HACE SIGLOS LA SITUACIÓN EN EL IMPERIO DEL SOL NACIENTE ERA MUY DIFERENTE A LA ACTUAL. En aquel momento eran las mujeres de las aldeas niponas –conocidas como Ama– las que se sumergían para practicar la pesca bajo el mar. Estas mujeres lo hacían, obviamente, sin ningún tipo de aditamento que las ayudase a respirar.
Tras muchos segundos de inmersión retornaban a la superficie con un botín de cubos de madera rebosantes de erizos de mar, langostas, algas marinas y pulpos. Uno de los trofeos más codiciados era el abulón, un molusco de una sola concha, parecido al caracol, pero con la particularidad de que es capaz de producir perlas nacaradas, de textura rugosa y porosa.
Estas mujeres se sumergían en las aguas, a menudo a temperaturas inferiores a los cero grados, hasta sesenta veces en una sesión de buceo, que se podía repetir tres veces al día. Se creía que por el mero hecho de ser mujeres eran más adecuadas para esta tarea, debido a que tenían una capa aislante extra de grasa en su cuerpo, que supuestamente les permitía contener la