BIOKQ
BIOKQ
BIOKQ
El número de niños afectados con esa enfermedad varía mucho, según el país de origen.
En España, por ejemplo, se estima que existen aproximadamente 30.000 casos de
diabetes en niños menores de 15 años. Y aunque el origen de la enfermedad sea distinto,
los especialistas afirman que un 90 por ciento de los casos se refiere a la diabetes tipo
1. Este tipo de diabetes aparece súbitamente y puede surgir a partir de las primeras
semanas de nacimiento hasta los 30 años de edad, aunque es en el periodo de 5 a 7 años,
y durante la pubertad, cuando la enfermedad tiende a ser más común.
Se puede prevenir esta enfermedad a partir del nacimiento de los niños. La prevención
puede empezar con la lactancia materna, evitando así la alimentación artificial, rica en
azúcares innecesarios durante esta fase.
Para evitar la obesidad infantil y, también la diabetes, es necesario que los niños
disfruten de una alimentación saludable así como de actividades físicas, evitando que
lleven una vida sedentaria, permaneciendo mucho tiempo delante de la televisión, el
ordenador o los videojuegos.
Los niños necesitan una dieta rica en fibras y pobre en azúcar. Lo ideal sería disminuir
la ingesta de azúcares de absorción rápida como el azúcar refinado, moreno, cristal y de
miel, y sustituirlos por los azúcares que ya existen en las pastas y frutas.
El período de lactancia exclusiva abarca los 4-6 meses primeros de la vida, tomando leche de
mujer o lactancia artificial con una fórmula de inicio. En algunas ocasiones, se realiza una
lactancia mixta con leche materna y leche artificial. Las fórmulas artificiales son derivadas de la
leche de vaca.
Las raciones de hidratos de carbono las repartirá el pediatra en las distintas tomas diarias,
ajustando la insulina según las tomas.
Los cereales sin suelen ser el primer alimento no lácteo que se introduce (4º mes). A
partir de los 6 meses se introducen los cereales con gluten.
En torno a los 6 meses se introducen las verduras, pero no las verduras foliáceas
(espinacas, acelgas, col…) ni la remolacha que se hará entre los 9-11 meses. Las
verduras se introducen en forma de puré, adicionándole carne y una pequeña cantidad
de aceite.
A los 9 meses se puede alternar las carnes con los pescados blancos y finalmente a los
12 meses el huevo (pero no todas las partes del huevo a la vez, sino primero la yema y
después la clara).
Los yogures pueden introducirse en la alimentación del lactante a partir del 8º mes.
Las comidas se tienen que ir distribuyendo de forma progresiva en cuatro o cinco comidas
diarias (desayuno, almuerzo, comida, merienda y cena):
El desayuno debe contener lácteos y cereales de todo tipo (pan, galletas, cereales de
desayuno…) y si es posible, se debe añadir una fruta o un zumo de naranja, evitando
los zumos comerciales.
Los almuerzos y/o las meriendas no deben ser muy abundantes; se ha de favorecer la
ingesta de bocadillos preparados en casa, frutas y productos lácteos, sin abusar de
embutidos, patés y quesos grasos, y habrá que limitar el consumo de alimentos como
snacks, refrescos, chucherías, golosinas, …
Comidas del mediodía y cena: el primer plato se basa en arroz, pasta, verduras con
patata o legumbres en puré, es decir hidratos de carbono complejos. El segundo plato
debe ser alimentos ricos en proteínas, es decir, carne, pescado o huevos; puede ir
acompañado de verduras o patatas. Al menos tres veces por semana pescado blanco y
azul y huevos. El postre más adecuado es una pieza de fruta, que puede alternarse con
un producto lácteo. La comida y la cena deben ser complementarias, teniendo en
cuenta que la cena debe ser más ligera que la comida.
El crecimiento durante este período y la gran actividad física hacen que las necesidades
energéticas de la dieta sean altas, pero hay que controlar el peso y el ritmo del crecimiento del
niño.
La comida tiene que ser variada, es decir hay que educar a “comer de todo”.
Es importante cuidar el aporte de proteínas de muy buena calidad, que son necesarias para el
crecimiento adecuado.
Muy importante mantener 4-5 comidas diarias, alternando comidas de mayor aporte
energético con algunas más ligeras (merienda y almuerzo).
Hay que educar a los niños para que adquieren el hábito de tomar un desayuno
completo.
Evitar que los alimentos sean percibidos por el niño como un premio o un castigo y que
aprendan a comer disfrutando.