Los Telares
Los Telares
Los Telares
Telares Aborígenes.
Son varios los tipos de telares que los indígenas de Sudamérica nos han legado, y los
vamos a dividir en grandes grupos: verticales y horizontales.
Los verticales del Norte Argentino (Chaco) y los del Alto Perú (Tarabuco, Potolo)
consisten en un cuadro formado por dos parantes y dos travesaños.
Los del Sur Argentino y Chileno tienen agregado dos parantes suplementarios para
sostener la vara de los lizos (tonohue), que llaman param-tononhué (Mapuches, Tehuelches,
Patagónia, la Pampa, sur de Mendoza)
Actualmente se prefiere dividir los telares verticales en verticales propiamente dichos
y oblicuos. Creemos que tiene que ver mas que nada con la longitud de los largueros del
telar, porque si se apoya contra una pared tendrá cierta oblicuidad, mientras que si el apoyo
es un tronco del techo de la ruca o rancho tenderá a la vertical. También se vio (y aun se ve)
en el sur argentino y chileno el telar vertical afirmado contra dos parantes oblicuos
terminados en horquetas.
Hay un telar que también es vertical, pero con particularidades. Es el denominado de
faja pampa o de tablillas. Son dos estacas verticales clavadas en el suelo, a una distancia
equivalente a la longitud deseada para la faja a tejer. La urdimbre no es vertical sino
transversal, posee generalmente un solo lizo y varias tablitas o palitas para mantener el cruce
y para sostenes los hilos elegidos para el dibujo.
Entre los telares aborígenes horizontales se destaca el de suelo o de cuatro estacas.
Estas estacas se clavan firmemente en la tierra formando los vértices de un rectángulo y allí
se traban los travesaños para mantener la urdimbre tensa, que queda casi tocando el piso.
Aquí, los lizos apoyan directamente sobre la urdimbre, en tanto que en otro tipo se agregan
dos horquetas para sostener la vara del lizo.
Como estas estacas están frecuentemente clavadas a cielo abierto, las tejedoras,
destraban por la noche la urdimbre, la envuelven y la guardan en su rancho, para volver a
desplegarla el día siguiente.
A veces, la tejedora se sienta sobre la tela ya tejida a medida que va avanzando en el
mismo, en tanto que en otras ocasiones opta por ir envolviéndolo tejido en el travesaño
proximal o ayudada por otro palo “envolvedor”. En este ultimo caso, ata los extremos del
travesaño distal a las estacas con una soga gruesa de lana y la soga se irá alargando a
medida que la artesana se vaya aproximando al final de su labor.
También se consideran como telares horizontales los de cintura, es decirlos que
tienen un travesaño atado a un árbol o a un poste y el otro a la cintura de la tejedora. El
mayor ancho que se teje en los telares horizontales no excede los 0,85 m., por ser este el
alcance de los brazos de la artesana para pasar la trama.
Telares de origen Europeo
El telar criollo es copia del de origen europeo traído por los colonizadores y tuvo gran
difusión por toso el Noroeste desde la Puna a Cuyo. Sigue siendo utilizado por las tejedoras
de estas provincias. Consta de cuatro postes u horcones que sostienen dos largueros, sobre
los que asientan los travesaños necesarios para sostener la soga de los lizos accionada por los
pedales o las manijas; a veces tienen travesaños accesorios para colgar la caja del peine,
pieza destinada a apretar la trama. Los envolvedores se fijan con ataduras (similares a las
coyundas) a la altura deseada por la artesana. A medida que se progresa en la producción del
tejido, el envolvedor de la urdimbre se va desenrollando y el proximal va envolviendo la tela.
Dicho telar se utilizaba en todos los obrajes jesuíticos.
Así como en el Norte y centro argentino, Cuyo, Bolivia, Perú y norte de Chile han
usado telares horizontales, verticales y criollos, (aunque la mayoría del NOA eran criollos, en
Bolivia y Perú horizontales de cintura y de cuatros estacas) en el sur fue y es excluyente el
telar vertical, denominado Witral.
Las Fajas
La faja emerge desde el fondo de los tiempos como elemento constitutivo de la
indumentaria. Usada como sostén de las prendas de cintura o para ceñir el talle en las
prendas de cuerpo entero, ocupo su lugar en la vestimenta de hombres y mujeres.
Todavía mantiene su vigencia tanto en Oriente como en Occidente en los uniformes
militares, en los hábitos eclesiásticos, y en los atuendos de gala de nobles y plebeyos.
América no dejo de acompañar la evolución textil del mundo “civilizado”, y los
tejidos precolombinos que pueden ser admirados en el Museo de Arte Precolombino de
Santiago de Chile, en el Museo Etnográfico de Buenos Aires, en el Museo etnográfico y
Folklórico de la Paz y en otros museos y colecciones particulares, dan una clara muestra de
la capacidad artesanal de nuestros antepasados constituyendo una prueba mas de que
Europa no nos trajo la cultura; impuso “su” cultura arrasando la existente.
Fajas Pampa
Fueron generalmente de dos colores contrastantes para establecer claramente
la doble faz. En ocasiones agregan un tercer o cuarto color que tanto podía formar
parte del borde como de una o ambas caras de la prenda. Tradicionalmente eligieron
blanco, tostado, negro, rojo y azul oscuro.
Su nombre de telar de palillos o tablillas se debe a que el trabajo se “prepara”
introduciendo los mismos en forma seriada y luego sacándolos de a uno mientras se
efectúa el movimiento de cruce típico del telar.
La técnica pampa produce un tejido de malla tubular, prácticamente dos tiras
de tela superpuestas, una de cada color y unidas solamente por los bordes. Podríamos
introducir la mano dentro de esa manga sino fuera por que al dibujar, los hilos de
una pasan a los de la otra y viceversa.
Generalmente son realizadas en hilo de algodón mercerizado tipo macramé o
perle. Estos tejidos, como se comprende, las indias lo hacían para uso de su propia
familia; para los hombre: ponchos, chiripaes y fajas para sostener estos últimos, y
estas fajas de una anchura de 3 a 6 cms. Y un largo de 2 a 3 metros. Para mayor
durabilidad se fabricaban de una manera especial. Se tejen con dos urdimbres
completas que forman dos tejidos separados; la unión entre ambos se obtiene, por
que pasan, según varia el dibujo, hilos de una urdimbre a la otra; los dibujos que
presentan estas fajas también aparecen arriba y en el reves de colores distintos y
alternados.
Respecto a los motivos ornamentales del tejido en general se utilizaron figuras
geométricas tradicionales que no son las que imitan la guarda atada de los ponchos.
Esta es una adaptación contemporánea por generalización de la llamada “guarda
pampa”, vista también en fajas sencillas de tejido llano con técnica de ikat.
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