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Vanina Vanini
Vanina Vanini
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Libro electrónico36 páginas40 minutos

Vanina Vanini

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Esta novela publicada en 1829 y considerada unánimemente una de las obras maestras de Stendhal, narra una historia de amor entre una joven princesa (Vanina) y el miembro de una sociedad secreta de vocación revolucionaria, aunque es cierto que se ha leído también como un episodio de esa Historia italiana que tan bien conocía su autor (la lucha de los carbonarios por la independencia de Italia). Vanina Vanini es, además, la primera obra exclusivamente narrativa que escribe Stendhal. Y no sólo prefigura las que serán sus obras maestras de largo aliento, sino que hasta sus personajes son un adelanto de los que vendrán, como lo es el ambiente, sugerido con tanta sutileza y economía de medios, o los diálogos, tan concentrados y calculados. Incluso llega a emplear ya el monólogo interior en los momentos decisivos. Para Stendhal sólo había dos clases de libros: los escritos con el propósito de “hacer entender una idea” y los escritos con el propósito de “hacer sentir, dar algún matiz de emoción”. Los primeros dejaron de interesarle muy pronto, si es que alguna vez le interesaron de verdad. Los segundos fueron los que él se empeñó en escribir: “Escribir otra cosa que no sea el análisis del corazón humano me aburre”. Vanina Vanini, huelga decirlo, es de los segundos
IdiomaEspañol
Fecha de lanzamiento4 oct 2019
ISBN9788832954371
Autor

Stendhal

Henri Beyle, Stendhal (Grenoble, 1783 - París, 1842), fue uno de los escritores franceses más influyentes del siglo XIX. Abandonó su casa natal a los dieciséis años y poco después se alistó en el ejército de Napoleón, con el que recorrió Alemania, Austria y Rusia. Su actividad literaria más influyente comenzó tras la caída del imperio napoleónico: en 1830 publicó Rojo y negro, y en 1839 La Cartuja de Parma. Entre sus obras también destacan sus escritos autobiográficos, Vida de Henry Brulard y Recuerdos de egotismo. Tras ser cónsul en Trieste y Civitavecchia, en 1841 regresó a París, donde murió un año más tarde.

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    Vanina Vanini - Stendhal

    PAPA

    VANINA VANINI O PARTICULARIDADES SOBRE LA ULTIMA «VENDITA» DE CARBONARIOS DESCUBIERTA EN LOS ESTADOS DEL PAPA

    Era una noche de primavera de 182... Toda Roma estaba en movimiento: el duque de B., el famoso banquero, daba un baile en su nuevo palacio de la plaza de Venecia. Para embellecimiento del mismo, se había reunido en él todo lo más espléndido que el lujo de París y de Londres puede producir. La concurrencia era inmensa. Las rubias y circunspectas beldades de la noble Inglaterra habían recabado el honor de asistir a aquel baile; llegaban en gran número. Las mujeres más hermosas de Roma les disputaban el trofeo de la belleza. Acompañada por su padre, llegó una joven a la que el fuego de sus ojos bellísimos y su cabello de ébano proclamaban romana. En toda su apostura, en todos sus gestos, trascendía un singular orgullo.

    Los extranjeros que iban llegando se quedaban asombrados ante la magnificencia de aquel baile. «Ni las fiestas de ningún rey de Europa se pueden comparar con esto», decían.

    Los reyes no tienen un palacio de arquitectura romana y se ven obligados a invitar a las grandes damas de su corte, mientras que el duque de B. no invita más que a las mujeres bonitas.

    Aquel día tuvo suerte en su convite; los hombres estaban deslumbrados. Entre tantas mujeres destacadas, hubo que decidir cuál era la más bella: la elección no fue rápida, pero al fin quedó proclamada reina del baile la princesa Vanina, aquella joven de pelo negro y ojos de fuego. Inmediatamente los extranjeros y los jóvenes romanos abandonaron todos los demás salones y se aglomeraron en el que ataba ella.

    El príncipe, don Asdrúbal Vanini, quiso que su hija bailara en primer lugar con dos o tres reyes soberanos de Alemania.

    Después, Vanina aceptó las invitaciones de algunos ingleses muy buenos mozos y muy nobles, pero su porte tan estirado la fastidió.

    Al parecer, la divertía más mortificar al joven Livio Savelli, que parecía muy enamorado. Era el joven más brillante de Roma y; además, también él era príncipe; pero, si le dieran a leer una novela, a las veinte páginas la tiraría diciendo que le daba dolor de cabeza. Esto era para Vanina una desventaja.

    A medianoche se difundió por el baile una noticia que suscitó bastante interés. Un joven carbonarlo que estaba detenido en el fuerte de

    Sant'Angelo acababa de fugarse, disfrazado, aquella noche y, con un alarde de audacia romancesca, al llegar al último cuerpo de guardia de la prisión, había atacado a los soldados con un puñal; pero resultó herido, los esbirros le seguían por las calles siguiendo el rastro de su sangre y se esperaba que

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