Cuaderno para Ser Sabio
Cuaderno para Ser Sabio
Cuaderno para Ser Sabio
Podemos saber de muchas cosas en esta vida, pero lo que no debemos desconocer es la verdadera sabidura, lo nico necesario de lo que nos habla Jesucristo. Este Cuaderno te puede ayudar de una manera sencilla y con muchos ejemplos a tener temor de Dios, que es el principio de la Sabidura y desde ah seguir, como dice el poeta, la senda de los pocos sabios que en el mundo han sido: el Amor de Dios.
NDICE 1.El sultn que se volvi sabio DALE SENTIDO A TU VIDA 2. Piensa como persona. 3. El necio no cree en Dios. 4. El sentido de la muerte. 5. Haz lo que debes hacer. EL ARTE DE VIVIR 6. Para elegir bien. 7. Enrecia tu voluntad. 8. Obedecer es de sabios. 9. No te crees necesidades. EL PROYECTO DE DIOS 10. No basta ser buena persona. 11. Ser santo es posible. 12. Sgueme! 13. Respuesta: hgase! EL ENEMIGO 14. El diablo. 15. Las tentaciones. 16. El pecado. 17. El infierno existe. PARA VENCER 18. La misericordia de Dios. 19. La lucha del cristiano. 20. Contra corriente. 21. Tu Madre del cielo
1. El sultn que se volvi sabio Cuentan que un joven sultn de Egipto comenz su gobierno en las circunstancias ms favorables, pues tras someter a sus enemigos sirios y rabes haban, poda vivir en su palacio de El Cairo orgulloso de la paz, la gloria y la riqueza conseguidas. Pero con tanta grandeza, y aunque haba sido formado cuidadosamente en la fe de sus padres, brotaron en su alma toda clase de dudas sobre la existencia de un ser supremo, todopoderoso y sabio, cuya mano gobierna la vida de los hombres. Todo lo que soy pensaba es por m mismo. Lo nico que necesito es servirme acertadamente de mis propias fuerzas y de los dems hombres y aprovechar con inteligencia las circunstancias. Cmo puede un ser supremo saberlo todo y ocuparse de todo? Semejante creencia es una ilusin inculcada al pueblo humilde para que se someta a la autoridad y al orden. Si Egipto me considera a m como a su Dios, ya no necesita otro. As pensaba, o mejor, as quera pensar, pues con frecuencia revivan en l los sanos sentimientos de su infancia y juventud y reconoca, con angustiosa zozobra, que la primera duda arrastrara pronto otras mayores tras s y hara de l un completo infiel, un verdadero ateo. Desasosegado por estos pensamientos, reuni en su palacio a los sabios de su pas para que disipasen sus dudas. Pero los sabios slo pudieron decirle que deba confiar en el gran profeta que Dios haba enviado y creer en sus palabras. No era tambin el profeta un hombre como yo? respondi el sultn. Por qu he de creer en su palabra si no tengo pruebas de que dice la verdad? Soberano seor respondi uno de los sabios, si exiges pruebas visibles, que puedan contemplar tus ojos, de cosas invisibles y espirituales, quieres algo imposible y contradictorio. Creer es ver con los ojos del alma; el hombre exterior encierra dentro de s otro espiritual. Quin puede demostrar que hay un espritu y cosas espirituales? insisti el sultn. Pensar y vivir, apetecer y querer; en una palabra, espritu y cuerpo son una misma cosa, y cuando el hombre muere todo desaparece. Yo deseara que me convencierais de que no es as o que estis de acuerdo conmigo. Los sabios se estremecieron y tuvieron lstima del sultn, pero slo pudieron ayudarle con el consejo de que meditase y considerase en silencio sus dudas. Y con esto, la reunin se disolvi y el sultn qued abandonado a s mismo. Pero algunos de los sabios, comprendiendo la peligrosa situacin en que se hallaba el sultn y temiendo que poco a poco perdiera la fe y, entregndose a sus desatados apetitos, se convirtiera en un terrible tirano y opresor de su pueblo, fueron en busca del famoso mago Shajabedn, que no haba asistido a la reunin. Al comunicarle sus temores los sabios, el anciano movi su venerable cabeza, tom un bastn y se encamin al palacio del sultn. El sultn le recibi con gran cordialidad pues le tena gran estima desde pequeo, pero no le gust que le dijera que estaba enfermo en su espritu. Shajabedn continu: Soberano seor de los pueblos, ests en peligro que quedar completamente ciego y, abandonado a ti mismo, ser un juguete del capricho, si no pones remedio pronto. Para curarte he dejado mi soledad. De ti depende que quieras someterte al tratamiento.
El sultn le prometi hacer todo lo que le ordenare. Entonces Shajabedn orden traer una baera, llenarla de agua y pidi al sultn que entrara en ella. Luego el mago sac un frasco y verti en el agua una savia de hierbas escogidas, que como en el agua, actuara tambin a travs del cuerpo en su invisible habitante: el espritu. Pasado un rato Shajabedn dejo al sultn que saliera de la baera, se vistiera y se sentara en un sof. Apenas hizo esto, el sultn qued sumido en un profundo sueo. De repente se vio trasladado a la azotea de su palacio, desde donde poda ver todo El Cairo y sus alrededores. Todo le pareci como un gran jardn, en el que los habitantes se movan dichosos y alegres y obedecan sumisos al sultn. Incluso el desierto le pareci transformado en un delicioso valle lleno de rboles, flores, arroyos de plata. En la lejana vio los brillantes squitos de Siria, Etiopa y la India que le traan sus tesoros como vasallos suyos. Baj al piso de abajo para recoger su sable y mir por una ventana para ver si llegaba ya la comitiva. Pero un terrible espanto se apoder de l al ver que, de repente, todo haba cambiado: vea arder los edificios, oa los gritos desesperados del pueblo y los aullidos feroces de sus enemigos. Un esclavo entr en la estancia y le dijo que no haba tiempo que perder, pues los tres ejrcitos haban entrado en la ciudad y ya estaban a las puertas del palacio. Afortunadamente un barco de mercaderes estaba a punto de hacerse a la vela y all le llevaron sus propios esclavos. El sultn le dijo que, por el amor de Dios, le dejara embarcar. Pero el mercader solt una carcajada y dijo que su dios se llamaba dinero y amor quera decir pagar. Aquellas palabras hicieron arder de ira las entraas del sultn. Mientras sacaba su rico sable cuajado de piedras preciosas, que llevaba escondido bajo el manto de esclavo, pens: Debo entregar lo ltimo que me queda, este sable Y con gran dolor lo puso en manos del mercader. El sultn derram las primeras lgrimas desde su subida al trono. Mientras el barco se adentraba en el mar, contemplaban el fuego y el humo de El Cairo. Un marinero dijo que lo nico que lamentaba era no poder ver cmo arda el palacio del sultn, pues a l le deba tener que ir sin patria, por el engaoso mar, siempre entre la vida y la muerte, puesto que l mand devastar su tierra en Arabia. Pero ahora veo, continu el marinero, que por encima del tirano y de nosotros hay alguien ms poderoso, que a su tiempo se encarga de hacer justicia. Hace poco este tirano llam a los sabios de su reino para preguntarles si haba Dios; ahora lo sabr bien en su palacio en llamas o en el infierno. Un estremecimiento sacudi todos los miembros del sultn al or estas palabras. Le pareci como un juicio de Dios y de su conciencia. Para que no le conocieran esquiv la compaa de los marineros. Este miedo a los hombres era ahora su mayor tormento. Se senta como un maldito. De pronto, el cielo se cubri de nubes y poco despus comenz a soplar el viento con furia. Las embravecidas olas lanzaban el barco hacia el cielo y lo dejaban caer luego en el abismo; los mstiles y el timn crujan y se rompan. Por fin la embarcacin choc en un banco y el mar comenz a aduearse de ella. El mercader hizo bajar el bote para salvarse l y la tripulacin. El sultn suplic insistentemente que lo admitieran, y, cuando todas las splicas resultaron intiles, dijo: Soy el sultn de Egipto y os lo pagar esplndidamente. Entonces el dueo del barco sac el sable que haba recibido de l, lo levant en alto y grit: T, perro del diablo, tienes la culpa de nuestra desgracia y de la prdida del barco que te ha acogido... Por ti, blasfemo, nos ha perseguido la tormenta y el rayo. De tu misma espada debas recibir el castigo... Pero no, que las olas te traguen en compaa de tu inmundo sable manchado en sangre. El
mercader tir la espada al suelo, y en ese momento un ola destroz el barco y tir todos al mar. Era noche cerrada cuando el sultn despert de su aturdimiento y se hallaba tendido sobre las duras piedras, con los miembros molidos por la paliza. Pronto empez a alborear y entonces vio que se encontraba en una costa desconocida. Al darse cuenta de su situacin, exclam: Por qu no me ha devorado el mar? Slo he escapado yo para sufrir nuevas calamidades. Lo que no han podido hacer los enemigos, las llamas ni el mar, lo harn ahora las fieras, hombres salvajes o el cruel hambre. Entretanto, el cielo haba enrojecido, el sol apareci saliendo del mar y la superficie del mar pareci como un manto de prpura, en que las olas jugueteaban suavemente. A la vista de aquel espectculo, el sultn se estremeci, alz los ojos al cielo y dijo: S, verdaderamente hay Dios! Luego empez a or un lejano rumor como de cantos, y hacia all se dirigi, apoyado en un trozo de madera del naufragio, pues casi no poda tenerse en pie. Desde la colina a la haba subido con gran trabajo pudo ver al otro lado chozas entre un bosque de palmeras y tierra cultivada. Cuando lleg, les dijo que se compadecieran de un desgraciado extranjero que acababa de escapar de un naufragio. Compadecernos? respondi el cabeza de familia. Todo lo que tenemos lo repartiremos gustosos contigo. No eres un hombre, hermano nuestro y adems necesitado? De todo corazn te damos la bienvenida. Dos robustos jvenes llevaron unas angarillas, mientras otro le llev un vestido. Una vez que le sentaron ante una choza le presentaron manjares y deliciosas frutas. Entonces mir sin recelo en torno suyo y pregunt con voz tmida si se encontraba an en la tierra o haba llegado ya a la morada de los bienaventurados. Ests en la tierra le respondieron y entre hombres, y nos alegramos de poder compartir lo nuestro contigo. No nos ha creado un mismo Dios y Padre y no recibimos todas las cosas de arriba? Gran Dios exclam el sultn, no piensan as en Egipto! Si eres de Egipto dijo el jefe tienes doble derecho a nuestro amor. Nuestros padres vivieron en Egipto pero fueron perseguidos y expulsados porque llamaban al Eterno con otro nombre. Pero el sabio y bondadoso gobernador del mundo los trajo a esta isla y de ellos descendemos nosotros. Entonces dijo el sultn tenis motivo para odiar a los egipcios, y tambin a m como enemigo. No le respondieron. T no vienes a perseguirnos, y adems eres un infortunado. Por eso eres para nosotros como una ocasin que Dios nos ha enviado de demostrar nuestro amor. Pero, si yo profeso la fe que persigui a la vuestra! Dios juzga el corazn de los hombres le contestaron. De cualquier forma que lo llames, al menos crees en l, y si no lo hicieras seras un desgraciado, pero en nuestro valle, entre nosotros, terminaras por conocerlo. El sultn exclam entusiasmado: S, creo en el Todopoderoso, el Bondadoso. Y despert.
En el centro de la sala arda la lmpara de Cristal. El sultn mir alrededor y pregunt: Dnde estoy? Prncipe de los creyentes respondi Shajabedn, ests sentado en los cojines de tu palacio, en la ciudad de El Cairo, y a tu lado est tu siervo Shajabedn. Entonces pregunt de nuevo el sultn, cmo he estado en le barco mientras El Cairo arda, y en el mar y en medio de las olas? Tu cuerpo descansaba en profundo sueo respondi el mago. Ha estado despierto tu espritu? S respondi el sultn. Ahora s que un espritu habita en m, y esto ha despertado y revivido en m la fe en el Todopoderoso. Mi bueno Shajabedn, cunto he sufrido! Destronado, fugitivo, abandonado de todos, nufrago en el mar, destrozado por dentro, sin consuelo ni paz... Desearais no haber sufrido todo eso? pregunt el mago. Oh! exclam el sultn, doy gracias a Dios porque a travs de la humillacin me ha llevado a la verdad; a travs de la noche, a la luz. El anciano llev al sultn a la azotea del palacio. La ciudad y la campia estaban cubiertas por el oscuro velo de la noche; en el cielo infinito brillaban las estrellas. Entonces Shajabedn le dijo: Slo ha sido un sueo. Ahora despierto conserva lo que has aprendido dormido para que tu vida no se convierta en un sueo sin salvacin. Has credo en Dios; no debes volver a perder la fe. Pero de ti depende que la fe te sirva de tormento o de gozo. DALE SENTIDO A TU VIDA 2. Piensa como persona Hay algunas personas, ms bien dira que son muchas, que se comportan como los animales, en el sentido de que viven si pensar. Parece como si su nico afn fuera el no aburrirse, llenar las horas, haciendo lo que les gusta y evitando lo que les supone esfuerzo. Me dirs que todas las personas pensamos. Todos los seres racionales utilizamos la cabeza, al menos al salir de la cama por la maana y al salir de casa para no darnos un golpe. Pero, a diferencia de los animales irracionales, los seres humanos podemos trascender el aqu y ahora y plantearnos temas importantes para la vida, temas permanentes: quien soy yo, qu hago en el mundo, qu es el bien, qu el amor, etc. Quiz te suceda a ti, como a muchos otros chicos y chicas de tu edad, que, al tener resueltas tus necesidades porque tus padres te lo pagan, y adems no tengas responsabilidades ni problemas, te dediques a vivir sin ton ni son (como el hijo prdigo cuando vivi lejos de su casa). Quien vive as se cree que no necesita de nadie, incluso, de Dios, y, como el sultn del cuento, acaban siendo ellos para s mismos como una especie de diosecillos que establecen lo que es verdad o mentira, lo que es bueno o malo hacer, sin ningn objetivo trascendente para sus vidas que no sea el hacer lo imprescindible para poder seguir siendo los dueos de sus vidas en el futuro. No me hagas pensar, repiten muchos. Por qu? Porque si se pararan a pensar como deberan hacerlo se daran cuenta de la vaciedad de su vida y tendran que replantearse el sentido de todo lo que hacen.
Supongo que te das cuenta de la finalidad de este folleto: ayudarte a reflexionar para comportarse responsablemente en la vida. Es posible que en este momento hayas decidido cerrarlo y ponerte a hacer otra cosa, porque despus de leer el cuento, hayas visto por dnde van los tiros y prefieras dejarlo. Pues djalo; vive tu vida frvolamente infantilmente, quiz cuando seas mayor te des cuenta. Inicialmente pens que este folleto se titulara Cuaderno para sabios, pues slo quien tenga cierto inters en serlo ser quien lo lea. T mismo demuestras si tienes un poco de sabidura si quieres seguir leyendo. 3. El necio no cree en Dios Si caminas por los montes es posible que te encuentres con unos cajones de madera que tienen una plancha metlica encima. Dentro viven cientos de abejas. Sabes por qu, a pesar de estar bajo el sol a ms de cuarenta grados no se lica la miel y la cera del panal, derramndose por la pequea puerta por donde entran y salen esos insectos? Es muy curioso, pero dentro de la caja, justo en la puerta, hay algunas abejas moviendo sus alas de tal manera que crean una corriente de aire que mantiene la temperatura ideal. Adems de tener aire acondicionado, algunas abejas se marchan en busca de lugares con flores. Pueden recorrer una distancia de hasta veinticinco kilmetros, y mientras descienden de la altura aterrizando hacia al panal describen unos movimientos tales, que las abejas que estn junto al panal saben la direccin y distancia y, antes de que la abeja exploradora haya llegado, ya estn en marcha. Lo primero que uno ha de hacer es mirar con los ojos las maravillas que existen en la naturaleza. No slo las montaas nevadas, la puesta de sol en el mar, sino el orden que existe entre los peces, o el sistema de orientacin de las aves migratorias. Quin ha hecho todo esto con tanta perfeccin? Se ha hecho solo? Qu grandes son tus obras, Seor, qu profundos tus designios! El necio no los entiende, el insensato no los comprende (Sal 92, 6-7). Si Dios pudiera sorprenderse, se habra quedado sorprendido, pues despus de crear una persona humana a la que ha dotado de inteligencia para que le reconozca y le ame, resulta que esa persona no quiere reconocerle. El principio de la necedad es ste: Dice el necio para s: Dios no existe! (Sal 14,1). Uno pude ser cortico, que dicen en Aragn, y no llegar a entender muchas cosas, pero lo no debe ser es necio. Dios es quien da sentido al mundo y a las personas. Por eso lo ms importante que hemos de hacer es conocer y amar a Dios. Este ha de ser nuestro primer inters. Quien vive sin Dios lo notar l y lo notarn los que le rodean porque sufrir y har sufrir. El sufrimiento humano es una manifestacin de que los hombres se separan de Dios. Como un automvil se queja cuando algo no funciona bien los coches se quejan emitiendo ruidos, echando humo y aumentando la temperatura y entonces el que lo maneja se da cuenta de que algo no va bien y ha de pararse para arreglarlo; el sufrimiento en uno mismo y el hace sufrir es una seal de que algo va mal en nuestra vida. Por eso se echaban a temblar los sabios que aconsejaban al sultn, porque sin Dios la persona humana se vuelve un tirano, para s mismo y para los dems, que slo busca su inters; y sufre l y hace sufrir a los dems. La Biblia nos dice que el principio de la sabidura es el temor de Dios; ejercitarse en l es de hombres sensatos (Sal 111,10). Ms que tener miedo a Dios porque Dios es Bueno, el temor de Dios consiste en estar dispuesto a escucharle y
obedecerle. Slo tienen miedo a Dios los que se alejan de l, por las consecuencias que esto trae consigo. 4. El sentido de la muerte La vida humana tiene una finalidad, y es necesario que al llegar al uso de razn la conozcamos y vivamos con esa orientacin. Todos actuamos buscando el bien, buscando un fin concreto. Pero hay que darse cuenta de que unos bienes son medios (uno estudia para aprobar el curso, por ejemplo) y hay bienes que son fines a ms largo plazo (quiero aprobar el curso para luego, despus de mis estudios, conseguir un trabajo). Y hay un bien que es el fin absoluto que da sentido a toda la vida. ste hay que tenerlo claro siempre. Aunque no se suele pensar en l, indudablemente se capta con extremada viveza cuando llega el fin de la vida, es decir, cuando uno se da cuenta de que se muere. Entonces uno se pregunta: Qu sentido tena mi vida y qu sentido va a tener a partir de ahora, porque el espritu no muere? En esa circunstancia, todo cobra con inusitado realismo porque ya no es momento de teoras para seguir haciendo lo que place pues la vida se acaba. Algunos que han vivido neciamente lo descubren al final de sus vidas, y se dan cuenta de que tienen las manos vacas, de que han perdido miserablemente la gran oportunidad: la vida era para algo, y ellos no lo han sabido hasta entonces. Algunos, incluso, son tan necios que ni entonces lo quieren descubrir, y no saben ni por qu viven ni por qu mueren. Una vez que hemos dejado de ser nios, hemos de ponernos a pensar sobre qu es lo que tiene valor permanente en nuestra vida. En primer lugar hemos de pedir a Dios: Ensanos a calcular nuestros aos, para que adquiramos un corazn sabio (Sl 90,12). Los das van discurriendo como el agua; parece que de un da a otro no hay diferencia, pero el tiempo no se detiene y en cuanto uno se para a pensarlo, se han pasado los meses, los aos. Siendo capelln en un colegio de chicas, un da, un da cualquiera, cuando me dispona a decir la Misa, me encontr con que en el oratorio estaban prcticamente las sesenta alumnas del ltimo curso dispuestas a participar en la celebracin eucarstica. Una profesora se me acerc y me dijo que si poda ofrecer la Misa por un chico de diecisiete aos que se haba matado la tarde anterior en un accidente en la montaa. Era uno de la pandilla en la que estaban muchas de esas alumnas, algunas de las cuales estaban en ese momento llorando. La cercana de la muerte de alguien con quien hemos convivido, que nos ha escuchado nuestras bromas y nosotros hemos redo sus chistes, que no ha ayudado o simplemente estaba ah cerca, y ahora ya no est, y no le volveremos a ver nunca ms, no slo nos causa dolor, sino que conmueve la propia seguridad, porque se experimenta de cerca que uno, dentro de un tiempo, se ir de este mundo para siempre. Con gran fuerza lo expres el poeta Jorge Manrique cuando muri su padre. Comienza con una llamada, como un grito para interpelar al lector, y le habla de esos temas permanentes (la vida, la muerte, el alma) de los que, tantas veces no nos paramos a pensar. Dice as: Recuerde el alma dormida, avive el seso y despierte contemplando cmo se pasa la vida,
cmo se viene la muerte tan callando. Este mundo es el camino para el otro, que es morada sin pesar; mas cumple tener buen tino para andar esta jornada sin errar. No se trata de que estemos pensando todo el da en que nos vamos a morir, porque hemos nacido para vivir unos aos. Pero es una necedad vivir absolutamente de espaldas ante esta realidad, porque indudablemente ese pensamiento nos ayudar a enfocar bien nuestra vida. Podemos hacer muchas cosas en este mundo, pero lo nico que importa es ir al Cielo, y para ello, estar con Dios en la vida. Podemos ser deportistas, podemos ser estudiosos, podemos ser amables..., podemos ser muchas cosas en la vida, pero lo que todos hemos de ser es hijos de Dios. Ser o no ser, he ah la cuestin, exclam Hamlet mirando una calavera. Es muy distinto ser que tener; hay quien tiene muchas cosas, incluso muchas cualidades y es un perfecto desgraciado, que sabe que no es nada. Ser algo en la vida, ser algo que merezca la pena es la meta de nuestra vida. Pero no slo algo que nos parezca a nosotros interesante o importante, sino ser lo que Dios espera que seamos, para vivir la otra vida, que es morada eterna. 5. Haz lo que debes hacer Es importantsimo conocer el verdadero y supremo fin de nuestra vida para ir orientando todos nuestros pasos. Nuestro fin es el Cielo, es decir, Dios mismo. Porque el cielo no es una especie de vacaciones pagadas, sino el encuentro con Dios. Y una vez que se tiene esto claro, la receta del sabio ha de ser la de aprovechar el tiempo: carpe diem afirmaban algunos filsofos griegos muy antiguos, frase que repiten los necios dndole el sentido de que, como no hay otra cosa que el presente, lo nico que les interesa es aprovecharlo, como el nio disfruta del helado mientras se lo come. Pero esto encierra una terrible desilusin, porque en la medida en que se gasta el helado, se acaba. Hay varios libros en la Biblia que se llaman sapienciales: los Salmos, el Eclesistico, el Eclesiasts, los Proverbios y el libro de Job. Te aconsejo que les eches una mirada porque dicen muchas cosas interesantes. Por ejemplo, el Eclesistico llamado tambin Sircide habla del amigo como de un tesoro, de que no debemos ser chismosos, que hemos de tener dominio sobre nosotros mismos, de cmo deben comportarse los padres, los hijos y las hijas, que no hemos de mirar con desprecio al hombre que se arrepiente, del cuidado con la lengua y la pereza, sobre la mujer parlanchina y la mujer discreta, huir de la tristeza, guardar la Ley de Dios, tener templanza al comer, de los cuidados fsicos y de ir al mdico, etc., etc. Pus bien, en el libro que lleva por ttulo Libro de la Sabidura, hablando de los necios afirma que: Discurriendo equivocadamente dicen: Corta y triste es nuestra vida, no hay remedio para el hombre cuando llega su fin... As pues, disfrutemos de los bienes presentes, gocemos de las criaturas con pasin de juventud. Vamos a embriagarnos de vinos exquisitos y perfumes, que ni una flor de primavera se nos escape. Coronmonos de rosas antes de que se marchiten; que ninguno de nosotros falte
a nuestras orgas, dejemos por todas partes seales de nuestro regocijo, porque esta es nuestra suerte y nuestra herencia (Sab 2, 1-9). sa es la psicologa de los necios: embotan su razn para no pensar, para gozar de los sentidos, sobre todo del ms burdo que es el tacto; desean que acudan los dems en su extravo porque as les parece que al hacerlo muchos est justificado lo que hacen, y a la vez no habr sabio que con su vida recta les eche en cara su mal proceder; quieren aprovecharse del momento presente porque sa es su herencia, todo lo que esperan: no esperan en el cielo, que es la herencia de los hijos de Dios. Esa es la psicologa de tantos que se emborrachan en una discoteca, que van como borrachos por la vida... San Pablo, por el contrario, nos dice: Caminad segn el Espritu y no os dejis arrastrar por los apetitos desordenados. Porque esos apetitos... os impedirn hacer lo que sera vuestro deseo (en el fondo lo que deseamos es ser buenos y tener una vida excelente). Pero si os dejis guiar por el Espritu, no estis bajo el dominio de la ley (es decir, no haris el bien porque, de no hacerlo es pecado, y uno teme el infierno). En cuanto a las consecuencias de esos desordenados apetitos, son bien conocidas: fornicacin, impureza, desenfreno, idolatra, hechicera, enemistades, discordias, rivalidad, ira, egosmo, disensiones, cismas, envidias, borracheras, orgas y cosas semejantes. Los que tales cosas hacen os lo repito ahora, como os lo dije antes no heredarn el reino de Dios (Ga 5, 16-21). Hemos de aprovechar la vida, aprovechando cada uno de los das en actividades buenas y en amar aquello que permanece para la eternidad. Hemos de hacer lo que humanamente hemos de realizar: el estudio, los encargos, el deporte, el descanso, atender a los dems, obedecer, dar culto a Dios, etc. Lo que es absurdo es tener que estudiar en verano porque durante el curso se ha hecho el vago; es como tener que comerse el plato de lentejas fro para cenar porque a medio da no nos apeteca comerlo. El necio va dndose golpes, el sabio, en cambio, lleva un orden en su vida, en sus acciones, y disfruta humanamente ms. Un consejo breve y prctico: Cuando a estudiar, estudiar; cuando a rezar, a rezar; y cuando a divertirse, a divertirse. EL ARTE DE VIVIR 6. Para elegir bien Si algn da tienes que hacer un trabajo escrito de varios folios, e incluso si te lanzas a escribir un libro, habrs de tener en cuenta una serie de normas: los mrgenes, el tipo de letra, las citas a pie de pgina, el nmero de lneas por pgina, el espacio entre lneas, etc. No basta con ponerse a escribir, sino que hay que hacerlo bien. Pues en nuestra vida sucede algo semejante, no basta con ponerse a vivir de cualquier manera, sino que hay que seguir unas normas. Es lo que se llama la moral, que su primer principio es Hay que hacer el bien y evitar el mal, y este principio se concreta en las diez normas o Mandamientos. Aunque el cumplimiento de estas normas tienen una relacin trascendente para con Dios el que cumple los Mandamientos agrada a Dios y el que no los cumple comete un pecado interesa que entiendas que esas normas son las necesarias para vivir
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correctamente como personas libres, para no vivir a ver qu sale, sino para vivir con arte. Por eso se ha dicho que la moral es el arte de vivir. Los filsofos griegos de la antigedad ya se dieron cuenta de que a la hora de hacer algo, se puede hacer de varias maneras; la libertad ha de escoger, y que se trata de escoger lo que hace que la vida sea excelente, es decir, la mejor vida posible. Para obrar rectamente, y por tanto para ser feliz, hacen falta tres cosas: tener claros los principios generales buenos los mandamientos, segundo, contrastar con ellos lo que se ha de elegir, y tercero elegir conforme a esos principios. Fcil, no? Pero hay un problema, y es que en teora sabemos lo que nos viene bien, pero en la prctica, en el caso concreto, a veces actuamos en contra de nuestros principios, o como diran aquellos filsofos griegos, realizamos conscientemente algo que va contra lo que es una vida excelente, contra lo que proporciona la felicidad. Por ejemplo, una persona diabtica sabe con claridad que el azcar le hace muchsimo dao y puede, incluso, puede poner en peligro su vida. Pero ante en pastel que tiene gran cantidad de azcar, va y se lo come. Por qu lo ha hecho, yendo contra sus convicciones ms profundas, contra la vida excelente? Es decir, cmo sabiendo que el pastel me va a perjudicar en la felicidad, me lo como creyendo que ser feliz? La respuesta que dio Scrates era que el que obra de esa manera, no sabe realmente lo mal que le viene el azcar, es decir, sera un problema de formacin o de informacin. Aristteles, por el contrario, explica que es un problema de la voluntad, de que ante el bien particular uno se deja vencer por la pasin (que violenta la voluntad), por su propia falta de virtud: si el hombre tuviera la buena disposicin estable (la virtud de la templanza, por ejemplo), no se dejara llevar por la pasin. Pero hay una tercera postura, y es que junto al principio general que puede tener el diabtico de saber que el azcar le hace mucho dao, puede tener a la vez otro principio general que consiste en no estar dispuesto a privarse del azcar. En este caso no hay una incoherencia en el que acta mal, porque en el fondo quiere ser feliz as, a corto plazo; eso es lo que desea, y por eso lo hace (Aristteles, tica a Nicmaco). Esto se aplica a multitud de casos, y puedes analizarlo en tus actuaciones: Por qu algunos no van a misa los domingos, sabiendo que deberan de ir? Por qu algunos no estudian cuando saben que no hacerlo les perjudicar? Por qu algunos beben en exceso o realizan acciones torpes, sabiendo que luego lo pasarn mal? En parte porque no saben lo que hacen (no lo quieren saber, porque ojos que no ven, corazn que no siente); si supieran lo que es dar culto a Dios iran incluso a misa otros das que no fuera de precepto, si supieran lo que supone para ellos, para sus padres, para la sociedad suspender el curso, lgicamente estudiaran. Si supieran realmente lo que supone el pecado mortal (la muerte del alma para con Dios, en esta vida y para siempre) indudablemente no lo cometeran jams. 7. Enrecia tu voluntad Pero junto a esto, nos encontramos con un problema de virtud humana, de fortaleza. Cuentan de un centurin romano llamado Curio Dentato, tan hbil y valiente, que bajo su mando siempre salieron vencedores los romanos. Los samnitas, que entonces peleaban contra ellos, le enviaron embajadores que le ofrecieron una gran cantidad de oro a cambio de que se retirara del ejrcito. Introducidos en la tienda del general, lo hallaron preparndose por s mismos unos nabos para la cena. Cuando hubo odo la propuesta de los samnitas solt una carcajada, diciendo que quien se contentaba con una cena de nabos no estaba dispuesto a dejarse corromper por el oro.
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Quien tiene una voluntad floja, incapaz de superar el capricho, incapaz del mnimo sacrificio, es lgico que ante cualquier cosa que le apetece, incluso aunque ponga en peligro su salud del cuerpo o le perjudique enormemente la salvacin de su alma, se deje llevar por el capricho, y haga lo que en el fondo sabe que le va a hacer infeliz. Hay una gran tarea por parte de uno mismo de fortalecer la voluntad para no renunciar a ser uno mismo y dejarse arrastrar por las pasiones; un ejercicio de negacin a uno mismo. Pero est la tercera explicacin, la del que sabiendo que algo le perjudica se lo toma, puede ser porque en el fondo su razonamiento comience no con el principio yo querra ser bueno, llevar una vida cristiana, ser alguien de provecho el da de maana, amar a Dios y llegar al cielo, sino haber pactado con otro planteamiento vital que comienza su razonamiento as: yo voy a vivir la vida ahora, segn lo que me place, y si cometo pecados, ya ver cmo lo arreglo en el futuro para no ir al infierno. Lo que he de evitar es morir en pecado. Hemos de hacer razonamientos que realmente nos lleven a no hacer lo que no debemos. Ya se lo deca su madre a su hija cuando se dispona a tomar el segundo pastel de nata: Pinsalo: un instante en el paladar, y una eternidad en la pancheta. Fue un argumento decisivo para que no se lo comiera, al imaginarse la chica, ella misma, con una burbuja de grasa en la barriga. Posiblemente cuando te des cuenta de que has actuado de esta manera, dejndote llevar por la tontera humana, no se trate de ninguna de las tres respuestas en estado puro, sino una mezcla de ellas. Pero mira a ver, porque lo que se observa en gran parte de los jvenes dominados por el alcoholismo, la droga, la impureza o la pereza realmente se dan esos tres aspectos en estado puro: ni saben qu es la droga y todo eso ni su alcance demoledor; ni tienen voluntad, pues ante cualquier estmulo ya han cado y se comportan como los animales; y en el fondo la salud fsica, el amor a sus padres y amigos y la salvacin de su alma les importa muy poco, porque slo les importa eso. se es el problema de muchos, la realidad lamentable, porque slo tenemos una vida, un tiempo, y el tiempo lo vamos gastando cada da. Si hacemos el bien que debemos tanto en el orden humano como en el sobrenatural nuestra vida permanece, va quedando un poso de eternidad, porque Dios ve lo que hacemos y lo valora, y lo guarda para la vida eterna. Lo penoso es estar viviendo una vida vaca, sin sentido ahora, y vaca en la eternidad. No hagas aquello de lo que te puedas arrepentir. 8. Obedecer es de sabios Te deca que tienes que saber lo que has de hacer y poner empeo en realizarlo para no ser un pelele de tus caprichos o de los caprichos de otros que te induzcan a hacer lo que, en el fondo, no desearas hacer, y despus te lleve a encontrarte mal psicolgicamente o te traiga remordimientos. Tendras que reflexionar sobre cmo vives el orden en los diversos aspectos de tu vida: en tu familia, tu trabajo, tus amistades, tu tiempo libre. Aqu no podemos hablar de todo, pero vamos a considerar algunas cosas. En primer lugar, tu relacin con tu familia. La familia es algo fundamental para cualquier persona, y debe ser un punto de referencia para toda la vida. No slo es que uno haya nacido en ella y normalmente ha recibido muchos valores y cuidados de los padres, es que ah se quiere a las personas por lo que son (es mi hijo, es mi madre, es mi
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abuela), no por lo que tienen (su buen o mal carcter, su dinero o su cara bonita); y porque se les quiere bien se les dice lo mejor, no se les engaa. Por eso, lo que los jvenes tienen que hacer es obedecer a los padres. Cuando en otoo las aves migratorias se van en grandes bandadas, el guarda de un faro que se encuentra en un acantilado encuentra por las maanas al pie de la torre montones de pobres animales. Cmo llegaron? Pasaban en la noche... cuando brill ante ellos la luz del faro. Pero la luz los enga. La luz de la torre estaba guardada por un fuerte vidrio, y los pjaros se estrellaron contra l. Pobres pjaros! Algo semejante les sucede a los que van a su manera sin querer escuchar los consejos de Dios y de las personas que les aman: hacen cosas que les apetece, que parece que les dar la felicidad y luego produce frustracin humana y causa la muerte del alma. A primera vista parece que obedecer a otro implica falta de personalidad, de autenticidad, pero no es as. La personalidad puede ser buena o mala. No es un valor en s mismo el que sea yo quien hace las cosas, sino que yo las hago bien. Hemos de actuar con libertad, pero de lo que se trata es de actuar correctamente. La libertad no es la libertad de, sino la libertad para: no es no tener compromisos o normas, sino en escoger lo bueno: uno realmente vale segn los compromisos que ha asumido en su vida. La libertad es como la herramienta, como el medio que tenemos, pero no es el fin. Sera absurdo que uno al realizar un trabajo escrito se estuviera fijando en el bolgrafo, y no en cmo queda el trabajo y en lo que dice en l. Por eso, escoger lo mejor aunque a nosotros no se nos haya ocurrido, sino que nos lo hayan dicho, es acertar. Obedecer a quien sabe qu es lo mejor es de sabios porque nosotros podemos estar equivocados y no saber cmo hay que hacer las cosas. Por qu he de obedecer a Dios? Porque l sabe cul es el verdadero bien nuestro. Por qu he de obedecer a mis padres? Porque ellos han vivido ya su juventud y seguramente han aprendido lo que es bueno y qu hace dao. Hay personas que, al comprar una mquina miran primero las instrucciones y luego la utilizan segn se dice ah. Y hay otras que primero utilizan la mquina segn les parece que debe funcionar, y luego, cuando se ha estropeado, miran las instrucciones a ver cmo funcionaba y ver si se puede arreglar. Es de necios aprender a base de golpes, porque, adems de que se podra haber actuado bien y evitado el tortazo, es que lo que se estropea es la felicidad misma: cuando la persona acta mal, se hace malo, se estropea, coge vicios malos, y luego le cuesta mucho ms hacer el bien. No olvides que tambin tus padres obedecen a otros, que todos obedecemos, porque no somos diosecillos que lo sabemos todo por intuicin y que actuamos bien por el hecho de hacerlo nosotros mismos. Aunque te cueste, obedece; aunque ahora no lo entiendas, ya entenders despus que era lo mejor. Y si te has equivocado, es de sabios arrepentirse y no quedarse atascado en el error, por soberbia. Nunca desdice de un hijo o de una hija pedir perdn a sus padres. 9. No te crees necesidades En la pelcula Braveheart hay un detalle interesante, y es que el protagonista, que es un hombre pacfico y que no busca pelea con nadie, se levanta contra el invasor cuando destruyen su familia y organiza la resistencia de su pueblo. La libertad ser su emblema. Hoy se aprecia una cierta tendencia en muchos jvenes a vivir autnomamente, al margen de los padres; incluso aunque no lo pretendan abiertamente, muchas
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compaas que producen objetos tienen inters en que los jvenes estn desarraigados de sus familias, porque en la familia hay unos criterios y unas necesidades ya resueltas, y en la medida en que uno vive independiente, a su manera creyndose ms libre, en realidad se le puede esclavizar mejor. Cuntas chicos y chicas compran bebidas a un precio elevado, cuando en sus casas tienen las mismas bebidas. Por qu compras eso, les dicen sus padres, si no lo necesitas, o si ya lo tienes en casa? Cuentan que un joven chino decidi dejar el trabajo y dedicarse a la contemplacin. Se fue a una montaa, lejos de todas las necesidades. Se alimentaba frugalmente de hierbas y moraba en una cueva. No necesitaba de ms. Al poco tiempo descubri que en la cueva merodeaban unos ratones. Como no le dejaban en paz para poder meditar, busc la solucin: compr un gato y se acab el problema. Pero el gato no se iba de la cueva. Le dio lstima matarlo. Procuraba olvidarse de l y dedicarse a la contemplacin, pero no poda porque el gato le miraba con cara de hambre. Decidi conseguir una vaca para, con la leche, alimentar el gato. Al poco tiempo se dio cuenta de que la vaca pasaba hambre. Decidi cultivar un pequeo campo para que la vaca comiera. Y se fue a meditar. Pero haba que sacar la vaca y cuidar el campo y dar de comer al gato. Pens que alguien le administrara aquello y as l podra dedicarse a la contemplacin; as que busc a una chica que se encargara de todo y l se olvidaba de esas cosas. El resultado fue que se cas con la chica y construy una granja. Tuvieron varios hijos. Cuando el mayor cumpli diecisis aos se le acerc y le dijo: Padre, he decidido marcharme lejos y dedicarme a la contemplacin. Su padre simplemente le contest: Hijo, tienes mi permiso, pero promteme una cosa: No te compres nunca un gato! Cuando nuestros padres nos dan consejos que no nos gustan, puede ser en algn caso que no nos entiendan, pero muchas veces es porque nos entienden perfectamente, y saben que dejarnos hacer lo que nos apetece en un momento dado es perjudicarnos. Aqu entra el tema de las diversiones. Es muy fcil decir que mis padres son anticuados si no me dejan ir a tal tipo de fiesta, incluso pensando que yo sera una persona rara porque a todos mis amigos y amigas sus padres les dejan. De lo que se trata, sobre todo cuando uno es joven, y tambin cuando se es mayor, es hacer lo que uno sabe que debe de hacer porque le conviene para vivir una vida excelente, que dira el sabio Aristteles, y no hacer las cosas porque me apetece o porque lo hacen otros. Lo que tiene que mandar es la razn, no el sentimiento o el capricho. No olvides que hoy da hay gran empeo en crear necesidades, en sugerir llevar una vida buena en el sentido de psalo bien, vive el momento, pero como te lo queremos montar los que creamos moda y dirigimos los gustos. Lgicamente necesitamos usar de las cosas y necesitamos divertirnos, pero sera penoso que uno siguiera el dictado que le imponen otros porque fuera un gregario (dcese gregario del que va como las ovejas, que caminan detrs de las otras sin saber hacia dnde van). Piensa antes de asistir a un espectculo o comprar algo: Lo hara yo si estuvieran mis padres delante? Es necesario que no seamos necios no slo porque as no cometeremos pecados sino porque no haremos el ridculo ni nos avergonzaremos de nosotros mismos despus, ni se aprovecharn de nosotros otras personas... Y sobre todo, ten presente que ests en la presencia de Dios. En este sentido, cuentan que un hombre fue un da a robar maz en el campo de un vecino y le dijo a un muchacho que le acompaase para vigilar. El seor ech una mirada alrededor para observar si alguien le miraba. Luego subi a la tapia con un saco. Cuando se dispona a saltar al otro lado, el chico le dijo:
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Oiga, se ha olvidado de mirar en una direccin. Mirando a todas partes, el seor le pregunt azarado: En cul? Y el chaval contest: Se ha olvidado de mirar hacia arriba. Mi padre dice que Dios nos ve desde arriba. Fuera la razn que fuera, el seor baj de la tapia sin robar. Realmente este es el gran argumento para que no hagamos el mal. Ante la posibilidad de aprovechar una ocasin de hacer la burra (o el burro, si uno es chico), posiblemente sea sta la nica razn que nos ayude a no hacerlo: Dios me est viendo y le dar cuentas de lo que haga. Dios, que me ve, desea lo mejor para m, y por eso me doy cuenta de si acto bien o mal. A Dios no le engao, y me habla para que yo acte bien. San Agustn, al considerar la cercana inefable de Dios en su alma y los aos que perdi haciendo el imbcil con teoras falsas y entre malas amistades que le arruinaban la vida, exclamaba: Tarde te am, hermosura tan antigua y tan nueva, tarde te am!; he aqu que t estabas dentro de m y yo fuera, y por fuera te buscaba... T estabas conmigo, mas yo no estaba contigo. Me tenan lejos de Ti las cosas que, si no estuviesen en Ti, no seran. T me llamaste claramente y rompiste mi sordera; brillaste, resplandeciste y curaste mi ceguedad (Confesiones, 10). Es bueno pararse a pensar si tengo atado el corazn por alguna cosa o algn plan que hoy me parece tan importante, y que dentro de un tiempo ver que no vala la pena. Te repito que lo nico que vale la pena, el fin por el que todo lo hemos de ordenar es Dios. Lgicamente hemos de tener ilusiones humanas, hemos de divertirnos y hacer tantas cosas, pero lo que sera lamentable es que eso lo hiciramos al margen de Dios, apartndonos de lo nico necesario, e incluso enfadndonos con las personas que nos quieren. EL PROYECTO DE DIOS 10. No basta ser buena persona Unos amigos fueron a ver una funcin del Circo que haban instalado en la ciudad. Los nmeros se iban sucediendo. Unos difciles, otros divertidos: el elefante que bailaba ballet, el hombre-araa, los trapecistas.. Cuando aparecieron los payasos se desataron las carcajadas del pblico por la actuacin de un personaje mal conformado: tena el cuerpo de persona mayor, pero las piernecillas eran diminutas, por lo que daba volteretas y rodaba por el suelo con mucha gracia. Se rieron de lo lindo. Acab la funcin y la gente se fue a sus casa. Aquellos amigos volvieron al da siguiente por la maana para ver las fieras detrs de una valla. Les caus un poco de decepcin. Pero lo que ms les llam la atencin fue que unos chicos se rean y despreciaban al enano de las piernas cortas Recordaban las carcajadas de ayer y qu pena les daba ahora, al darse cuenta de que era una enfermedad! Con el paso de los aos vamos creciendo de una manera armnica. No slo fsicamente, sino tambin vamos aprendiendo muchas cosas: de deporte, de msica, de matemticas, de nuestro carcter, etc. Es lgico y tiene que ser as. Pero sucede a veces que uno se encuentra personas que tienen paralizada, descuidada, una faceta de su vida, que no ha crecido segn el orden que debiera Y es un faceta, por cierto, que no es de las menos importantes. Me refiero a la vida de relacin con Dios. Llama la atencin com-
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probar que jvenes de quince diecisiete aos tengan la misma vida espiritual que cuando tenan siete aos: Yo voy a Misa el domingo y rezo las oraciones de la noche. Qu pena! No se conocen y no lo valoran. Claro, como esa vida sobrenatural no se ve, no la dan importancia! Y la tiene y mucha. Date cuenta que las personas tenemos por naturaleza tres dimensiones o relaciones: una con Dios, otra con los dems y otra con nosotros mismos. Por eso uno tiene unas obligaciones para consigo mismo: no debe lesionarse sin necesidad, ha de mejorar en su educacin, etc. Por eso, adems, el hombre es sociable por naturaleza: tiene unos derechos y obligaciones con los dems, aparte del lenguaje, prueba de que esto es as. Y por eso el hombre, todos los hombres, somos religiosos por naturaleza: tenemos una relacin real con Dios. Para ser una persona cabal como Dios manda, hace falta tener en cuenta esto. Qu pena dan esas personas que dicen ser ateas! Es antinatural ese autoconvencerse de que no tienen esa real relacin con Dios. Y qu pena dan tambin los que viven como si Dios contase poco o nada en sus vidas. Si t quieres ser sabio de verdad buen cristiano, has de meter a Dios en tu vida. Cmo? Primero obedecindole: cumpliendo esos tres mandamientos que se refieren a Dios (Tabla de la izquierda de la Ley, te acuerdas?) y los siete que se refieren a uno mismo y los dems (Tabla de la derecha). Si uno no lucha por vivir los Mandamientos, aparte de que no se comporte y realice como persona, uno se separa de Dios al no obedecerle Y junto a esto, en segundo lugar, seguir la doctrina de Jesucristo: toda. Muchos dicen: yo no robo a nadie, no mato, no blasfemo..., y yo voy bien. Dan ganas de decirles que no se han enterado de qu va la fiesta. Que no estamos en esta vida para no hacer el mal, sino para hacer el bien, y mucho. Les pasa como a aquel chico que por no atender en clase y despistar a los dems le ech de clase el profesor y deca: Pero si no hago nada, y el profesor le respondi: Por eso, porque no haces nada cuando lo que tienes que hacer es atender. Date cuenta de que estarnos durante unos aos en esta vida para algo; para mucho, no para no hacer nada malo. Algunos te pueden decir que de acuerdo, que ellos si que van bien porque van haciendo cosas: procuran ser buenos amigos, procuran no dar la lata en casa, quieren hacer algo por la humanidad, estudian algo y hasta rezan un poco. Incluso se consideran cristianos. Pero si te fijas, eso no es ser cristiano; es ser buena persona como pueden serlo los budistas o los musulmanes. Ser cristiano no consiste slo en ser buena persona. Es mucho ms. El cristianismo no es una religin ms y por eso no da igual ser cristiano que no serlo, ni una especie de humanismo bueno, una doctrina con valores morales altos. No. El cristianismo es mucho ms. Es seguir a Jesucristo y vivir lo que nos dice. Si lees el Evangelio te dars cuenta que ah se nos dicen cosas impresionantes: Que el Verbo es Dios, que el Verbo se hizo carne y habit entre nosotros, que esa Persona divina que es Jesucristo nos ha redimido de los pecados muriendo en una Cruz, y que nos ha dado con su vida y su doctrina unos medio concretos para, nada menos! vivir la Vida de Dios: Yo soy la resurreccin y la vida (Jn 11,25), Yo he venido para que tengan vida y la tengan abundante (Jn 10,10). Ya te das cuenta que en lo que te acabo de decir se contiene mucho ms que el ser buenos en general. Y que por ser el camino por donde Dios nos da su Vida, todos los hombres tenemos una obligacin seria de buscarlo y ser cristianos de verdad. Todos los hombres nos dice el Concilio Vaticano II tienen obligacin de buscar la verdad, sobre todo en lo referente a Dios y a su Iglesia. y una vez conocida esa verdad tienen que abrazarla y llevarla a la prctica (Decl. Dignitatis humanae, n. 1). Si ya eres
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cristiano, tienes que poner los medios para que esa Vida de Dios se desarrolle armnicamente en ti, y no se quede como se le quedaron las piernecillas al enano. 11. Ser santo es posible Todos tenemos dos vidas, una natural y otra sobrenatural. No son dos vidas aparte, sino una misma como con dos caras. Pero as como la vida natural la sentimos, la palpamos. crece, enferma, est en forma, etc.; en cambio la sobrenatural no la vemos, pero no por eso es menos real. Tampoco ves la electricidad en el cable conectado a la red y sabes que da calambre si se agarra. La vida sobrenatural, como es vida, nace, crece y puede morir; segn uno est ms cerca, ms lejos o sin relacin con Dios que nos da de su Vida. A esto se llama estar en gracia o en pecado. Pues bien, podemos vivir habitualmente en gracia de Dios. Es ms, podemos ser santos, No, no te sonras pensando que eso no es para ti. Dios nuestro Seor predic la santidad de vida a todos y cada uno de sus discpulos, de cualquier condicin que fuesen, santidad de la que l es Maestro y modelo: Sed perfectos como vuestro Padre Celestial es perfecto (Mt 5,48) (Conc. Vat. II, Lumen gentium, n. 40). Lo que pasa es que a veces podemos tener una idea equivocada de lo que es la santidad. En cierta ocasin fue un seor con su hijo pequeo a confesarse a una iglesia Haba mucha gente y tuvieron que guardar cola, Al cabo de un rato largo el chiquillo se puso nervioso y, aunque quedaba poca gente delante de ellos, le dijo a su padre: Pap, vmonos porque este seor gordo que est delante tendr muchos pecados y tardar mucho. Su padre le contest: No, hijo; no por ser grueso tiene que tener muchos pecados. El alma slo la conoce Dios, y puede ser que a este seor, cuando muera, lo suba Dios a los altares. Y el nio, con una rpida mirada al altar, que estaba lleno de velas y jarrones de flores, exclam: Pues como lo suba a los altares lo va a tirar todo! Podemos tener una idea equivocada de lo que han sido lo santos que veneramos hoy en los altares. Se nos ocurre pensar que vivan sobre una nubecilla, que tenan los ojos mirando al cielo, que no se le ocurran las cosas que se nos ocurren a nosotros..., vamos, que casi eran ngeles Y no es as. Eran personas de carne y hueso como nosotros, pero eso s, con unos grandes deseos de amar a Dios y a los dems, y ponan los medios para ello. Ser santo es ser buen cristiano Si t quieres serlo has de utilizar los medios que nos dej Jesucristo y que utilizaron las personas que ahora estn en el Cielo con Dios. Es muy sencillo, pero hay que poner esfuerzo. Hace falta que, en medio de tus ocupaciones estudio, encargos en casa, descanso, trates con Dios a travs de unas prcticas de piedad: la oracin, la Santa Misa, el Santo Rosario, el examen de conciencia por las noches... Claro!, si no dedicas tiempo a Dios cmo vas a conocerle y vivir su Vida? Has probado hacer todos los das quince minutos de oracin? No es mucho tiempo. Lo que ocurre es que uno no valora lo que vale la oracin. Cuando uno da importancia al ingls o a la informtica, dedica todos los das 15 minutos y aprende de verdad. Pues lo que hace falta es que valores lo que vale el trato con Dios. l quiere decirte tantas cosas..., y tantas tienes que decirle t! Pero es que no tengo tiempo, me dirs. Te contestar con una de esas historias que cuentan en Rusia. Caminaba un hombre por la estepa. Iba cansado y, al ver a lo lejos la ciudad a la que se diriga, le pregunt a un hombre que estaba cavando en un campo. Oiga, buen hombre, cunto tardar en llegar a la ciudad?
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No lo s, respondi el lugareo. No lo sabe eh? Es usted de aqu? S. Y no sabe cunto tardar en llegar? No. El viajero se puso andar de nuevo, y enseguida oy a sus espaldas: Tres horas. Y por qu no me lo dijo antes? Es que no le haba visto caminar. Efectivamente, depende del paso que uno lleve para llegar antes o despus, para hacer ms cosas o menos durante el da. Cuando se tiene inters en hacer oracin, se hace porque se saca tiempo. Si eres tenaz para asistir a diario a unas clases, slo porque all adquieres unos conocimientos... muy limitados, cmo no tienes constancia para frecuentar al Maestro, siempre deseoso de ensearte la ciencia de la vida interior, de sabor y contenido eternos? (San Josemara, Surco, n. 663). Hay mucha gente como t, de tu edad, que hace un rato de oracin todos los das, y reza el Rosario, y va a Misa. No, no sucede slo en Polonia, tambin en la ciudad en que vives. Slo hace falta que quieras. Uno puede vivir la Vida de Cristo. uno puede ser santo si quiere, pero hace falta querer, poner los medios. nimo! 12. Sgueme! En marzo de 1985 el Santo Padre Juan Pablo II escribi una Carta a los jvenes en el Ao Internacional de la Juventud. El hilo conductor es aquel encuentro que tuvo Jess con el joven rico. A la pregunta: Maestro bueno, qu he de hacer para alcanzar la vida eterna?, Jess recuerda a su interlocutor algunos de los mandamientos del Declogo. Pero la conversacin no termina ah. Entonces escribe el Evangelista Jess, poniendo en l los ojos, le am y le dijo: Una sola cosa te falta: vete, vende cuanto tienes y dalo a los pobres, y tendrs un tesoro en el cielo; luego ven y sgueme (Carta, n.2). Para aquel muchacho el encuentro con Jess pudo ser fortuito, o bien buscaba de alguna manera al Seor; pero lo que l no saba con profundidad era que aquel encuentro no era casual. Que Jess le conoca desde haca mucho tiempo, que le amaba desde toda la eternidad y saba de ese encuentro, el da y la hora. Iba a ser para ese joven la ocasin nica e irrepetible de su encuentro con el Seor. Dios nos conoce uno a uno y desde la eternidad, como dice el salmista: Te doy gracias porque me has escogido portentosamente, porque son admirables tus obras: conocas hasta el fondo de mi alma, no desconocas mi ser. Cuando en lo oculto me iba formando y entretejiendo en lo profundo de la tierra, tus ojos vean mis acciones, se escriban todas en tu libro; mis das estaban calculados antes de que naciese la primera cosa (Sal 138, 13-1 7). Dios nos conoce a cada uno y los llama a todos por su propio nombre (Sal 146,4). l te conoce desde la eternidad y tiene un proyecto sobre ti. Eres una persona eternamente pensada y amada por Dios: Con amor eterno te am (Jr 21, 3), y en un momento de tu historia te topars con Jess que te mira de frente hacindote ver ese proyecto. Deseo a cada uno y cada una de vosotros nos dice el Papa que descubris esta mirada de Cristo y que la experimentis hasta el fondo, No s en qu momento de la vida. Pienso que el momento llegar cuando mas falta haga (Carta, n. 7).
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Y cul es el contenido de ese proyecto divino? Veamos qu le pidi Jess a aquel joven: Si quieres ser perfecto, ve, vende cuanto tienes, dalo a los pobres, y tendrs un tesoro en el cielo, y ven y sgueme (Mt 19,21). Qu le estaba pidiendo el Seor a aquel joven y a los jvenes que vendran a lo largo de los tiempos? Que dejaran simplemente el dinero? No. Que se hicieran pobres de espritu. Que dieran cabida a Dios en su alma de una manera total. Que soltaran aquello en lo que tuvieran puesto su corazn para llenarlo con un verdadero tesoro Jess. Que se perdieran a s mismos para ganarle a l. Que se abandonaran en l, fiados de su palabra. Jess no quera su dinero, su tiempo, sus cosas le quera a l. Que se diera. S, mis queridos jvenes! contina el Papa, el hombre, el cristiano es capaz de vivir conforme a la dimensin del don (Carta, n. 8)Dios puede llamar de tres maneras, como nos seala el Santo Padre en su Carta. Y yo te invitara a que hicieras una especie de test vayas tachando con un aspa los posibles caminos que no son el tuyo y te plantees cul puede ser la llamada rotunda de Dios para ti. Por un lado, pone a nuestra consideracin la llamada al servicio en el sacerdocio ministerial. Esto si eres varn. La llamada al sacerdocio en la Iglesia de Jesucristo es slo para los varones; no por ningn desprecio a las mujeres, sino por voluntad divina. Fjate que la Madre de Jess, aun siendo la criatura ms perfecta, la de ms dignidad, su Hijo no le llam a este servicio, y eso que es la Madre de los sacerdotes. (Por tanto, si eres mujer: tchese!). Sacerdote? Y por qu no? Dios y la Iglesia los necesitan como dispensadores de los bienes divinos. Dios nos da a participar de su Vida en los siete Sacramentos, pero hay dos que no se pueden realizar sin el sacerdote: el sacramento de la reconciliacin y la confeccin de la Sagrada Eucarista. Para que la comunidad de cristianos gocen de stos, hace falta que en la comunidad de creyentes haya hombres jvenes que sean generosos, que den toda su vida y en el rito latino acepten el celibato para otorgarnos estos bienes tan inmensos. Piensa si Dios no te llama a ti por este camino. (Si no: tchese!) El Santo Padre seala en segundo lugar la vocacin religiosa en la que mediante la profesin de los consejos evanglicos (castidad, pobreza y obediencia) un hombre o una mujer se comprometen a dar un testimonio concreto del amor de Dios (Carta, n. 8). De alguna manera se apartan del mundo para dar un testimonio escatolgico de valorar ms las cosas del cielo que las de la tierra, que a los dems, admirndolo, les sirva de acicate para buscar las cosas de Dios. Piensa que si Dios te llama en este sentido. (Si no: tchese!) Y existe un tercer modo de llamar Dios a los hombres: la vocacin cristiana, para hombres y mujeres que viven en medio del mundo. Es la vocacin universal a la santidad con una entrega total y con una gran misin, pues es aqu donde comienza tambin el apostolado de los seglares, inseparable de la esencia misma de la vocacin cristiana (Carta, n. 9). Dentro de la Iglesia existen diversos caminos en donde esta vocacin de los laicos (personas corrientes de la calle) se hace realidad. Alguno de estos caminos, el Opus Dei, tiene una espiritualidad especfica que lleva a santificar el trabajo, santificarse en el trabajo y santificar a los dems a travs del trabajo ordinario. Considera en tu oracin qu espera Dios de ti y dile despacio estos versos de Santa Teresa: Vuestra soy, para Vos nac, Qu mandis hacer de m? Vuestra soy, pues me criasteis; Vuestra, pues me redimisteis;
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Vuestra, pues que me sufristeis; Vuestra, pues que me llamasteis; Vuestra, pues me conservasteis; Vuestra, pues no me perd. Vuestra soy, para Vos nac, Qu mandis hacer de m? 13. Respuesta: hgase! Puede ser que haya sucedido en tu vida ese encuentro, quiz no buscado, con el Seor, como aquel joven rico, y ante la invitacin a seguirle de cerca, con una entrega total, se rebele dentro de ti una voz que te susurra que te apartes de esa invitacin, y te vengan ganas de hacer lo que aquel loco que participaba en unas obras de construccin y llevaba la carretilla boca abajo, con la rueda hacia arriba. Le dijo el maestro de obras: Oye, que la carretilla si la llevas del derecho la llevars mejor, y respondi el loco: S, pero si le doy la vuelta me la cargan de ladrillos. Ya no es que uno no vea con claridad, porque se da cuenta de que hay algo que el Seor quiere, sino que se desata una lucha interior para no querer vivir la vida como don. Para tu tranquilidad te dir que eso que te puede suceder le ha sucedido a todos los que han tenido una llamada divina, porque cuesta desprenderse, porque hay planteamientos lcitos no digo ya pecaminosos, ambientes, personas incluso el casarse, a los que hay que renunciar San Agustn nos cuenta de aquellas luchas que tuvo antes de decidirse: Me retenan unas necedades de necedades y vanidades de vanidades, antiguas amigas mas y me tiraban del vestido, de la carne, y me decan por lo bajo: Nos dejas?, y desde este momento no estaremos contigo por siempre jams? Y Desde este momento nunca ms te ser lcito esto y aquello? Y qu cosas, Dios mo, qu cosas me sugeran con las palabras esto y aquello! Por tu misericordia aljalas del alma de tu siervo... Pero las oa ya de lejos, no como contrarindome a cara descubierta sino como musitando a mis espaldas, y como pellizcndome a ocultas al alejarme de ellas, para que volviese la vista atrs (Confesiones, VIII). Saba lo que deba hacer, porque era el amor de Dios quien le llamaba, pero contina san Agustn an me senta cautivo por mis maldades antiguas y lanzaba voces de dolor: Hasta cundo, maana!, maana!? Por qu no hoy? Uno se da cuenta de que es un gran don de Dios la vocacin, pero humanamente se ve un aspecto negativo, de limitacin voluntaria, de entrega de algo propio; es ms, de entregarse uno mismo y del todo. Pero hay que ser generosos, como deca Juan Pablo II a una multitud de jvenes: S, Cristo os llama, pero l os llama de verdad. Su llamada es exigente, porque os invita a dejaros capturar completamente por l... Su llamada es exigente porque nos ensea lo que significa ser verdaderamente humanos (Discurso a los jvenes en Galway, 30-IX-1979). Cuesta, claro que cuesta! Para esto precisamente te ha dado Dios la libertad, para amarle ms; porque no quiere seres que le amen obligados, sino libremente. Para qu quieres t la libertad? Slo para escoger bienes parciales, pequeos? Ser verdaderamente libres significa usar la propia libertad para lo que es un bien verdadero (Carta, n. 13). Y Dios es la Verdad, el Bien verdadero. La realizacin total de la persona en cuanto persona tambin humanamente est en conocer y amar a Dios sobre todas las cosas, en cumplir ese primer mandamiento de la Ley de Dios, en dejarse
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capturar por l. Para qu queremos la libertad en esta vida si no la empleamos en lo nico que merece la pena absolutamente? Cuando Dios Nuestro Seor concede a los hombres su gracia, cuando les llama con una vocacin especfica, es como si les tendiera una mano, una mano paterna llena de fortaleza, repleta sobre todo de amor... Espera el Seor que hagamos el esfuerzo de coger su mano... Dios nos pide un esfuerzo, prueba de nuestra libertad (San Josemara, Es Cristo que pasa, n. 17). Ante el Amor de Dios que nos propone una vida de entrega de aventura ciertamente la respuesta ha de ser generosa y llena de fe, como respondi nuestra Madre Santa Mara: He aqu la esclava del Seor, hgase en m segn tu palabra (Lc 1, 38). Desde el primer momento, Mara profesa sobre todo "la obediencia de la fe, abandonndose al significado que, a las palabra de la Anunciacin, daba aquel del cual provenan: Dios mismo (Juan Pablo II, Enc. Redemptoris Mater, n. 15). Esa palabra: Hgase!, fiat en latn, tiene unas resonancias divinas, una eficacia insospechada. Cuando Dios la pronuncia al comienzo de los tiempos Hgase la luz (Gn, 1,3) Dios crea. Cuando la pronuncia la Virgen Mara Hgase en m segn tu palabra (Lc 1, 38), Dios se hace Hombre. Y cuando Jesucristo en el huerto de los Olivos le dice a su Padre: No se haga mi voluntad sino la tuya (Lc 22,43) comenz a realizarse la Redencin de los hombres por la Pasin del Seor. Es una palabra que los sacerdotes siempre dicen justo antes de la Consagracin, y por sus palabras Jess vuelve a bajar a nuestros altares. Dios llama a algunas personas porque las quiere ms cerca suyo con una llamada de predileccin, y espera esa palabra llena de fe Hgase! para realizar milagros en esta tierra, como hizo con el criado de aquel centurin: vete y que se haga segn tu fe (Mt 8, 13). Hgase!, Fiat! Palabra humana con eficacia divina que Dios est esperando de ti para realizar milagros en el mundo de hoy. En esta hora de Dios, la de tu paso por este mundo, decdete de verdad a realizar algo que merece la pena: el tiempo urge, y es tan noble, tan heroica, tan gloriosa la misin del hombre de la mujer sobre la tierra, cuando enciende en el fuego de Cristo los corazones mustios y podridos! Vale la pena llevar a los dems la paz y la felicidad de una recia y jubilosa cruzada (Surco, n. 613). Si ves que Dios te llama dile que s: hgase, cmplase en m ese proyecto que T tienes. Si no, de poco habr valido nuestra existencia, pues El que ama su vida la perder... (Jn 12,25). EL ENEMIGO 14. El diablo Podra ser muy sencillo que los hombres furamos conociendo y amando a Dios y nos furamos al Cielo sin ms complicaciones, viviendo la Vida de Dios ya en esta tierra. Pero resulta que por envidia del diablo (Sb 2,24) las cosas no son tan fciles. Yo s que a Satans no le gusta la publicidad porque el muy ladino aparenta ser muy humilde y no quiere propaganda. Pero vamos a drsela aqu, como hace un tiempo lo hizo el Papa (Audiencias del 13-VIII-1986 y 20-VIII-1986). Y vamos a hablar de l porque es el enemigo contra el que hay que luchar, y si uno no conoce contra quin ha de lanzar la pelea tiene bastantes boletos para perder la partida. Varios datos de este enemigo: es un ngel Dios cre ngeles y les puso una prueba. Muchos de ellos cayeron, pecaron por su propia voluntad y Dios los precipit en el trtaro (cfr 2 P 2,4) o infierno. El diablo desde el principio peca (1 Jn 3,8), es
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homicida desde el principio y no se mantuvo en la verdad, porque la verdad no estaba en l (Jn 8, 44), es el padre de la mentira. Y qu pretende? Pues como es homicida, es decir, destructor de la vida sobrenatural, quiere destruir la vida segn la verdad, la vida en la plenitud del bien, la vida sobrenatural de gracia y de amor (Audiencia, 13VIII-1986). El diablo va a procurar que no se lleve a efecto ese deseo de santidad que Dios pone en nuestra alma. Por eso Jesucristo, que nos dice que no tengamos miedo a nadie en esta tierra, s nos avisa que hemos de temer a uno, a aquel que puede perder el alma y el cuerpo en la gehenna (Mt l0,28). No podemos vivir como si el diablo no existiera, porque s existe y est muy activo, Este tiempo nuestro en la tierra es tiempo de lucha. Nos dice san Juan en el Apocalipsis: Se trab una batalla grande en el cielo: Miguel y sus ngeles pelaban contra el dragn... Fue abatido aquel dragn descomunal, aquella antigua serpiente, que se llama diablo, y Satans, que anda engaando al orbe universo; y fue lanzado a la tierra, y sus ngeles con l (Ap 12, 7-9). Poco despus, ese libro sagrado nos narra la batalla que perdi contra la mujer y con esto, el dragn se irrit contra la mujer y se march a hacer la guerra contra los dems de la casta de ella, que guardan los mandamientos de Dios, y mantienen la confesin de Jesucristo (Ap 12, 17). Resuenan en nuestros odos las palabras que se escucharon en el Paraso: Pongo enemistad entre ti dijo Dios a la serpiente y la mujer, y entre tu raza y la descendencia suya: ella quebrantar tu cabeza (Gn 3, 15). Si quieres vivir en amistad con Dios, si quieres ser hijo de Mara, preprate a ser tentado y lucha. Nos lo dice el apstol san Pedro: Estad en vela, porque vuestro enemigo el diablo, anda dando vueltas como len rugiente alrededor de vosotros, en busca de presa que devorar (1 P 5, 8). No se le ve porque es espritu, pero hay que descubrirle. 15. Las tentaciones El diablo es un mentiroso y tiene muy mala idea. Quera indicarte algunas de las argucias que intenta para que las tengas en cuenta: a) Que pienses que no entra en el examen, b) que pienses que t puedes resistir, y c) que pienses que un detalle no va a ningn lado. a) En toda tentacin el diablo presenta una apariencia de bien, algo que agrada. Quiere llevarle a uno a pensar que eso no es tan malo como parece, a que diga: eso no es pecado Cuando el joven rico le pregunt al Seor qu deba hacer para alcanzar la vida eterna, Jesucristo le contest: cumple los mandamientos (Mc 10,20), y el Papa nos dirige una pregunta a todos los jvenes en su carta: Sabes los mandamientos? (Carta, n. 6), y nos interroga sobre el estado de nuestra conciencia. Ella acusa o excusa. Hace falta, sin embargo, que la conciencia no est desviada: hace falta que la formulacin fundamental de los principios de la moral no ceda a la deformacin bajo la accin de cualquier tipo de relativismo o utilitarismo. La conciencia la tenemos para reconocer lo que es bueno o malo segn el punto de vista de Dios, no para crear la bondad o malicia de las acciones segn nos parezca a nosotros. Por eso es muy importante que te formes bien la conciencia, para que en el da del examen final de tu vida no digas: Ah, yo pensaba que esto no entraba en el examen! El enemigo est muy empeado en engaarte, en que digas: esto para m no es pecado. b) Una segunda treta del diablo puede ser, una vez que sabemos a ciencia cierta que tal ambiente, tal situacin, tal programa... puede inducirnos a pecar, nos lleva a
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pensar que a uno no le afectan esas cosas, que uno ya se conoce; que uno, si quiere, puede no ofender a Dios. A tal propsito me acordaba de lo que Homero cuenta en la Odisea: Haba un estrecho en la costa donde se encontraban unas rocas escarpadas. All vivan unas sirenas que cantaban encantadoramente, de tal manera que los marineros, hechizados, se olvidaban de los remos y del timn, y el barco a la deriva iba a estrellarse contra las rocas. Ulises quiso pasar por aquel estrecho y or el canto de las sirenas, pero a la vez poner el barco a salvo. Para ello mand a los marineros ponerse cera en los odos, se hizo atar en el mstil y obtuvo de los marineros la promesa de no desatarlo diera la orden que diera, hasta no haber pasado el estrecho. Cuando lo cruzaban, Ulises las oy cantar y haca esfuerzos frenticos para detener el barco y gozar de aquel canto. nicamente la imposibilidad de detenerlo salv la embarcacin. El diablo, como es espritu y adems es muy viejo, nos conoce muy bien, y nosotros, que llevamos pocos aos en esta tierra, nos conocemos bastante poco. Llevamos tesoros en vasos de barro (cfr 2 Co 4,7); en nuestra alma en gracia inhabita Dios mismo, pero somos como de cristal. Meterse voluntariamente en la tentacin o no querer salir de ella es dejarse timar por el diablo. Cuando uno se conoce mejor, sabe que esas cosas s afectan (especialmente en el terreno de la pureza), y la solucin es huir, no fiarse de uno mismo. Querer jugar en la cuerda floja entre el pecado venial y el mortal es de tontos. El diablo lo presenta como pasarlo bien, cuando en realidad uno lo pasa mal (como Ulises). Esa situacin de ocasin de pecado puede ser ya una ofensa a Dios; esto si uno no estrella el barco, porque si lo pierde, adems se tiene la sensacin del timo de la estampita. Hemos de valorar mucho el Amor de Dios y ejercitar la humildad y la fortaleza para no ser tontos y creer que ya nos conocemos. c) Y te sealo una tercera manera de tentar que tiene el diablo, y es susurrando que un detalle no va a ningn lado: porque descuides los sentidos, porque no luches por llegar puntual a Misa, porque no obedezcas en casa,... tampoco se hunde todo no? Y se es el error, crernoslo. De una manera tan tonta cay Bizancio. El joven y cruel sultn Mohamed, con la ambicin de construir un gran imperio turco, siti Constantinopla. La que fuera capital del Imperio Romano de Oriente durante mil aos, estaba a punto de ser arrasada por ciento cincuenta mil guerreros que lanzaban sus ataques una y otra vez contra las potentsimas murallas y sus ocho mil defensores. Mohamed, impaciente, despus de varias semanas de fracaso, reuni a sus bajaes y decidi para el 29 de mayo de 1453 el gran asalto decisivo. Para estimular la acometividad de sus guerreros: Jagma, jagma!, Pillaje, pillaje! Este es el grito de combate. Despus del asalto, las tropas tendrn derecho al saqueo y al pillaje. Una tras otra son rechazadas las oleadas del ejrcito otomano. Pero algo ocurre incomprensiblemente. Por una de las mltiples brechas de la muralla exterior han entrado unos pocos turcos: descubren que una puerta del muro interno, la llamada Kerkaporta, ha quedado abierta por un incompresible descuido. Es absurdo que est abierta, porque desde ella hay un camino que conduce al corazn de la ciudad. Piden refuerzos y la tropa penetra en el interior de Bizancio. Los defensores, al descubrir a los turcos detrs de las propias filas, huyen. Acaba toda resistencia. Despus, el saqueo es espantoso: matanza de personas, obras de arte rotas a martillazos, los libros sagrado depsito del saber de muchos siglos son quemados y Santa Sofa, la catedral de Justiniano, es convertida en mezquita. Acababa de hundirse para siempre el Imperio Romano de Oriente. No bastarn mil aos para recuperar lo que se perdi en una hora por culpa de un hecho insignificante: el que la Kerkaporta, la puerta olvidada, estuviese abierta (cfr Stefan Zweig, Momentos estelares de la humanidad).
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En la vida espiritual no hay detalles de poca importancia, y el diablo lo sabe. T tambin debes saberlo y huir de esas verdaderas tentaciones que nos apartan del Amor de Dios. Bienaventurado el varn que soporta la tentacin, porque, probado, recibir la corona de la vida que el Seor prometi a los que le aman (St 1,12). 16. El pecado El enemigo unas veces tienta en cosas pequeas, en detalles de piedad, de laboriosidad, de puntualidad, etc., y otras veces en cosas grandes. Pero su objetivo siempre, aun en esas cosas que no son graves, es ir ganando terreno para acercar al pecado mortal: a separarnos radicalmente de Dios. Como le interesa bien poco que le descubramos, en primer lugar lo que hace es desfigurar la nocin de pecado: Cmo voy yo, tan pequeo como soy, a poder ofender a Dios?, cmo voy a ser capaz de realizar algo tan horrendo, tan feo y monstruoso?, pero si yo no voy contra Dios...! Por eso es muy importante que sepas qu es el pecado desde el punto de vista de Dios, para no crearse temores falsos ni para vivir como si el pecado fuera un fantasma que no existe. Para saberlo vamos a ir al Maestro, no sea que otros nos vayan a engaar. Pues bien, nos habla Jesucristo ya lo recuerdas de un padre muy bueno, buensimo, que tena dos hijos. El ms joven de ellos dijo al padre: Padre, dame la parte correspondiente de la hacienda (Lc 15, 12). Quiz aquel joven, a quien no faltaba de nada en su casa, vea por las tardes ponerse el sol en la lejana, ms all de las tierras de su padre y pensaba: Si me voy, si dejo las normas y costumbres de la casa paterna, lograr ser yo mismo, ser libre. Su imaginacin le deca eso, y un buen da se march. Al cabo de un tiempo le vemos pasando hambre, durmiendo en el suelo, intentando comer bellotas...; pero sobre todo estaba sin dignidad y despreciado, l, que era hijo de un gran seor...! Es la situacin de quien cede ante la tentacin y comete un pecado. Aquel joven no quera mal a su padre, ni mucho menos!; pero al irse de la casa dio un disgusto a su padre y se rompi la relacin con l. En el pecado mortal se produce una ruptura con Dios, se pierde la vida sobrenatural, se muere a la Vida de Dios, aunque no sea eso lo que se pretenda al saltarse un mandamiento. Siguiendo la tradicin de la Iglesia dice Juan Pablo II, llamamos pecado mortal al acto mediante el cual un hombre, con libertad y conocimiento, rechaza a Dios, su ley, la alianza de amor que Dios le propone, prefiriendo volverse a s mismo, a alguna realidad creada y finita, a algo contrario a la voluntad divina (Reconciliacin y Penitencia, n. 17); es decir, cada uno y todos los actos de desobediencia a los mandamientos de Dios en materia grave (Ibdem). Por eso, segn la doctrina de la Iglesia no es verdad lo que algunos llegan a afirmar: que el pecado mortal que separa de Dios slo se verifica en el rechazo directo y formal de la llamada de Dios, o en el egosmo que se cierra al amor del prjimo completa y deliberadamente. Slo entonces dicen tendra lugar una opcin fundamental (Decl. Persona humana, n. 10). No se puede decir que uno lleva una vida recta en general cara a Dios, aunque en ciertos momentos desconecte de sus Normas, porque la amistad con Dios como en la humanapuede bastar con un solo acto para que esa relacin se rompa. El pecado es un gran misterio: la criatura reniega de su Creador, se salta esos mandatos, no obedece pensando, ms o menos conscientemente: Dios dice..., pero yo hago lo que quiero. Desde luego nuestra relacin con Dios no puede ser de temor al castigo; es una relacin de amor, y por eso, cuanto ms se le ama, ms se teme ofender a ese Padre nuestro que es Dios. Pero no debemos confundir a Dios con una abuela chocha que hace la vista gorda cuando su nietecilla descubre el escondite de los caramelos y no le
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reprende, como si no pasara nada. No, no podemos forjarnos un Dios a nuestro gusto. No podemos pretender que sea como nos conviene. Este Dios bonachn, senil, que hace la vista gorda, no existe. Es misericordioso, s, pero tambin justo (Leo J. Trese, Dios necesita de ti). Es Amor, es Misericordioso, es... un Padre, pero uno ha de comportarse como un buen hijo. Si decimos que Le amamos haremos lo que l desea, y lo primero que quiere es que cumplamos los mandamientos. Cuando uno valora de verdad el amor de Dios, se aleja de todo lo que le pueda realmente daar, quitar esa relacin de amistad con l. Por eso, nos dice el Fundador del Opus Dei. No olvides, hijo, que para ti en la tierra slo hay un mal, que habrs de temer, y evitar con la gracia divina: el pecado (Camino, n. 386). 17. El infierno existe Dos amigos quedaron para esquiar. Juan pas a recoger de madrugada con el coche a Pedro. En el camino iban hablando de lo bien que se lo iban a pasar. Pero a la mitad del trayecto, en una recta largusima, el coche hizo pof, pof y se par. Juan exclam: Ya lo saba..., me lo tema. Pedro le pregunt: Qu te temas? Pues que nos bamos a quedar sin gasolina Cmo? grit Pedro, lo sabas y no has parado en la gasolinera que hemos pasado hace un rato? El plan se haba echado a perder y eran todava las ocho de la maana. Pedro bramaba, sobre todo cuando tuvieron que empujar el coche por aquella carretera por la que no pasaba nadie, mientras segua increpndole: Si lo sabas, por qu no echaste gasolina, porqu no me lo dijiste! Debe ser bastante molesto para una persona darse cuenta despus de morir que resulta que s exista el infierno. Con las ilusiones que yo tena, con lo bien que me lo tena que pasar...! Y es verdad, porque hemos sido creados para ser felices. En esta vida estamos para ganarnos la otra, que es la que perdura para siempre y donde tenemos que pasarlo muy bien. Todos sabemos que tiene que existir un premio por las obras que se realizan en esta tierra donde tantas cosas no se ven y no han recibido premio: tantos sacrificios ofrecidos a Dios, tantos ratos de oracin, tantas obras de servicio. Y tiene que existir tambin un castigo para las ofensas que se han cometido contra Dios o los dems, que no han sido juzgadas y castigadas debidamente. Todos sabemos que existe el infierno, pero algunos prefieren no pensarlo y viven como si no existiera Y al final de su vida se pueden llevar una sorpresa: Ah, me lo tema, lo saba, pero... Entonces no vale decir: Cre que....: Toda la eternidad a empujar!, que no ser una broma. Por no querer parar, reaccionar, pedir perdn en su momento, les espera una eternidad de sufrimientos. Algunos creen que: Pero cmo siendo Dios tan bueno va a ser capaz de castigar tan duramente? Seguro que es un escarmiento temporal, que no ser para tanto. Te repetir que ese Dios bonachn, senil, no existe. Hay mucha propensin en las almas mundanas a recordar la Misericordia del Seor. Y as se animan a seguir adelante en sus desvaros. Es verdad que Dios Nuestro Seor es infinitamente misericordioso, pero tambin es infinitamente justo: y hay un juicio, y l es el Juez (J. Escriv de Balaguer, Camino, n 747). El mismo Dios nos lo ha dicho: A la manera, pues, que se recoge la cizaa y se quema ene! fuego, as ser en la consumacin del mundo. Enviar el Hijo del Hombre a sus ngeles y recogern de su Reino todos los escndalos y a todos los obradores de iniquidad, y los arrojarn en el horno de fuego, donde habr llanto y crujir de dientes
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(Mt 13, 40-42). Ms vale fiarnos de lo que nos dice Jesucristo que fiarnos del propio criterio, tan interesado en que no exista. Para que no nos queden dudas, la Iglesia ha definido como verdad de fe que, segn la comn ordenacin de Dios, las almas de los que salen del mundo con pecado mortal actual, inmediatamente despus de su muerte bajan al infierno, donde son atormentados con penas infernales (Benedicto XII, Const. Benedictus Deus. DS 531). Tambin la Santsima Virgen nos ha querido manifestar su existencia para que evitemos el pecado, motivo por el que se va al infierno. En Ftima se lo mostr a tres nios, una de los cuales cuenta lo siguiente: Nuestra Seora separ de nuevo las manos como en las veces precedentes. El haz de luz proyectado pareci penetrar en la tierra y nos vimos como dentro de un gran mar de fuego. Dentro de este mar estaban sumergidos, negros y ardientes, los demonios y almas en forma humana, semejantes a brasas transparentes. Sostenidas en el aire por las llamas, caan por todas partes igual que las chispas en los grandes incendios, sin peso ni equilibrio, entre grandes gritos y aullidos de dolor y desesperacin, que hacan temblar de espanto. Fue seguramente ante esta visin cuando yo lanc la exclamacin de horror que se asegura fue oda. Los demonios se distinguan de las almas humanas por sus formas horribles y repugnantes de animales espantosos y raros, pero transparentes, igual que carbones encendidos. Esta visin dur slo un instante... La Santsima Virgen nos dijo con ternura y tristeza: Habis visto el infierno, donde van a terminar las almas de los pobres pecadores (Sor Lucia, Tercer cuaderno). Conviene en nuestra vida hacer un esfuerzo por vivir en gracia de Dios e ir a gozar del Cielo, que ya bastantes trabajos tiene la vida. Te lo dir con un fandango que cantan en Huelva: El que nace tonto y feo, y queriendo no es querido, si despus se va al infierno, vaya juerga te has corrido! Que no tengan que decirte tus amigos a final de cuentas: si lo sabas, por qu no me lo dijiste? La mejor obra de caridad que puedes hacer es animar a la gente que conoces a vivir en amistad con Dios, y a que se confiesen si les hace falta. Haz que piensen un poco, aydales a que sean verdaderamente sabios. PARA VENCER 18. La misericordia de Dios Cierto filsofo chino haba sido primero seguidor de Confucio, luego se hizo budista y finalmente cristiano. Alguien le pidi que expusiera en dos palabras la diferencia entre las tres grandes religiones. Supn que un hombre ha cado en un hoyo profundo del cual no puede salir dijo. Confucio cruzara los brazos y dira: Merecido lo tienes por haber sido tan estpido de caerte en l. Buda se sentira lleno de simpata y dara consejos al hombre para salir trepando. Nuestro Seor se agachara y levantara al hombre para sacarle del hoyo (Drinkwater, Historietas catequticas). Dios es un Padre muy bueno que quiere que todos los hombres nos salvemos. Pero como los hombre fuimos engaados por el enemigo desde aquel primer pecado de origen que nos relata el Gnesis, quiso Dios echarnos una mano librndonos del pecado. Y lo hizo al modo de una obra de misericordia, aquella de redimir al cautivo. Te
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acuerdas? En el sigo XVI, cuando un cristiano era apresado por los musulmanes, otra persona poda redimirle pagando un precio. Eso sucedi, por ejemplo, con Cervantes. Pues bien todos nacemos con el pecado original y somos esclavos del diablo. Y esto se agudiza con los pecados personales. Los hombres no podamos liberarnos de esta atadura hasta que Dios hizo esa gran obra de misericordia que fue la Redencin. Nos ha redimido pagando en rescate el precio de su Sangre. Dios envi nada menos que a su Hijo Unignito para que, muriendo en la Cruz, entregndose totalmente, los hombres pudiramos vivir en libertad como hijos de Dios (cfr Gl 4, 31). Sin embargo, para que esto le afecte a uno personalmente, cada cual ha de aplicarse los mritos de la Cruz. Para ello hay dos sacramentos instituidos por Jesucristo: el Bautismo que nos libera del pecado original y de los pecados personales y el sacramento de la Confesin que libera de los pecados cometidos despus del Bautismo. Dios es misericordioso y ha puesto a nuestra disposicin los medios necesarios para que vivamos en gracia, para que vivamos en amistad con l; pero hace falta que uno ponga un mnimo de su parte: acercarse a los Sacramentos. Est dispuesto a perdonamos no una ni dos veces, sino siempre; las veces que haga falta. Pero se precisa querer y acudir al sacerdote que nos absuelve: A quienes perdonareis los pecados, les sern perdonados (Jn 20,23). El Seor nos pide humildad: si nos hemos equivocado y apartado de l, quiere que volvamos a l contritos, con dolor de corazn. Con dolor de verdad, que se hace objetivo al exponer los pecados al sacerdote. Y Dios, que es Juez nos perdona a travs del sacerdote. En esta vida est dispuesto a perdonarnos siempre, porque podemos equivocarnos y arrepentimos. Pero en la otra ya no cabe el arrepentimiento porque la voluntad queda como cristalizada con la muerte. En el gesto, con la cara que a uno le pille la muerte as queda para siempre. Eso deca una seora a su hijo que pona caras raras: Hijo, no hagas eso que como te d un aire te vas a quedar as para siempre. Recuerda la frase que pone el clsico en boca del Rey Lear: Miserable del hombre que se arrepiente tarde (Shakespeare, El Rey Lear). Para vencer en la lucha contra el maligno, para irnos al Cielo, ste es un medio no slo necesario sino muy importante. Y no slo para cuando haya cosas de importancia, pecados graves. Si quieres ser cada vez ms amigo de Dios, lo has de recibir con frecuencia. No se piden perdn muchas veces los que se aman? Pues t igual con Dios. Por eso nos deca el Papa Po XII: Para progresar cada da con mayor fervor en el camino de la virtud, queremos recomendar con mucho encarecimiento el piadoso uso de la Confesin frecuente, introducido por la Iglesia no sin una inspiracin del Espritu Santo; con l se aumenta el justo conocimiento propio, crece la humildad cristiana, se hace frente a la tibieza e indolencia espiritual, se purifica la conciencia, se robustece la voluntad, se lleva a cabo la saludable direccin de las conciencias y aumenta la gracia en virtud del Sacramento mismo (Enc. Mystici Corporis, DS. 3818). Ah!, pero es que cuesta mucho ir a confesarse. Mira, acababan de hacer la Primera Confesin un montn de chicos de ocho aos Cuando salan, su padre te pregunt a uno. Qu tal? Bien, Me ha dicho el sacerdote que vuelva dentro de quince das. Ah s?, y eso te costar mucho no? Qu va, eso est tirado, contest el chaval, y con voz solemne aadi: Lo que cuesta es hacer una confesin de ocho aos.
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Pues eso te digo yo, que est tirado. Basta poner un poco de empeo. Dios quiere otorgarnos muchsimos bienes a travs de este Sacramento, pero espera que hagamos un esfuerzo de acercarnos a l. Fjate que es un medio que nos da mucho y es muy fcil de cumplir (examen de conciencia, dolor de los pecados, propsito de la enmienda, decir los pecados al confesor y cumplir la penitencia) Aprovchalo. Cada mes?, cada quince das?, cada diez? Y siempre que te haga falta, que Dios no se cansa de perdonamos. Iba un seor con su hijo pequeo en un tren de cercanas de una ciudad populosa. El tren iba lleno y todo el mundo callado, cuando el nio se puso a llorar y berrear. La gente miraba desde todas partes hacia ellos. El padre, puesto en cuclillas y con un juguete en la mano, haca todo lo posible para que se callara, pero era intil. En una parada, antes de bajarse, una seora le dijo muy enfadada: Si hubiera sido mi hijo, yo ya le habra dado dos tortas. A lo que exclam el seor aqul: Si seora, si hubiera sido suyo yo ya se las habra dado tambin. No olvides que Dios es tu Padre que te espera en este Sacramento de la misericordia. 19. La lucha del cristiano El cristiano ha de luchar, porque la vida del hombre sobre la tierra es una perpetua lucha, como nos deca Job (Jb 7,1). Pero no pienses que esta lucha ha de dirigirse contra una persona o un grupo. No, la lucha del cristiano es contra la injusticia, es decir, contra el pecado que es la gran injusticia y la fuente de todos los desrdenes que se producen en la sociedad. Es verdad que hemos de procurar cambiar la sociedad para que en ella reinen los valores verdaderamente humanos. Pero la contienda a brazo partido que hemos de sostener cada uno ha de ir a la causa, contra ese cmplice del que se vale el diablo para trastocar todo; contra lo que podemos dominar como Don Yo: la soberbia. Ah, es muy fcil decir que las cosas estn mal, que los dems tienen que cambiar...! Lo que es difcil es decir que yo tengo que cambiar; que yo tengo que ser mejor, que tengo que obedecer. Eso s que cuesta porque, adems, es una lucha que dura todos los das. De esta contienda te he hablado del primer paso para que el Yo est ordenado: luchar contra el pecado; huir de las tentaciones y, si uno mete la pata confesarse. Pero ah no queda la cosa. La vida cristiana no se reduce a evitar el pecado. Como despus del pecado original permanece en nosotros la inclinacin al mal, esa terrible atraccin que ejercen sobre la voluntad y sobre los sentidos los bienes creados, que nos invitan a abandonar el camino que nos lleva a Dios (F. Luna, Por qu mortificarse), hay que luchar contra esas malas inclinaciones, y eso es la mortificacin. Mientras no se pierda el miedo a la mortificacin, estaremos condenados a vivir una vida espiritual mediocre en la que no existir verdadero progreso sobrenatural. Porque seguiremos esclavos de nuestros caprichos. (Ibdem) A nosotros nos sucede algo parecido a lo que sucede con las guitarras. Para que el maestro pueda arrancar melodas acordes no basta con que no est rota la caja o el mstil, ni que estn las seis cuerdas. Hace falta adems que las cuerdas estn tensadas, afinadas. Pues nosotros, si no estamos en cierta tensin, no podemos alabar a Dios como es debido. Y esta tensin nos la da la continua lucha contra los caprichos de Don Yo. A uno le conviene no dejarse llevar por la ley del me apetece, no slo porque as uno se parece a los animalitos, sino porque para la vida espiritual esto es fundamental.
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Si uno no estudia o no obedece porque no le apetece, o mira todo lo que le gusta, o lee lo que le placer o est excesivamente pendiente de su figura, de quedar bien..., aparte de que a veces pueda ofender a Dios, es que se est incapacitando para poder ver a Dios, porque lo que tiene en su corazn es otro seor distinto de l. En 1539 muri la emperatriz, mujer de Carlos I, en Toledo, y el cadver fue trasladado a Granada. Como era verano el cuerpo se corrompi mucho, de tal manera que, cuando el Marqus de Lombay abri el atad para una ltima identificacin antes de proceder al entierro, no pudo saber si el cadver era de su difunta soberana. Espantado por este ejemplo de corrupcin terrenal, exclam: No ms servir a seor queso me pueda morir. Lombay renunci a la corte y tom los hbitos, siendo canonizado posteriormente como san Francisco de Borja. No vale la pena poner nuestro corazn en la belleza humana, pues, como dice la palabra de Dios, toda carne es como heno, y toda su lozana como flor de heno. Secse el heno y cay la flor (1 P 1,24); ni tampoco vale la pena servir a los caprichos del me apetece si al fin y al cabo, todo eso acabar con la muerte. Pinsalo. Y una mortificacin que nos viene muy bien para vencer la soberbia: la obediencia. Ms agrada a Dios el sacrificio que le hacemos de la propia voluntad, sujetndola a la obediencia, que todos los dems sacrificios que pudiramos ofrecerle, porque en ellos...) le damos parte tan slo, en tanto que dndole la voluntad lo damos todo (San A. M. de Ligorio, Prctica del amor a Jesucristo). Sabe el diablo de la eficacia de esta virtud, y por eso pone tanta dificultad en ella. Obedeciendo a las personas que Dios pone para que nos orienten los padres, el director espiritual. etc.. iremos bien. Por eso, el diablo tratar de que no hagamos lo que nos dicen, precisamente lo que nos dicen, y por eso te prevengo. En las crnicas de un pueblo de Aragn llamado Almudvar se relata un hecho antiguo, un caso judicial. En la Edad Media, cuando la Justicia era muy rudimentaria, en aquel pueblo quien juzgaba era el Concejo. Sucedi que el herrero del pueblo mat a una persona; el asunto estaba muy claro y le metieron en el calabozo. El juicio consista en la sentencia de los concejales. Uno a uno iban diciendo que s, que como haba sido el herrero, segn las leyes deba morir. El asunto estaba claro, pero uno de los concejales expuso: Os habis dado cuenta que herreros slo hay uno en el pueblo, y si le matamos nos quedamos sin l; en cambio hay dos tejedores..., si ajusticiamos a un tejedor... No te quieras engaar y haz caso a lo que te dicen. 20. Contra corriente Se conserva en un museo de Roma una pintada que fue descubierta en el Pedagogium del palacio de Nern. Representa en trazos simples un asno crucificado y a su lado la figura de un hombre orando. Debajo, una inscripcin. El hecho fue que en aquella escuela de pajes imperiales haba un alumno que era cristiano: Alexameno. Sus compaeros quisieron un da burlarse de l y cuando lleg a clase encontr en una pared ese dibujo con la inscripcin: Alexameno adora a su Dios. El joven cristiano, con valenta, respondi escribiendo debajo: Alexameno fiel! (A.G. Hamman, La vida de los primeros cristianos). No se puede saber cuntas veces, en circunstancias diversas, se repetira este dilogo en todas las esferas de la sociedad, donde paganos y cristianos vivan codo con codo. Lo que s sabemos es que la conducta de los cristianos no dejaba indiferentes a
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los que convivan con ellos. Muchos se hacan cristianos ante tal testimonio de vida y de sus palabras, como fue el caso del alguacil que acompaaba al apstol Santiago, hermano de Juan, ante el Tribunal, y que al orle defender su fe, se conmovi, abraz la fe en ese momento y muri con el Apstol (cfr Eusebio de Cesarea, Historia eclesistica). Otros, en cambio, ante esa conducta recta y honrada, se enfadaban y provocaban calumnias y diceras para acabar con ellos. Porque los santos resultan siempre incmodos para los dems (Surco, n. 558). Eran tiempos de prueba para los cristianos y muchos murieron mrtires. Pero por eso, por vivir con autenticidad su fe, cambiaron la sociedad en que vivan. Hoy tambin es un tiempo de prueba para los cristianos, y quien proclame la verdad que ense Jesucristo y quiera guardar una conducta coherente, a veces ser tildado de ingenuo, cuando no calumniado y marginado. Cul ha de ser la actitud del cristiano?: Alexameno fiel! Fidelidad. Fidelidad a Cristo y a su Iglesia. El Seor no ha prometido un camino fcil a sus discpulos. Por eso, qu flaco servicio a las almas hara quien, ante las dificultades personales o del ambiente, rebajara las exigencias de la fe y la moral! En esta poca, como siempre, a los cristianos se nos tiene que notar. No podemos vivir el cristianismo exclusivamente en privado, porque si no, no lo viviramos autnticamente. Qu pensaras de un militar que tuviera vergenza de ir con uniforme por la calle y dijera que es que ya saben que es militar los que le conocen? Pues que perdera toda su autoridad moral. Los militares estn orgullosos de que se note lo que son, porque de alguna manera eso es la vida de su vida. Pues a ti, si quieres vivir la Vida de Cristo, se te ha de notar tambin. No porque lleves un distintivo en la solapa. No. Pero de ah, de no tener insignias externas, a que no se note que uno quiere vivir como vivi Cristo, eso tampoco. Hoy no bastan mujeres u hombres buenos. Adems, no es suficientemente bueno el que slo se contenta con ser casi... bueno: es preciso ser revolucionario. Ante el hedonismo, ante la carga pagana y materialista que nos ofrecen, Cristo quiere anticonformistas!, rebeldes de Amor! (Ibdem., n. 128). Y se tiene que notar como suceda con los primeros cristianos y siempre en que uno no quiere asistir a ciertos espectculos inmorales, en que no quiere ver ciertos programas de televisin, y lo dice; en que uno quiere (no es que tenga que) asistir a la Santa Misa, incluso entro semana; en que uno quiere confesarse, etc., y se lo dice a las amistades sin miedo al qu dirn. Se manifiesta en mil detalles, como es defender la fe cuando alguien pone en duda alguna verdad revelada, o en otras circunstancias, como en cierta ocasin en un autobs que iba de Badalona a Barcelona. Era primera hora de la maana e iba lleno. Un hombre, a quien un muchachito ha dado sin querer un pisotn, profiere una horrible blasfemia. Se callan los pasajeros, pero una joven trabajadora levanta la voz para decir: Seor, en reparacin de esa blasfemia que se le ha escapado a este hermano nuestro: Padre, que ests en el cielo.... Nadie interrumpe. Y un grupo de voces corea: Danos hoy nuestro pan de cada da.... No te digo que siempre hayas de actuar de igual modo, porque depende de las circunstancias y se ha de obrar con prudencia. Pero has de estar dispuesto a que, por vivir tu fe y decir la verdad, te miren mal, te hagan el vaco, e incluso te calumnien o difamen. A eso ha de estar dispuesto el discpulo de Cristo, como nos dice el apstol san Pedro en una Carta: Que ninguno padezca por homicida, o por ladrn, o por malhechor, o por entrometido; mas si por cristiano padece no se avergence, antes glorifique a Dios en este nombre (1 P 4,15).
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Pero sin complejos, sin arredrarse ante la agresividad del ambiente. Es ms, la mejor defensa es un buen ataque. Procura t influir en el ambiente hablando a las claras tambin con prudencia diciendo la verdad. Explicando por qu haces las cosas o porqu no quieres hacerlas. Date cuenta que si algn amigo tuyo no asiste a Misa puede ser porque no sepa la maravilla que sucede sobre el Altar. Si, con cario y paciencia, le explicas las cosas, podr empezar a amar lo que empieza a conocer. No desesperes. Puedes hacer un gran bien a mucha gente: hacerles verdaderamente sabios. sta es una obra de misericordia ensear la fe al que no sabe de primer orden, que hace mucha falta. Y no olvides algo de lo que tienes que hablar enseguida con esos amigos a los que quieres: del Sacramento del perdn: que se confiesen. Hay muchos problemas de fe que no son tales; hay muchos que dicen que no ven, y es porque tienen sus ojos sucios, porque llevan encima un montn de basura. Que hagan un acto de humildad y empezarn a ver! Mira que es la mejor caridad que puedes ejercitar con tu prjimo, y Dios te lo recompensar grandemente, como nos dice el apstol Santiago: Hermanos mos, si alguno de vosotros se extrava de la verdad y otro logra cambiarle, sepa que quien convierte a un pecador de su errado camino salvar su alma de la muerte y cubrir la muchedumbre de sus pecados (St 5, 19-20). 21. Tu Madre del cielo Te estoy indicando algunos medios que has de conocer y tratar de vivir para amar ms al Seor y vencer al enemigo que tan empeado est en apartarnos de l. Pues bien, hay una Persona a quien debes tratar y pedir ayuda contra las insidias del diablo: la Santsima Virgen. El diablo no puede nada contra Ella porque es Inmaculada. Ya sabes que hay una lucha entre la serpiente y su descendencia, y Mara sus hijos espirituales (Gn 3,15). Por eso ser buen hijo de Mara es seal clara de querer ser buen cristiano. Despus de tres siglos de ausencia de culto pblico catlico en Japn, con la consiguiente persecucin, a mediados del siglo diecinueve fueron varios misioneros franceses all a ver qu quedaba de catolicismo y qu se poda hacer. Con la sotana puesta se pasearon varios das para que alguien se les acercara. Pero nadie lo hizo. Empezaron a construir una iglesia, y un da una viejecita se aproxim a uno de ellos para hacerle, muy despacio, tres preguntas: Est usted casado? Pues claro que no contest el misionero. Su jefe viste de blanco?. Se dio cuenta que se refera al Papa y contest que s. Venera a una mujer madre de un hombre? Pens que se refera a la Virgen y dijo que s. Entonces la viejecita le dijo que era catlica, y se lo confiaba pues por la tercera respuesta estaba segura de que ellos eran catlicos y no gente enviada por el emperador para encontrar catlicos con el fin de castigarlos. Al poco tiempo fue llegando ms gente que conocan a aquella seora. Qu devocin puedes tenerle t a la Seora? La que a ti te guste, la que a ti te d realmente devocin. Que sea una manifestacin de que la quieres y le muestras tu cario. Fjate lo que le sucedi una vez a un sacerdote en Sevilla. Era un Domingo de Ramos a las nueve de la maana cuando, al pasar por una calle encontr a un barrendero barriendo. Se dieron los buenos das, pero el sacerdote, extraado, le pregunt: Oiga usted, no se da cuenta de que hoy es domingo y no se trabaja? Pero el otro contest simplemente: Slo barro por donde pasar Ella.
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Aunque ese da no tena que trabajar, al barrendero se le haba ocurrido limpiar el trozo de calle por donde pasara la imagen de la patrona de su barrio; era poca cosa, pero estaba en su mano y as lo hizo por cario a la Virgen. Era un detalle pequeo, pero en los detalles se muestra el amor. Piensa qu puedes hacer t. Ella nos ha pedido que le recemos el Santo Rosario. A primera vista puede parecer que uno repite y repite, y que ms vale decir otras cosas que salgan del corazn. De acuerdo con las otras cosas, pero, has probado a decirle con el corazn esas frases del Avemara? Invocamos a la Trinidad: Dios (Padre) te saluda, Mara, el Seor (Espritu Santo) es Contigo, bendito es el fruto de tu vientre, Jess. Y le decimos que es la Madre de Dios, y que ruegue por nosotros en estos momentos y tambin en el momento de la muerte. No te parecen maravillosas esas frases? Dselas muchas veces. Si, adems, vas considerando los Misterios que tocan y vas encomendando intenciones (por el Papa, por tus padres, por tus amigos,...) vers que el Santo Rosario se te hace corto. Ella te ve y te ayuda no slo en la lucha contra el enemigo, sino tambin para que te vayas acercando cada vez ms a su Hijo, para que tomes decisiones de mayor amor de Dios. Te he procurado dar unos consejos para que seas verdaderamente sabio; y este es mi ltimo consejo: recuerda que Ella es la Madre del Buen Consejo y el Asiento de la Sabidura; no dejes de tratarla ningn da. Y Ella estar muy cerca de ti en ese momento tan importante de la muerte como le decimos en el Avemara, y as sers santo, es decir, verdaderamente sabio, porque, como dice el clsico castellano: Al final de la jornada, aqul que se salva, sabe, y el que no, no sabe nada.