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La sobria mística del platonismo medio
Viviana Laura Felix- UCA viviIelix13¸yahoo.com.ar
Los inicios de la era cristiana se caracterizan, entre otras cosas, por una Iuerte religiosidad en el ambito pagano, que se maniIiesta en la proliIeracion y desarrollo de sectas, religiones oraculares, y IilosoIias mistico-religiosas. En este contexto, el platonismo medio representa una propuesta que intenta responder desde lo propio de la IilosoIia platonica a las inquietudes religiosas de su tiempo, oIreciendo asi lo que podriamos llamar una 'sobria mistica¨. En este trabajo haremos una presentacion del ambito espiritual de los primero siglos de nuestra era, que sirva de horizonte hermeneutico de comprension de la propuesta medioplatonica y asi resaltar lo propio de ella y que sera recogido en el desarrollo de la incipiente mistica IilosoIica cristiana.
I Contexto IilosoIico-espiritual Siguiendo a Festugiere 1 podriamos caracterizar al periodo que va desde Trajano hasta el ultimo de los Severos como una epoca de contrastes. 2 Por un lado, el mundo antiguo ha alcanzado un alto grado de civilizacion y se da un Ilorecimiento intelectual; pero, por otra parte, se da una decadencia del espiritu cientiIico que tendra como correlato una exaltacion de la piedad, como medio de acceder a la divinidad. Se busca a modo de revelacion personal, lo que antes se buscaba con la luz de la razon. Señala este autor que esto tiene como correlato una desconIianza en el logos: el gran hallazgo del espiritu griego, la razon como una Iacultad develadora de la verdad, que encontro su expresion mas acabada en la IilosoIia de Platon y Aristoteles, habia caido en descredito. La IilosoIia, se habia ido transIormando en deIensora de dogmas, limitando su labor a la explicitacion, comentario, extraccion de consecuencias de los mismos. La Ialta de acuerdo entre las distintas corrientes engendro un escepticismo que tuvo consecuencias no solo en el plano de la IilosoIia sino tambien en el de la ciencia y en el de la religion. 3
1 Principalmente tendremos en cuenta la presentacion que hace del periodo en La Revelation dHermes Trismegiste, Gabalda Ed., Paris, 1950, que en adelante sera citada como Rev., pero tambien haremos reIerencia otras dos obras de este autor que completan el cuadro. 2 CI. Rev., I, pp. 1-5. 3 CI. Rev., I, pp. 9-10. 2 Otro rasgo de la IilosoIia de este periodo es el eclecticismo, 4 que se maniIiesta tambien en el desarrollo de una piedad vaga, independiente de todo sistema metaIisico y susceptible de aliarse con cualquier dogma de escuela. 5 Esta religiosidad diIusa, ya comun hacia el siglo I, podemos encontrarla en Posidonio, para quien 'deus est spiritus rationalis per omnem diffusus materiam¨, 6 un alma universal dueña de un gran cuerpo, el mundo, de la cual nuestra alma es una porcion. 7
En este contexto se maniIiesta como uno de los rasgos mas representativos de la epoca, el anhelo de la vision de Dios, y en relacion a el se hace patente la insatisIaccion dejada por las escuelas IilosoIicas helenisticas e incluso por la piedad vaga descripta en el parraIo anterior. Las IilosoIias de Platon y Aristoteles se presentaban como un camino para acceder al conocimiento de Dios. Pero el conocimiento de Dios que puede brindar la razon natural es la objetivacion en la inteligencia Iinita de una realidad que la supera inIinitamente y permanece incognoscible. Este tipo de contacto con la divinidad estaba muy lejos del que ansiaba el hombre de esa epoca, quien, a causa de los vertiginosos cambios vividos en los ultimos siglos, se sentia especialmente perdido en un mundo que no comprendia y se volvia hostil, y por lo tanto, anhelaba un encuentro de caracter personal, donde las distintas dimensiones humanas entraran en comunion con una divinidad entendida como un Tu que se revela. 8 Esta comunion con Dios es salviIica, constituye la Ielicidad para el hombre y por eso debia ser buscada por sobre todas las cosas: solo la verdadera IilosoIia/sabiduria y los actos de piedad podian encaminar hacia ella. De la insuIiciencia de las IilosoIias y sus razonamientos vanos para conducir al hombre a la union con Dios, nos dan cuenta, entre otros, el tratado hermetico Asclepio 9 y el cristiano Tertuliano. 10
4 Asi se maniIiesta en Ciceron, en Antioco de Ascalona, en Filon de Alejandria, Ario Didimo, y en el platonismo medio en general. Dillon lo ilustra diciendo que Antioco pensaba tener una vision coherente de como se habia desarrollado la IilosoIia, el y sus sucesores se creian justiIicados al apropiarse de doctrinas y Iormulas provenientes de los peripateticos y de los estoicos, que parecian, segun ellos, expresar mejor lo que Platon habia querido decir, estaban modernizando a Platon (Dillon, J., The Middle Platonists, , Ithaca, New York, 1977, p. xiv). 5 CI. Rev. I, p. 12. 6 Frag. 100 en Scholia in Lucani Bellum Civile, Pars I. I, Commenta Bernensia, IX. 578, en Posidonius, The fragment, vol. I, ed.by Edelstein, L. y Kidd, I. G., Cambridge, 1972. 7 Tambien la podemos encontrar en Seneca y Virgilio y en el siglo II en Dion el cinico, Epicteto, Marco Aurelio, el platonico Maximo de Tiro, el autor del Asclepio hermetico y el pitagorico Apolonio de Tiana. 8 CI. Festugiere, A., Hermetisme et mvstique paìenne, Aubier-Montaigne, Paris, 1967, pp. 25-26, donde aIirma que el sentimiento de miseria y el misticismo son Ienomenos conexos: '...car misere et mvsticisme sont des faits connexes, lun appelle, exige lautre, et ce sont les epoques ou, pour une raison quelconque, le sentiment de misere devient plus general et plus profond qui voient fleurir aussi les aspirations a une religion plus personnelle et plus mvstique ¨. 9 Corpus hermeticum y Asclepio, 12-14 '(.) despues de nosotros no subsistira nada de aquel sencillo respeto por la IilosoIia, que se encuentra tan solo en la reIlexion continua y en la santa reverencia por 3 Muchos recurrian a la IilosoIia en busca de respuestas espirituales, como se evidencia en el relato que Justino hace de su itinerario, 11 y tambien lo atestigua Luciano 12 al describir la aspiracion al Absoluto del neoIito Hermotimus. La incapacidad de las IilosoIias helenisticas de dar una respuesta satisIactoria a las inquietudes que agitaban a los hombres de su tiempo, habia llevado en muchos casos a un escepticismo ante la posibilidad de una respuesta desde la razon a los problemas que mas importan al hombre: existencia y naturaleza de Dios, destino del alma, el Bien Supremo, la conducta en la vida. El vacio espiritual dejado por las escuelas IilosoIicas, tal como lo testimonia Justino en el Dialogo con Trifon, 1, 4-5, pedia ser colmado. 13 Las religiones tradicionales de cada pueblo habian perdido vigor en el contexto de pluralidad religiosa vigente, y la religion imperial romana estaba reducida a un legalismo, con lo cual, ninguna se maniIestaba como una palabra mas autorizada que la otra para hablar de Dios, del hombre, su destino y modo de ser Ieliz. Por esta razon, se comienza a buscar en nuevas Iuentes el contacto con Dios, una busqueda que, en muchos casos, desilusionada de la razon, va a orientarse hacia lo irracional, lo misterico, lo magico, procurando una nueva palabra que sea capaz de darle sentido a la vida. La nueva palabra debia ser una palabra con autoridad, a la que uno pudiera darle una respuesta de Ie y asi conIiarle el destino de la propia vida: debia provenir de Dios. La inteligencia humana, con su maniIiesta limitacion, era incapaz de conocer al Dios, absolutamente incognoscible, y a sus designios sobre el mundo y los hombres. Solo por medio de una revelacion divina podian ser conocidas estas verdades esenciales para la Ielicidad del hombre. 14 La divinidad podia revelarse directamente o traves de intermediarios, 15 que habian volcado lo revelado por Dios en libros sagrados. Para el
medio de la cual uno debe reconocer a la divinidad. La multitud obscurece la IilosoIia con la multiplicidad de sus razonamientos (.) Adorar a la divinidad con mente y alma simples y honrar sus obras, (.) esta es una IilosoIia no proIanada por la inoportuna curiosidad del pensamiento¨. (trad. Copenhaver, B., Ed. Siruela, Madrid, 2000). 10 CI. Tertuliano, Prescripciones contra todas las herefias, 7, 9. 11 CI. Justino, Dialogo con Trifon, I-III, en adelante sera citado en la Iorma abreviada Dial. 12 CI. Luciano, Hermotimus o de las sectas, XV-XVIII y LXVII: son tantas las IilosoIias, y todas pretenden conducir a la Ielicidad, que no alcanzaria la vida para averiguar cual es la verdadera. Otros dialogos en los que plantea una critica a la IilosoIia: Icaromenipo, Nigrino (donde narra su encuentro con el platonico Nigrino), El pescador, Banquete, Jidas filosoficas. 13 CI. Justino, Dial., VIII 2. 14 Copenhaver cita casos que testimonian este deseo de oir hablar a los dioses de si mismos en los primeros siglos de la era cristiana, ver op. cit., pp. 33-34. 15 Dial., VII, 1-2 Asi lo reIiere Justino por boca del anciano: 'Existieron hace mucho tiempo me contesto el viejo unos hombres mas antiguos que todos estos tenidos por IilosoIos, hombres bienaventurados, justos y amigos de Dios, los cuales hablaron inspirados del espiritu divino, y 4 sentir de la epoca, estos portavoces de la divinidad tenian mas autoridad cuanto mas lejanos eran en el tiempo (remitidos a aquella mitica edad donde los dioses hablaban con los hombres), privilegiando a los que provenian de Oriente y Egipto, pueblos dotados de una casta sacerdotal guardiana de los libros santos, especialmente valorados como Iuente de sabiduria de origen divino. Estas revelaciones indicaban el modo concreto en que el hombre, a traves de ritos y por etapas, podia recibir la gracia de unirse a la divinidad y liberarse del Destino (Heimarmene) que regia el mundo material, con sus suIrimientos y limitaciones; eran, por lo tanto, doctrinas de salvacion (como tambien Iue considerada la mistica IilosoIica o teorica, que va a alcanzar su pleno desarrollo en el siglo III con el neoplatonismo, en la que, la union con la divinidad no era por gracia y a traves de ritos sino por contemplacion intelectual alcanzada por el solo esIuerzo del hombre). 16
Van a proliIerar tanto misterios cultuales que buscan en la IilosoIia una cosmovision que Iundamente cientiIicamente su doctrina de salvacion, como doctrinas IilosoIicas que recurren a ritos por medio de los cuales intentan restaurar la divinidad del alma puesta en peligro por la union con el cuerpo. 17 Pueden ser consideradas principales maniIestaciones de este tipo de sabiduria IilosoIico-religiosa: El Neopitagorismo, cuya Iuerza radica segun Festugiere, no tanto en la doctrina del sistema IilosoIico, sino mas bien en el ser semejante a una orden religiosa, que sigue la palabra de un ser inspirado, que no busca convencer sino ser creido. 18 Pitagoras es identiIicado con un dios, a veces Apolo, o algun demonio de los que viven en la luna, o el hijo de Hermes, cuya leyenda incluye milagros que dan credibilidad a su doctrina. Los maestros del neopitagorismo aparecen rodeados de esta atmosIera religiosa: Nigidius Figulus, tiene Iama de astrologo y mago, Apolonio de Tiana de proIeta y taumaturgo que predica de pueblo en pueblo el culto puro a un Dios puro, la abstinencia de alimentos y la Ie en su palabra. Bajo el nombre de Pitagoras o antiguos pitagoricos, circulan libros santos que, a modo de catecismos, daban la clave del misterio del universo, a donde iba el alma y que habia que hacer para salvarse. 19 Sus enseñanzas eran seguidas por los Iieles que, en algunos
divinamente inspirados predijeron lo porvenir, aquello justamente que se esta cumpliendo ahora; son los que se llaman proIetas. (.) Sus escritos se conservan todavia, y quien los lea y les preste Ie, puede sacar el mas grande provecho¨. 16 CI. Festugiere, Hermetisme et mvstique paìenne, pp. 13-27. 17 CI. Festugiere, Le monde greco-romain au temps de Notre-Seigneur, ed Librairie Bloud & Gay, Paris, 1935, pp. 177-178. 18 CI. Festugiere, Rev., I, pp. 14-15. 19 Estos pseudoepigraIos pitagoricos son elaborados hacia el siglo I de nuestra era (e incluso un siglo antes) en ambiente alejandrino o italico meridional, y con el Iin, en la mayor parte de los casos, de 5 casos, tenian pequeños conventos para reuniones rituales. 20 Dentro de las principales doctrinas neopitagoricas aparece enunciado el ideal mistico de la vida humana, en la recuperacion de la idea de la espiritualidad del alma y la creencia en su destino escatologico, reaIirmando la doctrina de la metempsicosis. La vida etica va a tener como Iin la separacion de lo sensible, el cuidado de lo divino presente en el hombre, la imitacion de Dios y Iinalmente la union con Dios. Los ideales de la vida espiritual pitagorica los vemos reIlejados en los Jersos aureos que pretenden ser una suma de las enseñanzas morales de Pitagoras, y en la Jida pitagorica de Anonimo de Fozio, donde aparece en primer plano la idea de imitar a la divinidad y separarse de lo corporeo. El acento mas religioso va a aparecer en la Jida de Apolonio de Filostrato y en las Jidas de Pitagoras de PorIirio y Jamblico, con material de extraccion claramente neopitagorica. 21
Tambien encontramos a los Oraculos Caldeos, Iragmentos ligados a la sabiduria babilonica, probablemente escritos por Juliano el teurgo, 22 quien decia haberlos recibido de una revelacion divina. Tienen como tema la teologia IilosoIica y el ritual teurgico, cuyo objeto es convocar a los dioses para que acudan a las estatuas o a un medium humano, con el Iin de que el alma humana se libere de su prision corporal y alcance la divinidad. La IilosoIia desarrollada en ellos se presenta como justiIicacion intelectual del ritual, mezclando elementos del platonismo medio y del neopitagorismo con representaciones miticas en algunos puntos. El mundo Iisico es considerado la prision de la que el alma humana superior, de origen divino, debe liberarse despojandose de su vehiculo y tunica que es el alma inIerior, especie de materia pneumatica adquirida a lo largo del descenso a traves de los astros. Esta liberacion se realiza por medio de una conducta ascetica y de los ritos teurgicos, que liberan al alma del Destino y lo corporeo, y la protegen de los poderes demonicos que residen en el
presentar las principales doctrinas platonicas y aristotelicas como tomadas del pitagorismo. Estos escritos constituyen lo que se ha dado en llamar el medio pitagorismo, que prepara el neopitagorismo propiamente dicho (siglo II), donde los autores aparecen con su propio nombre, por ej. Numenio de Apamea (cI. Reale, G., Storia della Filosofia Antica, v. IV, pp. 371-376). 20 CI. Festugiere, Le monde greco-romain...,pp. 179-180. Asi lo atestigua la basilica descubierta en 1917 en Roma, bajo la Porta Maggiore, en la que una secta pitagorica celebraba un culto destinado a garantizar la inmortalidad dichosa. 21 CI. Ibid., IV, pp. 404-409. 22 Juliano el teurgo vivio en la epoca de Marco Aurelio (siglo II) y, en eIecto, los Oraculos son mencionados en el siglo III por autores cristianos (desde Anorbio Iines del siglo III, hasta Sinesio, siglo V) y paganos, especialmente los neoplatonicos post plotinianos (PorIirio y otros), quienes los tuvieron por textos sagrados; ademas, los textos reIlejan el clima espiritual que se vivio en la epoca de los antoninos. 6 espacio ontologico entre los mortales y los dioses. 23 El Dios supremo permanece incognoscible, se Iuga a cualquier determinacion racional. Solo es alcanzable a traves de una union suprarracional, haciendo vacio en el alma y el intelecto de todo contenido y pensamiento ligado a lo sensible y Iinito. En este total 'silencio¨ y gracias a la teurgia, la parte mas elevada del intelecto se une y asimila a Dios. 24
En este grupo podemos ubicar tambien al hermetismo, serie de escritos atribuidos a la revelacion del dios Hermes Trismegistos, cuya doctrina era enseñada por medio una iniciacion misterica. Si bien hay gran diversidad tematica entre los distintos textos que componen el conjunto, se pueden señalar algunos puntos doctrinales comunes, entre los que destacamos un exagerado dualismo entre Dios y mundo, exacerbado por un nuevo modo de conocimiento de lo divino (gnosis), no Iundado en la razon sino en la iluminacion directa del Dios y el extasis, mediante la suspension de las operaciones de los sentidos y la palabra en un divino silencio: 'La vision del Bien. ilumina hasta el punto en que alguien sea capaz de recibirlo. Pero todavia nos hallamos demasiado debiles para esta vision; todavia no somos lo bastante Iuertes para abrir los ojos de nuestra mente y observar la belleza incorruptible e inabarcable de este bien. En el momento en que no tengas nada que decir sobre el, lo veras, pues el conocimiento del bien es silencio divino y supresion de todos los sentidos. Quien lo haya entendido no puede entender nada mas, ni quien lo haya visto puede ver nada mas, ni oir nada mas, ni siquiera puede mover su cuerpo. Se queda quieto, olvidado de los sentidos y los movimientos corporales. Tras iluminar por completo su mente, esta belleza inIlama su alma entera y a traves del cuerpo la arrastra hacia lo alto, y asi transIorma a la persona en esencia. Pues cuando el alma ha observado |la| belleza del bien, hijo mio, no puede ser deiIicada mientras permanezca en un cuerpo humano.¨ 25
Su doctrina de salvacion tambien se caracteriza por un dualismo marcadamente pesimista: al caer el Anthropos por su union con la naturaleza material, pasa de ser Vida y Luz a ser anima e intelecto. La materia en la que ha caido es pleroma '... pues el cosmos constituye la plenitud del mal, del mismo modo que el dios, la plenitud del bien...¨, 26 es mal radical del que hay que liberarse por medio del conocimiento (gnosis). 27 Esta gnosis consiste en reconocer la propia naturaleza, lo divino en nosotros, es decir, reconocerse Dios: 'Luz y vida son dios y padre, y de ellos nacio el hombre.
23 CI. Copenhaver, B., Corpus Hermeticum v Asclepio, pp. 32-33. 24 CI. Reale, G., op. cit., pp. 451- 456. 25 Corpus Hermeticum, X 4-6, en adelante CH. 26 CH VI 4. 27 CH VII, 4. 7 De modo que si aprendes que estas constituido de luz y vida y que acontece que has nacido de ellas, volveras a la vida de nuevo¨. 28
En esta vida el hombre puede alcanzar su Iin, asimilarse a Dios: puriIicandose de las tendencias negativas y malas por medio de la ascesis y la disciplina moral, se hace participe del don de dios, haciendo predominar en el la parte divina, esta es la doctrina de CH IV. Pero en CH XIII propone otro tipo de divinizacion que no se da progresivamente, por ejercicio de virtudes morales, sino por una suerte de regeneracion interior, un 'nacimiento en Dios¨, posible solo en un discipulo ya puriIicado y bien instruido. Asi el intelecto puriIicado y distanciado del cuerpo puede unirse al Intelecto divino en un extasis logrado por gracia divina y por el cual sera regenerado de un nuevo linaje que no puede ser enseñado y visto con la mirada corporal. 29 Tal regeneracion consiste en el reemplazo de las potencias malas por las buenas, potencias divinas que pasan a constituir al hombre y asi lo divinizan, liberandolo de toda limitacion de espacio y tiempo. 30 Con la muerte, el cuerpo se disuelve mezclandose con los elementos del cosmos, mientras que el alma, atravesando las esIeras celestes, se despoja de las potencias que habia tomado de ellas en su descenso y asi se convierte en Dios. 31
II La 'mistica¨ medioplatonica. Los medioplatonicos, dentro de la dinamica propia del espiritualismo platonico y respondiendo las inquietudes de su tiempo, proponen su IilosoIia como un camino hacia Dios. Asi se maniIiesta en la descripcion que hace Justino de su encuentro con el maestro platonico: 'La consideracion de lo incorporeo me cautivaba; la contemplacion de las ideas daba alas a mi espiritu; me imaginaba haberme hecho sabio en un santiamen, y mi necedad me hacia esperar que de un momento a otro iba yo a contemplar al mismo Dios. Porque tal es el Iin de la IilosoIia de Platon¨ (Dial. 2, 6). ¿Como entiende un platonico de tiempos de Justino la contemplacion de Dios? La vision de Dios es posible para el hombre por la presencia en el de un elemento semejante a la divino: el intelecto como parte superior del alma: '(.) el alma es por
28 CH I, 21. 29 CI. CH XIII, 2-6. 30 CI. Festugiere, Hermetisme et ., pp. 63-64. 31 CI. CH I, 26. Dentro de esta categoria de sabiduria revelada se encuentran tambien los textos ligados al culto a OrIeo, como la Teogonia rapsodica y los Orphica, y los llamados Oraculos sibilinos, los que no son expuestos para no exceder la extension de este trabajo. Al respecto se puede ver Copenhaver, B., op. cit., pp .35-41. 8 naturaleza hecha para mandar y el hegemonicos es similar a lo divino, asi que el alma, siendo similar a lo divino, debe ser indestructible e incorruptible¨. 32
El alma racional esta emparentada con Dios, y esta semejanza es la que le permite tocar lo divino. Pero en el estado encarnado, el alma necesita de la puriIicacion de la mirada para poder ver a Dios. Esa puriIicacion se da en dos planos: uno del orden teorico y otro del practico, por lo que la vision es el resultado de camino intelectual y moral. En el plano practico, la puriIicacion se realiza por medio de la asimilacion a lo divino a traves de las virtudes que vuelven al alma señora en relacion al cuerpo y asi se libera de el. En este trabajo nos limitaremos al plano teorico. La puriIicacion es necesaria porque: '(.) los hombres estan colmados de las impresiones de los sentidos hasta el punto de que, cuando se proponen concebir lo inteligible, aun entonces mezclan alguna apariencia sensible, como ocurre a menudo con la idea de magnitud, de Iigura o de color que le añaden, les resulta imposible concebir puramente lo inteligible, 33 mientras que los dioses, en cambio, se liberan de lo sensible y conciben lo inteligible puramente y sin mezcla¨. 34
Dios pertenece al plano de lo inteligible, que el hombre nunca alcanza a concebir puramente en esta vida, pero puede ir puriIicando su mirada a traves de una teologia negativa y alcanzarlo de algun modo. Dios es trascendente, casi ineIable, pero no absolutamente incognoscible, diIerenciandose de las IilosoIias antes presentadas, puesto que es accesible a la inteligencia. Dios es arretos, pero no angostos, se excluye a Dios del campo del conocimiento discursivo, pero es objeto de la intuicion del nous. Asi lo aIirma el Didaskalikos: 'Es ineIable y captable por el solo intelecto¨ 35 La ineIabilidad de Dios es aIirmada tres veces en el mismo capitulo. Casi todos los especialistas coinciden en remitir a Platon como Iuente ultima de esta ineIabilidad, 36 y es un atributo tambien aIirmado por otros medioplatonicos, como Apuleyo (DP V 190), siendo para estos autores el modo de expresar la trascendencia de Dios, no tan claramente desarrollada por Platon. La concepcion de que Dios es ineIable pero cognoscible con el intelecto, decimos con Argarate, quiebra 'el dilema del intelectualismo estoico o el
32 Didask. XXV 1(177, 29-30). 33 Las ideas que expresadas en esta Irase son un lugar comun en la literatura teologica del periodo, aparecen en Filon, Clemente de Alejandria, Numenio, Oraculos Caldeos, Maximo de Tyro, Plotino, Jamblico, Gregorio Nazianceno, y tienen su reIerencia en Platon: Fedon y Banquete, y en el De Anima de Aristoteles (cI. Whittaker- Louis, en Alcinous, Enseignement des doctrines de Platon, Les Belles Lettres, Paris, 1990. pp.100-101, n. 175). 34 Didask. X 1. 35 Didask. X 4. 36 CI. Parm. 142 a; Carta JII 341c, 342 a7-e3, Banq. 211 a 7, Sofista 238 c, Tim. 28c5 (cI. Garcia, R., 'La concepcion de Albino y Apuleyo de los atributos del Dios trascendente con especial reIerencia al termino «arretos»¨, Revista Agustiniana, Madrid, 1999, pp.108-113). 9 misticismo aIilosoIico¨, 37 tan diIundido en ese tiempo. Albino propone tres 'vias¨ para este conocimiento de Dios: las vias io+o oçoiç.oiv, io+o ovo\oyiov y la via oio +qv u¤.ço_qv (por eminencia). Nos detendremos solo en la primera: 'Se tendra una primera nocion de El mediante la abstraccion (κατ )α)φαι/ρεσιν) de estas cosas, como se llega a concebir el punto haciendo abstraccion de lo sensible, concibiendo la superIicie, despues de linea, Iinalizando en el punto. 38
Esta via es llamada kat aphairesin: via negationis o abstractionis. 39 El sentido de la aphairesis en el Didaskalikos esta a mitad de camino entre el aristotelico (lo obtenido mediante el proceso de abstraccion desde lo sensible, el universal, mas cognoscible que las cosas individuales) y el neoplatonico (donde tiene el sentido de un vaciamiento del sujeto, imposibilitado en sus Iacultades para conocer al Uno trascendente). La via es explicada mediante un ejemplo, a partir del cual puede observarse que conserva, del sentido aristotelico el signiIicado de liberacion de los datos sensibles, y del neoplatonico el sentido de exclusion de lo divino del ambito de la logica humana. En este sentido aIirma WolIson 40 que la via negativa en el Didaskalikos no solo permite una concepcion de la existencia de Dios sino que tambien nos dice algo de como es Dios. El ejemplo utilizado constituye un elemento de continuidad con la tradicion precedente, ya que se haya ampliamente diIundido, 41 pero Albino hace un uso autonomo del mismo, ya que en la mayor parte de los autores, el proceso de aphairesis concluye no en el punto como aparece en el ejemplo, sino en la Monada, como entidad no geometrica sino metaIisica. Este uso de la aphairesis no tiene aun diIerencia con la
37 Argarate, P. , 'Teologia en la Epitome de Albinos¨, en Provecto, v. 6 N° 19, Buenos Aires, 1994, op. cit., p. 53. 38 Didask. X, 5-6 (p. 165,14ss.) 39 Para algunos autores, como Andresen, esta via deberia ser llamada, mas que via negationis, via abstractionis, puesto que ella no conduce a la negacion de la posibilidad de atribuir predicados a Dios, sino a un concepto puriIicado de Dios (cI. Andresen, C., Logos und Nomos, Berlin, 1955, p. 294). Otros son de la opinion contraria, preIiriendo la designacion de via negationis, asi por ejemplo WolIson ('Albinus and Plotinus on Divine Attributes¨, Harvard Theological Review, XLV, p.118), segun quien se trataria de la negacion de los predicados sensibles mencionados en el parraIo antecedente; de acuerdo con el esta Festugiere (cI. Rev., IV, pp. 314-315), coincidiendo en aIirmar que tiene un caracter equivalente a la apofasis, y a ellos siguen Dillon (cI. The Middle., p.284) y Garcia (cI. op. cit., p. 115). La posicion de los ultimos autores intenta resaltar que no se trata de la abstraccion en el sentido aristotelico. Nosotros hemos propuesto la interpretacion de Invernizzi (cI. Il Didaskalikos di ALBINO e il medioplatonismo, Ed. Abete, Roma, 1976, v.1, pp. 48 y 182-183, n.17) que, a nuestro juicio, acierta mas con la mentalidad propia del medioplatonismo. 40 CI. op. cit., pp. 120-121. 41 En cuanto al origen del ejemplo hay distintas posiciones que oscilan entre el academico y el neopitagorico, o no individualizable. Considerando la amplia diIusion del mismo, parece muy diIicil poder identiIicarlo con una escuela determinada (cI. Invernizzi, op. cit., v.1, p. 48-49 y 183-184 en la ultima postura; WolIson, op. cit., pp. 118-119, propone un origen neopitagorico; Dillon, The Middle, p. 284, la remite al Parmenides). 10 abstraccion aristotelica, en cuanto que mediante la abstraccion de lo sensible se llega al Iundamento de lo real, como señala Hadot '(.) tanto para la Academia como para Aristoteles, la noesis consiste en la intuicion de la esencia, y esta aprension de la Iorma implica la supresion de cuanto no sea esencial¨. 42 La ausencia de reIerencia a la Monada en la Iormulacion del ejemplo en Albino, ademas de poner en evidencia el escaso inIlujo de la doctrina de los dos principios en nuestro autor, supone que el procedimiento de aphairesis no se limita al ejemplo sino que es susceptible de distintas aplicaciones y, con respecto a Dios, no solo permite acceder a su existencia como principio de todo, sino a la elaboracion de una teologia negativa, como se hace evidente al considerar los atributos divinos obtenidos por esta via, que ademas de la ineIabilidad son los siguientes: ' (.) no es ni genero, ni especie, ni diIerencia; y nada le sobreviene ni de malo, pues no seria piadoso decir esto; ni de bueno, porque seria tal por participacion de otra cosa y precisamente de la bondad; ni algo indiIerente, pues esto no es conIorme a la nocion (que tenemos) de el; ni alguna cualidad, pues no tiene cualidades y su perIeccion no ha sido realizada por ninguna cualidad; ni Ialta de cualidad, pues no carece de ninguna de las que podrian convenirle. Ni es parte de algo, ni es como un todo que tenga algunas partes, ni identico a algo, ni distinto. Pues nada se le agrego segun lo cual pueda ser separado de las otras cosas. No mueve ni es movido.¨ 43
Albino primeramente muestra que Dios es indeIinible, por lo que en terminos aristotelicos no se podra tener un conocimiento cientiIico de El: Dios no es ni genero, ni especie, ni diIerencia, ni puede ser aIectado por ninguna determinacion. A continuacion ejempliIica el modo de proceder propio de una teologia negativa io+o oçoiç.oiv, niega que Dios sea ni malo, ni bueno ni indiIerente. La negacion del primero y el tercero es por motivos genericos. Llama la atencion la negacion de que Dios sea bueno, siendo que en el parraIo anterior lo habia deIinido como el bien, causa de todo bien. El motivo que pone para negar la bondad en Dios es que implicaria una participacion de otra cosa y por lo tanto seria inIerior a la bondad. Invernizzi señala que esta negacion va a ser retomada implicitamente en la etica al decir que el Iin de la vida moral no puede ser el Sumo Dios, porque este no tiene virtud sino que es mejor que la virtud (cI. XXVIII, 3 (p. 181, 36s)). 44 Albino propone una argumentacion analoga respecto de la cualidad: Dios no tiene cualidad porque eso supondria que la recibe de otro, y asi seria inIerior a eso, y tampoco esta privado de cualidad, porque eso signiIicaria una carencia
42 Hadot, P., 'ApoIatismo y teologia negativa¨, en Efercicios espirituales v filosofia pagana, Ed. Siruela, Madrid, 2006, p. 192. 43 Didask. X 44 CI. op. cit., v. 2, p. 81. 11 y por lo tanto, imperIeccion. Niega que sea parte de algo, o que sea un todo con partes contra cualquier tipo de inmanentizacion, y tambien reaIirmando su simplicidad. No da ni recibe el movimiento. Al negarle el mover parece contradecirse con lo aIirmado en X, 2 donde lo asimila al Motor inmovil aristotelico. 45 Pero en el parraIo 2 Albino no habla propiamente de iiv.iv sino que usa el verbo .v.çy.iv: 46 el Dios de Albino se conIigura como el Motor inmovil de Aristoteles en tanto que el Dios aristotelico es ajeno a todo movimiento, ya que Aristoteles explica el ejercicio causal divino mediante la metaIora del objeto de amor que atrae al amante, sin ser aIectado. Por lo tanto no habria contradiccion entre las dos proposiciones sino solo diIerencia de acentos segun se trate de una teologia positiva o una teologia negativa. Lo considerado respecto de la bondad y el ser motor evidencia, como lo señala WolIson, la presencia en el Didaskalikos de dos modos de entender los atributos: si se reIieren a la esencia son tomados negativamente, si nombran una relacion causal entre Dios y el mundo, aquellos que son obtenidos por via de analogia o via de eminencia, tienen un signiIicado aIirmativo. 47 Por lo tanto, podriamos aIirmar el conocimiento mas propio de la esencia divina es obtenido mediante el procedimiento aphairetico, que como aclara Hadot, no conduce a 'abstracciones¨, sino que las negaciones resultan ser aIirmaciones, puesto que suprimen lo que nuestra corporeidad ha añadido a lo inteligible, disminuyendo su perIeccion. Asi las abstracciones pueden conducir a la intuicion intelectual de una plenitud concreta, que es lo inmaterial e inteligible; 48 y asi el camino apoIatico permite puriIicar nuestras nociones acerca de Dios y alcanzarlo como objeto de contemplacion intelectual. Hay que reconocer que esta contemplacion no es propiamente una vision mistica, pero estas consideraciones preparan el desarrollo de la mistica IilosoIica que propondra Plotino, quien reconoce que las negaciones solo preparan, pero no procuran la experiencia unitiva, de orden suprarracional. 49
45 CI. Argarate, op. cit. p. 51. 46 CI. Invernizzi, op. cit., v1, p. 82. 47 CI. op. cit., p. 125. 48 CI. op. cit., pp. 193-194. 49 Como señala Arnou , la teologia negativa comprendida a la manera neoplatonica, prepara al extasis. Ella es en algun sentido, el anverso de la vision de Dios; Para el neoplatonismo, se trata de algo totalmente distinto, de descartar una realidad inquietante que nos limita, el velo que se interpone y nos impide ver mas lejos. El realismo que esta en la base de esta dialectica ascendente pretende por la sustraccion conducir a la vision de Dios. 'quita y contempla¨ okoac o çcìv (Enn. IV, 7; cI V, 3, 17) (cI. Arnou, 'Les platonisme des Peres¨, en DTC, Paris, 1935, v. XII c. 2375).
12 Pero, entonces ¿a que se reIiere Justino con la vision prometida por el maestro platonico? Debemos tener en cuenta que la llamada escuela platonica de tiempos de Justino dista mucho de ser un movimiento homogeneo. Otros platonicos contemporaneos suyos aIirman la posibilidad de una vision mistica como resultado del proceso intelectual, como Plutarco, quien sostiene que: '(.) la percepcion de lo inteligible, lo puro y simple, a traves del alma, como un relampago, da la oportunidad de tocarlo y verlo de una vez. (.) a esta parte de la IilosoIia le dan el nombre de epoptica, 50 en cuanto que los que han traspasado con la ayuda de la razon lo que es conjetural, conIuso y que toma todo tiempo de Iormas, dan un salto hasta lo primero, simple inmaterial, y habiendo tocado realmente la pura verdad que lo rodea, creen haber alcanzado, como en una revelacion mistica, el Iin supremo de la IilosoIia.¨ 51
Este tipo de captacion de lo divino responde a lo que Platon propone como la compresion Iinal del amor en Banquete 210 a, (epoptikon). Pero Justino, que se caracteriza por una actitud valorativa y abierta respecto de los logros de la cultura pagana, no recoge nada del misticismo de las IilosoIias religiosas de su tiempo. Si bien cuestiona la antropologia dualista platonica, se mantiene mas cercano al espiritu sobrio del platonismo del Didaskalikos, reconociendo que gracias al parentesco con el Logos seminal, recibido en la misma creacion, todo hombre esta capacitado para contemplar lo divino que le es aIin, pero nunca con ciencia inIalible y de modo irreIutable. 52 Este tipo de conocimiento es superado por otro que ya no depende de tener una naturaleza aIin, sino que es obra de la gracia de Cristo 'Una cosa es, en eIecto, la semilla y semejanza de algo que se da a los hombres conIorme a su capacidad, y otra aquel ser mismo cuya participacion e imitacion se realizan en virtud de la gracia que procede de El¨. 53 Esta es la verdadera y plena asimilacion con Dios, realizada por el hombre a traves de la virtud, pero que tiene como causa principal la gracia de Cristo, quien en la encarnacion y participacion de la naturaleza humana nos hizo participes de la naturaleza divina. 54
La union con Dios, tambien para Justino como para el Didaskalikos, no es una union mistica en esta vida, sino un premio dado en la otra a modo de convivencia con El (no Iusion), aunque para el apologista ese premio es para el hombre entero y no solo para el alma. No hay rastros de misticismo en el. Podrian pensarse distintos motivos para esta ausencia, entre ellos la pervivencia en el de una expectativa escatologica inminente como se percibe en algunas cartas de Pablo, por lo que el cristiano no tenia la ansiedad de una union con Dios aqui como sus
50 La epotia era el ultimo grado de iniciacion en los Misterios de Eleusis, en el cual una luz repentina y clara precedia a la obtencion de los misterios. 51 Plutarco, De Isis et Os., 77 (382 d), trad. Pordomingo Pardo, F., Gredos, Madrid, 1995. 52 CI. Apol. II 13, 3. 53 Ibid. II 13, 6. 54 CI. ibid. II 13, 4. 13 contemporaneos paganos, puesto que pronto se daria la deIinitiva, sea si la segunda venida de Cristo era inminente, o por la certeza en la resurreccion, apoyados en la cual aIrontaban incluso el martirio con valor y alegria, y con la esperanza del encuentro pleno despues de el. Mas alla del motivo, ni el ni los apologistas en general, desarrollan una teologia mistica, habra que esperar a los alejandrinos para que lo hagan.
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