Textos de La RestauraciónII
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Textos de La RestauraciónII
2. Contra los procedimientos de ciertas damas de la aristocracia, que insultaron el dolor de los reservistas,
de sus mujeres y de sus hijos, dndoles medallas y escapularios en vez de proporcionarles los medios de
subsistencia que les arrebatan con la marcha del jefe de la familia.
3. Contra el envo a la guerra de los ciudadanos tiles a la produccin y en general, indiferentes al triunfo de
la cruz sobre la media luna, cuando se podran formar regimientos de curas y de frailes que, adems de,
estar directamente interesados en el xito de la religin catlica no tienen familia, ni hogar, ni son de
utilidad alguna al pas.
4. Contra la actitud de los diputados republicanos que, ostentando el mandato del pueblo, no han
aprovechado la inmunidad parlamentaria para ponerse al frente de las masas en su protesta contra la guerra:
Y compromete a la clase obrera a concentrar todas sus fuerzas, por si se hubiera de declarar la huelga
general para obligar al gobierno a respetar los derechos que tienen los marroques a conservar intacta la
independencia de su patria.
Mocin de la asamblea obrera de Tarrasa (21 de Julio de 1909)
Texto n 4.La Semana Trgica segn el ensayista Jos Pijon
... Se lo explicar un poco. El lunes comenz una huelga general a consecuencia del descontento por lo de
Melilla y fue aceptada por todo el mundo. Todo el mundo cerr y dej de trabajar a gusto... Al no saber qu
hacer el martes para alborotar, al menos en nuestro barrio, comenz la diversin de quemar iglesias, y
aquella tarde toda Barcelona estaba en as azoteas mirando los fuegos. Una cosa verdaderamente nueva y
curiosa. Se vea el gran fuego de los escolapios que tapaba medio horizonte; era un da de fiesta; arriba, en
los terrados, la gente bailaba y se pas el tiempo sin disparar un tiro... Todos se fueron a casa y all se han
estado muy tranquilos.
El mircoles se empezaron barricadas, al no saber qu hacer y se abri tambin el fuego de los civiles. En el
Portal Nou hubo una verdadera batalla... Fueron llegando tropas y, conseguidos los barrios del centro, se
dirigieron a las afueras. En el Paralelo y el Poble Nou caonearon a las multitudes que reciban la metralla
sin un grito. Si el martes los lerrouxistas en el Ayuntamiento proclaman la repblica y se ponen al frente, las
tropas, seducidas por el pueblo, hubieran seguido y ahora todava tendramos el alboroto. Yo lo habra
preferido a esta revuelta sangrienta sin una palabra ni una idea.
Carta remitida por Pijon a D. Juan Maragall.
Bloque II. Espaa ante la primera guerra mundial
Texto n 5. La postura del Gobierno ante la Primera Guerra Mundial
El Gobierno de S.M., respondiendo a la corts invitacin de la minora de la conjuncin republicanosocialista, tiene una verdadera satisfaccin al manifestar ante el Congreso que persevera en la actitud de
neutralidad que, con ardoroso aplauso del pas, adopt desde el momento en que le fue conocida la
declaracin de guerra entre naciones con todas las cuales las relaciones eran de una sincera y leal amistad.
La Nacin Espaola, que no ha recibido de ellas el menor agravio y que es totalmente extraa a las causas
que hayan podido producir el actual pavoroso conflicto, desea verse alejada de los horrores de la guerra y a
esto tiene un derecho incuestionable, siendo por todo extremo satisfactorio observar que la neutralidad en
que se ha colocado es respetada y ha sido reconocida como muy legtima y prudente por las mismas
naciones beligerantes, las cuales han honrado a nuestros embajadores y ministros en el extranjero
confindoles la representacin que tenan que abandonar de los derechos e intereses de sus sbditos.
Discurso de Eduardo Dato al Congreso de los Diputados (5 de noviembre de 1914)
gobierno de partido, que fatalmente seguira los habituales procedimientos de adulteracin del sufragio, sino
por un Gobierno que encarne y represente la voluntad soberana del pas.
d) Que es indispensable que el acto realizado por el Ejrcito el da 1 de junio vaya seguido de una profunda
renovacin de la vida pblica espaola, emprendida y realizada por los elementos polticos; (...)
El acto de Barcelona descrito por los parlamentarios. Narracin expuesta en hoja clandestina por los
asamblestas. (19 de julio de 1917)
Texto n 9.La huelga de 1917
Se provoca un conflicto ferroviario por el despido de algunos trabajadores, y el Gobierno ofrece su
mediacin y el director de la Compaa se aviene a parlamentar con el personal, pero a condicin de que no
se trate de la cuestin que ha sido precisamente objeto del conflicto. Estos recursos vergonzosos, disfrazados
en el lenguaje de la decadencia nacional con el nombre de habilidades, los rechaza de una vez para siempre
el proletario espaol, en nombre de la moralidad y del decoro nacionales.
Los ferroviarios espaoles no estn solos en la lucha. Los acompaa todo el proletariado, organizado en
huelga desde el da 13. Y esta magna movilizacin del proletariado no cesar hasta no haber obtenido las
garantas suficientes de iniciacin del cambio del Rgimen, necesario para la salvacin de la dignidad y del
decoro nacionales.
Pedimos la constitucin de un gobierno provisional que asuma los poderes ejecutivos y moderador y
prepare, previas las modificaciones imprescindibles en una legislacin viciada, la celebracin de elecciones
sinceras de unas Cortes constituyentes que aborden, en plena libertad, los problemas fundamentales de la
constitucin del pas. Mientras no se haya conseguido este objetivo, la organizacin obrera espaola se halla
absolutamente decidida a mantenerse en su actitud de huelga.
Ciudadanos, no somos instrumentos de desorden, como en su impudicia nos llaman con frecuencia los
gobernantes que padecemos. Aceptamos una misin de sacrificio por el bien de todos, por la salvacin del
pueblo espaol, y solicitamos vuestro concurso. Viva Espaa!
Francisco Largo Caballero, Daniel Anguiano, Julin Besteiro y Andrs Saborit. 12 de agosto de 1917.
Texto n 10.Sobre la Crisis de 1917
[ ... ] Espaa, resquebrajada, se rompi; las convulsiones econmicas consolidaron una crisis social latente;
burguesa y proletariado quedaron como mundos antagnicos. Las clases conservadoras radicalizaron su
postura haca una reaccin violenta; con una conciencia poltica ya formada, los revolucionarios se lanzaron
abiertamente a la conquista del poder. La crisis social desemboc en una crisis poltica y el pas vivi su
primera gran sacudida revolucionaria. El ao 1917 pudo ser el fin de la Monarqua; sta se salv, aunque
slo aparentemente [ ... ]
Toda la agitacin que ha sacudido la vida espaola en 1917 en los que la Corona pasa por momentos de tal
inestabilidad que hacen peligrar su permanencia. Este pudo ser el final histrico de la Monarqua; soluciones
de urgencia la salvaron formalmente, pero como organismo vivo haba dejado de existir. A lo largo de la
crisis no slo se produce el final de la Monarqua constitucional, la consuncin definitiva del sistema
canovista de la Restauracin, sino se verifica, tambin, el fin de la Monarqua como rgano moderador; las
fuerzas en juego -en especial, el Ejrcito- pasan a ser las autnticas conductoras de la vida del pas. A partir
de entonces, la Monarqua es un fantasma, mantenido y utilizado interesadamente por ciertos grupos; cuando
estos la abandonen (y as ocurre en abril de 1931) se volatizar de repente.
Lacomba Avelln, Juan Antonio (1970): La crisis espaola de 1917, Madrid, Ciencia Nueva, p. 15, 16 y 28