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PRESENTACION
Personalidad de actividad tan desbordante como Francisco Palau tuvo que relacionarse intensa y extensamente. Hubo de hacerlo necesariamente por carta, nico medio entonces de salvar distancias geogrficas. Si se tiene en cuenta la variopinta gama de su accin pastoral y los fre cuentes desplazamientos por ella exigidos es natural la expectativa de un abultado epistolario. La realidad no se corresponde con tan legtimo deseo. En comparacin con las que debi escribir, las cartas conserva das no son demasiado numerosas. Centenar y medio para una existencia de sesenta aos equivale a una media muy discreta. Cualquier clculo que intente acercarse al nmero exacto de las cartas escritas, es, hoy por hoy, juego de boli llos. Hay que contentarse con la decepcionante constatacin: escribi Francisco Palau muchas ms cartas de las que se conocen. Las que han superado la prueba del tiempo abrazan un lapso de veintisiete aos, los ltimos de su vida. Se dirigen a un discreto abanico de destinatarios, pero faltan a la cita sec tores muy representativos. La laguna ms sensible afecta a la familia: ni una sola de las cartas dirigidas a los suyos ha llegado hasta nosotros. La veta afectiva de su personalidad aflora as nicamente a travs de la correspondencia con personas amigas. Se complementa, hasta cierto punto, con las misivas para sus hijos e hijas espirituales.
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Son estos destinatarios los que copan la mayor parte de la correspondencia, destacando entre todos, por el nmero y la calidad Juana Gratias. Le sigue en cantidad Agustn Ma, amigo y colaborador en la Escuela de la Virtud, slo supe rado por Magdalena Calafell, que comparte con Juana Gratias las preferencias epistolares de Francisco Palau. Entre los personajes distinguidos, a quienes tuvo que dirigir se ms por fuerza que por amistad, destacan la reina Isabel II, san Antonio Mara Claret, la escritora francesa Eugenia Guerin y un puado de obispos. La concentracin en torno a personas a l vinculadas por motivos fundacionales y de direccin espiritual acota nece sariamente los contenidos del epistolario palautiano. Est dominado por los afanes pastorales y los trmites implicados en su obra de fundador. Las cartas colectivas a las Maras, sus hijas espirituales, son muestrario excelente de realismo humano y de capacidad organizadora. En ellas se cruzan sabiamente el consejo espiritual y la discrecin en el trato. El carteo con Juana Gratias constituye muestra exquisita de lo que puede ser la direccin espiritual llevada hasta las situa ciones ms delicadas y responsables. El temperamento rea lista y calculador de Francisco Palau se refleja en las pocas cartas sobre asuntos econmicos o de trmites delicados. Son suficientes para comprobar cmo saba mantener los pies en tierra. El tenor confidencial de la correspondencia epistolar le permiti escribir con cierta frecuencia en la lengua hablada por sus destinatarios, de manera particular en cataln. Ni en la lengua nativa ni en francs se expresa con suficiente correccin gramatical. Lo hace segn el uso popular y dia lectal, apenas suficiente para entenderse con los interesa dos. En la edicin completa de sus cartas, aparecida en 1982, se reproducen esos textos catalanes y franceses, acompa ndolos de la correspondiente traduccin castellana. All podr el lector verificar los detalles que puedan interesarle.
En la presente edicin se han suprimido los originales de tales cartas y se ofrece nicamente la versin castellana. La eliminacin de los textos bilinges ha sido motivada por dos razones: su escasa utilidad en una edicin no crtica y la urgencia de mantener este volumen en una discreta dimen sin material. Lo mismo que en los otros escritos, se aade la numera cin marginal de prrafos dentro de cada carta para facilitar el estudio y las posibles referencias. Salvo estas modificacio nes, se sigue el texto de la edicin anterior, preparada por el P. Carmelo Prez Milla, aunque se omiten las indicaciones relativas a la situacin del texto y las notas ilustrativas no necesarias para la comprensin del epistolario. * **
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1. A Eugenia Guerin: Cayla (Tarn) Gruta de la Santa Cruz [Caylus], 14 febrero de 1845 J. M. J. 1. Seorita1: La luz del Espritu Santo ilumine nuestros corazones. Estos das hice una visita a mam y me han rogado que responda a la carta que Vd. tuvo la bondad de enviarme con fecha... 2. Le repito, mi amadsima hija, entre en el templo de su alma; pngase all en silencio y escuche la voz de su rey Salomn, que desde el trono del altar que hay en el fondo de su corazn, le habla siempre. Con fidelidad, con cuidado, con toda perfeccin, esfurcese en poner en prctica sus consejos. Camine segn la palabra que l le anuncia en el secreto de su corazn y vivir eternamente. Estos son mis consejos. No es suficiente? 3. Qu hacer, hija ma, para entrar en el templo de su alma y all dentro escuchar la voz del rey Salomn? Ah, esto es algo difcil, porque la puerta es estrecha! [Mt 7,13-14] Oh, y qu pocos son los que entran por esta puerta de vida tan estrecha! Vd. conoce esta puerta de vida que nos conduce al palacio de nuestro Dios, de nuestro Rey y de nuestro
1 Eugenia Guerin, famosa escritora y poetisa francesa, pariente de los dueos del castillo de Mondsir, visit all al P. Palau, entablando con l cierta amistad, de donde naci la correspondencia epistolar entre ellos.
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Seor? Hela aqu: Cualquiera que no renuncie a s mismo y no tome su cruz y no la lleve siempre, no es digno de mi y no puede ser mi discpulo. Cualquiera que no renuncie todo lo que posee no puede ser mi discpulo [Mt 16,24; Lc 14,27.33]. He aqu la puerta estrecha por la que es preciso entrar, hija ma. Sin renunciar a Vd. misma y a todas las cosas del mundo jams podr entrar por esta puerta de vida eterna. Esta abnegacin y este renunciamiento, entendidos espiritualmente, son necesarios para entrar dentro de Vd. misma. 4. Haga, pues, mi queridsima hija, su meditacin todos los das con fidelidad y con valenta: si es posible, media hora por la maana y media hora por la tarde. Jams la deje, comience por ah a entrar dentro de Vd. misma. El dragn infernal, armado fuertemente con todos los respetos humanos, con su hombre viejo y armado de Vd. misma, adems de todas las vanidades del siglo, con sus placeres y vanaglorias, se pondr con sus cabezas en la puerta estrecha para impedir la entrada, y le abrir la puerta espaciosa que conduce al infierno. Asimismo, tratar de combatir con furia para detenerle fuera de la puerta de la vida; es decir, en los entretenimientos peligrosos del mundo. Pero combata por entrar con valenta en el templo de su alma, donde el rey de reyes ha querido fijar su morada [Jn 14,23], y en su meditacin y fuera de ella, aprenda a desprenderse de Vd. misma y de todas las criaturas. En proporcin de la renuncia a Vd. misma y a todas las criaturas se acercar ms a Dios y entrar ms y ms por la puerta estrecha. Y cuando haya entrado en el templo de Salomn, su alma vendr a ser una reina, que escuchar la voz de su rey, seguir sus consejos en este mundo, y le ver tras haber salido del cuerpo, donde mora actualmente, y ser feliz durante toda la eternidad. 5. Reciba, pues, mi queridsima hija en Jesucristo, con esta carta los sentimientos de amor y de sincera amistad, por la que tiene el honor de estar unido a Vd. con los lazos del Espritu Santo este gran pecador, su Padre y su humildsimo servidor, Francisco de Jess Mara Jos
2. Al Jefe de los Gendarmes de Caylus: Caylus Cantayrac, Municipio de Loze, 14 junio de 1848 Ciudadano Brigada de los Gendarmes de Caylus: 1. Con mi hermano Juan Palau me ha comunicado Vd. que tiene orden de arrestar todas las personas que encuentre con el hbito religioso. Quisiera saber si es verdad que Vd. ha dado esta orden. En este caso, como no estoy obligado a creerle si no se me notifica esta orden y esta prohibicin en forma legal, le ruego me la comunique para someterme a ella, si es legal. 2. Si sin ley ni orden superior lleva Vd. a cabo algn arresto; si por el solo hecho de encontrarnos con el hbito religioso nos arresta, sin notificarnos legalmente esa prohibicin, atacar en justicia el proceso de arresto y le har pagar la condena debida a un arresto ilegal. Los arrestos del 22 de junio1 han sido ilegales. Le he perdonado, pero por la prohibicin que nos comunica Vd. me obligar a atacar la ilegalidad de esos arrestos. Ni Vd. ni el Sr. Alcalde de Caylus tienen derecho a prohibirnos nuestro hbito sin comunicarnos la ley que lo prohbe. Tengo el derecho de exigirle que muestre esa ley, y se la pido en nombre de la Libertad de que goza cada ciudadano para vestirse a su gusto. 3. Le envo la carta que sobre este asunto acabo de escribir al Sr. Alcalde. Lala para que sepa Vd. por adelantado a qu tiene que atenerse. Tenga la bondad de remitrsela. Salud y fraternidad. Tengo el gusto de suscribirme su conciudadano, Francisco Palau, Pbro.
1 Se ha de interpretar 22 de mayo como corrige en P. D.
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4. P. D. Si Vd, no responde a esta carta, dndome conocimiento de la orden, pedir a mi abogado de Montauban que persiga en justicia los arrestos ilegales del 22 de mayo. Vd. entr en mi clausura y en los aposentos sin intervencin del alcalde del municipio de Loze, visitando mi domicilio en mi ausencia y sin ninguna orden. Vd. viol el derecho sagrado de domicilio; yo le atacar en virtud del derecho de propiedad. A pesar de haberle mostrado los pasaportes en regla de los prisioneros, Vd. les ha retenido tres das en prisin contra el derecho de las personas y sin ninguna orden superior. Los tribunales sern llamados a juzgar si estos arrestos han sido legales o no. Si Vd. ha sobrepasado los lmites de su poder, sufrir las penas de la ley. Vd. me obligar a enviar mi procurador y un hombre de la ley al Procurador de la Repblica para conocer esta orden de arresto, as como tambin al jefe lugarteniente de los Gendarmes de Montauban.
3. Al Alcalde de Caylus: Caylus Cantayrac, 14 junio de 1848 Ciudadano Alcalde de Caylus: 1. El 3 de junio de los corrientes nos ha enviado Vd. los guardas rurales de San Pedro y de Caylus, notificndonos de parte vuestra y en vuestro nombre que nos estaba prohibido salir de nuestra propiedad con el hbito ordinario; que en caso de contravenir a sus rdenes, nos arrestara por los gendarmes. 2. No estamos en su municipio; por lo tanto, siendo alcalde del municipio de Caylus, no tiene jurisdiccin alguna sobre los ciudadanos residentes en los otros municipios del Cantn. Esto lo sabe Vd. muy bien. No corresponde, por
tanto, a los guardas rurales notificarnos semejante prohibicin. Como alcalde del Cantn, es competencia vuestra dar a conocer las rdenes superiores al alcalde de Loze, que es el municipio donde hemos fijado nuestra residencia. A l pertenece notificarnos y obligarnos a que nos conformemos a esa ley, si est concebida en forma legal. 3. En nombre de la libertad de que goza todo ciudadano para vestirse a su gusto (salvando la ley), tengo el derecho de exigirle y le exijo que me sea notificada esa prohibicin legalmente, por va ordinaria, es decir, por mediacin del alcalde de Loze. No estoy obligado a conformarme hasta que esta prohibicin me sea hecha legalmente. Desde el momento que la haya recibido, la examinar con el cdigo civil en la mano, y si es justa, me conformar; pero en caso contrario, tendr el derecho de refutarla. 4. Si sin poder probarme una infraccin a una ley me hace pasar la pena de arresto, en nombre de la libertad y de la igualdad de derechos, os har pasar la pena de la ley por haber vejado injustamente a un ciudadano. Si traspasis los limites de la ley, tendris que sufrir la pena, lo mismo que yo. 5. La seorita Teresa Christi me enva la carta que con fecha del 6 de junio le ha dirigido Vd. sobre el mismo asunto; en lo que me concierne debo responderle. Dice Vd. en esa carta que el Prefecto de Tarn y Garonne me prohibi llevar el hbito religioso el ao pasado, 1847. Esto es falso; enseme esta prohibicin. Fue un compromiso voluntario al que no quiero sujetarme desde la llegada a esta Repblica. Le envo copia adjunta de la carta que sobre el asunto he enviado al Comisario de Tarn y Garonne, y Vd. tiene que atenerse a las rdenes que l querr dirigirle sobre este asunto. 6. En la carta que ha dirigido a la seorita Christi presenta Vd. en apoyo de la prohibicin de mi hbito las leyes de la Repblica de 1792. Pretende Vd. revivir Robespierre y las leyes brbaras de inhumanidad, de crueldad y de terror, por las que el culto pblico de nuestra religin fue abolido, las
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iglesias cerradas y los sacerdotes y ciudadanos conducidos al patbulo? Quiere Vd. renovar las catstrofes fatales y horribles de aquel tiempo, de tan horrible recuerdo? Los ciudadanos de esta Repblica de 1848 debemos atenernos a las leyes actualmente en vigor: y todas esas leyes han sido abolidas o reformadas o cambiadas por Napolen, Luis XVIII, Carlos X, Luis Felipe y la Repblica de febrero. En el cdigo de leyes de esta Repblica no encuentro ninguna por la que mi hbito pueda ser prohibido; antes bien, veo establecido este principio: Libertad para usar el traje que a cada uno le plazca (siguiendo la ley). Est prohibido mi traje porque pertenece a una orden mendicante? Pero en este caso, soy yo quien pide limosna, o es mi hbito? Est prohibido porque es religioso? Hasta el presente no nos han comunicado ninguna ley que prohiba estos hbitos. Yo me conformar a esa ley cuando est en vigor. En este caso ser preciso que la ley designe las piezas de este hbito que estn prohibidas y permitidas. Si la ley se limita a ciertos hbitos adoptados por una sola Orden o por diferentes, como por ejemplo, por los Carmelitas Calzados o Descalzos, o Trapenses, etc., nosotros nos limitaramos a no llevar aqullos prohibidos por la ley, y quedaramos libres para llevar cualquier otro. Est prohibido porque es ridculo? No hay ley alguna que prohiba las ridiculeces de la sociedad. Porque es pobre, grueso y penitente? En un pas donde hay libertad de culto, los vestidos de penitencia no pueden ser proscritos sin que lo sean tambin el Evangelio y Cristo que lo predic. 7. Si respecto a mi hbito no hay ninguna ley de prohibicin, no debe Vd. creer que el Prefecto del Gobierno de Luis Felipe me haya hecho esta prohibicin, ni que el Comisario de la Repblica se atreva a pasrmela sin que tenga el apoyo de una ley en vigor; si intentase hacerlo, segn los principios de libertad y de igualdad de derechos ante la ley y segn la ley, le atacar a Vd., lo mismo que a ellos, por va legal, pues fuera del mbito del poder que le otorgan las leyes, todos somos iguales.
8. Vd. debe limitarse a las rdenes y a las instrucciones del Gobierno de la Repblica de febrero de este ao de 1848 y no a las del Gobierno de Luis Felipe. El Comisario de Tarn y Garonne no le dar orden que no sea justa y legal, estoy bien seguro. En fin, se lo repito, notifqueme legalmente esta prohibicin y me conformar a ella, si es justa. Ni yo ni persona alguna que est conmigo nos despojaremos de la libertad de vestirnos como nos plazca, salvada la ley, la decencia y la modestia, si no es en virtud de una ley que est en vigor. Hace ocho aos que estoy en infraccin de esa ley que slo Vd. quiere comunicarme. Puede comunicar esta infraccin ma a la autoridad superior y hacerme sufrir el castigo. Cuando quiera me presentar a la audiencia con este mismo hbito que Vd. ha proscrito para escuchar la ley de prohibicin, a fin de conformarme a ella. Salud y fraternidad. Vuestro conciudadano, Francisco Palau, Pbro. 9. Me dispenso de remitirle copia de mi carta al Comisario de Tarn y Garonne. La he enviado a los peridicos. Vd. podr leer una protesta contra todo despotismo y contra toda decisin que pueda comprometer mis intereses y los derechos de las personas, de la propiedad y del domicilio.
4. A Juana Gratias: Bagnres (Francia) Cantayrac, junio de 1848 1. Mi estimadsima hija: La gracia de Nuestro Seor Jesucristo sea siempre con nosotros. Me apresuro a responder a su carta, que recib con la satisfaccin que Vd. puede imaginar. No la crea todava en Bagnres, y me dispona a
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escribirle. Lo hubiera hecho, pero desde que se march Vd. no he tenido un momento tranquilo. El alcalde de Caylus ha prohibido en Cantayrac y en Nuestra Seora que nos presentemos en pblico con hbito religioso; pero nos hemos burlado de l. De aqu a una semana se publicar la carta del Obispo. 2. Todos nos hemos alegrado de conocer sus noticias. Me es muy difcil, mi estimada hija, decirle en detalle lo que tiene que practicar en lo que concierne a su incursin. Obre con libertad cuanto el Espritu le inspire. En esta empresa la discrecin y la prudencia deben guiarle. Al comienzo no haga acciones que puedan descubrir por completo el plan y todas sus intenciones. Poco a poco Dios le har conocer sus designios, que yo le desarrollar progresivamente. A pesar de mis obstculos, mi espritu le ha seguido en el camino y yo estoy en gran observacin sobre todas Vds. Escrbame a menudo, dicindome en detalle y con todas las circunstancias cuanto le suceda de contradicciones o de proteccin. Con media palabra comprendo perfectamente todas sus cartas. Siempre me encontrar vigilante. Siempre preparado y bien dispuesto a responder enseguida a toda carta que reciba. 3. Tenga nimo, mi estimada hija, para perseverar en la empresa. Desprecie la muerte, la vida y todas las contradicciones que puedan venir de parte de los hombres, sea de su naturaleza dbil en obrar el bien y tan dispuesta a obrar el mal. 4. En esta ocasin yo no tengo tiempo para decirle ms: no quiero hacerle esperar mi carta, que le envo esta tarde. Y Virginia?. No la olvido; espero en el Seor que la librar de esas tentaciones tan horribles. Saldela de mi parte. Vuestra madre, as como Mara, os saludan a todas. Reciba, mi estimada hija la bendicin que le doy en espritu en el nombre del Padre, del Hijo y del Espritu Santo. As sea. Vuestro padre, Francisco
5. A las Hermanas de Lrida y Aytona Barcelona, 17 mayo de 1851 J. M. J. 1. Queridsimas hermanas: Esta sirve para deciros que la hermana Juana queda por disposicin de Dios encargada del gobierno de la casa de Lrida y la hermana M Dolores de la de Aytona. 2. No es necesario encomendaros la obediencia porque pienso que la practicis con toda perfeccin. Ella os mantendr en paz y unin. No puede haber una casa sin alguien que la gobierne y los que viven en ella deben obedecer. 3. Yo deseo mucho poderos abrir la reja del confesonario para escuchar vuestras penas y tratar sobre la perfeccin de vuestros espritus; podis pensar que eso no se pierde por mi parte; hara muy gustoso el viaje aunque fuese a pie; es muy justo que yo hiciese este sacrificio pues que vosotras os habis sacrificado en obedecer. Pero todas las cosas a su tiempo son buenas y fuera de tiempo son speras, agrias y verdes. Ciertas consideraciones graves me retienen. Yo no s si podr, sin perjuicio grave de mis ocupaciones, hacer este viaje antes de septiembre. 4. Encomendadme, carsimas hijas en J. C., encomendadme mucho a Dios, para que dirija mis pasos y bendiga mis proyectos. Yo no estoy todava resuelto a emprender la predicacin. Lo encomiendo a Dios y le pido me d su luz para conocer su voluntad. Si he bajado de las montaas santas del Carmelo, no es para descansar en las olas encrespadas y alborotadas del mundo. Eso no. Estoy en la ciudad, no para aprobar al mundo en sus iniquidades y vanidades, sino para atacarlo y combatirlo.
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5. En cuanto a escribirme, podis todas hacerlo con entera libertad. Yo leer con atencin vuestras cartas y las recibo siempre con una especial satisfaccin. Podis ser tan largas como queris, la lectura no me fatiga. Yo aprovecho ciertos ratos que tengo libres, las leo y me entero en la oracin de lo que me decs. Si han corrido voces entre vosotras de que no os guardo el secreto y que vuestras cartas todos las saben, [yo os digo que estis tranquilas, pues yo s bien mi deber sobre eso y no tengo remordimiento de]1 haber cometido la falta de revelar el secreto de una direccin. Eso sera un pecado grave. Podis escribirme con toda libertad, como hijas en Jesucristo a un padre que mira con cuidado y solicitud los intereses de vuestra perfeccin. Las hermanas Dolores y Juana me escribirn una vez cada mes, incluyendo todas las cartas en una. Me dirn en detalladas circunstancias todo lo que puede servirme para vuestra direccin. 6. Yo responder exactamente una vez al mes y si no recibs carta, ser un retraso o que se ha extraviado, y en este caso volvedme a escribir. Las dems hermanas, si tienen necesidad, podrn tambin escribirme. Dentro de la misma se podrn poner otras encomendadas si no son muy voluminosas. La hermana Juana incluir todas en una. Aunque yo no responda en seguida a todo lo que preguntis, no lo extrais porque en muchas cosas necesito consultar a Dios y meditar en su presencia lo que conviene. Casi siempre este es el motivo de mi retraso en contestar. 7. Os encomiendo el trabajo de manos. Fuera de las horas destinadas a los ejercicios, trabajad con todas vuestras fuerzas porque Dios lo manda y lo quiere as. El trabajo de manos es una de las reglas que habis de observar inviola1 En el autgrafo, por efecto de la laceracin del manuscrito faltan lneas que, sin embargo, el P. Alejo pudo leer, pues traduce sin hacer observacin alguna. Como en los dems lugares los [] incluyen textos que completan lagunas originales.
blemente. Con l el diablo tendr las puertas cerradas para ciertas tentaciones que no podrais vencer. Trabajad, comed, dormid y orad: yo hago lo mismo. Podis siempre contar con la vigilancia solicitud y amor de un padre que os ama en Jesucristo, Francisco 8. P. D. En cuanto a todas las reglas que yo os [dar, queda a la prudencia] y discrecin de la hermana [que gobierna el disponer de] ellas en los casos particulares. Yo no s si en mi anterior os hablaba del captulo. Lo tendris todas las noches despus de la colacin o cena.
6. A Juana Gratias: Lrida Montsant (Tarragona), 8-15 julio de 1851 J. M. J. 1. Carsima hija: Ayer caminamos todo el da siguiendo esta montaa. Sus despeaderos son verdaderamente espantosos. Hemos encontrado muchas cuevas donde poder retirarme cuando est fatigado del mundo. Te escribo desde la ermita de San Bartolom. Su posicin es muy pintoresca. Esta noche dormir en una cueva muy escondida, no lejos de esta ermita. El agua est cerca. Tiene una fuente no muy distante de la cueva, est hacia el medioda al pie de grandes peascos cubiertos de un bosque que est siempre verde. Ayer me fatigu tanto de subir y bajar por precipicios que hoy no me he atrevido a continuar mis indagaciones. Segu los picos ms elevados del Montsant los que miran a Lrida. La montaa que lleva el nombre de Montsant es lo mismo que
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una pila, es decir en medio hay un gran valle cerrado por las cuatro partes por las crestas de las montaas que miran a Lrida, al mar, al oriente y a poniente. Este valle profundo contiene despeaderos espantosos y es horriblemente solitario. Sus cuevas estn escondidas por el bosque. En diferentes partes hay fuentes y algo de tierra cultivada, hay muchas cuevas que los paisanos han cerrado, les sirven de abrigo las que estn en medio de los despeaderos. Vigilia de la Virgen del Carmen1. 2. En estos das he estado tan solitario como poda desear. El ermitao de San Bartolom me ha trado lo necesario. Est preparado para ocultar en estas cuevas a cualquiera que yo quiera enviarle. 3. La carta del seor Gregorio es bastante satisfactoria. Es posible que Juan vaya a visitar Cantayrac; en este caso ver sin duda a Juan Bautista. 4. Yo no te he olvidado en mi soledad. El camino que tu espritu debe seguir es: al principio no podras sostener una soledad absoluta por mucho tiempo, porque tu espritu no tiene bastante alimento. Conviene salir de la casa del amor propio espiritual para ser toda de Dios y en Dios. La oracin por las necesidades de la Iglesia sea corta y frecuente y en lo dems, ocpate del bien de los prjimos. Ocuparte en bien de los otros por Dios es cuidar de Dios, y cuidar de Dios en su cuerpo moral, es ser en verdad de Dios. Para la vida solitaria es necesario tener gran comercio con Dios, relativo a los asuntos de la salvacin de los hombres. Eso es lo ltimo de la perfeccin. Ora a ratos por las necesidades del cuerpo llagado de Jesucristo y ocpate enteramente en la salvacin de los otros. Ese es tu camino. Ocupndote del bien de los otros, ordenars tus fuerzas, tus virtudes, tu tiempo, tu vida a la salvacin del prjimo. Estas virtudes para que sean verdaderas perlas y piedras preciosas que brillen en el templo de
1 Sigue la carta el 15 de julio.
Dios, es necesario que pasen por manos de muchos artfices que las pulirn al fuego y a golpes de martillo. Quiero decir, que para que lo que hacemos en bien de los otros sean virtudes slidas, es necesario que concurran muchas circunstancias que las hagan buenas. 5. Las piedras preciosas que son verdaderas son muy raras; hay pocas pero valen mucho; hay muchas que son falsas y de stas nos tenemos que purificar. No se ha de adornar el cielo de ninguna piedra preciosa que sea falsa. Estas las hemos de arrojar. Para discernirlas, para conocer cules son falsas y cules son verdaderas, es necesario estudio, comercio, tiempo y experiencia. Quiero decirte que al principio, todo lo que brilla parece piedra preciosa, despus el tiempo te har conocer cules son las virtudes slidas ordenadas al bien de los prjimos y cules son falsas. Ocpate con todas tus fuerzas en comerciar con piedras preciosas, y con el tiempo y el trabajo sers al fin buena comerciante. 6. Ten siempre ante tus ojos que la perfeccin consiste en el cumplimiento del precepto del amor: amar a Dios y a nuestros prjimos [Dt 6,5; Mt 22,37.39]. No olvides que, en cuanto al amor del prjimo, los que ms hacen son aquellos que con el tiempo y con grandes trabajos se han hecho dignos de asistir a aquel gran consejo, compuesto en el cielo, de los ngeles de la primera jerarqua y de aquellos espritus de la Iglesia militante que asisten a l para el arreglo de los asuntos de la salvacin de los hombres. Lo que aqu se decreta se ejecuta sobre el universo. Aprende a asistir a l y tal vez a su tiempo sers admitida. Para ello lee la Lucha . Para ser admitida en l es necesario te ejercites en la salvacin de los prjimos, haciendo por ellos obras de caridad: hazles bien, no les hagas mal; aqu tienes los preceptos de la ley que has de meditar y practicar. 7. Como la luz interior es muy dbil an, tus virtudes son flacas. Fomenta esta luz interior, ella calentar tu corazn y dar fuerza a tus acciones. Para fomentarla medita el misterio de la encarnacin, el de la redencin y el de la cruz.
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En la Lucha vers cmo se hace todo este comercio. En la oracin intersate en general por el bien de todos los hombres. No desciendas mucho a particularidades, porque como la luz es muy dbil no puedes distinguir los objetos particulares. Imita a Jesucristo en esto y hallars un verdadero maestro y modelo de oracin. Sguelo en todos sus pasos: lo vers en el desierto orando por los hombres, en el huerto de los olivos agonizando por ellos, en la predicacin socorrindoles en sus necesidades, en la cruz ofrecindose al Padre como vctima de propiciacin. Contempla a los santos ms grandes: San Juan Bautista, Elas, San Francisco de Ass, etc. Imtalos en lo que puedas. Este es, mi hija, el verdadero camino. Adis. 8. P. D. Te envo las reglas, [copiars o hars copiar el borrador que est junto a las reglas, y a continuacin lo pondrs en limpio. Nada ms de particular]. No dejes copiar a nadie las dos primeras hojas de las reglas.
sobre el altar del sacrificio como un solo corazn. Si todas formis un corazn, si este corazn est animado, vivificado, dirigido y gobernado por el Espritu de Dios, con cunta abundancia derramar Dios sus gracias sobre vosotras! A este fin habis de practicar (veo con satisfaccin que ya lo hacis) estas virtudes: 1 Obediencia ciega, humilde, pronta, alegre, sencilla, sin discurso, sin juicio propio, ciega, sin contradiccin a las hermanas que gobiernan. Obedecedlas como a Dios, porque os representan a Dios [Lc 10,16]. 2 Amor entre vosotras. Haceos todas criadas, esclavas, servidoras la una de la otra; tomad de las manos la una a la otra todo lo ms vil y penoso. Disputaos lo trabajoso y lo amargo; mirad como una dicha el poder ser escoba y basura de la casa y no slo de la casa sino de todo el mundo [1 Cor 4,13]. 3 Pobreza. Jugad a cul puede ser ms pobre; gloriaos en los desprecios. Sed pobres si queris ser ricas, sed pobres de propia voluntad; despojaos de todos vuestros propios afectos; sed pobres en el vestir, pobres pero decentes, limpias y modestas; sed pobres en el comer, pero curiosas y limpias; pobres en el dormir; pobres en todo cuanto podis tener; pobres en casa y pobres fuera de casa; cuidado que alguna inmortificada se queje de la pobreza; sera una seal bien fatal. Si sois pobres, seris mortificadas y penitentes; si no queris nada, lo tendris todo; si os despojis de todo, seris vestidas de Dios; sed pobres de espritu y de cuerpo; despojaos de vuestros juicios propios y de vuestra propia voluntad. Si nadie tiene nada, siempre estaris unidas y con paz en Jesucristo. 4 En las que gobiernan: amor, solicitud, prudencia y discrecin. Hacerse toda a todas [1 Cor 9,22], no ser de s misma sino de todas; cuidar de cada una de las hermanas como de s misma; ponerse en el lugar y al puesto de la ms nfima de todas; considerarse ser de todas la criada, la escoba de la casa, la ms miserable y la esclava de todas; fideli-
7. A las Hermanas de Lrida y Aytona Barcelona, Vigilia de Todos los Santos, 31 octubre de 1851 J. M. J. 1. Carsimas hermanas e hijas en Jesucristo: Despus de haberos encomendado a Dios y a todos los santos, tomo la pluma para entretenerme un rato con vosotras. 2. Yo deseo que todas seis un solo corazn animado de un solo y un mismo espritu [Hch 2,44-46; 4,32]. Os ofrezco a Dios todos los das en el santo sacrificio y os presento
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dad, exactitud en observar y hacer observar las reglas y ejercicios; [condescendencia para las faltas de debilidad y distraccin y una] mano fuerte y severa contra las faltas de malicia. 3. Guardando estas virtudes, viviris en paz y formaris una casa donde Dios habitar y tendr sus delicias. Dios es prncipe de paz y no habita sino en corazones unidos por el amor. Estando unidas marcharis juntas, encadenadas con las cadenas del amor de Dios. Marcharis por un mismo camino. Un nio de cinco aos podr dirigiros, es decir, Jesucristo ser vuestro gua. 4. Estando todas bien dispuestas y encadenadas con esas virtudes, Dios enviar su ngel delante de vosotras [Tb 5,22; Sal 91,12] y ste, con su luz interna, dirigir a la que os gobierna, llevar de la mano a la hermana que ha constituido para vuestro gobierno, y, sin que ella ni vosotras os deis cuenta, la dictar todo lo que os ha de mandar. El ngel bueno vendr a encontrarme y entre los dos dictaremos y ordenaremos todo cuanto vosotras habis de hacer. Yo me entender con el ngel bueno y la hermana que os gobierna se entender conmigo y vosotras con ella. As todos marcharemos dirigidos por Dios segn el orden que El tiene dispuesto en su providencia. 5. Yo dirijo a la hermana Juana para vosotras. Le escribo para vosotras y le dicto lo que ha de hacer y mandar para vosotras y no para ella sola. As lo exige el orden establecido por Dios en el gobierno de la Iglesia. Sed pues exactas, fieles, constantes y fuertes en practicar todas las virtudes que han de formar de vosotras un coro de ngeles sobre la tierra. Cada una de vosotras tiene sus miserias propias y especiales, sus combates y tentaciones, sus penas y amarguras, su cruz. Que cada una lleve su cruz. Si es muy pesada, si os oprime, yo os dar siempre una mano, os auxiliar en particular todas las veces que, en caso extraordinario, tengis necesidad.
6. Encomendadme a Dios. Tengo ahora una empresa en la que no quisiera tener un chasco ni mal resultado1. Encomendadme mucho a Dios para que en la obra que haga, Dios sea glorificado. Dios os escuchar. Podis siempre contar con el cuidado, solicitud y amor de un padre que os desea perfectas, Francisco
8. A D. Jos Domingo Costa y Borrs: Obispo de Barcelona Barcelona, febrero-marzo de 1852 Excmo. e Ilmo. Sr.: 1. Me he hecho cargo de la carta que desde Montauban ha sido dirigida a V.E.I. Mis ocupaciones no me han permitido responder tan pronto como hubiera sido mi deseo. Ah va mi contestacin. 2. Parece ser que dicho Sr.1 no est en buenos trminos conmigo y que ha lanzado una censura contra m al fin y objeto de obligarme a hacer cesin de una propiedad que juntamente con un hermano mo compr cerca de Montauban. Esto no est claro ni mucho menos, antes bien parece contradictorio. Sal de la dicesis el febrero de 1851 y hasta aquella fecha no haba habido con la Srta. Christi ninguna diferencia en materia de intereses; estas divergencias solamente existen desde que sal ltimamente de su dicesis. Cmo pues, el seor poda exigirme con censuras a hacer justicia a una mujer, declarada su enemiga sobre controversias que entonces no existan?...
1 ao. 1 Dr. Jean-Marie Doney, obispo de Montauban. Para mejor comprensin de esta carta y su datacin conviene leer en esta misma edicin el opsculo El solitario de Cantayrac. Alude a la Escuela de la Virtud que comenz en noviembre de este
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3. Ah va pues la historia de mi viaje. Sal en direccin a Pars desde Lrida por el mes de marzo de 1847, con pasaporte regular y con el exeat (letras testimoniales) de mi Ordinario. Consta esto del documento 1. Estuve en la dicesis de Perpignan, Tolosa y Carcasona y Montauban los aos 47-48-49-50 y 51. No fui por entonces a Pars por no convenir a mi objeto. Viaj a Francia como extranjero y transente; y para este viaje cre que me bastaban las letras testimoniales de mi Ordinario de Lrida y un buen pasaporte. Volv a Espaa el abril de 1851. Celebr por todas partes con las debidas permisiones per transitum, como consta de las firmas que van al documento adjunto. 4. Llegado que hube a la dicesis de Montauban, el Sr. Vizconde de Serres le llev por s mismo mis letras testimoniales de Lrida al obispo: (celebraba en la capilla de S. S. la seora condesa de Cahuzac). Contest al Sr. Vizconde que poda celebrar y segu celebrando en esa capilla, para la cual la seora condesa tena especial permisin del obispo por escrito. Entretanto corri la voz de que el obispo no quera que yo celebrara; con el objeto de informarme del hecho escrib a los prrocos vecinos, y stos me contestaron no haber recibido orden alguna del obispo; entonces escrib al vicario general; la contestacin est adjunta, n 2; le envi lo que me pedan, que eran las letras testimoniales de mi Ordinario, revisadas de Perpignan, Tolosa y Carcasona, las cuales me devolvieron sin respuesta. Hice cuanto pude para conocer los motivos de queja que se pudieran tener contra m, pero no pude saberlo sino por voces vagas... Me abstuve de celebrar. 5. Escrib al seor del Cantn para pedirle lo consultara con quien corresponda y, si en caso contrario podra recibir los sacramentos de la Penitencia y Eucarista. Fuele respondido (pues yo no pude obtener respuesta alguna a mis cartas) que no haba lanzado censura alguna contra mi persona, y que poda comulgar, pero que para celebrar necesi-
taba una autorizacin especial suya. En este tiempo yo me cre no autorizado, o sin permisin para celebrar la Santa Misa, pero no estando ligado con censura alguna, poda celebrar en las otras dicesis con la debida autorizacin de los prelados. 6. Durante este tiempo que yo me abstuve de celebrar la Misa, reciba la sagrada comunin en una parroquia vecina los domingos a la Misa mayor. Este acto es bien pblico y desvirta lo que se dice sobre que se haba ordenado a los prrocos no darme la absolucin (in conf.). Celebr en Gerona el abril de 1851, como consta claro por el documento n 1. Esto en cuanto se refiere a la Santa Misa. En la carta dirigida a S. S., dcese que se me prohibi celebrar, pero no es cierto, pues jams pude saber si me haba censurado; por otra parte, l mismo dijo lo contrario. Lo que hay de verdad sobre esto, es que no se quiso revisar mis letras testimoniales, por cuyo motivo me cre sin el debido permiso para celebrar; pero no suspenso o excomulgado, ni ligado con censura alguna. Ya pues que se afirma, que se pruebe y dgase cundo y por qu motivo; el motivo que se alega en la carta, entonces no exista, pues, en caso de ser verdadero, solamente existe desde que estoy en Espaa de regreso. 7. En lo que se refiere a la seorita Teresa Christi, no es exacto que fuera o haya nunca sido carmelita de las ancian a s, pues estaba en el convento de Santa Clara de Perpignan; dcese eso con el objeto de que resaltara ms el caso siendo ya carmelita, si la hubiese influenciado para ello. Igualmente est desprovista de verdad la especie echada a volar de que yo la hice salir del convento. Para demostrarlo me basta con hacer constar que en la poca que ella sali, hacia ya ms de tres aos que yo no haba estado en Perpignan; queda ya repetidas veces dicho que yo resida en la dicesis de Montauban. Cmo, pues, poda yo hacerla seguir? Sali autorizada por el Sr. obispo de Perpignan y desde all se dirigi al castillo de la seora condesa de
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Cahuzac, en donde estuvo con esta familia honrada y respetada en Francia, como ya queda dicho, hasta que de su fortuna se compr una propiedad y edific la casa que ahora habita. 8. Sepa su Seora que la Santa Sede considera las congregaciones de mujeres en Francia, como familias muy piadosas, pero no como rdenes propiamente religiosas. La Sra. Teresa Christi estaba autorizada por su Obispo, y el seor Obispo de Montauban me la presenta como apstata de la Religin. 9. Habr de calificar como de solemne impostura lo que dice respecto de que yo he abusado de la credulidad de cinco doncellas de Cahors. Habla de las compaeras de la Sra. Christi y stas no eran sino dos; de dos a cinco faltan tres. De stas dos una hizo un viaje a Lrida; la he enviado a buscar; se llama Juana Gratias, y de su boca oir V.E.I. y ver que est desprovisto de verdad y resulta ser una calumnia ridcula, que estas cinco doncellas hayan seguido la Espaa septentrional, mendigando con el objeto de recoger limosnas, para pagar la adquisicin de aquella propiedad. Aqu supone su Seora que la propiedad es comprada con limosnas, y en otra parte quiere que sea de los dineros de la Sra. Christi. 10. No de otro modo, sino de calumnia, se ha de calificar lo que asegura que yo he engaado y fanatizado en materia de intereses a la Sra. Christi; en todas las relaciones, que he tenido con ella, hemos marchado segn las leyes de la justicia. Vendi parte de sus bienes que tena en Perpignan y compr una propiedad en la dicesis de Montauban, e hizo all gastos muy considerables, y edific una casa, que es la que habita; posee esto y las dems propiedades que tena en Perpignan; cuando yo sal... yo le dej cuarenta y dos onzas de oro; ella lo confes, haberlas recibido; y en recompensa...
9. A D. Pedro Cirilo Uriz y Labayru: Obispo de Lrida Barcelona, 7 abril de 1852 J. M. J. Exmo. e Ilmo. Seor: 1. Acabo de recibir una copia del oficio que V. E. I. ha dirigido al Exmo. Sr. Gobernador de esa provincia de Lrida. He quedado sorprendido al leer su contenido. Por la parte que me compete a m y a la familia (tengo dos sobrinas, hijas de dos hermanas mas en esas mujeres que V. E. Ilma. proscribe) me veo comprometido a justificar mi conducta, y las relaciones que he tenido y tengo con ellas. Lo har luego que mis ocupaciones me lo permitan. 2. V. E. Ilma. saba muy bien que esa familia marchaba segn mis consejos en aquello que dependa de m. No me he atrevido a hacerle una visita por temor de ofenderle con mi presencia. A pesar de que V. E. Ilma. en contestacin a lo que le escrib en marzo (si no me engao) del ao pasado, no me quiso recibir en su dicesis, siendo mi pas natal, me atrev a ir a abrazar a mi padre y a saludar a mi madre el julio del mismo ao. El Sr. Vicario General me dio muestras de su indisposicin. Apenas me concedi permiso para celebrar y esto por 15 das. V. E. Ilma. se pronuncia ahora abiertamente. No me equivoqu en mi juicio. Qu he hecho contra V. E. Ilma.? En qu falto? V. E. Ilma. saba que esas mujeres estaban bajo la direccin de sus prrocos, poda avisar amigablemente a ellos y declararles su voluntad. Hubiera sido respetada. Qu le escrib a V. E.? Le protesto obediencia, respeto, sumisin a su autoridad, qu necesidad de formalizarse? 3. Tengo enemigos, no es verdad? Estos me atacan, yo me defiendo. He aqu la vida de un eclesistico. Quiere
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conocer dnde van los que me atacan? La Actualidad, peridico de esta capital es el rgano de mis enemigos. Hemos desplegado el estandarte de nuestra Religin a la vista, y en un lienzo, suspenso en l, hemos inscrito este lema: Escuela de la Virtud. Yo me opondr como muralla de hierro al vicio y al error, no es extrao tenga enemigos. La Actualidad y sus colegas atacan nuestras doctrinas, la jurisdiccin de la Iglesia y de sus prelados; yo me defiendo. Le remito por el mismo correo algunos nmeros de este peridico y ver cmo piensa. No todos son seglares los que piensan como La Actualidad. El obispo de Barcelona recibi hace cosa de dos meses una carta del obispo de Montauban. Este hombre deca contra m ms abominaciones de lo que La Actualidad vomita contra la Compaa de Jess y Escuela de la Virtud. El prelado sabe muy bien que el ser atacado, no es ser criminal, y tiene una especial satisfaccin de verme en el palenque lidiando con el error y el vicio. Yo espero que V. E. I. ser de los mismos sentimientos. Comprometido con todo lo que hay de ms corrompido en esta capital, los enemigos no perdonan trabajo ni diligencias para derribar nuestro Pendn. Estos tienen sus ramificaciones; La Actualidad sigue sus pasos... Saban que esas mujeres estaban bajo mis consejos. El oficio que V. E. Ilma. ha dirigido al Sr. Gobernador civil caer en sus manos, le darn publicidad y qu opinin formar el pblico sobre el Derecho y el hecho? El Sr. Provisor y Vicario General llam a la Sra. Juana Gratias, al prroco de Lrida y Aytona, les exigi juramento de silencio sobre el interrogatorio (cosa extraa en los tribunales) y a esto se sigui enviarles el Comisario de Polica para que les expulsara de su domicilio y hasta del pas. El Sr. Provisor encontr a esas mujeres criminales, dir el calumniador; vio crmenes de aquellos que no es lcito publicar, un comercio criminal entre ellas y no sabemos contra quin caer o ha cado ya esta calumnia, pretextando los motivos que alega V. E. I. en el oficio; por esto con poltica las lanz la autoridad de su domicilio como de un lupanar o lugar de prostitucin, etc., etc., etc. Sepa, Exmo. Seor, que el obispo de Montauban se
atrevi a decir que una compaera de la Sra. Gratias, que es la Sra. Teresa Christi, haba venido a dejar en Lrida el fruto de su incontinencia. Al Sr. obispo de Barcelona le han dicho tantas cosas contra el honor de esas mujeres que ha expulsado V. S. Ilma., que me asegur un da que las enviara el Gobierno a galeras. Todo esto recae sobre mi, sobre el respetable cura prroco de San Andrs, (no contra el prroco de Aytona porque lo miramos enemigo), contra el cura benemrito Solsona, y sobre todas las familias honradas a que pertenecen esas mujeres. Ya le he dicho que yo tengo en sas dos sobrinas y otras parientes y ese golpe me llega hasta el alma. No puedo continuar escribiendo porque se me calienta la cabeza. Veremos el resultado y el desenlace de este programa. Espero hable sobre esto La Actualidad, pondr sin duda alguna, a la sombra de su pendn, como un trofeo, la dispersin de esas mujeres y al mismo tiempo vendr furioso sosteniendo el Derecho social contra las exigencias de V. S. Ilma. y catail!, al Director de la Escuela de la Virtud entre dos fuegos. V. E. Ilma. me ataca por detrs y l viene por frente. Una tentacin peligrosa podra ganarme: soy hombre y flaco, podra volver el dorso y verter mis armas a retaguardia en este caso. Ah! el corazn me tiembla al pensarlo. V. E. Ilma. me hubiera dado ocasin, qu necesidad de formalizarse por cuatro mujeres, cuyos hechos y vida podra dejarse en olvido? Por qu V. E. no ha empleado antes sus amonestaciones pastorales, ya acerca de ellas, ya acerca de los que las dirigen, y corregir con amor, mansedumbre, lo que fuese digno de reprensin antes de servirse de la autoridad? La caridad pastoral tiene leyes y son tan sagradas como las de la justicia qu necesidad de hacer saber al Gobernador civil cosas que podan arreglarse amistosamente y de buenas a buenas entre nosotros? Cuando la autoridad toma el bculo de su autoridad, levanta el brazo para dar un golpe, y un golpe fatal que trae infamia. Ah! Cun seguro debe estar del monstruo que ataca!, un padre, un golpe tal a sus propias hijas!, un pastor, un golpe mortal a la vida moral de sus ovejas! Me parece que antes de formalizarse,
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deba agotar amistosamente todos los medios que el amor, la caridad y la misma naturaleza inspiran, qu confianza podrn tener a V. E. Ilma. esas mujeres vindose tratadas tan duramente que no merecieron las amonestaciones de un padre! Cmo yo podr ya inspirarles sumisin, obediencia, respeto a rdenes y disposiciones que les infaman y degradan! V. S. I. es responsable ante el derecho pblico, ante los tribunales de la Iglesia y del Estado y ante la prensa religiosa de las rdenes y disposiciones que contiene ese oficio contra doncellas honradas, virtuosas, que no haban merecido la indignacin de su pastor. V. E. Ilma. ha tomado esa responsabilidad, veremos cmo responder. 4. Sofquese este choque sin tardanza alguna, antes no llegue a la prensa. Ah!, escribo ya demasiado tarde, el mal est ya hecho. No obstante, ah va mi pensar: llmelas, igalas, salve su honor, autorcelas, y puesto su honor a salvo, podr V. E. I. disolverlas a su gusto. Yo cedo a todo, salva mi conciencia, el Derecho social y mi honor. Besa las manos de V. E. Ilma. este su obediente hijo, Francisco Palau, Pbro. Al Exmo. e llmo. Sr. Obispo de Lrida.
ha expedido contra parte de mi familia, que ha siempre marchado bajo mi direccin. 2. Desde que despleg la Escuela de la Virtud su estandarte en esta capital, la impiedad se conjur para hacerla pedazos. Si tenemos enemigos, no faltan amigos que saben sostenerla. Era como natural que yo fuese el blanco de todos los tiros. No qued ni queda piedra para revolver contra el Director de la Escuela. No olvid el enemigo de que la provincia de Lrida es mi pas natal, saba que yo haba trabajado en esa parte, haban de seguir mis pasos, y cortar la tierra a mis pies. Bajo qu punto de vista pintaran mis relaciones con esas mujeres, viudas y doncellas, contra las que S. S. I. ha fulminado un rayo tan terrible? Oiga en reserva lo que sigue: 3. La polica de Barcelona estaba formndome causa criminal: es un crimen horrendo predicar el Evangelio. Buscaba datos y hechos. Dejemos aparte todos aquellos que no miran el objeto que me mueve a escribir. Vengamos a las relaciones con esas mujeres. 4. Yo no puedo agradar a todos los obispos. Monseor D o n ey , obispo de Montauban, ha dicho y escrito tanto cont ra m, que Lutero no fue tan perverso como yo. Apoyado yo sobre el derecho, le he hecho frente. Deca al Sr. obispo de Barcelona que yo haba sacado una religiosa de un convento (en Francia), que la haba hecho seguir, que despus de haberla completamente engaado, seducido y robado cuanto tena, haba abandonado la Francia, que... la Sra. Juana G ra t i a s, cuya vida ejemplar es bien conocida en esa prov i ncia, no ha podido escapar los dardos envenenados de la lengua mordaz de una de sus compaera s, la Sra. Teresa Christi, cuya vida mal edificante es tambin conocida en Lrida y Aytona. Esa mu j e r, auxiliada del obispo de Montauban, ha hecho circular en Francia todo cuanto hay de ms abominable contra el honor de la Sra. Juana Gra t i a s : sigui a un fraile espaol en Espaa y... ese fraile es el Director de la Escuela de la Virtud. En octubre del ao pasa-
10. A D. Pedro Cirilo Uriz y Labayru: Obispo de Lrida Barcelona, 18 mayo de 1852 J. M. J. Ilmo. Seor: 1. Los enemigos han tendido redes a los pies de S. S. I. y han sorprendido su autoridad, arrancndole la orden que
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do esa mujer escribi un gran cartapacio al Sr. D. Jos Caixal, cannigo de Ta r ragona, vomitaba contra m lo que hay de ms exe c ra bl e. El Sr. Caixal, no siendo autoridad ni juez, deba tener un poco de precaucin. Crdulo al dicho de una m u j e r, comunic a sus amigos, y de amigo, se convirti en enemigo. Los informes que han venido de Tarragona a L rida sobre esas mujeres han sido tan difamatori o s, que pasaban por una casa de prostitucin... por mujeres pbl icas y bandoleras. Citemos hechos: Vinieron dos doncellas de Reus y sus parientes se alarmaron tanto al saber que estaban en una casa infame que corrieron a Lrida y se las llevaron a casa... Las cosas estaban en ese punto cuando el Sr. Provisor y V. S. llama a la Sra. Juana Gra t i a s, la hace j u rar de callar lo que iba a preguntarle y respuestas... lo mismo hace con el Sr. Prroco de San Andrs y de Aytona... y luego despus S. S. I. las expele de su dicesis, las disuelve y las arranca hasta de su propia casa. El alcalde de Aytona exige a la propietaria las llaves de su casa y la manda salir. Esta orden y disposicin presenta al Director de la Escuela de la Virtud, ante el pblico, fundador de casas de prostitucin, infractor de las leyes civiles y eclesisticas, y confirma las calumnias atroces del obispo de Montauban y de la Sra. Christi. Todo esto ha marchado a Madrid y entra en el cuerpo de las acusaciones y crmenes que all me imputan los adversarios. Adems S. S. I. ha expuesto a esas mujeres al ludibrio, al oprobio, a la burla y a una infamia pblica. 5. S. S. I. me ha comprometido a defenderme, estoy obligado a hacerlo so pena de muerte poltica y moral. El Sr. obispo de esta dicesis est forzado o a justificarme o a castigarme como buen padre y pastor, como doctor erudito y como prelado celoso del bien pblico, tendr especial satisfaccin de presentarme justificado ante la nacin, ante el Derecho pblico y ante la prensa religiosa. El cartapacio de la Sra. Christi y la carta que el Sr. obispo de Montauban ha escrito, son piezas con otras que estn en poder del Sr. Valls, que es el abogado que se ha encargado, en nombre del Sr.
obispo de esta dicesis y mo, de sostener esta causa. Y si yo he de consentir a los consejos del sr. abogado, proceder en causa criminal de calumnia contra el sr. obispo de Montauban y la Sra. Christi. Creyndome inocente, justo es que el calumniador sufra la pena de la ley. La virtud ha presentado en esta capital su pendn qu revolucin en el pas de los vicios! La Justicia y la Caridad se han presentado en pblico, qu crimen tan horrendo al ojo del vicioso! Sostendremos nuestro pendn con tesn, con firmeza y constancia. Podemos contar por amigo a V. S. Ilma.? As siempre lo he credo. Si no nos quiere proteger, al menos sea un mero espectador en la lucha, no nos ataque ni se pronuncie contra nosotros sin antes conocer nuestra causa. No me ponga S. S. I. en la dolorosa posicin y en la necesidad fatal de tenerme que defender contra un prelado. que respeto como a mi Pastor. venero como a Padre, y a quien deseo servir como humilde sbdito. 6. En esta lucha de la injusticia contra la justicia, de la usurpacin contra el derecho, de la infraccin contra la ley, de la virtud contra el vicio, yo no conozco en el campo al lidiador con los nombres de Obispo, Gobernador, Rey o Papa. Nos distinguimos por el uniforme, por el estandarte, por los derechos y hechos. 7. S. S. I. me ataca en el campo del Derecho social. Ah va una exposicin que le envo por mano de mi familia como altamente ofendida ultrajada y herida en sus derechos y honor por la orden dada por S. S. I. contra parte de ella. 8. Prudentis est mutare consilium; revoque S. S. I. esa orden o modifquela segn las leyes y el derecho. No nos comprometa, le suplico, a formalizarnos, porque no hay necesidad. Queda de S. S. Ilma. atento y s.s.q.s.m.b. Francisco Palau, Pbro.
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9. P. S. Envo a S. S. I. el n de hoy de La Actualidad. No olvidar de presentar la orden y disposicin dada por S. S. I. como testimonio de una infraccin de leyes...
11. A Juana Gratias: Lrida Barcelona, 5 marzo de 1853 J. M. J. 1. Carsima hija: Aprovecho uno de aquellos momentos buenos que tiene el espritu en orden a las cosas de Dios para escribirte estas lneas. En estos das, me figuro, habrs reunido todas tus fuerzas para reanudar con nuevo fervor tus relaciones y comunicaciones con Dios. Yo no he olvidado de encomendarte a Dios y, cooperando por lo que es de mi parte, esperaba esta ocasin para escribirte. Tal vez te repetir lo que otras veces te haya dicho y escrito. 2. En tus meditaciones y oraciones has de tener muy presente que no marchas ni combates sola; ests ligada, no eres libre; ests encadenada por los vnculos sagrados de la caridad con la obediencia. Tres han de cooperar en la obra de tu espritu: Dios, el hombre y t. Dios no te faltar. Es interesante que no se pierda por tu parte ni por la ma. En cuanto a m, en calidad de director, gua, maestro, padre y pastor, tengo varios cargos que cumplir. Yo har lo que est de mi parte, al menos lo procurar. Hagamos lo que toque a cada cual. Yo consultar a Dios, cuidar de informarme de sus voluntades, mirar por qu caminos has de ir y, a tiempos oportunos, te manifestar lo que has de hacer y lo que has de practicar. En asuntos graves no faltar, y en aquello que
no te responda ni te d consejo, la prudencia te guiar. En asuntos graves yo estoy y estar presente en tu espritu y en todos los peligros no cesar de prevenirte. Yo procurar cumplir mi deber porque soy responsable delante de Dios y de su Iglesia de todos tus caminos y empresas. Cuando examino mi conciencia, no olvido esta parte porque es deber de mi ministerio, y procuro corregirme de las faltas en orden a direcciones. 3. T haz tambin lo que est de tu parte. Ordena, dirige y rene todas tus fuerzas a estos dos puntos: 1 obedecer: grandes combates tiene que sufrir la direccin. Toda direccin est expuesta a grandes pruebas. Las cadenas de la caridad reciben grandes golpes y no pueden sostener una verdadera direccin sino cuando proceden de la caridad por parte del director, y de la justicia y obediencia por parte de la dirigida. Pero los esfuerzos que se han de hacer, consultando a Dios y buscando caminos, se han de dirigir en recompensa a examinar la obediencia. Ordenada sta, puestos el orden y la paz en la direccin, reforzada sta por las cadenas de la caridad y obediencia, el espritu ordena sus virtudes, sus fuerzas, sus acciones, su vida y su tiempo, en marchar por el camino que la obediencia ha sealado, en atacar aquellos enemigos que el centinela ha descubierto, en trabajar en aquella parte del jardn que el Director ha dispuesto, en hacer aquello que Dios ha mandado. Ordenada la direccin qu calma, qu paz y qu felicidad! 4. En estos das yo he hecho examen de conciencia sobre tu direccin. En esta parte, como en todo aquello que hacemos, no podemos menos de reconocer muchas faltas; pero yo cuidar de corregir lo defectuoso. T, carsima hija, haz lo mismo, si no lo has hecho ya. Examina las faltas que has podido hacer en la Direccin. Dios te har conocer lo que sea defectuoso. Pide a Dios la luz y l me la dar para ti. Espera con humildad el consejo, y Dios no faltar. Haz examen sobre dos puntos: 1 Sobre la obediencia; 2 Sobre la ejecucin. Ese examen debes hacerlo frecuentemente.
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Defindete con fervor contra los ataques que el infierno dirija contra las cadenas de la Direccin, pues sern fuertes toda la vida. 5. No tardar en volverte a escribir. En estos das te he encomendado mucho a Dios y tengo an muchas cosas que decirte. Aprovechemos los momentos buenos que tengo. Ya no s si diga que soy infeliz y desgraciado en tener que comunicar con los hombres. Hago lo que no tengo corazn de hacer; pero temo ofender a Dios que creo me manda estar en esta ciudad. La esperanza me consuela. Espero que Dios, viendo cun contra corriente hago lo que l me ordena, tendr piedad de m y tal vez me sacar del mundo. Adis. Encomindame a Dios.
que hace los oficios de madre, con simplicidad de espritu, con fidelidad, haciendo su voluntad en todo, conformndose con lo que ella ordena; y cuando no sabis su voluntad, y urja el caso, interpretadla. Habis de obedecer unas a otras ciegamente, prontamente, con alegra, sea o no lo que se manda conforme al propio gusto o juicio; sea o no favorable o contrario a la naturaleza; sea o no contra la propia voluntad. Traicionar a la obediencia es traicionar a Dios. Por el momento presente, hasta nueva disposicin, obedeceris a la hermana Juana. Muchas veces con razn y sin razn, os reprender, castigar, cortar, romper, y os negar muchas cosas que le pediris, pero no tendra caridad si no lo hiciera. Ella se entender conmigo sobre lo que tenis que hacer. 3. En segundo lugar, la caridad os manda disimular las faltas de las que os gobiernan; habis de sufrir sus genios, las habis de soportar en los das malos en aquellos tiempos en que ellas son tentadas; y en cambio tambin soportarn ellas las vuestras, os disimularn las faltas y con amor las corregirn. 4. No solamente os habis de amar inferiores y superiores, sino unas a otras. Las hermanas, considerando que las que representan a Dios en ttulo de gobierno son superiores, han de ponerse a sus pies como servidoras y esclavas de Dios en la persona del que gobierna. El amor har suaves todas las reprensiones, har tiles y fructuosas todas las correcciones, y har meritorias las acciones ms insignificantes. Las hermanas que gobiernan se han de considerar servidoras de la casa, han de estar a los pies de todas y se han de alegrar y tenerse por dichosas de ser esclavas de todas las hermanas. 5. No solo eso, sino tambin una hermana ha de ser servidora de las otras, considerndolas a todas como otras tantas seoras, a quienes en la persona de Jesucristo se le manda servir. Si hay amor de caridad entre vosotras, cun
12. A las Hermanas de Lrida Barcelona, 5 marzo de 1853 Para todas las Hermanas 1. Carsimas Hermanas: Os repetir muchas veces aquellos consejos que forman el espritu, segn la vocacin especial a que sois o creis ser llamadas, porque no pueden ni deben ser olvidados jams. Para que formis un solo espritu en diferentes cosas, son necesarias estas virtudes principales: 1 obediencia; 2 pobreza; 3 la caridad de unas para con otras. 2. Por la obediencia habis de estar sujetas, como hijas, a una hermana que haga todos los oficios de una buena madre. En cada casa ha de haber una cabeza, y esto, aunque no seis sino dos, y en todas y para todas las casas una hermana que tenga el gobierno de toda la familia. Eso es indispensable y necesario. Habis de obedecer a la hermana
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dichosas seris! La caridad formar de vosotras un solo espritu en Dios, vivificando y animando diversos cuerpos. Si as lo hacis, cunta paz y qu calma! 6. En tercer lugar, la pobreza, la penitencia, la mortificacin y la humildad, si hay obediencia y caridad, os sern naturales, digo connaturales, porque os disputaris lo ms amargo, lo ms penoso, lo ms desagradable. No obstante, tengo que preveniros de que con la penitencia y ayunos habis de ir con mucha precaucin. Entended bien la pobreza y la penitencia. Si las circunstancias lo piden, se ha de ayunar, mal comer, pero fuera de aqu, s tenis, comed. Cuidad de no hacer excesos en esta parte. 7. En la Cuaresma estis dispensadas de comer carne y huevos por la pobreza, pero si alguna puede y quiere comprarse Bula, con tal que la paguen los de su familia, puede permitrsele, por razn de las indulgencias. Muchas otras cosas tengo en el espritu que deciros, pero no puedo confiar demasiado de la pluma: espero una ocasin favorable para decroslas de viva voz. 8. No me olvidis en vuestras fervorosas oraciones, especialmente en este tiempo de cuaresma: yo os llevo en mi espritu y todos los das os ofrezco a Dios en el santo sacrificio de la misa. En la oracin ya cuido de consultar a Dios y pedirle continuamente os infunda aquellas virtudes que con vuestras fuerzas no podis ni sabis adquirir. Yo confo en vuestras oraciones, en las que habis de pedir luces para que sepa dirigiros bien. Podis entretanto contar siempre con la solicitud y amor de un Padre y Hermano que desea vuestra salud espiritual y os enva en sta su bendicin sacerdotal, Francisco Palau, Pbro.
13. A Juana Gratias: Lrida Barcelona, [marzo-octubre de 1853] J. M. J. Para la Hna. Juana 1. Carsima hija: Qu piensa Dios de vuestro gnero de vida? Yo no tengo ningn inters sino el de la gloria de Dios en suministraros la verdad. Sobre vuestra vocacin es necesario que os diga lo que pienso y lo que siento. El ngel tutelar que la divina providencia os ha destinado para velar y llevar, defender y sostener todos vuestros intereses materiales y espirituales, parece que tiene una vanidad santa de poder presentar a su Creador vuestra pobreza y vuestro modo de vivir. Vosotras habis tenido ocasin para conocerme a m. Soy muy parco en alabar a nadie. Rarsimamente se me ha odo elogiar ninguna virtud de mis hijos e hijas; antes al contrario. No obstante, puedo y debo en esta ocasin anunciaros y participaros que, en mi concepto y presentimiento, vuestro modo de vivir es acepto y agradable a Dios y a sus ngeles. No tengo otro fin alguno en deciros esto, sino para que, persuadidas de la verdad del camino, sacudis con ms fuerza las tentaciones, y no cuidis sino de perseverar. 2. La pobreza voluntaria trae consigo la penitencia pblica y la mortificacin. Parece que en estos tiempos el diablo ha querido arrancar del jardn de la Iglesia estas flores preciosas. En qu parte del huerto las encontraremos? Dnde encontraremos la pobreza voluntaria y el renunciamiento verdadero? La divina providencia, o Dios como hortelano, os ha sembrado a vosotras por la creacin, os ha sembrado en los jardines de la Iglesia, y sois una especie de semilla que ha de producir como frutos y flores pobreza y penitencia. Cuidad de conservaros y sosteneros, creciendo
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continuamente en virtudes; yo no quisiera engaarme, pero por el momento llevis, me parece, un buen arranque, y prometis dar buen fruto. Adis, dispn de este padre que te ama, Francisco
objetos, tales escuelas no pueden menos de ser funestas y fatales para el pueblo fiel e incauto. En frente de estas escuelas antisociales y anticatlicas branse otras cuya misin se dirige a denominar el bien y el mal, la virtud y el vicio por sus propios trminos; escuelas que, dando la definicin verdadera de la virtud y describiendo el vicio por sus propiedades destructoras, desarmen al enemigo. 3. Las virtudes son el ornato y riqueza del hombre espiritual, como lo son del animal y carnal los bienes materiales. Una misin importante desempeaban las rdenes religiosas, y era ensear y dirigir al pueblo fiel en el camino de la perfeccin, ya desde el plpito, ya desde el confesonario; arrancados del lado del obispo estos auxiliares, imposibilitados por otras ocupaciones a suplir ni por s ni por los prrocos esta alta misin, su falta ha producido un efecto fatal y es la ignorancia sobre la verdadera virtud, y sta ha de dar por parto un hombre sensual y carnal. El pueblo ser catlico porque se le predica la fe. Si se sostiene contra mil ataques, es todo cuanto puede hacer la jerarqua eclesistica por s sola y esto a trueque de mil penalidades y sacrificios. El pueblo ser catlico pero sensual y material, animal como dice el Apstol, y esta sensualidad pondr en peligro hasta sus creencias. Si es que a este mal haya remedio humano que pueda atajarle, erjanse, frente al pantesmo, Escuelas de Virtud donde no de cualquier modo sino formalmente y con toda solemnidad se forme al pueblo y se edifique en la parte que tiene de racionalidad y de espiritualidad. 4. La falta de maestros espirituales y de escuelas que los enseen y formen, ha de producir otro mal grave en nuestro porvenir, y es que los fieles a Dios, llevados de un buen celo, caern en mil ilusiones y supersticiones en sus prcticas piadosas. La mala inteligencia sobre la verdadera virtud o la ignorancia sobre ella, engendra un fanatismo tan perjudicial a la religin como la misma impiedad. Este fanatismo cunto no da que sufrir a los prelados! y no es un arma de que se sirven los incrdulos para quitar el prestigio a la
14. A D. Jos Domingo Costa y Borrs: Obispo de Barcelona Barcelona, 18 octubre de 1853 Exmo. e Ilmo. Seor: 1. El Pbro. D. Francisco Palau a V. E. I. con respeto expone lo que sigue: Cada poca tiene sus necesidades a cuyo remedio se dirigen las instituciones, y a este objeto mira lo que llaman Escuela de la Virtud. Antes que se formalicen en asociacin religiosa los ejercicios que sta todos los domingos practica en la parroquial de S. Agustn, preciso es sepamos si motivos especiales lo exigen. As lo hemos credo, pero como toca al obispo juzgar de estas materias, deber mo es insinuarlo a la ilustracin de V. S. I. para que decida con conocimiento de causa. 2. Se han presentado en estos ltimos siglos en el campo contra Israel unos hombres titulados filsofos racionalistas, ilustrados, quienes, no osando combatir a cuerpo y brazo descubierto, han trocado los trminos, y con escndalo de la lgica han calificado de bueno a lo malo, y a lo malo de bueno; han pintado el vicio como una virtud y a sta como un vicio. Con esto, introducida la confusin en este mundo ideal, han hecho devorar a los incautos el veneno y han logrado seducir la multitud; y mientras se les permita combatir a Dios, a la religin, a la Iglesia, a los prelados, el dogma, la moral y las virtudes en nombre de estos mismos sagrados
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Religin? Abranse, si es posible, en las capitales escuelas apologticas donde se ensee la verdadera virtud, y stas salvarn la parte escogida del pueblo fiel de un derrumbadero en que tantos se precipitan. 5. En tiempos bonancibles en que bastaba al pueblo proponer la verdad para que la creyera y siguiera, no haba necesidad de formalizar escuela apologtica, pero ahora ya ha odo los argumentos de los contrarios y le han forzado a discurrir sobre el bien y el mal y, en este estado, tiene necesidad de escuelas apologticas cuya forma sea no precisamente proponer y explicar, sino probar por principios y rebatir errores. Esto es Escuela. 6. Las altas clases de la sociedad aprenden y estudian la Religin por impresos y en stos, a causa de la libertad de imprenta, la verdad va mezclada con mil errores. En estas escuelas apologticas acomdese la doctrina a su capacidad, sin defraudar a los ignorantes de la parte que les debe la enseanza religiosa, y en stas tendrn ocasin de or de boca de sus pastores las verdades de la Religin. 7. Todos estos y otros motivos, junto a la necesidad que siempre hay de ensear a los fieles adultos la doctrina cristiana, fueron los que nos impulsaron a proponer a V. E. I. la instalacin de la Escuela de la virtud en noviembre de 1851. Por bello que sea el ideal, cuando del programa se pasa a la prctica, el tiempo descubre muchas veces la inconveniencia o la irrealizacin de nuestros proyectos y algunas veces la experiencia, la utilidad o necesidad de la empresa. 8. Cuando se public el programa sobre la Escuela no podamos formar juicio acertado sobre ella; pero completados dos cursos ya, o dos aos de conferencias, la experiencia puede muy bien darnos consejo para decidir si conviene o no darle forma estable y legal. Lo que podemos atestar es que a pesar de funcionar todos los das festivos y de estar los actos despojados de todos aquellos aparatos que suelen atraer el concurso, cuales son msica, cantos, luces, etc.; a
pesar de estar reducidos los ejercicios a dos horas de enseanza, el auditorio ha sido siempre el mismo, siempre constante, siempre extraordinario, atendido lo usual de las funciones. Esto y las repetidas instancias de los alumnos nos han movido a redactar estatutos que acompaan, los que expongo a la censura, examen y revisin de V.E.I. 9. Suplicando tenga a bien manifestarnos si en sus sabias previsiones V. E. I. cree oportuno elevar la Escuela de la Virtud en sociedad o congregacin religiosa. En caso afirmativo, si los estatutos redactados, y modificados en la parte que crea conveniente, son de su pastoral aprobacin. As lo espera del celo verdaderamente apostlico de V. E. I. Francisco Palau, Pbro. Al E e I. S. Dr. D. Jos Domingo Costa y Borrs, Obispo de Barcelona.
15. A D. Jos Domingo Costa y Borrs: Obispo de Barcelona Barcelona, 2 abril de 1854 Exmo. e Ilmo. Seor: 1. En contestacin a lo contenido en el oficio que en fecha de hoy V. E. I. se ha servido comunicarme, debo contestar lo que sigue: No hemos podido menos de sorprendernos al saber que la autoridad civil haya siquiera sospechado que la Escuela de la Virtud haya tenido parte en los acontecimientos de que en la actualidad esta capital es teatro. 2. La Escuela de la Virtud, E. e I. S., ya desde sus principios ha sido el blanco de los ms recios tiros y, antes de que se le atribuyera el descontento que hoy reina en los ope-
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rarios de esta capital, se le haban ya atribuido otros crmenes en doctrinas y en costumbres. Mientras las autoridades no han dado odo a tales acusaciones hemos credo prudente contestar a ellas con el silencio o con el desprecio, mas como hoy la autoridad civil parece las toma en cuenta, la justificacin es de parte nuestra un imperioso deber. 3. Yo, E. e I. S., he tenido el honor de presidir todas las conferencias de la Escuela, he revisado todas las teoras que en ella se han emitido; sobre m cae por consiguiente toda responsabilidad, y por lo tanto puedo muy bien responder de que jams se ha emitido una sola frase subversiva, muy al contrario, habindose ocupado la Escuela en catequizar la sociedad barcelonesa en sus diversas clases, no ha hecho ms que aclarar aquellas doctrinas fundamentales que ha enseado siempre la Iglesia catlica; doctrinas de orden, de paz y tranquilidad. En estos ltimos das la conferencia ha versado sobre el ayuno eclesistico, sobre la penitencia y Eucarista; y hoy nos habamos propuesto tratar del sacrificio de la Misa, habiendo sido los sermones una exhortacin a orar por la conversin de los pecadores, por la prosperidad, paz y concordia de los prncipes reinantes, extirpacin de las herejas y exaltacin de nuestra santa fe catlica. 4. En los ataques que varias veces nos ha dirigido la prensa peridica, hemos invitado a nuestros adversarios a que nos citaran una sola frase contraria a la ortodoxia religiosa. Por lo que mira a los individuos que comprende la Escuela de la Virtud, sus nombres y sus actos son la ms completa justificacin. 5. Sin duda E. e I. S., el gobierno estar mal informado de lo que es la Escuela de la Virtud. Ella no es otra cosa que el pueblo catlico congregado en la iglesia parroquial de San Agustn para or la explicacin de la doctrina cristiana, acomodada a la capacidad de todas las clases. Sus ejercicios han sido siempre pblicos. No hemos verificado ninguno a puerta cerrada. El auditorio ha sido de los ms considerables
y respetables de esta ciudad. Barcelona es en todas sus clases testigo fiel de todas nuestras doctrinas y ejercicios. A ella han asistido y asisten constantemente sabios e ignorantes, ricos y pobres, fabricantes y operarios. Ellos que respondan de nuestros principios. 6. Yo no me he propuesto, E. e I. S., hasta ahora otra cosa que coadyuvar al digno prroco de San Agustn en las funciones que ataen a mi ministerio y, pudiendo yo, en calidad de predicador del Evangelio, elegir las formas (salva la disciplina eclesistica) que creyera ms convenientes, he adoptado el mtodo de catequista; y si he tomado algn nombre, ha sido solamente para saber a quin dirigirme en mis preguntas. Y de ah ha venido el ttulo de Escuela. 7. No obstante, para que V. E. I. conozca los que ms cooperan en esta catequstica, le remito sus nombres en la lista que acompao. Ellos todos son sujetos de la mayor probidad. En varias ocasiones han dado pruebas no equvocas del amor por la paz y tranquilidad pblica. Se han opuesto constantemente en sus respectivas clases a todos los intentos de desorden y de trastorno. Herido su honor y estando tan seguros del infundado de estas sospechas, como intrprete de sus sentimientos, no puedo menos de reclamar a V. E. I. un acto de justicia. Y es: 1 Ser citados en tribunal competente. 2 Que las acusaciones de crmenes tan atroces les sean notificadas por quien corresponda. 3 Que los acusadores les sean conocidos para que ellos carguen con la responsabilidad de la acusacin en caso de que la Escuela de la Virtud resulte inocente. 4 Que se d a los acusados el competente derecho de defensa. 8. E. e I. S., en nombre de todos los alumnos de esta Escuela reclamo lo que el derecho concede a todo espaol compelido a justificarse. Bajo esta forma y nicamente de este modo podr la autoridad conocer si es la Escuela o sus acusadores los que motivan este desorden. El gobierno de esta provincia habiendo instado para que redactara estatutos, siendo la Escuela una enseanza religiosa catequstica
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dependiente nicamente de un sacrificio voluntario, y sin retribucin alguna, que yo he hecho hasta ahora, no veo posible ligarme con estatutos a continuarla. No obstante, si se estima conveniente darle forma de sociedad religiosa, deseoso como el que ms de obedecer hasta a las insinuaciones de una autoridad, me conformar siempre a sus disposiciones. 9. Disolver la Escuela no es otra cosa que privar a un predicador del Evangelio de adoptar en su predicacin la forma catequstica o de conferencia. El juicio sobre las formas y mtodo de enseanza religiosa que se da en los templos es una de las atribuciones del episcopado. Por mi parte estoy y estar siempre rendido, sumiso y obediente a las rdenes de V. E. I. Es todo cuanto ocurre en contestacin al oficio que V. E. I. acaba de dirigirme. Dios guarde a V. E. I. muchos aos. Francisco Palau, Pbro. Exmo. e Ilmo. Dr. D. Jos Domingo Costa y Borrs, obispo de esta Dicesis.
2. En fecha de ayer V. E., habiendo llamado a su presencia a los seores D. Jos Gras, D. Alejandro Pi, D. Luis Sags, interrogados si pertenecan a esta nuestra Escuela, en contestacin a su respuesta afirmativa, V. E. les dijo que, en calidad de alumnos, eran la causa de todo este trastorno que por parte de los trabajadores tena en expectacin a esta capital por haber con sus discursos exhortado a la clase obrera a no trabajar, hacindoles en consecuencia responsables de todos los desrdenes que en adelante acontecieran motivados por la misma Escuela. En la misma fecha se presentaron a V. E., llamados con el mismo objeto, los seores D. Pablo Ferrer, D. Juan Casellas y D. Eduardo M Vilarrasa, cargando sobre ellos la misma responsabilidad que a los primeros, imputndoles el mismo crimen. 3. Estos son hechos incontestables, y en vista de ellos, convencido del buen celo que anima a V. E. y de la rectitud de justicia de que tantas pruebas ha dado a esta capital, persuadido por otra parte, que estos procedimientos nacen de algn mal informe sobre la Escuela que est a mi cargo, como a director responsable de ella, acudo a la lealtad de V. E. para exponer lo que sigue: 4. La Escuela es acusada de un crimen, el ms atroz crimen que segn las leyes civiles de todos los pases merece ser expiado con la ltima pena. La acusacin es grave, y cayendo sobre la parte religiosa, es gravsima, puesto que imputa a la religin un desorden sobre el que todos los pueblos tienen en la actualidad fijos sus ojos. 5. El ser acusado no es ser criminal. V. E. interesado como yo mismo por la tranquilidad pblica, dirige con actividad todos sus actos a descubrir el principio del mal. No querr ser engaado ni ser sorprendido por una lengua mordaz, ni errar el blanco donde debe dirigir sus tiros. Comprometido est por su alta misin a conocer el crimen, puesto que Dios le ha confiado su espada para atajarle, reprimirle y castigarle, y proteger al mismo tiempo, salvar y defender la inocen-
16. A D. Melchor Ordez y Viana: Gobernador de Barcelona Barcelona, 3 abril de 1854 Exmo. Seor: 1. El Exmo. e Ilmo. Sr. Obispo, mi dignsimo prelado, me ha comunicado una orden de este gobierno, segn la que la Escuela de la Virtud, que est bajo mi direccin en la iglesia parroquial de San Agustn, queda suprimida.
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cia. En asuntos de esta clase tengo un medio muy sencillo a la par que seguro para justificarme de los cargos que se me han hecho. Traigamos la causa a su propio terreno. 6. Con motivo de la necesidad que hay siempre de ensear al pueblo la doctrina cristiana y de predicarle el santo Evangelio, me ofrec al seor cura prroco de San Agustn como auxiliar en el ministerio de la predicacin. Debidamente autorizado por mi prelado, quedaba a mi cargo, en calidad de predicador de la parroquia, adoptar aquel estilo, forma y mtodo que estimara ms conveniente. Eleg la forma catequstica, y para que el pueblo fiel recogiera el fruto de mis trabajos, acomod la doctrina a todas sus clases y categoras. Tom los nombres de todos aquellos que voluntariamente se comprometieron a responder a mis preguntas, y los dems han asistido en clase de oyentes. Como no he tenido hasta ahora la intencin de formar hermandad, congregacin, ni sociedad religiosa, me he credo dispensado de redactar estatutos, ni acudir a la autoridad civil para pedir autorizacin especial; puesto que para ensear la doctrina cristiana y predicar el Evangelio en el templo me cre suficientemente autorizado por el prelado. La enseanza religiosa que todos los das festivos se da en la iglesia parroquial de San Agustn en nada se distingue de las otras parroquias, sino es que sea en su forma catequstica. Hasta nuestros das para este mtodo no se ha exigido por parte de autoridad alguna permiso especial. Los trminos de que hemos usado para expresar la forma dialctica han sido muy naturales, tales son los de conferencias morales, aula, escuela; y por ser el fin de la predicacin plantear la virtud y destronar el vicio, no ha sido extrao a esta enseanza el ttulo de Escuela de la Virtud. Con el debido permiso redactamos el libro textual bajo el nombre de Catecismo de las Virtudes, del que remito a V. E. un ejemplar. 7. El buen xito ha excedido todas nuestras esperanzas. Principi la predicacin el noviembre de 1851, y ha continuado sin interrupcin alguna todos los das festivos. Las
funciones de esta Escuela han sido siempre las parroquiales de San Agustn. Se han tenido siempre a puertas abiertas, invitando al pblico a asistir a ellas. Las conferencias se han efectuado en una baslica de primera magnitud. Hemos enseado constantemente en medio de un concurso inmenso. Su auditorio de los ms respetables de esta capital ha odo nuestras doctrinas, y si sobre ellas somos acusados, el pblico barcelons es nuestro tribunal. A l apelamos. Hemos siempre anunciado anticipadamente por los diarios nuestras funciones, nos hemos suficientemente explicado y en la ejecucin hemos sido fieles. Hemos pblicamente interrogado sobre las doctrinas catlicas a todas las clases del pueblo y hemos acomodado nuestro estilo a la capacidad e inteligencia de todos. 8. Nuestro fin, Exmo. Sr., no ha sido ni es otro que explicar, sostener y defender las doctrinas catlicas, morigerar el pueblo, y aclarar aquellas verdades que son la base de todo edificio social religioso. Hemos aprovechado todas las ocasiones que se nos han presentado para predicar la paz, la obediencia, el amor fraternal. Hemos, en fin, pintado con mil colores todas aquellas virtudes que son el vnculo sagrado de todo cuerpo moral; y sobre esto citamos por testigo a todo el pueblo barcelons. S, a todo el pueblo en todas sus clases, porque muy pocos son los que no hayan odo las lecciones que sobre virtud y vicio hemos dado y explicado. 9. V. E. no ignora que las doctrinas que ensea la Iglesia catlica son para la raza revolucionaria subversivas del orden pblico, sospechosas, impas, y ya desde los primeros das de nuestra predicacin no ha cesado de dirigirnos, de tiempo en cuando, los ms recios tiros. Hemos contestado siempre y nos hemos defendido. La causa es pblica, y V. E. no podr engaarse en el juicio que forme de ella porque millares de testigos auriculares atestarn contra lo infundado de esas sospechas de que es objeto esta Escuela. Si lucha hemos tenido, ha sido siempre ocasionada por una porcin de hombres dscolos, gente desmoralizada, siempre
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dispuesta a trastornar el orden pblico. Hemos combatido, pero los enemigos de la autoridad han sido siempre los nuestros, y con ella hemos hecho y haremos siempre causa comn. Cun sensible nos sera que V. E. dirigiera sus tiros sobre sus propios aliados, amigos y defensores! No creo ese divorcio posible, pues que convencido estoy que V. E. tomar del pblico sensato informes, y las prevenciones se desvanecern, y entonces V. E. no podr menos de apoyar con mano fuerte los esfuerzos que hemos hecho para inspirar con nuestras doctrinas pensamientos de paz, amor, fidelidad, obediencia a las autoridades. 10. Para el caso que una mala inteligencia hubiera recogido en sentido contrario alguna expresin de lo mucho que hemos hablado y enseado sobre las doctrinas de orden, V. E. tendr la amabilidad de refrescarnos de ello la memoria y lo explicaremos en todos los sentidos de que sea susceptible. Si se nos ataca en materia de hechos, V. E. no encontrar entre los revolucionarios un solo individuo de los que funcionan en mi Escuela, ni menos podr presentarse acto alguno sospechoso de rebelin. En vista de todo lo expuesto, espero de la rectitud de V. E. que lejos de echar sobre la Escuela de mi cargo, y en consecuencia contra la religin, borrn tan negro, har recaer toda la responsabilidad sobre los verdaderos culpables. Dios guarde a V. E. muchos aos. Francisco Palau, Pbro. Exmo. Seor O. Gobernador de esta Provincia de Barcelona.
17. A D. Antonio Ahern: Alcalde Corregidor de Barcelona Barcelona, 5 abril de 1854 Muy ilustre Sr.: 1. El da dos del corriente a la una de la tarde, dos guardias municipales se presentaron en la iglesia parroquial de San Agustn acompaados de un dependiente, quien a sus rdenes, mediante una escalera, subi a lo alto del cancel de la iglesia y arranc un cuadro de dimensin a poca diferencia de cuatro palmos, en el que habamos fijado con letras doradas, muy legibles, esta inscripcin: Escuela de la Virtud. Esta comisin llev la misma inscripcin a las casas consistoriales. Este cuadro estaba por orden ma clavado en el frontispicio de la mencionada iglesia parroquial. En vista de este hecho acudo a V. S. para exponer lo que sigue: 2. El ttulo de Escuela de la Virtud cuadra perfectamente a todas las iglesias del catolicismo, pues que en todas ellas hay ctedra de enseanza instituida por Cristo y sus Apstoles; en todas ellas hay miembros legtimos y competentes; tales son: los obispos, curaprrocos y dems sacerdotes autorizados para predicar el Evangelio y ensear la doctrina cristiana. En todas ellas hay discpulos y alumnos, y stos son todos los fieles bautizados y no excomulgados. Donde hay ctedra, maestros y alumnos, hay aula y escuela. En todas las iglesias del catolicismo se ensea, se define, se describe y se predica la virtud. En sana lgica se deduce de aqu, por consecuencia legtima, que el ttulo Escuela de la Virtud es una atribucin exclusiva de todas las iglesias, del mismo modo que stos otros: templo del Espritu Santo, casa de oracin, etc., etc. Dejo a la consideracin de V. S. juzgar si es de la incumbencia de un alcalde, o de cualquier otra autoridad civil o municipal poner o quitar tales inscripciones.
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3. Muy I. Sr., comisionado por la autoridad eclesistica para ensear en todos los das festivos la doctrina cristiana y predicar el santo Evangelio de nuestro Seor Jesucristo en la iglesia parroquial de San Agustn, con el objeto de recordar a los fieles esta enseanza religiosa, en uso de las facultades que me competen por el ministerio eclesistico, mand fijar en el cancel de la iglesia en que yo enseo la ya citada inscripcin. 4. Este sagrado ttulo ha sido arrancado de su propio lugar. Este acto es sacrlego, porque es el robo de una cosa sagrada; robo digo, porque ha sido arrancado y tomado contra la voluntad de su dueo que es la autoridad eclesistica. Es en gran manera sacrlego, por ser un insulto hecho a la casa del Espritu Santo. Semejante acto, a la par que sacrlego, se muestra altamente escandaloso, pues que se efectu en una hora en la que la calle estaba atestada de gente. Ni hay ni puede haber causa alguna que justifique medidas de esta naturaleza. Me dir V. S. tal vez: la Escuela de la Virtud ya no existe; ha sido suprimida por el Exmo. Sr. Capitn General, y en consecuencia de la supresin, era de mi incumbencia destruir el ttulo que la designaba. A esto debo contestar: 5. La Escuela de la Virtud ha siempre existido, existe y existir hasta la consumacin de los siglos en todas las iglesias del catolicismo, bien que bajo diferentes formas, porque siempre ha habido, hay y habr en ellas ctedra, maestros y alumnos. La Escuela de la Virtud tal como ha estado y est an bajo mi responsabilidad en la iglesia parroquial de San Agustn existe. El obispo puede variar de maestros y mtodo de enseanza, y esto no ser jams destruir la Escuela de la Virtud, sino variar sus formas. Ensear la forma catequstica, de conferencias, de discursos o sermones es cosa accidental a una escuela, y esto es lo que el obispo puede hacer y har, si lo juzga oportuno. Pero no destruir jams la enseanza que el ministerio eclesistico debe a una parroquia. 6. Au t o rizar, modificar, variar, suspender, suprimir, disolver la enseanza religiosa que se da en los templos, y en consecuencia poner o quitar del cancel de las iglesias ttu-
los que la designen, no ha sido jams atribucin de autoridad alguna militar, civil ni municipal; pero s nicamente de la autoridad episcopal. Esto es no menos que un dogma de los ms sagrados que siempre ha credo y cree la Iglesia catlica, apostlica y romana. La supresin de la Escuela de la Virtud, tal como est a mi cargo en la iglesia parroquial de San Agustn, anunciada oficialmente a la autoridad eclesistica, hecha ex plenitudine potestatis por un general de ejrcito, es un acto extralimitado. Yo no intento censurar en lo ms mnimo las disposiciones y medidas que, atendidas las circunstancias, hayan tomado las autoridades militar, civil y municipal en orden a que se suspendieran en tal estado las funciones de las iglesias. Nuestro dignsimo prelado y todo el clero las ha siempre respetado y se ha conformado a ellas. A lo que nos oponemos es a reconocer por legal y competente la supresin de la Escuela de mi cargo, hecha por el Exmo. Sr. Capitn General de este principado sin intervencin alguna del obispo diocesano. A pesar de mirar como incompetente la tal supresin, nos hemos conformado a ella y hemos obedecido a una fuerza material e irresistible. Esta obediencia es un deber imperioso que dicta la prudencia en circunstancias anlogas a los actuales acontecimientos. Obedeceremos siempre como hemos hecho hasta ahora; pero como nuestro silencio sancionara actos que tienden directamente a transmitir las atribuciones ms transcendentales que residen en el poder eclesistico, a las autoridades del siglo, y como la tal sancin dara ocasin al pueblo catlico de creer que es gobernado en lo espiritual y religioso, no por Jesucristo y sus apstoles, no por los obispos sus legtimos pastores, no por el Espritu Santo, sino por el poder de este mundo, en tales casos nuestra religin sacrosanta nos impone la obligacin de protestar a riesgo de graves peligros. 7. La Escuela de la Virtud ya no existe en el terreno de los hechos porque una fuerza material irresistible la ha suspendido. A esta supresin yo me conformo, porque las leyes de la obediencia as me lo prescriben. La Escuela de la Virtud existe en el terreno del derecho porque la autoridad
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competente, que es el obispo, no me ha comunicado la supresin y ha protestado lo contrario. 8. La Escuela de mi cargo est identificada con la parroquia. No es otra cosa que los fieles de ambos sexos convocados y congregados los das festivos para or la explicacin de la doctrina cristiana. Es una catequstica acomodada a todas las clases del pueblo. No tiene otros estatutos que las reglas que rigen a los eclesisticos en el ministerio de la predicacin y bajo este punto de vista su autorizacin, modificacin, suspensin o supresin es de la incumbencia del prelado diocesano. En vista de todo lo expuesto, vengo a V. S. para suplicarle tenga a bien mandar sea restituido a su propio lugar el titulo Escuela de la Virtud. As lo espero de la religiosidad, justicia y rectitud de V. S. Dios guarde a V. S. muchos aos. Muy ilustre Sr. Francisco Palau, Pbro.
2. Yo no ver en toda la vida sino persecuciones, pues mi espritu escupe el mundo y para conservar mis comodidades yo no torcer nunca el camino. Si me quedo aqu en Europa los malos cristianos no me dejarn quieto ni en el desierto, ni en la ciudad; ni yo podr aguantar a ellos ni ellos me tolerarn a m. 3. Mi destierro me ha dado ocasin de conocer que los males que yo ya tema son ms graves de lo que yo pensaba. La impiedad prevalece y el justo apenas tiene fuerza para hacer su confesin de fe, porque sta que en ciertas pocas ocasionaba el martirio, ahora es mirada como un crimen de desacato a las autoridades. Cuntos de esos desacatos cometieron los mrtires delante de los reyes y de los emperadores! 4. Lo que se llaman virtudes religiosas y monsticas, como la pobreza, la penitencia pblica, etctera, el mundo las ha desterrado y quien quiera practicarlas, quien quiera hacer volver el tiempo de los frailes y anacoretas, ser mrtir de su vocacin. El mal ha de avanzar, ha de progresar, se ha de engordar y har su curso sin que fuerza humana lo pueda contrarrestar, y caer por s mismo cuando est maduro, pero su marcha no nos exime del deber de atacarlo. 5. Yo no sueo otra cosa sino cruces, contradicciones y combates, ni quiero por eso otro camino alguno que el de la cruz. Una cosa me da mucha pena que es la posicin vuestra. Querra teneros por compaeros en todas partes, porque os creo esforzados, fervorosos y decididos en todos los combates, y por mi parte sera grande mi satisfaccin en teneros siempre en mi compaa, pero si los enemigos me destierran, cul ser vuestra situacin? He deseado, y con todo mi corazn deseo, poneros en situacin tal que con vuestro trabajo de manos pudierais vivir y morir sin dejar vuestra vocacin; para esto har todos los esfuerzos que pueda a fin de conseguirlo. Como ltimo recurso, si en Barcelona no pudiramos arreglarnos, podrais por algn tiempo retiraros a Cantayrac y yo tomara a Ramn.
18. A Pablo Bagu y Gabriel Brunet: Barcelona Ibiza, 8-9 mayo de 1854 J. M. J. 1. Carsimos hermanos: Os escribo esta carta con ocasin de que no he recibido an noticia alguna de Barcelona. Hemos tenido tiempo con Ramn1 de charlar y razonar sobre lo que podemos hacer para agradar a Dios.
1 Ramn Espasa y Vidal, natural de Graena (Lrida). Es uno de los que acompaan al P. Palau durante el confinamiento de Ibiza. Hbil para la pesca, es quien se encarga de procurar provisiones al Padre cuando se retira al Vedr.
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6. Ayer hicimos en la Iglesia de Ibiza una especie de comedia. Atendidas las noticias que han corrido sobre m, tenan el clero y el seoro ganas de orme. Con este objeto convinieron en hacer la fiesta del rosario en una Iglesia del convento de Santo Domingo en que yo haba de predicar. Aunque la Iglesia era bastante capaz, dos horas antes de la funcin ya estaba llena de gente curiosa ms que devota. La funcin consisti en un rosario. 7. Acabo de recibir hoy 9 de mayo un pliego de cartas. Hasta hoy no haba recibido sino una de la M. Joaquina2 y otra tambin suya para un patrn de un barco. En toda esa correspondencia no veo nada fijo y es preciso dejar hacer a las cosas su curso. Yo no puedo por ahora disponer otra cosa sino que pasis como podis. No est en nuestra mano el ordenar nuestros pasos. Dios los ha contado todos y yo estoy ligado a su voluntad, y nunca mirar ni mis intereses propios espirituales o corporales, ni los vuestros, sino los de Dios y los de su Iglesia y por lo mismo caminaremos por donde El querr. Felices si la muerte... 8. Yo no tengo ahora ms tiempo que leer las cartas vuestras y contestar aprisa a lo ms preciso, porque el vapor marcha esta tarde. De aqu a unos das vendr un barco y habr meditado lo que me decs y lo habr encomendado a Dios y contestar. 9. Por ahora yo creo que conviene suspender aquellos trabajos de la tierra que llevan gastos consigo. Suspended el acabar la casa, porque en eso gastarais lo que tenis para comer. Lo que podis hacer es tener aparejada un poco de piedra, cavar las vias, las vezas y trabajos semejantes, pero no hagis ningn gasto en mejoras ni en reparaciones. 10. En cuanto a Jaime, que se vuelva a casa y que espere una disposicin de mi parte. Yo ya le encomiendo a Dios y
2 M. Joaquina Fivaller y Taberner, del Corazn de Jess, hija del duque de Almenara Alta y prima de Isabel II. Era priora de las Carmelitas Descalzas de Barcelona.
no dejar de decirle lo que Dios me inspire. En todo lo dems ya responder en el prximo correo, porque ahora no es posible, necesito meditacin. 11. Ramn os saluda. Hace el vagabundo, por las tardes se va a pescar y me trae siempre pescado para la cena. Compra las gallinas a peseta y gallos como el que tenais a 5 reales, y as se engorda para poder despus aguantar mejor alguna penitencia que le vendr. Se propona ir a sa para aprender litografa y es posible que lo veis a la hora menos pensada. Os abraza a todos. Disponed de un padre que os estima, Francisco P. D. [...] a quedaros por otro mes la casa, pero yo ya os escribir todos los correos. Mil bendiciones os desea a todos y os da este vuestro hermano y padre, Francisco He recibido todo lo que me habis enviado en el paquete.
19. A Juana Gratias: Barcelona Ibiza, mayo de 1854 La vocacin 1. He quedado como en el desvn de xucl, del todo desocupado. Tomo pues la pluma para pasar contigo un rato de conversacin espiritual sobre la vocacin.
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Cules son los caminos que tienes abiertos para arreglar una vida pacifica, quieta y solitaria, en la que puedas pasar en unin con Dios lo que te reste de vida? Ninguno; todos se han cerrado. Pero veamos si encontramos alguno. 2. Una comunidad religiosa o convento? Las virtudes monsticas las has adquirido ya de un modo mucho ms sublime, por medios ms directos en tus aos pasados. La vida monstica es muy buena y santa para las almas que son llamadas a ella, y en cuanto a ti, imposible te sera poderte aquietar en ella, porque la necesidad te ha llevado a practicar otras virtudes ms fuertes. T seras el tormento de la comunidad sin culpa ni falta tuya, y las monjas seran tu cruz. 3. Tu espritu fatigado y reventado de haber sostenido batallas crueles y encarnizadas suspira ahora por un nido, donde pueda descansar a solas; desea encontrar una posicin en la que, libre de los cuidados y penas que van juntas en las relaciones con las criaturas, pueda rehacerse de las heridas y llagas que le ha causado la comunicacin con el mundo. Desea, quiere y pide, estar solo con Dios, y toda posicin que no sea sta le causa horror, miedo, espanto, fastidio, aoranza, cansancio, afliccin, fatiga, trabajo y pena. 4. Retrocedamos siete aos atrs, y reanudemos nuestras conversaciones de aquel tiempo. No era eso lo que me pedas? S, me dirs, y qu medios y qu caminos emprendimos? Jacob, hija ma, peda a Raquel, y se le dio a La su hermana en vez de ella, y para casarse tuvo que servir otros siete aos ms [Gn 29,20-30]. Tu espritu demandaba la vida contemplativa y la providencia le ha dado accin. Ha sido culpa ma? no; y tuya? tampoco; uno y otra hemos sido guiados por las mejores intenciones. 5. Yo quera asociarte con hermanas y qu habra resultado de aqu?: comunidades de monjas o una derrota. Lo primero se ve que no convena, no era esa mi misin. Dios se ha manifestado por lo segundo. Dios no ha aprobado que salieran de mi espritu comunidades religiosas. Conocida
ahora claramente su voluntad por las obras y hechos, desisto y renuncio enteramente a esta idea, y en consecuencia dispongo en cuanto a Lrida que la casa sea alquilada... y abandono este combate. Era, hija ma, tu intencin asociarte con otras hermanas y formar comunidades, cuando me entregaste en Montauban las llaves de la direccin espiritual? No; para eso no tenas necesidad de salir de Sta. Clotilde. 6. Si no se hubiera tratado de nada ms que de arreglarte a ti sola, yo habra dado otros consejos y disposiciones. En el tiempo de la direccin de Teresa y Mara tenamos ya muchos y graves compromisos, ya con otras hermanas, ya con autoridades, y despus de esfuerzos intiles por fin hemos quedado como estbamos en el ao de 1846. Si no era voluntad de Dios formar comunidades religiosas, dmosle muchas gracias, y alegrmonos en vuestra derrota y dispersin. Para m ha concluido y ha llegado a su fin esta empresa, no trabajar ms en esa parte; har bien a todos, tanto como pueda, pero en cuanto a direcciones llevadas con el objeto que tena, ya est concluido. 7. Ahora me resta un deber que cumplir y es darte la mano y guiarte con fidelidad, como persona sola, aislada y particular. Retrocedamos a los primeros aos de la direccin y, tomando experiencia sobre lo pasado, dirijamos tus pasos para el porvenir, hacia el punto a donde t queras ir. Qu es, hija ma, lo que tenemos que hacer? La cosa cambia ya de aspecto; se trata de ayudarte para vivir segn el corazn de Dios, sola: se trata de tomar una posicin fija, en donde encuentres la paz. Si nuestras comunicaciones hubieran tenido este fin y objeto, ya estaras arreglada. Eso ya es ms fcil para m y para ti. Para ese fin nos ser ms fcil encontrar caminos y medios. Yo no perdonar ningn sacrificio y har todo cuanto pueda. T me has sido fiel en todos los combates, y yo no puedo menos de corresponder a tu fidelidad. Ests segura de que yo no te descuidar y aprovechar
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todas las ocasiones que se presenten para realizar los designios de Dios sobre ti. Cun feliz ser yo por esta parte cuando sepa que ests en una posicin conforme a los designios tuyos y a los de Dios! Nosotros hablamos, proyectamos, hacemos y deshacemos planes como criaturas que caminan en un mundo tenebroso, y Dios, que ve nuestros pensamientos, tal vez se re de ellos, y en su sabidura tiene dispuestos otros planes. Que se ra enhorabuena. Nosotros hemos de hablar y obrar como hombres, en aquello sobre lo que no tenemos orden de Dios en contra. 8. Desde que en 1848 saliste de N. D.1 diriga tus pasos y vida, mirndola encadenada con el bien pblico de la religin. Lo que a este fin convena discordaba muchas veces con tus intereses espirituales y personales, y de aqu procedan muchas contradicciones espirituales. Yo no miraba tu bien espiritual sino por la parte que tena relacin con el bien de otros, y ese modo de proceder era marchar contra corriente, y batallar contra fuerzas insoportables. Tu espritu demandaba una cosa, el bien e inters pblico exiga otra, me negaba a tus exigencias particulares, y te sacrificaba en utilidad de los otros. Esa direccin te era pesada, penosa, horrible, causa de duda y de tentaciones, y as ibas herida, abatida y en continua contradiccin [] yo me encuentro en igual caso que t; estoy delineando mi camino, y como de mi resolucin depende en gran parte tu marcha espiritual, es preciso que conferenciemos. 9. Si he de venir luego, no te muevas de Barcelona, esprame, y si no, t has de venir. En ese estado de cosas no tienes que pensar en ir a Francia, ni en alejarte de Barcelona, porque no...
20. A D. Agustn Ma: Barcelona Ibiza, 24 mayo de 1854 J. M. J. 1. Carsimo amigo1: Recib su muy apreciable carta. No tuvimos tiempo para despedirnos. Pensaba pasar a casa de usted antes de irme pero llegado a casa del gobernador, fui arrestado all hasta la hora de partir. El Sr. Serra, comisario, me acompa al barco... Me hubiera pasado sin tales honores. Y no pude ya volver a casa de Vd., tomado el pasaporte, como tena intencin. Por buena fortuna no me present el jueves por la noche como el seor obispo me lo haba insinuado. Y por la maana, el sbado, me llevara un gran chasco, si encuentro al comisario... An debo a Vd. Dios sabe cunto. Ser una mesada del cuarto. En caso, tome limosnas de misas y avseme. 2. El calvario se inaugur en su primera estacin el viernes de pasin. Como no s los resultados y no soy libre, no puedo ni pensar ni resolver cosa alguna. Diga por consiguiente a ese seor2 que con el tiempo y la paciencia mucho se puede lograr. Saldele de mi parte. 3. Diga a la seora Marieta, su esposa, que ya le proporcionar un medio fcil y muy seguro de comunicacin. Y es: que cuente toda su historia al ngel custodio, y envemelo. El me lo dir de viva voz y a buen seguro que nadie nos oir. Ya puede fiarse de l porque es muy reservado y de
1 Seglar ntimo del Padre. Uno de los colaboradores en la Escuela de la Virtud. Le nombr su representante en los asuntos financieros de Vallcarca. 2 El contexto aconseja identificarle con Bernard Cort.
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toda confianza. Vendr ms ligero que el Mallorqun y ser muy fiel a sus encargos. Somos racionales y el alma no necesita acercarse. Estamos todos en un mismo cuarto. Esta habitacin es Dios. En El existimos, nos movemos y vivimos [Hch 17,28]. Yo se lo volver a enviar y ver qu contento vuelve cargado de consejos y santas inspiraciones. 4. Diga a la seora D Antonia3 que he sido muy sensible a la muerte de su madre y hubiera deseado estar en su casa para prestarla todos los consuelos y auxilios que la religin dispensa en tales momentos. He tenido mucha pena en no haberle hecho ms visitas en su enfermedad, pero como viva afuera, y en los ltimos das de mi residencia en Barcelona tena la cabeza tan distrada, esto me excusa de una falta de caridad. La seora Antonieta tiene un carcter sobradamente noble y cultivado y en el momento de infortunio sabr dominarse a s misma. Asegrela Vd. de mi parte que participo de sus penas y la he acompaado en espritu en su duelo. Aunque intil, puede contar con toda seguridad en la fidelidad de un amigo. Sin duda alguna D Antonieta habr quedado encargada de la Imprenta. Es cuanto se me ofrece. En lo dems Ramn concluir esta carta.... Adis. Su amigo, Francisco Palau, Pbro.
han sazonado. Espera un poco, luego sern ms dulces que la miel. 2. Guarda esa hermosa rama, no la destroces ni repartas, espera su madurez. El Sr. Juan Casases, el Sr. Agustn Ma, el Sr. Francisco Garca, todos los filsofos, Casellas y los compaeros de Ceperes que recitaron las lecciones, los que hacan y deshacan el aula y todos los alumnos ms decididos tienen su porcin y te reclamarn sus derechos al fruto de la palma. Han sido fieles en los combates, que coman el fruto de sus victorias. Te van a sitiar tu tienda y sus reclamaciones deben ser atendidas porque son justas. Dnde est me dirs nuestra victoria? No veo sino destrozos de Escuela. No vemos ms que derrotas. Pero no te he dicho que los dtiles eran speros? Gstalos y lo sabrs. Un poco de paciencia, el tiempo los madurar. 3. Es que la Escuela volver a su orden? S, no se ha parado en su carrera. Ha seguido su marcha. No lo entiendo. Oyeme y atiende. Estbamos en semana de pasin y las autoridades militar, civil y municipal necesitaban un sermn. La Escuela se ha encargado de hacerlo y este sermn tiene por tema: el pueblo en lo espiritual y religioso ha de ser gobernado por Cristo y su Iglesia, por los obispos sus legtimos pastores y dems ministros, y no por seculares, no por hombres legos, no por las potestades de este mundo. Este sermn les ha gustado mucho, lo han transcrito muchas veces, todas las oficinas lo han estudiado, odo y escuchado encantados y extasiados al orle predicar han remitido su contenido a Madrid. All han odo atentos lo que la Escuela enseaba y por ms que los protestantes anglicanos crujan sus dientes y revienten de furor y rabia, el sermn se ha predicado en el tiempo santo de cuaresma y ahora lo sentir un auditorio inmenso. La Escuela vive an y predica, sigue su curso inmortal, como la palabra de Dios es invulnerable. 4. Los dtiles son speros. Estamos a media funcin. Y cundo concluir este sermn yo no lo s. La Escuela supri-
21. A D. Joaqun Grabulosa: Barcelona Ibiza, mayo-junio de 1854 1. Aprovechando esta ocasin, te envo no la palma de una gloriosa victoria obtenida por la Escuela de la Virtud, sino el fruto de ella, sus dtiles; pero son an speros, no
3 Ma. Antonia Garriga, duea de la imprenta en que trabajaba D. Agustn
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mida har un sermn eterno y si le cortan una rama en Barcelona, producir mil en otras partes. Puede un lego suprimir la palabra de Dios, la enseanza del Evangelio y la explicacin de sus doctrinas? Horrible sacrilegio! Quin ha odo jams esto sin estremecerse? Escndalo inaudito! Antes que sea hecha toda astillas la silla de San Pedro y la ctedra de Moiss, algo les ha de costar. 5. Un non, un ay! de maldicin eterna lanzado sobre ellos por el espritu de Dios, basta para disipar como humo todas sus esperanzas. Pueden cortarnos la lengua, pero no quedar vulnerada nuestra libertad. Pueden cortar las manos a un obispo, pero no perder su bculo. Pueden matar el cuerpo, pero no encarcelarn el Verbo de Dios. Djales, ningn mal pueden hacer a los que son fieles a Dios. Cuando los dtiles sean sazonados da a cada uno su porcin, que los coma la Escuela. Fruto es de la virtud, la contradiccin. La palma os ofrece sus dtiles. Gustadlos! Otra vez os dar una de sus ramas y ojal nos encontremos en la gloria trayndola en las manos por smbolo de nuestro triunfo. Salud a todos y recibe t y todos de la Escuela mil afectos de amor y mandad de este su indigno director, Francisco Palau, Pbro.
22. A D. Agustn Ma: Barcelona Ibiza, 10 julio de 1854 J. M. J. 1. Mi ms apreciable amigo: Recib su ltima. Me alegra y me es satisfactorio ver carta de Vd. porque es un dulce
recuerdo de nuestras conversaciones. Yo no creo vaya muy bien el asunto de la Escuela porque de palacio no hubieran dejado de comunicarme una noticia favorable. Lo que hay es, lo sospecho, el Obispo. (vaya en gran reserva porque de esa gente no puede decirse mal) se ha justificado a s mismo; y como ya ha cedido el clero espaol y se ha sujetado al gobierno, este cisma, que ya ha pasado a ser escndalo, es un hecho. Ellos se han posesionado de la autoridad espiritual y como han sancionado el mal con el silencio, esta cuestin palpitante no les conviene moverla. Y de aqu yo salgo justamente castigado, y esto para ellos es el ms glorioso triunfo. 2. Vea si Vd. aprueba mi pensamiento. Yo quiero justificarme. Tengo a ello deber y derecho. Yo deseo imprimir la defensa. Es muy reducida. No tiene ms de 40 pginas en octavo. Yo deseara tener 100 ejemplares para mi resguardo y honor de la Escuela, y de ellos enviara a ciertos personajes de categora un ejemplar, y los dems los guardara. En el caso, lo mandar imprimir en Francia. Si Vd. pudiera encargarse de hacerlo clandestinamente, poniendo el nombre de una fingida imprenta de Lyon o de Pars, o sin nombre de imprenta yo me dispensara de remitirlo a Francia. Dgame si Vd. tendra en esto algn compromiso. 3. Me es sensible y estoy muy apenado de ver el estado a que han llegado las cosas en Espaa en materia de religin. Mientras no haya un cambio notable en ello, yo no tengo ganas de volver a la carga, porque saldra mal parado. Esperaremos. Saludos a la seora Marieta1 y a todo el colegio Concepcin2y a D Antonieta. Yo he escrito a los filsofos a la direccin que me dieron. Yo no s si habrn recibido mi carta. Disponga de este su affmo, y s. s. Francisco
1 Marieta, esposa del destinatario. 2. Pudiera ser un grupo de la Escuela de la Virtud que llevara ese nombre y al cual perteneciera la Sra. Marieta.
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23. A Ildefonso Gatell: Barcelona Ibiza, julio-septiembre de 1854 J. M. J. 1. Amigo querido1: Aunque seamos muy malos, pero todos tenemos algo de bueno y de esta bella cualidad se sirve Dios para el bien obrar y hacer buen uso del lote que nos ha dado, por este poco de bien que encuentra se apiada de nosotros y nos salva. 2. Por supuesto, t eres un bribn, pero algo de bueno tendrs. Y en este poco de bien que tienes, junto, convenimos plenamente los dos. T un poquito y yo otro poquito hace un poco, o algo de bueno de lo mucho malsimo que hacemos. Cmo me complazco contigo! Somos compaeros de armas y nos hemos batido juntos. No te he visto temblar, sino que impvido te has lanzado sobre el enemigo. En las doctrinas has sabido bien dirigir el arco y apuntar tus flechas. Te has sostenido con lgica derrotando al enemigo en estas luchas. Has cambiado de armas; has conocido la traicin y no has abandonado el campo. Hemos atacado, hemos vencido. Hemos hecho un deber de conciencia. Cunto te agradezco la compaa que en un da peligroso me has hecho! Has sido fiel a la verdad. Recibe de mi parte un voto de gracias. Cunto me anima ver genios fieles y leales a la verdad! Qu bueno es un amigo en tiempo de necesidad! 3. Cunta satisfaccin me cabe en haber dictado la exposicin que t escribiste! Ah!, si hubiese yo sido cobarde y traidor a mi conciencia, qu remordimientos tan agudos despedazaran ahora mi conciencia!
1 Ildefonso Gatell, ntimo colaborador en la Escuela de la Virtud, hizo de amanuense al P. Palau en el brioso informe de ste al Alcalde Corregidor de Barcelona, D. Antonio Ahern, 5 abril 1854 (Carta 17).
4. He tenido tiempo para la reflexin, y ahora veo lo mismo que vea en una noche negra y de insomnio, en aquella que precedi al da en que redactamos la exposicin al Sr. Corregidor. Noche de insomnio! Tena enfrente, tena a la vista un monstruo devastador: el anglicanismo. El cruja los dientes y blanda la pluma su furor satnico, su odio contra Dios y la Iglesia, sus sistemas. Ah!, sus sistemas prcticos! La cobarda de... Cuntas ideas atropelladas cuestionando y armadas en batalla contra un enemigo implacable, irreconciliable, obstinado! Cuando el espritu estaba sereno, claro y seguro de los medios de defensa, qu hondas meditaciones sobre el misterio de la cruz! Confesar y sufrir!: esta es la nica arma que has de presentar para cortar a esa fiera infernal sus cabezas serpentinas. Y el obispo? No lo quiere. Cmo lo tomar? Qu pensamiento tan difcil de ingerir! No lo quiere, no lo aprueba! Y cmo vas a quedar? Esto agitaba mi espritu. No lo enflaqueca pero s lo despedazaba. Pero la voz del deber prevaleci. Y ahora doy gracias al cielo por haberme hecho loco una noche y una maana. Y tambin a ti que no te opusiste al cumplimiento de mi deber. 5. Yo saba que nadie resolvera la cuestin de competencia y que no haba audacia y atrevimiento para dar una seversima reprensin hecha por un secular. Y esto era lo que me causaba pena. En fin, he salido del peligro. Cunta experiencia para otra vez! Vengan las armadas en Semana de Pasin y vers qu sermn se llevan, si llamean censuras. 6. Un deber nos falta que llenar. Y es continuar en los medios de defensa que hemos comenzado. Ahora que he vuelto del trastorno que me caus haber trastornado los de palacio, obrar con ms energa. Adis, querido amigo, cuenta siempre con la fidelidad y constancia de este tu s.s. Francisco Palau
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24. A D. Agustn Ma: Barcelona Ibiza, 14 septiembre de 1854 J. M. J. 1. Mi ms apreciable amigo: Recib su ltima, fecha de Dios sabe cundo. Yo estoy con mucha solicitud, inquietud y pena sabiendo los estragos que hace el clera en sa. No conoce partidos. Da con todos porque todos tenemos, quien ms quien menos, parte en el misterio de iniquidad que castiga [2 Ts 2,7]. 2. Las cosas de la Escuela y su cuestin se resolvern ahora por otro estilo. Nadie por ahora puede fijarse en el rumbo que tomarn las cosas, pero juzgndolas por las apariencias, vamos a ver grandes trastornos. Yo no hago cuenta de moverme por ahora de estas Islas. Desde aqu estar especulando la marcha de esa rueda que arrastra y envuelve, enreda y enmaraa todo lo ms santo y sagrado. 3. Me parece sera muy importante esconder de S. Agustn todos los efectos de la Escuela1. Si no lo habis hecho, cuando queramos no podremos, porque segn quienes sean los individuos de la obra lo apropiarn a la Iglesia, o cuando menos, lo invertirn en usos del Gobierno. Yo temo que si llegan a saber que existen rastro, cenizas o reliquias de la Escuela, lo tomarn todo. Consltenlo entre s, y vean si es prudente sacarlo de S. Agustn. 4. Vaya esto con gran reserva: yo no puedo llevar a efecto lo de la tierra de Horta, tengo que dejarla y volverla a sus dueos, porque me es imposible satisfacer el censal, y
1 Los objetos fueron escondidos en el convento de Santa Teresa, Barcelona. Este convento de las Carmelitas Descalzas se hallaba en la Plaza de Castilla, Barcelona.
gracias no se haya realizado lo que me propona porque todo se hubiera perdido. 5. Ser preciso haga un arreglo con los dueos de quienes lo tom. Yo me quedara dos mojadas, es decir, el terreno que ocupa la casa empezada, si encontrara quienes al mismo censo tomaran una parte. Diga a Garca si estara dispuesto a tomar un par de mojadas (me habl un da) y entre tres o cuatro podramos combinar un plan de edificacin, es decir, un refugio o lugar de recreacin. Yo creo se ganara mejorando el local. En ese caso, Vd. tal vez podra tomar una mojada y edificar all una casita, hacer mejoras y con el tiempo le valdra alguna cosa. Desistimos ahora de proyecto alguno de utilidad pblica. Hablo de conveniencia particular. Yo por mi parte arreglara para mi lo que ocupa la casa principiada y en esto no creo perdera gran cosa. Pinselo y comunquelo con Garca, dgame lo que piensa y, si no, lo abandonar a su dueo. 6. Salude a la seora Marieta, el ngel va y vuelve, sube y baja y en estos tiempos de clera, que ha habido retraso de correos y cuarentenas, ha sido buen mensajero, pero como se hace siempre invisible, esto nos desagrada de modo que si hallramos otro mensajero que tuviera lengua de carne y hablara al odo, esto nos ira mejor. Disponga de este su afmo. y s. s. Francisco Direccin Al Sr. D. Franco. Palau Pbro. Ibiza Islas Baleares
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Yo me he informado por la Juana de todas las circunstancias que han mediado con el clera, y bendigo a Dios el que hayis salido tan francos, si bien supongo habris pagado algo. Disponga de este su affmo. y s. s. y b. s. m. Francisco
1. Mi muy apreciable amigo: Recib sus dos ltimas. A la penltima ya contest, pero el correo de Ibiza a Palma ha sufrido muchos das de retraso a causa del mal tiempo. Habr recibido ya la contestacin. Yo agradezco de nuevo su buena voluntad y ya supongo har lo que pueda por m. Esta semana sale otro correo y traer una procura en nombre blanco. 2. Yo me obligo a pagar una copia para m y otra para los dos de la escritura. Y los gastos me dijo el notario suban a dos onzas. Envo a Biel1 para que las pague, pero pues que piden ochenta duros, yo no puedo darlos porque no los tengo ni los vale cuanto tengo aunque me tomen la piel. 3. Yo tomara parte del terreno si fuera cosa poca como una o dos mojadas, pero esto sera el ltimo extremo. Es decir, que si no haba otro medio de arreglarlo, lo hara; pero si se encuentra quien lo tome todo, mejor. Yo tengo confianza en usted y aunque no se encargue de procuracin alguna, no dejar de aprovechar las ocasiones que se le presenten para servirme en este caso. 4. En lo dems, por ahora, quieto me llamo, sin que por esto me crea impedido de ir cuando me convenga a visitar los amigos. Salude a la Marieta, sin olvidar a la Sra. Antonieta y dems de su familia.
1 Gabriel Brunet y Castell.
26. A D. Agustn Ma: Barcelona Ibiza, 18 diciembre de 1854 J. M. J. 1. Mi muy apreciable amigo: Usted y la Marieta habrn ya vuelto del susto, del espanto y terror que les infundi sin duda el clera de Dios, y me uno con ustedes en espritu para gozar de las fiestas de Navidad. Por ahora yo me mantengo desterrado entre estos isleos y pienso aprovechar de mi destierro para disfrutar de una perfecta soledad. 2. Sobre la tierra de Horta me abandono a la disposicin de lo que hagan. Una bancarrota o quiebra es el nico medio. 3. Si quieren mi manteo y sombrero, pueden tomarlo. Por lo dems yo no quiero asesinarme buscando lo imposible. Que vuelvan a tomar su tierra y se quedarn como eran. Yo estoy ya preparado para el caso que me quisieran forzar. Como no encontrarn jams fincas sino miseria y pobreza, poco ganarn conmigo. No obstante, si a lo amigable fuera posible algn arreglo y yo pudiera hacer un sacrificio, lo hara.
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Por lo dems mantngase usted y esposa en buena salud. Memorias a la seora Antonieta y a su hermana y familia y disponga de este su affmo. y s. s. Francisco 27. A la Junta Directiva de la Escuela de la Virtud: Barcelona Ibiza, Cuaresma de 1855 Junta Directiva de la Escuela de la Virtud: Sres. Juan Casases, Agustn Ma, Franco Garca, Joaqun Grabulosa 1. Muy Sres. mos: Yo pensaba ir de un da a otro por manera de visita a Barcelona, y con esta ocasin hubiramos tratado de viva voz de los asuntos de nuestra Escuela. Las circunstancias aconsejan dilatar un poco ms nuestra entrevista; pero entretanto es preciso poner arreglo a lo ms urgente y prevenir lo que pueda suceder. 2. Para cubrir los gastos atrasados y deudas no es buena esa suscripcin, porque no creo pueda cubrirlos y se exige un sacrificio demasiado fuerte de los amigos. Por otra parte el Sr. Bernardo Cort concluir por tomarlo todo, si no nos prevenimos. Yo voy a proponer a Vds. estos dos medios. 1. Interinamente: Yo he hablado a dos sacerdotes de este pas. Aqu no se celebran misas de ms limosna que una peseta y an sin exigencias y ligamientos. Se encargaran de celebrar por esta limosna veinte mensuales cada uno, retirndose Vds. un real o dos, o los que hubiese de ms, destinndoles a cubrir este gasto. Slo les quedara la carga de enviarles misas de cinco reales, retenindose ustedes el real. Yo veo que este medio es muy cargoso para Vds.; no obstante, los seores sacerdotes de sta haran una limos-
na, no perderan nada porque no celebran a mayor limosna, y la Escuela recibira un favor. Slo para Vds. seria el trabajo de procurarse limosnas de misas de ms all de peseta. Si en esto les ayudara algn sacerdote, provisionalmente, interinamente, pasaramos de este modo. 3. Si esto no vale, no hay otro expediente que hacer bancarrota porque el Sr. Cort no nos coja objetos que deben guardarse y que son dignos de todo nuestro aprecio. Tales son la Virgen, el pendn, etc. Al efecto, es indispensable tomar en nota todo lo que posee la Escuela, y como propietaria de ella, estimarlo por lo que vale actualmente, venderlo o a los acreedores, o a toda otra persona, y del producto satisfacer las deudas. El Sr. Cort reclama 80 duros. Pienso: todo lo que hay en el estado actual no lo vale y para satisfacerlo, sera preciso entregrselo todo. El Sr. Cort me enga. Se hizo l mismo la estimacin de los objetos y los evalu el doble de lo que valan. Neg los dineros que mi hermano Juan entreg, y yo creo est sobradamente satisfecho. 4. Como saben Vds., yo tengo muchos gastos hechos en la Escuela, y para salvar ciertos objetos debo, me parece, presentarles; y en este caso, salvara al menos la Virgen y el pendn y otras cosillas que me seria infinitamente sensible verlas en los encans1. Al efecto, la Junta examina las deudas que presentar, las reconoce, y en satisfaccin me da o vende aquellos objetos que no es decente caigan en manos del Sr. Cort. Esto sobre ser conveniente y justo, es decoroso. Yo escribo esto no para poseer como particular cosa alguna ni movido de inters alguno material; nicamente para salvar lo que pueda de los objetos de nuestros cultos en cuanto encargado de su direccin. Ya me conocen Vds. y no creern lleve yo intencin torcida.
1 Como Rastro en castellano.
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5. Los tablados suben cerca de 25 duros y ahora no valen 8. Pagu de mi bolsillo la msica del 8 de diciembre de 1853. Eran 5 duros. Las impresiones de Gorchs y de sobre cosas que sirvieron a la Escuela suben a 20 duros. La procesin de la corte carg sobre mi y yo tuve que satisfacer 10 duros. Arregladas cuentas, encontraramos 100 duros de deuda al menos. La impresin del Catecismo de las Virtudes me cost ciento y ochenta duros, no estoy fijo. Habr recogido unos 30 escasamente y toda la impresin me ha quedado. Suprimida la Escuela, es una obra intil y los gastos y anticipos cargan sobre m. Esta deuda, reconocida por la Junta, es un expediente muy poderoso para decir al Sr. Cort que adems de sus cuentas hay otras que arreglar, y con esto, en caso de tenerse que vender todo, tendra que contentarse a lo sumo con los tablones, y lo dems quedaba por la Escuela a cuenta de la deuda que me tiene. Qu les parece a Vds.? Pinsenlo bien y vulvanme respuesta. 6. Sobre el restablecimiento de la Escuela no hay que hacernos ilusiones. Si la rueda contina girando como lo hace de mal en peor, no hay esperanzas. No obstante el tiempo es tan vario que si hoy truena y lanza el cielo rayos y centellas, maana aparece el tiempo sereno, y en este caso yo estoy siempre dispuesto a continuar mis sacrificios. Pero mientras la tempestad dure, yo estar escondido y retirado, encomendndome a Dios y disponindome para lo que quiera exigir de mi. Esto no implica el que a la hora que menos pensis en mi, vaya a sorprenderos, cuando no fuese con otro motivo que para la satisfaccin de daros un abrazo. Yo creo tener en Vds. verdaderos amigos y no podr jams olvidar los buenos ratos que pasbamos animndonos mutuamente a combatir los enemigos de Dios. 7. Yo me encuentro bueno a Dios gracias. En esta Cuaresma predico en la catedral de Ibiza, aunque muy de mala gana porque son cuaresmas de rutina. Yo no puedo de modo alguno aficionarme a la gente de este pas. No tengo ningn amigo ni enemigo. Estoy muy de acuerdo en todo con
las dos autoridades y slo amo la quietud, el retiro, la soledad, cosas de que puedo muy bien hartarme. Es cuanto me ocurre al presente. Mil saludos a todos los alumnos y alumnas y Vds. manden sin reserva a este su affmo. y seguro servidor y constante amigo y hermano, Francisco Palau, Pbro.
28. A D. Agustn Ma: Barcelona Es Cubells (Ibiza), 6 mayo de 1855 J. M. J. 1. Mi ms apreciable amigo: He recibido su carta y la he ledo con el mayor gusto e inters como todas las de un verdadero amigo. Mucha pena me causa su estado de salud y no dejar para que la recupere de ofrecerle todos los das a Dios en el santo sacrificio de la misa, la que mientras se celebra reina un silencio tan profundo en esta soledad1 que me parece que Dios nos oye y no puede menos porque le hablamos en medio de un silencio completo. 2. Juana2 escribi a Vd. y a lo que veo, no recibi su carta. La haya o no recibido, espera contestacin. Saluda a Vd. y a la seora Marieta para la que tengo en la pluma una carta muy seria que no tardar en caer. Versa sobre el ttulo de sacristana de la Virgen de las Virtudes. Dnde est esa seora? Ah va el asunto que ir luego discutiendo, cuestin
1 2 Se refiere a la soledad de Es Cubells. Juana Gratias. Parece indicar que est en Ibiza.
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de grave inters en la que harn su juego director, custodios y sacristanas. Ave Mara. 3. En lo dems, Ramn tiene una lancha y si no es armndola no con caones sino con estampas, escapularios, etc., no se atreve a presentarse en defensa de la Virgen Cortesana. La de las virtudes le dar bastante quehacer para defender su real trono y persona. Vd. est enfermo y la Marieta estar sin duda buena. Eso va alternando. Biel ha sido lengua, y por ella he cuidado de buscar noticias sobre Vds. Yo deseo recobre luego su salud, y si no ha de trabajar en Barcelona, avise y Ramn ir con su lancha caonera a buscarle. Salude a los amigos y disponga de este su fiel amigo y padre y servidor, Francisco
1. Yo quedo encargado de consultar la voluntad de Dios en todo aquello que mire al orden de la vida, tanto en lo espiritual como en lo material; se entiende todos aquellos pasos y acciones que son graves, difciles, y que pueden tener consecuencias graves. 2. Conocida la voluntad de Dios, comunicrtela, explicrtela y hacrtela entender. 3. Quedo encargado de tu direccin particular, pero como puede convenir tener en tu compaa, ya sea por motivos de economa o de espiritualidad, otras compaeras, en cuanto a stas has de saber que, si son nada ms que aquellas que forman contigo familia, yo quedo encargado de dictar aquellas acciones que constituyen el orden domstico, pero en cuanto a su gobierno interior y espiritual, mientras se sujeten al orden domstico, quedan libres de dirigirse y seguir los consejos de cualquier otro director; y mientras Dios y las circunstancias de los tiempos no manden otra cosa, yo quedo enteramente descargado. 4. Si fuera el caso que te establecieras en sociedad religiosa, o comunidad, yo quedo encargado de tu gobierno interior y espiritual, pero no soy responsable de las reglas, ni del orden social de la comunidad. 5. T quedas encargada de ejecutar las voluntades de Dios, tal como te sern manifestadas por la direccin. 6. En los casos extraordinarios e imprevistos por la direccin, te gobernars segn reglas de prudencia. 7. En los asuntos no graves te regirs segn inspiren las circunstancias 8. En todas las cosas seguirs antes el espritu de la obediencia que la misma obediencia, interpretando antes bien mi voluntad racional que lo literalmente mandado, cuando de la obediencia se siguen dificultades, y casos imprevistos. Francisco Palau, Pbro.
29. A Juana Gratias: Ibiza Es Cubells (Ibiza), Ntra. Sra. de las Virtudes, 1 junio de 1855 Orden en la direccin 1. Carsima hija: La buena inteligencia en la direccin es una de las bases fundamentales sobre la que ha de descansar el orden de tus acciones y, para que en materia tan esencial ests en adelante segura, te dictar en la presente los principios que nos han de regir.
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30. A Juana Gratias: Ibiza Es Cubells (Ibiza), 1 junio de 1855 1. Direccin. Hace 10 aos que tu suerte ha corrido entre mis manos. Tu suerte ha corrido con la ma y es preciso que no ignores los puntos principales que te han de guiar en lo que ahora te falta por andar. Desde el ao 1843 al 1855 he atravesado una montaa, en donde de noche, sin camino, entre borrasca y tempestad, he tenido que sufrir y aguantar ataques de todas partes, pruebas las ms rudas, y1 [] que de un momento a otro de esa sombra saldr una luz que te descubrir el camino; y esa esperanza, infundida no por la sombra (era incapaz) sino por el espritu proftico, te alentaba, te animaba y confortaba, y este espritu recto, sano y bueno, no te engaaba. 2. Este mal tiempo ha terminado para ti, porque ha terminado para mi. Camina, pues, y da un paso ms y descansars en medio del camino. De lo que te digo, el tiempo responder. No juzgues por lo pasado de lo que vendr. porque te engaaras. Contina, pues, siguiendo y la sombra ser luego una realidad []. 3. Es de tu inters espiritual que yo sea fiel, fidelsimo a Dios; que oiga y ponga en prctica sus rdenes y consejos, y que marche segn la vocacin, y por los caminos que El quiere abrirme. En eso yo convengo contigo y tienes razn, si yo me extravo t seras vctima de mis desrdenes. Para que la direccin sea buena son necesarias estas dos cosas: que yo sea fiel a Dios, siguiendo sus inspiraciones en todo lo relativo a mi salud espiritual, y que t seas tambin fiel a su vocacin. Sin esa fidelidad no hay direccin espiritual, en su lugar habra divorcio. Slo la caridad, amor verdadero y eter1 [...] Cortes del autgrafo.
no, es la que presta los lazos para unirnos en esta vida, y si nos separamos de Dios, ya no es posible la unin y concordia, ya no puede haber filiacin espiritual verdadera. 4. Por mi parte har todo cuanto pueda para perseverar unido con Dios. Ya no espero nada de m mismo, pero lo espero todo de su divina gracia. Te dir lo que siento, lo que hago y lo que quiero hacer. Desde que la Seora de todas las Virtudes ha puesto su trono en este lugar, me siento otra cosa que antes no era, y me ocupo nicamente en examinar el tiempo pasado, para corregir las faltas, pues, para m ahora es tiempo de orden y de paz, de oracin y de reposo. Dios ha conjurado a todos los diablos para que no me turben ni inquieten en mi sueo. Vengo de hacer un largo viaje y, fatigadsimo y reventado, tengo necesidad de reposo, ms que de beber y comer; dormir, pues, y despertar: comer y luego trabajar. 5. Tal es, hija ma, mi posicin, creme as, mrame as, y no me pienses de otro modo. No necesitars estar aqu, ni ver mis acciones exteriores, para conocer que no te engao. Tal como soy vendr a verte, tal como soy te visitar mi espritu, y tal como ser t me conocers, y t sentirs verdaderamente lo que soy y ser, porque si tengo vida, vivo vendr y vivo me recibirs, y con un vivo hablars y a un vivo escuchars y seguirs. No podra ocultarte ningn peligro de muerte. El tiempo y la experiencia te anunciarn que es una realidad lo que te digo; estate, pues, segura, hija ma, por esta parte. Esa es una, mejor dir, la nica causa que te ha hecho temer y te ha puesto y an te pondra en combate. Aclarados estos dos principios, lo dems es de poca importancia para ti, pues a cualquier parte del mundo que la obediencia y las circunstancias te lleven, tendrs fortaleza y paz para tu alma. 6. Una palabra sobre conciencia y confesin. Deseara alargarme mucho, pero ya lo har en tiempo oportuno sin tardanza, pues no me atrevo an. Yo meditar sobre ello con mucha detencin y no dejar esta parte en olvido, pues es
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cosa en la que trabajar con toda escrupulosidad. En lo que mira a todas aquellas faltas que son motivo de confesin, t ya sabes, ms o menos, cmo se hace una confesin. No te d pues eso mucha pena. Quede a la discrecin de los directores el aconsejar mayores o menores detalles en la confesin. Acurdate de que la confesin es una de las partes del sacramento y no es el sacramento. La confesin admite ms o menos explicaciones, segn aconsejen y dicten las circunstancias, y esas ms o menos detalladas explicaciones corren al juicio del director, quien sabe cmo y cundo conviene hablar. Explcate lo menos que puedas en las confesiones generales. Ya nos escribiremos sobre eso. 7. Termino esta carta, dicindote que, sea para lo espiritual, o para lo material, yo har todo cuanto est a mi alcance para hacer y labrar tu verdadera felicidad, y con estos sentimientos creme siempre y dispn de un padre que te ama en Jesucristo, Francisco Palau
31. A la Junta Directiva de la Escuela de la Virtud: Barcelona Es Cubells (Ibiza), 4 junio de 1855 J. M. J. 1. Muy Sres. mos: Voy a ocuparles sobre una disposicin que he tomado relativa a los destrozos de la Escuela, la que no debo ocultar a quienes creo interesados en el asunto. Hablo de la Virgen de las Virtudes. Dnde est? Ah est la respuesta. Despus de tres aos de cultos y obsequios por parte de sus amados hijos y discpulos, no tuvo a bien levantar y sen-
tarse en su altar en medio de una ciudad que impugnaba su pendn. Como no tena altar propio, viviendo en tiendas como los israelitas en el desierto, no teniendo tabernculo ni templo, se escap, y marchando por los mares, ha venido a refugiarse entre estas peas. Aqu a sus rdenes se ha levantado altar y capilla donde recibe las oraciones, cnticos, cultos y obsequios que le tributan estos isleos, quienes si no conocen su nombre, al menos son incapaces de combatir su Escuela. A sus rdenes se han abierto los fundamentos para una iglesia con ttulo de su nombre. Ya no estar ms oculta y encerrada en los armarios. A la maestra ha seguido el pendn de su Escuela, su gloria, los candelabros, y todo sirve a su destino. Esto ha sido presagio de los terribles males que venan sobre esa ciudad. Barcelona no fue hallada digna de que Mara descendiera sobre ella bajo el titulo de las virtudes, con nimo de fijar en medio de ella su tabernculo, su templo y su altar. Su permanencia corta fue una visin, nada ms que una aparicin. Viose Mara en Barcelona con todo el aparato de una Escuela, vironla maestra, escuchronla los que eran y son sus hijos y alumnos, anuncise reina de todas las virtudes, y desapareci como la sombra. Si Barcelona le hubiera erigido altar y templo, no hubiese bebido hasta la embriaguez el cliz de ira que le estaba preparado desde muy lejos. 2. Este es un hecho que habla mucho y dice nada. Volver? Yo no lo s. Se ha retirado entre estas peas, vive solitaria, festejada de pescadores y de isleos rsticos e ignorantes pero devotos suyos. Donde est mi maestra estar yo dispuesto a seguirla doquiera que vaya. El mundo civilizado no la quiere, la ha expulsado, y ella se ha retirado con los pescadores a las costas del Mediterrneo, o mejor en medio de esta larga lengua de las oceanas. Volver? Yo no se lo he preguntado, pero si el mundo quiere or lecciones sobre virtud y vicio, si Dios en su misericordia cree al mundo digno de que organice su Escuela y levante su pendn, en este caso escapar, huir de la soledad y yo la seguir, hacindome pendonista de su colegio.
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3. Esto, amabilsimos coalumnos, va a contristaros. S que amis como yo mismo la virtud, que la buscis, que la peds, y que la voz en alboroto, gritis volved, maestra, venid, os invocamos. Pero si la ausencia de esa seora os amarga el corazn, alegraos al menos al saber que vive an, alegraos al tener noticia de ella, alegraos al saberla obsequiada con cultos pblicos en altar, capilla o iglesia propia, alegraos al saber que an existe. Yo no la dejar y si quiere volver, yo no podr retenerla pero la seguir como alumno de su Escuela. Toman o han tomado inventario de todo lo que haba en Santa Teresa. Yo haba previsto esto y tomando precaucin con tiempo, lo traje todo a estas islas. 4. Como saben Vds. estn en venta todos los bienes de las cofradas y en consecuencia lo que ha restado de la Escuela est en peligro de ser inventariado. Tomen precauciones. Yo quisiera haber tomado los tablados, las dos escaleras hubieran servido para subir al camarn de la Virgen en la nu eva capilla que vamos a constru i r. Vds. saben mejor que yo lo que pueden hacer. Yo no hago ms que insinu a rles esto. Sin ms no olviden a este su affmo. y s. s. Francisco Palau, Pbro. A los Sres. Agustn Ma, Juan Casases, Joaqun Grabulosa, Francisco Garca.
32. A D. Agustn Ma: Barcelona Es Cubells (Ibiza), 16 julio de 1855 J. M. J. 1. Mi apreciable amigo: He recibido su ltima y a su vista me ha sorprendido en gran manera su sorpresa. De lo
contenido en mi ltima no esperaba una contestacin tal. Dnde est la falta? El hecho, es bueno o malo? En mi pobre concepto nada de ms laudable. En l antes he tenido gastos y trabajo que provecho. Yo no he jams acostumbrado a usar imgenes ni cosas de lujo y gusto, ni en las iglesias. Para mi altar una cruz y dos cirios me bastan. No tengo afeccin alguna a objetos de esta especie y mil veces me arrepent haber consentido el que se introdujeran en la Escuela. En cuanto a la Virgen y el pendn y cosas accesorias al altar, me hubiera sido (ya que existen) infinitamente sensible que hubieran cado en manos extranjeras y tal vez enemigas. Prev lo que era natural sucediera. No podan estar en el convento porque estaba expuesto a ser inventariado y poda el gobierno incautarse de todo lo relativo a la Escuela. No podan estar en casa de ningn particular, y yo estoy muy seguro que ni Vd. mismo los hubiera querido en casa. No haba expediente mejor que el que he usado y participo a la Junta. Desaprobar el hecho sera entristecerse de la gloria de Dios y reprobar lo que es santo, laudable y religioso. Yo no hubiera consentido, a menos de cambiar las circunstancias del tiempo, el que los objetos que nos ocupan hubiesen sido expuestos al pblico en ninguna casa particular ni en la Iglesia. Vd. mismo ve que esto comprometa de muy mala manera a los interesados. Yo no creo posible haya ninguno de Vds. que encuentre mal el que stos hayan sido trasladados a puesto seguro, ni menos el que sean pblicamente venerados en pas donde no hay compromiso de ninguna parte. Dejemos esto porque me enfadara si pensara que esto le hubiese sorprendido a Vd. 2. La falta estar nicamente en haber hecho esto sin advertirles antes. Yo no pensaba fuesen gente de etiqueta. Y adems Biel me escribi que no haba quien quisiese el pendn en su casa y creyendo yo quitarles un compromiso, le escrib me lo enviara todo. No obstante escrib a Vds. en aquella misma ocasin sobre esto y Biel no quiso entregar la carta alegando razones para tener esto en reserva.
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3. Hubiera hecho tal vez mejor en continuar en mi silencio y reserva porque entonces, en uno de aquellos casos que debamos y podemos precaver y prever, preguntados sobre el particular, podan contestar no saber dnde paran tales objetos; y ahora tendran que responder lo que saben y segn lo que les he escrito. Yo cre prudente el callar; si obr mal, esto ser sin intencin en la opinin de Vds. 4. Yo no me he apropiado estos objetos. Todo lo que no es Dios y su amor, lo dems lo doy muy barato y me causa fastidio toda posesin. Por lo dems, si Vds. saben un mejor uso de ellos, yo se los remitir cuando quieran. Son cosas que no me harn ms ni menos perfecto delante de Dios y no son medios indispensables para salvarse. Puedo muy bien en consecuencia desprenderme de ellos. Los guardo no como persona particular sino como interesado en la Escuela. En cuanto a nuestra amistad nada tiene que ver esta reserva con ella, porque no son asuntos de amigos sino de asociados a objetos pblicos. Puedo ser reservado sin comprometer en nada las leyes de la buena amistad. 5. Vd. no debe ignorar que todo lo que pertenece a la cofrada y asociaciones religiosas, est en venta y queda en poder del gobierno. Basta una leve insinuacin para que todo vaya a manos de quin sabe quin. Le digo esto porque si Bernardo quiere, tiene en la mano un medio muy seguro para incautarse de todo. Puede hacerlo. Si lo har, nadie lo sabe. Por mi parte a buen seguro que lo que tengo de la Escuela no caer en manos profanas sino en caso de una sorpresa que no espero. Yo no lo entregar jams a nadie sino a una autoridad eclesistica, y yo no s si Vds., que llevan tan a mal lo que he hecho, tendran humor de comprometerse sin necesidad o con causa por este fin. Tenga Vd. la bondad de comunicar estos mis sentimientos a todos los dems individuos de la Junta para descargo mo. 6. Yo deseo muy de veras recupere Vd. perfectamente su salud como tambin la Sra. Marieta su esposa.
Recib carta de la Sra. Juana en la que me hablaba haber dado al dinero el destino que le haba encargado. Yo, al recibir la de Vd.,me encargu de las intenciones que iban marcadas en el billete adjunto. Le agradezco el cuidado y la pena. Salude de mi parte a su hermana y cuado y a su sobrino Pelegr como tambin a todos los amigos y disponga de este su affmo. y fiel amigo que le ama de veras, Francisco Palau, Pbro.
33. A D. Agustn Ma: Barcelona Palma de Mallorca, 23 abril de 1856 J. M. J. 1. Apreciable amigo: Recib su ltima y le contesto hoy por causa de los bancos y dems efectos de la Escuela. Sin duda alguna causarn a la obra embarazo y tomando de aqu motivo, pueden decirnos que no pueden guardarlos por ms tiempo. Para este caso es preciso estar prevenidos. Siempre era un proceder no leal el destrozarlos y convertirlos en otros objetos sin consultar al menos la autoridad eclesistica. Me alegro se haya arreglado esta cuestin amistosamente bien o mal. Para tales casos conviene, me parece, salgan Vds. diciendo los estn debiendo y que es propiedad particular, no sea fuesen tambin desamortizados y, quitada la mortaja, los volvieran vivos a sus usos. 2. He sabido con satisfaccin que cuidan en San Agustn de Sta. Teresa y de San Jos. Si los compromisos no me hubieran retrado, lo que yo hubiera propuesto, hubiera sido arreglar el altar de San Jos de modo que con el espo-
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so estuviera la esposa Ntra. Sra. de las Virtudes. Esto lo he pensado muchas veces y para que la Escuela en caso de no volver a funcionar hubiera dejado una seal exterior de su trnsito en dicho templo, hubiera ordenado un altar a nuestra maestra, con lo que los alumnos hubieran podido continuar bajo otra forma funcionando. A no haber subido al candelero las negras antorchas que oscurecen el hemisferio, lo hubiera propuesto, pero creo no es el tiempo propicio. No obstante creo que la idea que habis tenido y que habis puesto en obra ha sido inspirada por el cielo y tal vez es el preludio de la restauracin a su tiempo. Hace das me ocupa en la oracin el proyecto que realizis. Continuar en ella pidiendo a nuestra celestial maestra nos aclare sobre este asunto. 3. La Escuela de la Virtud volver a funcionar? y vos, seora, que sois norma, modelo, espejo, apoyo y firme sostn de las virtudes volveris a Barcelona? Esta es la cuestin que no olvido en mis oraciones. Puesto que los discpulos de Mara no se dan por vencidos ni derrotados ya que persisten en su tema, podra la Escuela reorganizarse cambiando sus nombres y adoptando en sus funciones una forma acomodada a los das de su prueba y a tiempos malos y de tempestad? En estas preguntas he pasado algunos ratos durante las fiestas que esta ciudad ha hecho (es devotsima de San Jos) al esposo de la Madre de Dios. Combinar un plan de restauracin acomodado a las circunstancias y, si el cielo lo inspira y aprueba, os lo comunicar. 4. Entretanto continuad festejando al esposo de la Reina de las Virtudes. El mandar a su mujer y esposa que vuelva y que venga a compartir con l los cultos que le dais y ya se supone que una esposa tan obediente como nuestra celeste maestra obedecer a una leve insinuacin del buen Jos. Instad pues a Jos y l ser el mejor mediador. En un mismo altar podran muy bien estar los dos: marido y mujer, esposo y esposa, Mara y Jos, y an en medio cabra su hijo
el Nio Jess. Y si no se ponan los tres en una misma pieza, podra estar el Nio al primer piso, la madre al segundo y el padre al tercero. Y si reunidos en el saln quisieren recibir juntos nuestras oraciones y votos, los adoraramos a los tres en un mismo sitio, no es verdad? Entretanto obsequiarle a l solo. No me acuerdo si el Nio est con el padre o con la madre o si va y vuelve del uno al otro sin barca ni vapor. En otra carta ms bien digerida en la oracin que no sta volver a hablar de esta materia. 5. Salude de mi parte a su hermana. Como sacristana benemrita y camarera de nuestra princesa reclamar gracias, las que se han concedido a sus compaeras; si las reclama, se las enviar. Me alegro tengan los dos salud. Dios se la conserve y disponga de este su affmo. amigo s. s. y padre, Francisco Palau, Pbro.
34. A D. Agustn Ma: Barcelona Es Cubells (Ibiza), 20 agosto de 1856 J. M. J. Sr. Agustn Ma: 1. Muy apreciable amigo: He recibido la carta que me ha enviado la Serafina, y me he alegrado muchsimo hayan pasado sobre la tempestad sin daos graves. Mal que peor, en tales circunstancias el menor mal es para gente pacfica estarse quieta en casa y salvarse en la ciudad. El irse, sobre los perjuicios que siempre se experimentan en los bienes materiales, hay peligro que puede irles peor afuera, a no
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favorecer alguna circunstancia. Si otra vez les amenazan males de ese tamao, tienen aqu una celdita que junta al saln de la campaa les protegera de recibir sustos. Estos trastornos vienen sin previsin, cuando se les ve ya estn encima o abajo. 2. He ledo el recibo de la tierra de Horta. Ya est bien. Cuando no fuera la gran satisfaccin que tendra de abrazar a los amigos, ese enredo de tierras es un motivo que me impele a ir a Barcelona luego que las circunstancias no lo prohban (se entiende por unos das). 3. Hace tiempo no he sabido cosa alguna de la Marieta, de aquella que se confesaba conmigo. Era hija de un militar, toda y siempre devota. No s si se la ha llevado la peste o la guerra. Si vive, saldela, y dgame alguna cosa sobre su posicin. Su madre viuda si muri o si ha habido en sus cosas algn trastorno. Salude de mi parte a la Marieta su esposa. No olvido las indulgencias que me ha encomendado, slo que por pereza de escribir, espero tenerlas impresas y se las enviar. Dir de mi parte a la Layeta y a toda su familia que me he alegrado muchsimo no hayan experimentado ningn mal, y lo mismo a la seora Antonieta. Disponga de este su affmo. amigo y s. s. y b. s. m. Francisco Palau, Pbro.
1,12: Lc 4,1] sin casa edificada por hombres ni medios asegurados de subsistencia, abandonada a la providencia del Criador. 2. Vida retirada bajo la proteccin de los vecinos sin medios fijos de subsistencia corporal, pobre y despojada de los bienes temporales, sin casa propia, ni posesin alguna temporal, sola y sin otra compaa que Dios y sus ngeles. 3. La misma vida con una compaera de la misma vocacin. Estos tres modos o formas de vida, horribles a la naturaleza, son los ms semejantes a la vida de Jesucristo, y exigen el ejercicio en grado heroico de la penitencia, de la humildad y desprecio de s mismo y del mundo, el renunciamiento y desprendimiento de todos los bienes materiales, la pobreza, amor a Dios y a las cosas celestiales, fortaleza en los sufrimientos corporales. 4. Establecerse en casa propia, arreglada segn las leyes de la pobreza, con una compaera y sin medios de subsistencia. En las tres primeras formas de vida hay un perfecto renunciamiento, en sta ya comienza a haber en ella ligaduras; la posesin quita la libertad, pero en cambio ofrece estabilidad en la forma de vida. 5. Establecerse en casa propia con ciertos medios fijos de subsistencia, como seran un huerto o pedazo de tierra para cultivar, o los que de cualquier otra parte se esperan, sola o con una compaera. 6. Establecerse en casa propia con dos o tres compaeras, ordenando el trabajo y medios de subsistencia fijos. 7. En una comunidad religiosa. 2. Estas son las formas que puedes dar a las acciones de tu vida; todas cuantas puedes tomar se reducen a alguna de ellas. En s todas son buenas, solo que para ti slo puedes elegir una, y en esta eleccin entran los consejos de Dios y de los hombres.
35. A Juana Gratias: Ibiza Es Cubells (Ibiza), diciembre de 1856 1. Estas son las formas de vida que puedes elegir:
1. Vida solitaria segn varios modelos ms o menos semejantes a los de Jesucristo en el desierto [Mt 4,1; Mc,
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En cuanto al lugar y pas y modo de ejecutar el plan de vida que elijas, tambin en eso necesitas consejo. 3. Yo no puedo resolver nada sin que t antes hagas un retiro espiritual riguroso, en donde puedas pesar y meditar sobre esta eleccin. Hecha tu meditacin, y habiendo consultado a Dios lo que ms te convenga, en una conferencia me dirs de viva voz lo que has pensado, poniendo por escrito los sentimientos que sobre este objeto Dios quiera comunicarte; el cual escrito t me dars y despus de haberlo presentado al examen y a la revisin delante de Dios, por fin yo har mi ltima resolucin. Eso es lo que me ha parecido se ha de practicar para acertar en la buena eleccin de vida. Dispn de un padre que desea tu santificacin, Francisco Palau, Pbro.
36. A la Reina Isabel II: Madrid Es Cubells (Ibiza), 20 mayo de 1857 Seora: 1. Fr. Francisco Palau, sacerdote exclaustrado de la orden de carmelitas descalzos, residente en Ibiza, A.L.R.P. de V. M. con el respeto debido. Expone que siendo la enseanza de las doctrinas catlicas una necesidad apremiante y extrema para su patria, en esta persuasin resolvi dedicarse por entero a este santo ministerio en aquella forma que, consultadas todas las circunstancias del tiempo y personas, creyera ms apta y adecuada para que la palabra de Dios produjera copiosos frutos.
Y al efecto, se dirigi al Exmo. e Ilmo. Sr. obispo de Barcelona y, obtenida la autorizacin para predicar, principi tan laudable tarea en la iglesia parroquial de San Agustn de la misma ciudad, siempre puertas abiertas, en noviembre de 1851. 2. El que suscribe deseaba que la ctedra del Espritu Santo fuera circuida no slo de alumnos dciles a sus lecciones sino muy particularmente de ciertos genios cultos y privilegiados que fascinados por el error, se han constituido maestros y doctores de doctrinas tan impas, que gustadas y digeridas por las masas y un pueblo incauto, producen en l la desobediencia a las autoridades constituidas, la revolucin y la anarqua. Predicaba el santo evangelio a un auditorio ilustrado y religioso cual era Barcelona en los aos 1851, 1852, 53 y 54 pero en circunstancias crticas, en tiempos difciles y en una poca en que errores los ms groseros eran sostenidos por una prensa sin freno, los que abriendo en nuestro catlico suelo un vesubio de impiedad, sta lanzaba su mortfera lava sobre todas las clases y categoras de la sociedad. Por esto crey conveniente escoger una forma especial y muy conocida, tal fue la acadmico-catequstica; segn la cual transformando en aula pblica la Iglesia, en primera seccin defina por sus propios trminos las virtudes verdaderas, pintaba los vicios y sus devastadoras propiedades bajo sus naturales y monstruosas figuras, daba de las verdades evanglicas y de las doctrinas que de ellas fluyen una explicacin detallada; y luego, por parte segunda de esta misma enseanza, con estilo acomodado para altas inteligencias, se proponan y desarrollaban aquellos sublimes principios que forman la base firmsima, indestructible e inmvil de nuestras creencias religiosas, disolviendo y pulverizando uno por uno y a su tiempo y por su turno todos los argumentos que constituyen el deleznable y frgil baluarte tras el que se ha parapetado la impiedad. Tena por consiguiente esta Escuela la misin de proponer y explicar al pueblo la doctrina cristiana y de instruirle en los motivos y principios de donde sta emana.
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3. El exponente sintise movido a esta santa misin, y aunque difcil y penosa, alentado por el amor a Dios y a su patria, la cumpli. Bajo este programa, la iglesia parroquial de San Agustn de Barcelona fue convertida en una Escuela de Virtud, donde todos los das festivos se explicaba al pueblo el Catecismo de las Virtudes, que es una extensin del de la doctrina cristiana, vindicando esta misma doctrina de los errores que la impugnaban. 4. La predicacin del evangelio y la enseanza de sus doctrinas, an cuando tuviera la forma de una escuela, no poda ser sospechosa del crimen de conspiracin contra el orden pblico; puesto que todas sus funciones, sus oraciones, doctrinas y actos tendan directa y eficazmente a establecerle, conservarle y solidarle. Anuncibase anticipadamente por los diarios de la capital el programa de todas sus doctrinas y ste era fiel y lealmente ejecutado; convocbase al pueblo del mismo modo y por aquellos mismos medios que estn en uso en todas las iglesias, cuando se celebran cultos religiosos pblicos, por cuya razn millares de testigos oculares y auriculares presenciaban sus actos y escuchaban sus doctrinas. 5. Corra esta Escuela gloriosa su carrera. Abrigaba en su seno constantemente un concurso escogido e inmenso, ofreciendo a un nmero muy considerable de familias todos los das festivos dos horas de instruccin religiosa y llegando a ltimos de marzo de 1854 fue suprimida por el Exmo. Sr. Capitn General D. Ramn de La Rocha. S. E., sorprendido sin duda por informes falsos, atribuyla la causa motora de la revolucin entre operarios y fabricantes, y la disolvi. Nada ms inverosmil e inexacto que atribuir la revolucin a unas doctrinas que tenan por objeto destruirla, aniquilarla y hacerla imposible. 6. El suplicante, seora, no puede menos de rechazar una imputacin tan calumniosa, y reta ante Dios y los hombres a que se le pruebe debidamente la menor culpabilidad.
Esto no pudo suceder en el caso presente y, por haber querido vindicar su inocencia, se cruzaron contestaciones desagradables con el Sr. Corregidor y el Exmo. Sr. Capitn General de cuyas resultas se le confin a esta isla. En ella ha residido constantemente observando una conducta irreprensible. En esta atencin a V. M. rendidamente suplica se digne proteger la inocencia de este indigno sacerdote y levantarle el destierro, de que recibir especial gracia. D. N. S. conceda a V. M. dilatados aos de vida para el bien de la Iglesia y monarqua espaola. Seora A.L.R.P.D.V.M. Fr. Francisco Palau, Pbro.
37. A Juana Gratias: Ibiza Es Cubells (Ibiza), 6 junio de 1857 J. M. J. 1. Hermana en Cristo carsima: Esta es la marcha interior y exterior de tu espritu marcada por la obediencia. Marcha Interior. Toda la perfeccin cristiana est basada sobre la caridad. Todas las virtudes divinas, humanas, infusas y adquiridas, teologales, morales e intelectuales de parte tuya, y todas las gracias, dones y auxilios espirituales administrados por mano de Dios y de los ngeles y de los hombres tiende todo y se encamina a que la caridad haga en ti su curso.
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La caridad tiene dos actos, prorrumpe en el alma en dos operaciones: primera, une el alma con Dios. Segunda, unida con Dios, la dedica al bien de los prjimos. 2. Primera operacin: consiste sta en que tu voluntad sea en todas las cosas, en acciones, en pensamientos y palabras, conforme a la de Dios, de manera que no seas t la que quieras o no quieras sino Dios en ti, Dios contigo y Dios por ti. Esta operacin de la caridad subyuga las pasiones y las domina y ordena; y con las pasiones el corazn; excluye al mundo y sus delirios, extravagancias, sus vanidades; vence al demonio, los caprichos, sus sugestiones y destruye del alma todo pecado sea grave o leve y toda imperfeccin voluntaria y estudiada. Esta unin prctica diviniza el corazn y el alma y se labra y robustece y crece toda la vida con actos de fe, esperanza y caridad acompaados de las obras y acciones exteriores que sean ordenadas por Dios. Y esta labor, este trabajo interior se obra en la meditacin y oracin mental y en la presencia, en cuanto posible, continua de Dios y en el uso de las aspiraciones y jaculatorias. Esta unin produce la segunda y es el amor a los prjimos. 3. Segunda operacin de la caridad: Amor a los prji mos. Unida el alma con Dios por amor, la caridad auxiliada de todas las virtudes y de las gracias y dones del Espritu Santo, obra en el alma el amor a los prjimos. Obra, digo, y le ordena y, ordenadas todas las fuerzas y virtudes del alma al bien de los otros, ese amor ordenado produce con suavidad frutos maduros y dulces y saludables. El amor de los prjimos antes de prorrumpir en obras, ha de existir, se ha de ordenar y adquirir. Y si no es l, si no est ordenado, las obras salen como frutas verdes, y da por resultado la temeridad, la indiscrecin, la precipitacin, y agita, turba e inquieta el alma y la fatiga y quita de su reposo. 4. El exterior en armona con el interior. Como en el orden natural se siembran las plantas, se riegan y se cultivan, y stas crecen en medio de una vicisitud continua de tiempo,
as en el orden moral se siembra, se cultiva la caridad en el alma y crece en medio de una vicisitud continua y de agitaciones exteriores. La obra de la caridad a su tiempo y a su da, por las obras si Dios lo quiere, allanar obstculos y ofrecer medios y si no stos aumentarn y sern estorbo. Para establecerse, se han de consultar las circunstancias de las personas, del pas y otras muchas cosas; y para fijarse provisionalmente no hay ms que la obediencia. 5. Consultadas todas las circunstancias, yo creo ser orden y voluntad de Dios que te fijes en Gramat o Rocamadour o alrededores, con forma de vida provisional. Esto lo tengo ya consultado suficientemente a Dios, pero en cuanto a establecerte all con forma de vida estable, esto no lo tengo resuelto an. No obstante, si la providencia te ofrece local y medios, acptalos, edifica y obra sin esperar contestacin ni consulta alguna, pues sta ser la seal de la voluntad de Dios. 6. Como la una no es segura y la otra s, vamos a la forma provisional. Contntate con ella porque es buena y conforme a la voluntad de Dios y tiene como la otra sus ventajas e inconvenientes. Tiene de bueno que presenta al espritu abandonado de todo lo material y desprendido de l: sin tierra ni casa ni ciudad ni pueblo. A semejanza de Cristo y sus apstoles, presenta un estado de abnegacin exterior y de pobreza absoluta y pone al espritu en la necesidad de fomentar el renunciamiento y desprecio del mundo y de todas sus riquezas y tesoros, bienes y posesiones. 7. El establecerse edificando en terreno propio, trae compromisos, ligamentos, mayor cuidado y solicitud, pero en cambio es una salvaguarda delante del mundo y de los maliciosos y hace al espritu estable en su forma exterior; y la estabilidad exterior ayuda al interior, por cuanto le hace deponer las armas de la mano y deja descansar. An este mismo reposo y esta misma estabilidad exterior podra ser perniciosa si se creyera necesaria porque hara descansar el edificio espiritual sobre el deleznable y frgil cimiento de la materia;
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y el edificio ste descansa slidamente y nicamente en la caridad, el renunciamiento, la abnegacin; y la pobreza exterior producen siempre y ayudan admirablemente a la abnegacin interior y por esto Jesucristo la mand practicar a sus apstoles y quiso que su Iglesia fuese fundada arriba y no abajo; y por esto la hizo en sus principios mendicante, independiente de la tierra y sus posesiones, y exigi de sus apstoles esta abnegacin exterior. Fundse sin casa, sin local, sin dinero, sin proteccin material, en medio de una horrible persecucin; y esta abnegacin exterior ayud a los primitivos para la interior. 8. Establecerse, edificando casa, conviene para quien est ya perfecto en la abnegacin interior y para otros muchos fines y objetos. Puesto que la providencia por sus altos designios te ha dejado sin casa ni tierra, ni dinero, ya que te ofrece este medio ser sin duda para que en este tiempo se contine labrando en el interior la abnegacin perfecta, y cuando sea su voluntad dispondr otra cosa. Lo dems te lo dir a su tiempo y en la necesidad. Fr. Francisco de Jess Mara Jos
los ltimos das de mi vida. Vamos a tus cosas. Espero carta tuya para ocuparme de tu exterior y entretanto, vamos a la direccin de lo interior. 2. La obra grande de Dios en el hombre se labra en el interior. El orden que aparece y se manifiesta afuera es obra y efecto del orden interior. Las tres virtudes fe, esperanza y caridad, auxiliadas por los ms altos y sublimes dones del Espritu Santo, como son inteligencia, sabidura, ciencia y consejo, unen la criatura con el Criador, al espritu del hombre con su Dios, al alma con el Verbo de Dios. Y esta unin sagrada es la que has de buscar, tener y poseer, porque en ella est la vida, la salud y la fuerza espiritual, y de ella proceden todas las dems innumerables virtudes. Dejndonos de teoras, vamos a lo que a ti prcticamente te conviene y toca. 3. El alma mira a Dios bajo dos aspectos o formas. Primero como a objeto de todos sus afectos, o como un ser infinitamente bueno y amable, y esta figura le roba su corazn; y en cuanto bueno, siendo infinitamente hermoso, esto es infinitamente perfecto, bajo esta consideracin le toma y roba su vista intelectual, sus pensamientos y meditaciones. Bajo esta consideracin las virtudes teologales y sus dones hacen que Dios y el alma sean una sola cosa por amor y limpieza de pensamientos. Y mientras en el alma se obra primaria y principalmente esta divina unin, todas las dems virtudes son como auxiliares y criadas y ejrcitos que custodian y sirven y defienden esta labor. Esto es el amor de Dios para el alma y el amor del alma para con Dios. 4. Adems, mientras la unin dicha se trabaja y ordena, se embasta y principia otra unin; y es la que muchas veces te he dicho: el alma se une con Dios primero en cuanto es su amado, como centro de sus afectos y vistas, y luego como a rey y seor y dueo y gobernador universal de todo el mundo. La primera unin hace al alma una diosa, esto es, la deifica, la diviniza, la hace esposa de Dios. Y la segunda la eleva a la dignidad de reina, de corredentora del mundo,
38. A Juana Gratias: Gramat (Francia) Es Cubells (Ibiza), Da de N. Sra. del Carmen, 16 julio de 1857 J. M. J. Viva Jess 1. Carsima hermana en Jesucristo: Hacemos la octava de nuestra Santsima Madre la Virgen del Carmen, y est destinada a poner orden en todas mis cosas, como si fueran
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de seora y princesa. La primera es el amor de Dios, y la segunda el amor de los prjimos, y como en el amor de Dios y del prjimo se consuma toda la obra de Dios en el corazn del hombre, y como sea esta obra la que se ha de principiar, continuar y acabar en nosotros, y el cumplimiento de toda ley, no hay quien pueda entrar en el reino de Dios sin que esta obra est ordenada y acabada en el grado de perfeccin conocido de solo Dios. Cmo aqu tenemos la vida y la salud y la fuerza! Cmo fastidia todo lo que no vaya ordenado aqu! Yo aunque muy atrasado, no obstante me complazco en predicar, en hablar y escribir y en meditar esta grande obra; y a su contemplacin, el espritu se alienta, se anima y se vivifica. 5. Esas dos uniones se trabajan en la oracin, en la meditacin, en el silencio y en el retiro interior. Si t con tal ardor has buscado soledad, retiro, abstraccin de criaturas, y si no has soado ms que desiertos, crelo, esta vocacin proceda y procede de que tu pobrecita alma conoce, entiende, toca y palpa la necesidad que tiene de vivir unida con su Dios, no de cualquier modo sino de la fo rma que Dios exige y quiere de ella. Conoce cunto vale esa unin, entiende claramente que en ella encontrar la vida y la resurreccin, su alimento y sus virt u d e s. Y por esto la ha buscado, y dnde?, por qu medios? Adoremos los designios de Dios y de su providencia y respetmoslos. De la vida tmense lecciones para correccin de los errores y preocupaciones. 6. Dnde pues hallars, hermana carsima, esa unin y qu medios, sobre esto te hablar en mis cartas como asunto el ms interesante y el principal. Y en verdad que para ti lo dems vale bien poco. Vamos al caso. Es preciso dirija los pasos de tu espritu en la oracin y fuera de ella, siendo aqu donde se trabaja esa unin santa. Y esa direccin es la que principalmente has venido a buscar. Necesitas en esta materia doctrina y consejos, porque esto facilita el camino. Si me descuido, pdeme siempre esto porque es lo que ms te interesa.
7. En la oracin encontrars la fe, la esperanza y el amor. Y como tienes ya instruccin y experiencia suficiente para juzgar estas virtudes, como han sido ya destruidas las principales preocupaciones y errores que tenas, los actos de unin te son fciles, dulces y satisfactorios, y de ah es que sin conocer, ni ver la unin, la sientes, te hallas bien con Dios, te arreglas amigablemente y fcilmente con l, y hacis luego amistades. Pues bien, por ahora nada tengo que decirte sobre esto sino que perseveres y, aprovechando ese bienestar interior con Dios, pide gracias, corrobora y fortalece tus virtudes morales y, tomando aliento en ese tu castillo interior combate tus tristezas y sus causas, destruye tus penas infundadas y preprate. (Se me ha concluido el papel porque no pensaba ser tan extenso. Ya que estoy contigo continuar la conferencia) para todos los combates terribles a que est expuesta esa divina unin por parte de los tres enemigos. Vive unida con Dios y cuida que nada, ni el hambre ni la sed, ni la espada, ni la adversidad, ni la fortuna, nada turbe tu corazn. Vive unida con Dios y todo lo dems es vapor y humo y sombras que se desvanecen. 8. Cuando examines tu conciencia, (cuidado con lo que ahora voy a decirte) no vayas demasiado lejos; mrala como se miran las playas desde las altas cspides de los Alpes o Pirineos, modo gr o s s o, sin entrar en pormenores y no viendo en ella cosa clara, cierta y evidentemente mala, pasa de largo y qudate en paz con tu Dios. Cuidado te repito en esto y dime cmo lo haces porque por aqu el diablo con sus falsas doctrinas y sugestiones podra entrar y causarte gravsimos perjuicios. Esta unin produce la paz del corazn; busca pues la paz. No te inquiete ni turbe cuanto de prspero o adverso pase a tu alrededor; y antes pirdelo todo que la paz del corazn. Cuando te sientas inquieta, tri s t e, en pena, amargada, busca la causa, y si no merece pena, como no la merece todo lo que no es ofensa de Dios, echa afuera tu inquietud; y si no ves causas, si penas, si te sientes inquieta, descontenta sin causa, entonces sufre, toma paciencia, deja pasar aquella hora de fiebre espiritual y la calma interior volver.
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9. Esa unin, hermana ma, exige y pide un corazn en paz, en calma, inmvil, inalterable, como un cielo empreo, y esa paz, esa calma, esa inmovilidad podemos nosotros adquirirla, estamos obligados a buscarla, combatiendo con fuerza y vigor todo cuanto se levante a nuestras afueras para arrebatrnosla. Esa unin, hermana ma carsima, aunque est en ti, necesita ser trabajada, consolidada y robustecida, y al efecto yo no dejar de darte doctrina, preceptos y consejos, y t te explicars porque necesito te descubras. 10. Vamos ahora a la otra unin. La primera mira a Dios infinitamente amable y bello y hermoso, y tiene la contemplacin de sus atributos y perfecciones por objeto. Y la segunda le mira como a criador, conservador, gobernador, redentor y glorificador y vivificador de todo el mundo. En ciertos momentos, el espritu del Seor te mover y llevar hacia esta segunda unin y has de cooperar. Se te presentar como a seor, rey y gobernador del mundo, como a seor Dios de los ejrcitos, y te llevar a objetos anlogos a esta presencia. Como la primera unin no se robustece ni perfecciona ni consuma sino en sta, es preciso empieces a trabajar aqu. 11. La Lucha del alma con Dios, ese librito te dar doctrina. No hay sino cambiar de objeto. En lugar de Espaa ha de ponerse la Iglesia universal. Quien lucha por la defensa de la ciudad, lucha por su causa propia. Has de principiar en la meditacin de Jess crucificado, mirando en su cuerpo fsico el mstico y moral de toda su Iglesia, y siendo t amiga suya y amante suya, con la oracin bajo la forma marcada en la Lucha, has de principiar a cooperar en ti al amor de los prjimos. Pero advierte que no te has de ocupar de esto en la oracin de modo que olvides la primera unin. En la oracin lo primero que has de examinar ha de ser tu unin con Dios. 12. Basta. Se me ha acabado el tiempo. Me llaman a Vsperas Biel y Ramn. En otra carta me extender sobre estas importantes materias, y cuando me escribas, no dejes
de contestarme, dndome cuenta de lo que en esto haces y de tus dudas y modos. Adis. Tu solcito padre, Francisco
39. A Juana Gratias: Gramat (Francia) Vedr (Ibiza), 24 julio de 1857 J. M. J. Viva Jess 1. Carsima hermana en Jesucristo: Hace cuatro das que vivo en estas peas solo. Encontr la grande cueva donde estaba el agua, y una gotera sola me da bastante para mi consumo. Biel y Ramn pasaron conmigo el da del gran profeta Elas y por la noche se fueron, y volvern el viernes de esta semana. Para el caso tengo provisiones para un mes. En este islote Dios me ha preparado una soledad en una posicin tan agradable a mi espritu que no me hubiera atrevido a desear ni pedir otra mejor. Habiendo aqu agua y los hermanos para venir de cuando en cuando, lo tengo ya todo. Qu feliz yo, si de aqu no saliera ms! Los ngeles no salen del cielo para la tierra sino enviados por Dios; y si en el cielo hubiese libertad para los santos para volver a la tierra, a buen seguro no bajaran sino con misin de Dios. Para m esta soledad es el cielo, y qu tengo que ver yo con los hombres?, quin me arranca de aqu? 2. Si sientes en tu corazn arder un vivo deseo de soledad y de una posicin conveniente para tu alma, no lo extraes. Aunque en todos lugares y tiempos y circunstancias se puede servir a Dios, pero la posicin exterior ayuda maravillosamente al espritu.
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Como el objeto de mi retiro es ordenar mis cosas y las de los que dirijo segn Dios, tomo ahora la pluma para comunicarte los sentimientos y luces que el Seor se ha servido darme. 3. Posicin exterior . Yo cuidar de que tengas a su tiempo retiros donde poderte esconder y tratar a solas con Dios. Esos deseos de soledad los tendrs a su tiempo cumplidos. Digo a su tiempo porque ahora tal vez no te convienen y cuando te convengan, Dios poderoso para socorrer las necesidades del espritu, sabr darte ocasiones. Entiendo haber sido muy agradable a Dios y por lo mismo muy acertado el paso que has dado yendo a Gramat. La posicin exterior que has de tomar depende de mil circunstancias que ahora yo ignoro; y por esto sobre ella estoy algo en oscuras, espero tus cartas que me las manifiesten y por las circunstancias de las personas y dems incidentes juzgar del rumbo exterior que has de tomar en ese pas. 4. Para el caso de un incidente imprevisto desfavorable y contrario, para alentarte en tu empresa es necesario tengas siempre presente que la posicin exterior est sujeta a la vicisitud y cambio, porque en esto dependemos de Dios, de los ngeles, de los demonios, y de los hombres buenos y malos y de nosotros mismos; y no hay que fiar en ella ni fundar jams en ella. No te hablar sobre ella hasta recibir carta tuya. 5. He recibido carta de Fr. Aytn y me anuncia tu visita. A lo que dice, est como yo persuadido que no conviene a su posicin el que te establezcas por all. Nada me dice sobre compaeras tuyas de su direccin. Por el mes de abril o ltimos de marzo ir a verle y con esta ocasin estar a tu servicio en cuanto convenga. Libre ya dels Cubells, ir donde la gloria de Dios me llame. Por todo este ao estar concluida la casa de la Routa de Angarroba; y en La Fatarella ver la seora Miguela. Pau canta misa el mes de setiembre y con esta ocasin me ver con ella, y convendremos. Me pregunta por ti en esta ltima carta que me ha escrito.
6. Vamos a tu interior. Te deca en mi anterior que la unin de tu alma con Dios haba de ser el objeto de toda tu oracin y meditacin. Habituada a esta unin invisible, la sentirs sin verla, te suceder que te sentirs luego unida con tu Dios, esto es, en paz con el Seor, y aqu te estancaras si no conocieras las puertas para adelantar hacia adentro. Unida ya con Dios mediante los actos de fe, esperanza y caridad, cuando te sientas ya en paz con Dios o no enemistada, dirige con instancia al cielo esta splica: que los designios de la providencia sobre ti sean realizados, cumplidos y ejecutados a su tiempo. 7. Al mismo tiempo comienza a mirar, a contemplar y meditar en Jess crucificado, el cuerpo moral suyo que es la Iglesia llagada por las herejas y errores y pecados; y en fruto de esta meditacin nota bien lo que voy a decirte. Rendida al pie de la cruz, adrala, y ofrcete, date y entrgate toda a El para que en ti y por ti y contigo haga lo que le plazca. Ofrcete en el santo sacrificio de la Misa juntamente con Jess, en sacrificio, en expiacin de tus culpas y de las de todo el mundo; y bajo la forma que hallars en el libro Lucha del alma con Dios negocia en el cielo la cura y el alivio de Jess paciente en su cuerpo mstico crucificado. 8. Aunque este oficio de mediadora entre Dios y los hombres al principio lo hagas imperfectsimamente, el tiempo y el mismo ejercicio lo ir siempre perfeccionando. Es la voluntad de Dios que te emplees en la oracin al bien del mundo. En esto ya irs segura. 9. Pide tambin en la oracin que en la forma exterior de vida se cumplan en ti los decretos de su sabidura, que se haga su voluntad soberana, que rija todos tus pasos y que te proteja. Puede la forma exterior estar ordenada al bien de otras almas y en este caso, como Dios slo sabe lo que conviene para el bien de la religin, le has de pedir con instancia te gue y tome por la mano para que no te desves.
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10. En cuanto a la forma exterior no te precipites, seas paciente y moderada, sufre y espera porque puede convenir a la gloria de Dios una forma que tenga en su providencia fijo el tiempo, el da y la hora; y mientras esta hora llega, cualquiera tentativa para una forma estable sera intil, y tus esfuerzos vanos. Quiero decir, toma la forma exterior que ms acomodada sea a tu espritu, consultadas las circunstancias, y espera otra mejor. Digo otra mejor, porque por buena que la encuentres, no ser sino provisional, y no ser ms que provisional porque es preciso esperar con paciencia una forma estable. Los decretos de Dios sobre las personas y su forma de vida se han de cumplir, mas a su tiempo, da y hora. 11. Gran consuelo es para nosotros poder marchar por los caminos del espritu bajo forma estable y segura. En esto no dependemos de nadie; somos libres para Dios, y en la posicin interior del espritu tomamos formas y medios que no dependen de la buena y mala voluntad de los hombres, sino de Dios y de nosotros. Yo y Dios, Dios y yo, ah va todo. Qu dicha!.
de la direccin, que es la marcha de tu espritu en Dios y tus relaciones interiores con Dios. Lo dems todo se pasa, Dios no se muda y la paciencia todo lo alcanza. 2. Puesto que tu casa paterna est desocupada, me figuro tienes ah tu celdilla. Pues bien, mantnte ah firme y dejndote cuidar en lo corporal por tus padres, ordena todas tus fuerzas a la oracin. Yo y Dios, yo para Dios y Dios para m, quien a Dios tiene nada le falta, slo Dios basta. Ordena tu vida en oracin, retiro y silencio y estas murallas te custodiarn contra tus enemigos. En la oracin, en el silencio y retiro, ah las has de haber a solas con tu Dios. Si los demonios, armando al mundo su aliado, sitian la fortaleza, si atacan con calumnias, con lenguas maldicientes y si impugnan, el mundo ya sabes hasta dnde llega, si te privan de los santos sacramentos, humllate, y Dios, que no tiene sus manos atadas a estos signos, te bendecir. Por eso no te conmuevas, sigue inalterable, tranquila y en paz en tus relaciones con Dios. Si te maldicen, bendice; si te calumnian, calla y ora. Para quien vive en paz con su Dios, qu despreciable es el mundo y todas sus cosas! Desprciale con sus locuras y malicia y cuida de guardar inalterable tu corazn en vista de cuanto pueda decir y hacer. 3. Pero, y qu puede hacer a quien ama a Dios? Nada. Sentado yo y seguro sobre las altas y encrespadas y firmsimas peas del Vedr, yo veo estrellarse y convertirse en espuma todas las furias del mar, y me ro de sus vanos esfuerzos porque estoy seguro. El se inquieta, se turba, se c o n mu eve, se alborota, levanta sus bra m i d o s, furioso, encrespa sus olas, se estremece y erguido en orgullo, se lanza sobre las peas dursimas pero toda su malicia se convierte en espuma. El siervo de Dios duerme tranquilo, no se conmueve, no se inquieta, no se turba y mientras el mar se estremece a su alrededor, l contina su labor y sus tareas en paz. Guarda hija, de perder tu corazn, quiero decir, la paz interior, el reposo y la tranquilidad en vista del mundo que te circuye, sigue tus tareas y ocupaciones interiores. El
40. A Juana Gratias: Gramat (Francia) Es Cubells (Ibiza), 28 julio de 1857 J. M. J. Viva Jess 1. Carsima hija: He recibido por conducto de la madre priora de Palma tu carta y me he alegrado mucho al recibirla porque estaba en cuidado sobre la correspondencia. Ante todas cosas, vayamos a lo principal y no olvidemos y descuidemos por asuntos y trfagos del mundo lo esencial
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mundo y sus cosas es indigno de ocupar lugar y sitio en el templo de tu alma. Mrale de lo alto de tu meditacin y mrale nada ms que para ordenar segn Dios tus relaciones y comunicaciones indispensables con l. En esa cuestin no alterques con l, no te defiendas, calla, ora y medita y ten de l compasin. Ah tienes, hija ma, trazada la conducta que has de observar en medio del mundo. 4. Tu presencia en Gramat y tus obras te justificarn. Cuida de andar bien ordenada en tu interior y deja para tu director el cuidado de establecerte exteriormente en este o aquel sitio. Calla, huye discusiones y altercados con el mundo, porque esto sera descender de lo alto de las peas para luchar a fuerza de bra zos contra las olas del mar. Si te infaman, enmudece y ora; si te creen indigna de Dios y de sus santos sacramentos, glorate de hallarte digna de sufrir alguna cosa por Jesucristo y en este caso no vayas a import u n a rl es ni a pedirles gracias. Si no te da la absolucin y si el confesonario se convierte en instrumento de guerra y ruina, o busca otro confesor o no vayas. Sufre con paciencia. Ms sufrir el tirano que el mrtir. No vayas de prisa a buscar la gracia de los hombres, calla, ora y ponte en observacin y espera. A preguntas indiscretas, no contestes, porque no tienen derecho para interrogarte. Seas muy reservada y circunspecta1.
cipal y esencial de toda nuestra correspondencia; y ni la vida ni la muerte ni la contradiccin ni la gracia y favor ha de detenerte ni paralizarte y has de principiar cada da mil veces y no has de esperar a maana. La organizacin y el orden espiritual ha de establecerse, fijarse y consolidarse independientemente de todas las cosas materiales. Y ese orden ha de sostenerse y conservarse (ah est el milagro), en medio de una eterna y continua vicisitud de sucesos, incidentes que nos rodean. Ha de estar inmvil, inalterable e invariable en medio de esa rueda de estaciones espirituales a que est sujeta el alma mientras vive en carne mortal. Sea cual fuere su posicin exterior, tome el exterior y la parte material el giro que se quiera, todo ha de servir para escalar el cielo. Ese orden interior y espiritual ya sabes en qu consiste; y est en la caridad, es decir, unirse con Dios, conformarse con l y despojarse de todo lo propio para vestirse de Dios. 2. Esa unin se consolida en el amor de los prjimos. Cuida de m y yo cuidar de ti. Jess crucificado en su cuerpo moral es el objeto de toda la solicitud y cuidado del alma. Pues bien, en la oracin mira si en ti hay acuerdo entre Dios y tu alma. Visto este acuerdo, descuidada de ti misma y pasa a meditar las llagas del cuerpo moral de Jess, y ofrcete como vctima para cuanto quiera y exija de ti, y en esos ejercicios pasa la oracin. La forma exterior aunque pueda ayudar y ayuda maravillosamente al interior, pero el orden interior y espiritual no depende de la accin buena exterior. Esta djala para [cuando la d la providencia y quedar a mi cargo aprovechar las circunstancias que se ofrezcan]. Me llaman y me sabe malo porque quisiera extenderme, pero lo har en Ibiza. Mis cuidados se dirigirn siempre principalmente a esta parte, mientras tenga la cabeza desocupada. Adis.
41. A Juana Gratias: Gramat (Francia) Palma de Mallorca, 17 noviembre de 1857 J. M. J. 1. Carsima hija: Vamos a tu espritu. Tu marcha y tu vuelo hacia Dios ha de ser siempre el objeto primario y prin1 As termina el manuscrito, sin firma. Casi seguro sigui en otra cuartilla.
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42. A Juana Gratias: Gramat (Francia) Es Cubells (Ibiza), 19 noviembre de 1857 J. M. J. 1. Carsima hija: Es hora vuelva a entrar en tu espritu para continuar mi obra. Es preciso conteste a todas tus cartas, o mejor resuma las dos cartas que se perdieron, pues en ellas te daba la contestacin. Entremos ahora al ejercicio interior de las virtudes. Al entrar en la oracin, por preparacin debe servirte un acto de unin. Este acto es cosa muy simple y sencilla. Es querer lo que Dios quiere y no querer lo que no quiere; es abrirle el corazn y ofrecerse a cuanto exija y disponga de ti. Esta unin supone e incluye los actos de fe, esperanza y caridad y como ya hace muchos aos que te has estado ejercitando en ellos, estos actos quedan impresos y se renuevan habitual e implcitamente en el acto simple y sencillo de amor o de unin. Si esta unin es combatida, se renuevan estos actos, pero si no hay ataques directos, se hacen virtual e implcitamente en el acto referido de unin. Dije que es cosa muy simple y sencilla, porque como esta unin se hace sentir en cierta conformidad de semejanza entre el alma y Dios, basta el presentarse a Dios. Es, como ya he dicho, querer sencillamente lo que Dios quiere. 2. As dispuesta tu alma, pasars al acto segundo del amor. Y para esto, si en el primero el alma miraba a Dios como esposa a Esposo, como amante a un objeto bello e infinitamente amable y amante, en el otro le mira como cabeza de un cuerpo moral. Mrale en este cuerpo que es su Iglesia, llagado y crucificado, indigente, perseguido, despreciado y burlado. Y bajo esta consideracin, ofrcete a cuidarle y prestarle aquellos servicios que estn en tu mano. Mrale adems como a seor y dueo y rey del mundo, y como no reina en nosotros sin nosotros, sino con nosotros, en noso-
tros y por nosotros, bajo este punto de vista ofrcetele tambin a cuanto quiera de ti. 3. Por de pronto puedes emplear la oracin, puesto que a ella estn ligadas y vinculadas todas las gracias, ejerctate en ella; y al efecto, srvete de la Lucha, cambiando nicamente el nombre de Espaa con el de Iglesia. Adems de la oracin, puedes ofrecerte para obrar segn y bajo los designios que la providencia tenga sobre ti, conformando tu vida con las leyes del santo evangelio y ordenando tus acciones segn la forma que por medio de la obediencia tenga a bien prescribirte, y te ofreces a sufrir todo cuanto convenga a sus designios. 4. En estos ejercicios has de repetir muchsimas veces: cuidad, Seor, de m y yo cuidar de vos, yo cuidar de vos y vos cuidaris de m, yo me ocupar toda entera al bien de vuestro cuerpo mstico que es la Iglesia y vos cuidaris de m. Estos son en sustancia tus ejercicios interiores. Y al efecto, estudia el tratado manuscrito sobre las Moradas1. 5. Te insto otra vez e insisto a que por lo que mira a tu exterior, descuides y lo dejes a mi cuidado y solicitud; y ahora y siempre cuida y pon grandsimo cuidado en no sujetar el orden interior al exterior ni hacer al primero dependiente del segundo. Cualquiera que sea tu posicin exterior, sea provisional o estable, sea en paz o combatida, cuida de tu organizacin interior y el orden interior organizar tu exterior. Vive como si siempre estuvieras comprometida a una posicin exterior horrible, adversa y opuesta. No te fes ni esperes jams demasiado en tu posicin exterior porque, si es verdad que buscar una que sea favorable, pero sta depende de mil incidentes, est sujeta al cambio y a una continua vicisitud, y no podemos apoyarnos demasiado con ella ni en ella. En el
1 Parece indicar la existencia de un escrito sobre las Moradas de S. Teresa.
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curso de tu vida, de todo tendrs, de prspero y de adverso, de estable y variable, y en una sola cosa has de cuidar de ser irremovible como una columna, estable, fija, constante y firme, y es en el orden interior, en la organizacin de tu alma. 6. En todas mis cartas no dejar de dirigirte en tu interior porque lo principal de la direccin est aqu y aqu toda la obra. Te escribir otra carta antes de salir de Ibiza y continuar el mismo asunto, y t no dejes en todas las tuyas de decirme algo de tu interior. Contstame a esto porque necesito me descubras lo que te pase. Encomindame a Dios y manda a ste tu affmo. padre.
43. A D. Florencio Gamayo: Madrid Es Cubells (Ibiza), mayo de 1859 Sr. Dn. F. Gamayo1, en Madrid 1. Muy Sr. mo y de todo mi aprecio: En el peridico La Regeneracin cuya impresin est a cargo de Vd., leo en casi todos los nmeros una invitacin a cuantos quieran servirse de esa imprenta para la publicacin de escritos. Con este motivo me dirijo a Vd. por si acaso podra encargarse de la impresin de una obrita que trae el ttulo La Escuela de la Virtud Vindicada, o sea la predicacin del evangelio y la enseanza de sus doctrinas en forma adaptada para las capitales de primer orden de Espaa. 2. Contiene tres partes. En la primera se hace una descripcin histrica de lo que fue la Escuela de la Virtud. En la segunda se presentan los cargos y acriminaciones hechas por la prensa periodstica (progresista) y contestaciones. Y la
1 Encargado de la imprenta madrilea del mismo nombre, en que se editaba el peridico La Regeneracin.
ltima sus defensas ante las autoridades militares del principado y las eclesisticas. La Escuela de la Virtud fue nada ms que la predicacin del evangelio y la enseanza de sus doctrinas bajo una forma acomodada a las exigencias de la nacin. Los peridicos progresistas tomaron a pechos hacerla pasar por un club de conspiraciones. El general La Rocha, atribuyndole a ella y a los dems predicadores la causa de las revoluciones de 1854 la suprimi. Fue preciso el defendernos y no llamndonos ante el Consejo de Guerra para discutirse all como en terreno propio y legal su causa, cruzronse varias contestaciones sobre este asunto. Mis defensas fueron miradas como crmenes de desacato y fui confinado a esta isla en abril del mismo ao. 3. A pesar de todas las provocaciones de la prensa, yo me haba impuesto un riguroso silencio. Pero visto que el gobierno de S. M. ha tomado a lo serio las horribles calumnias inferidas a una causa que es la de la religin, he resuelto contestar y dar explicaciones sobre esta materia. La obrita est revisada por la censura eclesistica y aprobada en lo que mira a la fe, religin y moral. Contiene unas 200 pginas manuscritas del tamao de stas. Estimar me diga si puede encargarse de esta impresin, en cuyo caso le enviar el manuscrito y el importe de la impresin por letra de cambio o como Vd. quiera. Como mi nico objeto es vindicar el honor de la religin y creo que son piezas que no leen sino los interesados, no tengo intencin de hacer de ella ms all de 500 ejemplares. Tendr la bondad de hacerme sobre el particular las observaciones que le ocurran. 4. Recibo el peridico La Regeneracin una vez a la semana por Valencia, y me traen todos los nmeros de una sola vez, pagando por esto semanalmente siete cuartos. Para economizarme estos gastos intiles, estimara me lo remitiera de siete en siete nmeros. El vapor correo sale de Valencia para Ibiza semanalmente todos los mircoles al anochecer; remitiendo los nmeros
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el martes a Valencia para Ibiza, me llegaran juntos en un solo paquete. Si esto no es posible y trae inconvenientes, seguiremos como antes. 5. Me haba propuesto ir a sa de Madrid para este objeto, pero por un oficio del general Zapatero que crea que la Escuela de la Virtud era el centro de las conspiraciones de Catalua, estoy privado de libertad. Es todo cuanto me ocurre y mande a este su affmo. y s. s. Francisco Palau, Pbro.
voluntad del Seor, la cumpl. Una vez principiada la lucha, tanto yo como mis compaeros debamos sostenerla. La hemos sostenido y la sostendremos; pero contra quin?, quin nos combate? En el terreno de las ideas, nadie. Y en el de las obras?, los que combaten todo lo santo y sagrado. Nos defenderemos. 3. Para responder a la prensa antirreligiosa y dar al gobierno de S. M. explicaciones detalladas sobre nuestras rectas intenciones public el Sr. Vilarrasa, uno de nuestros compaeros, en la Revista Catlica una historia fiel de los hechos. Y adems, a instancias de las personas respetabilsimas que mediaron en esta empresa y nos favorecieron, yo publiqu en Madrid dicha obrita. 4. Exmo. Sr., yo deseo se entere de su contenido. El asunto es de suma delicadeza. Trtase, ventlase en el terreno de la prctica una cuestin de suyo gravsima, cual es la predicacin y sus formas en la actualidad. Para m, en mi juicio, en la idea que me ocurre constantemente en el ocio de la soledad, V. E. ha sido elevado a esa posicin contra toda su esperanza e inclinacin, para entre otros fines tender la mano a la predicacin. Le creo un instrumento providencial, un rgano del espritu de Dios al que en esta materia debo consultar. Pues bien, cumplo con un deber. Ya que no puedo verbalmente, lo hago por escrito. En febrero de 1858 me hallaba en Barcelona en direccin a Madrid para consultarle en nombre de mis compaeros y mo. Iba dispuesto, como estoy ahora, para sujetarme a sus consejos y disposiciones; y una nueva persecucin y un nuevo destierro por la misma causa me priv de esta satisfaccin. 5. Tendr la amabilidad de enterarse de las ideas que nos guan y, si vamos mal, seguiremos otro rumbo; si vamos bien, cuando el Seor lo disponga y abra camino, marcharemos. Estoy en la confianza que no dejar de darme en materia tan interesante sus consejos y doctrinas y avisos que crea me sean tiles. Yo los apreciar como llovidos del cielo y los practicar.
44. Al P. Antonio M Claret: Madrid Es Cubells (Ibiza), 28 noviembre de 1859 Viva Jess 1. Exmo. e Ilmo. Sr.: Obedeciendo a la voz irresistible de mi conciencia, voy a tomarle una partecita del tiempo precioso que en bien de la Iglesia tiene V. E. tan bien empleado, para ocuparle con una consulta sobre mis asuntos. El dador de sta remitir a V. E. un ejemplar de una obrita que, bajo el ttulo La Escuela de la Virtud Vindicada he mandado publicar en esa capital. 2. La Escuela de la Virtud fue la predicacin del evangelio dirigida y ordenada bajo las formas que Dios y las circunstancias nos aconsejaron a reforzar, alentar y a restaurar en las capitales de primer orden la fe catlica, debilitada por tantos y tan poderosos elementos que la combaten. Esta fue la misin que me hizo abandonar mi cara soledad en 1851 y bajo este aspecto me present con mis compaeros en Barcelona. Esa idea y esa misin no poda dejar de ser combatida. Ya lo saba, pero qu me importa? Conocida la
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6. Tambin remito a V. E. I. una exposicin a S. M. la Reina D Isabel. Ese mismo documento lo remito a S. M. por el Ministerio de la Guerra al que mi causa est sujeta. Como carmelita, como hijo de Santa Teresa, no puedo menos de besar esas llaves que me tienen encerrado dentro de estos muros de aguas mediterrneas. Vivo con dos de mis discpulos en una plena soledad. De los destrozos de la Escuela de la Virtud hemos fabricado entre estas rocas una ermita y aqu tengo ms de lo que peda a Dios, ms de lo que en mis dorados ensueos cuando joven sobre vida contemplativa soaba y deseaba. Aqu tengo mi celda, mi cielo; aqu puedo con todas mis fuerzas emplearme en agenciar como buen sacerdote con Dios Padre los asuntos y los intereses de Jesucristo y su Iglesia. Para qu quiero libertad? Para qu una libertad que me pone en ocasin de bajar de las alturas del Carmelo? Preciosas para m las cadenas de mi destierro! 7. Lo digo, Exmo. Sr., confesndome con V. E.: Para pedir libertad, es preciso un mandato de Dios, una voz a la que no pueda resistir y que no pueda yo sofocar; pues que pido contra todo mi amor propio espiritual. Pero mis delicias estn en hacer la voluntad de Dios conocida. Elevo a S. M. la Reina esa exposicin porque creo que es un deber mo batallar con fuerza contra todos los obstculos que el infierno y la impiedad puedan oponer y opongan a una misin cualquiera que el Seor tenga a bien darme; escribo a S. M. porque lo creo ordenado por Dios, y escribo a V. E. porque creo puede ayudarme a secundar los designios de Dios y a frustrar las intrigas del ngel malo. 8. Aunque he enviado ese mismo documento por el conducto oficial a S. M. la Reina, por si acaso cree V. E. del agrado de Dios y til al servicio de su Iglesia decir una palabra a S. M. o al ministro de la Guerra en ocasin oportuna, remito a V. E. ese mismo documento para que est enterado del asunto. Si V. E. juzga inoportuno ocuparse de esta causa, no por esto lo tomar a mala parte, pues que en estos asuntos yo adoro y adorar los decretos de la providencia.
9. Si en la presente tratara de asuntos personales, temiera molestar la atencin de V. E., pero como los intereses de Dios y de su Iglesia son cosa propia, no temo hablarle e interesarle de lo que tanto ha preocupado la capital del principado de Catalua. Me encomiendo a sus fervorosas oraciones y yo aunque miserable y pecador no le olvido en las mas. Mande V. E. y disponga segn gusto y voluntad de Dios de este su fiel servidor y b. s. m. Francisco Palau, Pbro.
45. A la Reina Isabel II: Madrid Es Cubells (Ibiza), 4 diciembre de 1859 Seora: 1. El presbtero D. Francisco Palau, religioso de la Orden Descalza de nuestra Seora del Carmen, residente en esta isla de Ibiza, a V. M. con el debido respeto expone: Que, como es pblico, en marzo de 1854 hubo en Barcelona una especie de motn el que, segn han demostrado posteriormente los hechos, no reconoca otra causa ni tena otro foco que ciertas pendencias y disidencias entre fabricantes y trabajadores. El Exmo. Sr. D. Ramn de La Rocha, Capitn General del principado de Catalua, sorprendido por informes falsos, atribuy a la parte religiosa esa revolucin y suprimi la Escuela de la Virtud. Siendo la causa de esta supresin una infamia, en la justificacin mediaron con el Sr. Alcalde Corregidor y S. E. el General, contestaciones desagradables, y de ellas result el destierro de su director a esta isla de Ibiza.
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2. Venida la revolucin de julio en el mismo ao, fueron concedidas por el ministerio amplsimas amnistas a favor de los confinados polticos y, si bien el recurrente no necesitaba de ellas por creerse inocente, no obstante el Sr. Gobernador militar de esta plaza le libr pasaporte y el Sr. Alcalde cdula de vecindad. Estos documentos estn an en poder del exponente y en fuerza de ellos, se crea tan libre para viajar como los dems espaoles conciudadanos. Us no obstante de esta libertad una sola vez y fue para ir a la capital de estas islas Baleares. Pero, por si acaso el gobierno de V. M. tuviera a bien disponer otra cosa de su humilde persona, impulsado por un exceso de amor, de respeto y de adhesin hacia el trono, para con V. M., sus gobiernos y leyes vigentes, elev a V. M. una exposicin fechada a primeros de junio de 1857, manifestando en ella su situacin: y por si acaso a juicio del gobierno el que suscribe fuera culpable, imploraba el auxilio y el favor de las leyes. 3. Pasaron seis meses sin contestacin. En este intermedio, gravsimas penas afligan a su familia, producidas por la muerte de sus queridos padres; y en tal caso, el exponente crey necesaria su presencia en medio de ella, ya para su consuelo, ya para el arreglo de asuntos que eran de inters puramente personal. En tales circunstancias, crey de buena fe poder usar de su derecho de viajar, sin esperar de V. M. contestacin a la mencionada exposicin. No la esper porque no pensaba recibirla; al contrario crea que el gobierno de V. M. daba con su silencio por muerta y olvidada una causa tan vieja, y tema haber molestado la atencin de V. M. sin causa suficientemente grave. Si en este su proceder cometi alguna falta, fue muy involuntaria y de imprevisin, pues que el recurrente puede atestar y atesta que, tanto entonces como ahora y siempre, ha estado y est dispuesto a respetar y obedecer las rdenes de V. M. y de cuantas autoridades la representen. 4. Llegado a Barcelona, se present al Gobierno Civil de la provincia, le expuso la causa de su presencia en la ciu-
dad y se sujet humildemente a sus rdenes y disposiciones, y lo mismo practic para con su prelado el Exmo. e Ilmo. Sr. D. Antonio Palau. Con estas salvedades el exponente se crea autorizado para permanecer en su pas natal cuando menos el tiempo que necesitaba para evacuar sus negocios, presumiendo de que en caso contrario sera amistosamente prevenido. Lo que queda expuesto demuestra que su estancia en Catalua por ese tiempo no poda ser ni un secreto ni un misterio y mucho menos una fuga de su destierro. 5. Era en esta ocasin Capitn general del principado S. E. el general Zapatero. S. E. aparent tener sobre la Escuela de la Virtud una nocin muy horrible. Juzgando por los hechos, S. E. no la conoca sino por los informes que le haban dado los que hostigaron, que eran bajo la impresin producida por las monstruosas figuras estampadas por la prensa oposicionista; y en fuerza de ellos procedi contra su autor y director como contra un jefe de rebeldes y de traidores al Estado. Le prendi, le puso incomunicado ocho das en un buque de guerra anclado en el puerto, y sin formarle cargo alguno, ni or defensas, plenamente privado y destituido de aquel derecho sagrado que tiene todo ciudadano acusado, a defender su inocencia, le remiti bajo la ms estricta y severa vigilancia de las autoridades otra vez confinado a esta isla de Ibiza. 6. Llegado a su providencial destino en marzo de 1858, le fue comunicado por el Sr. Gobernador de esta plaza un real decreto fechado a primeros de noviembre de 1857 y era la contestacin a la exposicin elevada a V. M. en junio del mismo ao. Vuestras reales disposiciones no tuvieron efecto en la parte que le favorecan, en razn de este nuevo destierro. 7. Seora, juzgando de la causa de este nuevo confinamiento por lo que al exponente se le ha comunicado, todo su delito consistiera en ser el autor de La Escuela de la Virtud y en haberse fugado de su destierro en agosto de 1857 con el objeto de reorganizarla. En cuanto a lo primero se ve cun
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lejos estaba S. E. de la justa idea de esta obra; y en cuanto a lo segundo el exponente ha puesto en manos del Sr. Gobernador de esta plaza los documentos que acreditan la libertad que crea tener para viajar. S. E. el general crey y estaba ntimamente persuadido y mal informado que la Escuela de la Virtud estaba a primeros del dicho ao de 1858 organizada y que funcionaba bajo la presidencia de su autor. As lo manifest verbalmente al exponente y sobre este hecho carg contra l seversimos cargos. La Escuela de la Virtud era la predicacin del Evangelio y la enseanza de sus doctrinas en una de las formas de que es susceptible. Era lo que son las dems funciones religiosas que pblicamente se celebran en los templos. Cmo poda la dicha enseanza y predicacin haberse organizado ni efectuado, siendo como es un hecho pblico e incontestable que el exponente ni siquiera pens en el ejercicio de tan santo ministerio? Barcelona entera dir si a tal poca hubo Escuela de la Virtud. No era ste el objeto de su viaje al principado de Catalua y, si lo hubiese sido, nada hubiera realizado sin antes manifestarlo al gobierno de V. M. y obtener toda la autorizacin que requiere una obra de esta naturaleza. 8. Seora, estos son los hechos que motivan esta representacin. Toda esta cuestin procede del empeo fatal con que se ha intentado hacer pasar a todo trance la Escuela de la Virtud por un club infame de traidores a V. M. y a la patria. Pero acaso tan vanos y frvolos pretextos no han servido y sirven de velo para encubrir a los ojos del mundo entero las persecuciones, vejaciones, crceles, destierros y los martirios de los confesores de la fe de este siglo XIX? El que suscribe se cree desterrado como autor de la Escuela de la Virtud que es lo mismo que si dijera en calidad de ministro de la palabra divina y bajo el carcter sagrado de predicador del Evangelio de Jesucristo. Y si no, dgasele por qu. Si se le formaliza la causa, hallar el tribunal sta y no otra. Que se le manifieste ese crimen que le ha merecido seis aos de aislamiento y de destierro.
9. Seora, esta crcel, este aislamiento, este destierro, esta muerte poltica y moral, esta persecucin, en fin, mirada por quien la sufre, en la parte que afecta sus intereses espirit u a l e s, personales e individuales, lo confiesa franca y lealmente, le son honorables pues que honor suyo es sufrir por el nombre santo de Dios. Y si no tuviera ms vistas que esta gloria y honor, las sufri e ra hasta la muerte en silencio y con gozo. Pero bajo la sagrada inve s t i d u ra de ministro de Dios, de su Iglesia y de la palabra divina, est en el deber de luchar contra cuantos obstculos oponga el genio del mal al libre ejercicio de su ministeri o, y es nicamente bajo este concepto que acude con confianza ante el trono de V. M. Y para qu? 10. Seora, si V. M., leda la presente exposicin ve en esta historia una de las mil farsas urdidas por el espritu malo para desprestigiar la religin y sus ministros, nada tiene que decir, nada que pedir, continuar sufriendo y esperando vuestras reales disposiciones, las que cree no tolerarn jams juegos tan infames, ni que haya en los dominios de V. M. un sacerdote desterrado como tal. Pero si V. M. toma en serio y cree fundadas las acusaciones gravsimas que pesan contra el exponente, fiado en el testimonio de su buena conciencia: 11. Suplica sea su causa juzgada segn las leyes vigentes. Invoca aquel derecho sagrado que en pases cultos no se niega ni al ms vil facineroso, tal es el que asiste al exponente para defender ante los tribunales de la justicia su propia existencia, su honor, su buen nombre y su libertad. Seora, en vista de la naturaleza de las acriminaciones de que el exponente es objeto, dgnese V. M. aceptar esta representacin como una muestra inequvoca de su lealtad y fidelidad para con V. M. y su augusta y real familia, hacia el trono, gobiernos e instituciones. Dios guarde muchos aos a V. M. Seora A.L.R.P.D.V.M. Francisco Palau y Quer, Pbro.
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46. A Juana Gratias: Barcelona Es Cubells (Ibiza), 13 febrero de 1860 J. M. J. Viva Jess 1 Carsima hija: Recib tu ltima y contest a lo ms preciso. Hoy voy ms despacio. Ayer tuve una pequea sesin de fiebre, pero fue tan corta y tan poca que casi no la distingu. Y ya dos das antes tuve tambin indicios de fro. Anoche tom quinina y hoy ha sido cortado. Es todo lo que he tenido de ms grave desde noviembre. Con esto me ha venido un malestar que me ha dejado la semana pasada sin voluntad de hacer cosa ni buena ni mala. Ha ya desaparecido (a Dios gracias). Yo creo que t no dejars de tener de tiempo a otro visitas de stas, al menos una vez al mes. Los dems van todos bien. 2. Te deca en mi ltima que no descuidaba el encomendarte a Dios todos los das. As es, cuando ni en la prudencia humana ni en los medios que estn a nuestra mano no encontramos lo que deseamos, no hay ms sino dirigirse a un padre infinitamente bueno y prvido, pedirle y esperar de l solo la salvacin y muchas veces es Dios quien queda con el encargo de abrirnos camino. Yo tengo mis ideas y resoluciones encadenadas y suspensas en parte a la respuesta que me d el gobierno de Madrid sobre mi libertad, pero no fo en una disposicin tan variable y voluble la direccin de tus cosas ni de las mas; porque si bien es verdad espero me darn libertad y con la libertad tendr un campo menos reducido, pero no me fo de la buena y mala voluntad de los hombres sino que, tomando el vuelo hacia cosas ms sublimes, altas y seguras, por ellas juzgo y resuelvo mis asuntos.
3. Por ahora persevera en Barcelona y esperemos que Dios disponga otra cosa. Yo ya pienso que t en la oracin no dejas de suplicar con instancia al Seor para que manifieste cul sea su voluntad soberana. Persevera hasta ser oda. Aprendamos en tiempo de necesidad a confiar en Dios, a fiarnos de El, a esperar en su paternal proteccin, y no temas nos abandone; no desoye a quien le invoca y le busca de buen corazn. Dios solo conoce los destinos del hombre y los caminos por donde puede marchar, y muchas veces para que le invoquemos de veras nos esconde una....
47. A D. Victorino Hediger: Gobernador militar de Ibiza Es Cubells (Ibiza), 13 mayo de 1860 Muy ilustre Sr.: 1. El presbtero D. Francisco Palau, residente en esta isla de Ibiza, a V. S. con el debido respeto expone: Que en marzo de 1854 S. E. el general La Rocha, creyendo al que suscribe cmplice de conspiraciones contra el orden pblico, le desterr a esta isla. El ministerio que subi al poder en julio del mismo ao concedi una amnista amplsima a toda especie de delitos polticos y, en virtud de ella, el gobernador militar de esta plaza le dio pasaporte, y con ste y la cdula de vecindad se fue a Barcelona a ltimos del ao 1857. Acusado ante la autoridad militar del principado de complicidad en trastornos polticos, sin formacin de causa fue otra vez confinado a esta isla por S. E. el general Zapatero en marzo de 1858. 2. Creyndose inocente, el que suscribe elev a S. M. la Reina D Isabel (Q.D.G.), en el mes de diciembre de 1859 una atenta exposicin, manifestndole sus sentimientos de amor, respeto, obediencia y fidelidad, protestando contra la
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infamia y pidindole se dignara juzgarle segn las leyes vigentes, aplicndole todo el rigor de la ley en caso de culpabilidad, y protegindole si fuese inocente. Segn los datos que tiene el exponente, S. M. remiti el expediente al tribunal supremo de la justicia, y en este estado de cosas ha sido publicado un real decreto con fecha 1 de mayo, y en el artculo 1 se concede amnista general completa y sin excepcin a todas las personas procesadas, sentenciadas, o sujetas a responsabilidad por cualquiera clase de delitos polticos cometidos desde la fecha del real decreto de 10 de octubre de 1856. 3. M. I. S. siendo ocasionado el destierro del que expone por acusaciones de delitos meramente polticos cree le alcanzan los efectos de la amnista anunciada, por cuya razn viene ante su autoridad y le pide se le d pasaporte para regresar al continente. Dios guarde muchos aos a V. S. Francisco Palau
salir de nuestra posicin crtica y apretada en que nos colocaron penosas pruebas. Yo en este viaje estoy mirando despacio y con mucha calma el uso que debo hacer de mi libertad. Mi libertad me pone en otro orden de cosas. Yo lo examinar y lo seguir bajo la forma que el Seor se sirva inspirarme. En este viaje no har otra cosa que inspeccionar, mirar, consultar y examinar la marcha que deba emprender. 2. Por lo que toca a ti, una sola cosa puedes hacer, y en una sola cosa ayudarme, y es en orar con instancia a Dios y a su madre, pidiendo nos dirija por all donde plazca a la majestad divina. Unida t por vocacin y disposicin divina a mi carro, nada ms te resta que hacer sino seguir. Dios nos salvar y burlar las esperanzas de los enemigos de su nombre. Por lo que toca a nuestra vocacin, estando como estamos bien dispuestos a secundar los designios de Dios, no nos dejar sin luz y direccin. 3. Yo continuar mi incursin, y a mediados de setiembre, volver a estar en sa, y entonces ya te dir lo que se haya de hacer. Entretanto t, aprovechando la soledad, encomindame mucho a Dios y a su Santsima Madre. Nada te digo sobre tus ejercicios porque ya est ah el ngel que custodia ese lugar que te guiar en ellos. Yo no dejar de escribirte todas las semanas, si puedo.
48. A Juana Gratias: Ibiza Barcelona, 26 julio de 1860 J. M. J. Viva Jess 1. Carsima hija en Jesucristo: Por la carta que ltimamente ha escrito Biel he sabido ests buena. Yo, en llegando a sta, cog otro resfriado que me ha molestado mucho, con tos. No es cosa seria, pero molesta. Veo delante de m un nuevo orden de cosas y conjeturo que la providencia nos proporcionar y facilitar medios para
Adis, expresiones de la Serafina, de la seora Antonieta y dems amigas. Hoy ha venido a hablarme aquella viuda de la Santsima Trinidad y me ha llenado y saciado de Trinidad1. Manda a este tu affmo. padre, Fr. Francisco de J.M.J.
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49. A Juana Gratias: Es Cubells Aytona, 15 agosto de 1860 J. M. J. Viva Jess 1. Carsima hija en Jesucristo: No se conocen los inmensos tesoros que hay escondidos en una vida solitaria, quieta, pacfica y contemplativa, sino mirndolos por un alma contemplativa desde el mundo. Yo te creo bien, es decir, bien del modo que pueda decirse; al menos te queda una soledad para gemir y suspirar y desahogar tu espritu con Dios. Para salvarte y salvarme te doy una regla y es: callar, obedecer y fiar a Dios la salvacin. As yo lo hago en la parte que a m me toca. Te digo callar y obedecer y esperar en silencio, porque ests segura de lo que te voy a decir. Dios no me abandonar, y no me abandonar porque sabe y conoce el fondo de mi alma, conoce la rectitud de mis fines, propsitos e intenciones, ve mi lealtad y generosidad en sacrificar cuanto yo estimo. Si de lo que yo mando y dispongo no te doy explicaciones, no las desees y no las busques, sino con profunda humildad y respeto, confrmate a la obediencia, y todo saldr bien. Muchas veces Dios no me revela el porqu de su voluntad, ni quiere lo diga, o no me lo dice. Y en tales casos no me culpes, si guardo silencio y no te doy explicaciones. Yo pido a Dios nos gue como ciegos y nos conduzca a su gloria por la mano. El Seor me oye y as ciegamente me rige. El nos salvar. Yo tengo satisfaccin especial que ests ahora en Ibiza, porque creo en esto haber cumplido lo que Dios me dict. Por lo dems, tengo ahora a la vista con la libertad un nuevo campo abierto, tendr ms medios para todo y estar menos reducido. 2. Yo cuido de ti, no te olvido, te tengo presente de continuo en mi espritu ante Dios y en su presencia, y te ofrezco
conmigo todos los das, juntamente conmigo y Jesucristo ante el altar de los sacrificios: y el Padre, ese padre providente vela por nuestro bien, acepta mi ofrenda de vctimas ofrecidas a Dios en sacrificio en el altar de la cruz en el calvario. No esperemos otra cosa que penas y padecimientos. Suframos pues con valor, padezcamos con generosidad, seamos leales y fieles a Jess crucificado. Adis. No me olvides en tus oraciones y tu soledad y manda a este affmo. padre, Fr. Francisco
50. A Juana Gratias: Es Cubells Madrid, 24 agosto de 1860 J. M. J. Viva Jess 1. Carsima hija en Jesucristo: Esperaba con impaciencia llegar a esta de Madrid porque desde Barcelona no haba tenido noticia de ti. Llegado a Madrid, encontr tus dos cartas y para m han sido muy satisfactorias porque acostumbrado ya a verte enferma, ahora parece increble ests tan fuerte. Pero el Seor pone trmino a las pruebas, pues es muy terrible pena cuando, sobre las del espritu, cargan las del cuerpo. Cuando uno sufre enfermedades, stas aturden y afligen porque el pobre espritu no hace lo que desea. Yo deseo tengas salud y la he pedido muchas veces porque la necesitas. Yo estoy admirado de m mismo, pues desde mi visita a nuestra Sra. del Remedio, me siento otro. En llegando a Tortosa a una fonda, com en una buena mesa con apetito y bien, y se me
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sent bien, y desde entonces he continuado en buena salud. En Palma, Barcelona, Lrida y Aytona estuve perdido, sin apetito, el vientre flojo, el pecho cargado, y ltimamente en Aytona con tos y sequedad de estmago, y sufr bastante. Por buena suerte estaba entre familia y poda bien cuidarme. Pero Dios da el fro conforme la ropa. 2. En Madrid estoy con aquel eclesistico, don Jos Pascual. Me ha recibido en su casa como buen amigo. Tengo mi cuarto y aqu vivo. Me acompaa por todas partes y me sirve en cuanto le necesito. Sin esto, me hubiera ido a los PP. Jesuitas, porque en las fondas se pasa no muy bien, gastando mucho. En Valencia han cantado ya el Te-Deum y el puerto es limpio. Yo estar en Madrid hasta el 3 y como temo no encontrara vapor para Ibiza, pienso volver a Valencia el 4 del que entramos, por ver si hallo vapor el 5. Como van tan desarreglados los vapores, tengo que ir cuando pueda, porque el 15 de octubre he de estar en Palma para la novena de Santa Teresa. Pienso que Ramn sabr cuidarse el dedo. Sobre el cura de San Jos y enigmas, esto es cosa que no hay que temerse.
si la cosa fuese seria, sera necesario formalizarse. No tengis miedo, que no creo permita Dios ningn mal, y en caso, el Ramn que no se acobarde. Cuando vaya, yo dar parte al gobernador. 2 Por lo dems, yo contino en perfecta salud. En Madrid no es gran cosa el calor. El eclesistico donde estoy y su familia no sabe cmo obsequiarme y me acompaa y ensea todos los rincones de Madrid. Esta vez no puedo hacer ms que inspeccionar el campo y mirar por qu lado podr obrar. Me compromet a hacer la novena de Santa Teresa y no puedo fiarme de esperar demasiado, temiendo algn incidente por mar que impidiera mi regreso. 3. De Ibiza continuar mi camino a Palma. Dios me llama a la predicacin. Cmo, dnde y en qu forma ya lo sabr. Por lo dems, no te aflijas. Echa en Dios tu confianza y no te dejar jams. Tu buena salud es cosa providencial. Ser que an te resta algo que hacer. Yo tengo la intencin de marchar de sta el 4, porque con el viaje de la Reina, todo por mar andar de revuelta. En este viaje mis cosas no se presentan bajo mal aspecto. Me hallo en un campo nuevo y vasto para obrar y esta vista me alienta y me conforta. Adis. Expresiones a la chica y al chico. Podis hacerle trabajar, no pudiendo hacerlo Ramn. Adis.
52. A Juana Gratias: Es Cubells J. M. J. Viva Jess 1. Carsima hija en Jesucristo: Hoy he recibido tu carta. Por esta vez te portas maravillosamente bien, pues me escribes con regularidad. Lo que dices sobre miedo en la noche, Madrid, septiembre de 1860 1. He ledo tu carta. En cuanto a lo que me dices sobre S... yo creo sera mejor escribieras t. No obstante ya lo har si puedo este correo.
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2. No te pongas demasiado en pena sobre lo que vendr. Ya tenemos bastante con lo de hoy [Mt 6,34]. Deja marchar las cosas por su curso regular y Dios lo llevar todo a su propio destino. Yo entro ahora en un nuevo orden de cosas, y este viaje me ha servido y me sirve para inspeccionar y calcular lo que yo deba y pueda hacer en cumplimiento de mi misin y vocacin. Dios no dejar jams a los que de corazn desean su gloria y se ofrecen en sacrificio para bien de su Iglesia. Adis.
53. A Gabriel Brunet: Barcelona Palma de Mallorca, 18 octubre de 1860 J. M. J. 1. Muy estimado Biel: Recib tu billete y lleg Mart con felicidad y buen viaje. Me dijo Mart, y lo veo por tu carta, que has tenido que suspender cubrir la casa por falta de compaero. Yo creo no le hallars y no pens de advertirte que lo hicieras t porque no haciendo ellos la obra de principios, claro es no vendrn para ensearte lo que creern no sabes hacer. Cubre la casa. Es lo que importa, y no esperes a la ayuda de otros porque no los necesitas. El retardo importa muchos gastos. Cubre y cierra los portales, y lo dems se har cuando se pueda. Procura no emprender nada ms que esto, porque no puedo de golpe gastar tanto. As que est cubierta, despacha al seor, Josep, porque no puedo darle jornal, y lo que t puedas hacerlo, hazlo, y lo que solo no puedas, djalo para cuando tengas compaero, que no nos cueste tan caro. Si has hecho la cocina habrs alargado la obra y ocasionado gastos, y por ahora no hagas ms que lo indispensable para proteger la casa de las lluvias. Cubre los portales con
ladrillos de canto y en lo dems se har cuando haya fondos. Por estas cosas no quiero endeudarme. 2. En cuanto al seor Josep, le entregars la adjunta, pgale y que haga lo que quiera. Toca a ti cuidar de la piedra y disponer, y el seor Josep es un extranjero a nosotros. Irs a don Juan, le dars el adjunto recibo y te dar dinero. En los veinticinco duros, incluye lo que te dej. Pagado todo, veas lo que importa y lo que queda por satisfacer, y me lo escribirs. En todas estas obras se ha de marchar con este principio y es que por lo que tengamos, hemos de gastar y nada ms, porque no estoy acostumbrado a obrar y proceder de otro modo, pues no vale la pena de meternos en solicitud y cuidados por cosas de tierra. 3. En cuanto a lucir dentro y fuera y al pavimento, espera a tener compaero, no pudiendo hacerlo solo; o si no, puedes un da tomar un jornalero para subir agua y hacer la mezcla y hecho esto, haz solo lo dems. Una vez cubierto y cerrado, podras meter dentro toda la madera de casa Gmez. En lo que dice el seor Josep de que puso mucho trabajo por echar tierra, ya vers cunta tendris que echar vosotros, y adems sac una buena cantidad. Sea como quiera, no quiero cuide ms ni puedo permitirlo. Si se haba de tener jornaleros, podras convenir de darle trabajo a cobrar cuando se venda piedra. En fin, arrglate con l. Dame noticias de Mart de la Virreina, si es an vivo. 4. Envame el nmero de la casa de Gracia. Me dirs si has pagado al notario de Gracia y cuida de pasarlo por la aduana. Por ahora nada ms. Saluda a la Malena y a la Peranza. No escribo porque esta vez estoy muy ocupado. Diles, me cuiden bien los animalitos, que compren carne: un cuarto. Manda a este affmo. padre, Francisco
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[P .D.] En cuanto a los gastos hechos en casa del Quim, yo arreglar cuentas y se los satisfar. Dselo. No lo hice porque no tena dinero.
3. Entretanto, aprovecha este tiempo de soledad y de retiro. Encomindame a nuestra Seora. Escrbeme porque estoy en cuidado, pues que desde primeros de ste nada he sabido de ti. Manda a este tu affmo. padre que te ama en Dios y desea verte salva, buena y perfecta en la tierra y en el cielo, Francisco
54. A Juana Gratias: Es Cubells Alcudia (Mallorca), 27 octubre de 1860 J. M. J. 1. Carsima hija en Jesucristo: Espero al vapor mahons. Tambin esta vez me esperaris el 29, y no ir hasta el 19. Yo ahora entro en un campo nuevo y en un pas y mundo nuevo. Siento que Dios me llama a la predicacin y me he de abandonar al espritu que me gua y all donde veo puerta abierta, por all he de entrar. Me es horrible al espritu y al cuerpo andar de viaje, sin punto fijo, abandonado al cuidado de los amigos, mejor dir, de la providencia. Pero hermana ma, ya conoces mi natural, cuando Dios me llama, nada hay de cuanto se me pone delante por terrible y desagradable que sea, que no lo asalte y atropelle. Y adems, cuando Dios predica y habla en m y por m, yo soy el primero que recibo el don de la palabra divina, y la palabra de Dios me salvar y me confortar. Te digo esto para que veas la nueva marcha que tomo. La predicacin me ha de abrir paso para todo lo dems. 2. En cuanto a ti, descuida de ti misma, djate en manos de la providencia y ella te guiar. Yo no dejo de tener como padre, continua solicitud sobre tu marcha espiritual. Camina por donde la obediencia te gua y no temas y Dios te conducir a puerto seguro. Yo pienso en tus cosas todas, las medito y djalo todo a mi cuidado. Yo obedecer a Dios en todo cuanto a ti concierne y te guiar.
55. A Gabriel Brunet: Barcelona Mahn (Menorca), 28 octubre de 1860 1 J. M. J. 1. test. Muy estimado hermano: Recib tu ltima, y ya con-
Llegu a sta sin ms novedad que el mareo. Puedes escribirme a vuelta de correo. El mahons sale de Barcelona los jueves. Este jueves y el otro, si me escribes, recibir la contestacin. En tu carta me dirs la suma de todo lo que debes. Las deudas son las que me importan saber para satisfacer. Lo dems no me importa. 2. Si de Lrida la Malena no ha recibido contestacin, yo creo que el camino ms corto para arreglarlo es que vaya la Peranza a Lrida, que se aviste con el seor Camilo y que
1 Escribe a Juana Gratias (Carta 54), desde Alcudia (Mallorca). Est all esperando el vapor Mahons. Al da siguiente, all mismo, en Alcudia, comienza la siguiente carta dirigida a Biel. Lugar y fecha son exactos: Alcudia 27 octubre. Pero, por motivos desconocidos, tiene que interrumpir la escritura. Cuando la contina sigue siendo exacta la fecha (28 octubre) pero est ya en Mahn (Menorca), despus de hecha la travesa.
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lo arregle todo. Ya me contestars sobre esto. Adems, me dirs si don Juan te dio veinticinco duros. Cobrada la pensin de noviembre, el padre Juan te dar dos. Pagars lo ms preciso y me dirs lo que falta y te lo enviar. 3. En cuanto a los gastos, por ahora suspende jornales. Si no es uno que otro da para lo indispensable, para llevar agua. Porque de un solo golpe no puedo gastar grandes sumas. Cubierta la casa, cuida solamente de hacer aquello que puedas sin jornalero. Yo te enviar un compaero, en llegando a Palma. En cuanto a lucir y revocar, sea primero lo de adentro y luego el frontis que mira a Barcelona. Dars expresiones a la Malena y a la Peranza. Las escribir estos das que estar ms libre. El 2 de noviembre principio la novena en la catedral de esta isla, y el da 12 vuelvo a Palma. Nada ms por ahora. Manda a este affmo. y s. s. y padre, Francisco Envame el nmero de la casa de Gracia.
sabe en cun poco tengo mi vida y mi reposo y cun desprendido estoy de todo consuelo humano y celestial. Y porque conoce Dios en esto mi generosidad, no me abandonar sino que me guiar por donde le plazca. Yo ando seguro, fiado en los cuidados de su paternal solicitud. 2. Te digo esto para que t te abandones tambin a su providencia. Cun bien cuidado est el que se fa de Dios! Ocpate en la oracin en adquirir esta confianza en ti pues que la necesitas. Esa confianza supone la fe en su providencia y la providencia es el cuidado y solicitud paternal que Dios tiene de nosotros. Dejemos que Dios nos cuide, que nos gobierne, que nos gue, y esta confianza nos cubrir contra las horribles zozobras, ansias y temores que nos asaltan, procedentes de nuestras propias ilusiones. 3. En la oracin ofrcete a nuestra seora, ponte bajo su proteccin, y fate de ella. Fiemos de Dios y de su madre, fiemos a ellos todas nuestras cosas y no seremos burlados ni confusos en nuestras esperanzas. Escrbeme a Palma. Manda a este tu affmo. padre y recibe la bendicin que te da todos los das al terminar la Santa Misa. Francisco [P. D.] Ayer no pude celebrar a causa del mareo, y hoy al sumir hall con sorpresa dos hostias en mis manos. En Palma, otro da que no pude celebrar, me sucedi otro tanto.
56. A Juana Gratias: Es Cubells Ciudadela (Menorca), 28 octubre de 1860 J. M. J. 1. Carsima hija: Te escrib desde Alcudia y, como hoy marcha el correo, te vuelvo a escribir. Veo yo una cosa y es que Dios, como buen padre, me conduce por la mano y me gua por donde El quiere. Y de ah es que ir donde no s y marchar por all donde no querr. Dios sabe cun bien dispuesto estoy para servir a su Iglesia y que en asuntos de su gloria, todo lo veo llano y fcil. El
57. A Gabriel Brunet: Barcelona Mahn (Menorca), 19 noviembre de 1860 J. M. J. 1. Mi amado hermano: Hoy no ha marchado el mahons a causa del mal tiempo. Maana iremos.
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Aprovecho este da que estoy libre para hablarte de nuestras cosas. Dejemos lo de la tierra y sea esta vez del cielo. T has sido testigo de mis grandes penas exteriores, me has seguido y no me has dejado, has sido en medio de las pruebas fiel y leal. El Seor no te dejar sin paga. Puesto en libertad, me parece estoy en otro mundo. Voy a cambiar de modo de hacer y como vienes conmigo al cielo, es preciso te manifieste lo que te interesa. 2. En esta salida que he hecho de Ibiza, he buscado conocer mi misin. Para mi estos ltimos das en Palma y Ciudadela son y sern memorables, porque el Seor se ha dignado fijarme de un modo ms seguro el camino, mi marcha y mi misin. El Seor me ha concedido en la Iglesia catedral de sta lo que 14 aos haba, le peda con muchas lgrimas, grandes instancias y con clamor de mi espritu. Y era conocer mi misin. Dios en esto se me ha manifestado abiertamente y ahora estoy ya resuelto. Veas lo que voy a ejecutar. 3. Primero. Vida apostlica: predicacin. Lo har bajo la forma que entiendo debo hacerlo. Tengo yo que ir de uno a otro extremo de Espaa y trabajar con todas mis fuerzas en la salvacin de las almas, all donde se me abra camino. No est todo aqu. La vida. Reglas: primera y fundamental: pobreza. He de vivir muy pobre. Lo har. Ya sabes cunto estimo esta pobreza. El Seor me cas con ella. Me la dio, y si bien la naturaleza tendr mucho que sufrir, pero no importa. Dios lo manda. Pasar la vida en ferrocarriles, diligencias, fondas, Dios mo, qu pena y horror! Pero no importa, Dios lo manda. 4. Segunda: desprendimiento de las cosas temporales. Mi misin me imposibilitar en adelante prestaros auxilios materiales, al menos procurndolos como lo he hecho hasta ahora. Y al efecto, dejar todas vuestras cosas arregladas de
modo que yo no tenga que pasar solicitud sobre lo material. T cuidars de Horta y Ramn de Ibiza, hasta nueva orden. Y os habis de arreglar de modo que podis y sepis subsistir. En cuanto a ti, echa tus clculos para subsistir por ti solo en sa, y yo los revisar cuando vaya. Podras con otro ocuparte en el camino y en la pedrera, pero de esto ya te hablar en otra. Por ahora, contina y por lo que acabo de escribirte, arregla tus clculos. Mientras durar mi vida apostlica y de predicacin, t vivirs ah, si el Seor no manda otra cosa. 5. Tercera: penitencia. Muy grande la trae consigo mi misin, y adems he de habitar la montaa cuando me retire a tiempos de mi misin. Cuidar de recoger en los desiertos a los que quieran unrseme. En Palma tengo ya una ermita muy buena. Y sta no nos cuesta tanto trabajo. Es un convento de vida eremtica acabado y completo, y nada all falta. Tengo all seis o siete jvenes. Ellos saben subsistir. En esta de Menorca, se me ofrece en un monte un monasterio de agustinos; y como el seor obispo nos es muy favorable, darn pasos para que el seor que lo compr nos lo ceda; y aqu tampoco tendremos mucho que sudar y cuidar tengamos all subsistencia. 6. Dej la Ciudadela muy entusiasmada a nuestro favor. La predicacin abre camino a todo. El 12 conclu, y el mismo da tena que irme, y como dejaba muchsimas confesiones que or, se hizo mucha oracin para que se prolongara mi marcha, y as fue que el viento ha sido malo y hasta hoy he estado trabajando. Sin necesidad de que yo cuide de buscaros subsistencia, ya proveer Dios. Nuestra vida religiosa pobre, penitente, es lo que ha de predicar. Esto es lo que tena que decirte y lo dems te lo dir de viva voz.
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El 26 pienso ir a Ibiza y esta semana la pasar con mis ermitaos de Palma. Ser muy probable que vaya por Navidad. Adis. Por el correo del jueves te enviar una letra de cambio.
Esto es lo que puedo participar a V. E. I. para mi descargo y satisfaccin suya. Dios guarde a V. E. I. muchos aos. Francisco Palau, Pbro.
59. A Gabriel Brunet: Barcelona 58. A D. Miguel Salv y Munar: Obispo de Mallorca San Honorato de Randa (Mallorca), 8 enero de 1861 Ilmo. Sr.: 1. Encargado por disposicin de V. S. I. de la direccin de esta ermita de San Honorato, tengo la satisfaccin de manifestarle que tanto los dos ancianos que antes haba, como los jvenes, se han sujetado con docilidad a todas aquellas reglas que son la base de toda vida eremtica. El tiempo est encargado de solidar el orden espiritual planteado ya en esta soledad. Para edificacin de los pueblos vecinos celebramos un devoto triduo los das 15, 16 y 17 del mes que rige en honor de los padres del desierto San Pablo, San Honorato y San Antonio, patronos nuestros. 2. En la fbrica de la ermita ha sido indispensable hacer muchos remiendos, y necesita muchas mejoras que con el tiempo se harn. Por lo que mira a la subsistencia toleraremos la capta en ciertos perodos del ao para recoger los primeros artculos de necesidad y con el tiempo vivirn del trabajo de sus manos. 3. No habiendo habido hasta ahora vida comn, he hallado la casa enteramente desprovista para auxiliar las necesidades de primer orden: he buscado lo indispensable y lo dems vendr a su tiempo. Madrid, 24 febrero de 1861 J. M. J. Viva Jess 1. Mi apreciable hermano: Recib tu ltima y he recibido ya todos los documentos que me citas en ella. He podido arreglarme del mejor modo posible. El domingo empiezo mi misin y durar hasta la domnica de Resurreccin. Irs a Tey y hars una visita a la seora Tuyes de mi parte y le dirs que he tenido gran pena de no poder irla a ver. A Gabriel Barrera escribir este correo. Los naranjos pondrs dos delante de la casa. Asegrate de los hoyos. Y los otros a la cisterna. Mucha pena es tener que trabajar por otros teniendo tanto que hacer en la carretera. Hay de ella cosas que puedes hacer solo y para lo que no te servir el compaero. Francisco de Fraga no lo esperes. Te enviar un mallorqun. 2. No hagas ninguna deuda, porque si Ramn y Mart hacen lo mismo, yo no puedo soportarlas. Yo tengo de sobras con mi propia carga. Aun no he pagado las hechas, y esto me
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es insoportable. No compres sino con el dinero que tengas porque si no las deudas sern interminables. No todo lo que falta has de comprar, sino lo que se puede. Sobre esto arrglate de modo que puedas subsistir sin hacerme gastos. Los siete duros del Josep los pagar de la pensin de marzo. Lo dems, si haces gastos, arrglate como lo hace Ramn y Mart; y si no en qu vendra yo a parar? 3. Antes de hacer operacin alguna en el torrente asegura bien las lneas de divisin, y hasta que te venga otro, haz de la carretera lo que puedas solo. Muchsimo hay que puede hacer un hombre solo. No teniendo que comprar sino la subsistencia, puedes pasar. Pero anda con cuidado en comprar y adelantar sin dinero, porque luego sube una cantidad que espanta. No te digo ms sino que no quiero tener ms deudas. Cuando tenga cuatro gastar por cuatro y nada ms. Gran pena nos economiza Garca, habiendo pagado. 4. Encomindame a Dios y, cuando pases por casa de aquella seora dels Banquets, dale muchas expresiones de mi parte. Dile que le agradezco el favor; que no tuve tiempo para decirle adis. En cuanto a Rabasa, desengale y dile que por ahora, no quiero venderlo; que en caso, seria l siempre preferido. Manda a este tu affmo. padre, Francisco Palau, Pbro. Plazuela del Angel n 4, piso 4. Madrid.
60. A Juana Gratias: Ciudadela (Menorca) Madrid, 4 marzo de 1861 J. M. J. Viva Jess 1. Carsima hija: He recibido tu ltima y estaba en ansia por saber el resultado de tu visita a sa. Yo he estado hasta ahora muy ocupado sin tener un momento mo, porque esta misin ha ocupado, como puedes pensar, todo mi tiempo y espritu. He tenido antes de principiar que vencer algunos obstculos, pero en fin, ahora estoy ya cumplindola y me queda un poco de tiempo por la maana. Ese asunto es muy delicado para ti y para mi, y si bien nada hay que temer de parte del seor obispo no obstante al proponer las cosas, se necesita un poco de peso y pulso y tino. 2. Hemos de entrar por la puerta que Dios abra, sea donde quiera. Y a m me parece que has de aprovechar esta ocasin oportuna que se te ofrece para establecer vuestro gnero de vida. Por parte del obispo todo es llano y por la nuestra tambin. No hay ms que un solo inconveniente y es: de si puedes o no ligarte. Esto se disuelve del modo que te insinu en mi ltima y es decir, yo y t tambin, que tenemos otras casas que estn a tu cuidado; que t puedes encargarte y yo de las que se establezcan en la isla, y que t estars en ellas cuanto tiempo tu presencia sea necesaria. Y para no engaar, en el caso que te pidieran dnde, di [que] tienes en Barcelona y Fraga. 3. En el caso que se haga otra fundacin, como yo creo que conviene, necesitaras una persona que te reemplazara. Yo quiero hablarte ahora de la Rosa. Esta no ha tenido sino
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el mal que sabes, que fue asociarse con Juan. Ha quedado desengaada, se ha separado de l y, despus de una experiencia fatal, me parece est suficientemente aleccionada. El da que yo le diga que t la tomas bajo tu obediencia y yo bajo mi direccin, ser para ella un da de gloria. Aparte sus defectos, rene muchas circunstancias buenas. Es prctica en la forma de vida, es probada, ha perseverado siempre en la pobreza y penitencia. Yo tengo sobre ella autoridad y me parece que ahora te ser fiel y la nica que puede hacerte lado. Tiene habilidad para las novenas o coros, buenos modos para atraer la gente. Por qu despreciarla? Podras, sin temor alguno, confiarle el gobierno de una casa. Vive con una hija de la misma casa donde est en Fraga, que tiene el mismo espritu; y estas dos bastarn y tu podras fiar de su fidelidad, porque no siendo del pas, y estando ya formadas a esa vida, t no tendras ligamento alguno. Sin stas, te expones a un compromiso, porque para juzgar de una compaera en esa vida, se necesita tiempo. Ya me contestars sobre esto. La Rosa no sabe nada de lo que te insino y no osa a escribirme, porque no le he dicho an que la tombamos bajo la direccin, ni le dir nada hasta que sepa tu modo de pensar. 4. No te hablo de la Peranza porque no vale para estas empresas. Es muy tmida y lo nico que pudiera servir es para seguir las reglas en un puesto ya arreglado. No obstante, basta que no haya apostatado y se haya manifestado deseosa de obedecerte para que no la despreciemos. En ese pas hay jvenes que podran muy bien servir. La seora Juana Camps que es creo la ms anciana, es la que ms juicio tiene, pero no tiene prctica en nuestra forma de vida y necesitamos mucha sumisin y fidelidad a la direccin. La otra padece de revelaciones, bien que esto se lo curar yo tal vez. La seora Francisca ni es buena para mandar y no mucho para obedecer y puede dejrsela donde est. 5. Yo cierro esta carta porque no tengo ms tiempo. Si me es posible, hoy escribir, si no al seor obispo, a
D. Toms y a D. Juan. Aunque no escriba a S. S. I. ahora, lo har con el otro correo, pero D. Toms le dar mi encargo que ser decirle que yo le escribir sobre esto. T dile que mientras se observe la verdadera religin, esto es, vida comn, pobreza, obediencia, humildad, silencio, oracin, unin y dems virtudes monsticas, religiosas y cristianas, en cuanto a la forma, lo dispondr S. S. I. El obispo no dejar de hacer lo que yo disponga, pero t mustrale confianza a sus disposiciones. No puedo ms. Adis, hija ma. Recibe la bendicin que en espritu te enva y te da este tu affmo. padre, Fr. P. 6. Sobre la novena, ya nos entenderemos con D. Juan. Sera una buena estacin. Yo escribo sobre la M. Joaquina al seor obispo. Est en una muy mala situacin. El General nuestro dice que lo mejor sera una fundacin en la Ciudadela, pero esto sera cosa no nuestra. 7. P. D. Veas que Julia confiese y comulgue, en la Cuaresma al menos. Hars una gran obra de caridad. Los escrpulos se la comen, y no es ms que temores vanos y vacilaciones producidas por la primera confesin general que hizo. Le dars expresiones. Dirs a las monjas, si vas, que si alguna me quiere escribir que lo haga. Si es cosa que pueda servir, no dejar de contestar. 8. En cuanto a los ejercicios y confesin con el obispo, le dices que te conformas a sus disposiciones, que no hay ms sino que ests comprometida con otras compaeras tuyas y conmigo a otras partes; pero que esto no impedir que t te encargues de la casa que se establezca en su dicesis y que estars en ella, y que esto no te impedir que, cuando tu presencia no sea necesaria, salgas con su permiso a visitar las dems casas. As te ligas sin ligarte y quedas
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libre con honor. El no negar el permiso cuando convenga. La regla por ahora, guardad la misma. Ya veremos de hacer una fundacin que sea segn nuestro gusto. Te volver a escribir tal vez este correo.
Muchas expresiones a todas las hermanas y manda a este tu affmo. padre. 3. No s si te deca en mi anterior que vivo en un piso solo y me arreglo yo mismo la comida. Tengo al menos este consuelo pues que al volver de mis trabajos, es para mi una recreacin y un descanso hallarme solo. Estoy bueno. As conviene. Nada ms he sabido de J.. Yo me propongo ir all, cuando vaya a Palma. Envo sta, no sea caso que no fuese a tiempo.
61. A Juana Gratias: Ciudadela Madrid, 10 marzo de 1861 J. M. J. 1. Carsima hija:Te escribo otra vez sin esperar carta tuya. Tu ltima me deca en resumen todo cuanto ya presuma. Yo no veo otra obra ms acabada que la que haba en Lrida, aadiendo slo la proteccin que es lo nico que le falt, y adems un local proporcionado. Pero esto con el tiempo y aadiendo tambin el establecimiento de las novenas fundadas en la oracin mental y frecuencia de sacramentos, siendo vosotras las superioras de las directoras y sus maestras. Es cosa sta tan delicada que mal puede confiarse a la pluma. No obstante, algo se puede escribir, al menos lo principal. Bajo el plan propuesto en mi anterior, t quedas tan ligada como quieras y tan libre como pueda convenir. 2. Yo pienso ir a Ibiza a primeros de abril. Viene conmigo mi amigo y compaero de misin D. Jos Pascual y estar en Ibiza la primavera. Yo no s si har en Palma el mes de mayo. Ver si me queda hoy un rato para escribir al seor obispo.
62. A Juana Gratias: Ciudadela Madrid, 16 marzo de 1861 J. M. J. Viva Jess 1. Mi amada hija: Recib tu ltima, fecha 5 del que rige.
Yo contino. Tengo una buena salud. Mi misin sigue su curso. La gente se va entusiasmando. En este novenario de los dolores, de los nueve das, celebramos un triduo solemne (a expensas de una seora), a los dolores de la Iglesia que son los de Mara. Yo hago una vida muy mala porque me falta la patrona. Me retiro a las 9 y, no teniendo ganas de encender fuego, como lo que se me presenta. Es culpa ma. 2. Por lo dems, yo convengo contigo en lo que dices sobre penas. Ni t puedes romper conmigo ni yo contigo, porque Dios tiene la cadena a la mano y si no yo hubiera echado mil veces el trasto a la calle y t otras mil hubieras tomado tus de villadiego. Y ya que hayamos de vivir unidos de
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espritu, hemos de evitarnos y economizarnos penas, pues que sobradas vienen de afuera. Yo estoy en esto, y he puesto muchsimo cuidado en evitarlas, y creme que, si no lo he podido evitar, ha sido por no poder ni saber ms. Mucho podemos en esta parte. Yendo acordes t, yo y Dios, lo dems que pueda venir, es de afuera y ya sabes lo poco que hacen estas penas. 3. En cuanto a la comunicacin, muchas veces no hay ms que callar, obrar, obedecer y bajar la cabeza. Yo lo hago as y me va bien. Uno de los modos ms seguros de comunicarse Dios es el de mandar sin dar razn. Si hubiese escuchado las razones, todos estaban en que no viniese a Madrid, pero yo tena otra razn superior a todas las razones y, aunque repugnante a la naturaleza, hay que seguir la razn superior que es la obediencia a Dios, que no falta en manifestar lo que El quiere, si hay disposicin a obedecerle. Ahora veo que Dios lo quera y as convena a mis intereses que son los de su gloria. 4. As t, muchas veces has tenido que obedecer sin razn, con razn, contra razn, porque yo no quiero que Dios, cuando me ordena una cosa, me d el porqu. No lo necesito. Me basta conocer su voluntad. Esta es la mejor y la ms segura direccin: Callar, obrar y obedecer. Del mismo modo que Dios me gua a m, yo te he de guiar a ti. 5. En cuanto a nuestras comunicaciones espirituales, lo que es necesario decir ni yo puedo callarlo ni t ocultarlo. A m me parece que se ha dicho y se dice. Lo que creemos ser til, tambin. En lo dems, hay ms o menos detalladas explicaciones y se queda siempre ms de aquello que se dice y explica. Yo voy continuando. Estoy muy ocupado y robo de la noche el tiempo.
63. A Juana Gratias: Ciudadela Es Cubells (Ibiza), 7 abril de 1861 J. M. J. Viva Jess 1. Carsima hija: Recib tu ltima, estando ya para partir de Madrid, y el ltimo correo contest con solas dos lneas, dicindote estaba en el vapor marchando a Ibiza. Ahora estoy por ti ms despacio. Aunque sean graves y muy graves mis ocupaciones, como una de stas eres siempre t, no puedo distraerme. Lo que me falta en caso es tiempo para escribir. 2. Vamos a lo tuyo y a lo mo, aunque mo es lo tuyo y tuyo es lo mo, porque lo tuyo y lo mo es lo de Dios. A m me parece que, por ahora, no hay ms que hacer sino fundar en el Santo Cristo. Esto es, basarlo todo bajo las reglas que tienes, modificndolas. Ms tarde haremos otra fundacin, pero esta fundacin debera tener un local proporcionado y adecuado, y vale ms esperar a que se presente una ocasin. Para esta segunda fundacin no ira aprisa. La casa del Santo Cristo tiene dos males: falta huerta y agua, y la seora Francisca no tiene capacidad. Servir al principio, pero ltimamente tendremos que dejarla en el Santo Cristo. Si se trata de acomodarse de cualquier modo, fcil cosa es alquilar una casa, pero teniendo el Santo Cristo, por ahora, hasta que se tenga una casa a gusto, ella bastar. Yo escribo a la seora Francisca. Lee la carta y cirrala y dsela. 3. No hay que poner en duda la voluntad de Dios. Esta es que te establezcas con tus compaeras, las que Dios te d. Te salvars con ellas y ellas contigo; y como no puede
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hacerse nada sin el beneplcito del obispo, puesto que ese seor lo da Dios propicio, hay que aprovechar esta oportuna ocasin. No hay ms que un inconveniente que salvar, y es el de F.. Aunque se ha de confiar a Dios toda la obra, nos deja a las reglas de la prudencia humana. Para lo que pueda suceder y convenir, t te has de dejar siempre una puerta libre, y sa ha de apoyarse en la razn que te insinu, que es: que tienes con otras compaeras tuyas, en otras partes, compromisos de la misma especie que en el Santo Cristo. Lo has expuesto al seor obispo y ha convenido. No hay pues nada ms sino ejecutar. 4. Ahora vengamos a lo mo. Yo tengo una misin y sta se dirige a Madrid y Barcelona, como puntos que son el centro del mal y del bien en Espaa. He de reunir todas mis fuerzas aqu. Me salvar obedeciendo a Dios, por dura que sea la misin. Para soledad, tengo Ibiza y Palma. En estos desiertos ir a reposar. Ah tienes mi marcha. Cmo y de qu manera he de cumplir mi misin, no lo s. Dios lo sabe. El tiempo me lo dir. Ahora consultar a Dios. Unas cuantas cuaresmas las dar en Madrid y el mes de Mara en Barcelona. Por ahora as dispongo mis cosas. Yo estar probablemente en sta hasta ltimos de ste y de aqu a Palma. Digo pienso, porque todo lo tengo en suspenso, consultando la voluntad de Dios. 5. Vengamos a otro artculo. Yo no olvido a Juan. Si no cambio de plan, estar en Palma y San Honorato el mes de mayo o ms si conviene. Alquilar un piso que sea con alguna comodidad y mandar ir a la Catalina, y estar all un par de das. Deseo hablarle despacio y mirar este asunto de todos lados. Si t no ests all, estar algo embarazado con ella; pero si t estuvieses, ira muy bien para todo, porque as ella no quedara en casa sola. Sobre esto nada tengo definitivamente resuelto. Lo pensar y meditar. Si no viene a Palma, yo ir all, y en su casa yo no conviene vaya. En la rectora yo me hallo muy ligado, sumamente ligado y observado del rector y pueblo. Yo prefiero verla en Palma.
Me dices tienes terribles prevenciones. Justo es las tengas. Tambin las tengo yo, si t no ests all; y si ests, no tanto. Si t puedes venir, bien; y si no, o solo o lo reenvo a otra ocasin. Pero ahora yo no tengo compromisos; y, si de Palma voy a Barcelona, tal vez de all vuelva a Madrid. 6. Veamos otra cosa. Podrs t venir a Palma por 15 das? Sufrir perjuicio tu plan? Yo no puedo resolver nada sobre esto. Lo consultar mejor. Contstame y dime tu modo de pensar. Yo no s si podr ir por ahora a Menorca. Tus fundaciones no necesitan mi presencia. Para la predicacin, lo hallo muy distante. En caso, se ha de prevenir con tiempo. Para quedar t libre, como lo has de quedar, para que tus ausencias de sa no causen perjuicio, a mi modo de ver, lo que hara sera enviar al Santo Cristo por ahora la Rosa. Hace tiempo lo estoy pensando y no tengo presentimiento alguno en mal sobre esto. Rosa te ser obediente, y mira como un favor muy especial que la admitas en tu compaa. Yo no dudo de ello. Adems me parece que ahora puedes ya volver a hacer una visita a Aytona y Fraga. Sers recibida como un ngel de Dios, porque han huido ya las prevenciones, y yo no temo. Las cosas han cambiado. En el caso que hubieses de venir a Palma, enviara la Rosa. Hija ma, en cosas tan complicadas se ha de obrar por instinto de Dios o por inspiracin, porque faltan muchas veces las reglas de la prudencia humana. 7. Hemos de ligar estas dos cosas: tu vocacin y tu obligacin. Con el tiempo, quedars libre porque luego tomar a mi cuidado tus obligaciones; y sin distraerse de lo uno, se ha de cumplir lo otro. Adis, hija ma, al llegar a sta, hall carta tuya dirigida al Ramn. Me alegr de saberte buena, y mucho me hubiera alegrado de hallarte aqu. Acostumbrado a verte en estos sitios, te he buscado y no te he hallado; mal digo porque tu
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espritu est aqu. Esta vez, hija ma, he llegado hecho andrajos. Pantalones, camisas, medias, manteos, sotanas, medias, todo necesita un remiendo. En Madrid me serv de todo lo que tena de mejor. No s a quin dirigirme. He hallado esto como un paraso, porque cada ao crece en hermosura. Adis, recibe la bendicin que te da este tu affmo. padre. 8. Si fuese el caso que no conviniera que t dejases o te ausentaras por 15 das o 3 semanas de Ciudadela, yo hara sin ti, aunque muy mal porque no entiendo de ropa y de otras cosillas. Para estas cosas, si posible es, los dos. Si t pudieses venir, yo tomara con tiempo las cosas y me prevendra; y si no, tal vez convenga trasladarlo a otra ocasin. Pero para m esta es la ms oportuna. Ya me contestars.
2. Donde estn los hijos de Adn, estn las faltas y las miserias. Yo tengo muchas y t tambin, y conocidas, se han de corregir. Esto me ha ocupado mucho, como es justo, y no dejar de extenderme en el correo prximo. He visto en casa de Quim a las Magdalena y Peranza. No puede contarse con ellas. La Malena parece se vuelve a Lrida, y la Peranza no s qu har. No vale la pena de hablarte de ellas. Estimara an ms la Serafina. Yo pienso ir tres das a Montserrat. He visto a la M. Joaquina. Ha escrito a su hermano recomendndote a l. Expresiones del Quim y de toda su familia y de Biel.
65. A Juana Gratias: Ciudadela 64. A Juana Gratias: Ciudadela Es Cubells (Ibiza), 14 agosto de 1861 Barcelona, 22 junio de 1861 J. M. J. J. M. J. Viva Jess 1. Carsima filia: Llegu a sta sin novedad. Buena mar. 1. Carsima hija: Recib tu apreciable ltima y, segn lo que me decas en la anterior, estaba en cuidado sobre tu enfe rmedad. Bien que la vida y salud estn en manos de Dios. Nunca necesitas ms que ahora de la exactitud y frecuencia en la correspondencia. Est donde quiera, fuera de un caso involuntario, yo te escribir todos los correos, no sea ms que dos lneas. 2. Viniendo a nuestras cosas. T tienes ahora sobre ti un compromiso y un peso que t sola no puedes portar. Ahora necesitas de la direccin, y es preciso que sta ejerza toda su influencia sobre tu alma, porque sola hay ms de lo que puedes. Viva Jess
Mi cara hija, me fui con mucha pena porque cre haberte dejado en pena. Que en una direccin formal, ordenada para bien de la religin, haya tentaciones y combates, nada de extrao. Si es el diablo el que se pone de por medio, es necesario impugnarle, como tambin si son nuestras faltas. Yo creo que la direccin es segn orden y por orden de Dios y, si yo llegara a dudar de ella, ya no existira. Es una necesidad que yo revise esa direccin y, puesto que no se puede cortar, yo examinar mis faltas y las tuyas y los remedios, y por el correo prximo que viene, te lo escribir.
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Yo te he dicho mil veces que la direccin era obra de Dios y sin esto ya no existira. De esto puedes estar bien segura. Si es obra de Dios, si Dios as lo quiere, es un deber muy sagrado remover cuantos obstculos la entorpezcan. Por mi parte los miro y examinar, y los que haya, los quitar y cumplir mi ministerio. T haz lo mismo. Es preciso nos entendamos, vayamos acordes, y destruyamos los motivos de desavenencia. Yo tengo un inters sumo en que la direccin sea una verdad; y examinar y revisar todas sus partes y no dejar de decirte lo que yo vea la paraliza. 3. Cuanto te diga, s lo recibes bien, y esto me basta. T sabes que te amo con aquel amor espiritual que toma por propios los intereses del alma, y como amigo fiel y padre solcito, te dir con amor de padre lo que yo tenga que decirte para bien mo y tuyo y gloria de Dios. Andando acordes t, Dios y yo en tus cosas, lo dems se queda fuera, y cualquier cosa que venga de amargo de Dios y de m, te toca el meollo de tus huesos. 4. Hay cosas muy reservadas que t no puedes decirlas ni explicarlas sino a m, en orden a la espiritualidad y al gobierno de las hermanas; y, si la direccin va mal y callas, devoras sola tus penas. La direccin te quitar, de cuatro, tres grados de carga, y mal ordenada, te aadir cuatro a las cuatro y llevars ocho arrobas de peso, y de ocho a uno hay diferencia. Yo por mi parte no tengo indisposicin. Estoy preparado al sacrificio y a corregir todos los defectos. 5. Yo ir al Vedr el lunes prximo y propondr a Dios la direccin y volver a escribirte lo que Dios sobre ella me inspire, y al mismo tiempo, ofrecer a Dios a todas tus compaeras y escribir a cada una en particular lo que el Seor se haya dignado inspirarme. Ramis se va hoy a Palma. Ha resuelto seguir la carrera eclesistica, aunque no creo persevere. Yo te enviar a San Juan de la Cruz y, si de sta tienes alguna otra cosa ms, avsame y te lo enviar junto.
6. Ramn e Isidro te saludan. Se ha ido ya D. Pascual. D Josefa est an en Ibiza. Quera irse con D. Pascual a Valencia y qued muy de mala gracia contra m porque lo imped. D. Pascual es muy sencillo y sin experiencia, y ella muy astuta. Y yo haba de quitar los compromisos en que poda ponernos. Se va esta semana, no s si a Madrid o dnde. Supo tramar para estarse en Es Cubells y hacer gastos en grande a expensas de D. Pascual. Dios la bendiga. Yo no s si D. Pascual se habr desengaado. Ha hecho todo este viaje a sus expensas. Yo tem descontentar a D. Pascual, que se dejaba gobernar de ella y he tenido que obrar con mucha prudencia. 7. La Agneta me encarga te diga que est dispuesta a obedecer y a pasar a Ciudadela, si la queris. Yo pienso que podra servir, porque para sostener una casa, tiene peso y juicio. Ya me dirs alguna cosa. Dirs a Jayme que ahora tengo el tiempo y ocasin de encomendar a Dios sus cosas. Ya resolver. Dile que no le olvido. Mis afectos a todas las Maras y recibe la bendicin de este tu Padre, Francisco Ya escribir a la Antonia. Por el otro correo te enviar sellos. En esto yo te servir.
66. A D. Miguel Salv y Munar: Obispo de Mallorca Es Cubells (Ibiza), 18 agosto de 1861 Ilmo Sr.: 1. Conformndome con las disposiciones que V. E. I. me comunic al encargarme de la direccin de los ermitaos
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de San Honorato de Puig de Randa, debo manifestar a V. E. I. lo que ha habido de notable y que merezca inters. Principiando por el personal de la ermita, propuestas y explicadas aquellas virtudes que han sido y sern siempre la base de la vida eremtica, cuales son la obediencia, la humildad, la oracin, el silencio, el trabajo de manos, la mutua fraternidad y dems, se fueron amistosamente algunos que no se sintieron con la vocacin. El ermitao Pablo fue expelido por voz unnime de todos, no sin haber antes apurado todos los resortes de la caridad, de la tolerancia, de los avisos propios de la correccin fraterna. El presbtero D. Antonio de Montuiri fue siempre respetado de todos los ermitaos y se le dej completamente libre e independiente. Su estado de demencia le hizo intolerable, vino algo furioso, y habindose ofrecido su familia a cuidarle se lo llev a su casa. 2. Habindome V. E. I. verbalmente insinuado, que visto que no haba para mantener gran nmero de ermitaos sin pedir limosna (fueran pocos), he dejado dos, que son el ermitao anciano Juan y otro de edad de 25 aos, que es el ermitao Martn Munt. Este, en mi concepto, reuniendo todas las circunstancias que peda y reclama la actual situacin de la ermita, es el nico que yo creo apto para cuidarla y gobernarla, y por lo mismo le propongo a V. E. I. por superior. 3. En cuanto al local y edificios, encontr varias celdas en ruinas, y dispuse fueran restauradas. Abandonado el edificio y las tierras a ancianos impotentes, las celdas eran inhabitables por falta de aseo y limpieza. Mand limpiar todas las habitaciones, ech a los escombros y al fuego algunos trastos viejos y carcomidos que no servan sino de nidos para la inmundicia, mand hacer jergones nuevos, compr sbanas y mantas, y dej libres y bien ordenadas tres celdas, que quedan dispuestas para recibir cualquiera persona decente y decorosa. 4. El servicio de los altares, aunque muy pobres, puede pasar, y luego que haya posibilidad sern renovadas las ropas que el uso principia a hacer inservibles.
Las tierras son cultivadas, y va mejorndose con el trabajo lo que era susceptible de mejoras. Dentro la misma clausura en sitio a propsito mand edificar una celdita, que sirve para mis ejercicios de vida solitaria. 5. Dispuse que la clausura fuera fielmente observada, y al efecto establec por regla, 1 que fuese prohibida la entrada a las mujeres; 2 que si no era por causa de ejercicios u obra muy justa que no se admitiera dentro ningn secular fuera de los casos que V. E. I. dispensase. 6. Orden se rezase a sus horas el Oficio Parvo de Nuestra Seora, y destin para la lectura espiritual, meditacin y oracin mental dos horas, una por la maana y otra por la tarde. Para dos o tres personas basta el producto de las tierras y las limosnas que voluntariamente ofrecen los devotos. 7. Ilustrsimo Seor: tal es la situacin actual de la Ermita de San Honorato, y estas son las disposiciones que yo he credo deber dictar para restaurar en lo material y en lo espiritual dicha Ermita. El ermitao Martn Munt se presentar a V. E. I. y oir dcil y humilde las disposiciones que V. E. I. en su sabia previsin tenga a bien darle. Por mi parte debo manifestar a V. E. I. que no slo en materias de vida eremtica, sino en todos mis actos y funciones de sacerdote su voluntad es forma de vida, y las disposiciones aunque no sean ms que leves insinuaciones son leyes que observar fielmente. Ilustrsimo Seor, fiamos a la caridad y amor paternal de S. S. I. la correccin de todas las faltas que advierta, seguro de que sus avisos y amonestaciones sern recibidas de todos como un don de Dios precioso. Dios guarde a V. S. muchos aos. Su humilde hijo, Francisco Palau, Pbro. Ilmo. Sr. Obispo de Mallorca.
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67. A Juana Gratias: Ciudadela Vedr (Ibiza), 23 agosto de 1861 J. M. J. Viva Jess 1. Carsima filia: Yo no he dejado de presentarte a Dios a ti y a tus compaeras y tu empresa y obra, consultando su santa voluntad. Cmo es posible que el padre de las luces se nos esconda en ocasin en que le necesitamos e imploramos su clemencia? Eso no. Yo te comunicar mis sentimientos ahora que los creo purgados con el silencio, soledad y abstraccin de todo lo terreno. Hay para m tres puntos de meditacin con respecto a ti: primero tu alma y tus relaciones con Dios. Este es el ms esencial. Segundo tus relaciones conmigo como representndote a Dios. Tercero tus relaciones con tus compaeras y, aadamos, las que te encadenan con los externos. 2. En cuanto a lo primero, yo tengo a mitad escrito un libro que traigo conmigo reservado, bajo el ttulo Mis relacio nes con Dios. Pensaba envirtelo porque creo te hara gran provecho, pero lo tengo por cosa tan reservada que no me atrevo a enviarlo. Te dir no obstante su sustancia por lo que te puede concernir a ti. Ya has ledo lo que hay en la sptima mansin o grado de perfeccin, que es una paz y unin entre el alma y Dios. La pobrecilla buscaba a Dios como esposa a su amante, y qu ventura! Le hall. Y despus? Hay una larga carrera que seguir y andar, y si bien es verdad que el Espritu Santo no abandona un alma que ha tomado ya por suya, pero qu bueno es tener compaa y gua! 3. El esposo se presenta a su amante no ya como un esposo, sino como rey, como redentor, como salvador y gobernador del universo. Y ha de haber otra unin. Se des-
vanecen las delicias de las primeras bodas, y se presenta una cabeza coronada de espinas, el amo y seor y padre de una gran familia, el que es cabeza de un cuerpo que se llama Iglesia. Y todo ha de cambiar. La fe, la esperanza y el amor se dirigen a Dios siempre y, presentndose Dios rey, el alma ha de ser reina y ha de reinar con Cristo. Si en los primeros grados el alma necesita doctrina y direccin, mucho ms aqu. 4. Vosotras las mujeres, os podis casar con el Hijo de Dios. Y se os sienta muy bien, porque en la primera unin no hay ms sino alma y Dios, y en la segunda la esposa se une con un rey, con un gran seor, con un padre de familia, con Jess constituyendo, como cabeza, cuerpo con toda la Iglesia. En esta segunda unin todas las miradas de la esposa van dirigidas al cuerpo moral y mstico de Jess. Este cuerpo es del esposo, es suyo, y est unida con l, y esta unin es inefable, es aqulla de que dice el apstol, que es un profundo misterio y el ms venerando sacramento [Ef 5,32]. A nosotros los hombres, nos va muy bien despus de la primera unin, tomar en seguida a la Iglesia por esposa y casarnos con ella. Y la Iglesia es el cuerpo moral y mstico de Jess, y este cuerpo es el objeto de nuestro amor y de nuestras vistas. Y en esto todos somos uno y nos unimos a una misma cosa. 5. En el libro de que te hablo, estn escritas mis relaciones con la Iglesia. Lo he escrito para m solo, y lo escribo en los momentos en que ms necesidad tengo de ella. Ella es una cosa real, viva, como lo es mirada como el cuerpo moral, figurado en el del hombre. La mujer que mire ese cuerpo bajo el tipo y figura del cuerpo natural del hombre que pueda imaginarse mejor organizado, siempre joven, sin arruga, ni tacha, ni defecto, gil, dotado de la inteligencia suma, amante, etc. Y nosotros los hombres, miramos este mismo cuerpo bajo la idea y la imagen del cuerpo de una mujer, la
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mejor organizada, bella, siempre joven, afectuosa, viva, perspicaz, gil, en cuyo corazn el amor divino reside como el fuego en su elemento. Tal es la Iglesia. 6. Viniendo, hija ma, a mi caso, unida con Dios en fe, esperanza y amor, te has de unir con El con los mismos vnculos, pero no como Dios solo, ni hombre solo, ni Dios-hombre considerado individualmente, sino como Dios, constituyendo cuerpo moral con toda la Iglesia universal. Y ese cuerpo del que el Alma es el Espritu Santo, le has de mirar y contemplar bajo las sombras e ideas del cuerpo natural humano; y ese cuerpo animado y vivificado por el espritu de Dios y que vive y que habla y que oye, entiende y ama, es aquel con quien te has de unir en fe, esperanza y amor. 7. Mi pluma, hija ma, corre tras estas cosas porque ocupan por entero y de lleno mi alma en estos das. Mi unin, mi enlace espiritual con la Iglesia, hija nica predilecta de Dios, ste es el objeto nico y principal que tienen mis ejercicios. De esto tengo llena la cabeza y el corazn y no s pensar otra cosa, y absorve de tal modo todas mis potencias y sentidos, que en cinco das no he podido apenas concluir un pan. No obstante, me siento bueno y sin necesidad de comer. Yo no puedo remediar mis necesidades espirituales sino en ejercicios como los del Vedr, y he resuelto pasar aqu mucha parte del ao. Har una capilla. 8. Muchas cosas tengo que escribirte para ti en particular en orden a tu direccin interior, pero ser otros correos. Tu direccin interior es lo principal que ha de mirar la direccin y la marcha interior de tu alma. Si esto va, todo va. La noche viene. Todo este monte est en calma y quieto. Qu soledad! Qu bien! Desgracia que este monte se quede solo sin solitario! Adis.
68. A Juana Gratias: Ciudadela Es Cubells (Ibiza), 4 septiembre de 1861 J. M. J. 1. Carsima hija: Yo he recibido tu ltima, incluyendo la de las hermanas. En el ltimo correo te enviaba una bastante abultada. Contena adjuntas una de Jaime y otra de la Antonia. Yo, en esta ltima, escriba a las hermanas Maras y todas estaban fechadas en el Vedr. Nada haba que no se pudiese publicar. Te hablaba a ti sobre tu direccin interior. 2. Yo he quedado muy sorprendido de lo que me dices de la correspondencia. La libertad de conciencia, la reserva y el secreto, dirigindote a director, confesor, prelados y superiores es lo que hay de ms sagrado. T, a las buenas, aprovechando un momento favorable, es necesario te expliques con D. Juan y le digas que an cuando hicieses voto de obediencia, ninguna religiosa incluye en el voto la privacin de dirigirse en cosas de conciencia a superiores, director y confesor y otras personas. Que conviene que en esto t guardes entera tu libertad. Esto es tan sagrado que ni los polticos en tiempos de revoluciones se han atrevido a violar esta reserva. Hay cosas que yo te dir a ti y no las dir a otra persona. No te digo ms sino que esto no puede pasar desapercibido. Si te ha abierto la ma, te abrira la tuya. Y si yo hubiese revelado faltas de D. Jos? Yo tengo horror a faltas de esta especie porque son muy graves y traen un mal inmenso, que es la falta de libertad en la correspondencia pblica. No tengas miedo te vuelva a incluir ninguna. D. Juan no tiene malicia, no se ha encontrado jams en medio del infierno, batindose con los demonios en combates donde peligra vida, honor y cuanto el hombre tiene de ms caro. Y por esto le parece cosa muy sencilla, pero yo no lo veo as. Nada me dices del recibo de mi ltima. Avisa al cartero que las entregue en la casa de la patrona.
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3. Yo estoy en el caso sobre la indisposicin del obispo de Palma. El ltimo correo le escrib dndole cuenta de lo de San Honorato. Y Martn ha estado encargado de entregarle la carta. Le escriba ignorando su indisposicin. Este correo escribo al Vicario General sobre las Flores del Mes de Mayo. El caso, por mi parte, fue muy sencillo. El censor me dijo que el manuscrito estaba todo lleno de mentiras, expresiones duras e impropias, si bien nada haba contra la fe. Yo retir el manuscrito y la impresin para cortar as cuestiones, y me he dirigido y me dirijo a otros prelados, y bajo el auspicio y proteccin de las leyes, lo publicar a su tiempo. Cmo no? En materias de doctrinas, slo dirige y reina la teologa, y teologa no hay ms que una verdadera, que es la que ensea la Iglesia. En estas cuestiones no valen categoras, ni hay miramientos, y por la pureza de la doctrina catlica, t sabes cunto he sufrido y que no cedo. Puedo errar sujetando mi doctrina? Deja. Si aqu me atacan, ya sabr responder. Yo escribir el correo prximo, a S. S. I. de Menorca y le hablar de esto. Yo te enviar el prximo correo las flores del mes de Mayo, nuevamente litografiadas. Dejemos esto. Yo aqu tengo mis batallas y batallo con satisfaccin porque son las batallas de la fe. 4. Lo dems, yo creo se arreglar. Yo me presentar al obispo, pero no constndome de su indisposicin por otros conductos oficiales, debo creer que no ha tomado en serio las acusaciones. En caso, ya sabr descargarme. Esto tienes t de bu e n o, que, cuando se trata de combatir batallas, contra d i c c i o n e s, me encuentras siempre igual, invari a bl e, impresionable y preparado siempre para ir al fuego y a la muert e. 5. Hija ma, no tengo yo aqu lo fuerte de la batalla. Madrid y Barcelona son los puntos que se me han fijado para mi crucifixin. All yo tengo puesta toda mi atencin. Yo evitar choques en Palma, porque para m no tiene importancia, y pierdo el tiempo, matando tiempo. Para soledad tengo el Vedr.
6. Las Reglas yo no las tocar. Pondr notas y observaciones, y os las enviar, y en esto nos entenderemos con S. S. I. Y en estas notas yo pondr todo el peso de la oracin que su contenido reclame. 7. El correo prximo te escribir Planes, rector del seminario de Ibiza. Entendindose ste con el gobernador eclesistico, est entusiasmado por vosotras y pide una fundacin en sta. Sostendrs con l correspondencia. En sta tenis amplsima proteccin de ambas autoridades, y ser preciso aprovecharla. No se crea que fuera de aqu, os vayan a matar. No me faltarn, si quiero, obispos protectores, como tampoco contrarios tal vez, aunque con todas mis fuerzas evitar descontentar a ninguno.
69. A las Maras de Ciudadela Es Cubells (Ibiza), 4 septiembre de 1861 J. M. J. 1. Mis amadas hijas en Jess: Por si acaso yo no tuviese tiempo para contestar a cada una en particular sobre vuestros billetes, ahora que estoy libre os escribo a todas. Yo quiero, yo deseo para vosotras lo que tengo para m de ms caro y precioso. Qu es, me diris? Un cielo sobre la tierra o lo que es lo mismo, en la tierra una celda o un cielillo, o un cielo en resumen y en abreviado. 2. Para un alma que conoce a Dios y siente la necesidad suprema de unirse con El, de ser con El por amor una misma cosa, que le busca, que le tiene, que le desea, que le espera, que, a voz en grito, le llama, una celda cunto vale! Una celda, un sitio que la separe del mundo y de sus trfagos, un lugar donde pueda a sus solas desahogar su cora-
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zn oprimido por la pena, y pena causada por su ausencia, un sitio, un lugar solitario y desierto, donde pueda ella en cuerpo y alma esconderse de los ojos y bullicio del mundo para haberlas con Dios solo, un puesto donde se crea segura de que nadie ms que Dios la ve y la oye cunto vale! Qu precio tiene una celda? Ah!, es un cielo sobre la tierra. 3. Yo os deseo vivamente, hijas mas, este cielo. Que no lo tenemos? S, ya le tenis. Lo reducido de vuestra habitacin no puede impedir a vuestro espritu a que vuele al cielo. Vosotras os habis de conformar a no tener ms que lo que pisa vuestro pie, ocupa vuestro cuerpo y an prestado. Os habis de mortificar en cuanto a sitio y celdas y convento y habis de aceptar lo que Jess os da. No os da ms, contentas. Y este vuestro contentamiento os merecer otra cosa. Para una hija de Dios, para una esposa de Jess hay un palacio, y ste es el mundo todo, el material. Qu grandezas en l, qu magnificencias! Ah!, todo es vuestro porque lo habis dejado todo. Mirad a Sta. Rosala, sola en una cueva, sin cama, sin platos, sin ms casa que la que le ofrece la pea. Qu rica, qu rica no por ser hija de reyes terrestres, sino hija amada de Dios! Ella lo ha dejado todo, palacio, vestidos, corte, comodidades, y se queda sola en el monte. All contempla el cambio de habitaciones y ve y encuentra una mejora inmensa. Todo el mundo, es su casa, y tiene, sin tener celda ni monasterio, un cielo o celda sobre la tierra. Para vosotras, esposas de Jess, slo el mundo todo material con su inmensa grandeza es una casa digna de vosotras. Lo dems es obra de hombres que ya sabemos lo que valen. Mirad a Mara Egipciaca en igual situacin; mirad a Mara Magdalena, contemplando las grandezas de su palacio desde el desierto. Qu ricas! Pero ellas tenan por habitacin dilatados pases, lugares desiertos, y podan a sus solas haberlas con Dios. 4. Tomad lo que os dan y lo que os den es lo mejor. Lo habis dejado todo? Pues bien, con fecha del da de vuestro renunciamiento, el mundo material todo, con sus montes y
c a m p o s, los cielos y cuanto hay en ellos, todo os pertenece, todo es vuestro. Dios fo rm casa para s y para su esposa y la concibi, la orden, la fa b ric y sali una obra digna de tanta majestad. Y esta obra, esta casa que sirve a su esposa p e r e grinante sobre la tierra mientras vive ac abajo, es el mundo todo. Hijas mas, un rinconcito os basta. Os repito, tomad lo que os den y esto ser lo que ms os conviene. Yo deseo tengis todas las comodidades espirituales posibles, y a fe que yo tengo buen gusto. Y si est en mi mano, todas las que sean compatibles con vuestra posicin, clase y condicin, yo os las buscar. Por ahora, bien estis. Estis tan bien que no podis estar mejor porque tenis lo que os han dado. 5. Os saludan mis hermanos. Isidro es muy aficionado a cosas de marina. Carga su barca ora de cebollas, ora de tomates y, viento en popa, va dels Cubells a Ciudadela, pero a lo mejor todo cae al fondo del safareix, y vosotras quedis sin el cargamento. El pobre se aflige, pero como no peligra su vida, todo se le pasa. Os saluda este vuestro affmo. padre, Francisco Palau, Pbro.
70. A Juana Gratias: Ciudadela Palma de Mallorca, 14 septiembre de 1861 J. M. J. Viva Jess 1. Carsima filla: Llegu a sta el 12 y marcho con este vapor a Barcelona. Recib tu carta, y en sta slo te dar noticias de Palma que esperas sin duda impaciente.
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En cuanto al obispo, yo le envi al Martn con una carta ma y qued muy contento. Vi al secretario y al Vicario General y nadie me ha hablado de indisposicin contra m ni de indisposiciones. Yo no s de dnde sac D. Toms sus prevenciones. Sobre esto no hay necesidad de extenderme ms. Vi a las madres de las hermanas y familia, y estaban todas muy contentas. La madre de la Teresa ha venido varias veces y dice que no escriba a la Esperanza de que vaya. De entre las aspirantes, la que ms tormento da es la Mara (la Masiana est en un convento de Felanitx), y tiene el pasaporte y dice que quiere venir. Escribirsle consolndola, y enviars dos lneas por ella a la madre de la Francisca. Como no hay por ahora esperanza de que se aumente el nmero, se estn quietas las dems. 2. En cuanto a la casa, yo creo que no hallis, porque los encargados de buscarla no se inquietan por ello, y si vosotras mismas no la buscis, no saldris de ah. Sea dicho para ti sola. Yo creo que teme D. Juan compromisos y no se comprometer con casas si no os ve con el dinero en la mano, pues que si sale l, l ha de pagar. Yo creo que es de sumo inters que hallis una casita por pobre que sea, donde estis independientes. Y esa casita vosotras la habis de buscar y ha de ir a cargo vuestro. D. Juan y familia tienen inters en que estis donde estis porque estis cerca. Sobre la compra de la que me hablis, ya sabes, hija ma, cunto yo lo deseo, pero me faltan medios. En llegando a Barcelona, te contestar sobre D. Juan. Yo no olvido ni pierdo de vista vuestras cosas y las tomo como propias. Mi parecer ha sido siempre que por ahora alquilis una casa y lo dems vendr cuando el Seor querr. 3. Merlis se va hoy y te envo seis panes, tres libras de chocolate, San Juan de la Cruz, y la madre de la Francisca enva dos panes, cebollas, ajos y, si esta noche no parte, enviar un cesto de pimientos. Yo te enviaba melones, pero se han quedado en casa del amo. Yo he estado en casa del Vicario Juan y nos hemos separado del amo. Mientras he
estado en Ibiza, ha habido grandes disturbios en su casa sobre intereses. La seora Catalina, huy de casa, estuvo ocho das fuera y se puso el alcalde por medio, y no s qu ms. Yo, sabiendo esto, no he vuelto a verlos. No he visto a D. Toms ni a D. Guillermo Puig. Ver maana si los encuentro. Nada ms por ahora. Mis afectos a toda mi familia y recibid todas la bendicin de este vuestro affmo. padre, Francisco 4. Mucho me admira que D. Toms haya prohibido a Julia escribirme. Yo no lo entiendo. El me pidi instantemente que yo la escribiera y la escrib. Le dirs que me alegro muchsimo que confiese y comulgue cada semana. Exhrtala a que contine y dile que ya la encomiendo a Dios. Le la carta de la Antonia y dile que bien. Hoy he estado en casa de D. Toms. No estaba. Volver. Conviene estar bien con todos. D. Guillermo Puig se haba ido, cuando le la tuya, y me dijeron estaba en Luchmayor.
71. A Juana Gratias: Ciudadela Barcelona, 1 octubre de 1861 J. M. J. Viva Jess 1. Carsima hija en Jesucristo: Recib tu muy apreciable. Yo sal de Palma al tiempo que te dije en mi anterior. En cuanto a mis cosas, siguen su curso sin novedad. He venido al continente para trabajar y cumplir una misin bien
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dura. El obispo me recibi bien y creo tenerle favorable. En Ibiza soy un soldado en reposo y descanso. En Barcelona y Madrid toma mi espritu una actitud muy distinta, cual es la de un combatiente. Por ahora no te digo otra cosa ms. No te dejar ignorar cuanto afecta a mi situacin. 2. He hablado muchas veces con D. Juan, y por ahora, no puedo decirte otra cosa ms sino que se est todo en consulta. Yo propondr os d de limosna para la casa mil duros. No s si lo conseguir. Ya te lo dir. Con esta suma, en otro sitio diferente de Ciudadela, tendras una casa acomodada a vuestro gusto y pobreza. Si se ha de comprar casa hecha, jams podr ser lo que yo deseo. Yo aconsejo alquilar casa sea donde se quiera. Yo tengo el presentimiento que D. Juan, en razn de que os tiene cerca, hallar inconveniente en que os vayis a otra parte, o habr reparo en pagar el alquiler. Y por esto deberais buscarla vosotras. Mientras tanto, si yo poda disponer de la suma dicha, se arreglara una casa pobre pero conforme a vuestra vocacin. 3. Yo fui a ver a D. Toms, y no le encontr; y no pude volver otra vez. Yo creo se resfri su entusiasmo porque no abunda en nuestro sentido. No obstante, t hars bien de estar bien con l; su alarma procedi de no conocer nuestra vocacin. Ha sido ordenacin divina que t te fijaras por ahora en Ciudadela. Y porque era orden de Dios, no ha habido estorbos. Cuando El quiera y mande otra cosa, nos manifestar su santa voluntad y nos conformaremos con ella. Abandonaos a su providencia. Ella cuida de vosotras. Yo me alegro muchsimo de saber que todas perseveran. Ah est el dedo de Dios. Es obra suya y seguir su carrera. 4. En cuanto a recibir mayor nmero de vocaciones, no teniendo local proporcionado y sin una nueva fundacin, no es posible recibir ms. La Mara, criada de la suerera, estaba desesperada por venir. Yo no saba qu decirle. Yo creo haberte escrito que vi a todas las familias y que estaban muy contentas y satisfechas. La madre de la Francisca es la que
corre ms. La de la Teresa me hizo dos visitas y me dijo que la Teresa no escribiese a la Esperanza su hermana, de ir. 5. El padre de Tomeuet pregunt por m en casa del vicario y me dijeron era un hombre de Randa. Yo se lo dej creer. El iba con tanta prudencia y recelo que tuvo un susto cuando en la fonda le pregunt el dueo por los nombres para darlos a la polica (es costumbre en todo). En la fonda eran franceses y yo no haba ido jams a ella, ni dorm en ella, pero s comimos juntos y solos. Me siguieron a la sangre del hospital. La cosa se pas bien y sin cuidado, y convinimos sobre el punto de vernos cuando conviniera. Yo les hice varias prevenciones y si vinieron tristes y temblando, se fueron muy contentos y satisfechos. Le di varias cosillas para la Rosa, su hermana. Compr ropa para un par de pantalones y camisas. Estaba bueno, contento y divertido. La providencia permiti hubiese una equivocacin para demostrarnos que todo esto corra por su cuenta y que vigilaba sobre nosotros. El carretero no poda volver en s de que en tierra llana su caballo (que era muy bueno), hubiese cado, cosa que jams haba hecho. Ella me conoci y con el ltigo en la mano rodeaba el carro. Yo estaba distrado, pensando en la pena que tendran al saber la equivocacin, bien lejos de pensar que fuesen ellos. Nada ms sobre esto. Por ahora nada hay que temer. He ledo la carta de Jaime Pobre! le compadezco y ms a su hermano que dispone de cosas tan delicadas como es la vocacin, como quien manda criados. No conviene contrariarle. Yo le contesto. La M. Joaquina te saluda. Toni est muy contento y persevera. Envo sta al correo porque temo no marche. En el prximo me extender. Mis afectos a la patrona, a la Antonia y dems. Recibe t y mis hijas la bendicin que te enva este tu affmo. padre Francisco
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P .D. Dirs a Jaime que con el otro correo le escribir. Escribo ste a su hermano, contestando a la suya, en que me dice que no halla conveniente que su hermano salga de la Ciudadela. Yo le escrib ofrecindome a cooperar a que siguiera su carrera.
Presenta estos principios, apyate sobre ellos, tente firme aqu y yo ya me arreglar. 2. Es voluntad de Dios que sostengas tu posicin. El te ayudar y consolar en tus penas. Entretanto, deja que las cosas sigan su curso. Dios os ama. El no os tiene olvidadas. El conoce vuestras necesidades, y si os deja en ellas, ser para ser El glorificado. Fiad a El solo vuestra alma y vuestra salud. Deja que las cosas sigan su curso y no tengas cuidado. No te faltarn sitios convenientes a tu vocacin. Dios no te ha dado ni te da con tal fuerza esas aspiraciones y tendencias hacia esa forma de vida para crucificarte y martirizarte, sino para fines de su gloria. 3. Vengamos a otra cosa. Yo no creo podis medrar en sa. Cmo ser? Quin os dar vuelo y aliento? Los que os confiesan son extraos a vuestro espritu porque no tienen vuestra vocacin. Dios no se la da, y en esto, no tienen culpa, no pueden hacer ms. No teniendo el espritu de la familia, no pueden darle vuelo. Lo nico que pueden hacer es no dest ru i rla, no paralizarla, no matarla. Esto y nada ms has de esperar. Con ellos, seas muy dcil, afable, humilde, habla poco y con mucho recato y precaucin, porque hay ciertos m i s t e ri os que no pueden penetrar en materia de perfeccin, y cuyas doctrinas, por ser subl i m e s, les pondran en tentacin. A gradece sus favores por pequeos que sean y conserva con e l l o s, a trueque de cualquier sacrificio, la unin y la paz. Esta ha de ser tu conducta hasta otra disposicin. Dios dispondr las cosas a su gusto. 4. Yo siento vivamente tus penas. No me son ocultas. Cuando vas a la oracin a contarlas a Dios, no hablas tan bajo que yo no te oiga. Los que viven unidos en Dios, habitan en una misma estancia y se oyen y se hablan. Haya acuerdo entre ti, yo y Dios, y no temas. En cuanto a mi, t me conoces, t sabes que te amo, te amo en Dios, con el amor con que Dios te ama, y ese amor es puro, leal, firme, invariable, constante y ms fuerte que la muerte y el infierno y el
72. A Juana Gratias: Ciudadela Barcelona, Cueva de Santa Cruz, 15 octubre de 1861 J. M. J. 1. Carsima hija en Jesucristo: Tengo a la vista tu ltima. Este correo no he recibido carta tuya. Estoy ahora contigo y tus compaeras. Te insinuaba en mi anterior que ha sido ordenacin divina esa fundacin. Esto y nada ms me aquieta y tranquiliza. Marchando desde este punto de vista conviene y es voluntad de Dios sostenerla y, al efecto, guarda hija ma, las observaciones siguientes: 1.. Has de declarar y manifestar al seor obispo y a D. Juan Caymaris que, en cuanto toca a esa fundacin, la voluntad del obispo es para ti regla de vida; que t no conoces ms que la obediencia. 2.. La responsabilidad va y cae sobre quien manda. 3.. Que t tienes en cosas de tu alma, un director, quien sabe ms obedecer que mandar y que ama hasta el extremo la autoridad de la Iglesia. 4.. Que ests segura que tu director se entender y ser acorde con el obispo, en cuanto toque a tus cosas; y que esto te aquieta y tranquiliza.
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mundo. Y t puedes contar con l, apoyarte sobre l y marchar segura con l. Yo s que t me amas con el mismo amor y yo fo de ti, no dudo de ti, y cuento contigo. Habiendo el acuerdo entre los dos y Dios, tienes de encima una gran parte de pena quitada. 5. Ests privada de comunicar de viva voz tus penas y te sientes en una gran soledad, porque para ti nadie sobre la tierra te sirve de compaa ni de apoyo fuera de m. Y esto es para ti una penitencia. Pero soprtala hasta que el Seor quiera. Nada te digo por ahora de m sino una sola palabra. Desde mis ejercicios ltimos del Vedr, siento en mi compaa, bajo las sombras de una mujer, la Iglesia. Su presencia me absorbe toda mi atencin y yo he arreglado bien en esta ermita aquella cueva que haba debajo, y aqu me retiro. 6. Yo nada tengo resuelto. Estoy consultando con la mujer del cordero [Ap 21] lo que en su servicio tenga que hacer. Yo no pensaba ni crea que esa mujer fuese cosa viva y qu sorpresa es la ma al conocerla! a su presencia, queda eclipsada y ofuscada como tinieblas toda belleza y hermosura criada. As como las mujeres os casis con el Hijo de Dios, los hombres con su hija nica que es la Iglesia, o sea Cristo cabeza de todos los ngeles y santos. Este cuerpo moral para m y a m se me presenta bajo las sombras de una joven infinitamente amable, bella, afable, siempre joven, sin arruga ni tacha, perfectamente formada, gravemente compuesta, casta, virgen, madre fecunda, nunca enferma, siempre sana, buena, robusta, de inteligencia infinita, hermosa como Dios, fuerte, invencible, amante invariable y constante, sin debilidad ni flaqueza, rica, seora del mundo, reina de todo lo criado. Tal es la Iglesia. Y ese cuerpo moral del que Cristo es cabeza, para ti es tu esposo, tu amante, infinitamente amable, y es una misma cosa con la Iglesia. 7. Tengo escritas mis amorosas relaciones con esa joven, y hay cosas que las escribo, pero con tal reserva que, si supiese que se haban de leer estando yo vivo, las quemara. Cuando venga la ocasin, lo leers. El ttulo es Mis
amores con la hija de Dios. Traigo la llave al cuello que encierra mi libro, y no me descuido de tenerlo cerrado. Hay cosas que te servirn en tus relaciones amorosas con el Hijo de Dios. La doctrina es toda sobre desposorios y matrimonio espiritual entre Cristo y la hija de Dios, y sta y Cristo y sus amantes. Hay cosas tan sublimes y misterios tan profundos, que temo escribirlos. Pero me sirven para m. 8. En cuanto a tomar vocaciones, no creo convenga, no teniendo casa. Yo no entiendo cmo no se halla en toda Ciudadela una casa para alquilar. D. Juan est consultando y deliberando sobre lo que yo le he propuesto de ayudarte. Ya dar respuesta. Te saludan los hermanos y todos los de casa Quim, que siempre me preguntan por ti. La Serafina dice que si necesitas dinero, ella tiene diez duros. Lo que yo pueda enviarte, dmelo. Dime lo que yo pueda hacer por vosotras, y lo har. Los cordones que me pides, te los enviar, con otras cosas, al primer barco que salga directamente a Ciudadela. Yo recib los cuellos y el solideo. Me ha venido muy bien. Te enviar estambre para medias. Por ahora yo estoy bueno y manda a este tu affmo. padre. Francisco
73. A Juana Gratias: Ciudadela Barcelona, 23 octubre de 1861 J. M. J. Viva Jess 1. Carsima hija en Jess: Recib tu ltima y me ha dejado en cuidado y pena, al saberte enferma. T no podrs
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soportar (aparte la gracia de Dios), la carga. En tus achaques y necesidades corporales, no teniendo a quien comunicarte, te las pasars y antes que acudis a publicarlo fuera de casa, la enfermedad te habr matado. Yo estoy en pena hace tiempo sobre tu salud. Dios sobre todo, pero Dios deja obrar las causas secundarias. 2. En mi ltima te deca que era ordenacin de Dios esa fundacin. Pero aado, que esto no puede quedar aqu. Sois una de aquellas plantas que, si no crece, se sofoca. Yo poco puedo ayudaros, porque estis ligadas al obispo y a D. Juan y D. Toms, y para daros vuelo, he de consultar sus disposiciones antes que las de Dios. La rueda no puede en sa marchar a mi impulso, sino al impulso de los de ah. Est sujeta a su juicio y modo de ver, y ha de caminar a su paso y no al mo. Sois cosa vil y despreciable a los ojos del mundo; amables a los de Dios. Mara es despreciada y altamente reprobada como vagabunda, chapucera, ociosa, intil, estril, infructuosa, vil, baja y vituperable. Y lo que es ms sensible, su hermana Marta alza la voz en grito contra ella, y pide a Dios y a los hombres que la quite de su ociosidad y vagabundera y la enve a fregar, a curar enfermos, a ensear nios y a otros actos que no son de su estado. Pero Mara es la amada y privilegiada de Jess, y El por s y para s se la toma por compaera y se reserva el poder de defenderla contra su hermana. Yo no quiero ignores un misterio, y es que conviene a los designios de Dios que Mara sea maltratada, despreciada y reprobada por el espritu de este siglo. Conviene que las quejas de Marta sean odas por los hombres y que prevalezcan, porque Mara es la que inclina con su amor, ata, liga y encadena con su oracin a Dios y lo vuelve propicio y favorable, le desarma, le aplaca, ella gobierna el mundo, venciendo a Dios con su amor, ella se enseorea de Dios y con Dios ella dispone de los destinos del mundo; ella destrona los ms poderosos reyes y levanta los imperios arruinados; ella es la mujer del cordero [Ap 12,1] que sentada con El en un trono, cie una corona que no perder jams: et non auferetur ab ea [Lc 10,42], y jams le ser quita-
da. La malicia del mundo y la mala inteligencia de su hermana la exponen exteriormente al ludibrio y desprecios del siglo. Digo pues, que el espritu de este siglo rechaza vuestra vida e ideas, la gente santa no la conoce y Marta guiada por un entusiasmo religioso sugerido por una vida externa, la combate. Solo Dios, Dios solo la conoce, El solo la puede amparar! Porque conviene que la impiedad y el infierno adelanten sus planes y triunfen, Mara ha de ser rechazada. Qu haremos? Penar y pasar por donde se pueda, entrar por las puertecitas estrechas que veamos abiertas. 3. Yo miro por todos lados, busco un amparo para Mara, mas ay!, sobre la tierra no lo tiene. Solo Dios! Jess es su defensor [Jn 12,1-8]. No obstante, el mundo no se salvar sin Mara, la tierra no ver una restauracin sin Mara, no hubo salvacin sino por Mara. Dicen: ah est Mara, y no conociendo sus facciones y fisonoma, nos presentan a Marta. Qu diferencia! Saben que Mara es bella y amable y quieren que sta sea Marta. Pero Jess conoce quin es Mara y la distingue entre mil, entre todas las hijas de los hombres. Marta no es Mara. Son personas de fisonoma muy distinta. Y quien no ha visto ni una ni otra, las confunde. 4. Yo siento vivamente vuestras privaciones, y deseo con ardor os d el cielo una salud de hierro para que podis perseverar. Bien es verdad, para m es un consuelo y una satisfaccin saber que Jess est con vosotras, que os consuela y conforta, pero esto no me quita la pena. Yo espero un momento de inspiracin para escribir a S. S. I. sobre vosotras. Le dir que sabis obedecer a la voz y autoridad de Dios. Una cosa os ha de tranquilizar, y es el saber que el padre que os dirige no os descuida ni os descuidar y que ama y conoce a Mara, y que est dispuesto a cualquier sacrificio que Dios le pida por vosotras. Yo acabo de recibir hoy tu carta y te contesto antes que se vuelva el correo. Me dice la M. Joaquina ahora mismo que el barco que ha venido de Ciudadela, se va. Yo tengo hoy compradas varias cosillas para enviaros. Ver si llegar a tiempo.
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5. D. Juan est vacilando. Yo le hice la proposicin en vista de que me consult sobre el empleo que haba de hacer de su capital. Pero veo est consultando esto mismo a todo el mundo. Y veo en l tantas cosas que dudo y temo enredarme con l. Por ahora no he querido comprometerme con sus cosas. No necesitamos sino de Dios. Solo Dios nos basta. El conoce nuestras necesidades. Si quiere y conviene sabr remediarlas. No dejes de escribirme porque estar en mucho cuidado, sabindote enferma. Te remito adjunta la de... 6. Por ahora nada ms. Dirs a Jaime que deje por ahora pasar las cosas por su curso, que aparente conform idad, ya entraremos a su tiempo en este asunto. Segn su h e rm a n o, acabse con la vida religiosa; el clero seculari z ado est de enhora buena por el triunfo de Satans contra la vida religiosa, y el clero religioso y cristiano llora su pasin. Triste cosa! Que no mu eva por ahora nada ms. Ya vendr su da. Saludars a la Antonia y le dirs que, si no me escribe de su puo, que segn nuestro contrato no debo yo escri b i rla. Ella se oblig a escribirme de su puo y yo a contestarla. Mis afectos a todas mis hijas y les encargars que me encomienden a Dios. Yo todos los das en la Misa les doy la bendicin, y en mis pobres oraciones no dejo de ofrecerlas de ve ras a su padre que tienen en el cielo. Acepta mi ofrenda y t recibe la bendicin de este tu affmo. padre Francisco
74. A Juana Gratias: Ciudadela Barcelona, 28 octubre de 1861 J. M. J. Viva Jess 1. Carsima hija: Recib tu ltima y al ver letra tuya me alegr mucho porque estaba en cuidado por tu salud. No puedes figurarte la satisfaccin que tengo al saber la perseverancia de las Maras y hasta ahora que veo su constancia, he estado en gran cuidado sobre ellas. 2. En sta voy a ti sobre el punto y materia que me ha ocupado esta noche en la oracin. Y es tu modo de proceder en la oracin o en tus relaciones con Dios. Ya te he dicho otras veces que tu unin con Dios, tus relaciones con l, tu modo de proceder en la oracin, esto es el objeto principal de la direccin, como individuo particular; y siendo mi misin aqu, sera un descuido muy culpable si te olvidara en esto. Ordenada ahora exteriormente tu vida, bajo la forma que las circunstancias reclaman, t puedes estar atenta a tu interior y concentrar tus fuerzas espirituales para ordenarlas en Dios. Compuesto del mejor modo posible tu exterior, te has de dirigir hacia tu interior. Yo te he escrito varias veces insinundote esta idea y t no me has.contestado. Si tu exterior me interesa y ocupa como es justo, mucho ms tu interior; y si lo uno no debe quedar sin direccin, menos lo otro. Un momento que t tengas bueno, un da que te sientas inspirada y movida escrbeme aparte y dame cuenta de tu modo de proceder en la oracin. Qu dices a Dios? De qu y sobre qu las habis? Cmo y bajo qu punto de vista miras a Dios? Qu juego hacen en ti los afectos de tu corazn una vez movidos por el amor? Tu vista interior qu objetos busca, de qu se alimenta y qu pbulo le das? Qu esperas, qu temes, qu te sobresalta, de qu te afliges y de que te gozas? A esto me has de responder.
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3. Hija ma, desde mi ltimo retiro en el Vedr, he quedado tan recogido interiormente que me es horrible tener que tratar con gente aunque sea santa, y observars que en mis cartas te hablo otro lenguaje y me descuido muy a menudo de ciertas insinuaciones que leo, que miran al exterior; y por esto yo deseo para ti lo que Dios me da a m y estate segura que no descuidar tu interior, y cuando tomo la pluma, no quisiera hablarte de otra cosa. Lo dems me fastidia. 4. Unida t hace aos con Dios en fe, esperanza y amor, no pueden estas virtudes estar ociosas; se les ha de designar y marcar sus propios objetos y hacia stos han de tomar vuelo los actos que les son propios. El Hijo de Dios es tu cosa amada y tu amante, es el objeto de tu vista y de tus miradas. El Hijo de Dios puede mirarse de dos modos muy distintos: Primero como persona, individuo, un particular, un ser que con el Padre y el Hijo hace uno. En segundo lugar como cabeza de un cuerpo mstico y moral que es su Iglesia, formando cuerpo con los santos que hay en ste y en el otro mundo. 5. Bajo estos dos puntos de vista han de obrar la fe, la esperanza y el amor. Hay dos uniones o una en distintas formas. En la primera nos unimos con Dios sin pasar ms lejos, considerndole como el bien sumo y objeto infinitamente amable. Esta misma unin se perfecciona por la segunda. En sta se presenta el amante y amado en calidad no de esposo, no como amante, sino como cabeza de una inmensa familia y de un cuerpo, como rey y seor de lo criado, como criador, conservador, gobernador y seor de lo que ha hecho; y en esta unin el alma recibe coronas, cetros, reinos, dominios, seoros y reina con Dios sobre la tierra y Dios por ella, en ella y con ella. La fe, la esperanza y el amor obran aqu. Estas hacen todo el juego. 6. Contesta a lo que te pregunto y me extender a su tiempo sobre tu modo de proceder. Escrbeme en particular sobre cada una de las hermanas. Hay momentos de aquellos buenos de visita, en que las
miro y reviso. Cunto deseara darles de viva voz forma de vida interior! Pero las fo a ti y estoy seguro no las dejars caer en ninguna de aquellas ilusiones propias de su posicin. Les dars mis afectos y diles que yo no las olvido, como no me olvidan ellas.
75. A Juana Gratias: Ciudadela Barcelona, Santa Cruz. 6 enero de 1862 Viva Jess! 1. Carsima hija: Yo he recibido tu ltima y ha sido para m un motivo de satisfaccin el saberos buenas y perseverantes. En mi penltima te hablaba de la Francisca. Yo no conozco su mal. Yo encuentro muy penoso y duro remitir una hermana por causa de enfermedad, si no es que sea por motivo de restablecerla en su salud, pidindolo ella. Antes de Navidad, o sea en el Adviento, propuse a Dios y le consult sobre mis cosas, y con inters sumo las vuestras. Estamos en la Epifana que es la fiesta de la manifestacin del Seor y es hora de responder y contestar. 2. Yo vivo en sta de Sta. Cruz (es el nombre de la ermita) y aunque hace mucho fro, pero yo tengo mi cueva ahora bien arreglada con su puerta y ventanilla. Estamos yo, Gabriel y Antonio. El hermano Antonio se porta muy bien, aunque es tejedor, Dios ha hecho de l gracia y favor porque trabaja como un labrador y es muy fervoroso. A media noche el da de Navidad, dijimos Misa y bajamos al Nio a la cueva, y aqu le hemos obsequiado; la familia del Joaqun ha subido algn da a cantar. 3. Los designios de Dios sobre vosotras esto ha sido en estos das uno de los objetos de mi meditacin. Qu
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hay? En el terreno de las obras y de las prcticas, no hay ms que sosteneros y aguantar esa poblacin. Es obra de Dios, dejad que corra, destituida de apoyo humano, por su cuenta, pues a su tiempo la conducir a su fin. Slo te repetir lo que varias veces te he escrito, y es que conviene sosteneros as, porque tal es la ordenacin de Dios. 4. Sois una familia, sois una joven bella y apreciable para Dios, mas el siglo que vive en otra regin, la ve fea y la desprecia; y cmo haremos para presentarla a los ojos del mundo? Cmo la vestiremos, y qu forma le daremos? Sobre esto he consultado a Dios, y es preciso que tenga una forma admisible, porque es una necesidad darle una cara y figura que agrade a la vista de las autoridades eclesisticas, y que pueda aprobarse. Sin esto no hay que emprender la obra, porque daremos de cabeza contra las peas. 5. Se ha de presentar la vida solitaria-mixta y contemplativa, que es la de las Maras, bajo una forma que sea admisible, y que no choque hasta su destruccin, con los que la han de apoyar y patrocinar, tolerar y autorizar. Esta figura agradable a la vista de los hombres, se la dar nicamente alguna (una o ms) de las obras de misericordia y de beneficencia. Y toda la habilidad est en que pueda vestirse exterior y pblicamente de esta forma, sin perder en nada la belleza y hermosura interior de Mara. La belleza interior y su forma es esencial, porque por ella agrada a Dios. Cmo se viste y en qu forma, que no la haga mujer mundana? Ah est como ves todo el fondo de la dificultad. 6. Es necesario presentar a la joven Mara ante las autoridades constituidas por Dios sobre la tierra para gobernar. Qu vestido se le pone? Yo he tenido a la vista estos das las Reglas y Constituciones, y a excepcin de pequeas modificaciones, como aquello de salir a ensear doctrina por los pueblos, y otras cosillas que no afectan a la sustancia; lo dems est bien. Yo he de consultar en Barcelona y Madrid sobre este asunto y oir lo que me digan. Slo tengo que prevenirte que antes de extenderos, es preciso despejar los pasos de la
carrera que habis de andar. Yo he de ver el camino que tenis que seguir, mientras ste no lo vea abierto, libre y despejado, conviene os mantengis como sois, porque un paso falso dado sobre esta materia, nos traera funestsimos males. Yo no duermo ni olvido esta marcha, yo no os descuido y os presento a Dios en todas mis oraciones, y confo a El vuestra direccin. 7. Ahora yo tengo en Espaa el campo libre y despejado para obrar y trabajar. Dios no me dejar en tinieblas sobre vosotras, porque oir vuestras splicas y oraciones, y stas han de reducirse a decir: Seor, apiadaos de las Maras y despejad su paso al desierto, vuestra Madre tiene por nombre Mara; por respeto a ella no abandonis a sus hijas, dadles una soledad donde libres de los trfagos y del trato de los hombres, no vean ms que el cielo y no miren ms figuras que la vuestra. Decid esto al Nio Dios, y os oir y entonces me descubrir a m sus designios sobre vosotras, y me manifestar los caminos que os conducen al desierto y os acompaar protegiendo vuestra marcha con mano fuert e. Entretanto orad y perseverad orando y yo uno mis splicas a las vuestras, y juntos haremos al cielo una santa violencia. 8. Sobre esto tengo mucho que decir, mas por ahora basta. Yo te hablar ms en particular y ms detalladamente sobre estas materias a proporcin que yo est fijo sobre lo que conviene hacer. Si no se tratara de otra cosa ms, sino de hacer un convento de monjas, fcil cosa sera, mas no est aqu la obra, antes se trata de presentar a Mara con toda belleza y hermosura que ella tiene por constitucin fsica-moral delante de Dios, y presentarla con su uniforme ante los hombres. El infierno brama y el mundo no la conoce y el siglo la rechaza, y a pesar de todo, se ha de presentar ante los grandes del mundo, saliendo del desierto sin dejar su soledad, ha de establecer en medio de las poblaciones sus desiertos y lugares y sitios solitarios con su vida recogida interior y exteriormente; ha de ser Mara y no otra y Marta la ha de acompaar.
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En todos estos das yo no he estado muy dispuesto para escribir porque paso el tiempo en escribir sobre cosas que son asunto de la Iglesia; no obstante, yo no faltar. Manda a ste tu affmo. padre, Francisco de J. M. J.
77. A Juana Gratias: Ciudadela Barcelona, Santa Cruz, 26 enero de 1862 J. M. J. Viva Jess 1. Carsima hija: Hame trado a mi cueva Quim dels Tallers tus dos ltimas, fecha de los Reyes y del 22. Y por buena suerte vienen siempre todas tus cartas llenas de noticias consoladoras. Vuestras enfermedades, privaciones espirituales y corporales, vuestra posicin de abyeccin, vuestra pobreza, todo esto, cuando cae sobre almas generosas a sufrir, no es ms que honor y gloria y causas de alegra. Yo admiro en vosotras la obra de Dios. Me complazco en ella, como Dios se complace, no en vuestras privaciones y penalidades, sino en un espritu fuerte que las sostiene. Tus dos ltimas me han sacado de una pena muy dura. Haca tres das que oraba por vosotras porque erais el objeto de una afliccin que me era intolerable. Y como Mara Francisca estaba enferma, estaba yo en gran cuidado, no por su muerte porque ser la de las santas, ni por su enfermedad, pero si porque veo vuestra empresa expuesta a pruebas que slo la mano de Dios puede sostener. Y el espritu de Dios me ocupaba de vosotras de lleno y no poda menos de penar. Yo te dir las causas porque te interesa. 2. Yo deseo, hija ma, que tu obra vaya adelante tal como est delineada en las reglas y en nuestras doctrinas. Pido con instancia a Dios bondadoso me descubra los caminos por donde se pueda pasar; pero pobre de m! Todo lo veo cerrado, todo obstruido. Vuestra obra es la ma y la ma y la vuestra es la obra de Dios. Por lo mismo que nuestra obra es obra de Dios, o no marchar o ha de fundarse sobre la proteccin especial de su providencia. Ha de marchar desarrimada y desapoyada de todos los auxilios humanos. No puede moverse si no la mueve el dedo de Dios, porque no
76. A las Maras de Ciudadela Barcelona, 6 enero de 1862 Viva Jess 1. Mis amadas hijas en Jess: Por la correspondencia s con gran satisfaccin ma, que perseveris en la vo c acin. Una sola pena tengo y es que estis reducidas a tanta estrechez de casa, mas esperad contentas. Hasta aye r, la ma no es ms ancha (mi celda), aunque el saln es mu y extenso, pues vivo en un sepulcro abierto dentro de la tierra , de diez palmos en cuadro y diez de alto. La puerta ha sido de esparto si no fue ayer que la pusieron de madera. Qu ms nos toca? He celebrado las fiestas aqu con el Nio Jess que prefiri una cueva a los palacios de los reye s. Estas son las fiestas de la cueva, porque Dios quiso para s una cueva, es Dios Hijo por nacimiento (dueo) de estos s i t i o s. Qu pobreza! Contentaos con la que Dios os da. Estis contentas, yo lo s, y para m vuestra satisfaccin es la ma. Yo no he dejado de ofreceros a Dios Nio y pobre. Oh cunto le place la pobreza voluntaria! No me olvidis en vuestras ora c i o n e s. Vuestro padre. Fr. Francisco
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cuenta con aquellos medios que tienen las obras de los hombres, y adems tiene contra si enemigos especiales y terribles que la vigilan y contradicen. De un lado, yo deseo con ardor que vaya adelante y, viendo sus obstculos, temo, estoy en cuidado y en pena de dar alguno de aquellos pasos que traen compromisos delante de Dios y de los hombres. Somos la familia de Elas. Su misin en el mundo tiene sus formas y poca sealada y marcada en los eternos decretos de Dios; y esa misin no puede cumplirse sino de un modo estupendo y ruidoso. Slo a ste toca el dirigiros. El es el que os abrir paso en su da. Sufrid, tomad paciencia, resignaos en vuestras privaciones. Una sola cosa os puedo asegurar y es que delante de Dios vais bien, y no podis hacer otra cosa. Soportad las pruebas. Y en cuanto a ti personalmente, sepas y ests segura que esa fundacin fue obra de la bondad y misericordia de Dios, ordenada en su providencia para bien tuyo personal y mo. Consulate en esto y soporta con resignacin ese destierro. 3. Yo vivo en esta cueva. A los principios tena miedo, no a los malhechores (ya sabes que ante los hombres soy impvido), sino por la impresin que causara ver dentro de la tierra, enterrado, un capelln a la vista de Barcelona, y un sacerdote tan conocido. Por ahora, nada ha habido de mal impresionable. Tiene diez a doce palmos de ancho y once de alto. Ahora hay puerta y ventanilla, y aqu duermo y habito. Ayer vino a visitarme el prroco de esta parroquia y, por supuesto, se dirigi a mi cueva. La puerta es tan chica, tan baja y estrecha que el pobre, siendo viejo, no poda entrar. A la fin, entr. Aqu he puesto al Dios inmenso, hecho pequeo, Nio nacido en una cueva. Han venido aqu Mn. Vilarrasa, Gatell y dems amigos y aqu les recibo. El P. Casellas viene muy a menudo. Voy raras veces a Barcelona y me es horrible dejar mi soledad. Vivo con mucha pobreza. Biel y Toni estn en la ermita y yo en mi sepulcro. Paso el invierno muy bien porque, aunque est no dentro de la pea sino dentro tierra y debajo tierra, el sitio es muy cmodo al espritu, muy seca, silenciosa y recogida y muy caliente.
4. Para vivir como vivs, fundando la subsistencia en el trabajo de manos, se necesita toda la fuerza de un gigante: trabajo, abstinencia, ayuno, economa, aparte la providencia y adems de las privaciones internas de la casa, hay que los de afuera desprecian toda asociacin que no tenga vida activa ordenada a actos de beneficencia. 5. Yo estoy pensando en si podran o no admitirse actos de beneficencia, y de stos no hay otros admisibles que: primero casa de ejercicios separada de la vuestra; segundo, casa de enseanza de nias separada, junta a la vuestra. No hay ms. Esta ltima trae inconvenientes muy graves y slo es admisible bajo estos principios: 1 casa o sala separada para esta enseanza; 2 una casa de hermanas que vivan vida comn y adems que tengan sus celdas aparte para vida solitaria y que no salieran a la sala de enseanza, sino viniendo de la soledad. Para casa de ejercicios se necesita lo mismo: que las ejercitandas vivan fuera de la casa vuestra, en sitio adjunto. En el continente no se da impulso a ningn nuevo convento si no toman enseanza. Fuera de stas, las dems nadie las mira ni las conoce. La providencia se sirve de stas para un bien. Para nosotros no son admisibles estas fundaciones sino para presentarlas como pantalla ante los gobiernos. En tal organizacin seria indispensable dos rdenes de cosas: uno que tuviera en s la vida cenobtica y solitaria y la otra vida mixta; y por casas de vida mixta no veo otras que las dos indicadas. 6. Yo no creo haya en esa isla posibilidad para ejecutar nuestros proyectos, porque lo grandioso les alarma y asusta. En Barcelona hay para lo bueno y malo, gente y medios; y no veo cmo pueda estar ah el noviciado. Si t quedaras libre para viajar o ausentarte, enhorabuena, pero estando t ah ligada, no puede esto moverse de ah. 7. Para que te puedas ausentar se necesita una persona que sepa, como dices, dirigir todos los trabajos de costura. Sobre vosotras lo pongo delante de Dios todo en suspenso, esperando ver con alguna claridad lo que se me presen-
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ta obscuro. Dios no nos negar sus luces. En Ibiza os sera fcil ordenar un sitio desierto y un poco ms desahogado que en sa, porque la gente vive en campaa. En Barcelona se va a edificar la calle de Santa Cruz y a su extremo, tendras un desierto espacioso y lugar cmodo para la vida cenobtica y solitaria. Entendindonos con los obispos, podra presentarse como casa de ejercicios para seoras...
zas espirituales me parece puede darse por contenta, pagada y satisfecha y si no lo es, dgamelo. Vd. qued solitaria. Qu vida tan perfecta! Dios le d el don de la perseverancia. Yo no dejo de encomendarla a Dios. Su affmo. padre, Francisco Palau, Pbro.
78. A D. Clara Pons y Torres: Ciudadela 79. A Juana Gratias: Ciudadela Barcelona, 26 enero de 1862 Barcelona, Santa Cruz, 3 febrero de 1862 J.M.J. Viva Jess 1. Sra. Clara mi patrona amada: He sabido que las Maras se han ido de su casa y usted se ha quedado con la suya sola. El convento se ha quedado con la patrona. Ahora me cabe a mi una obligacin que satisfacer y es pagarle lo que se le debe del tiempo que han estado en su convento. Qu le dar yo? Las gracias es poca cosa. Qu pues? Nada. Quin satisfar?, el Seor a quien sirven las Maras. Yo se lo pedir, yo le rogar que pague por ellas. Cunto quiere Vd.? Pinselo bien. Jess es buen pagador. El dijo que un vaso de agua fra dada en su nombre no quedara sin paga. Cunto no debe a Vd. el buen Jess que dio a sus esposas un pozo entero y una casa entera? Yo pido le d a Vd. la gloria o un palacio todo bien parado y amueblado en el empreo, no en vida sino despus de muerta. En vida, su gracia, las virtudes propias de su estado, espritu de oracin, amor a lo santo y sagrado y desprecio de lo caduco y perecedero, y los dones del Espritu Santo, para vivir como una buena cristiana. Con estos dones y con tanta gloria y riqueJ. M. J. Viva Jess 1 Carsima hija: Acabo de recibir tu ltima y te contesto sobre la enfermedad de M. Francisca. Entrgale el adjunto billete. En su enfermedad hay mucho de extravagante y, como te insinu otra vez, mucho de diablico. No es falta de alimentos lo que produce su debilidad y lo que la mata; es ms antes los medicamentos que toma. Las pldoras atacan la sangre y, no pudiendo evacuarse, le dan esos ataques. Vaya con cuidado en tomar medicinas. No le deis ms de lo regular porque esa hambre es sobrepuesta y no es efecto propio de la necesidad. Es preciso se arme contra el espritu malo que la veja y armaos todas porque, sabis qu es ese mal que se apega y que pasa de una a otra? El espritu infernal, que cuando atormenta a la una deja las otras y cuando sale de una va a otra. Echadle con la oracin, penitencia y ayuno y no temis os mate ni muris de esta enfermedad.
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2. Ya sabes, hija ma, que Dios me da para vosotras inteligencia en cierto grado sobre vuestras enfermedades. Lo habis de menester porque hay muchas de stas que no estn al alcance de los mdicos y s a la vista del que ora. Si Dios me manifiesta las enfermedades de vuestras almas, cunto ms las de vuestros cuerpos? Biel encajona el Betlem para llevarlo a la isla. 3. En mi anterior me dabas expresiones para la Malena, Peranza y Serafina y me preguntabas por las de Aytona. La Peranza est sirviendo en Barcelona y, sea poca voluntad suya o sus deberes, en estos cuatro meses ltimos la he visto poqusimas veces. Haba hecho deudas a la Malena, la mand venir y ellas dos tienen sus trficos. La Peranza manda a la Malena y sin su licencia, no la deja venir a verme. Yo las he dejado y dejo correr por sus riendas y no me meto en sus cosas. Creo tratan de irse a Lrida las dos. Habr lo de antes: guerra entre la Peranza y la Marieta. La Peranza no est muy dispuesta por vosotras y, como yo no quiero dos familias, es la causa porque la dejo correr y adems es muy picadilla y de puntitos. 4. La Rosa haca pasos para entrar en un convento y pidi dote a sus padres, que la despreciaron. Vino a la misin dos das y se fue sin decirme adis a Fraga. La dirige Juan mi hermano que est en el hospital de Lrida de hermano. 5. De todas las que conozco en el continente, solas dos creo bien dispuestas para vosotras. Y son la Teresa y una maestra de Vallcarca, que es el casero de detrs de los Josepets. La Teresa se iba perdiendo en Aytona. Rene muchas cualidades buenas y, cediendo a las instancias de la Antonia su madre, la he mandado venir. Est con la maestra de Vallcarca a tu disposicin. La mantienen de Aytona; envan por el ferrocarril judas, aceite y dems. En todos estos aos ha estado con la maestra aprendiendo, y sabe bien escribir y las labores de una mujer. La maestra con que est, rene an ms cualidades. Es de ttulo y joven y la que podra ayu-
darte; slo que tiene padre y madre, pero vive independiente de ellos. Te escribirn las dos el correo prximo. 6. La Pepa recibe el da 7 del actual los ltimos exmenes para el ttulo de maestra. Este ttulo es la dote que le piden en la providencia. Est ya admitida y luego que llegue de Madrid el ttulo, entrar monja. Pobre, no tiene ms que la buena voluntad de ser monja! Y este da la Teresa la acompa a casa de D. Antonieta y vieron all al den que es el presidente de los examinadores. Yo la he recomendado. Su compaera, la Marieta que t conoces, es monja en Badalona. Si no fuese que tal vez convendra que la Teresa tomase el ttulo de maestra por julio (esto no os hara estorbo ni peso) te la enviara de seguida. 7. El terreno de Santa Cruz toma gran valor desde el ensanche de Barcelona. Convendra hacer en sta una fundacin, y al efecto, podrais tomar el extremo de la calle de Santa Cruz. Esta est ya toda censada para edificios. Aqu podais arreglar cmodamente una casa a vuestro gusto. Pienso podris tener agua viva en los jardines y huertos y en casa misma, sin costaros nada. El terreno que yo ceda a Garca, que es el marcado para vosotras, sube al valor de dos mil duros, con el agua. 8. Sera muy conveniente que t vinieses con otra al menos por todo el mes de mayo y veramos si esto puede ir o no. Y, como ya sabes, yo predicar en todo el mes en Beln. Ahora voy a resolver mis trabajos de Cuaresma. Va a caer sobre m la Cuaresma y el mes de Mara y, adis soledad! Ayer hicimos fiesta. Subi toda la familia de conocidos. No estaban la Malena ni la Peranza. Subi la Antonieta que tiene una conocida hija suya monja en Montesin, y tambin la Espartero y sus hijas, y me preguntaron todas por ti. La Serafina es muy fiel y sigue como siempre. En F. no hay novedad. Sin ms dispn de este tu affmo. padre, Francisco
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9. El Vicario Juan me escribe que son cinco las Maras alistadas en Palma. Martn sigue bien. Ramn contina enfermo. Mis afectos a cada una en particular. En los otros correos escribir a cada una porque tengo que decirles lo que Dios me comunica en la oracin. Recib la de Jayme y Juan Caymaris. Hoy han venido a Santa Cruz la Malena y la Peranza. Yo no las entiendo. Contigo tal vez seguiran. Yo por ahora no tengo compromiso con ellas.
Pero vamos all. El siglo la rechaza y no la recibir sino precediendo una misin tan ruidosa como la de Elas. El siglo no os quiere. Sus leyes y los gobiernos os excluyen. Una de dos, o quedaros sofocadas, o que os autorice una misin muy extraordinaria, o es preciso os hermanis con Marta. Estos son mis sentimientos comunicados en la oracin. 3. Cmo y con qu forma os presentis en Barcelona y delante los gobiernos? Yo tengo gravsima pena sobre esto, porque de algn paso falso, dado con precipitacin o imprudencia, resultara un descalabro. Por ahora no tenis otro ttulo que presentar que el de la enseanza. Los dems no son reconocidos. Este y el de casa de ejercicios. Cmo se avienen Marta y Mara? El siglo conoce a Marta y la quiere, pero no conoce a Mara. Pues bien, que vivan juntas; que Marta sea la portera del desierto y Mara quedar salva con los cuidados y buenos oficios de su hermana. Yo no tengo para presentaros ante el mundo la misin del profeta Elas, pues bien, necesito a Marta. 4. Cmo se aviene la enseanza con Mara? Ah est el peligro, ah la vigilancia, ah la dificultad. Yo he tratado este asunto con todos los amigos que pueden ayudarme y con los que pueden contradecirme; y peso muchsimo las cosas. Yo no s si te he dicho otras veces la forma nica que creo puede presentarse. Te dir lo que pienso. Pngase a Marta en la sala de enseanza, en pieza separada; edifquese para Mara un desierto o casa donde viva a su gusto fuera del trfago de su hermana; en el desierto o dentro la clausura pnganse ermitas y vyase de la ermita al convento, de la vida cenobtica a la solitaria y de la vida solitaria a la casa de enseanza. Esto puede marchar. 5. Los peligros estn en que Marta quede sola en la portera, y con la portera, cerrada la puerta del desierto, y ella afuera; y que Mara no tenga quien la lleve a la soledad o est en el desierto sin Marta. El peligro est en que una sociedad no tenga sus leyes bien combinadas y ordenadas
80. A Juana Gratias: Ciudadela Barcelona, febrero-marzo de 1862 J. M. J. Viva Jess 1. Carsima hija ma: Sin esperar carta tuya, escribo sta en un rato que tengo disponible. Te he escrito varias veces que vosotras sois para m objeto de gravsimas penas, cuidados y solicitud. As es. Cuando en la oracin os presento a Dios, la primera pregunta que hago es bajo qu forma y figura queris se presente Mara ante el mundo? Cul es su uniforme? Como yo tengo responsabilidad, como pesa sobre mi alma la responsabilidad, mi espritu est atento, alerta, vigilante a la voz de Dios. 2. Su exterior es la penitencia, la pobreza, la soledad, la oracin. Su forma es la de la Magdalena, Mara egipciaca, Santa Rosala, Santa Teresa de Jess, Santa Clara, Santa Catalina de Sena y la de las almas de vida contemplativa. Como sta es su propia figura, t, llamada a esta vocacin, no puedes desear otra, ni yo tampoco.
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para la vida activa, contemplativa y mixta. Sin esta combinacin, variacin y cambio no hay orden estable y perfecto. Mientras Mara est haciendo corte a Jess en el desierto, en la soledad de la ermita y del claustro, Marta est segura en las salas de enseanza; pero, si falta Mara, ay de su hermana! y si Marta no est en la cocina, en las oficinas, en el trabajo, en la puerta y habindolas con los que llaman, pobre Mara, pobrecita! 6. Yo no estoy ocioso en Barcelona. Vivo aqu para trabajar. Y, en cuanto a vosotras, inspecciono el terreno. Yo estar aqu hasta el junio y os preparo los caminos, y ahora voy a decirte mis proyectos. Nuestro terreno de Santa Cruz, desde el ensanche de Barcelona, ha tomado y va tomando gran importancia. Yo he destinado para vosotras la parte que toca con la entrada de la calle de Santa Cruz. All hay el torrente y el local ofrece cuantas comodidades podis desear. Vuestra soledad no puede ser presentada como tal. Es preciso una pantalla que os cubra y autorice. Poniendo en una sala aparte una maestra de ttulo, queda todo cubierto, protegido y autorizado; y sin esto, vistas las disposiciones del pas, yo no puedo comprometerme con vosotras a una empresa de la que veo segura las ruinas. 7. Mientras se prepara en Santa Cruz vuestro desierto, se ordena en Vallcarca una enseanza, por una hermana de ttulo y esto os cubre a todas. Yo he comunicado esto con quienes pueden destruir o edificar, y es la sola cosa que va y tiene salida. Bajo este aspecto, el alcalde y ayuntamiento de Horta y el cura se ofrecen a protegeros en cuanto puedan, y lo mismo el obispo. Sin esto, yo no veo salida y tarde o temprano terminara todo como en Lrida. Todo esto no pasa de proyecto y deseara muchsimo que t pudieses venir por el mes de mayo, solamente para vrtelo por ti misma. Vosotras no podis presentaros en Barcelona sin tener anticipadamente preparados vuestros caminos.
8. Pa ra lo que pueda convenir, la enseanza de Vallcarca est bajo mi direccin ante el obispo y ayuntamiento y, como sta toma la de Santa Cruz, si es que as Dios lo ordena, fcil cosa ser trasladaros a vuestra soledad desde Vallcarca. La Teresa est en Vallcarca y se prepara para tomar el titulo de maestra. Puedes disponer a su tiempo de ella porque est en las ms bellas disposiciones. La que tiene aqu el ttulo de maestra se llama Mara Ferriols y tiene las mejores cualidades que puedas desear. Est dispuesta a dejar la enseanza y trocarla por una soledad, cuando se le mande. Estoy tratando de si se unirn a ellas la Malena y la Peranza y al efecto, harn ejercicios en la misma casa. Lo pongo todo por ahora bajo la direccin del prroco y del vicario general en mi ausencia. La Pepa ahora no est ya bajo mi direccin, porque me dijo esperaba slo el ttulo que le vendr luego, para entrar en la Providencia, y se arregla a su modo.
81. A Juana Gratias: Ciudadela Barcelona, febrero-marzo de 1862 1 1. [] Hay que ligar las manos a Marta. Son las reglas, los principios, las leyes, las doctrinas y el espritu verdadero en las personas quien funda slidamente la vida religiosa. Lo que es en Barcelona, conociendo las disposiciones de los espritus no me atrevo a proponer institutos de vida solitaria y contemplativa pura, porque es trabajar sin resultados, no teniendo como no tengo, rdenes especiales y misin extraordinaria de Dios. Deseara conocer tu modo de pensar.
1 Esta carta parece continuacin de otra. La carta 80, queda inacabada y trata por extenso el asunto con que comienza esta cuartilla.
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2. En cuanto a tus cosas en particular, nada tengo de especial que aadir sobre tu modo de proceder en la oracin. Cuida de que la solicitud, penas y cuidados que traen consigo tus compromisos con las hermanas, no sofoque ni entorpezca tus relaciones y comunicaciones con Dios. Haciendo t lo poquito que est de tu parte, aquitate y salva la paz de tu alma inalterable. Esta se funda en una conciencia recta, cumpliendo lo que te toca de deber. Lo dems queda y corre a cuenta de Dios y lo que no cae bajo tu responsabilidad personal e individual, no te ha de ser motivo de pena. 3. Contina mirando en Jess el cuerpo de su Iglesia, y trtale no como una persona e individuo solo, sino como cabeza de un cuerpo moral y de este cuerpo moral que es la Iglesia, El es la cabeza, de este pueblo, El es el rey y seor, el amo y dueo. Has de hacer actos de amor, fundndolos sobre la fe. Los cuidados de todo lo exterior han de ser para ti tu despertador para tus tratos y comunicaciones con Jess. En tus penas, que sern muchsimas y graves, aprende a refugiarte en El. Nunca sers mejor recibida que cuando vayas cargada de penas. 4. Dirs a todas mis hijas que no las olvido en mis oraciones, que me encomienden a Dios. Estos das hice una visita al capitn general. Le ped los catecismos que Zapatero me haba confiscado y me los volvi. Nada de particular sobre Formentera. Te saludan todos los hermanos y hermanas y manda a este tu affmo. padre, Francisco
82. A Juana Gratias: Ciudadela Barcelona, Cueva de Santa Cruz, Pentecosts, 8 junio de 1862 J. M. J. Viva Jess 1. Carsima hija: Te contesto a tu ltima y en este correo no he tenido carta. Yo escribo todos los correos y deseo que vosotras hagis lo mismo. En cuanto al punto principal que es el de viajes, te dir lo que pienso y siento. Si t pudieses dejar por un mes Ciudadela, no veo sino gran utilidad en que vinieses con otra, y el objeto sera entendernos juntos sobre el modo de proceder. Aqu no puede ya abandonarse la empresa. Yo creo que este viaje, si puedes verificarlo, te servir de satisfaccin porque todo va segn nuestros deseos y en orden. Nada te digo de la gran satisfaccin y alegra que tendrn las hermanas de aqu de poderte ver y conocer. Por ahora son cuatro y he suspendido tomar mayor nmero hasta otra disposicin: la Marieta, la Rosa, la Peranza y otra llamada Coloma. Yo estoy de su orden muy contento. 2. En mi ermita va tambin bien. El pas est ahora dispuesto para recibirnos. Si puedes venir, sea el correo prximo y te irn a recibir, y si no, escrbemelo. Si vinieses, yo esperara aqu a S. S. I. de vuelta de Roma. Por ahora nada ms sino mis afectos a todas. D. Mariano me dijo estara aqu tiempo. No he podido volver a verlo. Manda a este tu affmo. padre, Francisco En Formentera nada de nuevo.
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83. A Juana Gratias: Ciudadela Barcelona, junio de 1862 1 1. [] En Vallcarca, en las hermanas, hay gran orden, tienen su clausura, su recibidor y para dar ejemplo, yo no entro en su clausura. La Marieta es muy dcil y obediente a la Rosa y por ahora son las cuatro siguiendo sus ejercicios. Yo estoy contento de ellas. Suben juntas a Santa Cruz, se confiesan, oyen misa y se vuelven. En Santa Cruz gobierna mi hermano Juan y se observa severamente el silencio y todo lo de una comunidad perfecta. Esta semana se concluye el conventculo. Tienen una sala, seis celdas, una iglesia con su coro, tres altares. Yo vivo en la cueva. 2. Por ahora todas nuestras cosas por aqu se presentan de buen aspecto. El motivo que tengo para pensar si conviene o no que t vengas, es para terminar y completar nuestra unin y ponernos todos acordes, aunque ya lo estamos, pues que yo no veo en cuantas estn bajo mi direccin ninguna discordia ni prevencin contra ti. Tu presencia confirmara lo que les digo a favor de ti para la paz y unin. Toda nuestra gran misin consiste en unir los genios y acordar las vocaciones, hermanando las de vida activa con las de contemplativa. Expresiones a todas mis hijas y las recibirs de tus hermanos y hermanas y manda a este tu affmo. padre, Francisco
84. A Mara Magdalena Calafell: Ciudadela Barcelona, junio de 1862 Viva Jess 1. Mi amada hija en Jess: Grande ha sido mi sorpresa al leer lo que dices sobre D. Juan Caymaris. Por qu razn te invita a unirte con otra comunidad? Esto es decirte a ti y a todas que abandonis vuestra vocacin. Sobre lo que dice de que la hermana Juana se ir a Francia, eso no, mientras necesitis de su presencia. Ahora que pasar el Sr. Obispo por esta de Barcelona, yo tratar con l sobre vosotras y, acorde con l, se seguir bajo la forma de vida que sea del agrado de Dios. Ser su tentacin que os ve pobres y enfermas y se espanta. 2. Por lo que mira a tu bien espiritual, ya vendr el da en que podremos hablar. Ya que sabes escribir, no dejes de manifestarme tus penas, combates y tentaciones. Manda a este tu affmo. padre que te ama, Francisco
85. A las Maras de Ciudadela Barcelona, 24 junio de 1862 J. M. J. Viva Jess 1. Carsimas hermanas en Jesucristo: Esta sirve para deciros que he recibido la carta que habis escrito a la her-
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mana M. Juana. Como es muy natural, he tenido una especial satisfaccin de tener noticias de vosotras y de ver que, en medio de los sacrificios y de las pruebas, perseveris firmes y constantes. Estoy sumamente edificado de saber vuestra voluntaria pobreza, vuestra penitencia y mortificacin, vuestras privaciones y vuestra observancia, pero he tenido una vivsima pena de saberos en tanta pobreza y enfermedad, no por la pobreza y dolor, sino por temor que no fallezcis. Pero Dios sobre todo. 2. Yo he tenido gran cuidado y solicitud de preguntar por cada una de vosotras a la hermana M. Juana, y estos das os he encomendado a Dios. La hermana Juana ahora ha ido a Montserrat a unos ejercicios y, en volviendo ir. Si no hay inconveniente que lo estorbe, volver por el vapor ms prximo a ste. He tenido gran pena al saberos sin ella, pero espero podris perseverar unos das ms. 3. Yo deseo mucho y muchsimo ir para veros y hablaros y este verano ver si puedo o si conviene que vaya. Yo por mi parte estoy todo entero a vuestro servicio, y cuantos sacrificios dependan de m, los har. Si no voy no es por falta de voluntad ni por falta de sacrificios, sino que miro si conviene o no. En cuanto al silencio, claro est que si hay enfermedades y trastornos, el silencio sera perjudicial y no se puede ni debe observar. P. D. El Sr. Obispo no ha venido an. Yo escrib el correo pasado, dirigiendo la carta a la hermana M. Magdalena. No he podido acabar de escribir los dems billetes. Los enviar dentro la carta de D. Juan.
86. A Juana Gratias: Ciudadela Vedr (Ibiza), 29 agosto de 1862 J. M. J. Viva Jess 1. Mi muy amada hija: En llegando a Palma el 18, te escrib dos lneas en que te deca que iba directamente a Ibiza para mis ejercicios. En llegando a Ibiza, me he venido al Vedr. Esta vez los ejercicios son exclusivos para mi alma y para nada ms, y por esto en sta no me extiendo. El da 4 volver y ser para los cargos y obligaciones que tengo, para las reglas y direcciones. En ellos te escribir lo que me inspire el Espritu que preside y asiste a esta soledad para bien tuyo individual y de tus compaeras y para la gloria de Dios. Nada te digo sobre lo dems porque necesito consultar al Seor. 2. Para tu tranquilidad y seguridad debo manifestarte que, en medio de las pruebas y debates, yo guardo para contigo y guardar siempre aquellos sentimientos que slo la caridad, slo el amor de Dios y de los prjimos puede comunicar, sentimientos de fidelidad, lealtad y amor. Es cuanto por ahora puedo decirte. No faltar de escribir desde aqu a S. S. I. Mil afectos a mis hijas y manda a este tu affmo. padre, Francisco
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87. A Mara Magdalena Calafell: Ciudadela Barcelona, Santa Cruz, 1 octubre de 1862 J.M.J. Viva Jess
88. A las Maras de Ciudadela San Honorato de Randa (Mallorca), 19 octubre de 1862 J.M.J. Viva Jess
1. Mi amada hija: Recib tu muy apreciable en que me decas que la hermana Juana estaba enferma. Espero me dirs en qu consiste su enfermedad y si contina. Yo estar en cuidado hasta saberlo. Sobre lo que me dices de la direccin, la obediencia es el sacrificio ms aceptable a Dios que puedes hacer de ti misma. Ella te fijar en nombre de Dios el camino que has de seguir. T no conoces tus destinos. Slo Dios lo sabe y El te dir por la voz de la obediencia, por donde hayas de marchar. En cuanto a la enseanza, si no es tu vocacin, te dar la obediencia otros destinos. Me dices te enve a buscar. Y por qu? Puesto que sabes un poco ya de escribir, no dejes de escribirme todas tus tentaciones, batallas y combates, tus dudas y temores, tus penas y aflicciones. Esto me servir. En cuanto a volver al mundo, si t no lo quieres, por mi parte yo no te dejar ir ni consentir a ello. Yo no vi a tu madre, pero pienso verla ahora al volver a Palma. Consrvate buena y manda a este tu affmo. padre, Francisco
1. Mis amadas hijas: Posedo de aquel sosiego y profunda paz que comunica el espritu que preside en este santo desierto, habiendo precedido tres das de silencio y de soledad absoluta, os escribo sobre los dos puntos cardinales que abraza vuestra vocacin, y son: el amor de Dios y el amor de los prjimos. 2. Primero amor de Dios. Unidas con el Hijo de Dios en fe, esperanza y amor, el esposo os dice dirigindose a vuestras escuelas: Segundo: estas son mis hijas y vuestras hijas, amadlas con el amor con que yo las amo y cuanto hiciereis a una de ellas lo hacis a M. Yo estar con vosotras, en medio de ellas; educadlas, enseadlas. Ah tenis, hijas mas, designados vuestros altos y sublimes destinos. Sobre esas dos bases descansa y reposa el edificio espiritual que Dios en vosotras va a levantar. Ah estn las columnas que sostienen toda la perfeccin a que aspiris. Sobre estos dos captulos yo tengo en mi alma preparados dos grandes cuerpos de doctrina que han de ser vuestro pbulo, vuestro alimento, vuestra vida, vuestra fuerza y vuestra virtud. En pblico y en particular y en comn yo dirigir la palabra a estos dos artculos. Por esta senda yo dirigir vuestras almas. En esta carta os dir los puntos ms esenciales que uno y otro abraza.
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Amor de Dios 3. Vuestra unin con el Hijo de Dios pende de estos dos artculos de nuestra santa fe catlica. 1. El Hijo de Dios es para vosotras la cosa amada. 2. El es para vosotras el nico amante que tenis y es posible tener, que rena todas las cualidades de tal. Lo creis? Creedlo y para fortificar vuestra fe me extender. [I]: Es para vosotras la cosa amada... Lo creis? Creedlo. Qu le falta para que sea un amado tal cual vuestro corazn pide, quiere, apetece y busca? Nada, todo lo rene en grado superlativo. Lo veris. Vuestro corazn, dominado por una pasin inmensa, terrible, e indomable, da fuertes latidos, desea, apetece, busca y llama a un amado-amante que llene por completo, en cuanto es compatible con la condicin humana, sus apetitos. Y cul es ste? 4. Os har de l un retrato. 1. Ha de ser infinitamente bello, gracioso, afable y hermoso. No es tal el Hijo de Dios? En su humanidad sagrada tiene la figura ms acabada y perfecta posible, es bello como Dios. En las fisonomas de su rostro brilla y refleja la belleza suma que es Dios. Cuanto el ojo material puede ver y encontrar en las fisonomas de los hombres de perfecto, bello y hermoso, de agradable y deleitable, todo se rene en su cara y en la constitucin de su cuerpo. Su color blanco y encarnado el ms puro sobre unas carnes limpias, finas y transparentes como el cristal ms puro; y esta belleza material y corporal revela en El su belleza suma interior que tiene como Dios. Si veis, hijas mas, algo de bello en los hijos de Adn, esta belleza no es ms que un destello que se ha desprendido de la perfeccin de vuestro amado.
5. En cuanto hombre rene toda la belleza de los hombres; y como Dios es el Bien sumo, el ser supremo, infinitamente amable. Estis satisfechas con tal amado? 2. Qu veris en los hombres de bueno, de amable, de brillante que no lo tenga El en grado sublime? Gloria, honor, poder, ciencia, sabidura, riqueza, todo cuanto dicen estos nombres, todo lo veris en El. Si algo de esto tienen los hombres, lo han recibido por gracia y favor, por limosna y mendigando a las puertas de sus palacios. Hay otra circunstancia que tambin apetece vuestro corazn en el amado; y es que sea eterno, imperecedero, inmortal, libre de toda enfermedad, dolor, pena y afliccin, a quien no alcance jams la muerte ni sus angustias, ni la miseria ni la pobreza, a quien no pueda el tiempo ni sus vicisitudes destronar con un revs de fortuna, y que sea en una palabra, en el da de los desposorios y de las bodas y eternamente el mismo, invariable. Le creis tal? Me diris: S, como catlicas esta es la idea que tenemos del Hijo de Dios. No basta esta fe. Vamos ahora a otro artculo. 6. Jess es vuestra cosa amada y, si vuestro corazn ama fuera de El, est perdido; cuanto Dios ha criado y puede criar no puede contentarle. Vuestro corazn ha sido fabricado para amar y para amar a El slo, y amo ama, y busca su amado con sed rabiosa y, siendo su amado la belleza suma, su pasin es insaciable, inmensa, y sus tormentos inexplicables. [II]: 2: El amado os ama con amor eterno, puro, leal, constante, desinteresado, con pasin y con una pasin igual a la vuestra. Lo creis? Creedlo y todo est hecho; creedlo y vuestra fe os ligar con El en unin inefable. Trabajad, hijas mas, en salvar vuestra fe sobre este artculo, porque, si sta os falta, no hay desposorios. Os habis unido con El en fe, esperanza y amor.
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7. Es vuestro amado y vuestro amante. Lo creis? Creedlo y, para que lo creis, os descubrir las bases sobre que se funda este amor. Este amor se funda en su bondad, no en vosotras, sino en El. Ama en vosotras lo que hay de amable, que son las personas o la personalidad, y aborrece el vicio y el defecto. Porque os ama, os cri; porque os ama os redimi y porque os ama, os llama por vuestros nombres, os busca y muere msticamente por vosotras todos los das en el altar. Y este amor, que se funda en El y no en vosotras, es la causa de vuestra esperanza. Ay de vosotras, si este amor pendiera de vuestros mritos! 8. Hijas mas, todos los ataques de parte del diablo contra vosotras se dirigen a extinguir vuestra fe contra este artculo. Qu razones, qu argumentos, qu sofismas! Si no creis que Jess os ama, sea cual fuere el motivo, se saca de aqu, sale de esta incredulidad la desconfianza, la desesperacin, la tristeza de alma, el decaimiento espiritual, la tibieza, la indiferencia y la ruina y la muerte del espritu; mientras que la fe produce efectos opuestos: el amor, el fervor, la vida y la fuerza. 9. El motivo que alega el ngel malo para persuadiros que Jess no es vuestro amante, es vuestras faltas y cuanto sois y tenis de Adn pecador. Hijas mas, el pecado, lejos de resfriar el amor de este amante, al contrario, muri para matarle. Esto prueba el amor de Dios para con nosotros. Nos redimi, siendo malos; nos quiere y busca, siendo pecadores y nos ama, siendo lo que somos. Ama la persona y no sus defectos. Avivad vuestra fe sobre este artculo y producir esperanza y encender el amor verdadero y puro. Vuestro corazn busca y apetece y llama un amado presente y no ausente, y teniendo en la unin con El sus goces, desde que le cree ausente, sufre horriblemente. 10. Vuestro amado est presente. Creedlo. La fe catlica os lo dice.
En el sacramento viene a vosotras y os dice: Yo soy vuestro amado, todo vuestro, y en prueba, se os da bajo las especies de pan, y vosotras le recibs, le tomis, le tocis, le abrazis, os uns a El y El a vosotras, le comis y os hacis una misma cosa. Creedlo, hijas mas, y as ser. Qu ms queris de El? Le tenis, le poseis, viene con vosotras y se deja en vuestros brazos llevar donde os plazca. En el sacramento, cuanto ms le tocis, ms limpias sois; abrazndole, os comunica su castidad y gozndole, ms santas y puras sois. Amor de prjimos 11. Unidas con el Hijo de Dios en fe, esperanza y amor, os dice el esposo, dirigindose a vuestras escuelas y a las nias y jvenes educandas: Estas son mis hijas y tus hijas. Y veis aqu el fruto del amor de Jess para con su esposa y de sta para con Jess. Cuando se rene la escuela, all est Jess en medio de su familia. Cuando la esposa madre toma asiento sobre la silla magistral para ensear, Jess maestro est sentado con ella a su lado derecho y ensea, la inspira, la asiste, la fortifica y la consuela. Creedlo, as es. Ah, si tuvieseis fe en Dios! Con qu alegra y satisfaccin estarais en medio de una familia de la que vuestro amado es el padre desde el Bautismo! Cuando al principiar la clase, invocis su nombre, con qu presteza se presenta! Basta, hijas mas. Muchsimas cosas ms tengo que deciros sobre esto ltimo. Ser en otra carta. Recibid los afectos de este vuestro padre, Fr. Francisco de Jess Mara Jos El correo prximo que viene os escribir a las tres en particular. Direccin: calle del Agua, n 18. Palma.
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89. A Juana Gratias: Ciudadela Masllorens (Tarragona), 17 noviembre de 1862 J. M. J. Viva Jess 1. Mi muy amada hija: Recib tu muy apreciable carta y tuve una especial satisfaccin al saber que estabais todas en salud. En estos das no he dejado de encomendarte mucho a Dios porque creo lo necesitas. Yo no puedo decirte otra cosa sino que perseveres y que te sostengas del mismo modo. T comenzaste ah vida retirada y contemplativa. Un cambio lo tra s t o rnara todo. Persevera bajo los mismos principios porque por ahora t no puedes hacer ya ms. 2. La Rosa se cans de enseanzas y escuelas y, poco fiel a la direccin ma, acostumbrada a vivir encerrada en un cuarto hacindose servir de todos en Fraga, y dirigiendo ella, en lugar de ser dirigida, en correspondencia continua con Juan mi hermano, cuya direccin ha seguido siempre, ha vuelto a su antigua reclusin. Yo suspend la enseanza de Vallcarca para tomar all la escuela del ayuntamiento que se dar a una de las maestras. Este invierno se establecer en Barcelona el colegio central, donde estudiarn y se prepararn las que hayan de presentarse a exmenes y oposiciones, y aqu se reunirn las maestras para llevar adelante su plan de escuelas. Este verano tomarn plaza del ayuntamiento la Teresa y la Marieta y otra maestra de Palma. Este colegio central va a cargo de todas las maestras de ayuntamiento. 3. Mientras marcha por su curso regular el plan trazado para llevar con la debida perfeccin las escuelas de ayuntamiento, se buscan y preparan materiales y medios para edificar en Santa Cruz la casa de retiro, de soledad y de ejerci-
cios para las maestras y para las seoras que tengan esta devocin. Para esta grande obra ofrecen cinco mil duros, pero yo temo adquirir ligamientos con esto y por ahora lo suspendo. As estn las cosas. Por ahora, la escuela de Palautordera va muy bien; la poblacin est muy contenta, como tambin los prrocos vecinos. 4. Hija ma, yo no puedo marchar por otro camino sino por el que est ya abierto por la providencia. Las escuelas estn ya autorizadas por ambos gobiernos y cuentan con medios de subsistencia para mantenerse a s mismas y su personal y con la proteccin de las leyes y de las autoridades. Yo no puedo correr por otra va, y por sta que he entrado tengo seguridad de conduciros a donde intento. Qu es lo que queris? Soledad en el claustro, retiro en la celda, clausura, silencio, penitencia, pobreza, oracin? Esto conduce el alma a Dios, esto es amor de Dios y esto tendris a su tiempo cumplidamente. Esto no me basta. La perfeccin est en el cumplimiento de los dos preceptos del amor. Para el segundo se os autoriza para ensear y este alto y sublime ministerio, confiado a la flaqueza de una mujer, para cumplirse con fruto se han de observar las leyes que fijan sus frmulas. Y ved aqu las escuelas. Cun tarde he conocido mi misin! Cun tarde he llegado al campo del Seor para trabajar! Te haba yo hablado siempre y nicamente del amor de Dios, de la unin del alma con Dios, de los medios que conducen a esta unin; pero nada te deca del amor hacia los prjimos porque Dios a m no me trabajaba ah. Ahora, hija ma, he tomado mi vuelo hacia los prjimos sin dejar a Dios. 5. T por ahora no puedes servirme en esta empresa, todo lo contrario. Te sucedera tal vez como a la Rosa que condenaras a mundo y vanidad el sagrado magisterio de ensear confiado por la ley y la autoridad a las jvenes de 20 aos. Servirs despus, si perseveras, como lo espero de tu fidelidad en la direccin, y yo pido con instancia a Dios te d esta perseverancia y que te deje morir en paz y en reposo en la soledad del claustro, y confo que Dios oir mis splicas.
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Por mi parte debo confesarte que te he contristado fuertemente en estos ltimos meses, pero hija ma, no ha sido esta mi intencin. He procedido en mi conducta exterior bajo la impresin de las circunstancias y he hecho recta y puramente lo que me ha inspirado la gloria de Dios y de su Iglesia, sin respeto a personalidades. Pero mi alma ha conservado siempre puro para contigo el amor de padre, y no me remuerde la conciencia de pecado ni falta alguna de infidelidad ni de traicin. T has recibido la ltima prueba que te ha sido sin duda ms pesada y ms cruel que todas juntas, pero yo he esperado en Dios que te dara fuerzas para soportarla. Has dudado, has vacilado, pero llevada por un espritu recto, ha quedado a cargo y a cuenta de Dios sostenerte. En este ltimo ao yo he pasado las mas que han sido tambin amargas. A Dios gracias, yo voy respirando y abrindome un paso que los enemigos me tenan cerrado. 6. Juan, mi hermano, persevera muy contento en San Honorato. La Rosa, vuelta a sus locuras, tal vez se haga capuchina. Yo contino sin novedad mis tareas. El 30 acabo aqu y el 3 principio en Alcarraz y Aytona. Mil afectos a mis hijas de parte de este su padre que las ama. Francisco Palau, Pbro. Voy a predicar a Rodo a corta distancia de Vendrell. Rodo de Masllorens.
90. A D. Jos Marin: Alcalde de Horta, Barcelona Vallcarca (Barcelona), 22 enero de 1863 Sr. Alcalde de Horta: 1. Muy ilustre Sr., con vivo sentimiento de mi alma vengo a denunciarle un hecho que, a no reprimirse, arreba-
tara a este valle y comarca la tranquilidad pblica y la seguridad individual. Los hijos de un tal Ramonet que vive en San Gervasio, cerca dels Jusepets, se nos han presentado estos das, invadiendo a nuestra vista y a viva fuerza, nuestra propiedad con un centenar de cabezas de ganado lanar. 2. El jueves de la semana pasada, citados a comparecer ante su autoridad, lejos de obedecer, aprovechando la bella ocasin de estar ausentes mis dependientes Ramn Espasa y Gabriel Brunet y de hallarse el sitio solitario por estar el tiempo lluvioso, se me presentaron alrededor de la casa con el mismo ganado. Invitados pacficamente a que se fueran, se mantuvieron obstinados en el mismo sitio. Esta resistencia a las rdenes del dueo era una amenaza y una especie de desafo y revelaban con su actitud intenciones perversas; y yo, temiendo un insulto, juzgu prudente abandonarles la casa y me fui a Barcelona. 3. Llegaron de Horta mis dependientes y los hallaron en el mismo sitio y, siendo su actitud amenazadora, no se atrevieron a abrir su boca y, a pesar de su silencio, no dejaron de amenazarles con palabras indirectas y provocativas de muerte, cuchillos y cortar cabezas. En este intermedio llegaron los guardas y se revelaron contra ellos. El da 15, hallndose Ramn Espasa solo en casa se presentaron dos con amenazas de muerte contra los guardas. Muy ilustre Sr., este es el hecho. Y aado que, segn informes, ya los han lanzado del trmino de San Gervasio por atentados de igual naturaleza. 4. Yo me abstengo por esta vez de proceder criminalmente contra ellos ante los tribunales, con tal que den a los guardas y a mis dependientes una completa satisfaccin; y de no verificarlo, yo la reclamar ante los tribunales. Espero que V. S. les dar una severa leccin y, para en caso de reincidencia, tendr la bondad de guardar esa denuncia, para que sirva este atentado de base ante las leyes.
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En cuanto a la multa y daos ocasionados que se les aplique todo el rigor de la ley. Dios guarde a V. S. muchos aos. Vallcarca, enero 22 de 1863. Muy ilustre Sr. Francisco Palau, Pbro.
91. A D. Mariano Puigllat Amig: Obispo de Lrida Barcelona, abril-mayo de 1863 Ilmo. Sr. 1. El Sr. cannigo den de esta iglesia catedral de Barcelona me acaba de manifestar que V. S. I. no juzga por conveniente que yo predique el mes de Mara en San Lorenzo ni en su dicesis por ahora. Ilmo. Sr., yo agradezco y aprecio el inters que V. S. I. toma por mis cosas. Sus consejos son para m preceptos y su voluntad regla de vida que me fija en el ejercicio del ministerio de sacerdote. Siendo V. S. I. mi prelado, en razn de ser hijo de Aytona donde tengo mi familia, y haber hecho mi carrera colegial en el seminario de esa ciudad, puede con autoridad, con libertad y sin rodeos, avisar, corregir, castigar, cortar y quemar, seguro de que sus avisos, correcciones y castigos sern recibidos siempre como la prenda ms cierta de su amor y solicitud pastoral para con este su sbdito sacerdote. 2. Discpulo en la escuela de mi serfica doctora Santa Teresa de Jess, si bien no me es lcito excusarme cuando me culpen, pero en estas circunstancias V. S. I. me permitir aclarar los hechos para juzgarme segn la veracidad de ellos.
3. Yo no tena ni deseo ni inters alguno especial en predicar el mes de Mara en San Lorenzo de esa ciudad. Dos iglesias en Barcelona me lo tenan propuesto desde mucho tiempo para este ao: la de Betlem donde prediqu el anterior y la de San Pedro de las Puellas, donde predico el presente. Mientras predicaba en Lrida el novenario de almas en el hospital, se me presentaron en nombre de la cofrada del Santo Rosario el P. Valls y un individuo de su junta directiva, el Sr. de Martorell, y con muchas instancias me suplicaron me encargara del mes de Mara en San Lorenzo. Yo bien persuadido que venan con anuencia y con el beneplcito del cura prroco de dicha iglesia, acced a sus deseos no sin haber tomado tiempo para deliberar sobre el compromiso de mi palabra. Convenidos, yo me volv a Barcelona tranquilo y, al despedirme de V. S. I., se lo insinu. Toda la cofrada es sabedora de la verdad de este hecho y lo es tambin Mosn Pamies, a cuya casa me vinieron a hablar y quien qued contristado porque me instaba para que se lo predicara en el hospital. 4. El P. Valls, olvidando este compromiso, dio pasos para que predicara otro y no yo. Le era cosa muy fcil de conseguir porque, no teniendo yo empeo alguno en predicar o dejar de predicar en esa ciudad, le bastaba habrmelo escrito y todo estaba arreglado; y al ver que el prroco de San Lorenzo hallaba inconveniente, deba avisarme y todo quedaba terminado puesto que yo me considero en las parroquias como obrero a las rdenes del prroco y jams he pensado contrariar la voluntad de ninguno de ellos. Comprometi al Sr. cura prroco de San Lorenzo, manifestndole que yo quera a todo trance predicar en su iglesia y, bajo este falso pretexto, acudieron a V. S. I. a fin de que me lo prohibiera; y al noticiar a la cofrada y a cuantos haban tomado parte en el compromiso que yo no predicaba, dijo que no era falta de voluntad suya, sino que el predicador haba sido suspenso por V. S. I. en toda la dicesis. 5. V. S. I. ha procedido con mucha rectitud y prudencia. Claro est que yo no deba ni poda predicar ni en San
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Lorenzo ni en otra parte sin anuencia del prroco y menos contra su voluntad. El P . Valls para no atraerse contra s la odiosidad de la cofrada por su falta de prudencia y de rectitud, se ha constituido el nuncio para publicar contra mi una censura de suspensin que yo ignoraba y que no exista; y diciendo: El Sr. Obispo no quiere que el P. Palau predique en esta dicesis, ha credo quedar justificado. 6. Ilmo. Sr., yo predico por obediencia y, si por obediencia dejo de predicar, mi conciencia queda tranquila. Si es por culpa ma, tengo un vivo inters en conocerla para remover toda inhabilidad vo l u n t a ria. Si V. S. I. conoce en mi alguna, fo a su amor y solicitud pastoral corregrmela y castigarla. 7. La correccin pastoral es el favor ms grande que espera de un padre y de un prelado devorado por el celo de la honra de Dios. Su fiel y sbdito sacerdote. q.b.s.m. Francisco Palau, Pbro.
92. A Juana Gratias: Ciudadela Barcelona, Cueva de Santa Cruz, 7 julio de 1863 J. M. J. Viva Jess 1. Mi amada hija: Recib a su tiempo la tuya y te contesto sobre mi viaje a las Baleares, de que no quedar libre de mis compromisos hasta primeros de agosto. En esta poca estarn en sus escuelas la Marieta en el obispado de Vich, provincia de Barcelona, y la Teresa en la de Lrida y entonces yo podr escoger el tiempo que sea ms a prop-
sito para ir; pero antes deseara ir al Vedr, bien que ya puedo ir despus. 2. Terminado el mes de Mara, mi espritu ha quedado libre para ocuparse con todas sus fuerzas en los intereses espirituales de tus hermanas, y as es que hace das que me ocupo exclusivamente de vosotras delante de Dios; y si quieres saber y conocer mis sentimientos, estos son: Que es voluntad de Dios que se forme una sociedad u orden religiosa que rena en s toda la perfeccin que encierran las Reglas dadas por Alberto patriarca de Jerusaln al Carmelo, y reformadas por nuestra santa madre Teresa de Jess, y es voluntad de Dios, de la santa y de los hombres que se una a la perfeccin de la vida contemplativa la accin de la enseanza, dividiendo una cosa de otra y unindola segn lo exijan las necesidades de la Iglesia. 3. Digo que es voluntad de Dios y de los hombres, porque han ordenado los gobiernos a las rdenes de vida contemplativa tomar accin de ensear, so pena de abolicin. Es voluntad de Dios porque los obispos han reconocido estas leyes y las mandan observar. En cuanto a la eleccin de las personas, sitios y modos y medios, ah est la gran prudencia. Consiguiente en mis ideas, esto es lo que he comunicado de viva voz al Sr. Obispo de sa y lo que comunico a los dems prelados. Vo s o t ra s podrais instalaros bajo esta forma en la Ciudadela y sobre esto pienso tratar con el Sr. Obispo. 4. Yo aconsejo a la M. Joaquina que coopere a intentos tan honorficos para Dios y nuestra Orden, y sobre esto nos ocupamos. En cuanto a la autorizacin, la idea se ha de proponer al Papa y nos proponemos hacerlo por medio de nuestro comisario general de Roma1, y luego al gobierno de Madrid; y habidas las debidas licencias, marchar a la obra.
1 Fr. Pascual de Jess Mara, Urbiola.
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En cuanto a vosotras, vendra muy bien el convento de San Antonio, si podais disponer de todo el edificio. Veremos si podremos hallar quien nos ayude a pagar el alquiler. Dime cunto es todo el convento, que no me acuerdo. Yo me alegro muchsimo de saber que estis todas buenas. Las hermanas de aqu os saludan y los hermanos y todos estamos en buena salud. En Ibiza, Isidro y F. Martn estn buenos y tambin sigue fervoroso en Palma, Juan, mi hermano. Mil afectos a todas y manda a este tu affmo. y ss. que te ama, Fr. Francisco de Jess Mara Jos
2. Yo estoy en el proyecto de que te habl en mis anteriores, que es de fundar un convento de Santa Teresa con toda la perfeccin de sus Reglas, aadiendo a ello un colegio independiente con sus respectivos ejercicios y especiales Reglas, separando y uniendo estas dos cosas en tiempos oportunos, y uniendo as la vida contemplativa, resultando la mixta que es la ms perfecta. La unin del colegio a los conventos de vida contemplativa no es ms que la formacin de los conventos de Santa Teresa, segn prescripciones de las leyes vigentes de la nacin. Ah estn en la Providencia (Gracia) las de Santa Clara; el P. Tenes da esa forma a las Mercedarias; el P. Coll dirige a este fin las Dominicas. 3. Vengamos ahora a la ejecucin, pues que en cuanto a ser voluntad de Dios, obra de gran utilidad al pas y de mucha gloria al Carmelo, esto no cabe duda.
93. A Juana Gratias: Ciudadela Palma de Mallorca, [15] 17 agosto de 1863 J. M. J. 1. Mi amada hija: Hoy por la maana he llegado a sta. Estar hasta el da 23 que marcho a Ibiza. Si el jueves no puedes contestarme, contestars a Ibiza. Yo voy a ejercicios al Vedr y de vuelta, estoy a vuestro servicio. Entretanto, t encomienda muchsimo a Dios nuestras cosas y yo hago lo mismo. Me dirs si conviene o no que yo vaya a sa, porque en esto yo voy a ciegas.
1 Por el matasellos de Palma, del da 18, se deduce la fecha 17 de la carta. Las colecciones conocidas leen 15 agosto.
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La M. Joaquina est resuelta a servir a este objeto. Falta ahora hija ma, tratar de la aprobacin y de la ejecucin. Para la aprobacin, tenemos la de nuestra Orden y tenemos la del gobierno, porque nada se hace sino lo que sus leyes disponen. Necesitamos ahora fijar el punto donde deba establecerse la primera fundacin, que es la ms difcil. La M. Joaquina es de parecer que podra hacerse en la Ciudadela. Todo pende en este caso del Sr. Obispo; y pudindole hablar con toda franqueza y libertad, t, luego que tengas ocasin, puedes insinurselo. Sobre esto, ahora que estoy libre, yo me propongo escribirle desde San Honorato, y entretanto, t puedes insinurselo. En mi concepto, es lo nico que podemos emprender que corresponda a nuestros compromisos. En el caso que se trate de fijar la primera casa en Ciudadela, la matriz ha de establecerse en Barcelona despus, porque es el centro de toda Catalua para esta empresa.
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4. Encomendadlo mucho a Dios y, siendo su voluntad, El allanar las dificultades. Yo lo he encomendado muchsimo a Dios y, estudiando ciertos incidentes de mi vocacin a la Orden de Santa Teresa, creo me llam sta a su Orden para esta obra. Mientras se salve y se sostenga con todas sus reglas la vida contemplativa, la activa ser perfeccionada por sta y aqulla dar a la accin la perfeccin que ella no tiene en s. Adis. Tu affmo. padre, Fr. Francisco de Jess Mara Jos
t sabes cual es; y el Sr. Planes, rector del seminario, est encargado ahora de nuevo para comprar un casero en ruinas, al lado de la iglesia. El objeto sera poner una casa central en Ibiza, que se extendiera a los pueblos, tomando la enseanza y visita de enfermos. En cuanto a esto ltimo, el hospital quedara a cargo de las hermanas con los sueldos fijados por el gobierno para su manutencin. 3. Hija ma, ya te he insinuado otras veces que instalar los conventos de vida puramente contemplativa, sin unin con la activa, no era para m voluntad de Dios, y que para esta empresa era indispensable principiar y entrar por las obras de caridad, y que por esta va se conseguira contemplacin y accin. Yo consultar ms a mis solas la voluntad de Dios sobre esto, y bajo este plan de obras de caridad ordenadas a la enseanza y visita de enfermos, podramos formalizar y legalizar la empresa. 4. En cuanto a establecer un convento de carmelitas con todas sus Reglas, si es posible, se har, y si no, ya se funde o no, llevaremos adelante las obras de caridad. Si las congregaciones de caridad no tienen desiertos y conventos de vida exclusivamente contemplativa, es porque no quieren o no tienen el espritu, no porque les falten medios y proporcin . Es cuanto por ahora se me ofrece sobre estas materias. 5. La Rosa parece intenta otra vez unirse a nosotros. Servira en Ibiza, si se pudiera contar con su obediencia y perseverancia. Isidro tiene dolor, pero ser nada. Te saluda como tambin Martn. Mi hermano Juan va muy bien en San Honorato. Llevan los hbitos dentro y fuera. Yo estuve en casa de la madre de la Teresa y dijo su hermana la Peranza que deseaba muchsimo estar con vosotras.
94. A Juana Gratias: Ciudadela Es Cubells (Ibiza), 29 agosto de 1863 J. M. J. Viva Jess 1. Mi amada hija: Al llegar a Palma, te escrib, pidindote contestacin. El 23 llegu a Ibiza y te escrib dos lneas. El objeto principal de mi viaje a Ibiza ha sido para consultar a Dios todas mis cosas en los ejercicios que todos los aos hago en el Vedr. El 30 voy all y estar hasta el da 6. Yo deseaba saber de ti si juzgabas conveniente mi viaje a esa isla, y de utilidad; en tal caso, el tiempo que yo tengo disponible es el mes de setiembre prximo. Escrbeme sobre esto. 2. Yo no s si el ao pasado te habl sobre la disposicin del gobierno eclesistico de sta para secundar todos nuestros intentos. Ahora tratar de lo mismo. El vicario capitular, gobernador de la mitra, ofrece la iglesia del hospital que
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La Agneta pide con muchas instancias ir contigo. Te saluda. Es cuanto se ofrece y manda a este tu affmo. padre, Fr. Francisco de J. M. J.
95. A Gabriel Brunet: Barcelona Vedr (Ibiza), 3 septiembre de 1863 Viva Jess 1. Mi amado hijo Biel: No slo por m sino por vosotros he venido a este monte para consultar las cosas del espritu. De una parte, mirando las cosas de tu alma, van por su curso regular, sufriendo, batallando entre derrotas y victorias. Tienes (ya te lo he insinuado otras veces) un ngel perverso que te sitia y es muy perverso; y t batallas muy mal porque cedes a muchas de sus sugestiones. Dejando aparte otras flaquezas, lo ms grave es los ataques directos contra la caridad, esto es: malhumor, mala gracia, malicia contra superiores, inferiores e iguales, tentaciones contra los otros y no contra ti. De las tentaciones se pasa a las obras, palabras y consentimiento en modos de proceder que no edifican, esto es, que no inspiran amor de Dios y piedad. Esto es lo ms grave, porque procede de soberbia, poca humildad, amabilidad, afabilidad, dulzura en el trato. Todo Dios lo disimula menos las faltas de malicia contra los prjimos, porque son contra el Espritu Santo. Si por tus faltas contra la caridad aqullos con quienes vives caen y se pierden, estas faltas son irreparables. 2. Todo esto t lo conoces. Pues bien, vamos al remedio. Qu tienes que pensar? A qu tus ocupaciones cuan-
do ests solo? Qu, sino tus ataques y tentaciones para vencerte a ti mismo?, Concentra y rene todas tus pocas fuerzas espirituales y ordnalas a vencerte a ti mismo; vuelve tu malhumor y mala gracia y la tentacin contra ti mismo; las has de haber contra ti mismo, humilla a enemigo tan formidable como eres t de ti mismo con actos, con obras, con palabras. Emprende una guerra santa contra ti mismo y, cuando hayas vencido al ms terrible de tus rivales, cuando te hayas humillado, oh, cmo sers otro! 3. Yo te prevengo, como buen padre, como amigo fiel y leal, como sacerdote, te ayudar a batallar contra ti, imponindote saludables penitencias, cuando en esto faltes. Cuando te confieses, acsate de tu malicia y de tu falta de amor fra t e rnal, de tu poca humildad y afabilidad, y el santo sacramento de la penitencia obrar en ti contra estos defectos. Ah va de bulto lo ms grave que delante de Dios tienes que corregir. Cuenta para tu perfeccin con los auxilios de la gracia y con los socorros de este tu affmo. padre, Fr. Francisco de J.M.J.
96. A Juana Gratias: Ciudadela Es Cubells (Ibiza), 13 septiembre de 1863 J. M. J. Viva Jess 1. Mi amada hija: Recib tu muy apreciable y no me la entregaron sino despus de mis ejercicios del Vedr. El mircoles te envi una carta en que te deca que el da 15 sala de Ibiza y que el 21 saldra de Palma para sa.
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Yo he ordenado las Regla en mis ejercicios del Vedr, las que te dar para que tomes copia. 2. A la vida contemplativa se ha de unir la activa, y a la activa las obras de caridad, y de entre stas las ms remarcables que se presentan son enseanza y enfermos. Si el Sr. Obispo de sa lo aprueba, organizaremos para toda esa isla las obras de caridad, tras las que vendr por s mismo el establecimiento de vida contemplativa. 3. Bajo el plan fijado por las Reglas, yo me he comprometido con el gobernador eclesistico de sta a organizar la caridad. Est en disposicin de secundar a mi gusto todos mis intentos, para lo que nos servir la iglesia del hospital. El rector del seminario, Mosn Planes, est encargado de dirigir esta empresa con nimo de dejarlo todo y ocuparse exclusivamente a cuanto convenga para este objeto. A este fin, tiene dispuestas unas cuantas afiliadas a su direccin. Para dar impulso a la obra, yo dar ejercicios al clero este invierno, y luego emprender en misin la campaa, dando ejercicios en la ciudad a ltimos de la cuaresma. As est acordado. 4. La Rosa vuelve otra vez a agregarse, y tal vez con la Teresa y otra, vendra este invierno a principiar. La Francisca, aquella que t hallaste, mallorquina, en casa de las Ranulleras, Barcelona, se dispone para hacer oposiciones por Navidad a una plaza vacante de Ibiza o de Mahn. Nuestro objeto es adelantar en las escuelas, aadiendo a ellas el cuidado de los enfermos. Esto de un lado, y de otro, disponindolo todo para las casas de clausura.
97. A Juana Gratias: Ciudadela Palma de Mallorca, 1 noviembre de 1863 J. M. J. Viva Jess 1. Mi amada hija: Recib tu muy apreciable y, si bien he tenido pena de saber la enfermedad de la Teresa, por lo dems, me he alegrado de saber que todo ha ido bien. En sta te voy a comunicar mis disposiciones en orden a la ejecucin de mi plan trazado desde mucho tiempo. Yo estoy comprometido ahora en la fundacin del convento de Ibiza y voy a aplicar toda mi atencin a esta isla y a Ciudadela y todas mis fuerzas y las de todas. En estos puntos vais a tomar aquella forma que yo tengo dispuesta desde muy lejos, aprovechando las disposiciones del pas. Este paso que voy a dar es el ms delicado de toda nuestra empresa, porque de l depende el buen o mal resultado de todo. Y al efecto, estas son las disposiciones que inviolablemente se han de observar. 1. Sonar el convento de ah y de Ibiza bajo el ttulo de colegio de Santa Teresa. Abrazar tres ramos y son: 1, las salas de enseanza elemental y de prvulos; 2 obras de caridad para los pobres enfermos; 3 los ejercicios de la casa. 2. Ante el mundo y las autoridades ha de sonar un colegio, y la maestra de ttulo queda encargada de su direccin ante las autoridades. 3. Viene la Teresa encargada de la direccin de las escuelas, y yo pondr a su disposicin el personal que se necesite para las enseanzas. Viene la Rosa encargada de la direccin de todo lo que toca a enfermos; y t encargada de los ejercicios y de hacer lado a la Rosa. La misin tuya y
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de la Rosa ha de ser, constituida una autoridad local, respetarla y hacerla respetar, porque as quedis libres para otras fundaciones, y vuestra ausencia no haga falta. La Teresa queda responsable de todo el colegio y en cosas de enseanza, se entender directamente conmigo y no quiero que vosotras dos, t y la Rosa, tengis voz en esto, porque ha de establecerse la enseanza bajo la forma y mtodo fijados por los reglamentos y leyes vigentes de la nacin, tanto en la Escuela Normal como en las de prvulos. 2. En juntas reservadas, os habis de entender las tres, pero delante de las hermanas, habis de dar ejemplo de humildad, de docilidad y obediencia a la que yo os destine para el colegio. Si tenis quejas, correcciones que dar a sta, si no es en cosa evidentemente escandalosa y pecado, lo que no ser, absteneos de dar correcciones y avisos; escribidme a m y yo corregir los defectos de las directoras. Bajo este orden se ha de marchar y estas mis disposiciones se han de observar inviolables. Irn con las dos, la Agneta y otras dos, y en estos das las he dado de viva voz las instrucciones que os han de regir, las que te comunicarn de viva voz. 3. Yo voy a Barbastro el 10 y el 23 quedar libre y, teniendo un inters sumo en que esto vaya con orden, es probable vaya enseguida para establecer el orden. Vulveme respuesta en seguida. El jueves de sta escribir al Sr. Obispo y a D. Toms anuncindoles la llegada de las hermanas encargadas de ese colegio. 4. No olvides que t, llamada al retiro, a la soledad y ejercicios de vida contemplativa, no tienes el corazn para esa actividad, pero puedes y debes ayudar a Marta en su ministerio de las escuelas y dems actos de vida activa, apoyando de todas tus fuerzas el orden que yo voy a fijar en ella. Tras todo esto, vendr a su tiempo el reposo de la contemplacin.
Te saludan tus hermanas y a las dems y queda affmo. padre, Fray Francisco de J.M.J. P. D. He recibido la tuya y otra del Sr. cannigo Rulln. Contestar el jueves.
98. A Juana Gratias: Ciudadela Barbastro, noviembre de 1863 J.M.J. Viva Jess 1. Mi amada hija: Yo estoy en gran ansia sobre vosotras, porque desde que salieron de Palma la Rosa y la Teresa, no he tenido noticias. En cuanto a ti, sostente y mantente en perfecta unin con la Rosa y la Teresa. Salva a todo precio la unin y la armona. Conviene que se establezca este colegio de modo que t no hagas falta y por esto has de acreditarte cediendo al juicio de las otras, en cuanto no sea evidentemente pecado. 2. Es de inters sumo que os mantengis firmes, fieles y unidas en unin de caridad en ese punto, hasta que yo disponga otra cosa. T seas de todas la ms humilde, la ms obediente y la ms dcil. T y la Rosa habis de ensear obedeciendo y humillndoos y sirviendo. As lo espera de tu fidelidad a la obediencia y vocacin este tu affmo. padre, Fray Francisco de J.M.J.
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99. A las Maras de Ciudadela Barcelona, Santa Cruz, 15 diciembre de 1863 J.M.J. Viva Jess 1. Mis amadas hijas: He hecho un viaje al alto Aragn y ha sido con gran satisfaccin ma, porque all Dios nos ha abierto una puerta para la ejecucin de nuestra empresa hacia el interior del reino. A pesar de mis ardientes deseos de ir este correo, no me es posible efectuarlo hasta despus de Navidad, puesto que tengo que ir desde sa a Ibiza y no vuelvo a Barcelona hasta el mes de mayo. Necesito tiempo para dejar nuestras cosas arregladas. 2. Vamos ahora a vosotra s. Os escribo despacio, habiendo precedido mucha oracin. Lo primero y ante todas cosas, se ha de sostener en vosotras mismas el orden y ste se funda todo en un solo punto que es la obediencia. Toda vuestra perfeccin consiste en querer lo que Dios quiere y ejecutar sus ordenaciones. La voluntad de Dios os es revelada por boca de los que os dirigen y gobiernan. A stos Dios comunicar sus luces y a vosotras fuerza para batallar contra vosotras mismas, que sois el enemigo ms formidable que tiene Dios y la Iglesia: caprichos, juicios propios, propio querer, amor a s mismas, voluntad propia, propios pensamientos, apetitos, deseos, veleidades propias. Estos son los enemigos de la paz y del orden. La oracin, las preces, y vuestras armas todas han de dirigirse a sujetarlos. La voluntad de Dios revelada, no slo por nosotros los sacerdotes sino por la hermana constituida para gobernar, es la ley suprema a que os habis de sujetar; y cuando en esta batalla hayis vencido, cuando triunfe en vosotras la ley de Dios,
tendris paz y os gozaris en el triunfo, y doquiera que vayis, portaris el orden y la paz, y con la paz la gloria. 3. Esto, hijas mas, ya lo sabis y ms que saberlo os creo a todas victoriosas en la guerra contra s mismas; os creo dispuestas a obedecer a Dios y al sacerdote a cuya direccin el cielo os ha confiado. Bajo esta suposicin, escuchad ahora los designios de la eterna sabidura de Dios sobre todas vosotras. Amars a Dios, amars a los prjimos. Veis ah la ley de gracia recopilada en dos lneas. El amor de Dios trae al alma al desierto, a la soledad, a la celda, al claustro, al silencio, a la oracin continua y presencia de Dios, a la abstraccin del mundo y sus tratos, a la guerra contra nosotras mismas, a la pobreza interior y exterior, a la unin con Dios, a todas las dems virtudes de una vida retirada y puramente solitaria y contemplativa. El amor a los prjimos parece se opone en sus ejercicios al amor de Dios, pues trae el alma de la soledad y la vuelve al mundo, para salvar al mundo. Ensear al que no sabe, visitar los enfermos, socorrer a los pobres, vestir al desnudo, dar de comer al hambriento, etc. Estas son las obras del amor de la caridad de los prjimos. 4. Para marchar en cuerpo y sociedad, habis de hacer una cosa y otra. Tendris claustro y salas de enseanza, de enfermeras; os habis de ejercitar en una y otra cosa; cundo, cmo, quines y bajo qu forma, esto toca al que gobierna. Obedeced y Dios os dar claustro donde recogeros y desde all saldris y volveris; celda o cielo y subiris y bajaris. Subiris por los ejercicios de la vida contemplativa a Dios y bajaris a las obras de beneficencia por los ejercicios de la vida activa. 5. Hijas mas, ahora es tiempo de trabajar y sacrificaros por los prjimos. Habis de empezar por aqu. Cristo trabaj por nosotros hasta morir y nosotros no sufriremos algo para cooperar con El a la redencin de las almas? Vosotras sois escogidas de Dios no para gozar de El en la soledad, sino para abrir paso en los claustros a las que vienen y a su tiempo, a vosotras mismas con los actos de beneficencia.
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6. Para vuestro orden interior es la primera obra de la caridad ser una de otra esclava y servidora. Servir, ser una criada de todas y todas de cada una, este es el acto consumado de la perfeccin; y si no hay esto, la perfeccin es una ilusin. Buscar para las otras lo dulce, lo agradable, lo suave y para s lo costoso, juzgar bien de las dems y mal de s, condenarse a s y aplaudir a las otras, tener por bueno y acertado lo que las otras piensan y quieran y disparates lo que una misma piensa, esta es la obra del amor divino, y sobre esta caridad se fundan las uniones de fraternidad. 7. Amadas hijas, yo he ledo vuestras cartas y veo por ellas que no ha sido posible establecer el colegio en San Antonio. Bien, sosteneos, cuando vaya trataremos despacio estas cosas. Por una disposicin que yo tengo dictada, la maestra que presenta el ttulo ante las autoridades es la que est destinada por Dios para vuestro gobierno. Hijas mas, no miris en ella sus faltas y debilidades, que ya creo son muchas y muchsimas; mirad en ella la autoridad de Dios y sujetaos. Lejos sea de vosotras el pensar que yo en esto tenga miras parciales. Esto no. Es cosa que la traa muy meditada y consultada. Para m no hay ms que la eterna paternidad de Dios comunicada a m, y la filiacin a vosotras; y en esto no hay en m ms una que otra, todas sois una filiacin sola en Dios. Puesto que tenis dos casas, hasta nueva orden, en ausencia de la hermana Teresa, dirigir acorde y en subordinacin a ella, la hermana Juana; y en cosas graves, el consejo de las dos con la hermana Rosa, ser el que dirigir. La hermana Rosa y Juana dirigirn todo el ramo de la enfermera, y t Teresa el de la enseanza, y en cuanto a salir, de las dos, una por la maana y otra por la tarde. Este orden seguid hasta que vaya yo. 8. La hermana Teresa Grau se ha de agregar al ramo de la enseanza y, cuando lo necesite, se ha de emplear en el estudio. Esto es su destino, y se ha de disponer a sustituir a la maestra. Me escriben de Palma que las hermanas Teresa Grau y la Magdalena se vuelven a sus casas. Yo no
creo que el diablo tenga tanta fuerza para seducirlas. Disipad esos rumores y, cuando escriban a Palma, que entiendan que estn en orden, que sois dciles y obedientes. Solo Dios conoce los destinos de cada una de vosotras. Orad para que yo al fijarlos acierte. 9. Las hermanas de Palautordera y Olost siguen buenas. En Barbastro dejo un colegio establecido y ahora envo all para la fundacin de la escuela de prvulos. All, tanto el pas como las autoridades, estn en las ms bellas disposiciones. He llevado a Santa Cruz tres hermanos y espero otros tres y uno de ellos es el cura prroco de... Viene con licencia del obispo, y vamos activando las obras de Santa Cruz, donde vosotras tendris vuestra casa central dividida en dos establecimientos, uno para la vida contemplativa y otro para el centro de todos los colegios. 10. Por ahora, no puedo deciros otra cosa ms. El correo que viene, enviar un cajn por el vapor. Encomendaris al Director de la diligencia que vaya a recogerlo para traroslo. Encomendadme a Dios y yo no dejo da y noche de hacerlo por vosotras. Recibid una y mil bendiciones de este vuestro padre que os desea santas. Fray Francisco de J.M.J.
100. A Juana Gratias: Ciudadela Barcelona, 15 diciembre de 1863 J.M.J. 1. Mi amada hija: Te escribo en particular estas lneas para decirte que no pienses que yo te eche al rincn. Tengo
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para ti, ahora como siempre, todo el amor y respeto que merecen los sacrificios que has hecho por la causa que sostenemos. Conviene que des ejemplo de humildad y obediencia. Hija ma, servir, ser la ltima de todas, humillarte, esto es lo que te ha de acreditar y has de gobernar obedeciendo y humillndote; y sers la pri m e ra, hacindote la ltima. Conviene y es voluntad de Dios que por ahora entregues el gobierno de todo a la Teresa, y de viva voz te dir el porqu. Es bien tuyo y mo y de todos. No conviene que tu nombre suene en cabeza de estas empresas, y no quieras saber la causa. Ya la sabrs. Bajo estas disposiciones, t quedars libre y descargada. Es cuanto te encarga este tu affmo. padre, Fray Francisco de J.M.J. Me escribirs en reserva cuanto creas conveniente. Las cartas se han de dirigir todas, como las envo.
2. Hija ma, t conoces a fondo mis sentimientos de afeccin para contigo, y no pienses jams que yo proceda sino rectamente segn aquello que el Seor se digne inspirarme para su gloria, bien tuyo y mo. Yo te he guardado y guardar toda la fidelidad de padre sin que temas jams que yo venda ni entregue ni a ti ni a otra de mis hijas a la intriga y pasiones humanas. Eso no. No te muevas de Tey hasta nueva orden. En llegando yo a Barcelona, que ser a ltimos de ste, te mandar una carta. Siento la enfermedad de la seora Tuyes, ya sabe que puede contar siempre conmigo en cuanto pueda servirla. Saldala, como tambin a la familia Barrera. Manda a este tu affmo. padre, Fr. Francisco de J.M.J.
102. A Juana Gratias: Formentera 101. A Juana Gratias: Tey (Barcelona) Barcelona, 22 julio de 1864 Vedr (Ibiza), 15 abril de 1864 J.M.J. J.M.J. Viva Jess 1. Mi amada hija: Terminada mi misin el da 10, vine a ejercicios en esta soledad. Te he encomendado a Dios y veo una cosa en ti delante del Seor y es que, en la empresa que tengo, atendido todo lo que ha pasado en Francia y Lrida, no me conviene ni a m ni a ti figures en nada. Es de inters nuestro te arregles como una particular, lo ms con una compaera de tus sentimientos, al punto que ms te convenga. Esto es cuanto puedo decirte. 1. Mi amada hija: Recib a su debido tiempo tu carta y la de D. Bernad y me alegr de la buena acogida que has hallado en esa isla. Yo y el P. Jos Ramn estuvimos con fiebres en Abiego, y yo he venido a restablecerme en Santa Cruz. 2. En cuanto a compaeras, no es caso de tomar personas que no sean seguras. Por ahora yo no convengo en que est contigo la hermana del P. Jos. Veas si podis estar Viva Jess
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tres, que en mi concepto es el nmero mnimo, y en tal caso, yo he de cuidar que sean de tu confianza y ellas de la tuya. La hermana Ana, la que est en Palma, y la Margarida son las que ms confianza han tenido contigo. Veas si en esto hay inconveniente, y a vuelta de correo, escrbemelo y escribe la contestacin a Lluchmayor donde estar por un tiempo. Dirs a D. Bernardo que yo contestar a la suya. Manda a este tu affmo. padre, Fr. Francisco de J.M.J.
104. A D. Pantalen Montserrat: Obispo de Barcelona Prat de Llobregat (Barcelona), 14 febrero de 1865 J.M.J. Excmo. e Ilmo. Sr.: 1. El domingo a las dos de la tarde estbamos en la barca esperando la poblacin. Llegada sta en procesin a la orilla, se arrodill ante la virgen carmelitana, cantndole la salve mientras pasbamos el ro con ella. El que empieza bien tiene la mitad de la obra hecha. El pueblo tom nimo y llena la iglesia, empezamos felizmente nuestras tareas. Esta ocupacin santa y religiosa les distrajo de sus bailes que han parado todos, y atendida la concurrencia, esperamos recoger grandes frutos de un pueblo enteramente perdido. Las fiestas todas durante el ao por las tardes pasa el tamboril y la flauta a media tarde, se renen en masa en las salas de baile y tocados todos de la tarntula, apenas oyen un instrumento, brincan en todas partes y horas. Por las tardes, las fiestas, se dice rezado el santo rosario sin gente; no hay aqu ni cofradas ni sociedad alguna ni funcin religiosa. El prroco es hombre muy bueno pero encerrado en su rectora, fro, helado y sin espritu, y despus de dieciocho aos que hace que est en esta parroquia, esta frialdad tiene a esta pobre gente tambin yerta. 2. Ilmo. Sr., le comunico esto para que se forme una idea de este pas. Hay unas mil quinientas almas de comunin abandonadas a la direccin de media docena de bailarines que, a falta de ocupaciones santas y religiosas, los entretienen los das festivos en funciones malas. Las dos escuelas de nios y nias estn en buen estado, pero sin apoyo alguno en lo religioso, y de aqu puede esperarse una regeneracin. La maestra con dos ayudantes jve-
103. A Juana Gratias: Formentera Cervell (Barcelona), 26 enero de 1865 J.M.J. Viva Jess 1. Amada hija: Yo no s cmo est la correspondencia. Hace tiempo no he tenido contestacin de ti y, a falta de noticias, te manifiesto que el 5 de febrero irn a Ibiza la hermana Rosa y la Marieta Gell, maestra, para encargarse del gobierno de las hermanas entendindose con el gobernador eclesistico. Yo no ir a sa hasta primeros de marzo porque no he podido menos que ceder al Sr. Obispo que me pidi estuviera en misin hasta la cuaresma. 2. Yo, cuando vaya, organizar las hermanas y entonces dispondr de la que haya de serte compaera. Por ahora, atendido el nmero de nias, puedes llevarlo sola por un poquito ms de tiempo, porque voy muy pesado en movilizar hermanas, y as conviene sea. Yo estar en esta provincia hasta el 24 de febrero, da sealado para salir de sta. Es cuanto se ofrece y manda a este tu affmo. padre, Fr. Francisco de J.M.J.
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nes est con ellas bajo la direccin del seor cannigo den y ma, al servicio exclusivo de la religin; forma liga con las hijas de las mejores familias de este pueblo pero, no hallando en su empresa apoyo alguno, se reduce su misin dentro de la escuela. Las conferencias dominicales salvaran la juventud contra los peligros que la rodean. 3. Si V. E. I. viene, su presencia esperada dar un da de gloria y de jbilo a esta poblacin que en su abatimiento no desecha sino que pide un ngel salvador. La preparamos para la comunin general del domingo que ser muy concurrida. Si viene, ver un pueblo que, levantndose del sepulcro, dar con la presencia de su pastor una seal de vida. Este es un punto muy importante y por esto yo he deseado venir aqu. Estoy satisfecho de la empresa y si V. E. I. viene el sbado, lo quedar aqu ms an que en Vallirana, porque estn ms perdidos y por lo mismo necesitan ms de los auxilios de la religin. Estamos sanos, buenos y robustos, y el seor cura nos trata muy bien. Sin ms, disponga de este su affmo. y rendido hijo q.b.s.a. Fr. Francisco Palau, Pbro.
nuestro edificio se basa sobre la caridad o amor paternal y filial. Si ste falla, todo va por tierra. 2. La hermana Juana sigue en Formentera, pero en San Jorge va como va, porque acostumbradas a la direccin de Planes, les es muy dura la ma. Si se ha de sostener, convendra que la Magdalena tomara la escuela de San Jorge, mientras que se disponga la Margarida para pasarse maestra, con el intento de tomar la escuela que tiene la Juana del ayuntamiento de Formentera. Esto lo veremos cuando yo vaya, que ser el 15. Os bendice este vuestro affmo. padre, Fr. Francisco de J.M.J.
106. A Juana Gratias: Formentera Es Cubells (Ibiza), 17 mayo de 1865 J.M.J. Viva Jess 1. Mi amada hija: Recib a su tiempo tu ltima. Te alarmas sin causa. Puedes t considerar lo que es en tiempo de misin uno de nosotros, y esto basta para que no extraes mi silencio. Yo no he podido ocuparme de vosotras por causa de una misin que no puedo dejar de cumplir, y el 24 he de estar sin falta en Barcelona porque quedara mal la empresa que tengo all pendiente de mi presencia. Yo este verano, ya libre de las misiones, me ocupar delante de Dios y de los hombres detenidamente y con madurez de vosotras. Es cuanto te interesa saber. Yo siento vivamente no haberos podido dar el tiempo que necesitis, pero no es falta de voluntad ni de amor paternal, sino que he de cumplir la misin que Dios me ordena.
105. A Magdalena Calafell y Ana Tur: Mallorca Barcelona, marzo de 1865 J.M.J. Magdalena y Ana 1. Muy amadas hijas: Francesch me ha dado el encargo de vuestras ofrendas de amor filial y de fidelidad. Todo
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2. Ha quedado en San Jorge la Ana Rosala y, estando con fiebres, por unos das le he dado otra compaera de San Agustn, y yo ahora meditar lo que haya que hacer y te avisar. En cuanto a J., no te metas en esto, pues que est a mi cargo. Esto basta, porque son compromisos muy delicados, y no quieras ni saber ni hacer ms all de lo que te mandan, y as tendrs paz. Adis, hoy marcho y os bendice a todas este vuestro affmo. padre, Fr. Francisco de J.M.J.
dems y estate segura que yo estoy y estar a vuestro servicio, y si no hago ms es porque no puedo ms. No dejes de escribirme a menudo. Te enviar los sellos para cartas. Este correo estoy aqu y no tengo a la mano. En cuanto al rossier de Mara de Ciudadela yo no quiero encargarme. Te volver a escribir ms en extenso sobre todo lo que toca a tus cosas, pues estoy de ejercicios. Tu affmo. padre, Fr. Francisco de J.M.J.
107. A Juana Gratias: Formentera Barcelona, Santa Cruz, 29 junio de 1865 J.M.J. Viva Jess
108. A D. Miguel Salv y Munar: Obispo de Mallorca Barcelona, 29 junio de 1865 J.M.J. Ilmo. Sr.:
1. Hija ma: Recib a su tiempo tu muy apreciable y, siendo el Vedr el lugar de mis ejercicios, no conviene por ningn estilo vayas t all. Puedes escoger cualquiera otro punto. 2. Por lo que toca a Ibiza, sigue mi consejo que es: sigue en Formentera, toma en tu compaa una o ms, las compaeras que sean de tu confianza, y lo dems arrglalo como puedas. Qu puedo yo hacer desde aqu? Muy poca cosa, no obstante, no me falta amor de padre sino que me sobra, ni buen corazn ni buena voluntad para todas, pero vendr probablemente Planes este verano y todas desertarn las que estuvieron bajo su direccin. T sigue en Formentera y veas qu puedo yo hacer desde aqu por ti y las
1. Acabo de recibir un aviso de parte del muy ilustre seor gobernador eclesistico de Ibiza por el que me previene V. S. I. de que al pasar por esa de Palma no ejerza funcin alguna del sacerdocio sin antes presentarme a V. S. I. para obtener el correspondiente permiso. 2. Ilmo. Sr., para m la voz de un obispo es en todo, absolutamente y sin rplica ni contestacin alguna la voz de Dios, y no slo en esto sino en todo estoy y estar siempre a las rdenes y a la obediencia de V. S. I. Dos aos ha que no me detengo y estoy de paso en Palma, y siempre me he presentado al muy ilustre Sr. Alcover, su secretario, o al Sr. provisor gobernador eclesistico, por si algo ocurriera referente a mi humilde persona; y han sido muchsimas las veces que
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he ido a su palacio con el objeto nico de pedir a V. S. I. la bendicin, y unas veces por estar precisamente V. S. I. fuera ciudad, y otras por hallarse enfermo, he sido privado del consuelo y de la grande satisfaccin que tengo de postrarme humilde a los pies de un obispo. Yo estoy domiciliado en Barcelona y ocupado en misiones, y no pienso ir durante todo este ao, pero puede V. S. I. estar seguro que no pasar sin antes solicitar la bendicin de V. S. I. y presentarle los documentos de mi ordinario, sujetndome, aun cuando no sea ms que por un da, a las disposiciones de V. S. I. Mande V. S. I. lo que mejor le parezca y a m me tendr siempre contento, siempre rendido y completamente satisfecho aun cuando no me permitiera ni siquiera celebrar, pues que no soy tan soberbio que me crea digno de ejercer las funciones del sacerdocio. Reciba Ilmo. Sr. en sta un testimonio de docilidad, de humildad y de obediencia de ste su rendido sbdito e indigno sacerdote, Francisco Palau, Pbro. P D. Para lo que ocurra, el obispo de Barcelona es mi prelado ordinario.
ta de todas mis cosas. Se la doy por escrito, para que hacindose cargo de esta misin, pueda V. S. I. dirigirla y disponer de ella con ms acierto. Le dir una palabra sobre mi pobre alma y despus sujetar a su juicio todos mis actos de sacerdote. Con la venida de V. S. I. a esta dicesis, mi espritu ha quedado todo renovado. Reconozco que V. S. I. es para m el prelado que la revolucin me quit con la ruina de la orden a que pertenezco; es para m la voz de Dios; sus disposiciones sin examinarlas son y sern preceptos; mi alma tiene en V. S. I. una confianza sin lmites, entera, cual necesitaba para salir de las angustias en que se hallaba. Sirve sta para manifestarle que con gran satisfaccin y alegra de mi corazn estoy tanto yo como cuantos estn a mi cargo, tan rendidos a sus rdenes como los soldados a su jefe, como los hijos a un padre que aman de corazn y como religiosos a su propio prelado. 2. Yo me temo ms a m mismo que a todos los demonios del infierno y para salvarme contra m mismo, contra mi propio juzgar y querer, acepte V. S. I. la direccin de mi alma y de todas mis cosas. Mande, corte, queme, quite, ponga cuanto le parezca mejor con autoridad, con libertad, y sin rodeos pues nuestro gusto, nuestra dicha, nuestra gloria est en ejecutar las rdenes de Dios que nos revelar por la voz de V. S. I. Encrguese V. S. I. de m y de mis cosas, y yo me creer salvo con la obediencia contra un enemigo tan formidable como creo ser yo para m y contra m mismo. Cuando tenga un momento, lea la adjunta relacin de cuanto hago. Yo ir a verle y me dir lo que el espritu de Dios le inspire. Entretanto, se ofrece rendido a los pies de V. S. I. y b. s. a. este su affmo. hijo, Fr. Francisco de Jess Mara Jos, Palau, Pbro.
109. A D. Pantalen Montserrat: Obispo de Barcelona Barcelona, Ermita de Ntra. Sra. del Carmen, San Ginss, 3 Julio de 1865. Ilmo Sr.: 1. Terminada la misin del invierno, libre de los cuidados que trae consigo, retirado a la soledad de mi ermita, empleo el verano en oracin para en ella fortalecer mi alma. En el reposo de mi soledad vengo a V. S. I. para darle cuen-
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110. A D. Mariano Puigllat y Amig: Obispo de Lrida Aytona (Lrida), 4 octubre de 1865 J.M.J. Ilmo. Sr.: 1. La noche del da 2 recib en Barcelona la noticia que mi hermana mayor Mara Palau estaba moribunda, recibidos los ltimos sacramentos, y tanto la paciente como su afligida y numerosa familia peda que ganando horas, viniera enseguida. El consuelo debido a la moribunda y asuntos graves de mi familia requeran hallarla en vida: y sin detenerme ni en Barcelona ni en Lrida, sal por el tren de la maana del 3 y al bajar de ste, tomando un carruaje, vine a sta de Aytona, teniendo la satisfaccin de hallarla an en vida. Por lo precipitado del viaje y por no ser horas de despacho, al salir de Barcelona y pasar por Lrida, ni ped a mi prelado las letras comendaticias ni me present a V. S. I. Pero en necesidades de esta especie, interpretando la benigna y caritativa voluntad de los prelados, me cre dispensado de presentarme. No obstante, encomend me enviaran las letras comendaticias de mi ordinario, las que manifestar a V. S. I. de regreso a Barcelona. Yo no creo se prolongue mucho la agona de mi hermana y tan pronto como haya entregado su alma a su Criador, me volver a Barcelona. 2. Ilmo. Sr., con esta ocasin, siguiendo el consejo que V. S. I. en cierta ocasin me dio por conducto del Sr. Den de Barcelona, yo me abstengo de confesar y predicar, y si yo no interpretara atendidas las circunstancias la voluntad de V. S. I., me abstuviera tambin de celebrar, pues que para m el consejo de un prelado es un mandato y una ley. 3. Si he de creer lo que la familia acaba de referirme, V. S. I. cree que yo vena a esta dicesis sin presentarme a pedir las correspondientes licencias, y que sin stas haba predicado y confesado. Si fuera verdad, yo sera culpable de
un crimen atroz y mereciera el anatema de Dios y la indignacin de los prelados de la Iglesia: fuera yo un miserable abandonado de Dios y dejado ya de su mano para cometer tal maldad. Si es as, yo pido caigan contra mi cabeza todas las penas impuestas por los sagrados cnones a tales maldades: yo quiero de la ley lo que sta tiene de penoso. Jzguese mi causa y castguese sin compasin mi delito, y con la pena la ley ser vengada y salvo el honor de la clase. Luego que yo pueda dejar en manos del Seor a mi querida hermana, yo me presentar no para defenderme sino para recibir castigos y penitencias, si me cree V. S. I. digno de ellas. Pero en honor a la verdad debo declarar a V. S. I. que fuera de las circunstancias del momento, ni una sola vez en mi vida he venido a esta su dicesis sin antes presentarme o al obispo o a su gobernador, provisor o vicario general, quien me ha dado de viva voz y por escrito las instrucciones que ha juzgado oportunas, y a las que me he atenido. Han sido rarsimas las veces que he venido a esta su dicesis en treinta aos que llevo de predicacin, y he estado muy breve tiempo y esto en Aytona en medio de mi familia; y he venido forzado por las splicas de esta poblacin, fuera de la ltima vez que prediqu en Lrida, Alcarraz y Graena. 4. Esta ltima vez, cuando V. S. I. vino a tomar posesin de la silla episcopal, yo me hallaba predicando, y habiendo anunciado V. S. I. que no tomara el gobierno de la dicesis sino despus de Navidad, yo cre haber cumplido mi deber con haber obtenido el permiso del seor Ricart. Despus de fiestas, estando ya V. S. I. en el gobierno, antes de predicar, me present a V. S. I. con el P. Pedro Morell, y V. S. I. me autoriz de viva voz por confesor extraordinario de nuestras monjas descalzas (soy descalzo carmelita) y adems slo vine a ver a V. S. I. varias veces, no recuerdo con qu objetos. El Sr. Ricart me dio por escrito las licencias en la forma siguiente: Lrida 23 de agosto de 1862. El contenido en estas licencias (son las de mi ordinario) use de las mismas en este obispado mientras las tuviere corrientes de su propio ordinario. D. Jos Ricart gobernador eclesistico.
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Resp. 46. Cont. fol. 155 n 57. Por mandato de S. S. I. Dr. Bonifacio Alvarez. Can.Es copia. 5. Ilmo. Sr., los actos de mi ministerio son un peso y una carga, y si me aligera, no abrir la boca, pero el honor a la clase me fuerza a confesar la verdad de los hechos. Digo lo que antecede para descargo de mi conciencia y dejo a Dios solo la defensa del honor de sus sacerdotes. Estoy interesado en conocer mis defectos para corregirlos, y al efecto, de nuevo le pido sus admoniciones pastorales, que sern siempre recibidas como un testimonio seguro del amor de V. S. I. para con este su rendido sbdito y obediente hijo. Fr. Francisco Palau, Pbro.
Conocida verbalmente la voluntad de V. S. I., yo me conformar a ella. Mande a este su humilde sbdito y rendido hijo. Fr. Francisco Palau, Pbro. Ilmo. Sr. Obispo de Lrida.
112. A D. Pantalen Montserrat: Obispo de Barcelona Barcelona, Vallcarca, 19 enero de 1866 J. M. J. Exmo. e Ilmo. Sr.
111. A D. Mariano Puigllat y Amig: Obispo de Lrida Barcelona, 15 octubre de 1865 Ilmo. Sr.: 1. Vuelvo a molestar la atencin de V. S. I. para remitirle los adjuntos documentos que acreditan lo que insinu de viva voz a V. S. I. de paso a esta de Barcelona. 2. El cura regente no saba hablar en pblico, urga la necesidad de socorrer a los pobres colricos, y era preciso aprovechar el da del domingo a la hora perentoria de la tarde despus del santo rosario, y este conjunto de circunstancias imprevistas y que no daban lugar a consulta cre me autorizaban para acceder a las splicas de mi pueblo natal consternado, conmovido, afligido y lleno de terror por la presencia del clera. Si obr mal, pido a V. S. I. me perdone. Yo ignoraba cul era mi situacin. Tambin o en confesin algunos colricos porque In articulo mortis todo sacerdote llamado debe prestarse.
1. En vista de la circular del 3 del que rige, dirigida a los predicadores, no teniendo yo compromiso alguno, ni impedimento fsico que me imposibilite, de nuevo me pongo a las rdenes de V. E. I., para que, si me cree til, me destine bajo la forma que mejor le parezca a la predicacin del santo evangelio, durante el tiempo santo de cuaresma y hasta el mes de mayo inclusive, seguro que la voluntad de V. E. I. ser ejecutada y cumplida fielmente por este rendido sbdito y afectsimo hijo q.b.s.a. Francisco Palau, Pbro.
113. A D. Pantalen Montserrat: Obispo de Barcelona Barcelona, Vallcarca, 9 junio de 1866 J. M. J. Exmo. e Ilmo. Sr.: 1. He recibido hoy el oficio de V. E. I. con fecha 4 del que rige, y en contestacin debo manifestar a V. E. I. que,
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recibido el mandato del 13 abril, qued inmediatamente ejecutado en la parte que tocaba. Desde aquella fecha ni he tenido ni recibido energmeno ni endiablado de ninguna clase. El Sr. Salamero ni es ni ha sido endiablado. En la parte material yo tengo un contrato celebrado aos ha, con los Sres. Ramn Espasa y Gabriel Brunet, y segn l, esta propiedad queda a su poder, reservandome habitacin durante mi vida en ella. 2. Estos han trabajado muchos aos y trabajan en mejorar su hacienda, y yo no me creo en derecho ni autoridad para expulsarles y echarles a la calle. Para sus obras tienen a inters suyo jornaleros y trabajadores, y yo no me meto con ellos. Hay otros dos que pueden irse; stos dependen de m y los enviar. En cuanto a religiosas no tengo a mi cargo alguna que yo sepa serlo, pues que el colegio est a cargo de una maestra de ttulo que yo no puedo expulsar. 3. V. E. I. ignora mi situacin, y para su gobierno debo manifestrsela. El hecho es el siguiente: Salamero, al volver de Barcelona, para subir desde la Riera de Vallcarca a la calle de arriba hall un barrio abierto, entr y, creyendo tena salida, se enred y perdi el tino y no hall puerta alguna para salir. Diose el grito de ladrones, vinieron las gentes, le prendieron, corri la voz alarmante de que se haban ya descubierto los robos de toda la comarca y que ramos nosotros. Estuvimos en gran peligro y en esta situacin, el alcalde dispuso que nadie de nosotros se moviera hasta ver el desenlace de todo. Esta medida fue indispensable para acreditar la inocencia. Esta no es cuestin de endiablados, sino una causa criminal gravsima, promovida por un incidente involuntario y ni previsto. Yo deba defenderme a todo trance y al efecto, lejos de ausentarme, es preciso espere el resultado. Es verdad que el preso queda en libertad, pero la causa est pendiente y hasta que el juez pronuncie el fallo, no es posible se mueva nadie de cuantos estuvieron aqu el da 1 de mayo.
4. El ausentarme seria acreditarme culpable nada menos que de los robos cometidos en esta comarca, como capitn de ladrones. No faltaba ms que este crimen. V. E. I., hacindose cargo como buen pastor de nuestra situacin, no dejar de entrever que, si antes que se aclare la verdad, procede contra m desterrndome, tendr todo el mundo derecho a creer que V. E. I. me llam a su tribunal y que, comprobado mi crimen enorme, pronunci el anatema. El P. Palau ladrn y capitn de ladrones? Deje, Ilmo. Sr., que se aclare la verdad y, discutida sta por la prensa y el tribunal competente, definida la causa, entonces disponga lo que mejor le parezca. No obstante estas observaciones, yo hoy mismo me traslado a Barcelona y, no habiendo audiencia el domingo, ir el lunes y de viva voz me dir lo que quiere que haga. Es cuanto se ofrece a este su rendido sbdito y fiel hijo q.b.s.a. Fr. Francisco Palau, Pbro. Al Exmo. Ilmo. Sr. Obispo de Barcelona.
114. A D. Pantalen Montserrat: Obispo de Barcelona Barcelona, 11 junio de 1866 Exmo. e Ilmo. Sr.: 1. Hoy he venido a palacio y, sabiendo ha salido para la visita pastoral, le doy cuenta por escrito del estado de mi causa. Ante el juez de causas criminales, ante la prensa y donde convenga, declaro la verdad, y es: Yo tengo el terreno de Vallcarca y los edificios inherentes, arrendados a los Sres. D. Ramn Espasa y D. Gabriel
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Brunet. Estos tienen a su cargo y bajo su responsabilidad los trabajadores que necesitan segn sus conveniencias para explotar los intereses del terreno. Esa gente que el vulgo llama Penitentes no son religiosos o frailes, ni ermitaos ni peregrinos, sino los arrendatarios y sus dependientes; y ni sobre unos ni sobre otros yo tomo responsabilidad alguna ante la ley. Hay dos que no pertenecen a stos y son D. Antonio M Salamero y Pepe Liquerne, y stos saldrn de all, no ahora porque no es posible, pues que estando la causa en sumario, el alcalde les dijo no se movieran ni ausentaran hasta que sta sea aclarada. 2. Yo quiero que el tribunal siga con toda severidad la causa de Salamero, y esto conviene para el honor de la religin, mo y de todos; y mientras no se pronuncie el fallo, Salamero est a mi responsabilidad. As lo he declarado ante el juez. Esta cuestin terminar felizmente y se reducir a viento el gran alboroto. Bajo este concepto, yo me separo de Vallcarca y salgo de toda responsabilidad, fijo mi domicilio en Barcelona y, habindome reservado en los artculos del contrato una habitacin en los edificios, ir all a pasar alguna temporada cuando convenga. Bajo este pie, no slo me ausento de Vallcarca, sino que ni en ausencia tomo responsabilidad alguna de lo que all suceda. 3. Por lo que mira al colegio, en la actualidad, hay provisionalmente una maestra con ttulo, que ensea a las nias del vecindario. Muri un cuado mo en Lrida y mi hermana viuda va a trasladarse all con una hija, y sobrina ma D Carmen Palau, y sta ser la maestra encargada de l, en unin con las maestras de Molins de Rey y de San Feliu de Llobregat. Estas no son monjas ni religiosas, ni han presentado insignia alguna de tales, y yo no tengo sobre ellas ms autoridad que la de un consejero. V. E. I. las conoce, ha visitado sus escuelas, y si algo ocurre, puede llamarlas y mandarlas y por lo que toca a Santa Cruz, si algo ocurre con respecto a la capilla pblica, puede llamar y entenderse con los arrendatarios.
4. Al establecerse la calle, convinieron todos los vecinos de edificar una capilla, vista la distancia en que se hallan de las dems iglesias. Yo haba tomado con empeo e inters salvar aquel valle, pero yo lo abandono y temo va a convertirse pronto en cavernas de fieras revolucionarias. V. E. I. mand cerrarles la capilla, esta disposicin fue la causa que acudieran rendidos a sus pies, pidiendo al menos libertad para reunirse all las fiestas. V. E. I., dicen, se lo concedi. Ahora temo no volvern ms, porque la irritacin ha llegado hasta lo sumo contra todo lo sagrado. Al cerrarles la capilla las fiestas por la tarde, se han credo ultrajados, burlados y ofendidos y han dicho vengan pues tabernas, bailes y casas de.... 5. Ilmo. Sr. yo no he hecho representacin ni observacin alguna sobre esta disposicin para que no sospechara de mi obediencia; me he retirado y me salvo obedeciendo. Los demonios, libres y desencadenados, armarn una revolucin y, cuando vean al P. Palau en las crceles, destierros, o a la muerte, los demonios revolucionarios no se detendrn aqu. Yo pido a Dios la gracia y el honor de ser la primera vctima cuando llegue la poca de los martirios. Con esto queda cumplido el oficio del 4 en la parte que me toca y es posible. Queda de V. E. I. humilde sbdito y fiel hijo que b.s.a. Francisco Palau, Pbro. P. D. Cuando pueda ausentarme, sin perjuicio de la causa de Salamero, pienso ir a Roma una temporada y consultar all mis cosas porque mi conciencia no puede aquietarse. En folio aparte, envolviendo la carta: 1 pgina: Sr. D. Lzaro. Tenga la amabilidad de leer la adjunta, enterarse de ella y remitirla a S. E. I. Queda de Vd. affmo. y s.s. y b.s.m. Francisco Palau, Pbro.
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4 pgina: Sr. D. Lzaro Baulux, Secretario de Cmara del Exmo. Ilmo. Sr. Obispo de Barcelona.
115. Al P. Pascual de Jess Mara: Roma Vedr (Ibiza), 1 agosto de 1866 Para el Rdo. P. Pascual de Jess Mara, Comisario Apostlico y Procurador General de la Congregacin esp. en Roma1 J. M. J. Viva Jess 1. Rdo. Padre: Recib un ao ha una carta de V. R. y fue para m motivo de grande satisfaccin. Varias veces tom la pluma con el objeto de contestar, pero siendo la contestacin una resea de lo que pasaba en nuestra ermita de Barcelona, que tocaba intereses los ms sagrados de nuestra orden y de la Iglesia, al verificarlo sent tal repugnancia, que no obstante toda la confianza y plena libertad que me inspiraba y me inspira V. R., no pude vencerme. Lo efecto ahora desde esta soledad porque pienso retardar un poco mi venida a Roma. 2. Escribo desde el desierto ms completo que he hallado desde que sigo la vida religiosa. Este monte es un
1 Existen varias redacciones de esta carta, en la que al parecer, inclua una larga exposicin sobre su actividad de exorcista. Se publican los tres fragmentos conservados. El Carmelo descalzo en 1866 estaba gobernado por el P . Pascual de Jess Mara, Urbiola, como Procurador General con residencia en Roma, y por el P. Juan de Santo Toms de Aquino, Maldonado, con residencia en Alcal de Henares. Los dos desempearon sus respectivos oficios hasta la fusin de las Congregaciones espaola e italiana el 12 febrero de 1875.
islote al oeste de Ibiza, separado de la isla, que se levanta desde el profundo de las aguas hasta el cielo: no hay aqu ms habitantes que yo. Tengo la ermita a dos leguas al medioda de la isla y los hermanos que tienen en ella una barca pesquera, me traen aqu, me dejan solo y se vuelven. En la cima del monte hay una fuente, y las aberturas de las peas son mis celdas. Aqu me retiro diez aos ha y hallo cuanto un solitario puede desear. Mi celda est custodiada abajo por las aguas del mar, y las peas estn tan cortadas que nadie puede subir a ellas sin ser muy prctico de este terreno; la soledad est defendida por el mismo monte y por los mares. 3. Ah va, pues, la contestacin a lo que le escrib un ao ha, de que habra en Roma un cambio radical en poltica y en religin. Escribir con libertad de lo que me ha pasado en esta soledad y V. R. juzgar si es o no de Dios, o del diablo... aparezca recibiris vosotros sus hijos su espritu, y en el espritu de Elas lanzaris al infierno los demonios que visibles en los cuerpos humanos provocan, cual Goliat a la lucha, al poder eclesistico. La cada de los demonios al infierno ser el signo del triunfo de la Iglesia. Ahora vas t a entrar en lucha con ellos, marcha y presntate en Barcelona al Obispo (Montserrat) y dile esto nos manda Dios: demones effugate, infirmos curate [Mt 10,8]. 4. Quin eres t? Yo soy contest el ngel que custodia en Roma el trono del sumo pontificado, y los muros de la ciudad; de mi habla el captulo XX del Apocalipsis; vosotros, en el cumplimiento de mi misin, sois mi dedo y el dedo de Dios visible, y sin vuestro ministerio yo no encadenar a Satn. Dirs al obispo de Barcelona y al Pontfice Po IX: la hora de la batalla ha sonado ya, esto manda Dios, lanzad los demonios y curad los estragos y enfermedades causadas por ellos; y si no te creen, te retirars, obedece a sus mandatos, si no oyen mi voz, yo me retirar de Roma y entregar la ciudad en poder de los demonios psimos que la rodean.
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Cumple esta misin y marcha a tu ermita de Barcelona. Yo conducir all todos los prncipes infernales del pas que, visibles en los cuerpos humanos desafan visiblemente a la lucha al poder de la Iglesia. Lanza t los demonios al infierno y infirmos curate. 5. Yo? No, este ministerio est reservado al obispo. Eres t exorcista? Lo soy. Pues si lo eres, t dars cuenta de la sangre de las vctimas que gimen y perecen entre las uas del dragn infernal; cumple tu deber, que consiste en delatar a la autoridad eclesistica los demonios que visibles en los cuerpos humanos, provocan a la lucha los exorcistas... No hay fe en esta parte y demonios y el mundo, todo en peso y en masa, se levantar en contra. Yo estar contigo, yo barr los cielos de los ngeles malos y sabr defenderte contra los hombres. Antes de retirarme de Roma y abandonarla al furor de los demonios, yo quiero tentar y probar su fe, quiero revelar y descubrir la incredulidad, quiero sepa el mundo hasta dnde llegan las tinieblas... Acaso no ha sido dado a la Iglesia, representada en los exorcistas, plenitud de poder sobre todos sus enemigos?: ecce ego dedi vobis potestatem super omnem virtutem inimici [Lc 10.19]. Qu uso se hace de esta autoridad? Ya lo vers luego.... Fr. Francisco Palau II (Carta fragmento) 1. [] Los que predicarn la divinidad de la religin de Jesucristo. Quin eres t? Yo soy el ngel de quien habla el captulo XX del Apocalipsis; a m est encargada la prisin y encadenamiento de los demonios; yo custodiar las casas de asilo que Dios ordena edificar. Yo no poda dudar, reverendo padre, de que era el ngel de Dios el que as me hablaba, porque en los desiertos me
haba defendido muchas veces contra los demonios, y en varias ocasiones de mi vida me haba salvado del furor de los hombres malos. La voz de Dios es de tal carcter que no deja vaco alguno en el alma, la llena y no vacila. Yo prev de un solo golpe de vista todas las consecuencias del cumplimiento de esta misin y, a pesar de tener un corazn de bronce, mi alma vacil y retrocedi ante las dificultades que traa en s este encargo, y en mi debilidad y miseria contest: no, yo no admito esta misin. 2. Lo que te digo est en el orden de las cosas eclesisticas. No se reconoce la existencia de un mal en la sociedad humana tal como el estado de un energmeno? S, para m es una situacin tan triste, tan lamentable y tan horrible que no hay otra de igual, pero o no se cree que exista, o se cree que estos casos son raros. Yo voy a demostrar a la faz de todos los pueblos que stos no son casos raros sino que hay un nmero mayor de lo que t mismo crees. Yo voy a confundir la ciencia humana que califica de enfermedades puramente fsicas las causadas por los demonios a los cuerpos humanos. Prepara para estos enfermos casas de asilo, cuidadas y dirigidas por el poder eclesistico exorcista; esto nada tiene en si de extraordinario para que temas hablarlo y tratarlo con los superiores de tu orden y con el obispo de la dicesis donde resides. 4. Dices verdad: esto est en el curso regular de las cosas, puesto que creemos en la existencia de estas enfermedades, pero yo no me atrevo a abordar esta cuestin ni iniciarla. Lo que te manda Dios es que propongas el proyecto al obispo de Barcelona y a los superiores de tu orden. Si se cumple, has salvado tu alma y, si no se ejecuta, tambin. Propuesto el proyecto, est ya la responsabilidad a cargo de otros. Me dirn que soy un visionario y un delirante y que mi imaginacin se exalta en los desiertos, etc., etc. Yo no me atrevo y es tal la confusin, que temo lo sepa la pluma.
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Ya que no la admites, yo voy a acreditar con signos la misin que te doy y si, a la vista de los signos que yo te dar, no obedeces, dars cuenta a tu Dios de las vctimas que perecen cada da entre las uas del dragn infernal, abandonadas por el ministerio eclesistico. A mis manos estn las llaves del abismo y las cadenas con que se encarcelan los demonios, pero yo necesito para obrar contra ellos las manos y el ministerio eclesistico. Vas a ver luego la divinidad de mi palabra: lanzad los demonios, curad las enfermedades causadas en los cuerpos humanos por su malicia; Dios os lo manda, cumplid vuestro ministerio. Salvar un energmeno del poder de los demonios es la obra de la redencin humana y esto est confiado al ministerio vuestro. 5. Rvdo. Padre, al pronunciar estas ltimas palabras manifest tanta autoridad y tanta gloria que lleno de horror, de terror y de espanto me resolv a comunicar este asunto con el obispo de Barcelona. Fui a palacio con este intento y me sobrecogi tal flaqueza y repugnancia que no me atrev a hablar y me volv. Pero al bajar las escaleras, me dijo: yo voy a cumplir lo que te he prometido; esto es lo que te dice, manda y ordena Dios: en mi nombre lanzars los demonios, impondrs las manos sobre los enfermos y quedarn curados. Esta misin la cumplir yo por tu ministerio hasta que hayas dado cuenta al obispo de lo que Dios te manda. Cumplido tu encargo, si el obispo no autoriza, cesar tu misin porque la responsabilidad recae sobre otro; y si autoriza, hars lo que te mande y yo estar con l. 6. La historia que acompao refiere los hechos con que el ngel acredit su palabra. En vista de estos signos me vi en el amargo compromiso de comunicarlo al obispo de Barcelona. El obispo en esta materia ha procedido con el peso, gravedad y prudencia que le caracterizan y, en su sabia previsin, ha juzgado prudente que yo cesara de todo acto religioso sobre energmenos. As convena en los altos designios de la providencia de Dios. Yo he cumplido mi misin y por ahora la he terminado. Yo ya no puedo hacer
ms ni pasar ms adelante; este es asunto que ya no me pertenece a m sino a las autoridades superiores de la Iglesia y de la religin nuestra. El oficio que me pas el seor obispo, disponiendo cesara de todo acto religioso sobre energmenos, ha sacado de mi alma una carga y un peso enorme. Escribo en el mismo sentido a N. P. General de Espaa, Maldonado, y al darle cuenta a l y a V. R. de mi encargo, queda terminada mi misin. Yo obedecer a las rdenes de los superiores y har lo que me manden. Rvdo. Padre, el ngel, al darme la misin de probar con los hechos que van consignados en la adjunta historia, desencaden contra m todos los prncipes infernales y me acometieron con tal furor y rabia que he vivido en medio del infierno noche y da sin un momento de reposo. Recibido el oficio del obispo, han desaparecido todos y he quedado solo con Dios. Qu cambio! Deca uno de los primeros prncipes tenebrosos con gran soberbia: Hemos vencido, hemos hecho frente a los sacerdotes y han retrocedido! No tengo sobre la tierra enemigo que me rinda! Somos libres, adelante nuestra obra!, gritaba otro. Consulte con Dios y con las personas de consejo en esta materia y disponga de este su rendido hijo. Fr. Francisco Palau, Pbro. III Carta al Rdo. P. Pascual de Jess Mara Procurador General en Roma, de la Orden del Carmen. 1. Rvdo. Padre: Recib a su debido tiempo la carta de V. R. y fue para m un consuelo muy grande, pues que vi en ella, en tiempo de tanta ruina, espritu y vida. No contest porque esperaba ver el desenlace de una misin la ms azarosa que haya tenido en mi vida, la cual no ha terminado hasta ahora. Para inters mo y de la Orden, voy a dar cuen-
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ta a V. R. de todo lo que me ha sucedido. Hablar con libertad y nada ocultar de cuanto pueda servir al bien de nuestra Orden y de la Iglesia. 2. Desterrado en 1854 propter verbum Dei a las islas Baleares, la providencia me tena en ellas preparado un desierto tal cual mi corazn lo deseaba. Tenemos al oeste de la isla de Ibiza una ermita situada sobre el borde de precipicios que tocan los mares, y una legua adentro las aguas, el mapa marca bajo el nombre de Vedr un islote que tiene una legua de circuito. Sus cspides, basadas sobre lo ms profundo del Mediterrneo, se levantan hasta los cielos y, para que nada faltara al solitario, abri Dios una fuente sobre la cima de este monte; el cual da hospitalidad a todas las aves que vienen por las noches a recogerse entre las aberturas de sus peas. Separado de la isla de Ibiza, nadie puede acercarse a l sino con barca; y sus columnas se levantan tan a plomo sobre las aguas, que no pueden subir a l sino los peritos del pas. Aqu es donde a temporadas me retiro para mi vida solitaria. La ermita tiene un bote, los ermitaos son pescadores, me dejan sobre peas y yo quedo solo, solitario, seguro de no ver ni ser visto de persona humana. El clima es magnfico y el sitio es tan pintoresco cual puede apetecer un solitario. 3. Diez aos ha que en los veranos vengo a este monte a dar cuenta a Dios de mi vida y a consultar los designios de su providencia sobre la Orden a que pertenezco. Ah va la historia sobre lo pasado, presente y porvenir de la Orden del Carmen. El ao 1864, habindome retirado a este monte, una voz grande, que 20 aos haba me hablaba en los desiertos sobre los destinos de nuestra Orden y la cual no saba de dnde proceda, me dijo con gran fuerza lo que sigue: Yo soy el ngel de quien habla el captulo XX del Apocalipsis; a m est confiada la custodia del pendn del Carmelo y la direccin de los hijos de esta Orden. Yo guardo el trono pontificio de Roma y los muros de esta ciudad, fren-
te a los demonios y la revolucin que la circuye. Vengo a ti enviado por Dios para instruirte sobre el porvenir de la Orden a la que perteneces para que sepas la misin que has de cumplir y su forma. Yo voy a abandonar a Roma. Levantar de ella el trono pontificio y la ciudad ser entregada en poder de los demonios y de la revolucin. Roma no ser ms el centro de la religin de Jess; degollar a sus sacerdotes y religiosos y otra vez se constituir enemiga de Cristo y de su Iglesia. El trono del Sumo pontificado no volver ms a ella, porque ser trasladado a otra parte. 4. No pudiendo yo apenas creer lo que vea, aadi: Roma ser severamente castigada y el da est muy cerca, da de llanto y de luto, de sangre y de fuego y, para que veas cun justas son las venganzas celestes, ven, sube a la cima de este monte y desde all vers las abominaciones introducidas en el lugar santo, predichas por Daniel profeta. Lleno yo de terror y espanto, erizados los cabellos, horripiladas mis carnes, yo sub a la cima de este monte: Mira y observa bien lo que hay en el santuario, observa, calla y guarda el secreto; el misterio de iniquidad est ya consumado, yo voy a castigar a los culpables y la sangre de los justos aplacar la ira de Dios. 5. Yo oraba con grandes instancias por la Iglesia y contest: Las splicas y oraciones por la Iglesia santa son acogidas a los odos de Dios. No ores por Roma porque el decreto de Dios es irrevocable, el castigo de los culpables y la paciencia de los mrtires volver a la Iglesia santa su libertad, sus glorias y su esplendor. 6. Elas, profeta grande, y los hijos de su Orden sois, y en adelante seris, mi dedo y el dedo de Dios y mi brazo en las batallas contra los demonios y contra la revolucin, y para que vuestra fe en el da de las batallas no falte, Dios me ha enviado a ti que vives en los desiertos, atento a mi voz para instruirte acerca y sobre la materia y objeto del exorcistado. Yo soy el ngel que tiene en las manos las cadenas y las lla-
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ves del abismo. A m estn sujetos todos los demonios del infierno y, para que sepis el modo de presentaros en las batallas, debo manifestarte un misterio. Y es el siguiente: 7. Creados los ngeles y puestos en el empreo, Dios nos propuso a Cristo, Dios humanado, por rey, cabeza y prncipe. El supremo de todos los ngeles no quiso sujetarse ni adorarle. Le siguieron en la rebelin una multitud, ms de lo que nadie pueda figurarse y fueron todos precipitados a los infiernos. Dios, para confusin suya y por orden de su providencia, los dej en este aire y sobre la tierra, y sirven de azote contra los crmenes y de prueba a la fidelidad del justo. Es tan grande su poder y tal su malicia contra los hombres, que Dios nos ha mandado custodiarlos para ser salvos de su perversidad. Sin nosotros, no hay hombre que pueda resistir a sus embustes y engaos y malicia. Nuestra batalla contra los demonios empez en el empreo, prosigui en el paraso y, dividiendo las familias, los pueblos, las naciones y todas las generaciones en dos campos, sigue y seguir hasta el fin de los siglos. Los demonios guardan en las batallas contra Cristo y su Iglesia un orden, y ste no debe serte desconocido. Si Dios ha instituido el sacerdocio para que fuese medianero y ministro de sus gracias ante los pueblos, los demonios han instituido la magia y por sta tiene comercio, trato y relacin con los hombres, y se ha hecho y hace visible, combatiendo pblicamente la obra de Dios. Cuando vino Jesucristo, por el ministerio de stos (mgicos) se haca adorar en todo el mundo. 8. Jess los venci muriendo. Entiende el misterio: Jess ofreci su cuerpo y su sangre sobre la cruz y, aceptada la ofrenda por la justicia de Dios, qued salvo el hombre del poder de los demonios, y esto es lo que se llama la redencin. Orden Jesucristo que la redencin fuese aplicada por mano apostlica y al efecto, dio y comunic como Dios todo poder sobre los demonios a los apstoles y discpulos, y en virtud de este poder los demonios quedaron vencidos y
esclavos y sujetos a la mano apostlica. Los apstoles, llenos de fe en este poder sobre los demonios, se repartieron todas las naciones del mundo y, encadenados los demonios y vencidos por su fe, stas se convirtieron a Dios. Vengamos a Roma. 9. Pedro se dirigi a Roma y puso all el trono del sumo pontificado. Lleno de fe en el poder que Jess le haba dado sobre los demonios, los venci y lanz de esta capital donde estaban los prncipes tenebrosos que dirigan la idolatra del pueblo e imperio romano. La batalla se prolong tres siglos enteros y venci por fin la fe de los apstoles en el poder que Jesucristo les haba dado sobre el infierno. 10. Triunfante la Iglesia en Constantino empera d o r, comunic todo su poder a los sacerdotes y orden los exorcistas; y stos fueron nuestro dedo y nuestro brazo para mantenerlos ligados y encadenados; y a no ser as, si los demonios hubiesen quedado libres y desencadenados, pocos adelantos hiciera la religin. Corriendo los siglos por su carrera, la fe sobre la existencia de los demonios, sobre su poder, malicia e influencia en los destinos del mundo, sobre el poder comunicado a los exorcistas sobre ellos, sobre la necesidad e importancia del ministerio de stos, fue disminuyendo porque en estas batallas a la fe ha de acompaar el ayuno, penitencia y oracin. Entibindose el fervor de la caridad, tambin se oscureci aquella luz que descubre a los exorcistas y manifiesta los demonios y sus obras de maldad; y al paso que se oscureci la fe sobre todo lo que es materia y objeto del exorcistado, ces el ejercicio de este ministerio, y a proporcin que ste ces, los demonios tomaron libertad y fuerza, poder y dominio sobre la tierra. Fr. Francisco Palau
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116. A S. S. Po IX Roma, 17 diciembre de 1866 Santsimo Padre: 1. Como misionero destinado a Barcelona, he dejado el plpito y he venido a Roma para entregar a S. S. el pliego adjunto. Contiene tres documentos. En el primero manifiesto a S. S. que el prncipe de las tinieblas, armado con los cuernos de todos los poderes polticos de la tierra, se nos presenta visible en los energmenos que los pueblos nos presentan, llenos de fe y confianza en nosotros sus misioneros. Y Satn resiste a nuestra misin, desprecia la autoridad del obispo y desafa lleno de arrogancia a Dios y a su Pontfice. Y creyendo que para el triunfo en esta batalla es necesario que S. Santidad la dirija, acudo a implorar su virtud, pidiendo me d licencia para arrojar al infierno cuantos demonios caigan a mis manos. 2. En el segundo documento presento al ngel que custodia el trono del sumo pontificado en Roma, lanzando los demonios y curando los energmenos todo el ao de 1865 en Barcelona, para acreditar lo que expongo en el primer pliego. En el tercero ver S. Santidad el ngel que ha recogido las cadenas, y el infierno que libre y desencadenado amenaza a Roma y provoca a la lucha, como Simn Mago a Pedro, el poder espiritual que Jesucristo le ha comunicado en plenitud sobre todos los enemigos que nos combaten, y los energmenos llorando bajo su dura esclavitud. 3. Santsimo Padre, remitido a S. S. el documento, he cumplido mi encargo y vuelvo a ocupar otra vez mi plpito en Barcelona. Enterado de lo que le comunico, para lo que ocurra, est aqu en Roma N. P. Procurador de la Orden, el P. Fr. Pascual
de Jess Mara y, al despedirme, pide su bendicin para m y para el pueblo barcelons al que predico, este su rendido hijo, Fr. Francisco de Jess Mara Jos, Palau (en el siglo)
117. A Gabriel Brunet: Barcelona Vedr (Ibiza), 15 mayo de 1867 J. M. J. Viva Jess 1. Mi amado hijo: He hecho estos ejercicios para presentaros a Dios y pedir luz para dirigiros. Ahora, hasta nueva disposicin, t quedas encargado de Santa Cruz. Al examinar tu alma ante Dios en la soledad de este monte, hallo en ella muchos defectos que has de corregir. Yo he hecho confianza de ti y la hago; te abandono sin reserva los ms sagrados intereses de la gloria de Dios; hago cuanto puedo para servirte y contentarte cuando, hinchado por el espritu malo y agitado por su malhumor, sostienes contra tu padre ideas poco humildes. Yo callo, tolero, huyo, oro, conjuro el malhumor que te posee y espero pase la tempestad, voy con rodeos para volver tu alma en paz, compadezco tu posicin. Tal es, hijo mo, mi proceder para contigo. Tengo para ti amor de padre, fidelidad de un compaero y amigo antiguo de trabajos y paciencia en sufrirte. 2. T has correspondido no muy bien. Hasta ahora te ha salvado una gracia que te ha hecho Dios y es la de humillarte. Despus de la tempestad, pasada la tentacin, te has
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humillado ante Dios y has merecido el perdn. Ay de ti el da que te faltara esta gracia! No tanto has de temer tus defectos cuanto la soberbia que impide el humillarse, confesndolos. 3. Vengamos a la cuestin del hermano Martn. El dice que cuenta contigo. Yo te conozco a fondo y te creo incapaz de ser infiel y traidor a tu padre. Martn lleva las cosas al extremo. Me critica, murmura y, abusando de la confianza que yo he hecho de l, me ha excluido a m del gobierno; me dicta leyes, me instruye sobre la conducta que he de guardar, me trata de escandaloso porque no sigo los ejercicios de los hermanos y como y vivo solitario. En una palabra, se constituye mi juez, mi director y mi corrector, y lo ejecuta. Yo callo, oro y combino medios para volver a camino un extraviado. Digo un extraviado, porque contra el voto de pobreza, se apropi sin darme parte una propiedad perteneciente a la Virgen dels Cubells. Aleja las hermanas de la direccin de sus directores y se la arroga a s mismo. Contra preceptos repetidos, de obediencia, tiene correspondencias que no son favorables a la familia. Se apropia el gobierno de la ermita, recoge dinero, lo encierra. A esto van a parar las rebeldas contra un superior y un padre! Yo callo, sufro, lloro, oro y espero. Te digo esto porque, segn Martn, os comunicasteis las tentaciones contra el orden que constituye vuestro padre. Sostener tentaciones, es vencer. Comunicarlas a otro tentado, es asesinarle. Si t comunicaste a Martn tus tentaciones, le precipitaste porque qued confirmado en ellas. Quin lo remedia? 4. Yo no tengo ni tendr para vosotros jams de mi vida sino corazn de padre; no conozco contra vosotros tentacin alguna porque mi amor para con vosotros llena todo mi corazn y no caben en l; me hallaris siempre en paz, siempre amigo, siempre de buen humor. Yo soy ya de la edad de 56 aos y mi vida ha sido una cadena de penas; en mi juventud he entregado mi cuerpo a horribles privaciones y mis carn e s, molidas con las penalidades de mi misin, ya
no tienen el vigor de un joven. Si me cuido, tendris padre unos cuantos aos ms. El amor a vosotros es el que arra nca de mi alma un grito al cielo, pidiendo un poco ms de vida para dejaros en orden, y el amor a vivir por vosotros y para vosotros me mu eve a cuidarme yo solo, hacindome la comida y arreglndola para que pueda comerla. Queris matarme? Queris que baje al sepulcro, dejndoos como estis? Os da tentacin ver a vuestro padre que para utilizarse en la predicacin y sostener el rgano de la voz y sus fuerzas toma un poquito de vino, chocolate, etc.? Esto os pone en tentacin? Cunto me pesa no poderos seguir! Volviendo de la misin, prob 15 das de sujetarme o de abandonar mi vida a un alimento insuficiente, y hall que mi cuerpo caa. Esta es la sola vez que, al subir al Vedr, no he podido llevar apenas el peso de mi cuerpo. Ah, si vosotros e s t u v i e rais ms organizados! No me verais ms, porque Dios oira la splica que le hago de dejarme morir solo, sin ms testigos que sus ngeles, enterrado en estas cueva s. Cun horri ble cosa es para m volver a bajar este monte y volver a la conversacin humana! Adis, recibe esta carta como prenda de mi amor de padre para contigo. Yo morir fiel a los que Dios me ha dado por hijos, aunque stos me vendan. Fr. Francisco de J.M.J. 5. En cuanto a las obras, el conejar se ha de subir hasta arriba, como el piso de abajo, y el entresuelo una sola abertura, en correspondencia a las dos de la escalera. La Iglesia slo se ha de subir por ahora hasta la altura correspondiente al terrado de medioda, lo necesario para cubrir la parte del medioda, que es lo que por ahora nos proponemos. La luz de las ventanas ya va bien como la envas en el plano.
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118. A D. Miguel Salv y Munar: Obispo de Mallorca Barcelona, agosto-septiembre de 1867 Ilmo. Sr.: 1. El dador es un hermano de la caridad de la beneficencia de Barcelona y, estando, segn nos ha dicho, encargado del establecimiento de hurfanos de Mahn, ha propuesto al ayuntamiento el que dicha casa quedara al cargo de nuestros hermanos terciarios del Carmen que yo dirijo, y le he remitido, junto con el hermano Fr. Juan Palau, superior de los ermitaos de San Honorato, a V. S. I. para que, tomando su consejo y parecer, vayan as con seguridad en obras que son de inters pblico religioso. 2. Al enviar a V. S. I. estos dos hermanos para consultar su parecer, cumplo con un deber que me impone la obediencia, el respeto, la gratitud y el amor sincero que siente mi corazn para con V. S. I. Consrvese bueno, pues que yo lo estoy para los servicios que Dios quiera de mi inutilidad. Salud a D. Joaqun y reciba los afectos de este su fiel y sbdito hijo, Fr. Francisco Palau, Pbro.
Esperaremos est del todo restablecida1. Entretanto, consrvate buena. As te lo desea este tu affmo. padre, Fr. Francisco de J.M.J.
120. A Magdalena Calafell: Mallorca Barcelona, octubre de 1867 Viva Jess 1. Hija ma Magdalena: Recib la tuya. En cuanto a lo que me dices sobre venir, no te metas en pena. Yo cuidar a su tiempo. Entretanto, sigue y cuida de tu madre. Recibe los afectos de este padre, Fr. Francisco
119. A Magdalena Calafell: Mallorca Barcelona, septiembre de 1867 1. Hija ma: Recib la tuya y me complac en ver letra tuya. Yo no te descuido en la oracin, ni te he dejado.
Viva Jess 1. Mi amada hija Magdalena: He recibido tu muy apreciable. La hermana Juana me ha escrito. Yo consultar a Dios si puedo o no otra vez encargarme de ella. La humildad y la
1 Se refiere a su madre, Rosa Rosell, cuya enfermedad le notificaba.
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obediencia a los superiores, para vosotras, es el fundamento de todo este negocio. Si esto falta, todo va en ruinas. 2. Por lo que toca a ti, yo estoy esperando llegue tu hora. Ten paciencia un poquito ms. Recibe los afectos y la bendicin de este tu affmo. padre, Fr. Francisco
ms nmero de ermitaos de los que podan sostenerse, y escogido los que ms aptos fuesen para la ermita. 2. En la parte material hallamos al encargarnos de la ermita un abandono completo, las tierras incultas, sin producto alguno; el edificio en ruinas; dentro las habitaciones era todo inmundicia, y sin muebles las celdas. En estos cinco aos el hermano Juan ha hecho las reparaciones y mejoras que ahora tiene; con el producto de las tierras y un poco de industria, y supliendo en caso de necesidad la cuestacin, ha podido moblar las habitaciones, procurar ropa tanto para la iglesia como para las habitaciones, y han podido sostenerse en comida y vestido de cuatro a seis ermitaos, quedando siempre un fondo de 5, 10, 25 duros para una necesidad imprevista. El hermano Juan es hijo de labrador, y sin la inteligencia y laboriosidad, sin industria y economa en el superior, no poda ponerse all el orden que ahora hay. 3. Hemos unido a la vida eremtica los actos de caridad, enseanza y asistencia a enfermos a las rdenes de S. E. I. el obispo, y la escuela que hubo en la Merced, y la que actualmente existe en Santa Catalina forma con los ermitaos una sola familia. A una insinuacin del Sr. Obispo estamos dispuestos a todo acto de caridad. En tiempo del clera fueron ellos, al cargo del hermano Francisco Trocha, los que se prestaron al servicio de los colricos, quedando ste sacrificado en medio de los que fenecieron; y si es del gusto de S. E. I., quedarn unidos los hermanos de la caridad formando familia con los de San Honorato, la cual ermita les sirve para recogerse de un tiempo a otro a ejercicios. 4. El hermano Martn Munt es un infeliz, inutilizado para toda su vida por una tisis incura ble que le consume, que resiste a todos los medicamentos del arte; y cuando el malhumor le arrebata, se vuelve inquieto y no puede dominarse a s mismo, y yo para ver si los aires de San Honorato le probaban lo envi all; es digno de compasin, porque, exaltada su bilis por un celo religioso indiscreto, comprometera a los dems, sin mano suave y a la par fuerte que le sujete a obediencia.
122. A D. Teodoro Alcover: Palma de Mallorca Barcelona, 29 noviembre 1867 J. M. J. Sr. D. Teodoro: 1. Muy Sr. mo: En vista de las quejas que el hermano Martn Munt ha presentado contra el gobierno y direccin de la ermita de San Honorato, creo ser un deber mo informar sobre lo siguiente. En la parte tanto espiritual y religiosa, como material, cuid de que fuese confiada a un hombre que en lo posible reuniera las cualidades que las circunstancias exigan y, creyendo de buena fe secundar los deseos de S. E. I., puse all por superior al hermano Juan. Este hermano ha llenado tan cumplidamente su misin que en cinco aos ha constituido all el orden tanto material como religioso que actualmente hay, de modo que no ha habido all el menor trastorno, ni disgusto, ni queja que yo sepa, ni creo haya tenido que intervenir S. E. I. sino para darles la bendicin. Los ejercicios espirituales se han seguido con tal puntualidad, que ni un solo da se han dejado de levantar a medianoche; se han practicado las virtudes eremticas con gran edificacin de los vecinos. Hemos procurado no hubiese all
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Siento en el alma haya ocasionado disgustos: una sola cosa yo procuraba y es salvar su vida, y ver si puede curar de una enfermedad que los facultativos han declarado sin remedio; y esta declaracin me parece basta para conocer de qu fondo han salido las quejas que ha presentado a S. E. I. y al respetable cura de Algaida que no le conoce. 5. No obstante, tanto el que suscribe como cuantos estn comprometidos a sostener el orden de cosas actualmente existente entre los hermanos de San Honorato y de Santa Catalina, estamos dispuestos a obedecer y a conformarnos a cuantas disposiciones tenga a bien dictar S. E. I. el seor obispo; y aado que, si otras personas ms aptas a juicio de S. E. I. pueden y conviene sustituirnos, cedemos de buen gusto la ermita sin la menor queja, pues que no deseamos otra cosa ms que la gloria de Dios y la edificacin de los pueblos confiados al cuidado pastoral de S. E. I. Bajo estos principios mande S. E. I. el Sr. Obispo, y sus mandatos, consejos y disposiciones sern regla de vida, y una ley sagrada que procurar observar con toda puntualidad este su affmo. y humilde servidor, q.b.s.m. Fr. Francisco Palau, Pbro.
rdenes. Hablo de la Eustaquia que va ah. Pero debo prevenirte que se port muy mal. Contra repetidas rdenes mas sostuvo correspondencia secreta con el hermano Martn. El hermano Martn, creyndose apoyado por ti (segn sus palabras) en Santa Cruz me movi una revolucin. Quitado de all y enviado otra vez a Ibiza, nos perdi a todos, porque intent hacerse independiente. Fue a encontrar nuestros enemigos, se lig con ellos y movi un escndalo contra nosotros. Yo, no creyendo lo que vea, para salvarle, le envi a San Honorato y all tram con el cura de Algaida para alejar del gobierno al hermano Juan y a m de la direccin; y Juan mi hermano, como era consiguiente, le expuls. Te cuento esta historia porque es muy regular vaya a ese pas, y por que sepas cmo debes de proceder con la Eustaquia. Me dijo la Agneta Tur que tena dinero. Ya te arreglars para que venga desde Lrida. Escrbele a Aytona. 2. Yo hallo mucha repugnancia en encargarme de ti. A h o ra yo estoy en paz, porque creo no hay en mi familia individuo que contradiga a la obediencia. Si t te crees con misin para fundar una orden religiosa, adelante, t te arreglars; y si has de estar a mis rdenes, ni t ni otra gobernar, sino Dios y la ley. Vale ms vivir separados que chocar y no obedecer. Pero debes agr e g a rte a una de las rdenes religiosas ya autori z a d a s,si quieres que tu obra subsista. Ya debes saber que el 12 de noviembre muri la Rosa, mi sobrina. Tu affmo. padre,
123. A Juana Gratias: Salas Altas (Huesca) Tarragona, 1 diciembre de 1867 J. M. J. Viva Jess 1. Hija ma: Yo contest a tu ltima. Sirve sta para decirte que tengo en Santa Cruz a las hermanas Eustaquia y Margarida de Ibiza, y las hallars en Aytona, esperando tus
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124. A Juana Gratias: Salas Altas (Huesca) Barcelona, Santa Cruz, 10 diciembre de 1867 J. M. J. Viva Jess 1. Mi amada hija: Sirven estas lneas para decirte que doa Pilar me escribi dicindome que si hallaba a bien hiciesen una fundacin en Graus. Yo contest y le remit un billete para ti. 2. Yo ir a Aytona y de seguro estar all el 15 hasta el 20. Puedes t ir all y de viva voz hablaremos, antes de enviar la Eustaquia. 3. No te digo ms. El hermano Martn en San Honorato movi una revolucin contra mi direccin y contra el hermano Juan, intentando apoderarse del mando de la ermita, echndonos a nosotros afuera. El obispo lo desech, y en Ibiza, ligndose con los enemigos, ha hecho lo propio y peor. Piensa venir para unirse contigo. Es el nico Judas que, lleno de rabia y malicia, ha intentado e intenta perdernos. Infeliz, cun pronto llorar, sin remedio, sus extravos! Tu affmo. padre, Fr. Francisco
de 1868, por la que S. S. I. me priva de todas las funciones de mi ministerio y me destierra de mi casa paternal. Esta copia para m no es un documento a que pueda atenerme porque no merece ni hace fe en el foro pblico y externo y ante las leyes y tribunales. Ni yo ni tribunal alguno podemos darle crdito, y lo que no merece ni hace fuerza en el foro externo donde un prelado tiene su autoridad, tampoco la tiene en el foro de la conciencia. Una censura eclesistica no tiene valor ni efecto sino cuando en el foro externo es comunicada al interesado con un documento legalizado. Puede Vd. desconocer su letra, yo no la conozco, y por lo tanto no vale sin ser puesta en papel timbrado por el Estado y legalizado por dos notarios. O bien enveme Vd. la carta original que Vd. ha recibido del obispo relativa a esta censura (de cuyo documento Vd. no puede desprenderse), o bien pngame esa misma copia en papel del Estado legalizado, todo a expensas de Vd. o del obispo, o si no yo no me doy por comprendido y aludido. Una autorizacin no se cree revocada ante el derecho sino cuando es comunicada al interesado con un documento que haga fe en el foro externo. 2. Yo respeto, acato y venero la autoridad de los prelados y sus personas cuanto lo merecen y me rindo en el terreno de los hechos a cuantas disposiciones procedan de su jurisdiccin; pero deben serme legal y cannicamente comunicadas. Si realmente Vd. ha recibido esa carta de S. S. I., debe Vd. como autoridad inmediata pasarme copia y la copia no hace fe sin que est legalizada su letra. Movido por el deseo de conformarme a las disposiciones de S. S. I. de facto, le pido para mi gobierno y para descargo de Vd. entregue en debida forma la referida copia a mi hermano el seor Juan Palau. De Vd. affmo. y s.s. y b.s.m. Fr. Francisco Palau, Pbro.
125. A D. Manuel Valls: Prroco de Aytona (Lrida) Barcelona, 30 abril de 1868 J. M. J. Sr. D. Manuel, Cura Prroco de Aytona 1. Muy Sr. mo: Tengo a la vista una copia de la carta que el obispo de Lrida dirigi a Vd. en fecha 14 de febrero
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126. A D. Manuel Valls: Prroco de Aytona (Lrida) Barcelona, junio-julio de 1868 1. Muy Sr. mo y de mi mayor aprecio: Recib a su tiempo la de Vd., fecha 29 mayo. No he contestado ms pronto porque son estos asuntos que el tiempo aclara. Vd. cumpli su deber al notificarme la voluntad del prelado y yo obedec para colocar mi causa en el terreno que le fijan las leyes. Yo no me conformo a las disposiciones de S. S. I., no de hecho, porque la censura no me ha sido cannica ni legalmente comunicada, ni menos ante el derecho, porque todas las leyes divinas y humanas, civiles y eclesisticas anulan y protestan contra la condena de una persona inoda e indefensa. 2. Estos son los dos caminos que ha de seguir esta causa. Primero, como misionero apostlico, yo estoy autorizado por el Papa para predicar in mundum universum, bajo la sujecin de los ordinarios; lo estoy por la autoridad eclesistica antecesora al obispo Uriz, y por el gobernador eclesistico sede vacante que le subsigui, y por la mayor parte de los prelados de Espaa. No habindoseme comunicado (cannicamente) censura alguna que me prive de mis derechos, presentndome yo en ese mi pueblo natal con las letras comendaticias de mi prelado, Vd. debe permitirme las funciones de mi ministerio y, si me pone impedimento, ha de comunicarme la censura con un documento que merezca fe y crdito en ambos foros. Que Vd. y el obispo, llegado yo a mi pueblo, me dejen en paz y libre para hacer ah lo que hago all donde voy, y esta cuestin est terminada. Puesto que tengo por escudo un documento que hace fe en el foro pblico y me autoriza para las funciones de mi ministerio, que me deje el obispo en paz y esta causa queda terminada. O esto,
o bien yo voy a proceder a mi defensa y, armado de la ley, no temo en la lucha a otro hombre, sea cual fuere su dignidad y clasificacin. 3. En tal caso, pasando antes por Tarragona, yo me presentar en sa y, si el Arzobispo no dispone otra cosa, antes de llegar a mi casa, en razn de que el Obispo parece me amenaza con el recurso de la fuerza real para la ejecucin del destierro, siendo esto una pena que mira al foro civil y que se me impone como ciudadano con perjuicio gravsimo de mi honor e intereses materiales, consultar al gobernador civil y luego presentar un pedimento al juez de causas criminales civiles; y no teniendo para proceder a mi defensa ms documento que la palabra de Vd. y su letra, ser llamado a ratificar lo que como prroco me ha comunicado relativo a dicha censura. Vd. tendr que confesar la verdad y, en tal caso, la censura tal como ahora es quedar elevada a documento pblico. Este es el primer paso que yo debo dar y voy a verificar. Aqu Vd. no tiene compromiso de ninguna especie. O esto, o bien me ha de entregar legalizada la copia de la carta que S. S. I. le ha escrito. 4. Yo voy a predicar un novenario a Tarragona, y de all ir a sa. Pregunto qu instrucciones tiene Vd. recibidas del obispo en orden a mi persona? Qu har Vd. conmigo? Me permitir Vd. las funciones de mi ministerio? Puedo yo ir? Consulte al obispo y contsteme, pues que segn sea su contestacin, yo arreglar mis cuentas. No se desprenda Vd. de la carta original que le escribi el obispo y contiene la censura. Suyo todo, Fr. Francisco
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127. A Juana Gratias: Salas Altas (Huesca) Barcelona, Santa Cruz, 30 julio de 1868 Viva Jess 1. Mi amada hija: Recib la tuya. En esta misma fecha escribo a D. P. Llacera. Le vi en la iglesia donde predicaba el mes de Mara y, habindome dicho estara en Barcelona hasta el Corpus, yo esper terminar el mes de mayo para hablarnos y vernos con ms libertad. Tuve una enfermedad que me lo impidi y lo sent mucho. 2. En cuanto a lo que t propones, yo no dejar de dirigiros en cuanto pueda, pero antes de arreglar un orden de cosas, es indispensable que yo vaya ah y, vistas las disposiciones del pas y de las personas, establecer un orden de cosas. Es cuanto yo puedo decirte y esto comunico a D. P. Llacera. Si l quiere llevar adelante esta empresa, puede contar conmigo. Estando yo autorizado por la Orden en Roma para establecer los terciarios y terciarias del Carmen descalzo, en carcter de tal puedo agregaros a la Orden y as seris una cosa autorizada; y antes de todo, yo me propongo ir. Digas esto a todas las hermanas y que cuenten con mi amor de padre. Mi silencio no te cause sorpresa, porque en estas cosas ando ahora con pies de plomo. Contina dndome cuenta de todo y yo entretanto te contestar. 3. Ha sido un obstculo el que el obispo de Lrida se nos haya opuesto en todo. Yo voy a llevar esta causa a mi defensa, ante el tribunal metropolitano. Estando tan cerca de la dicesis, esa contradiccin nos causar perjuicio, si no defendiera la causa. Me ha suspendido y yo, habiendo pedido un documento que acreditara esta censura, no ha querido
darle; teme y huye la responsabilidad; y si no puedo arreglarlo a las buenas, estoy resuelto a acudir al metropolitano. Esta oposicin ha sido la causa por la que yo no he tomado parte en vuestra empresa. Yo ir y veremos lo que convenga. Es cuanto se ofrece a este vuestro affmo. padre, Fr. Francisco
128. A D. Mariano Puigllat y Amig: Obispo de Lrida Barcelona, 6 octubre de 1868 Ilmo. Sr.: 1. Tengo a la vista una copia de la carta que en fecha 14 de febrero de 1868 S. S. I. escribi al cura prroco de Aytona, la cual contiene una censura eclesistica por la que soy privado de todas las funciones del ministerio y adems desterrado de mi casa y pas natal. Remito a S. S. I. copia de la supuesta carta, para que juzgue si es o no conforme a su original, y de la correspondencia que ha mediado con el cura prroco de Aytona, con motivo de la referida censura. 2. Ilmo. Sr., la autorizacin para confesar, predicar y celebrar en su dicesis me fue dada por escrito y registrada por una autoridad competente y legtima, cual era el muy ilustre seor D. Jos Ricart, gobernador eclesistico sede vacante y la misma ya la tena antes que ocupara la silla episcopal el Obispo Uriz, concedida por escrito por el seor Solsona, cura prroco que fue de Alcarraz y despus gobernador eclesistico sede impedita, y adems por el que ahora es obispo de Urgel y en aquella poca vicario general de la dicesis. Estas licencias subsisten y tienen valor, tanto en el
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foro pblico como en el de la conciencia, porque no me han sido revocadas por documento alguno, que yo sepa y que merezca fe ante la ley. Recibida copia de la carta que se supone escribi S. S. I. al cura prroco de Aytona, no mereciendo fe su letra ante los tribunales, ped legalizara su firma. No slo no cedi a mi demanda, sino que contest en el sentido que S. S. I. puede ver en la correspondencia, de lo cual resulta que, no teniendo yo a mi poder ttulo alguno sobre que apoyarme para acreditar la revocacin de mis licencias, a S. S. I. vengo, como hijo a su padre y pastor y como amigo. 3. Suplicando: 1. Que, si S. S. I. cree que merezco el anatema y las censuras de mi madre la Iglesia, me d las admoniciones pastorales que de derecho divino me competen, para saber de fijo por ellas el crimen de que soy acusado. Que se me d a conocer el acusador. Que la acusacin me sea entregada por escrito para proceder ante la ley contra el que la firme para el caso que falle en las pruebas. Que se me cite a juicio para ser odo en defensa. Pido se proceda criminalmente contra mi humilde persona, bajo las formalidades prescritas por ambos Derechos. 2. Que, si fuera de los trmites fijados por los sagrados cnones y por las leyes del Estado, realmente S. S. I. ha lanzado contra mi despreciable persona la censura de destierro perpetuo y de suspensin perpetua de todas las funciones de mi ministerio, me sea esta censura cannicamente y legalmente comunicada; y al efecto, pido un documento que merezca fe en ambos foros. De lo contrario, yo no la doy por comunicada ni me creo suspenso, ni ligado por censura alguna. 3. La palabra del cura prroco de Aytona y su letra, aunque no haga fe ni en el foro externo ni en el de la conciencia, no obstante, para un hijo leal y fiel de la Iglesia tiene peso suficiente para que obedezca y me conforme a la censura, como efectivamente lo he hecho, y adems, para moverme a averiguar la verdad del hecho. Y esta es la causa por la que vengo a molestar a S. S. I.
4. Para el caso que la censura exista, rindindome a ella por el profundo respeto y veneracin que merecen las disposiciones de un prelado, callando, creditur factum quod de jure faciendum erat, dejo creer al pblico que la censura, no slo existe sino que es justa, esto es, que S. S. I., despus de haber agotado para mi enmienda y correccin cuantos medios le inspir el amor y solicitud pastoral, para cortar el escndalo se vio forzado a proceder segn la ley contra mi persona y que, probado un crimen de contumacia de aquellos feos y abominables que merecen los rayos de la ira de Dios, lanz esa censura a la que yo me he sometido. Esto dice esa censura y, siendo un golpe de muerte a mi vida poltica, estando yo obligado en conciencia a defenderla, para el caso que tal censura exista, protesto, y apelo contra ella en nulidad, por ser improcedente. Si existe, no procede segn las formalidades de que la revisten ambos foros; es impuesta a una persona inoda e indefensa y sin ms pruebas que sta, todas las leyes divinas y humanas, eclesisticas y civiles la anulan. Si efectivamente existe, pido su revocacin en nombre de los sagrados cnones, como eclesistico, y bajo el carcter de ciudadano, en el nombre de las leyes civiles y polticas del Estado. Si S. S. I. no me contesta a esta demanda amigable y filial, dar el silencio por negativa y, en tal caso, proceder a legalizar la firma del cura prroco de Aytona y, elevada la citada copia a un documento legal, transmitir esta causa a su propio terreno que son los tribunales. 5. Ultimamente pido una indemnizacin y una reparacin de los daos causados por esta censura: 1 me infiere una infamia pblica porque me presenta ante los pueblos reo de uno de los crmenes graves de contumacia, de los que no he sido convencido. La infamia es la muerte poltica del sacerdote y de todo hombre. 2 y adems el destierro me imposibilita a salvar mis intereses que tengo en mi casa y pas natal. Es un verdadero perjuicio. 4. Ilmo. Sr., escribo sta no precisamente como un sbdito a su prelado y superior, sino que adems como te-
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logo a un doctor en teologa, cual es un obispo. Esta no es cuestin solamente de inters individual; es la causa de la fe catlica sobre materias de derecho y de principios de moral y disciplina eclesistica. 5. Cree S. S. I. tener poder para imponer licite censuras eclesisticas a ninguno de los sbditos de la Iglesia, sin que preceda o subsiga formacin de causa? Cree tener jurisdiccin para condenar licite a penas gravsimas a una persona inoda e indefensa? Cree que, como obispo, est revestido de autoridad para juzgar y condenar a ninguno de sus sbditos, independientemente del orden establecido en el derecho civil y cannico por las leyes de la caridad y de la justicia? 6. Contsteme categricamente s o no. Tengo derecho en mis dudas para pedirle explicaciones en materia de fe. Puesto que tranquilamente me ha condenado indefenso, debo suponer se cree con facultad para hacerlo. Pues bien, como telogo, yo le niego un poder que no slo no le ha dado el Espritu Santo, sino que por el rgano de los Santos Padres y Doctores de la Iglesia, le niega. Y no slo se lo niego, sino que protesto contra los principios y doctrinas sobre que se intente apoyar. Un poder absoluto, libre, independiente de las formalidades que consignan las leyes para juzgar, condenar y sentenciar a los sbditos de la Iglesia catlica, no puede sostenerse sino bajo estas carcomidas y reprobadas bases: la voluntad del Obispo es ley suprema contra la que no hay apelacin, es regla segura de vida y disciplina eclesistica, etc., etc., etc.. 7. Si S. S. I. se acoge al otro extremo, esto es, si confiesa que su autoridad est ligada a las leyes divinas y humanas, civiles y eclesisticas en la administracin de la justicia, en razn de que me ha impuesto una pena gravsima sin observar las formalidades del derecho, ha de reconocer el fallo, ha de confesar que procede contra m sin autoridad en la forma. Si S. S. I. cree haber procedido recta y justamente condenando a penas dursimas a un indefenso, no slo pido la
revocacin de la censura, reparacin del honor y protesto contra los principios y doctrinas en que se funde la tal jurisdiccin, sino que, como eclesistico, apelo al tribunal de la fe, en Tarragona al metropolitano, en Madrid al supremo de justicia, y en Roma al de Propaganda Fide, como misionero apostlico perteneciente a esta Congregacin. 8. Creencias de esta clase echan por tierra en peso y masa todo el cuerpo del derecho cannico y, por esto, en su nombre yo las impugno. En el primer caso, yo debo sujetarme con humildad, sin derecho de apelacin y creerme indigno de ejercer las funciones del ministerio por el mero hecho de haberme declarado tal S. S. I., y confesarme culpable ante los hombres de crimen grave de contumacia. Pero en el segundo, ni puedo ni debo rendirme, al contrario, niego ese poder. Un hombre no tiene poder para juzgar a otro hombre sino siguiendo el orden establecido en ambos Derechos por las leyes de la caridad y de la justicia. Concedo a un obispo poder para imponer censuras valide, pero no puede licite, sino bajo las formas que dictan las leyes. 9. Lanzar censuras eclesisticas sin seguir en ellas los trmites fijados por las leyes, este hecho es una predicacin muy elocuente que se hace sentir con fuerza en el corazn de los pueblos donde se verifica y dice: 1 Que el derecho cannico y sus leyes ya ha cado en desuso. 2 Que ha sido sustituido por el juicio infalible del obispo y por su voluntad, como ley suprema a la que debemos rendirnos sin queja ni apelacin. 3 Los hombres de talento y de ciencia, persuadidos que ha sido, es y ser siempre una abominacin condenar al indefenso, unos pierden la fe y la confianza en la Iglesia de Dios, atribuyendo falsamente a todo el cuerpo de los obispos lo que es falta del individuo; y otros, ms firmes para creer que ella es columna de verdad y modelo de justicia ante todas las naciones, tienen necesidad de estudios profundos para no perderse, y los dbiles y flacos pierden la fe por carecer de ellos.
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10. Ilmo. Sr., a la vista de esta censura y otras que por el estilo han sido impuestas en otras localidades a otros eclesisticos, yo me he provisto de cuantas doctrinas necesitaba para sostener el respeto que se merece el derecho cannico y sus leyes; y, no obstante, el hecho habla con tal fuerza que apenas puedo creer lo que en el artculo que sigue ver redactado, relativamente a estas materias. O bien yo voy errado en materias de fe y, para que mi error sea descubierto, apelo a los tribunales; o bien S. S. I. y, antes que esta pendencia salga de inter te et ipsum solum [Mt 18,15], pido amigablemente por escrito una explicacin. 11. Ya se har cargo S. S. I. que yo no escribo en este estilo sin haber antes consultado hombres de ciencia, de peso, de virtud, y peritos en leyes, y no dudo que esta censura y otras muchsimas de esta clase sern en el Concilio futuro, en una de las sesiones de la asamblea ecumnica objeto de una importantsima discusin. Trasladada esta cuestin sobre el terreno del dogma relativo a los principios de derecho y de reglas de disciplina eclesistica, es de una trascendencia vital para la religin. 12. Concluyo manifestando a S. S. I. que el 15 del actual estar en Tarragona predicando el novenario de Ntra. Sta. Madre Teresa de Jess y si el da 20 no tengo contestacin, presentar al tribunal metropolitano un pedimento y copia de cuanto aqu en este manuscrito le remito. Consulte a Dios y a su conciencia y resuelva. Siento en el alma no poderme confo rmar a las disposiciones de S. S. I. y, antes no me he resuelto a combatirlas, ha de creer que lo he meditado mucho y consultado. Mil veces he tomado la pluma para escribir lo que aqu leer, y otras tantas, impulsado por el derecho irresistible de defensa, la he vuelto a tomar. Siendo esta cuestin de fe y de doctrina, yo conservo para S. S. I. todo el amor y respeto que merece un prelado de la Iglesia y, si en el estilo hay alguna frase mal sonante, ofensiva, o desatenta, desde ahora la retiro y la retracto.
Sin ms, disponga de este rendido sbdito y fiel hijo q.s.a.b. Fr. Francisco Palau, Pbro.
129. A D. Mariano Puigllat y Amig: Obispo de Lrida Barcelona, 10 octubre de 1868 Ilmo. Sr.: 1. Remito a S. S. I. el adjunto pliego. Hgase cargo de mi demanda. Le pido revoque amistosamente la censura que en febrero del presente ao me impuso, por la que quedo desterrado del seno de mi familia en Aytona y privado de todas las funciones de mi ministerio 2. Atendidas las circunstancias, yo tengo necesidad de acogerme a mi casa paternal. Ir all no por el camino de las desobediencias, pero s por el que me dan las leyes a las que apelo para su relacin. Me ha condenado a penas dursimas inodo, indefenso, y sin que haya precedido ni subseguido juicio alguno. La condenacin de una persona indefensa es ante las leyes y ante los tribunales un acto improcedente y, antes que esta cuestin vaya ms lejos y salga de inter te et ipsum solum, es de la gloria de Dios, honor de la religin, inters mo y de S. S. I. quede sofocado. Las leyes todas divinas, humanas, civiles y eclesisticas protestan y anulan todo juicio, sentencia y todo procedimiento contra una persona inoda. Tambin la revocarn los tribunales. Yo niego, como telogo, a S. S. I. potestad y jurisdiccin para lanzar censuras licite (se la concedo para hacerlo valide), censuras sin que anteceda o subsiga un juicio tenido segn el orden de las leyes de la caridad y de la justicia; se la niego porque no la tiene; no la tiene porque las leyes se la quitan, y en nombre de la ley, yo pido revoque una pena a la que no ha precedido juicio alguno.
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3. Siento en el alma el molestarle, pero so pena de muerte, me fuerza S. S. I. a defenderme. Dios guarde a V. S. I. muchos aos. Fr. Francisco Palau, Pbro.
libertad y mis intereses, y como tal yo apelo al tribunal de la nacin a que pertenezco. 3. Es la ltima vez que amigablemente acudo a S. S. I. para sofocar inter te et ipsum solum esta cuestin. Si no me contesta, yo quedar libre y sin responsabilidad alguna de las consecuencias de un choque que las crticas circunstancias dictan deber evitar; y no estando a mi poder evitarlo sino al de S. S. I., no ser yo el responsable. S. S. I. me fuerza so pena de muerte, a esta defensa, S. S. I. es quien acusa y hace cargos, es el nico obispo que me ha suspendido a los 57 aos de mi edad; y toca a S. S. I. la carga de sostener ante el pblico y ante los tribunales las acriminaciones con que me acusa. 4. Resuelva. Dado el primer paso ante la prensa y ante los tribunales, ya no ser posible volver atrs. La ley juzgar, la ley me condenar o me justificar. Dios guarde a V. S. I. muchos aos. Fr. Francisco Palau, Pbro.
130. A D. Mariano Puigllat y Amig: Obispo de Lrida Lrida, diciembre de 1868 Ilmo. Sr.: 1. El Rvdo. cura prroco de Aytona, en febrero del presente ao, me dio copia de una carta de S. S. I., por la que me desterraba de su dicesis, sacndome del seno de mi familia, y me privaba de todas las funciones de mi ministerio. No siendo la referida copia un documento que merezca fe en el foro pblico, ped legalizara su firma y, habindose negado a hacerlo, yo no poda dar por comunicada esta censura, por cuyo motivo me dirig a S. S. I., remitindole desde Barcelona un pliego; y no habiendo tenido contestacin, consultado el gobierno metropolitano, he venido con el objeto de colocar esta mi causa en el camino que le fijan las leyes, para tomar mi defensa en caso que tal censura exista. Y a este fin, pido me sea comunicada por un auto o documento con que pueda yo conocer legalmente su contenido. 2. Si existe esta censura, yo apelo contra ella como eclesistico ante el tribunal metropolitano, como misionero al tribunal de Propaganda Fide a cuya Congregacin pertenezco, y como ciudadano espaol a los tribunales de la nacin. S. S. I. me impone un destierro perpetuo y la suspensin trae consigo una infamia pblica. Me ataca lo que el hombre tiene de ms sagrado que es la libertad y el honor. Bien! Las insignias sacerdotales no me destituyen de los derechos que como ciudadano espaol tengo a salvar la vida poltica, mi
131. A Magdalena Calafell: Graus Barcelona, 4 febrero de 1869 J. M. J. Viva Jess 1. Mis amadas hijas: He recibido tu apreciable y no he recibido otra. Aqu estamos todos buenos. Nos fue preciso abandonar Santa Cruz, pero volvimos. La hermana Juana pas en direccin a Francia con su sobrina y me escribe desde all. Yo no s lo que har.
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Por lo dems, la Ana Tur ahora est en Palma con la Margarida, y est separada de su hermano. Conservaos buenas. Yo no s si ir. Ir a Lrida despus de Carnaval y podr ser que vaya. Vuestro affmo. padre, Fr. Francisco 2. Os remito por el correo el Ermitao, que es el peridico que redactamos. Si en sa hay quien quiera suscribirse, ya nos avisars. Calle de las Arrepentidas. n 5, tienda. Barcelona.
Aprovecho un momento bueno mientras espero mi barquilla que venga a buscarme. 2. Me ha escrito la Sra. de Estadilla y le he contestado que ira por ahora la Juana. Si est ah, que vaya y entindase con D Cristina Heredia. Si no est en Graus, enviadle sta. En cuanto a vosotras tres, seguid y perseverad en vuestra obra comenzada, y en cuanto pueda yo servir, podis contar conmigo. Yo voy a Barcelona por Valencia hoy. Es cuanto se ofrece a este vuestro affmo. padre, Fr. Francisco
132. A Magdalena Calafell: Graus Barcelona, Santa Cruz, 8 mayo de 1869 1. Mis amadas hijas: Recib la ltima, fecha 24 del pasado, en que me deca la Magdalena que se os ha propuesto ir a Estadilla. Yo no he recibido la carta de que me hablas. Antes de resolver, dime bajo qu condiciones y compromisos estaris all y, visto esto, resolver. Contesta a Barcelona, calle del Buen Suceso, n 1, piso 3. Por ahora no tenemos novedad. Es cuanto se ofrece a este vuestro affmo. padre, Fr. Francisco 134. A Magdalena Calafell: Graus Barcelona, 2 septiembre de 1869 J. M. J. 1. Mis amadas hijas: Recib la vuestra. Siento la enfermedad de la Margarida. Tres das antes de la regla que beba agua de la falsilla u otra y confe en Dios. Por lo dems, por ahora manteneos firmes ah y, puesto que el director del hospital os protege, como no puede menos, obedecedle. Decidle de mi parte que puede contar conmigo en cuanto pueda yo y convenga. 2. El asunto de Estadilla ha quedado encallado. La Juana se ha ido a rondar por Barbastro y dems pueblos. Por ahora nosotros estamos en paz. En Aytona construimos un colegio. Est all la Carmen, mi sobrina. Adis. Vuestro affmo. padre, Fr. Francisco
133. A Magdalena Calafell: Graus Vedr (Ibiza), 25 julio de 1869 1. Hijas mas: Recib a su debido tiempo la ltima y, enredado en viajes, no he tenido tiempo para contestar.
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135. A Magdalena Calafell: Graus 28 noviembre de 1869 1. Mi amada hija: Recib la tuya. Contesto al P. Miguel sobre la Margarida. Cada mes tome agua de falsilla, al tiempo de tener la regla, y un poco de magnesia cada da en ayunas, y todo bendecido. 2. El da 4 de diciembre envo la Carmen mi sobrina con otra a Estadilla, a tomar posesin del hospital. La Carmen se volver y enviar otras. La Juana est all. 3. Ayer 27 tomaron posesin del hospital de Vendrell dos hermanas. En Aytona terminamos ya la casa y se seguir el mismo orden. Enviar a buscar a la Margarida Vidal a Palma y a la Ana. 4. Yo estuve en Aytona el mes actual, y prediqu un novenario. Ahora estoy en sta predicando otro. Por la Concepcin estar en Barcelona. El 10 de diciembre volver a Aytona y predicar un novenario en Sers. Por Navidad estar en Barcelona y, despus de fiestas a Roma. Te digo esto para tu correspondencia. Ahora en este mes que entramos, antes de ir a Roma, daremos movimiento a estas fundaciones. Adis. Tu affmo. padre, Fr. Francisco
2. Yo ahora voy a dar debida forma a nuestra empresa y, a este objeto, enviar otra hermana que os ponga al corriente del orden que se sigue en las dems fundaciones. En Estadilla est la Hna. Juana y otra. A Vendrell he enviado cuatro. En Aytona se termina ya el colegio y salen conmigo de aqu cuatro postulantes para Barcelona porque ahora est legalizada la Orden y necesito all muchas. 3. Yo salgo de sta el 20. Llegu el 11 y predico en Sers. Podrs contestarme a Barcelona. Yo no puedo ahora ir, pero ir tan luego como me lo permitan mis compromisos, y entonces pondremos las cosas a su orden. No puedo ms por ahora. Os saludan todas las hermanas y manda a este tu affmo. padre, Fr. Francisco
137. A Magdalena Calafell: Graus Barcelona, 20 enero de 1870 J. M. J. 1. Mi amada hija: He recibido tu muy apreciable. Es un inconveniente muy grave el que t abandones a Graus, dejando sola a Eustaquia. Aguanta y sostn, que no os faltarn compaeras. En cuanto a tu enfermedad, no confes demasiado en remedios de la tierra. Toma magnesia cada da y gurdate de humedades. 2. Yo marcho hoy para Roma, pero dispondr no obstante para que no quede abandonado ese hospital. A su tiempo, lo pondremos al orden de los dems. Adis. Tu affmo. padre, Fr. Francisco
136. A Magdalena Calafell: Graus Aytona, 14 diciembre de 1869 J. M. J. 1. Mis amadas hijas: Recib la ltima y en ella me dabais la noticia de la muerte de la Margarida. He encomendado a todos los hermanos y hermanas su alma.
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138. A Juana Gratias: Estadilla Barcelona, 20 enero de 1870 1. Mi amada hija: Recib la tuya. Vengamos a las hermanas. Yo te hubiera enviado otras en seguida, pero he credo conveniente esperar. Veas en el pas de Barbastro, si hay vocaciones, avsame y podras tomar dos. Yo he enviado seis al Vendrell, que son las que tena disponibles. Yo ver de enviarte, no te faltarn hermanas. 2. Yo he enviado al hermano Martn a Roma. No s cunto tiempo estar. La Merce y la Francisca estn en Santa Cruz y la Tereseta Bosch en Vendrell. Tu affmo. padre, Fr. Francisco
Esta fuerza espiritual que me domina, ha venido a mi dividida en dos falanges: La una me ha presentado en su pendn este lema: Fe en el poder que Cristo ha dejado a su Iglesia para decapitar la revolucin, su cabeza es el diablo. La otra trae grabada en su bandera esta inscripcin: Caridad para con los maleficiados. 2. Mientras no he visto signos externos que acreditaran de dnde vena la mocin, me he sostenido dentro de m mismo, cindome a teoras y estudios teolgicos; y he pasado veinte aos contemplando un cuadro que me inspira horror y compasin. Pero desde 1864 vidi Satanam sicut fulgur de caelo cadentem [Lc 10,18], he visto una fuerza superior a la del hombre que arroja de los cuerpos humanos al ngel de tinieblas. La curacin de enfermedades, las ms terribles de todas las posibles, ha sido para m una segunda seal y, creyndome aludido, di parte a S. E. I. Turbas de energmenos han venido a m de todas partes y, no habindome S. E. I. autorizado para curarles, con el ms vivo dolor de mi corazn les he desechado. Los curas prrocos a quienes S. E. ha comisionado, con sobra de razn, se han desentendido porque han visto la cosa mal parada, y han evitado compromisos de mucha gravedad. El resultado es que los maleficiados y energmenos han quedado sin curar. 3. Si el exorcistado fuera un ministerio ordenado al bien individual o de cierto nmero de familias, tal vez yo hubiera podido desentenderme. No se detiene aqu. El poder que tras el velo de la fe envuelve, est ordenado nada menos que a prender directe et inmediate al fuerte armado, que dirige la revolucin del mundo y que custodia bajo su dominio, mediante gobiernos apstatas, todas las naciones. Su prisin o su libertad depende del uso o no uso del exorcistado, y de estos dos puntos procede la ruina o la salvacin del mundo. Yo lo entiendo as; tal vez estoy en ilusin. Ojal! En mis dudas, acudo a una autoridad que creo infalible, cual es el Concilio; y para no extraviarme, me lanzo en confianza entera, como hijo, en brazos de mi padre cual es el episcopado
139. A D. Pantalen Montserrat: Obispo de Barcelona Barcelona, 1 marzo de 1870 J. M. J. Exmo. e Ilmo. Sr. D. Pantalen Montserrat: 1. El exorcistado est entraado hasta la mdula de mis huesos. Mil veces lo he desechado, otras mil ha vuelto con una fuerza superior que me ha arrojado cual torbellino en medio de aquel circo infernal, donde el fuerte armado custodia las vctimas que le ha sacrificado el maleficio o magia y el espiritismo.
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espaol, representndole aquello que creo ser del inters general de la Iglesia. Remito impresa la exposicin por ser imposible reproducir tantos ejemplares. S. E. I. me comunicar lo que se resuelva, si es que me toca a m personalmente. Sin ms de particular se rinde a sus pies este su fiel sbdito q.s.m.b. Francisco Palau, Pbro.
casas. Si t, hechas las pruebas, no puedes corregirla, avsame y que busque colocacin en otra parte. 2. Cuando vino, trajo doscientos duros. Le he entregado 50, y lo dems, si la reenvas, se le dar a su debido tiempo. Veas si puedes salvarla y, si no, si ha de causar dao a las dems, avisada con tiempo se buscar colocacin donde Dios le inspire. Puede si quiere, servir a lo que le manden, si no quiere, ser falta suya. Por este mismo correo contesto a Graus y envi all una de Sers. 3. En cuanto a maestra de ttulo, ahora no sirven los ttulos. Toda enseanza est autorizada y la maestra de la poblacin no puede impediros que tengis nias grandes y chicas. Adems yo, por ahora, no puedo comprometerme con maestras de ttulo, ni t te comprometas porque ya sabes cuntos disgustos he tenido con ellas. Lo que importa es que sepan. El ttulo de nada sirve ahora ante las leyes. Teniendo escuela, hospital y enfermos a domicilio, tenis necesidad de un nmero suficiente de hermanas y, si la Concepcin puede utilizarse, utilizadla. Cuida de corregir su lengua con el silencio. 4. En cuanto a ir yo, ya no podr sino despus de Pascua. Tuve fiebres en llegando a Aytona y me volv. Estoy mejor, pero no para viajes por ahora. Yo hubiera pasado a Estadilla y Graus pero con fiebres no puedo andar. Ahora me han cesado. Es cuanto se ofrece. La Francisca y la Mercedes de Aytona estn en sta buenas. La Tereseta est en el Vendrell muy buena y contenta. Por ahora nada ms y recibid la bendicin de este vuestro affmo. padre, Fr. Francisco
140. A Magdalena Calafell: Graus Barcelona, Santa Cruz, 3 marzo de 1870 J. M. J. 1. Mis amadas hijas: Sirve sta para daros la noticia de que yo llegu a sta, sin novedad, ayer. Ahora me ocupar de vosotras. Pondremos ese hospital al paso en que andan las dems casas. Yo ir esta primavera, pero antes enviar una o dos hermanas. No puedo ms por ahora. Tu affmo. padre, Fr. Francisco
141. A Juana Gratias: Estadilla Barcelona, 20 mayo de 1870 J. M. J. 1. Mi amada hija: Recib las tuyas y adjunta remito la contestacin al Sr. cura prroco. En cuanto a la Concepcin, si no es buena para esa casa, tampoco lo ser para otras
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142. A Magdalena Calafell: Graus Barcelona, 24 mayo de 1870 1. Mis amadas hijas: Recib la tuya. En contestacin debo decirte que el 7 de junio estar en Graus; el 4 en Estadilla, si no aviso de lo contrario. Arreglar a la vista esa casa. Ir conmigo una hermana. Es cuanto necesitas saber y entretanto sosteneos como podis. Vuestro affmo. padre, Fr. Francisco
En cuanto a las dos aspirantes, cuando estn corrientes, que vayan a Estadilla. Yo dispondr de vosotras dentro de pocos das. Hemos pasado una tribulacin que al fin se ha desvanecido a bien nuestro. Yo ahora me ocupo de vosotras y resolver sobre vuestros destinos. 2. En cuanto al cuadro de S. Vicente, no he tenido tiempo ni humor. Juaquinet estuvo en sta unos das y de aqu march a su destino que es Vendrell, muy contento. Adis. Vuestro affmo. padre, Fr. Francisco
143. A Magdalena Calafell: Graus Barcelona, 5 agosto de 1870 1. Mis amadas hijas: Yo no he podido hasta ahora ordenar el envo de hermanas. Ahora lo efectuar. Entretanto, encomendadlo a Dios para que me inspire lo que ms convenga para su gloria. Es todo cuanto se ofrece a este vuestro affmo. padre, Francisco Mil afectos a Mosn Miguel Perales. 145. A D. Juan Palau y Soler: Vicario Capitular de Barcelona Barcelona, septiembre de 1870 Muy ilustre Sr.: 1. Recib el oficio que en fecha 2 de agosto S. S. me mand, como igualmente el que me ha dirigido en fecha 31 del mismo. Visto su contenido, creo deber contestar. En cuanto al primero, yo reconozco y acato en S. S. la autoridad de Dios y me rindo a la parte dispositiva de verdad y de corazn. La parte penal comprende la destitucin de todos los actos del ministerio sacerdotal, y esta suspensin es absoluta, para siempre y en todas las dems dicesis. Absoluta, porque no fija tiempo; en todas partes, porque, siendo yo a juicio de S. S. criminal, rebelde y contumaz contra las leyes de Dios y de la Iglesia, no debo presumir ni
144. A Magdalena Calafell: Graus Barcelona, Santa Cruz, 20 septiembre de 1870 1. Mis amadas hijas: Recib las vuestras, como igualmente la de Ms. Miguel.
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esperar de S. S. letras comendaticias para las dems dicesis, y sin stas, no debo ejercer funcin alguna sacerdotal en ninguna parte. Contiene un entredicho y suspensin tambin contra la capilla pblica de esta comarca, porque retira y suspende todas las licencias, y una de stas es la que se refiere a dicha capilla. 2. Muy ilustre seor, si bien es verdad, mi procurador me dijo podra celebrar, pero, considerando lo grave de esta censura, me abstendr desde esta fecha en sta y en las dems dicesis. S. S. est en el derecho de suspenderme. La censura es por consiguiente vlida y yo la acato y me sujeto a ella en todas sus partes. El ministerio eclesistico est munus humero angelico formidandum y, al exonerarme S. S. de esta carga, no puedo menos de estarle sumamente agradecido. Sera una soberbia incalificable, si de este lado tuviera la menor queja. 3. Si el oficio a que me refiero contuviera una medida puramente gobernativa, guardara humilde silencio al acatarla, pero no es as. Es una censura eclesistica y el rayo se dirige a vengar un crimen grave de contumacia, una rebelda contra las leyes de Dios y de la Iglesia. En esta parte siento no poderme ni deberme conformar. Me conformo a ser destituido de las funciones del sacerdocio, pero no a ser pblicamente infamado. Creo que el honor es tan venerando en mi humilde persona como en la de cualquier otro. 4. No pudiendo ni debiendo conformarme en la parte que el oficio contiene de criminal, he puesto la causa en el camino que le fijan las leyes. S. S. me ha juzgado y me ha impuesto una pena gravsima inodo, por un crimen que no existe. Un crimen no se reputa tal en el foro externo sino cuando un tribunal competente lo ha declarado tal, siguiendo los trmites que marcan las leyes: nemo praesumitur malus nisi probetur. 5. Muy ilustre Sr. todas las leyes divinas y humanas, civiles y eclesisticas, anulan y anatematizan la condenacin de una persona inoda. Esto S. S. lo sabe mejor que yo
mismo. Cortemos esta cuestin porque ni Dios ni los prjimos, ni yo ni Vd. ni la religin recibiremos provecho alguno. Djeme S. S. en la situacin en que yo estaba en la vida del prelado difunto y, luego de restituido a mi estado normal, mndeme lo que crea ms til al bien de la Iglesia. Yo dar a S. S. la obediencia que 20 aos ha estoy dando a todos los prelados. En vida de stos he procurado regirme por las instrucciones que de viva voz y oficialmente me han comunicado. Si sobre algn punto se me han dado avisos, las explicaciones dadas han sido satisfactorias a mi juicio y en prueba, ninguno me ha suspendido. He credo de buena fe andar acorde con el obispo difunto y con S. S. mismo. A qu viene esto ahora? 6. Recibida la noticia de que S. S. haba sido elegido vicario capitular, yo vine de afuera con el objeto de presentarme a S. S. para recibir instrucciones sobre mi comportamiento en el ejercicio del ministerio. El oficio en cuestin me dispens. En una sola palabra se contiene todo que es cesar de las funciones del sacerdocio. Obedecer y con mucha puntualidad. 7. En el oficio del 31 S. S. me llama. A qu? Debo yo presentarme ante una autoridad que ha pronunciado ya su fallo? Debo yo presentarme culpable, criminal, reo, fallada ya mi causa? No, porque esto sera reconocer por legtima una sentencia contra la que yo apelo a los tribunales. Yo me conformo a ser destituido de las funciones del sacerdocio, pero jams a que se me impute pblicamente un crimen de que no he sido convencido por tribunal alguno. Antes que fuera yo sacerdote, era hombre y ciudadano espaol, y para el caso no posible que los tribunales de la Iglesia no pudieran juzgar mi causa contra la censura en cuestin, son incuestionables mis derechos de ciudadano espaol ante las leyes y tribunales del Estado. Dios me preserve de tal tentacin! Y si una chispa elctrica comunica esta censura a la prensa, qu ser? Yo no dar tal publicidad, pero si contra mis precauciones alguien da la noticia al vuelo slo Dios
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sabe las consecuencias de este debate. En tal caso, tendr la satisfaccin de no haberlo provocado. 8. No habiendo S. S. reconocido en mi humilde persona mis derechos a ser odo en defensa antes de ser sentenciado, a mi juicio no hay ms solucin que sta: O bien S. S. deja las cosas en el estado en que estaban antes de la muerte del prelado difunto, o la causa ya fallada por S. S. sigue su curso ante los tribunales superiores a la accin de S. S. Yo no puedo creer lo primero. Tengo al contrario motivos para persuadirme que me llama para imponerme nuevas penas; que me llama como reo ya juzgado y, bajo este concepto, ir mi apoderado para ver si puede evitar el que reviente esta cuestin ante el pblico que empieza ya a ocuparse de ella. 9. S. S. en el oficio del 2 de agosto hace referencia a amonestaciones dadas para contenerme en el camino de la ley por el prelado difunto. Tiene S. S. algn expediente en que conste que yo he sido cannicamente juzgado y convencido de error o de alguna falta grave de contumacia, como supone el referido oficio? No, ningn tribunal eclesistico me ha juzgado jams. Dnde est pues el crimen que se castiga? La pena que S. S. me impone es de su naturaleza pblica y supone un crimen grave, gravsimo de contumacia probado ya, no probable, sino cierto, ya declarado tal por un juicio legal. Puesto que la pena es pblica, yo quiero que mi crimen sea tambin publicado a voz de pregn, para que el pblico me ayude a implorar la misericordia de Dios para el perdn. Yo soy el solo interesado en conocer mis culpas para corregirlas. Cmo las corregir, si las ignoro? 10. Todas las cuestiones habidas con el obispo difunto se refieren al exorcistado. Sus disposiciones fueron varias veces modificadas. En cuanto a exorcismos, he reconocido las leyes de la Iglesia que los reservan como actos pblicos y solemnes a los ordinarios y en prueba estn las familias que yo he remitido a Vd. mismo en los casos que he credo haba lugar. He ejercido, es verdad, este ministerio, pero ha sido en los casos
en que he sido autorizado por el prelado difunto y por Vd. mismo. 11. En cuanto a recibir enfermos y tenerlos en este establecimiento, hay sin duda una idea equivocada. Este edificio es un hospital de Horta y no soy yo el encargado de recibirles y cuidarles, sino que lo es la empresa. No est a mi mano recibirles o desecharles. En los casos que yo he credo haber lugar, he remitido las familias a la autoridad. Ultimamente, por lo que toca a doctrinas, el obispo difunto mand modificara la forma que tena el peridico E l Ermitao. Para cortar de una sola vez, contest que retiraba mi nombre de la redaccin, como as lo ejecut, quedando responsable de los artculos que en ste u otro impreso yo firmara. 12. Yo me he opuesto y me opongo a un cuerpo de doctrinas referentes al exorcistado que creo errneas y fatalsimas al catolicismo. Contra ellas apel en Roma al Concilio, remitiendo una exposicin a todos los prelados de lengua espaola. Yo puedo errar, pero dir con el grande Agustn haereticus non ero mientras me rinda humilde, como lo hago, al fallo de la Iglesia. Sobre el exorcistado nos dividimos en opiniones acaso es un crimen, un error, una hereja, el opinar en aquello en que la Iglesia no ha pronunciado su fallo? Estas explicaciones sern suficientes para convencer a S. S. de que durante veinte aos de residencia en esta dicesis, he procedido con pura y recta intencin; y por lo mismo no debe procederse mientras haya una sombra de esperanza de sofocar estas cuestiones inter te et ipsum solum, vel in ore duorum vel trium testium [Mt 18,15-16]. 13. Si a pesar de todo lo que a S. S. expongo, guardando como guardo el profundo respeto que me inspira la autoridad de que se halla revestido, se resuelve a presentarme ante el pblico como reo, culpable, rebelde y obstinado fuera del camino que trazan las leyes de Dios y de su Iglesia, me
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conformar, obedezco y obedecer en lo que mira a la pena, pero no en lo criminal, porque no puedo ni debo conformarme. Omnia si perdideris, famam servare memento. Si S. S. me vuelve a la situacin que tena antes de ser sacerdote, me conformo, pero no a ser pblicamente infamado como hombre perverso. La infamia es una muerte poltica mil veces ms horrible que la material. Dios me manda salvar mi honor. Son mis crmenes los que me han de infamar y no el hombre. Siento en lo ms vivo de mi alma tener que sostener estas correspondencias con personas que amo, respeto y venero, y S. S. sabr disimular, si en alguna frase le ofendo, si tal fuera, la retiro y retracto. 14. Yo soy profeso en el convento de San Jos de Barcelona; ordenado aqu de dicono antes de la exclaustracin; y jams he tenido desde mi profesin religiosa otro domicilio. Muy ilustre Sr. reciba esta contestacin a los dos oficios ltimos como un documento que prueba mi respeto a la autoridad que representa y como un testimonio que doy de mi obediencia en aquello que me es dable y posible. Queda de S. S. rendido y humilde sbdito, Fr. Francisco Palau, Pbro.
Tengo la resolucin de enviar ah una maestra de ttulo, y por esta razn he suspendido el enviar hermanas. No tardar en llegar. Ya te previne en mi anterior que las dos aspirantes podan ir a Estadilla. Todo se arreglar a su tiempo. Tu affmo. padre, Fr. Francisco
147. A Magdalena Calafell: Graus Barcelona, desde las Crceles pblicas, 3 noviembre de 1870 1. Hijas mas: Nos han cogido todos en nmero de 39 y se nos llevaron a la crcel el 29. Ayer da 2 salieron todos menos yo, Juan, Biel y mi hermana Rosa. Creo nos sacarn luego, porque no hay ms crimen que tener un convento. Por lo dems, he recibido vuestras cartas. La Teresa Jornet est ahora en Aytona. Irn dos de sta de Barcelona y seris cuatro.
146. A Magdalena Calafell: Graus Barcelona, Santa Cruz, 25 octubre de 1870 1. Mi amada hija: He recibido las tuyas. Hemos pasado, por causa de la epidemia, muchos y horrendos combates, y por esta razn yo no he podido atender a vosotras, como deseo.
En cuanto a escuela, t Magdalena puedes encargarte de ella hasta que vaya una maestra que yo destinar. Nada ms puedo por ahora. Manda a este tu affmo. padre, Fr. Francisco
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148. A D. Juan Palau y Soler: Vicario Capitular de Barcelona Barcelona, Crceles, 23 noviembre de 1870 Muy ilustre Sr.: 1. El oficio que en 2 de agosto de este ao V. S. me dirigi se halla formando cuerpo en el sumario que se instruye en el juzgado de primera instancia de las Afueras de Barcelona. En l consta un anatema fulminado por la autoridad de la Iglesia contra un crimen enorme, tal es el de rebelda y obstinacin contra la ley de Dios y de la Iglesia, castigado con la pena de suspensin total de todas las funciones del ministerio. La audiencia va luego a ocuparse de este oficio. Vamos al caso. 2. Previendo yo desde lejos las consecuencias del citado oficio que no podan ser otras que dar pie, ocasin y armas al enemigo comn de la Iglesia para provocar un choque y echarse sobre m para atropellarnos, no por temor a la pena, al calabozo, a la afrenta, a la muerte, sino para salvar un compromiso pblico que yo prevea por ms o menos tarde inevitable, vindome anatematizado, reprobado, maldito, castigado como un criminal por V. S., no atrevindome a presentar, no por falta de humildad ni por temor a la humillacin sino porque no me crea en derecho a pedir ni esperar, envi mi apoderado con encargo de humillarme. Por escrito y de viva voz me rend, me humill hasta el polvo de la tierra, sujetndome a la pena. 3. Mi humillacin, mi silencio, mi paciencia, mi resignacin no fueron bastante atractivos para resolver a V. S. a que, para garantizar no mi honor (no quiero honores), sino el buen nombre de mi familia y de las personas que estaban conmigo, me diera por escrito licencias, revocando el citado oficio, mientras V. S. instrua expediente para proceder en forma contra mi persona y familia. Hice entonces gestiones no para
obtener para m favor ni gracia, sino para evitar una discusin pblica ante los tribunales y ante la prensa. No pude obtenerlo. El oficio citado subsisti oficialmente en toda su fuerza. 4. V. S. me dio permiso para celebrar verbalmente por mi apoderado. He celebrado, pero con escrpulo porque, si bien puedo en conciencia, pero oficialmente no puedo porque me doy por suspenso. Estando las cosas en tal situacin, yo he entregado, yo y cuarenta familias, la defensa a mi abogado, y ha sido y es una fatalidad que haya tenido que gestionar sobre el referido oficio. Dejemos esto y vamos a lo que yo creo conveniente. 5. Deme por escrito las licencias de que he usado en esta dicesis durante el gobierno de los prelados Montserrat, Palau y Costa y Borrs. Yo remitir copia legalizada de este documento al juzgado, pidiendo colocarlo al lado del oficio del 2 de agosto, y por este medio se evita una discusin inevitable en las audiencias, que revelar un choque entre yo y la autoridad eclesistica, que yo venero, acato y defiendo. 6. Si no juzga justo ni conveniente este paso, me rindo y me entrego a la providencia para que, agotados por mi parte todos los medios de conciliacin, lleve esta causa por el camino que ahora tiene. Yo me complazco en que los tribunales juzguen mi conducta. Amo la ley y quiero para m lo que tenga de penible, si soy culpable en algo. Caiga sobre mi cabeza la cuchilla de la ley! No quiero indulto ni perdn sino penitencia! Que el mundo entero conozca mis delitos! Yo los confesar para que el pblico me ayude a implorar por mi el perdn, no de los hombres sino de Dios. Tal es M. I. Sr., el espritu que me gua. V. S. me ha condenado sin ser yo odo. No teniendo ya derecho, pronunciado el fallo, a mi defensa no me resta otro camino que callar y sufrir. 7. Vamos ahora a otro asunto.
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Vino ayer tarde el abogado Surroca y me dijo que V. S. me instrua sumario. Bien hecho, se lo agradezco! Jzgueme, y en lo que me vea culpable, no me perdone. Con esta ocasin voy a decir una palabra. Viendo yo la Iglesia catlica reducida a la impotencia en el terreno de la fuerza material y poltica, asaltada por todos los poderes impos de la tierra y combatida en todos sus flancos, vindola impugnada con furor y especial encarnizamiento hasta en el poder directo inmediato que hereda de su esposo Jess frente a los enemigos invisibles; por uno de aquellos destinos inexplicables que la providencia fija sobre el individuo, me sent y me vi llamado a defender este poder. Una mano invisible ms poderosa que yo me introdujo en el campamento donde obra este poder directo e inmediato, y ms he intentado escaparme, ms al centro me he encontrado por un conjunto de circunstancias que me han rodeado. Este poder, al derramar su influencia protectora sobre energmenos y maleficiados, reviste a la Iglesia de una sublime misin: La facultad de una curacin sobre las enfermedades producidas por el maleficio. Y he aqu otro atributo exclusivo del catolicismo. 8. Y hecho juramento y voto al pie de la cruz, para defender estos poderes, entr armado en el campamento donde obran con toda su plenitud. Como telogo, inspeccion todo este terreno sin dejar en oscuro el ms insignificante rincn. Encontr un cuerpo de doctrinas vomitadas por Satn, que tienden a inutilizarle, suspenderle y desprestigiarle. Las he combatido con todas mis fuerzas y, para no errar, fui a Roma dos veces, y las somet al fallo del Concilio. De las teoras he pasado al combate, viendo cumplida aquella famosa profeca solvetur Satanas e carcere suo, exivit et seducet gentes [Ap 20,7-8]. 9. Comprometido a una lucha encarnizada con Satans desencadenado, cog este mismo poder, esta misma misin, esta misma facultad en la parte que me compete como hombre soldado en el ejrcito del Seor Dios,
como cristiano soldado de Cristo y como sacerdote ministro de la Redencin. Han acudido de todas partes energmenos y maleficiados; he estudiado prcticamente lo que el dogma catlico ensea en referencia a estos mismos poderes; los he visto autorizados y confirmados por muchos signos; ha venido la fuerza, me ha llamado el tribunal y he confesado y no negado: 1. Poder dado por Jesucristo sobre los demonios a la Iglesia. 2. Jurisdiccin de la Iglesia sobre los energmenos. 3. Facultad para curar las enfermedades de stos. 4 . Que en los casos en que la autoridad me ha dado permiso, he curado maleficiados como funcionario pblico de la religin, y en ciertos casos reservados, he procedido como privada persona. 5. Que me creo autorizado para orar pro infirmis y curar con la oracin sus dolencias y con exorcismos privatim. 6. Con respecto al oficio de V. S. del 2 de agosto del presente ao, haba tenido con la autoridad eclesistica ciertas relaciones de contradiccin, pero que crea correr de acuerdo con ella, sin tener queja de ninguna especie. 10. Examinada mi confesin por el tribunal, examinadas las personas que encontraron, ha resultado confirmada con curaciones de toda clase que estn a su vista la verdad del poder que defiendo, que predico y ejerzo. Defiendo a trueque de mi vida ese poder y esa facultad de curacin que la Iglesia siempre ha ejercido y la confirma el cielo sequentibus signis, in nomine meo demonia eicient, si mortiferum quid biberint (maleficio) non eis nocebit; super aegros manus imponent et bene habebunt [Mc 16,17-18]. Duda del hecho V. S.? Forme sumario, llame a las familias que me han llevado energmenos y saldr comprobado por el testimonio no de seis, doce, sino de centenares.
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11. No hay necesidad de esto. Hay en el pas una multitud de male habentes y energmenos ocultos que yo he rechazado, que con dolor no he podido recibir por no ser el establecimiento cannico y civilmente autorizado. Llamar la multitud, si as lo permitiera la situacin, y all se ver ese mismo poder que lanza demonios y cura las enfermedades de los cuerpos humanos causadas por el maleficio. Al ver yo confirmada con hechos esa misin, ese poder espiritual, esa facultad de curar, seguro de esa misin, no he temido ni vacilado presentarme en batalla contra un poder ateo, contra turbas de mdicos materialistas que nos usurpan esta facultad: la facultad de cuidar energmenos y de atender a sus necesidades. 12. Estoy seguro, porque Dios me ha dado esa misin, la misin ms horrorosa y amarga de sostener cuanto ensea el dogma con referencia al exorcistado, y la defiendo no con razones sino a palos. Deje V. S. a mi responsabilidad todas las consecuencias de esa confesin. Dios que no abandona a su Iglesia tiene su brazo extendido ya para ostentar su omnipotencia, y acreditar si conviene in signis et portentis la verdad del evangelio que predicamos. Deje sobre mi cabeza todo el peso de esta batalla horrenda. Dios, cuyo honor defiendo, est con nosotros y nadie nos tocar un cabello de la cabeza. No hay poder en el gobierno civil sobre m, durante el tiempo de mi misin. Dado testimonio de esta verdad, tal vez sea arrastrado por las calles y plazas, o muera vilmente asesinado, o como Cristo clavado en un palo. Si Dios es quien me da esta tremenda misin, no se oponga V. S. porque, si es Dios y se opone, recibira una tremenda leccin. Ante los tribunales, abandneme V. S., djeme dormir en paz y tranquilo en los calabozos; as conviene, porque desde estas aulas he de predicar a un gobierno impo, satnico, ateo, el poder de la Iglesia supra omnem virtutem inimici [Lc 10,19]. Dios confundir su soberbia e incredulidad.
13. No me autorice V. S. para exorcismos, djeme, diga que no me ha dado permiso y que yo no se lo he pedido. Salve la autoridad de Dios y de la Iglesia de que se halla revestido. Calle, observe, pngase V. S. de expectacin, no me combata, atienda desde lo alto de su silla episcopal a un soldado de Cristo batindose con las potestades del infierno y de la tierra. Observe y ver el brazo omnipotente de Dios que lanza al abismo a Satans, hundindose bajo nuestros pies su imperio, ese imperio que sostienen gobiernos impos y ateos. Es cuanto creo deber manifestarle con relacin a la causa que sostengo desde la crcel. Dios guarde muchos aos V. S. Crceles de Barcelona. Francisco Palau, Pbro.
149. A Juana M Gratias: Estadilla Barcelona, Crceles, 28-29 noviembre de 1870 1 1. Hijas mas: Tenemos las llaves de Santa Creu y han vuelto all los hermanos y hermanas. Hoy 28, salen de Barcelona para sa las hermanas Mercedes de Aytona y la Antonieta Pujades. Esta ltima sufre de cabeza, pero bien dirigida es muy buena para escuela. La Mercedes es muy buena para ponerse al frente de un pueblo como Graus y, si no hay estorbo, la enviars all para gobernar el pueblo. 2. Para que haya uniformidad, ordeno que todas esas fundaciones tengan para su gobierno una superiora, y al
1 Despus de la firma seala la data de noviembre, 27, 70. Equivocadamente escribe 27 en vez de 29. Se le corrige basados en la fecha que l da al principio del texto de la carta.
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efecto te nombro por ahora a ti. De acuerdo entre vosotras, en aquello en que no tengis consejo mo, obrad segn que el Espritu Santo os dictar. 3. Para que en las escuelas haya uniformidad mando una maestra de ttulo, y ella cumplir el oficio y encargo de visitadora, para que todas tengan una misma forma. Escribo al efecto a la Teresa, que para esto es muy buena. 4. El jueves, da primero de diciembre irn a Monzn la Mercedes y Pujades. Enva un burro y un hombre por ellas. Las envo sin ropa, para que entiendan que todo es comn. Despus enviar la que les corresponde. Yo escribo a Teresa Jornet para que vaya en calidad de visitadora de las escuelas. 5. Por ahora estamos buenos. Pienso estar en libertad dentro de tres das. Estamos bien. Por lo dems, saluda a todas las hermanas y recibid la bendicin de este vuestro affmo. padre, Fr. Francisco [P. D.] Crceles Nbre. 27, 70 En este momento acabo de recibir tu ltima del 24. 6. En cuanto a la Adelaida, yo me alegrara muchsimo volviera a su centro que sois vosotras. Habiendo conocido el verdadero espritu de pobreza, no tendr reposo en la grandeza y riqueza de los edificios. La virtud est escondida en la cruz y no en las grandezas de la tierra. Si quiere volver, yo la recibir, pero ha de ser firme ms que la muerte en su resolucin. En lo dems, ponte de acuerdo con la Teresa en materia de escuelas. Adis.
150. A Juana Gratias: Estadilla Barcelona, 2 diciembre de 1870 1. Hijas mas: An estamos encarcelados. La Mercedes y la Antonieta salieron de sta el martes, debiendo llegar el jueves. 2. Tengo que darte un aviso y es, que en caso que por causa de m fueses llamada a declaraciones sobre formar una congregacin religiosa, sin autorizacin civil, preguntadas habis de contestar: 1. Que no formis congregacin. 2. Que no tenis reglas ni votos. 3. Que no tenis autoridad superior ms que el Papa, el obispo, el prroco, y yo soy en lo espiritual, consejero. 4. Que os consagris voluntariamente a la enseanza y al servicio de enfermos. 5. Que os ayudis unas a otras, asociadas voluntariamente. Recibida sta, avisa a todas y a las de Graus. Esperamos nos sacarn luego. No estamos mal. Vuestro affmo. padre, Fr. Francisco
151. A Magdalena Calafell: Graus Barcelona, Santa Cruz 23 diciembre de 1870 1. Mis amadas hijas: Sirven estas lneas para daros la noticia que ya estamos todos en Santa Creu. Por lo dems, por ahora conservaos las tres. Yo ya dispondr lo que Dios me inspirar.
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Os felicita por las fiestas de Navidad este vuestro affmo. padre, Fr. Francisco
La hermana Juana no se meter con vosotras sino de acuerdo con vosotras mismas. 2. Pasados los fros, yo ir, pero antes de ir cambiar la Eustaquia, sustituyndola por otra. En cuanto a vuestra salud, no dejis de explicarme vuestras enfermedades. La sangre retenida produce muchas enfermedades, y contra esta enfermedad, no valen remedios sin ser bendecidos. Os saludan las hermanas y hermanos. La Dolores est en Vendrell de superiora. Ha suprimido la escuela de all y slo cuidan de los enfermos. Vuestro affmo. padre, Fr. Francisco
152. A Magdalena Calafell: Graus Barcelona, 31 enero de 1871 1. Hija ma: Recib la tuya y en contestacin debo decirte que he visto y veo eso de Graus muy enredado; y la causa est en que el capelln de la casa se introduce en vuestra direccin, internndose en todos nuestros secretos, formando partido contra la que manda. A mi juicio, el remedio consiste en las reglas siguientes: 1. Que vosotras tomis otro confesor, y ste ha de ser el prroco o vicario. 2. El capelln de la casa que se limite a sus encargos de tal, que consisten en administrar las rentas que haya. 3. Entre vosotras ha de tenerse en secreto todo cuanto mira a los intereses nuestros. 4 . Esto es un imposible sin quitar la Eustaquia, en atencin a que sta forma partido con l; y para esto yo la quitar mientras vayis acordes t y la Mercedes, enviando otra que os est sumisa a vosotras y a nadie ms. 5. Las hermanas han de ser dirigidas, mandadas y gobernadas por su superiora y por m, y sin esto no puede haber orden. 6. Se ha de organizar el servicio de los enfermos a domicilio como en el Vendrell, y en cuanto a enseanza, no teniendo maestra de ttulo, no podis tener sino prvulos. Si la Mercedes se halla dispuesta a cuidar de los enfermos de las casas, yo enviar otra hermana de Estadilla u otra parte.
153. A Juana Gratias: Estadilla Palma de Mallorca, 25 febrero de 1871 1. Mis amadas hijas: Recib la de la Juana y no pude contestar porque estaba afuera y la recib tarde. Si la hermana Juana no est ah remitidle sta. En cuanto a Ribas Bajas, haga la Juana lo que Dios le inspire. Yo ir despus de Pascua. Por San Jos estar en Barcelona, y al pasar visita, lo arreglaremos todo. Vuestro affmo. padre, Fr. Francisco Hoy marcho con Ramn y Martn a Ibiza.
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154. A Juana Gratias: Estadilla Vedr (Ibiza), 3 marzo de 1871 1. Mi amada hija: He venido a visitar estos sitios. Te escrib desde Palma muy precipitadamente y ahora contesto ms despacio. En cuanto a las fundaciones de escuelas, yo no me atrevo a tomar sobre m ms compromisos de los que podemos llevar. Nos faltan maestras de ttulo y, a su falta, no podemos tomar sino de prvulos y el cuidado de enfermos. Sobre esto yo estoy deliberando cmo pueda llevarse adelante. Por lo que toca a Estadilla, tomad lo que se os presente, mientras la gente est contenta. En cuanto a Ribas Bajas y Altas, yo no s quin enviar. Veas si puedes contentarlos de lo mejor posible, hasta que Dios nos proporcione otro camino. 2. Estoy ejecutando un ensayo y es de fundaciones de cuidado de enfermos a domicilio al estilo del Vendrell, pero esto no puede ser sino en pueblos grandes como Barbastro, Vendrell, donde pueden emplearse 7 u 8 hermanas. En el Vendrell son 7 y se lo pasan muy bien. Pienso por esta misma forma establecer en las poblaciones vecinas como Villafranca, Villanueva y, fuera de estas grandes poblaciones, en poblaciones pequeas no tenis objeto. Aguantaos como podis hasta que yo vaya que ser por Pascua. En cuanto a tu retiro, no pienses ahora si no el sostener tus compromisos de lo mejor posible. 3. Sacar de Graus la Eustaquia que est ligada con Mosn Miguel y forma liga contra las otras dos. Dan demasiada libertad a Mosn Miguel.
Yo estar otra vez en Barcelona el 17. Cuida de que no haya ms hermanas en un punto que las que puedan mantenerse. No he tenido contestacin sobre las Misas. Sin ms tu affmo. padre, Fr. Francisco
155. A Magdalena Calafell: Graus Vedr (Ibiza), 10 marzo de 1871 1. Mis amadas hijas: He recibido a su debido tiempo las vuestras. Yo no os olvido ni descuido. Hago lo que puedo y s y nada ms. Habis de seguir en sa el orden que se sigue en todas partes. Escribo dos lneas a Mosn Miguel. Por lo que toca a vuestro gobierno y direccin, vosotras sabis estoy yo encargado y soy responsable de vosotras delante de Dios y de los hombres. Son dos los que mandan sobre vosotras en una sola persona que es Dios; y son vuestro superior de la orden y la superiora local. Y en cuanto al confesor, todas os habis de confesar con el que designe vuestra superiora. Yo no os designo confesor, podis confesaros con el que Dios os inspire, pero bajo la obediencia de la superiora. 2. En cuanto a Mosn Miguel, yo estoy muy contento y satisfecho y le agradezco los sacrificios que hace por ese hospital y por vosotras. Es preciso fijar los compromisos que tenis con l, demarcarlos y conocerlos, a fin de saber a qu poderse limitar. Est encargado de la administracin del hospital en aquello que tiene de rentas: cobrarlas, invertirlas y cosas por el estilo.
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3. En cuanto a vosotras, el destino de administrador de las rentas y haberes materiales no le da autoridad ni dominio. Sois libres para escoger confesor; y en el gobierno de la casa os habis de arreglar vosotras mismas, como se practica en todas partes, sin que en l se meta nadie, ni sepa lo que pasa, lo que hacis y dejis de hacer. 4. Vosotras tenis vuestros superiores y en este gobierno os habis de entender conmigo. En el Vendrell, en Aytona, en todas partes se practica as. Ni debe ni puede ofenderse de esto Mosn Miguel; al contrario, es un descargo para su conciencia. En el captulo habis de confesar las faltas, humillaros ante la superiora como delante de Dios. Vosotras formis un gobierno independiente, pendiente de los labios de la superiora y de mis rdenes. En cosas de conciencia, acuds al confesor; y en cosas de gobierno interior y exterior de la casa os entendis conmigo. Todo esto depende de vosotras mismas. Si en esto hay falta, no est en Mosn Miguel sino en vosotras. 5. De ah no podis salir sin orden ma o bien por disposicin del ayuntamiento de Graus, al que est sujeto el hospital. No pensis en tal cosa. Tal es el orden que habis de seguir. En cuanto a cambiaros a otro punto, sea una sea otra cualquiera de vosotras, yo lo consulto a Dios y har con vosotras aqullo que Dios me inspire. 6. Yo tengo mucha solicitud por vuestra salud. Especialmente la Magdalena y la Mercedes que creo os falta la regla. En otro momento os dir lo que habis de hacer, pero no me ocultis nada de cuanto pueda servirme para vuestra direccin. Vuestro affmo. padre, Fr. Francisco De Barcelona pas a Palma; de sta a Ibiza y de Ibiza el 12 me voy por Valencia a Barcelona. La madre de la Magdalena est buena. Yo ir a ese pas por Pascua.
156. A Juana Gratias: Estadilla Vedr (Ibiza), 11 marzo de 1871 1. Mi amada hija: He recibido la tuya. En contestacin debo decirte, que creo conveniente dar movimiento en ese pas. Muerto Santos y el obispo de Huesca, cesan los combates que stos nos movan. Aprovecharemos la ocasin. 2. En cuanto a Salas Bajas, con dos habr bastante. Yo he resuelto mandar a la Teresa Jornet para que sea sta la que dirija estas escuelas hasta que yo vaya; pues que siendo escuela de gobierno, es preciso haya una de ttulo. Entretanto veremos si viene la Adelaida. Yo no puedo disponer sino de la Teresa, como maestra de ttulo, porque las dems estn comprometidas; y an de sta no puedo disponer del todo hasta verla. Nos convendra mucho viniera Adelaida. Si viene, la emplearemos. 3. En cuanto a Barbastro, se ha de establecer para enfermos a domicilio. La enseanza all no nos da cuenta, porque ya hay; y para enfermos conviene est montado como lo est en el Vendrell. Esto no implicar se establezca la escuela dominical. 4. En cuanto al otro pueblo inmediato a Estadilla, no s qu decirte, porque nos faltan personas aptas para la enseanza. Yo he tenido muchos gastos en la causa que se est siguiendo en Barcelona, la que an no est terminada, si bien el juez decret que no haba delito; pero nos ha ocasionado muchos gastos. Si el prroco de Estadilla no puede servirte en lo que le deca en mi carta, veas si hallas otro. Ante todo se ha de cuidar que cada casa se pueda mantener. 5. En cuanto a las postulantes de Graus hars bien en esperar que yo vaya, que espero ser por Pascua.
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En todo lo dems, conservaos en buena salud. Yo salgo hoy del Vedr. El 12 vuelvo por Valencia a Barcelona y el 19 estar all. Es cuanto se ofrece a este tu affmo. padre, Fr. Francisco P. D. 13 marzo-71. Valencia. Hoy he llegado a sta y marcho para Tarragona.
Luego de recibida sta, la Eustaquia se ponga en camino para ir a Estadilla. No se lleve ms ropa que la indispensable. Ir en su lugar una maestra. Lo dems tocante a Graus lo dispondr despus. No tengo tiempo para ms. Vuestro affmo. padre, Fr. Francisco
157. A Magdalena Calafell: Graus Aytona, 28 abril de 1871 1. Hijas mas: He venido a sta con resolucin de llegar hasta Graus, pero una urgencia me fuerza a volver hoy a Barcelona. Estoy en la resolucin de ir antes de la Ascensin. Vuestro affmo. padre, Francisco
159. A las Hermanas de Graus Barcelona, Santa Cruz, 31 mayo de 1871 1. Hijas mas: He recibido vuestras apreciables. No puede haber orden sin obediencia ciega a la autoridad. Y la confianza es la que ciega para que a ciegas se obedezca a quien manda. No slo me habis de obedecer a m, sino unas a otras. 2. Consultado Dios, yo he resuelto constituir un centro donde yo pueda dirigirme para la direccin. Al efecto, he dispuesto y dispongo que en asunto de escuelas y de enseanza, os sujetis todas a una visitadora, y para ese pas yo he nombrado a la hermana Teresa Jornet. En lo dems, habis de obedecer a la hermana Juana en todo aquello que mira al bien de la casa como visitadora. As tanto en enseanza como en el gobierno de la casa, habr uniformidad. Yo ir dentro de poco. Que la hermana Juana se vuelva y la Teresa se quedar con vosotras hasta que yo vaya. 3. Hay una ley que se ha de guardar inviolable en todas las casas y es:
158. A Magdalena Calafell: Graus Barcelona, Santa Cruz, 22 mayo de 1871 1. Hijas mas: Yo llegu hasta Estadilla el 11 y no tuve tiempo para ir. Volver e ir por Barbastro directamente a Graus. Vistas las cosas como estn, yo ordeno cada casa, colocando en ella las hermanas que Dios me inspira. Por lo que toca a Graus, ver de poner una maestra de ttulo y establecer escuela en forma.
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1. La superiora local ha de tener gobierno independiente del confesor. En cosas de casa no se han de mezclar los confesores, ni en cosas de gobierno de las hermanas. 2. En cuanto a esa casa, poned clausura; y nadie, incluso el P. Miguel sea admitido sino en el caso de visita, como los dems y menos. Debe evitarse la libertad, la frecuencia de visitas, y no tiene ms derecho l a la casa que los dems y, para ejemplo, debe abstenerse. Esto sois vosotras y no l quien debe arreglarlo; y si no se conforma, que tome la resolucin que mejor le parezca. La Eustaquia ir a Estadilla tan pronto como lo permita su salud. Lo dems lo dispondr cuando vaya. Vuestro affmo. padre, Fr. Francisco
En cuanto a escuela, la Teresa queda encargada de ella hasta que yo vaya que ser luego. Tu affmo. padre, Fr. Francisco
161. A Magdalena Calafell: Graus Lrida, 17 junio de 1871 1. Mis amadas hijas: Yo he llegado a sta y voy a Aytona. Desde Aytona ir a sa. No s el da, ya volver a escribir. El objeto de este mi viaje es colocar las hermanas a cada una al punto que Dios me inspire.
160. A Magdalena Calafell: Graus Barcelona, 31 mayo de 1871 1. Mi amada hija: Recib la tuya. En cuanto a la enfermedad de la Eustaquia, creo es del mismo carcter de la Margarida. Cambiando de clima, se hallar mejor. No dejis de decirlo al mdico y que haga cuanto pueda. 2. En cuanto a ti, t sabes que miro tus cosas con el ms vivo inters. Siga todo del mismo modo, pero en cuanto a clausura, cerrad las habitaciones, donde vosotras vivs, y ni el P. Miguel ni otro entre en ellas sino como extranjeros. Destnese un recibidor y all recbanse las visitas. Te repito que vosotras formis conmigo familia, y en nuestros secretos no debe penetrar ni el P. Miguel ni nadie ms que Dios.
De la buena eleccin en los destinos depende el acierto en la empresa. 2. Todas habis de estar dispuestas para ir all donde la obediencia destine. Orad para que Dios me inspire aquello que ms conviene a su gloria. Llegaron a Tarragona la Esperanza y la Ramona. Vuestro affmo. padre, Fr. Francisco 3. [P. D]. Aytona hoy 18-71. Me descuid de enviar esta carta en llegando a Lrida. Yo no s qu da ir, pero ser pronto. Aqu establecemos estos das la escuela de hermanos y, al objeto, ha venido Jos Padr del Vendrell. Vuestro affmo. padre, Francisco
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162. A Juana Gratias: Estadilla Barcelona, 19 julio de 1871 1. Mi amada hija: Recib la tuya. La Magdalena se fue de Aytona a Barbastro con la Adelaida y no la admiti. Tal vez vaya a Graus. En sa no la admitis. Si la Eustaquia la sigue, ser una infeliz. En lo dems, ya me contestars sobre la respuesta y parecer de doa Cristina. Yo le escribir maana. Ha llegado de Palma el cajn de chismes con los rosarios para la pordiosera. Envi la Paula a Graus. Tu affmo. padre, Fr. Francisco
2. Estad firmes y vigilad porque el enemigo os ataca por todos lados y ay de aquel que se dejara coger! Sed soldados de Cristo, qu acaso los soldados del rey de la tierra no sostienen el punto que se les designa y no van firmes a la muerte? acaso vosotros seris cobardes por Dios? 3. El hermano Francisco Galiana se fue buscando un desierto y, al llegar a Valencia, conoci el engao y se volvi a su destino. Aquel a quien no puede seducir, ataca con fiebre y mata, si puede. Nosotros seguimos aqu sin novedad. Vuestro affmo. padre, Fr. Francisco
163. A los Hermanos de Ibiza Barcelona, junio-julio de 1871 J. M. J. 1. Mis amados hijos: Recib la vuestra y contesto. En cuanto al hermano Jaime, tan pronto como se lo permita su salud, pase a San Honorato. Ms tarde yo enviar al hermano Felipe a las escuelas tan pronto como pueda ser substituido por otro. El hermano Jos conviene siga en sa, ya porque su salud no est tan expuesta a tercianas, ya por ser ya conocido del pas, y adems por ser sta la ordenacin de Dios y de la Virgen. 1. Mi amada hija: Recib las tuyas. Vengamos a lo que conviene hacer. En cuanto a ese punto, se ha de sostener. En atencin a lo que pasa en Graus y la Magdalena y Eustaquia, se ha de ejecutar lo siguiente: Tan pronto como llegue el hermano Juan, le entregars una carta que te enviar para l maana. Que las dos vuelvan a Graus y que se arreglen como quieran con el P. Miguel. Esto es ms decoroso porque as el escndalo no ser tan fatal al pas y yo retirar las que hay en Graus. Al efecto, t hazles una visita, representa lo funesto del escndalo que se ha dado y se est dando, murmurando, infamando, dividindoos; y que para que no sea tan desastroso para la religin, que vuelvan a Graus. Al proponer esto has de aducir otra razn y es: el bien de las dos. Qu hacen? Dnde van?
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Ningn convento las recibir porque van contra Dios y Dios las arrojar de su presencia. Para que no queden abandonadas y evitar que no sigan dando el escndalo de esa divisin, es lo ms suave remitirlas a Graus. 2. Esto proponlo como cosa pensada por ti, y di que esperas ser de mi aprobacin. Visita al cura de Estada; no huyas de l, sino represntale el escndalo que se da al pas con esa divisin y la necesidad de cortarlo y repararlo. Si se van de Estada, pondrs dos all y, en tal caso, yo enviar la Peranza. En cuanto a tus deudas, si va la Peranza, llevar algn dinero y si no, enviar. Maana volver a escribir. Tu affmo. padre, Fr. Francisco
166. A Dolores Rovira: Tarragona Barcelona, Santa Cruz, 14 febrero de 1872 1. Mi amada hija: Te remito dos ejemplares de las reglas y constituciones. Entrega un ejemplar al P. Juan y la adjunta. Entrate de ella. El lunes de la semana prxima ir a ver a la seora... Veremos en qu quedamos. Yo, segn como vea las cosas, ir la semana prxima. Aqu no tenemos novedad. Deseo estis todas buenas. Yo dudo pruebe a la Marieta el servir enfermos. Dios sobre todas las cosas. Adis. Tu affo. padre, Fr. Francisco
167. A Dolores Rovira: Tarragona 165. A Dolores Rovira: Tarragona Barcelona, enero-febrero de 1872 1. Amada hija: Acabo de recibir la tuya. Las reglas estn ya en la imprenta y bien pronto las tendrs impresas en tus manos. En cuanto a su aprobacin, ya te he dicho que estn... porque las frmulas... de ms importancia, por ser metrpoli y por esto hemos de poner ah todas nuestras fuerzas. Yo me voy directo a Lrida, a Aytona y Sers el martes al primer tren y volver pronto. Cuando venga... las reglas... Barcelona, 20 febrero de 1872 1. Mi amada hija: Ayer domingo envi la Teresa a la seora... para saber da y hora de recibir. Acert, porque se vio que deseaba ir a Tarragona para tratar esto con su gente. Contest que ella iba hoy o maana y que, cuando yo fuera a sa, que all mismo trataramos el asunto. Yo voy a Lrida el martes al primer tren y, cuando vuelva de Lrida, pasar por ah y hablaremos de este asunto. 2. Conviene prevenir al P. Juan o al cura prroco, pero es seora altamente vanidosa, sublime y llena de caprichos que no conviene nos domine. Habr ya seguido el mundo entero y estar sin duda negociando esto mismo con todas las rdenes.
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3. Pasar el hermano Martn en direccin a Lrida y prevengo se aloje en casa de Feliuet por una noche, pues que no conviene se aloje en vuestra casa. Dele mi saco de noche o maleta. Aqu no tenemos novedad. Recibe la bendicin de este tu affmo. padre que desea verte, Fr. Francisco
P. D. La madre de la Magdalena Bosch est muy contenta y me ha venido a pedir perdn del enfado que me dio en el otro viaje.
168. A Dolores Rovira: Tarragona Aytona, 26 febrero de 1872 1. Mi amada hija: Le la carta que t escribiste a la Mara. El martes de la semana pasada fui a Calasanz y acompa all a la Mara y a la Roseta, para auxiliar los epidmicos del tifus con la hermana Juana. La rectora era hospital. 2. Dices que no sois bastantes con 7 hermanas. Yo estoy dispuesto a sacrificarlo todo para venir en auxilio de Tarragona, porque es el punto que ms importancia tiene, y por lo mismo puedo enviar la Mara y la Dolores, si conviene. Ah he de enviar las que sean de ms confianza y al efecto de enviar la Mara, suspender sus estudios si no encuentro quien la sustituya, pero la Dolores puede ir. Tal vez llegue yo primero que esta carta1. Tu affmo. padre, Fr. Francisco
1 Prev prximo el viaje. Sabemos, sin embargo, que volvi de nuevo a Calasanz. All databa una carta circular el 7 de marzo que apareci en El Ermitao del da 14. A falta de tiempo, era un modo de hacer conocer a los lectores, especialmente a los suyos, el apostolado caritativo que l, Juana y Teresa, adems de otras hermanas haban ejercido con los enfermos de tifus en esa localidad.
J. M. J. 1. Mi amada hija1: He recibido tu carta y ver de enviarte lo que pides. En cuanto a la escuela en clase de interina no veo inconveniente. Yo dej la hermana Juana ya fuera de peligro, y el Pauet tena el encargo de ir a Estadilla a buscar la Roseta para ir con ella a sa de Aytona, y por lo mismo tardar poco en llegar. La pondrs en la escuela de abajo, dividiendo las prvulas de las dems, pero al efecto, yo debo hacer una separacin de local y lo efectuar al volver. Entretanto, ste es el orden que se ha de seguir: cuando se haya de dar leccin, envense afuera al patio todas las que estorben, quedando dentro slo las tiles, si bien esto no bastar. Para el orden han de ser abajo dos, una que vigile sobre todas las ms pequeas y la otra sobre las ms grandes. Manda una pila de media docena de cntaros de agua y con ella podris lavar la ropa. 2. Yo tengo la intencin de enviar la Ramona del Ramonet. Ser ms tarde.
1 Benet. El autgrafo no nombra la destinataria. Sospechamos fuera Carmen
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Hasta que vaya la Roseta, servir la Mara. Tan luego como llegue, la Mara comer y dormir con vosotras pero en cuanto a la comida, correr a cuenta de sus padres, desde que se pondr a estudiar. Es cuanto se ofrece a este tu affmo. padre, Fr. Francisco