Poemas de Alfonso Reyes
Poemas de Alfonso Reyes
Poemas de Alfonso Reyes
EL LLANTO
Al declinar la tarde, se acercan los amigos;
pero la vocecita no deja de llorar.
Cerramos las ventanas, las puertas, los postigos,
pero sigue cayendo la gota de pesar.
No sabemos de donde viene la vocecita;
registramos la granja, el establo, el pajar.
El campo en la tibieza del blando sol dormita,
pero la vocecita no deja de llorar.
-La noria que chirra!- dicen los ms agudosPero si aqu no hay norias! Que cosa tan singular!
Se contemplan atnitos, se van quedando mudos
porque la vocecita no deja de llorar.
Ya es franca desazn lo que antes era risa
y se aduea de todos un vago malestar,
y todos se despiden y se escapan de prisa,
porque la vocecita no deja de llorar.
Cuando llega la noche, ya el cielo es un sollozo
y hasta finge un sollozo la lea del hogar.
A solas, sin hablarnos, lloramos un embozo,
SOL DE MONTERREY
y el sol, mi escudero.)
Todo el cielo era de ail;
Toda la casa, de oro.
Cunto sol se me meta
por los ojos!
Mar adentro de la frente,
a donde quiera que voy,
aunque haya nubes cerradas,
oh cunto me pesa el sol!
Oh cunto me duele, adentro,
esa cisterna de sol
que viaja conmigo!
Yo no conoc en mi infancia
sombra, sino resolana.Cada ventana era sol,
cada cuarto era ventanas.
Los corredores tendan
arcos de luz por la casa.
En los rboles ardan
las ascuas de las naranjas,
y la huerta en lumbre viva
se doraba.
Los pavos reales eran
parientes del sol. La garza
empezaba a llamear
a cada paso que daba.
Y a m el sol me desvesta,
para pegarse conmigo,
despeinado y dulce,
claro y amarillo:
ese sol con sueo
que sigue a los nios.
Cuando sal de mi casa
con mi bastn y mi hato,
le dije a mi corazn:
-Ya llevas sol para rato!Es tesoro y no se acaba:
no se acaba y lo gasto.
Traigo tanto sol adentro
Que ya tanto sol me cansa.Yo no conoc en mi infancia
Sombra, sino resolana.
EL DESCASTADO
I
En vano ensayaramos una voz que les recuerde algo a los
Hombres,
alma ma que no tuviste a quien heredar;
IV
Bblica fatida de ganarse el pan,
desconsiderado miedo a la pobreza.
Con la cruz de los brazos abiertos
quin girara al viento como veleta!
Fatiga de ganarse el pan:
como la cintura de Saturno,
cie al mundo la Necesidad.
La Necesidad, maestra de herreros,
Madre de las rejas carcelarias
y de los barrotes de las puertas;
Tan bestial como la coz del asno
en la cara fresca de La molinera,
Y tan majestuosa como el cielo.
Odio a la pobreza: para no tener que medir
por peso tantos kilogramos de hijos y criados;
Para no educar a los nios en escasez de juguetes y flores;
Para no criar monstruos despeinados,
que alcen maana los puos contra la nobleza de la vida.
Pero vale ms que eso ser un Prncipe sin corona, si
Un Prncipe Internacional,
Que va chapurrando todas las lenguas
y viviendo por todos los pueblos,
entre la opulencia de sus recuerdos?
Valen ms las plantas llagadas por la poca costumbre de
andar
{Huellas}
EL MAL CONFITERO
Es Toledo ciudad eclesistica.
Para sola una noche del ao,
Sus vides domsticas
Dan un vino claro.
Un vinillo que el gusto arrebola
A fe ma, son.
Oh, buen hacedor!
Hay arte mejor:
No me vendas rencor en almbar,
Si he de hallar acbar
En el corazn.