Ladaria - La Creación en Cristo
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Ladaria - La Creación en Cristo
Ladaria
EL HOMBRE
EN LA
CREACION
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rts. /a. N0. 44 - I? Tels.: 2 g5 00 47 - 2 45 7ó 70
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BIBLIOTECA DE F'ILO§CFíN
MAR'O VALENZUET.A,
Y TEOLOGIA
S.J"
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C.I . LA CREACIÓN EN EL MARCO DE LA FE EN JESUCRISTO I5
'6 CF. K. H. Scnerxle, Téologia del Nueto Testamento, I (Barcelona 1977); L. Scunrrczvx,
t reaciónI prouidenrk (M¿drid 1914) l2-14.
16 EL HOMBRE EN tA CREACIÓN C.I . LA CREACIÓN EN EL MARCO DE LA FE EN JESUCRISTO 17
a) Jesús como culminación de la obra iniciada en la meación Dios y su obra creadora: en primer lugar, frente a la pluralidad de dio-
ses del mundo pagano, se afirma el monoteísmo: para nosotros no hay
Por lo que respecta a Ia primera serie de textos, ocupa un lugar rele- más que un solo Dios, el Padre, de quien todo procede y para el cual
vante Hch 17,24-31t7. Dios, que ha creado todas las cosas, creó tam- existimos también nosotros. El Padre de Jesús es, por consiguiente, la
bién de un solo principio todo el linaje de los hombres. Todos han sido primera fuente y el último destino de todo (Rom 11,36). Pero junto a
llamados también desde el principio a buscar a Dios. En Jesucristo re- la confesión del Padre, el único Dios, está la de Jesús, el único Señor,
sucitado, que Dios ha destinado para el juicio de los hombres, tenemos también en contraposición con los muchos señores de los paganos, pero
el criterio por el que se mide el conocimiento de Dios que los hombres
gue, sobre todo, define la originalidad cristiana frente al mundo judío.
han alcanzado. Se insinúa una relación entre el origen de la humanidad El es el Señor por medio del cual todo fue hecho y por medio del cual
de un solo principio y la afirmación de un solo hombre en el que se va somos también nosotros (otra posibilidad de interpretación: por medio
a producir el juicio de la humanidad. A las diferentes posibilidades que
del cual somos para el Padre o nos dirigimos a él). Todo está referido
antes había de conocer a Dios, y aun de ignorarlo, sucede ahora la nece-
a la vez al Padre y a Cristo, aunque no de la misma manera. Al Padre
sidad de conversión a Jesús, en la que todos los hombres han de unirse se Ie atribuye la causalidad última de todo cuanto existe. A Jesús se le
(cf,, también, Hch 14,15s). La conversión al Dios verdadero pasa por el
atribuye una función mediadora. Solo desde el marco de la salvación,
reconocimiento de Jesús como su enviado. La venida de Jesús al mun- de la mediación de Jesús en la reconciliación con el Padre (l Tim 2,5;
do, y en particular su resurrección, significa el inicio de la consumación Heb 8,6; 9,15) entendemos lo que significa su mediación creadorale. Si
de la acción de Dios que ha empezado en la creación del mundo. En el Padre nos salva y nos une a él mediante Jesús, esto significa que nos
Pablo se encontrará más desarrollado el paralelismo entre Adán y Cris- ha hecho desde el principio mediante Jesús. El acontecimiento salvador
to, con una perspectiva también claramente escatológica, aunque más de Cristo se ve como el criterio a partir del cual hay que interpretar toda
centrada en lo antropológico: en Jesús resucitado, Adán definitivo, se la acción de Dios en beneficio de los hombres. Cristo da unidad interna
perfecciona la obra iniciada en el Adán primero (l Cor 15,45-49). a la creación y a la salvación. Las dos responden al mismo designio de
Dios, vienen del mismo principio (aunque con la diferenciación clara
b) La mediación creadora de Jesús del Padre y del Hijo) y se realizan de modo análogo. De la misión salva-
dora de Cristo se deduce su relevancia universal. Por ello indirectamente
Más importante para nuestro actual propósito es Ia constatación Jesús es contemplado como el centro y el sentido original de la historia.
del hecho de que a partir de la toma de conciencia de esta significa- Heb 1,1-3. Thmbién aquí hallamos la idea de la mediación de Cris-
ción salvadora definitiva de Cristo se llega en el Nuevo Testamento a la to en la creación; el Hijo es aquel por medio del cual Dios hizo los ueo-
afirmación de su mediación en la creación, a atribuirle un significado nes, (el mundo). La mediación se expresa en los mismos términos que
protológico; de esta manera se sacan las últimas consecuencias de la en el texto anterior (did). La mediación creadora esrá en conexión con
significación salvadora de Jesús, a la vez que esta queda ulteriormente la salvación, al.vez en forma más explícita que en el texto anterior: el
afianzada. Tenemos que examinar algunos de los pasajes neotestamen- Hijo por quien todo ha sido hecho es el revelador definitivo del Padre,
tarios más significativos desde este punto de vistar8. que nos ha hablado en él en los últimos tiempos; y es también el resu-
I Cor 8,6. Se define en este pasaje, probablemente prepaulino, la citado de entre los muertos, que ha sido constituido heredero de todo.
especificidad de la fe cristiana frente a otros dos modos de entender a Irl pasaje se refiere, por tanto, a Jesús encarnado, muerto y resucitado,
r¡ue después de haber llevado a cabo la purificación de los pecados está
sentado a la derecha de Dios (v.3). En este contexto tiene sentido su
'7 Cf. E. ScnrrrrnEocro<, Cristo 1 los tistianos, o.c.. 511ss; E. HÁNcHeN, Apoxelgerhichte
(Coringa lq56) 458sr C. ScnNnotn. Die Apostelgesrhiehrr. Il {Friburgo-Basel-Viena 1982) 218- lnediación creadora, que no se limita en este pasaje al primer instante
24J.S.Smucrr,"El kerigmadeP¿bloenel Areópagoateniense(Hech l7)": ReuisraAgustiniana
3l (1990) 503-534. tle la creación: Jesús, resplandor de la gloria de Dios e impronta de su
'8 Cf para 1o que sigue L. ScHrrrczvr, Creación I prouidencia, o.c., 14-21; F. MussNrq
nCreación en Cristo,, en MySal Ill1,505-513, con la bibliogralia allí señalada; F. HeuN, Dl¿
\W.
Schiipfungsmittlerschafi Christi, en C. Ces,a.Lp Mencnrsprr (ed.), Parok e Spirito (Brescia 1982) 'e Cf \(l Tr¡úsrNc, en K. RA.HN¡n - Tsüsrxc, Cristoltgía. Estudio teohgico y exegetico
661-67 8; J. L. RuIz oe r,a. Peñl, Teología c{e la creación, o.c., 63-87. \MuJ,rid 1975) 245.
l8 EL HOMBRE EN LA CREACION C.1. LA CREACIÓN EN EL MARCO DE LA FE EN JESUCRISTO 19
esencia (Sab 7,25-26), todo lo sostiene, también en el momento pre- y la salvación que. nos trae. De la mediación creadora se pasa, por ranto,
sente, en virtud de su palabra poderosa. La palabra creadora de Dios, a la mediación salvadora ra. En todas esras afirmaciones ie ,r" éo, .rr"u,
a la que más adelante nos t€nemos que referir (Heb 11,3, el universo luz cómo el «pri,cipio » ya no es simplemente la creación, sino el Logos
fue formado por la palabra de Dios), se hace aquí palabra de Cristo. en su ser divino que en la creación comunica su vida.
panta), el ámbito sin fronteras al que alcanza la eficacia de su acción. Cristo, su imagen, visible a todos los hombres que, a su yez, han
se hace
P"ra algr.rnos el himno consta de dos estrofas (15-18a y 1-8b-20), la de convertirse en imagen de Crisro, en el reflejo de su gloria (2 Cor 3,18;
primera de las cuales se referiría al primado de Jesús en relación con 4,6; lambién, Sab 7,25s, donde la sabiduría aparece como imagen de la
il uni.rerso, más cosmológica por tanto, y la segunda se centraría en la bondad divina). Según esta opinión, Jesús sería la imagen del Dios invisi-
función salvadora de Cristo, de contenido más soteriológico o eclesio- ble en cuanto, siendo el reflejo del Padre y Dios como é1, lo da a conocer
lógico. Otros prefieren una distribución en tres estrofas, asignando a la a los hombres. Pero cabe todavía otra interpretación, no necesariamente
iniermedia (l6b-1Ba) una función de transición; el significado de las incompatible con la anterior: el término «imagen, se referiría más direc-
dos estrofas extremas sería el mismo que en la otra hipótesis. Thmbién tamente a la función de Cristo respecto a toda la creación30; la imagen no
esta es cuestión relativamente secundaria para nosotros'7. Lo que más es solo el refejo de un modelo anterior a ella, sino también precisamente
nos interesa es el paralelismo entre las dos estrofas o temas principales. este modelo; el término significaría así tanto como oparadigmar. En este
Antes de examinar las afirmaciones concretas sobre Jesús que ha- caso la «imagen» sería Jesús en cuanto es modelo o principio a partir del
llamos en el himno, debemos aclarar si el con.lunto se refiere solo al cual Dios ha creado el mundo, como el sello o la marca que lleva toda la
Hijo preexistente o si toma directamente en consideración a Jesús creación. Tal idea estaría en relación con la mediación creadora de Cristo
hombie, muerto y resucitado. Parece que es más razonable inclinarse que enseguida se pone de relieve. Estos dos posibles significados, como
por la segunda solución'8. Ante todo, por la introducción misma del decíamos, no tienen por qué excluirse mutuarnente. Tal vez el senddo
hi*.,o, el Padre nos ha trasladado al reino del Hijo de su amor, en que haya que dar al término «imagen» depende del modo como haya que
quien tenemos Ia redención y el perdón de los pecados (v.14); es- claro relacionarlo con lo que sigue, udel Dios invisible»; este inciso, según algu-
qr.r..rt"t afirmaciones solo tienen sentido si tenemos en cuenta al Hijo nos, no formaría parte del himno primitivo. Es claro que si consideramos
encarnado; a este «Hijo de su amor, que nos ha redimido se refieren la frase tal como la tenemos en el texto actual, diffcilmente podremos
gramaticalmente todos los pronombres que hallamos en el himno. Por eliminar este sentido de revelación, por el contraste con la invisibilidad
ótm p".t., en Ia estrofa final se alude también claramente a la muerte de Dios que se pone de relieve y en relación con cuanto se afirma en
y , lá ,"rrrrr.cción de Jesús; el paralelismo que se observa entre las dos 2 Cor 4,4. Pero no se puede olvidar que el segundo sentido empalma
estrofas tiene sentido solo si también las afirmaciones de la primera muy bien con cuanto se indica en los versículos siguientes, mientras que
parte toman en consideración al encarnado. Po¡ último, algunas de las el motivo de la revelación no vuelve a recogerse en la continuación del
éxpresiones de esta primera estrofa se entienden mejor si se ven referi- texto. La solución del problema puede estar relacionada con lo que se
dai a Jesús en cuanto hombre: primogénito de la creación, imagen del piense sobre la forma primitiva del himno. En todo caso, la opción por
Dios invisible...; pero sobre estas expresiones volvemos inmediatamen- una u otra posibilidad no es decisiva desde nuestro punto de vista ¡
te. Jesús salvador es el sujeto de las afirmaciones sobre su preexistencia y como decíamos, los dos matices pueden considerarse no solo como alter-
su función en [a creación, que tienen la finalidad de explicar quién es é1. nativos, sino también como complementarios.
El primero de los títulos cristológicos que encontramos enfa primera La segunda afirn-ración cristológica hace referencia a la primoge-
estrofa es eibon, imagen. Dos posibilidades fundamentales se ofrecen para nitura de Jesús respecto a todas las creaturas. Hay que notar ante todo
la comprensión de este título2e. Por una parte' puede designar a Jesús que «primogénito» no tiene por qué indicar el primero de una serie
como revelador del Padre; el uDios invisible, se da a conocer gracias a de igualesrl. No se trata solo de un primado cronológico, sino tam-
su Hijo hecho hombre. lJn claro paralelo paulino da pie a esta inter- bién de excelencia y de dignidad, en relación con la función creadora
pretación: "[...] el resplandor del evangelio de la gloria de Cristo que es de Cristo que enseguida se precisará. Jesús parece ser el primero en el
i*rg..r de Dios, (2 Cor 4,4). La gloria de Dios, refejada en el rostro de plan de Dios, es decir, a pardr del designio de la encarnación hay que
entender la obra creadora de Dios y en particular el papel de Jesús en
,7 Por Ia repetición ,Jel hos estin en v.15 y l8b me inclinaría más por la primera solución;
ella (hemos justificado ya al comienzo de estas lineas Ia referencia de
por otra parte,'e[ comienro del v18 es sin duáa de transición hacia el tema de [a segunda parte.
Cf, CNrrx.q, ibíd., 5lss.
'n Cl. CH. Btsxcr.p" .S, hi)lrfung uud Verscihnung, o.c.. 31 .
']8 Cf. A. Gnlluuerrn, r/eszs der Cbristm im Gl¿uben det Kirche, o.c., 99.
" Cf. ibíd., 99s; N. (¡HI-, Der Christuhymnus im Kohserbrief o.c., 52-81; J. N' ArarrI, 'l CL N. Ktut, Drr Chri¡tush¡ynnus im Koloserbrief o.c.,82-85. Basrará aludir como ejemplo
Colosiens 1,1 5-20, o.c., 82ss. r Sal 89,28.
22 EL HOMBRE EN LA CREACIÓN C.I . LA CREACIÓN EN EL MARCO DE LA FE EN JESUCRISTO 23
acontecimiento que nada tenga que ver con la marcha de la historia, sino por cabeza (Ef 1 , 10). En cristo hemos sido elegidos nosorros «antes
de
que nos descubre el último sentido de esta. Solo como primogénito de la creación del mundo, (1,4; cf. también l,5.il, etc.). El d..ijrio
d.l
entre los muertos puede Jesús ser primogénito de la creaci6n3T . Así Jesús Padre, qu3 con la_ oredicación del evangelio se ha dado .oío...,
es el nprimero en todor, en este nuevo orden y en el inicial; este último " ",
anrerior al inicio del mundo. La creacióñ se inscribe, por consiguiente,
llega a su fin solo en la salvación que en Cristo se revela y se realíza. en esre marco de la salvación en cristo; su finalidad es Ia recapit"ulación
La primacía de Cristo en el orden de la salvación, en corresponden- de todo en Jesús. La novedad de la revelación de esre designiJ.,o"f..,,
cia con el de la creación, tiene como fundamento el designio de Dios de en nada a su prioridad en la menre divina.
hacer habitar en é1 la uplenitudr; es la propia presencia de Dios la que El somero análisis de estos rexros, en particular el de Col l,15-20,
justifica y da razón de la primacía de Cristo 3'. En efecto, según se indica nos.hace ver que la resurrección de
Jesús arroja una luz definiiiva so-
en la misma carta a los Colosenses, en Cristo habita corporalmente la bre la función de cristo desde el comienzo di mundo y Io
a largo de
plenitud de la divinidad (Col 2,9). Por lo tanto, a través de Cristo resu- la historia. No podemos. prescindir de esta perspectiva cÁtológica
en la
citado de entre los muertos ejerce Dios Padre su dominio sobre todo el teología de la creación (áunque no sea .rt. único punto qí. h"-o,
universo. No aparece a primera vista una estricta correspondencia entre de desarrollar); más aún, soL si la tomamos "l como prl.r,o
áe partida
la subsistencia de todo uen é1, y la presencia nen é1, de la plenitud; pero podemos entender el misterio de la creació., .., tod" ." p.oruriJia"a.
no podemos olvidar que esta plenitud tiende a c<¡municarse, la Iglesia La salvación que se nos ofrece en cristo es ciertament. .r.," novedad
es la plenitud del que lo llena todo en todos (Ef 7,73), y los cristianos que nunca subrayaremos bastanre, pero a la vez constituye Ia plenitud
han de llenarse de la plenitud de Dios y de Cristo (Ef 3,19;4,13). de un.mundo que desde el principio fue hecho .o.r ,,-i
Por último, en el v.20 se habla de la reconciliación de todo por hacia él camina. El orden de ia creación y el de la sarvación
-.ai".iá" y
parte de Dios «por medio de é1, y uhacia él» (2 Cor 5,1Sss). La primera identificarse en rodos los aspectos, pero no pueden rampoco""
f".a.i,
r.i"."rr..
expresión, upor medio de élr, se refiere claramente a Jesús. La reconci- Existe entre ellos de hecho una
-utu, ordenación, .., l" q,r. Ia piimacía
liación del mundo, que tiene en el Padre el último principio, se realiza corresponde a la salvación. A continuación debemos profundizar
breve-
con la mediación de Jesús. Dios es quien crea y reconcilia, a él se remite mente en.esre pullo sacar algunas conclusione, qrr. serán importan_
últimamente la iniciativa de la creación y de la salvación, ambas reali-
{
tes para el desarrollo de nuestró tratado.
zadas por medio de Cristo. El paralelismo con ia primera parte de la es-
trofa es aquí claro. Pero son posibles dos interpretaciones del uhacia élr:
puede referirse a Jesús o al Padre. No se puede excluir del todo, aunque 4. La relación entre la creación y la salvación.
no podamos hablar con el mismo grado de seguridad, que según este Intento de refexión sistemática
pasaje el universo reconciliado tienda a Cristo como a su fin; si así fuera,
se compietaría la correspondencia con la finalidad de la creación según Los pasajes del Nuevo Testamenro que acabamos de examinar
bre-
el v. 16. Pero, tanto nos hallemos ante una ¡eferencia explícita al Hijo vemenre nos han puesro de manifiesto que la fe en la creación,
desde
como al Padre, queda claro que Ia creación entera tiende hacia la pleni- cl punto de visra crisdano, no puede entenderse con independencia
del
tud de la reconciliación que se ha llevado a cabo por medio de Cristo, al .contecimiento central al que se refrere Ruestra fe, la vida y la
obra de
nuevo orden que comienza y se fundamenta en la resurrección de Jesús. fcsucristo. La fe en la creación de todo por Dios en Crisro .., po, ,".rao,
El pensamiento desarrollado en este himno de Col encuentra su "secundaria, o de¡ivada respecro de nuestra fe en Jesús serior, io cual no
complemento en Ef 7,3-14. Aunque la creación no sea el objeto directo significa que no se deduzca necesariamente de elÍa o
que no per r.*rr^
de este texto, se afirma que esta ha sido desde la eternidad finalizada 'lc
forma esencial a su desarrollo. Más aún, en algún sentido'r, f.
.l
en Cristo: el designio que Dios se ha propuesto de antemano es hacer l)ios creador puede preceder al conocimiento detristo y aun ",
preparar
que todo, lo que está en la tierra y lo que está en el cielo, tenga a Cristo ,'. su medida a é1, como ha ocurrido en el Antiguo G.tá.nto
i",r.,q,.r"
lrcmos üsto que en el desarrollo de esta f. no prrd. separarse
17 Hrr,q.nlo o¿ Por.l,rens, Ti. Ps. 2,28: CSEL 22,58: «Est enim promogenitus ex mortuis, qui l, ii., áé u
crat primogcnitu\ (rea(urae: idcirco primogenirus ex mortuis u( mJneret prirlrogenitus L('(anlrae".
'lianza). Pero es importante rener presenre que la fe éristiana .., l" .r.r-
r Cf. N. Ksut, Dr Christushymnus im Koloserbri ef, o.c.. 1 10- I 25. t irin no afirma solo que Dios ha creado el mundo,
o que lo ha cr."do de
26 EL HOMBRE EN LA CREACIÓN C.I. LA CREACIÓN EN EL MARCO DE LA FE EN
JESUCRISTO 27
la nada, etc. Afirma al mismo tiempo que toda la creación se ha llevado a la economía de la creación y la de ra sarvación; las
consecuencias en
cabo con la mediación de Cristo, que en él subsiste y haciaél camina. Es- relación con la universalidad'de esta última, en
principio al menos, son
tas afirmaciones denen sentido solamente a partir de la salvación llevada evidenres:.esra no puede abrazar a todos Io. hárrb..,
r'rr¿^
a cabo por Jesús y como consecuencia de ella. La salvación es el sentido la realidad creada en todas sus dimensiones (en
.";;;""i ^tr "r
;;;..r"y. r"
último del mundo y de la historia, y lo es porque desde siempre el mundo dimensión. material y corpórea). AI no haber enrre creación
y salvación
lleva el sello de Jesús y no tiene consistencia al margen de é1. una relación inrerna, al provenir en último rérmino a.
prií.ipio, air-
Las afirmaciones sobre la relevancia cósmica de Jesús son, a poco tintos (explíquese esro en sus detalres como se exprique),
h ák".i¿.,
que las consideremos de cerca, sumamente atrevidas. Pero los primeros y al hombre solamente ndesde f*.á",'., á;;ir-;;;;.".
cristianos las han hecho desde muy pronto porque enseguida arraigó en
"i:": .rl Tuldo
relacrón intrínseca con lo que ellos son; Jesús no puede tener una
sig_
ellos la convicción de que nada hay en el mundo que sea independiente nificación universala0. En estas condicio'nes,
¿qui significrdo ir.r. l,
de Cristo o que no tenga que ver con su dominio. Nos hallamos ante el salvación misma? ¿Es la verdadera plenitud delá
..eríu.a?
desarrollo consecuente de la idea del señorío de Jesús, de su condición
de Kyrios exaltado a la derecha del Padre y por ello mismo el Hijo desde
. IT".rr a esra separación de creación y salvación los padres han de-
rendrdo ta unidad inrerna de creación y sarvación,
dc ros dos Testamen-
la eternidad. Este dominio de Cristo se manifiesta como salvación para tos, y con ello la mediación y la. significación universal
de Jesús. Este,
los que en él creen. La fe en la creación, o mejo¡ la consideración del en su concreción histórica, ha sido Lonsiderado
como el mÁo. o á¿n
mundo y del hombre como criaturas de Dios, no puede dejar de rela- del universo, que ha dejado en rodos .r, ,.mill"r.
S;1. i;"rt""".,
cionar estos dos aspectos. La creaciín es para la resurrección, es decit y
f,
en plenitud; pero ello no quiere decir que no quepa
para la salvación; el comienzo es para el fin que tiene su consistencia ya ::::.i: enf?seen
oescub,r ros orros, en quienes han vivido antes de cristo
o ,o t .,r-
en la resurrección de Jesucristore. Es precisamente este fin anticipado el nocen, partes o aspectos de esta verdad. A ella se
debe cuanto de bueno
que nos hace ver el sentido de los orígenes. En la resurrección se revela y podemos hallar en estos hombres, a_la vez
el hecho dü;;;;;*"
se realiza ya en primicia la consumación última, que desde el comienzo
I
I
cia no sea toral explica la frecuencá de sus errores.
Así se ha expresado
constituye el objeto del designio de Dios. La creación del mundo en san Justinoar. En términos semejantes Io ha
hecho cr.-.*
Cristo nos lleva, por tanto, hacia la plenitud escatológica como único dría; el hombre se hace racioni en cuanro se asemeja
J.ir.,;"-
al Verbo; ..L .,
destino de todo cuanto existe. El señorío universal de Cristo, que es Alfa Ia causa de nuesrro ser antiguo (la creación),
y de nuestro vivir bien (la
y Omega, manifestado en la resurrección, nos permite alsrazar con una salvación); en la encarnació--n se ha ,,ortraáo'.IV*b",
misma mirada el comienzo y el fin de la historia. El Dios principio de la de todos nuestros bienesa2. y ;";;;;^;;rr"
esta nrazón, o ologos,
creación, que en Cristo realiza su designio salvador, es el Padre. Hay una precisarlo bien, es el concrero
i;;;", d"l mirrdo,
Jesús que ha ,iviáo, -".;;;;;;.it;",
relación íntima entre su paternidad y su condición de creador. La prime- no es un principio impersonal. por eflo er seguimiento del sánor, .l ...o-
ra es previa a la segunda. Dios ha creado precisamente para poder hacer ¡locimiento y Ia aceptación del evangelio, ain con
el aspecto d...r.¿n-
a los hombres partícipes de la condición filial propia solo de Jesucristo. dalo» que pueda tener para el mundo marcado
por el pecado, no es una
Esta unidad de perspectiva en que se contemplan la creación y la separación o un aparramiento de la dinárnica
d. l" hirto.ir, ,lro p..Ár-
redención, tan enraizada como vemos en el Nuevo Testamento, ha sido
mantenida por la más antigua tradición cristiana frente a los peligros 4-cf' A' oxsr' In,oducció13-Qtegrogia
lútt,tp.,.Lr¡stologu
t60:,lor,-qisrglggía
;7o., Cristoloqí¿ gnósrica,
gnó*ica,lt lt (SRC l9r(r) ail_áú?-" '
l916 A¡l_e3¿l " y III
de ros sigros II ' (sa^mmca1987) 18-28, r58-
que amenazaron precisamente en este punto concreto de la fe. Mar-
'' Cl.Apo..1l2,7.en D. Rulz Bus¡.¡o (ed,.¡, parlresapostólicosltapologisrasgriegos(BAC,200j (BAC.2009)
ción, y con él muchos gnósticos, distinguían entre el Dios demiurgo, ji;l,l;
.lrrl():2Z.lss ,tl!!,2);li.r^,!r,:l9lol;:",!1"
(p.1035)l 23,2 (p.1036). sobre i;:,ii iáÁíJü.'u"
fes.rs."-J.t V.rU"'#e.r"ár;i,
en genuar; 44, r0 (p r05 r), so
(c la
l,rli',1' senrilla de la verdad: 4qo,)s
Yahvé, el dios del Antiguo Testamento, y el Padre, Dios del Nuevo r
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6- 2ss (p. oi¡si. .obre
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(8)'j' en ibíd | 0-8' sohre
Testamento; por esta razón, antes de Cristo no pudo ser conocido el I v"tUt ."-ir), ;il;;;; "*rs.cristianos: tas; APot;
I0'2ss (p l080ss); -/ (p.l084sl..t '
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verdadero Dios. Con ello se separa el Antiguo del Nuevo Testamento,
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GCS I2,29: )ü.il2,1ss: C(
ee:
re Cf \7 P¡.NNeNssnc, Fundamentos d¿ cristología (Saiamanca 1974) 86s; 132ss; del mismo, 1l:,/-r-: 12,7g, etc. Cf. R. Holrs, .Loeos Socr
""",'Li;;,"jifi,3;:j":::r"::,7:::lr:lqt"lJ,..,1í,*)ZutrLi,iiir'id'i*?i[,a
La rcuekción como h*toria (Salamanca 1977). Hay qie subrayar en todo caso que la «anticipación,
acaecida en Cristo es ya un cumplimiento real, no solo una apertura al futuro. t :: : ::? ;, ii!:i j;rr'rii
¡u.\.nrfinan t.taton$m ñ.nd Gno$icisrni;:) ;
{i,:x :' teo hgico-a"t;, opo
l::::,:no. Estudio
I t j',tndri
::';l !;i; :i
r \:f
Lnt¡, Cbruent of Atemndnal A S)udy
(I¡ndres 1971): L.. F. It {i EI Espíritu ::
froenrr.
l;gi,i- lll^á.iá-isáb)-j j_ao.
en á,
Ckmente
28 EL HOMBRE EN LA CREACION C.I . LA CREACIÓN EN EL MARCO DE LA FE EN JESUCRISTO 29
mente obrar conforme a la razÁn y al sentido del mundo. solo con esta definitiva realizaciín de lo ya iniciado. Sin que
esta es, por_ orra parte, la
interrelación de creación y salvación se salva en el fondo la unicidad de puedan reducirse la una a la orra, la protología y la escatología no pue-
Dios y de su designio; y con ellas Ia bondad radical de todo lo creado. den considerarse como ajenas entre sí. Las dos reciben de la cristofogía
La corrsta.tt. mediación del Logos da también unidad a todas las su luz y su senddo definitivos. En ambas se rrara de la acción de Dios en
etapas de la historia de la salvación. En efecto, siendo el Hijo de Dios Jesucristo. Toda la relación del mundo con Dios se establece por medio
la Édabra del Padre, es el principio divino en virtud del cual Dios sale de Jesús, y el sentido profundo de la obra de este es la mediaáón, como
de sí. Así, para san Ireneo el Hijo es lo visible del Padre; para Clemente el Nuevo Tesramenro aresrigua repetidas vecesa6. De ahí la unidad in-
Ale.iandrint es el rostro (prósopon) de Diosar. Por ello, en virtud de este trínseca de protología y escatología, de creación y de salvación.
priÁcipio, toda manifestación de Dios a los hombres ha de considerar- Si, como decimos, la afirmación cristiana de que el mundo y el
r. l, luz de Ia encarnación y como una anticipación, prefiguración hombre han sido creados por Dios significa afirmai la relevancia iós-
"
o consecuencia de ellaaa. En efecto, alaluz de lavenida de Cristo al mica, universal, de Cristo, la fe en Jesús no puede converrirse nunca en
mundo, presencia radical y definitiva de Dios entre los hombres, han una cuestión meramente oprivadar. Los valores cristianos tienen una
deducido los primeros p.niador.s cristianos que toda manifestación di- relevancia universal, dado que el sentido definitivo del mundo viene de
vina a los hombres acontece por medio del Hijo, que es en Dios mismo Jesús. Todo ello no significa en absoluto poner en duda el principio
el principio de toda la manifestación exterior. Según esto, todo conoci- de la autonomía de las realidade. te-poraler, al que más adeiante nos
*i.nto de Dios ha de estar mediado por el Logos, aunque no siempre tenemos, que referir. Se trata simplemente de afirmar que la realiza-
esta mediación se ponga de manifiesto. Todo acceso a Dios Por parte ción de los valores cristianos significa siruarse en el inteiior del dina-
del hombre (posibilitado siempre por Dios que de una manera u otra se mismo de la historia y no precisamente al margen de ella, aunque así
da a conocer), ,,rn .l denomiÁado en la tradición filosófica y teológica pueda aparec., r..., ., ,r., mirada superficiall\M pannenberg'señala
conocimiento onatural, de Dios, será siempre un conocimiento por que a partir de "la fe en Jesús hay que hablar de la ouniversal relévancia
medio del Hijo, que da consistencia a la creación y sostiene el univer- ontológica, de Mc 8,35 par:. nEl que quiera salvar su vida la salvará;
soa5. Solo la fresencia del Hijo en la creación posibilita que esta pueda pero el que pierda su vida por mí y por el evangelio la salvaráoa7 . Lo
ser un punt; de partida para el conocimiento de Dios o que sea,-tel cristiano, aun con el escándalo que pueda suponer y de hecho supone
\r., con más preciiión, una primera manifestación de Dios mismo (Sab (1 Cor 1,lBss), es la máxima realización y perfección de lo humano,
13,1-9; Eclo 17,8; Rom 1,19-21; DS 3004). nos revela el último senrido de lo que somos y de lo que es el mundo. El
La creación, realizada con la mediación de Jesús, camina hacia la ple- Concilio Vaticano II (GS 41), nos dice que el que sigue a Cristo, hom-
nitud en él mismo; de ahí la tensión entre la protología y la escatología bre perfecto, se hace él mismo más hombre. De ahí que la Iglesia no
oue inevitablemente se establece. La creación no está todavía terminada, pueda dejar de proclamar su fe a quienes no la conocen y de
f..r..rt",
,'irro q,r. está llamada a una plenitud definitiva. Por ello, la protología a los hombres los valores que de ella derivan. La vida de
Jesús, en parti-
no encuenrra su cumplimiento definitivo más que en la escatología, y cular su muerte y su resurrección, es, a pesar de su aparente irrelevancia,
centro y razón de ser de toda la historia.
ar In¡Neo onLyoN, Adu, haer. \Y 6,6 (sch 100, p.450): uvisibile Patris Filius,; cf., también,
En la historia de la teología y del pensamienro esta cuestión de la
lV 6.7 ( ibíd., p.450ss); Crr,r'ts¡rre or Are.¡aNoile, Pedag. I 57 .2: GCS I2' I 24r Stom' Y 24'l: universal de Jesús, el sentido de su encarnación en el desig-
'elevancia
hcs
- -r1 ri.¡¿s, Vu 58,;' GCS 17,42; Exc.
7beod. r0,5: GaS 17,110; 23,5: GCS 17,114' .io divino, ha recibido respuesras distintas. se conoce este problema
Ái ¿.r¿. sa, j*rtiro las teofanias del Antiguo Testamento se consideran manifestaciones
delHiio: Aool.162-é3, en D. Rurz Buero kd), Fadres apostólitos l apologistas griegos_. o.c., 1065-
como el de los umodvos de la encarnaciónr. Aun sin querer entrar di-
to6Tt Dial. ThnDh.56-GO, en ibíd., I 164-1174. Cf. además de los texros citados en la nota ante- fcctamente en la línea de esta controversia, nos conviene hacer alguna
,i"i, i*.i" Adu. haer. lv 2;5 (sch 100. p.4)8'436\:7,1-2 (ibíd.. p.450-460):.29'tl
"r'Lr"..
iiUiá.. o.rroo-cos); V 18,3 (SCh l5J' p.244-246\: Crer're¡urs oe Are.¡nNonia' Ext' Theod' 19'2: rrlusión a ella, no solo por su significación histórica, sino tambiéripor
üói'l7jl),-Á,*^," "i ijo,r,t*t' b¿ Trin. Í'V 25: CCL 62,130-t)2 (cf en [o" La Trinidtd l:r relevancia que puede tener todavía para la reflexión sobre el mádo
|SAClg8áiiei-reS). Br,, idea prevaleceSá hasrafnales del s. ry;S¡N AcusrÍN sostendrá
ya la
.o.i.i¿...átraria. De Trin. fl lal¡:, CCÍ 50,126 (cf. en OCSA Y. 2il-232\: para más infor-
on
*,i
-L*iór rob.. el oarricular, cf. M. slvoNerrt. La cisi ariana nel lv setolo (Roma l97l) 506-51l. 9!^B^,
SzstoiiÉ, Jesucristo el único mediador. Ensayo sobre la redención y la saluación (Sala-
rrrrnca 1990).
Ci. i. M"l,i" ¡*tr,'Exixencia, mundanid¿d, cristianismo. Introd*cciónflosófco-anfiopológi- a7 Fundamentos
ca a h teobgía fundamental (Madrid 1974) 467ss; 592ss' de cristología, o.c.,491' cl 484ss.
30 EL HOMBRE EN LA CREACION C.I . LA CREACIÓN EN EL MARCO DE LA FE EN JESUCRISTO
3l
de entender la función de Cristo en el designio divino. Santo Tomás, recer en esta visión la debida relevancia. La posición de quienes
afirman
seguido por numerosos teólogos aun fuera de la estricta escuela tomista, la precedencia, en el designio de Dios, de la encarnación
del Hiio sobre
afirma la no necesidad de la encarnación para la redención del género cualquier orra evenrualidad y en concrero el pecado, tiene sin'Jod"
t"
humano, pero sí la conveniencia de la misma; moviéndose en la línea gran ventaja de poner de relieve el sentido crisiocéntrico de la creación,
marcada por san Anselmo, aÉrma que la encarnación, precisamente por
{ permite ver a Jesús como el eje único del designio de Dios en ia uni-
estos motivos de conveniencia, ha sido querida y pensada por Dios para dad profunda de creación y salvación. Se recogásí, sin dud.a,
una gran
remedio del pecado, de modo que es nmás conveniente, decir que si el línea de la tradición más antigua, olvidada .., ti.-po, posreriores 50.
Se
pecado no se hubiera producido, Cristo no hubiese venido al mundoa8. puede notar con rodo que deide esta posición ,. podri, llegar a pensar
La escuela franciscana hizo suya Ia postura de Duns Escoto, según la a cristo al margen del mundo o deducir esre de r,, p.i-og.íi,.r.^l
Todo
cual la encarnación fue decidida por Dios antes de cualquier mérito o esto-por §upuesro no es razón para no insistir en el primado de
cristo
demérito por parte del hombreae. Su argumentación se basa en la ma- en el designio divino y en su co;dición de presupuesio nprimero,
el de-
yor relevancia óntica de la humanidad de Cristo respecto a toda otra signio creador de Dios; se rrara simplemeÁte d..ro.orrrrderarlo nunca
I
realidad creada; por esta razón, Cristo ha de ser anterior en el designio separado de los hombres, y, en la economía concreta, de los
hombres
de Dios a cualquier otra creatura o acción de la misma. pecadores y necesitados de redención 5,.
Los partidarios de la doctrina tomista se apoyan en el orden histó-
rico de los acontecimientos, y en no pocas expresiones de la Escritura y
, ,Naturalmenre se plantea el problema del sentido que riene el intento
de descubrir o de imaginar en los designios divinos ,., ánr",
y un después;
de la tradición que hablan de la finalidad redentora de la encarnación; tal vez esra sea la dificultad mayor que para nosorros of..ce .i
sobre todo parece muy claro que esta acontece en el solo provecho de r. hl -odo como
el problema en la htLrir, aunque, por orra parre, nos
los hombres, por nosotros. Pero se puede señalar igualmente una limi- resulta"b.9ll1do
difícil escapar a. e:roj esquemas d. .ucerión i.-pord. T.rrá-o.
tación, que resulta evidente después de cuanto venimos diciendo en este r¡ue afirmar la centra-lidad de cristo en el designio del padre,
y a la vez
capítulo sobre el sentido de la creación en Cristo: parece que, según esta t¡ue la encarnación no tiene oüo morivo sino hlalvación
de los'ho-br.r,
concepción, la acción de Cristo queda reducida a la de nrestaurador, de lropter nos lto.minl et propter nostram salutem.Ahora bien, hay que tener
algo que alguna vez estuvo bien y tuvo sentido sin é1. En efecto, la sal- r)resente que la nsalvación» es un concepro más amplio q,r..l á. ia ,.de.r-
vación de Cristo es la plenitud del ser del hombre en todos los órdenes, ción o superación del pecado, aun co.roda la ceniraridad e importancia
no solo la liberación del pecado; no ha habido nunca otro designio de (lue este último aspecro tiene sin duda; la salvación
es el d.on de ,í mis-o
Dios sobre nosotros más que esta plenitud en Cristo. Los pasajes a que r¡ue Dios nosJrace en Jesús y en el Espíritu, que nos permite
la participa-
nos hemos referido que nos hablan de la mediación universal de Jesús, eión en su vida trinitaria. La salvación del hómbre ctnsiste
.., L .orfor-
que es alavez meta de la creación y dela historia, no adquieren al pa- r.ación según_ cristo, en reproducir su imagen; en realizar en último
tér-
,rino el ideal human., que en.u.rrtra en cr]sto resucitado su paradigma.
'8 Sth. II q.1 a.3: oCum in Sacra Scriptura ubique incarnarionis rario ex peccaro primi ho- Por lo ranro, la salvación del hombre y er cristoce.tri.-o .", .l
minis msignetu¡ convenientius dicitur, incarnationis opus ordinatum esse a Deo in remediunr
contra peccatum; ita quod peccato non existente incarnatio non fuisset, (cf. en STST XI, 77-79). ,lcsignio de Dios no pueden considerarse do, .orm opuestas;
Ta[ vez no sería lácil justificar el "ubique".
al con_
a" Reportatio parisiensis,lll d.7 q.4.:.Sed Deus ordinatissime volens, igirur sic vult; igirur
t'rrrio, vienen a coincidir. Este es el punto que primariarnente debemos
primo vult se, et omnia intrinseca; immediatius quantum ad extrinseca est anima Cristi: igitur atl r('tener. Nunca insistiremos bastante en la-imposibilidad
quodcumque meritum et.rnre quodcumque denreritum, praevidit Chrirum sibi uniendum il
de separar la
,,bra de Cristo en la creación y en la salvación, aunque
unitate suppositi,. Sobre los motivos de la encarnación, cf. H. U. vox Berrnasen, «Fll miste¡io d"b"Áo, áir-
pascual,, en MySal 1lll2, 143-335, esp. 14j; l. I. Go¡¡zÁuz F¡us, L¿ ht¿manidad nueua (Madirl r i rrguirlas' Ala vez, no podemos
formarnos una idea del Hijo
1975) 594-598 G. MenrsLer, «Il primogenito di ogni creatura. Abozzo di una visione cristolo ( rcarnado. El "brr.r.r"
gica della creuio ne,: klCom 25 (197 6) 18-47; J. f)Úpurs, G¿si Cristo it¡contro nlle religioni (Asís Jesús centro de la creación es el que conocemos, muerto
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tion¡»:LouuainStudies16 (1991) 155-169; unejemplodelacuestiónenlaprimitivaescolásri..r
",,,,.1.1rj.u...11;
t"ttromat¡ru..?,Í,,,ersonen 3, (rrad. esp.:
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EL HOMBRE EN LA CREACIÓN
C.'I. LA CREACION EN EL MARCO DE LA FE EN JESUCRISTO 33
32
del pecado' liza en su plenitud en la salvación del hombre por el Hijo encarnado.
v resucitado. lesús nos salva y nos lleva al Padre librándonos
'E;;;;;;;;;¿i no .. solo iedents¡' (en el sentido estricto del térmi- Como en su momento indicábamos, se ha llegado al conocimiento de
la mediación creadora sacando todas las consecuencias implícitas en el
.f desig.tio salvífico no es solo librarnos del pecado; pero' por otra mensaje de la salvación. Por ello, la creación y la salvación no pueden
parte, no es menos cierto que la salvación q*t toi trae incluye de
""1, modo
mundo y una humanidad considerarse como dos órdenes cerrados, yuxtapuestos pero indepen-
[;.';i l;;;..".iir.¿" con el Padre de un dientes entre sí. La creación en Cristo, a qtya idea se llega a través de la
es cabeza de 1a
-h;;;;td"e, la infidelidad del hombre a Dios' Cristootrap,arte'
;;;;;;;p"r debe- mediación salvadora, es considerada a su vez por el Nuevo Testamento
pero 1o es también como redentor' Y' por
sino toda su vida y en par- como el presupuesto de la salvación en Jesús. Por ello, dado que por
mos subrayai q,r. .ro solo la muerte de Jesús'
salvífico' Según el definición la creación afecta a todo el mundo y a toda la historia, tam-
ticular su resurrección (Rom 4,25) úeiensignificado
slmpte hemos sido elegidos bién la salvación, si a ella apunta la creación misma, deberá tener una
Nuevo Testamento, Crirto en el que desde
pascual (Col dimensión, en principio, universal. El cristianismo tiene dos pretensio-
v salvados, es el que nos libra dti ptttdo tot 'u misterio
tanto afirmar' ante nes no siempre f;íciles de conciliar a primera vista: la universalidad de la
i,;-ró;É¡ t,4.i; I Pe 1,18-21j' Debemos.por a partir salvación y el carácrer único de la mediación de Jesús. Solo en Cristo hay
siempre
iááá, q"..r hombre y el mundo tienen sentido desde
salvación, pero esta salvación es para todos los hombres. Se nos plantean
del Padre desde el
de Jesús, y que este ., .l up.i-t'o» en los designios
Pero Jesús en el que todo
por ello dos cuestiones conexas, que no podemos tratar en toda su am-
ha decidido crear' Éste
-"-."i. .., qrr. Diosvivido, muerto y resucitado Por nosotros' Así' el plitud porque desbordan el marco de este volumen, pero que al menos
.;b;tt" ., .l qrl. ha radical' debemos insinuar a la luz de nuestra refexión anterior sobre el Nuevo
orden de la cráción y el de la salvacián reciben su unidad 'lestamento: en primer lugar, el problema más amplio de las relaciones
e ntre la historia y la historia de la salvación; en segundo, la cuestión más
y salvación, es también lí l¡,., oEl cristianismo y las religiones no cristianas,, en ibíd., 135-156; Io., .la cristologia dentro
la distinción .r...."ri", entre creación Jesús ,l, rrnaconcepciónevolurivadelmundo",enibíd., l8l-220;J.FI.Nrcor-rs,.LeChristcenrreet
Io humano puede ser cristianamentc
úi.i-" medida del hombre' Todo t,,r .le l'hisroiie,: RTI¡om 80 (1981) 357-380; F. Counrn, \Yy'ie uird Geschicbte zur Heilsgeschicbte:
;;;;td; párq,r. la condición humana en su.integridad' exceptohaelsitl" pc tl,( ;l 67 (1977) 381-392; G. SIpcn¡rr, «Introduction á une théologie chrétienne de la récapitula-
r¡,t»': RIhPb 1 13 (1981) 241-258;M. Ssvsolo, *Schópfung und Erlósung. Einheit und Diffe-
cado, que .. ..t .igo, l" áestrucción de la auténticá humanidad' MTltZ33 (1982) 25-43; C. Bn-quNs, .Projet et conditions d'une théologie de I'histoire,:
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La mediación universal de Jesús es la razón por la cual
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con la creación, pero se f('rl l, I'rsroria y teologíau: CTbm ll8 (1991) 439-472.
de él su sentido. Esta mediación comienza
BIBLIOTECA DE FlLOStirín v TEilt.Ürlil
MARIO VALENZUHLA, S.J.
EL HOMBRE EN LA CREACIÓN
C.I . LA CREACIÓN EN EL MARCO DE LA FE EN JESUCRISTO 35
34
significa reco.nocer en este momento), la historia está en todo momento abierta y es, Por
en el que esta presencia no se daría' Pero, alavez'
de Cristo un valor privilegia- consiguiente, una realidad ambigua. A
cualquier acontecimiento,
." .i i."*.iÁie.rto histórico de la vida historia de los por trascendental que parezca, puede suceder otro que relativice su
determinado la
á" ,"Ur. el resto de los eventos que han alcance. Desde la historia misma no podemos descubrir con seguri-
una diferenciación en cuanto
ho-b..r; significa, por tanto, iniroducir que dad su sentido unitario53. La razón es evidente: un juicio definitivo
diversos de una historia
;[;i*"ih;ión salví6ca de los momentos
sobre cualquier realidad puede solo emitirse cuando la conocemos en
,fi;#;;; " pesar de todo unitaria. Se da por tanto al acontecimien-
que incluye su integridad. Como no tenemos, por obvias razones, Ia posibilidad de
á C.i.,o .r.,á ,.l..,"n.ia cualificada' que ná excluye sinoanálogamente conocer el desarrollo total de la historia humana, todo juicio definiti-
los otros momentos. A partir de Crisio podemos decir i
t
vo sobre la misma es imposible. Más aún, no resulta sin más evidente
i;;ñ" á. aquellos ..p^.io. concretos^de [a historia humana en los
que, en una consideración de la historia en su desarrollo inmanente,
que de Áás o -..ro. explícito apafece una referencia a cristo
-odo haya q.,. hablar de un sentido unitario de la misma. Ahora bien, la fe
];;rd";;t;. ¿1 gérr.ro ht'Á"t'o' po' t''" lado' la preparación de
la continuación de su cristiana, con la preparación de la experiencia histórica del pueblo de
su venida en el Antftuo Testamento y, pot otro'
I
que en él ha acaecido que se dan Israel, descubre un sentido salvador, que proyecta una luz definitiva
-iri¿n y el testimonlo de la salvación y 1a historia sobre toda la historia, en una serie de acontecimientos ocurridos en
., t" tgí.ri". ¿Cómo se relacionan esta Éistoria de salvacióninsertarse en momentos determinados, y en particular en la vida de ]esús. Estos
puede
.., .., !o.r¡rr.rio? Y como cuestión derivada' ¿cómo mismos hechos, acompañados de la palabra que los interpreta y desve-
i"-;k".ii; y .n ,* historia aquel que en ningún.*3-Tto ha estado
la su sentido (DV 2), constituyen la revelación divina a los hombres.
int.g."do .í l" ..o.to-ía visible de Ia salvación cristiana?
Solo el reconocimiento en unos acontecimientos históricos concretos
Í{"y q.r. partir, ante todo, de un presuPuesto: en una primera de una dimensión trascendente a la historia misma puede iluminar la
ia historia del mundo tiene en sí misma y en -su. propio
"o.o*iÁr.ión Es, sobre todo' el fruto de la libertad ambigüedad de esta última, puede dar a toda ella un sentido unitario
;".;;ii;t;;;d.;;".,".,,.' y definitivo, puede darnos un criterio de interpretación de este sentido
la sucesión de acon-
humana, y a esta corresponde el protagonismo de
de los hombres' cuando la historia continúa todavía y está abierta a nuevos desarrollos
recimienros que consdr;y..r.l ..rir"-i'do d. la historia
creación de y transformaciones.
L... tig". siÉndo .'.rdri incluso cuando Presuponemos la
La acción de Dios y la Los acontecimientos en que los cristianos descubrimos el origen y
.odo pá, Dios y ru irri.*.tttión en el mundo'
ocasión de reflexionar sobre este punto en el el fundamento de nuestra salvación, la persona y la obra de Jesús, no
á.ifrárrrUr.
-i..rd..Áos en el mismo plano' de modo que se pueden considerarse , a la luz de la fe, como algo particular y marginal
capítulo siguiente- no se colocan
La autonomía (siempre relati- a la historia; son, por el contrario, el fundamento y el último sentido
,.i¿,rr."rr"-interferencias» entre ambas'
de la creación y de la historia toda. Jesús es el principio y el fin, el me-
I;;;;l;._ür.-y a. la realidad temporal es uno de los puntosprincipa- básicos
diador de la creación y aquel hacia el que todo tiende' EIlo es posible
y uno de los aspectos
qí. ,.-a*a,r..t á. l" idea de la creación solamente a partir de la confesión de Jesús como Hijo de Dios, porque
les de la articulación teológica de la misma' El
hecho de que Dios actúe
lo que en-él ocurre sea «menos» fruto de solo así nos encontramos con un acontecimiento histórico que trascien-
en el mundo ,to ,igrifi., [t"
de a la vez la misma historia. Al dinamismo de esta pertenece siempre
i" fiU.t,"¿ y de la"acció., i"'-"'^' La historia y su,desenvolvim,iento el dinamismo hacia el futuro, de modo que solo la presencia en ella de
aet nomf11,,i1lg]
son por ranto, en una primera aproximación, obra
Los mismos aconteclmlen- un elemento que la trasciende nos permite interpretarla globalmente'
d" pot é1, tiene un ...tiido intramundano'
el fundamento de nuestra fe' Ios El acontecimiento de Cristo es definitivo porque él es la Palabra de6ni-
ior'..t qtr.los creyentes descubrimos
áLr"áo..s por excelencia' son ciertamente signos de la tiva dicha por Dios a los hombres. Y esta Palabra trascendente ha sido
,.á"i..i-i..t,o, dicha a los hombres desde la propia historia del mundo y del hombre.
absoluta evidencia
trascendencia, pero no se imponen como tales con
no sin más testimonio de Decíamos que hay historia donde hay libertad; ahora bien, la libertad
racional. La historia co-o obt" del hombre es
El Verbo de Dios, por quien todo fue hecho, se hizo carne para
humana es esencialmente libertad frente a Dios; en Jesús la libertad hu- que, hombre perfecto, salvara a todos y recapitulara todas las cosas.
mana ha dado a Dios una respuesta perfecta. La intervención definitiva El Señor es el fin de la historia humana, el punto hacia el cual tien-
de Dios en la historia está, pues, inseparablemente acompañada de una den los deseos de la historia y de la civilización, centro del género
realización en el sentido querido por él de la libertad del hombre5a. En humano, gozo de todos los corazones y plenitud de todas sus aspira-
la orientación definitiva de la historia en Cristo entran por tanto a la ciones. El es aquel que el Padre resucitó, exaltó y colocó a su derecha,
vez, en Ia distinción e inseparabilidad, la presencia de Dios y la plena constituyéndolo juez de vivos y muemos. Vivificados y reunidos en su
realización humana. Los dos elementos son igualmente necesarios. La Espíritu, peregrinamos hacia la consumación de la historia humana,
que concuerda plenamente con su designio de amor: hacer que todo
Palabra suprahistórica de Dios se ha hecho en Jesús palabra histórica.
tenga a Cristo por cabeza, todo lo que hay en el cielo y en la tierra
La máxima revelación de la trascendencia divina se da en la asunción
(Ef 1,10) (GS 45).
por el Hijo de la condición humana (Gá\4,4), y en el vaciamiento que
lleva a ]esús hasta la muerte (Flp 2,6ss). El sentido definitivo de la vida
de Cristo queda desvelado en su resurrección, que es el reverso de su La mención del Espíritu de Jesús es importanre en este conrexro
vida y de su muerte, es decir, Ia incorporación a la eternidad de Dios por dos razones: si la historia de Cristo adquiere relevancia universal es
de toda la existencia humana de Jesús. En el Nuevo Testamento se in- porque, como decíamos, en él se juntan la presencia personal del Hijo
siste en la identidad entre el crucificado y el resucitado. En é1, Dios ha de Dios y la respuesta humana. Solo por el don del Espíritu de Jesús (el
entrado en la historia y la ha asumido. Por ello, el sentido último que don de su humanidad glorificada) podemos los hombres responder a la
Jesús da al mundo no se basa solo en la trascendencia de su divinidad, iniciativa de Dios como él lo ha hecho; la plena realización de su liber-
sino también en la inmanencia de su humanidad en la que la divinidad tad tiene así un efecto en toda la historia. En el Espíritu, por orra parre,
se ha manifestado y ha hecho posible que una parte de la historia del la obra de Jesús y la significación de la misma adquieren dimensiones
hombre se convierta en historia de Dios. universales; el Espíritu sopla donde quiere, y ya que toda la historia
La definitividad de la presencia del Dios trascendente ha tenido lu- puede estar bajo su influjo, esra, en todos sus momenros, puede adqui-
gar en la historia en el evento de la vida de Jesús; alavez en él se da la rir una significación parala realización de Ia obra de Jesús. A partir de
plena aceptación de Dios por parte de una libertad humana. La historia, Cristo no queda anulado el sentido de las cosas, sino al revés, todas ellas
en sí misma abierta y ambigua, tiene en sí el principio de superación cobran una significación nueva.
de esta ambigüedad. En la historia de Jesús se da a toda la historia un El contemplar la historia enrera como iluminada de la significación
sentido unitario porque en ella ha entrado un principio transhistórico salvadora de Jesús significa la ndesmitificación, de la historia nprofa-
que nos permite contemplar este mundo en su unidad e interpretarlo na», es decir, de la historia en su puro sentido inmanenrert. En ella no
globalmente. Pero, a su vez, este sentido pertenece a la historia misma. encontramos el principio de su salvación ni su último valor trascenden-
Por ello, interpretar la historia a partir de Cristo no es enjuiciarla según te. Hacer de la historia y de su desarrollo en cuanro tales el principio
un criterio a.ieno. Por una parte, este punto de referencia es Dios mismo, de salvación equivale a nmitificar» el mundo; así como este depende de
y por tanto trasciende la contingencia y limitación de todo aconteci- Dios absolutamente, pero en cuanto es distinto de é1, y en esro consiste
miento intramundano; por otra, es Ia misma libertad humana realizada su condición creatural, Ia historia es el lugar de encuentro con Dios,
en plenitud. La resurrección de Jesús es, según el Nuevo Testamento, pero no es ella misma el absoluto. Precisamente por esta razón se insiste
primicia de una nueva creación; toda la historia queda, por tanto, abier- en la necesidad de no confundir la historia en general y la uhistoria de
ta a un futuro superior a ella misma. El dominio de Cristo sobre todas salvaciónr. Esta distinción, que debe ser manrenida, ha de ser también
las cosas no tiene más sentido que el de ofrecer a todos los hombres la matizada. Por una parre se ha de afirmat como ya hemos notado, que
salvación. La historia queda así frnalizada, adquiere en Cristo un sentido la historia no puede sacar de su mismo dinamismo intramundano, de
unitario; el Concilio Vaticano II lo ha expresado claramente: su condición de obra del hombre, su salvación y sentido definitivos.
Es cierto también que, a la luz de la fe, los acontecimientos salvífi-
54 Ct \ü K¡svzpu In¡oducción a kfe (Salamanca 1976) 180s; ío., Glaube und Geschichte
(Mainz 1970) 52-56. 55 Cf. K. RaHNer, nHistoria del mundo e historia de la salvación,, a.c., 129.
It
EL HoMBRE rN r¡ cnrlclÓN c. r . m cnrlcróN EN EL MARCo DE LA FE EN JESUcRlsro 39
3B
II y el magisterio más reciente Bonifacio \T II (DS 870ss; esp. 875), y en el Concilio de Florencia del
unida al Verbo 57; el Concilio Vaticano
t'tá tott frecuencia en la airc 1442 (DS 1351)6''.
se han hecho eco de esta ideat8' Esta inttriáón
Cristo La Iglesia nunca entendió solo esra parre de la verdad. Siempre se
ú;;;-á. la eclesiología de los Padres la asunción por parte dea todos
te;
p-"t1qYt admitió que podría haber casos de hombre de buena fe que no hubie-
á;;; l" h.,-"rriírd,ri..,t a ser como la condición ran conocido la Iglesia, Ios casos de ignorancia invencible, el bautismo
vida de Jesús después
pueda comunicarse, como a un cuerpo' Ia nueva
cuerpo de Cristo' La de deseo (DS 1524), del uotum ecclesiae, etc. No es nuesrro cometido
de su resurrección y podamos a'í toáo' formar
el
del Señor resucitado' en el desarrollar con amplitud estas cuestiones, ya que nos interesan solo en
iJ.ri"rri..t. r.i " iá.r,iifi.arse con el cuerpo cuanto tienen conexión con el problema de la relevancia universal de
;"".;;;;J ¿ ;;;';"'ión' de toda la humanidad por Jesús todos
a integrarse' Jesús y de su salvación. En realidad, estas doctrinas tradicionales se han
-- llamados
están
es el movido más en el pleno individual, pero han tenido menos en cuanra
E.," vocación d.ioJot los hombres a la Iglesia' en cuanto.esta
salvador de el papel mediador (en subordinaci6ny como expresión de la mediación
á-bi- .,, q.r. ," hr.. ,isible la salvación de Jesús' el único la necesidad de de Cristo) de la Iglesia en la salvación y la función que esra pueda rener
la tesis de
io, t o-Ur..^, es el indiscutible fundamento de fuera de sus fronteras visibles. Nunca podemos considerar el problema
la oordenación' de todos
i; I;l.t* p;;" lr rrlrrr.iá,, (cf' LG 13,16 sobre de la necesidad de la Iglesia separado del de la mediación universal de
, i""i*l..ir; RM 9). Con todo, las consecuencias que de este principioy Cristo (RM 9).L^ lglesia no tiene en sí misma la salvación, sino que
;;.;:; ,. han deducido no son tan claras como el principio.m.ismo; la recibe de Cristo, y es signo o sacramento de la n'risma; no puede
; ;;;;;fr"" i"t formulaciones concretas " q:tt.ttJt ha dado lugar
identificarse con el Reino, sino que es signo, servidora e instrumento de
;i"ñ;;;i;r. p...ib. con claridad la compleiidad del problema' En
o extrrt Ecclesiam nulltt cste. Por otra parte, y como ya hemos indicado, se ha de rener rambién
Darricular llama la atención el tantas ,r..., ."p.tid
Agustín esre princip.io en cuenta el sentido y la función de la Iglesia aun para la salvación de
ililtt ," l^ iradición patrística anterior a san
en la lglesla' .rquellos que no están visiblemente en su seno.
sirvc. sobre todo, para desracar la necesidad de la unión
Pardendo de la voluntad salvadora de Dios, la consideración de lo
y consiguientemente ," fo'm"l" contra
-rambién los que se srepalan
1: *lPtt (lue es la Iglesia visible en el tiempo y en el espacio ha llevado necesa-
la hereiía o el cisma; se ponc d. ,élieu. el valor salvífico de
trasfondo riamente a plantearse de modo nuevo el problema de la salvación de
i; il.i; ;;.*d; " ;eces en fotma .''tt'fo rica' v:o1un cristo viene la ,¡rrienes están fuera de ella, pues admitir una interpretación estricta del
;,':il;;;''.;;;;;p'.ciable: solo por la satrgre de
la'encarnación dei Verbo tienen los hombres acceso ¡rrincipio de que fuera de la Iglesia no hay salvación parece que riene
;;i;;.,ó?;r"i; ;.. ,¡rre llevarnos a pensar en una frustración del propio designio salvador
a Dioso0. No obstante, .l oio-' se entendió
en tiemPos posteriore's dc
la atención las formu- ,lc Dios, ya que lamayoria de los hombres vive de hecho fuera de la
modo más drástico y radical; llaman en especial
encontrado acogida y ec«r lrllesia; por otro lado, sería difícil considerar la salvación de estos hom-
i".io.., de Fulgencio de Ruspeu', que h.an
endocumentosd,elmagisterio,enespecialenlabula(Jnarnsattctum'dc
' C[ J. Beurrea. "Exrr¡ Ecclesiam nulla salus,, en L-IhK IIl, 1320ss; G. De¡arvr,
ll )0'l: GCS I2' Io8r Hrr¡xro Lr¡r¡rrr¡s¡¿¡sq á l'Eglise du concile de Fk,rence á Vatican ll-: NRTh 9.) (loz7) 2l-5r):
' Ci a modo dc ejemplo, Creur¡Nr e ol Arr¡aNonín' t''elaq'
'cr. il¡d.rio tl ?uanT(li.o. de /\lttru , t ,,¡¡c¡n.-Horsde[Égli.epasde salur". enio.,.SaintÉglise. Frudesetapprocheserclisiologiqucs
¡,r l)or rrrRs. l, ,u,. ¿,t :.zq tié¡."ii¿. ;J 3u.lz;, .r. .n Í".. (-( ,'rri. l96J) 4lt-43); K. Rrnu_e* -I a incorporatión a la Islesia según la encíclicr de Pio Xll
ibíd.. )40-)¡tt:io.. De. Triu. ll 24:
IBAC 20t01 35.37:47\: r,r,iiich zis.'p.ói,.r.."
I
rr t\ \ lr st ici Corporis Christi",, e¡ Io.. Escritos de teologia. II (Mádrid 19¡ l ) 9-94; Rarzrr.rc¿q f/
(.t en in.. La r,¡r¡¿,).'".i .ls:iqilli i«,, ccl- 62^'544 (cf' en ihíd ' 60\'b0-7)i J.
i,z,r,o ln Cant h' II: PG 44'tto''' .,,,, t,rt pueblo de Dios (Barcelona 1972) 375-399; P Evr, uTout l'homme.t
torsl.r hommes. Ré-
Gn¡coruo »i;NIs¡'
51,16-17:CSEL 22,108s; :í,s, óbgr- 22,153; tl,
'r,,rrs théologiques su¡ le salut et son uniye¡salité,: NRTh 103 (1981) 321-329; J. L. Ioícoms,
cott¡ra Funomium' v' r'C qs-.7óoil;;. ü^t;"'
7rir' bq'J:22'l: C(lt l lSA'391 4425'
rlv¡ción al margen de la fe?, RTLim 15 (1981) 18I-202; M. Frcun¡, uAusserhalb der Kirche
.8 GS 22: Hijo d. Dil;;;;;"r"r.iá" ,. t r.ido en cierta m¿nera con todo ht'r" I ",,r I Icil?»: ThPh 59 (1984) 560-572; J. M. veN GaNcn (ed.), Salut uniuersel et regard pluraliste
"Et
bre,; véase ¡otlo CIS zz, ,^*üieip"" io q'" tig""'
RH" 8'2; 13'1-3; 28'1; la idea se repite totr L, r I 986); G. Tr¡¡rs, Présence et salut de Diru rhez les non chrftil'ilt (Lovaina 1 987); y la ixcelente
i*u.nti' mrqistcrirr de Iuan P¿blo II' r
Naturalmente esto no puede llevar al olvido de que la Iglesia tie- se realiza en el máxim o grado'2. Todos ros
otros modos de Ia actuación
ne en Cristo su origen ¡ movida por el Espíritu, es Ia continuadora del Espíritu han de .onrid...rr" de algún modo como
ord.rrráo, ,.r..
en el tiempo de la misión de la predicación del reino de Dios, que es (analogía-respecro a la ordenación
d"e rodos ros hombres t" tgt.ri"
ahora el anuncio de la resurrección de Jesús, salvación para todos los segú, el Vaticano II) " th"rr"
¡ por ranro, en cierta medid, l-p..f..ro.
hombres. El Espíritu impulsa a la confesión de Jesús, a la escucha y a que este pleno encuentro con
]esús en la comunidad de lá. .."y..r,., .ro
la práctica de su palabra; remite siempre a Cristo, porque es don suyo, se realice' Todo ello significa la esperanza en
una prenitud q,rJ .ro o a.
aunque de hecho no siempre lleve al encuentro explícito con é1, al este mundo. Pero no hay duda de que la obra
del Espírim ri _"rrin.r,"
reconocimiento de Jesús y de su Iglesia. Pero aun cuando la presencia cn,toda su riqueza en la conFesión éxpücita de
Jesús ."-. S.n"r, .r, l,
y la acción del Espíritu no se manifieste en este explícito reconoci- vida consecuenre con ella dentro de lá iglesia, i, q;.;J;,
t.*l#U..,
miento, tiende siempre a reproducir en el hombre la imagen de Jesús, están llamados.
a hacer que su humanidad ejemplar se realice, en su medida, en cada No puede ser indiferente para el hombre el conocimiento
de Jesús,
ser humano. Aun por caminos que nos son desconocidos, el Espíritu porque.en él llega a la conciencia de lo que él mismo
.r,¿ it"..,"¿o ,
impulsa al seguimiento de Jesús y ala participación en su destino. El ser,desde siempre en el designio de Djos;
como rampoco Ie puede ser
hombre, en su libertad, puede seguir este impulso u oponerse a él en r¡corporación.a Crisro y a Ia lglesia. el ámbito .n .l
llil::::,r-. la cristo q,,.
el pecado. Pero en todo cuanto de bueno hay o se hace en el mundo cr mrsrerio de es vivido en toda su plenitud. por eilo, er
rechazo
se ha de ver el fruto de la presencia del Espíritu del Señor, enviado por deliber¿rd<l de Jesús por parre der hombre'es ponerse
en conrradicción
Jesús. Si pensamos, por consiguiente, en el señorío de Jesús resucitado consigo mismo, renunciar a lo que constituyl el
fundamenro á.1-rro-
y en la universalidad de su acción en su Espíritu Santo, tiene pleno Pio ser. Y a su vez es también contradictorio el rechazo a.l l,re", p'.i.,i-
sentido afrrmar, como hace el Concilio Vaticano II (GS 22), que a legiado del encuentro con Crisro, la lglesia, .n
l. qu.,.*n-,*"1, Jrrr¡-
todo hombre se le ha dado y se le da una posibilidad de inserción en rruidad histórica del anuncio y delarrId" d. la salvación
de Dios que ha
el misterio pascual de la muerte y resurrección de Jesús ¡ por tanto, la re nido.lugar en
Jesús. De ahí la irrenunciable función i. i, rgr.riJJ. *.
posibilidad del encuentro con Cristo; así ha tenido que ser en todos los signo de esra salvación- La necesidad de la Iglesia
h" d" ,r..r.] o. ,-ro,
momentos dc la historia. rr«r solo desd.e elpunto de.vista de ra opciói que cada f
rr"^ii. hü a.
La acción universal del Espíritu es, por consiguiente, la de Jesús. lracer por ella' sino también desde el ie ra necesidra
a. ." p...á".i"
A todos llega la posibilidad de la salvación en Cristo porque este, en ( omo sacramento de
salvación arrn
.para aquellos que no par*n...r,
virtud de su resurrección, está presente en todas partes en virtud de 'lla' En este sentido, la lglesia está lia-adá "
.su Espíritu que todo lo abarca. La fidelidad al impulso del Espíritu lrr humanidad y el mundo una ftrnción ".r,-pli..n'..r".i¿.,.o,,
de urepresentación»; es decir,
significa la aceptación de Cristo y, por tanto, tener acceso a Dios Padre. .rr ella ha de realizarse efecrivamente aquello a q,r.
tod, ra humanidad
Este Espíritu presente en el mundo, aunque en medida diversa y en 'srá llamadaT3. La comunidad humana está f,rÁdrd"." l"-;"iá"¿a.
diverso grado, es el que obra los elementos de verdad y de opreparación r,,dos los hombres en Cristo, que ha de llevarse
a cabo pl.,r"-.rri" .r,
evangélica, que, según el Vadcano II, se encuentran en las religiones no l.r lglesia (considerada también como realidad
.r."rotagii", iC iii-i ti.
cristianas (LG 16; NA 2, etc.). En este sentido, por lo tanto, tampoco
estas pueden contemplarse al margen de la única mediación salvadora
,
:: ]r-,:.:,1
{r,c
ha de ser, por. consigu,ente, la comunidad pá.
roda orra
y" .*..LrJ.
comunidad es refejo de la unidad definitiva de todts
de Cristo, pues solo por medio de él nos da Dios todas las cosas; aunquc l"s hombres en cristo, la que d. fo.-" racricar nos
une ,"¿* ." l"
tampoco podemos olvidar que toda la realidad humana está marcada profundo de nuesrro ser (LG 1). A esta comunidad," están
"ris todos
por el pecado y que, por consiguiente, la ambigüedad es el signo dc ll'¡rnados y' por ranro, la Iglesia no sería fiel
a sí misma si abandonara el
todo aquello que no está inequívocamente iluminado por Cristo. rrrrrncio de salvación toáo, Ios hombres. La posibilid^a
" ¿.,rl"r.i¿"
Sin quitar nada a cuanto hasta ahora hemos dicho, debemos ¡ecor-
dar también que, precisamente porque el Espíritu Santo es el Espíritu C[ lprNeo oc Lyo¡i. A/u,.!ue1 l.ll 2+,i (SCh 2ll. p.<-2s): -Ubi cninr tcciesia, ibi er
¡ rrirrrr.Deir^er uhi Spirirus t-tei. illic Etclesia. er on-1, *rr,1I....
de Cristo, impulsa al hombre hacia su Iglesia como ámbito objetivo err ( .t. l. l«rzrNc]R. Fl nuero p.uúlo de Dios, o.c., JOsss: cf rambién
sohre los problemas
el que esta presencia de Cristo y del Espíritu mismo se hace visible y , ,,.,,|os, \l Kasren (ed.),1árotutheit ttes c:lrrl,rrir)-í(iiii;;g.-Á;ii;_ü;;;íí;;i.''"'"'"' aquí
46 EL HOMBRE EN LA CREACION