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Cristologias Liberadoras

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Cristologas liberadoras

Una aproximacin al pensamiento de Jon Sobrino y Elisabeth Schussler


Olga Vsquez Departamento de Teologa UCA, San Salvador
RESUMEN: En la tradicin cristiana, uno de los temas ms trabajados es el cristolgico. Hay una tradicin cristolgica hegemnica heredada del continente europeo que ha sido reconocida como la tradicin verdadera por la Iglesia Catlica. En este sentido, las propuestas cristolgicas de Jon Sobrino y Elisabeth Schussler se distancian crticamente de este discurso cristolgico ocial. Su obra est encaminada a deconstruir los discursos cristolgicos hegemnicos y las imgenes alienantes de Jess para articular un discurso cristolgico liberador. ABSTRACT: Christology is one of the most discussed issues in the Christian tradition. There is a christologic tradition inherited from the European continent, which has been acknowledged as the true tradition by the Catholic Church. Hence, the christological proposals of Jon Sobrino and Elisabeth Schussler criticize that ofcial christological discourse. Their work is aimed to descontruct the hegemonic christologic discourses and the alienating images of Jesus in order to articulate a liberator christologic discourse.

1. Introduccin Por consiguiente, lo que las tradiciones religiosas ofrezcan ha de ser realidad, no creencias; realidad en esta vida, porque si no es en este mundo y en esta vida, ya son creencias y no realidad las tradiciones religiosas se expresan en formas narrativas, mticas y simblicas que ya no son un programa obligatorio, jo e inalterable para nadie. Lo que transmiten se dice en formas, de manera que esto empuja a trascenderlas para entrar en una indagacin libre. La religin as concebida es indagacin, creatividad, libertad.1
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Una de las grandes constataciones, a partir de los mltiples estudios que se realizan sobre los discursos religiosos, es que todos ellos son articulaciones narrativas y simblicas que quieren ofrecer una interpretacin de la realidad. Cuando estos discursos pretenden ser la nica interpretacin verdadera, se convierten en discursos jos y estticos que no logran dar cuenta de las mltiples dimensiones de una realidad compleja cuya principal caracterstica es el dinamismo y el cambio. El riesgo que siempre corre la tradicin religiosa, como seala Corb, es el de quedar como un sistema de creencias jo e inalterable, ms destinado a la apologa y al proselitismo que a la vivencia espiritual. La religin y en ella el discurso religioso no es ms que un intento humano de expresar la experiencia espiritual a travs de smbolos, gestos, ritos y valores. Si la religin es creacin humana, damos por hecho que est mediada por la cultura. Por tanto, hay tantas expresiones religiosas como culturas en el mundo. La religin funge como soporte cuando logra expresar la vivencia espiritual a travs de las mediaciones antes mencionadas. Sin embargo, en muchos momentos, en vez de estar abierta a la diversidad de expresiones de la experiencia espiritual, la religin se ha dado a la tarea de jar dicha experiencia a travs de construcciones doctrinales y promulgacin de dogmas. De esta manera establece un sistema de creencias que determina la manera adecuada de expresar y vivir la experiencia espiritual. En la tradicin cristiana, uno de los temas ms trabajados, en cuanto a discurso religioso, es el tema cristolgico. La tradicin cristiana se origina con el acontecimiento fundacional de Jess de Nazaret. A lo largo de la historia se han generado mltiples y distintas interpretaciones de este acontecimiento, todas ellas mediadas por contextos histricos y culturales. Sin embargo, hay una tradicin cristolgica hegemnica heredada del continente europeo que ha sido reconocida como la tradicin verdadera por la Iglesia Catlica. En este sentido, una de las grandes motivaciones para esta reexin han sido las propuestas cristolgicas elaboradas por Jon Sobrino y Elisabeth Schussler Fiorenza. Ambos telogos sospechan de este discurso cristolgico ocial porque constatan que su articulacin ha estado condicionada por diversos intereses (econmicos, polticos y religiosos) diferentes e incluso opuestos a los de la propuesta original de Jess de Nazaret. En la articulacin de sus discursos cristolgicos, estos autores interpretan el acontecimiento Jess de Nazaret a partir de
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nuevas metodologas de anlisis y en respuesta a sus propios contextos culturales. Su obra est encaminada a deconstruir los discursos cristolgicos hegemnicos y las imgenes alienantes de Jess para articular un discurso cristolgico liberador. El presente artculo intenta sintetizar el planteamiento cristolgico de estos dos telogos como interpretaciones alternativas y actualizadas del hecho Jess de Nazaret. El artculo tiene tres apartados y un eplogo. En los primeros dos apartados, presento los rasgos ms sobresalientes del planteamiento cristolgico de cada autor. En el tercer captulo, analizo los aportes novedosos, las convergencias y divergencias en sus planteamientos. En el eplogo realizo una valoracin de ambos planteamientos de cara a los nuevos horizontes que se perlan en la reexin teolgica en el mbito mundial. 1. Jesucristo liberador, Jon Sobrino 1.1 Una cristologa que se inserta en la historia en un continente todava cultural y socialmente cristiano, a todos les interesa aparecer teniendo a Jesucristo a su favor o al menos, no les interesa aparecer tenindolo en contra. En esta situacin, ya que de hecho Jesucristo es usado, es responsabilidad de la cristologa presentar su verdadero rostro para que sea bien usado, para que Jesucristo est al servicio del mysterium liberationis y en contra del mysterium iniquitatis.2 Segn Sobrino, la mayor parte de doctrinas cristolgicas dominantes han ocultado la dimensin liberadora de Cristo y la centralidad de la realidad del reino en su vida. Las diferentes imgenes de Cristo construidas a lo largo de la historia de este continente han contribuido a alejar a los creyentes de la realidad ms autntica de Jesucristo. Al querer salvaguardar la divinidad de Cristo, la tradicin religiosa dogmtica gener imgenes de un Cristo abstracto y espiritualizado; conciliador y apoltico; absoluto frente a cualquier realidad humana.3 Sobrino constata que la urgencia, en Amrica Latina, no es convencer a los no creyentes sobre la divinidad de Jess sino aclarar a los creyentes, a los que se reconocen cristianos, en qu consiste esa divinidad y qu implicaciones tiene para la fe. El esfuerzo de esta reexin cristolgica consiste en rescatar la dimensin humana de Jess, con todo lo que tiene de conicto, lucha y contradiccin, frente a una tradicin religiosa que ha recalcado ms desde frmulas dogmticas su divinidad, y en ella una especie de vida atemporal y ahistrica4. Es un esfuerzo que
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quiere recuperar lo histrico de Jess de Nazaret y de su prctica, para deducir las implicaciones que tienen su vida y su mensaje en quienes se dicen cristianos en este continente. La cristologa de Sobrino se inserta en la historia desde una exigencia de la realidad del continente. Le urge la necesidad de devolver a Jess su realidad de buena noticia de la liberacin en medio de situaciones de opresin que muchas veces se han validado en nombre del mismo Cristo. Desde el principio de su planteamiento, este esquema ser el eje vertebral de su reexin cristolgica: la contraposicin de dos realidades antagnicas y excluyentes a las que l identica como el reino y el antirreino. Dos elementos son fundamentales en la cristologa de Jon Sobrino. Por un lado, la existencia de una realidad que entraa miseria y sufrimiento. Los rostros concretos que viven esta realidad son los pobres. Para Sobrino, como para la teologa de la liberacin, el mundo de los pobres es el lugar social-teologal de la cristologa. Por otro lado, su reexin cristolgica tiene como punto de partida al Jess histrico. El enfoque que Sobrino le da a lo histrico de Jess como punto de partida de una reexin cristolgica le distancia de las cristologas europeas. El autor insiste que lo urgente en Amrica Latina no es la desmiticacin de Jess sino su des-idolatrizacin. Es decir, la deconstruccin de todas las imgenes alienantes que han contribuido a legitimar un sistema de injusticia y opresin en su nombre gracias a que son parte del imaginario religioso del pueblo y, por tanto, tienen poder sobre l.5 Sobrino plantea su cristologa desde la prctica de Jess. Es desde su actividad histrica que se acerca a la realidad personal de Jess, a sus actitudes internas y su relacin con Dios. Desde esta perspectiva se introduce en el misterio de la persona de Jess. A partir de la historia de Jess presenta las novedades de este Dios que Jess anuncia con su vida y su palabra. 1.2 Una cristologa que muestra la centralidad del reino de Dios La predicacin de la realidad del reino de Dios es una actividad que congura totalmente las actitudes, opciones y decisiones de Jess. Puesto que congur toda la vida de Jess es vital profundizar en los rasgos de la prctica reinocntrica de Jess. Sobrino muestra tres rasgos de esta prctica histrica y qu nos dicen estos rasgos acerca de Jess.

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a) Reino de Dios como gratuidad y gozo La nocin de reino, arma Sobrino, se inserta en la esperanza histrica del pueblo hebreo. Esta esperanza presenta algunas caractersticas. Por un lado, es una esperanza que tiene incidencia real en la historia y, por tanto, inuye en la transformacin de todo un pueblo. Por otro lado, la noticia del reinado de Dios no surge en una realidad paradisaca sino en medio de realidades negativas. Surge, como dice Sobrino, como una realidad dialctica y dulica, excluyente y contraria al antirreino. Esto signica que el reino no aparece de la nada, por ocurrencia divina sino como una buena noticia que se ofrece ante realidades muy malas en las que la accin histrica de Dios genera esperanza.6 La novedad introducida por Jess en cuanto a la idea de reino que tena el pueblo judo es la nocin de gratuidad y de gozo. El reino de Dios es una realidad que no se consigue por la fuerza, es gratuita, es iniciativa de Dios. Adems, esta realidad es una realidad buena, que produce gozo porque surge como una Buena Noticia ante la realidad de dolor y sufrimiento del pueblo.7 b) Los pobres como destinatarios del reino: el principio de parcialidad Esta Buena Noticia del Reino est dirigida en directo a un grupo de personas: los pobres.8 Sobrino arma que los destinatarios del Reino de Dios son los pobres. Una vez hecha esta armacin, dene la pobreza de los destinatarios del reino de Dios como una pobreza econmicosociolgica.9 El concepto de pobres en Sobrino tiene un matiz dialctico: los pobres son pobres en relacin con los ricos. Los pobres son los que estn oprimidos por, debajo de, despreciados por. Segn el autor, la contraposicin entre pobres y ricos es una formulacin clara y vigorosa del Antiguo Testamento que pervive en los evangelios.10 La pobreza, segn esta lectura, es un estado de relacin desigual fruto de la injusticia. Un estado de opresin injusto. En el orden social hay dos grupos enfrentados: pobres y ricos. En sus propias palabras: Pobres son los que estn abajo en la historia y los que estn oprimidos por la sociedad y los segregados de ella; no lo son, pues, todos los seres humanos, sino los que estn abajo, y ese estar abajo signica estar oprimidos Pobres son aquellos cercanos a la muerte lenta de la pobreza, para quienes sobrevivir es
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una pesada carga y su mxima tarea, y, a la vez, son los privados de dignidad social y a veces tambin de dignidad religiosa por no cumplir con la legislacin eclesial.11 El contenido del reino de Dios es, pues, vida, dignidad y liberacin para aquellos que estn siendo vctimas de una realidad de injusticia y opresin, tanto en el orden social como econmico o religioso. Estas vctimas son los pobres. Por tanto, el reino de Dios es para los pobres. Entonces, si bien el autor reconoce que el reino de Dios es universal, introduce el principio de parcialidad: Como realidad escatolgica, el reino de Dios es universal, en l pueden entrar todos, aunque no todos de igual modo. Pero en directo, el reino es nicamente para los pobres. Y si eso es as, el reino es por esencia parcial No es que Dios, primero, se revele como l es y, despus, se muestre parcial a los oprimidos. Es ms bien en y a travs de su parcialidad hacia los oprimidos como Dios va revelando su propia realidad.12 Esta parcialidad, segn el autor, no es una novedad en la historia de la salvacin. Entronca con la tradicin veterotestamentaria en la que Dios, como realidad ltima se revela siempre a travs de su parcialidad con las vctimas, los pobres y los aigidos. El autor sostiene que este principio de parcialidad es una constante en la revelacin de Dios. Es una parcialidad de carcter dialctico pues claramente opta a favor de unos a diferencia y en contra de otros.13 Este principio de parcialidad a favor de los pobres es, segn Sobrino, uno de los rasgos esenciales que le da carcter de ultimidad a la realidad del reino. c) El principio misericordia Sobrino arma que la misericordia es un rasgo que dene a Jess en cosas fundamentales. La toma de postura de Jess frente al sufrimiento y el dolor de la gente no es nada ms un sentimiento, es algo que dene su ser mismo. Se trata de una re-accin, una accin frente al dolor ajeno. Para el autor es fundamental destacar que la misericordia en Jess no es nada ms una virtud perifrica, una cualidad de su persona, sino una actitud y un principio congurador de su vida y su prctica histrica.14 No es simplemente una actitud tica de compromiso con los dems, sino una reaccin entraable que brota de una sensibilidad profundamente humana frente al dolor ajeno. En este sentido, la misericordia
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pasa a ser un principio teologal15 que congura la accin y vida de Jess y, por tanto, la realidad del reino de Dios. Sobrino destaca dos actividades de la prctica de Jess en las que queda evidenciado este principio congurador: los milagros y la acogida a los pecadores. Para Sobrino, los milagros de Jess ms que mostrar el poder divino que tanto se ha recalcado en las cristologas tradicionales, destacan la experiencia de una profunda compasin hacia el dolor de los pobres y aigidos. El sufrimiento de la vctima le mueve a realizar signos que mitigan la aiccin y el dolor humano. Si el reino de Dios es buena noticia que produce gozo, los signos realizados por Jess no quieren ser una prueba de su divinidad sino signos de la presencia consoladora de Dios que se hace presente en medio del sufrimiento y el dolor de la humanidad. El otro aspecto que el autor destaca de la prctica de Jess es la acogida a los pecadores. En los evangelios, nos dice el autor, es frecuente ver a Jess relacionado con gente que la sociedad tena como ciudadanos de segunda categora. Este es el caso de los marginados sociales como los pecadores, las prostitutas y los publicanos. Estas personas eran consideradas indignas de Dios. En este caso, la misericordia de Jess acta liberando a las personas de las imgenes deformadas de Dios que negaban el acceso del ser humano a la realidad trascendente. Ms que perdonar los pecados, Jess acoge con ternura y misericordia al pecador. La acogida de los pecadores, ms que el perdn de los pecados, es un signo de la presencia del reino de Dios en el mundo.16 En este sentido, el principio congurador de la vida y la prctica de Jess choca con una realidad a la que Sobrino llama idoltrica. La religiosidad imperante mostraba a un Dios que estaba muy lejos de la realidad del Dios de Jess. La vida de Jess, desde el principio congurador de la misericordia, anuncia un nuevo rostro de Dios y de esta manera desenmascara las falsas imgenes predominantes en su sociedad. Vamos al tercer punto de esta reexin. 1.3 Una cristologa que desenmascara la realidad idoltrica El tercer rasgo fundamental que destaca en la cristologa de Sobrino es la recuperacin de la dimensin proftica de Jess. La prctica histrica de Jess encontr resistencia. Estos conictos y contradicciones entre el mensaje del reino y la realidad idoltrica provocaron la muerte de Jess.
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a) El enfrentamiento de Jess a la realidad idoltrica En la historia existe el verdadero Dios (de vida), su mediacin (el reino) y su mediador (Jess), y existen los dolos (de muerte), su mediacin (el antirreino) y sus mediadores (los opresores). Las realidades de ambos tipos no slo son distintas, sino que aparecen formalmente en una disyuntiva dulica. Son, por lo tanto excluyentes, no complementarias, y una hace contra la otra. Esta estructura de la realidad es lo que explica la praxis proftica de Jess y la dimensin estrictamente teologal de su praxis.17 La realidad para Sobrino es dulica, dialctica y excluyente. El antirreino congura toda la sociedad y genera muerte. La praxis proftica de Jess tiene como nalidad la superacin del antirreino y la defensa de verdadero Dios. Por tanto, la praxis de Jess, que se desarrolla en medio del antirreino, implica conicto y lucha.18 Segn Sobrino, la praxis proftica de Jess confronta de manera directa la conguracin idoltrica de la realidad expresada en tres aspectos: la interpretacin fundamentalista de la ley religiosa y las tradiciones clticas, los mecanismos de la religin opresora y los opresores y sus dolos. Sobrino seala que Jess desenmascara la ideologa religiosa de la realidad idoltrica que se sostiene en la interpretacin fundamentalista de la ley y en el culto. Lo que est en juego en medio de estas controversias no es la legalidad o ilegalidad de la ley religiosa o cltica sino la imagen de Dios que est detrs de tales concepciones.19 La praxis proftica de Jess consiste en mostrar la verdadera imagen de Dios. Esta choca, ciertamente, con la imagen de Dios que presentaba la tradicin religiosa del tiempo de Jess. El punto no es, dice Sobrino, tener o no, respetar o irrespetar las prcticas religiosas, sino, bsicamente confrontarlas con el criterio de la defensa de la vida y el principio de la misericordia. Ninguna ley o culto puede atentar contra la dignidad o la vida del ser humano. El criterio de validacin de la ley religiosa es que est al servicio de la vida. Segn Sobrino, Jess constata la necesidad de desenmascarar las falsas imgenes de Dios. Un elemento central en la praxis proftica de Jess es el desenmascaramiento de los mecanismos opresores de la religin. No se trata de abolir las instituciones y las tradiciones religiosas. Lo que Jess rechaza, dice Sobrino, es que se interprete la voluntad de
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Dios en sentido contrario al que Dios le otorga. En este sentido siempre deja claro que la voluntad de Dios es la defensa de la vida, la defensa del ms dbil.t La cristologa de Sobrino seala que Jess ofrece como criterio ltimo para vericar la verdad de un sistema religioso la defensa de la vida justa y digna del ser humano. El tercer mbito de realidad idoltrica al que se enfrent Jess es el de los grupos opresores que sustentan el poder poltico, intelectual, econmico y religioso. Para Sobrino es fundamental dejar claro que la denuncia de Jess toc la raz de la estructura social y ah descubre el pecado. El pecado se genera, segn el autor, cuando se le da carcter de ultimidad a la riqueza y el poder. En la medida en que estos elementos se ubican en el horizonte de ultimidad se convierten en dolos (toman el lugar de Dios) que exigen congurar la sociedad de manera conveniente a sus intereses (antirreino). La conguracin de la sociedad segn estos horizontes de ultimidad genera injusticia y opresin. La praxis proftica de Jess se enfrenta a estas estructuras concretas y a sus generadores y denuncia el peligro de la riqueza y el poder. b) La reaccin de la estructura idoltrica de la realidad ante la praxis proftica de Jess La cristologa de Sobrino presenta a Jess enfrentando la lgica de la realidad idoltrica. Esta oposicin radical y sistemtica de Jess ante la realidad del antirreino trae como consecuencia el asesinato de Jess por parte del sistema. Las fuerzas del antirreino, al verse desenmascaradas, toman la decisin de eliminar a Jess: Puede discutirse si Jess fue un revolucionario, directamente en el orden religioso e indirectamente en el orden socio-econmico-poltico, o simplemente un radicalizador de la mejor herencia de Israel. Lo que est fuera de discusin es que la predicacin y la prctica de Jess representaron una radical amenaza al poder religioso de su tiempo, e indirectamente a todo poder opresor, y que ste reaccion. Jess fue esencialmente hombre en conicto, y por ello fue perseguido. El conictivo Jess estorb, y con ultimidad, porque estorb a los otros dioses y estorb en nombre de Dios.21 Sobrino arma que la persecucin fue clima permanente de la vida de Jess. La razn de esta persecucin es que su propuesta alternativa es radical y excluyente. Necesariamente confronta intereses de dos grupos
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opuestos y exige una toma de postura. No es de extraar pues, dice el autor, que Jess fuera atacado, rechazado y eliminado.22 Sobrino presenta las razones de la condena de Jess condensadas en el juicio religioso y poltico al que fue sometido. Al autor le interesa destacar, en estos juicios, el enfrentamiento del reino y el antirreino, sus divinidades y los mediadores de la estructura teologal de la realidad. El juicio a Jess, en la lectura de Sobrino, es un juicio al mediador del reino de Dios. El anlisis que Sobrino hace del juicio religioso y poltico de Jess est encaminado a mostrar la confrontacin de esta realidad en su estructura teologal idoltrica. En el juicio religioso, Sobrino destaca que la causa que ms pes en la condena de Jess fue que los testigos lo acusaban de querer destruir el templo. Con esta actitud de Jess, el poder religioso percibi la amenaza de ver destruida una sociedad cuya conguracin y organizacin giraba alrededor del templo. El mayor peligro era que Jess traa una propuesta alternativa distinta y contraria, que supona la abolicin del templo como centro de la teocracia poltica, social y econmica en Israel.23 El antirreino y sus mediadores (los sacerdotes), eliminan, en nombre de dios al mediador del reino y al Dios que ste anuncia. En el caso del juicio poltico, a Jess se le acusa de alborotador y sedicioso. La condena se concreta cuando aparece un elemento poltico amenazante: la gente le grita a Pilato que si suelta a Jess no es amigo del Csar, pues quien se hace rey es enemigo del Csar, y Jess se dice a s mismo el rey de los judos. Pilato elige y Jess es condenado a muerte. Lo que el autor quiere enfatizar en este punto es que la necesidad de dar muerte a Jess es de un orden superior. Jess y su mensaje se enfrentan a algo ms que un gobernador o que un grupo de sacerdotes. El anuncio de Jess resultaba una amenaza para la organizacin socioreligioso-poltica de Israel. Se enfrenta a las fuerzas del antirreino y, en nombre de las divinidades de este antirreino (sea el templo, sea el imperio o la pax romana), se le condena a muerte. c) La muerte de Jess, consecuencia de su prctica reinocntrica Sobrino presenta con insistencia que Jess tiene como horizonte de su vida y su prctica histrica la realidad del reino de Dios. La centralidad del reino de Dios en la vida de Jess tiene varias consecuencias: un clima permanente de persecucin, controversias y conictos con las estructuras de poder y, nalmente, la condena a muerte violenta.
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Lo que el autor quiere dejar claro es que la muerte de Jess no fue un error o un juego del destino. Jess se enfrenta conscientemente a las estructuras de poder de la sociedad y desenmascara sus falsos fundamentos. Sabe y es consciente que la consecuencia de esta prctica lo puede llevar a la muerte pero es el, hasta las ltimas consecuencias, a ese horizonte de ultimidad que el Padre y la realidad del reino constituan en su vida. Conclusin Como mencionaba al inicio, Sobrino escribe esta cristologa de cara a la deconstruccin de las falsas imgenes de Jess que han contribuido a legitimar poderes y han generado opresin y sufrimiento a los pueblos en Amrica Latina. Desde la interpretacin de la realidad como estructura teologal, Sobrino nos conduce, a partir de la prctica histrica de Jess, a comprender quin es Jess y cul es el contenido de su mensaje. El anuncio de Jess se desarrolla en medio de una realidad idoltrica que oprime y genera sufrimiento a los ms pobres. Frente a esta realidad, la vida y prctica de Jess est encaminada a liberar, en nombre del verdadero Dios, a aquellos quienes viven sometidos y oprimidos por esta realidad. En medio de la realidad idoltrica, Sobrino presenta a Jess como el liberador. La liberacin trada por Jess abarca todos los mbitos de la realidad: poltico, econmico, cultural y religioso. El deber de la cristologa es, segn Sobrino, mostrar al Cristo Liberador que denuncia y desenmascara las estructuras pecaminosas del antirreino para generar vida y dignidad para todos los seres humanos. 2. Jess, profeta de la sabidura, Elisabeth Schussler Fiorenza 2.1 Contexto de la reexin cristolgica hegemnica La autora parte de la armacin que los discursos cristolgicos hegemnicos son articulaciones occidentales que pretenden tener una signicacin universal.24 Estos discursos han moldeado la identidad y los horizontes religiosos de toda la cultura occidental y no solamente el de los cristianos. Al constatar que la educacin y la religin son las instituciones primarias donde se forjan estas identidades, la autora arma que las teologas feministas tienen el deber de investigar crticamente cmo los estudios bblicos y las teologas cristianas han contribuido a la formacin de sujetos maleables y utilizables en la cultura consumista de nales del siglo XX.25
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La autora sostiene que la realidad que estamos viviendo debe obligar a los estudios feministas y a las teologas de la liberacin a conrmar la necesidad de un anlisis sistmico global que abarque tanto la cultura como la religin. Para Schussler es fundamental que las teologas y los estudios religiosos feministas evalen si los discursos cristolgicos posibilitan un pensamiento crtico, una poltica democrtica radical y una solidaridad comprometida en las luchas por la justicia econmica y el bienestar global. De lo contrario, dice ella, la religin en general y la cristologa en particular seguirn siendo un arma en manos de los poderosos quienes la usan con nes conservadores y opresores.26 La autora constata que ni los sistemas religiosos ni los estudios teolgicos y cristolgicos han logrado generar conciencia crtica para que las personas luchen por cambiar las estructuras de opresin que hay en el mundo. Esto se debe, segn la autora, a que no han propuesto una crtica sistmica de estas estructuras de dominacin. Schussler propone desarrollar un anlisis sistmico crtico que haga visible el hecho de que existen mltiples estructuras de opresin que determinan las vidas de las wo/men.27 A partir de la constatacin de la interdependencia que existe entre la cultura y los discursos religiosos hegemnicos bsicamente el discurso cristiano, Schussler introduce una nueva metodologa en el anlisis de la realidad que apuesta por un anlisis sistmico y no fragmentario. A diferencia de lo que Schussler llama las teologas de la liberacin masculino-mayoritarias la autora arma que una teologa feminista de la liberacin no privilegia un anlisis marxista de clases, sino la comprensin de las estructuras de la opresin de mujeres racismo, explotacin de clase, heterosexismo y colonialismo que determinan y merman la vida de muchas de ellas. Segn Schussler Fiorenza, una teologa feminista de la liberacin no utiliza como categoras analticas bsicas el androcentrismo y el patriarcado. La razn es que estas categoras generalizan la opresin de todas las mujeres por todos los hombres, cuando tambin hay hombres oprimidos. El anlisis crtico feminista, pues, traslada su enfoque del anlisis de gnero a un anlisis sistmico de las estructuras multiplicadoras de opresin.28 En esta propuesta es donde Schussler introduce la categora socio poltica de wo/men29 como ese conjunto de personas, tanto hombres como mujeres, que estn siendo sometidos por estructuras multiplicadoras de opresin.
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Segn la autora, la mejor manera de desarrollar este tipo de anlisis es articulando una analtica social. Lo fundamental de la analtica social es desarrollar un discurso terico y un marco analtico que den cuenta de la interaccin entre las esferas de produccin cultural-religiosa, econmica y poltica.30 Schussler propone una analtica social en trminos histrico-polticos. Frente a los discursos feministas que siguen utilizando el concepto patriarcado en el sentido nico de dominacin de los hombres sobre las mujeres, ella propone una redenicin que hace referencia a una compleja pirmide social de dominacin y subordinaciones graduadas. Para superar esta visin del dualismo de gnero introduce el neologismo kyriarcado, que signica el gobierno, no solo del hombre en el aspecto sexo/gnero sino, del emperador, del amo, del seor, del padre y del esposo sobre sus subordinados. 2.2 Hacia un nuevo espacio terico para la reexin cristolgica Al denominar a Jess como el hijo de Miriam y el profeta de la Divina Sofa intento crear un espacio terico feminista denido desde las mujeres, que permita desalojar a los discursos cristolgicos de su marco de referencia masculino-mayoritario. La creacin hermenutico terica de tal espacio tiene el propsito de descentrar los discursos hegemnicos masculino-mayoritarios y reenmarcarlos en funcin de una teologa de la liberacin feminista crtica.31 La autora presenta a Jess como el profeta de la Divina Sabidura. Con este planteamiento tiene la intencin de rescatar una dimensin de Jess que, a su juicio, no ha sido tomada en cuenta en la mayora de los planteamientos cristolgicos. La razn por la cual se ha olvidado esta dimensin de Jess, sostiene la autora, es que los discursos cristolgicos hegemnicos estn regidos por un marco de sentido oculto que ella identica como kyriarcado.32 Este marco kyriarcal entiende a Jess, ante todo, como el Hijo varn Divino, a quien Dios, el Padre, envi a redimirnos de nuestros pecados.33 El problema ms grave, segn Schussler, es que ni siquiera las cristologas que se dicen feministas han logrado tomar distancia de este marco de referencia. Por tanto, la reexin cristolgica que realiza la autora tiene como punto de partida construir un nuevo marco de referencia. a) La cristologa kyriarcal El trmino kyriarcado como ya se mencion antes, hace referencia a un sistema de dominacin de mltiples estructuras graduadas. Schussler
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reconoce que en las escrituras cristianas hay una serie de textos que deenden la subordinacin de personas de la comunidad cristiana a la gura del amo, seor, padre y emperador. Sin embargo, si bien hay lgica kyriarcal en muchos de los textos del cristianismo primitivo, esta no se origin con ellos. Schussler arma que los estudios de texto de los cdigos domsticos demuestran que esta poltica de sometimiento no fue inventada por la teologa cristiana, sino que se articul, por primera vez, en el contexto de la ciudad-estado griega y fue mediada por la losofa grecorromana.ah Segn Schussler, en Grecia se vivi una democracia kyriarcal excluyente de la alteridad. La participacin en el gobierno estaba condicionada por la ciudadana y la ciudadana estaba restringida a ciertas condiciones entre las que se encontraban las econmicas, de educacin y de gnero. Esta prctica democrtica fue el origen de una ideologa kyriocntrica (centrada en el amo) basada en las diferencias naturales que supuestamente existen entre hombres y mujeres, entre libres y esclavos, entre propietarios y artesanos-agricultores, entre ciudadanos y griegos y brbaros extranjeros.35 Las indicaciones del cristianismo primitivo a los efectos del sometimiento kyriarcal, que buscan adaptar el movimiento cristiano igualitario y, por tanto, subversivo a la sociedad y cultura grecorromana patriarcalkyriarcal, deben entenderse como parte de esta retrica cultural antigua. Estos mandatos no habran sido necesarios si desde sus comienzos la comunidad cristiana y su auto comprensin hubieran existido nicamente como formacin kyriarcal.36 Schussler sostiene que el movimiento de Jess tena como base la propuesta de un discipulado de iguales, lo cual signicaba la radical igualdad entre los miembros de dicho movimiento. Esta visin resultaba contracultural frente a los esquemas kyriopatriarcales de la cultura grecorromana. Desde este planteamiento se entiende que los cristianos de los primero siglos fueran adaptando la propuesta del movimiento de Jess a las estructuras culturales para no generar conictos. Para Schussler queda claro que la forma de kyriarcado griega aristocrtica/oligrquica y la forma de kyriarcado romana imperial/colonialista son las dos formas prevalecientes del kyriarcado en la historia del cristianismo occidental.37 La conguracin y construccin del discurso cristolgico est estrechamente relacionado con esta evolucin histrica del sistema
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kyriarcal de dominacin. Schussler ubica el surgimiento de la doctrina cristolgica como fruto de la ideologa kyriarcal. La autora sostiene que el dogma cristolgico, promulgado en los primeros concilios, es la expresin del deseo imperial de unicar y controlar una iglesia creada por las diferentes interpretaciones de Jess desarrolladas en los inicios del cristianismo. Esto no cambia mucho, segn la autora, en las cristologas liberales ilustradas. Lejos de romper con el marco kyriarcal que las cristologas de los primeros siglos de cristianismo tienen como referencia, a menudo continan en l. Las cristologas liberales, dice la autora, presentan a Jess como el hombre divino de la antigua Grecia, situado ms all y por encima de las limitaciones humanas.38 Frente a esta realidad, la autora sostiene que las teologas feministas estn llamadas a cambiar las formaciones de identidad kyriocntricas de la cristologa. Es necesario desalojarlas de su incrustamiento en las relaciones kyriarcales y examinar crticamente el espacio cultural-religioso de lo femenino que opera en los discursos kyriarcales. Para lograr su cometido, Schussler propone entonces un nuevo centro hermenutico: la ekklesia de wo/men. b) La ekklesia de wo/men, nuevo instrumento hermenutico El punto de partida de esta propuesta, dice Schussler, es la necesidad esbozar un espacio alternativo al kyriarcado. La categora del dualismo de sexo/gnero y su signicante mujer-femenino, no es suciente para hacerle frente al sistema de dominacin kyriarcal. Esta es la razn por la que la autora introduce el trmino wo/men. Este trmino quiere indicar que las mujeres no son un grupo social unitario, sino que estn fragmentadas y fracturadas por estructuras de raza, clase, religin, heterosexualidad, colonialismo, edad y salud.39 La ekklesia de wo/men es pues, una asamblea, un espacio, un lugar comn para todas las personas que luchan por ir en contra del sistema kyriarcal hegemnico que predomina en los discursos teolgicos clsicos: Cuando hablo de ekklesia de wo/men no me estoy reriendo a una iglesia de mujeres que excluya a los hombres. Tampoco hablo de un grupo de mujeres como entidad unitaria ni quiero defender la integracin de las mujeres en las instituciones kyriarcales de la Iglesia. Tampoco quiero restringir la nocin a la comunidad teolgica interpretativa que articula el discurso
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cristolgico. Ms bien, la realidad y la visin de la ekklesia de wo/men es una articulacin hermenutica, construida discursivamente que quiere traer a la conciencia el hecho de que la religin patriarcal del sentido comn cultural y la democracia masculino-mayoritaria hayan excluido a las mujeres, ya fueran humanas o divinas.40 En resumen, la ekklesia de wo/men es ese espacio metafrico que puede sostener prcticas de lucha para la transformacin de los discursos institucionales patriarcales sociales y religiosos. Intenta desplazar la construccin antropolgica feminista mujer/femenino y la reemplaza por una construccin poltica que todava no se consigue pero por la que hay que luchar.41 Con esta propuesta, la autora pretende crear un nuevo marco terico para la reexin de manera que los discursos cristolgicos contribuyan a un cambio radical para todos los habitantes del planeta. 2.3 Hacia una articulacin cristolgica ms inclusiva En un mundo en el que la prctica del odio y la opresin se da en nombre de las religiones, Schussler considera fundamental articular una cristologa que contribuya a la construccin de la equidad, la lucha por la libertad, la dignidad y el apoyo a las luchas emancipadoras que buscan un mundo ms justo. La autora sostiene que los discursos cristolgicos hegemnicos, al estar construidos sobre la base del sistema kyriarcal, son excluyentes. Al construir una verdad teolgica desde una perspectiva unilateral (la del hombre, blanco, europeo y de lite) dejan de lado todas las realidades diferentes (mujeres, judos, negros, pobres). Schussler critica a la erudicin bblica cristiana por haber hecho de la condicin de varn de Jess el fundamento del kyiriocentrismo cultural, lo que ha legitimado las estructuras kyriarcales de exclusin. Por tanto, su propuesta es la bsqueda de un modelo de reconstruccin histrica que no contine aseverando la superioridad ni el carcter nico de Jess pero que tampoco niegue su particularidad. a) El movimiento de Jess, un movimiento contracultural Segn Schussler, los movimientos y las luchas emancipadoras en contra de la explotacin kyriarcal no comienzan con el movimiento de Jess. Estos movimientos ya tenan historia larga en las culturas griega,
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romana, asitica y juda. El modelo de reconstruccin histrica de las luchas emancipadoras propuesto por la autora permite ver a Jess, y al movimiento que ha mantenido viva su memoria, como uno de tantos que luch contra las estructuras kyriarcales de dominacin y no nicamente enfrentado a una sociedad como la juda. El movimiento de Jess tena claramente un carcter poltico y religioso. La propuesta contemplaba un mundo alternativo, libre de hambre, pobreza y dominacin. Esta propuesta se manifestaba ya en la comunidad de mesa compartida, en las prcticas de sanacin y liberacin, en la propuesta de un parentesco libre de dominacin que vivi el movimiento de Jess. Este tipo de signos atraa a muchos seguidores entre los pobres, despreciados, enfermos, proscritos, prostitutas y pecadores. Quienes se unieron a Jess, dice Schussler, fueron personas con inconsistencia de rango y baja estima, caracterstica tpica de las wo/men en la cultura grecorromana.42 Todas estas personas vieron en el movimiento de Jess una alternativa al patrn cultural predominante en su sociedad. Su fundamento era una dinmica de relaciones igualitarias que Schussler identica como el discipulado de iguales. Sin embargo, la autora destaca que el movimiento de Jess no se vio libre de conictos y de tendencias kyriarcales. Este peligro de kyriarcalizacin del movimiento de Jess no se vivi nicamente durante su constitucin sino que a lo largo del primer siglo en el que se fue relatando las historias del movimiento de muy distintas maneras. Los textos evanglicos han pasado por procesos de redaccin que, en muchos casos respondan a visiones e intereses de los redactores mismos. Esto explica, segn la autora, el hecho de que existan textos de reinterpretacin patriarcal; o textos que intentan despolitizar el movimiento de Jess para que resultara inofensivo para el sistema; o incluso, textos en los que se pone de maniesto el antijudasmo de los primeros cristianos. Schussler pone como ejemplo los relatos de la ejecucin de Jess. El anuncio de esta basileia no slo fue por medio de un lenguaje escatolgico y apocalptico. Jess anunci la basileia tou theou como una realidad ya presente. El anuncio que Jess hizo de la basileia se manifestaba en la comunidad de la mesa y en su actividad sanadora. Jess fue ejecutado como rey de los judos a causa de esta prctica de la basileia.43 Esta clara dimensin poltica de la ejecucin de Jess plante a sus seguidores, adems del problema teolgico, un problema tambin poltico. De alguna manera, dice la autora, los primeros cristianos de601 Cristologas liberadoras

ban hacer frente al problema de ser identicados con el movimiento sociopoltico de Jess. No es de extraar que en la redaccin de los textos haya un intento de despolitizar el hecho. Para cuando fueron escritos los evangelios, dice Schussler, este cambio ya se haba dado. Schussler sostiene que la cristologa feminista crtica debe contemplar el cristianismo y el judasmo tempranos de tal manera que pueda destacar a las mujeres y a los hombres marginalizados como agentes centrales que le dieron forma a los comienzos cristianos y judos.44 Por tanto, ella sugiere que se d prioridad a los discursos soteriolgios sobre los cristolgicos, y a los marcos teolgicos socioculturales sobre los marcos teolgicosindividuales y antropolgicos.45 b) La recuperacin de la tradicin de la Divina Sabidura La autora arma que el discurso sapiencial judo se ha construido en un marco kyiriopatriarcal. Este marco es el que ofrece soporte a la iniciativa de los primeros cristianos de dar signicado a Jess de Nazaret. Los discursos teolgicos de comienzos del cristianismo usaron las tradiciones judas, entre ellas las de la Divina Sabidura, para construir el signicado teolgico de Jess de Nazaret. En esta construccin del discurso teolgico cristiano, la autora distingue dos niveles de reexin: un primer nivel que entiende a Jess como mensajero y profeta de Sofa, cuyo origen est en el Jess histrico; y un segundo nivel de reexin que identica a Jess con la Divina Sabidura.46 La teologa juda sapiencial proporciona el marco de referencia cosmolingstico y mitolgico para el desarrollo de la cristologa cristiana primitiva. En este sentido, arma que algunas de las primeras tradiciones del movimiento de Jess entendan la misin de Jess como la de un profeta de Sofa.47 Esta reexin cristiana primitiva que utiliza elementos mitolgicos para hablar de Jesucristo como la Divina Sofa y el Kyrios csmico funcion en la comunidad cristiana como un mito fundacional que cre su propio culto. Los smbolos centrales de este mito son la exaltacin y la entronizacin de Cristo en la soberana csmica. Los rasgos mitolgicos de estos himnos cristianos tempranos son tan fuertes que amenazan con absorber el saber acerca de la vida humana de Jess, el profeta de Galilea.48 La autora ve en este proceso un peligro grande, no por la simple adopcin de lenguaje sino por la kyriarcalizacin del movimiento jesunico. De esta manera, el movimiento en torno a Sofa, con rasgos de apertura e inclusin, se transform en otro exclusivista y mediado por la gura kyriopatriarcal.
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Estos procesos de kyriarcalizacin que han eliminado la soologa han tenido profundas consecuencias para la auto comprensin cristiana. Por un lado, se ha entrelazado la reexin soolgica cristiana temprana con el antijudasmo. Por otro lado, la tradicin soolgica ha sido borrada de la conciencia ortodoxa cristiana. Otra consecuencia que seala Schussler es que al naturalizar el gnero gramatical masculino de Logos, Hijo y Padre, se ha olvidado que este lenguaje es tan metafrico como el lenguaje femenino referido a Sofa.49 c) Hacia una cristologa inclusiva a partir de la tradicin sapiencial La importancia teolgica que tienen para la autora las tradiciones tempranas acerca de Jess como mensajero de Sofa es que arman la particularidad nica de Jess sin tener que recurrir a la exclusividad y la superioridad.50 A diferencia de las tradiciones apocalpticas judas y cristianas, la tradicin sapiencial valora la vida, la creatividad y el bienestar en medio de la lucha. Estos elementos su carcter abierto, su inclusividad, su nfasis cosmopolita sobre la espiritualidad de la creacin y su visin prcticahan resultado especialmente atractivos no slo para las feministas, sino tambin para los asiticos ocupados en la reexin cristolgica.51 Para Schussler, la tradicin sapiencial permite una reexin cristolgica comprometida con el mundo y sus problemas, al tiempo que es inclusiva, abierta y pluralista. La tradicin sapiencial debe ser entendida, segn esta autora, no como una produccin de discurso soolgico unicado sino como una mitologa reexiva orientada a mltiples aspectos. En este sentido, propone desplazar la reexin psicolgico-ontolgicocristolgico a un nivel de reexin lingstico-simblico. La autora parte de la constatacin de que el lenguaje humano acerca de Dios siempre debe ser entendido como metafrico, simblico y analgico, porque nunca podr hablar adecuadamente de la realidad divina.52 El redescubrimiento de la teologa y cristologa sapiencial de los escritos bblicos tiene dos grandes implicaciones: la reexin sobre la insuciencia del lenguaje kyriocntrico y la necesidad de evaluar crticamente la funcin de este lenguaje en el discurso teolgico cristiano. Desde esta perspectiva, se impone la necesidad de luchar contra el lenguaje masculino convencional sobre Dios y las implicaciones autoritarias exclusivistas de tal lenguaje.

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3. Cristologas liberadoras: alcances y lmites 3.1 Puntos de encuentro Uno de los principales puntos de convergencia de las articulaciones cristolgicas de Sobrino y Schussler es que ambas se inscriben dentro de la corriente de la Teologa de la Liberacin. Segn Juan Jos Tamayo, ambos discursos se mueven en el nuevo paradigma de una teologa de la razn prctica.53 Esto signica que son cristologas cuyo horizonte es la praxis liberadora; el compromiso por la transformacin de las realidades socio polticas y religiosas donde estn insertas. En este planteamiento cristolgico, la fe tiene una dimensin claramente poltica. El compromiso cristiano parte de una lectura crtica de la realidad donde es fundamental la mediacin de las ciencias sociales para una transformacin de las estructuras sociales opresoras. Hay una clara reivindicacin de los marginados, excluidos y dominados. En este sentido, las obras de Sobrino y Schussler Fiorenza se desmarcan de la teologa dogmtica fundamentalista, sin dejar de hacer, como bien apunta Sobrino, estudios sistemticos sobre Cristo. Al ubicarse dentro de la corriente de las teologas de la liberacin, ambas construcciones cristolgicas buscan desmontar toda la tradicin religiosa que ha hecho de Jess el Cristo, un smbolo de poder y dominacin. Ambos autores apuestan a la deconstruccin de imgenes de Cristo que han legitimado estructuras de poder opresoras. Para ello, al igual que la teologa moderna europea, recurren a la recuperacin del Jess histrico. Segundo punto de convergencia de estas cristologas. En esta corriente de la recuperacin del Jess histrico, iniciada en Europa, Juan Jos Tamayo54 ubica las cristologas de Sobrino y Schussler dentro de la corriente de la nueva bsqueda.55 Esto signica que pertenecen a la generacin de cristologas que buscan articular una reexin teolgica a partir de los hechos y dichos histricos de Jess apoyados en los mtodos histrico-crticos. De esta manera se pasa de un discurso cristolgico mtico o dogmtico a un discurso cristolgico histrico. Sin embargo, se distancian del planteamiento europeo en el sentido que su inters por la recuperacin de lo histrico de Jess no tiene que ver nicamente con la vericacin rigurosa de los hechos sino con el impacto que gener este movimiento en la transformacin de las estructuras sociopolticas, econmicas, culturales y religiosas de su tiempo y la posibilidad de ser una alternativa para la transformacin de dichas estructuras en medio de las realidades actuales.
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Los autores destacan en sus cristologas lo que consideran ms histrico en el acontecimiento Jess de Nazaret. Sobrino presenta como lo ms histrico el elemento de la praxis de Jess, una praxis que revela el misterio de Dios y su parcialidad hacia los pobres. Schussler por su parte, enfatiza la reconstruccin de la historia del movimiento de Jess y lo presenta como uno ms entre muchos movimientos emancipadores del judasmo. Sin embargo, ms all del nfasis o la vertiente de Jess que ambos autores presentan, el punto de convergencia ms importante es que sus reexiones cristolgicas buscan recuperar el planteamiento ms original y autntico de Jess de Nazaret porque descubren en l la posibilidad de generar procesos de transformacin para las sociedades actuales. Un tercer punto de encuentro de Sobrino y Schussler es la crtica que hacen a los sistemas de dominacin. A partir del anlisis crtico de la realidad, ambos autores reconocen la estrecha vinculacin entre imaginario religioso y conguracin de estructuras de poder. Como seala Jos Mara Castillo: El asunto ms peligroso para los seres humanos no est en la poltica en cuanto tal, ni en la economa en cuanto tal, sino en algo ms profundo, que est en la base misma, en lo ms fundamental que legitima y justica la poltica y la economa. Me reero al poder. Y, ms concretamente al poder como imaginario religioso que otorga un carcter de ultimidad y, por tanto, de denitividad indiscutible al ejercicio del poder56 . En este sentido ambos telogos critican las relaciones que se sustentan en la nocin de dominacin, ya sea poltico, econmico o religioso. Frente a esta realidad, ofrecen una interpretacin alternativa que libera la imagen de Jess de todos los revestimientos culturales que han legitimado prcticas de dominacin, opresin y exclusin y que forman parte de la reexin cristolgica hegemnica. De esta manera, ambos autores pretenden contribuir a la liberacin de las actuales estructuras de opresin. 3.2 Las divergencias a) Interpretacin de la realidad: la estructura teologal idoltrica / el sistema de dominacin kyriarcal Tanto Schussler como Sobrino parten de un anlisis de la realidad para articular su planteamiento cristolgico. Voy a retomar los elemen605 Cristologas liberadoras

tos centrales en de este anlisis para luego mostrar lo que, a mi juicio, son las divergencias en sus planteamientos. La interpretacin que Sobrino hace de la realidad se sustenta en un esquema dulico y antagnico. Sobrino concibe la historia como la confrontacin de la realidad teologal y la realidad idoltrica. En la realidad teologal, el verdadero Dios de vida, enva a su mediador Jesucristo para hacer presente su mediacin que es el Reino. Esta iniciativa divina surge como respuesta a la realidad idoltrica donde los dolos de muerte (dioses falsos) exigen a los opresores (los mediadores) congurar la sociedad como antirreino (la mediacin). En este esquema, los opresores, como mediadores del antirreino, conguran una sociedad injusta y opresora cuyas vctimas son los pobres. La misin de Jess, como mediador del Reino es desenmascarar esta realidad idoltrica, mala e injusta, para mostrar la realidad buena y justa que Dios quiere para los pobres. En el anlisis de Schussler, la realidad es un sistema de relaciones de poder que generan opresin de maneras mltiples y diversas sustentadas por una ideologa kyriarcal. El kyriarcado ha congurado las relaciones sociales en funcin de un ideal de ser humano: hombre, euro-americano, propietario, instruido, occidental y de elite. Estas relaciones de poder se sustentan en las nociones de superioridad y dominacin. Este imaginario ha servido como marco de referencia para la construccin de los discursos religiosos que han ocultado el carcter revolucionario de la propuesta de Jess como movimiento emancipador igualitario. Desde esta perspectiva, las relaciones de dominacin se dan entre todos los grupos sociales independientemente de su etnia, sexo, condicin social o credo religioso. Considero que en este aspecto hay una primera divergencia entre el planteamiento de Sobrino y Schussler. En el planteamiento de Sobrino hay dos grupos enfrentados: el grupo del poder (poltico, econmico y religioso) y las vctimas de este poder (los pobres). Esta interpretacin corre el riesgo de simplicar las complejas dinmicas sociales de poder y dominacin. Deja fuera otras posibles variables de las relaciones de dominacin que pueden darse en otros grupos sociales o, incluso, al interior de los mismos grupos descritos. La obra schussleriana incorpora la metodologa de la analtica social y privilegia un anlisis sistmico de la realidad. A partir de este anlisis, Schussler percibe con mayor amplitud todo tipo de opresin y margi606 Realidad 110, 2006

nacin en las relaciones sociales de poder. Ella concibe la necesidad de una crtica sistmica de las totalidades que de cuenta de la interaccin entre las esferas de produccin cultural-religiosa, econmica y poltica. De este modo genera una reexin ms amplia e integradora a partir de un enfoque ms abierto y plural. El anlisis del sistema de dominacin incluye no solo a las vctimas de opresin socioeconmica sino tambin a aquellas personas que son excluidas, marginadas u oprimidas por razones culturales, religiosas, tnicas o sexuales. b) Categoras fundamentales de anlisis: los pobres / las wo/men En el apartado que recoge el planteamiento cristolgico de Sobrino mencion que para este autor, el mundo de los pobres es la realidad social-teologal que congura su modo de pensar teolgico. Desde esta perspectiva, los pobres se convierten en categora fundamental de anlisis e interpretacin del mensaje de Jess. Esta categora hace referencia a aquellas personas con necesidades bsicas no resueltas o que son tenidas por menos en la sociedad. En este sentido, son vctimas en el sentido econmico y sociolgico. Para Sobrino, esta pobreza es, adems, una relacin dialctica, es decir, es producto de una relacin de opresin injusta. La pobreza existe porque hay otro grupo los ricos que la genera. Los pobres son aquellos pues, quienes estn abajo, oprimidos por, sometidos a las estructuras socioeconmicas de poder. Schussler, por su parte, acua el neologismo wo/men para indicar una nueva categora poltica donde agrupa a todas aquellas personas, hombres y mujeres, que estn siendo vctimas de la opresin. En esta nueva categora, Schussler incluye dentro del grupo de vctimas no solo a los pobres en el aspecto socioeconmico sino a toda persona que sufre exclusin y marginacin por diversas razones y en diversas esferas. En este otro aspecto, es clara la divergencia entre ambos autores. El concepto de pobres que maneja Sobrino como categora de interpretacin sigue movindose, en opinin de Juan Jos Tamayo, en el planteamiento de la primera etapa de la teologa de la liberacin.57 En estos aos, los discursos teolgicos de la liberacin respondieron a una realidad urgente y concreta de Amrica Latina y, en el caso de Sobrino, una realidad centroamericana: la miseria en la que estaban sumidas las grandes mayoras. Su gran preocupacin es poner en evidencia la situacin inhumana e injusta de pobreza y opresin que estaba siendo legitimada en nombre de imgenes alienantes de Jess. A Sobrino le
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urge el grito del pueblo crucicado para quien la pobreza se convierte en muerte lenta. En la cristologa de Sobrino (1991) no se percibe el grito de otras vctimas de la opresin muy presentes tambin en Amrica Latina por razones de gnero (el grito de las mujeres), diversidad cultural o tnica (el grito de los pueblos indgenas y afroamericanos). Sobrino no incorpora en su anlisis las inquietudes de las telogas feministas latinoamericanas que desde los primeros Congresos de Mujeres Telogas (Mxico, 1979; Buenos Aires, 1985) sealaban como gran tema ausente de la teologa de la liberacin el tema de la mujer como sujeto histrico doblemente oprimido. Schussler por su parte, en su categora poltica de wo/men amplia el concepto de vctimas de marginacin y exclusin y lo aborda de manera ms estructural. En la categora de wo/men los rostros de las vctimas no son ya slo los pobres sino todas las personas que sufren a causa del sistema de dominacin kyriarcal. En este sentido, la autora arma que en todos los grupos sociales se construyen relaciones de poder sustentadas en la nocin de dominacin y superioridad que abarcan los mbitos econmicos, sociales, culturales y religiosos. Esto signica que reconoce como victimarios no slo a los econmicamente poderosos, sino tambin a todos aquellos que excluyen, marginan e incluso aniquilan, la diversidad y la diferencia. c) Dos ttulos cristolgicos: Jesucristo Liberador / Jess profeta de la Divina Sabidura Para analizar el ttulo que Sobrino enfatiza en Jess es necesario volver a su esquema de interpretacin de la realidad. En esa realidad teologal idoltrica, Jess es el mediador del Dios verdadero que viene a liberar al mundo de la estructura opresora de la realidad idoltrica. En este sentido, la liberacin viene exclusivamente a partir de la praxis de Jess, su mensaje y su denuncia proftica. Los seguidores de Jess asumen esta prctica proftica y dan continuidad a su proyecto liberador. Schussler Fiorenza, por su parte, presenta a Jess como un profeta en continuidad con la tradicin sapiencial juda. Jess es el profeta de la Divina Sabidura. Alrededor de l se congrega un movimiento soolgico y contracultural cuyo fundamento es el discipulado de iguales. El carcter contracultural de este movimiento reside justamente en que subvierte los patrones de dominacin kyriarcal hegemnicos en la cultura israelita: la preeminencia de la etnia (judos sobre gentiles), de
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gnero (hombre sobre mujer), de la condicin social (amo sobre esclavo). Quienes dan continuidad a este movimiento son los miembros de la ekklesia de wo/men. Para Sobrino, la categora fundamental para la continuidad del proyecto de Jess es la de la praxis liberadora. A Jess se le conoce para seguirlo y continuar con su proyecto de liberacin. Para Schussler, la categora fundamental que da continuidad al movimiento iniciado por Jess es la ekklesia de wo/men, un espacio que mantiene el talante contracultural y proftico del movimiento de Jess en la medida en que genera espacios que respetan la igualdad, la apertura y la inclusin. En este sentido es fundamental la reconstruccin del cristianismo primitivo. Con relacin a la continuidad del movimiento iniciado por Jess, Schussler pone el protagonismo en las wo/men que unen fuerzas y creatividad para generar un espacio poltico donde se construyan relaciones radicalmente democrticas y participativas. Las wo/men en la ekklesia continan la dinmica del movimiento proftico y contracultural iniciado por Jess, el profeta de la Divina Sabidura. Los pobres en Sobrino, son agentes pasivos pues no tienen protagonismo en la transformacin de las estructuras de opresin. La liberacin de los pobres viene dada por el mediador del Dios de la vida, Jess, y los seguidores de ste que continan con este proyecto de liberacin. Eplogo. Nuevos horizontes para la reexin teolgica Dada la inadecuacin de toda forma de dirigirse a Dios y de hablar de l, cree Sallie McFaguie, el discurso teolgico slo puede ser metafrico. La teologa metafrica es heurstica e imaginativa, es decir, explora metforas alternativas, juega con imgenes nuevas, trenza nuevas ideas y crea nuevas perspectivas. Es, a su vez, desestabilizadora de las imgenes patriarcales y triunfalistas.58 El lenguaje tiene el poder de nombrar la realidad. Pero, como toda creacin humana, es limitado y no puede abarcar nunca la totalidad de su compleja dinmica. El lenguaje religioso y en l el discurso teolgico no es nada ms que un lenguaje. Por tanto, tambin es un lenguaje limitado. No puede pretender explicar la totalidad de la realidad divina y presumir que esa explicacin sea la nica y la verdadera. Habr que desconar, pues, de toda teologa que se conciba a s misma como totalidad conclusa e indivisa, que se presente como un sistema cerrado cuya verdad, con pretensin de universalidad, se impone a travs del dogma.59
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En el libro Nuevo paradigma teolgico, Juan Jos Tamayo recoge la propuesta de la teloga Sallie McFague de articular una teologa metafrica. La teologa metafrica es experimental, iconogrca y pluralista. Se trata de una teologa que no se articula a partir de deniciones ltimas o armaciones incuestionables sino que privilegia las imgenes frente a los conceptos. Se trata de una teologa que reconoce que todas las imgenes son parciales y, por tanto, necesita de muchas y diversas imgenes que sintonicen con las culturas de nuestro tiempo para expresar la riqueza de la experiencia religiosa.60 Los discursos cristolgicos articulados por Sobrino y Schussler, con sus lmites y posibilidades, logran acercarse al Misterio de Dios a partir de nuevos lenguajes, imgenes y metforas que sintonizan con las realidades desde las cuales los autores realizan su reexin cristolgica. Frente a una realidad de sufrimiento, injusticia y opresin que genera muerte a miles de personas a partir de las estructuras sociales en Amrica Latina, Jon Sobrino tiene la audacia de proclamar el principio de parcialidad de Dios hacia los pobres. A travs de la recuperacin de la centralidad del mensaje del Reino en Jess, Sobrino muestra el principio congurador que debe estar a la base de la relacin entre los seres humanos y Dios y por tanto entre los seres humanos entre s: el principio misericordia. Esta nueva realidad teologal viene a desplazar la falsa imagen del Dios poderoso, opresor y juez en cuyo nombre se justicaron y se siguen justicando estructuras de poder y opresin en Amrica Latina. Por su parte, Elizabeth Schussler desmonta el marco de referencia predominantemente masculino presente en los discursos cristolgicos hegemnicos. Su propuesta apunta a recuperar la tradicin de la Divina Sabidura presente tanto en el judasmo como en el cristianismo temprano. A partir del redescubrimiento de la vertiente proftico sapiencial del movimiento jesunico abre la posibilidad de recuperar la particularidad de la propuesta de Jess sin reivindicar exclusividad ni superioridad sobre otras tradiciones religiosas, lo que facilita el dilogo interreligioso. Por otro lado, recupera el carcter contracultural del movimiento de Jess como movimiento radicalmente democrtico que posibilita relaciones abiertas, incluyentes y participativas en igualdad de condiciones para todos los seres humanos. Dos lenguajes para dos vivencias socioculturales y polticas diferentes que no tienen por qu entrar en contradiccin, sino que son com610 Realidad 110, 2006

plementarios y deben articularse armnicamente en el horizonte de la teologa de la liberacin. Dos discursos cristolgicos que privilegian el lenguaje simblico frente al lenguaje dogmtico. Dos reexiones que apuestan por la deconstruccin de las imgenes de Dios que se han convertido en dolos desde el momento en que hay intereses humanos espurios detrs de ellas. Son dos propuestas que conrman que la realidad del Misterio Divino est por encima de cualquier representacin. El ser humano solo puede abordar la realidad divina desde el lenguaje simblico que siempre ser parcial y limitado. Las propuestas presentadas son, de alguna manera, itinerarios que permiten asomarse a la realidad desde una perspectiva religiosa. No corresponde a este estudio el anlisis de las implicaciones que tiene una reexin cristolgica crtica liberadora. Sin embargo, quiero apuntar algunas pistas que pueden profundizarse ms adelante. La reexin cristolgica, como bien apuntan los dos autores citados, tiene grandes implicaciones en la conguracin del imaginario religioso de la cultura hegemnica y, por tanto, en la construccin de las relaciones sociales. Una reexin cristolgica crtica, como la que proponen estos autores, pone las bases para una vivencia cristiana con mayor posibilidad de compromiso frente a las realidades inhumanas presentes en nuestro mundo. Al recuperar el talante proftico y contracultural del movimiento jesunico, ofrecen bases para la construccin de relaciones inclusivas y en equidad. Habr que seguir la reexin sobre las implicaciones concretas que estas visiones tienen para la conguracin de la realidad eclesial cristiana. Pero es tema ya de otro estudio. Por el momento, me parece importante sealar que estas interpretaciones del acontecimiento Jess de Nazaret ofrecen la posibilidad de generar personas cristianas capaces de dialogar desde una fe compartida en la apertura y la tolerancia a las diferentes maneras de expresar la profunda experiencia religiosa humana que tiene tantos rostros como personas hay en el mundo.

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NOTAS
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MARIANO CORB , Religin sin religin, PPC Editorial, Madrid, 1996, pag. 186. Sobrino, op.cit. p. 23 Cfr. ibid., pp. 36-42 Cfr ibid., p. 32. Cfr. ibid., p. 95 Cfr. ibid., pp. 128-130 Cfr. ibid., p. 141. Tampoco Dios se presenta como el rey juez que viene a ajusticiar a los pecadores sino como la Buena noticia de una vida plena y feliz. Cfr. ibid., p. 143 Cfr. ibid., p. 145 Cfr. Ibid., p. 147 Ibid., p. 145 Ibid. p. 148 Ibid., p. 150 Cfr. ibid. p. 162 Cfr. Ibid., p. 163 Cfr. Ibid., pp. 171-172 Ibid., p. 278 Cfr. Ibid., p. 278 Ibid., p. 283

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Cfr. Ibid., p. 289 Ibid., p. 311 Cfr. Ibid., p. 311 Cfr. Ibid., p. 326-327 Schussler, op. cit. p. 20 Cfr. Ibid., p. 20 Cfr. Ibid., p. 23 Los trminos wo/man wo/men los introduce la autora en la versin inglesa original. Estos trminos hacen referencia a una categora poltica en la cual Schussler incluye no slo a las mujeres sino a todos los varones sometidos a un sistema de dominacin. La nota de la traductora seala: Para entender adecuadamente la intencionalidad de la nota anterior bastar con que el lector espaol repara en la raz masculina del sujo que la palabra inglesa woman y su plural women incorporan en ingls (man, men= hombre, hombres). Las wo/men es un trmino con clara intencionalidad poltica que designa al conjunto de todas/os las/os marginadas/os. Ante la imposibilidad de encontrar un trmino en espaol que traduzca con delidad al original, he preferido mantenerlo en ingls. Ibid., p. 30 Schussler aclara que el trmino woman/women a menudo se lee como referido nicamente a las mujeres blancas. El trmino wo/men acuado por ella, trata de comunicar, en palabras de la autora, que cada vez que hablo de wo/men, no solamente quiero incluir a todas las mujeres sino tambin a los varones oprimidos y marginalizados. Consiguientemente, wo/men debe entenderse como expresin inclusiva antes que como un trmino de gnero exclusivo universalizado.Cfr. Ibid., p. 1516 Cfr, ibid. p. 31 Cfr. Ibid., p. 16 El neologismo acuado por Schussler se deriva de sustantivo masculino griego kyrios que signica amo, seor, dueo. Ibid., p. 31 Cfr. Ibid., p. 33 Cfr. Ibid., p. 35 Ibid., p. 35 Cfr. Ibid., p. 35 Cfr. Ibid., pp. 3839 Ibid., p. 47 Ibid., p. 51 Ibid.p. 52

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Cfr. Ibid., p. 136 Ibid., p. 160 Ibid., p. 129 Cfr. Ibid., p. 129 Cfr. Ibid., p197 Cfr. Ibid., p. 198 Cfr. Ibid., p. 209 Ibid., p. 217 Ibid., p. 220 Ibid., p. 220 Cfr. Ibid., p. 226 Tamayo, Juan Jos. Comunicacin personal. 22 de junio de 2005. dem. La bsqueda del Jess histrico se clasica en tres grandes etapas: la vieja bsqueda, que agrupa las cristologas biogrcas de Jess y son producto de la ilustracin europea; la nueva bsqueda, que agrupa las cristologas que parten del estudio de los dichos y hechos ms autnticos de Jess a partir del mtodo histrico crtico y tienen como objetivo liberar a Jess del dogma; y la bsqueda novsima o tercera bsqueda (Third Quest), que agrupa una serie de estudios que pasan de los mtodos histricos inductivos a los mtodos sociolgicos, lo que se llama la historia social del Nuevo Testamento. La third quest busca liberar a Jess del dogma y del cristianismo, subrayando su judasmo. Castillo. Jos Mara: El poder como imaginario religioso, pg.100. Citado en Resistencia y solidaridad. Globalizacin capitalista y liberacin. Ral Fornet-Betancourt (ed.). Editorial Trotta, Madrid, 2003. Tamayo, Juan Jos. Comunicacin personal, 22 de junio de 2005. Juan Jos Tamayo, Nuevo paradigma teolgico, Editorial Trotta, Madrid 2003, p. 15 Cfr. Ibid., p. 16 Cfr. Ibid., p. 16

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