Jan Patočka Introduccion A La Fenomenologia PDF
Jan Patočka Introduccion A La Fenomenologia PDF
Jan Patočka Introduccion A La Fenomenologia PDF
PATOCKA
INTRODUCCIN A LA
FENOMENOLOGA
INTRODUCCIN A LA FENOMENOLOGA
JAN PATOKA
INTRODUCCIN
A LA FENOMENOLOGA
II
III
IV
V
VI
VII
VIII
IX
X
XI
XII
XIII
XIV
XV
XVI
XVII
XVIII
XIX
XX
XXI
XXII
XXIII
Nou
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b*g), que es d lamino empicado por Hussal para hablar de b impleddn de las -men
ciones vacias* (en \Ko, prixJn/minfn, dondeprdzjn/ equivale al alemin Utrt).
Seguimos b sugerencu de Migud Garcla-Baro para b traduccin. (N. dd RJ
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do los cmpiristas Bcrkclcy, Hume y la teora tradicional de la absAbstraer significa discernir y extraer reflexivamente algo que en
la realidad no se puede llegar a individualizar. Cerno es posible compartimentar lo real y extraer aquello que individualmente no se da?
Dnde se halla la experiencia base para esta experiencia conceptual de
lo general? Frente a estas preguntas, los empiristas rechazaron el con
cepto tradicional de lo abstracto en tanto objeto especial y propusie
ron una teora nominalista: lo general no existe, la abstraccin es slo
un uso general de un objeto, que en s mismo es real como indivi
dualidad. Con respecto a ello, daban una importancia esencial al len
guaje, que suministra un sistema de signos individuales, los cuales pode
mos utilizar de forma general. Un signo, una palabra pronunciada, es
individual y singular; no obstante, en determinadas circunstancias,
hacemos uso de las palabras de forma general, es decir, se caracterizan
de forma general. Se trata tan slo de una aplicacin abstracta del len
guaje, de una caracterizacin general de cosas concretas.
Naturalmente, la dificultad se presenta aqu en otro sitio, en esa
aplicacin abstracta unificadora. Con vistas a superar esa dificultad del
grado mas alto de la abstraccin, Husscrl formul la teora de las varia
ciones cideucas. Cada abstraccin verdadera la entendi como una
invariante que se alcanza a travs del siguiente proceso: se somete cier
to caso de un determinado cides (una sola nota La mayor) a una serie
todos los casos que de esta manera entran en el juego de variaciones.
Habiendo permutado en Us variaciones distintos grados de color, inten
sidad, etc., obtenemos al final de dichas alteraciones algo que, tenien
do definitivamente color e intensidad, es comn a todas ellas y que nos
lleva directamente a la contemplacin del cidos de la nota La mayor. O
de otra manera entiendo la nota La mayor en s como cierta posibi
lidad conmutativa de las variaciones del fenmeno altura y que nos
conduce a la idea de .nota, en absoluto: a la nota le corresponde una
cierta altura, color, etc. De tal manera quiere Husscrl asegurar la expe
riencia base de lo universal como lo dado en la experiencia. Al mismo
tiempo, podemos ver que la experiencia en el mbito del cidos no es
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II
Formular significa formular trivialidades, pero tales que podamos rceoI nocedas. En cosas aparentemente triviales que contemplamos como si
fueran lo ms normal se ocultan cosas importantes. Las contemplamos
como algo extremadamente evidente, transparente, banal, con lo cual
su verdadero sentido se nos ensombrece. Lareflexinacerca de estas
trivialidades puede conducir aregionesque ya no son tan triviales.
Si el uso del habla y la comunicacin tiene sentido, entonces en las
debe estar contenido lo mismo. N o slo lo que es anlogo, lo que com
parte muchas semejanzas, sino lo mismo. Lo mismo e n los multi
formes actos del pensamiento. Es ms: debemos ser capaces de pensar.
de mentar lo mismo, est o no est dado, presente, intuido. Es decir,
que frente a las diferentes formas del darse,' se mienta lo mismo. Lo
mismo en las diferentes formas del darse.
Consecuentemente, a esta obviedad, de la que depende la teora
del lenguaje, le pertenece la siguiente trada:
1.
2.
3.
Por ejemplo: Hoy hace buen da.. Todo el mundo puede enten
der esta frase. Pero eso no quiere decir que la frase concenga en si mispor la ventana. Este segundo acto serelacionade cierto modo con el
precedente: coincide o no coincide con el. La frase que ha sido pro
nunciada es un acto que pertenece al mentar. Un mentar puede coinEsto es una estructura que no est tcmatizada en nuestra experien
cia diaria del lenguaje, que ignoramos. Mediante el lenguaje, median
te esa estructura, pasamos directamente al objeto, que es lo nico que
nos interesa. Se trata de una estructura compleja: una mencin vaca
y una mencin que se llena, en la cual nuestra actividad subjetiva tie
ne un papel importante conrelacina la mencin y al objeto, al
mundo objetivo, a la implccin de la mencin. Por ejemplo, el fen
meno del habla se basa en lo siguiente: constantemente estamos inser
tos en un sistema dereferenciaslingisticas, sin embargo no vivimos
en el puro lenguaje, sino en aquello a lo que el lenguaje se refiere. El
mbito del sentido lingstico incorpora hacia s aquello que puede
confirmar o desmentir las proposiciones lingsticas. Todo ello se halla
recprocamente relacionado.
Esto significa que, cuando Husscrl habla del darse originario se
refiere al darse originariamente que llena una cierta intencin o men
cin: ya desde el principio se est moviendo en el mbito del legos, y
de ninguna manera en el mbito de los datos sensoriales, como Hume.
Husscrl va ms all de este mbito; se da cuenta de que nuestra expe
riencia tiene eminentemente el carcter de una actividad por medio
de una cierta forma del mentar. Esto no significa que cada acto de
nuestra experiencia sea un acto lgico o de sentido lingstico con
su correspondiente implccin o decepcin que actan inmediatamen
te en su examen. Porque nuestra experiencia vital no est atomizada,
sino que, por el contrario, siempre hace referencia a ms y ms expe
riencias ulterioresrecprocamentecontrastndose. No existe la expeTomemos, por ejemplo, una percepcin. No estamos hablando
ahora del lenguaje, sino de un mbito ms elemental con el cual el len
guaje se conecta de alguna manera, presuponindolo, es decir, presu-
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Husserl tiene una respuesta para esto. Sobre todo se esfuerza por
mostrar que la fenomcnologfa debe, por razones esenciales porque
la cosa lo pide as, ensayar una exposicin no solo de aquello que
se experimenta inmediatamente en la reflexin, sino que debe hablar
tambin sobre aquello que no est presente inmediatamente en la refle
xin, porque con aquello que est presente se vinculan esencialmente
muchas cosas que no lo estn.
En la reflexin sobre la vivencia, no se puede aislar un instante
inmediatamente presente de todo aquello que el pasado le ha transmi
tido. La retencin y la protcncin pertenecen inexorablemente al pre
sente vivo. En cuando hablo del presente vivo ya estoy tratando eo po
Acaso no es competencia del fcnomenlogo la constatacin de
ciertas vivencias concretas, la concentracin en una situacin real y
en el darse de las vivencias que desea analizar para dejar claro este dar
se. Las vivencias de una persona real cualquiera no deben interesar
le en tanto no hace la fenomenologa de esa persona determinada.
A pesar de que abstrae a partir de esa experiencia, a pesar de que no
le interesa, puede analizar el acto de la duda o del recuerdo en tanto
tales y encontrar en la reflexin la estructura esencial que la funda
menta, no slo lo que est en ella presente, sino la esencial cone
xin con el resto de la vida espiritual, en la cual est inscrito siempre
el acto concreto.
Una semejante limitacin a la pura fcticidad, a la absoluta reali
dad concreta de la vivencia, que no sabe nada de s misma, que no es
un conocer, sino una concentracin de un cieno instante de la vida en
s mismo, una tal concepcin, que hara de la vida algo ciego a s mis
mo, pertenece por definicin al escepticismo ms genuino, porque pre
supone aquello que niega. Hablar sobre la propia conciencia, sobre la
les, utilizar cienos trminos. El escepticismo hace uso tambin de cier
tas estructuras, las cuales toma de la reflexin, de la consideracin de
las ltimas fuentes del conocimiento.
El mono esencial de Husserl suena as: A las cosas mismas! Vuel
ta a la experiencia! Este mono Husserl lo precisa en el principio de todos
los principios. El principio se encuentra radicado en el mbito dd logos,
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de las condiciones de posibilidad de ese darse; por otra pane del mto
do especficamente husserliano de reflexin, su consiguiente referencialidad al darse originario, a la evidencia.
Esta segunda teora propone lo siguiente: los fenmenos de los que
trata lafilosofason finalmente fenmenos histricos, porque cuando
algo obvio c inapelable deja de ser obvio, entonces se trata de un hecho
histrico. Por ejemplo, los presupuestos obvios y transparentes del dis
curso. Mediante las reflexiones susodichas pierden su carcter de obvie
dad y aparecen como algo que no hemos visto hasta entonces. Las
a pensar pierden aquella calidad que las hace evidentes (se descubren
las posibilidades que no hemos visto hasta entonces). Se hace necesa
rio el control de las posiciones metafsicas, y esto incluso en ciencias
que operan con conceptos que dan absolutamente por ciertos, que se
tienen a s mismas por acabadas.
La pretcnsin de la fenomenologa se basa en que las posiciones
dogmticas de la vida diaria y de la ciencia se pueden convenir en tema
suyo. Lo que se dice de la ciencia y de la vida diaria se puede decir tam
bin de la mismafilosofay de la misma fenomenologa. No hay una
ciencia absoluta. Tampoco la filosofa establece verdades eternas, cada
una de sus proposiciones es susceptible derevisin.Tambin sus pre
supuestos estn sujetos al control del conocimiento, tambin se pue
den fcnomcnologizar, tambin se pueden reducir trasccndcntalmcnre.
Hace falta un procedimientoreflexivoyregresivo,porque en el cono
cimiento fenomcnolgico las obviedades se nos descubren y, median
te unareduccincrtica, se deshacen. El descubrimiento de los presu
puestos ocultos, su crtica, su eventual relativizacin, limitacin, su
descarte, todo esto es un proceso inacabable.
Este es el sentido de la fenomenologa. La fenomenologa no pue
de ser metafsica, sino que es una crtica de toda metafsica, de todos
da interpretacin tiene algo en comn con la primera. De nuevo se
trata de despertar nuestra alma de su olvido y de su tendencia a dar
muchas cosas por obvias. De ofrecerle puntos de vista hasta ahora
no considerados. Esta interpretacin, a pesar de que parece que se dis
tingue radicalmente de la primera, sin embargo se diferencia solamen-
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III
En la clase pasada hemos intentado interpretar el mono volver a
las cosas mismas. Hemos visto que la interpretacin poda tomar fun
damentalmente dos caminos con un aspecto compartido la fenome
nologa de Husserl, va sea en la interpretacin especulativamente meta
fsica de Fink, o en la metodolgica de Funk, significa el desvelamiento
del espritu oculto y no manifiesto a s mismo. Segn esta contextualizacin, en este rasgo c omn se muestra un problema que la feno
menologa de Husserl ha presentado a sus sucesores, un problema que,
expresado con una terminologa metafsica poco precisa, sera m i s o
menos este: cmo es que el espritu, que pretende conformarse como
un punto de apoyo firme y claro para s mismo, ser algo transparente
a s mismo si es que en el existir se da absolutamente algo como la
transparencia, la comprensibilidad, entonces debe haberla tambin en
en una forma originariamente velada?
Qu significa para el espritu dcsatcnazarsc de ese vclamicnto? Con
la misma fenomenologa, al significado del mono a las cosas, por
que en fenomenologa no se trata slo de una idea especulativa, sino
que la fenomenologa es verdaderamente unafilosofaque se propo
ne hacer de lafilosofaun trabajo sistemtico y metodolgico, seme
jante a la ciencia, ejemplar para la ciencia misma. Sabemos que este
mono tiene verdaderamente este significado: en el existir, tiene que
haber alguna manera de que las cosas se muestren alfilsofoen su ori
ginalidad.
Pero no estamos suficientemente adelantados para poder compren
der el terreno en que se desarrolla ese mostrarse. Con elfinde aclarar
ese terreno, debemos recurrir a los anlisis fenomcnolgicos y, para
poder situarlos all donde pertenecen histricamente, volvemos a la his36
filo, el hacha tiene que ser contundente, es decir, deben darse cuales
quiera dispositivos (pyavov) que el hacha misma usa con vistas a la
ejecucin de sus funciones. El ojo dispone de un prpado, etc., dis
positivos necesarios para que la visin se pueda realizar. Estos varios
aspectos son las condiciones de que algo as como el alma pueda apa
recer, de que pueda tener sentido. Dejemos ahora este ejemplo c inten
temos transferirlo a un mbito dnde pueda tener un efecto ms esclarecedor. El hacha es un ouo. pvaviKv, se compone de elementos
ejecutores, es algo corpreo, instrumental, pero no es oAua cpvaiicv.
Eso es producto de la actividad humana (ya que no se da normal
mente de forma autnoma en la naturaleza) que la sostiene en su ser
Y otra vez: el ojo no es oua, sino nicamente una parte suya. El
organismo todo el oua pvaviKv es un todo, una realidad uni
taria de instrumentos que son capaces de ser reconocidos con un sen
tido unitario, asi como el sentido del ojo es ver. El que todo el organispermite ubicarlo en la naturaleza, en el conjunto de las cosas.
La yx>x es al mismo tiempo la esencia del cuerpo vivo. La determina
cin que lo hace ser lo que es. Si hemos de compendiar lo que dijo Arist
teles acerca de la yux, diramos que la yvxn es en cieno modo rc,
todas las cosas.' es decir, de t x&vta. Todo lo que es se divide en:
1) aquello con lo que nos podemos encontrar t aiotrnra. Pero no
encontrarnos como dos bolas que chocan la una contra otra, sino
encuentro en la experiencia.
2) aquello que se puede contemplar tic vonr. Nnoic,, mcrtf|ir|
Esta peculiar forma de ser, este iribe,, hace falta examinarlo. 'Emo-rrun
y aicOnoic,, en tanto que son posibilidades o realizaciones del ver y del
9. Aiisitdcs. De anima. 431 b: irad. p.. Atma el alma, cd. Tomas Calvo Marlina. Madrid, Credos. 1983. (1978). p. 241. (N. ddT.)
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Respecto de las ideas, tales como por ejemplo perro, mesa, etc., hay
que decir que son algo que puedo contemplar, observar la mesa,
tomada en sentido general, es algo que puedo reconocer, pero con lo
es un perro? Hay, evidentemente, una serie de rasgos que lo tipifican y
le pertenecen; veo cuatro patas, un cieno cuerpo, y cosas as. Me fami
liarizo con ellas en el caso particular. Y cuando miro la idea, el uni
versal, lo que veo es, por ejemplo, la forma en que las funciones se com
paginan entre s(. Por ejemplo, con la visin, el movimiento y los rganos
se corresponden mutuamente, se presuponen; puedo contemplarlo. El
resultado de las diferentes observaciones en el caso del hombre es un
conocimiento fiable, una ciencia, morriin.
El resultado de cada encuentro es una cierta impresin, una cier
ta experiencia, afotinoic,.
'Ememjun. y atenme, estn repartidos entre los seres individuales.
Son la moTun y atoOnotc, de los seres individuales, presuponen la
realidad de estos seres y la capacidad de contemplar o encontrar. Para
ser capaz de contemplar o de encontrar debo tener esta potenciali
dad, debo poseer rganos sensoriales y un alma que los utilice. Esta
capacidad del alma es capacidad de ser lo mismo que la cosa con la cual
se produce el encuentro, con la cosa que se contempla. La dificultad
que entraa esta afirmacin, que hay que llevar hasta sus ltimas con
secuencias, es el embrin de los problemas con los cuales se mide la
fenomenologa.
jetivas carecemos originalmente de posibilidades expresivas, aprehen
sivas. El lenguaje y su aparato conceptual estn vueltos originalmenfenmeno bsico que se podra describir as: en el encuentro con
el mundo tenemos, por un lado, algo que afecta a nuestra propia vida,
que le pertenece, y, por otro, tenemos algo exterior, fuera de nosotros.
La enunciacin ti alma ion las coiai pretende indicar que lo que ten
go en mi experiencia o en mi conocimiento es, de alguna manera,
espiritual.
Esta capacidad del alma debe ser, o bien las cosas mismas, o sus
formas, sus figuras eSoc,. Las cosas, en s mismas, no pueden ser. De
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de ver ciertos aspectos que nosotros hemos dejado de ver porque nos
son demasiado obvios.
En lo que Aristteles se concentra es segn el dice en lo siguien
te: el alma es en un cierto sentido aquello con lo cual se relaciona, es
aquello que est en el mundo lo que le interesa es tcmatizar esta situa
cin general. Traduciramos el texto de Aristteles ms o menos as:
al alma le pertenece lo que consignamos como vonua. El alma no es
slo lo vital, sino que al mismo tiempo es algo objetivo, le pertenece
tambin un polo objetivo
Pero no podemos olvidar el concepto aristotlico de wbc,. 116?
un cieno modo. Aqu nos encontramos realmente con un problema
que debemos resolver. Aristteles lo intent utilizando smiles que, sin
embargo, no facilitan demasiado el camino.
Unas cuantas apreciaciones sobre la Escolstica. Se reflexion sobre
este problema, pero de forma tal, que el problema mismo se convir
ti en su propia solucin como sucede a menudo en la Escolstica.
Cmo es esto posible? Llevando el problema mismo hasta sus ltimas
consecuencias, y haciendo que aparezcan las condiciones de posibili
dad de suresolucin;despus, esas condiciones son designadas con una
cierta y precisa terminologa y se consideran como la resolucin mis
ma. La escolstica produjo un aparato terminolgico de uso general.
Por ejemplo, cuando Aristteles habla de un cierto tipo de identifica
cin la yuxn (Aristteles no habla nunca dc\y) es algo distinto de
aquello que percibe y comprende, y sin embargo se da aqu una forma
de identificacin, la Escolstica, en cambio, introduce una serie de
trminos precisos preparados anticipadamente:
1) obiectum, para aquello con lo cual nos encontramos y lo que recc2) inunro (concepto, significado), para el modo segn el cual nos
relacionamos con tal objeto en nuestros pensamientos.
La identificacin con la cosa no esreal,no me convierto en piedra
cuando la miro ni en concepto cuando la comprendo, pero hay que
nal, lo no real y lo que llega del exterior al alma que es intencional
IV
" quien no aliara disparando a una puerta?", en este sentido (b verdad] es fcil: pero
el hecho de alcanzarla en su conjunto, sin ser capaces de (alcanzar) una pane [de dial.
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otra pane, el juicio de que eso es el color de esa pared. As que hay
dos relaciones intencionales: por una parte la presentacin, pro
puesta, prc-senrada;" por otra parte el juicio de que eso existe.
Tanto la presentacin como el juicio son ambos actos intenciona
les; se relacionan con su objeto, pero cada uno de forma diferente.
La presentacin pone ante los ojos cieno contenido (el color). Brentano tiene una idea de la representacin distinta de la que tienen los empiristas britnicos. En el empirismo britnico: presentaciones - recuerdos,
imaginacin. Para Brcnuno, la presentacin es tambin el ponerse actual
de un color delante de m. en tanto que hago abstraccin del hecho de
que al mismo tiempo afirmo su existencia.
El juicio afirma o niega: es una asercin de que algo existe o no
existe. Esto es lo que para Brentano significa el juicio, no la sntesis
de un sujeto con un predicado. Este pensamiento le llega de la tradi
cin, probablemente de Bolzano, que fue el primero en distinguir estos
dos tipos de relaciones con las cosas.
El fenmeno psquico, tan pronto como est dado, existe. Sin
embargo, su objeto no est garantizado. Me represento un color, pero
con tal acto no est garantizado el hecho de que exista realmente ese
color. El fenmeno fsico no tiene pues, a su vez, por qu existir. La
segunda caracterstica de Brentano es la existencia intencional (intxiiunca mental) del objeto. El fenmeno psquico se relaciona siempre
con algo exterior a s mismo, pero, de alguna manera, tambin tiene
dentro de si mismo ese objeto. Cmo: Es un enigma.
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18. No es U nica posibilidad de las ideas adecuadas, segn b edicin que manejo
de Leibniz. Meditaciones sobre d conocimiento, b verdad y las ideas-, en Eumfitotfim, irad. Ezcquid de Obso et al.. Buenos Aires, Editorial Charcas, 1982. (N.ddT.)
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19. Patoeka introduce aqu el termino vjkon. que se puede traducir como ren
do para hablar de lo que la vida intencional da de i-. como MJ rendimiento, las pres
taciones que ofrece. Por ello, optamos por traducir en todo momento vfhon por
59
V
Seguimos con la interpretacin del lema de la fenomenologa: vol
ver a las cosas mismas* una consigna que habla sido precisada en el
principio de todos los principios, el cual deca as: Toda intuicin en
que se da algo originariamente es un fundamento de derecho del cono
cimiento; todo aquello que se nos brinda originariamente, por as decir
lo, en su realidad corprea,*'1 en la intuicin, hay que tomarlo simple
mente como se da, y slo dentro de los limites en que se da.
Si tenemos que volver a las cosas, entonces debemos disponer de un
acceso a las cosas, debemos ser capaces de encontramos con las cosas de
alguna manera. 'Cmo? Segn el principio de todos los principios,
de la siguiente forma: directamente, de tal manera que la cosa est real
mente frente a nosotros, que estamos en contacto con ella. Est ah. en
su realidad corprea. Y si tenemos la cosa en su realidad corprea ante
nosotros, basta con lomarla as como se da. No disponemos de ningn
la en las condiciones en que se da.
Este curioso principio parece que lo que verdaderamente nos est
es posible ir ms all, no podemos aspirar a ms que aceptar lo que el
objeto nos ofrece desde s mismo. Si el objeto se nos ofrece, pues ya
est. No existe la posibilidad de ir ms all del darse de las cosas. Pero
min UMyfiif. Con ello nos referimos a que el objeto, de alguna maneta, se nos <la
l mismo originalmente, y no a travs de repieseniaciones. En castellano, se ha utilim (-en carne y hueso-). (N. dd R.)
62
por una pane la forma en que Leibniz entiende lo que es idea y por
otra lo que sobre esa cuestin indagaron y teorizaron Brentano y sus
seguidores. Recordemos el texto leibniziano sobre las diferentes clases
de ideas: oscura, clara, confusa, distinta ya sea esta relativamente o,
por el contrario, intuitivamente dada hasta sus ltimos componentes
te (las que ms se les aproximan son las representaciones aritmticas).
Leibniz, a pesar de que le faltaba una distincin esencial, se dio cuen
ta de algo importante: podemos tener en nuestro pensamiento lo mis
mo, podemos tener la misma objetividad de muchas formas diversas,
que nos podemos representar de modos diferentes: discriminada, ana
ltica, distinta o indistintamente y sintticamente, es decir, de forma
que tenemos ante nosotros la cosa en intuicin adecuada, o la tenemos
representativa y simblicamente.
Pero en Leibniz falta una diferenciacin entre el acto de la repre
sentacin (el representarse) y el aspecto objetivo de lo representado. El
Se trata de una diferencia descriptiva que apara los mtodos fenomcnolgicos de Husscrl de las tesis aristotlicas. Queda mostrado (por
primera vez) de que1 manera. Una diferencia mnima pero esencial: pri
mero en b mera mencin, deficientemente, luego en presencia. Proximi
dad, presencia corporal son meras metforas. Pero todo el mun
do entiende la diferencia entre mera representacin y representacin
de demostrarlo, entre representarse meramente algo y encontrarse
con ello.
El hecho de que nuestra experiencia debe tener una estructura bas
tante especial para que algo asi sea posible, para que nos podamos repre
sentar de forma vacfa y plena lo mismo, esto es evidente. En todo
cen con una esencia cognoscitiva diferente y, sin embargo, en ellos lo
que se conoce es lo mismo. Sin esa diferencia, es decir, sin la posibili
dad del cruce entre el objeto en el modo autentico y en el deficiente,
la experiencia no tendra sentido.
Al mismo tiempo, esto nos muestra a que" nueva altura recogi Husscrl la tradicin del problema de la evidencia. Para la filosofa anti
gua, la evidencia figuraba como criterio de verdad. Se busc posterior
mente una definicin ulterior como garanta de que pudiera quedar
diferenciada de todo lo que no le fuera equivalente. Los estoicos pro
ponen: vpYeta. claridad, brillo. Cundo es clara la cosa? Cuando
esta cerca, iluminada, cuando est aqu, cuando nos puede iluminar,
cuando nos podemos encontrar con ella. En el siglo XIX, la evidencia
se estiliza en un sentimiento especial de necesidad que acompaa a cier
tos procesos mentales. Investigar a que" procesos est necesariamente
unida esa necesidad esa era la tarca de la reflexin lgica.
Husscrl muestra que tal concepcin del problema de la evidencia
no tiene sentido. La evidencia no es mas que la forma en que se nos
muestra la cosa de la que nos ocupamos. Es la mostracin de la cosa
misma. Consecuencia de lo cual es que no tiene sentido y es inco
rrecto apelar a la evidencia con respecto a una tesis cualquiera. La
que la verdad es esa cosa misma que se muestra, a diferencia del mero
mentar, que es mucho ms libre y arbitrario. Mentar puedo hacerlo a
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ta de una cartografa, de un trazado y de la consecucin de lo trazadono podemos distinguir, desgajar momentos intencionales independien
tes. La vida intencional es un mminuum de ejecuciones intencionales.
En ese terreno es donde se desarrolla lo que podramos llamar la vida
de la verdad.
Vi
Volvamos de nuevo al tema: El alma es de alguna manera todo,
todas las cosas. Esta proposicin aristotlica es el punto de partida
para nuestra interpretacin de ese terreno en el cual radica el tema de
la filosofa. A travs de una tematizacin milenaria, la 116; aristotli
ca se encam como intencionalidad en Husscrl. De qu forma es el
alma todas las cosas? En forma de una identidad intencional (escolastica). En forma de inexistencia intencional (Brentano). En forma de
intencionalidad en tanto que tematizacin de un estudio profundo y
no restringido de cmo las cosas acceden a una posible experiencia
(Husscrl).
Eso, que las cosas acceden, significa al mismo tiempo como deca
Aristteles que esa relacin es, de alguna manera, una identidad. No
slo una relacin entre dos o ms realidades separadas, conectadas lue
go nicamente por una relacin externa, sino una relacin profunda
designar como identidad, inseparabilidad, indivisibilidad. Ademas
no es una identidad vaca. La forma en que el alma es esas cosas (la forcosas, su interioridad ilimitada y cnriqucccdora.
La estrategia husserliana de anlisis del terreno de la filosofa se
caracteriza, en contraste con el mtodo histrico, con el hecho de
que Husscrl, concentrndose en la forma de mostrarse de las cosas, fue
capaz de aclarar una serie estructuras fundamentales de su propio mos
trarse. Esto no es solamente una repeticin, una revivificacin de las
posturas aristotlicas, sino que ese nc, se convirti despus de un
ne contenido y autonoma por s mismo.
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73
avr, no basta con abrir los ojos y la cosa ya est ah presente, sino que
la chispa acaba saltando slo despus de una larga y compleja proble
mtica y de una convivencia con la cosa en cuestin), debe haber algn
camino. Eso es lo que describe Platn.
Para todas y cada una de las cosas que as se nos presentan, cada
cosa que queremos aprehender, que queremos tener clara, debemos
tener en cuenta imprescindiblcmcnre lo siguiente: I) la palabra, el nom
bre; 2) el Aovo;, la determinacin; 3) la imagen (debemos ser capaces
de representrnoslo); despus, un conocimiento correlativo: 4) la opi
nin, Sc,a; despus 5) Xnefec. Sfyx, un juicio verdadero; y por lti
mo 6) conocimiento en sentido propio, motnt) w n voOc,. Es lo mis
mo que dice Husserl. "Ovoua, nombre, lo que entendemos, y XYOC,,
determinacin, designacin. Cuando quiero hablar de las cosas debo
usar los nombres y, de alguna manera, definirlas (por ejemplo: la circorrespondicnte &a, AnOlc, Sa, es decir, un juicio verdadero, como
lo propone, por ejemplo, un axioma matemtico. En tanto que entien
do sus signos sin ms, no tengo todava ffiarrmn,. Cuando la cosa mis
ma se me presenta ante mi pensamiento ya no es XnBfcc, S^a, verdad
no demostrada (una verdad que no veo como verdad), sino marjun,,
verdad demostrada, que es la ms cercana a la npavua aw: la cosa
misma presente aqu, la idea y sus conexiones en tanto que idea.
Qu hay aqu de nuevo bajo el sol? La cuestin es que en lo que
pas individuales de las que habla Platn:
VERTIENTE OBJETIVA
VERTIENTE SUBJETIVA
'Ovoua
B^a
XYOC.
XnSfec, 8E,a
iota
motfitin
75
correlativamente una cierra objetividad, podemos llamarla acto politenco." Cuando predicamos, construimos un juicio; cuando Icemos,
construimos una amalgama; cuando incorporamos una parte al todo,
construimos un todo. Esta construccin es un acto politctico. Par
tiendo de una politesis sencilla por ejemplo que decimos esto
podemos construir una tesis unitaria; partiendo de un juicio, cons
truimos un objeto; partiendo de un conjunto, podemos construir un
objeto unitario ms elevado y de categora ms avanzada. Hegel dice:
esta es absolutamente la forma que tiene nuestra experiencia es una
formacin de ms y ms contenidos a partir de otros que antes se nos
presentaron como dados pero que son enrealidadsedimentos de una
cierta dase de actividad del espritu que est siempre en correlacin
con ellos.
Otra idea de Hegel, todava ms profunda: en un movimiento dia
lctico que va de un sentido objetivo al siguiente al que el primero se
orienta, se dirige, se lanza, se lleva a cabo una cierta totalidad. Adon
de es que se dirige este movimiento? Tiene unfinal,tiene un sentido?
Este movimiento tiene un sentido, no es casual. Es justamente den
tro de ese movimiento donde el sentido y la significacin tiene lugar.
Lo cual significa que no somos nosotros los autores de ese movimien
to, no soy yo, arbitrariamente, quien produce ese movimiento; yo
soy meramente un miembro suyo. La mayora de las veces me encuen
tro en el territorio de la subjetividad. Pero es que ese movimiento yo
nicamente lo reproduzco, en tanto que se trata de un movimiento
cognoscitivo que yo mismo no he obtenido sino que lo repito segn
otros. Qu es lo que se presenta en este caso como fundamento de ese
movimiento? Es mi propio capricho, es una cualidad subjetiva y arbi
traria? Se trata de una cierta voluntad, pero no de un capricho, sino
que se trata de la cosa misma. Tal voluntad radica en el hecho de que
ese todo (al todo en cuestin Hegel le da un nombre especial: aquello
que integra todas las etapas, la objetiva y la subjetiva, es decir, lo abso
luto) es un todo que vive, que nos permite que entremos a formar par
re estar en nosotros.
23. Cft. Huacrl. Uta. p. 285 ). (N. dd T.)
77
79
VII
Hemos dicho que el terreno en el que se puede desplegar el tema
acerca del cual trata lafilosofaes decir, el conocimiento de la ver
dad es la intencionalidad, como detonante de la visin antiqusi
ma segn la cual el alma es de algn modo todas las cosas. Nos hemos
basado para ello en la historia de la recepcin de una afirmacin inme
morial: que d alma es, de alguna manera, todas las cosas. Hemos men
udo exponer concisamente la historia del desarrollo de esta intuicin
filosfica. Hemos prestado una atencin slo superficial a ciertas eta
pas de ese desarrollo, y ello desde el punto de vista especfico de que
ese terreno debe ser la base del conocimiento de la verdad. Hemos dicho
que aun cuando la idea husscrliana de intencionalidad, no la mera
inexistencia intencional, sino el acto intencional, responda de cierto
modo a la pregunta de cmo el alma es tambin las cosas, el concep
to de alma sigue siendo problemtico. La subjetividad, yo, se relacio
na de alguna manera con los objetos; se lleva a cabo un anlisis de tal
relacin, de las presencias de la objetividad, de sus diferentes capas
todo esto lo hizo Husscrl pormenorizadamente, mostrando una tupi
da red de relaciones. Pero no se ha mostrado por una parte cul es el
carcter de lo que se relaciona, y por otra parte mediante qu, y cmo
se abre el paso a y se garantiza en esa relacin el alcance de las
cosas mismas, la aprehensin de la verdad.
Husscrl ha desarrollado el tema de la intencionalidad con una pro
fundidad hasta ahora no alcanzada por otros digamos Brentano y su
escuela. Hemos visto con qu problema se encontraron estos lti
mos: pluralidad de las clases de objetos o pluralidad de las formas de
conocimiento subjetivo; en el caso de Husscrl, se mantienen ambas
puertas abiertas y, adems, en regularizada correlacin. Pero qu es
aquello que se relaciona, cul es su carcter y cmo, en qu medida y
con qu fundamento se puede decir que toca verdad, esto no ha sido
respondido todava. Husserl supona al menos despus de un tiem
po que ambas preguntas estaban ya contestadas en su forma de apre
hender las relaciones intencionales y las correlaciones entre los objetos,
tal y como se manifiestan, y la subjetividad, ante la cual y en el tejido
de los rendimientos intencionales esos objetos se manifiestan. El mto82
86
88
89
VIII
Pasamos a la critica de la idea husserliana de que el terreno en
que todo acontecimiento se puede presentar es la autoconciencia dada
reflexivamente, en el terreno de la conciencia dada en la reflexin; y
que ese terreno puede ser descrito, analizado y estudiado como cual
quier otro dato.
C o m o toda filosofa seria despus de Descartes, Husserl parte del
convencimiento de que todo lo que se conoce y se puede conocer apa
rece y llega a darse en nuestra conciencia. Todo conocimiento debe
estar fundamentado de manera que podamos acceder actualmente a las
razones que lo fundamentan. Todos y cada uno de nosotros debemos
tener la posibilidad de convencernos de si realmente es comprobable
una tesis que se presenta con la pretensin de ser conocimiento. Se bus
ca un terreno en el cual sea posible llevarlo a cabo, y una medida con
la que sea posible medir ral pretcnsin de conocimiento.
Husserl elige un camino difcil para dar respuesta a este proble
ma. Sabemos que la respuesta es: ese terreno que buscamos es la con
ciencia, que puede ser estudiada en la reflexin en tanto que se da.*
Esa conciencia la poseo modo recio en el enfoque directo del objeto, y
justamente ese enfoque directo sobre el objeto lo puedo estudiar en la
reflexin. Se trata de un dato de clase especial. Husserl no ha llegado
a este resultado, a este punto de partida de cualquier manera. Se basa
en un descubrimiento que hace en las nvaligacione Ugicar. entre la
mencin vaca y su implecin existe una diferencia, y con fundamen
to en este principio es posible ensanchar el concepto de intuicin.
La intuicin que da una cosa la presenta en s(, as como es y como ella
se da, y de ninguna manera se puede decir que lo que presenta es un
cosa. Oe aquf surge posteriormente el principio de todos los princi-
26. En cKar.jah) tlanou. Patocka utiliza b pilabra daneu, empicada para d dar
se- de los objetos en la conciencia. Claramente, emplea el tnUmo sentido para el
danc de la conciencia, que puede ser as{ aprehendida en b reflexin. Traducimos por
Jtnott. (N.ddR.)
92
93
da, debo ser capaz de mentar un cierto contenido a travs de esa for
ma, el cual debe estar dado sensoralmcntc: por ejemplo, B es pane de
A. Si pretendo determinar la parte del todo, debo estar en posesin
de la forma general parte-todo. No solo es que debo saber lo que esta
forma significa, sino que debo saber tambin si es posible aplicarla en
este caso. As que al realizar esa aplicacin sucede que en la implccin
no se da nicamente la cosa como intuicin sensorial, sino tambin en
una determinada relacin catcgorial. Dispongo de tal relacin en la for
ma de conciencia-conocimiento: me doy cuenta de que puedo llevar a
cabo esta sntesis, que incluso debo hacerlo, pero que no se trata aqu
de otra cosa ms, de algo ulteriormente susceptible de consideracin,
de otro ser, no hay una cosa en s perteneciente al hecho de que B es
parte de A. Sin embargo la ampliacin husserliana del concepto de
intuicin da pie a tal interpretacin.
En Investigaciones logeos, Huscrl buscaba constantemente eso que
mentada en la intuicin catcgorial. Pero en un caso como este no hay
sino la realizacin tangible de una sntesis judicativa, con su implccin
en sf misma. Despus, ex pon, puedo quiz tcmatizar esa realizacin,
convertirla en un objeto de un nuevo acto de mencin. Aquello que
originalmente se encontraba en el acto de la sntesis catcgorial luego lo
puedo mencionar independientemente, hacer de ello un objeto de una
sntesis posterior l o cual no significa que ello en s es un objeto
susceptible de consideracin.
Lo mismo pasa con la intuicin cidtica. Elooc, es el ncleo cons
tante, la esencia de la cosa con todas las categoras que a ella pertene
cen. (Categora en tanto que estructura general del pensamiento, por
ejemplo -todo-parte.) En los ejemplos husserlianos de intuicin cid
tica por ejemplo un matiz del rojo, la intuicin sensorial juega
una especie de papel fundador en tanto que acto a partir del cual se
puede comenzar la tcnica de variaciones que ltimamente nos lleva al
ElSoc,. En este terreno tambin tenemos algo como implccin de una
intencin general, una intencin que se dirige hacia algo general. Por
ejemplo, s que algo como un cieno matiz del color rojo y una ciea
superficie se pertenecen mutuamente. Pero cuando, a travs del proce
so de variaciones, he llegado a este convencimiento, eso no significa
94
96
ciramcntc presupone aquello que est negando. Decir que no nos pode
mos apoderar de nuestras propias vivencias, pero saberlo, es contra
decirse, porque la pregunta misma presupone que s algo sobre ello,
presupone la reflexin. Todas las objeciones de Husserl se mueven en
esta direccin. Se trata de refutaciones generales, formales; son vincu
lantes, pero no aclaran de qu se trata. Porque lo que dice Watt, que se
expresa de forma poco hbil (le gula una tendencia al escepticismo) tra
ta en realidad acerca del sentido de la reflexin de las vivencias. Eso que
es la reflexin acerca de las vivencias, esarepresentacintan extraa,
que se puede expresar ms o menos con la metfora de que un haz de
rayos intencionales choca con el objeto, vuelve y se detecta a s mismo,
en ese retorno. Verdaderamente es la reflexin una intuicin? Se est
estableciendo aqu un paralelismo entre vAnoic, y vtjua?, se puede
aprehender ese haz derayosrealmente a si mismo?, adquiere experien
cia de s mismo? Esta es la cuestin.
Est claro que el paralelismo vnotc, y vrjia tiene sentido, que
debemos siempre partir del objeto, pensar ese objeto, porque est dado
objetivamente con sus caracteres lencos y propios del darse, o puede
que est dado en tanto que mera intencin, que no es otra cosa que un
darse de forma defectuosa; sobre esto no cabe duda. Parmenidcs dice:
No puedes encontrar ningn conocimiento en el que estes pensando,
que no sea." Siempre, cuando se piensa algo, hay ah algn ser, algo
que es. Esto es un dato comprobable y objetivo que podemos conside
rar. Pasamos a Descartes: yo mismo no soy la silla en la que estoy sen
tado ni la pizarra que estoy mirando. S de mi mismo que soy de otra
clase, porque para mi existe la silla, para la silla no existo yo. Dicho
de otra forma: yo soy un ser para el cual hay mundo. Soy un ser exis
tente en el mundo, mientras que la silla es pane del mundo, pero ella
Entre estos dos puntos de apoyo se mueve la reflexin. Conside
ro un objeto y luego vienen los juicios, la sntesis, que se apoya en un
saber bsico: estamos en el mundo de forma diferente que las cosas.
Consecuentemente, se sigue que la reflexin, a pesar de todo, dispo
ne de evidencia, es un actorespectodel cual se puede hablar de implc30. H. Diclt/W. Fran, Fmpymledir VimhurUrr. PlimcniJo. B 8. 36.
cin de una intencin, pero eso no quiere decir que sea susceptible
de la misma intuicin que las cosas en s. De esto resulta un compo
nentefilosficocomn a Husscrl y a Hegel y que Hegel expone asi
en su Fenomenologa del aplrtu: la conciencia es un concepto para s
misma, la conciencia se sondea a s misma" este componente care
ce de fundamento. En la reflexin, el filsofo reflexiona acerca de
esa actividad que est dirigida a las cosas y la tematiza; tal actividad
tiene un correlato objetivo, tiene un sentido objetivo que no se cru
za con el objeto, sino que siempre lo supera y se transforma. Todo ello
segn Hegel.
En Husscrl no podemos encontrar, en cambio, una dialctica as.
La tesis de Hegel, segn la cual los objetos que hay en la conciencia
construyen un todo, un crculo, se sealan unos a otros y forman
Analmente un objeto absoluto cuyo resultado es la conciencia absolu
ta, la conciencia acerca de la conciencia esta tesis carece de funda
mento. En el caso de Husscrl, aunque no hay un aprovechamiento
especulativo del pensamiento de la autorrclexin, existe la represenracin fundamental de que en la reflexin ya no slo tenemos un acto
necesario, algo que se sigue necesariamente de reconocernos radical
mente heterogneos con las cosas; hay algo ms, algo que proviene
de una intuicin cidtica, de la contemplacin esencial de que exis
te una incesante correlacin entre las actividades subjetivas y los
objetos que en ellas se presentan o se muestran estas relaciones son
cideucas. Pero que, adems, es posible aprehender estas actividades
objetivamente, que son objeto, que pertenecen a una categora espe
cial de cosas; esto ltimo constituye un punto en comn entre Hegel
y Husserl.
Entonces, que* es verdaderamente la reflexin? Hay unos objetos
que, para m, estn dados directamente. No estn dados en tanto que
objetos desnudos, aspticos, sino que estn dados en unas ciertas pers
pectivas y dentro de ellos hay referencias. Por ejemplo, esto es una silla
98
IX
En la ltima leccin no pudimos terminar con la cuestin de la
problemtica de la fenomenologa de Husserl. Hoy vamos a intentar
hacer un esbozo general que determine la direccin en la cual se ha
encaminado la fenomenologa despus de Husserl.
Las explicaciones precedentes han culminado en una acometida
crtica contra la tesis esencial de la fenomenologa de Husserl, en tan
to quefilosofaabsoluta fundamentada sobre una reflexin absoluta
capaz de aprehender los actos mentales de forma absoluta en el origi
nal e n tanto que exponente ms importante de todo lo que impli
ca nuestra experiencia, es decir, de manera que el resultado de una
tal aprehensin es un conocimiento evidente, no relativo, es el cono-
32.Vu<Um>3l.
manera que a esa aprehensin no hay nada que aadir, sino que tene
mos algo que se basta a s mismo como fundamento de conocimien
to y como resultado, de manera que se puede decir de ello lo siguien
te: en la aprehensin de la experiencia reflexiva y de sus procesos nulla
re ndiget ad existtndum. Se trata de un ltimo y absoluto fundamen
to, que, una vez alcanzado, se convierte en un punto de partida fiable
para ulteriores explicaciones, para la comprensin de cualquier cosa
perteneciente a la clase que sea. Pero la critica que hemos indicado pre
tende mostrar que no existe algo asi como la pretendida reflexin sobre
los actos de la experiencia, la reflexin que aprehende las cosas origi
nariamente. Que tampoco existe algo as como el acto interior
aprchcnsiblc y objctivizable en el original.
Con esto que hemos dicho, no hemos acabado de golpe con todas
las pretcnsiones de Husserl y con todo el mundo conceptual de la
fenomenologa? No hemos vuelto con ello a una posicin prc-fenomenolgica, es decir, anterior a una filosofa que, a travs de una refle
xin filosfica, puede conducirnos del mbito del razonar abstracto
al del reconocimiento, al de la experiencia concreta, su estudio y su
descripcin?
fenomenologa, que no se trata de una critica abstracta que enfren
te, sencillamente, una posicin filosfica contra otra. La critica ha
sido propuesta desde el punto de vista del mismo fenmeno, de aque
llo que se muestra. Tenemos la impresin de que lo que Husserl pro
pona como novum frente a la tradicin filosfica que la diferen
cia entre las varias formas de ese darse es algo que fundamenta nuestra
experiencia, eso justamente es lo que hace falta estudiar, es el imbisu casa. Esa adjudicacin de las formas diferentes del darse est en
desacuerdo con el pensamiento que se basa en un ltimo y absoluto
fundamento en el cual se pueden dar cualesquiera apariciones, como
si fuera el terreno de la experiencia reflexiva que se halla en nuestro
sujeto. Ambos motivos estn en desacuerdo, en tensin, incluso en
Nuestra critica es precisamente critica en nombre de la misma
fenomenologa, en nombre del principio filosfico husserliano y de
lugar en la cual se muestra, algo que no es ella misma pero que la mues
tra, que, en efecto, le permite que se nos manifieste. Sin embargo, da la
impresin de que Platn pierde de vista esa consideracin cuando dice
que voua (el nombre) y Xvoc, (la determinacin), son, no obstante,
cosas, son aire en agitacin cuando se pronuncian. (Hoy, para nosotros,
ondas acsticas.) Platn da un salto del orden del aparecerse al de aque
llo que es. Aquello que es, es conocido verdaderamente porque se ha
manifestado, porque se manifiesta. Pero, con qu fundamento?
El proceso de mostrarse en cuanto tal es el tema de la fenomenolo
ga. Obligatoriamente, toda cosa debe mostrarse y presentarse en una
cierta plaza, en un cieno campo. Seguir de qu manera la cosa se mues
tra, tanto de forma deficiente como de forma autentica, significa seguir
el aparecer en sf mismo. Esto no significa seguirme a m (al yo-, segn
Husserl), a quien las cosas se aparecen, porque yo soy un ente entre otros
entes as lo piensa Husserl. De todas formas, a la estructura del mos
trarse le corresponde la necesidad de que no existe un mostrarse pura
mente objetivo, un mostrarse de la mera cosa. El mostrarse de las cosas
est inexorablemente unido al mostrarse de un ente tal como soy yo mis
mo. Por otra parte, un ser como yo mismo no puede manifestarse sin
el manifestarse de las cosas. Se da aqu un fundamento recproco. Fun
damentar el primero en el segundo, es decir, el aparecer de las cosas en
el aparecer del yo es un intento siempre repetido de simplificacin y de
reduccin de la estructura del aparecer en tanto que tal.
Querra ahora mencionar que existe una tendencia fcnomcnolgica representada por un pensador que ya hace tiempo, sin aplicar expl
citamente esta crtica a Husserl, reformul la fenomenologa en tanto
107
33. K. Ilwscrl.DitKriittdtrntmpdiuhmWiumuhafinitnddirtranaenJenuJe PhJnomaiolegif, HuttcHiana, tomo VI, Haag. Marlinu Nijhoff. primera edicin
1954. agunda edicin 1962. Traduccin checa de Oldhch Kuha. Kriuempdjth M
a irairemUliitfrumerultfir. Praga. Academia, 1972.
34. En alemn en d original. (N. dd T.)
2)
3)
X
Quisiera formular una vez ms, sumariamente, en qu sentido la
fenomenologa de Husserl contiene un resto de brentanismo y, a tra
vs de l, de un cartesianismo que en ltimo sentido es inconmensu
rable con las verdaderas intenciones de la fenomenologa y heterog
neo respecto a ellas.
116
"
118
meno en tanto que tal. El fenmeno explica todo ente porque lo ilu
mina, pero ningn ente es capaz de explicar el fenmeno.
El descubrimiento ms relevante de las Investigaciones lgicas, tri
vial y profundo al mismo tiempo, consiste en que en ellas se recono
ce y se muestra cmo es posible desplegar, en tanto que fenmeno, el
funcionamiento interno del aparecer con referencia a una regin segu
ra la regin de las estructuras lgicas y ello internamente, en tan
to que fenmeno. <Y qu es lo que sucedi al mismo tiempo? Las Inves
tigaciones lgicas son explicaciones fcnomcnolgicas de los fenmenos
en el lenguaje de la lgica, del logos, en un lenguaje que tiene sentido,
bsicamente, en el lenguaje del conocimiento y de la ciencia. La cien
cia se mueve entre tesis y juicios, en unto que iodos podemos recono
cer el mismo sentido en esos enunciados, o sea, la ciencia se compo
ne de juicios que son comunicable y de los que una comunidad puede
participar. No obstante, sabemos que la ciencia nos afecta, dentro
de la vida que vivimos, slo de forma parcial. Nadie puede pasar la vida
entera con la ciencia; ser hombre sujeto al logos es algo que se puede
hacer slo en horario de trabajo. La vida y con ella el correspondien
te aparecerse de los fenmenos, el aparecerse y el fenmeno, es algo
mucho ms amplio. La compresin del fenmeno como problema filo
sfico nos lleva inexorablemente a una superacin del Ifmitc del cono
cimiento cientfico, que es a donde han llevado los descubrimientos y
i el desarrollo de la filosofa del fenmeno, y a pasar a un mbito ms
vasto, es decir, el de la comprensin del fenmeno, de la problemtica
de la fenomenologa de forma universal. Este fue el problema de Husscrl: cmo llevar a cabo una filosofa radical y un mtodo a partir de
un descubrimiento particularfilosficamenteincontestable; cmo reno
var lafilosofapor medio de la fenomenologa, sobre su fundamento.
En este punto, Husscrl se remiti a la tradicinfilosficaque le era ms
cercana, con la que tenia contacto a travs de Brcntano, que habla sido
profesor suyo, y se propuso profundizarla, aplicndole su propia pro
blemtica y su conccptualizacin de las diferentes formas del darse. Asi
se podra formular el proyecto filosfico de la fenomenologa, tal y
como aparece en las Investigaciones lgicas.
Vamos a esbozar ahora, brevemente, la tradicin a la que Husscrl
se remita. Se trata de una tradicin cartesiana. En esta tradicin car120
122
XI
En la leccin pasada intentamos establecer una tras otra todas las
propuestas de la fenomenologa husscrliana en tanto que doctrina de las
formas del darse del objeto, y la propuesta cartesiana para establecer un
fundamento del conocimiento en la seguridad de s de la conciencia. En
la historia de lafilosofa,la teora de las formas del darse del fenmeno
o la teora de la fcnomenalizacin del fenmeno ha sido siempre acome
tida a imagen y semejanza de alguna ciencia que presupone la primada
de lo fenomenalizado en tanto que tal (lo que ya se ha aparecido) por
delante del fenmeno, lo que se aparece. Pero la preferencia del fenme
no se basa en que todo lo que conocemos lo conocemos precisamente
gracias a aquello que esta* siendo una aparicin, a lo que de alguna mane
ra se nos muestra. El hecho de que podamos proponer preguntas acer
ca de las cosas y despus tambin una pregunta crtica acerca de nues
tro propio conocimiento, de sus posibilidades, de su Habilidad y alcance
todo ello no es posible sino sobre el fundamento, no ya de lo que se apa
rece, sino sobre el fundamento del aparecerse en s. Esto es lo que en esa
pregunta ocupa el primer lugar. Este argumento si as les parece
noetico, este argumento en relacin con la teora del acceso a las cosas,
es posible enunciarlo slo en el momento en que hemos dado un paso
adelante y hemos progresado hacia b prxima argumentacin, que no
se puede decir ya que sea meramente notica, que no se mueve ya alre
dedor del conocimiento, sino que se pregunta verdaderamente acerca de
aquello que presupone cada conocimiento es decir, acerca del ser del
mismo conocimiento y de lo que en l llega a ser conocido.
Hemos expuesto sumariamente la forma en que Descartes entiende
el problema del conocimiento. Hemos visto que Descanes plantea dicho
problema partiendo de b cuestin de la certeza, de aquello que en nues
tro conocimiento es seguro. Para alcanzar sus objetivos encontrar ese
127
teza de su propio ser, sino de algo mis, esto es, de que fundados en el
cogito no slo podemos comprender que somos nosotros, los que tcneLa diferencia entre aue (que algo es) y lo que (lo que algo es) es una
diferenciafilosficamentetradicional en la metafsica, la diferencia entre
la respuesta a la pregunta de que1 es algo y a la de si algo es. La respuesta
a la pregunta qu es? (quijal) da comoresultadola asenta; la res
puesta a la pregunta de -si o (an esi) da como resultado la existencia.
Lo que de alguna manera esta presupuesto en la forma de pensar de Des
cartes es la disgregacin, corriente en la filosofa europea desde el siglo
As pues, cuando Descartes afirmaba la existencia del ego estaba res
pondiendo a la pregunta de si es. Despus tenia que responder a la
siguiente pregunta: que" soy? y ,-cmo soy?; y de nuevo deba hacer
lo mediante el programa de riguroso escepticismo segn el cual debe
eliminarse todo lo que no este1 garantizado. Ego tum est garantizado;
nada de lo que esta supeditado a esa criba escptica puede ser conside
rado como caracterstica del ego. Queda excluido todo lo que caracte
riza al yo en tanto que cosa entre las cosas, lo que caracteriza al hombre
en tanto que cosa, como que tiene cuerpo, que tiene funciones corpo
rales, etc. Despus de esta seleccin (que Descartes lleva a cabo como
heredero de una determinada tradicin, aquella que entiende al hom
bre como anmale rationale) lo que queda es la eogitatio, que Descartes
entiende como un cogitare actualmente presente. En el cogito se encuen
tran de forma natural cienos cogtala. Este cogito puede significar, como
dice Descanes, lo siguiente: soy una cosa pensante. Cosa: es decir, rea
lidad que duda, que entiende, que concibe, que afirma, que niega,
que quiere, que no quiere, querepresenta,que percibe. Affirmo, neg,
cufio, ttntio, concipio (concibo ideas) todo eso son modi cogiutonU.
Son muy diversos. Hay algunos que tienen como objeto directamente
un hecho, como por ejemplo lenlio o concipio-, y otros que tienen por
objeto mi propia posicin ante tal hecho, como cupio, vol, segn Des
canes tambin affirmo, neg. Lo importante es darse cuenta de que todo
esto es, segn Descartes, el mbito de lo que esta garantizado por la autoseguridad de la conciencia, y que es tan evidente como ego sum. En estas
cogitationa se explica el carcter de todo ello en tanto que ego. No soy
130
Hay una diferencia esencial que sirve desde hace muchsimo para
caracterizar a los entes con los cuales nos encontramos en la naturaleza:
esa diferencia se pone en prctica diciendo, por una pane, lo que el ente
es (definicin esencial y accidental), y, por otra parte, diciendo mera
mente que es. Descartes opt por aplicar las mismas determinaciones
de los entes objetivos a ese tipo especial de ente que se dice a si mismo
ego, acerca del cual rige el ego sum, sin pararse a meditar sobre el signi
ficado de esa adjudicacin y acerca de si era absolutamente posible. Las
determinaciones del mbito donde se dice al las traslad al mbito
del tum, sumus, es, atii. De la esfera de las cosas, pas a la esfera del ego.
Por eso dice, consecuentemente: yo soy res cogitan!. Si se ha de definir
ontolgicamcntc, con arreglo a la doctrina acea del ente, el ser del ego,
entonces la respuesta lgica en esa tradicin es: res cogitaos. Esto impli
ca que las distintas modalidades del cogito de las que hablamos (afir
mo, neg, vol, etc.) tienen el carcter de determinaciones csicas, son
atributos csicos*' y que tienen tal carcter que se pueden confirmar.
Puedo llegar hasta ellas, acceder a ellas y decir: esto es asi y asi. Hay una
distancia: por una parte, estoy yo; por otra pane, est la cosa. La refle
xin, mediante la cual se produce esa aprehensin, rige aquf como
una mirada, una intuicin. Y en esa visin el cogito, yo en tanto que acrivo, se conviene en una serie de cogitationes, es decir, de objetos que pue
do constatar. Pero, cmo puedo constatar estos objetos en mi propio
yo? Los puedo constatar porque se diferencian segn los cogitan. Y
eso son objetos que veo delante de m y puedo constatar.
Volvamos ahora a Husserl. Husscrl acepta todo este esquema (egocogito-cogitamm). Pero en realidad, desde el mismo principio, le inte
resa muchsimo el cogiutum en tanto que se diferencia en distintas capas
y elementos. Husscrl muestra que el cogitatum es posible en formas
diferentes del darse. Por ejemplo, como intencin vaca o como verifi
cacin. Como intencin vaca, se halla frente a m en una especie de
cogito
cogiutum
133
Egp
cogito
sentio
cogitalum
impresiones
intenciones actualizadoras
tum, por otra pane, tiene sus puntos oscuros, asi como tambin la cali
ficacin de subjetivo para el campo fenomnico tiene sus puntos scu
lo que yace por debajo de unas y otras designaciones, lo que se reafir
ma en el cambio, lo que en el movimiento permanece como funda
mento perdurable. En la conccptualizacin cartesiana s es posible cali
ficar a todo el conjunto del ego-cogito-cogiuium como estructura
subjetiva, porque la m cogitan) es un sujeto, es un fundamento dura
dero, un portador. Pero desde el punto de vista segn el cual ego tum
es algo esencialmente distinto en su ser de las cosas, distinto de
wcoKEuevov, no se puede entender el terreno fenomnico como estruc
tura que estuviera radicada en algn noxeiuevov.
En qu sentido decimos entonces subjetividad? Hablamos de sub
jetividad solamente porque las estructuras con las cuales nos encontra
mos no son estructuras en un espacio objetivo, estructuras en la natu
raleza. En el mundo fsico no nos encontramos con fenmenos en tanto
que fenmenos. El fenmeno en tanto que fenmeno es lo que inte
gra ese campo unitario en el que se encuentran las dos clases de entes
diferentes; es aquello en lo que todo lo que es puede llegar a ser. En la
te, lo que Husscrl tiene en consideracin. La esfera fenomnica en tan
to que tal es lo que la fenomenologa husserliana pretende tcmatizar,
sosteniendo acerca de ella que es verdaderamente algo de lo que esta
mos en posesin. Aplicando su teora de lareduccinfcnomcnolgica, Husscrl se propone reducir el ente trascendente, lo que se nos mues
tra, a la pura inmanencia. Esto significa que intenta evitar a toda costa
que se confundan la estructura y las legalidades del aparecerse en tan
to que tal con la estructura y las legalidades de aquello que se apare
ce. Lo que se aparece es algo distinto del aparecerse.
Un objeto fsico, una realidad biolgica, se aparecen; nosotros
mismos nos aparecemos, ego tum, con nuestras estructuras biolgicas
propias y con nuestra propia integridad biolgica. El tum est" inte
grado tambin biolgicamente esto no es contradictorio. El un,
que tiene una estructura temporal, que tiene una relacin especial
con el tiempo, tiene tambin una forma de integracin temporal.
El tiempo es una determinada extensin. Gracias a esa extensin est
137
138
XII
La fenomenologa se presentaba con la pretcnsin de crear una dis
ciplinafilosficaque ocupara el puesto de lo que tradicionalmente se
habla conocido como philoiophia prima. Qucrfa fundar esa disciplina
primaria que todas las otras disciplinasfilosficasy, segn Husscrl,
todo saber cientfico deberan tener como presupuesto y de la cual
no podran prescindir de ninguna manera.
La cuestin de la philosophia prima es un problema tradicional;
realmente es un problema tan controvertido y antiguo como la filo
sofa misma. El trmino es un prstamo escolstico del aristotlico
xp&tn. 91X00910. En el caso de Aristteles, el trmino significaba al
mismo tiempo la ciencia acerca del ente en tanto que ente y la cien
cia acerca del ente mximo. El mismo Aristteles lleg solamente a
indicar estas dos disciplinas, sin formularlas en toda su extensin. Por
qu se refera Aristteles a estas disciplinas como Kp&m. 91X0009(0?
Y con qu derecho se califican despus en la tradicin en tanto que
philosophia prima? En qu sentido se puede decir absolutamente que
estos dos problemas se corresponden reciprocamente, que se rclacio-
MI
investiga iodo ser y todo ente, no sdlo ese ser cambiante, real, actual, acti
vo, tal y como habla de el la fsica, la ciencia de las cosas maduras, lapmlosophiaprima se ocupa del ser en absoluto, del ser en toda su extensin.
Y, precisamente, una idea fundamental para Aristteles es que todo lo
que es cambiante depende en ltima instancia de algo fijo, etemo. De
ah proviene la dignidad especial que tiene la ciencia del ente en tanto
que ente. Esta ciencia es una disciplina que se ocupa de lo eterno en tan
to que se ocupa de la forma mis elevada del ser. Relacionado con ello
se encuentra in margine ese especial valor que para Aristteles caracteri
za a lafilosofaen contraste con las otras actividades humanas; es decir,
que precisamente por el hecho de que se ocupa de lo ms fundamental,
de lo eterno y eso para un griego significaba lo que es divino la
Jifxjrm. 91X00910 implica un acercamiento del hombre al mbito de los
dioses, supone la realizacin de lo mas elevado que el hombre puede lle
var a cabo en su vida. La tarca del hombre en la tierra es no ya vivir en
ella en tanto que hombre, sino acercarse todo lo posible a lo divino. En
esto consiste ese pathos especial que implica la philosofiaprima.
La tradicin de hphilotophia prima se ha ido debilitanto en la po
ca moderna. La philoiophiaprima en tanto que metafsica la ciencia
del primer ser, del ser etemo, de la estructura del ser en tanto que tal
ha sido desplazada en la poca moderna por motivos que, en pane, tie
nen que ver con la misma evolucin de esta disciplina, conocida en su
versin escolstica como principia prima cognilionii humarme. Se anun
cia aquf el momento que condujo al desplazamiento del tema del ente
en tanto que ente como problema esencial, sin el cual no es posible
ningn conocimiento humano, en beneficio de otra investigacin que
la forma en que podemos conocer.
En los grandes desarrollos de la filosofa moderna, por ejemplo
cuando dirigimos la mirada a los productos de la filosofa cartesiana,
vemos que en sus tentativas se trata tambin de unos principia prima,
de un primer principio en el cual est cimentado el conocimiento humacic de philosophia prima pero, sin embargo, vemos tambin que la tota
lidad del problema ha tomado un giro inesperado. Est claro en las
142
dona con su propio ser, que, medanle su ser no slo es, sino que debe
ser (zu-icin), y por lano es un ser que est en el movimiento y en el
tiempo? No podremos constituir la fenomenologa es decir, una dis
ciplinafilosficafundamental, sobre la cual y slo sobre la cual es posi
ble unificar todo el resto del conocimiento alrededor del movimicn-
XIII
Vamos a ocuparnos ahora de dos objeciones o puntualizaciones
con las que nos encontramos en el momento en que tomamos la reso
lucin de ir mis all de la fenomenologa husscrliana. Si abandonamos
la fenomenologa subjetivamente orientada, que, aparentemente, tenia
un fundamento firme en la subjetividad reflexivamente aprehendida,
entonces aparece el siguiente problema: dnde podemos encontrar
otro fundamento, tan absoluto como accesible, al que podernos entre
gar? No destinamos nuestras ponderaciones a un mar sin orillas y
sin fondo, en el que no es posible apoyarse en nada ni hacer pie? De
qu manera puede tener la fenomenologa esperanzas de aprehender
los fenmenos si no son fenmenos de la clase descrita por Husscrl?
Cuando inicia sus consideraciones, Husscrl parte del objeto, de
diferentes tipos de objetividades a las cuales asigna la clave del anli
sis fcnomcnolgico. Pero dnde est la clave para una fenomenologa
que no considera el darse de los objetos en tanto que dato ltimo? Qu
es lo que se puede establecer como gula de ese anlisis y de qu mbiles trata despus? La fenomenologa, como toda disciplina cientfica
que pretende reconocer el sentido de las cosas, depende esencialmen
te de ensearnos algo que todava no conocemos, de hacernos ver
lo que todava no hablamos visto, lo cual debe extraer de algn mbi
to que sea en si mismo convincente y que disponga de una justifica
cin propia. Dnde, fuera del sujeto, se encuentra ese mbito? Dn
de hay fenmenos de una clase diferente de los tcmatizados por Husscrl,
esto es, algo que no solamente aparezca dado de forma fiable sino
M9
43. M. Hcideggcr. Ufe* ia mttaphpiki. Wcgmaitcn. Francfort dd Meno. Viitorio Klosiermann. 1967. pagina 7 tic la traduccin al checo por Ivan Chvatflt. Ceje
Melaftzika!. Traga. Oikmcnc. (Tengo a la vista la versin clsica de X. Zubiri. en
M. Hcideggcr. Qun miufliiti!. El Clavo Aidicndo. Rditoiial Sneca. Mciko. 1941.
150
to de la totalidad dd en
percepcin la que nos evoca este mbito. Claro que exisirarquas que se aparecen a lo lejos, pero tienen su
frontera, perdindose en lo indeterminado.
es capaz de crear una atmsfera vital sin la cual d hombre no puede vivir.
El hombre est arraigado de tal manera en la vida y en la sociedad que
d amor es lo que le da la bienvenida al mundo, los otros hombres lo acep
tan en un calor vital, lo defienden de las amenazas del mundo, a las
que es difcil enfrentarse a solas. Esto significa que esa totalidad est conte
nida en el mundo, el hombre la puede sentir cuando siente esta felici
dad, el mundo se ilumina, nuestra relacin con el todo del mundo est
en armona a travs de ese hecho, mediante el cual, de alguna manera,
esa totalidad se manifiesta. Pero no de ral manera que nos lo podamos
nosotros una determinada pane del ser, con la cual nos ocupamos en ese
momento, respecto de la cual nos situamos. Sin embargo, al mismo tiem
po y de forma no tematizada, no explcita, hay ah conjuntamente toda
va algo ms. Esto es particularmente evidente en d caso dd hasdb profun
do; all ese <cn d todo es darfsimamcntc evidente. En el hasto profundo
sentimos la insignificancia de cualquier cosa a la que pudiramos acce
der, que no nos apela a nosotros, que no nos impresiona. Habitualmcntc, estos fenmenos se conocen con el nombre de temples de nimo.**
Podra pensarse que unfilosofque piense de esta manera est expo
niendo la filosofa a los temples de nimo. Hay que tener en cuenta
que, precisamente, Hcidcggcr pretende dejar de lado la interpretacin
de los temples de nimo en tanto que mero estado subjetivo, como si
fueran una mancha de color que no deja ver la cualidad, el aspecto sus
tancial de nuestra relacin con el mundo, como sensaciones y presen
cias que se dibujbante nuestros ojos, y pretende hacerlo mediante una
profunda investigacin acerca de cmo realmente somos cuando nos
por una situacin, por la salud, por la vida, etc. Debido a que al temoi
teme esti, a travs de eso de lo que tiene miedo, como aprisionado. Er
intento de defenderse ante eso que teme, queda, en su relacin cor
XIV
En la clase pasada nos ocupamos de lo siguiente: de que manera
y con el fundamento de qu fenmeno es posible afirmar que la estruc
tura tgo-cogiio-ngiusum es transfcriblc a otra estructura, concretamen
te a la estructura del sum, pero un sum que no es ya el que contiene
internamente en s una clase de cogitatto que podemos aprehender a
travs de la mirada de la reflexin, de la percepcin interior, del segui
miento explcitamente analtico, sino que se trata de un sum que con
tiene en si una relacin con el mundo.
Pero ustedes dirn seguramente: una relacin con el mundo eso
es precisamente esa cogitatio, una relacin intencional, una relacin
sujeto-objeto en la cual est realmente dada la relacin con eso otro
que no soy yo. De momento no nos anticipemos e intentemos enten
der lo que significa para Heidegger el abandono del cartesianismo, qu
le lleva a dejar de lado la estructura ego-cogjto-cogiuuum para concen
trarse directamente en el sum.
Recordemos en qu consiste el fenmeno del cual trata Heidegger,
considerndolo como hilo conductor de sus reflexiones. Hemos visto
cmo su anlisis comenzaba inesperadamente no en el territorio de una
estructura general, sino a partir de un fenmeno especial, a partir del
estudio de los estados de nimo. Este estudio se centraba en un estado
de nimo especial que, a resultas de ese anlisis, se reconoca como esta
do de nimo fundamental y al cual se le aplicaba la calificacin de angus
tia. Pero no es tan importante este marchamo; lo que importa son las
caractersticas de lo que en ese fenmeno se muestra y cmo lo hace.
Este temple de nimo esencial podra ser calificado, por ejemplo, como
angustia o como aburrimiento profundo. Sucede que ese aburrimien
to profundo se considera como punto de arranque para el anlisis de
la angustia. Por qu se elige este temple de nimo entre los otros? Por
que en l se muestra que todo deja de interesarnos, tanto las cosas con
cretas con las que nos encontramos en la experiencia, en el trato dia
rio, en la apertura cotidiana de nuestra vida, como nosotros mismos
para s, para nuestras propias coordenadas vitales.
Pero ;en qu consiste nuestra relacin diaria con las cosas, nues
tra experiencia diaria con las cosas comunes? O sea, qu es aquello en
159
que las cosas se nos aparecen, se muestran en lo que son?, es decir, que
son desde este punto de vista de la vida diaria? En el trato con las cosas
existe algo as como la comprensin de lo que son en su forma intrans
ferible de ser. Pero qu cosas? No de las cosas fsicas o qumicas, de
lo cual nos da noticia una ciencia moderna altamente especializada,
sino de cosas como las sillas, las casas, las ciudades, los caminos, o
sea, la comprensin de todo lo que nos rodea en la vida diaria porque
es lo que significa algo para nosotros en tanto que seres prcticos.
Tiene sentido desde el punto de vista del comportamiento practico,
nos apela en el sentido de que somos seres que nos comportamos de
forma prctica, se presentan como cosas que tienen un valor prctico,
una cierta funcin, una capacidad de servir de algo, la cual se realiza
en las funciones cotidianas tal y como las llevo a cabo yo mismo, t,
nosotros, hombro con hombro en la presencia de estas cosas, recfproTodo esto son definiciones y formas de aparecerse de las cosas prc
ticas. Nuestra experiencia original es eminentemente prctica. Eso sig
nifica que nuestra praxis no pertenece al mbito de lo objetivo, que
fuera posible contemplar slo desde fuera, como observadores puros,
sino que nuestra praxis es algo que tiene en s( una luz especial, algo que
de alguna manera se nos muestra. En nuestra praxis estn contenidos
ta operacin, sino que est ya contenido todo el proceso de compren
sin de las cosas y nuestra capacidad de encontrarnos con ellas. Este
nuestra capacidad de encontrarnos con ellas. Y eso es una capacidad
del ser corpreo. Todo lo que hacemos con las cosas se lleva a cabo con
la mediacin de nuestro cuerpo. En el momento en que nos deja de
interesar una cierta entidad, en que deja de decirnos algo, de incitar
nos a que hagamos esto o lo otro, a que reaccionemos de esta o la
tambin lo que en relacin a ello somos nosotros mismos en tanto que
entidad prctica que se encuentra con las cosas. Cuando se va consu
miendo la llamada de las cosas, al mismo tiempo se va consumiendo
la posibilidad y la capacidad de nuestro cuerpo, y nosotros en tanto
que entidad que reacciona corporalmcntc. Con lo cual se muestra que
en el aburrimicnio profundo q u e es el grado ms agudo del dcsfonslo el hundimiento del inters por las cosas, sino que nosotros mis
mos quedamos tambin modificados por ello.
La cuestin es qu es eso en lo que quedamos modificados en lti
ma instancia en ese profundo estado en el que las cosas no dejan de
estar ah, y sin embargo parece que nos han abandonado completa
mente; a pesar de que se vuelven hacia nosotros, ya no suponen el mis
mo apoyo con el que nos encontramos normalmente cuando, con xi
to o sin l en nuestras aspiraciones prcticas, eso es aparte, tratamos
diariamente con ellas. En esa situacin en la que lo nico que nos que
da es la experiencia de que nada nos dice nada, de que nada nos brinda
su apoyo, de que nada tiene ningn significado para nosotros e n ese
caso nosotros mismos quedamos reducidos a u n mero tum, al mero ser
en el cual es como si se desfondara todo lo que se apropia de las cosas,
todo lo que logra hacer algo con ellas, todo nuestro ser que est c o m o
en acuerdo con esas cosas, y permaneciera solamente ese mero tum.
Y, sin embargo, justamente entonces, sabemos que pero slo en
riores determinaciones, se encuentra en el centro de nuestra expe
riencia; slo en este sentido hablamos de existencia en tanto que natu
raleza de nuestro ser. Toda esta experiencia que hemos analizado aquf,
que hemos observado en tanto que fenmeno, prueba que el ser en el
que se llevan a cabo esos acontecimientos no puede ser aludido en tanuna sustancia indiferentemente cerrada sobre s misma. Al revs: lo que
pasa es que el ser que pertenece a esa clase es esencialmente algo abier
to en el sentido de que incluso cuando el inters queda reducido tal y
dar de l, incluso en ese momento en que a su mano tendida no se diri
ge ninguna otra mano, en una situacin de inmediato desengao, inclu
so ah tiene precisamente la mano rendida, est abierto, hay todava ah
un inters en s mismo, un inters inmediatamente desengaado. Induinters en s mismo y por su propio ser, que es algo dinmico, se cncuen-
161
los dos aspectos habituales con que hasta ahora nos encontrbamos,
por una parte un anlisis de la subjetividad y por otra de la objetivi
dad, es decir, una parte noemtica y una parte notica como en Husserl. El desvelamiento del todo no se puede descomponer y analizar en
esas dos venientes que se pertenecen la una a la otra. Es slo un aspec
to de las cosas.
El otro aspecto es nuestro propio reaccionar, nuestro encontrar
nos con las cosas, nuestra atencin a las cosas. Para explicar esto serla
til recurrir a un ejemplo concreto. Por ejemplo, nosotros, de qu
ocupamos con una serie de preguntas Filosficas, nos esforzamos por
llegar a alguna parte con ellas. Somos el profesor y los estudiantes,
queremos aprender algo, culminar algo, y todos sabemos lo que es
necesario para eso, que implica que entendemos el sentido de nuestra
instalacin aqu, de nuestra preparacin previa, del contexto histri
co, etc. Todo ello no se halla aqu tcmatizado, sin embargo no deja
mos de comprenderlo, y en ese contexto entendemos cada una de
las palabras que se dicen aqu, a partir de esa comprensin interpre
tamos cada uno de los gestos que aqu se hacen o no se hacen la
posibilidad de aprender algo, de hacerse algo; siempre se trata de esa
posibilidad. Pero esa posibilidad no es algo con lo que nos encon
tr aprender aqu, no es algo que se aparece slo cuando hay algo que
llevar a cabo explcitamente. Posibilidad es algo que las cosas nos
de decirnos, esa totalidad que es algo que podemos utilizar, que es apta
para algo, que posibilita algo.
tos de la percepcin. Husscrl se esforz por desarrollar la percepcin
en tanto que ejemplo, modelo de la presencia de las cosas mismas ante
nosotros en el original. Esto significa que tomaba las cosas en tanto que
cualidades cromticas, resistencias materiales, etc.. y despus nos deca
que todo est mostrado en perspectivas u n lado remite a otro lado,
y todas las perspectivas, en inagotable combinacin, forman el conjun
to de todas las visiones posibles de una cosa, en el que nos podemos
mover interminablemente hasta agorar la cosa misma dada originaria-
lugar del cual parten todas mis acciones posibles, el punto indispen
sable para que ese ser que hace cosas en el mundo pueda alcanzar ese
mundo. Evidentemente, todo esto presupone un habitar prctico en
el mundo. Este fenmeno no queda analizado con exactitud. Todo lo
que dice Husserl tiene una justificacin fcnomcnolgica, pero sin
embargo, lo mis fundamental de todo, es el hecho de que esa pers
pectiva nuestra no es esttica, que estamos casi como encima del espa
cio, pero no en el sentido de que nos levantemos por encima del es
pacio, sino mas bien en el sentido de que nos provecta hacia l. Estamos
en cercana de aquello de lo que nos ocupamos, ese es verdaderamen
te nuestro lugar y no aquel en el cual otros nos ven a nosotros; ese
aqu nuestro, ese centro de las perspectivas, que nunca hemos visto,
es nicamente la proyeccin de los que nos miran desde fuera a nos
otros en nuestra soledad.
Cuando atendemos desde estos presupuestos a la pregunta acerca
de nuestros intereses personales y a sus relaciones con los adverbios de
lugar, nos damos cuenta de que todo aquello que se desprenda de las
explicaciones de Husserl ahora se complica esencialmente. La com
posicin yo-aqu no es una estructura primaria; toda la estructura yo,
en tanto que existente aqu, tu-ahf, es elresultadode un proceso de
nales. En ellas hablamos siempre desde nuestro punto de vista, pero
nos ponemos al mismo tiempo en el lugar del otro. Esta especial reali
zacinrecprocaes la condicin de posibilidad de una especial com
prensin mutua que se da en la conversacin. Tenemos la sensacin
de que entendemos lo que el otro expresa de una forma casi inmedia
ta, de que el sentido que de formarecprocanos intercambiamos se ori
gina en nosotros mismos y al mismo tiempo nos llega de algn sitio.
frente a un hacerse nico.
Volvamos ahora a la situacin de nuestra comprensin. I J com
prensin humana es siempre una comprensin de las propias posibi
lidades. Naturalmente, ese propias no aparece aqu con el sentido de
lo que es nicamente mo, se trata de unas posibilidades que podra
mos llamar annimas. Estas posibilidades se vuelven hacia m para que
yo haga algo con ellas; al mismo tiempo, yo, a quien hablan desde
169
all esas posibilidades, respondo. Este hecho de que todas las cosas estn
como injertadas en el mbito de la posibilidad, que tienen su lugar
en los parmetros de la posibilidad capacidad, incapacidad, habili
dad, aplicabilidad nos muestra que la forma ms originaria de nues
tro entendimiento de las cosas est en dependencia directa de la forma
en que nos abren esa posibilidad.
Qu es el mundo en su sentido originario?
Por una parte, el mundo en el temple de nimo es un universo de
cosas que est desvelado con vistas a erigirse en objeto explcito. Por
otra parte, todo aquello con lo que nos podemos encontrar est inser
to en un cieno mbito de comprensibilidad que entronca directamen
te con las posibilidades al alcance. Aquello con lo que nos podemos
encontrar pertenece a la esfera de nuestras posibilidades. En este sen
tido el mundo es el mbito de nuestras posibilidades.
Con estos dos trminos queda delimitado lo que siempre, en todas
las circunstancias, pertenece a nuestro ser-en-el-mundo. Este scr-ahl"
(Daiein) sucede siempre dinmicamente enrelacincon las posibili
dades que se le presentan; un desvelamiento no objetivo del universo
en total es lo que acoge esa dinmica.
Segn hemos visto, todas las posibilidades que se nos ofrecen
migo mismo, es decir, con mi mismo -yo puedo. Lo cual no sucede
en el aislamiento del s(, en lareflexin,sino por una parte en el tem
ple y por otra mediante el ingreso en la esfera de las posibilidades que
se presentan. Este todo, este estar dentro y este ingreso, todo lo
que siempre ya soy, y todo lo que me llama, lo que todava no soy,
pero puedo ser esta doble apertura es al mismo tiempo lo que hace
posible que me pueda situar espacialmentc entre las cosas, que me
verso desvelado en su totalidad y, sin embargo, todava no ha reali
zado lo que puede posteriormente realizar en el momento en que
alcanza las cosas. En el momento en que reconocemos esta estruc
tura: ya-an no, aqul-ahl; en el momento en que nos damos cuenta
de ese espacio propio que el scr-ahl no ocupa, sino que ms bien es,
49. Aqu apanxr por primera vtzpoiy para referirse ll Dattin. (N. dd R.)
170
entonces nos damos cuenta de que ese scr-ahf es una especie de esti
ramiento, un unitario salir fuera de si, ms all de si, hacia delante,
hacia las cosas. Y todo esto en un acto nico, aunque no un acto en
el sentido husserliano. Todo ello en una unidad. De esta forma, el
ser-ah( es, con todo su ser, una distancia, una lejana, es espacio en el
cual y slo en el cual se descubren las cosas. Y de esa manera podra
ser que todo lo que Husserl esperaba de la subjetividad trascenden
tal es decir, que fuera capaz de mostrar cmo a partir de ella mis
ma como fundamento nace y se mantiene el mundo objetivo, todo
ello puede ser realizado desde el punto de vista del scr-ahf en el mun
do segn la concepcin de Hcidcggcr. Pero no es asi.
XV
En la dase pasada intentamos reproducir la gnesis de dos momen
tos fundamentales y estructurales del scr-ahf: el temple de nimo" y la
comprensin. Hoy vamos a volver a destacar las caractersticas de estos
habla. Posteriormente, mediante el anlisis de los lies momentos funda
mentales de la estructura del scr-ah, pasaremos al diseo de una de las
posibilidades fundamentales en las que al scr-ahf le es dado existir, es
decir, de aquella posibilidad en que existe como dice Hcidcggcr pri
meramente y ya casi siempre."
Que* es lo que los momentos esenciales o aspectos del temple de
nimo nos dejan vislumbrar?
checa y apala de Srirt undZtil. Elias son.- Bitrytlltrmpo, liad. Jase Gaos, Madrid,
Hondo de Cultura Econmica. 2001. y ByilulM. irad. Ivan Chvailk. Pavcl Kouba.
MirasJav Pcir&k jr. yJif Nemcc, Praga. Oilcoymcnh, 1996. En d apartado 38, eHcrmino choco vrlmose corresponde con el aladodtyntoinducido por Gaos.
172
nado, rechazado, etc. Pero no hay nada de eso. Por ejemplo, los fran
ceses traducen: JMlicrion el termino sugiere precisamente algo pare
cido. En realidad, el concepto hcideggcrano alude nicamente a la cir
cunstancia fundamental de que ese momento afectivo de nuestra
autocomprensin nos pone en estado de abiertos respecto a nuestra
propia situacin en el mundo. Toda postura hacia el mundo y hacia
nosotros mismos se desarrolla ya siempre a partir de ella; sin ella no
es posible ninguna autocomprensin, ninguna autorreflcxin, ningu
na relacin con uno mismo, no es posible tampoco reflexin alguna
acerca de lo que sea aqu est el fundamento y el comienzo.
El tercer momento importante del temple de nimo es el hecho de
que el estado de yecto, que es al mismo tiempo desvelamiento de nues
tro arraigo en el universo en total, es el fundamento de toda posible
afeccin. Por ejemplo, las afecciones que provienen de los sentidos slo
son posibles a panir de su fundamento. Lo que el mundo nos dice, sus
llamadas, lo que nos toca desde el mundo de las cosas, todo ello debe
erigirse a panir del fundamento de nuestro originario encontrarnos en
el mundo que se da en la esfera del temple. Lo cual, por ejemplo, sig
nifica que no es posible interpretar la percepcin, la sensacin, mera
mente como algo que se aparece. El aparecerse es la forma especial de
ser que tienen las cosas, y nosotros podemos solamente constatarlas. La
sensacin, la percepcin nunca es una mera constatacin, sino que siem
pre esti en relacin con una cierta atraccin-repulsin, es algo que nos
apela en tanto que seres afectivamente arraigados en el mundo. Por ello,
todo nuestro aparato sensorial, todo el amplio margen de nuestro con
tacto con el mundo, con aquello que se da en el original, es decir, en
el contacto sensorial, est siempre en estrecha relacin con nuestra afeeno es un mosaico de cualidades c impresiones que cada uno tiene exclu
sivamente, carente de contacto con los dems, sino que es unitariamen
te una afectividad originara, una atraccin y una repulsin originaras,
una unidad de nuestras impresiones en forma de miedo, belleza, subli
midad, banalidad, trivialidad, insignificancia, etc. Slo con el funda
mento de lo que hace que cierras impresiones puedan serlo verdade
ramente, es decir, que puedan apelar a la condicin de nuestro arraigo
originario en el mundo, slo con ese fundamento puede ser que pos173
las cosas en su propio ser. Por otra pane la comprensin de un ser tal y
como somos nosotros mismos. La comprensin de uno mismo en tan
to que uno que utiliza las cosas, uno para quien las cosas apuntan pre
cisamente a ellas mismas en tanto quefinalidad,un ser para el cual lo
primero que tiene sentido es la utilidad y la esfera pragmtica de las cosas.
cQut
forma tiene nuestra manera fundamental de comprender?
No se trata, ni en el primero ni en el segundo caso, de un conocimien
to tcmatizado de los contextos aludidos, ni en ninguno de sus con
textos posibles es decir, ni en el contexto en el que estn implica
das las cosas en sentido meramente pragmtico, ni en el que estn
implicadas las cosas y el ser-ah(, ni mucho menos en el contexto ms
propio del scr-ahf. En el trato con las cosas y en aquello que incesan
temente comprendemos desde el punto de vista de las posibilidades en
tanto que posibilidades de empleo, de utilizacin, realizamos una com
prensin de la forma existenciara del ser, pero ello no significa una
comprensin para la cual el scr-ahf quede tcmatizado en su aspecto
ptico, ni tampoco una comprensin explcita del ser del scr-ahf. No
se trata de una comprensin explcita sino puramente prctica. Y pre
cisamente es a esta comprensin a la que debemos preguntar en el an
lisis filosfico lo siguiente: de qu clase es esta posibilidad a la que no
dejamos de referirnos cuando decimos que el scr-ahf es incesantemen
te un ser en las posibilidades.
cuidadosamente, sefijaen la diferencia entre el tratamiento del con
cepto de posibilidad en la esfera del aparecer y en la esfera del scr-ahf.
En la esfera del mero aparecer en el mbito de los entes y en sus
estructuras internas que les corresponden, en el mero aparecerse que
todavfa no tiene carcter pragmtico ni tampoco el mismo carcter
desarticulado en la constatacin observadora la posibilidad es siem
pre algo inferior y algo derivado respecto a las modalidades de lo real
ca es necesaria. Puede decirse, en cierto sentido, que slo lo real, lo que
nos apela con la inminencia que posee la vida, nos deja deducir lo
que es posible. Todo esto deja bastante clara la deficiencia dcJ con
cepto de posibilidad en la esfera del mero aparecer.
del scr-ahf por otro, podramos ver que su pensamiento est directa
mente dirigido contra la filosofa que comienza con el mero aparecer,
la cual cree poder obviar la fcticidad original que, desde el princi
pio, vivir es algo que sucede sobre el fundamento de la siguiente fc
ticidad: que soy y estoy emplazado a ser. & y significa, al mismo tiem
po, tengo que ser. Tengo que no en el sentido de una necesidad objetiva,
sino que se me impone esa tarea y la tengo querealizar,lo cual signi
fica que tengo una serie de posibilidades, que existo en esas posibilida
des. En vista de esto, es secundario que se pueda descomponer de cr
ea forma el existir de esas posibilidades.
Antes de entrar en esa descomposicin, debemos completar algo
importante en relacin todava con la comprensin. Existe una cierta
simetra entre el estado de yecto y la comprensin que, de alguna mane
ra, es posible expresar. Las posibilidades en las cuales existe el scr-ah
no son posibilidades aisladas. El ser-ah existe en una cierta situacin,
en unas posibilidades, precisamente para el, tcticamente abiertas. El
scr-ahf est algo as como lanzado a sus posibilidades. Pero no de mane
ra que este encontrarse como lanzado al mundo determine al hombre
sin que l pueda hacer nada; ms bien es un lanzar que 1 mismo lle
va a cabo, que recoge y prolonga. A ese lanzamiento, a ese pro-yecto
lanzado es posible entenderlo en tanto que lugar propio de la compren
sin. Cuando el hombre entiende lo que es I y el mundo, entonces es
un proyecto lanzado.
El tercer existenciario peculiaridad ontolgica de la existencia,
"esencia", del ser-ah, que, segn Heidcgger, es tan bsico como el
temple de nimo/estado de yecto, como el comprender/proyecto es
el habla. Para poder entender en qu sentido Heidcgger dice que exisel anlisis.
El concepto hcidcggcriano de habla no serefiereal hablar, sino a
toda la articulacin de nuestro comprender, tal y como se despliega en
la cotidiana consecucin de nuestra existencia, en la percepcin, en el
trato con las cosas, en nuestro cuidarnos de las cosas. No es desarti
culado ese cuidado; continuamente sabemos de qu nos cuidamos, con
qu tratamos, con qu cosas nosrelacionamosen ese proceder. A esta
articulacin serefiereHeidcgger con el concepto de habla. En ella est
178
contenido que esto es una silla, una barrera entre el profesor y los estu
diantes. Tan pronto como hago uso de las cosas presentes, todo esto es
algo que se encuentra ya siempre aqu, independientemente de que
se lleve a cabo una explcita actividad lingstica o no. Todo son arti
culaciones. No hay ante m un todo desarticulado, sino que todo con
lo que me relaciono tiene su forma determinada, su propio carcter,
y ello de tal manera que el resto de las cosas se le corresponden al
mismo tiempo tambin articuladamente. Lo que tengo ante m lo articsti aqu delante de m en tanto que mesa. Ya en la comn percepcin
y en el comn tratamiento de las cosas tengo una estructura: algo en
tanto que algo. Esta estructura no est dada en forma de juicio de
que algo es esto o lo otro, sino que aparece ya de forma pre-predicativa.
El sentido del habla es verdaderamente esta articulacin. Articu
lacin de que? De aquello que podemos comprender. Y a lo que pode
mos comprender, y a lo que cada uno puede comprender en una situa
cin determinada lo llamamos sentido. El habla articula el sentido.
El sentido es pensablc slo desde el punto de vista del scr-ahf, no exis
te algo como el sentido en s. El ser-ah es el que articula el sentido. Su
trato con las cosas, el lanzar su proyecto, es la cuna de todo sentido y,
por tanto, tambin del habla. En el momento en que el habla se hace
expresin, se conviene en algo objetivo, en algo que ha abandonado el
lugar de su nacimiento y, sobre todo, en su forma de fijacin grfica,
se hace expresin lingstica o incluso expresin literaria. Esto lo pode
mos analizar en su estructura general y entonces estamos hablando
de lenguaje. Pero el lugar originario de nacimiento del lenguaje es el
habla. El habla tiene su lugar en el scr-ahf, es decir, en algo que no tie
ne el carcter ontolgico de las cosas, de lo que se aparece, sino el carc
ter del ser en el mundo. Hcidcgger dice que los griegos vieron este
aspecto del habla: en griego no existe una expresin correspondiente
a nuestro trmino de lenguaje. Acaso YXcooa, pero Xiyoc, significa
habla, no lenguaje.
El habla tiene tambin unas determinadas modalidades, lo mismo
que los precedentes momentos esenciales, el temple de nimo y la com
prensin, tenan cambien sus modalidades. Puede destacarse algo seme
jante acerca del habla.
XVI
Para acceder a una visin panormica del aparato fenomenologa)
con ayuda del cual trabaja Heideggcr en el tiempo de la redaccin de
Sein unJZeii, haremos un esquema de los conceptos existenciarios"
principales, con los cuales hemos tenido ya un primer contacto. Hay
que tener continuamente en cuenta estos conceptos, ya que son indis
pensables, conforme vayamos avanzando en nuestras consideraciones,
para entender de que manera se profundiza en ellos y se nos mues
tran en nuevos contextos. Las ideas fundamentales con las que traba
ja Heideggcr parten de esa red de estructuras, las cuales aparecen siem-
pre bajo nueva luz y de forma mis profunda. Porque de lo que se tra
ta es de ver el carcter ubrrimo de ese sum. Sum en unto que existen
cia es una forma especial de ser, no rcducible a la mera presencia, a
un mero darse que se presentara ante una mirada cualquiera.
Las primeras estructuras fundamentales son las siguientes:
El temple de nimo" (BrfiuUichkri) el cmo nos va. No se tra
ta de un anlisis psicolgico de estados espirituales, sino de un anlisis
oniolgico de las formas de ser de un determinado ente, el cual es de
forma bien distinta que las cosas. La disposicin afectiva tiene la carac
terstica de que, en ella, el mundo en su totalidad se encuentra presen
te, descubierto, pero de ninguna manera en tanto que objeto. Al mismo
tiempo, yo mismo, ese sum y ello al mismo tiempo, uno momento
, estoy situado en el mundo en total. El temple de nimo me pone en
tanto que ente ante m mismo en el mundo; me pone en el mundo de
una forma especial tal que me pone de alguna manera a mi mismo res
pecto de mi mismo ser en el mundo ya sea que me vuelvo hacia l o
que me aparto de l. En el temple y de ello su carcter especial, des
cubro en un sentido extrao lo que ya siempre antes de nada soy. Si
llevo a cabo algo, si hago planes acerca de algo, ya siempre antes soy.
En todo lo que concluyo ya est presupuesto algo acerca de lo cual yo no
puedo decidir, no he decidido nada, algo que es ya antes y que soy yo.
Ese estar puesto en el mundo no es todo, es slo un aspecto del
hecho de que estoy en el mundo no meramente como cosa, sino que
en l incesantemente me pongo a la altura de lo que desde el mundo
llega hasta mi en forma de posibilidades. Vivo en el mundo en las pro
pias posibilidades. Las cosas me hablan, me dicen lo que puedo y lo
que debo hacer. Las cosas estn ah para algo, contienen una llamada,
son utilidades, ayudas, obstculos. Esa utilidad de las cosas muestra
que hay algo que lo posibilita, es decir, el hecho de que me puedo
tratar con las cosas. Lo cual significa: existo siempre en las propias posi
bilidades, las comprendo.
lo que
55. Vale M. Hcideggcr. Sein unZtiu Tubinga. Mai Niemcyei Vcriag. 1967,
aparrado 32, p. 150.
tr. al. inducen despus, sin embargo, mucho mis VumXnKnK pttd-e-vztt. p. 182. Vi
57. Hcideggcr. p. 150. Gaos, p. 168: .ver previo.. (N. del T.)
187
el componente vor. Es imposible expresarlo adecuadamente en checo. En la partcula zi" se expresan resonancias espaciales; a travs de
ella no alcanza expresin el componente temporal. En el contexto de
mi tener previo (la docencia) de repente tengo que escribir en la pizarra
este esquema del que estoy hablando. A esto se corresponde un deter
minado ver previo que me descubre esta cosa y me permite utilizarlo
algo ulterior, precisamente a travs de aquello que me permite hacerlo
realidad de un modo concreto. Podra quizi completar este esquema
que dibujo en la pizarra con otros medios, por ejemplo utilizando un
proyector, etc. Este m o d o concreto que tomo c o m o realizacin del
ver previo es el concebir previo" (Vorgriff).
Estos tres elementos pertenecen esencialmente a la interpretacin, al
mis comn trato y comprensin de las cosas, y a la cuestin de sus ren
dimientos, con los cuales nos encontramos en la vida. Qu significan
estos tres elementos? Significan que nunca en nuestra vida nos hallamos
en directa confrontacin con los hechos desnudos y recin originados, y
que la experiencia nunca se reduce a un mero registro de datos. Expe
riencia es siempre interpretacin. La silla, la mesa, el aula y el resto de las
cosas con las que nos encontramos, p/agmau, son competencias del enten
der y del interpretar, no de la mera recepcin. Lo cual no significa que
sean nuestras creaciones. M i s bien al contrario: la comprensin, a pesar
de que no es una recepcin pasiva, es comprensin de algo que es, es
comprensin precisamente porque es comprensin de un cieno ente.
Todas estas estructuras son estructuras de nuestras relaciones con
el ser, de nuestra comprensin del ser, a partir de cuyo fundamento y
slo a partir de l nos podemos encontrar con los entes, ya se trate de
entes otros o propios, distintos o semejantes a nosotros mismos.
Se ha dicho que estas tres estructuras fundamentales (el temple de
i n i m o , la comprensin y la interpretacin o el habla) las hemos ana-
58. Porque se a t i refiriendo a los trminos checos que acaba de utilizar eJtVr,
plano, visa, zdmpi atar pensativo, y zdmh. finalidad. (N. dd 1'.)
59. Patoelu utiliza ifer/n. anticipacin yffrJJm, como prc-coger. Chvatlk ci
al. rraducen mis literalmentepmt-poj*t prc-concepto. Sigo la nomenclatura de Gaos.
(N.ddT.)
188
ta, segn parra, de una manifestacin dialectal y antigua de la zona de $umava, al sur
nzonablcfiientc- para significar b situacin c unbetmlith. o sea. de allanamiento y
194
XVII
El ser-ahf ha sido caracterizado c o m o ser en el mundo. El fen
meno de ese en ha sido imbricado en el encontrarse y en la compren
sin, lo cual se articulaba en el habla. Con el habla se relaciona el fen
meno en cafda de la conversacin no objetiva, las habladuras, el hablar
vado; la comprensin tiene siempre, hombro con hombro, el fenme
no degenerado del aran de novedades y de la vaguedad. Estos fenmenos
muestran quin es el sujeto del originario y ms comn ser en el mun
do: el annimo pblico. Posteriormente, hemos llevado a cabo el per
tinente anlisis de la impropiedad y del inautntico ser en el mundo.
Hemos expuesto despus en qu consiste esa particularmente de
sasosegados caracterstica del inautntico ser-ahf: se trataba de su cali
dad de fragmentario, de su incompatibilidad con un determinado
yo, de su irresponsabilidad. Un ser-ahf en estas circunstancias es esen
cialmente algo carente de unidad, disperso entre las cosas individuales,
confinado a los lmites del momento. N o obstante, este entramado
63. Para hablar de la forma propia c impropia dd Dastin. Patoeka lo har en trda vUmUimUmi. pan lo segundo, aulnirittymiiimiritk? (N. dd R.)
199
que tiene un matiz temporal. Palocka opone cxplflafncnlc lo espacial dd primo ter
mino ptnbef con lo temporal dd segundo xJtuj. Y alude al significado tcmpotal
dd prefijo s c u d t easovc'm smyslu. Para mantener la oposicin empleo para phle con b que hay que enfrentarse y. para d segundo. xAtej, asechanza, con un maliz
que utiliza Gaos. (N.ddT.)
fefcnie y Rivera como irreincctiva-. Optamos poi d termino de Gaos por pareccrnos mis cercano al termino checo y mis comprensible en castellano. Cf. Gaos. p. 282
cin de Rivera a su traduccin de Srry Tttmpe). (N. del R.)
203
lamente con la visin de estefinalque sobreviene desde fuera en tanmismos la verdad de que se trata de nuestra posibilidad mis intransfe
rible, irreferente, insuperable.
Todava hay un aspecto ms al que debemos referirnos. Esta for
ma de ver la muerte nos lleva a dividir nuestra vida en dos fases dife
rentes: por una parte, lo que llevamos a cabo en los instantes indivi
duales; por otra parte lo que nos espera, lo que est diferido y de
momento no nos afecta. En el primer mbito de lo que todava nos
est permitido, somos seores de nosotros mismos. Aqu se siguen nues
tras disposiciones, que nadie nos diga lo que tenemos que hacer pues
inocente a primera vista y sin embargo es, en realidad, el fundamento
ontolgico sobre el cual descansa toda irresponsabilidad vital, todo
retraimiento dentro de uno mismo y toda negligencia con respecto a
las posibilidades propias y a las de los dems. Aqu se origina la posi
bilidad de la cerrazn, de la inaceptacin que se despliega en torno sin
permitir nada ms que la propia promocin y disgustada de todo lo
que no sea sus propios dominios. El a n n i m o nos tranquiliza, nos
alivia, pero al mismo tiempo tambin nos aisla.
Vemos ahora que tambin ese cotidiano ser relativamente a la muer
te, que se niega a s mismo esa propiedad, es precisamente un ser rela
tivamente a sufinal,aunque sea en forma de clusin, ocultacin, doble
bles. Nuestro annimo ya al mismo tiempo tiene conocimiento de su
final y no sabe nada de I, es relativamente a su propiofinaly al mis
m o tiempo es como si no fuera. Una cmoda indiferencia es lo que le
importafinalmente,y la verdad es que acaba consiguindola. Al mismo
tiempo, sabemos lo que significa, por contra, la seguridad que tenemos
acerca de nuestro propiofin.N o es una seguridad acerca de un acto
emprico que podemos constatar y punto. Elfinpertenece a la estruc
tura ontolgica de nuestro sum, de nuestro ser en tanto que ser-ahl.
Hoy se habla a menudo del problema de la prolongacin de la vida
ad indefinilum. Desde un punto de vista estrictamente biolgico no es
un problema irresoluble. Se trata de una circunstancia con la que cuen
ta la biologa de hoy aunque posiblemente no en formas de vida
205
implicacin que do. Gaos induce por finar-. Rivera por -fenecer-. De nuevo, loma-
hacer posible esa asimilacin hay que llevar a cabo un contraste con la
forma cada de ser relativamente alfinal,aquella en que el ser se cierra
en s mismo y se oculta a s mismo su propiofin.Evidentemente, cuan
do hemos hablado acerca de las caractersticas bsicas del ser relativa
mente alfinalrelativamente a esa la mis propia, irreferente, la mis
intransferible de las posibilidades, nos referamos al hecho de tener
tales aspeaos ante los ojos, lo cual no es lo mismo que tener concien
cia acerca de ellos, mirarlos y reconocerlos en modo de contemplacin
intelectual; de lo que se trataba era de tenerlos presentes y de vivir en
esa presencia. ;Qu significa esa contemplacin? De nuevo, no se tra
ta de una contemplacin de ciertos estados espirituales aprehendidos
en la reflexin, sino que, por ejemplo, cuando se trata de la iniransfcribilidad, lo que significa es que comprendemos la propia intransferi
ble posibilidad radical, es decir, que entendemos que todas nuestras
otras posibilidades son intransferibles. Y entonces eso significa que nun
ca nos vamos a absolutizar, ni a divinizar, ni a convertir en centro de
nada. Significa meramente objetividad, la cual sin embargo no impli
ca no-personalidad, sino que esti radicada en el ncleo mis profun
do de nuestra personalidad. Es la apertura. Esa presencia y ese man
tenimiento ante la misma slo en ese momento es cuando llegamos
a algo asi como una normalidad vital. Lo cual significa desembarazar
se del incesante remoloneo alrededor del yo en tanto que centro absolutizado de la vida. Significa desembarazarse del autismo. Compren
der lafinitudde todas las posibilidades. Significa tambin ver al otro
en tanto que otro en sus propias posibilidades y dejar que se desarro
lle en ellas dejarlo ser. Esto por una pane. Por otra, slo desde esta
perspectiva podemos existir en total, dedicarnos en total a alguna tota
lidad y dar a la propia vida un sentido total.
Al mismo tiempo, tenemos ante nosotros una de las fuentes de lo
que podramos llamar reflexin. La relacin del hombre consigo mis
mo y la relacin explcita del hombre consigo mismo es algo que per
tenece a su estructura ontolgica. Pero esta relacin con uno mismo es
posible llevarla a cabo de dos formas diferentes: o bien me veo a m
mismo vagamente, como a travs de un cristal empaado, de forma
inautentica, o bien hago frente al problema. Esta es la clave de la refle
xin. La reflexin no es una simple mirada, algo que afect a Descar207
XVIII
En la clase anterior nos ocupamos de la pregunta acerca de una
posible totalidad de la existencia. Debido a que al principio el anli
sis fcnomenolgico lo aplicamos a formas impropias e inautenticas
de la existencia, la cuestin era la posibilidad del paso de la existencia
impropia a la existencia en total, a la existencia dentro de un proyec
to total. Hemos abordado el anlisis de la existencia con miras a lo que
posibilita que la existencia se aprehenda y se comprenda a s misma en
su totalidad, en tanto que algo que no est disgregado en fases indivi
duales, sino como algo que forma una totalidad y en esa medida est
clausurado. Al final, esta pretensin nos ha llevado al anlisis de la vida
humana en referencia a su clausura en s, a su final. Hemos visto des
pus cmo la totalidad de la existencia no se puede reducir a ningn
modelo que se encuentre fuera de esa misma existencia. La existencia
no es un todo en el sentido de un todo que est ah presente, una suma,
un organismo, una obra, sino que cuando se habla de totalidad de la
existencia nos referimos a algo especfico. Hemos hablado de la tesitu
ra en la que se encuentra permanentemente la vida, y procuramos ana
lizar la forma especial de ser relativamente al final que tiene el hombre,
la relacin con el propio fin, la cual no es ni meditacin acerca de la
finitud de la vida ni una psicologa de los estados postreros sino ms
bien un especfico ser relativamente a un final, a ese final que rete
la muerte no significa algo macabro, ni la consideracin gratuita de un
209
210
to a los otros. Es algo tan originario como el uso de las cosas, a travs
del cual uno llega a comprenderse a s mismo. Los otros son sujetos
como nosotros que tambin se ocupan de las cosas y que tratan con las
cosas.'' Por ello estamos de alguna manera conectados en una especie
de identidad. Del trato conjunto que tenemos ellos y yo en ese equi
librio con las cosas se puede pasar al trato directo con esos otros que
estn en el mundo en nuestra proximidad; aparte de la atencin a las
cosas, podemos prestar una atencin directa a los otros. El inters en
el prjimo es tan Intimo y tan fundamental que slo con el trasfbndo
de nuestra vida comn con los derrus podemos entender la verdad esen
cial de lo que somos nosotros mismos en u n t o que quienes viven en
el trato con las cosas. Sin esa preferencia del habitar comn a las rela
ciones utilitarias no sera explicable la aparicin del annimo pbli
co. Estamos originariamente interesados en el habitar comn, que
supone tanto para nosotros. De ah ese fenmeno especial de que siemte se desarrolla nuestro ser en el mundo no estamos nicamente cada
uno de nosotros, sino tambin esos otros con los cuales hablamos, con
los que nos nivelamos. El habitar comn no es una yuxtaposicin indi
ferente, un mero estar uno al lado del otro, as como parece a prime
ra vista. En realidad no se trata de algo tan neutral, sino de una for
ma de ser segn la cual ponemos muchsima atencin a ver cmo nos
aparecemos a ojos de los dems, nos contemplamos continuamente,
nos observamos mutuamente. El fenmeno del annimo impersonal
se explica realmente con el hecho de que junto al mero estar unos juntra. Es una continua carrera consigo mismo para adelantarse a uno mis
mo, una continua necesidad de no quedarse atrs, la atmsfera de la
continua observacin del otro. Verdaderamente es aqu donde se ori
gina el annimo pblico, el mediocre y externamente advenedizo, exter
namente compuesto, yo. El yo que piensa como se piensa, que valora
71. En checo: DruxJjwu pro rub potu-iubjtlit} ipQlu-whiztjkimi. ipolu-obturavttii vM~. Juega con el demento tpotu, equivalente aqu al alemn mit (utilizado por ejemplo en tpolubyli. ipolupobp...). Literalmente significara: -Lol otros ton co-
como se valora y que habla lo mismo que habla la genie, c t c Todos sus
intereses y lo que representa en el mundo y en la sociedad es algo que
se dispone segn esa coexistencia, y ello de tal manera que no puede
desarrollar la vida que proviene de las renles propias.
;Qu implica, segn Heidegger, la aparicin de la conciencia moral?
La conciencia moral pertenece al mbito de la comprensin d e la
autocomprensin. En la comprensin, juega un papel esencial el habla,
la comprensin queda articulada en el habla. El hecho de que la con
ciencia es un fenmeno de la comprensin se expresa, utilizando una
metfora comn y extendida, cuando hablamos de la voz de la con
ciencia. La conciencia es una voz. Esta voz habla su propio lenguaje.
Debemos representarnos la relacin entre la comprensin y el habla.
La comprensinformuladaexplcitamente es algo distinto del habla.
Para el habla la explicacin es un fenmeno secundario, el habla es ori
ginariamente articulacin del sentido. Tambin cuando tratamos el
fenmeno de la conciencia moral nos encontramos con un fenmeno
especial del habla, que se proclama en m o d o de silencio. El silencio
es una forma de habla. La voz de la conciencia moral se manifiesta ape
lando a algo pero, no obstante, hacindolo en silencio.
La conciencia moral tal y como Heidegger nos la presenta no
es ningn daimonion que dice lio no. Ese viejo daimonion socrtico es
una voz curiosa que nunca le dice a Scrates lo que tiene que hacer,
sino que slo le advierte cuando hay algo que no debe hacer. Pero inclu
so en esta antiqusima forma se manifiesta un fenmeno especial del
habla en m o d o de silencio. El daimonion es naturalmente un fendeggcn pertenece al mbito de la tica, mientras que de lo que se tra
ta aqu es de una estructura puramente oncolgica.
Al intentar determinar este fenmeno nos encontramos con una
paradoja: por una pane, el habla en modo de silencio; por otra pane, la
apelacin; es como si no cuadrara una cosa con otra. Llamar es algo que
hacemos cuando queremos que alguien se vuelva, apelamos a quien que
remos que se de la vuelta. Alguien le pregunta a otro por el camino y,
cuando el que preguntaba se va por donde no es, el otro, vindolo mal
encaminado, lo llama. Tambin la palabra apelacin o voz de la conciencia designa precisamente que de lo que se trata es de algo asi como
un aviso, un ademn para que se vuelva uno. Silencio: voz que no dice
nada poique no hay nada que decir a quienes, como nosotros, estamos
como dispersos y extraviados entre las cosas.
Esta voz que nos dice que nos volvamos parece que fuera algo
ajeno a nosotros mismos. Nos aproximamos con ello a la fuente de la
interpretacin de la conciencia moral como voz de un ser superior,
como algo en nosotros que no proviene de nosotros. Hay interpreta
ciones teolgicas de la conciencia moral segn las cuales en ella se oyen
los ecos de la voz de dios. Pero de quin es realmente esa voz es algo
que se nos muestra cuando confrontamos el fenmeno de la concien
cia moral con el del annimo pblico. En tanto que enajenados de no
sotros mismos y dispersos en el mundo, en tanto que annimo pbli
co no nos queda ms remedio que sentir esa voz como algo extrao; es
algo que se encuentra en la lgica misma de ese fenmeno. Su emisor
real lo conocemos a travs del destinatario. El destinatario es el enajedemos cuando nos damos cuenta de la manera en que se apela al an
nimo pblico. Esa voz apela al annimo pblico de manera que se hace
no existiera. Es como una mirada silenciosa que se posa en algo; una
mirada que se fija en algo, pero que es como si no viera, que mira como
a travs. Todo aquello con lo que el annimo pblico se da impor
tancia, todo lo que se figura, sus intereses y su forma de hablar y su
ambigedad, todo ello de repente queda obsoleto. Todo aquello con lo
que, digamos, se justifica, todas las cosas bsicas, todos sus valores,
los pretextos de sus acciones y de su autoestimacin, todo eso deja de
tener vigencia. Ello es as( porque la conciencia moral apela a nuestro
de inhospitalidad en el mundo caracterstica del hombre, reclama esta
situacin radicalmente originaria, este temple de nimo primero, es decir,
nos apela a la primigenia situacin del scr-ahf en su estar puesto en el
mundo. Todo aquello con lo que el annimo pblico esperanzadamen
te pretende sustraerse a esa situacin, todo lo que le sirve de alivio y le
aligera de esa carga, de repente no vale nada, porque esta voz no escucha
tales cosas, no se dirige a ellas. Ese annimo pblico esa voz no la quie
re or, aunque realmente est hablando en direccin hacia l.
Esa voz que nos habla de esa manera reclama nuestro yo hacia su
situacin mis originaria. En qu consiste esa situacin originaria? En el
hecho de que somos y debemos ser, de que se nos ha adjudicado el ser
en una desnuda e injustificada fcticidad yfinitud,una situacin a la que
nos abre la angustia, que es el temple de animo absolutamente origina
rio, que es d situamos en el mundo absolutamente mis originario. Por
eso el fenmeno de la conciencia moral se dira que aparentemente care
ce de motivacin y de justificacin. El fenmeno de la conciencia moral
no es algo que se proclama con motivo de un delito, sino que se desen
cadena meramente porque s. N o tiene por qu ser necesariamente algo
que reacciona ante la culpa. Diciendo esto, estamos cerrndolo y reinterprerindolo. La conciencia moral surge de las profundidades como una
voz que nos recuerda quines somos en el fondo de nuestra existencia.
Ese de hecho somos y debemos llevar a cabo nuestro ser- no significa
sufrimiento y hundimiento en la melancola, lo que significa es que nues
tro ser no es un trozo de lava en la luna, dicho con palabras de Fichte,
sino algo que nos ha sido confiado y que tenemos que realizar y ello en
una situacin actual que csti presente, en la cual estamos puestos sin que
podamos imaginarnos otra. N o somos aquello que nos gustara hacer
con nuestra existencia, sino que nuestra existencia ya csti decidida, csti
programada de alguna manera por algo que no es ella misma.
Existir significa vivir en las posibilidades, pero no en unas posibi
lidades de carcter abstracto. Vivir en las posibilidades significa hacer
lo con respecto a un programa prictico que llevamos a cabo en tanto
que seres prcticos, en tanto que existencia que csti siempre motiva
da y arrojada siempre sobre algo, adoptando siempre una actitud con
la que esa existencia se identifica. Las posibilidades individuales de nues
tra vida se subordinan a un concepto mis elevado, al programa de cada
da, y este de nuevo a un programa vital, el cualfinalmentees o bien
un programa de existencia inautntica establecida desde fuera la vida
est siempre originariamente prescrita desde fuera, o bien significa
la conquista de esa sima profunda, el amanecer de algo como la exisLa conciencia moral nos apela a esta situacin absolutamente ori
ginaria, de la cual no somos nosotros el fundamento sino al revs, esta
mos en ella fundamentada, es en ella en donde nuestra vida se desarro215
Ha. Ese no, esa ncgatividad especial a la cual nos inclina esta voz, es el
fundamento de todas las carencias de nuestra vida lo ms propio que
hay en nosotros y a lo cual debo responder. Estoy situado en la vida de
tal forma que yo no soy el fundamento, sino que estoy ya siempre arro
jado a ella en vez de ser yo el que arroja." No soy yo el que arroja, sino
que soy arrojado. Estoy arrojado, pero ese proyecto no lo he determi
nado yo. En ello consiste la carencia originaria, la culpabilidad origi
naria, fuente de toda posible ulterior culpabilidad. Slo el ser que tie
ne ese no en sus fundamentos ontolgicos puede sentir despus la culpa
en cada caso particular.
La voz de la conciencia moral nos remite a la situacin absolutado en una determinada ncgatividad, que parte originariamente de una
situacin de culpabilidad esencial. Ahora se hace evidente por qu
esa voz tiene que hacerle arco al annimo pblico, el cual, en todo caso,
si la oye, queda en estado de confusin. Por ello, el annimo pblico
no es otra cosa que una evasin de esa situacin originaria. Est con
cebido con la funcin de que el hombre no tenga noticia de ella, es el
primer falseamiento de la verdad de nuestra existencia. Es aprovecha
miento de nuestro ser<on junto a otros, con vistas a no sentirnos solos
La novedad del anlisis heidcggeriano de la conciencia moral resi
de en que lo realiza en trminos ontolgicos, estudia la conciencia en
tanto que estructura ontolgica del scr-ah, la cual indispensablemen
te pertenece a la estructura de nuestro sum en caso de que sea posi
ble algo asi como una forma de ser que no sea un mero estar ahf, que
implica llevar adelante su propio ser y adems llevarlo adelante en la
217
una brida con la que lo conduce por donde quiere. Estos son los fen
menos degenerados que Hcidcggcr analiza en relacin con la compren
sin. Pero los lentes no se ajustan bien: por un lado nos engaan pero,
por otro, sospechamos algo. Despus hacen el viaje por todos los ofi
cios y las posiciones, por todos los intereses y relaciones del hombre, y
en todas partes se repite la misma historia con el annimo pblico. En
todas panes el mundo se proclama al revs de lo que es. Cmo aca
ba este estrafalario y grotesco peregrinaje? Se descifra un drama curio
so. La reina del universo utiliza mtodos cada vez ms duros. El cami
no llega hasta el centro de su imperio, hasta su mismo palacio. Aqu
empieza a hablar otra voz, diferente de la de Mmcnf y Vjudybud, una
voz que declama ahora violentamente contra cuanto hay. Cuando el
peregrino huye, con el deseo de dejarlo todo atrs, llega hasta el final
encuentra el hombre siempre e intransferiblemente y en este momen
to lleva puestos los lentes y la brida.
Entonces comienza el segundo acto. Una voz que dice Atrs!, atrs!
Vulvete! Esta voz habla, es una diferencia. En el caso de Hcidcggcr no
habla. Y entonces aparece la interpretacin teolgica de esa voz: es la voz
de aquel que puede conducir al hombre fuera del laberinto, de la situa
cin falsificada en la que se encuentra. Entonces el peregrino recibe
unos lentes nuevos, que muestran cmo son las cosas en realidad.
Son unos lentes especiales que tambin lo muestran todo al revs, pero
al revs justamente de como antes lo habla visto. Dejamos aqu lo
que pasa en la segunda pane.
Toda la estructura que hemos analizado de existencia autntica c
inautntica, todos los rasgos originarios de la existencia ms funda
mental y ms comn (en el principio del Laberinto) todos estn
aqu. Pero naturalmente no en forma de reflexin filosfica, sino en
forma de nulificacin potica. Y, con todo, hay algo en lo que se fun
damenta y que la hace posible. No se trata slo de entelequias poti
cas. Cuando el poeta habla con nosotros, lo que nos est diciendo, en
sentido esencial, no son juegos de nios. Naturalmente, es un juego
tambin, pero es el nico juego al que juegan las cosas cuando juegan
consigo mismas, es decir, cuando se nos aparecen, cuando tiene lugar
el fenmeno.
cio; hay que darle un nombre especial que est en relacin con el fen
meno del tiempo y seale que en esta estructura est el origen de todo
lo temporal: ese nombre es temporalidad Ztitlichkeit. Ahora nos
damos cuenta de que desde el principio todo nuestro anlisis estaba afian
zado en el esqueleto que constituye esta estructura de la temporalidad.
En la existencia no autntica vimos los fenmenos del temple de nimo,
de la comprensin, dd encontrarse los cuales eran precisamente fen
menos temporales,formasinautnticas del ser en el tiempo. Paso a paso,
en ese anlisis hemos ido descubriendo estructuras cada vez ms fundaexistencia al mismo tiempo inautntica y autntica la de la cura, conen tanto que momentos de originaria temporalidad.
Ahora hay que mostrar de qu manera la temporalidad misma pue
de entrar en juego, en qu modalidad puede presentarse, cmo ella mis
ma se temporada y es capaz de integrar todos los fenmenos preceden
tes de la existencia humana.
220
XIX
Volveremos una vez ms sobre el anlisis de la conciencia moral.
tal y como lo hemos llevado a cabo, para, a partir de I, tener acceso a
un estudio de la temporalidad, con la que nos ocuparemos despus.
Volvemos al anlisis del propio carcter del scr-ahf. al desvelamiento
de lo que hace del scr-ahf un fenmeno en tanto que totalidad, a lo que
lo pone en el mundo como un todo.
En el curso del anlisis, se ha mostrado que ninguna representacin
de todos y panes es apropiada para el scr-ahf. La totalidad del ser-ahl se
desvela en una anticipacin especial, en el por delante de s que ha sido
radicalmente caracterizado como el ser relativamente a la muerte. Esta
anticipacin es anticipacin hacia lo que nos es ms propio (lo ms
intransferible), hacia la posibilidad insuperable c irreferentc del scr-ahf.
Cuando decimos irreferentc nos referimos a que todo aquello que no
proviene del mundo interior no tiene ningn peso para esa posibili
dad extrema, crtica, de nuestra vida y de nuestra estancia en el mundo.
Tambin hemos mostrado que si esta caracterstica formal de nues
tra totalidad de nuestro ser en el mundo ha de convertirse en algo
concreto y real, debe aparecerse en nuestra vida como su posibilidad
tualmcntc vive en la disgregacin, en la autocomprensin a travs de
las cosas exteriores y a partir de situaciones ya preparadas, ya pro
puestas, debe tener la posibilidad en sf mismo de entender y decirse
que esta forma de ser en la que estamos inscritos originariamente y que
seguimos ya casi siempre no es la nica posibilidad de ser, no es obli
gatoria. Y justamente en esta decisin es donde el fenmeno de la con
ciencia cumple su funcin especial.
de la relacin con uno mismo, de la aprehensin de uno mismo pero
no, de ninguna manera, en la reflexin, en la aurocontemplacin, sino
en la comprensin de las propias posibilidades. Esta aprehensin, que se
temple de inimo, el habla. Esta especial comprensin de sf/dc lo propi de si, no de lo querecibimosde fuera sino de aquello que somos en
el ncleo de nuestro ser, porque lo exterior en este sentido es irrelevante,
este aislamiento especial se declara a travs de la conciencia moral en tan
to que voz que habla aunque no diga nada. La clave del habla no est
en la emisin lingistica, sino en la articulacin de lo que vivenciamos,
de lo que se nos da. La articulacin toma forma en una cierra estructu
ra. La voz de la conciencia moral habla sin palabras; habla de forma tal
que nos pasa por alto en tanto que seres que viven en el mundo de una
determinada manera, es decir, que desempean una serie de papeles, que
tienen unos u otros significados, pasando por encima del annimo pbli
co, de nuestro yo pblico, apunta a nuestra vida especifica, a nuestro pro
pio estar en el mundo, y nos apela a que nos demos la vuela, nos incita
a que retomemos a la original irrcferencialidad o desarraigo, a la inhos
pitalidad original del estar en el mundo.
Hemos visto despus que el fenmeno de la conciencia moral des
vela en nuestro ser un aspecto especial su ahondamiento en la pro
pia negacin. Y en tanto que cabria hacer corresponder esa negatividad y carencia interna de nuestra existencia con una nada radicada
en el ente, es posible decir que el fenmeno de la conciencia nos llama
a la nada esencial de la existencia, la nada de nuestra existencia en el
mundo. Esa nada no tiene que ver con el pesimismo, con la melan
cola sino nicamente con el hecho de que la conciencia moral desve
la nuestro no-estar en casa,"* descubre el hecho inconcuso de que somos
y debemos ser, de que no somos los autores de nuestro ser y, sin embar
go, tenemos que llevarlo adelante, de que somos responsables de 1, de
que nos ha sido consignado. No hemos originado nuestro propio ser,
pero si debemos ser su fundamento. Aunque no nos hemos dado el ser
a nosotros mismos, tenemos que asumirlo. Nuestro ser no es meramen
te un hecho, sino que se dirige a nosotros como a quienes deben car
gar con el, aunque sea hacindole arco y dejndolo secarse en la indi-
p.204yRmi.p.2(K.(N.ddR.)
76. Lilcnlmcnic nucun sm-ou-idjd.. (N. dd R.)
222
[aniivo derivado de odhodlat u (decidinc, resolver hacer ligo). Podemos ver un para
lelismo con los leoninos alemanes: Enuthlaunliril. derivado de lith ntttthUtflm. Ade
ms. tntuhlowihtir guarda estrecha relacin con erxhtoaenhfil. que es b apenuridad
(Rivera) o el esiado de abicno (Gaos). A mi juicio. Paiocka ha buscado transponer
225
226
lar, as que, para ellos, lo que ha pasado entre esos dos instantes no
significa nada ni cuenta nada. A sus ojos, el tiempo no ha pasado. (Hay
tambin una leyenda muy conocida: un hombre se duerme en una mon
taa mgica y pasa toda su vida en un sueo. Se trata del tema milito
de los caballeros de Blanik). C o m o si no hubiera tiempo, como si no
hubiera diferencia entre los ahora, como si hubiera un solo ahora quie
to. Pero si no hubiera diferentes ahora no habra tiempo. El tiempo pue
de existir slo porque existen diferentes ahora, lo cual significa que el
movimiento es algo que tiene diversas fases en las que siempre nueva
mente podemos hacer un corte que significa y que designa la actuali
dad de los hechos. Teniendo en cuenta que cuando no podemos cons
tatar ningn cambio desaparece nuestra conciencia del tiempo y parece
que nuestra alma se queda congelada en un nico punto igual a s( mis
ma, y que por el contrario, tenemos noticia del tiempo cuando observa
mos que se da algn cambio, queda demostrado que el cambio y el movi
miento son condiciones del tiempo. Esto no significa que tiempo sea
La pregunta sobre la esencia del tiempo empieza a formularse pre
cisamente a partir de aqu. En qu momento del movimiento radi
ca el tiempo? Siempre somos conscientes del tiempo y del movimien
to a la vez. Incluso en la carencia de impresiones, por ejemplo, en la
oscuridad, en tanto que por lo menos en el alma se desarrolle un movitiempo como algo que pasa se nos muestra que se ha dado algn pro
ceso. Qu momento del proceso es el tiempo? La realidad del tiem
po es la realidad de algo en ese proceso, no la realidad del proceso mis
mo. Tampoco se puede decir que el tiempo sea lo mismo que la serie
de los ahora, porque los ahora son actuales y el tiempo esti en intimi
dad con el hecho de que el movimiento tiene diferentes fases que se
siguen unas a otras.
Se ha hablado del alma, del movimiento y del cambio que se dan
en ella. D e aquf se puede deducir algo como que el tiempo debera ser
analizado con la misma medida en el mundo interior y en el exterior,
en el mundo de la vida y en el de las meras cosas. Pero lo que a Arist
teles le interesaba mostrar realmente no era el hecho de que el tiempo
pp. 455-454.
dira que en Kant, que se esforz por profundizar justo en ese aspecto
mis descuidado de la temporalidad, tendra que encontrarse algn cam
bio al respecto. Pero en principio no fue asi. Cabe preguntarse si en
la fase posterior de la filosofa especulativa alemana se alcanz, con
todo, un cambio de ese signo. Heidegger afirma que no. Segn otros,
es demostrable que en Hcgcl tenemos una estructura anloga a la de la
temporalidad hcidcggeriana.
XX
Hemos redondeado todo el anlisis precedente del ser del hom
bre en el mundo con la incorporacin del fenmeno de la resolucin
anticipatoria, en la cual tiene lugar el desvelamiento de una manera
propia de existir. Tambin hemos dicho que en este fenmeno se des
vela lo que supone el sentido propio de toda la estructura de la exis
tencia del hombre: la temporalidad. La elucidacin de la temporali
dad la hemos interrumpido despus con un excurso que es forzoso
para que luego seamos capaces de entender correctamente el anlisis
de la temporalidad es decir, un excurso sobre la tradicional conceptualizacin filosfica del fenmeno del tiempo. Por eso me gustara
primero resumir brevemente las ideas que expusimos en la ltima lec
cin para despus continuar con el anlisis donde lo habamos deja
do. Tambin me gustara aplicar el resultado en el que hasta ahora
ha desembocado el anlisis es decir, la elaboracin de la temporali
d a d - a otras estructuras.
mundo en el modo del impropio ser en el mundo, en el modo de la
disgregacin, en un vivir apae de sf mismo y fuera de s mismo. Des
pus se formul la pregunta que indaga por una posible totalidad, por
un fenmeno en el que el habitar humano del mundo se d en total.
Primero la pregunta se hizo formalmente, de manera abstracta, y ello
habida cuenta de que los anlisis de la forma inautentica de la existen
cia humana son anlisis de algo que en tanto que disgregado es esencial
mente incompleto, no clausurado. Esa pregunta formal acerca del todo
adquira un carcter concreto con la elaboracin de un fenmeno
233
moral nos ensea el camino hacia esa posibilidad, que pasa por la ra
dicacin del annimo pblico y el descubrimiento, la apertura, de la
forma propia de la existencia.
;Cul es la estructura de la forma propia de la existencia? Es un
cierto movimiento que llegamos a entender cuando nos damos cuen
ta de lo que era el llamamiento de la conciencia en tanto que voz de la
cura. Es un llamamiento a la propia negatividad, que se podra carac
terizar en un sentido altamente formal como la culpabilidad origina
ria de la existencia humana. La culpa es siempre algo que representa
una carencia de mi propio ser, de donde sale esta absolutamente pri
maria negatividad, esta absolutamente primaria carencia, que por ello
es posible designar tambin como culpabilidad original. Pero cuidado,
no se est tratando aqu de nada relacionado con los conceptos ticos
o religiosos. Para tales conceptos est claramente presupuesta la estruc
tura fundamental de la culpabilidad originaria, de la negatividad huma
na, pero ahora no se vincula con estos conceptos. La culpa, en un sen
tido tico, moral, o incluso religioso, el pecado, digamos, son estados
en los cuales el hombre a veces se encuentra y a veces no se encuen
tra, son consecuencia de nuestras acciones humanas, mientras que la
negatividad absolutamente originaria caracteriza nuestro ser siempre,
sin que el hombre pueda escapar nunca de ella. El llamamiento de la
conciencia moral es verdaderamente la vocacin a la asuncin de esta
situacin insuperable e inevitable.
hemos llegado hasta ahora en nuestro anlisis, vemos que todas las
estructuras existentes del ser del hombre en el mundo, todas las estruc
turas de nuestro um, de alguna manera especial se compendian en ese
curioso movimiento que representa el acceso a s. Este movimiento de
la llamada, y luego la escucha de esa llamada, que se prolonga en la
anticipacin de la ms extrema c intransferible posibilidad que nos abre
paso a nuestra totalidad, es decir, que no vendr despus ninguna otra
posibilidad que desvele todava ms nuestro existir este movimicnLlegados a este punto, me gustara recordar las antiguas palabras
del orculo de Delfos: Concete a ti mismo! Tv<p9i oavtv. Este lema
ha sido habitualmentc comprendido en la historia del pensamiento
236
como decir que se despeja. Es decir, como ella misma se aclara. La for
ma original en que la temporalidad se temporiza es la anticipacin de
la mis propia, ms irreferenre y mis intransferible posibilidad, que es
al mismo tiempo la posibilidad de la imposibilidad de existir. Esta for
ma de temporizacion de b temporalidad proviene del precursar, dd adve
nir, dd futuro, y con ello nos muestra la direccin fundamental que abso
lutamente existe en la temporizacion de la temporalidad. Sin embargo
sabemos que la temporizacion de la temporalidad no se realiza siempre
a travs de la anticipacin de la posibilidad extrema, sino que tambin
puede darse tal y como se despliega en nuestra vida cotidiana.
Cmo es la temporizacion de la temporalidad en su totalidad,
en sus estructuras mis fundamentales desde la perspectiva del precur
sar de la posibilidad extrema? El futuro, el advenir originario, es el pre
cursar. El precursar y el advenir originario tienen en tanto que comdecir, la vuelta a su postura original en tanto que ser-ah abierto exis
tente en el ente en total, a la original situacin del scr-ahf en su nada,
en la absoluta necesidad de asumirse, a la totalidad de lo existente.
Lo cual significa que he sacado de la disgregacin original aquello que
soy yo mismo. Es una reiteracin. El original ya en nuestra vida, el ori
ginal tiempo pretrito, es una reiteracin. No en el sentido de repeti
cin mecnica, sino en un sentido bien distinto, es decir, en tanto que
eso en lo que me recojo ya estaba aqu, pero no estaba para mf mis
mo en estado de abierto, en sentido de desvelamiento, no fui el que
ahora soy; ahora por primera vez lo he elaborado, elegido, recogido.
En ese sentido es una reiteracin, una renovacin. El pasado origina
rio es renovacin.
Al advenir originario, al futuro originario del precursar y al origi
nario pasado de la renovacin le es inherente tambin una relacin ori
ginaria con lo que hay aqu, con las cosas a las que pertenece (conste
lacin y situacin), una relacin con todo cabe lo cual es, codo lo que
esti dado y esti presente, es decir, con la presencia originaria. Se trata
de lo que me descubre mis posibilidades en tanto que posibilidades de
Opimos por b. solucin Je Rivera, por ser menos ciirana a odos castcUanohabUn*
238
Volvamos ahora, en este conicxio, al concepto de cicmpo en Husha tramontado a algn sitio ya lucra de nuestro alcance, de lo que ha
pasado de la presencia viva eso es el olvido originario. Husscrl lo forpia, aunque no obstante llama la atencin sobre el hecho de que este
proceso en general es, de alguna manera curiosa, un proceso pasivo,
que es una sntesis pasiva, una conservacin pasiva del pasado que no
es un rendimiento de nuestra memoria, o de un activo alcanzar y con
tactar y convocar nuevamente lo que ya ha pasado. El olvido origina
rio es nuestro primer pasado. El recuerdo es posible slo a condicin
de un olvido ms fundamental. Olvidar no es una modalidad negati
va delrecuerdo.Naturalmente, hay que distinguir entre un olvido oriun olvido en sentido secundario, que se realiza slo a partir del olvi
do originario y supone ya una convocacin activa.
El presente originario y no autntico es aquel que se deshace en su
propia presentacin, que llega desde fuera, que se dirige a nosotros,
se deshace en el ahora, sin que esta descomposicin afecte de ninguna
manera a nuestra situacin vital tomada en su totalidad, sin que de
estos fragmentos se origine, y a travs de ellos salga a la luz, ninguna
situacin real.
Al confrontar los diferentes modos de la temporacialidad de la
temporalidad unos con otros, vemos que es imposible comprender
la temporalidad, el fenmeno absolutamente originario del que par
ten todos los otros fenmenos temporales, como una estructura est
tica. La temporalidad se temporada de diversas maneras; es modificablc en sus estructuras. La anticipacin el hecho de que vivimos
bles, por ejemplo: en una anticipacin de la posibilidad intransferi
ble o en la voluntad de hacer algo que est esperando a algo que
viene desde fuera. El pasado originario el ya en el mundo es
modificablc en la renovacin o en el mero olvido de nuestra situa
cin originaria. El presente es modificablc en una receptivamente
complaciente disgregacin de las cosas actuales, o en el instante que
XXI
En la ltima leccin hablamos acerca del desarrollo histrico de la
conceptualizacin del tiempo que hereda Kant. Hablamos de que el conponde esencialmente a la definicin tradicional en la linca Lcibniz-WolfF,
en la cual est supuesta la conceptualizacin aristotlica del tiempo en
tamo que cmputo en el horizonte de lo que antecede y lo que prosigue.
La seria continua est siempre enreferenciaa una quantitas, pero esta
puede ser continua o discreta. El cmputo es una quantitas discreta, pero
que es continuo. El tiempo en Kant es una forma del sentido interno. El
sentido es siempre una receptividad, en este caso no se trata de una recep
tividad de las cosas exteriores, sino vuelta hacia el carcter fundamental
de la vida interior, la cual es bsicamente facultad derepresentacin.Aqu
Kant est bsicamente de acuerdo con la tradicin dd subjetivismo moder
no que comienza con Descartes. El sentido interno es una receptividad
de la propia actividadrepresentadoraen s misma. Se habla de la autoafeccin, que es el fundamento del tiempo. En este punto, las reflexiones
kantianas se detienen porque su autor cree que preguntarse por el por
qu de esta forma, por el porqu se aparece como un continuum unidi
mensional de relaciones de antes y despus, es una pregunta inapropiada
a la cual no se puederespondersino diciendo que es asi. Por ltimo,
que se organiza como una unidad de presente, de rctencionalidad y protencionalidad, y que constituye un intento de ir ms all de la resigna
da respuesta kantiana ante el problema.
Hcidcggcr en Sein undZeit dice que la conceptualizacin del tiem
po en Hegcl sigue los mismos supuestos tradicionales a los que tam-
84. EJ fragmento que inducimos pertenece a C. W. K Hcgd. /ciurur Btdiphiloufhit II, editado por Johanncs Houmcistcr. Leipzig, 1931. p. 11.
Lo que Hegel quiere mostrarnos es que por una pane tenemos que
tener en cuenta necesariamente la linea temporal, la exterioridad de los
ahora, de unos respecto de otros; pero, por otra parte, tambin su per
meabilidad reciproca: que es en el presente donde se encuentra la ver
dadera realidad del futuro.
Esto slo se puede comprender a partir del diagrama temporal de
Husscrl, quien nos recuerda la conccptualizacin estructural del tiem
po como unidad de advenimiento y mantenimiento, tal y como se esfuer
za tambin por mostrar la teora de la temporalidad en Sein undZeil.
Para entender esto tenemos que recurrir al diagrama temporal que
propone Husserl, quien nos recuerda que la estructura del concepto de
tiempo es una unidad formada por advenimiento y retencin, lo mis
mo que intenta tambin defender la teora de la temporalidad tal y
como la encontramos en Sein undZeil. La teora de la temporalidad
en Sein undZeit es la teora de lo que nos permite tener una expe
riencia del tiempo. Segn lo que hemos expuesto, se dira que la con
ccptualizacin hegeliana del tiempo no es aristotlica, sino que supera
el aristotelismo. De todas formas, Hcgcl dice que la primera dimen
sin del tiempo es el ahora; la preferencia dada al ahora por Hegel pro
viene de Aristteles. Pero hay que darse cuenta de que, inmediatamen
te, Hegel se corrige diciendo que existe una estrecha cohesin entre dos
hechos intcrrclacionados: por una parte, que el ahora actual se consu
me y se pierde en su propia negatividad, y, por otra, que surge un aho
ra ulterior. El surgimiento de siempre nuevos ahorai, la presencia del
futuro, es justamente lo que hace que el tiempo sea el tiempo. En
este sentido en el tiempo es mas originario y ms fundamental el futu
ro, que hace que el presente caiga en el pasado.
;Dc dnde sale esta conccptualizacin en el caso de Hegel? No se
trata precisamente de una fbrmalizacin queresultede estar mirando
el reloj. Lo queresultade eso es la constatacin de ahora, ahora, aho
ra, del cmputo del tiempo y de los intervalos que existen entre dos
ahoras, entre dos presentes. En este momento, hay que hablar de un
mbito bastante diferente, a partir del cual Hcgcl da forma a su con-
XXII
Despus de este escamo por U historia de lafilosofavolvemos a nues
tro tema, es decir, a la exposicin de las estructuras temporales con el
fundamento de una conccptualizacin de la existencia finir. Estable
cemos como punto de partida de esta exposicin de las estructuras tem
porales lo que hemos llamado la temporalidad. Para dejar claro de ante
mano el sentido del anlisis que vamos a llevar a cabo, quisiera recordar
qu es lo que verdaderamente nos impona comprender en todo este repa
so de la problemtica fcnomcnolgica tal y como la estableci Husserl.
El problema ms importante del que Husserl estaba pendiente y
que se esforzaba por solucionar a travs de una conccptualizacin sub
jetiva de los fenmenos no era el problema de las cosas y de las estruc
turas objetivas, sino el problema del aparecerse de las cosas, el proble
ma de la posibilidad de que las cosas y los entes de la clase que fuera se
manifestaran. Lo que Husserl mostr en referencia al problema funda
mental de que las cosas por una parte son y por otra pane se manifies
tan, era que existen cieas funciones y cienos rendimientos que trans
curren enmarcados en ellas que no se pueden transferir a las estructuras
de algn ente en si, por ejemplo a las estructuras del sujeto que tiene
su propia construccin. El aparecerse no se puede transferir a esa estruc
tura porque para cada ente se plantea otra vez el mismo problema
no slo el problema de su construccin interna y de las leyes que
la rigen, sino el problema de cmo puede llegar a hacerse manifiesto
ese ente mismo, cmo puede mostrarse.
Evidentemente, el mostrarse presupone un sujeto al que se le mues
tra; algo se le muestra a alguien. Pero el mostrarse es algo que no se pue
de desarrollar en el marco de un determinado ente individual, sino que
presupone algo ms, algo como el encuentro de entes distintos. Y esto,
puedan companir. Es dcfcauosa eo ipto todafilosofaque desarrolle sus
conceptos de manera que ese encuentro y ese lugar comn en el que
se da el encuentro no accedan a un horizonte en el que se hagan pensaEn el semestre pasado vimos que el problema del encuentro, de
la aparicin, del fenmeno, tradicionalmcnte se remita a la estructu254
pueda ser aclarado con garantas y que a primera vista no tenga nada
internamente en comn con ese conjunto. Si el problema fuera mera
mente cosa de terminologa, est claro que el concepto no tendra mayor
alcancefilosfico.En realidad, su alcance se basa en que nos muestra
de que manera el problema del aparecerse de lo que se aparece es posi
ble transferirlo desde lo interior justo donde Husscrl lo quera resol
ver. una interioridad supuestamente aprehendida en el original en tan
to que conciencia absoluta hacia el exterior, sin que esta exterioridad
se convierta por ello en un mero fuera de las cosas en si mismas y
para si mismas. Ese es el significado del fenmeno de mundo.
Para el hombre, estar en el mundo significa existir no como un
alma cerrada en si misma, sino como minada, que no necesita de ven
tanas, porque toda ella es una ventana. Asi que esto presupone la com
prensin de cmo las cosas nos estn dadas originariamente, es decir,
no como meros objetos, sino en contextos prcticos. Estos contextos
prcticos muestran que la clave del mostrarse de las cosas son las po
sibilidades de accin. La clave de la fenomenalidad del fenmeno resi
de en el concepto de praxis entendido en estos trminos. Nuestras
posibilidades individuales dependen de una forma de ser que tene
mos en tanto que criatura que todo lo que es lo es en sus posibili
dades, y fuera de ellas no es nada. A partir de este momento se sigue
toda una serie de relaciones completamente inseparables unas de otras:
el ser de nuestro sum en tanto que existencia en las posibilidades,
las posibilidades en tanto que constituyentes de un contexto en el
medios para la realizacin de estas posibilidades, y mundo como la
forma en que las cosas en su utilidad dependen de la vida en las posi
bilidades.
Ms adelante vemos cmo se trastoca aqu completamente toda la
problemtica de la subjetividad. Iniciada por Descartes, la subjetividad
ha sido conceptualizada por lafilosofaclsica alemana hasta tiempos
relativamente recientes en tanto que sujeto absoluto o al menos sujeto
que se define en trminos absolutos, como una sustancia cerrada en
y por tamo libre. Este es el concepto de subjetividad cerrada. Mientras
que lo que aqu tenemos ante nosotros es un ensayo de concepto de
subjetividad que, desde el principio, esd orientada a algo que no <s ella
bien todo lo dems. Aunque las cosas, tal y como se nos aparecen,
son los correlatos de nuestras posibilidades, son en esos correlatos ellas
mismas, sin que se pueda pensar que nos las hemos inventado, que son
ficciones que hemos creado subjetivamente. Como consecuencia de
esto, en un mundo tal sobre el fundamento de estas posibilidades
que son posibilidades de un mundo, lo cual significa posibilidades de
acceso a un ente que se encuentra ya siempre en estado pblico, por
que no accedemos a l slo nosotros, sino cada uno de nosotros, todo
el que vive en las mismas o anlogas posibilidades, la objetivizacin tambin es posible. Una objetivizacin que en la forma de obje
tivizacin cientfica busca una siempre mayor objetividad de lo que nos
est dado en tanto que objeto.
Hemos visto que cualesquiera posibilidades de nuestra vida en defi
nitiva apuntan a una alternativa fundamental que consiste en vivir
autnticamente o en la disgregacin. Esta alternativa nos muestra
una estructura originaria, en la que se integran estas dos formas fun
damentales de vivir esta estructura originaria es la cura. Esta estruc
tura fundamental de la cura, considerada en su unidad, se muestra de
nuevo en tanto que temporalidad. De esta manera Sein unZcit nos
muestra finalmente que la escena en la que se desarrolla el mundo
el mundo mismo es escena para el aparecerse de las cosas es la tem
poralidad. Y en este sentido es posible decir que, puesto que hemos
definido la temporalidad como el tiempo originario, el tiempo en este
sentido originario es el horizonte de lodo aparecer. El tiempo es lo que
Habitualmcntc se dice de golpe y todo junto asi: espacio y tiem
po. Este es el concepto que alguien, como por ejemplo Kant, aplica
ba para entender el aparecerse en su aspecto dereceptividadespacio
como forma del sentido externo, tiempo como forma del sentido inter
no. Pero si tenemos en cuenta que originariamente el mitieu filosfi
co del aparecerse es el concepto de posibilidad la clave que descubre
lo querealmentees el aparecerse y no perdemos de vista la relacin
esencial del concepto de posibilidadrespectode la temporalidad, esto
259
memoria no queda sino estar dispuesto a aceptar la propia vida dcsEl otro modo es el instante precursoramente renovador. Esto signi
fica que, al ser consciente de mi posibilidad m i s propia, irreferente e
intransferible, aislada de todo, descubro la situacin en la cual estoy, des
cubro su concreta delimitacin, es decir, tal como el mundo me mira a
m; no desde la perspectiva de lo que yo estoy dispuesto a hacer, sino des
de la perspectiva de lo que el mundo, en tanto que lugar en el que soy
cin, ya veo y acto; entonces es el momento en el que en un abrir y
cerrar dt ojos descubro cul es ahora mi posibilidad y mi obligacin.
Al mismo tiempo, vemos que estas dos estructuras se corresponden
y que tienen, en tanto que trasfbndo que comparten, el ser relativamen
te al final. Esto no significa una espera del fin, sino que la finitud es la
aqu, en ambos la temporizacin de la temporalidad se dicta desde el
futuro. Slo que en el primer caso, en la disgregacin, en el olvido, oculesc ser relativamente al final aqu; en el segundo caso, en el caso de la ins
tantaneidad, entiendo expresamente el ser relativamente al final en tanest incluido tambin el origen de las dimensiones temporales. Porque
en el movimiento contenido en el precursar" el final se vuelve a s mis
es la estructura originaria del tiempo, segn juzga nuestro autor.
D e que manera llegamos desde aqu al concepto de tiempo que
tenemos cada uno de nosotros, del cual p a n e Aristteles y que se ha
convertido en toda la historia de la filosofa hasta hoy en algo tan de
obligada aceptacin, eso es otra pregunta. Lo primero es que tcnc-
91. En cneco. uphJbfhu kt W / . Como dijimos antes, phd-ifhu equivale a Verlaujrn (pre-cursar). Sin embargo, ya hemos vino que la solucin de Gaos no es dd
frasis como .ir corriendo por delante de s hacia el final.. (N. del R.)
261
mos que dejar aparte este tiempo, esta temporizacin del tiempo que
es caracterstica para la existencia autentica, para la existencia en el
modo de historicidad, concentrndonos en la existencia en modo de
disgregacin. Porque esta es la que deja que lo que hay fuera, el mun
do, le diga cul es el sentido de su existencia. En este mbito de la exis
tencia disgregada seradicanrealmente la experiencias temporales que
nos son ms habituales y que podemos resumir.
El tiempo que contamos comnmente y que, enrealidad,el fil
sofo mira con ilimitado asombro, el tiempo que entendemos ms
o menos y con el que contamos, el que nos indica lo que es a tiem
po, lo que tenemos que hacer justo ahora, lo que todava nos podemos
permitir, por lo que en este momento estamos determinados, con
que nos ocupamos y nos tenemos que ocupar este tiempo es a la vez
algo misterioso, porque aunque se presenta siempre en un contexto
objetivo, aunque continuamente llega con las cosas, no es cosa alguna.
Cuando miramos elreloj,nos guiamos por lo que dicen la esfera, los
nmeros, las manecillas y cosas as pero dnde est el tiempo?
La conexin del tiempo con las cosas que, de alguna manera, se
mueven, que, en el movimiento, ocupan una determinada posicin, es
un fenmeno que a cada uno le resulta habitual, y, sin embargo, total
mente oscuro. Cuando miro la hora que es en elreloj,qu estoy miran
do? Cmo lo puedo determinar? Debo decir: ahora la manecilla sea
la tanto y tanto; la manecilla muestra, dice, qu hora es. Parece que,
por una parte est el tiempo, y por otra hay una cosa cualquiera que
tiene el dato temporal como adosado a ella. La posicin de las mane
cillas en elrelojest cronometrada. Pero, qu es lo que significa real
mente cronometrar? Significa coordinar alguna cosa, las manecillas, o
mejor aun, su posicin, con un cierto tiempo. Cuando la manecilla
indica un nmero, est cronometrado. Un cierto nmero es asignado
no a la manecilla, sino a la posicin de esta. Pero realmente tenemos
ante nosotros un aparato muy especial, que el hombre no ha conociminacin del tiempo. En qu es en lo querealmentese basa esta nece
sidad de medir el tiempo? Dnde tiene su origen?
Elrelojnos ayuda a noretrasarnosen todo lo que debemos hacer,
a seguir adecuadamente el horario de nuestro trabajo, a saber que es
262
XXIII
En la leccin anterior nos hemos ocupado de la objecin segn la
cual el tiempo es infinito. El tiempo, en tanto que magnitud objeti
va, como una clase especial de cantidad, suele ser considerado como
algo sin principio ni fin y, consecuentemente, infinito. Cmo es posi
ble, pariendo de la temporalidad, que es bsicamente finita, alcanzar
este punto en el que el tiempo aparece como infinito? Para argumen
tar acerca de esta objecin, hemos expuesto lo que Heidcgger entien
de por concepto vulgar de tiempo, o sea, la nocin que tenemos del
tiempo en la vida diaria. Posteriormente hemos hablado de su formalizacin, d d tiempo medido, del tiempo de nuestros cronmetros. Cu
les han sido los pasos de esta argumentacin? Hemos partido del fen
meno del cmputo del tiempo, de la medicin temporal y el carcter
de pblico de nuestra vivencia vulgar del tiempo; un tiempo con el que
contamos cosas, con el que disponemos acciones. Con motivo de ello,
hemos visto surgir una serie de estructuras prcticas, orientadas al
tratamiento de las cosas que, evidentemente, apuntan a su inclusin
nitud humana. Desde aqu, desde esta experiencia originara y antro
polgica de la nitud, hemos recorrido el itinerario que concluye en
una idea derivada del tiempo en tanto que magnitud contable, y cuya
fbrmalizacin o abstraccin es el tiempo del cronmetro.
Ahora viene la segunda objecin, todava ms radical y ms impor
tante. Cuando acogemos el tiempo en la forma de temporalidad origi
naria, algo que pertenece por su carcter a un mbito antropolgico,
al mbito de la finitud del hombre, ;no estamos subjetivizando este
265
266
pregunto por las razones que me llevan a afirmar que la cosa es esta y
no otra, en este sentido profundo del trato con las cosas con las cua
les me encuentro, tengo que comprender perfectamente qu es lo que
hace que lo presente se haga presente, qu es lo que causa que las cosas
sean lo que son en tanto que presentes, por qu son estas y no otras.
Es digno de observacin que en la tematizacin altamente terica acer
ca de por qu las cosas son lo que son, por qu se nos aparecen asf como
se nos aparecen, el momento de la presencia juega un papel importan
te formulado despus de la forma que sea.
Con vistas a dar una respuesta a la pregunta acerca de la estruc
tura objetiva de aquello con lo que estamos en trato constante, el mbi
to objetivo de los entes que han llegado a darse, intentamos, tanto en la
filosofa como en las ciencias, determinar ese ente que ha llegado a dar267
quiz ramo como las presentes, y eso no deja de ser una parte de b de
Mjui. Lo de aqu a algo ms rico, es algo mis que la mera presencia.
Cmo se relacionan los momentos de ese aquR D e forma espe
cial, dice Hcideggcn de forma que lo que todava no es se auna a lo que
ya ha pasado. Lo que ya ha desaparecido est en un abrazo estrecho y
necesario con lo que llegar, con el advenir. Y ambos, el advenir que
vuelve y lo que desapareci mirando hacia el futuro, son lo que esen
cialmente y por primera vez inaugura e ilumina la escena en la que me
encuentro con lo presente.
De qu forma hay que entender esto? Lo comprendemos en cuan
torecordamosel anlisis de la temporalidad. En ella e n esa esfera
originaria, que hemos analizado a partir de la forma autentica de la
existencia en tanto que su estructura ms fundamental se desarrolla
esa curiosa e irrepetible n o sera correcto hablar aqu de un proce
s o indicacin segn la cual, desde el futuro, desde el advenir, es decir,
desde lo que tenemos como ms propia, intransferible c irrcfcrcntc posi
bilidad que siempre llevamos a cabo solos, vuelvo no ya hacia el pre
sente, sino hacia lo que ya soy, es decir, hacia un pasado originario, del
la que est pensando Heidcggcr cuando dice que el futuro se rene con
el pasado y el pasado mira adelante hacia el advenir, hacia el futuro.
Esta es, segn las consideraciones heidcggcrianas, la estructura deter
minante de la temporalidad.
El advenir en su correlacin o, mejor dicho, en su alcance de lo pre
trito; el pretrito, en su relacin hacia el advenir, y ambos en relacin
con el presente sucede una especie de compenetracin, como si se
dieran la mano todos entre s. En este darse mutuamente de qu?
de lo de aqu, se muestra algo as como el espacio, el lugar en el que lo
presente se desvela en tanto que presente. En este movimiento d adve
nir que se vuelve hacia s mismo, el pretrito que mira hacia el futuro,
y ambos en atencin hacia el presente sucede el estarse dando" ori-
ni infinito, sino que estd mis all de cualesquiera entes. Se trata del ori
ginario devenir, del originario estarse dando, del originario darse en
un ensayo de parafrasear la palabra Ereignii, digamos que es una dona
cin una dJIml.
Como colofn, me gustara agregar una pequea nota crtica a la
teora heideggeriana del tiempo. Tal y como hemos visto, la teora del
mutuo ofrecimiento de las dimensiones temporales, del darse del atjui,
del caaraqui, de la creacin dd horizonte originario sin d cual es imposiblc que nada se nos llegue a mostrar, est en ntima relacin con el
pensamiento de la temporalidad, y esta est asimismo estrechamente
relacionada con la teora heideggeriana de la autenticidad de la existen
cia, el precursar el final, la voluntad de conciencia, el retomo al propio
estado de yecto en el mundo y su asuncin, etc. El tiempo, tal y como
Heidcgger lo describe, tiene la estructura de aquel ofrecimiento mutuo
realmente por razn de que precisamente la temporalidad la tempora
lidad autentica en el sentido de resuelto precursar que tiene como resul
tado la renovacin de la situacin originaria, y, en esta renovacin, pro
yecta, en el instante, lo que es necesario hacer en el presente est
en conexin con el pensamiento de que el yo, en tanto que ser propio,
no es algo dado, sino algo que primero tenemos que buscar y ganar, y
la verdadera esencia de nuestro lum. En esta asuncin, en el rechazo
de la disgregacin y de la retirada ante la propia situacin, de la cegue
ra, de la falsedad de la existencia impropia es en todo ello donde por
primera vez se descubre la verdadera estructura del tiempo. Porque el
advenir, el futuro, es, en realidad, un movimiento mediante el cual me
hundo en mi propia finitud, llevo a cabo su asuncin. Todo lo que dice
Heidcgger acerca de la relacin entre el pasado y el futuro depende
de esta estructura.
Y ahora es posible preguntarse lo siguiente: todo esto que Heidcg
ger ha desarrollado acerca del tiempo en Sein undZth y, con una ten
dencia a la fbrmalizacin, en trabajos posteriores, es todo ello la ni
ca forma posible de la temporizacin del tiempo? O es necesario llevar
la temporizacin a otras dimensiones? Estoy pensando, por ejemplo,
que el tiempo en forma de temporalidad originaria csti radicado en
el hecho de que puedo y debo asumir mi propia situacin en el mun-
INTRODUCCIN A LA FENOMENOLOGA
Extraer de la fenomenologa aquello que an tiene sent-
do para nuestra manera de pensar, sta fue la idea que
anim la renovacin de la filosofa fenomenolgica em
prendida por Jan Patocka, uno de los principales repre
sentantes de la corriente fenomenolgica que con sus
planteamientos se coloca no slo despus, sino ms all
de Husserl y Heidegger.
Este libro, un curso impartido por el filsofo checo en la
Universidad Carolina de Praga, ilustra con gran claridad
este esfuerzo de actualizacin. En l, Patocka analiza
pormenorizadamente los fundamentos de la fenomenolo
ga, tal como fueron formulados por Husserl, y los somete
a una crtica contundente que le lleva a preguntarse por
las posibilidades y el sentido de la filosofa misma. Qu
es fenomenologa?, se pregunta Patocka. La respuesta
nos lleva, a travs la aplicacin de un pensar fenmenole pensar filosfica-
lgico, a la ms ra