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Mi Viaje a Laquara
Mi Viaje a Laquara
Mi Viaje a Laquara
Libro electrónico127 páginas1 hora

Mi Viaje a Laquara

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Información de este libro electrónico

Mila es una chica albina de 17 años con una imaginación desbordante que vive en un pueblo de Chile. Introvertida y solitaria, aspira a convertirse en escritora, a crear mundos y vivir de sus sueños. Pero nada podría haberla preparado para lo que descubrirá en su décimo octavo cumpleaños.
Su abuela Morgana le revela un secreto ancestral que cambiará su vida por completo: ellas, al igual que todos los albinos en el mundo, no son terrícolas, sino que provienen de un lejano planeta llamado Laquara. Esta revelación la catapulta a un viaje inolvidable que la ayudará a comprender su naturaleza.
Mila ahora debe enfrentar dos realidades en paralelo. En la Tierra, lucha con las pruebas de la adolescencia. En Laquara, debe enfrentar el alcance de sus enigmáticos poderes, dándoles vida en un noble esfuerzo por servir a los demás.
"Mi viaje a Laquara" es una bellísima historia que desafía la frontera entre lo ordinario y lo extraordinario. Mila aprenderá que ser diferente puede ser su mayor fortaleza, su vínculo a un mundo más allá de las estrellas.
IdiomaEspañol
Fecha de lanzamiento1 jul 2023
ISBN9789566386049
Mi Viaje a Laquara

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    Vista previa del libro

    Mi Viaje a Laquara - Ceci Casanova

    Dedicatoria

    Dedico esta obra a Ornella, quien creyó en

    este proyecto desde el primer momento y fue

    un apoyo constante. También a mi sobrino mayor Franco,

    su ausencia de este plano físico hizo que me refugiara en

    la escritura, fue así como sobrellevé los primeros

    meses de un luto que no terminará jamás. A ambos,

    gracias por acompañarme, de una forma u otra.

    Mi viaje a Laquara

    El reloj marca las nueve con treinta minutos en la sala de clases, la hora exacta en que suena el timbre que da aviso a todos los alumnos para salir a recreo. Una alejada y solitaria banca es el lugar preferido de Mila, una adolescente de diecisiete años delgada, de pelo largo y liso, estatura mediana, albina e introvertida. No alcanzan a pasar dos minutos y llega a sentarse a la misma banca Gus, como todos llaman a Gustavo, su mejor amigo.

    Hay más de un par de compañeros del colegio que no entienden aquella amistad. Gus, de ojos color verde, pelo un tanto rizado de color oscuro y estatura media alta, es bueno en los deportes, tiene una vida social muy activa y pertenece al centro de alumnos; en cambio, Mila es todo lo contrario. Le cuesta mucho socializar y jamás ha sido atlética. Sin embargo, es buena escribiendo: ganó un concurso literario cuando cursaba el primer año de secundaria. En ese momento Gus vio algo especial en Mila y quiso ser su amigo. A pesar de que Gus es popular en el colegio, siempre le dedica tiempo a su amiga y se preocupa por ella.

    Juntos observan cómo los adolescentes se desenvuelven e interactúan. Ellos juegan a que son la pareja popular del colegio, ríen y lo pasan bien a su manera, se acompañan y se hacen bien. En un día más Mila cumple la mayoría de edad y no puede esperar a ver a su madre, Mirela, la cual es doctora y hace un mes que está trabajando fuera de la ciudad. Mila, sin embargo, no está sola: su abuela Morgana cuida de ella mientras su madre está ausente. Mirela y Morgana también son albinas.

    Mirela es alta, esbelta, de pelo lacio y largo, mientras que Morgana es de estatura media, pelo medianamente corto, muy ágil para su edad y de ojos profundos. Mila no tiene padre. Es decir, sí lo tiene, pero hace muchos años que él decidió marcharse. A Mila no le preocupa demasiado y nunca ha pensado en buscarlo. Nunca ha sentido que le falte algo.

    Cada tarde, al salir de clases, Mila y Gus caminan juntos ya que sus casas están a un par de minutos de distancia. Pero no es así esta vez. Esta vez, Gus decide tomar otro camino y es que pretende ir por un regalo de cumpleaños para su amiga, así que Mila camina sola hacia su casa, donde su abuela Morgana la espera, como siempre, para almorzar.

    En su cuarto, Mila peina su largo y liso pelo rubio claro, muy claro, casi blanco; saca de abajo de su cama un set de maquillaje que tiene oculto; y maquilla su rostro. Le gusta poner una base más oscura en su piel y es que su albinismo siempre ha sido un tema que no termina de aceptar: para ella es difícil relacionarse con otras personas, es toda una tortura intentar hacer amigos nuevos, incluso hacer trabajos grupales, ya que siempre hay alguien que le hace preguntas sobre su condición. Por esto, ella no comparte con más adolescentes que Gus. Y como su abuela y madre también son albinas, Mila siempre se siente a salvo en casa con ellas.

    Gus nunca la ha mirado como bicho raro (como algunos de los chicos en el colegio), al contrario: fue él quien se acercó a ella hace tres años, después de que Mila ganó el concurso literario y, entre risas y compañía, forjaron una amistad. Mila es la única alumna albina del colegio. También es la única adolescente albina en todo su vecindario; de hecho, es la única de la pequeña ciudad donde vive. Pero Mila no piensa en eso ahora. Mila simplemente está feliz de que su último año como estudiante de secundaria esté a unos meses de terminar y está ansiosa por empezar su carrera como escritora. Tiene mucha imaginación y le gusta pasar sus ratos libres escribiendo.

    Es de noche y Mila duerme en su habitación cuando su abuela entra sigilosamente, se sienta a su lado y la despierta con un beso en la frente. Mila se asusta: piensa que su abuela se siente mal, pero Morgana niega con la cabeza y le dice que tiene algo muy importante que contarle. Juntas bajan tomadas de la mano al sótano de la casa. Morgana enciende la luz y sonríe.

    En la mesa hay un pequeño pastel con una vela. Ya es medianoche y Mila cumple oficialmente dieciocho años. Media dormida, Mila apaga la vela, abraza a su abuela y con extrañeza le pregunta por qué tuvieron que bajar al sótano para eso, ya que podrían haberlo hecho en la cocina o derechamente en su habitación. Morgana suspira y la mira fijo. La atmósfera da a entender que está a punto de revelar un secreto, pero Mila no puede imaginarse cuál. Morgana finalmente le dice:

    Mila, sé que esto va a sonar extraño. Esperamos dieciocho años para decirte la verdad. Esta es la edad cuando debes saber tu verdadero origen. Pon mucha atención a lo que te voy a decir sobre nosotras, las personas albinas.

    Venimos de un planeta llamado Laquara. Ningún ciudadano de la Tierra sabe de su existencia. Ahora que eres mayor de edad, es momento de que vayas a nuestro planeta y te juntes con tu madre.

    Mila queda paralizada. No sabe si se encuentra soñando o de verdad está despierta. Morgana mueve un mueble grande que hay en el sótano sin tocarlo, solo haciendo un leve movimiento con su mano. Mila suelta una risa nerviosa: definitivamente está soñando, decide, así que prefiere relajarse y dejarse llevar. Juntas cruzan una puerta que hay detrás de aquel mueble y caminan por un túnel oscuro. Poco a poco, muy gradualmente, se divisa una especie de aurora boreal que se va acercando a ellas y las rodea. Ambas se quedan quietas tomadas de la mano; de pronto, ya no están donde estaban.

    Morgana y Mila aparecen en Laquara y Mila oye por primera vez el sonido que emiten los japoris, un ave propia del planeta, más grande que un humano, de plumaje color blanco, pico largo plateado y ojos rojos. Se escucha también el sonido de las muchas cascadas: son la melodía perfecta. La luz también es especial. No hay sol. La luna se ve como si estuviera muy cerca; sin embargo, no es de noche, no está oscuro. Es la luz perfecta para los miles de mujeres y hombres albinos que se vienen acercando a Morgana y Mila. Sus vestimentas son blancas y cómodas, casi como una extensión de su propia piel. Mila no se dio cuenta, pero al cruzar por el túnel, su ropa cambió y ahora ella y Morgana visten como los demás.

    La madre de Mila, Mirela, viene liderando a los centenares de personas albinas que se aproximan. Llega al lado de su hija y le extiende los brazos. Mila corre y la abraza. No solo no se veían hace un mes: todo lo que está pasando es tan evidentemente mágico y desconcertante que Mila tiene muchísimas preguntas para su madre.

    —Mamá, ¿estoy soñando? —pregunta Mila, todavía con sospechas sobre la realidad de su experiencia, aunque todo se veía tan auténtico, tan palpable...

    —No, hija. Tú y todas las personas albinas del universo pertenecemos a este planeta. Cuando cada uno de nosotros cumple dieciocho años, vamos a buscarlos y les contamos la verdad... aquí es donde debemos estar. Nada en Laquara nos hace daño. Aquí somos libres y vivimos en armonía.

    —¿Por qué tienes una especie de corona y los demás no? —pregunta Mila, curiosa.

    —Porque yo soy la reina de este planeta. Mi madre, cuyo auténtico nombre laquar es Kaly, tú y yo tenemos diferentes poderes especiales. Yo tengo el poder de sanar personas con mis manos: por eso, en la Tierra soy doctora. Mi madre lideró Laquara muchos años. Su poder es la telequinesis: puede mover objetos sin tocarlos. También es la encargada de borrar cada recuerdo de las mentes de padres y familiares de los habitantes albinos que deciden vivir para siempre aquí. Ahora tú, Kivala, debes encontrar tu poder y ser parte de Laquara.

    Todas las personas albinas avanzan para rodearlas en un abrazo fraterno; sin embargo, Mila sigue sin entender.

    —Mamá, pero ¿por qué tenemos otros nombres aquí? Y ¿cómo sabré cuál es mi poder? —pregunta Mila, cada vez más confundida y maravillada.

    —Todos los que vienen aquí tienen un nombre laquar que adoptan cuando cumplen dieciocho años. En la Tierra usan su nombre terrestre, a menos que decidan no volver allá. El nombre laquar los conecta con su poder y el nombre terrestre protege el secreto de este mundo. Y acerca de tu poder... ya lo descubrirás. Cuando lo sepas, tu deber es compartirlo con todos aquí.

    —¿Pero debo quedarme aquí para siempre?

    —Eso es decisión

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