La ilustre fregona
()
Información de este libro electrónico
La obra trata sobre dos jóvenes de buena familia, Carriazo y Avendaño, que deciden lanzarse a la vida picaresca. En un mesón de Toledo, Avendaño se enamora de Constanza, una fregona o sirvienta, lo que hará que los dos jóvenes decidan detener allí su viaje.
Finalmente, se descubrirá que Constanza es de noble nacimiento, hija natural del padre de Carriazo, por lo que nada impedirá su boda con Avendaño.
Miguel de Cervantes
Miguel de Cervantes Saavedra es una de las máximas figuras de la literatura clásica occidental, cultivó todos los géneros. Es autor de La Galatea, Novelas ejemplares, Los trabajos de Persiles y Segismunda, Viaje del Parnaso y Ocho comedias y ocho entremeses. El Quijote, su obra maestra, constituye una de las cimas de la literatura universal de todos los tiempos.
Relacionado con La ilustre fregona
Libros electrónicos relacionados
Episodios nacionales I. Napoleón en Chamartín Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesLa Ruta de las Estrellas Calificación: 5 de 5 estrellas5/5Novelas ejemplares Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesEl corsario Luis Aury intimidades de la independencia Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesTarzan de los Monos Calificación: 4 de 5 estrellas4/5La Numancia (Anotado) Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesComedias Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesDafnis y Cloe Calificación: 5 de 5 estrellas5/5Un largo camino: Universidad del Rosario, 365 años Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesEl 19 de Marzo y el 2 de Mayo Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesLa Alpujarra Calificación: 3 de 5 estrellas3/5La parte salvaje Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesEl Tío "Curro". La Conexión Española de J.R.R. Tolkien Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesCómo han de ser los amigos Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesLos seis napoles y la corona de berilos Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificaciones3 Libros para Conocer Ficción Detectivesca Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesHuracán en Jamaica Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificaciones7 mejores cuentos de Juan Valera Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesSandokán Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesHistoria natural das Laranjeiras Calificación: 3 de 5 estrellas3/5Donativos, prestamos y privilegios: Los mercaderes y mineros de la ciudad de México durante la guerra anglo-española de 1779-1783 Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesDoña Perfecta Calificación: 4 de 5 estrellas4/5LA ISLA DEL TESORO - Acción y aventura en alta mar Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesViage al Parnaso La Numancia (Tragedia) y El Trato de Argel (Comedia) Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesViaje de La Habana a New Jersey Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesEl nido de jilgueros y otros cuentos Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesLa mano del muerto: El ocaso del Salvaje Oeste según Pat Garrett, Calamity Jane y Deadwood Dick Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesLos títeres de Cachiporra Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesLas mocedades del Cid Calificación: 3 de 5 estrellas3/5Un enemigo del pueblo Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificaciones
Clásicos para usted
El Principito: Traducción original (ilustrado) Edición completa Calificación: 5 de 5 estrellas5/5La Ilíada y La Odisea Calificación: 5 de 5 estrellas5/5El Yo y el Ello Calificación: 4 de 5 estrellas4/5La Divina Comedia Calificación: 5 de 5 estrellas5/5Meditaciones Calificación: 5 de 5 estrellas5/5Don Quijote de la Mancha Calificación: 5 de 5 estrellas5/5El Viejo y El Mar (Spanish Edition) Calificación: 4 de 5 estrellas4/5El Arte de la Guerra - Ilustrado Calificación: 4 de 5 estrellas4/5Las 95 tesis Calificación: 5 de 5 estrellas5/5El leon, la bruja y el ropero: The Lion, the Witch and the Wardrobe (Spanish edition) Calificación: 5 de 5 estrellas5/5Los 120 días de Sodoma Calificación: 3 de 5 estrellas3/5La ciudad de Dios Calificación: 4 de 5 estrellas4/5El Arte de la Guerra Calificación: 4 de 5 estrellas4/5To Kill a Mockingbird \ Matar a un ruiseñor (Spanish edition) Calificación: 4 de 5 estrellas4/5El lobo estepario Calificación: 4 de 5 estrellas4/5Crimen y castigo Calificación: 4 de 5 estrellas4/550 Poemas De Amor Clásicos Que Debes Leer (Golden Deer Classics) Calificación: 4 de 5 estrellas4/5EL Hombre Mediocre Calificación: 5 de 5 estrellas5/5Orgullo y Prejuicio Calificación: 5 de 5 estrellas5/5El libro de los espiritus Calificación: 4 de 5 estrellas4/5EL PARAÍSO PERDIDO - Ilustrado Calificación: 4 de 5 estrellas4/5La Política Calificación: 4 de 5 estrellas4/5Lazarillo de Tormes: Clásicos de la literatura Calificación: 4 de 5 estrellas4/5La montaña mágica Calificación: 5 de 5 estrellas5/5Introducción al psicoanálisis Calificación: 5 de 5 estrellas5/5Noches blancas Calificación: 3 de 5 estrellas3/5Cuentos completos Calificación: 4 de 5 estrellas4/5Anna Karénina Calificación: 5 de 5 estrellas5/5La interpretación de los sueños Calificación: 4 de 5 estrellas4/5Poemas de amor Calificación: 4 de 5 estrellas4/5
Categorías relacionadas
Comentarios para La ilustre fregona
0 clasificaciones0 comentarios
Vista previa del libro
La ilustre fregona - Miguel de Cervantes
FREGONA
LA ILUSTRE FREGONA
En Burgos, ciudad ilustre y famosa, no ha muchos años que en ella vivían dos caballeros principales y ricos: el uno se llamaba don Diego de Carriazo y el otro don Juan de Avendaño. El don Diego tuvo un hijo, a quien llamó de su mismo nombre, y el don Juan otro, a quien puso don Tomás de Avendaño. A estos dos caballeros mozos, como quien han de ser las principales personas deste cuento, por escusar y ahorrar letras, les llamaremos con solos los nombres de Carriazo y de Avendaño.
Trece años, o poco más, tendría Carriazo cuando, llevado de una inclinación picaresca, sin forzarle a ello algún mal tratamiento que sus padres le hiciesen, sólo por su gusto y antojo, se desgarró, como dicen los muchachos, de casa de sus padres, y se fue por ese mundo adelante, tan contento de la vida libre, que, en la mitad de las incomodidades y miserias que trae consigo, no echaba menos la abundancia de la casa de su padre, ni el andar a pie le cansaba, ni el frío le ofendía, ni el calor le enfadaba. Para él todos los tiempos del año le eran dulce y templada primavera; tan bien dormía en parvas como en colchones; con tanto gusto se soterraba en un pajar de un mesón, como si se acostara entre dos sábanas de holanda. Finalmente, él salió tan bien con el asumpto de pícaro, que pudiera leer cátedra en la facultad al famoso de Alfarache.
En tres años que tardó en parecer y volver a su casa, aprendió a jugar a la taba en Madrid, y al rentoy en las Ventillas de Toledo, y a presa y pinta en pie en las barbacanas de Sevilla; pero, con serle anejo a este género de vida la miseria y estrecheza, mostraba Carriazo ser un príncipe en sus cosas: a tiro de escopeta, en mil señales, descubría ser bien nacido, porque era generoso y bien partido con sus camaradas. Visitaba pocas veces las ermitas de Baco, y, aunque bebía vino, era tan poco que nunca pudo entrar en el número de los que llaman desgraciados, que, con alguna cosa que beban demasiada, luego se les pone el rostro como si se le hubiesen jalbegado con bermellón y almagre. En fin, en Carriazo vio el mundo un pícaro virtuoso, limpio, bien criado y más que medianamente discreto. Pasó por todos los grados de pícaro hasta que se graduó de maestro en las almadrabas de Zahara, donde es el finibusterrae de la picaresca.
¡Oh pícaros de cocina, sucios, gordos y lucios; pobres fingidos, tullidos falsos, cicateruelos de Zocodover y de la plaza de Madrid, vistosos oracioneros, esportilleros de Sevilla, mandilejos de la hampa, con toda la caterva inumerable que se encierra debajo deste nombre pícaro!, bajad el toldo, amainad el brío, no os llaméis pícaros si no habéis cursado dos cursos en la academia de la pesca de los atunes. ¡Allí, allí, que está en su centro el trabajo junto con la poltronería! Allí está la suciedad limpia, la gordura rolliza, la hambre
prompta, la hartura abundante, sin disfraz el vicio, el juego siempre, las pendencias por momentos, las muertes por puntos, las pullas a cada paso, los bailes como en bodas, las seguidillas como en estampa, los romances con estribos, la poesía sin acciones. Aquí se canta, allí se reniega, acullá se riñe, acá se juega, y por todo se hurta. Allí campea la libertad y luce el trabajo; allí van o envían muchos padres principales a buscar a sus hijos y los hallan; y tanto sienten sacarlos de aquella vida como si los llevaran a dar la muerte.
Pero toda esta dulzura que he pintado tiene un amargo acíbar que la amarga, y es no poder dormir sueño seguro, sin el temor de que en un instante los trasladan de Zahara a Berbería. Por esto, las noches se recogen a unas torres de la marina, y tienen sus atajadores y centinelas, en confianza de cuyos ojos cierran ellos los suyos, puesto que tal vez ha sucedido que centinelas y atajadores, pícaros, mayorales, barcos y redes, con toda la turbamulta que allí se ocupa, han anochecido en España y amanecido en Tetuán. Pero no fue parte este temor para que nuestro Carriazo dejase de acudir allí tres veranos a darse buen tiempo. El último verano le dijo tan bien la suerte, que ganó a los naipes cerca de setecientos reales, con los cuales quiso vestirse y volverse a Burgos, y a los ojos de su madre, que habían derramado por él muchas lágrimas. Despidióse de sus amigos, que los tenía muchos y muy buenos; prometióles que el verano siguiente sería con ellos, si enfermedad o muerte no lo estorbase. Dejó con ellos la mitad de su alma, y todos sus deseos entregó a aquellas secas arenas, que a él le parecían más frescas y verdes que los Campos Elíseos. Y, por estar ya acostumbrado de caminar a pie, tomó el camino en la mano, y sobre dos alpargates, se llegó desde Zahara hasta Valladolid cantando Tres ánades, madre.
Estúvose allí quince días para reformar la color del rostro, sacándola de mulata a flamenca, y para trastejarse y sacarse del borrador de pícaro y ponerse en limpio de caballero. Todo esto hizo según y como le dieron comodidad quinientos reales con que llegó a Valladolid; y aun dellos reservó ciento para alquilar una mula y un mozo, con que se presentó a sus padres honrado y contento. Ellos le recibieron con mucha alegría, y todos sus amigos y parientes vinieron a darles el parabién de la buena venida del señor don Diego de Carriazo, su hijo. Es de advertir que, en su peregrinación, don Diego mudó el nombre de Carriazo en el de Urdiales, y con este nombre se hizo llamar de los que el suyo no sabían.
Entre los que vinieron a ver el recién llegado, fueron don Juan de Avendaño y su hijo don Tomás, con quien Carriazo, por ser