Mauror
Mauror
Mauror
Situación
Vamos a visitar el antiguo barrio judío granadino que hoy se reparte
fundamentalmente en dos zonas: el barrio del Mauror y el Realejo Alto.
Los judíos granadinos formaron uno de los primeros núcleos de población de
nuestra ciudad: la Garnatha al-yahud, que desde el siglo I después de Cristo bajo la
dominación romana estuvo habitado por una amplia colonia de judíos que convivieron
en general en armonía con los árabes durante el largo periodo musulmán en Granada.
Primero, desde el 711 hasta el siglo XII, manteniéndose como núcleo separado mientras
los musulmanes habitaban Medina Elvira primero y la colina del Albaicín (ziritas en el
siglo XI) después. En el siglo XII, los almorávides y almohades comienzan a compartir
la zona estableciéndose en la parte que actualmente ocupa el Mauror.
El Mauror llega en su parte alta hasta Torres Bermejas. En su lado Sur, hasta la
Puerta del Sol. En la parte baja, Oeste, de las pendientes están la calle de Santa
Escolástica y la de Pavaneras de un lado y, del lado del Darro, la calleja de las Monjas
del Carmen y la placeta de Cuchilleros, en la que hubo un “hamman” o baño árabe. La
antigua judería continúa por la parte alta del actual barrio del Realejo, hasta la zona de
Torres Bermejas (los callejones Niño del Royo y del Aire Alto) y llegaba
aproximadamente hasta la actual calle Belén, junto al Campo del Príncipe y, por su
parte baja, hasta la calle Molinos y Santa Escolástica.
Recorrido
Llegamos a la zona desde nuestro colegio por la calle Molinos por la que
penetramos en el Realejo: Se le llama así porque esta zona lindaba con una serie de
jardines y palacios pertenecientes a los reyes musulmanes, en los que pasaban el verano.
Su centro es el Campo del Príncipe, que debe su nombre a que se mandó allanar en
1497 por el Ayuntamiento con motivo de la boda del hijo de los Reyes Católicos, el
príncipe Juan.
Continuamos por la calle Santa Escolástica. Aquí hubo una iglesia, ya
desaparecida, cuyas columnas dóricas de sus dos portadas se cree que son las del
lavadero de la Puerta del Sol, que veremos después. Está al lado la calle cementerio de
Sta Escolástica porque según la costumbre antigua, el cementerio estaba junto a la
parroquia.
Patio
Sinagoga antigua
Alhambra Hoy S. Cecilio
Torres Bermejas
Río Darro
Garnata Alyahud o Villa de los judíos: Este es uno de los primeros nombres de
población que suenan en la historia de Granada. Al llegar los árabes (711) se apoderaron
de Garnata Alyahud que habitaban sólo judíos y que se extendía al pie del ruinoso fuerte
sobre el que más tarde los árabes edificaron Torres Bermejas. El predominio de la
población judía fue extraordinario antes de la llegada de los árabes, hasta el punto de
que en el Concilio de Ilíberis (sobre el año 300, época romana) se adoptaron muchos
acuerdos con la intención de disminuir su gran influencia en los cristianos. Esta fue la
principal razón para que la llegada de los musulmanes, más tolerantes con sus
costumbres, fuera muy bien vista entre la población judía, que era en el momento de la
llegada de los cristianos de 5.616 habitantes (cuando en toda la ciudad había 26.436).
C.P. Abencerrajes 5 Tercer Ciclo de Primaria
La antigua judería
La Villa de los Judíos estaba entre Torres Bermejas, el Darro y las cercanías del
actual Campo del Príncipe. Junto a éste, en el lugar que hoy ocupa la iglesia de S.
Cecilio, estaba la sinagoga de los judíos, anterior a la llegada de los árabes.
6- Paredón de Jesús
En la época árabe, la cuesta del Mauror era la calle
principal de esta zona núcleo, remontando la pendiente del terreno
hacia los torreones de arriba. Hoy es posible rastrear las huellas de
su trazado, desde la cuesta de Rodrigo del Campo: hay un corto
cuestarrón, sin salida, llamado Cuesta del Maurón. Lo intercepta
una tapia del carmen del Maurón, en cuyos jardines, en un paseo
bajo paralelo a la cuesta de Rodrigo del Campo, se encuentra un
segmento de la calle árabe metido en aquella propiedad. Hoy
subimos por la cuesta Paredón de Jesús hasta el comienzo de la
calle Cruz de Piedra, del que descendemos hacia la Placeta de
Berrocal y la Puerta del Sol.
Amanece
Cinco de la madrugada.
Antes de que cante el gallo
está cantando ya el agua.
.........................
Irrumpe el día
.........................
.........................
El atardecer despierta
sonidos escondidos.
Muchachas recién vestidas
salen a regar la puerta.
En el harén de la huerta
manda el duende de la rosa.
Por la calle, que rebosa
espuma de enredadera,
van borricos en hilera
cargados de cualquier cosa.
En la tranquila placeta,
trenzas de niñas antiguas
juegan a la rueda.
Noche
La puerta de la taberna
Cuadra su luz en el suelo.
Dos borrachos ondulantes
Se reparten el silencio.
Cuatro de la madrugada.
Un gorrión desvelado
persigue las campanadas.
El amor brujo del compositor español Manuel de Falla es un ballet en un acto que
narra la historia de amor entre Candela, una gitana poseída por el espíritu de un antiguo
pretendiente muerto, y Carmelo. Éste se disfraza de espectro en la "Danza del fuego"
para liberar a su amada del embrujo. Se estrenó en 1915 en el teatro Lara de Madrid
(España).
segunda y de primera clase, como en todos los Cármenes en torno al Callejón del Aire Alto
aspectos de la vida. Estos últimos se adornan
con cuadros de arrayán, están atravesados por paseos y ostentan fuentes en sus glorietas.
El carmen humilde se contenta con un parral, una higuera, varios rosales, media docena
de bancales con hortalizas y flores y un pilarico con su chorro de agua porque en el
carmen no se puede prescindir de su ensoñadora cantinela.
Solimán y Judith
Todavía la ciudad de Granada, no era la capital del poder
musulmán en Andalucía. Aún no contaba con los alcázares y palacios
que después le hicieron alcanzar tan merecido renombre; existían solo
la Alcazaba antiquísima y las inexpugnables Torres Bermejas. Esta
historia cuenta la leyenda que ocurrió allá por los años 888 después de
Jesucristo. Elvira, la ciudad antigua, era todavía más importante que
Garnata Alyahud.
Ocurrió por entonces en la Vega, la batalla de Ilíberis, y los
moros sublevados contra el rey de Córdoba, perdieron todas las
esperanzas de independencia que habían concebido.
No se atemorizaron por eso los rebeldes. Nombran por jefe a
Zaide, hermano del poeta Solimán: dieron la batalla de Loja, y Zaide
pagó con su vida la ambición de los rebeldes. Quedó su hermano en
Granada para cantar por entonces sus desventuras, ya que a esta se
unirían después las que tuvo en sus primeros y únicos amores.
Se estableció el famoso poeta moro en el actual Albaicín. Allí
C.P. Abencerrajes 16 Tercer Ciclo de Primaria
La antigua judería
conoció a una mora llamada Fátima, que era amiga íntima de una hermosa judía llamada
Judit. El poeta pensó que a través de ella podría conseguir los amores de la muchacha
judía.
Judith, que desde el principio fue insensible a sus pretensiones, despertó en
Solimán una gran sensibilidad poética, y nombrándola con el nombre de Sol de Nieve,
le dedicó magníficas poesías, que más tarde, al ser publicadas, fueron la admiración de
todos, árabes y judíos, a pesar de que sus amores no eran bien vistos por muchos de
ellos por su diferencia de religión.
Sol de Nieve no le hizo caso al poeta. Jamás le dio la más mínima esperanza de
ser correspondido. La ayuda de la mora no le hicieron alcanzar el deseado amor y
llevaron a Solimán a espiar hasta los menores actos de la joven. Entonces supo que
Judá, un joven judío que vivía en una de las callejas cercanas a la fortaleza del Mauror
(Torre Bermeja), era el amor de Judith, y desde entonces los celos se apoderaron de él y
juró vengarse de ella por causarle tantas amarguras.
Lo tenía todo dispuesto, de acuerdo con Fátima, para secuestrar a la muchacha;
pero en el momento mismo en que penetraba en el huertecillo de la casa en que esta
vivía, situada en plena judería, tres estocadas le dejaron sin vida, no pudiéndose después
averiguar quién o quiénes fueron sus asesinos.
Los poetas granadinos escribieron bellas poesías a la muerte de Solimán. Por
mucho tiempo se comentó el suceso, y aún refieren los antiguos, que allá en un carmen
de nuestro Realejo, existía a fines del siglo pasado una lápida recordando esta leyenda.
Nada más acabada la rebelión de los moriscos, había en Granada multitud de pícaros y
rufianes, y el lugar para preparar todas sus hazañas, era una modesta barbería
establecida en la calleja que de los Cuchilleros desemboca en la cuesta de Gomérez.
El barbero, conocido por todos con el nombre de Periquete, reunió en la
trastienda cierta noche de invierno, a un militar expulsado del ejército, a un poeta cuyos
versos nadie compraba, ni leía, y a un muletero, que hacía poco salió de la cárcel a la
que llegó por su afición a lo ajeno.
Comenzó cada uno por hacer una propuesta. Juan, que así se llamaba el
muletero, dijo a sus compañeros, cómo había logrado descubrir en la Antequeruela, a
una hermosa muchacha llamada Dorotea, que habiéndola seducido con sus halagos y
juramentos de amor eterno, la había convencido a escaparse con él aquella misma noche
con la promesa de matrimonio, no sin que consigo se llevase el dinero y alhajas que
guardaba su tutor. Su intención era abandonarla de inmediato.
Rieron los allí reunidos con el relato del astuto Juan, pero a todos causó más risa
lo que había intentado el travieso barbero...
Decía la gente antigua del barrio de la Alhambra que en el Haza de la
Escaramuza (donde hoy está el Cementerio), existía un tesoro, que solo sería
descubierto presentándose a la media noche tres mujeres que se llamasen Marías,
sumamente engalanadas y acompañadas de uno que se llamase Juan, y que entonces el
feroz toro guardián de aquellos tesoros, quedaría parado, y bajo sus pies podrían
descubrirlo y apoderarse del tesoro.
Había ya acordado con una mujer llamada María la Toledana, realizar la expedi-
ción, para lo que ésta había provisto de joyas a dos vecinas suyas, de su mismo nombre,
faltando sólo el hombre que, llamándose Juan, pudiese acompañarlas.