Parejas
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Parejas
DRAMTICA
LATINOAMERICANA
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PAREJAS
DE SUSANA LASTRETO
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PAREJAS
DE SUSANA LASTRETO
LA OBRA FUE ESTRENADA EN PARIS EN ENERO DE 1995
PERSONAJES
EL HOMBRE 40 A 45 AOS
LA MUJER 40 A 45 AOS
EL AMIGO. UN HOMBRE JOVEN, 30 AOS COMO MXIMO
LA ANCIANA DAMA DE LAS ARRUGAS 70, 80, 100 AOS...
LA ADOLESCENTE 13 AOS
Noche. Una adolescente sin sueo. En la oscuridad de su cuarto, escucha...
Los adultos festejan, hacen el amor, hacen la guerra. La adolescente se
levanta, abre puertas, deambula, sorprende intimidades, confesiones, penas,
secretos. Recorre un laberinto de pasiones, descubre el amor, observa el
mundo adulto con una mirada curiosa, crtica o divertida y noche a noche,
crece. Al final de la noche, o de las muchas noches, ya no ser la misma: se
habr convertido en mujer, comenzar su propia vida.
El hombre y la mujer pueden ser considerados como la misma pareja o
avatares de parejas diferentes. Por eso poco importa que a veces "la pareja"
tenga hijos y a veces no, segn las escenas. Ni que el tiempo sea
cronolgicamente "lgico". Segn las escenas la pareja se separa, o recin se
conoce, o viven juntos cien aos.
Los personajes no tienen por qu tener relaciones de parentesco entre ellos:
la anciana dama de las arrugas no es la abuela de la adolescente, ni la
adolescente la hija de la pareja. Pero puede serlo a veces.
Es un universo mental. Es un mundo nocturno, de sueos y penumbra. Mi
deseo es que la escenografa sea lo ms simple posible y que todos los textos,
incluso los ms poticos, sean dichos con una gran simplicidad y muy
concretamente.
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CREPSCULO
Penumbra. Entran una mujer y un hombre, lejos el uno
del otro.
La mujer
Por qu siempre aceptaste todo? Me dijiste toda
la vida que s?Por qu? Eternamente s a mis ca-
prichos infinitos! Durante aos esper que te nega-
ras, que me dijeras no, esto es demasiado. Por qu
aceptaste que te engaara? Que me fuera, que vi-
niera, que me volviera a ir?
Esper que me dijeras: basta! O te queds conmigo
o te vas y no volvs nunca ms! Pero no. Te deca:
me voy, y me hacas las valijas. Te deca: me mudo,
y me hacas los paquetes. Te deca: vivamos cada
uno en su casa y me decas: si quers... Un da te di-
je me acuesto con otro y dijiste: bueno... Dije: te
quiero, pero a mi manera y contestaste: de acuerdo.
Y ahora todo est gastado, leproso, muerto. Mi co-
razn tiene gangrena y se cae a pedazos. Y el tiem-
po y las penas nos han rodo el cuerpo, el alma, la
juventud. Nunca hay que aceptar sin condiciones
la ley del otro. Eso no es amor. Cuanto ms te exi-
ga ms aceptabas. Hasta dnde hubieras llegado?
Y si ahora te digo que te mates? Y si te digo: ma-
tame? Te dije: no quiero hijos. Dijiste: como quie-
ras. Dije: quiero hijos. Dijiste: es tu eleccin.
Pero es que vos eras mi hijo! El hijo obediente que
para no perder nada, se calla. Podramos haber he-
cho otra cosa: festejar nacimientos, cumpleaos,
Navidades, Aos Nuevos. Llorar juntos a nuestros
muertos. Morir juntos. Vivir. Se te desgarra el cora-
zn? El mo es una piedra. Por qu no me dijiste
que no alguna vez? Qu queras de la vida ? Qu
soabas? Qu deseabas? Por qu nunca me lo di-
jiste? El hombre la mira y se aleja en silencio.
PRIMERA NOCHE
Una adolescente espa detrs de una puerta semi ce-
rrada. Se escuchan msicas, risas, copas que se en-
trechocan. Una pareja festeja sus veinte aos de ca-
sados.
Ella est bailando con el amigo.
El
Entrando. Mami te das cuenta? Hace ya veinte
aos que estamos juntos!
El amigo
Veinte aos? Qu aguante! Es una maravilla.
Ella
Al amigo. No sabs lo que decs. Para m es una eter-
nidad. Hace veinte aos que no hago lo que quiero.
El
Mami, compr una torta riqusima, de chocolate .
Ella
Pero si sabs perfectamente que no puedo comer
chocolate, me hace engordar!
El amigo
Am me parece extraordinario quedarse tanto
tiempo con la misma persona. Yo, ms de cuatro
aos...
El
Voy a prender la velitas de la torta (Sale).
Ella
Haciendo muecas de dolor exageradsimas y sin parar de
bailar. Ay! La pierna! Otra vez! Ay, qu dolor!
Pap traeme una aspirina!
El
Desde afuera. Ya va, estoy prendiendo las velitas.
Ella
Te digo que me traigas una aspirina! Me muero!
Al amigo, olvidndose completamente del dolor. Es
siempre igual, hace lo que se le da la gana.
El
Desde afuera. No las encuentro.
Ella
Al amigo. Y nunca encuentra nada. Al. Estn en la
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cocina, arriba de la heladera, delante de tus nari-
ces. Y apurate que me duele!
El amigo
Siempre tan impaciente. Est prendiendo las velitas...
Ella
No te vas a poner a defenderlo! Siempre hace lo
mismo: se hace el simptico cuando hay gente.
Despus cuando estamos solos es insoportable.
El
Volviendo sin la aspirina. Nuestra historia ya la co-
nocs no? Seguro que s, la cuento en cada aniver-
sario. Hace veinte aos pasaba en auto por el bule-
var. De repente veo a una mujer divina esperando
el mnibus. Freno, doy la vuelta y paso de nuevo.
As dos o tres veces. Finalmente me atrevo a pre-
guntarle si no quiere que la acompae a su casa en
auto. Me mira con cara de princesa ofendida y me
dice que no. En eso llega el mnibus, se lo toma y
yo lo sigo como en las pelculas. Cuando la veo ba-
jar, me paro, me escondo detrs del volante y ob-
servo la situacin. La veo cruzar ondulando las ca-
deras y entrar en su casa. Qu mujer! Una diosa!
Despus me hice el detective: averig su nombre,
el nmero de telfono. Le pregunt al carnicero, al
panadero, al zapatero... La llam todo el fin de se-
mana hasta que me contest...
Ella
Lo interrumpe excitadsima. En cuanto abr la puerta
de casa le dije a mam: Acabo de ver a un hombre
tan buen mozo! Se te caen las medias! Me ama.
Nos vamos a casar. No me caba la menor duda. En
esa poca era realmente de pelcula ...
El
Soador. Quin sabe por qu en cada aniversario de
casados vuelvo a contar esta historia... Al amigo. Se-
r para impedirle al tiempo que carcoma los re-
cuerdos. Uno se olvida tan rpido del nacimiento
de las cosas... Aveces uno quisiera recobrar el es-
tado de gracia, volver a sentir lo que sinti la pri-
mera vez. Cuando la vi a esta mujer esperando el
mnibus, un terremoto sacudi mi vida y...
Ella
Lo interrumpe gritando. Y mi aspirina? Te olvidaste
de mi aspirina!
EL
No grites mami, te la voy a buscar. Sale.
El amigo
A ella.. No me parece que te duela tanto... no?
Ella
No te metas, por favor! Me alcanza con l. Se olvi-
d de traerme la aspirina. Ay, cmo me duele!
Voy a tener que ir al mdico maana mismo. Papi,
maana me tens que llevar al mdico. Voy a pe-
dirle hora para las diez.
El
Volviendo. Mami, maana a las diez tengo una reu-
nin muy importante en la oficina. No pods to-
marte un taxi?
Ella
Ah no ! Al amigo Ves cmo es? Yo estoy enferma y
a l lo nico que le importa es su reunin. Al. Sa-
bs perfectamente que no puedo tomar un taxi en
este estado. Tengo miedo con mi pierna enferma.
Me puedo caer en la calle. Me tens que llevar en
auto.
El amigo
Por qu no llams un taxi? Vendra a buscar-
te...
Ella
Siempre de acuerdo con l! Ser la solidaridad
masculina... Se ve que no sabs lo que es vivir con
alguien. Cuando hay gente en casa, se tiene que
mandar la parte. Si le encanta llevarme para todos
lados, se siente til! Papi tens que pasar a buscar-
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me a las diez menos cuarto, sino voy a llegar tarde.
Cada vez que me tens que llevar a algn lado me
hacs esperar. Al amigo. Me pone histrica!
El
Te llevo al mdico y te dejo, mami, porque tengo
que ir a esa reunin sin falta.
Ella
Bueno, pero volvs a buscarme a las once, que ya
habr terminado.
El
Voy a hacer lo que pueda mami porque voy a estar
en plena reunin.
El amigo
Por lo menos para volver podras tomarte un taxi...
Ella
Saliendo de lo del mdico? Ests loco! Quin sa-
be en qu estado voy a estar! Ah no! Que me vaya
a buscar.
El
Desde afuera. Abro una botella de champaa, ma-
mi?
Ella
Pero para qu hacs esa pregunta? Las copas ya
tendran que estar servidas y en la mano. Con lo
que nos gusta el champaa! Al amigo. Se pasa la vi-
da haciendo preguntas, qu insoportable!
El amigo
Alguna cualidad tendr, me imagino, para que to-
dava estn juntos despus de veinte aos...
Ella
Pero si ya sabs cmo fu! En cada aniversario te
lo vuelvo a contar... Cuando lo conoc, trabajaba
por mi cuenta y lo dej todo para irme con l. Me
tomaron en su misma empresa. Cmo nos diver-
tamos! Te acords papi? El nico que saba que
estbamos casados era el director, porque era un
amigo . En aquellos aos no tomaban a matrimo-
nios, estaba prohibido. Porque iban a traer proble-
mas, decan... Las secretarias trataban de levantar-
se a Pedro. Era de lo ms cmico...
El
Entrando con una botella de champaa. Amedioda
nos encontrbamos en un motel cerca de la oficina.
Te acords mami?
Ella
Alegre y apasionada. Un da cay la polica. Nos pi-
dieron documentos. Cuando vieron que ramos
marido y mujer, no lo podan creer. No tienen lugar
en su casa para hacer "esto"? nos pregunt un poli-
ca. Nosotros, mudos. Qu bamos a explicar? Pca-
ra. Medioda siempre fu nuestra hora preferida no
es cierto papi? El descorcha la botella de champaa y lle-
na las copas. Alo lejos se oye una rumba de los aos 50.
El
Por nuestros veinte aos, mami!
El amigo
Por los veinte aos! Ella brinda en silencio. La rumba
se oye ms fuerte.
El
Feliz. Te acords mami? Bailamos? El va a dejar la
copa sobre la mesa.
Ella
No pongas la copa all papi, para algo estn los po-
sa copas, sino la mesa queda llena de marcas. El
sonre, la saca a bailar una rumba endiablada.
El amigo
Burln. No era que te dola muchsimo la pierna?
Ella
Sin dejar de bailar. Ay! Me agarra de nuevo! Un
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dolor horrible! Papi, me lastims Qu bruto! Siem-
pre igual. Al amigo, pero bailando siempre. Hace vein-
te aos que le digo que tiene que ser ms delicado,
ms tierno. No hay nada que hacer, no cambia. Pa-
ra bailar hay que tener gracia, delicadeza! A l.
Hace veinte aos que te lo repito! Sbitamente tier-
na. Hace veinte aos que busco la ternura escondi-
da en tu alma, veinte que quiero bailar con tu al-
ma, con lo ms profundamente escondido en tu al-
ma, ...
El
Veinte aos... Te acords mami? La primera vez
que bailamos juntos... Lo recuerdo en cada aniver-
sario, pero debera recordarlo siempre, todos los
das del ao... No quisiera olvidarme nunca de la
primera vez, del mnibus, de la rumba, de tus ca-
deras de diosa...
La pareja se aleja bailando lentamente, como en un sue-
o. El amigo se queda solo, soador. Descubre que la
adolescente estaba all desde el principio.
El amigo
Estabas aqu? No dormas? La adolescente sonre
sin responder. Veinte aos. Son muchos, son pocos...
Depende. Atu edad deben de parecer muchsi-
mos... Cuando yo era chico una hora era una canti-
dad de tiempo interminable. Y ahora... Qu no
dara porque ciertas horas no pasaran nunca, por
volver a encontrar las horas perdidas! Cuntas
horas hay en veinte aos? Lo sabs? No te im-
porta? Tens razn. Atu edad a m tampoco me
importaba. Veinte, diez, me daba lo mismo. Con li-
rismo.... Eterna era la vida y todo mo el tiempo!
Pausa. Tens novio? La adolescente sonre. S? No?
Es un secreto? No quers que tus padres lo se-
pan? Es buen mozo? Rubio? Morocho? Pareci-
do a m? Muy joven? Muy viejo? La adolescente
sonre, misteriosa. Yo, me enamor por primera vez
a los dieciseis aos. En Nueva York. Era verano.
Haba ido a aprender ingls. Viva en lo de una pa-
reja que tena una hija, Mary Ann... Pelirroja, con
unos ojos as de grandes, como los tuyos. En vez
de ir a clase, nos escapbamos y nos dbamos cita
en Central Park. No hacamos nada en todo el da.
Slo mirarnos y soar con los ojos abiertos, tirados
de espaldas en el csped. Planebamos viajes jun-
tos. Ella quera conocer Pars, la Ciudad Luz, deca,
con un acento tan encantador que se me derreta el
corazn escuchndola. Despus caa la tarde. Nos
quedbamos quietos mirando los rascacielos que
se iluminaban uno detrs de otro. Es peligroso di-
cen, Central Park, cuando anochece. Qu miedo...
Ella temblaba. Entonces yo le tomaba la mano... Yo
no le tena miedo a la noche. Me tena miedo a m
mismo, a mis ganas de abrazarla... Le tena miedo
al tiempo que se nos iba, al verano que se escapa-
ba... Tena miedo de no atreverme a besarla nun-
ca... Mary Ann deca "volvamos, que se hace tarde
y en casa se van a preocupar"... Hablaba bien el
castellano. Yo, el ingls... "I love you" fu lo nico
que aprend a decir... Cmo me quemaban el cora-
zn, la lengua, el alma, mis ganas de abrazarla! Pe-
ro no era capaz de tocarla ni de decirle nada. Pen-
saba: todava hay tiempo, me quedan tres das,
dos, uno antes de irme. Maana, todava me queda
maana... Y "maana" lleg un da, demasiado
pronto... De regalo de despedida, sus padres nos
llevaron a tomar el desayuno al ltimo piso del
Empire State. Nueva York a mis pies! Nunca la ha-
ba visto as... Era... no s cmo decirlo... soy inca-
paz de describirla, pero all estaba, vibrante, gran-
diosa. Tanto habamos soado Mary Ann y yo con
subir al Empire State! Nos imaginbamos perse-
guidos por los gansters, listos, para salvar nuestro
amor, a saltar en el vaco, abrazados, la cabellera al
viento... Como en las pelculas. Los padres toma-
ban el desayuno, tranquilos: caf, huevos fritos con
tocino. Mary Ann y yo no podamos tragar ni un
bocado. Fue ella quien me tom de la mano y me
hizo salir a la terraza. Soplaba un viento fresco.
Resplandeca el cielo, azul como sus ojos... De re-
pente sent que enloqueca... Estaba borracho, em-
brujado... Sent que me brotaban alas y que me iba
volando lejos, rozando la cima de los rascacielos...
Quera abrazarla, decirle "I love you", "quedate
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conmigo para siempre", pero no me sala ni una
palabra. Mary Ann me mir, su mano busc la ma
y la apret muy fuerte, sus labios se acercaron, ms
y ms cerca cada vez de los mos... Y entonces el
mundo entero se dio vuelta. Me ca del ltimo pi-
so del Empire State! Y vertiginosamente suban ha-
cia m las calles y los rboles, los muelles y los bar-
cos, los autos, los paseantes, los rboles de Central
Park... Me caa, me caa, y Mary Ann me alcanzaba
en medio del cielo y seguamos cayendo, abraza-
dos los dos y... me dio un patats! Me despert el
padre de Mary Ann de una buena cachetada en la
mejilla. Parece que a algunos la altura les da vrti-
go... Mary Ann sonrea pero qu lejos estaban sus
labios! Despus el tiempo pas... Nos escribimos,
de vez en cuando. Al verano siguiente no pudo ve-
nir a verme para las vacaciones. Y siguieron pasan-
do los aos. Nos perdimos de vista. Aveces cierro
los ojos y siento de nuevo el mismo vrtigo, veo
sus labios que se acercan, me estremezco... Larga
pausa.
La adolescente
Dame un beso. Es para aprender. La vida es corta, no?
El amigo sonre, duda un momento y despus la toma
entre sus brazos. Tratan de besarse pero la adolescente
no sabe cmo y siempre hay algo que molesta: el cabello,
la nariz... Finalmente renuncian: la adolescente, desilu-
sionada, se enoja y se va. El amigo la mira alejarse, en-
tre divertido y nostlgico.
SEGUNDA NOCHE
En el cuarto de la vieja dama.
La vieja dama de las arrugas
Ala adolescente. De nia, recuerdo, tena en el alma
una arruguita hecha de un pedazo de nube del cie-
lo. En el libro donde aprend a leer, haba la ima-
gen de un cielo arrugado de viento. Arrugas azu-
les de cielo se deslizaban entre las nubes. Azul co-
mo el cielo era mi alma de nia, recuerdo. En la
arruguita de nube esconda yo las cosas secretas
que amaba. Porque nadie va nunca a mirar en las
arrugas del alma. Ami amor feroz y desesperado
por Tarzn, lo escond en la arruguita. Y soaba
con irme saltando de liana en liana con Tarzn, co-
mo en las pelculas. Pero viva tan lejos, Tarzn, al-
l en frica, y era yo tan chiquita... Viajbamos
juntos en la arruguita del alma. Un da pap me di-
jo: cuando seas grande nos vamos a ir juntos de
viaje al frica. Sos mi monito lindo. Pero crec y
zs! Desapareci el monito en la arruga del alma.
Con Tarzn. De nia, recuerdo, tena en el alma
una arruguita azul de cielo y de nube. Y en ella
guardaba slo dulzuras. La caricia de mam cuan-
do me lavaba la espalda en mi bao de nia. . .
Cuando mam muri, se qued dormida para
siempre su caricia, en la arruguita del alma. Y
tambin mam toda entera, recuerdo, mam y su
ternura. De nia, recuerdo, tena una arruguita en
el alma. En mi alma de nube, azul como el cielo
pintado en las pginas del libro donde aprend a
leer. Debajo de la imagen de la nube, estaba escrito:
nube. Debajo del cielo estaba escrito : cielo. Debajo
de la letra M deca monito. Y debajo de la letra P
deca pena. Pena, penita, pena... Debajo de la letra
Anadie haba escrito alma, ni amor, ni arruga, ni
adis. He escondido en mi alma las penas, para
que no me hagan dao, y las alegras, para que no
me digan adis. Te quiero, me lo dijo la primera
vez. Te quiero, te quiero, te quiero...
La vieja dama se calla, se queda perdida en sus recuerdos.
Aparece una pareja joven, en otro lugar. Juegan a perse-
guirse, se ren, se besan, estn enamorados.
La mujer
Jugueteando, pcara. Todava me quers?
El hombre
S.
La mujer
Te sigo gustando?
El hombre
S.
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La mujer
Soy la mejor de tu vida en la cama?
El hombre
S.
La mujer
Soy nica?
El hombre
S.
La mujer
Decime que nunca me vas a dejar.
El hombre
No.
La mujer
No ... qu?
El hombre
No, nunca te voy a dejar.
La mujer
Aunque te haga sufrir?
El hombre
Aunque me hagas sufrir.
La mujer
Decime que nunca me vas a hacer sufrir.
El hombre
Nunca te voy a hacer sufrir.
La mujer
Nunca se sabe...
El hombre
S.
La mujer
S... qu?
El hombre
Serio. S, tens razn. Nunca se sabe...
La pareja se aleja, jugando otra vez, enamorada. La vieja
dama de las arrugas y la adolescente siguen hablando.
La vieja dama de las arrugas
Un da dije: pap, nunca me voy a casar. Y pap di-
jo: todas la niitas crecen. Y un da se hacen muje-
res y otro da se casan y otro da tienen hijos... Y as
son las cosas de la vida.
La adolescente
Empieza hablndole a la anciana dama, pero despus se
separa de elle y sigue pensando en voz alta. Yo nunca
me voy a casar. Primero, que no entiendo por qu
tengo que pasarme la vida durmiendo con al -
guien en la misma cama. Segundo, que a m me
gusta despatarrarme, as que alguien, sobra. Y
adems los hombres son asquerosos, se tiran pe-
dos en la cama. Motivo de divorcio. Y encima,
roncan. Hace catorce aos que ronca tu padre, di-
ce mi madre. Pero sigue durmiendo en la misma
cama. Yo no aguantara. Ah, y el bao! Es absolu-
tamente imposible compartir el bao con un hom-
bre. Dejan pelos por todas partes, nunca secan el
piso, y como cuando hacen pis apuntan mal... La
hermana de Vernica, mi mejor amiga, va a casar-
se. Me da una risa! Entre la madre y ella, se lo es-
tn comprando todo. Sobre todo, camisones. Y
para qu sirve tanto camisn? Y nena, una tiene
que ponerse un lindo camisn para que su marido
se lo saque, dice su madre. Y entonces para qu
se lo pone? Pero mi mam le dijo a la mam de
Vernica: Ay, pensar que con el tiempo hasta un
cinturn de castidad te pondras, con tal de que te
deje dormir! Entonces, por qu una se quedara
clavada durante aos en la misma cama, escu-
chando roncar, oliendo pedos, y encima rogando
que no te saquen el camisn que te compraste jus-
tamente para que te lo saquen? Adems que entre
los pedos y los ronquidos, una no puede dormir.
Yo voy a dormir sola, con o sin camisn. Pero ca-
sarme...
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Un gran ronquido interrumpe a la adolescente. Se oyen
crujidos, suspiros, roce de sbanas. Una voz de mujer en
la obscuridad.
La mujer
Date vuelta, ests roncando.
El hombre
Adormilado. Qu? Qu pasa?
La mujer
Ests roncando. Se enciende la luz. Una pareja en
la cama. Desde que nos acostamos no pegu un
ojo.
El hombre
Tom una pastilla, yo me levanto temprano.
La mujer
Estaba pensando. Se piensa mejor de noche, hay
tiempo.
El hombre
Me queda poco tiempo para dormir. Maana traba-
jo. Apag.
La mujer
Antes me hubieras preguntado en qu pensaba... O
me hubieras pedido que te contara mis sueos...
El hombre
Antes... Antes eran otros tiempos. Estoy cansado.
Apag.
La mujer
Esper. Pensaba... en la primera vez que me viste.
Te gust enseguida?
El hombre
Dejame dormir.
La mujer
La primera vez que te dieron ganas de hacer el
amor conmigo, cundo fu? Contame.
El hombre
Pero ya te lo cont miles de veces!
La mujer
Contmelo otra vez ms, no seas malo qu te
cuesta? El hombre, resignado, se sienta en la cama,
se acomoda como si fuera a contar una larga histo-
ria...
El hombre
Fu en una confitera. Habamos ido a tomar algo
despus del cine y...
La mujer
Lo interrumpe. Y qu hice para que me desearas?
El hombre
Nada. Pausa.
La mujer
En aquella poca me deseabas todo el tiempo.
El hombre
En "aquella poca", como decs, no te dola la cabe-
za, no tenamos a los chicos, no me levantaba al al-
ba, tenamos tiempo!
La mujer
Es lo que te digo. Antes tenamos tiempo.
El hombre
Te parece que es hora de discutir de estas cosas?
No puedo ms, apag.
La mujer
Haceme el amor. El hombre suspira y se acomoda para
dormir. Estamos despiertos. Los chicos duermen,
oigo la lluvia sobre las tejas, siento el olor de la tie-
rra mojada como si estuviera afuera. Me excita...
Hagamos el amor como locos, como si fuera la pri-
mera vez.
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El hombre
Dormite. Estoy cansado. Maana. Pausa.
La mujer
Violentamente. Me hacs el amor ya mismo! Se apa-
ga la luz. En la oscuridad se oye una cama que cruje, un
jadeo violento, los ronquidos del hombre. La luz se pren-
de. Dulcemente Ves? Antes, me hacas el amor.
Ahora ... Lo que hacs es coger. Se oye la lluvia, cada
vez ms fuerte. La vieja dama de las arrugas surge como
en un sueo en medio de la noche. La pareja desaparece.
La adolescente y la anciana se acercan. La adolescente
la escucha.
La vieja dama de las arrugas
Era yo una nia el da en que mam se durmi
para siempre. La vi acostada en su cama, toda
blanca y dormida bajo los pliegues de una sbana
inmensa. Pap le puso los guantes de encaje blanco
que llevaba el da de su boda. Y desde entonces
mam fu como un cisne dormido en la orilla de
mi vida. Pausa. Mi amor me dijo: te amo y desde
ese entonces, lo am.
Me am en mi juventud y con l, recuerdo, fui eter-
namente joven. Por qu se fu para siempre, por
qu? Hablando consigo misma. Mis penas de antao,
mis alegras perdidas dnde podr guardarlas?
Para que nadie las vea, para que nadie las toque.
Quisiera volver a encontrar aquella arruguita azul
de nube que tena en mi alma de nia. Pero ya no
soy nia y se deshilvanan los recuerdos...
Te amo, me lo dijo la primera vez. Y todos los das
de nuestra vida me lo volvi a decir.
Dnde voy a esconder ahora mi pena nueva y mis
antiguas alegras para que nadie las robe? Ahora
que he crecido y se me ha perdido aquella arrugui-
ta que tena en el alma, recuerdo, cuando era nia.
No supe que era la ltima, esa lejana noche de sus
besos. Nadie nunca me ense en la escuela la pa-
labra adis. Cuando l se fu se me hizo aicos el
alma. Y no s adnde se habr ido la arruguita que
tena, recuerdo, de nia, aquella arruguita de nube
en un cielo azul... Porque alma, ya no tengo ms .
La vieja dama de la arrugas se aleja y desaparece.
TERCERA NOCHE
Cena. Se oyen ruidos de vajilla, pasos apurados o todo
tipo de ruidos caseros y una cancin de amor en la ra-
dio. Un hombre sentado en la mesa, tenedor en mano,
espera que le sirvan. Su mujer le presenta el plato. El
hombre prueba y manda el plato de vuelta para la coci-
na. Grita algo que la adolescente no puede or porque la
radio est muy fuerte y ella lejos, en otra habitacin. La
mujer vuelve una segunda vez con el plato, el hombre
prueba y lo manda de nuevo para la cocina gritando al-
go que se oye mejor: una serie de gruidos. Cuando la
mujer vuelve por tercera vez, la adolescente apaga la ra-
dio y se oye la voz del hombre, furioso.
El hombre
El arroz! Cundo vas a aprender a cocinar! Es
una porquera! Todo pegado! Nadie te pide que
seas un "Cordon Bleu", pero el arroz! Basta! Me
tens harto! And a pedirle a tu madre que te en-
see a cocinar! La mujer se saca el delantal y sale. Se
oye un portazo. El hombre se levanta y corre hacia la
puerta. Como un nio... Mi amor... Se da vuelta, triste,
y descubre a la adolescente que lo est mirando, ligera-
mente burlona. Qu hacs aqu? Furioso. And a
acostarte!
Despus de cenar...
El hombre, cmodamente instalado, est leyendo un li-
bro. Entra la mujer. El hombre trata desesperadamente
de seguir leyendo... Durante casi toda la escena contesta
en un tono distrado. Lo importante es la novela policial
que est leyendo...
La mujer
Estoy tan linda como antes ?
El hombre
S.
La mujer
Ests mintiendo.
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El hombre
No, no...
La mujer
Estoy ms vieja.
El hombre
Y s, es normal.
La mujer
Ves cmo sos! Decs que estoy ms vieja.
El hombre
Yo no dije eso.
La mujer
Pero ya no soy como antes.
El hombre
Todo el mundo cambia.
La mujer
Tengo barriga.
El hombre
S, pero yo te quiero as.
La mujer
As? Cmo?
El hombre
As con barriga.
La mujer
No ves cmo sos? Penss que tengo barriga y que
ya no soy tan linda.
El hombre
Yo no dije eso.
La mujer
Cmo era antes?
El hombre
Antes? Cundo?
La mujer
Y antes, cuando nos conocimos.
El hombre
Linda... y joven.
La mujer
As que ahora no soy ms linda y joven?
El hombre
Yo no dije eso.
La mujer
Pero ya no tengo ms veinte aos...
El hombre
Yo tampoco.
La mujer
Bueno, y entonces qu decs?
El hombre
Que todava sos linda y que yo te quiero igual.
La mujer
Yo no quiero ser linda "todava", quiero ser linda y
punto! Pausa. El hombre suspira resignado, cierra el li-
bro y contempla a la mujer, entre aburrido y tierno. De-
cime que no se me caen las tetas...
El hombre
No se te caen.
La mujer
Tocndose diferentes partes del cuerpo. Tengo unos
pliegues... ac... y ac... por todos lados. Estoy ho-
rrible!
El hombre
Pero no, ests bien...
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La mujer
Uno tendra que morirse a los treinta aos.
El hombre
Abriendo de nuevo el libro. No por qu? Uno de-
bera ser inmortal. Se pone a leer de nuevo. Pausa.
La mujer
Decime que te gustan mis pliegues.
El hombre
Sin dejar de leer. Me gustan tus pliegues.
La mujer
Ves, ests diciendo que tengo pliegues!
El hombre
No dije que tens, dije que me gustan!
La mujer
No me quers ms.
El hombre
Ligeramente exasperado, cierra otra vez el libro. No di-
gas macanas. Yo te quiero mucho.
La mujer
Pero antes me amabas.
El hombre
Y ahora tambin te amo. Pausa.
La mujer
Decime que me quers con arrugas.
El hombre
S, te quiero con arrugas.
La mujer
Ah, ves! Ests diciendo que tengo arrugas!
El hombre
No, no tens arrugas. Tens alguna arrugita...
La mujer
Pero yo no quiero tener ni arrugas ni arruguitas!
Decime que no tengo.
El hombre
Bueno. Si no quers no tens...
La mujer
Cmo quers que te crea cuando me decs que
me ams si me ments sobre las arrugas? Decime
que no engord, que no tengo arrugas, que estoy
brbara, que ests loco por m.
El hombre
Bueno, te lo digo.
La mujer
Pero decilo!
El hombre
Estoy loco por vos.
La mujer
Es mentira.
El hombre
Bueno, es mentira.
La mujer
No, no es cierto! Decime la verdad. Me quers?
El hombre
De repente serio, no juega ms. Y vos? Me quers?
Se miran en silencio. La adolescente entra y los obser-
va. Ellos no la ven. Salen sin hablar.
La adolescente
Yo pienso: una cama para cada uno, un bao para
cada uno, y al fin y al cabo, cada cual con su vida.
Sobre este punto Vernica y yo estamos de acuer-
do. Pero la hermana de Vernica se burla: para vi-
vir de esa manera no hace falta casarse. Tiene ra-
zn.
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Hace falta si uno quiere pagar menos impuestos
y recibir las asignaciones familiares, dice mam.
Sobre este punto mi madre y la madre de Ver-
nica estn de acuerdo. Tienen razn.
Hay que ser ricos para vivir como te gusta: los
ricos tienen varias habitaciones y varios baos.
Vos, a pesar de ser hija del plan de "fomento a la
natalidad" resultaste ser hija nica. Tendras que
estar feliz de tener un cuarto para vos sola. No
hay nadie que ronque al lado tuyo, as que de
qu te quejs? dice mam. Pero si yo no me que-
jo. El tema es que no voy a hacer ms tarde lo
que no hago ahora: roncar de a dos.
Vernica y su hermana duermen j untas en el
mismo cuarto. Su hermano tiene un cuarto para
l. Vernica es hija del "Plan de fomento para la
produccin y el desarrollo de un tercer hij o".
Pobre Vernica! No sabe si enojarse o estar or-
gullosa de su contribucin al aumento de la po-
blacin de "este pas de viejos dnde slo hay
dos nios por pareja desde que empez la cri-
sis". Qu responsabilidad! Yo no s si podra
asumirla. Estoy pensando... Se interrumpe porque
oye a la mujer que se acerca hablando sola.
La mujer
Estoy pensando que... Pausa. Ahora me voy a
sentar en esta silla y me voy a poner a pensar.
Los chicos duermen. l todava no volvi. Quin
sabe dnde anda... Yo, aqu me siento y me pon-
go a pensar. Pausa. Se sienta. Estoy pensando por
primera vez desde... No me acuerdo. Pensar es
difcil. Una pierde la costumbre. Suponiendo
que una la haya tenido alguna vez, la tal cos-
tumbre. La tuve alguna vez? Pausa. No s qu
pensar. Pensar es peligroso. Pienso que... Quiero
a mis hij os. Quiero a mi marido. Para eso me
educaron. Para querer, digo. Aun hombre, a mis
hijos. No s a quin podra querer sino. Pausa
breve. Podra quererme a m, claro. Am misma.
A m. Pausa. Ya no s ms a quin quiero. Los
chicos duermen. l, no s dnde anda. A los
chicos los quiero. Al... Pensar es peligroso. Par-
tir es peligroso. Para ir adnde? Una no se va
sin los chicos. Los chicos viven con una. Si una
se va, no se los puede llevar. Si una abandona el
domicilio conyugal, me entiende seora? Una
entiende. Una, soy yo. No trabaj o ms. l no
quiere que trabaje. Quiere que me ocupe de los
chicos. Yo no puedo irme sin los chicos. Pausa. Si
quiero, puedo. Puedo trabajar. Puedo irme. Pero
no s si quiero. As es que no puedo. Me educa-
ron para que deseara querer. Aun hombre. Aun
marido. Al mo lo encontr un da ah al lado.
Dicen que al amor uno lo encuentra siempre ah
al lado. Entre los vecinos. l era un vecino de ca-
sa. Yo tena veinte aos. Al lo haban educado
para tener una mujer. Que se ocupara de su casa
y punto. Para llevarla a cenar afuera todos los
viernes. Para hacerle el amor cuando se le daba
la gana. El resto del tiempo... Pausa. Vuelve a ca-
sa a las nueve de la noche. Toca la bocina. Abro
la puerta del garage. Entra el coche. Cierro la
puerta del garage. No me dice ni ay. No me da
un beso. Est bebido. Los chicos lo esperan des-
de hace horas. A veces les dice hola, pero no
siempre. Est bebido. Los chicos lo esperan co-
mo soldados: firmes. No hay que contrariarlo.
Hay que ser amable. Quererlo. Est borracho.
Pausa. Sale del trabajo a las seis. Qu estar ha-
ciendo desde esa hora? Ya es medianoche...
Medianoche. Hay una fiesta en la casa. Fuegos arti-
ficiales en el cielo. La mujer se ha ido. La adolescente
entra y escucha la msica de la fiesta. En el living,
que no se ve, hay mucha gente. La anciana dama de
la arrugas aparece, vestida de fiesta, irreal, maravi-
llosa. Trae un paquete de regalo para la adolescente.
La vieja dama de las arrugas
A la adolescente. Las doce! Feliz Navidad queri-
da! La adolescente abre el ragalo: es un par de zapa-
tos de taco, un par de zapatos de mujer. Tratalos con
mucho cuidado. Los zapatos, querida, los zapa-
tos! La belleza de una muj er depende de sus
pies: hay que cuidarlos mucho. Unos lindos pis
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para caminar. Lejos. Lejos por el vasto mundo...
As me fui yo un da con l, caminando, caminan-
do con l, a travs del mundo... La vieja dama de
las arrugas se aleja bailando y desaparece. La msica
de la fiesta, las risas, se hacen cada vez ms presentes.
Voz de mujer
Dnde estn los chicos?
Voz de hombre
En el jardn. Estn mirando los fuegos artificia-
les. Les di permiso para quedarse despiertos to-
da la noche.
Voz de mujer
Feliz Navidad, mi amor!
Voz de hombre
Feliz Navidad, querida! Una puerta se abre. Entra
el hombre. La adolescente lleva los zapatos en la mano.
El hombre
Qu hacs? No mirs los fuegos artificiales?
Ven. Le da un beso Feliz Navidad, nena! La m-
sica y los fuegos estallan. Pasa el hombre joven. La
adolescente le sonre.
CUARTA NOCHE
Se enciende una luz. El hombre y la mujer estn en
su cuarto. La adolescente en el suyo, pero oye la con-
versacin. No se debera ver completamente a la pare-
ja. Slo un rea del dormitorio. Mostrar una "visin
fragmentada" de la escena.
La mujer
Jugamos? Yo soy Justine y vos... haceme lo que
quieras... Yo juego a que no se me mueve un pe-
lo... pero me dejo hacer cualquier cosa...
El hombre
Bueno... pero hoy me gustara jugar a algo toda-
va ms ...
La mujer
... prohibido ? Aver... soy la Hermana Feliciana
y vos sos el cura de la parroquia. Padre, vengo a
confesarme... Me interrumps enojadsimo: Her-
mana, usted ha cometi do un pecado veni al !
Qutese el velo y recite tres Ave Mara... Ay, pe-
ro no, me equivoqu! Usted ha cometido un pe-
cado mortal! Qutese el traje! Ahhh... Pero deba-
jo no tiene nada puesto... Qu vergenza! Le
voy a dar unas buenas palmadas en esa colita!
El hombre
Bueno, basta! Si vos hacs todos los papeles,
yo qu hago?
La mujer
Tens razn, cambiemos... Yo soy Mara, la mu-
cama. Vos te acabs de despertar. Grits: Ma-
raaa! Ya prepar el desayuno? Venga a trar-
melo a la cama por favor. Ay... pero... pero tiene
una media corrida! Qu desprolij a! Le voy a
dar...
El hombre
... una linda palmada, ya s. Te encanta que te
d una... Se oye una palmada, la mujer re, se esca-
pa. Pero segus haciendo todos los papeles.
La mujer
Si estos no te inspiran, se me ocurren otros... Mi-
rame: soy un ngel desnudo...Vos abrs y cerrs
mis alas... as... as... hasta hacerme gozar... Y
ahora soy un hombre, muy joven, casi un ado-
lescente... y te recibo en ese agujero soberbio,
suave, redondo, acogedor que tengo en el culo...
Soy una puta y vos sos mi asesino: matame a
pualadas! Y yo te estrangulo hasta que goces y
sobre tu esperma crezca la mandrgora... Soy
una perra caliente, una cerda baada en fango...
Soy una loba, una leona, un dragn surgido des-
de fondo de los tiempos... Soy un vampiro se-
diento! El hombre deja escapar un quejido. Soy una
virgen, una virgen inmaculada... Nunca nadie
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me acarici. Tengo miedo, mucho miedo... Ay
seor, cuidado... me est haciendo dao... Soy
toda negra y mi piel brilla y resbala entre tus
manos... Soy un sexo desconocido que descu-
brs en la oscuridad... Soy una extraa que lla-
ma a tu puerta en medio de la noche: me abrs.
Buenas noches seor, vengo de muy lejos... Pe-
ro yo no la conozco, nunca la he visto... Bueno
venga, pase, no, mi mujer no est... Soy casa-
do, s, desde hace muchos aos... Desvstase,
hace mucho calor aqu... Y entonces te digo: yo
soy la muerte y te vengo a buscar. Perdiste!
Por qu abriste la puerta? Es peligroso abrirle
la puerta a los desconocidos. Mirame: soy tu
muj er, tu muj er muerta, tu muj er que asesi-
naste!
El hombre
Basta! Tu juego no tiene nada de divertido! Lar-
ga pausa. Ahora vamos a j ugar como a m me
gusta... Estamos en casa vos y yo: cada uno hace
su propio papel. Llega tu amiga Eleonora. Le di-
go: ests muy linda hoy, Eleonora...
La mujer
No.
El hombre
Pero si es un juego! Ahora te toca hacer el papel
de Eleonora. La ayudo a sacarse el tapado... des-
pus la desvisto lentamente... le doy un beso...
aqu...
La mujer
No.
El hombre
... y despus ac... le acaricio despacito los pe-
chos... as, delante tuyo... vos nos mirs...
La mujer
Grita. No! La luz se apaga. Escenario a oscuras. La
adolescente prende su velador. Escucha un rato los
ruidos nocturnos y despus apaga. La luz del dormi-
torio vuelve a prenderse.
La mujer
Hasta dnde me quers?
El hombre
No s.
La mujer
Hasta el cielo. Se dice: te quiero hasta el cielo.
El hombre
No s decir esas cosas.
La mujer
Entonces no me quers.
El hombre
Lo nico que quers de m es que te la d...
La mujer
Es que me encanta tu pito...
El hombre
Ves? Slo penss en eso. Amarme, no me ams.
Slo te interesa el sexo...
La mujer
El sexo est en mi cabeza. As es como yo fun-
ciono. El sexo y la cabeza van juntos. Pausa.
El hombre
Te sigo haciendo gozar?
La mujer
Cuando mi cabeza est de acuerdo... El otro da
en el mnibus estaba pensando en vos. Viajaba
parada. Estaba tan caliente! Apret bien fuerte
las piernas y empec a moverme despacito. Bus-
caba el placer... Te buscaba. El mnibus estaba
repleto. Tuve un orgasmo ah parada. Despus
me di vrtigo y me temblaban las piernas. Me
daba una risa toda esa gente tan seria alrededor
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mo que no tena la menor idea de lo que yo es-
taba haciendo! Era de ms excitante.
El hombre
Ves? Me pregunto para qu sirvo.
La mujer
Pero si fu pensando en vos! Pausa.
El hombre
Tmidamente. Decime... a veces, cuando hacemos
el amor... fings ?
La mujer
Hacindose la que no entiende. Fingir? Qu cosa?
El hombre
Incmodo. El orgasmo... Parece que muchas mu-
jeres hacen eso... fingen.
La mujer
Ah, s?
El hombre
Contestame.
La mujer
Pero no! De dnde sacaste eso?
El hombre
Cada vez ms incmodo y queriendo saber a toda cos-
ta. Decime. A m me pods decir la verdad. . .
Pausa. De todos modos si mintieras yo me dara
cuenta.
La mujer
Ligeramente burlona. Ah s? Pausa.
El hombre
Tocmela...
La mujer
Ri ndose. Ves? Sos vos el que piensa slo en
eso... La mujer sale de la pieza y descubre la puerta
entreabierta del cuarto de la adolescente. Qu ha-
cs con la luz prendida? Apag, que maana te
levants temprano. La adolescente apaga la luz.
El escenario queda a oscuras. La adolescente sale
de su pieza. Escucha hablar detrs de una puerta.
La empuja, mira. La pareja est en el living. Du-
rante toda la escena el hombre va y viene: acerca
una mesita, la instala delante de la televisin, bus-
ca los cigarrillos, los lentes, una cerveza. En resu-
men, se prepara a pasar una maravillosa velada mi-
rando televisin. La mujer lo observa instalarse, in-
mvil.
La mujer
Vamos al cine?
El hombre
Afable, pero empezando a instalarse. Si quers.
La mujer
Pero tens ganas?
El hombre
No s... Como quieras.
La mujer
Bueno... Y qu vamos a ver?
El hombre
No s. Eleg vos.
La mujer
Prefers salir a cenar?
El hombre
No... No s... Cmo tengas ganas.
La mujer
Pero qu prefers?
El hombre
No s... Como prefieras vos.
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La mujer
Bueno, yo tampoco s... Si quers nos quedamos
en casa...
El hombre
Sentndose, con una cerveza delante de la televisin.
Bueno. Como quieras.
La mujer
Sin moverse. Quers que prenda la tele?
El hombre
Prendiendo la televisin. Si quers... Es un partido
de ftbol. La mujer no se mueve. l mira el partido
entusiasmado y se olvida totalmente de la presencia
de la mujer.
La mujer
Estalla. Y adems estoy harta de correr un mes
entero todos los santos veranos, porque decidis-
te que en verano hay que "hacer un esfuerzo y
practicar deportes"! Hace quince aos que nado,
corro y trepo cuchillas bajo un sol de plomo to-
do el mes de enero nada ms que para darte el
gusto! Odio el verano, odio caminar, odio los
deportes y odio a los deportistas!
QUINTA NOCHE
A lo lejos se oye un aria de la pera Norma. La m-
sica viaja, se acerca, se aleja, vuelve. El hombre joven
la escucha. La adolescente tambin. La dama de las
arrugas lee una carta. Norma puede surgir de la ra-
dio que escucha la dama de las arrugas. Todos los
personajes estn presentes en escena, pero cada uno
en su espacio.
La anciana dama de las arrugas
Leyendo una carta. "Amor mo: Quisiera abrir una
puertita en tu pecho, ah donde est tu corazn,
y despus entrar, cerrarla y esconderme. Escon-
derme hasta el final de los tiempos, mi cuerpo
entero y mi alma, bien adentro de tu piel, amor
de mi vida.
Y cuando se vuelva frgil tu cuerpo, como una
antigua porcelana, all estar. Y all todava
cuando sienta tu cara entre mis manos tan fina y
transparente como es el papel de esta carta entre
las tuyas." Deja de leer y habla muy bajito, para s
misma. Mi amor, mi amor. Por qu me escribiste
esta carta, vos que un da me dejaste de prenda
slo la ausencia de tu amor por qu? Quin
me cruzar los brazos sobre el pecho para ocul-
tar la puerta de mi corazn, quin? Esa puerta
dolorosa que he cerrado para siempre, para nun-
ca ms llorar tu ausencia. Vuelve a leer. "Amor
mo. Estar a tu lado todava cuando en este
mundo tu tiempo y el mo lleguen a su fin. Y
cuando se conviertan bajo la piel en polvo nues-
tros huesos, all estar..." Se interrumpe. Empieza
a rerse a carcajadas que se transforman en sollozos.
Norma se ha ido alejando poco a poco hasta desapa-
recer. La imagen de la anciana queda presente pero
como esfumada.
El hombre irrumpe en escena, en el mismo espacio en
que se encuentra el hombre joven. Es como si el hom-
bre se acabara de despertar de una pesadilla. El hom-
bre joven lo escucha.
El hombre
Jadeando, y con pasin. Esta noche tuve un sue-
o... Yo que no sueo nunca! Me desataba los
cordones de los zapatos, el nudo de la corbata,
el cinturn . . . Me iba despoj ando. . . Desabro-
chando, deshaciendo, desatando... Botones, cor-
dones, cinturones, la pulsera del reloj... Y tena
siempre otra cosa para sacarme. Llevaba capas y
ms capas de ropa. Consegua deshacerme de
una y abajo apareca otra... Y otra... Y otra... So-
bretodos, sacos, pantalones, camisas, corbatas...
Corbatas y ms corbatas! Corbatas de moo...
Chalecos... Llevaba puesto un chaleco de seda
blanca para mi casamiento! Y mi primera corba-
ta era azul marino con lunares rojos! Negra la
del luto. . . Iba desandando y desandando los
aos...
Y me desabrochaba, me desataba, me desnuda-
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ba... Crea que estaba solo, pero de repente la
vi... Estaba all, agazapada en la penumbra... Le
rogu: ayudame a quitarme todo esto! Pero ella
ni se movi: me miraba en silencio. Entonces
volv a empezar: botones, cinturones, cordones,
corbata, pulsera del reloj, elstico, cuello, pu-
os... De pronto me qued en paales! Ella se
ech a rer... Acarcajadas me deca: ya no sos un
nio! Nunca ms sers un nio! Nunca ms!
Me despert de golpe. Estaba sudando a mares.
Ella dorma al lado mo, inerme, vulnerable.
Yo... ah... como decir... no s... pens... alrededor
nuestro... la furia del mundo... el mundo se de-
sencadena y nosotros... Me levant, abr la ven-
tana y contempl el cielo. Cuando era nio, me
pareca tan fcil seguir el camino que las estre-
llas trazaban en el cielo...
El hombre joven
Al hombre. Un cielo de verano. Esplndido. Re-
cuerdo las tumbas. Antiguas. De piedra. Y clava-
das en la piedra, las cruces de hierro forjado. Fui
el primero en llegar. En auto. Solo. Pausa. Re-
cuerdo a los padres de Roy. Llegaron al mismo
tiempo que el coche fnebre. Ella, de sombrero
de paja y vestido floreado. l, de traje azul mari-
no. Tambin yo iba de traje. El empleado de las
Pompas Fnebres despleg una mesa debajo de
un gigantesco roble. Trajo cervezas. Vasos. Una
torta de manzanas. Sillas plegadizas. Nos senta-
mos. Pausa. "As que usted es el amigo de Roy?
" me pregunta la madre. "No me lo imaginaba
as". El padre, mudo. "Espero que haya sido fe-
liz" dice la madre. "Casi ni lo vi en estos ltimos
diez aos. . . Me imagino que usted lo quera.
Lleg a ser un buen actor? Nunca lo vi actuar."
Pausa. El empleado de las Pompas Fnebres em-
pez a cavar el hoyo. Recuerdo los campos de
trigo ms all del cementerio. "Espero que no
haya sufrido" dijo la madre. " No tuve el coraje
de ir a verlo al hospital. Y adems vivimos tan
lejos... Mi marido firm la partida de defuncin
lstima que usted no poda firmarla eso nos hu-
biera evitado el papeleo mi marido detesta el
papeleo pero claro como no estaban casados ay
pero qu tonteras estoy diciendo. " Pausa. El
hospital... Da y noche fui al hospital. Roy ya no
coma. Por la nariz le salan demasiados tubos.
Se le hundan en la garganta. Pensar que le gus-
taba tanto comer! El que cocinaba era siempre
yo. l no tena tiempo. Su tiempo era para el tea-
tro. Su pasin. Le devoraba sus das, sus noches,
la vida.
Sus padres... Los conoc ese da. El da del ce-
ment eri o. Nunca hab an queri do conocer al
hombre que amaba su hijo. No queran ser los
padres de un hombre que amaba a los hombres.
Pausa. "Y qu fu lo ltimo que dijo antes de
morir?" me pregunta su padre. "Nada en parti-
cular. Le alegraba saber que al da siguiente de
su muerte yo ira a la pera a escuchar "Norma"
porque habamos soado con ir juntos. Le pre-
gunto: "conoce Londres?" Pega un al ari do:
"Londres, ciudad de maricas!" Pausa.
Me acuerdo de nosotros cuatro al borde del ho-
yo. Me pareca ver la sonrisa de Roy atravesar la
madera del atad. La madre quiso que recitra-
mos el Padrenuestro. De la mano. La mano cris-
pada del padre de Roy apretaba la ma. Recuer-
do las paladas de tierra sobre el atad. Recuerdo
a la madre de Roy diciendo "Adis, no s qu
ms decirle". Recuerdo al padre de Roy alejn-
dose, mudo, arrastrando a su mujer de la mano
hasta el auto. Recuerdo al empleado de las Pom-
pas Fnebres llevndose la mesa. Las sillas ple-
gadizas. Y el cielo. Recuerdo el cielo. El cielo, el
cielo, el cielo. El resplandeciente cielo! Se vuelve
a or a lo lejos, un aria de Norma. El hombre se acer-
ca al hombre joven, le pasa un brazo sobre los hom-
bros. Lo consuela. Con dulzura y con un cierto hu-
mor, traduce las palabras de la pera.
El hombre
" Calma oh diosa,
calma esos corazones ardientes...
....Ah, vuelve a m
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en la paz y la hermosura
de tu fiel primer amor
y contra el mundo
yo sabr defenderte..."
El hombre y el hombre joven salen juntos de escena.
La anciana dama de la arrugas estruja la carta. La
pera se aleja y desaparece. Se oye el tic-tac de un re-
loj de pared acompasando el tiempo.
La anciana dama de las arrugas
Mi amor, ahora que ya no exists, ahora que te
has ido para siempre, quin guardar el polvo
de mis huesos en una caja y bajo tierra, quin?
Ahora que ya no ests, arrugo tus cartas, mi
amor, para no romperlas.Para nunca ms leerlas.
Para que siga all tu amor, escondido en cada
arruga. "Te amo, amor mo, y te amar toda la
vi da". Por qu me escri bi st e est a cart a, mi
amor, por qu? Quin cerrar mis ojos, quin
quemar tus cartas, quin? Tus cartas de aque-
llos tiempos , amor de mi perdida juventud.
La anciana se duerme. Se oye ms fuerte el tic-tac del
reloj de pared. Las luces bajan despacito hasta la obs-
curidad total.
SEXTA NOCHE
La adolescente
En su cuarto. "82 veces sin parar?! Qu barba-
ridad, es demasiado!" dij o mam. No tendra
que haberle dicho la cantidad de veces, pero
tanto insisti... Aella le parece que soy demasia-
do joven para esas cosas. "Hay tiempo, para qu
apurarse, sobre todo con las cosas como andan".
"Y cmo andan, mam?" Se puso a girar como
un trompo: "Las enfermedades, las enfermeda-
des, las enfermedades!". (Deleitndose) 82 veces...
Mam todava no se repuso! "En la vida hay
que tener el sentido de los lmites, mijita! Sino,
te la pass sufriendo. Y el amor es como el alco-
hol: no hay que abusar. Y adems qu sabrs
del amor a tu edad! Y qu sabr tu amiguito!
Que tendr tu misma edad, supongo..." "Por eso,
justo, queramos saber". "82 veces... Y por qu
las contaron?" "Y yo qu s! Porque nos diver-
ta. Y adems como la hermana de Vernica nos
dijo que era mejor con la lengua, quisimos pro-
bar. Al principio no nos sala bien. Era la prime-
ra vez que yo le daba un beso a alguien. Y l
tambin. l es el hermano de Vernica. Ensaya-
mos y ensayamos... Paramos porque no poda-
mos ms tragar la saliva. Se nos chorreaba hasta
el cuello..." Mami puso una cara de asco! Y em-
pez a los gritos: "Para qu se rompe una ense-
ndole la moral a sus hijos! Esta poca de aho-
ra es totalmente inmoral! La Iglesia Catlica es-
tar vieja y pasada de moda, pero lo que nos en-
se sigue siendo lo mejor! Todos somos hijos
de la moral cristiana! "Con Vernica nos mata-
mos de la risa. Hago coleccin de empleos: pri-
mero: hija del plan de fomento a la natalidad;
segundo: hija de la moral cristiana. Pausa. Des-
pus mam se puso a llorar. Me deca: "es dema-
siado pronto, mi querida, mi nena, es demasiado
pronto..." La adolescente se interrumpe: la anciana
dama de las arrugas pasa, conversando con la mujer.
La adolescente al principio slo logra escuchar frag-
mentos de la conversacin, pero termina escuchndo-
la toda.
La anciana dama de las arrugas
... demasiado pronto, demasiado tarde, quien sa-
be... Qu extrao, a los cincuenta aos... Nunca
cre que yo... nunca... y sin embargo... descu-
br... la dulzura... me gust. Elena quiso que vi-
viramos juntas. Yo haba vivido con Enrique...
Un da se fu. Los hombres son inexplicables.
Durante mucho tiempo estuve muerta, hasta
que... Las manos de Elena! Qu dulzura desco-
nocida! Resucitaron mi piel, mi cuerpo, el cora-
zn. . . Me gust. Si empre di j e: una muj er si n
hombre no es una mujer y sin embargo... Elena
no haba amado jams a un hombre! Y yo... du-
rante algunos aos olvid completamente a En-
ri que. . . Qu extrao! A l os ci ncuenta aos!
Quin lo hubiera pensado...
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La mujer
Interrumpi ndol a. Pensar es peligroso. Tengo
treinta y seis aos, la vida pasa. Los chicos ya
son grandes. Ya ni me acuerdo cmo los hice.
No los vi nacer. Dorma. Para qu sufrir? haba
dicho el doctor. Y me durmi. No los vi nacer.
Los veo vivir. Los quiero. Me acuerdo de cun-
do y dnde hice al ltimo de mis hijos. Fue una
tarde, bajo los pinos. El me dijo ven, vmonos
a algn lado. Hacer el amor en casa es imposi-
ble. Caminamos hasta el pinar cerca de la pla-
ya. En casa qued su madre. Viva con noso-
tros. Dorma en el cuarto al lado del nuestro. El
le llevaba todas las noches una taza de tilo a la
cama. A ella s le hablaba. Hablaban de nego-
cios. "Mi madre es una gran mujer de negocios.
Los negocios son algo importante. De negocios
hay que saber. Yo y mi madre nos ocupamos
juntos de los negocios. Vos, ocupate de tus hi-
jos". Hicimos otro hijo. El ltimo. Lejos de casa.
Para poder gritar y gemir. Que su madre no nos
oyera. Que no oyera que su hij o coga. En el
auto, en medi o de un pi nar. Pl eno i nvi erno.
Afuera, un sol esplndido. Para s misma. Pien-
so. En el goce perdido. Ya no tengo ms recuer-
dos. Ninguno. Acordarse es peligroso. Pensar.
Irse. Quedan los chicos. Pero ya no son tan chi-
cos. Estoy pensando en algo en que no debera
pensar. Pensar lo que estoy pensando es algo
que no se hace. Pero yo lo hago. Pienso eso. Se-
ra bueno que se muriera. Sera lo ms simple.
Con l muerto, yo no me ira. Irme adnde?
Que se muera. Sera mucho ms simple que un
divorcio. Divorciarse es complicado. La muerte
es definitiva. Se muri. Punto. Larga pausa. La
mujer reflexiona, feliz.
La adolescente
En su cuarto. La pareja. Qu invento! El proble-
ma es que todava no se encontr nada mejor.
Las comunidades eran un disparate: demasiada
gente. Al final uno se olvidaba de quin era su
compaero. Muy lindo el amor libre pero des-
pus una tena que aguantar una comunidad de
pedos y de ronqui dos y de a di ez en el bao
aquello era un barrial, no alcanzaban los trapos
de piso y encima se tapaba el water, dice mi ma-
m. Ahora por suerte parece que est permitido
"concubinar". Es casi lo mismo que un matrimo-
nio pero si uno quiere separarse sale mas barato
que un divorcio y es menos complicado, dice mi
mam. Razn de ms para no casarse, cuando
una sabe que despus tiene que divorciarse. S-
lo pensarlo, me cansa!
La mujer
Para s misma. Este pensamiento es mo. Me per-
tenece. Se me ocurri a m sola. Nadie me educ
para pensarlo. Nadie me ense. Me gusta este
pensamiento. Es dulce. Es peligroso pero me
gusta. Si quiero seguir acariciando este pensa-
miento puedo. Y querer, quiero. Despus, den-
tro de un rato, cuando haya terminado de pen-
sar en su muerte, en cada detalle de su posible
muerte, voy a ir a acostar a los chicos y a leerles
un cuento para que se duerman. Larga pausa. La
anciana dama de las arrugas y la mujer salen. La
adolescente queda sola.
La adolescente
En su cuarto. Casarse es cosa de viejos. Alos vie-
jos les conviene. As no estn solos y como con
la edad pierden el olfato no les molesta el olor a
pedo. Adems para hacer pis pueden usar una
pelela. Los abuelos de Vernica tienen cada uno
la suya. Es lo ms prctico. Cada cual con su vi-
da no?
SEPTIMA NOCHE
Se oye l a mi sma msi ca de l a f i esta de l os vei nte
aos. Risas Conversaciones. Tintineo de copas. Pasan
bailando El, Ella y el Amigo bailando, una copa de
champaa en la mano.
El
Por los cuarenta aos de casados!
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El amigo
Por los cuarenta aos! Qu maravilla! Cul es
la receta?
El
Mami os? Se oye la rumba de los aos 50, la mis-
ma de la primera fiesta.
Ella
Papi! Es la rumba que bailamos el da que nos
conocimos! Bailan felices, rindose, pero de repente
Ella grita; Ay, me pisaste, qu bruto!
El
Mami, fu sin querer!
Ella
Hace cuarenta aos que me decs lo mismo, no
puedo ms! Estoy harta, harta, harta!
El
Mami, hace cuarenta aos que me contests lo
mismo te adoro! Salen bailando. Silencio. La ado-
lescente pasa. Abre una puerta, mira. Una mujer est
planchando. Un hombre la observa.
El hombre
Plegar! Primero: dividir la camisa en cuatro
partes verticales y en cuatro partes horizontales.
Segundo: plegar el cuarto vertical derecho hacia
el centro de la camisa, luego el cuarto izquierdo.
Continuar plegando las mangas: depositar la
manga derecha sobre el cuarto derecho ya plega-
do y la manga izquierda sobre el cuarto izquier-
do. Luego plegar nuevamente las mangas hacia
el borde de la camisa. Tercero: acomodar los pu-
os bi en pl anos sobre l as mangas dobl adas.
Cuarto: replegar el faldn de la camisa hasta el
cuarto inferior horizontal de la espalda y depo-
sitarlo justo a la altura de la mitad de las man-
gas plegadas, sobre los puos. Quinto: replegar
los dos cuartos superiores horizontales de la ca-
misa, de manera tal que el cuello quede coloca-
do sobre el borde inferior de la camisa plegada.
Observada desde arriba, la camisa debe formar
un rectngulo perfecto. Perfectamente plegado!
Sin la mnima arruga! Alisar apenas con la plan-
cha. Volver a empezar con la camisa siguiente.
La mujer, que ha escuchado religiosmente, trata de
repetir la leccin, pero no se acuerda bien...
La mujer
Plegar. Primero dividir la camisa en tres... no...
en cuatro partes horizo... no verti... no horizo...
De repente furiosa. Plegar!? Replegar!? Ali-
sar!? Planchar!? Recomenzar!? Arrugar!!
El hombre
Estalla. Un cajn para cada camisa y cada cami-
sa en su cajn! Lo he repetido hasta el hartazgo!
Este mueble esta hecho a propsito! Para que
estn perfectamente ordenadas! Perfectamente
planchadas! Impecables. Inmaculadas. No hay
nada ms elegante que una camisa blanca bien
planchada. Dos camisas por cajn? Ni pensarlo.
Es una falta de gusto, una falta de "savoir vivre".
"Savoir vivre" ni siquiera sabs lo que es! La
elegancia, tampoco sabs lo que es. En los nego-
cios la elegancia cuenta. Indispensable! Sin bue-
na presentacin, la plata no entra. La pinta!
Treinta y un cajones. Treinta y una camisas. Una
por da. Treinta y una por mes. Los meses de
treinta das se gana una camisa. Que se guarda
para el mes siguiente. En febrero se ganan tres
camisas salvo en los aos bisiestos. Hace aos
que lo repito! Y no me vayas a decir que soy
manitico! Me importan los detalles, eso s! Fi-
jate este cuello: arrugado! Es insoportable! Si la
tal Irma no sabe planchar, la echs! Pero no.
Claro, si no sabs echar a nadie! Y encima te la
pass quejando: que la casa es demasiado gran-
de, que con tantos chicos no alcanzs a arreglr-
telas y que la cocina y que el planchado y que
esto y que aquello y que guau, guau, guau! A
los ladridos, todo el da a los ladridos !
Ya lo conozco el verso. Hace aos que lo oigo. El
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que paga soy yo. Para que las cosas se hagan. Y
bien. Para que todo sea perfecto. Y ya te he di-
cho que no soy un manitico. Cuido los detalles,
eso s. Pero toms a cualquiera! Una negra
analfabeta salida de and a saber qu cantegril!
Mir pero mir esto! Puos mal doblados, tira-
buzones en vez de mangas, todo torcido! Todo
arrugado! Horrible! Explicame cmo hago para
ponerme este trapo quers? Irma! Irma! Lla-
mala. Le voy a explicar yo mismo como se plan-
cha una camisa, dnde se guarda: un cajn para
cada camisa cada camisa en su cajn! Este mue-
ble esta echo a propsito, por Dios, a propsito!
Irmaaa! Dnde se habr metido? Llamala in-
mediatamente! Serv para algo. Intil! Incapaz!
Lo nico que sabs hacer es quejarte. Que la pla-
ta no te alcanza, que no salimos nunca, que a los
chicos les hace falta esto y aquello y lo otro y
guau, guau, guau! Alos ladridos! Pero si sos
incapaz de ensearle a planchar a una negra
analfabeta y tarada. Tarada! Analfabeta! Y no
sabs vivir! Ni cuidar los detalles! La elegan-
cia! Larga pausa.
La mujer
Con una gran cal ma. Con o sin tus camisas de
mierda bien que te la cogs a la negra tarada y
analfabeta, no? Te -la- co-gs. Salen.
Vuelve la msica de la fiesta. El escenario vaco. Lue-
go entra la adolescente. Queda sola en escena. La
fiesta pasa afuera, no es visible.
El
Por los cincuenta aos de casados, mami!
El amigo
Cincuenta aos, qu maravilla! Yo, si algn da
festejo cinco...
El
Mami, os? Se vuelve a oir a rumba de los aos
50.
Ella
Papi, es la rumba que bailamos el dia en que
nos conocimos!
El
Ven, te saco a bailar! Se oyen risas y de repente
Ella grita. Ay, la espalda! Me aprets demasiado
fuerte, qu bruto!
El
Pero lo hago sin querer mami!
Ella
Hace cincuenta aos que me decs lo mismo no
aguanto ms! Estoy harta, harta, harta!
El
Mami, hace cincuenta aos que me decs lo mis-
mo. Te amo. La msica se corta en seco. Largo silen-
cio.
Otro espacio. Otra luz. Aparece un hombre. Est por
abrir la puerta de una heladera. La mujer irrumpe en
la pieza.
La mujer
Qu estas haciendo? El hombre interrumpe su ac-
cin y se queda quieto escuchndola. No, pero ex-
plicame cmo quers vivir! Qu cosas te impor-
tan. Aparte chuparle las medias a tu jefe. Ya s
qu ests construyendo tu futuro, pero y yo?
Cundo tens un poco de tiempo para m ? Ja-
ms. Hace siglos que no tomamos vacaciones
j untos, que no salimos, que no vamos al cine.
Milenios hace! Y adems no sabs lo que que-
rs. Yo por lo menos s perfectamente lo que
quiero. Trabajo como una negra, pero s lo que
quiero, para qu vivo, adnde voy. Lo dems me
importa un bledo entends? Un bledo! El im-
bcil de tu jefe, tu trabajo imbcil un bledo! Yo
estoy por encima de todo eso, por encima de esa
vida chiquita, de los horarios fijos. Mi vida me
la organizo como quiero. Los horarios los decido
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yo, como se me da la gana. Es mucho ms difcil
vivir as, claro, pero es infinitamente ms intere-
sante. No tenemos absolutamente nada que ver.
No me entends. Nunca me entendiste. Y por
qu me tendras que entender? Alas mujeres no
las conocs. Qu sabs de las angustias y de los
miedos de las mujeres? Nada. Te la pass todo el
dia sentado en tu oficina contestando por telfo-
no: claro claro no se preocupe no se preocupe!
Tiempo para preocuparte por m no tens. Tiem-
po para enterarte de que sufro tampoco. No ests
nunca en casa. Para qu servs? Para que en esta
casa se coma. Si, ya s, es eso lo que me vas a
contestar. Pero yo soy alguien que piensa, que re-
flexiona. Soy alguien que inventa mundos nue-
vos. A mi imaginacin le abro las puertas, las
ventanas la dejo vivir! Vos, a tu imaginacin la
mets en la cacerola del puchero. Te embrutecs.
No les ni el diario. De qu se puede hablar con
vos? Y el amor? Es imposible hacer el amor jun-
tos. Cmo quers que haga el amor si no habla-
mos? Siglos que no hacemos el amor! Nunca de-
cs ni una palabra. No s hacer el amor sin ha-
blar. No s qu penss. Me paso la vida pregun-
tndote qu quers, qu hacs, qu pensas. Estoy
harta. Dec algo. Lo que quieras. Cualquier cosa.
Pero habl. Us el cerebro. Alguna idea tendrs.
Habl. Dec algo, dec algo, dec algo!
El hombre
Suavemente. Tengo hambre... La mujer da un por-
tazo y los dos desaparecen.
Vuelve la msica de la fiesta. Esta vez ni siquiera la
adolescente aparece. El escenario vaco y las voces y
la msica lejanas.
El
Por los cien aos de casados!
El amigo
Cien aos! Qu maravilla! Cmo han hecho ?
Yo soy incapaz. Qu envidia... Se vuelve a oir la
rumba de los aos 50.
El
Mami, os?
Ella
Papi, la rumba que bailamos el primer da que
nos conocimos!
EL
Mami, ven, bailemos! Risas, pasos de baile.
Ella
Ayyyyyy!
El
Pero mami lo hice sin querer!
Ella
Hace cien aos que decs lo mismo, no aguanto
ms estoy harta, harta, harta!
El
Mami, hace cien aos que me decs lo mismo.
Te quiero! La msica se corta en seco.
Luz. El hombre y la mujer.
La mujer
Sabs lo que tendramos que hacer? Casarnos
cada uno por su cuenta. Despus nos veramos
como amantes. Sera una manera de volvernos a
encontrar: el amor imposible. La vida cotidiana
nos destruye.
El hombre
Yo no puedo vivir solo. No puedo pasarme las
noches esperndote. O buscndote. Acabo de co-
nocer a alguien. Alguien que no ha inventado la
plvora. Ni es capaz de inventar nuevos mun-
dos todos los das, ni tampoco es muy linda pe-
ro qu importa. Pasaremos juntos todas las no-
ches y todos los das de la vida.
La mujer
Volvamos a ser amantes. Avernos a escondidas.
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Como ser un amor prohibido nos vamos a en-
loquecer el uno por el otro!
El hombre
Ella se ocupar de m. Dormir conmigo todas
las noches. Nuestras piernas enlazadas. Creo
que as ser hasta el da de mi muerte.
La mujer
Podremos volver a sentir la urgencia de vernos,
la necesidad imperiosa de abandonar la mesa, la
cama, el trabajo, los chicos, s, s, hasta los chi-
cos! para encontrarnos aunque ms no sea un
minuto en los brazos del otro. Habr que men-
tir, hacer trampa, traicionar! Nuestras noches se-
rn inolvidables porque sern escasas y cortas.
El hombre
Hasta que me muera podr vivir as: de maana
el desayuno los dos en la cocina soleada. Las co-
cinas felices siempre tienen sol. Despus del tra-
bajo, un vinito juntos frente a la chimenea o mi-
rando la televisin. Ella, los chicos y yo... Por
qu no? No ser una vida apasionante. Ser una
vida tranquila.
La mujer
Hasta nuestra muerte podramos vivir as: arre-
batados por la violencia del deseo, amndonos
en la cama annima de un hotel, acogedora jus-
t ament e porque no es l a nuest ra, porque es
siempre nueva, otra, diferente.
El hombre
Ella y yo envejeceremos juntos. No es nada exal-
tante, es algo que tranquiliza. Veremos defor-
marse nuestros cuerpos, marcarse las arrugas.
Ya no tendr mas erecciones, no podr entrar en
su sexo seco y canoso. Pero nos moriremos jun-
tos, de la mano.
La mujer
Un dia, de casualidad, me enterar de tu muer-
te. O vos de la ma. Y el deseo an vivo en nues-
tros cuerpos nos har llorar. As te quiero: en el
amor prohibido, culpable, imposible, efmero,
precario, perdido... Te quiero si perderte me da
miedo, te quiero si tu ausencia me angustia, te
quiero si te vas. Quiero que nos abracemos, que
nos dejemos, que volvamos a encontrarnos, que
se nos desgarre el corazn! Quiero vivir!
El hombre
Por vos se me rompi el corazn. En la tibieza
de la cama rozar su pierna, su vientre, respirar
su olor. Se podr derrumbar el mundo. Nunca
ms quiero estar solo. El hombre y la mujer se mi-
ran inmviles.
En otro espacio aparece la anciana dama de las arru-
gas.
La anciana dama de las arrugas
Que lloren mis ojos mi padre ausente desde ha-
ce tantos, tantos aos
Que llore mi vientre el hijo que jams dej nacer
Y vos mi amor por qu te fuiste para siempre de
este mundo
Por qu te quedaste para siempre clavado en mi
recuerdo
Por qu me dejaste envejecer sin tus manos
Que llore mi corazn la juventud perdida y el
recuerdo de tu amor
Amor mo de mi vida
Que llore y que se escondan mi llanto y tu re-
cuerdo
Para siempre en alguna arruga de mi alma.
La anciana dama queda visible mientras el hombre y
la mujer se separan. El hombre se va. La adolescente,
de lejos, observa la escena.
La mujer
Mirando al hombre que se aleja y para s misma. Re-
cuerdo muy bien aquel tiempo. La memoria es
selectiva. Recuerdo mi divorcio. El juez nos pre-
gunt si queramos reconciliarnos. No, claro
que no! En ese caso, no hay ms nada que decir.
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Recibir los papeles en cuanto se pronuncie el
divorcio. Adis seora, adis seor. El juez nos
mira, sonre, observa: qu curioso, parece como
si todava estuvieran de novios... En la calle ca-
minamos bajo los pltanos, las manos en los bol-
sillos, como si nada hubiera pasado. El mundo
sigue siendo inexplicable. El se fu en mnibus,
yo cruc a pie la ciudad. No nos dijimos adis.
La mujer sale y se cruza con la adolescente y el hom-
bre joven, pero no los ve. El hombre joven lleva una
valija.
El hombre joven
A la adolescente. Un hombre se enamor loca-
mente de una mujer. Para vivir con ella lejos de
la agitacin del mundo, construy una casa en
un lugar solitario. Quera que fuera un nido de
amor para la mujer de su vida... Cuando la casa
estuvo lista, el hombre le propuso a la mujer no
verse durante un ao. Quera borrar el pasado
de ambos. Quera entrar con ella en la casa nue-
va como si recin hubieran nacido. Vrgenes pa-
ra comenzar una nueva vida. La mujer acept,
pero cuando se volvieron a ver al ao siguiente,
le dijo que amaba a otro hombre y que se iba a
vivir con l. El hombre crey morir. Cay en
una especie de sopor, de ausencia. Trat de en-
trar en la casa nueva pero no logr cruzar el
umbral. Durante semanas se encerr en su anti-
gua casa sin hablar ni ver a nadie. Finalmente
un da abri la puerta, sali al aire libre y cami-
n hasta la panadera ms prxima. Le encarg
al panadero un pan especial: un pan en forma
de mujer. Pero de mujer enorme, de mujer gi-
gante, dos veces la talla normal. Despus, invit
a todos sus amigos a una fiesta en la casa nue-
va. Es para inaugurarla, les dijo. Los amigos lle-
garon a la casa contentos, pensando que el hom-
bre haba vuelto a la vida. Y se encontraron con
una fiesta sin msica y sin nada que comer. Slo
haba vino: litros de vino tinto, espeso como la
sangre. Cuando los invitados terminaron todo
el vino, cuando estuvieron totalmente borra-
chos, el hombre abri la puerta de su cuarto.
All estaba la mujer gigante, de pie en medio de
la habitacin, en lugar de la cama de matrimo-
nio... Los invitados la miraban, mudos, sobreco-
gidos, pero el hombre sonrea. Es mi mujer de
pan, dij o. Y les pidi que se la comieran pero
sin tocarla con las manos. Cmanla! orden.
Muerdan, mastiquen, devoren! Los invitados
hincaron los dientes en la mujer de pan, la mor-
dieron, la despedazaron sin tocarla nunca con
las manos. Solamente las bocas la tocaban: la-
bios, dientes, lenguas... Se rean, gritaban, bo-
rrachos, arrancando a dentelladas la carne de
harina, empujados por la voz del hombre que
les ordenaba que se la comieran hasta hacerla
desaparecer. El pan estaba tibio todava. Debajo
de la costra dorada que cruja, la miga era tan
tierna como la piel. Y a medida que la mujer de-
sapareca en el vientre de sus amigos el hombre
se senta ms y ms liviano, ms y ms alegre.
Termin por estallar en una carcajada intermi-
nable. Despus azuz a los perros para que lim-
piaran el piso con la lengua y se tragaran hasta
la sombre de la ltima miga.
El hombre joven sale. La adolescente queda sola.
Una pareja entra, la misma del Crepsculo.
La mujer
Te siento lejos... El hombre no contesta. Acercate.
No podemos darnos la mano?
El hombre
Por qu no...
La mujer
Dame la mano.
El hombre
No. Vos, dame la mano.
La mujer
No. Vos.
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El hombre
No. Vos. Silencio. De repente se abrazan, se besan
con violencia y se separan.
La mujer
Te dejo.
El hombre
No me quers ms?
La mujer
No, no es eso.
El hombre
Violento. Quers a otro?
La mujer
Tampoco.
El hombre
Y entonces?
La mujer
Te dejo. No hay nada que decir. Es as. Sin expli-
caciones. Se va. El hombre se queda solo un momen-
to, en silencio. Despus pega un grito de animal heri-
do. A continuacin sonre misteriosamente y se va,
las manos en los bolsillos. Se cruza con el hombre jo-
ven que llega con su valija, pero no se ven.
El hombre joven
A la adolescente. No dorms? Yo tampoco. Las
estrellas se mueren poco a poco... Est por nacer
el da. Te muestro las estrellas? Los dos miran el
cielo. Desde aqu se ve todo el cielo. Y todas las
estrellas... Esa es la Cruz del Sur... Y aquella, la
estrella Polar... Sealan el rumbo a los marinos,
a los nios perdidos en el bosque, a los enamo-
rados... Ests enamorada? La mira. Creo que
podra enamorarme ya mismo... Tengo ganas
de bailar, de rerme, de hacer el amor! Apren-
diste a besar? S? No? Es un secreto? Ella lo
mira sonriente, coqueta. Ya aprenders, se apren-
de siempre cuando llega el momento. Pausa. Es
hora de partir. . . El mundo es tan vasto. . . Me
guiarn las estrellas... Quin sabe qu nos es-
pera? Hombres y muj eres para amar ms de
cien aos, nios escondidos detrs de las puer-
tas... Seguro que algn da ser padre de mu-
chos nios! Pausa breve. Me das un beso? La
adolescente lo mira risuea y le manda un beso de
lejos. El hombre joven sonre y se va. La luz cambia
lentamente y por primera vez pasa de la noche al
amanecer.
ALBA
La adolescente se ha transformado en una mujercita.
Ha crecido. La anciana la mira ponerse los zapatos de
taco que le regal.
La anciana dama de las arrugas
Y ahora, que te lleven lejos los zapatos, mi que-
rida, caminando, caminando... El mundo es todo
tuyo... Y andando se hace el camino. La mujercita
empieza a caminar alejndose de la anciana mientras
desciende la luz.
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USANA LASTRETO es argentina, nacida en
Buenos Aires. Vive en Paris. Su infancia y
su adolescencia transcurren en el Uru-
guay. Estudia letras en la Facultad de Humanida-
des y francs en la Alianza Francesa y toma sus
primeros cursos de teatro en la escuela de El Gal-
pn. Antes de viajar a Europa en 1973, gana un
Premio de Poesa en Montevideo.
En Pars obtiene el Diploma de Teatro de la Escue-
la de Jacques Lecoq y una Licenciatura en Letras y
Teatro. Gana en 1989 el Premio del concurso de
cuentos en lengua francesa, organizado por "Ra-
dio France International" (R.F.I) y el "Scrtariat Perptuel de l'Acadmie Fran-
aise, abierto a los escritores cuya lengua materna no es el francs.
Actualmente se consagra principalmente a la escritura y a la puesta en escena,
sin dejar de lado su vida de actriz. Es tambin profesora en la escuela de teatro
de Jacques Lecoq.
HA PUBLICADO EN FRANCIA :
TEATRO (Ediciones La Fontaine Dialogues-Thtre)
"Couples" .
"Trans Amaranta" . Coleccin "Tapuscrits".
"Le cancan des corps guerriers".
"Nuds", "Strip Tease", "La dicte", "Et l'an qui passe":
Todas las obras han sido estrenadas en Francia y presentadas en varios festiva-
les internacionales (Montevideo, Sarajevo, Bayonne...)
INDITA:
"Aquel jardn infinito ". (1997) (traducida al francs, "Cet infini jardin" ser
llevada a escena en el 2.000)
CUENTOS
"Le caprice de Lola", "Des roses et des anges", publicadas en la revista literaria
NYX.
"Clment" (cuento premiado), publicado en antologa, Ediciones Hatier.
"Mardi, place aux fleurs". Libreto de una mini-opera del compositor francs
Alain Savouret.". En "Aspects de la musique contemporaine", libro y disco.
INDITOS
"Le monsieur du mardi" (novela en francs)
"Verano de nios y de muertes" (serie de cuentos en espaol)
Ha traducido al francs: de Jacobo Langsner "Un agujero en la pared" y de Ri-
cardo Prieto, "El mago sobre el perfecto camino".
S