El regalo del lobo: Psicodrama simbólico y cuento de hadas
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El regalo del lobo - Irene Henche Zabala
Hamlet.
PRIMERA PARTE
EXPLORANDO EL UNIVERSO DE LOS SÍMBOLOS
Illustration1
Hamlet
El destino es el que baraja las cartas, pero nosotros somos los que jugamos.
El tiempo no vuelve atrás, por lo tanto, planta tu jardín y adorna tu alma en vez de esperar a que alguien te traiga flores.
WILLIAM SHAKESPEARE
Érase una vez un joven príncipe danés, llamado Hamlet, que recibe la visita del fantasma de su padre, muerto poco tiempo atrás, el cual le emplaza a una nueva cita la noche siguiente. Acompañado por su amigo Horacio, acude a la reunión en la que el fantasma le revela algo esencial. El fantasma del padre de Hamlet le dice que mientras dormía fue asesinado por su propio hermano, que le administró un veneno derramándolo en su oreja. Murió, por tanto, en pecado y con ello está condenado, al menos, al purgatorio. El príncipe queda conmocionado por esta revelación. Su tío se ha casado con su madre apenas un mes después de enviudar y ha ocupado el trono. A partir de entonces, la vida de Hamlet se desarrolla dentro de esta mentira, de este secreto criminal.
Afrontar esta verdad de una manera directa y abierta solo augura el fracaso, la neutralización y, con seguridad, la destrucción de Hamlet, un príncipe joven que aún depende de su madre y, en este momento, también de su tío. Su plan va a ser conseguir que la verdad salga a la luz. Para ello finge que ha enloquecido, aunque las frases que nacen de su aparente locura resultan demasiado inteligentes e incisivas, y no parecen provenir de una mente enajenada.
Hamlet va envolviéndolo todo en una trama surrealista y compleja, en la que su propio destino es puesto en riesgo. Su enamoramiento de Ofelia debe servir de elemento de confusión y de trampa para capturar a los villanos. Y sabemos que Hamlet abandona ese gran deseo de su vida, el amor, la búsqueda del emparejamiento, debido a que hay una tarea que es absolutamente prioritaria: restituir la justicia y permitir la salvación de su padre.
En la escena en que Hamlet va a la habitación de su madre para instarla con palabras muy duras a que le revele el secreto que ha mantenido hasta entonces, el joven, que ya siente muchas amenazas sobre sí, observa que algo se mueve tras las cortinas y, cegado por la furia, hunde su espada en el intruso, que, inesperadamente, resulta ser Polonio, el padre de Ofelia. A partir de ese momento, en la obra se irán sucediendo una serie de muertes, un destino ineluctable.
En sus reflexiones sobre la vida y la muerte, Hamlet nos transmite su pesimismo sobre el ser humano, la imposibilidad de escapar del destino, ni siquiera con la muerte, porque ¿quién podría asegurarnos que con la muerte haríamos desaparecer realmente nuestra conciencia? Este es el sentido del majestuoso monólogo: «Ser o no ser». En otro momento, nos muestra la vida humana como una obra de teatro: cada ser humano es un personaje que desarrolla toda una historia, ríe, llora, se enamora… Después, al cerrarse el telón, desaparece y ya no queda nada.
Hamlet descarta la opción del suicidio, aunque finalmente también él morirá. Y su legado habrá sido descubrir la verdad e impedir que el reino continúe sustentado en la mentira de una pareja de reyes bastarda, asesina y mentirosa. Su misión es restituir a su padre al lugar que le corresponde, de legítimo rey, aunque sea después de su muerte, aunque ello conlleve también la propia desaparición del príncipe. Porque este trastrocamiento del verdadero lugar que se ocupa en la familia, este crimen secreto, este casamiento emponzoñado tiene un precio sumamente alto, no solo en la generación en la que ha tenido lugar, sino en la siguiente. Así, Hamlet no podrá madurar, nunca podrá ser rey aun siendo el heredero. Nunca podrá tener una pareja y crear una nueva familia. Y Ofelia ya se le adelanta en la muerte.
Esta obra inconmensurable, inagotable, de la que únicamente he querido aportar un breve resumen, nos está revelando una serie de verdades profundas sobre el ser humano:
•Toda persona, en su tiempo de vida, desarrolla una historia de la que es protagonista, lo quiera o no.
•Esta historia de vida tiene un desarrollo dinámico, es decir, va construyéndose a lo largo de las etapas del ciclo vital.
•Las heridas o traumas que tienen lugar en una generación pasan a las siguientes generaciones.
•El propio proyecto de vida está totalmente condicionado por los legados recibidos de nuestros padres y de nuestra familia de origen.
Si un hijo, como es el caso de Hamlet, se encuentra en un lugar perverso que le hace atravesar su evolución hacia la vida adulta en una secuencia alterada, está abocado a poner orden en la generación anterior, para lo que se requiere conciencia y valentía. De cualquier modo, en el caso de Hamlet, su unión con su padre a través de la comunicación profunda e interior con su fantasma lo sitúa en un lugar que no es el de hijo, sino casi el de padre de su padre. Esta inversión de roles, este orden trastocado, compromete el guion existencial del hijo.
Algunas personas realmente hacen suyo un guion obstaculizador de sus padres o antepasados, y ello conlleva neurosis o psicosis. En muchos casos, la persona puede desarrollar su guion existencial de una manera parcial y se pregunta, incapaz de darse una auténtica respuesta, por qué no ha logrado cumplir tal o cual deseo, por qué su vida es profundamente incompleta e insatisfactoria.
Cuando el orden de las relaciones familiares queda tan sumamente trastocado como en el caso de Hamlet, cuando hay una situación traumática de gran calibre que permanece en secreto (en este caso, un asesinato), ello tiene que hacerse consciente y ha de ser reconstruido de alguna manera en toda persona que aspire a llevar una vida saludable. El joven príncipe se ve obligado a iniciar un proceso implacable en el que todo va a destruirse, como espejo de la brutal reacción desencadenada por tal infamia, sobre la que no se puede edificar un proyecto de vida personal; tampoco puede seguir adelante un reino con semejante ponzoña. Todos van a morir. Hamlet también, porque su guion existencial está truncado. Queda Horacio, su amigo del alma, que puede contar la verdadera historia y hacer que el reino, limpio y purificado con el fuego de la verdad, renazca.
Muchas personas no mueren como Hamlet, pero viven como muertos en vida. Uno de los grandes objetivos del Psicodrama Simbólico que desarrolla este libro es desvelar el guion interno que bloquea o desvirtúa la energía para desarrollar de una manera original, fluida y satisfactoria el proyecto de vida deseado.
Los grandes literatos, ya lo decía Freud, nos ofrecen una sabiduría inmensa sobre la naturaleza humana. Y Shakespeare es el gran sabio de todos los tiempos. El arte permite una catarsis y una reconstrucción, una aportación única y original para salvarnos de guiones que nos mantenían prisioneros. La sabiduría contenida en Hamlet me ha permitido mostrar una de las tres grandes coordenadas del Psicodrama Simbólico que se desarrolla en este libro: el guion existencial. Ahora voy a detenerme en otros aspectos relevantes de esta obra que conectan con otra de las grandes coordenadas: el psicodrama. El ejemplo que nos da Hamlet al hacer que la verdad salga a la luz a través de la representación teatral de una historia semejante es un hallazgo maravilloso. Podríamos decir que hallamos aquí un poderoso precursor del psicodrama, como también lo son determinados rituales primitivos y la tragedia griega.
En lugar de declarar abiertamente a su madre y a su tío que conoce la verdad, Hamlet opta por crear una situación propicia. Se le ocurre una idea genial: contratar a unos cómicos y pedirles que representen, en una celebración palaciega, justamente la historia que ha tenido lugar y que se mantiene en secreto. En un clima lúdico, se reproduce la escena del asesinato del padre. El efecto de esta representación es absolutamente decisivo, pues su tío y su madre se desequilibran al verlo ante sus ojos. Esta representación permite que se haga patente la verdad que el joven quiere desvelar, y produce en los implicados un intenso malestar y un enorme desasosiego. Su tío reacciona con violencia y quiere deshacerse de él: alejar a Hamlet del palacio, enviarle a Inglaterra y ordenar que le maten en cuanto desembarque. Su madre cae en una suerte de depresión.
La representación de los cómicos en Hamlet se sitúa en el espacio del como si y posee ese carácter lúdico que tiene el teatro. Atreverse a transitar por territorios enormemente peligrosos y dolorosos es más fácil mediante esta vía de tono festivo. En la obra, la escena representada es claramente un trasunto de lo ocurrido en realidad, lo que nos lleva a mencionar la evidente conexión entre la genial aportación shakespeariana y esa extraordinaria creación que fue el psicodrama de J. L. Moreno.
El psicodrama posibilita la toma de conciencia, una toma de conciencia mucho más poderosa. A partir de todo lo que he aprendido de este gran creador y de los psicodramatistas que han sido mis maestros, he creado una modalidad de psicodrama que se realiza fundamentalmente a través de tramas y motivos metafóricos y se denomina Psicodrama Simbólico. En él, la invitación es a sumergirse en relatos de un significado universal porque están llenos de la sabiduría de las imágenes arquetípicas. Y, de este modo, elijo como base los cuentos maravillosos o de hadas, porque en ellos la carga arquetípica es inmensa y de gran calidad. Y así, con esta aportación del universo simbólico dentro del psicodrama, inspirada en las enseñanzas de Carl Gustav Jung y Marie-Louise von Franz sobre los arquetipos, el inconsciente colectivo y la dimensión simbólica, se completa la tercera coordenada de este modelo.
En suma, a través del Psicodrama Simbólico podemos afirmar que la persona puede viajar no solo a su pasado, sino también a su futuro, porque este a menudo es rescatado y transformado. Este viaje se realiza a través del aquí y ahora del psicodrama, de manera que el tiempo se reunifica. Podemos decir que la persona recobra el tiempo, el tiempo perdido en el pasado y el que estaba potencialmente perdido en el futuro. La persona recobra su tiempo de vida.
2
Un mapa y una brújula
A lo largo de estas páginas voy a presentar una cosmovisión y un modelo activo derivado de ella y que puede ser aplicado en diferentes ámbitos. Propongo realizar un viaje imaginario a través de contenidos universales que importan a todo ser humano y que este libro sea guía en ese recorrido simbólico. En algunos momentos podríamos perdernos, como les ocurre a Hansel y Gretel y a Pulgarcito. Por ello me parece fundamental aportar un mapa y una brújula para transitar por el bosque de los cuentos y recuperar el norte si nos extraviamos.
Este libro puede ser leído por cualquier persona interesada en su evolución personal y que tenga confianza en que el ser humano puede mejorar, tanto individual como colectivamente. Se destina a todo aquel que sustente esta confianza en su esfuerzo cotidiano de pacificación, de autoconocimiento y de compromiso profundo y activo con esa tarea de mejora. Una tarea que no es espontánea, sino una conquista y un esfuerzo constantes a lo largo de toda la vida.
El núcleo de la cosmovisión que voy a transmitir es despertar y activar el universo simbólico, que constituye la seña de identidad más emblemática de la especie humana1. Para entrar en ese universo necesitamos conocer la lengua de los símbolos. Afortunadamente es un idioma común a todo ser humano, de cualquier edad y cualquier cultura. Por supuesto, este modelo no es la única puerta de entrada al universo simbólico; existen otras, como la meditación o el disfrute y el movimiento emocional producidos por la lectura y por el arte…
En mi modelo, la puerta de entrada es la lengua de los símbolos expresada en diversas manifestaciones humanas: los sueños, el arte, las religiones, los mitos o los cuentos de hadas. Vamos a sumergimos en el universo de estos relatos que recogen, con gran belleza arquetípica, motivos esenciales de toda existencia. Para ello necesitaremos cuatro claves con las que orientarnos, a las que hemos llamado puntos cardinales.
El primer punto cardinal: los cuentos maravillosos o cuentos de hadas
Una de las primeras señales para seguir bien el mapa es distinguir, dentro de los cuentos populares, los que podemos considerar verdaderamente maravillosos o de hadas. Para ello definiremos algunas señas de identidad prototípicas que los diferencian de otro tipo de relatos.
La riqueza del acervo popular, expresado a través de narraciones de muy diversa índole, es realmente valiosa, como valioso es también el trabajo de muchos estudiosos que han ido recopilando estas historias procedentes de la tradición oral y poniéndolas por escrito.
Dentro de este patrimonio cultural de historias procedentes de la tradición oral, voy a centrarme en los cuentos de hadas o historias maravillosas del ámbito occidental, a los que añado algunos otros de autor que me parecen especialmente valiosos y significativos, como Pinocho o El Patito Feo. Conozcamos las cinco características esenciales de los cuentos de hadas o maravillosos:
•Su espacio y argumento se encuentran en una dimensión diferente de la realidad, es decir, son fantásticos.
•En ellos aparecen imágenes arquetípicas y personajes simbólicos.
•Sus argumentos y contenidos contienen una dimensión trascendente.
•Son atemporales.
•Se expresan en la lengua de los símbolos, es decir, una lengua que permite un puente entre lo consciente y lo inconsciente y, por tanto, inalcanzable mediante el pensamiento discursivo.
Para entender el tipo específico de los cuentos de hadas o maravillosos, dentro del gran caudal de las narraciones populares, hay que tener en cuenta una de sus señas de identidad esenciales: los contenidos, las historias que narran, encierran la huella de una incursión en el inconsciente que los llena de imágenes arquetípicas y de elementos mágicos. Es un rasgo que no encontramos en todos los cuentos populares.
De la misma manera que podemos diferenciar tipos de sueños, ya que solo algunos son verdaderamente simbólicos, igualmente dentro del género de los cuentos populares solo algunos se expresan verdaderamente en la lengua de los símbolos y nos conectan de manera directa con el inconsciente, transmitiendo mensajes de enorme valor. Estos mensajes cumplen una función de equilibrio y ampliación de la dimensión consciente, y además se enriquecen con la dimensión estética y el disfrute asociado a la percepción de la belleza.
El recorrido propuesto en este modelo de Psicodrama Simbólico nos sumerge en un espacio que nos va a permitir, además de experimentar la belleza, aumentar nuestro autoconocimiento, así como la creación de nuevas síntesis y nuevos equilibrios en los contenidos de nuestra psique.
El segundo punto cardinal: el psicodrama
El psicodrama es un modelo de trabajo grupal creado por Jacob Levi Moreno, inspirado en el teatro y aplicable en los campos terapéutico, educativo y social.
El origen de mi modelo tiene dos pilares, uno está en mi formación como psicodramatista y el otro en mi trabajo con cuentos de hadas aplicados a grupos de niños y preadolescentes, dentro de la escuela pública en la que trabajé durante seis años. En mi modelo, el psicodrama aporta la fuerza de la comunicación a través de escenas, lo que multiplica infinitamente los matices, significados y posibilidades de los cuentos de hadas con respecto a su narración, lectura o, incluso, su empleo para talleres de teatro y dramatización.
Esta experiencia de hacer psicodrama con cuentos de hadas favoreció un salto cualitativo en el que los niños me permitieron entrar en la cualidad pluridimensional de los relatos, como si se tratara de un acceso a través de un espejo mágico, polifacético y polisémico. No se trataba únicamente de escuchar, leer los cuentos o conocerlos, sino de penetrar en ellos y recrearlos, de ser sus autores2. Al mirar en su espejo nuestro interior, era posible generar nuevas respuestas dentro de este espacio lúdico y trascendente de los cuentos. Para ello resultaban fundamentales la originalidad y creatividad que aporta el psicodrama, así como la mirada caleidoscópica de la experiencia grupal, con toda su riqueza vincular y la complementariedad de visiones y vivencias, capaz de recrear las historias de manera original y genuina.
El tercer punto cardinal: los arquetipos
Los arquetipos son elementos del inconsciente colectivo humano que se manifiestan de forma repetida en los sueños, en los relatos, en el arte plástico o en los mitos, incluyendo los de las religiones, de todas las culturas. En consecuencia, tienen un carácter universal y representan el componente hereditario de la psique humana.
La gran aportación de Freud respecto al inconsciente personal, ámbito en el que permanece almacenada toda la experiencia del individuo desde antes de su nacimiento, se complementa con la visión de Jung acerca del inconsciente colectivo. Para Jung el inconsciente es un manantial de contenidos, inagotable y vivificador, del que proceden la creación y el sentido de la vida humana. Al mismo tiempo, podemos definir el inconsciente colectivo como un espacio común de la humanidad, de la especie, que nos iguala y en el que hunden su origen los arquetipos. Las grandes aportaciones de Jung son el inconsciente colectivo y los arquetipos. Todo símbolo puede ser un arquetipo, cualquier elemento de la naturaleza, ya sea un bosque, el mar, un árbol, las fieras salvajes, las flores, los ríos, las montañas…
Jung habla de unos arquetipos esenciales, que son complejos, pero necesito explicarlos brevemente porque van a aparecer en numerosas ocasiones a lo largo de este libro. Se trata del Ánimus y el Ánima, la Sombra y el Sí Mismo
El Ánimus y el Ánima son términos que adopto, tomándolos de Jung, aunque establezco mi propia interpretación. Podemos considerarlos como las energías masculinas y femeninas que están presentes en toda persona y que se manifiestan a través de diferentes imágenes arquetípicas: personajes femeninos en el caso del Ánima y personajes masculinos en el caso del Ánimus. Para Jung, la mujer tiene un Ánimus, que es la parte masculina inconsciente de su identidad, de la misma manera que el hombre posee un Ánima, vinculada a la parte femenina inconsciente de su identidad.
En la etapa histórica en la que se desarrolló la vida de Jung, la diferenciación de roles entre hombre y mujer era mucho más rígida que en la actualidad. De todos modos, sigue siendo esencial que los hombres se permitan desarrollar su parte femenina, todas esas cualidades atribuidas a las mujeres y que generalmente les estaban prohibidas, y lo mismo sucede en el caso de las mujeres. Afortunadamente, en esta era de cambio y conquista de diferentes ámbitos tanto por parte de las mujeres como de los hombres, esta diferenciación de roles ha cambiado. Por ello, tanto unas como otros pueden permitirse cualidades y funciones que tradicionalmente solo eran atribuidas de manera separada a ellas o ellos. Entendemos, por tanto, que el Ánimus representa lo inconsciente masculino y el Ánima, lo inconsciente femenino.
Lo cierto es que estas poderosas energías se activan y pueden contribuir a descifrar arcanos en momentos clave de la vida. Así, es importante reconocer que cuando aparecen personajes femeninos o masculinos en los cuentos de hadas, son imágenes arquetípicas del Ánima y el Ánimus, y no pueden ser considerados representaciones de hombres o de mujeres reales. Si la Bella Durmiente despierta por el beso del príncipe, no podemos ver que es un hombre quien se acerca a una mujer dormida y la besa, no podemos considerar realista esta escena. Es necesario aprender a mirar y entender que lo femenino dormido durante cien años puede despertar porque lo masculino lo besa, lo que quiere decir que lo masculino entra en su espíritu y permite que lo femenino entre en el suyo. En esto consiste la conjunción de opuestos, la integración de femenino y masculino en la psique individual. Se trata de una imagen de totalidad. Esta escena simbólica nos habla también de la restitución de lo femenino en una cultura patriarcal. Como veremos más adelante, en La Bella Durmiente la heredera es una mujer, y en el nuevo reino, que surgirá después del despertar de lo femenino, la mujer gobernará, es decir, será protagonista de su destino.
La Sombra es otro concepto fundamental de la psicología junguiana que hace referencia al lado inconsciente, oculto y desconocido de nuestra personalidad. En este espacio están contenidas las tendencias reprimidas más rechazadas, las que nos alejan de ser buenas personas, junto con otras tendencias o capacidades verdaderamente valiosas y que no hemos desarrollado como se merecen.
Como dice Moreno, el ser humano nace con un potencial de espontaneidad enorme. Podemos establecer una conexión entre esa espontaneidad y la expresión de todas las tendencias prototípicamente humanas, sin censuras. A lo largo de la crianza familiar y de la educación, este potencial de espontaneidad se va atenuando para plegarse a lo que la sociedad considera deseable, es decir, para tratar de agradar o de cumplir el ideal de lo que debe ser un buen niño o una buena niña, algo que encontramos en las familias y en la escuela.
No debemos confundir la adquisición del complemento necesario para la espontaneidad, que es la tolerancia a la frustración, la capacidad de dilatar el cumplimiento de los deseos y la interiorización de límites saludables, con la tendencia a cortar las propias alas y amoldarse a ideales familiares o sociales que sofocan tendencias legítimas y genuinas, sepultando verdaderos anhelos o formas de ser. Conviene, por tanto, diferenciar este proceso de represión, totalmente necesario y sano para el crecimiento, es decir, para llegar a ser persona, de ese otro tipo de represión que consiste en desalentar, o incluso reprobar, determinadas inclinaciones inherentes a la propia evolución psicológica o a los deseos del niño o del joven que no se adaptan a los ideales que los otros han depositado en él.
La Sombra es un arquetipo capital que nos va a acompañar toda la vida y que, tal y como dice Jung, será más dañino cuanto más inconsciente y rechazadas estén las tendencias que contiene. Tomando las palabras del propio Jung, el mal que no se hace consciente actúa como un destino.
En cuanto al Sí Mismo, se trata de un arquetipo que nos habla de la totalidad de la psique del individuo. Por un lado, engloba los contenidos conscientes y por otro, los que corresponden al inconsciente. Entendemos el yo como el núcleo de la conciencia. Cuando nos damos cuenta de cosas, ahí está la conciencia, el yo. Pero nosotros somos también aquello de lo que no somos conscientes. Pues bien, el Sí Mismo engloba ambos aspectos, los de la conciencia y los del inconsciente; y está asociado a la esencia singular de cada uno. Sin embargo, la única manera que tiene lo inconsciente de acceder y dar cauce a esa esencia es a través del yo.
Junto con las aportaciones de Jung, también es fundamental la contribución de Marie-Louise von Franz. Esta autora estudia cómo los cuentos maravillosos o de hadas están totalmente saturados de arquetipos, que solo se manifiestan a través de imágenes arquetípicas, ya sean personajes, objetos o escenas. Estas narraciones contienen una serie de motivos universalmente significativos que permiten la proyección y recreación de contenidos propios de toda persona.
He podido constatar en los grupos de psicodrama que he dirigido cómo determinados objetos simbólicos daban a los participantes la oportunidad de expresar, de manera inconsciente, contenidos de la máxima importancia. Por ejemplo, los grupos que iniciaban su trayectoria incorporando árboles en el universo imaginario en que se desarrollaba la escena simbólica, tenían mejor pronóstico que aquellos en los que este motivo no aparecía. Durante una de las sesiones con adolescentes muy afectados, ya que la mayoría tenía un diagnóstico de trastorno de conducta o disocial, convirtieron a Blancanieves en una guerrera que, con su metralleta iba destruyendo el bosque y todo lo que encontraba a su paso. Al detener la escena y pedir soliloquios, que es una técnica propia del psicodrama, uno de los niños pudo contar que un árbol se había salvado de la quema. Este elemento representaba el alma del grupo, que permanecía viva a pesar del universo tan dañado que existía dentro de estos adolescentes sometidos a situaciones personales y sociales verdaderamente desventajosas y traumáticas.
Este tipo de imágenes arquetípicas tienen un poder curativo y ello es así porque proceden de las energías profundas de la psique y de un alma total, colectiva, lo que Jung llama inconsciente colectivo. Este es un continente universal de las experiencias vitales y esenciales de la existencia humana, y guarda energías y códigos profundamente significativos que pueden reactivarse y recrearse en cada individuo, ya sea en sus sueños o a través de su dimensión creativa. Los sueños son vías espontáneas y no intencionales de expresión y acercamiento a esta dimensión inconsciente. El Psicodrama Simbólico es una vía, intencional y voluntaria, de conexión y descifrado de lo inconsciente, así como de recreación y transformación personal.
El método de Psicodrama Simbólico aporta el marco de una gran imaginación activa, que yo denomino imaginación creativa, tomando como guías las imágenes arquetípicas que se encuentran de manera muy potente y sencilla en los cuentos maravillosos. Constituye una forma privilegiada de acceso a los arquetipos, a los que solo se puede llegar a través de imágenes, alcanzando de este modo el inconsciente personal y el inconsciente colectivo.
La tercera gran coordenada, por lo tanto, son los arquetipos presentes en los cuentos de hadas en forma de imágenes, escenas y personajes. Mediante la entrada en los relatos y en los materiales simbólicos que contienen, y a través de la imaginación creativa del Método Simbólico, esta base arquetípica va a hacer que despierte en cada persona el lenguaje olvidado de los símbolos, posibilitando su expresión mediante esta lengua con mayor competencia.
Este es el recorrido que se posibilita a través de los Doce Cuentos. La experiencia alquímica del viaje a través del Psicodrama Simbólico permite la ampliación de conciencia y la dialéctica creadora entre conciencia e inconsciente. De esta manera se abren las propias posibilidades de lo simbólico personal.
El cuarto punto cardinal: la creatividad
El Psicodrama Simbólico plantea una síntesis creadora en la que podemos distinguir conceptos esenciales de tres autores: Jung, Moreno y Winnicott.
Jung nos dice que la psique posee cuatro funciones de procesamiento, dos de las cuales son de captación de la realidad, percibir e intuir; y otras dos son de enjuiciamiento de la misma, pensar y sentir. Señala asimismo una quinta, que él llama la función trascendente y que se refiere a la imaginación; se vincula con las otras cuatro, de manera que permite la repetición y la combinación de lo conocido de una manera original. Jung creó el método de la imaginación activa para realizar una conexión más profunda con la dimensión inconsciente.
Para Moreno todo ser humano posee un potencial innato de espontaneidad y creatividad, de manera que la persona puede llegar a producir a lo largo de la vida opciones originales y nuevas, por contraposición a los estereotipos que uniformizan y carecen de la subjetividad creativa.
Y finalmente Winnicott nos dice que «si hay algo que hace que la vida merezca verdaderamente la pena de ser vivida, es más que ninguna otra cosa la apercepción creadora», es decir, la visión subjetiva, individual y original sobre todo lo que existe, incluidos nosotros mismos. Esta visión será la fuente de la creatividad y la base de las grandes aportaciones humanas, como la ciencia, el arte, la filosofía y la dimensión trascendente.
El Psicodrama Simbólico va a despertar la espontaneidad y a potenciar la creatividad y la imaginación, de manera que, a través de los símbolos, cada persona y cada grupo pueda transitar de manera propia y absolutamente original en un viaje hacia sí mismo y hacia su vinculación con los otros y con el mundo.
En ese viaje recorreremos, a través de la lengua de los símbolos, los Doce Cuentos y alcanzaremos el descubrimiento de sus imágenes arquetípicas. En el trayecto contactaremos con nuestra historia de vida. La vida puede ser entendida como un devenir, como una obra de teatro, como una película, como una novela. Hay un guion que se está desarrollando y revelando desde nuestro nacimiento hasta nuestra muerte. Nuestra vida es una totalidad, como lo es también la de la especie humana. La gran misión de este modelo es abrir nuestras vías interiores para ampliar nuestra sensibilidad, nuestra conciencia y mejorar nuestros actos. Así, ese guion de vida, ese viaje, puede ser una historia única con sentido y belleza en sí misma, de la que no solo somos protagonistas sino autores en la mayor medida posible. Y esta posibilidad de autoría de nuestro propio guion de vida constituye el objetivo esencial de este modelo, que puede ser aplicado en muy diversos contextos y cuya versatilidad permite otros nuevos.
_______
1«Leyendas, mitos, dioses y religiones aparecieron por primera vez con la revolución cognitiva. Muchos animales y especies humanas podían decir previamente: ¡Cuidado! ¡Un león!
. Gracias a la revolución cognitiva Homo sapiens adquirió la capacidad de decir: El león es el espíritu guardián de nuestra tribu
. Esta capacidad de hablar sobre ficciones es la característica más singular del lenguaje de los sapiens ». Harari, págs. 37 y 38.
2Cada vez que una persona visualiza una determinada escena de un cuento, la recrea y se convierte en su autora. Tal y como dice Marie-Louise von Franz, el arquetipo requiere la recreación de un individuo para volver a estar vivo. Por otro lado, podemos considerar que la autoría de los cuentos de hadas procede del inconsciente colectivo, es decir, del ser humano universal.
3
Aprendiendo la lengua de los símbolos
The imagination is not a state: it is the Human Existence itself.
WILLIAM BLAKE
Desde la más temprana infancia el niño crea el universo del como si, una dimensión que le acompañará toda la vida, y que es también la que encontramos en los albores