Jesús, La Persona Del Hijo PDF
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Gonzalo Zarazaga
FACULTAD DE TEOLOGA DE SAN MIGUEL (ARGENTINA)
gzarazaga@jesuitas.org.ar
Abstract: Christology has been the constant search to tell the real identity
of Jesus. In the Resurrection it was revealed it is God himself who operates
our salvation in the life and person of Jesus. The faith in Jesus Christ soon
became the confession of his identity as the Son of God, true God and
true man. Although, it was not always easy to articulate both dimensions,
attempts to express this reality in metaphysical concepts subordinated the
humanity to the divine nature of the Logos. The enhypostasis led to belief
that Jesus was not a human person. W. Kaspers Jesus the Christ, faced the
challenge of demonstrating how, it is possible to talk about the human person
of Jesus without contradicting the Christological dogma. This way, Kasper
laid the foundation for a new consensus in the contemporary Christology.
Keywords: Christology, person, humanity, relation, filiation, consensus
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1
Hoy da es un dato unnimemente aceptado la existencia y legitimidad de una
pluralidad de cristologas neotestamentarias y, por ende, de cristologas teolgicas.
O. GONZLEZ DE CARDEDAL, Jess de Nazaret. Aproximacin a la cristologa (BAC,
Madrid 21978) 237. Los diferentes ttulos dados a Jess en la liturgia, la confesin
de fe y la catequesis en las primeras comunidades, la coexistencia de una perspectiva
cristolgica ms de ascenso y otra ms de descenso, de una cristologa ms funcional
y otra ms ontolgica, etc., son el testimonio de esta variedad de perspectivas en que
se fue explicitando la nica fe de la Iglesia.
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2
Es la pregunta cristolgica por excelencia. Cf. J. DUPUIS, Introduccin a la cristologa
(Verbo Divino, Pamplona 1994) 5.
3
W. KASPER, Jess, el Cristo (Sgueme, Salamanca 91994) 24.
4
Pues Jess en y segn su humanidad, que nosotros vemos cuando decimos Jess,
no es Dios, y Dios en y segn su divinidad no es hombre en el sentido de una
identificacin real. K. RAHNER, Curso fundamental sobre la fe (Herder, Barcelona
3
1984), 340; K. RAHNER-W. THSING, Cristologa. Estudio teolgico y exegtico
(Cristiandad, Madrid 1975) 59. Cfr. tambin O. GONZLEZ DE CARDEDAL, Jess de
Nazaret, 407.
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5
Conceptualmente conviene distinguir entre la cristologa propiamente dicha y
la soteriologa. Pero de hecho estos dos aspectos estn ntimamente ligados en
el desarrollo del dogma. La motivacin misma de los debates cristolgicos era
soteriolgica. La cuestin segua siendo: quin tiene que ser Cristo para que
pueda ejercer la mediacin nica entre Dios y los hombres que le reconocen las
Escrituras?. B. SESBO, El Dios de la Salvacin (Secretariado Trinitario, Salamanca
1995) 269.
6
Cada rbita lingstica, cada rbita cultural, cada rbita religiosa, cada tipo de
pensamiento, cada talante humano induce una esperanza nueva y un interrogante
distinto a la figura de Jess. Precisamente, esta radical trascendencia de Cristo
sobre la historia es lo que le confiere su radical capacidad de inmanencia en cada
cultura. O. GONZLEZ DE CARDEDAL, Jess de Nazaret, 229s.
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7
W. KASPER, Jess, el Cristo, 245, ver tambin 260. El monifisismo de Eutiques y la
disputa monoteleta son solo los emergentes ms graves de esta tendencia. Ya K.
RAHNER haba advertido sobre el peligro de un latente monofisismo en la cristologa
catlica, Problemas actuales de cristologa, en Escritos de Teologa I (Taurus,
Madrid 1963) 208s. G. URBARRI, en cambio, sostiene que ese peligro de cripto-
monofisimo ya ha quedado completamente superado y que hoy estamos ante
el peligro inverso de descuidar la divinidad de Jess. La singular humanidad de
Jesucristo (San Pablo-Comillas, Madrid 2008) 95, tambin 63, 93 y passim. En todo
caso, parece ms bien que ambos peligros han continuado siempre presentes y en
tensin en la historia de la teologa. Tal vez, se trate de una tensin inherente a la
pregunta cristolgica de cmo dar cuenta del misterio de Jesucristo como verdadero
Dios y verdadero hombre; consubstancial con nosotros y consubstancial con el Padre.
8
La idea de este artculo surgi en el ao 2013 en el contexto de la celebracin de
los 80 aos de vida del cardenal W. KASPER y en vsperas de la celebracin en el ao
2014 de los 40 aos de la aparicin de su famosa cristologa Jess, el Cristo, que
hemos venido citando.
Jess, la persona del Hijo 167
9
Obviamente, hablar de consenso no implica aqu absoluta unanimidad. Solo
afirmamos que existe una importante concordancia entre los especialistas, como se
podr observar en el aparato crtico de este trabajo.
10
Tal vez una de las obras ms significativas en esta lnea haya sido la de los tres tomos
de estudios reunidos por A. GRILLMEIER - H. BACHT (eds.), Der Glaube von Chalkedon.
Geschichte und Gegenwart (Echter, Wrzburg 1951-1954). All, en el Tomo III,
apareca el famoso artculo de K. RAHNER, Chalkedon - Ende oder Anfang?, 3-49,
llamado a alcanzar una gran repercusin y consenso y que ya hemos citado en su
versin en espaol, Problemas actuales de cristologa, 169-222.
11
De hecho, el concepto enhipstasis no se encuentra en Calcedonia ni tampoco
directamente en Contantinopla II. Se trata de una interpretacin formulada
por Leoncio de Bizancio. Cf. P. SCHOONENBERG, Un Dios de los hombres (Herder,
Barcelona 1972) 66s.; B. SESBO, El Dios de la salvacin, 333ss.; W. KASPER,
Jess, el Cristo, 297. Si bien la doctrina de la enhipstasis poda resultar una lectura
consecuente de Constantinopla II, la afirmacin lisa y llana de una naturaleza
humana anhiposttica implicaba ir ms all de lo que los concilios se haban atrevido
a afirmar explcitamente. Pero poco a poco, bajo el predominio de una cristologa
marcadamente de descenso, la doctrina de la enhipstasis se fue imponiendo en un
sentido cada vez ms marcadamente anhiposttico. Esta tendencia perdurara a pesar
de los esfuerzos del Concilio de Constantinopla III por sostener decididamente una
conciencia, una libertad y una voluntad propiamente humanas en Jess. Cf. J.
DUPUIS, Introduccin a la cristologa, 162ss. Fueron importantes aqu las reflexiones
de W. PANNENBERG, Fundamentos de Cristologa (Sgueme, Salamanca 1974) 420-
428. Para un estudio especfico sobre la doctrina de la enhipstasis, ver G. ESSEN,
Die Freiheit Jesu. Der neuchalkedonische Enhypostasiebegriff im Horizont neuzeitlicher
Subjekt- und Personphilosophie (Friedich Pustet, Regensburg 2011).
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12
W. KASPER, Jess, el Cristo, 294. Por eso mismo JUAN DAMASCENO, en su De la
Recta fe III, 9, intentaba explicar la teora de la enhipstasis evitando los peligros
algo monofisitas de una compresin anhiposttica demasiado unilateral: Puede
ocurrir que concurran (las dos naturalezas) en una hipstasis y entonces ni son
anhipostticas ni tiene cada una su propia hipstasis, sino que ambas tienen una y
la misma. Citado por G.L. MLLER, Dogmtica (Herder, Barcelona 1998), 351.
13
En realidad: Calcedonia estuvo lejos de alcanzar inmediatamente un consenso
unnime. Puede decirse incluso que su frmula engendr un cisma del lenguaje
(J. Moingt) abierto no solamente entre herejes y ortodoxos, sino entre los propios
ortodoxos entre s. B. SESBO, El Dios de la Salvacin, 324.
14
W. KASPER, Jess 291s. Lo ratifica la COMISIN TEOLGICA INTERNACIONAL cuando
afirma: La definicin dogmtica de Calcedonia no pretende dar una respuesta
exhaustiva a la pregunta: Cmo pueden coexistir Dios y el hombre en Cristo? En
eso consiste el misterio de la encarnacin. Ninguna definicin puede agotar sus
riquezas por medio de frmulas afirmativas. Conviene, ms bien, proceder por
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realizada en Cristo, y haca brillar, como un meteoro que cae, la gloria de Dios
aparecida en Cristo. La imagen de Cristo..., 346.
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Las discusiones poscalcednicas, duras e intensas, desembocaron en el polmico
Concilio II de Constantinopla que opt por una lectura ms alejandrina de
Calcedonia aunque, paradjicamente, acentuando que si el sujeto ltimo de
las actividades de Cristo es ciertamente el Verbo, no lo es nunca el Verbo solo,
sino siempre el Verbo en cuanto persona humanizada. B. SESBO, El Dios de la
salvacin, 335. El subrayado es nuestro.
18
Es un hombre que vivi en un contexto concreto y que muri despus de haber
llevado su propia existencia dentro de la evolucin de la historia. La investigacin
histrica sobre l es, pues, una exigencia de la fe cristiana... Hoy en da es fructfero
y necesario, en el campo de la teologa dogmtica, un retorno hacia el Jess terrenal,
dentro del marco ms amplio que queda indicado. Es sumamente importante poner
en evidencia las innumerables riquezas de la humanidad de Jesucristo, y ms de lo
que lo hicieron los cristologas del pasado. COMISIN TEOLGICA INTERNACIONAL,
Cuestiones selectas de cristologa (1979) I.1 y I.2.6.
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As, una vez ms, la pregunta por cmo entender hoy este hacerse
hombre del Hijo de Dios volva a manifestarse abierta y desafiante en el
contexto de una nueva realidad cultural. Calcedonia mostraba no haber
puesto punto final a la cristologa sino, muy por el contrario, haberse
convertido en un slido fundamento del cual volver a partir19. Sobre la
base de un nuevo gran consenso en la recepcin crtica de Calcedonia20 y
la importancia de su significado para volver a pensar ms cabalmente la
humanidad de Jess como el lugar teolgico donde se revela su divinidad,
se fundaran muchos de los intentos de la cristologa contempornea.
La bsqueda del Jess histrico, el proyecto de desmitologizacin, o
la perspectiva de un Jesucristo comprometido y liberador, ms all de
las crticas que pudieron justamente merecer, pueden ser comprendidas
desde una renovada conciencia y sensibilidad que buscaba rescatar de
las sombras, como ya lo hiciera Calcedonia, la autntica humanidad del
hombre Jess.
19
Cf. el famoso artculo ya citado de K. RAHNER, Problemas actuales de cristologa?,
169-222.
20
Sin pretender ser exhaustivos, algunos testimonios contemporneos significativos
de este consenso bsico pueden rastrearse en A. GRILLMEIER - H. BACHT (eds.),
Der Glaube von Chalkedon; W. PANNENBERG, Fundamentos de cristologa (Sgueme,
Salamanca 1973) 351-356; W. KASPER, Jess, el Cristo, 290-294; B. SESBO, El
Dios de la Salvacin, 323s.; Le procs contemporain de Chalcdoine, en RSR 65
(1977) 45-79; J. DUPUIS, Introduccin a la cristologa (Verbo Divino, Pamplona
1994) 173ss.; O. GONZLEZ DE CARDEDAL, Cristologa (BAC, Madrid 2001) 271ss.
esp. nota 243; H. KESSLER, Cristologa, en TH. SCHNEIDER (Dir.), Manual de
Teologa Dogmtica (Herder, Barcelona 1996) 412ss.; J.I. GONZLEZ FAUS, Fe en
Dios y construccin de la historia (Trotta, Madrid 1998) 104ss.; La humanidad
nueva. Ensayo de Cristologa (Sal Terrae, Santander 1984) 434, 455-471.
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21
W. KASPER, Jess, el Cristo, 300.
22
W. KASPER, Jess, 225.
23
W. KASPER, Jess, 228. Subrayado nuestro.
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24
W. KASPER, Jess, 199.
25
W. KASPER, Jess, 283-285.
26
Aun siendo, pues, el dogma de Calcedonia exgesis perennemente obligatoria de
la Escritura, tiene que ser integrado, sin embargo, tambin en el testimonio global
bblico y se ha de interpretar a partir de este. W. KASPER, Jess, 292.
27
Aportan importantes reflexiones para una ms profunda comprensin del tema de
la preexistencia W. PANNENBERG, Fundamentos de cristologa,165-208 y J. MOINGT,
El hombre que vena de Dios (Descle de Brouwer, Bilbao 1995) II, 271ss.
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36
Son importantes, entre otras, las contribuciones de: P. GALTIER, Lunit du Christ.
tre-personne-conscience (Beauchesne, Pars 1939); La conscience humaine du
Christ, propos de quelques publicationes rcentes, en Gregorianum 32 (1951)
525-568; La conscience humaine du Christ. pilogue, en Gregorianum 35
(1954) 225-246; P. PARENTE, Unit ontologica e psicologica dellUomo-Dio,
en Euntes docete 5 (1952) 337-401; Lio di Cristo (Morcelliana, Brescia 21955);
A. GRILLMEIER, La imagen de Cristo ..., 335-376; H. DIEPEN, La psychologie
du Christ selon saint Thomas dAquin, en Revue Thomist 50 (1950) 515-562;
Lunique Seigneur Jsus-Christ, en Revue Thomist 53 (1953) 28-80; J. TERNUS,
Das Seelen- und Bewutseinsleben Jesu. Chalkedon Problemengeschichtlich-
systematische Untersuchung, en A. GRILLMEIER - H. BACHT (eds.), Das Konzil von
Chalkedon, III, 81-237; R. HAUBST, Welches Ich spricht in Christus?, en TTZ
66 (1957) 1-20; E. GUTWENGER, Bewusstsein und Wissen Christi (Rauch, Innsbruck
1960); Das menschlichen Wissen des irdischen Christus, en ZKTh 76 (1954)
170-186; K. RAHNER, Ponderaciones dogmticas sobre el saber de Cristo y su
consciencia de s mismo, en Escritos de Teologa V (Taurus, Madrid 1964) 221-243
(que trae abundante bibliografa sobre el tema).
37
Cf. P. SCHOONENBERG, Un Dios de los hombres, 99s, 102.
38
Citado por W. KASPER, Jess, 301.
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39
W. KASPER, Jess, 301 y 302.
40
W. KASPER, Jess, 303.
41
W. KASPER, Jess 309.
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42
W. KASPER, Jess, 307.
43
W. KASPER, Jess, 306. Subrayado nuestro.
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44
J. MOINGT, El hombre I, 134s.
45
La imagen de Cristo..., 346.
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46
En el mbito protestante el tema ya haba sido ms ampliamente discutido. Cf. W.
PANNENBERG, Fundamentos de cristologa, 403-452.
47
J. ODONNELL, Introduccin a la teologa dogmtica (Verbo Divino, Pamplona
1996) 103.
48
B. SESBO, Jesus Christus aus der Sicht der Opfer. Zur Christologie von Jon
Sobrino, en Stimmen der Zeit 225 (2007) 251. En espaol, en versin resumida:
Jesucristo visto desde la perspectiva de las vctimas, en Selecciones de Teologa 186
(2008) 119-132, 129. Si bien no queda explicado qu entiende aqu Sesbo por
personalidad humana, el contexto pareciera sugerir que no se refiere solo a una
personalidad psicolgica sino ms radicalmente a una plena personeidad humana.
Por eso hablar, como vimos (cfr. supra nota 17), de una persona humanizada. El
Dios de la salvacin, 335.
49
J. ODONNELL, Introduccin 103.
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50
J. MOINGT, El hombre II, 215.
51
Voz JESUCRISTO, en Sacramentum Mundi IV (Herder, Barcelona 1973), 42, 50, 63.
52
Citado por W. KASPER, Jess, 306. Subrayado nuestro. En esta lnea, tambin
deben tenerse en cuenta aqu, como antecedente importante, los aportes de W.
PANNENBERG. Pueden verse, sobre todo, los ya mencionados en Fundamentos de
Cristologa, 420-428.
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57
J. H. NICOLAS, Synthse Dogmatique, 340. De la conclusin del prrafo se deja ver
que tambin aqu el trmino personalidad es usado como equivalente de persona,
como personeidad.
58
J. DUPUIS, Introduccin a la Cristologa (Verbo Divino, Navarra 1994), 150.
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59
J. DUPUIS, Introduccin a la Cristologa, 150.
60
Cf. G. ESSEN, Die Freiheit Jesu, 260-315. Es en ese sentido metafsico es que puede
afirmarse que Jess existe de una forma distinta que los dems seres humanos, a
saber, gracias al mismo Logos y no solo en virtud de un acto creativo distinguible
de Dios que constituye una hipstasis humana distinta de Dios. M. SHULTZ,
Subjetividad, autoconciencia y conocimiento de Jess, en A. CORDOVILLA - J.M.
SNCHEZ CARO - S. DEL CURA ELENA (eds.), Dios y el hombre en Cristo (Sgueme,
Salamanca 2006), 401. No se trata de un mero acto de creacin de algo
distinto, sino de la misma hipstasis del Hijo, que sin perder su identidad ahora
comienza a realizar su acto de existir como Hijo en una hipstasis humana creada,
verdaderamente nacida, de Mara.
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61
J. ODONNELL, Introduccin ..., 105.