LRMNDHRB
LRMNDHRB
LRMNDHRB
ROMANOS
REGINALD
BARROW
R.H. Barrow
LOS ROMANOS
R om a no ha m uerto. Qu la hizo inm ortal? Por
la fuerza de su carcter conquist un lugar en el
m undo m editerrneo; por este carcter dej una
huella im perecedera en las nuevas naciones de
E uropa nacidas de su im perio. Cmo fue el ca
rcter rom ano? Cul fue la esencia de la obra de
R om a y cul fue la aportacin de los rom anos al
establecim iento de la civilizacin europea?
A unque se incluya aqu algo de la historia, este
libro no es una historia de Rom a; ni un bosquejo
de la literatura latina; ni un tratad o sobre la a d
m inistracin o la jurisprudencia rom anas; ni un
m an u al sobre la vida cotidiana. Sin em bargo,
dentro de sus m arcos netos, hay algo de todo esto.
No es sim plem ente un estudio erudito, porque
m uchos de los problem as del m undo rom ano son
los problem as de hoy da, y algunas de las solu
ciones que propusieron los rom anos son peculiar
m ente m odernas. Este libro est escrito teniendo
en cuenta que el estudio del pasado es de im por
tancia vital para com prendernos a nosotros m is
mos, y que en ese estudio el genio rom ano es fac
tor de gran im portancia.
os r o m a n o s
por
R. H. B arrow
13
Bl
FONDO DE CULTURA ECONMICA
Mxico
BREVIARIOS
F ondo
del
de
C u l t u r a E c o n m ic a
38
LOS ROMANOS
Traduccin de
M a r g a r ita V ille g a s d e R o b le s
1949
1950
1992]
2000
ISBN 968-16-0004-5
Impreso en Mxico
C icern
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LOS ROMANOS
LOS ROMANOS
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LOS ROMANOS
LOS ROMANOS
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LAS VIEJAS COSTUMBRES
"Lo que distingue al Estado romano y lo que le coloca
sobre todos los otros es su actitud hacia los dioses.
Me parece que lo que constituye un reproche para
otras comunidades es precisamente lo que mantiene
consolidado al Estado romano me refiero a su re
verente temor a los dioses, y emplea las mismas
palabras de San Pablo en la Colina de Marte en Ate
nas. Polibio no lleg a ver el da en que, cuando los
brbaros invadieron el Imperio Romano, la idea de
la grandeza y la eternidad de Roma fue a su vez la
que mantuvo la creencia en los dioses.
b) LAS VIEJAS COSTUMBRES
La religin romana fue primero la religin de la fa
milia y, luego, de su extensin, el Estado. La fami
lia estaba consagrada y, por tanto, tambin el Estado.
Las sencillas creencias de las familias y los ritos
practicados por ellas se modificaron y ampliaron, en
parte por nuevas concepciones debidas a nuevas ne
cesidades, y en parte por el contacto con otras razas
y culturas, al unirse las familias para constituir al
deas y, por ltimo, la ciudad de Roma.
Los antroplogos han dado el nombre de "animis
mo" a la etapa de la religin primitiva en la que se
supone que en todas las cosas reside una "fuerza",
un espritu" o una voluntad. Para el romano de
los primeros tiempos, el numen, fuerza o voluntad,
resida en todas partes o, mejor dicho, se manifes
taba en todo lugar por medio de una accin. Lo ni
co que se sabe de esta fuerza es que es capaz de
obrar, pero su manera de actuar es indeterminada.
En el reino del espritu, cuya caracterstica es la
accin, el hombre es un intruso. Cmo podr mi
tigar el pavor que siente y cmo conseguir que el
numen realice el acto requerido, logrando para s "la
paz de los dioses"?
Lo ms urgente es "fijar" esta fuerza vaga de
una manera aceptable para ella, limitando o diri
giendo su accin a algn fin vital del hombre. Se
pensaba que al dar un nombre a su manifestacin
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LAS VIEJAS COSTUMBRES
mo, y se le permita al individuo entregarse a sus cre
encias particulares, si as lo deseaba. La actitud roma
na siempre es la misma; la tolerancia, con tal de que
no se perjudicara la moral pblica y que no se atacara
al Estado como Estado. El romano, a medida que se
desarrollaba, asignaba a los dioses su propia morali
dad. El proceso puede ilustrarse de la manera si
guiente :
Una de las primeras fuerzas que se individualiz
fue el poder del sol y del cielo; a este poder se le
llam Jpiter, a no ser que Jpiter fuese el espritu
nico del cual se individualizaron otros numina. Al
principio se acostumbraba prestar juramento al aire
libre, bajo el cielo, donde no poda ocultarse ningn
secreto a un poder que lo vea todo. Bajo este as
pecto de fuerza atestiguadora, Hrcules recibi el
epteto de Fidius, "el que se ocupa de la buena fe.
De nuevo aparece en escena la tendencia individualizadora : se personific el abstracto del epteto Fides,
"buena fe. Y el proceso continu: se atribuyeron
otros eptetos a Fides para designar las diferentes es
feras en que Fides actuaba.
Esta habilidad para abstraer una caracterstica
esencial es parte del proceso mental del jurista. Los
romanos demostraron la capacidad de aislar lo im
portante y buscar sus aplicaciones; de aqu su juris
prudencia. En el tipo de especulacin que exige ua
imaginacin creadora, pero que casi parece hacer
caso omiso de los datos de la experiencia, fracasaron.
Pero lo ms importante es que el aislamiento de las
ideas morales daba a stas un nuevo realce. En el
hogar y en el Estado las ideas morales ocuparon un
lugar semejante al de las "fuerzas mismas. Eran
cosas reales en s, y no creadas por la opinin ; tenan
validez objetiva. No es necesario indicar que las
cualidades abstractas apenas pudieron haber inspira
do un sentimiento religioso fervoroso, pues tampoco
lo lograron las "fuerzas. Adems, estas cualidades
pronto fueron personificadas en una larga serie de
"romanos nobles. La cuestin es que las ideas mo
rales estaban envueltas en la santidad del culto re
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LAS VIEJAS COSTUMBRES
ligioso, y no podr comprenderse la literatura pos
terior si las virtudes, a las que tan a menudo apelan
el historiador y el orador, no se interpretan en este
sentido. Estas ideas estaban ligadas al deber, im
puesto a la casa y al Estado, de adorar a los dioses.
Aqu es donde ha de encontrarse la raz de ese sen
tido del deber que caracteriz al romano en su mejor
aspecto. A menudo le haca parecer poco interesante,
pero poda llegar a ser un m rtir por un ideal. No
discuta acerca de lo que era honorable o justo; sus
ideas eran tradicionales e instintivas y las sostena
con una tenacidad casi religiosa.
Ningn clamor de la plebe por el mal,
ningn ceo tirano, cuyo fruncimiento puede matar;
es capaz de debilitar el poder que hace fuerte
al hombre de firme y justa voluntad.
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LAS VIEJAS COSTUMBRES
cera al principio y, ms tarde, bustos de los antepa
sados merecedores del agradecimiento de su familia
o del Estado. Estos bustos se asociaban a los ritos
domsticos ms solemnes del hogar. No se trataba
de un culto de los antepasados ni de apaciguar a los
desaparecidos; sino ms bien de una prueba de que
ellos y todo lo que representaban vivan an y ali
mentaban la vida espiritual de la familia.
Fue un paso insignificante en el desarrollo de la
idea de "genio el atribuir a cada hombre, que es un
pater familias en potencia, un genio, y a cada mujer,
una Juno; ya de esto existan precedentes entre los
griegos. Pero el concepto primitivo de genius era
susceptible de expansin. As como el genio de una
familia expresaba la unidad y la continuidad a travs
de generaciones sucesivas, ms tarde se atribuy el
genio a un grupo de hombres unidos, no por lazos
de consanguinidad, sino por una comunidad de pro
psitos e intereses durante etapas sucesivas. El grupo
adquiere un ser propio; el todo significa ms que sus
partes, y ese plus misterioso que se agrega es el "ge
nio". As, en los primeros tiempos del Imperio te
nemos noticia del genio de una legin; un oficial
de hoy da convendr gustoso en que la "tradicin
del regimiento" expresa dbilmente lo que l siente;
el genio es algo ms personal. As tambin encon
tramos el genio de una ciudad, de un club, de Una
sociedad mercantil. Se habla del genio de las dis
tintas ramas de la administracin pblica por ejem
plo, de la casa de la moneda y de las aduanas y
es natural que pensemos en nuestros "altos ideales
y tradiciones del servicio pblico. Los romanos te
nan una asombrosa facultad de darse cuenta de la
personalidad de una "corporacin. Diramos que eran
extraordinariamente sensibles al espritu que la ani
maba y esto es lo que decan literalmente cuando
hablaban de un "genio. Y no es sorprendente que en
el Derecho romano, el derecho de "corporaciones
alcanzara un alto grado de desarrollo.
La fuerza que ha guiado en el presente guiar en
el futuro, y as el genius de Roma tiene muho, a la
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U S VIEJAS COSTUMBRES
chos; se es pius respecto a los padres, los mayores,
los hijos y los amigos, respecto a la patria y a los
bienhechores y respecto a todo lo que puede provocar
el respeto y quizs el afecto, si se reconocen sus deredhos sobre uno y se cumple con el deber en con
formidad con ellos. Los derechos existen porque las
relaciones son sagradas. Las exigencias de pietas y
de officium (deber y servicios) constituyen por s
solas un voluminoso cdigo, no escrito, de sentimien
to y conducta que estaba ms all de la ley, y era
lo bastante poderoso para modificar en la prctica las
rigurosas disposiciones del derecho privado a las que
se acuda slo como un ltimo recurso.
Gravitas significa "un sentido de la importancia
de los asuntos entre manos", un sentimiento de res
ponsabilidad y empeo. Es un trmino aplicable a
todas las clases sociales: al estadista o al general
cuando demuestra comprender sus responsabilidades,
a un ciudadano cuando da su voto consciente de la
importancia de ste, a un amigo que da un consejo
basndose en la experiencia y considerando el bien
de uno; Propercio lo emplea cuando asegura a su
amante la "seriedad (.gravitas) de sus intenciones.
Es lo opuesto a levitas, cualidad despreciada por los
romanos, que significa frivolidad cuando se debe ser
serio, ligereza, inestabilidad. Gravitas suele ir unido
a constantia, firmeza de propsito, o a firmitas, te
nacidad. Puede estar moderada por la comitas, que
significa la atenuacin de la excesiva seriedad por la
desenvoltura, el buen humor y el humor. Disciplina
es la formacin que da la firmeza de carcter; in
dustria es el trabajo arduo; virtus, la virilidad y la
energa; clementia, la disposicin a ceder en los
derechos propios; frugalitas, los gustos sencillos.
stas son algunas de las cualidades que ms ad
miraban los romanos. Todas ellas son cualidades mo
rales; cualidades que probablemente resultarn in
spidas y poco interesantes. No hay nada entre ellas
que sugiera que la capacidad intelectual, la imagina
cin, el sentido de la belleza, el ingenio, el atractivo
personal, fuesen considerados por ellos como un alto
U S VIEJAS COSTUMBRES
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II
Hemos avanzado bastante, quiz demasiado, sin un
caamazo histrico que nos gue. A continuacin
presentamos una gua general compuesta de tres par
tes desiguales: la primera es un breve resumen de
las pocas en que suele dividirse la historia roma
na; la segunda, un rpido examen de la expansin de
Roma en el Mediterrneo, con el fin de que en pgi
nas posteriores pueda comprenderse lo que queremos
dar a entender por Roma en cualquier poca deter
minada; y la tercera, un resumen conciso de la evo
lucin del gobierno de Roma, resumen en el que no
es posible dar idea de la variada experiencia poltica
de los romanos, pero que no debe omitirse por muy
seca que resulte.
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DE LAS SIETE COLINAS AL OREE
el gran historiador alemn, dijo: "Si a un ngel de
Dios se le ocurriera comparar el territorio gobernado
por Antonino Severo tal como era entonces y como
es ahora, y decir en cul de los dos perodos fue
gobernado con ms inteligencia y humanidad, y si,
en general, han mejorado o empeorado la moral y
el grado de felicidad desde aquellos das, es muy
dudoso que el juicio fuera favorable para la actuali
dad. Gibbon ya haba dicho algo semejante.
El siguiente fue un siglo de confusin, hasta que
en el ao 306 d. c. Constantino fue nombrado Empe
rador, y Bizancio, con el nuevo nombre de Constantinopla hoy Estambul pas a ser en el ao 330
d. C. la capital de la mitad oriental del Imperio, de
donde surgi el Imperio Romano Oriental, heredero
tanto de la tradicin griega como de la romana.
b) DE LAS SIETE COLINAS AL ORBE
ROMANO
.. .cantar un himno a tos dioses con quienes tas Siete Co
linas estn en gracia. Oh! Sol que todo alimentas, que
con tu carro de fuego traes el da y lo escondes de nuevo
y vuelves a nacer como otro nuevo da y sin embargo, el
mismo, que nunca os corresponda ver nada ms gran
de que esta ciudad, Roma.
H oracio
Has hecho una ciudad de lo que antes era el orbe del
mundo.
r u u l i o c la u d io n a m a c ia n o
Italia es una pennsula montaosa, con la "espina
dorsal de los Apeninos ms cerca de la costa orien
tal que de la occidental, alcanzando a veces hasta el
mismo mar. Los puertos estn situados en el oeste
y en el sur. Desde los Alpes hasta la punta de "la
bota" hay tanta distancia como desde la isla John o
Groats a la isla de Wight, es decir, unas 600 millas
aproximadamente. El ngulo de la pennsula es tal
que el taln se encuentra 300 millas ms hacia el
este que la costa nordeste en Rvena. Desde el taln
hasta Grecia hay unas 500 millas, v desde la punta
occidental de Sicilia hasta Africa, slo unas 100.
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DE LA CIUDAD-ESTADO A LA REPBLICA
les. Luch para imponer los modos de la paz", y
por paz entenda el positivo beneficio de un orden
establecido, garanta de la vida y de la propiedad,
con todo lo que estos beneficios significan.
c) DE LA CIUDAD-ESTADO A LA REPBLICA
EN RUINAS
Catn sola decir que nuestro Estado superaba a todos los
dems por su constitucin; en stos, por regla generat,
un individuo haba establecido, por medio de sus leyes e
instituciones, su propia forma de Estado...; nuestro Es
tado, por el contrario, fue el producto, no del genio de
un hombre solo, sino de muchos; no de la vida de un hom
bre, sino de varios siglos y pocas. El genio nunca ha
sido tan profundo como para hacer que a un hombre
determinado y en un momento determinado no se le
pase algo por alto; ni tampoco, si todo el genio estuviera
concentrado en un hombre, podra ste tener tal previ
sin como para abarcarlo todo en un momento determi
nado; se necesita una experiencia real a travs de los
tiempos.
c ic e r n
Se debe a nuestro propio fracaso moral y no a un capri
cho de la suerte el que, si bien retenemos el nombre; ha
yamos perdido la realidad de una repbtica. c ic e r n
En el bosquejo que antecede se ha descrito el des
arrollo del podero exterior de Roma. Ahora volvamos
al gobierno de la ciudad, de Italia y de las provin
cias, detenindonos en las cuestiones sociales slo lo
indispensable. Echaremos una ojeada al proceso del
desarrollo de la constitucin y a las modificaciones
que sta sufri debido a las necesidades creadas por
la administracin de posesiones allende los mares.
Examinaremos los mtodos que Roma ensay en un
principio para gobernar sus posesiones, y el fracas
de estos mtodos, y as podremos comprender por
qu se desmoron la constitucin que tan laboriosa
mente haba forjado, y veremos cmo fue reempla
zada. En otras palabras, lo que nos interesa es el
proceso por el cual Roma se transform de una ciu
dad-estado en un Imperio. En la historia de este
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producida por las guerras stos eran los "plebeyos".
Pero todos eran ciudadanos y miembros de la asam
blea; no exista distincin entre conquistadores y
conquistados, entre los que gozaban de derechos po
lticos y los que no gozaban de ellos. Lo que en
realidad los separaba era la costumbre. As suceda
que, de acuerdo con la constitucin, los magistrados
patricios proponan a los sucesores patricios para que
fueran aprobados por la asamblea, y las disposiciones
propuestas por los magistrados patricios haban de
ser ratificadas por los patres. Pronto se manifest
el descontento. Los plebeyos decidieron celebrar re
uniones en los "comicios" de la plebe, que funciona
ban irregularmente y fuera de la constitucin. El
principal motivo de queja era el poder ilimitado de
los cnsules. La lucha que sobrevino puede esbozarse
slo en lneas generales, pero es importante observar
que el propsito de los plebeyos no era atacar para
obtener privilegios, sino solamente defenderse. Se ob
tuvo la promesa de que dentro de la ciudad no se
ejecutara a ningn romano condenado a muerte sin
apelar antes al pueblo, aunque en el servicio activo
la disciplina podra requerir medidas diferentes. La
tardanza en cumplir esta promesa fue causa de una
amenaza de los plebeyos, que en parte se realiz, de
fundar una ciudad rival. Esta decisin hizo que los
patricios, que necesitaban hombres para el ejrcito,
otorgaran una concesin de importancia trascenden
tal. Los plebeyos tendran magistrados anuales espe
ciales, llamados tribunos del pueblo, al principio
dos y ms tarde diez. Los tribunos haban de ser
elegidos en los comitia, o sea por plebeyos solamen
te. Pero al principio, el tribuno, al igual que los co
micios, se consider estrictamente fuera de la consti
tucin. No se le concedi imperium, sino un poder
limitado especial (potestas) para ayudar a los plebe
yos contra los actos concretos de un magistrado pa
tricio; su persona era inviolable; l convocaba la
asamblea de la plebe y los invitaba a adoptar resolu
ciones. Ms tarde, como veremos, se concedieron al
tribuno amplios poderes de veto, en todos los sectores
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LAS NUEVAS COSTUMBRES Y LAS ANTIGUAS
termin su tarea. En Escipin tuvo el pueblo romano
otra clase de hroe un hroe que haca valer su
individualidad desafiando la tradicin, que fundaba
su capacidad directiva en la fuerza de su personalidad
y que ejerca un atractivo romntico para la fantasa
que ahora empezaba a despertar en el romano comn
y comente. Cmo surgi este tipo de hroe?
Apareci para continuar ilustrando los "movi
mientos y las "influencias por medio de hombres
cuando Livio Andrnico, un esclavo griego capturado
en Tarento, compuso como libro de lectura para los
hijos de su mano una versin latina en verso de la
Odisea de Homero. La obra super su propsito ori
ginal ; se trataba de una literatura nueva con le
yendas de hroes, a un mismo tiempo divinos y huma
nos. Los imponentes hroes estatuarios, esclavos del
deber, de la Roma de los primeros tiempos, fueron
reemplazados por personajes anasionados, no siempre
infalibles, gallardos y llenos de entusiasmo. Y qu
caudillos de hombres; arrebataban a las multitudes
con su palabra y guiaban con sus sabios consejos el
futuro de la ciudad y del ejrcito! Despus de esta
traduccin de Homero, se hicieron otras de las come
dias griegas, que se combinaron con farsas itlicas.
Adems, una vez que se haban dado a conocer los h
roes de Homero Agamenn, Ulises y todos los
dems no haba razn para que no se escogieran
temas romanos, y Nevio, natural de Campania, es
cribi un poema pico de la primera Guerra Pnica,
combinando leyendas y temas helnicos e itlicos.
Sigui un poema pico en hexmetros escrito por
Ennio, que comprendi la segunda Guerra Pnica.
Le sirvi de modelo la litada, pero en todo el poema
vibra la nota de su enrgico carcter romano. En
sus tragedias, aunque deben mucho al trgico griego
Eurpides, la exposicin moralizadora y filosfica es
romana. Los triunfos de Alejandro y las leyendas
que se acumulan en tomo a su nombre cautivaron
la imaginacin de hombres como Escipin, llevn
doles a soar con hazaas semejantes.
La aparicin de esta literatura y la representa-
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LAS NUEVAS COSTUMBRES Y LAS ANTIGUAS
lsofos y pintores. Ya adulto, se consider a Escipin
como el hombre ms culto de su poca ; l y su amigo
Lelio reunieron a su alrededor poetas, filsofos, ar
tistas e historiadores, a los que dieron estmulo, y
algo ms, pues Escipin y Lelio escriban ambos
y eran crticos comprensivos y constructivos. Plauto
ya haba escrito, inspirndose en argumentos griegos,
comedias llenas de farsas regocijantes de carcter
inconfundiblemente romano. Despus, Terencio Afro
escribi, en lenguaje pulido y correcto, comedias de
carcter, llenas de estudios psicolgicos y reflexiones
morales, que estaban destinadas a ejercer gran in
fluencia en la comedia europea. Estas comedias no
lograron atraer al pueblo, que prefera "equilibristas
de la cuerda floja y gladiadores y dejaba vaco el
teatro, pero causaron una profunda impresin en los
crculos cultos, en parte porque el idioma latino em
pezaba a adaptarse a nuevos usos. De esta manera
Terencio, joven esclavo africano trasladado a Roma,
conocedor de la comedia griega y del carcter roma
no y un genio en el empleo de la lengua latina, lleg
a ser amigo de los principales ciudadanos de la po
ca. Lo mismo ocurri con Polibio, cautivo griego,
que obtuvo la libertad, fij su residencia en Roma y
acompa a Escipin en sus campaas. Polibio es
cribi, desde el imparcial punto de vista griego, una
historia de Roma, juiciosa y de gran valor.
Escipin combin, con su amor a la historia y al
arte griegos, una sobriedad romana y una gran ad
miracin por los antiguos ideales, por lo que mereci
las alabanzas ms entusiastas del propio Catn "tan
slo l es sabio, Iqs dems son vanas sombras, como
dice un verso de Homero. Como Catn, Escipin
adems fue censor y trat de frenar el creciente lujo
mediante la ley y el ejemplo. Procur afanosamente
impedir que continuase la expansin del Imperio;
impuso disciplina en el ejrcito; se neg a adular al
populacho romano, al que con frecuencia enojaba, y
mantuvo audazmente que Tiberio Graco haba sido
asesinado con razn. "As perecern todos los que
obren como l, como dice otro verso homrico. Es-
CICERN
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cipin a su vez fue asesinado, segn Cicern, por sus
muchos enemigos polticos, en el ao 129 a. c.
Los esfuerzos de Escipin constituyeron un inten
to de combinar las nuevas ideas con los antiguos
principios. El intento fracas, como no poda menos,
ante los atractivos de la riqueza y el poder. Las fa
milias nobles abandonaron sus honrosas tradiciones;
el nuevo populacho de Roma y de las grandes ciuda
des del Imperio utiliz su fuerza creciente para lograr
fines no menos egostas que los de la clase gober
nante, y probablemente menos sensatos. Pero la ant
tesis del espritu romano y de la cultura que lo ro
deaba continu. Todava surgiran en la historia
romana muchos Catones y muchos Escipiones de am
bos tipos, aunque de proporciones menos heroicas. A
pesar de todo, el espritu romano salv todos los obs
tculos que amenazaban hundirlo.
b) CICERN
El gnero humano desaparecer de la Tierra antes de que
la gloria de Cicern desaparezca de su memoria.
VELBYO PATRCULO
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CICERN
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haban conseguido la libertad pasaban a engrosar el
populacho. Estos Libertos formaban una clase cuya
influencia iba en aumento. Haba tambin esclavos.
En Roma se refugiaban todas las nacionalidades, y
todava acudiran ms durante el siglo siguiente;
pero ya en la poca de Cicern llegaron muchos,
griegos, sirios, egipcios, judos, germanos y .africanos.
Desde luego, no todos ellos obtuvieron la ciudadana.
stas eran las clases el senado, los caballeros y
el pueblo que Cicern ambicionaba unir con el pro
psito de fomentar, despus de un siglo de luchas,
cierta estabilidad social. Cicern se daba cuenta de
que en todos los sectores del Estado haba hombres
de corazn sano". Pens que si fuera posible unir
los, podra crear una opinin pblica saludable que
servira de baluarte contra los revolucionarios irres
ponsables, por una parte, y contra el "caudillaje de
un solo hombre, capaz de acabar en autocracia. Lla
m a su ideal "el frente unido de los elementos
sanos, la concordia ordinum. Como lo demuestran
algunos de sus escritos, comprendi la necesidad de
alguna clase de caudillaje, pero la dificultad consis
ta en encontrar el nombre apropiado y el papel ade
cuado y, sobre todo, concebir cmo haba de ser el
hombre indicado. Su ltima obra filosfica fue De
officis, que escribi despus del asesinato de Julio
Csar obra que leyeron durante siglos todos los
hombres cultos de Europa, y que hoy da apenas se
lee. En ella se encuentran las ltimas meditaciones
de Cicern sobre la vida, la poltica y la conducta
humana, y rebosa una sabidura que representa una
experiencia poltica mucho ms intensa que la de
ningn griego. Su influencia sobre el pensamiento
europeo ha sido profunda. Probablemente esta obra
le cost la vida a su autor, porque en ella mostra
ba con toda claridad su aprobacin del asesinato de
Csar, y Antonio no poda correr el riesgo de dejarlo
con vida.
Pero los esfuerzos de Cicern estaban condenados
al fracaso. En el ao 63 a. c., cuando siendo cn
sul le incumbi la tarea de movilizar al Estado para
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CICERN
hacer frente a la subversiva e irresponsable faccin
encabezada por Catilina, haba encontrado apoyo en
tre los elementos "sanos. Pero desde el ao 63 fue
ron ocurriendo muchas cosas. La sociedad se haba
desbaratado. Por una parte estaban los antiguos idea
les aristocrticos de rgida moralidad, servicio al Es
tado, honradez intachable y un cierto ascetismo espi
ritual y fsico insulsos y quizs afectados y desde
luego poco frecuentes, pero de gran influencia como
advertencia y como ideal. Catn el viejo vivi de
nuevo reencarnando en su nieto, que pereci por
mano propia durante las guerras civiles entre Pompeyo y Csar. Estaba tambin el pueblo, de origen
extranjero a menudo, carente de tradicin, de pa
sado y de orgullo, dispuesto a vivir a expensas del
Estado o a vender su voto a polticos sin escrpulos.
Las familias aristocrticas tenan que competir entre
s para las magistraturas que abran las puertas a una
carrera distinguida en las provincias; pero estas ma
gistraturas eran demasiado escasas para satisfacer las
aspiraciones legtimas o para proporcionar puestos
suficientes en las provincias. Los comerciantes, los
banqueros y los prestamistas proporcionaban capital
para cualquier empresa lucrativa, y apoyaban a los
polticos que se prestaban a defender sus intereses.
Los intereses que estaban en juego eran importantes,
pues se ganaba y se perda dinero en grande; haba
que rehacer fortunas de particulares y de familias.
A los soldados del ejrcito (que ahora era una ca
rrera) no sola vrseles en Roma, pero sus invisibles
legiones apoyaban a sus jefes en la capital. Un
podero militar inmenso, los recursos de grandes re
giones del mundo, el poder y el prestigio y, a menu
do, grandes dotes personales, hacan que estos jefes
descollaran en colosales y aterradoras proporciones
sobre el ciudadano ordinario, cuyos labios pronto
pronunciaban las palabras de odio ms denigrantes
que conoca, "rey, "tirano", "autcrata, "amo y se
or", "potentado.
Aunque parezca extrao, Cicern tena razn; des
de luego, era posible reunir una opinin pblica de
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IV
a) LA RESTAURACIN Y EL PRINCIPADO
DE AUGUSTO; VIRGILIO, HORACIO
Y TITO LIVIO
En mis consulados VI y VII, despus de haber apagado
las llamas de la guerra civil y de haberme encargado de
la direccin de los asuntos por consentimiento universal,
transfer el Estado, de mi propio poder a la voluntad del
Senado y del pueblo de Roma. Por este servicio recib
por decreto del Senado el nombre de Augusto.
LA RESTAURACIN Y EL PRINCIPADO
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LA RESTAURACIN Y HL PRINCIPADO
LA RESTAURACIN Y EL PRINCIPADO
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la r e s t a u r a c i n y e l p r in c ip a d o
LA RESTAURACIN Y EL PRINCIPADO
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LA RESTAURACIN Y EL PRINCIPADO
LA RESTAURACIN Y EL PRINCIPADO
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LOS SIGLOS I Y II
mos sentirnos orgullosos y a quienes debemos imitar,
y de aquellos cuyo ejemplo debemos rehuir. Los con
flictos, los problemas y las luchas en la historia de
Roma son patentes para l, como es natural, pero los
describe en funcin de los individuos ; no son "movi
mientos o "tendencias o "fuerzas en accin, inde
pendientes de los hombres. La historia es la relacin
de "los hechos de los hombres (res gestae) y para
Tito Livio el curso de la historia es el resultado de la
obediencia de los hombres romanos a los dioses roma
nos. Para Virgilio la historia es la realizacin del
destino del pueblo romano visto a la luz de la eter
nidad. Para Horacio haba un solo deber; proclamar
con la inspiracin de un profeta que, si Roma no
cambiaba sus sentimientos y se dedicaba al culto pia
doso de los dioses, ya no tendra historia; Horacio la
intimaba a reanudar la dedicacin. Pero todos estos
artistas expresan su mensaje, como suelen hacerlo
los artistas, en funcin del individuo y del caso par
ticular. Por eso se esculpe con tanto esmero a Eneas
y a todos los hroes : son encamacin de ideales ; y el
pensamiento romano y, por tanto, el lenguaje roma
no, prefieren no tratar con abstracciones, sino ver las
cosas movimientos, tendencias e ideales expresa
dos por personas que han vivido. De modo que la
historia y la filosofa moral, con ejemplos tomados
de hombres verdaderos, son las ramas del pensamien
to y la literatura que ms interesan al romano.
La "Era de Augusto se anunci con una explo
sin de autntico sentimiento, que encontr expresin
sincera en la obra de tres artistas, Virgilio, Horacio,
Tito Livio, y de los escultores que esculpieron el mo
numento "religioso" del Ara de la Paz, del cual no
podemos hablar aqu por falta de reproducciones.
Y cuando Horacio y Virgilio dijeron que algo di
vino haba en Augusto, eran sinceros y eran romanos.
b) LOS SIGLOS I Y II D. C.
Oh, Jpiter Capitolino! Oh, Marte Gradivo, autor y con
firmador del nombre romano! Oh, Vesta, guardtana de
LOS SIGLOS I Y I I
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las llamas sagradas que arden eternamente, y todos los
dioses que habis levantado este macizo Imperio romano al
pinculo ms elevado del mundo! A vosotros, en nombre
del pueblo, clamo suplicante: guardad preservad, prote
ged este orden, esta paz, este Emperador; y cuando haya
cumplido su trmino de trabajo sobre la Tierra, tan targo
como pueda ser, entonces levantad en la ltima hora hom
bres para sucederte, hombres cuyas espaldas sean tambin
capaces de soportar la carga del imperio del mundo como
hemos visto han sido las de este Emperador; y de los
consejos de todos tos ciudadanos haz que prospere lo que
os sea grato, y anula lo que es desagradable.
VELEYO PATRCULO
PLINIO EL VIEJO
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LOS SIGLOS I Y II
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LOS SIGLOS I Y I I
parece atenderos a conciencia... Los saltos tendrn
lugar en el campo de ejercicios de la cohorte de Comagene. Y su alocucin a la sexta cohorte de Comagene termina as: "Gracias a la sobresaliente direc
cin de Catulino habis llegado a ser lo que sois hoy
da." Casi parece orse el carraspeo de la garganta
y el golpe del ltigo sobre la bota militar.
Cuando el soldado haba terminado su servicio,
reciba una copia de la hoja de servicios, que se lle
vaba en Roma, autorizando su adquisicin de los
derechos de ciudadana romana. La copia estaba en
una doble tablilla (diploma). El emperador Domiciano [siguen sus ttulos] concedi la ciudadana a
los soldados abajo mencionados, pertenecientes a la
caballera e infantera de tres escuadrones y siete
cohortes, a saber, la cohorte Augusta, la cohorte
Apria, la cohorte de Comagene, la primera cohorte de
Panonia, la primera cohorte espaola, la primera
cohorte flaviana de Cilicia, la primera y segunda co
hortes tebanas, la segunda y tercera cohortes itureas,
todas bajo el mando de L. Laberio Mximo, en Egip
to, que han servido durante veinticinco aos o ms. A
ellos, a sus hijos y a sus descendientes, el Emperador
concedi la ciudadana y los derechos de matrimo
nio legal con las mujeres con las que estuvieran ca
sados en la fecha de la concesin o, en el caso de ser
solteros, con las mujeres con quienes se casen pos
teriormente, entendindose que se trata de slo una
esposa por cada soldado. Y, a continuacin, la fecha
y el nombre del soldado. En un diploma encontrado
en Bulgaria, perteneciente a un legionario, se emplea
la misma frmula de concesin, pero se refiere a los
soldados a quienes, intiles para la guerra, y ha
biendo sido matriculados en el registro de invlidos
antes de expirar su perodo de servicio, se les con
ceda una licencia honrosa. Para el soldado, como
particular, estos papeles eran de gran valor. Respecto
a las carreras, ascensos y condecoraciones de deter
minados soldados, tenemos innumerables ejemplos.
He aqu uno muy breve, encontrado en Turin [de
dicado] a C. Gavio Silvano,..., centurin mayor de
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LOS SIGLOS I Y I I
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pasaban de departamento en departamento y se ar
chivaban. He aqu el esquema del expediente en un
asunto trivial: los campesinos que han arrendado
propiedades imperiales a Sepino se quejan a Septimiano, el oficial ayudante de la tesorera, de que los
magistrados locales no utilizan la ley para proteger
sus rebaos. Septimiano ha escrito a los magistrados
"una y otra vez ; pero no le hacen caso. En conse
cuencia, Septimiano pasa el asunto a su superior,
Cosmo, primer ministro fiscal. Cosmo enva los
papeles a los prefectos pretorianos, que tenan poder
sobre los magistrados locales. Y as el oficio final es
ste: "De Baseo Rufo y Macrimio Vinde, prefectos
pretorianos, a los magistrados de Sepino. Enviamos
una copia del oficio que hemos recibido de Cosmo.
Os advertimos que dejis de perjudicar a los hom
bres que han arrendado las propiedades, puesto que
esto ocasiona una prdida al tesoro ; de otro modo se
harn averiguaciones y se impondrn sanciones.
Disponiendo de un ejrcito para protegerlo y de
una burocracia para administrarlo, el Imperio conce
di amplia libertad para viajar y para comerciar; no
haba barreras de raza, ni ningn gnero de arance
les, salvo derechos de puerto. Como dijo Plinio el
Viejo: "El poder del Imperio romano ha hecho que
el mundo pertenezca a todos; el intercambio de mer
cancas y la participacin en las bendiciones de la
paz han favorecido al gnero humano. Los correos
imperiales, que se preocupaban ms de la seguridad
que de la velocidad, recorran unos 76 kilmetros al
da; pero tenemos noticias de jomadas ms rpidas
como, por ejemplo, el recorrido de Reims a Roma
en nuevo das (1440 millas romanas). El recorrido
de Roma a Alejandra era un viaje de unas tres
semanas; un mercader tardaba alrededor de un ao
en ir a la India y volver, incluyendo el tiempo pra
descargar y cargar. Los productos de los pases eran
asequibles para todos. Las materias primas de las
provincias septentrionales minerales, maderas, cue
ros se transportaron por el Mediterrneo, hasta que
estas provincias establecieron talleres propios. La al
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V
SOBRE QU ESCRIBIAN LOS ROMANOS
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Catilinarias
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Desde la fundacin
de la ciudad
Eneida,
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gravitas.
morfosis,
Meta
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Csares,
Vidas de los
Vida de Agrcola,
Las Confesiones
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Eneida
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Historias
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Stiras
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VI
EL GENIO PRACTICO ROMANO
132
EL GENIO PRACTICO
L GENIO PRCTICO
133
Indudablemente, si todos los romanos hubieran
obrado estrictamente de acuerdo con este ideal, no
habra existido el Imperio Romano. Sin embargo, el
amor a la tierra ejerci una gran influencia. El sol
dado licenciado clamaba por su pequea propiedad.
El cario de Horacio por su modesta huerta era sin
cero. El rico no compraba sus casas de campo como
inversin o como ostentacin o por escapar del bulli
cio de la ciudad tan slo. El poeta que expres
fielmente el amor del itlico por la tierra un amor
que reconoce gustoso tanto la ineludible esclavitud
del trabajo que la misma tierra le impone, como sus
recompensas y placeres fue Virgilio, que escribi
sus
al principio del Imperio. En la segunda
hay un clebre pasaje en elogio del campo: Cun
feliz es el agricultor si supiera apreciar sus bene
ficios. Para l no hay ceremonias ni formalidades
sociales, ni el lujo de los grandiosos edificios y los
muebles primorosos; slo la paz y la honrada senci
llez, la libertad que ofrece el campo abierto, los rui
dos campestres, los animales de la granja y del mon
te, la simple religin rstica, la reverencia que se
otorga al anciano y los ltimos vestigios de virtud,
antes de que sta desapareciese de la Tierra. El
deseo primordial de Virgilio es conocer las leyes de
la Naturaleza y la forma en que se cumplen, el m o
vimiento del Sol, las estrellas y las mareas y, si esto
no es posible, lo que desea en segundo lugar es vivir
con la Naturaleza, con los arroyos, los bosques y los
dioses del campo, ajeno a la poltica, al Imperio y
a los reinos que se elevan y caen, indiferente a las
disputas de los tribunales, a las luchas por ambicin,
al aplauso del populacho y al destierro que espera al
fracasado. Es la tierra la que ofrece una vida digna,
la que sustenta al hijo y al nieto, la que aumenta las
cosechas, los animales y los viedos; he aqu una
verdadera vida de familia, tradiciones de bondad e
inocente alegra. ste fue el modo de vida en que
fueron educados los viejos romanos, y por esto Roma
lleg a ser lo ms glorioso del mundo.
En el mismo poema hay otro pasaje igualmente
Gergicas
134
EL GENIO
PRCTICO
deslizan al
juventud
EL GENIO PRCTICO
135
como
136
EL GENIO PRCTICO
EL GENIO PRACTICO
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EL GENIO PRCTICO
BL GENIO PRCTICO
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a. c.), uno de los matemticos ms grandes de todos
los siglos, nos es bien conocido. A l se debe el des
cubrimiento del "peso especfico, el tomillo de Arqumedes, la teora de la palanca, la determinacin
del valor numrico de . S u s obras comprenden ex
tensos tratados sobre mecnica, hidrosttica y geo
metra. Tambin invent mquinas de guerra para
defender a Siracusa contra los romanos. Hern de
Alejandra (100 a. c.?) fue igualmente universal en
sus investigaciones, aunque no se le puede comparar
con Arqumedes en genio. Entre las materias de que
trata figuran la mecnica, la ptica, la hidrulica, las
ruedas dentadas y poleas, la transmisin de energa
por medio del tomillo sin fin, la refraccin de la luz
y un teodolito primitivo basado en sta, aparatos para
arquitectos y constructores. En geografa se hicieron
grandes progresos. Eratstenes de Chipre (hacia el
ao 230 a. c.) estableci la base de la geografa ma
temtica: midi la Tierra, traz paralelos, y sugiri
la circunnavegacin del globo. Estrabn (de Amasia,
en Ponto, nacido en el ao 63 a. c.) escribi una geo
grafa general, y dibuj mapas que tenan en cuenta
la importancia de la proyeccin. Pero fue Tolomeo
de Alejandra (muerto hacia el ao 180 d. c.), quien
escribi la geografa ms completa que tenemos. Y
an pueden aadirse ms nombres. Dioscrides (ha
cia el ao 55 d. c.) escribi sobre las medicinas y la
influencia de su tratado puede comprobarse hoy da
en cualquier farmacopea. Anlogamente las obras
de Galeno de Prgamo (131-201 d. c.), de las cuales se
conservan veintin tomos, contienen un magnfico
estudio sobre la biologa y la medicina. Traducidas
del latn al sirio y al rabe, dominaron el pensa
miento y la prctica en esos campos durante toda la
Edad Media, y durante mil aos, en realidad, no
apareci ninguna nueva obra de este gnero*
Estos descubrimientos se hicieron dentro del mun
do romano. Se ha indicado a veces que los romanos
no supieron aprovechar los descubrimientos de los
*
Cf. Singer,
Econmica.
Historia de ta ciencia,
Fondo de Cultura
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EL GENIO PRACTICO
EL GENIO PRCTICO
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142
EL GENIO PRCTICO
EL GENIO PRCTICO
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BL GENIO PRCTICO
VII
LA ACTITUD ROMANA RESPECTO A LA
RELIGIN Y LA FILOSOFA
146
147
148
1)
3)
Soter).
2)
Eurgetes)
149
150
151
invictus,
cosas
De ta naturaleza de tas
152
153
154
156
*
Cf.
en la coleccin de Breviarios.
de W. Dilthey.
157
La repblica,
De las leyes,
De los fines
micas
Cuestiones acad
De la naturaleza de los dioses
158
De los fi
nes
De
la Providencia,
Cuestiones naturales,
b)
c)
*
Cf. Cochrane,
el ad
mirable captulo dedicado a Cicern. Fondo de Cultura
Econmica.
160
ANTE LA RELIGIN Y LA FILOSOFA
Dios mora en todo hombre bueno, aunque no sepa
mos qu dios. Imagnate que te encuentras ante un
espeso bosque de aosos rboles, extraordinariamen
te altos, que ocultan el cielo con sus tupidas ramas
entrelazadas. La hondura del bosque, la escondida
soledad, las densas y cerradas sombras que inspiran
pavor, cuando todo en derredor est al descubierto,
le hacen a uno presentir un poder divino. Una cueva
sombra abierta en la rocosa ladera de una montaa,
una cueva que no se ha hecho con las manos sino
que ha sido excavada, con sus espaciosas dimensio
nes, por obra de la naturaleza, har que tu corazn
se sobrecoja de temor religioso... Suponte ahora que
ves a un hombre sereno ante el peligro, inconmo
vible a los deseos, feliz en la adversidad, tranquilo
en medio de la tormenta, contemplando a los hom
bres desde un nivel superior, y a los dioses como
iguales, no sentirs un sentimiento de veneracin?
No dirs: esto es algo demasiado serio, grave y
elevado para considerarlo del mismo orden que esa
frgil figura corporal en que se encierra? Un poder
divino ha descendido sobre l; esta inteligencia pre
eminente, con tanto dominio de s misma, que pasa
ligeramente sobre todas las cosas sabiendo que nada
valen, rindose de nuestros temores y de nuestras
esperanzas, est ciertamente dotada de un poder ce
lestial. Una cosa tan grande no puede mantenerse
firme sin el apoyo d ivin o... Vive con la parte
ms grande de su ser en el cielo del cual des
ciende."
Muy diferente de Sneca es Epicteto, esclavo
de Nern, ms tarde libre y finalmente expulsado de
Roma con otros filsofos. Epicteto se estableci en
Nicpolis, Epiro, donde, sin recursos y fsicamente
incapacitado, se dedic a la enseanza. Se dice que
fue amigo ntimo del emperador Adriano. Se han
conservado notas de sus disertaciones, gracias a
Arriano. Fue un espritu profundamente religioso,
aunque sin el apoyo de la fe en la inmortalidad per
sonal. Se contentaba con cumplir en este mundo
la voluntad de Dios sin esperar nada ms. La apa-
161
Soliloquio
162
los tomos', y
l aristotlica se
en
inmediatos relativos a la
*
En esto ha insistido mucho Dilthey. Cf. Hombre y
mundo en los siglos xvi y xvii e Introduccin a las cien
cias del espritu, apndices. Ediciones del F.C.E.
163
cuerpo
sapiens
164
165
166
167
*
Cf.
de Dilthey
(Breviarios, Fondo de Cultura Econmica), y la
de Windelband, Mxico.
VIII
CRISIS Y SALVACIN: DIOCLECIANO
Y CONSTANTINO
168
CRISIS Y SALVACIN
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las
170
CRISIS Y SALVACIN
rotnunitas
CRISIS Y SALVACIN
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CRISIS Y SALVACIN
los
CRISIS Y SALVACIN
17S
limitanei
176
CRISIS Y SALVACIN
comitatenses
comes
CRISIS Y sa l v a c i n
177
los tejidos, los cosmticos, etc. Fija tambin los
salarios de los trabajadores, incluyendo los construc
tores de buques, los obreros en seda y lana, los pin
tores, los maestros de las escuelas primaris y se
cundarias, y marca los precios de los fletes. Las
mercancas por cuenta del gobierno deban ser trans
portadas a precios bajos, que seguramente apenas
supondran beneficios para los armadores. Las casas
de moneda se administraban en una forma que equi
vala a la emisin de papel moneda por los gobiernos
modernos. El intento de estabilizacin fracas pro
bablemente porque las minas no producan la su
ficiente cantidad de oro y plata para proporcionar
una moneda de estos metales que resultara eficaz.
El impuesto principal se pagaba anualmente en
especie. La cantidad requerida se anunciaba anual
mente y se divida entre las cuatro prefecturas. Los
terrenos ste dividan segn su capacidad productiva
y la cuota del impuesto se distribua proporcionlmente. Las curias de las ciudades, los terratenientes
y otros agentes eran los responsables de este reparto
preliminar y los encargados de recaudar los impues
tos. El puesto de concejal de la ciudad, anteriormen
te un honor codiciado, era una carga, pues los conce
jales no slo tenan que desempear su trabajo, sino
que, sobre todo, tenan que hacerse responsables del
impuesto fijado para el rea que les corresponda.
Cada cinco aos haba impuestos especiales, incluyen
do un gravamen sobre las ganancias del comercio.
Tambin haba impuestos indirectos, por ejemplo los
derechos de aduana, que estaban en vigor permanen
temente. Por tanto, las curias municipales, los terra
tenientes, las casas y compaas comerciales se vean
obligados a trabajar com o funcionarios pblicos sin
sueldo, recogiendo datos
recaudando impuestos, en
forma semejante a lo que hoy da ocurre en las ca
sas comerciales que tienen empleados y contadores,
como funcionarios pblicos sin sueldo, para hacer los
clculos de los tributos que exige el Estado.
Pero era intil imponer contribuciones si los im
puestos excesivos obligaban a los hombres a abando-
178
CRISIS Y SALVACIN
nar el trabajo sobre el que recaan. Sin embargo,
para los fines del Estado, era indispensable "el tra
bajo esencial. Y as la simple mano de obra y la
calificada no slo estaban "dirigidas, sino que tam
bin atadas a la tierra, al taller, al astillero o a la
oficina. Los jornaleros de las haciendas no podan
abandonarlas ; los arrendatarios no podan abandonar
las fincas; adems tenan que educar a sus hijos
para que les sucedieran. Si, abrumado por las con
tribuciones, el terrateniente abandonaba la tierra, se
la apropiaba el Estado, y, con el tiempo, la mayor
parte del Imperio pas a ser propiedad del Estado.
De la misma manera se fueron nacionalizando las
manufacturas. El transporte era un servicio esencial,
y, por tanto, el Estado utilizaba las sociedades vo
luntarias de trabajadores de los astilleros, de la ma
rina mercante y similares com o instrumento de
coercin, pues se quera evitar que el nmero de per
sonas disminuyese y haba que cumplir los contratos
para los servicios pblicos. De aqu surgi un siste
ma de castas sin distincin de empleo miembro
de la curia, soldado, obrero, funcionario todos es
taban atados a su trabajo y despus de ellos sus
hijos. Si acaso alguien lograba "m ejorar y obtena
permiso para cambiar de trabajo, se le fijaban im
puestos ms altos y entonces poda arruinarse. Vala
ms seguir como estaba. Por esta razn, faltaba el
estmulo para la iniciativa y para el ahorro: el Esta
do lo anulaba eficazmente. La produccin disminuy
y con ella el nivel de vida. Prevaleci la uniformidad
rgida de una mediocridad inanimada y esttica. El
precio de la seguridad fue la absorcin del individuo
por el Estado.
Tambin se tuvo en cuenta el desplazamiento del
centro de gravedad hacia oriente. Diocleciano haba
establecido su corte y cuartel general virtualmente
en Nicomedia, situada en la costa oriental del Mar
de Mrmara, pues, en el pasado, el peligro haba
procedido de Persia y del otro lado del Danubio. Ni
comedia era un punto estratgico. La antigua ciu
dad de Bizancio, colonia drica fundada hacia el ao
CRISIS Y SALVACIN
179
IX
EL CRISTIANISMO Y EL IMPERIO ROMANO
Se ha dicho, al principio, que los romanos eran ex
traordinariamente tolerantes respecto a las religiones
extranjeras. Por qu entonces "persiguieron al cris
tianismo, y cmo, al fin, se hizo cristiano el Imperio?
Para contestar a estas preguntas es necesario re
troceder al
a trat pacientemente de
resolver el problema de los judos, y les otorg todo
gnero de concesiones. Los asuntos religiosos y la
jurisdiccin civil estaban en manos del Consejo Ju
do, presidido por el Sumo Sacerdote. Los judos
acuaban su propia moneda, pero no se grababa en
ella la imagen del Emperador. Se les exima del
servicio militar, y los pocos soldados romanos esta
cionados en Jerusaln dejaban sus estandartes en
Cesarea. Lo nico que Roma exiga era que los ju
dos pagaran el tributo y vivieran en su territorio
en paz con sus vecinos y con los extranjeros, en su
mayora sirios y griegos, que vivan en su pas. "A
Galio no le interesaba ninguna de estas cosas", y sa
fue invariablemente la actitud justa para un magis
trado romano, pues Roma dejaba libertad a sus
sbditos en materia religiosa. Pero la tolerancia cho
c con el nacionalismo y el fanatismo. La mayora
de los judos crean que su nacin estaba destinada
a dominar el mundo, pues Jehov era dueo y seor
de todo. Unos cuantos, aleccionados por la experien
cia y la historia, descartaban esta creencia y sos
tenan que Jehov era dueo de la mente de todos
los hombres, pues todos los cultos de cualquier clase
implicaban, sin saberlo, el reconocimiento de Jehov.
Pero el judo comn, a diferencia de algunos de sus
profetas, no poda comprender la universalidad y por
eso se conservaban ceremonias que tendan al exclu
sivismo y al particularismo. Los judos se mante
nan unidos, exaltando la raza y reclamando la po
sesin exclusiva de su pas. Si eran fieles a su fe,
judaismo. Rom
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EL CRISTIANISMO Y EL IMPERIO
181
Apstoles,
Hechos de los
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EL CRISTIANISMO Y EL IMPERIO
EL CRISTIANISMO Y EL IMPERIO
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EL CRISTIANISMO Y EL IMPERIO
aspirar
general
un
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EL CRISTIANISMO Y EL IMPERIO
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190
EL CRISTIANISMO Y EL IMPERIO
en que se escribieron no pueden relatarse aqu): "di
visiones de esta clase [en la Iglesia] no debern ocul
trseme, pues pueden encolerizar al Supremo Dios,
no slo contra el gnero humano, sino tambin contra
m mismo, a cuyo cuidado, por Su decisin celestial,
E l ha confiado la direccin de todos los problemas
de la Tierra, y as, en su enojo, puede decidir las
cosas de otro modo que hasta ahora. Pues as, desde
luego, mi ansiedad no ser tan grande y abrigar
esperanzas de recibir siempre lo ms favorable y me
jor de la fcil generosidad del Dios Todopoderoso,
cuando yo vea que la humanidad se mantiene agru
pada en fraternal unin adorando al Dios Santsimo
en el culto de la religin catlica, en la forma que
a l es debida. "El resultado [del cisma] es que los
propios hombres que deberan preservar la fraterni
dad, en comunin de mente y espritu, se mantienen
separados en una vergonzosa y perversa contienda,
proporcionando as a los que se mantienen alejados
de esta religin, la ms santa de las religiones, una
excusa para burlarse de ella. "Los Evangelios, los
Hechos de los Apstoles y las profecas de los anti
guos profetas nos ensean claramente lo que debemos
pensar acerca de lo Divino. Por tanto, ahuyentemos
la rivalidad causante de la guerra y busquemos la so
lucin de nuestros problemas en aquellas Escrituras
de inspiracin divina. "La bondad eterna y divina de
nuestro Dios, que es superior a toda comprensin,
de ningn modo permite que la humanidad ande ex
traviada en la oscuridad demasiado tiempo, ni que
los odiosos deseos de algunos hombres prevalezcan
tanto sin que se abra de nuevo, por obra de Su ilu
minacin, un camino de salvacin, y sin que se les
conceda a los hombres la conversin a la ley de justi
cia. S esto harto bien por muchos ejemplos, e inclu
so puedo apreciarlo por mi propio ca so... En verdad,
no puedo describiros ni enumerar las bendiciones que
Dios, por Su divina generosidad, me ha concedido
a m, Su siervo. Por tanto me regocija, me regocija
especialmente q u e ... vosotros [los hermanos ms
queridos del emperador, los obispos catlicos] hayis
EL CRISTIANISMO Y EL IMPERIO
191
hecho volver a una esperanza mejor y a una condi
cin m ejor a aquellos a quienes la malignidad del
Diablo pareca haber apartado, con su persuasin, de
la gloriosa luz de la ley catlica. Oh, en verdad
victoriosa providencia de Cristo Salvador!
Hemos incluido estos breves extractos porque no
hay mtodo ms eficaz para revelar el rpido cambio
que aparece en el pensamiento y en el lenguaje del
siglo IV, al compararlo con el del siglo n.
Constantino fue un emperador romano que se ha
ba identificado con el cristianismo, la iglesia cris
tiana y el credo cristiano, que estaba convencido de
que tena que cumplir una misin ineludible, enco
mendada por el Dios cristiano a l, su siervo, que
dedicaba paciencia y energa a la causa de la unidad
dentro de la Iglesia como condicin esencial de la
unidad y la prosperidad del Estado romano; que no
se contentaba con una Iglesia unida, sino que senta
tambin el deber especial de atraer a "los que esta
ban fuera al seno de una Iglesia verdaderamente
catlica.
Al principio, el cristianismo se predic entre las
clases ms bajas de la sociedad, que habitaban cerca
de las vas principales de comunicacin. Hacia fi
nes del reinado de Constantino, el cristianismo ha
ba penetrado hasta los lugares ms recnditos del
Imperio y aun alcanzado las clases ms altas. Al
principio, el cristianismo insista en la vuelta inme
diata de Cristo, y su lenguaje era el del "apocalipsis.
Ms tarde adopt una visin ms amplia, y la defensa
v explicacin racionales de sus doctrinas llevaron el
Evangelio a las personas cultas. El ataque el m ejor
medio de defensa asalt los cimientos del paga
nismo. Su actitud hacia las obras de la literatura y
la cultura paganas haba sido intransigente al princi
pio, porque las consideraba la Biblia del paganismo.
Despus de luchar con la conciencia, los hombres
ms competentes de la Iglesia se dieron cuenta de
que la literatura pagana poda separarse del paganis
mo, y de que la religin cristiana no deba rehusar
la ayuda de la educacin y de la erudicin. En la
192
EL CRISTIANISMO Y BL IM PERIO
primera parte de este perodo de trescientos aos,
la hostilidad del pueblo lleg a provocar las medidas
represivas del Estado. En la ltima parte, el Estado,
ms preocupado por la unidad imperial que durante
el principado, tom la iniciativa, y el cristiano
y el pagano, en general, bajo una dominacin que
afectaba a todos, vivan en paz el uno con el otro.
En lo que se refiere a la originalidad de pensamiento
y de expresin, la ventaja estuvo del lado del cris
tianismo, pues, mientras el pensamiento, las letras
y la religin paganos slo podan labrar de nuevo
terrenos familiares casi exhaustos, el cristianismo
ofreci una nueva interpretacin de la vida y su men
saje vivificador transform las viejas formas de pen
samiento y lenguaje. Ya antes del reinado de Cons
tantino, la Iglesia haba posedo bienes, no se sabe
bien bajo qu ttulo legal. De la persecucin, a la neu
tralidad, de la neutralidad, al favor: de la degrada
cin, a la respetabilidad y a la dignidad : de una fe
ciega, a las exposiciones de credo formuladas en los
trminos filosficos ms profundos; de la ignorancia,
al saber. A partir de entonces, la Iglesia cristiana
qued armada, para el perodo siguiente de su histo
ria, con toda la panoplia que poda proporcionar la
civilizacin grecorromana. Este perodo corresponde
a la Edad Media, aunque, en realidad, sigue siendo
todava historia de Roma.
X
EL SIGLO V
Princeps
193
194
EL SIGLO V
cian el
todava se reuna
un
consejo, fue lentamente transformndose en una cla
se de la sociedad, el orden senatorial, que disfru
taba de ciertas exenciones en los impuestos y de
ciertas dignidades. Muchos de los miembros de esta
clase no haban visto nunca la ciudad de Roma, ni
siquiera viajado fuera de
provincias en
vieron
la luz. De pertenecer a un estamento elegido por el
pueblo para desempear las magistraturas y, por tan
to, habilitado para formar parte del gran Consejo de
la Repblica, que de hecho, aunque no de derecho,
haba gobernado el mundo romano, los senadores se
convirtieron en una capa especial de la sociedad
que disfrutaba de algunos privilegios, pero no ejerca
ningn poder. Alejados de los dems, aislados y me
tidos en s, buscaron refugio en las tradiciones, la
literatura y la cultura de una poca que estaban con
vencidos que nunca desaparecera. El poder del Em
perador, con su aureola de santidad, primero por su
"divinidad y ms tarde com o representante de Dios,
era absoluto y no se discuta. La esperanza de una
restauracin republicana que los senadores de los
primeros das del Imperio haban abrigado, haca
mucho que se haba olvidado. Sin embargo, an se
empleaban las antiguas frases. Cuando en el ao
458 d. c. el emperador Mayoriano escribe al Senado
por pura cortesa, se dirige a los senadores llamn
dolos
el nombre ms antiguo del
Senado, que data de los primeros das de la Rep
blica. Reconoce que el Senado lo ha elegido y que
el ejrcito ha confirmado su nombramiento. Se des
cribe a s mismo como
el ttulo empleado
por Augusto. Sin embargo, habla tambin de su
de su posicin como
el ttulo aborrecido
por los romanos, y espera servir fielmente a la
antiguo
para designar la comuni
dad estatal, qe le ha obligado a reinar.
En otros tiempos la ciudadana romana haba sido
una posesin valiosa. En los primeros das de la Re
pblica se haba luchado para conquistar la ciudada
na. En el ltimo siglo de la Repblica los aliados
o,
Senado, aunque
como
las
que
patres conscripti,
num,
publica, el
Princeps,
rex,
nombre
reg
res
EL SIGLO V
195
de Roma lograron obtenerla a pesar de que Roma
se resista a concederla. La peticin que en virtud
de su ciudadana romana hizo el apstol Pablo, el
ciudadano romano ms famoso del siglo I d. c., fue
atendida inmediatamente. La dignidad de esta con
dicin jurdica, as com o sus derechos y deberes, fue
el resultado de un largo proceso de desarrollo polti
co, que culmin en los primeros tiempos del Imperio.
Empezaba a declinar cuando el emperador Caracalla,
con el propsito de que todo el mundo pudiera pagar
los impuestos correspondientes a los ciudadanos ro
manos, concedi la ciudadana virtualmente a todo
el mundo. La idea de la ciudadana se haba olvi
dado, los municipios ya no gozaban de una vida civil
que apreciasen; slo soportaban las cargas de la con
tribucin. Los miembros de las curias municipales,
en lugar de desempear con orgullo su cargo, se li
mitaban a encargarse de la responsabilidad de recau
dar las contribuciones que Ies haba sido impuesta. Los
hombres empezaban a encontrar en el seno de la
Iglesia cristiana el sentido de ciudadana que ya no
podan ofrecerles ni Roma ni los municipios.
Muchos de los cargos ms importantes del Estado,
las magistraturas, haban desaparecido o se haban
alterado tanto que, excepto en el nombre, ya no eran
los mismos. La funcin del pretor, que en otros
tiempos haba sido una importante autoridad judi
cial, consista ahora en organizar espectculos p
blicos. El consulado era un alto honor pues lo
otorgaba el Emperador y nada ms. Sin embargo,
en el ao 399 d. c., se apreciaba tanto que se consi
deraba como una "recompensa divina . Los mandos
supremos en las provincias, que en otro tiempo al
canzaron la responsabilidad ms grave y el mximo
honor que se conceda a los que haban servido al
Estado, elegidos por el pueblo para una serie de ma
gistraturas, ya no eran sino peldaos en la escala de
promocin que recorra el funcionario profesional al
servicio del Emperador. Los poderes y deberes origi
nales se haban dividido y puesto en las manos de
distintos funcionarios, que se frenaban mutuamente.
196
EL SIGLO V
En otros tiempos las provincias debieron gran parte
de su romanizacin a la inteligente poltica de ad
ministradores capaces; ahora se odiaba al funciona
rio, porque su obligacin consista en recaudar las
contribuciones, en impedir que nadie abandonase su
gremio, buscara otro trabajo o se evadiera del tri
buto al Estado en dinero, especie o servicios. El Es
tado era el amo universal. En los primeros tiempos
de la Repblica, cuando los plebeyos pidieron un
defensor, obligaron a los patricios a crear el tribu
nado con el fin de proteger sus intereses. Y ahora, los
oprimidos encontraron de nuevo proteccin, no en
el magistrado del Estado, sino en la persona de los
obispos de la Iglesia. La peticin popular impona
el cargo de obispo a hombres de su eleccin. Ambro
sio, Obispo de Miln, ni siquiera estaba bautizado
cuando fue obligado por la multitud a cargar con las
responsabilidades de este cargo. Las cartas de hom
bres como San Ambrosio y San Agustn demuestran
claramente la obra de los obispos. Se oponan a la
tirana oficial, se enfrentaban a
gobernadores pro
vinciales, con quienes personalmente mantenan a
menudo relaciones amistosas, llevaban las cuestiones
a los mismos odos imperiales, eran los rbitros en las
disputas y guiaban y protegan a su grey en todas
las dificultades que se les presentaban. Fue entonces
cuando la Iglesia se transform en la fuerza princi
pal contra la pobreza y el dolor; era la que propor
cionaba hospitales, escuelas y orfanatos y todo g
nero de obras caritativas. As ofreci a los hombres
una esperanza y la creencia de que el individuo tena
todava valor, aunque la sociedad fuera esclava del
Estado. El obispo asumi virtualmente las funciones
del magistrado de la ciudad, que por esta poca no
era sino un instrumento del gobierno a pesar suyo,
mientras que el obispo era elegido por los habitantes.
En lo que se refiere al ejrcito, en tiempos ante
riores haba sido privilegio del romano luchar en
favor de la ciudad de Roma, com o ciudadano y pro
tector de su familia y de sus dioses. Primero adqui
ri prioridad la caballera; ms tarde, los legionarios.
los
EL SIGLO V
197
Pero las necesidades cada vez mayores del Imperio
lo haban cambiado todo. Primero, el ejrcito profe
sional, despus, el reclutamiento de elementos no
romanos, y finalmente la barbarizacin del ejrcito.
Ahora se utilizaba a los reyes brbaros para defender
a cualquier precio las fronteras. Los habitantes de
las provincias menos civilizadas eran llevadoS al ejr
cito con todo el resto de la poblacin que no estaba
eximida por prestar otras formas de servicios esen
ciales para el Estado.
apstol de la romanizacin,
el soldado, lo mismo que sus oficiales, haba pasado
a ser ahora el elemento ms tosco y menos civilizado
del mundo romano. La disciplina, com o lo demues
tran los estatutos del Cdigo de Teodosio, era rigu
rosa y despiadada. El arma ms honrosa era la ca
ballera, ahora protegida con coraza y cota de malla,
de las que provienen directamente las armaduras de
los caballeros de la Tabla Redonda del rey Arturo.
La tierra se iba escapando de las manos de los pe
queos propietarios y de
agricultores en pequea
escala. El Estado confiscaba las tierras que necesi
taba o las que juzgaba que no estaban bien adminis
tradas. Los grandes terratenientes se anexaban las
propiedades vecinas que no podan producir lo que
exigan los recaudadores de contribuciones, pues al
Estado le interesaba ms tener la seguridad de que
la tierra pagaba su tributo en forma de impuestos,
en gneros o con los servicios de los peones, que man
tener los ttulos de propiedad. Inmensos dominios
pasaban a manos de una
a familia, y all se con
gregaba la antigua clase media con el fin de asegu
rarse, com o verdaderos siervos, una subsistencia y
cierta proteccin contra las imposiciones del Estado,
ya que los terratenientes se las arreglaban para eva
dir o desafiar a los funcionarios del Estado. Adems,
com o puede verse en el Cdigo de Teodosio, la co
rrupcin y el soborno se practicaban en gran escala. El
Emperador trat de reprimir estos desmanes por
medio de estatutos promulgados por el gobierno, pero
su autoridad fue impotente. Los mayordomos de las
grandes propiedades hacan sus arreglos con los fun-
De
los
sol
198
EL SIGLO V
donarlos, unas veces engaando a sus
otras
en coitibinacin con ellos, protegiendo a los deser
tores del ejrcito, proporcionando datos falsos para
la contribucin con el consentimiento de los inspec
tores d tierras. El cuadro es verdaderamente im
ponente.
Sin embargo, fue precisamente en esas grandes
haciendas de la aristocracia rural donde floreci la
cultura del antiguo tipo. En las Galias y en frica
los terratenientes vivan recluidos en sus lujosos ho
gares, manteniendo correspondencia entre s (pues el
gnero epistolar estaba muy en boga como forma de
literatura), discutiendo los mritos literarios de los
escritores clsicos como Virgilio, Horacio, Terencio,
Estacio y otros. Por todo el Imperio haba centros de
estudios acadmicos. La Galia, sobre todo, contaba
con varios famosos, en especial el de Burdeos. El estu
dio favorito era la literatura, mientras que la filosofa
decaa. Pero a pesar de la aridez de gran parte de
estos estudios, s seguan con un fervor en cierto
sentido pattico, pues proceda de dos sentimientos
subconscientes contradictorios : primero, el sentimien
to d qu l antigua cultura estaba desapareciendo;
segundo, que no era posible que desapareciese, por
que entonces slo quedara el vaco.
Rutilio Claudio Namaciano perteneca a una de
las familias de la nobleza gala, cuyas propiedades
fueron echadas a perder por los invasores brbaros.
Su padre haba desempeado un cargo en Roma
l mismo lleg a ser Prefecto de la Ciudad en el ao
413 d. C., seis aos despus de la ley que condenaba
al paganismo, y cuatro despus de la incursin sobre
Roma, de Alarico. En un poema de 700 versos relata
el disgusto con que regres de Roma a Gala para
atender sus tierras, el trabajo que le cost arrancar
de la ciudad "donde el cielo es ms claro sobre las
siete colinas", y, al partir, profiere sollozante una
oracin de gratitud.
Rotna es la Reina del mundo, nodriza de hom
bres y madre de dioses, cuya majestad nunca se bo
rrar de los corazones de los hombres hasta que el
amos y
EL SIGLO V
199
200
EL SIGLO V
renda, y las "costumbres antiguas todava encan
tan; la magia de Roma prepondera en todo. No hay
ningn indicio de que el antiguo orden haya des
aparecido. No se menciona el cristianismo. Persiste
la fe de que Roma emerger triunfante. Y Rutilio
no es el nico devoto romano ni el nico provinciano
entusiasta de Roma. A Claudiano, que naci en Egip
to, le era indiferente que el Emperador del Occidente
fuera cristiano o pagano con tal de que fuera Em
perador de Roma, pero detestaba a Constantinopla,
la advenediza oriental. Su pasin eran el Senado y
las instituciones paganas que ste defenda. l tam
bin se adhera obstinadamente al pasado, y del pa
sado cre un futuro romano. Las cartas de Smaco
tambin relatan con plcida calma las trivialidades
cotidianas, dando a entender que an se mantenan
los colegios sacerdotales y la rutina ordenada del
culto antiguo. Sin embargo, Smaco viva en trmi
nos amistosos con algunos de los enemigos ms in
transigentes del paganismo. Y com o l haba otros
muchos.
Pero adems de los hogares de los nobles galos
haba otros lugares en los que se conservaba la cul
tura de la civilizacin grecorromana: dentro de la
misma Iglesia cristiana, en las casas y en las escue
las de los obispos, en los monasterios, en estableci
mientos de la Iglesia, e incluso en las celdas de los
ermitaos. Como es bien sabido, entre los escritores
y pensadores cristianos haba existido una divisin
de opiniones. Unos, com o Tertuliano, eran partida
rios de destruir todo aquello cuyo origen era pagano.
Otros, como Clemente de Alejandra, eran partidarios
de "despojar a los egipcios . Hacia el siglo v, casi se
tena resuelto el conflicto, y muchos de los dirigen
tes cristianos fueron los hombres ms cultos de la
poca. En estos centros culturales exista vida, acti
vidad. La retrica romana encontr una nueva sa
lida en los sermones y en los tratados teolgicos,
que solan publicarse por entregas que los lectores
esperaban con ansiedad. Las disputas con los defen
sores paganos de la cultura antigua ofrecieron opor-
EL SIGLO V
201
tundades para la publicacin de folletos polmicos,
y la correspondencia, precisa y voluminosa, de hom
bres com o San Agustn y San Jernimo dio nueva
realidad al gnero epistolar.
De esta manera podran resumirse los cambios
que se haban producido en las principales ideas e
instituciones romanas. Pero la verdadera naturaleza
de estos cambios slo puede apreciarse leyendo la
literatura de la poca, por ejemplo, las cartas de Smaco, Sidonio, San Agustn y San Jernimo. Pero
queda un tema que debe tratarse algo ms detenida
mente: el destino de la religin romana.
A medida que el Imperio fue extendindose hasta
abarcar todas las regiones mediterrneas, se fueron
divulgando por todas partes nuevos cultos, ritos, fi
losofas; algunos autctonos y otros procedentes de
Persia y del Lejano Oriente. Ya hemos hablado an
tes del culto a la Magna Madre, pero se adoraba tam
bin a otras muchas deidades: Mitra, el dios solar
persa, Isis y Osiris, dioses de Egipto, el dios de Siria
llamado Jpiter Dolicheno, y otras. Tenan tambin
dioses del campo, italianos y provincianos, con nom
bres y cultos que se remontaban hasta tiempos pre
rromanos; dioses del Estado, Jpiter, Juno, Minerva,
etc.; poderes vagos com o la Fortuna, la Tutela, y el
Genio en mltiples formas; ideas abstractas como
Fides, Concordia; dioses particulares de distritos y
localidades com o algunos de los dioses galos y, por
ltimo, dioses tomados de cultos extranjeros y nom
bres, ritos y leyendas combinados. Y todos estos
cultos, que son cientos, continuaron practicndose a
pesar de que el Imperio era nominalmente cristiano.
Los emperadores los perseguan, pero los cultos per
sistan y la autoridad imperial era impotente. Las
familias nobles romanas insistan en el mantenimien
to de los dioses de la Repblica, y el sentimiento
popular y la costumbre no se resignaban a abandonar
las supersticiones tradicionales. La sociedad en ge
neral, con exclusin de los cristianos sinceros y no
hay que olvidar que haba muchos cristianos de
nombre mantenan vivos los antiguos cultos roma
202
EL SIGLO V
nos por una razn poderosa : la continuidad del Es
tado Romano pareca depender de la continuidad de
los dioses romanos y de su culto. La religin perso
nal poda satisfacerse con cualquier otro culto, perc
los ritos romanos que se haban transmitido durante
siglos tenan que continuar, pues toda la estructura
de la organizacin dependa de ellos. Y la vida orga
nizada y, en realidad, tambin el contacto con las
"costumbres antiguas", casi haban quedado destrui
dos en los turbulentos aos del siglo m . Haba que
preservarla a toda costa y slo poda lograrse esto en
las formas consagradas de la religin, en la literatura
y en los sentimientos que religiosamente preservaban
estas formas. Las familias nobles, fieles a la cultura
tradicional, haban visto cm o se adoptaba una reli
gin tras otra. Haba habido emperadores que adop
taron el culto del dios Sol, de Hrcules, del sirio
Baal, o de otros; el ltimo era el cristianismo, pero
no haba razn para que ste persistiera. La vuelta
al paganismo del emperador Juliano era una buena
seal, y aunque no haba logrado destruir el cristia
nismo com o religin "oficial, lo que haba intentado
poda ms tarde volver a intentarse con ms xito.
En realidad no era la existencia del cristianismo ni
de cualquier otro culto lo que detestaban los defen
sores de la cultura pagana, pues haba una amplia
y fcil tolerancia, y, como dijo uno de ellos, "no es
uno slo el camino para tan gran secreto". A lo que
se oponan era al odio del cristianismo hacia los
antiguos cultos romanos que haban persistido du
rante siglos y que haban sido garanta de la estabili
dad de Roma.
Pero los antiguos cultos significaban mucho ms
que esto. Cuando Ennio dijo que la prosperidad de
las "cosas romanas tena sus races en las viejas cos
tumbres y en las cualidades caractersticas de los
hombres de Roma, pensaba en la Roma que l desco
noca. Desde entonces el horizonte se fue ensanchan
do. Toda la civilizacin del Mediterrneo que Roma
a tomar bajo su proteccin era
una ci
vilizacin grecorromana, y Roma era la responsable
lleg
ahora
EL SIGLO V
203
de su continuidad. Dentro de esta civilizacin gre
corromana exista la posibilidad de perfeccionamien
to. El mundo distaba de ser perfecto y las institu
ciones humanas no eran definitivas, pero dentro de
las "formas de pensamiento, si se permite la expre
sin, a las que con tanto esfuerzo haba llegado la
civilizacin en poltica, ideales sociales, en tica, y
en la expresin natural de estas cosas exista la
esperanza de alcanzar la perfeccin. Esto, y mucho
ms, se encierra en las palabras: "Rom Eterna.
La propia experiencia espiritual de Roma, la fusin
de esta experiencia coii el resto de la civilizacin
mediterrnea, y la nueva creacin que result, cons
tituy el cenculo dentro del cual se encontraba el
destino de la humanidad. Si se destruan estas "for
mas de pensamiento", si s destrua la antigua cul
tura de la cual eran parte los antiguos dioses, la
humanidad estaba sentenciada.
He aqu el reto que tuvieron que aceptar los es
critores y pensadores cristianos. Al hacerlo, tropeza
ban con dos dificultades. En primer lugar, ellos
mismos eran producto y con frecuencia el mejor
producto de la civilizacin grecorromana; y pensar
fuera y ms all de sta significaba un esfuerzo su
premo de inteligencia y voluntad. En segundo lugar,
deban a esta civilizacin las herramientas mismas
que utilizaban para hacer sus crticas, y entre ellos
muchos amaban con verdadera devocin la literatura
pagana. Por tanto, se les presentaba la difcil tarea
de hallar una nueva orientacin intelectual y emo
cional.
Esta situacin puede ilustrarse con ejemplos di
versos, pero consideraremos slo el caso ms desta
cado: el de San Agustn.
Antes de hacerse cristiano, Agustn fue profesor
de retrica en Italia. Conoca a fondo la literatura
romana. Haba ledo muchas obras literarias y filo
sficas griegas en traducciones latinas. Estaba per
fectamente al tanto de las controversias literarias y
filosficas de su tiempo, y el maniquesmo y el neo
platonismo lograron ejercer una gran influencia so-
204
E L SIGLO V
bre l. Despus de su conversion pens hacer una
vida monstica pero se vio elevado al cargo y las
responsabilidades de un obispado en su pas nativo,
Africa. En el ao 410, d. c., Alarico, rey de los godos,
invadi Italia, captur Roma y se retir. Los refu
giados huyeron a las costas meridionales del Medi
terrneo, llevando la noticia. En el mundo romano
la conmocin fue tremenda; pareca que la civiliza
cin iba a desmoronarse. El pnico se aminor cuan
do se supo con certeza que Roma todava subsista,
y que las cosas seguan marchando como antes, pues
los daos en la ciudad no haban sido muy grandes,
y los brbaros se haban portado con una modera
cin inesperada. Pero los nimos seguan turbados.
Si Roma hubiera sido fiel a los antiguos dioses, no
hubiera sucedido esta catstrofe. Tal era el indigna
do y amedrentado argumento de los defensores de
la cultura romana.
En el ao 413 d. c. empez San Agustn a escribir
su obra
que termin en el ao
426. Partes de la obra fueron apareciendo entre es
tas fechas. Era un producto de la poca, y su pro
psito principal fue el de servir de gua para su in
terpretacin. Del alcance de sus veintids libros no
puede hablarse aqu, pero deben sealarse tres as
pectos.
Primero, los libros I-X estn dedicados a refutar
la acusacin de que haba que atribuir los males del
mundo a la proscripcin del culto pagano, decretada
por los cristianos y por el Imperio Romano cristia
no. Con este propsito se hace un escrutinio de la
historia romana, y la conclusin es que en realidad
los dioses romanos no salvaron a Roma en otras cri
sis, y que por su mismo carcter eran incapaces de
salvarla. Los dioses romanos no pueden ofrecer al
alma de cada individuo ninguna garanta para la vida
futura. Este ltimo argumento se dirige contra aque
llos paganos que, aunque no culpaban al cristianis
mo por los recientes desastres imperiales, pensaban,
sin embargo, que los antiguos cultos ofrecan un
beneficio positivo para el futuro. Naturalmente San
La Ciudad de Dios,
EL SIGLO V
205
Agustn, al escribir una obra de polmica para la
poca, no luchaba con sombras, y, en efecto, sabemos
que algunos paganos tuvieron la intencin de publi
car una rplica. En otras palabras, luchaba contra
la arraigada creencia general de que slo conservan
do los cultos antiguos y la cultura asociada a ellos
podra salvarse la civilizacin.
En segundo lugar, San Agustn es un admirador
profundo de la obra de Roma en la historia y de las
virtudes romanas, gracias a las cuales se haba reali
zado esta obra. Sobre esto no hay sombra de duda.
No slo lo repite as constantemente, sino que todos
sus escritos, desde el principio al fin, estn empa
pados del pensamiento clsico, con numerosos ejem
plos y citas y, en
su punto de partida es con
frecuencia el punto de vista ortodoxo correcto del
paganismo. Lo que San Agustn critica en el carc
ter romano es precisamente el elemento que l no
poda perdonar: el materialismo, la crueldad y la
inmoralidad. Mientras que los paganos afirmaban que
carcter romano haba
la historia romana y
que el carcter romano estaba ligado a la antigua
religin, San Agustn, aunque admiraba muchas co
sas de la historia y del carcter romano, negaba la
asociacin de ambas cosas con la antigua religin.
En aquel entonces, esta posicin era menos inteligi
ble de lo que nos pueda parecer hoy, y su tarea no
era nada fcil. Era mucho ms sencillo adoptar la
actitud de Tertuliano y condenar sin reserva toda
la estructura y el pensamiento de una civilizacin
derivada del paganismo. San Agustn no eligi este
camino. De haberlo elegido, el curso de la historia
habra sido diferente.
Pero, en conjunto, el problema era mucho ms
profundo de lo que ahora parece, pues la cuestin de
los dioses de Roma no era sino un aspecto de algo
mucho ms amplio. Quizs pueda tambin ilustrarse
esto brevemente haciendo referencia a un pasaje del
mismo libro,
San Agustn acaba
de hacer un resumen de las diversas clases de "bien
que las diferentes filosofas del mundo clsico haban
efecto,
el
hecho
La Ciudad de Dios.
206
EL SIG LO V
establecido como el fin que ha de perseguirse. Estas
filosofas haban considerado la felicidad como el fin
principal, y unas haban decidido que la felicidad
resida en la virtud, otras que en los placeres de di
ferentes clases, algunas que en la satisfaccin de las
necesidades elementales, y as sucesivamente. "En
tonces, si se nos pregunta qu respondera la Ciudad
de Dios, al ser interrogada acerca de estas cuestiones
una tras otra, y en primer lugar, cules son sus pun
tos de vista sobre los 'fines del bien y del mal, res
pondera que la vida eterna es el sumo bien y que la
muerte eterna es el sumo mal; debemos vivir con
rectitud para obtener lo uno y evitar lo otro. Est
escrito que el hombre virtuoso vive por la fe, pues
nosotros no vemos ahora nuestro bien, y por tanto
tenemos que buscarlo en la fe, y no nos es posible
vivir virtuosamente con nuestros propios recursos, a
no ser que l, que nos da fe para creer en la ayuda
que puede prestamos, ayuda a nuestra fe y a nues
tras oraciones." La vida eterna" se emplea aqu en
el sentido que se emplea en el Cuarto Evangelio, "una
vida con calidad permanente", ms bien que una "vida
sin fin.
Este pasaje quizs pueda dar idea del contraste
entre el punto de vista cristiano y el no-cristiano. La
civilizacin grecorromana haba encontrado, dentro
de las "formas de pensamiento de su cultura propia,
la contestacin definitiva a las necesidades de la
humanidad; esto es lo que significa "Roma Eterna.
Pues aunque a primera vista pueda parecer que al
confiar en los dioses romanos para la prosperidad,
Roma acuda a algo que se encontraba fuera de ella
misma, en realidad el ruego se haca, como siempre
se haba hecho, con el fin de inducir a los dioses a
favorecer lo que los mismos romanos intentaban. Lo
que los cristianos critican del pensamiento pagano
es que el paganismo considera que el hombre se
basta a s mismo, que el mundo puede explicarse a s
mismo. Su credo, por el contrario, afirma que si el
hombre no invoca un principio que se encuentre
fuera de l, no hallar la solucin de sus problemas.
BL SIGLO V
207
Por tanto, ya no se trata de asegurar la buena vo
luntad de los dioses para lograr lo que el hombre
desea, sino de cumplir la voluntad de Dios, por el
solo hecho de ser Su voluntad, contradiciendo a me
nudo lo que los hombres desearan para s mismos.
ste es el conflicto en disputa, tal com o lo vean los
cristianos. Pero el que no se pudiera llegar a un
acuerdo no significa que por eso se hubiera de des
preciar la cultura. (Quizs, aunque no en los trmi
nos de San Agustn, pueda explicarse brevemente el
conflicto de esta manera. Cuando Arqumedes ela
boraba la teora de la palanca, dijo que si tuviera
un solo punto de apoyo fuera del mundo, podra mo
verlo. El cristianismo crea que el pensamiento gre
corromano intentaba mover el mundo desde dentro
y, naturalmente, haba fracasado. Slo el cristianis
mo ofreca el principio desde fuera.)
As arga San Agustn con los defensores del an
tiguo culto romano. Pero en un plano inferior tena
otra tarea que cumplir, una tarea a la que, por mu
chas generaciones, haban dedicado sus esfuerzos to
dos los maestros cristianos. Tena que luchar a brazo
partido con los dioses y con vagos poderes (dem o
nios) que dominaban las mentes de los hombres in
cultos las influencias" malignas de la astrologia,
el poder de la "fortuna" y la suerte, la "magia de
los espiritualistas, los terrores de las supersticiones
medio olvidadas, los cultos de cientos de diosecillos;
stas eran las fuerzas esclavizantes de las que haba
que liberar a las masas. Es bien sabido que muchos
dioses autctonos adoptaron apariencia cristiana
como santos patronos y el proceso puede observarse
en detalle ; pero no podemos detenemos en esto.
Con San Agustn hemos llegado al ltimo gran
nombre de la Antigedad. Cuando muri, en el ao
430 d. c., los vndalos estaban invadiendo frica y se,
encontraban ya a las puertas de Hipona.
Pero todava hay que aadir una ltima palabra.
Si los mismos brbaros que invadieron grandes re
giones del Imperio en los siglos iv y v d. c. hubieran
descendido a la pennsula helnica en el siglo v a C.,
208
EL SIGLO V
es casi seguro que habran visto y apreciado muy poco
o casi nada de las caractersticas de la cultura ate
niense, y que mucho habra sido destruido. Cuando
descendieron a la pennsula italiana, ocho o nueve
siglos despus, encontraron una civilizacin que, en
cierto modo, podan comprender y apreciar, porque
gran parte de ella se manifestaba en la slida gran
diosidad de edificios, calzadas, fortificaciones y en
un gobierno ordenado. En conjunto, su propsito,
ms que destruir, fue absorber. Pero haba que edu
carlos, y la literatura latina estaba, por el momento,
fuera de su alcance. Ahora bien, los romanos de la
poca de Cicern haban demostrado verdadero genio
para componer manuales y enciclopedias. Los dos
recopiladores ms famosos fueron Varrn y Plinio el
Viejo, y de aqu en adelante la influencia de estos
escritores fue enorme en todos los centros medie
vales de erudicin. Pero en los siglos vi y vil estas
obras resultaban demasiado ambiciosas y, por tanto,
los escritores se dedicaron a escribir "resmenes
ms breves de las distintas ramas del saber. Estos
fueron los libros de texto para la educacin de las
nuevas naciones occidentales. Escritores tales como
Casiodoro (siglo v), Isidoro de Sevilla (siglo vi) y Boe
cio prestaron incalculables beneficios a la civilizacin
occidental. A medida que las naciones se desarrolla
ban, iban dejando atrs los libros de texto elemen
tales y acudan en busca de la autntica literatura
latina, conservada en las bibliotecas, monasterios y
centros eclesisticos de enseanza. All encontraron
a los autores latinos originales, y empezaron a cono
cer el pensamiento griego a travs de las traduccio
nes latinas de la literatura griega, hasta que al fin
pudieron acudir a la misma literatura griega.
Las invasiones de los brbaros no fueron ni ca
tastrficas y repentinas, ni detructoras y violentas.
Roma no cay nunca: se transform en otra cosa
distinta. Roma, desplazada com o sede del poder pol
tico, alcanz una supremaca an mayor como idea.
Roma, con el idioma latino, era ya inmortal.
XI
EL DERECHO ROMANO
de
J u s t in ia n o
en
xti,
210
E L DERECH O R O M A N O
quist Italia, tambin all se estableci este Cdigo,
llegando as a ser conocido en Occidente. Ms tarde
se crearon escuelas y universidades con el fin prin
cipal de estudiarlo. La gran obra de Justiniano es el
el Cuerpo de Derecho Civil,
que comprende el
(estatutos imperiales), el
(jurisprudencia), la
(un tratado
elemental), las
(disposiciones posteriores des
de el ao 535 al 565 d. c.).
La pregunta que se plantea es la siguiente: Cu
les fueron las cualidades del derecho romano para
que su influencia fuera tan grande y permanente? La
contestacin a esta pregunta pondr de manifiesto
las cualidades de los hombres que crearon este de
recho.
El
empieza con las siguientes palabras de
Ulpiano: "Cualquiera que intente estudiar el derecho
(
), tendr que saber primero de dnde se deriva
la palabra
Se llam
de justicia, pues de
acuerdo con la acertada definicin de Celso, el de
recho es el arte de lo bueno y lo justo. Debido a
esto, se nos puede muy bien llamar sacerdotes, por
que nosotros rendimos culto a la justicia, tenemos
conocimiento de lo que es bueno y justo, separamos
lo justo de lo injusto, discriminamos entre lo que
est permitido y lo que no est permitido, con el
propsito de hacer buenos a los hombres, no slo por
temor al castigo, sino tambin por el estmulo de la
recompensa. Aspiramos, a menos que yo est equi
vocado, a una verdadera filosofa, no a una filosofa
aparente." A primera vista, estas palabras parecen
extraas. Sin embargo, las escribi uno de los juris
consultos ms notables.
En Roma, com o en todas partes, el derecho fue
iniciado por los sacerdotes. Justiniano, despus de
mil aos de derecho romano, declara que los juris
consultos bien pueden ser considerados como sacer
dotes de la justicia. Hacia el ao 450 a. c. el derecho
ya no estaba en manos de los sacerdotes; el dere
cho consuetudinario no escrito fue formulado en las
Doce Tablas, que se publicaron en el foro y que con-
Instituta
Digesto
ius
ius.
ius,
EL DERECHO ROMANO
211
tenan las leyes relativas a los ciudadanos romanos,
Las Doce Tablas rigieron durante trescien
tos aos. Y las situaciones nuevas que se originaban
a medida que Roma creca, eran resueltas por deduc
ciones lgicas que ampliaban las leyes, o por ficcio
nes legales que conservaban la letra y ampliaban el
espritu. Cerca de cien aos despus de la publica
cin de las Doce Tablas, se nombr a un magistrado
especial para relevar a los cnsules de sus poderes
judiciales: el pretor. En el ao 242 a. c. se nombr
a otro pretor para que se ocupara especialmente de
las relaciones entre los ciudadanos y los extranjeros :
el
En fechas posteriores fue au
mentado el nmero de estos magistrados.
Debe hacerse notar
que el pretor estaba por en
cima de la ley;
que el hecho de que los extranjeros
(los itlicos eran extranjeros) y los ciudadanos roma
nos entraran en relaciones jurdicas privadas y no
tuvieran inconveniente en llevar sus disputas al
presupona cierta semejanza entre las
concepciones jurdicas del derecho romano y del de
recho extranjero, aunque no la suficiente para poder
prescindir de un juez especial:
que, al empezar a
desempear el cargo, a principios de ao, el
el
tenan que publicar
una declaracin de las reglas (
) que haban
de servirles de gua para interpretar las leyes de las
Doce Tablas;
que los pretores eran elegidos por
votacin popular sin que tuvieran que ser necesaria
mente juristas, aunque el conocimiento del derecho
fue hacindose un requisito cada vez ms indispen
sable para el desempeo de cargos. Pero una de las
caractersticas de la vida pblica romana fue que
todos los que desempeaban un puesto, incluso los
emperadores, buscaban consejo. De estas cosas depen
de en gran parte la fuerza del derecho romano.
El pretor estaba por encima de la ley. No poda
anular las leyes en vigor de las Doce Tablas, pero,
por la manera en que formulaba su edicto y por sus
decisiones diarias, poda completarlas o reformarlas,
hacindolas ms flexibles: las leyes subsistan, pero
ius civile.
praetor peregrinus.
2)
1)
tor peregrinus,
urbanus y
3)
praetor peregrinus
edictum
4)
prae
praetor
212
EL DERECHO ROMANO
l poda dar un rodeo. El
tena
que tratar con extranjeros que no estaban sujetos a
las leyes romanas. Su tarea consista en crear con las
costumbres de los romanos y con las costumbres de
los extranjeros un derecho aceptable para ambos.
Probablemente este derecho sera ms liberal y esta
ra menos sujeto a las tradiciones locales o nacio
nales; tena que satisfacer a los hombres como tales,
no com o ciudadanos de este o de aquel Estado. As, el
creaba el derecho de los ciudadanos,
y el
que poda basarse
en el tus
que sola ampliarlo con derechos no
romanos, creaba el "derecho de gentes,
El pretor era nombrado anualmente. Por consi
guiente, le convena aprovechar el edicto de su pre
decesor, si as lo deseaba; pero poda modificarlo
al principio y luego ampliarlo durante el desempeo
del cargo. De este modo el edicto estaba en cons
tante desarrollo, estaba vivo : "el derecho de los edic
tos es la voz viva
del derecho civil.
Continuamente se le estaban incorporando nuevas
ideas.
Con el curso del tiempo aumentaron las relacio
nes entre romanos e itlicos, hasta que en el ao
89 a, c. se concedi la ciudadana romana a todos
stos, Hasta entonces haban estado bajo el
administrado por el
que
era ms amplio y ms equitativo que el derecho de
los ciudadanos. Los ciudadanos, por otra parte, se
haban dado cuenta de la naturaleza del
As que cuando los itlicos pasaban a ser ciudadanos
romanos, no estaban dispuestos a aceptar nada que
fuera menos amplio, y los que ya eran ciudadanos
romanos estaban siempre dispuestos a aceptar algo
ms amplio. El resultado fue que por medio de un
proceso gradual el derecho civil fue aproximndose
al derecho de gentes, que era ms amplio. Desde
luego, la ciudadana implicaba muchas cosas que
eran negadas a los extranjeros, el
no re
emplaz al derecho civil hasta los siglos n y m d. c.
Por otra parte, el gobernador de provincia tam-
praetor peregrinus
praetor urbanus
ius civile,
praetor peregrinus,
civile y
ius gentium.
(viva vox)
tium,
ius gen
praetor peregrinus,
ius gentium.
ius gentium
BL DERBCHO ROMANO
213
1)
2)
1)
a)
b)
2)
3)
214
HL DERECHO ROMANO
tualmente transferidos al Senado. Desde el reinado
de Tiberio hasta el de Septimio Severo, el Senado
formulaba las leyes, aunque slo aquellas que eran
aprobadas por el Emperador. El derecho del edicto
del pretor continuaba desarrollndose, pero al codi
ficarse y consolidarse, en el reinado de Adriano, ter
min este desarrollo. En la poca de los Antoninos,
el poder legislativo del Emperador reemplaz a todo
lo dems. Su edicto era una ordenanza general,
su "decreto" era un fallo en un litigio sometido a
l, su "rescripto era su opinin sobre un extremo
jurdico. Todo esto constitua el derecho.
Por tanto, se tenda a concentrar el poder legis
lativo en manos del Emperador. La viva voz del
derecho de los edictos qued silenciada; El Senado
qued subordinado. La distincin entre el derecho
civil y el derecho de gentes (en la prctica) dej de
existir cuando Caracalla, en el ao 212 d. c., otorg
la ciudadana a todos los habitantes del mundo
romano. Sin embargo, el perodo de Trajano a Sep
timio Severo, o sea, el perodo durante el cual el
poder legislativo se iba concentrando cada vez ms
en manos del Emperador, es la poca del "derecho
romano clsico, la poca en que fueron ms fuertes
las dos influencias que lo transformaron en un dere
cho mundial independiente del tiempo. Estas in
fluencias provenan
de los jurisconsultos;
de la
filosofa.
Durante los ltimos setenta aos de la Repblica,
se dedicaron con afn al estudio del derecho una
porcin de hombres cultos e inteligentes, la mayora
de los cuales gozaba adems de la ventaja de tener
una experiencia prctica, por haber desempeado ya
puestos en la metrpoli y cargos administrativos
en las provincias. Algunos trabajan en los tribu
nales, otros eran hombres de letras que escriban
sobre cuestiones jurdicas. Todos eran "prcticos
en derecho,
o
En
una poca en que la vida pblica y los problemas
de la administracin de la metrpoli y de las provin
cias ocupaban las inteligencias ms notables del da,
a)
jurisprudentes
b)
juris consulti.
EL DERECHO ROMANO
215
jurisprudentes
(nonios),
(physis),
216
EL DERECHO ROMANO
sal fue adoptada por los estoicos, cuya doctrina fun
damental era que el hombre deba vivir "conforme
a la Naturaleza, o sea, conforme a la razn que la
Naturaleza haba implantado en el hombre com o tal
hombre, y de acuerdo con la Razn superior que
animaba al mundo com o un todo. Adems, en el
pensamiento helenstico se haban dado doctrinas so
bre la unidad de la humanidad y sobre el deber del
rey de proteger y servir los intereses de sus sbditos
como Salvador y Bienhechor, y de atraer a todo el
mundo bajo un gobierno de esta clase. Por tanto,
la "Naturaleza tena sus leyes. Su origen era la
Razn que existe en la Naturaleza, y estas leyes
se encontraban fuera y ms all del hombre.
Por medio del trato con extranjeros, los romanos
haban llegado ya a la idea de un "derecho de gen
tes no escrito. Los
hombres edu
cados y con un extenso conocimiento de la litera
tura y de la filosofa, se sintieron instintivamente
atrados por el estoicismo, con su insistencia sobre
las normas de conducta. Ellos fueron los que empe
zaron a relacionar el "derecho de gentes" con el de
recho natural, y a creer que el derecho de gentes
no era sino un dbil remedo del "derecho natural".
Por tanto, el propsito del derecho era acercarse ms
a las normas objetivas encerradas en el "derecho
natural que se fundaba en la razn, que por otra
parte era la razn no de un solo hombre ni de una
sola nacin, sino del hombre com o parte de la Na
turaleza. Este fue el punto de vista de los
durante ms de doscientos aos, y el re
sultado fue que, en toda su labor para formular el
derecho y para enmendar e interpretar el derecho ya
existente, tuvieron una norma o criterio que los guia
ba: el ideal de la justicia natural, de un bien obje
tivo ms sublime y ms comprensivo que cualquier
bien ideado por el hombre, bien que el jurista y el
filsofo habran de esforzarse en descubrir e incor
porar progresivamente a las leyes del Imperio Ro
mano.
As volvemos a las primeras palabras del
jurisprudentes,
prudentes
juris
Digesto
EL DESECHO ROMANO
217
citadas en este captulo. El arte de lo bueno y de
lo justo", "deseando hacer bueno al hombre por el
estmulo de la recompensa, "separando lo justo de
lo injusto . "Nosotros rendimos culto a la justicia",
y en un sentido nuevo los juristas eran "sacerdotes
interesados en los valores eternos y absolutos, vli
dos para todos los hombres, en todos los tiempos y
en todos los lugares, que se esforzaban por expre
sar en forma de "equidad para el uso de la huma
nidad.
Pero el derecho romano no haba adquirido toda
va la forma que poda hacerlo til a la humanidad:
su volumen era enorme. Omitiremos los intentos
ms insignificantes de codificacin de los siglos m
y IV, para ocupamos directamente del Cdigo de Teodosio, que entr en vigor en el ao 439 d. c. Este
Cdigo es una coleccin oficial de los estatutos de
los Emperadores y no contiene ninguno de los es
critos de los jurisconsultos. Es de un gran valor
para nosotros, porque nos proporciona una descripcin
de las actividades de los emperadores cristianos y de
las condiciones sociales de la poca. Ejerci no
poca influencia en los cdigos "brbaros". Cuando
oleadas sucesivas de pueblos brbaros invadieron el
Occidente, y cuando Italia fue sometida a un gobier
no extranjero, los brbaros incorporaron a sus pro
pias leyes gran parte del derecho romano. As ve
mos que el edicto de Teodorico (500 d. c.) lig lo
romano a lo ostrogodo. El Cdigo de Alarico II, el
visigodo, fue formulado en el ao 506 d. c. y estaba
basado en el Cdigo de Teodosio, en las
del jurista Pablo y en la
de Gayo. De este
ltimo la Europa Occidental adquiri gran parte de
sus conocimientos sobre derecho romano. Existe tam
bin la
(517 d. c.). Sin
embargo, no bast el Cdigo de Teodosio.
La gran codificacin, com o hemos visto, fue la
de Justiniano. En sta se incluan estatutos impe
riales y tambin se condensaban los escritos de los
jurisprudentes. Se omiti lo que estaba anticuado,
y el conjunto se acopl con un orden admirable.
Instituta
Sententiae
218
EL DERECHO ROMANO
Justiniano pretenda que tres millones de lneas de
jurisprudencia haban quedado reducidas a ciento
cincuenta mil en el
"un compendio mode
rado en el que se desenvuelve uno con facilidad"
en
este compendio estaban incluidos mil aos de sabi
dura poltica, y esta sabidura haba pasado a tra
vs de mentes romanas. No haba innovaciones vio
lentas. Los compiladores del
estudiaron las
centurias de derecho romano y concibieron su obra
com o parte del progreso metdico iniciado por la
Repblica en sus primeros aos.
Digesto,
(moderatum et perspicuum compendium). Pero
Digesto
EPLOGO
Al principio de este libro se hizo resaltar el sentido
de subordinacin que caracteriz a la mentalidad ro
mana. "Gobernis el mundo porque os consideris
inferiores a los dioses." Durante el transcurso de
mil aos los romanos haban sido disciplinados como
ninguna otra nacin de la Tierra y, aunque haban
conservado ese sentido de subordinacin, haban sido
capaces de crear un Imperio de tal trascendencia y
tan fundamentalmente humano com o lo fue el ro
mano. Por la obediencia se llega al poder. El gran
don de la obediencia que posean los romanos pro
dujo con el tiempo los grandes ideales del derecho
romano. Habiendo asimilado costosamente esta en
seanza del valor de la obediencia, Roma impuso
esos ideales a las edades posteriores. Los romanos
fueron una "nacin inspirada por el derecho, pero
este derecho fue creacin suya y se lo impusieron
ellos mismos. Al estudiar las ideas fundamentales
de ese derecho se ver que contienen los ideales y
las cualidades de los romanos de los primeros tiem
pos, ampliados, perfeccionados y adaptados para su
aplicacin universal. El respeto por los valores eter
nos, por la voluntad de los dioses
y su expre
sin com o "justicia" objetiva en las cosas prcticas
de la vida humana; el respeto por la personalidad
humana y las relaciones humanas (
), tan
to en la familia com o en el Estado o entre los ami
gos, que se fundaba en el reconocimiento de la
personalidad de cada individuo y cuyo resultado era
la conservacin de su libertad
el respeto
por la tradicin
que se aferra a lo que ~e
ha ido transmitiendo de generacin err generacin,
puesto que contiene una sabidura acumulada que
un hombre solo o una sola poca no pueden pro
porcionar; respeto por la autoridad
no
com o obediencia a un poder superior, sino com o re
conocimiento del juicio de hombres cuya experiencia
y cuyos conocimientos merecen respeto; respeto por
(pietas),
humanitas
(mores),
(libertas),
(auctoritas),
219
220
EPLOGO
la palabra empeada
y la intencin expre
sada, la fe de los romanos gracias a la cual "conser
vaban la amistad de sus amigos y de los que con
fiaran en ellos, y "la cosa ms sagrada de la vida.
El respeto por estas cosas implicaba una forma
cin (
) que se obtiene en el hogar, en la
vida pblica, en la vida en general, la formacin
que proviene de uno mismo (
Una forma
cin de esta clase crea un sentido de responsabilidad
(
que hace conceder la importancia debida
a las cosas importantes, de tal manera que, una vez
que el hombre ha puesto la mano en el arado, ni mira
hacia atrs ni titubea, mantenindose firme en su
propsito (
). Estas son las cualidades que
formaron el genio romano.
(fides)
disciplina
severitas).
gravitas)
constantia
NOTA
Una bibliografa satisfactoria para los lectores que quie
ran ampliar alguno de los temas estudiados en este li
bro ocupara muchas pginas. Por consiguiente, lo mejor
es remitirlos al folleto
Este fo
lleto, editado por los Consejos de las Sociedades para el
Fomento de los Estudios Helnicos y Romanos (
Councils
of the Societies for the Promotion of Hellenic and Roman
Studies) ha sido publicado por la Oxford University Press.
221
CRONOLOGA
. c.
753 Fundacin de Roma
(tradicional)
510 Expulsin de los re
yes
451 Las Doce Tablas
390 Saqueo de Roma por
los galos
367
Praetor urbanus
427-348 Platn
384-322 Aristteles
356-323 Alejandro Magno
300
Zenn
300
Euclides, Aristar
co
272 Livio Andrnico es
trado a Roma
fl.
fl.
Praetor Peregrinus
fl.
240
Nevio
239-169 Ennio
c. 250-184 Plauto
fl.
C.
160
Terencio
202-c. 120 Polibio
m.
m.
135-51 Posidonio
c. 55 muerte de Lucrecio
116-27 Varrn
70-19 Virgilio
65-8 Horacio
64-19 d. c. Estrabn
59-17 d. c. Tito Livio
43-18 d. c. Ovidio
SUMARIA
d. c.
9 Derrota de Varo
14-37 Tiberio
,
37-41 Cayo
I
.1(,
'
54-68 Nern
69
Ao de los Cuatro
Emperadores
69-79 Vespasiano \
79-81 Tito
/Flavianos
81-96 Domiciano
96-98 Nerva
98-117 Trajano
117-138 Adriano
65 d. Petronio
23-79 Plinio el Viejo
70
Conquista de Jeru
saln por Tito
c. 90 Epicteto
35-95 Quintiliano
c. 97 Frontino
46-120 Plutarco
55-120 Tcito
62-113 Plinio el Joven
65-140 Juvenal
75-160 Suetonio
138-161 Antonino 1
.
,
.. >Antoninos
160 //. Apuleyo
161-180 M. Aurelio (
180-193 Cmodo
)
200
Tertuliano
193-211 Septimio Severo
212 Caracalla concede la
ciudadana roma
na
222-235 Alejandro Severo
228 Muerte de Ulpiano
249-251 Decio
284-305 Diocleciano
313 Edicto de Miln
306-337 Constantino
265-340 Eusebio
325 Concilio de Nicea
361-363 Juliano
330 Fundacin de Constantinopla
340-420 San Jernimo
379-395 Teodosio I (Occi
dente)
354-430 San Agustn
384 Smaco, prefecto de
la Ciudad
404 ltimo poema de
Claudiano
il.
C.
Digesto
INDICE GENERAL
Nota sobre estelibro ............................................
I.
Qu clase de hombres eran los ro
manos? .....................................................
Las viejas costumbres ...........................
II.
a)
b)
a) Reyes, Repblica, Imperio ....................
b) De las siete colinas al orbe romano . . .
c) De la ciudad-Estado a la repblica en
ruinas
.......................................................
7
11
16
28
30
44
82
90
115
131
145
168
180
III.
61
71
X. El siglo V ......................................................
193
209
Eplogo ......................................................................
219
Nota ..........................................................................
221
Cronologa
222
sumaria ............................................