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El Sexto Sentido del Sexo
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El Sexto Sentido del Sexo
Libro electrónico342 páginas5 horas

El Sexto Sentido del Sexo

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Información de este libro electrónico

Cinco hombres aprovecharán la amistad para desbordar sus aventuras y opiniones acerca del sexo y terminarán encontrando una versión distinta que supera todas las expectativas hasta ahora conocidas. 

IdiomaEspañol
Fecha de lanzamiento22 dic 2020
ISBN9781393681311
El Sexto Sentido del Sexo
Autor

D. S. Drwinland

Escritor de libros en español e inglés de género de superación, aventuras, romance, familia y juveniles. Para más acerca del autor, también puedes visitar su canal en Youtube: diamante literario. Suscribete.

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    El Sexto Sentido del Sexo - D. S. Drwinland

    A todas aquellas personas que tienen Fe.

    Todo es posible para el que cree.

    DEL AUTOR

    A sabiendas que nuestros deseos son inspiraciones interconectadas a los estados instintivos y hormonales, no propongo acertar con un nuevo método de aplicación científica una parte inmortal de los pros y los contras de una relación amorosa y sexual para este siglo veintiuno.

    Al contrario, parto de la idea de que somos soñadores y nos encanta buscar el placer donde sea y como sea. Pero, mi mayor incentivo, mi más preciado motivador ha sido y siempre será el amor que escondemos debajo de la naturaleza hormonal o natural de la que somos presas sin culpas.

    En un nivel muy explícito del interior de cada uno de nosotros se resguardan esas fórmulas sinceras, esperanzadoras, comprensivas, amorosas, que todos tendemos a ocultar por motivos externos que nos avergüenzan a tener que darlo todo como correcto cuando en realidad sólo hemos cometido el error de ser felices para siempre o por ese instante.

    El Sexto Sentido del sexo, es una historia extraída de personajes con historias verídicas que nos hará descubrir quiénes somos ante los demás, qué esperamos de ellos, de ellas, qué busca el ser humano a través de la sexualidad, qué lo motiva.

    Es esa cortina que encierra los murmullos que nadie más que nuestras parejas pueden llegar a conocer por ser las causantes de que esos susurros lleguen al grado de mortificación, conflicto, molestias, enojos, placer, encanto, belleza, dulzura.

    O, que nadie más que nuestros amigos, tienen la oportunidad de comentar, por ser los únicos que no se involucran de forma personal en el asunto, aunque al final quieran formar parte de estos escenarios. Significa que, es el único momento donde no deseamos tener sexo, donde no deseamos ser objetos o instrumentos casuales, donde no quisiéramos ser el segundo plato o la segunda opción, donde no desearíamos competir por lo que ya es nuestro.

    A fin de cuentas, solemos usarnos como tuercas mecánicas que no simbolizan nada y, ¿Es esto precisamente lo que anhelamos en el fondo como seres humanos?

    Estamos arraigados a la idea de que debemos tener mujeres para hacerles el amor, y las mujeres están sujetas a la idea de que todos los hombres son igualmente absurdos animales capaces únicamente de escupir un estúpido esperma blanco sobre un óvulo, pero, a mí me parece que lo que pretendemos con esa insaciable búsqueda de placer, discordia, expresión del instinto, despecho o incomprensión por parte de ambos géneros, es una pequeña muestra de amor. Aunque sólo sea una pequeña muestra de que no nos aman por algo más que nuestros genitales.

    Porque nos merecemos más de lo que creemos que estamos recibiendo, nos merecemos el arte sensual de lo que elegimos, la parte primera de lo que corresponde a cada ser vivo que se dispone o se arriesga a entregarlo todo por amor y, me atrevo a hacer énfasis en esa tonada que tal vez nunca escuchamos y ya es hora de hacerlo: Hace falta conquistarnos a nosotros primeros antes de conquistar otros horizontes. Somos entes divergentes, conectados por las fragancias distintas de lo sexual, de la armonía personal, del encuentro con nosotros mismos y de la lucha, no por la supervivencia, sino por la convivencia sana y pacífica de ambos mundos diferentes, entre ambos sexos.

    Con esto, el objetivo fundamental de este libro es poder dejar entendido que el amor, visto como: "el sexo que no preferimos ambos sexos, es el eje y el motor principal en el fondo de cada ser humano, que hace que nos levantemos temprano, que nos dediquemos, que podamos trascender nuestras perspectivas de tontos" porque, es en los otros donde yo me realizo, me descubro y sé lo que soy, como también me juzgo, fallo o me limito.

    Este libro no es un detalle repetitivo de cómo debemos hacer mejor el amor, es un nuevo regalo de cómo descubrir la unión entre el amor y el sexo a través de los desafíos constantes del diario afán, los inconvenientes, conflictos, la filosofía de vida que tiene de fondo toda persona en su exigencia por el respeto a su dignidad y la psicología que envuelve los motivos por los que nos sentimos atraídos hacia los demás de acuerdo a sus respectivas culturas.

    Al final, todos nos sentimos pésimos por haber usado como trapos viejos a quienes por buena razón empezamos amando, pero ahora son engañados, les hemos hecho pasar por malos ratos y, si no te has sentido pésimo, es prudente que empieces a notar qué es lo que te motiva a jugar con los otros y a no tomar nada en serio y con sentido de responsabilidad.

    Aprende a ver la realidad, elige siempre lo más correcto dentro de lo incorrecto. Elige un sexo: no superficial, interesado, manipulador, enfermo, abominable, obsesivo, inmoral, vulgar y dañino; elige el sexo con amor.

    Nota: Este libro no pretende causar perjuicios o daños a la consciencia ajena (si es que así se le puede llamar ahora), ni mucho menos a la cultura de algunos países señalados, ni a las Iglesias mencionadas, ni a las personas de las que hago mención, pues he recibido sus permisos formales.

    Es imprescindible concebir una actitud hacia la sexualidad de forma tal que, pueda ser reconocida como es, que se libere de su encasillada concepción sustentada hasta ahora: discreta, confidencial, secreta, enfermiza, dañina, trágica, desde la visión sostenida por miles de culturas.

    El pueblo debe reconocer la sexualidad como parte de sí, como algo que está ahí y de lo que no se puede avergonzar. Debe asumir un compromiso, un rol, una oportunidad en nuestras vidas de no sentirnos amenazados por ella, sino responsables.

    El sexo es de lo único que podemos decir, siempre nos acompaña hasta la muerte. De seguirlo manteniendo oculto ante aquellos que vienen en camino y, no sabiendo explicarlo de manera modesta y apropiada (noble, sana, firme, científica y real), no aprendiendo a reconocerlo como parte de nosotros, continuaremos manteniendo la misma actitud ignorante de siempre.

    Nos daremos cuenta de que la realidad es otra, de que sólo estamos avergonzados en el fondo y buscamos la ayuda a escondida: padres que no controlan a sus hijos y recurren a sus amigos más sanos posibles para pedirles ayuda, personas que cuentan con personas incapacitadas para dar una respuesta satisfactoria a los males sexuales que son una verdad indisoluble en la sociedad. En pocas palabras, no podemos evitar lo inevitable.

    La sexualidad nos acompaña durante toda nuestra vida y nada puede refrenarla: ni el silencio, ni el misterio, ni la discreción, ni el morbo, ni el desenfreno, ni los mensajes subliminales, ni ninguna moral existente. Todo esto corroe el significado más exacto de la sexualidad y vuelve más convincente la ignorancia con que se está transmitiendo.

    La única alternativa que ahora les presento por medio de este libro es, aceptar y educar la sexualidad, no negarla o evitarla. No pretendo dar con el fondo de todo lo que envuelve el tema del sexo, porque es muy extenso, pero pondré en claro cada situación que ha venido afectando la vida de aquellos que padecen las consecuencias de sus solitarias vidas producto de sus incomprensibles reacciones ante la sexualidad y que yo, al paso de mi proceso de estudio, he conseguido escuchar de sus propias palabras, sustentando aquellas con la sapiencia de otros aportes: libros, recortes, programas, encíclicas, charlas, documentos, pensamientos, comentarios, propuestas, viajes de investigación, encuestas, entrevistas, entre otros materiales factibles para que el mensaje pueda llegar claro y conciso al corazón y la mente de todo público lector.

    Con este proceso formativo, instructivo y práctico para cualquier persona con una edad comprensible a su sexualidad, deberemos corregir aquellas escenas dramáticas, reproducidas a escondidas por actores que no fingen una pelea, sino que padecen las duras penas de sus realidades.

    Entendernos dentro de los contextos claves del sexo, debe establecerse como primicia inaudita a toda persona que se pone a la defensiva y ante aquellos secretos que, hasta ahora, nadie ha querido dilucidar con franqueza, como son las ironías a las que la han llevado las opiniones religiosas, culturales, tradicionales, de pueblo y de toda comunidad que emplea un ritmo inapropiado, asqueroso, perturbador de la personalidad que es el punto primordial al que debe llegar todo ser humano consciente, para poder corregir y elevar su sexualidad hacia los niveles más exaltados del alma, clímax final compensatorio al que aspiramos.

    Pues, ¿Qué es la sexualidad si no un rio que no cesa su corriente y al cual sólo debemos saber encausar para no afectar la vida en ningún tipo de sentido? ¿Qué es la sexualidad sin un propósito espiritual?

    Si yo fuera un pene que razonara:

    tendría cuidado dónde meterme,

    seguiría buscando la cura del sida

    y crearía un plan contra aquellos

    que denigran a los más pequeños.

    D. Winland

    EL DIARIO DE UN PENE

    El siglo veintiuno se ha identificado como el innovador de inventos especiales nunca vistos en el área de lo sexual: Aparatos para hacer crecer el pene, numerosos vibradores, máquinas que te masturban (inventos eléctricos sexuales que exponen la vida de los demás), genes misteriosos, la revolución gay, artilugios peligrosos, cremas, sustancias, entre otros fenómenos paranormales hechos de muñecas inflables y químicos que están destruyendo al ser humano junto con el planeta.

    No obstante, a estos hechos inigualables, nos vemos provistos de armamentos formidables para el enlace en pareja de millones de nosotros, pobres insanos, maníacos sexuales, tontos con parabrisas en nuestras caras y pesimistas del inframundo de donde no conocemos mujeres, sino asesinas.

    De donde los hombres responden a sus egocentristas situaciones, olvidando la realidad hermosa que hay de paso, la realidad que no riñe, ni pelea, ni discute con nadie y de donde las mujeres corrompen el mundo con sus filosóficas acentuaciones de mal carácter y temperamento fuerte para hacerse respetar.

    Hombres y mujeres se afincan en una diversidad de planes y metas muy controversiales. Nadie quiere estar solo/a, pero algunos se ven obligados a la soledad. Vaya problema social.  

    De esa forma, nos vamos conectando con el gran universo biopsicosocial que tenemos frente a nosotros, retándonos cada día y diciéndonos respectivamente que no hay nada de malo en ser virgen o casto. Aunque, eso signifique la extinción del ser humano. Cosa que me está preocupando mucho.

    Pues mi pene, para este futuro donde vivo, es una mercancía y, las vaginas, sólo monólogos frecuentes de palabrerías traviesas en conversaciones de fanfarrones que habitan a una esquina de mi casa, demostrando quién es el mejor en la cama con su mujer por medio de las palabras como única evidencia.

    Ahí es donde yo, nunca iría. Es para novatos. ¿Por qué mejor los hombres no andan mostrando los pantis de sus mujeres para presumir por la calle la causa por la que están con ellos? ¿tamaño del pene, buen sexo? ¿quién es el hombre?

    Fuera de eso, la fabulosa idea de que las erecciones provienen de furtivas imágenes creadas como un método de incentivo y placer que favorece los estrógenos y canaliza una sexualidad saludable y bien satisfactoria. Una especie de alteración regular de la testosterona y de las hormonas femeninas. ¡Mentiras de cabezas huecas!

    Las erecciones provienen de una sobrecarga sexual que se estimula por imágenes provenientes del exterior en una parte del cerebro y que es enviada a través de los nervios y órganos capaces de monitorear las áreas motoras de nuestro pene. Es más sencillo creer esta versión aun cuando las imágenes estén retenidas en la mente por perversos sexuales.

    Creo con fe en todas las religiones que profesan sus credos sobre circuncisiones, abstinencias y sobre los desenfrenos o, lo que ellos llaman: Pensamientos Impuros. Es un gran desafío discutir abiertamente sobre estos temas tabú tan escandalosos, en especial cuando tienes que diferenciar los términos fantasías sexuales de los pensamientos impuros condenados por la Biblia.

    La sociedad bien los escenifica con su modo de vida: "El tamaño me  importa mucho, a mí sólo me vale que lo haga bien, que lo mantenga higiénico, si estoy enamorada, no me importará cómo lo tenga, cada uno dirá lo que le parezca, yo bien soporto mi pene, aunque lo engañe con otro, no creo que sea bueno ver el pene de tu pareja antes de casarte", etc., etc.

    Con esto, nos adentramos al mundo mitológico del falo, la verga animal que se erecta ante los estímulos sexuales provocados por chispas incandescentes que se disparan ante la condensada sensación de la atracción y la sensualidad.

    Ese miembro gigantesco y a veces, no pequeño, sino decepcionante para algunas mujeres, que aterriza sobre los ojos de sus ansiedades y que atraviesa los pantalones modernos y ajustados que subyace en este futuro presente.

    Ese miembro quejumbroso, con diferentes tamaños, algunos doblan a la derecha y otros a la izquierda (se cree que es por causa de la masturbación, sin embargo, se trata de un fenómeno normal), algunos son decaídos y otros fuertes, largos y flojos, cortos pero ásperos.

    Esa es su naturaleza y cada hombre debe ver cómo acepta esa realidad y la mujer debe ser clara con lo que desea de su hombre.

    Entiendo que es delicado el asunto si en algunos países se les pregunta a las mujeres sobre si llegaran a descubrir que sus novios son impotentes en el primer momento en que tengan relaciones, ellas responderían en su mayoría que no discutirían sobre eso, puesto que la respuesta es obvia: Lo dejarían y se acabó.

    Algunas salen adelante ayudando al hombre con este conflicto de penes y, otras, sólo saben echarle la culpa de cosas de la que él mismo se quisiera ver liberado y no haber nacido con ese percance tan socialmente discutido.

    Una gran parte de esas impotencias son causadas por inconvenientes fisiológicos, de nacimientos, por enfermedades como la diabetes, extenuados efectos de estrés y de depresión que influyen de forma psicológica.

    Y eso, sin mencionar los que están castrados a escondidas de la sociedad por temor a ser evaluados por las críticas burlonas, así como los que tienen problemas de erección crónica. ¿Es esta la resultante de una condicionante extremista para el tema del amor? ¿Se puede considerar a un rechazado sin pene sin una personalidad digno de esta represalia causada por cuestiones fisiológicas? ¿Penes a las calles versión Michael Moore? ¿El miembro fálico vuelve de nuevo como un exterminador? ¿Es cierto que miles de hombres se someten a terapias para poder controlar la adicción al sexo y mantener tranquilo al pene debajo de sus pantalones porque se sienten sensibles antes circunstancias en las que son infieles y no porque ellos lo quieran así?

    ¿Cómo se separa la decisión de nuestra consciencia con respecto a dejar pensar a un miembro por nosotros? ¿Justificamos nuestros actos por razones naturales o por razones sádicas? ¿Hasta qué punto las mujeres consienten esta realidad humana del hombre? ¿Hasta el punto de permitirlo? ¿Estarían las mujeres apoyando el machismo desde esta óptica? ¿Están de acuerdo las mujeres con que los hombres sigan manteniendo relaciones diversas porque esa es su supuesta supremacía natural?

    ¿No será demasiado absurdo creer que un hombre quiera amar y no pueda por un impulso que lo somete a la voluntad de un instinto sexual desenfrenado? ¿Cómo sabemos que no lo está inventando para que le tengan compasión cada vez que engaña a su pareja? ¿Son sólo dichos o frases que ocultan una resuelta discriminación contra los impotentes?

    ¿Sabían que con sólo tres pulgadas del pene se le puede lograr satisfacer a una mujer sin importar el tamaño de su vagina? ¿Sabían que el enojo de un hombre puede ser una forma de escapar de su complejo de pene lisiado (si es que tiene su pene pequeño) y por eso se ve obligado a crear barreras de defensas emocionales para no permitirse un suicidio? ¿Sabían que el dios de la fertilidad es la representación gráfica y artística de los machotes natos y de semen productivo y no estéril? ¿Es cierto que hay elementos como una piedra extraña, algunas yerbas que se untan (entre algunos rituales practicados) para endurecer el glande y mantener viva la reputación del pene? ¿Sabían que lo que muchos hombres sienten frente a su pene al considerarlo pequeño, limitado o sin fuerzas, es más un complejo de inferioridad, baja autoestima y poca aceptación de sus cualidades como ser humano?

    Es infalible creer hoy día que, aunque soplar el pene era una idea fabulosa de que el hombre podía morir y ya no, es demasiado para estar cogiéndolo de globo y no sufra de alguna depresión histórica sobre los mitos. ¿Soplar el pene tiene algún beneficio o sólo las mujeres quieren hacerlo para reconocer que se equivocaron con respecto al mito de que el hombre podía morir en el intento?

    ¿Tan sólo importan los movimientos adecuados, el ritmo seductor y los juegos preliminares cómo los maneje o cómo los improvise, lo demás, es asunto sencillo?

    Al menos que el sujeto tenga dos pulgadas. Estaríamos hablando de una deformación con cura médica (los neurólogos ya hacen operaciones al miembro). Controlar la mente no le aumentará esa sola pulgada restante. Pero, con frecuencia el sexólogo-psicólogo conoce de algunos aparatos, métodos y formas que no son tan dolorosos como los que usan algunos supersticiosos: untarse una mezcla de yerbas, beber el esperma de otro sujeto para acrecentar el tamaño, esperar algunas lunas nuevas o un eclipse de sol para hacerle un embrujo, beberse una botella preparada quién sabe de qué cosas y con cuáles efectos secundarios.

    Son falsos ritos de curanderos, embrujos, hechizos, magia negra o cuentos de estafadores que juegan un papel trascendental en las mentes rurales, ignorantes o decrépitas para conseguir dinero. Es sólo cuestión de voluntad y apertura a las recomendaciones contundentes, coherentes y con base médicas, científicas y reales.

    Por lo que les recomiendo lo profesional científico y psicológico: Un aparato que le alarga su pene en tan sólo tres meses. Se sufren los mismos tres meses de abstinencia que en una circuncisión, pero los tres o cuatro centímetros que puedes obtener en tamaño, son motivadores y auténticos.

    Aunque, sólo te lo alarga, no te lo ancha.

    Debes visitar a un profesional antes de un acto del cual te puedas arrepentir. Es como no poder aceptar que alguien te llegue a querer de esa manera.

    De todas formas, la felicidad sigue siendo relativa. Mientras más buscas, más insatisfacción sigues sintiendo. La felicidad es sólo la aceptación consciente de aquello que eres y que te rodea, no es haber encontrado todos los lujos que tu mente ambiciosa deseaba. El dinero es un buen paso para disfrutar la vida, no precisamente para ser feliz.

    La felicidad es la liberación de todo deseo ambicioso. Intentar masturbarte constantemente no hará que tu pene se ponga más grande de lo que se pondrá en algún momento, ni hará que las personas a tu alrededor dejen de ofenderte o tildarte de estúpido. Hay quienes creen que los hombres se masturban como una manera de eludir los problemas que no pueden enfrentar, más que por complacencia.

    Creer que meter tu pene en una vagina continuamente tampoco te lo pondrá más grande. Realmente, la idea de que un hombre tenga un pene pequeño dependerá en gran medida de la mujer con la que esté: si es chiquita, entonces, la entrada de su vagina es pequeña. Es relativo. ¿Dónde puede un hombre descubrir que tiene su miembro pequeño si no es frente a una mujer? ¿Cómo sé que el mío es pequeño y no grande?

    De todos modos, el tamaño sólo importa si el pene va a hacer usado y, quien determina eso será la vagina. Es una experiencia relativa. No existen penes pequeños. Muchos hombres se buscan mujeres de menos tamaño creyendo que podrán encontrar resolver algún asunto pasado de decepción de pene pequeño que él mismo desarrolló o que se lo hicieron saber. Siendo así, se obligan a sí mismos por razones de miedo a estar con alguien que les rechace su miembro a tener que quedarse con una persona que sí la acepta porque se le ajusta en la medida perfecta a su vagina.

    Aunque claro, también hay hombres y mujeres que evalúan la pareja con la que quisieran estar con características similares a las de sus padres o a aquellos con quienes fueron criados. Llevan el rasgo de una persona a la que aman por muchos años hasta que se dan con esos factores que inconscientemente se eligen. Por ejemplo, el hecho de que tu madre haya tenido el cabello corto todo el tiempo es una puerta a la búsqueda de una pareja con ése mismo detalle.

    Otro ejemplo es que, si tu madre es pequeña, pueden existir muchas más probabilidades de escoger una mujer pequeña por esta razón que por otras personales. En cuanto a las mujeres, cuando relacionan durante la búsqueda de parejas factores que intervienen en su decisión, eligen hombres maduros, capaces, (a veces) cariñosos, amables, respetuosos, porque su padre es así. Es relevante considerar que el afecto propio que se le demuestra a un familiar es diferente siempre del afecto que se le debe a una pareja. Tanto internamente, como externamente.

    Los roles son apreciados desde la óptica de una enseñanza en la que, los hijos, lograron interpretar adecuadamente las condiciones de la vida en pareja cuando sus padres le informaron sobre estas. Repito, no debe, ni es sano, establecer condiciones físicas, psicológicas conductual a las personas con la que iremos a compartir una cama, una relación, una vida sexual.

    Por tanto, no quiero que se imaginen los hombres el hecho de estar haciendo el amor con su pareja y pensar en su mamá en ese momento. ¡Terrible fantasía! Ni a las mujeres tampoco las quiero tener con pensamientos parecidos: pensando en su papá de cariñoso y no reconocer la diferencia entre la de su pareja y aquella.

    Al menos que hayan existido violaciones en ambos casos y las imágenes estén todavía presentes, tendríamos que reconocer que el problema está sujeto a una ayuda psicológica. Las imágenes de una violación prevalecen y, no es sino hasta que se hayan cumplido ciertas aceptaciones del asunto, no se resuelven de un día para otro.

    Ahora bien, si hay algo más difícil que quedar embarazada después de una violación es que te digan en el chequeo médico que tienes mellizos. A veces, el feto es el que paga las consecuencias a manera de venganza por parte de la mujer que está en contra del hombre de quien no quiere saber nada.

    Desde luego, las personas sufren de complejos todo el tiempo y eso les hace buscar otras razones para justificar el hecho de que estén unidos por amor y no porque nadie había apreciado su pene como ella.

    Es como si en el fondo realmente existiera una necesidad más imperante del sexo que del amor. Lo difícil de esto resulta del hecho de que no sabemos cuándo las intenciones son las correctas y no las enfermizas.

    Cuando un hombre se aproxima a una mujer que le gusta no tiene en su cabeza reproducir un bebé, sino tener sexo. Y, variando el tema, debes cuidar que no se te caiga que es lo que realmente les importa a las mujeres.

    También existen nuevos modelos de calzoncillos que lo hacen aparentar más grande de lo que es. Esto no es tan malo como se escucha, porque como las mujeres fingen senos erectos y grandes vía sostenedores, los hombres también tienen sus derechos vía calzoncillos.

    Pero si ya hablaste con ella y quedaron de acuerdo en ser extremadamente sinceros con respecto a las recaídas, entonces, olviden lo que dije al respecto de que ellas se molestarían. El amor debe superar toda incómoda e imprevista situación que se presente, en especial si está justificada con una pastilla de las azules con fines de revivir el modus Erectus. No es tanto el tamaño, sino la fuerza y la resistencia. También está la famosa retención de la orina. Cuando quede tan abultado el pene, se suelta el primer golpe y luego, se vuelve a recargar, hasta que termine de orinar, una tras otra bombeada. Eso lo ancha y lo ejercita para alcanzar una erección por más tiempo que del común. Que suelen ser muchas veces más de diez, algunos hasta quince minutos más de lo regular. Es preferible que se haga desde los quince o los dieciséis años en adelante.

    Otro caso muy poco mencionado es el del masaje a los testículos antes o mientras estás haciendo el amor. Se tarda más en eyacular, se retrasa. Eviten ser presas de las manos femeninas durante un acto sexual. Se acoplan de sus nalgas como un imán y no quieren que su hombre se separe de allí cuando están al borde de la excitación.

    Al menos que estén preparados para recibir un embarazo o si tienen sus preservativos a manos. No se sientan apenados por cómo se sentirá la mujer si no la llevan al orgasmo. La decepción sólo le desacreditará potencialmente frente a la misma situación. Tomen eso con calma y si la mujer te echa en cara tu apesadumbrada y debilucha erección o eyaculación precoz, hablen con claridad sobre el asunto.

    Tomen en cuenta algunos factores que se presentan ante una débil erección: la agitación, el medio que les rodea (cómo esté organizado), el calor (exalta los testículos) o el frío (encoge las gónadas), la ansiedad, el estrés, perturbaciones mentales, demasiadas películas porno y revistas de modelos sensuales (no permite una eficiente erección debido a que distrae al objetivo con quien se está ejecutando la relación sexual recordando en su mente solamente la figura sexy que vio por la televisión y que tiene en una revista escondida debajo de la cama). De alguna forma, esto suele pasar con algunos hombres en específico que se distraen fácilmente de la realidad. 

    Y la técnica de la segunda eyaculación para tardar más tiempo: primero te masturbas sin ella o con ella en frente, o ella que te haga el sexo oral y luego puedes durar más tiempo durante la penetración. Obviamente, esta técnica tiene un ligero inconveniente: resulta difícil mantenerlo erecto por mayor tiempo en el segundo escopetazo del esperma.

    Pero existen diferentes respuestas por parte de los penes, lo que importa aquí es descubrir cómo funciona tu miembro y a qué responde.

    Hay casos en los que el pene sólo responde a una ropa sexy, aroma electrizante, actitud bien dispuesta de la mujer o, a una rica fruta compartida de boca a boca. Otro suceso es el de los penes sentimentales, los cuales se encienden por caricias sensuales y besos de boca abierta con un poquito de lengua de postre.

    Ten cuidado con los besos apasionados y las caricias incandescentes, a veces causan un dolor en los testículos increíblemente desesperante durante tus primeras relaciones. La cosa es, se te acumula una lubricación por medio de la excitación a través de la erección cerca de la punta del pene y una gran cantidad en el escroto (bolsa que retiene el esperma).

    La salida a ese dolor es esperar a que se te reduzca dando ligeros saltos, caminando o, usarlo como excusa para masturbarte, lo cual es el remedio más beneficiosamente rápido. Por otro lado, el miedo que deja el sexo oral cuando se presentan los horribles frenillos de dientes, los cuales han tomado entre sus alambres a miles de víctimas, es tremendo.

    Pasa mucho tiempo antes de que el hombre se enfrente al riesgo de permitir esa chanza. Aún en el caso de que sea el hombre que tenga frenillos, para los besos sería muy complicado, pues la mujer se queja de un modo sensible e irónico frente a todo aquello que le exige al hombre. Esto de los metales parece atraer mucho a los

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