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La Masacre De Managua De 1967
La Masacre De Managua De 1967
La Masacre De Managua De 1967
Libro electrónico142 páginas1 hora

La Masacre De Managua De 1967

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Información de este libro electrónico

La nocin conquistador-conquistado es la idea principal que recorre los cinco captulos de este libro, idea que est contenida en el siguiente silogismo: siendo que Nicaragua es producto de la conquista, es perfectamente razonable estudiar su historia desde la perspectiva de las relaciones entre conquistador y conquistado. Y efectivamente ella es una idea fructfera.
Permite captar la historia del pas como una ancha avenida en la que se perciben sus altos y bajo, sus giros a uno y otro lado. Ilumina el entendimiento sobre el origen de las desigualdades sociales, econmicas y culturales. Permite entender los fenmenos demogrficos y etnolgicos.
Entender la historia de esa manera es requisito previo para hablar de soluciones. Digamos, para hablar de desarrollo, de identidades, de conciencia nacional. El conocimiento de la historia verdadera, real es pues la base indispensable para buscar las soluciones.
Lo que aqu hacemos con este libro es poner la primera piedra. Esperamos continuar pronto seguir construyendo el edificio, la casa grande, en que el diseo bsico propone soluciones de unidad y entendimiento pero basados en el conocimiento real de la historia y no en imposiciones ideolgicas enajenantes.
IdiomaEspañol
EditorialPalibrio
Fecha de lanzamiento9 nov 2016
ISBN9781506517438
La Masacre De Managua De 1967
Autor

Gustavo A. Gutiérrez

Gustavo A. Gutiérrez nació en 1938 en Granada, Nicaragua. Su interés intelectual, como no podía ser de otra manera, ha estado influenciado por los acontecimientos por los que le ha tocado vivir. La corriente de la Sociología de la dependencia fue dominante en los años en que fue director en Managua de la Escuela de Trabajo Social de la Universidad Autónoma de Nicaragua, corriente que igualmente dominaba cuando a mediados de los setenta estudió en la Escuela Centroamericana de Sociología, Costa Rica. Producto de ese tiempo son sus investigaciones sobre el movimiento obrero de Nicaragua. Cuando posteriormente se trasladó a los Estados Unidos se interesó vivamente por lo que ahí se denomina white and red relations, que no es sino la historia de las relaciones entre invasores e invadidos en esa región del continente americano. De ese interés surgieron sus trabajos de graduación de maestría y doctorado. Su disertación doctoral, por ejemplo, en Iowa State University titulada “Occupation and displacement in the Old Northwest” (2005) es precisamente sobre esas relaciones en esa región particular. Después de ese recorrido se dedica de nuevo al estudio de la historia de Nicaragua, estudio del que su primer producto es el presente libro.

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    Vista previa del libro

    La Masacre De Managua De 1967 - Gustavo A. Gutiérrez

    Copyright © 2016 por Gustavo A. Gutiérrez.

    Número de Control de la Biblioteca del Congreso de EE. UU.:   2016918291

    ISBN:  Tapa Dura               978-1-5065-1742-1

                Tapa Blanda            978-1-5065-1744-5

                Libro Electrónico    978-1-5065-1743-8

    Todos los derechos reservados. Ninguna parte de este libro puede ser reproducida o transmitida de cualquier forma o por cualquier medio, electrónico o mecánico, incluyendo fotocopia, grabación, o por cualquier sistema de almacenamiento y recuperación, sin permiso escrito del propietario del copyright.

    Las opiniones expresadas en este trabajo son exclusivas del autor y no reflejan necesariamente las opiniones del editor. La editorial se exime de cualquier responsabilidad derivada de las mismas.

    Fecha de revisión: 08/11/2016

    Palibrio

    1663 Liberty Drive, Suite 200

    Bloomington, IN 47403

    Contenido

    Presentación

    1 APERREAN A DIRIANGÉN

    2 EL REQUERIMIENTO DEL CAP. HATFIELD

    3 EL GENERAL PEDRO ALTAMIRANO

    4 MASACRE Y PACTO

    5 DERRIBAN AL CONQUISTADOR

    Notas

    Índice general

    Presentación

    A los cincuenta años de ocurrida, la masacre de Managua del 22 de enero de 1967 permanece viva en la conciencia colectiva nacional. Eso se debe a las circunstancias en que ese acontecimiento se produjo y al efecto inmediato que tuvo en la vida política del país. La inclusión en este libro de un capítulo sobre ese tema, el número cuatro, apunta al interés histórico por el esclarecimiento de lo que se viene sosteniendo como verdad.

    Los otros cuatro ensayos que aquí aparecen igualmente son sobre importantes temas históricos.

    En esta breve presentación debo dejar constancia del papel crucial que Carlota Dubón, mi esposa, tuvo en la escritura de este libro. Primero que nada su compañía, entusiasmo y alegría por la vida es lo que hizo posible que lo escribiera. Y todo lo que aquí se dice pasó por el permanente seminario sostenido con ella, en el que sus agudos comentarios y propuestas me permitían ir despejando el camino en el abordaje de los diferentes temas. No obstante, el único y absoluto responsable de cuanto aquí se dice soy yo.

    1 APERREAN A DIRIANGÉN

    Siendo que Nicaragua es producto de la conquista la relación conquistador-conquistado es una perspectiva razonable para estudiar su historia. El presente capítulo se ocupa de las condiciones de esa relación que surgen con la presencia de los perros de conquista y propone que dentro de esas condiciones es factible que Francisco Hernández de Córdoba aperreara a Diriangén. En el capítulo cubrimos también otros puntos relevantes como el Requerimiento y el de la contradicción conquistador-conquistado.

    Diriangén

    Las siguientes palabras sobre Diriangén son de Salvador Mendieta (1879-1958): Nada se sabe acerca de la suerte que a ese cacique o a sus descendientes cupo cuando varios años después de Gil González llegó Hernández de Córdoba y conquistó las tierras que formaron la provincia de Nicaragua; alguno o algunos españoles recibirían en encomienda a los súbditos del astuto, valeroso y previsor Diriangén.¹ Aunque tal señalamiento acerca la falta de información sobre Diriangén es cierta, puede decirse no obstante que él quedó con vida después que atacó a Gil González.²

    La aludida ausencia de información sobre Diriangén ha debido ser suplida por la imaginación. Quienes han pensado en la edad que pudo haber tenido cuando se enfrentó al invasor consideran que se trataba de un joven cercano a los treinta años. Sobre cuál fue su pueblo de origen las opiniones se dividen entre Diriamba y Diriá.³

    Pero además hay quienes han hecho gala de imaginación como es el caso del venezolano Rafael Bolívar Coronado (1884-1924) quien bajo un seudónimo publicó en España un extenso relato sobre Diriangén en un libro titulado Los caciques heroicos, relato que en Nicaragua ha recibido considerable atención. El relato sobre Diriangén de Bolívar Coronado es titulado Vida del guerrero bárbaro Nicaroguán.

    A estas alturas del tiempo es bien sabido que Los caciques heroicos es una obra de ficción, algo así como novela histórica. El pecado es que su autor trató de pasarlo como crónica histórica verdadera. El Dr. Alejandro Dávila Bolaños simpatizó mucho con esa obra y optó por considerarla verdadera.

    La Revista Conservadora reprodujo en julio de 1965 el escrito de Fray Nemesio de la Concepción Zapata (seudónimo de Rafael Bolívar) señalando, sin ninguna aclaración, la localización del supuesto manuscrito original en el archivo de la Biblioteca Nacional de España. De esa manera la RC legitimaba el que Fray Nemesio hubiera existido y que fuera el autor de la crónica en cuestión⁶. Dos meses después el Doctor Alejandro Dávila Bolaños publicó el folleto Diriangén: Biografía de un cacique en el que alude al escrito de Fray Nemesio e incorpora pasajes de Nicaroguán. Dávila Bolaños cita a la RC como fuente. Y en 2011 el Banco Central de Nicaragua reimprimió, en un tiraje masivo, el folleto de Dávila Bolaños⁷. Pero como indicamos, la obra del venezolano Bolívar Coronado es ficticia, circunstancia que de ninguna manera impide reconocer lo encomiable de su admiración por Diriangén.

    Diriangén ante el Requerimiento

    La resistencia de Diriangén contra Gil González adquiere mayor significado si se la considera no solo en relación a las circunstancias involucradas en el acto mismo de esa resistencia sino también en relación al sistema de conquista fijado en el Requerimiento. En otras palabras, el Requerimiento es el contexto doctrinal dentro del que ocurren la resistencia y muerte de Diriangén. Solo que lo referido por Gil González sobre la aplicación del Requerimiento a Diriangén siendo fragmentario asume que el lector está familiarizado con el contenido de ese instrumento legal.

    En el caso de los caciques del Cenú, de quienes hablaremos más adelante, su resistencia al Requerimiento y la acción emprendida contra ellos en cumplimiento de lo estipulado en ese documento legal ocurrieron simultánea e inmediatamente. Y a ellos sí les fue leído el texto completo del Requerimiento. En el caso de Diriangén su resistencia al Requerimiento y la subsiguiente expedición de castigo efectuada contra él aparecen difusas por las referencias fragmentarias al Requerimiento y porque el conquistador involucrado fue más de uno. Además los hechos ocurrieron diferidos en el tiempo.

    El vacío que existe en el texto de Gil González sobre el protocolo seguido en la aplicación del Requerimiento a Diriangén no es total como consta en la carta suya al rey de España informándole de su expedición a Nicaragua. Le cuenta que requirió de Diriangén, tal como había hecho con el cacique Nicaragua: yo mande a la lengua que les dixese todo lo que le avia dicho al cacique Nicaragua y ellos respondieron que todos querian ser christianos. Pregunteles que cuando querian bautizarse dixeron que ellos vernian dende a tres dias⁸.

    En Pedro Mártir de Anglería, cronista de esa época, dicha alusión al Requerimiento es más explícita. Los sujetos hablantes que Mártir tiene en mente son Gil González y Diriangén. Exponiendo las mismas razones que a los demás, les exhortaron a que se hicieran cristianos y aceptaran la obediencia del gran Rey de las Españas. Respondió que le parecían bien ambas cosas, y prometió que a los tres días volvería a recibir órdenes de los nuestros. Y se marchó.

    El cronista Oviedo al parafrasear el texto de Gil González incorpora la palabra sermón para aludir al Requerimiento: Entonces el capitán Gil González hizóles hacer aquel su sermón que se hizo a Nicaragua, y él acostumbraba hacer a los indios, con las lenguas, a la soldadesca (después de haber puesto en recabdo el oro); e respondieron que querían ser cristianos. Preguntóseles que cuándo se querían baptizar, e dijeron que desde a tres días vernían a ello.¹⁰

    Antes de continuar con el Requerimiento consideremos un poco la marcha que emprendió Diriangén ese anunciado tercer día. La carta mencionada de Gil González da una ligera idea de lo pudo haber sido esa marcha. Sabado diez y siete días de abril [1523] a medio dia con la mayor siesta del mundo dan sobre nosotros tres o cuatro mill yndios de guerra armados a su manera de jubones bastados de algodon e armaduras de cabeza y rodelas y espadas y otros arcos y flechas y varas.¹¹

    El cronista Pedro Mártir de Anglería quien conversó sobre esos hechos con Gil González y con Andrés de Cereceda,¹² acompañante de González en la expedición, da cuenta de la marcha de Diriangén. Dice que Diriangén venía armado con intención, no solo de retirar lo que él mismo había dado a los nuestros, sino también de matarlos. Y dice también: Llegó, pues, con gran chusma de su gente armada a su usanza, y acometió a los nuestros¹³. Se trataba pues de una marcha de tres o cuatro mil guerreros indios, o como Mártir prefiere, la marcha de una gran chusma.

    Para efecto de imaginarnos la marcha recordemos que la vez que Diriangén fue a conocer a Gil González llegó con un suntuoso cortejo en el que iban diez pendones y cinco trompetas. Pero también podemos asociarla con otra marcha presenciada personalmente por el cronista Oviedo nueve años atrás y en la que realmente no participaban tantos guerreros como en la Diriangén. La observada por Oviedo era la marcha, también en respuesta al Requerimiento, de unos indios de Castilla del Oro.

    Oviedo había sido enviado por Pedrarias a requerirlos, y como conquistador requeridor, en un caso similar al de Enciso, lo relata poniendo mucha atención

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