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Hasta que apareciste tú
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Hasta que apareciste tú
Libro electrónico286 páginas4 horas

Hasta que apareciste tú

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Información de este libro electrónico

Sonia es una chica inteligente, guapa y con un gran futuro por delante, trabaja como secretaria en un despacho de abogados. Su vida durante los dos últimos años ha sido bastante tranquila, compartiendo piso con su mejor amiga, Isa, quien en unos días se va a casar. A partir de ahora su vida cambiará, se quedará sola, aunque su amiga le insiste en no dejar de disfrutar cada momento. 

Sonia, junto con sus amigas y las hermanas de Isa, ha organizado una despedida de soltera. La disfrazarán, irán a cenar y saldrán de fiesta para celebrarlo. Esa noche su vida dará un giro al conocer a Héctor Gómez, amigo del novio, un atractivo empresario colombiano que está de negocios en Madrid por unos meses y que vendrá como testigo a la boda.
IdiomaEspañol
Fecha de lanzamiento7 may 2019
ISBN9788417570705
Hasta que apareciste tú
Autor

Annabelle Lee

Annabelle Lee, nació un 20 de agosto de 1992, en Palma de Mallorca. En la actualidad, estudia la Formación Profesional de Grado Superior de Administración y Finanzas. Ha autopublicado tres obras, Blue Island: tratar de olvidar a alguien es recordarle para siempre (2016); Blue Island: El pasado siempre regresa (2017) y Menospreciada: Nunca te des por vencida (2017).

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Hasta que apareciste tú - Annabelle Lee

Prólogo

¡Por fin estoy en casa! Vaya mañana más ajetreada he tenido con la despedida de soltera.

Tengo los pies molidos con estos tacones, me duelen muchísimo. Me he pateado casi todo Madrid para ultimar varios detalles como ir al restaurante y a la discoteca para el reservado, ya está todo preparado y pagado para mañana por la noche.

¡Menudo fiestón! Y eso que no soy para nada fiestera, pero esta vez me hace ilusión y estaremos todas las chicas juntas.

Cierro la puerta de mi armario con llave, ahí es donde he guardado un par de artículos sorpresa para la novia y no puede verlos porque si los ve no querrá salir de casa.

Es jueves o, mejor dicho, juernes y empiezan mis vacaciones.

Mi trabajo me encanta, pero un descanso no viene nada mal. Veinticinco días en casita. ¡Qué felicidad! Podré terminar de ver todas las series que tengo pendientes. Nada de papeleo ni de escuchar el teléfono a cada rato.

Ahora que me quedaré sola porque mi compañera de piso y mejor amiga se casa tendré mucho más tiempo libre. La echaré de menos, me alegro mucho por ella, lleva dos años de relación y se la ve muy feliz.

La boda es dentro de veintitrés días, exactamente el 16 de junio de 2018. Ella está histérica y yo atacada de los nervios, ¿por qué? me ha pedido que diga unas palabras en su boda. ¿Por qué me tiene que meter a mí? Con la vergüenza que tengo… Todo el mundo me mirará. Sólo de pensarlo, tiemblo.

Encima no sé ni que decir. Empiezo a mirar por internet ideas porque no sé ni por dónde empezar. ¿Hablo sobre nosotras o sobre ellos? ¿De cómo se conocieron? Estoy en blanco.

Oigo la puerta abrirse y las llaves que se dejan caer en el cuenco de la entrada.

Cierro rápidamente el portátil.

Viene directa al salón y lo primero que veo es un zapato que vuela y va directo a la cortina casi dándole a la televisión.

—¡Ya está aquí la alegría de la casa! –Me giro y la veo con la cara roja y secándose las lágrimas—. ¿Qué te pasa?

—Nada.

—¿Nada? Si, ya. —Le hago sitio en el sofá, dejando el ordenador encima de la mesita y le indico que se siente—. Cuéntame.

—No te quiero amargar, he tenido una discusión con Sergio por la despedida de soltero.

Sergio. Despedida de soltero. Conceptos que me suena a bronca gorda.

Conozco a los amigos de él, sé lo que le han preparado a él y estoy segura de saber lo que ha pasado y como Isa es tan celosa de su reacción.

—Se lo quieren llevar de strippers, ¿no?

Asiente y se pone a llorar como una magdalena, la abrazo, sé que no le gusta la idea y para ser honesta a mí tampoco. Que tu futuro marido esté observando a una chica que se contonea encima de él, bailándose y desnudándose no es plato de buen gusto. Sé que ella es celosa, y no le gusta nada la idea y la entiendo.

—¿Y si se emborracha y hace alguna locura o se le va la mano con ella? ¡Es que le mato y le corto los huevos! La única cosa que le pedí que no hiciera y va y lo hace.

Esa es la idea que él también crea que se va de strippers. Me quiero reír, porque la veo así y me siento mal.

Menuda pelea debe haber sido.

Hemos decidido que se hagan las despedidas juntas. Primero cada grupo hará su tiempo, cenará y después saldremos de fiesta todos juntos y que así se vean los novios.

Nosotras haremos tuppersex aquí en casa y regalarle unos detalles a la novia, salir a cenar y de fiesta para reunirnos con ellos.

—Tranquilízate. Le habrán hecho otra cosa. Ve a comer algo y después nos ponemos una película, ¿sí?

Isa se levanta y se mete al baño.

Abro el grupo de la despedida que tenemos en el WhatsApp y comienzo el cotilleo. Les digo todo lo que ha pasado a las chicas y muchas de ellas se ríen porque se imaginan a Isa como un basilisco y pegando gritos.

Me encantaría decirle que es una broma, pero no lo puedo hacer. Me sabe mal verla así, pero mañana cuando descubra todo se reirá, o eso espero, porque igual se ríe como que te puede meter una galleta de las suyas.

Me ruge el estómago. Ya ha pasado media hora desde que ella entró en el baño. La he escuchado que seguía llorando.

Los celos son muy malos.

Así que mientras Isa se pone el pijama voy a preparar la cena, abro la nevera y saco lechuga, tomate y varias hortalizas para hacer una ensalada y unas pechugas de pollo.

—Míralo, enviándome corazones. —Le oigo decir.

—Qué pastelones sois.

—Me ha dicho que no me preocupe, que confíe en él y que todo saldrá bien. Siente mucho la pelea que hemos tenido y que me ama mucho.

Asiento mientras remuevo la ensalada y la aderezo.

—¿Estás más tranquila?

—No.

Pestañeo varias veces por su respuesta.

Sé cómo funciona su cabeza y esta noche no pegará ojo o si duerme tendrá pesadillas.

No me extrañaría que en mitad de la madrugada se levantara y viniera a mi cama a dormir a mi lado. Ya le ha pasado otras veces.

Deja el móvil en la encimera de la cocina y se pone a preparar la mesa.

—¡Es que no lo entiendo, coño! ؙ

Da un manotazo a la encimera y yo doy un salto del susto.

Ya estamos otra vez. Pongo los ojos en blanco porque sé que va a estar así hasta mañana.

—Deja de pensar en el tema. Tú confías en él, se quiere casar contigo, te quiere con locura y se casa contigo sabiendo que estás loca. ¿Qué más quieres?

—Tienes razón, pero me come por dentro. ¿Y si llamo a los lugares de striptease de Madrid para saber dónde lo hace?

—Hazlo, pero no creo que sean cuatro o cinco los locales que haya.

No lo va a hacer.

—Ya mañana si eso. Ceno y me voy a dormir, este cabreo me ha dado dolor de cabeza.

—¿No íbamos a ver una película? —Niega con la cabeza.

—¿Y tú cuándo piensas echarte novio? Todas tenemos menos tú.

—Ya, ya lo sé. No quiero tener pareja estoy muy bien sola.

Siempre la misma canción. ¿Qué pasa que una no puede estar sola? Estoy bien como estoy, no tengo que rendir cuentas a nadie. Ni peleas absurdas o por celos. Ya he tenido suficientes parejas como para saber que no es lo mío. No soy romántica. Voy a mi bola y punto.

—Pues Álvaro está coladito por ti. Lo escuché el otro día de su boca.

—¿Álvaro? A ese le gustan todas.

—¿Y? Está buenorro, date una alegría al cuerpo.

¡Ah no! Yo no soy de esas, yo soy de tener sexo en pareja. No me gusta el acostarme con alguien simplemente porque esté bueno. No, no. No me sale y no me siento bien después con un aquí te pillo, aquí te mato.

Y menos con Álvaro, aunque sea guapo y tenga los ojos claros, se cuide y vaya al gimnasio, el ser gilipollas lo jode todo. Es que abre la boca y la caga. No puedo con él.

—No. Ya sabes lo que pienso. No soy de un polvo de una noche.

Me sonríe. Yo levanto una ceja ante esa sonrisa, sé lo que piensa.

—Ya, ya.

Sirvo los platos y empezamos a cenar, o mejor dicho, ceno yo sola mientras veo la televisión porque ella está pegada al móvil enviándose mensajes de WhatsApp con su futuro marido. De vez en cuando sonríe.

—Estaba todo muy rico, como siempre.

Lava el plato, los cubiertos y su vaso, me da las buenas noches y cierra la puerta de su habitación.

Buenas noches digo mentalmente.

Capítulo 1

Los preparativos

Tenía el despertador programado para las ocho y media, pero he desplazado la alarma del despertador para cinco minutos más y me he dormido…

¡Me he dormido! Hacía años que no me pasaba.

Son las nueve y media de la mañana, me desperezo de la cama, aunque me cuesta mucho.

Hace un día muy soleado y sin nada de viento, abro las ventanas y el sol me da directamente en la cara, no veo por unos segundos y me encanta.

Por fin ha llegado el día tan esperado, se me estaba haciendo eterno.

Ventilo la habitación, aireo las sabanas y me preparo para desayunar fuerte, dicen que es la comida más importante del día, hoy es un día especial.

¡La despedida de soltera! Estoy emocionadísima.

Reviso el móvil y ya veo más de cincuenta mensajes en el móvil. Que cotorras que son ya de buena mañana han estado dándole al teclado.

Lidia mandando audios de que tiene planeado para la noche. Raquel, la hermana de Isa, enviando GIFs como loca y comentando como lo hará para recoger a Isa del trabajo y entretenerla para que no venga a casa hasta que la chica de la reunión esté aquí.

Tengo una mañana muy ajetreada. Limpiar la casa a fondo, recoger todo lo que hay por medio de mi habitación, empaquetar los regalos, decorar la casa e ir a comprar un par de cosas para el picoteo.

Mientras desayuno un café con leche, dos tostadas con mermelada y un vaso de zumo de naranja hago zapping en la televisión. Estoy sobadísima, me pesan los ojos… Si pudiera, seguiría durmiendo, sé que lo haría.

No dan nada interesante, en antena 3 el programa de Susanna Griso no tengo ni idea de que habla y tampoco pongo mucha atención. En Telecinco el programa de Ana Rosa, cotilleo puro… ¡que pereza! Cambio.

Finalmente, decido pulsar tres botones: el uno, el cero y el cinco para escuchar música en el VH1 y veo que dan anuncios de música para empezar VH1 Suffle y sale Paloma Faith con Only love can hurt like this. Pego un grito de felicidad al verla y la imito. Canto muy mal y desafino, pero como estoy sola en casa, disfruto. Me encanta su voz y sus agudos.

Your kisses burning to my skin

Only love can hurt like this

But if the sweetest pain

Burning hot through my veins

Love is torture makes me more sure

Saco todos los utensilios de limpieza que necesito: varios trapos; uno para pasar el polvo, otro para las ventanas y otro para el baño, el aspirador que está en la galería y la fregona.

Me recojo el pelo en un moño alto y empiezo con las tareas.

Primero de todo empiezo por los muebles del comedor pasando el polvo, el aspirador y fregando el suelo. Mientras se seca voy a mi habitación hago la cama y la ropa que está apilada en una silla la pongo a lavar, así que ahora tengo más trabajo una lavadora y planchar.

Por último, el baño fregándolo, quitando los restos de cal del lavabo y los pelos que hay, también recojo las toallas sucias que van directas a la lavadora y poniendo unas limpias.

La casa ha quedado perfectamente limpia y en solo dos horas y media. Si mi madre estuviera viviendo conmigo que orgullosa estaría de mí.

Saco la ropa de la lavadora y la tiendo lo más rápido que puedo y de manera que después no tenga que plancharla, me da mucha pereza planchar.

Y ahora, ya por fin, voy a la ducha rápidamente porque aún me queda ir a comprar al supermercado: varias botellas de vino, champán, varios tentempiés y ron para esta tarde durante la reunión.

Para mi suerte, lo tengo en la esquina de casa así que cojo unos leggings que tengo en el armario y una sudadera con un bolsillo delantero donde guardo la cartera con la tarjeta.

Bajo las escaleras, caminos unos pasos hasta la esquina y entro en el establecimiento.

Cojo una cesta y voy al pasillo del alcohol, después a los congelados para comprar una bolsa de hielo que la meto dentro de una bolsa térmica. Giro hacia el pasillo donde está la panadería y cojo tres bandejas con bocaditos salados, y por último, el pasillo de la tentación, el pasillo de los dulces donde todas me han dicho que debo ir, sí o sí.

Donuts, croissants de chocolate, galletas, pastelitos de la pantera rosa, donettes. El paraíso. La tentación. Explosiones de sabores en grasas trans.

Hoy caemos todas después de varias semanas sin comer nada de nada para estar perfectas en la boda de Isa y Sergio.

—¡Eh, Sonia!

Ay madre. Me giro y son Álvaro y Lucas, el novio de Lidia, los dos llevan cestas totalmente llenas de carne, algo de verduras, varios packs de cerveza, salsas y patatillas.

Me acuerdo de lo que me dijo Isa por la noche y empiezo a ponerme roja. ¿Por qué me pongo roja? Ni siquiera me gusta.

—Hola chicos —saludo a los dos—. ¿Todo eso para esta noche?

—Faltan más cosas, pero sí.

Por lo que veo van a hacer una barbacoa en casa de Lucas, igual se viciarán a la Play o Xbox o lo que tengan y beberán toda la noche.

—Ya veo que vosotras también os lo habéis organizado bien. ¿Qué vais hacer?

—¡Oh, bueno! Tendremos un stripper en casa y cenaremos con él —me rio—. Y lo demás ya lo sabéis. Cuando salgamos del restaurante os aviso para deciros cosas. Os esperaremos en el reservado de la Discoteca Velvet, ¿de acuerdo?

Los dos asienten y se despiden de mí, también tienen que organizar lo que sea que vayan a hacer.

Reviso la cesta para asegurarme que tengo todo lo que necesitaba para esta tarde y todo preparado.

No hay mucha cola, voy a la caja a pagar y esperando a que los de delante paguen, aviso por el grupo de que ya tengo todo comprado, que me he encontrado a los chicos y todo lo que llevaban.

Lidia vive con Lucas desde hace unos meses y lo que había pensado me lo imaginaba, tarde de Call Of Duty en la casa de ellos, bebiendo cervezas y de barbacoa.

Pago y me subo a casa para comer ya son las dos de la tarde. En tres horas vendrán las chicas para ayudarme a decorar la casa y a las seis vendrá la organizadora de la reunión del tuppersex.

Espero que se acuerden de traer el disfraz de Isa es la única cosa que no he podido guardar por si ella lo descubría.

Iremos todas vestidas de vaqueras porque a todas nos encanta la telenovela Pasión de Gavilanes y es la favorita de ella. Ella irá vestida como Rosario Montes con una falda marrón con flecos al igual que el top y el sombrero, y las demás con faldas vaqueras, una camisa blanca y sombrero también.

Me tumbo en la cama mirando al techo y pensando en lo que me dijo Isa sobre lo de que debería tener pareja o darme una alegría.

Quizá tenga razón… Pero no sé. No me quiero acostumbrar a nadie, he aprendido a estar sola y no me va tan mal. Soy de la idea de que, si tiene que pasar, pasará. Da igual si más tarde o más temprano.

Así llevo casi tres años, he terminado mi carrera de secretariado, llevo dos años trabajando y me va genial. Estar sola me ha dado tiempo para estar conmigo misma y descubrir que quiero en la vida y que no quiero.

La última relación que tuve me enseñó varias cosas como que el primer amor que debe existir en uno mismo es el propio, es el único amor consecuente, fiel, comprensivo. Hará que te perdones a ti misma y no te defraudes y, además, te acompañarás hasta el último de tus días. También que hay que alejarse de la gente que trata de romper y empequeñecer tus ilusiones y quien realmente te ama, te haga sentir que puedes conseguir todas esas ilusiones.

En una relación debe haber amor, respeto, independencia, confianza, si no hay nada de eso es que no es amor y hoy en día es difícil de conseguir y si lo consigues hay que cuidar cada detalle para que funcione.

No es que tenga expectativas de tener una relación con un hombre que sea físicamente perfecto, me da igual. Cualquiera puede enamorarse de un físico, pero ¿de qué me sirve un físico si esa persona no te valora por quién eres o te hace sentirte pequeña? Simplemente quiero a alguien que no me corte las alas, que me deje volar y que él vuele conmigo.

Tampoco se trata de encontrar con quien nunca tengas peleas sino de encontrar quien tenga la capacidad y tiempo para secar tus lágrimas cuando estás sucedan. Aquel que soporte y tranquilice tu enfado, que esté en tus momentos de fragilidad y que tenga la capacidad de quedarse, aunque el mundo se esté acabando.

Siempre me he arrepentido de todos los errores que he cometido, pero ahora que estoy aquí tumbada en la cama, mirando por la ventana viendo el cielo y la mitad del edificio de enfrente, pensando en la cantidad de veces que me han preguntado: ¿Volvería atrás para arreglar los errores que cometiste? Siempre había dicho que sí, pero ahora si me lo preguntaran contestaría que no.

No volvería atrás. Si pasó fue por decisiones mías, decisiones que muchas fueron erróneas y que gracias a eso soy quién soy hoy día. Si no las hubiera cometido, ¿quién sería ahora? Una persona muy diferente a la de ahora seguramente.

La verdad es que hay veces que tengo un carácter de mierda que ni yo misma me aguanto, soy compleja, tengo el carácter muy fuerte, a veces me paso de sensible. No soy perfecta, simplemente soy real. Me he buscado y me sigo buscando cada día, intento encontrarme a mí misma.

La gente me ha fallado igual que yo también he fallado, siempre he intentado hacer las cosas de la mejor manera que se aunque no fuera la acertada. Pero si algo no he dejado nunca se hacer es crecer como humana y mejorar.

Aunque ahora diga que no quiero nada con nadie, no quiere decir que no quiera enamorarme. Sé que cada uno de nosotros tenemos a alguien esperándonos, alguien que es un espejo de ti mismo y que cuando le encuentras te producirá miedo. Y dicen que si da miedo es que entonces es el inicio de algo maravilloso y que es lo que realmente necesitas. Eso es lo que quiero.

Capítulo 2

La despedida

Escucho el timbre sonar una y otra vez y que aporrean la puerta, me sobresalto de la cama asustada.

¡¿Pero qué cojones pasa?! Miro el móvil son las seis y cuarto. Tengo diez llamadas perdidas en el móvil, más de veinte mensajes en WhatsApp, incluso en el correo electrónico.

¡Mierda! Me he dormido. Me he echado una siesta legendaria deben llevar fuera más de veinte minutos.

Corro hasta la puerta y la abro.

—Ya era hora. ¿Se puede saber que estabas haciendo? Llevamos llamando a la puerta hace más de diez minutos, a tu móvil, al fijo de casa, y a todos lados.

—Estaba dormida.

—¡Ya se ve ya, pues aligerando que es gerundio! Sólo tenemos trece minutos para hinchar los globos, decorar el comedor y poner la mesa con los aperitivos. Por cierto, péinate que tienes pelos de loca y cámbiate de ropa.

Raquel me entrega el disfraz, disfraz que ya todas llevan puesto. Entran dentro y se ponen a hacer los preparativos antes de que llegue la chica del tuppersex. Yo a mi habitación a vestirme y maquillarme.

La verdad que el disfraz es muy bonito. No es un disfraz en si porque es ropa normal, pero me encanta el estilo. El gorro es precioso me lo han dado de tela vaquera igual que la falda, la blusa blanca y un pañuelo de color rojo. Me maquillo los ojos aplicando un poco de rímel, el eyeliner, me perfilo los labios con el labial rojo y pintalabios del mismo color. El pelo un poco ondulado con la plancha y lista.

Todas las del grupo están en mi casa

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