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La Llave De Luz
La Llave De Luz
La Llave De Luz
Libro electrónico123 páginas2 horas

La Llave De Luz

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Información de este libro electrónico

En una época oscura, cuando las criaturas mágicas aun vivían junto a los
hombres, un joven de una estirpe imposible se dispone a recorrer un largo
camino en busca de su pasado sin imaginarse que en ese camino encontrar
grandes aliados y mortales enemigos. Elfos, magia, demonios, hombres,
fantasmas, ogros parecen decididos a perseguir no solo a este curioso
muchacho sino a un objeto invaluable llamado La LLave de Luz cuyo poder
es capaz de arrasar o salvar el universo mismo, que tiene que ver el muchacho?,
quién lograra tomar aquel místico objeto? esas respuestas las encontraras
solamente si lees estas paginas, te atreverias?

IdiomaEspañol
EditorialEmooby
Fecha de lanzamiento5 mar 2011
ISBN9789898493224
La Llave De Luz
Autor

Lestat De La Cuadra

“Desde pequeño las letras y las imágenes fueron mi pasión”Escritor y fotógrafo, nacido el 10 de agosto de 1980, siempre ha visto ambas ramas entrelazadas, para él no hay diferencia entre una profesión y otra.En el 2004 se unió a la agrupación literaria ecuatoriana Buseta de Papel.El cuatro de Julio del 2004 fue publicado en el periódico guayaquileño El Telégrafo su cuento de temática infantil “Jugando Al Amor”.Junto con la agrupación Buseta de Papel el cuento corto “Los Hermanos del Confín del Mundo” en la antología: Buseta de Papel, En la Encrucijada de un Tiempo Perdido en el 2005. En el mismo año dos escritores (Augusto Rodríguez, poeta y Miguel Chávez cuentista) le solicitaron sendas fotos para ser publicadas como portadas en el poemario: La Bestia que me Habita y el cuentario Círculo Vicioso para Principiantes en un pequeño tiraje de libros a ser publicados en Cuenca (Ecuador).En el 2005 participo en el primer Festival de Poesía Joven HUGO MAYO en el que se propagaron los poemas allí leídos, se publicaron dos de sus poemas: “Dáñame” y “La Cuerda de Malaquías”.Sus fotos participaron en una antología donde mezclo fotografía, pintura, poesía y narrativa (Arte en Tres tiempos, 2006 Editorial NOVELARTE).Sus trabajos fotográficos han sido publicados en Holanda y Praga por revistas independientes y circulan por varios Blogs.En diciembre del 2007 el Blog peruano EL RINCON DEL DIABLO publico un cuento en su mes de literatura No Heterosexual llamado: “El Clímax del Silencio”.En febrero del 2008 se publico un cuento corto que llevaba por titulo: “Orgasmo Interdimensional” en el Fanzine de rock: MARFUZ en Manta, Ecuador de edición limitada.Del Sábado 19 de Abril hasta mediados de Julio trabajo junto a la Subsecretaria de Cultura (sección costa) dando clases de narrativa a gente de escasos recursos económicos que tenían poca experiencia con la literatura. Fue asignado a la Fundación HOGAR DE CRISTO.En la edición número treinta y cuatro (34) de Octubre-Noviembre del 2008 de la Revista virtual REMOLINOS (Edición de Aniversario) fue publicado mi cuento División Subconsciente y luego (en la edición de Diciembre- Enero) se publico: El Lugar Prohibido.En Noviembre del 2008 un artículo sobre la vida nocturna en Ecuador apareció en la revista turca: yeniHarman.En Julio del 2009 se lanzo mi primera obra en solitario, el libro de cuentos cortos “El Aullido de las Moscas” cuya temática es de estilo gótico y psicodélico.En Febrero del 2010 realizo un taller en LibriMundi Guayaquil (Ecuador) sobre literatura Gótica y Vampiros.A finales del 2010 publico el primer tomo de la novela grafica Death Metal (Que constara de 3 tomos)

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    La Llave De Luz - Lestat De La Cuadra

    EL NIÑO SIN MEMORIA

    Al principio, cuando no existían presente, pasado o futuro y todo era un solo momento; en ese instante se escribió una historia ya olvidada la cual se inició una noche de luna llena en las inmediaciones de uno de los bosques más perfectos y verdes del continente de Sorián.

    En ese lugar empezó el recorrido un único protagonista; un niño de extraña apariencia que no recordaba quién era. Solo recordaba el terror que abrigaba su corazón; antes de morir de miedo y soledad fue rescatado por manos gentiles que lo guiaron a una cama mullida y un cálido fuego que calmaron su temeroso corazón haciéndolo dormir profundamente y entre sueños suspiraba inconsciente: Estoy solo, nadie me quiere y estoy solo.

    –Calma mi niño, todo estará bien – le susurraba una suave voz, despertándolo del profundo sueño en el que había caído.

    Todo se desvaneció de la mente del muchacho llevándose aquellos recuerdos hasta que finalmente abrió sus ojos fijándolos en un techo extraño que no reconocía.

    –Que bien que estés despierto, ahora me dirás qué te pasó – dijo una voz que provenía del exterior de la habitación donde descansaba el chico.

    Una figura vestida con una túnica blanca y de apariencia rolliza entró a la habitación con una charola llena de manjares para él, los cuales, en cuanto los vio los devoró sin demora, a vista y paciencia de la sonriente mujer quien parecía ser hecha de cristal por la suavidad de su piel.

    –¿Dónde estoy? –preguntó el joven sin dejar de devorar su comida.

    –Estás en mi casa, soy Edorin, protectora de los bosques del este –decía la joven mujer, mientras se sentaba en una silla de mimbre.

    –Yo creo reconocer ese nombre – se dijo a sí mismo el muchacho dejando de comer.

    –Es difícil que alguien no conozca a uno de los elfos más antiguos de la tierra.

    Cuando escuchó esas palabras sus ojos se abrieron de par en par y observó las dos orejas puntiagudas que sobresalían por entre el cabello rubio de la mujer.

    –¡Eres un elfo! – exclamó sorprendido.

    –Lo soy en verdad, de lo contrario nunca hubiera podido curar tus heridas, que eran de por sí mortales. ¿Me dirás quién te las hizo?

    –No lo sé, todo está muy confuso, recuerdo muy pocas cosas de mi pasado – decía, mientras se rascaba su cabeza aun adolorida.

    –Entonces tendremos que averiguarlo poco a poco, ¿recuerdas tu nombre?

    –La verdad es que no recuerdo nada de mí.

    –Bien pues te daré un nombre –dijo la joven dama con una sonrisa – Me recuerdas a alguien que conocí hace tiempo ya, te llamaremos: Kishiro, si estás de acuerdo en ello.

    –En realidad, hubo un nombre que recuerdo, no sé si es el mío, pero en mi sueño era como si lo fuera.

    –¿Y cual será ese?

    –Laitalë.

    La joven abrió sus ojos de par en par mientras sacaba un viejo manuscrito de un pequeño cofre de plata, tratando de mostrarse calmada al dar la cara a su invitado.

    –Entonces Laitalë será – dijo ella mientras acariciaba su rostro.

    Los elfos no suelen permanecer solos. La melancolía para su raza es peor que esperar la muerte que rara vez les llega, sin embargo Edorin prefería esa soledad tanto de mortales como los de su raza, pues se había auto impuesto la tarea de ser la protectora de la naturaleza y del bosque. Ella decidió, por motivos ocultos acoger al joven perdido quien no parecía ni humano ni elfo sino, más bien una extraña e imposible mezcla de ambas razas.

    En la frontera oscura, más allá del final del mundo, se extendía una tierra muerta donde reinaba la desesperación y la locura. En aquel siniestro lugar una conversación se desarrollaba entre dos seres envueltos por las sombras del paraje.

    –Así es maestro, lo dejé moribundo en el Bosque de la Desesperanza

    –¿Pero, está muerto? – susurró una voz que parecía inundar todo el paraje, estremeciéndolo todo.

    –Estoy casi segura.

    –Casi no es suficiente. Una cosa que he aprendido con los siglos es que casi no suele ser un buen presagio ¡Ve y termina tu trabajo! y lleva a Kareshi contigo. Le hará bien practicar ahora que ya se acerca el tiempo.

    El ser se inclinó al escuchar aquella orden, mientras una sonrisa vacía se esbozaba en su sensual rostro.

    Los días pasaron normales para Laitalë y Edorin, quienes se hacían cada vez más amigos, al punto que ella empezó a enseñarle algunos de sus secretos mágicos. Pero el tiempo se acercaba de separarse, Edorin lo sentía en el ulular del viento; por lo que un día optó por entregarle un mapa haciéndole jurar que, si algo le pasaba a ella seguiría el mapa hasta el refugio que allí señalaba. ¿Qué podría pasarte?, eres un elfo aseguró Laitalë, encontrando absurda la insistencia de Edorin, sin embargo, él prometió hacerlo.

    LA MUERTE DE EDORIN

    Pasaron varias semanas desde el encuentro entre el muchacho y la elfa, cuando nubes de tormenta empezaron a amenazar el cielo y una figura humanoide con un par de alas negras surgió de las nubes descendiendo de forma amenazante.

    Al sentir la presencia de la oscuridad en su bosque, Edorin sujetó a Laitalë recordándole la promesa, mientras observaba a aquel ser de cabellos rojizos quien se acercaba peligrosamente al bosque sagrado.

    –Veo que no estás muerto, no importa, terminaré el trabajo con gran felicidad – dijo mientras de su mano derecha salía un fuego azul hasta formar una afilada espada.

    –¡¡Huye!! – exclamó Edorin, mientras creaba una pared de árboles frente a esa extraña mujer.

    –Eso no me detendrá hechicera – gritó Sarashi mientras cortaba la pared de un tajo.

    Laitalë corrió desesperado. No sabía por qué lo perseguían o qué había hecho para sufrir algún castigo terrible, corrió hasta que ya no pudo más y cayó al piso exhausto y jadeando, al levantar la cabeza vio como Edorin y aquel ser volaban por los aires dando lo mejor de cada una para cumplir su misión.

    –Nada me detendrá hechicera, ningún ser vivo ha vencido a la gran guerrera Sarashi

    –¿Eres Sarashi, la guerrera de la oscuridad? – preguntó Edorin, deteniéndose por un momento y mirando desde lejos al muchacho.

    –Esa soy yo – respondió el ser con una atrevida reverencia.

    –Entonces ya sé qué hacer, ¡Huye Laitalë y hagas lo que hagas no mires atrás! – gritó Edorin al tiempo que soltaba su espada al piso y le sonreía a Sarashi.

    –Pe-pero, ¿Qué hay de ti?

    –Olvídate de mí y recuerda el mapa que te dí, síguelo al pie de la letra y estarás a salvo, ¡Huye!

    –¡¡Por la estrella del inmortal Gott, ruego a los vientos del Sur y del Este...!!

    –No, no lo hagas– dijo Sarashi– nos destruirás a las dos. No uses la magia de los Cuatro Vientos ¡NO!

    Una luz entre azul y blanca envolvió el lugar de la pelea y una explosión tan fuerte como un huracán empujó a Laitalë lejos enviándolo directo al piso mientras ramas y hojas salían volando por la fuerza de la explosión.

    –¡Edorin! –gritó Laitalë sin recibir respuesta alguna.

    Asustado y confundido, Laitalë no tuvo otra opción que dormir a la intemperie arrullado por un suave y tibio viento que recorría aquel lugar, mientras los árboles parecían protegerlo de cualquier mal.

    A la mañana siguiente el sol brillaba y las aves cantaban, perecía que nada hubiera sucedido y por un momento Laitalë lo creyó así. Lenta y tímidamente, se fue acercando al lugar donde ocurrió la batalla, para confirmar que nada de eso había ocurrido, que todo había sido un mal sueño.

    No fue así. Donde antes estaba la casa solo quedaban restos de madera quemada y humo, también había árboles quemados y huellas de una gran batalla, pero ni rastros de Edorin o de Sarashi.

    –Debes seguir tú camino querido Laitalë – habló una voz ahogada que parecía venir de todas partes y de ninguna.

    –¿Qu…qué, quién?

    –Soy yo

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