Location via proxy:   [ UP ]  
[Report a bug]   [Manage cookies]                

Descubre millones de libros electrónicos, audiolibros y mucho más con una prueba gratuita

Desde $11.99 al mes después de la prueba. Puedes cancelar en cualquier momento.

No esenciales: La infancia sacrificada
No esenciales: La infancia sacrificada
No esenciales: La infancia sacrificada
Libro electrónico192 páginas2 horas

No esenciales: La infancia sacrificada

Calificación: 3 de 5 estrellas

3/5

()

Leer vista previa

Información de este libro electrónico

Va a pasar tiempo hasta que podamos justipreciar y entender la envergadura del daño hecho a los niños, especialmente a los desposeídos y más vulnerables. Y esto es lo que el libro de María Victoria Baratta se anima a decir, pensar y probar con evidencia.
Del prólogo de Pola Oloixarac

La gestión de la pandemia en Argentina determinó, contra toda evidencia científica, con desprecio por la experiencia de otros países, que los niños de todos los niveles educativos no tuvieran clases presenciales durante 2020 en nombre de una enfermedad que es menos letal con ellos que la gripe común. Hoy, cientos de miles de alumnos siguen sin clases mientras otros asisten con protocolos absurdos.
Quienes pedían por la apertura de los colegios fueron tildados de desaprensivos, antivacunas, asesinos de abuelos y de docentes, malos padres, burros, y cosas peores. Cuando se agruparon en Padres Organizados —con María Victoria Baratta entre sus fundadores—, fueron atacados sistemáticamente, de forma organizada también. Hoy no cabe duda de que los que reclamaban tenían razón.
No esenciales es la crónica de este año aciago y un análisis detallado de las consecuencias desastrosas de tener las escuelas cerradas; el recordatorio de cómo se comportaron a la hora de tomar decisiones los que suelen utilizar la educación como prioridad en su discurso proselitista y una guía de acción para ayudar a que padres y docentes puedan seguir interviniendo en defensa de los derechos de los niños con argumentos rigurosos y fundados.
IdiomaEspañol
Fecha de lanzamiento28 mar 2021
ISBN9789875997202
No esenciales: La infancia sacrificada

Relacionado con No esenciales

Libros electrónicos relacionados

Métodos y materiales de enseñanza para usted

Ver más

Artículos relacionados

Comentarios para No esenciales

Calificación: 3 de 5 estrellas
3/5

2 clasificaciones0 comentarios

¿Qué te pareció?

Toca para calificar

Los comentarios deben tener al menos 10 palabras

    Vista previa del libro

    No esenciales - María Victoria Baratta

    1.png

    María Victoria Baratta

    No esenciales

    La infancia sacrificada

    Prólogo de Pola Oloixarac

    Diseño de tapa: Osvaldo Gallese

    © 2021. Libros del Zorzal

    Buenos Aires, Argentina

    Comentarios y sugerencias: info@delzorzal.com.ar

    Queda prohibida la reproducción total o parcial de esta obra, por cualquier medio o procedimiento, sin la autorización previa de la editorial o de los titulares de los derechos.

    Impreso en Argentina / Printed in Argentina

    Hecho el depósito que marca la ley 11723

    Índice

    Agradecimientos | 5

    Puer sacer, o la doble destrucción de la educación | 8

    Introducción | 15

    Capítulo 1

    Emergencia educativa | 25

    Capítulo 2

    Padres Organizados | 40

    Capítulo 3

    Los costos invisibilizados | 70

    Capítulo 4

    En pandemia, sí se puede ir a la escuela | 96

    Capítulo 5

    La infancia, última | 130

    Reflexiones finales | 154

    Agradecimientos

    Gracias a Leopoldo Kulesz, por convocarme para hacer este libro, y a Pola Oloixarac, por su generosidad. Gracias a Federico Juega Sicardi y a Carolina Uribe por hacer magia de mis palabras.

    Gracias a las madres y padres fundadores de Padres Organizados, Florencia Gutman, María José Navajas, Quimey Lillo, Gustavo Magda y Gonzalo Garcés, por el trabajo conjunto y el camino recorrido. Gracias a las más de cien agrupaciones de padres y madres que se formaron a lo largo del país y a todos los que alzaron la voz por los derechos de sus hijos. Gracias a mi amiga Analía Correa, por ayudarnos.

    Gracias a los seguidores y usuarios de Twitter y a los periodistas que contribuyeron a amplificar el mensaje, y a todos los que, con valentía, firmaron la carta de Padres Organizados en septiembre, cuando el tema era casi tabú. Entre los firmantes, un recuerdo especial a la memoria de Federico Monjeau.

    Quiero agradecer a todos los especialistas de diversas disciplinas que me ayudaron de manera desinteresada a entender un fenómeno tan complejo. En primer lugar, muchas gracias a Alejandro Alice, Juan Schmukler y Federico Vasen, por su atenta lectura y comentarios a las primeras versiones de algunos capítulos. Gracias a Guadalupe Rojo, Juan Pablo Aguad y Florencia López Boo, por el asesoramiento sobre primera infancia. Gracias a quienes, directa o indirectamente, me ayudaron a recopilar evidencia o a pensar en todas las aristas del tema que se incluyen en este libro: Alex Milberg, Adolfo Rubinstein, Mónica Marquina, Cristian Duré, Federico Tiberti, Melisa Espagnol, Diego Hammerschlag, Rolando Rivera, Mauro Infantino, Gustavo Noriega, Cecilia Veleda, Roy Hora, Eduardo Wolovelsky, Martín Tetaz, Marcelo Vigo Andrade, Daniel Nieto, Carlos Bueno, Federico Sisti, Ismael Escribano, Adriana Amado, Martín E. de Simone, Iván Stambulsky, Luciano Román, Julia Pomares, Eduardo Sacheri, Lucas Llach, Valentín Muro, Rocío Vicario, Brenda Austin, Iván Ordóñez, María Soledad Planes, Albertina Piterbarg, Edgardo Zablotsky, Rosario Campos, Alejandro Virué, Ariel Diaco, Laura Romero, Eugenia Santana Goitia, Sofía Wiñazki, Luca Sartorio, Valentín Muro, Juan Manuel Palacio, Nicolás Lorenti, Juan Cruz Dall’Asta, Sebastián Katz. Seguramente, me estoy olvidando de mucha gente. Les pido disculpas y les agradezco a ustedes también.

    Gracias a quienes ofrecieron sus testimonios personales.

    Gracias a mis amigos de siempre, de hace unos años y de la pandemia.

    Gracias a mis tres maravillosas hermanas, a mi mamá —la mejor maestra jardinera del mundo—, a mi primera sobrina —que ya llega—, a mis cuñados. Gracias a mi papá, por todo lo que me enseñó.

    Gracias a Fede, mi hombre noble, por el amor diario, los placeres compartidos y el sostén en este año tan difícil. Gracias a la familia de Fede, por ser mi familia.

    No sé qué habré hecho tan bien en la vida como para merecerte, mi pequeña y fabulosa Amelia, pero gracias. Sos lo más importante para mí.

    Este libro está dedicado a todos los niños

    y adolescentes de la Argentina.

    Puer sacer, o la doble destrucción

    de la educación

    Pola Oloixarac

    El Estado Maternal

    Hace un año, el covid-19 hacía su debut viral en las vidas humanas. Mientras las ciudades cerraban y el remedio medieval de la cuarentena parecía el único antídoto, muchos intelectuales celebraron lo que veían como la derrota del orden neoliberal. Leían en el virus la capacidad de hacer lo que no pudieron los hombres (derrocar el sistema, en palabras de Bifo Berardi), dando un golpe a la Kill Bill al capitalismo (Žižek). Para muchos, había tronado la hora del Estado, como unos cien años antes Leopoldo Lugones había cantado, entusiasta, el arribo auspicioso de la hora de la espada ante la ruina de la democracia liberal.

    En Argentina, la Jefatura de Gabinete publicó El futuro después del covid, donde la antropóloga Rita Segato ponderaba el Estado Maternal de Alberto Fernández, que había dictado la cuarentena temprana en marzo y puesto el cuidado de las familias como prioridad.¹ Aunque buscaba oponer maternal a patriarcal, elevándolo a un nuevo orden feminista, sin advertirlo Segato proponía un esquema psicológico que explicaría muchas acciones y perversiones posteriores del gobierno. En efecto, el Estado Maternal se verificó en la infantilización de la sociedad propulsada desde el Poder Ejecutivo y sus voceros, un manejo del biopoder que a la vez borró de su consideración a los niños verdaderos. Con el dictado de la cuarentena inicial, se cerraron las escuelas; a un año del cierre, cientos de miles de niños argentinos aún siguen sin clases, mientras otros asisten con protocolos absurdos. Este es el núcleo de No esenciales, de María Victoria Baratta: la crónica de un año desquiciado donde ese Estado Maternal arrasó con los derechos elementales de la infancia.

    Uno de los efectos más interesantes de No esenciales es que parece una impresión 3d de la cultura actual. Toma forma por capas: es la voz de una intelectual disidente y una crónica de guerra en las trincheras contemporáneas (Twitter) por la educación, el bastión último del progresismo. Otra capa del libro es la desesperación sorda que lo recorre: las madres reales que, como María Victoria, debieron dejar de lado sus vidas profesionales para hacerse cargo de la educación de sus hijos,² y el surgimiento de una comunidad civil de familias que interpela al poder político, Padres Organizados.

    No esenciales es, también, un retrato de familia del campo intelectual argentino y dos estilos de supervivencia en el Estado Maternal: los que viven entre extasiados y temerosos del castigo de esa Madre Estatal fantasmática implícita, ante la cual solo se puede obedecer o callar, y las hijas e hijos pródigos rebeldes, disidentes, que buscaron defender, uno a uno, sus derechos y los de sus hijos.

    María Victoria es una rebelde con causa: aunque forma parte del sistema científico local, el Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y técnicas (conicet), su libro es el testimonio de que tener discusión racional en torno a evidencia científica se ha convertido en una tarea imposible incluso dentro del sistema científico. La aventura de perseguir una idea hasta su conclusión lógica por medio de argumentos y evidencia se encuentra vedada a menos que se profese la misma ideología. Es decir, según qué relación se establezca con el Estado Maternal, que solo tolera la obediencia total al poder del Ejecutivo, o el murmullo bajo, disciplinado y discreto, a puertas cerradas, si es que llegan a surgir diferencias entre lo que piensa el individuo y lo que el Estado desea que piense.

    ***

    Corre agosto, o repta. Es la sexta o séptima prolongación de la cuarentena, el Día de las Infancias. El parte de muertos por covid-19 va por cadena nacional: junto a Carla Vizzotti, entonces número dos del Ministerio de Salud, está sentada una payasa profesional. El reporte del ministerio es el preludio para el show de la payasa Filomena: canta una canción que los dos funcionarios imitan. Sería un error creer que el mensaje estaba dirigido a los niños (ningún niño vería eso). Por el contrario, el target eran los adultos infantilizados por la cuarentena eterna. Los hijos del discurso paternalista de Alberto, que deben aceptar su palabra sin chistar, porque en su figura convergen el poder de la Ciencia y el Estado.

    ¿Qué clase de madre despliega el Estado Maternal de Alberto Fernández? ¿Cómo es su relación con sus hijos? El Poder Ejecutivo nunca se cansó de caracterizar a los buenos ciudadanos como sus votantes, una cohorte que los incluía además como empleados (del Estado, entre ellos docentes). Las conductas que escapan del espectro de silencio y obediencia son penadas, multadas, u objeto de bullying por parte de los hijos buenos del Estado Maternal, devenidos en policías vocacionales y empleados de vigilancia. El sistema científico desplegó una cartera de militantes como hermanos mayores iluminados por su pertenencia a la Ciencia Argentina, entendida como espejo de las medidas del Poder Ejecutivo nacional.

    Recuerdo que, desde que empezó la pandemia, me llamó la atención que no se hablara mucho de los efectos del encierro en los niños y del cierre de las escuelas. En España, donde pasé 2020, los medios bullían de artículos indignados de pediatras, psicólogos infantiles, médicos e incluso filósofos que encontraban que dos meses de cuarentena habían sido una crueldad extrema para los niños, especialmente cuando ya había evidencia de que tenían muy escasa carga viral y el virus no era mortal para ellos. En el artículo La asombrosa desaparición de 7 millones de niños españoles, un filósofo marcaba cómo incluso los perros habían recibido más respeto a sus derechos que los niños. Daba en la tecla: ¿qué viene a ser un niño para el Estado? ¿Qué viene a ser un niño visto a través de sus normativas? Personal no esencial, como marca el título de este libro valiente de María Victoria Baratta. O un monstruo.³

    Pero en Argentina, que ostenta —junto al dulce de leche y la birome Bic— el formidable récord de tener más psicoanalistas por cabeza del planeta, fueron los discípulos de Freud los que desaparecieron. La jerga lacaniana se utiliza habitualmente para analizar actualidad y medidas económicas en Página/12, así como para discutir temáticas de feminismo y literatura por doquier; sin embargo, esa lengua lacaniana se había vuelto repentinamente muda. La salud mental de la infancia no llegó a inspirar comunicados, observaciones, reportes ni juntada de firmas (una de las grandes aptitudes del mundo psi y de la intelectualidad argentina en general). ¿Debemos entender que la influencia de Lacan es solo una mera pasión de la progresía argentina por el mal estilo? Una psicoanalista de la prestigiosa Asociación Psicoanalítica Argentina me comentó, off the record, que si nadie hablaba era, fundamentalmente, por miedo. Miedo a ser señalados como contrarios al gobierno.

    El tema de las escuelas cerradas echa luz sobre un problema más amplio: la doble destrucción de la educación en Argentina. La tragedia educativa que hizo que millones de niños se cayeran del sistema educativo, en un precipicio del que muchos no podrán salir para regresar a la escuela, puso en evidencia asimismo el estado decrépito de la educación superior. Doctores formados en la Universidad de Buenos Aires (uba), becarios del conicet y demás miembros del sistema científico se han visto reducidos, junto con sus paupérrimos salarios, al estatus de una corporación de planeros sobreescolarizados, en tanto su voz solo puede funcionar como médium de las medidas del gobierno. Muchos entienden que su misión es callar todo lo que puede llegar a incomodar al gobierno, o a cierto universo de ideas supuestamente progresistas sobre las que él se apoya, que en apariencia constituyen su estructura sentimental, pero que tienen más que ver con maneras de posicionarse ante temas de actualidad. Al parecer, para hacer ciencia en Argentina primero hay que leer el diario: ponerse al tanto de lo que el gobierno quiere que se diga, lo que quiere que se tome como sentido común, porque cualquier posición diferente, por un lado, me puede traer problemas en el trabajo (mi superior es un hijo bueno del Estado Maternal, la universidad donde trabajo vive de plata del Estado Maternal), y por otro, implicaría posicionarme como un hijo malo ante el gobierno de Científicos, pasible de castigo, aislamiento y cancelación. Creer que los miembros del sistema de universidades públicas tienen como rol sumo ser los cheerleaders del gobierno es haber perdido totalmente el rumbo de la educación como formación de espíritu crítico, además de una devaluación ruin del rol de investigador.

    Puer Sacer

    Mientras los intelectuales celebraban la inminente caída del neoliberalismo gracias al covid, Giorgio Agamben observaba solitario y horrorizado el despliegue del Estado. Agamben escribió que los Estados habían encontrado, vía covid, la excusa para acelerar un estado de

    ¿Disfrutas la vista previa?
    Página 1 de 1