La Poesia de Blas de Otero
La Poesia de Blas de Otero
La Poesia de Blas de Otero
La poesa de postguerra se abre bajo el signo de Garcilaso, como reaccin ante una realidad amarga. La experiencia de la guerra conlleva la rehumanizacin del texto potico en sus dos manifestaciones fundamentales: arraigo y desarraigo. La invocacin a Dios, que apenas se daba en el 27, se convertir en lugar comn de la poesa de los aos 40. Dios- credo o creado por el poeta- se convertir en el interlocutor a quien se dirigen poemas y poemas. Los hombres del 27 se consideraban, parafraseando a Guilln, habitantes de un mundo bien hecho, nada que ver con el mundo desquiciado por las secuelas de la guerra que los poetas del 36 han heredado. Al faltar apoyos en lo visible, el artista busca realidades ms altas e intemporales que lo guen y sostengan. Si es creyente, posee ya estos seguros cables, si la creencia le falta, la aora, la inventa, la suea, y al Seor se dirige pidiendo refugio. En este ambiente aparece Blas de Otero. Dentro de la lnea que D. Alonso ha denominado poesa desarraigada. Desde sus primeros poemas su voz presenta una orientacin al canto por el sufrimiento colectivo que deviene en poesa social, tras una primera etapa catalogada como existencial. Una evolucin que Alarcos sintetiza como un itinerario del yo al nosotros.
Tal y como nos recuerda el profesor Emilio Alarcos en su estudio sobre la lengua potica de Blas de Otero, la poesa no consiste en lo que se nos comunica, sino en como se comunica, en la indisoluble articulacin del contenido semntico y la expresin lingstica. Lo caracterstico de la poesa es, precisamente, conceder un lugar de excepcional importancia al plano formal del mensaje. El poeta emplea unos vocablos, ms que para evocarnos representaciones intelectuales, para transmitirnos un estado de nimo, sentimientos. Cada poeta selecciona las voces idneas, por sus particulares resonancias, para expresar vibraciones sentimentales. Habida cuenta de esto, sealemos algunas de las caractersticas ms destacables de la lengua potica de BO y sus efectos estilsticos. 1. Abundancia de vocablos connotativos de las siguientes realidades sentimentales.
Ruina, soledad: como sabemos la poesa implica una visin negativa del mundo, similar, salvando las distancias, a la del Romanticismo. Destruccin, soledad y ruina son las constantes que rigen nuestra existencia. Es significativo de ello la abundancia de palabras construidas por derivacin con el prefijo des-: desgajado, desarraigado, desamar, despojo, desmantelado. Un prefijo que implica negacin, aniquilacin de lo anteriormente existente. A esto habra que aadir la profusin de todo tipo de palabras con connotaciones netamente pesimistas: olvido, ceniza, angustia, tinieblas, besos amarillos(esto es viejos, ruinosos), muerte, abismo, derribar, caer... Palabras que denotan privacin o negacin: no, sin, nunca, nadie. Ansia y luz: no todo es negro o negativo en la poesa de Otero. Aun en la soledad y ante la muerte, existe algo del poeta que aspira a regiones claras y luminosas: Dios, paz, luz. Y as como contrapunto a la coloracin sombra, encontramos, aunque en menor nmero, palabras positivas, libres, luminosas. Todas smbolo de la meta liberadora que busca el poeta: alas, mariposa, cielo, oro, amoroso, brisa, pjaro, fe, anhelo. Obstinacin y violencia: triunfan las fuerzas del acoso, pero nunca del todo. Persiste, pertinaz, un conato de erguimiento. Dicha lucha la expresan palabras tensas que simbolizan el humano esfuerzo para no ser devorado por la vida: quedar, seguir, seguir siguiendo, insistir, perseguir, luchar, en pie(y sigo muerto, en pie). Esta lucha entre el hombre y el mundo conduce a la violencia entre ambas fuerzas, a la brutalidad expresada por un lxico que cae en lo truculento: borbotones, dentelladas, sajar, cercenar, garras zarpazos, estallar. Remansos de paz: en ciertos momentos, la violencia se serena en resignada melancola. El lxico bronco que hemos sealado aparece contrarrestado por otras palabras positivas: alto, plata, puro, rosas, mirlo, jardn, princesa. Sucede tal cosa cuando se hace alusin al antes de la ruina, un antes que es, frecuentemente, la infancia. A modo de conclusin, digamos que una evidente sensacin de confrontacin y lucha preside la poesa de BO, ello es fcil de deducir si reparamos en la disparidad de los sentimientos coexistentes que hemos comentado: ruina, soledad / ansia y luz; obstinacin y violencia / remansos de paz.
2. Presencia de smbolos ms o menos consagrados por la tradicin literaria. De entre ellos uno de los ms frecuentemente utilizados es el mar. Un smbolo polismico que puede ser la muerte, Dios o el amor(si aparece en calma). El hombre aparece simbolizado en ocasiones por el navo(representando un destino incierto), el rbol(que crece hacia el cielo buscando a Dios), o la isla(rodeado del mar amenazador de la muerte). 3. Acentuada presencia de la funcin lingstica apelativa. Como hemos dicho en la introduccin, la poesa de BO no es simplemente expresin de sentimientos, muchos poemas aparecen dirigidos a un interlocutor que puede ser Dios o el lector. Ello se percibe, en la especial concurrencia de elementos lingsticos asociados a la funcin conativa o apelativa: vocativo, imperativo, diccin interrogativa o exclamativa... 4. Abundan palabras poco usadas en la lengua comn. Trminos de diversa procedencia. En ocasiones se trata de palabras terrueras: galayo, llambria, heir, luee, cantil. Otras veces son tecnicismos marineros: halar, virar, arriar. O palabras creadas por el propio autor: ensimismal, frondor, anclear. 5. Es frecuentsima la utilizacin del gerundio. Este aparece tanto aisladamente como formando perfrasis. Estilsticamente, el gerundio, por su aspecto durativo, acenta el sentimiento de tensin de los poemas, por presentarnos la accin en pleno desarrollo, ignorando su comienzo y su finalizacin: ir fluyendo, seguir siguiendo. 6. Adverbios en mente. En ocasiones, una de estas palabras se erige en leitmotiv en torno al cual se organiza y fluye la totalidad de la composicin. La profusin de estos sintagmas, evitados por otros poetas, confiere a la poesa del bilbano una textura conversacional. 7. Frases hechas. Este es uno de los extremos estilsticos ms peculiares de la potica de BO. Continuamente, introduce en su obra giros lingsticos propios del habla coloquial. En unos casos transcribindolos literalmente, en otros modificndolos, distorsionndolos, dotando de sentidos inesperados a sus componentes y logrando efectos expresivos muy originales: subir a contra muerte, esto es ser hombre: horror a manos llenas... Unamuno tambin gust de repensar los lugares comunes de nuestra lengua. 8. Alusin y prstamos literarios. En la obra de BO es frecuente la cita, reelaboracin y transposicin de fragmentos de la obra de otros autores: divina juventud. Tesoro/ vivo. (R. Daro). Oh campo,/ oh monte, oh ro/ Darro: borradme/ vivo (Fray Lus). 9. Ritmo, verso, sintaxis. En poesa coexisten dos ritmos. El del verso y el sintctico. La perfecta coexistencia de ambos dar sensacin de sosiego y equilibrio. La inadecuacin entre el ritmo sintctico y el del verso, por mediacin del encabalgamiento, crea una impresin de violencia. Esto es lo que sucede en la poesa de BO. Cuando el llanto, tendido como un llanto/ silencioso, se arrastra por las calles/ solitarias. Aqu los adjetivos aislados- silencioso, solitarias- se ven realzados emotivamente por ocupar esta posicin, intensificando sus resonancias y contagindolas a toda la composicin. 10. Uso de la reiteracin. Es uno de los recursos ms frecuentes, desencadena un efecto rtmico, construye un tono obsesivo y realza el sentido de los elementos reiterados. Nos encontramos varios tipos bsicos:
Reiteracin lxica: se repite literalmente una palabra: Quiero vivir, vivir, vivir
Reiteracin sinonmica: se repiten trminos sinnimos o, al menos, de idnticas connotaciones: cuando besar a una mujer desnuda/ sabe a ceniza, a bajamar, a broza. En ciertos casos estos sinnimos se suceden en progresin creciente: y no poder / hablar, gritar, hacer la gran pregunta. Reiteracin sintctica: se repiten elementos equivalentes desde el punto de vista sintctico: pero la muerte, desde dentro, ve/ pero la muerte, desde dentro, vela/ pero la muerte, desde dentro, mata. Paralelismo: reiteracin de secuencias ms amplias, cuyos elementos se organizan conforme a un mismo esquema sintctico y cuyos contenidos psquicos son anlogos. El efectos es el de un ritmo insistente, reiterativo y tenaz.
Uso del contraste. Es, con la reiteracin, el recurso al que se acude con ms frecuencia, un recurso que incrementa la tpica tensin entre los significados propia de la poesa de nuestro autor. Ardientemente helado en llama fra/ una nieve quemante me desvela... alzo la mano, y t me la cercenas./ Abro los ojos: me los sajas vivos./ Sed tengo, y sal se vuelven tus arenas. 12. Mximo aprovechamiento de los recursos fnicos. Como sabemos, la estilstica desde su teora del simbolismo fontico, asocia a cada fonema unos determinados valores evocativos. Otero trata de potenciarlos al mximo en su poesa mediante diversos procedimientos como la aliteracin, la repeticin de fonemas o el uso de parnimos: ech la noche por la borda. Al borde del vrtigo; la paz del hombre, el hambre de Dios vivo(obsrvese la reiteracin de /r/ un fonema que suele transmitir una sensacin de violencia, y brusquedad). Abro los ojos: me los sajas vivos ( el fonema /x/ es casi onomatopyico del corte, del tajo).
11.
HOMBRE
Con Ancia, obra a la que pertenece la composicin que nos disponemos a analizar, Blas de Otero aporta a la poesa desarraigada de posguerra uno de sus libros ms representativos. Ancia es, como sabemos, la reedicin aumentada de dos libros creados entre 1945 y 1950: ngel fieramente humano y Redoble de conciencia. La gran mayora de la crtica coincide en agrupar los poemas de Ancia en tres bloques temticos: poemas metafsicos, poemas amorosos y poemas que apuntan a lo social, anticipando la siguiente fase de la trayectoria del autor. Es evidente que Hombre pertenecera al primero de estos grupos (poesa metafsica); pues este soneto es un grito ante el sinsentido de la existencia. Una invocacin a un Dios sordo ante el dolor de los humanos, que nos recuerda, en su crueldad, al Yaveh del Antiguo Testamento. Atendiendo al sentido y a los modos de la enunciacin, es fcil distinguir tres partes en el desarrollo de esta sustancia potica, tpica de la literatura desarraigada. El primer cuarteto, en el que predominan las funciones expresiva y referencial del lenguaje, aparecera centrado en la problemtica individual del sujeto lrico. El 2 cuarteto y el primer terceto constituiran una invocacin desesperada a Dios; el carcter referencial ha sido sustituido por la apelacin expresada a travs del vocativo, la pregunta indirecta y la interjeccin. Finalmente, en el ltimo terceto el poeta retoma el tono expresivo y referencial, en esta ocasin, con una vocacin de totalidad, identificando su horror, el horror, en general, como una condicin inevitable de la existencia (esto es ser hombre: horror a manos llenas). Atendiendo a los diferentes planos de la lengua, profundizaremos en los recursos formales de que se vale el poeta para transmitir esta oscura visin de Dios y del hombre.
Adems de la rima consonante, efecto rtmico propio de la estrofa utilizada (soneto), cabe destacar en el plano fnico, la superabundancia del fonema /r/ que confiere a la composicin una sonoridad bronca, ruda. Y, por otra parte, el uso, justo en el ltimo verso, de la entonacin exclamativa, al servicio de una expresin desgarrada. En el nivel morfosintctico, lo primero que se nos impone es el claro predominio del sustantivo sobre cualquier otra categora gramatical. Nos encontramos, en consecuencia, ante una composicin de gran densidad conceptual. Resulta tambin evidente el uso reiterado y abundante del gerundio. Esta forma verbal, por su aspecto durativo, expresa la accin en pleno desarrollo, sin atender a su principio ni a su finalizacin, contribuyendo a crear ese sentimiento de tensin, de lucha luchando es, de hecho, la primera palabra del poema entre fuerzas opuestas que preside todo el poema. Esta misma funcin tendran los encabalgamientos abruptos (clamando/ a Dios; tenerte/ despierto; hablando/ solo) que mutilan las frases en muchas pausas versales, produciendo un ritmo sincopado que avanza penosamente, a trompicones. Otro mecanismo rtmico presente en el soneto es el paralelismo, en el que se reiteran, sobre todo, estructuras bimembres (cuerpo a cuerpo, noche a noche) constituidas, en ocasiones, por elementos antitticos, brutalmente contrapuestos (primer terceto), que subrayan una vez ms la lucha, la agona. Estas reiteraciones sintcticas unidas al polisndeton, le confieren, adems, a la voz del poeta un tono obsesivo. En el plano lxico-semntico, lo primero que podemos destacar es la utilizacin de un lenguaje sencillo, despojado de cultismos e incluso, como veremos, tendiente a lo coloquial. Otro rasgo, digno de comentario, es la truculencia de ciertos vocablos. Palabras como sajar, araar, ahogar, cercenar, que podran ser encuadradas en un campo semntico cuyo archilexema sera acciones de violencia fsica, contribuyen a la cohesin del texto e ilustran esa vena tremendista, que en la poesa desarraigada sirve para materializar un mundo de ruinas e injusticia. Por lo dems, los recursos estilsticos concernientes al plano semntico son muy abundantes. Algunos de ellos proceden por contraste, materializando la esencia conflictiva del poema, tal es el caso de la sinestesia (araando sombras), o el oxmoron (tu silencio retumbando). Otros intensifican-amplifican ese sentimiento; as sucede con el pleonasmo (vaco inerte, sajas vivos), o la hiprbole (sed tengo y sal se vuelven tus arenas: colmo del infortunio). A ellos habra que aadir la presencia de la personificacin (luchando cuerpo a cuerpo con la muerte), y la metfora, sobre todo esa impresionante metfora del ser humano con la que se cierra el poema ngel con grandes alas de cadenas! Metfora paradjica, como la esencia humana misma, de mltiples connotaciones, que constituye una especie de sumario de todo lo dicho anteriormente, un ejemplo de lo que en retrica se conoce como epifonema. Para terminar, conviene hacer referencia a ciertas tcnicas muy frecuentes en la poesa de Blas de Otero. Una de ellas es la cita en sus poemas de otros grandes autores, una cita que suele darse reelaborada y distorsionada como puede ser el caso de ese ser y no ser que , recuerda de modo indiscutible el Hamlet de Shakespeare. Otra sera la desautomatizacin de estereotipos lingsticos, la reelaboracin de clichs propios de la lengua comn (horror a manos llenas) a los que les confiere sentidos inditos. Esta tcnica es uno de los muchos testimonios de que Blas de Otero, como todo gran poeta, reinventa en sus obras el lenguaje.