Location via proxy:   [ UP ]  
[Report a bug]   [Manage cookies]                

Descubre millones de libros electrónicos, audiolibros y mucho más con una prueba gratuita

Desde $11.99 al mes después de la prueba. Puedes cancelar en cualquier momento.

Lo que Él me dijo en cien días
Lo que Él me dijo en cien días
Lo que Él me dijo en cien días
Libro electrónico187 páginas1 hora

Lo que Él me dijo en cien días

Calificación: 0 de 5 estrellas

()

Leer vista previa

Información de este libro electrónico

Como es normal, todas las personas quieren sentirse amadas, seguras, y desarrollar una reputación de integridad, siendo capaces, fuertes, valientes, y hábiles para enfrentar las presiones malsanas a las que somos expuestos todos los días, tanto en el ámbito espiritual como en el personal.

Es una constante lucha no ceder a las innumerables tentaciones del diario vivir y la guerra por permanecer en pie, cuidando de desilusiones el órgano central del cuerpo humano, que es el corazón y convirtiéndolo en el oasis del cual emanen corrientes de paz y de salud espiritual, mental y emocional.

Este libro resume varios episodios vividos y superados, con la fortaleza dada por Dios y la inamovible fe que permite que el Espíritu Santo traiga poder del Cielo para capacitarnos y enfrentar cualquier situación que se presente y salir victoriosos de ella.

Bendiciones.

P. Julissa García

IdiomaEspañol
Fecha de lanzamiento24 ago 2021
ISBN9781662489846
Lo que Él me dijo en cien días

Relacionado con Lo que Él me dijo en cien días

Libros electrónicos relacionados

Ficción general para usted

Ver más

Artículos relacionados

Categorías relacionadas

Comentarios para Lo que Él me dijo en cien días

Calificación: 0 de 5 estrellas
0 calificaciones

0 clasificaciones0 comentarios

¿Qué te pareció?

Toca para calificar

Los comentarios deben tener al menos 10 palabras

    Vista previa del libro

    Lo que Él me dijo en cien días - Julissa García

    Aleluya

    ¡Aleluya!

    No es escándalo, no es bulla,

    es un corazón que agradece,

    el que grita aleluya!

    Aleluya, se usa como expresión o sinónimo de alegría. Aleluya, es una exclamación de alabanza que aparece en el libro de los Salmos y significa: ¡alabad a Yahvé! Palabra grande, sinónimo además de Exaltación, en la Biblia sólo se menciona cuando hubo una gran victoria. Palabra amarrada al entendimiento y agradecimiento de una mente que ama a Dios. Cuando los israelitas vencieron, gritaron: ¡aleluya! nuestra salvación viene de Dios" y más adelante, después que cae Babilonia... ¡El pueblo gritó aleluya!

    Entonces, grita ahora, declara la victoria, exalta alabado sea el Señor... Proclama libertad; grita que ganaste, haz casa de Dios y puerta del cielo en el lugar donde estás ahora... Junta tu voz con la mía y grita ¡aleluya! no contamines tu fuente de adoración con críticas y chismes. No ensucies los conductos de tu garganta con palabras que no edifican. Agua que no has de beber, déjala correr... Considera que lo que no te sirvió es porque no era tu medida. Entonces calla y grita ¡aleluya! Hay un juez por excelencia que ama la víctima y al victimario, pero al que juzga juzgará y al que adora exaltará... Grita Aleluya para la bendición de proclamar, en lugar de tu victoria ahuyentar, ¡Aleluya! Mi palabra espada, que transforma, que defiende, que sube, que declara, que eleva, que rompe, que establece, que desahoga, que agradece... La palabra universal que te permite subir al lugar donde sólo el enemigo te puede señalar, pero jamás te podrá tocar. Grita aleluya, suelta la creatividad del lenguaje de Dios en tu vida, somos amados y podemos amar... ¡Hay motivos para celebrar y aleluya gritar!

    Y si alguno por el escándalo te rechazó... ¡Grita aleluya! Porque todo con propósito sucedió.

    Salmos 150:6

    "Todo lo que respire alabe a Jehová, ¡aleluya!".

    Bendiciones.

    Algún día le agradeceré al desierto…

    Justo ahí, donde todo se mueve,

    el ruido es grande y la apariencia hace alarde,

    hay desiertos que sólo Dios los sabe.

    Escuché que alguien dijo Ay no, yo no soy de esas cristianas tan dramáticas y que no salen de un desierto.

    Y le respondí: ¡Pues yo sí! ¿Quieres que te diga lo que pienso?.

    Y dijo que sí.

    Es justo ahí en el desierto donde conoces al Dios de la promesa y recibes el milagro, es en el drama donde te presentas sin camuflaje y le sueltas a Dios tu pesado equipaje, es ahí donde el idioma entre tú y Él se hace extenso y agudo porque le hablas con tu alma al desnudo, es en el desierto donde aprecias de Dios la grandeza en el diseño de tu promesa; es ahí donde se agotan las fuerzas, donde todo duele y todo cuesta, donde identificas la semilla y la maleza... Yo, amo el drama que de Dios la atención llama, amo la ironía de que mis lágrimas siembren alegría, amo que mi quebranto sane con el antídoto que me provee mi Dios Santo, amo el dolor y el desaliento que en el desierto que camino con Fe, tiene fecha de vencimiento. Yo creo en la revelación del corazón que acepte que si Dios te llamó te van a procesar inevitablemente porque no es para verte afligido o triste es para levantarte, promoverte y enseñarte. Hay niveles que; sólo arrastrándote podrás llegar hay pesos de Gloria que ameritan grandes peleas antes de las victorias. Pero Él, no es hombre para mentir por ende no te va a permitir desistir y debes estar consciente que se vale llorar y ese clamor de adoración del alma desatar para poder al enemigo ahuyentar... Y creer que, si le creíste a Él, de esta te vas a reponer; sin embargo, es sólo ahí, donde no te importa el nivel de riesgo ni la profundidad del abismo y sólo puedes decir y aún con llanto reconocerlo, que algún día le agradecerás a ese desierto.

    Juan 3:14

    Y como Moisés levantó la serpiente en el desierto, así es necesario que sea levantado el Hijo del Hombre, Reconoce tus caminos, hay tiempos de Glorias y tiempos de victorias, tiempos de ser corregidos y otros que, para cumplir el propósito, Dios tiene que cambiarte el camino.

    Bendiciones.

    Así como el virus

    Salmos 141:3

    Pon guarda a mi boca, oh Jehová;

    guarda la puerta de mis labios.

    Virus es una palabra de origen latino, cuyo significado es veneno o toxina. Se trata de una entidad biológica que cuenta con la capacidad de autorreplicarse al utilizar la maquinaria celular. Silenciosamente se propaga en todo el cuerpo, moviéndose de órgano a órgano y cuando viene a explotar existe una alta posibilidad de que ya corra por todo el cuerpo, causando dolor excesivo, fiebre, náuseas, malestar... Quién sabe cuántas cosas más, dependiendo que clase de virus sea y la gravedad del mismo. Así es la noticia en boca del indiscreto, se propaga poco a poco y va transitando de oído en oído de boca en boca y va penetrando en el corazón en la mente y va creciendo, exagerando términos, descalificando o calificando de tal o cual manera. Entonces, de momento sólo hay lugar para, dolor, pleitos, disensiones y lejanía... Lo irónico es que, lo que se pudo resolver de frente y en un día, tardó mucho tiempo y el veneno fue distribuido sabia y minuciosamente y cuando el comentario llega a oídos de la víctima, viene a ser como el fósforo que le da curso al fuego por el exceso de pólvora distribuida.

    Por eso, no hagamos caso a lo que no nos importa, guardemos el secreto, demos un consejo no una puñalada, valoremos que alguien creyó en nosotros, practiquemos la lealtad, oremos por nuestros enemigos, clamemos por lo que contra nuestra moral atenten e intercedamos para que haya para ellos misericordia porque no saben lo que hacen, no inmiscuirse en asuntos que no edifican ni suman valores es recomendado para la salud espiritual y emocional. Mantenernos al margen de los comentarios demuestra madurez y temor a Dios. Y si quieres o pretendes o es tu estilo de vida hablar con todos y querer quedar bien con todos a la vez, pues ora a Dios. ¡Porque no podrás jamás estar bien con Dios y con el otro! No des riendas sueltas a tu lengua en contra del prójimo porque eso inevitablemente te traerá consecuencias. si fuiste víctima de mentiras y pusieron palabras en tu boca en contra de tu prójimo Ve, pide perdón y déjale el resto a Dios.

    Al que en secreto calumnie a su prójimo, lo haré callar para siempre; al de ojos altivos y corazón soberbio no lo soportaré.

    Salmos 101:5

    Se sabia, menos, siempre suele ser más. ¡No digas de nadie lo que no te gustaría oír que digan de ti! ¡No hieras para no ser herido!

    Bendiciones.

    Celebra

    Todo lo que respire alabe a Jehová, aleluya.

    Salmos 150:6.

    Y mientras el enemigo se retuerce como culebra, ¡tú simplemente celebra!

    Entonces dijo Moisés: seiscientos mil de a pie es el pueblo en medio del cual yo estoy; y dices: ¡Les daré carne, y comerán un mes entero!, ¿se degollarán para ellos ovejas y bueyes que les basten? ¿O se juntarán para ellos todos los peces del mar para que tengan abasto?.

    Números 11:21–22.

    Y formuló Dios otra pregunta como respuesta a Moisés; una pregunta que puede cambiar la perspectiva de tu vida el día de hoy, entonces Jehová respondió a Moisés: ¿acaso se ha acortado la mano de Jehová? Ahora verás si se cumple mi palabra o no.

    Números 11:23.

    El Dios de la promesa, el Dios del pacto, el Dios de Abraham, el de Moisés, el Dios de ayer, el de siempre, el Alfa y Omega, el Principio y el Fin. Es ese mismo Dios hoy. Así que ¡celebra! Haz fiesta y que no se canse de alabar y glorificar tu boca, tus pies de danzar y tu vida de frutos dar Si puedes creer, ¡sabrás sembrar entonces de una buena y abundante cosecha podrás disfrutar! ¡Celebra, celebra y vuelve a celebrar! Y aún en medio de la vicisitud, porque de altibajos se conforma la vida, ¡da un grito de Aleluya y celebra lo que por fe ya llega! ¡Celebremos con júbilo, alegría y paz que no se ha acortado la mano de Jehová!

    Bendiciones.

    Da voces por tu milagro

    Y así como Bartimeo dio voces hasta que Jesús lo escuchó; yo también lo alabaré, lo invocaré y exaltaré hasta que, en mis ojos, ¡el milagro pueda ver!

    Y si tan fuerte está siendo la opresión, que ha dejado el vehículo de tu vida sin timón, tu destino sin dirección, y a tus días le robaron el color; hoy vengo a compartirte de uno que fue valiente y en medio de la prueba, la multitud y la reprensión, no hizo caso y gritó. Cuenta la palabra, que dio voces tan altas que Jesús lo escuchó, lo llamó y su milagro realizó.

    Marcos 10:46–52

    Entonces vinieron a Jericó; y al salir de Jericó, él y sus discípulos y una gran multitud, Bartimeo el ciego, hijo de Timeo, estaba sentado junto al camino mendigando. Y oyendo que era Jesús nazareno, comenzó a dar voces y a decir: ¡Jesús, Hijo de David!; ¡ten misericordia de mí! Entonces, muchos le reprendían para que callase, pero él clamaba mucho más: Hijo de David, ¡ten misericordia de mí!. Entonces Jesús, deteniéndose, mandó llamarle; y llamaron al ciego, diciéndole: ten confianza; levántate, te llama. Él, entonces, arrojando su capa, se levantó y vino a Jesús. Respondiendo Jesús, le dijo: ¿Qué quieres que te haga? Y el ciego le dijo: maestro, que recobre la vista. Y Jesús le dijo: vete, tu fe te ha salvado. Y en seguida; recobró la vista, y seguía a Jesús en el camino.

    Y esta es la historia que muchos hemos y estamos viviendo. Perdimos el guía, la esperanza y hasta en nosotros mismo la confianza, pero hoy te digo: da voces a tu favor, clama al Redentor a todo pulmón, que no te importe el gentío, clama al Padre y enfrenta el desafío, da voces por tu milagro y dile a Jesús, hasta que no me bendigas no me callo. Ve y siéntate en tu Jericó y declara; ¡al paso de Jesús gritaré y en mi vida volverá a brillar la luz! Grítale con autoridad a tu prueba y de tu vida ponla fuera; dile al enemigo llamado duda que tu fe, aún sin la vista perdura; dile al dolor por la desolación que en tu vida gobierna Dios; dile al que te reprende para que te calles que tu milagro no lo va a impedir nadie, dile al que en el suelo tirado té dejó que aunque no veo ahora donde estoy y no entiendas el tumulto ni la bulla, sólo sé que por Fe un milagro se aproxima. Grita y mantén viva la esperanza, hasta que Jesús te pregunte: ¿Qué quieres que te haga?.

    Da Voces, grita, clama, porque, aunque muchos crean que de esta nadie te saca; diles en voz que clama: ¡hoy vocearé hasta que me oiga Jesús de Nazaret!, porque no me importa si mi voz les estorba, ¡hoy tiro la capa y voy camino a mi nueva etapa! Da voces con

    ¿Disfrutas la vista previa?
    Página 1 de 1