Reflejos del Alma
Por Antonio Almas
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Reflejos de luz, sensaciones que se desdoblan en múltiples emociones, ecos de nostalgias no sentidas, de sueños no soñados. El alma es un lugar difuso en donde viven los más secretos personajes, lugares que al sonido de la poesía se entregan en las prosas que aquí se escriben.
Estos mundos de ficción son la imagen del alma que en el espejo se reflejan se disuelven y se sienten, entendiendo el lenguaje puro de la naturaleza, del amor y de los sentidos. Recorriendo estos caminos en pequeñas líneas, suaves textos que transportan la sensualidad de los deseos.
Aquí nos quedamos, en este mundo azul, en donde el alma es nuestro único sol.
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Reflejos del Alma - Antonio Almas
Reflejos del Alma
Ficha técnica:
Título: Reflexos del Alma
Autor: António Almas
Edición: Edición propia de António J. F. Almas
Apartado 111
7160-999 EC Vila Viçosa
Diseño y Paginación: António Almas
Impresión: P.O.D
ISBN: 978-989-96808-0-7
Depósito legal: 313029/10
Vila Viçosa, Julio de 2010
Todos los derechos reservados de acuerdo a la legislación vigente.
Prefacio
Reflejos de luz, sensaciones que se desdoblan en múltiples emociones, ecos de nostalgias no sentidas, de sueños no soñados. El alma es un lugar difuso en donde viven los más secretos personajes, lugares que al sonido de la poesía se entregan en las prosas que aquí se escriben.
Estos mundos de ficción son la imagen del alma que en el espejo se reflejan se disuelven y se sienten, entendiendo el lenguaje puro de la naturaleza, del amor y de los sentidos. Recorriendo estos caminos en pequeñas líneas, suaves textos que transportan la sensualidad de los deseos.
Aquí nos quedamos, en este mundo azul, en donde el alma es nuestro único sol.
Enero de 2010
En el silencio de la noche
Es en el silencio de la noche me permito dormitar en pensamientos perdidos en un lugar cualquiera. Aquí, entre pequeñas estrellas y grandes vacíos, mis pensamientos flotan como plumas en las alas de los vientos que soplan desde el sur.
Permanezco, escuchando, cada palabra no pronunciada, cada letra no escrita, buscando tan solamente, percibir a dónde desean ir y dónde desean llevarme. Sólo en este recorrido sin gente en dónde la multitud se comprime, en un espacio vacío, busco encontrarme dentro de la nada que soy.
Cercenado, como el trigo, me permito caer, sobre el manto de las estrellas que la noche oscura y fría, extiende sobre mí, sintiéndome perdido por el espacio infinito en un abrazo universal que me hace olvidar los orígenes y me lleva más allá de todos los límites, en el silencio de la noche.
––––––––
Dormitar salvaje
Entrego en los brazos de la noche el cuerpo exhausto. Liberto el alma, salvaje, en la oscuridad que me envuelve. En la compañía de las estrellas, cabalgo por los prados dormidos, sintiendo a cada paso el crepitar del hielo que cede a mi pasaje. Continúo, en dirección ninguna, en un deseo de liberación del fuego que me consume por dentro.
Busco en esta caminata apresurada, el cuerpo perdido en una cama cualquiera. Siento, el vacío de mi propia ausencia, volcarse sobre mis sentidos. La noche, oscura y fría, no puede mantener en mí la fuerza que emana de mi espíritu.
Permito perderme por ahí, hasta que el día amanezca y me lleve de regreso a mi cuerpo desnudo, que yace en una cama cualquiera.
––––––––
Gotas de marejada
La noche carga consigo la marejada, gotas que se condensan en mi cuerpo, que me lavan el espíritu. Al oscuro, siento la presencia del vacío, un abrazo apretado de ausencia, y el dolor de la angustia que me invade como estas gotas de agua nítida.
No entiendo la soledad, no comprendo esta necesidad de encerrarme en mí mismo. Solamente siento que necesito escapar, estar ausente, sofocarme por un instante, para renacer en un espasmo en el segundo siguiente.
En la oscuridad de la noche, despierto un ser diverso, despierto para el mundo de las sombras, de vacíos, de silencios que no busco, pero que necesito. En la noche, fría y pálida, las rajadas de luz, son espadas clavadas en el pecho, son hilos de esperanza que expulsan todo el vacío en una conexión entre el día, y mi noche.
––––––––
Flor de la noche
Camino, descalzo, sobre el prado. La luz de la luna me ilumina el camino, es intensa, blanca e inmaculada. Una flor, confundida con tan extraña luminosidad, florece ante mí. La flor de la noche, blanca, pálida, pero bella como tantas otras flores, floreció, hechizada por este claro de luna de plata, en una magia de la naturaleza, o, simplemente, en un gesto de sensibilidad.
Me senté a su lado, y allí permití quedarme, justo a su lado, contemplando la luz de la luna. Nuestros cuerpos blancos, proyectaban sombras, sobre la sombra de la noche, brillábamos, y soñábamos con un paseo entre las estrellas que acompañaban a la luna en su lento trayecto sobre el cielo de la noche.
––––––––
Despertar
Luego de abandonado sobre la cama, el cuerpo, dolorido de un día intenso, reposa sobre la seda de las sábanas. El alma flota hacia lejos, envuelta en sueños e ilusiones, dejándolo allí, abandonado, perdido, vacío de vida.
Sobre el cielo oscuro de mi noche, las estrellas son señales que me guían en este viaje lejano a ningún lugar. Esta alma sin sentidos, sigue el camino infinito de la noche oscura, buscándose en cada estrella, descubriéndose en cada galaxia, para poder regresar y tener el aliento para hacer el cuerpo que la perdió, caminando por el camino de la vida.
Luego de los sueños, el clarear del día, me llama nuevamente, el cuerpo helado, inanimado, me espera, con la nostalgia que le dejó el vacío. Regreso para un nuevo despertar, que el día, disolviendo la noche, volverá a hostigar, dejándolo exhausto, al fin de otro día más.
––––––––
Espacio de soledad
Me siento, en el borde de límite entre la Tierra y el Mar, quiero compartir con ambos mi soledad, mis ganas de estar en soledad. En el preludio del momento, dejo atrás todo lo que gané, miro al infinito sin ver lo que se viene, vivo solamente el placer de este momento en que me dejo envolver por el silencio.
Absorbo todos los sonidos que el horizonte me trae, siento, el toque del agua fría de este mar que me acaricia los pies, dejo que el espacio me devore en la soledad de este instante, en dónde el día dormita en los brazos de mi noche.
Permito que los pensamientos se resbalen en este océano que se magnifica delante de mí, ahogándose en la sal de esta agua pura. Espero, liberarme aquí, en la orilla de este abismo, de este cuerpo viejo y usado, y ganar alas para volar de nuevo, en una libertad há mucho tiempo obtenida.
Aquí sentado, espero que la noche me abrace en un prolongado momento de soledad.
––––––––
Tempestad
Noche, larga y oscura, fría y triste. Abrázame, envuélveme, absorbe de mí la energía del relámpago, escucha el grito de mi trueno, y déjame, inerte, sobre el piso de este bosque junto con las hojas muertas.
Acá, acostado en el suelo, húmedo, miro el cielo que se parte con la fuerza de la tempestad, siento la fuerza de la lluvia que cae sobre mí, y siento el olor a la tierra mojada. Las fuerzas que me quitaste dejaron mi cuerpo vacío, solamente el espíritu siente, solamente el alma sobrevive a la tormenta que me rodea.
A cada rayo, la noche se hace día, y los árboles hacen sombra sobre mi vida. Me dejo estar, abandonado a suerte de un destino escrito hace mucho tiempo, esperando por el momento en que la carne se desgarre y el alma sea llamada para la eternidad.
Espero, mientras la tempestad se desarma sobre mí.
––––––––
Renacer
Me quedo dormido sobre las sombras de la noche. Mi cuerpo se disuelve en el silencio, mientras el espíritu se evapora con el alma. En tu interior, revivo a cada amanecer, como un hombre nuevo, vacío.
Despierto en un mundo nuevo, en donde la noche es compañera de los sueños, donde el amanecer no duele, tan sólo trae luz a las sombras, y nos despierta solamente con el cantar de los pájaros.
Las sobras, dejadas atrás, son arrastradas como cenizas, por el viento norte, esparciéndose por todo el entorno. La lluvia que cayó, lavó el piso desnudo, alejando los recuerdos, dejando solamente la memoria de un tiempo que se agotó.
La nueva creación, abre los ojos hacia la luz de la madrugada que le gana terreno a la oscuridad, inspira profundamente, y se hace vida.
––––––––
Amante
Noche, amante eterna, me envuelves en un abrazo de sombras, que me acaricias el rostro con la brisa del viento norte, te siento llegar con el fin del día.
Me amas con la intensidad de la tempestad de invierno, me acaricias con la suavidad de la brisa de Primavera. En este momento perdido, sin tiempo, el calor de una noche de verano, se adhiere a mi cuerpo, y tú, desvelo de estrellas, desciende sobre mí, invadiendo mi alma con un silencio calmado y tranquilo.
Acostado, sobre este mando de oscuridad, me iluminas con el brillo de las estrellas que nacen en tu mirada, en tu sonrisa, compuesta por la luz de la luna, toca suavemente mis labios, matando la sed que la soledad un día me impuso.
Ya exhausto, de este juego de seducción, me permito dormir en los brazos de la oscuridad, en un viaje de sueños, por el mundo de ilusión. En este vuelo infinito, sin alas, te sigo atrapado en el perfume de tus cabellos hechos de colas de cometas, más allá del fin del universo, en dónde termina la realidad y empieza la fantasía...
––––––––
Esperar
En la larga noche de la vida, me paré en la cornisa del camino y me dejé estar. Mi tiempo siguió adelante, y yo, simplemente, me detuve. Me detuve a observar, las otras vidas que pasaban, los vi pasar a todos, escuché charlas, sentí la desilusión de vuestros mayores fracasos.
Soñé con todos vuestros mayores sueños. Os vi partir, tan rápido como llegáis, y me dejé estar, quieto, sintiendo como pasaba el viento, perdido en mi tiempo, sin tiempo ninguno para encontrarme.
En los momentos de soledad, mientras en aquella ruta no pasaba vida ninguna, pensé en todo lo que viví allí, soñé con lo que tendría vivido si hubiera seguido mi tiempo, medite sobre las decisiones que tomé.
Aprendí, con cada vida que pasó, recogí para mí los retazos de vuestras historias, y con el pasar del tiempo, le crecieron raíces a mis pies, a mis brazos follaje, y mi cuerpo hinchado, se endureció.
Hoy, soy solamente un árbol, en la cornisa de la carretera de vuestra vida.
––––––––
Gotas de rocío
¡Noche! No veo tus estrellas salpicarte de luz. No encuentro tu luna, faro que guía a través de la oscuridad. ¡Noche! ¿Oscura y fría, porque me dejaste quedarme aquí? En el medio de la nada, envuelto en este silencio ensordecedor.
¡Noche! Entrego en ti mi cuerpo desnudo, abandonado sobre la tierra, en la esperanza de que un pájaro aplane sobre él y le coseche el alma, llevándome para lejos de aquí, sobre el océano tranquilo, en un viaje más allá de las nubes.
Mi cuerpo, vacío, cubierto de gotas de rocío, despierta la somnolencia de la noche en el fin de la oscuridad, en el horizonte el día, suavemente desea romperte, noche, triste, que hoy me ocultaste la luz, me helaste el alma y me dejaste morir envuelto en un silencio hueco.
Espero encontrarte nuevamente, una noche diferente, en donde las estrellas me iluminan los pasos y la luna me quién hasta los sueños que siempre apreciamos juntos, envueltos en un abrazo, en un sueño tranquilo.
––––––––
Gotas de Cristal
Gotas de cristal, lágrimas perdidas en la noche. Pétalos desnudos duermen en una flor cualquiera. Sentidos desvanecidos, exprimidos, contenidos solamente en la esencia de un instante compuesto de agua, con sal mezclada.
Hoy quiero evaporarme contigo, cambiar de forma, olvidarme de toda y cualquier normativa, ser solamente aire, volátil, vacío, y nada más.
Quiero subirme, unirme a las nubes que cubren tus estrellas, convertirme en tormenta, condensarme nuevamente. Purificado, deseo caer, en dirección a la tierra, para perderme nuevamente, sobre un tejado, una flor, o simplemente, una carretera negra, un camino que me lleva nuevamente a ningún lugar.
De regreso, al mar revuelto, a través de la dulzura de un arroyo cualquiera, vuelvo a salarme como las lágrimas que se te escurren por el rostro, en esta noche oscura en que mi alma no iluminó tu recorrido.
––––––––
Balanceo
Noche, que me abrazas, que me balancear, en un sueño lleno de sueños. Que me llevas al más allá del infinito, en un solo soplo de fantasía. Permitidme dormir, esta noche, en tus brazos, envuelto en la seda oscura de tu color. Quiero descansar tranquilo, sin nada para pensar, permanecer inmóvil, perdido sin encontrarme.
Noche, permíteme permanecer en el silencio de tu mirada, inerte y plácida, como la luz de tus estrellas, que la inmensidad no logra consumir.
Quiero desfallecer, perder el ritmo hinchado de la vida, expirar el último aliento, y volar. Perderme de los sentidos, ahogar los sentimientos, y ser simplemente energía que fluya en dirección a los astros.
Noche, permanece aquí conmigo, aunque sea sólo, ¡esta noche!
Belleza desnuda
Belleza desnuda, paisaje tuyo, que mis ojos devoran. Pureza tuya, alma desnuda, que mis sentidos adoran. Escondida sobre la penumbra de la seda, bailas ante mí, oscilando como la brisa del viento, te encuentro con la mirada de quien dibuja rayas suaves sobre tu cuerpo de seda. Imagino, los sentimientos que se esconden por detrás de esa cortina que te cubre, pero, en simultáneo te despide, en un gesto de magia que envuelve este momento, en que sentado te observo, y te veo balancear al ritmo de la música suave.
Imagen perdida en la negrura de la noche, que solamente te ilumina a tí, suavidad en el contorno de tus brazos, que el carbón imprime sobre la tela, en un paisaje embriagador que me turba la mente.
Solamente tú, puedes hacer brillar el poder de la creación, que, en un instante, hace que un hombre cualquiera perciba la eternidad.
––––––––
Difuso
Floto sobre mí, en una convulsión difusa, perturbada por tu presencia. Belleza que desborda de tu cuerpo y me invade el alma, confunde el espíritu y desarrolla la libido.
Me pierdo, al contemplar tus líneas suaves, sobre las rectas curvilíneas de tu cuerpo, fantástica creación divina, Diosa, Musa, o meramente mortal.
Aquí me quedo, entre la sombra y la claridad, en este momento de penumbras, dónde te miro entre la noche, en este crepúsculo que vuelve este instante puramente inmaculado.
Sublimo la pureza del ser, nacido de la nada, concebido, trabajado por las manos del Creador, en vos, hecho mujer, que en mí despiertas el deseo de poseerte, aunque sea solamente con la mirada, turbia, difusa.
––––––––
Contornos
Las sombras de la noche dormida, delinean suavemente las rectas curvilíneas de tu ser. Contemplo en la aurora de este amanecer la ternura de tus movimientos. Siento en el aire el perfume de tu piel, que lo renueva, como un filtro purificador.
Acá, inmerso en los silencios contenidos, espero el toque de tu cuerpo sobre mi piel, quiero despertar, despertar de esta noche que muere a cada segundo que pasa, quiero renacer con la luz de tu día, recorriendo cada milímetro de tu cuerpo, en un amanecer, entre tus senos erectos.
El día crece en simultáneo con el placer que nuestros cuerpos, pegados, se dan, en un abrazo apretado. Las bocas, sumergidas en besos libidinosos, emanan pequeños gemidos que no podemos absorber cuando las almas se pierden en el infinito de este momento único, en que te tengo, en que me tienes.
Finalmente, el día, quema el cutis ya húmedo por los movimientos lujuriosos. El sol, pleno en el cielo, borró todos los vestigios de esta noche en que dormiste en mis brazos, y yo desperté sobre los tuyos.
Distante
Lejos de mi mundo, encaro la soledad como un acto de purificación, en mi mente, la imagen de otro tú se forma con la ausencia de tu cuerpo. En este lugar siquiera mi idioma soy capaz de escribir, me limito a dejar que vuele el alma, buscando encontrarte en las alas de aquél pájaro que cruza el cielo azul de este paraíso perdido en el océano.
En las aguas límpidas, sumerjo, buscando la perla de tu alma, perdida entre los corales y los peces multicolores que en ellos habitan.
Hoy, en esta soledad que me daña y desgasta, siento lo importante de tu presencia. Sólo a la noche, en la cual las estrellas cambiaron de lugar, me reconforta, con el final de otro día, trayendo hacia mí el momento en que mi cuerpo se fusionará al tuyo en un abrazo permanente.
Me abandono al pensamiento y permito que las olas y el sol me conduzcan a través de la eternidad en un instante de ternura en que tu alma viene a visitarme, en dónde el mundo termina en la línea del horizonte.
––––––––
Color canela
Tu piel color canela, tus ojos oscuros como la noche, tus cabellos, ondulados como el mar, dejaron en mí, un pedazo de tu alma. Me perdí en tu mirada intensa, me encanté con la suavidad de tu vos, te vi llega, en los trazos sutiles de un cuerpo suave que abrace en un baile infinito.
En la magia de aquel encuentro fortuito, una casualidad que el universo me brindó, llegué entre muchos, para hacerme notar el brillo de tus ojos. Me entregué a la sinceridad de tus dulces labios de miel, y al abrazo perfumado de un cuerpo fresco entre la intensidad de un sentido loco y cálido.
Luego, partí, para el otro lado del mundo, te traje conmigo en el alma, no sé si dejé algo de mí, solamente sé que no regresé completo, No sé cuánto de tí traje conmigo en este viaje fuera del tiempo, que será eterna.
Este momento en el tiempo, este cruzar de sensaciones, una herida abierta que no se cerrará jamás, porque jamás podré volver a tocarte, mi piel canela, mi aroma cálido, o como simplemente te apodé, mi cielito lindo
.
––––––––
Te encuentro
Te encuentro, en cada mujer, en cada toque, sobre la piel de cualquier cuerpo. No importa la forma, el color, los trazos, tomas de cualquier ser, te acercas, y te entregas en una mirada profunda e intensa hacia mí. Te sigo, por la vida, de cuerpo en cuerpo, de mujer en mujer, pasas, y