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Cenicienta trabaja en Wall Street
Cenicienta trabaja en Wall Street
Cenicienta trabaja en Wall Street
Libro electrónico177 páginas2 horas

Cenicienta trabaja en Wall Street

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Información de este libro electrónico

Cenicienta trabaja en Wall Street es una ventana al autoconocimiento a través de nuestra relación con el dinero. Creencias, herencias y emociones inciden en nuestra situación económica. Explorarlas y cuestionarlas puede ser de gran ayuda para sintonizar las finanzas con nuestros objetivos vitales.

Si piensas que tus finanzas y tus ilusiones se mueven por caminos diferentes, este libro puede acompañarte a coordinarlas.

El trabajo de la autora de esta obra se publica en la prensa nacional (España) y en revistas especializadas de finanzas, así como en su web (http://econoviva.es/).
IdiomaEspañol
Fecha de lanzamiento23 sept 2021
ISBN9788468561592
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    Cenicienta trabaja en Wall Street - Maena González

    PRÓLOGO

    Iguales no somos. Y en la diferencia está la gracia.

    Nuestros cerebros son distintos (eso nos lo cuenta muy bien la neurociencia) y por tanto nuestra forma de decidir y actuar tiene matices diferentes.

    Tópicos aparte y prescindiendo de estadísticas que a día de hoy inundan los medios, sospecho que además parte de la diferencia tiene que ver con nuestra educación… ¿Qué cosas nos contaban de pequeñas? ¿Qué nos animaban a hacer? ¿Cuáles eran nuestros modelos?

    Si empezamos con una mirada a la infancia, los cuentos de niñas son bastante diferentes, también en lo que respecta a nuestra relación con el poder y el liderazgo: Cenicienta, Rapunzel, Blancanieves, la bella durmiente Aurora… son mujeres que esperan «mirando por la ventana» (o echándose una larga siesta) a que otros resuelvan sus problemas. Y claro, con este currículum no les hables de ETF, hedge funds o PPA cuando sean mayores. Eso es cosa de príncipes azules. Es cierto que en todos estos cuentos aparecen también mujeres astutas y bien preparadas: las madrastras o el hada Maléfica no tienen un pelo de tontas ni de pusilánimes, pero se nos presentan como modelos de vida poco deseables, movidas por valores como el egoísmo, la venganza o la envidia. ¿Quién querría ser así?

    Estos modelos están cambiando, y las protagonistas de las nuevas películas de Disney son chicas más emprendedoras: Mulan o Vaiana son buenas noticias para nuestros hijos. Sí, en masculino. Los príncipes estaban también muy cansados de tener que hacerlo todo en la peli para acabar teniendo un papel secundario en el guion.

    ¿Ha sido siempre tan pasivo el papel de la mujer en nuestros arquetipos sociales?

    •Nuestra bíblica Eva tomó la iniciativa de probar la manzana, y hasta animó a su compañero a dar un mordisco. Experta en salir de su zona de confort, si hubiera vivido en el siglo xxi sería feliz invirtiendo en tecnológicas (¿tal vez Apple?).

    •Morgana, discípula del mago Merlín, era famosa entre otras hazañas por preparar pócimas sanadoras. Sería la perfecta presidenta de Pfizer o Moderna en 2021.

    •También en la mitología griega aparecen figuras femeninas muy traviesas, como Pandora. Los dioses del Olimpo le entregan una caja que debía regalar al titán Epimeteo. Prohibido abrirla. Pandora no pudo resistir la tentación de echar una miradita y dejó escapar todos los males que hoy acechan a los humanos. Solo la esperanza quedó atrapada en el fondo de aquel recipiente. Si Pandora existiera hoy invertiría en todos los derivados existentes en el mundo, que según el señor Warren Buffet son «armas de destrucción masiva».

    Y travesuras aparte, ¿qué podemos hacer para animar a las futuras inversoras a asomarse a los mercados financieros? Te sugiero algunas ideas:

    1.Más Evas que Cenicientas: Invitar a nuestras futuras Janet Yellen a explorar nuevos arquetipos. Dos libros inspiradores:

    a.Nunca beses a una rana de Fiona Waters. Historias de princesas de andar por casa que resuelven sus problemas con mucha gracia y valentía.

    b.Cuentos de buenas noches para niñas rebeldes de Francesca Cavallo. Biografías de mujeres deportistas, artistas o científicas que alcanzaron sus sueños profesionales. Espejos en los que vernos reflejadas.

    Ni que decir tiene que estos cuentos son igualmente recomendables para niños, aunque tengan protagonistas femeninas.

    2.Educación financiera en las escuelas. Existen diversos programas en nuestro país de carácter voluntario, aunque en esto el mundo anglosajón nos lleva bastante ventaja. Desde 2014 en Reino Unido la educación financiera se incluye en el currículum académico. Los alumnos de secundaria aprenden sobre gestión del dinero, presupuestos, gestión de riesgos, pensiones, y cálculos relacionados con las finanzas. Me sorprendió leer que el 82 % de los alumnos de estos programas deseaban más horas de formación al respecto. Y también que el 69 % de ellos sigue considerando a su familia como la principal fuente de educación financiera. Y eso nos lleva al siguiente punto.

    3.El papel de los padres. Se puede educar en confianza y en finanzas. Al cumplir los dieciocho años es habitual abrir una cuenta corriente a los hijos para que aprendan a manejar su dinero. Son varios los amigos con hijos de esta edad que han querido compartir la experiencia y sensaciones de sus hijos en este «primer contacto serio» con el dinero: desde la ansiedad de no saber qué hacer y encontrarse de golpe con un montón de conceptos desconocidos (IBAN, tarjetas, descubiertos, transferencia, MIFID…) hasta la total indiferencia con algo de miedo.

    Aprender las bases de la planificación e inversión es más sencillo de lo que parece (lo hacía mi abuelita en una libreta, y ahora tienes herramientas mucho más sencillas y avanzadas) y es algo que te será de utilidad toda la vida.

    El programa EFEC del IEF lleva desde 2012 haciendo esta labor con alumnos de primaria. EFPA imparte estos programas entre colectivos profesionales. En mi web Econoviva encontrarás algunos recursos sencillos para explorar la parte humanística y técnica en tu relación con el dinero. La iniciativa de BDE y CNMV en Finanzas para todos a nivel nacional es otra muestra del creciente interés en nuestro país por la educación financiera.

    Como ves, el título del libro —como el saber —no tiene sexo ni raza. Escribir la historia de tu relación con el dinero en clave masculina o femenina no es lo importante: lo que importa es que el relato te lleve allá donde quieras ir.

    Hoy Cenicienta trabaja en Wall Street. Especialista en el sector automoción. Resolvió los problemas de aparcamiento en la gran manzana con aquel coche eléctrico que se transformaba en una calabaza de bolsillo… y viceversa. A nadie le importa cómo va vestida ni qué zapatos lleva puestos. Ya no necesita hada madrina ni príncipe azul, pero quedan de vez en cuando los tres en la Quinta Avenida para recordar viejos tiempos.

    Maena González

    Economista. Coach. Comunicadora. Madre. Mujer

    INTRODUCCIÓN

    ¿Alguna vez has sentido que el dinero «sale más rápido de lo que entra»? ¿Tienes dificultades para llegar a fin de mes? ¿Te preocupa tu futuro financiero pero nunca encuentras el momento de planificar tus ahorros? ¿Sientes que nunca te pagan por tu trabajo lo que mereces, pero no te atreves a pedir más?

    Aunque el dinero no da la felicidad, unas finanzas equilibradas facilitan mucho nuestra vida.

    El dinero no es un fin en sí mismo. Es un medio más para llegar adonde tú quieras.

    Dedicamos muchísimos años a estudiar diversas asignaturas en las escuelas, más o menos útiles para la vida. Sorprendentemente en nuestro país sigue habiendo dos asignaturas pendientes en la formación curricular: la educación emocional y la financiera.

    1.Somos lo que sentimos. Aprender a gestionar nuestras emociones es vital para una convivencia en sociedad. La gestión emocional te permite ser libre de elegir cómo actuar ante los acontecimientos de tu vida: la pérdida de un ser querido, un examen difícil o el nacimiento de un hijo pueden ser experiencias demoledoras o de gran crecimiento personal, en función de nuestra gestión emocional.

    2.La educación financiera. Aunque ha aumentado en los últimos diez años, sigue siendo una asignatura pendiente en nuestras escuelas y familias. Trabajamos muchísimas horas para conseguir el dinero necesario para nuestro día a día. Tan importante como ganarlo es saber gestionarlo. Nadie nos enseña a hacerlo. En otros países de nuestro entorno, la educación financiera engloba conocimientos técnicos, comportamientos y actitudes emocionales relacionadas con el dinero¹. En nuestro país, las iniciativas de educación financiera abordan la parte técnica, pero rara vez se centran en la parte emocional: ¿Cómo te sientes frente al dinero? ¿Te gusta tenerlo? ¿Prefieres ignorarlo? ¿Te sientes capaz de planificar tus necesidades futuras? Y si así es, ¿Sabes invertir tu dinero para que te acompañe a conseguir tus objetivos vitales?

    El dinero es una de las principales fuentes de estrés para las personas². Los problemas de índole financiero son una de las principales causas de absentismo laboral en las empresas³ y una importante fuente de ansiedad para los empleados.

    Las mejores empresas del mundo anglosajón incorporan programas de bienestar financiero para sus trabajadores. En nuestro país, estos programas rara vez se incluyen en los planes de RSC de las empresas. Y eso a pesar de que la cultura financiera de los españoles es una de las más bajas de nuestro entorno⁴.

    ¿Cuál es la buena noticia? Las finanzas son sencillas y divertidas. Conocer unas cuantas reglas básicas te ayudará a sentirte cómodo gestionando tu dinero. No importa tu edad o conocimientos previos.

    Muchos de nuestros bloqueos en relación con el dinero tienen que ver con nuestras creencias, emociones y herencia genética. Tratar de armonizar tu relación con el dinero ignorando esta parte es como querer adelgazar muchos kilos con una dieta draconiana. Se puede hacer, pero es probable que sufras mucho en el camino y que recuperes el peso perdido poco después de abandonar la dieta.

    Gran parte de nuestra historia actual tiene que ver con los mensajes escuchados en la infancia. Si te dijeron insistentemente «Para conseguir dinero hay que esforzarse mucho», es muy probable que ese sea tu patrón hoy en día. Por eso ves impasible cómo a tus compañeros les suben el sueldo más que a ti o cómo los negocios de otros prosperan mientras los tuyos se estancan: «No te has esforzado lo suficiente».

    Si tu padre decía que «los Pérez somos derrochadores», puede que te sientas obligado a gastar cada céntimo que cae en tus manos.

    Lo que aquí te propongo es un viaje a tu interior, donde podrás explorar las creencias y emociones que obstaculizan una sana relación con la energía del dinero. Si quieres, puedes escribir una nueva historia.

    El objetivo es alcanzar tu armonía financiera. ¿Y eso qué es? Al igual que una persona con buena salud no se preocupa (pero sí se ocupa) de cuidarla (ejercicio, nutrición, descanso), el equilibrio financiero es ese estado en el que te sientes tranquilo con respecto al dinero y lo conviertes en un medio para conseguir tus objetivos vitales. No consiste en tener mucho o poco, sino en armonizar la energía del dinero en tu camino de vida. Nada más y nada menos.

    En tu camino hacia el equilibrio financiero, te propongo cinco grandes vías para explorar posibles desajustes en tu relación con esta energía.

    a.Las creencias: Esas cosas que nos contaron de pequeños acerca del dinero, que hemos asumido como ciertas y que nos impiden acercarnos con naturalidad a esta energía («Los Martínez somos manirrotos» «Los ricos son corruptos»).

    b.Emociones. Van muy ligadas a las creencias. Las emociones son esas fuerzas invisibles que nos hacen movernos en una dirección. Si el dinero te provoca emociones poco agradables (asco, envidia…) difícilmente podrás atraerlo a tu vida.

    c.Sombras. son esa parte de nosotros que no nos gusta mostrar a los demás. Si te sientes avaricioso o egoísta en relación al dinero pero no quieres que se note, el día menos pensado harás algo que delate tu actitud. O pasarás la vida enfadado y reprimiendo estas conductas.

    d.Transgeneracional. Heredamos el color de ojos y la estatura de nuestros antepasados. Y también sus traumas y creencias. Tener la misma condición económica que tus ancestros es una manera de expresar «fidelidad al clan».

    e.Cuerpo físico. El cuerpo habla lo que la mente calla. Nuestros desequilibrios con el dinero se manifiestan también en nuestro organismo: sequedad de manos para expresar «No tengo liquidez» (dinero = liquidez), estreñimiento para expresar «No quiero soltar» ante un gasto inesperado. Explorando el sentido biológico y simbólico de las señales del cuerpo podemos llegar a descubrir algunos de estos bloqueos.

    Cuando las personas entienden para qué hacen lo que hacen y eligen conscientemente otras pautas de pensamiento y conducta, el camino hacia la armonía financiera es más sencillo y duradero. Ya no tienes que confiar en «la fuerza de voluntad» para evitar ir de compras compulsivas. Reconoces la emoción, creencia o herencia que te lleva a ahogar tus emociones con tu tarjeta Visa y eliges consciente y voluntariamente hacer algo distinto.

    Por eso, este es un camino hacia tu libertad, recorrido por la senda de tu relación con el dinero.

    Espero que te diviertas en este viaje, en el que

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