Vol. 4, No. 1, Fall 2006, 67-85 www.ncsu.

edu/project/acontracorriente

La poesa peruana de los 60 y 70: Dos etapas en la ruta hacia el sujeto descentrado y la conversacionalidad

Carlos L. Orihuela University of Alabama at Birmingham

La poesa de los 60 y los 70 constituyen una continuidad en el desarrollo de la literatura peruana contempornea. Ambas conforman etapas de un mismo proceso de reconstitucin de la escritura potica nacional, y dan cuenta de dos momentos de inquietud cultural vinculados a los virajes histricos e intelectuales tpicos de la segunda mitad del siglo XX. La poesa de los 60 irrumpe en claro contraste a los debates generacionales de mediados de siglo, cuyos protagonistas, centrados ms en el dudoso dilema de los poetas puros y sociales, no haban

Orihuela

68

logrado en trminos tericos ni textuales redefinir la insercin de la poesa peruana en el circuito cultural metropolitano de la segunda post-guerra. Los poetas de los 50, pese a su vitalidad, a sus valiosos aportes reflexivos, y al mrito artstico de muchos de sus representantes, quedaban ms bien del lado de los esfuerzos de modernizacin iniciados en los aos de la dictadura de Augusto B. Legua (1919-1930) cuyos resultados no haban sido muy alentadores. Instalados en el difcil trecho de un debate que se propona responder a la cuestin de la integracin nacional, no haban conseguido finalmente establecer las coordenadas de una real dilucidacin ideolgica ni los testimonios de una potica que desestabilizara la tradicin literaria escrita republicana. Convertidos en remanentes de una retrica vanguardista agotada y distanciados de los debates ms recientes sobre la contemporaneidad, muchas de sus individualidades fueron rpidamente cayendo en el silencio, el retiro hacia otras tareas intelectuales o la auscultacin de nuevas vas artsticas. En este contexto, la poesa de los 60 irrumpe no como alternativa ni rebelda a la generacin precedente. Emerge para sustituir, para establecer su propia tradicin. Si algo los diferencia de sus inmediatos antecesores es el no saberse comprometidos con los pesares de quienes, sorprendidos por espejismos polticos del momento, haban soado con revoluciones sociales a la vuelta de la esquina, ni sentirse comprometidos con una reflexin retrica que se desentenda de las innovaciones intelectuales y artsticas en el contexto internacional de la Guerra Fra y el desarrollo de corrientes de pensamiento que desencadenaran el debate de la postmodernidad. La poesa de los 60 nace en un terreno histrico indito, y se fertiliza en un clima discursivo y un proceso dialctico sustancialmente distintos. El Per de los 60 acusaba una nueva fisonoma social advertida inicialmente y de modo casi intuitivo por las lites artsticas ms jvenes. Las apologas esteticistas y el

La poesa peruana de los aos 60 y 70 experimentalismo vanguardista entendidos como

69 gestos

contestatarios a emblemas finiseculares haban perdido vigencia y daban lugar a perspectivas crticas, mtodos e ideales creativos alternativos. La produccin artstica, y en nuestro caso la literaria, enfrentaba redefiniciones que comprometan las bases mismas de sus normas y el proceso de sus gneros. Por lo menos en lo que se refera a la literatura peruana, se advertan por primera vez sntomas de una crisis que socavaba sus cimientos y amenazaba la intangibilidad de su sistema an con considerables races coloniales. El ingreso a la segunda mitad del Siglo XX conllevaba as una tarea de asimilacin de las nuevas confrontaciones ideolgicas, tericas y artsticas, y no porque urga la sola necesidad de actualizar el ambiente acadmico segn las corrientes ms en moda, sino porque se acusaban los embates de las notables transformaciones en el circuito de la produccin y el consumo literarios del pas. La difusin informativa por fuerza de una ms fluida utilizacin de los sistemas modernos de comunicacin, el relativo impulso de la educacin pblica a nivel popular y la masiva migracin campesina y provinciana a las grandes urbes del pas como efecto del desarrollo de la modernidad perifrica, haban incrementado el pblico lector, y haban alentado una promocin de escritores con nuevas expectativas. Un contexto intelectual marcado por un mayor acceso a las literaturas metropolitanas del momento; un pblico con ms variados intereses; y una promocin de escritores, an difusa e imprecisa sobre sus propios objetivos, pero consciente de su rol fundacional, venan a determinar la aparicin de un movimiento potico que la crtica ha venido a denominar generacin del 60. Cabe, pues, pensar en un proyecto generacional que se propona la reinvencin de la literatura peruana a la luz de una conciencia renovada de la escritura y de las circunstancias en las que vena a desarrollarse. Una tarea que adems de la inteligente integracin en el artefacto literario de lo aprendido en literaturas

Orihuela

70

preferentemente anglosajonas y francesas, implicaba repensar los intereses del lector latinoamericano, inmerso ahora en una dcada de particulares convulsiones sociales, las ms de ellas conectadas a la lucha por la abolicin del subdesarrollo y la dependencia, la construccin del socialismo (bajo la fuerte motivacin de la Revolucin Cubana) y el trastoque de la cultura industrial. Al respecto, Carlos Lpez Degregori y Edgar OHara, en su estudio Generacin potica peruana del 60, nos ofrecen lo que vendra a sintetizar los principales significados de este movimiento: (...) poesa de rasgos coloquiales y narrativos, con inters por los proyectos totalizantes de la tradicin anglosajona y francesa (Pound, Eliot, Perse); poesa de crtica del entorno socioeconmico desde un distanciamiento irnico de corte brechtiano; poesa, en fin, de la cotidianeidad y la exploracin del rol del individuo en una sociedad del llamado Tercer Mundo, en constante pugna cultural con los productos y visiones de los pases de mayor desarrollo capitalista; poesa de solidaridad poltica con la imagen de la Cuba revolucionaria y el compromiso, en el texto, con una multifactica labor de diseo verbal que empieza en casa (Heraud hablar ya de ese paciente trabajo de alfarero).1 El resultado fue el brote simultneo de un sinnmero de proyectos poticos individuales que la crtica, a menudo con mucha habilidad, ha intentado clasificar, mas no incluirlos dentro de una retrica comn. Si bien refleja la creatividad y los tanteos propios de las rupturas, esta diversidad revela igualmente el proceso de adecuacin de las formas productivas literarias a las nuevas condiciones sociohistricas. La integracin cultural internacional, las revisiones tericas profundas en el campo lingstico, las confrontaciones ideolgicas llevadas con fragor, entre otras razones, desfavorecan las escuelas nicas o retricas hegemnicas. La poesa
Carlos Lpez Degregori [y] Edgar OHara. Generacin potica peruana del 60. Estudio y muestra. (Lima: Fondo de Desarrollo Editorial. Universidad de Lima, 1998): 15.
1

La poesa peruana de los aos 60 y 70

71

peruana indudablemente haca su ingreso a una dinmica descentrada y diversa, orientacin que habra de mantener con ms o menos variaciones y de modo irrevocable hasta el da de hoy. De esta manera la apertura de un perodo de radicales transformaciones en la poesa peruana se pona de manifiesto en la renovacin temtica, en reajustes conceptuales sociopolticos, en la revisin de los fundamentos positivistas de la historia y el sujeto del discurso, y en la incorporacin de modelos textuales de referentes norteamericanos, europeos y la nueva poesa latinoamericana, que en muchos casos y con mucha anticipacin vena acusando una metamorfosis similar. Recordemos que por entonces la poesa conversacional o exteriorista de Ernesto Cardenal, Nicanor Parra, Jos Emilio Pacheco, Roberto Fernndez Retamar, Enrique Lihn y Mario Benedetti, entre otros, gozaba ya de gran difusin entre los jvenes poetas del continente. Pese a que la materializacin de una nueva poesa se pona de manifiesto en primera instancia en el atractivo formal de los textos, es decir, en el tono original y brillante de la obra de jvenes que ganan notoriedad muy rpidamente, como fueron los casos de Javier Heraud, Rodolfo Hinostroza, Marco Marcos y Antonio Cisneros, donde mejor se aprecia, en trminos tcnicos, es en los fundamentos con que ahora se concepta la escritura. Por citar slo el caso ms notable, la nueva concepcin del sujeto potico, y los trastornos y modificaciones que esto implicaba en la estructuracin discursiva y el tratamiento de los tpicos histrico-sociales que hasta entonces se haban mantenido intangibles, hicieron que la poesa gradual y definitivamente se desplazara hacia las formas de la conversacionalidad y la polifona. Hay desde entonces, en la poesa peruana, una creciente vocacin por el desarrollo del sujeto potico descentrado, inestable, en oposicin al sujeto unvoco, unidireccional, que se haba mantenido inamovible en la tradicin literaria occidental fundada en

Orihuela

72

el cartesianismo. Esta reconfiguracin radical del sujeto potico se convierte de este modo en el recurso de primera mano en la tarea de crear un equivalente formal de la fragmentacin esencial del pas dentro de la estructura del texto literario. No pretendemosen lo que nos tocaagotar los alcances tericos del tpico del sujeto descentrado, sino destacar que desde la dcada de los 60 se produce en la poesa peruana un esfuerzo por delinear y poner en juego sujetos alternativos, en lo fundamental descentrados, que evidencien la post-colonialidad y la fragmentacin del Per, de manera que la realidad multicultural de la que se vena debatiendo desde dcadas atrs en trminos esencialmente sociolgicos superara su condicin de mero referente literario y se constituyera en elemento textual protagnico. Esta experiencia, como es de suponerse, resulta decisiva en la representacin del autor y del sujeto potico. La imagen del poeta sacerdotal, prototipo del sujeto unvoco, que alcanzaba su expresin ms prestigiosa en el Neruda de Canto General,2 declina a favor de una poesa polifnica, donde se hace patente el flujo de discursos testimoniales. El poeta que se institua en voz y boca de los marginados y acallados, cede su espacio al poeta operador de discursos, al sujeto impersonal que abra los canales de la escritura para materializar las formas de la otredad social y cultural. La autoridad del poeta demiurgo, portavoz del conocimiento liberador y
En Alturas de Macchu Pichu [en el Canto general, segunda edicin (Barcelona: Seix Barral Editores, 1982)] podemos observar precisamente a un yo potico que se instaura en sujeto unvoco y paternal frente a las otras voces sociales a las que considera acalladas y a las que pretende representar y defender:
2

Yo vengo a hablar por vuestra boca muerta. A travs de la tierra juntad todos los silenciosos labios derramados y desde el fondo habladme toda esta larga noche, como si yo estuviera con vosotros anclado, contadme todo, cadena a cadena, eslabn a eslabn, y paso a paso, afilad los cuchillos que guardasteis ponedlos en mi pecho y en mi mano (42).

La poesa peruana de los aos 60 y 70

73

de los poderes de la palabra, descenda para transformarse en agente de democracia, en activista creyente en el gran dilogo de todas las sangres. La formulacin del sujeto descentrado no se produjo de manera mecnica, ni result de la cancelacin fcil de los nexos con la poesa anterior. Implic un trnsito desde las formas ms tmidas y elementales de una subjetividad que se reconoca en los espejos de la fragmentacin y tenda a diluirse en ellos: LOS INDICIOS Mi ser se anuncia. Yo sealo los indicios. Para hablar de los indicios se requiere estar tenso y vibrando como la cuerda que se extiende en el arco. Para hablar de los indicios no se requiere una sola verdad. Se requieren muchas verdades. Desear que cada cosa est en su sitio. Creer que todo objeto posee su propia insinuacin. Los indicios se vislumbran. Se les ama en sus indiferenciados fines. Oh, los indicios! Los indicios como los semforos en una ciudad. Carlos Henderson3 que dudaba de la eficacia y la autenticidad de su conducta intimista, hasta las expresiones ms audaces del discurso coloquial. Es particularmente significativo que los poetas de los 60 que ms han influido en las promociones poticas peruanas posteriores sean precisamente aqullos que desde sus etapas ms tempranas experimentaron con la conversacionalidad y el dialogismo. Inicialmente fue slo una nostalgia por la oralidad, la fascinacin por el habla cotidiana, la aventura de repetir en el terreno

Carlos Lpez Degregori [y] Edgar OHara. Generacin potica peruana del 60. Estudio y muestra. (Lima: Fondo de Desarrollo Editorial. Universidad de Lima, 1998): 244.
3

Orihuela

74

latinoamericano la experiencia cosmopolita anglosajona irreverente. Luis Hernndez, en un impulso contra la lrica de influencia peninsular y juanramoniana,4 publica en 1965 Las Constelaciones, poemario en el que experimenta construcciones de resonancias orales: Ezra: S que si llegaras a mi barrio Los muchachos diran en la esquina: Qu tal viejo, che su madre, Y yo habra de volver a ser el muerto Que a tu sombra escribiera salmodiando Unas frases ideales a mi oboe.5 Se trata, como es obvio, de un reconocimiento a la potica de Ezra Pound, pero adems la manifestacin de un sujeto desestabilizado (volver a ser el muerto) que requiere de una potica directriz, en este caso el modelo de la escritura del poeta homenajeado (que a tu sombra escribiera). No es curioso observar que esta combinacin de formas de resonancia oral y el homenaje a un poeta sajn se repita a veces de manera tan similar, como es el caso del poema Jack Kerouac de Mirko Lauer: Jack Kerouac: yo me identifico contigo de mi propia y cobarde manera. De mi manera inteligente. Todava sigo tus visitas y sonidos desde mi ventana. Solo pronuncio descanso al pie de la cama. Hago pasos de hormiga al despertarme y pienso:
Carlos Lpez Degregori y Edgar OHara refieren este cambio en la evolucin de la poesa de Luis Hernndez: Con Orilla se cancela en Hernndez un tipo de lirismo: peninsular y juanramoniano. . Generacin potica peruana del 60. Estudio y muestra. (Lima: Fondo de Desarrollo Editorial. Universidad de Lima, 1998): 125. 5 Carlos Lpez Degregori [y] Edgar OHara. Generacin potica peruana del 60. Estudio y muestra. (Lima: Fondo de Desarrollo Editorial. Universidad de Lima, 1998): 122.
4

La poesa peruana de los aos 60 y 70 qu bueno el poder invitarte un desayuno pues mis hermanos duermen, y en mi familia nadie vive del Metrecal. Espera para que veas, ya te encontrar en algn pueblo. Esprame viejo bastardo.6

75

Una experiencia similar es la de Antonio Cisneros, que en corto tiempo logra constituirse en paradigma de la dcada.7 Cisneros da un salto categrico a la conversacionalidad y lo realiza mediante dos diseos de gran eficacia que la crtica ha venido a denominar el correlato objetivo y el monlogo dramtico o personaje histrico analgico.8 Mediante el primero, el correlato objetivo, como nos lo explica Angel Prieto de Paula,9 se intenta una sintona entre el mundo interior del autor y la realidad cultural externa que ocupa temticamente el poema, a fin de encubrir la subjetividad y evitar el confesionalismo directo. Lo observamos en poemas como Crnica de Chapi, 1965 de Canto ceremonial contra un oso hormiguero (1968), texto en el que una subjetividad se autorrestringe al tono objetivo de una crnica histrica con la que se siente comprometida: Oronqoy. Aqu es dura la tierra. Nada en ella se mueve, nada cambia, ni el bicho ms pequeo. Por las dudosas huellas del angana -media jornada sobre una mula viejabien recuerdo a los 200 muertos estrujados y sin embargo frescos como un recin nacido Oronqoy. La tierra permanece repetida, blanca y repetida hasta las ltimas montaas.
Haraui 5. Lima, noviembre 1965, 14-15. Al respecto, Antonio Cornejo Polar nos refiere en Literatura Peruana Siglo XVI a Siglo XX (Lima: CELAP, 2000): 242: Antonio Cisneros Es quien realize major, y con ms coherencia, la potica de los 60; es, ms exactamente, uno de los que contribuye decisivamente a su fundacin, caracterizacin y xito. 8 Luis Martn-Estudillo, El sujeto (a)lrico en la poesa espaola contempornea y su trasfondo barroco. En: Hispanic Review, (Summer 2005): 363-366. 9 Luis Martn-Estudillo, Ibid, 364.
6 7

Orihuela

76

el aire pesa ms que un ahogado. Y abajo, Entre las ramas barbudas y calientes: Hctor, Ciro. Daniel, experto en huellas. Edgardo El Viejo. El que dud 3 das. Samuel, llamado el Burro. Y Mariano. Y Ramiro. El callado Marcial. Todos los duros. Los de la rabia entera.10 El monlogo dramtico o personaje histrico analgico, por su parte, se refiere al recurso de transportar al sujeto potico a un personaje histrico con el objeto de delimitar la confesionalidad, y al mismo tiempo facilitar la apertura a la irona, la irreverencia y la deconstruccin de los discursos sociales. Su desarrollo permite por un lado efectuar un discurso histrico connotando la autoridad de lo testimonial, ajeno a las expresiones subjetivas del yo potico, y por otro, incorporar a la referencia histrica la dosis crtica e iconoclasta indispensables para un proyecto de reescritura y revisin de las versiones oficiales de la historia nacional. En la poesa de Cisneros esta operacin es muy frecuente. En el poema De una madre, del poemario Comentarios Reales (1964), el yo potico, esta vez la voz histrica de una madre, propone una versin marginal y alternativa de los hechos de la independencia criolla de Espaa: Unos soldados que beban aguardiente me han dicho que Ahora este pas es nuestro. Tambin dijeron que no espere a mis hijos. Debo entonces Cambiar las sillas de madera por un poco de aceite y unos Panes. Negra es la tierra como muertas hormigas, los soldados Dijeron que era nuestra. Sin embargo cuando empiecen las lluvias He de vender el poncho y los zapatos de mis muertos, Guardarme del halcn. Algn da comprar un burro peludo para bajar hasta
Antonio Cisneros. Propios como ajenos. Antologa personal. (Lima: PEISA, 1989): 91.
10

Detrs de ellas

La poesa peruana de los aos 60 y 70 Mis campos de tierra negra, Para cosechar En las anchas tierras moradas.11

77

Similar operacin observamos en el poema Canto a los fardos funerarios de Reynaldo Naranjo, pero con la variante de un yo potico plural (nosotros) que se autorrepresenta como una colectividad nacional: Desenvolvamos el cuerpo de los padres. Sentados en el fondo de la tierra esperaron. Para nosotros fueron envueltas sus miradas. Para nosotros fueron guardadas vasijas y cosechas. Para nosotros fueron edificados y derruidos los hogares. Descubramos el rostro en que hemos de reconocernos. La poderosa mano donde descansa la lnea de la vida. El pie detenido, la voz que idntica a la nuestra calla. Toquemos la misma piel que viste a los humanos cuerpos. Emocionmonos con nuestro propio antiguo corazn.12

Antonio Cisneros. Propios como ajenos. Antologa personal. (Lima: PEISA, 1989): 34. 12 Reynaldo Naranjo. Canto a los fardos funerarios. Alpha 2. Ao I, Revista literaria de Los Amigos del Arte (abril-junio 1965): 50-51.
11

Orihuela

78

Pero a pesar de que la poesa de los 60 representaba un avance significativo en la refundacin de la poesa peruana y esgrima planteamientos referentes a la innovacin del lenguaje, el rescate del discurso popular y la revisin de las representaciones de la realidad nacional y latinoamericana, no dej de ser una poesa acadmica, cultista, y que su propuesta de un lenguaje popular se circunscriba ms bien a una coloquialidad aprendida de otras coloquialidades ya elaboradas, provenientes de la poesa que anglosajona por entonces o la conversacionalidad latinoamericana haba

alcanzado una fuerte difusin. Un evento poltico, la instauracin de la dictadura de Juan Velasco Alvarado, en 1968, que, contrariamente a lo que poda esperarse de un fenmeno militar de este tipo, propone reformas sociales y reivindicacionistas, y el significativo desplazamiento del sistema cultural que tradicionalmente haba controlado el canon y la difusin de la poesa culta, vienen a constituir, en la primera mitad de la dcada de los 70, el contexto sobre el que se intenta radicalizar la propuesta conversacional de los 60. Los nuevos grupos de poetas que sbitamente se multiplican en la capital y hasta en las provincias ms alejadas, muchos de ellos alentados por las propias fuerzas del gobierno, vienen a conformar el movimiento que se propone corregir y clarificar los alcances de lo que consideraban el proyecto fallido de una poesa conversacional basada en el mosaico lingstico del pas. Desde ruidosos escenarios o a travs de explosivas publicaciones, el grupo Hora Zero, integrado mayormente por estudiantes de clase media provinciana que tienen sus primeros encuentros en la Universidad Federico Villarreal de Lima, lanzan furibundas proclamas, repitiendo la ya vieja usanza vanguardista de declarar obsoleta toda tradicin precedente y consagrarse fundadores de una nueva era: Necesario es pues, dejar las nubes en su sitio. Si somos iracundos es porque esto tiene dimensin de tragedia. A

La poesa peruana de los aos 60 y 70

79

nosotros se nos ha entregado una catstrofe para poetizarla. Se nos ha dado esta coyuntura histrica para culminar una etapa lamentable y para inaugurar otra ms justa, ms luminosa. Y somos jvenes, pero tenemos los testculos y la lucidez que no tuvieron los viejos. Tenemos tambin un poderoso deseo de permanecer libres, con una libertad sin alternativas, que no vacile en ir ms all, para que esto siga siendo lo que es: un solitario y franco proceso de ruptura.13 Su tono iconoclasta y desmedido en cuanto no se permiten el reconocimiento de magisterio alguno; su novedosa actitud colectiva que prefiere el recital masivo, la publicacin conjunta, la bohemia creativa; su drstica reaccin contra el cenculo de poetas acadmicos y quienes gozaban del patronato de la crtica tradicional; y su aproximacin a los interiores mismos de las bullentes mayoras que se agolpaban en los barrios populares de la gran Lima, los hicieron, sin duda, el grupo ms interesante de esta primera mitad de la dcada. Ahondando sobre su importancia, Antonio Cornejo Polar, a la luz de dcadas del fenmeno, nos explica: En 1970 aparecen los primeros manifiestos del grupo Hora Zero. La extrema violencia con que aqu se juzga el proceso de la poesa peruana y el vibrante anuncio de que est naciendo, con la obra de estos poetas, la autntica poesa peruana remecieron la vida literaria del pas, poco acostumbrada a este tipo de manifestaciones. La insurgencia de Hora Zero permiti descubrir la existencia de otros grupos de poetas jvenes, ligeramente anteriores o coetneos, como Estacin Reunida, Kachkanirajmi o Gleba, ciertamente de muy desigual mrito, que hasta ese momento haban tenido poca resonancia o que parecan ser no ms que equipos de redaccin de diversas revistas.14

Jos Miguel Oviedo. Estos 13. (Lima: Mosca Azul Editores, 1973): 134. Antonio Cornejo Polar. Literatura Peruana Siglo XVI a Siglo XX (Lima: CELAP, 2000): 243
13 14

Orihuela

80

Los poetas de Hora Zero y sus similares individuales o grupales efectivamente dieron aportes a la poesa peruana, aunque no en la medida en que la euforia y el entusiasmo les hizo pensar. La crtica ha concentrado ms sus comentarios y atencin sobre los efectos de sus manifiestos en el contexto de la dictadura de Velasco Alvarado, su protagonismo poltico en instantes de particulares confrontaciones sociales, y en el debate ms bien terico e ideolgico que suscit el tono radical con que se plante la revisin y reinvencin de la poesa peruana. Es sintomtico que los organizadores del seminario Poesa Peruana del 70. MarginalidadOralidad-Nuevos Sujetos Migrantes Descentrados, llevado a cabo en la Universidad Nacional de San Marcos de Lima en agosto de 2005, hayan incluido en la convocatoria la siguiente justificacin: El seminario (...) se propone contribuir a crear y formar un espacio crtico sobre la poesa peruana de la dcada del 70. Toda vez que existe una asimilacin acrtica que redunda en el biografismo, los enfoques marxopositivistas y un reduccionismo sociolgico que obvia las mltiples mediaciones entre la serie social y la literaria.15 En cuanto a la innovacin concreta de las formas textuales, creemos que su aporte ms importante es, sin duda, el haber incorporado en la potica conversacional una buena proporcin de elementos provenientes de los dialectos marginales, con los cuales muchos de sus integrantes se encontraban vitalmente involucrados. El exteriorismo del poeta erudito y cosmopolita que parodiaba las voces populares y no llegaba a ocultar las subyacencias cultas y cerebrales, se vea eclipsado ahora por el resultante de una

En el mes de agosto de 2005, el Instituto de Investigaciones Humansticas de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos, bajo la coordinacin de Santiago Lpez Maguia y Paul Guilln, organiz el seminario Poesa Peruana del 70, Marginalidad-oralidad-nuevos sujetos migrantes descentrados. El prrafo que incluyo corresponde a la seccin PRESENTACIN del volante de invitacin.
15

La poesa peruana de los aos 60 y 70

81

combinacin de voces que testimoniaban un espacio cultural al que tradicionalmente se haba considerado no poetizable. Enrique Verstegui en Primer encuentro con Lezama, texto de En los extramuros del Mundo (1971), precisamente, y a modo de arte potica, nos ofrece la autorrepresentacin del sujeto que caracterizara a la poesa de los 70: yo habito ms que el infierno y debo caminar pudrindome por quedar bien contigo [mientras vamos paseando por Tacora entre prostitutas y ladrones que no logran robarnos nada porque nada tenemos pero [tenemos hambre y comemos ciruelas y corremos fugndonos sin cancelar la cuenta y otra vez estamos en la plaza San martn frente al caballo [inmovilizado por las cmaras de los turistas sin saber dnde ir ni qu mnibus tomar sin saber cmo ni cundo apareciste en Lima sorpresivamente [como esas pocas lluvias que llegan para lavarnos de la duda y ahora estamos contigo en el caf Palermo ahora ya puedo decir que tus palabras huelen a manzano y los manzanos son gente sencilla que ignora el uso de la palabra gente que ignora el mal uso de la palabra ahora s que nada se perdi y aprend que el verso ms claro est garabateado sobre la [pared de los baos y voy recitndolo con voz sonora en medio de la calle16 La pica del poeta progresista y poltico quedaba enfrentada al verso del poeta bohemio, antiacadmico, provinciano, obrero y marginal que entre ruidosas diatribas y gesticulaciones desafiantes daba cuenta de su sugestivo universo: la monstruosa Lima en cuyas entraas el individuo ideaba su supervivencia e insista en su
Enrique Verstegui. (Lima:CMB/ediciones, 1971): 9-10.
16

En

los

extramuros

del

mundo.

Orihuela

82

felicidad, el doloroso impacto que el caos social propinaba al intelectual marginal que racionalizaba y asimilaba su propia historia. La poesa se constitua, de este modo, en un espacio de redescubrimiento social del sujeto textual, entre cuyas urgencias y representaciones no slo se incluan sus luchas contra la postergacin y la maquinaria del poder, sino tambin los pormenores de su particular cultura de ente perifrico y distanciado de las convenciones educativas hegemnicas, es decir, de las expresiones cotidianas de su creatividad, sus sistemas simblicos y lingsticos, y sus normas ticas bsicas. El desarrollo narrativo y la descripcin vienen a conformar elementos bsicos en la retrica de los poetas novsimos vidos de testimonialidad social y reacios a lricas intimistas, tal como en su momento lo hiciera Manuel Morales en poemas como Al amigo napolitano entre botellas van y botellas vienen. (Poema descriptivo): Dijo ser napolitano. Poseer dos queridas y un reloj. Y un apodo (por supuesto). Pero reconoca al Callao como su ms cruel amigo. Dispar media docena de cebadas.17 Y puso dos discos. Luego habl de hembras calientes y recit un soneto. Una rata rubia sala de sus labios. Y sus ojos eran transparentes como un celofn. Claro est, embriagaba su presencia, era Como encontrarse de pronto en una playa extranjera. Y narr su soledad casi de costa a costa. Y sac una carta. Carta horadada por los aos; donde las letras, ms que leerlas, Era menester adivinarlas. Despus llor como un napolitano. Record a su padre ametrallado por los nazis. Quin no [recuerda Al viejo, sobre todo cuando bebe, y no es ms el tiempo ayer? De su madre dijo dos o tres cosas simples. Y call. Declar no tener hermanos. Pero adujocon orgullo [napolitano Que su padre fue el Campen Mundial de la cama. Las 83 Mujeres que tuvo as lo confirman. Esta vez yo ped una docena. Y cigarrillos. Y puse discos De Celina y Reutilio. Y celebramos este acontecimiento. ..............................................................................................
17

cervezas, en el argot popular peruano.

La poesa peruana de los aos 60 y 70

83

El mosaico18 advirti que cerraban y trajo la cuenta. Pagamos mitad a mitad. Y salimos. Nos despedimos. Y se fue hacia Santa Marina. Yo lo recuerdo, simplemente, como un napolitano que chup19 conmigo.20 Juan Ramrez Ruiz, uno de los ms notables poetas de esta generacin, llega incluso a integrar efectos grficos que hacen an ms patentes la representacin popular y la coloquialidad. En el poema El nico amor posible entre una estudiante en la academia de decoracin y artesana y un poeta latinoamericano, cuyo ttulo, como es obvio, denota igualmente la autorrepresentacin del sujeto potico, la utilizacin de los espacios de la pgina escrita a modo de guin teatral o cinematogrfico, diluye de manera extrema un yo unvoco y omniscente para crearnos la ilusin de la testimonialidad del lector: .. Y nuestro amor sucedi porque yo caminaba y t comprabas cosmticos y perfumes junto a mujeres grvidas y vrgenes dudosas y utilizamos todo ese da para un largo dime y te digo confidenciascomo por ejemplo Yo maldigo el da domingo -Muri en el mar mi novio por 5 aos Yo tengo un cuarto en San -Menstro los fines de mes. Diego Yo tuve una vez gonorrea. -Tengo presentimientos, amo nios. Yo tengo conversaciones slo -ramos cuatro hermanos, para ti. una se cas, el menor muri. Yo desesperaba y he amado -He roto fotos, direcciones, tan mal, tan bruscamente. quiero olvidar lo que pas el 4 de mayo de 1963. Yo un da. -He llorado por cosas sin importancia y tambin por
camarero, en el argot popular peruano. bebi, en el argot popular peruano. 20 Jos Miguel Oviedo. Estos 13. Lima: Mosca Azul Editores, 1973; pp. 31-32.
18 19

Orihuela cosas importantes. ..21

84

La sbita interrupcin del gobierno de Velasco Alvarado en 1975, por accin del contragolpe de estado de Morales Bermdez, dio fin a la experiencia reformista que directa e indirectamente haba ido auspiciando este particular perodo de efervescencia literaria. A partir de entonces los entusiasmados recitales pblicos, el acceso a la prensa socializada (recordemos que Enrique Verstegui, uno de los poetas ms representativos de los 70, tena a su cargo la seccin cultural del diario La Crnica), el aprovechamiento eventual de instituciones del gobierno en la difusin de la poesa, el sostenimiento econmico de muchos poetas ya en calidad de burcratas o promotores culturales, y, en fin, la atmsfera misma en la que haba sido posible una desacostumbrada movilizacin cultural, languidecen y reducen el movimiento al prestigio de algunos de sus integrantes que bien por su liderazgo o la calidad de su poesa haban logrado descollar sobre el superpoblado panorama potico de la dcada. Un anlisis concienzudo de cuanto se public durante la dcada de los 70, antes y despus del desmantelamiento de las reformas polticas del gobierno de Velasco Alvarado, da cuenta de ciertas constantes de estilo que nos remiten a las exploraciones y trabajos experimentales de los poetas de los 60. La tarea de reformulacin tcnica de poetas como Cisneros, Hernndez, Naranjo, Hinostroza y otros, en el desarrollo de la conversacionalidad y la instauracin de nuevos conceptos del sujeto potico, facilitaron a las promociones de los 70 el instrumental terico y formal que los llev incluso a extremar con significativo xito una poesa conversacional o exteriorista en la que se integran elementos autnticos de los discursos sociales del pas. Obviando las denotaciones parricidas de
21

Jos Miguel Oviedo. Estos 13. (Lima: Mosca Azul Editores, 1973): 65-66.

La poesa peruana de los aos 60 y 70

85

muchos manifiestos de inspiracin vanguardista de los 70, es innegable que las experiencias poticas de las dcadas de los 60 y 70 vienen a conformar dos etapas de un mismo circuito en el esfuerzo irrefrenable por insertar la cultura y la sociedad peruanas al proceso integral de la metrpolis contempornea.