Plaguicidas 3 - 1
Plaguicidas 3 - 1
Plaguicidas 3 - 1
Los pesticidas son una espada de doble filo. Fueron una gran solución en la lucha
contra el hambre y las enfermedades de la humanidad y salvaron millones de vidas.
Pero su toxicidad está en continuo contacto con nosotros, con nuestros alimentos y
nuestros recursos no renovables. La inhibición de enzimas cruciales para la vida es
solo una de sus formas de acción. Muchos otros de sus mecanismos son
desconocidos.
Los efectos indeseados producidos dependen del pesticida, la dosis, la vía y el tiempo
de exposición. Los efectos agudos (vómitos, diarrea, aborto, cefalea, somnolencia,
alteraciones comportamentales, convulsiones, coma, muerte) están asociados a
accidentes donde una única dosis alta es suficiente para provocar los efectos que se
manifiestan tempranamente. Los crónicos (cánceres, leucemia, necrosis de hígado,
malformaciones congénitas, neuropatías periféricas, a veces solo malestar general,
cefaleas persistentes, dolores vagos) se deben a exposiciones repetidas y los
síntomas o signos aparecen luego de un largo tiempo (hasta años) de contacto con el
pesticida, dificultando su detección. Dado que su biotransformación es muy lenta, los
pesticidas provocan efectos acumulativos en las personas expuestas. Otro peligro,
descubierto luego de la guerra del Golfo, es la potenciación entre compuestos
similares por un factor de 100 o más. Esto resultados fueron observados en tropas
norteamericanas expuestas a tres tipos de anticolinesterásicos -organofosforados de
guerra (Sarín, VX), piridostigmina y pesticidas de ropa y tiendas de campaña- y fueron
confirmados experimentalmente en animales de laboratorio.
Aunque los pesticidas han sido diseñados para ofrecer una alta especificidad de
acción, su uso genera innumerables efectos indeseados como la generación de
organismos resistentes, la persistencia ambiental de residuos tóxicos y la
contaminación de recursos hídricos con degradación de la flora y fauna. Al aparecer
resistencia en la especie a combatir se requiere el incremento de las cantidades
necesarias de pesticida o la sustitución por agentes mas tóxicos para lograr controles
efectivos. Los organoclorados son un ejemplo de persistencia ambiental pues
permanecen en los suelos sin degradación significativa hasta 30 años después de
aplicados. Esa permanencia favorece la incorporación a las cadenas tróficas, la
acumulación en los tejidos grasos humanos y animales y la biomagnificación. Aunque
los organoclorados se utilizan escasamente desde los '80, en nuestro país aún se
detectan sus residuos en tejidos vivos. La contaminación de los cursos de agua se
produce en forma directa por la aplicación de pesticidas en las aguas (arrozales), por
lavado de envases o equipos y por descarga de remanentes y residuos. Es igualmente
importante la contribución indirecta producida por lixiviación (infiltración) de productos,
caída por desniveles y por contaminación de suelos. Las aguas contaminadas
expanden el tóxico a la flora y fauna produciendo la muerte de especies, el aumento
de la intoxicación humana, la pérdida del curso de agua como recurso utilizable y la
probable contaminación de las reservas hídricas (acuíferos). Asimismo, la aplicación
sistemática de plaguicidas altera los equilibrios existentes en las cadenas tróficas
normales al causar la desaparición o disminución de los enemigos naturales de
distintas plagas, de descomponedores de materia orgánica, de incorporadores de
nitrógeno y de otras especies vitales para el ambiente como por ejemplo los
polinizadores. Además de destruir recursos genéticos y farmacológicos conocidos y
otros aún no develados, el empobrecimiento de la biodiversidad puede conducir a la
proliferación de las especies antagónicas de aquellas extinguidas, provocando nuevos
desequilibrios ecológicos y nuevas plagas. Un efecto adverso adicional proviene de
los envases y contenedores vacíos. En nuestro país no existen normativas para su
eliminación y frecuentemente se realiza la incineración a cielo abierto sin tener en
cuenta que algunos productos al ser expuestos al calor desprenden dioxinas cuya
toxicidad es ampliamente mayor que el agrotóxico original. Los factores mencionados
forman un ciclo cerrado que se retroalimenta y refuerza profundizando los efectos
adversos (ver figura 1).
OBSERVACIONES FINALES