ESCUELA NACIONAL DE ANTROPOLOGIA E HISTORIA
INAH
SEP
ENAH
“LA ARQUEOLOGÍA DEL SITIO DE
LOS TORILES, IXTLÁN DEL RÍO,
NAYARIT”
(Resultados e interpretación de las investigaciones
arqueológicas efectuadas de 1947 a 1989, en la zona
arqueológica de “Los Toriles”, Municipio de Ixtlán del
Río, Nayarit.)
T E S I S
QUE PARA OPTAR POR EL TITULO DE
LICENCIADO EN ARQUEOLOGÍA
P R E S E N T A:
JOSÉ ANTONIO GONZÁLEZ GÓMEZ
DIRECTOR DE TESIS
MAESTRO RAUL MARTIN ARANA ALVAREZ
MEXICO, D. F.
2001
1
INDICE
Páginas
INTRODUCCIÓN. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 05
1. FINALIDADES Y OBJETIVOS . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 06
2. DESCRIPCIÓN FÍSICA DEL AREA
2.1. Marco Geográfico y Geológico. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 08
2.2. Flora y Fauna. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 12
3. BOSQUEJO HISTÓRICO
3.1. Época Prehispánica. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .. . . . 13
3.2. Época Colonial. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .. . . . 16
4. ANTECEDENTES DE INVESTIGACIÓN
4.1. Siglo XIX. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .. . . 21
4.2. De 1946 a 1989. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .. . 22
5. METODOLOGÍA Y SISTEMATICA DE INVESTIGACIÓN
5.1. Fundamentación metodológica. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .. . 40
5.2. Sistemática de investigación. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .. . .44
6. EL SITIO ARQUEOLÓGICO DE “LOS TORILES”
6.1. Descripción. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .. . 47
6.2. Recorrido de superficie y pozos estratigráficos. . . . . . . . . . . .. . 49
Anexo 1 (Materiales arqueológicos de superficie de
“Los Toriles”, Temporada 1967). . . . . . . . . . . . . . . . . .. . . 58
2
Anexo 2 (Materiales arqueológicos de excavación de
“Los Toriles”, Temporada 1967). . . . . . . . . . . . . . . . ... . .74
Perfiles de paredes de pozos de la Temporada 1967. . . . . . . . . . .. . .83
7. ANÁLISIS GENERAL DEL MATERIAL ARQUEOLÓGICO
7.1. Antecedentes. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .. . . .86
7.2. Estudio tipológico provisional del material arqueológico
del sitio de “Los Toriles”, Ixtlán del Río, Nayarit. . . . . . . .. . . 94
Materiales cerámicos. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .. . 97
Materiales líticos. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .. .119
7.3. Comentarios sobre el material arqueológico. . . . . . . . . . .. . .125
Anexo 3 (Análisis de los materiales cerámicos de
superficie, de “Los Toriles”, Temporada 1967). . . . .. . 137
Anexo 4 (Análisis de los materiales cerámicos de
excavación, de “Los Toriles”, Temporada 1967). . . .. ..142
8. COMENTARIOS GENERALES DE LAS CARACTERÍSTICAS
ARQUITECTÓNICAS DEL SITIO ARQUEOLÓGICO. . . . . . . ..148
9. ANÁLISIS GENERAL DE LA INFORMACIÓN ETNOHISTORICA,
ETNOGRÁFICA Y ARQUEOLÓGICA DISPONIBLE SOBRE EL
SITIO Y LAS REGIONES ADYACENTES
9.1. Información etnohistórica. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . ... 160
9.2. Información etnográfica. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . ... 163
3
9.2.1. Coras. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 163
9.2.2. Huicholes. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 167
9.3. Información arqueológica. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 171
10. DISCUSIÓN Y CONCLUSIONES PRELIMINARES. . . . . . . . . . .175
11. BIBLIOGRAFÍA CONSULTADA. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .184
Documentos consultados. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .191
4
INTRODUCCIÓN
Desde 1946 hasta 1989, se han realizado ocho investigaciones y exploraciones
arqueológicas durante varias temporadas de trabajo en el sitio llamado “Los
Toriles”, en el municipio de Ixtlán del Río, en el estado de Nayarit, México.
Estas investigaciones realizadas por el personal del Departamento de
Antropología e Historia de Nayarit, el Departamento de Monumentos
Prehispánicos del INAH y del Centro Regional INAH de Nayarit, estuvieron
por lo general, abocadas a explorar y consolidar las estructuras arquitectónicas
del lugar.
Durante los trabajos desarrollados, se obtuvieron abundantes
materiales arqueológicos (metales, líticos, cerámicos, restos óseos, etc.);
desafortunadamente, los resultados de los análisis fueron inéditos o poco
conocidos.
Algunos de estos materiales no fueron analizados. Este fue el caso de los
materiales arqueológicos recuperados en la temporada 1967, que de Ixtlán
fueron trasladados al antiguo Departamento de Prehistoria en la Ciudad de
México en 1968, para su estudio y resguardo; allí permanecieron intactos y sin
analizar hasta 1992.
En ese año, los arqueólogos Jorge A. Quiroz y Olga Fe Ramírez Montes de
Oca, durante la limpieza y reestructuración de las bodegas de Prehistoria,
identificaron y reunieron el disperso e intacto material arqueológico del sitio de
“Los Toriles” temporada 1967 e iniciaron la tarea de compilar la información
que de esos materiales se encontró en el Archivo Técnico de la Coordinación
Nacional de Arqueología.
Posteriormente, el autor con el apoyo de los investigadores ya citados y del
arqueólogo Raúl M. Arana Álvarez, continuó para el año de 1993, la tarea de
acopio de información y el correspondiente análisis de material.
La información obtenida, producto de seis años de investigación, dentro del
Departamento de Colecciones, de la Subdirección de Laboratorios y Apoyos
Académicos del Instituto Nacional de Antropología e Historia, presente en esta
tesis, se ofrece con el afán de contribuir al mayor conocimiento del desarrollo
de las sociedades prehispánicas del Occidente mexicano.
5
1. FINALIDADES Y OBJETIVOS
En el presente trabajo, intentaremos ofrecer una aproximación histórica al
desarrollo de un importante centro cívico religioso del Postclásico Temprano del
Occidente, conocido como “Ixtlán” o “Los Toriles”.
Los restos de este centro prehispánico se encuentran en la localidad conocida
como “Los Toriles”, en el municipio de Ixtlán del Río, en el estado de Nayarit; allí,
en un área aproximada de treinta hectáreas, se localizan cerca de ochenta y cinco
montículos, distribuidos en una elevación plana a manera de meseta acondicionada,
que domina el paso entre la cuenca jalisciense de Magdalena y el Valle de IxtlánAhuacatlán.
Su cercanía a importantes vías de comunicación, permitió que el sitio fuera
conocido y explorado desde 1898. De hecho, las investigaciones arqueológicas
formales se iniciaron en 1946, pero desafortunadamente los resultados de la
mayoría de estos trabajos son inéditos o poco conocidos.
Esta situación fue ya señalada por importantes investigadores como Schöndube y
B. Bell, que han caracterizado (cada uno por su lado) a las excavaciones realizadas
en “Los Toriles”, como casi desconocidas, proponiendo nuevas exploraciones para
así determinar cronológicamente, las posibles etapas del desarrollo cultural (Bell,
1974 / Solorzano, 1980: 217)
Consideramos que de la información obtenida en las exploraciones arqueológicas
de 1946 a 1989, una parte quedo en calidad de material inédito, relegado a breves
informes y reportes decampo. Otra parte se publicó, a veces con un retraso de
cinco o diez años, en forma de pequeños artículos o notas en revistas
especializadas locales o de escasa circulación y tiraje.
Ante esto, consideramos que el estudio y análisis del material arqueológico de la
temporada 1967, su difusión junto con un resumen de las exploraciones
arqueológicas del sitio de “Los Toriles”, sería importante para lograr entender los
posibles eventos culturales del Postclásico del Occidente de México.
Para esto, nos planteamos dos clases de objetivos a desarrollar en esta
investigación; dichos objetivos fueron:
6
Objetivos Generales
1) Conocer las posibles formas en que la población prehispánica del sitio
arqueológico de “Los Toriles”, aprovechó y transformó su medio
ambiente.
2) Conocer y explicar los datos etnohistóricos y etnográficos existentes,
buscando una posible vinculación con los datos arqueológicos.
De los anteriores objetivos generales, se pudieron derivar nuestros objetivos
particulares, que respectivamente fueron:
1) Delimitar la temporalidad de las principales etapas del sitio arqueológico
de “Los Toriles”.
2) Determinar y analizar las posibles relaciones y contactos existentes de
“Los Toriles”, con sus áreas culturales vecinas situándolas
cronológicamente.
3) Analizar los materiales arqueológicamente existentes para poder inferir el
posible desarrollo y las características de la población del sitio, a través
del tiempo de ocupación.
4) Conocer cronológica y funcionalmente, los conjuntos arquitectónicos del
sitio, para poder inferir sobre el tipo de desarrollo y características de la
estructura política y económica de la sociedad que les construyo.
7
2. DESCRIPCIÓN FÍSICA DEL ÁREA
2.1. Marco Geográfico y Geológico
En el extremo sureste del Altiplano Nayarita, entre los 20° 54´ Lat. N y los 104°
16´ Long. W, se encuentran los valles intramontanos de Ixtlán, Ahuacatlán y Xala
(Ver Lamina 1)
Lamina 01.- Localización de Ixtlán en el área del Occidente Mesoamericano
Esos valles se encuentran conformados por el encuentro de diferentes sistemas
montañosos como la Sierra de San Pedro (estribaciones del Eje Neovólcanico) al
Norte, al Oeste el Plan de Barrancas o Sierra Madre Occidental y al Sur, la llamada
Sierra de Pajaritos (Centro, 1988: 40-41)
8
Esta confluencia de accidentes orográficos, origina sobre los 1041 y 1095 metros
sobre el nivel del mar (m.s.n.m.), un valle estrecho y cerrado que mide en
promedio once kilómetros de ancho por quince de largo, que se inicia en la
cercanía de Ixtlán, extendiéndose luego en dirección Este-Oeste sobre el río
Ahuacatlán, terminando cerca de la población del mismo nombre, en las
estribaciones del volcán Ceboruco (Anguiano: 1976: 36-39)
La orografía del Valle Ixtlán-Ahuacatlán, está conformado por tres tipos de relieve.
El primero, accidentado, rodea al valle por sus lados Norte, Sureste y Noreste y
está conformado por las estribaciones serranas y diversos cerros de origen
volcánico (Las Panochas, Santa Catarina, Molcajete, etc.).
El segundo tipo de relieve, semiplano, se encuentra en las áreas de pie de monte y
lomeríos en el centro del valle y el último relieve, de naturaleza plana, son las
mesetas y fondos de valle, integrado por una larga terraza de origen aluvial
(Centro, 1980: 40-41) (Ver Lámina 2)
Lámina 02.- Ixtlán y otros sitios históricos y arqueológicos localizados a lo largo de las terrazas
aluviales de los ríos Chico y Ahuacatlán-Ixtlán
9
Este tipo de relieve intramontano tiene un origen volcánico y sedimentario. La zona
presenta una gran actividad volcánica tardía, así como mesetas y depósitos
aluviales del período Terciario y Cuaternario.
En el tramo Este -Oeste del valle, se encuentran estructuras volcánicas jóvenes
como conos, calderas y coladeras de lava basáltica, que aun conservan sus formas
originales, como es el caso del volcán Ceboruco y los conos volcánicos menores
como El Molcajete, San Miguel, Santa Catarina y Cerritos (Ver Foto 01)
Foto No. 01.- Detalle de foto aérea de la zona de Ixtlán del Río, Nayarit (Aerofoto de 1967)
Dominando el extremo Norte del Valle Ixtlán-Ahuacatlán, el volcán Ceboruco se
eleva a 2164 m.s.n.m. y es un volcán activo que ha presentado varios periodos
eruptivos entre 1567 y 1870.
En cada erupción, incluyendo las correspondientes al periodo prehispánico, el
Ceboruco y sus conos volcánicos adyacentes, han arrojado masas de roca extrusiva
ácida, intermedias y básicas, así como basalto andesítico, tezontle, traquíteas
vítreas, nódulos de obsidiana gris y negra de diversos tamaños, arenas puníticas de
color negro, etc.
10
Estos materiales han cubierto buena parte del valle, ocultando a las rocas
sedimentarias del periodo Terciario, alternando así estas acumulaciones con
depósitos aluviales que se encuentran dispersos en las mesetas y terraza del valle
(Centro, 1988: 40-41)
Existen también en la parte norte del valle, limítrofe al valle de Xala, toda una serie
de conglomerados constituidos por bancos de arcilla blanca y numerosos depósitos
aluviales constituidos por materiales areno-gravosos dispersos.
Estos materiales areno-gravosos están dispersos también a lo largo del valle de
Ixtlán-Ahuacatlán; de Este a Oeste, ocasionalmente aparecen ópalos asociados a
estos materiales.
Muchas veces en clara asociación a estos materiales piroplásticos, aparecen
pequeños yacimientos y filones de plata, oro, plomo, zinc y cobre en forma de
sulfuros; los más importantes se encuentran cerca de las poblaciones de Mezquites,
la Higuerita y la Castañeda.
A lo largo del valle, corre el río Ahuacatlán, afluente del río Ameca, que en la parte
de Ixtlán, recibe su nombre. Al Norte, fuera de los límites del valle, tras Plan de
Barrancas, corre el río Grande de Santiago.
Corre también en el valle de Ixtlán-Ahuacatlán, el río Chico, que nace cerca de la
población de Rosa Blanca en el municipio de Xala. También cerca de la población
de Ixtlán se encuentran varios arroyos de caudal estacionario como los del Arroyo
Verde, San Miguel, La Cofradía, Los Limones, Los Sauces y otros; además existen
cerca de diecisiete manantiales en la zona, de los que destaca el llamado Agua
Caliente (Centro, 1988: 41)
El clima del valle en la parte de Ixtlán, según la clasificación de Köppen, sería
semi-calido y subhúmedo - clave A(C)W°(W) -, con un régimen de lluvias que iría
de julio a septiembre y una precipitación media de 800 a 1200 mm.; con meses
calurosos de marzo a julio y una temperatura media, que oscila entre los 21° y los
25° C. (Centro, 1988: 41)
11
2.2. Flora y fauna
La flora del Valle de Ixtlán-Ahuacatlán, constaba originalmente de bosques
mesófilos de montaña así como de selvas bajas caducifoleas, además de pastizales
inducidos.
En los lugares elevados y cerros cercanos a la cabecera municipal, se encuentran
vestigios de bosques mesófilos, que constan principalmente de especies tales como
pinos (Pinus sp.,P. pseudostrobus), ocotes (P. michoacana) y encinos (Quercus
sp.).
En las laderas y pies de monte existentes en el valle, existen restos de la antigua
selva baja caducifolea, que estaba compuesta de especies tales como el tepeguaje
(Lysiloma sp.), guanacastles (Enterolobium sp.), guamuchil (Pilhecollobium sp.)
y de malezas diversas que se extienden hasta el pastizal inducido, en las partes
bajas del valle.
Estas malezas incluyen a especies tales como la calabacilla (Curcubita
foetidissima), chayotillo (Sechiopsis t.), higuerilla brava (Sapium pedicellatum), la
cuachalalada (Bursera grandiflora), el manto tepemesquite (Lysiloma
divariscasta) y nopales (Opuntia sp.)
Como parte de la actividad agropecuaria que existe en el valle, en las partes planas
o semiplanas del valle, encontramos pasto forrajero (Boutelova sp. y Aristida sp. y
Muhlenbergia sp.) y cultivos comerciales como caña de azúcar (Sacharum
officinarum), huertas de guayaba (Psidium guajava) y arboledas de capulín
(Prunus capuli), sembradíos de cebolla, chicharo, chile, frijol, garbanzo, papa y
aguacate, etc.
En las riberas del río Ahuacatlán y del río Chico se encuentran ejemplares de
vegetación fluvial como juncias (Cyperus sp.) y espadañas (Typha sp.)
La fauna silvestre actual es escasa y comprende a especies como la de ardilla
(Spermophilus mexicanus y Sciurus oculatis), conejo silvestre (Sylvilagus
floridanus), la zorra gris (Urocyon cinoreoargentus), el cacomixtle (Bassariscus
astutus), el zorrillo (Mephitis macroura) y los casi extintos venado cola blanca
(Odocoileus virginianus), jabalí (Tayasu tajacu), el gato montes (Lynix rufus), el
puma (Felis concolor) y el coyote (Canis latrans)
12
En el río Ahuacatlán o Ixtlán, hasta hace pocos años, existía el pescado blanco
(Chirostoma sp.), así como una gran abundancia de aves como la paloma arroyera
(Columbigallina passerina), la huilota (Zenaidura macroura), grullas (Grus
mexicana y G. americana) y gallinetas (Fulica americana) (Sodi: 1972: 35-206 /
SePe, 1989: 21)
3. BOSQUEJO HISTÓRICO
3.1. Época prehispánica
Entre los años 500 AC y 800 DC, la localidad de Ixtlán fue habitada por grupos
sociales que compartían una expresión cultural común; los indicios conocidos
señalan que para ese periodo, había en el Valle de Ixtlán-Ahuacatlán, una
sociedad aldeana que compartía con sus vecinos de Colima, Jalisco y nayarit,
una tradición cultural propia y en gran medida, diferenciada de otras regiones
de Mesoamérica (Bauz, 1999: 9)
El rasgo distintivo de esta tradición cultural, fue un tipo especial de sepulcros
llamados “tumbas de tiro y de cámara”. Como se menciona, las tumbas de tiro,
consisten en un pozo o tiro vertical excavado en el subsuelo, el cual da acceso
a una o varias cámaras laterales subterráneas.
Además de los restos óseos de las personas allí enterradas, dichas tumbas
contenían una variedad de ofrendas; la más sobresaliente fue la de figuras
modeladas en arcilla, que representaban personas, animales, plantas, maquetas
de chozas y templos, etc., las cuales ofrecen valiosa evidencia sobre la cultura
de los grupos que hicieron dichas tumbas (Bauz, 1995: 9)
Estos objetos cerámicos típicos, incluían el llamado tipo “Ixtlán” o “Estilo
Nayarit”, en el que se usaron muchos colores para indicar prendas, adornos y
pinturas faciales y/o corporales. Las figuras fueron hechas de barro de color
rojo o naranja, al que se aplicó una decoración policroma, en blanco, negro y
amarillo.
El tema dominante de este estilo, fue el ser humano, casi siempre adornado con
aretes y narigueras constituidas por aros múltiples; se han encontrado en estos
objetos, imágenes de guerreros, músicos, mujeres con vasijas, enfermos así
como parejas de hombres y mujeres (Bauz, 1995:12)
13
Ejemplos de esta tradición en el Valle de Ixtlán, se encuentran en las tumbas de
tiro reportadas en las cercanías de las poblaciones de Ahuacatlán e Ixtlán del
Río, así como en los vestigios de los asentamientos de esa época, reportados
por Gifford y ubicados a lo largo de arroyos y bancos aluviales cercanos a
Ahuacatlán (Cerrito de la Cruz), a Ixtlán (Villita, La Taberna, Cerrito de
Santa Catarina), de Mexpa (Potrero Zoatlán, Ranchos de San Miguel y de
Fernando Ruiz), así como al pie del volcán Ceboruco (Corona, 1949 / Gifford,
1950: 187 / Lumholtz, 1967: Vol. II, 299)
Este periodo de ocupación (probablemente fue del 500 AC al 800 DC) es
conocido en la arqueología mesoamericana como “Ixtlán Temprano” (Gifford,
1950: 185) y probablemente a fines de este periodo, los cercanos volcanes del
Ceboruco y Molcajete, entraron en actividad eruptiva, afectando así a todos los
asentamientos aldeanos del valle Ixtlán-Ahuacatlán (Gifford, 1950: 185)
Es difícil afirmar el que este ciclo de erupciones determino por si solo, el fin del
periodo cultural del “Ixtlán Temprano”, pero lo cierto es que entre el 800 DC y
el 900 DC, en el Valle de Ixtlán, al igual que en el resto del Occidente
mexicano, se dejaron de construir tumbas de tiro y cámara, apareciendo en
cambio, evidencias de influencias mesoamericanas y de grandes cambios
culturales. Esto fue palpable con la presencia de nuevos estilos arquitectónicos,
así como nuevas deidades hasta entonces desconocidas en el área y de
novedosas manufacturas y estilos cerámicos.
De hecho, algunos investigadores piensan que estos cambios pueden explicarse
con la llegada de nuevos grupos étnicos de filiación nahua, que llegaron a
asentarse a la región del Occidente y que trajeron consigo la tradición cultural
mesoamericana conocida como “tolteca” (Schöndube: 1975: 333-334 /
Weigand, 1993: 24)
Como resultado de estos cambios, influencias y nuevas relaciones, aparecieron
nuevos modos de vida en las poblaciones del Occidente mexicano: en el Valle
de Ixtlán –Ahuacatlán, durante este nuevo periodo cultural que conocemos
como “Ixtlán Medio” (propuesto entre el 900 al 1200 DC) surgió entre las
poblaciones aldeanas, una élite que mantuvo comunicación y relaciones de
diversa índole, con pueblos del interior nayarita de tradición Aztatlán y con
pueblos del altiplano jalisciense y hasta probablemente con asentamientos del
México Central (Beltrán, 1991: 44-45)
14
Esta élite, probablemente radicaba en el sitio de “Los Toriles”, un centro
cívico-religioso planificado, que al parecer controlaba los dispersos
asentamientos aldeanos cercanos, así como el importantísimo paso natural entre
el altiplano jalisciense y las regiones costeras de Nayarit y Sinaloa.
El investigador Charles Kelly propuso ante tal escenario, que para esa época
(Ixtlán Medio, del 900 al 1200 DC), funcionaria en el Occidente de México,
una ruta comercial a la que llamó “El Camino del Cobre” y que comunicaba el
Norte de México con los Altiplanos Centrales.
El objeto de esa ruta comercial prehispánica, sería el intercambio de bienes
exóticos preciosos, destacando de entre ellos, el cobre en forma de artefactos o
barras.
Kelly propuso que esta vía, partía en el centro de México desde Cholula o
Culhuacán, luego seguiría el curso del río Lerma hasta el Lago de Chapala,
tocaría los sitios de Cojumatlán, Tizapán el Alto, Huistla e Ixtlán del Río; luego
bajaría a la costa nayarita, continuaría por el litoral nayarita y sinaloense,
llegando a Amapa. Luego de Amapa, se proseguiría a Chametla, Culiacan y
Guasave, subiendo luego los sitios dispersos de la serranía de Durango, hasta
finalizar en el sitio de Casas Grandes, importante centro productor de cobre.
(Kelly, 1980:53-63)
Posiblemente los cambios culturales así como las migraciones que se proponen
ocurrieron en el Occidente Postclásico, se relacionaron con este “Camino del
Cobre”, cuya existencia permitiría explicar la importancia del centro de “Los
Toriles”, como punto de confluencias mesoamericanas diversas.
Finalmente el periodo de “Ixtlán Medio” terminó aproximadamente por el 1200
DC, cuando el sitio de “Los Toriles fue perdiendo importancia como centro
rector y económico del Valle de Ixtlán-Ahuacatlán (Gifford, 1950: 189 /
Corona, 1972: 22)
15
3.2. Época Colonial
En el momento del contacto europeo, según las fuentes históricas, Ixtlán,
Ahuacatlán y los pueblos circunvecinos, aparecieron en la ruta que siguieron
los españoles para entrar al altiplano nayarita desde el centro del país.
Dicho camino, usado al parecer durante los siglos XVI y XVII, se denominaba
“Ruta de la Provincia de Dávalos” y tenía un indudable origen prehispánico;
como ruta, bordeaba el antiguo territorio purépecha y penetraba en partes de
Jalisco, Colima y Michoacán (Feldman, 1978 118) (Ver Lamina 3)
Lámina 03.- La Provincia de Avalos y la Ruta del padre Ponce con poblaciones
arqueológicas e históricas (Basado en Feldman, 1978)
Según los datos registrados, Ixtlán fue un pueblo que dependía de la cercana
población de Ahuacatlán. Ahuacatlán sería la cabecera de un pequeño señorío
de habla nahua, que contaría con sus propios gobernantes, teniendo como
sujetos o tributarios, a los pueblos de Ixtlán, Cacalutan, Mexpa, Zoatlán, Jala,
Jamulco, Tequexpa, Tetitlán y otros (Anguiano, 1980: 236 / Meyer, 1982: 50)
(Ver Lamina 4)
16
Lámina 04.- Ixtlán y otros sitios históricos y arqueológicos localizados a lo largo de las terrazas
aluviales de los ríos Ameca y Grande de Santiago (Feldman, 1978)
Todos estos poblados se encontraban probablemente en una comunicación
permanente con los señoríos de los altiplanos jalisciense y nayarita, así como
con los pueblos de la costa de Nayarit y probablemente hasta con los de
Sinaloa.
Para 1524, durante la expedición del capitán Cortés Buenaventura al occidente
mexicano, Ixtlán y Ahuacatlán eran visitados y asignados en encomienda,
pacíficamente, pero en 1530, al paso del ejército de Nuño de Guzmán, Ixtlán
fue saqueado e incendiado junto con otros pueblos, como demostración del
poder español (Anguiano, 1976: 127-128 / Meyer, 1982: 51) (Ver Lamina)
En ese mismo año, Nuño de Guzmán, atacó el pueblo de Ahuacatlán, lo tomó y
lo refundo bajo el nombre de San Juan Evangelista Ahuacatlán,
permaneciendo allí algunos días, para luego marchar rumbo a Tepic y Sinaloa,
llevándose como tributo, a mil indios como tamemes o siervos cargadores de
fardos y equipo (Reynoso, 1982: 198)
17
El pueblo de Ixtlán corrió idéntica suerte que Ahuacatlán y fue refundado bajo
el nombre de La Santa Fe de Ixtlán, conservando su posición menor (Meyer,
1982: 52)
Al ser refundados, los pueblos del Valle Ixtlán-Ahuacatlán, fueron asignados
como tributarios a los soldados españoles asociados con Nuño de Guzmán.
Estos, comenzaron a explorar con detenimiento la región y cuando estos
entraron a los montes cercanos, encontraron yacimientos de oro y plata, fuente
posible de los placeres explotados por los indios locales durante la época
prehispánica.
En poco tiempo se establecieron en el Valle, minas y surgieron fincas agrícolas
y ganaderas, propiedad de españoles, generalizándose entonces el repartimiento
y la explotación intensiva de la población indígena que había sobrevivido al
proceso de la conquista militar española (Cuevas, 1966: 52-54 / Corona, 1972:
22-23). Se calcula que sola en la región del sur de Nayarit y norte de Jalisco,
entre los años de 1530 y 1630, cada ocho de diez pobladores indígenas (niños y
adultos), murieron por epidemias, trabajos excesivos y suicidios por
desesperación (Meyer, 1982: 54)
Ante esta situación, no fue de extrañarse que los pueblos de la región se alzaran
en rebelión contra el dominio español. En 1538, los pueblos de Ahuacatlán,
Xocotlán, Hostotipaquillo, Xocotepec y sus sujetos, se rebelaron, siendo
atacados casi enseguida por el gobernador de la Nueva Galicia, refugiándose
los alzados en su huida, en las Barrancas de Mochiltic, cerca de las sierras del
Valle de Ixtlán-Ahuacatlán (Galaviz, 1967: 97-98 / Meyer, 1982: 55)
En 1541, con la gran rebelión del Mixtón, las poblaciones indígenas de los
altiplanos nayarita y jalisciense, se unieron contra el poder colonial. Al ser
derrotada la rebelión, las victoriosas tropas españolas e indígenas aliadas del
Virrey Mendoza ocuparon el Peñón del Mixtón y tomaron como esclavos a los
indios supervivientes, iniciando además la persecución contra los indígenas
insumisos hasta los pueblos de Tequila, Ixtlán y Ahuacatlán, poblaciones
también se habían levantado en armas y habían participado en la revuelta,
fortificándose en los cerros y peñones aledaños (Galaviz, 1967: 102-104 /
Meyer, 1982: 54-56). De este modo en 1542, las tropas españolas e indígenas
aliadas tomaron el Peñol rebelde de Ahuacatlán, pacificándose así la región
(Tello, 1973: Libro II, Vol. 2, 329)
18
Luego de la victoria, el Virrey Mendoza como comandante militar, se
estableció provisionalmente en Ahuacatlán para intentar normalizar la situación
regional, dictando varias medidas administrativas y realizando pequeñas
incursiones militares contra indios rebeldes que todavía operaban cerca de
Ixtlán y del volcán Ceboruco, que por esas fechas estaba en erupción; luego de
un tiempo y dando por finalizada la campaña, Mendoza abandono Ahuacatlán y
regreso con su ejercito a la ciudad de México (Reynoso, 1982: 199)
En esa paz de sepulcro, Ahuacatlán se convirtió en los años sucesivos, en la
cabeza política, económica y religiosa de la zona. Este liderazgo se vio
reforzado por el establecimiento en 1550, de un pequeño convento franciscano
en la población. Dicho convento fue fundado por fray Rodrigo de la Cruz
(Meyer, 1982: 56)
La vida de las comunidades del Valle de Ixtlán-Ahuacatlán durante la segunda
mitad del siglo XVI, fue interrumpida súbitamente en 1567, cuando el volcán
Ceboruco hizo nuevamente erupción, ocasionando un terremoto que destruyo
numerosos pueblos y comunidades de la zona.
Esta destrucción fue acompañada de enormes derrumbes que obstruyeron el
paso de las aguas entre el río Ameca y el río Ahuacatlán por más de veinte
meses, corrompiéndose el agua detenida e impidiendo su uso a los necesitados
sobrevivientes (Meyer, 1982: 56)
Ya para 1569, la situación pareció normalizarse aunque se presentó un periodo
oscuro y pobre que marcó el fin del auge económico local, provocado por las
explotaciones mineras, proceso que dominó toda la segunda mitad del siglo
XVI y la primera parte del siglo XVII y que se presentó no solo en el Valle de
Ixtlán-Ahuacatlán, sino en todo el resto de la Nueva Galicia Occidental.
Dicho proceso tuvo como causa, la acelerada disminución de la población
indígena que afectó a todos los ramos de la economía regional de Nueva
Galicia, ya que la agricultura, la ganadería y todas las actividades mineras, se
basaban en la encomienda y el servicio personal de los menguantes pueblos
indígenas del Occidente novohispano. A fines del siglo XVII y a principios del
siglo XVIII, la población nativa del sur de Nayarit dejo de disminuir y comenzó
a aumentar, creciendo paulatinamente los antiguos pueblos y ciudades,
aumentando la vida económica y social en torno a vías como el Camino Real
que iba de Guadalajara a Culiacán.
19
Es en esa época, cuando el pequeño pueblo de la Santa Fe de Ixtlán cambió de
nombre, pasando a ser conocido por arrieros y comerciantes, primero como
Ixtlán del Buen Tabaco y luego como Ixtlán de Buenos Aires, tanto por sus
excelentes matas de tabaco, ideales para cigarrillos, puros y rapé, así como por
su privilegiada situación geográfica que le permitía recibir frescos vientos
durante los meses calurosos (Rivière, 1973: 40 / Meyer, 1982: 56)
Este crecimiento poblacional se vio aunado a la comercialización de los
productos agropecuarios locales (tabaco, caña de azúcar y ganado) a la par de
la explotación minera que se incremento poco a poco, surgiendo así una
expansión relativa de mercados que estaban en función de la ruta comercial del
Camino Real de Guadalajara-Culiacán (Rivière, 1973: 40-41)
Dos elementos (el primero, la fundación del puerto de San Blas, orientada a
servir como auxiliar en las expediciones militares contra los ataques de los
indios seri y pima que hostilizaban a Sonora, así como para apoyar el
establecimiento de una ruta comercial sólida con las Californias y el segundo,
la consolidación del Camino Real Guadalajara-Culiacán) propiciaron para fines
del s. XVIII, que Ixtlán se viera favorecido por un creciente tráfico comercial y
el consiguiente aumento en el crecimiento económico de todas las poblaciones
aledañas a las rutas de comunicación y comercio del occidente Novohispano.
Esta situación se vio reflejada en el documento “Descripción Geográfica del
Partido de Ahuacatlán” de 1793, en el que encontramos a Ixtlán de Buenos
Aires como el centro de una población de ochenta y cuatro familias españolas,
noventa y un familias de “pardos” o mulatos, tres familias de indígenas y dos
familias de mestizos (Meyer, 1984: 188). Todos ellos, según la Descripción de
1793, vivían del cultivo de maíz, fríjol, matas de tabaco y huertas frutales, así
como de actividades como la arriería, la ganadería en pequeño y la explotación
de pequeñas minas de plata (Meyer, 1984: 188)
De esta forma, se puede visualizar que para fines del s. XVIII, Ixtlán era un
asentamiento con una población mayoritariamente española, criolla y mulata,
que se desempeñaba como rancheros, agricultores medios, empleados, mineros
en pequeño, criados y jornaleros, destacando que los elementos indígenas casi
habían desaparecido.
20
4. ANTECEDENTES DE INVESTIGACIÓN
4.1. Siglo XIX
Las primeras excavaciones de corte arqueológico en el sitio de “Los Toriles”,
fueron realizadas por el sacerdote Juan Navarro, cura de Ixtlán, aproximadamente
entre 1898 y 1899.
Dicho sacerdote (aficionado a las antigüedades locales a semejanza de los párrocos
de Ahuacatlán y de La Magdalena) practicaba con regularidad, desde diez años
antes, excavaciones en todo el Valle de Ixtlán, para procurarse así, figurillas de
barro y otros objetos prehispánicos (Lumholtz, 1967: Vol. II, 300 / Jáuregui, 1994:
42)
Sabemos de las excavaciones de Navarro en “Los Toriles”, gracias al testimonio
del etnógrafo francés León Diguet, mismo que presenció los trabajos de
exploración , cuando este colega y rival científico de Lumholtz en México, pasó
por Ixtlán en su viaje de exploración por Tepic y sus alrededores. (Diguet, 1899,
citado por Gifford, 1950: 195-197)
León Diguet relató los descubrimientos de Navarro, en un artículo periodístico,
mencionando que dicho sacerdote había localizado en las inmediaciones del pueblo
de Ixtlán, en el sitio descrito posteriormente como “Los Toriles”, un montículo
redondo de varios metros de altura, donde Navarro había excavado un corte central
en dirección Norte-Sur. (Diguet, 1899, citado por Gifford, 1950: 195-197)
Dicho corte revelo la existencia al interior del montículo, de un edificio circular
construido con piedras unidas con lodo, que contaba con escaleras y calzadas de
acceso.
Ante estas evidencias, Diguet asumió que todo lo anterior eran restos de una gran
base de un antiguo templo prehispánico. Siguiendo la descripción de Diguet, en el
centro del corte Navarro localizó dos escaleras de piedra, una frente a otra, que en
opinión del francés, descendían hasta la misma base del edificio.
Diguet mencionó asimismo, el hallazgo de fragmentos de arquitectura, ejecutados
en piedra volcánica así como de restos de una estatua toscamente labrada. (Diguet,
1899, citado por Gifford, 1950: 195-197)
21
También en el artículo se mencionó que este templo cubierto por un gran montículo
estaba rodeado por otros montecillos o montículos menores; Diguet consideró que
los montículos que rodeaban el templo descubierto eran túmulos funerarios, ya que
en ellos en excavaciones anteriores, se habrían hallado esqueletos en posición
horizontal con ofrendas asociadas.
Dichas ofrendas asociadas consistían en vasos de cerámica que contenían diversos
objetos, destacando varios idolillos de piedra o barro, depositados sobre el
esqueleto (Diguet, 1899, citado por Gifford, 1950: 195-197)
Posteriormente, el cura Navarro volvió a cubrir con piedras el corte y las
estructuras descubiertas, no existiendo más noticias sobre estructuras o piezas
prehispánicas, hasta los años de 1918 y 1925 (Corona, 1947: 6)
4.2. De 1946 a 1989
En 1918, siguiendo una incipiente política de conservación del patrimonio
arqueológico, la administración federal de Carranza, a través de la Secretaria
de Instrucción Pública y Bellas Artes y de la Inspección de Monumentos
Artísticos, expidió un nombramiento como subinspector local honorario y
conservador de Ixtlán, Nayarit a José María Curiel.
Sin embargo, la actuación de este notable local, no dejo huella apreciable (Ver
AGN, Instrucción Pública y Bellas Artes, Vol. 117, Exp. 13, 7 fs. Año: 1918)
En 1925, debido a las excavaciones y obras de terraceo en la construcción de la vía
férrea del Sur – Pacifico, los trabajadores e ingenieros encontraron en el Valle de
Ixtlán-Ahuacatlán, numerosas tumbas de tiro y abundantes vestigios arqueológicos.
Los empleados de ferrocarril, los contratistas así como diversos ejecutivos de las
empresas mineras extranjeras residentes en Ixtlan, Ahuacatlán y poblaciones
colindantes, comenzaron a saquear y comercializar ilícitamente los hallazgos,
exportando a los EUA, millares de estos objetos arqueológicos (Oficio, 1925: 23)
Las autoridades mexicanas a nivel estatal y federal, intentaron poner freno a este
saqueo; una de las primeras medidas fue el nombrar un guardián para la zona de
Ixtlán-Ahuacatlán, cuya misión sería vigilar los numerosos montículos y parajes en
la vecindad de Ixtlán, para evitar las excavaciones clandestinas (Oficio, 1925: 23)
22
Pero la permanencia y vigilancia del guardián nombrado, solo duro hasta 1930,
abandonándose cualquier supervisión oficial hasta 1945. En ese año, un
destacamento militar avecindado en la cabecera municipal de Ixtlán, se dio a la
tarea de abrir el montículo de Navarro y Diguet, por su lado Norte.
Para evitar esto, el profesor Francisco Parra que fungía por entonces como director
de la Escuela Primaria de Ixtlán, notificó a las autoridades, logrando así detener la
destrucción del montículo.
A fin de proteger y evitar la destrucción de los muros y escaleras descubiertas por
los soldados, el profesor Parra instaló un techo de tejas de barro sobre el montículo
(Corona, 1948: 6)
En enero de 1946, el arqueólogo norteamericano E. W. Gifford realizaba un amplio
recorrido de superficie en el Valle de Ixtlán-Ahuacatlán bajo el auspicio de la
Universidad de California, con el propósito de recolectar materiales cerámicos que
permitieran reconocer tipos diagnósticos, así como que relación podría existir entre
estos tipos y las ya famosas figurillas huecas tipo “Ixtlán”, que por esa época eran
sumamente populares a nivel internacional entre los coleccionistas y aficionados al
arte.
Gifford encontró diecisiete sitios arqueológicos en el Valle de Ixtlán-Ahuacatlán
durante su recorrido; el número catorce era el sitio conocido como “La Pirámide”
del rancho ganadero denominado “Los Toriles”, el viejo montículo excavado por
Navarro y Diguet (Gifford, 1950: 190-197)
Detallando sobre este punto, Gifford mencionó que el sitio de “La Pirámide” se
componía de alrededor de veinte montículos, algunos de ellos deshechos; Gifford
incluso pensó que algunos de esos montículos eran naturales.
Sin embargo, el investigador reportó que los principales montículos eran alargados
y en forma rectangular, destacando uno en forma de “L” y el montículo redondo
que la población local llamaba en 1946, el “templo azteca” (Ver Lamina 5)
23
Lámina 05.- Croquis del sitio de “Los Toriles” y del Camino Viejo a Guadalajara (Gifford, 1946)
24
Revisando las excavaciones de saqueo de 1945, Gifford observo en el monumento
redondo, restos de escaleras y de tres muros con nichos, semejantes entre sí,
construidos de piedra y tierra, enchapados con lajas; asimismo describió varios
petroglifos realizados en las lajas de los muros expuestos, transcribiendo el artículo
de León Diguet para completar la descripción del edificio (Gifford, 1950: 195-197)
Con respecto a los materiales arqueológicos, Gifford reportó en su artículo, que
para el sitio de “Los Toriles” existían malacates, navajas y cuchillos de obsidiana,
pintaderas de cerámica, fragmentos de metates y tiestos cerámicos diversos,
mismos que le sirvieron a Gifford para proponer la existencia de tres periodos
cronológicos llamados “Ixtlán Temprano”, “Ixtlán Medio” e “Ixtlán Tardío”,
asociando a “Los Toriles” con los periodos de Ixtlán Medio e Ixtlán Tardío,
ubicando así el sitio para el Postclásico (Gifford, 1950)
Un año después, en 1947, como resultado de las denuncias presentadas ante el
INAH, el director del flamante Departamento de Antropología e Historia de
Nayarit, el arqueólogo José Corona Núñez, inició los trabajos de investigación en
“Los Toriles”.
En sus primeras investigaciones, Corona Núñez encontró que el abandonado
rancho de “Los Toriles”, consistía en una vieja casa, situada a la vera del antiguo
Camino Real de Guadalajara. Dicha casa estaba rodeada de corrales en os que se
elevaban varios montecillos, de entre los cuales, destacaba un gran montículo
redondo, que mostró a través de zanjas y cortes, varias etapas constructivas; este
era el monumento descrito por Diguet en 1899.
Con poco presupuesto asignado, Corona Núñez inició los trabajos con una
limpieza de maleza y arbustos del montículo redondo y luego procedió a dividir el
sitio por patios (Patio I y Patio II). (Ver Lámina 6)
25
Lámina 06.- Croquis del sitio de “Los Toriles” y del Camino Viejo a Guadalajara (Corona, 1948)
A continuación comenzó la colecta de material arqueológico en superficie, para
empezar a darse una idea general de la funcionalidad y temporalidad del sitio, pero
al acercarse la temporada de lluvias, la prioridad fue clara.
26
Era necesario consolidar y proteger el gran montículo redondo, que ya no contaba
con la protección del techo provisional y obviamente sin una protección y
consolidación adecuada, la lluvia y los saqueadores destruirían los restos
arqueológicos en breve tiempo.
Se iniciaron así los trabajos de consolidación y al desarrollase estos, Corona Núñez
encontró que el montículo redondo, encerraba un monumento que se componía de
tres estructuras visibles. La estructura III, la última y la más destruida, encerraba en
su interior a la estructura II, que a su vez, contenía a la estructura I.
Las tres estructuras visibles mostraron casi las mismas características
arquitectónicas, así que Corona Núñez escogió a la estructura II, para su
consolidación. Se procedió a la limpieza y a los trabajos de albañilería,
consolidándose un gran basamento redondo con talud, de 25 metros de diámetro,
construido originalmente de piedras y lodo, recubierto con lajas de piedra.
Este basamento, en opinión de Corona, contaba con cinco escaleras simétricas
dispuestas (una de ellas, sin embargo, estaba clausurada por los constructores) y
con un pretil de mampostería con ventanillas cruciformes. Estas ventanillas
cruciformes están presentes también en los pasamanos de las escaleras de acceso.
Sobre la superficie circular del basamento, había dos altares con escaleras, uno
frente a otro, en dirección Norte – Sur. Al parecer, en los altares existían
adoratorios con pórticos de columnillas y techos planos de terrado (lodo y varas),
que estaban coronados con pequeñas almenas de piedra en forma escalona y de
punta de flecha (Corona: 1972: 14-18).
La primera estructura circular (Estructura I), según exploraciones posteriores, era
en todo semejante a la Estructura II y a la Estructura III salvo que en la parte
superior de la Estructura I, no existió piso de lajas ni huellas de los dos basamentos
de adoratorios que tienen las Estructuras II y III. (Corona: 1958: 130).
Con escaso presupuesto y numerosas responsabilidades administrativas, Corona
Núñez requirió de varias temporadas de trabajo de campo (1948, 1949,1950, 1951,
1952, 1953, 1956, 1957 y 1958) para limpiar y consolidad el monumento redondo,
ya que por limitaciones de tiempo y dinero, solo se trabajó por lapsos de uno a tres
meses por temporada.
27
Desde 1949, el montículo redondo que Corona consolida, es llamado “Pirámide de
Quetzalcóatl”, por la creencia de Corona Núñez, de que el basamento redondo con
cruces, era iconográficamente similar a los templos dedicados a Quetzalcóatl, en el
Centro de México. (Corona: 1949: 4).
En los trabajos de consolidación y en las excavaciones de exploración de la
“Pirámide de Quetzalcóatl”, se encontraron en los rellenos de las diferentes etapas
constructivas, varios fragmentos de esculturas en piedra, incluyendo la
representación de una cabeza humana, además de varias figurillas de barro planas,
que Corona Núñez denominó como “tipo de mazapa” o “estilo tolteca”, por su
semejanza a las halladas en el Centro de México. (Corona: 1948/ Williams:
1992:30).
Sin embargo, a la par de los trabajos en la “Pirámide de Quetzalcóatl”, Corona
Núñez exploró y excavó algunas estructuras cercanas en el sitio. En uno de los
montículos pertenecientes al Patio II, posiblemente el montículo G, al realizarse
una cala exploratoria en 1958, se reportó el hallazgo de una estructura
arquitectónica con un acabado de barro aislado, sobre la cual se encontraron los
restos de un gran brasero de barro, profusamente ornamentado, que Corona Núñez
identificó como perteneciente a la cultura tolteca, con fuertes reminiscencias
teotihuacanas (Corona: 1958:f.130 / Corona: 1966: 113).
También, al excavarse el montículo K, se encontró en 1950, una placa de cobre en
forma de hachuela con perforación. (Corona: 1972: 22). (Ver Lámina 06)
En 1951 se exploró el montículo D, correspondiente al altar de ofrendas del Patio
I. Este tenía una forma rectangular, con cuatro escaleras limitadas por alfardas y
dados.
Dentro de él y al nivel del terreno, se encontró una piedra alargada y clavada
verticalmente y junto a ella, tres montones de restos óseos. Entre el escombro,
aparecieron cabecitas de barro (planas con cuellos cilíndricos), cuerpos huecos, así
como soportes almenados y pequeños cajetitos con pelotillas de barro en su
interior (de cuatro a cinco) como si se tratara de representaciones de ofrendas;
todas estas eran de barro café, con restos de pintura blanca (Corona: 1951: f. 47 –
48).
28
También en esos años, se exploró un cuarto que apareció en el montículo F, donde
se encontró una gran diversidad de materiales, como una nariguera en forma de
anillo, hecha de alambre de cobre aplanado, parte de la quijada de un pequeño
carnívoro, restos de olotes y zacate quemado así como diversos tiestos cerámicos
(Corona: 1951:f.48)
Durante sus trabajos, Corona Núñez reportó para el sitio de “Los Toriles”,
diferentes tipos cerámicos, como el tipo bicolor, diferentes tipos polícromos con
contornos grabados o esgrafiados, así como el tipo blanco sobre rojo, mencionando
asimismo como formas predominantes a cajetes, vasos trípodes, ollas, molcajetes
trípodes con pestaña basal y soportes zoomorfos o de tipo sonaja así como
molcajetes de base anular. (Corona: 1948:1949:1951).
También se reportó para el sitio, numerosos malacates de doble cono con
decoración esgrafiada, así como figurillas tipo mazapa con pintura verde, negra o
azul sobre baño blanco o amarillento; también se reportó la existencia de silbatos
de barro, antropomorfos y zoomorfos. También se encontraron puntas de flecha,
raspadores y numerosos fragmentos de obsidiana roja, negra y gris, así como
hachas de garganta de piedra basáltica y de color verdosos.
A partir de 1952, el Departamento de Antropología de Nayarit, desaparece y
Corona Núñez pasó a ocupar el cargo de director del Museo Regional de
Guadalajara, retirándose así del sitio de “Los Toriles”, para el año de 1958.
En vista de la importancia del sitio, el INAH comisionó en 1961, al arqueólogo
Eduardo Contreras Sánchez, para continuar los trabajos de exploración y
consolidación del sitio arqueológico.
Durante tres temporadas de trabajo (diciembre de 1961 a mayo de 1962, junio a
agosto de 1966 y mayo a julio de 1967), Contreras reconsolidó las partes dañadas
por la intemperie y por los saqueadores del “Templo de Quetzalcoatl” y restauró
los testigos de la estructura III, encontrando al pie de las escaleras, huecos hechas
de lajas, a modo de fosas rectangulares que sugieren tumbas saqueadas (Contreras:
1966:10). Estas tumbas de fosa o de “caja de laja”, fueron reportadas por Corona
Núñez desde 1956. Al parecer León Diget tuvo noticias de ellas, en 1899.
También Contreras excavó en seis montículos, situados al norte y al sur del
montículo redondo, descubriendo y consolidando varios altares centrales
(localizados en espacios que se caracterizaron como plazas), un curioso cuarto que
29
es llamado “del hechicero” y tres edificios rectangulares, que contaban con galerías
y corredores, delimitados por columnas rectangulares, banquetas y plataformas
adosadas, que tenían enchapados de lajas; estas ocasionalmente mostraban figuras
incisas (Contreras: 1962: 2-9 / Contreras: 1966: 5-10) (Ver Lámina 7).
Lámina 07.- Croquis del sitio de “Los Toriles” (Contreras, 1962)
30
Los pesos y enjarres de las paredes y corredores de los edificios, eran de lodo
endurecido al fuego; al parecer los techos eran planos, de barro y viguería y
estaban también cocidos, circunstancia ya observada por Corona Núñez en las
excavaciones del montículo redondo por medio de calzadas de lajas (Contreras:
1966 / Contreras: 1967: Ibid).
El conjunto de construcciones, reportaba Contreras, mostraba tres etapas
constructivas y en forma global, conformaban plazas y patios a diferentes niveles.
Durante las excavaciones, Contreras halló dos ofrendas; la primera en las escaleras
del altar de la plaza I, que consistía en pequeños objetos de barro (braseros,
incensarios, ollitas) pintados de blanco , asociados a caracoles de rio perforados,
carbón, pequeñas placas de mica y restos de huesos semicalcinados (cráneos).
(Contreras: 1962: 4). Dicho altar había sido ya explorado en 1958 por Corona
Núñez, encontrando en esa ocasión, una ofrenda similar.
La segunda ofrenda fue hallada durante la temporada 1967, en el montículo situado
al NW del edificio escuadra, a cuatro metros del pie de la escalera del altar de esa
plaza; esta ofrenda consistía en 32 vasijas y platos miniatura. Las vasijas miniatura
estaban decoradas al pastillaje y los platos tenían un diámetro de 13 cms.
(Contreras: 1967: 27).
Contreras también reportó la existencia en el sitio, de figuras de piedra (cabezas
humanas y representaciones de aves) así como fragmentos de metates y metlapilis,
hachas de basalto y figuras antropomorfas de tezontle. La cerámica en superficie
fue reportada como abundante y en opinión de Contreras, estaba relacionada con la
Cultura de Aztlán y con Chametla Temprano (Contreras: 1962:8–9)
En la última temporada de trabajo (mayo – julio de 1967), fue comisionado por
parte del Departamento de Prehistoria del INAH, el pasante de arqueología
Rodolfo Castro Hernández como auxiliar. Esto no es raro, ya que en 1956 participa
en las exploraciones de Ixtlán, el pasante Horacio Corona O. y en 1961 -62,
colaboró el pasante Jordi Gussinyer.
Castro Hernández realizó un reconocimiento general del sitio y levantó un croquis
que incluía la mayor parte de los montículos de la zona; retícula y recolecta en
forma sistemática, materiales arqueológicos de superficie, excavando después
algunos pozos estratigráficos. (Contreras: 1967:29) (Lamina 8).
31
Lámina 08.- Croquis del sitio de “Los Toriles” con los pozos estratigráficos señalados
(Castro Hernández, 1967)
32
Al terminar la temporada de 1967, Contreras Sánchez finalizó su comisión y
regresó a la Ciudad de México, para luego ser enviado a dirigir otros trabajos de
prospección y exploración arqueológica en el interior de la república. Los
materiales arqueológicos de esa temporada, fueron llevados en tren desde Ixtlán
del Río hasta el D. F., a las bodegas del Departamento de Prehistoria del INAH,
bajo la supervisión de Rodolfo Castro. El material constaba de 876 bolsas de
materiales colectados en superficie por muestreo, dos costales de escombro del
edificio escuadra, un costal que contenía 69 bolsas de materiales de los diez pozos
estratigráficos realizados, dos entierros y una caja de materiales diversos.
Castro Hernández comenzó el análisis de las primeras cien bolsas de los últimos
pozos estratigráficos, más en 1968, abandona el Departamento de Prehistoria,
encargando a su compañero y amigo Rubén Cabrera Castro, la tarea de guardar y
entregar los materiales de “Los Toriles”, al responsable de la Bodega de
Prehistoria, en septiembre de 1968. (Comunicación personal del arqueólogo Rubén
Cabrera Castro, investigador del INAH en Teotihuacán: 1993).
Veinte años después, en 1988, con el Director del Centro Regional INAH de
Nayarit, el arqueólogo Raúl M. Arana Álvarez, se reinician los trabajos de
exploración e investigación en el sitio de “Los Toriles”. Auxiliado por un pequeño
equipo de pasantes de arqueología y de antropología física, Arana Álvarez
comenzó con los trabajos de limpieza y restauración de los monumentos existentes,
ya deteriorados por la acción de los elementos y los saqueadores; luego se realizó
una prospección para levantar un plano topográfico que incluyó todos los
montículos del sitio arqueológico. (Arana: 1989:24 / Arana: 1993:1-19) (Ver
Lámina 9).
Al mismo tiempo, Arana Álvarez dividió el sitio en tres secciones:
- La sección A, ubicada al Norte, que comprendería el “Templo de
Quetzalcóatl” (restaurado por Corona) y los edificios rectangulares
adyacentes (restaurados por Contreras en 1961 1966).
- La sección B, situada entre las zonas A y C, sección que no había sido
explorada sistemáticamente.
- La sección C, ubicada al Sur, que comprendería diversos edificios
rectangulares, entre ellos el edificio escuadra, restaurado por Contreras en
1966 y 1967. (Ver Lámina 9).
33
Lámina 09.- Mapa del sitio de “Los Toriles” (Arana, 1988)
34
Para Arana Álvarez, fue imperioso excavar y consolidar los edificios de la zona B,
ya que su abandono distorsionaba la observación del patrón de asentamiento
prehispánico, limitando así la correcta interpretación de la distribución de edificios
y plazas, ocultando información valiosa para entender la funcionalidad del sitio.
(Arana: 1989:24 / Arana: 1993: 13-17)
De 1988 a 1989, Arana Álvarez descubrió siete edificios rectangulares que
contaban con pilares o columnas rectangulares a manera de pórticos en las
entradas. Los edificios descubiertos estaban agrupados en dos conjuntos de plazas
cerradas, delimitadas estas por estructuras de piedra con basamentos que soportan
construcciones de tipo ceremonial – administrativo.
Estos basamentos contaban con escalinatas a las plazas y es de notarse, como lo
hizo Arana, la presencia de subestructuras que pueden representar diferentes
momentos de modificación, construcción o ampliación (generalmente en tres
etapas); circunstancia que Arana Álvarez cree que denota, más que una planeación
inicial, una serie de adaptaciones a los edificios, de acuerdo a cambios de
crecimiento y necesidades de población. (Arana: 1989:25 / Arana: 1993: 15-17).
Un hecho relevante fue reportado por Arana Álvarez, al encontrar que los edificios
rectangulares con pilares, se hallaron varios fogones u hogares en el centro del
piso, alinead en número de tres ocasiones, a veces de forma redonda (construidos
de barro cocido) o cuadra (construidos con lajas de piedra en paredes y fondos,
recubiertos de barro), hechos directamente en los pisos de los edificios. Arana
Álvarez propone que estos fogones o lugares especiales para el fuego, podrían
haber sido ceremoniales o para proporcionar calor e iluminación. (Arana: 1989.25 /
Arana 1993: 22).
También se menciona en los trabajos de Arana Álvarez, del hallazgo del sistema de
drenajes, usados para eliminar el agua del interior de las plazas. Estos drenajes,
eran canales estrechos y rectangulares, hechos de lajas de piedra y recubiertos con
lajas acomodadas perpendicularmente a modo de constituir un techado a lo largo
del canal. (Arana: 1989:24 / Arana: 1993: 22). Asociado a un drenaje bifurcado
cerca del montículo B, se encontraron restos de una cremación ceremonial, al
parecer de fragmentos de cráneos de varios individuos adultos e infantes. Es
probable que como parte del cierre de esa parte del drenaje, se le haya utilizado
como fosa o cripta para esa inhumación. (Arana: 1989:26 / Arana: 1993: 23 – 27).
35
En los trabajos de excavación de la temporada 1988, se realizaron pozos de
sondeo y calas exploratorias en las estructuras para obtener plantas, cortes y
perfiles estratigráficos, reportándose el hallazgo de varios objetos de metal, agujas
y un cincel de cobre, hallado este en el montículo E; posiblemente este montículo
E, sea el montículo K que exploró Corona Núñez en 1950, donde reportó el
hallazgo de una pequeña hecha de cobre perforada.
Durante la consolidación del sitio, se hallaron además algunas ofrendas asociadas a
los espacios y estructuras arquitectónicas. En los edificios E y A se encontraron
ofrendas cerámicas bajo las esquinas interiores de las estructuras.
En el edificio A, bajo del piso de un nicho, hallaron dos ollas fragmentadas de
gran tamaño, una de las cuales contenía restos de carbón y semillas quemadas. Al
pie del muro de la estructura C, se descubrió una vasija miniatura (ollita trípode
con alisado simple) asociada a una navaja de obsidiana: debajo de esto, se hallaron
restos carbonizados de semillas y olotes.
También al revisar el montículo 37, se halló una ofrenda en la esquina SE del
cercano montículo 35, casi a flor de tierra. Esta ofrenda consistía en una pequeña
vasija sin decoración, en cuyo interior se encontró una punta de flecha de obsidiana
y una figurilla de piedra verde que tentativamente se identificó como el tipo
“Mezcala”. (Niño: 199:44).
Otros materiales arqueológicos como puntas de flecha, raspadores y navajas
prismáticas de obsidiana, lajas de piedra caliza con representaciones simbólicas de
aves, hachas de garganta, manos de molienda o metlapillis y abundante cerámica
polícroma y doméstica, fueron reportadas en el sitio, durante la temporada 1988.
(Arana: 1989:27).
Al parecer el material cerámico recolectado durante la exploración de los siete
montículos en la temporada 1988, fue llevado al Centro Regional Nayarit INAH en
Tepic. Un análisis preliminar de este material fue realizado por la pasante de
arqueología Xochiquetzal Niño Calixto en 1990 (Niño: 1994: 41-46), pero
desafortunadamente los estudios finales no concluyeron.
En cuanto al estudio arquitectónico del sitio, el arqueólogo Raúl Barrera
Rodríguez, miembro del equipo de trabajo de Arana Álvarez, (Barrera: 2000:1-25),
propuso que en las áreas investigadas en 1988, la siguiente disposición: (Ver
Lámina 10)
36
Lámina 10.- Disposición por áreas de los edificios del sitio de “Los Toriles” (Barrera, 2001)
Sección C
Corresponde a la porción norte de la zona arqueológica y es delimitada por las
cuatros estructuras arquitectónicas que se exploraron en forma sistemática, que
conformarían un conjunto arquitectónico denominado “plaza”, en cuyo centro se
encontraría un pequeño altar.
37
Las estructuras arquitectónicas de esta sección se denominaron como:
- Edificio circular denominado Ehecatl – Quetzalcóatl, destinado para
actividades religiosas.
- Edificio de los relieves (edificio con escalinata, banqueta frontal y cuartos
con pórtico y columnas), que posiblemente funcionaba como residencia de
la élite política y/o religiosa.
- Edificio de las Columnas (edificio con escalinata, banqueta frontal y cuartos
con pórtico y columnas), que posiblemente funcionaban como residencia de
la élite política y/o religiosa.
- Altar Central formado por dos secciones, con escalera, alfardas y dados,
destinado para actividades religiosas.
Sección B
Correspondería al centro del sitio y contraria con dos plazas abiertas que se tocan,
con sus respectivos edificios que las delimitan por sus lados e incluyen sus altares
centrales. Los edificios de esta sección serían:
- Edificio del Recinto Adoratorio (edificio con escalinata, columnas, cuarto,
fogones de piso y un nicho central), que posiblemente funcionaba para
actividades religiosas y públicas administrativas.
- Edificio de las Columnas Superpuestas (edificio con banquetas, muros,
cuarto de dos cuerpos, con columnas) que posiblemente funcionaba para
actividades religiosas y públicas administrativas.
- Cuarto del Sacerdote (edificio con una columna y escalinatas) que
posiblemente funcionaba para actividades religiosas y publicas
administrativas.
- Altar Central, que contaba con escaleras y alfardas, destinado a actividades
religiosas.
- Edificio de los Fogones (edificio con banquetas, muros, escalinatas,
columnas, fogones y piso de lajas) que posiblemente funcionaba para
actividades religiosas y públicas administrativas.
- Edificio de Turquesa (edificio con cuarto adoratorio, escalinatas y muros)
que posiblemente funcionaba para actividades religiosas y públicas
administrativas.
- Altar de dos cuerpos, destinado a actividades religiosas.
- Edificio de las Cuatro columnas (edificio con banqueta, escalinata,
columnas y fogones de piso) que posiblemente funcionaban para actividades
38
religiosas y públicas administrativas.
- Cuarto del Hechicero (que en realidad no es un cuarto aislado, sino parte de
un edificio con galería, columnas y escalinatas, semejante al edificio
Turquesa) que posiblemente funcionaba para actividades religiosas y
públicas administrativas.
Sección A
Comprende el conjunto arquitectónico localizado al sur del sitio arqueológico.
Originalmente debió estar formado por más de cinco estructuras que delimitaban a
una amplia plaza abierta. Los edificios más sobresalientes son:
- Edificio en Escuadra (edificio de un solo cuerpo con enorme galería
acodada en columnas, escalinatas y cuarto adoratorio) que posiblemente
funcionaba para actividades religiosas y públicas administrativas.
- Altar Central, rectangular y de dos cuerpos escalonado, con escalinatas por
los cuatro lados, con alfardas y dados, destinado de actividades religiosas.
- Basamento Piramidal de dos cuerpos, (edificio con basamento rectangular,
escalinatas, alfardas y muros de templo rectangular) destinado a actividades
religiosas.
39
5)
METODOLOGÍA Y SISTEMATICA DE INVESTIGACIÓN
5.1.) Fundamentación metodológica
Consideramos que a nivel teórico general, el modelo más idóneo para poder
explicar el desarrollo de muchos sitios del Posclásico temprano del Occidente de
México, particularmente el de “Los Toriles” es el modelo denominado “Sistema
Mundial”, propuesto por Immanuel Wallerstein en 1974.
En su obra, “The Modern World System” , Wallerstein, basado en el estudio de los
orígenes y características históricas del sistema capitalista europeo, elabora un
modelo, que al marco de una globalización de estructuras económicas, políticas y
culturales, explica cambios y relaciones en las unidades sociopolíticas existentes, al
proponer la idea de un sistema complejo de intercambio de bienes, sistema basado
en relaciones de dominio, explotación o franca colonización, realizadas por fuertes
estados o entidades políticas desarrolladas, sobre organizaciones sociales y
políticas menos fuertes, consideradas “periféricas”. Estas periferias adquirirían
dentro del “Sistema Mundial”, una especialización que podría ser de naturaleza
ecológica, ocupacional o política. (Wallerstein: 1974).
Este modelo resultó atractivo para muchos investigadores, ya que desde los años
cuarenta del siglo veinte, se había propuesto la existencia de intercambios o
“comercio” entre el Altiplano mexicano y diversas zonas de Mesoamérica,
basándose en la presencia de materiales arqueológicos específicos (cerámica
“anaranjado delgado”, cerámica “plumbate”, obsidiana, conchas marinas,
turquesas, objetos de metal, etc.).
Apoyado en esto, Phil Weigand en 1978 y 1982, propuso que para Mesoamérica,
el “Sistema Mundial” es válido, debido a que Mesoamérica fue un sistema
virtualmente cerrado hasta el siglo XVI, con características generalizadas y
comunes, a semejanza de la globalización capitalista de fines del siglo XX,
propuesta por Wallestein. Esta situación de globalización facilitaría el surgimiento
y expansión de una estructura de intercambio (basada en redes regionales
entrecruzadas) de estados y otras entidades políticas, que en abierta competencia,
intentarían controlar recursos raros y escasos. (Weigand: 1978 / Weigand: 1982).
En 1980, J. Charles Kelly propuso que el “Sistema Mundial” con sus redes de
intercambio o “caminos” estaba presente en la realidad de Mesoamérica y sus
áreas limítrofes como Oasisámerica y Aridoamérica. (Kelly: 1980: 53-63).
40
Estos “caminos” o redes de influencia política – cultural, señalada por la presencia
de elementos foráneos en diversos asentamientos arqueológicos que estaban en
comunicación, pone en contacto al actual Suroeste de los Estados Unidos con
Mesoamérica, a través “El camino de la Turquesa”, “El camino del Cobre” y “El
camino de Plumas y Katchinas”, rutas políticas y de intercambio que favorecieron
la aparición de centros regionales a lo largo de esas rutas. Esos centros regionales
dependían esencialmente del intercambio y del poderío político de los señoríos y
estados que se encontraban en los extremos de las rutas. (Kelly: 1980: 53-63).
Los asentamientos establecidos a lo largo de los “caminos” o rutas, tendrían
determinadas características económicas y políticas con una estructura específica
de poder (“chiefdoms” o señoríos). Kelly propuso la vigencia de esas rutas durante
los períodos del Clásico y del Posclásico, asociándolas específicamente durante el
Clásico con Teotihuacán, el Posclásico Temprano con Tula y el Posclásico Tardío
con los purépechas en Michoacán.
En opinión de Kelly, el sistema de “caminos”, sobrevivió incluso al período
prehispánico, extendiéndose hasta la colonización española del siglo XVII del
Noroeste de México, con “El camino de la Plata”. (Kelly: 1980: 53-63).
En 1985, la arqueóloga Beatriz Braniff, opinó que el modelo propuesto por Kelly,
reflejaba uniones y alianzas políticas y que la interrelación entre los núcleos y
periferias, repercutía en los desarrollos de las entidades políticas implicadas,
afectándolos siempre. (Braniff: 1985).
Para 1986, los investigadores Richard Pailes y Joseph Whitecotton, hicieron
algunos comentarios sobre el uso indiscriminado del modelo “Sistema Mundial” en
Mesoamérica. Advirtieron que los cambios en las sociedades, no solo provenían de
factores externos, como los manejados en la estructura de intercambio. También
consideraron que el modelo en Mesoamérica podía contemplarse como un sistema
económico de corte generalizado en la superarea cultural. Este sistema económico
estaba dominado por estados nucleares despóticos que competían ferozmente
entre sí, por el acceso y control de determinados bienes económicos. (Whittecotton
y Paites: 1986).
Entre 198 y 1985, durante los trabajos del “Proyecto Arqueológico Cañada Río
Bolaños (Jalisco y Zacatecas)”, la arqueóloga María Teresa Cabrero G., utilizó el
modelo teórico del “Sistema Mundial”. Cabrero desarrollo la propuesta de que la
ocupación sedentaria, establecida en los Valles de Valparaíso, Zac. y Mezquitic,
41
Jal., entre los años 600 y 900 d. C., se originó de una colonización proveniente de
la cercana cuenca del lago Magdalena en Jalisco, cuya meta era ser parte
importante de los caminos o “rutas” de las que habló Kelly.
Su idea fue que la poderosa cultura Teuchitán estableció una serie de
asentamientos en el paso natural más accesible entre el área de Chalchihuites y el
altiplano jalisciense, a fin de servir como intermediarios dependientes de
importancia, en el sistema de importancia, en el sistema de intercambio comercial,
cultural y político del “Camino de la Turquesa”, durante el período Clásico.
Cabrero planteó en su investigación, que cuando por diversas causas se abandonó
esa ruta en el Posclásico a favor del “Camino de Cobre” (que corría hacia el Norte
y el centro de Mesoamérica, siguiendo el Río Lerma y las riveras del Lago de
Chapala hasta Nayarit y posteriormente a Durango, Zacatecas y Chihuahua,
atravesando la Sierra Madre, para luego dirigirse para el suroeste de los Estados
Unidos), los señoríos del Lago Magdalena (situado al NW del Lago de Chapala) se
integraron a dicha ruta, situación que probablemente provocó, entre otras causas, el
total desalojó de las poblaciones sedentarias y agrícolas de la Cañada de Río
Bolaños, entre los años 1000 y 1100 d. C. (Cabrero: 1989: 20, 51,54-59, 325-326).
En lo referente al sitio de “Los Toriles” en Ixtlán del Rio, Nayarit, pensamos que la
aplicación del modelo “Sistema Mundial”, permitiría explicar su desarrollo y
funcionamiento, aunque con la restricción de considerar que el modelo ya citado,
solo se puede aplicar para ciertos períodos en los que surgen metrópolis
centralizadas, con posibilidades de expansión política o militar, como serían los
casos de Teotihuacán, Tollan, para las fases Xolalpan – Tlamimilopa y Tollan,
respectivamente.
Ante esto, podríamos proponer que para el período Posclásico Temprano, el sitio
arqueológico de “Los Toriles”, sería un centro de poder regional, donde una
entidad política tipo señorío, ejercería una hegemonía local con la población
campesina circundante y que esta entidad estaría integrada a la red política –
económica conocida como “El Camino del Cobre” y que por lo tanto, tendría una
relación de alianza con el estado tolteca durante la fase Tollan (900 al 1200 d. C.).
“Los Toriles” controlarían un pequeño territorio que en razón de estar en área
semi–períférica y por su posición de control del paso natural entre el altiplano
jalisciense y las regiones costeras y centrales nayaritas, sería un punto importante
en la red de intercambio conocida como “El Camino de Cobre”, compitiendo por
42
el predominio regional con los señoríos vecinos (principalmente con los del Lago
Magdalena), aliados todos de la poderosa metrópoli centralizada y en expansión,
Tula – Xicotitlán.
A nivel particular, proponemos que “Los Toriles” y su área circundante,
previamente a su inserción en la red, habría conocido un desarrollo eminentemente
local, de tipo aldeano, con una cultura y una tradición común (complejo cultural de
las tumbas de tiro) a la de comunidades situadas en el altiplano y costa nayarita y la
vecina región jalisciense.
En el momento del Posclásico Temprano, esta tradición cultural cambia al
insertarse en el área en “El Camino del “Cobre”. La estructura jurídico – política
del señorío cambia, en razón de la alianza con la metrópoli (Tula) y de la influencia
de la estructura de intercambio foránea.
Estos cambios traerían como consecuencia, la aparición del sitio de “Los Toriles”
como un centro religioso – administrativo de estructuras planificadas y elementos
arquitectónicos ajenos al área, de clara filiación mesoamericana, propios de un
señorío centralizado (templo – plaza – altar central), así como nuevas deidades
(Tlaloc, Xipe), elementos típicos de la nueva estructura política (uso de narigueras
y pectorales tipo mariposa), materiales foránea (cerámica plumbate, conchas
marinas, etc.) incluso por su posición de punto de frontera, serviría de enlace con
otras tradiciones culturales de la periferia.
Las influencias y las nuevas tradiciones culturales se mezclarían con las anteriores
y con las de la periferia cercana a Aridoamérica, a lo largo de “El Camino de
Cobre”, originando así, el complejo Aztlatlán que corre desde las costas de Sinaloa
y Nayarit hasta los altiplanos nayarita y jalisciense.
El sitio de “Los Toriles”, funcionaría en esa red, tanto como un punto de resguardo
para garantizar el paso, manteniendo una fuerza organizada de carácter coercitivo,
así como de base para el control administrativo y de aprovisionamiento para los
traficantes y viajeros de paso, al tiempo que sirve de residencia a la dirigencia del
señorío y de espacio cívico – religioso a las comunidades aldeanas tributarias.
Aventuramos la idea de que al entrar en conflicto, el imperio tolteca, ya sea por la
competencia con rivales poderosos, por fragmentación o por desórdenes políticos,
crisis económicas o demográficas, etc., por la interdependencia existente, el
señorío asentado en “Los Toriles”, entraría en un ciclo de crisis, ya que su
43
configuración política – económica tendería a estar demasiado especializada y
dependiente de la red de intercambio.
Esta situación se agravaría con la interrupción del control político tolteca sobre los
belicosos señoríos jaliscienses de Magdalena, que aspirarían a controlar el paso
natural en su beneficio.
Los conflictos internos del área se agudizarían y la importancia del sitio de “Los
Toriles” tendería a disminuir, para dar lugar a un reacomodo de fuerzas, que
implicaría el abandono parcial del sitio , cambiando la sede de poder del señorío,
relocalizándose en Ahuacatlán, aunque posiblemente conservando en el lugar, las
funciones cívico – religiosas para la población campesina, aunque disminuyendo
de importancia paulatinamente, mientras que la importancia religiosa, política y
económica de Ahuacatlán, (nueva sede del señorío), crecía poco a poco.
5.2. Sistemática de investigación.
Para cubrir los objetivos señalados en nuestra investigación, se procedió a
desarrollar las siguientes actividades:
I) Investigación bibliográfica y de archivo de los trabajos arqueológicos
efectuados de 1946 a 1989 en el sitio de “Los Toriles”. Ixtlán del Río,
Nayarit.
II) Revisión del material arqueológico de la temporada de 1967. Esta revisión
se efectuó en el Departamento de Colecciones de la Subdirección
Laboratorios y Apoyos Académicos del INAH, bajo la supervisión del
arqueólogo Jorge A. Quiroz Moreno, jefe de ese departamento. Dicha
revisión encontró que el material arqueológico se dividía en material de
recolección sistemática de superficie, material de excavación controlada
proveniente de catorce pozos estratigráficos realizados en el sitio y de una
trinchera de aproximación en el altar asociado al montículo escuadra y el
material de escombro (sin lavar) proveniente del montículo escuadra,
restaurado en 1967.
Este material se encontraba en 932 bolsas de manta, cerradas y etiquetadas
desde 1967 y debidamente empacadas en once grandes costales de yute,
cerrados.
44
III) Registro del contenido de cada bolsa, procediendo a:
a)
Registrar los datos de las etiquetas tanto interiores como exteriores,
iniciando con el número de bolsa en orden progresivo, siguiendo a
continuación el resto de los datos (sitio, unidad, cuadro, superficie o
capa).
b)
Luego de registrada la bolsa, se vaciaba y se procedía a separar los
materiales arqueológicos por materia prima, separando con sumo
cuidado y contabilizando los elementos diagnósticos presentes, tales
como figurillas de barro, malacates, orejeras, moldes, etc.
c)
Una vez separados los materiales por materia prima, se procedió a su
agrupación y conteo en grupos y categorías específicas.
d)
Después de lo anterior, se separó del total de los grupos en bolsa, un
diez por ciento de muestra para análisis y para la elaboración de
muestrarios de material arqueológico del sitio, marcando con tinta
china y plumilla el material elegido con su número de bolsa. El resto
del material, se colocaba en su bolsa y se desechaba.
e)
El material arqueológico seleccionado, se colocaba en cajas para su
posterior análisis y clasificación.
IV) Análisis del material arqueológico seleccionado.
El análisis se realizó agrupando y separando el material de excavación
del material de superficie; ubicando espacialmente los elementos y tipos
diagnósticos, en el plano general del sitio, gracias al sistema de unidad y
cuadro.
a) Se procede primero a separar el material por materia prima, forma y
acabado
b) Posteriormente se procede a relacionar los materiales agrupados con
los tipos diagnósticos ya reportados en la literatura arqueológica para
el sitio de “Los Toriles”, procediendo luego a su descripción técnica.
c) Finalmente se trató de ubicar a los materiales y elementos, tanto por
orden cronológico, como espacialmente dentro del área del sitio
arqueológico, intentando encontrar relaciones.
45
V) Investigación bibliográfica y de archivo sobre los testimonios históricos y
etnohistóricos de los grupos indígenas tales como Coras y Huicholes
intentando relacionar los datos etnohistóricos con los arqueológicos ya
obtenidos, a fin de presentar posibles hipótesis para los futuros trabajos
arqueológicos en el área.
46
6) EL SITIO ARQUEOLÓGICO DE “LOS TORILES”
6.1. Descripción.
La zona arqueológica de “Los Toriles”, se encuentra dentro del municipio de Ixtlán
del Río, Nayarit, a 3.5 kilómetros al Este de la cabecera municipal, sobre una
pequeña meseta, a 1100 metros sobre el nivel del mar, entre las coordenadas 104°
20' 15" y 104° 21' longitud Este y en los 21° 2' de latitud Norte. (Arana: 1996: 5)
Dicha meseta, vecina al pequeño cono volcánico de El Molcajete, tiene un área
cercana a las cuatro hectáreas, elevándose por 50 metros de altura de la cercana
población de Ixtlán. El área se encuentra delimitada por el cauce del Río Chico al
norte y por el sur con la carretera federal y la vía férrea. (Ver Fotos 2 y 3).
Foto 02.- Vista de Los Toriles
Ixtlán del Río, Nayarit - 1967
Foto 03.- Vista de Los Toriles
Ixtlán del Río, Nayarit - 1967
El terreno tiene varias pendientes que hace notorio el acondicionamiento artificial
del terreno, que permite que este, sea uno de los pocos relieves planos del Valle
Anaucatlán – Ixtlán. Por eso, no es extraño descubrir que el antiguo camino real
Tepic – Guadalajara pasa por en medio del sitio arqueológico.
Desafortunadamente, su misma accesibilidad hace posible la existencia del
basurero municipal, a cincuenta metros al noroeste del sitio. (Arana: 1996:5).
En el sitio de “Los Toriles” existen 93 montículos distribuidos en diferentes
conjuntos, según lo registrado en el plano topográfico de la temporada de 1988.
(Barrera: 2000: 4).
47
Foto 04.- Vista de Los Toriles
Ixtlán del Río, Nayarit - 1967
Foto 05.- Vista de Los Toriles
Ixtlán del Río, Nayarit - 1967
Foto 06.- Vista de Los Toriles
Ixtlán del Río, Nayarit - 1967
Estos se construyeron sobre amplias terrazas acondicionadas, aprovechando la
pendiente del terreno, contabilizándose catorce conjuntos arquitectónicos,
constituidos por plazas rodeadas de plataformas (rectangulares y cuadradas) donde
se encuentran por lo general, altares centrales. (Arana: 1996: 5). (Ver Fotos 4, 5, 6
y 7)
Foto 07.- Vista de Los Toriles (Edificio Escuadra)
Ixtlán del Río, Nayarit - 1967
Existen también estructuras circulares asociadas a estas plazas, de entre las que
destaca la llamada “Pirámide o monumento de Quetzalcóatl”, que mide cerca de
treinta metros de diámetro por cuatro de altura, que tiene sus muros en talud con un
pretil perforado con cruces que hacen las veces de claraboyas.
Alrededor de la zona, en pie de monte y ladera, se encuentran cultivos y terrenos
de pastoreo, donde probablemente se encontraba la zona habitacional, cuya
extensión no ha sido claramente delimitada, aunque el investigador Joseph
48
Mountjoy sugirió que para el Posclásico Medio, existiría un denso asentamiento en
la parte norte del sitio (un conjunto de pequeñas lomas al norte del Río Chico),
ocupación denotada por montículos pequeños y mucha basura doméstica.
(Muntjoy: 1982: 71, citado por Arana: 1996: 3).
El sitio arqueológico de “Los Toriles”, consiste pues, de acuerdo con las
observaciones del investigador Raúl Barrera Rodríguez. (Barrera: 2000: 5 -13), en:
a) Edificios rectangulares de piedra y lodo, construidos sobre plataformas, con
banquetas y galerías que tienen columnas, pórticos y cuartos. Por lo general
en los cuartos existen fogones u hornos de piso. Estos edificios delimitan
espacios que denominamos “plazas”.
b) Pequeños altares de forma cuadrada y rectangular, de piedra y lodo,
construidos en los centros de los espacios que delimitan los edificios
rectangulares, que tienen escaleras y alfardas.
c) Estructuras circulares con escaleras y muros, de piedra y lodo, que al menos
en el caso de la “Pirámide de Quetzalcóatl”, tiene sus propios altares en el
centro.
d) Calzadas de lajas de basalto que conectan edificios y probablemente plazas.
e) Sistema de drenaje hecho de canales subterráneos cuadrados de laja de
basalto.
6.2. Recorrido de superficie y pozos estratigráficos:
En la temporada 1967 del Proyecto “Ixtlán del Río”, bajo la supervisión del
arqueólogo Eduardo Contreras Sánchez, el pasante en arqueología, Rodolfo Castro
Hernández realizó:
“…un reconocimiento general, levantando un plano en el que han
quedado incluido todos los montículos que integraban el gran centro
ceremonial, que suman 85. La mayoría quedan dentro de terrenos de
labor, privados y ejidales. Localizó además, sitios que fueron habitación
de los antiguos pobladores de la región, talleres donde se trabajaba
especialmente la obsidiana, cerámica y otros materiales, también localizó
sitios que probablemente eran panteones. Hizo una reticulación de toda la
49
zona y recolectó cerámica superficial… Ha practicado sistemáticamente
según la articulación del terreno, pozos estratigráficos hasta una
profundidad conveniente para la obtención del material arqueológico,
cuyo estudio será de gran utilidad para determinar con mayor precisión,
las características culturales de la región, etc... El informe respectivo a
este trabajo en la zona, se conocerá oportunamente…” (Contreras: 1967:
29).
El informe de estas actividades, al parecer no se concluyó. La única información
con la que se cuanta es una carta manuscrita de Castro Hernández el arqueólogo
José Luis Lorenzo, fechada el 24 de mayo de 1967 y un croquis del sitio
arqueológico de “Los Toriles”.
En esta carta, Castro Hernández hace una relación del trabajo desarrollado por él,
en Ixtlán y que consistió en el levantamiento de plano de sitio con sus montículos,
la reticulación de la parte sur de la zona, usando el método alfa-numérico
recomendado por el Prof. J. Lorenzo en esos años, en el que la línea
correspondiente al eje X, (que corre en dirección Este-Oeste), se divide en
unidades numéricas del 1 al 11, cada diez metros. La línea correspondiente al eje
Y, que corre en dirección Sur-Norte, se divide también en unidades de 10 metros
que se denominan A, B, C, D, E, F, G, H, I, J y K.
De esta forma se crean unidades de prospección de diez por diez metros denotadas
como 1A, 1B, 1C, 2A, 2B, 2C, 3D, 3F, 3K, etc.
Dentro de cada unidad así formada, se consideraba formar cuadros de dos por dos
metros, también bajo el sistema de coordenadas (x, y), quedando formados los
cuadros dentro de cada unidad. Ejemplo:
6 C ( 0,0 ) ; 6 C ( 4,2 ) ; 7 C ( 2,4 ) ; etc.
Este sistema de reticulación se mostraba en el croquis del sitio, enviado al Profesor
Lorenzo y fue realizado con el fin de facilitar una recolección controlada de
material arqueológico de material arqueológico dentro de cada unidad alfanumérica conformada. (Ver Lámina 11).
50
Lámina 11.- Disposición de los puntos del sitio de “Los Toriles” (Castro, 1967)
51
Castro Hernández se planteó realizar una recolección total e indiscriminada, sin
separación por materia prima o por elementos diagnósticos, tratando de respetar el
universo de muestra, con el probable fin de iniciar un estudio para relacionar
frecuencias de elementos y materiales asociados con zonas de actividad y
estructuras, tratando de establecer distribuciones agrupadas de materiales y
elementos.
El material recolectado en cada cuadro, se colocó en bolsas de manta, de 30 por 20
centímetros, controlando la información (Proyecto, N° de bolsa, cuadro, fecha,
sitio arqueológico, nombre de la persona que recolectó y la unidad) en etiquetas de
cartoncillo al interior y exterior de la bolsa.
En la revisión y análisis realizado en los años de 1993 a 1996, encontramos que los
materiales recolectados de superficie del sitio de “Los Toriles” se hallaba en las
primeras 822 bolsas.
Las bolsas restantes (que iban de la bolsa 825 a la 872) se recogieron en un
recorrido de superficie, realizado en la sección “L”, situada en un píe de monte, al
margen del Río Chiquito, con vista al sitio de “Los Toriles”, en dirección SE.
A la par del recorrido de superficie, se excavaron quince pozos estratigráficos,
localizándolos también de acuerdo al método alfa-numérico seguido.
El material recolectado de excavación de cada capa estratigráfica de cada pozo, se
colocó en bolsas de manta de 30 por 20 centímetros y de 20 por 10 centímetros,
controlando la información (Proyecto, N°, de bolsa por capa, numero de capa,
número de capa estratigráfica, número de pozo, unidad y cuadro, fecha, sitio
arqueológico, nombre de la persona que excavó) en etiquetas de cartoncillo al
interior y exterior de la bolsa. Dicho material, al igual que el de la superficie, no se
encontraba lavado ni marcado y estaban juntos elementos diagnósticos (figurillas,
malacates, tiestos, desechos de talla, etc.).
Los dos primeros pozos fueron realizados en el área que Castro Hernández ubicó a
dos kilómetros al NW del sitio de “Los Toriles”, la denominada zona “L”, que en
opinión de Castro Hernández fue un taller de obsidiana, en la zona donde años
después Mountjoyn fijaría como zona residencial periférica de “Los Toriles”.
Los pozos restantes, (pozos 3, 4, 5, 6, 7, 8, 9, 10, 11, 12, 13, 14, y 15) se
excavaron en el área del sitio de “Los Toriles”. (Ver Fotos de 8 a 20).
52
Foto 09.-Pozo 04 – 8 E (8, 4)
Ixtlán del Río, Nayarit - 1967
Foto 08.- Pozo 03 - 9 E (4, 6)
Ixtlán del Río, Nayarit - 1967
Foto 11.-Pozo 04 – 8 E (8, 4)
Ixtlán del Río, Nayarit - 1967
Foto 10.- Pozo 04 - 8 E (8, 4)
Ixtlán del Río, Nayarit - 1967
Foto 13.-Pozo 06 – 6 D (8, 8)
Ixtlán del Río, Nayarit - 1967
Foto 12.- Pozo 05 - 6 C (7, 9)
Ixtlán del Río, Nayarit - 1967
53
Foto 14.- Pozo 07 - 7 C (8, 6)
Ixtlán del Río, Nayarit - 1967
Foto 15.- Pozo 08 – 6 A (4, 6)
Ixtlán del Río, Nayarit - 1967
Foto 16.- Pozo 11
Ixtlán del Río, Nayarit - 1967
Foto 17.- Pozo 12
Ixtlán del Río, Nayarit - 1967
Foto 18.- Pozo 13
Ixtlán del Río, Nayarit - 1967
Foto 19.- Pozo 14
Ixtlán del Río, Nayarit - 1967
Foto 20.- Pozo 15
Ixtlán del Río, Nayarit - 1967
Desafortunadamente, en la revisión y análisis realizados en los años de 1993 a
1996, los materiales de los pozos 11, 12, 13 y 15, no aparecieron.
54
En la revisión y análisis de materiales arqueológicos de excavación, se encontraron
83 bolsas de material cerámico y lítico, que se asociaron por lo general a cuatro
capas estratigráficas.
Ante la carencia de los registros de excavación de los pozos, sólo se contaba con la
información de las etiquetas de cartón (exterior e interior de las bolsas de
excavación) así como de las fotografías de algunos perfiles de los pozos que
gentilmente fueron facilitados por los familiares de Castro Hernández (junto con un
croquis del sitio y algunos apuntes manuscritos), ya que él falleció en 1969.
Basados en estas fotos de perfiles y paredes de los pozos y con la información de
las etiquetas y de los restos de sedimentos adheridos a los materiales (que estaban
divididos por pozos y capas) se encontró que por lo general, se presentan cuatro
capas estratigráficas, que se denominaron Capa I (la más reciente), Capa II, Capa
III y Capa IV (la más antigua).
La profundidad alcanzada en los pozos, varió de un metro a un metro cincuenta
centímetros, tal y como se puede apreciar en los croquis de los cortes propuestos,
así como en la descripción de las capas estratigráficas, que se pueden consultar en
el anexo.
Foto 21.El Arqueólogo Eduardo Contreras Sánchez
inspecciona un hoyo de saqueo en Ahuacatlán
Ixtlán del Río, Nayarit - 1967
Foto 22.Trabajadores locales de la Temporada
preparando su comida en el sitio
Ixtlán del Río, Nayarit - 1967
55
Foto 23.- Trazo de Cala
Ixtlán del Río, Nayarit - 1967
Foto 24.- Trazo de Cala
Ixtlán del Río, Nayarit - 1967
Foto 25.- Cala en edificio Escuadra
Ixtlán del Río, Nayarit - 1967
Foto 26.- Cala en Edificio Escuadra
Ixtlán del Río, Nayarit - 1967
Foto 27.- Entierro en arranque de Edificio Escuadra
Ixtlán del Río, Nayarit - 1967
56
Foto 28.- Trabajos en Edificio Escuadra
Ixtlán del Río, Nayarit - 1967
Foto 29- Trabajos en Edifico Escuadra
Ixtlán del Río, Nayarit - 1967
Foto 30.- Trabajos en Altar Central
Ixtlán del Río, Nayarit - 1967
57
ANEXO 01
MATERIALES ARQUEOLÓGICOS DE SUPERFICIE DE LOS TORILES, IXTLAN DEL
RÍO, NAYARÍT, MÉXICO, TEMPORADA 1967.
El material aquí presente corresponde a la recolección sistemática realizada en 1967 y contabilizada en
1993 – 1996.
Las primeras cien bolsas de materiales no se pudieron encontrar.
El material contabilizado se agrupo de acuerdo al número progresivo de bolsa su clave correspondiente
(unidad y cuadro), su contenido cerámico, lítico y otros.
La simbología correspondiente se detalla a continuación:
Cerámica
B = Borde
AC = Asas de
Comal
C11 = Cuello
FM = Fondo de
molcajetes
C = Cuerpo
S = Soportes
A = Asas
SM = Soportes de
molcajetes
FG = Fragmento de figurilla antropomorfa de barro
MC = Molcajetes
OR = Orejeras solidas de barro
MD = Fragmentos de moldes
BR = Fragmentos de braseros
Lítica
LI = Lascas primarias de obsidiana, desecho de talla
LII = Lascas secundarias de obsidiana, desecho de talla
FNP = Fragmentos de navajas prismáticas de obsidiana.
RD = Raederas unifaciales de obsidiana.
BF = Fragmentos de bifaciales de obsidiana.
NP = Fragmentos de núcleos prismáticos de obsidiana con plataforma preparada y pulida.
LP = Lascas de pedernal o cuarzo
LB = Lascas de basalto
PL = Pulidores de piedra
MT = fragmentos de metate y metlapil
TJ = Tejolotes o manos de mortero de basalto
HS = Hachas de garganta
FET = Fragmentos de escultura de tezontle
Otros
CH = Concha marina o caracol
58
No.
Clave
B
C
C11
101
102
103
104
105
106
108
109
110
111
112
113
114
115
116
118
119
120
121
122
124
125
126
127
128
129
130
132
133
134
135
136
137
138
139
140
141
142
143
144
145
147
148
150
151
152
154
155
6D (8,8)
7C (0,2)
7C (0,4)
7C (0,6)
7C (0,8)
7D (0,0)
7D (0,4)
C (8.8)
7C (2,4)
7C (2,6)
7C (2,8)
7D (2,0)
7D (2,2)
7C (9,2)
7C (4,4)
7C (4,8)
7D (4,8)
7D (4,2)
7B (4,4)
7D (4,8)
7D (6,0)
7C (8,0)
7B (8,8)
7B (8,6)
7B (8,4)
7B (8,2)
7B (8,0)
8C (0,8)
8B (0,8)
8B (0,6)
7B (0,4)
8B (0,8)
8B (0,0)
8C (2,0)
8B (2,8)
8B (4,2)
8B (2,4)
8B (2,2)
8C (4,0)
8B (4,8)
8B (4,6)
8C (6,0)
8B (6,8)
8C (8,0)
7D (6,2)
7D (6,6)
7E (6,0)
7E (6,4)
1
12
15
8
1
3
11
2
2
3
6
3
5
1
2
8
6
8
4
5
1
23
5
5
33
14
8
33
4
41
40
1
5
5
15
17
10
18
2
19
130
122
116
26
26
88
8
20
35
7
92
40
39
Cerámica
AC
FM
2
2
2
1
1
38
141
103
32
253
60
142
211
72
52
126
139
153
109
136
10
6
LI
Lítica
LII
12
3
2
Otros
1 NP, 1 BF
3 NP
1
1
1
2
4
1
1
1
1
1
2
2
1
15
3
1
4
50
27
10
5
11
74
99
45
36
20
28
291
SM
3
4
1
1
1
2 NP
1 LB
1 FG
2
1 PL
1
1
3
2
2
4
5
3
1
5
3
8
2
4
5
8
11
9
1
5
4
5
11
3
1
10
6
2
1
4
5
5
3
2
1
1
1
2
2
1
3
1
1
3
3
5
1
1
1
4
2
3
3
1
2
9
5
1
59
3 NP
2
2
1
8
1
4
1
4
3
3
5
16
3
2
15
5
5
18
4
100
7
5
2
13
15
3
7
15
2
1
1
2
1 FG
1 FG
3 FG
6 FG
1 FG
1 BR. 1 MD
4 FG
1 FG
No.
156
157
158
159
160
161
162
163
164
165
166
168
169
170
171
172
173
174
175
176
177
178
179
181
182
183
184
185
187
189
190
191
192
193
194
195
196
197
198
199
201
202
203
204
205
206
207
208
Clave
7C (8,2)
7D (6,8)
7C (8,6)
7C (8,8)
7D (8,0)
7D (8,2)
7D (8,4)
7D (8,6)
7D (8,8)
7E (8,0)
7E (8,2)
7E (8,6)
8C ( 0,2)
8C (0,4)
8C (0,6)
8C (0,8)
8D (0,6)
8D (0,2)
8D (0,4)
8D (0,6)
8D (0,8)
8E (0, )
8E (0,2)
8E (0,6)
8C (2,2)
8C (2,2)
8C (2,6)
8D (2,8)
8D (2,2)
8D (2,6)
8D (2,8)
8E (2,0)
8E (2,2)
8E (2,4)
8E (2,6)
8E (2,8)
8C (4,2)
8C (4,4)
8C (4,4)
8C (4,8)
8D (4, 2)
8D (4,4)
8D (4,6)
8D (4,8)
8E (4,0)
8E (4,2)
8E (4,4)
8E (4,6)
B
4
2
1
3
12
18
6
4
4
40
10
12
10
48
5
1
2
4
14
12
52
16
9
12
1
3
4
4
17
29
27
16
11
17
5
7
5
7
3
6
3
C
Cerámica
Cerámica
Cerámica
Cerámica
Lítica
Lítica
C11
AC
2
FM
4
SM
2
LI
LII
3
3
3
71
10
36
10
32
152
127
29
20
9
20
25
418
126
65
187
36
14
83
86
203
32
412
193
138
112
34
71
35
38
169
127
310
134
138
135
123
138
50
27
36
20
41
72
1
1
2
1
1
5
2
1
6
11
1
1
1
13
1
11
4
2
5
11
6
9
3
2
4
4
1
1
4
3
4
1
2
1
2
3
3
3
1
16
4
4
3
1
1
2
1
2
2
8
9
4
3
2
3
3
3
1
2
1
3
1
1
3
6
4
2
2
8
4
6
4
13
12
1
2
13
77
210
19
10
14
4
183
1
1
1
1
2
1
2
45
1
60
1
1 BR
1 MT
2 MT
1 LP
7
3
20
7
1
15
1
186
2
2
23
4
2
3 NP
1 MT
2
6
2
2
97
Otros
3
1
1
3
2
1
1 FG
1 FG. 1 HS
1 BR
1 HS
1 FG
1 LP
1 MT
1 NP
1 FG, 1 LP
5 LP
1 PL
1 LB
1
1
1
1
2
3
1
MC
FG
NP
MT
MT
MT
NP
No.
209
210
211
212
213
214
215
217
218
219
221
222
223
224
225
226
227
228
229
230
231
232
233
234
235
236
237
238
239
240
241
242
243
244
245
246
247
248
249
250
251
252
253
254
255
256
257
259
Clave
8E (4,8)
8C (6,2)
8C (6,4)
8C (6,2)
8C (6,8)
8D (2,8)
8D (6,4)
8D (6,6)
8D (6,8)
8E (6,0)
8E (6,4)
8E (6,6)
8E (6,8)
8C (8,2)
8C (8,4)
8C (8,6)
8C (8,8)
8D (8,0)
8D (8,2)
8D (8,4)
8D (8,6)
8D (8,8)
8E (8,0)
8E (8,2)
8E (8,4)
8E (8,6)
8E (8,8)
9C (0,4)
9C (0,6)
9C (0,8)
9C (2,8)
9D (0,0)
9D (0,2)
9D (0,2)
9D (2,2)
9D (0.4)
9D (2,4)
9D (4,4)
9D (0,6)
9D (2,6)
9D (4,6)
9D (6,6)
9D (8,6)
9D (0,8)
9D (2,6)
9D (4,8)
9D (6,8)
10D(0,8)
B
4
18
15
1
16
C
Cerámica
Cerámica
Cerámica
Cerámica
Lítica
Lítica
C11
AC
2
FM
SM
LI
LII
3
3
2
3
5
11
15
59
3
159
11
163
5
Otros
2
1
1
3
2
18
43
1 MT
7
1 NP
8
6
2 FG. 1 MT
6
4
3
4
5
31
3
2
2
12
6
6
12
24
16
7
4
13
2
1
97
18
44
5
8
73
1
8
5
37
2
3
2
4
3
3
4
3
2
1
3
1
1 MT
1
3
3
18
177
49
7
1
10
1
1
6
2
124
13
1
8
6
2
4
13
2
7
7
3
3
7
32
16 FNP, 1MT,1PL
1 FG
5
5 FNP
10
2 FNP
3
1
1
3
12
114
63
25
172
7
20
50
11
18
41
6
8
10
149
12
8
3 FNP
1 FG
6
1
2
1
4
8
6
2
1
1
6
4
2
1
6 FNP
2
1
7
4
1
1
1
3
6
2
61
7 LP
No.
260
261
262
263
264
266
267
268
269
273
274
276
277
278
279
280
281
283
284
285
286
287
288
289
291
293
294
297
299
300
301
302
303
304
305
306
307
308
309
310
311
312
313
314
315
316
317
318
Clave
9E (0,0)
9E (2,0)
9E (4,0)
9E (6,0)
9E (8,0)
10E (2,0)
9E (0,2)
9E (2,2)
9E (4,2)
10E (2,2)
10E (4,2)
9E (2,4)
9E (4,4)
9E (6,4)
9E (6,4)
10E (0,4)
10E (2,4)
10E (6,4)
10E (8,4)
9E (0,6)
9E (2,6)
9E (4,6)
9E (6,6)
9E (8,6)
10E (2,6)
10E (6,6)
10E (8,6)
9E (2,8)
9E (6,8)
9E (8,8)
10E (0,8)
10E (2,8)
10E (4,8)
10E (6,8)
10E (8,8)
11E (0,8)
5C (8,0)
5B (8,8)
5B (8,6)
5B (8,4)
5B (8,2)
5B (8,0)
5A (8,8)
5C (8,2)
5C (8,4)
5C (8,6)
5C (8,8)
5D (8,0)
B
C
43
3
8
2
5
8
1
3
2
12
15
6
2
7
23
12
Cerámica
Cerámica
Cerámica
Cerámica
Lítica
Lítica
C11
8
AC
FM
SM
LI
LII
6
18
1
21
15
7
6
19
46
25
73
1
1
11
52
201
2
193
3
9 FNP
1 FG
7
4
3
2
5
1
1
63
118
40
Otros
1 BF
1LP. 1TJ. 1MT
1 MT
2
3
1
1 FG
4
1
2
1
1 PL. 1 MT.
1
2
4
8
5
3
4
1
1
4
8
16
16
17
6
30
8
27
11
17
1
16
4
19
58
2
12
87
1 PL. 1 HS
1 LP
2
1 MT. 1CH. 2HS
1 HS
1 FG
1
3 FNP
1 RD
1
1
1
117
16
26
36
12
5
5
4
65
30
133
123
156
118
283
70
431
98
73
15
1
5
3
1
1
2
1
3
1
1
3
3
3
2
1
4
1
3
6
7
3
4
2
4
6
4
5
3
5
1
3
3
7
4
14
1
1
1
1
62
3
3
6
1
2
8
1
1
1 FNP
1 FNP
3 FNP
3 FNP
3 FNP
6 FNP. 1 FG
1BF. 1LP. 1FG
1 FNP
4 LB. 3 FNP
2 FNP
No.
319
320
321
322
323
324
325
Clave
5D (8,2)
5D (8,4)
5D (8,6)
5C (6,0)
5B (6,8)
5B (6,6)
5B (6,4)
B
5
2
4
17
2
32
57
C
72
28
31
128
4
253
466
326
327
328
329
330
331
332
333
334
335
336
337
338
339
340
341
342
343
344
345
346
347
348
349
350
351
352
353
354
355
356
359
360
361
362
363
364
366
367
368
5B (6,2)
5B (6,0)
5A (6,8)
5C (6,0)
5C (6,0)
5C (6,6)
5C (6,8)
5D (6,0)
5D (6,2)
5D (6,4)
5C (4,0)
5B (4,8)
5C (2,6)
5B (4,4)
5B (4,2)
5B (4,0)
5A (4,8)
5C (4,2)
5C (4,4)
5C (4,6)
5C (4,8)
5D (4,0)
5D (4,2)
5C (2,0)
5B (2,8)
5B (2,6)
5B (2,4)
5B (2,2)
5B (2,0)
5A (2,8)
4C (4,0)
5C (2,8)
5D (2,0)
5B (0,2)
5B (0,8)
5B (0,6)
5B (0,4)
5B (0,0)
5A (0,8)
5C (0,4)
11
9
17
30
12
5
4
106
225
309
213
83
20
3
12
10
18
113
116
7
336
99
123
273
53
18
19
8
6
17
46
202
253
140
156
181
293
78
50
27
36
20
41
28
45
73
264
1
3
8
22
28
7
14
16
6
2
2
1
1
2
18
37
15
14
19
22
11
5
7
3
3
3
3
13
21
C11
AC
1
1
1
1
1
3
FM
1
SM
1
6
2
1
3
6
10
15
1
1
3
4
2
4
1
1
1
4
1
6
3
1
1
1
2
3
6
5
1
2
LI
LII
3
1
5
10
2
2
7
2
4
1
1
1
2
3
3
7
3
1
2
1
1
3
1
4
5
1
2
2
2
1
1
22
2
3
3
63
1 NP. 1 FG
1 NP. 1 FNP
1 BF. 3 LB
1 MT
2 BF. 1 LP
4 BF. 4 FNP
2FNP. 1FG
1FNP
1 PL
1
6
2
3
1
1
2
1
1
2
2
1
1
2
1
2
2
1 FG. 1 LP.10 FNP
1 FNP
1 BF. 10 FNP
2 LP. 1 LB. 2
FG. 22 FNP
1BF. 2FG. 2NVP
1
2
Otros
1 FG
2 PL. 1 FNP
1
2
1
2
4
3
2
8
12
23
2
3
16
6
2
1
1
1 RD
1 RD
2 BF. 4 FNP
10 FNP
3 FNP
12 FNP
1 MT
1
2
3
1
2
13
10
1 BF. 1 FNP
2 FNP
1 FG
16 FNP
No.
Clave
370
371
372
373
374
375
376
377
378
379
380
381
382
5C (0,8)
4C (8,0)
4B (8,8)
4B (8,6)
4B (8,4)
4B (8,2)
4B (8,0)
4A (8,8)
4C (8,2)
4C (8,4)
4C (8,6)
4C (6,0)
4B (6,8)
383
384
385
386
387
388
389
390
391
392
394
397
398
399
400
401
402
403
404
405
406
407
408
409
410
411
412
413
414
415
417
418
419
420
4B (6,6)
4B (6,4)
4B (6,2)
4B (6,0)
4A (6,8)
4C (6,2)
4C (6,4)
4C (6,6)
4C (4,0)
4B (4,8)
4B (4,4)
4A (4,8)
4C (4,2)
4C (4,4)
4C (2,0)
4B (2,8)
4B (2,6)
4B (2,4)
4B (2,2)
4B (2,0)
4C (2,2)
4C (0,0)
4B (0,8)
4B (0,6)
4B (0,4)
4B (0,2)
4B (0,0)
3B (8,8)
3B (8,6)
3B ( 8, 4)
3B (8,0)
3B (6,8)
3B (6,6)
3B ( 6.4)
B
17
15
4
4
3
1
8
14
8
8
51
1
3
3
1
5
2
7
34
28
11
12
2
8
8
2
4
4
17
19
9
6
7
15
25
3
9
2
2
6
12
C
Cerámica
Cerámica
Cerámica
Cerámica
Lítica
Lítica
C11
AC
FM
SM
1
1
6
1
LI
4
3
LII
1
13
2
1
103
123
6
26
10
25
4
36
167
136
53
56
302
1
15
41
32
23
53
74
18
152
504
287
112
108
16
37
53
50
25
30
8
23
146
112
116
42
123
97
376
66
60
7
15
32
86
1
1
1
1
2
4
3
2
4
1
1
3
2
1
1
1
2
3
3
3
1
13
167
7 FNP
3 BF. 2 NP.
1 RD. 110 FNP
3 BF. 3 LP
8
3
1
3
3
1 FNP. 1 FG
1 BF. 2 FNP
5
138
46
5
5
1 BF. 1 PL
6 BF. 14 FNP
1 MT. 6 FNP
1 FNP
18 FNP
3
13
3
2
7
6
7
3
2
2
2
7
1
2
44
8
5
1
1
1
4
3
1
1
4
2
2
2
6
1
3
1
4
2
1
1
10
21
10
5
10
5
9
18
6
10
2
3
2
3
1 BF
1 MT
6
22
170
2
2
7
1 FNP
4
43
2
1
1
2
1 FNP
5 FNP
2 FNP
1 FNP
1
1
1
Otros
1 FNP
1 MC. 6 FNP
4 FNP
1 BF
1 FG
1 TJ
5 FNP
1 FG. 13 FNP
3 FNP
1 FNP
2 FNP
3 FNP. 1 MT
2 FNP. 1 PL
4
1
1
1 FNP
64
No.
421
422
423
424
425
426
427
430
431
432
433
434
435
436
437
438
439
440
441
442
443
444
446
447
448
449
450
451
452
453
454
455
456
457
458
459
461
462
463
464
466
467
468
469
470
471
472
473
Clave
3B (6,2)
3B (6,0)
3B (4,6)
3B (4,4)
3B (4,2)
3B (2,4)
3B (0,4)
4C (0,6)
3C (8,6)
3C (6,6)
3C (4,6)
3C (2,6)
3C (0,6)
2C (8,6)
2C (6,6)
2C (4,6)
2C (02,6)
2C (0,6)
2C (2,4)
2C (4,4)
2C (6,4)
2C (8,4)
3C (2,6)
3C (4,4)
3C (6,4)
3C (8,4)
3C (6,2)
3C (4,2)
3C (2,2)
3C (0,2)
3C (8,2)
3C (0,5)
2C (4,2)
3C (4,0)
3C (2,0)
3C (0,0)
2C (6,0)
2C (4,0)
3B (2,8)
3B (0,8)
2B (6,8)
3B (0,6)
2B (8,6))
4C (4,8)
4C (2,8)
4C (0,8)
3C (8,8)
3C (6,8)
B
32
1
1
1
1
3
3
3
12
2
4
5
2
3
7
1
8
3
3
4
3
3
2
12
23
12
7
14
6
1
14
7
8
27
6
6
2
10
5
C
223
33
23
1
8
1
78
36
42
88
30
23
27
30
23
64
39
56
88
24
34
23
73
50
11
18
144
201
124
80
323
102
5
97
92
134
41
20
303
21
40
18
124
5
8
9
10
49
Cerámica
Cerámica
Cerámica
Cerámica
Lítica
Lítica
C11
AC
2
FM
SM
3
1
LI
2
LII
2
Otros
1 FG
1 FNP
1
5
5
1
1
1
1
1
1
1
1
1
6
1
1
2
8
2
10
3
4
1
7
1
1
1
1
1
1
1
1
1
3
1
1
1
2
2
4
3
15
53
3
2
9
5
1
6
2
2
2
9
7
8
6
32
1
1 BF
2 FNP
1 FG
1 MT
1 FNP
FNP
1 RD. 1 HS
1 FNP
1 FNP. 2 BF
4 FNP
2 FNP
1
1
1
3
1
3
1
1
1
1
2
5
6
2
2
5
3
8
2
2
2
6
3
2
65
1 FG
4
8
1
10
2
1
1
5
2 FNP
6 FNP
1 MT
No.
474
475
476
477
478
479
480
481
482
483
484
485
486
487
488
489
490
491
493
494
495
496
497
498
499
500
501
502
503
504
505
508
510
Clave
3C (4,8)
3C (2,8)
3C (0,8)
2C (8,8)
2C (6,8)
2C (4,8)
2C (2,8)
2C (0,8)
2D (8,0)
4D (0,0)
4D (2,0)
4D (4,0)
4D (6,0)
3D (8,0)
3D (6,0)
3D (4,0)
3D (2,0)
3D (0,0)
2D (6,0)
2D (4,0)
2D (2,0)
2D (0,0)
1D (8,0)
4D (0,2)
4D (4,2)
5D (6,0)
4D (6,2)
4D (8,2)
5D (0,2)
3D (8,2)
3D (6,2)
3D (4,2)
2D (6,2)
B
6
12
1
8
5
4
5
15
3
10
C
63
130
52
116
58
25
38
117
72
12
11
31
20
7
43
134
56
67
73
78
45
69
68
20
39
150
34
32
7
18
8
11
106
511
512
513
514
2D (4,2)
2D (2,2)
2D (0,2)
1D (8,2)
26
7
9
1
515
516
517
518
519
521
522
523
524
4D (0,4)
4D (2,4)
4D (4,4)
4D (6,4)
4D (8,4)
5D (2,4)
3D (8,4)
3D (6,4)
3D (4,4)
6
3
3
5
2
7
7
4
3
3
4
3
3
68
8
2
2
1
2
4
3
1
5
8
C11
AC
FM
1
3
1
3
1
1
15
7
6
3
1
2
16
2
1
1
3
1
2
2
1
2
1
LI
3
5
7
1
4
1
2
1
1
SM
3
1
1
2
1
1
1
5
3
1
2
1
10
4
13
7
3
9
4
158
73
68
51
1
1
5
41
8
18
22
20
27
53
50
85
1
2
1
3
2
1
1
3
13
2
66
2
18
8
16
27
54
65
14
12
12
2
7
2
28
3
109
28
160
14
4
8
5
1
3
6
12
2
23
2
2
1
1
LII
10
6
19
24
17
5
5
31
9
4
1
2
Otros
5 FNP
2 FNP. 1 FG
5 FNP
1 FNP. 1 LP
2 FNP
1 FNP. 2 BF
2 RD
1 FG
1 BF
2 FM
2 FNP. 2 MT
1 LP
2 FNP
9 FNP. 1 NP.
1MT. 1 TJ
1 HS. 1 FG
6FNP. 2MT. 1 MT
1 FNP. 1 MT. 1
TJ. 1 HS
29
3
14
2
2
10
4
2
6
8
1
1
3
7
8
13
2 FNP
2 FNP
2 FNP
2 FNP
1 NP. 1 FNP
7 FNP
No.
525
526
527
Clave
3D (2,4)
3D (0,4)
2D (8,4)
B
4
15
11
C
46
84
101
528
531
532
533
534
535
537
538
539
540
541
542
543
544
545
546
547
548
549
550
551
552
553
554
555
556
557
558
559
560
562
563
564
565
566
568
569
570
571
572
573
574
2D (6,4)
5C (2,4)
1D (8,4)
1D (6,6)
1D (8,6)
2D (0,6)
2D (4,6)
2D (6,8)
2D (8,6)
3D (0,6)
3D (2,6)
3D (4,6)
3D (6,6)
3D (8,6)
4D (0,6)
4D (2,6)
4D (4,6)
4D (8,6)
4D (6,6)
5D (0,6)
5D (2,6)
5D (4,6)
4D (8,0)
4D (2,8)
4D (0,6)
4D (6,8)
4D (8,8)
5D (0,8)
5D (2,8)
5D (4,8)
3D (8,8)
3D (6,8)
3D (4,8)
3D (2,8)
3D (0,8)
2D (6,8)
2D (4,8)
2D (2,8)
2D (0,8)
1D (8,8)
1D (6,8)
4E (0,0)
16
26
3
4
4
6
1
8
1
4
143
76
53
40
67
58
28
29
16
20
106
87
38
33
11
6
10
4
7
6
40
74
40
14
14
14
5
6
3
151
54
125
12
98
20
48
54
32
71
58
26
42
575
576
5E (4,2)
4E (4,0)
13
1
111
36
4
2
12
6
9
4
1
1
1
2
2
8
2
1
1
19
5
16
16
10
1
4
1
5
C11
AC
FM
SM
2
4
2
LI
12
8
18
LII
20
36
46
5
1
2
3
3
1
32
11
3
1
2
1
78
9
12
7
5
8
1
18
1
6
36
14
8
6
3
1
2
1
2
1
2
3
14
3
3
1
2
1
1
1
2
1
2
1
2
2
1
1
1
4
2
2
2
1
3
2
1
2
2
1
67
1
1
8
3
1
1
1
16
14
2
4
3
7
2
5
3
3
3
6
3
6
4
Otros
1 FNP
8 FNP
8 FNP. 1 HS. 1
FG. 1 FET
6 FNP. 1 NP
6 FNP. 1 PL.
3 FNP
1 FNP. 1 BF.
4 FNP
1 FNP
3 FNP
2 MT
1 FNP. 2 TJ
8 FNP
3 FNP. 1 BF
3 FNP
2 FNP
3
1
5
1 MT
2 FNP. 1 MT
6
1
4
3
1
1
1 FNP
2 FNP
2 FNP. 1 FG
1
1
3
6
3
21
1
1
16
2
4
3
7
12
1
8
8
15
21
23
7
16
10
5
10
7
12
3
7
2
6
3 FNP
1 FNP. 1MC
2 FNP. 2 FG
9 FNP. 1 MT
4 FNP
3 FNP
1 FNP. 1 BF
5 FNP
1 FG
3 FNP. 1 FG
1 BF. 2 FG
1 BF. 1 MC.
1 TJ. 1 MC
2 FNP
No.
Clave
577
578
580
581
582
584
585
4E (6,0)
5E (0,0)
5E (6,0)
5E (8,0)
3E (8,0)
3E (4,0)
3E (2,0)
586
587
588
589
590
591
592
593
594
595
596
597
598
599
600
601
602
604
605
606
607
608
609
610
611
612
613
614
615
616
617
618
619
620
622
625
626
627
628
3E(0,0)
2E (8,0)
2E (6,8)
2E (4,0)
2E (2,0)
5E (0,0)
4E (0,2)
4E (2,2)
4E (4,2)
4E (6,2)
4E (8,2)
5E (0,2)
5E (2,2)
5E (4,2)
5E (6,2)
5E (8,2)
6E (0,2)
4E (0,4)
4E (2,4)
4E (6,4)
4E (8,4)
5E (0,4)
5E (2,4)
5E (4,4)
5E (6,4)
5E (8,4)
6E (0,4)
4E (0,6)
4E (2,6)
4E (4,6)
4E (6,6)
4E (8,6)
5E (0,6)
5E (2,6)
5E (6,6)
5E (0,8)
4E (8,8)
4E (6,8)
4E (4,8)
B
1
4
3
11
17
8
2
2
2
1
4
C
7
3
116
43
132
240
93
42
18
33
16
19
66
14
17
22
2
1
5
36
Cerámica
Cerámica
Cerámica
Cerámica
Lítica
Lítica
C11
AC
1
FM
SM
LI
1
1
4
2
6
23
37
LII
1
6
12
3
6
7
6
7
1
1
3
5
2
7
1
1
1
1
2
1
1
2
2
2
1
1
1
2
8
2
4
7
2
8
2
4
2
4
2
23
47
26
Otros
1 FNP
2 FNP
1 FNP
2 MT
18 FNP. 1 MT. 1
FG. 1 Ficha de
cerámica
1 FNP
1 FNP
2 FNP
4
3
3
1
1
13
5
8
2
1
2
4
4
90
21
24
7
10
17
9
2
3
57
38
45
7
1 BF
1
1
1
2
1
1 FNP. 1 MT
2 FNP. 1 BF
4
1
3
3
2
1
5
4
6
3
2
9
47
8
20
4
6
2
2
2
3
2
12
5
2 FNP
10
3
1
1
1
3
1
68
1
4
2
4
2
4
2
1FNP
1 FNP
No.
629
630
631
632
633
635
636
637
638
639
641
642
643
644
645
646
647
648
649
650
651
652
653
654
655
656
657
658
659
660
661
662
663
664
665
666
667
669
670
671
673
674
675
676
678
679
680
681
Clave
4E (2,8)
5E (2,8)
5E (4,8)
5E (6,8)
6E (0,8)
5F (0,0)
5F (2,0)
5F (4,0)
5F (8,0)
6F (0,0)
5F (4,3)
5F (6,2)
5F (8,2)
6F (0,2)
5F (0,4)
5F (7,4)
5F (4,4)
5F (6,4)
5F (8,4)
5F (0,6)
5F (2,6)
5F (4,6)
5F (6,6)
5F (0,8)
5F (2,8)
5F (4,8)
5F (6,8)
5G (0,0)
5G (2,0)
5G (4,0)
5G (6,0)
5G (0,2)
5G (2,2)
5G (4,2)
6F (0,6)
6F (2,6)
6F (4,6)
7F (0,6)
7F (2,6)
7F (4,6)
7F (8,6)
8F (0,6)
8F (2,6)
8F (4,6)
8F (8,6)
9E (0,6)
6F (0,8)
6G (0,0)
B
6
1
2
3
3
2
3
6
8
4
5
9
8
1
2
10
C
12
4
2
1
13
29
9
8
1
22
8
2
3
5
45
20
7
1
4
61
23
11
7
63
36
18
79
10
60
48
24
2
8
1
21
14
23
78
14
83
79
56
74
16
28
13
16
23
Cerámica
Cerámica
Cerámica
Cerámica
Lítica
Lítica
C11
AC
FM
SM
1
LI
4
LII
6
2
3
1
1
1
1
1
Otros
1 BF
1 FNP
4
8
1
1 FNP
1
4
3
1
1
1
22
10
2
1 FG
2 FNP
1
3
5
1
4
4
3
3
1 FNP
2FNP
8
8
1
8
2
27
7
4
3
4
1 FNP. 1 MT
2
1
1
1
2
1
2
1
69
4
9
4
12
10
1
43
49
28
19
2
31
18
26
18
4
14
8
18
20
11 FNP
14 FNP
39 FNP
5 FNP. 1 FG
1 LP. 1 MT
1 BF
No.
Clave
682
683
684
685
686
687
689
690
691
692
693
694
695
696
697
698
6G (0,2)
8G (0,4)
6G (0,6)
6F (2,4)
6F (2,2)
6F (2,8)
6G (2,4)
6G (2,6)
6G (2,8)
6F (4,4)
6F (4,0)
6F (4,8)
6G (4,0)
6G (4,2)
6G (4,4)
4G (4,6)
699
700
701
702
703
704
705
706
707
709
710
711
712
713
714
715
716
717
718
719
720
721
722
724
725
726
727
728
729
730
731
6G (4,8)
6H (4,0)
6H (6,0)
7H (6,8)
6G (6,4)
6G (6,2)
6G (6,0)
6F (6,8)
6F (8,2)
6F(8,8)
6G (8,0)
6G (8,2)
6G (8,4)
6G (8,6)
8G (8,8)
6H (8,0)
7H (0,0)
7G (0, )
7G (0,6)
7G (4,0)
7G (0,2)
7G (0,0)
7F (0,4)
7F (0,2)
7F (0,0)
7F (2,4)
7F (2,2)
7F (2,0)
7E (2,8)
7E (2,6)
B
1
2
1
4
10
1
2
13
7
6
12
2
9
4
3
7
14
10
4
2
5
3
5
3
3
5
3
5
3
2
1
2
8
2
C
Cerámica
Cerámica
Cerámica
Cerámica
Lítica
Lítica
C11
AC
FM
SM
LI
LII
7
29
10
32
25
5
13
40
105
50
13
10
36
170
60
2
42
64
25
4
29
2
107
123
26
38
63
30
187
104
93
40
53
46
52
46
40
21
17
56
69
18
10
10
23
40
14
2
2
1
2
1
2
30
7
1
1
2
10
3
2
1
1
2
2
5
4
6
3
2
1
2
1
2
4
1
2
1
2
1
1
1
10
12
11
2
20
12
10
15
15
8
4
20
2
2
5
1
1
1
2
3
1
1
1
2
8
1
73
68
18
13
6
207
120
4
58
52
16
29
353
8
328
287
123
106
376
3
103
68
154
50
50
30
40
9
17
1
23
26
56
3
2
1
1
1
1
70
Otros
3 FNP
32 FNP
3 FNP
2 FNP
23 FNP. 2 NP
1 FG. 1 TJ
2 NP
1 FNP
2 NP. 15 FNP
14 FNP. 2 NP
1 LP. 2 MT
1 NP
12 FNP
29 FNP. 1 NP
3 FNP
8FNP. 1 BF. 2 NP
4 BF. 8 NP
27FNP. 4NP. 1 FG
8FNP. 1NP. 9LP
12FNP. 2BF. 1LP
6 FNP 1 NP
6 FNP
3 FNP
6 FNP. 1 NP
3 FNP. 1 BF
1 NP
1 BF. 3 FG
9 FNP
12FNP. IBF. 2NP
10 FNP. 3 BF
1 MT
1 FNP
1 FNP
1 BF
1 FG
1 LP
1
1
No.
733
734
735
736
737
738
739
740
741
742
743
744
745
746
747
748
749
750
751
752
753
754
755
756
758
759
760
761
762
763
765
766
767
768
769
770
771
772
773
774
775
776
777
778
779
780
781
782
Clave
7G (2,2)
7G (2,4)
7G (2,6)
7G (0,2)
7H (2,0)
7H (4,4)
7H (4,2)
7H (4,0)
7G (4,8)
7H (6,8)
7H (0,0)
7G (4,2)
7E (4,8)
7F (4,4)
7F (4,2)
7F (4,0)
7E (4,0)
7E (6,8)
7E (6,4)
7F (6,2)
7F (6,8)
7G (6,0)
7G(6,2)
7G (6,6)
7G (6,8)
7H (6,0)
7H (6,2)
7H (6,4)
7H (8,4)
7H (8,0)
7G (8,8)
7G (8,6)
7G(8,4)
7G (8,2)
7G (8,0)
7F (8,8)
7F (8,4)
7F (8,2)
7F (8,0)
8F (0,0)
8F (0,2)
8E (0,4)
8F (0,8)
8G (0,0)
8G (0,2)
8G (0,4)
G (0,6)
B
3
2
3
1
4
4
2
1
4
2
2
2
1
4
12
3
5
8
11
2
4
5
1
3
1
13
12
18
10
3
6
C
Cerámica
Cerámica
Cerámica
Cerámica
Lítica
Lítica
C11
AC
FM
2
SM
3
1
LI
3
2
8
4
2
6
2
3
2
1
4
LII
48
10
20
21
20
9
6
14
6
8
13
37
8
5
3
10
4
22
76
56
38
67
20
23
37
56
2
24
53
30
34
24
21
8
48
36
33
54
41
53
36
8
28
53
7
30
55
16
1
1
12
6
74
120
156
15
3
1
2
2
2
2
1
1
2
1
1
1
1
4
1
1
1
Otros
12 FNP. 1 LP
6 FNP
1 FNP. 1 NP
5 FNP. 1 BF. 1 LP
1 FNP. 2 BF
1 BF. 1 LB
1 NP
2 NP
4 FNP
15 FNP. 2 LB
1 FNP. 1 NP
2
1
2
1
1
2
1
2
3
2
8
3
3
6
2
1
1
5
4
3
4
1
2
1
2
5
1
2
23
31
93
53
25
43
18
1
1
1
12
20
4
1
2
10
8
12
30
32
51
14 FNP. 1 LB
1 BF
4 FNP
2 FNP. 1 MT
1 NP
2 FNP. 1 BF
10 FNP. 1 BF
6 FNP
22 FNP. 1 FG
1 BF
2
5
5
23
25
20
23
3
5
3
1
71
5 FNP. 1 NP
16
23
1
1
2
20
3
53
18 FNP. 1 BF
2 NP
5 FNP. 1 HS
2 FNP. 1 LB
3 LP
No.
Clave
B
783
784
785
786
787
788
789
790
791
792
793
794
795
797
798
799
800
801
802
804
805
806
807
8H (0,0)
8H (0,2)
8H (0,4)
8H (2,4)
8H (2,2)
6F (8,4)
8G (2,4)
8G (2,2)
8G (2,0)
8F (2,4)
8F (2,4)
8F (2,2)
8F (2,0)
8F (4,4)
8F (4,8)
8G (4,0)
8G (4,2)
8C (4,4)
8H (6,0)
8G (6,6)
8G (6,1)
8F (6,8)
8F (6,4)
3
2
7
5
809
812
813
814
815
816
817
818
819
820
821
822
8F (8,2)
8G (8,0)
8G (8,2)
8G (8,4)
8G (8,6)
9G (0,6)
9G (0,4)
9G (0,2)
9G (0,0)
9F (0,8)
9F (0,4)
9F (0,2)
4
2
1
1
2
2
3
5
5
3
1
1
1
3
4
2
1
1
4
3
C
16
38
105
15
31
26
30
10
24
40
30
81
30
34
13
8
4
21
2
10
4
5
46
20
20
5
20
34
24
6
9
10
8
43
20
Cerámica
Cerámica
Cerámica
Cerámica
Lítica
Lítica
C11
AC
FM
SM
LI
1
LII
3
8
19
3
13
2
4
10
30
1
4
1
6
3
12
40
123
7
1
4
1
1
1
1
2
4
1
2
15
3
1
2
2
3
1
2
5
3
1
20
3
1
1
1
3
2
6
5
1
10
1 FNP
5 FNP
3 BF
1 NP
1 NP. 1 FG
2 NP
2
2
4
2
Otros
2 FNP
3
6
2
35
6
2
3
12
6
12
1
19
5
1 FNP. 1 BF
13 FNP. 1 BF.
1 LP. 1 LB
8 FNP
3 FNP
1 FNP
1 FNP
8 FNP
14 FNP
2 NP
El material correspondiente a las bolsas que van de la número 825 a 872, se
recogieron en un recorrido de superficie, realizado en la sección L, situada al NW
del sitio arqueológico de “Los Toriles”. Dicho sitio se encuentra en un pie de
monte, a la margen del río Chiquito, contemplando al sitio de “Los Toriles”, en
dirección SE.
Por indicaciones del Doctor José Luis Lorenzo, Castro Hernández incluyo a la
zona L, dentro del sitio de “Los Toriles”, realizando una cuadricula que
72
aprovecharía para un recorrido de superficie sistemático, así como para situar a dos
pozos estratigráficos.
MATERIALES ARQUEOLÓGICOS DE SUPERFICIE DE LA ZONA L DEL AREA DE
LOS TORILES, IXTLÁN DEL RÍO, NAYARIT, 1967.
No.
825
827
828
829
830
831
832
835
837
842
845
846
847
849
851
853
854
855
856
858
859
860
861
864
865
872
Clave
2K (6,2)
2J (6,8)
2J (6,6)
2J (4,6)
2J (2,6)
2J (0,6)
1J (3,6)
3J (0,6)
3J (2,8)
2J (0,2)
3K (2,0)
3K (0,0)
2K (8,0)
2K (2,0)
2K (0,2)
3K (0,2)
2K (8,2)
2K (4,2)
2K (2,2)
2K (4,4)
2K (8,4)
3K (0,4)
3K (2,4)
3K (0,6)
3K (2,6)
3K (8,6)
B
C
1
25
11
1
1
1
1
1
2
3
1
2
18
2
4
18
1
6
8
14
14
6
2
2
8
Cerámica
Cerámica
Cerámica
Cerámica
Lítica
Lítica
C11
AC
FM
SM
LI
22
21
21
18
10232
39
8873
5
10
54
14
15
14
48
13
34
37
20
6
53
16
4
2
10
18
4900
LII
43
222
76
219
6337
153
4431
20
195
534
61
67
96
224
58
53
310
46
91
132
280
62
15
127
72
8603
7
.
1
1
1
4
7
8
6
3
16
8
23
32
21
73
Otros
1 BF
3 FNP. 7 BF
4 FNP. 1 BF
35 BF. 5 LP
1 BF
47 BF. 3 LP
3 FNP
2 BF. 1 NP
3 BF
2 BF
1 FNP. 1 LP
2 FNP. 1 LB
1 LB
1 BF. 1 LP
1 NP
3 FNP
1 LB
1 FNP. 4 BF
18 BF. 37 LP
ANEXO 2
MATERIALES ARQUEOLÓGICOS DE EXCAVACIÓN DE “LOS TORILES”,
IXTLAN DEL RÍO, NAYARIT, MÉXICO, TEMPORADA 1967.
El material aquí presentado corresponde a la excavación estratigráfica de diez pozos de sondeo
realizados en 1967 y su interpretación realizada en 1993 – 1996.
Pozo 1
En la zona L, situada aproximadamente a dos kilómetros al Norte de la zona arqueológica, se
situaron los puntos que van del 824 al 865. En el punto 831, situado en el punto 2J (0,6). En la
superficie de 1m. por 1m., se recolectaron 11 bordes cerámicos erosionados. 1 cuerpo cerámico
erosionado, 39 lascas primarias de obsidiana (desecho de talla) 153 lascas secundarias de
obsidiana (desecho de talla) y un fragmento de bifacial de obsidiana.
Al excavar, el pozo presentó tres capas. Sólo la capa I y la capa II presentaron materiales
culturales. La capa III resultó estéril.
Capa I:
La capa es humitica de color café oscuro, con raicillas y micronucleos de obsidiana.
Los materiales cerámicos consistían en 3 cuellos 55 cuerpos y un fragmento de
cerámica vidriada.
Los materiales líticos consistieron en 33 lascas secundarias de pedernal, 2 lascas
secundarias de obsidiana roja, 2 fragmentos de núcleos prismáticos de obsidiana, 12
fragmentos de navajas prismáticas de obsidiana, 21 fragmentos de monofaciales de
obsidiana (preformas) y 4281 lascas primarias de obsidiana (desechos de talla) y
15043 lascas secundarias de obsidiana (desecho de talla).
Capa II:
La capa es humítica-arcillosa de color café, con piedrecillas y micronucleos de
obsidiana.
Los materiales cerámicos consisten en solo 4 cuerpos erosionados.
Los materiales líticos consisten en 1 fragmentos de navajas prismáticas de obsidiana,
11 fragmentos de bifaciales de obsidiana (preformas), 1 microlito de obsidiana de
forma lanceolada obtenido por presión, 124 lascas primarias de obsidiana (desecho
de talla) y 441 lascas secundarias de obsidiana (desecho de talla).
Pozo 2:
En la zona L, en el punto 846, situado aproximadamente a 50 metros en dirección NE del pozo
1, se practicó el pozo 2.
En la superficie del pozo se recolectaron dos cuerpos cerámicos erosionados. El material lítico
fue más abundante y consiste en 1 lasca secundaria de pedernal, 15 lascas primarias de obsidiana
(desecho de talla). 67 lascas secundarias de obsidiana (desecho de talla), un fragmento de navaja
prismática de obsidiana y un fragmento de bifacial (preforma) de obsidiana.
74
Al excavar el pozo presentó tres capas. Las tres presentaron materiales culturales
predominantemente líticos.
Capa I:
La capa era humitica de color café oscuro casi negro y presentaba raicillas y
micronodulos de obsidiana.
Los materiales cerámicos fueron 41 cuerpos erosionados, 1 borde de tecomate, 1
soporte anular de molcajete y un fragmento de cerámica vidriada.
Los materiales líticos encontrados se agruparon en tres fragmentos de preformas
monofaciales de obsidiana, 15 fragmentos de preformas bifaciales de obsidiana, 157
lascas primarias de obsidiana (desecho de talla). 798 lascas secundarias de obsidiana
(desecho de talla) y 10 fragmentos de navajas prismáticas de obsidiana.
Capa II:
La capa era humítica-arcillosa de color café oscuro y presentaba piedrecillas y
escasos micronodulos de obsidiana.
Los materiales cerámicos consistían en 30 cuerpos erosionados, 3 bordes de olla
(reborde pronunciado). 1 soporte anular de molcajete.
Los materiales líticos encontrados fueron escasos ya que consistieron en tan solo 17
lascas primarias de obsidiana (desecho de talla) y 41 lascas secundarias de obsidiana
(desecho de talla).
Capa III:
No tenemos datos de la capa, ya que los materiales de la bolsa correspondiente, no
traían adheridos terrones significativos.
Los materiales cerámicos presentes en la capa fueron de 46 cuerpos (uno de ellos de
olla con aplicaciones al pastillaje en forma de cadena), 3 bordes de olla, 1 soporte
hueco de molcajete en forma globular con engobe gris.
Los materiales líticos consistieron en 1 lasca secundaría de obsidiana roja, 31 lascas
primarias de obsidiana (desecho de talla), 82 lascas secundarias de obsidiana
(desecho de talla).
Pozo 3:
Está situado en la zona arqueológica de “Los Toriles”, al borde del antiguo camino GuadalajaraTepic, en dirección sur, entre los montículos 29 y 22, en el punto 287, en la unidad 9E (4,6).
En la superficie del pozo, se recolectaron un asa de comal dos fondos de molcajete, un soporte
horadado de molcajete.
El pozo 3 contemplo cuatro capas estratigráficas. La primera Capa era humítica, de color café
oscuro. La segunda capa era humítica-arcillosa de color café oscuro. La tercera capa era de
textura arenosa-arcillosa café rojiza. La última capa era compacta, de textura arenosa café
amarillenta.
En todas las capas se encontraron restos culturales; el pozo aparentemente (según foto de perfil)
alcanzaba una profundidad de un metro cincuenta centímetros.
75
Capa I:
Los materiales cerámicos colectados fueron 36 bordes de ollas, 6 cuellos de ollas, 10
soportes de molcajetes, 2 asas de comal, 5 fondos de molcajete y 484 cuerpos.
El material lítico fue escaso y consistió en ocho lascas secundarias de obsidiana
(desecho de talla).
Capa II:
Los materiales cerámicos fueron 25 bordes, 8 cuellos, 4 soportes de molcajete
cónicos horadados, 1 asa de comal, 155 cuerpos monocromos domésticos.
El material lítico consistió en 10 lascas primarias de pedernal (desecho de talla), 4
lascas secundarias de pedernal (desecho de talla), 18 lascas primarias de basalto gris,
un fragmento preforma bifacial de obsidiana, 37 fragmentos de navajas prismáticas,
19 lascas primarias de obsidiana (desecho de talla), 287 lascas secundarias de
obsidiana (desecho de talla).
Capa III:
El material cerámico reportado fue de un cuerpo monocromo café y de material
lítico fueron tres lascas primarias de obsidiana (desecho de talla), 6 lascas
secundarias de obsidiana (desecho de talla) y 2 fragmentos de navajas prismáticas.
Capa IV:
Solo se encontraron en esta capa, dos tiestos erosionados, de pasta café oscura con
engobe externo e interno café, domésticos cuyas formas eran un cuello y un borde de
cajete.
Pozo 4:
Este pozo se encontraba situado al sur del montículo 28, a escasos metros de una barda de piedra
que corre de Norte a Sur. El punto de localización del pozo fue el número 235, en la Unidad 8E
cuadro (8,4).
El pozo se excavó en el extremo Este de la plaza conformada por los montículos 30, 28, 27 y 26.
En la superficie del pozo, se encontró un fragmento de metlapil, un pulidor de piedra, tiestos
cerámicos, lascas de obsidiana y pedernal.
En la excavación se contemplaron cinco capas. La capa I es humítica de color café oscuro.
La capa II es arcillosa-humítica, de color café oscuro. La capa III es arcillosa café. La capa IV es
arenosa-arcillosas con rocas, de color amarillo. La capa V posiblemente sea tepetate o toba
volcánica. Solo en las primeras tres canas hay evidencia de material cultural.
Capa I:
De material cerámico se encontraron dos fragmentos de barro con improntas de
varas, un pequeño malacate ticónico y un fragmento de figurilla mazapa. De tiestos
se recuperaron 51 bordes, 8 soportes de molcajete con horadación basal, 9 cuellos
de olla, 8 fondos de molcajete y 163 cuerpos monocromos domésticos, así como 2
asas de comal y un fragmento de comal, pulido por arriba y rugoso por abajo.
De material lítico se encontraron 6 lascas de basalto gris y un núcleo de basalto con
plataforma, 52 lascas primarias de pedernal, 1 fragmento de perforador de obsidiana,
3 pequeñas preformas de puntas de proyectil, 36 fragmentos de navajillas prismáticas
76
de obsidiana y 257 fragmentos de lascas primarias de obsidiana (desecho de talla) y
199 lascas secundarias de obsidiana (desecho de talla).
Capa II:
De material cerámico se encontraron 6 bordes de ollas y escudillas, 5 fondos de
molcajete y 186 cuerpos monocromos café domésticos. El material lítico consistió
en una lasca pequeña de basalto, 4 lascas primarias de pedernal (desecho de talla) y
28 fragmentos de navajas prismáticas de obsidiana.
Capa III:
De material cerámico se encontraron 3 bordes de escudilla, 3 cuellos de cantaros, 50
cuerpos monocromos domésticos, 1 soporte hueco globular. Se encontró asociado
a un fragmento de cuerpo de olla o cántaro tipo Ixtlán Blanco sobre Naranja, carbón
y huesos de un mamífero pequeño, posiblemente un conejo o una liebre;
tentativamente tal vez sea parte de una ofrenda constructiva asociada a determinada
nivel de la plaza adyacente. También se encontró de material lítico, 2 lascas primarias
de basalto, 1 micronucleo de pedernal, 7 lascas primarias de obsidiana, 18 lascas
secundarias de obsidiana y 4 fragmentos de navajas prismáticas.
Pozo 5:
El Pozo 5 se realizó en el punto marcado por la unidad 6C cuadro (8,8), en el altar central de la
plaza Oeste de la zona arqueológica de “Los Toriles”; esta plaza está conformada por los
montículos 2,7 y 4 o E, B y F de la temporada 1988-89.
Este altar central se denominó en 1967 como montículo 3 y se reconstruyó y consolidó en la
temporada 1988-89. El material de superficie no se localizó. A este altar central se le conoció
también como “El Cuarto del Hechicero”.
El Pozo 5 no se excavó en forma tradicional; la foto muestra una excavación irregular, que
probablemente sigue un relleno constructivo.
Capa I:
La capa es de naturaleza humítica y tiene una gran cantidad de escombro. No se
encontró material lítico. En cuanto al material cerámico, se encontraron dos bordes
de olla, 1 cuello de cántaro, 31 cuerpos domésticos además de dos fragmentos de
figurillas de cánido y felino.
Capa II:
La capa era café oscura, arcillosa compacta y en ella no se encontró material lítico.
Sólo se encontró un fragmento de asa comal, alisada de color café claro.
77
Pozo 6:
El pozo 6 se excavó en el punto 101, en la unidad 6D, cuadro (8,8). El lugar está situado entre el
edificio anexo al templo de Quetzalcóatl y el altar central del patio I en la zona arqueológica de
“Los Toriles”.
En la recolección de la superficie se hallaron 1 borde de escudilla. 19 cuerpos monocromos
domésticos y cinco fragmentos de barro cocido con improntas de varas y tallos. En el pozo 6
aparecieron 5 capas estratigráficas; solo en las dos primeras aparecieron materiales culturales.
La primera capa era humítica, de color café oscuro con raicillas y cantos rodados. Es probable
que represente materiales de derrumbe. La capa II, según la foto existente es un piso o un firme
de arcilla, posiblemente el piso de la plaza en su última etapa constructiva.
Capa I:
En esta capa encontramos de material lítico tan solo una lasca secundaria de
obsidiana con retoque y de material cerámico, 41 cuerpos, dos bordes de olla, tres
fondos de molcajete y dos soportes de molcajete (1 cónico sólido y 1 anular).
Capa II:
En esta capa el material lítico reportado fue de 3 lascas secundarias de obsidiana
(desecho de talla) y de material cerámico fue de 13 cuerpos de 13 cuerpos de tipo
doméstico monocromos, 1 cuello de olla y un borde de cajete.
Pozo 7:
El pozo siete se encuentra a escasos metros, en dirección Este del montículo 10.
Se excavó en ese punto, en la unidad 7C cuadro (8,6), que se localiza en el extremo Oeste de una
posible plaza delimitada por los montículos 20,16 y 17.
Esta plaza fue consolidada en la temporada 1989.
En la recolección de superficie de 1967, se encontró en un área aproximada de 10 metros
cuadrados, cerámica, lascas de obsidiana, un fragmento de metlapil y un fragmento de arcilla con
improntas de varas, probablemente bajareque.
En el pozo 7 aparecieron 4 capas estratigráficas, y una capa que contenía piedras, que
probablemente sean de un muro derribado. También entre la capa III y la capa IV al parecer
existe un piso de barro. En las capas I, II, III, y IV, aparecieron materiales culturales.
Capa I:
En esta capa se encontró de material lítico, solo una lasca primaria de obsidiana y de
material cerámico, se encontraron 2 trozos de barro cocido con huellas de varas, 26
cuerpos y 4 bordes de cerámica doméstica domestica monocroma.
Capa II:
En esta capa se encontraron grandes piedras que corresponden a un muro
derrumbado del cercano montículo 10.
78
Entre las piedras se encontró 1 lasca de obsidiana con cortex, nueve lascas primarias
de obsidiana (desecho de talla) y un fragmento de navaja prismática de obsidiana.
También se colectó material cerámico, que consistió en una diminuta pelotita de
barro y dos cuellos, 23 cuellos y 6 bordes de cerámica.
Capa III:
En esta capa se localizó a 57 lascas secundarias de obsidiana (desecho de talla), 4
fragmentos de navajas prismáticas de obsidiana y 6 lascas de obsidiana de cortex, así
como 1 lasca de basalto y 1 lasca secundaria de obsidiana roja. En cuanto a la
cerámica, se encontraron 2 fragmentos de figurillas, 16 bordes, 2 fondos de
molcajete, 6 soportes cónicos sólidos y 77 cuerpos, 2 de los cuerpos cerámicos eran
de cerámica vidriada.
Capa IV:
En esta capa, se encontró 1 fragmento de navaja prismática de obsidiana y 4 lascas
secundarias (desecho de talla). En cuanto a cerámica, se encontraron 2 bordes, 2
fondos de molcajete, 1 soporte cónico sólido y 4 cuerpos cerámicos de tipo
doméstico.
Pozo 8:
El pozo 8 estaba situado al borde del montículo 14, en dirección Sur, en el punto 42 de la unidad
6 A cuadro (4,6). El montículo 14 para 1989, tenía un largo de 25 metros por 11 de ancho, con
una altura máxima de 1.50 metros y con una orientación Este-Oeste. El material de superficie
comprendido entre los puntos 35, 42 y 50, no se localizaron. En el pozo 8 aparecieron según
fotos y registros en bolsas, 5 capas estratigráficas; solo en las tres primeras capas aparecieron
materiales culturales.
La capa I probablemente es de naturaleza humítica. La capa II, probablemente es un muro
derrumbado del cercano montículo. La capa III es arcillosa, de color café. La capa IV es arenosaarcillosa y de color café. La capa V es arenosa-arcillosa con pequeñas rocas. El material
asociado a estas capas es muy homogéneo, por lo que es muy probable que casi todas las capas
sean producto del derrumbe. Consideramos pues, el material cultural como relleno.
Capa I:
En esta capa se presentaron materiales líticos, 1 fragmento de núcleo prismático, 4
raederas de obsidiana y 6 fragmentos de navajas prismáticas de obsidiana. En cuanto
a materiales cerámicos, encontramos 3 fragmentos de barro con improntas de varas,
siete bordes, 1 soporte cónico sólido y 25 cuerpos erosionados.
Capa I-II:
En ella, se encontró 3 fragmentos de navajas prismáticas de obsidiana, 3 raedera, 1
núcleo prismático de obsidiana y 6 lascas del mismo material como desecho de
varas, así como un 1 fondo de molcajete, 3 fondos de olla, 1 soporte sólido cónico, 2
bordes y 16 cuerpos de tiestos domésticos.
No se encontró material lítico y en cuanto al material cerámico, se hallaron 4 bordes,
1 cuello, 1 soporte cónico sólido, 4 bordes de tiestos domésticos y 1 fragmento de
figurillas mazapa.
Capa II:
79
Capa III:
Se encontró un fragmento de punta de flecha de obsidiana, 3 bordes y 8 cuerpos de
tipo doméstico.
Capa IV: No se encontró material arqueológico.
Capa V:
No se encontró material arqueológico.
Pozo 9:
El pozo 9 estaba localizado en el punto 375, de la unidad 4B, cuadro (8,2), en los límites del
montículo 66.
Este montículo era redondo y tenía un radio de 12 metros en 1989, para esa fecha, estaba en
buenas condiciones, existiendo evidencias de muros alineados, hallándose en el recorrido de
superficie de 1968, abundantes tiestos cerámicos aunque lítica escasa. No se hallaron fotos del
perfil de pozo. De acuerdo a las bolsas halladas, podemos deducir que existían dos capas en
pozo. Posiblemente entre ambas capas, se hallaba un muro derrumbado.
Capa I:
En esta capa se encontró material lítico, 6 fragmentos de navajas prismáticas de
obsidiana, de desecho de tallas. En cuanto al material cerámico, se encontraron 1 asa
sólida, 1 fondo de olla, 4 cuellos, 10 bordes y tres cuerpos de tiestos monocromos
domésticos. También se halló un tiesto de cerámica bicroma que correspondería a
Ixtlán Tardío (Negro sobre Bayo).
Capa II:
En esta capa, se encontró una pequeña lasca de basalto y 8 lascas secundarias de
obsidiana, desecho de talla. En cuanto al material cerámico, se encontraron 18
cuerpos y dos cuellos de tipo doméstico y erosionados.
Pozo 10:
El pozo 10 estaba situado al Este del montículo 60. En el borde Este. El pozo se encontraba en el
centro de una plaza que conforman los montículos 57, 56, 62 y 61. Es casi seguro que el
montículo 60 funcionaba como altar central de la plaza. El pozo 10 se excavo en el punto
delimitado en la unidad 3C en el punto (9,9). Para 1989, el montículo 60 se encontraba
totalmente arrasado y se apreciaba como un pequeño montículo circular, de un radio de 3.6
metros.
En el pozo, de acuerdo a las fotografías de perfil y a las bolsas de material halladas, contaba con 4
capas, de las cuales solo las dos primeras contaban con material cultural.
La capa I probablemente era de naturaleza humítica. La capa II probablemente era de naturaleza
arcillosa. La capa III era probablemente de naturaleza arenosa arcillosa con rocas pequeñas.
La capa IV era probablemente tepetate arenoso.
80
Capa I:
La capa contenía material lítico y cerámico. En cuanto al material lítico, este consistía
en una raedera de obsidiana, 1 fragmento de navaja prismática de obsidiana, 6 lascas
secundarias (desecho de talla) de obsidiana y 5 lascas primarias del mismo material.
En cuanto a cerámica, se encontraron 33 cuerpos de tiestos domésticos y
erosionados.
Capa II:
En la capa se reportó como material lítico, 1 fragmento de navaja prismática de
obsidiana y 1 raedera del mismo material. En cuanto a cerámica, se encontraron 3
tiestos cerámicos pequeños y erosionados, 1 tiesto de vasija de silueta compuesta,
del tipo Ixtlán Polícromo y 1 fragmento de tiesto del Tipo Azul, reportado por
Gifford, para el período de Ixtlán Inferior así como 1 fragmento de vasija miniatura,
1 ollita trípode del tipo Abra de Ixtlán.
Capa III:
No se encontraron bolsas con material arqueológico, por lo que es probable que no
se encontraran materiales culturales.
Capa IV:
No se encontraron materiales culturales.
Pozo 14:
El pozo 14 estaba situado al Sureste del montículo 15 en la unidad 8B, en el punto (2,4).0
Por la abundancia de material, es posible que sea un montículo que fue arrasado durante los
trabajos de construcción de la línea férrea, realizada durante la década de 1920. De ser así, es
probable que el área original del sitio de “Los Toriles”, sea mayor a la que los investigadores se
han planteado.
En el pozo, de acuerdo a la fotografía de perfil y a las bolsas de material halladas, contaba con
cuatro capas, de las cuales, solo las tres primeras presentaban materiales culturales.
Como observación, es probable que la segunda capa sea un piso de barro de una plaza o de un
montículo arrasado.
Sobre la naturaleza de las capas, podemos aventurar que: La capa I, probablemente era de
naturaleza humítica. La capa II, era probablemente de naturaleza arcillosa. La capa III, era
probablemente de naturaleza arcillosa con piedras pequeñas. La capa IV, era probablemente de
naturaleza arcillosa arenosa con piedras pequeñas.
Capa I:
La capa contenía material lítico y cerámico. En cuanto al material lítico, consistió en
123 fragmentos de navajas prismáticas de obsidiana, 50 lascas de obsidiana con
cortex (lascas primarias), 361 lascas secundarias de obsidiana (desecho de talla), 6
81
preformas bifaciales de obsidiana, 2 fragmentos de núcleos prismáticos de obsidiana,
19 lascas secundarias de pedernal y 3 lascas de basalto. En cuanto al material
cerámico, encontramos 693 tiestos, de los cuales, 14 eran cuellos, 181 bordes, 436
cuerpos y 62 soportes. En esta capa también se encontraron 9 fragmentos de
figurillas de mazapa y un malacate de piedra verde en forma de olla trípode de 1.5
cms. De longitud, semejante a los reportados en Amapa por Meighan (Meighan:
1976: 389) y por Ernest Goldschmidt en Peñitas (Archivo Técnico de la
Coordinación Nacional de Arqueología, Tomo LXXXIII, Nayarit, 1956, 633-4-foto
29).
Capa II:
La capa contenía material lítico y cerámico. Este último consistió en 435 tiestos, que
se dividieron en 2 cuellos, 96 bordes, 290 cuerpos y 47 soportes.
En cuanto a lítica, se encontraron 8 fragmentos de navajas prismáticas de obsidiana,
7 lascas de obsidiana con cortex, 203 lascas secundarias de obsidiana (desecho de
talla), 1 preforma bifacial de obsidiana y 1 lasca de basalto.
Capa III:
La capa contenía material cerámico y lítico. Se encontraron 5 tiestos (1 borde y 4
cuerpos), 1 fragmento de navaja prismática de obsidiana, además de 27 lascas
secundarias de obsidiana (desecho de talla).
Capa IV:
No se encontraron bolsas con materiales arqueológicos, por lo que es probable que
no se encontraran materiales culturales.
82
83
84
85
7)
ANÁLISIS GENERAL DEL MATERIAL ARQUEOLOGICO DEL
SITIO DE “LOS TORILES”, TEMPORADA 1968.
7.1. Antecedentes
Existen varios análisis sobre materiales arqueológicos del sitio de “Los Toriles”,
Ixtlán del Río, Nayarit. Estos análisis son fundamentales de carácter tipológico y
desafortunadamente solo se abocan al material cerámico y se dirigieron en lo
fundamental a tratar de identificar tipos cerámicos diagnósticos o característicos.
El primero de estos análisis, fue el realizado por el arqueólogo E. W. Gifford, con
materiales de superficie colectados en 16 sitios del Valle Ixtlán-Ahuacatlán, a
describir los tipos cerámicos característicos. (Gifford: 1950).
En su recorrido, al encontrar cortes estratigráficos y tiestos cerámicos asociados,
Gifford pudo proponer la existencia de tres horizontes culturales prehispánicos que
denominó “Ixtlán Temprano”, “Ixtlán Medio”, e “Ixtlán Tardío”. (Gifford: 1950).
En el horizonte de Ixtlán Temprano, Gifford propuso como marcador
característico, la presencia de figuras cerámicas antropomorfas huecas, pintadas y
asociadas a las tumbas de tiro, así como la presencia de tipo cerámicos de:
ALISADO:
PINTADO:
Simple, inciso y con muescas y abultamiento.
Amarillo sobre rojo, Blanco sobre Rojo, Rojo sobre Amarillo,
Amarillo y Café sobre Anaranjado, Negro sobre Rojo y Café
sobre Rojo.
POLICROMO: Combinaciones de Negro y Blanco sobre Rojo, Ocre y Rojo con
Café sobre Ocre.
En el horizonte de Ixtlán Medio, se propuso la existencia de cerámica moldeada,
vasijas con bordes arrollados y molcajetes de base anular. Los tipos cerámicos
característicos para este horizonte serían:
ALISADO PINTADOS:
a)
Simple e inciso
86
b)
Monocromos
Negro con incisiones
c)
Bicromos
Rojo sobre Blanco con motivos incisos
Rojo sobre Ocre con motivos incisos
Café y Ocre, Ocre sobre Rojo
Negro sobre Gris, Rojo sobre Ocre
Negro sobre Rojo, Azul sobre Bayo
d)
Policromo
Café y Blanco sobre Ocre
e)
Polícromo Fino
Café y Blanco sobre Ocre con motivos incisos
Café y blanco sobre ocre
CERÁMICA NEGATIVA:
Gifford proponía que el último horizonte, Ixtlán Tardío, existieron tipos cerámicos
sencillos y utilitarios, que se distinguieron por el uso de formas tales como ollas de
bordes arrollados, cántaros, molcajetes trípodes con perforaciones basales en los
soportes, cerámica con abultamientos, etc. Los tipos cerámicos asociados al
horizonte se denominaron:
PINTADA:
a)
Monócroma
Roja
b)
Bícroma
Blanco sobre Rojo, Negro sobre Rojo
Negro sobre Gris.
Gifford pensaba que el horizonte de Ixtlán Temprano, estaba cronológicamente y
estilísticamente relacionado con el período Chametla Temprano, así como el Ixtlán
Medio con el Chametla Tardío y el Culiacán Tardío, integrados todos al Complejo
Aztatlán de Sinaloa, que dataría del 1300/1350 d. C. y el Ixtlán Tardío y Autlán
Tardío. (Gifford: 1950)
87
Lámina 12.- Tipos cerámicos propuestos para el sitio de “Los Toriles” (Gifford, 1950)
Para el sitio de “Los Toriles”, Gifford reportó haber encontrado tipos cerámicos
característicos del Ixtlán Medio, como serían los tipos Incisos, Bícromos, Café
sobre Ocre, Rojo sobre Ocre, Ocre sobre Rojo, Polícromos, molcajetes de b ase
anular, placas cerámicas y ollas con reborde prominente. (Gifford: 1950).
88
Gifford también reportaba tipos del Ixtlán tardío para “Los Toriles”, como
Alisados, Monocromos domésticos, Bícromos como el Blanco sobre Rojo, Blanco
sobre Café, Negro sobre Rojo, Negro sobre Gris, así como molcajetes trípodes y
ollas con reborde a manera de lazo. (Gifford: 1950: XX). (Ver Lamina 12)
El segundo análisis de material cerámico originario de “Los Toriles”, fue el
realizado por el arqueólogo José Corona Núñez en 1948, durante los trabajos
arqueológicos de la primera temporada de 1947. Desafortunadamente este
análisis, contenido en el informe técnico de 1947, no ha sido publicado y se
encuentra en el Archivo Técnico del INAH. (Corona: 1947:27-31). Corona Núñez
reportaba la existencia de cerámica que tentativamente clasificaba de la siguiente
manera:
VASIJAS CEREMONIALES:
a)
Bícromas y Polícromas.
Las formas predominantes son vasijas trípodes con:
Soportes Globulares sólidos
Soportes tipo “sonaja” o “cascabel”
Soportes zoomorfos
VASIJAS NO CEREMONIALES:
a)
Bícromas y Monócromas
Las formas predominantes son:
Molcajetes trípodes con perforaciones transversales en los soportes.
Ollas y cajetes decorados con líneas blancas sobre el color natural del
barro (café, rojo y anaranjado).
En las vasijas ceremoniales (bícromas y polícromas), Corona Núñez comentó que
al parecer las técnicas del esgrafiado y de la pintura se hallaban combinadas. Esto
se presentaba en los tipos cerámicos del Negro sobre Guinda, Blanco sobre
Guinda, Rojo sobre Blanco o Crema, Blanco sobre Café o Rojo y Café sobre
Crema o Blanco. (Corona: 1947: 29-31).
89
Las formas de estas vasijas ceremoniales, podrían ser cajetes con pestaña basal y
decoración grabada y pintada, vasijas de cuerpos esféricos y cuellos altos de
paredes verticales que tienen decoración esgrafiada y pintura roja en bordes y
soportes. También aparecieron, aunque con menos frecuencia, molcajetes de base
anular, que en ocasiones tienen pestaña basal. (Corona: 1947: 29-31).
Así mismo, Corona Núñez mencionó la existencia de figurillas de barro parecidas a
las del período tolteca del centro de México, denominadas “mazapa”, que
representaban a su juicio, diosas. Corona describió a estas figurillas como sólidas y
sólidas – huecas, moldeadas y modeladas, con un baño de pintura blanca o
amarillenta sobre el cual se encuentran aplicaciones en color verde y negro.
(Corona: 1947: 30-31).
En base a esto y a otros resultados de sus exploraciones, Corona Núñez propuso
tres períodos de ocupación para el sitio de “Los Toriles”, basándose principalmente
en las tres etapas de ocupación del templo redondo (“Pirámide o templo de
Quetzalcóatl”). Estas etapas de ocupación las denominó “Período Teotihuacano
Clásico”, “Período Tolteca” y “Período Tardío” este último tendría características
netamente locales), asignando la mayoría de los tipos locales a las dos últimas
fases de la ocupación. (Corona: 1948).
El tercer análisis fue realizado en 1990 por la pasante de arqueología, Xochiquetzal
Niño Calixto, sobre el material cerámico de la temporada 1988-1989 del sitio de
“Los Toriles”, publicándose algunos avances en 1994. (Niño: 1994).
En este análisis se determinó que la cerámica encontrada en el sitio (tanto a nivel
superficie como de excavación) era fundamentalmente de origen doméstico, con
presencia de ollas, comales con asas, jarras, tecomates, molcajetes trípodes con
soportes zoomorfos, molcajetes trípodes con soportes globulares huecos,
molcajetes trípodes con soportes cilíndricos y de botón, molcajetes trípodes con
soportes cónicos con perforaciones laterales y molcajetes con soportes anulares,
así como formas rituales como sahumadores y braseros.
Según Niño Calixto: “…el material cerámico nos refleja, una sola fase de
ocupación, ya que es homogéneo en todo perfil estratigráfico.” (Niño: 1994: 43).
Niño Calixto también hizo notar, la combinación de técnicas del inciso y del
esgrafiado con la pintura en la decoración cerámica. Los colores más utilizados en
esta, son el naranja, el marrón, el rojo, el blanco y el negro. (Niño: 1994).
90
Niño reportó también la presencia de figurillas tipo mazapa, que presentan restos
de pintura roja y azul sobre un baño crema y bayo. (Niño: 1994).
Los tipos identificados en este análisis fueron:
MONÓCROMOS:
a)
Sencillo
Rojo, Café, Negro y Crema
b)
Esgrafiado
Rojo, Café y Negro
c)
Crema
POLÍCROMOS:
Marrón y Negro sobre Crema
Marrón, Naranja, Rojo y Negro sobre crema
El último análisis fue realizado por la arqueóloga Lorena Gámez Eternod en 1995,
publicándose los resultados en 1996. Gámez utilizó para su análisis, parte del
material arqueológico que se obtuvo durante los trabajos de 1988-1989 en el sitio
de “Los Toriles”, Ixtlán del Río, Nayarit.
Este material, en palabras de Gámez, “…representa una pequeña muestra que se
encontraba almacenada en la bodega del Museo Regional de Nayarit, que no
había sido sometida a estudio. Se analizó e identificó el material que finalmente
quedaría integrado a un muestrario.” (Gámez: 1996: 3).
En su estudio Gámez Eternod presenta los tipos cerámicos del sitio de “Los
Toriles”, asociándolos a dos períodos, apoyándose para ello, en los tipos
propuestos en los trabajos y descripciones de C. W. Gifford en la región de IxtlánAhuacatlán, (Gifford: 1950) y de G. L. Grossup en el sitio de Amapa, en la costa
norte de Nayarit. (Grossup: 1976: 211-272).
De esta forma, Gámez propuso que para el sitio de “Los Toriles”, se presentaron
dos periodos de ocupación:
91
El primer período, es denominado Período Medio y que se propuso del 750 al
1250 d. C., lapso que coincidirá con el Epiclásico y el Posclásico Temprano del
Centro de México. El segundo período se denominó Período Tardío con una
temporalidad que fue del 1250 al 1530 d. C.
Para cada período, Gámez asignó diversos tipos cerámicos cuya existencia y
descripción, había propuesto Grossup en 1964 y en 1976 para el sitio de Amapa.
(Grossup: 1976: 211-272).
Las formas cerámicas más comunes, asociadas a los tipos propuestos, fueron en
opinión de Gámez, cuencos, cajetes, tecomates, ollas, braceros, vasos, molcajetes
de base anular, molcajetes trípodes con soportes zoomorfos y con soportes cónicos
perforados, platos cazuelas, etc. (Gámez: 1996: 3-9).
Así pues, los períodos y los tipos asociados por Gámez para el sitio arqueológico
de “Los Toriles”, fueron:
PERIODO MEDIO: (750 – 1250 d. C.)
MONOCROMOS:
a)
Tipo Cerrito Esgrafiado
Cuencos sencillos con base cóncava
b)
Tipo Tuxpan Esgrafiado
Cuencos sencillos con base cóncava
c)
Tipo Café Pulido Calado
Ollas de cuello corto
d)
Tipo Blanco caedizo sin engobe
Braseros en forma de cuencos y vasos de pared recta divergente
BICROMOS:
a)
Tipo Blanco sobre Café
Molcajetes de base anular y molcajetes de soportes zoomorfos
b)
Tipo Rojo sobre Café
Molcajetes de base anular y molcajetes de soportes zoomorfos
92
c)
Tipo Botadero Negro sobre Bayo
Molcajetes de base anular y platos
d)
Tipo Mangos Esgrafiado
Cuencos sencillos
POLICROMOS:
a)
Tipo Rojo y Blanco sobre Naranja Inciso
Cuencos sencillos
b)
Tipo Cerritos Polícromo
Cajetes, molcajetes y paltos
c)
Tipo Botadero Inciso
Cuencos
d)
Tipo Blanco y Rojo sobre Crema Esgrafiado
Tecomates
PERIODO TARDÍO (1250 – 1530 d. C.)
MONOCROMOS:
a)
Tipo Monócromo Tardío
Ollas y comales con asas
b)
Tipo Monócromo Esgrafiado Tardío
Ollas con bandas centrales
c)
Tipo Santiago Esgrafiado
Ollas
BICROMOS:
a)
Tipo Rojo sobre Café Tardío
Molcajetes trípodes con soportes cónicos perforados y ollas con cordón
pellizcado horizontal
93
b)
Tipo Ixtlán Blanco sobre Rojo
Ollas
c)
Tipo Negro sobre Naranja
Cuencos
POLICROMOS:
a)
Tipo Otates Policromo
Ollas con cuencos rectos
En esta tipología, Gámez relacionó los tipos Botadero Negro sobre Bayo y
Botadero Inciso, El Rojo y Blanco sobre Naranja Inciso del Período Medio de
“Los Toriles”, con el “Complejo Aztatlán”, que se extendió desde Durango,
Sinaloa (Guasave, Culiacán y Chametla), Nayarit (Amapa y San Blas) y Jalisco
(Huistla y Tomatlán). (Gámez: 1996: 8).
Los tipos Café Pulido Calado y Blanco Caedizo sin engobe del mismo período de
“Los Toriles”, Gámez los relaciona con los tipos de Alicia Calado y Abra Café
Burdo de la fase Tollan, de Tula Hidalgo. (Gámez: 1996: 8-9)
Para el Período Tardío, Gámez relacionó los tipos presentes en el sitio de “Los
Toriles”, con sitios de la planicie costera y del altiplano nayarita.
Un tipo en especial, el Ixtlán Blanco sobre Rojo, apareció no solo en la costa y el
altiplano nayarita, sino también en el Valle del Tomatlán, Jalisco. (Gámez: 1996:
9).
7.2.
Estudio Tipológico provisional del material arqueológico del sitio de
“Los Toriles”, Ixtlán del Rio, Nayarit.
Para la recolección de materiales de superficie del sitio de “Los Toriles”, realzado
en 1967 por Rodolfo Castro Hernández, se empleó, como hemos referido, un
muestreo sistemático realizado al azar y sin prejuicios, que intentaba averiguar el
desarrollo del asentamiento en función de la frecuencia de la distribución de los
posibles tipos arqueológicos presentes.
Desafortunadamente, el muestreo realizado en 1967, se basó en un croquis que no
se ajustaba completamente a la realidad del sitio, ya que el mapa topográfico de
94
“Los Toriles” no fue levantado en su totalidad sino hasta 1989 (Arana,1996:
comunicación personal), así que esta circunstancia, aunada a la perdida de bolsas
de material arqueológico de superficie y excavación (Pozos 11, 12, 13 y 15), le
resta exactitud al universo de información recolectado.
Contemplando estas circunstancias, nos propusimos definir los tipos existentes en
el material arqueológico colectado en “Los Toriles” durante la temporada 1967
(tanto de superficie como de excavación) como primer paso para informarnos
sobre el posible desarrollo, dinámica y características de las estructuras y grupos
sociales que construyeron y habitaron “Los Toriles”.
Para alcanzar esto, realizamos un análisis tipológico de los materiales que se
encontraban en la antigua bodega de Prehistoria, apoyándonos tanto en la
información bibliográfica existente sobre los materiales como en las
investigaciones arqueológicas previas en “Los Toriles”.
Como primer paso en la revisión y análisis tipológico, tomamos los materiales de
superficie, que constaban de tiestos, fragmentos de figurillas antropomorfas,
fragmentos de moldes, fragmentos de malacates o volantes para hilar, desechos de
talla de obsidiana, basalto y pedernal, fragmentos de preformas líticas, fragmentos
de navajas prismáticas y elementos diversos, comenzando a separarlos a fin de
conformar grupos tentativos de características comunes, fácilmente distinguibles
unos de otros.
El siguiente paso fue el clasificar, de acuerdo con las características de esos grupos
tentativos (ya lavados, marcados y separados), a los materiales de excavación, que
constaban de tiestos, fragmentos, figurillas, desechos de talla lítica de pedernal,
basalto y obsidiana y otros elementos diversos (ya lavados y marcados por capa,
pozo, unidad y cuadro), a fin de obtener los mismos grupos y poder situar a estos,
en un orden de sucesión cronológica.
El último paso fue formalizar la estructura tipológica obtenida, en una descripción
sistemática, fácilmente identificable y operativa, capaz de situarse especial y
temporalmente.
En el caso de los materiales cerámicos, nos propusimos definir los tipos por medio
del sistema Tipo-Variedad, para contar con un instrumento metodológico usado
frecuentemente para situar las secuencias culturales en forma precisa, al asociar
cronológicamente los materiales a fases, etapas y periodos específicos.
95
Este sencillo objetivo fue necesario, ya que, como hemos mencionado
anteriormente, cuatro investigadores que han trabajado los materiales del mismo
sitio, proponen cuatro tipologías cerámicas distintas.
Para esto, retomamos las características propuestas para el Sistema Tipo Variedad,
presentadas por los investigadores Florencia Müller Jacobs (Müller: 1978: 7-20 /
Müller: 1979: 5-24), Román Piña Chan (Piña: 1993: 141-160 / Piña: 1976: 1-20) y
Robert H Cobean (Cobean: 1990: 52-72), condensando los atributos de
identificación de los materiales, en cinco características que serían:
-
Composición de pastas
Acabado de superficie
Color de superficie
Forma de material cerámico
Decoración existente
En el caso de los materiales líticos, también nos propusimos identificar las
categorías y los tipos existentes, ya que al parecer a diferencia del material
cerámico, no contamos con ninguna propuesta tipológica sobre el material lítico de
“Los Toriles”, pese a las investigaciones realizadas.
Para esto, retomamos las características para una clasificación tecno-económica,
basada principalmente en los trabajos de los investigadores Ángel García Cook
(García: 1967), Roberto García Moll (García: 1977: 19-47) y Jesús Narez (Narez:
1990: 32-112), en los que los atributos de identificación de los materiales, se
condensarían en cinco características que serían:
-
Materia prima
Técnica de trabajo
Uso probable
Probable función especifica
Forma genérica y/o particular
Nuestra idea era ir preparando a la descripción del material en tipos fácilmente
manejables, que pudiéramos identificar y situar cronológicamente por períodos, al
comenzar la revisión del material arqueológico de excavación. A continuación,
presentamos una clasificación provisional sobre el material cerámico y lítico de
“Los Toriles” (temporada 1967), que se revisó y analizó en el Departamento de
Colecciones:
96
Material cerámico:
El material cerámico analizado se dividió por temporalidad, hallando que existían
materiales de la época prehispánica y de la época moderna.
Época prehispánica:
Comprenden materiales de forma y funciones claramente diferenciados. Que son:
Fragmentos de paredes, fogones (“tlecuiles”) y pisos de barro, que
provienen de las estructuras arquitectónicas del sitio.
Elementos diversos, tales como fragmentos de flautas, orejeras sólidas,
“fichas” o tiestos recortados en forma circular, pelotillas o bolitas de
barro, cuñas en forma de plátano para calzar grandes ollas de fondo
hemisférico, fragmentos de vasijas miniatura (ollitas trípode).
Fragmentos o piezas completas de volantes de barro para tejido de
fibras vegetales (“malacates”), que se presentan en forma biconica con
incisiones o en forma plana, cilíndrica y de molde.
Fragmentos de figurillas zoomorfas, sólidas de molde.
Fragmentos de moldes cerámicos para figurillas antropomorfas, de tipo
“mazapa”.
Fragmentos de figurillas antropomorfas, que presentan las variantes de
tipos “mazapa” (planas, de molde y sólidas) y “mazapa mixto” (parte
modeladas a mano y parte realizadas en molde).
Estos fragmentos consistían principalmente en brazos, pies, tocados y cabezas.
El tipo “mazapa” representan individuos jóvenes preferentemente de sexo
femenino, que muestra ojos con pupila, boca abierta, tocados de bandas frontales
decoradas con grecas, puntos y discos. Ostentan collares con pectorales redondos,
orejeras sencillas y ocasionalmente narigueras de barra, escalonadas y otras.
Las prendas más usuales son quezquemitl o camisas bordadas y faldas, aunque
pueden estar desnudas o sólo con falda, aunque esta por lo general muestra gran
riqueza en su decoración. Este tipo de figurillas ésta asociada a la fase Tollán en
Tula (950 d. C. al 1150/1200 d. C) y en el Occidente, al complejo Aztatlán (700 d.
C. al 1250 d. C) (Cobean: 1990: 506/Beltrán: 1991 44-45) (Ver Láminas 13 y 14).
97
Lámina 13.- Fragmentos de figurillas antropomorfas de “Los Toriles”, Ixtlán del Río, Nayarit,
Temporada 1967
98
Lámina 14.- Fragmentos de figurillas antropomorfas de “Los Toriles”, Ixtlán del Río, Nayarit,
Temporada 1967
99
Lámina 15.- Fragmentos de figurillas antropomorfas de “Los Toriles”, Ixtlán del Río, Nayarit,
Temporada 1967
100
Lámina
16.- Distribución de fragmentos de figurillas antropomorfas y de moldes cerámicos en el
sitio de “Los Toriles”, Ixtlán del Río, Nayarit, Temporada 1967
101
El tipo “mazapa mixto” combina moldeado con moldeado: presenta dos variantes
que son, el “mazapa mixto sólido con cuello cilíndrico” y el “mazapa mixto
hueco”.
El “mazapa mixto sólido con cuello cilíndrico” se puede caracterizar por
representar no solo a individuos femeninos sino individuos masculinos de rasgos
típicamente mesoamericanos tales como gorros cónicos tipo yopitzontli (asociados
generalmente a Xipe – Totec), narigueras lunares tipo yacamextli. Las cabezas de
las figurillas están hechas en molde y en el cuello en cambio, es modelado y sólido.
(Ver Lámina 13, K / Lamina 15, A, B, C).
El “mazapa mixto hueco” en cambio, es posible distinguirlo por mostrar individuos
femeninos cuyo rostro y tocado está hecho en molde y la figurilla en su conjunto,
está hueca. (Ver Lámina 13, L / Lamina 14, A, F, I)
Es de mencionarse, un fragmento de figurilla, encontrada en el punto 746 durante
el recorrido de superficie de 1967. El fragmento muestra un rostro con collar y
orejeras. La manufactura es de molde y presenta la boca abierta y mostrando
dientes con los ojos tipo “grano de café” (Ver Lámina 14, J).
Este fragmento muestra similitudes con figurillas de la Quemada y en especial con
figurillas reportadas por el Dr. Román Piña Chan para el sitio de El Teul, en la fase
Teul Tardío (800 d. C. al 1200 d. C.) (Piña: 1993: 309).
Tiestos de cerámica doméstica – ritual y ritual, que dividimos en:
a) Tiestos de cerámica alisada y pintada (posiblemente ritual) que
comprenden:
i)
ii)
iii)
Braseros cilíndricos de paredes verticales con aplicaciones
cónicas. (Tipo “Reloj de Arena”)
Braseros semiesféricos con aplicaciones con aplicaciones
cónicas y soportes globulares huecos, posiblemente trípodes.
Sahumadores con mango solido retorcido
La pintura aplicada es blanca y la pasta usada es de textura media, arenosa, de
color café con huellas de desengrasante vegetal con arena volcánica de color
negro.
102
b) Tiestos de cerámica monocroma (posiblemente doméstica) cuyas
formas son grandes ollas, de borde simple y borde reforzado como
asas, comales con asas y molcajetes trípodes con perforación en la
base de los soportes. Los principales colores presentes son engobes
exteriores color café, naranja y rojo. La pasta usada es de textura
media, compacta, con huellas de desengrasante vegetal, y presencia
de partículas blancas, rojas y de arena volcánica de color negro.
c) Tiestos de cerámica monocroma (posiblemente doméstica-ritual)
cuyas formas principales son molcajetes trípodes de soportes de tipo
“araña” y de tipo antropomorfo (en forma de pierna y pie). Los
principales colores presentes son engobes exteriores de color café,
naranja y rojo. La pasta usada es de textura media, compacta de color
anaranjado, con partículas blancas y arena volcánica de color negro.
d) Tiestos de cerámica monocroma (posiblemente doméstica – ritual)
cuyas formas principales son pequeñas ollas globulares y cuencos
ápodos y trípodes, que presentan un acabado pulido exterior con
motivos geométricos esgrafiados. Los principales colores presentes
son café, naranja, blanco y negro. La pasta usada es de textura media,
compacta color naranja, con partículas blancas y arena volcánica de
color negro.
e) Tiestos de cerámica bícroma (posiblemente doméstica), cuyas formas
principales son ollas y cantaros grandes y pequeños que tienen
cuerpo globular, cuello recto divergente y bordes rectos divergentes.
En cuellos y partes superiores de las vasijas, tenemos decoraciones
que podemos agrupar en:
i)
ii)
iii)
iv)
Motivos geométricos pintados en blanco sobre engobe café
Motivos geométricos pintados en blanco sobre engobe rojo
Motivos geométricos pintados en blanco sobre engobe naranja
Motivos geométricos pintados en negro sobre engobe naranja
La pasta usada es de textura media, compacta de color
naranja, con partículas blancas y arena volcánica de color
negro.
f) Tiestos de cerámica bícroma (posiblemente doméstica – ritual),
cuyas formas principales son cajetes ápodos, cuencos trípodes y ollas
103
pequeñas de forma globular, cuellos cortos y borde recto. Aquí
encontramos varios tipos de decoración que podemos agrupar en:
i)
ii)
Motivos geométricos pintados en negro sobre engobe café
claro
Motivos geométricos pintados en rojo sobre engobe café claro.
La pasta usada es de textura media, compacta de color
naranja, con partículas blancas y arena volcánica de color
negro en los tipos i) y ii).
g) Tiestos de cerámica policroma (posiblemente ritual o domestica –
ritual) con forma de cajetes ápodos y cuecos trípodes, ambos de
silueta compuesta, que presentan varios tipos de decoración, que
podemos agrupar en:
1)
2)
3)
4)
5)
Motivos geométricos pintados en blanco y en negro sobre el
engobe exterior e interior de color anaranjado pulido
Motivos geométricos pintados en negro, rojo y blanco,
delineados con esgrafiados, sobre engobe color café pulido
Motivos geométricos en rojo y blanco, delineados con
esgrafiado sobre engobe color gris pulido
Motivos geométricos pintados en café y rojo, delineados con
esgrafiados sobre engobe color café claro o bayo pulido exterior,
y decoración interior de motivos geométricos pintados en rojo,
sobre engobe color café claro pulido
Motivos geométricos pintados en café y rojo delineados con
esgrafiado sobre engobe color blanco pulido exterior y ocasional
decoración interior, de motivos geométricos pintados en rojo.
En los casos de los tipos i), ii) y iii), la pasta cerámica utilizada era de textura fina,
compacta de color café rojizo, con presencia de arena volcánica negra y partículas
blancas y rojizas. En el caso de los tipos iv) y v), la pasta presente era de textura
fina, muy compacta y de color blanco y muy poca presencia de arena volcánica
negra.
104
Época moderna:
Encontramos escasos fragmentos, todos tiestos cerámicos, a los que les fue posible
dividir en diferentes tipos, que son:
- Vidriado, monocromo, de color café. Sus principales formas son ollas
y platos extendidos. La pasta cerámica usada es de textura media, de
color naranja y sin desengrasante.
- Vidriado, monocromo, de color anaranjado. Sus principales formas
son ollas y comales sencillos. La pasta cerámica usada es de textura
media de color naranja y con presencia de partículas blancas y de
arena volcánica.
- Vidriado, bícromo, motivos geométricos (bandas) de color guinda
sobre fondo bayo verdoso. Sus principales formas son comales,
cajetes y platos. La pasta cerámica presente es compacta, blanca y sin
desengrasante.
En base a todo lo anterior, proponemos la existencia de varios tipos cerámicos que
tentativamente son:
A)
Tipo Abra de Ixtlán que comprendería los tiestos de cerámica alisada y
pintada de blanco, con probables funciones rituales, de pasta media y
arenosa. Las formas son braseros “Tlaloc”, braseros hemisféricos,
ollitas miniatura. Este tipo es similar al tipo “Abra Burda”, variedad
Tlaloc, de la fase Tollan, del sitio de Tula, Hidalgo, reportado por el
investigador Robert H. Cobean. (Cobean: 1998: 423-426) (Ver Fotos 31
y 32).
B)
Tipo Monocromo Alisado Doméstico que comprendería los tiestos de
cerámica monocroma, posiblemente doméstica, de pasta media,
compacta, con formas como grandes ollas globulares, de cuello corto y
recto divergente, de borde curvo divergente y de borde reforzado en
ojiva, a manera de asa, comales planos, circulares, de borde reforzado y
con asas (semejantes a los reportados para la fase Tollan, que va del 950
d. C. al 1150/1200 d. C.), así como los molcajetes trípodes de cuerpo
recto divergente y soportes cónicos sólidos con perforación basal.
105
Este tipo contempla diversos subtipos que podemos denominar en base
al color del engobe exterior, como:
Tipo Monocromo Alisado Doméstico (Subtipo Café)
Tipo Monocromo Alisado Doméstico (Subtipo Naranja)
Tipo Monocromo Alisado Doméstico (Subtipo Rojo)
(Ver Lámina 17 y Lamina 21)
C)
Tipo Ixtlán Patita que comprende a los tiestos monocromos de origen
doméstico–ritual, cuyas formas principales son cajetes y molcajetes de
tres soportes de pasta compacta, de textura media y color anaranjado.
Este tipo contempla dos subtipos principales, que podemos nombrar en
base a la forma de los soportes y al color del engobe usado:
Tipo Ixtlán Patita (Subtipo Rojo) que cuenta soportes sólidos y
cónicos alargados, similares al tipo “Araña” de Michoacán.
Tipo Ixtlán Patita (Subtipo Café) que cuenta con soportes sólidos de
forma antropomorfa, simulando muslo, pantorrilla, pie y dedos. (Ver
Láminas 17 y 21).
D)
Tipo Monocromo Inciso que comprende a los tiestos de cerámica
monocroma que presenta motivos geométricos esgrafiados (bandas,
líneas, grecas escalonadas) sobre un engobe pulido a palillos, y que
emplea pastas cerámicas compactas, de textura media y de color naranja
y que posiblemente tenían usos domésticos-rituales.
Las formas principales son pequeñas ollas globulares y cajetes que
pueden ser apodos o trípodes.
Este tipo contempla diversos subtipos que podemos denominar en base
al color del engobe exterior, (Ver Láminas 23 y 24), como:
Tipo Monocromo Inciso (Subtipo Café)
Tipo Monocromo Inciso (Subtipo Naranja)
Tipo Monocromo Inciso (Subtipo Blanco)
Tipo Monocromo Inciso (Subtipo Negro)
E)
Tipo Ixtlán Bícromo que comprende tiestos de cerámica bícroma que
presumiblemente son de carácter doméstico y que pertenecen a ollas y
cántaros que están decorados con motivos geométricos (puntos y líneas,
grecas, círculos, espirales, bandas) que están pintados sobre el engobe
de las piezas. La pasta usada es compacta, anaranjada y de textura
106
media. Este tipo posiblemente sea el que se reporta como el “Santiago
Blanco/Rojo” del Posclásico de Nayarit y de Jalisco (Mountjoy: 1978:
135).
Este tipo contempla diversos subtipos que podemos denominar de
acuerdo a la pintura blanca y al color del engobe exterior, (Ver Lámina
22), como:
Tipo Ixtlán Bícromo (Subtipo Blanco/Café)
Tipo Ixtlán Bícromo (Subtipo Blanco/Naranja)
Tipo Ixtlán Bícromo (Subtipo Blanco/Rojo)
F)
Tipo Rojo sobre Bayo que comprende tiestos de cerámica bícroma
que probablemente era de carácter doméstico, cuya forma principal era
de cajetes ápodos y trípodes así como ollas pequeñas con decoración
geométrica (bandas en el borde, líneas, espirales, grecas).
Esta decoración está pintada en rojo u ocre.
La pasta es compacta, anaranjada y de textura fina. Este tipo ha sido
reportado como “Red –on-Buff”, “Red-rim-decorated”,”Tecuala Redon-Buff” y se le asocia a la tradición Aztatlan de la costa de Sinaloa y
Nayarit (800 d. C.-1100 d. C.) y al complejo “Coyotlatelco” y
“Mazapa” (Oliveros: 1976:54) (Ver Lámina 22).
G)
Tipo Negro sobre Bayo que comprende tiestos de cerámica bícroma
que posiblemente era de carácter doméstico, cuya forma principal era de
cajetes ápodos, con decoración geométrica (bandas, entrecruzados y
líneas). Esta decoración está pintada en negro sobre el engobe.
La pasta usada es compacta, anaranjada y de textura fina.
Este tipo ha sido reportado por Isabel T Kelly como “Black-on-Buff” y
asociado a la tradición Aztatlan y al complejo Chametla. (Kelly:
1938:77-79) (Ver Lámina 22)
H)
Tipo Ixtlán Tardío que son tiestos de cerámica bícroma que
posiblemente era de carácter doméstico, cuya forma principal era de
cajees ápodos y pequeñas ollas de cuerpo globular, con decoración, con
decoración geométrica (banda en bordes, líneas, volutas y grecas
gruesas).
Esta decoración está pintada en negro sobre engobe.
La pasta usada es compacta de textura media, de color naranja con
107
desengrasante de arena volcánica negra. El engobe exterior utilizado es
de color naranja. (Ver Lámina 22)
I)
Tipo Ixtlán Polícromo que comprende tiestos de cerámica ritual o
doméstica-ritual, con formas de cajetes con pestaña basal y soportes
trípodes globulares huecos y ollitas trípodes, de cuerpo globular y cuello
recto divergente.
Dentro de este tipo cerámico es posible encontrar varios subtipos
agrupados de acuerdo a la técnica de decoración y a la pasta usada de
esta forma tendremos:
Tipo Ixtlán Polícromo (Subtipo A) que muestra motivos geométricos
pintados en blanco y delineados en negro, sobre el engobe exterior e interior
de color anaranjado pulido, con pasta compacta, de textura fina y color café
rojizo. (Ver Lámina 25)
Tipo Ixtlán Polícromo (Subtipo B) que muestra motivos geométricos
pintados en negro, rojo y blanco, delineados con esgrafiados, sobre el
engobe café pulido, con pasta compacta, de textura fina y de color café
rojizo. (Ver Lámina 25)
Tipo Ixtlán Polícromo (Subtipo C) que muestra motivos geométricos
pintados en rojo y en blanco, delineados con esgrafiados sobre engobe gris
oscuro pulido, con pasta compacta, de textura fina y color café rojizo. (Ver
Lámina 25)
Tipo Ixtlán Polícromo (Subtipo D) que muestra motivos geométricos
pintados en café y en rojo, delineados con esgrafiados sobre un engobe café
claro o bayo pulido, y decoración interior similar al exterior sobre engobe
color café claro o bayo pulido, con pasta muy compacta, fina y de color
blanco (Ver Lámina 25)
Tipo Ixtlán Polícromo (Subtipo E) que muestra motivos geométricos
pintados en café y en rojo, delineados con esgrafiados sobre un engobe
blanco pulido exterior y ocasional decoración interior de motivos rojos y
geométricos, con pasta muy compacta, fina y de color blanco. (Ver Lámina
25)
108
Al analizar y clasificar el material cerámico que se extrajo de los pozos excavados
en la temporada de 1967 y al correlacionar esta, con la información obtenida con la
relativa a las capas estratigráficas inferidas y con los resultados del análisis de
material de superficie, nos inclinamos a sugerir lo siguiente:
1)
La existencia de dos períodos culturales para el sitio de “Los Toriles”,
que por convención histórica, por uso y costumbre, llamaremos: “Ixtlán
Medio” e “Ixtlán Último”.
2)
El período de Ixtlán Medio correspondería tentativamente al lapso que
va del 800/900 d. C. al 1100/1150 d. C. en él, existirían influencias
culturales del complejo de Aztatlán (que abarcaría sitios de la región de la
costa de Sinaloa, costa y altiplano nayarita), del altiplano de Jalisco
(Complejos Cojumatlán-Chapala y Huixtla) y de la cultura Tolteca del
Altiplano Central (Fase Tollan) y de la Chalchihuites del sitio de él Teúl
(Fase
Del
Teúl
Tardío)
(Kelly:1938:18-77/Cabrero:1985:1340/Schöndube:1976:86-91/Noguera:1975:336378/Piña:1993:309/Cobean:1928:62-80).
Los tipos que tentativamente asociamos a este período de Ixtlán Medio
serían:
-
3)
Tipo Monocromo Alisado
Tipo Ixtlán Patita (Aunque este no apareció claramente en el material de
excavación)
Tipo Monocromo Inciso
Tipo Ixtlán Bícromo
Tipo Rojo sobre Blanco
Tipo Ixtlán Polícromo en los Subtipos B, C y D
El período Ixtlán Ultimo corresponde tentativamente al lapso que va
del 1100/1150 d. C. al 1250/1300 d. C. y allí, tendríamos influencias
culturales de los altiplanos nayarita y jalisciense (Complejos Tizapán,
Chapala y Huitzila) y de la Cultura Tolteca (Fase Tollan). (Cabrero:
1985:13-40/Schöndube:
1976:86-91/Weigand:
1993:21-23/Noguera:
1975:336-378/Cobean 1998:423-426)
Los tipos que tentativamente asociamos a este período de Ixtlán Ultimo,
serían:
109
-
Tipo Monocromo Alisado
Tipo Ixtlán Bícromo
Tipo Ixtlán Tardío
Tipo Abra de Ixtlán
Tipo Ixtlán Polícromo de los Subtipos A y E (Aunque estos no
aparecieron claramente en el material de excavación).
(Para mayor información sobre el material cerámico y la tipología propuesta,
sugerimos consultar el anexo A, -“Análisis de los materiales cerámicos de
superficie y excavación”- y el anexo B, -“Pozos estratigráficos de la temporada
1967 del sitio de “Los Toriles”.
Lámina 17.- Principales formas de tipos monocromos y bicromos alisados domésticos de
“Los Toriles”, Ixtlán del Río, Nayarit, Temporada 1967
110
Lámina 18.- Ollas apodas bícromas (Negro / Rojo y Blanco / Anaranjado) con soporte basal
cerámico de media luna; “Los Toriles”, Ixtlán del Río, Nayarit, Temporada 1967
Lámina 19.- Ollas apodas monocromas: “Los Toriles”, Ixtlán del Río, Nayarit, Temporada 1967
111
Lámina 20.-Cortes de bordes de ollas apodas monocromas domésticas alisadas;
“Los Toriles”, Ixtlán del Río, Nayarit, Temporada 1967
a) Monocromo
alisado
doméstico
b) Monocromo
alisado
doméstico
c) Monocromo
Ixtlán Patita
Subtipo Rojo
d) Monocromo
Ixtlán Patita
Subtipo Café
e) Monocromo
Ixtlán Patita
Subtipo Café
Lámina 21.-Cortes de bordes y paredes de molcajetes trípodes monocromos
(tipos Alisado Doméstico e Ixtlán Patita);
“Los Toriles”, Ixtlán del Río, Nayarit, Temporada 1967
112
a)
b)
c)
Tiestos del tipo Ixtlán Bicromo (Blanco/Bayo, Blanco/Café, Blanco/ Naranja)
a)
a)
b)
Tiestos del tipo Bicromo Rojo / Bayo
c)
a)
b)
Tiestos del tipo Bicromo Negro / Bayo
c)
b)
c)
d)
Tiestos del tipo Bicromo Ixtlán Tardío
Lámina 22.- Tiestos de tipo bicromo de “Los Toriles”, Ixtlán del Río, Nayarit, Temporada 1967
113
a)
b)
c)
e)
f)
g)
d)
h)
Lámina 23.- Principales formas de tipos polícromos incisos (a, b, c, d)
y monocromos incisos (e, f, g, h) de
“Los Toriles”, Ixtlán del Río, Nayarit, Temporada 1967
Lámina 24.- Tiestos de tipo monocromo inciso de “Los Toriles”, Ixtlán del Río, Nayarit,
Temporada 1967
a)
b)
c)
d)
e)
f)
Lámina 25.- Tiestos de tipo policromo inciso de “Los Toriles”, Ixtlán del Río, Nayarit,
Temporada 1967
114
Foto 31.- Tipo Abra de Ixtlán, Nay.
(Bordes y cuerpos de braseros – Superficie)
Foto 32.- Tipo Abra de Ixtlán, Nay.
(Cuerpos de braseros – Superficie)
Foto 33.- Monocromo Alisado Domestico
Foto 34.- Monocromo Alisado Doméstico
(Fondos, cuerpos, soportes y bordes de Molcajetes)
(Bordes y fondos de Molcajetes)
Material de Superficie
Material de Superficie
Foto 35.- Tipo Monocromo Inciso
(Bordes de Cajetes – Material de Superficie)
115
Foto 36.- Tipo Bicromo Rojo / Bayo
(Cuerpos y soportes tipo sonaja)
Superficie
Foto 37.- Tipo Bicromo Rojo / Bayo
(Bordes y fondos de Molcajetes y Cajetes)
Superficie
Foto 38.- Tipo Ixtlán Policromo
(Bordes, cuerpos y soportes sonaja )
Superficie
Foto 39.- Tipo Ixtlán Policromo
(Bordes y cuerpos de Cajetes)
Superficie
Foto 40.- Cerámica Colonial
Bordes y cuerpos– Excavación
Pozo 11 , Capas I – II
Foto 41.- Cerámica Vidriada –Siglo XIX y XX
Bordes y cuerpos de Ollas y Cajetes
Superficie
116
Foto 42.- Acabado Exterior
Foto 43.- Acabado Interior
Cuellos de Ollas del tipo Ixtlán Bicromo Blanco / Bayo – Excavación – Pozo 14
Foto 44.- Acabado Interior
Foto 45.- Acabado Exterior
Vistas de Molcajete trípode del tipo Monocromo Alisado Doméstico
Excavación – Pozo 14
Foto 46.- Tiestos del tipo Abra de Ixtlán y
dos fragmentos de figurilla tipo Mazapa
117
Foto 47.- Fragmentos de aerófonos
(Silbatos y flautas) - Superficie
Foto 48.- Fragmento de figurilla Mazapa
Con nariguera de barra - Superficie
Foto 50.- Fragmentos de barro cocido con
improntas de varas (¿Paredes de fogones?)
Foto 49.- Cerámica vidriada, siglo XX
Superficie
Foto 51.- Fragmentos de barro cocido con
improntas de varas (¿Paredes de cuarto o techo?)
Foto 52.- Ofrenda de Vasija Ixtlán Bicromo subtipo Blanco / Rojo,
con huesos de liebre asociados a carbón - Excavación, Pozo 4, Capa III
118
Materiales Líticos.
El material lítico encontrado, se dividió en principio por materia prima
encontrándonos con materiales manufacturados en obsidiana (de color gris, verde
grisáceo y roja), basalto gris, riolita, tezontle y pedernal.
Recuérdese que la obsidiana es un mineral volcánico vítreo, de estructura
compacta y de fractura concoidea que presenta aristas y bordes sumamente
afilados y que tiene como origen los volcanes de “El Ceboruco” y “El Molcajete”.
El basalto es una roca volcánica de diversos matices de gris, de grano fino y duro,
que ocasionalmente presenta pequeños alveolados o cavidades. La riolita es
también una roca volcánica eruptiva de grano fino y compacto que presenta colores
claros que van del gris verdoso al amarillento.
El tezontle o lava volcánica de color rojizo, es duro y de estructura compacta,
ligera y cavernosa, que tiene su origen en las actividades eruptivas volcánicas
locales y finalmente el pedernal o sílex, que es una variedad de cuarzo (que es un
mineral cristalino) que presenta coloraciones variadas que van del gris, claro u
obscuro al amarillo y que tiene estructura compacta y de fractura concoidea que
presenta aristas y bordes afilados y que posiblemente provenía de los lechos de los
cercanos ríos Chiquito y Ahuacatlán, que le traían como material de arrastre desde
los yacimientos serranos. (Ramirez: 1968: 56, 57, 78-84, 102).
Materiales de obsidiana
Estos materiales se dividieron en desechos de talla (lascas primarias con corteza o
cortex y lascas secundarias demasiado reducidas) preformas y artefactos definidos.
Todos los materiales de obsidiana fueron tallados por percusión y/o presión. Se
observó pulido por abrasión únicamente en los casos de las plataformas preparadas
para núcleos prismáticos. El uso preponderante de la inmensa mayoría de los
materiales de obsidiana fue el de corte. Así pues, tenemos:
- Lascas primarias con cortex que son desecho de talla de preparación de
núcleos prismáticos o de preformas.
- Lascas secundarias que son desecho de talla de preparación de preformas
- Lascas primarias con cortex, modificadas para servir de utensilios o
artefactos, principalmente raspadores y raederas
- Lascas secundarias, modificadas para servir de utensilios o artefactos tales
119
como raspadores, cuchillos y puntas de proyectil.
- Fragmentos de navajas prismáticas, con talón y bulbo de percusión, que
provienen de núcleos de plataforma preparada, plana y pulida.
- Fragmentos de núcleos agotados, cilíndricos, que presentan en un extremo,
evidencia de la plataforma preparada y pulida y del otro extremo una punta,
que por lo general es roma. En los costados, se muestran huellas de las
navajas desprendidas de percusión.
- Preformas, principalmente de artefactos bifaciales (puntas de proyectil y
cuchillos) que se descartaron por fallas en el trabajo de lasqueo por presión.
Materiales de basalto
Estos materiales se dividieron en desechos de talla (lascas primarias sin huellas de
cortex y lascas secundarias demasiado reducidas) y artefactos bien definidos que
son yunques o plataformas para percusión realizados por lasqueo por percusión y
por presión, hachas de garganta completa así como de garganta incompleta
realizadas por pulido así como metates y metlapillis (muelas o manos) así como
tejolotes o manos de morteros y pulidores de pisos y paredes de barro o estuco.
De esta forma tendremos:
- Lascas primarias, sin cortex, que son desechos de talla de lasqueo y
preparación de pequeñas plataformas planas para percusión o lasqueo por
presión
- Plataformas de superficie plana y cuerpo lasqueado, usadas probablemente
como soporte para el trabajo de talla por presión para realizar artefactos
bifaciales o para microlitos
- “Tejolotes” o pequeñas manos de mortero que se usaban en los molcajetes
de barro. Su forma es globular con un mango corto y cilíndrico.
- Fragmentos de “metates” o morteros rectangulares de superficie plana que
pueden ser sin soportes u ápodos o tetrápodos
- Fragmentos de manos de metate o metlapillis, de forma rectangular de
bordes redondeados
- Pulidores redondeados o rectangulares, de pisos y paredes de barro
- Hachas con acanaladura medial y proximal, de garganta completa e
incompleta.
120
Materiales de tezontle (lava volcánica)
Aquí se encontró un fragmento de escultura antropomorfa, de bulto, que representa
un ser en posición sedente o acuclillada (Ver foto 71)
Materiales de riolita
Estos materiales son hachas pulidas de color gris o verde, del tipo que se llama “de
garganta” y que sirven para tajar o cortar la madera, hacer trabajos agrícolas
pesados o como arma. La acanaladura pulida que puede presentarse en la base o en
la parte central sirve para que corran allí ligaduras que permiten su enmangamiento
en mangos de madera sólida. La arqueóloga Constanza Vega Sosa reporta que:
“…las hachas de garganta se encuentran por lo general en sitios determinados
cronológicamente hacia fines de la época clásica y posclásica. La distribución de sus
tipos permite suponer que las relaciones entre el SW de EU y el Norte de México se hacen
a través de área Sonora-Chihuahua y de ahí se extiende hacia el área Centro Norte,
Sinaloa-Cahita, Jalisco-Colima y Guerrero. (Vega: 1970:94)… Durante los trabajos de
exploración llevados a cabo en Ixtlán del Río por Contreras en 1966, se encontraron
hachas de garganta de los tipos 1, 2, 3 y 5, que en opinión de Contreras, corresponden a
una de las últimas fases de la cultura de Occidente”. (Vega: 1970:95-96).
Así pues, tenemos como material de riolita:
- Hachas con acanaladuras medial y próxima, de garganta completa e
incompleta, con parecido a tipos reportados para Chalchihuites, sitios de
San Luis Potosí y SW de E. U. (Vega: 1970:101/Rodríguez: 1983:38-39).
Materiales de pedernal o sílex
Tienen su origen, probablemente en nódulos que las corrientes fluviales han
arrastrado de yacimientos situados en cavidades y hendiduras situadas en las
sierras cercanas. Estos nódulos son por lo general pequeños y son usados para
obtener preformas y microlitos u artefactos miniatura (especialmente navajillas).
De esta forma tenemos:
- Lascas primarias con corte, que son desechos de talla de preparación de
núcleos o preformas
- Fragmentos de pequeños núcleos de pedernal
121
- Fragmentos de preforma, probablemente una punta de proyectil que
tentativamente, se identifica como tipo “Hidalgo” (Maldonado: 1976:21)
que se presenta en buena parte del territorio mexicano, Texas y SW de los
EUA. (Maldonado: 1976:7).
Foto 53.- Navajas prismáticas de Foto 54.- Lascas primarias
obsidiana (Superficie)
y secundarias de obsidiana
Foto 56.- Núcleos prismáticas
agotados de obsidiana
Foto 58.- Perforadores de
Obsidiana (Excavación)
Foto 55.- Bifaciales de obsidiana
(Excavación y superficie)
Foto 57.- Raederas y raspadores de
obsidiana (Superficie y excavación)
Foto 59.- Lascas y navajas de
obsidiana roja (Meca)
122
Foto 60.- Nódulos de obsidiana
que presentan cortex
Foto 61.- Manos de metate (Metlapilis) Foto 62.- Hacha de garganta y mano de metate
(Superficie)
(Superficie)
Foto 63.- “Yunques” o plataformas de
Foto 64.- Manos de mortero o tejolotes
Percusión y lasqueo de basalto (Sup.)
Foto 65.- Pulidores de basalto
de basalto (Superficie)
Foto 66.- Fragmentos de metates y
y piedras de río (Superficie)
morteros (Superficie)
123
Foto 67.- Hachas de garganta
Foto 68.- Hachas de garganta
(Superficie)
(Superficie)
Foto 69.- Hachas de garganta
(Superficie)
Foto 70.- “Yunques” de basalto y Foto 71.- Preforma de Foto 72.- Malacate de piedra verde
hacha de garganta de riolita
figura antropomorfa
en forma de olla trípode (1.5 cms.
(Superficie)
de tezontle (Superficie) de longitud) Excavación (Pozo 14
Capa 1 – (Ver Anexo 2, pg. 82)
124
7.3. Comentarios sobre el material arqueológico.
Casi todo el material arqueológico del sitio de “Los Toriles” que proviene de la
temporada de 1967 es lítico y cerámico y denota una tradición cultural afín a las
observadas en el altiplano jalisciense y a la costa de Nayarit y Sinaloa, además de
ciertas particularidades relacionadas con los Altiplanos Centrales.
Los únicos materiales orgánicos hallados, fueron en su caso, un fragmento de
caracol marino (una punta con huellas de desgaste en el nacimiento de la
columnella) hallado en el punto 297, en los límites del Conjunto A del Templo de
Quetzalcóatl. Como referencia a esto, el investigador Beltrán Medina informa que:
“…en el museo de Tepic se tiene una trompeta obtenida de un Strombus gigas,
bellamente labrado proveniente de Ixtlán del Río, que muestra varios orificios
perfectamente circulares (3 pequeñas y 3 más grandes) y diseños lineales y
circulares en el borde del caracol. Esta especie es originaria del Mar Caribe….”
(Beltrán: 1990:316).
Los otros materiales orgánicos aparecieron en excavación, en el pozo N° 4, en la
capa III y fueron diversos huesos semi-carbonizados, al parecer partes de las patas
de una liebre –Lepus sp. ¿Callotis?- (Según opinión de la Bióloga Naqhueli Ruiz
Fuentes del Departamento de Colecciones Biológicas de la Subdirección de
Laboratorios y Apoyos Académicos del INAH, 1998), asociadas a restos de
carbón y tiestos de cerámica quemada (una vasija globular) tipo Ixtlán Bícromo
subtipo Blanco/Rojo, a manera de ofrenda. (Ver Anexo 2, foto 52). Esto es
interesante, ya que la liebre es una especie que no es usual en el Valle de Ixtlán,
sino de las regiones limítrofes de Jalisco o del altiplano nayarita al NW.
También debemos mencionar aquí a las vasijas miniaturas que pertenecen a l tipo
“Abra de Ixtlán” y que fueron encontradas en excavación en 1967, reportándose su
hallazgo (Conterras: 1967:27) y que aparecieron por separado del resto del
material en las antiguas Bodegas de Prehistoria.
Dichas vasijas fueron halladas como parte de una ofrenda posiblemente
constructiva, por Eduardo Conteras y Rodolfo Castro Hernández al restaurar el
llamado “Basamento Piramidal de dos cuerpos” cerca del “Edificio Escuadra”
situado al sur del sitio. Al excavar unos metros más adelante, en una escala de
aproximación, se hallaron al parecer restos óseos y materiales cerámicos.
125
Foto 73.- Ofrenda reportada por Contreras en 1967, en el Montículo A (Montículo Piramidal),
asociado al Edificio Escuadra en el sitio de “Los Toriles”, Ixtlán del Río, Nayarit
(Excavación)
Foto 74.- Platos miniatura con engobe negro como parte de la ofrenda reportada por Contreras en
1967, en el Montículo A (Montículo Piramidal), asociado al Edificio Escuadra.
El material recuperado y analizado, consistía en 17 vasijas miniatura tipo Abra de
Ixtlán, tres fragmentos de un brasero trípode tipo Abra de Ixtlán, dos platos
miniatura con engobe negro y fondo convexo, así como varios fragmentos de
navajas prismáticas de obsidiana gris verdosa (Ver fotos 73 y 74)
126
Dentro de estas vasijas miniatura, encontramos cinco que son del tipo que en el
Altiplano se denomina “Vasija Tlaloc”, diez que representan probablemente
deidades locales del agua y el resto son posiblemente representaciones sumamente
esquematizadas de los tipos anteriores.
Foto 75.- Vasija miniatura
Tipo Abra Ixtlán
Foto 76.- Vasija miniatura
Tipo Abra Ixtlán
Foto 78.- Vasijas miniatura tipo Tlaloc
Foto 77.- Vasija miniatura
Tipo Abra Ixtlán
Foto 79.- Vasijas miniaturas tipo Tlaloc
Lámina 26.- Vasijas miniatura tipo Tlaloc – Abra Ixtlán
Foto 80.- Vasijas miniatura tipo Abra Ixtlán
127
Foto 81.- Vasija miniatura
Andrógina tipo Abra Ixtlán
Lámina 27.- Vasijas miniatura tipo Abra Ixtlán
Estas vasijas presentan un acabado simple, sin engobe, que muestra rastros de un
baño blanco. Los rasgos son representados al pastillaje y se presentan dos o cuatro
apéndices laterales a modo de asas que posiblemente representan brazos.
Los bordes están coronados por protuberancias cónicas a modo de coronas o
pequeños coronas o pequeños cuernecillos. (Ver Láminas 26 y 27, fotos 75-81).
Es importante recalcar que dentro de todo el conjunto de miniaturas, solo
encontramos una que ostenta posibles rasgos femeninos (pechos y cabellera larga y
suelta), pero que muestra una disposición diferente de los soportes trípodes, de tal
modo que al verse de perfil la vasija, el soporte, el soporte central da la impresión
de un órgano genital masculino erecto. (Ver Lámina 27, foto 81).
Sobre los restos óseos y los materiales arqueológicos encontrados en la cala de
aproximación del “Edificio Escuadra”, estos se agruparon por separado del resto,
como fue el caso de la ofrenda de vasijas miniatura.
Los restos óseos se encontraron y se almacenaron sin alterarlos ya que estaban
literalmente despedazados y quemados dentro de una masa durísima de barro
(posiblemente cosido por una gran hoguera). Sin embargo se pudo observar que
eran en su mayor parte fragmentos de cráneos, dientes y huesos largos. Estos se
encuentran en la Bodega del Departamento de Colecciones en Moneda 16, Centro
Histórico del D. F.
Finalmente, al realizarse el análisis del material arqueológico de excavación y de
superficie que proviene de la temporada de 1967, nos encontramos con una
situación similar a la de muchos sitios del Occidente de México, al encontrar que
en el caso del material cerámico de superficie y de excavación, este correspondía
en su mayoría a cerámica utilitarias (del 97 al 98%).
128
Esta situación es similar al caso de Tizapan el Alto Jalisco, donde los
investigadores Meighan y Foote reportan que la cerámica hallada en el sitio y que
corresponde al complejo Tizatlán es primordialmente doméstica (del 28 al 94%)
(Schnöndube: 1976:86).
Esto tal vez se pudiera explicar tentativamente con el hecho de la destrucción de
los numerosos montículos del sitio y de que el material de relleno se dispersó por
el área a consecuencia de la acción de los elementos así como de los trabajos
agrícolas, pero al intentar situar espacialmente los elementos así como los tipos
cerámicos que a nuestro juicio eran relevantes, siguiendo la idea original de Castro
Hernández y obtuvimos algunas concentraciones de materiales en áreas específicas
del sitio arqueológico (Ver Lámina 16 y Lamina 28, a).
Aunque el declive, la explotación agrícola, el saqueo y las anteriores
exploraciones arqueológicas pueden explicar estas concentraciones, también estas
pueden estar asociadas a conjuntos arquitectónicos y a actividades socioeconómicas definidas tal y como puede ser el caso de la concentración de núcleos
prismáticos de obsidiana agotados.
Esta concentración del 56.3% del total de núcleos hallados en superficie, se
encuentran al norte del sitio, en un espacio delimitado por varios montículos
alargados y la ribera del río Chico (Láminas 08 y 09). Este hecho puede estar
relacionado con los posibles talleres (Pozos 1 y 2 de la temporada 1967) que se
encuentran aproximadamente a dos kilómetros al NW de allí, en la ribera opuesta
al río Chico sobre una loma enfrente del sitio arqueológico sobre una loma enfrente
del sitio arqueológico.
Sobre este punto , al realizarse en el análisis del material de superficie y de
excavación de estos puntos (fuera del sitio que se ha considerado del centro cívico
– religioso de “Los Toriles”) se encontró que posiblemente esos puntos se
encontraba un pequeño asentamiento contemporáneo y dependiente de “Los
Toriles” que contaban con una pequeña zona de desperdicios líticos (basurero) que
era parte de un pequeño taller de preparación de núcleos prismáticos
(aprovechando bloques ya preparados, traídos probablemente de otros talleres y
sitios de extracción) y de preformas bifaciales, que se preparaban aprovechan do
grandes lascas secundarias de desecho.
129
Lámina
28.- Distribución de fragmentos de molcajetes monocromos en el sitio de “Los Toriles”,
Ixtlán del Río, Nayarit, Temporada 1967
130
Lámina 29.- Distribución de fragmentos de comales monocromos en el sitio de “Los Toriles”, Ixtlán
del Río, Nayarit, Temporada 1967
131
Lámina 30.- Distribución de fragmentos de tiestos polícromos en el sitio de “Los Toriles”, Ixtlán del
Río, Nayarit, Temporada 1967
132
Lámina 31.- Distribución de fragmentos de núcleos prismáticos agotados en el sitio de “Los
Toriles”, Ixtlán del Río, Nayarit, Temporada 1967
133
Lámina 32.- Distribución de fragmentos de bifaciales y raederas de obsidiana en el sitio de “Los
Toriles”, Ixtlán del Río, Nayarit, Temporada 1967
134
Lámina 33.- Distribución de fragmentos de metates y manos de metates en el sitio de “Los Toriles”,
Ixtlán del Río, Nayarit, Temporada 1967
135
Lámina 34.- Distribución de fragmentos de manos de molcajete, hachas de garganta y pulidores de
riolita y basalto, en el sitio de “Los Toriles”, Ixtlán del Río, Nayarit, Temporada 1967
136
ANEXO
3
ANALISIS DE LOS MATERIALES CERÁMICOS DE SUPERFICIE DEL
SITIO DE “LOS TORILES”
Materiales de barro
De los materiales de arcilla a evaluar, consideraremos a los tiestos, los fragmentos
de figurillas antropomorfas y zoomorfas los fragmentos de moldes, los molcajetes
y los trozos de bajareque cocidos.
Tiestos:
Sobre los tiestos colectados en superficie, encontramos 41865 fragmentos de
vasijas. Estos fueron divididos en:
-
22023
Cuerpos que estaban demasiado fragmentados y/o erosionados
para determinar formas o realizar algún análisis, por lo que se
desecharon.
-
792
Bordes que estaban demasiado fragmentados y/o erosionados para
determinar forma o realizar algún análisis, por lo que se
desecharon.
-
19050
Tiestos que comprendían soportes, cuerpos, bordes, asas y fondos
que sí cumplían con los requisitos de tamaño, (un mínimo de 4
centímetros de longitud) y en buen estado, al conservar el engobe
original interno y externo.
Así pues, en el examen preliminar, desechamos 22815 tiestos que representaban el
54.50 % del total de la muestra original colectada, conservando un 5.50 % (19050
tiestos) para el subsecuente análisis.
Los 19050 tiestos se pudieron dividir en la forma siguiente:
- 18162 tiestos de vasijas monocromas domésticas, que representan el 43.38
% del total de la muestra original
- 184 tiestos de vasijas monocromas domésticas-rituales que representan el
137
0.44 % del total de la muestra.
- 620 tiestos de vasijas bícromas domesticas-rituales que representan el 1.48
% del total de la muestra.
- 84 tiestos de vasijas polícromas domésticas-rituales que representan el 0.20
% del total de la muestra.
Las composiciones de las categorías monocromas domésticas, monocromas
domésticas-rituales, bícromas domésticas-rituales, y polícromas domesticasrituales fueron:
Monocromos domésticos
9885 cuerpos de olla, de silueta globular - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - 23.61 %
4664 cuerpos curvo y divergentes y recto divergentes de cajetes y
molcajetes - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - 11.14 %
1328 bordes de olla (sencillos y con reborde) - - - - - - - - - - - - - - - - 3.17 %
593 fondos reticulados de molcajetes - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - 1.42 %
557 soportes cónicos sólidos con horadación lateral basal
de molcajetes trípodes - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - 1.33 %
465 bordes de comal extendido de asas - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - 1.11 %
464 bordes de cajetes y molcajetes - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - 1.11 %
206 asas de comal extendido de asas - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - 0.49 %
Monocromos domésticos-rituales
110 bordes de cajetes ápodos con decoración esgrafiada - - - - - - - - - - 0.26 %
20 soportes sólidos con muesca basal lateral de forma cónica y de
silueta compuesta, de molcajete trípode - - - - - - - - - - - - - - - - - 0.048 %
17 soportes cónicos huecos de sonaja con perforación basal
lateral, de molcajete - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - 0.041 %
13 soportes sólidos con muesca basal lateral, de forma antropomorfa
(rodilla, pantorrilla y pie con tres muescas señalando dedos) de
Molcajete y trípode - - - - - - - -- - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - 0.031 %
9 megasoportes sólidos globulares de grandes ollas trípodes o
tetrápodas - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - 0.021 %
8 soportes sólidos cilíndricos redondeados alargados (tipo araña)
De molcajete trípode - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - 0.019 %
138
7 soportes sólidos hemisféricos-cilíndricos de molcajete trípode - - - 0.017 %
Bícromos doméstico-rituales
325 tiestos (215 bordes y 110 cuerpos) de ollas pequeñas y cantaros
Del tipo Blanco/Naranja - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - -- - - 0. 78%
136 tiestos (103 bordes y 33 cuerpos) de ollas pequeñas y cantaros
Del tipo Blanco/Rojo - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - 0.32%
114 tiestos (102 bordes y 12 cuerpos) de ollas pequeñas y cantaros
Del tipo Blanco/Café - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - 0.27%
25 bordes de molcajete y ollas pequeñas del tipo Negro/Naranja - - - - - 0.06%
13 bordes de cajetes y ollas pequeñas del tipo Negro/Bayo - - - - - - - - - 0.03%
5 bordes de cajetes del tipo Rojo/Bayo - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - 0.012%
2 bordes de cajete del tipo Negro/Gris - - - - - - - - - - - - - -- - - - - - - 0.005%
Polícromos domésticos – rituales
36 tiestos (27 bordes y 9 cuerpos) del tipo Rojo/Guinda con esgrafiado
Sobre Blanco - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - 0.08%
17 tiestos (10 bordes y 7 cuerpos) del tipo Negro, Rojo, Blanco con
Esgrafiados sobre Café - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - 0.04%
9 tiestos (7 bordes y 2 cuerpos) del tipo Rojo, Blanco con esgrafiados
Sobre gris - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - 0.02%
5 tiestos (5 bordes) del tipo Blanco y Negro sobre Anaranjado - - - - - - - 0.01%
11 tiestos (10 bordes y 1 cuerpo) del tipo Rojo, Café con esgrafiado
Sobre blanco - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - 0.02%
6 tiestos (4 bordes y 2 cuerpos) del tipo Rojo, Café con esgrafiado y
Decoración interna color rojo - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - 0.01%
De esta forma tendremos que los tiestos cerámicos recuperados, se podrían dividir
de la forma siguiente:
54.23% de tiestos pequeños y erosionados (posiblemente monocromos
domésticos)
43.82% de tiestos monocromos domésticos
1.26% de tiestos bicromos.
0.69% de tiestos polícromos.
139
Fragmentos de figurillas
Los fragmentos de figurillas encontradas, comprendían figurillas antropomorfas y
zoomorfas, de manufactura moldeadas y modelada. Estos fragmentos se
organizaron de la siguiente manera:
- Se reporta un fragmento de figurilla antropomorfa, realizada al pastillaje y
hueca, que muestra ojos tipo “grano de café”, posiblemente del período
Ixtlán Temprano, del tipo Ixtlán (ver lámina
)
- Se reportan 90 fragmentos de figurillas antropomorfas hechas en molde, que
consistían en brazos, pies, cabezas y tocados. Estos fragmentos nos
indicaron la existencia de tres tipos de figurillas que son:
a)
74 fragmentos de figurillas planas que representan individuos jóvenes
del sexo femenino que muestran ojos con pupila, boca abierta, tocados
de bandas frontales decoradas con grecas, puntos y discos. Ostentan
collares con pectorales redondos, orejeras sencillas y ocasionalmente
narigueras. Las prendas más usuales son quezquehuitl o camisa bordada
y falda, aunque pueden estar desnudas o solo con falda, aunque esta por
lo general muestra gran riqueza en su decoración. Este tipo de figurillas
es denominada tipo “Mazapa” y está asociada a la fase Tollan en Tula y
en el Occidente al Complejo Aztatlán (700 1250 d. C.) (Cobean; 1990;
506 y Beltrán: 1991; 44).
b)
16 fragmentos de figurillas que son variantes del tipo “Mazapa” al
combinar modelado y moldeado. Tentativamente podemos clasificar 14
fragmentos en una variante que podemos llamar “sólida de cuellos
cilíndricos”, que se caracteriza por representar no solo individuos
femeninos sino individuos masculinos de rasgos típicamente
mesoamericanos, (gorros cónicos tipo yopitzontli o narigueras lunares
tipo yecamextli). También encontramos evidencia (2 fragmentos) de
figurillas moldeadas huecas, con las características del tipo “Mazapa”
c)
El último fragmento, encontrado en el punto 746, muestra una
figurilla realzada en molde, pero con influencias foráneas, ya que
muestra similitudes con figurillas de la Quemada, Zacatecas.
Los fragmentos de las figurillas zoomorfas encontradas fueron 6 y representan
perros o coyotes que bien podrían ser juguetes o fragmentos de soportes de vasijas
140
trípodes.
Fragmentos de moldes
Los fragmentos de moldes encontrados fueron 6, 5 de barro cocido, de pasta café
media con desgrasante de arena negra volcánica y 1 fragmento de pasta blanca
media.
Los moldes correspondían a figurillas antropomorfas.
Malacates
Los malacates o volantes de barro para hilado de fibras vegetales tales como
algodón o ixtle también se encontraron en el sitio. Fueron reportados 6, 4
malacates de silueta redonda planos, con decoración de molde y 2 malacates de
silueta redonda, bicónicos con decoración incisa.
Los motivos decorativos son grecas, medios círculos y líneas.
Los tamaños varían de 0.5 a 9 cms. de largo
Trozos de bajareque cocido
Fueron encontrados 46 trozos de barro cocido de color café, de diferentes tamaños,
que muestran huellas o improntas de varas así como huellas de un aplanado de
color rojo brillante.
141
ANEXO
4
ANALISIS DE LOS MATERIALES CERÁMICOS DE EXCAVACIÓN
DEL SITIO DE “LOS TORILES”, NAYARIT
Materiales de Barro
Con respecto a los materiales cerámicos excavados en 1967 en los pozos 3, 4, 5, 6,
8, 9, 10 y 14, encontramos en el análisis realizado que:
Pozo 3 (9E, 4, 6)
Capa I
Monocromo alisado Doméstico…………………………………529
Monocromo inciso subtipo Negro..………………………………..2
Monocromo inciso subtipo Café…………………………………...9
Ixtlán bícromo subtipo Blanco/Naranja……………………………3
-----Total
543
Capa II
Monocromo alisado Doméstico…………………………………187
Monocromo inciso subtipo Negro..………………………………..1
Monocromo inciso subtipo Blanco………………………………...1
Ixtlán polícromo subtipo C…………………………………………2
Ixtlán polícromo subtipo D………………………………………..2
-----Total
193
Capa III
Monocromo alisado Doméstico…………………………………..1
-----Total
1
Capa IV
Monocromo alisado Doméstico…………………………………..1
-----Total
1
142
Pozo 4 (8E, 8, 4)
Capa I
Monocromo Inciso subtipo Blanco……..…………………………1
Ixtlán bícromo subtipo Blanco/Naranja……………………………3
Rojo sobre Bayo…………………..………………………………..1
Monocromo Alisado Doméstico………………………………….230
-----Total
241
Capa II
Monocromo alisado Doméstico…………………………………183
Monocromo inciso subtipo Café..……………………..…………..2
Ixtlán bícromo subtipo Blanco/Naranja……………………………7
Ixtlán bícromo subtipo Blanco……….……………………………1
Rojo sobre Bayo..………………..………………………………..1
Bicromo Blanco sobre gris verdoso.………………………………1
Ixtlán polícromo subtipo C………………………………………..2
-----Total
197
Capa III
Monocromo alisado Doméstico…………………………………67
Ixtlán bícromo subtipo Blanco/Rojo………………………………1
-----Total
68
Pozo 5 (6C, 7, 9)
Capa I
Monocromo Alisado Doméstico…………………………………..32
Monocromo inciso subtipo Café…….……………………………..1
Ixtlán bícromo subtipo Blanco/Café..………………………………1
-----Total
34
Capa II
Monocromo alisado Doméstico………………………………..…1
-----Total
1
Capa III
Monocromo alisado Doméstico……………………………….…1
-----Total
1
143
Capa IV
Monocromo alisado Doméstico……………………………….…1
Rojo sobre Bayo.………………..………………………………..1
-----Total
1
Pozo 6 (6D, 8, 8)
Capa I
Capa II
Monocromo Alisado Doméstico…………………………………..48
-----Total
48
Monocromo alisado Doméstico………………………………..…15
-----Total
15
Pozo 7 (7C, 8, 8)
Capa I
Monocromo alisado Doméstico………………………………….30
-----Total
30
Capa II
Monocromo alisado Doméstico…………………………………31
-----Total
31
Capa III Cerámica Vidriada……………….…………………………………2
Monocromo inciso subtipo Negro…….……………………………..1
Ixtlán bícromo subtipo Blanco/Naranja……………………………1
Monocromo Alisado doméstico……………………………………96
-----Total
101
Capa IV
Monocromo alisado Doméstico………………………………….48
Monocromo Inciso subtipo Blanco…….…………………………1
-----Total
49
144
Pozo 8 (6A, 2, 6)
Capa I
Monocromo Alisado Doméstico…………………………………..33
-----Total
33
Capa II
Monocromo alisado Doméstico…………………………………10
Monocromo Inciso subtipo Café……….…………………………1
-----Total
11
Capa III
Monocromo alisado Doméstico……………………………….…11
-----Total
11
Pozo 9 (4B, 8, 2)
Capa I
Monocromo Alisado Domestico………..…………………………17
Ixtlán bícromo subtipo Blanco/Rojo………………………………1
Bícromo Ixtlán Tardío……………..………………………………..1
-----Total
241
Capa II
Monocromo alisado Doméstico……………………………….…19
Ixtlán bícromo subtipo Blanco/Café………………………………1
-----Total
20
Pozo 10 (3C, 9, 9)
Capa I
Monocromo Alisado Domestico………..…………………………33
-----Total
33
Capa II
Monocromo alisado Doméstico……………………………….…35
Monocromo Inciso subtipo Café…..………………………………1
Ixtlán Polícromo subtipo B…………………………………………1
-----Total
37
145
Pozo 14 ( )
Capa I
Monocromo Alisado Domestico………..…………………………17
Monocromo Inciso subtipo Café…..……………………………..12
Monocromo Inciso subtipo Blanco…..……………………………4
Monocromo Inciso subtipo Negro…..………………………………2
Ixtlán Bícromo subtipo Blanco/Rojo………………………………3
Ixtlán Bícromo subtipo Blanco/Naranja………………………….32
Ixtlán Bícromo subtipo Blanco/Café………………………………1
Bícromo Rojo sobre Bayo …………..……………………………..1
Bícromo Negro sobre Bayo…………..……………………………1
Bícromo Ixtlán Tardío……………..……………………………….3
Ixtlán Polícromo subtipo B …………..……………………………3
Ixtlán Polícromo subtipo C………..………………………………..1
Ixtlán Polícromo subtipo A………..………………………………..1
-----Total
693
Capa II
Monocromo alisado Doméstico…………………………….….428
Monocromo Inciso subtipo Café…..……………………………...4
Bícromo Rojo sobre Bayo ………….…………………………...1
Bícromo Ixtlán Tardío……………..……………………………….1
(Foráneo)-Bícromo Rojo sobre Blanco.……………………………….1
-----Total
435
De los 1721 tiestos de excavación, encontramos que un 0.11 % son de origen
colonial o moderno (acabado de vidriado de plomo) y que el restante 99.89 % son
de un acabado de engobe pulido o alisado, de origen prehispánico.
De esta forma, tendremos que los tiestos monocromos domésticos, representan un
97.68 % del total, mientras que las cerámicas bicromas o polícromas utilizadas
para culto, ofrenda o status, representan respectivamente un 1.75 % y un 0.46 %
del total.
146
Así tendremos que:
Tipo de tiestos
Monocromos
Bícromos
Polícromos
Superficie (%)
Excavación (%)
98.05
01.26
0.69
97.68
01.75
0.46
Incluimos en el porcentaje de tiestos monócromos de excavación a los tiestos
monocromos incisos, por considerarlos domésticos, principalmente por sus formas
(cajetes en su mayoría).
Al revisar rápidamente las cifras de los materiales de superficie y excavación,
encontramos que los porcentajes de las cerámicas monocromas domésticas
(alisadas y esgrafiadas), no difieren mucho entre sí (98.05 y 97.68 %,
respectivamente).
En cuanto a las formas de los materiales de excavación, los podemos distribuir en
los siguientes grupos:
Cuadro por forma, cantidad y porcentajes del material cerámico de excavación
Forma
Molcajetes trípodes
Comales con asas
Ollas
Cajetes esgrafiados
Indeterminados
(Cajetes, comales,
molcajetes)
Número
55
08
345
21
Porcentaje (%)
03.19
0.46
20.04
01.22
1250
72.63
147
8)
COMENTARIOS GENERALES SOBRE LAS CARACTERÍSTICAS
ARQUITECTÓNICAS DEL SITIO DE “LOS TORILES”.
El sitio de “Los Toriles” consiste, como se ha dicho con anterioridad, de edificios
agrupados en estructuras arquitectónicas que por lo general comprenden tres fases
constructivas (A, B, C), que en lo fundamental son modalidades de una misma
tradición cultural. Estas fases constructivas se podrían asociar tentativamente a los
períodos de Ixtlán Medio (Fase constructiva A) para el 800/900 d. C. al 1100/1150
d. C. y al Ixtlán Tardío (Fases constructivas B y C, que fundamentalmente en
opinión de Barrera son ampliaciones del sitio) para el 1100/1150 d. C. al
1250/1300 d. C.
Estas estructuras se encuentran distribuidas por lo general de cuatro en cuatro, en
función a conjunto de plazas, esto es a espacios arquitectónicos delimitados por
edificios, que se organizan posiblemente en torno a un eje Este – Oeste cuyo centro
es la “Pirámide Redonda de Quetzalcóatl” y los edificios adyacentes a esta.
En opinión de R. Barrera, posiblemente la “Pirámide Redonda de Quetzalcóatl”
estaba conectada por medio de cuatro calzadas de lajas que partían de sus cuatro
escalinatas, en dirección noroeste, sureste y suroeste hacia otros conjuntos
arquitectónicos rectangulares y a otras estructuras circulares, representando así los
cuatro rumbos cósmicos del universo y el lugar central, punto focal de todos los
rituales y espacio primigenio de la creación mítica, lugar sagrado por excelencia.
(Barrera: 2000:16).
Tenemos pues, un promedio de 14 plazas cuyos límites se sobreponen y que se
comunican entre sí por grandes espacios. El conjunto de plazas organizadas en
estrecha asociación con estructuras rectangulares que las delimitan (en un 30% y
están orientadas en dirección Este Oeste) parece corresponder a una planificación
meditada en torno a grupos sociales, de linaje o a festivales religiosos que giran en
torno al ceremonial que indudablemente se preside en el templo redondo.
Es curioso notar que este patrón que dispone de unidades que ostensiblemente
están alrededor de un espacio común, cuyo centro interno es marcado por un altar
de patio, sea contemporáneo al patrón residencial “grupo de casas” que fue vigente
en Tula, durante la fase Tollán (900d.C. al 1250 d. C.).
148
Sobre este patrón de “grupo de casas”, el investigador Dan M. Healan, señala que
durante las excavaciones en la parte noroeste de Tula grande, se encontró que en la
parte residencial, las casas se hallaban agrupadas en grupos de tres o más, con
pasillos y todas elevadas en plataformas, alrededor de un patio central. Cada patio
tenía un altar central cuya forma era rectangular con muros en talud de la fachada.
Estos agrupamientos residenciales tenían por lo general una sola entrada o acceso,
en forma de letra “L” o escuadra. Por lo general, en las casas, existían hogares de
piso. (Healan: 1982: 129, 130, 131, 134).
Podríamos proponer que este patrón fue adoptado por los grupos culturales
asentados a lo largo del río Lerma Santiago y que aceptaron la influencia tolteca
entre las fases Corral y Tollán. Esto podría sustentarse con la presencia de altares
de patio, columnas y banquetas, fogones de piso, pero sobre todo, por la existencia
de un elemento típico de este patrón, la presencia del elemento arquitectónico en
forma de escuadra o de “L”.
Ejemplo de esto podría ser la presencia de un tipo de conjuntos habitacionales,
denominado “N° 1”, presente para el Posclásico Temprano en los sitios
arqueológicos del noroeste de Guanajuato. Este tipo de conjunto, consiste en una
plataforma en forma de “L” con un conjunto de cuartos arriba y se presenta de
manera independiente o acompañada de una estructura piramidal ubicada de un
costado, lo que origina en este caso, la formación de una plaza. (Ramos et al: 1993.
43, 45) (Ver Lámina 35, figura a).
La presencia de la plataforma habitacional en forma de “L”, no solo se limita a
Guanajuato y al sitio de “Los Toriles”, sino también a varios asentamientos
arqueológicos del Posclásico Temprano del altiplano nayarita, como sería el caso
de los sitios de la “La Laguna” y “Poblado de Calera de Cofrados”, que se
encuentran en el municipio de Tepic (Zepeda: 1992:22/Zepeda et al; 1991:36). Así
mismo aparecen varias plataformas en forma de “L” en el sitio de “San Blas-3” en
la costa nayarita, que posiblemente pertenecía al Complejo Santa Cruz, que es del
Posclásico Temprano. Mountjoy: 1970:47) (Ver Lámina 35, figura a y Lámina 36).
Por último es necesario remarcar que en el sitio de “Los Toriles”, no se han
encontrado (al menos todavía) evidencias de juago de pelota, de grandes
basamentos piramidales, de estatuas y estelas de piedra con clara iconografía
tolteca.
149
Lámina 35.- Plantas de conjuntos habitacionales prehispánicos de sitios arqueológicos del noroeste
de Guanajuato y del Altiplano Nayarita (Ramos de la Vega, 1993 / Zepeda, 1992)
150
Lámina
36.- Planta de asentamiento arqueológico del sitio San Blas-3, de la Costa Nayarita
(Mountjoy, 1970)
151
Lámina 37.- Planta del fogón cuadrado del Montículo “C”, , Ixtlán del Río, Temporada 1988-89
152
Lámina 38.- Plantas y cortes de los Edificios “C “y “D” , Ixtlán del Río, Temporada 1988-89
153
Lámina 39.- Cortes de los fogones A y B del Montículo “F”, Ixtlán del Río, Temporada 1988-89
154
Lámina 39.- Plantas de los fogones del Montículo “E”, Ixtlán del Río, Temporada 1988-89
155
Lámina 38.- Planta y corte del Edificio “B”, Ixtlán del Río, Temporada 1988-89
156
Lámina 39.- Planta y corte del Edificio “E”, Ixtlán del Río, Temporada 1988-89
157
Lámina 40.- Planta General del Edificio “A”, Ixtlán del Río, Temporada 1988-89
158
Lámina 38.- Planta y perspectiva del Edificio “B”, Ixtlán del Río, Temporada 1988-89
159
9)
ANÁLISIS
GENERAL
DE
LA
INFORMACIÓN
ETNOHISTÓRICA, ETNOGRÁFICA Y ARQUEOLÓGICA
DISPONIBLE SOBRE EL SITIO DE “LOS TORILES” Y LAS
REGIONES ADYACENMTES.
9.1. Información etnohistórica:
Sobre el tema, debemos remitirnos al trabajo de la investigadora Marina Anguiano,
(Anguiano:1976:345-365/Anguiano::1992:139-145), donde se considera que las
fuentes del siglo XVI que hablan de Ixtlán o Ispan, Iztatlán, Iztlán, que sería la
“Visitación de 1525”, las relaciones de los Soldados-Conquistadores que
acompañaron a Nuño Guzmán y las investigaciones del fraile Antonio Tello de
1530 a 1532, no discrepan en la información y si se complementan, coinciden o se
asemejan.
Por lo general, se considera que Ixtlán o Ispan, era un cacicazgo independiente que
se encontraba en la Provincia de Ahuacatlán, que abarcaba el Valle de IxtlánAhuacatlán y áreas circundantes. Este cacicazgo lo conformaba la cabecera, que
era el pueblo de Ixtlán y un pueblo sujeto, que era Michimiacapan. El cacicazgo de
Ixtlán era regido por un anciano (Coal), que gobernaba con su hijo (Couautlatla).
El pueblo de Ixtlán lo conformaban cerca de 280 familias distribuidas en 140
casas, que a su vez se distribuían en barrios. Los habitantes tenían vestidos de
algodón y de pita de maguey y al menos una parte eran nahuatlatos (de habla
náhuatl o mexicano corrupto). Estos practicaban la caza y la agricultura de maíz, y
poseían huertas de árboles frutales. (Anguiano: 1992: cuadros 1 y 2).
Otro autor como Fray Alonso Ponce, afirmaba que en su visita que realizó como
Comisario general en 1587, en los poblados de la provincia de Ahuacatlán
(Ahuacatlán, Xala, Ixtlán, etc.) se hablaba la lengua xuchipilteca o cazcana
(Anguiano: 1992:1975). También es pertinente decir que el cercano cacicazgo o
provincia de Xuchipil (que daba nombre a la lengua xuchipilteca) que se
encontraba en la ribera NE de la cercana laguna de La Magdalena, tenía continuas
guerras con los poblados de la provincia de Ahuacatlán. (Anguiano: 1992), a tal
grado que “…los cuales fueron vencidos de los de Aguacatlán y los cautivaron y
servían de ellos como de esclavos…” (Tello citado por Anguiano: 1992).
El historiador Dávila Garibi reportó que al momento del contacto, que el cacique
Goaxicaré del señorío de Xochitepetque (que se identifica con el de Xuchipil,
conocido también como Guaxicar por Mota Padilla) que ubicaba en La
160
Magdalena, Jalisco, tenía capitanes y recaudadores de tributos en Ahuacatlán,
Xala, Tetitlán, Ixtlán y Tequepexpan, poblados ubicados en la provincia de
Ahuacatlán. (Gutierrez: 1974: 57).
Por último es relevante la descripción que dio Fray Antonio Tello de la población
de Ahuacatlán:
“El pueblo de Ahuacatlán está dividido en dos parcialidades, que la
una se llama Xuchipil y otra Aguacatlán …situado en un llano de un
valle que tendrá seis leguas de largo; por medio de estas dos
parcialidades pasa un río que las divide…” (Tello citado por Anguiano:
1992: 40).
Esto podría ser indicativo de la existencia de dos comunidades lingüísticas y
culturales que convivían en el mismo asentamiento, uno de filiación náhuatl y otro
de probable filiación xuchipilteca. Esta lengua, se conoce también como coana, y
Anguiano la asocia a un grupo cultural que habitaba al sur del Río Grande de
Santiago, fundamentalmente en la provincia del cacicazgo de Guaxicar o Xuchipil
o La Magdalena, Jalisco y que en ocasiones llegaba hasta el cacicazgo de Etzatlán.
Anguiano cita que el investigador Carl O. Sauer pensaba que los coanos eran un
grupo cora que se había asentado más al sur, que el resto de sus congéneres.
(Anguiano: 1992: 172).
Es importante aclarar que tanto Ahuacatlán, Ixtlán, Tepique (Tepic), Tetitlán, Xala,
Mexpan, Ocotitlán, Guaxicar o Xuchipil, Etzatllán, Ahualulco, estaban en un
antigua ruta de viaje y comercio que existía en el siglo XVI-XVII y que
probablemente tenía un origen prehispánico y que se enlazaba con las rutas de
viaje y comercio que comunicaban los poblados circundantes al Lago de Chapala y
que comprendían las áreas que bordeaban el territorio de la hegemonía tarasca y
que eran conocidas como la llamada “Provincia de Dávalos” (partes de Jalisco,
Colima y Nayarit) (Feldman:1978a:63) (Ver Lámina 03).
El investigador Lawrence H. Feldman opinó en base a la información etnohistórica
que los pueblos de la provincia de Ahuacatlán estaban integrados en una red de
intercambio que dependía de las rutas de viaje y comercio ya mencionados.
Estos pueblos al estar integrados tenían mercados o tianguis, que de acuerdo a la
información de Francisco Cortes, Coria y Paso y Troncoso, eran, según Feldman
(Feldman: 1978b:141):
161
Mercado de Ahuacatlan: Productos: maíz, frijol, ollas, comales.
Mercado de Xala:
Productos: maíz, algodón, frijol, guajolotes, tomate y
Jitomate, pepitas de calabaza.
Mercado de Ixtlán:
Productos: maíz, maguey, algodón.
Mercado de Mexpan:
Productos: maguey, algodón, mantas, miel, platos,
Ollas, maíz y frijol.
Mercado de Tetitlán:
Productos: algodón, maguey, maíz, frijol, miel y
Mantas.
Feldman pensaba que el mayor centro de comercio foráneo en el sur del altiplano
nayarita fue el mercado de Ahuacatlán. En este centro acudían mercaderes que
traían plata de Cocula y Zapotitlán, cerámica, sal y conchas de la costa del
Pacifico, algodón, etc. (Feldman: 1978b:144). Las rutas comerciales vigentes en
1520 que iban desde el interior de los altiplanos nayaritas y jalisciense a
Ahuacatlán y desde el norte o sur a lo largo de la costa desde Iztapa, se
combinaban con rutas como la que iba desde la costa nayarita hasta Tepic.
(Feldman: 1978b:144).
En el caso particular de Ahuacatlán y sus dependientes, Mexpan y Matactipan,
elaboraban como producto de intercambio, comales. En opinión de Feldman, el
tipo Santiago Blanco/Rojo (que catalogamos como Ixtlán Bícromo subtipo
Blanco/Rojo)
“…es común el área de Ixtlán, pudiendo ser manufacturado en
Ahuacatlán-Mexpa…como sugerencia es posible que este tipo fuera
especialmente apreciado para contener sal, por lo que posiblemente
esta cerámica se producía para exportar, ya que la sal era obtenida en
la costa y no por los habitantes de Ahuacatlán y Mexpa” (Feldman:
1978b: 141).
En resumen, Feldman pensó que las rutas de intercambio existentes al menos para
el siglo XVI, entre el altiplano y la costa nayarita, eran recorridas en su mayor
parte, solo por bienes de lujo o de prestigio, que consumían los grupos dirigentes
de los cacicazgos, ya que casi en todos los puntos, se encuentran los mismos
bienes (cerámicas finas, conchas, metales, etc.).
162
Propuso asimismo, la existencia de esferas de influencia económica a lo largo de
las rutas de viaje y de comercio. Estas esferas estaban compuestas de
asentamientos que dependían de centros productores de bienes deseables, que
serían los centros de cada esfera. Estás esferas eran posiblemente, Tepic –
Quexipan – Iztapa – Mexpan – Ahuacatlán –Chila – Ixtlán y de los pueblos
cercanos a Etzatlan. (Feldman: 1978b:144).
También es importante recalcar que el testimonio etnohistórico señala la presencia
de los coras y huicholes al Norte y Noroeste de Ahuacatlán, Ixtlán y pueblos
vecinos, durante el siglo XVI. (Anguiano: 1992:172).
Finalmente para mediados del siglo XIX, se informaba que para la región del SE
de Nayarit:
“…todas estas castas (indígenas y mestizos) ignoran su origen y de
donde han provenido, pues algunos ancianos que al presente viven,
solo dan noticia de que sus ascendientes eran de otros pueblos, lo cual
concuerda con este y otras pueblos inmediatos, desde el tiempo de la
gentilidad, servían para pasar el riguroso tiempo de aguas, las cuales
finalizadas, se volvían a los veranos de la tierra mas baja…” (Meyer:
1948:16).
9.2. Información etnográfica:
Sabemos que para la época del contacto, que los grupos indígenas que conocemos
como coras y huicholes vivían no solo en la Sierra del Nayar, sino en los declives
de la sierra y de la altiplanicie nayarita, sino también en la llanura costera y en los
valles del altiplano nayarita. (Anguiano: 1992:147). Como todos los grupos
indígenas que habitaban la región en la época prehispánica, ellos son los únicos
que no han desaparecido, creemos que es necesario revisar rápidamente algunos
aspectos de su cultura material y espiritual, que nos pueda dar información sobre el
pasado de los habitantes del sitio de “Los Toriles”.
9.2.1. Coras
Los coras son un grupo étnico de la familia nahua septentrional. Originalmente
pertenecían a este grupo, los coanos, que habitaban lo mismo las llanuras que las
barrancas. También los guaynamotas, los zayahuecos y los pinome o pinonuquia y
que en la época colonial se llamaron totorame. Estos ocupaban las tierras bajas de
163
Nayarit (Galaviz: 1967:45). Actualmente los coras (autodenominados náayariite)
junto con los huicholes, los tepehuanes del sur y los mexicaneros, habitan en la
Sierra Madre de Nayarit. (Schieffer: 1985:114).
Los coras viven como grupo social, en el seno de las familias extensas, donde la
edad, el sexo y el parentesco sanguíneo y ritual, establecen una red de reciprocidad
que se extiende por toda la vida de los individuos. Todos ellos conservan de
manera arraigada, hábitos que giran en torno a sus creencias y al medio ambiente,
aprovechando todos los recursos disponibles.
Por ejemplo los coras hacen solo dos comidas diarias (una en la mañana y otra en
la tarde) a base de maíz, chile, sal y en ocasiones frijol. La preparación doméstica
de alimentos difiere de la preparación ritual, pues los coras preparan para
ocasiones rituales, el maíz tostado sobre la lumbre para ofrendas, tamales de carne
de venado o pescado, pinole de boutes (el llamado “Quelite de Castilla”) o pinole
simple (Grimes: 1972:77/González: 1972:131). El maíz se toma cotidianamente, en
forma de tortilla, pin ole (maíz molido finamente y tostado con sal en el comal) o
simplemente tostado en el comal. También se usa maíz para preparar tejuino o
tesgüino, bebida alcohólica elaborada con granos de maíz frescos que se dejan
brotar, luego se muelen, agregándosele agua, para fermentar en grandes ollas de
barro. Las proteínas son escasamente ingeridas, ya que solo en forma casual comen
carne, huevo y leche, por ser estos productos frecuentemente destinados a la venta
para los mestizos (González: 1972:21, 45, 102).
Los coras adultos consumen entre ocho y doce tortillas diarias, sin tomar ninguna
bebida con las comidas. Si viven cerca de los ríos o corrientes de agua, los coras
consumen distintos tipos de peces y camarones. También se aprovechan para
alimento, vainas con semillas verdes, que se denominan “guais” y se consumen
secas y tostadas, nopales, tamales, tomates y jitomates, ciertas variedades de
quelites y hongos, semillas o frutos de una planta llamada “huautle” de la que
hacen “pinole de huautle”, frutas silvestres, etc. (Grimes: 1972:77/Gonzalez:
1972:143).
La mayor parte de los asentamientos coras están en la zona cálida, cerca de los
márgenes de los ríos. El clima de la región cora varía del tropical cerca de la costa
al templado frío en las zonas de mayor elevación. Sus casas son de planta
rectangular con materiales que cambian según la región en que se vive, pues las
hay de paredes de madera, caña, adobe, piedra o de palos recubiertos de
bajareque. Todas están techadas con zacate y pueden ser de dos o de cuatro aguas.
164
La actividad primordial de los coras es la agricultura y tanto en las zonas cálidas
como en las templadas frías, se cultiva maíz, calabaza y frijol y en la parte baja de
clima templado, los coras siembran también diversos árboles frutales. (Schieffer:
1985:114-115).
Los coras no viven permanentemente en el mismo lugar. De hecho tienen dos
residencias a las que acuden de acuerdo a las temporadas. Una son los
denominados “ranchos de agua” o “ranchos”, situados en la cúspide de un cerro o
en el fondo de una barranca, separados unos de otros por enormes distancias. Estos
“ranchos” están rodeados de “cuamiles” o huertas arboladas situadas por lo
general en las faldas de los cerros o de “veranos”, que son terrenos agrícolas que
están próximos a los ríos y que se cultivan de enero a mayo (esto es, en época de
“secas”, que va de enero a mayo) (Tellez: 1964:30-31).
La otra residencia está en los “pueblos” donde cada familia posee una casa, pero
van a vivir allí solo en las épocas de fiesta; pasada ésta, todos los coras emprenden
el retorno para sus “ranchos de aguas” a trabajar activamente de marzo a octubre
en sus “cuamiles”, ya que su ideal, es obtener de su “cuamil” el sustento
indispensable para su familia, consumidora de maíz, frijol y chile. (Tellez: 1964:3031).
Para los coras, su casa en “el pueblo”, constituye en realidad una residencia de
descanso y de veraneo, pues van a ella a cumplir una obligación moral y religiosa,
la asistencia y participación activa en “las fiestas” y para pasar algunos días de
descanso. Por esta razón, cuando se llega a un pueblo cora en la época en que no
se va a celebrar una fiesta, se le encuentra casi totalmente deshabitado. (Tellez:
1964:31-32).
Entre los coras, las faenas agrícolas son celebradas con ceremonias especiales que
para ellos revisten de gran solemnidad y que además tienen un profundo sentido
religioso. (Tellez: 1964:31). Los coras también llevan a cabo fiestas que denominan
“mitotes”, y que incluyen bailes, ceremonias, comidas y borracheras.
En cada “mitote” (que siempre está relacionado con la agricultura y que se celebra
por lo general en fechas que corresponden a momentos clave del ciclo agrícola,
quema del coamil, siembra, presentación de los elotes y de las calabazas tiernas)
hay “cantores” o chamanes, que presentan ofrendas de comida, bebida y flechas,
además de cantar y elevar oraciones a los dioses del sol y de la lluvia, alternando
con baile ritual, que invariablemente consiste en danzas circulares, alrededor del
165
“cantor” y de la fogata central.
Los cantos de los mitotes narran los quehaceres de los dioses y sus esfuerzos por
recrear el mundo. Al parecer existen “los mitotes de mayo” que tienen por objeto
celebrar el solsticio de verano y tienen un carácter de ceremonia propiciatoria para
obtener una buena temporada de lluvias, una buena cosecha, etc. Luego vienen los
“mitotes de octubre” que son para agradecer los beneficios de las lluvias, la
abundancia de las cosechas, etc. En todos estos “mitotes”, hombres y mujeres se
embriagan como un hecho perfecta y absolutamente ritual, utilizando tesgüino o
tequila, consumiéndose en ocasiones peyote. (Tellez: 1964:34, 122-124).
Hay festividades bien definidas como “La fiesta de la Chicharra” celebrada en
junio, la de “El crecimiento del elote y la calabaza” en octubre y la de “El
esquite” que se celebra en enero, una vez pasado el año nuevo. (Schieffer:
1985:117).
De junio a septiembre, todos los coras están ocupados con la agricultura, así que
las ceremonias son breves, dirigidas fundamentalmente a solicitar protección a las
necesidades de lluvia y cosecha. De septiembre en adelante, cuando la cosecha
está asegurada en octubre o noviembre, hay abundancia de alimento para las
ceremonias y fiestas de la estación seca (Hinton: 1972:97).
La mitología cora es sincrética y consiste en una jerarquía de dioses, que se pueden
identificar como:
Tayao “El abuelo sol o abuelo fuego” que se confunde con Dios o Padre
Tahás Es Venus o “el hermano mayor” que se confunde con el arcángel San
Miguel en la región católica
Tati
“La madre tierra”, deidad del maíz y la vegetación, confundida con la
Virgen María
Tauta “La diosa del agua”, que tiene como lugar sagrado, a las cuevas
Que serían los dioses principales o “tahaosimoa” y que se distinguirían de las
divinidades como los “takuate”, que serían dioses menores, señores y amos,
patrones de los cerros, de los arroyos y de los manantiales que pueden ser
benéficos y que son diferentes a los espíritus denominados “serpientes negras” que
moran en el río y que son maléficos y que de noche abandonan las aguas con el
propósito de devorar a los hombres.
166
Ejemplo de esto, sería el relato cora de “Sutana Takua”, que es una deidad del
manantial situado en un cerro vecino a la costa. Ella según la mitología cora estaría
emparentada con “Cheri” o “Kieri”, la mujer sobrenatural que pierde o enloquece
a los hombres.
Según el relato, el que bebe el agua de Sutana o se lava con ella, adquiere el sexo
contrario; es decir si es hombre se convierte en mujer y si es mujer en hombre.
Este relato fue recogido por F. Benítez, al que el informante, Pilo (un chaman cora)
contó, que su hermano se convertía en mujer durante la luna llena, por haberse
lavado en el agua del arroyo de Sutana Takua. Al convertirse en mujer, tenía sexo
femenino, menstruaba y los días restantes recobraba su condición varonil.
Él logró curarse, recurriendo a cierto chaman que prescribió una ceremonia y una
ofrenda de flechas de Sutana Takua. Sin embargo estando bajo el maleficio,
engendró un hijo homosexual y su mujer, aun sabiendo la historia, lo abandono
horrorizada. (Benitez: 1976)
Para combatir a estos entes, los “cantores” deben invocar mediante ceremonias y
ofrendas (como pinole crudo, pinole tostado, flechas, plumas de águila, algodón,
etc.), la protección y la fuerza de los dioses principales como Hatzikan, “El lucero
de la mañana” que extermina al mal con sus flechas sagradas.
9.2.2. Huicholes
Los huicholes son un grupo étnico emparentado con el grupo yuto-azteca, que
durante los siglos XVI y XVII fueron conocidos como uzare, usurita, usuquiles,
vitzurita o tecol. (Anguiano: 1992:172).
El nombre de huicholes significa según el investigador Lumholtz, “adivinos”,
doctores y curanderos, nombres con los que los conocían los mexicanos, debido a
que en su mayor parte, los huicholes practican la medicina. (Galaviz: 1967:45).
Los huicholes (autodenominados wil-záari-taari) tienen nexos de la lengua,
religión y costumbres con sus vecinos los coras (viven casi en las mismas zonas) y
muchos de sus mitos son similares; pero contrasta extraordinariamente la timidez
de los huicholes frente a la resolución de los coras. Los coras son pues, en muchos
aspectos, altamente prácticos, mientras que los huicholes son muy emotivos y se
distinguen por su espíritu creativo y contemplativo. (Galaviz: 1967:6).
167
Son seminómadas y practican la agricultura de roza-tumba y quema, sembrando
maíz, frijol y calabaza. Sus casas son de forma rectangular, con paredes de carrizos
entrelazados, piedras y lodo o adobe y techos de paja o zacate. Practican el mismo
tipo de residencia que los coras, pero sus construcciones son más endebles y no tan
cuidadas. (Schieffer: 1985:117-118).
Celebran al igual que sus vecinos y parientes, los coras, fiestas de carácter
propiciatorio, “mitotes”, peregrinaciones rituales y ceremonias, pero las más
significativas son las de los ritos agrícolas para Nekawe, la diosa de la fertilidad, el
ciclo del peyote, “La Fiesta de Maíz Tierno”, la “Fiesta de los Jilotes”, la “Fiesta
del Maíz Tostado”, la “Fiesta de las Calabazas Tiernas”, la “Fiesta de la
Curación de la Tierra” y especialmente la que se hace para la petición de lluvias.
(Schieffer: 1985:121).
Cerca de sus “ranchos”, es usual que se encuentren los templos donde se adora y
se ofrenda a los dioses. Estos frecuentemente, están en una elevación que
denomina a los alrededores, prudentemente a distancia de los “ranchos” huicholes.
Solamente entre los huicholes existe una arquitectura religiosa compleja, que
consiste en un templo (“tuki” o “calihuey”) y una serie de adoratorios más
pequeños (“xiriki”) que lo rodean. (Schieffer: 1985:117-118/Lumholtz: 1967: II:
29).
Alrededor del templo y sus adoratorios, por lo general hay varias casitas de la
planta circular o cuadrada, que sirven de habitación a los oficiantes durante las
fiestas. Cuando no hay fiestas, están desocupadas, ya que por regla, los huicholes
no acostumbran vivir junto a los lugares consagrados al culto. (Lumholtz: 1967: II:
53).
Estos templos huicholes (denominados también “toquipa”) tienen comúnmente,
entradas que van al Este y un fogón u hogar (“aro”) reservado para el fuego que
solo en las fiestas se enciende.
Este fogón, está situado en el centro del piso del templo y usualmente es circular,
sobresaliendo los bordes del suelo. Mientras la fiesta dura, se conserva encendido
el fuego. Frente a cada templo, siempre hay un espacio cuadrado y abierto para las
ceremonias, comilonas, bailes y borracheras. Este espacio cuenta con una fogata
central. (Lumholtz: 1967: II: 53-54).
168
Junto a los templos existe un cierto número de adoratorios en los que se depositan
objetos simbólicos en honor a los dioses (flechas, escudos, cuernos de venado,
plumas, jícaras votivas o “rukuli”, etc.) que se desechan como cosas sin valor
luego de cinco años, arrojándolas al suelo, en el interior del adoratorio. (Lumholtz:
1967: II: 53-54).
Como ofrenda, se presenta comida en las ceremonias, principalmente tamales de
maíz sin sal, masa de maíz o bolas de maíz tostado, tesgüino de maíz o sopa de
venado o res, pescado, carne de venado o res o frijoles. (Grimes: 1972:77).
El tesgüino o tejuino que los huicholes consumen en sus mitotes, está preparado en
base de maíz prieto que es tostado, molido con agua y piloncillo, preparado por
infusión y fermentado con grandes ollas de barro. (Tellez: 1964:123). Es de llamar
la atención el consumo de bebidas alcohólicas, ya sea por vicio, ya como hecho
obligado en los ritos religiosos (Grimes: 1972:77).
La mitología huichola es altamente complicada y a las deidades se les llama en
términos de parentesco, como “Nuestro Abuelo Fuego”, “Nuestro Abuelo Sol”,
“Nuestra Madre Tierra”, “Nuestras Tías” (la diosa de la Lluvia y la del Mar) y
“Nuestros Hermanos” (el maíz y el peyote) y una de sus deidades sobresalientes
es Nakawe, la diosa de la fertilidad (Schieffer: 1985:120).
Sin embargo, los huicholes creen que la mayoría de los dioses y diosas son
serpientes, que habitan por lo general en los manantiales y fuentes, que son lugares
sagrados, pues identifican al agua con las serpientes. (Zinng: 1982: Tomo II: 277).
Únicamente las diosas, en forma de seres maternales (“madres” o serpientes)
suben al cielo con las nubes y descienden luego en forma de fecundante lluvia
(Lumholtz: 1967: II: 57,231).
Así pues, no es de sorprenderse que la lluvia tenga una gran importancia para los
huicholes y que gran parte de sus rituales, tengan como fin fundamental, la
obtención de agua.
Pero lo sorprendente, es que en contraste con el México Central, no existe ninguna
deidad masculina con el atributo de la lluvia, ya que su origen es el de la acción de
las madres del Agua (terrestre y celestial) que se localizan en los diferentes puntos
cardinales. (Furst et al1987:20).
169
Para mayor referencia sobre la visión mítica de los huicholes sobre la lluvia y las
serpientes, debemos revisar el mito recogido por el investigador Robert Zinng
sobre los amores ilícitos del hombre-serpiente con la esposa de un huichol, que se
engendran la primera lluvia y a los primeros cantores curanderos (chamanes) de los
huicholes. (Zinng: 1982: Tomo II: 247-250).
El mito relata que uno del pueblo de la gente-serpiente (llamada “haiku” y que
habita en el mar), se detuvo en una ocasión, a orillas de un manantial. En ese
momento se acercó a una mujer huichol que iba por el agua. El hombre-serpiente
dejó unas señales que atrajeron el interés y la atención de la mujer. A la quinta
noche, la huichol soñó que conocería al ser que le había dejado las señales.
Cuando a la mañana siguiente, la mujer huichol regresó al manantial, el hombreserpiente se le apareció como hombre huichol y tuvieron relaciones sexuales a
partir de entonces, cada vez que la mujer iba por el agua. El marido huichol
empezó a sospechar. Después de treinta días, la mujer huichol quedó embarazada
del hombre-serpiente. El marido huichol pidió ayuda al Abuelo Sol para descubrir
al amante de su mujer.
Para evitar ser descubierto y para estar más cerca de la mujer, el hombre-serpiente
se mudó del manantial a la cocina de la ranchería, donde vivió en una gran olla,
ocultándose cada vez que llegaba el marido huichol.
El marido con ayuda del Sol, descubrió al amante y con ayuda de los huicholes de
una ranchería cercana, atacaron al hombre-serpiente que estaba oculto en una olla.
El hombre-serpiente fue herido por las flechas de los huicholes pero logró escapar
hasta un arroyo cerca del mar. Ya allí, descendió a su hogar, metiéndose en el agua.
Allí empezó a tronar y se desató una gran tormenta que impidió a los huicholes dar
alcance al hombre-serpiente.
Éste se fue al fondo del agua a contarles a sus parientes sus desgracias. El agua
prácticamente hirvió cuando de ella salieron cantidades de “haikú”, que fueron a la
casa del marido huichol y la inundaron de agua. Ese mismo día, la mujer huichol
dio a luz a su hijo.
Ante eso, el esposo huichol, mato a su mujer y llevó el cadáver a un arroyo,
arrojándolo para que lo hallara el hombre-serpiente. El cadáver se convirtió en un
manantial de agua azul. El que bebiera de esa agua, se convertía en lobo.
170
La diosa Nakawé por petición del Sol intervino y ordenó que le fabricaran vasijas o
jícaras votivas (“rukuli”) para ofrendarlas en el manantial, a fin de proteger a los
huicholes de la contaminación de la gente-serpiente, como le paso a la mujer
huichola y para poner fin a la sequía, que se había presentado por intervención de
la gente-serpiente.
Así se hizo, ya que los huicholes morían por falta de agua. Al ofrendarse, el agua
del manantial se dividió en dos partes, una azul y otra blanca y de esa manera el
agua fue domesticada, acabándose la sequía.
El hijo del hombre-serpiente y de la mujer huichola, creció y se convirtió en
huichol. No obstante pertenecía a la gente-serpiente por tener la mirada penetrante
y la lengua bífida. Se convirtió en brujo, se caso y sus hijos llegaron a ser cantores
y curanderos.
Cuando se produjo nuevamente una terrible sequía, el Abuelo Sol pidió a los nietos
del hombre-serpiente cantar. Al cantar, en su canto los niños recibieron la
revelación de que el hermano mayor de su abuelo, el hombre-serpiente, estaba
disgustado con los huicholes, pero si estos le hacían ceremonia y una ofrenda
“rukuli” decorada con figuras de serpiente, otorgaría a los huicholes la lluvia.
Así se hizo y llovió sobre el mundo. El abuelo sol bendijo a los nietos del hombreserpiente al igual que a los huicholes.
9.3. Información arqueológica:
Sobre la información arqueológica, basada en los datos de las diferentes
temporadas de trabajo y del análisis de los materiales del sitio de “Los Toriles”,
podemos inferir que:
I). Las características del sitio de “Los Toriles”, que consiste en estructuras
rectangulares y circulares de lodo y piedra, agrupadas en conjuntos
arquitectónicos, planificados y que presentan dos etapas constructivas revelan:
a) La importancia que los constructores de “Los Toriles” le dieron a la
ubicación del sitio, ya que el conjunto arquitectónico domina el valle y los
cauces del agua que comunican a los altiplanos jalisciense y nayarita. El
sitio asimismo está rodeado de vestigios de antiguas terrazas agrícolas y de
pequeños asentamientos, en las laderas de los cerros y montañas cercanas.
171
b) La existencia de una sociedad indígena que no sigue la tradición cultural
anterior (“tumbas de tiro”), que sigue patrones culturales afines a Jalisco,
Costa de Sinaloa y Nayarit, Altiplanos Centrales y que cuenta con
excedentes económicos que le permiten organizar la planeación,
construcción, mantenimiento y expansión por etapas de un importante
conjunto de edificios.
c) La presencia de un grupo de especialistas que previamente planificaron y
supervisaron la construcción de edificios, de acuerdo a normas
mesoamericanas bien establecidas (plazas, edificios-altar central), que
revelan conocimientos y posibles contactos con otros pueblos
contemporáneos, junto con una autoridad y poder manifiesto.
d) Que las principales funciones de los edificios son públicas, esto es,
requieren la presencia de grupos de individuos que utilizan los espacios
abiertos (plazas), que deambulan por vías bien definidas (calzadas de lajas y
banquetas) y que presencian eventos que ocurren dentro de edificios (que
están abiertos y sostenidos por columnas e iluminados por fogones de piso)
que miran por regla, a los espacios abiertos.
II).
Las características del material arqueológico asociado a las estructuras del
sitio de “Los Toriles”, revelan:
a) Que al menos una parte de los recursos disponibles en el área, eran
aprovechados de manera intensiva por la sociedad que construyó “Los
Toriles”, como el caso de los yacimientos de obsidiana, de arcilla y de
caolinita, así como los depósitos naturales de cobre, plata, pedernal y
basalto. El taller reportado por Castro Hernández en las inmediaciones del
sitio, se ocupaba de preparar los núcleos prismáticos para extraer navajas
prismáticas. En el propio sitio es posible que se realizaran trabajos de
lasqueo en pedernal y basalto y aún de modificar lascas secundarias de
obsidiana para obtener herramientas tales como cuchillos, raederas y
raspadores. Aunque no se hayan encontrado evidencias de talleres de
fundición de metales, Corona Núñez reportó que:
“…han sido descubiertos por distintos campesinos, lugares de
molienda de metal, consistentes en unas piletas de piedra, planas
en el fondo y lajas en los contornos, con piedras esféricas pesadas
172
que sirvieron de morteros y rastros de piedras de mineral, por lo
que se puede deducir que había orfebres aquí (en la localidad de
Ixtlán del Rio)…” (Corona: 1972:22).
Incluso la presencia de moldes de barro para producir figurillas tipo mazapa
en el sitio, nos hace pensar en que tal vez cerca del sitio, hubiera talleres
cerámicos.
b) Asimismo hay evidencia de que al menos una parte del excedente
económico, se utilizó para conseguir objetos foráneos, tales como caracoles
marinos, mica y cerámicas finas provenientes de Sinaloa, Jalisco, Costa
Nayarita y del Altiplano Central.
c) Que contrariamente a lo pensado, no se hallaron en el sitio, grandes
cantidades de bienes u objetos de prestigio (cerámicas polícromas finas, pen
dientes, colgantes u otros adornos de jadeíta, joyas de oro y plata, tumbas
suntuosas y monumentales, etc.) que denoten una acentuada estratificación
social o una extensa ocupación de un sector privilegiado que viviera en el
sitio.
d) No se cuenta tampoco con acabados arquitectónicos asociados a materiales
arqueológicos que denoten una separación tajante entre señores y sirvientes
tal y como se aprecia en otros sitios del posclásico.
e) Que el material predominante en el sitio, fácilmente podría tomarse como
doméstico (cerámicas utilitarias como molcajetes trípodes cónicos con
horadación basal, comales de asa y ollas con asa reforzada, instrumentos
líticos y desechos de talla) asociados a figurillas cerámicas, puntas de
flecha, malacates o volantes de barro para hilar fibras vegetales como
algodón o ixtle, incensarios y ofrendas constructivas relacionadas con el
agua o el fuego.
f) La existencia de objetos que fueron elaborados localmente y que muestran
técnicas, motivos y estilos que casi son idénticas con objetos foráneos,
como son las navajas prismáticas de obsidiana, las figurillas tipo mazapa,
los braseros tipo Tlaloc, o bien interpretaciones propias de conceptos
foráneos, como es el caso de las vasijas miniaturas efigie, que no solo
muestran ollitas tipo Tlaloc, sino representaciones diferentes a las conocidas
común mente en Mesoamérica, como la ollita efigie que aparentemente
173
representa un ser andrógino, asociado al agua y a las serpientes, (ver Lámina
27, foto 81 ) posiblemente de un carácter similar a los seres mencionados en
los mitos coras y huicholes de transmutación y cambio corporal. (páginas
166 y 167)
g) La asociación de ciertas áreas del sitio con posibles actividades (talla o
manufactura de instrumentos líticos) como es el caso de las plazas situadas
al norte del sitio y su indudable relación con los pequeños asentamientos
circundantes, de obvia naturaleza agrícola y/o artesanal.
h) Sobre la producción de navajas prismáticas de obsidiana, es probable que
“…las elites se encargaban de supervisar la producción y distribución
de navajas prismáticas y bifaciales entre las poblaciones campesinas
circundantes, como equipo instrumental, marcando así un intercambio
entre un centro de producción y/o distribución y una serie de
asentamientos de carácter agrícola…” (Información personal del
investigador Alejandro Pastrana: febrero de 1998).
174
10. DISCUSIÓN Y CONCLUSIONES PRELIMINARES:
Sobre el sitio arqueológico de “Los Toriles”, podemos proponer que este, se fundó
en base a una situación geográfica y una situación política-económica de expansión
y control (de naturaleza foránea), que le permitió el control del valle de IxtlánAhuacatlán, así como el paso entre los valles nayaritas y el altiplano jalisciense,
situación que se manifestó sobremanera durante el auge de la influencia de Tula,
durante el periodo que va del 900 d. C. al 1300 d. C., durante el Posclásico
Temprano.
De acuerdo a los materiales arqueológicos, el patrón arquitectónico y los
testimonios etnológicos y etnohistóricos, podemos aventurar que el asentamiento
arqueológico de “Los Toriles”, fue un centro ceremonial-administrativo, asiento de
una organización política de tipo señorío, que contaba con muchos puntos de
contacto con los mesoamericanos del altiplano, pero también con las cercanas
poblaciones de frontera (Cultura Chalchihuite) así como los asentamientos
culturales de Aztatlán (localizados en la zona costera del Pacifico y en los
altiplanos jalisciense y nayarita), al tiempo que desarrollo una cultura propia.
Es más podemos decir que a diferencia de los modelos mesoamericanos en
relación a los patrones residenciales de las élites, el sitio de “Los Toriles”, las
estructuras arquitectónicas (que consistían en el complejo altar central-plazaedificio abierto con fogón y columnas) cumplían los propósitos de un sistema de
residencia estacional y temporal, no permanente, de seguro muy semejante al
usado por los indígenas coras y huicholes actuales.
Esto es, los edificios abiertos y con columnas que tienen acceso a las grandes
plazas, probablemente solo eran usados en las épocas anteriores o posteriores a la
recolección de la cosecha, cuando los habitantes de los asentamientos cercanos,
(situados en las laderas de los cerros y montañas), bajarían y se reunirían por
linajes o por clanes, para realizar festivales religiosos, que incluirían reuniones,
danzas, comidas y borracheras rituales, ofrendas y ceremoniales propiciatorios o
de agradecimiento, etc.
Para esto, las plazas y las banquetas asociadas se utilizarían para bailes y
procesiones rituales, en los altares centrales se realizarían ofrendas y rituales, y en
los edificios abiertos con fogón y columnas, se efectuarían rituales, reuniones de
los miembros de mayor rango del linaje, deliberaciones político-administrativas, se
dormiría, e incluso se almacenarían los utensilios comunales para celebrar las
175
festividades religiosas.
Estos instrumentos y objetos necesarios para las celebraciones, estarían presentes
en el registro arqueológico de superficie en forma predominante, como las grandes
ollas para fermentar tesgüino, cantaros para servir agua o bebidas embriagantes,
comales para preparar tortillas o tostar pinole, molcajetes para preparar y servir la
comida de los banquetes religiosos, bifaciales de obsidiana y microlitos de
pedernal para preparar la ofrenda de flechas (ofrenda tal vez muy semejante a la
preparada por los actuales coras y huicholes), navajas prismáticas para el sacrificio
de sangre, hachas de garganta para cortar madera para la leña que debe arder
continuamente en los fogones de los edificios y en los braseros rituales, así como
las figurillas mazapa, de probable función ritual y las vasijas polícromas finas que
serían tal vez, los antecedentes a las actuales vasijas votivas “rukuli” de coras y
huicholes, que transmiten peticiones y solicitudes simbolizadas a los dioses.
Es probable que muchos de estos materiales y enseres estuvieran colgados de los
techos y paredes de los edificios, como lo serían los comales de asas y los
molcajetes con horadación basal, cuyos orificios y asas permitirían el paso de
cuerdas o cordoncillos de fibras de maguey.
El resto del año, la mayoría de los edificios estarían vacíos y el sitio en su conjunto,
estaría solo resguardado por una pequeña población permanentemente, que
incluiría seguramente a la élite política-religiosa, a sus allegados y servidores, que
se encargarían de dar mantenimiento y vigilancia al lugar, realizar las actividades
rituales requeridas y cumplir con las funciones político-administrativas, de
redistribución de bienes y servicios, control militar, ejercicio de sanciones,
impartición de justicia , etc.
Contemplando así el sitio de “Los Toriles”, el asentamiento arqueológico
probablemente tuvo dos etapas constructivas que fueron:
Etapa I:
El sitio se fundaría posiblemente sobre un asentamiento anterior, que
correspondería a la fase anterior, la denominada de “Las Tumbas de Tiro” (al
considerar la presencia de tiestos monocromos domésticos en la capa IV del pozo
3 de la temporada de 1967).
176
La zona original correspondería, probablemente, solo al edificio redondo principal
y a las estructuras adyacentes.
En esta etapa, la influencia cultural principal, presente en los materiales cerámicos,
(Tipo Ixtlán Patita, Rojo sobre Bayo, Monocromo inciso e Ixtlán Polícromo B,
C,D) serían de los sitios chalchihuitas de El Teul y Las Ventanas y los sitios de la
cultura Aztatlán de la costa del Pacifico y del altiplano jalisciense-nayarita.
Esta etapa coincidiría con el periodo que se denomina “Ixtlán Medio” que iría del
800/900 d. C. al 1100/1150 d. C.
Etapa II:
Esta etapa tuvo probablemente dos momentos, correspondientes al Período de
“Ixtlán Ultimo”, que iría del 1100/1150 d. C. al 1250/1300 d.C. Estos dos
momentos, los llamaremos A y B.
A) En este momento, que tentativamente situamos entre los 1100/1150 d. C. al
1200/1250 d. C., la presencia mesoamericana de los altiplanos centrales se
hace evidente. Es probable que las figurillas mazapa de variedad modelada,
sean características de este período, por su iconografía típica (narigueras
lunares y de barra, gorros tipo Xipe, tocados, etc.). Asimismo comienzan a
aparecer las imitaciones locales del tipo cerámico Abra (el Abra de Ixtlán,
presente en incensarios tipo Tlaloc o en incensarios trípodes semiesféricos,
así como en vasijas miniatura modeladas, sencillas o al pastillaje), y de
cerámica tipo plumbate, el uso más extenso de la metalurgia con el empleo
de agujas, cinceles y narigueras de anillo, la construcción de drenajes y las
calzadas de lajas en el monumento redondo, etc.
El sitio de “Los Toriles”, creció por una remodelación y readecuación de las
estructuras anteriores, así como la construcción de nuevos conjuntos en
dirección sur, en forma planificada. Probablemente esta planificación,
intentará organizar los conjuntos arquitectónicos (plaza – altar – edificios
rectangulares) en torno al monumento redondo. También es probable que el
edificio L, se construyera en ese momento y marcara acceso formal al sitio.
B) En este momento, que tentativamente situaríamos entre 1200/1250 d. C. y el
1300/1350 d. C., en el sitio de “Los Toriles”, aparecieron los tipos
cerámicos denominados Bícromo Ixtlán Tardío, y el Ixtlán Polícromo E.
Posiblemente en este momento, los drenajes del sitio fueron clausurados
177
simbólicamente con cremaciones rituales, relocalizándose dentro del sitio,
áreas definidas de actividades, relacionadas con la producción de navajas
prismáticas de obsidiana y bifaciales, así como imitaciones locales de
figurillas mazapa. El momento coincidiría con el fin de la fase Tollan y la
extinción del momento imperial tolteca.
Al inicio del momento, el sitio se continuó con la remodelación y crecimiento de
las estructuras existentes, pero se extendió hacia el norte, construyendo más
conjuntos arquitectónicos, desfigurando la planificación proyectada en el momento
A.
Posiblemente el sitio de “Los Toriles” floreció brevemente, tras la caída del poder
tolteca, al intentar dominar solo para sí, el área de influencia que posiblemente
compartirá con el Estado Tolteca y sus asociados regionales y locales, pero
perdería rápidamente importancia ante el crecimiento de sitios rivales militaristas,
como Xuchitepec en la Magdalena y otros del altiplano jalisciense, que aspirarían a
controlar el acceso a las regiones del altiplano nayarita y la costa nayarita –
sinaloense.
Es posible que para el 1300 d. C., el sitio de “Los Toriles” solo conservara el
prestigio religioso, pero que en la práctica, estuviera casi abandonado, por el
traslado de la élite gobernante y su aparato administrativo y económico al cercano
centro de Ahuacatlán (menos expuesto a agresiones y ataques militares por su
ubicación entre pie de monte y cerro), que probablemente desde entonces se
convirtiera en la nueva sede del poder político y económico de la zona.
Se podría aventurar que posiblemente estuvieran en uso habitacional estacional, las
nuevas construcciones edificadas al norte, cercanas a las orillas del río Chico y que
esas construcciones, junto con algunos asentamientos localizados en el cercano pie
del monte, fueran “el pueblezuelo de Ixtlán”, que la expedición de Cortés
Buenaventura encontrara en el siglo XVI.
En cuanto los materiales arqueológicos del sitio de “Los Toriles”, estos nos
revelan, como hemos mencionado anteriormente, diversas influencias y contactos
con otras áreas culturales, ya que debemos considerar al sitio, literalmente como un
punto de contacto fronterizo, donde se encontraran y se varios pueblos y
civilizaciones.
178
La presencia cultural más evidente en los materiales, es la de la cultura Aztatlán,
que del 700 d. C. al 1250 d. C. se extendió por la zona costera de Sinaloa y
Nayarit, así como por la zona suroeste de Durango y el altiplano nayarita. La
presencia en el sitio de “Los Toriles”, de elementos tales como el tipo cerámico
rojo sobre bayo, las figurillas tipo mazapa, las navajas prismáticas de obsidiana, y
las vasijas trípodes tipo Tlaloc, son indicadores de que el sitio formaba parte de la
unidad cultural de la cultura Aztatlan.
“Los Toriles” serían el punto más oriental de la zona de influencia Aztatlán,
durante el período del 900 al 1100 d. C. y posiblemente entró en contacto con los
sitios de la Cultura de Chalchihuites, el del Teul y Las Ventanas, durante la fase de
El Teul Tardío (que va del 800 d. C. al 1200 d. C.)
Proponemos lo anterior en razón de que, en el análisis del material cerámico de la
temporada de 1967 del sitio de “Los Toriles”, se encontró en el pozo 14, capa II,
en un tiesto de características muy singulares.
Era un borde de olla pequeña, curvo divergente con borde en bisel, de pasta
blanca, compacta, compacta, con partículas negras, blancas y de color anaranjado.
Su acabado exterior era de un engobe blanco pulido, con aplicaciones de pintura
roja en forma de banda que corre por el cuello y en el borde y su acabado interior
era un engobe rojo pulido, que finalizaba en el borde.
Al revisar en el muestrario del Departamento de Colecciones, se encontró una
bolsa de material cerámico proveniente de excavaciones de los sitios de Las
Ventanas y de El Teul. En ella, se encontraban varios tiestos de un tipo
denominado “Rojo Brillante” que provenían del pozo 2 de El Teul, Zacatecas, que
mostraba las mismas características del tiesto encontrado en el pozo 14 de “Los
Toriles”.
Al no encontrar información sobre la procedencia del muestrario (al parecer es una
excavación realizada en los años sesentas), nos dimos a la tarea de investigar,
encontrando información del tipo y su cronología con la publicación del Dr. Piña
Chan (Piña: 1993:309) en la que denomina al tipo “Rojo sobre Blanco”.
Al revisar la información sobre “El Teul”, encontramos que José Corona Núñez
describe un tipo cerámico semejante, hallado en sus investigaciones en el sitio de
El Teul en 1958. (“Exploraciones de las ruinas de El Teul de González Ortega,
Zacatecas” de José Corona Núñez, publicadas por el Departamento de
179
Investigaciones Sociales del Instituto de Ciencias Autónomas de Zacatecas,
Zacatecas, 1962).
El tipo es descrito por Corona Núñez como “de barro crema pulido con engobe
rojo en bandas limitadas con líneas blancas, asociadas a ollas de cuerpos
esféricos con alto cuello vertical y golletes de labios volteados hacia afuera”.
Otro tiesto semejante fue encontrado en superficie, cerca del montículo “B” de la
temporada 1967 (el basamento piramidal, asociado al edificio “L” o escuadra).
Junto con estos tiestos, se halló también en superficie, un fragmento de figurilla
cerámica (lámina
) que es muy parecida a las reportadas en La Quemada, por
Eduardo Noguera en 1930 (“Ruinas Arqueológicas de La Quemada, Zacatecas”,
de Eduardo Noguera Publicaciones de la SEP, Talleres Gráficos de la Nación,
1930, México) y que posiblemente corresponda al Período Medio de La Quemada
(entre el 800 y el 1300 d. C.).
Asimismo el tipo “Patita” que reportamos en “Los Toriles” y que son molcajetes
trípodes monocromos, con soportes que figuran piernas con rodillas y con tres o
cuatro dedos señalados por incisiones, son semejantes a los molcajetes Morcillo y
a los molcajetes trípodes con asa del tipo Otinapa Red – on – White, reportados
como pertenecientes a las fases de Río Tunal (950 al 1150 d. C.), de la Tradición
Guadiana de la Cultura Chalchihuites.
También podríamos mencionar algunas afinidades arquitectónicas propias de la
cultura Chalchihuites que se presentan en el sitio de “Los Toriles”, como la
presencia de templos sobre plataformas, grandes salas de reunión o pórticos con
columnas, pequeñas pirámides, etc.
No tenemos elementos para saber si el sitio de “Los Toriles” compitió por el
control de recursos y de poblaciones, con los sitios chalchihuites de Las Ventanas
y El Teul, lo único que podemos aventurar es que si hubo contacto pero no gran
presencia, así que suponemos, siguiendo la propuesta de Charles J. Kelly, que si
hubo algún tipo de rivalidad hegemónica entre ellos.
Al parecer con el transcurrir del tiempo, los sitios nayaritas de la cultura de
Aztatlán, (entre ellos el de “Los Toriles”) lograron penetrar en la esfera cultural
chalchihuite de Durango, al menos en el aspecto cerámico, con la tradición Blanco
sobre Rojo (Nayar White – on- Red) en la fase Calera (1250 1350 d. C. ).
180
(“Speculations on the culture history of Northwestern Mesoamerica” de Charles J.
Kelley en la publicación de Betty Bell - Bell:1974).
Para el 1100/1150 d. C., el sitio de “Los Toriles”, debió entrar en contacto con la
hegemonía de Tula, junto con el resto del área Aztatlán. De alguna manera, durante
la fase Tollan (que iría del 950 al 1150/1200 d. C.), los toltecas, sus aliados y
subordinados lograron realizar una unidad política funcional imperial y sujetaron o
aliaron a su dominio, los territorios situados a lo largo del río Lerma – Santiago
hasta las regiones costeras de Sinaloa y Nayarit. Esto coincidiría con el momento
en que los valles de Teul, Tlatenango, Río Bolaños y Juchipila, se integraron
lentamente para formar una nueva unidad política – cultural, la cazcana, con fuertes
herencias de la antigua cultura de Chalchihuites.
Precisamente para asegurar la comunicación permanente entre las regiones
costeras de Nayarit y Sinaloa así como la de los centros establecidos en el altiplano
nayarita con los del altiplano jalisciense, el sitio de “Los Toriles”, pasó de tener
importancia para la estrategia geopolítica tolteca.
Sin embargo es difícil creer que la hegemonía tolteca radicada en Tula, controlara
directamente los destinos y desarrollo de “Los Toriles”, por lo que sería más
lógico, que este dependiera de un centro administrativo provincial situado en la
región del Bajío (que controlaría esa zona hasta el lago de Chapala y la laguna de
Magdalena), aún no ubicado arqueológicamente, aunque situado en las fuentes
históricas indígenas como Teoculhuacán o Aztlán o bien Chicomostoc.
(“Formación del Estado en el México Prehispánico” de Brigitte Boehm Shönndube
de Lameiras, El Colegio de Michoacán, México, 1986, pp.174-209).
Esto explicaría la presencia en el sitio de “Los Toriles” de elementos
arquitectónicos y cerámicos de inspiración tolteca, pero que también se encuentran
presentes en el área del Bajío y del altiplano jalisciense reinterpretados, tales como
las estructuras en forma en forma de escuadra o “L”, comales con asas, molcajetes
con horadación basal (tipo Monocromo alisado doméstico de “Los Toriles” o tipo
Chapala Brown Ware” de Cojumatlán), las figurillas de tipo mazapa, los
incensarios del tipo Abra, etc.
Es probable que los bienes típicamente toltecas, llegaran hasta “Los Toriles” en
forma escasa, ya que lo que se recibiría generalmente, serían materiales de
inspiración tolteca pero reinterpretados de acuerdo a las tradiciones culturales de
numerosos pueblos asociados a la hegemonía tolteca.
181
Así pues, el sitio de “Los Toriles”, sería un paso de frontera que cuidaría el acceso
de bienes valiosos y posiblemente de tributos, entre regiones geográficas bien
delimitadas y tendría obviamente una importancia estratégica, que se expresaría en
un desarrollo económico y político del lugar, que resultaría en la fase constructiva
denominada II en el momento A, y que iría del 1100/1150 al 1200/1250 d. C.).
Tal vez en ese momento, podría haberse dado un proceso de aculturación en la
zona limítrofe a “Los Toriles”, con grupos nómadas, que con el tiempo,
conformaron las etnias coras y huicholas. Es posible que ellos cumplieran
funciones de guerreros y cazadores en proceso de militarización, para ayudar a
resguardar el poder de la región sometida al poder de la cabecera de Teoculhuacan
y sus centros dependientes.
Sin embargo, el esfuerzo de la hegemonía tolteca de controlar y tal vez colonizar
las regiones a lo largo del Río Lerma – Santiago, provocó junto con otros factores,
la descentralización y la fragmentación política de los territorios sujetos o
asociados al poder tolteca, iniciándose una decadencia y la caída final de Tula –
Xicotitlán.
Esta decadencia y caída repercutió en el sitio de “Los Toriles”, pues de sitio sujeto
o asociado a un poder prestigioso, se convirtió posiblemente en cabecera autónoma
de un poder regional, que influía decisivamente en la economía y en la política de
sus vecinos, al controlar el flujo de productos de las diversas regiones que para el
momento estaban en comunicación.
Durante un breve momento, “Los Toriles” se convirtió en un centro poderoso y fue
cuando se inició el momento B de la etapa constructiva II. Sin embargo esta
hegemonía regional, producto del vacío que dejó la caída del poder tolteca,
también liberó otros peligrosos competidores de “los Toriles”, como serían los
señoríos cazcanes de Xuchitepec y otros, que entraron en competencia con “Los
Toriles” por el control del acceso, de los recursos y de los servicios tributarios de
los asentamientos campesinos de la región.
Ya en este punto, el material arqueológico es confuso, pues de ser ciertas nuestras
propuestas, el sitio colapsaría y perdería importancia, liberando la ruta de comercio
a favor de centros jaliscienses y posiblemente la costa nayarita. De ser esto último
cierto, la evidencia arqueológica mostraría un incremento de objetos costeros
nayaritas (cerámicas finas, conchas y caracoles) en sitios jaliscienses e incluso
zacatecanos, a partir del 1250/1300 d. C.
182
Obviamente, solo nuevas investigaciones arqueológicas exhaustivas en el sitio de
“Los Toriles” y en los sitios de Ahuacatlán, Xuchitepéc y en La Magdalena,
pueden confirmar la mayoría de las propuestas aquí mencionadas, por lo que este
modesto aporte solo puede ser un primer paso para comprender la compleja
dinámica de los procesos sociales que se conformaron en el Posclásico Temprano
en esta región del Occidente mexicano.
183
BIBLIOGRAFÍA CONSULTADA
Anguiano Fernández, Marina
1976
Nayarit, Costa y Altiplanicie en el momento del contacto: Ecología y Fuentes,
Mecanoescrito, Tesis de Licenciatura en Etnología, ENAH, México.
1980
“La Costa y la Altiplanicie en el momento del Contacto” en XVI Mesa Redonda de la
Sociedad Mexicana de Antropología, Tomo II, Saltillo Coahuila, México, pp. 233-240.
1992 Nayarit, Costa y Altiplanicie en el momento del contacto, UNAM, México.
Anguiano Férnandez, Marina y Peter Furst
1987 La Endoculturación entre los huicholes, Instituto Nacional Indigenista, México.
Arana Álvarez, Raúl Martín
1989 “Nuevas exploraciones en la zona arqueológica de Ixtlán” en Memoria, No. IV, Junio
1989, Gobierno del estado de Nayarit, México, pp. 20-27.
Arana Álvarez, Raúl Martín y Carmen Chacón Guerrero
1993
Arqueología de Ixtlán: Temporada 1988 – 1989, Mecanoescrito, Subdirección de
Estudios Arqueológicos, INAH, México.
Barrera Rodríguez, Raúl
2000 Arquitectura del centro ceremonial de Ixtlán del Río, Nayarit, Mecanoescrito, Proyecto
Templo Mayor-Programa de Arqueología Urbana, INAH, México.
Bauz Reed de Czitrom, Carolyn
1995
“La tradición cerámica de las tumbas de tiro en el Occidente de México” en Manos
Mexicanas y Manos de Alfareros (Catalogo de exposición), Centro Regional INAHDurango, México.
Beltrán Medina, José Carlos
1990 “Los Materiales de Concha y Caracoles de Nayarit” en Revista Mexicana de Estudios
Antropológicos, Tomo XXXVI, SMA, México.
Beltrán Medina, José Carlos
1991 “La Cultura Aztatlán” en Barro Nuevo, Año 1, Época 2, No. 8, Enero-Marzo, Gobierno
del Estado de México.
Bell, Betty
1974
“Archaeology of Nayarit, Jalisco and Colima” en The Archaeology of West Mexico,
Coord. Betty Bell, Ed. Sociedad de Estudios Avanzados del Occidente de México, Ajijic,
México.
184
Benítez Fernando
1976 “Los Coras y Huicholes” en Los Indios de México, Tomo I, Ed. ERA, México.
Bohem Schoendube de Lameiras, Brigitte
1986 Formación del Estado en el México Prehispánico, El Colegio de Michoacán, México
Braniff, Beatriz
1989 “Oscilación de la frontera norte mesoamericana: un nuevo ensayo” en Arqueología, No.
1, Enero-Junio del 1989, Época II, Dirección de Arqueología del INAH, México.
Cabrero García, María Teresa
1985 “Balance y perspectiva de la Arqueología en los estados de Jalisco, Zacatecas y Durango”
en Anales de Antropología, Vol. XXII, IIA-UNAM, México.
1989
Civilización en el Norte de México: Arqueología de la Cañada de Bolaños (Zacatecas y
Jalisco), IIA-UNAM, México.
Centro de Estudios Municipales
1988 “Ixtlán del Río” en Los Municipios de Nayarit, CENAEM-SG y Gobierno del estado
de Nayarit, México.
Cobean, Robert H.
1982 “Investigaciones recientes en Tula Chico, Hidalgo” en Estudios sobre la antigua ciudad
de Tula, Coord. Guadalupe Mastache et. al., Colección Científica No. 121, Arqueología,
INAH, México.
1990
La Cerámica de Tula, Hidalgo, Colección Científica No. 215, Arqueología, CNCAINAH, México.
Contreras Sánchez, Eduardo
1966ª “Trabajos de exploración en la zona arqueología de Ixtlán del Río, Nayarit” en Boletín
del INAH, No. 25, Época I, México.
1967
“Trabajos en la zona arqueológica de Ixtlán del Río, Nayarit, Temporada 1967” en
Boletín del INAH, No. 29, Época I, México.
Corona Núñez, José
1949 Arqueología de Nayarit, Museo Regional de Nayarit, México.
1952
“El Templo de Quetzalcoátl en Ixtlán” en Anales del INAH, Época VI, Volumen 4, No.
32, México.
1958 Exploraciones de las ruinas de El Teúl de González Ortega, Zacatecas, Departamento de
Investigaciones Sociales (ICAZ), Zacatecas.
185
1966
“Los teotihuacanos en el Occidente de México” en el Occidente de México” en Revista
Mexicana de Estudios Antropológico, Tomo XX, SMA, México.
1972ª
“La arquitectura prehispánica en el Occidente de México” en Estudios Antropológicos
en el Occidente de México – Memorias de la Escuela de Antropología, Volumen I,
Facultad de Humanidades, Universidad Veracruzana, México
1972b
“Orfebrería de Nayarit” en Estudios Antropológicos en el Occidente de México –
Memorias de la Escuela de Antropología, Volumen I, Facultad de Humanidades,
Universidad Veracruzana, México
Feldman, Lawrence H.
1978ª “Timed travels in Tarascan territory: Fray Alonso Ponce in old tarascan domins (15861587)” en Mesoamerican Comunication Routes and Cultural Contacts, Ed. Thomas
Lee Jr. y Carlos Navarrete, New World Archaeological Foundation, UTAH, USA.
1978b “Notas o Posdata sobre el Complejo Santa Cruz” en Mesoamerican Comunication
Routes and Cultural Contacts, Ed. Thomas Lee Jr. Y carlos Navarrete, New World
Archaeological Fundation, Utah, USA.
Galaviz de Capdevielle, María Elena
1967 Rebeliones Indígenas en el Norte del Reino de la Nueva España (Siglos XV y XVII),
Editorial Campesina, CNC, México.
Gámez Eternod, Lorena
1996
Apuntes sobre el acervo de la Ceramoteca del Centro INAH-Nayarit, INAHCEREINAH y Dirección de Salvamento Arqueológico-INAH, México.
García Cook, Ángel
1967 Análisis Tipológico de Artefactos, Serie Investigaciones, No. 12, INAH, México.
García Moll, Roberto
1977
Análisis de los materiales arqueológicos de la Cueva de Tescal, Puebla, Coleccción
Científica No. 56, Arqueología, INAH, México.
Gifford, E. W.
1950
“Surface Archeology of Ixtlán del Rio, Nayarit” en American Archaeology and
Ethnology, Vol. VIII, No. 43, Ep. II, University of California, USA.
González Ramos, Gildardo
1976 Los Coras, Instituto Nacional Indigenista, México.
186
Grimes Joseph E. y Thomas B. Hinton
1972 “Huicholes y Coras” en Coras, Huicholes y Tepehuanes, Thomas B. Hinton (Ed.), Col.
SEP-INI, No. 11, INI, México.
Grosscup, Gordon L.
1976 “The Ceramic Sequence at Amapa” en The Archaeology of Amapa, Nayarit, Vol. II, Ed.
Clement W. Meighan, UCLA, USA.
Gutierrez Contreras, Salvador
1974 Los Coras y el Rey Nayarit, Edición del autor, Compostela, Nayarit, México.
Hinton, Thomas B. (Compilador)
1972 Coras, Huicholes y Tepehuanos, Instituto Nacional Indigenista, SEP, México.
Healan, Dan M.
1982
“Patrones residenciales en la antigua ciudad de Tula”, en Estudios sobre la antigua
ciudad de Tula, Estudios sobre la antigua ciudad de Tula, Coord. Guadalupe Mastache
et. al., Colección Científica No. 121, Arqueología, INAH, México.
Jáuregui, Jesús
1994
“Lumholtz en México (De explorador a antropólogo)” en Arqueología Mexicana,
Febrero-Marzo 1994, Vol. I, No. 6, Ed. Raíces-CNCA, México.
Kelley, John Charles
1974 “Speculations of the Culture History of Nortwestern Mesoamerica” en The Archaeology
of West Mexico, Coord. Betty Bell, Ed. Sociedad de Estudios Avanzados del Occidente
de México, Ajijic, Jalisco, México.
1980
“Alta Vista, Chalchihuites: Port of entry, on the Northwestern frontier of Mesoamerica”
en XVI Mesa Redonda de la Sociedad Mexicana de Antropología, SMA, Saltillo,
Coahuila, Tomo I, México.
Kelly, Isabel T.
1938
Excavations at Chametla, Sinaloa, University of California Press, Berkeley, California,
USA.
Lumholtz, Carl
1967 El México Desconocido, Volumen I y II, Editora Nacional, México.
Maldonado C., Rubén
1976
“Puntas de Proyectil del Infiernillo” en Boletín del Departamento de Monumentos
Prehispánicos, No. 1, INAH, México.
187
Meighan W., Clement
1967
The Archaeology of Amapa, Nayarit, Monumental Archaeologica No. 2, Ed. Clement
Meighan – Institute of Archaeology, UCLA, California, USA.
Meyer, Jean
1982
Nayarit: Magia de la Sierra, Riqueza en los Valles, Monografia Estatal, Edición
Experimental, SEP, México.
1984
“Ixtlán de Buenos Aires, 1858” en Esperando a Lozada, Coord. Jean Meyer, et. al.,
CONACYT-El Colegio de Michoacán, México.
1986
“La Ley Lerdo y la desamortización de las Comunidades en Jalisco” en La Sociedad
Indígena en el Centro y el occidente de México, El Colegio de Michoacán, México.
Mountjoy, Joseph B.
1970 “La sucesión cultural en San Blas” en Boletín del INAH, No. 39, Marzo de 1970, INAH,
México
Müller, Florencia
1978 La Cerámica de Cholula, SEP-INAH, México.
1979
Estudio Tipológico Provisional de la Cerámica del Balsas Medio, Colección Científica
No. 78, Arqueología, SEP-INAH, México.
Narez, Jesús
1990
“Los materiales arqueológicos de Tlapacoya”, Colección Científica No. 204,
Arqueología, CNC-INAH, México.
Niño Calixto, Xochiquetzal
1994 “Algunas consideraciones sobre la Cerámica Arqueológica de Ixtlán del Río, Nayarit” en
Barro Nuevo, Año 4, Época 2, No. 14, Octubre de 1994, Gobierno del estado de Colima
– INAH, México.
Noguera, Eduardo
1930
Ruinas Arqueológicas de La Quemada, Zacatecas, Publicaciones de la SEP, Talleres
Gráficos de la Nación, México.
1975
La Cerámica Arqueológica de Mesoamérica, Instituto de Investigaciones
Antropológicas, UNAM, México.
Oliveros, José Arturo
1976
“Nayarit” en Los Señoríos y Estados Militaristas, Serie México: Panorama Histórico
Cultural No. IX, SEP-INAH, México.
188
Piña Chan, Román
1993 Una Visión del México Prehispánico, UNAM, México.
Ramos de la Vega, Jorge y Lorenza López Mestas, Carlos Santos Rodríguez
1993 “Conjuntos habitacionales en los sitios del Noroeste de Guanajuato” en Cuadernos de
Arquitectura Mesoamericana, No. 25, Marzo de 1993, Facultad de Arquitectura,
UNAM, México.
Remirez, Teodoro J.
1968
Manual del Minero Práctico (Mineralogía, Geología, Explotación de Minas y
Metalurgia), Ed. Botas, México.
Reynoso Reynoso, Salvador
1982 “Podromos de la Conquista de Nayarit” en Lecturas Históricas de Jalisco (Antes de la
Independencia) Tomo I,, Gobierno del estado de Jalisco, México.
Riviere, D´Arc
1973 Guadalajara y su región, Col. SEP-Setentas No. 106, SEP, México.
Rodríguez, Francois
1983
Outillage lithique de chasseurs-collecteurs du Nord du Mexique (Le Sud-ouest de l´etat
de San Luis Potosi), Centre d´études mexicaines et centraméricanes, Etudes
mesoamericanes, II-6, Editions Recherche sur les civilisations, París, France
Schieffler, Lilian
1985 Grupos Indígenas de México, Biblioteca del Oficial Mexicano No. 10, Secretaria de la
Defensa Nacional, México.
Secretaría de Pesca (SePe)
1989 Pescados y mariscos de las aguas mexicanas (Catalogo), Secretaria de Pesca, México.
Schöndube Baumbach, Otto
1975 “La evolución cultural en el occidente de México: Jalisco, Colima y Nayarit” en XLI
Congreso Internacional de Americanistas, Vol. I, México.
1976
“Jalisco” en Los Señoríos y Estados Militaristas, Serie México: Panorama Histórico
Cultural No. IX, SEP-INAH, México.
1986
“Arquitectura del Occidente y del Área Norte” en Historia del Arte Mexicano, Vol. II,
Arte Prehispánico, SEP-SALVAT, México.
Sodi Pallares, Ernesto
1972 Turismo Cinegético en la Republica Mexicana, Ed. La Prensa, Col. Populibros, México.
189
Solórzano Federico y Otto B. Schöndube, et. al.
1980 Historia de Jalisco (Desde los tiempos prehispánicos hasta fines del siglo XVII), Tomo I,
Gobierno de Jalisco-INAH, Jalisco, México.
Téllez Girón, Roberto
1964 “Informe sobre la investigación folklórica-musical realizada en la región de los Coras,
Estado de Nayarit: enero a marzo de 1939” en Investigación Folklórica en México,
Materiales, Vol. II, INBA-SEP, México.
Tello, fray Antonio
1973 Crónica Miscelánea de la Sancta Provincia de Xalisco, Vol. I-II, Gobierno del Estado
de Xalisco – Universidad de Guadalajara-IJAH-INAH, México.
Vega Sosa, Constansa
1970 Análisis Tipológico de Hachas, Azuelas, Cuñas, Cinceles, Formones y Gubias en piedra
pulida del México Prehispánico, Tesis de Licenciatura de Arqueología, ENAH, México.
Weigand, Phil C.
1993
Evolución de una Civilización Prehispánica (Arqueología de Jalisco, Nayarit y
Zacatecas), El Colegio de Michoacán, México.
Williams, Eduardo
1992 Las piedras sagradas: escultura prehispánica del Occidente de México, El Colegio de
México, México.
Zepeda García-Moreno, Gabriela
1992 “Arqueología de Nayarit: Memoria y tradición oral de sus viejos” en Barro Nuevo, Año
2, Ep. 1, No. 8, Enero-Marzo 1992, Gobierno del Estado de Colima, México.
Zepeda, García-Moreno, Gabriela y Katina Vackimes Serret
1991 “Arqueología del Altiplano Nayarita” en en Barro Nuevo, Año 2, Ep. 1, No. 6, JulioSeptiembre 1991, Gobierno del Estado de Colima, México.
Zingg, Robert
1982 “Los Huicholes, una tribu de artistas”, Tomo I y II, INI-SEP, México.
190
Documentos Consultados
Archivo Técnico de la Coordinación Nacional de Arqueología
(Moneda 16, Centro Histórico, DF)
Contreras Sánchez, Eduardo
1962 a
“Trabajos en la zona arqueológica de Ixtlán del Río, Nayarit; temporada 1961-1962”,
Mecanoescrito, Mayo de 1962, fojas 146-148
Expediente B / 311.32 (z 35-4) / 1, México.
1962 b
“Informe de los trabajos realizados en la zona arqueológica de Ixtlán del Río, Nayarit, durante la
temporada 1961-1962”, Mecanoescrito, Agosto de 1962, fojas 151-159
Expediente B / 311.32 (z 35-4) / 1, México.
1966 a “Oficio Técnico al Director de Monumentos Prehispánicos”, Mecanoescrito, Agosto de 1966.
Expediente B / 311.32 (z 35-4) / 1, México.
Corona Núñez, José
1948 a
“Informe arqueológico de Ixtlán, I temporada 1947”, Mecanoescrito, Mayo de 1948, con 31
paginas, 49 fotos, 4 planos y 28 dibujos. Tomo 82 (1936-1950), Nayarit, México.
1948 b
“Informe arqueológico de Ixtlán, II temporada 1948”, Mecanoescrito, Diciembre de 1948, con 9
paginas y fotos. Tomo 82 (1936-1950), Nayarit, México.
1949
“Informe arqueológico de las exploraciones arqueológicas de Ixtlán del Río, Nayarit, III
temporada 1949”, Mecanoescrito, Abril de 1949, con 5 paginas y 20 fotos. Tomo 82 (19361950), Nayarit, México.
1951
“Informe de las actividades desarrolladas en Abril-octubre de 1951”, Mecanoescrito, Octubre de
1951, foja 48, oficio 105.
Expediente B / 311.32 (z 35-4) / 1, México.
1958
“Informe de las actividades desarrolladas en 1958”, Mecanoescrito, Diciembre de 1958, foja 71,
oficio 311.32.
Expediente B / 311.32 (z 35-4) / 1, México.
Castro Hernández, Rodolfo
1967
“Carta manuscrita de Rodolfo Castro Hernández al Dr. José Luis Lorenzo, sobre el sitio de Los
Toriles, Ixtlán del Río, Nayarit”, Manuscrito, 29 de mayo de 1967, (Incluye croquis del sitio).
Expediente B / 311.32 (z 35-4) / 1, México.
Lorenzo, José Luis
1967
“Respuesta a Rodolfo Castro Hernández” Mecanoescrito, Junio de 1967, Oficio No. 01000
Expediente B / 311.32 (z 35-4) / 1, México.
191
192