Concilio Nicea
Concilio Nicea
Concilio Nicea
Ec final y desenlace lgico de toda la etapa ideolgica que parte de las primeras
posiciones doctrinales de los fileofos grecorromanos, neopitagricos y neoplatnicos, pasando por loa gnsticos, de los que toma la teora de los eones o demiurgoe,
ee el arrianiemo, que afirma la inferioridad del Hijo respecto del Padre, negando su
divinidad, error condenado como hereja en el Concilio de Nicea.
Fue el gnosticismo el error ms peligroso de los primeros siglos, por presentarse
bajo Ia apariencia de crietiano y ocultar en un rupaje de ciencia y especulacin, tejido
por hombres de extraordinario talento y con ideas fascinadoras, un siatema al mismo
tiempo seductor y de consecuencias demoledoras en el orden sobrenatural. No era
otra cosa, en el fondo, qne un sincretismo ms a los que dio origen la cultura helnica
y el contacto con 1oa pueblos orientalea, que infiltraron en el mundo grecorromano las
ideas dualsticas o de loa dos principios supremos, origen de todas las co8s.
Fue a fines del siglo n cuando Teodoto de Bizancio lanz el error de negar a Cristo
su divinidad, considerndole como puro hombre. No hubiera producido los efectos
deeaetrosos posteriores si no hubiera sido por el apoyo y el empuje que en el siglo m
le prest el obispo de Antioqua Pablo de Samosata, segn el cual Cristo era slo
hombre, en el que habitaba de modo especial el Logos o virtud de Dios. Este error
se llam adopcionismo o dinamismo.
A ate se junt otro me funesto, el monarquismo o sabelianismo, que destrua eI
dogma fundamental del crstansmo, que es la Trinidad. Consista en negar la dis
tincin real de las personas de la Trinidad. No hay ms que un solo Dios, que bajo
un aspecto se )lama Padre, bajo otro Hijo, etc. Las Personas no son sino tres formas
diversas de la nica rcalidad. Esas tres personas l las llama prsopon, rostros o as
pectoe de una y sola persona.
Eete error es la base de todos los errorea cristolgicos, porque si no hay ms que
una persona, ee intil hablar de la divinidad del Hijo, porque no existe.
Arrianismo.-Entre la proliferacin de herejas de loe primeros sigloe, ninguna
lleg a extenderse ta21 rpidamente como sta. Humanizaba la doctrina demasiado
abatracta, para los orientales, simplificando los graves problemas cristolgicos, como
eran los resultantea de la unin hiposttica. Aunque con l se destrua la redencin.
Hay una nota simptica en todas las desviaciones doctrinalee de los primeros eiglos.
Todas ellae proceden por reaccin violenta contra otros. Este naci para oponerse
al sabelianismo, y, en ltimo resultado, desembocar en l.
La escuela de Antioqua, aferrndose demaeiado a la letra de la Escritura, slo vea
en sta la unidad de la esencia divina y una superioridad grande de Cristo, pero sin
exceder la de una pura r,riatura.
De eeta eacuela proceda Arrio, que con eu ascetiemo, su gran habiiidad dialctica
y una tenacidad ^igna de mejor causa, haba expuesto, en frmulas asequibles, esta
doctrina errnea.
Para el heresiarca hay que partir en todo prolllema teolgico de la unidad absoluta
de Dios. To<lo^lo deme son criaturas. El mismo Verbo no es sino una de ellas, aunque
la mejor de todae, qnP, Dios cre para servirse de l, como de iustrumento, en la
produccin de las dems COefle.
Al mismo tiempo que rebajaba la naturaleza divina de (;risto, como creatura le
EL CONCILIO DE NICEA
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ensalzaha por encima de todo ]n creado, hasta hacerlo impecable, por lo que merece
se le d el ttulo de Dios; y as podemos llamarle llios por catacresis o extensin de
la pa}abra.
La hahilidad dialctica de Arrio le llev a buscar en la Sagrada Escritura textos
en los que se lee una aparente subordinacin del Hijo. Aquel texto de S. Juan (14, 28) :
"Pater maior me est", el Padre es mayor que yo. Y aque}los otros en ]os que aparece
rogando a su Padre, o recibe mandato de El, o cuando dice que el Hijo no puede hacer
nada por s solo y que es el Padre el que da al Hijo el poder de juzgar. Textos todos
ellos que tienen cnmplida respuesta en la teologa catlica, sin necesidad ni de violentarlos ni, menos, de recurrir a] arrianismo. As, lo de la inferioridad ee refiere a la
naturaleza hnmana que tiene el Hijo. Y lo de recibir del Padre es porque, proce
diendo de F.I por generacin, el nico modo de adquirir algo es por el origen.
Pnr su gran sencillez, ya que lo difcil de explicar en Cristo es el misterio de la
unin de dos naturalezas en una persona, y tan difcil que es imposible-por esto es
misterio-que la razn humana no puede comprender; por esta facilidad, el arranismo
se propag tan rfipidamente, que ante un avance tan formidable el obispo de Alejandra. Alejandro, viendo que eran infructuosas todas ]as tentativas para convencer a su
clrigo Arrio, reuni un Concilio en su ciudad, al que asistieron ms de cien obispos,
y en l la doctrina arriana fue condenada y su autor excomulgado.
Esto oblig a Arrio a salir de Alejandra, pero le proporcion ]a ocasin de propagarla. Uno de los primeros a quienes conquist para su causa fue a Eusebio de
Nicomedia, obispo de esta ciudad, que tan relevuntes servicios haba de preatar al
arrianismo por su gran influencia con el emperador. Tambin convenci al otro Eusebio, obispo de Cesarea, quien, sin deelararse arriano, fu uno de sus me ^ ores protec
tores. Arrio trabaj intensamente propagando sus errrores por todos los medios, y
sobre todo con su pluma, n su famosa obra Thulia, en la que los defiende con toda
clase de argumentos.
Hacia el ao 323, precisamente cuando Constantino, vencedor de Licinio y triun
fador universal, haba quedado^como jefe tnico de todo su vasto imperio, el arrianismo.
haba conse^uido sus ms fuertes posiciones. EI emperador no pudo menos de exteriorizar su disgusto y desprecio por estas cuestiones, que, entonces mismo, le trataban
de mcrmar la unin y paz conseguidas con las armas. Y por medio de Alejandro
y de Osio, a quien haba asoeiado como su consejero, trat de zanjar de una vez
aqnello que slo le pareca, o le decan que eran, cuestiones de escuela, de libre
discusin. Pero Osio se penetr pronto de la profunddad de} mal y aconsej al emperador la reunin de un Concilio.
Este se reuni en Nicea y el emperador dio todas las faeilidades para l. Puso a
disposiein de los obispos lus postas imperiales. Tom a su cargo todos los gastos de
viaje y estancia-]e urga el inters poltico-, y con estas facilidades se reuni en
dicha ciudad una asambleu mmca hasta entonces igualada, no slo por el nmero,
unos trescientos, sino por la ealidad.
A1 Concilio convocado por e,l emperador asisti Osio, representante, al parecer, de
Constantino, y los legados de} Papu, los presbteros Vito y`'cente. Tnvo su primera
sesin en mayo del 32i, con extraordinaria pompa, en la gran sala del palacio imperial,
Constantino, en persona, en el apogeo entonce^ de su gloria y poder, con su rico manto
de prpura, dirigi a los rennidos su palabra, incnlcndoles 1a concordia y la unin
doctrinal, que coneideraba como smbolo de lu unidad poltica del imperio, y que se
dejaran de cnestiones disputadas. No deja de sarprender qrre un infiel--no se bautiz
hasta el fin de sus das-dirija la palabra sobre cuestiones dogmticus a los obispos.
de la Iglesia.
Las discusiones faeron muy aealOradaF, pues los arrianos contaban con un nmera
muy nutrido de obispos ms o menos adictos a su hereja.
Por fin se eneontr la frmula que pare,ca tener el privilegio de aquietar los nimos.
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