El panorama de la prensa en España a mediados del siglo xix La situación dominicana no había sido vista con demasiado interés por parte de la opinión pública española, pese a las complicadas relaciones existentes entre los gobiernos de...
moreEl panorama de la prensa en España a mediados del siglo xix
La situación dominicana no había sido vista con demasiado interés por parte de la opinión pública española, pese a las complicadas relaciones existentes entre los gobiernos de ambos países. Sin embargo, el nacimiento en 1857 de algunos medios
de comunicación más especializados, tales como "La América" y "El Museo Universal", vino a dar un gran impulso al interés por las noticias americanas en general, y entre ellas las referentes a la República Dominicana, que también fueron seguidas con gran atención por un periódico que acababa de comenzar su andadura, llamado "La Discusión". De entre todas las publicaciones periódicas que surgieron en España a mediados del siglo xix cabe resaltar la importancia de "La América", que llevaba el subtítulo de "Crónica Hispano-Americana", fundada por Eduardo Asquerino, destacado periodista y político liberal que ejercía personalmente como director de la revista, además de ser su propietario.
Asquerino, quien vivió durante algunos años en América, ya había editado un periódico, "El Eco de España", durante su estancia en México entre los años 1853 y 1854. Aquél decidió emprender la publicación de "La América", con el objetivo declarado de convertirla en una herramienta “destinada a sostener los intereses y legítimas aspiraciones de la raza española en el Nuevo Continente”.
En esta revista colaboraron muchos escritores relevantes, no sólo de España, sino también de América, y aunque su tendencia era “ampliamente liberal, se declaraba independiente”. El principal factor aglutinante que permitió a "La América" contar con personajes ideológicamente tan diversos está precisamente en el objetivo que la revista se propuso como principal razón de ser: la defensa de los intereses de España
y los países hispanoamericanos, considerados compatibles e incluso en gran medida coincidentes, frente a la amenaza que suponía la política, en su opinión agresiva y expansionista, de los Estados Unidos en aquel continente. La presencia de los
mencionados escritores y de otros muchos en las páginas de "La América" la convirtió en un producto periodístico “de muy estimable calidad intelectual”, que consiguió una amplia difusión en la mayor parte de América y se publicó durante cerca de treinta años, hasta 1886, siempre con una periodicidad quincenal.
La burguesía española, al participar “de los progresos materiales” que tuvieron lugar en la década de 1850, manifestó “con intensidad su dimensión universalista”, de la que constituye buena prueba la creación de una serie de revistas con ese mismo carácter, entre las que sobresalen "El Museo Universal", "La América" y la "Crónica de Ambos Mundos", fundada en 1860. De todas ellas, la más influyente fue sin duda "La América", tanto en su condición de medio de expresión del liberalismo progresista-democrático, como por tratarse de una verdadera “plataforma del americanismo liberal español”. “Así, al configurarse La América en la primera etapa de su existencia como el órgano de opinión más cualificado del reformismo colonial del liberalismo español”, se recomendó su lectura “desde las esferas gubernamentales de la Unión Liberal” a los gobernadores de Cuba, Puerto Rico y Filipinas, “mediante una real orden”.
En conclusión, cabe asentir a la afirmación de que "La América" fue un paso más, “quizá el más elocuente, de una ofensiva americanista que desencadenó la burguesía comercial española en plena euforia económica”, una ofensiva que llevó a cabo principalmente con dos armas: el “complejo movimiento político y cultural del panhispanismo” y la apuesta a favor de “una serie de reformas coloniales,
especialmente en Cuba”, dada la particular relevancia de esta isla dentro del sistema
colonial español.
Desde sus primeros números, esta combativa publicación comenzó a poner en práctica una campaña a favor de la unidad de acción entre España y los países hispanoamericanos, como única forma de detener el avance de los Estados Unidos hacia el sur del continente. En la sección denominada "Nuestro Pensamiento", el director del nuevo periódico, Eduardo Asquerino, abrió el fuego con palabras como éstas:
“Dos razas rivales se disputan el dominio del Nuevo Mundo; la raza latina y la raza anglo-sajona: ésta más activa, más vigorosa, y desde fines del pasado siglo más civilizadora y poderosa que aquélla (...). Un paso más, y es la señora del nuevo continente, y lo será, y pronto, y sin grandes esfuerzos, si la raza latina continúa en su letárgico estupor. Vedla (...) cómo amenaza a la América central, ora pacífica con sus
establecimientos de Panamá, ora armada con los rifles de Walker. Panamá (...) hoy puede decirse que les pertenece, pero no basta: necesitan una posición que les facilite los pasos a Centro-América, el Mar Caribe y el golfo de Méjico, y tiempo hace fijan sus ojos en la Isla Dominicana, a fin de apoderarse de la hermosa bahía de Samaná (...). Puede decirse que es la cabeza del puente para el gran camino entre el Atlántico y el Pacífico. Nada importa que las tentativas de los norteamericanos para apoderarse, siquiera por medio de un tratado, de aquella importante posición entre Cuba y Puerto-
Rico, hayan sido ineficaces hasta ahora; adelante! Es la voz de guerra de esa raza; y lo que ayer no consiguió, lo intentará otra y mil veces hasta alcanzarlo”.
Resultan muy interesantes los comentarios publicados sobre "La América" en la prensa, tras la aparición de su primer número, y que ella misma se ocupó de reproducir en sus páginas. El diario "La Discusión", de ideario también democrático y cuyo director era Nicolás Rivero, quien colaboró asiduamente con la revista de Asquerino, afirmaba que “"La América" está llamada a revivir y sostener en el nuevo mundo el prestigio de la nacionalidad española”. Por su parte, "El Criterio", medio
identificado con la Unión Liberal, resaltaba la oportunidad de la iniciativa de Asquerino“cuyos recientes viajes a América” le habían impuesto en la necesidad que tenía España de una publicación de esta índole”, y continuaba así:
“En efecto, es una vergüenza para nuestro país que los diferentes periódicos españoles que se reciben y circulan en todos los Estados americanos, y muy particularmente en los que aún poseemos, procedan del estranjero (sic), como si
España no fuera capaz de establecer directamente relaciones científicas, administrativas, comerciales y literarias con los países que son o fueron suyos (...). El Sr. Asquerino se ha propuesto, y el primer número de su "Crónica hispanoamericana"
lo cumple verdaderamente, publicar en España un periódico español para América”.