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¡Doña Patro!: Primera Parte
¡Doña Patro!: Primera Parte
¡Doña Patro!: Primera Parte
Libro electrónico116 páginas1 hora

¡Doña Patro!: Primera Parte

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Información de este libro electrónico

Novela familiar. Empieza con el nacimiento de Monika Krummel, en Alemania el nueve de mayo de 1939 en pleno nazismo, muere en el parto su madre y la nia es llevada a Mxico con unos parientes lejanos, que ya viejos no saben bien qu hacer con ella. Por lo que al cumplir los diecisis aos se va de casa y conoce a Juan, un hombre casado de 40 aos.

Patrocinio es una indgena Jons de la sierra queretana, y sale a sus trece aos en 1925 a trabajar a la capital de la repblica Mexicana y trabaja con la familia Gmez Prez en donde conoce al joven Juan.

Despus por Juan Gmez Prez, se unen las vidas de Monika y Patrocinio, esta primera parte termina en tragedia, que a su vez engrandece la personalidad de la india Jons quien se convierte en Doa Patro.
IdiomaEspañol
EditorialPalibrio
Fecha de lanzamiento31 mar 2016
ISBN9781506513232
¡Doña Patro!: Primera Parte
Autor

Javier Lombana Fierro

Javier Lombana Fierro. Escritor tertuliano. Escribe en su blog sus tertulias semanales en www.guantesdegamuza.wordpress.com. Agnóstico, social demócrata, panbolero aficionado de los Pumas y del Real Madrid. Lector de biografías. Le gusta la música de los Doors, Beatles, Pink Floyd, Chava Flores y los Churumbeles de España.

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    Vista previa del libro

    ¡Doña Patro! - Javier Lombana Fierro

    Copyright © 2016 por Javier Lombana Fierro.

    Número de Control de la Biblioteca del Congreso de EE. UU.:   2016904262

    ISBN:   Tapa Dura               978-1-5065-1325-6

                 Tapa Blanda             978-1-5065-1324-9

                 Libro Electrónico   978-1-5065-1323-2

    Todos los derechos reservados. Ninguna parte de este libro puede ser reproducida o transmitida de cualquier forma o por cualquier medio, electrónico o mecánico, incluyendo fotocopia, grabación, o por cualquier sistema de almacenamiento y recuperación, sin permiso escrito del propietario del copyright.

    Esta es una obra de ficción. Los nombres, personajes, lugares e incidentes son producto de la imaginación del autor o son usados de manera ficticia, y cualquier parecido con personas reales, vivas o muertas, acontecimientos, o lugares es pura coincidencia.

    Fecha de revisión: 30/03/2016

    Palibrio

    1663 Liberty Drive

    Suite 200

    Bloomington, IN 47403

    ÍNDICE

    Capítulo 1

    Capítulo 2

    Capítulo 3

    Capítulo 4

    Capítulo 5

    Capítulo 6

    Capítulo 7

    Capítulo 8

    Capítulo 9

    Capítulo 10

    Capítulo 11

    Capítulo 12

    Capítulo 13

    Capítulo 14

    Capítulo 15

    Dedicatoria

    ¿A QUIÉN MÁS PODRÍA DEDICARLE ESTA PRIMERA PARTE DE LA NOVELA?: ¡doña Patro! A MI ESPOSA MARY BENY ÁLVAREZ.

    Desde luego que, también, a mi eterno y siempre amigo: José Alejandro Icaza.

    Me inspiré mucho en algunos momentos intensos que él me contó de su vida adolescente y que despertaron mi imaginación para hacer la primera parte de este cuento-ficción que lleva mucho de real.

    Con mucho cariño y respeto, AMIGO.

    Agradecimientos

    E n primer lugar a mi esposa Mary Beny, que siempre me ha apoyado en todos mis proyectos.

    Y, por supuesto, a mis cuatro amigas fantásticas, quienes me ayudaron a corregir esta historia: Anabel Vela, Cristina Torres, Mayra Aldrete y, especialmente, a Ana Laura Ávila, quien es toda una profesional y una gran escritora.

    ¡GRACIAS POR SU APOYO!

    Capítulo 1

    E n una pequeña aldea muy cerca de Wuppertal ¹, en el occidente de Alemania, Hans Brigel y Monika Krummel estaban platicando bajo el granero, cuando decidieron tomar el tren para ir a ver el puente del tranvía que era un monorriel con el tren colgando de los rieles y que ofrecía un espectáculo sin igual, en esos rumbos y en esas fechas.

    Desde la zona peatonal, que a las horas pico mostraba un mosaico de personas vestidas de colores que caminaban por los adoquinados andadores, atravesando el gran puente donde el tranvía colgaba de la majestuosa estructura metálica pintada de rojo ladrillo y que, al combinarse con los movimientos y colores de los peatones, lograba una visión sin igual.

    Y era por eso, nada menos, que Hans y Monika decidieron ir al centro de Wuppertal, recorrer los andadores, tomar cerveza en una de las muchas terrazas que se instalaban en verano, ofreciendo un lugar fresco y cómodo que, además, permitía ver el tren y su famoso puente.

    Hans y Monika, dos jóvenes enamorados, discutían sobre las políticas del nuevo líder alemán: Adolfo Hitler.

    Hans quien, como muchos jóvenes de su época, estaba apuntado en la lista de los Nazis, defendía los principios del partido y compartía las ideas del futuro Führer que devolverían el nacionalismo y la importancia de ser alemán.

    Aunque, al igual que la mayoría en esa época, desconocían a fondo los pensamientos y lucha de su por ahora líder político.

    Sin embargo, Monika Krummel, quien tenía algo de judía, se había formado una idea muy diferente sobre las intenciones de los Nazis y en especial de su diminuto líder Adolfo Hitler; pero en realidad no tenía argumentos válidos, ni sabía por qué.

    Estaba en desacuerdo, pero lo que oía en su casa eran comentarios de reserva y precaución, sobre todo por los acontecimientos que se veían venir, comandados por los Nazis y por su racista líder que, por el otro lado, prometían prosperidad y fomentaban un nacionalismo nunca antes visto en Alemania.

    Todos comentaban lo gran orador y motivador que era Adolfo Hitler, al escucharlo, difícilmente no terminabas convencido y motivado por ese hombre, que se daba el lujo de estar enfrente del micrófono, con sus brazos cruzados y sin hacer un solo comentario durante un largo minuto y observando cómo su cada vez más extenso auditorio lo miraba y esperaba con ansiedad escuchar sus mensajes, que el líder comenzaba muy lentamente y muy pausado pero, conforme su mensaje iba avanzando, su voz se hacía más enérgica y más fuerte, hasta llegar a un clímax en donde la voz y los movimientos de su cuerpo, ya unidos a la multitud, lograban un entusiasmo difícil de narrar: era una actuación perfecta de manejo de las masas, que solo Hitler podía hacer de esa manera espectacular.

    Empezaba a atardecer, por lo que Monika pidió a su novio que se apresuraran y tomaran el tren de regreso a su aldea, para llegar antes del anochecer y así no ocasionar dificultades y preocupaciones a su madre viuda.

    Por ello terminaron su tertulia y, de regreso, charlaron de cosas más agradables, como la planeación de sus vidas y la decisión de casarse ese mismo año en cuanto Hans terminara sus estudios de mecánica.

    El señor Jacobo Krummel, padre de Monika, era de origen Judío y había llegado con sus padres a Alemania siendo muy pequeño, por lo que se consideraba totalmente Alemán; se había casado con Marcela Ketchum, de origen irlandés, pero con varias generaciones en Alemania, por lo que Monika creció en un ambiente y con una educación totalmente alemana.

    El señor Jacobo Krummel toda su vida trabajó en una fábrica de cafeteras que estaban teniendo gran aceptación, inclusive en Italia; puede decirse que la familia Krummel pertenecía a la gran clase media Alemana, clase que había quedado muy afectada después de la gran guerra de principios de siglo y con la recesión que azotó al mundo a finales de la década de los veinte y comienzos de los treinta que ocasionaron que la familia Krummel, como muchas otras de esa época, vivieran al día,

    El señor Jacobo Krummel había muerto de cáncer hacía un par de años y dejó a su viuda con una hija de 18 años: Habían tenido otro hijo que murió muy joven, también de cáncer.

    La muerte de su padre puso en serios aprietos la supervivencia de Monika y de su madre, quien sobrevivió haciendo trabajos de costurera y para las familias ricas de Wuppertal.

    El noviazgo de nuestros palomos fue fortaleciéndose, haciendo a un lado los acontecimientos políticos del mundo y de su país. Como buenos jóvenes, estaban más ocupados en vivir el presente, en disfrutar cada instante de sus vidas y poco los preocupaban esos asuntos que oían de los adultos: la crisis económica, el futuro incierto, los cambios políticos, la situación mundial, esos asuntos era problema de los adultos, quienes se angustiaban demasiado por situaciones que, ante los ojos de nuestros dos enamorados, parecían distantes y ajenas a sus vidas.

    Iban de fin de semana en fin de semana disfrutando de fiestas y tertulias, aprendiendo a socializar, dándole mucha importancia a la amistad y al momento inmediato, por su corta edad, nunca hubieran podido imaginar el dramático cambio que les esperaba. ¿Cómo imaginar el destino que les alcanzaría en pocos meses más?

    Las fiestas se realizaban de aldea en aldea y en todas se tomaban más cerveza que en un invierno, mucha gente iba vestida de trajes típicos de la zona y en el quiosco de la plaza, una orquesta formada por hombres mayores, tocaba las canciones típicas del rumbo.

    Los jóvenes compraban las cervezas, que se vendían en canastas de diez tarros cada una, y que compartían en sus grupos, de tal manera que siempre había cerveza, sea en una o de otra canasta, mientras que la visitas al baño eran frecuentes, sobre todo por los jóvenes varones, las damas no paraban de bailar, vestidas de tirolesas con chalecos verde olivo y zapatos de madera.

    Había puestos en el que se vendían charolas de embutidos fríos, acompañados con quesos y trozos de pan. No faltaban las salchichas ni, por supuesto, la refinada pastelería Alemana.

    Cualquier persona que pasara por una de estas fiestas de pueblo, difícilmente comprendería la crisis económica y política que verdaderamente estaba pasando Alemania.

    Todo parecía ser diversión y alegría.

    Claro que un buen observador podría ver cómo los adultos, principalmente los hombres, murmuraban en grupos y solo hablaban de política viéndoseles angustiados

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