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El Divan A La Escuela PDF Deceducantdo

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El diván a la escuela

Eduardo de la Vega

El diván a la escuela
psicopolítica y subjetividad
Índice
Gutman, Yael Frida
Genuino / Yael Frida Gutman; dirigido por Javier Lamónica. - 1a ed. -
Ciudad Autónoma de Buenos Aires: Ediciones Deceducando, 2020.
187 p. ; 22 x 15 cm.
Prólogo (por daniel brailovsky) ......................................... 15
ISBN 978-987-47244-1-0 Introducción ................................................................... 21
1. Narrativa Argentina. 2. Literatura Americana. 3. Novelas. I.
La neurosis de la escuela ......................................... 21
Lamónica, Javier, dir. II. Título. Estado de excepción ............................................... 22
CDD A863 La inclusión ........................................................... 23

Primera Parte: Psicoanálisis y psicopolítica

Capítulo Primero:
El psicoanálisis en la cultura ............................... 27
El diván para todos ........................................... 29
Director de la colección: Javier Lamónica
¿Freud apolítico? .................................................... 32
El reverso de la política ................................... 34
© 2020, Ediciones Deceducando El psicoanálisis público… ¿Un mito? .................. 38

Capítulo Segundo:
El sujeto interior ................................................. 41
La renuncia del sujeto ...................................... 44
El descubrimiento de la subjetividad ................... 47
Los hijos bastardos de la edad moderna ............ 48

Segunda parte: La escuela como rehén

Capítulo Primero
Encrucijadas de la escuela ................................... 55
Diseño de tapa: Leandro Kaus El sueño de igualdad ........................................ 57
Diseño de interior: Alejandro Juárez La cruzada por la inclusión .................................. 59
Los excluidos ................................................... 60
Política del nombre .......................................... 63
Queda hecho el depósito que marca la Ley 11.723
Editado en Argentina

7
Capítulo Segundo: Cuarta parte: ¿Cambia la escuela?
Pesadillas de la Alteridad . . . . . . . ............................. 65
Elogio del Otro . . . . . . . . . . . . . . . . . . . ............................ 65 Capítulo Primero:
La pesadilla europea . . . . . . . . . . . . ............................. 67 Premisas de libertad ............................................ 109
Los sueños de la periferia . . . . . . . . . ............................. 70 Políticas de la igualdad .................................. 110
La restauración neoliberal . . ............................. 73 El crepúsculo de las palabras .............................. 112
Arqueología de la identidad ............................ 114
Capítulo Tercero:
La escuela como rehén . . . . . . . . . . . . . ............................ 75 Capítulo Segundo:
Maestros y médicos . . . . . . . . . . . . . .............................. 75 La escuela especial
El dogma profano . . . . . . . . . . . . . . . . ............................. 78 La estrategia del olvido .................................. 117
El filósofo . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . ............................. 78 Las razones de la teoría ................................... 118
Las neurociencias . . . . . . . . . . . . . . . . ............................. 79 Las razones de la gestión ................................. 119
El psiquiatra . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . ............................ 81 Prácticas de libertad .......................................... 120
El estado de duda . . . . . . . . . . . . . . . . ............................. 82
El crimen perfecto . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .............................. 83 Epílogo .......................................................................... 125
El estado de culpa . . . . . . . . . . . . . . . . ............................ 84

Bibliografía .................................................................. 131


Tercera parte: La comunidad emancipada

Capítulo Primero:
Ironía y emancipación . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . ............................. 91
Política de la estética . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .............................. 94

Capítulo Segundo:
El agotamiento del nombre . . . . . . . . . . . . ............................ 97
Escepticismos . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . ............................ 98
Filosofía y antropología del nombre ......................... 101
Metapolítica . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . ............................ 102
La capacidad de reinventar las vidas ...................... 105

8 9
“Hoguera de estupor en que mi sed ardía
dulce Jacinto azul torcido sobre mi alma”

Para Floriana
Agradezco a mis compañeras y compañeros del equipo de la
Escuela Especial de Firmat, por la colaboración, el compromiso y el
cariño de todos estos años. Sus aportes han tenido un valor y una
trascendencia que deseo, pueda expresarse en estos textos.
PRÓLOGO

ANTESALA DE LA LECTURA
por Daniel Brailovsky

Leer con un lápiz en la mano. Subrayar, plácida o compulsivamen-


te, como aquél personaje del cuento de Fabio Morábito, el subra-
yador compulsivo, que reescribía los libros con sus marcas mientras
los leía.1 Pasar página tras página y experimentar la sensación de
estar caminando por los anaqueles de una biblioteca seductora, pla-
gada de referencias que —me prometo, me aseguro— seguiré algún
día, más pronto que tarde, como lo ha hecho Eduardo al componer
esta obra. Esta ha sido la sensación de mi lectura de El diván a la
escuela, un texto de pincelada corta, multicolor, barroco y también
algo enigmático. De esos textos que muestran y guardan, como gus-
taba decir Alicia Fernández de la buena enseñanza, que ni mezquina
negando algo, ni encandila mostrando todo. Me recordó a Deligny,
y hasta me trajo cierta resonancia nietszcheana en el estilo abierto,
casi aforístico. Un libro, diría, para abrirse el apetito de las cuestio-
nes que aborda, y para seguir leyendo después.
¿Pero de qué habla? ¿Qué preguntas trae? En síntesis, yo diría
que este libro transita una serie de asuntos que rodean la cuestión
de la discapacidad, la psicologización del pensamiento educativo (y
tal vez cierta post-psicologización) y de los avatares de una escuela
que se busca en las subjetividades contemporáneas, que no termi-
nan de hacerse en ella un lugar, ni viceversa. Pero mi lápiz se ha
detenido en algunos puntos, y quisiera compartirlos aquí, aprove-
chando este privilegiado espacio que se me ha cedido para recibir a
los lectores, tomar su abrigo, mostrarles la puerta y convidarles con
una copa de hospitalidad.

1
Morábito, Fabio (2014). El idioma materno, México: Sexto Piso.

15
En primer lugar, la cuestión de lo singular y lo común, del la locura, la escuela. Me gustaron especialmente la recuperación de
todos y el cada uno, o como lo llama Carlos Skliar, de la cual- los modos de recepción social de la cuestión de la discapacidad en
quieridad y la cada-unicidad con la que venimos y nos vamos del otras épocas históricas, analizando por ejemplo los espacios que se
mundo.2 Lo singular, nos dirá Eduardo, obscurece lo común, el brindaba a la cuestión en los medios gráficos, donde se recupera la
cada uno invisibiliza al todo y lo privado sobresale ante lo público. figura pintoresca del consultorio epistolar de ciertos diarios y revis-
Así, cierto reflejo de inserción del uno en el todos (¿pero qué uno tas, donde el público escribía contando sus problemas y recibían
y qué todos?) traza demarcaciones confusas, injustas, absurdas, pa- consejos e interpretaciones, algunos chismes biográficos de Rous-
radójicas. Leyendo el modo en que este libro propone abordar esta seau, como medio para alumbrar las subjetividades emergentes de
dicotomía aprendí que la cuestión tiene raíces profundas, que se la modernidad y el rastreo del actual multiculturalismo de la escuela
hace de la reaparición de muchos otros debates antiquísimos, que en los Estudios Étnicos.
no son sólo ni principalmente escolares. El psicoanálisis, en tercer lugar, aparece como un fantasma
Los sujetos asisten a este esfuerzo de “todizar” a cada uno, y las recurrente, como un paisaje inevitable, como un amigo traidor y
“bondades del diván” llegan a la escuela, con toda la jerga del mul- traicionado, pero amigo al fin y desde siempre. Los “nuevos pas-
ticulturalismo, la inclusión, la integración, la diversidad y el resto tores de almas”, sin embargo, no son tanto los psicoanalistas sino
del diccionario de términos que, relevándose reforma tras reforma, los mercaderes de la felicidad, del cerebro, de las emociones. Pero
pueblan nuestro vocabulario pedagógico. Por eso, los personajes que el psicoanálisis, como ciencia consagrada a la subjetividad, abre a
emergen de esta biblioteca son maestros, sí, pero también médicos, algunos de esos caminos que luego se esforzará por desmentir. En
psicoanalistas, psicomotricistas, terapistas ocupacionales, musicote- alguna parte del texto se habla de la escuela como tierra de misiones,
rapeutas, maestras integradoras y especialistas de toda calaña. donde los primeros misioneros fueron los maestros (herederos de
Una segunda cuestión tiene que ver, como anticipaba, con el jesuitas y franciscanos) que dieron continuidad a la profesión de fe,
anclaje histórico de los problemas aquí tratados. Hace diez años, en pero desde un laicismo con resonancias sacras. Ahí está el templo del
su genealogía de la educación especial, el autor había trazado la his- saber y todo el abanico de metáforas religiosas. Tras el maestro, dice
toria de un ámbito (la educación especial, signado como el cofre de Eduardo, ingresó el médico con sus renovadas promesas de orden
la anormalidad, destinado a los niños que no conseguían adaptarse higiénico, siempre exterior, siempre orgánico. Será el psicoanalista
al sistema educativo) y analizaba los cambios que esa lógica sufrió el que alumbrará el interior, la sensación, lo oculto. Y desde allí, se
durante la segunda mitad del siglo XX y el comienzo del XXI.3 Aquí llega al siguiente punto que me interesa subrayar: el discurso para-
se retoman y se amplían algunas de esas hipótesis, donde aparecen dójico de la inclusión.
personajes de otros tiempos y se hilvanan los puntos de contacto, Nos dice el autor: “el reclamo de inclusión formulado a la
como se dice aquí, entre la historia, la política, la (a)normalidad, escuela desvía la mirada y detiene los reclamos justos, mientras de-
creta la inocencia de la fábrica de espantos junto a sus estrategias del
2
Skliar, C. (2011). Diez escenas educativas para narrar lo pedagógico entre lo miedo y la disuasión”. Y es que las críticas a la homogeneización de
filosófico y lo literario. Plumilla educativa, 8(2), 11-22.
la escuela sarmientina, a la idea de “fabricación en serie” de la vida
3
de la Vega, E. (2010). Anormales, deficientes y especiales: Genealogía de la Edu- escolar (piénsese en la escuela-fábrica de Tonucci, por ejemplo, un
cación Especial. Noveduc.

16 17
emblema de esa crítica o en la picadora de carne del film The wall) demasiado “aplicables”, esta cuestión aparece como un haz de luz
ha abierto el camino a un discurso redentor de las diferencias y la sobre una discusión que viene teniendo lugar en voz alta en las últi-
diversidad, pero que no está en absoluto libre de mácula. mas décadas: la cuestión de la escuela especial y sus posiciones, sus
Aunque la idea de diversidad haya sido acuñada para romper capacidades de alojar, sus sujetos, sus encuentros y desencuentros
la igualdad forzosa de la homogeneización escolar, en nuestros días con la escuela común. El mandato inclusivo, nos dirán estas pági-
deviene en diferencialismo discriminador: la escuela es el lugar de nas, “comienza a descubrir su otra cara, velada y denegada. El mal-
la normalidad desde el que se integran, se incluyen y se toleran a trato, en las condiciones ficticias de una inclusión que no incluye a
los diferentes, a los diversos, esas “tribus de diferentes”, idénticos nadie, devasta las subjetividades y eterniza el padecimiento extremo
entre sí, idénticos a las marcas que los estigmatizan como diferentes de una infancia en estado de excepción”.
(ya sean negros, mujeres, homosexuales, discapacitados, indígenas Hasta aquí esta antesala del libro, hasta aquí esta invitación
o inmigrantes, da igual) pero disidentes eternos de la normalidad a pasar. Me queda por decir algo sobre el autor, que sintetizaré en
hegemónica del espacio escolar. tres imágenes. La primera, la del viajero, pues Eduardo de la Vega
Diversidad, entonces, es abanico de identidades, de destinos, vive lejos de mi casa, pero a pesar de ello, nos vemos y hablamos
pero también es, muchas veces, un eufemismo amargo. Este libro seguido, porque desde su Firmat, irradia encuentros e inventa es-
da cuenta de esas discusiones, que no son ni de lejos “meramente pacios todo a lo largo del país, habilita voces, reúne colegialida-
discursivas”. En su ligazón confusa con las desigualdades y las ex- des, hospeda conversaciones. La segunda, la del anfitrión, pues sus
clusiones, además, la diversidad como valor positivo se ve aún más iniciativas suelen tener como denominador común la reunión de
problematizada. En la voz del libro: “(…) la palabra ‘inclusión’ se amistades alrededor de cofradías potentes, muchas veces inolvi-
ha convertido en el núcleo simbólico de las letanías que circulan dables. Y finalmente, la generosidad de su palabra, de su voz y su
religiosamente por la educación en América Latina. Su eficacia ha escritura, esa voz de deportista quieto, esa voz con estatura. Agra-
permitido recubrir y luego expulsar de la política de la escuela las decido por las tres cosas que se reflejan en el libro, los dejo a solas
ideas de igualdad y justicia”. con la lectura, o como diría nuestro amigo común Carlos Skliar,
La escuela, mientras tanto, asiste a estos avatares de lo huma- los dejo un poco en paz.
no desde una demanda de protagonismo que ni acepta ni rechaza,
ni se ajusta ni se escabulle. “El mundo excluye mientras le pide a Daniel Brailovsky
la escuela que incluya”, y las gramáticas escolares no se identifican
ni con las gramáticas de exclusión social reinantes ni con espacios
totalmente nítidos de resistencia que, aunque existen, no se consti-
tuyen en lógica regulatoria.
El quinto y último punto que deseo compartir desde mis su-
brayados es lo que Eduardo llama “fundamentalismo de la alteri-
dad”, y se traduce en el mandato de: “todos a la escuela común”.
En un libro que elude los territorios prescriptivos o las propuestas

18 19
INTRODUCCIÓN

La neurosis de la escuela

Luego de ser acusada por el bajo rendimiento de los alumnos, la


escuela vive en estado de culpa. El maestro, ignorante eterno, con-
denado a deambular por los laberintos de la formación permanente,
deberá recitar, entre resignado y molesto, a Deleuze y a Rancière.
En aquella encrucijada, una neurosis obsesiva se apodera de la
escuela. El psicoanalista ofrecerá allí su escucha para suplementar al
filósofo. El psiquiatra, la terapista ocupacional, la neuroeducadora
completarán un cuadro extraño. Entre ellos y los fundamentalismos,
el maestro queda desorientado, perdido, sin aliento.
En los nuevos escenarios devastados, la escuela sueña con los
especialistas en el aula. Allí, el dolor de existir, la confusión de los
cuerpos o el terror psíquico de la infancia en estado de excepción
avanzan, inexorables. La invocación al especialista traduce un encar-
go preciso: “ajustar” al niño a las condiciones dramáticas del contex-
to. La escuela comprende cómo la falta de trabajo, la miseria, la gran
fractura que transformó el paisaje social están estrechamente vincu-
lados con el sufrimiento de los niños. Sin embargo, los reclamos no
son políticos, no piden trabajo o justicia sino a los psicólogos y sus
colegas, sin duda, especialistas del sufrimiento.
El dolor extremo deberá curarse en la intimidad del consulto-
rio o en el gabinete de la escuela. Antes que a la reconfiguración de
los vínculos sociales, la apelación es a un trabajo sobre sí mismo, en
la soledad de una relación, eso sí, privilegiada, con el Otro. Rehén
de los especialistas, el maestro insiste, resiste, a veces claudica, otras
recrea, reinventa como la vida y sus posibilidades, múltiples, contin-
gentes, siempre novedosas, sorprendentes.

21
Estado de excepción para no hablar del Estado de excepción, la exclusión generalizada,
la vida desnuda.
En El uso de los cuerpos (2017), Giorgio Agamben retoma la ex - La neurociencia junto a la industria de medicamentos domina
ceptio como fundamento constitutivo de la máquina biopolítica de sin duda la biopolítica de la supervivencia. Los nuevos oráculos de
Occidente. La cesura originaria introducida por la ontología pri- las profundidades, psicoanalistas también, brillan en el teatro del
mera, deja afuera de la ciudad a la nuda vida, la vida desnuda, no Otro, la escuela incluida.
calificada políticamente. Presente en todas partes, aquello que era
el fundamento de la Soberanía se ha vuelto la forma de vida domi-
nante. El estado de excepción vuelto normal se sirve también, entre La inclusión
muchas, de las ideologías médicas, como forma de control político:
Obsesionada por la alteridad, en tiempos intoxicados de neolibera-
La propia separación de la vida desnuda, que el lismo, la escuela revisa su pasado y cambia sus emplazamientos. Los
soberano podía operar, en ciertas circunstancias, so- especialistas del sujeto interpretan la encrucijada y orientan al maes-
bre las formas de vida, ahora es realizada de manera tro. Una generalizada misión redentora constituye la clave de bóveda
compacta y cotidiana por las representaciones pseudo- para entender las transformaciones de la escuela en las últimas dos
científicas del cuerpo, de la enfermedad y de la salud y décadas. La redención de las alteridades, promovida por el filósofo,
por la medicalización de esferas cada vez más amplias progresó de la mano de la inclusión bendecida por los organismos
de la vida y de la imaginación individual. La vida bio- internacionales. Junto a las redenciones y reconocimientos, serán
lógica, forma secularizada de la vida desnuda, que con prometidas también la libertad y la emancipación. Los nuevos nom-
ella comparte la indecibilidad y la impenetrabilidad, bres reconfiguran los axiomas para iluminar las palabras y las cosas.
constituye así las formas de vida reales literalmente en Inspiran también los espíritus y orientan las experiencias, mientras
formas de supervivencia, quedando intactas en ellas exhuman, especialista mediante, el sentido profundo de la realidad.
como la oscura amenaza que puede actualizarse de re- En las antípodas del viejo misionariado, la nueva cruzada será
pente en la violencia, en la extrañeza, en la enferme- impulsada por UNESCO con el aval de la Academia. La escuela del
dad, en el accidente (Pp.136). continente se entusiasma con la inclusión y la alteridad, mientras
reniega, convencida, de la vieja arquitectura fundacional.
Estamos aún en el ámbito de la biopolítica. No obstante, La inclusión será declamada en toda el sur periférico. Neoli-
es necesario advertir allí la eficacia de la gran invención de Occi- berales como populismos insurrectos harán suyas las premisas; los
dente, no considerado por Agamben: la comedia de la Alteridad. primeros, en tanto son útiles a algunos requerimientos de doctrina,
La liberación del esclavo disfraza la ex - ceptio e introduce, en gran los segundos porque coincide con el axioma de la igualdad. La pro-
escala, la farsa de la emancipación. Mientras desactiva los disensos, mesa, no obstante, debía ser cumplida. Cierto fundamentalismo
al menos hasta la revuelta del Islam, Occidente habla de Alteridad vela porque así lo sea mientras lanza la consigna del “todos a la

22 23
escuela común”. El totalitarismo de la inclusión esgrime un iguali-
tarismo extremo: las experiencias de dolor psíquico de una infancia
en estado de excepción no constituyen problemas sino diferencias
en los modos de vida, alteridad, pura diversidad.
De allí su desprecio a la escuela especial. Evocando a las an-
tiguas lapidaciones, la cruzada solo aspira a su desaparición. Co-
lombia, quien eliminó la escuela especial por decreto, será invocada
como el ejemplo a seguir. La eliminación de la escuela especial jun-
to a las premisas de calidad constituyen prioridades, junto a otras,
del programa neoliberal. Ambas satisfacen los requerimientos de
racionalidad del gasto público; la segunda pretende además resta-
blecer, tras la noche de San Juan, las jerarquías y las estirpes.
Primera parte
La calidad pone en jaque a la inclusión. La incorporación de
todos conspira contra el mérito, que siempre va de la mano, lo sa-

Psicoanálisis y
bemos, de los privilegios. El sueño de los iluminados va en contra,
en apariencias, del fundamentalismo de la inclusión. Sin embargo,

psicopolítica
no siempre se oponen; las escuelas privadas han sido las primeras
que se destacaron en aceptar en sus aulas a niños con discapacidad.
La ecuación es simple, la discapacidad con privilegios po-
drá integrarse en las aulas privadas, del mismo modo que dispon-
drá, contrato mediante, de los mejores estímulos, psicoanálisis y
orientación.
Esta discapacidad contrasta con la otra, la que acompaña o
es acompañada por la pobreza o la miseria. Bio y Zoe, nuevamente
delimitadas y separadas.

24
Capítulo Primero

El psicoanálisis en la cultura

Luego del giro multicultural y su generalizada vocación por las


subjetividades, la escuela renueva sus referencias. Cierta devoción
por las profundidades del alma y una apasionada recurrencia por
el sujeto sustituyen al antiguo misionariado y sus obsesiones por
la norma.
La devaluada figura del maestro retrocede ante los nuevos
referentes: el psicólogo, el psicoanalista y toda su gama de colegas.
El maestro sueña con los especialistas en el aula mientras la cruzada
por las diferencias y sus inclusiones alienta aquella ilusión.
La incomodidad ante las comunidades y los agrupamientos
deviene en una recurrente insistencia en la subjetividad. Lo singular
obscurece lo común, el cada uno invisibiliza al todo, lo privado so-
bresale ante lo público. En el paisaje confuso de la escuela inclusiva
una psicopolítica del inconsciente traza las nuevas demarcaciones,
distribuye las habilitaciones y reconstruye las identidades.
Las bondades del diván llegan a la escuela de la mano de
la cruzada multicultural: maestra integradora, psicoterapistas, psi-
comotricistas. Con el acompañante terapéutico el sueño deviene
realidad.

27
Los anhelos reaparecen tras una desapasionada e incómoda francés, pasaron por incorporar el léxico revulsivo a las retóricas pú-
vigilia. El psicoanalista, luego de su irrupción temprana de la mano blicas para mantener encendidas (en la escuela, en la universidad, en
de la pedagogía terapéutica, había sido despedido cuando el maestro los sindicatos) los relatos de la subalternidad.
aseguró su hegemonía y retomó el control de la escuela. Otra vía, muy difundida en nuestros entornos, consistió en
No han quedado huellas de aquel efímero reinado. Se sabe, movilizar al sujeto hacia su promovida libertad, ya no social sino
no obstante, que el psicoanálisis fue practicado en la Argentina, individual. Esa es la vía que aporta el psicoanálisis, en su versión
más allá de su temprana difusión editorial, en ámbitos vinculados universitaria, cuando promete liberar al sujeto de sus significantes
con la escuela.4 Amos o, si se quiere, de la tiranía del inconsciente. La liberación psi-
El normalismo originario, devoto de la norma y los controles, coanalítica en serie mantuvo a los luchadores de la libertad simbólica
conoció desde muy temprano el virus revulsivo. La escuela activa, en eternas batallas privadas liberadas sobre el diván, en una aséptica
de las manos de las nuevas orientaciones filosóficas y psicológicas, soledad de a dos. El sujeto, atormentado por sus fantasmas, se desen-
(gestalt, psicoanálisis, existencialismo), impugnó las coordenadas del tiende de la vida común, preocupado ahora por su deriva simbólica
disciplinamiento. El sujeto sensible y creativo del escolanovismo se y un improbable acceso a lo Real.
distanció abruptamente de los sistemas de control y vigilancias. En
la huella de la escuela nueva y las pedagogías críticas que le siguie-
ron, el multiculturalismo puso en jaque, finalmente, a los cimientos
El diván para todos
simbólicos de la educación. Las singularidades, las diferencias y las
inclusiones terminaron con las viejas obsesiones de la escuela.
La centralidad del sujeto ha sido una recurrencia en la inter-
Hemos señalado ya los efectos de la nueva cruzada más allá
pretación histórica y política en América Latina. Con elaboraciones
de lo imaginario. Tras el grito de igualdad se conocieron los bene-
diferentes, el hilo de la subjetividad recorre sucesiones y geografías,
ficios de la rebelión o la emancipación cuando se las administra de-
enhebrando matices y particularidades sobre un fondo común de
bidamente. Las formas de la desactivación, conocidas desde el mayo
sentido. Sarmiento, en su Facundo, inauguró una psicopolítica de
4
La fundación de un ámbito destinado a la infancia anormal —la educación la historia, a través de un modelo que interroga la personalidad del
diferencial— debe mucho a aquellos pioneros. El psicoanálisis, junto a la psico- caudillo para descubrir las condiciones psicológicas que le permitie-
terapia y la orientación psicológica de grupos, fue ensayado en las instituciones ran conducir y gobernar.
diferenciales antes de su ulterior consagración en el ámbito de la vida privada y su
definitiva orientación contractual. El texto de Sarmiento indaga también, junto el arquetipo del
Más allá de sus actividades misioneras, los fundadores de la escuela diferencial caudillo, las características de las masas argentinas. Facundo, Rosas,
estuvieron interesados en la búsqueda de una tecnología renovada que los aleje, constituían la conjunción del instinto, el impulso y la pasión con la
tanto de las viejas prácticas alienistas como de la psiquiatría de la degeneración.
genialidad y la locura. El genio y la pasión del caudillo representa-
Junto al núcleo duro de la psicología diferencial, el psicoanálisis su ubicó en el
centro de la escena e inspiró, prácticamente la mayoría de las referencias. Desde ban la evocación romántica de un pasado, que en conjunción con
el DF hasta Buenos Aires, pasando por Montevideo o Río de Janeiro, el psicoa- la herencia española culta y civilizada, se proyectará en el símbolo
nálisis participó de la promoción, diseño y creación de la educación diferencial. depurado de la nacionalidad.
Cf. de la Vega, E. (2010).

28 29
El bárbaro fue el primero de los rostros de la subjetividad popular del psicoanálisis. Unos años después, la editorial Tor de
anormal. Civilización y barbarie se definieron mutuamente sobre Buenos Aires comenzó a publicar, a un costo muy accesible, la se-
un fondo subjetivo y un contexto de conflictividad. Sarmiento res- rie en diez volúmenes de Freud al Alcance de Todos.
ponsabilizó de las luchas y conflictos posteriores a la independen- Por otra parte, los medios gráficos ofrecieron también un im-
cia, a la dureza de los caudillos y a la naturaleza sumisa del gaucho. portante espacio de difusión. El consultorio epistolar se estableció
Luego de Sarmiento, el corpus psiquiátrico europeo fascinó tempranamente en los medios masivos, especialmente en diarios y
al político y al intelectual. Los textos canónicos de las figuras más revistas. El público, en su mayoría femenino, escribía contando sus
célebres de la generación del ochenta —Ramos Mejía, Ingenieros, problemas y recibía consejos e interpretaciones.
Loudet, Mercante, Senet— trazaron los caminos que conectaron El psicoanálisis fue ensayado también en ámbitos vinculados
la historia y la política con la neurosis y la locura. con la tutela de la infancia. La escuela diferencial, el hogar de me-
La Neurosis de los hombres célebres (1915) constituyó el pri- nores, el gabinete psicopedagógico participaron en la elaboración
mer texto psicopatológico de la Argentina. Ramos Mejía se acerca- de las nuevas técnicas, que pronto cambiarán de ámbito e invadi-
ba allí al modelo utilizado por Sarmiento para desplegar el corpus rán la privacidad.
psiquiátrico, especialmente en su versión francesa, tal como llegaba En la escuela, la psiquiatría biologicista que impregnó los
a la Argentina hacia fines del siglo diecinueve. La insistencia en la discursos y las prácticas desde sus orígenes fue desplazada por una
interpretación que buscaba en la figura de Rosas, y de otros perso- novedosa ofensiva institucional, vinculada al movimiento de la Hi-
najes célebres, centrar la explicación histórica, inspiró hacia prin- giene Mental. Sus representantes, los cuales se destacaban en el
cipios de siglo veinte, la acción política junto al diseño del edificio cuerpo médico escolar, en las cátedras universitarias, en los ámbi-
estatal (educación, justicia, tutela, etcétera).5 tos del alienismo, de la asistencia social y de la psicoterapia, verán
El médico será sustituido luego de la recepción de Freud. El coronar sus esfuerzos con la fundación de las primeras escuelas de
psicoanalista reemplazó al psiquiatra cuando la lógica disciplinar educación diferencial.
comenzaba a desmoronarse y se hizo necesaria una nueva interpre- Con el psicoanálisis, la centralidad del sujeto alcanzará su
tación de la subjetividad mayor densidad e irá a inspirar la nueva interpretación de la cul-
En Argentina, hacia la década del cuarenta, la figura del psi- tura. Las bondades del diván serán invocadas por la escuela, las
coanalista había alcanzado una visibilidad social mucho más exten- instituciones de salud, la justicia, la publicidad, los medios, en
dida que la de la comunidad de especialistas nucleada en torno de definitiva, por una parte considerable, sin duda culturalizada, del
la Asociación Psicoanalítica, creada en 1942 (Vezzetti, 1999). La conjunto social.
biografía que Stefan Zweig dedicó a Freud publicada en Buenos
Aires en 1933 tuvo, un gran impacto y contribuyó en la recepción

5
Ramos Mejía representó la síntesis del intelectual y del funcionario público,
impregnados del poder médico psiquiátrico que colonizó a la mayoría de las insti-
tuciones públicas hacia fines de siglo diecinueve.

30 31
¿Freud apolítico? un mundo sin corazón, espíritu de una época privada de espíritu,
opio del pueblo...”.7
No es necesario citar a Foucault o Baudrillard para interrogar
La eficacia política del psicoanálisis ha sido una interrogación re- la teoría represiva. Basta simplemente constatar cómo han sido le-
currente del freudismo, del marxismo y, más recientemente, en vantadas todas las represiones, derribados los tabúes, reconocidos los
ámbitos vinculados al pragmatismo y al posestructuralismo.6 Con- derechos y sancionadas las leyes, mientras nada ha cambiado en el
vine comenzar recordando el freudomarxismo, cuya vitalidad en ámbito político —o sí, pero algo muy distinto a la revolución espe-
los años sesenta declina finalmente hasta agotar su originalidad y rada— luego de la liberación sexual.
productividad. Quizá deberíamos recordar aquí la advertencia de Richard
El psicoanálisis fue incorporado por los fundadores de la teo- Rorty sobre la imposibilidad de reconciliar la filosofía ironista con el
ría crítica para analizar el deseo inconsciente de las masas, sus anu- historicismo sociológico. La primera corresponde al ámbito privado
mientras que el segundo reivindica su lugar sobre lo público; entre
damientos con la economía y la política como también su impacto
ambos hay inconmensurabilidad, oposición, más allá de su validez.
en el ámbito de la cultura. El deporte junto al cine y la música (con
Una concierne al ámbito privado, al sujeto, a su deseo de autono-
mayor peso y elaboración) estuvieron presentes en el programa de
mía, el otro a la vida pública, política y a los deseos de justicia y
Frankfurt, que interrogaba la experiencia del fascismo junto a la
emancipación social. Una no conduce necesariamente al otro.
eficacia de los medios y la nueva gramática cultural. Con Marcuse,
El deseo del ironista busca redescribir los relatos que le ante-
las primeras elaboraciones de Adorno y Horkheimer se desplazaron
ceden, inventar un nuevo lenguaje, crear una versión singular del
hacia Freud.
mundo, reinventarse. El pensamiento ironista, donde sobresalen
El concepto freudiano de represión sedujo a los desencanta- Freud, Heidegger y Derrida, no persigue la verdad del hombre, su
dos marxistas de la teoría crítica para volver a pensar aquella famo- esencia, sino la pregunta sobre su historicidad azarosa, contingente;
sa sentencia de Marx: “suspiro de la criatura desdichada, alma de sobre las marcas ciegas que determinan una vida, los encuentros que
la preceden y las posibilidades que allí subsisten.8
6
En los últimos años, uno de los debates de mayor trascendencia sobre las virtudes Ahora bien, junto al ironista, existe otra forma de historicismo
políticas de las obras de Freud, Deleuze, Derrida, etcétera ha tenido lugar entre los
interesado en la justicia y la solidaridad social más que en la creación
representantes del nuevo pragmatismo norteamericano y los partidarios de la de-
construcción. Richard Rorty y Jacques Derrida han estado en el centro de dichos de sí. Marx, Dewey, Habermas, entre los más destacados, se esfor-
debates. Sus obras, que comparten el rechazo de una concepción fundamentalista
7
de la filosofía aunque mantienen diferencias importantes entre ellas, han dado La teoría represiva veía en las represiones sexuales promovidas por la moral bur-
lugar a una controversia de gran relevancia sobre la posibilidad de la democracia, y guesa un obstáculo para la revolución social. Toda la empresa freudomarxista con-
sus implicaciones políticas y filosóficas. Decontrucción y pragmatismo (2005) com- sistía en articular el marxismo y la liberación psicoanalítica para terminar con la
pilado por Chantal Mouffe, reproduce el debate que sostuvieron Derrida y otros alienación.
8
decontructivistas célebres, como Simon Critchley y Ernesto Laclau, con Rorty, en Rorty sitúa el pensamiento ironista en la línea del historicismo y de la filosofía
un simposio en el Collège International de Philosophie de Paris, el 29 de mayo del lenguaje posterior a Hegel y Wittgenstein. Para el historicismo la verdad es
de 1993. algo que se construye más que algo a hallar.

32 33
zaron por “hacer que nuestras instituciones y nuestras prácticas sean objeto, condición y fundamento de la constitución del Yo, como
más justas y menos crueles.” también de la formación de una masa.
El intento de reconciliación de estos dos tipos de lenguaje ha Jaques Lacan, como se sabe, colocó al corpus freudiano en el
sido una constante en la historia, desde Platón hasta Marx, pasan- ámbito del lenguaje. En El reverso del psicoanálisis (1992), propone
do por la cristiandad y Kant, entre otros, quienes han intentado enhebrar subjetividad y política desde la condición del hablante. No
enlazar el autointerés, la autorrealización, la salvación personal o la se trata sólo de describir las cuatro formas de discurso que hacen po-
autonomía individual con los ideales de justicia, amor al semejante, sible la estructura del lenguaje —el discurso del amo, de la histérica,
el imperativo categórico o la función del proletariado en la historia. universitario y analítico— sino también de trazar una genealogía de
No sería posible, sin embargo, una sociedad ironista cuya “re- las mismas. Lacan hace coincidir el acto de hablar y la relación entre
tórica pública sea ironista”, en tanto no es posible imaginar una cul- el amo y el esclavo, lo cual coloca al psicoanálisis, desde el principio,
tura que socialice a sus jóvenes haciéndolos dudar continuamente en el terreno de la política.
del proceso de socialización del cual son objetos. De allí que, se- Al pronunciar una frase (S1 → S2) el sujeto queda dividido
gún Rorty, sea inherente a la ironía constituir una cuestión privada. entre ambos significantes y se produce una pérdida de goce (objeto
Tampoco es posible, por los mismos motivos, una teoría que unifi- a) al interrumpirse la deriva ad infinitum de la significación (cas-
que lo privado y lo público, el sujeto y lo político, la autonomía del tración). En esa operación, tanto el sujeto dividido que se constitu-
sujeto con la solidaridad social. ye al hablar como el goce que se pierde permanecen no revelados.
No hay lugar para una psicopolítica en el pragmatismo de No obstante, se establece allí un fantasma que no es otro que la
Rorty. Sí parece haberlo en el campo del psicoanálisis, cuando pro- posibilidad del goce, en este caso, el goce del amo.
pone situar el surgimiento del Yo en continuidad con la formación La incompletud de lo simbólico (el significante remite siempre
del grupo. a otro significante) determina la imposibilidad de la verdad como
también del goce. Dicha imposibilidad está en los fundamentos del
sujeto y de la vida colectiva.
El reverso de la política Las formas actuales del lazo social colocan al saber en el cen-
tro de la escena. El lugar del amo, ahora inspirado por la filosofía y
En Psicología de las masas y análisis del yo (1943), Freud elabora un las ciencias, se encuentra legitimado por el discurso universitario, el
esquema para dar cuenta de la constitución de una masa primaria cual no articula otra cosa que una variante de aquél.
(sin institucionalización). “Una masa primaria de esta índole —es- En diciembre de 1969, cuando el eco del mayo francés sor-
cribe Freud— es una multitud de individuos que han puesto un prendía aún a Occidente, Lacan conversa en Vincennes con los estu-
objeto, uno y el mismo, en el lugar del Ideal del Yo, a consecuencia diantes, quienes le lanzan su pregunta: “Lacan, ¿es revolucionario el
de lo cual se han identificado entre sí en su Yo.” (Pp. 110). psicoanálisis?”. La respuesta de Lacan, luego varios cuestionamien-
La identificación, categoría central en la teoría psicoanalítica, tos al psicoanálisis fue:
es descrita por Freud como la forma de ligazón originaria con un

34 35
Si tuvieran un poco de paciencia y si quisieran que Con sus esquemas de los cuatro discursos, Lacan distingue el
nuestros impromptus continúen, les diría que la aspira- discurso del dominio —del amo, en cualquiera de sus variantes—
ción revolucionaria es algo que no tiene otra oportuni- del discurso psicoanalítico. Pero también establece la distancia que
dad que desembocar, siempre, en el discurso del amo. separa a éste del discurso que enfrenta al amo buscando desarmarlo,
La experiencia ha dado prueba de ello. derrocarlo, castrarlo: el discurso histérico.
A lo que ustedes aspiran como revolucionarios, es a En continuidad con la teoría lacaniana, Gérard Pommier pro-
un amo. Lo tendrán (Lacan, 1992, 223).9 puso describir la masa, el grupo, la comunidad, como una formación
del inconsciente. El grupo se forma compartiendo el trazo del Amo,
La ilusión que domina a las ideologías de derecha y de izquier- el cual no es otra cosa que una invención del inconsciente. El Amo
da es la de un saber totalizador, el cual se traduce en la ficción políti- así inventado, es aquél que anuncia una posibilidad de goce y permi-
ca de la satisfacción (Ibídem, 31). Un goce sigue siendo posible, sea te anudar el fantasma que organiza la escena común. La vida política
este el reino de Dios, la comunidad liberal o la democracia socialista.
transcurre de este modo en el escenario de un imposible cuyo calle-
Ahora bien: ¿cómo se produjo este movimiento que condujo
jón sin salida es el mismo que aguarda al sujeto: el síntoma.
al amo a interesarse por el saber? Lacan coloca a la mujer (histérica)
El fracaso del goce, como su posibilidad, queda constatado en
en la posición de fabricar a un hombre, un amo, animado por el
las recurrencias de la historia, el síntoma social. En las miserias de
deseo de saber.
los pueblos, un Amo se sostiene o cae según las circunstancias. En
En el registro histórico ha sido el discurso filosófico quien
las revoluciones, en las revueltas, un nuevo Amo es inventado y la
promovió dicho deseo, cuya vocación por el saber absoluto llevó
a Hegel, “el más sublime de los histéricos”, a mostrar su imposibi- masa vuelve a soñar.
lidad (Ibídem, 36). El discurso psicoanalítico constituye el reverso Ahora bien, ¿existe una forma del lazo social que se funda en
del discurso del amo, en tanto hace surgir la división del sujeto, la las premisas psicoanalíticas? En apariencias el psicoanálisis permite
imposibilidad del goce y del saber. Lo cual tiene sus efectos en la salir de la lógica del amo y el esclavo —cuya dialéctica siempre re-
vida colectiva: novada describió Hegel— e introduce una nueva forma del lazo.
Dicha forma es la de una comunidad ironista y muy poco liberal,
Es esencial recordar esto en el momento en que, al en el sentido de Rorty. Ironista y escéptica, en tanto el psicoanálisis,
hablar del reverso del psicoanálisis, se plantea el lugar según Lacan, coloca en el centro de la vida colectiva a la pulsión de
que tiene el psicoanálisis en lo político. muerte, correlato del goce y de la verdad.
Sólo es posible entrometerse en lo político si se re- Lacan habla de las instituciones que funcionan organizadas
conoce que no hay discurso, y no sólo analítico, que por el discurso del Amo (universidad, religión, etcétera) como tam-
no sea del goce, al menos cuando de él se espera el bién de aquellas inspiradas por el deseo histérico (filosofía, movi-
trabajo de la verdad (Ibídem, 31). mientos revolucionarios), pero casi no habla de las instituciones psi-
coanalíticas. Cuando lo hace, es para señalar su posible inexistencia:
9
Conferencia de Lacan en Vincennes, publicada como anexo del seminario El “Tratándose de la posición llamada del analista —caso poco proba-
reverso de la política (1992) con el título Analyticon.

36 37
ble, porque, ¿acaso hay un analista siquiera?, ¿quién puede saberlo?, Ahora bien ¿tiene el psicoanálisis algo que decir sobre la lógi-
pero teóricamente se puede plantear— lo que ocupa el puesto de ca política más allá de describir esas invariables; o bien sólo puede
mando es el objeto a”10 (Ibídem, 212). También pasa a denunciar, situarse en una posición de exclusión respecto de la política? Posi-
incluso en los grupos lacanianos, un funcionamiento en el regis- ción que bien podríamos caracterizar de metapolítica, excluida de
tro del discurso del Amo. Aquí, Lacan parece coincidir con Rorty lo político pero situando allí ciertas condiciones invariantes sobre la
y el psicoanálisis se acerca más a una experiencia privada que a una constitución de la masa. La institucionalización del psicoanálisis re-
forma de lazo social. Vínculo que irá a ser calificado —retomando produjo, como era de esperar, la dialéctica del amo y el esclavo, en su
la célebre afirmación de Freud sobre educar, gobernar y analizar— variante universitaria, peligro advertido tempranamente por Lacan.
como imposible. La única liberación posible, para Lacan, es la que La célebre frase de Freud pronunciada cuando llega a América
aporta el psicoanálisis, la cual sólo libera al sujeto del efecto mortífero —“Les traigo la peste”— da cuenta de su esperanza, o también de su
producido por su captura en el sistema del lenguaje. ilusión, con respecto a la transmisión del psicoanálisis. La presencia
indiscutible del freudismo en la cultura no se trasluce en una mejora
en la situación social, moral o material.
El psicoanálisis público… ¿un mito?
Hasta el momento, nadie, ni siquiera los psicoanalistas, pue-
den dar testimonio sobre los progresos que trajo la peste. El malestar
El psicoanálisis elabora una psicopolítica en la intersección
en la cultura, por otra parte, parece haber sobrepasado el estatus de
del sujeto y la lengua. Como puede apreciarse, se trata de cierto
malestar. La producción en serie de psicoanalistas, ahora bendecida
escepticismo, al menos en lo que concierne a la lógica de los relatos
por la universidad, desvirtúa las ilusiones del creador. El psicoaná-
y sus promesas de felicidad. Siguiendo a Freud, Lacan señala una
lisis, institucionalizado y normalizado, adaptado para la academia,
inadecuación irreductible que atraviesa la historia y la política. No se
trata, como sostiene Arendt de la inadecuación del mundo moderno acondicionado para uso de todos, parece convertirse en un nuevo
sino del desierto de los signos. No encontraremos en el lenguaje sino mito o religión.
una deriva en la cual el horizonte del significado se desplaza indefi- El mito del psicoanalista, intérprete de las profundidades, pas-
nidamente. tor del alma neurótica, Sujeto de saber, despolitiza, en virtud de
¿Se trata de una posición apolítica, anti política o metapolíti- un amor —el psicoanálisis lo llama transferencia— bloqueado en el
ca? De hecho, el psicoanálisis se preocupa por aquello que es inva- lugar imposible de su devolución.
riable en la constitución del grupo mientras deja de lado los relatos
manifiestos e ideologías que surgen de ellos.

10
Más adelante, mientras conversa con los estudiantes en Vincennes sobre el es-
quema de los cuatro discursos, agrega: “En segundo lugar, el discurso de la histé-
rica. Es muy importante, ya que con esto se esboza el discurso del psicoanalista.
Sólo que, psicoanalistas, haría falta que los haya. A esto es a lo que me dedico”
(Ibídem, 212).

38 39
Capítulo Segundo

En la Europa de los siglos de tránsito entre la Edad Media y la


Edad Moderna se lleva a cabo un proceso psicopolítico, que en
analogía con las transformaciones a nivel económico del mismo
periodo se podría caracterizar como una acumulación inicial
de subjetividad disidente, subversiva, alborotadora; quizá
incluso como fase fundacional de subjetividad sin adjetivos.
Peter Sloterdijk

El sujeto interior

En el corazón de la Antigüedad clásica un doble acontecimiento


alumbraba una novedosa experiencia: la filosofía primera (Platón,
Aristóteles) y la democracia ateniense acompañaron el nacimiento
del sujeto interior y sus tecnologías del cuidado y el conocimiento
de sí. La preocupación por uno mismo, central a lo largo de toda
la pedagogía griega, demanda un saber de sí y una práctica consus-
tancial, por medio de los cuales se profundiza la experiencia de la
interioridad, acompasada por un movimiento dialógico que estiliza
la existencia.
Los diálogos de Platón han sido centrales en la invención
antigua del sujeto y sus procedimientos de saber, en especial, el
Alcibíades, considerado el Arche del legado metafísico. Allí encon-
tramos la clave del ocuparse de uno mismo (epimelēsthai sautou)

41
junto al conocimiento que conlleva dicha preocupación. La tarea Junto al sujeto interior de la antigüedad clásica surgía una
principal del cuidado de sí es el ocuparse por el alma, más por su psicopolítica: la educación a través del diálogo platónico preparaba
actividad que por su sustancia. no solo para un interior virtuoso sino también para participar en la
El primer paso es el saber sobre el alma, el cual se logra en vida política de la Polis. El sujeto libre, capacitado para controlar
la contemplación especular del elemento divino. En Alcibíades, los excesos y voluptuosidades del alma estaba preparado también
el conocimiento del alma mantiene una relación con la memoria para participar en la vida política.
cuando el sujeto se abre al diálogo en su camino hacia la verdad. El culto griego del epimelēsthai sautou representó el símbo-
En la contemplación divina, el alma descubre las reglas bási- lo que designaba la superioridad de una clase que no se privó de
cas para la conducta y la política. Alcibíades será un buen político proclamarse ante todos como tal. La subjetividad que nace en la
en tanto sea capaz, con la ayuda de Sócrates, de realizar aquella fundación de Occidente encuentra coordenadas precisas en con-
contemplación. A partir de allí la askesis requiere de un trabajo textos políticos, filosóficos y económicos. El sujeto interior, cuya
doble: meditatio y gymnasia son los dos polos de una preparación transformación comenzará pronto con la llegada del cristianismo,
interior que no significa renuncia del yo, como se verá más adelan- es una experiencia de la subjetividad libre de políticos, filósofos y
te con la llegada del cristianismo, sino acceso y asimilación de la propietarios.
Como contraste, la aristocracia griega opuso a su ideal vir-
verdad filosófica.
tuoso, el cuerpo laborioso que concernía a las 4/5 partes de la po-
La meditación es la anticipación imaginaria de una situación
blación de entonces. El trabajo, tanto el de los campesinos, pes-
real y la preparación para reaccionar adecuadamente, mediante la
cadores, pastores, esclavos o libres quedaba descalificado, ya que
memorización de las posibles respuestas. La gymnasia, en cambio,
sólo los hombres ociosos se hallaban moralmente conformes con el
es entrenamiento en una situación real que puede ser inducida ar-
ideal humano y merecían ser ciudadanos de pleno derecho.11
tificialmente: abstinencia sexual, privación física, rituales de puri-
El cuidado de sí y el examen cotidiano de la interioridad so-
ficación, etcétera. bre la conducta relativa a los placeres, los negocios, las propiedades,
No encontramos allí renuncia del sujeto, ni a sus deseos, el trabajo, la salud, ilumina durante los siglos posteriores (periodos
pensamientos o necesidades sino control y un uso adecuado, vir- helenísticos e imperiales) una transformación de las experiencias
tuoso de los mismos. Los placeres del cuerpo (no sólo los placeres de subjetivación, en la cual se radicaliza el retiro hacia el interior.
sexuales) fueron considerados por los griegos, buenos o malos, se- Durante el siglo I y II, la cultura oral que había dominado la
gún el uso que se hacía de ellos. El placer constituía una naturaleza vida política, comienza a ser desplazada por el avance de la escritu-
susceptible de inducir a todo tipo de excesos por lo que debía ser
objeto de control. 11
“La perfección del ciudadano no califica al hombre libre sin más ni más, sino
La relación con los placeres, su dominio, era concebida so-
sólo a aquel que se ve libre de tareas necesarias a las que se dedican siervos, artesa-
bre el modelo de la justa deportiva y la batalla, es decir, como una nos y braceros; estos últimos no podrán ser ciudadanos, si la constitución otorga
relación agonística con uno mismo. De allí la preparación y el en- los cargos públicos a la virtud y al mérito, ya que no es posible practicar la virtud si
trenamiento en el marco del diálogo con el maestro. la vida que uno lleva es de obrero o bracero.” Citado por P. Vayne (1994) Historia
de la vida privada. T° 1. Madrid.Taurus. Pp. 125.

42 43
ra, luego de la complejización de las estructuras administrativas y bre que distingue la experiencia estoica de la askesis platónica.13 Filón
burocráticas. Una expansiva actividad literaria, cuyo objeto es el sí de Alejandría describe los banquetes del silencio y no los banquetes
mismo, adquiere volumen y profundidad a través de una novedosa libertinos con vino, jóvenes, diversiones y diálogos. Se ha perdido,
producción epistolar. con el estoicismo del periodo imperial, el dialogo y los placeres, sus-
La introspección se vuelve cada vez más detallada. La atención tituido ahora por el monólogo de un monje sobre la manera correcta
del sujeto se dirige a todos los ámbitos de su existencia: estados de de interpretar los textos sagrados y su impacto en las conductas.
ánimo, lecturas, labores cotidianas, sentimientos, para luego ser co- La askesis estoica, sin embargo, no significaba renuncia a sí
municados. La carta de Marco Aurelio a Fronto (144 – 145 a-C.) mismo, como introducirá más tarde el cristianismo primitivo, sino
hace alusión, sobre el final, al deber ante el maestro de comunicar el dominio de sí y acceso a la realidad del mundo. Por otra parte, vol-
autoexamen de la conciencia: “Al volver, y antes de darme vuelta a vemos a encontrar allí el examen de conciencia, de un modo abso-
roncar, cumplo mi tarea y le doy a mi maestro más querido un relato lutamente similar al que practica, en otro contexto, Marco Aurelio:
de lo que he hecho durante el día, y aunque pudiera echarlo más de
menos, no podría sufrir más por desperdiciar su enseñanza.”12 Al anochecer —escribe Filón de Alejandría en el
El examen de conciencia era aquí una especie de inspección parágrafo 27— comprueban que su alma está libre del
administrativa, más que un juicio. Las faltas eran simples buenas peso de los sentidos y de los objetos de la sensación
intenciones que se han quedado sin realizar. El examen apunta a y reposándose, ella se convierte en sala de consejo y
ajustar lo que se quería hacer con lo que se ha hecho. No hay juicio tribunal de si misma, persiguiendo la búsqueda de la
moral sobre las malas intenciones. Más tarde, el cristianismo se ocu- verdad (Ibídem, 264-65).
pará de ellas.
Significado del retiro al campo. Transformación subjetiva.
Proliferación de la vida ascética pre cristianismo. Terapeutas como
La renuncia del sujeto servidores de la fe.
13
“Estas escuelas, o sectas, o como quiera llamárselas, propugnan una inversión
Los estoicos espiritualizaron la noción de anachoresis, que hasta en- de valores que va a impregnar paulatinamente a toda la sociedad y que llevará
tonces aludía a la retirada de un ejército o al retiro en el campo lejos directamente al pensamiento medieval; en verdad, al leer el texto de Filón sobre
los Terapeutas, es difícil creer que no se está ya, en tantas ideas y formas, en plena
de las ciudades. Edad Media. Para estas gentes, la esclavitud va a convertirse en el exacto opuesto
Encontramos en un texto alejandrino (Filón de Alejandría, de lo que era anteriormente: los siervos no serán ya hombres a quienes su mismo
2005), la descripción de un misterioso y obscuro grupo llamado los estado señale como inferiores, sino testigos y acusadores mudos de un orden social
injusto, ese orden social que los monjes rechazan mediante su apartamiento. En el
Therapeutae, en la periferia entre la cultura helenística y la hebraica,
seno del convento, el titulo de sirviente, siervo, esclavo, será un título honorable:
consagrado a la vida austera, la lectura, la meditación, la oración y naturalmente, debido a que todos sus miembros son esclavos de Dios, el único
los banquetes espirituales (Agape), donde es posible apreciar el quie- dueño a quien puede y debe servirse sin desdoro. La palabra Therapeutés, en griego,
significa en primera acepción adorador, servidor de un dios. Los Terapeutas son
12
Citado por Foucault (1996, 63). siervos del Ser supremo.”

44 45
Con el cristianismo se produce una inversión radical en la Francesco, quien había iniciado tiempo atrás una vida de penitencias,
askesis antigua mientras se mantiene, no sin una reelaboración pro- se quita toda su vestimenta y reniega de su ascendencia: —“Hasta
funda en cuanto a sus objetivos, el examen de conciencia y el do- hoy te he llamado mi padre en esta tierra; desde ahora diré: ‘Padre,
minio de sí. que estás en el cielo’”—, le anuncia a Pietro Bernardone.14
La epimelēsthai suponía una relación de tipo instrumental y
limitada, sostenida en la capacidad del maestro para guiar al dis-
cípulo hacia el bien y la felicidad. La relación terminaba cuando
los objetivos eran alcanzados. La relación del monje con el abad,
en cambio, es una relación de obediencia total, que abarca todos El descubrimiento de la subjetividad
los aspectos de la vida monástica y para siempre. En la realización
antigua, la obediencia conducía a la autonomía, en el cristianismo,
a una sujeción fundamental y absoluta; lo cual conlleva la renuncia El descubrimiento moderno de la subjetividad, si creemos a Sloter-
subjetiva, central en la experiencia cristiana. dijk, tiene lugar en las ensoñaciones de Rousseau durante su exilio
La renuncia del sujeto estaba precedida por el descubri- en la Île St. Pierre en el otoño de 1765. Luego de su consagración,
miento de una subjetividad culpable. Los malos pensamientos, los tras la publicación del Emilio y la obtención del Premio de la Aca-
demia de Lyon, Rousseau se había convertido en una escandalosa
deseos, las intenciones, no se presentaban en forma directa en la
celebridad. Perseguido, se refugia en la isla casi deshabitada en me-
conciencia sino que debían ser descubiertos. La hermenéutica cris-
dio del lago Bieler, en compañía de su compañera Marie-Thérèse
tiana del pecado acercaba los instrumentos para el desciframiento
Le Vasseur. La escena, descripta en el Quinto paseo, alude a una
—realizado por el sujeto en presencia del confesor— de los deseos
experiencia de libertad que surge de la ensoñación (rêverie): “¿De
y los pensamientos ocultos.
qué se goza en semejante situación? De nada externo a uno, de
El sujeto interior que se descubre en el pecado estará en
nada sino de uno mismo y su propia existencia; en tanto tal estado
condiciones de solicitar su purificación. La exomologēsis (recono- dura, uno se basta a sí mismo como Dios.”
cimiento del hecho), utilizada entre los cristianos de los primeros Dicha experiencia marca el debut filosófico de un concepto
siglos, consistía en el reconocimiento de sí mismo como pecador nuevo de existencia que da a luz al individuo moderno. El sujeto
seguido por el pedido ante el obispo del estatuto de penitente. de la libertad que aquí se presenta no es el sujeto del rendimiento,
Más adelante, durante el medioevo, la exomologēsis será el ritual de tampoco el sujeto de conocimiento, ni siquiera el sujeto político.
purificación que tenía lugar al final de la penitencia, precediendo Se trata, en toda su originalidad, del sujeto inútil que se aparta
la reconciliación. de todas las coerciones de mundo y disfruta de la pura existen-
La escena originaria de la teología mística parece inscribirse cia, despreocupado, sin proyecto alguna, en éxtasis permanente.
en el registro de la exomologēsis tardía: en la primavera de 1207, un Se trata de la rebelión contra la tiranía de la realidad consumada
hombre joven llamado Francesco se encuentra en la plaza de Asís,
14
Giovanni Battista Bernardone, llamado Francesco (pequeño francés) por su
una pequeña ciudad de Umbría. En presencia del obispo Guido II,
padre Pietro, tenía 26 años cuando se presentó en la plaza del mercado de Asís.

46 47
por el mundo moderno que encuentra su máxima expresión en el máticos e igualitarios. Desde aquel atardecer medieval, burgueses,
derecho a la felicidad consagrado por los padres de la Ilustración proletarios, mujeres, negros, homosexuales, indígenas, discapacita-
norteamericanos. dos, ordenaron la historia moderna como temporalidad rebelde que
El sujeto inútil de la libertad moderna procede, no obstante, reivindica la libertad y la igualdad.
de una genealogía inesperada que debe remontarse hasta finales de La modernidad puede ser considerada desde esta perspectiva
la Edad Media. Desde allí se hace necesario investigar sus resonan- como el tiempo del sujeto que aspira a liberase de las tiranías de
cias antiguas. la realidad, de todas sus coacciones, no sólo materiales (bienestar,
seguridad, democracia, etc.) sino también simbólicas (piel, género,
sexualidad, cuerpo, ascendencias).
Los hijos bastardos de la edad moderna La era de la libertad, una vez superada sus primeras fases (de-
mocracia, socialismo) avanza hacia un individualismo progresivo
El homo interior del misticismo tardomedieval guarda con el suje- despreocupado por el espacio común. Allí se justifica el asombro de
to moderno una relación de precedencia. También cierta isomor- Sloterdijk: ¿cómo ligar las comunidades preocupadas por la indivi-
fía: ambos realizan un extrañamiento del mundo en una experiencia dualidad y despreocupadas por la realidad?15¿Cuáles son las posibi-
gozosa. Sin embargo, el místico no se encuentra consigo mismo en lidades de integración, como pretenden cierta sociología, en un es-
soledad, como ocurre en la ascesis del lago, sino en su relación ínti- cenario altamente singularizado?16 ¿Cuáles son las formas de control
ma con Dios. que cohesionan los grandes cuerpos políticos?
Sorprende el surgimiento del sujeto interior en el centro mis- Sin duda, no cabe allí ningún panóptico ni disciplinamiento
mo del gran escándalo tardomedieval, cuando la desobediencia ge- en procura de algo de normalidad. Hace tiempo ya que Baudrillard,
neralizada —tanto en el clero como en la nobleza— de las reglas en diferentes momentos de su obra, propuso olvidar a Foucault y la
monogámicas que habían sido reforzadas por el Papa Gregorio VII, dialéctica de la normalización.
hizo demasiado visibles los nacimientos y las trayectorias bastardas.
La teoría del estrés, no obstante, acerca una repuesta: las so-
La teología mística al concebir una filiación de engendramien-
ciedades actuales existen como tales en tanto son “campos de fuerza
to del sujeto interior en Dios, sin pasar por la procreación paterno/
construidos por el estrés”. En dicha construcción resultan indispen-
materna, creó una alternativa novedosa ante la marea bastarda que
sables los medios, los cuales se ocupan diariamente de ofrecer un
se alzaba en las aguas del clero veteroeuropeo. De allí que los histo-
riadores conciban al siglo pre moderno como “el siglo bastardo”, 15
“… no hay nada más asombroso que la existencia real de sociedades de masas
en el cual materializa el tiempo de incubación —desde Francisco individualistas de tipo occidental, tal y como hoy en día tenemos ante nosotros.
de Asís hasta la teología mística pre reformadora— que prefigura Son asombrosas porque alojan a una innumerable cantidad de individuos con una
las formas modernas de la subjetividad. experiencia subjetiva, caso podríamos decir con una experiencia de la disolución,
A partir de entonces, los colectivos bastardos no han dejado de con una experiencia de la asociabilidad, con una experiencia de la inutilidad feliz”
(Sloterdijk, 2017, 45).
gritar al mundo la novedad, la cual rompe con reglas, ascendencias
16
y jerarquías para invocar la dignidad de los vínculos laterales, rizo- “No hay que dejarse engañar por la integración tal y como la plantean los so-
ciólogos: en el individualismo cada uno es una sociedad paralela” (Ibídem, 45).

48 49
torrente de temas exaltantes e irritantes cuya irradiación permite desorienta, disuade, deja sin aliento al sujeto. En el teatro del miedo,
sincronizar las preocupaciones y el humor social. El miedo, la in- la vida que palpita y estremece al compás de las pantallas queda to-
dignación, la irritación, el sentimentalismo, organizan los temas del mada como rehén, a merced de los nuevos pastores de almas.
debate público que dan cohesión a la sociedad. La función de los Allí sobresalen las ciencias consagradas de la subjetividad. En
medios es provocar al colectivo, creando —de este modo— circuitos primer lugar, el psicoanálisis; junto a él, la nueva Biblia de las comu-
diferenciales cohesionados por estrés social. nidades bastardas, la Filosofía de las diferencias. En carriles aparen-
No es difícil advertir aquí cierta coincidencia con la psicopo- temente opuestos, la última novedad del cientificismo biologicista,
lítica del miedo, descrita por Paul Virilio. La presentación mediáti- la neurociencia.
ca, teatralizada e ininterrumpida de los escenarios de guerra apunta,
antes que a la modelización de la opinión correspondiente a fases
anteriores de las sociedades de masas, a la sincronización de las emo-
ciones —el miedo, el pánico— a escala global.
Mogadishu, Sarajevo, Alepo sobresalen en la larga lista de
la “Ciudad Pánico”, ahora global. Zonas de catástrofe que mues-
tran la devastación urbana, como también New York luego de la
caída del World Trade Center, en un escenario preparado y acon-
dicionado para el show televisivo. La inoculación del miedo en la
sincronización del humor colectivo se aprecia también entre los
fundamentos de las lógicas mediáticas que tensionaron, tras el sur-
gimiento de los recientes populismos insurrectos, la lucha política
en América Latina.
Al llegar aquí se aprecia cómo junto al problema de la cohe-
sión sobresale la pregunta sobre el control de las sociedades singula-
rizadas. No sólo cómo es posible la integración sino también cómo
se ejerce el control, especialmente, tras el agotamiento de las disci-
plinas y la normalización.
La Ciudad Pánico es el escenario en el cual la neurosis de an-
gustia —también llamadas panic attak— se cuentan en escala de
epidemia. La inhibición masiva de la vida ante ese miedo tan inexo-
rable como fantasmal que se filtra entre cada una de las fisuras de
lo real debe concitar también nuestro asombro, al igual que la exis-
tencia cohesiva de las sociedades singularizadas. El miedo paraliza,

50 51
Segunda parte

La escuela
como rehén
Capítulo Primero

Encrucijadas de la escuela

La escuela no es una, no hay solo un rostro de ella, son varios.


Cierta injusticia se desprende de la teoría crítica, incluida la ver-
sión multicultural. Las coerciones y los controles, el disciplina-
miento del deseo, la dialéctica de lo normal y lo anormal son parte,
sin duda, del legado fundacional. No obstante, existen otros ros-
tros, no reconocidos, vinculados, sin duda, al mejor espíritu de la
modernidad.
La razón y la libertad, fundamentos del mundo moderno,
sobreviven aun en la escuela. Tal vez convendría hablar de espec-
tros como lo hace Derrida con el marxismo, espectros que difieren
y contaminan mutuamente. Las ciencias y la técnica, por un lado,
habían prometido la expansión ilimitada del dominio racional so-
bre la naturaleza y la sociedad; la libertad y la igualdad, por el otro,
fueron también fundamentos centrales y leitmotiv de la Revolución.
El ideario moderno trazaba sus disyunciones y sus destinos.
El dominio de la razón condujo al régimen disciplinario, tanto en
la fábrica como en la escuela o la prisión. En pugna muchas veces
con la racionalidad disciplinaria y los controles, el ideal libertario
proyectaba al infinito el espíritu emancipador.

55
¿Por qué espectros entonces? Porque están heridos de muer- El sueño de igualdad
te, la mayoría de ellos, aunque todavía nos habitan. La evidencia
de los fantasmas, su espectralidad, puede rastrearse en aquello que La crítica a la escuela deja de lado los anhelos de igualdad y justicia
aun funciona o parece hacerlo. que inspiraron al sueño moderno de emancipación. Parece nece-
El escenario posmoderno alimenta sus espectáculos y simu- sario realizar un ajuste de cuentas y traer a la escena otros rostros
laciones con la vitalidad de los viejos fantasmas. Los espectros de la de la escuela, experiencias silenciosas de la maestra o el maestro,
modernidad, también del normalismo, habitan un mundo desilu- contracara, por otra parte, del sometimiento. El ajuste de cuentas
sionado y exhausto, intoxicado de agendas seductoras y tramposas, no satisface a ninguna pulsión revisionista sino a la necesidad de
sosteniendo —con mayor o menor eficacia— sus parodias e ilusio- considerar un malentendido que introduce la crítica, especialmente
nes, sus proezas y tragedias.17 con el giro multicultural.
Los espectros se hacen presentes también en la escuela aun- La condena invisibiliza parte de la herencia, aquella que insiste
que no muestran la misma vitalidad. El normalismo recorre aún con la ilusión. Sin duda, se trata de rostros; que se velan, cubren,
las aulas convulsionadas que se disfrazan de multiculturalismo para descubren, transforman y contagian. Las expresiones más sórdidas
conjurar dicha reaparición. La lógica normalista continúa organi- y obscenas aparecen con frecuencia para hacer vanas las promesas
zando la escuela, anima sus viejas obsesiones mientras reactualiza, y liquidar las ilusiones. Ambas sensibilidades, y toda la gama de sus
coloreada y discontinua, la vieja geografía diferencial. claroscuros, balizan la realidad de la escuela: sus mecanismos norma-
Hay más de uno, decíamos, debe haber más de uno, al me- lizadores, selectivos y alienantes; pero también sus utopías humani-
nos localizamos dos. El segundo goza de buena salud aún; tal vez zantes, su deseo, su voluntad, su vocación por la libertad.
no sea un muerto que reaparece sino alguien, o algo más bien, que El olvido del legado civilizador no es un gesto sin consecuen-
resiste a su desaparición. cias; su intención pretende ubicar el origen de la utopía en la ruptura
propuesta, precisamente, por la crítica multicultural. La promesa de
inclusión tendría un punto cero de escritura que coincide con la
reciente introducción en las aulas de la filosofía de las diferencias.
17
En Lógica de las nuevas violencias (2015) vinculé esta espectralidad con las Comienzo absoluto, ex nihilo, a partir de las ruinas dejadas
características que presentan las formaciones de iras anómalas y pre objetivas. por el normalismo. A los estigmas, las malas profecías, los circuitos
Uno de los ámbitos de emergencia de estas nuevas violencias ha sido, desde hace
algunas décadas, el fútbol espectáculo. Tras el olvido de sus genealogías y leyen- y sus destinos debemos sumarle ahora una sospechosa voluntad
das, decíamos, el fútbol industrializado provee de imágenes y afectos a una desa- expulsiva.
pasionada multitud virtual. Allí ya no existe el ritual ni las celebraciones locales; La escuela y su voluntad de excluir, notable inversión. La ex-
la experiencia virtuosa ha dejado paso a los no lugares del deporte transnacional
junto a las violencias anómalas. Relevo de un pasado plebeyo, festivo y local por
clusión, en realidad un invento reciente, no estuvo presente en el
un presente glamoroso y fantástico donde los acontecimientos ya no tiene his- programa de la modernidad. Sí lo estuvo la invención y consuma-
toria sino pantallas. Presencia que se sostiene en la reaparición de sus fantasmas, ción del aparato disciplinario: clasificación y distribución diferencial
que insisten, no terminan de morir, animan el espectáculo maravilloso de un
de los sujetos (buenos y malos alumnos, normales y anormales, sa-
tiempo desaprensivo y colapsado.

56 57
nos y enfermos); la organización y el control del déficit, las anorma- Recientemente, la palabra “inclusión” se ha convertido en el
lidades, las desviaciones; finalmente, el diseño de una temporalidad núcleo simbólico de las letanías que circulan religiosamente por la
indefinida para generalizar las correcciones y los ejercicios. educación en América Latina. Su eficacia ha permitido recubrir, y
La homogeneización significaba colocar a todos bajo el mis- luego expulsar de la política de la escuela, las ideas de igualdad y
mo modelo, pretender que todos se asemejen con el objetivo, ade- justicia.
más de someter, de diferenciar, distribuir mejor, organizar según La insistencia ostensible en la promoción de los relatos liberta-
rangos de individuos. rios, en un contexto de rebasamiento generalizado, desorienta e in-
La modernidad no excluyó, normalizó, integró a todos los moviliza al maestro. Rehén de los especialistas, quienes prescriben el
cuerpos para especializarlos, capacitarlos, aumentar sus fuerzas en vacío de su ignorancia, el maestro reacomoda sus prácticas, examina
términos económicos, a la vez que las disminuye, en términos políti- la encrucijada y vacila, entre su impotencia y su capacidad.
cos. Formar —de eso se trata la biopolítica descripta por Foucault—
sujetos especializados y cuerpos dóciles.
La exclusión no estuvo en el horizonte de la escuela pública.18
La producción de deshechos es un invento reciente, posmoderno,
La cruzada por la inclusión
tardío, extraño a la lógica de la modernidad. El reclamo de inclusión
formulado a la escuela, desvía la mirada y detiene los reclamos jus-
tos, mientras decreta la inocencia de la fábrica de espantos junto a
La escuela no habla de exclusión aunque insista con la inclusión. El
sus estrategias del miedo y la disuasión.
mutismo selectivo le permite alejarse de la maquinaria injusta para
hacerse cargo, con inocencia, de sus desechos. La devastación queda
18
Hacia 1949 la taza de escolaridad en la educación primaria de Argentina era disimulada detrás de la fachada que dibuja, cínicamente, la cruzada
del 94,9 %. Nueve años después ascendía al 103,3 % mientras otros diez países
de la región alcanzaban porcentajes similares. En el mismo periodo, el porcenta- inclusiva.
je de crecimiento de la educación secundaria superó ampliamente al de prima- Sin embargo no nos concierne la inclusión; sí la exclusión. De
ria. El aumento, durante dicho periodo, de la población de 13 a 18 años, dimen- producción reciente, la exclusión no ha sido un tema central para
siona la importancia del incremento de la matrícula secundaria que en varios los sociólogos o filósofos, como lo fue la explotación para Marx o la
países llegó a duplicarse (UNESCO, 1966, 71). Desde entonces, el aumento
de la matrícula de secundario fue sostenido, alcanzando en 2001 en Argentina normalización para Foucault.
una cobertura del 79 % (82 % en Cuba, 75 % en Chile y 71 % en Brasil. (Tasas La situación del lumpemproletariado —hoy sería una figura
de escolarización en el nivel medio. Informe preliminar (Catalá, 2004). Con la paradigmática de la exclusión— es descripta por Marx en términos
obligatoriedad del nivel, en 2006, las tasas de escolarización alcanzaron niveles morales más que políticos, como una déclassé: la clase de los que
superiores al 80 % en Argentina, mientras subían considerablemente las tasas de
transición de alumnos entre la enseñanza primaria y secundaria en toda América rechazan incorporarse a la clase trabajadora o también, de un con-
Latina y el Caribe (es decir, nuevos alumnos que se incorporan a la secundaria junto inasimilable de criminales, vagabundos y viciosos.
y que el año anterior cursaban el último grado de primaria): sólo 4 de 27 países Tampoco interesa a Foucault la exclusión. Solo aparece cir-
con información disponible poseían en 2010 tasas menores al 90%, siendo el cunstancialmente en los confines del poder y las disciplinas como
promedio regional 93,5% (UNESCO, 2012).

58 59
efecto secundario, montada en los mecanismos de normalización, niños, viviendas insalubres, marginales, asociales). El futuro secre-
allí donde una “penalidad perfecta que atraviesa todos los puntos y tario de Estado de Acción Social de Giscard d’Estaing aseguraba
controla todos los instantes de las instituciones disciplinarias, com- entonces que el 10 % de la población francesa estaba en una situa-
para, diferencia, jerarquiza, homogeneiza, excluye. En una palabra, ción de desamparo, miseria y exclusión, lo cual interpeló al socia-
normaliza.” (Foucault, 1989, 188)19 lismo francés y alentó sus políticas sociales. Desde entonces hasta
La descripción del universo disciplinario coloca en primer su ulterior canonización por parte de la Unión Europea, la palabra
plano su carácter productivo: exclusión ocupa, más en la política que en la teoría, un lugar central
para Occidente.
“Hay que cesar —escribe Foucault— de describir No se trata, no obstante, de una falta de teorización. Las
siempre los efectos del poder en términos negativos: obras de Castel, Tezanos, el mismo Bauman están allí para dar
‘excluye’, ‘reprime’, ‘rechaza’, ‘censura’, ‘abstrae’, ‘di- testimonio del esfuerzo emprendido. El Estado de excepción de
simula’, ‘oculta’. De hecho, el poder produce (…)” Agamben otorgó un status filosófico a la exclusión, en la medida
(Ibídem, 198).
en que la integra, como fundamento, en una ontología histórica de
la política y la filosofía.
Sin duda, el poder no ha dejado de producir (no sólo mercan-
Se trata más bien del hecho comprobado acerca de la gran
cías sino también afectos, deseos, sujetos). Ahora además excluye; en
acogida que tuvo la palabra exclusión en los organismos interna-
tanto se desentiende de la vida (la biopolítica). Desde entonces no
cionales, en primer lugar en la Unión Europea20 y más tarde en
deja de acertar la descripción de Agamben; la vida desnuda, que era
20
el fundamento oculto de la soberanía se ha convertido en la forma El Primer Programa de Lucha Contra la Pobreza de la Comisión Europea
de vida dominante. (1975/1980) precisaba las coordenadas económicas de una incipiente exclusión.
Consideraba como excluidos a aquellos con recursos tan escasos (pobres), que
quedaban fuera de los niveles de convivencia considerados como aceptables. El
Segundo Programa de Lucha contra la Pobreza (1984/1988) alude explícitamente
Los excluidos a la exclusión social, y aunque enfatiza también la falta de recursos, amplía su con-
tenido a los de tipo social y cultural, es decir, a todos los mecanismos mediante los
cuales los sujetos puedan permanecer excluidos.
No hubo que esperar a Agamben para saber sobre la exclusión. En No obstante, no será hasta 1991 cuando se fije el término exclusión social en el
1972, el libro de Lenoir, Les Exclus denunciaba la existencia en Programa de la Comunidad Europea para la integración económica y social de
los grupos menos favorecidos (Pobreza 3) y las indicaciones del Observatorio de
Francia de un millón de discapacitados físicos, un millón de defi-
Políticas Nacionales de Lucha Contra la Exclusión Social.
cientes mentales, 1.3 millones de ancianos discapacitados y de 3 a 4 Progresivamente, el término exclusión social se va consolidando en documentos
millones de inadaptados sociales (drogadictos, enfermos mentales, como el Libro Verde y el Libro Blanco (Comisión Europea, 1993 y 1994, respec-
fugitivos, delincuentes, discapacitados, alcohólicos, desempleados, tivamente). En el Libro Verde se enfatiza el carácter estructural de los procesos de
exclusión. El Libro Blanco caracteriza a la exclusión por su dinamicidad y multi-
dimensionalidad; destaca su conexión, no sólo con las situaciones de desempleo y
19
No obstante, debemos hacer notar, la exclusión absoluta no existe en los regí- rentas insuficientes, sino con los problemas de vivienda, los niveles y oportunida-
menes panópticos; si se excluye es para incluir luego en otro aparato disciplinario. des educativas, la salud, la discriminación, la ciudadanía y la integración.

60 61
UNESCO, y de la inmensa utilidad que ha brindado, en el escena- Política del nombre
rio neoliberal, para el diseño en contextos amplios y variados, de las
políticas de inclusión. La cruzada por la inclusión retomaba las viejas obsesiones de la an-
Más tarde, la inclusión iluminará las propuestas de Nacio- tropología y la sociología. La Alteridad fue convocada para declarar
nes Unidas, especialmente en relación al desarrollo económico la redención de las diferencias y alejar a la escuela de la norma. En el
(PNUD) y la educación (UNESCO). Los trabajos de Amartya Sen nuevo escenario multicultural, las nuevas identidades contrastaban
y Martha Nussbaum inspiraron los programas para el desarrollo e con la silueta abandonada del niño ideal. La integración había per-
instalaron en los fundamentos del PNUD las teorías del desarrollo manecido demasiado vinculada a la discapacidad cuando la inclu-
humano y las capacidades, las cuales cambiaron las anteriores pro- sión permitió abrir el abanico y reconocer la alteridad.
puestas centrada casi exclusivamente en coordenadas económicas. La sustitución de la integración por la inclusión, más que di-
Desarrollo, calidad de vida, capacidades, libertad, confluyen cha ampliación, ofrece los beneficios de una estratégica sustracción.
con los pares inclusión/exclusión para denunciar las desigualdades, Sobre los pasos de la discapacidad reconocida, Latinoamérica irá a
las necesidades y las miserias, y proponer políticas de inclusión, recitar el catecismo revulsivo mientras se impone, globalmente, la
empoderamiento y redistribución.
nueva lógica del Capital.
En el ámbito de la educación, UNESCO promovió desde los
En el crepúsculo del milenio, inclusión se convierte en el
noventa, la integración como fundamento de la nueva sensibilidad
nombre de una eficaz represión. La inclusión naturaliza la exclu-
multicultural. Más tarde, la inclusión sustituyó a la integración.
sión, avala el statu quo, a la vez que permite olvidar la generaliza-
Finalmente, la Convención sobre los Derechos de las Personas
ción del estado de excepción y desplazar de la escena la idea de
con Discapacidad, aprobada en el año 2006 en Naciones Unidas,
justicia, lo cual induce —en términos de Badiou— a una cesación
consagró la inclusión, junto a otras categorías como las de desarro-
de la política ligada a ese nombre.22
llo humano y libertad, en tanto fundamentos y referencias centrales
en el ámbito de las políticas sobre discapacidad.21 El discapacitado decora la estampilla de aquella sustitución.
Las luchas minoritarias (discapacitados, negros, mujeres, inmi-

22
Alain Badiou, siguiendo a Sylvain Lazarus y su Antropología del nombre, propo-
21
La Convención sobre los derechos de las personas con discapacidad y su Pro- ne la palabra “obrero” como uno de los nombres simples interior a una secuencia
tocolo Facultativo fueron aprobados el 13 de diciembre de 2006 en la Sede de las intervalar que va de la Comuna de Paris hasta la Revolución cultural en China.
Naciones Unidas en Nueva York, y quedaron abiertos a la firma el 30 de marzo de Nombres como “obrero”, “revolución”, “política”, que no pueden ser descriptos o
2007. Se obtuvieron 82 firmas de la Convención y 44 del Protocolo Facultativo, definidos sino solamente localizados en tanto sitúan una singularidad o “interio-
así como una ratificación de la Convención. Nunca una convención de las Na- ridad”, la cual prescribe una posibilidad, un movimiento de “lo que hay a lo que
ciones Unidas había reunido un número tan elevado de signatarios en el día de su puede haber”. Posibilidad, que para el campo situado del conjunto de estos nom-
apertura a la firma. Se trata del primer instrumento amplio de derechos humanos bres simple parece agotada o suspendida. En relación al nombre “obrero”, Badiou
del siglo XXI y la primera convención de derechos humanos que se abre a la firma coincide con Rancière en el hecho de que la palabra “inmigrante” sirvió para re-
de las organizaciones regionales de integración. Señala un “cambio paradigmático” cubrir —y después para expulsar del espacio de las representaciones políticas— la
de las actitudes y enfoques respecto de las personas con discapacidad. palabra obrero”. (Badiou, 2009, 94)

62 63
grantes, homosexuales) sepultan la guerra de clases mientras se Capítulo Segundo
suspende, o reprime, la crítica global.
De ahora en más, la máquina de desechos sonríe y se ali-
menta —como Cronos insaciable— de sus propios hijos, ahora
reconciliados y multiculturales.

Pesadillas de la alteridad

Convertirse en el corazón de un mundo sin corazón parece ser una


tarea imposible, además de injusta: el mundo excluye mientras le
pide a la escuela que incluya. El pedido distrae sobre otro reclamo,
más justo esta vez, formulado hacia las lógicas económicas y sus gra-
máticas de exclusión.
La comedia del Otro acompaña el pedido. La alteridad obse-
siona a la escuela quien comienza a renegar del ideal pedagógico y su
adecuación a la norma. El Amo libera al esclavo y se libera; redime a
la escuela de su pasado ahora denostado y molesto.

Elogio del Otro

La comedia de Occidente no narra otra cosa que la caída del Amo.


Junto al derrumbe, se disuelven las oposiciones fuertes, los antago-
nismos y las confrontaciones. Las categorías se liberan de las tiranías:
el niño del adulto, la mujer del hombre, el sexo de su prohibición.
Con las jerarquías caen también las especificidades (¿qué es ser un

64 65
adulto?, ¿qué es ser una mujer?... Todo es sexualidad) y se contami- reversión e inversión. La nueva estrategia funciona con otros ins-
nan o confunden los significados. trumentos y objetivos. Encadenamiento o sincronización global de
En un universo despolarizado no existen mapas o si los hay los afectos y las emociones: el miedo o el pánico, que desalientan y
solo representan el desierto. Encrucijada o laberinto de signos, no paralizan, se llevan también nuestras ilusiones de verdad y libertad.
encontramos allí más que desorientación y desaliento. Cuando la La ambición es desmesurada, asegura Virilio, pues se trata de
insignificancia confluye con el sufrimiento, deviene el miedo o el romper el espejo de lo real para impedir, a todos, el discernimiento
pánico que paralizan e intimidan. Intoxican también la relación con entre lo verdadero y lo falso, entre lo justo y lo injusto, entre lo real y
el mundo, interrumpen o corrompe su interpretación. lo virtual. (Virilio, 2011, 44)
La desaparición del Amo es también el fin de la violencia sim-
bólica. Final también de la cortesía y comienzo del reinado del ma-
tón con sus prácticas de intimidación y humillación. En el vacío de La pesadilla europea
las jerarquías se desata la metástasis furiosa de un cuerpo enfermo
que infecta sus propios órganos. Resultado que sorprende; luego de La liberación del esclavo devino, en el mismo lugar de su original
la desaparición de la violencia simbólica, es decir, de la política o celebración, un callejón sin salidas. Europa resigna sus ilusiones de
lucha de clases, surge la violencia cancerígena, intra organismo, gue- humanidad ante las escenas del espanto, donde el sueño multicultu-
rra de pobres contra pobres, hermanos contra hermanos. Los clones ral trajo solo pesadillas.
metastásicos del amo infectan los tejidos del cuerpo que ya no es so- Los sangrientos enfrentamientos político/religiosos, desata-
cial, sólo masa amorfa tras la pérdida de su forma y sustancia. Gue- dos luego del intervencionismo bélico de Occidente, precipitaron
rra civil; no se enfrentan las naciones sino los hermanos. Estrategia la diáspora en el Oriente Medio. En 2016, más de un millón de
brillante, el Amo nos domina desde su propia desaparición. desesperados, en su mayoría católicos e islamitas, entraron a Euro-
Dicha estrategia es la del miedo, su producción fractal a través pa desde Siria, Somalia, Afganistán, Libia e Irak.23
de las pantallas (cibernéticas o televisivas) que repiten minuto a mi- La guerra entre hermanos que desgarra al Islam cae sobre
nuto las imágenes del mal. Pero también en la escuela, el estadio de la atormentada Europa. Dos décadas después de Salamanca, las
fútbol, la calle donde sobresale el matón, cuya lógica retroalimenta, redenciones han dejado lugar a nuevos muros y vallados, físicos o
en feed back mimético, la imagen televisiva en tiempo real. simbólicos.
Estrategias del miedo entonces, alejadas del disciplinamiento
o la normalización. También de la violencia simbólica que fijaba los 23
Paolo Rozera, Director general de UNICEF Italia, declaró en una entrevista que
rangos del sujeto, diseñaba las correcciones y controles, e imponía le hiciera Página 12: “Desde 2015 y hasta el 30 de abril de 2016, han llegado a
Italia 11.648 chicos sin familia, a los que hay que agregar 5099 de los que se han
—tal era su objetivo— la ideología de la normalidad. perdido los rastros porque si bien fueron registrados en los centros de recepción
Ya no interesa la norma, leitmotiv del disciplinamiento y sus cuando llegaron, luego se escaparon porque no quieren quedarse en Italia. Y de
pretensiones de homogeneidad. Tampoco la ideología, instrumen- ellos no se sabe nada más. De ese total, el 93 por ciento tiene entre 15 y 18 años
y provienen sobre todo de Egipto, Albania, Gambia, Nigeria, Eritrea y Somalia.”
to de imposición y encuadramiento pero susceptible siempre de
https://www.pagina12.com.ar/diario/elmundo/4-300601-2016-05-31.html

66 67
Francia, sin duda, representa el síntoma puro de aquella ines- justicia social o la distribución de las riquezas fue materia de discu-
perada reversión. Con más de seis millones de musulmanes (6 % de sión, ni siquiera en la izquierda francesa.
su población), la cuna del republicanismo y los Derechos del Hom- El sueño multicultural europeo palidece tras la guerra en Si-
bre exhibe, en dosis intermitentes y progresivas, la caída ruinosa del ria. El drama de las víctimas que llegan al continente día a día es-
sueño multicultural. timula, junto a la xenofobia, los nacionalismos olvidados mientras
Quizás, las revueltas en los suburbios parisinos muestren con tambalea la unidad de Europa.
claridad la conjunción trágica de la falta de sentido y el horizon- Como reflejo defensivo vuelven las fronteras sólidas. Gran
te obsceno que resulta de la exclusión. Si creemos a Sloterdijk, la Bretaña, luego de la salida de la Unión Europea, anunció la cons-
condena de Nicolás Sarkozy a los revoltosos, a quienes calificó de trucción de un muro en Calais para detener la inmigración desde
canallas (racaille) que debían ser barridos con los cañones de agua de Francia. La UE, temerosa de los rebrotes antieuropeistas, prioriza
alta presión, preanuncia el fin de la “terapia” de integración junto al el refuerzo de las fronteras nacionales (económicas, geopolíticas,
imperativo de la “eliminación sin compromiso”24. militares). Alemania le exige a Turquía que contenga y enfrente a
La descripción muestra también la confluencia y retro-acopla- los sirios.
miento, recién señalados, de los medios con aquellas formaciones de Mientras Europa retorna a los peores estigmas, Estados Uni-
“ira pre-objetivas”. Los medios realizaron durante la revuelta una co- dos insiste con la escalada de guerra. Tras prometer un muro en
lección escénica intensamente atractiva en los lugares precisos (Cli- la frontera mexicana, Donald Trump bombardeó Siria mientras
chy-sous-Bois, Le Blanc Mesnil, Aulnay-sous-Bois, etc.) que viralizó dejaba caer la “madre de todas las bombas” en el interior profundo
el ritual piromaníaco y culminó en un frenesí mimético/mediático, de Afganistan25.
cuando el 7 de noviembre de 2005 ardieron mil cuatrocientos vehí- El sueño integrador devino en pesadilla; un fantasma, que
culos en toda Francia. ya no es el marxismo sino la furia del Islam, vuelve a recorrer la
Como se ha dicho, la tele-realidad no fabrica para nada el vieja Europa. Luego de Thatcher y Reagan, verdaderos padres de
acontecimiento sino que lo desmultiplica indefinidamente al pun- la criatura, Occidente recibe su propia medicina, mientras vacila,
to de industrializar su ejemplaridad (Virilio, 2011, 42). La farsa de desconcertado, ante la nueva encrucijada del mal.
Occidente transmitida en tiempo real modeliza, en todo el planeta,
los afectos, las sensaciones, el pánico; objetivos, ya señalados, de la
actual psicopolítica global.
No sorprende la ausencia de efectos simbólicos, ideológicos o
políticos que se desprendan de la revuelta. Nada, en el orden de la

24 25
“En el plano retórico, parece pre-formulada de manera inconfundible la El jueves 13 de abril de 2017, una bomba de 9.797 kilos fue lanzada desde un
transformación de la terapia social en una eliminación de los superfluos, (…)” avión MC-130 norteamericano, en el distrito de Achin, en la provincia oriental de
(Sloterdijk, 2010, 248) Nangarhar, cerca de la frontera entre Afganistán con Pakistán.

68 69
Los sueños de la periferia La justicia, en términos económicos, era sin duda una con-
dición de posibilidad para avanzar hacia la igualdad, en términos
educativos. Los recorridos, no obstante, no tuvieron las mismas
Ajeno al drama europeo, la periferia pobre continúa hablando de intensidades como tampoco las mismas consecuencias.
inclusión aun cuando comienzan a apagarse las luces más potentes Entre 2003 y 2013, 72 millones de personas dejaron de ser
de las nuevas democracias. Luego de la debacle neoliberal de los pobres en América Latina, mientras en Argentina, 9.8 millones
noventa, los populismos insurrectos de América Latina desafiaron pasaron a integrar la franja de la clase media durante el mismo
el consenso global planteando la inclusión allí donde debía ser período.28 Parece más complejo medir las variables de las transfor-
formulada. maciones escolares que acompañaron a las nuevas políticas y sus
Las promesas de igualdad y justicia social brillaron durante más de cambios paradigmáticos. Volver a mirar, como se ha pedido, per-
una década desde Venezuela, Brasil, Argentina, Bolivia y Ecuador, mite encontrar, junto a las experiencias humanizantes de la escuela
cuando la política reivindicó su función reparadora frente a los —que no son nuevas, insistimos— muchas otras, alejadas de ellas,
antagonismos de clase y la capacidad de confrontar y disputar el gozando de buena salud. Bajo el régimen de los simulacros, las vie-
sentido social.26 jas distribuciones diferenciales sobreviven, más allá de la voluntad
El desplazamiento de la exigencia de inclusión a la de jus-
ticia , tanto en la escuela como en la economía y las políticas
27
28
Después de haber aumentado durante la década de 1990, el nivel de desigual-
sociales, resituó la demanda educativa que involucra ahora a la dad en América Latina y el Caribe, medido por el coeficiente de Gini, descendió a
alteridad. una tasa media anual cercana al 1,1% en el período 2003-2013. Este descenso se
produjo en la mayoría de los países, destacándose los casos de Argentina, el Estado
“La patria es el Otro”, fue el aforismo instalado más allá de Plurinacional de Bolivia, Nicaragua, Perú y la República Bolivariana de Venezuela,
la escuela. Impugnar al normalismo significaba alejarse de las ob- con tasas anuales superiores al 1,5%. Dos factores motivaron la transformación
sesiones por la norma, la disciplina y los controles para abrir las social de la región, de acuerdo al informe de Naciones Unidas de 2016: el cre-
cimiento económico, en especial durante el período 2003- 2008, y una mayor y
puertas a las diferencias. La igualdad, en término de diferencias, mejor redistribución, relacionada tanto con la política social, como con la dinámi-
reformulaba el nuevo horizonte educativo, que renegaba de sus ca propia del mercado laboral. Junto al desarrollo económico, el segundo motor
orígenes y festejaba la diversidad. fundamental fue la mejor distribución de los ingresos, motivada principalmente
por una disminución de la desigualdad de los salarios por hora de trabajadores con
26 diferentes grados de calificación, así como por una mayor y mejor redistribución
Mientras se cierra este libro, una brisa renovada corre por América Latina. El
del gasto público social. Dicho gasto, es decir, el gasto destinado a salud, educa-
triunfo del populismo en Argentina y Bolivia, y las insurrecciones populares en
ción, vivienda y protección social, entre otras dimensiones, aumentó de manera
Ecuador y Chile cuestionan, nuevamente con contundencia, la última avanzada
notable en la primera década del presente siglo. En términos reales, el gasto social
neoliberal.
por habitante creció en la región a una tasa media anual del 1,4% en el período
27
En realidad, la exigencia no debería ser de inclusión sino de justicia, es decir, comprendido de 1992 a 2002, y a una tasa del 7,3% en el período comprendido
tanto en la escuela como en la economía se trata de pensar sistemas donde no sea de 2002 a 2012. Con respecto al PIB, la participación del gasto social aumentó del
necesario reclamar la inclusión en tanto no hay exclusión, al menos como fenó- 13,9% en 1992 al 15,2% en 2002, y al 18,4% una década más tarde. (Programa
meno masivo. de las Naciones Unidas para el Desarrollo, 2016).

70 71
política de avanzar sobre la ficción.29 reduplicado hora tras hora en todas las pantallas, hipnotiza a las au-
La experiencia latinoamericana ha transformado el paisaje, sin diencias insomnes mientras las violencias endogámicas, inexorables,
duda, y reformulado la escala social. La escuela no parece ser ajena corroen también los viejos mitos y fundamentos.
al impacto aunque resulte complejo dimensionar la dinámica de las Las nuevas industrias, por otra parte, con propuestas seduc-
aulas y su reformulación molecular. toras y legitimadas, buscan anexar la escuela a sus ventas (medica-
El escenario, por otra parte, no es simple. Junto a los vientos mentos, neuroeducadores, psicoeducadores, etcétera), de amplia
democratizantes coexistieron las plagas e intoxicaciones. La lógica penetración.
del mercado, en muchos ámbitos, ha funcionado en piloto automá- En dicho contexto, la escuela representa un verdadero campo
tico más allá de las posibilidades políticas de aquellas democracias. de batalla cuya eficacia es necesario dimensionar. Volver a pensar
El show televisivo, que promueve siempre la obscenidad, re- también su potencia, eludiendo el pesimismo y sus imposibilidades,
basa en mucho a la pedagogía escolar; el matoneo de las celebrities30, interrogando las herencias y los legados, reformulando, sin duda, las
viejas convicciones.
29
No obstante, es posible advertir cómo fue desactivada la formación de uno de
los circuitos más escandalosos de la escuela de fin de siglo. La derivación masiva de
niños sin discapacidad a la escuela especial, que tuvo epicentro precisamente du- La restauración neoliberal
rante el cambio de milenio, se detuvo y parece revertida, aunque con expresiones
mínimas. Entre 1997 y 2005 la matrícula de alumnos integrados en la escuela pri-
maria argentina aumentó en un 110 % en paralelo con un aumento del 16 % de la Ha sido Deleuze (1991) quien adelantó, hace tiempo, las trans-
matrícula, también de primaria, de la escuela especial. La discordancia que resulta formaciones de las sociedades disciplinarias. La formación perma-
de dichos aumentos se detuvo recién a partir del año 2010, cuando comenzó a nente, en todas las áreas, era una de las estrategias centrales que
bajar la matrícula inicial y primaria de la escuela especial como resultado de las
estrategias de integración. Fuentes: Anuario Estadístico Educativo. 1997 a 2015.
describía en su artículo sobre las nuevas sociedades de control.
30
La restauración neoliberal, como era de esperar, comenzó
“En la televisión viven las celebrities —escribe Beatriz Sarlo— (…) Los que
alcanzan ese estado incandescente de la fama después de sostener durante décadas responsabilizando al docente de las miserias de la escuela. La for-
una carrera en el show business son las celebrities ‘clásicas’, cuyo rango no corre el mación del maestro será invocada de ahora en más como la clave
riesgo de volatilizarse después de una temporada televisiva, aunque se diga, con de una esperada transformación.
razón, que es muy difícil mantenerlo. Pero existen, como es obvio, las celebrities Las evaluaciones a la escuela del polémico Operativo Aprender
‘instantáneas’, que acceden a esa categoría de manera fulgurante y, en general, la
pierden del mismo modo, para terminar en las oscuras bambalinas de donde sa- mostraron, pronto, las falencias en los aprendizajes mientras hacían
lieron. A diferencia de las ‘clásicas’, estas celebrities ‘instantáneas‘ son célebres por evidentes los fallos de la enseñanza.31 Luego de las polémicas prue-
nada y, hasta el fin, exponen el vacío de su ascenso, sabiendo que está amenazado,
31
tarde o temprano, por el más temible vacío de su desaparición. “Los malos resultados alcanzados por los estudiantes secundarios en las prue-
Ambas categorías de famosos viven en Celebrityland y, a menudo, se acusan unos bas internacionales, como PISA, y en las nacionales, como Aprender, han sido
a otros de integrar una casta de orgullososo por su linaje o de advenidizos sin determinantes para que a nivel federal haya una imperiosa necesidad de avanzar
pasado. Esta comarca imaginaria adora las jerarquías: una nobleza de linaje; una y re jerarquizar la formación docente, explicó ayer a LA NACIÓN la funciona-
masa de trabajadoras de la celebridad, pequeñas celebrities o celebrities pasajeras, a ria del Ministerio de Educación de la Nación.” La Nación. Viernes 5 de Enero
quienes les espera el éxito o el fracaso, pero también la burla, el escarnio, la adula- de 2018. http://www.lanacion.com.ar/2098018-educacion-la-formacion-docen-
ción tan súbita como precaria, la decadencia, el ninguneo (…)” (Sarlo, 2019, 14). te-la-apuesta-de-2018-para-mejorar-el-aprendizaje

72 73
bas, la política educativa avanzó en la dirección correcta: la creación Capítulo Tercero
de nuevos circuitos académicos, que complementen o sustituyan al
devaluado magisterio, cuyo banco de pruebas sería la creación de la
Universidad de Formación Docente, en la ciudad de Buenos Aires.
La inclusión, que persiste aun cuando se anuncia la noche
del multiculturalismo, será complementada con el imperativo de
calidad. Desde una genealogía diferente, las premisas de “calidad”
condicionan ahora la inclusión o equidad. La economía impone sus
exigencias a la escuela cuando la productividad se convierte en el
horizonte de la educación.
El nuevo escenario resulta propicio para la consumación del
La escuela como rehén
crimen perfecto, sobre el cual hablaremos más adelante. Culpar al
maestro parece la coartada privilegiada que distrae sobre los móviles
y los instrumentos del crimen. El maestro será condenado a partir de
Desde su fundación, la escuela ha sido tierra de misiones. Los prime-
ahora a la formación permanente; más que formación, encierro en
ros misioneros fueron los mismos maestros. Herederos de jesuitas y
los laberintos del magisterio o la academia, o mejor —reminiscen-
franciscanos, luego de la conversión positiva, propagaron la fe laica
cias de Platón— en las cavernas de su ilusión.
para edificar con eficacia el nuevo templo escolar.
La educación privada aparece en el horizonte de la racionali-
Tras el maestro, ingresó el médico con las promesas renova-
dad prolija. Tanto para los formadores como para los formados, las
das. La higiene física y mental codificará los relatos con categorías
virtudes de la privacidad incontaminada asegura, antes que la inclu-
médicas y psiquiátricas, hasta la llegada del psicoanalista, quien bri-
sión, la calidad. Aquella quedará para los ámbitos impuros, donde
lla tempranamente en la cultura e ilumina la intimidad.
los cuerpos públicos se mezclan, contagian, contaminan asegurando,
Desde entonces, los retoños de Freud ilusionan a la escuela.
en lo incierto del contagio, su igualdad. No obstante, deberá ampu-
Junto al filósofo multicultural, las neurociencias y los medicamentos
tarse de allí, inexorablemente, la tierra originaria del mal.
para la infancia, los psicoanalistas ingresan en los nuevos escenarios
convulsionados con sus inquietantes promesas sobre las profundida-
des del Ser, el goce imposible y la felicidad.

Maestro y médicos

La misión positiva atraía a criollos e inmigrantes cuando la esco-


larización masiva cambió de raíz la configuración profunda de la
cultura. Tras ser convocados por la guerra, todos ellos fueron inter-

74 75
pelados por la escuela que los convertía en ciudadanos alfabetizados. La creación de la escuela diferencial desactivó las tensiones
La lectura y la escritura transformaban la subjetividad mientras pro- que surgían debido a la rápida masificación, a la complejización de
gramaban el reinado del texto, en los umbrales del nuevo siglo. sus escenarios y a la aparición de nuevos personajes e ideas.
Luego de su decepción en Europa, Sarmiento soñó con la es- En primer lugar, en tanto destinó un lugar apropiado para
cuela norteamericana. Los concejos escolares, las conferencias y los un conjunto cada vez mayor de niños, en su mayoría pobres, que
meeting religiosos, la lectura cotidiana de la biblia, el federalismo no se adaptan a la disciplina. El niño pobre se irá a encontrar allí
radical, lo conmovieron profundamente cuando visitó Massachu- con el otro niño, el de “la deficiencia verdadera” (Ibídem, 148).
setts y conoció a Horace Mann. El relato ilusionante promovía Juntos recorrerán aquellos laberintos donde se mezclan y confun-
la conversión positiva mientras diseñaba los nuevos cimientos de den mientras la deficiencia ocultará a la pobreza y la miseria, las
la escuela. La figura del maestro, elaborada en ámbitos religiosos cuales seguirán, como siempre, caminando por los márgenes de la
desde San Alberto hasta el Deán Funes, crecía ahora alimentada escuela.33
por la fe laica. Finalmente, la escuela se deshizo del médico —y sus reto-
En aquel escenario, el Maestro debió aliarse con el Médico, ños— para dirigir la mirada hacia el nuevo personaje que retorna
cuya figura comenzaba a brillar luego de las epidemias de fines de
ahora desde su íntimo exterior.
siglo. Los médicos higienistas, tras la conjura, dirigieron la mirada
El psicoanalista, antes de brillar en el ámbito privado había
hacia la escuela buscando reconocer los cuerpos enfermos y los espí-
ingresado, como dijimos, en la escuela diferencial. El prestigio de
ritus débiles (de la Vega, 2010).
la clínica, cuya genealogía debe remontarse a la práctica médica, no
Luego del higienista vino el psiquiatra. Como mostró Fou-
es en absoluto, como se aprecia, ajeno a la escuela. Alienistas, hi-
cault, la psiquiatría europea colonizó los aparatos de Estado hacia
gienistas, psiquiatras y psicoanalistas ensayaron en ella, codificaron
fines del siglo diecinueve. El nuevo especialista pudo despejar el
camino para la ampliación de los circuitos diferenciales: grados de sus categorías y clasificaciones mientras segmentaban su territorio
alumnos retrasados y anormales, escuelas para niños débiles, defi- y controlaban sus productos. La reputación de la clínica, el brillo
cientes, etcétera.32 de la academia, el prestigio del texto programaron, sin dudas, la
La fundación más tarde de la escuela diferencial —hoy educa- estatura del personaje. Producto de la modernidad, el clínico supo
ción especial— fue el escenario ideal para una nueva cruzada. Psicó- construir su figura con ética misionera, voluntad de conquista y
logos y psicoanalistas ensayaron allí sus renovadas tecnologías mien- una profunda devoción.
tras ofrecían el paraíso para una novedosa y promovida redención.

32
En 1909, cuando Ramos Mejía era presidente del Consejo Nacional de Edu-
33
cación, fueron creadas las dos primeras escuelas para niños débiles. La primera La creación del nuevo circuito permitió también neutralizar el avance de la
funcionó en el Parque Olivera y la segunda en el Parque Lezama. Ambas contaban Escuela Nueva, la cual había impugnado las categorías centrales del normalismo.
con un médico, el Dr. Casinelli y el Dr. Bondenari, discípulo, consejero y amigo Las pedagogías revulsivas, inspiradas en la Gestalt y promovidas por los nuevos
de Ramos Mejías, “quienes implantaron, secundados por el personal docente, el especialistas junto a la teoría psicoanalítica, fueron desactivadas, gracias a su pro-
nuevo régimen escolar”. moción como técnicas especiales destinadas a la educación del niño diferencial.

76 77
El dogma profano El recurso apela al último sofisma de la mercadotecnia: “todo
puede ser enseñado”. En el caso del filósofo se trata de la libertad o,
En los contextos del capital globalizado, la tierra de misión en el lenguaje de Rorty, la ironía.
se convirtió en el paraíso infinito de los nuevos especialistas. Ya no Bajo dicho supuesto, la deconstrucción, la genealogía, la peda-
era posible encontrar en los cruzados la pasión de los orígenes sino gogía universal de Jacotot, el psicoanálisis, han sido convertidos en
el dogma profano del mercado global. La escuela —la educación objetos de la enseñanza pública aunque Derrida, Foucault, Rancière
en general— no escapará a dicha lógica. Las promesas ilusionantes, y Lacan hayan descreído de la utilización académica de los mismos.
de ahora en más, pretenden eliminar la ilusión de sus relatos para Es posible ahora formar analistas en la universidad como tam-
ofrecer, con variedad de inflexiones, el nuevo catecismo de lo real. bién sujetos emancipados. No sólo la academia sino la escuela toda
En dicho escenario sobresalen, junto al psicoanalista, el filóso- se harán eco de la buena nueva y se lanzarán a formar en serie “alum-
fo y el psiquiatra, pero también la última novedad de las neurocien- nos críticos dispuestos a transformar la realidad”. El filósofo expli-
cias en su cruce con la educación; una voraz sensibilidad posmoder- cador ilumina nuevamente al maestro ignorante para reproducir la
na interpreta a la escuela en clave de mercado mientras reniega, sin lógica noble de la explicación.
desvelos ni culpas, del viejo espíritu fundacional.
La libertad o la ironía es algo que se enseña, no es una decisión
En el nuevo mercado de las ventas, la escuela ha sido tomada
del sujeto, su acto más íntimo, la singularidad de Derrida o la priva-
como rehén. Mientras la industria de la libertad, la felicidad y el
cidad de Rorty. La fábrica en serie de sujetos emancipados funciona
goce ofrecen sus novedades al maestro, avanza el sinsentido junto a
con eficacia, incluso en los ámbitos virtuosos del mercado global.
la incertidumbre y el dolor.
Los mejores escenarios reproducen, más allá de las ideologías, las
notas centrales del sueño liberador.
El filósofo

La alienación del maestro caerá gracias a la intervención del filósofo. Las neurociencias
Es necesario descolonizar las categorías, romper con el pensamiento
eurocéntrico, dirá el filósofo a la escuela. Los estudios poscoloniales, En la vereda de enfrente, aunque en la misma dirección del filósofo,
última versión de la french theory, serán ofrecidos junto a la promesa encontramos a las neurociencias, última gran novedad propuesta a
de inclusión. Derrida, Deleuze y Foucault gozan de buena salud en la escuela. Pese a las diferencias, el nuevo especialista comparte el
América Latina gracias a la promoción de la academia y una exitosa mismo supuesto con el filósofo: “todo puede enseñarse; o apren-
producción de la industria editorial norteamericana. derse”. Otra ficción anima su campaña; se trata del reduccionismo
Una nueva ilusión viene de la mano de los relatos emancipado- biologicista: en la estructura del cerebro se hallarían las claves del
res. La estrategia utiliza la promesa descolonizadora que se ha vuelto aprendizaje humano.
fractal: negros, mujeres, homosexuales, discapacitados, indígenas, La Programación Neurolingüística (PNL), una de sus varian-
inmigrantes, fueron convocados al juicio final de la liberación. tes, define sus objetos de intervención (liderazgo, autorregulación

78 79
emocional, empatía) en el cruce con la psicología conductual/cog- La trayectoria del enriquecimiento es inversa a la que formula
nitiva. Sus dispositivos técnicos (visualización, anclaje, reencuadre), con tanto entusiasmo la neurociencia. Más que enriquecerse con sus
son ofrecidos a la escuela como fundamento de diversas estrategias hallazgos e interpretaciones, las didácticas, las pedagogías, el psicoa-
de aprendizaje: nálisis, la filosofía los preceden e inspiran, al mismo tiempo que
palidecen y obscurecen cuando el reduccionismo neuronal hackea,
Con este sistema —sugiere Alexa Mohl, especia- no sin avidez, su producción.
lista en PLN— los individuos pueden adquirir capa-
cidades que nunca habían considerado que podían
estar a su alcance. Si lo deseamos, podemos también El psiquiatra
modificar nuestras estructuras emocionales, cambiar
conductas arraigadas o superar actitudes negativas. La libertad prometida por el filósofo junto a la felicidad que brilla en
el horizonte de las neurociencias parecen alejadas de las alternativas
Las técnicas de modificación de la conducta promovidas por propuestas por el psiquiatra.
las neurociencias y ofrecidas, no sólo en la escuela, se aproximan, sin La psiquiatría, en los tiempos que corren, ha ampliado y pre-
duda, a la promesa de la felicidad. El nuevo especialista ofrece a la es- cisado las clasificaciones diagnósticas, especialmente en el ámbito de
cuela el paraíso virtuoso de los espíritus sabios y justos, el reino de las la infancia, mientras mide con precisión la magnitud de las epide-
buenas conexiones y transmisiones, eso sí, desprovisto de historias y mias de nuevos síndromes. Tales epidemias han crecido en paralelo
contextos, de conflictos y pulsiones, más allá de Eros y Thanatos y su con la profundización de la fractura social, también con el aumento
discordia original. de las ventas de medicamentos, cada vez más diversificados como
El recurso, no obstante, es pobre y tramposo. Pretende pro- específicos.
poner como fundamento de certezas hace tiempo adelantadas por La codificación psiquiátrica de las conductas patologiza, se
la pedagogía —la conjunción del deseo y el aprendizaje, por ejem- sabe, a las manifestaciones subjetivas, abriendo la puerta al consumo
de medicamentos en gran escala.
plo— los recientes descubrimientos sobre la estructura y funciona-
Esta patologización o medicalización no debe leerse sólo como
miento del cerebro, para celebrar, en este caso, la relación funcional
el abuso en los diagnósticos, sino también, lo cual es tanto o más
entre el sistema límbico y la corteza cerebral.
inquietante, en el sentido de una invisibilización de la nueva lógica
Se comprende mejor la ficción epistemológica a través de una
del Capital.
analogía reveladora, aquella que pretende buscar el sentido de una
No es difícil advertir cómo una voluntad resuelta y voraz crea
película de Fellini o Bergman en los dispositivos físicos de la cá-
nuevos mercados para nuevas industrias (psicoeducativas, neuroe-
mara que las filmó. La película sin duda necesita de la cámara para ducativas, medicamentos, etc.) recreando una lógica que parece no
existir, pero sus fundamentos no están en ella sino en la historia, en detenerse ni dejar nada en el camino. Las edades, las razas, las iden-
los lenguajes y en las contingencias —entre ellas la singularidad del tidades, las geografías, nada escapa a la voluntad obscena de un mer-
creador— que la preceden y enmarcan. cado deslocalizado que sólo aspira a su expansión.

80 81
Las epidemias de síndromes y violencias no son ajenas a esa Allí el maestro encuentra su encrucijada. Entre un multicul-
lógica devastadora que cae sobre la subjetividad. El médico, no turalismo de cátedra y los diversos reduccionismos, vacila y se con-
obstante, aportará las claves que alejan a los espíritus sensibles funde, se pierde en la transparencia de un universo de signos que ya
del dolor mientras recrea, bondadosamente, nuestros sueños de no orientan, solo inquietan y desalientan.
felicidad.

El estado de duda
El crimen perfecto
Los nuevos especialistas complican el paisaje de la escuela y des-
orientan al maestro. El relato multicultural y libertario difiere, sin
dudas, de la medicalización de la vida, promovida por el médico En El crimen perfecto (1996), Jean Baudrillard ironiza sobre el ase-
de la conducta. sinato de la realidad. El exterminio de la ilusión vital con el fin de
El filósofo multicultural invitó a la escuela a abandonar su producir la transparencia de un mundo absolutamente real parece
obsesión por la norma para reconocer identidades e impugnar las ser el móvil del crimen. Sin embargo, el crimen no sería otra cosa
antiguas condenas. La medicalización psiquiátrica parece marchar que una ironía, o más bien “la astucia del mundo” que se burla de
en sentido contrario, patologizando las expresiones actuales del su- esa ilusión superior de la objetividad cuando pretende borrar todo
frimiento, a escala cada vez mayor. Mientras uno patologiza y cla- vestigio de ilusión.
sifica, el otro impugna dichas marcas, considerándolas verdaderos Allí está el secreto del crimen: el criminal y la víctima coinci-
estigmas político/psiquiátricos. den, el sujeto y el objeto se confunden; la equivalencia radical es la
En el desierto de los signos, no obstante, la confrontación de la ilusión consigo misma; la plenitud de sentido que pretende sus-
de significados y lucha por el sentido no polariza ni identifica, tituir, infructuosamente, la fantasmagoría indestructible del mundo.
solo desorienta, confunde al maestro. Los espejismos del mercado, La invención, no obstante, es el prodigio de la ilusión radical; la
debemos apreciar, se sirven de la lógica de la insignificancia para potencia indestructible de la multiplicidad de mundos que no cesan
anular la percepción. de crear nuevas formas de vidas.
Luego de la suspensión generalizada de la Ley que caracteriza La escuela no escapa a esa lógica del mundo. En su superfi-
al Estado de excepción, descripto por Giorgio Agamben, le sigue la cie alumbran, sobre las sombras, las experiencias del crepúsculo, de
suspensión del significado y su nueva configuración: el Estado de los comienzos, del retorno eterno e incesante de la creación radical,
duda. Todo sucede como si los significados opuestos en un esce- vital, indestructible. En dicha superficie nacen también las prácti-
nario despolarizado, tal cual propone Baudrillard, se confundieran cas de libertad; balbuceantes pero múltiples, localizadas e irradiadas,
y contaminaran o, en todo caso, circularan indiferentes en un uni- contaminantes a veces, minúsculas otras; desafiando esa aberración
verso desaprensivo y atonal. que consiste en el exterminio de la ilusión.

82 83
Hemos sido injustos con la escuela; sólo relevamos sus pesa- les y venían trabajando desde segundo con las docentes integradoras de
dillas y obsesiones, sus pecados y herejías. Olvidamos casi siempre la Comuna y de la Escuela Especial. Ambas expresaron la escasez de ho-
su mejor sueño, el rostro virtuoso, los anhelos justos. Olvidamos a ras disponibles para los alumnos de tercero y el beneficio de agruparlos
Jacotot, el maestro ignorante de Rancière; también a Germain, en- para optimizar el tiempo. En una reunión con el directivo de la Escuela
trañable para Albert Camus. Otras experiencias anónimas seguirán Especial, quien recientemente se había titularizado en esta localidad,
inciertas e ignoradas, extrañas para la teoría, excluidas de los recin- me comunica los logros de experiencias con grados integradores como
tos sagrados y lejos de la historia. Nos hemos olvidado de esos ros- posibilidad de abordar el problema.
tros, los hemos invisibilizado. Sólo culpabilizamos a la escuela, con Nuevamente me invade una angustia y me resisto a la división
efectos devastadores, especialmente, cuando dicha culpabilización se de lo que la gente común llama “el grupo de los rápidos” y “el grupo
transforma en política educativa. de los lentos”. Sé que poseo sustento teórico para argumentar la deci-
Junto al Estado de duda, del cual hablé antes, la escuela vive sión, intuyo que sería productivo para los niños, dialogo con las vices
en Estado de culpa. Otro crimen perfecto se consuma tras culpar al y ellas expresan la viabilidad del proyecto, además se titulariza en la
maestro de la crisis educativa; aquel que logra, por un lado, borrar Institución una persona que no pertenecía a la planta escolar, pero que
toda pista que lleva al asesino y permite, por el otro, culpar a alguien yo conocía como se desenvolvía pedagógicamente; una docente con una
que no lo ha cometido. De forma tal, que todos creen en la culpabi- gran paz interior, que trabajaba en una escuela rural y que no presentó
lidad del inocente (el inocente incluido). resistencia cuando le comentamos el proyecto. Aparentemente las condi-
La víctima es la escuela, su transformación, las experiencias ciones estaban dadas.... pero mi interior seguía dudando.
de lo nuevo. Quedan velados los nuevos posibles que no dejan de ¿Sería lo correcto? ¿Qué dirían los padres? ¿Estaba haciendo algo
retornar como eterno retorno, como actualización de la capacidad contrario a lo que siempre pensé? Reunido el equipo directivo se decidió
de inventar, de crear. La reactualización de la comunidad de iguales, que sería la mejor opción.
el corrimiento de las fronteras de lo decible, de lo pensable, también Comenzaron las clases y a la semana, viene la docente llorando
de lo posible. diciendo “yo con este grupo no voy a poder”. La contuvimos con la Vice,
le ofrecimos apoyo, estrategias, trabajamos en el aula con ella, pero en la
soledad de la dirección nos mirábamos y decíamos ¿qué hicimos? ¿Qué
El Estado de culpa hice? ¿Cómo arreglarlo? Me sentí responsable del caos y nuevamente la
angustia me invadió.
“Cuando me titularizo en esta escuela el año pasado se me comunica que La docente no exageraba, eso era una “bomba de tiempo”, nadie
existía un 4º grado que trabajaba con 11 alumnos, todos con diferentes trabajaba ni acataba órdenes. A los quince días comenzaron las inte-
problemáticas serias. gradoras y se empezó a vislumbrar algo de orden. El equipo directivo
La segunda dificultad se me presenta éste año a la hora de desig- siguió brindando todo el apoyo a la docente y le pedimos que cambie
nar docente para los tres terceros grados. Consultadas, no se mostraban las estrategias, dentro de sus posibilidades, por un enfoque más lúdico,
muy a gusto con la designación de estos cursos (hubo pedidos de cambio distendido, que baje sus expectativas en cuanto al rendimiento ya que
a los que asentimos). En todos había alumnos con problemáticas difíci- esto la preocupaba mucho. Paulatinamente se fueron observando lo-

84 85
gros, el clima mejoró y festejamos con la docente los pequeños avances. Sin embargo, la directora encuentra en la nueva maestra, no
Todo continuó mejorando. sólo una salida al conflicto institucional sino también la oportuni-
La semana pasada, principios de junio, la maestra vuelve lloran- dad de articular una experiencia que sorprende y confunde a la vez.
do... pero esta vez de emoción a comunicarnos cómo el grupo ha cam- Más allá de las dudas e interrogantes, la cultura de la escuela se
biado, nos cuenta y muestra los avances y llena de alegría nos dice.....”y disfraza con sus grados “integradores”. La segmentación se viste de
yo que pensé que no iba a poder”...... Nos emocionamos con ella y feli- inclusión para adecuarse a los nuevos relatos y reinstalar la ficción.
citamos su esfuerzo, las ganas, el amor que les demuestra a esos niños, la Una experiencia promisoria, no obstante, queda confundida en las
sociabilización y el amalgamiento logrado en el grupo. Veo que a pesar vacilaciones del lenguaje. Los significados opuestos (normalización,
de los tropiezos los tres terceros están mucho mejor que el año anterior. grados integradores, inclusión) conviven en una proximidad inces-
Pero yo continúo con mi duda interior ¿De qué hablo cuando ha- tuosa que recrea una geografía sinuosa y confusional.
blo de escuela inclusora? ¿Cómo pregonar a favor de “la no discrimina- La novedad que se pierde está en relación con la herencia de
ción” cuando apoyo este tipo de agrupamientos? Puedo testimoniar sobre la escuela, con sus utopías fundacionales y las promesas de humani-
los progresos pedagógicos y sociales, pero..... ¿Sé realmente lo que sienten dad. La vitalidad de la experiencia —vinculada a los deseos, dispo-
estos alumnos? ¿Y sus padres? ¿Y la comunidad? ¿Qué es lo correcto? Lo siciones y voluntad de esta maestra (para nada con la división de los
menos malo, lo más factible, lo productivo, lo menos doloroso, lo viable, “rápidos” y “lentos”)— pasa a ser objeto de una sospecha ética que
lo posible. extravía su racionalidad.
He notado que abrazo mucho a este grupo, que tengo un feeling Tras la duda, sobreviene la culpa. Las dificultades para en-
especial con ellos, que me producen mucha ternura, como si tratara de tender la realidad son la evidencia irrecusable de que el crimen ha
pedirles perdón o de disculparme. sido consumado; el maestro se hará cargo de sus faltas mientras la
Aún dudo, aún estoy a oscuras y quizás alguien pueda aportarme realidad desfallece y cae la ilusión.
algo de claridad sobre el caso”.

***

Una fuerte voluntad homogeneizadora domina en aquella es-


cuela. La segmentación, una práctica naturalizada, comenzaba a ser
interrogada por la nueva directora. Su opinión, no obstante, pali-
dece ante la disuasión de la que es objeto, y la decisión de apoyar el
experimento se parece más a una negociación que a una convicción.
Ella sabe bien que la inclusión implica alejarse de la ficción
que divide buenos y malos alumnos. No obstante, junto a la vacila-
ción ética y teórica, son las resistencias de las docentes el motivo de
su decisión.

86 87
Tercera parte

La comunidad
emancipada
En eso estamos. Luego de Sartre y
Foucault, un mal Darwin. Con un
toque ético, pues en lo concernien-
te a una especie lo único que debe
preocuparnos es su supervivencia.
Ecología y bioética se ocuparán de
nuestro devenir “correcto” de cerdos
u hormigas.
Alain Badiou
Capítulo Primero

Ironía y emancipación

Tras proponer a la escuela asumirse en el corazón de un mundo


descorazonado, las democracias de la imagen avanzaron hacia un
nuevo fundamento. La escuela latinoamericana soñó entonces con
la emancipación; tras las resonancias del maestro ignorante de Ran-
cière, fue promovida la comunidad de iguales, la cual concierne a la
escuela, junto a la inclusión.
La emancipación introdujo en el ámbito educativo una reno-
vada referencia. Relevo de la liberación de los setenta, el nuevo grito
libertario ilusiona, al mismo tiempo que avanzan, inexorables, las
lógicas del mundo y sus estéticas de exclusión.
Parece necesario, en este trayecto, retomar el debate filosófico
sobre las bondades y alcances de la emancipación. La pregunta debe
indagar, en primer lugar, sobre sus posibilidades, en una dirección
similar al planteo que hace Rorty sobre la ironía. Conocemos su
posición. La ironía es una cuestión privada, no pública; no sería con-
cebible una sociedad con una retórica pública ironista.
La ironía, como la emancipación intelectual, no van juntas,
al menos necesariamente, con las luchas por la igualdad y la justicia
social. Rorty insiste en que la tradición ironista —Heidegger, Freud,

91
Foucault, Derrida, etc.— no han contribuido mayormente en cuan- Rorty o del universalismo de Habermas o Arendt, Rancière piensa
to a evitar las injusticias y miserias del mundo (Rorty, 1991). en el surgimiento de un sujeto político capaz de nombrar la igualdad
Rancière, retomando a Jacotot, tampoco asigna pretensiones y desestabilizar la configuración social o “el estado de situación”.
universales a la emancipación intelectual. El axioma igualitario de Dicho surgimiento no estabiliza un consenso universal, en
Jacotot no tiene eficacia sobre el orden social, no promueve una re- tanto realiza sólo una de las posibilidades que autoriza el juego de la
volución o emancipación planteada en ámbitos colectivos. La igual- contingencia y la estructura, mientras otras permanecerán excluidas
dad solo logra actualizarse: y silenciadas. Existe, de este modo, un litigio irreductible en el cora-
zón mismo de lo político.
(…) de manera individual, en la emancipación in- Ernesto Laclau, por su parte, ha acertado en señalar los acuer-
telectual que siempre podía devolverle a cada uno la dos y desacuerdos que existen entre Rorty y una filosofía que sitúa
igualdad que el orden social le negaba y le negará siem- en el núcleo de lo político, no sólo el antagonismo, sino también la
pre por su propia naturaleza (Rancière, 2007, 13). marca ineluctable de una violencia esencial.

Rorty y Rancière coinciden en cuanto a la singularidad de la (…) en ambos casos (pragmatismo y deconstruc-
ironía o de la emancipación. Estas no pueden ser promovidas por las ción) estamos tratando con construcciones no funda-
instituciones, incluida la escuela. La libertad no es algo que se recibe cionalistas de sentido, pero la idea de un fundamento
en un acto público o de una institución, es un acto del sujeto, una “conversacional” parece añadir el supuesto adicional de
decisión singular. La pretensión de la academia, o de la escuela, de un proceso necesariamente pacifico, como si la natu-
formar sujetos críticos no es más que una parodia o, en el mejor de raleza no fundacional del fundamento implicara el ca-
los casos, una ilusión. rácter “civilizado” del intercambio (Laclau, 2005, 125).
No obstante, son radicalmente distintas sus posiciones en
cuanto a lo político. Para Rorty, la posibilidad de una sociedad con No es que Rorty desconozca aquellas marcas pero no parece va-
aspiraciones de justica social demanda, más que de la universaliza- lorar su eficacia. “La cortedad y codicia permanente de las democra-
ción de la ironía, de convencimientos y empatías, ya sea mediante cias supervivientes” y “la expansión y el hambre de las poblaciones del
“conversaciones libres de poder” o gracias a la eficacia imaginaria de hemisferio sur” no le hacen renunciar, no obstante, al racionalismo
ciertas obras de literatura, de “mayor utilidad para acercar palabras de las cultas y buenas conversaciones. Tampoco lo convence la certe-
a aquellas situaciones de dolor y sufrimiento, las cuales no dispo- za de que la contingencia de los últimos siglos de la historia europea
nen ya de lenguajes”. Rorty coincide con Habermas en cuanto a y norteamericana constituye sólo “una isla en el tiempo, una isla ro-
la construcción de consensos y a la renuncia al uso de la violencia deada por la miseria, la tiranía y el caos”. Ni siquiera lo persuade, su
como medios fundamentales para la profundización de las democra- cita de Orwell sobre las alambradas de púas donde parece terminar la
cias occidentales. Rancière, en cambio, concibe la política como la mayoría de las democracias del norte. (Rorty, 1991, 104)
reactualización, tras un acontecimiento (o revuelta), de la igualdad Sin duda, los hechos de la historia reciente interpelan nue-
y la libertad. Alejado de los consensos, ya sea del pragmatismo de vamente a la teoría de “las conversaciones libres de poder” como

92 93
fundamento del juego político. De Sarajevo a Irak o del ataque re descripción del ironista no demuestra ni explica, solo persuade,
al Word Trade Center a la batalla de Mojadisho, hasta la Europa incita, sorprende.
asediada por la furia del Islam una misma línea cruza la historia y Se trata, en realidad, de cierto tipo de técnica literaria, la téc-
separa la humanidad, al mismo tiempo que muestra el litigio, la nica de producir cambios sorpresivos de configuración “mediante
violencia, el poder —irreductibles—. transiciones suaves y rápidas de una terminología a otra” (Rorty,
1991, 96), la cual coloca a algunas obras (poesía, novela, etcétera)
en situaciones de privilegio. Lo que está en juego allí es el léxico
antes que la proposición, la re descripción más que la inferencia, la
utilización de nuevas palabras que sustituyen a las viejas o introdu-
Política de la estética cen en ellas nuevos sentidos.
Se trata también del giro que dio la filosofía a partir de Hegel
y continúa con Nietzsche, Heidegger y Derrida. La filosofía ironis-
Hay una coincidencia entre Rorty y Rancière que nos interesa seña- ta, en tal sentido, constituye una de las grandes tradiciones litera-
lar. Ambos reivindican una dimensión de lo sensible y su eficacia en rias de la Europa moderna, comparable con la de la novela por la
relación a lo político. La literatura para el primero y el arte político grandeza de los logros que la ilustran, aunque menos importante
para el segundo constituyen vías privilegiadas en la construcción de que ella —concluye Rorty— para la política, la esperanza social y
comunidades más justas. la solidaridad humana (Ibídem, 138).
Rorty no atribuye importancia a las obras filosóficas en cuanto Una idea próxima a la re descripción del ironismo encon-
a su eficacia política e incluso descalifica a la filosofía ironista, des- tramos en las tesis de Rancière sobre el disenso, definido como la
de Hegel a Derrida, como irrelevante en dicho ámbito; en cambio, organización de la experiencia que procede a reconfigurar el paisaje
considera eficaz a la literatura, especialmente a la novela moderna tal como es percibido y pensado (Rancière, 2010, 51). La eman-
(Dickens, Orwell, Nabokov, etcétera), por su capacidad de produ- cipación, es decir, el desmantelamiento de la vieja división de lo
cir descripciones intensas sobre el sufrimiento y la humillación, y pensable y lo posible, se nutre de dicha reconfiguración. El disenso
ofrecer a quienes se han quedado sin lenguajes, nuevas palabras.34 La está presente en el arte crítico, el cual constituye un lugar sensible
para la producción de re descripciones que definen, por otra parte,
34
“En cambio, en el seno de una cultura ironista, son las disciplinas que se espe- una política de la estética, es decir, los efectos, en el campo políti-
cializan en la descripción intensa de lo privado y lo individual, aquellas a las que co, de formas de estructuración de la experiencia sensible propias
se les asigna ese trabajo. En particular las novelas y las obras de etnografía, que nos del arte.
hacen sensibles al dolor de los que no hablan nuestro lenguaje, deben realizar la
tarea que se suponía que tenían que cumplir las demostraciones de la existencia de
La novela moderna —aquí Rancière coincide con Rorty—
una naturaleza humana común.. la solidaridad tiene que ser construida a partir de ha tenido como efecto una cierta democratización de la experien-
pequeñas piezas, y no hallada como si estuviese a nuestra espera bajo la forma de cia. Flaubert, con Emma Bovary, creó una de las figuras de la expe-
un lenguaje que todos reconoceríamos que todos reconoceríamos al escucharlo”
rimentación popular de nuevas formas de vida, que atormentaron
(Rorty, 1991, 112).

94 95
tanto a las elites de fines de siglo XIX. Sin embargo, no existirían Capítulo Segundo
principios de correspondencia entre esas micropolíticas de la re
descripción de la novela, o el arte y la constitución de colectivos
políticos de enunciación, que definen a la actividad política pro-
piamente dicha.
El disenso, en la formación de sujetos políticos, produce un
corte en la experiencia sensible y posible como también una recon-
figuración de la división de aquellos que son capaces de pensar y
modificar las coordenadas del mundo común.
En eso consiste un proceso de subjetivación política: en la
acción de capacidades no contadas, hasta aquí, que vienen a escin-
El agotamiento del nombre
dir la unidad de lo dado y la evidencia de lo visible para proponer
una nueva configuración de lo posible.
Rancière, no obstante, parecería desechar la utopía igualitara, como
tantos otros, en un presente que es posible adjetivar como escéptico
y desaprensivo. La comunidad de los iguales es postulada como un
momento, el relámpago que ilumina en la noche la igualdad de los
hermanos pero nunca será la comunidad de destino que podrá ter-
minar con la desigualdad. Lo cual nos interroga nuevamente sobre
la emancipación y la igualdad. Sin duda, son preguntas que debemos
formular cuando intentamos pensar la democratización de la escue-
la, con mayor razón si lo hacemos en nombre de la inclusión o la
justicia escolar.
Asimismo, deberíamos volver a la vieja pregunta sobre qué
hacer. ¿Sería necesario inventar nuevas formas de lucha o de organi-
zación? ¿Se trata de convencer, contagiar, concientizar o es otra cosa?
Luego del fracaso de las revoluciones; del Terror que ensombrece
casi la totalidad de las revueltas por la igualdad (de la Revolución
francesa a la Revolución cultural china); de las tragedias en nombre
de la emancipación, ¿es posible aun sostener el axioma igualitario?
¿Qué podrá decir la filosofía al respecto si es que tiene algo que decir?

96 97
Escepticismos El pensamiento de Milner remite a una experiencia histó-
rica amplia que hunde sus raíces en la Comuna de Paris y va de
la instalación del terror en la Unión Soviética luego del triunfo
Jean - Claude Milner reivindica el legado de Marx en tanto ins- de la Revolución de Octubre y el advenimiento de Stalin hasta el
trumento analítico para pensar el presente, aunque desconfía de su fracaso y aplastamiento de la Revolución Cultural china. Luego
potencial profético. Con pasado marxista, como la mayoría de los de los fracasos y las tragedias, desaparece la ilusión de “ir más allá
intelectuales que participaron de las revueltas de mayo del 68, Mil- del hay”. No parece apropiado de ahora en más formular hipótesis
ner afirma un escepticismo radical como a priori constitutivo de su filosóficas y políticas sobre los posibles o el devenir de lo real, al
pensamiento: modo que lo hicieran Hegel o Marx.
Los programas de Platón (las condiciones del buen gobierno
Se trata —precisa— de una posición escéptica de la Ciudad), de Marx (la creación de una Internacional) o de
respecto de la política como organización. De allí Lenin (la formación de un ejército revolucionario y un Partido
el pragmatismo y eventualmente la aceptación de la proletario) quedan fuera del campo de la filosofía. La famosa pre-
improvisación, con diagnósticos que son siempre de gunta de Lenin —¿Qué hacer?— ya no será formulable, al menos
corto plazo, lo cual no me impide hacer predicciones como empresa filosófica.
(Milner, 2014, 43). Cierto escepticismo se desprende también de la obra de Ran-
cière, no tan radical o explícito como el de Milner. Sin embargo,
Parece claro que este escepticismo ha sido el punto de llegada no parece haber en sus textos —como señala Badiou— algún tipo
de muchos intelectuales, incluido Foucault, que siguieron trayec- de propuesta prescriptiva sobre la política; ni prescripciones ni
torias y experiencias similares (mayo francés, marxismo, maoísmo, conclusiones, solo cláusulas negativas de lo que la política no es o
etcétera) y compartieron muchas o algunas referencias teóricas. Al ha sido pero nunca lo que es en el presente o es preciso hacer para
igual que Foucault, Milner postula la biopolitica como fundamento: que exista.
Alain Badiou, cerca y lejos de Rancière y Milner, polemiza
1) La política en lo fundamental es improvisación con ambos. En Controversias (2014), recusa el escepticismo de Mi-
—y vuelvo al escepticismo—, y 2) la cuestión cen- lner al que considera una renuncia, asumido además por una parte
tral es la de los cuerpos y su supervivencia. De allí la de la intelligentsia francesa ante una misión histórica:
cuestión de la biopolitica que, en él (Foucault) no es
simplemente un facilismo: significa que la primera y (…) saldar el marxismo leninismo e inventar la
última palabra de la política es el bios, en cuanto se política de los tiempos nuevos, sean cuales fueren
opone a la muerte, siempre posible (Ibídem, 50). la dificultad y la duración probable de la empresa
(Ibídem, 51).

98 99
Tal escepticismo aparece también como la posibilidad beata Filosofía y antropología del nombre
y la justificación suprema de no ocuparse de uno mismo, porque
nada podría cambiar el mundo tal como es. Es decir, se trataría
aquí del escepticismo exigido para la perpetuación de los Estados Inventar los modos de la política es una tarea política y a la vez filo-
neoliberales. sófica. Badiou, recusando el enfoque clásico de la filosofía política
Tampoco comparte Badiou la postulación de la biopolítica define la metapolítica como el modo de captura de “la singulari-
como fundamento de la política. No le interesa la cuestión de la dad absoluta del acontecimiento” (político), de su trayecto y de su
supervivencia de los cuerpos en tanto se trata de la preocupación capacidad.
que concierne a los servicios generales del Estado mientras que, a El proyecto de Badiou reconoce la obra de Sylvain Lazarus en-
contrapelo, la política sólo tiene existencia como actualización de tre sus fundamentos. Propone localizar a la antropología del nombre
“la correlación colectiva entre igualdad y libertad”; todo lo demás “en las condiciones de la filosofía”, produciendo una ruptura radical
concierne a la gestión de las cosas. con la tradición filosófica. Dicha tradición —se sabe— coloca a la
Con Rancière, asimismo, polemiza sobre el lugar al cual lle- política como su objeto de estudio para remitirlo, en último análisis,
van sus premisas aunque coincide en varios de sus fundamentos. La al registro de la ética. De esta manera, el filósofo aseguraba ser el
inexistencia de un programa que muestre las vías de la emancipa- intérprete privilegiado de la objetividad o empiricidad confusa de
las prácticas reales, establecer los principios éticos de la buena polí-
ción; la posibilidad, a pesar de dicha inexistencia, de sostener el axio-
tica para, finalmente, quedar eximido de participar en los procesos
ma, de la igualdad como realización contingente, rara y episódica; el
militantes.
surgimiento de un nombre (obrero, revolución, etcétera) como mo-
El axioma sobre la política como forma de pensamiento, tanto
mentos positivos de la política que actualiza (circunstancialmente) el
en su ser como en su hacer rompe con la filosofía política y funda
axioma son postulados comunes entre Badiou y Rancière.
una metapolítica. Antes de cualquier captura filosófica, pero condi-
Sin embargo, al desmontar el mito de la comunidad de igua-
cionándola, es preciso reconocer, de acuerdo a la premisa fundante
les, “Rancière no nos conduce a nada” —escribe Badiou— “que de Lazarus, la “intelectualidad” de toda política.
puede reemplazarlo, en el orden de la política real.” La antropología del nombre, en la cual me reconozco también,
Allí es donde la filosofía de Badiou sorprende, cuando además piensa el pensamiento en interioridad, esto es, sin remitir a ningún
de sostener el axioma de la igualdad, propone las condiciones de objeto sino al real mismo (nombre) de la relación del pensamiento.
una metapolítica que concluye y prescribe afirmativamente sobre la Lo real del nombre es constitutivo del pensamiento y siempre una
lógica de la emancipación. Sin ella, sin un proyecto de igualdad, el “relación de”, en el sentido en que abre el pensamiento y señala una
hombre no es más que una especie animal, “apenas más interesantes posibilidad. El nombre, en tal sentido, es lo que es pensado en el
que los cerdos o las hormigas”. Una especie, como la mayoría de pensamiento y señala un trayecto singular. No es determinación ne-
ellas, absolutamente domesticable. cesaria ni contingencia absoluta, es aquello que une un posible y una
prescripción. El nombre no es un concepto, por lo que no es posible
nombrar al nombre, ni definirlo, ni siquiera inscribirlo en una tota-

100 101
lidad exterior a él (el contexto de su emergencia); lo cual implicaría yente del sujeto político post acontecimiental; 2. El acontecimien-
sacrificar la singularidad del nombre, su capacidad de nombrar lo to abre la situación a la infinitud de posibles, lo cual da inicio a la
innombrable de un acontecimiento. deliberación como esencia del proceso; y 3. El acontecimiento sus-
Entender la política como pensamiento y someterla a las con- cita siempre la reacción del Estado, que se manifiesta comúnmente
diciones de la antropología del nombre implica, ahora en términos como represión. Al mismo tiempo, la fuerza del acontecimiento y
de Badiou o si se quiere filosóficos, capturar la existencia y composi- la política que de ella deviene permiten dimensionar la potencia
bilidad de verdades contemporáneas que tienen lugar: del Estado, quien muestra su debilidad (en más o en menos), lo
cual hace posible pensar una estrategia en la huella de dicho acon-
Por lo cual ella (la filosofía) evalúa y piensa aque- tecimiento.
llo de lo que su tiempo es capaz, en materia de verda- A las condiciones del acontecimiento colectivo le sigue el
des (de singularidades) (Badiou, 2009, 47). intento de pensar los modos históricos de existencia del proyecto
emancipador (formas organizativas, estrategias, enunciados, etcéte-
Una verdad es una singularidad y también un procedimiento ra) como también la formulación de hipótesis sobre la lógica de sus
de subjetivación, es decir, de creación de sujetos colectivos; es tam- capacidades, impasses o contradicciones.
bién el ámbito de un acontecimiento singular que hace de lo innom- Luego de las condiciones, de la identificación de los modos
brado el lugar de un nombre y de una posibilidad, al mismo tiempo, históricos y de la formulación de hipótesis sobre el devenir, es ne-
política y subjetivante. cesario hacer la pregunta acerca del mayor enigma de la política
El programa de Badiou se distancia, de este modo, del plato- contemporánea: ¿por qué las grandes gestas revolucionarias, los he-
nismo e incluso de las teorías consensuales como la de Anna Haren- roicos alzamientos populares, las guerras de liberación que triun-
dt, Rorty o Habermas. faron en nombre de la libertad, la igualdad y la justicia terminan
siempre en burocratizaciones estatales extremadamente compactas
e inoperantes, acompañadas o precedidas por la masacre y el terror?
Metapolítica Es necesario, en dicha dirección, comprender la lógica del
vínculo originario que existe entre revolución y terror, el cual nace
La metapolítica comienza afirmando el axioma de la igualdad como con la Revolución Francesa y acompaña siempre a las revoluciones
destino real y posible más allá del carácter secuencial, raro y singular victoriosas (1917, 1946, etcétera).
de la política en tanto procedimiento de verdad o subjetivación. La respuesta que da Badiou apunta al corazon del proceso re-
A partir del axioma se pueden pensar las condiciones bajo las volucionario y abre una discusión sobre su naturaleza y vicisitudes.
cuales un acontecimiento es político. Esas condiciones parecen ser: Existe en toda revolución un proceso de radical imprevisibilidad,
1. El acontecimiento debe ser colectivo, lo cual remite a un pen- de surgimiento y presencia de singularidades excluidas, de anomia
samiento o procedimiento de verdad atribuible a la multiplicidad generalizada (ninguna revolución puede darse normas porque si lo
de un colectivo. No es posible pensar la política si no partimos del hiciera no sería una revolución). Se trata siempre de una situación
enunciado de que la gente puede pensar el pensamiento constitu- que carece, en parte, de control debido a la radicalización inma-

102 103
nente del proceso. Los líderes revolucionarios no controlan todo La capacidad de reinventar las vidas
y permanecen bajo amenaza de aquello que los rebasa; de allí el
recurso al terror. Una objeción, finalmente, en relación al escepticismo que Badiou
A todas luces, el terror es una simplificación, una manera de atribuye a Rancière. En algunos de los textos de Rancière hay indica-
abolir el problema en vez de resolverlo, lo cual deja sin saldar y abier- ciones valiosas para repensar algunas de las coordenadas centrales de
ta una cuestión que es la del presente: inventar los modos actuales de los procesos militantes, entre otras, indicaciones tácticas de utilidad
la política, sus emplazamientos, sus organizaciones, sus estrategias. en la creación y organización de sujetos políticos. De lo que se trata
Finalmente, ¿cuál debe ser la relación entre política (como es de la lógica de la explicación, esta vez, con el foco puesto en la
procedimiento subjetivante) y Estado? La política clásica, bajo su dinámica política y en las teorías de la alienación, ya sean de filiación
forma multipartidista y parlamentaria, compartió con las políticas filosófica o sociológica.
revolucionarias un principio básico de representación, por el cual las La capacidad esencialmente humana de reinventar las vidas
fuerzas sociales organizadas en partidos tenían por objetivo último —afirma Rancière— ha sido transformada por la teoría crítica en
(vía elecciones o vía revolución) acceder al control del aparato de incapacidad para juzgar las situaciones. El magisterio marxista pre-
Estado. tendió instruir a las masas ignorantes para encontrar la realidad de
Ahora bien, la observación de Badiou sobre la crisis actual de las cosas detrás de las ideologías. Los relatos posmarxistas, más tar-
esta configuración, parte de cierta paradoja que se desprende del de, enseñaron que no había nada detrás de la realidad (o hiperreali-
ideal revolucionario bajo la hipótesis comunista y su ideal progra- dad), sólo sus simulacros. Es preciso sospechar, propone Rancière,
mático de disolución del Estado (Badiou, 2009, 126). del magisterio iluminado que despierta las consciencias, ya sea para
La captura del poder estatal no debería ser el objetivo de los movilizarlas en la vía de la revuelta o para comunicar la inexorable
procesos políticos propiamente dicho, por lo cual, estos procesos resignación de su potencia. Solo consigue reproducir la lógica del
deberían mantenerse a una distancia prudente del Estado. El final amo y el ignorante. No se trata de descubrir la Verdad de la sujeción
de la política clásica, de este modo, plantea una nueva distancia, social en las profundidades de la subjetividad alienada. La situación
un cálculo de separación, una corrección entre el procedimiento parece ser otra.
de verdad (político) y el Estado, el cual debe restringirse más que Los grupos, las comunidades —ya lo hemos dicho— crean
apropiarse.35 nuevas formas de vida que corren la línea de las asignaciones, los
lugares y los nombres, sin necesidad de profetas o maestros. Se pasa
35
Resultan de interés, para pensar los contextos recientes, las tesis políticas de Ba- de una configuración del mundo a otra configuración distinta; no se
diou. En nuestro medio, la crisis de los partidos tradicionales ha dado paso al sur- trata allí de un proceso de comprensión de las profundidades de la
gimiento de nuevas formas de organización. Tras la debacle de los partidos tradi- realidad sino de una creación: de nuevas capacidades, posibilidades,
cionales, los movimientos sociales han sido uno de los principales protagonistas en
las luchas políticas latinoamericanas. Los piqueteros, Tupaq Amarú en Argentina, distribuciones y enunciaciones.
el Movimiento de los Sin Tierra en Brasil, los pueblos indígenas en Perú y Bolivia Hace tiempo he propuesto una vía que avanza en una direc-
surgieron, la mayoría de ellos, de la noche plena neoliberal latinoamericana. Sus ción similar. En un texto sobre la integración escolar escribía:
objetivos políticos, que van desde reivindicaciones diversas hasta proyectos socia-
les, no plantean el acceso al parlamento y mucho menos la captura del Estado.

104 105
La generalización de la escuela pública estableció
una nueva relación con el saber. La disociación entre
la teoría y la práctica, que se procesó no sólo en la
escuela, posibilitó la invención de un nuevo sujeto: el
sujeto al que se le supone Saber. Dicho sujeto, avalado
por la jerarquía de la Ciencia, enajena al aprendiz de
sus conocimientos y establece las bases de su aliena-
ción.
El resultado de la escisión del cuerpo y el pensa-
miento —junto a la jerarquía que allí se procesa— ha
Cuarta parte
sido la formación del mito que fundamenta la relación
moderna del hombre con el conocimiento, según el

¿Cambia la
cual, en la experiencia de conocimiento resulta nece-
saria la participación de un Otro que sabe.
Ese Otro, el maestro, el especialista, etcétera, no

escuela?
puede estar ausente, es imprescindible, en tanto su au-
sencia deja al sujeto huérfano e incapaz en su vínculo
con el objeto (de la Vega, 2008, 110).

La lógica del maestro y el ignorante ha inspirado, no se equi- Una percepción de la historia hu-
voca Rancière, la lógica militante y las estrategias de constitución de mana como la historia de metáforas
los colectivos políticos, aún en ámbitos radicalizados. Salir de ella sucesivas nos permitiría concebir al
implica, sin duda, concebir otros modos de expandir las capacidades poeta, en el sentido genérico de ha-
y las verdades. La creación de nuevos léxicos, juegos de lenguajes, cedor de nuevas palabras, como el
nominaciones que ofrezcan visiones alternativas de lo visto o perci- formador de nuevos lenguajes, como
bido a la vez que permitan visualizar lo no visto, aquello que perma- la vanguardia de la especie.
nece sin enunciar, además de constituir al sujeto de su enunciación, Richard Rorty
parece ser la lección que nos brinda la historia, al menos la historia
de las luchas por la igualdad.

106
Capítulo Primero

Premisas de libertad

Desde hace décadas, la escuela sueña con el cambio. Luego del mayo
francés, la urgencia por transformar la enseñanza puso en jaque a
los viejos anhelos de reproducción. El sueño sobrevivió a los comu-
nismos difuntos y a sus ideales de igualdad y libertad. Si se trataba
entonces de cambiar a la sociedad para transformar luego sus insti-
tuciones, se cree ahora —lo cual parece improbable— en cambiar a
la escuela sin incomodar al conjunto social.
Conocemos la trampa y debemos dimensionar su eficacia (de
la Vega, 2014). Sabemos que no es posible cambiar solamente a la
escuela; su transformación es también la del conjunto y la pregunta
sobre la primera debe hacerse sobre el segundo.
La transformación de cualquier institución plantea el mismo
tipo de problemas que se presentan en relación al cambio de la socie-
dad. Desvincular ambos problemas impide pensar el emplazamiento
complejo y la dinámica de la política y la historia. Lo cual nos con-
duce a interrogar nuestras hipótesis sobre dicha lógica, como tam-
bién a la filosofía junto a la política, que es su condición, para volver
luego sobre la escuela. Es necesario —lo cual he intentado hacer en
los capítulos anteriores— revisar nuestras premisas, los axiomas y los

109
lugares desde donde miramos, describimos, interpretamos. Retomar rara, surge de la contingencia o del acontecimiento, trascendiendo
aquel ejercicio virtuoso de cotejar las viejas descripciones desde otro las condiciones de posibilidad que dispone la estructura en sus enca-
lugar, otras palabras, otros nombres. denamientos y condiciones.
Interrogar las transformaciones nos lleva a mirar las multiplici-
dades más que las unidades, las revueltas antes que las revoluciones,
Políticas de la igualdad los cruces imprevisibles, las subjetivaciones y experiencias que nacen
y desbordan las previsiones. Buscamos la historia en realizaciones
La versión clásica describe a lo político como un epifenómeno de las más modestas que las recordadas (la revolución francesa o comunis-
lógicas económicas, respondiendo ciegamente a la inexorabilidad de ta), en los márgenes o fronteras, allí donde las nuevas sensibilidades
sus leyes. Hoy hemos abandonado la perspectiva estructural junto a trazan los disensos e impugnan las viejas particiones mientras actua-
la pretensión de un saber revelador que anticipa el curso de la histo- lizan el axioma de la igualdad.
ria para focalizar en lo político como “momento instituyente” (La- Tales reconfiguraciones no provienen de un alumbramiento
clau, 2005, 98), de reconfiguración o reorganización de la sociedad. repentino de las consciencias como resultado del magisterio político
En la misma dirección, prestamos mayor atención a aquello de una elite militante. No se trata de multitudes ignorantes que ac-
que no estaba presente en la estructura antes de constatar el desplie- ceden, en virtud de ciertas condiciones, a una toma de consciencia
gue de un movimiento ya inscripto desde siempre. Permanecemos o esclarecimiento ideológico. Se trata del eterno e infinito retorno
atentos a la contingencia más que a la necesidad, al acontecimiento de la capacidad humana de crear, de ir más allá del “plan” (natural
más que a lo inexorable, a la libertad que trasciende las leyes y orga- o social):
niza la revuelta.
Ya no nos obsesionamos con la gran noche que cambia para El hombre es capaz de quemar los planos, de ir más
siempre los destinos infames y las distribuciones obscenas. Nos dis- allá de su propio plan y de su propia condición, a fin
ponemos antes a seguir la línea discontinua del relámpago virtuoso de poder expresar finalmente la naturaleza que crea
que ilumina las sombras y muestra la silueta renovada de la igualdad. (Deleuze, 1991, 69).
La revuelta que no excluye la revolución, el eterno retorno sin la
dialéctica que revela el fin anunciado de la historia. Reconfiguración que es siempre una declaración, un axioma,
Desde ahora ningún programa o proyecto prescribirá las vías una prescripción de la igualdad; también invención del nombre para
de la emancipación. La libertad “también la igualdad” no será pro- iluminar lo desigual. La nominación surge en el mismo lugar donde
metida sino declarada, enunciada en el acto de nombrar. Se trata del algo permanece sin nombre y representa la contingencia subjetivan-
acto de un sujeto que existe sólo luego de la nominación. La actuali- te que actualiza la igualdad. El estado de desigualdad se vuelve visi-
zación de la libertad o la igualdad, en la escuela o en otros ámbitos, ble luego del surgimiento y revela, en las posibilidades inauguradas
parece ser el resultado —se ha dicho— de una aparición secuencial; por un nuevo pensamiento, la trama infame que disfraza la ilusión
el surgimiento episódico de sujetos políticos con capacidad para del Uno, sin fallas.
nombrar lo que aún permanece innombrado. Dicha subjetividad es

110 111
El crepúsculo de las palabras La genealogía del gueto remite al crimen humanitario co-
metido en la tierra de la libertad. La tragedia de los esclavos, su
Desde las revueltas lideradas por Ida Wells-Barnett36 en 1832 que confinamiento urbano, la feroz cacería blanca, las violaciones, los
reivindicaban la igualdad de los negros en Mississippi hasta el fa- asesinatos, las humillaciones fueron amortiguados —sin dudas—
moso discurso de Luther King en 1963 (“Tengo un sueño…”) por el lazo comunal.
toda una trama de lo asignado ha sido reconfigurada en múltiples Harlem, Brownsville (Brooklyn), Camden (Nueva Jersey),
espacios y sujetos. El universo de color que irrumpía hacía visible la el East Side de Cleveland, Watts (Los Ángeles), la “Metrópolis
tragedia: “llegó como un precioso amanecer para terminar una larga Negra”, como denominaron St. Clair Drake y Horace Cayton al
noche de cautiverio”.37 Sowth Side de Chicago no solo otorgaron cohesión e identidad
El crepúsculo, tras una de las noches más oscuras de la his- sino también posibilitaron una producción, en varios ámbitos, que
toria moderna mostraba también la vida que insiste y se rebela, alcanzaba a las instituciones blancas, amenazaba su hegemonía y
creando universos, experiencias y nuevos posibles. La música (el denunciaba su brutalidad.
ragtime, el jazz, el blues, el soul), la danza (el charleston, el swing), Harlem fue el modelo y la Meca del mundo negro a comien-
el canto religioso (el negro spiritual), la poesía y la pintura, los de- zos del siglo veinte en Estados Unidos. La lucha por la igualdad y
portes fueron elaborados en un contexto, el gueto negro, donde se los derechos avanzaba allí junto a los círculos literarios, a los clubes
consolidaba el lazo comunitario y la identidad. de jazz como el Cotton Club o el Savoy Ballroom, al básquetbol
negro que comenzaba a brillar, también a la quiniela clandestina
y a las mafias desarrolladas en torno al juego y a la venta ilegal de
36
Ida Wells-Barnett lideró una campaña en contra de la segregación en el ferro- alcohol.
carril, en Memphis, en 1884 luego de que un conductor de la Chesapeake, Ohio No se trató tan solo de una voluntad resuelta que enfrentaba
& South Western Railroad Company la obligó a cederle el asiento a un hom-
bre de raza blanca. Wells se negó a ceder su sitio e inmediatamente contrató un los crímenes y las humillaciones sino también de la promoción
abogado para demandar a la compañía de ferrocarril; ganó el caso en el tribunal virtuosa de una identidad nueva que reconfigura el campo de las
local, pero la compañía apeló en la Corte Suprema de Tennessee la cual dio la asignaciones y los destinos. No se trató solo de las luchas de Ida
vuelta a la sentencia. Años más tarde participó en la redacción de un periódico,
cuyo nombre era Free Speech (Libertad de expresión) con una línea editorial que
Wells-Barnett o de aquella liberada por otra mujer negra llama-
impugnaba la segregación. En 1892 se vio obligada a abandonar la ciudad a causa da Rosa Parks38, quien terminó en una cárcel de Montgomery en
de la publicación de un artículo escrito por ella denunciando el linchamiento de 1955 por haberse negado a ceder su asiento a un blanco en el auto-
tres amigos propietarios de una tienda de ultramarinos acusados de quitar clientes bús. Sin duda, fueron todos ellos puestas en acto del axioma iguali-
a sus competidores blancos. El mismo año publicó el famoso panfleto “Southern
Horrors: Lynch Law in All Its Phases” (Los horrores del sur: La ley de linchamiento 38
El 1 de diciembre de 1955, Rosa Parks acabó en la cárcel luego de negarse a
en todas sus fases) que junto a otro titulado “A Red Record” (Un logro rojo) fueron
ceder el asiento a un blanco y moverse a la parte trasera del autobús. El acto de
el inicio de su documentada investigación y campaña contra los linchamientos. En
desobediencia encendió la chispa del movimiento que lideraría Martin Luther
1928 después de jubilarse Wells escribió su autobiografía titulada “Crusade for Jus-
King, cuando se organizó, tras el episodio, un boicot negro al uso del transporte
tice“(Cruzada por la justicia). Falleció el 25 de marzo de 1931 a la edad de 68 años.
urbano. En 1999, el Congreso de los Estados Unidos consideró a Park “Madre de
37
El discurso de Luther King retomaba el Salmo 30:5 de las Sagradas escrituras. los derechos civiles modernos” y le otorgó una medalla de oro.

112 113
tario que abre el trayecto emancipador. La marcha de Washington, La inclusión constituirá más tarde, lo sabemos, el relevo tác-
donde una multitud negra soñó con el sueño de Luther King ha tico que introduce al multiculturalismo masivamente en la escuela
sido, en tal sentido, el lugar posible para un pensamiento abierto cuando el programa neoliberal muestra la naturaleza despiadada del
por dicho trayecto. Se trata también de una voluntad afirmativa Capital. El nuevo ideario ingresó de la mano de la educación espe-
que construye subjetividad, produce sensibilidades e intensidades, cial39; la declaración de Salamanca marcó el punto de inflexión en
lenguajes, experiencias de goce, rebeliones de cuerpos y enuncia- cuanto a la legitimidad del nuevo paradigma. Desde entonces, la
dos, reconfiguración de las palabras y las cosas. mayoría de los sistemas educativos de la región han adherido a sus
Se trata, sin duda, de la herencia sublime con la cual los ne- principios y seguido sus propuestas de acción.
gros norteamericanos pusieron en jaque la supremacía blanca, tras Replique desnaturalizado del sismo original, el multicultura-
apropiarse de espacios, nombres y sonidos. La epifanía negra puso lismo introdujo la impugnación de los viejos estigmas, que clasi-
en circulación formas inéditas de vida, lo cual sedujo al mundo ficaban y segregaban a niños y niñas en el interior de la escuela.
blanco y permitió multiplicar, también al compás de la lucha polí- Un conjunto amplio de problemáticas y saberes ingresaron junto a
tica, las experiencias de la igualdad. la promesa. Afroamericanos, feminismo, pueblos originarios, disca-
pacitados prepararon el ideario que irrumpe en 1994 y promete la
transformación profunda de la escuela de Occidente.
Arqueología de la identidad Pero volvamos a nuestra pregunta, ¿cambia la escuela? Antes
de ensayar una respuesta aunque más no sea provisoria, interrogue-
No nos creamos lejos de aquella experiencia, o al menos de su tra- mos a la Educación Especial.
ducción académica. La integración escolar, es decir, la posibilidad de
estar juntos todos los niños en un espacio igualitario encuentra su
razón arqueológica en aquella epifanía original. El actual multicultu-
ralismo de la escuela hunde sus raíces —desconocidas para los maes-
tros— en los Estudios Étnicos, una variante de los Estudios Culturales
que reconocen en la cuestión afroamericana su referencia central.
En sus últimas realizaciones, el mosaico multicultural incluyó a los
Disability Studies (Estudios sobre la discapacidad) aparecido oficial-
mente en la convención de la MLA de 2002 (Cusset, 2005, 142).
La integración, es preciso recordar, fue la consigna por ex-
celencia en la lucha por los derechos civiles cuyo eco resuena, sin
dudas, en su adopción por parte de la escuela. En Salamanca encon-
tramos los vestigios afroamericanos, prolijamente deshistorizados,
39
como corresponde a una postulación de principios auspiciada por Codificada por el saber psiquiátrico de fines de siglo diecinueve, la escuela espe-
uno de los primeros socialismos conservadores y el Banco Mundial. cial fue creada como ámbito de institucionalización de alumnos anormales, débi-
les o deficientes (de la Vega, 2010).

114 115
Capítulo Segundo

La escuela especial

Luego de la promesa redentora, todos, sin excepción, reclaman el


ingreso al paraíso. Tras la ascensión simbólica resulta necesario el
ingreso real. En el reino de lo Mismo, o del consensus, el paisaje se ha
vuelto complejo y extraño. La confusión imaginaria de los cuerpos,
el extrañamiento extremo del mundo, la angustia generalizada que
no se detiene y envuelve en un torbellino de ansiedad y miedo ya no
constituyen problemas, solo diferencias en los modos de la existencia
de la infancia y de su diversidad.
Una especie de fundamentalismo de la alteridad se apodera
del axioma igualitario para decretar el fin de los sufrimientos y del
dolor, que hacen estragos. Sus militantes han conseguido acomo-
darse en la noche de los espantos; promueven leyes, fallos judiciales,
organizan cruzadas (contra el psicoanálisis en Francia, por ejem-
plo), también políticas.
El fundamentalismo ha instalado el “todos a la escuela co-
mún”, que desprecia a la educación especial, paradójicamente, el
ámbito más sensible hoy en cuanto a los alumbramientos y los
destellos. El “todos a la escuela común”, no obstante, comienza a
descubrir su otra cara, velada y denegada. El maltrato, en las condi-

117
ciones ficticias de una inclusión que no incluye a nadie, devasta las fundamentos.40 La política educativa, por su parte, ha llegado a
subjetividades y eterniza el padecimiento extremo de una infancia despreciar los servicios especiales; bajo el pretexto de la inclusión,
en estado de excepción. la gestión sueña con eliminarlos, sin pagar costos políticos al mis-
Son los resultados de la tragedia, que ya no es comedia. El mo tiempo que satisface la lógica neoliberal.
dolor de existir en niños, niñas y adolescentes —codificados como Ambas omisiones, teórica y política, deberían interrogarnos.
TGD, TEA, TDAH, oposicionistas, etcétera— ha crecido expo- ¿Cuál es la estrategia de la cual responde aquel olvido? ¿Por qué per-
nencialmente en paralelo al crecimiento de las industrias de medi- manece ignorado un ámbito tan productivo, complejo, contradicto-
camentos, especialistas e “inclusiones”. También junto al reinado rio, con efectos amplios en el conjunto de la escuela?
del Capital y al avance inexorable de su voracidad y depredación; Ha sido en las instituciones diferenciales donde fue elaborada
de lo cual nada ni nadie escapa (discapacidad, educación, etcétera). la arqueología del alumno anormal, reverso sombrío y fundamento
El sufrimiento de la infancia en estado de excepción cons- invertido de la normalidad escolar. Reconocemos allí una arqueo-
tituye la peor pesadilla de la escuela. Denegada al fin, escindida logía negativa (segregación, estigmas, encierro) como positiva (pro-
de la conciencia, sus restos diurnos retornan, inquietan, corroen, moción de especialistas, ensayo de tecnologías, etcétera). Junto a su
mientras la farsa codifica la culpa y el dolor. desconocimiento teórico y político, las ideas revulsivas entran hoy
al conjunto de la escuela de la mano de la educación especial. Ver-
dadero centro subjetivo, lugar de enunciados, existencia paradójica,
La estrategia del olvido enuncia su verdad para luego desaparecer.

Desde Salamanca, la escuela especial renueva sus emplazamientos


Las razones de la teoría
y ocupa el centro de la escena; una lógica extraña, no obstante, la
precipita inexorable hacia su propia desaparición. Antiguo territo-
En primer lugar, habrá que interrogar a la academia sobre las razones
rio maldito, la escuela especial supo renegar de su historia. Redimi-
del olvido. No encontramos allí, salvo contadas excepciones, a la
da por la cruzada identitaria buscó reconciliarse, olvidar su pasado,
discapacidad o a la educación especial como objeto de enseñanza o
expiar sus pecados y levantar sus condenas. Una vez despojada del investigación. El olvido habla por sí solo de sus razones e interroga
fárrago psiquiátrico/pedagógico, configura su paisaje más íntimo sobre las relaciones de la Academia con la escuela —o su falta de
mientras abraza, conmovida, el sueño de la integración. relación—. Dicha distancia protege de la vulgaridad de las conta-
Tras la reconversión discursiva, lo cual no excluye virtuo- minaciones mientras preserva a los espíritus lúcidos, en el Reino de
sismos y sorpresas, la educación especial permanece aún como te-
rritorio desconocido. Sus vicisitudes resultan alejadas de la teoría 40
Carlos Skliar escribía hace algunos años: “la educación especial y las deficiencias
como también de la gestión del Estado, pese a su centralidad y son, sin dudas, tópicos subteorizados. Y esto sucede, curiosamente, en una época
gravitación. La subteorización, en dicho ámbito, fue anunciada donde los acontecimientos más tribiales, como lo son el dormir, el fumar, correr,
hace tiempo con argumentos que todavía insisten y renuevan sus usar un aro, mirar al vacío, comprar objetos inservibles o hacer dieta, son hiper-
teorizados” (Skliar, 2000, 92).

118 119
la abstracción. La hegemonía de los saberes abstractos lleva como Argentina, en su nueva primavera neoliberal, parecía cami-
presupuesto, no asumido, una desconexión entre la teoría y los pro- nar en la misma dirección. Sin dar pasos contundentes (como lo
blemas reales, locales, situados. fue el decreto 2082 en Colombia que prescribió compulsivamente
El alejamiento de la escuela corre paralelo al exceso de la abs- el desmantelamiento del aparato vigente) ensayaba, avanzó o re-
tracción. Dicho abuso —el estatus ontológico del Otro, la multi- trocedió según la magnitud de la reacción. Sin duda, el contexto
plicidad del Ser, por ejemplo— lleva a una sobrefilosofización, la no fue el mismo. La ola inclusiva que crecía hacia fines de siglo
cual conduce a la creación de un solipsismo académico, enroscado veinte daba aire suficiente para instalar la reforma neoliberal de la
en sí mismo e irrelevante. En la incontaminación de los claustros, la escuela colombiana (descentralización, eliminación de las escuela
formación de capillas con oficiantes ilustres, catecismos consagrados especiales, tercerización de servicios, privatización, etcétera). Lue-
y creyentes devotos desactiva la creación y la producción. Una triste go de dos décadas de inclusión, el panorama parece ser otro.
letanía sobre las condiciones del Ser, las virtudes del Lenguaje o la Los fundamentos que fueron fuentes de apasionamientos y
imposibilidad del Goce reprime las preguntas y los disensos. certezas comenzaron, en los mismos entusiastas, a incomodar o
La academia desconoce la discapacidad o la educación espe- inquietar. Las investigaciones que llegan desde afuera refuerzaron
cial mientras entona, vehemente y obstinada, la lírica noble de la
las razones del desaliento. Las reflexiones del Norte siempre han
identidad. Sin duda se trata de un viejo problema, la desvinculación
sido sensibles, en primer lugar, por su impacto ante las conscien-
de la teoría y la práctica, o mejor, del trabajo manual y el trabajo
cias ilustradas y luego por su propia confiabilidad.
intelectual, en el cual la Academia lleva la mejor parte. Se trata del
En tal sentido, el libro de Frank Gresham (1992), que descri-
procesamiento de las jerarquías en ámbitos teóricos, lugar sensible y
be los límites de la integración de alumnos con discapacidad en el
estratégico en la producción de un Sujeto (supuesto de) Saber.
estado de Louisiana, es ilustrativo. Con una casuística amplia, Gres-
Allí es donde debería jugarse la emancipación, en la suspen-
sión de la suposición, o en su liquidación, y promoción de otra su- ham muestra la magnitud de los efectos del rechazo de la escuela ha-
posición: la de la igualdad de las inteligencias, de las posibilidades cia los niños integrados y dimensiona, con contundencia, el fracaso
del pensamiento. consiguiente de las políticas norteamericanas de integración42.
Son más conocidos y preocupantes, al menos en nuestro
medio, los resultados en Colombia. La descentralización junto a
Las razones de la gestión la eliminación de la escuela especial va de la mano de la creciente
privatización. Por otra parte, al interior de la escuela integrado-
La lógica de la gestión sueña con la desaparición de la educación ra se percibe el avance del caos y el desaliento, ante la farsa que
especial. Colombia avanzó primero con una astucia que invoca, an- supone, tras la imposición, el rebasamiento del viejo andamiaje
tes que la racionalización de los gastos del Estado41, la politicidad escolar.
correcta de la idea de inclusión.
42
En los Estados Unidos, la categoría de integración, ahora utilizada en el ámbito
41
Algunas estimaciones sostienen que un sistema inclusivo cuesta al Estado entre 7 de la discapacidad, nace en el seno de las luchas por los derechos civiles de los años
y 9 veces menos que sostener sistemas paralelos. (Bariffi, 2013, 451). sesenta.

120 121
Como en Colombia, la gestión oficial parecía seducida por la ¿Cómo evitar la inexorabilidad de la desaparición de las ex-
eliminación de la escuela especial. Mientras Europa o Estados Uni- periencias bajo captura y el hundimiento en la noche del senti-
dos la reivindican —sin despreciar la integración o la inclusión— do? La respuesta no es simple. Algunas certezas, no obstante, nos
la periferia pobre mira para otro lado mientras espera, paciente, la muestra la historia de las comunidades, los grupos, las revueltas.
oportunidad. Es preciso retomar, en tal sentido, la distinción que conocemos
El final esperado del ciclo argentino preanuncia los nuevos entre los grupos sujetos y los grupos sometidos, para referirnos a
debates. La inclusión, la integración, la educación especial o común, aquello que puede hundirnos en el goce thanático y melancólico
diferencia e igualdad, son debates sin saldar aun entre quienes pro- de una triste letanía sobre el maltrato estatal, el contexto social,
ponen profundizar la democracia. la soledad, etcétera, o exaltarnos por el eros desatado de un grupo,
con vocación de sujeto, que prefiere reformular las coordenadas y
las condiciones de su alienación.
La elección —se trata de una opción política— debe llevar-
nos de la exaltación al goce sereno de quien examina su tiempo y
Prácticas de libertad concluye. No para decretar desde las alturas la profundidad impo-
sible de las ideologías o las trampas del Estado sino para inventar
palabras, neologismos, juegos de lenguaje, metáforas vivas que am-
Retomemos la pregunta sobre el cambio. Más allá de los enuncia- plíen nuestras capacidades, nuestra potencia de decir.
dos o de la ficción políticamente correcta, en el nuevo escenario Es preciso crear palabras nuevas para llevar voz a quienes
escolar existen —sin duda— experiencias de lo nuevo alumbran- están padeciendo el dolor y el sufrimiento extremos; solo una polí-
do prácticas de libertad, reconfigurando las viejas designaciones y tica, es decir, un procedimiento de subjetivación colectiva, aunque
prescripciones. Muchas de ellas situadas en los márgenes, en las sea minoritario, aumentará nuestra capacidad de proferir e incor-
fronteras o desiertos, allí donde el sufrimiento se vuelve extremo, porar nuevos sujetos, descontados hasta ahora. Una política de la
donde la pobreza y la miseria, la discapacidad, el género, el color noche, de las oscuridades, que pueda poetizar nuestras palabra, de
de la piel trazan destinos y dictan condenas. una esperanza sin luz ni iluminaciones, puesto que lo diurno, la
Dichas experiencia, tal vez minoritarias pero sensibles, per- claridad, fracasó —el cogito de las ideas claras y distintas— e hizo
manecen invisibles y el destino de la gran mayoría de ellas es su estragos al presente.
reconfiguración bajo la lógica de lo Mismo, su absoluta neutrali- Política nocturna cuyo fin es el deseo de vida, la invención o
zación y desactivación. Se trata de alumbramientos fugaces, qué la creación. Su medio es la narrativa, la poesía, las sensaciones, sin
aparecen y desaparecen en la captura inmediata de los regímenes duda la ironía —como pretende Rorty—; su estrategia es la sustitu-
obscuros. La disposición junto a la intuición y ciertas contingen- ción de las viejas metáforas muertas por nuevas metáforas; su ética es
cia, alumbran, muchas veces, el espacio virtuoso donde la imagi- la recreación de la vida, eterno retorno de lo eterno, de lo infinito.
nación crea e inventa. Sin duda, lo mejor de esta política de la noche está también en su

122 123
táctica, que utiliza palabras despojadas de sus usos o inventa neolo- Epílogo
gismos, juegos de lenguaje para engañar al sentido. Poetización de
la política, privatización de la lengua y ética del sujeto, individual o
colectivo, que no se acostumbra al desierto —como quería Arendt— 1
y aún cree en las utopías.
Occidente vive en tiempos no políticos. Una subjetividad inter-
valar hace de los pragmatismos y escepticismos opciones de época
con efectos generalizados. La eficacia de los viejos nombres parece
agotada; sus lugares fueron ocupados por designaciones útiles para
la gestión de las cosas y su nuevo ordenamiento.
La turbación, no obstante, fastidia aún en la periferia donde
los populismos malditos siguen dando señales de vida. Con genea-
logías nobles, los progresismos latinoamericanos transformaron la
geografía pobre del sur luego de inventar las palabras y emplazar
los afectos.
Es necesario precisar que ha sido “trabajador” más que “obre-
ro” el nombre del acontecimiento en América Latina, contempo-
ráneo al nacimiento del peronismo en Argentina y del Partido de
los Trabajadores en Brasil. El Día de la lealtad, un 17 de octubre
de 1945, abrió una secuencia vinculada al surgimiento de un nue-
vo sujeto, el cual anudó la consciencia de las masas a los nombres
peronismo, justicia social y trabajador.43 Tras su agotamiento, el
nombre “trabajador“ fue sustituido por “diverso” —promovido
por los organismos internacionales y la Academia— y sus signi-
ficantes asociados, en primer lugar: el sujeto discapacitado. Uno
de los lugares centrales de esa sustitución ha sido la escuela, cuya
localización es problemática, en principio, en lo que concierne a su

43
Una ecuación similar estremecía para entonces a todo Brasil, cuando la extensa
revuelta “queremista” encolumnada detrás de la figura de Getulio Vargas inaugu-
raba, en paralelo al peronismo, la era de los populismos insurrectos.

124 125
relación con el Estado.44 comienza con alusiones a la crisis de la escuela e interroga sobre la
La gestión, sabemos, es hoy del orden de lo “políticamente inclusión, en tanto objetivo prioritario del sistema educativo:
correcto”, es decir, procede por expropiación de la singularidad del
nombre para promoverlo como universal asimilable a la lógica del ¿El aumento del acceso a la escolarización, es sufi-
Estado. De esta manera, los nombres provenientes de las luchas ciente como objetivo?
minoritarias (negros, mujer, discapacitado) pierden su singulari-
dad y sus capacidades revulsivas para ilustrar la nueva ficción de la La pegunta apunta directo al corazón de la escuela y desnu-
escuela —y no solo de ella—. da, de un golpe, las zonas obscuras de la política. Meirieu responde
Se trata, como se aprecia, de un mecanismo astuto y sutil- eludiendo los datos “duros” a los cuales hace referencia la periodista
mente tramposo que anuda el poder a sus resistencias, en un dispo- en la presentación y sitúa las coordenadas doctrinales de “la escuela
sitivo que desactiva, neutraliza y confunde. También ilusiona, en inclusiva”: la igualdad, la diferencia, la singularidad. Ante el deber
los dos sentidos del término. En el sentido platónico: lo universal de la escuela de ocuparse de cada uno y de cualquiera, la periodista
(la Idea) solo produce copias imperfectas en el reino de las som- contraataca:
bras. En sentido motivacional, el sueño del cambio, de la transfor-
mación de la escuela. Ambos, en ocasiones, se confunden. Pero esta personalización, al menos en nuestro sis-
Hemos ubicado también allí las bondades del diván. La libe-
tema, no se da.
ración psicoanalítica, en ocasiones, aplaza la política, despolitiza,
desplaza la revuelta y la dirige hacia los signos o significantes, don-
Meirieu no tiene otra opción que asentir y continuar con el
de lo imposible se encuentra en el registro de lo Real.
“deber ser” inclusivo. Señala, retomando los ideales de la inclusión,
sobre la necesidad de que la escuela pública enseñe a todos, más allá
del acceso y advierte acerca del peligro de una escuela mediocre,
2
aunque inclusiva, porque va a generar, seguramente, una periferia
En noviembre de 2013, Philippe Meirieu conversaba con una perio- que se presenta como escuelas de excelencia.
dista del diario La Nación, un medio distinguido por la divulgación La pregunta que sigue introduce uno de los tópicos recurren-
de las ideas de la derecha culta en la Argentina.45 La conversación tes del liberalismo:

44
¿Qué lugar encuentra el mérito del alumno en esta
La escuela pública es una agencia del Estado; en cuanto tal está sometida a la
gestión del mismo que procede de acuerdo a una lógica que no es la de la política, concepción?
en el sentido que le doy al término.
45
La Nación, 10/11/2013: Philippe Meirieu: “La escuela ya no se ve como una ins- Meirieu responde invocando a la sociología crítica y su con-
titución capaz de reencarnar el bien común”. Al 23/04/2020 se accedía al artículo cepción del mérito como categoría ideológica que oculta las des-
desde el siguiente link: https://www.lanacion.com.ar/1636530-philippe-meirieu- igualdades sociales.
la-escuela-ya-no-se-ve-como-una-institucion-capaz-de-reencarnar-el-bien-com

126 127
La siguiente pregunta, otra recurrencia, interroga sobre la po- Lacónica, la sentencia de cierre de la periodista ironiza sobre
sibilidad de que existan “escuelas de excelencia”, con examen de in- dicho fracaso:
greso destinadas a los mejores alumnos.
Ante los esfuerzos de Meirieu, quien profundiza en las bonda- Como sucede en la Argentina con la escuela públi-
des de la cruzada inclusiva, le sigue una pregunta/afirmación de la ca, inclusiva. (El resaltado es nuestro)
entrevistadora, que incomoda:

¿Alcanza con las instituciones escolares para operar 3


a favor del trabajo del alumno? Pienso en un alumno
vulnerable con problemas materiales, que come mal… Mientras Occidente soñaba con el fin de la historia, la pedagogía
La escuela difícilmente pueda suplir todas estos déficits. francesa, desde Lenoir a Meirieu, promocionó la escuela inclusiva,
a tono con la Unión Europea y UNESCO. Europa, no obstante,
palidece ahora ante el avance del Islam y sus estrategias del terror.
El diálogo, llevado hacia ámbitos reales, desplaza a Meirieu de
El escenario cambia, se derrumban las antiguas convicciones y se
su denodado esfuerzo por permaneces en el interior del “deber ser”.
rehacen los fundamentos.
La pregunta, que adquiere mayor significación hoy, en un contexto
La Alteridad ha comenzado a ser sospechada en el lugar mis-
ya conocido —el índice de pobreza es casi del 40 % en chicos meno-
mo de su redención. Ante la Yihad islámica, los poderes se enervan
res de 14 años— muestra la realidad contrastando, sorpresivamente,
y las fronteras se cierran mientras las asonadas responden con más
con la ficción.
terror al terror. La inclusión pierde su brillo; ya no será invocada allí
La reflexión de la periodista del diario de la derecha argentina
para fundamentar la pedagogía de las diferencias o el desarrollo de
sobre las posibilidades de la escuela en favor de todos estos niños, las capacidades y la ampliación de las libertades.
parece más razonable que la del ilustre pedagogo: En los suburbios, en cambio, sigue la inercia y se desconocen
las novedades. La inclusión, ahora, va de la mano de la calidad, al
La escuela —afirma la periodista— difícilmente menos allí donde el neoliberalismo renace rejuvenecido y obce-
pueda suplir todas estos déficits. cado. El viejo dogma será desempolvado y remozado: formación
permanente, privatización de la enseñanza, restauración de los cir-
Finalmente, Meirieu debe reconocer los argumentos que se cuitos del privilegios, gestión de las masas o biopolítica, pobre e
le presentan. Propone entonces una proporcionalidad virtuosa en intrascendente.
favor de la inclusión: un alto porcentaje de alumnos “con grandes La eliminación de la escuela especial está incluida en el mode-
dificultades” conspira contra el ser inclusivo de la escuela, lo cual lo. La corrección política y las posibilidades de racionalización del
implica el fracaso no sólo de ella —aquí coincidimos con Meirieu— gasto así lo imponen. Al “todos a la escuela común” le corresponde
sino también de la democracia. la reactualización de los especialistas y sus propuestas.

128 129
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Junto al psicoanalista y el filósofo, los especialistas en biodi-
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Una trama compleja de indicaciones diferentes, y muchas ve- res. Prometeo Libros.
ces contradictorias, confunde y desalienta al maestro, quien pasa del
estado de duda al estado de culpa, en especial, cuando la Gestión lo  Bariffi, F. (2013). Madrid. España Dykinson.
responsabiliza del fracaso de la educación.  Bauman, Z. (2005). Identidad. Buenos Aires. Losada.
Hemos situado allí al crimen perfecto, lugar de las desapa-
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letanía de la inclusión elimina de las consciencias las palabras que  Baudrillard, J. (1984). Las estrategias fatales. Barcelona. Ana-
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