Ejemplos de Ensayos
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sobre el surco, precedidos de la yunta, que sobre la lnea del horizonte adquiere proporciones monstruosas. Sin embargo, no es la castellana actual una cultura campesina: es simplemente agricultura, lo que queda siempre que la verdadera cultura desaparece. La cultura de Castilla fue blica. El guerrero vive en el campo, pero no vive del campo -ni material ni espiritualmente. Jos Ortega y Gasset (Teora de Andaluca, Wikimedia) Yo soy de los ms exentos de esta pasin y no siento hacia ella ninguna inclinacin ni amor, aunque la sociedad haya convenido como justa remuneracin honrarla con su favor especial; en el mundo se disfrazan con ella la sabidura, la virtud, la conciencia; feo y estpido ornamento. Los italianos, ms cuerdos, la han llamado malignidad, porque es una cualidad siempre perjudicial, siempre loca y como tal siempre cobarde y baja: los estoicos prohiban la tristeza a sus discpulos. (Michel de Montaigne, Ensayos, Biblioteca Virtual Miguel de Cervantes) Habindonos propuesto escribir en este libro la vida de Alejandro y la de Csar, el que venci a Pompeyo, por la muchedumbre de hazaas de uno y otro, una sola cosa advertimos y rogamos a los lectores, y es que si no las referimos todas, ni aun nos detenemos con demasiada prolijidad en cada una de las ms celebradas, sino que cortamos y suprimimos una gran parte, no por esto nos censuren y reprendan. Porque no escribimos historias, sino vidas; ni es en las acciones ms ruidosas en las que se manifiestan la virtud o el vicio, sino que muchas veces un hecho de un momento, un dicho agudo y una niera sirven ms para pintar un carcter que batallas en que mueren millares de hombres, numerosos ejrcitos y sitios de ciudades. Por tanto, as como los pintores toman para retratar las semejanzas del rostro y aquellas facciones en que ms se manifiesta la ndole y el carcter, cuidndose poco de todo lo dems, de la misma manera debe a nosotros concedrsenos el que atendamos ms a los indicios del nimo, y que por ellos dibujemos la vida de cada uno, dejando a otros los hechos de grande aparato y los combates. (Plutarco, Vidas paralelas, Wikisource)
ANEXO 2: EJEMPLO DE ENSAYO ARGUMENTATIVO. LA REBELIN DE LAS MASAS El hecho de las aglomeraciones. Hay un hecho que, para bien o para mal, es el ms importante en la vida pblica europea de la hora presente. Este hecho es el advenimiento de las masas al pleno podero social. Como las masas, por definicin, no deben ni pueden dirigir su propia existencia, y menos regentar la sociedad, quiere decirse que Europa sufre ahora la ms grave crisis que a pueblos, naciones, culturas, cabe padecer. Esta crisis ha sobrevenido ms de una vez en la historia. Su fisonoma y sus consecuencias son conocidas. Tambin se conoce su nombre. Se llama la rebelin de las masas. Para la inteligencia del formidable hecho conviene que se evite dar desde luego a las palabras "rebelin", "masas", "podero social", etc., un significado exclusiva o primariamente poltico. La vida pblica no es slo poltica, sino, a la par y aun antes, intelectual, moral, econmica, religiosa; comprende los usos todos colectivos e incluye el modo de vestir y el modo de gozar. Tal vez la mejor manera de acercarse a este fenmeno histrico consista en referirnos a una experiencia visual, subrayando una faccin de nuestra poca que es visible con los ojos de la cara. Sencillsima de enunciar, aunque no de analizar, yo la denomino el hecho de la aglomeracin, del "lleno". Las ciudades estn llenas de gente. Las casas, llenas de inquilinos. Los hoteles, llenos de huspedes. Los trenes, llenos de viajeros. Los cafs, llenos de consumidores. Los paseos, llenos
de transentes. Las salas de los mdicos famosos, llenas de enfermos. Los espectculos, como no sean muy extemporneos, llenos de espectadores. Las playas, llenas de baistas. Lo que antes no sola ser problema empieza a serlo casi de continuo: encontrar sitio. Nada ms. Cabe hecho ms simple, ms notorio, ms constante, en la vida actual? Vamos ahora a punzar el cuerpo trivial de esta observacin, y nos sorprender ver cmo de l brota un surtidor inesperado, donde la blanca luz del da, de este da, del presente, se descompone en todo su rico cromatismo interior. Qu es lo que vemos, y al verlo nos sorprende tanto? Vemos la muchedumbre, como tal, posesionada de los locales y utensilios creados por la civilizacin. Apenas reflexionamos un poco, nos sorprendemos de nuestra sorpresa. Pues qu, no es el ideal? El teatro tiene sus localidades para que se ocupen; por lo tanto, para que la sala est llena. Y lo mismo los asientos del ferrocarril, y sus cuartos el hotel. S; no tiene duda. Pero el hecho es que antes ninguno de estos establecimientos y vehculos solan estar llenos, y ahora rebosan, queda fuera gente afanosa de usufructuarlos. Aunque el hecho sea lgico, natural, no puede desconocerse que antes no aconteca y ahora s; por lo tanto, que ha habido un cambio, una innovacin, la cual justifica, por lo menos en el primer momento, nuestra sorpresa. Sorprenderse, extraarse, es comenzar a entender. Es el deporte y el lujo especfico del intelectual. Por eso su gesto gremial consiste en mirar al mundo con los ojos dilatados por la extraeza. Todo en el mundo es extrao y es maravilloso para unas pupilas bien abiertas. Esto, maravillarse, es la delicia vedada al futbolista, y que, en cambio, lleva al intelectual por el mundo en perpetua embriaguez de visionario. Su atributo son los ojos en pasmo. Por eso los antiguos dieron a Minerva la lechuza, el pjaro con los ojos siempre deslumbrados. La aglomeracin, el lleno, no era antes frecuente. Por qu lo es ahora? Los componentes de esas muchedumbres no han surgido de la nada. Aproximadamente, el mismo nmero de personas exista hace quince aos. Despus de la guerra parecera natural que ese nmero fuese menor. Aqu topamos, sin embargo, con la primera nota importante. Los individuos que integran estas muchedumbres preexistan, pero no como muchedumbre. Repartidos por el mundo en pequeos grupos, o solitarios, llevaban una vida, por lo visto, divergente, disociada, distante. Cada cual individuo o pequeo grupo ocupaba un sitio, tal vez el suyo, en el campo, en la aldea, en la villa, en el barrio de la gran ciudad. Ahora, de pronto, aparecen bajo la especie de aglomeracin, y nuestros ojos ven dondequiera muchedumbres. Dondequiera? No, no; precisamente en los lugares mejores, creacin relativamente refinada de la cultura humana, reservados antes a grupos menores, en definitiva, a minoras. La muchedumbre, de pronto, se ha hecho visible, se ha instalado en los lugares preferentes de la sociedad. Antes, si exista, pasaba inadvertida, ocupaba el fondo del escenario social; ahora se ha adelantado a las bateras, es ella el personaje principal. Ya no hay protagonistas: slo hay coro. El concepto de muchedumbre es cuantitativo y visual. Traduzcmoslo, sin alterarlo, a la terminologa sociolgica. Entonces hallamos la idea de masa social. La sociedad es siempre una unidad dinmica de dos factores: minoras y masas. Las minoras son individuos o grupos de individuos especialmente cualificados. La masa es el conjunto de personas no especialmente cualificadas. No se entienda, pues, por masas, slo ni principalmente "las masas obreras". Masa es el "hombre medio". De este modo se convierte lo que era meramente cantidad la muchedumbre en una determinacin cualitativa: es la cualidad comn, es lo mostrenco social, es el hombre en cuanto no se diferencia de otros hombres, sino que repite en s un tipo genrico. Extracto de La rebelin de las masas, de Jos Ortega y Gasset.
ANEXO 3: IDENTIFICANDO LAS PARTES DEL ENSAYO Mi raza. Esa de racista est siendo una palabra confusa y hay que ponerla en claro. El hombre no tiene ningn derecho especial porque pertenezca a una raza o a otra: dgase hombre, y ya se dicen todos los derechos. El negro, por negro, no es inferior ni superior a ningn otro hombre; peca por redundante el blanco que dice: "Mi raza"; peca por redundante el negro que dice: "Mi raza". Todo lo que divide a los hombres, todo lo que especifica, aparta o acorrala es un pecado contra la humanidad. A qu blanco sensato le ocurre envanecerse de ser blanco, y qu piensan los negros del blanco que se envanece de serlo y cree que tiene derechos especiales por serlo Qu han de pensar los blancos del negro que se envanece de su color? Insistir en las divisiones de raza, en las diferencias de raza, de un pueblo naturalmente dividido, es dificultar la ventura pblica y la individual, que estn en el mayor acercamiento de los factores que han de vivir en comn. Si se dice que en el negro no hay culpa aborigen ni virus que lo inhabilite para desenvolver toda su alma de hombre, se dice la verdad, y ha de decirse y demostrarse, porque la injusticia de este mundo es mucha, y es mucha la ignorancia que pasa por sabidura, y an hay quien crea de buena fe al negro incapaz de la inteligencia y corazn del blanco; y si a esa defensa de la naturaleza se la llama racismo, no importa que se la llame as, porque no es ms que decoro natural y voz que clama del pecho del hombre por la paz y la vida del pas. Si se aleja de la condicin de esclavitud, no acusa inferioridad la raza esclava, puesto que los galos blancos, de ojos azules y cabellos de oro, se vendieron como siervos, con la argolla al cuello, en los mercados de Roma; eso es racismo bueno, porque es pura justicia y ayuda a quitar prejuicios al blanco ignorante. Pero ah acaba el racismo justo, que es el derecho del negro a mantener y a probar que su color no le priva de ninguna de las capacidades y derechos de la especie humana. El racista blanco, que le cree a su raza derechos superiores, qu derechos tiene para quejarse del racista negro que tambin le vea especialidad a su raza El racista negro, que ve en la raza un carcter especial, qu derecho tiene para quejarse del racista blanco El hombre blanco que, por razn de su raza, se cree superior al hombre negro, admite la idea de la raza y autoriza y provoca al racista negro. El hombre negro que proclama su raza, cuando lo que acaso proclama nicamente en esta forma errnea es la identidad espiritual de todas las razas, autoriza y provoca al racista blanco. La paz pide los derechos comunes de la naturaleza; los derechos diferenciales, contrarios a la naturaleza, son enemigos de la paz. El blanco que se asla, asla al negro. El negro que se asla, provoca a aislarse al blanco. En Cuba no hay temor a la guerra de razas. Hombre es ms que blanco, ms que mulato, ms que negro. En los campos de batalla murieron por Cuba, han subido juntas por los aires, las almas de los blancos y de los negros. En la vida diaria de defensa, de lealtad, de hermandad, de astucia, al lado de cada blanco hubo siempre un negro. Los negros, como los blancos, se dividen por sus caracteres, tmidos o valerosos, abnegados o egostas, en los partidos diversos en que se agrupan los hombres. Los partidos polticos son agregados de preocupaciones, de aspiraciones, de intereses y de caracteres. Lo semejante esencial se busca y halla por sobre las diferencias de detalle; y lo fundamental de los caracteres anlogos se funde en los partidos, aunque en lo incidental o en lo postergable al mvil comn difieran. Pero en suma, la semejanza de los caracteres, superior como factor de unin a las relaciones internas de un color de hombres graduado y en su grado a veces opuesto, decide e impera en la formacin de los partidos. La afinidad de los caracteres es ms poderosa entre los hombres que la afinidad del color. Los negros, distribuidos en las especialidades diversas u hostiles del espritu humano, jams se podrn ligar, ni desearn ligarse, contra el blanco, distribuido en las mismas especialidades. Los negros estn demasiado cansados de la esclavitud para entrar voluntariamente en la esclavitud del color. Los hombres de pompa e inters se irn de un lado, blancos o negros; y los hombres generosos y desinteresados se irn de otro. Los hombres verdaderos, negros o blancos, se tratarn con lealtad y ternura, por el gusto del mrito y el orgullo de todo lo que honre la tierra en que nacimos, negro o blanco. La palabra racista caer de los labios de los negros que la usan hoy de buena fe, cuando entiendan que ella es el nico argumento de apariencia vlida y de validez en
hombres sinceros y asustadizos, para negar al negro la plenitud de sus derechos de hombre. Dos racistas seran igualmente culpables: el racista blanco y el racista negro. Muchos blancos se han olvidado ya de su color, y muchos negros. Juntos trabajan, blancos y negros, por el cultivo de la mente, por la propagacin de la virtud, por el triunfo del trabajo creador y de la caridad sublime. En Cuba no hay nunca guerra de razas. La Repblica no se puede volver atrs; y la Repblica, desde el da nico de redencin del negro en Cuba, desde la primera constitucin de la independencia el 10 de abril en Guimaro, no habl nunca de blancos ni de negros. Los derechos pblicos, concedidos ya de pura astucia por el Gobierno espaol e iniciados en las costumbres antes de la independencia de la Isla, no podrn ya ser negados, ni por el espaol que los mantendr mientras aliente en Cuba para seguir dividiendo al cubano negro del cubano blanco, ni por la independencia. que no podra negar en la libertad los derechos que el espaol reconoci en la servidumbre. Y en lo dems, cada cual ser libre en lo sagrado de la casa. El mrito, la prueba patente y continua de cultura y el comercio inexorable acabarn de unir a los hombres. En Cuba hay mucha grandeza en negros y blancos. Jos Mart.
Anlisis de "Mi raza", de Jos Mart. En las primeras lneas Mart nos presenta el tema del racismo, expresando que ninguna persona es superior a otra en funcin de su "raza" o color. A lo largo del ensayo, el escritor cubano expone una serie de razones para rechazar todo racismo entre sus connacionales. Alega que tanto el hombre "blanco" como el "negro" no tienen realmente ningn motivo para creerse superiores. Una aptitud absurda de superioridad solo causa enemistad. En la parte final, Mart rememora un pasado heroico de Cuba, habla de la Constitucin y de que en ella no se habla de distinciones en cuanto a la raza. Hace hincapi en la igualdad de los derechos pblicos y finaliza afirmando que la grandeza de su pas reside en todos sus hombres, sin importar su raza o color.
Desarrollo
Conclusin
http://reglasespanol.about.com/od/comohacerunensayo/a/partes-ensayo.htm