNP 2 FNP No. 319 320 321 322 323 324 325 Clave 5D (8,2) 5D (8,4) 5D (8,6) 5C (6,0) 5B (6,8) 5B (6,6) 5B (6,4) B 5 2 4 17 2 32 57 C 72 28 31 128 4 253 466 326 327 328 329 330 331 332 333 334 335 336 337 338 339 340 341 342 343 344 345 346 347 348 349 350 351 352 353 354 355 356 359 360 361 362 363 364 366 367 368 5B (6,2) 5B (6,0) 5A (6,8) 5C (6,0) 5C (6,0) 5C (6,6) 5C (6,8) 5D (6,0) 5D (6,2) 5D (6,4) 5C (4,0) 5B (4,8) 5C (2,6) 5B (4,4) 5B (4,2) 5B (4,0) 5A (4,8) 5C (4,2) 5C (4,4) 5C (4,6) 5C (4,8) 5D (4,0) 5D (4,2) 5C (2,0) 5B (2,8) 5B (2,6) 5B (2,4) 5B (2,2) 5B (2,0) 5A (2,8) 4C (4,0) 5C (2,8) 5D (2,0) 5B (0,2) 5B (0,8) 5B (0,6) 5B (0,4) 5B (0,0) 5A (0,8) 5C (0,4) 11 9 17 30 12 5 4 106 225 309 213 83 20 3 12 10 18 113 116 7 336 99 123 273 53 18 19 8 6 17 46 202 253 140 156 181 293 78 50 27 36 20 41 28 45 73 264 1 3 8 22 28 7 14 16 6 2 2 1 1 2 18 37 15 14 19 22 11 5 7 3 3 3 3 13 21 C11 AC 1 1 1 1 1 3 FM 1 SM 1 6 2 1 3 6 10 15 1 1 3 4 2 4 1 1 1 4 1 6 3 1 1 1 2 3 6 5 1 2 LI LII 3 1 5 10 2 2 7 2 4 1 1 1 2 3 3 7 3 1 2 1 1 3 1 4 5 1 2 2 2 1 1 22 2 3 3 63 1 NP. 1 FG 1 NP. 1 FNP 1 BF. 3 LB 1 MT 2 BF. 1 LP 4 BF. 4 FNP 2FNP. 1FG 1FNP 1 PL 1 6 2 3 1 1 2 1 1 2 2 1 1 2 1 2 2 1 FG. 1 LP.10 FNP 1 FNP 1 BF. 10 FNP 2 LP. 1 LB. 2 FG. 22 FNP 1BF. 2FG. 2NVP 1 2 Otros 1 FG 2 PL. 1 FNP 1 2 1 2 4 3 2 8 12 23 2 3 16 6 2 1 1 1 RD 1 RD 2 BF. 4 FNP 10 FNP 3 FNP 12 FNP 1 MT 1 2 3 1 2 13 10 1 BF. 1 FNP 2 FNP 1 FG 16 FNP No. Clave 370 371 372 373 374 375 376 377 378 379 380 381 382 5C (0,8) 4C (8,0) 4B (8,8) 4B (8,6) 4B (8,4) 4B (8,2) 4B (8,0) 4A (8,8) 4C (8,2) 4C (8,4) 4C (8,6) 4C (6,0) 4B (6,8) 383 384 385 386 387 388 389 390 391 392 394 397 398 399 400 401 402 403 404 405 406 407 408 409 410 411 412 413 414 415 417 418 419 420 4B (6,6) 4B (6,4) 4B (6,2) 4B (6,0) 4A (6,8) 4C (6,2) 4C (6,4) 4C (6,6) 4C (4,0) 4B (4,8) 4B (4,4) 4A (4,8) 4C (4,2) 4C (4,4) 4C (2,0) 4B (2,8) 4B (2,6) 4B (2,4) 4B (2,2) 4B (2,0) 4C (2,2) 4C (0,0) 4B (0,8) 4B (0,6) 4B (0,4) 4B (0,2) 4B (0,0) 3B (8,8) 3B (8,6) 3B ( 8, 4) 3B (8,0) 3B (6,8) 3B (6,6) 3B ( 6.4) B 17 15 4 4 3 1 8 14 8 8 51 1 3 3 1 5 2 7 34 28 11 12 2 8 8 2 4 4 17 19 9 6 7 15 25 3 9 2 2 6 12 C Cerámica Cerámica Cerámica Cerámica Lítica Lítica C11 AC FM SM 1 1 6 1 LI 4 3 LII 1 13 2 1 103 123 6 26 10 25 4 36 167 136 53 56 302 1 15 41 32 23 53 74 18 152 504 287 112 108 16 37 53 50 25 30 8 23 146 112 116 42 123 97 376 66 60 7 15 32 86 1 1 1 1 2 4 3 2 4 1 1 3 2 1 1 1 2 3 3 3 1 13 167 7 FNP 3 BF. 2 NP. 1 RD. 110 FNP 3 BF. 3 LP 8 3 1 3 3 1 FNP. 1 FG 1 BF. 2 FNP 5 138 46 5 5 1 BF. 1 PL 6 BF. 14 FNP 1 MT. 6 FNP 1 FNP 18 FNP 3 13 3 2 7 6 7 3 2 2 2 7 1 2 44 8 5 1 1 1 4 3 1 1 4 2 2 2 6 1 3 1 4 2 1 1 10 21 10 5 10 5 9 18 6 10 2 3 2 3 1 BF 1 MT 6 22 170 2 2 7 1 FNP 4 43 2 1 1 2 1 FNP 5 FNP 2 FNP 1 FNP 1 1 1 Otros 1 FNP 1 MC. 6 FNP 4 FNP 1 BF 1 FG 1 TJ 5 FNP 1 FG. 13 FNP 3 FNP 1 FNP 2 FNP 3 FNP. 1 MT 2 FNP. 1 PL 4 1 1 1 FNP 64 No. 421 422 423 424 425 426 427 430 431 432 433 434 435 436 437 438 439 440 441 442 443 444 446 447 448 449 450 451 452 453 454 455 456 457 458 459 461 462 463 464 466 467 468 469 470 471 472 473 Clave 3B (6,2) 3B (6,0) 3B (4,6) 3B (4,4) 3B (4,2) 3B (2,4) 3B (0,4) 4C (0,6) 3C (8,6) 3C (6,6) 3C (4,6) 3C (2,6) 3C (0,6) 2C (8,6) 2C (6,6) 2C (4,6) 2C (02,6) 2C (0,6) 2C (2,4) 2C (4,4) 2C (6,4) 2C (8,4) 3C (2,6) 3C (4,4) 3C (6,4) 3C (8,4) 3C (6,2) 3C (4,2) 3C (2,2) 3C (0,2) 3C (8,2) 3C (0,5) 2C (4,2) 3C (4,0) 3C (2,0) 3C (0,0) 2C (6,0) 2C (4,0) 3B (2,8) 3B (0,8) 2B (6,8) 3B (0,6) 2B (8,6)) 4C (4,8) 4C (2,8) 4C (0,8) 3C (8,8) 3C (6,8) B 32 1 1 1 1 3 3 3 12 2 4 5 2 3 7 1 8 3 3 4 3 3 2 12 23 12 7 14 6 1 14 7 8 27 6 6 2 10 5 C 223 33 23 1 8 1 78 36 42 88 30 23 27 30 23 64 39 56 88 24 34 23 73 50 11 18 144 201 124 80 323 102 5 97 92 134 41 20 303 21 40 18 124 5 8 9 10 49 Cerámica Cerámica Cerámica Cerámica Lítica Lítica C11 AC 2 FM SM 3 1 LI 2 LII 2 Otros 1 FG 1 FNP 1 5 5 1 1 1 1 1 1 1 1 1 6 1 1 2 8 2 10 3 4 1 7 1 1 1 1 1 1 1 1 1 3 1 1 1 2 2 4 3 15 53 3 2 9 5 1 6 2 2 2 9 7 8 6 32 1 1 BF 2 FNP 1 FG 1 MT 1 FNP FNP 1 RD. 1 HS 1 FNP 1 FNP. 2 BF 4 FNP 2 FNP 1 1 1 3 1 3 1 1 1 1 2 5 6 2 2 5 3 8 2 2 2 6 3 2 65 1 FG 4 8 1 10 2 1 1 5 2 FNP 6 FNP 1 MT No. 474 475 476 477 478 479 480 481 482 483 484 485 486 487 488 489 490 491 493 494 495 496 497 498 499 500 501 502 503 504 505 508 510 Clave 3C (4,8) 3C (2,8) 3C (0,8) 2C (8,8) 2C (6,8) 2C (4,8) 2C (2,8) 2C (0,8) 2D (8,0) 4D (0,0) 4D (2,0) 4D (4,0) 4D (6,0) 3D (8,0) 3D (6,0) 3D (4,0) 3D (2,0) 3D (0,0) 2D (6,0) 2D (4,0) 2D (2,0) 2D (0,0) 1D (8,0) 4D (0,2) 4D (4,2) 5D (6,0) 4D (6,2) 4D (8,2) 5D (0,2) 3D (8,2) 3D (6,2) 3D (4,2) 2D (6,2) B 6 12 1 8 5 4 5 15 3 10 C 63 130 52 116 58 25 38 117 72 12 11 31 20 7 43 134 56 67 73 78 45 69 68 20 39 150 34 32 7 18 8 11 106 511 512 513 514 2D (4,2) 2D (2,2) 2D (0,2) 1D (8,2) 26 7 9 1 515 516 517 518 519 521 522 523 524 4D (0,4) 4D (2,4) 4D (4,4) 4D (6,4) 4D (8,4) 5D (2,4) 3D (8,4) 3D (6,4) 3D (4,4) 6 3 3 5 2 7 7 4 3 3 4 3 3 68 8 2 2 1 2 4 3 1 5 8 C11 AC FM 1 3 1 3 1 1 15 7 6 3 1 2 16 2 1 1 3 1 2 2 1 2 1 LI 3 5 7 1 4 1 2 1 1 SM 3 1 1 2 1 1 1 5 3 1 2 1 10 4 13 7 3 9 4 158 73 68 51 1 1 5 41 8 18 22 20 27 53 50 85 1 2 1 3 2 1 1 3 13 2 66 2 18 8 16 27 54 65 14 12 12 2 7 2 28 3 109 28 160 14 4 8 5 1 3 6 12 2 23 2 2 1 1 LII 10 6 19 24 17 5 5 31 9 4 1 2 Otros 5 FNP 2 FNP. 1 FG 5 FNP 1 FNP. 1 LP 2 FNP 1 FNP. 2 BF 2 RD 1 FG 1 BF 2 FM 2 FNP. 2 MT 1 LP 2 FNP 9 FNP. 1 NP. 1MT. 1 TJ 1 HS. 1 FG 6FNP. 2MT. 1 MT 1 FNP. 1 MT. 1 TJ. 1 HS 29 3 14 2 2 10 4 2 6 8 1 1 3 7 8 13 2 FNP 2 FNP 2 FNP 2 FNP 1 NP. 1 FNP 7 FNP No. 525 526 527 Clave 3D (2,4) 3D (0,4) 2D (8,4) B 4 15 11 C 46 84 101 528 531 532 533 534 535 537 538 539 540 541 542 543 544 545 546 547 548 549 550 551 552 553 554 555 556 557 558 559 560 562 563 564 565 566 568 569 570 571 572 573 574 2D (6,4) 5C (2,4) 1D (8,4) 1D (6,6) 1D (8,6) 2D (0,6) 2D (4,6) 2D (6,8) 2D (8,6) 3D (0,6) 3D (2,6) 3D (4,6) 3D (6,6) 3D (8,6) 4D (0,6) 4D (2,6) 4D (4,6) 4D (8,6) 4D (6,6) 5D (0,6) 5D (2,6) 5D (4,6) 4D (8,0) 4D (2,8) 4D (0,6) 4D (6,8) 4D (8,8) 5D (0,8) 5D (2,8) 5D (4,8) 3D (8,8) 3D (6,8) 3D (4,8) 3D (2,8) 3D (0,8) 2D (6,8) 2D (4,8) 2D (2,8) 2D (0,8) 1D (8,8) 1D (6,8) 4E (0,0) 16 26 3 4 4 6 1 8 1 4 143 76 53 40 67 58 28 29 16 20 106 87 38 33 11 6 10 4 7 6 40 74 40 14 14 14 5 6 3 151 54 125 12 98 20 48 54 32 71 58 26 42 575 576 5E (4,2) 4E (4,0) 13 1 111 36 4 2 12 6 9 4 1 1 1 2 2 8 2 1 1 19 5 16 16 10 1 4 1 5 C11 AC FM SM 2 4 2 LI 12 8 18 LII 20 36 46 5 1 2 3 3 1 32 11 3 1 2 1 78 9 12 7 5 8 1 18 1 6 36 14 8 6 3 1 2 1 2 1 2 3 14 3 3 1 2 1 1 1 2 1 2 1 2 2 1 1 1 4 2 2 2 1 3 2 1 2 2 1 67 1 1 8 3 1 1 1 16 14 2 4 3 7 2 5 3 3 3 6 3 6 4 Otros 1 FNP 8 FNP 8 FNP. 1 HS. 1 FG. 1 FET 6 FNP. 1 NP 6 FNP. 1 PL. 3 FNP 1 FNP. 1 BF. 4 FNP 1 FNP 3 FNP 2 MT 1 FNP. 2 TJ 8 FNP 3 FNP. 1 BF 3 FNP 2 FNP 3 1 5 1 MT 2 FNP. 1 MT 6 1 4 3 1 1 1 FNP 2 FNP 2 FNP. 1 FG 1 1 3 6 3 21 1 1 16 2 4 3 7 12 1 8 8 15 21 23 7 16 10 5 10 7 12 3 7 2 6 3 FNP 1 FNP. 1MC 2 FNP. 2 FG 9 FNP. 1 MT 4 FNP 3 FNP 1 FNP. 1 BF 5 FNP 1 FG 3 FNP. 1 FG 1 BF. 2 FG 1 BF. 1 MC. 1 TJ. 1 MC 2 FNP No. Clave 577 578 580 581 582 584 585 4E (6,0) 5E (0,0) 5E (6,0) 5E (8,0) 3E (8,0) 3E (4,0) 3E (2,0) 586 587 588 589 590 591 592 593 594 595 596 597 598 599 600 601 602 604 605 606 607 608 609 610 611 612 613 614 615 616 617 618 619 620 622 625 626 627 628 3E(0,0) 2E (8,0) 2E (6,8) 2E (4,0) 2E (2,0) 5E (0,0) 4E (0,2) 4E (2,2) 4E (4,2) 4E (6,2) 4E (8,2) 5E (0,2) 5E (2,2) 5E (4,2) 5E (6,2) 5E (8,2) 6E (0,2) 4E (0,4) 4E (2,4) 4E (6,4) 4E (8,4) 5E (0,4) 5E (2,4) 5E (4,4) 5E (6,4) 5E (8,4) 6E (0,4) 4E (0,6) 4E (2,6) 4E (4,6) 4E (6,6) 4E (8,6) 5E (0,6) 5E (2,6) 5E (6,6) 5E (0,8) 4E (8,8) 4E (6,8) 4E (4,8) B 1 4 3 11 17 8 2 2 2 1 4 C 7 3 116 43 132 240 93 42 18 33 16 19 66 14 17 22 2 1 5 36 Cerámica Cerámica Cerámica Cerámica Lítica Lítica C11 AC 1 FM SM LI 1 1 4 2 6 23 37 LII 1 6 12 3 6 7 6 7 1 1 3 5 2 7 1 1 1 1 2 1 1 2 2 2 1 1 1 2 8 2 4 7 2 8 2 4 2 4 2 23 47 26 Otros 1 FNP 2 FNP 1 FNP 2 MT 18 FNP. 1 MT. 1 FG. 1 Ficha de cerámica 1 FNP 1 FNP 2 FNP 4 3 3 1 1 13 5 8 2 1 2 4 4 90 21 24 7 10 17 9 2 3 57 38 45 7 1 BF 1 1 1 2 1 1 FNP. 1 MT 2 FNP. 1 BF 4 1 3 3 2 1 5 4 6 3 2 9 47 8 20 4 6 2 2 2 3 2 12 5 2 FNP 10 3 1 1 1 3 1 68 1 4 2 4 2 4 2 1FNP 1 FNP No. 629 630 631 632 633 635 636 637 638 639 641 642 643 644 645 646 647 648 649 650 651 652 653 654 655 656 657 658 659 660 661 662 663 664 665 666 667 669 670 671 673 674 675 676 678 679 680 681 Clave 4E (2,8) 5E (2,8) 5E (4,8) 5E (6,8) 6E (0,8) 5F (0,0) 5F (2,0) 5F (4,0) 5F (8,0) 6F (0,0) 5F (4,3) 5F (6,2) 5F (8,2) 6F (0,2) 5F (0,4) 5F (7,4) 5F (4,4) 5F (6,4) 5F (8,4) 5F (0,6) 5F (2,6) 5F (4,6) 5F (6,6) 5F (0,8) 5F (2,8) 5F (4,8) 5F (6,8) 5G (0,0) 5G (2,0) 5G (4,0) 5G (6,0) 5G (0,2) 5G (2,2) 5G (4,2) 6F (0,6) 6F (2,6) 6F (4,6) 7F (0,6) 7F (2,6) 7F (4,6) 7F (8,6) 8F (0,6) 8F (2,6) 8F (4,6) 8F (8,6) 9E (0,6) 6F (0,8) 6G (0,0) B 6 1 2 3 3 2 3 6 8 4 5 9 8 1 2 10 C 12 4 2 1 13 29 9 8 1 22 8 2 3 5 45 20 7 1 4 61 23 11 7 63 36 18 79 10 60 48 24 2 8 1 21 14 23 78 14 83 79 56 74 16 28 13 16 23 Cerámica Cerámica Cerámica Cerámica Lítica Lítica C11 AC FM SM 1 LI 4 LII 6 2 3 1 1 1 1 1 Otros 1 BF 1 FNP 4 8 1 1 FNP 1 4 3 1 1 1 22 10 2 1 FG 2 FNP 1 3 5 1 4 4 3 3 1 FNP 2FNP 8 8 1 8 2 27 7 4 3 4 1 FNP. 1 MT 2 1 1 1 2 1 2 1 69 4 9 4 12 10 1 43 49 28 19 2 31 18 26 18 4 14 8 18 20 11 FNP 14 FNP 39 FNP 5 FNP. 1 FG 1 LP. 1 MT 1 BF No. Clave 682 683 684 685 686 687 689 690 691 692 693 694 695 696 697 698 6G (0,2) 8G (0,4) 6G (0,6) 6F (2,4) 6F (2,2) 6F (2,8) 6G (2,4) 6G (2,6) 6G (2,8) 6F (4,4) 6F (4,0) 6F (4,8) 6G (4,0) 6G (4,2) 6G (4,4) 4G (4,6) 699 700 701 702 703 704 705 706 707 709 710 711 712 713 714 715 716 717 718 719 720 721 722 724 725 726 727 728 729 730 731 6G (4,8) 6H (4,0) 6H (6,0) 7H (6,8) 6G (6,4) 6G (6,2) 6G (6,0) 6F (6,8) 6F (8,2) 6F(8,8) 6G (8,0) 6G (8,2) 6G (8,4) 6G (8,6) 8G (8,8) 6H (8,0) 7H (0,0) 7G (0, ) 7G (0,6) 7G (4,0) 7G (0,2) 7G (0,0) 7F (0,4) 7F (0,2) 7F (0,0) 7F (2,4) 7F (2,2) 7F (2,0) 7E (2,8) 7E (2,6) B 1 2 1 4 10 1 2 13 7 6 12 2 9 4 3 7 14 10 4 2 5 3 5 3 3 5 3 5 3 2 1 2 8 2 C Cerámica Cerámica Cerámica Cerámica Lítica Lítica C11 AC FM SM LI LII 7 29 10 32 25 5 13 40 105 50 13 10 36 170 60 2 42 64 25 4 29 2 107 123 26 38 63 30 187 104 93 40 53 46 52 46 40 21 17 56 69 18 10 10 23 40 14 2 2 1 2 1 2 30 7 1 1 2 10 3 2 1 1 2 2 5 4 6 3 2 1 2 1 2 4 1 2 1 2 1 1 1 10 12 11 2 20 12 10 15 15 8 4 20 2 2 5 1 1 1 2 3 1 1 1 2 8 1 73 68 18 13 6 207 120 4 58 52 16 29 353 8 328 287 123 106 376 3 103 68 154 50 50 30 40 9 17 1 23 26 56 3 2 1 1 1 1 70 Otros 3 FNP 32 FNP 3 FNP 2 FNP 23 FNP. 2 NP 1 FG. 1 TJ 2 NP 1 FNP 2 NP. 15 FNP 14 FNP. 2 NP 1 LP. 2 MT 1 NP 12 FNP 29 FNP. 1 NP 3 FNP 8FNP. 1 BF. 2 NP 4 BF. 8 NP 27FNP. 4NP. 1 FG 8FNP. 1NP. 9LP 12FNP. 2BF. 1LP 6 FNP 1 NP 6 FNP 3 FNP 6 FNP. 1 NP 3 FNP. 1 BF 1 NP 1 BF. 3 FG 9 FNP 12FNP. IBF. 2NP 10 FNP. 3 BF 1 MT 1 FNP 1 FNP 1 BF 1 FG 1 LP 1 1 No. 733 734 735 736 737 738 739 740 741 742 743 744 745 746 747 748 749 750 751 752 753 754 755 756 758 759 760 761 762 763 765 766 767 768 769 770 771 772 773 774 775 776 777 778 779 780 781 782 Clave 7G (2,2) 7G (2,4) 7G (2,6) 7G (0,2) 7H (2,0) 7H (4,4) 7H (4,2) 7H (4,0) 7G (4,8) 7H (6,8) 7H (0,0) 7G (4,2) 7E (4,8) 7F (4,4) 7F (4,2) 7F (4,0) 7E (4,0) 7E (6,8) 7E (6,4) 7F (6,2) 7F (6,8) 7G (6,0) 7G(6,2) 7G (6,6) 7G (6,8) 7H (6,0) 7H (6,2) 7H (6,4) 7H (8,4) 7H (8,0) 7G (8,8) 7G (8,6) 7G(8,4) 7G (8,2) 7G (8,0) 7F (8,8) 7F (8,4) 7F (8,2) 7F (8,0) 8F (0,0) 8F (0,2) 8E (0,4) 8F (0,8) 8G (0,0) 8G (0,2) 8G (0,4) G (0,6) B 3 2 3 1 4 4 2 1 4 2 2 2 1 4 12 3 5 8 11 2 4 5 1 3 1 13 12 18 10 3 6 C Cerámica Cerámica Cerámica Cerámica Lítica Lítica C11 AC FM 2 SM 3 1 LI 3 2 8 4 2 6 2 3 2 1 4 LII 48 10 20 21 20 9 6 14 6 8 13 37 8 5 3 10 4 22 76 56 38 67 20 23 37 56 2 24 53 30 34 24 21 8 48 36 33 54 41 53 36 8 28 53 7 30 55 16 1 1 12 6 74 120 156 15 3 1 2 2 2 2 1 1 2 1 1 1 1 4 1 1 1 Otros 12 FNP. 1 LP 6 FNP 1 FNP. 1 NP 5 FNP. 1 BF. 1 LP 1 FNP. 2 BF 1 BF. 1 LB 1 NP 2 NP 4 FNP 15 FNP. 2 LB 1 FNP. 1 NP 2 1 2 1 1 2 1 2 3 2 8 3 3 6 2 1 1 5 4 3 4 1 2 1 2 5 1 2 23 31 93 53 25 43 18 1 1 1 12 20 4 1 2 10 8 12 30 32 51 14 FNP. 1 LB 1 BF 4 FNP 2 FNP. 1 MT 1 NP 2 FNP. 1 BF 10 FNP. 1 BF 6 FNP 22 FNP. 1 FG 1 BF 2 5 5 23 25 20 23 3 5 3 1 71 5 FNP. 1 NP 16 23 1 1 2 20 3 53 18 FNP. 1 BF 2 NP 5 FNP. 1 HS 2 FNP. 1 LB 3 LP No. Clave B 783 784 785 786 787 788 789 790 791 792 793 794 795 797 798 799 800 801 802 804 805 806 807 8H (0,0) 8H (0,2) 8H (0,4) 8H (2,4) 8H (2,2) 6F (8,4) 8G (2,4) 8G (2,2) 8G (2,0) 8F (2,4) 8F (2,4) 8F (2,2) 8F (2,0) 8F (4,4) 8F (4,8) 8G (4,0) 8G (4,2) 8C (4,4) 8H (6,0) 8G (6,6) 8G (6,1) 8F (6,8) 8F (6,4) 3 2 7 5 809 812 813 814 815 816 817 818 819 820 821 822 8F (8,2) 8G (8,0) 8G (8,2) 8G (8,4) 8G (8,6) 9G (0,6) 9G (0,4) 9G (0,2) 9G (0,0) 9F (0,8) 9F (0,4) 9F (0,2) 4 2 1 1 2 2 3 5 5 3 1 1 1 3 4 2 1 1 4 3 C 16 38 105 15 31 26 30 10 24 40 30 81 30 34 13 8 4 21 2 10 4 5 46 20 20 5 20 34 24 6 9 10 8 43 20 Cerámica Cerámica Cerámica Cerámica Lítica Lítica C11 AC FM SM LI 1 LII 3 8 19 3 13 2 4 10 30 1 4 1 6 3 12 40 123 7 1 4 1 1 1 1 2 4 1 2 15 3 1 2 2 3 1 2 5 3 1 20 3 1 1 1 3 2 6 5 1 10 1 FNP 5 FNP 3 BF 1 NP 1 NP. 1 FG 2 NP 2 2 4 2 Otros 2 FNP 3 6 2 35 6 2 3 12 6 12 1 19 5 1 FNP. 1 BF 13 FNP. 1 BF. 1 LP. 1 LB 8 FNP 3 FNP 1 FNP 1 FNP 8 FNP 14 FNP 2 NP El material correspondiente a las bolsas que van de la número 825 a 872, se recogieron en un recorrido de superficie, realizado en la sección L, situada al NW del sitio arqueológico de “Los Toriles”. Dicho sitio se encuentra en un pie de monte, a la margen del río Chiquito, contemplando al sitio de “Los Toriles”, en dirección SE. Por indicaciones del Doctor José Luis Lorenzo, Castro Hernández incluyo a la zona L, dentro del sitio de “Los Toriles”, realizando una cuadricula que 72 aprovecharía para un recorrido de superficie sistemático, así como para situar a dos pozos estratigráficos. MATERIALES ARQUEOLÓGICOS DE SUPERFICIE DE LA ZONA L DEL AREA DE LOS TORILES, IXTLÁN DEL RÍO, NAYARIT, 1967. No. 825 827 828 829 830 831 832 835 837 842 845 846 847 849 851 853 854 855 856 858 859 860 861 864 865 872 Clave 2K (6,2) 2J (6,8) 2J (6,6) 2J (4,6) 2J (2,6) 2J (0,6) 1J (3,6) 3J (0,6) 3J (2,8) 2J (0,2) 3K (2,0) 3K (0,0) 2K (8,0) 2K (2,0) 2K (0,2) 3K (0,2) 2K (8,2) 2K (4,2) 2K (2,2) 2K (4,4) 2K (8,4) 3K (0,4) 3K (2,4) 3K (0,6) 3K (2,6) 3K (8,6) B C 1 25 11 1 1 1 1 1 2 3 1 2 18 2 4 18 1 6 8 14 14 6 2 2 8 Cerámica Cerámica Cerámica Cerámica Lítica Lítica C11 AC FM SM LI 22 21 21 18 10232 39 8873 5 10 54 14 15 14 48 13 34 37 20 6 53 16 4 2 10 18 4900 LII 43 222 76 219 6337 153 4431 20 195 534 61 67 96 224 58 53 310 46 91 132 280 62 15 127 72 8603 7 . 1 1 1 4 7 8 6 3 16 8 23 32 21 73 Otros 1 BF 3 FNP. 7 BF 4 FNP. 1 BF 35 BF. 5 LP 1 BF 47 BF. 3 LP 3 FNP 2 BF. 1 NP 3 BF 2 BF 1 FNP. 1 LP 2 FNP. 1 LB 1 LB 1 BF. 1 LP 1 NP 3 FNP 1 LB 1 FNP. 4 BF 18 BF. 37 LP ANEXO 2 MATERIALES ARQUEOLÓGICOS DE EXCAVACIÓN DE “LOS TORILES”, IXTLAN DEL RÍO, NAYARIT, MÉXICO, TEMPORADA 1967. El material aquí presentado corresponde a la excavación estratigráfica de diez pozos de sondeo realizados en 1967 y su interpretación realizada en 1993 – 1996. Pozo 1 En la zona L, situada aproximadamente a dos kilómetros al Norte de la zona arqueológica, se situaron los puntos que van del 824 al 865. En el punto 831, situado en el punto 2J (0,6). En la superficie de 1m. por 1m., se recolectaron 11 bordes cerámicos erosionados. 1 cuerpo cerámico erosionado, 39 lascas primarias de obsidiana (desecho de talla) 153 lascas secundarias de obsidiana (desecho de talla) y un fragmento de bifacial de obsidiana. Al excavar, el pozo presentó tres capas. Sólo la capa I y la capa II presentaron materiales culturales. La capa III resultó estéril. Capa I: La capa es humitica de color café oscuro, con raicillas y micronucleos de obsidiana. Los materiales cerámicos consistían en 3 cuellos 55 cuerpos y un fragmento de cerámica vidriada. Los materiales líticos consistieron en 33 lascas secundarias de pedernal, 2 lascas secundarias de obsidiana roja, 2 fragmentos de núcleos prismáticos de obsidiana, 12 fragmentos de navajas prismáticas de obsidiana, 21 fragmentos de monofaciales de obsidiana (preformas) y 4281 lascas primarias de obsidiana (desechos de talla) y 15043 lascas secundarias de obsidiana (desecho de talla). Capa II: La capa es humítica-arcillosa de color café, con piedrecillas y micronucleos de obsidiana. Los materiales cerámicos consisten en solo 4 cuerpos erosionados. Los materiales líticos consisten en 1 fragmentos de navajas prismáticas de obsidiana, 11 fragmentos de bifaciales de obsidiana (preformas), 1 microlito de obsidiana de forma lanceolada obtenido por presión, 124 lascas primarias de obsidiana (desecho de talla) y 441 lascas secundarias de obsidiana (desecho de talla). Pozo 2: En la zona L, en el punto 846, situado aproximadamente a 50 metros en dirección NE del pozo 1, se practicó el pozo 2. En la superficie del pozo se recolectaron dos cuerpos cerámicos erosionados. El material lítico fue más abundante y consiste en 1 lasca secundaria de pedernal, 15 lascas primarias de obsidiana (desecho de talla). 67 lascas secundarias de obsidiana (desecho de talla), un fragmento de navaja prismática de obsidiana y un fragmento de bifacial (preforma) de obsidiana. 74 Al excavar el pozo presentó tres capas. Las tres presentaron materiales culturales predominantemente líticos. Capa I: La capa era humitica de color café oscuro casi negro y presentaba raicillas y micronodulos de obsidiana. Los materiales cerámicos fueron 41 cuerpos erosionados, 1 borde de tecomate, 1 soporte anular de molcajete y un fragmento de cerámica vidriada. Los materiales líticos encontrados se agruparon en tres fragmentos de preformas monofaciales de obsidiana, 15 fragmentos de preformas bifaciales de obsidiana, 157 lascas primarias de obsidiana (desecho de talla). 798 lascas secundarias de obsidiana (desecho de talla) y 10 fragmentos de navajas prismáticas de obsidiana. Capa II: La capa era humítica-arcillosa de color café oscuro y presentaba piedrecillas y escasos micronodulos de obsidiana. Los materiales cerámicos consistían en 30 cuerpos erosionados, 3 bordes de olla (reborde pronunciado). 1 soporte anular de molcajete. Los materiales líticos encontrados fueron escasos ya que consistieron en tan solo 17 lascas primarias de obsidiana (desecho de talla) y 41 lascas secundarias de obsidiana (desecho de talla). Capa III: No tenemos datos de la capa, ya que los materiales de la bolsa correspondiente, no traían adheridos terrones significativos. Los materiales cerámicos presentes en la capa fueron de 46 cuerpos (uno de ellos de olla con aplicaciones al pastillaje en forma de cadena), 3 bordes de olla, 1 soporte hueco de molcajete en forma globular con engobe gris. Los materiales líticos consistieron en 1 lasca secundaría de obsidiana roja, 31 lascas primarias de obsidiana (desecho de talla), 82 lascas secundarias de obsidiana (desecho de talla). Pozo 3: Está situado en la zona arqueológica de “Los Toriles”, al borde del antiguo camino GuadalajaraTepic, en dirección sur, entre los montículos 29 y 22, en el punto 287, en la unidad 9E (4,6). En la superficie del pozo, se recolectaron un asa de comal dos fondos de molcajete, un soporte horadado de molcajete. El pozo 3 contemplo cuatro capas estratigráficas. La primera Capa era humítica, de color café oscuro. La segunda capa era humítica-arcillosa de color café oscuro. La tercera capa era de textura arenosa-arcillosa café rojiza. La última capa era compacta, de textura arenosa café amarillenta. En todas las capas se encontraron restos culturales; el pozo aparentemente (según foto de perfil) alcanzaba una profundidad de un metro cincuenta centímetros. 75 Capa I: Los materiales cerámicos colectados fueron 36 bordes de ollas, 6 cuellos de ollas, 10 soportes de molcajetes, 2 asas de comal, 5 fondos de molcajete y 484 cuerpos. El material lítico fue escaso y consistió en ocho lascas secundarias de obsidiana (desecho de talla). Capa II: Los materiales cerámicos fueron 25 bordes, 8 cuellos, 4 soportes de molcajete cónicos horadados, 1 asa de comal, 155 cuerpos monocromos domésticos. El material lítico consistió en 10 lascas primarias de pedernal (desecho de talla), 4 lascas secundarias de pedernal (desecho de talla), 18 lascas primarias de basalto gris, un fragmento preforma bifacial de obsidiana, 37 fragmentos de navajas prismáticas, 19 lascas primarias de obsidiana (desecho de talla), 287 lascas secundarias de obsidiana (desecho de talla). Capa III: El material cerámico reportado fue de un cuerpo monocromo café y de material lítico fueron tres lascas primarias de obsidiana (desecho de talla), 6 lascas secundarias de obsidiana (desecho de talla) y 2 fragmentos de navajas prismáticas. Capa IV: Solo se encontraron en esta capa, dos tiestos erosionados, de pasta café oscura con engobe externo e interno café, domésticos cuyas formas eran un cuello y un borde de cajete. Pozo 4: Este pozo se encontraba situado al sur del montículo 28, a escasos metros de una barda de piedra que corre de Norte a Sur. El punto de localización del pozo fue el número 235, en la Unidad 8E cuadro (8,4). El pozo se excavó en el extremo Este de la plaza conformada por los montículos 30, 28, 27 y 26. En la superficie del pozo, se encontró un fragmento de metlapil, un pulidor de piedra, tiestos cerámicos, lascas de obsidiana y pedernal. En la excavación se contemplaron cinco capas. La capa I es humítica de color café oscuro. La capa II es arcillosa-humítica, de color café oscuro. La capa III es arcillosa café. La capa IV es arenosa-arcillosas con rocas, de color amarillo. La capa V posiblemente sea tepetate o toba volcánica. Solo en las primeras tres canas hay evidencia de material cultural. Capa I: De material cerámico se encontraron dos fragmentos de barro con improntas de varas, un pequeño malacate ticónico y un fragmento de figurilla mazapa. De tiestos se recuperaron 51 bordes, 8 soportes de molcajete con horadación basal, 9 cuellos de olla, 8 fondos de molcajete y 163 cuerpos monocromos domésticos, así como 2 asas de comal y un fragmento de comal, pulido por arriba y rugoso por abajo. De material lítico se encontraron 6 lascas de basalto gris y un núcleo de basalto con plataforma, 52 lascas primarias de pedernal, 1 fragmento de perforador de obsidiana, 3 pequeñas preformas de puntas de proyectil, 36 fragmentos de navajillas prismáticas 76 de obsidiana y 257 fragmentos de lascas primarias de obsidiana (desecho de talla) y 199 lascas secundarias de obsidiana (desecho de talla). Capa II: De material cerámico se encontraron 6 bordes de ollas y escudillas, 5 fondos de molcajete y 186 cuerpos monocromos café domésticos. El material lítico consistió en una lasca pequeña de basalto, 4 lascas primarias de pedernal (desecho de talla) y 28 fragmentos de navajas prismáticas de obsidiana. Capa III: De material cerámico se encontraron 3 bordes de escudilla, 3 cuellos de cantaros, 50 cuerpos monocromos domésticos, 1 soporte hueco globular. Se encontró asociado a un fragmento de cuerpo de olla o cántaro tipo Ixtlán Blanco sobre Naranja, carbón y huesos de un mamífero pequeño, posiblemente un conejo o una liebre; tentativamente tal vez sea parte de una ofrenda constructiva asociada a determinada nivel de la plaza adyacente. También se encontró de material lítico, 2 lascas primarias de basalto, 1 micronucleo de pedernal, 7 lascas primarias de obsidiana, 18 lascas secundarias de obsidiana y 4 fragmentos de navajas prismáticas. Pozo 5: El Pozo 5 se realizó en el punto marcado por la unidad 6C cuadro (8,8), en el altar central de la plaza Oeste de la zona arqueológica de “Los Toriles”; esta plaza está conformada por los montículos 2,7 y 4 o E, B y F de la temporada 1988-89. Este altar central se denominó en 1967 como montículo 3 y se reconstruyó y consolidó en la temporada 1988-89. El material de superficie no se localizó. A este altar central se le conoció también como “El Cuarto del Hechicero”. El Pozo 5 no se excavó en forma tradicional; la foto muestra una excavación irregular, que probablemente sigue un relleno constructivo. Capa I: La capa es de naturaleza humítica y tiene una gran cantidad de escombro. No se encontró material lítico. En cuanto al material cerámico, se encontraron dos bordes de olla, 1 cuello de cántaro, 31 cuerpos domésticos además de dos fragmentos de figurillas de cánido y felino. Capa II: La capa era café oscura, arcillosa compacta y en ella no se encontró material lítico. Sólo se encontró un fragmento de asa comal, alisada de color café claro. 77 Pozo 6: El pozo 6 se excavó en el punto 101, en la unidad 6D, cuadro (8,8). El lugar está situado entre el edificio anexo al templo de Quetzalcóatl y el altar central del patio I en la zona arqueológica de “Los Toriles”. En la recolección de la superficie se hallaron 1 borde de escudilla. 19 cuerpos monocromos domésticos y cinco fragmentos de barro cocido con improntas de varas y tallos. En el pozo 6 aparecieron 5 capas estratigráficas; solo en las dos primeras aparecieron materiales culturales. La primera capa era humítica, de color café oscuro con raicillas y cantos rodados. Es probable que represente materiales de derrumbe. La capa II, según la foto existente es un piso o un firme de arcilla, posiblemente el piso de la plaza en su última etapa constructiva. Capa I: En esta capa encontramos de material lítico tan solo una lasca secundaria de obsidiana con retoque y de material cerámico, 41 cuerpos, dos bordes de olla, tres fondos de molcajete y dos soportes de molcajete (1 cónico sólido y 1 anular). Capa II: En esta capa el material lítico reportado fue de 3 lascas secundarias de obsidiana (desecho de talla) y de material cerámico fue de 13 cuerpos de 13 cuerpos de tipo doméstico monocromos, 1 cuello de olla y un borde de cajete. Pozo 7: El pozo siete se encuentra a escasos metros, en dirección Este del montículo 10. Se excavó en ese punto, en la unidad 7C cuadro (8,6), que se localiza en el extremo Oeste de una posible plaza delimitada por los montículos 20,16 y 17. Esta plaza fue consolidada en la temporada 1989. En la recolección de superficie de 1967, se encontró en un área aproximada de 10 metros cuadrados, cerámica, lascas de obsidiana, un fragmento de metlapil y un fragmento de arcilla con improntas de varas, probablemente bajareque. En el pozo 7 aparecieron 4 capas estratigráficas, y una capa que contenía piedras, que probablemente sean de un muro derribado. También entre la capa III y la capa IV al parecer existe un piso de barro. En las capas I, II, III, y IV, aparecieron materiales culturales. Capa I: En esta capa se encontró de material lítico, solo una lasca primaria de obsidiana y de material cerámico, se encontraron 2 trozos de barro cocido con huellas de varas, 26 cuerpos y 4 bordes de cerámica doméstica domestica monocroma. Capa II: En esta capa se encontraron grandes piedras que corresponden a un muro derrumbado del cercano montículo 10. 78 Entre las piedras se encontró 1 lasca de obsidiana con cortex, nueve lascas primarias de obsidiana (desecho de talla) y un fragmento de navaja prismática de obsidiana. También se colectó material cerámico, que consistió en una diminuta pelotita de barro y dos cuellos, 23 cuellos y 6 bordes de cerámica. Capa III: En esta capa se localizó a 57 lascas secundarias de obsidiana (desecho de talla), 4 fragmentos de navajas prismáticas de obsidiana y 6 lascas de obsidiana de cortex, así como 1 lasca de basalto y 1 lasca secundaria de obsidiana roja. En cuanto a la cerámica, se encontraron 2 fragmentos de figurillas, 16 bordes, 2 fondos de molcajete, 6 soportes cónicos sólidos y 77 cuerpos, 2 de los cuerpos cerámicos eran de cerámica vidriada. Capa IV: En esta capa, se encontró 1 fragmento de navaja prismática de obsidiana y 4 lascas secundarias (desecho de talla). En cuanto a cerámica, se encontraron 2 bordes, 2 fondos de molcajete, 1 soporte cónico sólido y 4 cuerpos cerámicos de tipo doméstico. Pozo 8: El pozo 8 estaba situado al borde del montículo 14, en dirección Sur, en el punto 42 de la unidad 6 A cuadro (4,6). El montículo 14 para 1989, tenía un largo de 25 metros por 11 de ancho, con una altura máxima de 1.50 metros y con una orientación Este-Oeste. El material de superficie comprendido entre los puntos 35, 42 y 50, no se localizaron. En el pozo 8 aparecieron según fotos y registros en bolsas, 5 capas estratigráficas; solo en las tres primeras capas aparecieron materiales culturales. La capa I probablemente es de naturaleza humítica. La capa II, probablemente es un muro derrumbado del cercano montículo. La capa III es arcillosa, de color café. La capa IV es arenosaarcillosa y de color café. La capa V es arenosa-arcillosa con pequeñas rocas. El material asociado a estas capas es muy homogéneo, por lo que es muy probable que casi todas las capas sean producto del derrumbe. Consideramos pues, el material cultural como relleno. Capa I: En esta capa se presentaron materiales líticos, 1 fragmento de núcleo prismático, 4 raederas de obsidiana y 6 fragmentos de navajas prismáticas de obsidiana. En cuanto a materiales cerámicos, encontramos 3 fragmentos de barro con improntas de varas, siete bordes, 1 soporte cónico sólido y 25 cuerpos erosionados. Capa I-II: En ella, se encontró 3 fragmentos de navajas prismáticas de obsidiana, 3 raedera, 1 núcleo prismático de obsidiana y 6 lascas del mismo material como desecho de varas, así como un 1 fondo de molcajete, 3 fondos de olla, 1 soporte sólido cónico, 2 bordes y 16 cuerpos de tiestos domésticos. No se encontró material lítico y en cuanto al material cerámico, se hallaron 4 bordes, 1 cuello, 1 soporte cónico sólido, 4 bordes de tiestos domésticos y 1 fragmento de figurillas mazapa. Capa II: 79 Capa III: Se encontró un fragmento de punta de flecha de obsidiana, 3 bordes y 8 cuerpos de tipo doméstico. Capa IV: No se encontró material arqueológico. Capa V: No se encontró material arqueológico. Pozo 9: El pozo 9 estaba localizado en el punto 375, de la unidad 4B, cuadro (8,2), en los límites del montículo 66. Este montículo era redondo y tenía un radio de 12 metros en 1989, para esa fecha, estaba en buenas condiciones, existiendo evidencias de muros alineados, hallándose en el recorrido de superficie de 1968, abundantes tiestos cerámicos aunque lítica escasa. No se hallaron fotos del perfil de pozo. De acuerdo a las bolsas halladas, podemos deducir que existían dos capas en pozo. Posiblemente entre ambas capas, se hallaba un muro derrumbado. Capa I: En esta capa se encontró material lítico, 6 fragmentos de navajas prismáticas de obsidiana, de desecho de tallas. En cuanto al material cerámico, se encontraron 1 asa sólida, 1 fondo de olla, 4 cuellos, 10 bordes y tres cuerpos de tiestos monocromos domésticos. También se halló un tiesto de cerámica bicroma que correspondería a Ixtlán Tardío (Negro sobre Bayo). Capa II: En esta capa, se encontró una pequeña lasca de basalto y 8 lascas secundarias de obsidiana, desecho de talla. En cuanto al material cerámico, se encontraron 18 cuerpos y dos cuellos de tipo doméstico y erosionados. Pozo 10: El pozo 10 estaba situado al Este del montículo 60. En el borde Este. El pozo se encontraba en el centro de una plaza que conforman los montículos 57, 56, 62 y 61. Es casi seguro que el montículo 60 funcionaba como altar central de la plaza. El pozo 10 se excavo en el punto delimitado en la unidad 3C en el punto (9,9). Para 1989, el montículo 60 se encontraba totalmente arrasado y se apreciaba como un pequeño montículo circular, de un radio de 3.6 metros. En el pozo, de acuerdo a las fotografías de perfil y a las bolsas de material halladas, contaba con 4 capas, de las cuales solo las dos primeras contaban con material cultural. La capa I probablemente era de naturaleza humítica. La capa II probablemente era de naturaleza arcillosa. La capa III era probablemente de naturaleza arenosa arcillosa con rocas pequeñas. La capa IV era probablemente tepetate arenoso. 80 Capa I: La capa contenía material lítico y cerámico. En cuanto al material lítico, este consistía en una raedera de obsidiana, 1 fragmento de navaja prismática de obsidiana, 6 lascas secundarias (desecho de talla) de obsidiana y 5 lascas primarias del mismo material. En cuanto a cerámica, se encontraron 33 cuerpos de tiestos domésticos y erosionados. Capa II: En la capa se reportó como material lítico, 1 fragmento de navaja prismática de obsidiana y 1 raedera del mismo material. En cuanto a cerámica, se encontraron 3 tiestos cerámicos pequeños y erosionados, 1 tiesto de vasija de silueta compuesta, del tipo Ixtlán Polícromo y 1 fragmento de tiesto del Tipo Azul, reportado por Gifford, para el período de Ixtlán Inferior así como 1 fragmento de vasija miniatura, 1 ollita trípode del tipo Abra de Ixtlán. Capa III: No se encontraron bolsas con material arqueológico, por lo que es probable que no se encontraran materiales culturales. Capa IV: No se encontraron materiales culturales. Pozo 14: El pozo 14 estaba situado al Sureste del montículo 15 en la unidad 8B, en el punto (2,4).0 Por la abundancia de material, es posible que sea un montículo que fue arrasado durante los trabajos de construcción de la línea férrea, realizada durante la década de 1920. De ser así, es probable que el área original del sitio de “Los Toriles”, sea mayor a la que los investigadores se han planteado. En el pozo, de acuerdo a la fotografía de perfil y a las bolsas de material halladas, contaba con cuatro capas, de las cuales, solo las tres primeras presentaban materiales culturales. Como observación, es probable que la segunda capa sea un piso de barro de una plaza o de un montículo arrasado. Sobre la naturaleza de las capas, podemos aventurar que: La capa I, probablemente era de naturaleza humítica. La capa II, era probablemente de naturaleza arcillosa. La capa III, era probablemente de naturaleza arcillosa con piedras pequeñas. La capa IV, era probablemente de naturaleza arcillosa arenosa con piedras pequeñas. Capa I: La capa contenía material lítico y cerámico. En cuanto al material lítico, consistió en 123 fragmentos de navajas prismáticas de obsidiana, 50 lascas de obsidiana con cortex (lascas primarias), 361 lascas secundarias de obsidiana (desecho de talla), 6 81 preformas bifaciales de obsidiana, 2 fragmentos de núcleos prismáticos de obsidiana, 19 lascas secundarias de pedernal y 3 lascas de basalto. En cuanto al material cerámico, encontramos 693 tiestos, de los cuales, 14 eran cuellos, 181 bordes, 436 cuerpos y 62 soportes. En esta capa también se encontraron 9 fragmentos de figurillas de mazapa y un malacate de piedra verde en forma de olla trípode de 1.5 cms. De longitud, semejante a los reportados en Amapa por Meighan (Meighan: 1976: 389) y por Ernest Goldschmidt en Peñitas (Archivo Técnico de la Coordinación Nacional de Arqueología, Tomo LXXXIII, Nayarit, 1956, 633-4-foto 29). Capa II: La capa contenía material lítico y cerámico. Este último consistió en 435 tiestos, que se dividieron en 2 cuellos, 96 bordes, 290 cuerpos y 47 soportes. En cuanto a lítica, se encontraron 8 fragmentos de navajas prismáticas de obsidiana, 7 lascas de obsidiana con cortex, 203 lascas secundarias de obsidiana (desecho de talla), 1 preforma bifacial de obsidiana y 1 lasca de basalto. Capa III: La capa contenía material cerámico y lítico. Se encontraron 5 tiestos (1 borde y 4 cuerpos), 1 fragmento de navaja prismática de obsidiana, además de 27 lascas secundarias de obsidiana (desecho de talla). Capa IV: No se encontraron bolsas con materiales arqueológicos, por lo que es probable que no se encontraran materiales culturales. 82 83 84 85 7) ANÁLISIS GENERAL DEL MATERIAL ARQUEOLOGICO DEL SITIO DE “LOS TORILES”, TEMPORADA 1968. 7.1. Antecedentes Existen varios análisis sobre materiales arqueológicos del sitio de “Los Toriles”, Ixtlán del Río, Nayarit. Estos análisis son fundamentales de carácter tipológico y desafortunadamente solo se abocan al material cerámico y se dirigieron en lo fundamental a tratar de identificar tipos cerámicos diagnósticos o característicos. El primero de estos análisis, fue el realizado por el arqueólogo E. W. Gifford, con materiales de superficie colectados en 16 sitios del Valle Ixtlán-Ahuacatlán, a describir los tipos cerámicos característicos. (Gifford: 1950). En su recorrido, al encontrar cortes estratigráficos y tiestos cerámicos asociados, Gifford pudo proponer la existencia de tres horizontes culturales prehispánicos que denominó “Ixtlán Temprano”, “Ixtlán Medio”, e “Ixtlán Tardío”. (Gifford: 1950). En el horizonte de Ixtlán Temprano, Gifford propuso como marcador característico, la presencia de figuras cerámicas antropomorfas huecas, pintadas y asociadas a las tumbas de tiro, así como la presencia de tipo cerámicos de: ALISADO: PINTADO: Simple, inciso y con muescas y abultamiento. Amarillo sobre rojo, Blanco sobre Rojo, Rojo sobre Amarillo, Amarillo y Café sobre Anaranjado, Negro sobre Rojo y Café sobre Rojo. POLICROMO: Combinaciones de Negro y Blanco sobre Rojo, Ocre y Rojo con Café sobre Ocre. En el horizonte de Ixtlán Medio, se propuso la existencia de cerámica moldeada, vasijas con bordes arrollados y molcajetes de base anular. Los tipos cerámicos característicos para este horizonte serían: ALISADO PINTADOS: a) Simple e inciso 86 b) Monocromos  Negro con incisiones c) Bicromos Rojo sobre Blanco con motivos incisos Rojo sobre Ocre con motivos incisos Café y Ocre, Ocre sobre Rojo Negro sobre Gris, Rojo sobre Ocre Negro sobre Rojo, Azul sobre Bayo      d) Policromo  Café y Blanco sobre Ocre e) Polícromo Fino  Café y Blanco sobre Ocre con motivos incisos  Café y blanco sobre ocre CERÁMICA NEGATIVA: Gifford proponía que el último horizonte, Ixtlán Tardío, existieron tipos cerámicos sencillos y utilitarios, que se distinguieron por el uso de formas tales como ollas de bordes arrollados, cántaros, molcajetes trípodes con perforaciones basales en los soportes, cerámica con abultamientos, etc. Los tipos cerámicos asociados al horizonte se denominaron: PINTADA: a) Monócroma  Roja b) Bícroma  Blanco sobre Rojo, Negro sobre Rojo  Negro sobre Gris. Gifford pensaba que el horizonte de Ixtlán Temprano, estaba cronológicamente y estilísticamente relacionado con el período Chametla Temprano, así como el Ixtlán Medio con el Chametla Tardío y el Culiacán Tardío, integrados todos al Complejo Aztatlán de Sinaloa, que dataría del 1300/1350 d. C. y el Ixtlán Tardío y Autlán Tardío. (Gifford: 1950) 87 Lámina 12.- Tipos cerámicos propuestos para el sitio de “Los Toriles” (Gifford, 1950) Para el sitio de “Los Toriles”, Gifford reportó haber encontrado tipos cerámicos característicos del Ixtlán Medio, como serían los tipos Incisos, Bícromos, Café sobre Ocre, Rojo sobre Ocre, Ocre sobre Rojo, Polícromos, molcajetes de b ase anular, placas cerámicas y ollas con reborde prominente. (Gifford: 1950). 88 Gifford también reportaba tipos del Ixtlán tardío para “Los Toriles”, como Alisados, Monocromos domésticos, Bícromos como el Blanco sobre Rojo, Blanco sobre Café, Negro sobre Rojo, Negro sobre Gris, así como molcajetes trípodes y ollas con reborde a manera de lazo. (Gifford: 1950: XX). (Ver Lamina 12) El segundo análisis de material cerámico originario de “Los Toriles”, fue el realizado por el arqueólogo José Corona Núñez en 1948, durante los trabajos arqueológicos de la primera temporada de 1947. Desafortunadamente este análisis, contenido en el informe técnico de 1947, no ha sido publicado y se encuentra en el Archivo Técnico del INAH. (Corona: 1947:27-31). Corona Núñez reportaba la existencia de cerámica que tentativamente clasificaba de la siguiente manera: VASIJAS CEREMONIALES: a) Bícromas y Polícromas. Las formas predominantes son vasijas trípodes con:  Soportes Globulares sólidos  Soportes tipo “sonaja” o “cascabel”  Soportes zoomorfos VASIJAS NO CEREMONIALES: a) Bícromas y Monócromas Las formas predominantes son:  Molcajetes trípodes con perforaciones transversales en los soportes.  Ollas y cajetes decorados con líneas blancas sobre el color natural del barro (café, rojo y anaranjado). En las vasijas ceremoniales (bícromas y polícromas), Corona Núñez comentó que al parecer las técnicas del esgrafiado y de la pintura se hallaban combinadas. Esto se presentaba en los tipos cerámicos del Negro sobre Guinda, Blanco sobre Guinda, Rojo sobre Blanco o Crema, Blanco sobre Café o Rojo y Café sobre Crema o Blanco. (Corona: 1947: 29-31). 89 Las formas de estas vasijas ceremoniales, podrían ser cajetes con pestaña basal y decoración grabada y pintada, vasijas de cuerpos esféricos y cuellos altos de paredes verticales que tienen decoración esgrafiada y pintura roja en bordes y soportes. También aparecieron, aunque con menos frecuencia, molcajetes de base anular, que en ocasiones tienen pestaña basal. (Corona: 1947: 29-31). Así mismo, Corona Núñez mencionó la existencia de figurillas de barro parecidas a las del período tolteca del centro de México, denominadas “mazapa”, que representaban a su juicio, diosas. Corona describió a estas figurillas como sólidas y sólidas – huecas, moldeadas y modeladas, con un baño de pintura blanca o amarillenta sobre el cual se encuentran aplicaciones en color verde y negro. (Corona: 1947: 30-31). En base a esto y a otros resultados de sus exploraciones, Corona Núñez propuso tres períodos de ocupación para el sitio de “Los Toriles”, basándose principalmente en las tres etapas de ocupación del templo redondo (“Pirámide o templo de Quetzalcóatl”). Estas etapas de ocupación las denominó “Período Teotihuacano Clásico”, “Período Tolteca” y “Período Tardío” este último tendría características netamente locales), asignando la mayoría de los tipos locales a las dos últimas fases de la ocupación. (Corona: 1948). El tercer análisis fue realizado en 1990 por la pasante de arqueología, Xochiquetzal Niño Calixto, sobre el material cerámico de la temporada 1988-1989 del sitio de “Los Toriles”, publicándose algunos avances en 1994. (Niño: 1994). En este análisis se determinó que la cerámica encontrada en el sitio (tanto a nivel superficie como de excavación) era fundamentalmente de origen doméstico, con presencia de ollas, comales con asas, jarras, tecomates, molcajetes trípodes con soportes zoomorfos, molcajetes trípodes con soportes globulares huecos, molcajetes trípodes con soportes cilíndricos y de botón, molcajetes trípodes con soportes cónicos con perforaciones laterales y molcajetes con soportes anulares, así como formas rituales como sahumadores y braseros. Según Niño Calixto: “…el material cerámico nos refleja, una sola fase de ocupación, ya que es homogéneo en todo perfil estratigráfico.” (Niño: 1994: 43). Niño Calixto también hizo notar, la combinación de técnicas del inciso y del esgrafiado con la pintura en la decoración cerámica. Los colores más utilizados en esta, son el naranja, el marrón, el rojo, el blanco y el negro. (Niño: 1994). 90 Niño reportó también la presencia de figurillas tipo mazapa, que presentan restos de pintura roja y azul sobre un baño crema y bayo. (Niño: 1994). Los tipos identificados en este análisis fueron: MONÓCROMOS: a) Sencillo  Rojo, Café, Negro y Crema b) Esgrafiado  Rojo, Café y Negro c) Crema POLÍCROMOS:  Marrón y Negro sobre Crema  Marrón, Naranja, Rojo y Negro sobre crema El último análisis fue realizado por la arqueóloga Lorena Gámez Eternod en 1995, publicándose los resultados en 1996. Gámez utilizó para su análisis, parte del material arqueológico que se obtuvo durante los trabajos de 1988-1989 en el sitio de “Los Toriles”, Ixtlán del Río, Nayarit. Este material, en palabras de Gámez, “…representa una pequeña muestra que se encontraba almacenada en la bodega del Museo Regional de Nayarit, que no había sido sometida a estudio. Se analizó e identificó el material que finalmente quedaría integrado a un muestrario.” (Gámez: 1996: 3). En su estudio Gámez Eternod presenta los tipos cerámicos del sitio de “Los Toriles”, asociándolos a dos períodos, apoyándose para ello, en los tipos propuestos en los trabajos y descripciones de C. W. Gifford en la región de IxtlánAhuacatlán, (Gifford: 1950) y de G. L. Grossup en el sitio de Amapa, en la costa norte de Nayarit. (Grossup: 1976: 211-272). De esta forma, Gámez propuso que para el sitio de “Los Toriles”, se presentaron dos periodos de ocupación: 91 El primer período, es denominado Período Medio y que se propuso del 750 al 1250 d. C., lapso que coincidirá con el Epiclásico y el Posclásico Temprano del Centro de México. El segundo período se denominó Período Tardío con una temporalidad que fue del 1250 al 1530 d. C. Para cada período, Gámez asignó diversos tipos cerámicos cuya existencia y descripción, había propuesto Grossup en 1964 y en 1976 para el sitio de Amapa. (Grossup: 1976: 211-272). Las formas cerámicas más comunes, asociadas a los tipos propuestos, fueron en opinión de Gámez, cuencos, cajetes, tecomates, ollas, braceros, vasos, molcajetes de base anular, molcajetes trípodes con soportes zoomorfos y con soportes cónicos perforados, platos cazuelas, etc. (Gámez: 1996: 3-9). Así pues, los períodos y los tipos asociados por Gámez para el sitio arqueológico de “Los Toriles”, fueron: PERIODO MEDIO: (750 – 1250 d. C.) MONOCROMOS: a) Tipo Cerrito Esgrafiado  Cuencos sencillos con base cóncava b) Tipo Tuxpan Esgrafiado  Cuencos sencillos con base cóncava c) Tipo Café Pulido Calado  Ollas de cuello corto d) Tipo Blanco caedizo sin engobe  Braseros en forma de cuencos y vasos de pared recta divergente BICROMOS: a) Tipo Blanco sobre Café  Molcajetes de base anular y molcajetes de soportes zoomorfos b) Tipo Rojo sobre Café  Molcajetes de base anular y molcajetes de soportes zoomorfos 92 c) Tipo Botadero Negro sobre Bayo  Molcajetes de base anular y platos d) Tipo Mangos Esgrafiado  Cuencos sencillos POLICROMOS: a) Tipo Rojo y Blanco sobre Naranja Inciso  Cuencos sencillos b) Tipo Cerritos Polícromo  Cajetes, molcajetes y paltos c) Tipo Botadero Inciso  Cuencos d) Tipo Blanco y Rojo sobre Crema Esgrafiado  Tecomates PERIODO TARDÍO (1250 – 1530 d. C.) MONOCROMOS: a) Tipo Monócromo Tardío  Ollas y comales con asas b) Tipo Monócromo Esgrafiado Tardío  Ollas con bandas centrales c) Tipo Santiago Esgrafiado  Ollas BICROMOS: a) Tipo Rojo sobre Café Tardío  Molcajetes trípodes con soportes cónicos perforados y ollas con cordón pellizcado horizontal 93 b) Tipo Ixtlán Blanco sobre Rojo  Ollas c) Tipo Negro sobre Naranja  Cuencos POLICROMOS: a) Tipo Otates Policromo  Ollas con cuencos rectos En esta tipología, Gámez relacionó los tipos Botadero Negro sobre Bayo y Botadero Inciso, El Rojo y Blanco sobre Naranja Inciso del Período Medio de “Los Toriles”, con el “Complejo Aztatlán”, que se extendió desde Durango, Sinaloa (Guasave, Culiacán y Chametla), Nayarit (Amapa y San Blas) y Jalisco (Huistla y Tomatlán). (Gámez: 1996: 8). Los tipos Café Pulido Calado y Blanco Caedizo sin engobe del mismo período de “Los Toriles”, Gámez los relaciona con los tipos de Alicia Calado y Abra Café Burdo de la fase Tollan, de Tula Hidalgo. (Gámez: 1996: 8-9) Para el Período Tardío, Gámez relacionó los tipos presentes en el sitio de “Los Toriles”, con sitios de la planicie costera y del altiplano nayarita. Un tipo en especial, el Ixtlán Blanco sobre Rojo, apareció no solo en la costa y el altiplano nayarita, sino también en el Valle del Tomatlán, Jalisco. (Gámez: 1996: 9). 7.2. Estudio Tipológico provisional del material arqueológico del sitio de “Los Toriles”, Ixtlán del Rio, Nayarit. Para la recolección de materiales de superficie del sitio de “Los Toriles”, realzado en 1967 por Rodolfo Castro Hernández, se empleó, como hemos referido, un muestreo sistemático realizado al azar y sin prejuicios, que intentaba averiguar el desarrollo del asentamiento en función de la frecuencia de la distribución de los posibles tipos arqueológicos presentes. Desafortunadamente, el muestreo realizado en 1967, se basó en un croquis que no se ajustaba completamente a la realidad del sitio, ya que el mapa topográfico de 94 “Los Toriles” no fue levantado en su totalidad sino hasta 1989 (Arana,1996: comunicación personal), así que esta circunstancia, aunada a la perdida de bolsas de material arqueológico de superficie y excavación (Pozos 11, 12, 13 y 15), le resta exactitud al universo de información recolectado. Contemplando estas circunstancias, nos propusimos definir los tipos existentes en el material arqueológico colectado en “Los Toriles” durante la temporada 1967 (tanto de superficie como de excavación) como primer paso para informarnos sobre el posible desarrollo, dinámica y características de las estructuras y grupos sociales que construyeron y habitaron “Los Toriles”. Para alcanzar esto, realizamos un análisis tipológico de los materiales que se encontraban en la antigua bodega de Prehistoria, apoyándonos tanto en la información bibliográfica existente sobre los materiales como en las investigaciones arqueológicas previas en “Los Toriles”. Como primer paso en la revisión y análisis tipológico, tomamos los materiales de superficie, que constaban de tiestos, fragmentos de figurillas antropomorfas, fragmentos de moldes, fragmentos de malacates o volantes para hilar, desechos de talla de obsidiana, basalto y pedernal, fragmentos de preformas líticas, fragmentos de navajas prismáticas y elementos diversos, comenzando a separarlos a fin de conformar grupos tentativos de características comunes, fácilmente distinguibles unos de otros. El siguiente paso fue el clasificar, de acuerdo con las características de esos grupos tentativos (ya lavados, marcados y separados), a los materiales de excavación, que constaban de tiestos, fragmentos, figurillas, desechos de talla lítica de pedernal, basalto y obsidiana y otros elementos diversos (ya lavados y marcados por capa, pozo, unidad y cuadro), a fin de obtener los mismos grupos y poder situar a estos, en un orden de sucesión cronológica. El último paso fue formalizar la estructura tipológica obtenida, en una descripción sistemática, fácilmente identificable y operativa, capaz de situarse especial y temporalmente. En el caso de los materiales cerámicos, nos propusimos definir los tipos por medio del sistema Tipo-Variedad, para contar con un instrumento metodológico usado frecuentemente para situar las secuencias culturales en forma precisa, al asociar cronológicamente los materiales a fases, etapas y periodos específicos. 95 Este sencillo objetivo fue necesario, ya que, como hemos mencionado anteriormente, cuatro investigadores que han trabajado los materiales del mismo sitio, proponen cuatro tipologías cerámicas distintas. Para esto, retomamos las características propuestas para el Sistema Tipo Variedad, presentadas por los investigadores Florencia Müller Jacobs (Müller: 1978: 7-20 / Müller: 1979: 5-24), Román Piña Chan (Piña: 1993: 141-160 / Piña: 1976: 1-20) y Robert H Cobean (Cobean: 1990: 52-72), condensando los atributos de identificación de los materiales, en cinco características que serían: - Composición de pastas Acabado de superficie Color de superficie Forma de material cerámico Decoración existente En el caso de los materiales líticos, también nos propusimos identificar las categorías y los tipos existentes, ya que al parecer a diferencia del material cerámico, no contamos con ninguna propuesta tipológica sobre el material lítico de “Los Toriles”, pese a las investigaciones realizadas. Para esto, retomamos las características para una clasificación tecno-económica, basada principalmente en los trabajos de los investigadores Ángel García Cook (García: 1967), Roberto García Moll (García: 1977: 19-47) y Jesús Narez (Narez: 1990: 32-112), en los que los atributos de identificación de los materiales, se condensarían en cinco características que serían: - Materia prima Técnica de trabajo Uso probable Probable función especifica Forma genérica y/o particular Nuestra idea era ir preparando a la descripción del material en tipos fácilmente manejables, que pudiéramos identificar y situar cronológicamente por períodos, al comenzar la revisión del material arqueológico de excavación. A continuación, presentamos una clasificación provisional sobre el material cerámico y lítico de “Los Toriles” (temporada 1967), que se revisó y analizó en el Departamento de Colecciones: 96 Material cerámico: El material cerámico analizado se dividió por temporalidad, hallando que existían materiales de la época prehispánica y de la época moderna. Época prehispánica: Comprenden materiales de forma y funciones claramente diferenciados. Que son:  Fragmentos de paredes, fogones (“tlecuiles”) y pisos de barro, que provienen de las estructuras arquitectónicas del sitio.  Elementos diversos, tales como fragmentos de flautas, orejeras sólidas, “fichas” o tiestos recortados en forma circular, pelotillas o bolitas de barro, cuñas en forma de plátano para calzar grandes ollas de fondo hemisférico, fragmentos de vasijas miniatura (ollitas trípode).  Fragmentos o piezas completas de volantes de barro para tejido de fibras vegetales (“malacates”), que se presentan en forma biconica con incisiones o en forma plana, cilíndrica y de molde.  Fragmentos de figurillas zoomorfas, sólidas de molde.  Fragmentos de moldes cerámicos para figurillas antropomorfas, de tipo “mazapa”.  Fragmentos de figurillas antropomorfas, que presentan las variantes de tipos “mazapa” (planas, de molde y sólidas) y “mazapa mixto” (parte modeladas a mano y parte realizadas en molde). Estos fragmentos consistían principalmente en brazos, pies, tocados y cabezas. El tipo “mazapa” representan individuos jóvenes preferentemente de sexo femenino, que muestra ojos con pupila, boca abierta, tocados de bandas frontales decoradas con grecas, puntos y discos. Ostentan collares con pectorales redondos, orejeras sencillas y ocasionalmente narigueras de barra, escalonadas y otras. Las prendas más usuales son quezquemitl o camisas bordadas y faldas, aunque pueden estar desnudas o sólo con falda, aunque esta por lo general muestra gran riqueza en su decoración. Este tipo de figurillas ésta asociada a la fase Tollán en Tula (950 d. C. al 1150/1200 d. C) y en el Occidente, al complejo Aztatlán (700 d. C. al 1250 d. C) (Cobean: 1990: 506/Beltrán: 1991 44-45) (Ver Láminas 13 y 14). 97 Lámina 13.- Fragmentos de figurillas antropomorfas de “Los Toriles”, Ixtlán del Río, Nayarit, Temporada 1967 98 Lámina 14.- Fragmentos de figurillas antropomorfas de “Los Toriles”, Ixtlán del Río, Nayarit, Temporada 1967 99 Lámina 15.- Fragmentos de figurillas antropomorfas de “Los Toriles”, Ixtlán del Río, Nayarit, Temporada 1967 100 Lámina 16.- Distribución de fragmentos de figurillas antropomorfas y de moldes cerámicos en el sitio de “Los Toriles”, Ixtlán del Río, Nayarit, Temporada 1967 101 El tipo “mazapa mixto” combina moldeado con moldeado: presenta dos variantes que son, el “mazapa mixto sólido con cuello cilíndrico” y el “mazapa mixto hueco”. El “mazapa mixto sólido con cuello cilíndrico” se puede caracterizar por representar no solo a individuos femeninos sino individuos masculinos de rasgos típicamente mesoamericanos tales como gorros cónicos tipo yopitzontli (asociados generalmente a Xipe – Totec), narigueras lunares tipo yacamextli. Las cabezas de las figurillas están hechas en molde y en el cuello en cambio, es modelado y sólido. (Ver Lámina 13, K / Lamina 15, A, B, C). El “mazapa mixto hueco” en cambio, es posible distinguirlo por mostrar individuos femeninos cuyo rostro y tocado está hecho en molde y la figurilla en su conjunto, está hueca. (Ver Lámina 13, L / Lamina 14, A, F, I) Es de mencionarse, un fragmento de figurilla, encontrada en el punto 746 durante el recorrido de superficie de 1967. El fragmento muestra un rostro con collar y orejeras. La manufactura es de molde y presenta la boca abierta y mostrando dientes con los ojos tipo “grano de café” (Ver Lámina 14, J). Este fragmento muestra similitudes con figurillas de la Quemada y en especial con figurillas reportadas por el Dr. Román Piña Chan para el sitio de El Teul, en la fase Teul Tardío (800 d. C. al 1200 d. C.) (Piña: 1993: 309).  Tiestos de cerámica doméstica – ritual y ritual, que dividimos en: a) Tiestos de cerámica alisada y pintada (posiblemente ritual) que comprenden: i) ii) iii) Braseros cilíndricos de paredes verticales con aplicaciones cónicas. (Tipo “Reloj de Arena”) Braseros semiesféricos con aplicaciones con aplicaciones cónicas y soportes globulares huecos, posiblemente trípodes. Sahumadores con mango solido retorcido La pintura aplicada es blanca y la pasta usada es de textura media, arenosa, de color café con huellas de desengrasante vegetal con arena volcánica de color negro. 102 b) Tiestos de cerámica monocroma (posiblemente doméstica) cuyas formas son grandes ollas, de borde simple y borde reforzado como asas, comales con asas y molcajetes trípodes con perforación en la base de los soportes. Los principales colores presentes son engobes exteriores color café, naranja y rojo. La pasta usada es de textura media, compacta, con huellas de desengrasante vegetal, y presencia de partículas blancas, rojas y de arena volcánica de color negro. c) Tiestos de cerámica monocroma (posiblemente doméstica-ritual) cuyas formas principales son molcajetes trípodes de soportes de tipo “araña” y de tipo antropomorfo (en forma de pierna y pie). Los principales colores presentes son engobes exteriores de color café, naranja y rojo. La pasta usada es de textura media, compacta de color anaranjado, con partículas blancas y arena volcánica de color negro. d) Tiestos de cerámica monocroma (posiblemente doméstica – ritual) cuyas formas principales son pequeñas ollas globulares y cuencos ápodos y trípodes, que presentan un acabado pulido exterior con motivos geométricos esgrafiados. Los principales colores presentes son café, naranja, blanco y negro. La pasta usada es de textura media, compacta color naranja, con partículas blancas y arena volcánica de color negro. e) Tiestos de cerámica bícroma (posiblemente doméstica), cuyas formas principales son ollas y cantaros grandes y pequeños que tienen cuerpo globular, cuello recto divergente y bordes rectos divergentes. En cuellos y partes superiores de las vasijas, tenemos decoraciones que podemos agrupar en: i) ii) iii) iv) Motivos geométricos pintados en blanco sobre engobe café Motivos geométricos pintados en blanco sobre engobe rojo Motivos geométricos pintados en blanco sobre engobe naranja Motivos geométricos pintados en negro sobre engobe naranja La pasta usada es de textura media, compacta de color naranja, con partículas blancas y arena volcánica de color negro. f) Tiestos de cerámica bícroma (posiblemente doméstica – ritual), cuyas formas principales son cajetes ápodos, cuencos trípodes y ollas 103 pequeñas de forma globular, cuellos cortos y borde recto. Aquí encontramos varios tipos de decoración que podemos agrupar en: i) ii) Motivos geométricos pintados en negro sobre engobe café claro Motivos geométricos pintados en rojo sobre engobe café claro. La pasta usada es de textura media, compacta de color naranja, con partículas blancas y arena volcánica de color negro en los tipos i) y ii). g) Tiestos de cerámica policroma (posiblemente ritual o domestica – ritual) con forma de cajetes ápodos y cuecos trípodes, ambos de silueta compuesta, que presentan varios tipos de decoración, que podemos agrupar en: 1) 2) 3) 4) 5) Motivos geométricos pintados en blanco y en negro sobre el engobe exterior e interior de color anaranjado pulido Motivos geométricos pintados en negro, rojo y blanco, delineados con esgrafiados, sobre engobe color café pulido Motivos geométricos en rojo y blanco, delineados con esgrafiado sobre engobe color gris pulido Motivos geométricos pintados en café y rojo, delineados con esgrafiados sobre engobe color café claro o bayo pulido exterior, y decoración interior de motivos geométricos pintados en rojo, sobre engobe color café claro pulido Motivos geométricos pintados en café y rojo delineados con esgrafiado sobre engobe color blanco pulido exterior y ocasional decoración interior, de motivos geométricos pintados en rojo. En los casos de los tipos i), ii) y iii), la pasta cerámica utilizada era de textura fina, compacta de color café rojizo, con presencia de arena volcánica negra y partículas blancas y rojizas. En el caso de los tipos iv) y v), la pasta presente era de textura fina, muy compacta y de color blanco y muy poca presencia de arena volcánica negra. 104 Época moderna: Encontramos escasos fragmentos, todos tiestos cerámicos, a los que les fue posible dividir en diferentes tipos, que son: - Vidriado, monocromo, de color café. Sus principales formas son ollas y platos extendidos. La pasta cerámica usada es de textura media, de color naranja y sin desengrasante. - Vidriado, monocromo, de color anaranjado. Sus principales formas son ollas y comales sencillos. La pasta cerámica usada es de textura media de color naranja y con presencia de partículas blancas y de arena volcánica. - Vidriado, bícromo, motivos geométricos (bandas) de color guinda sobre fondo bayo verdoso. Sus principales formas son comales, cajetes y platos. La pasta cerámica presente es compacta, blanca y sin desengrasante. En base a todo lo anterior, proponemos la existencia de varios tipos cerámicos que tentativamente son: A) Tipo Abra de Ixtlán que comprendería los tiestos de cerámica alisada y pintada de blanco, con probables funciones rituales, de pasta media y arenosa. Las formas son braseros “Tlaloc”, braseros hemisféricos, ollitas miniatura. Este tipo es similar al tipo “Abra Burda”, variedad Tlaloc, de la fase Tollan, del sitio de Tula, Hidalgo, reportado por el investigador Robert H. Cobean. (Cobean: 1998: 423-426) (Ver Fotos 31 y 32). B) Tipo Monocromo Alisado Doméstico que comprendería los tiestos de cerámica monocroma, posiblemente doméstica, de pasta media, compacta, con formas como grandes ollas globulares, de cuello corto y recto divergente, de borde curvo divergente y de borde reforzado en ojiva, a manera de asa, comales planos, circulares, de borde reforzado y con asas (semejantes a los reportados para la fase Tollan, que va del 950 d. C. al 1150/1200 d. C.), así como los molcajetes trípodes de cuerpo recto divergente y soportes cónicos sólidos con perforación basal. 105 Este tipo contempla diversos subtipos que podemos denominar en base al color del engobe exterior, como: Tipo Monocromo Alisado Doméstico (Subtipo Café) Tipo Monocromo Alisado Doméstico (Subtipo Naranja) Tipo Monocromo Alisado Doméstico (Subtipo Rojo) (Ver Lámina 17 y Lamina 21) C) Tipo Ixtlán Patita que comprende a los tiestos monocromos de origen doméstico–ritual, cuyas formas principales son cajetes y molcajetes de tres soportes de pasta compacta, de textura media y color anaranjado. Este tipo contempla dos subtipos principales, que podemos nombrar en base a la forma de los soportes y al color del engobe usado: Tipo Ixtlán Patita (Subtipo Rojo) que cuenta soportes sólidos y cónicos alargados, similares al tipo “Araña” de Michoacán. Tipo Ixtlán Patita (Subtipo Café) que cuenta con soportes sólidos de forma antropomorfa, simulando muslo, pantorrilla, pie y dedos. (Ver Láminas 17 y 21). D) Tipo Monocromo Inciso que comprende a los tiestos de cerámica monocroma que presenta motivos geométricos esgrafiados (bandas, líneas, grecas escalonadas) sobre un engobe pulido a palillos, y que emplea pastas cerámicas compactas, de textura media y de color naranja y que posiblemente tenían usos domésticos-rituales. Las formas principales son pequeñas ollas globulares y cajetes que pueden ser apodos o trípodes. Este tipo contempla diversos subtipos que podemos denominar en base al color del engobe exterior, (Ver Láminas 23 y 24), como: Tipo Monocromo Inciso (Subtipo Café) Tipo Monocromo Inciso (Subtipo Naranja) Tipo Monocromo Inciso (Subtipo Blanco) Tipo Monocromo Inciso (Subtipo Negro) E) Tipo Ixtlán Bícromo que comprende tiestos de cerámica bícroma que presumiblemente son de carácter doméstico y que pertenecen a ollas y cántaros que están decorados con motivos geométricos (puntos y líneas, grecas, círculos, espirales, bandas) que están pintados sobre el engobe de las piezas. La pasta usada es compacta, anaranjada y de textura 106 media. Este tipo posiblemente sea el que se reporta como el “Santiago Blanco/Rojo” del Posclásico de Nayarit y de Jalisco (Mountjoy: 1978: 135). Este tipo contempla diversos subtipos que podemos denominar de acuerdo a la pintura blanca y al color del engobe exterior, (Ver Lámina 22), como: Tipo Ixtlán Bícromo (Subtipo Blanco/Café) Tipo Ixtlán Bícromo (Subtipo Blanco/Naranja) Tipo Ixtlán Bícromo (Subtipo Blanco/Rojo) F) Tipo Rojo sobre Bayo que comprende tiestos de cerámica bícroma que probablemente era de carácter doméstico, cuya forma principal era de cajetes ápodos y trípodes así como ollas pequeñas con decoración geométrica (bandas en el borde, líneas, espirales, grecas). Esta decoración está pintada en rojo u ocre. La pasta es compacta, anaranjada y de textura fina. Este tipo ha sido reportado como “Red –on-Buff”, “Red-rim-decorated”,”Tecuala Redon-Buff” y se le asocia a la tradición Aztatlan de la costa de Sinaloa y Nayarit (800 d. C.-1100 d. C.) y al complejo “Coyotlatelco” y “Mazapa” (Oliveros: 1976:54) (Ver Lámina 22). G) Tipo Negro sobre Bayo que comprende tiestos de cerámica bícroma que posiblemente era de carácter doméstico, cuya forma principal era de cajetes ápodos, con decoración geométrica (bandas, entrecruzados y líneas). Esta decoración está pintada en negro sobre el engobe. La pasta usada es compacta, anaranjada y de textura fina. Este tipo ha sido reportado por Isabel T Kelly como “Black-on-Buff” y asociado a la tradición Aztatlan y al complejo Chametla. (Kelly: 1938:77-79) (Ver Lámina 22) H) Tipo Ixtlán Tardío que son tiestos de cerámica bícroma que posiblemente era de carácter doméstico, cuya forma principal era de cajees ápodos y pequeñas ollas de cuerpo globular, con decoración, con decoración geométrica (banda en bordes, líneas, volutas y grecas gruesas). Esta decoración está pintada en negro sobre engobe. La pasta usada es compacta de textura media, de color naranja con 107 desengrasante de arena volcánica negra. El engobe exterior utilizado es de color naranja. (Ver Lámina 22) I) Tipo Ixtlán Polícromo que comprende tiestos de cerámica ritual o doméstica-ritual, con formas de cajetes con pestaña basal y soportes trípodes globulares huecos y ollitas trípodes, de cuerpo globular y cuello recto divergente. Dentro de este tipo cerámico es posible encontrar varios subtipos agrupados de acuerdo a la técnica de decoración y a la pasta usada de esta forma tendremos: Tipo Ixtlán Polícromo (Subtipo A) que muestra motivos geométricos pintados en blanco y delineados en negro, sobre el engobe exterior e interior de color anaranjado pulido, con pasta compacta, de textura fina y color café rojizo. (Ver Lámina 25) Tipo Ixtlán Polícromo (Subtipo B) que muestra motivos geométricos pintados en negro, rojo y blanco, delineados con esgrafiados, sobre el engobe café pulido, con pasta compacta, de textura fina y de color café rojizo. (Ver Lámina 25) Tipo Ixtlán Polícromo (Subtipo C) que muestra motivos geométricos pintados en rojo y en blanco, delineados con esgrafiados sobre engobe gris oscuro pulido, con pasta compacta, de textura fina y color café rojizo. (Ver Lámina 25) Tipo Ixtlán Polícromo (Subtipo D) que muestra motivos geométricos pintados en café y en rojo, delineados con esgrafiados sobre un engobe café claro o bayo pulido, y decoración interior similar al exterior sobre engobe color café claro o bayo pulido, con pasta muy compacta, fina y de color blanco (Ver Lámina 25) Tipo Ixtlán Polícromo (Subtipo E) que muestra motivos geométricos pintados en café y en rojo, delineados con esgrafiados sobre un engobe blanco pulido exterior y ocasional decoración interior de motivos rojos y geométricos, con pasta muy compacta, fina y de color blanco. (Ver Lámina 25) 108 Al analizar y clasificar el material cerámico que se extrajo de los pozos excavados en la temporada de 1967 y al correlacionar esta, con la información obtenida con la relativa a las capas estratigráficas inferidas y con los resultados del análisis de material de superficie, nos inclinamos a sugerir lo siguiente: 1) La existencia de dos períodos culturales para el sitio de “Los Toriles”, que por convención histórica, por uso y costumbre, llamaremos: “Ixtlán Medio” e “Ixtlán Último”. 2) El período de Ixtlán Medio correspondería tentativamente al lapso que va del 800/900 d. C. al 1100/1150 d. C. en él, existirían influencias culturales del complejo de Aztatlán (que abarcaría sitios de la región de la costa de Sinaloa, costa y altiplano nayarita), del altiplano de Jalisco (Complejos Cojumatlán-Chapala y Huixtla) y de la cultura Tolteca del Altiplano Central (Fase Tollan) y de la Chalchihuites del sitio de él Teúl (Fase Del Teúl Tardío) (Kelly:1938:18-77/Cabrero:1985:1340/Schöndube:1976:86-91/Noguera:1975:336378/Piña:1993:309/Cobean:1928:62-80). Los tipos que tentativamente asociamos a este período de Ixtlán Medio serían: - 3) Tipo Monocromo Alisado Tipo Ixtlán Patita (Aunque este no apareció claramente en el material de excavación) Tipo Monocromo Inciso Tipo Ixtlán Bícromo Tipo Rojo sobre Blanco Tipo Ixtlán Polícromo en los Subtipos B, C y D El período Ixtlán Ultimo corresponde tentativamente al lapso que va del 1100/1150 d. C. al 1250/1300 d. C. y allí, tendríamos influencias culturales de los altiplanos nayarita y jalisciense (Complejos Tizapán, Chapala y Huitzila) y de la Cultura Tolteca (Fase Tollan). (Cabrero: 1985:13-40/Schöndube: 1976:86-91/Weigand: 1993:21-23/Noguera: 1975:336-378/Cobean 1998:423-426) Los tipos que tentativamente asociamos a este período de Ixtlán Ultimo, serían: 109 - Tipo Monocromo Alisado Tipo Ixtlán Bícromo Tipo Ixtlán Tardío Tipo Abra de Ixtlán Tipo Ixtlán Polícromo de los Subtipos A y E (Aunque estos no aparecieron claramente en el material de excavación). (Para mayor información sobre el material cerámico y la tipología propuesta, sugerimos consultar el anexo A, -“Análisis de los materiales cerámicos de superficie y excavación”- y el anexo B, -“Pozos estratigráficos de la temporada 1967 del sitio de “Los Toriles”. Lámina 17.- Principales formas de tipos monocromos y bicromos alisados domésticos de “Los Toriles”, Ixtlán del Río, Nayarit, Temporada 1967 110 Lámina 18.- Ollas apodas bícromas (Negro / Rojo y Blanco / Anaranjado) con soporte basal cerámico de media luna; “Los Toriles”, Ixtlán del Río, Nayarit, Temporada 1967 Lámina 19.- Ollas apodas monocromas: “Los Toriles”, Ixtlán del Río, Nayarit, Temporada 1967 111 Lámina 20.-Cortes de bordes de ollas apodas monocromas domésticas alisadas; “Los Toriles”, Ixtlán del Río, Nayarit, Temporada 1967 a) Monocromo alisado doméstico b) Monocromo alisado doméstico c) Monocromo Ixtlán Patita Subtipo Rojo d) Monocromo Ixtlán Patita Subtipo Café e) Monocromo Ixtlán Patita Subtipo Café Lámina 21.-Cortes de bordes y paredes de molcajetes trípodes monocromos (tipos Alisado Doméstico e Ixtlán Patita); “Los Toriles”, Ixtlán del Río, Nayarit, Temporada 1967 112 a) b) c) Tiestos del tipo Ixtlán Bicromo (Blanco/Bayo, Blanco/Café, Blanco/ Naranja) a) a) b) Tiestos del tipo Bicromo Rojo / Bayo c) a) b) Tiestos del tipo Bicromo Negro / Bayo c) b) c) d) Tiestos del tipo Bicromo Ixtlán Tardío Lámina 22.- Tiestos de tipo bicromo de “Los Toriles”, Ixtlán del Río, Nayarit, Temporada 1967 113 a) b) c) e) f) g) d) h) Lámina 23.- Principales formas de tipos polícromos incisos (a, b, c, d) y monocromos incisos (e, f, g, h) de “Los Toriles”, Ixtlán del Río, Nayarit, Temporada 1967 Lámina 24.- Tiestos de tipo monocromo inciso de “Los Toriles”, Ixtlán del Río, Nayarit, Temporada 1967 a) b) c) d) e) f) Lámina 25.- Tiestos de tipo policromo inciso de “Los Toriles”, Ixtlán del Río, Nayarit, Temporada 1967 114 Foto 31.- Tipo Abra de Ixtlán, Nay. (Bordes y cuerpos de braseros – Superficie) Foto 32.- Tipo Abra de Ixtlán, Nay. (Cuerpos de braseros – Superficie) Foto 33.- Monocromo Alisado Domestico Foto 34.- Monocromo Alisado Doméstico (Fondos, cuerpos, soportes y bordes de Molcajetes) (Bordes y fondos de Molcajetes) Material de Superficie Material de Superficie Foto 35.- Tipo Monocromo Inciso (Bordes de Cajetes – Material de Superficie) 115 Foto 36.- Tipo Bicromo Rojo / Bayo (Cuerpos y soportes tipo sonaja) Superficie Foto 37.- Tipo Bicromo Rojo / Bayo (Bordes y fondos de Molcajetes y Cajetes) Superficie Foto 38.- Tipo Ixtlán Policromo (Bordes, cuerpos y soportes sonaja ) Superficie Foto 39.- Tipo Ixtlán Policromo (Bordes y cuerpos de Cajetes) Superficie Foto 40.- Cerámica Colonial Bordes y cuerpos– Excavación Pozo 11 , Capas I – II Foto 41.- Cerámica Vidriada –Siglo XIX y XX Bordes y cuerpos de Ollas y Cajetes Superficie 116 Foto 42.- Acabado Exterior Foto 43.- Acabado Interior Cuellos de Ollas del tipo Ixtlán Bicromo Blanco / Bayo – Excavación – Pozo 14 Foto 44.- Acabado Interior Foto 45.- Acabado Exterior Vistas de Molcajete trípode del tipo Monocromo Alisado Doméstico Excavación – Pozo 14 Foto 46.- Tiestos del tipo Abra de Ixtlán y dos fragmentos de figurilla tipo Mazapa 117 Foto 47.- Fragmentos de aerófonos (Silbatos y flautas) - Superficie Foto 48.- Fragmento de figurilla Mazapa Con nariguera de barra - Superficie Foto 50.- Fragmentos de barro cocido con improntas de varas (¿Paredes de fogones?) Foto 49.- Cerámica vidriada, siglo XX Superficie Foto 51.- Fragmentos de barro cocido con improntas de varas (¿Paredes de cuarto o techo?) Foto 52.- Ofrenda de Vasija Ixtlán Bicromo subtipo Blanco / Rojo, con huesos de liebre asociados a carbón - Excavación, Pozo 4, Capa III 118 Materiales Líticos. El material lítico encontrado, se dividió en principio por materia prima encontrándonos con materiales manufacturados en obsidiana (de color gris, verde grisáceo y roja), basalto gris, riolita, tezontle y pedernal. Recuérdese que la obsidiana es un mineral volcánico vítreo, de estructura compacta y de fractura concoidea que presenta aristas y bordes sumamente afilados y que tiene como origen los volcanes de “El Ceboruco” y “El Molcajete”. El basalto es una roca volcánica de diversos matices de gris, de grano fino y duro, que ocasionalmente presenta pequeños alveolados o cavidades. La riolita es también una roca volcánica eruptiva de grano fino y compacto que presenta colores claros que van del gris verdoso al amarillento. El tezontle o lava volcánica de color rojizo, es duro y de estructura compacta, ligera y cavernosa, que tiene su origen en las actividades eruptivas volcánicas locales y finalmente el pedernal o sílex, que es una variedad de cuarzo (que es un mineral cristalino) que presenta coloraciones variadas que van del gris, claro u obscuro al amarillo y que tiene estructura compacta y de fractura concoidea que presenta aristas y bordes afilados y que posiblemente provenía de los lechos de los cercanos ríos Chiquito y Ahuacatlán, que le traían como material de arrastre desde los yacimientos serranos. (Ramirez: 1968: 56, 57, 78-84, 102). Materiales de obsidiana Estos materiales se dividieron en desechos de talla (lascas primarias con corteza o cortex y lascas secundarias demasiado reducidas) preformas y artefactos definidos. Todos los materiales de obsidiana fueron tallados por percusión y/o presión. Se observó pulido por abrasión únicamente en los casos de las plataformas preparadas para núcleos prismáticos. El uso preponderante de la inmensa mayoría de los materiales de obsidiana fue el de corte. Así pues, tenemos: - Lascas primarias con cortex que son desecho de talla de preparación de núcleos prismáticos o de preformas. - Lascas secundarias que son desecho de talla de preparación de preformas - Lascas primarias con cortex, modificadas para servir de utensilios o artefactos, principalmente raspadores y raederas - Lascas secundarias, modificadas para servir de utensilios o artefactos tales 119 como raspadores, cuchillos y puntas de proyectil. - Fragmentos de navajas prismáticas, con talón y bulbo de percusión, que provienen de núcleos de plataforma preparada, plana y pulida. - Fragmentos de núcleos agotados, cilíndricos, que presentan en un extremo, evidencia de la plataforma preparada y pulida y del otro extremo una punta, que por lo general es roma. En los costados, se muestran huellas de las navajas desprendidas de percusión. - Preformas, principalmente de artefactos bifaciales (puntas de proyectil y cuchillos) que se descartaron por fallas en el trabajo de lasqueo por presión. Materiales de basalto Estos materiales se dividieron en desechos de talla (lascas primarias sin huellas de cortex y lascas secundarias demasiado reducidas) y artefactos bien definidos que son yunques o plataformas para percusión realizados por lasqueo por percusión y por presión, hachas de garganta completa así como de garganta incompleta realizadas por pulido así como metates y metlapillis (muelas o manos) así como tejolotes o manos de morteros y pulidores de pisos y paredes de barro o estuco. De esta forma tendremos: - Lascas primarias, sin cortex, que son desechos de talla de lasqueo y preparación de pequeñas plataformas planas para percusión o lasqueo por presión - Plataformas de superficie plana y cuerpo lasqueado, usadas probablemente como soporte para el trabajo de talla por presión para realizar artefactos bifaciales o para microlitos - “Tejolotes” o pequeñas manos de mortero que se usaban en los molcajetes de barro. Su forma es globular con un mango corto y cilíndrico. - Fragmentos de “metates” o morteros rectangulares de superficie plana que pueden ser sin soportes u ápodos o tetrápodos - Fragmentos de manos de metate o metlapillis, de forma rectangular de bordes redondeados - Pulidores redondeados o rectangulares, de pisos y paredes de barro - Hachas con acanaladura medial y proximal, de garganta completa e incompleta. 120 Materiales de tezontle (lava volcánica) Aquí se encontró un fragmento de escultura antropomorfa, de bulto, que representa un ser en posición sedente o acuclillada (Ver foto 71) Materiales de riolita Estos materiales son hachas pulidas de color gris o verde, del tipo que se llama “de garganta” y que sirven para tajar o cortar la madera, hacer trabajos agrícolas pesados o como arma. La acanaladura pulida que puede presentarse en la base o en la parte central sirve para que corran allí ligaduras que permiten su enmangamiento en mangos de madera sólida. La arqueóloga Constanza Vega Sosa reporta que: “…las hachas de garganta se encuentran por lo general en sitios determinados cronológicamente hacia fines de la época clásica y posclásica. La distribución de sus tipos permite suponer que las relaciones entre el SW de EU y el Norte de México se hacen a través de área Sonora-Chihuahua y de ahí se extiende hacia el área Centro Norte, Sinaloa-Cahita, Jalisco-Colima y Guerrero. (Vega: 1970:94)… Durante los trabajos de exploración llevados a cabo en Ixtlán del Río por Contreras en 1966, se encontraron hachas de garganta de los tipos 1, 2, 3 y 5, que en opinión de Contreras, corresponden a una de las últimas fases de la cultura de Occidente”. (Vega: 1970:95-96). Así pues, tenemos como material de riolita: - Hachas con acanaladuras medial y próxima, de garganta completa e incompleta, con parecido a tipos reportados para Chalchihuites, sitios de San Luis Potosí y SW de E. U. (Vega: 1970:101/Rodríguez: 1983:38-39). Materiales de pedernal o sílex Tienen su origen, probablemente en nódulos que las corrientes fluviales han arrastrado de yacimientos situados en cavidades y hendiduras situadas en las sierras cercanas. Estos nódulos son por lo general pequeños y son usados para obtener preformas y microlitos u artefactos miniatura (especialmente navajillas). De esta forma tenemos: - Lascas primarias con corte, que son desechos de talla de preparación de núcleos o preformas - Fragmentos de pequeños núcleos de pedernal 121 - Fragmentos de preforma, probablemente una punta de proyectil que tentativamente, se identifica como tipo “Hidalgo” (Maldonado: 1976:21) que se presenta en buena parte del territorio mexicano, Texas y SW de los EUA. (Maldonado: 1976:7). Foto 53.- Navajas prismáticas de Foto 54.- Lascas primarias obsidiana (Superficie) y secundarias de obsidiana Foto 56.- Núcleos prismáticas agotados de obsidiana Foto 58.- Perforadores de Obsidiana (Excavación) Foto 55.- Bifaciales de obsidiana (Excavación y superficie) Foto 57.- Raederas y raspadores de obsidiana (Superficie y excavación) Foto 59.- Lascas y navajas de obsidiana roja (Meca) 122 Foto 60.- Nódulos de obsidiana que presentan cortex Foto 61.- Manos de metate (Metlapilis) Foto 62.- Hacha de garganta y mano de metate (Superficie) (Superficie) Foto 63.- “Yunques” o plataformas de Foto 64.- Manos de mortero o tejolotes Percusión y lasqueo de basalto (Sup.) Foto 65.- Pulidores de basalto de basalto (Superficie) Foto 66.- Fragmentos de metates y y piedras de río (Superficie) morteros (Superficie) 123 Foto 67.- Hachas de garganta Foto 68.- Hachas de garganta (Superficie) (Superficie) Foto 69.- Hachas de garganta (Superficie) Foto 70.- “Yunques” de basalto y Foto 71.- Preforma de Foto 72.- Malacate de piedra verde hacha de garganta de riolita figura antropomorfa en forma de olla trípode (1.5 cms. (Superficie) de tezontle (Superficie) de longitud) Excavación (Pozo 14 Capa 1 – (Ver Anexo 2, pg. 82) 124 7.3. Comentarios sobre el material arqueológico. Casi todo el material arqueológico del sitio de “Los Toriles” que proviene de la temporada de 1967 es lítico y cerámico y denota una tradición cultural afín a las observadas en el altiplano jalisciense y a la costa de Nayarit y Sinaloa, además de ciertas particularidades relacionadas con los Altiplanos Centrales. Los únicos materiales orgánicos hallados, fueron en su caso, un fragmento de caracol marino (una punta con huellas de desgaste en el nacimiento de la columnella) hallado en el punto 297, en los límites del Conjunto A del Templo de Quetzalcóatl. Como referencia a esto, el investigador Beltrán Medina informa que: “…en el museo de Tepic se tiene una trompeta obtenida de un Strombus gigas, bellamente labrado proveniente de Ixtlán del Río, que muestra varios orificios perfectamente circulares (3 pequeñas y 3 más grandes) y diseños lineales y circulares en el borde del caracol. Esta especie es originaria del Mar Caribe….” (Beltrán: 1990:316). Los otros materiales orgánicos aparecieron en excavación, en el pozo N° 4, en la capa III y fueron diversos huesos semi-carbonizados, al parecer partes de las patas de una liebre –Lepus sp. ¿Callotis?- (Según opinión de la Bióloga Naqhueli Ruiz Fuentes del Departamento de Colecciones Biológicas de la Subdirección de Laboratorios y Apoyos Académicos del INAH, 1998), asociadas a restos de carbón y tiestos de cerámica quemada (una vasija globular) tipo Ixtlán Bícromo subtipo Blanco/Rojo, a manera de ofrenda. (Ver Anexo 2, foto 52). Esto es interesante, ya que la liebre es una especie que no es usual en el Valle de Ixtlán, sino de las regiones limítrofes de Jalisco o del altiplano nayarita al NW. También debemos mencionar aquí a las vasijas miniaturas que pertenecen a l tipo “Abra de Ixtlán” y que fueron encontradas en excavación en 1967, reportándose su hallazgo (Conterras: 1967:27) y que aparecieron por separado del resto del material en las antiguas Bodegas de Prehistoria. Dichas vasijas fueron halladas como parte de una ofrenda posiblemente constructiva, por Eduardo Conteras y Rodolfo Castro Hernández al restaurar el llamado “Basamento Piramidal de dos cuerpos” cerca del “Edificio Escuadra” situado al sur del sitio. Al excavar unos metros más adelante, en una escala de aproximación, se hallaron al parecer restos óseos y materiales cerámicos. 125 Foto 73.- Ofrenda reportada por Contreras en 1967, en el Montículo A (Montículo Piramidal), asociado al Edificio Escuadra en el sitio de “Los Toriles”, Ixtlán del Río, Nayarit (Excavación) Foto 74.- Platos miniatura con engobe negro como parte de la ofrenda reportada por Contreras en 1967, en el Montículo A (Montículo Piramidal), asociado al Edificio Escuadra. El material recuperado y analizado, consistía en 17 vasijas miniatura tipo Abra de Ixtlán, tres fragmentos de un brasero trípode tipo Abra de Ixtlán, dos platos miniatura con engobe negro y fondo convexo, así como varios fragmentos de navajas prismáticas de obsidiana gris verdosa (Ver fotos 73 y 74) 126 Dentro de estas vasijas miniatura, encontramos cinco que son del tipo que en el Altiplano se denomina “Vasija Tlaloc”, diez que representan probablemente deidades locales del agua y el resto son posiblemente representaciones sumamente esquematizadas de los tipos anteriores. Foto 75.- Vasija miniatura Tipo Abra Ixtlán Foto 76.- Vasija miniatura Tipo Abra Ixtlán Foto 78.- Vasijas miniatura tipo Tlaloc Foto 77.- Vasija miniatura Tipo Abra Ixtlán Foto 79.- Vasijas miniaturas tipo Tlaloc Lámina 26.- Vasijas miniatura tipo Tlaloc – Abra Ixtlán Foto 80.- Vasijas miniatura tipo Abra Ixtlán 127 Foto 81.- Vasija miniatura Andrógina tipo Abra Ixtlán Lámina 27.- Vasijas miniatura tipo Abra Ixtlán Estas vasijas presentan un acabado simple, sin engobe, que muestra rastros de un baño blanco. Los rasgos son representados al pastillaje y se presentan dos o cuatro apéndices laterales a modo de asas que posiblemente representan brazos. Los bordes están coronados por protuberancias cónicas a modo de coronas o pequeños coronas o pequeños cuernecillos. (Ver Láminas 26 y 27, fotos 75-81). Es importante recalcar que dentro de todo el conjunto de miniaturas, solo encontramos una que ostenta posibles rasgos femeninos (pechos y cabellera larga y suelta), pero que muestra una disposición diferente de los soportes trípodes, de tal modo que al verse de perfil la vasija, el soporte, el soporte central da la impresión de un órgano genital masculino erecto. (Ver Lámina 27, foto 81). Sobre los restos óseos y los materiales arqueológicos encontrados en la cala de aproximación del “Edificio Escuadra”, estos se agruparon por separado del resto, como fue el caso de la ofrenda de vasijas miniatura. Los restos óseos se encontraron y se almacenaron sin alterarlos ya que estaban literalmente despedazados y quemados dentro de una masa durísima de barro (posiblemente cosido por una gran hoguera). Sin embargo se pudo observar que eran en su mayor parte fragmentos de cráneos, dientes y huesos largos. Estos se encuentran en la Bodega del Departamento de Colecciones en Moneda 16, Centro Histórico del D. F. Finalmente, al realizarse el análisis del material arqueológico de excavación y de superficie que proviene de la temporada de 1967, nos encontramos con una situación similar a la de muchos sitios del Occidente de México, al encontrar que en el caso del material cerámico de superficie y de excavación, este correspondía en su mayoría a cerámica utilitarias (del 97 al 98%). 128 Esta situación es similar al caso de Tizapan el Alto Jalisco, donde los investigadores Meighan y Foote reportan que la cerámica hallada en el sitio y que corresponde al complejo Tizatlán es primordialmente doméstica (del 28 al 94%) (Schnöndube: 1976:86). Esto tal vez se pudiera explicar tentativamente con el hecho de la destrucción de los numerosos montículos del sitio y de que el material de relleno se dispersó por el área a consecuencia de la acción de los elementos así como de los trabajos agrícolas, pero al intentar situar espacialmente los elementos así como los tipos cerámicos que a nuestro juicio eran relevantes, siguiendo la idea original de Castro Hernández y obtuvimos algunas concentraciones de materiales en áreas específicas del sitio arqueológico (Ver Lámina 16 y Lamina 28, a). Aunque el declive, la explotación agrícola, el saqueo y las anteriores exploraciones arqueológicas pueden explicar estas concentraciones, también estas pueden estar asociadas a conjuntos arquitectónicos y a actividades socioeconómicas definidas tal y como puede ser el caso de la concentración de núcleos prismáticos de obsidiana agotados. Esta concentración del 56.3% del total de núcleos hallados en superficie, se encuentran al norte del sitio, en un espacio delimitado por varios montículos alargados y la ribera del río Chico (Láminas 08 y 09). Este hecho puede estar relacionado con los posibles talleres (Pozos 1 y 2 de la temporada 1967) que se encuentran aproximadamente a dos kilómetros al NW de allí, en la ribera opuesta al río Chico sobre una loma enfrente del sitio arqueológico sobre una loma enfrente del sitio arqueológico. Sobre este punto , al realizarse en el análisis del material de superficie y de excavación de estos puntos (fuera del sitio que se ha considerado del centro cívico – religioso de “Los Toriles”) se encontró que posiblemente esos puntos se encontraba un pequeño asentamiento contemporáneo y dependiente de “Los Toriles” que contaban con una pequeña zona de desperdicios líticos (basurero) que era parte de un pequeño taller de preparación de núcleos prismáticos (aprovechando bloques ya preparados, traídos probablemente de otros talleres y sitios de extracción) y de preformas bifaciales, que se preparaban aprovechan do grandes lascas secundarias de desecho. 129 Lámina 28.- Distribución de fragmentos de molcajetes monocromos en el sitio de “Los Toriles”, Ixtlán del Río, Nayarit, Temporada 1967 130 Lámina 29.- Distribución de fragmentos de comales monocromos en el sitio de “Los Toriles”, Ixtlán del Río, Nayarit, Temporada 1967 131 Lámina 30.- Distribución de fragmentos de tiestos polícromos en el sitio de “Los Toriles”, Ixtlán del Río, Nayarit, Temporada 1967 132 Lámina 31.- Distribución de fragmentos de núcleos prismáticos agotados en el sitio de “Los Toriles”, Ixtlán del Río, Nayarit, Temporada 1967 133 Lámina 32.- Distribución de fragmentos de bifaciales y raederas de obsidiana en el sitio de “Los Toriles”, Ixtlán del Río, Nayarit, Temporada 1967 134 Lámina 33.- Distribución de fragmentos de metates y manos de metates en el sitio de “Los Toriles”, Ixtlán del Río, Nayarit, Temporada 1967 135 Lámina 34.- Distribución de fragmentos de manos de molcajete, hachas de garganta y pulidores de riolita y basalto, en el sitio de “Los Toriles”, Ixtlán del Río, Nayarit, Temporada 1967 136 ANEXO 3 ANALISIS DE LOS MATERIALES CERÁMICOS DE SUPERFICIE DEL SITIO DE “LOS TORILES” Materiales de barro De los materiales de arcilla a evaluar, consideraremos a los tiestos, los fragmentos de figurillas antropomorfas y zoomorfas los fragmentos de moldes, los molcajetes y los trozos de bajareque cocidos. Tiestos: Sobre los tiestos colectados en superficie, encontramos 41865 fragmentos de vasijas. Estos fueron divididos en: - 22023 Cuerpos que estaban demasiado fragmentados y/o erosionados para determinar formas o realizar algún análisis, por lo que se desecharon. - 792 Bordes que estaban demasiado fragmentados y/o erosionados para determinar forma o realizar algún análisis, por lo que se desecharon. - 19050 Tiestos que comprendían soportes, cuerpos, bordes, asas y fondos que sí cumplían con los requisitos de tamaño, (un mínimo de 4 centímetros de longitud) y en buen estado, al conservar el engobe original interno y externo. Así pues, en el examen preliminar, desechamos 22815 tiestos que representaban el 54.50 % del total de la muestra original colectada, conservando un 5.50 % (19050 tiestos) para el subsecuente análisis. Los 19050 tiestos se pudieron dividir en la forma siguiente: - 18162 tiestos de vasijas monocromas domésticas, que representan el 43.38 % del total de la muestra original - 184 tiestos de vasijas monocromas domésticas-rituales que representan el 137 0.44 % del total de la muestra. - 620 tiestos de vasijas bícromas domesticas-rituales que representan el 1.48 % del total de la muestra. - 84 tiestos de vasijas polícromas domésticas-rituales que representan el 0.20 % del total de la muestra. Las composiciones de las categorías monocromas domésticas, monocromas domésticas-rituales, bícromas domésticas-rituales, y polícromas domesticasrituales fueron: Monocromos domésticos 9885 cuerpos de olla, de silueta globular - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - 23.61 % 4664 cuerpos curvo y divergentes y recto divergentes de cajetes y molcajetes - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - 11.14 % 1328 bordes de olla (sencillos y con reborde) - - - - - - - - - - - - - - - - 3.17 % 593 fondos reticulados de molcajetes - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - 1.42 % 557 soportes cónicos sólidos con horadación lateral basal de molcajetes trípodes - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - 1.33 % 465 bordes de comal extendido de asas - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - 1.11 % 464 bordes de cajetes y molcajetes - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - 1.11 % 206 asas de comal extendido de asas - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - 0.49 % Monocromos domésticos-rituales 110 bordes de cajetes ápodos con decoración esgrafiada - - - - - - - - - - 0.26 % 20 soportes sólidos con muesca basal lateral de forma cónica y de silueta compuesta, de molcajete trípode - - - - - - - - - - - - - - - - - 0.048 % 17 soportes cónicos huecos de sonaja con perforación basal lateral, de molcajete - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - 0.041 % 13 soportes sólidos con muesca basal lateral, de forma antropomorfa (rodilla, pantorrilla y pie con tres muescas señalando dedos) de Molcajete y trípode - - - - - - - -- - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - 0.031 % 9 megasoportes sólidos globulares de grandes ollas trípodes o tetrápodas - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - 0.021 % 8 soportes sólidos cilíndricos redondeados alargados (tipo araña) De molcajete trípode - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - 0.019 % 138 7 soportes sólidos hemisféricos-cilíndricos de molcajete trípode - - - 0.017 % Bícromos doméstico-rituales 325 tiestos (215 bordes y 110 cuerpos) de ollas pequeñas y cantaros Del tipo Blanco/Naranja - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - -- - - 0. 78% 136 tiestos (103 bordes y 33 cuerpos) de ollas pequeñas y cantaros Del tipo Blanco/Rojo - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - 0.32% 114 tiestos (102 bordes y 12 cuerpos) de ollas pequeñas y cantaros Del tipo Blanco/Café - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - 0.27% 25 bordes de molcajete y ollas pequeñas del tipo Negro/Naranja - - - - - 0.06% 13 bordes de cajetes y ollas pequeñas del tipo Negro/Bayo - - - - - - - - - 0.03% 5 bordes de cajetes del tipo Rojo/Bayo - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - 0.012% 2 bordes de cajete del tipo Negro/Gris - - - - - - - - - - - - - -- - - - - - - 0.005% Polícromos domésticos – rituales 36 tiestos (27 bordes y 9 cuerpos) del tipo Rojo/Guinda con esgrafiado Sobre Blanco - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - 0.08% 17 tiestos (10 bordes y 7 cuerpos) del tipo Negro, Rojo, Blanco con Esgrafiados sobre Café - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - 0.04% 9 tiestos (7 bordes y 2 cuerpos) del tipo Rojo, Blanco con esgrafiados Sobre gris - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - 0.02% 5 tiestos (5 bordes) del tipo Blanco y Negro sobre Anaranjado - - - - - - - 0.01% 11 tiestos (10 bordes y 1 cuerpo) del tipo Rojo, Café con esgrafiado Sobre blanco - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - 0.02% 6 tiestos (4 bordes y 2 cuerpos) del tipo Rojo, Café con esgrafiado y Decoración interna color rojo - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - 0.01% De esta forma tendremos que los tiestos cerámicos recuperados, se podrían dividir de la forma siguiente: 54.23% de tiestos pequeños y erosionados (posiblemente monocromos domésticos) 43.82% de tiestos monocromos domésticos 1.26% de tiestos bicromos. 0.69% de tiestos polícromos. 139 Fragmentos de figurillas Los fragmentos de figurillas encontradas, comprendían figurillas antropomorfas y zoomorfas, de manufactura moldeadas y modelada. Estos fragmentos se organizaron de la siguiente manera: - Se reporta un fragmento de figurilla antropomorfa, realizada al pastillaje y hueca, que muestra ojos tipo “grano de café”, posiblemente del período Ixtlán Temprano, del tipo Ixtlán (ver lámina ) - Se reportan 90 fragmentos de figurillas antropomorfas hechas en molde, que consistían en brazos, pies, cabezas y tocados. Estos fragmentos nos indicaron la existencia de tres tipos de figurillas que son: a) 74 fragmentos de figurillas planas que representan individuos jóvenes del sexo femenino que muestran ojos con pupila, boca abierta, tocados de bandas frontales decoradas con grecas, puntos y discos. Ostentan collares con pectorales redondos, orejeras sencillas y ocasionalmente narigueras. Las prendas más usuales son quezquehuitl o camisa bordada y falda, aunque pueden estar desnudas o solo con falda, aunque esta por lo general muestra gran riqueza en su decoración. Este tipo de figurillas es denominada tipo “Mazapa” y está asociada a la fase Tollan en Tula y en el Occidente al Complejo Aztatlán (700 1250 d. C.) (Cobean; 1990; 506 y Beltrán: 1991; 44). b) 16 fragmentos de figurillas que son variantes del tipo “Mazapa” al combinar modelado y moldeado. Tentativamente podemos clasificar 14 fragmentos en una variante que podemos llamar “sólida de cuellos cilíndricos”, que se caracteriza por representar no solo individuos femeninos sino individuos masculinos de rasgos típicamente mesoamericanos, (gorros cónicos tipo yopitzontli o narigueras lunares tipo yecamextli). También encontramos evidencia (2 fragmentos) de figurillas moldeadas huecas, con las características del tipo “Mazapa” c) El último fragmento, encontrado en el punto 746, muestra una figurilla realzada en molde, pero con influencias foráneas, ya que muestra similitudes con figurillas de la Quemada, Zacatecas. Los fragmentos de las figurillas zoomorfas encontradas fueron 6 y representan perros o coyotes que bien podrían ser juguetes o fragmentos de soportes de vasijas 140 trípodes. Fragmentos de moldes Los fragmentos de moldes encontrados fueron 6, 5 de barro cocido, de pasta café media con desgrasante de arena negra volcánica y 1 fragmento de pasta blanca media. Los moldes correspondían a figurillas antropomorfas. Malacates Los malacates o volantes de barro para hilado de fibras vegetales tales como algodón o ixtle también se encontraron en el sitio. Fueron reportados 6, 4 malacates de silueta redonda planos, con decoración de molde y 2 malacates de silueta redonda, bicónicos con decoración incisa. Los motivos decorativos son grecas, medios círculos y líneas. Los tamaños varían de 0.5 a 9 cms. de largo Trozos de bajareque cocido Fueron encontrados 46 trozos de barro cocido de color café, de diferentes tamaños, que muestran huellas o improntas de varas así como huellas de un aplanado de color rojo brillante. 141 ANEXO 4 ANALISIS DE LOS MATERIALES CERÁMICOS DE EXCAVACIÓN DEL SITIO DE “LOS TORILES”, NAYARIT Materiales de Barro Con respecto a los materiales cerámicos excavados en 1967 en los pozos 3, 4, 5, 6, 8, 9, 10 y 14, encontramos en el análisis realizado que: Pozo 3 (9E, 4, 6) Capa I Monocromo alisado Doméstico…………………………………529 Monocromo inciso subtipo Negro..………………………………..2 Monocromo inciso subtipo Café…………………………………...9 Ixtlán bícromo subtipo Blanco/Naranja……………………………3 -----Total 543 Capa II Monocromo alisado Doméstico…………………………………187 Monocromo inciso subtipo Negro..………………………………..1 Monocromo inciso subtipo Blanco………………………………...1 Ixtlán polícromo subtipo C…………………………………………2 Ixtlán polícromo subtipo D………………………………………..2 -----Total 193 Capa III Monocromo alisado Doméstico…………………………………..1 -----Total 1 Capa IV Monocromo alisado Doméstico…………………………………..1 -----Total 1 142 Pozo 4 (8E, 8, 4) Capa I Monocromo Inciso subtipo Blanco……..…………………………1 Ixtlán bícromo subtipo Blanco/Naranja……………………………3 Rojo sobre Bayo…………………..………………………………..1 Monocromo Alisado Doméstico………………………………….230 -----Total 241 Capa II Monocromo alisado Doméstico…………………………………183 Monocromo inciso subtipo Café..……………………..…………..2 Ixtlán bícromo subtipo Blanco/Naranja……………………………7 Ixtlán bícromo subtipo Blanco……….……………………………1 Rojo sobre Bayo..………………..………………………………..1 Bicromo Blanco sobre gris verdoso.………………………………1 Ixtlán polícromo subtipo C………………………………………..2 -----Total 197 Capa III Monocromo alisado Doméstico…………………………………67 Ixtlán bícromo subtipo Blanco/Rojo………………………………1 -----Total 68 Pozo 5 (6C, 7, 9) Capa I Monocromo Alisado Doméstico…………………………………..32 Monocromo inciso subtipo Café…….……………………………..1 Ixtlán bícromo subtipo Blanco/Café..………………………………1 -----Total 34 Capa II Monocromo alisado Doméstico………………………………..…1 -----Total 1 Capa III Monocromo alisado Doméstico……………………………….…1 -----Total 1 143 Capa IV Monocromo alisado Doméstico……………………………….…1 Rojo sobre Bayo.………………..………………………………..1 -----Total 1 Pozo 6 (6D, 8, 8) Capa I Capa II Monocromo Alisado Doméstico…………………………………..48 -----Total 48 Monocromo alisado Doméstico………………………………..…15 -----Total 15 Pozo 7 (7C, 8, 8) Capa I Monocromo alisado Doméstico………………………………….30 -----Total 30 Capa II Monocromo alisado Doméstico…………………………………31 -----Total 31 Capa III Cerámica Vidriada……………….…………………………………2 Monocromo inciso subtipo Negro…….……………………………..1 Ixtlán bícromo subtipo Blanco/Naranja……………………………1 Monocromo Alisado doméstico……………………………………96 -----Total 101 Capa IV Monocromo alisado Doméstico………………………………….48 Monocromo Inciso subtipo Blanco…….…………………………1 -----Total 49 144 Pozo 8 (6A, 2, 6) Capa I Monocromo Alisado Doméstico…………………………………..33 -----Total 33 Capa II Monocromo alisado Doméstico…………………………………10 Monocromo Inciso subtipo Café……….…………………………1 -----Total 11 Capa III Monocromo alisado Doméstico……………………………….…11 -----Total 11 Pozo 9 (4B, 8, 2) Capa I Monocromo Alisado Domestico………..…………………………17 Ixtlán bícromo subtipo Blanco/Rojo………………………………1 Bícromo Ixtlán Tardío……………..………………………………..1 -----Total 241 Capa II Monocromo alisado Doméstico……………………………….…19 Ixtlán bícromo subtipo Blanco/Café………………………………1 -----Total 20 Pozo 10 (3C, 9, 9) Capa I Monocromo Alisado Domestico………..…………………………33 -----Total 33 Capa II Monocromo alisado Doméstico……………………………….…35 Monocromo Inciso subtipo Café…..………………………………1 Ixtlán Polícromo subtipo B…………………………………………1 -----Total 37 145 Pozo 14 ( ) Capa I Monocromo Alisado Domestico………..…………………………17 Monocromo Inciso subtipo Café…..……………………………..12 Monocromo Inciso subtipo Blanco…..……………………………4 Monocromo Inciso subtipo Negro…..………………………………2 Ixtlán Bícromo subtipo Blanco/Rojo………………………………3 Ixtlán Bícromo subtipo Blanco/Naranja………………………….32 Ixtlán Bícromo subtipo Blanco/Café………………………………1 Bícromo Rojo sobre Bayo …………..……………………………..1 Bícromo Negro sobre Bayo…………..……………………………1 Bícromo Ixtlán Tardío……………..……………………………….3 Ixtlán Polícromo subtipo B …………..……………………………3 Ixtlán Polícromo subtipo C………..………………………………..1 Ixtlán Polícromo subtipo A………..………………………………..1 -----Total 693 Capa II Monocromo alisado Doméstico…………………………….….428 Monocromo Inciso subtipo Café…..……………………………...4 Bícromo Rojo sobre Bayo ………….…………………………...1 Bícromo Ixtlán Tardío……………..……………………………….1 (Foráneo)-Bícromo Rojo sobre Blanco.……………………………….1 -----Total 435 De los 1721 tiestos de excavación, encontramos que un 0.11 % son de origen colonial o moderno (acabado de vidriado de plomo) y que el restante 99.89 % son de un acabado de engobe pulido o alisado, de origen prehispánico. De esta forma, tendremos que los tiestos monocromos domésticos, representan un 97.68 % del total, mientras que las cerámicas bicromas o polícromas utilizadas para culto, ofrenda o status, representan respectivamente un 1.75 % y un 0.46 % del total. 146 Así tendremos que: Tipo de tiestos Monocromos Bícromos Polícromos Superficie (%) Excavación (%) 98.05 01.26 0.69 97.68 01.75 0.46 Incluimos en el porcentaje de tiestos monócromos de excavación a los tiestos monocromos incisos, por considerarlos domésticos, principalmente por sus formas (cajetes en su mayoría). Al revisar rápidamente las cifras de los materiales de superficie y excavación, encontramos que los porcentajes de las cerámicas monocromas domésticas (alisadas y esgrafiadas), no difieren mucho entre sí (98.05 y 97.68 %, respectivamente). En cuanto a las formas de los materiales de excavación, los podemos distribuir en los siguientes grupos: Cuadro por forma, cantidad y porcentajes del material cerámico de excavación Forma Molcajetes trípodes Comales con asas Ollas Cajetes esgrafiados Indeterminados (Cajetes, comales, molcajetes) Número 55 08 345 21 Porcentaje (%) 03.19 0.46 20.04 01.22 1250 72.63 147 8) COMENTARIOS GENERALES SOBRE LAS CARACTERÍSTICAS ARQUITECTÓNICAS DEL SITIO DE “LOS TORILES”. El sitio de “Los Toriles” consiste, como se ha dicho con anterioridad, de edificios agrupados en estructuras arquitectónicas que por lo general comprenden tres fases constructivas (A, B, C), que en lo fundamental son modalidades de una misma tradición cultural. Estas fases constructivas se podrían asociar tentativamente a los períodos de Ixtlán Medio (Fase constructiva A) para el 800/900 d. C. al 1100/1150 d. C. y al Ixtlán Tardío (Fases constructivas B y C, que fundamentalmente en opinión de Barrera son ampliaciones del sitio) para el 1100/1150 d. C. al 1250/1300 d. C. Estas estructuras se encuentran distribuidas por lo general de cuatro en cuatro, en función a conjunto de plazas, esto es a espacios arquitectónicos delimitados por edificios, que se organizan posiblemente en torno a un eje Este – Oeste cuyo centro es la “Pirámide Redonda de Quetzalcóatl” y los edificios adyacentes a esta. En opinión de R. Barrera, posiblemente la “Pirámide Redonda de Quetzalcóatl” estaba conectada por medio de cuatro calzadas de lajas que partían de sus cuatro escalinatas, en dirección noroeste, sureste y suroeste hacia otros conjuntos arquitectónicos rectangulares y a otras estructuras circulares, representando así los cuatro rumbos cósmicos del universo y el lugar central, punto focal de todos los rituales y espacio primigenio de la creación mítica, lugar sagrado por excelencia. (Barrera: 2000:16). Tenemos pues, un promedio de 14 plazas cuyos límites se sobreponen y que se comunican entre sí por grandes espacios. El conjunto de plazas organizadas en estrecha asociación con estructuras rectangulares que las delimitan (en un 30% y están orientadas en dirección Este Oeste) parece corresponder a una planificación meditada en torno a grupos sociales, de linaje o a festivales religiosos que giran en torno al ceremonial que indudablemente se preside en el templo redondo. Es curioso notar que este patrón que dispone de unidades que ostensiblemente están alrededor de un espacio común, cuyo centro interno es marcado por un altar de patio, sea contemporáneo al patrón residencial “grupo de casas” que fue vigente en Tula, durante la fase Tollán (900d.C. al 1250 d. C.). 148 Sobre este patrón de “grupo de casas”, el investigador Dan M. Healan, señala que durante las excavaciones en la parte noroeste de Tula grande, se encontró que en la parte residencial, las casas se hallaban agrupadas en grupos de tres o más, con pasillos y todas elevadas en plataformas, alrededor de un patio central. Cada patio tenía un altar central cuya forma era rectangular con muros en talud de la fachada. Estos agrupamientos residenciales tenían por lo general una sola entrada o acceso, en forma de letra “L” o escuadra. Por lo general, en las casas, existían hogares de piso. (Healan: 1982: 129, 130, 131, 134). Podríamos proponer que este patrón fue adoptado por los grupos culturales asentados a lo largo del río Lerma Santiago y que aceptaron la influencia tolteca entre las fases Corral y Tollán. Esto podría sustentarse con la presencia de altares de patio, columnas y banquetas, fogones de piso, pero sobre todo, por la existencia de un elemento típico de este patrón, la presencia del elemento arquitectónico en forma de escuadra o de “L”. Ejemplo de esto podría ser la presencia de un tipo de conjuntos habitacionales, denominado “N° 1”, presente para el Posclásico Temprano en los sitios arqueológicos del noroeste de Guanajuato. Este tipo de conjunto, consiste en una plataforma en forma de “L” con un conjunto de cuartos arriba y se presenta de manera independiente o acompañada de una estructura piramidal ubicada de un costado, lo que origina en este caso, la formación de una plaza. (Ramos et al: 1993. 43, 45) (Ver Lámina 35, figura a). La presencia de la plataforma habitacional en forma de “L”, no solo se limita a Guanajuato y al sitio de “Los Toriles”, sino también a varios asentamientos arqueológicos del Posclásico Temprano del altiplano nayarita, como sería el caso de los sitios de la “La Laguna” y “Poblado de Calera de Cofrados”, que se encuentran en el municipio de Tepic (Zepeda: 1992:22/Zepeda et al; 1991:36). Así mismo aparecen varias plataformas en forma de “L” en el sitio de “San Blas-3” en la costa nayarita, que posiblemente pertenecía al Complejo Santa Cruz, que es del Posclásico Temprano. Mountjoy: 1970:47) (Ver Lámina 35, figura a y Lámina 36). Por último es necesario remarcar que en el sitio de “Los Toriles”, no se han encontrado (al menos todavía) evidencias de juago de pelota, de grandes basamentos piramidales, de estatuas y estelas de piedra con clara iconografía tolteca. 149 Lámina 35.- Plantas de conjuntos habitacionales prehispánicos de sitios arqueológicos del noroeste de Guanajuato y del Altiplano Nayarita (Ramos de la Vega, 1993 / Zepeda, 1992) 150 Lámina 36.- Planta de asentamiento arqueológico del sitio San Blas-3, de la Costa Nayarita (Mountjoy, 1970) 151 Lámina 37.- Planta del fogón cuadrado del Montículo “C”, , Ixtlán del Río, Temporada 1988-89 152 Lámina 38.- Plantas y cortes de los Edificios “C “y “D” , Ixtlán del Río, Temporada 1988-89 153 Lámina 39.- Cortes de los fogones A y B del Montículo “F”, Ixtlán del Río, Temporada 1988-89 154 Lámina 39.- Plantas de los fogones del Montículo “E”, Ixtlán del Río, Temporada 1988-89 155 Lámina 38.- Planta y corte del Edificio “B”, Ixtlán del Río, Temporada 1988-89 156 Lámina 39.- Planta y corte del Edificio “E”, Ixtlán del Río, Temporada 1988-89 157 Lámina 40.- Planta General del Edificio “A”, Ixtlán del Río, Temporada 1988-89 158 Lámina 38.- Planta y perspectiva del Edificio “B”, Ixtlán del Río, Temporada 1988-89 159 9) ANÁLISIS GENERAL DE LA INFORMACIÓN ETNOHISTÓRICA, ETNOGRÁFICA Y ARQUEOLÓGICA DISPONIBLE SOBRE EL SITIO DE “LOS TORILES” Y LAS REGIONES ADYACENMTES. 9.1. Información etnohistórica: Sobre el tema, debemos remitirnos al trabajo de la investigadora Marina Anguiano, (Anguiano:1976:345-365/Anguiano::1992:139-145), donde se considera que las fuentes del siglo XVI que hablan de Ixtlán o Ispan, Iztatlán, Iztlán, que sería la “Visitación de 1525”, las relaciones de los Soldados-Conquistadores que acompañaron a Nuño Guzmán y las investigaciones del fraile Antonio Tello de 1530 a 1532, no discrepan en la información y si se complementan, coinciden o se asemejan. Por lo general, se considera que Ixtlán o Ispan, era un cacicazgo independiente que se encontraba en la Provincia de Ahuacatlán, que abarcaba el Valle de IxtlánAhuacatlán y áreas circundantes. Este cacicazgo lo conformaba la cabecera, que era el pueblo de Ixtlán y un pueblo sujeto, que era Michimiacapan. El cacicazgo de Ixtlán era regido por un anciano (Coal), que gobernaba con su hijo (Couautlatla). El pueblo de Ixtlán lo conformaban cerca de 280 familias distribuidas en 140 casas, que a su vez se distribuían en barrios. Los habitantes tenían vestidos de algodón y de pita de maguey y al menos una parte eran nahuatlatos (de habla náhuatl o mexicano corrupto). Estos practicaban la caza y la agricultura de maíz, y poseían huertas de árboles frutales. (Anguiano: 1992: cuadros 1 y 2). Otro autor como Fray Alonso Ponce, afirmaba que en su visita que realizó como Comisario general en 1587, en los poblados de la provincia de Ahuacatlán (Ahuacatlán, Xala, Ixtlán, etc.) se hablaba la lengua xuchipilteca o cazcana (Anguiano: 1992:1975). También es pertinente decir que el cercano cacicazgo o provincia de Xuchipil (que daba nombre a la lengua xuchipilteca) que se encontraba en la ribera NE de la cercana laguna de La Magdalena, tenía continuas guerras con los poblados de la provincia de Ahuacatlán. (Anguiano: 1992), a tal grado que “…los cuales fueron vencidos de los de Aguacatlán y los cautivaron y servían de ellos como de esclavos…” (Tello citado por Anguiano: 1992). El historiador Dávila Garibi reportó que al momento del contacto, que el cacique Goaxicaré del señorío de Xochitepetque (que se identifica con el de Xuchipil, conocido también como Guaxicar por Mota Padilla) que ubicaba en La 160 Magdalena, Jalisco, tenía capitanes y recaudadores de tributos en Ahuacatlán, Xala, Tetitlán, Ixtlán y Tequepexpan, poblados ubicados en la provincia de Ahuacatlán. (Gutierrez: 1974: 57). Por último es relevante la descripción que dio Fray Antonio Tello de la población de Ahuacatlán: “El pueblo de Ahuacatlán está dividido en dos parcialidades, que la una se llama Xuchipil y otra Aguacatlán …situado en un llano de un valle que tendrá seis leguas de largo; por medio de estas dos parcialidades pasa un río que las divide…” (Tello citado por Anguiano: 1992: 40). Esto podría ser indicativo de la existencia de dos comunidades lingüísticas y culturales que convivían en el mismo asentamiento, uno de filiación náhuatl y otro de probable filiación xuchipilteca. Esta lengua, se conoce también como coana, y Anguiano la asocia a un grupo cultural que habitaba al sur del Río Grande de Santiago, fundamentalmente en la provincia del cacicazgo de Guaxicar o Xuchipil o La Magdalena, Jalisco y que en ocasiones llegaba hasta el cacicazgo de Etzatlán. Anguiano cita que el investigador Carl O. Sauer pensaba que los coanos eran un grupo cora que se había asentado más al sur, que el resto de sus congéneres. (Anguiano: 1992: 172). Es importante aclarar que tanto Ahuacatlán, Ixtlán, Tepique (Tepic), Tetitlán, Xala, Mexpan, Ocotitlán, Guaxicar o Xuchipil, Etzatllán, Ahualulco, estaban en un antigua ruta de viaje y comercio que existía en el siglo XVI-XVII y que probablemente tenía un origen prehispánico y que se enlazaba con las rutas de viaje y comercio que comunicaban los poblados circundantes al Lago de Chapala y que comprendían las áreas que bordeaban el territorio de la hegemonía tarasca y que eran conocidas como la llamada “Provincia de Dávalos” (partes de Jalisco, Colima y Nayarit) (Feldman:1978a:63) (Ver Lámina 03). El investigador Lawrence H. Feldman opinó en base a la información etnohistórica que los pueblos de la provincia de Ahuacatlán estaban integrados en una red de intercambio que dependía de las rutas de viaje y comercio ya mencionados. Estos pueblos al estar integrados tenían mercados o tianguis, que de acuerdo a la información de Francisco Cortes, Coria y Paso y Troncoso, eran, según Feldman (Feldman: 1978b:141): 161 Mercado de Ahuacatlan: Productos: maíz, frijol, ollas, comales. Mercado de Xala: Productos: maíz, algodón, frijol, guajolotes, tomate y Jitomate, pepitas de calabaza. Mercado de Ixtlán: Productos: maíz, maguey, algodón. Mercado de Mexpan: Productos: maguey, algodón, mantas, miel, platos, Ollas, maíz y frijol. Mercado de Tetitlán: Productos: algodón, maguey, maíz, frijol, miel y Mantas. Feldman pensaba que el mayor centro de comercio foráneo en el sur del altiplano nayarita fue el mercado de Ahuacatlán. En este centro acudían mercaderes que traían plata de Cocula y Zapotitlán, cerámica, sal y conchas de la costa del Pacifico, algodón, etc. (Feldman: 1978b:144). Las rutas comerciales vigentes en 1520 que iban desde el interior de los altiplanos nayaritas y jalisciense a Ahuacatlán y desde el norte o sur a lo largo de la costa desde Iztapa, se combinaban con rutas como la que iba desde la costa nayarita hasta Tepic. (Feldman: 1978b:144). En el caso particular de Ahuacatlán y sus dependientes, Mexpan y Matactipan, elaboraban como producto de intercambio, comales. En opinión de Feldman, el tipo Santiago Blanco/Rojo (que catalogamos como Ixtlán Bícromo subtipo Blanco/Rojo) “…es común el área de Ixtlán, pudiendo ser manufacturado en Ahuacatlán-Mexpa…como sugerencia es posible que este tipo fuera especialmente apreciado para contener sal, por lo que posiblemente esta cerámica se producía para exportar, ya que la sal era obtenida en la costa y no por los habitantes de Ahuacatlán y Mexpa” (Feldman: 1978b: 141). En resumen, Feldman pensó que las rutas de intercambio existentes al menos para el siglo XVI, entre el altiplano y la costa nayarita, eran recorridas en su mayor parte, solo por bienes de lujo o de prestigio, que consumían los grupos dirigentes de los cacicazgos, ya que casi en todos los puntos, se encuentran los mismos bienes (cerámicas finas, conchas, metales, etc.). 162 Propuso asimismo, la existencia de esferas de influencia económica a lo largo de las rutas de viaje y de comercio. Estas esferas estaban compuestas de asentamientos que dependían de centros productores de bienes deseables, que serían los centros de cada esfera. Estás esferas eran posiblemente, Tepic – Quexipan – Iztapa – Mexpan – Ahuacatlán –Chila – Ixtlán y de los pueblos cercanos a Etzatlan. (Feldman: 1978b:144). También es importante recalcar que el testimonio etnohistórico señala la presencia de los coras y huicholes al Norte y Noroeste de Ahuacatlán, Ixtlán y pueblos vecinos, durante el siglo XVI. (Anguiano: 1992:172). Finalmente para mediados del siglo XIX, se informaba que para la región del SE de Nayarit: “…todas estas castas (indígenas y mestizos) ignoran su origen y de donde han provenido, pues algunos ancianos que al presente viven, solo dan noticia de que sus ascendientes eran de otros pueblos, lo cual concuerda con este y otras pueblos inmediatos, desde el tiempo de la gentilidad, servían para pasar el riguroso tiempo de aguas, las cuales finalizadas, se volvían a los veranos de la tierra mas baja…” (Meyer: 1948:16). 9.2. Información etnográfica: Sabemos que para la época del contacto, que los grupos indígenas que conocemos como coras y huicholes vivían no solo en la Sierra del Nayar, sino en los declives de la sierra y de la altiplanicie nayarita, sino también en la llanura costera y en los valles del altiplano nayarita. (Anguiano: 1992:147). Como todos los grupos indígenas que habitaban la región en la época prehispánica, ellos son los únicos que no han desaparecido, creemos que es necesario revisar rápidamente algunos aspectos de su cultura material y espiritual, que nos pueda dar información sobre el pasado de los habitantes del sitio de “Los Toriles”. 9.2.1. Coras Los coras son un grupo étnico de la familia nahua septentrional. Originalmente pertenecían a este grupo, los coanos, que habitaban lo mismo las llanuras que las barrancas. También los guaynamotas, los zayahuecos y los pinome o pinonuquia y que en la época colonial se llamaron totorame. Estos ocupaban las tierras bajas de 163 Nayarit (Galaviz: 1967:45). Actualmente los coras (autodenominados náayariite) junto con los huicholes, los tepehuanes del sur y los mexicaneros, habitan en la Sierra Madre de Nayarit. (Schieffer: 1985:114). Los coras viven como grupo social, en el seno de las familias extensas, donde la edad, el sexo y el parentesco sanguíneo y ritual, establecen una red de reciprocidad que se extiende por toda la vida de los individuos. Todos ellos conservan de manera arraigada, hábitos que giran en torno a sus creencias y al medio ambiente, aprovechando todos los recursos disponibles. Por ejemplo los coras hacen solo dos comidas diarias (una en la mañana y otra en la tarde) a base de maíz, chile, sal y en ocasiones frijol. La preparación doméstica de alimentos difiere de la preparación ritual, pues los coras preparan para ocasiones rituales, el maíz tostado sobre la lumbre para ofrendas, tamales de carne de venado o pescado, pinole de boutes (el llamado “Quelite de Castilla”) o pinole simple (Grimes: 1972:77/González: 1972:131). El maíz se toma cotidianamente, en forma de tortilla, pin ole (maíz molido finamente y tostado con sal en el comal) o simplemente tostado en el comal. También se usa maíz para preparar tejuino o tesgüino, bebida alcohólica elaborada con granos de maíz frescos que se dejan brotar, luego se muelen, agregándosele agua, para fermentar en grandes ollas de barro. Las proteínas son escasamente ingeridas, ya que solo en forma casual comen carne, huevo y leche, por ser estos productos frecuentemente destinados a la venta para los mestizos (González: 1972:21, 45, 102). Los coras adultos consumen entre ocho y doce tortillas diarias, sin tomar ninguna bebida con las comidas. Si viven cerca de los ríos o corrientes de agua, los coras consumen distintos tipos de peces y camarones. También se aprovechan para alimento, vainas con semillas verdes, que se denominan “guais” y se consumen secas y tostadas, nopales, tamales, tomates y jitomates, ciertas variedades de quelites y hongos, semillas o frutos de una planta llamada “huautle” de la que hacen “pinole de huautle”, frutas silvestres, etc. (Grimes: 1972:77/Gonzalez: 1972:143). La mayor parte de los asentamientos coras están en la zona cálida, cerca de los márgenes de los ríos. El clima de la región cora varía del tropical cerca de la costa al templado frío en las zonas de mayor elevación. Sus casas son de planta rectangular con materiales que cambian según la región en que se vive, pues las hay de paredes de madera, caña, adobe, piedra o de palos recubiertos de bajareque. Todas están techadas con zacate y pueden ser de dos o de cuatro aguas. 164 La actividad primordial de los coras es la agricultura y tanto en las zonas cálidas como en las templadas frías, se cultiva maíz, calabaza y frijol y en la parte baja de clima templado, los coras siembran también diversos árboles frutales. (Schieffer: 1985:114-115). Los coras no viven permanentemente en el mismo lugar. De hecho tienen dos residencias a las que acuden de acuerdo a las temporadas. Una son los denominados “ranchos de agua” o “ranchos”, situados en la cúspide de un cerro o en el fondo de una barranca, separados unos de otros por enormes distancias. Estos “ranchos” están rodeados de “cuamiles” o huertas arboladas situadas por lo general en las faldas de los cerros o de “veranos”, que son terrenos agrícolas que están próximos a los ríos y que se cultivan de enero a mayo (esto es, en época de “secas”, que va de enero a mayo) (Tellez: 1964:30-31). La otra residencia está en los “pueblos” donde cada familia posee una casa, pero van a vivir allí solo en las épocas de fiesta; pasada ésta, todos los coras emprenden el retorno para sus “ranchos de aguas” a trabajar activamente de marzo a octubre en sus “cuamiles”, ya que su ideal, es obtener de su “cuamil” el sustento indispensable para su familia, consumidora de maíz, frijol y chile. (Tellez: 1964:3031). Para los coras, su casa en “el pueblo”, constituye en realidad una residencia de descanso y de veraneo, pues van a ella a cumplir una obligación moral y religiosa, la asistencia y participación activa en “las fiestas” y para pasar algunos días de descanso. Por esta razón, cuando se llega a un pueblo cora en la época en que no se va a celebrar una fiesta, se le encuentra casi totalmente deshabitado. (Tellez: 1964:31-32). Entre los coras, las faenas agrícolas son celebradas con ceremonias especiales que para ellos revisten de gran solemnidad y que además tienen un profundo sentido religioso. (Tellez: 1964:31). Los coras también llevan a cabo fiestas que denominan “mitotes”, y que incluyen bailes, ceremonias, comidas y borracheras. En cada “mitote” (que siempre está relacionado con la agricultura y que se celebra por lo general en fechas que corresponden a momentos clave del ciclo agrícola, quema del coamil, siembra, presentación de los elotes y de las calabazas tiernas) hay “cantores” o chamanes, que presentan ofrendas de comida, bebida y flechas, además de cantar y elevar oraciones a los dioses del sol y de la lluvia, alternando con baile ritual, que invariablemente consiste en danzas circulares, alrededor del 165 “cantor” y de la fogata central. Los cantos de los mitotes narran los quehaceres de los dioses y sus esfuerzos por recrear el mundo. Al parecer existen “los mitotes de mayo” que tienen por objeto celebrar el solsticio de verano y tienen un carácter de ceremonia propiciatoria para obtener una buena temporada de lluvias, una buena cosecha, etc. Luego vienen los “mitotes de octubre” que son para agradecer los beneficios de las lluvias, la abundancia de las cosechas, etc. En todos estos “mitotes”, hombres y mujeres se embriagan como un hecho perfecta y absolutamente ritual, utilizando tesgüino o tequila, consumiéndose en ocasiones peyote. (Tellez: 1964:34, 122-124). Hay festividades bien definidas como “La fiesta de la Chicharra” celebrada en junio, la de “El crecimiento del elote y la calabaza” en octubre y la de “El esquite” que se celebra en enero, una vez pasado el año nuevo. (Schieffer: 1985:117). De junio a septiembre, todos los coras están ocupados con la agricultura, así que las ceremonias son breves, dirigidas fundamentalmente a solicitar protección a las necesidades de lluvia y cosecha. De septiembre en adelante, cuando la cosecha está asegurada en octubre o noviembre, hay abundancia de alimento para las ceremonias y fiestas de la estación seca (Hinton: 1972:97). La mitología cora es sincrética y consiste en una jerarquía de dioses, que se pueden identificar como: Tayao “El abuelo sol o abuelo fuego” que se confunde con Dios o Padre Tahás Es Venus o “el hermano mayor” que se confunde con el arcángel San Miguel en la región católica Tati “La madre tierra”, deidad del maíz y la vegetación, confundida con la Virgen María Tauta “La diosa del agua”, que tiene como lugar sagrado, a las cuevas Que serían los dioses principales o “tahaosimoa” y que se distinguirían de las divinidades como los “takuate”, que serían dioses menores, señores y amos, patrones de los cerros, de los arroyos y de los manantiales que pueden ser benéficos y que son diferentes a los espíritus denominados “serpientes negras” que moran en el río y que son maléficos y que de noche abandonan las aguas con el propósito de devorar a los hombres. 166 Ejemplo de esto, sería el relato cora de “Sutana Takua”, que es una deidad del manantial situado en un cerro vecino a la costa. Ella según la mitología cora estaría emparentada con “Cheri” o “Kieri”, la mujer sobrenatural que pierde o enloquece a los hombres. Según el relato, el que bebe el agua de Sutana o se lava con ella, adquiere el sexo contrario; es decir si es hombre se convierte en mujer y si es mujer en hombre. Este relato fue recogido por F. Benítez, al que el informante, Pilo (un chaman cora) contó, que su hermano se convertía en mujer durante la luna llena, por haberse lavado en el agua del arroyo de Sutana Takua. Al convertirse en mujer, tenía sexo femenino, menstruaba y los días restantes recobraba su condición varonil. Él logró curarse, recurriendo a cierto chaman que prescribió una ceremonia y una ofrenda de flechas de Sutana Takua. Sin embargo estando bajo el maleficio, engendró un hijo homosexual y su mujer, aun sabiendo la historia, lo abandono horrorizada. (Benitez: 1976) Para combatir a estos entes, los “cantores” deben invocar mediante ceremonias y ofrendas (como pinole crudo, pinole tostado, flechas, plumas de águila, algodón, etc.), la protección y la fuerza de los dioses principales como Hatzikan, “El lucero de la mañana” que extermina al mal con sus flechas sagradas. 9.2.2. Huicholes Los huicholes son un grupo étnico emparentado con el grupo yuto-azteca, que durante los siglos XVI y XVII fueron conocidos como uzare, usurita, usuquiles, vitzurita o tecol. (Anguiano: 1992:172). El nombre de huicholes significa según el investigador Lumholtz, “adivinos”, doctores y curanderos, nombres con los que los conocían los mexicanos, debido a que en su mayor parte, los huicholes practican la medicina. (Galaviz: 1967:45). Los huicholes (autodenominados wil-záari-taari) tienen nexos de la lengua, religión y costumbres con sus vecinos los coras (viven casi en las mismas zonas) y muchos de sus mitos son similares; pero contrasta extraordinariamente la timidez de los huicholes frente a la resolución de los coras. Los coras son pues, en muchos aspectos, altamente prácticos, mientras que los huicholes son muy emotivos y se distinguen por su espíritu creativo y contemplativo. (Galaviz: 1967:6). 167 Son seminómadas y practican la agricultura de roza-tumba y quema, sembrando maíz, frijol y calabaza. Sus casas son de forma rectangular, con paredes de carrizos entrelazados, piedras y lodo o adobe y techos de paja o zacate. Practican el mismo tipo de residencia que los coras, pero sus construcciones son más endebles y no tan cuidadas. (Schieffer: 1985:117-118). Celebran al igual que sus vecinos y parientes, los coras, fiestas de carácter propiciatorio, “mitotes”, peregrinaciones rituales y ceremonias, pero las más significativas son las de los ritos agrícolas para Nekawe, la diosa de la fertilidad, el ciclo del peyote, “La Fiesta de Maíz Tierno”, la “Fiesta de los Jilotes”, la “Fiesta del Maíz Tostado”, la “Fiesta de las Calabazas Tiernas”, la “Fiesta de la Curación de la Tierra” y especialmente la que se hace para la petición de lluvias. (Schieffer: 1985:121). Cerca de sus “ranchos”, es usual que se encuentren los templos donde se adora y se ofrenda a los dioses. Estos frecuentemente, están en una elevación que denomina a los alrededores, prudentemente a distancia de los “ranchos” huicholes. Solamente entre los huicholes existe una arquitectura religiosa compleja, que consiste en un templo (“tuki” o “calihuey”) y una serie de adoratorios más pequeños (“xiriki”) que lo rodean. (Schieffer: 1985:117-118/Lumholtz: 1967: II: 29). Alrededor del templo y sus adoratorios, por lo general hay varias casitas de la planta circular o cuadrada, que sirven de habitación a los oficiantes durante las fiestas. Cuando no hay fiestas, están desocupadas, ya que por regla, los huicholes no acostumbran vivir junto a los lugares consagrados al culto. (Lumholtz: 1967: II: 53). Estos templos huicholes (denominados también “toquipa”) tienen comúnmente, entradas que van al Este y un fogón u hogar (“aro”) reservado para el fuego que solo en las fiestas se enciende. Este fogón, está situado en el centro del piso del templo y usualmente es circular, sobresaliendo los bordes del suelo. Mientras la fiesta dura, se conserva encendido el fuego. Frente a cada templo, siempre hay un espacio cuadrado y abierto para las ceremonias, comilonas, bailes y borracheras. Este espacio cuenta con una fogata central. (Lumholtz: 1967: II: 53-54). 168 Junto a los templos existe un cierto número de adoratorios en los que se depositan objetos simbólicos en honor a los dioses (flechas, escudos, cuernos de venado, plumas, jícaras votivas o “rukuli”, etc.) que se desechan como cosas sin valor luego de cinco años, arrojándolas al suelo, en el interior del adoratorio. (Lumholtz: 1967: II: 53-54). Como ofrenda, se presenta comida en las ceremonias, principalmente tamales de maíz sin sal, masa de maíz o bolas de maíz tostado, tesgüino de maíz o sopa de venado o res, pescado, carne de venado o res o frijoles. (Grimes: 1972:77). El tesgüino o tejuino que los huicholes consumen en sus mitotes, está preparado en base de maíz prieto que es tostado, molido con agua y piloncillo, preparado por infusión y fermentado con grandes ollas de barro. (Tellez: 1964:123). Es de llamar la atención el consumo de bebidas alcohólicas, ya sea por vicio, ya como hecho obligado en los ritos religiosos (Grimes: 1972:77). La mitología huichola es altamente complicada y a las deidades se les llama en términos de parentesco, como “Nuestro Abuelo Fuego”, “Nuestro Abuelo Sol”, “Nuestra Madre Tierra”, “Nuestras Tías” (la diosa de la Lluvia y la del Mar) y “Nuestros Hermanos” (el maíz y el peyote) y una de sus deidades sobresalientes es Nakawe, la diosa de la fertilidad (Schieffer: 1985:120). Sin embargo, los huicholes creen que la mayoría de los dioses y diosas son serpientes, que habitan por lo general en los manantiales y fuentes, que son lugares sagrados, pues identifican al agua con las serpientes. (Zinng: 1982: Tomo II: 277). Únicamente las diosas, en forma de seres maternales (“madres” o serpientes) suben al cielo con las nubes y descienden luego en forma de fecundante lluvia (Lumholtz: 1967: II: 57,231). Así pues, no es de sorprenderse que la lluvia tenga una gran importancia para los huicholes y que gran parte de sus rituales, tengan como fin fundamental, la obtención de agua. Pero lo sorprendente, es que en contraste con el México Central, no existe ninguna deidad masculina con el atributo de la lluvia, ya que su origen es el de la acción de las madres del Agua (terrestre y celestial) que se localizan en los diferentes puntos cardinales. (Furst et al1987:20). 169 Para mayor referencia sobre la visión mítica de los huicholes sobre la lluvia y las serpientes, debemos revisar el mito recogido por el investigador Robert Zinng sobre los amores ilícitos del hombre-serpiente con la esposa de un huichol, que se engendran la primera lluvia y a los primeros cantores curanderos (chamanes) de los huicholes. (Zinng: 1982: Tomo II: 247-250). El mito relata que uno del pueblo de la gente-serpiente (llamada “haiku” y que habita en el mar), se detuvo en una ocasión, a orillas de un manantial. En ese momento se acercó a una mujer huichol que iba por el agua. El hombre-serpiente dejó unas señales que atrajeron el interés y la atención de la mujer. A la quinta noche, la huichol soñó que conocería al ser que le había dejado las señales. Cuando a la mañana siguiente, la mujer huichol regresó al manantial, el hombreserpiente se le apareció como hombre huichol y tuvieron relaciones sexuales a partir de entonces, cada vez que la mujer iba por el agua. El marido huichol empezó a sospechar. Después de treinta días, la mujer huichol quedó embarazada del hombre-serpiente. El marido huichol pidió ayuda al Abuelo Sol para descubrir al amante de su mujer. Para evitar ser descubierto y para estar más cerca de la mujer, el hombre-serpiente se mudó del manantial a la cocina de la ranchería, donde vivió en una gran olla, ocultándose cada vez que llegaba el marido huichol. El marido con ayuda del Sol, descubrió al amante y con ayuda de los huicholes de una ranchería cercana, atacaron al hombre-serpiente que estaba oculto en una olla. El hombre-serpiente fue herido por las flechas de los huicholes pero logró escapar hasta un arroyo cerca del mar. Ya allí, descendió a su hogar, metiéndose en el agua. Allí empezó a tronar y se desató una gran tormenta que impidió a los huicholes dar alcance al hombre-serpiente. Éste se fue al fondo del agua a contarles a sus parientes sus desgracias. El agua prácticamente hirvió cuando de ella salieron cantidades de “haikú”, que fueron a la casa del marido huichol y la inundaron de agua. Ese mismo día, la mujer huichol dio a luz a su hijo. Ante eso, el esposo huichol, mato a su mujer y llevó el cadáver a un arroyo, arrojándolo para que lo hallara el hombre-serpiente. El cadáver se convirtió en un manantial de agua azul. El que bebiera de esa agua, se convertía en lobo. 170 La diosa Nakawé por petición del Sol intervino y ordenó que le fabricaran vasijas o jícaras votivas (“rukuli”) para ofrendarlas en el manantial, a fin de proteger a los huicholes de la contaminación de la gente-serpiente, como le paso a la mujer huichola y para poner fin a la sequía, que se había presentado por intervención de la gente-serpiente. Así se hizo, ya que los huicholes morían por falta de agua. Al ofrendarse, el agua del manantial se dividió en dos partes, una azul y otra blanca y de esa manera el agua fue domesticada, acabándose la sequía. El hijo del hombre-serpiente y de la mujer huichola, creció y se convirtió en huichol. No obstante pertenecía a la gente-serpiente por tener la mirada penetrante y la lengua bífida. Se convirtió en brujo, se caso y sus hijos llegaron a ser cantores y curanderos. Cuando se produjo nuevamente una terrible sequía, el Abuelo Sol pidió a los nietos del hombre-serpiente cantar. Al cantar, en su canto los niños recibieron la revelación de que el hermano mayor de su abuelo, el hombre-serpiente, estaba disgustado con los huicholes, pero si estos le hacían ceremonia y una ofrenda “rukuli” decorada con figuras de serpiente, otorgaría a los huicholes la lluvia. Así se hizo y llovió sobre el mundo. El abuelo sol bendijo a los nietos del hombreserpiente al igual que a los huicholes. 9.3. Información arqueológica: Sobre la información arqueológica, basada en los datos de las diferentes temporadas de trabajo y del análisis de los materiales del sitio de “Los Toriles”, podemos inferir que: I). Las características del sitio de “Los Toriles”, que consiste en estructuras rectangulares y circulares de lodo y piedra, agrupadas en conjuntos arquitectónicos, planificados y que presentan dos etapas constructivas revelan: a) La importancia que los constructores de “Los Toriles” le dieron a la ubicación del sitio, ya que el conjunto arquitectónico domina el valle y los cauces del agua que comunican a los altiplanos jalisciense y nayarita. El sitio asimismo está rodeado de vestigios de antiguas terrazas agrícolas y de pequeños asentamientos, en las laderas de los cerros y montañas cercanas. 171 b) La existencia de una sociedad indígena que no sigue la tradición cultural anterior (“tumbas de tiro”), que sigue patrones culturales afines a Jalisco, Costa de Sinaloa y Nayarit, Altiplanos Centrales y que cuenta con excedentes económicos que le permiten organizar la planeación, construcción, mantenimiento y expansión por etapas de un importante conjunto de edificios. c) La presencia de un grupo de especialistas que previamente planificaron y supervisaron la construcción de edificios, de acuerdo a normas mesoamericanas bien establecidas (plazas, edificios-altar central), que revelan conocimientos y posibles contactos con otros pueblos contemporáneos, junto con una autoridad y poder manifiesto. d) Que las principales funciones de los edificios son públicas, esto es, requieren la presencia de grupos de individuos que utilizan los espacios abiertos (plazas), que deambulan por vías bien definidas (calzadas de lajas y banquetas) y que presencian eventos que ocurren dentro de edificios (que están abiertos y sostenidos por columnas e iluminados por fogones de piso) que miran por regla, a los espacios abiertos. II). Las características del material arqueológico asociado a las estructuras del sitio de “Los Toriles”, revelan: a) Que al menos una parte de los recursos disponibles en el área, eran aprovechados de manera intensiva por la sociedad que construyó “Los Toriles”, como el caso de los yacimientos de obsidiana, de arcilla y de caolinita, así como los depósitos naturales de cobre, plata, pedernal y basalto. El taller reportado por Castro Hernández en las inmediaciones del sitio, se ocupaba de preparar los núcleos prismáticos para extraer navajas prismáticas. En el propio sitio es posible que se realizaran trabajos de lasqueo en pedernal y basalto y aún de modificar lascas secundarias de obsidiana para obtener herramientas tales como cuchillos, raederas y raspadores. Aunque no se hayan encontrado evidencias de talleres de fundición de metales, Corona Núñez reportó que: “…han sido descubiertos por distintos campesinos, lugares de molienda de metal, consistentes en unas piletas de piedra, planas en el fondo y lajas en los contornos, con piedras esféricas pesadas 172 que sirvieron de morteros y rastros de piedras de mineral, por lo que se puede deducir que había orfebres aquí (en la localidad de Ixtlán del Rio)…” (Corona: 1972:22). Incluso la presencia de moldes de barro para producir figurillas tipo mazapa en el sitio, nos hace pensar en que tal vez cerca del sitio, hubiera talleres cerámicos. b) Asimismo hay evidencia de que al menos una parte del excedente económico, se utilizó para conseguir objetos foráneos, tales como caracoles marinos, mica y cerámicas finas provenientes de Sinaloa, Jalisco, Costa Nayarita y del Altiplano Central. c) Que contrariamente a lo pensado, no se hallaron en el sitio, grandes cantidades de bienes u objetos de prestigio (cerámicas polícromas finas, pen dientes, colgantes u otros adornos de jadeíta, joyas de oro y plata, tumbas suntuosas y monumentales, etc.) que denoten una acentuada estratificación social o una extensa ocupación de un sector privilegiado que viviera en el sitio. d) No se cuenta tampoco con acabados arquitectónicos asociados a materiales arqueológicos que denoten una separación tajante entre señores y sirvientes tal y como se aprecia en otros sitios del posclásico. e) Que el material predominante en el sitio, fácilmente podría tomarse como doméstico (cerámicas utilitarias como molcajetes trípodes cónicos con horadación basal, comales de asa y ollas con asa reforzada, instrumentos líticos y desechos de talla) asociados a figurillas cerámicas, puntas de flecha, malacates o volantes de barro para hilar fibras vegetales como algodón o ixtle, incensarios y ofrendas constructivas relacionadas con el agua o el fuego. f) La existencia de objetos que fueron elaborados localmente y que muestran técnicas, motivos y estilos que casi son idénticas con objetos foráneos, como son las navajas prismáticas de obsidiana, las figurillas tipo mazapa, los braseros tipo Tlaloc, o bien interpretaciones propias de conceptos foráneos, como es el caso de las vasijas miniaturas efigie, que no solo muestran ollitas tipo Tlaloc, sino representaciones diferentes a las conocidas común mente en Mesoamérica, como la ollita efigie que aparentemente 173 representa un ser andrógino, asociado al agua y a las serpientes, (ver Lámina 27, foto 81 ) posiblemente de un carácter similar a los seres mencionados en los mitos coras y huicholes de transmutación y cambio corporal. (páginas 166 y 167) g) La asociación de ciertas áreas del sitio con posibles actividades (talla o manufactura de instrumentos líticos) como es el caso de las plazas situadas al norte del sitio y su indudable relación con los pequeños asentamientos circundantes, de obvia naturaleza agrícola y/o artesanal. h) Sobre la producción de navajas prismáticas de obsidiana, es probable que “…las elites se encargaban de supervisar la producción y distribución de navajas prismáticas y bifaciales entre las poblaciones campesinas circundantes, como equipo instrumental, marcando así un intercambio entre un centro de producción y/o distribución y una serie de asentamientos de carácter agrícola…” (Información personal del investigador Alejandro Pastrana: febrero de 1998). 174 10. DISCUSIÓN Y CONCLUSIONES PRELIMINARES: Sobre el sitio arqueológico de “Los Toriles”, podemos proponer que este, se fundó en base a una situación geográfica y una situación política-económica de expansión y control (de naturaleza foránea), que le permitió el control del valle de IxtlánAhuacatlán, así como el paso entre los valles nayaritas y el altiplano jalisciense, situación que se manifestó sobremanera durante el auge de la influencia de Tula, durante el periodo que va del 900 d. C. al 1300 d. C., durante el Posclásico Temprano. De acuerdo a los materiales arqueológicos, el patrón arquitectónico y los testimonios etnológicos y etnohistóricos, podemos aventurar que el asentamiento arqueológico de “Los Toriles”, fue un centro ceremonial-administrativo, asiento de una organización política de tipo señorío, que contaba con muchos puntos de contacto con los mesoamericanos del altiplano, pero también con las cercanas poblaciones de frontera (Cultura Chalchihuite) así como los asentamientos culturales de Aztatlán (localizados en la zona costera del Pacifico y en los altiplanos jalisciense y nayarita), al tiempo que desarrollo una cultura propia. Es más podemos decir que a diferencia de los modelos mesoamericanos en relación a los patrones residenciales de las élites, el sitio de “Los Toriles”, las estructuras arquitectónicas (que consistían en el complejo altar central-plazaedificio abierto con fogón y columnas) cumplían los propósitos de un sistema de residencia estacional y temporal, no permanente, de seguro muy semejante al usado por los indígenas coras y huicholes actuales. Esto es, los edificios abiertos y con columnas que tienen acceso a las grandes plazas, probablemente solo eran usados en las épocas anteriores o posteriores a la recolección de la cosecha, cuando los habitantes de los asentamientos cercanos, (situados en las laderas de los cerros y montañas), bajarían y se reunirían por linajes o por clanes, para realizar festivales religiosos, que incluirían reuniones, danzas, comidas y borracheras rituales, ofrendas y ceremoniales propiciatorios o de agradecimiento, etc. Para esto, las plazas y las banquetas asociadas se utilizarían para bailes y procesiones rituales, en los altares centrales se realizarían ofrendas y rituales, y en los edificios abiertos con fogón y columnas, se efectuarían rituales, reuniones de los miembros de mayor rango del linaje, deliberaciones político-administrativas, se dormiría, e incluso se almacenarían los utensilios comunales para celebrar las 175 festividades religiosas. Estos instrumentos y objetos necesarios para las celebraciones, estarían presentes en el registro arqueológico de superficie en forma predominante, como las grandes ollas para fermentar tesgüino, cantaros para servir agua o bebidas embriagantes, comales para preparar tortillas o tostar pinole, molcajetes para preparar y servir la comida de los banquetes religiosos, bifaciales de obsidiana y microlitos de pedernal para preparar la ofrenda de flechas (ofrenda tal vez muy semejante a la preparada por los actuales coras y huicholes), navajas prismáticas para el sacrificio de sangre, hachas de garganta para cortar madera para la leña que debe arder continuamente en los fogones de los edificios y en los braseros rituales, así como las figurillas mazapa, de probable función ritual y las vasijas polícromas finas que serían tal vez, los antecedentes a las actuales vasijas votivas “rukuli” de coras y huicholes, que transmiten peticiones y solicitudes simbolizadas a los dioses. Es probable que muchos de estos materiales y enseres estuvieran colgados de los techos y paredes de los edificios, como lo serían los comales de asas y los molcajetes con horadación basal, cuyos orificios y asas permitirían el paso de cuerdas o cordoncillos de fibras de maguey. El resto del año, la mayoría de los edificios estarían vacíos y el sitio en su conjunto, estaría solo resguardado por una pequeña población permanentemente, que incluiría seguramente a la élite política-religiosa, a sus allegados y servidores, que se encargarían de dar mantenimiento y vigilancia al lugar, realizar las actividades rituales requeridas y cumplir con las funciones político-administrativas, de redistribución de bienes y servicios, control militar, ejercicio de sanciones, impartición de justicia , etc. Contemplando así el sitio de “Los Toriles”, el asentamiento arqueológico probablemente tuvo dos etapas constructivas que fueron: Etapa I: El sitio se fundaría posiblemente sobre un asentamiento anterior, que correspondería a la fase anterior, la denominada de “Las Tumbas de Tiro” (al considerar la presencia de tiestos monocromos domésticos en la capa IV del pozo 3 de la temporada de 1967). 176 La zona original correspondería, probablemente, solo al edificio redondo principal y a las estructuras adyacentes. En esta etapa, la influencia cultural principal, presente en los materiales cerámicos, (Tipo Ixtlán Patita, Rojo sobre Bayo, Monocromo inciso e Ixtlán Polícromo B, C,D) serían de los sitios chalchihuitas de El Teul y Las Ventanas y los sitios de la cultura Aztatlán de la costa del Pacifico y del altiplano jalisciense-nayarita. Esta etapa coincidiría con el periodo que se denomina “Ixtlán Medio” que iría del 800/900 d. C. al 1100/1150 d. C. Etapa II: Esta etapa tuvo probablemente dos momentos, correspondientes al Período de “Ixtlán Ultimo”, que iría del 1100/1150 d. C. al 1250/1300 d.C. Estos dos momentos, los llamaremos A y B. A) En este momento, que tentativamente situamos entre los 1100/1150 d. C. al 1200/1250 d. C., la presencia mesoamericana de los altiplanos centrales se hace evidente. Es probable que las figurillas mazapa de variedad modelada, sean características de este período, por su iconografía típica (narigueras lunares y de barra, gorros tipo Xipe, tocados, etc.). Asimismo comienzan a aparecer las imitaciones locales del tipo cerámico Abra (el Abra de Ixtlán, presente en incensarios tipo Tlaloc o en incensarios trípodes semiesféricos, así como en vasijas miniatura modeladas, sencillas o al pastillaje), y de cerámica tipo plumbate, el uso más extenso de la metalurgia con el empleo de agujas, cinceles y narigueras de anillo, la construcción de drenajes y las calzadas de lajas en el monumento redondo, etc. El sitio de “Los Toriles”, creció por una remodelación y readecuación de las estructuras anteriores, así como la construcción de nuevos conjuntos en dirección sur, en forma planificada. Probablemente esta planificación, intentará organizar los conjuntos arquitectónicos (plaza – altar – edificios rectangulares) en torno al monumento redondo. También es probable que el edificio L, se construyera en ese momento y marcara acceso formal al sitio. B) En este momento, que tentativamente situaríamos entre 1200/1250 d. C. y el 1300/1350 d. C., en el sitio de “Los Toriles”, aparecieron los tipos cerámicos denominados Bícromo Ixtlán Tardío, y el Ixtlán Polícromo E. Posiblemente en este momento, los drenajes del sitio fueron clausurados 177 simbólicamente con cremaciones rituales, relocalizándose dentro del sitio, áreas definidas de actividades, relacionadas con la producción de navajas prismáticas de obsidiana y bifaciales, así como imitaciones locales de figurillas mazapa. El momento coincidiría con el fin de la fase Tollan y la extinción del momento imperial tolteca. Al inicio del momento, el sitio se continuó con la remodelación y crecimiento de las estructuras existentes, pero se extendió hacia el norte, construyendo más conjuntos arquitectónicos, desfigurando la planificación proyectada en el momento A. Posiblemente el sitio de “Los Toriles” floreció brevemente, tras la caída del poder tolteca, al intentar dominar solo para sí, el área de influencia que posiblemente compartirá con el Estado Tolteca y sus asociados regionales y locales, pero perdería rápidamente importancia ante el crecimiento de sitios rivales militaristas, como Xuchitepec en la Magdalena y otros del altiplano jalisciense, que aspirarían a controlar el acceso a las regiones del altiplano nayarita y la costa nayarita – sinaloense. Es posible que para el 1300 d. C., el sitio de “Los Toriles” solo conservara el prestigio religioso, pero que en la práctica, estuviera casi abandonado, por el traslado de la élite gobernante y su aparato administrativo y económico al cercano centro de Ahuacatlán (menos expuesto a agresiones y ataques militares por su ubicación entre pie de monte y cerro), que probablemente desde entonces se convirtiera en la nueva sede del poder político y económico de la zona. Se podría aventurar que posiblemente estuvieran en uso habitacional estacional, las nuevas construcciones edificadas al norte, cercanas a las orillas del río Chico y que esas construcciones, junto con algunos asentamientos localizados en el cercano pie del monte, fueran “el pueblezuelo de Ixtlán”, que la expedición de Cortés Buenaventura encontrara en el siglo XVI. En cuanto los materiales arqueológicos del sitio de “Los Toriles”, estos nos revelan, como hemos mencionado anteriormente, diversas influencias y contactos con otras áreas culturales, ya que debemos considerar al sitio, literalmente como un punto de contacto fronterizo, donde se encontraran y se varios pueblos y civilizaciones. 178 La presencia cultural más evidente en los materiales, es la de la cultura Aztatlán, que del 700 d. C. al 1250 d. C. se extendió por la zona costera de Sinaloa y Nayarit, así como por la zona suroeste de Durango y el altiplano nayarita. La presencia en el sitio de “Los Toriles”, de elementos tales como el tipo cerámico rojo sobre bayo, las figurillas tipo mazapa, las navajas prismáticas de obsidiana, y las vasijas trípodes tipo Tlaloc, son indicadores de que el sitio formaba parte de la unidad cultural de la cultura Aztatlan. “Los Toriles” serían el punto más oriental de la zona de influencia Aztatlán, durante el período del 900 al 1100 d. C. y posiblemente entró en contacto con los sitios de la Cultura de Chalchihuites, el del Teul y Las Ventanas, durante la fase de El Teul Tardío (que va del 800 d. C. al 1200 d. C.) Proponemos lo anterior en razón de que, en el análisis del material cerámico de la temporada de 1967 del sitio de “Los Toriles”, se encontró en el pozo 14, capa II, en un tiesto de características muy singulares. Era un borde de olla pequeña, curvo divergente con borde en bisel, de pasta blanca, compacta, compacta, con partículas negras, blancas y de color anaranjado. Su acabado exterior era de un engobe blanco pulido, con aplicaciones de pintura roja en forma de banda que corre por el cuello y en el borde y su acabado interior era un engobe rojo pulido, que finalizaba en el borde. Al revisar en el muestrario del Departamento de Colecciones, se encontró una bolsa de material cerámico proveniente de excavaciones de los sitios de Las Ventanas y de El Teul. En ella, se encontraban varios tiestos de un tipo denominado “Rojo Brillante” que provenían del pozo 2 de El Teul, Zacatecas, que mostraba las mismas características del tiesto encontrado en el pozo 14 de “Los Toriles”. Al no encontrar información sobre la procedencia del muestrario (al parecer es una excavación realizada en los años sesentas), nos dimos a la tarea de investigar, encontrando información del tipo y su cronología con la publicación del Dr. Piña Chan (Piña: 1993:309) en la que denomina al tipo “Rojo sobre Blanco”. Al revisar la información sobre “El Teul”, encontramos que José Corona Núñez describe un tipo cerámico semejante, hallado en sus investigaciones en el sitio de El Teul en 1958. (“Exploraciones de las ruinas de El Teul de González Ortega, Zacatecas” de José Corona Núñez, publicadas por el Departamento de 179 Investigaciones Sociales del Instituto de Ciencias Autónomas de Zacatecas, Zacatecas, 1962). El tipo es descrito por Corona Núñez como “de barro crema pulido con engobe rojo en bandas limitadas con líneas blancas, asociadas a ollas de cuerpos esféricos con alto cuello vertical y golletes de labios volteados hacia afuera”. Otro tiesto semejante fue encontrado en superficie, cerca del montículo “B” de la temporada 1967 (el basamento piramidal, asociado al edificio “L” o escuadra). Junto con estos tiestos, se halló también en superficie, un fragmento de figurilla cerámica (lámina ) que es muy parecida a las reportadas en La Quemada, por Eduardo Noguera en 1930 (“Ruinas Arqueológicas de La Quemada, Zacatecas”, de Eduardo Noguera Publicaciones de la SEP, Talleres Gráficos de la Nación, 1930, México) y que posiblemente corresponda al Período Medio de La Quemada (entre el 800 y el 1300 d. C.). Asimismo el tipo “Patita” que reportamos en “Los Toriles” y que son molcajetes trípodes monocromos, con soportes que figuran piernas con rodillas y con tres o cuatro dedos señalados por incisiones, son semejantes a los molcajetes Morcillo y a los molcajetes trípodes con asa del tipo Otinapa Red – on – White, reportados como pertenecientes a las fases de Río Tunal (950 al 1150 d. C.), de la Tradición Guadiana de la Cultura Chalchihuites. También podríamos mencionar algunas afinidades arquitectónicas propias de la cultura Chalchihuites que se presentan en el sitio de “Los Toriles”, como la presencia de templos sobre plataformas, grandes salas de reunión o pórticos con columnas, pequeñas pirámides, etc. No tenemos elementos para saber si el sitio de “Los Toriles” compitió por el control de recursos y de poblaciones, con los sitios chalchihuites de Las Ventanas y El Teul, lo único que podemos aventurar es que si hubo contacto pero no gran presencia, así que suponemos, siguiendo la propuesta de Charles J. Kelly, que si hubo algún tipo de rivalidad hegemónica entre ellos. Al parecer con el transcurrir del tiempo, los sitios nayaritas de la cultura de Aztatlán, (entre ellos el de “Los Toriles”) lograron penetrar en la esfera cultural chalchihuite de Durango, al menos en el aspecto cerámico, con la tradición Blanco sobre Rojo (Nayar White – on- Red) en la fase Calera (1250 1350 d. C. ). 180 (“Speculations on the culture history of Northwestern Mesoamerica” de Charles J. Kelley en la publicación de Betty Bell - Bell:1974). Para el 1100/1150 d. C., el sitio de “Los Toriles”, debió entrar en contacto con la hegemonía de Tula, junto con el resto del área Aztatlán. De alguna manera, durante la fase Tollan (que iría del 950 al 1150/1200 d. C.), los toltecas, sus aliados y subordinados lograron realizar una unidad política funcional imperial y sujetaron o aliaron a su dominio, los territorios situados a lo largo del río Lerma – Santiago hasta las regiones costeras de Sinaloa y Nayarit. Esto coincidiría con el momento en que los valles de Teul, Tlatenango, Río Bolaños y Juchipila, se integraron lentamente para formar una nueva unidad política – cultural, la cazcana, con fuertes herencias de la antigua cultura de Chalchihuites. Precisamente para asegurar la comunicación permanente entre las regiones costeras de Nayarit y Sinaloa así como la de los centros establecidos en el altiplano nayarita con los del altiplano jalisciense, el sitio de “Los Toriles”, pasó de tener importancia para la estrategia geopolítica tolteca. Sin embargo es difícil creer que la hegemonía tolteca radicada en Tula, controlara directamente los destinos y desarrollo de “Los Toriles”, por lo que sería más lógico, que este dependiera de un centro administrativo provincial situado en la región del Bajío (que controlaría esa zona hasta el lago de Chapala y la laguna de Magdalena), aún no ubicado arqueológicamente, aunque situado en las fuentes históricas indígenas como Teoculhuacán o Aztlán o bien Chicomostoc. (“Formación del Estado en el México Prehispánico” de Brigitte Boehm Shönndube de Lameiras, El Colegio de Michoacán, México, 1986, pp.174-209). Esto explicaría la presencia en el sitio de “Los Toriles” de elementos arquitectónicos y cerámicos de inspiración tolteca, pero que también se encuentran presentes en el área del Bajío y del altiplano jalisciense reinterpretados, tales como las estructuras en forma en forma de escuadra o “L”, comales con asas, molcajetes con horadación basal (tipo Monocromo alisado doméstico de “Los Toriles” o tipo Chapala Brown Ware” de Cojumatlán), las figurillas de tipo mazapa, los incensarios del tipo Abra, etc. Es probable que los bienes típicamente toltecas, llegaran hasta “Los Toriles” en forma escasa, ya que lo que se recibiría generalmente, serían materiales de inspiración tolteca pero reinterpretados de acuerdo a las tradiciones culturales de numerosos pueblos asociados a la hegemonía tolteca. 181 Así pues, el sitio de “Los Toriles”, sería un paso de frontera que cuidaría el acceso de bienes valiosos y posiblemente de tributos, entre regiones geográficas bien delimitadas y tendría obviamente una importancia estratégica, que se expresaría en un desarrollo económico y político del lugar, que resultaría en la fase constructiva denominada II en el momento A, y que iría del 1100/1150 al 1200/1250 d. C.). Tal vez en ese momento, podría haberse dado un proceso de aculturación en la zona limítrofe a “Los Toriles”, con grupos nómadas, que con el tiempo, conformaron las etnias coras y huicholas. Es posible que ellos cumplieran funciones de guerreros y cazadores en proceso de militarización, para ayudar a resguardar el poder de la región sometida al poder de la cabecera de Teoculhuacan y sus centros dependientes. Sin embargo, el esfuerzo de la hegemonía tolteca de controlar y tal vez colonizar las regiones a lo largo del Río Lerma – Santiago, provocó junto con otros factores, la descentralización y la fragmentación política de los territorios sujetos o asociados al poder tolteca, iniciándose una decadencia y la caída final de Tula – Xicotitlán. Esta decadencia y caída repercutió en el sitio de “Los Toriles”, pues de sitio sujeto o asociado a un poder prestigioso, se convirtió posiblemente en cabecera autónoma de un poder regional, que influía decisivamente en la economía y en la política de sus vecinos, al controlar el flujo de productos de las diversas regiones que para el momento estaban en comunicación. Durante un breve momento, “Los Toriles” se convirtió en un centro poderoso y fue cuando se inició el momento B de la etapa constructiva II. Sin embargo esta hegemonía regional, producto del vacío que dejó la caída del poder tolteca, también liberó otros peligrosos competidores de “los Toriles”, como serían los señoríos cazcanes de Xuchitepec y otros, que entraron en competencia con “Los Toriles” por el control del acceso, de los recursos y de los servicios tributarios de los asentamientos campesinos de la región. Ya en este punto, el material arqueológico es confuso, pues de ser ciertas nuestras propuestas, el sitio colapsaría y perdería importancia, liberando la ruta de comercio a favor de centros jaliscienses y posiblemente la costa nayarita. De ser esto último cierto, la evidencia arqueológica mostraría un incremento de objetos costeros nayaritas (cerámicas finas, conchas y caracoles) en sitios jaliscienses e incluso zacatecanos, a partir del 1250/1300 d. C. 182 Obviamente, solo nuevas investigaciones arqueológicas exhaustivas en el sitio de “Los Toriles” y en los sitios de Ahuacatlán, Xuchitepéc y en La Magdalena, pueden confirmar la mayoría de las propuestas aquí mencionadas, por lo que este modesto aporte solo puede ser un primer paso para comprender la compleja dinámica de los procesos sociales que se conformaron en el Posclásico Temprano en esta región del Occidente mexicano. 183 BIBLIOGRAFÍA CONSULTADA Anguiano Fernández, Marina 1976 Nayarit, Costa y Altiplanicie en el momento del contacto: Ecología y Fuentes, Mecanoescrito, Tesis de Licenciatura en Etnología, ENAH, México. 1980 “La Costa y la Altiplanicie en el momento del Contacto” en XVI Mesa Redonda de la Sociedad Mexicana de Antropología, Tomo II, Saltillo Coahuila, México, pp. 233-240. 1992 Nayarit, Costa y Altiplanicie en el momento del contacto, UNAM, México. 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