El hecho de que la tecnología haya provocado acelerados cambios en las formas de habitar no solo ha provocado que la revolución tecnológica mar-que el comienzo de una nueva sociedad global, mediante sustanciosos cam-bios de los modos de...
moreEl hecho de que la tecnología haya provocado acelerados cambios en las formas de habitar no solo ha provocado que la revolución tecnológica mar-que el comienzo de una nueva sociedad global, mediante sustanciosos cam-bios de los modos de vida y las relaciones sociales, sino que ha contribuido a alterar el escenario que los asume, la ciudad contemporánea, que se transforma a la misma velocidad. Cuando Rem Koolhaas escribió en SMLXL que si debe haber un nuevo urbanismo " no se sustentará sobre los fantasmas gemelos del orden y de la omnipotencia, sino que será la puesta en escena de la incertidumbre y ya no se ocupará de disponer objetos más o menos permanentes, sino de irrigar territorios de [nuevos] potenciales " 1 , se encargó de marcar el inicio de una nueva forma de leer la ciudad mediante las posibilidades de relación que se producen en ella, dando un paso hacia delante que nos descubre que el territorio es el paisaje contemporáneo y que se construye mediante la creación de nodos urbanos y por las interacciones entre ellos. De esta manera, queda sentenciado definitivamente el urbanismo como disciplina arquitectónica y de planificación, ya que la ciudad no puede ser proyectada, al menos no en la medida necesaria para construir la ciudad utópica, sino que más bien debe ser leída. Para ello, es necesario compren-der los fenómenos que allí ocurren, habitualmente alejados del urbanis-mo cualificado, dado que esta disciplina, históricamente, solo ha tenido en cuenta la configuración formal de la ciudad y la ha ordenado según factores parametrizables. De tal forma, lo que interesa a la hora de construir la ciu-dad contemporánea es el conflicto, es decir la interacción entre partículas y las posibilidades urbanas que de ellas se derivan, mucho más que la capa-cidad formal o estética de la trama urbana. • Territorio e identidad: Transformaciones del paisaje digital. Hace ya tiempo que digitalizamos el último resquicio natural del planeta. Este proceso de artificialización nos permite afirmar que el paisaje nunca más será natural, desmitificándolo como elemento únicamente estético para com-prender su funcionamiento desde una prospectiva cultural, en el sentido más antropológico del término, de tal forma que el paisaje ha sido sustituido por el territorio. Un territorio formado por la extensa red tejida entre las ciudades que lo conforman, explicado desde las interacciones entre sus formas y ma-nifestaciones, y los pueblos que los ocupan, para definir su morfología. Históricamente, el paisaje siempre ha sido un concepto geográfico. Hemos dirigido nuestra mirada hacia un paisaje connotado, es decir, asociado a diversas figuras que han generado una imagen del objeto independiente de la mirada del espectador, que en este tipo de paisajes, evidentemente, no existe. Sin embargo, este concepto de paisaje debe ser cambiado dado que está vacío. En la era de la globalización, donde la cualidad física del paisaje lo deja avocado a convertirse en algo puramente estético y sin valor de iden-tidad, Ignasi Solà-Morales, catedrático de Composición Arquitectónica en la Escuela Técnica Superior de Arquitectura de Barcelona, entendió que la ciu-dad, como paisaje urbano, debía ser mirada de un modo que tiene relación con nuestra experiencia como habitante para entenderla como paisaje. Este intento de construir nuestro territorio es totalmente necesario, puesto que la ciudad globalizada ha supuesto la pérdida de la identidad ciudadana. " Estar y no estar en el centro del mundo. Estar en el reino productivo y poblado. Pero al mismo tiempo es-tar en lo privado, mis hijos, mis cria-turas, y en lo separado, el paisaje ". 2 La era de la globalización, con-secuencia de una economía tardo-capitalista, considera que todo es medible, convirtiendo en paráme-tros monetarios toda la realidad, de forma que esta desaparece como tal transformándose en un valor. Evi-dentemente, lo genérico es conse-cuencia de este fenómeno, se homo