POR EL TIEMPO

Robert Silverberg

Titulo original: Up the Line Traduccin: Francisco Arellano 1969 by Robert Silverberg 1990 Miraguano Ediciones Hermosillo 104 - Madrid I.S.B.N.: 84-7813-064-0 Edicin digital: Carlos Palazon R6 02/03

Para Anne McCaffrey, una verdadera amiga.

1 Sam el gur era negro y sus ancestros haban sido esclavos... y antes, reyes. Me preguntaba lo que habran sido los mos. Generaciones de campesinos cubiertos de sudor, medio muertos de agotamiento? O conspiradores, rebeldes, grandes seductores, soldados, ladrones, traidores, mantenidos, duques, eruditos, sacerdotes expulsados, traductores, cortesanos, mercaderes de marfil, hbiles cocineros, hoteleros, agentes de bolsa, falsificadores de moneda? Toda aquella gente a la que ni haba conocido ni conocera jams, gente de la que llevaba la sangre, la linfa y los genes... quera conocerla. No poda soportar la idea de permanecer separado de mi propio pasado. Deseaba ardientemente guardarlo conmigo, como una concha que llevase a la espalda y en la que pudiera meterme cuando llegaran las temporadas de sequa. En ese caso, no tienes ms que cabalgar el potente soplo de tiempo me dijo Sam el gur. Segu su consejo. As es como empec a trabajar en el negocio del viaje por el tiempo. En este momento, he remontado ya la lnea genealgica. He visto a todos los que me esperaban a lo largo de todos esos milenios fugitivos. Y mi pasado es tan pesado como un caparazn, Pulcheria! Multi-ttara-ttara-ttara-ttara-ttara-abuela! Si no hubiera entrado en la tienda de golosinas y especias... Si aquellos ojos, piel olivcea y senos duros no hubieran significado nada para m, Pulcheria... Amor mo. Mi sensual antepasada. Me atormentas en los sueos. Cantas para m desde el otro extremo de esta ruta. 2 Era realmente negro. Desde el Renacimiento Afro, es decir, desde haca cinco o seis generaciones, su familia habla hecho todo lo posible para conseguirlo. La intencin era purgar las gnadas eliminando los genes de los esclavistas execrables que, naturalmente, se haban mezclado ampliamente con la familia de Sam a lo largo de los aos. Massa haba tenido todo el tiempo necesario para tender la cuerda que enlazaba el siglo XVII con el XIX. Sin embargo, a partir de la dcada de 1960, la raza de Sam empez a deshacer el trabajo de los diablos blancos unindose slo con color bano y cabellos rizados. A juzgar por las fotos de la familia que me enseaba Sam, el punto de partida haba sido una ttara-ttara-abuela de color caf con leche. Se cas con un estudiante diplomado procedente de Zambia o de una de esas pequeas naciones temporales, y su hijo mayor encontr una princesa nubia, cuya hija se cas con un elegante negro color bano del Mississippi que... En fin, el resultado de todo esto es que mi abuelo era de un moreno bastante aceptable explic Sam. Pero se poda leer en l su ascendencia mestiza. Conseguimos oscurecer un poco el tinte de la familia, pero no podamos pasar por negros puros. Entonces, naci mi padre, y sus genes dieron un salto atrs. Pese a todos los esfuerzos. Piel clara, labios delgados y nariz afilada... un mestizo, un monstruo. La gentica le jugaba una mala pasada a una honesta familia de afri-

canos desplazados. Entonces, pap fue a ver a un geneto y se hizo extirpar los genes caucsicos, consiguiendo en cuatro horas lo que sus antepasados no lograron en ochenta aos; y aqu estoy. Negro y esplndido. Sam tendra unos treinta y cinco aos. Yo, veinticuatro. Durante la primavera del 59, compartimos un apartamento de dos habitaciones en Nueva Orlens Inferior. Era, de hecho, el apartamento de Sam, pero me dijo que me quedase cuando supo que no tena dnde ir. En aquella poca, Sam trabajaba a tiempo parcial en un palacio del esnife. Yo acababa de salir de Novsima York, tercer asistente en jurisprudencia del juez Mattachine de la Gran Corte Suprema del Condado de Manhattan Superior. Obtuve aquel trabajo gracias al apoyo de un poltico, naturalmente, no gracias a mi cerebro. Los asistentes de jurisprudencia no tienen por qu poseer cerebro; eso enerva a los computadores. Tras pasarme ocho das junto al juez Mattachine, se me agot la paciencia y salt al primer expreso que se diriga hacia el sur, llevndome conmigo todas mis posesiones terrestres: un cepillo de dientes y la afeitadora, la llave para el terminal del infordenador, el ltimo informe bancario, dos trajes de repuesto y un amuleto, una moneda de oro bizantina, un nomisma de Alexis I. En cuanto llegu a Nueva Orlens, me pase por los niveles inferiores hasta que los pies me llevaron a la discoteca de la calle Bourbon Inferior, nivel Tres. Debo confesar que fui atrado al interior por las dos chicas vivarachas que bailaban completamente sumergidas en una barrica transparente llena de lo que pareca ser y result serlo coac. Se llamaban Helen y Betsy y las conoc muy bien durante un tiempo. Eran el atractivo del palacio, lo que se llamaba un reclamo en la poca atmica. Llevaban mscaras y exponan sus deliciosas desnudeces a los paseantes; prometedoras, pero sin entregarse jams al ms mnimo desenfreno orgistico. Las observ cmo nadaban en crculos, lentamente, sujetando cada una de ellas el seno izquierdo de la otra; un muslo se deslizaba de vez en cuando entre las piernas de Helen o Betsy, segn el caso; me sonrean atrayentemente y termin por entrar. Sam se levant para recibirme. Medira unos tres metros de altura y llevaba un suspensor. Su piel aceitosa brillaba. Al juez Mattachine le habra encantado. Buenas, blanquete dijo Sam. Quieres comprarte un sueo? Qu tienes para elegir? Sado, maso, homo, lesbo, intro, extro, super, infer, todas las variaciones y desviaciones. Seal la lista con las ofertas. Elige y aprieta con el dedo. Puedo ver antes las muestras? Me mir detenidamente. Qu viene a hacer un judiillo como t a un sitio como ste? Qu curioso. Te iba a preguntar lo mismo. Me oculto para escapar de la Gestapo respondi Sam. Voy disfrazado de negro. Yisgadal v'yskadash... ... adonai elohainu contest. Soy episcopal reformado, sin broma. Yo miembro de la Primera Iglesia de Cristo. Quieres que te cante un himno negro? Ahrramelo ped. Me podras presentar a las chicas de la baera? Aqu no vendemos carne, blanquete, slo sueos. No quiero comprar carne, slo alquilarla durante un rato. La del pecho se llama Betsy. La que tiene tan buena retaguardia, Helen. A menudo, son vrgenes y, en ese caso, el precio es mayor. Prueba con un sueo.

Mira qu mscaras tan bonitas. Ests seguro de que no quieres esnifar? Seguro que estoy seguro! Dnde te han pegado ese acento de Nueva York? En Vermont, durante las vacaciones de verano le contest. Dnde te han pegado a ti esa piel tan negra y brillante? Me la compr mi pap en un geneto. Cmo te llamas? Jud Elliott. Y t? Sambo Sambo. Repetido. No te molestar si te llamo Sam? Hay mucha gente que me llama as. Ests viviendo en Nueva Orlens Inferior? Acabo de llegar. Todava no he encontrado nada. Salgo a las cuatro dijo Sam. Lo mismo que Helen y Betsy. Iremos todos a mi casa. 3 Descubr bastante ms tarde que tambin trabajaba en el Servicio Temporal. Aquello result un duro golpe, pues siempre cre que los tipos del Servicio Temporal eran gente seria, ntegra, desesperadamente virtuosa, de mandbula cuadrada, bien afeitados: como boy-scouts, pero ms altos. Y mi gur negro era y es totalmente distinto de aquella imagen. Naturalmente, me faltaba mucho que aprender acerca del Servicio Temporal... y de Sam. Como tena que pasar algunas horas en el palacio, Sam dej que me pusiera una mscara gratuitamente y me envo unas cuantas bocanadas de alegres alucinaciones? Cuando me levant para irme, Sam, Helen y Betsy ya estaban vestidos, listos para salir. Betsy era la del pecho, me repeta la mnemnica, pero vestida de calle, costaba trabajo reconocerla. Bajamos tres niveles hasta llegar al apartamento de Sam y entablamos contacto. Cuando empez a oler bien y desapareci la ropa, me volv a encontrar con Betsy y nos dedicamos a hacer lo que estn pensando; descubr que las ocho horas de inmersin total, noche tras noche, en un estanque de coac, le haban dado a su piel un cierto brillo satinado que no afectaba en lo ms mnimo a las respuestas de sus sentidos. A continuacin, nos sentamos en crculo, perezosamente, y fumamos hierba; entonces, el gur me hizo hablar. Soy estudiante diplomado en historia bizantina declar. Muy bien, muy bien, has estado all? En Estambul? Cinco veces. En Estambul, no. En Constantinopla. Es el mismo sitio repliqu. De verdad? Oh dije. Constantinopla. Es muy caro. No siempre coment Sam el Negro. Encendi un nuevo porro y se inclin hacia m con ternura y me lo puso en los labios. Has venido a Nueva Orlens Inferior para estudiar historia bizantina? He venido para escapar del trabajo. Cansado de Bizancio? Cansado de ser tercer administrativo auxiliar de jurisprudencia del juez Mattachine de la Gran Corte Suprema del Condado de Manhattan Superior. Pero has dicho que eras...

Y lo soy. Historia bizantina es lo que estudio. La jurisprudencia es lo que hago. Haca, mejor dicho. Por qu? Mi to es el Juez Elliott de la Altsima Corte Suprema de los Estados Unidos. El pensaba que tena que trabajar en algo que estuviera a la altura No tenas que hacer estudios de derecho para trabajar de ayudante? No es necesario expliqu. De todos modos, las mquinas se encargan totalmente del registro de los datos. Los auxiliares slo son cortesanos. Felicitan al juez por su inteligencia, investigan en su lugar, ruegan por l, y as sucesivamente. Aguant durante ocho das, luego, me cans. Tienes problemas dijo Sam, con gravedad. S. He sufrido simultneamente un ataque manitico para cambiar de sitio, pesimismo, falta de ingresos y ambicin mal definida. Quieres probar con la sfilis terciaria? pregunt Helen. Por ahora no. Si tuvieras oportunidad de cumplir tu mayor deseo pregunt Sam, la aprovecharas? No s cul es mi mayor deseo. Es eso lo que queras decir cuando mencionaste la ambicin mal definida? En parte. Si supieras cul es tu mayor deseo, levantaras al menos el meique para conseguirlo? Naturalmente le respond, Espero que hables en serio me dijo Sam, porque, si no es as, tendrs que darme algunas explicaciones. Qudate por aqu un tiempo. Lo dijo de un modo agresivo. Lo quisiera yo o no, Sam deseaba meterme de cabeza en la felicidad. Cambiamos de pareja e hice el amor con Helen, que tena un trasero precioso, firme y blanco, y era una virtuosa de los msculos internos. Sin embargo, ella no era mi mayor deseo. Sam me dej dormitar durante tres horas y llev a las chicas a su casa. Por la maana, despus de lavarme, inspeccion el apartamento y observ que estaba decorado con objetos procedentes de pocas y lugares muy diversos: una tablilla de arcilla sumeria, una taza peruana, una copa de cristal de Roma, un rosario de cuentas de porcelana de Egipto, una maza medieval y una cota de malla, varios ejemplares del New York Times de los aos 1852 y 1853, una estantera de libros encuadernados en cuero repujado, dos mscaras faciales iroquesas, una multitud de objetos africanos y muchas cosas ms, que llenaban cada hueco, cada resquicio, cada orificio. Sin mucha base, presum que Sam sentira cierta predileccin por las antigedades, al no llegar a encontrar ninguna otra solucin. Observ, a la semana siguiente, que los objetos de la coleccin parecan haber sido fabricados recientemente. Sern antigedades falsas, me dije a m mismo. Trabajo a tiempo parcial para el Servicio Temporal afirm Sam el Negro. 4 El Servicio declar est lleno de boys-scouts de mandbula cuadrada. Tu mandbula es redonda. Y tengo la nariz aplastada; eso ya lo s. Y no soy tampoco un boy-scout. Pero, con todo, trabajo en el Servicio Temporal a tiempo parcial.

No me lo creo. El Servicio Temporal est formado en su totalidad por amables muchachos de Indiana y Texas. Amables blancos de todas las razas, de todas las creencias y colores. Eso es la Patrulla del Tiempo replic Sam. Yo slo soy un Gua Temporal. Hay diferencia? Hay diferencia. Perdona mi ignorancia. La ignorancia no puede ser perdonada. Puede ser slo curada. Hblame del Servicio Temporal. Hay dos divisiones explic Sam. La Patrulla Temporal y los Guas Temporales. Los que cuentan chistes racistas terminan en la Patrulla Temporal. Los que inventan los chistes racistas terminan en los Guas Temporales. Capisce? No del todo. Muchacho, si eres tan torpe, por qu no eres negro? me pregunt Sam amablemente. Los Patrulleros Temporales se dedican a limitar las paradojas temporales. Los Guas Temporales llevan a los turistas por la lnea del tiempo. Los Guas detestan a los Patrulleros y los Patrulleros odian a los Guas. Yo soy Gua. Hago la ruta Mali-Ghana-Gao-Kush-Aksum-Congo en enero y febrero y, en octubre y noviembre, Sumer, el Egipto faranico y, a veces, la gira Nazca-Mochica-Inca. Cuando andan escasos de personal, recorro las Cruzadas, la Carta Magna, 1066 y Agincourt. He tomado ya tres veces Constantinopla con la Cuarta Cruzada y dos veces la he recuperado por los turcos en 1453. Cuidado, blanquillos! Todo eso es una broma, Sam! Claro, me lo he inventado todo, natural mente! Ves todas aquellas cosas? Han sido robadas en el pasado por tu servidor ante las mismas narices de la Patrulla Temporal; salvo en una ocasin, nunca han sospechado nada. Un patrullero intent detenerme en Estambul, en 1563: le cort las pelotas y se las vend al sultn por diez besantes. Tir su crono al Bsforo y dej que acabara sus das como eunuco. No lo hiciste! No, no lo hice confes Sam. Pero tendra que haberlo hecho. Me brillaban los ojos. Sent que mi mayor deseo vibraba al alcance de la mano. Hazme volver a Bizancio, Sam! Vuelve t solo. Alstate como Gua. Puedo? Siempre estn pidiendo gente. Muchacho, dnde tienes la cabeza? Dices que eres licenciado en historia y que nunca has pensado trabajar para el Servicio Temporal? Lo pens le respond, adoptando un aspecto indignado. Pero nunca lo hice en serio. Colgarse un crono y visitar cualquier poca del pasado... crea que deba ser una broma, Sam, si entiendes lo que quiero decir. S lo que quieres decir, pero t no tienes ni idea. Voy a decirte cul es tu problema, Jud. Eres un perdedor nato. Yo ya lo saba. Cmo lo haba descubierto tan deprisa? Lo que quieres, por encima de todo me dijo, es volver al pasado, como cualquier muchacho que tenga un par de buenas sinapsis y una buena cabeza. As que, no haces ms que pensar en ello pero sin crertelo, dejas que te metan en un sucio trabajo, y te largas a la primera de cambio. Dnde ests ahora? Cmo se te presentan las cosas? Tienes, cuntos?, veintids aos...

Veinticuatro. ... y acabas de largarte del trabajo y no te has molestado en buscar otro y, cuando me harte de ti, te echar a la calle; has pensado lo que te pasar cuando se te acabe el dinero? No contest. Me apuesto a que en seis meses no tendrs donde caerte muerto, Jud. En ese momento, estars maduro para saciar los ardores de alguna viuda rica; te aconsejo que elijas a una del Registro de Coos Palpitantes... Puag! O que te unas a la polica de las alucinaciones para ayudarles a preservar la realidad objetiva. Oh! O que vuelvas a la Altsima Corte Suprema y te presentes inocentemente ante el juez Mattachine... Blahh! O que hagas que lo que tenas que haber hecho desde el principio, es decir, alistarte como Gua Temporal. Naturalmente, no lo hars, porque eres un perdedor nato y los perdedores eligen infaliblemente la peor solucin. Exacto? No, Sam. Y una leche! Quieres irritarme? No, querido. Me encendi un porro. Me voy de juerga al palacio del esnife dentro de media hora. Te molestara darme el aceite? Dtelo t solo, antropoide! No tengo ninguna gana de poner la mano encima de tu preciosa piel negra. Ah! La heterosexualidad agresiva asoma los morros! Se quit toda la ropa, excepto el calzoncillo, y ech aceite en el balneomtico. Los brazos del aparato empezaron a girar en crculos arcnidos y pulieron a Sam hasta que ste qued lustroso y brillante. Sam le dije, quiero enrolarme en el Servicio Temporal.

5 CONTESTE A TODAS LAS PREGUNTAS Nombre: Judson Daniel Elliott III____________________ Lugar de nacimiento: Novsimo York_________________ Fecha de nacimiento: 11 de octubre de 2035__________ Sexo (H o M): H_________________________________ Nmero de Registro Civil: 070-28-3479-x_x5-100089891_ Ttulos acadmicos: Licenciado: Columbia 55_________ Titulacin: Columbia 56__________________________ Doctorado: Harvard, Yale________________________ Doctorado: Princeton (sin terminar)________________ Docencia: - - -_________________________________ Otros: - - -____________________________________ Estatura: 1 metro 88 cms.________________________ Peso: 78 kg.___________________________________ Color del cabello: negro__________________________ Color de ojos: negros____________________________

Indice racial: 8,5 C+_____________________________ Grupo sanguneo: BB132_________________________ Matrimonios (Indique las relaciones temporales y permanentes por orden de registro y mencione la duracin exacta de todas ellas): ninguna________________________________________ ______________________________________________ ______________________________________________ Hijos reconocidos: ninguno_________________________ Por qu razn quiere enrolarse en el Servicio Temporal? (mximo: 100 palabras): Mejorar mis conocimientos de la cultura bizantina, que es el perodo histrico en que estoy especializado; aumentar mi conocimiento de las costumbres y los comportamientos humanos; profundizar mis relaciones con otros individuos gracias a un servicio til; que los que necesitan informacin puedan aprovechar la educacin que he recibido; satisfacer algunas aspiraciones romnticas frecuentes en los jvenes. Nombres de eventuales parientes prximos empleados actualmente en el Servicio Temporal: Ninguno 6 En lo que sigue, hay pocas cosas realmente importantes. Tuve que llevar conmigo esta solicitud, como si fuera un talismn, por si algn miembro de la burocracia del Servicio Temporal quera verla durante los diferentes perodos de mi enrolamiento; el nico dato verdaderamente necesario era el nmero del registro civil, que permita a los muchachos del Servicio Temporal acceder a todo lo que deca en el formulario salvo la razn por la que deseaba alistarme y a muchas ms cosas. Con slo pulsar un botn, el ordenador central vomitara no slo mi altura, mi peso, mi fecha de nacimiento, el color de mis cabellos y ojos, mi ndice racial, grupo sanguneo y mis estudios superiores, sino tambin una lista completa de todas las enfermedades que haba padecido, las vacunaciones, los exmenes mdicos y fisiolgicos, mi valor seminal, mi temperatura corporal media segn las estaciones, la talla de mis rganos corporales, incluida la del pene, flccido y en ereccin, todos los lugares en que haba vivido, la lista de mis parientes hasta el quinto grado y hasta la cuarta generacin, el estado de mi cuenta corriente, mi comportamiento financiero, mi relacin con los impuestos, el nmero de veces que vot, la lista de detenciones, si las haba, mis animales preferidos, la medida de los zapatos, etc. Dicen que la vida privada es algo pasado de moda. Sam se qued en la sala de espera, importunando a la mujer de la limpieza, mientras yo terminaba el formulario. Cuando acab de escribir, se levant y me hizo bajar por una rampa en espiral que se hunda en las profundidades del edificio. Pequeos robots con cabezas de martillo rodaban junto a nosotros por la rampa, llenos de material o documentos. Se abri una puerta en la pared y por ella emergi una secretaria; en el momento en que se cruz con nosotros, Sam le. pellizc los senos con avidez y ella huy gritando. Tambin molest a uno de los robots. Es lo que se llama vulgarmente sed de vivir, Vosotros que entris aqu dijo Sam, abandonad toda esperanza. No lo hago mal, verdad?

Mal el qu? Satans? Virgilio respondi. Tu amable gua en estas regiones inferiores. Aqu, hay que torcer a la izquierda. Tomamos una rampa y bajamos por ella durante un buen rato. Al fin, llegamos a una gran sala de color mate de, por lo menos, cinco metros de alto y atravesamos una pasarela de cuerda que se encontraba muy por encima del suelo Sin ayuda, cmo puede encontrar uno el camino en este edificio? le pregunt a Sam. Con dificultad fue su respuesta El puente nos condujo a un brillante pasillo bordeado de puertas de colores chillones. En una de las puertas se lea SAMUEL HERSHKOWITZ escrito con letras psicodlicas, una verdadera antigedad. Sam pas la cabeza por el sondeador mural y la puerta se abri en el acto. Vimos una habitacin larga y estrecha, amueblada de modo arcaico, con grandes sillas de plstico, una mesa alargada e incluso una mquina de escribir. Dios mo! Samuel Hershkowitz era un individuo muy alto y delgado, de rostro bronceado, con un gran mostacho curvo, patillas y un mentn de un metro. Al ver a Sam, salt por encima de la mesa y se abrazaron acaloradamente. Querido negro! grit Samuel Hershkowitz. Aptrida! exclam Sam el gur. Se besaron en las mejillas. Se apretaron. Se dieron palmadas en los hombros. Luego se separaron y Hershkowitz me mir, preguntando: Quin es? Un recluta. Jud Elliott. Muy tierno, pero har Bizancio. Es lo suyo. Tiene un formulario de peticin, Elliott? me pregunt Hershkowitz. Se lo pas. Lo examin brevemente y dijo: Nunca se ha casado, no? Es un pervodesviante? No, seor. Un marica normal? No, seor. Le dan miedo las chicas? Tampoco es se el caso, seor. Es que no tengo intencin de someterme a las permanentes responsabilidades que exige el matrimonio. Ser un buen hetero, verdad? Principalmente, seor respond, preguntndome si habra dicho lo que no deba decir. Samuel Hershkowitz se tir de las patillas. Nuestros Guas en Bizancio deben estar por encima de cualquier reproche, debe entenderlo. El clima que reina en aquella poca en especial es, digamos, brumoso. Puede tirarse a quien quiera en 2059, pero cuando uno es Gua debe conservar el sentido de la perspectiva. Amn! Sam, respondes por este muchacho? S. A m me basta. Pero, pese a todo, vamos a verificar, para asegurarnos de que no es buscado por ningn crimen capital. Recibimos la solicitud de un amable muchacho la semana pasada; quera hacer el Glgota, lo que, naturalmente, requiere mucho tacto y santidad; cuando le verifiqu, me di cuenta de que era buscado en Indiana por alteracin protoplasmtica. Y por otros varios delitos. Por cosas as es por las que se verifica. Vamos a ello Puso en marcha la terminal, marc mi nmero de identificacin y mi informe

apareci en la pantalla. Deba corresponder con lo que yo mismo mencionaba en mi peticin pues, despus de una rpida inspeccin, borr el informe, asinti con la cabeza y l mismo incluy algunas correcciones; a continuacin, abri un cajn de la mesa. Sac un artilugio de aspecto blando y color leonado parecido a una venda y me lo arroj. Bjese el pantaln y pngase esto me dijo. Ensale, Sam. Solt el botn de presin y el pantaln cay. Sam me coloc la venda alrededor de las caderas y la cerr; no haba separacin aparente y pareca ser de una sola pieza. Esto me explic Sam es tu crono. Est unido al sistema de deriva principal, y sincronizado para recibir las ondas de los impulsos que son emitidos. Siempre y cuando no te falte flojstica, este aparatito podr llevarte a cualquier punto de la lnea temporal hasta hace siete mil aos. Antes no? No con este modelo. Todava no pueden permitir el viaje libre al perodo prehistrico. Hay que ir de poca en poca, con mucho cuidado. Ahora, presta atencin a lo que te voy a decir. Las operaciones son muy sencillas. Aqu, justo por encima de la trompa de Falopio izquierda, se encuentra un microcontacto que controla el movimiento al pasado o al futuro. Para desplazarte, basta con que traces un semicrculo con el pulgar apretando ligeramente en este punto: de la cadera hacia el bajo vientre para ir al pasado, del bajo vientre hacia la cadera para ir al futuro. El ajuste fino se encuentra a este lado y requiere algo ms de entrenamiento. Ves este cuadrante que dice ao, mes, da, hora, minuto? S, hay que guiar un poco los ojos para leerlo; es inevitable. Los aos vienen marcados como A. P. Antes del Presente y los meses igual, y as sucesivamente. El truco consiste en poder calcular automticamente el destino 843 aos A. P., cinco meses, once das y as con todo y ajustar los cuadrantes. Sobre todo es aritmtica, pero te sorprendera saber el nmero de personas que es incapaz de traducir la fecha del 11 de febrero de 1192 a cierto nmero de aos, meses y das. Naturalmente, tendrs que acostumbrarte si quieres convertirte en Gua, aunque, de momento, no te preocupes. Hizo una pausa y mir a Hershkowitz, que me dijo: Sam te llevar ahora a unas pruebas de desorientacin preliminar. Si apruebas, quedas dentro. Sam se puso un crono. Nunca has saltado? pregunt. Nunca. Esto va a ser divertido, chaval. Me mir con sorna. Te ajustar el cuadrante. Espera a que yo d la seal; luego, emplea la mano izquierda para hacer funcionar el crono. No te olvides de subirte el pantaln. Antes o despus de haber saltado? Antes me dijo. Puedes manejar el crono a travs de la ropa. No es muy buena idea llegar al pasado con el pantaln en las rodillas. No se puede correr lo bastante deprisa. Y, a veces, hay que echar a correr en cuanto se llega. 7 Sam me ajust el cuadrante y me sub el pantaln. Toc suavemente el lado izquierdo de su abdomen y desapareci. Dibuj un arco que me llegaba de la cadera al pubis con dos dedos. No desaparec. Fue Samuel Hershkowitz quien se

eclips. Se fue al mismo sitio que huyen las llamas de las velas cuando se las sopla, y, en aquel preciso instante, Sam reapareci a mi lado, y nos quedamos all los dos, mirndonos en el vaco despacho de Hershkowitz. Qu ha pasado? pregunt. Dnde est? Son las once y media de la noche me contest Sam. No hace horas extras, sabes? Le hemos dejado dos semanas ms adelante en la lnea en el momento en que saltamos. Ahora, muchacho, navegamos por el ro del tiempo. Hemos regresado dos semanas en el pasado? Hemos regresado dos semanas en la lnea temporal me corrigi Sam. Ms media jornada, lo que explica el que sea de noche. Vamos a darnos una vuelta por la ciudad. Salimos del edificio del Servicio Temporal y subimos al tercer nivel de Nueva Orlens inferior. Sam no pareca albergar ninguna idea de adnde ir. Nos metimos en un bar y pedimos una docena de ostras cada uno; nos metimos al cuerpo unas pocas cervezas y echamos una mirada a los turistas. A continuacin, nos dirigimos a la calle Bourbon inferior y, precisamente entonces, descubr por qu Sam haba elegido retornar a aquella noche en especial; sent que el miedo me pinzaba el escroto y empec a sudar copiosamente. Sam, rindose, me dijo Mira, mi pequeo Jud, todos los nuevos se impresionan llegado este instante. Aqu es donde se rilan los cobardes. Voy a encontrarme conmigo mismo! exclam. Vas a verte a ti mismo me corrigi. Y lo mejor es que procures no encontrarte contigo mismo, porque podras lamentarlo. La Patrulla del Tiempo te demolera si pretendieses hacer algo semejante. Y si mi yo precedente me ve a pesar de todo? Corta ya! Esta prueba es algo referente a tu sistema nervioso, y te aconsejo que prestes atencin. Ah vamos! Conoces a ese chico de aspecto tan miserable que llega por el otro lado de la calle. Es Judson Daniel Elliott III. Eso es! Has visto alguna vez a alguien tan estpido? Retrocede a las sombras, amigo. Ah viene un blanquillo, y no est ciego. Nos metimos en un rincn oscuro y me puso malo ver a Judson Daniel Elliott III, recin llegado de Novsima York, avanzando por la calle con aspecto titubeaste, llevando una maleta en la mano y dirigindose hacia el palacio del esnife del fondo de la calle. Observ su estricta negligencia y su andar de palurdo. Sus orejas me parecieron extraordinariamente grandes y me dio la impresin de que tena el hombro derecho un poco ms bajo que el izquierdo. Pareca un poco torpe, como si fuera alguien del campo. Nos sobrepas y se detuvo ante el palacio del esnife, observando con atencin a las dos chicas desnudas de la baera llena de coac. Se balanceaba sobre la punta de los pies mientras se rascaba el mentn. Se preguntaba qu posibilidades tendra de abrir las piernas de cualquiera de las bellezas desnudas antes de que terminase la noche. Yo le habra podido decir que sus posibilidades eran muy elevadas. Penetr en el palacio del esnife. Cmo te sientes? me pregunt Sam. Tembloroso. Por lo menos, eres honesto. Siempre impresiona la primera vez que uno vuelve por el tiempo y se ve a s mismo. Acabaremos en un momento. Qu te ha parecido?

Un plasta! Tambin es normal. Se amable con l. No puede saber todo lo que t sabes. Despus de todo, es ms joven que t. Sam se ri suavemente. Yo no. Todava estaba impresionado por el encuentro conmigo mismo en aquella callejea. Tuve la sensacin de ser mi propio fantasma. Desorientacin preliminar lo llamo Hershkowitz. Claro! No te preocupes me dijo Sam. Te apaas bien. Desliz la mano de un modo familiar por la parte delantera de mi pantaln y sent que efectuaba un ligero ajuste en mi crono. Hizo lo mismo con el suyo y declar: Subimos por la lnea. Desapareci. Le segu por la lnea temporal. El tiempo de un parpadeo y estbamos otra vez juntos, en la misma calle, a la misma hora de la noche. En qu momento estamos? Veinticuatro horas antes de tu llegada a Nueva Orlens. T ests aqu y, al mismo tiempo, otro t se encuentra en Novsima York, dispuesto a largarse hacia el sur. Qu te parece? Mal respond. Pero empiezo a acostumbrarme. Todava hay ms. Ahora, vamos a mi casa. Me llev hasta su apartamento. No haba nadie, pues el Sam de aquel momento estaba trabajando en el palacio. Penetramos en el bao y Sam volvi a ajustarme el crono, colocndolo en treinta y una horas en el futuro. Saltamos dijo, y descendimos juntos por la lnea para volver a encontrarnos en el barrio a la noche siguiente. Se oan risas en la habitacin de al lado; o unos gritos roncos y sensuales. Sam cerr con fuerza la puerta del bao y ech el cerrojo. Me di cuenta de que yo mismo estaba en la otra alcoba, copulando con Betsy o Helen, y sent otra vez que era dominado por el miedo. Esprame me dijo Sam con voz rpida, y no dejes entrar a nadie si no da dos golpes largos y uno corto. Vuelvo ahora mismo... quiz. Sali. Cerr la puerta del bao a sus espaldas. Pasaron dos o tres minutos. Dieron dos toques largos y uno corto y abr la puerta. Sam me dijo, con una amplia sonrisa: Se puede mirar sin temor. No hay nadie que pueda vernos. Ven. Crees que es conveniente? Si quieres entrar en el Servicio Temporal, es imprescindible. Salimos del bao y nos pusimos a mirar la orga. Deb realizar verdaderos esfuerzos para no toser cuando el humo me inund las narices. En el saln de Sam vi acres de carne desnuda y agitada. A la izquierda, el gigantesco cuerpo de Sam culpaba sobre la brillante blancura de Helen; de ella no se vea ms que el rostro, los brazos (abrazando la espalda de Sam) y una pierna (doblada sobre las nalgas de mi amigo). A mi izquierda, en el suelo, vi a mi propio yo anterior abrazando a Betsy la pechugona. Estbamos en una de las posturas del Kama-sutra, ella apoyada sobre la cadera derecha, yo en la izquierda, arqueando ella la pierna izquierda sobre mi cuerpo inclinado oblicuamente hacia el suyo. Con algo que pareca ser helado terror, vi cmo la posea. Aunque antes ya haba visto muchas escenas de cpula, en las pelculas tridi, era la primera vez que me vea a m mismo en aquel trance, y me impresion lo grotesco de todo aquello, los tontos jadeos, las contorsiones, los sudores. Betsy lanzaba gemidos apasionados; nuestras piernas se agitaron y cambiaron de posicin en varias ocasiones; mis dedos se agarraban con fuerza a las firmes nalgas, hundindose en ellas profundamente; los movimientos mecnicos se prolongaron durante un tiempo. Mi terror se fue

calmando a medida que me acostumbraba a la escena, y un distanciamiento fro y clnico se fue apoderando de m. El sudor del miedo se termin y me qued all, al fin, con los brazos cruzados, observando tranquilamente los actos que se desarrollaban en el suelo. Sam sonri e inclin la cabeza como para decirme que haba pasado la prueba con xito. Ajust mi crono una vez ms y saltamos. En el saln no haba ni fornicadores ni humo. Ahora, cundo estamos? le pregunt. Hemos vuelto hacia atrs treinta y una horas treinta minutos respondi. Dentro de unos instantes, t y yo vamos a entrar en el bao, pero no vamos a esperar. Vmonos fuera. Subimos hasta la Antigua Nueva Orlens, bajo el cielo estrellado. El robot que anota las idas y venidas de los excntricos que disfrutan paseando nos registr, y salimos a las tranquilas calles. All estaba la verdadera calle Bourbon y las ruinas de las casas del autntico barrio francs. Cmaras espas situadas en las daadas verjas de los balcones nos observaban, pues, en aquella zona desierta, el inocente est a merced de los malos, y los turistas son protegidos por un sistema de vigilancia permanente contra los merodeadores que llenan la ciudad de la superficie. Pero no nos quedamos tanto tiempo como para vernos en problemas. Sam mir los alrededores, atento, y nos dirigimos hacia un muro. Mientras me ajustaba el crono para un nuevo salto, le dije: Qu pasa si uno se materializa en un lugar ocupado por algo o por alguien? No se puede contest Sam. Las protecciones automticas saltan y uno es automticamente devuelto al punto de partida. Pero representa una prdida de energa y eso no le gusta mucho al Servicio Temporal; as que siempre se intenta encontrar una zona tranquila antes de saltar. Es muy adecuado colocarse al lado de una pared, siempre y cuando la pared vaya a estar en el mismo tiempo al que se quiera saltar. A dnde vamos? Salta y lo vers fue su contestacin. Despeg. Le segu. La ciudad se despert. Gente vestida a la moda del siglo XX llenaba las calles: los hombres llevaban corbatas, las mujeres faldas que les llegaban hasta las rodillas; la verdad es que no se vea piel, ni siquiera una teta. Los coches sonaban muy ruidosos y soltaban un humo que me dio ganas de vomitar. El suelo estaba lleno de lneas pintadas. Ruido, un olor descorazonador, fealdad. Bienvenido a 1961 me dijo Sam. John F. Kennedy acaba de ser nombrado presidente. El primero de los Kennedy, sabes? Aquello es un avin a reaccin. Esto, un semforo. Indica cundo se puede cruzar la calle sin peligro. Esas cosas de ah son farolas. Funcionan con electricidad. No hay niveles subterrneos. Todo esto es la ciudad de Nueva Orlens. Qu te parece? Un lugar interesante para visita r. Pero no me gustara vivir aqu. Te sientes aturdido? Enfermo? Revuelto? No lo s. Puedes estarlo. Siempre se nota algo temporal cuando uno mira el pasado por primera vez. Es mucho ms maloliente y desordenado de lo que uno tena previsto. Algunos aspirantes se hunden en el momento en que llegan a una poca lo suficientemente atrasada en la lnea temporal. Yo no me derrumbo. Eres un chaval muy valiente. Observ la escena. Las mujeres con los senos y las nalgas aprisionados en exoesqueletos ajustados bajo la ropa; los hombres, rubicundos y congestionados;

los nios chillones. S objetivo, me dije a m mismo. Ests estudiando otras pocas, otras culturas. Alguien nos seal con el dedo y exclam: Eh! Mirad los beatniks! Nos marchamos me dijo Sam. Nos han visto. Me ajust el crono. Saltamos. La misma ciudad. Un siglo antes. Los mismos edificios de tonos pastel elegantes e intemporales. Sin semforos, sin lneas dibujadas en el suelo, sin farolas. Y, en lugar de automviles, coches de caballos pasando por las calles que enmarcaban el viejo barrio. No nos podemos quedar explic Sam. Estamos en 1858. La ropa que llevamos es demasiado extraa y no tengo intencin de que me tomen por un esclavo. Seguimos. Despegamos una vez ms. La ciudad desapareci. Nos encontramos en un pantano. La bruma se deslizaba hacia el sur. Los rboles estaban llenos de musgo. Una bandada de aves ensombreci el cielo. Estamos en 1382 me dilo el gur. Lo que pasa por encima, son palomos viajeros. El abuelo de Coln est todava en paales. Saltamos varias veces ms. 897, 441, 97. Cambiaron muy pocas cosas. En cierto momento, algunos indios desnudos pasaron muy cerca de nosotros. Sam se inclin educadamente. Nos hicieron gestos amables, se rascaron el sexo, y siguieron adelante. Los visitantes del fururo no les alteraban mayormente. Otro salto. Ao uno despus de Cristo dijo Sam. Otro salto. Hemos saltado otros doce meses y estamos en el ao uno antes de Cristo. Las posibilidades de confusin aritmtica son grandes. Pero, si piensas en este ao como 2059 A.P., y en el siguiente como 2058 A.P., no tendrs problemas. Me llev hasta el ao 5800 A.P. Observ ligeros cambios de clima; las cosas estaban ms secas en ciertos momentos que en otros, ms secas y ms fras. Despus, nos dirigimos hacia adelante, saltando ligeros botes de cinco siglos. Se excus por el carcter invariable del entorno; me asegur que cuando se remonta la lnea en el Viejo Continente todo es ms excitante. Llegamos al ao 2058 y nos dirigimos al centro del Servicio Temporal. Tras penetrar en el vaco despacho de Hershkowitz, hicimos una corta pausa en la que Sam efectu un ajuste final en los cronos. Hay que poner mucho cuidado me explic. Quiero que lleguemos al despacho de Hershkowitz treinta segundos despus de haber salido. Si llegamos un poco adelantados, podramos encontrarnos a nosotros mismos al salir y tener serios problemas. Entonces, por qu no ajustas el cuadrante a cinco minutos ms tarde y volvemos tan tranquilos? Orgullo profesional respondi Sam. Descendimos por la lnea desde un despacho de Hershkowitz vaco a otro en el que Hershkowitz estaba sentado detrs de la mesa, mirando el lugar en que nos encontramos para l treinta segundos antes. Bien? pregunt. Sam le mir encantado. El chico tiene pelotas. Nos lo quedamos.

8 Y as es como entr de novato en el Servicio Temporal, seccin de Guas Temporales. La paga no era mala; y las oportunidades, ilimitadas. Sin embargo, lo primero era el entrenamiento. No dejan que los novatos se lleven a los turistas as como as por el pasado. No pas gran cosa durante una semana. Sam volvi a trabajar al palacio del esnife y yo me qued en casa. Luego, me llamaron de la direccin del Servicio Temporal para que empezase la instruccin. En la clase ramos ocho, todos aprendices. El equipo que formbamos se gan muy mala reputacin En edad, bamos desde los veinte aos hasta creo ms de ochenta; en sexo, recorramos todo el trayecto de macho a hembra pasando por todos los grados existentes entre ambos; desde el punto de vista mental, todos pertenecamos a la categora de ms o menos activos. Nuestro instructor, Najeeb Dajani, no era mucho mejor que nosotros. Era un sirio cuya familia se convirti al judasmo tras la conquista israel, por razones de negocios, y portaba una estrella de David, brillante y bien a la vista, como prueba de su fe; pero, durante sus breves momentos de distraccin o depresin, invocaba a Al o juraba por la barba del Profeta, y no s si le habra admitido como miembro del consejo de administracin de mi sinagoga, si es que hubiera yo pertenecido a alguna. Dajani pareca un rabe de teatro, siniestro y moreno, llevando permanentemente gafas oscuras, con un montn de anillos de oro macizo en doce o trece dedos, as como una sonrisa viva y amistosa que descubra varias filas de dientes blanqusimos. Ms adelante, descubr que fue retirado del lucrativo viaje de la Crucifixin y colocado de instructor como castigo por un perodo de seis meses, segn rdenes recibidas de la Patrulla del Tiempo. Aparentemente, haba traficado ilegalmente por su cuenta, vendiendo trozos de la Cruz verdadera que colaba de contrabando por toda la lnea temporal. El reglamento no permite que un Gua se aproveche de su situacin para asegurarse ganancias personales. Lo que la Patrulla reprochaba especialmente a Dajani no era que vendiera reliquias falsas, sino que vendiera las autnticas. Nuestra educacin empez con un curso de historia. El viaje temporal comercial dijo Dajani, funciona desde hace veinte aos. Naturalmente, las investigaciones sobre el Efecto Benchley empezaron a finales del siglo pasado, pero comprendern que el gobierno no poda permitir a los ciudadanos privados que se aventurasen en la temponutica antes de que sta fuese controlada de un modo seguro. De ese modo, el gobierno supervisa con benevolencia la buena marcha de todos nosotros. Dajani gui un ojo visiblemente, a pesar de las gafas, pues se le movi una ceja. Miss Dalessandro, sentada en la primera fila, eruct como muestra de desaprobacin. No le parece bien? pregunt Dajani. Miss Dalessandro, bonita y curiosamente dotada de pequeos senos, tena el cabello negro, una clara tendencia al lesbianismo, y un diploma en historia de la revolucin industrial. Empez a responder, pero Dajani la cort suavemente y sigui hablando. El Servicio Temporal, sea cual sea la seccin en la que entren, cumple varias funciones importantes. Para nosotros, se ocupa del mantenimiento y reparacin de todos los aparatos que funcionan bajo el Efecto Benchley. Nuestra seccin de investigacin se esfuerza constantemente por mejorar la subestructura tecnolgi-

ca del viaje temporal y, de hecho, apenas hace cuatro aos que se introdujo el modelo de crono que ahora empleamos. A nuestra seccin la de Guas Temporales corresponde escoltar a los ciudadanos al pasado. Se cruz las manos sobre la panza con aspecto satisfecho y se puso a examinar los engranajes que formaban sus anillos de oro. Una gran parte de nuestro trabajo corresponde al turismo. Es nuestra base econmica. Mediante una fuerte retribucin, enviamos grupos de ocho o diez curiosos a una excursin cuidadosamente preparada por el pasado, por lo general acompaados de un Gua, aunque pueden ser dos si la situacin es especialmente complicada. En cualquier momento del tiempo actual, puede haber unos cien mil turistas desparramados a lo largo de los milenios, asistiendo a la Crucifixin, a la firma de la Carta Magna, al asesinato de Lincoln y a otros sucesos del mismo gnero. Debido a las paradojas inherentes a la formacin de una asistencia acumulativa observando un acontecimiento situado en un punto fijo del ro temporal, nuestra tarea es cada vez ms difcil y debemos limitar las visitas. Podra explicarnos eso, profesor? pregunt Miss Dalessandro. En una prxima reunin contest Dajani, y sigui a lo suyo. Naturalmente, no debemos reducir el viaje temporal a los usos tursticos. Los historiadores deben tener acceso a todos los hechos significativos del pasado, pues es necesario revisar todas las opiniones existentes de la historia a la luz de las revelaciones de la historia verdadera. Los beneficios que sacamos del turismo nos permiten conceder becas a historiadores calificados, lo que les facilita el visitar los perodos histricos de su competencia sin tener que pagar nada. Esas visitas tambin son dirigidas por un Gua Temporal. Sin embargo, sa es una parte del trabajo que no les afectar a ustedes. Nuestra intencin es colocar a todos ustedes, a los que se califiquen, como Guas de la seccin turstica. La otra divisin del Servicio Temporal es la Patrulla del Tiempo, a la que incumbe la tarea de impedir los abusos que algunos podran cometer con los aparatos del Efecto Benchley, evitando las apariciones de paradojas. Durante la prxima leccin, estudiaremos con detalle la naturaleza de estas paradojas y veremos el modo de evitarlas. Hemos terminado. Tras la marcha de Dajani mantuvimos una reunin mundana. Miss Dalessandro, avanzando en medio de un decidido torbellino de pilosidades axilares, se acerc a la rubia y delicada Miss Chambers, que se refugi apresuradamente en Mr. Chudnik, un caballero alto y musculoso de mirada vagamente noble de bronce romano. Sin embargo, Mr. Chudnik intentaba llegar a un acuerdo con Mr. Burlingame, un joven coqueto que no poda ser tan homosexual como pareca. Buscando otro refugio que le permitiera escapar de la voraz Miss Dalessandro, Miss Chambers se dirigi a m y me pidi que la acompaase a casa. Acept. No tard en saber que Miss Chambers estudiaba el fin del Imperio Romano, lo que significaba que nuestros intereses estudiantiles estaban muy entrelazados. Copulamos de un modo formal y mecnico pues ella no se senta muy atrada por el sexo y lo haca sencillamente por cortesa. Luego charlamos de la conversin de Constantino al cristianismo hasta primeras horas de la maana. Creo que se enamor de m. No obstante no la anim y aquello no dur mucho. Admiraba su saber pero su cuerpecillo plido careca del menor inters. . 9 En la siguiente reunin examinamos detenidamente la naturaleza de las para-

dojas del viaje temporal y el modo de evitarlas. Nuestro mayor problema empez Dajani consiste en mantener el carcter sagrado del tiempo actual. El desarrollo de los aparatos de Efecto Benchley ha abierto la caja de Pandora de las paradojas potenciales. El pasado no es una cantidad fija pues somos capaces de remontarnos hasta cualquier punto de la lnea temporal y alterar los llamados hechos reales. El resultado de tal alteracin sera catastrfico y creara un factor de ruptura que se ira ampliando y podra transformar el aspecto general de nuestra sociedad si llegase a nuestra poca Dajani bostez cortsmente. Consideremos las consecuencias que podra tener el hecho de permitir que un viajero temporal volviese al ao 600 y asesinase al joven Mahoma. Toda la corriente dinmica del Islam se detendra en su mismo punto de partida; no existira la conquista rabe del Oriente Prximo y la Europa del sur; las cruzadas no tendran lugar; los millones de personas muertas en el curso de las invasiones rabes no habran muerto y sus descendientes que de otro modo no habran nacido existiran con las incalculables consecuencias que ello implicara. Y todo eso a causa del asesinato de un joven mercader de La Meca. As que... Quiz sugiri Miss Dalessandro no existir una ley de preservacin de la historia que se ocupe, en caso de que no pudiera hacerlo Mahoma, de que otro rabe con carisma suficiente pudiera ocupar su puesto y cumplir el mismo papel? Dajani la mir amenazador. No tenemos ninguna intencin de correr tal riesgo replic. Preferimos asegurarnos de que todos los acontecimientos "pasados", tal como estn registrados en los anales de historia anteriores a la era de los viajes temporales, no sean alterados. Durante los ltimos cincuenta aos de tiempo actual, todo el flujo de la historia, que considerbamos como algo fijo, ha demostrado ser potencialmente fluido; y hacemos cuanto podemos para que siga siendo fijo. La Patrulla Temporal se ocupa de que todo quede en el pasado exactamente como estaba cuando se lleg, por desgraciado que sea un hecho. Los desastres, los asesinatos, las tragedias de todas clases deben producirse como estaba previsto, pues, en caso contrario, el futuro nuestro tiempo actual podra ser cambiado de un modo inalterable. Nuestra mera presencia en el pasado no es ya una alteracin del pasado? pregunt Miss Chambers. Iba a llegar a ese punto contest Dajani con aspecto de descontento. Si consideramos que el pasado y el presente forman un solo continuo, es evidente que los visitantes del siglo XXI estuvieron presentes durante todos los grandes acontecimientos del pasado, lo bastante discretamente como para que no se encuentre de ellos la ms mnima mencin en los anales de la poca del tiempo fijo. Por ello mismo, procuramos camuflar a cuantos retroceden en la lnea del tiempo dndoles ropas adecuadas a la poca visitada. Hay que observar el pasado sin injerencias, como un testigo silencioso, tan discretamente como sea posible. Es la regla que la Patrulla Temporal impone con absoluta inflexibilidad. Les dar algunos detalles sobre esta regla. Habl el otro da de la asistencia acumulativa. Es un problema estrictamente filosfico que todava no se ha resuelto; ahora se lo presentar como ejercicio terico, para que se hagan idea de la complejidad de nuestra empresa. Consideremos lo siguiente: el primer viajero temporal en remontar la lnea para asistir a la Crucifixin de Jess fue el experimentador Barney Navarre, en 2012. Durante los dos decenios siguientes, otros quince o veinte sabios efectuaron el mismo viaje. Desde el comienzo de las excursiones comerciales al Glgota, en 2041, cosa de un grupo de turistas al mes un centenar al

ao ha visto el acontecimiento. De modo que, hasta ahora, mil ochocientos individuos del siglo XXI han presenciado la Crucifixin. Una cosa: aunque cada grupo parte en un mes diferente todos convergen hacia el mismo da! Si los turistas siguen recorriendo la lnea del tiempo al ritmo de cien por ao para ver la Crucifixin la multitud que habr en el Glgota ser de por lo menos diez mil viajeros a mediados del siglo XXII y suponiendo que el ritmo no aumente a comienzos del siglo XXX habr unos cien mil viajeros temporales que se encontrarn necesariamente en el punto exacto de la Pasin. Actualmente est claro que no hubo tal multitud. Apenas unos millares de palestinos cuando digo actualmente quiero decir en el momento de la Crucifixin relativa al tiempo actual de 2059 pero tambin es evidente que la multitud seguir aumentando en los siglos del tiempo actual. Llevado al extremo la paradoja de la asistencia acumulativa nos conduce a ver una multitud de miles de millones de viajeros temporales aglutinados en el pasado para ver la Crucifixin, cubriendo toda la Tierra Santa, extendindose por Turqua, Arabia, incluso por la India e Irn. Y lo mismo es aplicable a todos los sucesos importantes de la historia humana: con los adelantos del viaje temporal comercial una inmensa masa de espectadores asistir a cada hecho y sin embargo cuando se produjo tal hecho aquella multitud no exista! Cmo resolver la paradoja? Miss Dalessandro no tena solucin alguna. Por una vez no saba qu contestar. Como el resto de nosotros. Como Dajani. Como las ms hbiles mentes de nuestra poca. Y mientras tanto el pasado se llenaba de curiosos llegados del futuro. Dajani nos propuso un ltimo problema antes de dejarnos ir. Puedo aadir dijo que yo mismo como gua he ido veintids veces a la Crucifixin. Si maana hacen ustedes la Crucifixin encontrarn a veintids Najeeb Dajani en la colina del Glgota cada uno de mis yoes ocupando una posicin distinta y explicando a mis clientes lo que pasa. No es fascinante considerar esta multiplicacin de Dajani? Por qu no hay veintids Dajani pasendose por el presente? Meditar sobre cosas como stas hace trabajar el intelecto. Es todo por hoy, seoras y seores, es todo por hoy. 10 Aquellos veintin Dajani suplementarios me hicieron pensar, pero los dems compaeros de clase no tardaron en averiguar por qu no regresaron todos ellos a nuestro tiempo. Era debido a las restricciones fundamentales del Efecto Benchley sobre el desplazamiento efectuado al descender por la lnea del tiempo, es decir, hacia el futuro Mi camarada, Mr. Burlingame, me lo explic todo despus de clase. Era su forma de intentar seducirme. No lo consigui, pero aprend un poco acerca de la teora temporal. Cuando uno desciende por la lnea me dijo, no puede volver ms que al momento del que se ha saltado ms la duracin de tiempo absoluto que haya transmitido durante la estancia en el pasado. Es decir, si se salta del 20 de marzo de 2059 a... digamos, la primavera de 1801, y uno se pasa tres meses en 1801, no se podr volver por la lnea ms que al 20 de junio de 2059. No se podr alcanzar agosto de 2059, ni saltar hasta el 2159 o el 2590. "No hay modo alguno de saltar al propio futuro. "Ignoro por qu es as."

Mr. Burlingame me coloc la blanca mano sobre la rodilla y me explic las bases tericas del fenmeno, pero yo estaba lo bastante ocupado en rechazar sus intentos como para seguir el razonamiento. De hecho, aunque Dajani dedic otras tres sesiones completas a hablarnos solamente de los mecanismos del Efecto Benchley, sigo siendo incapaz de decir con certeza cmo o por qu, o incluso si funciona todo eso. A veces, me digo que lo he soado. De todos modos, no haba veintids Dajani en el tiempo actual porque cada vez que Dajani haca la Crucifixin, Dajani volva al tiempo actual en un momento anterior a su siguiente partida hacia el pasado. No poda hacerlo de otra forma; si uno remonta la lnea del tiempo en enero, y se pasa unas cuantas semanas en una poca anterior, cuando se vuelve a la propia slo puede retornar en enero o, quiz, en febrero, del ao en que uno se ha ido. Y si el prximo salto no est previsto para antes de marzo, uno no podr nunca adelantarse a s mismo. De aquel modo, el Dajani que escoltaba a los turistas al Glgota siempre era el mismo, desde el punto de vista del tiempo actual. Sin embargo unas cuantas docenas de Dajani se acumulaban al otro extremo del salto pues l segua deslizndose desde diversos puntos del tiempo actual hasta el mismo momento del pasado. Lo mismo le pasaba a todo aquel que hiciera saltos repetidos a un solo punto de la lnea. Es la paradoja de la Acumulacin Temporal. Eso es todo. Cuando no luchaba con paradojas de este tipo dejaba que el tiempo transcurriese agradablemente como de costumbre. Siempre haba montones de chicas agradecidas correteando por casa de Sam. En aquella poca yo no buscaba ms que el sexo. Incluso con obsesin. La persecucin del sexo me ocupaba todo el tiempo libre; me pareca haber perdido la noche si no me meta por lo menos una vez en la rajita deslizante. En ningn momento me pareci interesante buscar con una persona del sexo opuesto una relacin que durase ms de veinte centmetros. Es lo que llaman "amor". Con lo frvolo y novato que era, el "amor" no me interesaba. Por otra parte quiz no era tan frvolo. Ahora que he saboreado el "amor" no soy mucho ms feliz. La verdad es que mi situacin es peor que antes. Naturalmente nadie me ha obligado a enamorarme de alguien que vivi en el pasado. 11 El teniente Bruce Sanderson de la Patrulla Temporal vino una vez a clase para explicarnos los peligros que uno corra si se inmiscua en la inalterabilidad del tiempo pasado El teniente tena el fsico correspondiente a su empleo. Era el hombre ms alto que hubiera visto con los hombros ms anchos y la mandbula ms cuadrada. Cuando entr la mayor parte de la chicas de la clase tuvieron un orgasmo instantneo lo mismo que Mr. Chudnik y Mr. Burlingame. Se coloc delante la mesa con las piernas ligeramente separadas dispuesto a luchar con nosotros. Su uniforme era gris. Tena los cabellos rojos y cortados casi al rape. Los ojos mantenan un azul inexpresivo. Dajani, culpable de transgresin, vctima del celo de la Patrulla Temporal, se desliz a un rincn de la sala y se sent en el suelo. Le vi mirar fijamente al teniente con aspecto siniestro detrs de sus gafas negras. Bien empez el teniente Sanderson. Saben que nuestra tarea principal consiste en mantener la inviolabilidad del tiempo actual. No podemos permitir la

introduccin en nuestro pasado de cambios arriesgados pues alteraran nuestro presente. Por eso tenemos una Patrulla Temporal que se ocupa de todos los eventos de la lnea temporal pasada y asegura que todo ocurra igual que en los libros. Y he de decir una cosa: que Dios bendiga a los hombres que crearon la Patrulla Temporal! Amn! declar el penitente Dajani. Esto no es slo a causa de que est agradecido por tener este trabajo continu el teniente. Y sin embargo lo estoy pues considero mi tarea como la ms importante que tenga que cumplir un ser humano: preservar el carcter intangible del mundo actual. Cuando digo: "Dios bendiga a los hombres que crearon la Patrulla Temporal", es a causa de que esos hombres salvaron todo lo bueno y lo ms precioso de nuestra existencia. Saben lo que habra podido pasar si no existiera la Patrulla Temporal? Qu clase de atropellos habran podido cometer los bandidos sin escrpulos? Djenme mostrarles unos cuantos ejemplos. Habra podido volver al pasado y matar a Jess, Mahoma, Buda, a todos nuestros grandes guas religiosos mientras eran nios para que de ese modo no hubieran podido formular las maravillosas ideas que han inspirado a otros hombres. Habran podido advertir a los principales bandidos de la historia de los problemas que los amenazaban para que as escapasen de su destino y siguieran haciendo sufrir a la humanidad. Habran podido robar los tesoros artsticos del pasado impidiendo que la gente los disfrutase a lo largo de los siglos. Habran organizado operaciones financieras fraudulentas que llevaran a la ruina a millones de inocentes accionistas que careceran de las mismas informaciones sobre el precio futuro de los mercados. Podran haber mal aconsejado a los grandes dirigentes para conducirles a terribles trampas. Menciono estos ejemplos, mis queridos amigos, porque han ocurrido realmente. Todos ellos se encuentran consignados en los archivos de la Patrulla Temporal lo crean o no! En abril de 2052 un joven de Bucarest, empleando un crono conseguido ilegalmente, remont la lnea hasta el ao 11 y envenen a Jesucristo. En octubre de 2043, un ciudadano de Berln volvi a 1945 y rescat a Adolf Hitler antes de que los rusos tomasen la ciudad. En agosto de 2049, una mujer de Niza salt hasta la poca de Leonardo da Vinci, rob la Mona Lisa, todava inconclusa, y la ocult en su casa de la playa. En setiembre de 2055, un neoyorquino volvi al verano de 1929 y obtuvo un beneficio de unos mil millones de dlares vendiendo ttulos. En enero de 2051, un profesor de historia militar de Quebec regres a 1815 y, vendiendo a los ingleses lo que pretenda ser el programa estratgico francs, caus la derrota del duque de Wellington ante las tropas de Napolen en la batalla de Waterloo, y as sucesivamente... en Waterloo. Espere un momento me o aseverar. Napolen no gan Cristo no fue envenenado en el ao 11. Si el pasado fue cambiado realmente, como nos acaba de decir, cmo es que no se ha percibido efecto alguno en el tiempo actual? Aj! exclam el teniente Sanderson. (Era el mejor Aj! que haba odo hasta entonces). La fluidez del pasado, amigo mo, es una espada de doble filo. Si el pasado puede ser cambiado una vez, puede serlo varias veces. Ahora, llegamos al papel de la Patrulla Temporal. Consideremos el caso del desequilibrado que asesin a Jess cuando era un nio. Debido a tan terrible acto, la Cristiandad no apareci y una gran parte del Imperio Romano termin por convertirse al judasmo. Los dirigentes judos de Roma fueron capaces de evitar la cada del Imperio de los siglos IV y V, logrando un estado teocrtico y monoltico que control toda Europa occidental. As, el Imperio Bizantino no se desarroll en oriente, que fue dominado desde Jerusaln por una secta hebraica cismtica. En el siglo X,

una guerra cataclsmica entre las fuerzas de Roma y Jerusaln provoc la destruccin de la civilizacin y la invasin de toda Europa y Asia por los nmadas turcos, que se dedicaron a la construccin de un estado totalitario que hizo que el siglo XXI fuese el ms regresivo de toda la historia humana. Pueden ver lo devastadora que resulta la menor injerencia en el pasado. S repliqu, pero... El teniente Sanderson me gratific con una helada sonrisa. Me va a decir que, de hecho, no vivimos en un estado turco tirano y regresivo. De acuerdo. Nuestra existencia presente fue preservada de la siguiente manera: el asesinato del joven Jess fue detectado por un Gua Temporal que remont la lnea en abril de 2052 para escoltar a un grupo de turistas que quera presenciar la Crucifixin. Cuando el grupo lleg al momento y al lugar de la Crucifixin, slo presenciaron el martirio de dos ladrones; aparentemente, nadie haba odo hablar nunca de Jess de Nazaret. El Gua previno de inmediato a la Patrulla Temporal, que empez a buscar la paradoja. La lnea temporal de Jess fue seguida desde su nacimiento a lo largo de su infancia y se vio que no haba cambiado nada; pero no haba ni rastro de l despus de su media adolescencia; investigando en su entorno, se descubri que haba muerto a los once aos de un modo misterioso. Bast con mantener una estrecha vigilancia hasta la llegada del viajero temporal homicida. Segn ustedes, qu hicimos en ese momento? Se levantaron varias manos. El teniente Sanderson reconoci a Mr. Chudnik, que dijo: Detuvieron al criminal cinco minutos antes de que pudiera darle el veneno a Jess, impidindole cambiar la historia, y trayndole de nuevo al tiempo actual para ser juzgado. El teniente Sanderson sonri clementemente. Falso dijo. Le dejamos que le diera el veneno a Jess. Barahnda. Como saben, la muerte es la pena mxima por realizar interferencias prohibidas en los acontecimientos pasados: es el nico crimen capital reconocido todava por la ley. Pero antes de que un castigo tan severo pueda ser aplicado, es necesario tener la prueba absoluta de que el crimen fue cometido. Por eso, cada vez que se detecta un crimen de estas caractersticas, los Patrulleros Temporales lo dejan efectuar para poder grabarlo discretamente. Cmo va a quedar el pasado sin cambiar si actan de ese modo? pregunt Miss Dalessandro. Aj! exclam el teniente Sanderson. Una vez se ha obtenido una grabacin que demuestre que el crimen se cometi, la condena puede pronunciarse a toda prisa, as como el permiso para ejecutarla. Y as se hace. Los investigadores de la Patrulla Temporal volvieron con su prueba a la noche del 4 de abril de 2052. Era la fecha de la partida hacia el pasado del pretendido asesino de Jess. Mostraron la prueba del crimen a la comisin de la Patrulla Temporal, que orden la ejecucin del criminal. Los ejecutores de la Patrulla Temporal se dirigieron a la casa del criminal, le quitaron el crono y le aplicaron una muerte indolora una hora antes de su prevista partida para el pasado. Le suprimimos del ro temporal y la corriente principal del pasado fue preservada pues, de hecho, no efectu su viaje y Jess pudo vivir para difundir su fe. De este modo gracias a la deteccin de cambios ilegales y la supresin de los criminales antes de que puedan remontar la lnea, preservamos el carcter intangible del tiempo actual. Qu bonito, pens. Pero yo me contentaba muy fcilmente. Miss Dalessandro, la aguafiestas pro-

fesional, alz la mano carnosa y, en cuanto la dejaron hablar, declar: Me gustara una aclaracin. Aparentemente, cuando los Patrulleros Temporales volvieron a abril de 2052 con la prueba del crimen, llegaron a un mundo dirigido por dictadores turcos. Dnde encontraron a los miembros de la comisin? O slo encontraron al asesino? Su propio crimen habra podido borrar su existencia pues, al asesinar a Jess, provoc diversos acontecimientos posteriores que eliminaran a sus propios antepasados. As, el viaje temporal no habra sido inventado jams en ese mundo en el que Jess no lleg a vivir, y, en el mismo momento en que fue eliminado Jess, lo fueron tambin los Patrulleros Temporales, los Guas y los turistas, que se convirtieron en imposibilidades y dejaron de existir. El teniente Sanderson no pareci muy contento. Evoca usted un cierto nmero de interesantes paradojas secundarias dijo, lentamente. Me temo que el tiempo que me han concedido es insuficiente para contestar correctamente. Lo intentar hacer de un modo resumido: si el crimen temporal del ao 11 no hubiera sido detectado relativamente de prisa, los cambios se habran multiplicado a lo largo de los siglos y eventualmente habran podido transformar todo el futuro, impidiendo, probablemente, el desarrollo del Efecto Benchley y de la propia Patrulla Temporal, conducindonos a lo que llamamos la Ultima Paradoja, en la que el viaje temporal se convierte en su propia negacin. De hecho, las numerosas consecuencias potenciales del envenenamiento de Jess no se produjeron jams, pues el Gua que asista a la Crucifixin descubri el crimen. Como el hecho se produjo en l ao 33, slo los aos pasados entre el ao 11 y el ao 33 fueron alterados por el asesinato, y los cambios creados por la ausencia de Jess durante ese perodo fueron insignificantes, pues la influencia de Jess en la historia no se dej sentir hasta mucho despus de la Crucifixin. Mientras tanto, la anulacin retroactiva del crimen suprimi incluso los ligeros cambios que tuvieron lugar durante los veintids aos del perodo afectado; los dos decenios fueron desplazados hacia otra lnea temporal, que nos resulta inaccesible y que de hecho es inexistente; de este modo, la verdadera lnea de base fue restaurada en toda su continuidad desde el ao 11 hasta el presente. Miss Dalessandro no estaba satisfecha Es una especie de crculo. La Ultima Paradoja, no habra tenido que descender por toda la lnea temporal hasta nuestro presente en el mismo instante en que Jess fue envenenado? Cmo pueden seguir existiendo los Guas y los Patrulleros y ser los nicos que saben cmo debi ser el pasado? Me parece que no habra ningn modo de corregir un crimen temporal lo bastante grave como para llevar a la Ultima Paradoja. Olvida, o quiz ignora dijo Sanderson, que los viajeros temporales que se encuentran en el pasado en el momento de un crimen temporal no son afectados por ningn cambio en el pasado, pues estn separados de su matriz temporal. Un viajero en trnsito es una bola de tiempo actual arrancada de la matriz del continuo, inmune contra las transformaciones de la paradoja. Eso significa que cualquiera que viaje por la lnea puede observar y corregir una alteracin del pasado verdadero, conservando en la memoria la situacin momentneamente falseada y su papel en la correccin de la situacin. Naturalmente, todo viajero temporal que abandona el refugio transitorio es vulnerable en cuanto regresa a su punto de partida al final de la lnea. En otros trminos, si usted vuelve por la lnea y mata a su abuelo antes de su boda, no desaparecer en el acto, pues estar usted protegida por la paradoja del Efecto Benchley. Pero, en cuanto vuelva usted al presente, dejar de existir, pues el resultado de la alteracin de su propio pasa-

do ser la desaparicin de su malla temporal en el presente. Est claro? No, pens. Pero no dije nada. Miss Dalessandro insisti: Los que se encuentran en trnsito estn protegidos por... Por la paradoja del Desplazamiento Transitorio, as es como la llamamos. La paradoja del Desplazamiento Transitorio. Estn como en bolas y, mientras viajen, pueden comparar lo que ven con lo que recuerdan del aspecto del tiempo verdadero, y si es necesario pueden efectuar cambios para restaurar el orden original si es que ste fue alterado. S. Por qu? Por qu deberan estar inmunizados? S que siempre llego a lo mismo, pero... El teniente Sanderson suspir. Porque dijo, si fueran afectados por un cambio en el pasado mientras ellos mismos se encuentran en el pasado, sera la Ultima Paradoja: un viajero temporal cambiando la poca que dio nacimiento al viaje temporal. Eso es mucho ms paradjico que la paradoja del Desplazamiento Transitorio. Debido a la ley de las Paradojas Menores, la paradoja del Desplazamiento Transitorio, al ser menos improbable, tiene prioridad. Comprende lo que quiero decir? No, pero... Me temo que no podr profundizar en este tema ms detalladamente se lament el patrullero. Pero Mr. Dajani volver a estas cuestiones en clases prximas. Sonri a Dajani dbilmente y se march a toda prisa. Como usted ya habr pensado, Dajani no habl de ninguna de las paradojas evocadas por Miss Dalessandro. Siempre hallaba algn modo de desviar la conversacin cada vez que ella sacaba el tema. Pueden estar seguros nos dijo Dajani, que el pasado es restaurado cada vez que resulta alterado. Los mundos hipotticos creados por los cambios ilegales dejan de existir retroactivamente en el mismo instante en que el criminal es prendido. Q.E.P.D. Aquello no explicaba nada. Pero nos fue imposible obtener una explicacin mejor. 12 Nos explicaron tambin que los cambios buenos en el pasado tambin estaban prohibidos. Docenas de personas haban sido ejecutadas por haber intentado persuadir a Lincoln de que no fuera al teatro aquella noche, o por decirle a Jack Kennedy que deba poner a cualquier precio el cristal del coche a prueba de balas. Pero fueron eliminados, lo mismo que los asesinos de Jess y los salvadores de Hitler. Habra resultado tan mortal ayudar a Kennedy a terminar su mandato como apoyar a Hitler para reconstruir el Tercer Reich. El cambio es el cambio, e incluso las alteraciones beneficiosas pueden tener resultados imprevistos y catastrficos. Imaginemos dijo Dajani que, como Kennedy no fue asesinado en 1963, la escalada de la guerra de Vietnam, que de hecho tuvo lugar bajo su sucesor, no se produjo, y que las vidas de miles de soldados no resultaron perdidas. Supongamos ahora que uno de esos hombres, que de otro modo habra muerto en 1965

o 1966, sale con vida y se convierte en presidente de los Estados Unidos en 1992 y se embarca en una guerra atmica que causa la destruccin de la civilizacin. Ven ahora por qu incluso las alteraciones aparentemente beneficiosas del pasado deben ser evitadas? Lo vimos. Lo vimos no s cuntas veces. Lo vimos hasta que nos aterr la idea de entrar en el Servicio Temporal, pues nos pareca inevitable cometer antes o despus alguna torpeza en el pasado que hiciera caer sobre nosotros la clera fatal de la Patrulla Temporal. No te preocupes por eso me dijo Sam. Si uno les hiciera caso, tendran que aplicar la pena de muerte un milln de veces al da. De hecho, no creo que hayan efectuado ms de cincuenta ejecuciones por crimen temporal durante los ltimos diez aos. Y todos eran locos, tipos que queran hacer algo as como matar a Mahoma. Entonces, cmo impide la Patrulla la alteracin del pasado? No lo hace me respondi Sam. Es alterado continuamente. A pesar de la Patrulla Temporal. Por qu no cambia nuestro mundo? Lo hace. Ligeramente . Sam se ech a rer. Si un Gua diera antibiticos a Alejandro el Grande y le ayudara a vivir hasta una avanzada edad, seria un cambio intolerable y la Patrulla Temporal lo evitara. Pero no se molesta en hacer lo mismo con otras muchas cosas. Los Guas encuentran manuscritos perdidos, se acuestan con Catalina la Grande, recuperan objetos para venderlos en otras pocas. Dajani venda trozos de la Cruz autntica, verdad? Descubrieron su trfico, pero no le ejecutaron. Simplemente le retiraron del viaje de la suerte durante un tiempo y le han dedicado a la educacin. La mayor parte de los pequeos hurtos ni siquiera son descubiertos.Su mirada se desliz de modo distrado hacia su coleccin de objetos del pasado. Cuando ests en el oficio, Jud, vers que estamos en continua relacin con los acontecimientos pasados. Cada vez que un Gua Temporal pisotea una hormiga en el ao 2000 antes de Cristo, cambia el pasado. Sin embargo, seguimos vivos. Esos cerdos estpidos de la Patrulla Temporal velan por los cambios estructurales de la Historia, pero dejan tranquilos a los tipos normales y corrientes. Tienen la obligacin. No hay bastantes Patrulleros para ocuparse de todo. Pero eso significa que efectuamos montones de alteraciones menores de la historia poco a poco dije. Aqu una hormiga, all una mariposa, y la acumulacin puede llegar a producir un cambio mayor y nadie ser capaz de encontrar las causas exactas para poder volver a poner las cosas en su sitio. Exactamente. No pareces muy preocupado observ. Por qu iba a estarlo? Es todo lo que poseo en el mundo? Qu me importa a m que la historia se altere? Te importara si la alteracin provocase el que no existieras. Hay que ocuparse de cosas ms importantes, Jud. Como, por ejemplo, disfrutar del buen tiempo. No te asusta saber que algn da podras dejar de existir as como as? Algn da dejar de existir replic Sam. No hay duda. Tarde o temprano. Mientras tanto, intentar disfrutar de la vida. Come, bebe y s feliz, muchacho. Dejemos que el pasado vaya a su aire. 13

Cuando terminaron de meternos el reglamento en el crneo, nos enviaron al pasado en viajes de ensayo. Naturalmente, ninguno de nosotros haba remontado la lnea antes del comienzo de las sesiones de instruccin: nos haban probado para ver si el viaje temporal provocaba en nosotros alguna alteracin psicolgica particular. Haba llegado el momento de observar a los Guas de servicio, y nos dejaran acompaar a los grupos de turistas como si fusemos autoestopistas. Nos dividieron de modo que no fusemos ms de dos de nosotros por cada seis u ocho turistas. Para evitar gastos, nos mandaron observar lo que pasaba all mismo, en Nueva Orlens. (Para hacernos regresar a la batalla de Hastings, por ejemplo, primero tendran que habernos mandado por avin hasta Londres. El viaje temporal no incluye el viaje espacial; uno debe estar fsicamente presente, antes de saltar, en el lugar al que desea regresar.) Nueva Orlens es una ciudad muy bonita, pero su historia no cuenta con muchos hechos importantes, de modo que no vea por qu nadie querra pagar mucho dinero para volver por la lnea a aquel lugar cuando por casi el mismo importe poda presenciar la Declaracin de Independencia, la toma de Constantinopla o el asesinato de Julio Csar. Pero el Servicio Temporal desea asegurar el viaje a cualquier evento histrico importante respetando, al menos, ciertos lmites para cualquier grupo formado por un mnimo de ocho turistas que tengan pasta bastante para pagar los billetes, y supongo que los residentes patriotas de Nueva Orlens tambin tienen derecho a visitar el pasado de su propia ciudad, si es que es eso lo que quieren. De aquel modo, Mr. Chudnik y Miss Dalessandro fueron enviados a 1815 para animar a Andrew Jackson en la batalla de Nueva Orlens. Mr. Burlingame y Mr. Oliveira fueron transportados a 1877 para asistir a la expulsin de los ltimos politicastros del norte. Mr. Hotchkiss y Mrs. Notabene partieron a 1803 para ver cmo los Estados Unidos tomaban posesin de Louisiana tras habrsela comprado a Francia. En fin, Miss Chambers y yo remontamos la lnea hasta 1935 para presenciar el asesinato de Huey Long. Los asesinatos suelen terminar muy deprisa y casi nadie remonta la lnea para ver y or un simple disparo. Lo que el Servicio temporal ofreca a esa gente, en realidad, era una gira por la Louisiana de comienzos del siglo XX con una duracin de cinco das que terminaba con el homicidio de Kingfish. Tenamos seis compaeros de viaje: tres parejas adineradas de Louisiana de unos sesenta anos. Uno de los hombres era jurista, otro mdico, y el tercero uno de los dirigentes de la Sociedad de Energa e Iluminacin de Louisiana. Nuestro Gua Temporal era uno de esos pastores que forman la base de la sociedad: un personaje educado y suave llamado Madison Jefferson Monroe. Llmenme Jeff pidi. Tuvimos varias reuniones preparatorias antes de partir. Aqu estn sus cronos nos dijo Monroe. Deben llevarlos pegados a la piel durante todo el viaje. Una vez se los hayan puesto en el Servicio Temporal, no deben quitrselos hasta haber regresado al presente. Se baarn con ellos, dormirn con ellos, harn... bueno todas sus funciones intimas sin dejar de llevarlos. La razn debera resultar evidente. Sera muy molesto para la historia que un crono cayera en manos de alguien en el siglo XX; est prohibido que se separen de sus aparatos ni por un solo instante. (Miente me dijo Sam cuando se lo repet. Nadie del pasado sabra qu hacer con un crono. La verdadera razn es que los turistas deben dejar una poca a toda prisa ocasionalmente para evitar ser linchados y el Gua no puede co-

rrer el riesgo de que uno de sus clientes se olvide el crono en el hotel. Pero no se atreve a decroslo.) Los cronos que Jeff Monroe nos entreg eran ligeramente distintos del que llev la noche en que Sam y yo remontamos la lnea. Los mandos estaban sellados y slo funcionaban cuando el Gua emita una frecuencia especial. Bastante sensatos: el Servicio Temporal no quiere que los turistas den vueltas por su cuenta. Nuestro Gua se pas un buen rato advirtindonos acerca de las consecuencias de un eventual cambio del pasado y nos rog en varias ocasiones que le hicisemos caso. No hablen ms que si se dirigen a ustedes nos dijo, incluso entonces reduzcan al mnimo sus conversaciones con desconocidos. No hablen en argot; no les entenderan. Si reconocen a otros viajeros temporales no deben hablar con ellos ni saludarles y deben ignorar cualquier tentativa por su parte de dirigirse a ustedes. Al que viole estas normas por inocentemente que sea se le retirar en el acto la licencia de deriva temporal y volver al presente inmediatamente Entendido? Asentimos solemnemente. Imagnense que son cristianos disfrazados dentro de la ciudad santa de los musulmanes, La Meca. Si no les descubren, no estarn en peligro; pero, si los que les rodean adivinan su identidad, se encontrarn en muy mal trance. Les interesa estar callados mientras permanezcan en el pasado, observndolo todo sin decir nada. No corrern riesgos mientras no llamen la atencin. (Supe por Sam que los turistas temporales a veces tienen historias con la gente del pasado, sean cuales sean los esfuerzos de su Gua para intentar evitar tales accidentes. Los problemas pueden arreglarse con algunas palabras diplomticas con las que el Gua pedira excusas alegando que el extranjero es realmente un problema mental. Pero a veces no es tan fcil, y el Gua debe ordenar la evacuacin rpida de todos los turistas; adems, debe esperar hasta que todos los clientes hayan vuelto por la lnea sanos y salvos, por lo que varios Guas han cado vctimas del deber a causa de tales accidentes. En los casos de extrema torpeza por parte de algn turista, la Patrulla Temporal interviene y anula el salto retroactivamente, prohibiendo el viaje al viajero imprudente y anulando los problemas. Cada uno de esos ricachos suele enfurecerse cuando llega un Patrullero en el ltimo minuto y le dice que no puede partir porque si lo hace cometer alguna estupidez en el pasado. No pueden entenderlo. Prometen ser gentiles y no entienden que su promesa carece de valor, pues su conducta ya ha sido observada. El problema con la mayor parte de esos estpidos turistas es que no pueden pensar en cuatro dimensiones. Yo tampoco, Sam dije, desconcertado. Lo conseguirs respondi. Acabas de llegar.) Antes de partir para 1935 recibimos un cursillo hipntico sobre el marco de aquella poca. Nos llenaron de datos acerca de la Depresin, la New Deal, la familia Long de Louisiana, la gloriosa ascensin de Huey Long, su programa titulado "Compartamos nuestros bienes" que quera quitar a los ricos para drselos a los pobres, su querella con el presidente Franklin Roosevelt, su sueo de llegar l mismo a la presidencia en 1936, su brillante desprecio por las tradiciones, su demaggica llamada a las masas populares. Debimos tragarnos todo aquello, lo mismo que numerosos detalles acerca de la vida del ao 1935 las celebridades, la actividad deportiva, el mercado financiero para no sentirnos desplazados. Finalmente, nos dieron ropas de 1935. Nos pavoneamos, bromeando y rindo-

nos de nosotros mismos, al vernos en aquellas envejecidas prendas. Jeff Monroe, supervisndolo todo, record a los hombres que llevaban bragueta y les ense a usarla; advirti a las mujeres que estaba absolutamente prohibido ensear los pezones y la parte inferior de los senos, y nos pidi enrgicamente que no olvidsemos el hecho de que bamos a entrar en una poca extremadamente puritana en la que la represin neurtica era considerada como una virtud y nuestras habituales libertades de comportamiento eran tenidas por vergonzosas y escandalosas. Al fin, estuvimos listos para partir. Nos llevaron al nivel superior, a la Antigua Nueva Orlens, pues no habra sido muy indicado saltar desde uno de los niveles inferiores. Tenamos preparada una habitacin esperndonos en una pensin familiar de una de las calles del Barrio Norte, destino de los saltos al siglo XX. Vamos a remontar la lnea dijo Madison Jefferson Monroe, emitiendo la seal que disparaba los cronos. 14 De pronto, estuvimos en 1935. No pudimos discernir el menor cambio desde la habitacin en que nos encontrbamos, pero sabamos que habamos remontado la lnea. Calzbamos zapatos apretados y ropas extraas, y tenamos dinero de verdad, dlares de los Estados Unidos, pues en aquel tiempo la huella de los pulgares no era moneda legal. Para la primera parte de la estancia, el hombre que haba preparado el viaje, nos tena reservadas habitaciones en un gran hotel de Nueva Orlens, sobre el canal, justo al borde del antiguo barrio francs. Tras una ltima advertencia de Jeff Monroe, salimos y avanzamos hasta el final de la calle. El trfico era increble en aquel llamado ao de depresin. Incluso resultaba impresionante. Nos paseamos de dos en dos, Jeff en cabeza del grupo. Observamos las cosas que nos rodeaban con mucho inters, pero nadie poda sospechar nada. Los habitantes deban suponer que ramos turistas de Indiana. Nada en nuestra curiosidad poda denunciar particularmente que fusemos turistas del ao 2059. Thibodeaux, el hombre de la Sociedad de Energa e iluminacin, no poda apartar los ojos de las lneas elctricas que se balanceaban al aire libre de un poste a otro. He ledo algunos estudios sobre estos aparatos dijo varias veces, pero nunca me los haba credo. Las mujeres del grupo charlaban acerca de la moda. Era un da clido y largo de setiembre, pero todo el mundo iba totalmente vestido. No podan entenderlo. El tiempo nos caus algunos problemas. Nunca habamos estado expuestos a verdadera humedad, no la hay en las ciudades subterrneas, naturalmente, y slo algunos chalados suben a la superficie cuando hay tal clima. No dejbamos de sudar y padecamos a causa del calor. El hotel no tena aire acondicionado. Supuse que todava no lo habran inventado. Jeff verific que nos encontrbamos en la lista del hotel. Mientras firmaba el registro, el empleado, naturalmente, un ser humano y no una terminal de ordenador, agit una campanilla y grit: Botones!, con lo que apareci un grupo de negros uniformados y amistosos que se llev nuestras maletas. O que Mrs. Bienvenu, la esposa del jurista, le murmuraba a su esposo: Crees que sern esclavos?

Aqu no! respondi el hombre violentamente. Los esclavos fueron liberados hace setenta aos! El empleado del hotel debi escucharla. Me gustara saber lo que pens. El Gua reserv una sola habitacin para Flora Chambers y para m. Explic que nos registr con tos nombres de Mr. y Mrs. Elliott, pues estaba prohibido que una pareja sin casar ocupase la misma habitacin de un hotel, aunque fuesen miembros del mismo grupo de turistas. Flora me sonri plidamente pero llena de esperanza y me dijo: Actuaremos como si estuviramos en alianza temporal. Monroe la mir iracundo. No debemos comentar costumbres futuras! No tienen alianzas temporales en 1935? Cllese! silb. Deshicimos el equipaje, nos baamos y salimos a visitar la ciudad. Bajamos por la calle Basin y pudimos or algunas melodas de jazz, primitivas pero aceptables. Luego caminamos un poco hasta la calle Bourbon para echar un trago y asistir a un nmero de strip tease. El lugar estaba abarrotado; y nos sorprendi constatar que hombres y mujeres adultos pudieran quedarse sentados durante toda una hora soportando una msica mediocre y una atmsfera llena de humo para esperar a que una chica se quitase algo de ropa. Cuando se qued desnuda, segua pese a todo llevando unas pequeas placas brillantes en los pezones, as como una pequea pieza de tejido triangular en el pubis. Cualquiera que tuviera ms inters por la desnudez podra ver mucho ms cualquier da en los baos pblicos. Pero, claro, nos dijimos, aquella era una poca represiva, sexualmente apagada. Las bebidas y los dems gastos de la sala de fiestas fueron puestas en una sola nota que result pagada por Jeff. El Servicio Temporal no quera que nosotros, los ignorantes turistas, manipulsemos billetes a los que apenas estbamos acostumbrados salvo casos de necesidad absoluta. El Gua nos defenda de los pobres que importunaban al grupo, contra los mendigos, las prostitutas y los dems incidentes que pudieran enturbiar nuestra comprensin de la situacin social de 1935. Ser Gua es un trabajo duro observ Flora Chambers. Pero piensa en todos los viajes que se pueden hacer gratis repliqu. Nos impresionaba profundamente la fealdad de la gente del pasado. Nos dimos cuenta que no deban tener genetos, que la microciruga esttica, si es que hubieran odo hablar de ella en 1935, habra sido considerada como una conspiracin fascista o comunista contra el derecho de los hombres libres a tener hijos feos. Sin embargo, no pudimos dejar de demostrar una cierta sorpresa, incluso consternacin, al ver orejas deformadas, pieles llenas de viruela, dientes cados, narices enormes, genes no programados y retocados. El miembro ms ordinario de nuestro grupo era de una belleza teatral comparndolo con la norma de 1935. Les compadecimos por tener que vivir en una poca tan oscura y oprimente. Cuando estuvimos de vuelta en el hotel, Flora se quit toda la ropa y se tendi salvajemente sobre la cama, abriendo las piernas. Hzmelo! grit. Estoy salida! Yo tambin estaba un poco salido. As que se lo hice. Madison Jefferson Monroe, prudentemente, slo nos haba autorizado a tomar una bebida alcohlica durante la noche. Pese a todas nuestras splicas, se neg a dejarnos tomar una segunda, debimos contentarnos con soda el resto de la velada. No poda correr el riesgo de que dijsemos algo peligroso bajo la influencia del alcohol, un tipo de bebida al que, realmente, no estbamos acostumbrados.

Sin embargo, incluso aquel simple trago bast para soltar algunas lenguas y enturbiar ciertas mentes, con lo que se escaparon algunas observaciones que, de haber sido odas, podran habernos causado graves problemas. Me sorprenda ver beber a la gente del siglo XX tantsimo alcohol sin derrumbarse. (Estn habituados al alcohol me explic Sam. Es el veneno mental favorito de la mayor parte de las regiones del pasado. Si no te entrenas para soportarlo, acabars teniendo problemas. No hay drogas? pregunt. Bueno, podrs encontrar algo de hierba aqu y all, pero nada realmente psicodlico. Aprende a beber, Jud. Aprende a beber.) Ms tarde, aquella misma noche, Jeff Monroe vino a nuestra habitacin. Flora estaba recogida en una masa inconsciente y agotada; Jeff y yo hablamos largo rato de los problemas impuestos al trabajo de Gua. Acab por apreciarle a causa de su dulzura y habilidad. Pareca disfrutar con su trabajo. Su especialidad eran los Estados Unidos del siglo XX y lamentaba la molesta rutina de los asesinatos. Nadie quiere ver otra cosa se lament. Dallas, Los Angeles, Memphis, Nueva York, Chicago, Baton Rouge, Cleveland, siempre las mismas ciudades! No puedo decirte hasta qu punto estoy harto de abrir paso entre la multitud hasta el mismo punto, sealar la ventana del sexto piso y ver a la pobre mujer que se inclina hacia la parte trasera del coche. Por lo menos, el asesinato de Huey Long no est muy solicitado. Pero tengo a una veintena de yoes en Dallas. Por qu nadie quiere ver los momentos felices del siglo XX? Los hay? pregunt. 15 Desayunamos en Brennan's y cenamos en Antoine's, dimos una vuelta por el barrio del Jardn y volvimos a la ciudad antigua para visitar la catedral de la plaza Jackson antes de dar un paseo por la orilla del Mississippi. Entramos en un cine para ver a Clark Gable y Jean Harlow en Polvo Rojo, visitamos correos y la biblioteca municipal, compramos muchos peridicos (que son recuerdos autorizados) y pasamos unas cuantas horas oyendo la radio. Subimos en el tranva llamado Deseo, y, despus, Jeff nos llev de paseo en un coche de alquiler. Nos permiti conducir, pero nos aterraba la idea de tomar el volante tras haberle visto efectuar los complicados movimientos de la palanca de cambios. Hicimos muchas ms cosas del siglo XX. Respiramos profundamente el perfume de la poca. Luego nos encaminamos a Baton Rouge para ver cmo el senador Long se dejaba matar. Llegamos el sbado 7 de setiembre, y ocupamos habitaciones en el hotel que, por lo que jur Jeff, era el mejor de la ciudad. El cuerpo legislativo estaba reunido y el senador Huey haba llegado de Washington para ocuparse de varios asuntos. Anduvo sin cesar por la ciudad hasta que termin la maana del domingo. Jeff nos prepar para el espectculo. Se haba ataviado con un disfraz de termoplstico. Su rostro de rasgos regulares se vea lleno de pstulas y amarillento, llevaba bigote y gafas negras que podra haberle pedido prestadas a Dajani. Es la tercera vez que me ocupo de este viaje nos explic. Creo que hara mal efecto si alguien detectara a tres personas iguales en el pasillo en que van

a asesinar a Huey. Nos dijo que no prestsemos atencin a los otros Jeff Monroe que pudiramos ver durante el asesinato; l, con las heridas, el bigote y las gafas, era nuestro verdadero Gua y no haba que acercarse a los otros dos. Cuando lleg la tarde, nos dirigimos hacia el colosal capitolio del Estado, de treinta y cuatro pisos, y nos paseamos por su interior como visitantes llegados para admirar el edificio de cinco millones de dlares de Huey. Entramos discretamente. Jeff comprobaba la hora muy a menudo. Nos apost en un lugar desde el que pudiramos tener una buena vista del evento, evitando adems la trayectoria de las balas. No pudimos dejar de detectar a otros grupos de visitantes que se colocaban cerca de nosotros. Vi junto a un grupo a un hombre que era sin lugar a dudas Jeff Monroe; otro grupo estaba reunido alrededor de otro hombre con el mismo aspecto y talla, pero que llevaba gafas de montura metlica y una mancha rojiza en una mejilla. Nos esforzamos para no mirar a aquella gente y ellos procuraron ignorarnos. Me embarazaba la Paradoja Acumulativa. Para m, toda la gente que remont la lnea para ver el asesinato de Huey Long tendra que haber estado all: millares de personas, quiz, apretujndose para ver mejor. Y, sin embargo, apenas haba algunas docenas: los que iban desde 2059 o antes. Por qu no estaban los dems? Era tan fluido el tiempo que un mismo evento poda repetirse indefinidamente cada vez ante una audiencia mayor? Ah est susurr Jeff. El Kingfish avanz hacia nosotros con paso rpido, seguido de cerca por sus guardaespaldas. Era pequeo y mofletudo, de rostro rojizo, nariz chata, cabellos rojos, labios gruesos y mentn profundamente hendido. Al acercarse, se rasc la nalga izquierda, dijo algo a un hombre que haba a su izquierda y tosi. Llevaba el traje ligeramente desplanchado y los cabellos revueltos. Como nuestro Gua nos advirtiera, sabamos de dnde llegara el asesino. Al or una seal murmurada por Jeff y no antes!, volvimos la cabeza y descubrimos al doctor Carl Austin Weiss apartndose de la multitud, avanzando hacia el senador y apoyndole una automtica del calibre 22 en el estmago. Dispar una vez. Huey, sorprendido, cay hacia atrs, mortalmente herido. Sus guardaespaldas sacaron los revlveres y mataron al asesino. Empezaron a formarse brillantes charcos de sangre; la gente empez a gritar; los guardaespaldas de rostro rubicundo nos apartaron violentamente dicindonos que nos quitsemos de en medio. Atrs, atrs! Era todo. El acontecimiento que habamos ido a ver haba terminado. Nos pareca irreal, como una escena de historia antigua, una obra de tridi bastante bien realizada pero nada convincente. Nos impresionaba el ingenio del procedimiento, pero no el impacto del hecho. Incluso cuando silbaron las balas, ninguno de nosotros las consider verdaderamente reales. Y, no obstante, aquellas balas fueron verdaderas y, si nos hubieran alcanzado, estaramos muertos de verdad. Para los dos hombres tendidos en el suelo barnizado del Capitolio, el hecho haba sido muy real. 16 Cumpl otras cuatro misiones de entrenamiento antes de recibir el certificado de

Gua Temporal. Todos los saltos que efectu se realizaron en la zona de Nueva Orlens. Acab conociendo la historia de aquella regin mejor de lo que haba esperado hacerlo. El tercer viaje nos hizo regresar a 1803 para presenciar la compra de Louisiana. Yo era el nico aspirante y haba siete turistas. Nuestro Gua era un hombrecillo de rostro endurecido llamado Sid Buonocore. En cuanto mencion su nombre, Sam se ech a rer: Qu personaje ms mugriento! Qu tiene de especial? Se ocupaba de los viajes al Renacimiento. Pero ese rufin serva de intermediario entre las turistas y Csar Borgia, de modo que la Patrulla Temporal le pill en flagrante delito. Las turistas, lo mismo que Csar, le pagaban bastante bien. Buonocore pretendi hacer creer que slo cumpla con su trabajo: dejar que las chicas profundizaran sus experiencias renacentistas y cosas as. Pero le trajeron aqu y le metieron de cabeza en la compra de Louisiana. Debe supervisar un gua la vida sexual de sus clientes? pregunt. No, ni tampoco debe propiciar la fornicacin transtemporal. Al final, el incitador de la fornicacin transtemporal era bastante divertido. Buonocore estaba lejos de ser una buena persona, pero posea un aura de sensualidad insaciable que no pude dejar de admirar. Y se mostraba tan abiertamente interesado por su propio bienestar que emanaba de l cierto encanto concupiscente. No se puede aplaudir a un ladrn con mala pinta, pero s a uno de guante blanco. Y Sid Buonocore era uno de ellos. Con todo, como Gua resultaba competente. Nos hizo retroceder a la Nueva Orlens de 1803 hacindonos pasar por comerciantes holandeses llegados para estudiar el mercado; no haba nada que temer siempre que no nos encontrsemos cara a cara con un verdadero holands; nuestra falsa identidad ocultaba las rarezas de nuestro acento futurista. Paseamos por la ciudad ataviados con las molestas ropas de principios del siglo XIX, con la impresin de ser actores escapados de una obra de teatro, y Sid nos lo fue enseando todo. No tard en descubrir que realizaba un fructfero comercio de doblones de oro y monedas espaolas de ocho reales. No intent ocultarme sus actividades, pero tampoco hablaba de ellas, por lo que no pude descubrir todos los detalles. Sin duda, deba obtener beneficio con las diferencias de cambio. Todo lo que s es que cambiaba dlares de plata americanos por guineas de oro britnicas, empleando aquellas guineas para comprar a la baja monedas francesas de plata y encontrndose por la noche con bucaneros caribeos, en las orillas del Mississippi, para cambiar las monedas francesas por otras espaolas de plata y oro. Nunca supe lo que haca con los doblones y las monedas de ocho reales. Ni pude averiguar el inters que tena en efectuar todos aquellos cambios. Mi mejor hiptesis es que intentaba intercambiar el mayor nmero de monedas para vendrselas luego a los coleccionistas del presente; pero aquello me pareca demasiado sencillo para un hombre como l. No me dio explicacin alguna y la timidez me impidi pedirle detalles. Sus relaciones sexuales eran tambin muy numerosas. No es nada raro en un Gua. ("Las mujeres turistas son presas fciles", me explic Sam. "Se matan para someterse a nosotros. Es como con los cazadores blancos de Africa.) Pero pude darme cuenta de que Sid Buonocore no se contentaba con saciar a las turistas vidas de romanticismo. Una noche de nuestro viaje a 1803, muy tarde, me sent intrigado por un problema planteado por el viaje temporal y me dirig a la habitacin del Gua para pe-

dirle opinin. Llam a la puerta y respondi: Entre! De modo que entr, pero no estaba solo. Una joven morena de largos cabellos negros estaba acostada en la cama, desnuda y brillando a causa del sudor, totalmente despeinada. Tena senos firmes y abundantes y los pezones de color chocolate. Perdona le dije. No quera molestar. Sid Buonocore se ech a rer. Idiota! exclam. Por ahora, hemos terminado. No nos molestas. Esta es Mara. Buenos das, Mara aventur. Ella cloque molesta. Sid le dijo algo en criollo y la chica volvi a cloquear. Se levant, hizo una elegante reverencia, desnuda, y murmur: Buenas tardes, seor antes de caer suavemente al suelo, desvanecida. Bonita, verdad? me pregunt Sid orgullosamente. Mitad india, mitad espaola, mitad francesa. Srvete un poco de ron. Beb un trago de la botella que me ofreca. Demasiadas mitades le dije. Mara no hace nada a medias. Ya veo. La encontr aqu en mi ltimo viaje. Ajusto cuidadosamente mi empleo del tiempo para poder estar con ella un rato cada noche, sin olvidarme de mis otros yoes. Quiero decir... no s cuntas veces tendr que hacer este viaje, Jud, pero intentar arreglarme para ser bien recibido cada vez que remonte la lnea. No es mucho riesgo decir estas cosas delante de ella...? No habla ni una palabra de ingls. No hay peligro. Mara se movi y gimi en voz baja. Sid me quit la botella de ron y ech un poco encima del pecho de la muchacha. La chica volvi a cloquear y se puso a restregrselo por los pechos medio dormida, como si se tratase de alguna pomada milagrosa. Pero no pareca necesitar ninguna pomada. Es bastante ardiente dijo Sid. Estoy seguro. Le dijo algo a la chica, que se puso penosamente en pie para dirigirse hacia m. Sus senos se balanceaban como campanas. Olor a ron y lujuria emanaba de ella. Vacilante, extendi las manos hacia m, pero perdi el equilibrio y se volvi a caer al suelo. Se qued en l, rindose en voz baja. Quieres probarla? me pregunt Sid. Deja que se aclare un poco y luego llvatela a tu habitacin para pasar un rato. Dije algo sobre las interesantes enfermedades que podra transmitirme. A veces me parece interesante hacerme el aburrido cuando llega el momento de divertirse Ests vacunado me escupi Buonocore con desprecio. Qu temes? Nos han inmunizado contra las tifoideas, difteria, fiebre amarilla y todo eso respond. Y la sfilis? No la tiene. Puedes creerme. De todos modos, si te preocupa, puedes tomar un termobao en cuanto hayas subido por la lnea. Se encogi de hombros. Si algo as te da miedo, haras mejor en no ser Gua. Yo no... Has visto que yo iba a tirrmela, no? Jud, te crees que soy un pobre gilipollas? Me acostara con una sifiltica? Te dira que te acostaras t con ella? Bueno.. Slo hay una cosa por la que debas preocuparte me dijo. Te has tomado la pldora?

La pldora? La pldora, imbcil! Tu pldora mensual! Oh! S. S. Seguro. Es vital para remontar la lnea. No te gustara divertirte preando a las abuelas de otros? La Patrulla Temporal te cortara las pelotas si lo hicieras. Puedes fraternizar un poco con los tipos del pasado puedes tener incluso negocios con ellos, puedes acostarte con ellos, pero procura no hacer nios con ellos. Vale? Vale, Sid. Acurdate bien. Si saco algo para m no es para cambiar profundamente el pasado. Nada como alterar toda la cadena gentica haciendo nios a lo largo de la lnea temporal. Haz como yo, muchacho. No te olvides las pldoras. Ahora, coge a Mara y lrgate! Cog a Mara y me largu. Una vez en mi cuarto, la muchacha se desperez rpidamente. No hablaba ni una sola palabra de las lenguas que yo entenda y yo ni una sola de las que entenda ella. Pero conseguimos entendernos. Aunque ella tena doscientos cincuenta aos ms que yo, lo que me hizo me pareci muy acertado. Algunas cosas no cambian mucho con el paso de los siglos. 17 Tras mi cualificacin como Gua Temporal, y justo antes de mi marcha para Bizancio, Sam dio una fiesta de despedida en mi honor. Casi toda la gente que conoca de Nueva Orlens inferior estaba invitada y llenaba por completo las dos habitaciones del apartamento de Sam. Las chicas del palacio del esnife estaban por all, as como un poeta llamado Shigemitsu, declamador en paro forzoso, que slo hablaba en pentmetros jmbicos, cinco o seis miembros del Servicio Temporal, un vendedor de flotadores, una chica de cabellos verdes que trabajaba de separadora con un geneto, otros muchos. Sam lleg a invitar a Flora Chambers, pero ella se march la vspera para asistir al saco de Roma. Cada uno de nosotros recibi un flotador al llegar. Y aquello no tard en animarse. Unos instantes despus de sentir el roce del flotador bajo mi brazo, sent que la consciencia se me hinchaba como un globo, creciendo hasta que mi cuerpo no pudo contenerla, sobrepasando los lmites de mi envoltura carnal. Con un pop! me liber y me puse a flotar. Los otros sentan la misma experiencia. Libres de las cadenas corporales, nos deslizamos bajo el techo en una bruma ectoplasmtica, apreciando la sensacin de deriva. Lanc tentculos nubosos para agarrar las flotantes formas de Betsy y Helen, y nos aprovechamos de una conjugacin triple de ndole psicodlico. Mientras tanto, la msica se deslizaba a travs de un millar de aberturas practicadas en el mural y la pantalla del techo transmita un programa de abstracciones que realzaban los efectos. Era una escena encantadora. Tu marcha nos causa mucha afliccin dijo amablemente Shigemitsu. Tu ausencia nos deja un horrible vaco. Pero el mundo entero se abre ante ti... Sigui as durante por lo menos cinco minutos. Casi al final, su poesa era realmente ertica. Lamento no recordarla. Flotbamos cada vez ms. Sam, como perfecto anfitrin, vigil para que nadie se detuviera ni un solo instante. Su gran cuerpo negro brillaba a causa del aceite.

Una joven pareja del Servicio Temporal se haba llevado su propio atad; era muy bonito, con un dobladillo de seda y todos los accesorios sanitarios. Se metieron en l y nos dejaron que les llevsemos hasta la lnea telemtrica. Luego, los dems lo intentaron, por grupos de dos o tres, y algunos acoplamientos provocaron mucha risa. Mi compaero fue el vendedor de excentricidades. Las chicas del palacio del esnife bailaron para nosotros y tres Guas Temporales dos hombres y una mujer de aspecto delicado y bragas de armio nos deleitaron con una sesin de acrobacia biolgica. Encantador. Haban aprendido los movimientos en Cnosos, donde observaron a los bailarines de Minos, y se contentaron con adaptarlos al gusto moderno aadiendo cpulas en los momentos adecuados. Durante la sesin, Sam facilit sensovibradores a todo el mundo. Nos los colocamos y penetramos en una hermosa cinestesia. Para m, en aquella ocasin, lo afectado fue el olfato: acarici las frescas nalgas de Betsy y respir el perfume de las lilas de abril: tom un cubito de hielo y sent el olor del ocano con la marea alta; pas la mano por la pared y mis pulmones se llenaron del agobiante olor de un bosque de pinos preso de las llamas. Luego cambiamos y el sentido afectado fue el taco; Helen gritaba apasionadamente a mi odo y sus gritos se convirtieron en susurros de ratn; la msica rugi en los altavoces como una crema espesa; Shigemitsu empez a gemir con versos sin rimar y las sacudidas del ritmo de su voz me alcanzaron como si fueran pirmides de hielo. Seguimos jugando con los colores, los gustos y las duraciones. Entre todas las clases de placeres sensoriales inventados en los ltimos aos, creo que el sensovibradores, con mucho, mi preferido. Emily, la chica del geneto, avanz. Era increblemente delgada, con pmulos atrozmente marcados, una melena de cabellos verdes enredados, y los ms hermosos y penetrantes ojos verdes que hubiera visto. Aunque estaba completamente inmersa en la vorgine pareca tranquila y dominndose a s misma; pero descubr enseguida que era una ilusin. Tambin planeaba. Escucha bien lo que te diga me advirti Sam. Es clarividente cuando est drogada. Quiero decir que es una vidente extralcida! Emily se me ech en los brazos. La sostuve titubeante durante un momento mientras su boca buscaba la ma. Sus dientes me mordieron suavemente los labios. Delicadamente nos tendimos en la alfombra que emiti ligeros latidos cuando la tocamos. Emily llevaba una capa cuyas mallas de cobre se le cruzaban en la garganta. Pas las manos debajo de la capa y busqu sus senos pacientemente. Declar con voz profunda y proftica: Vas a empezar un largo viaje. Vas a remontar la lnea. Exacto. Hasta... Bizancio. A Bizancio s. No es un pas para viejos! grit una voz desde el otro extremo de la habitacin. Los jvenes estn en brazos los unos de los otros, hay pjaros en los rboles.. Bizancio murmur un agotado bailarn desde mis pies. Las forjas de oro del emperador! aull Shigemitsu. Mente tras mente! Las forjas detienen el torrente! Llamas que ninguna madera alimenta, ningn fuego alumbra! Los soldados borrachos de! emperador se han acostado repliqu. Emily estremecindose me mordisque la oreja y dijo: En Bizancio encontrars lo que ms quieres.

Sam me ha dicho lo mismo. Y lo perders. Y sufrirs, te lamentars y te arrepentirs pero nunca ms volvers a ser como antes. Pareces hablar en serio dije. Desconfa del amor en Bizancio! grit la profetisa. Desconfa! Desconfa! ...mandbulas que muerden, colmillos que desgarran! cant Shigemitsu. Le promet a Emily estar atento. Pero la luz proftica ya haba abandonado sus ojos. Se sent, parpade varias veces, sonri como dudando y me pregunt: Quin eres? Sus muslos me apretaban firmemente la mano derecha. Soy el invitado de honor. Jud Elliott. No te conozco. Qu haces? Soy Gua Temporal. O, mejor dicho, voy a serlo. Maana me voy por primer da. Creo que ya me acuerdo. Soy Emily. S, ya lo s. Trabajas con un geneto. Qu te han dicho de m? No mucho. A qu te dedicas all? Soy separadora me respondi. Recorto genes. Si alguien tiene un gene de cabellos rojos y quiere transmitirlo a sus hijos, pero ese gen est relacionado con, por ejemplo, el de la hemofilia, corto el gen importuno y lo retiro Parece un trabajo bastante difcil aventur. No, si conoces el trabajo. El entrenamiento dura seis meses. Entendido. Es un trabajo interesante. Se aprenden muchas cosas sobre la naturaleza humana al ver cmo quiere la gente que sean sus hijos. Ya sabes que no todo el mundo quiere este tipo de mejoras. A veces tenemos peticiones increbles Supongo que depender de lo que t llamas mejoras repliqu. Bueno, hay normas de apariencia. Se supone que es mejor tener una melena espesa y lustrosa que no tener nada de pelo. Para un hombre, mejor medir dos metros que uno. Mejor tener los dientes iguales que descolocados. Pero, qu diras si entrase una mujer y te dijera que quera que su hijo no tuviera los testculos colgando? Quin iba a querer un hijo as? No le gusta la idea de que se divierta con las chicas respondi Emily. Lo hiciste? La demanda estaba dos escalones por debajo del lmite en el ndice de desviaciones genticas. Debemos someter todas esas peticiones al Consejo de Modificaciones Genticas. Lo aprobaron? pregunt. Oh, no, nunca. No autorizan las mutaciones antiproductivas de ese estilo. Supongo que la pobre mujer tendr un hijo con pelotas. Emily sonri. Puede dirigirse a los genetos clandestinos si quiere. Harn lo que sea. No has odo hablar de ellos? La verdad es que no... Producen mutaciones profundas para la chiquillera de vanguardia. Nios con branquias y escamas, muchachos con diez dedos en cada mano o piel con rayas. Los clandestinos recortan cualquier gen... por un precio razonable. Son muy ca-

ros. Pero es el futuro. De verdad? Las mutaciones genticas ya estn en marcha declar Emily. Atencin: nuestro geneto nunca lo hara. Pero somos la ltima generacin de uniformidad que conocer la raza humana. La diversidad de genotipos y fenotipos... el futuro! Sus ojos lanzaron un leve destello de demencia y me di cuenta de que un flotador de accin lenta acababa de explotar en sus venas en los ltimos minutos. Acercndose a m murmur: Qu te parece esta idea? Hagamos un beb ahora mismo y le disear de nuevo en el despacho del geneto despus de las horas de trabajo. Hay que ir a la moda! Lo siento me excus me he tomado ya la pldora del mes. De todos modos vamos a intentarlo respondi metindome por el pantaln un a mano apresurada. 18 Llegu a Estambul un oscuro medioda de verano y tom el exprs que cruzaba d Bsforo para ir al centro del Servicio Temporal en la orilla asitica. La ciudad no haba cambiado excesivamente desde mi ltima visita un ao antes. No resultaba sorprendente. Estambul no haba cambiado de verdad desde la poca de Kemal Ataturk, y de aquello haca ya ciento cincuenta aos. Los mismos edificios grises, el mismo desorden de calles sin nombre, la misma capa de mugre y arenilla. Y las mismas celestes mezquitas flotando por encima de todo aquello. Soy un gran admirador de las mezquitas. Demuestran que los turcos eran buenos en algo. Pero, para m, Estambul no era ms que una broma pesada que alguien haba dibujado por encima de la herida cepa de mi querida Constantinopla. Los pequeos fragmentos de la ciudad bizantina que quedan tienen sobre m un poder mgico mucho mayor que la mezquita del sultn Ahmed, el Solimn, y la mezquita de Bayazid juntas. Al pensar que no tardara en poder ver Constantinopla como una ciudad viva, sin ninguna de aquellas excrecencias turcas, estuve a punto de orinarme encima. El Servicio Temporal estaba instalado en un edificio bajo, pero muy grande, que databa de finales del siglo XX, dominando el Bsforo, casi enfrente de la fortaleza turca de Rumeli Hisari, desde donde el Conquistador asedi Bizancio en 1453. Tena una cita; sin embargo, deb aguardar durante un cuarto de hora en una sala de espera, rodeado de turistas descontentos que se quejaban de un error en las reservas. Un hombre de rostro enrojecido no dejaba de gritar: "Dnde hay una terminal de ordenador? Quiero que todo sea grabado con ordenador!" Y un secretario de aspecto anglico y fatigado no dejaba de contestarle con un tono cansado que todo lo que estaba diciendo quedaba efectivamente grabado, hasta el ltimo de sus bramidos. Dos gigantes fanfarrones con uniforme de la Patrulla Temporal pasaron framente a travs de la masa de gente, con el rostro siniestro y la mente fija en su deber, no caba duda. Casi poda orles pensar: "Aj! Aj!" Una mujer delgada de rasgos cuneiformes se precipit hacia ellos, agitando unos documentos bajo sus mentones hendidos, y grit: "Hace siete meses que confirm estas reservas! Antes de Navidad! Y ahora me dicen..." Los Patrulleros Temporales siguieron su camino. Un robot vendedor penetr en la sala de espera y se puso a ofrecer billetes de lotera. Tras l, entr un turco de aspecto infame, ms afeitado, vestido con ropas negras y ajadas, que venda panes de especias

con miel transportados en una bandeja grasienta. Apreci la calidad del desorden. Era genial. No obstante, no me import ser socorrido. Un tipo levantino, que podra haber sido primo de mi instructor Najeeb Dajani, apareci y, tras presentarse con el nombre de Spiros Protopopolos, me arrastr rpidamente por una puerta esfnter en la que yo ni me haba fijado. Tena que haber entrado por la otra puerta dijo. Lamento el retraso. No sabamos que ya estaba aqu. Tendra unos treinta aos; rollizo, educado, con gafas de sol y muchsimos dientes blancos. Mientras subamos hacia la seccin de Guas, me dijo: Nunca antes ha trabajado como Gua, verdad? Exacto le contest. Nunca. Es la primera vez. Le gustar! Sobre todo, los viajes a Bizancio. Bizancio es tan... cmo podra decirlo? Se frot las regordetas manos con mucho entusiasmo. Quiz lo sienta ligeramente. Pero slo un griego, como yo, puede darse cuenta de todo por completo. Bizancio! Ah, Bizancio! Yo tambin soy griego le dije. Detuvo el ascensor y se levant las gafas. No es usted Judson Daniel Elliott III? S. Ese nombre es griego? De soltera, mi madre se llamaba Passilidis. Naci en Atenas. Mi abuelo materno era alcalde de Esparta. Por la lnea materna, descendan de la familia Markezinis. Eres mi hermano! grit Spiros Protopopolos. Al final, seis de los dems nueve Guas Temporales que se ocupaban de los viajes a Bizancio eran griegos, por nacimiento o por descendencia; haba tambin dos alemanes, Herschel y Melamed, y el dcimo hombre era un espaol elegante de cabello negro llamado Capistrano, quien ms tarde, cierto da, me confes que, para su vergenza, su bisabuela fue turca. Quiz lo hizo para que le despreciara; Capistrano mostraba una clara inclinacin hacia el masoquismo. Cinco de mis nueve colegas estaban en aquel momento sobre la lnea y cuatro de ellos se encontraban en Estambul en el tiempo actual, gracias al error de reserva que causaba el desorden con que me encontr en la sala de espera. Protopopolos hizo las presentaciones: Melamed, Capistrano, Pappas, ste es Elliott. Melamed tena el cabello rubio y se ocultaba detrs de una espesa barba de color arena; Pappas mostraba unos pmulos muy marcados y sus ojos eran grises, el bigote cado. Los dos parecan tener unos cuarenta aos. Capistrano aparentaba ser un poco ms joven. Un tablero iluminado sealaba las actividades de los dems miembros del equipo: Herschel, Kolettis, Plastiras, Metaxas y Gompers. Gompers? pregunt. Su abuela era una verdadera Helena explic Protopopolos. Los cinco se repartan entre una decena de siglos, al menos aquello era lo que deca el tablero; Kolettis en 1651 A.P. y Metaxas en 606 A.P. es decir, respectivamente en 408 y 1453 D.C. y los otros se intercalaban entre aquellas dos fechas. Mientras observaba el tablero, Kolettis descendi por la lnea ms de un siglo. Han ido a ver las matanzas me dijo suavemente Melamed; Capistrano, suspirando, asinti. Pappas me prepar una taza de caf. Capistrano sac una botella de coac

turco, que me result un tanto difcil de tragar. El hombre me anim vivamente: Bebe, bebe, esto es lo mejor que vas a encontrar en los ltimos quince siglos! Record que Sam me dijo que aprendiera a beber, de modo que obligu a tragarme aquello, lamentando no tener a mano un porro, un flotador, una calada, algo ms adecuado. Mientras descansaba con mis nuevos camaradas, un Patrullero Temporal entr en la habitacin. No utiliz el sondeador para obtener permiso, ni siquiera llam a la puerta; se limit a entrar. Nunca vas a aprender educacin? rezong Pappas. Que te den! respondi el Patrullero Temporal. Se sent y se desaboton la camisa del uniforme. Tena un marcado aspecto ario, con el pecho velludo; mostraba algo as como hilos dorados y rizados corrindole por las clavculas. Uno nuevo? pregunt, sealndome con la cabeza. Jud Elliott respond. Gua. Dave Van Dam me dijo l a cambio. Patrullero. Su enorme mano se trag la ma. Te aviso: que no te pille follando en la lnea. No es que haya nada personal, pero soy un autntico cabrn. Es muy fcil odiarnos; somos incorruptibles. Bscame y me encontrars! Esto es la sala de Guas dijo dbilmente Capistrano. No me lo digas replic Van Dam. No hace falta que me creas pero s leer. Y ahora eres un Gua? Te molesta que descanse un rato con la oposicin? El Patrullero sonri, se rasc el pecho y se llev la botella de coac a los labios. Se ech un buen trago y eruct sonoramente. Dios mo, vaya da! Sabis dnde he estado? Nadie pareci muy interesado. Me he pasado todo el da en 1962! sigui pese a todo. Aquel maldito ao del sesenta y dos! Verificando cada piso del maldito Hilton de Estambul buscando a dos presuntos criminales temporales que han organizado una presunta transferencia clandestina! Habamos odo que traan monedas de oro y cristal romano desde 1400 A.P. y que se lo vendan a los turistas americanos del Hilton invirtiendo los beneficios en el mercado financiero y situando lo que sacaban en un banco suizo del que recuperaban la pasta en el presente. Dios mo! Sabis que as pueden hacerse miles de millones? Uno compra cosas en un ao en que todo est a la baja, se coloca a plazo durante un siglo y uno es dueo del mundo. En fin, quiz, pero no encontramos nada en el puetero Hilton salvo las operaciones legales del tiempo normal. Mierda! Se ech otro trago de coac. Que verifiquen arriba! Que busquen ellos mismos a sus propios criminales temporales! Esto es la sala de Guas insisti Capistrano. El Patrullero le ignor. Cuando al fin sali cinco minutos ms tarde pregunt: Son todos as? Este es uno de los ms finos respondi Protopopolos. Casi todos los dems son bastante bestias. 19 Me mandaron a la cama con un curso hipntico de griego bizantino y cuando

me despert poda no slo encargar algo de comer, comprarme una tnica y seducir a una virgen en argot bizantino, sino que conoca algunas frases tan vergonzantes que habra podido derribar de los muros los mosaicos de Santa Sofa. Nunca tuve ocasin de escuchar aquellas frases cuando era estudiante de Harvard, Yale y Princeton. El hipnosueo es encantador! Con todo, yo no estaba an en condiciones de partir como Gua en solitario. Protopopolos, el encargado de organizar los viajes de aquel mes, me puso en equipo con Capistrano para mi primera salida. Si todo iba bien, me dejaran solo en unas pocas semanas. El viaje a Bizancio, que es uno de los ms populares que ofrece el Servicio Temporal, es bastante corriente. Cada gira permite asistir a la coronacin de un emperador, una carrera de cuadrigas en el hipdromo, la consagracin de Santa Sofa, el saqueo de la ciudad por la cuarta cruzada y la reconquista por los turcos. Una gira como aquella nos deja en la parte baja de la lnea temporal durante siete das. El viaje de catorce das comprende todo lo anterior, ms la llegada de la primera cruzada a Constantinopla, las matanzas de 532, un matrimonio imperial y varios acontecimientos menores. El Gua puede elegir las coronaciones, los emperadores o las carreras de cuadrigas; la intencin de todo ello es evitar contribuir a la Paradoja Acumulativa reuniendo a demasiados turistas en un mismo evento. Casi todos los perodos entre Justiniano y los turcos son visitados, pero procuramos evitar los aos de los grandes temblores de tierra, y est absolutamente prohibido, bajo pena de ser borrado por la Patrulla Temporal, ir a los aos de la peste bubnica, de 745 a 747. Durante mi primera noche en el tiempo actual, estuve tan nervioso que no pude dormir. Me haca sentirme tenso el temor a cometer alguna torpeza durante mi primera misin como Gua; ser Gua es una gran responsabilidad, aunque se vaya con un compaero, y me aterraba poder cometer algn error. La idea de tener que recibir ayuda de la Patrulla Temporal me asustaba. Qu humillacin! Pero lo que ms me inquietaba era Constantinopla. Sera la ciudad tal y como la haba soado? Me decepcionara? Durante toda mi vida, haba amado cierta imagen de aquella brillante y dorada ciudad del pasado; en aquel momento estaba a punto de remontar la lnea del tiempo hasta ella... y temblaba. Me levant y me puse a deambular por la pequea sala que pusieron a mi disposicin, sintindome abatido y tenso. No estaba bajo los efectos de ninguna droga, y me haban prohibido fumar: los Guas deben poner mucho cuidado con esas cosas, pues encender un cigarrillo en una calle del siglo X representa, a todas luces, un anacronismo ilegal. Capistrano me dio lo que quedaba de coac, pero como consuelo era muy pobre. Me oy golpear los muebles y vino a ver que me pasaba. Nervioso? me pregunt. Mucho. Yo tambin lo estoy antes de saltar. Siempre me pasa. Me propuso que saliramos un rato para calmar los nervios. Cruzamos al lado europeo y anduvimos al azar por las calles silenciosas de la ciudad nueva, desde el palacio Dolmabahce, en la playa, hasta el viejo Hilton; a continuacin, descendimos desde el Taksim hasta el puente de Glata para penetrar en la ciudad propiamente dicha. Caminamos incansablemente. En apariencia, ramos las nicas personas que estaban despiertas en todo Estambul. Surcamos el laberinto de un mercado y emergimos a una de las calles que llevan a Santa Sofa. Nos quedamos un instante ante el antiguo y majestuoso edificio. Me grab sus trazos en el cerebro (los minaretes suplementarios, los ms recientes arbotantes), intentando

decirme que la vera al da siguiente tal y como realmente era, como una serena amante de la ciudad, sin compartir nada con la belleza extranjera de la Mezquita Azul, al otro lado. Paseamos durante mucho tiempo, llegando a los vestigios del hipdromo, rodeando el Topkapi, dirigindonos hasta el mar y a la muralla vieja. El alba nos encontr ante la fortaleza Yedikule, en la sombra de los restos de la muralla bizantina. Estbamos medio dormidos. Un joven turco de unos quince aos se acerc a nosotros cortsmente y nos pregunt, primero en francs, luego en ingls, si estbamos interesados en algo: monedas antiguas, su hermana, hachs, monedas israeles, joyas de oro, su hermano, una alfombra. Le dimos las gracias y le dijimos que no estbamos interesados en nada de aquello. Sin preocuparse, llam a su hermana, que poda tener catorce aos pero aparentaba cuatro o cinco ms Virgen nos dijo. Os gusta? Bonita cara, eh? Qu sois: americanos, ingleses, alemanes? Mirad! La chica se desaboton la blusa ante una breve orden del muchacho y nos ense dos preciosos pechos redondos y firmes. Una pesada moneda bizantina, quiz un follis, se balanceaba entre ellos colgando de una cadena. Me acerqu para verla mejor. El muchacho, cuyo aliento apestaba a ajo, se dio cuenta en el acto de que yo miraba la moneda y no los pechos de su hermana; volvi a la carga y me pregunt: Te gustan las monedas, verdad? Bajo un muro, tenemos un jarro lleno. Espera aqu, te lo ensear, s? Se fue corriendo. Su hermana volvi a cerrar la blusa morosamente. Capistrano y yo empezamos a alejarnos. La chica nos sigui pidindonos que nos quedsemos, pero, tras perseguirnos una veintena de metros, nos dej en paz. Gracias al pontn, estuvimos en el edificio del Servicio Temporal una hora ms tarde. Tras desayunar, nos vestimos: largas tnicas de seda, sandalias romanas, elegantes capas. Capistrano me tendi el crono solemnemente. Su uso me resultaba ya muy familiar. Me lo apoy en la piel y sent que se verta en m una riada de energa: saba que era libre de ir a cualquier poca y que no deba nada a nadie mientras recordase que deba preservar el carcter sagrado del tiempo actual. Capistrano me gui un ojo. Remontamos la lnea dijo. Remontamos la lnea contest. Nos dirigimos al encuentro de nuestros ocho juristas. 20 El punto de partida para el viaje a Bizancio es casi siempre el mismo: la plaza que se encuentra ante Santa Sofa. Los diez, un poco molestos a causa de la ropa, fuimos hasta all en autobs y llegamos a eso de las diez de la maana. Otros turistas ms convencionales, llegados para ver Estambul, iban y venan agrupados entre la gran catedral y la cercana mezquita del sultn Ahmed. Capistrano y yo nos aseguramos de que todo el mundo tuviera el crono en su sitio y las reglas acerca del viaje temporal bien metidas en la cabeza. Nuestro grupo comprenda dos hombres de Londres, bastante jvenes, dos virginales estudiantes alemanas y dos parejas americanas casadas y de bastante ms edad. Cada uno de ellos haba recibido un curso hipntico de griego bizantino, y podra hablar aquel idioma de un modo tan normal como si fuera su lengua natal durante los siguientes sesenta das; Capistrano y yo les recordamos a los

americanos y a una de las jovencitas alemanas que era imprescindible emplear aquella jerga. Saltamos Sent la momentnea desorientacin que siempre se percibe cuando se remonta la lnea. Pero me recuper en un momento y me di cuenta de que haba dejado Estambul y llegado a Constantinopla. Y que Constantinopla no me decepcionaba. La suciedad haba desaparecido. Los minaretes haban desaparecido. Las mezquitas haban desaparecido. Los turcos haban desaparecido. El aire era azul, dulce y puro. Nos encontrbamos en la plaza mayor, el Augusteum, delante de Santa Sofa. A mi derecha, all donde deban verse edificios fros y grises, pude ver campos. Ante m, donde deba alzarse la visin azulada de la mezquita del sultn Ahmed, vi una extraa aglutinacin de palacios de mrmol de poca altura. A un lado se alzaba el Hipdromo. Siluetas vestidas con trajes coloreados, como si fueran personajes fugados de los mosaicos bizantinos, se paseaban por la gran plaza. Di media vuelta para ver, por primera vez, Santa Sofa sin minaretes. Santa Sofa no estaba all. En el familiar lugar, no vi ms que los restos ennegrecidos y derrumbados de una baslica rectangular que me resultaba desconocida. El equilibrio de los muros de piedra pareca precario; no tena techo. Tres soldados vagaban a la sombra de la fachada. Me encontr perdido. Hemos remontado la lnea del tiempo diecisis siglos explic Capistrano con voz tona. Nos encontramos en el ao 408 y vamos a asistir a la procesin bautismal del emperador Arcadio, que reinar algn da bajo el nombre de Teodosio II. A nuestras espaldas, en el lugar que un da ocupar la clebre catedral de Santa Sofa, podemos ver las ruinas de la baslica original, construida durante el reinado del emperador Constancio, hijo de Constantino el Grande, y que fue abierta a los fieles el 15 de diciembre de 360. Este edificio fue incendiado el 20 de junio de 404, durante una rebelin y, como pueden constatar, la reconstruccin todava no ha empezado. La iglesia ser reconstruida dentro de treinta aos por el emperador Teodosio II y podrn verla en la siguiente etapa del viaje. Vengan por aqu. Le segu como en un sueo, tan turista como nuestros ocho clientes. Capistrano fue quien hizo todo el trabajo. Nos habl de un modo poco convencido pero comprensible de los edificios de mrmol que se hallaban ante nosotros y que constituan el esbozo del Gran Palacio. No consegua conciliar lo que vea con los planos que memoric en Harvard; pero naturalmente la Constantinopla que haba estudiado era la ciudad postjustiniana ms reciente y mucho ms grande y no vea en aquel momento ms que el germen de lo que sera aquella urbe. Dimos una vuelta y dejamos los palacios para penetrar en un barrio residencial en el que las casas de los ricos, de blancas fachadas rodeadas de un patio, rodeaban desordenadamente las cabaas de techos de matojos de los pobres. Desembocamos al fin en la Mese la gran calle de las procesiones bordeada de tiendas llenas de escaparate y decoradas aquel da en honor del bautismo del prncipe con tapiceras de seda adornadas con hilos de oro. Todos los ciudadanos de Bizancio estaban presentes codo con codo llenando la calle y esperando el gran desfile. Los mercaderes tenan bastante trabajo; olimos a jamn a la plancha y cordero asado y pudimos ver anaqueles llenos de quesos, nueces, frutas desconocidas. Una de las alemanas declar que tena hambre; Capistrano se ech a rer y compr pinchos de cordero para todos noso-

tros pagando con brillantes monedas de cobre que hubieran valido una fortuna para un numismtico. Un tuerto nos vendi vino dejndonos beber a morro de una gran nfora muy fresca. En cuanto result evidente a los vendedores de los alrededores que ramos clientes potenciales, se apretujaron por docenas a nuestro alrededor, ofrecindonos recuerdos, golosinas, huevos duros (que parecan bastante viejos), paquetes de nueces saladas, platos con diversos rganos animales, entre ellos ojos y testculos. Era la verdad, el verdadero pasado arcaico; aquel despliegue de extraos mercaderes y el olor a sudor y ajo que se alzaba de la multitud de vendedores nos demostraba que estbamos muy lejos de 2059. Extranjeros? pregunt un tipo barbudo que venda lamparillas de aceite hechas de arcilla. De dnde sois? De Egipto? De Chipre? De Hispania replic Capistrano. El hombre de las lamparillas nos mir alucinando, como si le hubisemos dicho que acabbamos de bajar de Marte De Hispania! repiti. De Hispania! Magnfico! Hacer un viaje tan largo para ver nuestra ciudad... Inspeccion a nuestro grupo, realizando un rpido inventario y detenindose ante la rubia Clotilde de impresionante pecho, la ms voluptuosa de nuestras dos alemanas. La esclava, es sajona? me pregunt, palpando la mercanca a travs de la suelta tnica de Clotilde. Ah, muy bien! Sois un hombre de gusto! Clotilde lanz una exclamacin y apart la mano que se apoyaba ya en sus muslos. Capistrano agarr al hombre framente y le empuj contra la pared de una tienda con tal brusquedad que una docena de lamparillas cayeron al suelo rompindose en pedazos. El vendedor hizo un guio, pero Capistrano le murmur una amenaza y le mir de un modo horrible. No quera hacer nada malo protest el vendedor. Crea que era una esclava! Balbuce una breve excusa y se fue tambalendose. Clotilde temblaba: era difcil decir si estaba ofendida o excitada. Lisa, su compaera, pareca un poco celosa. Ningn mercader ambulante de Bizancio acarici nunca su piel desnuda! Capistrano escupi. Habramos podido encontrarnos en problemas. Debemos estar siempre atentos; un inocente pellizco puede transformarse en un momento en complicaciones y en una verdadera catstrofe. Los vendedores se apartaron. Pudimos colocarnos casi los primeros entre la multitud, de cara a la calle. Tuve la impresin de que muchos rostros de los presentes no eran bizantinos, y me pregunt si seran la caras de otros viajeros temporales. Puede llegar un momento, pens, en que seamos tantos los que hemos remontado la lnea que atestemos por completo el pasado. Vamos a abarrotar tanto los das antiguos que impediremos el desarrollo de nuestros antepasados. Ah est! gritaron un milln de gargantas. Sonaron trompetas con varias notas diferentes. A lo lejos apareci una procesin de nobles, bien afeitados, con el pelo cortado, segn la moda romana, pues aqulla era tanto una ciudad romana como griega. Todos iban vestidos de seda blanca (importada de China merced a caravanas, explic Capistrano; los bizantinos todava no haban robado el secreto de la fabricacin de la seda) y el sol de finales de la maana, al impactar en las esplndidas telas daba a la procesin tal brillo que incluso Capistrano, que ya antes lo haba visto, pareci emocionarse. Lentamente, muy lentamente, avanzaron los altos dignatarios. Son como copos de nieve murmur un hombre a mis espaldas. Como

copos de nieve bailando! Hizo falta casi una hora para que aquellas personalidades pasaran. Lleg la tarde. Tras los sacerdotes y los duques de Bizancio, llegaron las tropas imperiales, con antorchas encendidas cuyas llamas palpitaban como una infinidad de estrellas en la penumbra que se iba transformando en tinieblas. Luego aparecieron ms sacerdotes, con medallones e iconos; a continuacin, un prncipe de sangre real con un nio rechoncho y babeante que algn da se convertira en el poderoso emperador Teodosio II; tras l, el emperador en persona, Arcadio, revestido con prpura imperial. El emperador de Bizancio! Me lo repet un milln de veces. Yo, Judson Daniel Elliott III estaba bajo el sol de Bizancio en el ao 408 mientras el emperador de Bizancio pasaba ante m en toda su gloria! Pese a todo, aunque aquel monarca no era ms que el frvolo Arcadio, la insignificante ligazn entre los dos Teodosios, tembl de la cabeza a los pies. Vacil. El suelo se movi debajo de m. Ests enfermo? me sopl Clotilde con voz inquieta. Inspir profundamente y rogu para que el universo se quedase tranquilo. Me senta abrumado; slo por Arcadio. Qu me habra pasado delante de Justiniano? De Constantino? De Alexis? Ya sabe usted lo que pasa. Acab por ver a todos aquellos hombres. Pero, por aquel entonces, yo haba visto muchas cosas desde lo ms alto de la lnea y, aunque me impresion, no me dej llevar por el estupor. De Justiniano, mi ms claro recuerdo es que no hara otra cosa que sorber; pero cuando pienso en Arcadio, escucho las trompetas y veo cmo las estrellas titilan en la oscuridad. 21 Aquella noche nos alojamos en un albergue que dominaba el Cuerno de Oro; al otro lado del agua, donde algn da se alzara el Hilton y las oficinas, no haba nada ms que una impenetrable oscuridad. El albergue era un slido casern de madera con un comedor en la planta baja y enormes habitaciones sin refinamiento alguno, dormitorios, en la planta alta. Esperaba antes de llegar dormir en algo parecido a un montn de paja, pero, por el contrario, las camas eran objetos reconocibles y los colchones estaban llenos de trapos. El lavabo se encontraba fuera, detrs de la casa. No haba baos; tenamos que emplear los baos pblicos si queramos lavarnos. Los diez compartamos una sola habitacin pero afortunadamente no fue algo que nos molestase a ninguno. Cuando se hubo desvestido, Clotilde pas entre nosotros con aspecto indignado ensendonos el moretn que le dej la mano del mercader en su suave muslo blanco; Lisa, su amiga de rostro huesudo, pareci nuevamente decepcionada por no tener nada que exhibir. Aquella noche dormimos poco. Haba mucho ruido pues la celebracin del bautismo imperial se segua por toda la ciudad; dur casi hasta el alba. Pero de todos modos quin habra podido dormir sabiendo que el mundo del siglo V se encontraba detrs de la puerta? Una noche antes, y diecisis siglos remontando la lnea, Capistrano me vio en un estado de suma agitacin. Y volva a verme igual. Fui hasta la pequea rasgadura de una ventana y mir las hogueras repartidas un poco por toda la ciudad. Cuando me vio se me acerc y dijo: Lo entiendo. Al principio a uno le cuesta trabajo dormir. S.

Quieres que te pida una mujer? No. Vamos a dar un paseo? Podemos dejarles solos? le pregunt sealando a los ocho turistas. No iremos muy lejos. Nos quedaremos justo ah fuera, listos para volver si hay algn problema. El aire en dulce y pesado. Fragmentos de canciones un poco obscenas flotaban hacia nosotros desde el barrio de las tabernas. Nos dirigimos en aquella direccin; las tabernas estaban todava abiertas y atestadas de soldados borrachos Prostitutas de piel morena ofrecan sus encantos. Una nia que no tendra ms de diecisis aos llevaba entre los senos una moneda colgando de una cadenita. Capistrano me dio un codazo para sealarla y nos echamos a rer. Quiz es la misma moneda declar. Pero los senos son diferentes repliqu encogindome de hombros. Puede que tambin sean los mismos senos me contest pensando en la nia todava sin nacer que nos propuso lo mismo que aqulla otra una noche antes. Capistrano compr dos jarras de un fuerte vino griego y nos volvimos al albergue para quedarnos tranquilamente en la planta baja bebiendo hasta que terminase la noche. Casi siempre habl l. Como tantos otros Guas Temporales, su vida haba sido completa, irregular, llena de altibajos, y me cont su autobiografa entre trago y trago de vino. Nobles antepasados espaoles, me dijo (hasta que no pasaron unos cuantos meses no solt palabra sobre su bisabuela turca; en esa ocasin estaba mucho ms borracho); matrimonio precoz con una doncella de noble familia; educacin en las mejores universidades de Europa. Luego el inexplicable declive: perdi su ambicin, su fortuna, su mujer. Mi vida declar Capistrano se rompi en dos cuanto tena veintisiete aos. Ped una reintegracin total de personalidad. Pero como puedes constatar el esfuerzo no se vio coronado por el xito. Habl de una serie de matrimonios temporales, de incursiones en la Criminalidad, de experiencias con drogas alucingenas que hacan que la hierba y los flotadores parecieran cosas inocentes. Cuando se puso a trabajar como Gua Temporal, no le quedaba ms eleccin que aquello o el suicidio. Me dirig a una terminal de ordenador y ped una respuesta aleatoria me cont. Si era que s me haca Gua. Si era que no me tragaba el veneno. La respuesta fue positiva. Y aqu estoy! Se termin el vino. Aquella noche, Capistrano se mostr como una maravillosa mezcla de trgico romanticismo desesperado y charlatanera que dramatizaba su vida. Naturalmente yo tambin estaba borracho y era muy joven. Pero le dije cunto admiraba su busca de una identidad y dese secretamente poder descubrir el truco que me hara parecer demolido y mantener una mirada suplicante, ser miserable de un modo tan turbador. Ven me dijo cuando se hubo tragado la ltima gota de vino. Tenemos que librarnos de los cadveres. Arrojamos las jarras al Cuerno de Oro. Aparecan ya las primeras luces del alba. Mientras volvamos lentamente al albergue, Capistrano dijo: Tengo un pequeo pasatiempo, sabes?: busco a mis antepasados. Es mi pequea investigacin privada. Toma, mira estos nombres. Me ense un bloc bastante grueso. En cada poca que visito, busco a mis antepasados y les

apunto en esta lista Ya conozco a varios centenares hasta el siglo XIV Te das cuenta de la cantidad de ancestros que podemos tener? Tenemos dos padres y cada uno de ellos, otros dos padres, y stos otros, dos cada uno... te remontas cuatro generaciones y ya tienes treinta antepasados! Es un pasatiempo interesante dije La mirada de Capistrano se apoder de m. Algo ms que un pasatiempo! Algo ms que un pasatiempo! Es una cuestin de vida o muerte! Mira, muchacho, cuando me haya cansado de la existencia ms de lo normal, no tendr ms que volver a buscar a una de esas personas, una slo, y matarla! Quitarle la vida cuando, por ejemplo, no sea ms que un nio. Luego, volver a! tiempo actual. Y, en el mismo instante, sin dolor, mi propia vida dejar de haber existido! Pero la Patrulla Temporal... Impotente declar Capistrano. Qu podra hacer la Patrulla Temporal? Si mi crimen es descubierto, ser apresado y eliminado de la historia por crimen temporal... Por qu iban a hacerlo si yo ya me haba eliminado a m mismo? De todos modos, desaparecera. No es un delicioso modo de suicidarse? Eliminando a tu antepasado dije, podras cambiar el tiempo actual de algn modo notable. Eliminaras tambin a tus hermanos y hermanas, tus tos, tus abuelos y a todos sus hermanos y hermanas... eso con retirar slo uno de los eslabones del pasado! Asinti solemnemente. Soy consciente de eso. Y por eso estoy haciendo la lista, mira, para determinar el mejor modo de desaparecer. No soy Sansn; no quiero ver cmo el templo se derrumba encima de m. Buscar a la persona estratgicamente eliminable, alguien realmente pecador, pues no quiero hacer sufrir a un inocente; borrar a esa persona y a m mismo, y quiz las alteraciones del tiempo actual no sean tan grandes. Si lo son, la Patrulla las descubrir y las anular. Con todo, lograr el fin que busco. Me pregunt si estaba loco o slo hastiado. Conclu en que un poco de las dos cosas. Casi estuve tentado de decirle que si lo que quera era matarse, causara menos problemas a todo el mundo si se limitaba a saltar al Bsforo. Mi corazn se estremeci ante la idea de que todo el Servicio Temporal resultase contaminado por Capistrano, intentando todos ellos un medio para destruirse cambiando el pasado del modo ms interesante posible En lo alto, la luz del amanecer despert a ocho dormilones, acostados de dos en dos. Las parejas casadas dorman plcidamente; los dos chicos londinenses estaban sofocados, sudorosos, como si hubieran dormido mal; Clotilde dorma, sonriente, con la mano metida entre los blancos muslos de Lisa, y la mano de Lisa se apoyaba en uno de los firmes pero jvenes senos de Clotilde. Solitario, me acost y no tard en dormirme. Capistrano me sac del sueo al poco rato y despertamos a los dems. Me senta como si tuviera diez mil aos. Desayunamos cordero fro y salimos para dar una vuelta rpida a la ciudad. La mayor parte de las cosas interesantes no haban sido construidas an, o lo estaban en un estado primitivo; no nos quedamos mucho tiempo. A medioda, nos dirigimos al Augusteum para saltar. Nuestra prxima parada anunci Capistrano ser en el ao 532; veremos la ciudad en poca de Justiniano y podremos presenciar las revueltas que la destruyeron y que permitieron la construccin de la ciudad ms hermosa y grande de cuantas hayan logrado la gloria eterna.

Volvimos a la sombra de las ruinas de la primera Santa Sofa para que ningn viandante ocasional se asustase al ver que diez personas desaparecan a ojos vista. Arregl todos los cronos. Capistrano sac el emisor y dio la seal. Saltamos. 22 Dos semanas ms tarde, habamos redescendido por la lnea hasta 2059. Me senta agotado, intoxicado, con la mente llena de Bizancio. Haba contemplado las cspides de un millar de aos de esplendor. La ciudad de mis sueos habla recobrado la vida slo para m. La carne y el vino de Bizancio pasaron por mi vientre. Desde el punto de visa profesional de un Gua, el viaje haba sido bueno, es decir, sin problemas. Nuestros turistas no se metieron en los; por lo que sabamos, no se cre ninguna paradoja. Slo hubo una pequea friccin, una noche, cuando Capistrano, completamente hastiado, intent seducir a Clotilde; no fue muy delicado y su seduccin se transform en violacin cuando la chica se resisti, pero pude separarles antes de que la alemana le clavara las uas en los ojos. Por la maana, no quera crerselo. La alemana rubia? pregunt.Pude caer tan bajo? Lo habrs soado! Luego insisti en retornar ocho horas por la lnea para ver si realmente era como se lo contaba. Tuve la visin de un Capistrano excesivamente represivo de su comportamiento anterior en estado de ebriedad, y aquello me asust. Deb hacerle abandonar aquella idea de un modo directo e intransigente, recordando la regla de la Patrulla Temporal que prohiba que nadie entrase en conversacin con uno mismo en tiempos diferentes; le amenac con denunciarle si lo intentaba. Capistrano pareci herido, pero abandon el proyecto. Cuando volvimos a la parte baja de la lnea temporal y llen su informe personal, como le pidieron, acerca de mi comportamiento como Gua, me puso la nota ms alta. Protopopolos me lo dijo ms tarde. En tu prximo viaje me explic Protopopolos, ayudars a Metaxas en la gira de una semana. Cundo salimos? Dentro de dos semanas me dijo. Primero, las vacaciones, te acuerdas? Cuando vuelvas del viaje con Metaxas empezars solo. Dnde vas a pasar las vacaciones? Creo que voy a bajar a Creta o a Minos repliqu para descansar un poco en la playa. El Servicio Temporal no quiere agobiar a los Guas e insiste en que stos se tomen dos semanas de vacaciones entre viaje y viaje. Durante las vacaciones, los Guas son completa mente libres. Pueden pasar las vacaciones descansando en el tiempo actual, como yo mismo pensaba hacer, o pueden apuntarse en un viaje temporal, o simplemente saltar solos a la poca que les interese. No hay gasto alguno por utilizar el crono cuando un Gua remonta la lnea durante las vacaciones. El Servicio Temporal quiere animar a sus empleados a que se sientan como en casa en todas las pocas del pasado, y, no es acaso el mejor mtodo de conseguirlo darles saltos gratuitos e ilimitados? Protopopolos pareci un poco decepcionado cuando le dije que pasara las vacaciones broncendome en las islas. No quieres dar algunos saltos? pregunt. En aquel momento de mi carrera, la idea de dar saltos temporales me asustaba

realmente. Pero no poda decrselo a Protopopolos. Yo, igualmente, consideraba que dentro de un mes tendra entre las manos las vidas de un grupo de turistas. Quiz aquella conversacin era una de las pruebas que tena que aprobar para ser cualificado. Queran ver si tena pelotas suficientes para saltar yo solo? Protopopolos pareca esperar una respuesta. Pensndolo bien conclu, por qu malograr la posibilidad de dar algunos saltos? Echar un vistazo al Estambul postbizantino. Con un grupo? Solo. 23 Y salt directamente a la paradoja de la Discontinuidad. Mi primera parada fue en la seccin de atuendos. Necesitaba ropa adecuada para la Estambul de los siglos XVI al XIX. En lugar de darme una serie de ropas para adaptarme a la cambiante moda, me regalaron un disfraz de musulmn ordinario, una sencilla tnica blanca que no perteneca a ninguna poca en especial, sandalias inclasificables, largo cabello y una incipiente y desigual barba. Como dinero de mano me entregaron un buen montn de monedas de oro y plata que cubran las pocas a las que me diriga, un poco de todo lo que pudiera circular en la Turqua medieval, algunos besantes de la poca griega, diversas monedas de los sultanes y una buena provisin de oro veneciano. Me met todo aquello en un cinturn que llevaba encima del crono; las monedas se disponan de izquierda a derecha siguiendo los siglos, para que no me viera en problemas ofreciendo un dinar del siglo XVIII en un mercado del siglo XVI. No haba nada que pagar: el Servicio Temporal haca circular continuamente moneda entre el tiempo actual y el pasado para beneficio de su personal, y un Gua que se iba de vacaciones poda obtener una suma razonable para cubrir sus gastos. Para el Servicio, de todas formas, no era moneda de curso legal, y siempre la poda recuperar. Me encanta ese sistema. Segu un curso hipntico de turco y otro de rabe antes de partir. La seccin de Peticiones Especiales me fabric rpidamente una identidad de cobertura que pudiera ser utilizada en cualquiera de las pocas que pensaba visitar: si me preguntaban, deba pretender ser un portugus capturado en alta mar por piratas argelinos cuando apenas contaba diez aos de edad, educado en Argelia como musulmn. Aquello explicara los defectos de mi pronunciacin y mi silencio acerca de mis propios orgenes; si tena la desgracia de ser interrogado por un verdadero portugus, lo que era poco probable, poda decir que no recordaba gran cosa de mi vida en Lisboa y que haba olvidado incluso el nombre de mis padres. Mientras mantuviera la boca cerrada, si rezaba cinco veces al da en direccin a La Meca, si pona cuidado en ver por dnde iba, no deba tener problemas. (Naturalmente, si me meta en algn lo realmente serio, poda huir empleando el crono, pero aquello, en el Servicio Temporal, era considerado el mtodo de los cobardes, que es tan poco deseable como las sospechas de brujera que uno deja a las espaldas cuando desaparece). Todos los preparativos me llevaron da y medio. Entonces fue cuando me dijeron que ya estaba listo para saltar. Ajust el crono a 500 A.P., eligiendo una poca al azar, y me march. Llegu el 14 de agosto de 1559 a las nueve y media de la noche. El sultn reinante era el gran Solimn, a quien le faltaba muy poco tiempo de reinado. Los ejrcitos turcos amenazaban la paz de Europa; el entusiasmo

de la conquistas se perciba por toda la ciudad. No poda apreciar aquella ciudad como apreci la brillante Constantinopla de Justiniano o Alexis pero aquello era una cuestin personal procedente de una mezcla de ascendencia qumica y afinidad histrica. Considerndola por sus mritos propios la Estambul de Solimn era una ciudad extraordinaria. Me pas medio da recorrindola. Durante una hora examin una graciosa mezquita en construccin esperando que fuera la Solimana nueva y brillante bajo el sol del medioda. Consultando discretamente un mapa que llevaba oculto, efectu un peregrinaje a la mezquita de Mahoma el Conquistador, que resultara destruida por un terremoto en 1766. El paseo vala la pena. Al medioda, tras una mirada a Santa Sofa, transformada en mezquita, y a las tristes ruinas del Gran Palacio de Bizancio, al otro lado de la plaza (la mezquita del sultn Ahmed se alzara en ella en otros cincuenta aos) me dirig al Bazar Cubierto pensando comprar en l algunas tonteras como recuerdo; estaba a diez pasos de la entrada cuando descubr a mi querido gur negro, Sam. Tiene usted que ver lo raro que era todo aquello: teniendo millares de aos para pasear los dos nos habamos ido de vacaciones al mismo ao, al mismo da, a la misma ciudad, y nos encontrbamos bajo el mismo techo. Iba vestido con un traje morisco, sacado directamente de Otelo. Era imposible no verle. Era el tipo ms alto de la reunin y su piel de color carbn reluca por contraste con sus blancas vestimentas. Me precipit hacia l. Sam! exclam. Sam viejo chulo que suerte encontrarte aqu! Dio media vuelta con aire sorprendido frunci el ceo y me mir con aspecto asombrado. No te conozco dijo framente. No te dejes confundir por la barba. Soy yo Sam. Jud Elliott. Me mir fijamente. Luego gru. Empez a reunirse una pequea multitud. Me pregunt si no me habra equivocado. Quiz no era Sam, sino algn lejano ancestro que se pareca como un gemelo a mi amigo merced al flujo gentico. No, me dije, ste es el verdadero Sambo. Pero, entonces, por qu la cimitarra? Hablbamos en turco. Pas al ingls y le dije: Escucha, Sam, no s lo que pasa, pero har lo que quieres. Qu te parece si nos encontramos ante Santa Sofa en media hora? Podramos... Perro infiel! rugi. Mendigo apestoso! Ladrn de cerdos! Aprtate de m! Vete, malandrn! La amenazante cimitarra silb por encima de mi cabeza mientras segua injurindome en turco. Sbitamente, en voz baja, musit: No s quin coo eres, pero si no te largas ahora mismo, te parto en dos. Aquello me lo dijo en ingls. Luego, volvi a gritar en turco. Matanios! Bebedor de leche de sapo! Devorador de mierda de camello! No bromeaba. Ni me reconoca en lo ms mnimo, ni deseaba saber nada de m. Desconcertado, me apart de l, ech a correr por uno de los laterales del Bazar, sal al aire libre y salt diez aos sobre la lnea. Algunas personas me vieron desaparecer, pero peor para ellos; para un turco de 1559, el mundo estaba lleno de trasgos y djinns: yo slo era otro fantasma. No me qued ni diez minutos en 1569. La salvaje reaccin de Sam al verme me haba desorientado tanto que fui incapaz de calmarme y admirar la ciudad. Deba conseguir una explicacin. Descend por la lnea hasta 2059, materializndome en una calle del Bazar Cubierto donde a poco result atropellado por un taxi. Algunos turcos modernos sonrieron el ver mi ropa medieval. Supuse que aque-

llos monos sin educacin todava no haban aprendido a reconocer a un viajero temporal que regresaba de viaje. Me dirig inmediatamente hacia la cabina telefnica ms prxima, apoy el pulgar en la placa y ped el nmero de Sam. No podemos localizarle en su nmero personal me inform la terminal de informacin. Quiere que le busquemos? S, por favor contest, automticamente. Un instante ms tarde, me di un suave golpe en la cabeza al comprender mi estupidez. Naturalmente que no estaba en casa, imbcil! Estaba en la lnea temporal, en 1559! Pero el sistema de comunicaciones ya estaba buscndole. En lugar de hacer lo ms sensato, colgar, me qued all como un idiota, esperando la inevitable respuesta en la que el ordenador central de comunicaciones me dira que era incapaz de encontrarle. Pasaron casi tres minutos. Luego la agria voz declar: Hemos encontrado a su interlocutor en Nairobi; est esperando su llamada. Confirma su peticin? Pngame con l dije. El rostro de bano de Sam estall en la pantalla. Tienes problemas chaval? me pregunt. Qu haces en Nairobi? grit. Paso unos das de vacaciones con los mos. Est mal? Escucha le dije estoy de vacaciones entre dos viajes temporales y acabo de regresar de Estambul 1559; te he visto all. Y qu? Cmo estabas all si ests en Nairobi? Del mismo modo que puede haber veintids ejemplares de tu instructor rabe viendo cmo los romanos clavan a Jess a la cruz me contest Sam. Mierda chico cundo aprenders a pensar en cuatro dimensiones? En ese caso a quien me he encontrado en la lnea en 1559 era otro t? Sera lo mejor para todos! El est all y yo aqu! Sam se ech a rer. Algo tan simple no tendra que alterarte tanto, chaval. Ahora eres un Gua, ya lo sabes. Espera. Espera! Te dir lo que ha pasado. Yo iba por el Bazar Cubierto, ya lo conoces, y t estabas all vestido de moro, te grit hola!, y me dirig hacia ti para darte los buenos das. Y no me reconociste, Sam! Te pusiste a agitar la cimitarra, a insultarme y me dijiste en ingls que me largase; luego... Bueno, bueno, chico, ya sabes que es contrario a las reglas hablar con otros viajeros temporales cuando uno est en la lnea. A menos que llegues del mismo tiempo actual que el otro, debes ignorarle aun en el caso de que le conozcas, pese al disfraz. La fraternizacin est prohibida porque... Vale, de acuerdo, pero era yo, Sam. No me imagin que fueses a aplicar las regias conmigo. Ni siquiera me reconociste, Sam! Evidentemente. Por qu tan preocupado, chaval? Me pareci que tenas amnesia. Me dio miedo. No poda reconocerte. Qu me dices? Sam se ech a rer. La paradoja de la Discontinuidad! Nunca te han hablado de eso? Dijeron algo pero nunca prest mucha atencin a nada, Sam. Bueno pues ahora escucha bien. Sabes en qu ao hice ese viaje a Estambul?

No. En 2056 o 2055, uno de los dos. Y no te conoc hasta tres o cuatro aos despus... Supe de ti la primavera pasada. El Sam que te encontraste en 1559 no te haba visto nunca. Eso es la discontinuidad entendido? Partas de la base del tiempo actual 2059 y yo de la base 2055, quiz, y para m t no eras nada ms que un desconocido: aunque tu s que me conocas. Esa es una de las razones por la que los Guas no deben hablar a los amigos que se encuentren accidentalmente en la lnea Quedaba claro. Empiezo a comprenderlo le dije. Para m continu Sam t no eras ms que un imbcil que poda meterme en un lo, quiz incluso en algo que llamase la atencin de la Patrulla Temporal. No te conoca ni quera conocerte. Ahora que lo pienso recuerdo vagamente algo parecido que me pas cuando estuve por all. Alguien recin llegado por la lnea jodindome en el bazar. Lo raro es que no te asociaba con eso! Llevaba barba postiza. Ser eso, seguro. Bueno, escucha, ya has comprendido? La paradoja de la Discontinuidad, Sam. Seguro. Volvers a molestar a los amigos si te los encuentras en la lnea? Qu dices? Sam, me diste mucho miedo con aquella cimitarra! Dejando aparte eso, qu tal te va? Formidable Sam! Es realmente formidable! Presta atencin a las paradojas, muchacho me record Sam tirndome un beso. Mucho ms tranquilo, sal de la cabina y remont la lnea hasta 1550 para ver la construccin de la mezquita de Solimn el Magnfico. 24 Temstocles Metaxas fue el Gua principal de mi segundo viaje a Bizancio. Desde el instante en que le encontr, sent que aquel hombre iba a jugar un papel muy importante en mi destino. Y tuve razn. Metaxas era bajo, apenas medira el metro cincuenta. Su crneo era triangular, liso por arriba y afilado por el mentn. Tena unos cabellos crespos y rizados que empezaban a encanecerse. Pens que deba contar con unos cincuenta aos. Sus ojos eran negros y brillantes, con gruesas cejas; la nariz se perfilaba puntiaguda. Siempre se morda los labios, tanto que a veces daba la sensacin de carecer de ellos. No aparentaba ni el menor exceso de grasa y era un hombre extraordinariamente fuerte. Por ltimo, su voz era baja y dominante. Metaxas tena carisma. O era cinismo? Algo a medio camino entre las dos cosas. Para l, el universo entero giraba alrededor de Temstocles Metaxas; los soles slo existan para dar luz a Temstocles Metaxas; el Efecto Benchley slo fue inventado para que Temstocles Metaxas pudiera cruzar los aos. Si algn da se mora, el universo se derrumbara tras l. Fue uno de los primeros Guas contratados, cosa de la que ya haca quince aos. Si hubiera querido, sera el Jefe de todo el servicio de Guas Temporales, rodeado de un ejrcito de secretarias lascivas y sin necesidad alguna de tener que luchar con los mosquitos de la vieja Bizancio. Pero Metaxas eligi seguir trabajando de Gua y slo se preocupaba de sus viajes a Bizancio. Se consideraba,

prcticamente, como ciudadano bizantino, y pasaba las vacaciones en una villa que se haba comprado en las afueras de la ciudad a comienzos del siglo XII. Practicaba, igualmente, diversas ilegalidades ms o menos graves; si alguna vez dejaba el trabajo, todo aquello terminara. La Patrulla Temporal le tema enormemente y le dejaba hacer lo que quisiera. Naturalmente, Metaxas era lo bastante sensato como para no alterar el pasado de un modo que pudiera causar graves problemas en el tiempo actual pero salvo aquello sus pillajes en la lnea se mantenan desde siempre en la ms completa impunidad. Cuando me le. encontr por primera vez me dijo: Uno no ha vivido lo bastante hasta que no se ha tirado a uno de sus antepasados. 25 Era un grupo importante: doce turistas, Metaxas y yo. Siempre le confiaban algunas personas suplementarias en sus viajes, pues, como Gua, resultaba especial mente competente y era muy requerido. Le acompaaba como ayudante, con el fin de impregnarme de algo de su experiencia para afrontar mi siguiente viaje, en el que ira solo como Gua. La docena de turistas comprenda a tres jvenes y atractivas muchachas estudiantes en Princeton; sus padres, que queran que aprendieran lo que fuera a toda costa, les pagaron el viaje a Bizancio. Tambin viajaban las dos parejas de habituales ricachos de mediana edad, una de ellas procedente de Indianpolis y la otra de Miln, dos jvenes decoradores de interiores en Beirut, machos y maricas; un hombre recin divorciado que trabajaba como manipulador en un laboratorio fotogrfico de Nueva York, de unos treinta aos y aspecto de salido; un profesorcillo de un colegio de Milwaukee de rostro regordete que quera ampliar sus conocimientos y viajaba acompaado de su mujer; en resumidas cuentas: un grupo normal. Tras terminar la primera sesin preparatoria, las tres chicas de Princeton, los dos decoradores y la mujer de Indianpolis estaban ya ansiosos por acostarse con Metaxas. A m nadie me prestaba la menor atencin. Ser diferente cuando empiece la gira me dijo Metaxas para consolarme . Varias chicas quedarn disponibles para ti. Y t tienes verdadera necesidad de chicas a que s? Tena razn. Durante nuestra primera noche en la lnea se acost con una de las chicas, y las otras dos se resignaron a aceptar la mejor posibilidad de lo que quedaba. Por razones personales, Metaxas eligi a una pelirroja de nariz aguilea con pecas y unos pies enormes. Me dej una morena delgada y muy bonita, tan perfecta que deba ser producto de uno de los mejores genetos del mundo, y una rubia encantadora y alegre de ojos clidos con una piel dulce y los pechos de una chica de doce aos. Me qued con la morena pero luego lo lament; en la cama pareca de plstico. Cuando se acercaba el amanecer la cambi por la rubia y todo fue mucho ms agradable. Metaxas era increble como Gua. Conoca todo y a todos, y nos colocaba siempre en las mejores posiciones para presenciar los acontecimientos importantes. Ahora nos encontramos explic en enero de 532. Bajo el reinado del emperador Justiniano. Su ambicin es conquistar el mundo y gobernarlo desde Constantinopla, pero la mayor parte de sus grandes logros an no se han conse-

guido. La ciudad, como pueden ver, todava es muy parecida a como era en el siglo precedente. Ante nosotros el Gran Palacio; por detrs la Santa Sofa reconstruida por Teodosio II segn el plano de la antigua baslica, aunque las cpulas todava no han sido colocadas. La ciudad se encuentra en un estado de tensin; pronto estallarn desrdenes civiles. Vengan por aqu. Estremecindonos en el fresco ambiente, seguimos a Metaxas a travs de la ciudad, bajando por calles y avenidas que no tuve ocasin de ver cuando estuve all mismo con Capistrano. En ningn momento del viaje vi a mi otro yo o a Capistrano, ni a nadie que perteneciese al grupo anterior; una de las habilidades de Metaxas era su habilidad para encontrar nuevos modos de acercarse a las escenas habituales. Evidentemente deba hacerlo. En aquel instante habra cincuenta o cien Metaxas guiando a otros grupos por la ciudad de Justiniano. Con algo parecido a un cierto orgullo profesional quera evitar el encuentro con cualquier otro de sus yoes. En este momento hay dos bandos en Constantinopla explic Metaxas. Los Azules y los Verdes, al menos as les llaman. Cada bando cuenta con un millar de hombres, todos agitadores y mucho ms influyentes que lo que su nmero podra hacer suponer. Las facciones son un poco menos que partidos polticos, un poco ms que hinchas de ftbol, y cuentan con las caractersticas de esos dos grupos. Los Azules son ms aristocrticos; los Verdes mantienen relaciones con las clases bajas y los mercaderes. Cada bando sostiene un equipo en los juegos del circo y cada uno apoya una poltica gubernamental distinta. Justiniano favorece a los Azules, lo que hace que los Verdes desconfen de l. Como emperador, pese a todo, ha procurado mantenerse neutral. De hecho, querra terminar con las dos facciones, pues amenazan su poder. En este momento, cada noche, las facciones asolan la ciudad. Bueno: ah estn los Azules. Metaxas seal al grupo de bravos insolentes que se encontraban al otro lado de la calle: ocho o nueve hombres ociosos con melenas espesas que les caan sobre los hombros, todos ellos con barba y bigote. Su cabellera caa en flequillo sobre la frente. Las rnicas iban ceidas por la cintura, pero bastante sueltas desde los hombros al cinturn; llevaban capas de colores, calzones y cortas espadas de doble filo. Parecan brutales y peligrosos. Qudense aqu orden Metaxas, dirigindose hacia ellos. Los Azules le saludaron como si fuera un viejo amigo. Le dieron unas palmadas en el hombro, riendo, y le recibieron con alegres gritos. No pude escuchar la conversacin, pero vi que Metaxas estrechaba manos y hablaba con voz rpida, precisa y confidencial. Uno de los Azules le pas una jarra de vino y el Gua se la bebi de un trago; abrazando al hombre, simulando ebriedad, Metaxas sac la espada del hombre de la vaina y simul clavrsela en la tripa. Los dems, divertidos, aplaudieron. A continuacin, Metaxas nos seal con el dedo; los Azules hicieron seales de asentimiento y algunos gestos y guios a las chicas. Finalmente, nos pidieron que cruzsemos la calle Nuestros amigos nos invitan y nos ruegan que vayamos con ellos al Hipdromo dijo Metaxas. Las carreras empezarn la semana que viene. Esta noche, nos dejan que nos unamos a las fiestas. Apenas poda crermelo. Cuando fui all con Capistrano, anduvimos siempre con cuidado o permanecimos ocultos, pues la noche era el momento adecuado para las violaciones o los asesinatos, y todas las leyes dejaban de aplicarse al terminar el crepsculo y cernirse la oscuridad. Cmo se atreva Metaxas a mezclarnos con aquellos criminales?

Pero se atrevi. Y aquella noche vagamos por Constantinopla, mirando cmo los Azules robaban, violaban y mataban. Para otros ciudadanos, la muerte acechaba en cada esquina; pero nosotros estbamos inmunizados, testigos privilegiados del reinado del terror. Metaxas presida aquella velada de pesadilla como un minsculo Satans, corriendo con sus amigos Azules y sealando, incluso, a una o dos de las vctimas. Por la maana, tuve la impresin de haber soado. Los fantasmas de la violencia haban desaparecido junto con la noche; bajo el plido sol del invierno, visitamos la ciudad y omos los comentarios histricos de Metaxas. Justiniano dijo fue un gran conquistador, un gran legislador, un gran diplomtico y un gran constructor. Tal es el veredicto de la historia. Tambin tenemos la opinin de la Historia Secreta de Procopio, segn la cual Justiniano fue un cornudo y un idiota y su mujer, Teodora, una puta demonaca. Conozco a Procopio: es un buen hombre y un escritor de talento, un poco puritano y ligeramente papanatas. Pero dice la verdad acerca de Justiniano y Teodora. Justiniano es un gran hombre para las grandes cosas y un hombre execrable para las pequeas. Teodora escupi es una puta de tomo y lomo. Baila desnuda en las comidas de Gobierno; exhibe su cuerpo en pblico; duerme con los criados. He odo decir que incluso se entrega a asnos y perros. Es tan depravada como dice Procopio. Los ojos de Metaxas brillaban. Supe, sin que me lo dijera, que deba haber compartido el lecho de Teodora. Ms tarde, aquel mismo da, me murmur: Puedo arreglarlo tambin para ti. Los riesgos son muy pequeos. Has soado alguna vez con tirarte a la emperatriz de Bizancio? Los riesgos... Qu riesgos? Tienes el crono! Puedes salvarte! Escucha, muchacho, es toda una acrbata! Te pone los talones en las orejas. Literalmente, te consume. Puedo arreglrtelo. La emperatriz de Bizancio! La mujer de Justiniano! En este viaje, no dije con voz apresurada. Otra vez. Todava llevo muy poco en el trabajo. Tienes miedo de ella? Lo que pasa es que todava no estoy listo para tirarme a una emperatriz respond, solemne. Todo el mundo lo hace! Los Guas? Casi todos. En el siguiente viaje le promet. La idea me aterraba. Deba salir de aquello. Metaxas no me haba entendido; no era tmido ni tena miedo de que me pillase Justiniano o algo parecido; pero no poda entrometerme en la historia de aquel modo. Remontar por la lnea ya era para m una especie de sueo; follar con aquella formidable celebridad que era Teodora habra convertido aquel sueo en algo excesivamente real. Metaxas se burl de m y durante unos instantes pens que me despreciaba. Acto seguido declar: Perfecto. No quiero dirigir tu vida. Pero cuando ests listo para hacerte con ella no dejes pasar la ocasin. Te la recomiendo personalmente. 26 Nos quedamos unos das para asistir a las primeras fases de las revueltas. Los

Juegos de Ao Nuevo iban a empezar y los Azules y los Verdes se mostraban cada vez ms turbulentos. Su indisciplina tenda hacia la anarqua; nadie estaba seguro en las calles cuando llegaba la noche. Atormentado, Justiniano orden que las dos facciones cesaran en los pillajes y varios miembros de las sectas fueron detenidos. Siete de ellos fueron condenados a muerte; cuatro a la decapitacin, pues fueron capturados llevando armas, y tres a la horca pues haban conspirado. Metaxas nos llev a ver el espectculo. Uno de los Azules sobrevivi al primer ahorcamiento, ya que la cuerda se rompi bajo su peso. Los guardias imperiales le volvieron a subir y de nuevo el lazo se solt, aunque la cuerda le dej marcas rojas en la garganta. Le dejaron aparte durante un rato y cogieron a un Verde, pero tambin fallaron dos veces; se disponan a hacer subir a la vctima por tercera vez cuando unos monjes indignados salieron enfurecidos de su monasterio, tomaron a los prisioneros entre toda la turbamulta y los llevaron en barca al otro lado del Cuerno de Oro para asilarles en alguna iglesia. Metaxas, que ya antes viera el acontecimiento, se rea como loco al ver todo el jaleo. Tuve la impresin de ver su rostro en mil lugares diferentes entre la multitud reunida para las ejecuciones Luego empezaron las carreras del Hipdromo, y acudimos a l como invitados de la banda de Azules que conoca Metaxas. Tenamos compaa: cien mil bizantinos abarrotaban las gradas. Las filas de asientos de mrmol estaban atestadas, pero tenamos un hueco. Cuando estuvimos sentados, la rubia de Princeton lanz una pequea exclamacin. Mirad! dijo. Los mismos que en Estambul! Abajo, en el centro de la arena, se alineaban varios monumentos familiares que marcaban la separacin entre las pistas interiores y exteriores. La columna serpentina de Delfos llevada por Constantino estaba all, as como el gran obelisco de Tutmosis III robado en Egipto por el primer Teodosio. La rubia recordaba aquellos monumentos de Estambul, al final de la lnea temporal, donde seguan estando, aunque el Hipdromo ya hubiese sido destruido. Y el tercero? pregunt. El otro obelisco an no ha sido levantado explic Metaxas en voz baja. Mejor no mencionarlo. Era el tercer da de carreras: el da fatal. Un terrible ambiente pesaba sobre la arena en la que los emperadores eran proclamados y derrocados. Saba que la vspera y el da anterior a ella se levantaron clamores hostiles cuando Justiniano apareci en el palco imperial; la multitud le grit que liberase a los detenidos de los dos bandos, pero el emperador ignor los aullidos y dio la seal para que empezaran las carreras. Aquel da 13 de enero Constantinopla iba a entrar en erupcin. Los turistas temporales adoran las catstrofes; aqulla tragedia sera de las buenas. Lo saba. Ya la haba visto. Abajo los oficiales terminaban con los ritos preliminares. Los guardias imperiales, con los estandartes al viento, desfilaban orgullosos. Los dirigentes Verdes y Azules que no estaban presos intercambiaban saludos corteses y helados. Luego, la multitud se agit, y Justiniano penetr en el palco: un hombre de mediana estatura bastante gordo con el rostro redondo y rubicundo. La emperatriz Teodora segua sus pasos. Llevaba ropa de seda que se le pegaba al cuerpo casi transparente, y se haba pintado de rojo los pezones: las puntas ardan como llamas que atravesaran la tela. Justiniano subi los pocos peldaos del palco. Se desat el gritero: Librtales! Djales salir!

Tranquilamente, el emperador levant un pliegue de la tnica prpura y bendijo tres veces al auditorio, haciendo la seal de la cruz: una vez hacia la parte central de las gradas, a continuacin, a la derecha y, por fin, a la izquierda. Aument el clamor. Arroj al suelo un pauelo blanco. Que empezasen los juegos! Teodora se estir, bostezando, subindose la tnica para admirar la perfeccin de sus muslos. Las puertas de las caballerizas de abrieron apresuradamente. Salieron los cuatro primeros carros. Eran cuadrigas, carros tirados por cuatro animales; la concurrencia se olvid de la poltica mientras luchaban rueda contra rueda. Metaxas, bromeando, declar: Teodora se ha acostado con todos los conductores. Me pregunto cul ser su favorito. La emperatriz pareca aburrirse profundamente. La primera vez que la vi all, me sorprend: pens que las emperatrices no eran admitidas en el Hipdromo. Y, de hecho, no lo eran, aunque Teodora estableca sus propias normas. Los conductores corrieron por la spina, hasta la hilera de monumentos, giraron a su alrededor y volvieron hacia la meta. Una carrera constaba de siete vueltas; siete huevos de avestruz que se hallaban depositados sobre una mesa hacan de contador: cada vuelta que se daba conllevaba la retirada de uno de los huevos. Presenciamos dos carreras. Entonces, Metaxas nos dijo: Saltemos una hora hacia adelante para ver la apoteosis de todo esto. Slo Metaxas poda proponer algo semejante: ajustamos los cronos y saltamos todos juntos, sin tener en cuenta las reglas sobre los saltos en pblico. Cuando reaparecimos en el Hipdromo, la sexta carrera estaba a punto de empezar. Ya empiezan los los dijo alegremente Metaxas. La carrera se celebr. Pero, cuando el ganador se acerc para recibir la corona, una poderosa voz aull desde un grupo de Azules: Vivan los Verdes y los Azules! Un instante ms tarde, desde las gradas de los Verdes, respondi otra voz: Vivan los Azules y los Verdes! La facciones se unen contra Justiniano explic Metaxas con toda tranquilidad y voz de profesor. Vivan los Verdes y los Azules! Vivan los Azules y los Verdes! Vivan los Verdes y los Azules! Victoria! Victoria! Victoria! Aquella sencilla palabra "Victoria!" se convirti en potente grito lanzado por miles de gargantas. "Nika! Nika! Victoria!" Teodora se ech a rer. Justiniano, frunciendo el ceo, se puso a hablar con los oficiales de la guardia imperial. Los Verdes y los Azules salieron del Hipdromo, seguidos por una multitud alegre y gritona de destructivo nimo. Nos quedamos atrs, a una distancia prudente; vi otros pequeos grupos de espectadores igual de prudentes y supe que no eran bizantinos. Las antorchas iluminaban las calles. La prisin imperial era pasto de las llamas. Los prisioneros estaban libres, los carceleros ardan como teas. La propia guardia de Justiniano, temiendo intervenir, miraba discretamente todo aquello. Los amotinados apilaban lea junto a las puertas del Gran Palacio, en la plaza del Hipdromo. El palacio no tard en arder. La Santa Sofa de Teodosio fue incendiada; sacerdotes con barba, llevando en las manos preciosos iconos, aparecieron sobre el techo ardiente antes de sumirse en aquel infierno. El fuego alcanz el edificio del Senado. Era una orga de destruccin. Cuando algn grupo de airados amoti-

nados se acercaba a nosotros, ajustbamos los cronos y descendamos por la lnea poniendo cuidado para no saltar ms de diez o quince minutos en cada ocasin, para evitar reaparecer en medio de un incendio que no hubiera sido prendido en el momento del salto. Nika! Nika! El cielo de Constantinopla estaba ennegrecido por el espeso humo, y las llamas bailaban en el horizonte. Metaxas, con el huesudo rostro cubierto de holln y sudor, con los ojos brillantes por la excitacin, pareca que iba a dejarnos para ir a reunirse con los destructores. Los propios bomberos estn rapiando nos dijo. Mirad: los Azules queman las casas de los Verdes y los Verdes las de los Azules! Empez un formidable xodo pues los aterrorizados ciudadanos corran hacia los muelles para suplicar a los marinos que les trasladasen a la orilla asitica. Sanos y salvos, invulnerables, avanzamos en medio de aquel holocausto, viendo cmo se derrumbaban los muros de la antigua Santa Sofa, observando cmo las llamas dominaban el Gran Palacio, estudiando el comportamiento de los ladrones, de los incendiarios y de los violadores, detenindose en medio de cualquier calleja cubierta de fuego para tirarse a una noble vestida de seda que no dejaba de aullar mientras era cubierta de esperma proletario. Metaxas nos comentaba cuidadosamente las matanzas; lo haba cronometrado todo en las docenas de viajes que realiz antes de aqul y saba exactamente dnde haba que estar para ver algo interesante. Tenemos que saltar seis horas cuarenta minutos dijo. Ahora saltemos tres horas y ocho minutos. Saltemos una hora y media. Ahora saltemos dos das. Vimos todo lo importante. Mientras la ciudad todava estaba en llamas, Justiniano envi obispos y sacerdotes con las santas reliquias: un trozo de la verdadera Cruz, la virgen de Moiss, el cuerno del carnero de Abraham, los huesos de algunos mrtires; los aterrados eclesisticos desfilaban valientemente por la ciudad, implorando por un milagro... que no se produjo. Un general envi a una cuarentena de hombres a proteger a los santos varones. Es el clebre Belisario nos coment Metaxas. Empezaron a correr noticias del emperador diciendo que los ministros impopulares haban sido depuestos; pero las iglesias estaban siendo saqueadas, la biblioteca imperial haba sido incendiada y los baos de Zeuxippus fueron destruidos. El 18 de enero Justiniano fue lo bastante valiente como para aparecer en pblico en el Hipdromo y pedir calma. Fue abucheado por los Verdes y huy cuando empezaron a tirarle piedras. Vimos a un prncipe sin mrito alguno, llamado Hypatius, que era proclamado emperador por los rebeldes en la plaza de Constantino; vimos al general Belisario atravesando por la fuerza la ciudad demolida protegiendo a Justiniano; vimos la matanza de los insurgentes. Lo vimos todo. Comprend entonces por qu Metaxas era el ms solicitado de los Guas. Capistrano hizo cuanto estuvo en su mano para ofrecer a sus clientes un espectculo interesante, pero perdi demasiado tiempo en las primeras fases. Metaxas, cabalgando brillantemente por las horas y los das, desvelaba la catstrofe completa, y nos llev finalmente a la maana en que el orden fue restaurado, mientras un Justiniano quebrantado cabalgaba entre las carbonizadas ruinas de Constantinopla. En un amanecer rojo, vimos las nubes de cenizas que bailaban todava en la atmsfera. Justiniano miraba los ennegrecidos cimientos de Santa

Sofa y nosotros mirbamos a Justiniano. Piensa reconstruir una nueva catedral explic Metaxas. Y har el mayor santuario construido desde que se edificase el Templo de Salomn en Jerusaln. Vengan: ya hemos visto demasiada destruccin. Observemos ahora el nacimiento de la belleza. Descendamos por la lnea! Vamos cinco aos y diez meses hacia adelante para admirar Santa Sofa! 27 En tus prximas vacaciones me dijo Metaxas ven a visitarme a mi villa. Ahora vivo en 1105. Es una buena poca para vivir en Bizancio; reina Alejandro Comneno y es un hombre sabio. Te tendr preparada una chica vigorosa y bastante vino. Vendrs? Me anonadaba la admiracin que senta hacia aquel hombre de rostro huesudo. Nuestro viaje estaba a punto de terminar, pues slo nos quedaba por ver la conquista otomana, y me haba demostrado la diferencia que haba entre ser un Gua inspirado y un Gua sencillamente competente. Slo una vida entera de devocin a la tarea poda dar tales resultados y ofrecer semejante espectculo. Metaxas no slo nos haba enseado los acontecimientos habituales, sino que descubri para nosotros un gran nmero de eventos menores, dejndonos una hora aqu, dos horas all; creando para nosotros un rebosante mosaico de historia bizantina que oscureca el lustre de los mosaicos de Santa Sofa. Otros Guas efectuaban, con suerte, una docena de estaciones; Metaxas, ms de cincuenta. Le encantaban, especialmente, los primeros emperadores. Omos un discurso completo de Miguel II, el Tartamudo, observamos las bufonadas de Miguel III, el Borracho, y asistimos al bautismo del quinto Constantino, que cometi la torpeza de pisar una mierda y es conocido desde entonces como Constantino Copronimo, Constantino el Mierdoso. Metaxas era dueo de Bizancio, en cualquiera de sus pocas. Tranquila, fcilmente, recorra las pocas con total confianza. La villa que posea era un signo de su confianza y audacia. Ningn otro Gua se atrevi nunca a crearse una segunda identidad en la lnea, o a pasar sus vacaciones como ciudadano del pasado. Metaxas se ocupaba de su villa en base a un tiempo actual propio; cuando deba abandonarla para acompaar un viaje de dos semanas, siempre volva a ella dos semanas despus de su marcha. Nunca volva dos veces al mismo instante, ni regresaba en algn momento en que se encontrase en su residencia; slo un Metaxas poda estar en ella, y se era el Metaxas del tiempo actual. Compr la villa diez aos antes segn su doble base temporal; 2049 en la parte baja de la lnea, 1095 en Bizancio. Y haba mantenido con precisin aquella relacin; para l, haban pasado diez aos en los dos lugares simultneamente. Promet visitarle en 1105. Ser un honor le dije. Te presentar a mi tataranosecuntosabuela cuando vengas me replic sonriente. Es una terrible folladora. Te acuerdas lo que dije sobre lo de acostarse con los antepasados? No hay mejor cosa! Me qued asombrado. Sabe quin eres? No digas idioteces contest Metaxas. Me atrevera a romper la primera regla del Servicio Temporal? Le diras a cualquiera que vengo del futuro? Lo hara yo? Incluso Temstocles Metaxas acata esa regla!

Como el enfermizo Capistrano, Metaxas haba realizado considerables esfuerzos en buscar a sus antepasados. Sin embargo, sus motivos eran totalmente diferentes. Capistrano preparaba un elaborado suicidio; Metaxas estaba obsesionado por el incesto transtemporal. No es arriesgado? le pregunt. Con que te tomes la pldora, tranquilo, y ella tambin. Me refiero a la Patrulla Temporal... Pon atencin para que no te pillen dijo Metaxas As es como no es arriesgado. Si la dejas embarazada, podras convertirte en tu propio antepasado. Sper! exclam Metaxas. Pero... Muchacho, no se puede dejar encinta a una mujer accidentalmente. Naturalmente aadi, quiz me entren ganas de prearla de verdad uno de estos das. Sent que el aliento del tiempo se transformaba en tormenta. Es la anarqua! dije. Nihilismo, para ser ms exactos. Mira, Jud, mira este libro. He anotado en l a todos mis antepasados femeninos; hay centenares, del siglo XIX al siglo X. Nadie ms en el mundo tiene un libro como ste, salvo quiz algunos ex reyes y ex reinas... pero no tan completo. Capistrano, s repliqu. Slo hasta el siglo XIV! Y, de todos modos, est loco. Sabes por qu establece su propia genealoga! S No es verdad que est completamente chalado? S confes. Pero, dime, por qu tienes tanto inters en acostarte con tus abuelas? Quieres saberlo? Claro. Mi padre era un hombre fro y odioso me explic Metaxas. Pegaba a sus hijos todas las maanas antes del desayuno, para ejercitarse. Su padre era un hombre fro y odioso que haca que sus hijos vivieran como esclavos. El padre de ste... Por donde quiera que vaya, una larga fila de dictadores machos autoritarios y tiranos. Todos ellos me repugnan. Mi revolucin es un levantamiento contra la imagen del padre. Sigo recorriendo el pasado y seduciendo a las mujeres, a las hermanas y a las hijas de esos hombres a quienes detesto. As socavo su helada suficiencia. Entonces, en ese caso, debiste empezar... por tu propia madre... Me niego a las abominaciones dijo Metaxas. Ya veo. Pero a mi abuela a sa s! Y a varias bisabuelas! Y as sucesivamente! Le brillaron los ojos. Para l la misin era divina. Me he tirado a veinte, treinta generaciones, y me tirar a bastantes ms. Metaxas ri aguda y satnicamente. Adems sigui como hombre me gusta echar un buen polvo de vez en cuando. Algunos seducen al azar; Metaxas seduce... sistemticamente! Eso le da a mi vida cierta estructura y gran sentido. Interesante verdad? Bueno... Me imagin una hilera de mujeres desnudas tendidas una al lado de la otra hasta el infinito. Cada una de ellas tena el rostro huesudo y los marcados rasgos de Temstocles Metaxas. Y Metaxas remontaba pacientemente la lnea detenin-

dose para follar con sta, luego con aqulla, despus con la siguiente, y con la otra y la de ms all, infatigablemente hasta que todas las mujeres de piernas abiertas se convertan en entidades velludas de mentn huidizo, mujeres de la poca del Pithecnthropus erectus y el Metaxas erectus segua a lo suyo hasta el comienzo del tiempo. Bravo Metaxas! Bravo! Por qu no lo intentas uno de estos das? me pregunt. Bueno... Me han dicho que eres griego de origen. Por parte de mi madre s. En ese caso tus ancestros viviran aqu mismo, en Constantinopla. Ningn griego respetable habra vivido en Grecia en esta poca. En este preciso momento alguna deliciosa antepasada tuya andar por la ciudad! Bueno... Encuntrala! exclam Metaxas. Tratela! Es divino! Es el xtasis! Desafas al espacio y al tiempo! Mtele a Dios un dedo en el ojo! No estoy seguro de tener ganas de hacerlo dije. Pero s que las tena. 28 Como ya he dicho antes de ahora, Metaxas transform mi vida. Cambi mi destino de diferentes maneras, no siempre buenas. Pero una de las buenas cosas que hizo por m fue que confiase en m mismo. Su carisma y su cinismo me aturdan. Aprend mucho de la arrogancia de Metaxas. Hasta aquel momento, yo haba sido un joven modesto y gris, al menos mientras me encontraba entre mis mayores. En lo relativo particularmente a mis actividades en el Servicio Temporal, fui discreto y serio. No caba duda de que no pareca hacer gran cosa y que simulaba ser ms torpe de lo que realmente era. Actuaba as porque era un joven que tena mucho que aprender, no slo sobre m mismo, lo que hace todo mundo, sino tambin sobre el funcionamiento del Servicio Temporal. Hasta el momento, haba encontrado hombres de ms edad, ms desenvueltos, ms vivos y corruptos que yo, y les trat siempre con respeto: Sam, Dajani, Jeff Monroe, Sid Buonocore, Capistrano. Pero en aquel momento, una vez encontr a Metaxas, vi en l al ms vivo, al ms desenvuelto y corrupto de todos; me comunic un impulso suplementario y con su ayuda dej de orbitar a los dems para seguir al fin mi propia trayectoria. Ms adelante, descubr que aqulla era una de las funciones de Metaxas en el Servicio Temporal. Se ocupaba de los Guas aprendices de ojos lagrimeantes y les daba el aspecto de fanfarrones que tanta falta les hara para triunfar como Guas. Cuando regres del viaje con Metaxas, ya no tema la llegada de mi primera gira en solitario. Estaba listo para partir. Metaxas me haba enseado el modo en que un Gua poda ser una especie de artista, dibujando para sus clientes un cuadro del pasado, y aquello era en lo que yo me quera convertir. Los riesgos y las responsabilidades ya no eran un problema. Cuando vuelvas de las vacaciones me dijo Protopopolos, te llevars a media docena de personas a la gira de una semana. No necesito vacaciones. Podemos salir ahora mismo! T s, pero no los turistas. De todos modos, la ley dice que debes tomar vacaciones entre dos viajes. As que, descansa. Te ver dentro de dos semanas,

Jud. A pesar de todo, disfrut las vacaciones. Me vi tentado a aceptar la invitacin de Metaxas para pasar unos das en su villa de 1105, pero me dije que de momento ya haba disfrutado bastante de su compaa. Me divert pensando en apuntarme a una gira por Hastings o Waterloo, incluso por la Crucifixin y contar los Dajani que vea. Pero abandon aquellas ideas casi de inmediato. Si al fin me vea a m mismo listo para guiar a otros, no quera que nadie me guiase a m. Por el momento. Necesitaba reafirmar mi reciente confianza en m mismo antes de caer bajo la influencia de algn otro Gua Me pase durante tres das por la Estambul del tiempo actual sin hacer nada especial. Siempre estaba cerca de las oficinas del Servicio Temporal, jugando al ajedrez estocstico con Kolettis y Melamed, que tambin se encontraban de vacaciones. El cuarto da tom el expreso de Atenas. No saba por qu iba all antes de llegar. Me encontraba en la Acrpolis cuando me di cuenta de mi misin. Caminaba entre las ruinas, apartando a los vendedores de hologramas y los que proponan visitas dirigidas, cuando un globo publicitario se desliz hacia m. Pas planeando a un metro de mis ojos, emitiendo una luz verdosa y centelleante destinada a llamar mi atencin. Declar: Buenas tardes. Esperamos que disfrute con esta visita a la Atenas del siglo XXI. Ahora que ha visto tantas ruinas pintorescas no le gustara ver el Partenn como era realmente? Le apetecera admirar la Grecia de Scrates y Aristfanes? El despacho local del Servicio Temporal se encuentra en la calle Aeolou, frente a correos, y... Media hora ms tarde entraba en las oficinas de la calle Aeolou; les advert que era Gua de vacaciones y me dispuse para remontar la lnea. Pero no a la Grecia de Scrates y Aristfanes. Me fui, sencillamente, a la Grecia de 1997, el ao en que Constantino Passilidis fue elegido alcalde de Esparta. Constantino Passilidis era el padre de mi madre. Iba a redactar mi genealoga empezando por el principio. Con las feas e irritantes ropas de finales del siglo XX, provisto de billetes crujientes llenos de colores, volv atrs sesenta aos y tom el primer expreso que iba de Atenas a Esparta. El servicio apenas estaba inaugurado, y tena un miedo atroz a estrellarme contra el suelo, pero los soportes eran firmes y llegu a Esparta de una sola pieza. Esparta era una ciudad especialmente irritante. Naturalmente, la Esparta moderna no desciende directamente de la antigua ciudad militarista que caus tantos problemas a Atenas. Aquella Esparta se borr gradualmente hasta desaparecer por completo durante la Edad Media. La nueva Esparta fue fundada a comienzos del siglo XIX, en el asentamiento primitivo. En la poca del abuelo Passilidis, era una urbe de unos 80.000 habitantes que haba crecido rpidamente tras la instalacin local del primer centro atmico de Grecia a mediados de la dcada de los ochenta. La formaban cientos de edificios idnticos de ladrillo gris, alineados de un modo uniforme. Cada uno de ellos contaba con diez pisos adornados con balcones de color amarillo limn; el conjunto era muy parecido a una prisin. En un extremo de la ciudad se encontraba la brillante cpula del centro atmico; al otro lado, se alzaban las tabernas, los bancos y todos los despachos municipales. Si uno piensa que la brutalidad tiene su encanto, todo aquello resultaba encantador. Sal del expreso y me dirig al barrio de los bancos y las tabernas. No haba ni

una sola terminal de ordenador en las calles supongo que porque todava no haban instalado el sistema, pero no me cost trabajo encontrar al alcalde Passilidis. Me detuve en una taberna para beberme un ouzo a toda prisa y pregunt: Dnde puedo encontrar al alcalde Passilidis? Una docena de amables espartanos me acompaaron a la alcalda. La recepcionista era una chica morena de unos veinte aos y enormes pechos, as como un asomo de bigote. Su cuerpo, uno de esos cuerpos del renacimiento minoico, estaba visiblemente calculado para que los hombres olvidasen la imperfeccin de su rostro. Me pregunt con voz seca y agitando ante m aquellos dos globos de pezones encarnados: Puedo serle til? Me gustara ver al alcalde Passilidis. Trabajo para un peridico americano. Preparamos un artculo sobre los diez jvenes ms dinmicos de Grecia y pensamos que el seor Passilidis... Aquello no era muy convincente, ni siquiera para m. Me qued all plantado, observando las perlas de sudor que brotaban en las blancas esferas de sus senos, esperando que me echase a patadas. Pero acept la historia sin ms preguntas y me llev al despacho del alcalde. Es un placer recibirle me dijo mi abuelo con un perfecto ingls. Sintese, por favor. Le apatece un martini? Un puro...? Me qued paralizado. Dominado por el pnico. Incluso me olvid de estrecharle la mano cuando me la ofreci. La vista de Constantino Passilidis me aterr. Evidentemente, nunca antes haba visto a mi abuelo. Fue asesinado por un abolicionista en 2010, mucho antes de que yo naciera: fue una vctima ms del Ao de los Asesinos. El viaje temporal nunca me pareci tan aterradoramente real como en aquel momento. Ver a Justiniano en el palco imperial del Hipdromo no era nada en comparacin con aquel Constantino Passilidis recibindome en su despacho. Tendra un poco ms de treinta aos, un joven prodigio de su poca. Sus cabellos eran negros y rizados, y apenas encanecan en las sienes; luca un bigotillo bien recortado, as como un pendiente en la oreja izquierda. Lo que ms me asust fue nuestra semejanza fsica. Podra haber pasado por mi hermano mayor. Tras una eternidad, sal del aturdimiento. Supuse que tambin debera estar un poco embarazado, pero me propuso de nuevo un refresco con voz tan corts que lo rechac diciendo que no beba. Sin embargo, recuper los suficientes nimos como para empezar la entrevista. Hablamos de su carrera poltica y de todas las cosas maravillosas que pretenda hacer por Esparta y Grecia. Justo en el momento en que la conversacin empezaba a desviarse hacia el tema de su vida privada y la familia, ech un vistazo al reloj y me dijo: Es hora de comer. Quiere ser mi invitado? Tena ante s la tpica siesta mediterrnea: cerrar la tienda por tres horas y volver a casa. Nos dirigimos a su morada a bordo del coche elctrico que l mismo conduca. Viva en una casa gris, como un ciudadano ordinario: cuatro pequeas habitaciones en la quinta planta. Me gustara presentarle a mi mujer dijo el alcalde Passilidis. Katina, mira, es un periodista americano, el seor Jud Elliott III. Quiere escribir un artculo sobre mi carrera. Mir a mi abuela.

Me mir. Ambos lanzamos la misma exclamacin al mismo tiempo. Los dos estbamos sorprendidos. 29 Ella era muy guapa, tanto como las muchachas de los murales minoicos. Cabellos negros, una piel de aceituna y los ojos negros. Su vigor era el de los campesinos. No exhiba el pecho como la bigotuda recepcionista pero su ligero sujetador no ocultaba gran cosa. Tena los senos firmes y redondos. Las caderas anchas. Desbordaba energa, generosidad. Tendra veintitrs aos, quiz veinticuatro. La dese en el momento. Su belleza, su sencillez, su calor, me cautivaron desde la primera mirada. Sent una desazn familiar en los testculos y un nudo que me apretaba los msculos de las nalgas. Me mora de ganas de arrancarle la ropa y hundirme profundamente en su masa de pelo negro, caliente y espeso. No era un deseo incestuoso como en el caso de Metaxas. Era una reaccin inocente y puramente animal. En aquel asalto del deseo no pens en ella como en mi abuela. Encontr simplemente que era una mujer muy atractiva. Algunos segundos ms tarde comprend, a un nivel afectivo, quin era de verdad, con lo que mi mpetu se acall. Era la abuela Passilidis. Y me acord de la abuela Passilidis. La visitaba regularmente en el campamento para ancianos cercano a Tampa. Muri cuando yo tena catorce aos, en 2049, y, aunque no tendra ms de setenta aos, siempre me pareci atrozmente vieja y decrpita, una mujer pequea y seca, encogida, paralizada, que llevaba todo el tiempo ropa negra. Slo los ojos Dios mo, sus ojos negros, lquidos, clidos y brillantes dejaban nacer la sospecha de que en otro tiempo fue un ser humano lleno de vida y energa. La abuela Passilidis padeci todo tipo de enfermedades especficamente femeninas al principio cada del tero y cosas de ese estilo, luego, problemas renales y todo lo dems. Por lo menos le hicieron una docena de trasplantes de rganos, pero aquello no ayud mucho y, durante toda mi infancia, la recuerdo como alguien que declinaba de modo inexorable. Sin cesar oa hablar de nuevos pasos hacia la tumba, pobre vieja! Ante m se encontraba la misma pobre vieja, milagrosamente aligerada de su pesada carga. Y yo estaba all, agitndome mentalmente entre los muslos de la madre de mi madre. Qu sacrilegio, qu horror, que el hombre pueda volver al pasado para pensar cosas parecidas! La reaccin de la joven seora Passilidis fue tan fuerte como la ma, pero menos apasionada. Para ella, el sexo empezaba y terminaba en el pene de su marido. Me mir no con concupiscencia, sino con asombro, diciendo finalmente: Cmo se te parece, Constantino! Mucho? dijo el alcalde Passilidis, que todava no lo haba notado. La mujer nos llev a los dos delante del espejo del saln, riendo muy excitada. Las suaves masas de sus senos se apretaron contra m y me puse a sudar. Mirad! exclam. Veis? Parecidos como dos hermanos! Sorprendente dijo el alcalde Passilidis. Una coincidencia increble dije. Usted tiene el pelo ms espeso y yo soy un poco ms alto, pero... S! S! El alcalde daba palmas. A lo mejor somos parientes...

Imposible respond solemnemente. Mi familia es de Boston. De una vieja cepa de Nueva Inglaterra. Sin embargo, es verdaderamente sorprendente. No tendra usted algn antepasado en el Mayflower, seor Passilidis? Creo que no, a menos que hubiera algn mayordomo griego a bordo. Me extraara. A m tambin. Mi familia es puramente griega desde hace generaciones. Me gustara hablar un poco de todo esto con usted, si es posible dije con indiferencia. Por ejemplo, me gustara saber... En aquel preciso instante, una chica de aspecto ligero, completamente desnuda, sali de una de las habitaciones. Se plant sin vergenza delante de m y me pregunt quin era. Qu encantadora, pens. Aquella grupita descarada, aquella rajita rosa... qu limpias parecen las nias cuando estn desnudas. Antes de que se pierdan en la pubertad. Esta es mi hija Diana dijo Passilidis orgullosamente. En mi mente, una voz tormentosa rugi: NO DESCUBRIRAS LA DESNUDEZ DE TU MADRE! Apart los ojos, embarazado, y me cubr el rostro fingiendo un ataque de tos. La inmaculada rajita de Diana arda en mi mente. Como si se diera cuenta de que yo notaba algo inconveniente en la desnudez de la nia, Katina Passilidis la puso en el acto un par de bragas. Todava temblaba. Passilidis, asombrado, abri una botella de retsina. Nos sentamos en la terraza bajo la viva luz del sol. Por debajo de nosotros, algunos estudiantes hicieron seas y le gritaron buenos das al alcalde. La pequea Diana lleg al trote para que jugsemos con ella; le alborot el cabello y le aplast la punta de la nariz; sent algo muy extrao. Mi abuela nos ofreci una excelente comida de cordero guisado y pastitsio. Nos bebimos botella y media de retsina. Acab hablando de poltica con el alcalde, y llegamos a la cuestin de sus antepasados. Su familia, siempre ha vivido en Esparta? pregunt. Oh, no! contest. La familia de mi padre se instal por aqu hace casi un siglo. Proceda de Chipre. Es decir, por parte de mi padre. La familia de mi madre es ateniense desde hace muchas generaciones. La familia Markezinis? indagu. Me mir de un modo muy extrao. Bueno, reconozco que es verdad dijo finalmente. Cmo ha podido...? Lo descubr al leer un artculo sobre usted le dije apresuradamente. Passilidis acept la respuesta. Ahora que la conversacin alcanzaba a su familia, empez a ser ms locuaz quiz fuese efecto del vino y me dio numerosos detalles genealgicos. La familia de mi padre viva en Chipre desde hace por lo menos mil aos me explic. Haba ya un Passilidis por all cuando llegaron los cruzados. Por otra parte, los antepasados de mi madre no llegaron a Atenas hasta el siglo XIX, despus de la derrota de los turcos. Antes de eso vivan en Shqiperi. Shqiperi? En Albania. Se instalaron en el siglo XIII, despus de la toma de Constantinopla por los Latinos. Y all se quedaron; bajo el dominio de los servios, los turcos, en la poca de Skander-Beg, el rebelde, a pesar de todas las dificultades de su herencia griega. Los odos me tintineaban. Ha mencionado Constantinopla? Puede trazar hasta all su genealoga? Conoce usted la historia de Bizancio? pregunt Passilidis sonriendo.

Algo respond. Quiz sepa que en el ao 1204 la Cruzada se apoder de Constantinopla y mantuvo durante un corto tiempo un imperio latino. La nobleza bizantina huy y se formaron algunos nuevos estados bizantinos: uno en Asia Menor; otro en el Mar Negro; incluso hubo otro ms en el oeste, en Albania. Mis antepasados siguieron a Miguel Angel Comneno a Albania antes que someterse a los cruzados. Ya veo. Tembl de nuevo. Y el apellido? Ya era Markezinis? Oh no, Markezinis es un nombre griego de origen muy moderno! En Bizancio ramos la familia Ducas. De verdad? exclam. De verdad era Ducas? Era como si un alemn dijese ser de la familia Hohenzollern o un ingls dijera tener sangre Plantagenet. Yo haba visto el resplandeciente palacio de la familia Ducas. Yo haba visto a cuarenta orgullosos Ducas caminar revestidos de oro por las calles de Constantinopla para celebrar la llegada de su primo Constantino al trono imperial. Si Passilidis era un Ducas yo tambin era un Ducas. Naturalmente dijo La familia era muy grande y creo que nosotros ramos una rama menor. Sin embargo, descender de tal familia es para estar orgulloso. Sin duda alguna. Podra darme los apellidos de alguno de sus antepasados bizantinos? Los nombres de pila? El modo en que lo dije poda dejar pensar que tena intencin de ir a verles la prxima vez que visitase Bizancio. Lo que hice, aunque Passilidis no pudiera sospecharlo, pues el viaje temporal todava no haba sido descubierto. Lo necesita para su artculo? pregunt, frunciendo el ceo. No, realmente no. Era simple curiosidad. Parece saber usted un poco ms que yo sobre Bizancio. Le molestaba que un brbaro americano conociera el nombre de una clebre familia bizantina Lo estudi en la escuela le dije. Pero no conozco la historia ms que a grandes rasgos. Desgraciadamente, no puedo darle esos nombres. Esos detalles no han llegado hasta nosotros. Quiz un da, cuando abandone la arena poltica, buscar en los viejos archivos... Mi abuela nos sirvi un poco ms de vino y yo mir, furtiva y culpablemente, sus redondos y oscilantes pechos. Mi madre se me subi a las rodillas y grit un poco. Mi abuelo sacudi la cabeza diciendo: Es realmente sorprendente el modo en que se me parece. Puedo sacarle una foto? Me pregunt si sera contrario a las reglas de la Patrulla Temporal. Sin duda, conclu. Pero no vea ningn modo de rechazar educadamente tan insignificante demanda. Mi abuela fue en busca de una mquina. Passilidis y yo nos pusimos uno al lado del otro y sac dos fotos, una para l y otra para m. Las recogi del aparato y, cuando estuvieron reveladas, las miramos atentamente. Como hermanos repiti la abuela varias veces. Como hermanos! Borr mis rasgos en cuanto sal del piso. Pero supongo que entre los papeles de mi madre hubo una foto amarillenta en la que su padre, todava joven, estaba de pie junto a un hombre un poco ms joven que l y a quien se pareca mucho, del que mi madre pensara acaso que se trataba de algn primo olvidado. Quiz la foto exista todava. Me dara miedo mirarla.

30 El abuelo Passilidis me haba ahorrado muchas pesquisas. El ya haba andado a lo largo de ocho siglos de lo que yo empezaba a considerar como mi propia bsqueda. Descend por la lnea hasta el tiempo actual, examin los archivos del centro del Servicio Temporal de Atenas, me equip como un noble bizantino de finales del siglo XII, con una suntuosa tnica de seda, capa negra y blanco bonete. Tom el expreso del norte para Albania y me baj en la ciudad de Gjinokaster. En otro tiempo, la ciudad se llam Argyrokastro, en el distrito de Epira. Desde Gjinokaster, remont la lnea hasta 1205. Los campesinos de Argyrokastro se quedaron impresionados al ver mis principescos atavos. Les dije que buscaba la corte de Miguel Angel Comneno; me sealaron el camino y me vendieron un asno para que pudiera llegar. Encontr a Miguel Angel y al resto de los exiliados bizantinos siguiendo una carrera de carros en un improvisado hipdromo, a los pies de una serie de desgarradas colinas. Me mezcl tranquilamente entre la multitud. Busco a Ducas le dije a un anciano aparentemente inofensivo que venda vino. Ducas? Cul? Hay varios? Traigo un mensaje de Constantinopla para un Ducas, pero no me dijeron que hubiese varios. El viejo se ech a rer. Justo a la vista dijo, estoy viendo a Nicforo Ducas, Juan Ducas, Len Ducas, Jorge Ducas, Nicforo Ducas el Joven, Miguel Ducas, Simen Ducas y Dimitrios Ducas. Soy incapaz de encontrar en este momento a Eftimio Ducas, Leoncio Ducas, Simen Ducas el Alto, Constantino Ducas, ni tampoco a... djeme pensar un momento... Andrnico Ducas. A qu miembro de la familia anda buscando? Le di las gracias y descend por la lnea. En la Gjinokaster del siglo XVI pregunt dnde se encontraba la familia Markezinis. La ropa bizantina me hizo ganarme algunas desconfiadas miradas, pero las monedas de oro bizantinas me dieron la informacin que necesitaba. Un besante y me dijeron dnde encontrar la casa de los Markezinis. Dos besantes ms y me presentaron al capataz de la via de los Markezinis. Cinco besantes elevado precio y estaba comiendo pasas en el saln de Gregory Markezinis, el jefe del clan. Era un hombre distinguido de mediana edad, con abundante barba gris y ojos ardientes; era hospitalario, a pesar de su severo aspecto. Mientras hablbamos, sus hijas se movieron tranquilamente a nuestro alrededor, llenndonos las copas, trayndonos pasas, trozos de cordero fro, arroz. Tena tres hijas, que podran tener trece, quince y diecisiete aos. Procur no mirarlas con mucha atencin, pues conoca el celoso temperamento de los jefes de los clanes de las montaas Eran verdaderas bellezas: piel olivcea, ojos oscuros, senos firmes, labios sensuales. Habran podido pasar por ser las hermanas de mi abuela Katina. Mi madre, Diana, creo, debi parecerse a ellas de joven. La gente de la familia es muy fuerte. A menos que hubiera trepado a la rama equivocada del rbol, una de aquellas chicas era mi ttara-ttara-multi-ttara-abuela. Y Gregory Markezinis era mi ttara-ttara-multi-ttara-abuelo.

Me present ante l como si fuera un joven chipriota adinerado, de origen bizantino, que recorra el mundo en busca de placeres y aventuras. Gregory, cuyo griego estaba ligeramente contaminado por palabras albanesas (no recuerdo lo que hablaban sus siervos), visiblemente, nunca antes se las haba visto con un chipriota y acept como autntico mi acento. Qu lugares habis visitado? pregunt. Oh dije, Siria, Libia, Egipto y Roma, Pars, Lisboa, y acud a Londres para presenciar la coronacin de Enrique VIII; he estado tambin en Praga y en Viena. Y ahora me dirijo de nuevo hacia el este, a las posesiones turcas, pues estoy decidido, pese a todos los riesgos, a visitar las tumbas de mis ancestros en Constantinopla. Enarc una ceja al or la palabra ancestros. Clavando la daga con energa en un trozo de cordero, pregunt: Vuestra familia perteneca a la nobleza? Soy descendiente de los Ducas. De los Ducas? De los Ducas afirm tranquilamente. Yo tambin soy descendiente de los Ducas. S? Efectivamente. Un Ducas en Epira? pregunt. A qu se debe? Llegamos aqu con los Comneno, cuando los cerdos latinos conquistaron Constantinopla. S? Totalmente cierto. Pidi ms vino, el mejor de la casa. Cuando reaparecieron las hijas, interpret una pequea comedia, gritando: Un pariente! Un pariente! El forastero es pariente nuestro! Atendedle como merece! Fui engullido por las hijas de Markezinis, aplastado por jvenes y firmes pechos, sumergido por cuerpos suaves y perfumados. Las bes castamente, como habra hecho cualquier primo lejano. Hablamos de genealoga mientras bebamos un vino viejo y fuerte. Tom un Ducas al azar Teodoro y afirm que haba huido a Chipre, tras la derrota de 1204, para fundar all mi propio linaje. Markezinis no tena modo alguno de refutarme y, de hecho, lo acept en el acto. Saqu una larga lista de antepasados Ducas que se extenda de m mismo al lejano Teodoro, utilizando los ms corrientes nombres bizantinos. Al concluir, le pregunt: Y vos, Gregory? Empleando el cuchillo para marcar las ramas genealgicas en la mesa cuando la historia se haca lo suficientemente compleja, Markezinis traz su ascendencia hasta Nicols Markezinis, quien, a finales del siglo XIV, se cas con la hija mayor de Manuel Ducas de Argyrokastro, un Ducas que no tena ms que hijas, con lo que terminaba su descendencia directa. Acto seguido, desde Manuel, Markezinis volvi tranquilamente hasta la expulsin de los bizantinos de Constantinopla por la cuarta Cruzada. El Ducas de su ascendencia directa que huy a Albania no era otro que, dijo, Simen. Mis gnadas se sumieron en la desesperacin. Simen? repet. Os refers a Simen Ducas el Alto o al otro? Haba dos? Cmo lo sabis? Con las mejillas en llamas, improvis.

Debo reconocer que he estudiado ampliamente toda la familia. Hubo dos Simen Ducas que sobrevivieron a los Comneno en este pas: Simen el Alto y otro hombre mucho ms bajo. No s nada de todo eso confes Markezinis. Me dijeron que mi antepasado se llamaba Simen. Y que su padre era Nicforo, cuyo palacio estaba muy cerca de la Iglesia de Santa Teodosia, junto al Cuerno de Oro. Los venecianos quemaron el palacio de Nicforo cuando conquistaron la ciudad en 1204. Y el padre de Nicforo... Dud, sacudiendo la cabeza lenta y tristemente, como un viejo bfalo. No recuerdo el nombre del padre de Nicforo. Lo he olvidado. Era Len? Basilio? Lo he olvidado. Tengo la cabeza llena de vino. Eso no es muy grave respond. Siguiendo la pista de mis antepasados en Constantinopla, no habra problemas. Romano? Juan? Isaac? Lo tengo en la punta de la lengua... pero hay tantos nombres... tantos nombres... Se durmi sobre la mesa sin dejar de farfullar. Una muchacha de ojos negros me condujo a una habitacin. Habra podido saltar al futuro en aquel momento, pues ya saba todo lo que poda saber; pero me pareci ms corts pasar la noche bajo el techo de mi multi-ttara-abuelo, en lugar de escapar como un ladrn. Me desvest, apagu la vela y me met entre las sbanas. En las tinieblas, una joven de cuerpo ligero se me uni en la cama. Sus senos llenaban mis manos agradablemente, y su perfume era ligeramente dulzn. No poda verla, pero creo que se tratara de una de las tres hijas de Markezinis que vena a demostrarme hasta qu punto poda ser hospitalaria la familia. La palma de mi mano se desliz hasta su bajo vientre liso y suave; sus piernas se abrieron cuando llegu a la zona adecuada y percib en el acto que estaba preparada para el amor. Me sent vagamente decepcionado al descubrir que las hijas de Markezinis se entregaban tan libremente a los forasteros... incluso a un noble extranjero que deca ser su primo. Despus de todo, eran mis antepasadas. Estara mi ascendencia impregnada del esperma de los ocasionales viajeros? Aquel pensamiento me condujo a otro realmente abrumador: si aquella chica era verdaderamente mi ttara-ttara-multi-ttaraabuela, qu haca yo con ella en la cama? Tirarse a los forasteros, vale... pero tirarse a los descendientes? Cuando empec la bsqueda aguijoneado por Metaxas, no tena intencin alguna de cometer incesto transtemporal; y, sin embargo, no estaba haciendo otra cosa en aquel momento. La culpabilidad se apoder de m y me puse tan nervioso que me qued impotente momentneamente. Pero mi compaera baj hasta mi cintura y sus labios me hicieron recuperar la virilidad. Un viejo truco bizantino, pens; de nuevo erguido, me deslic en ella e hicimos el amor deliciosamente. Aplaqu a mi conciencia dicindome que tena dos oportunidades de cada tres de que aquella muchacha fuese mi ttara-ttaramulti-ttara-tia, con lo que el incesto sera necesariamente mucho menos grave. En lo concerniente a los descendientes, mis relaciones con una ta del siglo XVI tendran una importancia mnima. Despus de todo aquello, mi conciencia me dej en paz y la chica y yo llevamos nuestros jadeos hasta el final. Luego, se levant y sali de la alcoba, pero, al pasar delante de la ventana, la plateada luz de la luna ilumin sus blancas nalgas, sus plidos muslos y sus largos cabellos rubios, y comprend lo que tena que haber sabido desde el principio: que las hijas de Markezinis no dorman con los fo-

rasteros como las esposas de los esquimales, sino que alguien, juiciosamente, me haba enviado a una criada para que yo pasase un buen rato. Que se fueran al cuerno los remordimientos! No tard en dormirme despus de recibir la absolucin del inexistente incesto. A la maana siguiente, Gregory Markezinis, por encima de un desayuno de arroz y cordero, declar: He odo decir que los espaoles han descubierto un Nuevo Mundo al otro lado del ocano. Pensis que habr algo de verdad en toda esa historia? Nos encontrbamos en el ao 1556. Es totalmente exacto dije, no cabe la menor duda. He visto las pruebas en Espaa, en la corte del rey Carlos. Es un mundo lleno de oro, jade, especias... y de hombres con la piel roja. Hombres con la piel roja? Oh, no, primo Ducas, no, no, no puedo crermelo! Markezinis lanz un divertido rugido y llam a sus hijas. El Nuevo Mundo de los espaoles... sus habitantes tienen la piel roja! Lo dice el primo Ducas! Bueno, ms bien de color cobrizo murmur, pero Markezinis apenas me escuch. Pieles rojas! Pieles rojas! Y no tienen cabeza, sino la boca y los ojos en mitad del pecho! Y hombres con una sola pierna que levantan por encima de la cabeza a medioda para protegerse del sol! S, s! Oh, qu maravilloso Nuevo Mundo! Primo, me resultis muy divertido! Le dije que me alegraba divertirle tanto. Luego le di las gracias por su hospitalidad, bes castamente a cada una de sus tres hijas y me dispuse a partir. Sbitamente, me di cuenta de que mis antepasados se haban llamado Markezinis desde el siglo XIV al siglo XX, con lo que ninguna de aquellas muchachas poda ser mi antepasada. Los temores de mi conciencia fueron intiles, salvo al ensearme dnde se situaban mis inhibiciones. Tenis hijos? le pregunt a mi anfitrin, Oh, s respondi. Tengo seis! Que vuestra descendencia crezca y prospere declar. Sal de la casa y conduje al asno durante una docena de kilmetros fuera de la ciudad; luego, lo at a un olivo y descend por la lnea temporal. 31 Cuando terminaron las vacaciones, me inscrib y me prepar para mi primera salida como Gua Temporal responsable de un grupo. Tena que llevar a seis personas a la gira de una semana. Los turistas ignoraban que fuese mi primera salida como responsable. Protopopolos no vio necesidad alguna de advertirles, y aquello era lo mejor para m. Pero yo no tena la impresin de que fuese mi primera salida en solitario. Yo me senta lleno del metaxiano cinismo. El carisma emanaba de m. No tema a otra cosa que al miedo. Durante la reunin preparatoria, precis a mis seis clientes las reglas del turismo temporal con frases secas y cortantes. Invoqu la horrible amenaza de la Patrulla Temporal hablndoles de los cambios en el pasado, voluntarios o no. Les expliqu cmo podran evitar problemas. Luego les di los cronos y los ajust. Vamos dije. Remontemos la lnea. Carisma. Cinismo. Jud Elliott, Gua Temporal, l solo! Sobre la lnea!

Estamos dije en el ao 1659 A. P., que conocern mejor como ao 400. Lo he elegido porque se trata de un perodo tpico de los orgenes de Bizancio. El emperador reinante es Arcadio. Recordarn que, en el Estambul del tiempo actual, Santa Sofa deba situarse aqu, y la mezquita del sultn Ahmed deba estar all. Evidentemente, el sultn Ahmed y su mezquita se encuentran a una docena de siglos en el futuro, y la iglesia que se alza a nuestras espaldas es la primera Santa Sofa, construida hace cuarenta aos, cuando la ciudad era todava muy joven. Dentro de cuatro aos, ser incendiada durante una rebelin provocada por el exilio del obispo Juan Crisstomo, ordenado por el emperador Arcadio por sus crticas hacia Eudoxia, esposa del emperador. Entremos. Vern que los muros son de piedra, pero la techumbre, de madera. Mi grupo de turistas estaba formado por un agente inmobiliario de Ohio, su mujer, su indolente hija y el marido de sta, as como un psiquiatra siciliano y su esposa temporal: un conjunto tpico de ciudadanos prsperos. No saban distinguir una nave de un nrtex, pero les ense muy bien la iglesia; luego, les llev a la Constantinopla de Arcadio para mostrarles las bases de lo que veran a continuacin. Dos horas ms tarde, salt sobre la lnea hasta 408 para ver de nuevo el bautismo del pequeo Teodosio. Me di cuenta de mi propia presencia al otro lado de la calle, de pie, junto a Capistrano. No me hice seal alguna y no me vi. Me pregunt si mi yo actual estara tambin presente en la ocasin en que viaj con Capistrano. Me dominaba la complejidad de la Paradoja Acumulativa. Pero la apart de la mente. Pueden ver aqu las ruinas de la antigua Santa Sofa expliqu. Ser reconstruida bajo los auspicios de este nio, el futuro Teodosio II, y ser abierta a la oracin el 10 de octubre de 445... Descendimos por la lnea hasta 445 para asistir a la ceremonia de la consagracin. Hay dos escuelas diferentes en lo relativo a la forma de dirigir una gira temporal. El mtodo Capistrano es ensear a los turistas cuatro o cinco acontecimientos importantes durante la semana, dejndoles pasar mucho tiempo en las tabernas, los albergues, las calles y los mercadillos, y desplazarse sin prisa alguna para percibir totalmente la atmsfera de cada poca. El mtodo Metaxas es construir un elaborado mosaico de los hechos, reteniendo los mismos momentos importantes, pero adems veinte o treinta o cuarenta acontecimientos secundarios, pasando media hora aqu y dos horas all. Yo haba experimentado los dos mtodos y prefera el de Metaxas. El estudiante serio de historia bizantina desea una cierta profundidad, no una gran extensin. Ms vale dar un panorama de Bizancio y precipitarles a lo largo de las diferentes pocas, ensendoles los motines y las coronaciones, las carreras de carros y el ascenso y cada de los monumentos y reyes. Llev a mis clientes de un momento a otro, imitando a mi idolatrado Metaxas. Les dej todo un da en la antigua Bizancio, como habra hecho Capistrano, pero divid la jornada en seis etapas. Terminamos en 537, en la ciudad que Justiniano reconstruy sobre las carbonizadas ruinas de la ciudad destruida por las revueltas de Azules y Verdes. Nos encontramos en el 27 de diciembre les cont. Hoy, Justiniano inaugurar la nueva Santa Sofa. Ahora podrn ver hasta qu punto es grande la nueva catedral comparada con las precedentes: es un edificio gigantesco, una de las maravillas del mundo. Para conseguir este producto, Justiniano ha gastado el equivalente a cientos de millones de dlares. Es la misma que se alza en Estambul ahora? pregunt escptico el seor

Agente Inmobiliario. Prcticamente, s. Salvo que no se ven los minaretes (pues fueron aadidos por los turcos tras transformarla en mezquita) y los arbotantes gticos, que an no han sido construidos. Lo mismo que la gran cpula que ven aqu no es la que conocen. Esta es ligeramente ms achatada y ancha que la actual. Uno de los clculos arquitectnico ser errneo y la mitad de la cpula se derrumbar en 558, tras la debilitacin de la estructura a causa de los temblores de tierra. Maana vern todo eso. Ahora, Justiniano. Un poco antes, aquel mismo da, les mostr al agotado Justiniano de 532, intentando controlar los motines de Nika. El emperador que llegaba en aquel momento, montado en un carro tirado por cuatro enormes caballos negros, no tena ms que otros cinco aos, pero pareca haber cumplido muchos ms; su rostro era redondo y rojizo, pero pareca ms confiado: la cara de un jefe. Y poda serlo, pues haba superado el terrible desafo que los motines lanzaron contra su poder, reconstruyendo la ciudad y haciendo de ella algo nico y maravilloso. Senadores y duques rodeaban el desfile; nosotros nos quedamos respetuosamente a un lado, entre el pueblo. Sacerdotes, diconos, subdiconos y miembros de coro esperaban a la procesin imperial, ataviados todos con las mejores galas. Himnos antiguos se alzaban hacia el cielo. El patriarca Menos apareci bajo la colosal puerta imperial de la catedral; Justiniano ech pie a tierra; el patriarca y el emperador, tomados de la mano, entraron en el edificio, seguidos por los altos dignatarios. Segn una crnica del siglo X dije, Justiniano fue dominado por la emocin al entrar en su nueva Santa Sofa. Precipitndose al bside agradeci a Dios el que le hubiera permitido terminar tal edificio y grit: "Oh, Salomn, te he vencido!". El Servicio Temporal supone que resulta interesante a los visitantes de esta poca or tan clebres palabras, de modo que colocamos una "oreja" justo encima del altar hace unos aos. Rebusqu entre mis ropas. He trado un altavoz que nos trasmitir las palabras de Justiniano cuando se acerque al bside. Escuchen atentamente. Puse el altavoz en marcha. En aquel momento, todos los Guas presentes entre la multitud hicieron lo mismo. Llegar un tiempo en que seremos tantos en aquel preciso momento que la voz de Justiniano, amplificada por un millar de minsculos altavoces, resonar majestuosamente en toda la sala. Se oyeron ruidos de pasos en el altavoz que tena en la mano. El emperador se acerca a la nave lateral expliqu. Los pasos se detuvieron bruscamente. Las palabras de Justiniano llegaron hasta nosotros: su primera exclamacin tras haber entrado en la obra de arte arquitectnica. Con voz llena de clera, el emperador gru: Mira, imbcil sodomita! Que me busquen al anormal que ha dejado ese andamio bajo la cpula! Quiero que me pongan sus cojones en una copa de alabastro antes de que empiece la misa! All termin su clera imperial El desarrollo del viaje temporal les expliqu a mis seis turistas nos ha obligado a revisar una gran parte de las ms brillantes ancdotas bajo la luz de nuevas evidencias. 32 Aquella noche, mientras dorman mis agotados turistas, sal discretamente para

terminar una pesquisa personal. Era algo totalmente contrario a las reglas. Un Gua debe quedarse siempre junto a sus clientes, por si se presenta algn peligro. Despus de todo, los clientes no saben hacer funcionar los cronos, y slo el Gua puede ayudarles a huir en caso de necesidad con la velocidad suficiente. Pese a todo, salt seis siglos descendiendo por la lnea mientras dorman los turistas, y visit la poca de mi rico antepasado Nicforo Ducas. Lo que, evidentemente, requera cierto cinismo, si se considera el hecho de que se trataba de mi primer viaje como Gua en solitario. Pero, de hecho, yo no corra riesgo alguno. El medio de hacer aquellos viajes evitando los problemas, como me explicase Metaxas, era arreglar cuidadosamente el crono y asegurarse de que uno no est lejos del contacto con los turistas durante ms de un minuto. Parta del 27 de diciembre de 537, a las 23:45. De all, poda remontar o descender por la lnea y pasar unas cuantas horas, o unos das, o semanas, incluso meses. Cuando terminase, me bastara con volver a ajustar el crono para que me devolviese al 27 de diciembre de 537, 23:46. Desde el punto de vista de los turistas, habra estado ausente durante tan slo sesenta segundos. Naturalmente, sera un error regresar a las 23:44, es decir, volver un minuto antes de salir. Habra dos Jud Elliott en la habitacin, lo que provocara la paradoja de la Duplicacin, que es una de las formas de Paradoja Acumulativa y que, sin duda, me costara una reprimenda o incluso algo peor, si la Patrulla Temporal lo descubra. No: haca falta una coordinacin exacta. Hay otro problema en la dificultad que existe en saltar con precisin de un punto a otro. El albergue en el que me encontraba con mi grupo en 537 no existira, ciertamente, en 1175, el ao de mi destino No poda saltar a ciegas en el futuro partiendo de la habitacin, pues poda materializarme en un lugar desagradable construido ms adelante en el mismo sitio: por ejemplo, un calabozo. El nico medio de no correr riesgos sera salir a la calle y saltar desde all, tanto a la ida como a la vuelta. Sin embargo, con ello se alejaba uno de los turistas durante ms de sesenta segundos: basta pensar el tiempo que hace falta para bajar, buscar un punto tranquilo donde saltar, etc. Y si un Patrullero Temporal llegaba por all para efectuar una verificacin rutinaria y se lo encontraba a uno en la calle y le preguntaba por qu puetera razn no estaba con la clientela... bueno, ya se encontraba uno en el mar de los los. Pese a todo, descend por la lnea. Nunca antes haba estado en 1175. Sin duda, fue el ltimo ao verdaderamente tranquilo de Bizancio. Me pareca que una atmsfera de problemas impregnaba Constantinopla. Incluso las nubes parecan inquietantes. El aire tena cierto regusto a inminente calamidad. Pero todo aquello era subjetivo. El hecho de poder desplazarse libremente a lo largo de la lnea temporal deforma el modo de ver y da cierto color a los testimonios propios. Saba lo que le esperaba a aquella pobre gente; ellos, lo ignoraban. En 1175, Bizancio era una ciudad orgullosa y optimista; todos los presagios no eran fruto de otra cosa que de mi imaginacin Manuel I Comneno se encontraba en el trono; era un buen hombre que llegaba al final de una larga y brillante carrera. El desastre, no obstante, se acercaba a l. Los emperadores Comneno haban pasado todo el siglo XII dedicados a recuperar Asia Menor de manos turcas, que se apoderaron de ella en el siglo precedente. Yo saba que dentro de un ao, en 1176, Manuel perdera todo su imperio

asitico en una sola jornada, en la batalla de Myriokephalon. Despus de la derrota, empezara el declive de Bizancio. Pero Manuel todava no lo saba. Nadie lo saba. Slo yo. Me dirig al Cuerno de Oro. En aquella poca, la parte ms elevada de la ciudad era igualmente la ms importante; el centro de negocios se haba desplazado de Santa Sofa/Hipdromo/Augusteum hacia el barrio de Blachernae, en la zona ms septentrional de la ciudad, cera de un esquinazo formado por la muralla de la metrpoli. Por alguna razn, el emperador Alexis I traslad la corte a finales del siglo XI, abandonando el laberinto del antiguo Gran Palacio. Su hijo pequeo, Manuel, reinaba en l con todo su esplendor, y las grandes familias feudales construyeron nuevos palacios a su alrededor, bordeando el Cuerno de Oro. Uno de los ms bellos de aquellos edificios de mrmol perteneca a Nicforo Ducas, mi tantas veces expulsado ttara-abuelo. Me pas la mayor parte de la maana rondando el palacio, alabando su esplendor. Hacia el medioda, las puertas se abrieron y vi al propio Nicforo salir en su carroza para dar el diario paseo: era un hombre imponente, con una barba negra y trenzada, vestido con suntuosos ropajes bordados en oro. Llevaba sobre el pecho una gran cruz dorada rodeada de joyas; sus dedos brillaban a causa de los anillos. Se form una multitud ante el palacio de Nicforo para admirarle. Arroj graciosamente unas monedas a los congregados mientras se alejaba en la carroza. Cog una: un besante pequeo y gastado de Alexis I, de bordes mellados. La familia Comneno haba depreciado mucho la moneda. Pero, con todo, no era un hecho despreciable arrojar monedas de oro aun depreciadas a una multitud de mirones. Guard el brillante besante desde aquel da. Pienso en l como si fuera una herencia de mi antepasado bizantino. La carroza de Nicforo desapareci en direccin al palacio imperial. Un viejo muy sucio que se encontraba a mi lado suspir, hizo varias veces la seal de la cruz y murmur: Que el Salvador se acuerde del santo Nicforo! Es tan bueno! La nariz del viejo haba sido cortada por la base. Tambin haba perdido la mano izquierda. Los bizantinos civilizados de aquella poca haban instaurado la mutilacin como castigo a numerosos crmenes menores. Un paso adelante: el Cdigo de Justiniano prevea la muerte en casos semejantes. Ms vala perder un ojo, la lengua o la nariz que perder la vida. Pas veinte aos al servicio de Nicforo Ducas! sigui diciendo el viejo. Fueron los mejores aos de mi vida. Por qu lo dejaste? le pregunt. Alz el brazo mutilado. Me cogieron robando libros. Yo era escriba y decid quedarme con alguno de los libros que copiaba. Nicforo tena tantos! No habra echado de menos cinco o seis libros! Pero me descubrieron y perd la mano, y el empleo. Hace ya diez aos. Y la nariz? Durante aquel invierno tan riguroso, hace seis aos, rob un barril lleno de pescado. Soy un mal ladrn. Me volvieron a atrapar. De qu vives? Sonri. Gracias a la caridad pblica. Soy mendigo. Podras compartir un nomisma de plata con un desgraciado anciano? Examin las monedas que llevaba. Todas las monedas de plata que tena eran

muy antiguas, de los siglos V y VI, fuera de circulacin desde mucho tiempo antes; si el viejo intentaba pasar una, sera detenido como sospechoso de haber saqueado alguna coleccin de la nobleza, y perdera, ciertamente, la otra mano. Le apret en la mano un besante de oro de comienzos del siglo XI. Lo mir con incredulidad. Lo que queris, seor! exclam. Lo que queris! En ese caso, ven conmigo a la taberna ms prxima. Quiero que me contestes a unas cuantas preguntas le advert. Con mucho gusto! Con mucho gusto! Compr vino y le interrogu largamente sobre la genealoga de los Ducas. Me costaba trabajo mirar su rostro mutilado y, mientras hablaba, mantuve la vista fija en su hombro; pero el hombre pareca acostumbrado. Posea todas las informaciones que yo andaba buscando, pues uno de sus trabajos mientras estuvo al servicio de los Ducas consisti en copiar los archivos de la familia. Nicforo, me dijo, tena entonces cuarenta y cinco aos: haba nacido en 1130. La esposa de Nicforo se llamaba de soltera Zoe Catacalon, y tuvieron siete hijos: Simen, Juan, Len, Basilio, Helena, Teodosia y Zoe. Nicforo era el hijo mayor de Nicetas Ducas, nacido en 1106; la esposa de Nicetas, con quien se cas en 1129, se llamaba de soltera Irene Cerularius. Nicetas e Irene tuvieron cinco hijos: Miguel, Isaac, Juan, Romano y Ana. El padre de Nicetas fue Len Ducas, nacido en 1070; Len contrajo matrimonio con Pulcheria Botaniates en 1100 y sus hijos, adems de Nicetas, se llamaban Simen, Juan, Alejandro... El relato sigui, haciendo remontar a los Ducas hasta el alba de Bizancio, a travs de los siglos X, IX y VIII; los nombres eran entonces menos precisos: haba lagunas en los archivos; el anciano frunci el ceo, rebuscando por su memoria, excusndose por la incorreccin de los datos. Intent detenerle varias veces, pero no haba nada que hacer, y l farfull finalmente algunas palabras sobre un tal Tiberio Ducas, del siglo VII, cuya existencia, afirm, resultaba incierta. Comprenderis continu, que todo lo anterior es tan slo la ascendencia de Nicforo Ducas. La familia imperial es una rama distinta, que puedo detallar desde los Comneno hasta el emperador Constantino X y sus antepasados, quienes... Aquellos Ducas no me interesaban, aunque estuvieran vagamente emparentados conmigo. Si quera conocer la ascendencia de los Ducas imperiales, poda encontrarla en Gibbon. Slo me importaba la rama ms humilde de la familia, la ma, un retoo de la lnea imperial. Gracias a aquel desgraciado escriba proscrito, descubra la genealoga de aquellos Ducas a travs de tres siglos de historia bizantina, hasta Nicforo. Y conoca la continuacin de la lnea, desde Simen de Albania, hasta el multi-nieto de Simen, Manuel Ducas de Argyrokastro, cuya hija mayor haba de casarse con Nicols Markezinis, y as poda seguir a la familia Markezinis hasta que una hija de alguno de ellos se casase con un Passilidis y naciera mi estimado abuelo Constantino, cuya hija Diana se cas con Judson Daniel Elliott II y trajo al mundo a ste que les habla. Esto por haberte molestado le dije al escriba dndole otra moneda de oro antes de salir rpidamente de la taberna mientras l segua barboteando sorprendidos plcemes. Saba que Metaxas estara orgulloso de m. Un poco celoso, incluso: mi rbol genealgico era ms grande que el suyo. El suyo se remontaba hasta el siglo X, pero el mo (con algunas imprecisiones), alcanzaba el siglo VII. Naturalmente, Metaxas contaba con una lista detallada de varios cientos de antepasados, y yo slo tena datos concretos sobre unas pocas docenas de los mos, pero haba que considerar que l hubiera empezado varios aos antes que yo.

Ajust el crono cuidadosamente y salt al 27 de diciembre de 537. La calle estaba oscura y silenciosa. Volv apresuradamente al albergue. Haban pasado menos de tres minutos desde que sal, aunque hubiera estado ocho horas en 1175. Mis turistas dorman profundamente. Todo iba bien. Estaba muy contento por mi actuacin. A la luz de una vela, apunt los detalles del linaje de los Ducas sobre un trozo de pergamino. No tena intencin de hacer nada con mi genealoga. No quera matar a mis antepasados, como Capistrano, ni seducirles, como Metaxas. Slo quera fardar un poco diciendo que los Ducas eran mis antepasados. Algunas personas no tienen ningn antepasado. 33 No pienso que igualase a Metaxas, pero ofrec a mis clientes un honesto panorama de Bizancio. Era un excelente trabajo, sobre todo para ser la primera vez. Vimos todos los hechos importantes, y algunos acontecimientos menores. Les mostr el bautismo de Constantino el Fervoroso; la destruccin de los iconos bajo el reinado de Len III; la invasin blgara de 813; los rboles de bronce chapados en oro de la Sala Magnaura de Tefilo; las intemperancias de Miguel el Borracho; la llegada de la primera Cruzada en 1096 y 1097; la mucho ms desastrosa aparicin de la cuarta Cruzada en 1204; la reconquista de Constantinopla por los bizantinos en 1261 y la coronacin de Miguel VIII; resumiendo, todo lo importante. Mis clientes estaban encantados. Como la mayor parte de los turistas temporales, adoraban las revueltas, las insurrecciones, las rebeliones, los asedios, las matanzas, las invasiones y los incendios. Cundo nos ensear el ataque de los turcos? no dejaba de preguntarme el agente inmobiliario de Ohio. Me gustara ver cmo los condenados turcos devastan la ciudad! Muy pronto le respond. Pero antes le ense cmo era Bizancio en los aos del declive, bajo la dinasta de los Palelogos. Se ha perdido la mayor parte del Imperio les expliqu cuando descendimos por la lnea hasta 1275. Los bizantinos piensan y construyen a pequea escala. Digamos que ms ntima. Esta es la pequea iglesia de Santa Mara de los Mongoles, construida para una hija bastarda de Miguel VIII que estuvo casada durante un corto perodo de tiempo con un khan mongol. Ven su encanto? Su sencillez? Descendimos por la lnea hasta 1330 para ver la iglesia de Nuestro Salvador de la Cora. Los turistas ya la haban visto en la moderna Estambul bajo su nombre turco: Kariye Camii; la vieron entonces en su estado original, con todos aquellos maravillosos mosaicos nuevos e intactos. Miren aqu les ped. Esta es la Mara que se cas con el mongol. Sigue estando en el mismo sitio en nuestro tiempo actual. Aquel mosaico de un poco ms all representa la infancia de Cristo... ste ha desaparecido en nuestra poca, pero observen su excelencia. El psiquiatra siciliano tom hologramas de toda la iglesia; llevaba un miniaparato autorizado por el Servicio Temporal, pues nadie a lo largo de toda la lnea temporal poda entender su utilidad, ni siquiera detectar su presencia. Su temporaria de piernas arqueadas oscilaba de derecha a izquierda lanzando exclamaciones ininterrumpidamente. Los de Ohio parecan aburridos, como yo ya haba previsto. Sin importancia. Les dara cultura aunque tuviera que hacrsela tragar a la

fuerza. Cundo veremos a los turcos? preguntaban sin cesar los de Ohio. Saltamos por encima de los negros aos de 1347 y 1348. No puedo llevarles a ese perodo dije en cuanto empezaron a protestar. Si quieren ver una de las grandes epidemias, tendrn que apuntarse en una gira especial. Todos estamos vacunados refunfu el yerno del seor de Ohio. Pero cinco mil millones de personas carecen de proteccin en el tiempo actual, al final de la lnea le expliqu. Puede usted contraer bacilos, llevrselos de vuelta y ocasionar una epidemia mundial. Y tendramos que borrar todo este viaje temporal de la historia para impedir semejante desastre. No querr que pase nada parecido, verdad? Incomprensin. Escuchen, si pudiera, les llevara confes. Pero no puedo. Es la ley. Nadie puede penetrar en un perodo de epidemia a menos que lo haga bajo vigilancia especial, que no estoy autorizado a darles. Les llev a 1355 para mostrarles el fin de Constantinopla; una poblacin muy disminuida dentro de las murallas; barrios enteros abandonados, las iglesias medio en ruinas. Los turcos devoraban el pas. Llev a mis clientes a las murallas, al final del barrio de Blachernae y les seal a los jinetes del sultn turco que acechaban por la campia, ms all de los lmites de la ciudad. El muchacho de Ohio les increp con el puo. Malditos brbaros! grit. Peste de la tierra! Bajamos hasta 1398. Les dej ver Anadolu Hisari, la fortaleza del sultn Bayazid, en la costa asitica del Bsforo. La bruma de verano la haca un poco difcil de ver, y saltamos unos cuantos meses, al otoo, para observarla de nuevo. Subrepticiamente, llevbamos un par de gemelos. Aparecieron dos monjes bizantinos, vieron los prismticos antes de que nos diera tiempo a esconderlos y quisieron saber por qu mirbamos en su interior. Ayuda a los ojos contest, y nos apresuramos a marcharnos de all, Durante el verano de l442, estudiamos el ejrcito del sultn Murat II detenido frente a la ciudad. Cerca de 20.000 turcos haban quemado las aldeas y los campos que rodeaban Constantinopla, asesinando a los habitantes, destruyendo viedos y olivares; en aquel momento, intentaban tomar la ciudad. Empujaban mquinas de asedio hacia los muros, atacaban con arietes, catapultas gigantes, toda la artillera pesada de la poca. Llev a mis clientes lo bastante cerca de la lnea de combates como para que disfrutasen del espectculo. La tcnica habitual para aquello era disfrazarse de santos peregrinos. Los peregrinos podan ir a cualquier parte, incluso al frente. Repart cruces e iconos, indicando a todo el mundo que simulase cierta devocin, y les conduje al lugar del combate, cantando y salmodiando. No era posible que cantasen verdaderos himnos bizantinos, naturalmente, y les dej cantar lo que quisieran siempre y cuando pusiesen cuidado en que pareciera un canto piadoso y solemne. Los de Ohio se dedicaron a entonar Barras y Estrellas, repitindolo incesantemente, y el psiquiatra y su amiga cantaron arias de Verdi y Puccini. Los defensores bizantinos se detuvieron durante un momento para hacernos gestos. Les devolvimos el saludo e hicimos la seal de la cruz. Y si nos hubieran matado? pregunt el yerno. No hay problema. De todos modos, no sera permanente. Si recibiese una flecha perdida, llamara a la Patrulla Temporal y se lo llevaran de aqu hace cinco minutos. El yerno pareci quedarse desconcertado.

Celeste Aida, forma divina... ...te alabamos orgullosamente... Los bizantinos lucharon con todas sus fuerzas para rechazar a los turcos. Arrojaban fuego griego y aceite hirviendo sobre los atacantes, cortando cada cabeza que apareciese por encima del muro, resistiendo el furor de la artillera. Pero pareca seguro que, al atardecer, la ciudad caera. Las sombras de la noche se acercaban. Miren les dije. Las llamas empezaron a alzarse en varios puntos a lo largo de la muralla. Los turcos quemaban sus propias mquinas de guerra y se alejaban. Por qu? pregunt alguien. Habran tomado la ciudad en una hora! Los historiadores bizantinos contest escribirn que se produjo un milagro. La Virgen Mara, ataviada con un manto violeta, rodeada de un halo brillante, apareci y anduvo por la muralla. Los turcos huyeron aterrados Dnde pasa eso? pregunt el yerno. No he visto ningn milagro. No he visto a la Virgen Mara! Quizs debiramos volver media hora en el pasado y mirar de nuevo dijo su mujer con voz titubeante. Les expliqu que, de hecho, la Virgen no camin por las almenas; lo que s ocurri es que llegaron mensajeros a anunciar al sultn Murat que haba estallado contra l un levantamiento en Asia Menor y, temiendo verse encerrado y asediado en Constantinopla si consegua apoderarse de ella, el sultn termin con el asalto inmediatamente para ocuparse de los rebeldes del este. Los de Ohio parecieron decepcionados. Creo que les habra gustado ver a la virgen. La vimos durante el viaje del ao pasado rezong el yerno. Era diferente le dijo su mujer. Era la verdadera; nada de milagros! Ajust los cronos y saltamos. El 5 de abril de 1453, al amanecer, esperamos la aparicin del sol en las murallas de Bizancio. La ciudad ahora est aislada dije El sultn Mehmet el Conquistador ha construido la fortaleza de Rumeli Isari en la costa europea del Bsforo. Los turcos se acercan. Atentos: escuchen! El sol se alz. Miramos por encima de la muralla. Se oy un lejano aullido. Al otro lado del Cuerno de Oro se alzan las tiendas de los turcos: son doscientos mil. Y hay cuatrocientos noventa y tres navos turcos en el Bsforo. Los defensores bizantinos son tan slo ocho mil y cuentan con quince naves. La Europa cristiana no ha enviado ninguna ayuda a la Bizancio cristiana, salvo setecientos soldados y marinos genoveses bajo el mando de Giovanni Giustiniani. Me entretuve con el nombre de aquel ltimo defensor de Bizancio, apoyndome en los ricos ecos del pasado. Giustiniani... Justiniano. Nadie lo not Bizancio est a punto de caer entre los lobos segu. Oigan los gritos de los turcos! La famosa cadena de cierre bizantina cruzaba el Cuerno de Oro fijndose en cada orilla: eran gruesas argollas unidas por enganches de acero, algo muy estudiado y capaz de proteger la puerta de los invasores. Una vez, cumpli su papel, en 1204; en aquella ocasin, haba sido reforzada. Descendimos por la lnea hasta el 9 de abril para ver cmo los turcos avanzaban poco a poco hacia las murallas. Nos dirigimos despus al 12 de abril y vimos el gran can turco, el can real, entrando en accin. Un cristiano renegado, Urbano de Hungra, lo construy para los turcos; cien pares de bueyes lo haban llevado hasta all; la boca del can, de un metro de dimetro, lanzaba proyectiles de granito que pesaban 1500 libras. Vimos un surtidor de llamas, una bocanada

de humo, y luego una monstruosa bola de piedra se alz tranquila, lentamente, antes de aplastarse con fuerza extraordinaria contra la muralla levantando una nube de polvo. El ruido hizo vibrar toda la ciudad; la detonacin reson durante un buen rato en mis odos. No pueden disparar el can real ms que siete veces por da dije. Necesitan mucho tiempo para cargarlo. Y ahora, mucha atencin. Saltamos una semana hacia el futuro. Los invasores se apretujaban alrededor del gigantesco can, dispuestos a disparar. Lo hicieron y el gran can explot con una terrible llamarada, proyectando inmensos trozos de metal entre las tropas turcas. El suelo se llen de cadveres. Desde las murallas, los bizantinos gritaron de alegra. Entre los muertos se encuentra Urbano de Hungra les cont a mis clientes. Pero los turcos no tardarn en fabricar otro can. Aquella noche, los turcos asaltaron las murallas. Cantando Amrica y arias de Otelo, vimos cmo los bravos genoveses de Giovanni Giustiniani rechazaban a los asaltantes. Las flechas silbaban cruzando el aire; algunos bizantinos disparaban con fusiles pesados y poco manejables. Present el asedio final con tal virtuosismo que llor. Ofrec a mis clientes batallas navales, combates cuerpo a cuerpo en las murallas, plegarias en Santa Sofa. Les ense cmo los astutos turcos llevaron por tierra sus navos sobre rodillos, desde el Bsforo al Cuerno de Oro, para rodear la clebre cadena, y les ense el terror de los bizantinos cuando, en la maana del 23 de abril, descubrieron setenta y dos navos de guerra turcos anclados en el puerto. Les permit estudiar el modo en que los genoveses destruyeron magistralmente aquellas naves. Seguimos los das del asedio, viendo cmo mermaban las murallas sin dejar de aguantar, viendo crecer la firmeza de los defensores y debilitarse la determinacin de los asaltantes. En la noche del 28 de mayo nos dirigimos a Santa Sofa para asistir al ltimo servicio cristiano que haba de celebrarse en ella. Toda la ciudad pareca encontrarse en la catedral: el emperador Constantino XI y su corte, mendigos y ladrones, mercaderes, catlicos romanos de Gnova y Venecia, soldados y marinos, duques y prelados, y muchos visitantes del fururo disfrazados, quiz muchos ms que los que conformaron la reunin original. Omos retumbar las campanas, escuchamos el Kyrie melanclico, y nos arrodillamos, y muchos, muchos, tambin los viajeros temporales, lloraron por Bizancio; cuando el servicio termin, las luces se apagaron y ocultaron los frescos y los brillantes mosaicos. Lleg el 29 de mayo y presenciamos el ltimo acto de un mundo. A las dos de la madrugada, los turcos se precipitaron por la puerta de San Romano. Giustiniani estaba herido; los combares eran terribles e hice retroceder a mis clientes; los rtmicos gritos de Al! Al! se alzaron hasta cubrir el mundo entero en su furor. Los defensores fueron dominados por el pnico y huyeron y los turcos invadieron la ciudad. Todo ha terminado dije. El emperador Constantino ha muerto en la batalla. Millares de personas abandonan la ciudad; millares ms buscarn refugio tras las puertas de Santa Sofa. Ahora, escuchen: es la rapia, la matanza! Dimos muchos saltos, desapareciendo y reapareciendo para no ser derribados por los jinetes que galopaban alegremente por las calles. Sin duda atemorizamos a un buen nmero de turcos, pero en medio de toda aquella agitacin la desaparicin milagrosa de algunos peregrinos no tendra mucha importancia. Para terminar del mejor modo posible, llev a mis clientes al 30 de mayo y vimos como el sultn Mehmet desfilaba triunfal por Bizancio, flanqueado por sus visires, pachs y jenzaros.

Se detiene ante Santa Sofa murmur. Toma tierra con las manos y se la echa sobre el turbante; con este gesto le da las gracias a Al por tan gloriosa victoria. Ahora entra. Sera peligroso que le siguiramos. En el interior hay un turco destruyendo el suelo de mosaico que considera impo; el sultn golpear al hombre prohibindole arruinar la catedral; luego se dirigir al altar, subir a l y har una reverencia. Santa Sofa se convertir en Ayasofya, la mezquita. Bizancio no existe. Vamos. Tenemos que volver. Aturdidos por lo que haban visto, mis seis turistas me dejaron ajustar sus cronos. Emit la nota clave y volvimos a 2059. Ms tarde, en el despacho del Servicio Temporal, el agente inmobiliario de Ohio se acerc a m. Me ense el pulgar de un modo vulgar, como suele hacer la gente vulgar para ofrecer una propina. Muchacho dijo slo quiero que sepas que has hecho un trabajo excelente. Ven conmigo y deja que ponga el pulgar en la placa de un terminal para demostrarte lo que he disfrutado. Vale? Lo siento respond. No podemos aceptar propinas. No te preocupes, muchacho. Digamos que no estabas mirando y djame que te ponga algo de dinero en la cuenta de acuerdo? Como si no supieras nada! No puedo impedir una transferencia de fondos de fuente desconocida dije al fin. Muy bien. Maldita sea, cuando los turcos entraron en la ciudad, qu espectculo! Qu espectculo! Cuando recib el extracto de cuenta al mes siguiente, descubr tranquilamente un abono de mil unidades. No se lo dije a mis superiores. Creo que, reglamentariamente o no, me lo haba ganado. 34 Creo que tambin me haba merecido el derecho a pasar las vacaciones en la villa de Metaxas, en 1105. No era ya una lata, un aprendiz imbcil, sino un miembro completo de la fraternidad de Guas Temporales. Y, a mi entender, uno de los mejores. No tena que temer un mal recibimiento en casa de Metaxas. Verificando en el cuadro de asignaciones, vi que Metaxas, como yo mismo, acababa de terminar una gira. Aquello significaba que estara en la villa. Tom un nuevo guardarropas bizantino, ped una bolsa de besantes de oro y me prepar a saltar a 1105. Luego record la paradoja de la Discontinuidad. No saba cuando deba llegar en 1105. Y deba acordarme de la base de tiempo actual en la que Metaxas viva en Bizancio. En mi tiempo actual nos encontrbamos en noviembre de 2059. Metaxas acababa de remontar la lnea hasta cierto momento de 1105 correspondiente, para l, a noviembre de 2059. Supongamos, por un momento, que estuviera en julio de 1105. Si, ignorndolo, yo saltaba a... por ejemplo, marzo de 1105, el Metaxas que me encontrara all ni siquiera me reconocera. Slo sera un invitado inoportuno, llegado para molestar. Si saltaba, por ejemplo, a junio de 1105, sera el recin llegado que todava no haba realizado los exmenes y a quien Metaxas acababa de llevar de gira. Y si saltaba... a octubre de 1105, me encontrara con el Metaxas de tres meses por delante de m que conocer detalles de mi futuro. Sera la paradoja de la Discontinuidad en sentido inverso, y no tena intencin de probar; es peligrosa y un poco atemorizante encontrarse con alguien que ya ha vivido un perodo al que uno todava no ha lle-

gado. Y a nadie le gustan esas cosas en el Servicio Temporal. Necesitaba ayuda. Fui a ver a Protopopolos y le manifest: Metaxas me invit para que fuera a verle durante las vacaciones, pero no s exactamente dnde se encuentra. Por qu habra de saberlo yo? replic prudentemente Protopopolos. No soy su confidente. Pens que a lo mejor te haba dejado alguna indicacin sobre su base de tiempo actual. De qu ests hablando? Me pregunt si no estara metiendo la pata. Insistiendo le hice un guio de entendimiento: Sabes dnde est ahora mismo Metaxas. Y quiz sepas en qu momento. Vamos Pronto! Estoy al corriente. Es intil que te las des de tonto conmigo. Entr en la sala adyacente para consultar con Pastiras y Herschel. Debieron apoyarme pues Protopopolos volvi y me dijo al odo: 17 de agosto de 1105. Dale buenos das de mi parte. Le di las gracias y me puse en marcha. Metaxas viva en las afueras ms all de las murallas de Constantinopla. La tierra era barata por all a comienzos del siglo XII, especialmente por la invasin de los turcos en 1090 y la llegada de la chusma turbulenta de los cruzados seis aos antes. La gente que viva en el exterior de la ciudad en aquellos tiempos sufri pruebas muy duras. Hermossimas propiedades fueron vendidas a precios casi regalados por aquel entonces. Metaxas se compr la suya en 1095 cuando los propietarios estaban todava recuperndose de los destrozos causados por Patzinak empezando ya a inquietarse por la llegada de una nueva oleada de invasores. Pero Metaxas contaba con una ventaja sobre los vendedores: ya haba estado por delante en la lnea y haba podido ver hasta qu punto se estabilizaran las cosas en aos venideros, bajo el reinado de Alexis I Comneno. Saba que la regin en que se encontraba la villa estara a salvo durante todo el siglo XII. Atraves la antigua Estambul y tom un taxi para que me llevase cinco kilmetros ms all de las derruidas murallas. Naturalmente, en el tiempo actual no era un barrio de las afueras, sino una parte bastante griscea de la moderna metrpolis. Cuando pens en que ya estaba bastante lejos de la urbe, apoy el pulgar en la placa y desped el taxi. Luego me coloqu en un callejn, verificando algunas cosas antes de saltar. Algunos muchachos que me vieron vestido a la moda bizantina se acercaron a mirar, sabiendo que iba a partir hacia el pasado. Me hablaron en turco con voz alegre, pidindome que les llevara. Un mugriento angelote me dijo en un francs reconocible: Espero que te corten la cabeza. Los nios son de una sinceridad tan maravillosa verdad? Y tan gentilmente hostiles sea cual sea la poca! Ajust el crono, hice un gesto obsceno hacia mi joven amigo, y remont la lnea. Los edificios grises se desvanecieron. La tristeza de noviembre dio paso al soleado brillo de un da de agoto. El aire que respiraba era fresco y perfumado. Me encontraba junto a un largo sendero pavimentado que cruzaba entre dos bosquecillos. Un carro tirado por dos caballos se acerc tranquilamente y se detuvo ante m. Un hombre joven y delgado, vestido de campesino, se inclin y me dijo: Mi seor Metaxas me enva para llevarte a su lado. Pero... l no me esperaba...

Antes de decir alguna estupidez, prefer callarme. Era evidente que Metaxas me esperaba. Habra provocado yo sin darme cuenta alguna paradoja de Discontinuidad? Sub al carro encogindome de hombros. Mientras rodbamos hacia el oeste, mi conductor me seal los viedos a la izquierda de la vereda y las higueras de la derecha. Todo esto dijo orgullosamente pertenece a Metaxas. Habas estado aqu antes? No, nunca repliqu. Mi amo es un gran hombre. Es amigo de los pobres y aliado de los poderosos. Todo el mundo le respeta. El propio emperador Alexis estuvo entre nosotros el mes pasado. Aquello me inquiet ligeramente. Metaxas haba corrido muchos riesgos forjando una identidad perdurable diez siglos antes de su poca en el pasado; qu dira la Patrulla Temporal si supiera que era amiguete de los emperadores? Sin duda, mantendra opiniones que podran alterar el futuro, pues l ya conoca los acontecimientos que haban de suceder. A quin se le poda ocurrir colarse en la matriz histrica de la poca para hacerse consejero de la realeza? Qu podra haber ms turbador? Las vias y las higueras dieron paso a campos de trigo. Esto tambin pertenece a Metaxas explic el conductor. Me haba imaginado que Metaxas vivira en una pequea villa confortable, en una o dos hectreas de terreno, con un jardn ante la casa y, quiz, un huerto por detrs. Nunca pens que pudiera ser propietario de una finca de tal envergadura. Pasamos ante rebaos pastando, delante de un molino accionado por bueyes, cerca de un estanque repleto de peces, hasta que desembocamos en una doble hilera de cipreses que bordeaban un camino que se una a la ruta principal. Tomamos el camino y llegamos en pocos minutos ante una esplndida villa, donde Metaxas, en el umbral, nos esperaba vestido con la ropa que podra llevar el compaero de un emperador. Jud! exclam estrechndome animadamente. Amigo mo! Hermano! Jud me han hablado de la gira que has llevado! Magnfico! Han dejado ya los turistas de alabarte? Quin te lo ha dicho? Kolettis y Pappas. Estn aqu. Entra, entra, entra! Vino para mi invitado! Y ropa nueva! Entra, Jud, entra! 35 La villa era de estilo clsico con atrio y peristilo, con un gran patio central rodeado de columnas, mosaicos en el suelo, una biblioteca atestada de pergaminos, un comedor con una mesa redonda de marfil e incrustaciones de oro capaz para recibir a tres docenas de comensales un saln adornado con estatuas y una sala de baos de mrmol. Los esclavos de Metaxas me llevaron a la sala de baos y Metaxas me dijo que me vera ms tarde. Yo tena derecho al tratamiento real. Tres jvenes esclavas de cabellos negros persas, me explic ms adelante Metaxas se ocuparon de m durante el bao. No iban vestidas ms que con un cinturn y me despojaron de mis ropas en un instante, en medio de un torbellino de senos y turgencias: a continuacin se dedicaron a frotarme y enjabonarme

hasta que qued lustroso. Bao de vapor, bao caliente, bao fro: mis poros recibieron un tratamiento completo. Cuando sal del agua, me secaron hasta en los ms escondidos rincones y me vistieron una tnica en extremo elegante que nunca pens que podra llevar. A continuacin desaparecieron entre un agradable balanceo de nalgas desnudas por un pasadizo subterrneo. Un mayordomo de cierta edad apareci y me condujo hasta el atrio, donde Metaxas me esperaba con una copa de vino. Te gusta? pregunt. Me da la impresin de vivir en un sueo. Exactamente. Y yo soy el soador. Has visto los campos? Trigo, olivos, ganados, vias, de todo! Y es mo. Son mis firmes inversiones. Cada ao, los beneficios de la temporada precedente me permiten comprar nuevas tierras. Es increble dije Y lo ms increble es que te dejen hacerlo. Me he ganado la invulnerabilidad replic Metaxas con sencillez. La Patrulla Temporal sabe que debe dejarme tranquilo. Saben que ests aqu? Creo que s dijo. Pero se mantienen lejos. Procuro no causar ningn cambio notable en la trama de la historia. No soy un mal tipo. Me limito a cuidarme. Pero t cambias la historia con el simple hecho de encontrarte aqu. Estas tierras debieron tener otro propietario en el verdadero ao 1105. Estamos en el verdadero ao 1105. Quiero decir en el original, antes de la llegada de los visitantes del Efecto Benchley. Te has deslizado en la lista de propietarios y... maldita sea, el conductor del carro te llam Metaxas! Usas aqu ese nombre? Temstocles Metaxas. Por qu no? Es un nombre muy griego. S, pero... escucha, debe figurar en todos los documentos, en los archivos de impuestos, en todas partes! Has cambiado, sin lugar a duda, los archivos de Bizancio que han llegado hasta nosotros, metindote en un sitio donde antes no estabas. Cul...? No hay peligro replic Metaxas. Mientras no le quite o le d la vida a nadie y procure no cambiar ninguno de los acontecimientos importantes, todo ir bien. Ya lo sabes, provocar una verdadera alteracin del tiempo es bastante difcil. Hay que hacer algo considerable, como matar a un monarca. Estando aqu, sin ms, introduzco algunos cambios minsculos, pero los borrarn diez siglos de historia y no habr ningn cambio detectable en el mundo actual. Me sigues? Me encog de hombros. Al menos, dime una cosa. Cmo sabas que iba a llegar? Mir dos das en el futuro dijo rindose y estabas aqu. As que busqu la hora de tu llegada y le dije a Nicols que fuese a buscarte. Te he ahorrado una buena caminata, no te parece? Naturalmente. Una vez ms, yo no haba pensado en cuatro dimensiones. Era evidente que Metaxas deba verificar regularmente su futuro inmediato para no ser la vctima de alguna broma de mal gusto en aquella poca a menudo imprevisible. Ven me dijo Metaxas Vamos a reunirnos con los dems. Estaban tendidos en divanes junto al estanque del patio, devorando pedazos de carne asada que unas jvenes esclavas, vestidas con tnicas difanas, les colocaban en la boca. All pude ver a dos Guas amigos mos, Kolettis y Pappas, disfrutando de sus vacaciones. Pappas, el del bigote cado, consegua parecer triste incluso cuando pellizcaba las hermosas nalgas persas; Kolettis, turbulento y

mofletudo, estaba en plena forma y no dejada de cantar y rer. Un tercer hombre, a quien no conoca, observaba los peces del estanque. Aunque iba vestido a la moda del siglo XII, encontr en l que su rostro era moderno. Y tena razn. Este es el profesor Speer me dijo Metaxas en ingls. Un universitario de visita. Le presento al Gua Temporal Jud Elliott, doctor Speer. Nos estrechamos las manos de modo formal. Speer tendra unos cuarenta aos. De aspecto mustio, era un hombrecillo plido, de rostro anguloso y mirada viva y nerviosa. Encantado dijo. Y sta es Eudosia present Metaxas. La vi en cuanto penetr en el patio. Era una joven delgada, de cabellos castao rojizo, de piel clara pero de ojos oscuros, que poda tener entre diecinueve y veinte aos. Llevaba mucha joyas y, evidentemente, no era una esclava; y, sin embargo, si uno se fiaba de las normas bizantinas, su ropa era muy atrevida, pues no era ms que una doble capa de seda casi transparente. El tejido se le pegaba al cuerpo desvelando pequeos senos firmes, nalgas de muchacho, un ombligo poco profundo, e incluso la sombra de la mata triangular que alojaba su pubis. Prefiero las mujeres de cabello oscuro y figura voluptuosa aunque, siendo como era, Eudosia me pareci extremadamente atractiva. Pareca tensa, viva, llena de un ardor y una furia incontenibles. Me examin con fra insolencia y marc su aprobacin colocndose las manos en los muslos y haciendo una ligera reverencia. El movimiento le levant la ropa y me revel su desnudez de un modo ms detallado. Sonri. Sus ojos brillaron impdicamente. Ya te he hablado de ella me dijo Metaxas en ingls. Es mi ttara-ttara-multi-ttara-abuela. Llvatela a la cama esta noche. Mueve las caderas de un modo increble! Eudosia me sonri an ms clidamente. No saba lo que estaba diciendo Metaxas, pero no deba dudar de que hablaba de ella. Intent no mirar con demasiada insistencia los revelados encantos de la bella Eudosia. Resulta moral que un hombre desee a la ttara-ttara-multi-ttara-abuela de su anfitrin? Una magnfica esclava desnuda me ofreci unos pinchos de cordero y aceitunas. Com sin poner atencin. Tena la nariz llena del aroma de Eudosia. Metaxas me sirvi un poco de vino y me alej de ella. El doctor Speer me explic, est aqu para efectuar unas investigaciones. Estudia el drama griego clsico y le gustara encontrar unos manuscritos perdidos. El doctor Speer hizo resonar los talones. Era la clase de teutn pedante del que uno sabe que emplear a la menor ocasin toda su titulacin acadmica al completo. Achtung! El profesor agregado Speer! Todo ha ido muy bien hasta ahora declar el profesor agregado Speer. Naturalmente, mis investigaciones no han hecho ms que empezar y, no obstante, he encontrado en unas bibliotecas bizantinas la Nausicaa y el Triptolemo de Sfocles, as como la Andrmeda de Eurpides, las Peliades, el Fedn y el Edipo y, de Esquilo, un manuscrito casi completo de las Mujeres de Etna. Como puede ver, he trabajado bastante. Volvi a entrechocar los talones. Era intil recordarle que a la Patrulla Temporal no le terminaba de gustar que aparecieran obras maestras desaparecidas. El mero hecho de estar all, en la villa de Metaxas, era contrario al reglamento de la Patrulla, y nos haca cmplices de varios delitos temporales.

Tiene intencin de volver con esos manuscritos al tiempo actual? le pregunt. S, naturalmente. Pero no podr publicarlos! Qu va a hacer con ellos? Estudiarlos respondi el profesor agregado Speer. Aumentar mi conocimiento del drama griego. A continuacin, colocar cada manuscrito en un lugar en que los arquelogos no dejen de descubrirlos, de modo que tales obras no se perdern para el mundo. Es un crimen menor, no le parece? Se me puede considerar un criminal por querer conocer mejor la obra de Sfocles? Aquello me pareca muy bien. Siempre haba pensado que era una idiotez prohibir a la gente remontar la lnea del tiempo para descubrir manuscritos o cuadros perdidos. Comprenda que haba que impedir que alguien regresase a 1600 para huir con La Piedad de Miguel Angel o la Leda de Leonardo. Sera una alteracin temporal, incluso un crimen temporal, pues tanto la Piedad como la Leda deban continuar su propio camino ao tras ao hasta nuestro tiempo actual, y no saltarse cuatro siglos y medio de historia. Pero, por qu prohibirnos recuperar las obras de arte que nunca han llegado a nosotros? A quin podra daar? Doc Speer, tiene usted toda la razn! reconoci Koletus. Dejan que los historiadores exploren el pasado para corregir el conocimiento histrico, no es verdad.? Y cuando publican sus estudios revisionistas alteran el conocimiento! Exacto! dijo Pappas. Como por ejemplo, cuando se dieron cuenta de que Lady Macbeth era una mujer muy dulce que intentaba a cualquier precio refrenar las insensatas ambiciones de su sanguinario esposo. Tambin se podra mencionar el caso de Moiss. O de Ricardo III. O Juana de Arco. Hemos reajustado el conocimiento histrico en un milln de puntos desde el descubrimiento del Efecto Benchley, y... ... y en esas condiciones, por qu no rellenar tambin los agujeros de la ciencia literaria? pregunt Kolettis. A la salud de doc Speer! Trinque todos los manuscritos que pueda, doc! Los riesgos son grandes dijo Speer. Si me descubren, ser severamente castigado, quiz incluso perdiera mi puesto en la universidad. Dijo aquellas ltimas palabras como si le estuvieran cortando los genitales. La ley es muy extraa y los Patrulleros Temporales son hombres muy temerosos: temen incluso los cambios, benficos! Ningn cambio puede ser benfico para la Patrulla Temporal. Aceptan las revisiones histricas porque no pueden impedirlas; la legislacin en vigor permite ese tipo de investigaciones. Pero la misma ley prohibe la transferencia de cualquier objeto tangible encontrado en la lnea temporal, excepto que pueda ser empleado para la buena marcha del Servicio Temporal; y la Patrulla se atiene a esa norma. Si busca obras de teatro griego dije, por qu no echa un vistazo a la biblioteca de Alejandra? Por cada manuscrito que haya sobrevivido a la poca bizantina, habr una docena en Alejandra. El profesor agregado Speer me sonri del mismo modo que se sonre a los nios inteligentes pero un poco inexpertos. La biblioteca de Alejandra me explic tranquilamente es, evidentemente, un gran objetivo para los estudiantes universitarios de mi misma ndole. Es vigilada permanentemente por un miembro de la Patrulla Temporal que se hace pasar por un escriba. Procede a realizar varios arrestos mensuales, por lo que he odo decir. No quiero correr un riesgo semejante. Aqu en Bizancio me cuesta trabajo encontrar lo que busco, pero es ms seguro. Seguir investigando. Espero

encontrar unas noventa obras de Sfocles, y por lo menos otras tantas de Esquilo, y... 36 La cena fue una fiesta suntuosa. Nos atiborramos de sopa, estofado, pato asado, pescado, cerdo, cordero, esprragos, championes, manzanas, higos, alcachofas, huevos duros servidos en platos de esmalte azul, quesos, ensaladas y vinos. Por cortesa hacia Eudosia, que se sentaba a la mesa, hablamos en griego y no discutimos de viajes por el tiempo, ni de las taras de la Patrulla Temporal. Tras la comida, cuando unos bufones enanos empezaron a actuar para nosotros, llam a Metaxas. Tengo algo que ensearte le dije, pasndole el pergamino en el que haba esbozado mi genealoga. Lo mir y frunci el ceo. Qu es esto? Mi ascendencia. Hasta el siglo VII. Cundo la has hecho? me pregunt, riendo. Durante las pasadas vacaciones. Le habl de mis visitas al abuelo Passilidis, a Gregory Markezinis, mi salto a la poca de Nicforo Ducas. Metaxas estudi la lista con ms cuidado. Ducas? Qu significa eso de Ducas? Yo. Soy un Ducas. El escriba me dio detalles hasta el siglo VII. Imposible. Nadie sabe quines eran los Ducas en esa poca. Es falso! Quiz lo sea en parte. Pero a partir de 950 es verdico. Son de mi familia. Les he seguido desde Bizancio hasta Albania y a la Grecia del siglo XX. En serio? Te lo juro. Maldito cerdo! me dijo Metaxas amablemente. Te has hecho con todo esto en unas solas vacaciones! Y un Ducas nada menos! Un Ducas! Consult de nuevo la lista. Nicforo Ducas hijo de... humm... Len Ducas! Pulcheria Botaniates! Qu pasa? Les conozco exclam Metaxas. Les he invitado alguna vez y yo he ido ya a su casa El es uno de los hombres ms ricos de Bizancio lo sabas? Y su mujer Pulcheria... una dama encantadora...Me sujet el brazo salvajemente. Podras jurarlo? Son tus antepasados? Del todo. Magnfico! dijo Metaxas. Djame que te hable de Pulcheria. Ella... oh digamos que tiene diecisiete aos. Len se cas con ella siendo una nia. Suele hacerse muy a menudo. Es ms o menos as de alta y tiene unas tetas como esto y un vientre liso y unos ojos que te abrasan. Me liber de su presa y acerqu mi rostro al suyo. Metaxas no te habrs...? No pude acabar. ... acostado con Pulcheria? No, no. Es la pura verdad Jud! Ya tengo muchas mujeres. Pero escucha, muchacho juegas tus cartas! Puedo ayudarte a encontrarla. Est ya madura para la seduccin. Joven, sin hijos, hermosa y aburrida: su marido trabaja tanto que apenas la ve. y adems es tu ttara-ttara-multi-ttara-abuela!

Esa es tu obsesin, no la ma le record. Para m sera una razn para mantenerme apartado de ella. No hagas el idiota. Te lo tendr todo arreglado en dos o tres das. Te presentar a los Ducas cuando nos inviten a su palacio en la ciudad; una palabra a la sirvienta de Pulcheria y... No dije. No? No. No quiero mezclarme en nada parecido. No es fcil hacerte feliz, Jud. No quieres tirarte a la emperatriz Teodora, no quieres echarte la siesta con Pulcheria Ducas... no me dirs que tampoco quieres trabajarte a Eudosia? No me molesta tirarme a una de tus antepasadas le respond, sonriendo. Ni siquiera me importara hacerle un hijo a Eudosia. Qu te parecera si me convirtiera en tu ttara-ttara-multittara-abuelo? No es posible replic Metaxas. Por qu no? Porque Eudosia seguir soltera y sin hijos hasta 1109. Luego, se casar con Basilio Stratiocus y tendr siete hijos y tres hijas en los quince aos siguientes; uno de los chicos ser mi antepasado. Dios mo, qu gorda va a ponerse! Todo eso puede cambiarse le record. Una mierda! replic Metaxas. Crees que no vigilo mi linaje? Crees que dudara en borrarte de la historia si te atrevieras a cambiar el matrimonio de Eudosia? No tendr hijos antes de que la deje preada Basilio Stratiocus, as estn las cosas. Pero es tuya durante esta noche. Y lo fue. Me dio la mayor prueba de hospitalidad segn sus criterios. Metaxas envi a su abuela Eudosia a mi habitacin. Su cuerpo delgado y ligero me result un poco pequeo; sus senos duros y pequeos no me llenaban la mano. Pero era una tigresa. Vibrando de energa y pasin trep sobre m y, en una veintena de rpidas rotaciones de las caderas se balance colgando del orgasmo; y aquello slo fue el principio. No me dej dormir antes del amanecer. En mis sueos, vi a Metaxas escoltndome hasta el palacio de los Ducas, presentndome a mi trara-ttara-multi-ttara-abuelo Len, quien deca con voz tranquila: Esta es mi mujer, Pulcheria y en mis sueos me daba la impresin de que era la mujer ms hermosa que hubiera visto. 37 Como Gua me encontr con mis primeros problemas en la siguiente gira. Como era demasiado orgulloso para pedir ayuda a la Patrulla Temporal, me vi apresado por la paradoja de la Duplicacin y padec, igualmente, la paradoja del Desplazamiento Transitorio. Pero pienso que no me las arregl del todo mal. Me haba llevado a nueve turistas a asistir a la llegada de la primera Cruzada a Bizancio, cuando empezaron los problemas. En 1095 les dije a mis clientes, el Papa Urbano II lanz un llamamiento para liberar la Tierra Santa del yugo sarraceno. Los caballeros europeos se apresuraron a alistarse en la Cruzada. Entre los que aprobaban aquella guerra de Liberacin se encontraba el emperador Alexis de Bizancio, que vea en la Cruzada un modo de reconquistar los territorios de Oriente prximo que Bizancio entreg a los turcos y a los rabes. Alexis envi un mensaje diciendo que estara de acuer-

do en ayudar, siempre y cuando unos cientos de caballeros experimentados procedieran a ayudarle previamente a rechazar a los infieles. Pero recibi ms de lo que esperaba, como veremos en un momento, en 1096. Saltamos al 1 de agosto de 1096. Tras subir a las murallas de Constantinopla, miramos al campo que rodeaba la ciudad y descubrimos que estaba cubierto de tropas: no caballeros vestidos con cotas de malla, sino un amasijo de campesinos vestidos con harapos. Es la cruzada popular dije. Mientras los soldados profesionales preparaban el itinerario de su marcha, un pequeo iluminado maloliente y flacucho llamado Pedro el Ermitao reuni a un millar de pobres y granjeros y les condujo a travs de Europa hasta Bizancio. Robaron y saquearon a lo largo de todo el camino, destruyeron la cosecha de media Europa y quemaron Belgrado a causa de una diferencia de opinin con los administradores bizantinos. Pero treinta mil de ellos han conseguido llegar hasta aqu. Cul es Pedro el Ermitao? me pregunt el ms turbulento de los miembros del grupo, una mujer de Des Moines llamada Marge Hefferin, cuarentona y bachiller. Comprob la hora. Le ver dentro de un minuto y medio. Alexis ha enviado a varios dignatarios para invitar a Pedro a la Corte. Quiere que Pedro y su banda se queden en Constantinopla hasta la llegada de los caballeros y los barones, pues los suyos se haran matar por los turcos si entrasen en Asia Menor sin escolta militar. Miren: es Pedro! Dos grandes personajes bizantinos excesivamente amanerados salieron de la multitud, reteniendo el aliento visiblemente y deseando, sin duda, taparse la nariz. Entre ellos avanzaba un hombre de mal aspecto, descalzo, vestido con harapos, sucio, con el mentn prominente, los ojos brillantes y el rostro enjuto. Pedro el Ermitao dije. Va a reunirse con el emperador. Saltamos tres das. La cruzada popular haba entrado en la ciudad y haca sufrir muchos daos a la ciudad de Alexis. Una buena parte de las casas estaba ardiendo. Diez cruzados se haban subido al techo de una de las iglesias para arrancar planchas de plomo con el fin de revenderlas. Una mujer bizantina de alta cuna sali de Santa Sofa y fue desnudada y violada ante nuestros ojos por algunos de los piadosos peregrinos guiados por Pedro. Alexis ha hecho una mala estimacin dejando que la chusma penetre en la ciudad dije. Ahora intenta arreglar las cosas para llevarles al otro lado del Bsforo, ofrecindoles pasaje gratuito hasta Asia. Empezarn a salir el 6 de abril. Los cruzados destruirn primero las colonias bizantinas instaladas al oeste de Asia Menor; luego, atacarn a los turcos y sern, prcticamente, exterminados. Si tenemos tiempo, les llevar a 1097, al otro lado, para que vean las montaas de esqueletos que bordean el camino. Es todo lo que qued de la gente de la Cruzada popular. Pero, mientras pasa todo esto; los profesionales estn en marcha. Vemoslos. Les expliqu a mis clientes que haba cuatro ejrcitos cruzados: el de Raymond de Toulouse, el del duque Robert de Normanda, el de Bohemundo y Tancredo y el de Godofredo de Bouillon, Eustaquio de Bolonia y Balduino de Lorena. Algunos de los viajeros ya saban algo acera de las Cruzadas e inclinaron la cabeza al escuchar algunos nombres. Saltamos a la ltima semana de 1096. Alexis dije, no ha olvidado la leccin de la Cruzada popular. No cuenta con que los verdaderos cruzados se queden mucho tiempo en Constantinopla.

Deben pasar todos ellos por Bizancio para dirigirse a Tierra Santa, pero les har cruzar el Bsforo a toda prisa, y pedir a sus jefes que le juren acatamiento antes de recibirles. Vimos cmo el ejrcito de Godofredo de Bouillon plantaba sus tiendas ante los muros de Constantinopla. Observamos a los enviados ir de un lado para otro, a Alexis exigiendo el juramento de obediencia, a Godofredo negndose a aceptarlo. Cubr hbilmente cuatro meses en menos de una hora, enseando el modo en que la desconfianza y la hostilidad fueron creciendo entre los cristianos de la Cruzada y los cristianos de Bizancio, que tenan obligatoriamente que ayudar a la reconquista de Tierra Santa. Godofredo segua en sus trece de no jurar obediencia; Alexis no slo dejaba a los cruzados ms all de la murallas de Constantinopla, sino que bloque su campamento, esperando llevarles a un estado tal de hambruna que les obligase a partir; Balduino de Lorena empez a asaltar las aldeas cercanas; Godofredo captur un pelotn de soldados bizantinos y mat a todos ellos ante las murallas de la ciudad. El 2 de abril los cruzaron plantaron sitio a Constantinopla. Podrn ver lo fcilmente que les rechazan los bizantinos expliqu. Tras perder la paciencia, Alexis lanz a la batalla a sus tropas escogidas. Los cruzados, todava desentrenados para combatir juntos, huyeron. El domingo de Pascua, Godofredo y Balduino se sometieron al juramento de obediencia a Alexis. Todo fue bien. El emperador dio un banquete en honor de los cruzados, en Constantinopla, y se apresur a ayudarles a cruzar a la otra orilla del Bsforo. Sabe que nuevos cruzados llegarn en pocos das: el ejrcito de Bohemundo y Tancredo. Marge Hefferin lanz un apagado chillido al or recitar aquellos nombres. Aquello debi alertarme. Habamos saltado al 10 de abril para ver la nueva hornada de cruzados. Millares de soldados acampaban de nuevo ante Constantinopla. Se pavoneaban vestidos de acero y simulaban combatir con espadas y mazas cuando se aburran. Quin es Bohemundo? pregunt Marge Hefferin. Escrut el campamento. Aqul repliqu. Oooh! Era verdaderamente impresionante. Cerca de dos metros de altura, un verdadero gigante para su poca; su cabeza y hombros estaban por encima de la concurrencia que le rodeaba. Hombros enormes, pecho enorme, cabellos muy cortos. De piel extraamente blanca. Aspecto fanfarrn. Siniestro, rudo y salvaje. Y mucho ms astuto que los otros lderes guerreros. En lugar de querellarse con Alexis a causa del juramento de alianza, Bohemundo jur inmediatamente. Los juramentos, para l, no eran otra cosa que palabra, y habra sido una estupidez perder el tiempo discutiendo con los bizantinos cuando haba imperios enteros que conquistar en Asia. Y Bohemundo no tard en entrar en Constantinopla. Llev a mis clientes a la puerta por la que deba penetrar en la ciudad para que pudieran verle de cerca. Grave error. Llegaron los cruzados, avanzando sonoramente, de seis en fondo. Cuando apareci Bohemundo, Marge Hefferin se escap del grupo. Abri la tnica y dej a la vista sus enormes pechos blancos. Supongo que como propaganda. Se lanz hacia Bohemundo, gritando: Bohemundo, Bohemundo, te amo, te amo desde siempre! Tmame! Haz de m tu esclava, amor mo! ... y cosas del mismo estilo.

Bohemundo se volvi y la mir con aspecto sorprendido. Creo que ver a una robusta mujer aullando medio desnuda y corriendo hacia l debi dejarle perplejo. Pero Marge ni siquiera consigui acercarse a cinco metros del gigante. Un caballero que se hallaba delante de Bohemundo, creyendo que se trataba, sin duda, de una tentativa de asesinato, sac la daga y la plant en medio de los dos pechos de Marge. El impacto detuvo la loca carrera y la mujer retrocedi tambaleante, frunciendo el ceo. La sangre man entre sus labios. En el mismo momento en que caa, otro jinete le lanz una estocada que a punto estuvo de partirla en dos por la cintura. Los intestinos cayeron en el suelo. Todo aquello no llev ni quince segundos. No tuve tiempo para hacer ni el ms mnimo gesto. Me qued all, perplejo, sin darme cuenta de que mi carrera como Gua Temporal podra terminar all mismo. Perder un turista es lo peor que le puede pasar a un Gua: es casi tan grave como cometer uno mismo un crimen temporal. Deba actuar a toda prisa. Que nadie se mueva de aqu! les dije a los turistas. Es una orden! Era poco probable que desobedecieran. Se abrazaban unos a otros al borde de la histeria lloriqueando, vomitando y temblando. La impresin hara que se quedasen quietos durante unos minutos: ms tiempo del que necesitaba. Ajust el crono para volver dos minutos en el pasado y salt. Estuve de pronto al lado de m mismo. Yo estaba all con mis orejas enormes y todas mis cositas viendo a Bohemundo subir por la calle. Los turistas se apelotonaban a mi lado. Marge Hefferin, con el aliento entrecortado se levant sobre la punta de los pies para ver mejor a su dolo, dispuesta ya para abrirse la tnica. Me coloqu detrs de ella. En el momento en que iba a hacer el primer movimiento en direccin a la calle mis manos saltaron. Mi mano izquierda la agarr de las nalgas, la derecha por el pecho y le dije al odo: Qudese tranquila o lo lamentar. Se retorci para soltarse. Mis dedos se hundieron ms profundamente en la carne de su agitada grupa y la agarraron con firmeza. Volvi la cabeza para ver quin la atacaba y vio que era yo; mir con sorpresa a mi otro yo unos cuantos pasos a su izquierda. Dej de debatirse. Le murmur de nuevo que se quedase tranquila, y Bohemundo pas a nuestro lado y se perdi al fin de vista. La solt y reajust el crono para saltar en la lnea sesenta segundos. En total estuve lejos de los clientes menos de un minuto. Esperaba encontrarlos vomitando junto al cuerpo ensangrentado de Marge Hefferin. Pero mi correccin haba sido un xito. No haba ningn cadver en el suelo y las vsceras no haban sido aplastadas por las botas de los cruzados que desfilaban por la calle. Marge estaba jumo a los otros miembros del grupo sacudiendo la cabeza con total incomprensin sin dejar de rascarse la retaguardia. Su tnica estaba todava abierta y pude ver las marcas rojas de mis dedos en el suave globo de su pecho derecho. Se habra dado cuenta alguno de ellos de lo que haba pasado? No. No. Ni el menor recuerdo. Mis turistas no haban padecido la paradoja del Desplazamiento Transitorio, pues no haban saltado hacia atrs como hice yo; as que yo era el nico en recordar lo que ya no exista en su mente, era el nico que poda recordar claramente el sangriento suceso que me ocup en transformar en un no-suceso. Descendemos por la lnea! aull, y les llev a todos ellos a 1098. La calle estaba tranquila. Los cruzados haban partido mucho tiempo antes y se

encontraban por aquel entonces en Siria, asediando Antioqua. Era el crepsculo de un pesado da de verano, y nuestra sbita llegada no tuvo testigos. Marge fue la nica en darse cuenta de que haba ocurrido algo extrao; los otros no vieron nada peculiar, pero ella saba perfectamente que un segundo Jud Elliott se materializ a sus espaldas y le impidi precipitarse a la calle. Qu pretenda hacer, por amor de Dios? le pregunt. Iba a cruzar la calle para lanzarse ante Bohemundo, verdad? No poda refrenarme. Tena que hacerlo. Siempre he amado a Bohemundo, lo entiende? Era mi hroe, mi dios... he ledo todo lo que se ha escrito sobre l. Al verle all, delante de m... Djeme que le cuente lo que ha pasado de verdad le dije Y le expliqu el modo en que fue asesinada. Luego le expliqu cmo reajust el pasado, cmo hice pasar el episodio de su muerte a una lnea paralela. Me gustara que supiera, adems aad, que la nica razn por la que no est usted muerta es porque quiero conservar mi trabajo. Habra sido de muy mal efecto que un Gua no pudiera controlar a sus clientes. De otro modo, me encantara que siguiera usted hecha pedazos. No le han dicho un milln de veces que no debe dejarse ver nunca? Le ped que olvidara lo que haba hecho por ella: nunca haba cambiado los hechos para salvarle la vida. La siguiente vez que me desobedezca... advert. Iba a decirle que la cogera entre las manos y hara con ella una cinta de Moebius. Pero me di cuenta a tiempo de que un Gua no puede hablar as con los clientes, fuera cual fuese la falta cometida. ... pondr fin a su viaje y la devolver al tiempo actual, entendido? No volver a desobedecerle murmur Lo juro Ahora que me ha contado todo eso, casi puedo sentir la daga que me atraviesa... Eso no ha pasado nunca. Eso no ha pasado nunca dijo sin crerselo. Ponga algo ms de conviccin. Eso no ha pasado nunca. Eso no ha pasado nunca repiti. Pero casi puedo sentirla! 38 Pasamos toda aquella noche de 1098 en un albergue. Me senta fatigado y un poco tenso despus de tan delicado trabajo y decid saltar hasta 1105 durante el sueo de mis clientes para acercarme a casa de Metaxas. No saba siquiera si estara en la villa, pero vala la pena intentarlo. Tena verdadera necesidad de tranquilizarme. Calcul las fechas cuidadosamente. Las ltimas vacaciones de Metaxas empezaron a principios de 2059 y salt hacia all a mediados de agosto de 1105. Pens que pasara en el pasado de diez a doce das. Tena que estar de vuelta para finales de noviembre de 2059; a continuacin, suponiendo que se fuera de gira durante dos semanas, debera volver a la villa sobre el 15 de setiembre de 1105. Prefer no correr riesgos y descend el 20 de setiembre. Deba encontrar un modo de llegar a la villa. Es una de las cosas ms raras de la era del Efecto Benchley: me era ms fcil saltar siete aos en la lnea temporal que recorrer unos pocos kilmetros por la campia bizantina. Pero era un problema. No tena un carro a mano y no poda

llamar a un taxi del siglo XII. Andar? Qu idea ms ridcula! Pens dirigirme al albergue ms cercano y hacer tintinear unos cuantos besantes ante los carreteros independientes, hasta encontrar uno que me quisiera acercar a casa de Metaxas; justo entonces o una voz familiar: Herr Gua Elliott! Herr Gua Elliott! Me volv. El profesor agregado Speer. Gutentag, Herr Gua Elliott! dijo el profesor agregado Speer. Guten... Me call, frunciendo el ceo, y le salud de un modo ms bizantino. Sonri indulgentemente al ver cmo me acomodaba a las reglas. He hecho una visita muy fructfera me dijo. Desde la ltima vez que nos vimos, he encontrado el Tamiras de Sfocles y la Melanippe de Eurpides y una parte de lo que creo que sea el Arquelao de Eurpides. Adems, el texto de una obra que pretende ser el Helios de Esquilo, del que no hay referencia alguna en los archivos. Quiz sea un apcrifo, o un nuevo descubrimiento; leyndolo, lo averiguar. Una buena visita, verdad, Herr Gua? Esplndida respond. Y, ahora, me vuelvo a la villa de nuestro amigo Metaxas, en cuanto acabe de comprar un par de cosillas. Quiere acompaarme? Va rodando? pregunt. Was meinen Sie mit "rodando"? Transporte. Carro. Naturlich! Ah fuera. Me espera un carro mit einem conductor de casa de Metaxas. Sorprendente! dije. Termine de comprar y volveremos juntos a casa de Metaxas, de acuerdo? La tienda se vea sombra y pareca perfumada. Haba mercancas diversas en toneles, frascos, sacos y cajas: aceitunas, nueces, dtiles, higos, pasas, pistachos, quesos y especias de diversas clases. Speer, que aparentemente haca la compra para el chef de Metaxas, eligi algunos productos y tendi una bolsa llena de besantes para pagar. Mientras tanto, una carroza muy elegante se detuvo ante la tienda y tres personas descendieron de ella para entrar en el almacn. Una de ellas era una joven esclava cuya misin, evidentemente, consista en transportar las mercancas al carro. La segunda era una mujer madura sencillamente vestida supuse que una duea; el tipo de dragn que acompaaba a las mujeres bizantinas cuando salan de paseo. La tercera persona era una mujer de alto rango que daba una vuelta por la ciudad. Era extraordinariamente bella. Supe en el acto que no tendra ms de diecisiete aos. Tena la belleza serena y libre de los mediterrneos; sus grandes ojos eran negros y brillantes, rodeados de largas pestaas; el color de su tez, olivceo, de labios sensuales y nariz aquilina; su actitud era elegante y aristocrtica. Los ropajes de seda blanca revelaban los contornos de sus senos altos y generosos, de sus caderas, de sus voluptuosas nalgas. Representaba a todas las mujeres que haba deseado unidas en un solo cuerpo ideal. La estudi sin escrpulos. Me devolvi la mirada. Sin la menor turbacin. Nuestros ojos se encontraron y una poderosa corriente de energa pas entre nosotros hacindome temblar cuando penetr en m. Sonri levantando ligeramente el lado izquierdo de la boca, encogiendo suavemente los labios y descu-

briendo dos dientes brillantes. Era una sonrisa que invitaba. Una sonrisa llena de deseo. Me hizo una seal apenas perceptible con la cabeza. A continuacin se volvi, y sealando los estantes pidi esto y aquello, y aquello de ms all, y no dej de mirarla hasta que la duea, tras detectar mis miradas, me regal una terrible imagen de su advertencia. Vamos dijo Speer impaciente. El carro espera... Que espere un poco ms. Le hice esperar en la tienda hasta que las tres mujeres terminaron las compras. Las mir mientras se iban, con los ojos clavados en el delicioso balanceo de las caderas envueltas en seda de mi adorada. Me lanc contra el tendero y le agarr de la mueca ladrando: Esa mujer! Cul es su nombre? Mi seor yo... es... Puse una moneda en el mostrador. Su nombre! Es Pulcheria Ducas resopl el hombre. La esposa del clebre Len Ducas que... Lanc un rugido y sal corriendo de la tienda. Su carroza se alejaba en direccin al Cuerno de Oro. Speer se reuni conmigo. Est usted bien Herr Gua Elliott? Estoy tan enfermo como un cerdo refunfu. Pulcheria Ducas... era Pulcheria Ducas... Y qu? La amo Speer puede entenderlo? La carroza est lista dijo impasible. No tiene importancia. No voy con usted. Salude a Metaxas en mi nombre. Descend corriendo por la calle, angustiado, sin objetivo preciso, con la mente y el sexo inflamados por la imagen de Pulcheria. Temblaba. El sudor me empapaba. Me senta sofocado. Llegu finalmente junto a la pared de una iglesia y apret la mejilla contra la fra piedra, luego, toqu el crono para reunirme con los turistas a los que dej dormidos en 1098. 39 Me comport como un mal Gua durante el resto de la gira. Enfermo, abatido, enamorado, turbado, ense a los clientes los acontecimientos habituales, la invasin de los venecianos en 1204 y la conquista turca de 1453, de un modo mecnico y carente de inters. Quiz no se dieron cuenta de que no les daba ms que lo mnimo, o quiz no les importase. A lo mejor pensaban que era a causa de los problemas generados por Marge Hefferin. Gui la gira, para bien y para mal, y les devolv sanos y salvos al tiempo actual. A continuacin, estuve libre. Me encontraba de nuevo de vacaciones y el deseo atormentaba mi mente. Volver a 1105? Aceptar la oferta de Metaxas, dejar que me presentara a Pulcheria? La idea me turbaba. Las reglas de la Patrulla Temporal prohiben categricamente cualquier tipo de confraternizacin entre los Guas (o cualquier otro viajero temporal) y la gente que

vive en la lnea. El nico contacto que podemos tener con los que vivan en el pasado debe ser fortuito y breve: comprar unas aceitunas, preguntar por el camino de Santa Sofa, cosas as. Nos est prohibido entablar amistades, tener largas discusiones filosficas o relaciones sexuales con los habitantes de las pocas precedentes. Particularmente con nuestros antepasados. El tab del incesto no me molestaba demasiado; como todos los tabes, no era peor que otras cosas, y aunque habra tenido mis dudas respecto a acostarme con mi hermana o mi madre, no encontraba razn convincente que me impidiera acostarme con Pulcheria. Quiz senta ciertos rescoldos de puritanismo, pero saba que desapareceran en el instante en que Pulcheria me dijera que estaba de acuerdo. Sin embargo, me frenaba la universal disuasin del temor al castigo. Si la Patrulla Temporal me sorprenda manteniendo relaciones con mi multi-ttara-abuela, me enviaran, con toda certeza, al Servicio Temporal, donde quiz fuese encarcelado, corriendo el riesgo de morir a causa de crimen temporal de primer grado, bajo la acusacin de haber querido convertirme en mi propio ancestro. Todas aquellas posibilidades me aterraban. Cmo podran prenderme? Se me ocurren montones de argumentos. Por ejemplo: Me presento a Pulcheria. Llego a estar ms o menos a solas con ella. Me acerco a su hermoso cuerpo; ella grita; los guardias me cogen y me matan. La Patrulla Temporal, como no me presento despus de las vacaciones, me busca, descubre lo que ha pasado, me salva y me acusa de crimen temporal. O: Me presento, etc., y seduzco a Pulcheria. En el momento del mutuo orgasmo, su marido entra en la habitacin y me empala. Continuacin idntica a la del argumento precedente. O: Me enamoro de Pulcheria y juntos vamos a ocultarnos en un lugar remoto de la lnea temporal, por ejemplo en el 400 antes de Cristo, o en 1600 de nuestra propia era, y vivimos felices hasta que la Patrulla Temporal nos encuentra y la devuelve a ella a su propio tiempo de 1105 y a m me acusa de crimen temporal. O: Una docena de posibilidades, todas las cuales son rematadas del mismo modo trgico. As que me resist a pasar las vacaciones en 1105 rondando alrededor de Pulcheria. En lugar de cometer aquella tontera, para preservar el poco humor que me quedaba en aquella poca de desgraciada pasin, firm para participar en la gira de la peste negra. Slo los excntricos, los paranoicos, los locos y los pervertidos viajan en giras parecidas: no hace falta decir lo fuerte que es la demanda. Pero como Gua de vacaciones, poda dejar fuera a un cliente y meterme en el siguiente grupo. Hay cuatro excursiones regulares para la peste negra. Una parte de Crimea en 1347 y muestra la epidemia que devast Asia. El gran momento de esta gira es el asedio de Caffa, un puerto genovs del Mar Negro, por los mongoles Kipshak bajo el mando del khan Janibeg. Los hombres de Janibeg padecan la enfermedad, e hizo catapultar sus cadveres sobre la ciudad para infectar a los genoveses. Para esta agradable visita hay que reservar plaza con un ao de antelacin. Los genoveses llevaron la peste negra hasta el Mediterrneo, y por eso mismo la segunda gira empieza en Italia, en otoo de 1347, siguiendo la progresin de la plaga por el continente. Se ve quemar a muchos judos, pues en la poca de la

plaga se pens que eran ellos los que contaminaban los pozos. La tercera gira nos puede llevar a la Francia de 1348, y la cuarta, a Inglaterra, a finales de la primavera de 1349. El servicio de inscripciones me coloc en el viaje a Inglaterra. Llegu a Londres a medioda y me reun con el grupo dos horas antes de la partida. Nuestro Gua era un hombre alto y delgado llamado Riley, con gruesas cejas y dientes mellados. Pareca un poco extrao, como es imprescindible para especializarse en ese circuito. Me recibi de un modo amistoso, aunque distante, y me dio la ropa especial para el viaje El traje constaba ms o menos de una escafandra de color negro. Uno lleva un sistema respiratorio artificial estndar que puede facilitar el aire necesario para las dos semanas de la gira. Uno se alimenta mediante un tubo especial y elimina los excrementos de un modo difcil y complicado. La intencin es, evidentemente, mantener al viajero al margen del contagioso ambiente. Si los turistas tienen que abrir la escafandra, no pueden hacerlo durante ms de diez segundos, pues, en caso contrario, seran abandonados definitivamente en la poca de la peste; aunque eso no sera verdad, ningn turista se ha atrevido a jugar al farol con el Servicio Temporal. Es una de las pocas giras que salen y vuelven a puntos prefijados. No es muy deseable que los grupos de regreso se vayan de paseo con las escafandras portadoras de peste. Para evitarlo, el Servicio ha delimitado con pintura roja las zonas de los saltos durante los perodos medievales afectados por las cuatro giras. Cuando el grupo est listo para volver, uno entra en una zona de salto y desciende por la lnea hasta un lugar preciso. Los viajeros se materializan en una sala estanca y estril; tras retirar la escafandra, uno es totalmente desinfectado antes de recibir la autorizacin para regresar al siglo XXI. Lo que van a ver declar Riley con voz siniestra, no es una reconstruccin, ni una simulacin, ni una aproximacin. Es la realidad; y no ha sido exagerada en modo alguno. Remontamos la lnea. 40 Vestidos con nuestras escafandras de plstico negro, caminamos en fila india por un paisaje de muerte. Nadie nos prestaba atencin. En tal poca, nuestros trajes ni siquiera pareceran raros; el color negro era lo lgico, y el hecho de que fuesen hermticos resultaba aun ms lgico. Aunque el tejido de que estaba hecha nuestra ropa resultaba un poco anacrnico para el siglo XIV, nadie demostraba la menor curiosidad. En aquel tiempo, la gente sabia se quedaba en casa y controlaba la curiosidad. Los que nos vieron pasar debieron pensar que ramos sacerdotes peregrinos. Nuestros oscuros hbitos, nuestra forma de avanzar en fila india, la intrepidez con la que cruzbamos las peores zonas infectadas, todo nos sealaba como hombres de Dios, o de Satans; pero, de todos modos, quin se habra atrevido a abordarnos? El tintineo fnebre y agobiante de las campanas duraba todo el da y la mitad de la noche. El mundo no era otra cosa que un continuo funeral. Una bruma lgubre cubra Londres; durante toda la duracin de nuestro viaje, el cielo permaneci de un color gris ceniciento. La naturaleza no reforzaba el dolor, como quiere el

mensaje pattico; no, la bruma haba sido creada por el hombre, pues millares de hogueras ardan en Inglaterra, consumiendo la ropa, las casas y los cuerpos de los condenados. Vimos vctimas de la peste en todos los estados de la enfermedad, desde las primeras vacilaciones hasta los ltimos temblores, hasta las sudoraciones, las cadas y las convulsiones. Esta enfermedad declar Riley con voz tranquila se caracteriza por un endurecimiento e inflamacin de las glndulas de las axilas y el ano. Las bubas alcanzan en poco tiempo el tamao de un huevo o una manzana. Miren, observen a esta mujer... Era joven, muy delgada, aterrada, agarrndose desesperadamente las enormes bubas. Pas ante nosotros, tambalendose, por la calle llena de humo. Luego aparecen las manchas negras dijo, primero en los brazos y los muslos, despus por todo el cuerpo. A continuacin, los fornculos, que provocan terribles dolores si se rascan. El ltimo paso es el delirio, la locura y la muerte, que se produce, por lo general, tres das despus de la aparicin de las inflamaciones. Miren all... Una vctima del ltimo grado, abandonada, balbuceando en mitad de la calle. Y all... Rostros macilentos que miraban desde detrs de una ventana. Y all abajo... Cuerpos amontonados ante la puerta de un establo. Las casas permanecan cerradas. Las tiendas, con barricadas. Las nicas personas que se encontraban en la calle eran los enfermos, que buscaban desesperadamente un mdico, un sacerdote, alguien que hiciera milagros. Una msica atormentada de ritmo desquiciante lleg hasta nosotros: flautas, tambores, violas, lades, sacabuches, caramillos, clarines, cromornos, todos los instrumentos medievales, interpretando al mismo tiempo, no las alegres melodas del medioevo, sino algo as como un largo lamento chirriante y discordante. Riley pareci encantado. Se acerca a nosotros una procesin de flagelantes grit. Sganme. No hay que perdrsela, cueste lo que cueste! Los flagelantes avanzaban por las callejas sinuosas, hombres y mujeres, desnudos hasta la cintura, lgubres, ensangrentados, algunos tocando cualquier instrumento, la mayora blandiendo ltigos con nudos, con los que se golpeaban sin cesar la espalda, los pechos, las mejillas, los brazos, la frente. Entonaban himnos montonos, geman de dolor; se tambaleaban; algunos mostraban ya las bubas de la peste y pasaron a nuestro lado sin mirarnos, bajando por un oscuro paseo que llevaba a una Iglesia desierta. Nosotros, los alegres turistas temporales, seguimos paseando entre los muertos y los moribundos, pues nuestro Gua deseaba que captsemos la totalidad de aquella experiencia. Vimos los cadveres quemados de los muertos ennegrecerse y transformarse en polvo. Vimos montones de cuerpos, sin quemar, abandonados en los campos para que se pudrieran. Vimos a los profanadores rebuscar entre los cadveres para quitarles los objetos de valor. Vimos en medio de la calle a un hombre rodo por la enfermedad lanzarse sobre otra infectada medio consciente y abrirle los muslos para un ltimo acto de desesperada lujuria Vimos sacerdotes huyendo a caballo para escapar de los parroquianos que imploraban la gracia de Dios. Entramos en un palacio sin guardar para ver a los aterrados mdicos que prac-

ticaban una sangra a un agonizante duque. Vimos otra procesin de seres extraos, vestidos de negro, que cruzaba nuestro camino, con los rostros ocultos tras cristales reflectantes, y nos estremecimos ante la grotesca visin de aquellos paseantes de pesadilla; no tardamos en descubrir que nos cruzbamos en el camino de otro grupo de turistas. Riley siempre tena algunas estadsticas preparadas al alcance de la mano. La tasa de mortalidad de la peste negra anunci se sita, generalmente, entre un octavo y las dos terceras partes de cualquier regin. En Europa, se estima que pereci el 25 por 100 de la poblacin; si se toma el conjunto del mundo conocido, la mortalidad fue, aproximadamente, del 33 por 100. Para hacernos una idea, si tal epidemia se declarase en nuestra poca, costara la vida a dos mil millones de personas. Vimos a una mujer que sala de una casa de techo de paja alineando uno por uno los cuerpos de cinco nios en mitad de la calle, para que fueran retirados por el servicio sanitario. La aristocracia fue diezmada dijo Riley, lo que provoc muchas alteraciones en materia de sucesin. Efectos culturales permanentes resultaron de la muerte de todos los pintores de una escuela de pintura, de numerosos poetas, de monjes eruditos. El choque sicolgico tard mucho tiempo en borrarse; durante generaciones, se pens que los mediados del siglo XIV haban atrado la clera de Dios, y se esper durante mucho tiempo un renacimiento de aquella clera. Fuimos parte de la audiencia de funerales en masa en los que dos jvenes y atemorizados sacerdotes musitaron algunas palabras ante un centenar de cuerpos purulentos e inflados, agitando campanillas, vertiendo un poco de agua bendita y haciendo un gesto a los enterradores para que encendieran la pira. La poblacin no recuperar hasta el siglo XVI la magnitud de 1348 explic Riley. Me resultaba imposible decir hasta qu punto estaban afectados los dems viajeros por aquellos horrores, pues todos nosotros nos ocultbamos detrs de las escafandras. La mayor parte de mis compaeros deban estar tan emocionados como fascinados. O decir que era corriente que un aficionado a las catstrofes recorriese los cuatro viajes de la peste empezando por Crimea; mucha gente haba participado en todas las giras cinco o seis veces. Mi propia reaccin fue una impresin cuyos efectos se fueron diluyendo lentamente. Uno acaba por habituarse a todos esos horrores. Creo que al terminar la dcima ronda, yo mismo estara tan tranquilo e impasible como Riley, aquella imparable fuente de estadsticas. Cuando termin nuestro viaje en aquel infierno, nos dirigimos a Westminster. Ante el palacio, la gente del Servicio Temporal haba pintado en mitad de la calle un crculo rojo de cinco metros de dimetro. Era el punto desde el que debamos saltar. Nos reunimos en mitad del crculo y ayud a Riley a ajustar los cronos: en aquel viaje, los cronos estaban colocados fuera de las escafandras. Luego dio la seal y saltamos. Algunas vctimas de la peste se arrastraban cerca del palacio y fueron testigos de nuestra marcha. No creo que aquello les alterase mucho. En un perodo durante el cual el mundo entero est pereciendo a quin iba a preocuparle el que una decena de demonios negros desapareciera tambin? 41 Aparecimos bajo una bveda brillante, nos libramos de las polucionadas vesti-

mentas y salimos purificados, desinfectados y mejorados por todo lo que habamos visto. Pero los recuerdos de Pulcheria me obsesionaban todava. Nervioso, atormentado, deba seguir luchando contra la tentacin. Volver a 1105. Permitir que Metaxas me presentase en casa de los Ducas? Acostarme con Pulcheria y calmar mis deseos? No. No. No. No. Combatir la tentacin. Sublimarla. Mejor follarse a una emperatriz. Volv apresuradamente a Estambul y descend por la lnea hasta 537. Me encamin a Santa Sofa para encontrarme con Metaxas en la ceremonia de la consagracin. Metaxas estaba all, en muchos sitios entre la multitud. Pude contar al menos diez. (Tambin vi a dos Jud Elliott sin ni siquiera buscarlos.) Los dos primeros intentos fueron muestras de la paradoja de la Discontinuidad; ninguno de los dos Metaxas me conoca. Uno de ellos me apart con un irritado gruido; el otro se content con decir: Seas quien seas, todava no nos conocemos. Lrgate. Al tercer intento, encontr a un Metaxas que me conoca, y decidimos vernos aquella misma noche en el albergue en que se alojaba el Gua con su grupo. Pasaba la noche en 610 para ensear a sus clientes la coronacin del emperador Heraclio. Bien me dijo. Cul es tu base de tiempo actual? A primeros de diciembre de 2059. Voy por delante de ti me contest Metaxas. Yo me encuentro a mediados de febrero de 2060. Estamos en discontinuidad. Aquello me asust. Aquel hombre conoca dos meses y medio de mi futuro. Las convenciones sociales pretendan que no deba decirme nada; era muy posible que yo hubiera/estuviera muerto en enero de 2060 y que Metaxas conociera todos los detalles de mi fallecimiento, pero no poda decirme absolutamente nada. Y aquello era lo que ms me aterraba. Se dio cuenta. Quieres irte y encontrarte con otro Metaxas? me pregunt. No. As vale. Creo que aguantar. Su rostro era una mscara inmvil. Segua las reglas; en ningn caso, ni por la inflexin de su voz ni por la expresin de sus facciones, deba reaccionar a mis palabras en modo alguno que pudiera dejarme adivinar lo ms mnimo de mi futuro. Me dijiste una vez que me ayudaras a conocer a la emperatriz Teodora. S, lo recuerdo. En ese caso, ha llegado la ocasin de que cumplas tu promesa. Quiero probar. No hay problema me dijo Metaxas. Remontemos a 535. Justiniano est muy atareado con la construccin de Santa Sofa. Teodora estar disponible. Ser fcil? Muy fcil replic. Saltamos. Envueltos en una fresca jornada de 535, me dirig en compaa de Metaxas al Gran Palacio, donde busc y encontr a un gordo eunuco, llamado Anastasio, con el que mantuvo una larga y animada conversacin. Anastasio era, naturalmente, el ojeador principal de la emperatriz durante aquel ao, y tena por misin buscar uno o dos jvenes por noche para ella. La conversacin se desarroll en voz baja, puntuada por irritadas exclamaciones, aunque, por lo que llegu a comprender, Anastasio me propona pasar una hora con Teodora cuando

Metaxas pretenda que me pasase la noche completa. Aquello me puso un poco nervioso. Yo era bastante viril, es cierto, pero sera capaz de satisfacer hasta el alba a una de las ninfmanas ms clebres de la historia? Intent hacerle a Metaxas una sea para que aceptase cualquier oferta menos grandiosa, pero l insisti, y Anastasio, finalmente, acept que pasara cuatro horas con la emperatriz. Si est cualificado agreg. El examen de cualificacin me fue administrado por una feroz doncella llamada Photia, una de las servidoras de la emperatriz, Anastasio nos vio follar con aspecto contento; Metaxas, al menos, tuvo el buen gusto de dejar la alcoba. Supongo que para Anastasio, mirar era su modo de pasar un rato entretenido. Photia tena el cabello negro, los labios delgados, el pecho generoso y un apetito voraz. Ha visto alguna vez cmo una estrella de mar devora una ostra? No? Bueno, puede imaginrselo de algn modo. Photia era una estrella marina del sexo. La succin era fantstica, Me qued con ella, consegu domarla y le provoqu el orgasmo. Y supongo que todava me quedaran reservas por algn lado, pues Anastasio me dio el aprobado y anot mi cita con Teodora. Cuatro horas. Le di las gracias a Metaxas y se march a reunirse con su grupo en 610. Anastasio se encarg de m. Me baaron, me peinaron, me restregaron bien y me pidieron que tragase una pocin amarga y pastosa que afirmaron era un afrodisaco. Una hora antes de la medianoche, me metieron en la habitacin de la emperatriz Teodora. Cleopatra.. Dalila... Harlow... Lucrecia Borgia... Teodora... Haba existido alguna de ellas? Era cierta su legendaria voracidad? Judson Daniel Elliott III, podr realmente mantener el tipo ante el lecho de la depravada emperatriz? Me saba todas las historias que Procopio haca correr al particular. Las orgas en las cenas de Estado. Las exhibiciones en el teatro. Los embarazos repetidos e ilegtimos, y los anuales abortos. Los amigos y amantes traicionados y torturados. Haca que les cortasen las orejas, o la nariz, los testculos, el pene, los miembros o los labios a los que no la complacieron. Ofreca en el altar de Afrodita todos los orificios de su cuerpo. Si una sola de cada diez historias era verdad, su bajeza no tena igual. Tena la piel clara, los senos firmes, la cintura delgada y era extraamente baja; la punta de su cabeza apenas me llegaba por el pecho. Su piel brillaba a causa del perfume, pero yo poda percibir el aroma de su carne. Sus ojos se mostraban feroces, fros, duros y ligeramente estrbicos: ojos de ninfmana. No me pregunt el nombre. Me orden que me desvistiera, me inspeccion y asinti con la cabeza. Una joven nos acerc un nfora llena de un vino tinto y pesado. Bebimos mucho; Teodora, a continuacin, se frot lo que quedaba sobre el cuerpo, de la cabeza a los pies. Lame orden Obedec. Y obedec igualmente a sus otras rdenes. Sus gustos eran notablemente variados, y satisfice casi todos ellos durante las cuatro horas. No fueron, quiz, las cuatro horas ms locas de mi vida, pero estuvieron a punto de serlo. Sin embargo, su juego me provoc cierto rechazo. Se detectaba algo mecnico y vaco en el modo en que Teodora mostraba esto, luego aquello, para que me ocupase de saciarla. Era como si la emperatriz representase una escena que interpretaba desde siempre. Fue intenso, pero no agotador. Quiero decir que esperaba algo ms, en cierto sentido, al acostarme con una de las ms clebres pecadoras de la Historia. Cuando yo contaba con catorce aos, un anciano que me ense muchas co-

sas acerca de por qu da vueltas el mundo, declar: Muchacho, cuando te has tirado a una ta, te las has tirado a todas. Pese a que en aquella poca yo acababa de perder la virginidad, me atrev a refutar la afirmacin. Sigo refutndola, en cierta medida, pero cada ao que pasa lo hago menos. Las mujeres varan: su cuerpo, su pasin, su tcnica, su modo de enfocar el asunto. Pero me acababa de acostar con la emperatriz de Bizancio: con Teodora en persona. Despus de lo que pas con Teodora, empiezo a pensar que el viejo tena razn. Cuando uno se ha tirado a una ta, se las ha tirado a todas. 42 Volv a Estambul y me present en el despacho para servir de Gua durante dos semanas a un grupo de ocho turistas. Ni la peste negra ni Teodora pudieron disminuir la pasin que senta por Pulcheria Ducas. Esperaba liberarme de aquella peligrosa obsesin volviendo al trabajo. El grupo estaba compuesto por las siguientes personas: J. Frederick Gostaman, de Biloxi, Mississippi, vendedor al por menor de productos farmacuticos y rganos transplantables, acompaado por su esposa, Louise, su hija Palmira, de diecisis aos, y su hijo Bilbo, de catorce aos. Conrad Sauerabend, de Saint Louis, Missouri, agente de cambio que viajaba solo. La seorita Hester Pistil; de Brooklyn, Nueva York, joven institutriz. Leopold Haggins, de San Petersburgo, Florida, ex fabricante de corazones artificiales, y su esposa Cristal. Resumiendo, la banda habitual de vagos hiperricos y supereducados. Sauerabend, alto, mofletudo y maleducado, detest a Gostaman en el acto, mofletudo y jovial, a causa de que este ltimo hizo una divertida observacin sobre el modo en que Sauerabend miraba el escote de su hija durante una de las sesiones de preparacin. Creo que Gostaman bromeaba, pero Sauerabend se ruboriz y se irrit, y Palmira, lo bastante subdesarrollada a sus diecisis aos como para aparentar trece, sali llorando de la habitacin. Arregl las cosas, pero Sauerabend sigui lanzando homicidas miradas al pobre Gostaman. La seorita Pistil, institutriz, una rubia de ojos inexpresivos y voluminosa grupa, mantena una actitud que procuraba ser simultneamente tensa y lnguida. En cuanto nos vimos, me demostr claramente que era una de esas chicas que hacen los viajes slo para tirarse a los Guas; aunque no hubiera tenido la mente dedicada en exclusiva a Pulcheria, creo que no habra aprovechado su disponibilidad; de cualquier modo, tal y como estaban las cosas, no tena en mente la idea de empezar a explorar la pelvis de la seorita Pistil. No pasaba lo mismo con Bilbo Gostaman, tan elegante que llevaba pantaln con bragueta (si pueden relanzar la moda de los corpios cretenses, por qu no la de las braguetas?), que meti la mano bajo la falda de la seorita Pistil en la segunda clase. El pensaba hacerlo discretamente, pero le descubr, lo mismo que el viejo Gostaman, que se llen de orgullo paternal, y la seora Haggins, que se sinti especialmente impresionada. La seorita Pistil pareci excitada y se agit ligeramente para ofrecer a Bilbo una posicin ms ventajosa. Mientras pasaba todo esto, el seor Leopold Haggins, que tena ochenta y cinco aos y muchas arrugas, lanzaba ojeadas llenas de esperanza hacia la seora Louise Gostaman, algo as como una plcida matrona, que pas la mayor parte del viaje

rechazando los febriles asaltos del viejo verde. Hgase una idea del ambiente! Y nos fuimos a pasar un par de alegres semanas de vacaciones. Una vez ms, fui slo un Gua de segunda clase. No poda recuperar la llama divina. Les ense todo lo que haba que ensear, pero me sent incapaz de mostrarles todo lo dems: las derivas, las cabriolas metaxianas que me gustara hacer en cada viaje. Los problemas provenan, en parte, del nerviosismo que me embargaba a causa de Pulcheria. La joven no dejaba de atormentarme mentalmente. Me imaginaba descendiendo a 1105 y acostndome con ella; ciertamente, la dama recordara haberse encontrado conmigo en la tienda y, de un modo muy visible, me invitara a algo. Los problemas provenan, tambin, del declive de mi facultad de maravilla. Llevaba haciendo las giras de Bizancio desde haca seis meses y toda la sorpresa desapareci con el tiempo. Un Gua dotado como Metaxas poda disfrutar tanto en su milsima coronacin imperial como en la tercera. Y transmitir aquella euforia a sus clientes. Quiz yo no era un Gua dotado. Empezaba a cansarme de ver la consagracin de Santa Sofa y el bautismo de Teodosio II, lo mismo que el vigilante de un lupanar se acaba cansando de... bueno, ya lo sabe. Los problemas provenan, por ltimo, a causa de la presencia de Conrad Sauerabend en el grupo. Aquel hombre alto y desaliado que transpiraba sin cesar me molestaba con slo abrir la boca. No era idiota, slo grosero, indecente e incluso vulgar. Era patn, bravucn y testarudo. Poda contar con l si haba que lanzar algn exabrupto o una cita fuera de lugar. En el Augusteum, silb y dijo: Sera un aparcamiento magnfico! En Santa Sofa, dio una palmada en la espalda de un sacerdote de barba blanca declarando: Cura, te juro que esto es toda una iglesia! Con ocasin de la destruccin de los iconos bajo Len el Isurico, mientras desaparecan las ms bellas obras del arte bizantino por ser consideradas como dolos, interrumpi a un iconoclasta fantico y le dijo: No hagas el idiota. No ves que disminuyes el inters turstico de la ciudad? Sauerabend tambin importunaba a las nias, lo que le haca sentirse orgulloso. No puedo impedirlo explic. Es una obsesin. Los psiquiatras lo llaman complejo de Lolita. Me gustan las chicas de doce o trece aos. Tienen edad bastante como para tener la regla, incluso algo de vello, pero todava no estn maduras. Hay que tomarlas as, antes de que les crezcan los pechos... se es mi ideal. No puedo soportar toda esa carne que se balancea en el pecho de las mujeres. Me pone enfermo. Muy enfermo, s. Y tambin preocupante; Palmira Gostaman iba en el grupo; Sauerabend no dejaba de mirarla. Los alojamientos que se consiguen durante los viajes temporales no siempre dejan mucha intimidad para los turistas, y Sauerabend no dejaba de fisgar a la pobre nia, que se senta muy embarazada. Babeaba de deseo ante ella continuamente, lo que la haca vestirse y desnudarse bajo una manta, como si hubiramos estado en el siglo XIX o el XX; y, cuando su padre no miraba, echaba sus patazas a su trasero o entre sus pequeos senos y le murmuraba al odo lbricas proposiciones. Acab por decirle que le expulsara del grupo y le devolvera al tiempo actual si no dejaba de hacer el imbcil. Aquello le calm durante unos das. El padre de la muchacha, con todo, encontr el inci-

dente muy divertido. Quiz la chica necesita follar un poco explic. Soltar un poco el cuerpo. Pap Gostaman aprobaba las relaciones de su Bilbo con la seorita Pistil, relaciones que se estaban convirtiendo tambin en algo molesto, pues perdamos mucho tiempo esperando a que rematasen sus sesiones diarias de cpula. Estaba explicando lo que veramos a lo largo del da; Bilbo estaba detrs de la seorita Pistil y, sbitamente, el rostro de la mujer se transform y averig que, tras levantarle la falda por detrs, plash! Bilbo pareca siempre muy contento, lo que me pareca muy razonable para un muchacho de catorce aos que mantiene relaciones con una mujer que tiene diez aos ms que l. La seorita Pistil se senta culpable. Pero su desgarrada consciencia no le impeda abrir la puerta a Bilbo tres o cuatro veces diarias. No encontraba aquel ambiente como el ms favorable para hacer un buen trabajo. Y tuve algunos problemas menores, como los ineficaces intentos del anciano seor Haggins para perseguir implacablemente a la discreta seora Gostaman. O la insistencia con que Sauerabend palpaba el crono. Sabe? me dijo varias veces. Apuesto lo que sea a que desmonto este aparato y lo uso yo solo. Antes de ser agente de cambio, era ingeniero. Le dije que no lo tocara. Pero sigui urgndolo a mis espaldas. Y adems, nos encontramos con Capistrano, totalmente por casualidad, en 1097, cuando los cruzados de Bohemundo penetraban en Constantinopla. Apareci en el momento en que yo observaba la escena con Marge Hefferin. Yo quera comprobar si mi correccin del pasado era permanente. Agrup a los clientes al otro lado de la calle. S, all estaba yo; y Marge Hefferin, ardiendo de pasin a causa de Bohemundo, y todo el grupo. Los cruzados desfilaron ante nosotros; la espera me hizo temblar. Me vera salvando a Marge? O vera cmo Marge se precipitaba hacia Bohemundo y consegua que la hicieran dos pedazos? Se presentara alguna tercera y desconocida solucin? La inestabilidad, la fluidez del ro temporal, era lo que ms me aterraba. Bohemundo se acerc. Marge abri la tnica. Aparecieron sus ingentes pechos blancos. Se irgui, dispuesta para saltar en medio de la calle. Pero un segundo Jud Elliott se materializ a sus espaldas, procedente de ninguna parte. Vi el sorprendido semblante de Marge cuando los dedos de acero de mi alter ego se le cerraban en la retaguardia y mi otra mano la sujetaba por el desnudo pecho. Vi cmo Marge se retorca, luchaba y, finalmente, se calmaba; y mientras Bohemundo se alejaba, vi cmo yo desapareca, dejando a otros dos Jud, uno a cada lado de la calzada. Me deje invadir por el alivio. Y, sin embargo, era engaoso, pues yo saba que mi correccin estaba grabada en la lnea temporal y que cualquiera podra detectarla. Un Patrullero Temporal en misin de vigilancia podra, por ejemplo, constatar el breve desdoblamiento de un Gua y preguntarse lo que pasaba. En cualquier momento de los millones de milenios del futuro, la Patrulla Temporal poda verificar aquella escena... aunque mi correccin no fuera descubierta hasta el ao 8.000.000.000.008, en algn momento me pediran explicaciones por haber alterado ilegalmente un hecho real. Una mano se apoyara en mi hombro, una voz pronunciara mi nombre... Sent una mano en el hombro. Una voz pronunci mi nombre. Di media vuelta. Capistrano! Claro, Capistrano. Esperabas a alguien?

Yo... yo... me has sorprendido, eso es todo. Yo estaba temblando. Senta que las rodillas se me haban convertido en algodn. Me sent tan impresionado que tard varios segundos en darme cuenta del aspecto de Capistrano. Pareca fatigado, harto; su cabellera negra y brillante se vea griscea y lacia; haba adelgazado y pareca tener veinte aos ms que el Capistrano a quien conoca. Sent la paradoja de la Discontinuidad y con ella lleg tambin el temor que siempre senta ante alguien de mi propio futuro. Qu va mal? le pregunt. Me hundo, me estoy haciendo pedazos. Mira, aqul es mi grupo. Me seal a un banda de viajeros temporales que miraban con mucho inters a los cruzados. No puedo estar con ellos. Me ponen enfermo. Todo me da igual. Para m, Jud, ha llegado el final, el verdadero final. Por qu? Qu es lo que no funciona? Aqu no puedo hablarte. Dnde estars esta noche? Me quedar aqu, en 1097. En el albergue del Cuerno de Oro. Te ver a media noche, all mismo me digo Capistrano, agarrndome del brazo durante un instante. Es el fin, Elliott. Realmente el fin. Que Dios se apiade de mi alma! 43 Capistrano apareci por el albergue justo antes de medianoche. Bajo la capa llevaba una botella, que descorch y me pas. Es coac dijo. De 1825, embotellado en 1775. Acabo de volver de buscarlo. Tom un trago. Capistrano se dej caer al suelo. Su aspecto era lamentable: viejo, agotado, en los huesos. Tom la botella de coac y ech un buen trago. Antes de que me digas nada declar, me gustara saber cul es tu base de tiempo actual. La discontinuidad me aterra. No hay discontinuidad. No la hay? Mi base es diciembre de 2059. La misma que la tuya. Imposible! Imposible? repiti. Cmo dices eso? La ltima vez que te vi, no tenas ni siquiera cuarenta aos. Ahora, tienes fcilmente ms de cincuenta. No pretendas liarme, Capistrano. Tu base se encuentra por el 2070, verdad? Si es as, no me digas una palabra de los aos que me esperan! Mi base es 2059 insisti Capistrano con voz seca. Comprend, al or su voz pastosa, que aquella botella de coac no era la primera que abra durante la noche. No tengo ms edad de la que debera tener, al menos en lo que a ti se refiere aadi. El problema es que soy un hombre muerto. No entiendo. El mes pasado te habl de mi bisabuela, verdad? La turca. Si, en efecto. Esta maana, he descendido por la lnea hasta Estambul 1955. Mi bisabuela tena diecisiete aos y todava no se haba casado. En un momento de desespe-

racin, la estrangul y arroj su cuerpo al Bsforo. Era de noche y llova; nadie nos vio. Estoy muerto, Elliott Muerto! No, Capistrano! Te dije que cuando llegara el momento, partira de esta manera. Matando a una perra turca... la que enga a mi bisabuelo, obligndole a casarse vergonzosamente. Y yo mismo he terminado. En cuanto vuelva al tiempo actual, cesar de haber existido, Qu debo hacer, Elliott? Dmelo. Debo descender hasta el fin de la lnea y terminar con toda esta comedia? Sudando, tras engullir una buena dosis de coac, le dije: Dame la fecha exacta de tu salto a 1955. Voy a descender por la lnea y a impedirte que lo hagas. No hars eso. En ese caso, hazlo t. Vuelve al momento y slvala, Capistrano. Me mir con tristeza. Para qu? La matar de nuevo. Antes o despus. Debo hacerlo. Es mi destino. Ahora voy a descender. Te ocupars de mis clientes? Ya tengo un grupo le record. Claro. Claro. No puedes atender a ms. Asegrate, con eso basta, de que los mos sean atendidos. Debo irme... debo... Desliz la mano hacia el crono. Capis... Agarr la botella de coac mientras desapareca. Ido! Desvanecido! Se suicidaba cometiendo un crimen temporal. Borrado de las pginas de la historia. No saba qu hacer. Supongamos que volviera a 1955 para impedir el asesinato de su bisabuela. El sera ya una no-persona en el tiempo actual; podra devolverle la vida retroactivamente? Cmo funcionara la paradoja del Desplazamiento Transitorio en ese caso? No tena ni idea. Quera hacer lo mejor para Capistrano; tambin deba pensar en los turistas abandonados. Estuve meditando cerca de una hora. Al fin, llegu a una conclusin poco romntica, pero razonable: no es asunto mo, decid, y lo mejor ser que llame a la Patrulla Temporal. A disgusto, puls el botn de alarma del crono. No tard en materializarse un Patrullero. Dave Van Dam, aquel malparido al que me encontr el da que llegu a Estambul. Qu pasa? pregunt. Suicidio por crimen temporal le contest. Capistrano acaba de asesinar a su bisabuela antes de volver al tiempo actual. Hijo de puta! Por qu tenemos que trabajar con chalados como ese? No juzgu adecuado fatigarme dicindole que todas aquellas groseras estaban fuera de lugar. Tiene un grupo de turistas por los alrededores aad. Para eso he llamado. Van Dam escupi despectivamente. Hijo de puta! repiti. De acuerdo, me ocupo de todo. Desapareci de la habitacin. Me puse enfermo al pensar el modo en que se perda una vida preciosa. Pens en el encanto de Capistrano, en su gracia, en su tensibilidad: todo aquello desapareca porque l mismo se quit la vida en un momento de embriaguez. No me puse a llorar, pero me entraron ganas de patear los muebles... y lo hice. El ruido despert a la seorita Pistil, que lanz una suave exclamacin y pregunt: Nos estn atacando? A usted, s respond. Para apaciguar mi angustia, mi clera, me tir en su

cama y le ech un polvo. Ella se qued un poco extraada, pero cooper en cuanto entendi lo que pasaba. Termin en treinta segundos y la dej, jadeante, permitiendo que siguiera mi trabajo Bilbo Gostaman. De mal humor, despert al posadero y le ped el mejor vino que tuviera. Beb hasta sumirme en la bruma del alcohol. Mucho ms tarde, descubr que todos mis temores carecan de fundamento. Aquel cerdo de Capistrano cambi de opinin en el ltimo minuto. En lugar de saltar a 2059 y aniquilarse, se aferr a la invulnerabilidad que le procuraba el Desplazamiento Transitorio y se qued en la lnea, en 1600, donde se cas con la hija de un pach turco y tuvo tres hijos. La Patrulla Temporal le encontr, por fin, en 1607, detenindole por crmenes temporales, le devolvi a 2060 y le conden a muerte. Desapareci, s, pero no de un modo especialmente heroico. La Patrulla tuvo que impedir tambin el asesinato de la bisabuela de Capistrano, su matrimonio con la hija del pach, borrar a sus tres hijos de la lnea y encontrar a sus turistas y ayudarles, lo que caus muchos problemas a todo el mundo. Si alguien quiere suicidarse declar Van Dam, por qu no se limita a beberse un veneno y facilitar el trabajo de la gente? Debo reconocer que tena razn. En toda mi vida, slo aquella ocasin la Patrulla Temporal y yo pensamos lo mismo. 44 Toda esta historia sobre Capistrano y el mal ambiente que reinaba en el grupo de turistas que yo guiaba, se combinaron para sumirme en los abismos de la melancola. Conduje a mis pupilos de una poca a la otra, pero sin corazn. Por fin, a mediados de la segunda semana, cuando llegamos a 1204, supe que iba a cometer una estupidez catastrfica. Les relataba obstinadamente las habituales acolaciones histricas. El antiguo espritu de los cruzados ha renacido cont, mirando amenazador a Bilbo, que no dejaba de acariciar a la seorita Pistil, y a Sauerabend, que soaba, a ojos vista, con los minsculos senos de Palmira Gostaman. Jerusaln, tomada por los cruzados hace un siglo, ha sido reconquistada por los sarracenos, pero varias dinastas de cruza dos controlan la mayor parte de las costas mediterrneas de Tierra Santa. En la actualidad, los rabes combaten entre ellos, y en 1199 el Papa Inocencio III lanz un llamamiento para organizar una nueva Cruzada. Expliqu cmo respondieron los diversos barones al llamamiento del Papa. Les dije que los cruzados no queran recorrer toda Europa, el viaje tradicional, para luego bajar hacia Siria y el Asia Menor. Preferan viajar por mar y desembarcar en algn puerto palestino. Relat por qu se dirigieron en 1202 a Venecia, la mayor potencia naval europea de la poca, para recibir transporte hasta Asia. Concret los trminos en los que el viejo Dogo Enrico Dandolo acept proveerles de navos. Dandolo dije asegur el transporte de cuatro mil quinientos caballeros con sus respectivos caballos, nueve mil escuderos y veinte mil infantes, as como provisiones para nueve meses. Propuso enviar cincuenta navos armados para escoltar el convoy. Por sus servicios exigi 85.000 marcos de plata, unos veinte millones de dlares de moneda actual. Ms de la mitad de los territorios y tesoros

que conquistaran los cruzados. Les dije por qu aceptaron los cruzados semejante precio, pensando engaar ms adelante al viejo Dogo ciego. Les cont como el viejo Dogo ciego, tras haber encerrado a los cruzados en Venecia, les apret la garganta hasta que pagaron todo lo que le deban. Les relat cmo el venerable monstruo se hizo con el control de la cruzada y dio la seal de partida el lunes de Pascua de 1203: no en direccin a Tierra Santa sino hacia Constantinopla. Bizancio declar es la gran rival martima de Venecia. A Dandolo no le importa Jerusaln, pero desea ardientemente controlar Constantinopla. Les expliqu la evolucin de las dinastas. La de los Comnenos termin mal. A la muerte de Manuel II en 1180 su sucesor fue su joven hijo Alexis II, rpidamente asesinado por el amoral primo de su padre Andrnico. Pero el depravado Andrnico tambin fue muerto de un modo especialmente horrible por la enfurecida multitud tras reinar despticamente durante varios aos. En 1185 Isaac Angel lleg al trono: era bastante anciano y pretendido nieto de Alexis I por parte de madre. Isaac rein durante diez accidentados aos antes de ser destronado, cegado y puesto en prisin por su hermano, que se convirti en el emperador Alexis III. Alexis III est en el poder dije e Isaac Angel en prisin. Pero el hijo de Isaac, que se llama igualmente Alexis, se ha evadido y se encuentra en Venecia. Le ha prometido a Dandolo una fuerte suma de dinero si consigue devolverle el trono a su padre. As que Dandolo ha partido hacia Bizancio para derrocar a Alexis III y hacer de Isaac una marioneta imperial. No comprendieron toda la complejidad de aquel asunto. Me daba lo mismo. Se haran una idea en cuanto vieran cmo iban las cosas. Les mostr la llegada de la cuarta Cruzada a Constantinopla, a finales de junio de 1203. Les dej ver cmo Dandolo diriga la captura de Scutari, la zona de Constantinopla que se alzaba en la parte asitica del Bsforo. Les hice descubrir que la entrada del puerto de Constantinopla era vigilada por una gran torre y por veinte navos bizantinos, y que estaba bloqueada por una enorme cadena de hierro. Les ense la escena en la que los marinos venecianos atacaron y conquistaron los navos bizantinos mientras uno de los navos de Dandolo, armado con grandes cizallas de acero, cortaba la cadena y abra el Cuerno de Oro a los invasores. Les ped que observaran a aquel ser sobrehumano que era Dandolo, con sus noventa aos de edad, dirigiendo con mano firme a los asaltantes de las murallas de Constantinopla Hasta ahora, los invasores no han conseguido entrar nunca en esta ciudad les dije. A lo lejos, perdidos entre la multitud vociferante, vimos a Dandolo sacar a Isaac Angel de la crcel y nombrarle emperador de Bizancio, coronando a su hijo como coemperador bajo el nombre de Alexis IV. Alexis IV continu, invita a los cruzados a pasar el invierno en Constantinopla, por su cuenta, para que preparen el ataque a Tierra Santa. Es una oferta imprudente y acabar por perder. Descendimos por la lnea hasta la primavera de 1204. Alexis IV se ha dado ya cuenta declar de que la manutencin de millares de cruzados est conduciendo a Bizancio a la ruina. Anuncia a Dandolo que no tiene ms dinero y que no puede seguir atendiendo sus gastos. Estalla entre ellos una violenta disputa. En ese momento, se declara un incendio en la ciudad. Nadie sabe cul es la causa, pero Alexis sospecha de los venecianos. Hace que incendien siete navos y los dirige hacia la flota veneciana. Miren.

Admiramos el incendio. Vimos cmo los venecianos empleaban prtigas para rechazar los navos en llamas. Vimos estallar una sbita revuelta en Constantinopla; los bizantinos acusaron a Alexis IV de ser una mera herramienta de Venecia y lo mataron. El viejo Isaac Angel muri unos das ms tarde expliqu. Los bizantinos buscaron al yerno del emperador Alexis III y le coronaron como Alexis V. El yerno era miembro de la clebre familia Ducas. Dandolo se qued sin ninguno de sus dos emperadores fantoches y est furioso. Los venecianos y los cruzados han decidido apoderarse de Constantinopla y gobernar ellos mismos. Una vez ms, les ense a los turistas las escenas de las batallas que empezaron el 8 de abril. Los incendios, las matanzas, las violaciones, la huida de Alexis V, el saqueo de la ciudad por los invasores. El 13 de abril en Santa Sofa: los cruzados destruyen las losas del coro y sus doce pilares de plata; rompen el altar y se apoderan de cuarenta clices y muchos candelabros de plata. Se llevan el Evangelio, las cruces, el mantel del altar y cuarenta incensarios de oro puro. Bonifacio de Montserrat, lder de la Cruzada, ocupa el palacio imperial. Dandolo se queda con los cuatro caballos de bronce que el emperador Constantino llev desde Egipto novecientos aos antes; los transportar a Venecia y los colocar ante la entrada de la catedral de San Marcos, donde todava se alzan. Los sacerdotes de la Cruzada buscan las reliquias: dos trozos de la Verdadera Cruz, la punta de la Lanza Sagrada, los clavos que usaron con Cristo en la Cruz y muchos ms objetos de la misma ndole, reverenciados desde mucho tiempo atrs por los bizantinos. Saltamos a mediados de mayo. Va a ser elegido un nuevo emperador expliqu. No ser bizantino. Ser un occidental, un franco, un latino. Los conquistadores han elegido a Balduino de Flandes. Vamos a presenciar la procesin de la coronacin. Esperamos ante Santa Sofa. En su interior, le entregan a Balduino de Flandes una capa cubierta de joyas y con guilas bordadas; le tienden un cetro y un globo de oro; se arrodilla ante el altar, donde es ungido; luego, es coronado y sube al trono. All est dije. Montado sobre un caballo blanco, vestido con ropas tan brillantes que parecen estar ardiendo, el emperador Balduino de Bizancio cabalga desde la catedral al palacio. A disgusto, lgubre, el pueblo de Bizancio rinde homenaje a su extranjero seor. La mayor parte de la nobleza bizantina ha huido les relat a los turistas, que esperaban ms batallas, nuevos incendios. La aristocracia se ha dispersado por Asia Menor, Albania, Bulgaria, Grecia. Los latinos gobernarn en Bizancio durante cincuenta y siete aos, pero el reinado de Balduino ser breve. Dentro de diez meses comandar una armada contra los rebeldes bizantinos y resultar capturado por ellos. No volver. Cundo partirn los cruzados hacia Jerusaln? pregunt Cristal Haggins. Estos no lo harn. No se molestarn. Algunos se quedarn aqu y gobernarn los pedazos del antiguo imperio bizantino. Los otros volvern a casa con todo el botn que puedan llevarse de Bizancio. Qu fascinante! exclam la seora Haggins. Volvimos a nuestro alojamiento. Me invadi un terrible cansancio. Haba cumplido con mi trabajo; les mostr la conquista de Bizancio por los latinos, como prometan los anuncios. Pero fui incapaz de soportar sus estpidas cabezas durante mucho ms tiempo. Cenamos y se fueron a dormir, o, al menos, a acostar-

se. Me qued por all durante un momento oyendo los apasionados jadeos de la seorita Pistil y los gruidos causados por el deseo de Bilbo Gostaman; o las protestas de Palmira mientras Conrad Sauerabend la acariciaba furtivamente los muslos en la oscuridad y, controlando las lgrimas causadas por la clera, sucumb a la tentacin; toqu el crono y remont la lnea. Hasta 1105. Para encontrarme con Pulcheria Ducas. 45 Metaxas, como siempre, estaba dispuesto a ayudarme. Nos llevar unos das dijo. Las comunicaciones son un poco lentas. Los mensajeros deben moverse mucho. Espero aqu? Para qu? pregunt Metaxas. Tienes un crono. Vuelve en tres das y puede que para entonces est ya todo completamente arreglado. Descend tres das. Todo arreglado dijo Metaxas. Consigui que me invitaran al palacio de los Ducas con motivo de una recepcin. Casi toda la gente importante estara presente, incluso el emperador Alexis Comneno. Como cobertura, deba decir que era primo de Metaxas, procedente de la provincia de Epira. Pon acento de ser un poco palurdo me explic Metaxas. Deja que te corra un poco de vino por el mentn y haz ruido al masticar. Te llamars... bueno... Nicetas Hyrtacenus. Demasiado fantstico respond, sacudiendo la cabeza. No me gusta. En ese caso, qu te parece Jorge Hyrtacenus? Jorge Markezinis. Eso suena mucho al siglo XX. Para ellos, como si fuera de provincias declar. Asist a la velada bajo el nombre de Jorge Markezinis. Vi docenas de guardias apostados ante los muros de brillante mrmol del palacio de los Ducas. La presencia de aquellos brbaros nrdicos de barbas rubias, la elite de la guardia imperial, me hizo comprender que Alexis ya se encontraba en el interior. Entramos. Metaxas haba llevado a la bella y lasciva Eudosia a la recepcin. Dentro del palacio me encontr con una escena sorprendente. Msicos. Esclavas. Mesas llenas de comida. Vino. Hombres y mujeres suntuosamente vestidos. Soberbios mosaicos en el pavimento; en las paredes, gruesos tapices bordados en oro. El tintineo de elegantes risas, el reflejo de la carne de las mujeres bajo los trajes de seda casi transparente. Vi a Pulcheria casi en el acto. Y ella a m. Nuestros ojos se encontraron, lo mismo que se encontraron en la tienda: me reconoci, esboz una enigmtica sonrisa y se adelant hacia nosotros, abrindose paso entre los invitados. En otra poca, habra movido el abanico en mi direccin. En aqulla, retir los guantes engastados con joyas y se dio con ellos un suave golpe en la mueca derecha. Un signo de aliento? Llevaba sobre la frente una cinta de oro. Sus labios iban pintados de rojo brillante. A su izquierda, su marido murmur Metaxas. Ven. Te lo presentar. Me qued mirando a Len Ducas, mi ttara-ttara-multittara-abuelo; pero el

orgullo de tener tan notable ancestro quedaba empaado por los celos que senta por aquel hombre que cada noche acariciaba los senos de Pulcheria. Como me indicaron mis investigaciones genealgicas, tena treinta y cinco aos, dos veces la edad de su esposa. Era un hombre alto, de sienes grises, con ojos azules que en nada se parecan a los de los bizantinos, una pequea barba cuidadosamente recortada, nariz estrecha y aguilea, y labios finos y ligeramente apretados; pareca austero, lejano, muy orgulloso, y sospech que sera firmemente aristocrtico. Resultaba impresionante, pero no haba mucha austeridad en su tnica elegantemente cortada, ni en sus joyas, anillos, pendientes y broches. Len presida la reunin con la serenidad conveniente a un hombre que era uno de los primeros nobles del Imperio, alguien que diriga una de las ramas de la gran familia de los Ducas. Evidentemente, la rama de Len no daba frutos, y quiz aquella era la causa de la dbil marca de desesperacin que cre adivinar en su agradable rostro. Mientras me acercaba a l acompaado por Metaxas, o fragmentos de una discusin entre dos damas de la corte que se encontraban a mi izquierda: ... sin hijos, qu lstima; y con todos los que tienen los hermanos de Len. Y l es el mayor! Pero Pulcheria es joven todava. Ser una buena madre. Si consigue serlo. Pronto tendr dieciocho aos! Me habra gustado tranquilizar a Len, decirle que su descendencia alcanzara el siglo XXI, decirle que, dentro de un ao tan slo, Pulcheria le dara un hijo, Nicetas, y luego a Simen, Juan Alejandro y otros ms; me habra gustado contarle que Nicetas tendra seis hijos, entre ellos el magnfico Nicforo, a quien vi sesenta aos ms adelante, y que el hijo de Nicforo seguira a un prncipe exiliado en Albania; y que... Su Gracia, os presento al tercer hijo de la hermana de mi madre, Jorge Markezinis, que viene de Epira, y que ser mi invitado durante la estacin de la cosecha. Habis hecho un largo camino dijo Len Ducas. Habais venido antes a Constantinopla? Nunca respond. Es una ciudad maravillosa! Las iglesias! Los palacios! Las termas! La comida, el vino, la ropa! Sus hermossimas mujeres! Pulcheria se acerc. Me sonri de nuevo con la comisura de la boca desde detrs de su esposo. Su agradable perfume lleg hasta m. Se me aceler el pulso dolorosamente. Conocis al emperador, naturalmente dijo Len. Con un amplio movimiento del brazo me seal a Alexis al otro lado del saln, rodeado por su corte. Ya le haba visto antes: un hombre delgado en una actitud aparentemente imperial. Un crculo de seores y damas le rodeaba. Pareca gracioso, elegante sin afectacin, el verdadero descendiente de los cesares, el defensor de la civilizacin durante aquella oscura poca. Len insisti para que me fuera presentado. Me recibi calurosamente, declarando que el primo de Metaxas era alguien tan querido como el propio Metaxas. El emperador y yo charlamos durante un instante; yo me senta nervioso, pero consegu contenerme; finalmente Len Ducas dijo: Hablis con los emperadores como si conocierais a una docena, joven. Sonre. No le dije que vi en varias ocasiones a Justiniano, que asist al bautizo de Teodosio II, Constantino V, Manuel Comneno, que todava no haba nacido, y de tantos otros, que me haba arrodillado en Santa Sofa a corta distancia de Constantino XI en la ltima noche de Bizancio, que vi a Len el Isurico guiar a

los iconoclastas. No le dije que era uno de los muchos hombres que saci el vido sexo de la emperatriz Teodora cinco siglos antes. Tmidamente respond: Favor vuestro, su Gracia. 46 Las veladas bizantinas consistan en escuchar msica, ver bailar a las esclavas, comer un poco, y beber mucho vino. La noche avanz: las velas menguaron; los nobles amigos estaban todos un poco borrachos. En la semioscuridad pude mezclarme fcilmente con los miembros de las familias clebres, encontrndome con hombres y mujeres llamados Comneno, Focas, Skleros, Dalassenes, Digenes, Botaniates, Tzimisces, y Ducas. Mantuve corteses conversaciones y me sorprend a m mismo por su volubilidad. Vi citas adlteras concertarse discretamente pero no lo bastante discretamente tras las espaldas de los maridos. Dese buenas noches al emperador Alexis, que me invit a visitarle en su palacio de Blachernae, justo al final de la calle. Escap de Eudosia, que haba bebido demasiado y cuyo nico inters resida en retozar un poco en una alcoba desierta. (Se decidi finalmente por Basilio Digenes, que deba tener unos setenta aos.) Respond de modo evasivo a numerosas preguntas concernientes a mi primo, Metaxas, a quien todo el mundo conoca, pero cuyo origen era un misterio. Y, tres horas despus de llegar, me di cuenta de que, por fin, estaba hablando con Pulcheria. Nos quedamos en un rincn de la pared, tranquilos. Dos vacilantes velas nos iluminaban. Ella tenia el rostro encarnado y pareca excitada, agitada; sus senos se alzaban y leves gotas de sudor perlaron sus labios. Nunca antes haba visto tal belleza. Mirad me dijo. Len se duerme. Le gusta el vino ms que cualquier otra cosa. Debe amar la belleza declar. Tenindola tan cerca. Adulador! No, intento expresar la verdad. No lo consegus me replic. Quin sois? Markezinis de Epira, primo de Metaxas. Eso no dice mucho. Lo que quiero saber es lo que venais a hacer en Constantinopla. Inspir profundamente. Encontrarme con mi destino y reunirme con la que debo hallar, aquella a quien amo. La frase la emocion. Las chicas de diecisiete aos son muy sensibles a este tipo de cosas, incluso en Bizancio, donde las nias son muy precoces y se casan a los doce aos. Llmeme lo que quiera. Pulcheria dijo algo en voz muy baja, cruz castamente los brazos ante el pecho y tembl. Cre que sus pupilas se dilataban durante un instante. Imposible dijo. Nada es imposible. Mi marido... Dormido repliqu. Esta noche... bajo este mismo techo... No. No podemos. Queris luchar con el destino, Pulcheria. Jorge!

Hay algo que nos une... un haz que cruza el tiempo... S Jorge! Calma ttara-ttara-multi-ttara-nieto, no hables demasiado! Decir que vienes del futuro es un crimen temporal. Estaba escrito murmur. As debe ser! S! S! Esta noche. S esta noche. Aqu mismo. Aqu mismo repiti Pulcheria. Pronto. Cuando los invitados se hayan ido y Len se haya acostado os esconder en una habitacin segura; luego ir a buscaros. Sabais que esto ocurrira dije desde el da en que nos encontramos en la tienda. S. Lo supe all mismo. Qu sortilegio me arrojasteis? Ninguno, Pulcheria. El sortilegio nos gua a los dos. Nos conduce el uno hacia el otro, prepara este instante desva nuestros caminos del destino para favorecer nuestro encuentro, turba los lmites del tiempo... Hablis de un modo tan extrao, Jorge. Tan bien... Debis ser un poeta! Quiz. En dos horas estaris conmigo. Y vos conmigo respond. Y para siempre. Me estremec al pensar en el juramento que hizo el Patrullero Temporal. Para siempre Pulcheria. 47 Ella fue a buscar a un sirviente, dicindole que el joven de Epira haba bebido demasiado y quera descansar en una de las habitaciones de invitados. Aparent estar lo suficientemente borracho. Metaxas se encontr conmigo y me dese lo mejor. Luego hubo una procesin de velas a travs del laberinto del palacio de los Ducas y me llevaron hasta una lejana habitacin. Por todo mobiliario se vea una cama baja; como adorno un mosaico rectangular en el centro del suelo. La nica ventanuca dejaba pasar un solitario rayo de luna. El servidor me llev un cuenco de agua, me dese buenas noches y me dej solo. Esper un milln de aos. Lejanos rumores alegres flotaron hasta m. Pulcheria no llegaba. Slo es un juego, pens. Una farsa. La joven pero distinguida seora se divierte a costa del primo del pueblo. Me dejar aqu esperando hasta maana, solo, hasta que mande a alguien con el desayuno y me acompae luego a la salida. Quiz le diga a una de sus esclavas que se rena conmigo fingiendo ser ella. O quiz me enve a una vieja desdentada mientras los invitados me espan por agujeros camuflados en la pared. Pens huir un millar de veces. Tocar el crono y descender hasta 1204, donde Conrad Sauerabend, Palmira Gostaman, los seores Haggins y mis otros turistas estaban dormidos y sin proteccin. Partir? En aquel preciso instante? Una vez llegado tan lejos? Qu pensara Metaxas al descubrir que me haba rajado?

Me acord de mi gur, Sam el negro, preguntndome: Si tuvieras una oportunidad de realizar tu ms querido deseo la aprovecharas? Mi ms querido deseo era Pulcheria; ya lo saba. Me acord de Sam Spade dicindome: Eres un perdedor. Y los perdedores eligen infaliblemente la peor solucin. Basta ttara-ttara-multi-ttara-nieto! Lrgate antes de que tu lasciva antepasada te ofrezca su perfumado sexo! Me acord de Emily, la genetista que predeca el porvenir, gritndome con voz aguda: Desconfa del amor en Bizancio! Desconfa! Desconfa! Me haba enamorado. En Bizancio. Me levant y fui de un lado a otro por la habitacin un millar de veces; me acerqu a la puerta, escuchando las risas y las lejanas canciones, me quit toda la ropa, doblndola cuidadosamente antes de ponerla en el suelo junto a la cama. Me qued desnudo, slo con el crono, y pens quitrmelo tambin. Qu dira Pulcheria al ver aquel cinturn de plstico alrededor de mi cintura? Cmo podra explicrselo? Me quit tambin el crono, separndome de l por primera vez desde el principio de mi carrera. Me sent presa de un verdadero terror. Me senta ms que desnudo sin l. Sin el crono cindome los riones, era, como todo el mundo, esclavo del tiempo. No tena modo alguno de escapar a toda prisa. Si Pulcheria tena en mente algn juego cruel y me pillaba sin el crono, sera mi fin. Me lo volv a colocar apresuradamente. Me lav meticulosamente, por todas partes, preparndome para recibir a Pulcheria. Y me qued desnudo junto a la cama durante otros mil millones de aos. Pens con ansiedad en los pechos abultados y morenos de Pulcheria, en la dulzura de su piel en el interior de los muslos. Mi virilidad se despert, alcanzando tales proporciones que me sent tan orgulloso como turbado. No quera que Pulcheria entrase y me descubriera en aquel trance, de pie, junto a la cama, y con aquel rbol de carne entre las piernas: recibirla as sera brutal, demasiado directo. Mi aspecto era semejante al de un trpode invertido. Me volv a vestir apresuradamente, me senta como un idiota. Y esper otro milln de aos. Vi las primeras luces de la aurora mezclarse con la claridad de la luna por la grieta de la ventana. Despus, la puerta se abri y Pulcheria entr en la habitacin. Ech el cerrojo. Se haba quitado el maquillaje y las joyas, todas a excepcin de un pequeo collar de oro, y cambiado el traje de seda de noche por un ligero camisn de tul. Pese a la semioscuridad, vi que, bajo l, iba desnuda; las curvas de su cuerpo casi me volvieron loco. Se desliz hacia m. La tom entre mis brazos e intent besarla. No saba besar. La posicin que haba que adoptar para el boca a boca le resultaba totalmente desconocida. Tuve que ensersela. Le inclin suavemente la cabeza y ella me sonri, sorprendida pero conforme. Nuestros labios se tocaron. Deslic la lengua hacia adelante. Pulcheria se estremeci y apret su cuerpo contra el mo. Comprendi apresuradamente la teora de lo que pasaba. Mis manos bajaron por sus hombros. Le quit el camisn; ella no dej de temblar mientras la desvesta. Cont sus senos: dos. Pezones de color rojo oscuro. Med sus nalgas con las manos abiertas. Una buena medida. Hice correr los dedos por sus muslos. Excelentes muslos. Admir los dos profundos hoyuelos de su espalda.

Ella era tan tmida como voluptuosa, una soberbia combinacin. Cuando me desvest, vio el crono y lo toc, tirando de l suavemente, pero sin hacer preguntas; desliz las manos ms abajo. Nos tendimos en la cama. Sabe, el sexo es realmente algo ridculo. Quiero decir el acto sexual, el acto fsico. Lo que llamaban hacer el amor, en las novelas del siglo XX; lo que se llama "dormir juntos". Fjese cuntos esfuerzos literarios para describir los movimiento de un polvo. A qu nos lleva todo esto? Tome esa cosa parecida a una pica de carne rgida y mtala en esa raja lubricada, frtela de atrs para adelante hasta obtener la carga necesaria capaz de producir una descarga. Como prender un fuego frotando dos palitos. No es nada mgico: colocar el punzn A en la marca B. Frotar hasta que se termine. Mire el acto y vea lo estpido que es. Las nalgas que suben y bajan, las piernas que se agitan, los sofocados jadeos, los va y viene... hay algo ms idiota que este acto tan bsico de las relaciones humanas? Evidentemente, no. As que, por qu tan agitadas relaciones con Pulcheria me parecan tan importantes a m? (Y quiz tambin a ella.) Mi teora es que el significado real del sexo, en el buen sentido del trmino, es simblico. No es solamente el hecho de estremecerse brevemente de "placer" durante los movimientos del acto. Despus de todo, el mismo placer es posible sin compaera, aunque no sea lo mismo, verdad? No. El sexo es algo ms que una contraccin de los riones; es la celebracin de una unin espiritual, de una confianza mutua. Cada uno de nosotros le dice al otro en la cama: me ofrezco a ti con la esperanza de que me des placer; por mi parte, intentar darte placer. A eso lo llamas contrato social. El temblor es fruto del contrato, no del placer, que es tan slo su aplicacin. Uno dice tambin: mira, ste es mi cuerpo desnudo, con todas sus imperfecciones, y lo expongo ante ti con toda confianza, sabiendo que no te burlars de l. Y dice: acepto este ntimo contacto contigo, aun a sabiendas que podras transmitirme alguna horrible enfermedad. Acepto correr el riesgo, porque eres t. Y la mujer se dice, al menos hasta el siglo XIX o comienzos del XX: me abro a ti sabiendo que puede haber todo tipo de consecuencias biolgicas dentro de nueve meses. Todas estas cosas son mucho ms vitales que los breves momentos de placer. Por eso los instrumentos de masturbacin mecnica nunca han suplantado al sexo, ni lo reemplazarn nunca. Lo que se produjo entre Pulcheria Ducas y un servidor, aquella bizantina maana de 1205, fue una relacin mucho ms importante que la que mantuve con la emperatriz Teodora medio milenio antes, y ms importante que todas las relaciones que mantuve con un buen nmero de chicas un milenio despus. Aproximadamente, ech en Teodora los mismos pocos centmetros cbicos de lquido que en Pulcheria y en las otras mujeres; pero con Pulcheria fue diferente. Con Pulcheria, nuestro orgasmo no fue ms que el sello simblico de algo ms grande. Para m, Pulcheria era la encarnacin de la gracia y la belleza, y la rapidez con la que ella acept lo que pasaba hizo de m un emperador de ms talla que Alexis; mi eyaculacin y su orgasmo no tuvieron apenas importancia. Nada, comparados con el hecho de que nos habamos enamorado, compartiendo nuestra confianza, nuestra fe y nuestro deseo. Ese es el centro de mi filosofa. Soy un romntico desnudo. La anterior es la profunda conclusin que he podido extraer de todas mis experiencias; el sexo con amor es mejor que el sexo sin amor. Q.E.P.D. Tambin puedo demostrar, si quieren, que es mucho mejor estar sano que enfermo, tener dinero a ser pobre. Mi atraccin por el pensamiento abstracto carece de l-

mites. 48 Sin embargo, aunque habamos demostrado hasta la saciedad este punto de vista filosfico, lo demostramos nuevamente media hora ms tarde. La repeticin es el mejor camino hacia la comprensin A continuacin, nos quedamos tendidos uno al lado del otro, cubiertos de sudor. Era el momento de sacar unos porros para compartir algn tipo de comunin diferente, pero aquello, evidentemente, resultaba imposible. Lo ech en falta. En el sitio de donde vienes, es muy diferente? me pregunt Pulcheria. Me gustara saber si la gente se comporta de un modo distinto, si se visten de otra forma, de qu habla. Muy diferente. Te veo como alguien totalmente desconocido, Jorge. Incluso por el modo en que me poseste en la cama. Naturalmente, no soy muy experta en estas cosas, como te habrs supuesto. Len y t sois los nicos hombres a quienes he conocido. En serio? Sus ojos brillaron. No pensars que soy una casquivana? Oh!, claro que no, pero... Yo tartamudeaba. En mi pas aad desesperadamente, una chica puede tener muchos hombres antes de casarse. Nadie protesta. Es la costumbre. Aqu no. Nosotras siempre estamos muy bien protegidas. Me cas a los doce aos; aquello no me dio tiempo a muchas libertades. Pulcheria frunci el ceo, se incorpor y se inclin hacia m para mirarme a los ojos. Sus senos se balanceaban agradablemente ante mi rostro. Las mujeres de tu pas, son de verdad tan libres como dices? S, Pulcheria, es la verdad Pero sois bizantinos! No sois brbaros del norte! Cmo les permits tener tantos hombres? Es nuestra costumbre respond sin ms. Quiz no vengas de Epira sugiri. Quiz vengas de alguna regin ms lejana. Te lo repito, Jorge, me pareces muy extrao. No me llames Jorge. Llmame Jud ped audazmente. Jud? Jud. Por qu quieres que te llame as? Porque es mi nombre ms ntimo. Mi verdadero nombre, el que ms siento. Jorge no es ms que... bueno, un nombre que empleo. Jud. Jud. Nunca haba odo ese nombre. Vienes de un pas muy extrao! Muchsimo! Sonre ambiguamente. Te amo dije, mordisquendole los pezones para cambiar de tema. Tan extrao murmur mi amada. Tan diferente. Y, sin embargo, me sent atrada hacia ti desde el primer momento. Sabes?, a menudo he soado con ser tan libertina como ahora, pero nunca me atrev. Oh, recib proposiciones, docenas de proposiciones, pero ninguna me pareca lo suficientemente atractiva como para correr el riesgo. Y, cuando te vi, sent en mi interior ese fuego... ese deseo.

Por qu? Dime por qu. No eres ni ms ni menos atractivo que el resto de los hombres a quien me hubiera podido entregar, y, sin embargo, te he preferido a ti. Por qu? El destino respond, como te he dicho antes. Una fuerza irresistible que nos lleva el uno hacia el otro a travs de... ...los siglos... ...los mares acab con un murmullo. Volvers a verme? me pregunt. Muy a menudo. Encontrar el modo para que nos veamos. Len nunca sabr nada. Se pasa mucho tiempo en el banco (ya sabes que es uno de los directores) y con el emperador y en otras muchas actividades... Apenas me presta atencin. Slo soy un juguete entre todas sus posesiones. Nos encontraremos, Jud, y conoceremos el placer juntos muy a menudo y sus negros ojos se iluminaron quiz me des un hijo. Sent que los cielos se abran y que sus rayos llovan sobre m. Cinco aos de matrimonio sin hijos continu Pulcheria. No lo comprendo. Quiz, al principio, yo era demasiado joven; demasiado joven; pero ahora, tampoco nada. Dame un hijo, Jud. Len te quedar agradecido... quiero decir que se pondr muy contento, pensar que es suyo; incluso te pareces a los Ducas; sobre todo, en los ojos; no habr problema. Crees que esta noche habremos hecho un nio? No contest. No? Cmo ests tan seguro? Lo s dije. Acarici su cuerpo sedoso. Deja que pasen veinte das sin que tome las pldoras y plantar en ti todos los hijos que quieras, Pulcheria! Y montar tal lo en la trama del tiempo que nadie podr eliminarlo. Ser mi propio ttara-ttara-multi-ttara-abuelo? Salir de m mismo? Curvar el tiempo sobre s mismo para conseguir alcanzar la vida? No. Nunca funcionara. Le dara mi amor a Pulcheria, pero evitara dejarla embarazada. Se acerca el alba susurr. Lo mejor ser que te vayas. Dnde puedo enviarte algn mensaje? A casa de Metaxas. Bien. Nos veremos dentro de dos das, de acuerdo? Lo arreglar todo. Soy tuyo, Pulcheria; se har como t quieras. Dentro de dos das. Pero ahora tienes que irte. Te ensear la salida. Demasiado arriesgado. Los servidores podran extraarse. Vuelve a tu habitacin, Pulcheria. Encontrar yo solo la salida. Es imposible! Conozco el camino. De verdad? Te lo juro conclu. Ella necesitaba un poco ms de seguridad, pero consegu persuadirla para que evitase el riesgo de que la vieran conducirme a las puertas del palacio. Nos besamos por ltima vez; ella se volvi a poner el camisn. La tom entre los brazos y la estrech contra m, luego la solt y me dej. Cont sesenta segundos. Luego ajust el crono y remont por la lnea seis horas. La velada estaba muy avanzada. Atraves el palacio con aire desenvuelto, evitando la habitacin en que se encontraba mi otro yo un poco ms joven y sin conocer aun el maravilloso cuerpo de Pulcheria conversando con el emperador Alexis. Sal del palacio de los Ducas

sin hacerme notar. Fuera, en la oscuridad, me detuve junto a la muralla que bordeaba el Cuerno de Oro y salt a 1204. Me dirig a toda prisa hacia el albergue en que dej dormidos a mis clientes. Llegu menos de tres minutos despus de salir; me pareca muy lejano. Todo iba bien. Pas una noche de pasin, me libr el alma de sus tormentos y estaba de nuevo en el trabajo, lleno de buenas intenciones. Verifiqu las camas. El seor y la seora Haggins, s. El seor y la seora Gostaman, s. La seorita Pistil y Bilbo, s. Palmira Gostaman, s. Conrad Sauerabend, s? No! Conrad Sauerabend... Conrad Sauerabend no estaba. No estaba all. Su cama estaba vaca. Durante tres minutos de ausencia, Sauerabend se escap. Pero, a dnde? Sent los primeros escalofros. 49 Calma! Calma! Mantn la cama! Habr ido a mear, sencillamente. Volver. Artculo primero: Un Gua debe saber en todo momento dnde se encuentran los turistas a su cargo. La pena por no cumplir... Encend una antorcha en el fuego moribundo de la chimenea y sal precipitadamente al corredor. Sauerabend? Sauerabend? No estaba orinando. No olisqueando por la cocina. No andaba por la bodega. Sauerabend? Maldito cerdo! Dnde diablos te metes? El sabor de los labios de Pulcheria todava impregnaba los mos. Su sudor se mezclaba con el mo. Su fluido an humedeca mi pelo pbico. Todas las alegras deliciosas y prohibidas del incesto transtemporal continuaban dando vueltas por mi mente. La Patrulla Temporal me borrar por todo esto, pens. Explicar: "He perdido a un turista." Ellos me preguntarn: "Qu ha pasado?". Les responder: "Sal de la habitacin durante tres minutos y desapareci." Me dirn: "Tres minutos, eh? No tendras que haber salido ni,..." Objetar: "Slo tres minutos. Maldita sea, no me pueden exigir que les vigile veinticuatro horas al da!". Ellos se mostrarn muy comprensivos, pero verificarn, sin embargo, lo que ocurri, y descubrirn que salt tranquilamente a otro punto de la lnea, y seguirn mi pista por 1105, y me encontrarn en compaa de Pulcheria, y vern que no slo soy culpable de negligencia como Gua, sino que tambin he cometido incesto con mi ttara-ttaramulti-ttara-abuela... Calma! Calma! Segu por la calle. Me iluminaba gracias a la antorcha. Sauerabend? Sauerabend? Sauerabend no estaba por ninguna parte. Si yo fuera Sauerabend, dnde estara? En la casa de una joven bizantina de doce aos? Cmo penetrar en la casa? No. No. No habra podido hacerlo. Acechando por la ciudad? Sali a tomar el aire? Debera seguir dormido. Roncando. No. Record repentinamente que no dorma cuando me march, ni roncaba; molestaba a Palmira Gostaman. Volv

precipitadamente al albergue. No valdra de nada rebuscar por toda Constantinopla. Sintiendo cmo aumentaba mi pnico, despert a Palmira. Se frot los prpados, se quej un poco, parpade. La luz de la antorcha ilumin su pecho liso y desnudo. Dnde se ha ido Sauerabend? le pregunt apresuradamente. Le dije que me dejara tranquila. Le dije que si no dejaba de molestarme, le arrancara la cola. Me haba puesto la mano en... y... S, pero, dnde ha ido? No lo s. Se limit a levantarse y se march. Estaba muy oscuro Me dorm no hace ni dos minutos. Por qu me has despertado? Me resultaba til rezongu. Vuelve a dormirte. Calma, Judson, calma! Hay una solucin ms fcil. Si no estuvieras tan agitado, habras pensado en ella hace un buen rato. Slo tienes que arreglrtelas para mantener a Sauerabend en la habitacin, lo mismo que resucitaste a Marge Hefferin. Era algo ilegal, naturalmente. Los Guas no pueden efectuar correcciones temporales. Slo la Patrulla se encarga de eso. Pero sera una correccin mnima y nadie sabra nada. Te las arreglaste bastante bien con Marge Hefferin, no? S. S. Es tu nica oportunidad, Jud. Me sent en el borde de la cama e intent reflexionar en lo que tena que hacer. Mi noche con Pulcheria haba desgastado el filo de mi inteligencia. Piensa Jud. Piensa como nunca lo has hecho Me concentr en las reflexiones. Qu hora era cuando saltaste a 1105? Doce menos catorce minutos de la noche. Qu hora era cuando volviste a 1204? Doce menos once minutos de la noche. Qu hora es ahora? Doce menos un minuto de la noche. Ahora dime: cundo sali Sauerabend de la habitacin? Entre las doce menos catorce y las doce menos once minutos de la noche. Cuntos minutos debes remontar para interceptarle? Unos trece minutos. Comprende que si saltas ms de trece minutos te encontrars con tu yo anterior dispuesto para saltar a 1105. La paradoja de la Duplicacin. Correr el riesgo de todos modos, tengo problemas ms importantes. Salta y arregla bien las cosas. Adelante. Ajust el crono cuidadosamente y remont la lnea trece minutos y unos cuantos segundos. Constat con satisfaccin que mi yo anterior ya se haba ido; pero no Sauerabend. Aquel maldito cerdo se encontraba an en la alcoba sentado en la cama y dndome la espalda Sera muy fcil detenerle. Slo tena que impedirle que saliera de la habitacin, mantenerle all durante tres minutos y as evitar que se marchase. En el instante en que volviera mi yo anterior a las doce menos once minutos descendera por la lnea diez minutos, recuperando mi propio lugar en la corriente temporal. Sauerabend estara siempre bajo la vigilancia del Gua (por una u otra de sus encarnaciones) durante todo el perodo peligroso a partir de las doce menos catorce minutos. Habra un breve momento de duplicacin cuando volviera mi otro yo pero me borrara tan deprisa de su nivel temporal que ni siquiera lo notara. Y las cosas

seran como tenan que haber sido. Bien. Perfecto. Avanc hacia Sauerabend con la intencin de cerrarle el paso si intentaba salir. Se volvi, sin levantarse de la cama, y me vio. Ya ha vuelto? pregunt. S. Y yo no... Apoy la mano en su crono y desapareci. Espere! grit, despertando a los dems. No puede hacer eso! Es imposible! Los cronos de los turistas no son... Mi frase termin con un gorgoteo absurdo. Sauerabend se haba marchado efectuando un salto temporal ante mis propios ojos. Gritar no le hara volver. Aquel repugnante cabrn me haba engaado! El tipo manipul el crono intentando hacerlo funcionar l solo; al final, lo consigui y lo utiliz. _ En aquel momento s que estaba en un buen lo. Uno de mis turistas se agenci un crono en funcionamiento y salt a alguna parte: era terrible! Me sent desesperado. Naturalmente, la Patrulla Temporal le encontrara antes de que pudiera cometer muchos crmenes temporales serios, pero recibira un castigo por haberle dejado escapar. A menos que le atrapara antes de su marcha. Pasaron cincuenta y seis segundos desde que salt para impedir a Sauerabend abandonara la habitacin. Sin duda, salt sesenta segundos al pasado. Sauerabend estaba sentado en la cama. Mi otro yo avanzaba hacia l. Los otros turistas estaban dormidos... todava no les despertaban mis gritos. Perfecto. Somos dos. Le tenemos. Me lanc sobre Sauerabend para sujetarle por los brazos e impedirle saltar. Se volvi en el momento en que caa sobre l y desliz la mano hacia el crono con diablica velocidad. Desapareci. Me derrumb sobre la cama vaca y me qued medio aturdido por el golpe. El otro Jud me mir y dijo: De dnde diablos vienes? Estoy adelantado con respecto a ti cincuenta y seis segundos. No consegu detenerle la primera vez y salt hacia atrs para intentarlo de nuevo Y veo que has vuelto a fallar. S. Y adems has provocado una duplicacin. Eso... Eso, por lo menos, podemos arreglarlo le dije, comprobando la hora. En treinta segundos, saltars sesenta segundos al pasado y volvers a entrar en la corriente temporal. Nada de eso dijo Jud B. Qu quieres decir? De qu servira? Sauerabend se habr ido o estar a punto de saltar. No podr agarrarle, verdad? Pero debes hacerlo protest. Por qu? Porque es lo que yo he hecho en este momento de la lnea temporal. Tenas una buena razn para hacerlo replic. Acababas de perder a Sauerabend y queras remontar un minuto para intentar agarrarle por segunda vez. Pero yo no he tenido siquiera opcin a perderle. Y, adems, para qu preocuparse por la lnea temporal? Ya ha sido alterada.

Tena razn. Habamos sobrepasado los cincuenta y seis segundos. Estbamos en el mismo punto en que pretend bloquear el camino de Sauerabend por primera vez; pero Jud B, que viva sin duda en el minuto que preceda a la primera desaparicin de Sauerabend, haba vivido aquel minuto sin que lo hubiese vivido yo. Lo do era un folln. Haba hecho nacer un doble que no partira y que no tena parte alguna a la que ir. Eran las doce menos trece minutos de la noche. Dentro de dos minutos, nos encontraramos con un tercer Jud... el que acababa de abandonar los brazos de Pulcheria y que no tardara en darse cuenta de la desaparicin de Sauerabend. El tena su propio destino: pasar diez minutos de agitacin y pnico, saltar de las doce menos un minuto a las doce menos catorce minutos y cometer todos los errores que causaron aquel desdoblamiento. Debemos irnos de aqu dijo Jud B. S, antes de que l llegue. S. Si nos ve, puede que no salte a las doce menos catorce y ... podra eliminarnos a los dos. Dnde podemos ir? pregunt. Podemos volver tres o cuatro minutos e intentar capturar a Sauerabend entre los dos. No. Nos encontraramos a otro de nosotros... el que va a reunirse con Pulcheria. En ese caso...? Le dejaremos irse en cuanto hayamos dominado a Sauerabend. No funcionar. Si volvemos a perderle, provocaremos un cambio suplementario en la trama del tiempo y quiz generemos un nuevo Jud. Sera como un palacio de espejos; no podemos andar volviendo interminablemente hasta que seamos un milln. Es demasiado rpido para nosotros. Tienes razn dije, lamentando que Jud B no hubiera saltado al pasado antes de que fuera demasiado tarde. Eran las doce menos doce minutos. Tenemos sesenta segundos para largarnos. Dnde vamos? Volveremos una vez ms al pasado para intentar dominar a Sauerabend. Es definitivo. S. Pero debemos localizarle. S. Y puede estar en cualquier parte. S. En ese caso, no somos suficientes. Necesitamos ayuda. Metaxas. S. Y quiz Sam. S. Y Capistrano? Est disponible? Quin sabe? Intentaremos encontrarle. Y Buonocore. Y Jeff Monroe. Es un asunto muy grave! Si confes. Escucha. Slo nos quedan diez segundos. Ven conmigo! Salimos corriendo de la habitacin cuando faltaban unos segundos para la llegada del Jud de las doce menos once minutos. Nos ocultamos en la oscuridad, bajo la escalera, pensando en el Jud que se encontraba dos pisos ms arriba y descubra la ausencia de Sauerabend. Todo esto requiere un trabajo de equipo. Vuelve a 1105, encuentra a Metaxas y explcale lo que ha pasado. Luego, busca refuerzos y pide a todo el mundo

que busque a Sauerabend en la lnea temporal. Y t? Me quedar aqu hasta las doce menos un minuto. En ese momento, el muchacho que tenemos ah arriba saltar a un poco antes de las doce menos trece para encontrar a Sauerabend... ... y dejar a mis clientes sin proteccin... ... s aunque es totalmente necesario que alguien se quede con ellos. Remontar en cuanto se haya ido y adquirir la identidad del Gua Jud Elliott. Y har como que todo es normal hasta que me traigas noticias. Vale? Vale. Pues vete. Se fue. Me dej y me ca al suelo temblando de horror. El golpe me afect violentamente. Sauerabend haba desaparecido, yo haba hecho nacer un alter ego provocando la paradoja de la Duplicacin y en la misma noche comet ms crmenes temporales que los que podra contar y... Tuve ganas de llorar. No me daba cuenta pero los problemas no hacan ms que empezar. 50 A las doce menos un minuto me levant y sub la escalera para quedarme de nico y autntico Jud Elliott. Al entrar en la alcoba me permit el tonto pensamiento de suponer que todo estaba en orden y que Sauerabend se encontraba de nuevo en su cama. Que todo se haya restablecido retroactivamente, implor. Pero Sauerabend no estaba en la habitacin. Significaba que nunca le encontraramos? No necesariamente. Quiz le haban llevado, para evitar complicaciones, a un momento ligeramente posterior de la lnea, digamos, una o dos horas antes de amanecer. Quiz le llevaron al momento en que salt unos trece minutos antes de medianoche pero no me daba cuenta de su vuelta a causa de algn efecto de la paradoja del Desplazamiento Transitorio, que me mantena fuera del sistema temporal. No saba nada. Ni siquiera quera saberlo. Simplemente anhelaba que Conrad Sauerabend fuese encontrado y devuelto a su justo puesto en la lnea temporal, antes de que la Patrulla se diera cuenta de lo que pasaba y se me echase encima. No era cosa de dormir. Me sent miserablemente en el borde de la cama, levantndome de vez en cuando para vigilar mi grupo. Los Gostaman dorman. Los Haggins dorman. Palmira, Bilbo y la seorita Pistil dorman tambin. A las dos y media de la madrugada, llamaron suavemente a la puerta. Corr a abrir. Otro Jud Elliott se encontraba en el umbral, Quin eres? le pregunt, preocupado. El mismo que se encontraba por aqu hace un rato. El que se fue a buscar ayuda. Somos los dos nicos Jud Elliott, verdad? Creo que s dije, reunindome con l en el pasillo. Qu tal? Qu ha pasado? Hace una semana que me march. Hemos buscado por toda la lnea. Quines? Nosotros?

Mira, primero me reun con Metaxas en 1105, como dijiste. Quiere sacarnos del lo. Envi servidores a ver si encontraban a alguien parecido a Sauerabend en 1105. No era muy til, creo. Vala la pena probar aadi mi gemelo. A continuacin, Metaxas descendi al tiempo actual y llam a Sam por telfono, que lleg de Nueva Orlens en compaa de Sid Buonocore. Metaxas avis tambin a Kolettis, Gompers, Plastiras, Pappas... a todos los Guas que se ocupan de Bizancio, todo el equipo. A causa de los problemas de la discontinuidad, no pudimos avisar a los que se encontraban en una base temporal en diciembre de 2059, pero, con todo, ramos bastantes. Desde hace una semana seguimos la pista de Sauerabend, ao por ao, preguntando en los mercados, buscando pistas. Yo lo persigo entre dieciocho y veinticuatro horas diarias. Como los dems. Son maravillosos, son verdaderos amigos! En efecto repliqu. Qu oportunidades tenemos de encontrarle? Bueno, pensamos que no habr salido de la regin de Constantinopla, pero tambin puede haber llegado a 2059 y estar en Viena, o en Mosc, y desde all volver a remontar la lnea. No podemos insistir. Si no se encuentra en el perodo bizantino, verificaremos el perodo turco, luego el prebizantino, luego les preguntaremos a los Guas del tiempo actual que se ocupan de otras giras si pueden buscarle y... Se encogi de hombros. Estaba agotado. Escucha le dije, descansa un poco. Tienes que volver a 1105 y quedarte en casa de Metaxas durante unos das. Luego, vuelve aqu y yo participar en las bsquedas. Podemos estar as indefinidamente. Mientras tanto, mantendremos esta noche de 1204 como punto de referencia. Cuando quieras verme, salta a esta noche y seguiremos siempre en contacto. Puede costarnos varias vidas, pero Sauerabend debe estar en el grupo antes del alba. De acuerdo. Todo claro? Pasa unos das en la villa y vuelve dentro de media hora. Luego, me ir yo. Todo aclarado dijo, saliendo a la calle para saltar. Volv al dormitorio y prosegu aquella melanclica vela. A las tres de la maana, Jud B estaba de vuelta y pareca otro hombre. Se le vea afeitado, pareca haberse baado una o dos veces, llevaba ropa nueva y, visiblemente, haba dormido en abundancia. Tres das de reposo en casa de Metaxas dijo. Magnfico! Pareces estar en plena forma. En demasiada buena forma. No habrs ido a reunirte con Pulcheria? Ni se me ocurri. Pero, hubiera importado? No querrs impedirme verla... No tienes ningn derecho...empec a protestar. Yo soy t, ya lo sabes. No puedes estar celoso de ti mismo. Creo que no conclu. He sido un estpido. Y yo ms estpido declar. Deb ir con ella cuando estuve por all. En fin, ahora me toca a m. Pasar unos das persiguiendo a Sauerabend, luego, me dirigir a la villa para descansar y recuperarme y quiz disfrute un poco con nuestra bien amada. Espero que no veas ningn inconveniente. Todo correcto suspir. Es tan tuya como ma. Exacto. Cuando haya terminado, volver... digamos, a las tres y cuarto. De acuerdo? Preparamos nuestros horarios para evitar la ms mnima discontinuidad en

1105; no quera encontrarme en el mismo tiempo que l, o, peor an, antes de que l llegase. Sal del albergue y remont la lnea. Una vez estuve en 1105, alquil un carro que me condujo a la villa en un hermoso da de otoo. Metaxas, con los ojos enrojecidos, mal afeitado, me recibi en la puerta preguntndome: Quin eres? A o B? A. B me reemplaza en el albergue de 1204. Cmo van las pesquisas? No muy bien replic Metaxas. Pero no pierdas la esperanza. Siempre estaremos contigo. Ven a ver a unos viejos amigos. 51 No sabis cunto lamento causaros tantos problemas dije. Los hombres a quienes ms respetaba en el mundo se echaron a rer, sonrieron, bromearon y me dijeron: No pasa nada, chaval. Tenan la ropa ajada y sucia. Llevaban trabajando mucho tiempo dura y vanamente para sacarme del problema y aquello resultaba visible. Me habra gustado abrazarles a todos ellos a la vez. A Sambo el negro y a Jeff Monroe con su rostro teatral, y a Sid Buonocore con aquellos ojos llenos de astucia. Pappas, Kolettis, Plastiras. Establecieron un mapa en el que indicaron los puntos en que no haban encontrado a Conrad Sauerabend. El mapa estaba lleno de marcas. No te preocupes, muchacho me dijo Sam. Le encontraremos. Lamento que perdis vuestro tiempo libre... Nos podra haber pasado a cualquiera de nosotros dijo Sam. No ha sido culpa tuya. No? Sauerabend alter el crono cuando le dabas la espalda, no? Cmo ibas a impedirlo? Sam sonri. Te ayudaremos a salir de sta. Lo mismo nos podra pasar a nosotros. Todos para uno declar Madison Jefferson Monroe. Uno para todos. Crees que eres el primer Gua al que se le. escapa un cliente? pregunt Sid Buonocore. Vaya cosa! Cualquiera que comprenda la teora del Efecto Benchley puede alterar un crono y utilizarlo manualmente. No me lo dijeron... No lo van diciendo por ah. Pero son cosas que pasan. Cinco o seis veces por ao, alguien hace un viaje temporal individual a espaldas del Gua. Qu le pasa al Gua? pregunt. Si la Patrulla Temporal descubre lo que pasa? Le despiden contest Buonocore con voz tona. Intentamos cubrirnos mutuamente antes de que la Patrulla se mezcle. Es un trabajo muy penoso, pero hay que hacerlo. Quiero decir una cosa: si no te ocupas de un amigo cuando est en problemas, quin se ocupar de ti cuando los tengas t? Adems precis Sam, as nos sentimos casi como hroes. Examin el mapa. Buscaban a Sauerabend meticulosamente desde comienzos del perodo bizantino: de Constantino al segundo Teodosio. Verificaron los dos siglos precedentes al que nos encontrbamos con mucho cuidado. El perodo intermedio haba sido tan slo objeto de pesquisas al azar. Sam, Buonocore y Monroe pensaban pararse un poco para recobrar las fuerzas; Kolettis, Plastiras y

Pappas se disponan a seguir las investigaciones, y estaban preparando una estrategia. Todo el mundo fue muy amable conmigo durante los debates acerca del modo de atrapar a Sauerabend. Sent que naca en m una clida gratitud hacia ellos. Mis amigos en la adversidad. Mis compaeros. Mis colegas. Los mosqueteros del tiempo. Mi corazn se abri. Lanc un corto discurso para decirles cunto les agradeca sus esfuerzos. Parecieron molestos y me repitieron que era una simple cuestin de camaradera, la regla de oro de la accin. La puerta se abri y un personaje entr titubeante, con unas gafas de sol de lo ms anacrnicas. Najeeb Dajani, mi antiguo instructor! Frunci el ceo, se dej caer en una silla e hizo un gesto impaciente para pedir vino, sin dirigirse a nadie en particular. Kolettis le pas una copa. Dajani se ech un poco en las manos y limpi el polvo que le empaaba las gafas. Se bebi el resto. Seor Dajani! exclam. No saba que tambin contsemos con usted! Escuche, quiero darle las gracias por... Pobre gilipollas! dijo Dajani sin otro prembulo. Dnde coo te dieron una licencia de Gua? 52 Dajani vena directamente de echar un vistazo por la ciudad entre 630 y 650 sin resultados positivos. Se senta fatigado, irritado y visiblemente no le alegraba mucho la idea de pasarse las vacaciones buscando a un turista perdido por otro Gua. Aquello enfri repentinamente mi vena sentimental. Intent rehacer el discurso de agradecimiento pero me cort amargamente: No me hagas la bola! Hago todo esto porque mis capacidades de instructor seran puestas seriamente en duda si la Patrulla viese al antropoide al que entregu diploma de Gua. Slo me estoy protegiendo. Naci un atroz silencio, lleno rpidamente por ruidos de pies en el suelo y gallos de garganta. No es muy agradable or eso, le repliqu a Dajani. No te dejes abatir, pequeo declar Buonocore. Como ya te he dicho sea quien sea el Gua un turista puede alterar su crono y... No hablo de la prdida del turista le cort Dajani irritado. Hablo del hecho de que este idiota haya conseguido desdoblarse intentando corregir su error! Bebi un trago de vino. Lo uno se lo perdono, pero lo otro no. Lo de la duplicacin es bastante feo admiti Buonocore. Es un serio problema confirm Kolettis. Un mal karma dijo Sam. Sin hablar del modo en que tendremos que arreglar las cosas. No he odo hablar de un caso parecido declar Pappas. Una desgracia muy molesta coment Plastiras. Escuchad les dije la duplicacin ha sido accidental. Estaba demasiado ocupado en intentar encontrar a Sauerabend como para calcular las consecuencias de... Lo entendemos dijo Sam. Un error comprensible cuando uno se encuentra bajo tensin corrobor Jeff Monroe.

Habra podido pasarle a cualquiera opin Buonocore. Muy mala suerte murmur Pappas. Empezaba a sentirme mucho menos miembro de una slida fraternidad, y mucho ms como un desgraciado sobrino demasiado torpe como para meterse en los en cualquier parte. Los tos del sobrino intentaban restablecer una situacin particularmente catastrfica y calmar al sobrino para que no cometiera ms memeces. Cuando me di cuenta de la actitud real de aquellos hombres, casi tuve ganas de llamar a la Patrulla Temporal, confesar mis crmenes y pedir que me suprimieran. Mi mente se encogi. Mi virilidad se me peg al culo. Yo, que fornicaba con emperatrices, que seduca a las mujeres de la nobleza, que charlaba con los emperadores, yo, el ltimo de los Ducas, yo, el brillante Gua, el igual a Metaxas, yo... no era, para aquellos Guas veteranos que me rodeaban, nada ms que una masa andante de imbecilidad. Un excremento que andaba como un hombre. Es decir, una mierda. 53 Metaxas, que llevaba sin decir palabra quince minutos, opin finalmente: Si los que tienen que partir estn preparados, mandar buscar un carro que les lleve a la ciudad. Kolettis hizo un gesto negativo con la cabeza. Todava no hemos determinado las zonas en que tenemos que buscar. No nos llevar ms que un minuto. Por encima del mapa tuvo lugar una zumbante conversacin. Decidieron que Kolettis cubriera el perodo 700-725, Plastiras el 1150-1175 y que yo inspeccionara los aos 725-745. Pappas llevaba una escafandra especial y mirara en los aos de la peste, 745-747, en caso de que Sauerabend hubiera aterrizado, accidentalmente, en aquel perodo prohibido. Me qued sorprendido de que confiasen en m lo suficiente como para dejarme saltar solo; yo ya saba lo que opinaban de mi persona. Pero supongo que se dijeron que llegados a aquel punto yo ya no poda hacer nada peor. Nos dirigimos a la ciudad en una de las carrozas de Metaxas. Cada uno de nosotros llevaba una reproduccin pequea pero excepcionalmente fiel de Conrad Sauerabend pintada en una placa de madera barnizada, obra de un artista bizantino contratado por Metaxas. El artista trabaj a partir de un holograma; me pregunt lo que pensara. Tras llegar a la ciudad nos dispersamos y saltamos uno por uno a las pocas que debamos vigilar. Me materialic en 725 y me di cuenta en el acto de la broma que me estaban gastando. Era a comienzos de la iconoclastia, el momento en que el emperador Len III denunci la adoracin de las imgenes pintadas. En aquella poca la mayor parte de los bizantinos eran fervientes iconlatras adoradores de imgenes y Len intent acabar con el culto a los iconos, primero hablando y advirtiendo en su contra, luego destruyendo una imagen de Cristo en la capilla del Chalke, la Casa de Bronce, ante el Gran Palacio. A continuacin las cosas empeoraron; las imgenes y los fabricantes de imgenes fueron perseguidos y el hijo de Len declar, en una proclama, que "Toda imagen hecha en cualquier material mediante el satnico arte de los pintores deber ser proscrita, retirada y expulsada de la Iglesia cristiana".

Y yo tena que ir de calle en calle, con un retrato de Conrad Sauerabend, preguntando a la gente si le haba visto. El retrato no era un icono exactamente. Mirndolo nadie podra tomar a Sauerabend por un santo. Pero con todo tuve mis los. Ha visto a este hombre? preguntaba sacando el dibujillo. En el mercado. En las termas. En la escalinata de Santa Sofa. Ante el Gran Palacio. Ha visto a este hombre? En el Hipdromo durante un partido de polo. En la distribucin gratuita anual de pan y peces entre los pobres el 11 de mayo, ceremonia que celebraba el aniversario de la fundacin de la ciudad. Ante la iglesia de San Sergio y San Baco. Busco a este hombre. La mitad de la veces ni siquiera poda sacar la pintura del todo. Pensaban que yo era un hombre que ocultaba un icono bajo la ropa y huan gritando: Iconlatra! Adorador de imgenes! Pero si esto no es... Slo busco... No se vayan a creer que la pintura es... Eh, vuelvan! Me echaron, me empujaron, me escupieron. Fui vapuleado por los guardias imperiales y mirado con insistencia por sacerdotes iconlatras. Me invitaron varias veces a sus reuniones secretas. Pero no consegu informacin alguna sobre Conrad Sauerabend. Sin embargo, pese a todas las dificultades, siempre haba alguien que miraba el retrato. Ninguno de ellos haba visto a Sauerabend, aunque algunos pensaban haberse encontrado con un hombre parecido al del cuadro. Pas dos das buscando a uno de aquellos eventuales sosias, pero la verdad es que cuando lo encontr no tena el ms mnimo parecido. Segu saltando de ao en ao. Espi grupos de turistas pensando que Sauerabend podra preferir encontrarse entre gente de su propia poca. Nada. Ni el menor indicio. Finalmente, descorazonado, con los pies doloridos, volv a 1105. En casa de Metaxas no encontr ms que a Pappas que pareca todava ms sucio y agotado que yo. Es intil dije. No le encontraremos. Es como buscar... como buscar... Una aguja en un pajar de tiempo... termin Pappas. 54 Tena derecho a un corto descanso antes de volver a la larga noche de 1204 y liberar a mi alter ego para que siguiera buscando. Tom un bao, dorm, me ech dos o tres polvos con una esclava y medit profundamente en todo aquello. Volvi Kolettis: ni rastro. Volvi Plastiras: ni rastro. Descendieron por la lnea para reintegrarse a sus trabajos como Guas. Gompers, Herschel y Metaxas, tomando vacaciones, llegaron y se pusieron a buscar a Sauerabend en el acto. Cuantos ms Guas ayudaban peor me senta. Decid consolarme en brazos de Pulcheria. Quiero decir una cosa: puesto que estaba en la buena poca y ya que Jud B no la vio, no vea razn alguna para que no fuese a reunirme con ella. Y, adems,

quedamos citados. Una de las ltimas cosas que Pulcheria me dijo en la famosa noche fue: "Nos veremos dentro de dos das. de acuerdo? Lo arreglar todo". Cundo lo dijo? Segn la base de 1105, al menos dos semanas atrs, me dije. Quiz tres. Me tena que enviar un recado a casa de Metaxas para decirme cundo y cmo podramos vernos de nuevo en secreto. Con todos los problemas que me haba causado Sauerabend me olvid. Corr por toda la villa preguntando a los servidores de Metaxas y a su mayordomo si tenan algn recado para m No dijeron ningn mensaje. Estis seguros? Espero un mensaje importante del palacio de los Ducas. De Pulcheria Ducas. De quin? Pulcheria Ducas. Ningn mensaje seor. Me vest lo ms elegantemente que pude y cabalgu hasta Constantinopla Me atrevera a presentarme en el palacio de los Ducas sin haber sido invitado? S me atrev. Mi falsa identidad de campesino palurdo justificara un eventual ataque a la etiqueta. Una vez ante el palacio de los Ducas llam a los servidores y sali un viejo criado, el que me llev a la habitacin la noche en que Pulcheria se entreg a m. Le sonre de un modo amistoso pero l me devolvi una mirada impasible. Me ha olvidado conjetur. Saludo al seor Len y a la dama Pulcheria; podrais decirles que Jorge Markezinis de Epira est aqu y quedara feliz si pudiera verles? Al seor Len y a la dama...? repiti el servidor. Pulcheria dije. Me conocen. Soy primo de Temstocles Metaxas y... Dud. Me senta ms idiota que de costumbre dndole todas aquellas referencias a un simple criado. Ve a buscar al mayordomo ped secamente. El criado desapareci. Tras un buen rato un individuo de aspecto arrogante, vestido con el equivalente bizantino de una librea, sali y me examin. S? Saludo al seor Len y a la dama Pulcheria; podrais anunciarles que...? Dama que? Dama Pulcheria, esposa de Len Ducas. Soy Jorge Markezinis de Epira, primo de Temstocles Metaxas; estuve presente en la fiesta que dieron hace unas semanas... La esposa de Len Ducas explic framente el mayordomo, se llama Euprepia. Euprepia? Euprepia Ducas es la seora de la casa. Qu vens a hacer aqu? Si estis loco y vens a importunar a mi seor Len en mitad del da, yo... Espere le interrump. Es Euprepia? No se trata de Pulcheria? Saqu un besante de oro y lo puse en la mano extendida del mayordomo. No estoy loco y esto es muy importante. Cundo se cas Len con... con Euprepia? Hace cuatro aos. Cuatro... aos. No, es imposible. Se cas con Pulcheria hace cinco aos y... Debis estar equivocado. El seor Len slo se ha casado una vez, con Euprepia Macremboliossa, la madre de su hijo Basilio y su hija Zoe. La mano sigui extendida y puse en ella otro besante. Su hijo mayor se llama Nicetas murmur, absorto, y todava no ha naci-

do, y no tendr ningn hijo llamado Basilio y... Dios mo, te ests burlando de m? Juro por Cristo Pantocrator que digo la verdad declar el mayordomo solemnemente. Desesperado, tante la bolsa llena de besantes y pregunt: Podr hablar un momento con Euprepia? Quiz s. Pero no est. Descansa desde hace tres meses en el palacio de los Ducas, junto a la costa, en Trebisonda, donde espera su prximo hijo. Desde hace tres meses? En ese caso, no hubo recepcin en el palacio hace unas semanas? No, seor. No estuvo aqu el emperador Alexis? Ni Temstocles Metaxas? Ni Jorge Markezinis? Ni...? Ninguno de esos hombres, seor. Puedo ayudaros en algo ms? Creo que no respond, y me alej con paso tambaleante del palacio de los Ducas como un hombre a quien ha golpeado la clera de los dioses. 55 Vagu siniestramente por el Cuerno de Oro, caminando hacia el sudeste, hasta que alcanc el laberinto de las tiendas, bazares y tabernas, junto a un lugar donde en el futuro se alzara el puente de Glata y donde en la actualidad se halla un laberinto de tiendas, bazares y tabernas. Anduve como un zombie por aquellas calles estrechas, sinuosas y atestadas sin destino preciso. Sin ver ni pensar; me contentaba con poner un pie delante del otro y avanzar as hasta que el destino volvi a encargarse de m al acabar la maana. Penetr al azar en una taberna, una casa de dos pisos de madera sin pintar. Algunos mercaderes se beban la copa de medioda. Me dej caer pesadamente en una silla ante una mesa coja y mal rematada, en un rincn vaco de la sala. Me qued all, mirando la pared, pensando en la mujer embarazada de Len Ducas, aquella Euprepia. Una hermosa sirvienta avanz y me pregunt: Queris vino? S. El ms fuerte. Y un poco de cordero asado? No tengo hambre, gracias. Tenemos un cordero muy bueno. No tengo hambre repet. Mir sus tobillos lgubremente. Eran muy bonitos. Sub la vista a las pantorrillas, hasta donde la imagen de sus piernas desapareca detrs de una sencilla tnica. Se alej y volvi enseguida con una jarra de vino. Cuando la deposit ante m, la parte delantera de su tnica se abri desde la garganta y vi balancearse en su interior dos senos plidos y firmes, de pezones rosados. Mir su rostro. Habra podido pasar por la gemela de Pulcheria. Los mismos ojos negros y maliciosos. La misma piel olivcea y suave. Los mismos labios sensuales y la nariz aquilina. La misma edad, unos diecisiete aos. Las diferencias entre aquella muchacha y mi Pulcheria eran diferencias en la ropa, la actitud, la expresin. Aquella mujer iba burdamente vestida; careca de la elegancia aristocrtica de Pulcheria; pero se detectaba en ella cierto resentimiento, y su mirada deca que era una joven cuya vida no estaba relacionada con su

rango, lo que la contrariaba. Podras ser Pulcheria! exclam. Se ech a rer. Cmo decs esas sandeces? Conoc a una muchacha que se pareca mucho a ti... y se llamaba Pulcheria... Estis loco o slo borracho? Yo soy Pulcheria. No me gusta mucho este juego, desconocido. Eres... Pulcheria? Naturalmente. Pulcheria Ducas? Ella se ri. Ducas, decs? Ahora s que s a ciencia cierta que estis loco! Soy Pulcheria Photis. La mujer de Heracles Photis, el posadero! Pulcheria... Photis... repet estpidamente. Pulcheria Photis... la mujer... de Heracles... Photis Se inclin hacia m, permitindome ver de nuevo sus maravillosos senos. Dej de ser arrogante y se mostr intrigada; en voz baja, me pregunt: Por vuestra ropa, dira que sois alguien importante. Qu hacis aqu? Ha hecho Heracles algo malo? Slo vengo a beber respond. Pero dime una cosa: eres la Pulcheria cuyo nombre de soltera era Botaniates? Pareci quedarse estupefacta. Lo sabis! Es verdad! S respondi mi adorada Pulcheria, sentndose a mi lado en el banco. Pero ya no soy una Botaniates. Desde hace cinco aos... desde que Heracles... el cerdo de Heracles... desde que l... Bebi un poco de vino para calmarse. Quin eres, desconocido? Jorge Markezinis, de Epira. El nombre no le dijo nada. Soy primo de Temstocles Metaxas. Ella profiri una exclamacin en voz baja. Saba que erais alguien importante! Lo saba! Un poco temblorosa, aadi. Qu deseis de m? Los parroquianos empezaban a mirarnos. Podemos hablar en algn lugar ms tranquilo? pregunt. Me mir con ojos de descarada connivencia. Un instante dijo. Sali de la taberna y la o llamar a alguien como si estuviera vendiendo pescado; luego, una nia vestida con harapos y de unos quince aos, entr en la sala. Encrgate del albergue, Ana dijo Pulcheria. Estoy ocupada. Se volvi hacia m. Podemos subir dijo. Me llev a un dormitorio de la segunda planta y cerr cuidadosamente la puerta a nuestras espaldas. Mi marido ha ido a Glata a comprar carne me explic, y no volver hasta dentro de dos horas. No me importa recibir uno o dos besantes de un guapo desconocido cuando no est ese cerdo. Cay su tnica y qued totalmente desnuda ante m. Su sonrisa era provocativa, una sonrisa que deca que an le quedaban profundos sentimientos, fuera cual fuese el tratamiento que le infligieran. Los ojos le brillaban de deseo.

Me qued aturdido ante sus senos altos y firmes, cuyos pezones se endurecan a ojos vista, aquel vientre liso y firme, con vello negro, sus muslos tensos y musculosos, aquellos brazos abiertos que me llamaban. Se dej caer sobre el duro jergn; dobl las rodillas y separ las piernas. Dos besantes? me propuso. Pulcheria transformada en puta de taberna? Mi diosa? Mi adorada? Por qu dudis? pregunt. Venid, dadle a ese perro de Heracles otro par de cuernos. Qu os pasa? No os gusto? Pulcheria... Pulcheria... Te amo Pulcheria... Ella se ri estremecindose de placer. Me tendi los brazos. En ese caso venid! Has sido mujer de Len Ducas murmur. Vivas en un palacio de mrmol, vestas ropa de seda y eras escoltada por una atenta duea cuando salas a la ciudad. El emperador fue a una de tus recepciones y justo antes del alba viniste a verme y te entregaste a m, pero todo eso fue slo un sueo, Pulcheria, slo un sueo verdad? Estis loco me dijo. Pero sois un bello loco y me muero de ganas por teneros entre las piernas y recibir esos besantes. Acercaos. Sois tmido? Escuchad, poned la mano aqu, sentid la carne que se hincha, las pulsaciones... Mi sexo se irgui llevado por el deseo, pero saba que no podra tocarla. A aquella Pulcheria no; no a aquella ramera vulgar e impdica, no a aquella magnfica criatura que se retorca de impaciencia en la cama justo delante de mis ojos. Saqu la bolsa y vaci su contenido sobre la desnudez de Pulcheria, cubriendo de besantes su ombligo, su pubis y sus senos. Grit estupefacta y se incorpor para recoger las monedas llena de avidez, lanzndose sobre ellas en un bailoteo de sus pesados senos con los ojos brillantes. Y yo escap. 56 Cuando llegu a la villa me reun con Metaxas y le pregunt: Cmo se llama la mujer de Len Ducas? Pulcheria? Cundo la viste por ltima vez? Hace tres semanas cuando acudimos a la recepcin. No dije. Sufres Desplazamiento Transitorio, lo mismo que yo. Len Ducas est casado con una tal Euprepia, que le ha dado dos hijos, y un tercero que est a punto de nacer. En cuanto a Pulcheria, es la esposa de un tabernero llamado Heracles Photis. Ests loco? me pregunt Metaxas. El pasado est alterado. No s cmo se ha producido el hecho, pero hay un cambio en mi propio rbol genealgico, y Pulcheria no es ya mi antepasada. Slo Dios sabe si todava existo! Si no soy descendiente de Pulcheria Ducas, de quin soy descendiente? Y... Cundo has descubierto todo eso? Hace un rato. Buscaba a Pulcheria y... maldicin, Metaxas! Qu puedo hacer? Puedes haberte confundido? me pregunt tranquilamente. No. No. Pregntale a tus siervos. Ellos no padecen el Desplazamiento Transitorio. Pregntales si alguna vez han odo hablar de Pulcheria Ducas. Pregnta-

les el nombre de la mujer de Len Ducas. O verifcalo por ti mismo en la ciudad. Ha habido un cambio en el pasado.. no lo comprendes, todo es diferente y... maldita sea, Metaxas! Maldita sea! Me sujet por las muecas y me dijo con una voz muy suave: Cuntamelo todo desde el principio, Jud. Pero no tuve tiempo. En el mismo instante, Sam el negro se precipit en la habitacin aullando: Le hemos encontrado! Le hemos encontrado! A quin? pregunt Metaxas. A quin? pregunt yo al mismo tiempo. A quin? repiti Sam. A quin creis? Sauerabend! Conrad F.X. Sauerabend en persona! Le habis encontrado? pregunt, abatido por el alivio. Dnde? Cundo? Cmo? Aqu mismo, en 1105 explic Sam. Esta maana pas por el mercado con Melamed, al azar; ensebamos el retrato a la gente y un vendedor de manos de cerdo le reconoci con toda certeza. Sauerabend vive en Constantinopla desde hace cinco o seis aos y es dueo de una taberna junco al ro bajo el nombre de Heracles Photis. No! bram. No, maldito cabrn negro, no, no, no, no! Eso no es verdad! Me lanc sobre l lleno de ciego furor. Le golpe con los puos en el vientre y le arroj a la pared. Me mir desconcertado; finalmente, contuvo el aliento y avanz hacia m. Me levant y me tir al suelo. Me levant otra vez y de nuevo me derrib. Me levant por tercera vez, pero Metaxas le pidi que me soltase. Es verdad que soy un cabrn negro me dijo Sam en voz baja, pero no hace falta que lo gritases. Que alguien le d un poco de vino dijo Metaxas. Se ha vuelto loco. Sam, no quera insultarte le dije, tranquilizndome, pero es imposible que Conrad Sauerabend pueda vivir aqu bajo el nombre de Heracles Photis. Por qu? Porque... porque... Le he visto con estos ojitos dijo Sam. Estuve tomando vino en su taberna no hace ni cinco horas. Es alto y gordo, con el rostro rojizo y muy fanfarrn. Tiene una preciosa mujer bizantina que andar por los diecisis o diecisiete aos y que sirve a los parroquianos moviendo las tetas delante de ellos... apostara a que se prostituye en las habitaciones de arriba... De acuerdo dije con voz de moribundo. Has ganado. La mujer se llama Pulcheria. Metaxas pareci estrangularse. No le pregunt el nombre dijo Sam. Tiene diecisiete aos y proviene de la familia Botaniates continu. Es una de las ms importantes familias bizantinas y slo Buda sabe por qu se ha casado con Heracles Photis/Conrad Sauerabend. El pasado ha cambiado, Sam, porque hace unas semanas, segn mi base temporal, ella era la esposa de Len Ducas y viva en un palacio que se alza al lado del palacio imperial, en el que mantuvimos relaciones amorosas, y antes de esa alteracin del pasado, Pulcheria y Len Ducas eran mis ttara-ttara-multi-ttaraabuelos. Todo esto es una puetera coincidencia y no entiendo nada, salvo que soy una no persona y que no existe Pulcheria Ducas. Ahora, si no veis inconveniente, me voy a abrir la gar-

ganta en algn lugar tranquilo. En realidad, todo esto no est pasando dijo Sam. Slo es un mal sueo. 57 Pero no era un sueo, claro. Era tan real como cualquier otro acontecimiento de aquel cosmos fluido y cambiante. Los tres bebimos mucho vino, y Sam me dio algunos detalles suplementarios. Me dijo que les pidi a los vecinos detalles acerca de Sauerabend/Photis, y que respondieron a sus preguntas diciendo que lleg misteriosamente de una regin muy remota del pas, hacia 1099. Que los parroquianos de su taberna no lo apreciaban y que acudan al local slo para admirar a su hermosa mujer. Muchos pensaban que se dedicaba a algn trfico ilegal. Se excus declar Sam, y nos dijo que deba cruzar a Glata. Pero Kolettis le sigui y descubri que no iba al mercado. Entr en una especie de depsito, en la orilla de Glata, y desapareci. Kolettis entr tras l, pero no pudo encontrarle. Segn Kolettis, debi dar un salto temporal. Media hora ms tarde, ms o menos, Photis reapareci y tom el transbordador para volver a Constantinopla. Es un crimen temporal dijo Metaxas. Hace contrabando. Pienso lo mismo confirm Sam. Toma el siglo XII como base, bajo el falso nombre de Heracles Photis, y revende objetos, monedas de oro y cosas as, en el tiempo actual. Cmo dio con la chica? pregunt Metaxas. Todava no est muy claro respondi Sam encogindose de hombros. Pero ahora que le hemos descubierto, podemos seguir su pista a lo largo de la lnea y descubrir su punto de llegada. Y saber exactamente lo que hace. Cmo podremos restaurar la continuacin normal de los acontecimientos? rezongu. Debemos localizar el instante preciso en que salt y dej tu grupo. Nos colocaremos all mismo y le atraparemos en cuanto se materialice, le quitaremos el crono y le devolveremos a 1204. As le retiraremos del ro del tiempo en el mismo lugar en que entr en l, y con retrocederle a su grupo de 1204, asunto resuelto. No habra problemas si te fuera a hacer caso dije. Pero no es tan sencillo. Qu pasar con todos los cambios que han alterado el pasado? Sus cinco aos de matrimonio con Pulcheria Botaniates... Sern no-acontecimientos respondi Sam. En cuanto saquemos a Sauerabend de 1099 o de no s cundo hasta 1204, su matrimonio con Pulcheria quedar anulado, de acuerdo? El ro temporal recuperar su forma original y ella se casar con quien se tena que casar... Len Ducas aad. Mi antepasado. Len Ducas, s sigui Sam. Y en Bizancio, para todo el mundo, el episodio de Heracles Photis no habra ocurrido nunca. Slo nosotros estaremos al corriente, pues sufrimos el Desplazamiento Transitorio. Y los objetos que Sauerabend haya vendido en el tiempo actual? pregunt. No estarn all contest Sam Nunca habrn sido vendidos. Y los compradores no recordarn haberlos recibido. Toda la trama del tiempo quedar restaurada y la Patrulla no se dar cuenta de nada, y... Te olvidas de un pequeo detalle suger. Cul?

En toda esta confusin, he generado un segundo Jud Elliott. Qu va a ser de l? Dios mo! exclam Sam. Me haba olvidado de l. 58 Me haba pasado mucho tiempo en 1105 y pens que ya era hora de volver a 1204 para advertir a mi alter ego de lo que pasaba. Descend por la lnea y entr en el albergue a las tres y cuarto de la misma larga noche en la que Conrad Sauerabend desapareci. Mi otro yo estaba derrumbado sobre la cama, examinando las gruesas vigas del techo. Bien?pregunt. Cmo van las cosas? Catastrficas. Salgamos al pasillo. Qu es lo que pasa? Agrrate le ped. Hemos encontrado por fin la pista de Sauerabend. Salt a 1199 y se hizo pasar por posadero. Un ao despus, se cas con Pulcheria. Vi cmo se descompona la cara de mi otro yo. El pasado se ha alterado continu. Len Ducas se ha casado con otra mujer, una tal Euprepia no s cuntos, que le ha dado dos hijos y medio. Pulcheria es sirvienta en la taberna de Sauerabend. La he visto. No sabia quin era yo, pero me propuso echar un polvo por dos besantes. Sauerabend hace contrabando a lo largo de la lnea, y... No digas ms declar, no quiero or nada ms. Todava no te he dado las buenas noticias. Hay buenas noticias? Vamos a suprimir retroactivamente todo eso. Sam, Metaxas y t, vais a seguir la pista de Sauerabend desde 1105 hasta el momento de su llegada en 1099, impidiendo que se instale y devolvindole aqu, esta misma noche. Y toda la historia quedar borrada. Qu nos pasar a nosotros? me pregunt mi alter ego. Lo hemos discutido, al menos de un modo aproximado contest vagamente. No hay nada seguro. Aparentemente, los dos estamos protegidos por el Desplazamiento Transitorio y seguiremos existiendo aunque Sauerabend sea devuelto a su propia lnea temporal. Pero, de dnde procedemos? No podemos haber sido creados de la nada! La conservacin de la masa... Uno de nosotros est aqu desde el principio le record. De hecho, yo estoy aqu desde el principio. Te cre al volver cincuenta y seis segundos por nuestra lnea temporal. Una leche! protest. Yo estoy en esta lnea temporal desde el principio, e hice todo lo que deba hacer. Eres t quien lleg de ninguna parte. Muchacho, t eres una paradoja. Si es cierto, y lo es, que he vivido cincuenta y seis segundos ms que t, yo tengo que haber sido creado antes. Fuimos creados en el mismo instante, el 11 de octubre de 2035 afirm. El hecho de que nuestras lneas temporales se hayan entremezclado a causa de tus memeces no significa, en lo ms mnimo, que uno de nosotros sea ms real que el otro. La cuestin no estriba en saber cul de los dos es el verdadero Jud Elliott, sino cmo vamos a poder vivir sin que se junten nuestros caminos.

Deberemos establecer un reparto muy cuidadoso del tiempo contest. Uno de nosotros debe trabajar como Gua mientras el otro se oculta en la lnea. Y debemos evitar encontrarnos juntos en el mismo momento de la lnea. Pero cmo...? Lo tengo dijo. Viviremos en la base temporal de 1105 como Metaxas y para nosotros se ser el continuo. Siempre habr uno de nosotros viviendo como Jorge Markezinis en la villa de Metaxas a principios del siglo XII. El otro trabajar como Gua durante un perodo dado, durante el cual tendr vacaciones y giras... ... evitando disfrutar de sus vacaciones en 1105. Exacto. Y cuando ese perodo de trabajo termine, volver a la casa de Metaxas y adoptar el nombre de Markezinis, y el otro descender por la lnea para recuperar su trabajo como Gua... ... y si todo eso va bien coordinado no habr razn para que nos descubra la Patrulla. Soberbio! Y el que sea Markezinis termin podr seguir viendo a Pulcheria sin que ella sepa que hacemos cambios de vez en cuando. En cuanto Pulcheria vuelva a ser ella misma. En cuanto Pulcheria vuelva a ser ella misma repet. El pensamiento nos desilusion. Nuestro maravilloso plan para alternar nuestras identidades no significaba que pudiramos resolver todos los problemas ocasionados por Sauerabend. Verifiqu la hora. Vuelve a 1105 para ayudar a Sam y a Metaxas le dije. Vuelve a las tres y media. De acuerdo confirm antes de marchar. 59 Volvi a su hora con aspecto desalentado y me dijo: Esperamos todos nosotros el 9 de agosto de 1100 junto al muro de Blachernae a unos cien metros a la derecha de la primera puerta. Qu pas? Ven a verlo t mismo. Me pone enfermo pensar en ello. Ven, haz lo que tienes que hacer y toda esta pesadilla terminar. Vamos! Salta y nete a nosotros ah abajo. A qu hora? pregunt. Pens durante un momento. A las doce y veinte de la maana, ms o menos. Sal del albergue y avanc hasta la muralla, luego ajust el crono cuidadosamente y salt. El paso de la negra noche a la luz del da me ceg durante un instante; cuando dej de parpadear, vi que me encontraba ante un tro de sombro semblante: Sam, Metaxas y Jud B. Dios mo! exclam. No me digas que hemos hecho otra duplicacin! Esta vez slo es la paradoja de la Acumulacin Temporal me explic mi alter ego. No es tan grave. Pero, si estamos aqu los dos, quin vigila a nuestros dientes en 1204? Yo estaba tan turbado que no poda razonar. Idiota! me dijo con voz seca. Piensa en cuatro dimensiones! Cmo puedes ser yo mismo y ser tan estpido? Escucha, yo he saltado aqu desde un

punto de aquella noche de 1204, y t has saltado desde otro punto situado un cuarto de hora ms tarde. Cuando volvamos, cada uno lo har a su punto de partida en la lnea. Yo debo volver a las tres y media, y t a las cuatro menos cuarto, pero eso no significa que ahora no est all uno de nosotros. Mi mirada barri los alrededores. Vi al menos cinco grupos de Metaxas-Sam-Yo formando un gran semicrculo alrededor del muro. Evidentemente, haban elegido aquel instante con mucho cuidado, dando pequeos saltos para verificar lo que pasaba; la Paradoja Acumulativa les multiplicaba. Todava no consigo comprender perfectamente la continuacin regular de... Djate ya de la historia de la continuacin regular! me espet el otro Jud . Mira hacia all! Hacia all, hacia la puerta! Hizo un gesto para ensearme la direccin. Mir. Vi a una mujer de cabellos grises sencillamente vestida. Reconoc en ella una versin un poco ms joven de la mujer que escolt a Pulcheria Ducas a la tienda de especias aquel da, tan lejano, cinco aos antes en la lnea. La duea estaba apoyada contra la muralla de la villa, riendo suavemente. Tena los ojos cerrados. No lejos de ella se encontraba una nia de unos doce aos que no poda ser otra que Pulcheria, ms joven que cuando la conoc. La semejanza era chocante. Aquella nia tena an cuerpo infantil, y sus senos eran dos pequeos bultos bajo la tnica, pero era casi idntica a la magnfica Pulcheria. Cerca de la nia se encontraba Conrad Sauerabend, vestido de bizantino adinerado. Sauerabend murmuraba a los odos de la nia. Agitaba ante su rostro una pequea chuchera del siglo XXI, un pendiente mvil o algo parecido. Su otra mano la tena debajo de la falda de la nia y le sobaba, evidentemente, los muslos. Pulcheria frunca el ceo, pero no haca movimiento alguno para apartar aquella mano. No pareca saber muy bien lo que quera Sauerabend, pero se senta fascinada por el juguete y quiz los dedos que la acariciaban no la molestaban tanto como a m. Vive en Constantinopla desde hace poco menos de un ao dijo Metaxas, y vuelve a menudo a 2059 para vender objetos. Viene todos los das junto al muro para espiar a la chica y a su duea durante el paseo de medioda. La nia es Pulcheria Botaniates, y el palacio de los Botaniates se encuentra precisamente all. Hace una media hora, Sauerabend se ha acercado a ellas. Le ha dado un flotador a la duea y ella est planeando desde entonces. A continuacin, se ha sentado al lado de la nia y ha empezado a engarusarla. Sabe trabajarse a las nias. Es su pasatiempo favorito expliqu. Mira lo que va a pasar ahora me pidi Metaxas. Sauerabend y Pulcheria se levantaron y anduvieron hasta la puerta del muro. Nos ocultamos en las sombras para que no nos vieran. La mayor parte de nuestras paradojas haban desaparecido, saltando a otros puntos de la lnea para verificar las cosas. Vimos cmo el hombre y la chica pasaban bajo la puerta y salan al campo circundante. Me dispuse a seguirles. Espera me dijo Sam. Ves lo que pasa? Es Andrnico, el hermano mayor de Pulcheria. Un joven de unos dieciocho aos se acerc. Se detuvo y mir con aire sorprendido a la duea que retozaba junto al muro. Le vimos arrojarse hacia ella, sacudirla, ponerla en pie. La mujer, sin fuerzas, cay de nuevo. Dnde est Pulcheria? rugi. Dnde est? La duea sigui rindose.

Desesperado, el joven Botaniates corri por la calle desierta e inundada de sol, llamando a su joven hermana. Luego, cruz la puerta. Sigmosle dijo Metaxas. Al pasar bajo la puerta, percibi a varios grupos de nosotros mismos que ya estaban al otro lado. Andrnico Botaniates corra a derecha e izquierda. O una risa infantil salir aparentemente del muro. Andrnico tambin la oy. En el muro se distingua una brecha, una gruta que se abra al nivel del suelo y que tendra unos cinco metros de profundidad. Corri hacia ella. Le seguimos, tropezando con una pequea multitud constituida por nosotros mismos. Seramos una quincena, cinco ejemplares de cada Gua. Andrnico penetr en la brecha y lanz un grito terrible. Un instante ms tarde, mir el interior. Pulcheria, desnuda, con la tnica bajada alrededor de los tobillos, se encontraba en la clsica postura del pudor, con una mano ante los incipientes senos y la otra delante del pubis. Sauerabend se hallaba a su lado, con la tnica abierta. Su pene estaba al aire, dispuesto para el uso. Creo que estaba colocando a Pulcheria en una posicin adecuada cuando le interrumpieron. Esto es un ultraje! grit Andrnico. Una infamia! Seduciendo a una virgen! Mirad todos! Mirad qu monstruosidad, qu crimen! Tomando a Sauerabend con una mano y a su hermana con otra, los arrastr fuera. Miradles! grit. Nos apartamos antes de que Sauerabend pudiera reconocernos, pero creo que estaba tan aterrorizado que no habra reconocido a nadie. La pobre Pulcheria, intentando ocultar lo ms posible su desnudez, no era ms que una masa cada a los pies de su hermano; pero ste intentaba levantarla, exponerla a todos, aullando: Mirad a la puta! Miradla! Miradla, miradla! Una considerable multitud se reuni para hacerlo. Nos apartamos. Tena ganas de vomitar. Aquel sucio manaco, aquel puetero agente de cambio... ensearle su rojo artilugio a la pobre Pulcheria, obligarla a soportar aquel escndalo... Andrnico sac la espada e intentaba matar a su hermana o a Sauerabend, o a los dos a la vez. Pero los testigos se lo impidieron, lanzndose sobre l y arrebatndole el arma. Pulcheria, desesperada al verse exhibida ante tanta gente, empu la daga de alguien e intent arrebatarse la vida, pero la detuvieron justo a tiempo; un viejo, finalmente, le ech la capa por encima. Aquello era un terrible desorden. Hemos visto lo que pas despus me dijo tranquilamente Metaxas, y luego nos hemos vuelto a esperarte. Te dir todo: la chica estaba prometida a Len Ducas, pero a ste le resultaba imposible casarse con ella despus de que se la considerara como mancillada, aunque Sauerabend no hubiera tenido tiempo de penetrarla. El matrimonio fue anulado. Su familia, para castigarla por haber dejado que Sauerabend la sedujera hasta el punto de que se quitase la ropa, reneg de ella. Sauerabend tuvo que elegir entre casarse con la chica deshonrada o sufrir la pena prevista para su crimen. Qu es? La castracin contest Metaxas. As que Sauerabend se cas bajo el nombre de Heracles Photis, cambiando la trama de la historia hasta el punto de privarte de una genealoga propia. Cosa que ahora mismo vamos a corregir. No a m dijo Jud B. Yo he visto ms cosas de las que puedo soportar. Me

vuelvo a 1204. Debo estar all a las tres y media de la maana para decirle a aquel muchacho que venga a ver todo esto. Pero... dije. No quieras resolver las paradojas dijo Sam. Tenemos trabajo. Ven a relevarme a las cuatro menos cuarto dijo Jud B; y salt. Metaxas, Sam y yo coordinamos los cronos. Remontemos la lnea exactamente una hora dijo Metaxas. Terminemos con toda esta farsa. Saltamos. 60 Con gran precisin y enorme alivio, pusimos trmino a la comedia. He aqu cmo: Saltamos al medioda de aquella clida jornada de verano de 1100 y ocupamos nuestras posiciones a lo largo del muro de Constantinopla. Esperamos, intentando ignorar las otras versiones de nosotros mismos que pasaban furtivamente por los alrededores cumpliendo su propia misin. La nia y la atenta duea se acercaron. Mi corazn lata dolorosamente de amor hacia la joven Pulcheria, y me dolan tambin otras cosas al pensar en la voluptuosa Pulcheria en quien se convertira. La nia y la confiada duea pasaron ante nosotros, una al lado de la otra. Conrad Sauerabend/Heracles Photis apareci. Ruidos discordantes en la orquesta; torsiones de bigotes; silbidos. Examin a la joven y a la mujer y se dio una palmada en el grueso vientre. Sac un pequeo flotador y verific su punta. Con la mirada concupiscente, se adelant hacia ella, con la intencin de meter el flotador en el brazo de la duea y, mientras ella planeaba una hora, acercarse libremente a la jovencita. Metaxas mir a Sam. Sam me mir. Nos acercamos por detrs a Sauerabend. Vamos! orden Metaxas. Y entramos en accin. Sam el negro se abalanz sobre Sauerabend y su enorme brazo derecho le rode la garganta. Metaxas le sujet la mueca izquierda y le ech el brazo hacia atrs, lejos de los controles del crono que le poda permitir escapar. Simultneamente, yo le agarr el brazo derecho y le obligu a soltar el flotador. Toda aquella maniobra apenas dur un octavo de segundo y tuvo como resultado la completa inmovilizacin de Sauerabend. Mientras tanto, la duea eligi, sabiamente, huir, acompaada por Pulcheria, de aquella bronca intempestiva. Sam meti la mano bajo la ropa de Sauerabend y le quit el alterado crono. Le soltamos. Sauerabend, que pensaba que le estaban asaltando algunos bandoleros, me vio y balbuce algunos monoslabos incongruentes. Te creas muy listo verdad? le pregunt. El sigui gruendo. Alteraste el crono, te largaste y creste que podras vivir haciendo contrabando eh? Pensabas que no te encontraramos? No le dije palabra de las semanas de agotadoras bsquedas que habamos pasado hasta dar con l. Ni de los crmenes temporales que cometimos para localizarle: las paradojas que dejbamos sueltas por la lnea, las intiles duplicaciones de nosotros mismos. No le dije tampoco que acabbamos de terminar con seis

aos de su vida como tabernero en otro universo que para nosotros no exista. No le dije nada de toda la cadena de acontecimientos que habran hecho de l el esposo de Pulcheria Botaniates en aquel inexistente universo, privndome as de mi propia genealoga. Sin embargo todas aquellas cosas no haban pasado. No habra un posadero llamado Heracles Photis que vendiera vino y cordero a los bizantinos de los anos 1100 al 1105. Metaxas sac de su tnica un crono suplementario sin manipular llevado especialmente. Pntelo dijo. Con muy mala cara Sauerabend le obedeci. Volvemos a 1204 dije casi al mismo momento en que te fuiste. Luego acabaremos la gira y volveremos a 2059. Que Dios te ayude como me causes el menor problema, Sauerabend! No te denunciar por crimen temporal porque soy muy bueno, aunque un salto sin autorizacin como el que has dado es un acto criminal; pero si haces cualquier cosa que me irrite desde ahora hasta el momento en que me libre de ti te har quemar vivo. Queda claro? Asinti con la cabeza. Me volv hacia Sam y Metaxas. A partir de este momento puedo ocuparme de l yo solo. Gracias por todo. No puedo decir cunto. No lo intentes respondi Metaxas; y descendieron por la lnea. Ajust el nuevo crono de Sauerabend y luego el mo; saqu el transmisor. Vamos le dije; y saltamos a 1204. 61 A las cuatro menos cuarto de aquella familiar noche de 1204 remont una vez ms las escaleras del albergue, esta vez en compaa de Sauerabend. Jud B iba de un lado para otro ante la puerta de la habitacin. Su rostro se ilumin al ver a mi cautivo. Sauerabend pareci estupefacto al ver a mis dos yoes, pero no se atrevi a decir nada. Entra le dije. Y no toques el crono o lo lamentars. Sauerabend entr. La pesadilla ha terminado le dije a Jud B. Le hemos atrapado, le hemos quitado el crono y le hemos dado otro. Aqu est. Toda la operacin ha durado cuatro horas exacto? Ms quin sabe cuntas semanas de bsqueda por toda la lnea. Eso ahora carece de importancia. Le hemos encontrado. Hemos vuelto al punto de partida. Pero ahora hay un Jud de ms observ Jud B. Establecemos turnos? Claro. Uno de nosotros se queda con este grupo de payasos, les lleva como estaba previsto a 1453 y vuelve al siglo XXI. El otro se va a casa de Metaxas. Lo echamos a suertes? Por qu no? Sac de la bolsa un besante de Alexis I y me lo ense para que comprobase que no estaba trucado. No lo estaba: Alexis en una cara, una representacin de Cristo entronizado en la otra. Decidimos que Alexis fuera la cara y Jess la cruz. Lanc al aire la moneda, la atrap con un gesto vivo y la coloqu sobre el dorso de la otra mano. Supe, al sentir el borde cncavo de la moneda contra la piel, que haba salido cara.

Cruz dijo el otro Jud. No hay suerte, amigo. Le ense la moneda. Hizo una mueca y la recogi. La gira durar tres o cuatro das, no es cierto? dijo tristemente. Luego, dos semanas de vacaciones, que no podr disfrutar en 1105. Eso significa que tardars en verme llegar a casa de Metaxas diecisis o diecisiete das. Ms o menos asent. Y durante todo ese tiempo hars el amor como un loco con Pulcheria. Naturalmente. Dedcame una de las veces dijo, volviendo a entrar en la habitacin. Una vez solo, me apoy en una columna y me dediqu media hora a recordar todas mis idas y venidas de aquella agitada noche, para asegurarme no aterrizar en un punto discontinuo de 1105. No deba equivocarme y aparecer antes de la captura de Sauerabend, y encontrarme con un Metaxas para quien toda aquella historia fuera, sencillamente... griego. Calcul el salto cuidadosamente. Salt. Me dirig una vez ms a la bonita villa. Todo haba salido a la perfeccin. Metaxas me estrech en sus brazos. La lnea temporal est intacta dijo. He vuelto del ao mil hace apenas unas horas, pero me ha bastado para efectuar una verificacin. La mujer de Len Ducas es Pulcheria. Un tal Angelus es el dueo de la taberna que fuera de Sauerabend. Aqu nadie recuerda nada. Puedes estar tranquilo. No puedo decirte cunto lo estoy. Pues no hablemos ms del asunto, conforme? Conforme. Dnde anda Sam? Al otro lado de la lnea. Ha vuelto al trabajo. Y yo tengo que hacer lo mismo me dijo Metaxas. Mis vacaciones se terminan y un grupo de turistas me espera en diciembre de 2059. Me ir durante dos semana y volver... pens durante unos instantes... el 18 de octubre de 1105. Qu vas a hacer? Me quedar por aqu hasta el 22 de octubre contest. Luego, terminarn las vacaciones de mi alter ego y me reemplazar por estos lares mientras yo desciendo la lnea para ocuparme de la siguiente gira. Vais a seguir as? Alternando? Es la nica manera. Sin duda, tienes razn confirm Metaxas. Pero yo me haba equivocado. 62 Metaxas se fue y yo tom un bao. Entonces, realmente relajado por primera vez en varias eras geolgicas, afront mi inmediato fururo. Primero, un buen sueo. Luego, una buena comida. A continuacin, un paseo por la ciudad para ir a ver a Pulcheria, que deba estar de nuevo en el palacio de los Ducas, y que no saba nada de la extraa metamorfosis que su destino sufri momentneamente. Haramos el amor y yo me volvera a casa de Metaxas. Por la maana, volvera a la ciudad, y luego... Dej de hacer proyectos, pues Sam apareci en el momento con aspecto turbado. Iba vestido con un manto bizantino, pero haba debido huir apresurada-

mente, pues debajo se vean sus ropas del siglo XXI. Pareca muy preocupado. Maldita sea! Qu haces aqu? le pregunt. Un favor respondi. Qu? Te digo que estoy aqu para hacerte un favor. Pero no puedo quedarme mucho tiempo porque tengo a la Patrulla Temporal pisndome los talones. Me est buscando la Patrulla? Joder que si te buscan! aull. Recoge tus cosas y lrgate a toda prisa! Tienes que esconderte en cualquier parre, tres o cuatro mil aos en el pasado. Entirrate! Empez a recoger mis cosas esparcidas por la habitacin. Le detuve para preguntarle: Quieres decirme lo que pasa? Sintate y deja de comportarte como un loco. Has entrado a un milln de kilmetros por hora y... De acuerdo me dijo. De acuerdo. Te lo contar y peor para m si me detienen. De todos modos soy culpable. Merezco que me detengan. Y... Sam. De acuerdo repiti cerrando los ojos durante un instante. Mi base de tiempo actual es d 25 de diciembre de 2059. Feliz Navidad! Hace unos das, siempre segn mi base temporal, tu alter ego volvi con todo el grupo de Bizancio. Sauerabend y todos los dems. Sabes lo que pas con tu otro yo cuando lleg a 2059? Lo detuvo la Patrulla Temporal? Peor. Qu podra ser peor? Desapareci, Jud. Se convirti en una no-persona. Dej de haber existido. No pude dejar de rer. Pobre loco! Le dije que yo era el verdadero Jud y l tan slo algo as como un fantasma, pero no quiso escucharme! En fin, no puedo decir que lo sienta... No Jud dijo Sam tristemente. El era tan real como t cuando estaba en la lnea. T no eres mucho ms real que l. No lo comprendo. Eres una no-persona Jud, lo mismo que l. Retroactivamente has dejado de existir. Y es culpa nuestra tanto como tuya. Actuamos tan deprisa que olvidamos un pequeo detalle. Tena un aspecto atroz. Pero qu aspecto puede tener uno cuando le tiene que decir a otro no que se haya muerto sino que nunca ha existido? Qu pas Sam? Qu detalle? Mira Jud, cuando le quitamos a Sauerabend el crono manipulado le dimos otro. Metaxas tiene algunos de reserva, cronos robados, ese maldito bandido tiene de todo lo que haga falta. Y qu? Su nmero de serie era diferente del crono con el que Sauerabend empez la gira. Normalmente nadie nota ese tipo de cosas pero cuando termin la gira el controlador era un tipo muy puntilloso y examin los nmeros de serie. Vio que se haba cometido una sustitucin y advirti a la Patrulla. Oh! exclam dbilmente Interrogaron a Sauerabend dijo Sam. Intent protegerse y te ech a ti toda la culpa. Y como no poda explicar la Sustitucin de los cronos, la Patrulla obtuvo autorizacin para verificar todo el desarrollo de la gira. Oh, oh!

Lo han controlado todo desde todos los ngulos. Vieron que abandonaste al grupo, vieron que Sauerabend saltaba en tu ausencia, me han visto con Metaxas y contigo devolvindole a 1204. As que los tres estamos en muy mal momento? Sam sacudi la cabeza. Metaxas tiene influencia. Yo tambin. Saldremos con bien alegando que simplemente quisimos ayudar a un compaero en problemas. Pero con eso, acabamos. No podemos hacer nada por ti, Jud. La Patrulla quiere tu cabeza. Vieron cmo te desdoblaste en 1204 y han empezado a comprender que no eras slo culpable de negligencia al dejar que se marchase Sauerabend, sino que habas incurrido en varias paradojas intentando ilegalmente enderezar la situacin. Los cargos que pesan sobre ti son tan graves que no hemos podido hacer nada, y creme, muchacho, hemos intentado todo. La Patrulla se ocupar de ti. Y eso?pregunt casi sin aliento. Han ido a buscarte a 1204 dos horas antes de tu primer salto hacia 1105 para encontrarte con Pulcheria. Otro Gua te ha reemplazado en 1204; vas a ser devuelto al presente, a 2059, para ser juzgado por varios crmenes temporales. As que... As que sigui Sam, nunca has saltado a 1105 para encontrarte con Pulcheria. Todo este ligue con ella es un no-acontecimiento, y si la visitas, descubrirs que ella no recuerda haberse acostado contigo. Adems, como no saltaste a 1105, evidentemente no has tenido ocasin de regresar a 1204 y darte cuenta de la ausencia de Sauerabend, y de todos modos, ste nunca estuvo en tu grupo. As que nunca has dado ese salto de cincuenta y seis segundos hacia atrs que provoc la duplicacin. Ni t ni Jud B habis existido jams, pues vuestra existencia mutua proviene de un momento posterior a tu encuentro con Pulcheria; ahora bien, nunca la has visitado, pues te retiraron de la lnea temporal antes de que tuvieras ocasin de saltar a 1105. Sers proyectado por la paradoja del Desplazamiento Transitorio mientras permanezcas en la lnea; Jud B. ha dejado de estar al abrigo de ella desde el instante en que volvi al presente y desapareci irremediablemente. Vale? Sam dije, temblando, qu le pas al otro Jud... al.. al... al verdadero Jud? Al que atraparon, al que devolvieron a 2059. Est encerrado: espera que le juzguen por crmenes temporales. Y yo? Si la Patrulla te encuentra, sers devuelto al tiempo actual y automticamente aniquilado. Pero la Patrulla no sabe dnde ests. Si te quedas en Bizancio, sers descubierto tarde o temprano y ser tu fin. Cuando me he enterado de todo esto que te cuento, he vuelto a advertirte. Ocltate en la Prehistoria. Refgiate en un perodo anterior al descubrimiento de la Bizancio griega: hacia el 700 antes de Cristo. All podrs arreglrtelas. Te llevaremos libros, herramientas, todo lo que necesites. Habr ms gente, quiz nmadas... en todo caso, tendrs compaa. Para ellos, sers como un dios. Te adorarn, te ofrecern una mujer cada da. Es tu nica oportunidad, Jud. No quiero ser un dios prehistrico! Quiero descender de nuevo al presente! Y volver a ver a Pulcheria! Y...! Imposible declar Sam, y sus palabras fueron como la hoja de la guillotina. No existes. Sera un suicidio querer volver al presente. Si intentas acercarte a Pulcheria, la Patrulla te apresar y te llevarn al tiempo actual. Si no te ocultas, Jud, eres hombre muerto. Pero soy real, Sam! Existo!

Slo existe el Jud Elliott que est en la crcel. T eres un fenmeno residual, el producto de una paradoja, nada ms. Pese a todo, te aprecio, muchacho, y por eso arriesgo mi propia realidad de negro para ayudarte, aunque no seas real. Creme. Creme! Eres tu propio fantasma. Haz las maletas y vete! 63 Llevo aqu tres meses y medio. Segn el calendario que tengo al da, estamos a 15 de marzo de 3060 A.P. Eso es, poco ms o menos, mil aos antes de Cristo. La vida no es muy desagradable. Los habitantes de la zona son pequeos granjeros; quiz sean los restos del imperio hitita; los colonos griegos llegarn dentro de tres siglos. Empiezo a hablar el idioma local; es indo-europeo y lo aprendo deprisa. Como Sam predijo, soy un dios. Primero, cuando me vieron por primera vez, quisieron matarme, pero los asust con el crono, saltando justo delante de sus narices y ahora no se atreven a molestarme. Con todo, procuro ser un dios benevolente. He descendido a la orilla del ro que un da ser llamado Bsforo y he rezado largamente, en ingls, para pedir buen tiempo. Los indgenas lo adoran. Me dan todas las mujeres que quiero. La primera noche, me ofrecieron a la hija del jefe y, desde aquel momento, me he trabajado a toda la poblacin nbil de la aldea. Creo que quieren que me case con una de las hijas, pero antes he de terminar la inspeccin. No huelen muy bien, pero algunas son muy apasionadas. Me siento terriblemente solo. Sam ha venido a verme tres veces. Metaxas, dos. Los otros no han venido. No les culpo; los riesgos son muy grandes. Mis dos fieles amigos me han trado flotadores, libros, un lser, una gran caja de cubos musicales y muchas ms cosas que, sin duda, dejarn perplejos a los arquelogos. Treme a Pulcheria le ped a Sam. Slo una vez. No puedo me contest. Y tiene razn. Sera un rapto y eso podra tener graves consecuencias; la Patrulla atrapara a Sam y me destruira. Echo de menos a Pulcheria atrozmente. Sabe? Slo hice el amor con ella aquella noche de 1204, pero tengo la impresin de conocerla muy bien. Ahora, lamento no haberla posedo en la taberna, cuando era Pulcheria Photis. Mi bien amada. Mi provocativa ttara-ttara-multi-ttaraabuela. No volver a verte! Nunca ms tocar tu dulce piel, tu... no, no puedo torturarme as. Intentar olvidarte. Ay! Me consuelo, cuando no estoy atareado con mis deberes de deidad, escribiendo mis memorias. Todo est registrado, todos los detalles del modo en que ca aqu. Es un cuento con moraleja: cmo un joven lleno de futuro puede convertirse en una no-persona en sesenta y dos cortos captulos. De vez en cuando, seguir escribiendo. Dir lo que es ser un dios hitita. Veamos, maana es la fiesta de la fertilidad y las diez hijas ms bonitas de la aldea vendrn a la casa del dios para que... Pulcheria! Tengo mucho tiempo para pensar en ti. Tambin tengo tiempo para pensar en muchas cosas desagradables sobre mi destino final. No creo que la Patrulla Temporal me encuentre. Pero hay otra posibilidad. La Patrulla sabe que me oculto en alguna parte de la lnea, protegido por el

Desplazamiento Transitorio. La Patrulla quiere aniquilarme porque slo soy producto de una paradoja. Y la Patrulla tiene poder para hacerlo. Supongamos que despiden a Jud Elliott del Servicio Temporal antes de que comience el ltimo y nefasto viaje. Si Jud Elliott no estuvo en Bizancio en aquella ocasin la probabilidad de mi existencia alcanza el cero absoluto y no estar protegido por la paradoja del Desplazamiento Transitorio. La Ley de las Paradojas Menores interviene. Y yo desaparezco. S por qu todava no me han destruido de ese modo. Porque el otro Jud Dios le bendiga! est siendo juzgado en el presente por crmenes temporales y no pueden impedirle retroactivamente iniciar su viaje hasta que no sea reconocido culpable. Si le declaran culpable supongo que actuarn como pienso. Pero el procedimiento es lento. Jud intentar frenarlo an ms. Sam le ha dicho que yo estaba por aqu y que tena que protegerme. Puede durar meses, aos quin sabe? El tiene su base temporal y yo la ma; ambos avanzamos hacia el futuro da tras da y todava sigo aqu. Solo. Con el corazn desgarrado. Quiz nunca se ocupen de m. O quiz me aniquilen maana. Quin sabe? Hay momentos en que todo me da igual. Una cosa al menos me tranquiliza. Ser la ms dulce de las muertes. Ni el menor dolor. Sencillamente me ir donde van las velas cuando uno las sopla. Podra pasar en cualquier momento, y mientras llega seguir viviendo jugando a ser un dios, escuchando a Bach tomando flotadores, escribiendo mis memorias y esperando el fin. S, podra producirse incluso en mitad de una frase y yo. FIN