Abstract: Not all the late antiquity fortifications in the northwest of the Iberian Peninsula were ”population” fortifications. Some of them had a military origin and with a control purpose (of the territory and in the “last” point,...
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Not all the late antiquity fortifications in the northwest of the Iberian Peninsula were ”population” fortifications. Some of them had a military origin and with a control purpose (of the territory and in the “last” point, the people and resources that has inside), as some indexes show us, as for instance the inverse relationship between the vital water's supply and visibility.
To support this hypothesis, we focused in an example the network of castra and turris of high Iregua Valley (La Rioja, Spain), taking into account and in comparison with other archaeological sites in the nearby context of the Iberian Peninsula.
In that network we can see that the construction, use, and abandon of these castra is centred exclusively on the second half of the VII c./VIII d.n.e. . The local powers don’t seem as the organisers of this network of territorial organization through hill forts and towers of surveillance - signal emitter. On the contrary, the central power of the court of Toledo appears as the main protagonist interested to try to control the interior of their territories by controlling the routes and roads that pass through them.
These fortifications, understood as tools of territorial management, were built in mountain gorges/in river's narrows, called clausurae. Sometimes conceived as peripherals spaces from current urban perspectives, however was an important system to configure the spaces of power of the very different regions that formed the Toledo’s Kingdom.
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Resumen:
Las fortificaciones del noroeste peninsular en la Tardoantigüedad no eran exclusivamente poblacionales. Algunas de ellas eran de origen militar y creemos que tenían una funcionalidad de control (del territorio y, en “ultimo” término de las personas y recursos que en él habitaban). Varios indicadores así nos lo muestran, como por ejemplo la relación inversamente proporcional entre el vital acceso al agua y la visibilidad.
Para apoyar esta hipótesis de trabajo vamos a tomar a modo de ejemplo, y siempre teniendo en cuenta la comparación con otros yacimientos del contexto y entorno peninsular, la red de castros y torres detectada en el alto Valle del Iregua (La Rioja, España).
En ella vamos a observar cómo en un contexto de creación, uso y abandono circunscrito exclusivamente a la segunda mitad del siglo VII/inicios del s. VIII d.n.e., los poderes locales no aparecen como los artífices del ordenamiento de este sistema de organización territorial basado en castros y en torres de vigilancia/transmisión de señales. Por el contrario, creemos que el poder central del reino de Toledo sí adquirió un peso predominante en ese interés por el intento de control interno de ciertos espacios por medio de la supervisión de las vías de comunicación que los atravesaban.
Así pues, estas fortificaciones entendidas como herramientas de gestión territorial, se encontraban enclavadas en pasos angostos de desfiladeros y ríos (denominados clausuras). En ocasiones concebidos como espacios secundarios en la actualidad o periféricos desde una óptica urbana, jugaron un peso relevante en la configuración de los espacios de poder de las muy diferentes regiones que compusieron el reino de Toledo.