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Amenos Vidal Jose Maria - Etica Psicologia Y Cristianismo

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FE Y CIENCIA. El principio de verificabilidad y la teora de falsacin. Autor: Jos Mara Amens Vidal.

Psiclogo Clnico y Social (docencia e investigacin desde 1984) por la Universidad Central de Barcelona (Espaa). Miembro fundador y Administrador FPC. Fundacin Psicologa y Cristianismo. c/ Museo, nm. 26 - 1 1. 08912. Badalona (Barcelona). Espaa. e-mail : info@psicologos.tk - url : www.psicologos.tk ndice: Dedicatoria. Resumen. Presentacin. Cap.1. La Filosofa de la Ciencia. a) El silogismo. b) El principio de causalidad y de redundancia cclica. c) El principio de no-contradiccin y relacin significativa en hiptesis nulas. d) El mtodo deductivo y la estadstica aplicada. e) El principio de verificabilidad y la teora de falsacin. Cap. 2. La Sndone de Turn. a) Los dogmas de fe y pruebas cientficas. b) La Sbana Santa y el Sudario de Oviedo. Conclusin. Palabras Clave. Nota de autor. Dedicatoria. Este breve artculo est dedicado al Padre Jesuita Jorge Loring, S.I., por sus ms de 30 aos de estudio sobre la Sndone de Turn y el Sudario de Oviedo, y est basado en su trabajo de docencia e investigacin publicado en Ediciones Planeta : La Sbana Santa : dos mil aos despus; y en la versin on-line con el ttulo: La autenticidad de la Sbana Santa, de la Biblioteca del portal Catholic Net (miembro de la RIIAL: Red Informtica de la Iglesia en Amrica Latina). Resumen. A. Objetivos. La cultura de la civilizacin moderna lejos de suponer una apertura a lo trascendente, ha asumido en sus planteamientos una filosofa racionalista y empirista que desde el idealismo Kantiano y el escepticismo de su crtica de la razn pura ha sido signo de contradiccin entre los pensadores contemporneos, a causa de su oposicin al ars demostrandi de la teora escolstica de la ciencia de San Anselmo de Canterbury, Santo Toms de Aquino y Ramn Llull, cuyos postulados concilian la fe con la lgica de la razn. B. Mtodos. La nocin de paradigma cientfico es la aportacin que Thomas S. Khun ha hecho a la Ciencia, muestra es que la Psicologa, desde esta vertiente ha podido dar forma a sus contenidos, como en otras disciplinas, y es la vertiente actual de la Filosofa de la Ciencia. El principio de verificabilidad de Ludwig Wittgenstein y la teora de falsacin de Karl Popper son la base principal de la metodologa cientfica. C. Resultados. Los argumentos descritos confirman que la metodologa de la Ciencia no puede demostrar los dogmas de fe, del mismo modo, que tampoco los puede falsear. Sin embargo, si nos atenemos al hecho de que no es posible falsear las verdades de la fe, tambin es cierto por esta misma razn que la Ciencia debera admitir la posibilidad de que sean verdad. D. Conclusiones. La Sndone de Turn es autntica, por lo inexplicable de su realidad para la Ciencia. Presentacin. La cultura de la civilizacin moderna lejos de suponer una apertura a lo trascendente, ha asumido en sus planteamientos una filosofa racionalista y empirista que desde el idealismo Kantiano y el

escepticismo de su crtica de la razn pura ha sido signo de contradiccin entre los pensadores contemporneos, a causa de su oposicin al ars demostrandi de la teora escolstica de la ciencia de San Anselmo de Canterbury, Santo Toms de Aquino y Ramn Llull, cuyos postulados concilian la fe con la lgica de la razn. Esta contraposicin entre fe y cultura se expresa junto aquellos axiomas cientficos que se imponen como imperativo tico y convierten la organizacin social en un conjunto de personas que basan su conocimiento en un relativismo moral supeditado a lo cientficamente demostrable y que se impone como medio de vida que excluye todo aquello que no es en si mismo resultado de los avances de la ciencia y la tcnica, y cuyo resultado es una sociedad carente de fe y moral que incluso niega todo sentido y valor de trascendencia. Captulo 1. La Filosofa de la Ciencia. Los cambios ms importantes ocurridos en la metodologa cientfica se han producido durante el siglo XX, y proceden de aquellos filsofos de la ciencia, que como Bertrand Russell, consolidaron en el pensamiento de la poca lo que se ha dado en llamar el positivismo lgico, cuyo planteamiento por hiptesis es el elemento fundamental en que se sustenta el conocimiento cientfico. El principio de verificabilidad propuesto por Ludwig Wittgenstein y el Crculo de Viena, aport nuevos planteamientos a la metodologa de la demostracin cientfica, adquiriendo su verdadera dimensin, cuando por definicin Karl Popper acu la teora de la falsacin, por la cual los mtodos de anlisis de la ciencia, se basarn en hiptesis que intentarn demostrar la veracidad de las teoras sustentndose en proposiciones y axiomas que soportan la prueba de falsedad. El conflicto de intereses que surge en este momento de la historia de la humanidad, y que por su indemostrabilidad segn la filosofa racionalista de Immanuel Kant y positivista Russelliana, ha creado la mayor polmica entre defensores y detractores de aquel conocimiento que se adquiere con la experiencia de los hechos y su validez emprica, es el problema de la fiabilidad de las afirmaciones que se sustentan en la fe, que por no demostrables, soportan la prueba de la verdad, pero que por un conocimiento incompleto de la ciencia, se rechazan por pertenecer al plano de lo indemostrable, siendo en realidad esta misma razn la demostracin de que el mtodo cientfico es insuficiente e inadecuado para su verificacin, y por tanto para su falsacin. Si nos atenemos a que los mtodos cientficos no han podido demostrar los dogmas de fe ms controvertidos, el juicio de valor que hace la Ciencia es establecer toda crtica de lo trascendente, es decir, de todo aquello que escapa a los hechos demostrables mediante hiptesis cientficas, imponindose como uno de sus principios bsicos derivados de la filosofa de la ciencia, y convirtiendo en falso aquello que por su imposible demostracin, en realidad debera segn estos mismos postulados metodolgicos demostrarse como verdadero por su imposibilidad de falsacin, haciendo de la Ciencia un ejercicio de imposibilidad manifiesta de alcanzar a explicar con el conocimiento cientfico toda la realidad, y rechazando los principios ticos y morales que derivan de la experiencia vivida por la fe porque la Ciencia acaba por negar todo aquello de trascendente por lo cual se demuestra imposibilitada en su metodologa e inadecuada en su conocimiento para abordar, siendo en realidad cuestiones que pertenecen a un plano que escapan al anlisis cientfico y al principio de verificabilidad, y que por su imposible demostracin de falsedad, tienen en definitiva una mayor probabilidad de ser verdad. ARS DEMOSTRANDI.

La nocin de paradigma cientfico es la aportacin que Thomas S. Khun ha hecho a la Ciencia, muestra es que la Psicologa, desde esta vertiente ha podido dar forma a sus contenidos, como en otras disciplinas, y es la vertiente actual de la Filosofa de la Ciencia. El principio de verificabilidad de Ludwig Wittgenstein y la teora de falsacin de Karl Popper son la base principal de la metodologa cientfica. La Ciencia no puede demostrar los dogmas de fe, as como no puede falsear los mismos, por tanto, por la propiedad transitiva de los elementos matemticos, los dogmas de fe no son falsos. A) El silogismo. 1) La propiedad transitiva de los elementos matemticos se puede aplicar segn el principio de verificabilidad: A = B ; A = C; B = C; y segn la teora de falsacin: A # B ; A # C ; B # C; si A es distinto de B, A distinto de C, B es distinto de C; es decir, si la Ciencia (A) no puede demostrar los dogmas de fe (B), as como [la Ciencia (A)] no puede falsear los mismos (C), los dogmas de fe (B) no son falsos (C). Silogismo = Ejemplo 1: si = si (afirmacin); si = no x no ( la negacin de una negacin = afirmacin); Ejemplo 2 : + = + (positivo) ; + = - x - (negativo por negativo = positivo); es decir, el principio de verificabilidad y la teora de falsacin nos llevan por silogismo a la misma conclusin: los dogmas de fe no son falsos, segn la propiedad transitiva de los elementos matemticos, por el silogismo del principio de verificabilidad y la teora de falsacin. 2) El principio de verificabilidad de Ludwig Wittgenstein y el Circulo de Viena (Carnap, Hempel, ...) y la teora de falsacin de Karl Popper son la base de la metodologa de la Ciencia, porque el planteamiento estadstico de hiptesis nulas (Ho) y alternativas (H1) se basa en los postulados de la Estadstica aplicada (ej. correlaciones de Pearson, ...) sobre la relacin significativa y nosignificativa, respectivamente, entre variables cuantitativas (o cualitativas). B) El principio de causalidad y de redundancia cclica. La propiedad transitiva de los elementos matemticos ha de cumplir con la condicin de aplicacin del principio de causalidad. Si A = B, y A = C, entonces B = C, donde B es igual a C, y del mismo modo, si A # B, y A # C, entonces B # C, donde B es el contrario a C, ha de cumplir con las condiciones de aplicacin necesarias para verificar o falsear una hiptesis nula (Ho) o alternativa (H1) para establecer su relacin significativa o no-significativa, es decir, su principio de causalidad. De modo que, si A # B porque la Ciencia no puede demostrar los dogmas de fe, A # C, porque la Ciencia no es falsa; y B # C, porque los dogmas de fe no son falsos, cumple con el principio de causalidad y sus condiciones de aplicacin son que A, B y C cumplen con la desigualdad transitiva, es decir, son contrarios. La Estadstica Aplicada utiliza el principio de causalidad para el planteamiento de hiptesis nulas o alternativas, para encontrar su relacin significativa o no-significativa. A#B Ho : La Ciencia no puede demostrar los dogmas de fe.

A=B H1 : La Ciencia puede demostrar los dogmas de fe. A#C Ho : La Ciencia no es falsa (... no los puede falsear). A=C H1 : La Ciencia es falsa (... los puede falsear). B#C Ho : Los dogmas de fe no son falsos. B=C H1 : Los dogmas de fe son falsos. Es decir: Ho : porque la Ciencia no puede demostrar los dogmas de fe, la Ciencia y los dogmas de fe no son falsos. H1: porque la Ciencia puede demostrar los dogmas de fe, la Ciencia y los dogmas de fe son falsos. Por el principio de causalidad, se admite la significacin de Ho porque igual que la Ciencia no puede demostrar los dogmas de fe, no son falsos, y la no-significacin de H1 porque la Ciencia pudiendo demostrar los dogmas de fe, los considera falsos. El principio de redundancia cclica. En otro ejemplo, si prescindimos de la condicin de aplicacin del principio de causalidad de la propiedad transitiva, el resultado es consecuencia de no plantear las Ho y H1 correctas. A=B Ho : La Persona es un ser animado. A#B H1 : La Persona no es un ser animado. A=C Ho : La Persona es un ser inerte. A#C H1 : La Persona no es un ser inerte. B=C Ho : El ser animado es inerte. B#C H1 : El ser animado no es inerte. Aunque cambiemos los trminos, y consideremos Ho y H1 al revs:

Ho : porque la Persona no es un ser animado, la Persona y el ser animado no son inertes. H1: porque la Persona es un ser animado, la Persona y el ser animado son inertes. Por el principio de causalidad, no se admite ni la significacin de Ho porque si la persona no es un ser animado, resulta que ambos no son inertes, y tampoco la significacin alternativa de H1 porque resulta que si la persona es un ser animado, ambos son inertes. Esta es la falacia metodolgica que por no respetar las condiciones de aplicacin del principio de causalidad en la propiedad transitiva de los elementos matemticos, se denomina el principio de redundancia cclica que no ofrece alternativa para la Ciencia, pues siempre se trata de una relacin no-significativa, tanto para Ho y H1. Por esta razn, existen muchos estudios experimentales sin resultados porque el planteamiento estadstico ha llevado a un callejn sin salida a los cientficos. EL MTODO DEDUCTIVO. Segn la propiedad transitiva por el silogismo de las premisas Ho y H1 llegamos por el principio de causalidad a la deduccin de las relaciones significativas y no-significativas entre elementos matemticos. A) Silogismo. Premisa 1: A#B, A#C y B#C (Ho) Premisa 2: A=B, A=C y B=C (H1) B) Principio de causalidad. Ho: ... porque la Ciencia no puede demostrar los dogmas de fe, tambin resulta que no son falsos (relacin significativa). H1: ... porque la Ciencia puede demostrar los dogmas de fe, resulta que son falsos (relacin nosignificativa). La Premisa 1 y 2 nos llevan a deducir (Ho por su significacin y H1 por su no-significacin) la aceptacin de la hiptesis nula (V) y a rechazar la hiptesis alternativa (F). V = Verdadero (Principio de verificabilidad). F = Falso (Teora de falsacin). C) El principio de no-contradiccin y relacin significativa en hiptesis nulas. Si deducimos que de aplicar por silogismo: 1) el principio de verificabilidad: A = B, A = C, y B = C; suponiendo su igualdad transitiva de A, B y C , resulta a partir de la verificacin (afirmacin) de una falsedad, que es falso (F); y 2) la teora de falsacin: A # B, A # C, y B # C; suponiendo su desigualdad transitiva de A, B y C, resulta a partir de la falsacin (negacin) de una falsedad, que es verdad. Asimismo, con la condicin de aplicacin del principio de causalidad en la propiedad transitiva, es decir, a partir de las relaciones significativas y no-significativas establecidas entre elementos

matemticos, deducimos que la hiptesis nula (premisa 1): A # B, A # C, y B # C (Ho: ... porque la Ciencia no puede demostrar los dogmas de fe, ni tampoco falsearlos, los dogmas de fe no son falsos) resulta ser verdad (V) por el principio de no-contradiccin o relacin significativa. Por esta razn , la premisa 1 (Ho) cumple con el principio de verificabilidad, al aplicar la teora de falsacin (A # B, A # C, y B # C), porque nos hallamos en el supuesto del principio de nocontradiccin (relacin significativa en las hiptesis nulas) del que se deduce que Ho: ... los dogmas de fe no son falsos; es decir, tiene sentido y no es absurdo afirmar que la Ciencia no pudiendo demostrar, ni falsear los dogmas de fe, concluya que no son falsos. No ocurre as con la hiptesis alternativa (premisa 2) : A = B, A = C, y B = C (H1 : ... los dogmas de fe son falsos), que incurre en el principio de contradiccin (relacin no-significativa en las hiptesis alternativas), es decir, de que no tiene sentido o es absurdo afirmar que la Ciencia pudiendo demostrar y falsear los dogmas de fe, concluya que son falsos. En definitiva, podemos verificar o afirmar por el principio de verificabilidad en base a la relacin significativa entre elementos en desigualdad transitiva, y deducir por el principio de nocontradiccin, la verdad (V) de la hiptesis nula (Ho), y sucesivamente, falsear o negar por la teora de falsacin en base a la relacin no-significativa entre elementos en igualdad transitiva, y deducir por el principio de contradiccin, la falsedad (F) de la hiptesis alternativa (H1). Conclusin. Ho : ... porque la Ciencia no puede demostrar los dogmas de fe, ni tampoco falsearlos, los dogmas de fe no son falsos (V). En otras palabras, porque la Ciencia no pueda demostrar los dogmas de fe, ni falsearlos, no significa necesariamente que estos sean falsos, al contrario, pueden ser perfectamente verdaderos. Por el silogismo de Ho: V = V (A = B, A = C, y B = C); V = F x F (la falsacin de una falsedad = verdad) (A # B, A # C, y B # C). Que es lo mismo que decir, Ho : ... porque la Ciencia ha de demostrar los dogmas de fe, y tambin verificarlos, los dogmas de fe son verdaderos (V). Esta es la razn de ser de la Ciencia, y de los intentos de los cientficos que son creyentes, cuando analizan la Sbana Santa de Turn, y el Sudario de Oviedo. D) El mtodo deductivo. Conocimiento de lo que se observa con la deduccin de hiptesis lgicas a partir de variables cuantitativas (o cualitativas). Si consideramos: Variables: A, B y C. V (Verdadero): Principio de verificabilidad. F (Falso): Teora de falsacin.

Ho : Hiptesis nulas (principio de no-contradiccin y relaciones significativas). H1: Hiptesis alternativas (principio de contradiccin y relaciones no-significativas). Tal como se expresa, as: 1. Hiptesis nula (Ho): Principio de no-contradiccin y relacin significativa: A) V = V (principio de verificabilidad) Ho (A = B, A = C, y B = C): ... porque la Ciencia ha de demostrar los dogmas de fe, y tambin verificarlos, los dogmas de fe son verdaderos (V). Si bien, B) V = F x F (teora de falsacin) Ho (A # B, A # C, y B # C): ... porque la Ciencia no puede demostrar los dogmas de fe, ni tampoco falsearlos, los dogmas de fe no son falsos (V). 2. Hiptesis alternativa (H1): Principio de contradiccin y relacin no-significativa: A) V # F (principio de verificabilidad) H1 (A = B, A = C, y B = C): ... porque la Ciencia puede demostrar los dogmas de fe, y puede falsearlos, los dogmas de fe son falsos (F). O tambin, B) V # F x F (teora de falsacin) H1 (A # B, A # C, y B # C): ... porque la Ciencia no ha de demostrar los dogmas de fe, y tampoco verificarlos, los dogmas de fe no son verdaderos(F). Estadstica aplicada. En general, se aplica a las muestras grandes mayores de 30 tems, la prueba paramtrica del coeficiente de correlacin lineal de Pearson, y a las muestras pequeas que son menores o iguales a 30 tems, la prueba no-paramtrica del coeficiente de correlacin ordinal de Spearman, que permiten establecer la dependencia (directa o inversa) e independencia entre factores cuantitativos (o cualitativos). Las variables deben ser continuas, progresivas y uniformes. Por esta razn, con el fin de cumplir con el criterio de paridad, y conseguir muestras anlogas (ajustar las series para que puedan ser equivalentes en tamao) u homlogas (controlar los sesgos para que puedan ser comparables en tipo), se calcula el intervalo de la ley normal (muestras grandes) o segn la ley de Student-Fisher (muestras pequeas), con la desviacin tpica, la esperanza matemtica y lmite de riesgo, para el conjunto de variables intervinientes, que incluye los tems de confianza estadstica para obtener resultados fiables y vlidos en las pruebas de decisin. E) El principio de verificabilidad y la teora de falsacin.

1. Consideraciones previas. Principio de no-contradiccin y relaciones significativas. V = V Ho : Hiptesis nulas. Supuesto A: ... los dogmas de fe son verdaderos (V). V = V x V idem V = V (principio de verificabilidad). Supuesto B: ... los dogmas de fe no son falsos (F x F). V = V x F x F idem V = F x F (teora de falsacin). Principio de contradiccin y relaciones no-significativas. V # F H1 : Hiptesis alternativas. Supuesto A: ... los dogmas de fe son falsos (F). V # F x F idem V # F (principio de verificabilidad). Supuesto B : ... los dogmas de fe no son verdaderos (F x V). V # F x F x V idem V # F x F (teora de falsacin). 2. Planteamiento. Principio de Verificabilidad (PV). V = V (principio de no-contradiccin y relaciones significativas). Ho : ... los dogmas de fe son verdaderos. V # F (principio de contradiccin y relaciones no-significativas). H1 : ... los dogmas de fe son falsos. Teora de Falsacin (TF). V = F x F (principio de no-contradiccin y relaciones significativas). Ho : ... los dogmas de fe no son falsos. V # F x F (principio de contradiccin y relaciones no-significativas). H1 : ... los dogmas de fe no son verdaderos. Variables dependientes e independientes. El principio de no-contradiccin y las relaciones significativas en hiptesis nulas se explican por los

enunciados que normal y habitualmente se utilizan en la Estadstica aplicada y la metodologa de la Ciencia para encontrar las relaciones significativas entre variables cuantitativas (o cualitativas), es decir, su principio de no-contradiccin. Ejemplos: Se rechaza la independencia ...; Se acepta la dependencia ...; Existe una relacin significativa ...; Nada se opone a aceptar la dependencia ... entre Variables.

Captulo 2. La Sndone de Turn. La Ciencia con el anlisis del Carbono 14, crey encontrar una prueba de falsedad de la Sbana Santa, cuando en realidad se ha visto imposibilitada de demostrar que principios sustentan la impresin de aquella imagen que qued plasmada en la Sndone de Turn, y por tanto se ha mostrado incapaz con sus mtodos de desvelar el verdadero origen de la figura que aparece en el lienzo. En cambio, ha considerado como una prueba irrefutable el resultado con istopos radiactivos, cuando la cuestin implcita que deriva de ellos es la incapacidad de explicar, lo ms importante, cmo se origin tal imagen y cual es su verdadera naturaleza. De este modo, comprendemos la insuficiencia de los mtodos de la Ciencia, y cuanto se ve de incapaz de demostrar la verdad cuando asegura con su conocimiento incompleto una falsedad. En realidad, y en un ejercicio de responsabilidad se debera asumir que al igual que la fe, los hechos que derivan de ella son inexplicables, porque como la imagen tridimensional que aparece en el Santo Sudario sigue siendo a todas luces una incgnita para la Ciencia, por su misma incapacidad de demostrar el origen de lo inexplicable de su realidad, por esta misma razn, se debera creer en realidad que las verdades de la fe como la Sbana Santa de Turn siguen siendo un misterio que la Ciencia no ha podido resolver ni explicar. No obstante, la cuestin ms importante y que nos ocupa en realidad, es que existen ms pruebas que demuestran su autenticidad y refutan su falsedad, y que si bien por incapacidad no demuestran su falsedad, nos llevan a concluir su veracidad. A) Los dogmas de fe y pruebas cientficas. Los argumentos descritos confirman que la metodologa de la Ciencia no puede demostrar los dogmas de fe, del mismo modo, que tampoco los puede falsear. Sin embargo, si nos atenemos al hecho de que no es posible falsear las verdades de la fe, tambin es cierto por esta misma razn que la Ciencia debera admitir la posibilidad de que sean verdad. Por esta razn, y en relacin con las pruebas cientficas que resultan del estudio de la Sndone de Turn: 1) El estudio de la pelcula de polen depositado en la sbana santa, que confirma que estuvo en contacto con especies autctonas ya extinguidas en la actualidad, y que pertenecen a la zona y poca de Jesucristo. 2) El anlisis de las imgenes tridimensionales sobre las monedas que aparecen al nivel de los globos oculares, y que recuerdan la antigua tradicin que se practicaba en los enterramientos hebreos, y que segn los estudios numismticos, pertenecen al tiempo del Imperio Romano contemporneo a Jesucristo. 3) La investigacin sobre el tejido de lino, el tipo de telar, y la tcnica utilizada para su elaboracin, que confirman se trata de un sudario caracterstico del lugar y al comienzo de la era cristiana. 4) Los estudios anatomopatolgicos que confirman el tipo de flagelacin y suplicio practicado en los reos, en tiempos de Jess de Nazareth, y su descripcin en detalle segn versan los Evangelios.

5) Las pruebas que sobre el arte pictrico se han encontrado de la santa faz, y que coinciden con el recorrido histrico de la Sbana Santa, desde tierras de Palestina hasta su ubicacin actual en Turn. En definitiva, deberamos concluir que es autntica, y ms por una razn muy importante, y es que los cientficos no se explican como es posible reproducir el efecto que ocasion la impresin de tal imagen, no existe tcnica cientfica posible, ni procedimiento conocido que pueda conseguir su impresin. Esta es la cuestin, que la Ciencia al aplicar el anlisis del Carbono 14, no ha tenido en cuenta, y que nos obliga a interrogarnos y afirmar sin lugar a dudas que responder a esta incgnita, es crucial para resolver el enigma de su verdadera realidad, porque su origen es desconocido. B) La Sbana Santa y el Sudario de Oviedo. Las pruebas cientficas sealadas confieren a la Sbana Santa la cualidad de ser un objeto de investigacin nico en su gnero, porque la Ciencia no puede encontrar otro camino posible para demostrar los dogmas de fe (que por no ser demostrablemente falsos soportan la prueba de la verdad), dificultado por la realidad inexplicable del principio cientfico que sustenta en origen la naturaleza de su imagen impresa. El Sudario de Oviedo, ofrece la posibilidad de hacer estudios experimentales comparativos, que permiten corroborar las pruebas cientficas que basan su metodologa en investigaciones fisiopatolgicas sobre la Sndone de Turn. Desde este punto de vista, el Centro Espaol de Sindonologa, ha conseguido determinar a partir de mtodos anatmicos y forenses, que las manchas de sangre en ambos tejidos se superponen indisociablemente y corresponden a una misma persona, lo cual permite afirmar por inferencia su autenticidad. De todos modos, sigue existiendo un obstculo infranqueable para los cientficos, y que es comprender, as como explicar el fenmeno fsico-qumico y radiactivo, que invalida los resultados con Carbono 14, porque los cientficos no han conseguido aplicar la prueba, con garantas suficientes para controlar los factores de distorsin, es decir, conociendo del tipo de fuente de energa de que se trata y como afecta a la aplicacin de los istopos, una incgnita para la Ciencia, porque precisamente dej impresa una imagen tridimensional en negativo fotogrfico en el tejido de lino, y es a todas luces un enigma. Conclusin. Es en este nivel de la discusin en el que podemos afirmar que la fe es expresin de la libre voluntad de la razn y del sentimiento de lo vivido, y que la Ciencia se muestra incapaz de comprender a causa de la insuficiencia manifiesta de demostrar los hechos de su experiencia. La Sndone de Turn es autntica, por lo inexplicable de su realidad para la Ciencia. Palabras Clave. Los dogmas de Fe son expresin de la libre voluntad de la razn y del sentimiento de lo vivido, que los mtodos de anlisis de la Ciencia se muestran incapaces de comprender a causa de la insuficiencia manifiesta de demostrar los hechos de su experiencia, sea a travs del Principio de verificabilidad de Ludwig Wittgenstein que mediante la proposicin de hiptesis intentan demostrar la veracidad de las teoras, o la Teora de falsacin de Karl Popper que busca demostrar su

autenticidad sustentndose en proposiciones y axiomas que soportan la prueba de falsedad. Nota de autor. Con ocasin de la tesis que se ha presentado para participar en CIVE 2006 sobre "Fe y Ciencia : el principio de verificabilidad y la teora de falsacin" y por el inters manifiesto que sugiri la presentacin de nuestra tesis sobre "Psicologa del Martirio : I. El testimonio de fe del s. I-IV d J.C. en el Imperio Romano; II. Los mrtires cristianos del s. XX en la II Guerra Mundial" (J.M. Amens, M.A. Correa y J. Mandingorra) en la anterior edicin del VI CVP - Congreso Virtual de Psiquiatra Interpsiquis 2005 en Psiquiatria.com Les participamos a los asistentes al VI Congreso Internacional Virtual de Educacin en Cibereduca.com de la tercera entrega sobre "Psicologa y Martirio : un estudio preliminar sobre las capitulaciones martiriales y la clusula de excepcin" (G. Carrre y J.M. Amens), que en esta ocasin hemos presentado a su publicacin en la revista electrnica Monografias.com para que les sea posible su consulta y de la que les informamos en la siguiente comunicacin. Psiclogos cristianos sealan que Juan Pablo II es mrtir por una clusula de excepcin. Corresponsal de prensa : Patricia Navas. 7 diciembre 2005 (Barcelona). Agencia Veritas AV05120710 La Fundacin Psicologa y Cristianismo afirma que el Papa Juan Pablo II es un mrtir de la fe, adems de confesor, por una clusula de excepcin de las capitulaciones martiriales, en la tesis que ha presentado para participar en el VI Congreso Internacional Virtual de Educacin CIVE 2006, segn inform a Veritas su administrador, Jos Mara Amens. Esa clusula destaca que una vctima de un acto martirial tambin puede quedar en vida, en calidad y resultado de que la persecucin del victimario sea de asesinato frustrado tal como si hubiera sido un homicidio consumado cuando de ello no vara la sangre derramada por Cristo ni el testamento espiritual del victimado. El texto se refiere a la clusula de excepcin por la que se justifica la anticipacin de su proceso de beatificacin al constatar en sus virtudes heroicas a raz del atentado que sufri el 13 de mayo de 1981 que estamos frente a un mrtir y confesor de la fe. La Fundacin destaca que Juan Pablo II cumple adems los requisitos de la inviolabilidad de su orden moral como ser humano, la dignidad de su persona a imagen y semejanza de Dios y el signo preclaro de su santidad en la Iglesia. El estudio, la tercera entrega sobre Psicologa del Martirio, afirma que el martirio es lo contrario del homicidio y explica que el acto martirial es dar testimonio de fe y no un acto criminal.

PERSONA Y SOCIEDAD I. Un dilogo sobre tica cristiana en el mundo de hoy. Autores: Jos Mara Amens Vidal. Psiclogo Clnico y Social (docencia e investigacin desde 1984) por la Universidad Central de Barcelona (Espaa). Miembro Fundador y Administrador de la FPC. Julin Castellanos Gonzlez. Mster de Psicologa Comunitaria por la Pontificia Universidad Javeriana de Bogot (Colombia). Javier Mandingorra Gimnez. Mster de Orientacin familiar por la Universidad de Navarra, y de Sexualidad por el Instituto Pontificio Juan Pablo II de estudios para el matrimonio y la familia (Valencia). Espaa. Fundacin Psicologa y Cristianismo. c/ Museo, 26 - 1 1. 08912. Badalona (Barcelona). Espaa. e-mail: info@psicologos.tk url: www.psicologos.tk ndice: In Memoriam. Resumen. Introduccin. Captulo I. La Escolstica Medieval y la Filosofa de la Ciencia : San Anselmo de Canterbury y Santo Toms de Aquino. Ludwig Wittgenstein (1889 1951) y el positivismo lgico : 1. La Psicologa de la Filosofa. a) Un anlisis del lenguaje. b) La terapia semntica. 2. Una revelacin sobre la existencia de Dios. Captulo II. La Doctrina Social y el Magisterio de la Iglesia: S.S. el Papa Juan Pablo II y el Cardenal Joseph Ratzinger. Emmanuel Mounier (1905 - 1950) y el personalismo cristiano : 1. El pensamiento contemporneo del siglo XX. 2. Una profunda vocacin personal y cristiana. La Vida y Obra de Karol Wojtyla. Nota biogrfica (1920 - 1978) : 1. La escuela secundaria de Wadowice y la Universidad Jagellonica de Cracovia. 2. El Seminario clandestino en la residencia del Arzobispo Metropolitano. a) Las canteras de Zakrzwek y en la fbrica de la Ca. Solvay. b) La Unia y el Teatro Rapsdico. 3. El Sacerdote. La Metafsica de la Persona. a) La teologa mstica. b) La fenomenologa y tica cristiana. c) El tomismo lublinense. 4. El Obispo y Cardenal. a) El Concilio Vaticano II. b) La Ostpolitik. c) Los Snodos de Obispos y el Secretariado de la Santa Sede. 5. El Sumo Pontfice. Conclusin : 1. La persona humana y la Doctrina Social en la Encclica Rerum Novarum y Centesimus Annus (1891 -1991). 2. El bien comn y el Magisterio de la Iglesia de Len XIII a Juan Pablo II. Apndice : Un dilogo sobre tica cristiana en el mundo de hoy. El pensamiento del Arzobispo de Miln. Cardenal Carlo Mara Martini. Notas y Textos. Palabras Clave. Referencias bibliogrficas. Agradecimientos. In Memoriam. Una oracin en memoria del Arzobispo Michael Courtney, Nuncio Apostlico en Burundi, que fue asesinado el 29 diciembre 2003, y del padre Gerard Nzeyimana, Vicario Episcopal para la zona de Makamba (en la dicesis de Bururi), asesinado el 18 octubre 2004 ... Resumen. La filosofa de la ciencia de Bertrand Russell y el positivismo lgico que impera en el pensamiento contemporneo han convertido la sociedad moderna en axiomas cientficos que se imponen como un modelo de comportamiento tico y social. Desde este punto de vista muchos psiclogos y filsofos que defienden las posturas positivistas a menudo critican la trascendencia, o como resultado de la concepcin racionalista de Immanuel Kant que impregna la cultura niegan la existencia de Dios, y la fe que debera ser entendida como el principio rector de la conciencia moral en las organizaciones sociales pierde su sentido de ser, llegando a convertirse la psicologa y filosofa positivista y racionalista en un valor imperativo tico.

El enfoque fenomenolgico de Edmund Husserl, Max Scheler y Dietrich von Hildebrand a diferencia de la corriente existencialista, ha sabido comprender la realidad de la sociedad y la metafsica de la persona, porque constituye para psiclogos y filsofos de las ciencias sociales la base principal de los principios ticos y morales que son necesarios en una civilizacin que por sus concepciones positivistas y racionalistas sobre la existencia y dignidad del ser humano han acabado por negar la fe y moral de la persona humana. Introduccin. Desde el punto de vista de la lgica de la Ciencia y el sentido comn de la Fe, sin lugar a dudas, se puede afirmar que DIOS, el alfa y omega, el principio y el fin, smbolo de eternidad, es DIOS de vivos y no de muertos. Porque DIOS es, y por esta razn de ser, DIOS existe. En la Historia Sagrada, La Biblia, YAHV (el que es) se presenta de la siguiente manera: ...Yo soy el que soy ... (Ex. 3,14), y no cabe ninguna posibilidad de no ser en s mismo. Por tanto, en relacin con la observancia de la Ley de DIOS, unvoca y verdaderamente, no se puede obedecer a lo contrario porque no cumple con la verdad absoluta de DIOS mismo. Captulo I : La Escolstica Medieval y la Filosofa de la Ciencia. No pretendo, Seor, penetrar tu profundidad, porque de ningn modo puedo comparar con ella mi inteligencia, pero deseo entender en cierta medida tu verdad, que mi corazn cree y ama. No busco tampoco entender para creer, sino que creo para entender. Pues creo tambin esto: que si no creyera no entendera. San Anselmo de Canterbury (1033-1109), Padre de la escolstica medieval hace hablar en el Proslogion (1077) a alguien que busca elevar su alma a la contemplacin de Dios, con el fin de mostrar en un argumento nico y breve todo lo que la fe nos ensea sobre l. La posicin clsica de la Iglesia Catlica, creer para comprender (credo ut inteligam), ejemplificada por el mismo San Anselmo, no nos presenta la fe como fruto de la razn, sino como donacin divina que hay que pedir en oracin y agradecer en eucarista. Como filsofo, San Anselmo fue un realista espiritual, de todas sus reflexiones la que ha tenido ms importancia es su afirmacin de que Dios existe, y por tanto, de que el sujeto de nuestra fe en l es el predicado de nuestra razn de ser, porque Dios es, lo cual coincide con la aseveracin de Santo Toms de Aquino sobre que la existencia de Dios es evidente en s misma porque esencia y existencia se identifican en l, lo cual entra en contradiccin con la lgica de Kant que critica la prueba de su existencia como predicado, y con la de Russell que advierte que si existe no es predicado, entonces Dios no puede ser el sujeto de la predicacin. Si nos atenemos a la lgica de la Ciencia derivada de la teora de falsacin de Popper que se ha desarrollado durante el siglo XX y es el postulado fundamental de la metodologa cientfica, y que afirma que para demostrar la verdad de una proposicin no hay que poder falsearla, o que si la falseamos podemos demostrar que no es verdad. Por este principio, podemos llegar a la conclusin de que la afirmacin positivista Ruselliana, y por tanto racionalista Kantiana, incurren en una falacia metodolgica al prescindir de la verdadera estructura de la oracin en la que desde el punto de vista de su funcin gramatical Dios desempea el sujeto y existe el predicado. De este modo, y sin lugar a dudas podemos dar razn de fe a San Anselmo de Canterbury y Santo Toms de Aquino.

En este mismo sentido, si Marx que proclamaba contra el cristianismo que el objeto ltimo de la fe es una ilusin, ello viene a colacin para demostrar que la enfermedad del alma es la razn sin fe que se extrava en la locura, y se convierte en sin razn, como as ocurri a Nietzsche. Por tanto, la afirmacin de que el atesmo de la edad moderna est fuera de toda lgica y es irracional tiene sentido comn. Ludwig Wittgenstein (1889 - 1951) y el positivismo lgico. Ludwig Wittgenstein nace en el seno de una familia juda catlica en el ao 1889, en la ciudad austraca de Viena, realizar estudios de ingeniera, y se trasladar a Manchester para especializarse en anlisis matemtico y aeronutica. En la Universidad de Cambridge, conocer a Bertrand Russell, y tomar contacto con la filosofa de la ciencia. Durante la I Guerra Mundial, regresar a Austria y servir como oficial del Ejrcito. Posteriormente, volver a Inglaterra y publicar el Tractatus logico-philosophicus. No obstante, entre 1919 y 1926 experimentar una transformacin que le llevarn a la publicacin de Investigaciones filosficas. 1. La Psicologa de la Filosofa. a) Un anlisis del lenguaje. Uno de los grandes pensadores seminales del siglo XX ha sido Wittgenstein, que aunque situado con razn por los crticos en el campo del positivismo lgico de Russell, del cual recibir una gran influencia, se desmarcar de su filosofa cientfica, y aportar desde su principio de verificabilidad una filosofa analtica que pretende demostrar que solamente tienen significado aquellos enunciados que son empricamente verificables. Es decir, en la misma lnea que Karl Popper y su metodologa de la ciencia, que expondr el principio de falsacin como una de las bases fundamentales de los postulados cientficos, y que afirma que cualquier hiptesis que pretenda ser verificada se debe resistir al hecho de que sea posible falsearla, es decir, sustentarse en el principio de que toda verdad es empricamente demostrable sino se puede probar su falsedad. El lenguaje de la ciencia es y debe permanecer como imgen de los hechos, entonces slo las proposiciones y los enunciados referidos a contenidos empricos constituyen un lenguaje autnticamente cientfico. Por esta razn, Wittgenstein en referencia a la mstica y en comparacin con la ciencia, la describe, como algo prcticamente indecible, inexpresable (unaussprechliches), porque tiene que ver con el sentido de la vida, con el hecho de que exista el mundo, con lo tico, es decir, aceptando la existencia de lo mstico, y desmarcndose de la idea de la ciencia de Russell como principio tico. En palabras suyas: Mi obra consta de dos partes: una la que he escrito. Otra la que no he escrito. Esta segunda es la ms importante. b) La terapia semntica. Wittgenstein considera necesaria una terapia semntica, en la que el filsofo debe ser un terapeuta que nos cure de las especulaciones, y debe limitarse a describir el modo cmo se usan los vocablos para expresar la realidad, aquella misma que est sujeta a las reglas convencionales segn el contexto en el que se dan los diversos usos del lenguaje. Por tanto, la filosofa no debe ser especulativa, sino analtica, lgica y mstica, que segn el lenguaje en que se expresa, la primera consistir en un anlisis del lenguaje, el que nos muestra una imgen, y los otros lenguajes como el lgico nos mostrarn la verdad sobre los hechos. Pero tambin, existe lo mstico, es decir, Dios, que es en s mismo, inefable, y que tan solo es necesario que se revele. La filosofa como resultado de la dialctica se puede convertir en mera especulacin intelectual, y

es menester recuperar su razn de ser puramente descriptiva, la lgica de lo real y de su verdad revelada. 2. Una revelacin sobre la existencia de Dios. Entre las influencias ms tempranas e importantes que marcaron la vida de Wittgenstein, encontramos la doctrina del Verbo de Dios, o el Logos del IV Evangelio segn San Juan, y los principios filosficos helnicos y cristianos de San Agustn, y despus de ser profesor de Universidad en Inglaterra y de convertirse por voluntad propia en maestro de una escuela austraca, la vida le llevar a ser jardinero en un Convento, y a desprenderse de su herencia entre sus hermanos. No obstante, volver a Cambridge a peticin de la Universidad, para impartir clases de filosofa hasta que sobreviene la II G.M. en la que participar como camillero en un hospital londinense. Finalmente, tras un corto periodo de tiempo abandonar definitivamente la ctedra universitaria, de la que con nostalgia escribir aos despus Cuadernos Azul y Marrn, lecciones dictadas en ingls de los cursos 1933-34 y 1934-35. Y pasar sus ltimos das en la costa occidental de Irlanda, hasta que el cncer hace mella en su salud y acaba con su vida en 1951. Su frase lapidaria: Dgales que he tenido una vida muy feliz. Las bases de su anlisis del lenguaje, en el que ms que fijarse en los significados lo hace por sus usos, descubre lo importante que es aclarar el significado de las palabras en el contexto de su uso y segn su reglamentacin propia, este es el criterio de la filosofa, comprender la funcin de las palabras en los diversos lenguajes, de como se relacionan con la vida, de como expresan los sentimientos de las personas que hacen uso de ellas. Es errneo, pues como dice Wittgenstein, y en la misma lnea que se hallara la fenomenologa de Edith Stein, afirmar que la filosofa intenta explicar el sentido de la vida a partir de lo que est ms all de lo fenomenolgico, de ese mundo del que Nietzsche busca su explicacin como resultado de una especulacin sobre la voluntad de poder, remitindonos a falsos problemas. Captulo II: La Doctrina Social y el Magisterio de la Iglesia. Karol Wojtyla, S.S. el Papa Juan Pablo II, en su tesis doctoral (1953) sobre Max Scheler, dscipulo de Edmund Husserl, padre de la fenomenologa, y en la lnea de Edith Stein, concibi sobre estas bases la necesidad de construir una tica cristiana entroncada en la Doctrina social de la Iglesia que desde Len XIII, Po X, Benedicto XV, Po XI, Po XII, Juan XXIII y el Concilio Vaticano II, Pablo VI y Juan Pablo I ha derivado en el paradigma de la civilizacin moderna. El Cardenal Joseph Ratzinger de la Congregacin para la Doctrina de la Fe, entiende que la concepcin tomista que arranca de la Edad Media ha adquirido una revalorizacin en la actualidad, y que comprendiendo ms la fe como el fruto de un sentimiento vivido por la gracia de Dios que como el resultado de la razn, considera tambin importante centrar adems en otras corrientes de pensamiento actuales la verdadera dimensin del hombre en su bsqueda del sentido de la vida. El realismo espiritual es una innegable corriente de pensamiento en la historia de la humanidad que encuentra en el siglo XX, entre sus ms acrrimos defensores a Emmanuel Mounier y el personalismo cristiano. Emmanuel Mounier (1905 - 1950) y el personalismo cristiano. ... toute personne a une signification telle quelle ne peut tre remplace la place quelle occupe dans lunivers des personnes...

El personalismo cristiano ha sido uno de los fundamentos que han permitido la renovacin de la vida social de la postguerra, despus de la II Guerra Mundial su apuesta decidida en favor de la integridad de la persona se ha dejado sentir hasta nuestros das, y la influencia de la publicacin de la Revista Espritque plantea debates en campos muy diversos como la poltica, la filosofa, los movimientos sociales, ... hacen de su fundador uno de los pensadores cristianos ms influyentes del siglo XX. Un enfoque de la Psicologa Cristiana comprometida por las personas y sus comunidades, capaz de responder a las exigencias esenciales del espritu humano desde una perspectiva personal, social y comunitaria. 1. El pensamiento contemporneo del siglo XX. Emmanuel Mounier interpret la crisis de la civilizacin del siglo XX, y es uno de los intelectuales que mejor comprendi las principales corrientes del pensamiento contemporneo. El humanismo de Marx o el comunismo, que en su misma esencia, supone una crtica violenta contra la religin, y de Nietzsche o el nihilismo, que es la aversin ms absoluta y brutal contra el cristianismo y la fe en Dios. El psicoanlisis de Freud que aun cuidando bien de declararse ateo, desde sus primeros escritos se interes por el problema religioso, pero no alcanza nada ms. Por consiguiente, su descubrimiento no parece utilizarlo ms que para justificar y reforzar su posicin inicial, que reconocido entre los discpulos heterodoxos de la escuela vienesa, en Fromn llega a una propuesta de socialismo humanista que muestra sus simpatas por las teoras marxistas. El existencialismo de Sartre que es una de las manifestaciones ms representativas del Occidente contemporneo, y tuvo su apogeo en la Francia de la segunda postguerra o en Alemania, y pretende ser la expresin de un nuevo humanismo ateo, como el de Camus que aunque neg formalmente su pretendida adscripcin a la escuela de Sartre y al humanismo marxista, recibe una influencia incontestable de Nietzsche que rechaza la existencia de Dios. El humanismo cientfico o positivismo de Russell que critica la trascendencia y la moral religiosa, y eleva la visin cientfica a un imperativo tico. El personalismo cristiano como respuesta a este clima de incredulidad antepone un realismo espiritual, la afirmacin del valor absoluto de la persona humana, que para el cristiano se funda sobre el dogma de fe que el hombre est hecho a imgen y semejanza de Dios. 2. Una profunda vocacin personal y cristiana. La persona es vocacin, esta es una de las afirmaciones en las que se apoya el personalismo cristiano, el sentido de una trascendencia que en lo ms profundo de nuestro ser humano nos llama a la superacin, y que el hombre escucha en cuerpo y alma porque es un ser encarnado. La profunda vida espiritual de E. Mounier, que sobre todo se esforz en la meditacin y oracin, da a luz una filosofa que aparece como una sntesis de los valores del humanismo contemporneo, y que en un acto de fe afirma el valor absoluto de la persona humana. El personalismo cristiano rechaza a la vez los materialismos histricos o dialcticos que rebajan al hombre a la materia, y las ideologas sociales que lo reducen a una idea, y propugna un realismo

espiritual. La bancarrota de Wall Street (1929) y la crisis del capitalismo presentaba dos explicaciones: la primaca del dividendo sobre el trabajo, y del consumo sobre la produccin; se oponan una crisis de la estructura, de su economa y mercado, que necesitaba un cambio de sistema, y una crisis del hombre, de sus costumbres y valores, que propona un cambio de sociedad. Estas dos realidades, afirma E.Mounier se superponen indisociablemente, y traza las condiciones esenciales, la crisis es, a la vez, de la economa y sus estructuras, del hombre y espiritual. Las estructuras cambian a las personas, y a la inversa, las personas pueden cambiar las estructuras. Por esta razn, E. Mounier por medio del pensamiento y la accin pretendi promover una nueva civilizacin del maana, basada tanto en estos valores individuales y privados que haban sido preconizados por los diversos existencialismos, como en los valores colectivos y comunitarios, que principalmente haban sido asumidos por el marxismo, y que a la luz de la Doctrina Social del Magisterio de la Iglesia han adquirido su verdadera dimensin en el valor de la persona humana y el bien comn. La persona con vocacin y carisma en una comunidad cristiana al servicio de la Iglesia. E. Mounier considera necesario restablecer la jerarqua moral de las necesidades, se debe operar una reforma de las estructuras y realizar una comunidad fundada en el respeto de las personas, y su afirmacin radical es que los cristianos son los ms indicados para llevar a cabo esta tarea. Para esto, una revolucin es necesaria, ha de ser personal y comunitaria. La vocacin es la llamada a una superacin en el sentido de una elevacin, de una trascendencia, y su exigencia es la continua conversin, a la que sigue la interiorizacion (presencia de s mismo) y la meditacin (reflexin profunda), y finalmente la comunin (dilogo en comn) con Dios. En esta experiencia es donde se fundan los valores del silencio y el retiro, y la nocin definitiva de la persona se descubre slo en el cristianismo: el fundamento objetivo absoluto es Dios creador y centro de valores. El movimiento profundo del ser que empuja al hombre hacia una comunin con los dems, coincide con una experiencia fundamental que es la comunicacin. E. Mounier es realista y la comunicacin se le revela en trminos de oposicin (...existir es decir s, es aceptar, es adherirse, ...saber decir no, saber protestar, ... saber decidirse ...) y resulta beneficiosa si acaba en dilogo, la vida personal es afirmacin y negacin sucesivas de s mismo. Para que la familia, la escuela, la nacin, etc ... sean una autntica comunidad, es la misma sociedad la que ha de ayudar a sus miembros a ser personas. El hombre, aunque sumergido en la naturaleza, puede evadirse de ella por una doble capacidad: la de comprender y la de transformar. El trabajo, ms que una obligacin, es una necesidad fundamental para humanizar y descubrir la solidaridad, y finalmente para promover la vocacin personal y social, su fidelidad y responsabilidad con la comunidad. El realismo espiritual del personalismo cristiano se sita en un nivel elevado y eficaz, a nivel de profeta, testigo de lo trascendente, con aquel, se opone la libertad al miedo de vivir, su seguridad est basada en la paciencia y la confianza, el sufrimiento, si es el don de s que corona todos los dems, adquiere un valor fundamental, y la contemplacin es la cumbre de esta lucha incesante consigo mismo, con la naturaleza y con los dems, con un fin que alcanzar, que buscar, es la

visin de un ideal, virtud de fortaleza, llamada de lo absoluto, el hombre contemplativo y trabajador, el triunfo del amor y la caridad, el valor redentor de la obra humana una vez asumida por la gracia divina. Para el cristiano, cada persona est creada a imgen de Dios, llamada a estar en el seno de la Iglesia, que es el cuerpo mstico de Cristo, y a obrar mediante la accin del Espritu Santo, que en unidad con el Padre y el Hijo, alcanza la concepcin mstica de la Trinidad. Por otra parte, no se puede aspirar al progreso sin un fin determinado en nombre de la fe. E. Mounier identifica en Dios la finalidad suprema del avance del mundo, por el que el hombre se entrega a lo esencial de su dignidad personal entera y absoluta. La Vida y Obra de Karol Wojtyla. Nota biogrfica (1920 - 1978). ... estas breves lineas han sido dedicadas a Karol Jzef Wojtyla, que desde su niez labr una vida de entrega por los dems, y que a pesar de perder a su familia a una pronta edad, nos ha convertido a todos nosotros en sus hijos y hermanos en Cristo .... Una vida de entrega por los dems. Nacido el 18 de mayo de 1920 en la poblacin de Wadowice, una pequea ciudad a 50 kms. de Cracovia, al sur de Polonia, recientemente terminada la I Guerra Mundial y proclamado su pais como independiente en el Tratado de Paz de Versalles (28 de julio de 1919), que resurgir despus de 123 aos de estar repartido entre las naciones de Rusia, Prusia y Austria. 1. La escuela secundaria de Wadowice y la Universidad Jagellonica de Cracovia. Karol Wojtyla fue bautizado por el P. Franciszek Zak, el 20 de junio de 1920, a los 9 aos hizo la Primera Comunin, y en 1938 recibi la Confirmacin, empezar a cursar sus estudios el 15 de septiembre de 1926 en la escuela de Marcin Wadowita en su pueblo natal de Wadowice (con residencia en la hoy va Koscielna, 7, int. 4), su profesor de religin Edward Zacher, ser quien cultivar su inters por la astronoma, y terminado el bachillerato ya habr adquirido un dominio asombroso de los clsicos latinos y griegos. En 1938, frecuenta el crculo teatral (Studio 38) de Tadeusz Kudlinski, y se matricula en la Universidad Jagellonica de Cracovia en filologa polaca, y aunque viva en la ms extrema pobreza pudo matricularse, debido a sus excelentes calificaciones. La temprana prdida de sus familiares ms queridos, el 13 de abril de 1929 fallece su madre de orgen lituano Emilia Kaczorowska, al dar a luz a su hermana que muri antes de nacer, el 5 de diciembre de 1932, a los 12 aos la repentina prdida de su hermano mdico, Edmund Wojtyla, a causa de una epidemia de escarlatina que contrajo cuidando a los enfermos, su traslado a Via Tyniecka, 10 (Cracovia) a mediados de 1938, y el 18 de febrero de 1941, el fallecimiento de su padre Karol Wojtyla, sub-oficial retirado del ejrcito austro-hngaro y profundamente religioso, por un ataque al corazn, ante quien pas una noche de rodillas rezando, y de quien dice segn su propio testimonio que recibi la mejor formacin: "Bastaba su ejemplo para inculcar disciplina y sentido del deber. Era una persona excepcional". Estos sern los acontecimientos que marcarn su vida posterior, y tambin la llegada de la ocupacin nazi de su pas que en 1939 cerraron la Universidad. Desde siempre albergar la esperanza de pertenecer a los carmelitas descalzos, orden en la que ingresar en su rama femenina, la juda catlica, mrtir y santa, Edith Stein. A los 19 aos, y sobre sus compaeros y catequista, Jan Tyranowski, un sastre de Cracovia, que les inicia en la tradicin

carmelitana de San Juan de la Cruz y Santa Teresa de vila, el mismo Karol Wojtyla nos dice: no sabamos por qu era tan atrayente. Sus palabras no eran originales, pero nos tocaban. Su vida interior daba peso a sus palabras, explicaba cada uno de sus comportamientos, atraa a pesar de todas sus reservas y resistencias. 2. El Seminario clandestino en la residencia del Arzobispo Metropolitano. El 1 de septiembre de 1939, las fuerzas alemanas entran en Polonia, y aviones nazis llevan a cabo los bombardeos de Cracovia, cinco das despus, era tomada. A las pocas semanas, el mando del IIIer. Reich impuso trabajo forzoso a toda la poblacin juda de ms de 12 aos, que posteriormente se convertir en la deportacin de tres millones de judos, entre ellos, Karol Wojtyla tena amigos y compaeros de colegio, que siempre estarn en la memoria de quienes vivieron esos acontecimientos, poniendo en riesgo su propia vida, salvara la vida de muchos judos. La Iglesia catlica sufre persecucin por el nazismo, muchas iglesias de Polonia son cerradas, sacerdotes, monjes y religiosas son deportados, ms de tres mil no sobrevivirn. a) Las canteras de Zakrzwek y en la fbrica de la Ca. Solvay. Karol Wojtyla forzado por la situacin poltica que atraviesa su patria ocupada por los alemanes, el desempleo, la persecucin religiosa y cultural, la Catedral y la Universidad cerradas, las deportaciones, ... deber continuar su formacin de forma clandestina en una Universidad organizada por l y un grupo de jvenes, en la misma ciudad de Cracovia, donde estudiar filosofa, idiomas y literatura, ... donde las clases sern mayormente individualizadas por temor a ser descubiertos. Durante este periodo de tiempo para ganarse la vida y evitar la deportacin a Alemania, se ver obligado a combinar sus estudios secretos de Teologa con el trabajo manual en una cantera y en una fbrica de productos qumicos siempre al amparo de sus compaeros de fatigas, porque ser detenido como seminarista secreto significaba la muerte en un campo de concentracin. El 1 de noviembre de 1940, Karol Wojtyla empieza a trabajar en las canteras de Zakrzwek y en la fbrica de la Ca. Solvay. En la cantera se arrancaban grandes bloques de piedra caliza por medio de cargas explosivas y se trasladaban por ferrocarril de va estrecha hasta una planta situada en el distrito industrial de Borek Falecki, l tenda rales y haca de guardafrenos, colocaba los explosivos y las mechas en la roca, las raciones de alimento que reciba de los alemanes es porque las suministraban a los obreros que hacan trabajos ms duros, y el invierno era de una dureza extrema, con grandes nevadas y temperaturas bajo cero. Perda peso rpidamente y senta fro en los huesos y agotamiento constante, solo una vez al da y en grupos, los alemanes permitan que los obreros pasaran quince minutos dentro de una barraca en la que haba una estufa de hierro, donde coman su almuerzo. A primeros de agosto de 1941 es acogido en casa de la familia Mieczyslaw Kotlarczyk, y en la primavera de 1942 es trasladado de la cantera a la fbrica principal, una de sus tareas hasta mediados de 1944, fue acarrear a mano cubos de madera llenos de jalbegue de los hornos, empleando 2 horas en ir y otras tantas en volver, a veces haca turno doble y de noche para ahorrarse esos largos viajes de ida y vuelta, y poder dedicarse a estudiar. Stefania Koscielniakowa, que trabajaba en la cocina de la planta, recuerda que su supervisor seal en una ocasin a Karol Wojtyla y le dijo: este chico reza a Dios, es un chico culto, tiene mucho talento, escribe poesa...; no tiene madre, ni padre...; es muy pobre..., dale una rebanada de pan ms grande porque lo que le damos aqu es lo nico que come. Iba todos los das al salir de

trabajar de la cantera, para rezar ante la tumba de su padre. Karol Wojtyla se levantaba al amanecer para ir a misa a las seis y media, a veces despus de salir del turno noche, luego volva a la fbrica Solvay, donde pasaba el resto del da, visitaba el cementerio y volva a casa para hacer los deberes del seminario. Despus de la muerte de mi padre dir el Santo Padre en dilogo con Andr Frossard : ... poco a poco fui tomando conciencia de mi verdadero camino. Yo trabajaba en la fbrica y, en la medida en que lo permita el terror de la ocupacin, cultivaba mi aficin a las letras y al arte dramtico. Mi vocacin sacerdotal tom cuerpo en medio de todo esto, como un hecho interior de una transparencia indiscutible y absoluta. Al ao siguiente, en otoo, saba ya que haba sido llamado. Vea claramente qu era lo que deba abandonar y el objetivo que deba alcanzar "sin una mirada atrs". En 1942, ingresar en la Universidad Jagellonica, en el Departamento de Teologa, poca en la que vivir oculto, el hecho de su ingreso al seminario - que se haba establecido clandestinamente en el Palacio del Arzobispo Metropolitano, futuro Cardenal Adam Stefan Sapieha - deba quedar en la ms absoluta reserva, por lo que no dej de trabajar como obrero en Solvay. Estuvo en esta situacin hasta el 18 de enero de 1945, fecha en que los alemanes abandonaron la ciudad. El 29 de febrero de 1944, Karol Wojtyla sufri un grave accidente, un camin del ejrcito alemn le golpe al pasar, qued tendido en el suelo con una fuerte conmocin cerebral, estuvo nueve horas inconsciente, hasta el 12 de marzo en el hospital, y varias semanas de convalecencia. A primeros de agosto estall el levantamiento en Varsovia, momento en que interrumpe su contacto con la Ca. Solvay y desemboca en el domingo negro de Cracovia, el mando alemn hizo una redada en la ciudad, irrumpieron en la residencia de Karol Wojtyla, y permaneciendo arrodillado y rezando en silencio, los soldados no lo encontraron. b) La Unia y el Teatro Rapsdico. En esta poca de grandes dificultades para l y toda Europa, y ante la desintegracin moral y social que experimenta su nacin, decidir prestar juramento en el movimiento polaco de resistencia de la Unia, que en sus orgenes principalmente se constituir para proteger a los judos de la dispora perseguidos por el IIIer. Reich, pero que acabar desarrollando actividades clandestinas contra el rgimen fascista. En este momento, seguir ayudando a familias judas para que puedan escapar de la persecucin del rgimen nacionalsocialista y se integrar en la rama poltica de la Unia como miembro no combatiente, y en su vertiente cultural se convertir en el mximo responsable del grupo teatral en la clandestinidad que tomar el nombre de Teatro Rapsdico y que por medio de sus representaciones y obras teatrales conseguir el objetivo de exaltar los valores nacionales y tradicionales entre sus compatriotas. En un episodio poco conocido sobre su vida, Karol Wojtyla fue salvado del fusilamiento y la deportacin a Siberia ordenada por Stalin, la disposicin sobre los oficiales, maestros y seminaristas recin ocupada Polonia, el mayor Vasilyi Sirotenko, no poda fusilarlo porque era demasiado til, saba idiomas y conoca la ciudad, y por exigencias relativas a las operaciones militares que tenan lugar en Cracovia, Karol Wojtyla y los dems no deberan ser deportados, y los seminaristas de la cantera Solvay estaban los primeros de la lista. Otras revelaciones las encontramos en Edith Zirer, una juda que siendo nia estuvo en un campo de exterminio nazi. Edith Zirer, una juda israel, revela cmo fue socorrida por Karol Wojtyla al final del holocausto nazi: Me acuerdo perfectamente. Me encontraba all, era una nia de trece aos, sola, enferma, dbil. Haba pasado tres aos en un campo de concentracin alemn, a punto de

morir. Y Karol Wojtyla me salv la vida, como un ngel, como un sueo venido del cielo: me di de beber y de comer y despus me llev en sus espaldas unos cuatro kilmetros, en la nieve, antes de tomar el tren hacia la salvacin. El 28 de enero de 1945 los soldados rusos liberaron el campo de concentracin de Hassak, donde haba estado encerrada trabajando en una fbrica de municiones, explica Edith. 3. El Sacerdote. La Metafsica de la Persona. Posteriormente, recien terminada la II Gerra Mundial, continu sus estudios en el Seminario Mayor de Cracovia, nuevamente abierto, y en la Facultad de Teologa de la Universidad Jagellonica, hasta su ordenacin sacerdotal en la capilla privada del Arzobispo Metropolitano Adam Sapieha, con tan solo 26 aos, el 1 de Noviembre de 1946, fiesta de todos los Santos, celebr al da siguiente su primera Misa en la Cripta de San Leonardo en la Catedral de Wavel, y desde los primeros tiempos ejercer su sacerdocio y labor pastoral en la misma ciudad de Cracovia. Seguidamente, fue enviado a Roma, bajo la direccin del dominico francs Garrigou-Lagrange. a) La teologa mstica. En aquel perodo aprovech sus vacaciones para ejercer el ministerio pastoral entre los emigrantes polacos de Francia, Blgica y Holanda. Y con tan solo 28 aos ya obtendr su primer doctorado que versar sobre teologa mstica y se centrar en la Doctrina de fe de un gran mstico espaol: San Juan de la Cruz, desde la perspectiva de Santo Toms de Aquino. El reverendo doctor Karol Wojtyla, al poco tiempo de obtener su licenciatura en Teologa por la Universidad Pontificia Angelicum de Roma (3 julio 1947), el 19 de junio de 1948 concluy su doctorado, tambin con las mayores notas posibles, aunque no pudo recibir entonces el ttulo de doctor por carecer de recursos necesarios para imprimir su tesis. As pues, como dscipulo de la orden de los hermanos predicadores dominicos, que seguirn las enseanzas de Aristteles, que no en vano es el primer filsofo clsico que dedicar un Tratado a la Psicologa, y de Santo Toms de Aquino, monje dominico italiano y filsofo escolstico del siglo XIII que llevar el nombre de Doctor Angelicus, y fieles a la doctrina de San Agustin, que recibir el ttulo de Defensor Civitatis y basar sus tesis en las obras de Platn, sern quienes ejercern una mayor influencia sobre su pensamiento, convirtindose de este modo en un gran conocedor tanto de las concepciones platnicas y agustinianas, as como de las aristotlicas y tomistas que encierra la Iglesia a lo largo de su historia. b) La fenomenologa y tica cristiana. Pero una vez ms y a causa de la instauracin del nuevo rgimen comunista y la KGB, todo desembocar en una situacin que resultar nuevamente muy difcil para su vida, Polonia y los otros pases del Este europeo. De vuelta a Polonia, se convierte en el Vicario de Niegowic, y posteriormente es trasladado a la Parroquia de San Florin prestando servicios como capelln en la Universidad de Cracovia, cuando reanud sus estudios filosficos y se dedicar a la enseanza de la tica cristiana en los seminarios teolgicos ms importantes de Polonia, donde acentuar su caridad intelectual y creciente inters por la fenomenologa. Por esta razn, a los 33 aos obtendr un nuevo doctorado en la Universidad Jagellonica, que fue la ltima mencin acadmica que imparti esta Universidad, y que consigui gracias a su tesis doctoral centrada en esta ocasin en la Valoracin de la posibilidad de fundar una tica catlica sobre la base del sistema tico de Max Scheler (3 diciembre 1953), discpulo del padre de la fenomenologa, Edmund Husserl, y de quien haba sido su asistente personal, Edith Stein. c) El tomismo lublinense.

Finalmente, despus de ser profesor de Teologa Moral y tica Social en el seminario mayor de Cracovia y en la facultad de Teologa de la nica Universidad Catlica autorizada por el gobierno comunista, la de Lublin (KUL), llegar a obtener la Presidencia de su Instituto de tica en 1956, donde ejercer su Ctedra con una gran actividad investigadora y labor docente, convirtindose en uno de los intelectuales ms reconocidos de la poca, y siendo especialmente conocido en este periodo en la vertiente del tomismo lublinense. 4. El Obispo y Cardenal. Karol Wojtyla con tan solo 38 aos de edad, el 4 de julio de 1958, ser nombrado por Po XII obispo auxiliar del Administrador Apostlico de Cracovia, Monseor Eugeniusz Baziak, siendo el miembro ms jven del Episcopado polaco, recibi la ordenacin episcopal el 28 de septiembre de 1958 en la Catedral del Wawel (Cracovia), de manos del mismo Arzobispo Eugeniusz Baziak. En 1960 escribi su Amor y Responsabilidad, excelente trabajo de tica sexual. a) El Concilio Vaticano II. Vicario capitular de Cracovia, designado el 16 de julio de 1962 particip como ponente eminente en las arduas y extensas sesiones del Concilio Vaticano II (1962-65), siendo elegido para formar parte de tres comisiones: Sacramentos y Culto Divino, Clero y Educacin Catlica, y especialmente encomendado para la redaccin en la comisiones responsables de la Constitucin Dogmtica Lumen Gentium, y Conciliar Gaudium et Spes. b) La Ostpolitik. Muy pronto, el 13 de enero de 1964 fue nombrado Arzobispo Metropolitano de Cracovia por Pablo VI, y a sus 47 aos, el 28 de junio de 1967 le impondr el capelo cardenalicio, ejerciendo siempre su apostolado por los pobres y ms necesitados en esta su ciudad, y durante la dominacin comunista, llegando incluso en contra de la voluntad de las autoridades, a inagurar una iglesia en Nowa Huta. Fue entonces que la Sede Apostlica puso en marcha su conocida Ostpolitik, el Cardenal Karol Jzef Wojtyla asumira un importante papel de dilogo entre la Iglesia y el Estado en defensa de la dignidad y derechos de toda persona humana, as como la defensa del derecho de los fieles a profesar libremente su fe. c) Los Snodos de Obispos y el Secretariado de la Santa Sede. El Cardenal Wojtyla tom parte en todas las asambleas del Snodo de los Obispos. Particip en la I Asamblea Ordinaria del Snodo Mundial de los Obispos en la ciudad del Vaticano del 29 de septiembre al 29 de octubre de 1967. Autor en 1969 de Persona y Acto, trabajo en que analiza la decisin humana como la principal fuente de la responsabilidad moral del hombre. Particip en la II Asamblea Ordinaria del Snodo Mundial de los Obispos en la ciudad del Vaticano del 30 de septiembre al 6 de noviembre de 1971; como relator en la III Asamblea Ordinaria del Snodo Mundial de los Obispos en la ciudad del Vaticano del 27 de septiembre al 26 de octubre de 1974. En 1976, dirige los ejercicios espirituales para Su Santidad Pablo VI y para la Curia vaticana. Participa en la IV Asamblea Ordinaria del Snodo Mundial de los Obispos en la ciudad del Vaticano del 30 de septiembre al 29 de octubre de 1977. Miembro del Secretariado General de la Santa Sede entre 1977 y 1978, llegando a ser la personalidad ms importante del episcopado polaco despus del muy respetable y venerable anciano Cardenal Stefan Wyszynski de Varsovia. 5. El Sumo Pontfice.

El 16 de octubre de 1978, Karol Wojtyla ser elegido por el cnclave Vaticano como el 264 Sumo Pontfice de la Iglesia Catlica, Apostlica y Romana, y escoger el nombre de S.S. el Papa Juan Pablo II, dando continuidad al Pontificado de su antecesor Juan Pablo I, y de cuyo fallecimiento muy poco despus de su eleccin como Papa haba dejado consternados a catlicos del mundo entero. Con 11 doctorados honoris causa en su haber, y recientemente celebrado el XXV Aniversario de su Pontificado, en el transcurso de toda su vida, siempre ha mostrado una gran devocin por San Estanislao del siglo XI y Santa Eudivigis de finales del siglo XIV, siente un gran vnculo personal por el Cardenal Stanislaw Hozjusz de Warmia, telogo polaco de la Edad de Oro del siglo XVI, y tambin una gran veneracin por la Virgen Negra, proclamada reina de la corona polaca desde mediados del siglo XVII, y que se encuentra en el monasterio paulino que se alza en la cima de Jasna gora, entre Varsovia y Cracovia, en la poblacin de la que recibe el mismo nombre Nuestra Seora de Czestochowa. La imgen de la vrgen es un icono de estilo bizantino, que la tradicin ms antgua afirma que fue pintado por el propio evangelista San Lucas sobre una tabla de madera que fue la misma mesa que utilizara la Sagrada Familia en su pueblo de Nazareth. Conclusin. 1. La persona humana y la Doctrina Social en la Encclica Rerum Novarum y Centesimus Annus (1891 - 1991). Desde la sede de San Pedro hasta las comunidades de base, han contrado con el gran Papa Len XIII y la encclica Rerum novarum (15 de mayo de 1891) una deuda de gratitud, porque siguiendo las huellas de sus predecesores contribuy a establecer lo que se ha dado en llamar la doctrina social cristiana del magisterio de la Iglesia Catlica, como dice Juan Pablo II, a los cien aos de su publicacin, en Centesimus annus, un corpus nico de enseanzas que han permitido analizar las realidades de la sociedad y orientar la solucin de los problemas, y que hoy en da ya constituye a la luz de la historia, el paradigma de la civilizacin. La Rerum novarum sobre el conflicto entre el capital y el trabajo, critica los dos sistemas econmicos: el liberalismo y socialismo; esta encclica sobre la concepcin cristiana de la organizacin social y poltica as como de las condiciones a las que el nuevo proceso de industrializacin haba reducido a la poblacin insiste en los necesarios lmites de la intervencin del Estado, porque el individuo, la familia y la sociedad son anteriores y su nico deber es tutelar sus derechos, es decir, en la justa medida en que cuanto ms indefensos estn los ciudadanos tanto ms necesitan el apoyo y el cuidado de los dems, y en particular de la autoridad pblica para poner un remedio justo a la condicin de los pobres por el principio de solidaridad. Hay que tener presente como dice Juan Pablo II, que lo que constituye la trama de la encclica es la concepcin de la dignidad de la persona humana en la que Dios ha impreso su imgen y semejanza (Gn. 1,26). La vocacin se expresa y realiza en la dignidad del trabajo que tiene una dimensin social, por su relacin con la familia o el bien comn de la propiedad privada, y del que derivan otros derechos, como el de las asociaciones profesionales o sindicatos, el de un salario justo, el de descanso festivo y prctica religiosa. La Declaracin Persona humana de la Congregacin para la Doctrina de la Fe (29 de diciembre de 1975) se refiere a que en la historia de la civilizacin han cambiado muchas condiciones y

necesidades de la vida, pero la evolucin de las costumbres debe ser mantenida en los lmites que imponen los principios fundados sobre los elementos constitutivos y relaciones esenciales de la persona humana que trascienden las contingencias histricas, leyes que se revelan idnticas en todos los seres dotados de razn. 2. El bien comn y el Magisterio de la Iglesia de Len XIII a Juan Pablo II. En este contexto aparecern como una necesidad histrica las figuras claves del pensamiento de la poca, de nuestro pasado y presente histrico, la referencia obligada del Magisterio de la Iglesia. Po XI en su Encclica Quadragesimo anno sobre la restauracin del orden social seala, y esto es muy importante, que el sistema considerado en s mismo, es decir, como ordenacin general del orden econmico, no es condenable, aunque s lo es cuando el capital se impone como nico titular de los beneficios econmicos, sin tener en cuenta para nada ni la dignidad humana de los trabajadores, ni el carcter social de la economa, ni aun siquiera la misma justicia social y el bien comn. Y en su Encclica Caritate Christi sobre la presente crisis de la humanidad considera que el propsito del comunismo, es eliminar a Dios y a la religin, y por lo mismo en su Encclica Divini Redemptoris, donde hace el juicio definitivo, afirma que es un sistema lleno de errores, desconocedor de la naturaleza del Estado, subversivo del orden social y esclavizador del hombre. Po XII, en La Festivit insiste en la misma direccin: desertor y traidor sera quien quisiera prestar su colaboracin material, sus servicios, su capacidad, su ayuda, su voto, a partidos y a poderes que niegan a Dios, que sustituyen el derecho por la fuerza, la libertad por la amenaza y por el terror; que hacen de la mentira, de las luchas, de la rebelin de las masas, otras tantas armas de su poltica porque hacen imposible la paz. El Magisterio posterior, y ms actual, sigue la misma linea condenatoria. Juan XXIII en la Mater et Magistra, sobre el reciente desarrollo de la cuestin social, condena no slo el comunismo sino tambin los materialismos ateos occidentales. Y en Pacem in terris distingue entre la falsedad de las teoras ateas y las corrientes de carcter econmico y social, cultural o poltico nacidas de ellas. El Concilio Vaticano II, en Gaudium et spes condena el moderno atesmo sistemtico, los regmenes polticos que son contrarios a la libertad civil o religiosa del ciudadano, o que incurren en la opresin del gobernado, y en el absolutismo del partido nico o los sistemas totalitarios a los que califica de inhumanos. Pablo VI en Ecclesiam suam igualmente que el Magisterio anterior, dice: estas son las razones que nos obligan, como han obligado a nuestros predecesores, y con ellos a cuantos aman de corazn los valores religiosos, a condenar los sistemas ideolgicos que niegan a Dios y oprimen a la Iglesia; sistemas frecuentemente identificados con regmenes econmicos, sociales y polticos, y entre ellos especialmente el comunismo ateo. Podra decirse que su condenacin no viene de nuestra parte. Es de parte de los sistemas mismos y de los regmenes que los personifican de donde viene hasta nosotros la oposicin radical de ideas y la opresin de los hechos. Nuestro reproche es, en realidad, lamento de vctimas ms que sentencia de jueces. Juan Pablo II en la Encclica Dominum et vivificantem vuelve a condenar el sistema que ha dado el mximo desarrollo y ha llevado a sus extremas consecuencias prcticas esta forma de pensamiento y de ideologa, que es el materialismo histrico y dialctico, cuyas consecuencias son el atesmo y la exclusin de la religin por una diversidad de medios que buscan eliminarla de la

sociedad y del corazn del hombre. En esta lnea, y en su Encclica Laborem exercems advierte que el principio de la propiedad privada establece diferencias radicales en relacin con los grandes sistemas ideolgicos y econmicos tradicionales, el citado principio tal como es enseado por la Iglesia se aparta radicalmente del colectivismo, proclamado por el marxismo, y tal principio se diferencia, al mismo tiempo, del programa del capitalismo, practicado por el liberalismo, la diferencia consiste en el modo de entender el derecho mismo de propiedad. La tradicin cristiana siempre lo ha entendido en el contexto ms amplio del derecho comn de todos a usar los bienes de la creacin entera: el derecho a la propiedad privada como subordinada al derecho al uso comn, al destino universal de los bienes. En Sollicitudo rei socialis sobre la preocupacin por la cuestin social y en la determinacin firme y perseverante de empearse por el bien comn, es decir, por el bien de todos y cada uno, que todos seamos verdaderamente responsables de todos, se trata de un derecho importante no slo para el individuo en particular, sino adems en ordenacin del bien comn. La experiencia nos demuestra que la negacin de tal derecho, origina la dependencia y la sumisin al aparato burocrtico que, como nico rgano que dispone y decide pone a todos en una posicin similar a la tradicional en el sistema capitalista. Esto provoca un sentido de frustracin o desesperacin y predispone en la vida de la nacin a la emigracin psicolgica y social. Apndice: Un dilogo sobre tica cristiana en el mundo de hoy. El pensamiento del Arzobispo de Miln. Cardenal Carlo Mara Martini. Autor: Julin Castellanos Gonzlez. Qu decir sobre tica cristiana en el mundo de hoy en un Congreso de Psiquiatra?. Es ms: Por qu hablar en este contexto de Persona y Sociedad y hacer un recorrido por diversas instancias histrico-tericas y an biogrficas?. El hecho biolgico y social de la existencia del hombre se enmarca, como especie y como individuo, en un contexto de "relacin con"; relacin con otros, con su entorno, con el cosmos; ya sea en relacin de dependencia, de igualdad, de cooperacin, de simbiosis, etc., las que, a su vez, se dan tanto en el plano biolgico, como social, poltico, religioso y dems. Ese hecho es de tal peso que la condicin relacional del hombre se manifiesta evidente. Y tanto ms, cuanto por su estructura inteligente dos o ms sujetos, capaces de lenguaje y accin, entablan una relacin interpersonal, a travs de lo que llamamos la accin comunicativa. Es, tambin, ampliamente reconocido el hecho de la relacin teraputica como comunidad emptica, cuyo poder y efectividad teraputicos radica ms en la relacin como tal que en la utilizacin de una u otra tcnica psicoteraputica. Este entronque social del hombre en sus diversos aspectos y, especficamente, en los clnicos, es lo que amerita una visin filosfico-histrica de la conferencia: Persona y Sociedad, como substrato fundamentacional. Ese rasgo caracterstico del hombre, de "ser relacional", en su doble interpretacin de " haberse relacionado", de "existir como relacin" y de "ser (ente) que se relaciona", asume en la trascendencia una importancia capital.

Esta caracterstica relacional del hombre, de la persona, establece, en el plano natural y desde el punto de vista laico, la tica, como lo plantea el libro: En qu creen los que no creen? de Umberto Eco y el Cardenal Carlo Mara Martini: "La dimensin tica comienza cuando entran en escena los dems". Y aade: "Como hasta las ms laicas de entre las ciencias humanas nos ensean, son los dems, es su mirada, lo que nos define y nos conforma" (1). Se trata de una visin inmanente. Una visin inmanente, que considera al hombre en su estado natural, como ser intramundano, con sus caractersticas naturales y su desarrollo evolutivo filogentico y ontogentico, que mira al logro de su perfeccionamiento como ser natural, producto de la dinamia de sus fuerzas naturales. Y es aqu donde entra tambin la consideracin de una tica cristiana. Una visin trascendente de lo relacional del hombre. Una visin trascendente, que sobre el substrato natural de desarrollo humano, construye, presupone y emerge con fuerza otorgando un status dimensional sobrenatural a la persona, complementando las condiciones naturales, superndolas y elevndolas a planos ulteriores de realizacin por asuncin de un orden sobrenatural. Este doble aspecto relacional, natural y sobrenatural, est magnficamente expuesto por Dietrich von Hildebrand en su libro: Nuestra transformacin en Cristo: "El objeto hacia el cual la incomprensible misericordia de Dios nos ha llamado, no es solamente una perfeccin tica, que no es distinta en su calidad de la natural y que solo recibe trascendencia sobrenatural por el escondido camino de la gracia, sino la sobrenatural plenitud de Jesucristo, que, aun cualitativamente, significa algo completamente nuevo con respecto a la simple virtud natural" (2). Es, pues, esta condicin humana relacional la que permite dimensionar al hombre en su plenitud como ser inmanente y trascendente, como ser natural y transformado por lo sobrenatural, y la que permite establecer las condiciones de desarrollo integral a nivel humano y espiritual. A este respecto, conviene recordar la diferenciacin que establece el Cardenal Carlo Mara Martini respecto al concepto "vida" y concretamente de "vida humana" en el discurrir de sus dilogos con Umberto Eco. All plantea tres conceptos de vida humana: la vida fsica, correspondiente al cuerpo y que en el Evangelio est representada por la palabra bios; la vida psicolgica, nombrada por el mismo psykh y la vida divina comunicada al hombre (vida sobrenatural), para la que utiliza zo. Y afirma: "Los tres trminos se distinguen cuidadosamente en el Nuevo Testamento y los dos primeros quedan subordinados al tercero". Una hermosa sabidura de la Escritura que plantea claramente con su utilizacin lexicogrfica y semntica, el aspecto relacional del hombre en sus niveles natural y sobrenatural, inmanente y trascendente, y las dimensiones de desarrollo humano integral fsico, psicolgico y espiritual. Es lo que en forma sinttica expresa el Arzobispo de Miln: "El valor supremo en este mundo es el hombre viviente de la vida divina" (3). Una visin tica cristiana en el mundo de hoy aporta un bagaje cientfico, antropolgico y filosficoteolgico vasto y profundo, enriquecido por el auge y desarrollo de la ciencias, tanto fisicobiolgicas, como humanas y sociales, hermenuticas y de exgesis bblica. Dado el amplio campo de un Congreso de Psiquiatra capaz de asumir tanto las visiones especficamente clnicas, como sociales y filosficas sobre el ser humano que sustenten una visin antropolgica de la prctica clnica, as como posiciones laicas y tico-filosficas sobre el mismo como sujeto-objeto de la accin teraputica, es permisible y tico en s mismo el presentar consideraciones de tipo moral y religioso, habida cuenta de que dicha apertura de la convocatoria

incluye profesionales de credo confesional para quienes no hay disyuncin entre lo cientfico y lo tico cristiano, sino por el contrario una base fundamentacional y una dimensin complementaria de su quehacer profesional. Ni qu decir del dilogo que debe existir y que se manifiesta fecundo en el libro citado de Umberto Eco y el Cardenal Carlo Mara Martini, entre laicos y catlicos, lo mismo que entre estos y los diversos credos religiosos, frtil tradicin desde el Concilio Vaticano II, a los que seguramente pertenecern muchos de los participantes en este Congreso. Es fundamental para la riqueza que emane de los conocimientos obtenidos en este Congreso de Psiquiatra el sentido de respeto por el otro como tal, por su ser en s, que es base de la relacin humana y profesional, y ejercicio prctico de eticidad. Y desde el punto de vista cristiano elemento esencial de su concepcin trascendental y sobrenatural. Conviene, al respecto, recordar las condiciones que plantea Dietrich von Hildebrand sobre el respeto, presentadas por Alberto Snchez Len en su artculo: "Hildebrand: hacia una tica fenomenolgica ms cristiana y realista", dice: Las condiciones bsicas constitutivas del respeto son pues las tres que acabamos de nombrar, a saber, percepcin (en el plano cognitivo), aceptacin (en el plano volitivo) y libertad, que es la respuesta al valor. Y tambin explicita: "Respetar es dejar que lo real sea como debe ser, esto es, es lo contrario a la manipulacin, que adems de no dejar ser a las cosas, le impone un deber ser que no tiene por qu ser su verdadero ser... Dejar ser a la realidad, abrirse sumisamente a la perfeccin del otro, sin sucumbir a la tentacin de rehacerlo a nuestra propia medida: he aqu, condensada, la cifra del respeto, el amor y la libertad, caractersticas propias del ser personal, que nos abren al mundo de los valores morales" (4). Expresadas las anteriores reflexiones podemos considerar como aplicacin prctica de un dilogo sobre tica cristiana en el mundo de hoy, algunas de las ideas que el Cardenal Carlo Mara Martini propone en su libro: Habis perseverado conmigo en mis pruebas. Meditaciones sobre Job", que en su contexto original, se refieren a una serie de reflexiones en unos retiros espirituales para sacerdotes de su dicesis, y que contienen el fondo de la sabidura tica cristiana (5): 1) Hay en el hombre incertidumbre y desconocimiento de s. 2) El conocimiento de s debe estar basado en Dios. 3) Toda ciencia es sectorial y conoce solo un aspecto de la realidad. 4) La sabidura autntica nace de la aceptacin de los lmites humanos. 5) Debo aceptar la imposibilidad de conocerme por completo. 6) Debo confiar en Dios por lo que respecta al conocimiento global de m mismo, del ser, del horizonte trascendental del todo. 7) Debemos aplicarnos con humildad a los segmentos de conocimiento que nos resultan posibles. 8) Procurar una mentalidad peregrinante que intenta darse cuenta de las cosas tal como son, valorar lo que se debe hacer y despus vivir con aquella confianza que no presume poder conocer todas las cosas, ni siquiera sobre nosotros mismos, nuestra justicia y nuestro bien hacer. Este comportamiento nos puede ayudar ante discusiones angustiosas que hoy se plantean en el mbito de las ciencias y de los juicios morales. 9) Es necesario darnos cuenta de que la racionalidad siempre es relativa y parcial y que requiere de nosotros honestidad, lealtad, capacidad de responder a situaciones tal como las conocemos. 10) Aceptar lo que somos. Ser conscientes de vivir el hecho de que hemos sido llamados a la verdad y a la libertad de nuestra relacin con Dios. Notas y Textos.

Para una mejor comprensin del tema en cuestin, el presente trabajo de docencia e investigacin tiene por extensin las siguientes conferencias presentadas tambin en el V Congreso Virtual de Psiquiatra - Interpsiquis 2004 -, que pertenecen a esta misma categora de Psiquiatra Social, y a la de tica, respectivamente: Javier Mandingorra Gimnez: La persona y su huida de la trascendencia. Origen de conflictos psquicos. Jos Mara Amens Vidal: Psicologa Cristiana. Principios fundamentales de la tradicin judeo-cristiana y greco-romana en la Religin y Filosofa. (1) U. Eco y Cardenal Carlo Mara Martini: En qu creen los que no creen?. Planeta Colombiana Editorial, S. A. Bogot, 4. Reimpresin Colombia, 1999. (p. 89). (2) Dietrich von Hildebrand: Nuestra transformacin en Cristo. Ed. Rialp, S.A., Madrid, 1953. Introduccin, (p. 9). (3) Para corroborar el uso de psykh y zo, ver: Evangelia Quattuor Graece et Latine, Soc. Editrice Internazionale, Torino, 1931. (4) Alberto Snchez Len. Hildebrand: hacia una tica fenomenolgica ms cristiana y realista. Artculo en versin on-line obtenible en el portal arvo.net. (5) Cardenal Carlo Mara Martini. Habis perseverado conmigo en mis pruebas. Meditaciones sobre Job. Edicep Valencia (Espaa), 1990. Palabras Clave. La posicin clsica de la Iglesia: Credo ut Inteligam (creer para comprender); ejemplifica el pensamiento cristiano y nos presenta la fe como donacin divina que hay que pedir en oracin y agradecer en eucarista, no como fruto de la razn sino de su libre voluntad de aceptacin, y en expresin del Cardenal Joseph Ratzinger, Prefecto de la Congregacin para la Doctrina de la Fe, como fruto del sentimiento de lo vivido por la gracia de Dios. L. Wittgenstein utiliza el trmino Unaussprechliches: para describir la fe en relacin con la Ciencia, calificndola como algo prcticamente indecible, inexpresable, porque tiene que ver con el sentido de la vida, con el hecho de que exista el mundo, con lo tico, es decir, aceptando la existencia de lo mstico. E. Mounier sobre el valor de la trascendencia y en relacin con la vocacin personal y cristiana, destaca la experiencia vivida mediante la interiorizacion de valores (presencia de s mismo), la meditacin (reflexin profunda) y la comunin (dilogo en comn) con Dios. El concepto emigracin psicolgica que S.S. el Papa Juan Pablo II enuncia en su encclica Sollicitudo rei socialis se refiere a la persona y su huida de la trascendencia, que es origen de conflictos psquicos. Referencias bibliogrficas. San Anselmo. Proslogion. Estudio preliminar, traduccin y notas de Judit Ribas y Jordi Corominas (Profesores de Filosofa de la Universidad de Managua en Nicaragua). Editorial Tecnos S.A. Madrid (1998). Sobre el pensamiento de L. Wittgenstein, la obra del Doctor en Filosofa, Alfredo Tamayo Ayestarn, de la Universidad de Deusto (Bilbao). De la obra de E. Mounier, ms conocida de su autor: Personalismo Cristiano; que pueden encontrar en cualquier editorial y librera especializada, se ofrece en extracto en el libro: El

Cristianismo en el mundo de hoy de F. Corbin, J.L. Millet y M. Comes, de Lpez Mezquida Editor (ECIR), Valencia (Espaa), 1977. En relacin con los textos de consulta para exponer la biografa de Karol Wojtyla, ctase la versin on-line de la cronologa 1920 - 1978 que se halla en la Sala Stampa della Santa Sede y pertenece a la pgina oficial del Vaticano, y Don y Misterio, Autobiografa de S.S. el Papa Juan Pablo II, publicado en conmemoracin de su 50 Aniversario de sacerdocio (1946 - 1996), recogido de la versin on-line del Instituto del Verbo Encarnado de la Kazan State University, Rusia, 1996. De Tad Szulc : El Papa Juan Pablo II en Ediciones Martnez Roca S.A - Barcelona (1995), corresponsal del New York Times y Caballero de la Legin de Honor Francesa, que sobre la dimensin histrica y religiosa de Polonia desde sus orgenes como nacin en el siglo X, expone con gran significacin y rigor histrico el espritu patritico y mesinico en el que naci y creci Karol Wojtyla y que evidenciar durante el desarrollo de toda su vida. Ttulo Original: Pope John Paul II. Publicado por acuerdo con Scribner, divisin de Simon & Schuster, Nueva York. Tambin la Encclica Centesimus Annus de S.S. el Papa Juan Pablo II (1991). Ediciones Paulinas. Madrid (Espaa). Las Encclicas u otros documentos de Po XI, Po XII, Juan XXIII, El Concilio Vaticano II, Pablo VI y Juan Pablo II, y otras citas, son un extracto refundido de la publicacin 39 Cuestiones Doctrinales (1991) y El Mensaje social de la Iglesia (1987). Coleccin Documentos mc. Ediciones Palabra. Madrid. Del Cardenal Joseph Ratzinger, y a ttulo informativo, el captulo de introduccin de una recopilacin sobre cristianismo y las religiones del mundo: Fe, Verdad y Tolerancia, publicado recientemente en la Agencia de Noticias Zenit (Roma), (Fede, verit, tolleranza - Il cristianesimo e le religioni del mondo, Editorial Cantagalli, Italia), 2003. Agradecimientos. En estas breves lineas queremos expresar nuestro agradecimiento a Your Catholic Voice Foundation (YCVF), Catholic Online, Catholic Web y Catholic Net, la RIIAL (Red Informtica de la Iglesia en Amrica Latina) y la PCCS (Pontificia Comisin para las Comunicaciones Sociales), as como a la Secretara del V Congreso Virtual de Psiquiatra - Interpsiquis 2004 - por su virtud y paciencia.

PERSONA Y SOCIEDAD II. La persona y su huida de la trascendencia. Origen de conflictos psquicos. Autor: Javier Mandingorra Gimnez. Mster de Orientacin familiar por la Universidad de Navarra, y de Sexualidad por el Instituto Pontificio Juan Pablo II de estudios para el matrimonio y la familia (Valencia). Espaa. Fundacin Psicologa y Cristianismo. c/ Museo, nm. 26 1 1. 08912. Badalona (Barcelona). Espaa. e-mail : info@psicologos.tk url : www.psicologos.tk ndice: Resumen. Introduccin. Tesis. Conclusiones. Corolario. Palabras Clave. Bibliografa. Agradecimientos. Resumen. El 26,8 % de la poblacin en el mundo occidental padece algn transtorno del talante, de ansiedad o psictico. Consideramos que las causas son variadas, pero dos que la experiencia clnica nos ha demostrado fundamentales son: el no considerar todos los aspectos de la persona, lo que significa su dignidad y la transmisin de valores en la familia. Consideramos que la familia es el medio idneo para la transmisin de los valores a las generaciones, valores que no importan demasiado cuales sean, son fruto de la diversidad, pero que los adolescentes necesitan recibir para mas adelante analizar y aceptar o cambiar. Nos adentraremos en los conceptos de dignidad y persona, estudiando las aportaciones de Robert Spaemann y otros autores, llegando al concepto de lo absoluto y analizando este en tres manifestaciones: ante la materia, independencia axiolgica respecto a sus congneres y abocado a la Trascendencia por ser imago Dei, y como meta en si mismo. Hemos comprobado mejoras ms audaces en los tratamientos, cuando junto con la medicacin correspondiente que se haya prescrito al paciente con transtornos de ansiedad o del talante, se le da terapia sobre el valor de ser persona, se le descubre su trascendencia y hecho a la trascendencia. Que somos una identidad espiritual y corprea. Debemos ensear al hombre a "ser por", a "ser con" y a "ser para". Tomar la vida como un proyecto, el ms apasionante que tenemos entre manos si sabemos transmitir con la familia esa esperanza. Introduccin. Estamos seguros de que no hay, de las personas que se atrevan y tengan la paciencia, de leer este trabajo, una sola que no haya visitado en su vida, alguna vez a un psiclogo o psiquiatra. Si Ud. valiente lector piensa dar un paso al frente, antes de darlo encomiendo que analice si no ser Ud. el psiclogo o el psiquiatra. Ruego me perdonen esta pequea licencia. Hace muy pocos aos, las visitas a alguno de estos especialistas se efectuaban en oculto, por temor a ser calificados de desequilibrados.

Hoy en da, con un mundo cada vez ms neurotizado, estas especialidades se consideran como de uso casi diario, de frecuencia casi semanal o quincenal. Ya no son anormales, estn de moda. Viendo una estadstica reciente de USA, que es un buen reflejo del mundo occidental, leemos que en una poblacin comprendida entre los 18 a 54 aos padecen: - Transtornos del talante: 8,6 % - Transtornos de ansiedad: 16,8 % - Transtornos psicticos: 1,4 % Esto es un 26,8 % de la poblacin padece algn tipo de transtorno. Alcanzando el honroso segundo puesto detrs de las enfermedades cardiovasculares en cuanto a gastos sociales y econmicos. Las causas son ciertamente muy variadas, en este trabajo nos ceiremos a una que en nuestra experiencia clnica nos ha demostrado ser muy importante: la comprensin reduccionista de lo que es ser persona. Una vez analizado este punto y su significado, la dignidad de ser persona, atenderemos a lo que consideramos como el medio ms idneo para la trasmisin de este concepto, la institucin familiar. Los psiclogos positivistas nos ensean que el alma de un nio es como una "tabula rasa", que en ella aparece lo que otros escriben, por eso tal vez, el conductismo, basa todo en el adiestramiento, en el ambiente familiar, pero en este afn de investigar la conducta su prediccin y control, los conductivistas pierden por el camino a la persona. Tal vez por eso toda psicologa que quiera solo atenerse a lo perceptible por los sentidos, a la fra observacin por si sola, no ve nada esencial. Este no ver lo esencial, es causa, o al menos en gran parte, de la tristeza. Tristeza que es el resultado de un fraude existencial y que la conciencia no tolera. Tesis. Pero adentrmonos en los conceptos de dignidad de la persona. Si atendemos al diccionario tenemos que: Digno: Del lat. dignus. 1. adj. Que merece algo, en sentido favorable o adverso. Cuando se usa de una manera absoluta, indica siempre buen concepto y se usa en contraposicin a indigno. 2. [adj.]Correspondiente, proporcionado al mrito y condicin de una persona o cosa. 3. [adj.]Que tiene dignidad o se comporta con ella. Dignidad: Del lat. dignitas, -atis. 1. f. Calidad de digno. 2. [f.]Excelencia, realce. 3. [f.]Gravedad y decoro de las personas en la manera de comportarse. 4. [f.]Cargo o empleo honorfico y de autoridad. 5. [f.]En las catedrales y colegiatas, cualquiera de las prebendas que corresponden a un oficio

honorfico y preeminente, etc. 6. [f.]Persona que posee una de estas prebendas. . t. c. m. 7. [f.]... la del arzobispo u obispo. Las rentas de la DIGNIDAD. 8. [f.]En las rdenes militares de caballera, los cargos de maestre, comendador mayor, clavero, etc. Dietrich von Hildebrand sobre la dignidad nos da visiones muy profundas y acertadas. Nos dice que el amor y respeto es lo que nos hace ser libres y, por tanto, tener dignidad. La dignidad es aquello que constituye la condicin para que algo sea fin en si mismo, eso no tiene precio, sino que es un valor interno. La autonoma es el fundamento de la dignidad de la persona humana, que en palabras de Boecio, es la sustancia individual de toda naturaleza racional. Basndonos en esa autonoma nos atrevemos a apostillar que la templanza, el desprendimiento de los bienes materiales -que contraste con esta sociedad de consumo y materialista- suscita indefectiblemente la sensacin de dignidad, ya que implica que quien obra as, con esa moderacin, se muestra suficientemente radicado en su vala interior hasta tal punto de que considera que lo que le rodea es superfluo y puede renunciar a ello, de esta misma forma vivir con entereza, asombrar por su dignidad. Los fenomenlogos Edmund Husserl, Max Scheler y Dietrich von Hildebrand, evocan todos la dignidad de la persona, y el filsofo y telogo Robert Spaemann la nocin de lo absoluto en el ser humano. Que entendemos por absoluto?. Alguien es digno cuando de un modo u otro, respeta, ama, y es libre, se muestra persona, independiente, ilimitada sin restricciones, y como dice Santo Tomas de Aquino: "dignitas est de absolutis dictis" (Contra Gentes - C.G., III, 112), para conocer la dignidad del hombre tendremos que responder de que modo y manera puede considerarse absoluta en su dignidad una persona humana, este absoluto lo veremos bajo tres aspectos: 1. El hombre es un absoluto en cuanto se encuentra desligado de las condiciones empobrecedoras de la materia. Cuando su acto de ser descansa en su alma espiritual. As y solo as su dignidad ontolgica resulta infinitamente superior a la de todos los dems seres vivos. Su grado de ser es infinito con respecto de los dems seres. El individuo no personal, que no reflexiona de su ser absoluto, es tan solo un momento, es parte de un todo, pero no deja de ser un evento pasajero. La persona es en si, no la parte de un todo, es un sujeto dotado de eternidad. 2. El hombre es un ser absoluto por su acabada independencia axiolgica frente a todos los de su especie. El valor del hombre no viene determinado por una relacin subordinada respecto a sus congneres. El hombre es imago Dei, por esta imagen es alguien delante de Dios y para siempre. 3. El hombre es un absoluto y por ello se revela como un fin terminal, como meta en si mismo. Por su trascendencia respecto al conjunto de las cosas materiales y por destacarse de los dems de su especie, el hombre se recoge en si mismo y aparece como valor autnomo que impide su instrumentalizacin, el ser empleado como medio para lograr otras cosas. De todo ello, consideremos que nada hay ms importante a la hora de juzgar una conducta que considerar si su objeto es un ser humano o no. Para un humano nada hay ms importante que el ser humano. Lo visto hasta el momento no es banal, sino de gran aplicacin prctica. El diagnstico de las

enfermedades mentales es la piedra angular de la prctica clnica. Se necesita determinar la enfermedad que padece el paciente de una forma clara a fin de dar un tratamiento eficaz. En la determinacin de la enfermedad, a falta de pruebas objetivas claras por el momento (el avance en la gentica hace pensar en poder contar con ayudas eficaces a medio plazo), el relato del propio paciente y la observacin conductual son los puntos clave para establecer pues un diagnstico. Los ms recientes estudios con gemelos monocigticos, que comparten el 100% del ADN y dicigticos nos sealan que los genes no explican suficientemente la aparicin de la esquizofrenia, por ejemplo. Que hay que tener en cuenta el propio desarrollo cerebral y factores ambientales. En las afecciones psiquitricas pues se entremezclan la gentica y la experiencia vivida. Aunque por su vulnerabilidad biolgica a unos individuos les afecte ms que a otros una experiencia determinada. Las ansiedades, depresiones, paranoias, el estrs, ... cuando no se vislumbra una salida, la frustracin se hace mayor, se pierde la esperanza del cambio, el enfermo se percata de haber perdido la iniciativa y que junto con la prdida e incomprensin de la sociedad y/o de la familia se exacerba su angustia. En especial los transtornos del talante y ansiedad experimentan grandes mejoras si junto con la medicacin correspondiente: benzodiazepinas, betabloqueantes..... se le proporciona al paciente una terapia que le haga descubrir su valor como persona y que est hecho por lo tanto a la Trascendencia. Sigamos pues profundizando en ese concepto de persona que hemos ya predefinido. Cito un prrafo de Toms Melendo y Lourdes Milln-Puelles en su ensayo sobre la dignidad : "En el caso de las personas, cabra hacer la siguiente ilacin configuradora: a) Dios las quiere en s y por s, por cada una de ellas; b) como consecuencia de ese decreto primigenio, y en estricta coherencia con l, les confiere el ser en s y por s; c) de resultas, las dems personas creadas deben tambin quererlas en s mismas y por s mismas, adecundose a las exigencias del ser que las constituye. (...) la superioridad ontolgica de la persona, su ser en s y por s, se configura como el cimiento radical, metafsico, de la ilicitud de todo comportamiento que tienda a tratarla como un objeto, manipulndola o instrumentalizndola". Con esta fina agudeza se abren unas nuevas perspectivas que puntualizan bien el concepto de persona y el por qu de su dignidad, la persona es un ser que por tener, no solo instintos, sino tambin entendimiento y libertad es capaz de sentir necesidades morales, tanto con relacin a su cuerpo como a su espritu y que por ello, tiene tambin derecho a satisfacer esa doble clase de necesidad. De esta apertura al ser sin restricciones estriba la vertiente espiritual de la subjetividad humana. El espritu es el ente que vive de algn modo la infinitud del ser. Somos una identidad a la vez espiritual y corprea, somos medio cuerpo y medio logos. Somos un espritu encarnado, no debemos olvidarlo. En esta apertura al orden trascendental es justamente el horizonte mental que nos permite remitirnos al Ser Trascendente. Solo de esta manera, con esta apertura a los otros -vida social y al Otro Trascendente-, puede el hombre superar la angustia esencial de su ser y dirigirse a la absoluta infinitud del ser sin restricciones al que constitutivamente tiende.

No es que sea el Ser irrestricto, pero gracias a su vertiente espiritual, vive la infinitud del ser. Esa elevacin tendente al bien comn, le permite superar la radical estrechez del egosmo por el que se encerrara a su bien particular que no sera un bien sino una apariencia de bien. La subjetividad humana es la que define una persona, nos atrevemos pues a proponer, y tal como deca Boecio, que la persona es: ... sustancia individual de naturaleza racional, abierta a la infinitud del ser y substante de la conciencia y la volicin ... Pero adems de substante, no olvidemos que la persona es ante todo subsistente: sujeto que es en s. Esta es evidentemente una perfeccin que no puede faltar al ente de mayor rango ontolgico (rationalis naturae). Es la suficiencia por la que un ente est en s mismo completo, excluyendo por tanto la posibilidad de ser con otro. Es la subsistencia la cualidad que confiere a la naturaleza la capacidad de ser en s, lo que la hace cerrada. Es suficiencia repetimos, plenitud por la que un ser est en s mismo completo. Por todo ello podemos decir que en virtud del libre albedro, los seres de naturaleza racional son ms individualistas. Pero esta insolidaridad que apuntamos no es ciertamente efecto de la individualidad del ser humano ni tampoco de la conciencia que esa tiene de su propia intimidad. Es pues una clausura que no excluye la posibilidad de recibir, es ms bien una dependencia entitativa, no absoluta. Esta dignidad pues del hombre, como sujeto que subsiste en la apertura a la infinitud del ser es independiente de su conducta. Un hombre podr ser mejor que otro, segn valoremos su conducta, pero tan persona ser una como la otra. La dignidad ontolgica supone el libre albedro pero no est determinada, pues, se entiende por su buen o mal uso que se haga de esa libertad. Pero eso no quita que tengamos un deber general de mantenernos a la altura de su dignidad. Como consecuencia de la supeditacin de la dignidad humana a la apertura, a la infinitud del ser, nos lleva a que su mejor expresin est cuando se subordina al logro del bien comn. La persona posee por tanto un grado de independencia y de distincin respecto al cosmos muy superior a la de cualquier otra realidad intramundana. Slo el hombre, que llega a la vida consciente, aunque viva en la materia es capaz de despegarse a la ley determinante del Universo, gracias a una vida espiritual deliberada, libre y responsable que revela un ser subsistente. Slo l es persona. Se posee cognoscitivamente, es libre y por consiguiente responde de sus actos que estn sometidos a una ley moral y vinculante pero sin imponerle una necesidad fsica sino tan solo moral. En estos momentos de la exposicin podemos dar una idea sobre el filsofo Xavier Zubiri: "... por ser persona, todo ser personal se halla referido a alguien de quien recibi su naturaleza y a alguien que pueda compartirla. La persona est esencial y constitutivamente ... formalmente referida a Dios y a los dems hombres... ". Tenemos pues ya definida esas dependencias del hombre, en la esfera biolgica y econmica depende de la comunidad. Pero en las esferas superiores esa dependencia ya no es tan absoluta. El ser espiritual del hombre deriva de Dios, no se constituye en virtud de la comunidad. Pero a su vez tenemos que no es posible su desarrollo perfectivo sin la comunidad, por eso podremos decir que el hombre es persona en funcin de la comunidad, y conquista su personalidad en y por la comunidad.

Las facultades espirituales, pues, yacen como posibilidades, estn en potencia, se actualizan por la comunicacin. La inteligencia y la imaginacin, los sentimientos y la voluntad, son liberados, aparecen al contacto con la comunidad humana. Al igual ocurre con los valores sobrenaturales. Dios, en efecto, llama al hombre a la salvacin no aisladamente, sino constituyendo un pueblo. El hombre no se entendera, nada en l tendra sentido si lo consideramos como un individuo aislado e incomunicado de los dems. Comprender al hombre, entenderlo, implica relacionarlo en todas sus esferas vitales: bioqumica, econmica, espiritual y sobrenatural, ... en una comunidad y en una necesaria apertura a los dems. El telogo Michael Schmaus que define el hombre como persona y como ser colectivo nos da siete dimensiones del hombre como persona: 1. Homo religatus, por su constituyente originario de creatura. 2. Homo dialogicus, por su sociabilidad a los otros. 3. Homo sapiens, por su apertura a la trascendencia. 4. Homo viator, por su libre autorrealizacin tica heternoma. 5. Homo faber et economicus por sus relaciones de dominio con la tcnica y ciencia. 6. Homo historicus, por su libre autorrealizacin en sociedad. 7. Homo ludicus, por su necesidad de espacios festivos de distensin y contemplacin de la belleza. Dimensiones que no convienen olvidar en las sesiones clnicas de terapia con los pacientes. Estamos pues ya en condiciones de concluir cmo conquista el ser humano su personalidad: abrindole a ese mundo de la trascendencia que en tantas ocasiones ignora, facilitando as mejoras ms rpidas y el consiguiente aumento de la autoestima personal del paciente. Conclusiones. La persona conquista su personalidad con la calidad de sus relaciones. Esto se lograr dejando en segundo lugar el logro de la propia perfeccin para buscar en primer trmino, nuestro " ser con " nuestros semejantes saliendo del egocentrismo. Debemos pues, ensearle al hombre: 1." Ser por ". Necesita comprender que somos fruto de generaciones precedentes, de filiacin. Que aunque nos vengan dadas, impuestas, debemos saber aceptarlas libremente para llegar a la autorrealizacin. Si estas relaciones son rechazadas termina uno no aceptndose a s mismo y al Creador. 2." Ser con ". Se refiere a sus relaciones conyugales y convivenciales, relaciones que la naturaleza sugiere indisolubles, fieles, abiertas a la vida con el fin de asegurar la supervivencia del hombre y la sociedad en la historia. 3." Ser para " Nos referimos aqu a las relaciones de produccin y de procreacin. El hombre es capaz de construir libremente el mundo y su historia, de dirigir, de orientar su destino. De elegir ser "con y para " Dios, o ser "sin y contra" l. Esta triple conjugacin de ser "con, por y para" nos lleva al mundo de la afectividad, de los sentimientos.

Los sentimientos son capaces de modificar nuestra percepcin de la realidad, resultando en cierto modo incontrolables llegando a constituirse en verdaderas tragedias. No hay experiencia humana, podemos pues decir, que no sea tambin una experiencia afectiva. El hombre es un ser en el mundo, es como decamos, un ser encarnado en el mundo, siendo la afectividad esa unin del universo exterior y el interior, estamos afectados por el mundo y esto mismo condiciona nuestra relacin con l. Cuando la vida afectiva lleva a la apertura del ser humano, llevndole a una emotividad ni excesiva ni deficitaria, decimos que constituye una ayuda para conseguir una existencia lograda. Sobre la realizacin de una vida afectiva plena, ante Dios no puede haber tampoco ningn "neurtico" o enajenado. Esto slo ocurrira si espiritualmente no vive ante Dios sino solo ante el hombre en el que no puede encontrar el t de su yo sino solamente el yo. El hombre pues podr fracasar en el mundo, ser un intil social, podr pasarle de todo, pero si tiene verdaderamente fe en Dios, no se volver loco. La madurez personal lograr que la afectividad no pierda ese carcter unificador. Hay pasiones que se inician en el cuerpo y terminan en el alma, como el dolor somtico, y otras en el alma y terminan en el cuerpo, como la tristeza. Toda imagen del hombre que no sea capaz de considerar sus tres dimensiones fsica, psquica y espiritual, como contempla la fenomenologa, incurrir en un reduccionismo. No se puede ayudar a una persona que acuda a nosotros a partir de una concepcin antropolgica que considere al hombre menos de lo que es, hay que contemplar tambin su dimensin teolgica. El hombre verdaderamente afectivo, lo que desea, es tener un motivo para ser feliz, no que se sienta feliz. El hombre vive inmerso en el tiempo, es un ser en el tiempo. El tiempo es el corazn de la existencia y la fase ms importante del tiempo para el hombre no es ni el presente ni el pasado, sino el futuro. El hombre solo se comprender a s mismo proyectndose sobre el porvenir y dotndolo de esperanza hacia la eternidad. Los medios. La persona humana es abierta al mundo y en especial al de las personas, es enriquecedora, cada hombre es alguien que puede mirar a otro alguien y vivirse emulado por l. Esto constituye la base antropolgica del modelo de imitacin. La presencia de valores que estn realizados en la vida de una persona nos exige, nos estimula a encarnarlos tambin nosotros. Esto es lo propio del aprendizaje humano, la conducta valiosa de una persona puede ser paradigma de la conducta de otros. El hombre est necesitado de testigos de lo trascendente, basta ya de lderes. El hombre es el nico ser vivo que necesita aprender a comportarse como lo que es. No es solo gentica sino cultura: traditio. Necesita recibir de los dems, de los padres, lo necesario para comenzar a conducirse en la vida, es un ser social. Esa debilidad biolgica, esa inadaptacin fisiolgica, su precariedad instintiva hace al hombre

biolgicamente inexplicable teniendo en cuenta solo las leyes generales de la evolucin. Tenemos que acudir al factor cultural para explicar su supervivencia y superioridad sobre el resto del reino creado. Los animales se adaptan al medio fsico, el hombre adapta el medio fsico a su propia vida, a esto le llamamos habilitacin cultural. Educar es habilitar la libertad porque est en el hombre no es absoluta, necesita un subsuelo, sin educacin no es posible la libertad. A ser libre se aprende. Por ello, no es constructivo que la conducta del educador no responda a las expectativas que de l se esperan. Por eso sobre un educador tenemos que fijarnos en: el ser del educador, lo que hace y lo que dice. Los educadores: padres y profesores, su tarea no consiste solo en ensear, en aportar conocimientos; su tarea es mucho ms importante y engrandecedora: Educar. Hoy en da no est bien visto hablar del modelado en pedagoga, pero sin embargo se practica en todos los mbitos de la vida social y cultural. Si queremos preparar personas para la vida hay que educar en los valores y estos encarnados en ciertas personas, que los seres humanos se puedan sentir honrados testigos, como decamos antes. Corolario. Por todo ello concluimos que la vida es el arte del encuentro, es relacin. Las neurosis estn ah, por mucho que est de moda o no este concepto, son una forma de rebelin contra la realidad. En una sociedad en desintegracin abundan las opiniones contradictorias debido a la confusin mental imperante, a la ausencia de la verdad porque todo es verdad. En esta sociedad las neurosis aumentan ya que sus fuentes, el estrs y las frustraciones ambientales, aumentan con las quiebras sociales y culturales. Es por ello que solo en la familia, que nos vemos obligados a calificar de natural, educando en unos valores encarnados, es donde se protege al hombre contra las neurosis, porque le ensea a ser persona. Valores que son necesarios, en especial a los adolescentes, porque la vida hay que empearla en algo sino se malgasta. El descubrimiento de ese alguien o algo por lo que vale la pena gastar la vida en su servicio es lo que llamamos valores. Estos valores como las personas son diversos. Pero valores que hay que vivir y transmitir, para que el adolescente, de esos valores recibidos, de su examen de ser "de, con y para", los asuma o cambie, es necesaria esa motivacin, si nada descubre nada le motivar. Es en la familia donde nuestros jvenes por el temperamento heredado biolgicamente se socializan, se forman, forjando el carcter y su personalidad, decidiendo que hacer con su vida. El temperamento se hereda, el carcter se forja y la personalidad se adquiere, siendo la familia el lugar idneo, por ser el lugar donde, se ama a la persona por lo que se es y no por lo que se tiene, para su consecucin. La raz de la motivacin consiste en que la vida nos parezca interesante, que tengamos esperanza de realizar en nosotros ciertos valores por arduos que nos parezca darles alcance. Hay que tomar la vida como un proyecto. El proyecto de ser persona, lo cual es una aventura

apasionante. Es afrontar con decisin el reto maravilloso de vivir para VIVIR. Palabras Clave. Dignidad: aquello que constituye la condicin para que algo sea fin en si mismo, es un valor interno. Persona: sustancia individual de naturaleza racional, abierta a la infinitud del ser y substante de la conciencia y la volicin. Valores: alguien o algo por lo que vale la pena gastar la vida en su servicio. Bibliografa. Sobre la figura de Boecio, su obra ms conocida La consolacin de la Filosofa publicada por Alianza Editorial, Madrid, 1999. Para una comprensin ms detallada sobre Edmund Husserl, Max Scheler y la corriente fenomenolgica, el libro de Dietrich von Hildebrand: tica; de la Editorial Encuentro, Madrid 1983. La cita de Toms Melendo y Lourdes Milln-Puelles se ha recogido de su ensayo: Dignidad de Ediciones Universidad de Navarra S.A. (EUNSA), Pamplona, 1996. Sobre el telogo Michael Schmaus, la recopilacin sobre: Teologa Dogmtica de Ediciones Rialp, S.A. Madrid, 1960. De la obra de Robert Spaemann, el ensayo sobre cuestiones fundamentales de tica, editado por Ediciones Universidad de Navarra (EUNSA), Pamplona, 1998. Se ha seleccionado de los textos sobre Santo Toms de Aquino, la Suma contra los gentiles publicados por B.A.C., Madrid, 1967. Del filsofo Xavier Zubiri: Panorama bibliogrfico de la Editorial Revista Agustiniana, Madrid, 1993. Agradecimientos. Este trabajo de investigacin est dedicado a la Fundacin Psicologa y Cristianismo, y a los miembros de la Comunidad de Psiclogos Cristianos.

IGLESIA Y PEDERASTIA. Una aproximacin al derecho cannico y la ley de proteccin de menores. Un anlisis crtico sobre los casos de abusos sexuales en las dicesis de EE.UU. Autores : Jos Mara Amens Vidal. Psiclogo Clnico y Social (docencia e investigacin desde 1984) por la Universidad Central de Barcelona. Miembro fundador y Administrador de la FPC. Carmen Martnez Ibez. Diseo Grfico y Bellas Artes por la Universidad Central de Barcelona (Espaa). Fundacin Psicologa y Cristianismo. c/ Museo, nm. 26 1 1. 08912. Badalona (Barcelona). Espaa. e-mail : info@psicologos.tk url : www.psicologos.tk ndice : Sumario. 1. Benedicto XVI y la legislacin cannica que condena los delitos sexuales. 2. La renuncia al estado clerical es la pena impuesta a los acusados de abuso de menores. a) SNAP y Archidicesis de los Angeles (EE.UU). b) Derecho eclesistico y penas cannicas. 3. ltimas sentencias condenatorias contra los sacerdotes pederastas. a) Las resoluciones judiciales en las archidicesis norteamericanas por casos de violacin. b) El Consejo de Europa aprueba una convencin para proteger de abusos sexuales a los menores de edad. 4. Cdigo de conducta para la proteccin de menores en la Iglesia Catlica. Pautas de un ambiente sano para nios y jvenes. a) Pautas generales de comportamiento con nios para todos los adultos. b) Gua para supervisores de nios en actividades de grupo. 5. La Conferencia de Obispos Catlicos de EE.UU. y los programas de asistencia a las vctimas de violacin. 6. Apndice. Lista negra de pedfilos en la Archidicesis de los Angeles. 7. Notas y textos. Un sincero compromiso de la Iglesia para combatir el crimen de la pederastia. a) Aclaraciones del Cardenal J.Herranz, Presidente emrito del Pontificio Consejo para los Textos Legislativos del Vaticano. b) Declaraciones del P. Federico Lombardi, Portavoz del Vaticano. 8. Palabras Clave. 9. Agradecimientos. 1. Benedicto XVI y la legislacin cannica que condena los delitos sexuales. Ya en el Cdigo de Derecho Cannico de 1917, canon 2359, prrafo 2, y en el Cdigo reformado de 1983, canon 1395, prrafo 2, hay una referencia precisa : "El clrigo que haya cometido delitos contra el sexto precepto del Declogo, si en realidad el delito se ha cometido con un menor de edad, ser castigado con penas que no excluyen la dimisin del estado clerical, cuando el caso lo requiera". Juan Pablo II, el 30 de abril de 2001, public la carta apostlica "Sacramentorum sanctitatis tutela" con las "Normae de gravioribus delictis Congregationi pro Doctrina Fidei reservatis" donde se reserva a la Congregacin para la Doctrina de la Fe la competencia exclusiva en esta materia detallando una serie de delitos graves, entre ellos la pederastia (Comunicado oficial de la Oficina de Informacin del Vaticano, 21 de Marzo 2002. Cardenal Daro Castrilln Hoyos, Prefecto de la Congregacin para el Clero). La Instruccin "Crimen sollicitationis", vigente hasta ese momento, y que fue emitida por la Suprema Sagrada Congregacin del Santo Oficio el 16 de marzo de 1962, hoy en da la actual Congregacin para la Doctrina de la Fe, requera adecuarse a los nuevos tiempos y cdigos de derecho cannico promulgados en estos asuntos, siendo as aprobado, confirmado y promulgado por el Sumo Pontfice Juan Pablo II en su Carta Apostlica Motu Proprio Sacramentorum sanctitatis tutela, el delito contra el sexto mandamiento del Declogo cometido por un clrigo con un menor de dieciocho aos de edad (Carta de la Congregacin para la Doctrina de la Fe a los Obispos de toda la Iglesia Catlica y a los dems Ordinarios y Jerarcas interesados, acerca de los delitos ms graves, que estn reservados a dicha Congregacin. Roma, 18 de mayo de 2001. Joseph Card. Ratzinger - Prefecto y Tarcisio Bertone, S.D.B. Arz. em. de Vercelli - Secretario). S.S. Benedicto XVI, el Cardenal Joseph Ratzinger era el Prefecto de la Congregacin para la

Doctrina de la Fe, en ese momento cuando se aprob la legislacin cannica que condena explcitamente los delitos sexuales cometidos por ministros de la iglesia : 1) indicando el camino para erradicar el abuso de menores entre los sacerdotes, diconos, religiosos y seminaristas. 2) exigiendo la reaccin firme de toda la Iglesia contra los casos de abusos sobre menores. 3) pidiendo una atencin especial hacia las vctimas. El Santo Padre Benedicto XVI expresa que los daos causados por los abusos sexuales son tan profundos que por tratarse de actos criminales irreparables son an ms graves cuando quien los cometiere es un eclesistico en el ejercicio de sus funciones. Citamos sus palabras : En vuestros continuos esfuerzos por afrontar de manera eficaz este problema es importante establecer la verdad de lo que ha sucedido en el pasado, tomar todas las medidas adecuadas para evitar que se repita en futuro, asegurar que los principios de justicia sean plenamente respetados, y sobre todo, proporcionar una curacin a las vctimas y a todos los que han quedado afectados por estos crmenes atroces (Discurso de Benedicto XVI a los obispos catlicos de Irlanda durante la visita ad limina Apostolorum, el 28 de octubre, 2006). 2. La renuncia al estado clerical es la pena impuesta a los acusados de abuso de menores. a) SNAP y Archidicesis de los Angeles (EE.UU). La publicacin de la lista negra de pedfilos en la Archidicesis de los Angeles, atiende a la demanda realizada por los sobrevivientes de las violaciones, que revierte en su conjunto en la asociacin SNAP ("Survivors Network of those Abused by Priests"), cuyos datos proceden directamente de los expedientes desclasificados de la misma Archidicesis de los Angeles "Summaries from Clergy Files", pues se trata de los sacerdotes, diconos, religiosos y seminaristas con antecedentes penales que cometieron delitos sexuales y que por esta causa la misma Archidicesis de los Angeles por mandato judicial debi responder por su responsabilidad civil subsidiaria con la indemnizacin de 508 vctimas de sus crimenes de pederastia, segn el ltimo acuerdo alcanzado a mediados de julio 2007. b) Derecho eclesistico y penas cannicas. En la entrevista con el actual Cardenal Julin Herranz, Presidente del Pontificio Consejo para la Interpretacin de los Textos Legislativos realizada por Radio Vaticano, con motivo del 20 Aniversario del Cdigo de Derecho Cannico, el 25 de enero de 2003, y a la pregunta sobre qu soluciones haba sugerido la justicia eclesistica para la delicada cuestin de los sacerdotes norteamericanos acusados de pederastia, respondi que sencillamente se haba limitado a recordar que en el Derecho universal de la Iglesia ya existen medios para la solucin justa. Esta solucin justa significa que deben ser tutelados los derechos de todos, los derechos obviamente en primer lugar - de las vctimas; en segundo lugar, los derechos de los pastores de las comunidades que estn afectadas por estos delitos terribles, pero tambin los derechos de aquellos que son acusados como culpables. Qu es lo que ocurre?. Que hay que llevar a cabo - y esto lo hace muy bien el Derecho Cannico - algo fundamental en todo ordenamiento jurdico que pertenezca a la civilizacin del Derecho. Tres cosas: primero, que se compruebe la veracidad de los hechos, porque las acusaciones pueden ser tambin falsas; verificar la culpabilidad de las personas y asegurar el derecho de defensa a travs de un proceso justo. Estas cosas se encuentran ya en el derecho procesal de la Iglesia y se encuentra tambin la sancin contra este horrendo tipo de delito, que es la sancin ms grave que se le puede imponer a un clrigo: la renuncia al estado clerical.

No se trata de una norma que la Santa Sede o la Iglesia hayan preparado ahora; se encuentra en el Cdigo promulgado en 1983 -que ahora recordamos-, y se encontraba tambin en toda la legislacin precedente de la Iglesia. Durante siglos la Iglesia jams ha sido tolerante con estas situaciones. 3. ltimas sentencias condenatorias contra los sacerdotes pederastas. Fuente : SNAP, Agencia EFE y REUTERS. a) Las resoluciones judiciales en las archidicesis norteamericanas por casos de violacin. De los 201 sacerdotes, diconos, religiosos y seminaristas acusados por Survivors Network of those Abused by Priests (SNAP), 113 sacerdotes constan en el informe oficial de la Archidicesis de los Angeles, publicado en febrero de 2004. Del total de sacerdotes 43 ya murieron, 54 ya no son sacerdotes y 16 permanecan en el ministerio. Del ltimo grupo, en 12 casos no se encontraron pruebas suficientes de violacin y cuatro han sido suspendidos de sus funciones. La demanda representa la ms alta que pag la Iglesia Catlica de EE.UU. con el abono de 660 millones de dlares. Las 508 vctimas de violacin han recibido ms de 1 milln de dlares cada una. En cuanto a indemnizaciones millonarias se refiere, tras el acuerdo segn declar David Clohessy, director de la Red de Supervivientes de los que sufrieron Abusos por Sacerdotes, es el mayor pacto alcanzado con la iglesia catlica de EE.UU. b) El Consejo de Europa aprueba una convencin para proteger de abusos sexuales a los menores de edad. A mediados del ao 2007 tambin el Comit del Consejo de Europa ha aprobado la Convencin sobre la Proteccin de los Menores contra la Explotacin y Abuso Sexual, y su Secretario General, Terry Davis, subraya que con esta Convencin se intenta que los Estados miembros y las instituciones refuercen su accin para prevenir y combatir las intolerables violaciones de derechos humanos ms fundamentales de los nios y nias. Con la Convencin sobre la Proteccin de los Menores contra la Explotacin y Abuso Sexual, aprobada por el Consejo de Europa, se crea un instrumento legislativo que pretende llenar los vacos legales y suplir las carencias de proteccin a menores que la misma Iglesia Catlica se ha visto incapaz de ofrecer hasta el momento a cambio de los repetidos casos de abusos de menores que han saltado a la prensa y se suman en su haber. 4. Cdigo de conducta para la proteccin de menores en la Iglesia Catlica. Fuente : USCCB y Archidicesis de Arlington. A continuacin transcribimos los aspectos ms importantes que definen el cdigo de conducta para el personal de la Iglesia en la dicesis de Arlington, que nos sirve de consentimiento informado y a modo de ejemplo, para mostrar las medidas adoptadas por las instituciones eclesisticas en el mbito pastoral con el fin de aportar soluciones efectivas a las carencias observadas hasta el momento en materia de proteccin de menores. Asimismo, y con este propsito citamos la carta pastoral de Monseor Paul S. Loverde, Obispo de la Dicesis de Arlington, publicada con fecha 30 de noviembre de 2006 : Comprados a gran precio. La pornografa: un ataque al templo vivo de Dios; como fuente de referencia que ofrece una visin rigurosa sobre el necesario comportamiento de los orientadores en la pastoral de la Iglesia.

Pautas de un ambiente sano para nios y jvenes. La dicesis de Arlington est comprometida a proveer un ambiente sano para nios en todas las actividades y ministerios de la dicesis. Los nios son el regalo ms precioso y todos los fieles cooperan en tomar toda accin razonable para garantizar su seguridad. El Cdigo de Conducta es un instrumento importante en crear un ambiente sano para los nios. Este cdigo clasifica comportamientos y actividades que son inapropiados para aquellos que trabajan con nios. El propsito del cdigo es dar a conocer a los empleados y voluntarios de los comportamientos que no son aceptables y permitir un seguimiento de todas las actividades juveniles. Estas pautas son aplicables a todas las actividades diocesanas de las iglesias y de las escuelas catlicas en la Dicesis de Arlington. Para el propsito de este cdigo "nios", "nio", "joven" o "persona joven", se usa para indicar a cualquier persona menor de 18 aos. Estas pautas no se aplican a padres o padres adoptivos ni a los hijos bajo su cuidado. a) Pautas generales de comportamiento con nios para todos los adultos. 1. Slo sacerdotes, seminaristas o su familia inmediata pueden pasar la noche en la casa parroquial. Slo sacerdotes, seminaristas o individuos de su familia inmediata pueden ser admitidos en las reas de convivencia personal dentro de la casa parroquial. 2. Nunca se le debe ofrecer a un nio bebidas alcohlicas, tabaco, drogas o cualquier cosa que sea prohibida por la ley. 3. No se debe tener reuniones programadas o regulares con un nio sin conocimiento del padre o tutor. - Si hay necesidad de cuidado pastoral en privado con un menor, evite estar en ambientes solitarios. Planee reuniones a horas adecuadas y use lugares que sean apropiados. - Los adultos no deben estar solos con un menor en dormitorios, cuartos de almacenamiento, baos, vestuarios u otro cuarto cerrado o rea solitaria que sea inapropiada para una relacin ministerial. - Limite tanto el nmero como la duracin de las sesiones, y haga las referencias correspondientes. 4. No de regalos valiosos o conceda privilegios especiales u oportunidades a un nio en particular. No se debern dar pequeos regalos a los nios sin permiso o conocimiento del padre o tutor. 5. Nios o personas jvenes que no sean de la familia, no pueden estar en la casa de un adulto sin la presencia de otro adulto responsable. 6. No use conversaciones, vocabulario, grabaciones, pelculas, o juegos inadecuados con menores. Es ilegal mostrar material sexual explcito o pornogrfico a nios o jvenes. 7. No tome fotografas a nios o jvenes cuando estn sin ropas o se estn desvistiendo. No tome fotografas de un solo nio o a un determinado nio sin el conocimiento del padre o tutor. 8. Los adultos no deben salir de viaje solos con un nio que no sea un miembro de la familia inmediata sin la autorizacin escrita del padre o tutor, la aprobacin del Pastor o supervisor y tiene que ir acompaado de otro adulto responsable. 9. Al tocar a una persona debe hacerse de acuerdo a la edad y mostrando respeto y amabilidad.

- Debe evitarse el luchar, hacer cosquillas o cualquier otro acto de "jugueteo" con un nio. - Debe evitarse el contacto fsico con un nio a solas. Un abrazo puede ser una muestra de amor y respeto. Sin embargo, debe hacerse siempre en presencia de otros y nunca a solas en un cuarto a puerta cerrada. - Si un nio inicia el contacto fsico, es propio responder de una forma apropiada y limitada. En todos los casos debe ser respetuosa. 10. Si usted se da cuenta de que hay una atraccin personal fsica inapropiada entre usted y una persona joven, mantenga limites profesionales claros entre usted y la persona joven y consulte con un supervisor. 11. Los jvenes no deben mantener llaves de las instalaciones de la iglesia. Si necesitan llaves por asuntos de empleo, esto debe examinarse cuidadosamente. 12. Esta prohibido ejercer disciplina fsica a un nio. b) Gua para supervisores de nios en actividades de grupo. 1. Supervisores son responsables de revisar el Cdigo de Conducta de la Dicesis de Arlington con los nios que se le han asignado. 2. Dos o ms adultos deben estar presentes en eventos con nios. - La proporcin recomendada de supervisores a nios es de 1 por 10 para viajes en el da y de 1 por 7 para actividades que duren ms de 12 horas. - En el caso que no haya un nmero suficiente de supervisores, el evento debe ser cancelado. - En ninguna circunstancia se puede usar un menor de 18 aos para cubrir el nmero requerido de supervisores. 3. Si una persona tiene que ir a un dormitorio con un nio, otro adulto tiene que estar presente con ellos. Si un supervisor permanece en un hotel u otro dormitorio con nios, el supervisor debe dormir en el suyo propio. Bajo ninguna circunstancia puede un adulto compartir la misma cama con un nio que no sea de la familia. 4. Los lugares deben ser supervisados durante todas las actividades de organizacin. 5. El vestuario debe ser modesto y de acuerdo a los valores cristianos. 6. Antes de llevar los nios a un viaje debe obtenerse un permiso de los padres, incluyendo un formulario de tratamiento medico. No suministre medicamentos de ninguna clase sin la autorizacin escrita de los padres. 7. Los participantes adultos deben abstenerse de tomar bebidas alcohlicas o de fumar en presencia de nios tanto durante el evento, como tambin en el viaje de ida y regreso. 8. Est prohibida la posesin o uso de drogas ilegales. 9. Est estrictamente prohibido usar objetos que puedan ser armas. 10. Si durante el viaje alguien se siente incmodo con la accin o intencin de otro, deber reportarlo de inmediato al supervisor.

11. Tanto los adultos como los jvenes deben participar de las actividades con los dems miembros del grupo. 12. Durante todas las actividades, especialmente en eventos sociales o danzas, debern haber supervisores disponibles en el edificio donde se desarrolle la actividad. 13. A los grupos de gente joven se le asignar un supervisor adulto especifico, quien monitorear y supervisar su comportamiento durante el evento. 14. En cualquier salida, se deber distribuir a los supervisores informacin que deber compartirse con los participantes para ayudarlos a familiarizarse con el horario del programa y la distribucin de las instalaciones donde se desarrollar el evento. - Es importante que los jvenes entiendan la importancia de la informacin sobre seguridad. - Un sistema confiable, parecido a "buddy system", deber ser usado cada vez que los nios vayan a viajes. - Deber designarse un lugar especfico donde los menores puedan encontrar al supervisor. o donde el grupo se ponga de acuerdo de encontrarse a una hora determinada. - En viajes en que haya que pasar la noche, los supervisores son responsables de establecer una hora determinada de llegada a sus cuartos y de cumplirla. Los supervisores deben revisar los cuartos despus de esta hora para asegurarse que los jvenes estn en sus cuartos y permanecen all. - Durante el evento los adultos no deben ir a ninguna parte a donde los jvenes no puedan ir con ellos. (salones de cctel , bares, etc). Todas las personas que trabajan desarrollando un ministerio o servicio voluntario dentro de la Iglesia en Arlington deben seguir estas reglas. El violar estas reglas es considerado un asunto serio y ser investigado y solucionado. Recordar que aquellos que trabajan con nios estn sirviendo como pastores del precioso regalo de Dios de la vida joven, deben reforzar siempre la necesidad de respetar los lmites y llevar una vida santa ejemplar. He ledo y entendido las reglas mencionadas en este Cdigo de Conducta de la Dicesis de Arlington. Intento seguir las reglas y monitorear y proteger los nios y jvenes en mi servicio a la iglesia. Nombre (por favor escriba con letra de imprenta) : Firma : Fecha : Iglesia/Escuela/Organizacin : 5. La Conferencia de Obispos Catlicos de EE.UU. y los programas de asistencia a las vctimas de violacin. Fuente : USCCB, Agencia REUTERS y Los Angeles Times. El Papa Juan Pablo II decidi citar en 2002 a los obispos estadounidenses en el Vaticano con el objetivo de recuperar la confianza de los fieles en Estados Unidos. All se decidieron nuevas normas para afrontar los casos de abusos sexuales que se presentaran en el futuro, y una muestra de ello la encontramos en el cdigo de conducta para la proteccin de menores en la Iglesia Catlica de la Dicesis de Arlington que sigue las directrices del programa de la Conferencia Episcopal de EE.UU. (Protecting God's Children Program).

En la comisin mixta creada "ad hoc" por el Vaticano con este fin se encontraba, por parte de la Santa Sede, el hoy Secretario de Estado, Tarcisio Bertone, lo cual es un signo de credibilidad en cuanto a los nombramientos efectuados por Benedicto XVI y la legislacin cannica que condena los delitos sexuales, que demuestran una vez ms un sincero compromiso de la Iglesia para combatir el crimen de la pederastia. La Conferencia de Obispos Catlicos de Estados Unidos (USCCB), divulg un estudio estadstico y otro complementario, como parte de sus esfuerzos por restaurar la fe de los 65.3 millones de catlicos en la institucin. Los resultados de ambos informes, que cubren el perodo entre 1950 y 2002, revelaron que el problema de la pedofilia es mayor de lo que se pensaba: 4.392 sacerdotes, un 4 % de un total de 109.694, fueron acusados del abuso sexual de 10.667 menores. De ese total, aproximadamente 6.700 casos presentaron suficientes pruebas, otros 3.300 no fueron investigados porque los sacerdotes ya haban fallecido, y otros mil no presentaron pruebas fiables para justificar una investigacin, segn asegur la Iglesia estadounidense. El estudio solicitado por la USCCB al Colegio John Jay para la Justicia Criminal de la Universidad de New York, que se bas en un porcentaje significativo de las 195 dicesis que respondieron a sus cuestionarios, agreg que ms de la mitad de los abusos denunciados fueron cometidos contra nios entre 11 y 14 aos; 81 % de las vctimas eran varones y 19 %, mujeres. El escndalo de los sacerdotes pedfilos empez en 2002 en Boston (Massachusetts). El caso se sald con la entrega de 85 millones de dlares a los demandantes. Segn un informe del fiscal general de Massachusetts hubo 789 vctimas de pederastas. Finalmente, y en la actualidad las indemnizaciones millonarias se han saldado a favor de 508 vctimas y por valor de 660 millones de dlares en la Archidicesis de los Angeles. El acuerdo alcanzado entre la Asociacin SNAP - Survivors Network of those Abused by Priests que represent a las vctimas y la Archidicesis de los Angeles (Summaries from Clergy Files), resolvi en una decisin sin precedentes la publicacin de los informes personales de los acusados citados para que se pueda conocer los responsables catlicos que encubrieron esos actos criminales. Desde 1950, los casos de abusos sexuales en numerosas dicesis de EE.UU. le han costado a la Iglesia Catlica ms de 2100 millones de dlares, a los que se suman las ltimas sentencias condenatorias contra los sacerdotes pederastas, un total de gastos dinerarios atribudo a la indemnizacin y asistencia psicolgica de apoyo a las vctimas de violacin, as como a la contratacin de servicios legales y tratamiento de los acusados, que en la mayora de los casos deberan ingresar en cualquiera de los hospitales psiquitricos de que dispone la penitenciaria del Estado, para cumplir condena y acceder a los correspondientes programas de rehabilitacin. 6. Apndice. Lista negra de pedfilos en la Archidicesis de los Angeles. Fuente : Los Angeles Times, SNAP y Archidicesis de los Angeles. 201 sacerdotes, diconos, religiosos y seminaristas identificados en la Archidicesis de "Los Angeles" y acusados de abuso de menores junto a los aos de comisin de sus delitos sexuales ... 3 acusados de 12 casos : Cimmarrusti, Mario, 1962-69 - Garca, Peter, 1961-83 - Harris, Michael A., 1972-90 2 acusados de 11 casos : Kearney, Christopher, 1971-84 - Lovell, Larry, 1974-85

2 acusados de 10 casos : Dawson, John H., 1972-82 - Falvey,* Mark, 1959-75 1 acusado de 9 casos : Ramos, Eleuterio, 1972-89 3 acusados de 8 casos : Barmasse, Kevin P., 1982-88 - Buckley, Michael D., 1965-75 - Fessard, Gerald B., 1965-79 2 acusados de 7 casos : Martnez, Rubn, 1970-81 - Vetter,* Henry Javier, 1953-73 7 acusados de 6 casos : Coughlin, Richard T., 1965-81 - Daley,* Wallace J., 1957-63 - Domnguez, Jess Jesse, 1973-88 Miller, George M., 1974-88 - Rodrguez, Carlos Ren, 1984-94 - Salazar, John Anthony, 1980-86 Van Handel, Robert, 1970-82 3 acusados de 5 casos : Atherton, Gregory, 1967-86 - Sandstrom, Lawrence, 1955-69 - Warren,* A. Thomas, 1991 9 acusados de 4 casos : Castro, Willebaldo, 1973-78 - Ginty,* Denis, 1932-80 - Kelly, Patrick, 1991 - Kohlbeck, Frank, 198183 - Miani, Titian Jim, 1957-67 - Pecharich, Michael, 1974-84 - Quinlan,* Celestine, 1957-63 Savino, Dominic, 1977-80 - Sheahan, John, 1961-65 14 acusados de 3 casos : Buckman, Franklin, 1962-81 - Caffoe, Lynn, 1973-94 - Casey, Edward, 1974-79 - Duggan,* Albert J., 1963-71 - Grimes,* James, 1958-59 - Lyons, Denis, 1968-82 - Marshall, Thomas, 1960-63 Nocita, Mike, 1975-84 - O'Connor, Donald, 1959-61 - Reilly, Terrence, 1959-76 - Ruhl, John, 197082 - Sullivan,* Thomas, 1952-58 - Wolfe,* Phillip, 1975-89 - Ziemann, G. Patrick, 1967-86 34 acusados de 2 casos : Abercrombie,* Leonard, aos 1970 - Ahumada, Arturo, 1999-2000 - Anderson,* Roger, 1981-83 Boyer,* Leland, 1973-82 - Cabot, Samuel, 1980-85 - Carey,* Cleve W., 1963-66 - Carriere,* David, 1978-79 - Cotter, Patrick J., 1963-64 - Cronin, Sean, 1972-80 - DeLisle,* Harold F., 1967-77 Gallagher,* George Michael, 1953-62 - Garca, Cristbal, 1980-84 - Hanley, Bernard Brian, 1965 Hawkes,* Benjamn, 1973-85 - Hernndez, Stephen, 1984-85 - Jaramillo, Lus, 1986-88 - Johnson, Dave, 1977-79 - Lindner, Jerold, 1973-85 - Loomis, Richard A., 1969-74 - Mahony, Roger, 1970-93 - McKeon,* Martn, 1962-65 - Moody, Michael Andr, 1980 - Pina, Joseph D., 1979-90 - Plesetz, Gerald, 1973-77 - Rowe,* Dorian, 1967-79 - Santillan, John, 1977-85 - Scott,* George, 1947-58 Sharpe,* Joseph, 1958-64 - Stadtfeld,* Joseph, 1958-66 - Stallkamp,* Louis G., 1974-79 - Tepe,* Raymond (Jos), 1958-68 - Van Liefde, Christopher, 1971-75 - Wadeson, John, 1973-77 - Weber,* Francis J., 1959 121 acusados de 1 caso :

Alzugaray, Joseph, 1967-70 - Arzube, Juan, 1975-76 - Balbn, Vctor, 1978-84 - Berbena, Christopher, 1980 - Berumen, Matthias A., 1990 - Brennan,* John Lawrence, 1954-56 - Cabaong, Honorato, 1978-84 - Cairns, James, 1971-73 - Carroll, Michael J., 1968-71 - Casey,* John Joseph, 1944-45 - Cavalli, Vincent V., 1966-68 - Coffield, John V., 1959-60 - Corral, Andrs S., 1981 Cosgrove,* John V., 1979-80 - Cousineau, David, 1970-73 - Cremins,* Daniel J., 1965-71 - Cruces, ngel, 1978-84 - Deady,* John P., 1956-57 - DeFore, Donald, 1977-78 - DeJonghe,* Harold, 198082 - Diesta, Arwyn N., 1982 - DiPeri, Joseph B., 1977 - Doan, Michael Son Trong, 1999 - Dober, Edward, 1989 - Doherty,* John B., 1967-69 - Dolan,* James, 1962 - Dowd,* Francis, 1963 - Dunne, Joseph, 1993 - English,* Thomas Patrick, 1969-70 - Farabaugh,* Clint, 1973-75 - Farmer, Donald G., 1967-69 - Farris,* John V., 1951-54 - Faue,* Mathias, 1965-67 - Fernando, Arthur, 1973-75 Fernando, Walter, 1980-81 - Fitzpatrick,* James J., 1962-63 - Fitzpatrick, Thomas Q., 1987 - Foley, George, 1971-74 - Ford, James M., 1968-71 - Gaioni, Dominic, 1977 - Granadino, David F., 198588 - Grill, Philip, 1965-66 - Guerrini, Roderic M., 1976-78 - Gunst,* George, 1955 - Guzman,* Vicente, 1931-41 - Haran,* Michael Joseph, 1948 - Havel, Thomas E., 1968-72 - Hill, Patrick, 197981 - Horvath,* Bertrand, 1971-74 - Hunt,* Michael A., 1957-58 - Hurley,* John J., 1949 - James, Joseph, 1958 - Jayawardene, Tilak A., 1990 - Jimnez-Pelayo, Emmanuel, 1975 - Jurez, Anthony, 1957-58 - Kareta, Greg, 1980 - Kavanaugh, Philip, 1973-74 - Keeney, John, 1974-76 - Kelly,* Matthew H., 1969-71 - Kenny, John, 1976-77 - Klikunes, Bruce, 1976-77 - Kohnke,* John, 1973-74 - Lacar, Sylvio, 1978-84 - Lapierre, David, 1983-84 - Len, Modesto, 1995-96 - Loofborough, Charles, 1978-81 - Lpez, Joseph, 1963-66 - Lorenzoni, Larry, 1957-58 - MacSweeney,* Eugene, 1959 - Maio, Eugene A., 1963 - Manning, Robert, 1970-71 - Martin,* James Aloysius, 1934-38 Martnez, Ernesto, 1965-66 - Martini, Richard M., 1990-91 - Mateo, Leonardo, 1959 - Mateos, Francisco, 1976-79 - McElhatton,* Thomas, 1943-45 - McGloin, James, 1963 - McHugh, Patrick, 1972-74 - McNamara, Patrick, aos 1960 - Mndez, Jos J., 1985-87 - Meyer, Louis L., 1968-69 Molthen,* Vincent, 1961-62 - Monte,* Alfred, 1947 - Nwankwo, Cyril, 1997 - O'Carroll,* Charles, 1956-58 - O'Dwyer,* Patrick F., 1959 - O'Loghlen, Martn, 1965-68 - Orellana, Samuel, 1987 Pacheco, Gary, 1975 - Peck, Daniel P., 1996 - Pena, Amado, 1981-83 - Pick,* Louis V., 1947 Ploughman, Bernard, 1963 - Porter, Thomas A., 1965-70 - Reilly, Patrick, 1980-84 - Roebert, Michael, 1969-70 - Roper, William, 1970-73 - Rozo Rincn, Efran, 1969 - Ryan,* Joseph Francis, 1945 - Salinas,* Gabriel, 1958-60 - Snchez, Juan, 1992 - Snchez, Manuel, 1978-81 - Schaller, Emmett Gilroy, 1979-80 - Scheier,* Maurice, 1948 - Sharkey, Joe, 1968 - Specialle, Stephen Emmet, 1985-86 - Sprouffske, Michael M., 1963-69 - Tacderas, Joseph, 1983 - Tamayo,* Santiago L., 1978-84 - Teluma, Lukas Bao, 1995 - Terra, Michael, 1979-80 - Thorne, Vance, aos 1970 Tresler, Carl D., 1998 - Tugade, Valentine, 1978-84 - Van ter Toolen,* Vincent, 1961 - Verhart, John, 1957-58 - Villa Gmez, Gillmero Nemoria, 1964-65 - Villaroya, Ernesto Corral, 1983 - Weitz,* Wilfred, 1959-61 - Wishard, John W., 1980 (*) Decesos, fallecidos y difuntos. 7. Notas y textos. Un sincero compromiso de la Iglesia para combatir el crimen de la pederastia. Frente a los escndalos de pederastia en la Archidicesis de los Angeles en Estados Unidos, recogemos dos valiosos testimonios que expresan el compromiso de Benedicto XVI y el Vaticano para poner fin a uno de los crimenes ms horrendos que durante aos se han perpetrado bajo el amparo de quienes siendo responsables eclesisticos debieron en su da denunciar los casos de abuso de menores a la justicia penal para depurar responsabilidades criminales. a) Aclaraciones del Cardenal J.Herranz, Presidente emrito del Pontificio Consejo para los Textos Legislativos del Vaticano. Fuente : ACI Prensa. La Iglesia no tiene tolerancia con inconductas sexuales, seala Card. Herranz. Roma, 25 mayo 2007.- En una entrevista concedida al diario socialista italiano Repubblica, el Presidente emrito del Pontificio Consejo para los Textos Legislativos del Vaticano, Cardenal

Julin Herranz, seal que es falso que la Santa Sede oculte o proteja a sacerdotes culpables de abusos o inconductas sexuales, y, por el contrario, aclar que los ministros pederastas reciben "penas gravsimas" al interior de la Iglesia, sin detrimento de un procedimiento penal en el fuero civil. La entrevista gir en torno al documental de la BBC "Crmenes sexuales y el Vaticano", una produccin inglesa que a raz de un documento interno de la Congregacin para la Doctrina de la Fe que reafirma la inviolabilidad del secreto de confesin, dedujo arbitrariamente y con testimonios manipulados, que el Vaticano "protega y ocultaba" a sacerdotes abusadores. El Cardenal Herranz explic a Repubblica que la legislacin cannica, por el contrario incluye "penas dursimas, las mximas que se le pueden infligir a un sacerdote", ya que "el bien de los nios est en el corazn mismo de la Iglesia, tal y como estaba en el corazn de Jesucristo". El Purpurado aclar que el documento en que se fundamentan las crticas del reportaje britnico, la instruccin vaticana "Crimen Sollicitationes" de 1962, no slo no tena por objetivo ocultar a los posibles abusadores de penas cannicas, sino que dicha instruccin no est por encima, sino que se rige por las normas del Cdice de Derecho Cannico de 1983, que "considera este tipo de hechos como delitos gravsimos, dando indicaciones precisas sobre procedimientos y penas". El Purpurado explic que ante un posible caso de pederastia, el obispo tiene el deber de abrir una investigacin inmediata atenindose a tres principios: "prevenir el escndalo, tutelar la libertad de los testigos y garantizar el curso de la justicia". El proceso puede llevar a la suspensin del sacerdote, incluso al retiro total de su estado clerical, sin perjuicio del proceso que pueda seguir ante la ley civil. Por esta razn, Herranz denunci las "intenciones poco limpias" por parte del documental, en el que se pretende implicar al Papa Benedicto XVI cuando era prefecto de la Congregacin para la Doctrina de la Fe, cuando en realidad "en 1962, slo era un simple sacerdote". Segn el Purpurado espaol, el reportaje de la BBC -que ser emitido en breve por la televisin pblica italiana (RAI), "pretende ensuciar la cara de la Iglesia y enfangar el sacerdocio catlico". b) Declaraciones del P. Federico Lombardi, Portavoz del Vaticano. Fuente : Agencia EFE y Radio Vaticano. La Iglesia no quiere ms sacerdotes y religiosos pederastas. Ciudad del Vaticano, 17 julio 2007. El portavoz del Vaticano, el jesuita Federico Lombardi, afirm que la Iglesia Catlica est dispuesta a comprometerse para que no se repitan los abusos sexuales por parte de sacerdotes y religiosos. Lombardi hizo estas declaraciones a Radio Vaticano al hablar del acuerdo alcanzado por la arquidicesis de Los Angeles para resarcir econmicamente a 508 vctimas de dichos abusos sexuales durante aos. "La Iglesia est dolida por el sufrimiento de las vctimas y sus familias debido a las profundas heridas causadas por comportamientos graves e inexcusables de algunos de sus miembros y est decidida a comprometerse de todas las maneras para evitar que se repitan similares vilezas", dijo Lombardi. El portavoz agreg que el acuerdo alcanzado, que supone un desembolso de 660 millones de dlares por parte de la arquidicesis, es tambin "una seal" de ese compromiso. "Es la seal de la decisin de cerrar una pgina dolorosa para mirar hacia adelante en la lnea de

prevencin y de la creacin de un ambiente siempre ms seguro para los nios y los jvenes en todos los mbitos de la pastoral de la Iglesia", subray. El jesuita agreg que "dado que el problema de los abusos en la infancia y su adecuada tutela no afecta slo a la Iglesia sino tambin a otras instituciones, es justo que tambin stas adopten las medidas necesarias". Lombardi manifest tambin que la Iglesia, "consciente" de su responsabilidad educativa hacia la juventud pretende asimismo participar "como protagonista" en la lucha contra la pederastia. Las declaraciones de Lombardi fueron acompaadas de un comentario de Radio Vaticano en el que se subraya el compromiso de la Iglesia "contra la plaga de la pederastia". 8. Palabras Clave. Buddy System : es un programa "Counter Measures" usado para la administracin, identificacin, cuantificacin y manejo de diversos tipos de riesgos. 9. Agradecimientos. Expresamos nuestro especial agradecimiento a Jos Antonio Tavera y Flix Pieros por la documentacin facilitada sobre el Tribunal Federal de California (U.S.A.) relativa a SNAP (Survivors Network of those Abused by Priests) y la Archidicesis de los Angeles (Summaries from Clergy Files), respectivamente.

ORTOTANASIA. Tratamiento vital y privilegio teraputico. Un estudio basado en el documento del Comit para la defensa de la vida, presidido por el Cardenal Narciso Jubany Arnau, y emitido por la Conferencia Episcopal Espaola con fecha 14 de febrero de 1993. Autores: Jos Mara Amens Vidal. Psiclogo Clnico y Social (docencia e investigacin desde 1984) por la Universidad Central de Barcelona (Espaa). Miembro Fundador y Administrador de la FPC. Javier Mandingorra Gimnez. Mster de Orientacin familiar por la Universidad de Navarra, y de Sexualidad por el Instituto Pontificio Juan Pablo II de estudios para el matrimonio y la familia (Valencia). Espaa. Fundacin Psicologa y Cristianismo. c/ Museo, 26 - 1 1. D.P. 08912. Badalona (Barcelona). Espaa. e-mail: info@psicologos.tk url: www.psicologos.tk ndice: Resumen. Introduccin. La eutanasia u homicidio teraputico. La distanasia u obstinacin teraputica. Cap. I. La jurisprudencia mdica y legal. Cap. II. La investigacin clnica y policial. Conclusin. La ortotanasia o privilegio teraputico. Apndice. La Medicina Paliativa. Notas y Textos. Palabras Clave. Bibliografa. Resumen. La ortotanasia (del griego orthos, recto, justo...que observa el derecho conforme a la razn, que obra con juicio...) designa la actuacin correcta ante la muerte por parte de quienes atienden al que sufre una enfermedad incurable o en fase terminal. La ortotanasia estara tan lejos de la eutanasia, en el sentido apuntado aqu, como de la distanasia. Este trmino, que se refiere al valor sagrado de la vida humana y la dignidad de la persona frente a la muerte, que respete los derechos humanos de las personas moribundas y proteja la voluntad del enfermo y su derecho a la objecin de conciencia, la obligacin del mdico y su deber de preservar la vida, no se ha consagrado ms que en ciertos ambientes hospitalarios, y hace referencia al privilegio teraputico. In Memoriam. Este documento es el fruto de 10 aos de trabajo de docencia e investigacin en memoria de los enfermos terminales que esperaban los trataran con justicia y acabaron siendo asesinados por quienes deban ayudarlos a vivir, para que algun da quienes los mataron reciban el castigo que merecen por su crimen contra la vida. Introduccin. Hoy en da se observan determinadas actitudes maniqueas en el seno de la sociedad, nos hace falta recordar que siempre se han considerado a las luces del Magisterio de la Iglesia y de la doctrina de fe una hereja y que se reproduce en los tiempos modernos de modo y manera que se adoptan los viejos modelos que tanto combatieron en su poca San Agustin, obispo de Hipona, la Orden de Predicadores fundada por Santo Domingo Guzmn, de cuyo sucesor ms destacado tenemos a Santo Toms de Aquino, y San Antonio de Padua de la Orden de los Hermanos Menores fundada por San Francisco de Ass, que lucharon contra la idea maniquea del suicidio

como la buena muerte para poner fin a los males de este mundo. Para que nos entendamos defendemos la tesis de la ortotanasia para evitar la eutanasia u homicidio teraputico, y la distanasia u obstinacin teraputica, siendo que ambas son una psicopata. Una explicacin del suicidio, es que nos falta educar en la ardua tarea de ensear a tener capacidad de sufrimiento, sin ocultar la realidad de la muerte, de la enfermedad, o el dolor. Esta misma huida y sin sentido del dolor que experimenta el mundo actual, nos lleva a la eutanasia, la bsqueda de la muerte cuando la vida se hace insoportable por el sufrimiento, y se piensa que no vale la pena vivir. Esto explica en buena parte la idea maniquea del suicidio, eliminar el sufrimiento aniquilando la voluntad de ser, mediante la praxis meditativa se hace desaparecer a la conciencia y con ella su sufrimiento, logrando lo contrario de lo que pretendemos ser como personas humanas. Es fcil caer en el dualismo maniquesta del bien y el mal ante la muerte. Esto es algo de lo que debemos estar prevenidos y atentos, son contrarios pero con diferente grado de consideracin, el mal pertenece a un estado inferior y no se comprendera sin la degradacin del bien, los maniqueos entendan que para evitar todos los males que son causa del dolor y sufrimiento en este mundo, la bondad de la muerte era el suicidio, consiguiendo de este modo precisamente la perversin del bien y caer en el mismo error que los defensores de la eutanasia al pretender evitar la distanasia con el homicidio. En realidad, el bien y el mal son actos de las instancias volitivas de la persona, en el que el bien a su vez se entiende en si mismo sin la existencia del mal o pecado original que pervierte al hombre y lo priva de su posicin de privilegio al actuar contra si mismo o su propia naturaleza, y el mundo creado le sigue en la pendiente de su cada; y solo la justicia, el fin ltimo de la existencia humana que es el juicio final, devuelve al ser humano su moral objetiva, nica verdad revelada al hombre por la gracia de Dios, porque es a l mismo a quien le corresponde retornar justamente a su propia naturaleza y al mundo creado por derecho natural a su origen y estado primigenio (ver palabras clave). Las investigaciones ontolgicas de Santo Toms de Aquino y fenomenolgicas de Max Scheler sobre el dolor y el sufrimiento nos hacen comprender que son constitutivos del alma humana y dan una explicacin de cmo aparece el mal en la naturaleza del ser humano siendo as que ella en su esencia ni lo contiene ni lo exige, as se entiende como el mal o la perversin del bien entra en el mundo con el pecado original del hombre al actuar contra su propia naturaleza, y como el bien en si mismo de la gracia de Dios eleva al orden sobrenatural y es posible la redencin del gnero humano y de dar un sentido a su dolor y sufrimiento ante la muerte. En cambio, hoy en da se est retornando a las corrientes ideolgicas que defienden la cultura de la muerte y calan hasta lo ms hondo de la civilizacin, como as lo hicieron desde Manes, filsofo persa, de donde toma origen el trmino maniquesmo, hasta la Edad Media con la secta de los ctaros o albigenses, los que siendo defensores del suicidio como forma de autoliberacin propugnan que es justificable el homicidio del que sufre con el fin de acabar con la vida de los enfermos a causa de su estado de gravedad. No son pocas las personas que pretenden justificar la eutanasia pasiva y activa como medida de gracia ante el sufrimiento y en contra de la obediencia debida al Catecismo de la Iglesia Catlica, Apostlica y Romana y de su cabeza visible, el Santo Padre. El 18 de agosto de 2002 en la concentracin mayor que se ha producido en una visita a un pais europeo, en la que se reunieron millones de personas, S.S. el Papa Juan Pablo II reiter en Cracovia (Polonia) su condena de cualquier tipo de eutanasia para hacer frente a estas nuevas corrientes del pensamiento

contemporneo que hunden sus races en la filosofa oriental y la idea maniquea del suicidio y la perversin del bien, denunci la arrogancia del hombre que se sita, a veces, en el lugar de Dios, interfiriendo en el misterio de la vida humana y pretendiendo decidir sobre la vida del ser humano y fijar los lmites de la muerte. El hombre al rechazar las leyes divinas y los principios morales, se amenaza a si mismo abiertamente queriendo hacer callar la voz de Dios, gran ausente en la cultura y la conciencia de los pueblos, el misterio del mal, continua marcando la vida y, ante esta experimentada maldad, el ser humano vive el miedo al futuro, al vaco, al sufrimiento y la aniquilacin. Una accin u omisin que de ella misma o por intencin produzca la muerte a fin de suprimir el dolor constituye un asesinato gravemente contrario a la dignidad de la persona humana y el respeto al Dios vivo, su Creador. El error de juicio en que se puede caer, no cambia la naturaleza de esta accin homicida siempre prohibida y rechazable. La eutanasia u homicidio teraputico. La razn de ser de la Medicina es la curacin del enfermo en cualquier fase de su dolencia, la mitigacin de sus dolores, y la ayuda a sobrellevar el trance de la muerte, cuando no es posible la curacin. La eutanasia (del griego eu, bien, y thnatos, muerte), por el contrario no slo es la renuncia a esa razn de ser, sino que consiste en la deliberada decisin opuesta a la Medicina, ya que es dar muerte a otra persona, por una presunta compasin, es una traicin al ser humano y a la vida. Es un acto de falsa piedad, que no exime de culpa. La eutanasia se debe condenar sin reservas porque es un asesinato, es la psicopata de una civilizacin amenazada por si misma. Cuando en la comisin de un delito concurren circunstancias especiales, la actitud razonable no es legalizar el delito en tales circunstancias, sino que el Juez las tenga en cuenta a la hora de ponderar en el correspondiente juicio la responsabilidad del autor o los autores, si la hubiere. Los partidarios de la eutanasia propugnan su legalizacin para, mediante su control, impedir excesos o abusos. Esta forma de presentar la cuestin presupone que, en determinadas circunstancias, la prctica de la eutanasia no es un exceso o un abuso; es decir, se ciega la posibilidad de debatir la naturaleza misma de la eutanasia, por que se parte gratuitamente del supuesto de que hay eutanasias abusivas y eutanasias correctas, lo cual es falso. Adems, con esta forma de argumentar se intenta producir la impresin de estar solicitando una legislacin restrictiva, cuando en realidad se solicita una norma permisiva, que es exactamente lo contrario. La Organizacin Mundial de la Salud (O.M.S.) define la eutanasia como aquella accin del mdico que provoca deliberadamente la muerte del paciente. La eutanasia es un acto que busca provocar la muerte a una persona enferma que conlleva graves consecuencias familiares, sociales, mdicas, ticas y polticas. La eutanasia significa el final de la confianza depositada durante milenios en una profesin que por su Juramento de Hipcrates tiene un sentido sagrado de la vida humana y siempre se ha comprometido a no provocar la muerte intencionadamente bajo ningn concepto. La eutanasia deshumaniza la Medicina, los mdicos se vuelven indiferentes hacia los enfermos. Solamente desde el respeto absoluto es posible concluir que todas las vidas humanas son dignas,

que ninguna es dispensable o indigna de ser vivida. Se entiende por eutanasia activa, la sedacin terminal con la administracin deliberada de frmacos para producir una disminucin suficientemente profunda e irreversible de la conciencia cuando la muerte del paciente es previsible e inalcanzable con otras medidas, con el fin de acortar su vida. A travs de la eutanasia pasiva, se deja que las personas mueran en situacin de enfermedad terminal sin que se tomen medidas excepcionales de soporte vital que ofreceran una esperanza de salvar la vida cuando no existe otra posibilidad de supervivencia. Estas definiciones resaltan la intencin del acto mdico, es decir, el querer provocar voluntariamente la muerte del paciente. La eutanasia mdica se realiza por accin directa : proporcionando una inyeccin letal o mediante la sedacin terminal del enfermo; e indirecta : no proporcionando el tratamiento vital para su subsistencia. En ambos casos, la finalidad es la misma : acabar con una vida enferma. Si se generaliza este concepto a otros enfermos, la eutanasia sustituir la Medicina. No es posible que exista la Medicina si el paciente en vez de tener confianza en su mdico hasta poner su vida, salud e integridad fsica en sus manos, llega a tenerle miedo porque no sabe si el profesional de la Medicina o la enfermera que se ocupan de su salud van a decidir que su caso es digno de curacin o susceptible de eutanasia. La verdadera muerte digna es ayudar a vivir por compasin. La vida, siendo un valor fundamental no es el valor supremo. Lo que es el valor absoluto es la dignidad de la persona. Mantener el soporte vital no va contra la misma, se puede evitar la agona del enfermo, es un acto de suprema generosidad hacia la persona moribunda. El rechazo del sufrimiento es justo y no censurable, esta idea es especialmente patente en la agona que precede a la muerte. Pero no se puede convertir la ausencia de dolor en el criterio preferente para legitimar homicidios - bajo el nombre de eutanasia- , porque el ser humano es acreedor de que se le respete la vida. La suspensin de las medidas de tratamiento vital, y el estado de sedacin terminal, tienen la finalidad de causar deliberada y subrepticiamente la muerte. Los mdicos hacen pura demagogia al llamar - encarnizamiento teraputico - a que no puedan acabar con la vida del paciente, y engaan de mala fe pretendiendo que se caiga en el error de aceptar la -eutanasia pasiva y activa, cuando la verdad es que ambos males ya estn prohibidos y castigados por las leyes. La distanasia u obstinacin teraputica. La distanasia (del griego dis, mal, algo mal hecho ...) es etimolgicamente lo contrario de la eutanasia, y consiste en retrasar el advenimiento de la muerte todo lo posible, por todos los medios, proporcionados o no, aunque no haya esperanza alguna de curacin y eso signifique inflingir al moribundo unos sufrimientos aadidos a los que ya padece, y que, obviamente no lograrn esquivar la muerte inevitable, sino slo aplazarla unas horas o unos das en unas condiciones lamentables para el enfermo. La distanasia tambin se llama ensaamiento y encarnizamiento teraputico, entre otras acepciones, aunque sera ms preciso denominarla obstinacin teraputica. La obstinacin teraputica es la aplicacin de intervenciones quirrgicas y/o medidas de

resucitacin u otros procedimientos no habituales a enfermos terminales cuyo fallecimiento por inminente y/o consumado se retarda por todos los medios. Y no es esta la cuestin de la que se trata mientras existan constantes vitales con expectativa de vida, a cuyos enfermos se les tiene que socorrer debidamente, porque la obligacin del profesional de la salud es preservar su vida, respetando el privilegio teraputico en situaciones de urgencia vital. Se ha de eludir la distanasia, si en los enfermos terminales con lesiones cerebrales u otras dolencias, a los que siempre se deben mantener las medidas de sostn o prestaciones debidas de tratamiento vital en situacin crtica de necesidad concurrente para aliviar los sufrimientos del moribundo y moralmente conforme a la dignidad humana, se aplicaran tratamientos extraordinarios o desproporcionados de ciruga, reanimacin cardaca (que se utilizan habitualmente en estados crticos y que incluiran un sistema de traqueotoma, una aparato desfibrilador as como aplicar los electrodos del electrocardigrafo, inyeccin de adrenalina y localizar una va intravenosa, conexin de la mquina de respiracin asistida u equipo de oxgeno, etc ...) u otros mtodos lesivos. Si desde el punto de vista tico, ya con el fin de no prolongar su agona, porque existe la condicin previa de que la muerte no es deseada ni como fin ni como medio sino solamente un hecho previsto y tolerado como inevitable cuando cursa sin actividad electroencefalogrfica ni contraccin cardaca y habindose hecho lo posible por el enfermo, se opta por no practicar de nuevo su resucitacin por medios artificiales y/o mecnicos, porque no existiran esperanzas de salvar su vida, despus de certificar su muerte clnica observada y declarada por un mdico, y de haber firmado el enfermo una declaracin de voluntades anticipadas. De todos modos, antes de llegar el caso y siempre respetando los requerimientos de asistencia espiritual por su alma y por voluntad propia del paciente la administracin de la uncin de los enfermos con aceite consagrado que se usa en la administracin de los sacramentos, el crisma; consciente de sus actos, o aun cuando no est capacitado para firmar segn los cnones establecidos, pero todava conserve sus facultades mentales y se pueda comunicar, con el fin de evitar la distanasia, el testamento vital segn los cnones eclesisticos, es el nico lcito, tica y moralmente, y puede ser firmado ante testigos por los familiares ms allegados, como interlocutores vlidos ante la ley y por orden de autorizacin del enfermo. So capa de rechazar el empecinamiento teraputico sin expectativa ninguna de mejora , lo que se patrocina en realidad por parte de los mdicos que apoyan la eutanasia pasiva y activa, es el acto de dar muerte a otro (por accin u omisin), como si eso mereciese la misma consideracin que la de hacer lo posible por el moribundo para que pueda vivir lo ms dignamente posible su propia muerte cuando esta llegue, y acto seguido abstenerse de prolongar su existencia precaria. El encarnizamiento teraputico se entiende en un contexto ajeno al que se refieren los mdicos que practican la eutanasia u homicidio teraputico, porque no pueden acabar con la vida de sus pacientes, ni aun cuando ellos o sus familiares lo solicitasen. Cap. I. La jurisprudencia mdica y legal. El mdico debe procurar salvar la vida del enfermo en grave estado, y si no hiciera todo lo posible, infringira el principio de justicia . Segn se ha dicho antes de la dignidad de la persona y, por lo mismo, no se puede atentar contra ella por ningn motivo. Uno de los principios generales del Derecho segn el cual todo ser humano debe ser respetado y su dignidad protegida y amparada por los dems incluido el Estado , es el principio de justicia, una expresin del sentido tico bsico de la humanidad, fundamento elemental de todas las leyes,

y de la propia convivencia social. Este principio elemental de la tica social y de la conducta comn implica que prevalece la justicia sobre la autonoma del individuo, de forma que no existe un derecho a quitar la vida. Sin el principio de justicia no tendran justificacin alguna ni el Derecho ni los Tribunales. Considerar delito el no prestar socorro a quien se encuentra en peligro para su vida o su integridad fsica es una manifestacin de solidaridad social y humana, y se basa precisamente en que toda persona tiene derecho a que los dems le ayuden cuando est en peligro. La existencia de este delito, y la exigibilidad tica de esta conducta de ayuda a quien est en peligro, acreditan que nadie puede hacer dao a otro. La tutela de la vida humana es un deber poltico que no puede relegarse a la moral particular o privada de cada uno. La vida fsica es un bien universal que no puede ser amenazado por ninguna circunstancia. Es un deber del Estado proteger a todos los que pueden verse privados del derecho fundamental a la vida especialmente ante la vulnerabilidad que comporta la enfermedad. Una sociedad en la que la eutanasia es delito transmite el mensaje de que toda vida tiene valor, que el enfermo terminal puede tener la tranquilidad de que los mdicos y sus familiares se empean en apoyar su vida en las mejores condiciones. Por el contrario, una sociedad en que la eutanasia no se persigue ni se castiga por los poderes pblicos, est diciendo a sus miembros por va de abstenerse, que no importa gran cosa que sean eliminados si ya no se les ve futuro o utilidad. La vida humana no pierde su valor sagrado ante la enfermedad ni ante la proximidad de la muerte. Autorizar la eutanasia se ha dicho con mucha verdad es tanto como reconocer que hay vidas que no valen la pena, es transmitir el mensaje de que en nuestras sociedades hay ciudadanos que por sus circunstancias es mejor que no existan. Los Gobiernos deben mantener la prohibicin absoluta de poner fin intencionadamente a la vida de los enfermos irrecuperables y de los moribundos. Legalizada la eutanasia, se abriran las puertas a prcticas de genocidio, pues la compasin podra ser utilizada como disculpa para justificar la eliminacin de los dbiles y los terminales. La Organizacin Mundial de la Salud - O.M.S. (Ginebra, 1990), considera que : con el desarrollo de mtodos modernos de tratamiento paliativo, debieran concentrarse los esfuerzos en la implementacin de programas, antes que ceder ante las presiones a la eutanasia. Por el Cdigo Internacional de tica Mdica de la Asociacin Mdica Mundial (Londres 1949 Sydney 1968 - Venecia 1983), afirma que : el mdico debe recordar siempre la obligacin de preservar la vida; y declara que: la eutanasia, es decir, el acto deliberado de dar fin a la vida de un paciente, es contraria a la tica (Madrid, 1987). Por el Convenio Europeo de Derechos Humanos. A saber: el derecho a la vida, la prohibicin de recibir un trato inhumano y degradante, el derecho a la libertad y la prohibicin de sufrir discriminacin. La muerte no puede ser inflingida intencionalmente a nadie (Art. 2) por respeto a la vida humana y su carcter sagrado en la profesin mdica. De este modo, se definen el Art. 15 y 17.1 de la Constitucin Espaola.

El Tribunal Europeo de los Derechos Humanos rechaza legitimar la demanda de suicidio asistido por parte de enfermos graves o terminales. La Asamblea Parlamentaria del Consejo de Europa, en su recomendacin 1418, aprobada el 25 de junio de 1999, recuerda que : la eutanasia, contraviene el art. 2 del Convenio Europeo de Derechos Humanos que afirma que la muerte no puede ser inflingida intencionalmente a nadie. Por: A) El derecho a la vida y la prohibicin de recibir tratos inhumanos y degradantes. El derecho al tratamiento vital. El art. 15 de la Constitucin Espaola (C.E.) es uno de los ms significativos en el tema que nos ocupa. Declara que ... todos tienen derecho a la vida y a la integridad fsica y moral, sin que, en ningn caso, puedan ser sometidos a tortura ni a penas o tratos inhumanos o degradantes ... .Es evidente que la vida es el presupuesto y condicin del ejercicio y disfrute de todos los dems derechos de que pueda ser acreedor el ser humano, lo que justifica la especial proteccin de que goza aqulla por el conjunto del ordenamiento jurdico. Por tanto, no habr que insistir en que su mbito de proteccin alcanza sin restriccin o distincin alguna a todos los individuos, en particular a los que se encuentran en una situacin vivencial crtica o disminuida, como los enfermos incurables o terminales. Existe un derecho constitucional, cuyas consecuencias para la ilicitud de la eutanasia, y el mantenimiento del tratamiento vital por motivos ticos y morales, religiosos, de conciencia u otros personales son directas. El asunto por su importancia, requiere acudir al conjunto del texto constitucional para obtener la respuesta. Cabe afirmar que del art. 15, dado el carcter eminentemente garantista del precepto, no faculta la intervencin de terceros en la vida ajena. Los preceptos de nuestro ordenamiento judicial prohben y castigan la participacin de una persona en la muerte de otra. Sera contrario al respeto de la dignidad humana no continuar o interrumpir el tratamiento: esta conducta contraria a la vida constituye una eutanasia. La actuacin mdica, ajustada a la Lex Artis cuya finalidad es impedir la muerte de los recurrentes, es objetivamente reconocible en el hecho de que el tratamiento necesario para el organismo es adecuado para mantener la vida. La jurisprudencia que emana del Tribunal Supremo indica que la obligacin del mdico y el personal sanitario es proporcionar a los enfermos los cuidados necesarios segn el estado de la Ciencia y la lex artis ad hoc. Lo que en trminos del Cdigo Penal sera intervenir amparado por el derecho en virtud del estado de necesidad concurrente. Se entiende por s mismo que los extremadamente complicados problemas del dolo, tanto en sus fundamentos como en los detalles, planteados por el presente contexto, en apreciacin de que actuado con dolo eventual en relacin al desenlace mortal es de esperar. Con el argumento de que dolo de poner en peligro la vida y dolo de ocasionar la muerte es plenamente consecuente de forma metdicamente fiable, en esa medida el dolo eventual de causar la muerte, es plantear exigencias de contenido ms estrictas que el dolo de poner en peligro la vida. Desde los poderes pblicos so pena del mal que padece nuestra sociedad, se propicia la doble moral de castigar el delito pero no al criminal, para a la fin y a la postre no aplicar la Ley, existen indicios de dicho delito en el Art. 10, 142, 143, 149, 196 y 390 del Cdigo Penal, con el objeto de que puedan actuar de oficio por ser de materia penal y tomar las medidas necesarias contra los facultativos y enfermeras con el fin de depurar responsabilidades criminales. Art. 10. Son delitos o faltas las acciones y omisiones dolosas o imprudentes penadas por la ley. Imprudencia mdica.

Art. 142.3. Cuando el homicidio fuere cometido por imprudencia profesional se impondr adems la pena de inhabilitacin especial para el ejercicio de la profesin, oficio o cargo por un periodo de tres a seis aos. (...) Art. 149. El que causare a otro, por cualquier medio o procedimiento, la prdida o la inutilidad de un rgano o miembro principal, o de un sentido,..., o una grave enfermedad somtica o psquica, ser castigado con la pena de prisin de seis a doce aos (penas que se aplican cuando el delito se comete con dolo). Omisin del deber de socorro sanitario. Art. 196. El profesional que, estando obligado a ello, denegare asistencia sanitaria o abandonare los servicios sanitarios, cuando de la denegacin o abandono se derive riesgo grave para la salud de las personas, ... (...) Como dice la Ley General de Sanidad - L.G.S.- (14/1986 de 25 de Abril - Art. 10.6.c.) : Cuando la urgencia no permita demoras por poderse ocasionar lesiones irreversibles o existir peligro de fallecimiento. Segn la L.G.S.- Art. 34, las infracciones se califican atendiendo a los criterios de riesgo para la salud, grado de intencionalidad, gravedad de la alteracin sanitaria y social producida ... En su Art. 35.C.2., se consideraran infracciones muy graves, las que se realicen de forma consciente y deliberada siempre que se produzca un dao grave. El Art. 35.C.3. las que sean concurrentes con otras infracciones sanitarias graves, o haya servido para facilitar o encubrir su comisin. Y Art. 35.C.7. las que en razn de su grado de concurrencia, merezcan calificacin de muy graves. La doctrina de la prdida de oportunidad considera que basta con cierta probabilidad de que la intervencin mdica hubiese podido evitar el dao - aunque no se pueda afirmar con certeza - para que proceda ser considerada probada la existencia de una defectuosa prestacin - si no omisin de la asistencia sanitaria por parte de la Administracin. Por no respetar el privilegio teraputico en situacin de urgencia vital, se trata de un caso de res ipsa loquitur: La cosa habla por s misma(latn literal). Concepto legal importante en muchos casos de culpa o negligencia. Describe una situacin en la cual se produjo el dao cuando los mdicos eran los nicos responsables, y la falta no se hubiera producido si se hubiera puesto mayor celo, con la concurrencia de determinados requisitos unos de carcter fctico, - accin u omisin determinante del evento daoso, y el propio dao acaecido - y otros de ndole jurdica culpa o negligencia atribuble al causante y la relacin de causalidad entre el dao y la falta, siendo de destacar, que la calificacin como culposa o negligente exige la posibilidad de previsin de que el resultado poda originarse por accin u omisin - de aquella diligencia que exige la naturaleza de la obligacin y corresponde a las circunstancias de personas, tiempo y lugar. B) El derecho a la libertad y la prohibicin de sufrir discriminacin. El derecho a la autodeterminacin del paciente. La C.E. proclama que nadie puede ser privado de libertad (Art. 17.1), sino con la observancia de lo que ella establece y en los casos y en la forma previstos en la ley. En virtud de ello, la proteccin de la salud, por razones de urgencia o necesidad

permite que las autoridades sanitarias competentes puedan adoptar medidas de tratamiento, sin que suponga una conculcacin de derechos constitucionales. A estos motivos responde la excepcin que establece la L.G.S. - Art. 10.6.a., sobre la necesidad de Consentimiento Informado. Por tanto, sin ejercer Testamento Vital (dar consentimiento por escrito para procedimientos menos habituales con enfermos en situaciones especiales, segn la Carta de Derechos y Responsabilidadesdel paciente), el derecho a la autodeterminacin del enfermo (L.G.S.- Art. 10.9), es obligacin de los mdicos por la L.G.S. - Art. 10.6.c., y de la direccin del correspondiente centro sanitario por la L.G.S. - Art. 10.6.a., aplicar el tratamiento vital por razn de urgencia o necesidad concurrente. Y en cualquier caso, si la Comisin de tica Asistencial del Hospital, decidiera la interrupcin de procedimientos mdicos onerosos, peligrosos, extraordinarios o desproporcionados, que puede ser legtima, en razn del rechazo de mtodos invasivos o lesivos de encarnizamiento teraputico, como as fuere por ejemplo de plantear nuevas operaciones quirrgicas sin expectativas de mejor curacin, es decir, que no se quiere dar la muerte; se acepta el hecho de no poderla impedir, dgase testamento vital segn los supuestos contemplados. La decisin final la debe tomar el paciente, si se encuentra en situacin y con capacidad de hacerlo, y en su defecto, tal como expresa la L.G.S. - Art. 10.6.b., la famlia (por orden de autorizacin), o sino, los que la ley seale, respetando siempre la voluntad razonable y los intereses legtimos del enfermo. El derecho a la libertad ambulatoria. Llegados a este punto, lo ms razonable pues, es que si las autoridades sanitarias y los profesionales de la Medicina deciden negarse a aplicar el tratamiento vital, intervenga la autoridad judicial, porque al paciente y/o la famlia les ampara el derecho de exigir cuidados asistenciales por contra de una decisin facultativa contraria a la ley, o as lo decidieran los enfermos por sus creencias religiosas o cristianas, segn la L.G.S. Art. 11.4., la direccin del correspondiente centro sanitario a propuesta del facultativo encargado del caso, debe dar el alta ambulatoria, con el fin de trasladar al paciente a una entidad hospitalaria de cuidades paliativos para enfermos terminales. Este ltimo, sera tambin un derecho de la persona a decidir sobre el tratamiento vitalpor razones ticas y morales, de obligado cumplimiento por la L.G.S.Art. 10.1., y que garantizara por razn de la L.G.S. Art. 6.4. la asistencia sanitaria. El derecho a la informacin. No hay que olvidar que el derecho a la informacin se justifica en s mismo y tiene carcter autnomo, pudiendo estar desvinculado de cualquier acto de voluntad por parte del paciente. La L.G.S. lo asume en el Art. 10.5, se extiende a todo lo relativo a la enfermedad, e incluye a los familiares en el deber de ser informados. Sujetos a tal deber son todos los profesionales sanitarios, cualquiera que sea su rango o funcin, en consecuencia, no slo los mdicos, sino tambin las enfermeras . Pues implica el derecho de los familiares a conocer el estado, proceso, e informacin teraputica sobre el enfermo. La Ley General de Sanidad (Art. 10) legitima la Carta de Derechos y Deberes del paciente que hizo pblica el Dept. de Sanidad de la Generalitat de Catalunya en 1984, y que obliga a los profesionales de la salud a solicitar consentimiento informado del enfermo en situaciones especiales o de los familiares por orden de autorizacin (ver Texto A). La Ley 15/1990, de 9 de Julio, de Ordenacin Sanitaria de Catalua, en su Ttulo 2 del Servicio Cataln de la Salud, Art. 6.1.f. son finalidades : la humanizacin de los servicios sanitarios, manteniendo el mximo respeto a la dignidad de la persona y a la libertad individual. ; Art.6.2.b. : garantizar la salud como derecho inalienable de la poblacin catalana y el acceso a curarse, que se ha de ofrecer en condiciones de un escrupuloso respeto a la intimidad personal y a la libertad individual, sin ningn tipo de discriminacin por razones de raza, sexo, religin, opinin, o cualquier otra condicin o circunstancia personal o social; y Art. 6.2.c. : que todos los establecimientos sanitarios dispongan de la informacin pertinente sobre los derechos y deberes que asisten a los

usuarios. La Orden de 18 de Noviembre de 1985, por la que se regula la estructura orgnica de direccin, gestin y administracin de las instituciones hospitalarias de la Seguridad Social en Catalua, modificada parcialmente por las rdenes de 16 de julio de 1987, 16 de mayo de 1990 y 31 de marzo de 1992, en su Art. 3.1.: el Director Gerente ser la mxima autoridad del hospital, al que quedar adscrita la Unidad de Atencin al Usuario; Art. 5.1. y 6. 1: y le sern subordinados jerrquicamente el Director Mdico, y de Enfermera; Art. 5.2.b. y 6.2.b.: que deben llevar a cabo el seguimiento de las actividades de los diferentes servicios o unidades, evaluando su nivel de calidad y proponiendo las medidas necesarias para su mejora; Art. 11.1 y 11.2.b.: la Unidad de Atencin del Usuario, es el rgano responsable de la atencin personal del paciente y de sus familiares o representantes, y debe velar por el correcto cumplimiento y aplicacin de la Carta de Derechos y Deberes del enfermo; Art. 14.1. y 14.2.c.: el Jefe de Servicio quedar subordinado al Director Mdico y entre sus funciones est el cumplimiento de los objetivos asistenciales asignados al Servicio. El Cdigo Deontolgico del Consejo de Colegios Mdicos en Catalua indica que el deber mdico fundamental es ayudar al paciente a asumir la muerte de acuerdo con sus creencias (Cap. VII - Art. 57), contiene el derecho de toda persona a vivir con dignidad hasta el momento de la muerte y el deber mdico fundamental es ayudar al paciente a asumir la muerte de acuerdo con sus creencias y con aquello que haya dado sentido a su vida. Cuando el estado del enfermo no le permita tomar decisiones, el mdico aceptar la de las personas vinculadas responsables del paciente. La OMC (Organizacin Mdica Colegial) en Espaa indica que la eutanasia no es aceptable desde el punto de vista tico, porque el mdico tiene el deber de intentar la curacin o mejora del paciente siempre que sea posible, y no acepta la provocacin intencionada de la muerte porque la eutanasia est vetada y el cdigo espaol est en sintona con el de todos los pases de la Unin Europea, donde el Cdigo de tica no lo aprueba, a pesar de la ley aprobada por los Tribunales en Holanda y Blgica que plantea un grave problema de tica profesional, porque viola la dignidad de la persona y es contraria a la conciencia, ya que va contra la Declaracin de Ginebra de 1948, suscrita por la Asociacin Mdica Mundial, as como contra los principios de tica mdica europea, respaldados por el Vaticano y doce pases de la Unin Europea en la Conferencia de los Colegios Profesionales de Mdicos, y porque la obligacin del profesional de la salud es preservar la vida. En esta lnia, la aprobacin de una Declaracin de Voluntades Anticipadas por el Comit para la Defensa de la Vida presidido por el Cardenal Narcs Jubany Arnau de la Conferencia Episcopal Espaola en 1993 es el nico testamento vital lcito desde el punto de vista tico y moral (ver Texto B). Si por Testamento Vital o Declaracin de Voluntades Anticipadas del paciente, se entiende el mandato hecho a una persona para que acabe con la propia vida en caso de estar gravemente enfermo, impedido o con fuertes dolores, tal testamento es nulo y totalmente ineficaz, porque nadie puede obligar a otro a matarlo ni por accin ni por omisin. En cambio, si por Testamento Vitalse entiende la expresin de la voluntad anticipada de una persona de renunciar a que le sean aplicadas operaciones de ciruga u otros protocolos clnicoquirrgicos y/o de resucitacin cardio-pulmonar para alargarle artificial o mecnicamente la agona despus de certificada su muerte clnica cuando ya no sea posible salvarle la vida. Este sera el modo de entender, cuando el fin es evitar la obstinacin teraputica, que no es el caso cuando se interrumpe el tratamiento en situacin de urgencia vital para provocar el fallecimiento del enfermo, puesto que ello supondra una eutanasia. Tal testamento es vlido jurdica y ticamente, y no

implicara una eutanasia mdica, porque se ajusta a la definicin de ortotanasia en Medicina Legal, por el derecho de la persona moribunda a seguir con vida con los menos dolores y sufrimientos posibles hasta llegar el trance de la muerte y para con posterioridad no prolongar su agona. El Comit para la defensa de la vida de la Conferencia Episcopal Espaola, ya en el ao 1993 bajo la Presidencia del Cardenal Narcs Jubany Arnau emiti un documento que contiene 100 cuestiones doctrinales contra la despenalizacin de la eutanasia porque es un crimen contra la vida humana y su dignidad, y del que se hacen corresponsables por accin u omisin todos los que colaboran o participan en la realizacin de este acto homicida. Como ejemplo concreto de Declaracin de Voluntades Anticipadas perfectamente admisible, est el que la Conferencia Episcopal Espaola ha aprobado y propuesto a los cristianos en su epgrafe 88. La Doctrina de la Iglesia Catlica, es la que ha quedado expuesta en el Documento emitido por el Comit para la Defensa de la Vida (14 de febrero de 1993). Podemos resumirla en forma de Declogo (segn extracto del epgrafe nm. 94). Jams es lcito matar a un paciente, ni siquiera para no verle sufrir o no hacerle sufrir, aunque l lo pidiera expresamente. Ni los mdicos, ni el personal sanitario, tienen la facultad de decidir o provocar la muerte de una persona. No es lcita la accin que por su naturaleza provoca directa o intencionalmente la muerte del paciente. No es lcito omitir una prestacin debida a un paciente, sin la cual va irremisiblemente a la muerte; los cuidados vitales, alimentacin por tubo y remedios teraputicos normales debidos a todo paciente, aunque sufra un mal incurable o est en fase terminal o aun en coma irreversible. Es ilcito rehusar o renunciar a cuidados y tratamientos posibles y disponibles, cuando se sabe que resultan eficaces, aunque sea slo parcialmente. En concreto, no se ha de omitir el tratamiento a enfermos en coma, si existe alguna esperanza de posible recuperacin. En todo caso, siempre se han de mantener las medidas de sostenimiento. No existe la obligacin de someter al paciente terminal a nuevas operaciones quirrgicas, cuando no se tiene la fundada conviccin de hacerle ms llevadera su vida. Es lcito suministrar narcticos y analgsicos que alivien el dolor, aunque atenen la conciencia. Siempre que el fin de la accin sea calmar el dolor y no provocar subrepticiamente un acortamiento sustancial de la vida; en este caso, la moralidad de la accin depende de la intencin con que se haga y de que exista una debida proporcin entre lo que se logra (la disminucin del dolor) y el efecto negativo para la salud. No es lcito dejar de aplicar tratamientos cuando el cerebro del paciente conserva ciertas funciones vitales, si esa omisin provocase la muerte. Las personas minusvlidas tienen los mismos derechos que las dems personas, concretamente en lo que se refiere a la recepcin de tratamientos teraputicos. El Estado no puede atribuirse el derecho de legalizar la eutanasia, pues la vida del inocente es un bien que supera el poder de disposicin tanto del individuo como del Estado.

La eutanasia es un crimen contra la vida humana y contra la ley divina, del que se hacen corresponsables todos los que intervienen en la decisin y ejecucin del acto homicida. Entre los diversos principios bsicos legislativos se encuentran entre otros, el derecho a la vida y a la proteccin del ms dbil, principios no solo de aplicacin a la profesin mdica sino a todo comportamiento o actitud dentro de nuestra sociedad. De ellos se derivan el derecho a la informacin, la obligacin de prestar ayuda, entre otros, y por supuesto el derecho a tomar decisiones que afecten a la propia vida. Clusula de objecin de conciencia en el ejercicio profesional. El 19 de octubre del 2002 se celebraron en el Hospital General de Catalunya las III Jornadas de Objecin de Conciencia en el ejercicio profesional patrocinadas por la Asociacin MCC - Metges Cristians de Catalunya, cuyo Presidente ejecutivo es el Dr. Josep Maria Simn Castellv, con la participacin del entonces Cardenal Arzobispo de Barcelona, Ricard Maria Carles, y de otras destacadas personalidades, y con la asistencia de profesionales de todos los mbitos se ha constituido un frente comn con el objetivo de defender la vida. Por objecin de conciencia en sentido amplio, se entiende la resistencia que la conciencia opone, por fidelidad a sus propias convicciones morales, a una orden que la autoridad le imparte. Objetores de conciencia han existido siempre, sobre todo en un sentido amplio de resistencia a la autoridad. Es un hecho que, en una sociedad cada vez ms plural, desde el punto de vista tico se producen situaciones de conflicto entre lo que prescriben u ordenan las empresas o instituciones, y lo que los profesionales deciden hacer en conciencia. La objecin de conciencia es una manifestacin del derecho humano a la libertad ideolgica y religiosa. Por ello, ante el ejercicio de un derecho humano en que, en muchas ocasiones, su ejercicio se convierte en un deber. Muchos cdigos deontolgicos reconocen el derecho de los profesionales en diversos mbitos a resistir a la presin a realizar una accin en contra de las propias convicciones. El reconocimiento del derecho a la objecin de conciencia ofrece una cierta garanta de libertad y de responsabilidad moral en la actuacin profesional. La objecin de conciencia es el ltimo reducto de defensa de la conciencia del profesional cuando, a pesar de las objeciones meramente tcnicas, y de su posible sustitucin por un colega, es presionado para hacer algo que, en conciencia, no puede admitir como bueno. El objetor siente hacia los actos que rechaza en conciencia una repugnancia moral profunda, hasta el punto de que someterse a lo que se le pide equivaldra a traicionar su propia identidad. Todo ciudadano tiene obligacin en conciencia de no seguir aquellas prescripciones cuando sean gravemente contrarias a las exigencias de orden moral, a los derechos fundamentales de la persona que repugnen claramente sus convicciones religiosas e ideolgicas ms profundas. Es, en definitiva, una apuesta por la libertad, un principio bsico en tica general sin el cual no puede existir vida moral. Ms an no hay responsabilidad personal sin tal libertad interior. Por esta razn, desde numerosas organizaciones en defensa de las libertades profesionales se recalca que es antideontolgica toda accin que pretenda disminuir la libertad de los profesionales a oponerse a lo que repugna a sus convicciones. Por ello, los poderes pblicos o privados deben atender equitativamente a quienes hacen uso de tal clusula. Una sola causa tienen los hombres para no obedecer y es cuando se les pide algo que repugne abiertamente el derecho natural o divino; pues en todas aquellas cosas en que se viole la ley

natural o la voluntad de Dios tan malo es mandarlas como hacerlas (Len XIII, Enc. Diuturnum, 29/6/1881). Segn seala el Papa Juan Pablo II en la Encclica Evangelium Vitae, la eutanasia es un crimen que ninguna ley humana puede pretender legitimar. Una ley de este tipo no slo no crea ninguna obligacin de conciencia, sino que, por el contrario, establece una grave y precisa obligacin de oponerse a ella mediante la objecin de conciencia. El Pontfice utiliz estas mismas palabras en el ltimo Congreso de la Federacin Internacional de Mdicos Catlicos (FIAMC). Juan Pablo II se refera a la situacin mundial del personal sanitario: En algunos pases, los agentes sanitarios catlicos tienen que afrontar hoy el dilema de abandonar su profesin, pues el sistema sanitario les obliga a practicar eutanasias u otras prcticas contra la vida humana, violando as sus convicciones ms fundamentales. Ante esta tensin, tenemos que recordar que hay una va intermedia que se abre a los agentes sanitarios catlicos fieles a su conciencia. Es la va de la objecin de conciencia, que debera ser respetada por todos, especialmente los legisladores. Segn un acuerdo firmado por la Asamblea General del Consejo General de Colegios Oficiales de Mdicos de Espaa respecto a la objecin de conciencia es lgico que, en la medida en que se multiplica y se hace ms explcito el pluralismo tico de nuestra sociedad, crezca el nmero de episodios en que el mdico presente objecin de conciencia, es decir, se produzcan situaciones de conflicto entre, por un lado, lo que prescriben las leyes, ordenan los gestores sanitarios o desean los pacientes y, por otro, lo que los mdicos pueden hacer en conciencia. La objecin de conciencia mdica se entiende como la negativa del profesional sanitario a realizar, por motivos ticos y religiosos, determinados actos que son ordenados o tolerados por la autoridad; tal postura es una accin de gran dignidad tica cuando las razones aducidas por el mdico son serias, sinceras y constantes, y se refieren a cuestiones graves y fundamentales. Como dice el art. 18 de la Gua de tica Mdica Europea, y el Cdigo de tica y Deontologa Mdica Espaol. La objecin de conciencia, que se refiere al rechazo de ciertas acciones, nada tiene que ver con el rechazo de las personas. El mdico objetor, an abstenindose de practicar el acto objetado, est, sin embargo, obligado, en especial en caso de urgencia, a prestar cualquier otra atencin mdica, antecedente o subsiguiente, a la persona que se somete a la intervencin objetada. Elaborado por la Comisin Central de Deontologa, Derecho Mdico y Visado, el texto de la Asamblea General del Consejo General de Colegios Oficiales de Mdicos de Espaa hace referencia a que no son muchos los puntos de referencia deontolgicos y jurdicos sobre la objecin de conciencia. El Cdigo de tica y Deontologa Mdica vigente no la soslaya, pero la trata de modo incompleto. Por su parte, ninguna de las normas legales especficas sobre materias objetables o leyes vigentes incluyen referencia alguna a la objecin de conciencia del mdico. La sentencia de Tribunal Constitucional Espaol de 11 de abril de 1985 en respuesta al recurso de inconstitucionalidad planteado a la Ley Orgnica de reforma del art. 41.7 bis del anterior Cdigo Penal, declara, entre otras cosas, que tal objecin de conciencia existe por s misma, esto es, que no necesita ser regulada, pues forma parte del derecho fundamental a la libertad ideolgica y religiosa reconocida por el art. 16.1 entre otros de la Constitucin Espaola. Su ejercicio, aade la jurisprudencia constitucional en Espaa, es de aplicacin directa, por cuanto se trata de uno de los derechos fundamentales.

Cap. II. La investigacin clnica y policial. Considerar delito la eutanasia es una cuestin de solidaridad social, pero el mensaje que se est dirigiendo a la opinin pblica y a la ciudadana bajo el eufemismo de la compasin que propugnan sus defensores es que no vale la pena luchar por la vida de los enfermos terminales, al fin y al cabo que por razones socio-econmicas es un gasto innecesario y que ya no tiene sentido invertir en una vida intil ms recursos sanitarios. Los mdicos acaban realizando por considerar que todo les est permitido, una muerte por compasin, segn el eufemismo de quienes propugnan la eutanasia, por razones socioeconmicas. Es un concepto de economa sanitaria que atenta contra el valor sagrado de la vida humana en la profesin mdica. En realidad, los mdicos razonan que la vida de un paciente capaz de decidir pero tan carente de calidad, tiene tan alto coste, que no es digna de ser vivida. Es muy fcil expropiar el derecho a la libertad de seguir con vida, un recurso sencillo que ahorra tiempo y dinero, y para los gestores sanitarios una intervencin de ptimo cociente coste/eficacia. Se suspenden las medidas de soporte vital porque no producen ms que esfuerzo teraputico, y as deciden que muera el paciente. En realidad, consideran que se trata de una vida intil y sin sentido, y que no interesa, porque se trata de un despilfarro conspicuo de recursos sanitarios mantener al enfermo con vida hasta que la misma naturaleza de su enfermedad y la propia evolucin de su lesin le lleven a la expiracin si se respetan las prestaciones debidas de asistencia sanitaria. El Dr. Gillian Craig en la investigacin que realiz la polica britnica de 50 muertes por eutanasia en el Reino Unido, por la que varios hospitales fueron acusados de retirar el suero intravenoso a los pacientes, mientras estaban sedados y de causarles un estado de coma inducido (ver Nota 1), su muerte se debi por deshidratacin, afirma que sedar a un paciente y deshidratarlo equivale a eutanasia. El suero intravenoso, agua y alimentos, constituyen una necesidad bsica y no pueden ser considerados como un tratamiento que los mdicos pueden conceder o detener a su antojo (Ver Diario El Mundo- 07.01.1999). Las investigaciones apuntan segn los indicios a sntomas de cianosis, se produce la muerte por retirar el equipo de ventilacin asistida al ser insuficiente la toma de gases medicinales de oxgeno en estado de sedacin y deficiente el suministro de alimentacin por tubo, suero intravenoso y agua. El paciente conserva orientacin y conciencia, se encuentra lejos de muerte cerebral y con la orden mdica de desconexion dolosa de la respiracion asistida, sedacin terminal, retirada del suero intravenoso, privacin de alimentos y agua, suspensin de las pruebas clnicas (anlisis de sangre, RXs, EEGs, TACs, ...) y de los cuidados ordinarios de higiene y aseo general, y de no intentar de nuevo medidas de reanimacin cardaca y pulmonar. Un componente de la personalidad psicpata se manifiesta en este comportamiento individual y colectivo del personal facultativo y de enfermera de los Servicios de Medicina Intensiva (SMI) por su falta de compasin, con frialdad y sin escrpulos. Los mdicos y enfermeras pierden el juicio y el sentido comn, actuan de modo irracional y se convierten en psicpatas cuando se creen con el poder de decidir entre la vida y la muerte, adoptan esta conducta como habitual sin ninguna objecin de conciencia, y transforman esta

prctica en decisin mdica sin tener en cuenta la voluntad de la persona, ni la dignidad del ser humano, porque por el conflicto de intereses que suscita la economa de mercado en la sociedad sanitaria, no se puede desdear el principal motivo de logro de la Medicina Moderna que es la salud del paciente y la vida del enfermo. Estudio de casos. En la Grfica horaria los ltimos das arrojan el peor balance relativo a las Entradas (Aporte hdrico, H2 O + Dieta enteral, Jevity) y Salidas (Diuresis, Orina + Retencin gstrica, Vmitos), constatando que son los valores ms desfavorables desde el ingreso en la R.P.Q. (Reanimacin PostQuirrgica) o en la U.C.I. (Unidad de Cuidados Intensivos). Lo cual demuestra que los bajos aportes hdricos de H 2 O que constan en la Grfica horaria correspondientes a los ltimos das constatan la intencin de causar la muerte no solo mediante la orden de desconexin definitiva, prohibiendo la reanimacin, junto al coma inducido por sedacin, sino tambin a travs de la deshidratacin simultnea del paciente, y la disminucin gradual de la dieta enteral (Jevity), sin otras entradas (como sera suero mdicofisiolgico, glucosalino, etc...) que compensaran el dficit de estos valores de H2 O y Jevity. La deshidratacin es la prdida excesiva de agua de los tejidos corporales, que se acompaa de un transtorno en el equilibrio de los electrolitos esenciales, particularmente el Sodio (Na), Potasio (K) y el Cloro (Cl). Se produce despus de periodos de fiebre, vmitos o retencin gstrica, acidosis, y cuando no se restablece el volumen normal de lquidos corporales. Entre los signos de deshidratacin destaca la oliguria, transtorno que aparece cuando se produce una rpida deplecin de los lquidos corporales, y que implica una disminucin de la capacidad de formacin y eliminacin de orina de forma que los productos finales del metabolismo no pueden ser excretados eficientemente, llevando finalmente a la anuria, que es la incapacidad para orinar, o la supresin de la produccin de orina, o excrecin urinaria menor de 100 a 250 ml./da, como se confirma en la grfica horaria en el estado de la diuresis. La anuria est producida por insuficiencia o disfuncin renal por deshidratacin y oliguria, por hipotensin y disminucin de la presin arterial por debajo de la necesaria para mantener la presin de filtracin glomerular renal, cuya actividad tambin queda limitada a causa del estado de sedacin, que a razn de la dosis de opiceos concomitante a la desconexin de la mquina de respiracin asistida provoca un coma inducido. En la insuficiencia renal aguda por oliguria e hipotensin, atribuible a deshidratacin y sedacin, se produce una rpida disminucin de la excrecin urinaria que conduce finalmente a la anuria y uremia. En la anuria se produce uremia a medida que la cantidad de productos de desecho y de potasio de la circulacin aumenta como consecuencia de que los riones no pueden eliminarlos, situacin que produce acidosis. La fiebre, los traumatismos y la infeccin, a la que es especialmente sensible el enfermo urmico, tienden a provocar un rpido catabolismo de los tejidos orgnicos, que aumenta aun ms la concentracin srica de potasio. Entre los signos de hiperpotasemia figuran la extrema debilidad muscular, como confirma la deplecin de la funcin respiratoria, por la dificultad en capacitar los msculos torcicos, que responde a la desconexin, deshidratacin y sedacin, que desembocan en coma neurolgico, y arritmias cardacas, que producen un paro cardio-pulmonar. Con un aporte hdrico (H 2 O) y dieta enteral (Jevity) deficitarios sin otras entradas, y sin

deposiciones, y despus de los niveles de diuresis (Orina) con retencin gstrica (Vmitos), con hipoxia, oliguria e hipotensin previos al inicio de la braquicardia, empeora el estado de anoxia, deshidratacin y desnutricin del enfermo, antes de su muerte por insuficiencia respiratoria (ver Notas 2, 3 y 4) y problemas hemodinmicos de origen cardaco. En el tratamiento de la anuria figura restablecer el volumen normal de lquidos, la administracin de medicamentos para aumentar la excrecin rectal de potasio, la dilisis, el control cuidadoso de la qumica sangunea y del equilibrio electroltico, que tampoco se efectuan para causar la muerte y deberan administrarse. Conclusin. La Medicina Moderna tiene la necesidad de valorar si se vulnera o pone en peligro su objetivo primordial: la salud del paciente y la vida del enfermo. Una reflexin es especialmente importante cuando se trata de la eutanasia, que plantea la necesidad de crear instancias capaces de impedir estas prcticas mdicas con independencia de la Comisin de tica Asistencial que solo es un rgano consultivo, y con el fin de contrastar los aspectos sanitarios, sociales, ticos y jurdicos de los protocolos hospitalarios y del cdigo deontolgico para juzgar conductas e imponer sanciones por la toma de esas decisiones clnicas. Con esta funcin ejecutiva en ltima instancia debe intervenir la autoridad judicial. Desde este punto de vista tico el tratamiento vital de los enfermos terminales es una obligacin del mdico y personal sanitario, que deben obedecer a las directrices legales, que se basan en la: Proteccin de la vida del paciente con el cumplimiento de la Carta de Derechos y Deberes del enfermo y, en especial, por razn de credo, la actuacin correcta ante la muerte u ortotanasia, por el derecho a vivir de las personas moribundas. Promocin de un entorno hospitalario en el que el trato sea ms humano y profesional, en el que se respete la dignidad de la persona, y se fomente la Medicina Paliativa con el fin de recibir los cuidados paliativos necesarios para la salud del enfermo por privilegio teraputico. Resolucin de los problemas de asistencia hospitalaria que comporten un conflicto tico con la propuesta de Declaracin de Voluntades Anticipadas del paciente, o Testamento Vital. En definitiva, es necesario que se comunique al rgano de inspeccin sanitaria competente (Jefe de Servicio, Direccin Mdica y de Enfermera, o Gerencia del Hospital, etc ...) cualquier defectuosa prestacin sanitaria para que se sancione la mala praxis mdica, y al mismo tiempo que disponga de medios de supervisin adecuados para evitar excesos y abusos en la atribucin de las funciones de los facultativos y A.T.S en situaciones especiales en las que se considere que pueden resultar vulnerados los derechos humanos y privilegios mdicos del enfermo. La ortotanasia o privilegio teraputico. La ortotanasia no se limita nica y exclusivamente a evitar protocolos clnico-quirrgicos en situaciones lamentables para el enfermo, y de prolongar su precaria existencia cuando existe una declaracin de voluntades anticipadas del enfermo y la condicin de muerte clnica segn hemos enumerado, sino que se basa por definicin en el derecho al tratamiento vital por privilegio teraputico segn el principio de justicia en situaciones de necesidad concurrente, sentido tico bsico segn el cual todo ser humano debe ser respetado, y su dignidad protegida y amparada por

la Ley. Por tanto, su mbito de proteccin alcanza sin restriccin o distincin alguna a los enfermos graves o terminales. Por consiguiente, es una obligacin de los profesionales de la salud respetar el derecho a la vida de los moribundos porque son personas humanas. La decisin libre y voluntaria de seguir con vida, es un derecho del paciente y de la familia, y ms cuando estamos obligados por la ley y en conciencia a respetar el derecho a la vida de la persona moribunda hasta que llegue el trance de su muerte, un verdadero testimonio de fe en defensa de los principios contrarios a la supuesta muerte digna que propugnan los defensores de la eutanasia. Se debe entender y es justo concebir que el tratamiento necesario para la salud del enfermo sea adecuado para mantener la vida en situacin de urgencia por una compasin bien entendida que no va contra la dignidad de la persona, porque con voluntad y apoyo moral mientras hay vida, hay una esperanza. Este es el modo correcto de actuar o la rectitud de intencin en el cuidado de los enfermos en estado crtico, dar una esperanza de vida hasta que llegue el trance de la muerte. La solucin pasa por dar los cuidados paliativos adecuados a quien pronto va a morir tratndole tanto los sufrimientos fsicos, psquicos, sociales y espirituales, a favor de una asistencia sanitaria ms humana para el enfermo. 1. Todos queremos ser tratados eficazmente del dolor, el sufrimiento y la agona, tener la ayuda necesaria y no ser abandonados por el mdico y el equipo sanitario cuando la enfermedad sea incurable. 2. Todos queremos ser informados adecuadamente sobre la enfermedad, el pronstico y los tratamientos que dispone la Medicina, que nos expliquen los datos en un lenguaje comprensible y participar en las decisiones sobre lo que se va a hacer. 3. Todos queremos recibir un trato respetuoso, estar acompaados de la familia, y sin otras restricciones que las necesarias para la buena evolucin de la enfermedad y el buen funcionamiento de la institucin hospitalaria. 4. Todos queremos recibir consuelo humano y espiritual, que nos traten con dignidad y nos permitan ejercer nuestros derechos, el entorno hospitalario debe ser un lugar en el que los enfermos encuentren el apoyo de los profesionales de la salud y del sacerdote para convertir el acto de cuidar al enfermo en una eucarista o accin de gracias. Hay situaciones muy concretas y excepcionales en las que el mdico debe proceder sin necesidad de consentimiento informado, es el caso de urgencia vital, cuando la no intervencin representa un riesgo para el enfermo. La situacin conocida como privilegio teraputico es la excepcin que confirma la regla mdica , y que consiste en hacer todo lo humanamente posible por preservar la vida de los enfermos sin necesidad de consentimiento informado, es de obligado cumplimiento, y no se puede consentir si se justifica lo contrario, porque sino se infringira el principio de justicia, de necesidad recurrente y socorro debido. En relacin con el tratamiento vital , como medidas de mantenimiento y conservacin de la homeostasis del organismo humano, se emplearan : dispositivos artificiales, ... tales como la ventilacin asistida, oxgeno a presin, hemodilisis y transfusiones sanguneas, etc ... , en el sentido de mantener los niveles de O2, electrolitos esenciales, ... ; sistemas orgnicos, ... aquellos

capaces de conservar el latido cardaco y las ondas cerebrales, ...; u otros tratamientos, ... como agua, alimentacin por tubo y suero intravenoso, etc ...; y cuidados ordinarios, ... de fisioterapia, higiene y aseo, etc ... por citar algunos ejemplos y que en su conjunto son ms que un privilegio mdico un derecho humano en el sentido de respetar las prestaciones sanitarias de urgencia vital. Cualesquiera que sean los motivos o los medios, la eutanasia consiste en poner fin a la vida de las personas disminuidas, enfermas o moribundas. Es moralmente inaceptable. El tratamiento vital para aliviar los sufrimientos del moribundo, puede ser conforme a la dignidad humana. Los cuidados paliativos del paciente pueden constituir una forma privilegiada de caridad desinteresada. Por este motivo, hay que alentarla. Aquellas personas que tienen una vida disminuida o debilitada reclaman un respeto especial. Los enfermos y minusvlidos han de recibir ayuda para llevar una vida tan normal como sea posible. Precisamente, en Espaa el Plan Nacional de cuidados paliativos que elaboran el Ministerio de Sanidad, el INSALUD, y los representantes de todas las comunidades autnomas entre las cuales Catalua est considerada como pionera -, tiene como principal objetivo mejorar la calidad de vida de los pacientes en situacin terminal. Apndice. La Medicina Paliativa. La Medicina Paliativa o los cuidados paliativos, dcese de lo que mitiga, suaviza o atena, especialmente los remedios que se aplican a las enfermedades incurables para mitigar su violencia y aliviar su agudez, es propiamente la alternativa al encarnizamiento teraputico. La eutanasia mdica es un grave atentado contra la vida humana y su dignidad. Pero, ciertamente, como especializacin dentro de la organizacin sanitaria, exige del mdico estar atento al mximo a los adelantos cientficos y ser conocedor profundo de las necesidades del moribundo, en favor del tratamiento vital de los enfermos terminales y en contra de la idea de que el tratamiento futil en los pacientes crticos justificara la suspensin de las medidas de soporte bsico, alimentacin por tubo y remedios teraputicos normales, porque en estado grave tienen derecho a la vida por privilegio teraputico, y no por complacencia sino como un tratamiento paliativo para mitigar los dolores, aliviar el sufrimiento y ayudar a sobrellevar la afliccin extrema de la agona en el trance de la muerte, lo cual representa hacer frente a determinados sectores de la sociedad mdica que justifican la eutanasia mdica con un fraude de ley al considerar que con el fin de evitar el encarnizamiento teraputico pueden matar, lo cual nada tiene que ver con el testamento vital propuesto por la Conferencia Episcopal Espaola a los cristianos que pretende lo contrario, es decir que no se aplique al enfermo crtico la eutanasia pasiva o activa u homicidio teraputico. Cuando un mdico le ha quitado la vida a un paciente por falsa piedad, ha dado ya un paso que tiene muy difcil retorno, ser relativamente fcil que experimente idntico estado de nimo, porque en la prctica la profesin impone a los mdicos la necesidad de tratar enfermos muy semejantes. Los recientes avances en el tratamiento eficaz del dolor y de la enfermedad terminal han reducido por completo el riesgo de anticipar indebidamente la muerte. La sedacin en Medicina Paliativa es ticamente correcta cuando: 1) El fin sea mitigar el sufrimiento. 2) La administracin del frmaco no busque la provocacin intencionada de la muerte.

3) Cuando se aplique un tratamiento que consiga los mismos efectos principales sin el efecto secundario que sera acelerar la muerte. En cambio, este argumento es uno de los principales que se utilizan hoy en da para promover la legalizacin de la eutanasia. Y es que la Medicina Moderna aunque dispone de medios para prolongar la vida de las personas, incluso en situaciones de gravedad, determinados grupos de presin social nicamente consideran que se alarga la agona del moribundo por unos determinados intereses econmicos que son un latrocinio de recursos sanitarios destinados por derecho a los cuidados paliativos. Cualquier argumento para justificar la eutanasia no es aceptable porque en l junto a las equivocadas consideraciones acerca de evitar la obstinacin teraputica con el fin de matar al paciente se contiene una honda manipulacin de la nocin de muerte digna. Aqu subyace la confusin entre la dignidad de la vida y la persona. Porque la dignidad se fundamenta en el hecho esencial de ser humano, todas las personas son dignas de vivir porque son seres humanos. Y el derecho a la vida no hace acepcin de personas, sino que est establecido con independencia de su condicin, estado de salud, u otra circunstancia personal y social. Es decir, la persona tiene derecho a la vida por la dignidad de ser humano. Es digno, ciertamente, renunciar al empecinamiento teraputico sin esperanza alguna de curacin o mejora, haciendo lo posible por el paciente crtico y esperando la llegada de la muerte con los menos dolores y sufrimientos posibles . Nada de esto tiene que ver con la eutanasia, porque la provocacin de la muerte de un semejante, cualesquiera que sean las motivaciones, es siempre ajena a la nocin de dignidad de la persona humana. El valor absoluto de la dignidad humana se fundamenta en el hecho de que su vida es sagrada. La Medicina Paliativa es una forma civilizada de entender y atender a los pacientes terminales opuesta principalmente a los dos conceptos extremos ya aludidos: distanasia y eutanasia. Esta es una nueva especialidad de la atencin mdica al enfermo terminal y a su entorno que contempla el problema de la muerte del hombre desde una perspectiva profundamente humana, reconociendo la dignidad de su persona y el respeto por su vida en el marco del grave sufrimiento fsico y psquico que el fin de la existencia lleva generalmente consigo. En definitiva, la medicina paliativa es, ni ms ni menos, un cambio de mentalidad ante el paciente terminal. Es saber que, cuando ya no se puede curar, an podemos cuidar, es la consciencia de cuando se debe iniciar ese cambio: si no puedes curar, alivia, y si no puedes aliviar; por lo menos consuela. En ese viejo aforismo se condensa toda la filosofa de los cuidados paliativos y ortotanasia. La bondad del procedimiento mdico y su recto proceder con las personas enfermas en estado crtico. Por esta razn, aplquese la mxima expresin de la Medicina Clsica : Contraria Contrariis Curantur: Los contrarios se curan con los contrarios (Latn literal). Medicina Occidental Cristiana. El origen tiene lugar en Occidente con el dominio de Roma, su mayor desarrollo se produce a partir de los ss. XIII y XIV, su misin era transmitir los conocimientos grecolatinos y su teraputica era el consuelo en la oracin, se inicia la asistencia al enfermo (como obra de caridad), y con un creciente inters cultural en los monasterios. Se divide en tres grandes etapas:

1. ss. V al X. a) Medicina germnica: en los pueblos sajones, y es primitiva o tergica. b) Medicina monstica: en los conventos, sus principales centros: Montecasino y San Gall; sus principales monjes: Casionoro Senator, Beda, Maurus, Hildegarda da Bingen, y el mejor Alcuin York (antes de comenzar a estudiar medicina estudia las 7 artes liberales, que durante el s. IX haban consistido en un 1er. bloque Trivium: gramtica, lgica y retrica; y un 2do. bloque Quatrium: aritmtica, geometra, astronoma y msica; y a partir del siglo X tambin se estudia fsica y matemticas). 2. ss. XI al XII. La asimilacin se produce por traduccin, que es laica, y complementa la incorporacin de la medicina griega, rabe, latina y hebrea. Las figuras ms destacadas: Constantino el Africano (que se decanta hacia Galeno y tambin sigue a Avicena). Se constituye en dos etapas: a) 1ra. mitad del s. XII: se traduce en la ciudad de Toledo, cuyos traductores ms destacados son: Juan Hispano (del griego al castellano) y Domingo Gonzlez (del castellano al latn). b) 2da. mitad del s. XII: el traductor ms destacado: Gerardo de Cremona (que traduce a Galeno, Hipcrates, Avicena, Razes, Aristteles y Abulcasim). 3. ss. XIII y XIV, ... La institucin ms importante que encontramos en este momento es la Escuela de Montpeller (en la Corona de Aragn). Durante el s. XIII la mayora de los alumnos y profesores son catalanes, y los ms destacados: Arnau de Vilanova (mdico de los Reyes de Aragn, y los Papas Bonifacio VIII y Benedicto XI) y Ramn Llull. Durante el s. XIV el centro ms importante de estudio fue Bolonia, con las dos aportaciones que desarrollaron la medicina actual: 1ra. La prctica en ciruga empieza a ensearse en las facultades, y entre los mdicos ms destacados encontramos al cirujano Guy Chauliac (Montpeller). 2da. Se da comienzo a las llamadas Concilies o monografas mdicas sobre una enfermedad determinada (se recogen los casos de diferentes pacientes de una enfermedad y despus se estudian), y la figura ms importante es Alderoti. El hombre y el sin sentido del dolor. El dolor es el compaero del hombre. Este, percatado de su naturaleza busca una explicacin al mismo, intento que le lleva al pesimismo ante su impotencia real y que puede terminar en el suicidio. La nica explicacin posible no la da la filosofa sino la teologa ya que es necesario entrar en un plano lgico superior. Vemos en las explicaciones de Max Scheler y de Santo Tomas de Aquino: fenomenolgica y ontolgica; cmo el sufrimiento llega a romper la unidad de la persona, y la esperanza del hombre para soportarlo entronca en la visin cristiana del dolor y el sufrimiento. Qu es el dolor?. La propia palabra dolor, del latn dolor, oris, designa el dolor fsico - sensacin molesta en alguna parte del cuerpo -, y el dolor psquico -pena, afliccin -. El dolor siempre ha ido asociado a la vida del hombre. Es un fenmeno inmediato y primario. Este es un dato de la experiencia. La gran frustracin del hombre es que estando hecho para la felicidad, y viviendo en

su bsqueda permanente, se encuentra inexorablemente o bien con el dao fsico y/o psquico e incluso cuando constata su motivo de logro, su corazn no se aquieta. Cmo unimos estas dos partes del dolor?. Cmo nos lleva al concepto de sufrimiento?. Cuando fracasamos en esa huida del dolor, del sufrimiento, nos preguntamos: Tiene esto sentido?. Cul es el sentido del dolor?. Si el sufrimiento es un lmite a la vida humana qu sentido tiene?. Solo el hacernos estas preguntas ya es un modo de sufrir, como deca San Agustin, pues mi corazn est inquieto mientras no encuentra su sentir. As el miedo al sufrimiento es ya un sufrir, el miedo al dolor es ya un dolor. El miedo a la muerte es ya un morir. Cmo vivimos el dolor desde la conciencia?. Hay un principio universal que dice que el bien es aquello que nos hace ser personas, nos enriquece y ha de hacerse, y que el mal hay que evitar. El anlisis fenomenolgico del dolor nos permite conocer su funcionamiento para bien prevenirlo o tratarlo, esto nos lleva a analizar el sufrimiento de forma ontolgica: Que es el dolor ?, su por qu ?, sus clases, cuales son sus causas y sus efectos. El dolor y el sufrimiento son actos objetivos, y de sentimiento. Es un acto de las instancias afectivas de Santo Toms. Y es que el dolor corporal intenso patentiza en nuestra conciencia la unidad sustancial del ser humano, revelndose contra su disgregacin. San Agustn lo defina como un sentimiento que resiste a la divisin. La tendencia a la huida que provoca el dolor est enlazada con la imposibilidad de sustraerme a la realidad dolorosa, con la excepcin del sndrome de Gertsmann, desconexin del lbulo parietal del frontal, por la que puede ocurrir no captar la sensacin dolorosa y no huir ante el hecho doloroso. No obstante, el dolor y sufrimiento es constitutivo del ser humano. Max Scheler, hace un completo estudio y caracteriza el dolor como un sentimiento referido a la conciencia del yo o si mismo. Y es que esa sera la diferencia entre dolor y sufrimiento. A partir de un cierto grado de intensidad y duracin del dolor este se convierte en sufrimiento de la persona, esto es, que demora todas las perspectivas de futuro, la indeterminacin de un horizonte sin dolor, afectando la instancia espiritual y en extremo produciendo la muerte de la persona. Santo Tomas nos dice que el dolor es un sentimiento de resistencia de la voluntad, coincidiendo con San Agustn; la sensibilidad a una fuerza de potencia superior causa dolor, porque si tal fuerza tuviera la potencia suficiente para transformar el impulso de resistencia volitiva o sensitiva hasta el punto de cambiarlo de signo en su cesin y consentimiento, dejara de tener lugar. En el sufrimiento ajeno solo cabe el mitigarlo. Encontrar un sentido al sufrimiento es un verdadero acto de solidaridad con el hombre que sufre. Conseguir la aceptacin del sufrimiento sin la ruptura de la personalidad sera la finalidad. Nos encontramos pues que para que el dolor pueda ser comprendido y podamos descubrir que sentido tiene nos es necesario situarnos en un plano lgico superior. La filosofa tan solo es capaz de declarar el sin sentido del dolor pero no da explicacin alguna de cmo aparece el mal en la naturaleza del hombre, por eso, la nica ciencia que nos puede dar una explicacin convincente es la teologa, ya que esta opera en un orden sobrenatural. Solo ella nos puede explicar la razn de ser del sufrimiento de la naturaleza humana por causa del pecado original, y que a traves de la gracia divina que eleva a un estado superior de redencin del gnero humano somos capaces de dar un sentido al dolor y sufrimiento. Interludio para comprender el martirio cristiano.

"Y enjugar toda lgrima de sus ojos; y no habr ya muerte, ni llanto, ni lamento, ni dolor, porque todo lo anterior ya pas" (Apocalipsis, 21 4). En el Glgota tenemos los iconos de la actitud del hombre ante el sufrimiento: por una parte est la actitud de Gestas, de rebelin, de rechazo, que conduce a la amargura y a la tristeza del espritu y tambin al rechazo de Dios y con ello a la desesperanza; y por otra est la de Dimas, que lo asume con resignacin, lo acepta, y esa actitud le lleva a reconocer a Dios, le lleva a la esperanza, y felicidad. Esta es la respuesta, la esperanza del cristiano a la pregunta sobre el sentido del dolor y el sufrimiento ante la muerte. Este ya podra ser un punto de partida para explicar la encarnacin del hijo de Dios, la pasin de Cristo y el sentido corredentor de los mrtires de la fe. Eso haremos en la Conferencia: Psicologa del Martirio (I y II), presentada en la categora de Psiquiatra Social del VI CVP - Interpsiquis 2005. Notas y Textos. 1. Estados de Coma. Si entendemos que el estado de coma, implica una situacin de inconsciencia profunda con ausencia de movimientos oculares espontneos, falta de respuesta a estmulos dolorosos, y que puede estar producido por traumatismos, tumores cerebrales que ocupan cierto espacio, hematomas cerebrales, encefalitis y enfermedades vasculares. Por definicin equivale a muerte cerebral, que es una forma irreversible de prdida de conciencia que se caracteriza por una desaparicin completa de la funcin cerebral con mantenimiento de la contraccin cardaca. La definicin legal de la muerte cerebral vara de unos pases a otros, pero los criterios clnicos habituales para diagnosticarla son que las pupilas se encuentran dilatadas y fijas, con ausencia de actividad, movimientos y respiracin. Tambin la hipotermia, la anestesia y ciertas intoxicaciones medicamentosas pueden producir una depresin fisiolgica profunda muy similar a la muerte cerebral, y para poder diagnosticarla es imprescindible evaluar la actividad elctrica del cerebro y demostrar que no existe en dos electroencefalogramas realizados con un intervalo de tiempo de 12 a 24 h. 2. Teraputica respiratoria (Respiracin con Presin Positiva o Intermitente). Ventilacin asistida mediante aire mantenido a presin durante el ciclo respiratorio. Se usa en pacientes que pueden iniciar la respiracin pero son incapaces de mantener sin ayuda unos niveles adecuados de oxgeno arterial. El sufrimiento respiratorio se trata con este mtodo, son necesarias las inspiraciones forzadas para mantener insuflados los pulmones. El principal msculo encargado de la inspiracin es el diafragma, cuya contraccin da lugar a una presin negativa en el trax, que provoca la expansin de los pulmones y la entrada de aire en ellos, hasta el volumen o capacidad normal segn el grado de resistencia inspiratoria. 3. Capacidad respiratoria (Volumen de Reserva Inspiratorio). Mximo volumen de aire que puede ser inspirado tras una inspiracin normal. En estado de inspiracin mxima los pulmones tienen una capacidad total de 5500 a 6000 ml. de aire. 4. Funcin respiratoria. Debemos observar la relacin inversa proporcional de la funcin respiratoria con las

desconexiones de la respiracin asistida ( > F. Resp. con desconexin y < F. Resp. sin desconexin). La deplecin de la F. Resp. en la grfica horaria, y su incremento antes y despus del periodo de sedacin terminal durante la desconexin dolosa de la mquina de respiracin asistida, demuestran el efecto de inhibicin y dficit de la F.Resp., y su anoxia que desencadena un coma cerebral y su muerte por asfixia al no disponer de soporte ventilatorio. Documentacin. Los textos legislativos de la Organizacin Mundial de la Salud - O.M.S. (Ginebra, 1990); el Cdigo Internacional de tica Mdica de la Asociacin Mdica Mundial (Londres 1949 - Sydney 1968 Venecia 1983 - Madrid 1987) y la Declaracin de Ginebra (1948); la Conferencia de los Colegios Profesionales de Mdicos en la Unin Europea y el Art. 18 de la Gua de tica Mdica Europea; sobre el Tribunal Europeo y el Convenio Europeo de Derechos Humanos (Art. 2), la Asamblea Parlamentaria del Consejo de Europa y su recomendacin 1418, aprobada el 25 de junio de 1999; del Art. 15 a 17.1 de la Constitucin Espaola y la sentencia de 11 abril 1985, el Tribunal Supremo y los Art. 10, 142, 143, 149, 196 y 390 del Cdigo Penal y su Ley Orgnica de reforma del Art. 41.7 bis; los Art. 6, 10, 11, 34 y 35 de la Ley General de Sanidad - L.G.S.- (14/1986 de 25 de Abril); el Art. 6 del Ttulo 2 de la Ley 15/1990, de 9 de Julio, de Ordenacin Sanitaria de Catalua, y los Art. 3, 5, 6, 11 y 14 de la Orden de 18 de Noviembre de 1985, por la que se regula la estructura orgnica de direccin, gestin y administracin de las instituciones hospitalarias de la Seguridad Social en Catalua, modificada parcialmente por las rdenes de 16 de julio de 1987, 16 de mayo de 1990 y 31 de marzo de 1992; la Asamblea General del Consejo General de Colegios Oficiales de Mdicos de Espaa y la Comisin Central de Deontologa, Derecho Mdico y Visado, el Cdigo de tica y Deontologa Mdica Espaol y el Cap. VIII, Art. 57 del Cdigo Deontolgico del Consejo de Colegios de Mdicos en Catalua; ... han sido obtenidos de diversas fuentes bibliogrficas del Ministerio de Sanidad y son un extracto refundido de las publicaciones de su Servicio de Documentacin. A. Carta de Derechos y Deberes. Segn el extracto del texto original de la publicacin Derechos del Enfermo y Usuario del Hospital, editado por el Departamento de Sanidad y Seguridad Social de la Generalitat de Catalunya en 1984: Toda persona que haga uso de los servicios sanitarios de un centro hospitalario tiene derecho a: Recibir una asistencia sanitaria que ponga al servicio de la persona los recursos tcnicos y humanos adecuados en funcin de su enfermedad y/o las posibilidades del centro, sin discriminacin por razn de edad, sexo, raza, ideologa, religin ni condicin socio-econmica. Ser atendido con agilidad, que los trmites administrativos no retarden su asistencia o ingreso, y que su estancia en el hospital sea lo ms breve posible. Ser tratado, por parte de todo el personal del centro, con respeto hacia su dignidad humana. Ser tratado con respeto a su intimidad personal. Ser tratado con reconocimiento en relacin a sus convicciones religiosas y filosficas, muy especialmente cuando el enfermo se encuentre en las situaciones crticas.

Mantener relacin con sus familiares y amigos, y tener comunicacin con el exterior. Recibir informacin comprensible, suficiente y continuada. Recibir informacin general sobre: a) Los servicios de que dispone el hospital. b) La normativa del centro. c) El nombre del mdico responsable de su asistencia. d) El nombre del personal de enfermera que cuida del enfermo. e) La forma de identificar el personal. f) Los gastos originados por su estancia hospitalaria. g) Las vas para obtener informaciones complementarias. h) El modo de aportar sugerencias y reclamaciones. Recibir informacin del mdico responsable, sobre los aspectos relativos a: a) Motivo de su ingreso. b) Riesgos probables que puede ofrecer toda prestacin de diagnstico o tratamiento. c) Explicacin detallada, antes de que se le incluya en algun tipo de estudio o investigacin cientfica. d) Entrega de un informe escrito cuando se le da el alta al enfermo. Tambin cuando el enfermo lo necesite para otro mdico o entidad. Disponer de una historia clnica y tener acceso a la informacin que contiene. Disponer de los resultados de las exploraciones y pruebas diagnsticas realizadas durante la estancia en el hospital. Mantener el secreto sobre su enfermedad y sobre los datos de la historia clnica. Ser excepcin a esta regla por mandamiento judicial. Dar su consentimiento escrito para tratamientos mdicos o quirrgicos, procedimientos y pruebas diagnsticas menos habituales, y de experimentacin clnica. Que se valore su situacin familiar y social. Ser informado debidamente, cuando sea necesario trasladarlo a otro centro y, en este caso, ser trasladado adecuadamente. Optar por abandonar el hospital en cualquier momento. Cuando este derecho sea ejercido antes de ser dado de alta por el hospital, el enfermo debera firmar un documento de alta voluntaria. Morir con dignidad. En esta situacin las relaciones con los familiares y los amigos han de ser especialmente facilitadas. Si la muerte sobreviene en el hospital, se tendr especial trato con los familiares y las personas allegadas para que reciban tambin un trato adecuado en esos momentos. Conocer sus derechos, que estos sean ampliamente divulgados entre los enfermos y el personal del hospital, y que sean respetados.

Presentar sugerencias y reclamaciones sobre el funcionamiento del hospital y que sean estudiadas y contestadas. Enfermos en situaciones especiales. Cuando el estado o circunstancias del enfermo no permitan que la informacin pueda ser asimilada adecuadamente por este, como puede ser el caso de personas con alteraciones del nivel de conciencia transitorios, se informar a los familiares o personas legalmente responsables. En caso de que el enfermo no haya dejado constancia escrita y legalmente vlida, se respetar la voluntad de las personas en que haya delegado. En estos casos, estas personas darn el consentimiento para todos los supuestos en los cuales se requiere la intervencin o participacin de la voluntad del enfermo, con la salvedad de las situaciones de urgencia, motivos de salud pblica o imperativos legales. B. Declaracin de Voluntades Anticipadas. Segn el Testamento vital que reza en el epgrafe 88 del Documento emitido por el Comit Episcopal para la defensa de la vida, presidido por el Cardenal Narciso Jubany Arnau, con fecha 14 de febrero de 1993. A mi familia, a mi mdico, a mi sacerdote, a mi notario: Si me llega el momento en que no pueda expresar mi voluntad acerca de los tratamientos mdicos que se me vayan a aplicar, deseo y pido que esta Declaracin sea considerada como expresin formal de mi voluntad, asumida de forma consciente, responsable y libre, y que sea respetada como si se tratara de un testamento. Considero que la vida en este mundo es un don y una bendicin de Dios, pero no es el valor supremo y absoluto. S que la muerte es inevitable y pone fin a mi existencia terrena, pero desde la fe creo que me abre el camino a la vida que no se acaba, junto a Dios. Por ello, y, el que suscribe .................................................................. pido que si por mi enfermedad llegara a estar en situacin crtica irrecuperable, no se me mantenga en vida por medio de tratamientos desproporcionados o extraordinarios; que no se me aplique la eutanasia activa, ni se me prolongue abusiva e irracionalmente mi proceso de muerte; que se me administren los tratamientos adecuados para paliar los sufrimientos. Pido igualmente ayuda para asumir cristiana y humanamente mi propia muerte. Deseo poder prepararme para este acontecimiento final de mi existencia, en paz, con la compaa de mis seres queridos y el consuelo de mi fe cristiana. Suscribo esta Declaracin despus de una madura reflexin. Y pido que los que tengis que cuidarme respetis mi voluntad. Soy consciente de que os pido una grave y difcil responsabilidad. Precisamente para compartirla con vosotros y para atenuaros cualquier posible sentimiento de culpa, he redactado y firmo esta declaracin. Fecha ............................................. Doy Fe. Palabras Clave.

Eutanasia (del griego eu, bien, y thnatos, muerte) : accin de homicidio teraputico o suicidio asistido. Distanasia (del griego dis, mal, algo mal hecho ...) : acto de ensaamiento, encarnizamiento u obstinacin teraputica. Ortotanasia (del griego orthos, recto, justo...que observa el derecho conforme a la razn, que obra con juicio...) : actuacin correcta ante la muerte por privilegio teraputico. Bibliografa. Actas de las III Jornadas de Objecin de Conciencia en el ejercicio profesional patrocinadas por la Asociacin MCC - Metges Cristians de Catalunya. Hospital General de Catalunya, 19 octubre 2002 (Encclica "Diuturnum" de Len XIII y "Evangelium Vitae" de Juan Pablo II, sobre el Congreso de la Federacin Internacional de Asociaciones de Mdicos Catlicos - FIAMC, ...). Carta de Derechos y Responsabilidades del paciente. Dept. de Sanidad de la Generalitat de Catalunya (1984). Declaracin de Voluntades Anticipadas del enfermo, y 100 cuestiones doctrinales contra la despenalizacin de la eutanasia. Comit para la defensa de la vida. Conferencia Episcopal Espaola (1993). Max Scheler. El sentido del sufrimiento, en Amor y conocimiento. Ed. Sur, Buenos Aires (1960), p. 69; y Revista de Occidente, Madrid (1941), tomo II, p. 110-119. Santo Toms de Aquino. Summa Theologiae, q. 35 a 1. San Agustn. Obras Completas. Vol III, BAC (Biblioteca de Autores Cristianos). Madrid 1951, p. 509.

PSICOLOGA CRISTIANA. Principios fundamentales de la tradicin judeo-cristiana y greco-romana en la Religin y Filosofa. Autor: Jos Mara Amens Vidal. Psiclogo Clnico y Social (docencia e investigacin desde 1984) por la Universidad Central de Barcelona (Espaa). Miembro Fundador y Administrador de la FPC. Fundacin Psicologa y Cristianismo. c/ Museo, 26 - 1 1. 08912. Badalona (Barcelona). Espaa. e-mail: info@psicologos.tk url: www.psicologos.tk ndice: Dedicatoria. Resumen. Introduccin. 1. Las disciplinas teolgicas. 2. Las corrientes de pensamiento en la Iglesia Catlica: a) El concepto de psychicos. b) El significado de la gnosis en los padres de la Iglesia oriental. c) La Iglesia occidental y la Escolstica medieval. d) La meditacin y prctica de la oracin. e) La psicologa mstica y la teora cristiana de la santidad. 3. La tica y moral de la persona humana. Palabras Clave. Notas y Textos. Tablas y Grficos. Agradecimientos. Dedicatoria. Este artculo est dedicado a mi madre, esposa e hija que se llaman Carmen, a mi padre, hermano y familia. Resumen. Si consideramos que con el desarrollo de la Psicologa Moderna algunos enfoques que se han generado desde el paradigma cognitivo y sistmico se han basado en un relativismo moral que en muchos casos han llevado incluso a negar en determinados mbitos los presupuestos bsicos que siempre han definido a nuestra disciplina y que son la existencia del alma (psykh) y el conocimiento de la verdad (logos), tampoco se puede obviar que la Psicologa Cristiana desde sus orgenes ha sabido entender esta realidad espiritual porque siempre ha considerado que es necesario creer para comprender. Desde el campo de la Medicina Clsica y la Psiquiatra Moderna (... iatrs = mdico) el Juramento de Hipcrates exige el respeto absoluto por el alma humana y su carcter sagrado, y un enfoque denominado Antropologa Teolgica, reconoce el orgen de la Doctrina del Logos, en el Verbo de Dios, concepto desarrollado por los psiclogos catlicos, y que se enraiza en los principios fundamentales de la tradicin judeocristiana y grecorromana de la Religin y Filosofa, desde Filn de Alejandra y el Logos del IV Evangelio segn San Juan, a los Padres Apostlicos y Apologistas Cristianos, de los grandes Doctores de la Iglesia Oriental y Occidental a la Escolstica Medieval, de los Concilios Vaticanos hasta nuestros das. Por esta razn, la Psicologa Cristiana no es ni ms ni menos que el estudio de la persona y el alma humana, y su verdad objetiva, el Verbo de Dios, que la Iglesia Catlica, Apostlica y Romana tanto ha defendido desde su concepcin cristiana de la historia. Introduccin. Desde 1976 en la Facultad de Teologa Catlica de la Universidad de Viena, en el mbito del Instituto de Teologa Dogmtica y de la Historia del Dogma, un Departamento de Teologa Espiritual, cuya direccin a cargo de Josef Weismayer, han convertido los escritos esenciales de este eminente profesor en un punto de referencia esencial de los crculos acadmicos de reflexin

sobre espiritualidad, apoyamos nuestra tesis sobre psicologa cristiana utilizando como punto de partida un modelo asctico y mstico de la vida espiritual que se enmarca en el campo de investigacin antropolgico y teolgico, y que en consecuencia contiene implicaciones ticas y morales. 1. Las disciplinas teolgicas. La designacin teologa espiritual ha encontrado difusin en el siglo XX. En el mbito de la enseanza teolgica hace su aparicin en 1919, cuando fue creada en la Pontificia Universidad Gregoriana una ctedra de teologa asctica y mstica. Posteriormente la Congregacin Pontificia para los estudios, puso de relieve la importancia del estudio de la teologa asctica y mstica para la formacin sacerdotal y bajo el pontificado de Po XI, se di un paso adelante. Las ordinationes relativas a la constitucin apostlica Deus scientiarum dominus (del 24 de mayo de 1931) prevean, en el mbito de la ordenacin de los estudios teolgicos, la asctica, como disciplina auxiliar y la teologa mstica como disciplina especial. Por lo dems, la Ratio fundamentalis institutionis sacerdotalis, aprobada por el Papa Pablo VI el 26 de enero de 1970 y publicada por la Sagrada Congregacin para la Educacin Catlica, que contiene las directrices concretas para la actualizacin del Decreto sobre formacin sacerdotal del Concilio Vaticano II Optatam totius, proclamado solemnemente el 28 de octubre de 1965, y que pone muy de relieve la dimensin espiritual de toda la formacin sacerdotal, sobre todo del estudio de la teologa, prev en el curriculum de la formacin teolgica una theologia spiritualis como complementum, ... de la teologa moral. Las normas de actuacin de la Constitucin apostlica Sapientia christiana, firmada por el Papa Juan Pablo II el 15 de abril de 1979, hablan de una theologia moralis et spiritualis. Los documentos oficiales que acabamos de citar sobre el estudio de la teologa unen claramente la disciplina relativa a la vida espiritual y la moral. En los ambientes de lengua alemana la Teologa de la espiritualidad se concibe en conexin con la Teologa dogmtica. No slo Karl Rahner (ver nota 1) en su esbozo de una dogmtica publicado en el primer volumen de sus Escritos de Teologa, ha asignado a la asctica y la mstica un lugar dentro de la Antropologa Teolgica del redimido, sino tambin Hans Urs von Balthasar (ver nota 2) ve en la espiritualidad el rostro subjetivo de la dogmtica. Por consiguiente, para l la theologia espiritualis es la doctrina eclesistica y objetiva de la apropiacin de la palabra de la revelacin de la fe, en el amor y la esperanza. Se puede decir que la teologa de la espiritualidad tiene su propio lugar en el mbito de la teologa dogmtica. El esbozo propuesto sita la teologa espiritual en estrecha relacin con la teologa moral... La teologa de la espiritualidad es una ciencia panormica en el sentido que entiende Josef Sudbrack (ver nota 3) de que su reflexin necesita los resultados de muchas disciplinas teolgicas : ciencia de las religiones, historia de la Iglesia y psicologa. 2. Las corrientes de pensamiento en la Iglesia Catlica. El nacimiento y el progreso de la idea de Dios estn ntimamente ligados al sentido de trascendencia en el mismo momento en que la vida se hace reflexiva, del nico orgen posible del conocimiento que es el Logos nace en el hombre el fenmeno religioso. En la Biblia hebrea, el pasaje de Moiss y la zarza ardiente nos presenta a Dios como el fuego

del espritu, y en el de la lucha de Jacob con el ngel se nos representa el significado de la vida humana, ... Los evangelistas, y ms especialmente San Pablo y San Juan, nos presentan el Cristo del que han vivido los grandes msticos. Los textos junicos, y concretamente el Logos del IV Evangelio nos revelan a Jess como el Verbo de Dios, que encendi el conocimiento e inteligencia humana, y que en virtud de su encarnacin, es el Redentor y Salvador. Las cartas paulinas nos ensean como el Verbo encarnado de la contemplacin mstica, de las corrientes de vida y pensamiento, es de una inagotable fecundidad en tica y moral. Esta temtica presente en Mt 7, 13 ss es utilizada por la Didach (Doctrina de los Apstoles, del griego apostolos, mensajero, enviado, ... primera mitad del siglo II) como forma fundamental de una instruccin sobre la vida cristiana: Hay dos caminos. Uno es la vida de la vida, el otro es la vida de la muerte. Pero entre los dos caminos hay una gran diferencia, que referencia el antiguo juramento hipocrtico: que exige el respeto absoluto por la vida humana y su carcter sagrado. La carta de Bernab (hacia el 130) habla tambin en trminos anlogos del camino de la luz y del camino de las tinieblas. a) El concepto de psychicos. En la segunda mitad del siglo II (a finales de los aos 150 a poco despus del 170) se desarroll en la ciudad de Frigia de Hierpolis un movimiento denominado nueva profeca, pero que en la controversia teolgica fue denominado secta frigia. Su fundador, Montano, de quien este movimiento tom su nombre a partir del siglo IV, se presenta en rapto y xtasis y exiga pleno asentimiento a sus palabras. El dato sorprendente de este movimiento parece haber sido un nuevo e inslito tipo de profeca, unido al rapto, a la emisin de sonidos y a un hablar de cosas extraas. Claramente, los profetas frigios consideraban el xtasis como prueba de que su hablar era verdaderamente obra del Espritu. Acabaron al margen de la doctrina eclesistica slo a causa de su firme conviccin de encontrarse ante la cercana del final del mundo. En el campo tico sostenan posturas rigoristas. Rechazaban un segundo matrimonio despus de la muerte del cnyuge, exigan severas prcticas de ayuno, requeran una tensin casi incondicional hacia el martirio y propugnaban una disciplina penitencial rigurossima, reivindicando para los nuevos profetas la plena potestad de perdonar los pecados. Quien acoga la doctrina de la nueva profeca era reconocido como pneumatikos; quien la rechazaba era un psychicos (cf. 1 Cor 2, 14-15). En definitiva, se puede estar de acuerdo con los historiadores del dogma, que describen la actitud fundamental montanista en los trminos siguientes: La esencia de la Iglesia est constituida no por la gracia mediada en ella por el ministerio, sino por la piedad de cada uno de sus miembros iniciados profticamente; y el gobierno de la Iglesia compete no a los detentores del ministerio, a los obispos, sino a los rganos del Espritu elegidos libremente por inspiracin. b) El significado de la gnosis en los padres de la Iglesia oriental. A partir de la experiencia montanista, la Iglesia ha alimentado siempre una desconfianza pronunciada hacia los movimientos carismticos. Lo cual no quiere decir que los carismas hayan desaparecido. Ms bien, en el desarrollo postmontanista se verific - por decirlo con las palabras de Hans Urs von Balthasar - un trasvase a nuevas formas conceptuales. Esto sucedi mediante la interpretacin y valoracin de las figuras proftico-carismticas de la Biblia como modelos asctico-msticos de la vida cristiana, y sobre todo gracias a la mstica de los padres de la Iglesia, que comenz en el siglo III.

Clemente de Alejandra ve la vida espiritual como subida hacia la gnosis, al conocimiento perfecto de Dios, que comporta tambin la experiencia mstica de la contemplacin. Esta gnosis est unida a la observancia de los mandamientos, al amor (agape) y a la apatheia (la condicin que hace al hombre dueo de sus sentimientos y afectos contrastantes e inconciliables y lo hace inquebrantable). Aunque en Clemente la gnosis no es entendida en el sentido del gnosticismo, sino como conocimiento en sentido bblico, plenamente personal, esta teologa est an notablemente influida por motivos de la antigua filosofa... Orgenes ve tambin el objetivo de la perfeccin realizado en la gnosis. Una afirmacin concreta se encuentra, por ejemplo, en sus homilas sobre el libro de los Nmeros, donde l interpreta el elenco de las etapas del xodo (Nm 34) como descripcin de cada una de las etapas del camino cristiano desde la esclavitud del pecado (Egipto) hasta la tierra prometida de la perfeccin (Homilas sobre los Nmeros 27, 4-12). Los orgenes se remontan a los comienzos del monaquismo, ms concretamente al esicasmo (o isiha), por el que la perfeccin del hombre reside en la unin con Dios en una oracin incesante (cf. Lc 8, 1; Ef. 6, 18; 1 Ts 5, 17). A este objetivo serva la repeticin constante de oraciones breves. As, por ejemplo, se recomendaba la repeticin del Sal 70, 2: Dios, ven en mi auxilio; Seor, apresrate a socorrerme. Lon fundadores del monacato cristiano fueron San Pablo de Tebas - conocido tambin como el Ermitao - y San Antonio. Ambos haban nacido a mediados del siglo III. La palabra monje procede del griego monos (uno, solo) porque los primeros monjes vivieron aislados, como ermitaos, en los desiertos de Egipto. San Pacomio introdujo un principio de organizacin colectiva, y como ex-oficial del ejrcito romano, fund un monasterio con una disciplina militar, con prcticas ascticas como San Simn, el Estilita, que vivi durante aos sobre una columna (stilos). San Basilio, el Grande, impuso una Regla que di origen a la vida cenobtica, es decir, con normas comunes y en monasterios. Una triple divisin del camino espiritual, ya sealada por los autores mencionados hasta aqu, se hace explcita en Oriente gracias sobre todo al Evagrio Pntico (399). A la vida activa de la ascesis (purificacin del alma y prctica de las virtudes) sigue la gnstica, que se realiza a su vez en dos fases: en la contemplacin fsica (una contemplacin que se refiere a las creaturas), y en la theologia, la contemplacin mstica en sentido estricto. San Agustn defini la praxis de los monjes egipcios como jaculatoria (Epistula 130, 20). La tradicin oriental habl de oracin monolgica, porque contiene una expresin, un pensamiento que es repetido continuamente. El Obispo de Hipona, fund una comunidad monstica, cuya regla era la oracin, meditacin y estudio, dando origen a la Orden de los Agustinos. Agustn de Hipona, que pone el amor como centro de la vida espiritual, entiende el progreso espiritual como crecimiento en el amor: Cuanto ms amas, ms arriba subes. Por esto habla del amor incipiente, progrediente, adulto y perfecto. A lo largo de este camino hacia el amor perfecto con resonancias platnicas no se admiten paradas. Parzcate siempre desagradable lo que eres, si quieres alcanzar aquello que no eres an. En efecto, all donde te sientes bien, te paras; y dices sin ms; Vale ya, y entonces te hundes. Sigue sin parar, camina siempre, procede hacia adelante continuamente: no te pares en el camino, no vuelvas atrs, no te desves. Se queda atrs quien no avanza. Vuelve hacia atrs quien retorna al lugar del que se haba alejado. Se desva del camino quien se desva de la fe. Ms vale un tropiezo

en el camino que un corredor fuera del camino (Sermo 169, 18). La designacin theologia mystica se hizo usual en latn en las numerosas traducciones de las obras del Pseudo Dionisio, quien con esta expresin indica un conocimiento de Dios oscuro y experimental, que corresponde en cierto modo a la contemplacin, o theoria, de los padres griegos. Esta teora est tambin fuertemente influida por el pensamiento platnico al mismo tiempo que la vida espiritual en tres fases de que hablan los escritos atribuidos al Pseudo Dionisio el Areopagita (Hch 17, 34) nacido hacia el final del siglo V. En ellos se habla de purificacin, iluminacin y unin. c) La Iglesia Occidental y la Escolstica medieval. Sin embargo, el Padre del Monasticismo Occidental fue San Benito de Nursia (Italia) que se retir a una cueva de las colinas de Subiaco, y fund en Montecasino, la que se ha dado en llamar Ciudadela de Dios, donde redact la Santa Regla, da y noche, siete veces al da se mantenan en oracin y lectura espiritual. En este lugar, la literatura, filosofa y teologa de otros tiempos eran custodiadas, es decir, los pergaminos de la herencia del pensamiento greco-romano se los debemos a aquellos monjes de los monasterios benedictinos. Santa Brgida de Irlanda, fue la fundadora del primer convento de monjas, y el legado ms importante de la orden en Francia, fue la Abada de Cluny, en Borgoa, un modelo de monasterio para la cristiandad fundado por el Conde Guillermo de Auvernia, as como una nueva rama del tronco benedictino, la Orden del Cister, que tiene orgen en el monasterio de Citeaux, fundado por Roberto de Molesmes. En Inglaterra, San Anselmo, monje benedictino y Arzobispo de Canterbury, conocedor profundo de los clsicos, en sus obras trata de demostrar la existencia de Dios, a base nicamente de la lgica, ha sido su frase Dios existe, el principal tema de discusin de los filsofos y pensadores de los ltimos diez siglos. Fue el fundador del escolasticismo. San Bernardo de Claraval, de modo particular, hace propia aquella idea de San Agustn del crecimiento en el amor. l ha delineado claramente las etapas del amor, que conducen el mbito de la semejanza (regio dissimilitudinis), a la unin con Dios: del amor terreno (amor carnalis) y del amor servil (amor servilis) al amor filial (amor filialis), que encuentra cumplimiento en la unin mstica. A diferencia de las rdenes benedictinas fundadas hasta entonces, los monjes de la Orden de los Predicadores, fundada por Santo Domingo Guzmn, ya no dependeran de un monasterio concreto sino de los superiores de la Orden dirigida por un Maestro General, cuyos miembros empezaron a ser conocidos como Dominicos, organizndose territorialmente en provincias, sistema que utilizaran las congregaciones religiosas. En italia, de las ruinas de la capilla que segn la tradicin haba sido visitada por San Benito bautizndola con el nombre de la Porcincula (la porcioncita) naci la Orden de los hermanos menores de San Francisco de Ass, el mendigo de Dios, de donde surgir el doctor de la Iglesia, San Buenaventura, principal impulsor del pensamiento platnico-agustiniano en la Iglesia, y Santa Clara que fund la nueva orden de clausura de las Clarisas. San Antonio de Padua, doctor de la Iglesia, que anteriormente pertenecera a la Orden de predicadores, cuando Santo Domingo Guzmn tambin introdujo en su Regla el desprendimiento de los bienes, la pobreza, se convertira en Franciscano. Y Santo Toms de Aquino que estudiara en la escuela monstica de la Abada Benedictina de Montecasino, se convertira en Dominico. De esta tradicin tambin surgieron otras grandes figuras como Santa Catalina de Siena, de la Orden

Terciaria de Santo Domingo (tanto los franciscanos como los dominicos tenan rdenes terceras para miembros seglares). As surgieron las rdenes mendicantes y la Escolstica Medieval. Entre las innumerables obras filosficas y teolgicas que surgieron de aquella poca, destacan las de Toms de Aquino, cuyos muchos de sus argumentos y razonamientos siguen siendo de una enorme eficacia en la defensa de la ortodoxia catlica. En ellas, la Fe y la Razn no slo se armonizan, sino que la Razn conduce a la Fe. El pensamiento aristotlico-tomista, no olvidemos que Aristteles fue el primer filsofo clsico que escribi un Tratado sobre Psicologa, demostr con argumentos contundentes, que si bien la Fe supera la Razn, no hay en esta nada que la contradiga. Santo Toms hace suyo el esquema de San Agustn, centrado en el amor, y el del PseudoDionisio, y formula una sntesis de estos proyectos de la vida espiritual. A ellos aade un punto de vista antropolgico: la vida espiritual es vista en analoga con el crecimiento y el desarrollo de una persona: Ante todo el hombre debe esforzarse especialmente en abandonar el pecado y resistir a sus propios deseos, que lo empujan hacia el polo opuesto a Dios. Esto es tarea de principiantes... Sigue el segundo esfuerzo, en el que el hombre intenta sobre todo avanzar en el bien. Y ste es el compromiso de los que hacen progresos... La tercera tarea consiste en intentar adherirse totalmente a Dios y ser felices en l. Este es el empeo de los perfectos (Summa Theologica II-II q. 24, a.9 c). Entre los escritos del medievo que hablan del camino del hombre, de particular relieve es la obra de San Buenaventura (Itinerario del alma hacia Dios) que une la tradicin agustiniana y la mstica franciscana. Frente a los esquemas tratados hasta ahora, el ofrecido por este santo se distingue por una mayor amplitud: Para nosotros, hombres en situacin de peregrinacin, la totalidad de las cosas es una escala que nos hace subir hacia Dios. Entre las creaturas, por lo dems, algunas son huellas, otras imgenes, algunas son corporales, otras espirituales, algunas de duracin temporal, otras de duracin eterna. Y, adems, algunas estn fuera de nosotros mientras que otras estn en nosotros. Ahora bien, para llegar a la contemplacin del fondo primordial, que es totalmente espiritual, eterno y elevado sobre nosotros, debemos buscar las huellas que son fsicas, temporales y fuera de nosotros; y esto significa ser llevados por el camino de Dios. Debemos entrar en nuestra alma, que es la imagen de Dios, de duracin eterna, espiritual; y en nosotros, y esto significa caminar en la verdad de Dios. Debemos finalmente ascender a la realidad eterna, espiritual; y esto significa alegrarse en el conocimiento de Dios y en el temor ante su majestad (Itinerarium mentis in Deum I, 2). d) La meditacin y prctica de la oracin. En su desarrollo histrico, desde el siglo V hasta el siglo XIII,... alcanz un relieve particular la invocacin del nombre de Jess, y a este ejercicio se le atribuy una eficacia particular. El siglo XIII, haba sido una poca de pensamiento, que proporcion al cristianismo una filosofa eficaz, en la que predominaba la lgica. El siglo XIV di a ese pensamiento una expresin mstica y espiritual. De este modo, en los siglos XIII y XIV, en Athos, la praxis de la invocacin del nombre de Jess era muy intensa y estaba unida a una tcnica psicosomtica, caracterizada por una particular posicin del cuerpo, sentados, y, sobre todo, por la ralentizacin y control de la respiracin. La pronunciacin de la frmula Seor Jesucristo, Hijo de Dios, ten piedad de m !, estaba sincronizada con la inspiracin y con la expiracin.

Nuevas organizaciones religiosas iban surgiendo, como la Compaa de Jess, fundada por San Ignacio de Loyola, que aadira un cuarto voto a los tres clsicos de castidad, obediencia y pobreza, el de estar a disposicin del Papa, y redactaba su obra cumbre de los Ejercicios Espirituales que han inspirado a sacerdotes, frailes, religiosas y seglares en el ejercicio de meditacin (ver tabla 1, 2 y 3) y prctica de la oracin mental. Al mismo tiempo, Santa Teresa de Jess, emprendera la reforma de la Orden que todava hoy conocemos por las Carmelitas Descalzas. En sus escritos Teresa de vila, doctora de la Iglesia, contina describiendo sustancialmente un nico camino a lo largo del cual Dios la ha conducido. En la obra ms conocida, Castillo Interior, el camino espiritual es presentado como una travesa de siete moradas, que constituyen otros tantos estadios de la oracin. En los otros escritos la santa habla tambin de los grados de la oracin, por ejemplo en el Libro de la Vida, donde se habla de la oracin de meditacin y despus de la oracin de quietud, de la embriagadez del amor y, finalmente, de la oracin de unin. En Santa Teresa de vila por teologa mstica no se entiende otra cosa que un determinado grado de contemplacin, usada tambin para indicar la reflexin sobre la orientacin mstica. San Juan de la Cruz, se servir en su obra la Subida al monte Carmelo de la imagen de la noche para presentar las etapas de la vida espiritual. La noche, que representa al mismo tiempo la purificacin y el encuentro con el Dios inefable, abarca al hombre entero en su dimensin sensible y espiritual. Por esto el santo habla de una noche de los sentidos y de una noche del espritu. Puesto que la purificacin est confiada al hombre, el doctor de la Iglesia habla de una noche activa, a la cual corresponde la accin purificadora de Dios mismo, noche pasiva. El trmino theologia spiritualis aparece segn J. de Guibert (ver nota 4) por primera vez en la obra del fraile menor C. Dobrosielski - Summarium asceticae et mysticae theologiae ad mentem D. Bonaventurae (Krakau, 1655), y la expresin teologa asctica se encuentra en el minorita polaco, aunque pocos aos despus el jesuita Christoph Schorrer public una Theologia ascetica sive Doctrina spiritualis universa ex suis principiis methodice et breviter deducta et ad usum parata (Roma, 1658). La expresin theologia ascetica se forma en analoga con la expresin ya acuada precedentemente de theologia mystica. Al final del siglo XVIII el obispo Macario de Corinto y el monje del monte Athos Nicodemo de Naxos intentaron resucitar la oracin de contemplacin. El fruto de estos esfuerzos fue una coleccin de textos de la tradicin eclesistica, comenzando por los padres del desierto hasta los tericos de la Oracin de Jess del siglo XIII y XIV. El libro fue publicado en Venecia en 1782, con el titulo de Philokalia. Despus de que, ya en la segunda mitad del siglo XV, la praxis de la oracin de Jess hubiera llegado desde el monte Athos hasta Rusia, esta tradicin tuvo un gran desarrollo gracias, sobre todo, a la traduccin de la Philokalia, y model de manera determinante la espiritualidad rusa del siglo XIX. La traduccin fue obra del monje ruso Paissij Velickowskij y apareci en S. Petersburgo en 1793 con el titulo de Dobrotoljubie. El Relato de un peregrino ruso, cuyos orgenes siguen sin conocerse (aparecido por primera vez quiz en 1870 en Kazn), fue traducido a varias lenguas y di a conocer en occidente la praxis de la oracin de Jess como realizacin de un orar incesante (en el sentido del esicasmo). La ininterrumpida oracin de Jess ha sido una forma de oracin familiar sobre todo entre los cristianos bizantinos y eslavos, constituida sustancialmente por una breve invocacin del nombre de Jess unida a una llamada a la misericordia: Seor Jesucristo, ten piedad de m ! - Seor Jesucristo, Hijo de Dios, ten piedad de nosotros !. Esta frmula une predicados bblicos de Jess (cf. por ejemplo, Mt 14, 33; 16, 16; 26, 63; Hch 16, 31) con la peticin de misericordia (por la cual

se puede hacer referencia, por ejemplo, a Mc 10, 4 s; Mt 15, 22; Lc 17, 13; 18, 13-38). Los autores espirituales de la poca contempornea afirman repetidamente su deseo de mostrar un camino sencillo a Dios, y siguiendo con la tradicin carmelitana, la expresin pequeo camino fue acuada por Santa Teresa de Lisieux. Ella lo presenta como un ser levantado hacia lo alto..., en lugar de la fatigosa subida ... Este camino es llamado por ella el camino de la infancia espiritual, el camino de la confianza y de la entrega perfecta, una actitud destinada a concretarse de manera articulada en las realidades mnimas de lo cotidiano (Manuscrito C a madre Mara de Gonzaga). e) La psicologa mstica y la teora cristiana de la santidad. Tras su descripcin desde la teologa e historia de la Iglesia, y despus de la reflexin filosfica, tambin la psicologa puede facilitar el acceso a la comprensin de la experiencia mstica. En esta psicologa del conocimiento mstico somos deudores de Carl Albrecht (1902 - 1965) (ver nota 5), mdico que naci y vivi en Bremen y que fue tambin psicoterapeuta y filsofo. Las descripciones de Albrecht se refieren al acontecimiento central de la experiencia mstica, que es objeto, entre otras, de las descripciones de la mstica carmelitana espaola. Para Albrecht son relevantes dos conceptos: - El acto de inmersin como desintegrador de la conciencia. - El estado de inmersin como estado de conocimiento completamente integrado, unitario y simple, clarsimo y vaco, experimentado a ritmo ralentizado, que tiene como caracterstica fundamental la quietud y que, en cuanto funcin nica de un yo cuya experiencia es slo pasiva, est ordenado a la visin interior. El acto de inmersin acontece - segn Albrecht - mediante el alejamiento del mundo circundante, con el vaciamiento del espacio de la conciencia y gracias al proceso de unificacin de la conciencia misma. Segn Albrecht, pertenece a este tipo de experiencia: - La visin interior, con lo que se entiende como una transparencia de la conciencia y una pasividad inquieta del yo que est viviendo la experiencia y ... - Lo que est por venir, considerado como encuentro con un t, con un Ser que no slo hace sentir su influencia benfica, sino que es por s mismo operante: El yo solicitado, cargado de responsabilidad, apreciado y amado. Partiendo de estos rasgos de Carl Albrecht, que en sus escritos elabora tambin algunas experiencias como cristiano creyente, no es dificil constatar paralelismos con la fenomenologa de las experiencias msticas... Los ms recientes comentaristas de la oracin de Jess distinguen la oracin misma de la tcnica psicosomtica que se desarroll especialmente en la tradicin del monte Athos. Sin embargo, precisamente en el nexo entre el elemento corporal y la oracin hecha con la boca y el corazn, est el elemento unificante: La situacin de reposo alcanzada por la persona se convierte en expresin conjunta de la fe y de la entrega humilde al Dios del amor revelado en Jesucristo.

En un ltimo anlisis, despus de haber descubierto, siguiendo su eje principal, que al mstico se le abre un camino, que por sntesis del humano y divino es espiritual, completamente nuevo para llegar a la unidad total. En expresin de Edith Stein, de las Carmelitas Descalzas, fuertemente influda por la corriente fenomenolgica de Edmund Husserl y Max Scheler, y en quien Karol Wojtyla profundo conocedor de la tradicin carmelitana apoyar su tesis doctoral (1953) sobre fenomenologa y tica cristiana, en realidad se trata de una intrnseca unin de cuerpo, alma y espritu, que constituyen el ncleo de la persona, y que con dimensiones psquicas nuevas deriva en la experiencia mstica. La Weltanschauung como expresin alemana que sirve a la definicin de lo que damos en llamar la verdadera visin beatfica, nos lleva a la conclusin segn el dogma de fe de la Iglesia Catlica, que defiende el consubstancialismo de la naturaleza humana y divina de Cristo, entroncada firmemente en los profetas veterotestamentarios y los Evangelios sinpticos, especificando los rasgos caractersticos de la escatologa cristiana, que en efecto, alcanza su apogeo en la plenitud del xtasis mstico. En conclusin, se justifica con un vigor y rigor insospechados el precepto implcito en las enseanzas de la Iglesia sobre la teora cristiana de la santidad, de la ascesis para ser santo y dems virtudes evanglicas, que constata como el espritu humano de las personas que son alma de su tiempo emerge de una fuente de inspiracin, que se mantiene y gua por la tradicin de las grandes msticas, por va de la contemplacin y de la oracin, por efecto de la gracia y la revelacin divina. 3. La tica y moral de la persona humana. Si tratamos de determinar en nuestra experiencia psicolgica cmo se presenta la persona humana, constatamos que se revela en las relaciones con los demas, es decir, en la ontologa del ser humano que se concreta desde el propio acto de la concepcin hasta la muerte. Esta es la conciencia que tenemos en el momento de determinar cual es su tica y moral. La exigencia del respeto absoluto por la vida humana y su caracter sagrado a tenor de nuestra afirmacin, se traduce claramente en la obligacin contrada de respetar a la persona humana desde el mismo momento en que se concibe en su relacin ontolgica como ser humano hasta el final de su vida. Si consideramos que la tica del ser y la persona estn intrnsecamente unidos por esta doble afirmacin, nuestra conciencia como personas nos obliga a contraer un compromiso moral con el ser humano que va a nacer, o que est en trance de morir. Este hecho merece ser mejor destacado, el yo se ilumina en nuestra conciencia por las relaciones que establece con los t, y podra uno sentirse tentado de caracterizar esta relacin mediante la consistencia de un yoque se adhiere a s mismo y vuelve en s, es decir, no nos sirve a la definicin. Pero, aunque la conciencia es, en efecto, la aprehensin que el yo hace de s mismo, un conocimiento que se concentra en l, hay que hacer aqu dos observaciones. La primera, es que la percepcin del yo por la conciencia forma parte de una actividad que est esencialmente orientada al conocimiento de un sujeto fuera de m, tomo conciencia de l y de s mismo. Por tanto, la segunda observacin es que si de ella deriva en primera persona, la aprehensin del t y de m, la toma de conciencia siempre va unida a la percepcin del sujeto de conocimiento. Esto significa que la conciencia no puede separarse de la orientacin hacia los dems seres, ya que esta orientacin la hace nacer.

Para expresar esta psicologa, fundamentalmente no se pueden emplear trminos mejores que los que describen el misterio trinitario: Dios, es uno y trino, y el hombre est hecho a su imgen y semejanza (Gn. 1, 26), frente a un t, el yo toma conciencia de lo que l mismo es. La ontologa de la relacin es constante entre los seres humanos, esta es la profunda originalidad esencial de la persona humana, que la hace nica en su gnero y distinta de todos los dems seres vivos. La orientacin cristiana se revela todava ms en el amor, este es junto con la conciencia una actividad caracterstica de la persona: ambos actos corresponden a las tres potencias del alma: entendimiento, memoria y voluntad; si bien, las podemos enmarcar en las dos facultades del espritu: la inteligencia y voluntad, y slo en el amor se puede cumplir el verdadero destino de la persona, la conciencia en cierto modo, no es ms que su punto de partida. Cuando el yo se percibe a s mismo como tal, lo hace para darse a un t, y entrar en comunin con l, de esta ontologa del ser humano surge el amor a Dios para su realizacin personal. Esto quiere decir que en la manifestacin psicolgica de la persona la orientacin hacia el otro es fundamental, ya que del acto de conciencia en que la atencin se dirige hacia los dems, surge el acto de amor en que el ser humano busca esta comunin para su plena realizacin. Y de esta experiencia psicolgica que deriva de la ontologa de la persona se llega al acto de trascendencia de si mismo y de entrega a Dios, como una necesidad esencial de donacin. Si la psicologa afirma un dinamismo de la persona orientada hacia los dems, hasta el punto de que ese contacto provoca la toma de conciencia, y la unin en el amor realiza el destino personal, la ontologa explica esa realidad de orden relacional hacia la perfeccin sustancial, especialmente la del espritu, dirigiendo sus facultades de pensamiento al conocimiento y el amor de Dios. En definitiva, adquiere toda su significacin la tica y moral de la persona que no se refiere a un ser relativo sino en toda su potencia a un ser relacional que depende en grado sumo de la perfeccin de Dios. En efecto, al afirmar este nexo de unin, se establece una intrnseca comunin de la que nace el ser humano mismo, en virtud de su amor al prjimo como a s mismo. Palabras clave. El trmino Spiritualittse ha hecho corriente en alemn a partir del decenio de los 60, como palabra extranjera tomada del francs, donde ya, desde el siglo XVII, con spiritualit se expresa la relacin personal del hombre con Dios. Histricamente, el culto al Sagrado Corazn(o amor de Cristo), siempre latente en la Iglesia, se expres en la Francia del siglo XVII bajo una forma singularmente vigorosa. En el mbito de la lengua alemana se usaban antes, para expresar el concepto, otros trminos: se hablaba de ascesis y mstica, ... por mencionar slo las expresiones ms utilizadas. Espiritualidad: en la raiz del trmino est el adjetivo latino spirit(u)alis, un vocablo tpicamente cristiano con el que ya muy antiguamente se indicaba el ncleo central de la existencia cristiana. 1. Ascesis: segn su etimologa griega, el trmino ascesis indica la actitud de esfuerzo constante, el adiestramiento y el entrenamiento, el empeo necesario para alcanzar un objetivo. 2. Mstica: el adjetivo calificativo griego mystikos, que significa escondido, velado, ... denominaba al modo de comprender la Biblia, la realidad de Cristo, que se revela veladamente en los signos sacramentales, el conocimiento de Dios por experiencia (la cognitio Dei experimentalis).

Notas y Textos. 1. Karl Rahner. Ensayo de esquema para una dogmtica. Escritos de Teologa I. Taurus, Madrid, 1961. 2. Hans Urs von Balthasar. Spiritualitt. Geist und Leben, 31 (1958); Id.,Theologie und Spiritualitt. Gregorianum, 50 (1969); Id., Die Einheit von Theologie und Spiritualitt. Einfaltungen. Auf Wegen christlicher Einigung, Mnchen, 1969; Id., Deutsche Thomas-Ausgabe. Erlangen vol. 23, Heidelberg-Graz ,1954. 3. Josef Sudbrack. Vom Geheimmnis christlicher Spiritualitt: Einheit und Vielfalt. Geist und Leben, 39 (1966); Id., Mglichkeiten einer Theologie des Geistlichen Lebens. Trierer Theologische Zeitschrift, 78 (1969); Id., Kann man Spiritualitt lehren. Eine theologische Reflexion. Geist und Leben, 53 (1980). 4. J. de Guibert, La plus ancienne Thologie asctique, en Revue dasctique et de mystique, 18 (1937). 5. Carl Albrecht. Psychologie des mysticher Bewusstseins, Bremen 1951 - Mainz, 1976; Id., Das mystiche Erkennen. Gnoseologische und philosophische Relevanz der mystichen Relation. Bremen 1958, Mainz, 1982; Id., Das mystiche wort. Erleben und Sprechen in Versunkenheit. Mit einem Vorwort von K. Rahner, ed. por H.A. Fischer - Barnicol, Mainz, 1974. En este artculo ofrecemos un extracto refundido de varios fragmentos extrados de los cursos de enseanza impartidos por Josef Weismayer en la Facultad de Teologa de la Universidad de Viena (Austria) publicados bajo el ttulo original Leben in Flle, en Verlaganstalt Tyrolia, Innsbruck, 1983; y Vida Cristiana en plenitud, por Promocin Popular Cristiana (PPC) en la Coleccin Pastoral Aplicada, Madrid, 1990. Este trabajo de investigacin ha sido elaborado a partir del ensayo del escritor catlico de orgen austro-hngaro Louis de Wohl, ex-oficial de la seccin de guerra psicolgica del ejrcito britnico durante la II G.M., que en Audiencia privada el 28 de mayo de 1950, el Santo Padre el Papa Po XII, le anim a que escribiera sobre la historia y misin de la Iglesia en el mundo, publicado con el ttulo original : Founded on a Rock en J.B. Lippincott Company (England), 1961; se ha revisado la 11 edicin en espaol Fundada sobre Roca de Ediciones Palabra, Madrid, 2000. Se ha utilizado para elaborar el ltimo captulo del estudio, la traduccin espaola: Cristo!, T quien eres? que corresponde a la primera edicin italiana del libro del telogo del Vaticano y profesor de Cristologa de la Pontificia Universidad Gregoriana de Roma (Italia) Fr. Jean Galot, S.I. que publicado con el ttulo original: Chi sei tu, O Cristo?: Nuova collana di Teologia cattolica, vol. XI (Libreria Editrice Florentine, Firenze, 1977), ha sido editado por el CETE (Centro de Estudios de Teologa Espiritual) en su Coleccin Pensamiento Catlico, Madrid, 1982. Tablas y Grficos. Del libro con el ttulo Meditaciones, sobre los Evangelios del ao eclesistico, compuestas por el V.P. Luis de la Puente, religioso de la Compaa de Jess, natural de Valladolid (Espaa), que es una obra publicada por Editorial Testimonio, en su Coleccin Autores Catlicos, Madrid, 1961; se cita la meditacin principal de los versculos propios de los evangelios del tiempo (1), y el punto ms importante de muchas fiestas (2) o que toman su evangelio del comn de santos (3).

1. Propio del Tiempo. Dominica 1 de Adviento (Lc., 21, 25). Dominica 2 de Adviento (Mt., 11, 2-10). Dominica 3 de Adviento (Jn., 1, 19). Dominica 4 de Adviento (Lc., 2, 2). Vigilia de Navidad (Mt., 1, 18). Da de Navidad (Lc., 2, 1), (Lc., 2, 15) y (Jn., 1, 14). Dominica infraoctava de Navidad (Lc., 2, 33). Circuncisin (Lc., 2, 21). Vigilia de Epifana (Mt., 2, 19). Epifana del Seor (Mt., 2, 1). Dominica infraoctava de Epifana (Lc., 2, 42). Octava de Epifana (Jn., 1, 32). Dominica 2 despus de Epifana (Lc., 2, 21). Dominica 3 despus de Epifana (Mt., 8, 2). Dominica 4 despus de Epifana (Mt., 8, 23). Dominica 5 despus de Epifana (Mt., 13, 24). Dominica 6 despus de Epifana (Mt. 13, 31). Dominica de Septuagsima (Mt., 20, 1). Dominica de Sexagsima (Lc., 8, 5). Dominica de Quincuagsima (Lc., 18, 15). Da de Ceniza (Gn., 3, 19) y del ayuno (Mt., 6, 16). Jueves (Mt., 8, 5). Viernes (Mt., 5, 48) y (Mt., 5, 44). Sbado (Mc., 6, 47). Dominica 1 de Cuaresma (Mt., 4, 1). Lunes (Mt., 25, 31). Martes (Mt., 21, 12). Mircoles (Mt., 12, 40). Jueves (Mt., 15, 22). Viernes (Jn., 5, 2). Sbado (Mt., 17, 1). Dominica 2 de Cuaresma (Mt., 17, 1). Mircoles (Mt., 20, 18, 20). Jueves (Lc., 16, 19). Viernes (Mt., 21, 33). Sbado (Lc., 15, 11). Dominica 3 de Cuaresma (Lc., 11, 14). Viernes (Jn., 4, 5). Sbado (Jn., 8, 3). Dominica 4 de Cuaresma (Jn., 6, 1). Lunes (Jn., 2, 14). Mircoles (Jn., 9, 1). Jueves (Lc., 7, 11). Viernes (Jn., 11, 1). Dominica de Pasin (Jn., 8, 56). Jueves (Lc., 7, 36). Viernes (Jn., 11, 47). Dominica de Ramos (Mt., 21, 1). Lunes Santo (Jn., 12, 1).

Jueves Santo (Jn., 13, 1). Viernes Santo (Jn., 16, 21). Dominica de Resureccin (Mc., 16, 1). Lunes de Pascua (Lc., 24, 13). Martes de Pascua (Lc., 24, 36). Mircoles de Pascua (Jn., 21, 1). Jueves de Pascua (Jn., 20, 11). Viernes de Pascua (Mt., 28, 16). Sbado de Pascua (Jn., 20, 1). Dominica in Albis (Jn., 20, 19). Dominica 2 despus de Pascua (Jn., 10, 11). Dominica 3 despus de Pascua (Jn., 16, 16). Dominica 4 despus de Pascua (Jn., 16, 5). Dominica 5 despus de Pascua (Jn., 16, 23). Lunes de Rogaciones (Lc., 11, 5). Vigilia de la Ascensin (Jn., 17, 1). Ascensin (Mc., 16, 14). Dominica infraoctava (Jn., 15, 26). Dominica de Pentecosts (Act., 2, 1) (para la semana). Dominica de la Santsima Trinidad (Mt., 28, 18) y (Lc., 6, 36). Fiesta del Corpus y Dominica infraoctava del Corpus (Lc., 14, 16). Sagrado Corazn de Jess y Dominica infraoctava del Corazn de Jess (Lc., 15, 4). Dominica 4 despus de Pentecosts (Lc., 5, 11). Dominica 5 despus de Pentecosts (Mt., 5, 22). Dominica 6 despus de Pentecosts (Mc., 8, 2). Dominica 8 despus de Pentecosts (Lc., 16, 1). Dominica 9 despus de Pentecosts (Lc., 16, 41). Dominica 10 despus de Pentecosts (Lc., 18, 10). Dominica 11 despus de Pentecosts (Mc., 7, 32). Dominica 12 despus de Pentecosts (Lc., 10, 30) y (Lc., 10, 27). Dominica 13 despus de Pentecosts (Lc., 18, 12). Dominica 14 despus de Pentecosts (Mt., 6, 31). Dominica 15 despus de Pentecosts (Lc., 7, 11). Dominica 17 despus de Pentecosts (Mt., 22, 36). Dominica 19 despus de Pentecosts (Mt., 22, 2). Dominica 20 despus de Pentecosts (Jn., 4, 48). Dominica 21 despus de Pentecosts (Mt., 18, 23). Dominica 22 despus de Pentecosts (Mt., 22, 20). Dominica 23 despus de Pentecosts (Mt., 9, 18). Dominica 24 despus de Pentecosts (Mt., 24, 15). 2. Fiestas de los Santos. San Andrs Apstol (Mt., 4, 18). Concepcin Inmaculada de Mara (Lc., 1, 30). Expectacin del parto de Nuestra Seora (Lc., 1, 26). Santo Toms Apstol (Jn., 20, 24). San Esteban, Protomrtir (Act., 6, 8). San Juan Evangelista (Jn., 21, 19). Los Santos Inocentes (Mt., 2, 13). Santsimo Nombre de Jess (Lc., 2, 21).

Conversin de San Pablo (Act., 9, 1). Purificacin de Nuestra Seora (y presentacin del nio en el templo) (Lc., 2, 33). San Matas (Act., 1, 15). San Jos, Esposo de Nuestra Seora (Mt., 1, 18). Anunciacin de Nuestra Seora (Lc., 1, 26). Invencin de la Santa Cruz (Jn., 3, 6). San Juan Bautista (Lc., 1, 13). San Pedro (Mc., 16, 13). Visitacin de Nuestra Seora (Lc., 1, 43). Octava de los Apstoles (Mt., 14, 22). Santa Magdalena (Lc., 7, 36). Santiago (Mt., 20, 20). Transfiguracin (Mt., 17, 1, 2). Asuncin de Nuestra Seora (Lc., 1, 41, 50). Pursimo Corazn de Mara (Jn., 19, 25, 27). San Bartolom (Lc., 6, 12). Martirio de San Juan (Mc., 6, 27, 28). Natividad de Nuestra Seora y el Santsimo Nombre de Mara (Lc., 1, 27). Dolores de Nuestra Seora (Lc., 2, 34, 35). San Mateo (Mt., 9, 9). San Miguel (Mt., 18). Los ngeles Custodios (Mt., 18, 1, 10). Santa Teresa del Nio Jess (Mt., 15, 1). Maternidad divina (Lc., 1, 26, 27). Cristo Rey (Lc., 1, 33). Todos los Santos (Mt., 5, 1). Los fieles difuntos (Mt., 5, 7, 26). Presentacin de Nuestra Seora (y vida en el templo) (Lc., 2, 52). 3. Comn de Santos. Vigilia de un Apstol (Jn., 15, 12). Comn de Apstoles (Mt., 19, 27). Comn de Evangelistas (Lc., 10, 1). Comn de un mrtir (Mt., 16, 24). Comn de muchos mrtires (Lc., 6, 17). Comn de Pontfices (Mt., 25, 14). Comn de doctores (Mt., 5, 13). Comn de vrgenes (Mt., 15, 1). Comn de santas viudas (Mt., 13, 45). Dedicacin de la Iglesia (Lc., 19, 1). Agradecimientos. No podemos olvidar nuestro agradecimiento a Mara Jess Torres Menndez, Javier Mandingorra Gimnez, Julin Castellanos Gonzlez, y en conjunto a los miembros de la FPC, cuyos comentarios, sugerencias y opiniones han sido de gran ayuda en la elaboracin de este artculo.

TICA Y TERAPIA I. La teora general de sistemas en las ciencias humanas. Autor : Jos Mara Amens Vidal. Psiclogo Clnico y Social (docencia e investigacin desde 1984) por la Universidad Central de Barcelona. Miembro fundador y Administrador de la FPC. Fundacin Psicologa y Cristianismo. c/ Museo, nm. 26 1 1. 08912. Badalona (Barcelona). Espaa. e-mail : info@psicologos.tk url : www.psicologos.tk ndice : Resumen. 1. Condiciones de Aplicacin. 2. Modelo de riesgo 0. 3. Paradoja del Santo y Sea. 4. Palabras Clave. 5. Apndice. 6. Referencias. Resumen. La ayuda de psiquiatras y psiclogos es indispensable para la desprogramacin de los efectos causados por las sectas que pretenden un cambio cultural programado en el sistema de creencias (o valencias) de las personas. Por este principio, y para entenderlo mejor se aplica el efecto boomerang y la escalada paradjica en adeptos a sectas para resolver sus problemas de dependencia. Un adepto A consigue entrar en un programa de desprogramacin y por voluntad de recuperar su trabajo, familia o amigos, supera los periodos de independencia. A su vez, un adepto B no consigue salir de la secta y sus perspectivas se reducen a la ayuda que pueda recibir de los dems. La persona a la que un profesional de la salud recurrir de acompaante teraputico del adepto B en el camino de su rehabilitacin es al adepto A dada su experiencia. Si el adepto A consigue salir con xito de un programa de desprogramacin, y queremos conseguir en el adepto B el mismo efecto, la ayuda del primero es imprescindible para superar la dependencia del segundo, y la de este para ayudar a otros a su rehabilitacin. 1. Condiciones de aplicacin. La Teora General de Sistemas en las Ciencias Humanas. La aportacin de la Psicologa de la Gestalt a la TGS que se aplica a las dinmicas de grupo, se basa en la formulacin de un modelo que asimila la teora del aprendizaje por discernimiento (insight) de los experimentos con chimpancs de Khler, y la teora de campo o de las valencias en la Ciencias Sociales de Lewin, y que contemplan en su conjunto la teora de la informacin (feed-back) del paradigma de la comunicacin de la Escuela de Palo Alto (California). La TGS se aplicar para la desprogramacin de adeptos a sectas mediante programas de desinformacin con el fin de discriminar los valores negativos que adquiri del grupo, y que a travs del proceso de comunicacin (feed-back) pretende producir un efecto boomerang (modelo de riesgo 0) de escalada paradjica (mtodo de la paradoja del santo y sea) que permitir el discernimiento (insight) de valencias positivas as como de programas de formacin adecuados para su rehabilitacin. 2. El modelo de riesgo 0. Feed-back o efecto boomerang. El modelo de riesgo 0 es aquel que se basa en la TGS (Teora General de Sistemas) en las Ciencias humanas que utiliza las tcnicas psicolgicas necesarias que producirn el tan esperado efecto boomerang y su escalada paradjica deseada, utilizando los mtodos de desprogramacin

adecuados. Un equipo pluridisciplinar de tratamiento psicolgico para elaborar programas de desinformacin, pretende alcanzar el ideal tico del modelo de riesgo 0, provocar el cambio de valores morales para obtener un feed-back o comunicacin (efecto boomerang) de discernimiento o insight (escalada paradjica), y el tan deseado cambio social. Si la finalidad ltima es ayudar a resolver problemas ticos y personales que tienen que ver con el sistema de creencias de las personas y que son de difcil solucin, ello no justifica que consideremos necesaria la PNL (Programacin Neuro-Lingstica) u otras variantes como sistemas de desinformacin, pero s el conocimiento de sus tcnicas psicolgicas para una mejor comprensin con el fin de elaborar programas de desinformacin para desprogramar ese cambio cultural o contrainformacin que causa un indeseado conflicto moral. Por ello, recurrimos a la TGS, mediante el modelo de riesgo 0 y su mtodo de la paradoja del santo y sea. 3. La paradoja del santo y sea. Insight o escalada paradjica. Asimismo, si lo que pretendemos no es caer de nuevo en la reprogramacin y adoctrinamiento, sino educar valores sociales y morales para que se adquieran, necesitaremos para recuperar a las personas adeptas a una secta, la informacin, comunicacin y discernimiento que radica en los programas de formacin, y de ello depende nuestra conciencia, de ah la importancia de la obediencia debida a normas morales bsicas que emanan de la doctrina social de la Iglesia (DSI), no hay otra solucin y no admiten discusin. Por sistema de valencias positivas y negativas, entendemos las creencias verdaderas o falsas que constituyen el conjunto de valores que entran en juego en la dinmica del grupo. El equipo de intervencin (psiclogos, psiquiatras, sacerdotes, ...) con un programa de desinformacin o desprogramacin que se entiende con tcnicas psicolgicas que no implican un lavado de cerebro, ya que precisamente es lo que intentamos evitar, y mediante un exmen de conciencia tratar en su sistema de creencias de discriminar la informacin falsa que adquiri del grupo, y en una etapa posterior de discernir la verdadera, y como es de suponer sin adoctrinamiento. Con ello, se pretende conseguir un aprovechamiento de los recursos necesarios de su personalidad para desarrollar la interiorizacin de valores nuevos con el apoyo de su entorno social y familiar. Que entendemos pues por desprogramacin de adeptos a sectas ?, no un lavado de cerebro sino sencillamente programar la desinformacin para discriminar los valores negativos que impiden a la personalidad su desarrollo de las capacidades adaptativas al entorno social y familiar. Y como conseguiremos que adquiera los valores morales que constituirn el ncleo de su sistema de creencias en la vida ?, aparentemente reprogramando su personalidad, pero esto es precisamente lo que hay que evitar porque ello implicara de nuevo un adoctrinamiento, en realidad se tratar de programas de informacin para aportar una adecuada formacin de su conciencia, de modo que pueda discernir los valores positivos que le permitirn afrontar su futuro con normalidad. Que pretendemos en cuanto a su fin ?, pues utilizar los medios que permitan a la persona integrarse de nuevo en la sociedad para que pueda participar en nuevos equipos de desprogramacin de otros adeptos y en posteriores programas de rehabilitacin.

Que conseguiremos ?, en definitiva transformar en una persona normal y en acompaante teraputico a quien puede ayudar a otros a compartir su experiencia al haber conseguido salir de una secta. Cuales son los medios que deberemos utilizar para ello y con el fin de conseguir un cambio social y moral en su comportamiento ?. La anamnesis con la aplicacin de pruebas, escalas ad hoc o tests de inteligencia: WISC, ...; personalidad: MPI, 16 PF, ...; vocacin: Kuder C, ... y otros; para la diagnosis o examen de conciencia y la toma de decisiones del tratamiento con terapias de apoyo (tcnicas de modificacin de conducta, intervencin de crisis, ...) para la prognosis o interiorizacin de valores y la resolucin de problemas. Cual es la escalada paradjica (insight) y el efecto boomerang (feed-back)?. Conseguir mediante el examen de conciencia y la interiorizacin de valores, discernir cuales son las condiciones de aplicacin del modelo de riesgo 0 y su mtodo de la paradoja del Santo y sea, su fe y los signos de curacin. 4. Palabras clave. escalada paradjica: conciencia, conocimiento,... insight: interiorizacin, discernimiento,... efecto boomerang: conversin,... feed-back: comunicacin,... 5. Apndice. Un ejemplo prctico de aplicacin de la lgica del modelo de "riesgo 0" (efecto boomerang o feedback) y la paradoja del "santo y sea" (escalada paradjica o insight). Condiciones de aplicacin. Solo se puede realizar una pregunta y la respuesta de cualquier Centinela debe ser SI o NO. Cul es el Santo y sea?. V = Verdad; m = mentira; C = CIELO; i = infierno. Modelo de riesgo 0. Problema y Solucin. PROBLEMA. Existen 2 puertas, una que lleva al CIELO y la otra al infierno, y dos centinelas, uno dice la Verdad y el otro la mentira, no sabemos cual de ellos est situado en cada puerta, ni siquiera cual de ellas es el CIELO o el infierno. Que Puerta es el CIELO?. SOLUCIN. El Santo y sea. Le pregunto al Centinela: El otro Centinela sabe que la otra Puerta va al CIELO? La Puerta del Cielo. Si dice que SI, es su puerta. Si dice que NO, es la otra puerta. La Paradoja del Santo y sea es que el Centinela diga la Verdad o la mentira, nos seguir indicando la Puerta del Cielo. Paradoja del Santo y Sea.

Pregunta y Respuesta. PREGUNTA A : Le pregunto al Centinela 1: El centinela 2 sabe que la puerta 2 va al CIELO?. RESPUESTA A : El Centinela 1 en C/V = SI . El Centinela 1 que dice Verdad y est en la Puerta 1 que va al CIELO, contestar que el centinela 2 que est en la puerta 2 del infierno y dice mentira, dir que SI va al CIELO. La Puerta 1 del Centinela 1 va al CIELO. El Centinela 1 en C/m = SI. El Centinela 1 que dice mentira y est en la Puerta 1 que va al CIELO, contestar que el centinela 2 que est en la puerta 2 del infierno y dice la Verdad, dir que SI va al CIELO. La puerta 1 del Centinela 1 va al CIELO. O bien, PREGUNTA B : Le pregunto al centinela 2 : El Centinela 1 sabe que la Puerta 1 va al CIELO?. RESPUESTA B : El centinela 2 en i/m = NO. El centinela 2 que dice mentira y est en la puerta 2 que va al infierno, contestar que el Centinela 1 que est en la Puerta 1 del CIELO y dice Verdad, dir que NO va al CIELO. La Puerta 1 del Centinela 1 va al CIELO. El centinela 2 en i/V = NO. El centinela 2 que dice Verdad y est en la puerta 2 que va al infierno, contestar que el Centinela 1 que est en la Puerta 1 del CIELO y dice mentira, dir que NO va al CIELO. La Puerta 1 del Centinela 1 va al CIELO. 6. Referencias. Este trabajo de docencia e investigacin est basado en la bibliografa completa traducida al espaol y publicada por Ediciones Palabra (Madrid. Espaa) a la memoria de Louis de Wohl y Jan Dobraczynski, escritores catlicos de origen alemn y polaco, que despus de la eclosin del movimiento nacional socialista y durante la II Guerra Mundial se convertirn en miembros de la seccin de guerra psicolgica del ejrcito aliado en Inglaterra y Polonia, colaborando en su recin inventada organizacin.

TICA Y TERAPIA II. La terapia de apoyo espiritual. Autor : Francisco Jos Garca-Roca Lpez. Psiclogo Clnico, Profesor de Religin y Dicono permanente de la Archidicesis de Madrid (Espaa). Fundacin Psicologa y Cristianismo. c/ Museo, nm. 26 1 1. 08912. Badalona (Barcelona). Espaa. e-mail : info@psicologos.tk url : www.psicologos.tk ndice : 0. Introduccin. 1. La visin antropolgico-cristiana de la persona humana. 2. La perspectiva del ser humano desde las fuentes de la revelacin. 2.1. La "Lectio divina" en la Vulgata Latina. 2.2. El Magisterio de la Iglesia Catlica. 2.3. La Declaracin sobre la persona humana en la Conferencia Episcopal Espaola. 3. La terapia de apoyo espiritual. 3.1. El transtorno del cambio. 3.2. Los riesgos de la sociedad. 3.3. El terapeuta espiritual. 3.4. Los problemas de relaciones. 4. Conclusiones. 5. Bibliografa. 0. Introduccin. Basta acudir a cualquier medio de comunicacin, ya sea prensa escrita, radio televisin o internet para constatar que la homosexualidad es un tema de gran actualidad, asunto al que no es ajeno la Iglesia. Por ello este estudio va a tomar como hiptesis de trabajo la preocupacin de la Iglesia por la homosexualidad en el seguimiento pastoral y en el acompaamiento espiritual de la persona homosexual. Como este bombardeo de noticias relacionadas con la homosexualidad es tan intenso, se ha visto la necesidad de un pronunciamiento que clarifique la postura que todo cristiano debe seguir ante este espinoso asunto. Para llevarlo a cabo es necesario acudir a las Sagradas Escrituras y al Catecismo de la Iglesia Catlica, as como a las notas y cartas emitidas al respecto desde la Jerarqua de la Iglesia Universal y de Espaa. Se debe impulsar una investigacin rigurosa y valiente que exprese con firmeza que la homosexualidad es un transtorno que se puede curar. Son miles los casos que lo demuestran: antiguos homosexuales que hoy viven una heterosexualidad plena y feliz, muchos de ellos casados y formando familias. Por ello se puede afirmar, que ante personas con este problema, la mejor ayuda ser sin duda el mostrarle la posibilidad de que, desde el acompaamiento espiritual, se siga un camino de curacin que pueda devolverle la felicidad de su autentico gnero. Hoy sigue existiendo un gran desconocimiento acerca de las causas emocionales de la inclinacin y conducta homosexuales, con una mayor laguna en el papel que puede desempear la combinacin de las modernas terapias psicolgicas y la espiritualidad catlica en la curacin de la homosexualidad donde no existe casi difusin de escritos que traten sobre el valor de la fe catlica y de los sacramentos para la curacin de la homosexualidad. En este trabajo se proponen unos medios para llevar a cabo la ayuda espiritual de las personas homosexuales, que partirn del estudio de la homosexualidad desde una visin cristiana, que conducir a una posibilidad de atencin a estas personas mediante el acompaamiento espiritual. A pesar de la constante actualidad del asunto, el tema se ha visto rodeado de una gran polmica desde la antigedad. Igualmente antiguo es el sistema que se recomienda, la direccin o

acompaamiento espiritual, eso s, con la peculiaridad de sealarse que ste sea especifico para las personas homosexuales. Para ello se tomar como apoyo una bibliografa basada en autores conocidos y estudios especializados que ayuden a asentar la hiptesis de trabajo. El presente estudio se dividir en la presente introduccin, seguida de distintas visiones de la homosexualidad: una visin antropolgico-cristiana, seguida de una visin desde fuentes de la revelacin. A continuacin se trata el acompaamiento espiritual de estas personas, finalizando con unas conclusiones y la bibliografa empleada. 1. La visin antropolgico-cristiana de la persona humana. Nadie puede rebatir que el hombre y la mujer tienen una constitucin complementaria que los hacen el uno para el otro. Obviamente, esa complementariedad no existe entre dos hombres o entre dos mujeres. Lo que llama la atencin es que todos los pronunciamientos en el mbito pblico, ya sean a favor o en contra, son para expresar el acogimiento y profundo respeto que todo homosexual tiene como persona. Nada que objetar a lo anterior, pero habra que ir un poco ms all y plantear porqu nadie se pronuncia sobre la posibilidad de que se invite a las personas homosexuales a que intenten abandonar esa condicin, y tambin a que vivan una vida plena en la complementariedad del hombre y la mujer. Hoy se est tratando de adoctrinar a las masas en el sentido de intentar que la gente acepte el mito de que la homosexualidad es un modo de ser natural, normal e innato. Esto no es cierto. No hay ninguna evidencia cientfica que pruebe esta teora, sino como citan Fontana, Martnez y Romeo, existen estudios que indican la mayor tendencia a sufrir afecciones psicolgicas en personas homosexuales. An as se han realizado estudios para tratar de buscar una base biolgica a la homosexualidad, intentando demostrar que sta es una orientacin sexual normal, incluso una especie de tercer sexo. Lo cierto es que todos estos estudios carecen de consistencia y de verificacin, siendo sus resultados no concluyentes y la mayora son especulaciones. Es lo que ha ocurrido acerca de la visin cultural hacia la homosexualidad. No hace mucho produca una injusta incomprensin e incluso persecucin. Pero hoy se ha pasado a considerar la homosexualidad como una orientacin sexual normal y natural. Habra que partir adentrndose en el estudio de la homosexualidad desde una visin valiente y cuestionadora de las tesis dominantes, pudindose afirmar que la homosexualidad es una patologa y como afirma el ex-homosexual Richard Cohen, es un desorden de atraccin hacia las personas del propio sexo. Prueba de ello son las terapias que se presentan para estos casos en los manuales de modificacin de la conducta, citando la homosexualidad entre los problemas de la orientacin sexual, como se diagnostica en el libro de texto, de uso comn en numerosas facultades de psicologa, de los doctores Olivares y Mndez. Como se ha dicho, la falta de conocimiento sobre las causas de la homosexualidad abarca todo el abanico de la sociedad, incidiendo notablemente sobre terapeutas y educadores, siendo muy mayoritarios los psiclogos que apuestan por la errnea idea de que la doctrina de la Iglesia Catlica sobre la homosexualidad es insensible hacia los homosexuales, poco cientfica y errnea. stos suelen aconsejarles que se acepten como personas creadas homosexuales por Dios. Y es ste el camino hacia conflictos emocionales inherentes a la homosexualidad.

Un punto de partida puede establecerse al poner la confianza en Dios como el pilar slido del tratamiento, sin menoscabar la ayuda de la terapia psicolgica. Y establecer una relacin de ayuda, en palabras de Jess Sastre, centrada en la persona a la que se quiere orientar y ayudar, no en los problemas que tenga ni en el saber del orientador. Cabra sealar la imposibilidad de tomar desde la psicologa, como ciencia emprica, a Dios como hecho observable o medible. Lo divino se hace presente en la psicologa en la medida en que el hombre se refiere a Dios por actos propiamente humanos. Tampoco es factible el intento de hacer coincidir la vida religiosa con la vida psicolgica, ya que debe mantener el carcter referencial o intencional de la conciencia y del acto religioso. El estudio de la conducta ha de hacer valer la especificidad de la conciencia humana, como una conciencia abierta, al mundo, a los otros, a Dios. La religin reducida a lo puramente humano cerrado en s mismo, equivale a desvirtuar el fin de la psicologa religiosa, por ello apunta Antoine Vergote en su libro Psicologa Religiosa que ciertos telogos partiendo de posiciones radicalmente diferentes rehusan en principio reconocer todo derecho de observacin sobre los fenmenos cristianos a la psicologa religiosa. La sexualidad ha sido estructurada por Dios como un signo del amor de Cristo, el esposo, a su esposa, la Iglesia, y por ello, la actividad sexual toma su plenitud dentro del matrimonio. En el marco de un adecuado desarrollo integral psico-sexual saludable lleva naturalmente a la atraccin de personas por el sexo opuesto. No debe de dejar de sealarse la vocacin a la castidad de todo bautizado, ya que la castidad significa la integracin lograda de la sexualidad en la persona, y por ello en la unidad interior del hombre en su ser corporal y espiritual. La sexualidad, en la que se expresa la pertenencia del hombre al mundo corporal y biolgico, se hace personal y verdaderamente humana cuando est integrada en la relacin de persona a persona, en el don mutuo total y temporalmente ilimitada del hombre y de la mujer. La virtud de la castidad, por tanto, entraa la integridad de la persona y la integridad del don. Todo aquel que tenga inclinaciones homosexuales debe tener igualmente como objetivo la libertad de vivir castamente de acuerdo a su estado en la vida. Una acertada opcin puede ser el seguimiento del consejo evanglico de persecucin de la perfeccin de la caridad en el servicio del Reino mediante el celibato. Asimismo la vocacin matrimonial puede servirles de estmulo para afianzarles en los slidos cimientos de la familia, teniendo sumo cuidado en no precipitarles a un matrimonio como va de escape, lejano a una vocacin conyugal. La religin puede significar tambin un factor que contribuya a este problema. Determinadas creencias pueden provocar un impacto negativo si previamente existe ya un distanciamiento respecto de uno o de otro progenitor. Para los nios, los padres son los primeros representantes de Dios. Son la manifestacin visible de un Dios invisible. Significan nuestro modelo para la masculinidad y para la feminidad. Dios representa una extensin de la figura del padre. Si el nio rechaza a sus padres, puede que fcilmente rechace sus creencias religiosas. Esto le separa de Dios, de los padres, de las figuras de autoridad y de un sentimiento de pertenencia dentro del mundo. 2. La perspectiva del ser humano desde las fuentes de la revelacin. 2.1. La "Lectio divina" en la Vulgata Latina.

No deberamos adentrarnos en este tema sin acudir a las Escrituras para saber que dicen stas sobre la homosexualidad. Desde los mismos comienzos, el Magisterio ha sido claro a la hora de ver la conducta homosexual en clara contradiccin con la verdad del hombre dada en la revelacin. El hombre fue creado por Dios a su imagen y semejanza, como varn y mujer. Desde los comienzos aparecen las relaciones entre personas del mismo sexo como inaceptables, ejemplo de ello es lo ocurrido con Sodoma cfr. Gn 19,1-11o en el Levtico donde se excluye del Pueblo elegido a los que presentan un comportamiento homosexual. En las epstolas de San Pablo se cita el comportamiento homosexual como clara manifestacin de la ruptura por el pecado de la armona originaria entre Dios y el hombre. San Pablo dice que es como si se pusiese "la mentira en el lugar de la verdad de Dios" y adorar y servir "a la creatura en vez del Creador". "Por eso los entreg Dios a pasiones infames; y sus mujeres invirtieron las relaciones naturales por otras contra la naturaleza; y lo mismo los hombres... se abrasaron en deseos los unos por los otros, cometiendo la infamia de hombre con hombre" Rm 1, 18-32. Cfr. tambin, 1 Cor 6, 9 y 1 Tim 1, 10. Ya en el Gnesis 1:27, se nos ensea que Dios le cre "macho y hembra", hombre y mujer, sin que se diera posibilidad a ningn otro tipo de tendencia, como actualmente se define lo homosexual. En el Gnesis se expresa como matrimonio la unin entre el hombre y la mujer "en una sola carne" (Gn 2:24) y abierta a la vida (Gn 1:28). La homosexualidad es una unin que impide esto ltimo, la procreacin. Se pueden citar otros 44 pasajes bblicos que, directa o indirectamente, consideran las prcticas homosexuales como un pecado grave. En un intento de clasificacin de stos tendramos: 2.1.1. Pasajes que directamente condenan las relaciones sexuales entre personas del mismo sexo por ser pecaminosas en s mismas. 01. Gnesis 19:1-29 (pecado de Sodoma); 02. Levtico 18:22; 03. Levtico 20:13 ; 04. Deuteronomio 23:17-18; 05. 1 Reyes 14:24; 06. 1 Reyes 15:12; 07. 1 Reyes 22:46; 08. Jueces 19:22; 09. 2 Reyes 23:7; 10. Romanos 1:24-27; 11. 1 Corintios 6:9; 12. 1 Timoteo 1:8-10; 13. 2 Pedro 2:6; 14. Judas 1:7; 15. xodo 20:14 (includo en Hebreos para "adulterio"); 2.1.2. Pasajes en los que se cita el ejemplo de lo ocurrido en Sodoma para avisar a otros y mencionan el juicio de Dios sobre la ciudad por su pecado. 16. Deuteronomio 29:23; 17. Gnesis 13:13; 18. Isaas 3:9;

19. Isaas 13:19; 20. Jeremas 23:14; 21. Jeremas 49:18; 22. Jeremas 50:40; 23. Lamentaciones 4:6; 24. Ams 4:11; 25. Mateo 10:15 (vase 13. 2 Pedro 2:6); 26. Lucas 17:29; 2.1.3. Pasajes que condenan el travestismo (vestirse con ropas propias del sexo opuesto) directa o indirectamente. 27. Deuteronomio 22:5; 28. 1 Corintios 11:14-1; 2.1.4. Pasajes sobre el matrimonio, el hombre y la mujer creacin de Dios, los esposos y las esposas, etc que tienden a condenar la transexualidad. 29. Gnesis 1:27 ; 30. Gnesis 1:28 ; 31. Gnesis 2:18-24 ; 32. Salmos 139:14; 33. Marcos 10:6-12 ; 34. 1 Corintios 3:16-17; 35. 1 Corintios 6:19-20; 36. 1 Corintios 7:1-4; 37. 1 Tesalonicenses 5:22-23; 38. Romanos 6:12; 39. Filipenses 3:21; 40. Timoteo I 5:14; 41. Efesios 5:22-25; 2.1.5. Pasajes que en general condenan estas actividades como pecados. 42. Tesalonicenses I 5:22; 43. Isaas 5:20-21; 44. 1 Pedro 2:11; Los escritos ms claros, directos y especficos contra la prctica homosexual son el Levtico 18:22; 20:13 y en 1 Corintios 6:9-11: Lv 18:22: "No te echars con varn como con mujer, es abominacin". Lv 20:13: "Si alguno se juntare con varn como con mujer, abominacin hicieron; ambos han de ser muertos, sobre ellos ser su sangre". 1 Co 6:9-10: "No sabis que los injustos no heredarnel reino de Dios?. No erris; ni los fornicarios, ni los idlatras, ni los adlteros, ni los afeminados, ni los que se echan con varones (sodomitas), ni los ladrones, ni los avaros, ni los borrachos, ni los maldicientes, ni los estafadores, heredarn el reino de Dios". 2.2. El Magisterio de la Iglesia Catlica. El Catecismo de la Iglesia Catlica dice expresamente sobre la homosexualidad:

2357 La homosexualidad designa las relaciones entre hombres o mujeres que experimentan una atraccin sexual, exclusiva o predominante, hacia personas del mismo sexo. Reviste formas muy variadas a travs de los siglos y las culturas. Su origen psquico permanece en gran medida inexplicado. Apoyndose en la Sagrada Escritura que los presenta como depravaciones graves cf Gn 19, 1-29; Rm 1, 24-27; 1 Co 6, 10; 1 Tm 1, 10. La Tradicin ha declarado siempre que los actos homosexuales son intrnsecamente desordenados (CDF, decl. "Persona humana" 8). Son a la ley natural. Cierran el acto sexual al don de la vida. No proceden de una verdadera complementariedad afectiva y sexual. No pueden recibir aprobacin en ningn caso. 2358 Un nmero apreciable de hombres y mujeres presentan tendencias homosexuales instintivas. No eligen su condicin homosexual; sta constituye para la mayora de ellos una autntica prueba. Deben ser acogidos con respeto, compasin y delicadeza. Se evitar, respecto a ellos, todo signo de discriminacin injusta. Estas personas estn llamadas a realizar la voluntad de Dios en su vida, y, si son cristianas, a unir al sacrificio de la cruz del Seor las dificultades que pueden encontrar a causa de su condicin. 2359 Las personas homosexuales estn llamadas a la castidad. Mediante virtudes de dominio de s mismo que eduquen la libertad interior, y a veces mediante el apoyo de una amistad desinteresada, de la oracin y la gracia sacramental, pueden y deben acercarse gradual y resueltamente a la perfeccin cristiana. La Iglesia Catlica, reflexionando a la luz de la Palabra de Dios y de la recta razn bajo la gua del Espritu Santo, siempre ha enseado que el acto homosexual es un pecado objetivamente grave. La Congregacin para la Doctrina de la Fe declar en 1975: "Segn el orden moral objetivo, las relaciones homosexuales son actos privados de su regla esencial e indispensable. En las Sagradas Escrituras estn condenados como graves depravaciones e incluso presentados como la triste consecuencia de una repulsa de Dios". Pero debe distinguirse entre la maldad objetiva de la actividad homosexual y la responsabilidad subjetiva de aquel que la lleva a cabo. Por ello la declaracin del 75 matiza que: "Este juicio de la Escritura no permite concluir que todos los que padecen de esta anomala son del todo responsables, personalmente, de sus manifestaciones; pero atestigua que los actos homosexuales son intrnsecamente desordenados y que no pueden recibir aprobacin en ningn caso". Esto no significa que las personas con estos comportamientos sean subjetivamente excusables, sino que a veces la ignorancia, el abuso de otras personas, las influencias ambientales muy fuertes, etc, pueden llevarlas a actos no totalmente libres. Pero esos actos son gravemente malos en s mismos, pues ofenden a Dios y se dirigen en contra del bien autntico de la persona humana. Tambin se ensea la diferencia entre la inclinacin homosexual (u homosexualidad) y la actividad homosexual (u homosexualismo), sealando que la primera no es pecado en s misma, aunque inclina a actos que s lo son. En el desarrollo de la declaracin de1975, la Congregacin para la Doctrina de la Fe declar en 1986, en una carta a los obispos sobre la atencin pastoral a las personas homosexuales, expresando que: "...la Congregacin tena en cuenta la distincin comnmente hecha entre condicin o tendencia homosexual y actos homosexuales...Sin embargo, en la discusin que sigui a la publicacin de la Declaracin, se propusieron unas interpretaciones excesivamente benvolas de la condicin homosexual misma, hasta el punto de que alguno se atrevi incluso a definirla indiferente o, sin ms, buena. Es necesario precisar, por el contrario, que la particular inclinacin de la persona homosexual, aunque en s no sea pecado, constituye sin embargo una tendencia,

ms o menos fuerte, hacia un comportamiento intrnsecamente malo desde el punto de vista moral. Por este motivo la inclinacin misma debe ser considerada como objetivamente desordenada". Siguiendo las enseanzas de Jess en las que condena al pecado, pero trata con misericordia al pecador, la Declaracin del 75 seala: "Indudablemente, estas personas homosexuales, deben ser acogidas, en la accin pastoral, con comprensin y deben ser sostenidas en la esperanza de superar sus dificultades personales y su inadaptacin social. Tambin su culpabilidad debe ser juzgada con prudencia". Sin embargo, dicha atencin pastoral no debe degenerar en una aceptacin de la actividad homosexual como algo no reprobable. Por eso la carta del 86 puntualiz: "Quienes se encuentran en esta condicin deben, por tanto, ser objeto de una particular atencin pastoral, para que no lleguen a creer que la realizacin concreta de tal tendencia en las relaciones homosexuales es una opcin moralmente aceptable". Tambin se condena todo tipo de violencia o agresin hacia las personas homosexuales: "Es de deplorar con firmeza que las personas homosexuales hayan sido y sean todava objeto de expresiones malvolas y de acciones violentas. Tales comportamientos merecen la condena de los Pastores de la Iglesia, dondequiera que se verifiquen". El 23 de julio de 1992, la Congregacin para la Doctrina de la Fe public una serie de consideraciones sobre algunas proposiciones de ley que haran ilegal la discriminacin en base a la orientacin sexual y que les concederan a los homosexuales ciertos derechos, del orden de contratos de alquiler de viviendas a parejas homosexuales, el derecho de adoptar nios, etc. Sobre este punto se dice que: "Las personas homosexuales, como seres humanos, tienen los mismos derechos de toda persona, incluyendo el no ser tratados de una manera que ofenda su dignidad personal. Entre otros derechos, toda persona tiene el derecho al trabajo, a la vivienda, etc. Pero estos derechos no son absolutos; pueden ser limitados legtimamente ante desrdenes externos de conducta...Existen reas en las que no es una discriminacin injusta tener en cuenta la inclinacin sexual, por ejemplo en la adopcin o el cuidado de nios, en empleos como el de maestros o entrenadores de deportes y en el reclutamiento militar...`La orientacin sexual' no constituye una cualidad comparable a la raza, el grupo tnico, etc., con respecto a la no discriminacin. A diferencia de stas, la orientacin homosexual es un desorden objetivo". Cabra resaltar que se insiste en que: "El incluir la orientacin homosexual' entre las consideraciones sobre cuya base est el que es ilegal discriminar, puede fcilmente llevar a considerar la homosexualidad como una fuente positiva de derechos humanos...Esto agrava el error ya que no existe el derecho a la homosexualidad... Incluso existe el peligro de que una ley que haga de la homosexualidad un fundamento de ciertos derechos, incline a una persona con orientacin homosexual a declarar su homosexualidad o an a buscar un compaero para aprovecharse de lo permitido por la ley". El documento es firme en la posicin no neutral de la Congregacin: Finalmente, y porque est implicado en esto el bien comn, no es apropiado para las autoridades eclesisticas apoyar o permanecer neutral ante legislaciones adversas, incluso si stas conceden excepciones a las organizaciones o instituciones de la Iglesia. La Iglesia tiene la responsabilidad de promover la moralidad pblica de toda sociedad civil sobre la base de los valores morales fundamentales, y no simplemente de protegerse a s misma de la aplicacin de leyes perjudiciales. 2.3. La Declaracin sobre la persona humana en la Conferencia Episcopal Espaola. Los Obispos de la Comisin Permanente del Episcopado Espaol, en la nota titulada: "Matrimonio, familia y uniones homosexuales quieren resaltar la dignidad de los homosexuales en cuanto a

personas, pero igualmente quieren subrayar, recogiendo palabras de Juan Pablo II, que "no puede constituir una verdadera familia el vnculo de dos hombres o dos mujeres, y mucho menos se puede atribuir a esa unin el derecho de adoptar nios". Se dedica un apartado para el anlisis de la condicin y el comportamiento homosexual: "deploramos que las personas homosexuales sean todava objeto de expresiones malvolas y, mucho ms, de acciones violentas. Condenamos con firmeza estos comportamientos que ignoran la dignidad de las personas y lesionan los principios ms elementales de la buena convivencia civil". No obstante, "hemos de decir tambin que no se puede pedir a la sociedad que reconozca la condicin o el comportamiento homosexual como una modalidad del ser humano comparable, por ejemplo, a las diferencias naturales de raza o sexo". Y puntualizan, por el contrario que "la orientacin sexual s que ha de ser tenida en cuenta por el legislador en cuestiones directamente relacionadas con ella, como es el caso, ante todo, del matrimonio y de la familia". Se distingue entre lo que es la "condicin" y lo que es el "comportamiento" homosexual. La primera no es de por s ticamente reprobable, ni en s misma pecaminosa; es el comportamiento homosexual el que es siempre de por s ticamente reprobable. Tambin se seala que los argumentos se basan en "la verdad sobre la naturaleza del ser humano, asumida y desvelada en plenitud por la Revelacin cristiana". Y se dice que la relacin homosexual es contraria al carcter personal del ser humano y contraria a la ley natural, pues separa la sexualidad tanto de su significado procreador como de su profundo sentido unitivo, "que son las dos dimensiones bsicas de su naturaleza misma". La Comisin Permanente advierte que el amor entre personas del mismo sexo no puede confundirse con el amor conyugal, ya que "ninguna de las notas de totalidad y fecundidad que constituyen la naturaleza misma del amor del que se nutre el matrimonio, se dan ni pueden darse en las llamadas uniones homosexuales". As, "cualquier equiparacin jurdica de dichas uniones con el matrimonio supondra otorgarles una relevancia de institucin social que no corresponde en modo alguno a su realidad antropolgica." Cabe citar la Nota del Comit Ejecutivo de la Conferencia Episcopal Espaola En favor del verdadero matrimonio, Madrid, el 15 de julio de 2004. En el que la Comisin Permanente de la Conferencia Episcopal Espaola comenta la votacin en el Congreso de los Diputados en la que se vot favorablemente una proposicin no de Ley del Partido Socialista que solicitaba la equiparacin legal plena de las uniones de personas del mismo sexo con el verdadero matrimonio. La Comisin comenta como las personas homosexuales, como todos, estn dotadas de la dignidad inalienable que corresponde a cada ser humano. No es en modo alguno aceptable que se las menosprecie, maltrate o discrimine. Es evidente que, en cuanto personas, tienen en la sociedad los mismos derechos que cualquier ciudadano y, en cuanto cristianos, estn llamados a participar en la vida y en la misin de la Iglesia. Asimismo se subraya que condenamos una vez ms las expresiones o los comportamientos que lesionan la dignidad de estas personas y sus derechos; y llamamos de nuevo a los catlicos a respetarlas y a acogerlas como corresponde a una caridad verdadera y coherente. Pero la Comisin se pronuncia al respecto afirmando que: las relaciones homosexuales, al no expresar el valor antropolgico de la diferencia sexual, no realizan la complementariedad de los sexos, ni pueden engendrar nuevos hijos. Pensamos, pues, que el reconocimiento jurdico de las uniones homosexuales y, ms an, su equiparacin con el matrimonio, constituira un error y una injusticia de muy negativas consecuencias para el bien comn y el futuro de la sociedad.

3. La terapia de apoyo espiritual. El acompaamiento espiritual de la persona homosexual no es una terapia sustitutoria de la psicologa. El homosexual es hijo de Dios, al que nunca hay que culpar (el sentimiento de culpa no es inusual en ellos), al que hay que intentar comprender, al igual que a su familia. El apoyo se debe encaminar principalmente a ayudarle a llevar su cruz, a evangelizarle, en palabras del Cardenal Carlos Amigo Vallejo-Njera hacia el que est sufriendo un transtorno: para que cambie por completo la masa de una existencia tan deteriorada. Se debe dejar bien claro que el acompaamiento es una eleccin libre y que no es posible que se lleve a cabo sin un conocimiento e inters por l, y que el primer paso no puede ser otro que el sacramento de la Penitencia, pero proponindolo de forma que no cause agobio. Se debe comenzar con el descubrimiento de la necesidad de tomarse la vida afectiva en serio y de dotar de sentido los actos con ella relacionados. Para ello es necesario que el acompaado tenga una actitud de bsqueda y deber de salir de la indiferencia y comenzar la bsqueda de una solucin para los problemas en los que se halla inmerso. Las preguntas con las que se puede iniciar la andadura pueden ser: 2 3 4 5 Cmo he llegado a esta situacin?. Por qu se me presenta esta tendencia como algo natural?. Qu hechos importantes de mi vida pueden haberla propiciado?. En qu modo mi fe se ha visto herida por ello?.

A medida que se va avanzando en el acompaamiento ste se vuelve ms crucial y el apoyo debe ser an ms personalizado. Todas las ideas de ayuda deben de ir siendo asumidas ordenadamente. Ideas como la familia, la complementariedad hombre y mujer, el amor conyugal, deben ser situados como puntos referenciales que ayuden a las tomas de decisiones posteriores. Ya debe de presentrsele sta sana opcin como objetivo del hombre nuevo, como proyecto de vida. Hay una serie de aspectos que servirn como reforzadores del acompaamiento. A la persona homosexual de nada le servir ser sanada sino es reinsertada fuera del contexto teraputico, en la vida cotidiana. Nada ms lejos que intentar que estas personas sean apartadas de las realidades profanas como si eso fuera una liberacin que las descontaminase. Desde el entendimiento del misterio de la Encarnacin se debe ver que con Cristo lo terreno toma plenitud. Por ello todo debe concluir en la verificacin de la heterosexualidad en la vida cotidiana teniendo en cuenta que slo se puede hacer propio aquello que se ha descubierto como valioso y que se ha incorporado a la persona, no como un aspecto ms, sino como el elemento estructurador. Lo cotidiano debe de ser guiado para que las condiciones personales y sociales nos lleven al encuentro con Dios, la plenitud del amor que no han alcanzado con la sexualidad mal vivida. Es obvio el papel crucial que toma el acompaante espiritual. ste debe ser una persona de una gran arraigada fe y a ser posible, con experiencia de haber acompaado a otras personas homosexuales. ste debe manifestar en todo momento una gran confianza, sin crear dependencia, y sin ser tomado como un simple director. No hay que olvidar que el Espritu Santo debe ser la gua del creyente que busca cumplir la voluntad de Dios, y por ello el acompaante debe ser un servidor que se pone a disposicin para colaborar en la escucha del Espritu en la bsqueda del camino de

Cristo. Otro punto importante es el grupo cristiano, donde podr sentirse congregado en una relacin interpersonal donde se podrn poner en comn aquellas vivencias, compromisos e iniciativas que puedan servir de ayuda desde la visin de los otros. El grupo siempre sirve de cimiento para potenciar los proyectos de cada uno de sus miembros y facilitan que cada persona encuentre en el grupo su lugar y desde all le ayuden a vivir fuera de l. El recuerdo personal de la historia de cada componente del grupo puede servir como impulso a la reconciliacin con uno mismo y la actitud de bsqueda comunitaria puede acercar lo cotidiano y a la vez servir para la oracin y celebracin. Si partimos desde las vivencias propias, debemos culminar en un proyecto personal, cogiendo la persona en su totalidad y marcndonos un futuro de plenitud. Ese proyecto deber fijar unos ideales que se puedan tomar como meta, sealando los medios que nos ayudarn en ese camino. El principio bsico de una maduracin en la sexualidad humana se produce al redescubrir la idea de ser amados y amar. No se podr descubrir una sexualidad sana sin que la individualidad se enmarque dentro de la identificacin con el amor, y de la capacidad de ser amados para amar. Es un amor universal e interpersonal. No se puede reducir la sexualidad a una actividad biolgica, en la que cada uno sea dueo sin ms de su cuerpo y para ello hace falta una maduracin plena en el contexto de un proyecto de vida. El placer debe ser visto desde un compartir la existencia, una realizacin del individuo con el enriquecimiento del otro, y desde una visin creativa e integradora. Se debe superar la visin individualista del amor, visionndolo desde la comunidad y la humanidad, lejos del egosmo y de lo ertico. Debe ser asumido como valor el compromiso, el servicio y el compartir. Todo lo anterior dar valor al matrimonio, la virginidad y el celibato. 3.1. El transtorno del cambio. Si realmente se tiene un verdadero proyecto de vida, no puede tenerse miedo a la transformacin. Desde un conocimiento profundo de uno mismo, puede llegarse a valorar el compromiso transformador, y desde la accin se podr salir de la pasividad para dar el paso hacia delante sin miedo a las acciones futuras. Partiendo de lo concreto y dando pasos de una forma progresiva y permanente se podr ir evaluando las nuevas acciones y valorando los cambios inmediatos. Una constante revisin impedir los miedos para acercarnos a la verdadera y natural tendencia sexual. El acompaante espiritual deber vigilar que exista un equilibrio entre cada paso producido y la valoracin de ste, reforzando cada avance. Poco a poco, se irn haciendo ver los logros y cada vez se ver como el compromiso en la sexualidad natural siempre lleva a la autentica sexualidad. Tendr que hacerle ver que estos cambios no son un simple voluntarismo, sino, que es Dios el que est dando lugar a que se produzca. Ser fcil hacerle ver cmo se va llegando a la verdadera felicidad y que slo desde una sexualidad sana se puede tener verdadera plenitud. 3.2. Los riesgos de la sociedad. En la sociedad actual se estn dando como valores el individualismo, el relativismo, la

permisividad, y todo un grupo de referencias lejanas de una recta conciencia moral. El hombre actual carece de objetivos claros que le sirvan para un desarrollo desde la coherencia dndose prioridad a la felicidad inmediata. Hoy existe una bsqueda utilitaria de Dios, desde una fe inmadura y poco comprometida con la realidad. El Padre Tony Anatrella seala que la cultura ambiental, que tiende al individuo para hacerlo creer que es dejado a s mismo, trata de eliminar toda la dimensin trascendental y espiritual en la vida social, en nombre de la vida social, en nombre de lo laico . Para alejarnos de ello hay que ver lo Divino desde lo personal, es decir, como centro de la vida. Se busca a Dios porque se necesita. La religin debe suponer una fuerza positiva en las conductas, lejana de la autoproteccin. La relacin del hombre con Dios debe ser fuerza estructurante y fundamento de una relacin paterno filial. Una vida coherente desde la tica se sustentar de los pilares de la formacin y el compromiso. 3.3. El terapeuta espiritual. El acompaante espiritual debe saber situarse en el lugar del otro y desde all ayudar al acompaado en la bsqueda del sentido de su vida, con valientes propuestas de futuro. No debe dejar de sealar la referencia de Jess y as a la crucial accin del Espritu como pilares en los que apoyarse. El Cardenal Medina Estvez apunta a la solidez de estas bases afirmando que es claro que si la persona es creyente... hay elementos muy slidos para superar el miedo a las tinieblas, de inseguridad, de frustracin y de parlisis psquica en que est sumido. Se debe de intentar conseguir que el acompaado consiga ver con los ojos de la fe, y as servir de cristal para que se hagan visibles los signos de lo trascendente. Para palpar la gracia hay que ayudarse con las gafas de la fe y as conseguir ver lo que humanamente pareca imposible. Por supuesto que el acompaante debe ser una persona clida y cercana con capacidad para adaptarse a las distintas situaciones. Debe hacer de maestro y de compaero de camino y por ello servidor de la accin salvadora de Dios. A pesar de su madurez en la fe, debe asumir sus limitaciones para no decaer en los momentos de fracaso. La reeducacin sexual es un camino lleno de tropiezos y vueltas a atrs, y ah es donde el acompaante debe mostrar su fortaleza, haciendo ver que Mi palabra y mi predicacin no tuvieron nada de los persuasivos discursos de la sabidura, sino que fueron una demostracin del Espritu y del poder para que vuestra fe se fundase, no en sabidura de hombres, sino en el poder de Dios Cf. 1, Corintios 3,6-9. 3.4. Los problemas de relaciones. Son muchos los problemas que pueden ir apareciendo a lo largo del acompaamiento como la falta de autocontrol, el dar ms importancia a las limitaciones personales que a la felicidad alcanzable. Antonio Pardo en Nuestro Tiempo afirma que el problema se encuentra en la falta de autocontrol: Indudablemente, la vivencia de la tendencia hacia personas del mismo sexo ya resulta de por s bastante turbadora. Pero si a este factor se suma una prctica desaforada de la sexualidad, la sensacin de culpabilidad se acrecienta, y es difcil mantener una estabilidad psicolgica: se impone acudir al mdico. Por tanto, dentro de la atencin correcta, debe figurar un intento de restablecer la confianza en s mismos, intento que pasa por proponerles, de modo adecuado a sus circunstancias, el control de su peculiar inclinacin. Una de las piedras con las que se puede encontrar es el creer la idea muy difundida en nuestra

sociedad de que la homosexualidad es una opcin ms, tan normal como la de varn o hembra, por lo que el Padre Tony Anatrella dice que: Las imgenes mediticas a travs de la televisin, toman la delantera sobre los pensamientos, y de ao en ao producen escenarios que incitan a las personas a ser corporal y sexualmente impulsivas. Esta erotizacin de las representaciones sociales crea un clima de excitacin sexual y de pasaje al acto con el cuerpo que cambia la concepcin de la relacin para con el otro. El acompaante no debe cometer el error de mostrar la homosexualidad como una dimensin ms de la sexualidad humana. Que Dios los cre hombre y mujer no es algo discutible sino una verdad de la revelacin. Sin descuidar las posibilidades humanas, se debe realizar un continuo reforzamiento que haga ver que el compromiso es el que nos dar una felicidad plena. Tambin es peligroso cuando se quiere compatibilizar este cambio con la continuacin de cualquier modo de vida. Si no hay una ruptura con aquello que llev a la confusin no se podr encontrar una nueva forma de vida. Hay que hacer ver que esto slo puede llevar al acomodamiento y que en este caso la vida alternativa es la que le llevar a la realizacin personal. Otro problema puede surgir al creer que todo puede tenerse radicalmente claro, sin dudas ni momentos de oscuridad. Nada mejor en este caso que el acompaante le muestre la confianza en aquel que nunca falla. Por ello no se debe descuidar en que el acompaado no ponga su confianza en alguien distinto de Dios, como seala el Cardenal Medina Estvez: Si el paciente recupera un sentimiento de confianza en Dios, Padre amoroso, y en sus propias posibilidades, se habr dado un gran paso en su recuperacin. Tampoco se debe caer en la tentacin de huir de la propia historia. Esta nos puede hacer ver el cmulo de circunstancias, personas y acciones que dieron lugar a la confusin de gnero, y desde el reconocimiento del problema, vivir el presente de la forma apropiada. Es importante partir del papel que ha desempeado la vida de fe en la vida del individuo y el que representa en la actualidad. Muchos se sienten heridos por las pedradas que les lanzan desde su prctica de fe. No es raro el caso de algunos que fueron a pedir ayuda a su acompaante espiritual y se les invit a que abandonaran la congregacin, o el movimiento. Otros, debido a las actitudes duramente crticas que encontraban, teman manifestar su problema. En otros casos, si estaban muy distanciados de sus padres, es muy fcil que se distanciaran tambin de las creencias religiosas de sus padres. Todo lo anterior debe verse como una situacin que llev a una separacin que debe ser reestructurada mediante un nuevo plan de vida, por ello deben trazarse un nmero definido de etapas y condiciones que hagan valedor este camino. Otro problema puede surgir si no se plantea y visiona todo desde el verdadero amor cristiano. Vano puede ser todo lo que se ha avanzado en el camino si no se contempla la fuerza transformadora del amor de Dios, revelado en su hijo Jess. Desde all es desde donde se podr realizar todo lo dems, desde donde se podr dar consistencia y estabilidad al amor humano. Este debe verse como el nico camino. 4. Conclusiones. 1.- Aunque el asunto de la homosexualidad es sin duda complejo, no por ello la Iglesia deja de prestarle gran dedicacin e incluso presentarlo como un tema prioritario para conseguir la ayuda para estas personas y guiar a su vez a todo el Pueblo de Dios. 2.- Desde la Antigua Alianza y el Nuevo Testamento, ya en los comienzos de la Iglesia, ha sido

ntido el mensaje ante esta cuestin, sealando las relaciones homosexuales como no aceptables, o como dicta el Catecismo de la Iglesia Catlica: intrnsecamente desordenadas. En el mismo sentido se han manifestado reiteradas veces los obispos espaoles, como ya se indic anteriormente. Lo cierto es que aparte de este reconocimiento, en este trabajo se cree que sera positivo dar un paso ms en el sentido de tratar de incentivar a estas personas a que intenten emprender el camino del abandono de esta condicin y alcancen la plenitud de la complementariedad de gnero. 3.- Para conseguirlo se indica como camino apropiado el acompaamiento espiritual especfico para personas homosexuales. Para ello se necesita recuperar el autocontrol, realizar un continuo reforzamiento, sin intentar compatibilizar este cambio con la continuacin de cualquier modo de vida, con cuidado de las dudas y momentos de oscuridad, y sin intentar huir de la propia historia. Se debe partir del papel que ha desempeado la vida de fe en la vida del individuo y el que representa en la actualidad. Todo lo anterior debe verse como una situacin que llev a una separacin que debe ser reestructurada mediante un nuevo plan de vida, trazndose un nmero definido de etapas y condiciones que hagan valedor este camino, plantendose y visionando todo desde el verdadero amor cristiano. 5. Bibliografa. * Catecismo de la Iglesia Catlica, Asociacin de Editores del Catecismo. 1992. * Congregacin para la Doctrina de la Fe (CDF), Declaracin "Persona humana" sobre algunas cuestiones de tica sexual, 29 de diciembre de 1975. * Congregacin para la Doctrina de la Fe (CDF), Carta a los obispos de la Iglesia Catlica sobre la atencin pastoral a las personas homosexuales, 1 de octubre de 1986. * Congregacin para la Doctrina de la Fe (CDF), Carta a los obispos..., Consideraciones para la respuesta catlica a propuestas legislativas de no discriminacin a homosexuales, 23 de julio de 1992. * Comisin Permanente de la Conferencia Episcopal Espaola, Nota sobre Matrimonio, familia y uniones homosexuales con ocasin de algunas iniciativas legales recientes Madrid, 24 de junio de 1994. Una resolucin del Parlamento Europeo: Contra la discriminacin o para la confusin?. * Comisin Permanente de la Conferencia Episcopal Espaola. Nota del Comit Ejecutivo de la Conferencia Episcopal Espaola En favor del verdadero matrimonio, Madrid, el 15 de julio de 2004. * Vergote, Antoine. Psicologa religiosa. Taurus. 1969. * Sastre Garca, Jess. El acompaamiento espiritual. San Pablo. 1993. * Pardo, Antonio. Nuestro Tiempo. 1995. * Olivares, J. y Mndez, Francisco. Tcnicas de modificacin de la conducta, Biblioteca Nueva 1998.

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PSICOLOGA Y MARTIRIO I. El testimonio de fe del s. I - IV d. J.C. en el Imperio Romano. Un estudio basado en la XXIX Videoconferencia Teolgica Internacional, que tiene por tema: "El martirio y los nuevos mrtires". Prefectura de la Congregacin para el Clero - S. Em. Revma. Cardenal Daro Castrilln Hoyos (Ciudad del Vaticano, 28 mayo 2004): Roma: Jean Galot, Bruno Forte, Antonio Miralles y Paolo Scarafoni; Manila: Jos Vidamor Yu; Taiwn: Louis Aldrich; Johannesburgo: Graham Rose; Bogot: Prof. Silvio Cajiao; Sydney: Julian Porteous; Mosc: Ivan Kowalewsky,... La direccin de este trabajo de docencia e investigacin a cargo del sacerdote y escritor espaol Padre Jesuita Jorge Loring, S.I. con la colaboracin especial del Presidente de la seccin de Suicidologa de la Asociacin Cubana de Psiquiatra, el Prof. y Dr. Sergio Andrs Prez Barrero, fundador de la seccin de Suicidologa de la Asociacin Mundial de Psiquiatra (AMP). Autores: Jos Mara Amens Vidal. Psiclogo Clnico y Social (docencia e investigacin desde 1984) por la Universidad Central de Barcelona (Espaa). Miembro Fundador y Administrador de la FPC. Marcelo Alejandro Correa. Agente Pastoral de Salud, impulsor y promotor de grupos de prevencin del suicidio en Argentina, y de duelo por suicidio en la Asociacin Civil Estaciones del Alma (ACEDA) de Baha Blanca. Javier Mandingorra Gimnez. Mster de Orientacin familiar por la Universidad de Navarra, y de Sexualidad por el Instituto Pontificio Juan Pablo II de estudios para el matrimonio y la familia (Valencia). Espaa. Fundacin Psicologa y Cristianismo. c/ Museo, 26 - 1 1. 08912. Badalona (Barcelona). Espaa. e-mail: info@psicologos.tk url: www.psicologos.tk ndice: Resumen. Dedicatoria. Presentacin. El enfoque teolgico de Josef Weismayer. La visin cristiana del dolor y el sufrimiento. Cap. I. La Biblia: Antiguo y Nuevo Testamento. Cap. II. La Iglesia Primitiva (s. I - IV d. J.C.): 1) Jess de Nazareth. 2) Los Apstoles y protomrtires: a) Los Evangelios: Juan, Marcos, Mateo y Lucas. b) Los Hechos de los Apstoles. c) Las Epstolas. 3) Los Padres Apostlicos y Apologistas Cristianos. Conclusin. El contexto histrico de Jules Charles Henri Petiot. El acto de inmolacin u oblacin. Documentacin. Las Actas Martiriales: Archivos oficiales y no oficiales. Anexo. a) Carta de la Iglesia de Esmirna, que relata el martirio de su Obispo Policarpo y sus compaeros mrtires. b) Carta de las Iglesias de Viena y Lyon sobre el martirio de Potino, obispo y otros muchos fieles. Palabras Clave. Notas y Textos. Resumen. Con el empeo por defender la dignidad de los mrtires de la Iglesia, se ha llevado a cabo una investigacin que pretende desarrollar en su total amplitud un ensayo sobre apologa del martirio cristiano, a tenor de las objeciones planteadas en el campo de la Psiquiatra, que consideran el martirio un suicidio crnico. El objetivo del trabajo es entrar en confrontacin con el pensamiento de Karl Menninger y su ensayo El hombre contra si mismo, reforzando nuestro razonamiento con planteamientos catlicos. Por esta razn, proponemos un estudio basado en la visin cristiana del dolor y el sufrimiento, en base al estudioso telogo austraco, Josef Weismayer. Un ensayo sobre apologa del martirio con certeza nuestra tesis, constata la deuda de gratitud hacia la Iglesia primitiva de los primeros siglos del cristianismo (del I al IV d. J.C) en base al

enfoque en origen del significado etimolgico del trmino martirio: testimonio y mrtir: testigo. Psicologa del Martirio: una apologa de los mrtires cristianos; debe considerar el valor trascendente del testimonio de fe a la luz del Evangelio como semilla de cristianos, y las actas martiriales en su verdadera dimensin por transcripcin literal de los hechos histricos acaecidos que fueron extrados de los archivos documentales de diversas fuentes bibliogrficas por el historiador Daniel Rops (su nombre original Jules Charles Henri Petiot). Dedicatoria. A Mara, Reina de los Mrtires. En la noche del 26 de marzo de 1996, siete monjes de la abada trapense de Tibhirine en Argelia fueron raptados. Durante dos meses nada se supo de ellos. El 21 de mayo, un comunicado sobrecogedor de los fundamentalistas islmicos anunciaba: "Les hemos cortado las gargantas a los monjes". El da 30 del mismo mes, fueron hallados los cadveres. Se trataba de una muerte anunciada, que estos monjes haban podido preveer en la fe. Lo atestigua el testamento espiritual de su prior, Padre Christian M. de Cherg, Prior del monasterio de Ntre-Dame del Atlas en Tibhirine, Argelia: Argel, 1 de diciembre de 1993 - Tibhirine, 1 de enero de 1994. Presentacin. El trmino "mrtir" tiene su raz en el trmino griego martus que significa "testigo". La palabra mrtir ha sufrido un cambio en su significado en las ltimas dcadas. Muy a menudo en los medios de comunicacin se asocia el trmino con el uso del cuerpo humano como arma como por ejemplo con explosivos pegados al cuerpo o mediante algn vehculo dirigido hacia un punto concreto para que explote. Esto lo lleva a cabo la persona en un acto de libertad y a veces tambin en el nombre de Dios; pero esta libertad no est en conexin con la Verdad, porque la dignidad humana a imagen y semejanza de Dios est amenazada atrozmente. Los testigos como nos dice el Concilio Vaticano II en la Constitucin Lumen gentium (nm. 42) dentro del captulo quinto correspondiente a la vocacin universal a la santidad dentro de la Iglesia tienen como fundamento la caridad del mismo Seor Jess. El Vaticano II en su Constitucin Gaudium et spes (nm. 21) dentro del marco del captulo primero sobre la dignidad de la persona humana nos dice: "Numerosos mrtires dieron y dan preclaro testimonio de esta fe, la cual debe manifestar su fecundidad imbuyendo toda la vida incluso la profana, de los creyentes, e impulsndolos a la justicia y el amor, sobre todo respecto al necesitado." Gaudium et Spes ha sentado las bases de la nica antropologa autntica en Jesucristo: "En realidad, el misterio del hombre slo se esclarece en el misterio del Verbo encarnado" (nm. 22). El martirio es epifana de una existencia libre, en comunin con Dios y con los hombres (nm. 24), es decir, "entregarse totalmente al servicio de Dios y al ministerio pastoral y a identificarse con Cristo crucificado" (Optatam totius, 9). En la dcada de los aos sesenta, con ocasin de la canonizacin de los mrtires de Uganda, el Papa Pablo VI recordaba la "lista de valerosos hombres y mujeres que dieron sus vidas por la fe", testimonio de mrtires que se centra en los consejos evanglicos de castidad, pobreza y obediencia que dan testimonio de la unidad de los cristianos para superar las divisiones raciales y tribales que aterrorizan al continente. Hace casi treinta aos el Papa Pablo VI indic que una de las caractersticas de nuestra poca era que "el hombre contemporneo escucha ms a los que dan testimonio".

Este don de fe nos dice S.S. Juan Pablo II conlleva dificultades, procesos, retos y toda clase de problemas hallados en los sacrificios cumplidos por los mrtires. La sangre de los mrtires ense a los pueblos el valor de "la santidad de la vida y la prontitud de ofrecer su propia vida por el Evangelio". (Ecclesia in Asia, 9). El llamamiento para convertirse en "mrtir" o "testigo" no es solamente un don de Dios, sino un don a la Iglesia". "La fe en Jess es un don que tiene que ser compartido; es el don ms grande que la Iglesia pueda ofrecer". (EA, 10). La Iglesia est del lado de los pobres, o sea: emigrantes, pueblos y tribus indigenas, mujeres y nios y todos los quienes estn siendo explotados. (EA, 34). Juan Pablo II espera que "una muchedumbre de mrtires nunca cese de ensear a la Iglesia el sentido de ser testigo..." (EA, 49). S.S. Juan Pablo II en su exhortacin apostlica Ecclesia in America (nm. 15) nos est haciendo la recomendacin de recordar que ante todo el anuncio de Jesucristo es martirial. Como dice el prefacio de los santos mrtires: "Han atestiguado con su sangre tus prodigios", en su muerte testimonial, el mrtir se identifica con Cristo. "La Iglesia del primer milenio naci de la sangre de los mrtires - afirma el Papa en la Carta apstolica "Tertio millennio adveniente". Al finalizar el segundo milenio, la Iglesia se convirti nuevamente en la Iglesia de los mrtires", heraldos valerosos del Evangelio, servidores silenciosos del Reino, "a menudo desconocidos - como escribe el Santo Padre - casi militi ignoti de la gran causa de Dios" (nm. 37). Juan Pablo II nos recuerda que la sangre de los mrtires no es un fenmeno exclusivo de la Iglesia primitiva. En Veritatis Splendor el Papa subraya que "a travs de la vida moral la fe llega a ser confesin, no slo ante Dios, sino tambin ante los hombres: se convierte en testimonio" y que "en virtud de la adoracin a Dios les hace ser libres", esta relacin de la verdad con la adoracin de Dios se manifiesta en Jesucristo como la raz ms profunda de la libertad (nm. 86). "El testimonio de Cristo es la fuente, modelo y medio para el testimonio de sus discpulos, que estn llamados a caminar por el mismo camino" (nm. 89). En el cap. 92 de Veritatis Splendor se describen los tres servicios fundamentales que los mrtires hacen a su tiempo. Primero, "En el martirio, confirma la inviolabilidad del orden moral, y dignidad personal del hombre querida por la ley de Dios". Segundo, "El martirio de la vctima demuestra como falso todo significado humano que pretendiese justificar el acto en s mismo moralmente malo del victimario". Tercero, "el martirio es un signo preclaro de la santidad de la Iglesia". S.S. Juan Pablo II en el ao del Gran Jubileo, el tercer domingo de Pascua, 7 de mayo de 2000, y los lderes cristianos y representantes de otras comunidades cristianas oraron juntos en el sitio donde dieron testimonio los primeros mrtires, el Coliseo de Roma para conmemorar el testimonio de fe en el siglo XX, y deca en su discurso: "Permanezca viva, en el siglo y el milenio que acaban de comenzar, la memoria de estos nuestros hermanos y hermanas. Es ms, que crezca! Que se transmita de generacin en generacin, para que de ella brote una profunda renovacin cristiana!" (Insegnamenti, 23/1, 776). El ecumenismo de los mrtires y de los testigos de la fe es el ms convincente; l nos indica el camino de la unidad de los cristianos del siglo XXI" (Homila del 7.5.2000, nm. 5). La Iglesia da testimonio de vida segn la exhortacin del Rito de Ordenacin sacerdotal: "Da cuenta de lo que hars, imita lo que celebras, confirma con tu vida el misterio de la Cruz de Cristo, el Seor". El presbtero tiene prioridad en el sentido de que "debe ser el primero en dar su vida por las ovejas, el primero en el sacrificio y la dedicacin" (Juan Pablo II, Alzatevi, Andiamo!, nm. 412004).

El enfoque teolgico de Josef Weismayer. De este modo, se establece la lnea de trabajo: el testimonio de fe de los mrtires cristianos en la Iglesia primitiva, modelo y ejemplo para el mundo entero, testigos que fueron sacrificados en aras del orden pblico establecido pero a mayor gloria de Dios. Sobre la cuestin derivada de esta propuesta inicial, es necesario el enfoque histrico y filosfico, as como antropolgico y teolgico. Es decir, el contexto en situacin de la persona y los valores que encarna y por los cuales es capaz de entregar su vida por el Reino de Dios. La visin cristiana del dolor y el sufrimiento. El tema de la visin dolorista de la religin en la Iglesia Catlica, est magistralmente ilustrado por el telogo, Josef Weismayer, de quien encontrarn un esbozo clarificador sobre el sufrimiento en la Biblia, y el dolor en la Sagrada Escritura en Vida Cristiana en plenitud, en la Col. Pastoral Aplicada de Promocin Popular Cristiana (Madrid, 1990). La cuestin principal es puntualizar el sacrificio de la cruz como valor supremo del cristianismo y que es motivo de escarnio para la sociedad. Cap. I. La Biblia: Antiguo y Nuevo Testamento. El judo Filn, rabino y doctor de la Ley de la Torah, que fund en Alejandra un didascalio o escuela de sabidura, y que marc el comienzo de lo que se ha dado en llamar la Doctrina del Logos enraizando en un mtodo de explicacin escrituraria el pensamiento helnico y la tradicin judaica, fue una tentativa de reconciliar la tradicin de Israel y los temas filosficos griegos. Los filsofos haban esbozado en mltiples aproximaciones esta grandiosa concepcin del Logos, del pensamiento de Dios. Platn haba reconocido en ella el origen de las ideas. Pero San Juan Evangelista consolid en una certidumbre todos esos sentidos del vocablo, el Verbo de Dios. Y as, todos los principios justos descubiertos y expresados por los filsofos los alcanzaron stos merced a una participacin en el Verbo, y este Logos que haba encendido progresivamente la inteligencia humana, era Cristo, por quien hallaron su verdadera significacin la razn y la fe. Una concepcin cristiana de la historia que se concretar en San Juan y el Logos del IV Evangelio en quien reconocer la Doctrina del Verbo de Dios, que junto a San Pablo y la eleccin de los 27 textos cannicos que constituyen el Canon del Nuevo Testamento en la Sagrada Escritura inspirados por el Espritu Santo completar la tradicin de Israel recogida en los 46 libros del Antiguo Testamento, y que conformarn los 73 libros sagrados de la Biblia de Jerusaln. Los primeros captulos del Gnesis demuestran la sublime dignidad de las personas humanas. Porque Adn, el primer hombre, era figura del que haba de venir, es decir, Cristo nuestro Seor, el nuevo Adn, en la misma revelacin del misterio del Padre y de su amor por el Hijo, se manifiesta plenamente al hombre mismo y le descubre la sublimidad de su vocacin. En el pasaje de Abel, la vctima mrtir asesinada, el hombre justo, que recoge el fruto de su trabajo y lo ofrece en accin de gracias a Dios, se muestra a un Can, el victimario homicida, el hombre indigno, que ofrece su vil sacrificio con un corazn ruin. En el xodo, la sangre colocada en los dinteles y las jambas de las puertas de los israelitas lo que los protegi aquella horrible noche en Egipto del exterminio del ngel de la muerte (Ex. 12,7.12),

slo era una anticipacin de otra sangre, la de Cristo, portadora de la santidad y salvacin definitiva. En la historia de Jons: "No se dar ningn signo que no sea el signo de Jons", Cristo crucificado. El Cntico de Ezequas, las meditaciones sobre Job, y el libro de Jeremas, nos muestran al profeta sufriente del Antiguo Testamento entregado a la voluntad de Dios hasta su martirio y asesinato. Del martirio del mayor de los profetas de la Biblia, San Juan Bautista, de quien anuncia en el Nuevo Testamento la llegada del Mesas y la necesidad que tiene el cristiano de vivir la coherencia incluso ante los sufrimientos, destaca que si relativamente pocos estn llamados al heroico sacrificio supremo, existe sin embargo, "un testimonio coherente que todos los cristianos deben estar dispuestos a dar cada da, incluso a costa del sufrimiento y grandes sacrificios". "Se requiere en efecto un compromiso muchas veces heroico para no ceder, incluso en la vida cotidiana, a las dificultades que presionan al comprometido y para vivir el Evangelio sine glossa (sin atenuantes)", existen an hoy mrtires que entregan su vida por la fe en el mundo, y "nos hace pensar en los mrtires de la fe que a lo largo de los siglos han seguido valerosamente sus huellas", los creyentes siguen sometidos a duras pruebas por su adhesin a Cristo y a la Iglesia". Cap. II. La Iglesia Primitiva (s. I - IV d. J.C.). Desde los primeros tiempos de la Iglesia Primitiva, se ha reconocido que la sanguis martyrum est semen Christianorum (la sangre de los mrtires es la semilla de los cristianos). "En la Iglesia antigua, el martirio era considerado una verdadera celebracin eucarstica: realizacin extrema de la contemporaneidad con Cristo, del ser una cosa sola con l" (Cardenal Joseph Ratzinger, Prefecto de la Congregacin para la Doctrina de la Fe, Introduzione allo spirito della liturgia, 55). A partir de finales del siglo segundo, la fecha de la muerte del mrtir se celebraba en su tumba como una natividad en los cielos, lo que llev a la construccin de iglesias encima de estos lugares. De la misma forma, en la liturgia romana, los mrtires estn ubicados en las primeras filas, antes de todos los dems santos, vestidos con el color rojo de la liturgia que pone de manifiesto la naturaleza sangrienta de su sacrificio. 1) Jess de Nazareth. " ... Bienaventurados los pobres de espritu, porque de ellos es el Reino de los Cielos. Bienaventurados los mansos, porque ellos poseern en herencia la tierra. Bienaventurados los que lloran, porque ellos sern consolados. Bienaventurados los que tienen hambre y sed de la justicia, porque ellos sern saciados. Bienaventurados los misericordiosos, porque ellos alcanzarn misericordia. Bienaventurados los limpios de corazn, porque ellos vern a Dios. Bienaventurados los que trabajan por la paz, porque ellos sern llamados hijos de Dios. Bienaventurados los perseguidos por causa de la justicia, porque de ellos es el Reino de los Cielos. Bienaventurados seris cuando os injurien, y os persigan y digan con mentira toda clase de mal contra vosotros por mi causa. Alegraos y regocijaos, porque vuestra recompensa ser grande en los cielos; pues de la misma manera persiguieron a los profetas anteriores a vosotros ... ". La Pascua Juda y Cristiana. Por aquel entonces en Jerusaln se preparaba la fiesta de la Pascua que celebraba la libertad de los judos que escaparon del yugo de la esclavitud en Egipto en tiempos de Moiss y

conmemoraba la noche en que los esclavos hebreos marcaron sus casas con la sangre de un cordero para que la venganza del ngel de Dios no alcanzara a los primognitos de Israel. Dios de Abraham, Isaac y Jacob ! , Dios Justo ! , Dios Santo !, Dios Inmortal ! , Dios Universal !, Dios Padre Omnipotente !, Dios Padre Piadoso!, Dios Padre Eterno !, cuanto hemos esperado que llegara el da de nuestra liberacin, como Moiss que escapando de la espada del Faran se convirti en el libertador de los hebreos que huyeron del cautiverio de Egipto. Ya haban transcurrido generaciones desde el primer enfrentamiento de Sansn y los israelitas contra los filisteos hasta su derrota definitiva con la uncin del gran Rey David, origen del linaje y ascendiente directo del libertador de la casa de Israel que tanto esperaban los judos, como en la poca del exilio en tierras de Babilonia que tan amargamente profetiz Jeremas, y que ahora bajo la dominacin del Imperio Romano el pueblo israelita senta en su propia tierra. Alegraos !, regocijaos !, porque nuestro cautiverio ha terminado, Cristo El Ungido est entre nosotros, es de la estirpe de David y de sus descendientes nos ha venido la salvacin, de Beln de Judea es el hijo de Dios. El Rab o maestro como le llamaban, era hijo natal de Beln, de un nagar o carpintero del pueblo de Nazareth en Galilea que se llamaba Jos y que haba hecho voto de nazareno o de consagrarse a Dios, y de una muchacha llamada Mara que era la madre virginal de Jess. Haba llegado a Judea a la casa de su amigo Lzaro, que conviva con sus hermanas Marta y Mara de Betania, un pueblo muy cercano a Jerusaln, vena de predicar por Galilea y del lugar a orillas del ro Jordn en Perea donde su primo Juan, el mayor de los profetas de la Biblia, haba estado al principio bautizando y anunciando la llegada del Mesas. Con sus discpulos, Simn Pedro o Cefas y su hermano Andrs, Juan y su hermano Santiago el Mayor o Zebedeo, Judas Tadeo, Santiago el Menor o Alfeo, as como Simn el Zelote o Cananeo, Mateo el publicano, Toms al que llamaban el gemelo, Bartolom o Natanael, y Felipe, ... hacan su entrada triunfal en Jerusaln. Oh Jerusaln !, proclama la gloria del Seor porque hoy es el da de tu liberacin. El Rey Herodes Antipas, tetrarca de Perea y Galilea, haba hecho encarcelar y decapitar en su fortaleza de Maqueronte a Juan el Bautista, porque consideraba a Jess de Nazareth como a un usurpador. La clase dirigente juda de los haberim o pertenecientes al Sanedrn, o Supremo Consejo, tambin vean con recelo a Jesucristo porque el pueblo lo aclamaba y proclamaba como el Rey de los Judos que les traera la libertad. La secta de los fariseos y saduceos que tenan la autoridad nacional y religiosa, los soferimo maestros de la Ley y estudiosos de las Escrituras, lo consideraban como a un perturbador que pona en entredicho sus enseanzas. Oh Seor !. Rey de Reyes !, que amas a tu pueblo y que escapaste de la espada de la casa de Herodes has venido para liberar a los oprimidos. Que humilde condicin la de aquellas gentes que como era habitual cada ao se reunan procedentes de todas partes para dar gloria al Seor, eran amhaares de toda ndole despreciados por los escribas y fariseos, goims o paganos, con cuttonas, tnicas por vestido, y simlahs, mantas de abrigo, desgastadas por el tiempo, en contraposicin con aquellos que se distinguan por las zizith, borlas o franjas que los israelitas llevaban en los vestidos para recordar los mandamientos de la Ley de Dios, con las cufiehs, prendas para la cabeza, o taliss, que caan sobre sus hombros, y que solan llevar cuando oraban en la sinagoga.

Santo !, Santo !, Santo !, es el Seor, Dios del Universo, llenos estn el Cielo y la Tierra de tu Gloria, Hosanna! en el Cielo, bendito el que viene en nombre del Seor, Hosanna! en el Cielo. El poder del Csar, el Emperador de Roma, era omnisciente, y divinizado por el paganismo del Imperio, el politesmo era la religin oficial. Y Judea era una provincia romana que por el pasado histrico monotesta de la tradicin judaica, depositaria de las tablas de la Ley que Moiss en el monte Sina recibi del mismo Dios, la converta en caldo de cultivo de insurrecciones y sublevaciones por su reticencia a adoptar las costumbres y usos de sus conquistadores. Especialmente en estas fechas las guarniciones romanas de la Torre Antonia de la ciudad estaban en estado de alerta permanente, pues los judos alentados por su exaltado sentido del nacionalismo y exacerbados por la conviccin de ser el pueblo elegido de Dios, haca ya largo tiempo que consideraban al ejrcito de ocupacin como al opresor. El Gobernador romano, el procurador Poncio Pilato, alertado por los disturbios y motines ocasionados por miembros de fanticas y agresivas sectas judas como la de los zelotes o los sicarios, con un tal Barrabs al frente que haba sido encarcelado, tambin juzgaba la fama que preceda al galileo como un signo de inestabilidad para lograr imponer en su provincia la voluntad del Csar Tiberio retirado en Capri y cuyo regente era Calgula, y porque pona en peligro su soberana y era un estorbo para sus fines en aras del orden pblico establecido. Escucha Oh Israel !. No endurezcas tu corazn como hicieron nuestros antepasados junto a la montaa sagrada del Sina, porque tuvieron que vagar por el desierto durante una generacin hasta encontrar la tierra prometida de Canaan. Se acercaba el da de los panes cimos cuando haba que sacrificar el cordero pascual, y Jess se dirigi al Templo de Jerusaln para orar al Seor, y encontrando en sus atrios a cambistas y mercaderes que negociaban con el precio de las ofrendas que se haban de entregar a la casta de los sacerdotes para llenar sus arcas del tesoro, arremeti contra sus puestos derribndolos y desparramando las monedas por el suelo, y a latigazos les expuls del Templo. Pdeme ! y te dar las naciones en herencia y extender tus dominios hasta los lmites de la tierra. Los regirs con vara de hierro y como vaso de alfarero los rompers. Y buscando la manera de quitarlo de en medio sin que la gente se enterara, dos das antes del da de los panes sin levadura se haba tramado una traicin contra l, entre un tal Judas Iscariote, habitual entre sus allegados que administraba los ases de cobre que reciban de las gentes para atender sus necesidades y haba decidido entregarle a cambio de dinero, y el Sumo Sacerdote, Caifs, que para apresarle haba acordado una recompensa de 30 siclos de plata, nica moneda nacional juda en circulacin. Lleg el da en que se celebraba la noche de la pascua juda, y hacia el atardecer cuando empez a cesar el bullicio de las gentes por las calles, Jess despus de predicar en el Templo se retir con sus discpulos a un cenculo de la ciudad . El Seor es mi vara y mi cayado, nada temer !. El Seor es mi pastor, nada me falta !... El lugar de encuentro con la Guardia del Templo donde haban acordado prenderlo sera durante la noche despus de la cena pascual en el huerto de los olivos, llamado Getseman, con el fin de llevarle acto seguido a juicio y condenarlo a pena de muerte. Los cargos de que se le acusara seran de sedicin y blasfemia, y antes de despuntar el alba sera llevado ante Poncio Pilato para su crucifixin porque el poder romano se reservaba el jus gladii, es decir, tena la ltima palabra para decidir entre la vida o el suplicio en cruz de un reo.

Ay de ti Jerusaln ! que matas a tus profetas, destruye este Templo y Sagrario del Espritu Santo y en tres das lo reconstruir, porque la piedra del fundamento que desechasteis ser la piedra angular. Creemos que el mejor modo de enfocar la cuestin de la asuncin del sacrificio de la cruz por Nuestro Seor Jesucristo es ser conscientes de la limitada capacidad de entendimiento del ser humano sobre el sentido mesinico de su misin salvfica. Queremos decir que es necesario un ejercicio de humildad que nos permita comprender que aunque nada se esconde al saber divino, si es al hombre a quien no le alcanza el discernimiento para entender en su total y verdadera dimensin el significado de la entrega del hijo de Dios por la salvacin del hombre. En el pasaje del Evangelio despus de la ltima cena en el que Jess de Nazareth en el huerto de los olivos de Getseman, en orante dilogo con Dios Padre, le implora no ser crucificado, y acto seguido por su amor filial, afirma: hgase tu voluntad y no la ma, est reafirmando en su condicin de salvador y mesas, un acto de oblacin pura, de total entrega a su inmolacin, conteniendo el verdadero sentido del martirio, en contra de su voluntad y a causa de la iniquidad de los hombres, asumiendo el sacrificio por el valor supremo de su misin salvadora, donde encuentran verdadero significado las palabras: ... no hay mayor amor que el que entrega su vida por los dems..., ... es necesario que el hijo del hombre muera para que sea ensalzado..., ... porque la voluntad de Dios es salvar al gnero humano aunque deber sufrir por ello su propio hijo el martirio por la maldad del hombre. El sufrimiento vicario de Cristo. " Y tomando consigo a Pedro y a los dos hijos de Zebedeo, comenz a sentir tristeza y angustia. Entonces les dice: mi alma est triste hasta el punto de morir; quedaos aqu y velad conmigo. Voluntad ciertamente misteriosa, pero que nos pone violentamente, cara a cara, con el gran amor que Dios tiene al hombre, haciendo que un Dios encarnado, en carne humana sufra por l. El cristiano, imitador de Cristo, seguidor de los pasos de su Maestro, se extraar si en su camino aparece el sufrimiento?. El convencimiento de que Dios es mi Padre y quiere lo mejor para mi, aunque no lo entienda, le har clamar tambin : " no se haga mi voluntad, sino la Tuya". .....Pavor. Angustia. Tristeza hasta el punto de morir. Sudor como gotas espesas de sangre...... Y los discpulos, tu y yo, dormidos por la tristeza. Cmo deba de ser ese dolor de Cristo transformado en sufrimiento, que le lleva a sudar gotas de sangre?. Qu bien se refleja aqu la ruptura que el dolor produce en el alma. Cmo ste, el sufrimiento, ha pasado de los sentidos al alma, al yo, al espritu, a la persona!. Abrazar como Cristo, la cruz, el sufrimiento, aceptando, queriendo, amando la Voluntad divina, no es de extraar que un cristiano, an en el martirio, sea feliz, alegre por ser corredentor, ya que colabora a restaurar con Cristo la naturaleza humana, la creacin, a su origen primitivo antes de que entrase, por el pecado original, el mal en el mundo. Esta es la respuesta, la esperanza del cristiano a la pregunta sobre el sentido del sufrimiento. Al morir Jess, el mismo Dios, bajo figura finita, destruye los efectos del pecado original y todos los

personales, produciendo una nueva creacin. ...porque eres inocente y vas a morir por nosotros, que somos los nicos culpables.....para qu.......vivisemos al fin " in libertatem gloriae filiorum Dei ", en la libertad y gloria de los hijos de Dios. De este modo, adquiere pleno sentido una de las obras cumbres del historiador Daniel Rops: Muerte, dnde est tu victoria ? ; la vida del cristiano es la historia de la asuncin del sacrificio de la cruz y de su propio martirio para salvacin de su alma humana y resureccin a la vida eterna. Esta aspiracin de la humanidad por los valores espirituales recibi su confirmacin con la pelicula La Pasin de Cristo de Mel Gibson (2004). Jess de Nazareth fue martirizado... y lo dicen profesionales en psicologa y teologa, opinar lo contrario, es decir, que se suicid, es de un reduccionismo y una autosuficiencia que se parece a los opinlogos ... como la dramtica posicin de Pilatos cuando se pregunta " Qu es la verdad ?" y acta como si no existiese estando ante Cristo; el victimario sumerge a la vctima en una cultura de la muerte, del relativismo y la negacin de la verdad. Realmente, estamos asombrados de que puedan existir profesionales, que puedan afirmar sin lugar a dudas, y sin conciencia del grave sacrilegio que estan cometiendo, que Jesucristo fue sujeto de una autoinmolacin, debe existir alguna explicacin plausible a una interpretacin de este tipo, a nuestro entender, sea resultado de una mala traduccin, o bien, porque en origen se pretendi que as fuera, nos encontramos con el mismo problema, un error doctrinal en las bases de la psiquiatra y la psicologa. Los Apstoles y protomrtires: Un ejemplo que podemos traer a colacin y que existi ya en sus lejanos orgenes, con nuestro protomrtir San Esteban, es como hubo de brillar luego en toda su evidencia en aquellas dramticas horas en que, frente a los verdugos de Roma, millares de cristianos prefirieron la muerte a apostatar de la fe, entregando su vida en un acto sublime de oblacin a Dios. Otros dedicaron sus ltimas palabras precisamente a la misericordia y al perdn, en imitacin del ejemplo dado por Cristo en la cruz y seguido ya por el primer mrtir, San Esteban que fue lapidado. La religin cristiana se difundi muy rpida desde Jerusaln hasta Antioquia, antes de llegar al Occidente, en Roma. El Cristianismo lleg a las costas de India, donde San Tmas Apstol predic y fue martirizado, mientras San Judas Tadeo y San Bartolomeo predicaron el Evangelio en Armenia. Gracias a sus martirios, Armenia se convirti en el primer pas cristiano. Por voluntad de Cristo, Juan sera el nico de los 12 apstoles que no morira de muerte violenta, y a excepcin de Judas Iscariote que se suicid, el resto sufrira el calvario del martirio. a) Los Evangelios. Juan. En el principio exista el Verbo, y el Verbo estaba con Dios, y el Verbo era Dios. l estaba en el principio con Dios. Todo fue hecho por l y sin l nada se hizo de cuanto ha sido hecho (Jn 1, 13).

"El buen pastor da su vida por las ovejas" (Jn 10,11), y el testimonio de los cristianos se asemeja siempre con el misterio del grano de trigo: "Si el grano de trigo no cae en tierra y muere, queda l solo; pero si cae en tierra buena y muere da mucho fruto" (Jn 12,24). Cristo, en la vspera de su pasin, anuncia su glorificacin a travs de la muerte. Los mrtires, recorren "El Camino" (as se llamaban a si mismos los cristianos) de Jess al decir de s mismo: "Yo soy el Camino, la Verdad y la Vida" (Jn 14, 6). El martirio toma parte directamente en la obra de Cristo, permaneciendo unidos a l que salva y santifica (Jn 15,5). "Dado que Jess, el Hijo de Dios, manifest su amor entregando su vida por nosotros, nadie tiene mayor amor que el que entrega su vida por l y sus hermanos" (Jn 15,13). Jess al dirigirse a Pedro: "En verdad te digo: cuando eras joven, t mismo te ceas, e ibas adonde queras; pero cuando llegues a viejo, extenders tus manos y otro te ceir y te llevar adonde t no quieras". Y el evangelista agrega: "Con esto indicaba la clase de muerte con que iba a glorificar a Dios" (Jn 21,18-19). Marcos. Refirindose Jess a Pedro: "Tus pensamientos no son los de Dios, sino los de los hombres" (Mc 8,32). Luego, de qu le sirve al hombre ganar el mundo entero si arruina su vida?quien pierda su vida por mi y por el Evangelio, la salvar" (Mc 8,36). La prueba era necesaria para el cumplimiento de la misin, el martirio. Mateo. "Y adelantndose un poco, cay rostro en tierra y suplicaba as: Padre mo, si es posible, que pase de mi esta copa, pero que no sea como yo quiero, sino como quieras Tu" (Mt 26, 37-39). "Y alejndose de nuevo, por segunda vez or as: Padre mo, si esta copa no puede pasar sin que yo la beba, hgase tu voluntad" (Mt 26,42). La orden del Seor "vayan y hagan discpulos de todos los pueblos" (Mt 28,19) es anuncio como el martirio de la semilla de nuevos cristianos. Lucas. Tambin ense a sus padres a obedecer al orden en la obediencia: " No sabais que es necesario que yo est en las cosas de mi Padre ?" (Lc 2, 49). Cristo obedeci a Dios Padre, su Padre, nuestro Padre, hasta la muerte y muerte de cruz. Obediente a sus padres " baj con ellos y vino a Nazareth, y viva sujeto a ellos." (Lc. 2, 51). "Si alguno quiere venir en pos de m, niguese a s mismo, tome su cruz cada da, y sgame" (Lc 9, 23). "Os digo que si uno se declara a mi favor delante de los hombres, tambin el Hijo del hombre se declarar a favor suyo delante de los ngeles de Dios" (Lc 12,8). " Es que no temes a Dios, tu que sufres la misma condena?. Y nosotros, con razn, porque nos la hemos merecido con nuestros hechos; en cambio, ste nada malo ha hecho. Y deca San Dimas: Jess, acurdate de mi cuando vengas con tu Reino. Jess le dijo: Yo te aseguro: hoy estars conmigo en el Paraso." (Lc 23, 40-43). b) Los Hechos de los Apstoles. En el sacrificio vemos la inspiracin del Espritu Santo que Jess prometi a los Apstoles como la

facultad mediante la cual seran sus testigos, sus mrtires, hasta el fin de los das (Hch 1:8). La antigua tradicin de la Iglesia presenta el relato de los Hechos de los Apstoles en referencia a su identificacin con el testimonio del Seor, sufrir la "humillacin por el bien de su nombre" (Hch 5:40), en cuanto est estrechamente relacionada con el sufrimiento y la muerte por la fe (Hech 1:8 y 22). c) Las Epstolas. La vida de San Pablo y su misin est en relacin con el sufrimiento y el dolor, con su comunin con la pasin de Cristo (1 Cor 2,1 ss.; Gal 4,12-14), fue decapitado. La nube de testigos (Hb 12,1), ha completado "lo que falta a la Pasin de Cristo". "Me alegro por los padecimientos que soporto por vosotros, y completo lo que falta a las tribulaciones de Cristo en mi carne, en favor de su cuerpo, que es la Iglesia" (Col 1,24). La cruz es un escndalo y una locura (1 Cor, 22-25) para el mundo, el valor del cristiano se expresa en las palabras del apstol Santiago: "Vosotros que no sabis qu ser de vuestra vida el da de maana ... Sois vapor de agua que aparece un momento y despus desaparece" (St. 4,14), y en las vibrantes afirmaciones de San Ignacio de Antioqua: "De nada me servira todo el mundo y todos los reinos de aqu abajo; para mi es mejor morir por Cristo Jess que ser rey sino en los confines de la tierra. Yo busco a Aquel que muri por nosotros; yo quiero a Aquel que por nosotros resucit", ante su inminente martirio (Epistola ad Romanos, 4,1): "Dejad que me devoren las bestias, que es mi manera de llegar a Dios. Soy el trigo de Dios, y debo ser molido por los dientes de las bestias salvajes, para que pueda llegar a ser el pan puro de Cristo". 3) Los Padres Apostlicos y Apologistas Cristianos. As como la exgesis, o ciencia de la Escritura, de los primeros autores de letras cristianas, los Padres Apostlicos, de aquellos que an eran testigos directos de las enseanzas de los apstoles, de entre los ms conocidos encontramos a los obispos: San Ignacio de Antioqua y San Policarpo de Esmirna; a los que sigui una nueva literatura cristiana, que se denominar de los Apologistas Cristianos, el ms clebre, San Justino. Las etapas que se haban esbozado desde los discpulos inmediatos al mensaje de Cristo, la de los Padres Apostlicos y Apologistas Cristianos, derivara en una filosofa cristiana que llegara a la elaboracin de un sistema de pensamiento religioso que tendra en el Obispo de Lyon, su mximo exponente, San Ireneo, que reafirmara el primado de la Iglesia de Roma, la sntesis de la tradicin de los profetas veterotestamentarios, los evangelios sinpticos y textos cannicos, y de la historia del pueblo de Dios en la Biblia. Los dos focos del pensamiento cristiano contemporneos al de Roma, fueron los de la escuela Alejandrina, un didascalio cristiano, de servidores del Verbo, didscalos (o doctores), y el de Cartago. En todos los perodos de la historia de la Iglesia se ha vuelto a verificar la palabra de Tertuliano, que escriba en el ao 197: "La sangre [de los mrtires] es semilla de los cristianos" (Apologtico, 50). Encontramos la misma idea ya a mitad del siglo II, en el discurso de autor desconocido dirigido al pagano Diogneto: "No ves que [los cristianos], arrojados a las fieras con el fin de que renieguen del Seor, no se dejan vencer?. No ves que, cuanto ms se los castiga, en mayor cantidad aparecen otros?" (7, 7-8). Hiplito Romano escriba, durante la persecucin de Septimio Severo de la que hablaremos ms adelante, que un gran nmero de hombres, atrados a la fe por medio de

los mrtires, se convertan a su vez en mrtires (Comentario sobre Daniel, II, 38). La motivacin teolgica: "la gloria de Dios es el hombre vivo" (gloria Dei vivens homo), de carcter antropolgico: la "visin de Dios es la vida del hombre" (vita hominis visio Dei), es el tremendo grito de San Ireneo en respuesta a los gnsticos: Caro capax dei; carne con capacidad para Dios!. Como deca San Ambrosio, refirindose a su tiempo, cuando ya los cristianos salan de las catacumbas y las persecuciones exteriores haban acabado: "Cuntos hoy son mrtires en secreto y dan testimonio al Seor Jess!" (Comentario al Salmo, 118). Conclusin. El contexto histrico de Jules Charles Henri Petiot. Daniel Rops, su nombre literario, es a nuestro modo de ver, uno de los historiadores del cristianismo ms prolficos que ha tenido la Iglesia, fue fundador de la revista Ecclesia , ocup el silln 7 en 1955 de la Academia de la Lengua, y como miembro Comendador de la Legin de Honor, una de las personalidades ms respetadas en el campo de la Literatura y la sociedad en Francia, un dato anecdtico, es que fue el profesor de universidad ms joven del pas, que se convirti en uno de los conferenciantes ms prestigiosos y valorados por los crculos acadmicos. Que podemos decir ms a su favor, que el agradecimiento por su labor historiogrfica, fue reconocida por el mismo Santo Padre, Po XII, por mediacin de su Secretario de Estado, el futuro Cardenal Montini, y Papa Pablo VI. Las actas martiriales que se describen en su libro "La Iglesia de los Apstoles y los Mrtires", estan corroboradas ampliamente por documentos histricos de gran rigor cientfico, y no cabe lugar a dudas, de que su intencin fue siempre honorable. En este punto, apoyamos la disyuntiva de mostrar toda la verdadera dimensin de los hechos ocurridos entre los ss. I a IV d. J.C. en que las persecuciones de los cristianos, fueron las ms atroces, sanguinarias, crueles y salvajes que hayan podido nunca existir en la historia de las civilizaciones humanas. El acto de inmolacin u oblacin. Con el debido respeto y consideracin a su labor profesional, planteando un nuevo problema que se suma al ya discutido conflicto con K. Menninger sobre la confusin observada y la discutida as como necesaria diferenciacin entre el concepto de suicidio y martirio. Un acto de oblacin, o en trminos antropolgicos de inmolacin, y segn los arquetipos de la cultura, de sacrificio, que se pueden identificar en los actos de un suicida, no son los que identificamos en un mrtir. Contrariamente a la afirmacin sobre el acto de suicidio de un mrtir por un ideal que acostumbramos a ver en la prensa escrita, tenemos que diferenciar, que un suicida es sujeto de suicidio y un mrtir de martirio, dos conceptos distintos que no deben confundirse. Cuando de la existencia de un homicidio inflingido por el propio sujeto en si mismo o por mandato a su voluntad mediante terceras personas se deriva la muerte, tenemos que hablar de suicidio. Cuando del acto de privar de vida a una persona por causa de muerte se deriva un asesinato contra la voluntad del sujeto a causa de su honor por negarse a aceptar el mandato de renuncia a un ideal, y que ha asumido su sacrificio a cambio de su vida en un acto sacramental de inmolacin

u oblacin pura, debemos hablar de martirio. Volvemos a encontrar en la base del conocimiento doctrinal psicolgico y psiquitrico, y en este caso, psicoanaltico, una grave confusin de conceptos para el desarrollo de nuestra disciplina, puesto que no hace distinciones entre ambos trminos y si las tiene: el martirio no es un acto suicida por un ideal como pretende K. Menninger, puesto que el mrtir no es un suicida, podemos decir que en el martirio, el mrtir es la vctima que rehusa aceptar el mandato de su renuncia, y por contra en el suicidio, el suicida es el victimario homicida por mandato a su voluntad. Este argumento se desarrolla en extenso en la siguiente parte de la Conferencia: Psicologa del Martirio (II); perteneciente al rea de Psiquiatra Social del VI CVP - Interpsiquis 2005. Documentacin. Los siguientes datos histricos y el cuadro cronolgico sobre el Imperio Romano y el Martirio Cristiano, son un extracto refundido del libro: La Iglesia de los Apstoles y los Mrtires de Jules Charles Henri Petiot (o Daniel Rops). Las Actas Martiriales. Archivos oficiales y no oficiales. Segn el cronista Orgenes, se pretenda: exterminar por doquier el nombre mismo de Cristo. Podemos enumerar esas vctimas de las grandes persecuciones en todos los pases, en todas las clases sociales, en todas las edades y en todas las condiciones. No hay ninguna de las viejas dicesis de Europa, del Asia Menor o del frica que no haya contado con ellas. Pero, debemos abstenernos de enumerar en sus detalles las horribles formas con que era aplicado de diversos modos su martirio, y conviene que imitemos la moderacin de los narradores y evitar de hacer comentarios porque no existe medio alguno imaginable de torturar seres humanos que no fuese aplicado en los cristianos. Digamos solamente que la decapitacin apareca como medida de clemencia: Ser humano - deca el magistrado de Roma - y te condenar a que te degellen!, refirindose a la espantosa costumbre de ser entregado a las fieras como espectculo en el circo para embriagar con el sdico placer de la tortura a las muchedumbres sedientas de sangre cristiana, el motn del pueblo impulsado al crimen y la caza de cristianos. 14-37. Tiberio (dinasta Julio-Claudia). 37-41. Calgula. Persecucin de Herodes Agripa: 41. 41-64. Nern. Incendio de Roma: 64. 81-96. Domiciano. Edicto de persecucin: 92-96. Crucifixin de Cristo: 30. Protomartirio de San Esteban: 36. Evangelio arameo de Mateo: 50-55. Evangelio griego de Marcos: 55-62. Evangelio griego de Lucas: 63. Los Hechos de los Apstoles: 63-64. Epstolas de San Pablo: 52 -66. Martirio de San Pedro y San Pablo: 66-67. San Juan escribe el Apocalipsis: 82-96. 96-98. Nerva (dinasta de los Antoninos). 98-117. Trajano. 138-161. Antonino. 161-180. MarcoAurelio. San Juan escribe su Evangelio. Martirio de San Ignacio de Antioqua: 107. Martirio de San Policarpo de Esmirna: 155. Martirio de San Justino: 163. Mrtires de Lyon: 177. 193-249. Septimio Severo (dinasta de los Severos). Comienzo de la persecucin sistemtica: 202; y de la anarqua militar: 235. Felipe el rabe: 244-249. Martirio de Santa Perpetua y Santa Felicitas: 203, ...

La persecucin de Septimio Severo fue la ms dura, vasta e inexorable de cuantas la precedieron, si hasta ese momento hombres y mujeres cristianos eran llevados ante los jueces, condenados y ejecutados, porque haban sido denunciados, el rescripto de 202, ordenaba la persecucin sistemtica y metdica de los cristianos: redadas y tandas de vctimas en los anfiteatros de Roma y sus provincias, atestados de mrtires de todo el mundo romano, presos de las fieras y las hogueras, haban sido acusados de pertenecer a una secta proscrita, segn narra la leyenda acusados de antropofagia en sus liturgias rituales, de incesto entre sus hermanos fieles, de infanticidio y otras peores atrocidades, etc... En las Galias, la muerte de San Ireneo, San Andeol, patrono de la Iglesia de Viviers, fue ejecutado ante el mismo Emperador; San Alejandro, Epipodio, Marcelo, Valentn y Sinforiano, cuya memoria se venera en Chalons, Tournus y Autun, ... pero debemos recuperar de entre las muchas historias que forman parte de la herencia de la Iglesia y el martirologio de los santos, la narracin de los siguientes hechos: Santa Perpetua, fue encadenada con Felicitas y Revocato, esclavos, y arrojados al calabozo de Cartago, entre los diconos y catecmenos, se hallaba Saturnino y Secundulo, y su santo catequista Saturio; en la mazmorra de los fosos entraron en xtasis mstico envueltos en visiones celestiales y entregados a las fieras; pasado el invierno lleg el interrogatorio de Perpetua que reza del siguiente modo: Apidate de las canas de tu padre y de la niez de tu hijo !, Sacrifica ! - No sacrifico. - Eres cristiana ? - Soy cristiana !. Santa Felicitas haba llegado al octavo mes de embarazo y lleg al parto, el guardin se mof: Si ahora te quejas, qu vas a hacer delante de las fieras?; y respondi: Mi sufrimiento actual, soy yo quien lo padezco, mientras que all habr otro en m, y yo sufrir por l. Su martirio el 7 de marzo de 203 en las arenas del anfiteatro fue una carnicera salvaje que se repeta haca 150 aos y en las que hombres, mujeres y nios fueron presas de los leones ... en cuanto a las dos santas aun vivas de ser devoradas por un oso, un leopardo, un jabal, etc ... se recurri a la espada, y encargse a un gladiador que las degollara. Las actas de los mrtires, fueron redactadas en su mayor parte por Santa Perpetua: Todos los que fuisteis testigos de estos hechos os acordaris de la gloria del Seor - escribe el cronista -, y quienes los conozcis por este relato, os sentiris en comunin con los santos mrtires y, por ellos, con Jesucristo, nuestro Seor, para quien son la gloria y el honor. En Alejandra, la escuela de Clemente fue perseguida, llevaron al suplicio a varios catecmenos, y Potamiana, muchacha cristiana, a la que arrojaron junto a su madre a una caldera de betn ardiente. Durante los ltimos meses del reinado de Felipe, la muchedumbre reaccion brutalmente, y los cristianos fueron agredidos en las calles o en sus casas, apaleados y lapidados. Apolonia, una joven cristiana, fue golpeada hasta romperle la mandbula y luego la quemaron viva. Serapio, precipitado desde lo alto de su casa, ... continuando el motn con pillaje de las casas cristianas. 250-260. Edictos de persecucin de Decio: 250 - 253; y Valeriano: 257 y 258 260. Martirio de San Cipriano: 258, ... y los mrtires de Europa, Asia Menor y frica. Fue en la poca de Decio que la incertidumbre de los regmenes en plena decadencia, sin el sentimiento de culpabilidad y de debilidad que el heroismo de los mrtires inscribira en sus perseguidores, lo que hizo se promulgara el edicto de persecucin de 250 seguido por los de Valeriano en el mes de agosto de 257 dictando un edicto imperial contra la Iglesia, que prohiba el culto y la visita a los cementerios cristianos obligando a sacrificar a los dolos, reforzando estas medidas de persecucin con el nuevo edicto de 258.

El primero fue el Papa Sixto II, en Roma, sorprendido con su clero en una cmara del cementerio del Pretextato, fue decapitado all mismo, en la catedral episcopal donde estaba sentado; su dicono Lorenzo, fue torturado hasta la agona y muerte, colocado en una parrilla lo asaron vivo a fuego lento... En esta poca se trasladaron los cuerpos de San Pedro y San Pablo, del cementerio Vaticano y la cripta de Lucina, en la Va Ostiense, y fueron depositados ad catacumbas en la Va Appia para su seguridad. Los cristianos, sacerdotes y laicos fueron deportados a las minas, las celebraciones litrgicas severamente castigadas, como la historia del aclito en la catacumba de Calixto que fue ejecutado inmediatamente, tambin las jvenes Rufina y Secunda, de la alta aristocracia, o la del grupo de fieles de la cripta de la Va Salaria que fueron sepultados vivos, etc... En Prgamo, el Obispo Carpo y sus compaeros fueron quemados en el anfiteatro, y durante el martirio, una mujer del pblico, Agatnica, se levant de repente, grit su fe cristiana e, inmediatamente, fue arrojada a la misma hoguera. San Dionisio, obispo de Pars, fue decapitado, con sus compaeros Rstico y Eleuterio; San Saturnino, en Toulouse, fue atado a un toro furioso al que se precipit desde lo alto del Capitolio; ... En las Galias, San Victoriano,en Puy de Dme; San Privato, en Javols; San Patroclo, en Troyes; San Poncio, en Cimiez; el sacerdote Hiplito, en Porto ... En Espaa, del Obispo de Tarragona, San Fructuoso, se conoce el siguiente dilogo ante el gobernador de la provincia: Eres Obispo ? - Lo soy; - Lo fuiste; y sin ms fue llevado a la hoguera. En Asia, los tres cristianos de Cesarea de Palestina: Malco, Alejandro y Prisco, que se entregaron a los magistrados. En Lycia, Paregorio y el asceta Len. En Capadocia, el nio San Cirilo, ... En Cartago, los cristianos eran llevados a las piras de fuego de aceite ardiendo, sino eran muertos por linchamiento; San Lucio y San Montano fueron decapitados por ser clrigos. En Utica, la massa candida, el Obispo Cuadrato y sus fieles, que fueron arrojados a un horno de cal viva, incluy a toda la comunidad cristiana, con el clero al frente. Esmirna, el gran puerto de Asia, haba de ser duramente castigado. El sacerdote Pionio fue detenido con sus fieles, y despus de increparles, zanj: S, ya s que la vida es dulce, pero nosotros esperamos otra vida!. S, la luz es bella, pero nosotros soamos con tener la verdadera luz!... Tu consigna es covencer o castigar. No me puedes convencer, castgame entonces!. El encarcelamiento en el ms infecto de los calabozos precedi a su suplicio, tendido sobre un caballete lo desgarraron con garfios de hierro, y en la arena del estadio clavado en un poste fue quemado entre gritos: Tengo prisa de morir para despertarme cuanto antes en la resureccin!. Egipto y Palestina fueron especialmente castigadas por las persecuciones, fue entonces cuando se produjo el episodio de Marino, oficial de las tropas palestinianas aspirante a centurin, que obligado a sacrificar a los emperadores, se neg y fue decapitado. San Cipriano, el gran Obispo de Cartago, en frica, dej una narracin de penosos hechos, fue desterrado a Curube, y al ao siguiente el Estado Mayor del procnsul lo devolvi a Cartago. Tu sabes - dijo el magistrado - que los santsimos emperadores han ordenado que sacrifiques. - S respondi el obispo-, pero no lo har.- Ten cuidado!, reflexiona!. Haz, pues, lo que se te ha ordenado, pues es un asunto tan sencillo, verdaderamente que no hay necesidad de deliberacin. El acta martirial describe que el magistrado inscribi en sus tabletas: Ordenamos que Tascio Cipriano sea degollado, y la respuesta: Gracias a Dios !. La ejecucin ordenada en 258 llevse a cabo en el campo de Sextio, y la multitud increpaba: Queremos morir con l !, Somos de Tascio Cipriano!, lo enterraron despus de decapitado en el cementerio de Mappala, en Piscinas.

En los archivos no oficiales tenemos la impresin de que los verdugos actuaron das y das liquidando a los mrtires por hornadas; as debi suceder segn se observa en las cartas de San Montano de frica y sus compaeros mrtires, que segn relata el cronista despus de la pasin, las madres cristianas exclamaban: Gloria!, Gloria!, Nadie tuvo un martirio tan hermoso!; o las de Santiago y Mariano de Lambesa, cuyo relator se mostraba en estos trminos: Qu pensis de todo eso, paganos?. Todava creis que los sufrimientos de la prisin hagan sufrir de veras a los cristianos y que basten las tinieblas de un calabozo para espantar a quienes les aguarda la dicha de las luces eternas?. Un alma sostenida por la esperanza de la prxima gracia y que vive ya en el Cielo por el espritu, ni siquiera se percata de los suplicios con los que vosotros la aniquilis!. Nuestros hermanos consagrados a Dios, tienen, da y noche, un apoyo: Cristo. Les siguieron tantos otros, el tendero de feso, que fue Mximo, el jardinero Conon, ... Las actas martiriales muestran a multitudes turbadas por el espectculo de las torturas de los cristianos en Cirta y otras muchas ciudades. 284-311. Diocleciano. Terrible y suprema persecucin: 293-305. Galerio, moribundo (311) renueva las medidas de persecucin. Constantino gobierna el Occidente. Persecucin de Maximino Daia en Oriente. Martirios de Santa Ins, San Sebastin, San Cosme y San Damin, Santa Catalina, San Gins, San Mauricio y la legin tebana, ... Preparse el Edicto de Nicomedia que ordenaba el cese de las asambleas cristianas, la demolicin de las Iglesias, la destruccin de los libros sagrados y la abjuracin. Fue la ltima de las grandes persecuciones, pero tambin la peor. En Arabia, mataban a hachazos. En Capadocia, cortaban las piernas. En Mesopotamia, colgaban de los pies, cabeza abajo, y los quemaban con hogueras, les cortaban la nariz, las orejas y la lengua. En el Ponto, hundan bajo las uas caas afiladas o les vertan plomo fundido. En Frigia y Palestina, hasta los posos del suplicio a las cristianas por ser vrgenes se las martirizaba, y pueblos cristianos fueron exterminados ntegros.... En Italia, Santa Ins, virgen y mrtir adolescente, condenada a ser encerrada en un lupanar y decapitada; San Sebastin, tribuno de una cohorte pretoriana acribillado por flechas; En Roma, el Papa Marcelino; y en Sicilia, en Siracusa, Santa Luca, cuya sangre derramada an se venera hoy en Npoles ... El Obispo de Sirmium, sobre el ro Danubio, cuando fue detenido y mientras le torturaban en el potro, el gobernador le repiti: Sacrifica de una vez !, y en medio de sus espantosos sufrimientos , respondi: ...Sacrificar...?. Estoy sacrificando a mi Dios, a quien siempre lo sacrificar todo; mientras la multitud le gritaba : Apidate de tu juventud !. Con la persecucin de Diocleciano que prendi a su chambeln cristiano, Doroteo, al Obispo Antino y a muchos sacerdotes y fieles que perecieron entre horrorosas torturas, se enlazan tres nombres de mrtires que figuran en el canon de la Misa, los de San Cosme y Damin, mdicos de origen rabe, martirizados en Palestina, y el de Crisgono, que pereci en Aquilea. Y tambin San Jorge, cristiano que la tradicin afirma rasg el edicto de Nicomedia, proclamado patrn de los soldados; San Blas, Obispo de Armenia; San Erasmo, ermitao del Lbano, martirizado en Campania; San Pantalen, patrono de los mdicos. Santa Margarita de Antioqua, venerada por los Cruzados; y Santa Catalina, joven estudiante de Alejandra, que la hicieron despedazar por unas ruedas armadas de espadas, cuyo cuerpo fue transportado al Sina donde se yergue el convento que lleva su nombre.

Otros episodios de esta terrible y suprema persecucin han arraigado, tal sucede con la historia del martirio de la cristiana de Egea de Cilicia cuando gritaba al gobernador: ... Deshonras a tu madre y a tu esposa, tratndome as ...!; o con la tortura y muerte de San Gins. En Palestina, de Cesarea, Afianos y Eclesios, dos estudiantes de la Universidad de Beirut, cuando el gobernador iba a proceder al sacrificio, Afianos le impidi derramar las libaciones rituales, fueron detenidos, empapados en aceite ardiendo y arrojados al mar. El Obispo africano Flix, intimidado a entregar los Libros Sagrados, respondi al Juez: Prefiero abrasarme, a dejar que quemen las Sagradas Escrituras, y el dicono Hermes de Heraclea dijo: Si el xito coronase tus despiadadas bsquedas, juez, si incluso llegases a hacerte entregar todos nuestros Santos Libros y ya no quedase la menor huella escrita de nuestra Santa Tradicin en todo el Universo, sabe que nuestros hijos, fieles a la memoria de sus padres y animados del celo de su propia salvacin, reharan pronto en mayor nmero sus volmenes y ensearan con redoblado entusiasmo el respeto y el temor del Seor. En Salnica, la joven Santa Irene, cuyas dos hermanas haban sido ya martirizadas, declar: Preferimos ser quemadas vivas, o sufrir todo lo que queris, a entregar los Libros. An se conserva el archivo oficial de interrogatorio de las tres hermanas Agap, Chionia e Irene y de las otras cristianas de Salnica que les acompaaron en el trance: Qu contestas tu, Agap ? - Que creo en Dios vivo y que no abandonar el camino verdadero. - Y t, Irene, por qu desobedeces a los Emperadores ? - Por temor de Dios. - Y t, Chionia, qu dices t ? - Que creo en el Dios vivo y que no he cometido ninguna impiedad. - Y t, Casia ? - Que quiero salvar mi alma. - No quieres, pues, sacrificar ? - No. - Y t, Felipa ? - Lo mismo. - Qu quieres decir con lo mismo? - Que prefiero morir a comer vctimas ofrecidas a los dolos. El interrogatorio contina as durante tres pginas. En cuanto al clebre episodio de San Mauricio, de sus compaeros y de sus soldados de la Legin Tebana, reclutada en su mayora en Egipto, y acampada en el Valais, en el alto Rdano, recibi la orden de ir a ejecutar a unos cristianos de las Galias. Y como ella misma estaba compuesta, en su mayora, de cristianos, exhortada por sus jefes, Mauricio, Exuperio y Cndido, negse a obedecer. Fue diezmada por dos veces, pero persever en su rebelda y fue enteramente aniquilada. Y tambin como los cuarenta soldados mrtires que murieron en Armenia tras haberlos expuesto en pleno invierno sobre un lago helado, y cuya suprema carta colectiva poseemos. Galerio orden la depuracin de los mandos cristianos. En Tevesta, all en Numidia, el recluta Maximiliano, se haba proclamado objetor de conciencia; en Tnger, el Centurin Marcelo, en medio del banquete de aniversario del Emperador, arroj su cinturn e insult a los dolos; ambos fueron ejecutados. Con Maximino Daia, en Palestina, la pasin de San Pnfilo, sacerdote y doctor; en Egipto, la muerte del Obispo Fileas, de muchos jvenes y doncellas que tambin eran marcados con hierro candente y llevados a las canteras tebanas o entregadas a la prostitucin, y de Filoromo, oficial convicto de las tropas romanas que fue decapitado por orden del Prefecto; Metodio, Obispo de Patarea; el Obispo Silvano, de Emesis; y el exgeta Luciano, de Antioqua; etc ... 306-337. Fundacin de Constantinopla. Edicto de Milan (313). Teodosio: 378-395. Decreto de 380 que convierte al Cristianismo en la religin oficial. Cuntas historias seguirn en el anonimato hasta que - como leemos en el Apocalipsis - el Cordero rompa el quinto sello? (Ap 6:9).

Anexo. Debemos observarles de las cartas de la Iglesia de Esmirna, de Viena y Lyon que se trata de archivos no-oficiales realizados por, testigos presenciales, o al menos contemporneos que anotaban el testimonio de aquellos, tales como el "Martyrium S. Polycarpi" ... A stos debe agregarse la "Epistola Ecclesiarum Viennensis et Lugdunensis", contando la historia de los mrtires de Lyon. La lectura pblica de los Acta en las iglesias ofrecera naturalmente, una garanta de su autenticidad; ... costumbre adquirida ciertamente en Africa, por el Tercer Concilio de Cartago (canon XLVII)... Haba tambin un intercambio de los Acta entre las diferentes Iglesias, como observamos, por el "Martyrium S. Polycarpi" y la "Epistola Ecclesi Viennensis et Lugdunensis". Extracto de las "Actas selectas de los mrtires" Pgs. 31-41, Ed. Apostolado Mariano, C/ Recaredo 44. 41003. Sevilla, 1991. A) CARTA DE LA IGLESIA DE ESMIRNA, QUE RELATA EL MARTIRIO DE SU OBISPO POLICARPO Y SUS COMPAEROS MRTIRES. En Esmirna el ao 155 d.c. La Iglesia de Dios, establecida en Esmirna, a la Iglesia de Dios, establecida en Filadelfia, y a todas las partes de la Iglesia santa y catlica extendida por todo el mundo; que la misericordia, la paz y el amor de Dios Padre y Nuestro Seor Jesucristo sobreabunde en vosotras. Os escribimos relatndoos el martirio de nuestros hermanos, y, en especial, del bienaventurado Policarpo, quien, con el sello de su fe, puso fin a la persecucin de nuestros enemigos. Todo lo sucedido fue ya anunciado por el Seor en su Evangelio, en el cual se halla la regla de conducta que hemos de seguir. Segn, El, por su permisin, fue entregado y clavado en la cruz para salvarnos. Quiso que le imitramos, y El fue el primero de entre los justos que se puso en manos de los malvados, mostrndonos de ese modo el camino que habamos de seguir, y as, habindonos precedido El, no creyramos que era demasiado exigente en sus preceptos. Sufri El el primero lo que nos encarg a nosotros sufrir. Se hizo nuestro modelo, ensendonos a morir, no slo por utilidad propia, sino tambin por la de nuestros hermanos. El martirio, a aquellos que le padecen, les acarrea la gloria celestial, la cual se consigue por el abandono de las riquezas, los honores e incluso los padres. Acaso tendremos por demasiado el sacrificio que hacemos a tan piadoso Seor, cuando sabemos que sobrepuja con creces lo que El hizo por sus siervos, a los que stos pueden hacer por El?. Por tanto, os vamos a narrar los triunfos de todos nuestros mrtires, tal como nos consta que tuvieron lugar, su gran amor para con Dios y su paciencia en soportar los tormentos. Quin no se llenar de admiracin al considerar cun dulces les eran los azotes, gratas las llamas del eculeo, amable la espada que los hera y suaves las brasas de las hogueras?. Cuando corriendo la sangre por los costados, con las entraas palpitantes a la vista, tan constantes estaban en su fe, que aunque el pueblo conmovido no poda contener las lgrimas ante tan horrendo espectculo, ellos solo estaban serenos y tranquilos. Ni siquiera se les oa un gemido de dolor; y as como haban aceptado con alegra los tormentos, del mismo modo los toleraban con fortaleza. A todos los asista el Seor en los tormentos, no slo con el recuerdo de la vida eterna, sino tambin templando la violencia de los dolores, para que no excediesen la resistencia de las almas. El Seor le hablaba interiormente y les confortaba, ponindoles ante los ojos las coronas que les esperaban si eran constantes; e ah el desprecio que hacan de los jueces, y su gloriosa paciencia. Deseaban salir de las tinieblas de este mundo para ir a gozar de las claras moradas celestiales; contraponan la verdad a la mentira, lo terreno a lo celestial, lo

eterno a lo caduco Por una hora de sufrimientos les esperaban goces eternos. El demonio prob contra ellos todas sus artes; pero la gracia de Cristo les asisti como un abogado fiel. Tambin Germanico, con su valor, infunda nimos a los dems. Habiendo sido expuestos a las fieras, el procnsul, movido de compasin, le exhortaba a que tuviese piedad al menos de su tierna edad, si le pareca que los dems bienes no merecan ser tenidos en consideracin. Pero l haca poco caso de la compasin que pareca tener por l su enemigo y no quiso aceptar el perdn que le ofreca el juez injusto; muy al contrario, el mismo azuzaba a la fiera que se haba lanzado contra l, deseoso de salir de este mundo de pecado. Viendo esto el populacho, qued sorprendido de ver un nimo tan varonil en los cristianos. Luego todos gritaron: "Que se castigue a los impos y se busque a Policarpo. En esto, un cristiano, llamado Quinto, natural de Frigia, y que acababa de llegar a Esmirna, l mismo se present al sanguinario Juez para sufrir el martirio. Pero la flaqueza fue mayor que el buen deseo. Al ver venir hacia s las fieras, temi y cambi de propsito, volvindose de la parte del demonio, aceptando aquello contra lo que iba a luchar. El procnsul, con sus promesas, logr de l que sacrificara. En vista de esto, creemos que no son de alabar aquellos hermanos que se presentan voluntarios a los suplicios, sino mas bien aquellos que habindose ocultado al ser descubiertos, son constantes en los tormentos. As nos lo aconseja el Evangelio, y la experiencia lo demuestra, porque ste que se present, cedi, mientras Policarpo, que fue prendido, triunf. Habindose enterado Policarpo, hombre de gran prudencia y consejo, que se le buscaba para el martirio, se ocult. No es que huyera por cobarde, sino ms bien dilataba el tiempo del martirio. Recorri varias ciudades, y como los fieles le dijesen que se diese ms prisa, y se ocultase prontamente, l no se preocupaba, como si temiera alejarse del lugar del martirio. Al fin se consigui que se escondiese en una granja. All, noche y da, estuvo pidiendo al Seor le diera valor para sufrir la ltima pena. Tres das antes de ser prendido le fue revelado su martirio. Parecile que la almohada sobre la que dorma estaba rodeada de llamas. Al despertarse el santo anciano dijo a los que con l estaban que haba de ser quemado vivo. Cambi de retiro para estar ms oculto, mas apenas lleg al nuevo refugio llegaron tambin sus perseguidores. Estos buscaron largo rato y no hallndole cogieron a dos muchachos y los azotaron hasta que uno de ellos descubri el lugar en que se hallaba oculto Policarpo. No poda ya ocultarse aquel a quien esperaba el martirio. El jefe de Polica de Esmirna, Herodes, tena gran deseo de presentarle en el anfiteatro, para que fuese imitador de Cristo en la Pasin. Adems, orden que a los traidores se les recompensara como a Judas. Armado, pues un pelotn de soldados de a caballo, salieron un viernes antes de cenar en busca de Policarpo, con uno de los muchachos a la cabeza no como para prender a un discpulo de Cristo, sino como si se tratara de algn famoso ladrn. Encontrronle de noche oculto en una casa. Hubiera podido huir al campo, pero cansado como estaba, prefiri presentarse l mismo a esconderse de nuevo, porque deca. "Hgase la voluntad de Dios; cuando El lo quiso me escond, y ahora que El lo dispone, lo deseo yo tambin". Viendo, pues, a los soldados, baj adonde ellos estaban y les habl cuanto su debilidad se lo permiti y el Espritu de la gracia sobrenatural le inspir. Admiraban los soldados ver en l, a sus aos, tanta agilidad y de que en tan buen estado de salud le hubieran encontrado tan pronto. En seguida mand que les prepararan la mesa, cumpliendo as el precepto divino, que encarga proveer de las cosas necesarias para la vida aun a los enemigos. Luego les pidi permiso para hacer oracin y cumplir sus obligaciones para con Dios. Concedido el permiso, or por espacio de dos horas de pie, admirando su fervor a los circunstantes y hasta a los mismos soldados. Acab su oracin, pidiendo a Dios por toda la iglesia, por los buenos y por los malos, hasta que lleg el momento de recibir la corona de la justicia, que en todo momento haba

guardado. Fue montado en un asno, y cuando ya se acercaba a la ciudad, se encontraron con Herodes y su padre Nicetas, que venan en un carro. Obligronle a montar con ellos, por ver si con este favor lograban vencer a aquel que era invencible por tormentos. Procuraron insinuarse en su nimo y hacerle pronunciar alguna palabra menos reverente, dicindole: "Qu mal puede haber en llamar seor al Csar y sacrificar?", y todo lo dems que el demonio les inspiraba. Refrenbase el Santo y les oa con paciencia, hasta que no pudiendo contener su celo, prorrumpi en estas palabras: "No habr cosa que pueda hacerme mudar de propsito: ni el fuego, ni la espada, ni las prisiones, ni el hambre ni el destierro, ni los azotes". Irritados ellos con esta respuesta, cuando ms veloz iba el carro arrojaron a Policarpo al camino, rompindosele una pierna al caer, lo que no le impidi acudir con presteza al anfiteatro, sin preocuparse mucho de sus dolores. Al entrar en el anfiteatro se oy una voz del cielo que deca: "S fuerte, Policarpo". Esta voz slo la oyeron los cristianos que estaban en la arena, pero de los gentiles nadie la oy. Cuando fue llevado ante el palco del procnsul, confes valerosamente al Seor, despreciando las amenazas del juez. El procnsul procur por todos los medios hacerle apostatar, dicindole tuviera compasin de su avanzada edad, ya que pareca no hacer caso de los tormentos. "cmo ha de sufrir tu vejez -le deca- lo que a los jvenes espanta?. Debes jurar por el honor del Csar y por su fortuna. Arrepintete y di: "Mueran los impos". Animado el procnsul, prosigui: "Jura tambin por la fortuna del Csar y reniega de Cristo". "Ochenta y seis aos ha -respondi Policarpo- que le sirvo y jams me ha hecho mal; al contrario, me ha colmado de bienes, cmo puedo odiar a aquel a quien siempre he servido, a mi Maestro, mi Salvador, de quien espero mi felicidad, al que castiga a los malos y es el vengador de los justos?". Mas como el procnsul insistiese en hacerle jurar por la fortuna del Csar, l le respondi: "Por qu pretendes hacerme jurar por la fortuna del Csar?. Acaso ignoras mi religin?. Te he dicho pblicamente que soy cristiano, y por ms que te enfurezcas, yo soy feliz. Si deseas saber qu doctrina es sta, dame un da de plazo, pues estoy dispuesto a instruirte en ella si t lo ests paras escucharme". Repuso el procnsul: "Da explicaciones al pueblo y no a mi". Respondile Policarpo: "A vuestra autoridad es a quien debemos obedecer, mientras no nos mandis cosas injustas y contra nuestras conciencias. Nuestra religin nos ensea a tributar el honor debido a las autoridades que dimanan de la de Dios y obedecer sus rdenes. En cuanto al pueblo, le juzgo indigno, y no creo que deba darle explicaciones: lo recto es obedecer al juez, no al pueblo". "A mi disposicin estn las fieras, a las que te entregar para que te hagan pedazos si no desistes de tu terquedad", dijo el procnsul."Vengan a mi los leones -repuso Policarpo- y todos los tormentos que vuestro furor invente; me alegrarn las heridas, y los suplicios sern mi gloria, y medir mis mritos por la intensidad del dolor. Cuanto mayor sea ste, tanto mayor ser el premio que por l reciba. Estoy dispuesto a todo; por las humillaciones se consigue la gloria"."Si no te asustan los dientes de las fieras, te entregar a las llamas"."Me amenazas con un fuego que dura una hora, y luego se apaga y te olvidas del juicio venidero y del fuego eterno, en el que ardern para siempre los impos. Pero a qu tantas palabras?. Ejecuta pronto en mi tu voluntad, y si hallas un nuevo gnero de suplicio, estrnalo en mi".Mientras Policarpo deca estas cosas, de tal modo se ilumin su rostro de una luz sobrenatural, que el mismo procnsul temblaba. Luego grit el pregonero por tres veces: "Policarpo ha confesado que es cristiano". Todo el pueblo gentil de Esmirna, y con l los judos, exclamaron: "Este es el doctor de Asia, el padre de los cristianos, el que ha destruido nuestros dolos y ha violado nuestros templos, el que prohiba sacrificar y adorar a los dioses; al fin ha encontrado lo que con tantos deseos deca que anhelaba". Y todos a una pidieron al asiarca Filipo que se lanzara contra l un len furioso; pero

Filipo se excus, diciendo que los juegos haban terminado. Entonces pidieron a voces que Policarpo fuera quemado vivo. As se iba a cumplir lo que l haba anunciado, y dando gracias al Seor, se volvi a los suyos y les dijo: "Recordad ahora, hermanos, la verdad de mi sueo". Entre tanto, el pueblo, y en particular los judos, acuden corriendo a los baos y talleres en busca de leos y sarmientos. Cuando estaba ardiendo la hoguera, se acerc a ella Policarpo, se quit el ceidor y dej el manto, disponindose a desatar las correas de las sandalias, lo cual no sola hacer l, porque era tal la veneracin en que le tenan los fieles, que se disputaban este honor por poder besarle los pies. La tranquilidad de la conciencia le haca aparecer ya rodeado de cierto esplendor aun antes de recibir la corona del martirio.Dispuesta ya la hoguera, los verdugos le iban a atar a una columna de hierro, segn era costumbre, pero el Santo les suplic, diciendo: "Permitidme quedar como estoy; el que me ha dado el deseo del martirio, me dar tambin el poder soportarlo; El moderar la intensidad de las llamas. As, pues, qued libre; slo le ataron las manos atrs y subi a la hoguera. Levantando entonces los ojos al cielo. exclam: "Oh, Seor, Dios de los Angeles y de los Arcngeles, nuestra resurreccin y precio de nuestro pecado, rector de todo el universo y amparo de los justos: gracias te doy porque me has tenido por digno de padecer martirio por ti, para que de este modo perciba mi corona y comience el martirio por Jesucristo en unidad del Espritu Santo; y as, acabado hoy mi sacrificio, veas cumplidas tus promesas. Seas, pues bendito y eternamente glorificado por Jesucristo Pontfice omnipotente y eterno, y todo os sea dado con l y el Espritu Santo, por todos los siglos de los siglos. Amn". Terminada la oracin fue puesto fuego a la hoguera, levantndose las llamas hasta el cielo. Entonces ocurri un milagro del que fueron testigos aquellos a quienes la Providencia haba escogido para que le divulgaran por todas partes. A los lados de la hoguera apareci un arco con sus extremos dirigidos hacia el cielo, a modo de vela henchida por el viento, la cual rodeaba el cuerpo del mrtir, protegindole contra las llamas. El sagrado cuerpo tena el aspecto de un pan recin cocido, o, mejor, de una mezcla de plata y oro fundidos, que con su brillo recreaba la vista. Un olor como de incienso y mirra o de algn exquisito ungento disipaba el mal olor de la hoguera. De este prodigio fueron testigos aun los infieles, tanto, que se convencieron de que el cuerpo del Santo era incombustible, y as pidieron al atizador del fuego que hiriese el cuerpo con un cuchillo. Hzolo l as y brot sangre, en tanta abundancia, que extingui el fuego. Vise tambin salir una paloma del cuerpo. Qued el pueblo estupefacto ante el prodigio, confesando la gran diferencia a la hora de la muerte entre los cristianos y los infieles, y reconociendo la superioridad de la religin cristiana, aunque no tuvieron fuerzas para abrazarla. De este modo consum su sacrificio Policarpo, doctor de Esmirna. Sus revelaciones siempre se realizaron. El demonio, enemigo irreconciliable de los justos, reconociendo la gloria de aquel martirio, premio de una vida irreprochable desde la ms tierna infancia, excogit un medio para privar a los fieles de poseer el cuerpo del mrtir, por ms que ellos intentaran apoderarse de l por todos los medios. Para ello sugiri a Nicetas, padre de Herodes, y hermano de Alces, que pidiera al procnsul no entregara las reliquias del mrtir a los cristianos, porque se imaginaba que las haban de tributar un culto como al mismo Cristo. Esto mismo pretendan los judos que custodiaban el cuerpo, para que los cristianos no pudieran acercarse a recogerle, ignorando que los cristianos no podemos abandonar el culto de Cristo, ni dirigir nuestras oraciones a otro que a El, que tanto padeci por redimirnos de nuestros pecados. Unicamente le adoramos a El por ser Hijo de Dios, y a los mrtires y siervos suyos fieles les honramos y les pedimos que por su intercesin podamos un da ser compaeros de ellos en la gloria. El centurin, en vista de la disputa que sostenamos con los judos, mand colocar el cuerpo del Santo en medio de la hoguera. Nosotros conseguimos recoger algunos huesos, como oro y piedras preciosas, y los enterramos y el da del aniversario del martirio nos reunimos para solemnizarle como el Seor lo orden. Esto es lo que ocurri con el bienaventurado Policarpo. Consum su martirio en Esmirna con otros doce cristianos de Filadelfia,

pero l es el que ha conseguido el principal culto. Su martirio fue muy superior, y todo el pueblo le llama "su maestro". Todos deseamos ser sus discpulos, como l lo era de Jesucristo, que venci la persecucin de un juez injusto y alcanz la corona incorruptible, dando fin a nuestros pecados. Unmonos a los Apstoles y a todos los justos y bendigamos nicamente a Dios Padre Todopoderoso; bendigamos a Jesucristo nuestro Seor, salvador de nuestras almas, dueo de nuestros cuerpos y pastor de la Iglesia universal; bendigamos tambin al Espritu Santo por quien todas las cosas nos son reveladas. Repetidas veces me habais pedido os comunicara las circunstancias del martirio del glorioso Policarpo, y hoy os mando esta relacin por medio de nuestro hermano Marciano. Cuando vosotros os hayis enterado, comunicadlo a las otras iglesias, a fin de que el Seor sea bendito en todas partes, y todos acaten la eleccin que su gracia se digna hacer de los escogidos. El puede salvarnos a nosotros mismos por Jesucristo Nuestro Seor y Redentor, por el cual y con el cual es dada a Dios toda gloria, honor, poder y grandeza, por los siglos de los siglos. Amn. Saludad a todos los fieles; los que estamos aqu os saludamos. Asimismo os saluda Evaristo, que esto ha escrito, os saluda con toda su familia. El martirio de Policarpo tuvo lugar el 25 de abril, el da del gran sbado, a las dos de la tarde. Fue preso por Herodes, siendo pontfice o asiarca Filipo de Trates, y procnsul Stacio Cuadrato. Gracias sean dadas a Jesucristo Nuestro Seor, a quien se debe gloria, honor, grandeza y trono eterno de generacin en generacin. Amn. Este ejemplar le ha copiado Gayo de los ejemplares de Ireneo, discpulo de Policarpo. Yo, Scrates, lo copi del ejemplar de Gayo. Yo, Pionio, he confrontado los originales y lo transcribo por revelacin del glorioso Policarpo; como lo dije en la reunin de los que vivan cuando el Santo trabajaba con los escogidos. Nuestro Seor Jesucristo me reciba en el reino de los cielos, con el Padre, el Hijo y el Espritu Santo por los siglos de los siglos. Amn. B) CARTA DE LAS IGLESIAS DE VIENA Y LYON SOBRE EL MARTIRIO DE POTINO, OBISPO Y OTROS MUCHOS FIELES. 1. Los siervos de Cristo que habitan en Viena y Lyon en las Galias, a sus hermanos de Asia y Frigia, que participan de nuestra fe y nuestra esperanza en la redencin, paz, gracia y gloria por el Padre y Nuestro Seor Jesucristo. Nadie poda explicar, ni nosotros describir, la grandeza de las tribulaciones que los bienaventurados mrtires han padecido, ni la rabia y furor de los gentiles contra los santos. Nuestro adversario reuni todas sus fuerzas contra nosotros, y en sus designios de perdernos, ha ido con cautela hacindonos sentir al principio algunas seales de odio. No dej piedra por mover, sugiriendo a sus satlites toda clase de medios contra los siervos del Seor; lleg a tal extremo que ni en las casas ni en los baos, ni aun en el foro, se toleraba nuestra presencia; en ningn lugar nos podamos presentar. 2. La gracia de Dios nos asisti contra el demonio; ella fortaleci a los ms dbiles y les hizo fuertes como columnas, que resistieron a todos los empujes del enemigo. Estos, sorprendidos de improviso, soportaron toda suerte de ultrajes y tormentos que a otros hubieran parecido demasiado largos y dolorosos, pero a ellos les parecan ligeros y suaves: tal era su deseo de unirse con Cristo. Nos mostraron con su ejemplo que no hay comparacin entre los dolores de esta vida y la gloria que en la otra hemos de poseer. En primer lugar, hubieron de sufrir todos los insultos y vejaciones que el pueblo en masa les prodig, gritos, golpes, detenciones, confiscaciones de bienes, lapidaciones y, por fin, la crcel; en suma, cuanto un pueblo furioso suele prodigar a sus vctimas. Todo fue soportado con admirable constancia. Los que haban sido arrestados fueron conducidos al foro por el tribuno y los duunviros de la ciudad, e interrogados ante el pueblo. Todos confesaron su fe y fueron encarcelados hasta el regreso del legado imperial.

3. A su vuelta fueron llevados a su presencia, y como tratase con extrema dureza a los nuestros, Vecio Epgato, uno de nuestros hermanos que asista al interrogatorio, tan encendido en el amor de Dios como en el del prjimo, y que desde muy joven haba merecido los elogios que el anciano como Zacaras, por su vida austera y perfecta, caminando con firmeza por las vas del Seor, impaciente de hacerse de algn modo til, no pudo sufrir tan manifiesta iniquidad, y lleno del celo de Dios pidi para si la defensa de los acusados, comprometindose a probar que no merecan la acusacin de atesmo e impiedad. Los que rodeaban el tribunal exclamaron a voces contra l. El legado rehus su demanda, por ms justificada que fuera, y le pregunt simplemente si era cristiano: "S", respondi l con voz clara y resuelta; y fue agregado al nmero de mrtires. "Ved ah al abogado de los cristianos", dijo el presidente con irona. Pero Vecio tena dentro de s al abogado por excelencia, al Espritu Santo, en mayor abundancia an que Zacaras, puesto que le inspir entregarse a si propio en defensa de sus hermanos. Fue y es genuino discpulo de Cristo, y sigue al Cordero por doquiera que va. 4. Desde aquel momento, tambin los dems confesores comenzaron a distinguirse. Los primeros mrtires confesaron su fe con todo denuedo y alegra de nimo. Entonces tambin se conocieron los que no estaban tan fuertes y preparados para tan furioso ataque. De stos, diez apostataron, lo que nos produjo gran pena, y fue causa de abundantes lgrimas, porque con su conducta atemorizaron a otros muchos, que quedaron libres, los cuales, a costa de innumerables peligros, asistieron a los que haban confesado su fe. Por aquellos das todos ramos presa de un gran temor y sobresalto por el xito incierto de la confesin de la fe, ms bien que por temor a los tormentos que se nos daban, por el de las apostasas. Cada da nuevos arrestos venan a llenar los vacos dejados por las defecciones, y muy pronto los ms preclaros de los miembros de las dos iglesias, sus fundadores, estuvieron encarcelados. Tambin lo fueron algunos siervos nuestros aunque eran gentiles, porque la orden de arresto del procnsul nos englobaba a todos. Estos desgraciados, incitados por el demonio, aterrorizados por los tormentos que vean padecer a los fieles, y movidos a ello por los soldados, declararon que infanticidios, banquetes de carne humana, incestos y otros crmenes, que no se pueden nombrar, ni aun imaginar, ni es posible que jams hombre alguno haya cometido, eran cometidos por nosotros los cristianos. Estas calumnias, esparcidas entre el vulgo, conmovieron de tal manera los nimos contra nosotros, que aun aquellos que hasta entonces, por razones de parentesco, se haban mostrado moderados, se enardecieron contra nosotros. Entonces se cumpli lo que dijo el Seor: "Llegar un da en que aquellos que os quiten la vida crean hacer una obra agradable a Dios". Desde aquellos das los mrtires santsimos sufrieron tales torturas, que ni explicarse pueden, con las cuales Satn pretenda hacerles confesarse reos de los crmenes de que se los acusaba. 5. Se ceb de un modo particular el furor del pueblo, del presidente y de los soldados sobre el dicono de Viena, Santos, sobre Maturo nefito, pero, a pesar de ello, valiente atleta de Cristo, sobre Atalo, originario de Prgamo, apoyo y columna de nuestra iglesia sobre Blandina, en la cual demostr Cristo que lo que a los ojos de los hombres es vil, ignominioso y despreciable, es para Dios de gran estima, en razn del amor demostrado a El y de la fortaleza en confesarle; porque Dios aprecia las cosas como en s son, no las apariencias. Todos temamos, y en particular la que haba sido su seora (tambin se encontraba entre los mrtires), que aquel cuerpo tan diminuto y dbil no podra confesar la fe hasta el fin; pero fue tal la fortaleza de Blandina, que los verdugos que se relevaban unos a otros desde la maana hasta la noche, despus de aplicarla todos los tormentos, tuvieron que desistir, rendidos de fatiga. Agotados todos sus recursos, se confesaron vencidos, admirndose de que aun quedase con vida despus de tener todo el cuerpo desgarrado y deshecho por los tormentos, llegando a confesar que una sola de las torturas hubiera bastado para causarla la muerte, cuanto ms todas ellas. A pesar de todo, ella, como un fuerte atleta, renovaba sus fuerzas confesando la fe. Y pronunciando estas palabras: "Soy cristiana" y "Nosotros no hacemos maldad alguna", pareca descansar y cobrar nuevos nimos olvidndose del dolor

presente. 6. Tambin Santos, habiendo experimentado en su cuerpo todos los tormentos que el ingenio humano pudo imaginar, y cuando esperaban sus verdugos que a fuerza de torturas conseguiran hacerle confesar algn crimen, estuvo tan constante y firme que no dijo su nombre ni el de su nacin, ni el de su ciudad, ni aun si era siervo o libre, sino que a todas las preguntas responda en latn: "Soy cristiano, esto era para l su nombre, su patria y su raza, y los gentiles no pudieron hacerle pronunciar otras palabras. Por todo lo cual se encendi contra l de un modo especial la ira y furor del presidente y de los verdugos; hasta tal punto, que no quedndoles ya ms lugar en que atormentarle, le aplicaron lminas de bronce ardiendo sobre las partes ms sensibles del cuerpo. Mientras sus miembros se abrasaban, l permaneca firme e inconmovible en su confesin, porque estaba baado y fortificado por las aguas de vida que manan del cuerpo de Cristo. El cuerpo mismo del mrtir atestiguaba claramente lo que haba sufrido, porque todo l era una llaga, contrado y retorcido, de tal forma que ni la figura de hombre conservaba. En el cual, padeciendo el mismo Cristo, obraba grandes milagros, derrotando por completo al enemigo y dando ejemplo a los dems fieles, de que donde reina la caridad del Padre no hay nada que temer, porque el dolor se cambia en gloria para Cristo. Pasados algunos das, aquellos malvados volvieron a atormentar al mrtir, creyendo que si reiteraban los tormentos sobre las llagas sangrientas e hinchadas saldran vencedores, porque en tal estado hasta el solo tocarlas con la mano producira un dolor insoportable Al menos esperaban que si moran en los tormentos, los dems se intimidaran. Nada de esto ocurri, porque contra lo que todos esperaban, el cuerpo de repente recobr su vigor y antigua hermosura, de tal modo que el segundo tormento ms bien fue para l un refrigerio que una pena. 7. Bibliada era una mujer de aquellas que haban renegado de Cristo, el diablo, creyndola ya suya, y querindola hacer responsable de un nuevo crimen, el de blasfemia, la condujo al tormento, esperando que como antes se haba mostrado dbil y remisa, ahora conseguira de ella hacerla confesar nuestros crmenes. Pero ella lo rehus, aunque la aplicaron el tormento, y recapacitando y como despertando de un profundo sueo, los tormentos que tena presentes la hicieron pensar en los del infierno. Y dijo a sus verdugos: "Cmo creis vosotros que unos hombres a quienes est prohibido comer carne de animales han de comerse a los nios?". Desde aquel momento se confes cristiana y fue contada entre el nmero de los mrtires. 8. Como todos los tormentos inventados por los tiranos fuesen superados por la constancia que Cristo concedi a sus confesores, el diablo invent nuevos modos de tormentos. Se los encerr en oscursimos y muy incmodos calabozos, con los pies metidos en cepos y estirados hasta la quinta clavija, adems de todos los inventos de nuevos suplicios que los crueles carceleros, inspirados por el demonio, imaginaron para dar tormento a sus vctimas. A tal extremo llegaron que muchos perecieron asfixiados en las crceles. Dios, que en todas las cosas muestra su gloria, les haba reservado tal gnero de muerte. Otros que haban sido tan atrozmente martirizados que ni imaginarse poda, quedaron con vida, aunque se les hubieran aplicado todos los remedios, continuaron en la crcel, destituidos de auxilio humano, pero confortados por el Seor, firmes espiritual y corporalmente, los cuales enardecan y consolaban a los dems. Otros que haban sido apresados posteriormente y que no estaban tan acostumbrados a los tormentos, no pudiendo soportar los padecimientos de la crcel, expiraron en ella. 9. El bienaventurado Potino, obispo de la iglesia de Lyon, ms que nonagenario, y con el cuerpo tan dbil que apenas retena en s el espritu, recobr nuevos bros ante la inminencia del martirio, tambin fue conducido al tribunal. Su cuerpo, dbil por la edad, y adems enfermo, encerraba un alma dispuesta a triunfar por Cristo. Fue llevado al tribunal por los soldados, acompandole los magistrados de la ciudad y una muchedumbre inmensa, que le aclamaba a voces como si l fuera

el mismo Cristo. Ante el tribunal di egregio testimonio de su fe. Preguntado por el presidente cul era el Dios de los cristianos, respondi: "Si eres digno le conocers". Luego, sin respeto alguno, fue arrastrado y cubierto de heridas, porque los que estaban cercanos a l le dieron de patadas y puetazos, sin el menor respeto a sus canas. Los que estaban ms lejos le arrojaron cuanto les vino a las manos: todos ellos se hubieran credo reos de un gran crimen si no le hubieran atormentado cuando pudieron. As crean vengar la injuria de sus dioses. En aquel estado fue llevado a la crcel donde expir a los dos das. 10. Entonces brill de un modo particular la providencia divina, y se manifest la inmensa misericordia de Jesucristo en un hecho que a nosotros nos parece raro, pero muy propio de la sabidura y bondad de Cristo. Todos aquellos hermanos que haban sido apresados cuando la primera orden de detencin y que haban renegado la fe, fueron encarcelados lo mismo que los que la haban confesado, y sufran las mismas penalidades que los mrtires. Nada les vali su apostasa. Aquellos que se confesaron cristianos fueron encarcelados como tales, y no se les imput otro crimen. En cambio, a los otros se les encarcelaba como a homicidas y hombres criminales, y sufran doble tormento que los dems. Porque a los verdaderos mrtires les consolaba y daba nimo el gozo del martirio, la esperanza de la gloria y el amor a Jesucristo y del Espritu del Padre. Por el contrario, a los renegados les remorda su conciencia, tanto que con slo mirarlos a la cara se les conoca y se les distingua de los dems. Los verdaderos mrtires andaban alegres, reflejndose en sus caras una cierta majestad y nobleza, de modo que las cadenas para ellos eran un adorno, que aumentaba su hermosura, como la de una desposada vestida de su traje de boda. A los apstatas se les vea con la cabeza baja, sucios, mal vestidos, cubiertos de ignominia hasta para los mismos gentiles, que despreciaba su cobarda y los trataban como a asesinos confesos por su propio testimonio. Haban perdido el glorioso y salutfero nombre de cristianos. Todo esto era un gran estmulo para los confesores de la fe que lo vean. Cuando despus eran apedreados algunos otros, en seguida confesaban la fe para no caer en la tentacin de cambiar de propsito. 11. Ms tarde se dividi a los mrtires por grupos, segn el gnero de martirio: de esta suerte los gloriosos confesores presentaron al Padre una corona tejida de flores de diversos colores. Era justo que aquellos valientes luchadores que haban tenido tantos combates y tantos triunfos, recibieran la corona de la inmortalidad. Maturo, Santos, Blandina y Atalo fueron condenados a las bestias en el anfiteatro, para dar un pblico espectculo de inhumanidad gentilicia a costa de los cristianos. Maturo y Santos de nuevo soportaron en el anfiteatro toda la serie de los tormentos como si antes nada hubieran sufrido; o, mejor dicho, como atletas que, superados la mayor parte de los obstculos, luchan por conseguir la corona. De nuevo debieron padecer los mismos suplicios; las varas, los mordiscos de las fieras que los arrastraban por la arena y todo lo que el vulgo furioso peda a gritos. Al fin las parrillas al rojo, sobre las cuales se asaban las carnes de los mrtires, despidiendo olor intolerable, que se extenda por todo el anfiteatro. Ni esto bast para calmar aquellos instintos sanguinarios, muy al contrario, aument su furor con el deseo de vencer la constancia de los mrtires. A Santos no consiguieron hacerle pronunciar otra palabra que aquella que haba repetido desde el principio: "Soy cristiano". Por fin, despus de tan horrible martirio, como an respirasen, haban mandado que los degollasen. Aquel da ellos dieron el espectculo al mundo en lugar de los variados juegos de los gladiadores. Blandina fue expuesta a las fieras suspendida en un poste. Atada a l en forma de cruz, constantemente estuvo haciendo oracin a Dios con lo cual esforzaba el valor de los dems mrtires, los cuales, en la persona de la hermana, vean con sus propios ojos la imagen de aquel que muri crucificado por su salvacin, y para demostrar a los que creyeran en El que todo aquel que padeciera por la gloria de Cristo haba de ser partcipe con Dios. No atacando ninguna fiera el cuerpo de la mrtir, fue depuesta del madero y encerrada en la crcel, reservndola para un nuevo combate. Vencido el enemigo en todas estas escaramuzas, la derrota de la tortuosa serpiente sera inevitable y segura, y con su

ejemplo estimulara el valor de los hermanos. Puesto que aunque de por s era delicada y despreciable, revestida de la fortaleza del invicto atleta Cristo, triunfara repetidas veces del enemigo y conseguira, en glorioso combate una corona inmarcesible. El populacho pidi a grandes voces el suplicio de Atalo, porque era de familia noble; l se present al combate con la conciencia tranquila por haber obrado con rectitud. Porque estaba bien impuesto en la doctrina del cristianismo y siempre haba sido entre nosotros un fiel testigo de la verdad. Paseronle por el anfiteatro, y delante de l era llevada una tabla, sobre la cual se haba escrito en latn: "Este es Atalo, el cristiano", lo cual fue motivo para que los espectadores se enardecieran ms contra l. Cuando el legado se di cuenta de que era ciudadano romano, mand que fuera de nuevo conducido a la crcel con todos los dems. Luego consult al Cesar sobre lo que haba de hacerse con los encarcelados, y esper su respuesta. 12. Esta tregua no fue infructuosa y sin provecho, porque gracias a la indulgencia de los confesores se revel la inmensa misericordia de Cristo; los miembros de la iglesia que haban perecido, con la ayuda y solicitud de los miembros vivos, fueron devueltos a la vida, y con gran gozo de la iglesia virgen y madre, volvieron a su seno sanos y salvos aquellos hijos abortivos que ella haba arrojado. Por mediacin de los mrtires santsimos aquellos otros que haban apostatado la fe volvieron a la iglesia y fueron como concebidos de nuevo, y animados de nuevo con calor vital aprendan a confesar la fe. Cuando estuvieron ya devueltos a la vida y confortados por la misericordia de Dios, que no quiere la muerte del pecador, sino ms bien que se arrepienta y viva por segunda vez, se presentaron al tribunal para ser interrogados por el legado; porque ya ste haba recibido un rescripto del emperador, segn el cual los que perseveraran en la confesin de la fe deban ser decapitados, y los que renegasen absueltos y puestos en libertad. El da de la gran feria, que se celebra entre nosotros, y a la que acuden mercaderes de todas las provincias, el legado mand comparecer a los mrtires ante su tribunal, intentando dar al pueblo una especie de funcin teatral. En el nuevo interrogatorio todos los que eran ciudadanos romanos fueron condenados a la pena capital y los dems a ser expuestos a las fieras. 13. Aquello fue un triunfo para Cristo; todos los que antes haban negado la fe, entonces la confesaron con gran valenta contra todo lo que esperaban los gentiles. Se los interrog aparte de los dems, creyendo que renegaran la fe y seran puestos en libertad; pero como confesaron, fueron agregados al grupo de los mrtires. Slo quedaron fuera aquellos en cuyas almas no haba ni rastro de fe, ni respeto por el traje del Bautismo, ni traza de temor de Dios; hijos de perdicin, que con su manera de vivir infamaban la religin que profesaban. Todos los otros fueron incorporados a la Iglesia. Cuando stos eran interrogados, Alejandro, frigio de nacin, y de profesin mdico, quien ya haca muchos aos que moraba en las Galias, y a quien todos conocan por su gran amor de Dios y su celo por predicar la fe (porque en l habitaba la gracia de la predicacin), se hallaba junto al tribunal y animaba con gestos y ademanes a los confesores. Pero el populacho, irritado ya porque los que haban apostado confesaban de nuevo la fe, comenz a vociferar contra Alejandro, acusndole de ser el causante de tal retractacin. Instando el presidente, le pregunt quien era. Como contestase que era cristiano, irritado el juez le conden a las fieras. Al da siguiente fue echado a ellas junto con Atalo, porque el legado no quiso oponerse a las reclamaciones del pueblo. Ambos, despus de pasar por todos los tormentos inventados por el odio contra los cristianos, despus de un magnfico combate, fueron degollados. Alejandro en todo el tiempo que dur el martirio no pronunci una palabra ni exhal un gemido, sino que estuvo abstrado en Dios. Atalo por su parte, al ser tostado en una parrilla, como exhalase muy mal olor su cuerpo, habl de esta manera al pueblo "Esto que estis haciendo, esto es comerse a los hombres; nosotros ni nos comemos a los hombres, ni hacemos mal ninguno". Y como los gentiles le preguntasen por el nombre de Dios, contest: "Dios no tiene un nombre como nosotros los mortales".

14. Despus de todos stos, el ltimo da de los espectculos de nuevo toc la vez a Blandina, con el joven de quince aos Pntico. Los dos en das anteriores haban sido introducidos para que vieran como eran atormentados los dems. Fueron varias veces incitados a jurar por los dioses de los gentiles, pero como permaneciesen firmes en su propsito y se burlasen de ellos, esto les atrajo de tal modo las iras del populacho, que no tuvieron consideracin alguna con la tierna edad del uno y la debilidad del sexo de la otra. Experimentaron en ellos toda clase de torturas y vejaciones para conseguir hacerlos jurar por los dioses, pero todo intil. Todos los espectadores se daban cuenta de que las exhortaciones de la hermana eran las que sostenan al joven, que finalmente despus de sufrir con gran nimo los tormentos expir. Ya slo quedaba Blandina, que como una madre haba animado a sus hijos al combate, y haba hecho que todos la precedieran vencedores delante del rey, siguindoles a todos ella por el sangriento sendero que haban trazado, gozosa de su prximo triunfo, como quien ha sido convidado a un banquete nupcial, no como un condenado a las bestias. Despus de tolerar los azotes, despus de ser arrastrada por las fieras, despus de las parrillas ardientes, fue envuelta en una red y expuesta a un toro bravo, el cual la lanz repetidas veces por los aires pero ella no sinti nada: tan abstrada estaba en la esperanza de los bienes futuros y en su ntima unin con Cristo. Al fin la degollaron. Los mismos gentiles llegaron a confesar que nunca entre ellos se haba visto a una mujer padecer tantos tormentos. 15. Ni con todo esto lleg a calmarse el furor y saa de los gentiles contra los cristianos. Aquellas gentes, brbaras y feroces exacerbadas ms an por la rabia de la bestia cruel, no eran fciles de aplacar. Su saa se ceb en los cuerpos de los mrtires. La vergenza de su derrota no les haca humillarse, parecan no tener ni sentimientos ni razn humana. La rabia y furor del delegado y del pueblo crecan como los de una fiera, por ms que no hubiera motivo alguno para odiarnos de aquel modo. As se cumpla la escritura, que dice: "El malvado que se pervierta ms an, y el justo, justifquese ms". Los cuerpos de los que haban muerto asfixiados en la crcel fueron arrojados a los perros, poniendo guardia de da y de noche para que no pudiramos recogerlos y sepultarlos. Lo que perdonaron las fieras y el fuego, trozos desgarrados, miembros tostados y carbonizados, cabezas truncadas, cuerpos mutilados, todo ello qued durante muchos das insepulto, con una escolta militar para guardarlo. Y an haba quienes se enfurecan y rechinaban los dientes contra los muertos, y hubieran querido les aplicasen ms refinados tormentos. Otros se rean y los insultaban, dando gloria y exaltando a los dioses por las penas que haban hecho padecer a los mrtires. Algunos otros, un poco ms humanos, y que aparentaban tenernos compasin, tambin nos escarnecan diciendo: " Dnde est su Dios?. Y qu les ha aprovechado su religin por la cual han dado sus vidas?". Esta era la actitud de los gentiles para con nosotros. Por nuestra parte el dolor era muy grande por no poder sepultar los cadveres. Porque ni de noche, ni a fuerza de dinero, ni con splicas, pudimos doblegar sus voluntades; al contrario, ponan todo su empeo en custodiar los cadveres como si de ello se les siguiera un gran beneficio. 16. As, pues, los cuerpos de los mrtires fueron objeto de toda suerte de ultrajes durante los seis das que estuvieron expuestos; luego se les quem y redujo a cenizas, y stas arrojadas a la corriente del Rdano, para que no quedara ni rastro de ellas. Con esto crean hacerse superiores a Dios y privar a los mrtires de la resurreccin. "De este modo, decan ellos, no les quedar ninguna esperanza de resucitar, confiados en la cual han introducido esta nueva religin, y sufren alegres los ms atroces tormentos, despreciando la misma muerte. Ahora veremos si resucitan y si su Dios les puede auxiliar y librarlos de nuestras manos". 17. Aquellos que tanto se haban esforzado por imitar a Cristo, "que teniendo la naturaleza divina nada usurp a Dios al hacerse igual a El", y que despus de haber sido elevados a tanta gloria y de haber tolerado no uno que otro, sino tantos gneros de suplicios, que saban lo que eran las fieras y la crcel, que aun conservaban las llagas de las quemaduras y tenan los cuerpos

cubiertos de cicatrices; aquellos hombres, pues, no osaban llamarse mrtires, ni permitan que se lo llamaran. Si algunos de nosotros, por escrito o de palabra, se atreva a llamrselo, le reprendan con severidad. Tal ttulo de mrtir slo lo daban a Cristo, testigo verdadero y fiel, primognito de los muertos y principio y autor de la vida divina. Tambin concedan este ttulo a aquellos que haban muerto en la confesin de la fe. "Ellos ya son mrtires, decan, porque Cristo ha recibido su confesin y la ha sellado como con su anillo. Nosotros slo somos pobres y humildes confesores". Y con lgrimas en los ojos nos rogaban pidiramos al Seor que tambin ellos pudieran un da alcanzar tan gran fin. Realmente mostraban tener valor verdaderamente de mrtires al responder con tanta libertad y confianza a los gentiles, dando muestras de gran temple de alma. Rehusaban el nombre de mrtires que les daban los hermanos, posedos como estaban de temor de Dios, y se humillaban bajo su poderosa mano que tan alto les haba elevado. A todos excusaban y no condenaba a nadie. A todos perdonaban y a nadie acusaban. Aun por aquellos por quienes tan cruelmente haban sido atormentados hacan oracin al Seor, y a imitacin de Esteban decan: "Seor, no les inculpis este pecado". Y si El oraba por los que le apedreaban, con cunta mayor razn hemos de creer que lo hara por los hermanos?. La mayor lucha la hubieron de librar contra el demonio, movidos de ardiente y sincera caridad para con los hermanos, porque pisando el cuello de la antigua serpiente, la obligaron a restituir la presa que se dispona a devorar. Respecto de los cados, no obraron con altanera y desdn; al contrario, les prodigaban cuantos favores podan, mostrndoles un amor maternal, derramando ante el Seor abundantes lgrimas para alcanzarles la salvacin. Pidieron al Seor la vida, y se la concedi, y ellos, a su vez, se la comunicaron a sus prjimos. En todo salieron victoriosos. Amaron la paz y nos la recomendaron, y en paz fueron a la presencia de Dios. No fueron ni causa de dolor para la madre, ni de discordia para los hermanos, sino que a todos dejaron como herencia la alegra, la concordia y el amor. 18. Alcibades, uno de los mrtires, llevaba una vida dura y mortificada, viva slo de pan y agua. Como en la crcel quisiera seguir el mismo rgimen, despus de ser expuestos por primera vez en el anfiteatro, le fue revelado a Atalo que Alcibades no obraba bien en no querer usar de las criaturas de Dios, y porque era ocasin de escndalo para los dems. Al punto obedeci Alcibades, y en adelante us sin distincin de todos los alimentos, dando gracias al Seor. La gracia divina no dej de asistirlos, siendo su gua y consejero el Espritu Santo. Palabras Clave. Dolor: Experiencia sensitiva y emocional desagradable asociada con una lesin real o potencial de un tejido. Sufrimiento: Paciencia, conformidad, tolerancia con que se sufre una cosa. Padecimiento, dolor, pena. Vicario: Que tiene las veces, poder y facultades de otro o le sustituye. Notas y Textos. Actas selectas de los mrtires. Ed. Apostolado Mariano. C/ Recaredo 44, 41003 Sevilla. 1991. Biblia Latinoamericana. Verbo Divino. 1989. Espaa. Cardenal Carlo Mara Martini, Arzobispo de Miln. Habis perseverado en mis pruebas: Meditaciones sobre Job. Edizioni Piemme S.p.A. (Italia) en 1989, traducido al espaol por EDICEP C.B. Valencia (Espaa) en 1990. Daniel Rops. La Iglesia de los Apstoles y los Mrtires (1992). Ediciones Palabra. Madrid (Espaa). La versin original de este libro apareci con el ttulo: Lglise des Aptres et des Martyrs. Librairie

Arthme Fayard. James Bridge. Transcrito por Douglas J. Potter (Dedicado al Sagrado Corazn de Jesucristo. Traducido por Jos Luis Anastasio). The Catholic Encyclopedia, Volume I Copyright 1907 by Robert Appleton Company Online Edition Copyright 1999 by Kevin Knight. Enciclopedia Catlica Copyright ACI-PRENSA. Josef Weismayer. Facultad de Teologa de la Universidad de Viena (Austria). Ttulo original Leben in Flle, en Verlaganstalt Tyrolia, Innsbruck, 1983; y Vida Cristiana en plenitud, por Promocin Popular Cristiana (PPC) en la Coleccin Pastoral Aplicada, Madrid, 1990. XXIX Videoconferencia Teolgica Internacional, que tiene por tema: "El martirio y los nuevos mrtires". Prefectura de la Congregacin para el Clero - S. Em. Revma. Cardenal Daro Castrilln Hoyos (Ciudad del Vaticano, 28 mayo 2004): Roma: Jean Galot, Bruno Forte, Antonio Miralles y Paolo Scarafoni; Manila: Jos Vidamor Yu; Taiwn: Louis Aldrich; Johannesburgo: Graham Rose; Bogot: Prof. Silvio Cajiao; Sydney: Julian Porteous; Mosc: Ivan Kowalewsky.

PSICOLOGA Y MARTIRIO II. Los mrtires cristianos del s. XX en la II Guerra Mundial. Un estudio basado en la XXIX Videoconferencia Teolgica Internacional, que tiene por tema: "El martirio y los nuevos mrtires". Prefectura de la Congregacin para el Clero - S. Em. Revma. Cardenal Daro Castrilln Hoyos (Ciudad del Vaticano, 28 mayo 2004): Regensburgo: Gerhard Ludwig Mller; Madrid: Alfonso Carrasco Rouco;... La direccin de este trabajo de docencia e investigacin a cargo del sacerdote y escritor espaol Padre Jesuita Jorge Loring, S.I. con la colaboracin especial del Presidente de la seccin de Suicidologa de la Asociacin Cubana de Psiquiatra, el Prof. y Dr. Sergio Andrs Prez Barrero, fundador de la seccin de Suicidologa de la Asociacin Mundial de Psiquiatra (AMP). Autores: Jos Mara Amens Vidal. Psiclogo Clnico y Social (docencia e investigacin desde 1984) por la Universidad Central de Barcelona (Espaa). Miembro Fundador y Administrador de la FPC. Marcelo Alejandro Correa. Agente Pastoral de Salud, impulsor y promotor de grupos de prevencin del suicidio en Argentina, y de duelo por suicidio en la Asociacin Civil Estaciones del Alma (ACEDA) de Baha Blanca. Fundacin Psicologa y Cristianismo. c/ Museo, 26 - 1 1. 08912. Badalona (Barcelona). Espaa. e-mail: info@psicologos.tk url: www.psicologos.tk ndice: Resumen. Introduccin. La teora psicolgica de Carl Albrecht. La vida asctica y mstica. Cap. I. El caso de la Guerra Civil Espaola. Cap. II. La II G.M. (1939 - 1945): a) S.S. el Papa Po XII y Monseor Hugh Joseph OFlaherty. b) Paul Louis Landsberg y los mrtires del s. XX. Apndice. Una crnica de la ocupacin de Roma. Palabras Clave. Bibliografa. Agradecimientos. Resumen. El Prof. y Dr. Sergio Andrs Prez Barrero, mdico y psiquiatra, fundador de la seccin de suicidologa de la Asociacin Mundial de Psiquiatra y asesor de la Organizacin Mundial de la Salud para la prevencin del suicidio, afirma que ambos estados, ascetismo y martirio, son a su juicio estados superiores, no as sus equivalentes psicopatolgicos. Esos suicidios crnicos donde quedan incluidos el martirio y el ascetismo, fueron aportados por la teora psicolgica del suicidio y estos casos en especfico por Karl Menninger. En relacin con la objecin propuesta, la explicacin sobre la discusin con K. Menninger, tiene como objetivo resaltar la importancia que merece el concepto de vida asctica y mstica en la teora psicolgica de Carl Albrecht. A propsito de la distincin entre el concepto de suicidio, martirio y ascetismo, para aclarar la confusin existente al respecto entre los profesionales de la psiquiatra y salud mental, podemos decir que alegar razones de terminologa mdica, para justificar que el ascetismo y el martirio en base al concepto psiquitrico y patolgico, sean considerados suicidios crnicos, es un error doctrinal, no solo de fe, sino tambin de las bases que sustentan el conocimiento doctrinario psicolgico y/o psiquitrico. Introduccin.

Cuando glosando se refiere ascetismo, para calificar una conducta de aislamiento emocional, personal, social, intelectual, ... se debera encontrar un trmino que no sacrificara una tradicin que basa su origen etimolgico, en el significado de esfuerzo, superacin, entrenamiento ... para soportar los suplicios, que son todo lo contrario a lo que califica la ciencia mdica en confrontacin con el significado autntico que lo ampara y describe. Por tanto, sera ms correcto cambiar este primer trmino por uno ms adecuado a lo referido, el ms lgico es deprivacin. En cuanto, al tema del martirio, consideremos que calificar este concepto de suicidio crnico, contiene una grave confusin, puesto que no podemos aplicar a este trmino el verdadero significado del martirio que es la entrega por unos valores que se defienden a costa de perder la propia vida, sera ms correcto hablar de autoinmolacin cuando el lenguaje psiquitrico refiere el sacrificio, entendido en el sentido de homicidio inflingido en uno mismo. La cronicidad tiene que ver con una conducta o una tendencia en este caso autodestructiva que transcurre en un largo tiempo, y no tiene que ver con los vocablos de martirio, o ascetismo ... no son su equivalente psicopatolgico, porque en un lapso de tiempo el mrtir en un acto sacramental de vida asctica que tiene que ver con un estilo de vida y no de conducta autodestructiva es sacrificado contra la voluntad de su inexorable destino. Es tan claro el error y tan contundente, que sorprende en una autoridad como K. Menninger, fundador de uno de los centros mas importantes de humanizacin de la psiquiatra en EE.UU. Analizando lo sucedido, que el martirio sea considerado un suicidio crnico, y que K. Menninger opine de esa forma, sea o no a travs de un traductor que se abra referido en los trminos que conocemos, lo emplearon mal llamando mrtires y ascetas a los suicidas crnicos, cuando estos ltimos son por definicin unos homicidas. Por eso nos opondremos hasta sus ltimas consecuencias como cristianos a las falsas concepciones sincretistas, a la idea de que los mrtires son suicidas, o de que el martirio es un suicidio, puesto que los mrtires sern siempre vctimas que por definicin nunca sern victimarios como los suicidas. La escalada paradjica hacia estados superiores nos llevan a deducir que el asceta y mrtir no son homicidas, y por tanto no son el equivalente psicopatolgico del suicida que es un homicida. En definitiva, el ascetismo y el martirio no son un suicidio sino todo lo contrario. A nuestro modo de entender la cuestin, si K. Menninger cuando se refiere al suicida pretenda describir el estado de un ser humano sufriente que es vctima del suplicio de un martirio y que por esta razn pone fin a su vida, en cuanto se convierte en el victimario homicida ya no podemos hablar de martirio sino de suicidio, y precisamente es en el ascetismo donde encontrara el apoyo necesario que necesita para superar el dolor y sufrimiento. La conclusin es que un mrtir nunca ser un suicida, puesto que en el martirio el rol de vctima no es equiparable al de su victimario, y en el suicidio si lo es porque se identifican. As pues, sostenemos la tesis de que el martirio es el antnimo del suicidio, por razn de que la vctima encarna la figura contraria a la del victimario homicida, y que el ascetismo es la ayuda que requiere para soportar su sacrificio (ver Palabras Clave). Si bien, entendemos como observa el Prof. Marcelo Alejandro Correa, que mrtir es un trmino con raiz catlica que tiene miles de aos de historia en nuestra Iglesia. Por esta razn, el martirio se soporta con una esperanza mayor, sobrenatural, que el ascetismo alimenta en su sufrimiento.

Les animamos a defender nuestra posicin totalmente contraria a las bases que sustenta la teora psicolgica del suicidio de K. Menninger en cuanto a lo que se refiere al ascetismo y el martirio. La teora psicolgica de Carl Albrecht. La vida asctica y mstica. Sobre la cuestin del mundo terrenal y la vida eterna, pueden recuperar algunos pasajes sobre todo en lo concerniente a San Buenaventura, doctor de la Iglesia, y gran telogo franciscano, y que hace referencia al itinerario del alma hacia Dios, su obra cumbre sobre la materia en cuestin. A este propsito, sirve clarificar el concepto de vida asctica, esfuerzo, superacin y entrenamiento del alma para desprenderse de lo material, y entrar en contacto con la dimensin divina (cognitio dei experimentalis), caracterstica que destaca en los mrtires de la Iglesia, y que define el modo en que han tenido que superar los suplicios a los que se han visto sometidos necesariamente a travs de una experiencia mstica y de ntima unin con Dios. Para ms informacin consultar la Conferencia: Psicologa Cristiana. Principios fundamentales de la tradicin judeo-cristiana y greco-romana en la Religin y Filosofa, presentada en la categora de tica en el V CVP - Interpsiquis 2004. Cap. I. El caso de la Guerra Civil Espaola. Nunca ms se podrn olvidar la vida y la muerte de cuantos se opusieron con su sangre, entre 1933 y 1945, al rgimen republicano en Espaa anuncio de la eclosin de las persecuciones del movimiento nacionalsocialista en Alemania, la violencia, la represin y el crimen que costaron la vida a millones de personas, la Iglesia y la fe se convirtieron en objetivo del terror. La historia precedente a la guerra civil espaola, particularmente los hechos sucedidos durante la revolucin de 1934, junto con el inicio de una destruccin sistemtica de la Iglesia desde los primeros das de la guerra civil, han permitido llegar a la conclusin de la existencia entonces de programas polticos destinados a conseguir la desaparicin de la Iglesia de la nueva sociedad espaola. Muchos sufrieron y murieron dedicando sus ltimas palabras a Cristo Rey, nico verdadero Seor, en contraposicin con las pretensiones de ideologas y poderes polticos totalitarios, presentes entonces en Europa y que, en Espaa, en formas comunistas o anarquistas, pretendieron someter sus conciencias y hacerles blasfemar de Dios y negar a Jesucristo. El primer ao de la guerra, comenzada en julio de 1936, se convirti as en un periodo de persecucin absolutamente extraordinaria, en que se busc la muerte de aquellas personas que eran el sostn de la Iglesia y, por tanto, en primer lugar, del clero; pero donde murieron tambin muchos religiosos y fieles laicos, particularmente aquellos que se haban significado en movimientos o actuaciones apostlicas catlicas. Durante la persecucin religiosa muchos sacerdotes fueron asesinados por haber sido sorprendidos en el ejercicio de su ministerio, por no haber querido abandonar al rebao que se les haba confiado. Las cifras globales de los muertos por el odium fidei en la guerra civil espaola no se conocen con exactitud. Es posible, en cambio, conocer las cifras referentes al clero y a los religiosos: al menos 4184 asesinados del clero secular, incluidos seminaristas, doce obispos y un administrador

apostlico, 2365 religiosos y 283 religiosas. As, por ejemplo, en la dicesis de Barbastro de 140 sacerdotes quedaron 17; en Madrid muri el 30% del clero, en Toledo el 48%. En Valencia se destruyeron total o parcialmente 2300 templos, en Barcelona quedaron daados todos menos diez, etc... (Extracto de la conferencia magistral de Alfonso Carrasco Rouco - Facultad de Teologa "San Dmaso" (Madrid) en la XXIX Videoconferencia Teolgica Internacional : "El martirio y los nuevos mrtires". Congregacin para el Clero; Ciudad del Vaticano, 28 mayo 2004). Cap. II. La II G.M. (1939 - 1945) : a) S.S. el Papa Po XII y Monseor Hugh Joseph OFlaherty. El Cardenal Eugenio Pacelli fue coronado Papa el 12 de marzo de 1939, con el nombre de S.S. Po XII. En los meses que siguieron, no se cansara de prevenir al mundo sobre el peligro de una guerra, ni escatim esfuerzos para evitar que se extendiera. Sin embargo, estallara en el mes de septiembre, y el Estado Vaticano, con un escaso medio Km2 de extensin se mantuvo neutral, haciendo de l un lugar de asilo para cuantas personas pudiera, construy refugios antiareos, cmaras acorazadas, decretara el toque de queda con la prohibicin de encender luces de noche, y estableci una red clandestina de agentes por toda Europa, que se encargaba de recabar informacin sobre prisioneros de guerra, refugiados y evadidos, ocupndose de ello el Santo Oficio. La historia real de Monseor Hugh Joseph OFlaherty, Primo Notario del organismo ms estricto y poderoso de la Santa Sede, el Santo Oficio o Congregacin para la Doctrina de la Fe, condecorado por Italia, Canad y Australia, y por el Congreso Norteamericano con la Medalla de la Libertad, nombrado Comendador del Imperio Britnico, y convertido en Cardenal por el Estado Vaticano, que organiz un sistema de eficacia increble y extraoficialmente, con el fin de esconder y lograr que escaparan de una muerte segura miles de personas sin hacer distincin de raza, sexo, edad, nacionalidad o creencia religiosa, que eran perseguidas indiscriminadamente por el IIIer. Reich alemn durante la triste y penosa II Guerra Mundial. El 15 de agosto de 1944, Israele Zoller, su nombre y apellido original, manifestara por primera vez y confidencialmente al rector de la Universidad Pontificia Gregoriana de Roma, el Padre Paolo Dezza S.I. que llegara a ser cardenal, su intencin de hacerse cristiano. La gratitud del gran rabino de Roma hacia el Santo Padre Po XII, por salvar a miles de judios y su propia vida, y su estrecha relacin en el Vaticano durante la II G.M. decidieron al Dr. Eugenio Zolli convertirse al catolicismo, culminando con el mismo nombre propio del Sumo Pontfice, Cardenal Eugenio Pacelli, y en la pila bautismal de la capilla de la Iglesia Santa Mara de los Angeles, el 13 de febrero 1945, su adhesin a la Iglesia Catlica, Apostlica y Romana; su esposa Emma, aadi a su nombre Mara por la Iglesia en que ambos se bautizaron el mismo da. Las parroquias y conventos de Roma acogieron a miles de judos durante la II G.M., arriesgando su vida a pesar de la persecucin. A partir de 1943, cuando los nazis lanzaron su objetivo de exterminio del pueblo judo en Italia, 155 parroquias y decenas de conventos salvaron a 4.447 judos. As lo revela una lista realizada en 1945 por el padre Beato Ambord, documento histrico que fue hecho pblico el martes, 26 de septiembre de 2003, en una conferencia organizada en Roma por la Coordinacin de historiadores religiosos. En el simposio se constat que la obra de ayuda de la Iglesia en realidad fue mucho ms amplia. De hecho, se ha confirmado que al menos 7 casas de religiosas y 9 congregaciones religiosas no aparecen en la lista de instituciones que acogieron a judos perseguidos.

b) Paul Louis Landsberg y los mrtires del s. XX. No hay que profanar el Sagrado Santuario que alberga el camposanto de los mrtires cristianos que revivieron la pasin, muerte y resurreccin de Nuestro Seor Jesucristo, dando su Testimonio de Fe, no hay amor ms grande, y siempre nos recuerdan que debemos respetar y proteger la vida humana, son dignos herederos de una incuestionable inocencia que no debe ser juzgada con voces hirientes que acusan y ofenden su eterno descanso, el tiempo les har justicia. No les olvidaremos. In Memoriam. Junto a los miles de vctimas sin nombre y de los mrtires por Cristo y por la Iglesia se yerguen personajes cuyos nombres se han convertido para todos en ejemplo: Alfred Delp, Padre Maximiliano Kolbe, Rupert Mayer, Edith Stein, Hermann Joseph Wehrle, Domprediger Maier, Paul Louis Landsberg, ... Todos ellos acabaron en la mira de sus verdugos por su propia fe y por su entrega incondicional a Jesucristo. El Padre Rupert Mayer: "Enfermo gravemente a consecuencia de una herida recibida durante la guerra en el momento en que administraba el vitico, se opuso abierta y valerosamente contra quienes atropellaron los derechos de la Iglesia y de la libertad, y por ello sufri las atrocidades del campo de concentracin y exterminio". Dietrich Bonhoeffer, telogo mrtir en los campos de concentracin nazis, en la Navidad de 1943 compuso una plegaria para otros presos, conocida con el nombre de "la oracin de la maana": "Estoy solo, pero tu no me abandonas; estoy asustado, pero junto a ti tengo auxilio, estoy inquieto pero junto a ti est la paz; no entiendo tus caminos, pero t conoces mi camino" ("Resistenza e resa" a cura di A. Gallas, Ed. Paoline, Cinisello Balsamo, ao 1988, p. 238). Maximiliano Mara Kolbe (1894 - 1941), fraile conventual, confesor y mrtir...nacido en 1894 en Ldz (Polonia), fundador de la Milicia de Mara Inmaculadaen Roma (1917), ordenado sacerdote en 1918, fundador de la Ciudad de Inmaculada en Niepokalanw (Polonia) y en Mugenzai-NoSono (Japn). El 14 de agosto de 1941, muri en un barracn del Campo de concentracin y exterminio de Auschwitz, tras salvar la vida de un padre de familia que iba a ocupar su lugar, vctima de una eutanasia contra su voluntad, por inyeccin letal, hambre y sed. Es beatificado por Pablo VI el 17 de Octubre de 1971, y proclamado Santo por Juan Pablo II, el 10 de Octubre de 1982... Rquiem in Pace. Paul Louis Landsberg (1901-1944). Fue profesor de la Universidad de Bonn. Su lucha contra el nazismo le obligara a huir de Alemania unos das antes de la subida de Hitler al poder. Tras dos aos impartiendo la docencia en Madrid y Barcelona se instalar en Francia, donde se vincula al movimiento Espirit en 1936 fundado por Emmanuel Mounier. Fue amigo y discpulo de Max Scheler y, como l, cristiano. Deportado en 1943 por su origen judo, muri de extenuacin en el campo de concentracin de Oraniemburg en 1944. Nuestro amigo Paul, ya toc el lmite en carne propia de lo que la vida le da o le quita. En el papel borrador de su escritorio se lea con prolijidad y perplejidad: " En mi camino arenoso no encuentro flores. De vez en cuando encuentro pequeas piedras blancas".

A decir verdad, la vida de Paul est en el punto mximo que un ser humano pueda tolerar. Ya esta era la segunda vez que escapaba de un pas que le era adverso a sus ideales. l o su persona eran una amenaza para la seguridad del pas donde estaba. Pero ya no toleraba ms sentirse perseguido las veinticuatro horas. Sobrellevaba su vida con desesperacin, ya que si lo atrapaban sera primero el camino de la tortura, luego el de los trabajos forzados, puede que luego de un pelotn de fusilamiento y toda clase de humillaciones que un ser humano nunca podra tolerar. En el bolsillo interior de su saco tena un frasco de veneno, fruto de pactos con colegas de lucha que sera usado en caso de ser descubierto para no declarar al Fhrer, al nazismo que lo buscaba por cielo y tierra. Este fro viernes en Paris lo encerr como en un navo, solo, en el mar de su habitacin. Entre lecturas, recuerdos y encontrar un hilo conductor que lo ayudara a hilar el futuro. El frasquito conviva con l, como un pasaporte, un salvoconducto para salirse de escena para evitar lo peor. Muchos filsofos, hombres de letras y amigos de lucha contra el rgimen lo tuvieron que usar. Paul lo analizaba como que no tenan otra alternativa y as lo justificaba. An siendo catlico no alababa la conducta suicida, pero si lo tena como recaudo en el interior del bolsillo de su saco. Despus de huir de Franco, ya estaba ms que harto de esconderse desde el ao 34, cuatro das antes que el Fhrer asumiera el poder total en Alemania. Abandon la Universidad de Boon y se refugi en Espaa, todo un cambio terrible. l tena por arma su pluma, su escudo era el estratgico cambio de residencia y su salvoconducto el frasco en su bolsillo. Esta noche cavilaba sobre la terrible noticia de la muerte de su amigo Marx, que los nazis lo haban llevado a Polonia y muri en la cmara de gas. Se deca: "Que personal es la muerte, me marca como un hierro candente sobre mi corazn, es como una explosin que hace estallar en mil pedazos los esquemas sobre mis creencias y preconceptos, ponindome a prueba por la experiencia en mi piel de su muerte y exaltando por la amenaza de la desesperanza que esta noticia secreta manifiesta en m". El tena la certeza de que Jess lo comprenda, es ms, pensaba que Jess (quin llev la verdad al mayor de los extremos) conviva cotidianamente con l. Aunque todas o casi todas sus cavilaciones terminaban en el lmite de su saco. Pens por que Marx no us este salvoconducto. Comentaba esta carta que se dej llevar sin resistencia y no tuvo intencin de salir por el lado de la muerte por mano propia, ya que todos nos habamos propuesto este remedio. La noche era lmite, los sentimientos lo hacan sudar, llorar y los recuerdos no lo dejaban en paz y se deca as mismo: "Si me vienen a buscar estoy totalmente decidido a suicidarme, no quiero ser humillado, dispondr de mi vida, soy libre y si me mato ms libre an. Que intrusa es la muerte. Cmo duele morir de a poco. Es como que me faltara chocar contra la eternidad y de un salto salir de escena. Sera como usar mi omnipotencia para huir de esta impotencia que me acorrala da a da". Despus de horas, saca uno de sus libros de San Agustn y busca luces para iluminar esta noche donde el hecho de ser perseguido a muerte, torna su bsqueda espiritual un sentido al sin sentido de morir. Paul se escuchaba en San Agustn: "Qu dolor entenebreca mi corazn; y todo lo que miraba era muerte. Y la patria me era un suplicio; y la casa paterna un horror extrao; y todo aquello que hube

en comn con l me era crucifixin atroz sin l. Mis ojos le requeran por doquier, y no me era dado; y odiaba todas las cosas porque no lo tena y porque eran incapaces de decirme: "Espera, que vendr", como cuando, en vida, estaba ausente. Yo mismo me haba vuelto un gran interrogante para m, y le preguntaba a mi alma por que estaba triste, y por qu me conturbaba tan fuertemente: y ella no saba qu responder. Y cuando yo le deca: "Espera en Dios", con razn no obedeca: porque el hombre queridsimo al que haba perdido era ms verdadero y mejor que ese fantasma en el que se le mandaba esperar. Las solas lgrimas me eran dulces y haba sucedido a mi amigo en las delicias de mi corazn (Confesiones IV, 4. San Agustn) " . Era ya de madrugada, senta cada palabra como una daga y notaba en una angustiosa realidad que perciba que la vida, su vida empezaba a dudar de s misma. Esto lo paralizaba lo haca muy vulnerable y por ms catlico que se sintiera le exiga a Dios que fuera su Esperanza. Pero todo terminaba en su interior cuando se tocaba el saco y notaba algo que lo hara regresar al Seno Materno, a la Madre Tierra, a esa oscuridad fetal, ese Eterno nacer que lo llevara como una liviana semilla de Eternidad. Navegando, como un marinero en medio de su propia tormenta, timoneando en una guerra que lo desfigurara en su condicin humana, se encontr una noche con Jess que le deca: "Soy el camino, la verdad y la vida". Esta experiencia al lmite de toda vulnerabilidad, le trajo Paz, que tanto anhelaba. Se sinti que no estaba solo ni abandonado en medio de semejante guerra mundial. Perciba con ms claridad que esta guerra, la cual l tanto combati y de la que se senta parte lo obligaba a una experiencia "espiritual". Con suma crudeza experiment ese Cristo roto y crucificado, como as ahora la noticia de la muerte de otro amigo, Walter, en el campo de exterminio nazi, sin que se opusiera a ese destino por la va del suicidio. Le hizo comprender que no es lo mismo "matarse para evitar la cruz", que "evitar el sacrificio de la cruz". Esto ya no era en l una reflexin filosfica, era un recorrido personal y espiritual. Esa misma noche, ya de madrugada, en el otoo parisino, sinti ese impulso que le di mucho alivio y liber su deseo. Tom su chaqueta, introdujo suavemente su mano, pudo asir el frasquito de veneno, que lo acompa por casi una dcada, se dirigi al tacho de residuos y lo despach. Ya sentado en el silln del escritorio con gran alivio espiritual durmi profundamente, como haca tiempo no lograba. Esa misma noche se lea en sus escritos personales: "El hombre es el ser que puede darse muerte as mismo y que no debe hacerlo...". "S, que esta vida sobrepasa mis fuerzas, pero tu Espritu Santo es el alimento en medio de este bravo mar". Acorralado, pero paradjicamente liberado, deseaba morir. Pero deca a imitacin de Cristo: "Que se haga tu voluntad y no la ma". Y percibi un profundo cambio sobre la imagen que tena de Dios, ya no era un amo, como el amo de un esclavo. Lo experimentaba como un Padre. Un Padre que lo amaba infinitamente y con una sabidura infinita. Nuestro amigo Paul comprendi en carne propia una de las paradojas ms grandes del cristianismo al preferir el martirio al suicidio. Y ya no era que se negaba al suicidio por un cobarde apego a la vida, sino por que encontraba una beatitud extraa el hecho de seguir el ejemplo de Cristo.

El abandonar el frasco, lo liber y lo identific con Cristo de tal forma que podemos decir que Paul es un verdadero testigo del cristianismo. Antes de cerrar su libro de anotaciones personales, por la tarde, para dirigirse por ltima vez a la universidad, se lea: "..debo cargar con la cruz alimentada por una fuerza desconocida que viene del centro del amor divino. No debo matarme, por que no debo arrojar mi cruz...". Apndice. Una crnica de la ocupacin de Roma. Extracto refundido del libro del periodista J.P. Gallagher: Prpura y Negro; de Ediciones Palabra. Madrid (1985). La versin original de este libro apareci en Souvenir Press Ltd. London con el ttulo The Scarlet Pimpernel of the Vatican. El Correo de Dios. En la Pascua de Resureccin del ao 1941, el Papa Po XII, nombrara a Monseor Bergoncini Duca, Nuncio especial de la Santa Sede, y a Monseor Hugh Joseph OFlaherty, intrprete y secretario, con el fin de comprobar el estado de los miles de prisioneros de guerra concentrados en diversos campos repartidos por el norte de Italia, que encargados de visitar a los soldados capturados, hombres cuyas familias no saban si estaban vivos o muertos, recababan la informacin necesaria que luego radiaban por Radio Vaticano. De igual modo, y al margen de los canales oficiales, con la ayuda de sacerdotes rurales consiguieron entregar miles de libros, que incluan un devocionario elaborado especialmente por Monseor OFlaherty para los presos, de la Cruz Roja consiguieron hacerles llegar alimentos y medicinas, y milagrosamente gran cantidad de ropa de abrigo para los fros inviernos itlicos, consiguiendo la destitucin por las autoridades italianas de varios de los comandantes de campos de concentracin que eran conocidos por su dureza . Su misin de Corriere di Dio continuara hasta la Navidad de 1942 en que el Gobierno fascista alertado por sus procedimientos al margen de las normas legales decidi apartarle de los campos de prisioneros. El Santo Oficio segua recibiendo miles de peticiones de italianos que queran saber de sus hijos y esposos, y adems los nazis y fascistas haban activado la busca y captura de personas evadidas, sobre todo de judos y aristcratas contra el rgimen. Y as como el Papa Po XII haba decretado el asilo de los representantes diplomticos acreditados ante la Santa Sede de los pases en guerra contra el eje, que fueron concentrados en el Hospicio de Santa Marta, dentro de las murallas del Vaticano, y en la parte posterior de la Santa Sede, en el Colegio Teutnico, que extramuros gozaba de extraterritorialidad, Monseor OFlaherty organizara desde este centro de operaciones estratgico, la red de refugiados y evadidos ms importante de la II Guerra Mundial, con un sofisticado sistema de ocultacin y fugas. La Junta Tripartita. La rendicin de Italia el 3 de septiembre de 1943 y la tregua militar subsiguiente, desencadenaron una autntica evasin de prisioneros. La mayora sola dirigirse a Roma para buscar refugio, a la Baslica de San Pedro, con objeto de acogerse al antiguo privilegio de asilo eclesistico. Algunos de ellos haban conocido a Monseor OFlaherty en la poca que visitaba los campos con Monseor Duca, y acudan a l, otros se los enviaba Secundo Constantini, encargado de la Seccin de Intereses Extranjeros de la Legacin Suiza que ocupaba parcialmente la antigua Embajada Inglesa, y haba por lo menos 74.000 prisioneros de guerra britnicos, tambin los Guardias Suizos que garantizaban la seguridad del Vaticano escoltaban a muchos de ellos ante la

peticin de auxilio... El 14 de septiembre, los alemanes ocupaban Roma, era preciso, pues, encontrar alojamientos seguros, alimentos y recursos econmicos, lo cual supona organizar una red de refugio y abastecimiento en las entraas del nazismo, mientras la SS y Gestapo sembraban el terror en la ciudad eterna. En el Hospicio de Santa Marta, se encontraban las legaciones ante la Santa Sede, a excepcin de la planta baja ocupada por las oficinas del Vaticano, se hallaban en el primer piso, diplomticos yugoslavos, en la segunda, el Encargado de Negocios de EE.UU., Mr. Harold Tittmann y su delegacin, en el tercero, la legacin francesa, en la cuarta, la britnica con Sir Francis Dodolphin DArcy Osborne, Ministro Plenipotenciario ingls ante el Vaticano y su mayordomo, John May, del cual Monseor OFlaherty dira aos despus : ... es un verdadero genio, el hombre ms astuto y ms hbil que he encontrado en mi vida... , ... En el Colegio Alemn o Teutnico, donde se escondieron bastantes evadidos residan judos, rusos y austracos,... la princesa italiana Nin Pallavacini, y otras destacadas personalidades como Carl Testa y el historiador Hubert Jeding, as como el mismo Monseor OFlaherty, gran conocedor de la sociedad romana que junto a John May, informante clave y profundamente familiarizado con la gente del pueblo, desempearon una labor secreta sin precedentes desde las catacumbas cristianas. Monseor OFlaherty con el consentimiento implcito del Papa Po XII, John May con la ayuda extraoficial de Sir Francis DArcy, y el Conde Sarsfield Salazar de la legacin Suiza, que tramitaba las peticiones de ayuda clandestina de Secundo Constantini, constituyeron la Junta Tripartita, que se encargara de refugiar y mantener escondidos en conventos y monasterios, en la misma ciudad del Vaticano con un millar de habitaciones, y en domicilios secretos de ciudadanos romanos, a miles de personas evadidas, durante la ocupacin de Roma, y bajo amenaza de ejecucin de quienes dieran cobijo a prfugos. Monseor OFlaherty tendra organizado un prodigioso sistema de huida y no tardara en convertirse en el legendario hroe de la novela de la Baronesa Orczy que le valdra el nombre de La Pimpinela Escarlata del Vaticano. La Pimpinela Escarlata del Vaticano. Monseor OFlaherty junto al Arco delle Campane, principal entrada a la ciudad del Vaticano, en lo alto de las gradas que conducen a la Baslica de San Pedro, sola esperar a quienes tenan problemas para conducirlos hasta sitio seguro, no tena en cuenta el toque de queda si se trataba de acompaar a algn evadido a un nuevo refugio o de salir en busca de dinero, ...desafiaba todos los peligros. La Junta Tripartita encabezada por Monseor OFlaherty, hombre de accin, John May, la encarnacin de la astucia, y el Conde Salazar, un conspirador nato, se encargara de crear una compleja red de contactos en el mercado negro, confeccionara documentos de identidad falsos, y abastecera de dinero a las clulas de la organizacin, que pona mayormente a su disposicin Sir DArcy. Un cuarto hombre, el Prncipe Filippo Doria Pamphili, contribua con recursos econmicos necesarios a la causa, y la princesa Nin Pallavacini ayudaba a dotar a los evadidos de documentacin italiana, escoltando a muchos de ellos hasta el Vaticano. El Padre Borg que introdujo a la familia Chevalier en la organizacin, estaba compuesta por Henrietta, una madre heroina, dama viuda con 6 hijas y dos hijos, que desempe un papel importantsimo en encontrar alojamiento a los evadidos. Paul Chevalier que trabajaba con Secundo

Constantini en la antigua Embajada britnica y perteneca al personal de la legacin suiza, haca de informante en estrecha colaboracin con otros miembros utilizando un cdigo secreto que la organizacin desarrollara para nuevas entregas, porque las lneas telefnicas romanas estaban intervenidas por el rgimen, las llamadas eran en clave : ... dile a mam que llevar dos libros a casa ...(en Via dellImpero) mientras Radio Roma repeta sin cesar comunicados anunciando que la ayuda a los evadidos sera castigada con la pena de muerte, y se refugiaran en un apartamento ubicado justo detras del hotel en el que las SS haban establecido su cuartel general (en Via Firenze) ... No se preocupe Monseor, ...Dios nos proteger, estoy segura .... El alquiler de ese piso y de tantos otros corra a cargo de la organizacin que Monseor OFlaherty puso en movimiento. A comienzos del otoo de 1943, varios centenares de romanos saban de sus movimientos, as como diplomticos franceses, polacos, noteamericanos y yugoslavos que recababan su ayuda para los partisanos que estaban en contacto con campesinos italianos que ayudaban a esconder en alqueras, ... a los milicianos procedentes de los campos de prisioneros, y que acabaran constituyendo la rama rural de la organizacin, por lo que Monseor O Flaherty tuvo que desplegar todos los recursos a su alcance y extremar la cautela y sus esfuerzos. Cedo Ristic buen amigo de Constantini, y que trabajaba en las oficinas de la Cruz Roja Internacional (en Via Sardinia), tena muchos amigos campesinos y partisanos, con su Mercedes visitaba las tabernas con una abultada cartera de mano y presencia impecable, y cada uno reciba un fajo de billetes ...tome Ud. el dinero ...son liras falsas... dicen que las imprimen dentro del Vaticano.... Colin Lesslie, el primer irlands en pedir auxilio y compatriota de Monseor OFlaherty, en su primer encuentro con l qued convertido en un Monseor de la Curia - teja incluida: ... Bien, muchacho - sonriendo benvolamente mientras con simpata miraba a travs de las gafas - he venido para tratar de ayudarle. A ver qu podemos hacer ... Ahora, ... - susurrando - vamos a dar un paseo. Tranquilo. Ser yo quien hable. No se extrae si gesticulo un poco. Usted no conteste. Asienta sin palabras, como si se mostrara de acuerdo con lo que digo. Y rece lo que sepa ... A la maana siguiente ya se encontraba a salvo en un piso franco (en Via Domenico Cellini), y la nica fuente posible de suministros era la Cruz Roja Internacional, que tena instalados sus almacenes en la antigua Embajada de los EE.UU., justo enfrente de un cuartel lleno de alemanes. Miss Molly Stanley tuvo un papel importantsimo en la red de evasiones, si los nazis hubieran descubierto que era inglesa, la hubieran detenido inmediatamente ...nadie reparaba en m, porque soy insignificante... trabajaba con la Duquesa de Simonetta informando a Monseor OFlaherty cuando llegaban nuevos huspedes a la crcel de Regina Coeli (llamada as, paradjicamente, a causa de una iglesia cercana consagrada a la Reina de los Cielos), de la que se haba ganado la simpata de los carceleros ... era todo un poema verla sonreir ingenuamente mientras comprobaban los paquetes que llevaba a los prisioneros. Colin Lesslie se trasladara a otro refugio que Monseor OFlaherty le haba facilitado por mediacin de Molly, porque su aspecto le delataba para pasar por italiano, deba trasladarse a las bodegas del Colegio Americano ... en el que Monseor McGeogh actuaba de enlace. El Conde Salazar y el Principe Doria tenan que mantener no slo a los evadidos que llegaban a Roma, sino tambin a los cientos - y despus miles - que permanecan escondidos en el campo, con familias de labradores, y Monseor OFlaherty se encargaba de organizar personalmente la recogida y distribucin.

En el Palazzo Doria (en Via del Corso), se encontraba con el Prncipe, su secretario y algun que otro acaudalado romano, fue entonces cuando la Comandancia de la Gestapo en Roma le acorral ...Aguantad unos minutos sin abrir - mientras se diriga al zagun, de donde parta una estrecha escalera que se diriga a las bodegas...tom aliento y trat de reflexionar deprisa... Saba que los alemanes eran capaces de registrar el Palacio hasta dar con l ... di unos pasos ms y vi un rayo de luz , de una trampilla abierta en el muro caan riadas de carbn , comenz a trepar y viendo dos carboneros junto a un camin aparcado, gir la vista alrededor y extendi sus brazos para alcanzar un saco, se quit rpidamente la sotana, lo mismo que la teja y el alzacuellos, se enroll la camisa alrededor de la cintura, coloc su ropa en el saco que llen de carbn, se embadurn la cara, el pelo, la camiseta, el pecho y los brazos, y al borde de la trampilla aguard a los carboneros ...pocos italianos entregaran a alguien a la Gestapo si podan evitarlo...- De acuerdo, Padre -. Con su saco al hombro empez a caminar por el patio rodeado de SS ...A ninguno se le ocurri pensar por qu el carbonero sacaba un saco lleno..., y rebasando el portal junto a la cabina del conductor se introdujo por un callejn lateral camino de la salvacin. Todo el mundo saba que si lo detenan, nadie volvera a verle. Por esta razn, paracaidistas alemanes montaban guardia da y noche al otro lado de la lnea blanca que separaba el Estado Vaticano de la Roma ocupada para detenerle...Ese es Monseor OFlaherty, un cura irlands que est loco de remate... Es peligroso, y no debe vivir... Nos est dando ms quebraderos de cabeza que cien romanos juntos, y tal situacin tiene que terminar... el Coronel Herbert Kappler, Comandante en Jefe de las SS en Roma, no estaba all para inspeccionar la guardia, sino para ordenar un asesinato. Un soplo de Giuseppe de la Questura le salvara la vida, miembros de la Gestapo sin uniforme pretenderan raptarle en el mismo Vaticano, y la Guardia Suiza evitara el secuestro. John May y un grupo de yugoslavos se encargaran de llevarlos a un callejn y propinarles una paliza, pero Monseor OFlaherty aunque era un boxeador experimentado no aprobara este tipo de mtodos expeditivos ...Monseor es demasiado bueno, demasiado inocente para vivir en un mundo como ste .... Molly Stanley alert a Monseor OFlaherty de que el Prncipe Carracula haba sido denunciado a Kappler, ...Tienes una hora si mis informes son correctos... Lo traer aqu como sea. Antes de transcurrido ese tiempo el Principe se haba convertido en un miembro de la Guardia Suiza de relevo. Ni que decir tiene, que seguira desarrollando su jornada de trabajo en el Santo Oficio, a la cual haba que aadir el tiempo dedicado a celebrar la Santa Misa y dos horas diarias de devociones, mientras cubran sus ausencias durante el da en la escalinata de San Pedro. Del millar de habitaciones con que contaba el Vaticano, despus de la guerra se cuenta que estuvieron ocupadas por un nmero desconocido, pero bastante elevado de personas, judos sobre todo, que encontraron refugio en ellas. Los nazis controlaban la ciudad. Noche tras noche, Monseor OFlaherty sigui situndose en lo alto de la escalinata de la Baslica de San Pedro, ante la plaza de la columnata de Bernini, con sus 284 columnas, y coronada por 140 santos fundadores de rdenes religiosas, flanqueada por dos fuentes cuyo murmullo del agua ...semejaba una llamada misteriosa... como l mismo describe en su gua para visitar la ciudad eterna: Roma Flix. El 28 de septiembre de 1943, los nazis exigieron a la comunidad juda de Roma, dos millones de libras esterlinas en oro, y posteriormente los detendran y deportaran. En poco ms de 24 horas, la nobleza romana a instancias del Papa Po XII haba logrado reunir dicha suma. Al terminar la guerra, el Gran Rabino de Roma, el Dr. Zolli, que no haba dudado en pedir ayuda a Po XII, y

haba permanecido oculto en el Vaticano, se convirti al catolicismo. Por su parte, Su Santidad aunque preocupado e inquieto por Monseor OFlaherty, al que poda ver a diario desde la ventana de su estudio cuando haca su aparicin en lo alto de las gradas, continu haciendo la vista gorda de quien haca tiempo que estaba al tanto de sus actividades, mientras los guardias suizos montaban guardia dispuestos a impedir que cualquier alemn osase traspasar la lnea. Los alemanes respetaron la neutralidad Vaticana y declararon a Roma como ciudad abierta, por uno de aquellos milagros que ocurren una vez en la vida, entre otras cosas, porque hasta entonces haba sido despiadada la persecucin de los judos que vivan en la ciudad y el Vaticano era una va de escape, el Colegio de Cardenales rebosaba de ellos. Monseor OFlaherty escondi a muchos en su red de apartamentos, en el Colegio Alemn y el de Propaganda Fide, les ayudaba a salir del pas o les proporcionaba documentacin italiana falsa para que pudieran permanecer en Roma. La Princesa Pallavacini posea una amplia variedad de documentos de identidad, robados, falsificados por May, consumado dibujante y fotgrafo, y otros de procedencia vaticana. Los campesinos italianos que solan vender sus productos en los mercados, llevaban ocultos en sus carros a evadidos de los campos de prisioneros, y traan de vuelta, dinero y suministros para los hombres de la rama rural del Conde Salazar. El 25 de octubre recogido de una alquera, el Comandante Sam Derry del Ejrcito Britnico fue conducido a la Baslica de San Pedro y de all al Colegio Teutnico, era lunes da en que los funcionarios de la Santa Sede tenan que entregar sus dossiers a los Cardenales, y el Reverendo Monseor OFlaherty que trabajaba en el Santo Oficio tena un trabajo abrumador, solo hasta llegada la noche pudo salir acompaado de l en direccin al Hospicio de Santa Marta, ...haba logrado un doble perfecto de s mismo... y reunidos con Sir dArcy y John May naci la organizacin britnica de ayuda a los evadidos. Adems de la Junta Tripartita (ahora cuatripartita, con la incorporacin de Derry), otros oficiales britnicos internados en el Vaticano empezaron a llevar los aspectos administrativos y burocrticos de la organizacin, muchos utilizaron el sistema de pagars firmados que enviaban por valija diplomtica para dar cuenta a sus familias de que se encontraban con vida en el Vaticano o la Legacin Inglesa. Muchos son los nombres de las personas que colaboraron con esta organizacin: Hugh Montgomery, secretario de la legacin inglesa que se ordenara sacerdote, el capitn Henry Judson Byrnes y el subteniente Roy Charlton Elliot internados en el Vaticano, los tenientes Bill Simpson y John Furman acogidos por la familia Lucidi, matrimonio que haba colaborado desde el principio con Monseor OFlaherty, ... A partir de entonces, acompaado por el Padre Borg u otros sacerdotes que resultaban vitales porque eran quienes suministraban provisiones a los evadidos, uno solo de ellos llegaba a visitar hasta 24 refugios al da, Derry fue conociendo los distintos pisos, apartamentos, hoteles, almacenes, monasterios, ... y adopt un sistema de claves para identificarse (por ej. Golf - Monseor OFlaherty; Mount - Sir dArcy Osborne; Seck - Secundo Constantini; Emma - Conde Sarsfield Salazar; ...), cientos de personas acabaran ayudando a Monseor OFlaherty en su arriesgada y humanitaria tarea. No es de extraar que los oficiales ingleses que ahora trabajaban con l tratasen de favorecer la causa de los aliados montando una red de espionaje paralela a la organizacin. Derry, Simpson y Furman haban establecido contacto con las tropas britnicas del sur de Italia, y lograran establecer en Roma, cuatro emisoras porttiles clandestinas. Pietro Tumati y Umberto Losena se encargaran de suministrar los datos necesarios a las fuerzas britnicas sobre los evadidos. De este modo, se constituy la divisin de tareas de la organizacin: Monseor OFlaherty se encargaba de las visitas a los enfermos en los hospitales y a los prisioneros de Regina Coeli, de organizar nuevos refugios y de obtener provisiones, con la ayuda de John May y el Conde Salazar, Furman y Simpson se responsabilizaban de conducir a los evadidos hasta su refugio, distribuir el

dinero y hacer que los suministros llegaran a su destino, y Derry coordinaba las operaciones. A partir de este momento, la ayuda econmica provena adems de Sir dArcy y el Prncipe Filippo, del Servicio de Inteligencia Britnico mediante operaciones con Londres a travs de Suiza y cambiando moneda en el mercado negro. El hecho de disponer de informacin sobre los presos o detenidos, era un medio para prevenir cuaquier registro sin aviso previo por parte del ejrcito alemn, que recaera sobre aquellos domicilios en los que su padrone con varios refugiados a su cargo hubiera sido encarcelado o sometido a interrogatorio, y era necesario visitar a los enfermos con el fin de recuperarlos lo antes posible, porque eran quienes en caso de ver imposibilitada su huida de ser descubierto su escondite tenan menos probabilidades de escapar. Eran los mismos presos y a travs de los contactos en Regina Coeli, los que facilitaban los informes necesarios, y Monseor OFlaherty como Molly Stanley solan visitar la crcel, as como a los impedidos, Madame Chevalier como enfermera, y Milko Skofic, como doctor, cuando visitaban a los enfermos en sus domicilios, nunca salan a la calle juntos, tomaban el tranva Circolare Rossa que recorra los suburbios de Roma, y se sentaban en asientos separados, a la vista, y hacan el recorrido circular varias veces antes de apearse, para asegurarse de que nadie les segua. Junto a las tareas de rescate de los evadidos, desde la rama britnica cada vez era mayor el caudal de informacin que la organizacin recoga y transmita a los Servicios de Inteligencia de los aliados, hasta el extremo de una lista completa de los evadidos y de su situacin, un croquis de la disposicin de las tropas alemanas en la zona norte de Italia y una serie de fotografas de los dispositivos de defensa nazi en las proximidades de la frontera con Francia, a travs de Evangelo Averoff, que terminada la guerra sera nombrado Ministro de Asuntos Exteriores de Grecia, y de su compaero Teodoro Meletiu, del movimiento de resistencia griego. Asimismo, a travs de Giuseppe de la Questura, se dispona de informes que incluan las rdenes del da de las SS, de los neofascistas colaboracionistas, y de la Gestapo, tambin una lista de diversos distritos romanos en los que los alemanes planeaban hacer una serie de registros en las prximas noches, a partir del toque de queda de las 19 h. y con posterioridad de las 17 h. 30m. que la organizacin de Monseor OFlaherty con riesgo de su propia vida siempre desafiaba. Tras sucesivos registros llevados a cabo por las SS a comienzos del mes de enero de 1944, se haban desalojado los pisos de Via Firenze y Via Domenico Cellini, y en varias ocasiones registraron el domicilio de la familia Chevalier en Via dellImpero, de los Lucidi en Via Sciaiola, ... A mediados de mes, la riada de evadidos que inundaba Roma adquiri grandes proporciones, ingleses, norteamericanos, de nacionalidad hind, sudafricanos, ... rabes mulsulmanes ... que llegaban al Arco delle Campane para pedir asilo en el santuario de la cristiandad. La situacin todava ms dificil desencaden varias detenciones, huidas, capturas, ... que obligaron a extremar las precauciones, ... De repente, son el timbre de la puerta. Abrieron enseguida, creyendo que era Simpson, ... hombres de las SS... En el coche celular, Furman, con increble sangre fra, se las arregl para romper en trozos diminutos sus documentos de identidad y un cuaderno de notas con las direcciones y nombres, en clave, de destacados miembros de la organizacin; luego, disimuladamente los fue tirando poco a poco por el estrecho ventanal, ... mientras esperaba que le interrogasen acert a sacar la miga de un panecillo que guardaba en el bolsillo y esconder una suma importante de dinero que hubiera hecho sospechar ... A Furman le aterraba pensar que los alemanes desarticularan la organizacin y llegaran hasta Derry, ... Monseor OFlaherty, cuando supo lo sucedido se sent a la mesa de su despacho en el Colegio Alemn y se pas horas telefoneando a los sacerdotes que colaboraban con l para rogarles que visitaran los refugios que les correspondan y prevenir a los evadidos ... Durante varios das, todos, en la organizacin, se pusieron en movimiento, trasladando a los refugiados a nuevos escondites,

cambiando todo el sistema para restablecer la situacin existente tras los primeros das de enero ... Monseor OFlaherty para interesarse por la suerte de los prisioneros fue a la crcel a visitar a Bruno Buchner que haba sido detenido con Furman ... Slo quera decirle, Monseor, que no he hablado ... y que no hablar pase lo que pase ... . El 24 de enero, Rino Messina, un barbero italiano que visitaba Regina Coeli casi todos los das, hizo llegar a Derry, por medio de May, una nota en la que Furman haca un breve informe y facilitaba una lista de evadidos que estaban en la crcel, los prisioneros britnicos iban a ser llevados a paradero desconocido, das despus escap saltando del tren cuando era deportado a un campo de concentracin en Alemania, y consigui volver al Vaticano. A raz de estos acontecimientos, el Barn Von Weiszacker, Ministro Plenipotenciario alemn ante la Santa Sede, el cual expeda salvoconductos autnticos para el personal que trabajaba en el Vaticano, cuando no bastaban los que Monseor OFlaherty, con ayuda de May y de la Princesa Pallavicini, expedan a travs de la imprenta del Vaticano, en una recepcin en la Embajada de Hungra adverta a Monseor OFlaherty de que haba logrado convencer a Kappler, al acecho en el vestbulo de invitados, de que no intentara nada contra l esa misma noche, pero que si volva a abandonar el territorio de la Ciudad del Vaticano, poda estar seguro de que le detendra, y acto seguido las autoridades del Vaticano hicieron pblico un edicto limitando severamente las salidas de los residentes, era todava ms importante que a l no le capturasen cuando su ayuda era imprescindible mostrndose mucho ms cauteloso en sus movimientos. La misma noche en que los alemanes volvieron a visitar el apartamento de los Lucidi, supo que haban detenido a Renzo Lucidi. Adrienne Lucidi, en una ocasin durante el transcurso de una pera se haba atrevido a acercarse y pedir un autgrafo al mismo Gobernador Militar de Roma, durante las primeras semanas de la ocupacin nazi haba ejercido ese cargo el General Stahel, austraco y catlico, pero Kappler lo haba destitudo, y ahora en su lugar haba nombrado al General Maeltzer. Al terminar la guerra, se rumorea que esa era la firma que la organizacin haba utilizado para falsificar centenares de salvoconductos. Monseor OFlaherty supo tambin que haban detenido a Concetta Piazza de quien dependan suministros a los evadidos y consigui su liberacin a travs de una carta al Comandante en Jefe del Alto Mando alemn, Mariscal Von Kesserling, redactada por la misma detenida con una nota del Ministro Irlands ante la Santa Sede, Thomas Kiernan, que perteneca a un pais neutral. La libertad de Renzo se tramit mendiante el Secretario de la Embajada de la Francia de Vichy, Francis De Vial, que trabajaba para el movimiento de la Francia Libre del General De Gaulle. El Prncipe Bismarck, Ministro Pleniponteciario alemn en Italia, mantena relaciones con Monseor OFlaherty y con los Kiernan, por lo que cuando Derry quera obtener informacin, saba a quien acudir, una de las cuestiones clave fue saber si declararan Roma como ciudad abierta, es decir, que abandonaran la ciudad sin lucha, y tal como el Comandante en jefe de las tropas aliadas en Italia, el General Alexander, declarara liberada Roma, ... aquella informacin haba sido de incalculable valor. El automvil de la familia Kiernan con matrcula del cuerpo diplomtico, adems de sus salidas oficiales tambin serva para ayudar a trasladar fugitivos. Una maana, a comienzos de marzo, Renzo Lucidi recibi una llamada telefnica de Joe Pollack, a quien todos crean muerto, haba sido un estrecho colaborador de Simpson y Furman, llamaba desde el apartamento de Via Domenico Cellini, que haba sido desalojado. La fuga se produjo en una estacin de ferrocarril, aprovechando un desconcierto, emprendi la huida. En este momento, slo Monseor OFlaherty, Derry, Simpson, ... conocan dnde estaban situados todos los refugios, en cuanto a Furman y Pollack desconocan la ubicacin de los nuevos escondites mientras haban estado detenidos, y los informes de Giuseppe de la Questura eran cada vez ms precisos apuntando a un delator en la organizacin. Francis de Vial descubri de quien se trataba,

Pasqualino Perfetti, haba colaborado con la organizacin desde sus inicios y conoca la situacin de numerosos refugios de ingleses y franceses, en pocos das veintin evadidos fueron atrapados y ms de una docena de padrones italianos apresados. Monseor OFlaherty y Derry contabilizaron las personas que haban ayudado hasta el mes de marzo, el nmero declarado fue de 3.423 personas. La Primavera Roja. La mayora de los registros se producan en busca de comunistas, pues muchos de ellos pertenecan al movimiento de resistencia, y las ltimas semanas estuvieron especialmente jalonadas por actos de sabotaje, hasta que la operacin del mircoles 22 de marzo a las 14 h. en Via Massella desencaden una masiva oleada de persecuciones. Derry que no crea en estas acciones, se puso en movimiento mandando evacuar todos los refugios por miedo a represalias. Furman fue a buscar a Pollack y, los dos juntos, recorrieron los diferentes refugios para avisar a los evadidos; sin embargo, no entraron ambos en los pisos: mientras uno de ellos daba la voz de alarma, el otro vigilaba en la puerta de la calle, con objeto de que si los alemanes estaban al acecho uno al menos pudiese escapar e informar a Derry de lo sucedido. Sin duda das antes, el 17 de marzo, festividad de San Patricio, santo patrn de Irlanda, la providencia y Giuseppe de la Questura, haban salvado a Monseor OFlaherty de una trampa tendida por Kappler, un aviso a tiempo evitara que se trasladara a Fara Sabina, una localidad a 50 Km. de Roma, en respuesta a una falsa peticin de auxilio. Monseor OFlaherty se salvara pero el hermano Robert Pace, uno de sus ms eficaces colaboradores, caera en una trampa similar. El hermano Bob como as le llamaban haba sido quien condujo a una habitacin tabicada en casa de la familia Rienzo, en Via Roggero Bonghui, al militar de mayor graduacin evadido de un campo de prisioneros, el Teniente General M.D. Gambier-Perry, que luego sera trasladado al Hospital de las Hermanas de Mara, las blue nuns o monjas azules, Teodoro Meletiu fue quien conseguira traerlo a Roma. El mismo da en que Bob fue puesto en libertad, gracias a un mensaje a su Superior, en la Casa Madre de los Hermanos de las Escuelas Cristianas, que haba sido habilitada como Hospital de campaa, y en el que haba cuidado a muchos oficiales alemanes heridos, quienes intercedieron ante Ludwig Koch, responsable directo del cuartel general de la Gestapo en Via Principe Amedeo, se produjo la represalia. El coronel Kappler dara la orden, 320 ciudadanos romanos, seran concentrados en las Cuevas Ardeatinas, en Domitilia, repitindose los hechos ocurridos en la poblacin de Lidice, en Checoslovaquia. A raz de estos acontecimientos, los nazis presionaron al Gobierno Suizo, por lo que la legacin helvtica en la antigua Embajada britnica tuvo que suspender su labor de ayuda, bajo amenaza de detener a su principal responsable en el plazo de 24 h. Asimismo, se lanzara un ltimo aviso a los superiores de las principales rdenes religiosas, por lo que el Padre Borg y los sacerdotes que tanto ayudaban a Monseor O Flaherty quedaran confinados en sus conventos y monasterios, y en el Vaticano obligaran a clausurar todos los accesos al Colegio Teutnico. A primeros de abril, Kappler y Koch haban logrado nuevos xitos, principalmente por culpa de Perfetti. Los alemanes haban empezado a detener en plena calle a los sospechosos, trajeron nuevas tropas a la ciudad y miles de miembros de las SS emprendan una oleada de registros, ... en pisos cercanos al Vaticano, a los cuales Monseor OFlaherty iba enviando los evadidos recin llegados, se esconda a los refugiados en el stano al que se tena acceso a travs de una trampilla situada bajo una de las camas de sus habitaciones, ... o se utilizaba una escalera para acceder desde el balcn del patio de luces al piso de arriba mientras duraba el registro, ... en el Colegio Americano, Colin Lesslie convertido en jardinero y aliado con la primavera roja del

Vaticano, es decir Monseor OFlaherty, excavara un profundo agujero bajo los macizos de flores del jardn, en el cual se ocultara si los nazis asaltaban el Colegio, ... a peticin de los interesados, hizo otros similares para los dems refugiados, ... Derry llegara a trazar un plan con Monseor OFlaherty, para esconder a los evadidos en las catacumbas de Roma, como haban hecho los primeros cristianos durante las persecuciones. Era un plan muy detallado, que facilitara a cada evadido un mapa con las entradas, tneles y galeras subterrneas ... Furman, en las subsiguientes operaciones de rastreo de fugitivos por la ciudad, fue obligado a bajar del tranva en que viajaba con otros pasajeros, mientras un destacamento registraba a sus ocupantes en el patio interior de un bloque de apartamentos, sin prdida de tiempo, sac la agenda del bolsillo, arranc las pginas comprometedoras, las rompi en pequeos trozos e hizo con ellos una bola de la que se deshizo, ... y ahora su principal preocupacin eran los paquetes de tabaco que llevaba en los bolsillos, que fue extrayendo disimuladamente, aplast y dispers en briznas, hasta que lleg su interrogatorio, ... sus papeles! - vocifer- ... la mayora protestaba declarando ser fascitas, otros aseguraban ser ntimos amigos de jefes militares, ... l permanecera impertrrito, mudo, impasible y sin palabras, ... sacara un salvoconducto o tarjeta de identidad firmada por el Ministro Plenipotenciario alemn ante la Santa Sede, el Barn Von Weiszacker, ... un certificado o documento que avalaba que trabajaba en el Vaticano en el Servicio Tcnico ... falsificado por la Princesa Pallavacini y May ... puede irse!. El 18 de abril, Simpson sera detenido en casa de estraperlistas italianos que operaban en el mercado negro. Todos los esfuerzos que hizo la organizacin para tratar de localizarle fracasaron. Giuseppe no obtuvo la menor pista, Molly no lo localizara en Regina Coeli, las investigaciones de la legacin suiza no dieron resultado, ... En realidad, Simpson permanecera encarcelado en una galera de la prisin Regina Coeli vigilada exclusivamente por nazis y separado del resto. Al cabo de 15 das, Simpson lograra entregar un mensaje a Messina, ... Unas horas ms tarde, el mismo da de la detencin de Simpson, el Padre Roche, agustino, que prestaba sus servicios en la Iglesia de San Patricio y que era uno de los ms fieles colaboradores de Monseor O Flaherty era capturado, aunque sera puesto milagrosamente en libertad al cabo de unos das porque los fascistas pensaron que era un simple sacerdote sin ningura vinculacin con la red ... El Padre Muster, era uno de los pilares de la organizacin y su captura un duro golpe para Derry y Monseor OFlaherty ... vindose perseguido se dirigira a la Baslica de Santa Mara la Mayor, tambin conocida por Ntra. Sra. de las Nieves, pensando que si poda alcanzar la escalinata que conduce a la entrada principal estara en zona extraterritorial, ... alcanzado el dintel de la puerta fue duramente golpeado por un SS de paisano, ... un Guardia Palatino al verle, corri hacia l, y defendindole lo introdujo en el interior del templo, pero apenas transcurridos unos minutos desde que llegaran a la Sacrista, ... un escuadrn de las SS haba rodeado el edificio inmovilizando a los guardias palatinos y lo detuvieron, trasladndole al cuartel general de la Gestapo en Via Tasso, ... Los interrogatorios duraron 3 semanas sin cesar de rezar que Dios le ayudase, mientras las autoridades del Vaticano intentaban su liberacin. El sacerdote duro, valiente y obstinado en una celda de los stanos, sin luz ni ventilacin, permanecera 15 das ms, hasta su deportacin a un campo de concentracin en Alemania ... cuando el tren se detuvo en las inmediaciones de Florencia, dejndole slo unos instantes, saltara desde el furgn a la va, y huira regresando a Roma cuando ya haba sido liberada. Madame Chevalier abri la puerta de su piso cuando llamaron, ... Vyanse! ... Deprisa! ... Los alemanes nos estn vigilando! ... escaparan de las SS, mientras pona en marcha un plan de fuga ..., sus hijas iran abandonando el piso, ... no repararan en las mujeres ... Monseor OFlaherty les

buscara una alquera a las afueras en la que permaneceran hasta la liberacin de Roma. As pues, la situacin de la organizacin, que ya alcanzaba las 3900 personas a su cargo, se torn crtica tras ms de 40 detenciones en menos de un mes. El 23 de abril, Derry envi una circular a los principales responsables ... porque los alemanes redoblaran sus esfuerzos para capturar a todos los evadidos ... no deban salir a la calle y tenan que almacenar agua y alimentos en los refugios para resistir durante un posible asedio a la ciudad ... Cuando vienen ?, era la pregunta que estaba en todos los labios ... Asomaron lgrimas a los ojos de Monseor OFlaherty ... Ahora ms que nunca es imprescindible que hagamos todo lo que est en nuestras manos, por muy arriesgado que sea ... El milagro se volvi a producir cuando la providencia quiso que Ludwig Koch, acrrimo perseguidor, recurriera a Monseor OFlaherty para evacuar su familia de Roma, en las postrimeras de la ocupacin, era el principio del fin ... Necesito alguna garanta ... slo si pone en libertad al teniente Simpson ... me ocupar de su esposa y su madre ... el plan consista en llevarlas a Npoles e internarlas en un Convento ... El 3 de junio, May fue a ver a Derry y le dijo que un carro de combate ingls haba llegado hasta la villa del Papa, en Castelgandolfo ... En efecto, los alemanes empezaron a retirarse entre el colapso de los transportes y aprovisionamientos ... las tropas que protegan las crceles se fueron y los miembros italianos de la Gestapo de prisiones desertaron ... los prisioneros abandonaron sus celdas... haba que trasladar a algunos evadidos para que los alemanes no les dieran caza. A lo largo de 2 das interminables, mientras se retiraban de Roma, los rusos fueron trasladados a nuevos escondites ... Furman tendra un ltimo encuentro con un oficial alemn, que le dara el alto y le obligara a correr ... como dira ms tarde, si lo hubiera hecho no lo hubiera contado ... sigui caminando despacio y rezando... El domingo, 4 de junio, a la 19 h. 15 m., las vanguardias de la 88 Divisin Norteamericana llegaban a la Plaza de Venecia, en el corazn de Roma; los franceses avanzaban por la Via dellImpero y las tropas inglesas empezaban a desfilar por Via Nazionale. Desde el balcn de la Baslica de San Pedro, el Papa Po XII, con voz rota y emocionada, pronunciara las siguientes palabras: Hace unos das, todos temblbamos por la suerte de Roma. Hoy, damos gracias a Dios porque ambos ejrcitos contendientes han colaborado para preservar la Ciudad Eterna ... , y concluy dando la bendicin Urbi et Orbi ... en la capilla del Hospicio de Santa Marta, una figura legendaria pemanecera de rodillas rezando y dando gracias a Dios... En el momento, de la liberacin de Roma, la organizacin tena a su cargo 3925 evadidos y perseguidos. De ellos, 1695 ingleses, 896 sudafricanos, 429 rusos, 425 griegos, 185 norteamericanos y el resto de otras 20 nacionalidades. El Papa Po XII lo saba, y el Cardenal Ottaviani, su superior ms directo en el Santo Oficio, tambin lo segua de cerca, y ambos asentan en silencio ... La Comisin Aliada expidi 75000 certificados de servicios prestados y reparti alrededor de un milln de libras esterlinas en indemnizaciones, y miles de soldados italianos prisioneros fueron internados en Africa del Sur, por lo que sus familiares acudan al Santo Oficio para recabar noticias, estas tareas duraron varios aos. De este modo, Monseor OFlaherty, volvera a convertirse de nuevo en el Corriere di Dio , encargando a un grupo de sacerdotes que confeccionaran listas de prisioneros y le mantuvieran informado, ... colaborando en el traslado a Israel de muchos judos que haban salvado de la persecucin nazi, ... porque su misin consista en ayudar a los desamparados, ... Aquellos aos, Monseor OFlaherty llev a cabo otra obra de misericordia: el Coronel Kappler, enemigo durante la ocupacin de Roma, haba sido juzgado y condenado a cadena perpetua en la prisin de Gaeta, a mitad de camino entre Roma y Npoles,

nadie iba a visitarle, excepto l todos los meses, ... en marzo de 1959 le imparti el sacramento del bautismo... Palabras Clave. Ascetismo (sinn. esfuerzo, superacin, ...; antn. acedia, deprivacin, ...): acto de misticismo que pretende superar la afliccin. Martirio (sinn. testimonio, testamento vital, ...; antn. suicidio): acto de sacrificio en la afliccin, suplicio y tortura. Suicidio (sinn. eutanasia, autoinmolacin, ...; antn. martirio): acto de homicidio que pretende evadir el suplicio, agona y afliccin. Bibliografa. J.M. Amens Vidal. Psicologa Cristiana. Principios fundamentales de la tradicin judeo-cristiana y greco-romana en la Religin y Filosofa. Conferencia presentada en la categora de tica en el V CVP - Interpsiquis 2004. J.P. Gallagher: Prpura y Negro; de Ediciones Palabra. Madrid (1985). La versin original de este libro apareci en Souvenir Press Ltd. London con el ttulo The Scarlet Pimpernel of the Vatican. Paul Louis Landsberg. Ensayo sobre la Experiencia de la Muerte y El Problema Moral del Suicidio. Caparrs Editores. Coleccin Espirit. 1995. Espaa. XXIX Videoconferencia Teolgica Internacional, que tiene por tema: "El martirio y los nuevos mrtires". Prefectura de la Congregacin para el Clero - S. Em. Revma. Cardenal Daro Castrilln Hoyos (Ciudad del Vaticano, 28 mayo 2004): Regensburgo: Gerhard Ludwig Mller; Madrid: Alfonso Carrasco Rouco;... Agradecimientos. Nuestros agradecimientos a Octavio Escobar por la paciencia que ha demostrado y su sugerencia de documentacin sobre los mrtires, y a nuestros amigos Mara Jess Torres, Julin Castellanos y Alfredo Len.

PSICOLOGA Y MARTIRIO III. Un estudio preliminar sobre las capitulaciones martiriales y la clusula de excepcin. Autores: Gustavo Carrre Cadirant. Licenciado en Ciencias de la Educacin. Historiador e investigador. Asesor pedaggico. Ciudad Autnoma de Buenos Aires. Repblica Argentina. Jos Mara Amens Vidal. Psiclogo Clnico y Social (docencia e investigacin desde 1984) por la Universidad Central de Barcelona (Espaa). Miembro Fundador y Administrador FPC. Fundacin Psicologa y Cristianismo. c/ Museo, nm. 26 1 1. 08912. Badalona (Barcelona). Espaa. e-mail: info@psicologos.tk - url : www.psicologos.tk ndice: Dedicatoria. Resumen. Introduccin. 1. Persecucin religiosa. a) Antecedentes histricos. b) Los fundamentos de la poltica. c) El debate educativo. d) Conflictos con la Iglesia Catlica. 2. Capitulaciones martiriales. 3. Testamento espiritual. Conclusiones. Apndice. Palabras Clave. Bibliografa. Documentacin. Notas y Textos. Agradecimientos. Dedicatoria. Este trabajo est dedicado a la memoria de Jos Amens Verdaguer (29 diciembre 1929 18 septiembre 2005) que vi transcurrir durante su vida la sucesin de siete papas de la Iglesia Catlica : Po XI, Po XII, Juan XXIII, Pablo VI, Juan Pablo I, Juan Pablo II y Benedicto XVI. Resumen. La tesis sobre Psicologa y Martirio recoge un estudio preliminar sobre la historia ms reciente del pueblo argentino que desde nuestro punto de vista es un ejemplo ms que rene las condiciones prcticas que son necesarias en las capitulaciones martiriales para declarar mrtir al Rvdo. P. Jacobo Wagner, emblema de la iglesia catlica portea que se levant en protesta como muchos ciudadanos ntegros y patriotas argentinos que lucharon con valenta contra las amenazas del poder local establecido en el mandato presidencial de esta nacin a mediados del siglo XX, verdadera tirana anticatlica de hecho. El 13 de mayo de 2005, Benedicto XVI anunci la apertura de la causa de canonizacin de Juan Pablo II dispensando de los cinco aos de espera que deben transcurrir tras la muerte del siervo de Dios y su inicio, porque el 13 de mayo de 1981 sobrevivi a un intento de asesinato en la Plaza de San Pedro del Vaticano que le convirti en mrtir y confesor de la fe, un ejemplo de la clusula de excepcin en las capitulaciones martiriales que ha acelerado su proceso de beatificacin. En conclusin, el martirio es la antinomia del homicidio porque el acto martirial es la accin de dar testimonio de fe y no un acto criminal con el que se pretende cometer un asesinato. Introduccin. En memoria de S.S. Juan Pablo II (18 mayo 1920 - 2 abril 2005), el Magno, el Papa mrtir y confesor de la fe por la gracia de la Virgen Mara, Reina de los Apstoles y los Mrtires, que al inicio de su pontificado (16 octubre 1978) y vctima de un asesinato frustrado (13 mayo 1981) verti su sangre por dar testimonio inquebrantable de su fe. En el 60 aniversario de la liberacin de los campos de concentracin y exterminio nazis (25 abril 1945).

En la conmemoracin del 50 aniversario del movimiento de liberacin nacional argentino, que se funda en el fragor de la lucha contra el tirano, entre elementos militares y civiles, y en memoria de los mrtires de la fe como el Rvdo. P. Jacobo Wagner que muri como testigo de Cristo en las postrimeras de la epopeya portea en la primera persecucin religiosa en la Repblica Argentina. En el 40 aniversario de la promulgacin de la Declaracin "Nostra aetate" (Pablo VI : 28 octubre 1965) y clausura del Concilio Vaticano II (8 diciembre 1965). Citamos un fragmento del discurso pronunciado el 19 de agosto de 2005 por Benedicto XVI en la Sinagoga de Colonia (Alemania) con ocasin de la Jornada Mundial de la Juventud (18-21 agosto 2005) . (...) Este ao se celebra el 60 aniversario de la liberacin de los campos de concentracin nazis, en los que millones de judos hombres, mujeres y nios fueron llevados a la muerte en las cmaras de gas e incinerados en los hornos crematorios. Hago mas las palabras escritas por mi venerado Predecesor con ocasin del 60 aniversario de la liberacin de Auschwitz y digo tambin: Me inclino ante todos los que experimentaron aquella manifestacin del mysterium iniquitatis. Los acontecimientos terribles de entonces han de despertar incesantemente las conciencias, extinguir los conflictos y exhortar a la paz (Mensaje por la liberacin de Auschwitz, 15 enero 2005). Hemos de recordarnos a la vez de Dios y de su sabio proyecto para el mundo por l creado: l, advierte el Libro de la Sabidura, es amante de la vida (11, 26). Se cumple tambin este ao el 40 aniversario de la promulgacin de la Declaracin Nostra aetate, del Concilio Ecumnico Vaticano II, (...) deplora los odios, persecuciones y manifestaciones de antisemitismo de que han sido objeto los judos de cualquier tiempo y por parte de cualquier persona (n. 4). Dios nos ha creado a todos a su imagen (cf. Gn 1,27), honrndonos as con una dignidad trascendente. Ante Dios, todos los hombres tienen la misma dignidad, a cualquier pueblo, cultura o religin que pertenezcan. Por esta razn la Declaracin Nostra aetate tambin habla con gran consideracin de los musulmanes (cf. n. 3), y de los pertenecientes a otras religiones (cf. n. 2). Fundndose en la dignidad humana comn a todos, la Iglesia catlica reprueba, como ajena al espritu de Cristo, cualquier discriminacin o vejacin por motivos de raza o color, de condicin o religin (ibd., n. 5) (...) La Iglesia catlica se compromete lo reafirmo tambin esta ocasin en favor de la tolerancia, el respeto, la amistad y la paz entre todos los pueblos, las culturas y las religiones (...) El Papa clausur el da 23/10/2005, da del DOMUND, el XI Snodo de Obispos, en la plaza de San Pedro con asistencia de 256 prelados de todo el mundo. Benedicto XVI despus de 3 semanas, desde su inicio el 2 de octubre, ha consagrado el espritu que alumbr hace 40 aos el Concilio Vaticano II, uno de cuyos asesores ms destacados fue l mismo. El propio Papa Benedicto XVI animando a los Obispos, votaron las proposiciones centrales del Snodo con el fin de resolver la crisis de la Iglesia. 1. Eucarista : el objetivo principal ha sido centrarse en la coherencia entre la misa dominical y la vida cotidiana. 2. Comunin : entendida como un don de gracia, el sacramento se impartir a los fieles no divorciados, se negar a los polticos que defienden polticas irreconciliables que desobedecen doctrinas morales bsicas y a los cristianos no catlicos.

3. Celibato : quienes han contrado la ordenacin sacerdotal no podrn ejercer el sacramento del matrimonio, y tampoco pueden ser ordenados hombres casados como ministros de la Iglesia. 4. Ecumenismo : en continuidad con el espritu que emana del Concilio Vaticano II y en especial del Papado de Juan Pablo II, se consagra la unidad interna de la Iglesia y el acercamiento a otras confesiones. Coincidiendo con la clausura del snodo, Benedicto XVI destac la importancia del celibato como norma que se funda en el misterio de la Eucarista, fuente y culmen de la vida y de la misin de la Iglesia. Esta Asamblea de 256 obispos escogidos de las distintas regiones del mundo, de 118 pases (95 de Europa, 59 de Amrica, 50 de frica, 44 de Asia y 8 de Oceana) que se renen para fomentar la unin estrecha con el Romano Pontfice (Canon, 342), del griego "syn" (juntos) y "hodos" (camino), convocado por el Papa, para que intercambien y expresen sus puntos de vista, y es de carcter consultivo, lo instaur Pablo VI en 1965, con el objetivo de dar continuidad a las proposiciones emanadas del Concilio Vaticano II. El Concilio Vaticano II, en las Constituciones dogmticas Lumen Gentium y Dei Verbum de dimensin bblica, describen a la Iglesia como sacramento de comunin entre Dios y el hombre, y apoyndose en el carisma o vocacin de sus miembros, los responsabiliza a todos de su misin evangelizadora. De este modo, junto al primado del Papa, la colegialidad episcopal, los obispos y los sacerdotes, los laicos o seglares aparecen como un elemento ms perteneciente a su estructura jerrquica, y se reconoce con una nueva fuerza la dimensin carismtica como elemento integrante de la Iglesia (Ef. 2,18). As se complementan y equilibran las proposiciones del inacabado Concilio Vaticano I, y es aqu donde la concepcin del pueblo de Dios adquiere su verdadera dimensin que en disposicin de servicio tiene la misin de hacer presente de modo especfico al mismo Cristo, Cabeza de su Iglesia. En la Constitucin pastoral Gaudium et Spes de dimensin ecumnica, se determina la actitud de la Iglesia Catlica, y este documento emanado de todo el proceso conciliar, es el que hace ms patente las tomas de posicin con respecto al Vaticano I, adquiriendo pleno sentido el aggiornamento o retorno hacia el mundo, una permanente exigencia y expresa voluntad de renovacin, que reconoce la vocacin de los laicos y seglares en su dimensin pastoral abierta al hombre de hoy. La nueva figura que se deriva del Concilio Vaticano II ha convertido la poca en que vivimos en un periodo nuevo de desarrollo de la Iglesia Catlica. En el comienzo del Pontificado de S.S. Benedicto XVI (19 abril 2005), la apertura de la causa de canonizacin de S.S. Juan Pablo II (13 mayo 2005) nos obliga en conciencia a realizar un estudio preliminar sobre las capitulaciones martiriales y la clusula de excepcin por la que se justifica la anticipacin de su proceso de beatificacin al constatar en sus virtudes heroicas a raz del atentado que sufri el 13 de mayo de 1981 que estamos frente a un mrtir y confesor de la fe (Apndice 1 : Editor de L'Osservatore Romano afirma que Juan Pablo II fue "autntico Papa mrtir". Ciudad del Vaticano. 28 agosto 2005 - ACI Prensa). Juan Pablo II, el Papa mrtir, por respeto a su reverencia ante las vctimas del mysterium

iniquitatis que manifest en el 60 Aniversario de la liberacin de Auschwitz y por necesidad histrica de la memoria colectiva que nunca debe olvidar las atrocidades cometidas por los hombres en el pasado con el fin de que sean leccin suficiente para que no se repitan en el presente, el episodio de las persecuciones contra la Iglesia ms cercano en el tiempo que recordamos y en el que centramos nuestro estudio preliminar es el que a los 50 aos del movimiento opositor que caus la ex-comunin, deposicin y cese del Presidente de la Repblica Argentina, el General Juan Domingo Pern, no olvida a los mrtires de la fe en el alzamiento nacional contra el rgimen de opresin y represin policial del gobierno argentino que ocasionara el triste episodio de la quema de las Iglesias en Buenos Aires el 16 de junio de 1955 (Apndice 2 : Texto extrado del libro escrito por el doctor Ambrosio Romero Carranza titulado Itinerario de Monseor de Andrea) y que tuvo su origen en etapas precedentes. Los captulos publicados sobre la epopeya portea referentes a los mrtires de la fe son monogrficos que ilustran la primera persecucin religiosa en la Repblica argentina, no pretenden conmemorar el levantamiento militar (16 junio 1955) ni el pronunciamiento del golpe de Estado (16 septiembre 1955) sino recordar a los perseguidos a causa de la fe y exalzar en su contexto histrico los valores patriticos y morales del movimiento de liberacin nacional argentina que se opuso a la dictadura. El objetivo final de nuestro trabajo es plantear la tesis que completa la de anteriores trabajos sobre Psicologa del Martirio (VI Congreso Virtual de Psiquiatra Interpsiquis 2005). As, como en una anterior ocasin se apunt que el martirio es la antinomia del suicidio, en esta parte renovando el espritu que alumbr aquella original idea, completamos nuestros razonamientos catlicos con la tesis de que el martirio es la antinomia del homicidio. Es una necesidad histrica y para reforzar nuestra tesis, que el martirio se site en oposicin al uso de la fuerza sea para derrocar una dictadura o para imponerla. En conclusin, en la conmemoracin del 60 Aniversario de la liberacin de Auschwitz y de los campos de concentracin y exterminio del IIIer. Reich, o en el 50 Aniversario de la liberacin de Buenos Aires y la nacin Argentina, ... por accin y efecto del ejrcito aliado en toda Europa, o de las fuerzas armadas argentinas, ... lo importante a destacar es que el acto martirial es dar testimonio de fe y no un acto criminal. La epopeya portea. La Repblica Argentina es hija de la Hispanidad que nos supieron legar los Reyes catlicos, Carlos I y Felipe II; por ello su Tradicin es Castellano Hispana Catlico - Mariana. Los soldados, los misioneros, los civiles que vienen a estos lares no traen los vestidos impregnados tan solo de plvora, sino tambin de incienso; no hablan tan slo de los laureles de los Tercios de Flandes, sino tambin de las borlas de los doctores de Trento; no han ledo tan slo libros de Caballera, sino tambin de Asctica y Mstica; no asistieron tan slo a sitios guerreros, sino tambin a la representacin de los Autos Sacramentales; no ostentan tan slo ttulos o grados militares, sino tambin diplomas de Salamanca o de Alcal de Henares; muchos de sus jefes no manejan tan slo la espada que hace proezas, sino tambin la pola que las describe y canta; sus frailes misioneros no son hbiles tan solo para seguir a la soldadesca o catequizar a los salvajes, sino tambin para terciar en las contiendas teolgicas de la Gracia y fundar y regir universidades. A todo eso, y mucho ms, sabe y huele aquella religiosidad que da pruebas de ser dogmticamente asptica, jerrquicamente disciplinada, esencialmente eclesial, ticamente pudibunda, devocionalmente desbordada [1].

En la primera mitad del siglo XIX, las luchas por la Independencia y la Organizacin Nacional consumieron a la Patria en una verdadera guerra entre hermanos, donde la ideologa del liberalismo, apoyada por la masonera, fue tratando de ganar terreno sobre la tradicin hispanocatlica, representada bsicamente por el pensar, sentir y obrar de dos generales catlicos y marianos, D. Jos de San Martn y D. Manuel del Corazn de Jess Belgrano, y por las montoneras de los caudillos del interior, cuyo mayor arquetipo fue el Brigadier D. Juan Manuel de Rosas; a partir de la segunda mitad del siglo XIX, y hasta el presente, la conduccin de la Nacin, salvo pequeos espacios de tiempo, se consolid y qued en manos del liberalismo, sea civil o militar, y de sus hijos predilectos: el socialismo, el izquierdismo, el progresismo. El positivismo, haba dominado en nuestro pas desde 1880 hasta aproximadamente 1920, o quiz 1930. En tanto tendencia ideolgica, englob concepciones provenientes del cientificismo, del naturalismo, del evolucionismo; se constituy en basamento filosfico del liberalismo poltico y econmico de las lites dirigentes. Aplicado al pensamiento pedaggico, se preocup mucho menos de los objetivos y fines de la educacin que de los aspectos psicolgicos, biolgicos y metodolgicos. Las corrientes renovadoras de la educacin surgidas en los comienzos del siglo XX, repercutieron en el ambiente pedaggico de nuestro pas, infiltrndose las nuevas ideas en una poca en que la pedagoga positivista y cientificista se hallaba en franca declinacin, desaparecidos algunos de sus principales representantes. Adems de este antipositivismo culturista, humanista, espiritualista, idealista, surge en nuestro pas una corriente de pensamiento filosfico y educativo: el antipositivismo antiliberal o nacionalista, apoyado en las tesis de la Iglesia Catlica y del realismo aristotlico-tomista; destacndose la influencia de la Encclica de Po XI sobre educacin Divini Illius Magistri (31 de diciembre de 1929) y la accin de dos de sus ms notables difusores: Gustavo J. Franceschi (La religin en la enseanza, 1940) y J. Carlos Zuretti (Historia general de la Pedagoga, de 1946). Apoyndose en las tesis de la Iglesia Catlica, este antipositivismo exalt los valores de la moralidad y de la religiosidad catlica tradicional, de viejo cuo, junto con los de patriotismo y los de la conciencia nacional. Como consecuencia de las leyes laicistas de fines del siglo XIX, el deterioro moral de la sociedad es evidente; por ello, el 4 de junio de 1943 irrumpe en la Patria un gobierno de facto, cerrndose la tristemente clebre Dcada Infame, en la que el pueblo era sometido al hambre, la miseria, enfermedades sociales, al fraude y la corrupcin. Es derrocado el presidente Castillo por una Junta Militar integrada por los Generales Arturo Rawson, Pedro Ramrez y el Vicealmirante Saba H. Sueyro. El Coronel Juan Domingo Pern es designado Jefe del Estado Mayor de la Primera Divisin del Ejrcito. La Presidencia queda a cargo del General Arturo Rawson, quien renuncia el 6 de Junio y es reemplazado por el General Pedro P. Ramrez, siendo su Ministro de Guerra el General Edelmiro Farrell y su Jefe de Secretara, el Coronel Juan Domingo Pern. Deca el General Ramrez: "Haremos panamericanismo prctico y con el resto del mundo, nuestra poltica, al presente es de neutralidad, pero no ficticia, sino leal, sincera. Esta Revolucin no tendr el giro que tuvo la del 6 de Septiembre, cumpliremos lo prometido. Por ahora nuestro propsito es sanear, sanear y sanear, despus el pueblo y el tiempo dirn lo que debe hacerse". Sostenan que al nio, sin el conocimiento de la religin, no se le educaba en la neutralidad, principio sostenedor de los defensores de la Ley 1420, sino en el atesmo, que comenzaba por ser sistemtico repudio del nombre de Dios y acababa siendo negacin de su existencia y de sus leyes, nico fundamento vlido de toda moral privada y pblica, siendo en consecuencia para los argentinos la destruccin de uno de los ms fuertes vnculos de la unidad nacional y que haba

conducido en la prctica a la corrupcin administrativa y a la deformacin del alma del pueblo. Un debate de importancia para el perodo fue el relacionado con la enseanza laica o religiosa. En la dcada del cuarenta la corriente de pensamiento nacionalista, vinculada a la Iglesia Catlica, impuls la incorporacin de la enseanza religiosa en las escuelas, oponindose a los que bregaban por sostener la enseanza laica. El Gobierno del Gral. Pedro Pablo Ramrez, conocedor de la tradicin religiosa de la escuela argentina desde 1536 hasta 1884, estando en la evidencia que la Ley 1420 implementaba una escuela oficial sin religin, que es una escuela antidemocrtica e inconstitucional; sabedor que ms del 91% de la poblacin quera, peda, exiga la enseanza religiosa en las escuelas de la Patria, resolvi justicieramente: enseanza de la Religin Catlica para los catlicos e Instruccin Moral para los no catlicos, respetndose as la libertad de conciencia. Surge as el Decreto N 18.411, del 31 de diciembre de 1943, que con la firma del Presidente de la Nacin Argentina, en Acuerdo General de Ministros, decreta que en todas las escuelas pblicas de enseanza primaria, postprimaria, secundaria y especial, la enseanza de la Religin Catlica ser impartida como materia ordinaria de los respectivos planes de estudio. En 1946, por voto popular, asciende a la Presidencia el General Juan Domingo Pern, lder emblmatico, cuyo actuar dividi ferozmente a la sociedad argentina; una divisin que se mantiene, con diferentes matices, hasta el dia de hoy. De un pragmatismo y visin extraordinaria, no siempre supo diferenciar entre el objetivo personal y el bien comn, llevando adelante una conduccin frrea y personalista, con las lgicas consecuencias. Dentro de ese obrar pragmtico, estaba la relacin con la Iglesia Catlica; a poco de asumir, el Congreso convierte en Ley de Educacin, el Decreto, hecho visto con muy buenos ojos por el Episcopado y al cual adhera el 91% de la poblacin. A partir de su segundo perodo presidencial, como suele pasar con quienes se creen dueos del poder y de la vida de los habitantes, el desgaste comenz en forma veloz y la Iglesia Catlica fue la institucin que fue sealando los diversos equvocos al gobierno, actitud que no fue tomada para bien, y la reaccin del gobierno no se hizo esperar. Comienza as uno de los perodos ms trgicos y tristes de la memoria colectiva de nuestra Patria, donde con total impunidad, lo blasfemo y lo sacrlego fue estimulado y apoyado desde el poder, dejando en manos de verdaderas hordas la consumacin de hechos aberrantes ofensivos a la Fe catlica, a la Santa Madre Iglesia y a sus Pastores. En la primera hora del 16 de septiembre de 1955, el General Eduardo Lonardi, junto con una decena de oficiales y de civiles, sali de una finca situada en la localidad cordobesa de La Calera. Ingres en la Escuela de Artillera, donde se le facilit el acceso. Entr en el dormitorio del coronel jefe de la unidad, lo intim a sumarse a la revolucin y, ante un amago de resistencia, le descerraj un balazo que le roz la oreja. Una vez arrestados los oficiales y suboficiales leales, Lonardi llam por telfono al jefe de la vecina Escuela de Infantera, coronel Guillermo Brizuela. No hubo respuesta. Los de Infantera permaneceran leales al gobierno. Poco despus se entablaba el primer combate de ese da. Dur unas diez horas y produjo numerosas vctimas. La situacin fue en un momento tan crtica que Lonardi admiti: Creo que hemos perdido, pero no nos rendiremos. Vamos a morir aqu. As comenz la Revolucin Libertadora, saludada con jbilo por buena parte de la ciudadana,

aunque hoy tiene muy pocos defensores, revolucin que en Crdoba utiliz el santo y sea "Dios es justo", palabras simblicas que aludan a una respuesta contundente y dramtica a la ruptura entre Pern y la Iglesia y que lograron unir tras los mismos objetivos a estudiantes universitarios laicistas y juventudes catlicas, los viejos antagonistas de la querella escolar de la dcada de 1880. Ante la evidencia de que ya no poda resistir, el 20 de septiembre Pern se refugi en la embajada paraguaya, para luego abandonar el pas en una caonera de esa bandera. Un gobierno de facto, provisional, saludado jubilosamente por una parte sustancial del pas, finalmente se hace cargo de los destinos de la Patria, el 23 de septiembre de 1955 ante la Plaza de Mayo colmada por una gran multitud, es encabezado por el General (RE) Lonardi, catlico practicante, que bajo el lema Ni vencedores ni vencidos, intenta la reconstruccin moral de la Patria. A las 13.53 el presidente provisional, calurosamente aplaudido, lleg al Saln Blanco. En esas circunstancias se cant el Himno Nacional a las 13.59. Asistido por los cadetes abanderados de la Escuela Naval, Colegio Militar y Escuela de Aviacin Militar, el General (R) D. Eduardo Lonardi prest el juramento y se coloc la banda presidencial, tomando el bastn de mando. Junto a l se encontraba el cardenal primado, Monseor Santiago Copello, con quien se estrech en un abrazo. De inmediato, luego de la firma del acta, se dirigi a los balcones para hablar al pueblo. Pero su mandato fue muy breve: no lleg a cumplir dos meses, porque fue desplazado el 13 de noviembre por los personeros del liberalismo y de la masonera, que producen un golpe militar interno, colocando al General Pedro Eugenio Aramburu como presidente, y al Almirante Issac Francisco Rojas, como vicepresidente. Los nuevos altos mandos quieren participar de todos los resortes del poder y, desde all, impulsar planes que nada tienen que ver con la tan ansiada y proclamada reconciliacin nacional; ese sector militar liberal, es duro y pide revancha, comenzando as un nuevo perodo de desencuentros. Traicionada as la Revolucin y apartada la figura de este genuino y catlico caballero, el Gral (RE) D. Eduardo Lonardi, todo fue oprobio, arbitrariedad y continuismo. La Patria qued en manos de liberales, de masones y de marxistas. Los fusilamientos de 1956 fueron inmorales. Los males continuaron, el pas fue arruinado. Gorilismo y Peronismo se reparten hasta hoy las culpas mltiples y el pecado grave de seguir destruyendo a la Repblica Argentina, sumergida en una grave "crisis moral" que azota nuestra sociedad en forma ya transversalizada, de la cual an no hemos podido ni sabido salir. 1. Persecucin religiosa. El segundo gobierno del Gral. Pern se destac, entre otras particularidades, por su animosidad manifiesta contra la Iglesia Catlica y su Jerarqua, desencadenando una serie de medidas y acciones gubernamentales que dieron lugar a la Primera Persecucin religiosa en la Repblica Argentina, y que concluy en la triste, irreproducible y sacrlega jornada del 16 de junio de 1955, donde muchos templos porteos fueron incendiados y profanados, amn de la Curia Arzobispal que ardi hasta quedar aniquilada con su rica biblioteca de 80.000 volmenes y sus archivos que guardaban casi cuatro siglos de historia-, y las magnficas iglesias de Santo Domingo y San Francisco, la Capilla de San Roque, San Ignacio, La Merced, San Miguel Arcngel, La Piedad, Nuestra Seora de las Victorias, Nuestra Seora del Perpetuo Socorro, San Nicols de Bari, San Juan Bautista, y la misma Catedral Primada, tesoros venerables de Fe y Patriotismo. Bastan unas frases, significativas por cierto, de boca del entonces Vicepresidente de la Nacin, Contralmirante Alberto Tessaire, para ilustrar la esencia de los tristes y sacrlegos hechos que se

sucedieron en la Repblica Argentina durante la segunda presidencia del General Juan Domingo Pern: (...) La crisis partidaria fue, como es lgico, una consecuencia de la crisis poltica argentina. Se origina principalmente en la inmoralidad administrativa y culmina con la agresin contra la Iglesia, cuya iniciacin nace del despecho que le produjeron a Pern los xitos de pblico en los actos estudiantiles secundarios de Crdoba, frente al fracaso de los mitines organizados por la UES, creada por l como instrumento poltico. Pero como Pern no poda arrastrarnos a la lucha anticatlica con ese pobre argumento, fabric la leyenda de la intromisin clerical en la poltica, a cuyo efecto invent hechos imaginarios, exhibindonos elementos de juicio totalmente falsos. Embaucados de esa manera, se produjo el acto del Luna Park, donde algunos oradores -haciendo fe en su palabra y en sus afirmacionescensuramos esa intromisin de la Iglesia en la poltica, sin advertir hasta das despusque todo era un fraude cuidadosamente preparado por el ex presidente, cuya fingida indignacin era parte de la comedia representada. (...) Posteriormente, Pern intent arrancar de las Cmaras legislativas una ley de expropiacin del templo de la Catedral, a cuyo efecto le hizo presentar un proyecto a su ministro Mndez San Martn que, se empe personalmente en prestigiarlo. Pero varios nos opusimos terminantemente a ese propsito, evitando que se consumara otro atropello contra la Iglesia. Ya estbamos en antecedentes de la verdad del problema y esta vez Pern no pudo sorprendernos con otro engao. (...) En cuanto a la forma en que Pern ejerca el poder, debo significar que l conoca absolutamente todo y manejaba todo, hasta cosas muy chicas y generalmente de mala fe. Nada de lo que el gobierno de Pern ha ejecutado, sea cual fuere la naturaleza de los hechos ocurridos, se ha llegado a concretar sin el consentimiento directo de Pern. En consecuencia, hemos asistido a un ejercicio del poder con el que no se gobernaba, sino que se ordenaba. (...) En homenaje a la ms estricta verdad, por muchos presentida pero por m bien conocida, debo destacar que Pern careca absolutamente de sentimientos. Sin sentimientos para la madre, para la esposa, para el hermano, para nadie, solo tena el sentimiento del odio, sentimiento sensualista y codicioso. No quera al pas.[2]. El actuar de los blasfemos y sacrlegos fue certeramente manipulado, y frases del entonces presidente de la nacin argentina, resultan ms que lustrativas al respecto: 2 de agosto de 1946."El da que ustedes se lancen a colgar, yo estar del lado de los que cuelgan". 13 de agosto de 1946. "Entregaremos unos metros de piola a cada descamisado y veremos quin cuelga a quin". 24 de junio de 1947. "Con un fusil o con un chillo a matar". 8 de septiembre de 1947. "Levantemos horcas en todo el pas para colgar a los opositores". 3 de junio de 1951. "Vamos a salir a la calle una sola vez ... para que no vuelvan ms ellos ni los hijos de ellos". 31 de agosto de 1951. "Distribuiremos alambre de fardar para ahocar a nuestros enemigos". 7 de mayo de 1952. "Compaeros, cuando haya que quemar voy a salir yo a la cabeza de ustedes

a quemar. Pero entonces, si ello fuera necesario, la historia recordar la ms grande hoguera que haya encendido la humanidad hasta nuestros das". 16 de abril de 1953. "Vamos a tener que volver a la poca de andar con el alambre de fardo en el bolsillo". 16 de abril de 1953. "Hay que buscar a esos agentes y donde se encuentren colgarlos de un rbol. 16 de abril de 1953. "Eso de la lea que ustedes me aconsejan por Qu no empiezan ustedes a darla?. 31 de agosto de 1955. "Aquel que en cualquier lugar intente alterar el orden en contra de las autoridades puede ser muerto por cualquier argentino (...) Y cuando uno de los nuestros caiga, caern cinco de ellos (...). Noche de la Pasin de Jess en Buenos Aires, fue llamada aquella noche trgica del sacrilegio, de la blasfemia, de la destruccin y del pecado. Junto a la Eucarista pisoteada, los sagrarios rotos, los altares mancillados, los clices ultrajados, las imgenes sacras deshechas y vejadas, no pocas reliquias patrias sufrieron el mismo y endemoniado castigo. Desde las tumbas de los hroes hasta las banderas nacionales y los trofeos de guerra. Y en esa noche de orga, el Rvdo. P. Jacobo Wagner, C.SS.R, se encontraba con su comunidad redentorista, para dar comienzo a la frugal refeccin presidida por el Cardenal Caggiano; cerca de las 20:15 hs se oyeron gritos en las calles y pocos minutos despus, una turba asalariada por el rgimen, violentaba las puertas de la Iglesia de Las Victorias, sita en la calle Paraguay 1204 de la entonces Ciudad de Buenos Aires, irrumpiendo en el templo y en la residencia, rugiendo y blasfemando, quemando y destrozando cuanto hallaban a su paso. La comunidad se dispers por el interior del convento, las azoteas y el campanario, se hicieron sonar las campanas en demanda de auxilio, al que acudi un auto policial, cuyo oficial despus de verificar lo que suceda en el interior del templo, se retir tranquilamente. El P. Wagner gui por los corredores de la casa al cardenal Caggiano, a fin de ponerlo a salvo; concluida su misin, pas frente a la pieza del Padre Provincial, saqueda por siete u ocho de los asaltantes. Quiso entrar para llamarles la atencin por lo sucedido, pero fue detenido por uno de aquellos forajidos y golpeado salvajemente con un palo. Aturdido por los golpes, sangrndole las heridas del rostro y de la cabeza, camin penosamente hasta otra puerta, y a punto de abrirla varios malhechores se precipitaron hacia la salida y volvieron a golpear al sacerdote. Gracias a la accin de un caballero y una seorita, fue arrancado de los malvados y puesto a salvo, siendo rpidamente conducido a otra casa ms lejana; en ese intern se hizo presente la polica para detener al sacerdote, y al no hallarlo, llevaron detenidos al caballero y a la seorita que le haban prestado auxilio. En el hogar de la familia Martnez del Villar, el P. Wagner recibi las delicadas atenciones que le salvaron la vida en principio, pero que dejaban entrever su lamentable estado y haca temer la probabilidad de un rpido fin. Poco a poco fue reponindose de sus heridas y de la tremenda conmocin sufrida; no obstante, poco a poco se va acentuando su falta de estabilidad. El 25 de julio deba haber celebrado en el altar mayor de las Victorias, pero solo pudo asistir a la misa sentado en un silln en medio del presbiterio. En la tarde del 30 de julio, el P. Leo Harkins lo confes y el Padre Provincial en presencia de todos los Padres y Hermanos de la comunidad le administr los santos sacramentos del Vitico y la Extremauncin, que recibi con toda lucidez y admirable serenidad de espritu. Lentamente fue consumindose hasta la tarde del 7 de agosto; durante la maana y en horas de la tarde permaneci inconsciente. A las 16:32 hs, susurra la invocacin Cristo, terminando en ese instante su agona y pasin, verdadero martirio, y comenzando su gloria, a casi 71 aos de edad.

a. Antecedentes histricos. Deca el Coronel Juan Domingo Pern en 1946: He jurado escuchar y satisfacer los anhelos del pueblo argentino. Y como el pueblo argentino, por mayora abrumadora, quiere para sus hijos la enseanza religiosa, he de mantenerla y acrecentarla con el mayor empeo, ya que responde adems, a una intensa conviccin de mi espritu. [3] El 24 de febrero de 1946, en elecciones inobjetables, triunf la frmula Pern-Quijano con un total del 55% de los electores. Pern haba logrado atraer a sectores del radicalismo y del conservadurismo. Tena el apoyo de gran parte del Ejrcito, de la Iglesia y de grupos de industriales que esperaban una importante proteccin del Estado para sus actividades. Pero tambin lo apoyaba una numerosa masa popular: eran los nuevos sectores urbanos de obreros industriales, que se integraron en un reagrupamiento poltico con capacidad para oponerse a los partidos tradicionales. El 4 de junio, asumi la presidencia como General de Brigada, merced a un decreto del 29 de mayo que lo haba reintegrado al servicio activo y ascendido al grado inmediato superior. El 1 de mayo de 1950, el Senado ascendi al Presidente al grado recientemente creado de General de Divisin. Un importante eje de la relacin entre la Iglesia y el gobierno peronista estuvo situado en el mbito de la educacin. El tema de la enseanza religiosa determin las tomas de posicin de la jerarqua eclesistica frente al gobierno militar instaurado en 1943, y revelara su importancia poltica durante la campaa de 1945-1946, cuando la Unin Democrtica perdi el favor eclesistico al incluir la enseanza laica en su plataforma electoral. En el perodo de gobierno peronista de 1946-1955 se introdujo un cambio significativo en la implementacin de polticas educativas. El Estado inici una accin tendente a ampliar los beneficios de la educacin hacia sectores sociales, que hasta ahora, haban sido excludos, o includos deficientemente, por las polticas en ese sentido. Sealaba el Padre Bentez: (...) Los catlicos de hoy no nos vemos precisados a luchar, como hasta hace una dcada, ni contra el liberalismo e irreligiosidad de las clases dirigentes, ni contra una prensa y radio sectarias, ni contra las fuerzas oscuras de la masonera, ni contra el regalismo estatal, ni contra el laicismo en la docencia oficial, ni contra campaas pasquineras antirreligiosas, ni contra el socialismo y comunismo sueltos de lengua, ni siquiera contra la estrechez econmica, pues el gobierno nacional y las provincias favorecen con larga mano la construccin de seminarios y de templos y el sostenimiento de las obras de beneficencia, como he de decirlo luego. [4] b. Los fundamentos de la poltica. Para el perodo anterior al gobierno de Pern es decir a lo largo de la dcada del 30 - el debate en materia educativa estuvo centrado bsicamente en la discusin entre las corrientes normalistaspositivistas y las espiritualistas. Con el peronismo se plantearon nuevos ejes de discusin, concebida dentro de los principios del humanismo y de la exaltacin de los valores espirituales, a los que Pern ya haca referencia en 1943 desde los balcones de la casa de gobierno. La adscripcin a estos valores lo confirma Laguzzi en su estudio sobre la poltica educativa del peronismo (...) si por el camino de la inteligencia el hombre llega a dominar la tcnica para satisfacer necesidades vitales y estar mejor, por la senda del espritu llega a superar lo material, a desdearlo aun a costa de sus necesidades para elevarse, proyectarse hacia lo trascendente, en una palabra para ser mejor y agrega mas adelante su humanismo tiene por base la justicia social

y est expresado de una parte en la conquista de la independencia econmica, en la distribucin equitativa de la riqueza, en la justa retribucin del trabajo y en la humanizacin del capital, aspectos todos que tienden a un estar mejor del hombre y de la sociedad; de otra parte postula el derecho de todos a vivir con dignidad; el acceso a los bienes de la cultura; el perfeccionamiento de las instituciones; el deber de cultivar el sentimiento de cooperacin, el amor al trabajo, y el sentido de la responsabilidad; de poseer una inquebrantable vocacin de ser argentino y de defender hasta el sacrificio las instituciones, su libertad y la de su Patria; con lo que el hombre conquista su jerarqua espiritual y procura ser mejor. Segn este autor estos postulados deben sostenerse como fines tambin de la educacin, volcndolos a las aulas en las que el maestro cumplir un rol fundamental (...) es un factor de primera magnitud en la propagacin de las nuevas ideas y en la formacin de la nueva conciencia.[5] La poltica del gobierno estaba basada tambin sobre la conceptualizacin de que la educacin debe formar ciudadanos para el sistema poltico, cumpliendo as la vieja consigna sarmientina educar al soberano, a la vez que trabajadores, para su insercin en el mundo social y productivo. Esta concepcin se encuentra en diversos discursos del Gral. Pern, en los que menciona conceptos como en la Argentina hay una sola clase de hombres: los que trabajan o la frase paulina el que no trabaja no come. Estas ideas se bajaron a las escuelas traducidas en un fuerte mensaje tico en relacin con la valorizacin y sentido del trabajo en la sociedad y en las personas implementadas a travs de programas de capacitacin. Un claro ejemplo de esto es la creacin de un circuito de enseanza tcnica en manos del estado o el surgimiento de nuevos espacios educativos como los Hogares Escuelas, las escuelas fbricas y la misma Universidad Obrera Nacional. c. El debate educativo. Un debate de importancia para el perodo fue el relacionado con la enseanza laica o religiosa. En la dcada del cuarenta la corriente de pensamiento nacionalista, vinculada a la Iglesia Catlica, impuls la incorporacin de la enseanza religiosa en las escuelas, oponindose a los que bregaban por sostener la enseanza laica. Si bien el gobierno militar del GOU la impuso por Decreto Ley N 18.411, del 31/12/43, luego de las elecciones de 1946 se dict una ley especfica, la Ley N 12.978 en marzo de 1947, que daba la posibilidad a los padres que eligieran la formacin mas adecuada para sus hijos. La mayora de la poblacin estudiantil (aproximadamente un 90%) opt por la formacin religiosa. Esta orientacin se encuentra incorporada en una de las veinte verdades, la que seala: el justicialismo es una nueva filosofa de vida, simple prctica, popular, profundamente cristiana y profundamente humana. Por 86 votos, oficialistas, contra 40 votos, opositores y 7 abstenciones (diputados peronistas que se retiran del recinto en el momento de la votacin), se sancion en marzo de 1947 la Ley N 12.978, como ratificacin del decreto-ley N 18.411, del 31 de diciembre de 1943, (que implantaba la enseanza religiosa en las escuelas) del gobierno revolucionario del Gral. Ramrez. Entre los Principios y Metas de la Escuela Argentina,[6] se sealaban: I

El Poder Ejecutivo se ha propuesto dar unidad a la educacin del pueblo argentino, formando su conciencia histrica, fijando los objetivos mediatos e inmediatos y exaltando la voluntad ferviente de servir a Dios, a la Patria y a la humanidad. Nuestra Educacin debe imponer los siguientes principios: 1- Que en la conciencia encaje exactamente la justicia. 2- Hacer comprender que el fin de la vida no es la riqueza, sino la virtud. 3- Que el individualismo es egosta y destructor. Que el hombre no puede vivir aislado; por consiguiente, debe desarrollar su espritu social, de cooperacin altruista. Que, fijando con precisin los deberes y los derechos sociales, se har efectivo el amaos los unos a los otros. 4- Que el conflicto humano es esencialmente un conflicto entre la fe y la incredulidad. Que la recuperacin de la fe es el objeto de nuestra cruzada, que se inspira en la verdad y en el bien comn... II Las metas de la escuela argentina fueron hasta hace muy poco tiempo: la riqueza, la sabidura y la jubilacin. Hoy las metas de la escuela son: 1- Entronizar a Dios en las conciencias, exaltando sobre lo material lo espiritual... En junio de 1947, Eva Pern, oficialmente invitada, visita Espaa; recorre naciones de Europa y en Roma, es recibida por el Sumo Pontfice Po XII. Tambin puede observarse en textos de la poca una revalorizacin de los principios cristianos orientada hacia diferentes mbitos. En un folleto publicado en 1947, en el que se transcribe una conferencia de Eva Pern encontramos que deca: Hemos dicho la verdad en cuanto hemos hablado sobre la tradicional fe catlica. Y hemos mentido, o nos hemos equivocado, en cuanto hemos construido sobre el atesmo extranjerizante, filtrado en nuestra legislacin o instalado por sorpresa sobre nuestras instituciones bsicas, entre ellas la de la educacin. Si bien el debate continu durante los aos 50, no impidi la renovacin en materia de enseanza, tendiente a la universalizacin de la educacin a travs de la ampliacin de la oferta educativa con la finalidad de la formacin integral de ciudadanos - trabajadores, orientados a satisfacer las nuevas demandas de la produccin. Durante el perodo se registran polmicas en torno a los textos escolares incluidos en los diseos curriculares y la poltica universitaria entre otros. d. Conflictos con la Iglesia Catlica. Hacia 1950, ya era claro que la Iglesia Catlica vea que su influencia se reduca. Adems el gobierno peronista no pareca dispuesto a garantizar la exclusividad: el espacio otorgado a otros cultos, sobre todo al espiritismo y el pentecostalismo y, fundamentalmente, las aspiraciones del peronismo a adquirir rasgos de sacralidad a travs del culto a sus lderes- hizo, que los

desencuentros entre el Estado y la Iglesia entraran en un camino sin retorno. La Iglesia busc nuevas vas, como apoyar la creacin del Partido Demcrata cristiano, en 1954. De ese modo, la crisis estall. En la provincia de Buenos Aires, por resolucin ministerial, del 19 de diciembre, no son materia de promocin, religin y moral; el 27 de diciembre, misma resolucin en Crdoba; el 12 de enero de 1955 se suprime la enseanza de religin y moral en las escuelas dependientes de la Ciudad de Buenos Aires. As, una a una, todas las provincias van declarando que la enseanza de religin y moral no constituyen materias de promocin, disuelven la Direccin de Enseanza Religiosa, suprimen los presupuestos vigentes para los cargos de inspectores de religin. A fines de 1954 y hasta mediados de 1955, el gobierno peronista profundiz su ataque a la Iglesia Catlica, por medio de crticas crecientes por parte de la prensa oficial y de dirigentes peronistas, sumadas a diversas intervenciones de Pern: La religin debe practicarse fuera de las organizaciones sindicales (29-09-1954, discurso en la CGT), acusacin abierta a ciertos sacerdotes de actividades antiperonistas, y a ciertos catlicos de infiltracin en las organizaciones del pueblo (discurso del 10-11-1954). En la enumeracin sinttica de hechos precedentes, que fundamentan esta persecucin religiosa abierta-pblica-gubernamental-, bastan sealar: - Disolucin de la Direccin General de Enseanza Religiosa (Decreto 20564/54 del 2-12-1954) - Clausura del Segundo Congreso Mariano y conmemoracin del centenario del Dogma de la Inmaculada Concepcin de Mara sin la presencia de Pern, quin no slo no autoriz la celebracin en Plaza de Mayo ni la procesin por las calles de Buenos Aires, sino que asisti a la llegada de Pascualito Prez, campen mundial de peso mosca, -quien arrib al aeroparque de la Ciudad en un avin militar, desde Montevideo, donde se retuvo para llegar justamente ese da-. (812-1954) - Entronizacin laica de Eva Pern, en todos los locales sindicales, lugares de trabajo y dems instalaciones donde los trabajadores la veneren (Reunin del Comit Confederal de la C.G.T. el 812-1954) - Cesanta de los sacerdotes de las ctedras de Religin (9-12-1954) - Ley de Reuniones pblicas (12-1954) - Resolucin del Ministerio de Educacin, del 16 de diciembre de 1954, suscripta por su titular, el Dr. Armando Mndez San Martn, se dispone que la Religin Catlica y Moral, cuya enseanza fuera instituida por la Ley N 12.978, no constituyeran materias de promocin - Supresin de los subsidios a los colegios e institutos catlicos, as como tambin de todas las partidas para maestros de Religin (12-1954) - Clausura del diario catlico argentino El Pueblo y encarcelamiento de su director gerente Jorge C. Dussol (12-1954)

- Promulgacin de la Ley de Divorcio (Ley N 14.394 del 22-12-1954) - Modificacin de la Ley de Profilaxis, para la habilitacin de prostbulos (Decreto 22532/54 del 3012-1954) - Prohibicin de la prdica catlica - Persecucin y encarcelamiento de los principales dirigentes de la A. C. A. (Accin Catlica Argentina) - Fomento oficial de cultos no catlicos - Utilizacin de falsos sacerdotes para confundir a los fieles. - Supresin de los Capellanes carcelarios - Campaa de agravios y calumnias contra la Jerarqua y el clero catlicos - Proliferacin e incitacin por medio de lemas ofensivos: Haga patria, mate a un cura, Pern s, curas no, "Mueran los cuervos sotanudos, No queremos frailes - Desaparicin de los Pesebres para Navidad - Suspensin de funcionarios por llevar distintivos de la Accin Catlica Argentina y del Servicio Sacerdotal de Urgencia o Hermandad del Santo Vitico (11-03-1955) - Reduccin de Feriados Religiosos (Decreto 3991/55 del 21-3-1955) - Modificacin del Juramento de los Diputados Nacionales no se puede Jurar por Dios y por la Patria -Por decreto dictado en acuerdo general de ministros el 20 de marzo de 1955, (...) se reducen los feriados nacionales y los llamados das no laborables, con el fin de contribuir a la accin enderezada a lograr una mayor productividad, como base del bienestar social. (...) De los das no laborables vigentes quedan ahora eliminados para ser laborables el 6 de enero, el da de Hbeas Cristhi (que este ao corresponde al jueves 9 de junio), el 15 de agosto (da de la Asuncin), el 1 de noviembre (da de Todos los Santos) y el 8 de diciembre (da de la Inmaculada Concepcin), (...) [7] - Rectificacin del Calendario Escolar: das laborables para las escuelas Jueves Santo, Ascensin del Seor, Corpus Christi, Da del Pontfice, Asuncin de la Virgen, Santa Rosa de Lima, Da de Todos los Santos, San Martn de Tours. (Resolucin del Ministerio de Educacin del 4-041955) -El Senado Nacional, en su sesin del 11 de mayo de 1955, sanciona por unanimidad, la derogacin de la Ley N 12.978. Sostiene el senador Sr. Navarro: (...) la rectificacin es procedente porque en la prctica, la ley ha sido desvirtuada y sus efectos torcidos con aviesa intencin y manifiesta falacia. [8] -La legisladora Degliuomini de Parodi, en la Cmara de Diputados, seal: Los cultos, ciertamente, pueden florecer cuando los gobiernos no ejercen su persecucin, y los toleran; pero

ocurre tambin que los cultos que llegan a oficializarse se transforman en los ncleos ms regresivos e intolerantes, especialmente contra los otros cultos (...) por la intolerancia clerical por el progreso y por su ausencia de resignacin para completar la innovacin en materia religiosa (...). [9] -La Cmara de Diputados vota la derogacin de la ley de enseanza religiosa y moral en las escuelas, en su sesin del 13 de mayo de 1955. Expres el diputado radical Sr. Zarriello: Los que somos catlicos y pertenecemos a la Unin Cvica Radical, estuvimos y estamos contra el clericalismo y hemos defendido con fervor patritico la ley 1420, cuya derogacin fue una maniobra poltica para utilizar a los curas y perseguirlos ahora que no los necesitan con fines electorales. [10] -La diputada Farizzano reafirm la posicin peronista: Modificar o derogar una ley, igualmente, significa adaptar la legislacin a las exigencias de los tiempos y al clamor del pueblo. [11] -El ltimo orador fue el diputado peronista Dr. Bustos Fierro, quien en 1947 vot la ley de enseanza religiosa; se dedic a atacar a lo opositores, a los que calific que antes eran comecuras y ahora son cristeros y protest contra la malicia de las fbricas de patraas. [12] Los obispos argentinos, sostuvieron en una pastoral del 13 de julio de 1955: El 11 de marzo de 1955 el Senado derog la Enseanza Religiosa y el da 13 la Cmara de Diputados convirti en Ley la supresin de la Ley 12.978 que fue promesa y bandera del programa con que el Partido Peronista solicit los votos del electorado; siendo por cierto que la aplicacin de la misma, en la prctica, fue confirmada, como un plebiscito casi unnime de las familias argentinas y por la asistencia media de ms del noventa por ciento de los alumnos a las clases de Religin... Nuestro deber ahora es dejar constancia que el Episcopado Argentino no pidi a la Revolucin la Enseanza Religiosa, ella vino porque entre las aspiraciones profundas que emergan del pueblo argentino, estaban en primer trmino, y porque los catlicos que fueron a la Revolucin la exigieron; dejar constancia que el Episcopado Argentino y nuestro pueblo no recibieron como don gratuito la enseanza, sino como la recuperacin del libre ejercicio a un derecho inalienable de las familias argentinas y de la Iglesia Catlica a la educacin cristiana de sus hijos, que el Estado no tiene derecho a suprimir cuando quiere y como quiere sin evidente injusticia y perjuicio grave en la formacin espiritual y moral de las conciencias. [13] En tal sentido sintetizaba Rottjer: En su carta pastoral del 13 de julio de 1955, los obispos argentinos pudieron afirmar con razn que la aplicacin de la ley (de enseanza religiosa) fue confirmada en la prctica (de once aos de vigencia) como un plebiscito casi unnime de las familias argentinas, y por la asistencia media de ms del noventa por ciento de los alumnos a las clases de Religin. [14] La oposicin clerical comenz a esgrimir el argumento de que Pern al implantar, primero, la Enseanza Religiosa, y al suprimirla despus, haba borrado con el codo, lo que haba escrito con la mano. En tal sentido seala Pedro Badanelli: (...) Naturalmente que al General Pern no se le pudo ocurrir jams que los Obispos y los Curas fuesen los encargados de moldear, a su exclusivo gusto y criterio, las mentes juveniles de la novsima Argentina. (...) Pero, naturalmente, tampoco se le pudo ocurrir al General Pern, moldear las juventudes prescindiendo de su formacin espiritual y moral. En miles de oportunidades lo ha dicho y repetido: que su gran preocupacin es formar jvenes sanos, tanto de cuerpos como de almas. [15] Ms adelante clarifica esta aparente ambigedad: Por lo tanto, el pensamiento original del General Pern no pas nunca de lo que lgicamente pudo ni debi pasar: de un magnfico deseo de que en la formacin integral de las juventudes, tanto masculinas como femeninas, no faltase el granito de sal evanglico de una

adecuada formacin, sobre todo rectora y consejera. Y subrayo lo de rectora y consejera puesto que la formacin doctrinal se imparta ya en los catecismos parroquiales, y en las propias iglesias. [16] - Inasistencia del Presidente de la Nacin al Tedeum del 25 de mayo por primera vez en la historia- Fiesta de Corpus Christi jueves 9 de junio-, declarado como da laborable por decreto, lo que oblig a trasladar la Procesin al sbado 11 a las 15:30 hs, con una multitudinaria asistencia; Suspensin de los actos religiosos fuera de los templos (Disposicin del Ministerio del Interior, 1206-1955); Valientemente expres la Verdad de lo que se viva en esos momentos de tensin, el Arzobispo de Santa Fe, Mons. Fasolino, en carta al Dr. Jernimo Remorino, entonces Ministro de Relaciones Exteriores y Culto: ; se admite el 17 de octubre en homenaje al triunfo del Excmo. Sr. Presidente y se relega la fiesta de Corpus Christi, cuando se le rinde a Cristo, entre nosotros, el homenaje mundial y triunfal de los catlicos y de las Naciones Catlicas - Persecucin, detencin, encarcelamiento y trato desconsiderado hacia monseores, sacerdotes y laicos catlicos que se resistieron al asalto a la Catedral el 12 de junio-; especialmente los casos de Mons. Ramn Novoa, Obispo auxiliar de Buenos Aires, y Mons. Manuel Tato, Cannigo de la Iglesia Catedral, quienes son exonerados de sus cargos (Decreto del PEN del 14-06-1955), luego expulsados y embarcados en un avin con rumbo desconocido (15-06-1955). Enterado Su Santidad Po XII de lo ocurrido, excomulga a las autoridades argentinas que intervinieron en este atropello; el 15 de junio de 1955, la Sagrada Congregacin Consistorial excomulgaba de jure al Gral. Pern, por decreto firmado por el Cardenal Adeodato Piazza. No obstante, se produce la detencin y encarcelamiento de Monseor de Andrea. En la tarde del 16 de junio, el odio contra la Religin Catlica corre por la ciudad de Buenos Aires con mayor virulencia, perversidad, cinismo y apostasa, de la mano de aliancistas-cegetistasmovimientistas-forajidos, produciendo el asalto, quema, profanacin y sacrilegio de Iglesias, a la vista e inactividad cmplice de la Polica y de los bomberos, que les decan Salgan pronto muchachos!,con apoyo de personal y camiones de la empresa Quilmes, de la empresa estatal YPF, de la Fundacin Eva Pern y del Ministerio de Salud Pblica; el saldo maquiavlico de la jornada: bancos amontonados que arden en forma de pira incendiaria; sacristas completamente destruidas, tabernculos abiertos a hachazos, altares despojados, aras consagradas sacadas de sus huecos, copones llenos de hostias consagradas lanzados por los aires, robo de ornamentos y gran cantidad de imgenes sagradas y crucifijos -todas mutiladas y despedazadas-, tiradas en la vereda y en la calle. El Palacio Arzobispal y ocho Iglesias: San Francisco, Santo Domingo, San Ignacio, San Juan, La Merced, La Piedad, San Nicols de Bari, Nuestra Seora de Las Victorias y la Capilla San Roque, son asaltadas, profanadas, saqueadas e incendiadas; simultneamente, hechos similares se producan en Baha Blanca, Tucumn, la Plata y Azul. Los Padres Redentoristas de Las Victorias tocan las campanas de su iglesia para pedir auxilio; dicha congregacin sufre la golpiza previa absolucin dada por Mons. Caggiano-, y muerte despus de varios das de agona, de uno de sus miembros, el primer mrtir de la persecucin religiosa en nuestra patria: el Rvdo. P. Jacobo Wagner, C.SS.R., tal como lo sealara al trmino del funeral, Mons. Franceschi. El 17 de junio, Mons. De Andrea entra en la crcel de Villa Devoto. En el Cuadro N 1, son amontonados doscientos sacerdotes entre los cuales se cuentan el Rvdo. P. Sojo y los Jesuitas del Colegio Salvador, el Rvdo. P. Virgilio Filippo y el Obispo de la dicesis de

San Nicols, Mons. Silvio Martnez, quin ha sido detenido con los Agustinos; en una nueva tanda de sacerdotes encarcelados, llega Mons. Gustavo J. Franceschi. La reaccin del Vaticano no se hizo esperar; el texto de la excomunin de Pern y otros, el 16 de junio de 1955, dice: Cun postremis hisce temporibus in Republica Argentina multismodis in Ecclesiae iura invasum sit et im ipsas ecclesiasticas personas sitimpetitum; novissime quidan nedum manus iniicere in Excmum P.D. Emmanuelem Tato, Episcopum titularem Aulonensem, Auxiliarem et Vicarium Generalem archidioecesis Bonarensis, sed et Ollum ab exercitio suae jurisdictionis impedire et ab ipsa Dictione Argentina expellere ausi sint, Sacra Congregatio Consistorialis declarat ac monet eos omnes qui huiiusmodi delicta petraverunt, sive mandantescuiuscumque generis et gradus, sive complices quos praefata delicta sua natura postularunt, sive illos qui ad delictorum consummationem latae sententiae epeciali modo Apostolicae Sedi reservatam, ad tramitem cann, 2343 s 3, 2334 n. 2, 2209 s 1.2. 3 C. I. C., contraxisse ceterasque poen as pro qualitate delinquetium incurrisse, ad normam sacrorum canonum. Datum Romae, ex Aedibus S. Congregationis Consistorialis, die 16 Iunii 1955 Fr. A. I. Card. Piazza, Ep Sabinen, et Mandelen, a Secretiis S. Iosephus Ferretto, Adsessor. El texto de la excomunin, originado en la Sagrada Congregacin Consistorial y datado en Roma, con la firma del secretario del organismo vaticano, Cardenal Adeodato Piazza y el del asesor de la misma congregacin, Monseor Giuseppe Ferretto, se refera a la accin de poner manos violentas sobre la persona de un obispo e impedir el ejercicio de la jurisdiccin eclesistica. Asimismo se va haciendo popular un Nuevo Himno Nacional, de profundidad religiosa[17]: Od mortales el grito angustiado : Tirana, traicin, deslealtad : Od el ruido de rotos ideales : Ved en trono a la vil impiedad : Ya su trono de sombras alzaron : Las potencias unidas del mal : Y los buenos del mundo responden : Para el pueblo argentino Piedad! De los nuevos tiranos los rostros : Ya la mscara no ha de encubrir : La impiedad ha hecho nido en sus pechos : Y no pueden su farsa seguir : Se conmueven los huesos sagrados : De Belgrano y el Gran Capitn : Y al mirar el estrago estos hroes : En sus tumbas parecen llorar A vosotros se atreve Prelados : El orgullo de un hombre mordaz : Que pretende con leyes impas : Vuestra santa misin condenar : Ms los fieles que unidos juramos : Vuestra causa inmortal defender : A esos lobos vestidos de ovejas : Fuertes pechos sabrn oponer El cristiano valiente a las armas : Corre ardiendo con bro y valor : Su clarn es la voz de la Iglesia : Y su espada la Cruz del Seor : Slo Cristo es el Dios de la Patria : Slo Cristo es su Rey inmortal : Y es tan solo su madre bendita : De esta tierra la Virgen sin par La victoria final es segura : Veinte siglos no pueden temblar : Ante el vano y efmero grito : Del ms firme poder terrenal : Ya hemos visto a travs de los tiempos : Mil tiranos del trono bajar : Y en sus frentes marcada la infamia : Que ellos mismos quisieron lanzar : Desde un polo hasta el otro resuena : De la Iglesia la voz inmortal : de la Patria afligida es consuelo : y en las almas turbadas la paz : Ya su trono de luces alzaron : Los Prelados con su autoridad : Y los fieles se aprestan por Cristo : Por la Iglesia y la Patria a luchar Sean eternos los laureles : Que logramos conseguir : Coronados de cruces vivamos : O juremos

por Cristo morir. A cincuenta aos de dicha afrenta y persecucin religiosa hacia la Religin Catlica, Apostlica y Romana, a sus Templos, a sus Pastores y grey, primera y nica en la historia de nuestra Patria de Tradicin castellano-hispano-catlico-mariana-, vayan nuestras sinceras oraciones para que encuentren paz los que movidos por el odio y la ceguera del corazn de pensamiento, palabra, obra u omisin-, llevaron adelante aquella funesta y sacrlega accin, verdadera orga demonaca de fuego y de robo, y por aquellos que fieles a la Fe, llevaron con Amor la Santa Cruz en el calvario de esos das aciagos para Dios y la Patria. En tal sentido, el Rvdo. P. Alfredo Snchez Gamarra, C. SS R. expres: Jacobo Wagner! Tu sacrificio no fue estril. Grano de trigo enterrado en el surco de la tumba, contribuiste sin saberlo cuando caas, a la germinacin de la victoria que hoy contemplas desde el cielo. Como catlicos, debemos apoyarnos y guiar nuestros pasos teniendo presentes las sabias palabras evanglicas: Habis odo que se dijo: Amars a tu prjimo y odiars a tu enemigo. Pues yo os digo: Amad a vuestros enemigos y rogad por los que os persigan, para que seis hijos de vuestro Padre celestial, que hace salir su sol sobre malos y buenos, y llover sobre justos e injustos. Porque si amis a los que os aman, qu recompensa vais a tener? No hacen eso mismo tambin los publicanos? Y si no saludis ms que a vuestros hermanos, Qu hacis de particular? No hacen eso mismo tambin los gentiles? Vosotros, pues, sed perfectos como es perfecto vuestro Padre celestial. Mateo 5: 43 48. Vayan como cierre las sabias palabras pronunciadas en el sermn de la Hora Santa previa a la misa de medianoche, el 11 de junio de 1955, en la Baslica del Santsimo Sacramento, por el Rvdo. P. Iaqui de Aspiazu, que hoy siguen teniendo la misma vigencia, claridad y fuerza: Yo os digo que nunca un pueblo es tan grande como cuando est de rodillas ante Dios, y nunca es tan pequeo como cuando se postra de rodillas ante un hombre. 2. Capitulaciones martiriales. La Iglesia Catlica es carisma y comunidad de creyentes y su misin es evangelizadora, son los aspectos ms fundamentales para definir lo que fue en su constitucin y lo que debe seguir siendo, as lo entendieron los mismos cristianos desde el principio. Carisma (jaris, jarisma = don de Dios, gracia, gratuidad) : sabemos la importancia que da San Pablo en sus cartas a los carismas diversos entre s y necesarios (1 Cor., 12-24; Rom., 13; Ef., 5), entre ellos se sita el ministerio apostlico, cuya funcin, lejos de suponer una oposicin a los dems carismas o vocaciones, tiende a verificar su autenticidad y coordinarlos en orden a la comunidad. Comunidad (Koinonaen la Biblia): hoy muy extendida y compleja, se integra de miembros iguales en su dignidad, derechos y responsabilidades, necesita de una autoridad social y jurdica, y que debe ejercerse con espritu evanglico de servicio y fraternal (Mc., 10, 42-45; Lc., 22, 24-27) en su misin. El Espritu Santo de Dios que ha congregado a la Iglesia en una asamblea santa acta de todo corazn (Jn., 3,8; 1,9), y en su vocacin o carisma de servicio a los dems no puede cerrarse sobre s misma, nunca concibi al grupo al que pertenece y que se iba reuniendo a su alrededor como algo distanciado del pueblo, sino como un grupo misionero. El espritu de Jess y de la Iglesia necesita estar cerca de todos los hombres, culturas y razas, no

puede circunscribirse a ningn mbito exclusivo sino enriquecerse de todas las aportaciones, ha de lograr que ningn pueblo la sienta ajena o lejana, y no puede quedar al margen. La Iglesia de los primeros cristianos entendida como el pueblo de Dios, heredera de la tradicin juda, ya llamara laico (de laos = pueblo) a los miembros de su comunidad de creyentes, y este sera su smbolo de identidad, y que ha adoptado con los siglos el significado de secular ( = seglar) porque ha permanecido en el tiempo. As como el trmino martirio designa el testimonio veraz, y el mrtir es su testigo fiel, el concepto que define la audaz confesin de la fe en palabras del P. Jos M Iraburu es la parresa, el valiente e intrpido testimonio de la verdad arriesgando la propia vida por fidelidad al Evangelio. La parresa ya aparece en los escritos del Nuevo Testamento, en los Textos Junicos y las Cartas Paulinas, en los Hechos de los Apstoles, etc ... es hablar con absoluta libertad sin temor a los hombres que pueden arrebatar su vida por contrariar sus deseos o afirmaciones, sin tratar de conservar su integridad fsica mientras defiende sus principios morales, sacrificar su vida por unos elevados ideales, etc ... Los textos de San Juan hablan del Verbo de Dios en el IV Evangelio y en sus epstolas, describiendo a un Jess de Nazareth, en pblico que no teme a nadie (Jn. 7,26; 18,20; 1Jn. 2,28; 3,21; 4,17; 5,14...) que no se esconde, ni trata de guardar su vida. La cartas de San Pablo nos comunican el espritu fiel del mensajero con osada gallarda (Ef. 6,19-20; Flp 1,20; 1Tes 2,2; 1Tim 3,13; Heb 3,6; 10,35; Col. 2,15: ...). Los Hechos de los Apstoles con fortaleza de espritu y franca osada dan testimonio de su fe en Jesucristo (Hech. 4, 13 - 33; 9, 27). Las capitulaciones martiriales son el acto supremo de sacrificio u oblacin pura que rinde culto a la fe que ha dado sentido a toda una existencia hasta el extremo de la valerosa entrega de la propia vida para dar su testimonio a mayor gloria de Dios, con plena libertad de decisin y total autonoma de criterio, responsabilidad de sus actos y disposicin de sus facultades mentales, es un don de gracia y fuerza del espritu que no se doblega ante los hombres. La condicin de persecucin sufrida por "odium fidei" (1), la confesin de la fe (2) y la muerte del mrtir (3), son los tres aspectos que definen las capitulaciones martiriales. 3. Testamento espiritual. Por capitulacin martirial se entiende el testamento espiritual que sirve al testimonio del mrtir para que sus depositarios reciban los valores de su fe, adquiriendo pleno sentido la mxima de Tertuliano que en el ao 197 d. J.C. en su Apologeticum (50) describe como: La sangre de los mrtires es semilla de los cristianos. Sin embargo, y desde nuestro punto de vista si nos atenemos a la tesis desarrollada sobre Psicologa del Martirio, por la que partimos de la circunstancia de que la disposicin de la vctima a sufrir un acto martirial depende de su voluntad de rehusar al mandato de renuncia que le impone su victimario, as como de la existencia de un acto homicida que persigue el crimen de la vctima por mandato a la voluntad del victimario que pretende consumar con la realizacin de un asesinato. En consecuencia, e independientemente de que se culmine o no el acto de dar muerte al mrtir, se trata de un acto intrnsecamente homicida, que termina en un acto criminal consumado y/o en un asesinato frustrado segn las circunstancias, y que puntualizamos depender del acto intrnseco

del victimario que persigue en ambos casos, consumado o frustrado, el homicidio de su vctima. Lo cual, nos conduce a reforzar la tesis de las capitulaciones martiriales y de que sufrido un acto martirial que convierte necesariamente en confesor de la fe a quien siendo vctima de persecucin y de un acto homicida quede en vida, afirmamos que la muerte del mrtir depende de su victimario, y que del mismo aunque se derive un crimen frustrado, se cumplen las condiciones que garantizan el martirio, ya que as fueren de haber sido consumado. El martirio como antinomia del homicidio. As, como en una anterior tesis propusimos que el martirio y el ascetismo son antnimos del suicidio (Psicologa del Martirio. VI CVP Interpsiquis 2005) para rebatir el concepto errneo que ha proliferado entre los profesionales de la salud sobre las bases de la teora psicolgica de Karl Menninger que los considera suicidios crnicos. En este punto, confirmamos que la sinonimia del homicidio es el suicidio partiendo de la base que el martirio es la antinomia de ambos porque el acto martirial es la accin encaminada a dar un testimonio de fe y no de cometer un crimen. 1. El martirio de la vctima por no renunciar a defender su honor se opone al mandato del victimario, y se convierte en victimado. 2. El suicida renuncia a defender su honor, y sin rendir tributo a causa de fe alguna se inflinge a voluntad la muerte, convirtindose as en su propio victimario y homicida. Conclusiones. Las capitulaciones martiriales incluyen as en justicia y por razn una clusula de excepcin por la que una vctima de un acto martirial tambin pueda quedar en vida, en calidad y resultado de que la persecucin del victimario sea de asesinato frustrado tal como si hubiera sido un homicidio consumado cuando de ello no vara la sangre derramada por Cristo ni el testamento espiritual del victimado, cambia solamente el desenlace del acto criminal perpetrado que depende nica y exclusivamente del homicida victimario. La posicin que defiende la Fundacin Psicologa y Cristianismo, incluso antes del fallecimiento de Karol Jzef Wojtyla Kaczorowska, es que S.S. Juan Pablo II, fue mrtir y confesor de la fe en vida como: ...Aquellos que tanto se haban esforzado por imitar a Cristo, "que teniendo la naturaleza divina nada usurp a Dios al hacerse igual a l", y que despus de haber sido elevados a tanta gloria y de haber tolerado no uno que otro, sino tantos gneros de suplicios, que saban lo que eran las fieras y la crcel, que aun conservaban las llagas de las quemaduras y tenan los cuerpos cubiertos de cicatrices; aquellos hombres, pues, no osaban llamarse mrtires, ni permitan que se lo llamaran. Si algunos de nosotros, por escrito o de palabra, se atreva a llamrselo, le reprendan con severidad. Tal ttulo de mrtir slo lo daban a Cristo, testigo verdadero y fiel, primognito de los muertos, principio y autor de la vida divina. Tambin concedan este ttulo a aquellos que haban muerto en la confesin de la fe. "Ellos ya son mrtires, decan, porque Cristo ha recibido su confesin y la ha sellado como con su anillo. Nosotros slo somos pobres y humildes confesores". Y con lgrimas en los ojos nos rogaban pidiramos al Seor que tambin ellos pudieran un da alcanzar tan gran fin. Realmente mostraban tener valor verdaderamente de mrtires al responder con tanta libertad y confianza a los gentiles, dando muestras de gran temple de alma. Rehusaban

el nombre de mrtires que les daban los hermanos, posedos como estaban de temor de Dios, y se humillaban bajo su poderosa mano que tan alto les haba elevado... (Extracto de la Carta de las Iglesias de Viena y Lyon sobre el martirio de Potino, obispo y otros muchos fieles). Sin embargo, atendiendo a nuestra intencin que es siempre destacar que la persecucin sufrida por "odium fidei" de los mrtires cristianos, y no obstante, de no cumplirse la condicin de muerte del mrtir. Nos llevan a la conclusin, de que si se debe contemplar un acto de confesin de la fe como martirio este debe conllevar necesariamente la garanta que S.S. Juan Pablo II destaca en su Encclica "Veritatis Splendor" sobre las tres caractersticas que definen al mrtir, seala los siguientes rasgos fundamentales: 1) la inviolabilidad de su orden moral como ser humano. 2) la dignidad de su persona a imagen y semejanza de Dios. 3) y el signo preclaro de su santidad en la Iglesia. En definitiva, el Rvdo. P. Jacobo Wagner por cumplir con las condiciones impuestas por las capitulaciones martiriales, y S.S. Juan Pablo II por la clusula de excepcin, son desde nuestro punto de vista mrtires de la Iglesia catlica, apostlica y romana. Apndice. Psiclogos cristianos sealan que Juan Pablo II es mrtir por una clusula de excepcin. Fecha de publicacin: 07/12/2005 16:49. Lugar: Barcelona. (VERITAS) La Fundacin Psicologa y Cristianismo afirma que el Papa Juan Pablo II es un mrtir de la fe, adems de confesor, por una clusula de excepcin de las capitulaciones martiriales, en la tesis que ha presentado para participar en el VI Congreso Internacional Virtual de Educacin CIVE 2006. Esa clusula destaca que "una vctima de un acto martirial tambin puede quedar en vida, en calidad y resultado de que la persecucin del victimario sea de asesinato frustrado tal como si hubiera sido un homicidio consumado cuando de ello no vara la sangre derramada por Cristo ni el testamento espiritual del victimado". Corresponsal de prensa : Patricia Navas. Agencia VERITAS AV05120710 1. Editor de L'Osservatore Romano afirma que Juan Pablo II fue "autntico Papa mrtir". VATICANO, 28 Ago. 05 (ACI).- El editor del diario del Vaticano, L'Osservatore Romano, afirm el jueves que el Papa Juan Pablo II fue un "autntico Papa mrtir", a pesar de no haber fallecido en el atentado que sufri el 13 de mayo de 1981. Segn inform la agencia Associated Press, Mario Agnes, editor del diario, seal en una reunin de catlicos que las piedras de la Plaza de San Pedro, donde cay la sangre del Pontfice, deben ser preservadas pues se trata de la sangre de un "autntico Papa mrtir". Desde que Benedicto XVI anunciara el 13 de mayo de este ao el inicio del proceso de canonizacin de Juan Pablo II, han surgido muchas preguntas sobre si el querido Siervo de Dios debera ser o no declarado mrtir. Hacerlo evitara la necesidad de confirmar un milagro atribuido a

su intercesin para su beatificacin. Algunos miembros de la curia vaticana rechazan esta hiptesis de declarar mrtir a Juan Pablo II, ya que ste vivi 24 aos ms luego del atentado de 1981. Tambin indican que otros candidatos para ser beatificados y canonizados tambin sufrieron enfermedades al final de sus vidas, y no por ello fueron declarados mrtires. "Estas piedras de la Plaza de San Pedro sobre las que cay la sangre de Juan Pablo II deben ser conservadas como un documento histrico, porque recibieron la sangre de un autntico Papa mrtir, herido en la plenitud de su vitalidad, vctima de un ataque", afirm Agnes segn informan ANSA y Apcom. "El hecho que no haya muerto (luego del atentado) no significa que no haya sido un mrtir", agreg. 2. Texto extrado del libro escrito por el doctor Ambrosio Romero Carranza titulado Itinerario de Monseor de Andrea. El Obispo de Temnos muri el 23 de junio de 1960. Testimonio de la Quema de las Iglesias. Mussolini vivi enfrentado con Po XII, quien lo oblig a poner fin a su persecucin religiosa. Hitler, a su vez, fue impedido de llevar al extremo su plan de descristianizacin de Alemania por la guerra mundial que, causando su completa derrota, lo determin a suicidarse en un stano en Berln. En cambio Pern no se ve contenido por nada ni por nadie. Sus discursos toman a fines del ao 1954, un carcter violentamente anticatlico. El Episcopado es insultado y amenazado. El clero no puede salir a la calle vestido con sotana. Manifestaciones peronistas llevan pblicamente figuras de sacerdotes ahorcados. El grito de Viva Pern !. Es acompaado ahora por el de Mueran los curas !. La enseanza religiosa es suprimida en las escuelas. El divorcio absoluto es implantado. Algunos sacerdotes apstatas tienen a su disposicin las radios para diseminar especies injuriosas respecto de la Jerarqua Eclesistica. Se piensa en constituir una Iglesia argentina nacional que no obedezca a las rdenes de la Santa Sede ni del Episcopado: algo as como un presbiterianismo criollo. Tanto desmn, tanta calumnia, tantos manejos indignos contra la religin y la moral, producen una gran reaccin en el catolicismo. Hasta quienes se haban comprometido ms con el peronismo, abren al fin los ojos y comprenden qu tipo de hombre y que clase de rgimen de gobierno estn apoyando. El episcopado se opone a la ley que abre las casas pblicas y que establece el divorcio absoluto. Los sacerdotes predican desde el plpito la resistencia a las leyes inmorales, y protestan indignados contra la campaa destinada a denigrar al clero. Otro motivo ms de controversia es el asunto de la U.E.S. (Unin de Estudiantes Secundarios). Pern ha fundado una asociacin deportiva para estudiantes secundarios de ambos sexos que l fomenta personalmente; y corre la voz de que en esta asociacin ocurren muchas cosas de dudosa moralidad. En Crdoba el clero constituye una asociacin estudiantil que se opone a la U.E.S., y alcanza mayor xito que ella. Pero se siente agraviado como si las socias de la U.E.S fueran de su propiedad y amenaza con lanzar sus huestes contra las iglesias. Llega el mes de junio de 1955, y la tensin entre Pern y el catolicismo alcanza un grado extremo

y hace crisis con motivo de la procesin de Corpus-Christi proyectada el 11 de ese mismo mes. La Polica prohibe esa procesin, sin embargo sta se efecta con un xito maravilloso. Todo Buenos Aires se vuelca en la Plaza de Mayo, y luego recorre la Avenida de Mayo hasta la Plaza del Congreso, en el mayor silencio. A ese desafo resuelve contestar con una canallada y una calumnia: hace quemar una bandera argentina y luego declara que esa felona fue cometida por los catlicos en la Plaza del Congreso, despus de haberla arriado para hacer flamear en su lugar la bandera del Papa. Cuando el Papa Po XII, siendo an el Eminentsimo Cardenal Eugenio Pacelli, estuvo en Buenos Aires con motivo del Congreso Eucarstico Internacional realizado en 1934, advirtiendo la estrecha unin de la Iglesia con nuestra patria, dijo que la religin catlica se encontraba hasta tal punto entretejida con la historia nacional de la Argentina, que si alguno de sus gobernantes intentase separar la una de la otra, se vera obligado a desgarrar sus pginas ms gloriosas, a borrar los nombres de sus hroes ms ilustres, a suprimir la invocacin a Dios en la Constitucin y a quemar su bandera smbolo de todas sus glorias patrias. (Citado por el Dr. Manuel Ro en su folleto titulado:S.S.Po XII e la civilit argentina, Roma, pg.11). Palabras profticas . Veintin aos despus, un Presidente argentino, en su loco afn de destruir la unin de la Iglesia con la Argentina, renegaba de nuestra historia patria, arrojaba lodo sobre nuestros prceres y hasta ordenaba quemar nuestra bandera para imputar ese delito a una manifestacin catlica. Con suma hipocresa el gobierno decreta actos oficiales para desagraviar la bandera incendiada por los catlicos. Y todas las reparticiones pblicas, comenzando por la Suprema Corte de Justicia de la Nacin, se pliegan a esos pretendidos desagravios. Adems Pern hace recorrer las calles porteas por elementos de la Alianza Libertadora Nacionalista, los cuales son fascinerosos a sueldo que, dando gritos de Viva Pern! , mueran los oligarcas , golpean y maltratan a hombres, mujeres, nios y ancianos para llevar el pnico a los enemigos del rgimen y amedrentar a los opositores. Las casas de estos son marcadas con pintura roja. Corre la voz de que el barrio norte ser incendiado. Y se pretende asaltar la Catedral durante la tarde del 12 de junio. Cuatrocientos jvenes catlicos acuden, completamente desarmados, para impedir con su presencia ese atropello. Ante la actitud valiente y decidida de esa juventud heroica, las bandas peronistas se detienen, limitndose a apedrear a los jvenes que permanecen inmviles en el atrio de la Catedral. Un protestante, al ver ese espectculo, cruza la calle Rivadavia y se une a los catlicos, manifestando: Eso es una lucha entre la civilizacin y la barbarie, y yo me pongo de lado de la civilizacin. Como mucho son heridos por las piedras, los jvenes resuelven entrar a la Iglesia Matriz y cerrar las puertas. Se hace presente la Polica, pero no en defensa de los atacados sino de los atacantes. Y los cuatrocientos defensores de la Catedral son detenidos a las doce de la noche y trasladados al Penal de Villa Devoto. Otra venganza ms de Pern es la de hacer encarcelar al Obispo auxiliar de Buenos Aires, Mons. Manuel Tato, y al Cannigo de la Iglesia Catedral, Monseor Ramn Novoa, acusndolos de haber promovido la manifestacin del 11 de junio. El Dr. Manuel Ro (actual Embajador argentino ante la Santa Sede) acude para defender profesionalmente a los dos acusados y es tambin detenido en el Departamento de Polica. Sin permitir que se se despidan de sus parientes y sin dejarlos llevar ms que lo puesto, los dos prelados son embarcados en un avin, rumbo desconocido. Felizmente el avin tiene que hacer escala en Lisboa, y los detenidos pueden bajar y trasladarse a Roma. Enterado Po XII de lo ocurrido, excomulga a las autoridades argentinas que intervinieron en este atropello. A su vez el Episcopado argentino publica una pastoral denunciando la persecucin que

sufre el catolicismo en general y el clero en particular. El ambiente de terror y de inseguridad en que se vive va en aumento. La nueva Mazorca, es decir, los componentes de la Alianza Libertadora Nacionalista, recorren continuamente las calles en jeep cometiendo una serie de atropellos. Un Da Trgico. Llega entonces el da ms trgico de nuestra Historia. El 16 de junio de 1955, la Marina argentina, se lanza, valientemente, en contra del rgimen de oprobio y opresin establecido en nuestra patria. Vuelan sobre Buenos Aires los aviones de la Marina y bombardean la Casa Rosada. Pero no logran su objetivo: prevenido el tirano, ha tenido tiempo de huir y refugiarse en el Ministerio del Ejrcito. Desde all busca su salvacin ofreciendo a militares amigos todo cuanto le pidan. Y a fin de tener rehenes para cebar en ellos su venganza o para amenazar con su fusilamiento si los marinos continan bombardeando la ciudad, ordena encarcelar a todos los miembros del clero. A las dos de la tarde, la Polica concurre a casa de Monseor de Andrea y lo lleva detenido. Su sobrino, el presbtero Miguel Angel de Andrea, manifiesta que lo acompaar. To y sobrino detenidos en la Comisara 3. All oyen como siguen cayendo bombas hasta que se produce un gran silencio. El Ejrcito no ha secundado aquel movimiento libertador y la Marina ha tenido que rendirse. Monseor contina preso y, mientras permanece en la Comisara, a las cinco de la tarde su iglesia que tanto ama, que ha cuidado con tanto esmero y en la cual ha desempeado su apostolado religioso y social en bien del pueblo durante cuarenta y tres aos, es asaltada e incendiada a vista y paciencia de la Polica y de los bomberos. Los bancos de la iglesia son amontonados por los asaltantes para hacer con ellos una pira incendiaria; la sacrista completamente destruda. Junto con su archivo. Los tabernculos son abiertos a hachazos; en el Altar Mayor, el Sagrario contiene un copn lleno de hostias consagradas, un asaltante tira las hostias dentro del Sagrario y roba el copn. Esa misma tarde, otras Iglesias son igualmente asaltadas, saqueadas e incendiadas. Buenos Aires nunca haba presenciado, en sus cuatrocientos aos de existencia, un espectculo tan bochornoso. Jams haba visto cometer los sacrilegios que ese da se realizaron impunemente con la ayuda y cooperacin de un gobierno que en sus primeros aos haba hecho gala de catolicismo. El Palacio Arzobispal y ocho iglesias son incendiadas por elementos peronistas. El Palacio Arzobispal es el primero en sufrir el ataque de esos bandidos que no solo incendian el edificio y sus muebles, sino sus valiosos archivos donde estaban compendiados toda la historia de nuestra patria. 80.000 legajos, con sus documentos que remontaban al tiempo de la Colonia, son pastos de las llamas, las que destruyen puertas, ventanas, piso y techos, no quedando ms que las vigas de hierro y trozos de paredes ennegrecidas por el humo. La Catedral solo se salva porque all se encuentra la tumba del General don Jos de San Martn, pero su sacrista es tambin saqueda y luego incendiada, perdindose todo cuanto contena. San Francisco, Santo Domingo, San Ignacio, San Juan, La Merced, La Piedad, San Nicols de

Bari y las Victorias, son asaltadas, profanadas, saquedas e incendiadas. Una de las iglesias que ms sufre es precisamente, la que con mayor razn nunca deb haber sido tocada por el Presidente de la Repblica: San Francisco. Esta Iglesia ha sido la primera que se construy en Buenos Aires. El solar que ocupa fue donado a los franciscanos por Don Juan de Garay. Y estos se distinguieron muy especialmente en su benfica obra de evangelizacin a los indios y educacin de los criollos. Cuando lleg el momento de nuestra independencia y organizacin nacional, di esa Orden patriotas tan distinguidos como Fray Cayetano Rodrguez y Fray Mamerto Esqui. La Argentina tiene , pues, un agradecimiento muy grande con los hijos espirituales de "il poverello" de Asis. Pero el Dictador antiargentino, que no ha respetado ni siquiera, la bandera de su patria, tampoco respetar ese solar histrico. Y en la noche del 16 de junio la Iglesia de San Francisco se convierte en una inmensa hoguera. Tambin son incendiadas, una a una, las celdas de los franciscanos. A mi me toca, como a tantos argentinos, ser testigo presencial de esa noche de horror. Primero contemplo el incendio de San Nicols. Salen los asaltantes cubiertos con las casullas y llevando en sus manos los candelabros e incensarios. La Polica los protege y los bomberos, instalados en la calle Santa Fe, con sus carros y sus mangueras, no se mueven. Las llamas saliendo de las ventanas del despacho parroquial, lamen las paredes de las casas de departamentos vecinos. Una mujer se asoma a una ventana y grita: Se incendia mi casa , pero los bomberos no se apresuran a usar las mangueras, y muy despacio, con desgano premeditado, empiezan a lanzar agua. Me avisan que los Padres Redentoristas de Las Victorias estn tocando las campanas de su iglesia para pedir auxilio. Acudo all en seguida. Los asaltantes asustados huyen. Un amigo mo entra a la capilla superior, y un anciano redentorista que est rezando de rodillas, creyendo que es un incendiario exclama: Basta de incendiar!. El padre Wagner ha sido duramente golpeado por los asaltantes. Pocos das despus muere a consecuencia de la conmocin sufrida. El padre Baztn y el padre Leo permanecen en la Iglesia. Con ellos y los vecinos que han acudido, apagamos el fuego... Me traslado a Plaza de Mayo. Arde an el Palacio Arzobispal. Unos soldados duermen con placidez en un camin. El cielo est enrojecido por el resplandor de las llamas que envuelven la alta cpula de San Francisco. Una multitud contempla en silencio la catstrofe. Ms all, Santo Domingo, que ya no arde, es un agujero negro y ahumado. Frente a la Iglesia de San Ignacio. Gran cantidad de imgenes sagradas se encuentran en la vereda y en la calle. Todas han sido mutiladas. Hombres y mujeres les colocan flores y muchos, arrodillados, les rezan Espectculo nico en el mundo . Ni en la Rusia sovitica haban sido incendiadas las iglesias ni mutiladas sus imgenes. Solamente en Madrid, durante la revolucin espaola, los rojos realizaron cosas parecidas. A las 4 de la madrugada del 17 de junio, Monseor de Andrea y su sobrino reciben orden de prepararse para partir a un largo viaje, sin decirles adonde se los llevan. Un camin celular de la polica los espera en la puerta de la comisara. Es de aquellos que no tienen celdas particulares sino dos bancos corridos uno enfrente del otro. Desde las 4 hasta las 8, el camin da vueltas por Buenos Aires, deteniendo varias veces su marcha en diversos lugares para hacer subir a ms sacerdotes encarcelados. All suben, tambin dirigentes de diferentes sectores polticos. Esto es una verdadera unin democrtica - comenta uno de ellos. Despus de andar un trecho, el camin se detiene. Se oye el ruido de una puerta que se abre.

Han entrado en la crcel de Villa Devoto. En el Cuadro N1, son amontonados doscientos sacerdotes entre los cuales se cuentan el Padre Sojo y los Jesuitas del Colegio Salvador, el Padre Virgilio Filippo y el Obispo de la dicesis de San Nicols, Monseor Silvio Martnez, quien ha sido detenido con los Agustinos. En una nueva tanda de sacerdotes encarcelados, llega Monseor Gustavo J. Fanceschi. Los vidrios del Cuadro se encuentran rotos, y el fro es intenso. Pero a ninguno le est permitido recibir abrigos. Al enterarme que Monseor de Andrea est preso en Villa Devoto, me traslado con el Dr. Esteban Ochoa. Pedimos entrar a visitar a Monseor, y no nos dejan. Queremos dejarle ropa de abrigo que le llevbamos y nos dicen que no se puede entregarle nada. Caso curioso , ese 17 de junio nos empeamos con el Dr.Ochoa en entrar en la crcel de Villa Devoto y no lo conseguamos. Tres meses despus, cuando no lo deseamos, fuimos los dos detenidos y alli llevados en un camin celular. En aquel 17 de junio, a la hora de almorzar, los carceleros llevan al Cuadro N 1 una gran olla, y a cada uno de los sacerdotes presos se les da un plato y un panecito. Luego se le sirve sopa de fideos, pero no se les proporciona cucharas.Todos, incluso Monseor, deben tomarlas a sorbos. Los retretes no tienen puertas y estn increiblemente sucios. Monseor Franceschi increpa a un polica exclamando: He recorrido todo el mundo, he llegado a la India, y en ninguna parte he visto una iniquidad semejante. Sabe Ud. donde ocurri algo similar?. En Roma, en tiempos de Nern!. A la tarde se los traslada al Cuadro N 2, que no es mucho mejor. Todos tiritan de fro. A la noche de nuevo se le da un plato de sopa con un panecito. Como alguien pide algo ms de comer, se le reparte un panecito ms a cada uno. A las 11 de la noche se les despierta sin decirles para qu y se los lleva a un saln de la Crcel. Muchos creen que sern fusilados. Pero al fin se les comunica que van a ser puestos en libertad y que slo fueron llevados a Villa Devoto, para preservarlos de las iras del pueblo !. Monseor de Andrea llega a casa de su sobrino. All lo encontr sereno y sonriente como siempre. Era, pocos das despus, cuando vuelve a su iglesia incendiada y semidestruda, ya no sonre. Es el 29 de junio. La clausura a San Miguel ha sido levantada por la polica, y Monseor ha resuelto celebrar el da del Pontfice con una misa vespertina a las 19 horas. Un pblico extraordinario se congrega en la Iglesia. Media hora antes de la ceremonia el recinto est colmado. La gente desborda la calle Bartolom Mitre y Suipacha. Cuando llega el Obispo de Temnos en un automvil, la concurrencia lo aclama y lo saluda agitando sus pauelos. Con dificultad Monseor penetra en la iglesia. Al llegar frente al altar de Santa Teresita, avanza hasta el Altar Mayor de rodillas manteniendo esa actitud durante toda la ceremonia religiosa. La misma es seguida con hondo recogimiento. Y es seguida no solo por quienes han podido entrar, sino tambin por las numerosas personas que han quedado afuera. Un jven ha trepado por la puerta de hierro y, sostenindose sobre el basamento de una de las columnas del frente, dirige desde all los rezos y los cnticos. Cuando termina la Misa, y aquel jven comunica que Monseor va a hablar, todo el mundo guarda silencio. El Obispo de Temnos expresa que, como desagravio a los sucesos registrados el 16 de junio, llevar en adelante luto no slo en su espritu, sino tambin en su

cuerpo. Por tanto renuncia a los ornamentos morados y a la capa de seda de su investidura episcopal para usar, en adelante, el sencillo traje telar... Palabras Clave. Carisma : don de Dios, gracia y gratuidad ( = jarisma). Laico : La Iglesia primitiva heredera de la tradicin juda, llamara laico ( = pueblo) a los miembros de su comunidad ( = koinona) que con los siglos ha adoptado el significado de secular ( = seglar ) porque permanece en el tiempo. Martirio : El trmino martirio o testimonio tiene su raz "mrtir" en griego y significa "testigo". Parresa : En griego antiguo de donde deriva tambin el trmino latino, la parresa designa la libertad de expresin. Bibliografa. Obras generales. Amens, J. M. Correa, M. A. Mandingorra, J. Psicologa del Martirio : I. El testimonio de fe del s. I - IV en el Imperio Romano. II. Los mrtires cristianos del s. XX en la II Guerra Mundial. VI CVP Congreso Virtual de Psiquiatra : Interpsiquis 2005. Arnaudo, Florencio Jos. El ao en que se quemaron las iglesias. Editorial Pleamar. Buenos Aires. 1955. Bentez, Hernn. La aristocracia frente a la Revolucin. Buenos Aires. 1955. Bonamn, Victorio (Mons.). El Claroscuro de la Religiosidad Argentina. Buenos Aires. 1964. Carrre Cadirant, Gustavo. Primera persecucin religiosa en la Repblica Argentina. Revista n 97ARBIL. Espaa. 2005. Confalonieri, Orestes. Pern contra Pern. Buenos Aires. 1956. Corbin, F. Millet, J.L. Comes, M. El Cristianismo en el mundo de hoy. Lpez Mezquida Editor (ECIR), Valencia. 1977. Furlong - S.J., Guillermo. La Tradicin Religiosa en la Escuela Argentina. Ediciones Teora. Buenos Aires. 1957. Iraburu, Jos Mara. El martirio de Cristo y los cristianos. EDIBESA. Madrid. 2003. Romero Carranza, Ambrosio. Itinerario de Monseor de Andrea. Emec editores. Buenos Aires. 1957. Rttjer, Anbal. La Escuela argentina. Editorial Catalina. Buenos Aires. 1959. Snchez Gamarra - C. SS. R., Alfredo. Alma de Mrtir. Buenos Aires. 1956. Snchez Sorondo, Marcelo. La Revolucin que Anunciamos. Ed. Nueva Poltica. Buenos Aires. 1945. Documentacin.

Carta de las Iglesias de Viena y Lyon sobre el martirio de Potino, obispo y otros muchos fieles (Actas selectas de los mrtires. Ed. Apostolado Mariano. Sevilla. 1991). Encclica "Veritatis Splendor de S.S. Juan Pablo II a todos los Obispos de la Iglesia Catlica sobre algunas cuestiones fundamentales de la Enseanza Moral de la Iglesia. Ciudad del Vaticano, 6 agosto 1993. Discurso de S.S. Benedicto XVI (19.08.2005) en la Sinagoga de Colonia (Alemania) con ocasin de la Jornada Mundial de la Juventud (18-21 agosto 2005) en el 60 aniversario de la liberacin de los campos de concentracin nazis y 40 aniversario de la promulgacin de la Declaracin "Nostra aetate", del Concilio Ecumnico Vaticano II. Agencias de Noticias. Psiclogos cristianos sealan que Juan Pablo II es mrtir por una clusula de excepcin. Barcelona. 7 Dic. 05. Corresponsal de prensa : Patricia Navas. Agencia VERITAS. Editor de L'Osservatore Romano afirma que Juan Pablo II fue "autntico Papa mrtir". Ciudad del Vaticano. 28 Ago. 05. ACI Digital. Diarios. El Pueblo, 1943-1944. Hechos e ideas, 1943-1944. La Fronda, 1943-1944. La Nacin, 1943-1944. La Prensa, 1943-1944. Revistas. Ctedra: Garca Loydi, P.: Qu se pretende con la enseanza de la religin. Buenos Aires. 1946. Pags. 319 y ss. Ctedra: Gomez Fourgues, Mximo: Constitucionalidad de la enseanza religiosa. Buenos Aires. 30/04/1944. Pag. 140. Criterio: De La Briere,Ives S. J.: El concepto catlico de la escuela y de la enseanza. Buenos Aires. 13/03/1941. Pags. 250-254. El Monitor de la Educacin Comn. Buenos Aires. 1943-1946. La Obra. Buenos Aires. 1943-1947 Boletines del Estado. Anales de Legislacin Argentina: Decreto N 18.411, de diciembre 31 de 1943. Editorial La Ley. Buenos Aires. 1954. Tomo IV. Segunda edicin. Pags. 73-74. Boletn del Ministerio de Justicia e Instruccin Pblica de la Nacin Argentina. Direccin General de Enseanza Religiosa: Decretos, Resoluciones Ministeriales, Resoluciones de la Direccin

General, Circulares, Notas y Comunicados. 1944. Boletn del Ministerio de Justicia e Instruccin Pblica de la Nacin Argentina. Direccin General de Enseanza Religiosa: Decretos, Resoluciones Ministeriales, Resoluciones de la Direccin General, Circulares, Notas y Comunicados. 1945. Boletn del Ministerio de Justicia e Instruccin Pblica de la Nacin Argentina. Direccin General de Enseanza Religiosa: Decretos, Resoluciones Ministeriales, Resoluciones de la Direccin General, Circulares, Notas y Comunicados. 1946. Ministerio de Justicia e Instruccin Pblica de la Nacin Argentina. Direccin General de Enseanza Religiosa: Apuntes de Moral. 1945. Ministerio de Justicia e Instruccin Pblica de la Nacin Argentina. Direccin General de Enseanza Religiosa: Programas de Religin y Moral. 1944. Ministerio de Justicia e Instruccin Pblica de la Nacin Argentina. Direccin General de Enseanza Religiosa: Religin y Moral: Estadstica General y Porcentajes de los alumnos que concurren a sus clases en los distintos establecimientos de la Repblica. 1945. Secretara de Educacin de la Nacin. Direccin General de Enseanza Religiosa: Programas de religin catlica para las escuelas de enseanza primaria, secundaria, normal y especial. 1944. Otros documentos. "Situacin interna", documento del GOU en R. Potash, Pern y el GOU. Los documentos de una ideologa secreta, Ed. Sudamericana. Buenos Aires. 1984, pp. 198-209. Notas y Textos. [1] Mons. Bonamn, Victorio: El Claroscuro de la Religiosidad Argentina. Buenos Aires. 1964. Pg. 23 [2] Contralmirante Tessaire, Alberto. Declaraciones del Ex Vicepresidente el 4 de octubre de 1955. [3] PERN, Juan Domingo (19/02/1946). Diario La Tribuna. [4] BENTEZ, Hernn (1955). La aristocracia frente a la Revolucin. Pg. 368. [5] LAGUZZI, Carlos (1948). La educacin en el Plan de Gobierno, en Hechos e Ideas. N 55. [6] MINISTERIO DE EDUCACIN DE LA NACIN (1950). Direccin General de Instruccin Religiosa. Programas de Religin catlica. Pg. 4. [7] LA NACIN (21/03/1955). [8] CONFALONIERI, Orestes (1956). Pern contra Pern. Pg. 337. [9] BADANELLI, Pedro (1959). Pern, la Iglesia y un cura. Pg. 87. [10] CONFALONIERI, Orestes. Op. Cit. Pg. 339.

[11] Ibdem. Pg. 339. [12] Ibdem. Pg. 340. [13] SUREZ, Matas. Op. Cit Pg. 211. [14] ROTTJER, Anbal. Op. Cit. Pg. 326. [15] BADANELLI, Pedro. Op. Cit. Pg. 79. [16] BADANELLI, Pedro. Op. Cit. Pg. 80. [17] Texto extrado del libro Los Panfletos su aporte a la Revolucin Libertadora. Editorial Itinerarium Buenos Aires, Dic. 1955 Agradecimientos. Nuestro mayor y ms sincero agradecimiento a la Asociacin Guardia de Honor de la Virgen del Rosario del Milagro. Baslica de Santo Domingo. Av. Velez Sarsfield 30. Arquidicesis de Crdoba (Tucumn) - Repblica Argentina; a la Escuela Santo Toms Moro - direccin postal : Ro Negro 365 - Crdoba (Argentina); al Pbro. Amado Sandoval, Cristina Cristar y Carlos Colodrero.

PSIQUIATRA Y HOLOCAUSTO. Vida y Muerte en los campos de concentracin y exterminio. Un anlisis de las causas y consecuencias econmicas, sociales y polticas del IIIer. Reich (193345) alemn en la deportacin y genocidio del pueblo judo durante la II Guerra Mundial (1939-45). Autores : Carmen Martnez Ibez. Diseo Grfico y Bellas Artes por la Universidad Central de Barcelona (Espaa). Jos Mara Amens Vidal. Psiclogo Clnico y Social (docencia e investigacin desde 1984) por la Universidad Central de Barcelona (Espaa). Miembro Fundador y Administrador de la FPC. Gustavo Carrre Cadirant. Licenciado en Ciencias de la Educacin. Historiador e investigador. Asesor pedaggico. Ciudad Autnoma de Buenos Aires. Repblica Argentina. Fundacin Psicologa y Cristianismo. c/ Museo, nm. 26 - 1 1. 08912. Badalona (Barcelona). Espaa. e-mail : info@psicologos.tk - url : www.psicologos.tk ndice : Resumen. Dedicatoria. Presentacin. I. Los hospitales psiquitricos y la eutanasia en el IIIer. Reich (1939-45). Sumario. Introduccin. 1. David Irving y los revisionistas. 2. Daniel Goldhagen y los intencionalistas. 3. Raul Hilberg y los funcionalistas. Los enfermos mentales y las cmaras de gas. 1. Informe del Dr. Alexander Mitscherlich sobre los procesos de Nuremberg. 2. Declaracin del Dr. Konrad Morgen, 19 de julio de 1946, SS (A) - 65 y 67. 3. Expediente del Dr. Horst Schumann, la accin T-4 y clave 14 f 13 (1939-45). 4. Dossier de Karl Binding- Alfred Hoche (1920-1943). Anexo. Documentacin. II. Los orgenes de los campos de concentracin y exterminio. Cuadros Sinpticos. Estadsticas de judos fallecidos. 1. La prdida de la poblacin juda, 1939-45. 2. Muertes por causa del fallecimiento. ltimas noticias. Auschwitz y Hadamar. 1. Simn Wiesenthal. 2. Tribunal de Nuremberg. Notas y Textos. Bibliografa. III. Apndice. 1. Disposiciones aprobadas por la Asamblea General de la O.N.U. 2. Declaracin de Estocolmo. Tablas y Grficos. IIIer. Reich : 1. 1933 - 39. 2. 1939 - 45. Palabras Clave. Agradecimientos. Nota de autor. Resumen. A. Objetivos. Con la intencin de realizar un trabajo de docencia e investigacin sobre los hospitales psiquitricos del IIIer. Reich durante el periodo de 1939-45. El objetivo principal responde a la necesidad de recordar en nuestra poca actual que la prctica de la eutanasia se generaliz hasta tal extremo en Alemania durante la II Guerra Mundial que fue origen y desarrollo posterior del genocidio en los campos de concentracin y exterminio. B. Mtodos. Raul Hilberg, profesor emrito de Ciencias polticas de la Universidad de Vermont (USA) utiliza para el anlisis estadstico, la extrapolacin de las cifras a partir de los informes disponibles, emitidos por los organismos alemanes, y los consejos judos, a partir de comparaciones entre las estadsticas. El mtodo principal de estas agrupaciones fue substraer de los datos de postguerra, las cifras o clculos de los censos anteriores a la guerra. C. Resultados. En 1945, el Instituto de Asuntos Judos de Nueva York, calcul que el nmero de muertos debi de ser entre 5.659.000 y 5.673.100. Un ao despus, Jacob Leszczynski, del Congreso Judo Mundial, calcul que el total de muertos era de 5.978.000. La mayora de los clculos publicados oscila entre los cinco y los seis millones. D. Conclusiones. El holocausto judo tiene su origen en los hospitales psiquitricos alemanes en

los que la prctica del homicidio teraputico se convirti en habitual hasta el extremo de causar uno de los mayores crimenes contra la humanidad del s. XX. Dedicatoria. "Siempre habr judos mientras recuerden. No hay pecado ms grande que el olvido". Simn Wiesenthal. A la memoria de la labor emprendida y llevada a cabo por Simn Wiesenthal, superviviente de 12 campos de concentracin y exterminio, que durante medio siglo dedic todo su esfuerzo en perseguir a los criminales responsables del holocausto judo durante la II Guerra Mundial (193945) tras los procesos de Nuremberg (Alemania). Presentacin. El presente estudio aborda la concepcin sobre el martirio como antonimia del genocidio , y con este propsito transcribimos nuestro artculo : "La memoria histrica de Benedicto XVI en Auschwitz"; publicado en la seccin "pgina abierta" del noticiero "La Vanguardia" (Espaa) con fecha 31 agosto 2006. En el contexto del holocausto judo durante II Guerra Mundial (1939-45), la mayora del pueblo hebreo convirti en eleccin el vivir como un "mrtir de la fe", mucho se ha hablado de las reflexiones sobre dnde estaba Dios en aquellos aos de penumbra y miseria moral?, y la nica respuesta a esta cuestin, se encuentra en el martirio de muchos judos que dieron testimonio de su fe, mostrndose reacios a claudicar ante sus enemigos de sus convicciones religiosas, y reafirmando su pasado histrico de pueblo elegido, segn su moral y ritos religiosos que se mostraron al mundo inalterables en todo momento y contrarios a erigirse o convertirse en una cultura que alabara por contra del fin supremo de los judos, que es el martirio, la contraria accin del suicidio asistido, o eutanasia, el homicidio teraputico y sistemtico, o genocidio, como solucin final a los conflictos que asolaban Europa, la persecucin sistemtica y asesinato de millones de seres humanos, como as proclam el nazismo durante el IIIer. Reich (1933-45) alemn. Benedicto XVI en la Sinagoga de Colonia (Alemania) el 19 agosto 2005, y en la conmemoracin del 60 aniversario de la liberacin de los campos de concentracin nazis, en los que millones de judos, hombres, mujeres y nios fueron llevados a la muerte en las cmaras de gas e incinerados en los hornos crematorios, hizo suyas las palabras escritas por su venerado predecesor Juan Pablo II con ocasin del 60 aniversario de la liberacin de Auschwitz : "... Me inclino ante todos los que experimentaron aquella manifestacin del "mysterium iniquitatis". Los acontecimientos terribles de entonces han de despertar incesantemente las conciencias, extinguir los conflictos y exhortar a la paz ...". Benedicto XVI reitera y vuelve a constatar en su visita el 28 mayo 2006 al campo de concentracin y exterminio de Auschwitz-Birkenau-Monowitz el profundo respeto, reverencia y veneracin hacia los mrtires de la fe tal como fueron pronunciadas sus palabras en la Sinagoga de Colonia: "... ahora nosotros los reconocemos con gratitud como testigos de la verdad y del bien, que en nuestro pueblo tampoco haban desaparecido. Damos gracias a estas personas porque no se sometieron al poder del mal y ahora estn ante nosotros como luces en una noche oscura. Con profundo respeto y gratitud nos inclinamos ante todos los que, como los tres jvenes frente a la amenaza del horno de Babilonia, supieron responder: "Slo nuestro Dios puede librarnos; pero si no lo hace, has de saber, oh rey, que nosotros no serviremos a tus dioses ni adoraremos la estatua de oro que has erigido" (Dn 3, 17-18) ... Dios mismo ha descendido al infierno del sufrimiento y sufre juntamente

con nosotros..." El planteamiento del trabajo de docencia e investigacin enfrenta la tesis de Daniel Goldhagen, profesor de Estudios Gubernamentales y Sociales en la Universidad de Harvard (USA), que imputa a la Iglesia Catlica y Po XII co-responsabilidades en la comisin de actos contra el pueblo judo durante el periodo de la II Guerra Mundial (1939-45), cuando en realidad su fe y misin de dar testimonio de la verdad estuvo marcada en todo momento por el martirio de la iglesia "semper persequitata", testigo fiel en los ms trgicos episodios de la historia de la humanidad. Citamos al efecto, un fragmento recogido del documento emitido por la Santa Sede, con el ttulo : "Nosotros recordamos : una reflexin sobre la Shoah"; editado por la Comisin para las relaciones religiosas con el Judasmo (Cardenal Edward Idris Cassidy. Presidente. Pierre Duprey, m.afr. Vicepresidente. Remi Hoeckman, o.p. Secretario), y publicado el 16 de marzo de 1998. (...) "La Iglesia en Alemania respondi condenando el racismo. Dicha condena se realiz por primera vez en la predicacin de algunos miembros del clero, en la enseanza pblica de los obispos catlicos y en los escritos de periodistas catlicos. Ya en febrero y marzo de 1931, el cardenal Bertram de Breslavia, el cardenal Faulhaber y los obispos de Baviera, los obispos de la provincia de Colonia y los de la provincia de Friburgo publicaron sendas cartas pastorales que condenaban el nacionalsocialismo, con su idolatra de la raza y del Estado (Cf. B. Statiewski, Ed., Akten deutschher Bischfe ber die Lage der Kirche, 1933-1945, vol. I, 1933-1934, Mainz 1968, Apndice). El mismo ao 1933, en que el nacionalsocialismo alcanz el poder, los famosos sermones de Adviento del cardenal Faulhaber, a los que no slo asistieron catlicos, sino tambin protestantes y judos, tuvieron expresiones de claro rechazo de la propaganda nazi antisemita (Cf. L. VOLK, Der Bayerische Episkopat und der Nationalsozialismus 1930-1934, Mainz 1966, pp. 170174). A raz de la Noche de los cristales, Bernhard Lichtenberg, preboste de la catedral de Berln, elev oraciones pblicas por los judos; l mismo muri luego en Dachau y fue declarado beato. Tambin el papa Po XI conden, de modo solemne, el racismo nazi en la encclica Mit brennender Sorge (La encclica est fechada el 14 de marzo de 1937: AAS 29, 1937, 145-167) que se ley en las iglesias de Alemania el domingo de Pasin del ao 1937, iniciativa que provoc ataques y sanciones contra miembros del clero. El 6 de septiembre de 1938, dirigindose a un grupo de peregrinos belgas, Po XI afirm: El antisemitismo es inaceptable. Espiritualmente todos somos semitas (La Documentation Catholique, 29, 1938, col. 1.460). Po XII, desde su primera encclica, Summi pontificatus (AAS 31, 1939, 413-453) del 20 de octubre de 1939, puso en guardia contra las teoras que negaban la unidad de la raza humana y contra la divinizacin del Estado, que, segn su previsin, llevaran a una verdadera hora de las tinieblas (Ib., 449). Durante la guerra, y tambin despus, comunidades y personalidades judas expresaron su gratitud por lo que haban hecho en favor de ellos, incluso por lo que haba hecho el Papa Po XII, personalmente o a travs de sus representantes, para salvar la vida a cientos de miles de judos. Por esa razn, muchos obispos, sacerdotes, religiosos y laicos fueron condecorados por el Estado de Israel ... Organizaciones y personalidades judas representativas reconocieron varias veces oficialmente la sabidura de la diplomacia del Papa Po XII. Por ejemplo, el jueves 7 de septiembre de 1945, Giuseppe Nathan, comisario de la Unin de comunidades judas italianas, declar: Ante todo, dirigimos un reverente homenaje de gratitud al Sumo Pontfice y a los religiosos y religiosas que, siguiendo las directrices del Santo Padre, vieron en los perseguidos a hermanos, y con valenta y abnegacin nos prestaron su ayuda inteligente y concreta, sin preocuparse por los gravsimos peligros a los que se exponan (LOsservatore Romano, 8 de septiembre de 1945, p. 2).

El 21 de septiembre del mismo ao, Po XII recibi en audiencia al doctor A. Leon Kubowitzki, secretario general del Congreso judo internacional, que acudi para presentar al Santo Padre, en nombre de la unin de las comunidades judas, su ms viva gratitud por los esfuerzos de la Iglesia catlica en favor de la poblacin juda en toda Europa durante la guerra (LOsservatore Romano, 23 de septiembre de 1945, p. 1). El jueves 29 de noviembre de 1945, el Papa recibi a cerca de ochenta delegados de prfugos judos, procedentes de varios campos de concentracin en Alemania, que acudieron a manifestarle el sumo honor de poder agradecer personalmente al Santo Padre la generosidad demostrada hacia los perseguidos durante el terrible perodo del nazi-fascismo (LOsservatore Romano, 30 de noviembre de 1945, p. 1). En 1958, al morir el Papa Po XII, Golda Meir envi un elocuente mensaje: Compartimos el dolor de la humanidad (...). Cuando el terrible martirio se abati sobre nuestro pueblo, la voz del Papa se elev en favor de sus vctimas. La vida de nuestro tiempo se enriqueci con una voz que habl claramente sobre las grandes verdades morales por encima del tumulto del conflicto diario. Lloramos la muerte de un gran servidor de la paz ..." (...) En el libro "The Scarlet Pimpernel of the Vatican" ("La Pimpinela escarlata del Vaticano"), del periodista J.P. Gallagher, aparecido en espaol con el ttulo "Prpura y negro" se explica que el 28 de septiembre de 1943, los nazis exigieron a la comunidad juda de Roma, dos millones de libras esterlinas en oro, y posteriormente los detendran y deportaran. En poco ms de 24 horas, la nobleza romana a instancias del Papa Po XII haba logrado reunir dicha suma, as como sufragado l mismo una cantidad importante. Al terminar la guerra, el Gran Rabino de Roma, el Dr. Zolli, que no haba dudado en pedir ayuda a Po XII, y haba permanecido oculto en el Vaticano, se convirti al catolicismo. Su gratitud hacia el Santo Padre, por salvar a miles de judios y su propia vida, y su estrecha relacin en el Vaticano durante la II Guerra Mundial (el 15 de agosto de 1944, Israele Zoller, su apellido original, casi un ao despus del 28 de septiembre de 1943 manifest por primera vez, y confidencialmente al rector de la Universidad Pontificia Gregoriana de Roma, el padre Paolo Dezza S.I., que llegara a ser cardenal, su intencin de hacerse cristiano) le decidieron convertirse al catolicismo, culminando en Eugenio Zolli y con el mismo nombre propio del Sumo Pontfice (Cardenal Eugenio Pacelli) en la pila bautismal de la capilla de la Iglesia Santa Mara de los Angeles (13 de febrero 1945) su adhesin a la Iglesia Catlica, Apostlica y Romana (su esposa Emma, aadi a su nombre Mara por la Iglesia en que ambos se bautizaron el mismo da). Nos es necesario recordar tambin la historia real de Monseor Hugh Joseph OFlaherty (La Pimpinela escarlata del Vaticano, el correo de Dios o la Primavera roja, que fueron sus pseudnimos, como el nombre en clave "Golf"), Primo Notario del organismo ms estricto y poderoso de la Santa Sede, el Santo Oficio o Congregacin para la Doctrina de la Fe, condecorado por Italia, Canad y Australia, y por el Congreso Norteamericano con la Medalla de la Libertad, nombrado Comendador del Imperio Britnico, y convertido en Cardenal por el Estado Vaticano, que organiz un sistema de eficacia increble y extraoficialmente, nos referimos a la red clandestina de evadidos y refugiados ms importante de la II G.M. de la que creemos con certeza que el Papa Po XII fue su mayor responsable. Sin ir ms lejos, el Premio Nobel de la Paz concedido en 1958, a Georges Henri Pire, ao del fallecimiento de Po XII, es un reconocimiento explcito a la labor humanitaria de la iglesia catlica en la persona de un religioso dominico durante y despus de la II Guerra Mundial con la poblacin refugiada, mayormente juda en el continente europeo, en Blgica se le considera como un hroe. Fue capelln en el movimiento de resistencia antinazi. Colabor en el servicio de Inteligencia, y los fondos del galardn fueron destinados a fundar una aldea para refugiados en Noruega con el

nombre de "Ana Frank" en memoria de esa joven mrtir judeo-holandesa que se transform en el smbolo de la lucha contra el racismo y la discriminacin. Asimismo, en "The Pius War responses to the critics of Pius XII" ("La guerra de Po respuestas a las crticas de Po XII", Lexington Book, Lanham, Maryland, 2004) editado por Joseph Bottum, director de la seccin Books and Arts del The Weekly Standard y por David G. Dalin, rabino, profesor de Historia y Ciencias Polticas en la Ave Maria University, responden detalladamente a travs de filsofos, telogos, periodistas, abogados, historiadores, y especialistas de la Shoah, a las acusaciones dirigidas contra Po XII, Papa de 1939 a 1958. William Doino ha introducido una crnica detallada de lo que hizo la Iglesia catlica para salvar a los judos de la persecucin nazi en los diferentes pases, y sobre Po XII afirma que "cuando era nuncio en Alemania (1917-1929) y secretario de Estado (1930-1939) y sobre todo cuando era pontfice, Pacelli denunci de manera clara y fuerte los males de su tiempo, es decir, el racismo, los odios raciales y tnicos, el nacionalismo exasperado, los crmenes de guerra y las atrocidades contra las poblaciones civiles. Adems, en marzo de 1940, durante un encuentro privado con Joachim von Ribbentrop, ministro de Asuntos Exteriores alemn, Po XII conden la persecucin nazi de los catlicos y de los judos de manera fuerte y decidida". En definitiva The Pius War documenta ampliamente la ayuda directa coordinada por Po XII a favor de los perseguidos por el nazismo en toda Europa. William Doino concluye citando a Monseor John Patrick Carroll-Abbing, miembro de la red antinazi en Roma, quien reciba rdenes directamente de Po XII para esconder y proteger a los judos con el fin de lograr que escaparan de una muerte segura miles de personas sin hacer distincin de raza, sexo, edad, nacionalidad o creencia religiosa, que eran perseguidas indiscriminadamente por el IIIer. Reich alemn durante la triste y penosa II Guerra Mundial. Hacemos nuestro lo que dijo el Concilio Vaticano II (1962-65) en la Declaracin Nostra aetate (28 de octubre de 1965, Pablo VI), que afirma inequvocamente: La Iglesia (...) recordando el patrimonio comn con los judos e impulsada no por razones polticas, sino por la religiosa caridad evanglica, deplora los odios, persecuciones y manifestaciones de antisemitismo de que han sido objeto los judos de cualquier tiempo y por parte de cualquier persona". La defensa de nuestra tesis se basa en la evidencia que la ejecucin de las muertes en masa a partir de 1939, fueron sin la accin, intervencin o participacin de la iglesia catlica alemana que se mostrara contraria a la instauracin de los grupos de planificacin de los crimenes documentados en los informes emitidos sobre las declaraciones de los imputados en el Tribunal de Nuremberg, en los que no aparecen acusados en ningun caso altos responsables eclesisticos alemanes. Un Tribunal austraco conden el 20 de febrero 2006 al historiador britnico David Irving a tres aos de prisin por negar el holocausto y la poltica de exterminio nazi durante la II Guerra Mundial, un revisionista histrico que expone sus tesis medio siglo despus y contrariamente a la evidencia histrica del asesinato sistemtico del pueblo judio europeo entre 1939-45. Asimismo, las acusaciones vertidas por Daniel Goldhagen desde hace una dcada incurren en similar negacin de la persecucin ideolgica que sufri la Iglesia Catlica en Europa durante la II Guerra Mundial, hasta el extremo de afirmar que tambin es co-responsable de los crimenes cometidos, cuando en realidad los obispos alemanes y los familiares de las vctimas no escatimaron esfuerzos en denunciar desde su inicio el genocidio en los hospitales psiquitricos de Alemania. Cabe recordar la "La Rosa Blanca", grupo de resistencia contra el nazismo que utiliz su mejor arma, la palabra, para intentar abrir los ojos a la sociedad alemana sobre la barbarie del rgimen nacionalsocialista; en seis octavillas lo denunciaban claramente, tomando posiciones contra las deportaciones de los judos. Tres de ellos fueron decapitados el 22 de febrero de 1943 en la crcel

de Munich; otros dos fueron ejecutados el 13 de julio del mismo ao; el ltimo de ellos, el 12 de octubre. De los seis, cinco eran jvenes estudiantes, de entre 20 y 25 aos, y el sexto, uno de sus profesores. Mons. Helmut Moll, de la archidicesis de Colonia, consultor teolgico en la Congregacin para las Causas de los Santos, seal: Si tuviera que proponer para la JMJ Jornada Mundial de la Juventud de Colonia del 2005 un modelo de santidad, elegira a los jvenes de la Rosa Blanca, estudiantes ortodoxos, protestantes y catlicos de Munich que en 1942 lucharon para defender ante el nazismo la dignidad del hombre y de la religin () Eran jvenes ricos en fe, con una profunda visin ecumnica. A la historia del grupo de estudiantes que fueron condenados a muerte por su oposicin al rgimen nacionalsocialista, hay que unir las personas que denunciaron los horrores del rgimen de Hitler en la propia Alemania nazi, como el pastor protestante Dietrich Bonhoeffer, y Monseor Clemens August von Galen, Obispo de Mnster, ms conocido como el Len de Mnster, por la manera en que alz su voz contra Hitler, que el 3 de abril de 1941, denunciara los asesinatos sistemticos cometidos en los hospitales psiquitricos, revelando detalles sobre la manera en que eran asesinados los enfermos en casas especialmente preparadas para ello y la forma en que se comunicaban noticias falsas a sus seres queridos sobre su fallecimiento. El obispo conden con fuerza estos hechos, definindolos como autnticos delitos, y pidiendo que se castigara a sus responsables. La falta de respeto por la vida humana que denunci, llevara a la eliminacin fsica de todas las personas consideradas discapacitadas para el trabajo, como los enfermos graves, los ancianos, los soldados heridos que regresaban del frente; etc Esta denuncia fue tambin secundada por los Obispos de Fulda y Limburg. Las homilas causaron una profunda conmocin entre la poblacin civil y entre los soldados alemanes que combatan en el frente. Los jefes nazis reaccionaron con violencia: algunos pidieron incluso que Monseor von Galen fuera ahorcado, acusado de alta traicin. Sin embargo, para no crear malestar entre la poblacin civil de esa importante regin ni entre los numerosos soldados catlicos, Hitler decidi emitir una orden suya el mismo 3 de agosto de 1941 para bloquear oficialmente la ejecucin del programa de eutanasia, aunque continu de forma clandestina. Hasta entonces, entre enero de 1940 y agosto de 1941, el programa haba causado ya unos cien mil muertos entre los internos de establecimientos psiquitricos alemanes; el nmero de vctimas corresponda aproximadamente al objetivo fijado por los organizadores en 1939: uno de cada diez pacientes de hospitales psiquitricos deba ser "eliminado por la accin". En los aos sucesivos, y por orden oficiosa de Hitler, se sigui aplicando a unos 30.000 pacientes ms y aunque en algunas situaciones particulares el programa oficial no se reanud permaneciendo cerrados algunos sanatorios, continu de forma encubierta en la mayora de sus operaciones. El Obispo de Mnster, Monseor von Galen, por sus esfuerzos a favor de la poblacin civil alemana y juda fue nombrado Cardenal por el estado Vaticano, y recientemente fue beatificado el 9 de octubre de 2005 por el Papa Benedicto XVI. Asimismo, cabe sealar que fue a partir del 24 de agosto de 1941, que Adolf Hitler decidi continuar con el programa de eutanasia que se haba iniciado con la accin T4 (el lugar de la central, situada en el nmero 4 de la calle Tierganten de Berln) y clave 14 f 13 por orden del Fhrer a 1 de septiembre de 1939, de modo que se aplicaran ejecuciones en masa en los campos de concentracin y exterminio. Se puede encontrar en detalle las operaciones en las estaciones de eutanasia (o centros de exterminio) con fecha 1 de septiembre de 1941 en el sumario T 1021, Rollo 18 del Tribunal de Nuremberg. I. Los hospitales psiquitricos y la eutanasia en el IIIer. Reich (1939 - 45). La eutanasia se debe condenar sin reservas porque es un asesinato, es la psicopata de una

civilizacin amenazada por si misma ... Psicopata (psykh: alma, que da vida, ...; pathos: enfermedad, ...) : transtorno de la afectividad, confusin entre el bien y el mal, ... Sumario. El 30 de enero de 1933, el Presidente Hindenburg nombra a Adolf Hitler, lder del NSDAP, Nationalsozialistische Deutsche Arbeiterpartei (Partido Obrero Alemn Nacional Socialista) Primer Ministro (en alemn: Canciller del Reich) de Alemania, en coalicin con el Partido Catlico de centro, hecho de una envergadura poltica y trascendencia social en el futuro de Europa que conducir a la extendida concepcin sobre la implicacin de la Iglesia Catlica en la subida al poder del movimiento nacionalsocialista en Alemania y su posterior desarrollo del rgimen nazi, cuando en realidad meses despus y sin utilizar los medios democrticos que haban permitido la subida al poder del partido nacionalsocialista se produce un golpe de estado interno en la conocida noche de los cuchillos largos (1934) en que se depuraron todos los mandos del sector izquierdista de las tropas de asalto o SA, hecho de gran significacin poltica que es la que realmente explica el posterior desarrollo ya sin oposiciones del aparato ideolgico interno que permitir instaurar el rgimen del terror en Alemania y al que se opone la Iglesia Catlica de forma tajante y concreta. Sin embargo, es la situacin previa la que se debe examinar para explicar lo sucedido en etapas precedentes, tomando como punto de partida y factor detonante la publicacin tras la I Guerra Mundial de la monografa del jurista, Karl Binding, y el psiquiatra, Alfred Hoche; "Die Freigabe der Vernichtung lebensunwerten Lebens" (La liberacin de una vida sin valor mediante la aniquilacin) , 1920, sobre la muerte dada intencionalmente, reputada por medio de tcnicas mdicas, y que adoptara la cpula de la cancillera como principio rector desde el momento de la proclamacin del IIIer. Reich (1933-45) que con la llegada del nazismo al poder, desencadenara en Alemania un debate pblico sobre la eutanasia; es en la revista "Ethik" donde sus partidarios, se refieren frecuentemente a la "Ttung" de Karl Binding (1841-1920) y Alfred Hoche (1865-1943). El mismo Dr. Hoche hasta 1943 en que se suicida interviene activa y personalmente en el debate seguido de cerca por la Administracin y el Estado nazi. Klaudia Schank y Michel Schooyans, traductores del alemn del dossier Binding-Hoche (ditions Le Sarment, 2002. Paris) sealan que la exigencia era liberalizar la destruccin de una vida indigna de ser vivida. Podemos afirmar sin lugar a dudas que ambos autores prepararon a los burcratas, a los mdicos y psiquiatras no solamente para la aceptacin, sino tambin para la ejecucin de las muertes en masa a partir de 1939, e incluso antes, sin la intervencin de la iglesia catlica alemana que a travs de sus obispos de Mnster, Fulda y Limburg se mostrara contraria a los crimenes documentados en los informes del Tribunal Militar de Nuremberg y procesos posteriores, en los que insistimos no aparecen acusados o inculpados en ninguno de sus casos altos responsables eclesisticos. Por ello, partimos de los informes del Dr. Alexander Mitscherlich y los procesos de Nuremberg, que fueron objeto de censura por los gremios mdicos de Alemania durante ms de una dcada, es decir, de su anlisis sobre los fundamentos del comportamiento colectivo que condujeron en la prctica a la planificacin de crimenes en los hospitales psiquitricos, a la eutanasia y los campos de concentracin y exterminio. Tambin partimos de las importantes tesis contrarias a Daniel Goldhagen, y que han sido defendidas durante dcadas por el profesor emrito en Ciencias Polticas por la Univ. de Vermont (EE.UU.), fundador de la Ctedra de Estudios sobre el Holocausto, Raul Hilberg, autor del libro "La destruccin de los judos europeos" (Yale, 1961), que apareci publicado inmediatamente al libro "Medicina sin Humanidad" del Dr. Alexander Mitscherlich (Frankfurt, 1960); coincidiendo ambos en el tiempo con el procesamiento del

organizador del holocausto, Adolf Eichmann, entre los nazis mas clebres (cuya captura se debe a las investigaciones de Simn Wiesenthal), secuestrado en Argentina en mayo 1960 por los servicios secretos israeles del Mossad y luego juzgado en Israel. Introduccin. Desde los primeros aos del rgimen nazi circularon en Alemania rumores que afirmaban la existencia de planes de exterminio sistemtico de la poblacin "poco productiva". En octubre de 1939, en plena campaa de inicio de la II Guerra Mundial, Hitler orden las matanzas de misericordia de los enfermos y minusvlidos; as se pas de la esterilizacin compulsiva de discapacitados cuyos males se consideraban hereditarios -enfermos mentales, pero tambin ciegos, sordos, un vasto campo indefinido de "dbiles mentales congnitos" y de "asociales"- a su eliminacin. Durante el verano de 1939, el mdico privado de Adolf Hitler, Theo Morell desde 1936 hasta su suicidio en 1945-, haba redactado un informe en el mismo sentido, basndose en una encuesta realizada a principio de los aos de la dcada de 1920 entre los padres de nios con discapacidades importantes, y que conclua que la mayora de ellos aceptaban que "la vida de su hijo se abreviara sin sufrimiento". Algunos decan incluso preferir no decidir ellos mismos la suerte de su hijo: ms vala que un mdico tomara las decisiones necesarias. A partir de lo cual Morell preconiz, en caso de eutanasia, la renuncia al consentimiento explcito de la familia, el mayor disimulo posible del asesinato del enfermo y, en trminos ms generales, la utilizacin del "prefiero-no-saberlo". Las vctimas fueron pues rpidamente transferidas de un establecimiento a otro, con el fin de hacer ms difciles las bsquedas de allegados inquietos, y luego siendo asesinadas en los centros de ejecucin. Las familias reciban entonces el anuncio del deceso, imputado a una causa inventada, as como se efectuaba la incineracin del difunto para evitar posibles exhumaciones y autopsias que inculparan a sus ejecutores. Pese a estas precauciones, el secreto del asesinato de los enfermos se divulg, en especial entre el personal de los asilos y en los alrededores de los lugares de ejecucin. Asimismo el Dr. Morell explicaba: "50.000 retardados mentales que cuestan (al Estado) 2.000 marcos por ao, unos 100 millones anuales, al 5 por ciento de inters, esa suma implica una reserva de capital de 200 millones. Algo debe significar esto para quienes han perdido el sentido de los nmeros por el periodo de inflacin". Bajo el cdigo Aktion T4, el programa de eutanasia diseado para eliminar vida indigna de vivir se concentr en los recin nacidos y nios muy jvenes; este asesinato masivo fue encubierto administrativamente y decretado secreto de Estado. Los mdicos y comadronas fueron obligados a registrar a los nios hasta los tres aos de edad que tuvieran sntomas de retardacin mental, deformaciones fsicas, u otros sntomas incluidos en un cuestionario del Ministerio de Salud. Las decisiones sobre si un nio se consideraba digno de vivir, se hicieron por tres expertos mdicos solamente en base a los cuestionarios rellenados. Ni se llevaron a cabo exmenes, ni se consultaron las historias clnicas. Cada uno de los expertos puso el smbolo + en color rojo, o el smbolo - en color azul en un formulario especial en la categora denominada tratamiento. El + rojo significaba la decisin de matar al nio, el - azul votaba en favor de dejarlo vivir. Con tres smbolos + rojos acumulados se tom la decisin en favor de la eutanasia. El nio en cuestin era trasladado a un 'Departamento Especial de Nios', donde lo mataban por inyeccin txica o por inanicin gradual. Las decisiones de los expertos se tuvieron que tomar de forma unnime. En los casos de falta de unanimidad se postergaba la decisin de matar al nio hasta llegar a una posterior decisin unnime que siempre llegaba.

Rpidamente, el programa nazi de eutanasia empez a incluir entre las primeras vctimas, a nios de hasta tres aos que tuvieran sntomas de retardacin mental o deformaciones fsicas. Pronto incluy a minusvlidos adultos. Ms tarde el Ministerio de Salud distribuy cuestionarios en hospitales e instituciones para aplicar la eutanasia a los enfermos crnicos. Se indicaron los pacientes sufriendo bajo esquizofrenia, epilepsia, demencia senil, parlisis, enfermedades sifilticas, retardacin, encefalitis, u otras condiciones neurolgicas. Tambin se extendi a los mentalmente criminales, o los que no disponan de nacionalidad alemana o de sangre alemana, que incluan judos, negros, y gitanos. Asimismo, se aplic a todos los enfermos que permanecieran ms de cinco aos en hospitales o instituciones psiquitricas. Muchos hogares para la tercera edad fueron vaciados, otros ancianos y discapacitados fueron sencillamente sacados de sus casas y asesinados. Hitler aprob un programa de eutanasia cuidadosamente preparado por los cientficos nazis. La Universidad de Freiburg haba publicado El permiso para destruir la vida indigna, donde se defenda a los pacientes que pedan ayuda de muerte, presentando la eutanasia como una solucin compasiva a un problema doloroso. El ministerio nazi de Justicia defini el proyecto como lo que hara posible para los mdicos acabar con las torturas de pacientes incurables, en los intereses de verdadera humanidad. Y, sobre todo, el dinero previamente consagrado al cuidado de la vida sin sentido, redundara en personas alemanas, y ya no se tirara con el invlido, el incurable y aquellos en el umbral de la vejez. Un total de seis centros de matanza se establecieron en centros de tortura y asesinato, entre ellos la ms conocida clnica psiquitrica de Hadamar. Un miembro del SS, el Kommissar Christian Wirth y apodado El Christian Salvaje, lider el programa de eutanasia. En el estado de Brandeburgo una antigua prisin fue convertida en un centro de matanzas, donde los primeros gaseamientos nazis se experimentaron. Las cmaras de gas se camuflaron de duchas pblicas. En realidad fueron cmaras hermticamente selladas, conectadas a cilindros de monxido de carbono. En general, los pacientes se tranquilizaron antes de desnudarlos y llevarlos a las cmaras de gas. En cada uno de los centros de matanza haba un crematorio para incinerar los cadveres. A las familias de los muertos se les informaba falsamente de la causa de la defuncin del paciente, es decir, su deceso por una enfermedad letal, como ataque al corazn o pneumonia. Pero el porcentaje elevado de los casos de muerte entre los minusvlidos y los humos pestilentes y claramente visibles encima de los centros de matanza o mataderos de seres humanos evoc sospecha y espanto entre la poblacin local. Se dice que los nios de las poblaciones aledaas de Hadamar saludaban a los pacientes nuevos en la estacin de autocares con frases como Aqu hay unos ms para gasearlos!. En 1941, en la Alemania nazi, la eutanasia se convirti simplemente en una rutina del hospital normal. Por otra parte, desde 1933 los nazis empiezan a establecer campos de concentracin en territorio alemn: Dachau cerca de Munich, seguido por Buchenwald cerca de Weimar, Sachsenhausen cerca de Berln, y Ravensbrck para mujeres. Aunque en todos los campos de concentracin que se convertirn en verdaderos centros de exterminacin se hayan cometido atrocidades increbles, el nombre de un lugar se ha quedado en la memoria de la gente de manera especial: Auschwitz, en el pueblo polaco de Oswiecim. Los nazis utilizaban insignias triangulares para identificar a los reclusos de los campos de concentracin. Los colores y los significados fueron los siguientes: Amarillo (judo), Marrn (gitano),

Violeta (testigo de Jehov), Rosado (homosexual), Verde (criminal habitual), Rojo (prisionero poltico), Negro (antisocial), Azul (emigrante); la categora antisocial inclua a prostitutas, vagabundos, asesinos, ladrones, lesbianas, y los que haban violado las leyes que prohiban las relaciones sexuales entre arios y judos. Los expertos en eutanasia, que antes elegan los pacientes a ser eliminados, desplazaron su actividad hacia otros grupos de vctimas: a partir de la primavera de 1941, seleccionaron prisioneros de los campos de concentracin -sobre todo minusvlidos y judos- para ser llevados a las cmara de gas. Ms adelante, los asesinos del "Aktion T4" operaron en los centros de exterminio de Belzec, Sobibor y Treblinka, cuyos comandantes sacaron provecho de su experiencia en materia de utilizacin de las cmaras de gas para el genocidio judo. Aparte de sus conocimientos prcticos y organizativos, los "T4" transfirieron de la eutanasia a la "solucin final" su experiencia en el manejo de la opinin pblica. La liquidacin de los enfermos mentales, en primera instancia, ense al rgimen nazi algo esencial: ese genocidio no haba quebrantado esencialmente la lealtad de la poblacin. Por otra parte, las estructuras y el personal que haba pasado la "prueba" del asesinato de los minusvlidos participaron acto seguido del holocausto judo. Las corrientes historicistas que han estudiado el holocausto contrastan desde puntos de vista enfrentados el periodo en que se organiz y desarroll el genocidio de los judos, con independencia de los revisionistas que niegan toda evidencia histrica de la existencia de una poltica dirigida a la exterminacin total del pueblo judo en Europa durante el IIIer. Reich (193345), los intencionalistas, se reafirman en la idea de que el genocidio estaba presente en el programa poltico de Adolf Hitler, desde la publicacin de su libro "Mein Kampf" (Mi lucha) y que por tanto tiene su origen en 1.919-20; y los funcionalistas, sostienen que el genocidio se desarroll en medio de la pugna entre sectores de poder del sistema nazi que abarca tres periodos claramente definidos, 1. 1920-33; 2. 1933-39; 3. 1939-45. A continuacin, desarrollamos a partir de la bibliografa de Dominique Natanson , El Holocausto : un crimen contra la humanidad (Mmoire Juive et Education. Des textes, des tmoignages, des documents sur la Shoah. 2005, traducido por Pilar Rivero y Fernando Hernndez), los diferentes enfoques que han analizado el holocausto a travs de la historia. 1. Los partidarios de David Irving y el revisionismo se reafirman en la negacin del genocidio judo y el holocausto. Paul Rassinier (1950) en respuesta a las afirmaciones sobre la existencia de cmaras de gas ser apoyado por la extrema derecha, dando inicio a los primeros revisionismos histricos que tienen en comn la absolucin del rgimen nazi, que traslucen en su abrumadora mayora y hacen patente con absoluta impunidad la negacin del horror sobre el exterminio judo y su especificidad, y ponen en evidencia el transtorno mental que sufren aquellas personas que se atreven a atestiguar la realidad del holocausto sin poner en duda su veracidad. La falta de conciencia y penitencia de los historiadores revisionistas constata una vez ms la anestesia moral ante las atrocidades cometidas, como es el caso del lingista Noam Chomsky o del filsofo Jean Beaufret, que asumieron la defensa de Robert Faurisson y de otros revisionistas posteriores, que evidenciaron la incapacidad de la sociedad para juzgar los crmenes contra la humanidad que aniquilaron entre cinco y seis millones de seres humanos ("Les redresseurs de morts", Nadine Fresco. Les Temps Modernes, 1980; LAvenir dune negation, Alain Finkielkraut. Editions du Seuil, 1982; ...).

2. Los historiadores como Daniel Goldhagen y el intencionalismo, exponen que el surgimiento de la solucin final del problema judo tiene origen en la retrica de Adolf Hitler que en diferentes periodos entre 1933-45, pone de manifiesto en sus discursos una linea de pensamiento dirigida a la aniquilacin del judaismo europeo. Adolf Hitler es considerado por los intencionalistas como el nico artfice y estratega con autoridad que determin el curso de la solucin final, el Frher abon el terreno para el exterminio masivo en septiembre de 1.939, durante la invasin de Polonia. La aniquilacin de los judos y la guerra en europa proporcionaron a Adolf Hitler la cobertura necesaria para cometer los asesinatos en masa sin reglas de moral o cdigos de tica. Asimismo, desde septiembre de 1.939 se desarroll una guerra de conquista por el control de materias primas y la construccin del IIIer. Reich; con una confrontacin decisiva contra los judos y los pueblos europeos que eran una amenaza para la consecucin de sus planes. El exterminio en masa a escala europea, a mediados de 1.941, es la confirmacin que deriva de las ideas de Adolf Hitler sobre los judos que haba expresado en 1919-20 en su libro "Mein Kampf", ideario y programa poltico dirigido a la aniquilacin de los enemigos de Alemania tras la reparticin de la I Guerra Mundial. De este modo, formulados los planes y logrados sus objetivos ideolgicos, se inici la destruccin de los judos europeos. Tomando la expresin del historiador britnico Tim Mason, Chistopher Browning fue el primero en calificar de intencionalista esta interpretacin que pone el acento sobre el papel desarrollado por Adolf Hitler en la puesta en ejecucin del principal objetivo de exterminio masivo (Michael Marrus: LHolocauste dans lHistoire. Eshel, 1990). 3. Los historiadores como Raul Hilberg y los funcionalistas, enfrentados a la corriente revisionista e intencionalista, marcan la evolucin de los objetivos nazis, en el comps de espera de los acontecimientos de la poltica alemana que se suceden desde la subida al poder de Adolf Hitler en 1933 hasta su suicidio en 1945, en funcin de las transformaciones sociales, polticas, econmicas del pas, y el desarrollo de sus mecanismos internos durante el IIIer Reich que propiciaron la persecucin ideolgica contra los judos y posteriormente su destruccin. El enfoque funcionalista de Martin Broszat, Hans Mommsen y otros ponen en cuestin la idea de que la evolucin del IIIer Reich fuera el resultado de la aplicacin de un plan preestablecido en "Mein Kampf", enunciado y preparado con minuciosidad durante el periodo previo a la toma del poder, en 1933. Por esta razn, rechazan de hecho que el programa hubiera podido imponerse sin causar estragos en la sociedad alemana, con amplios sectores contrarios a los planes que se fueron sucediendo y que simultneamente fueron siendo apartados del poder o aniquilados como en "la noche de los cuchillos largos" (1934). El postulado de base de los intencionalistas que sostiene que Adolf Hitler fue el factor determinante del sistema criminal puesto en funcionamiento por los nazis, a travs del uso de la violencia y la imposicin de su autoridad, que arranca de un hilo conductor desde 1919-20 y que alcanza su apogeo entre 1933-45, se enfrenta a las tesis defendidas por los partidarios del enfoque funcionalista que retoman y desarrollan una idea sugerida en 1942 por el socilogo exiliado Franz Neumann, y que apunta a la idea de que lejos de conformar un bloque, el rgimen nazi estaba sometido a fuerzas polticas que constituan su especificidad. El aparato burocrtico del partido nacionalsocialista, sus organizaciones profesionales y culturales, el ejrcito y las fuerzas armadas, el potencial econmico de las empresas alemanas se unieron

para constituir la organizacin de una sociedad que escapaba al control del estado. La interpretacin funcionalista por una parte, afirma que el sistema nazi se construy sobre la dinmica del movimiento nacionalsocialista y que la solucin final no puede ser el punto de arranque de un anlisis retrospectivo como as ocurre en la corriente intencionalista, es necesario un examen del IIIer. Reich sujeto a los cambios que se suceden producidos durante la historia que se trata precisamente de analizar. El nacionalsocialismo adems de un sistema rgido y hermtico, experiment la anarqua militar hasta la culminacin del intento de asesinato del Frher; en transformacin permanente y con el revulsivo de fuertes rivalidades entre las diversas fuentes de poder, la funcin principal de Adolf Hitler, era la de garantizar el sistema. En conclusin, la voluntad personal de Adolf Hitler era un factor menos determinante que el cargo que desempeaba como Fhrer, apoyado en un aparato de propaganda con el objetivo de movilizar a los diferentes estratos nacionales y sociales mediante el terror, la persuasin y la exclusin para legitimar un rgimen cuyos mecanismos internos escapaban a sus dirigentes. Los historiadores de la corriente funcionalista se han mostrado con lgica y coherencia para estudiar la gnesis de la solucin final, convirtiendo este enfoque en el ms apropiado para explicar los procesos de decisin y los complejos sistemas de aplicacin en la disyuntiva sobre la exterminacin del pueblo judo. El papel desempeado por Adolf Hitler se debe examinar en funcin de otras instancias de decisin centrales o locales, que determinaron la influencia decisiva de su poltica entre 1933-45. El factor determinante una vez efectuada la deportacin y la concentracin a gran escala de las poblaciones judas del este, y en particular de los judos polacos, los responsables nazis, especialmente los de la Polonia ocupada, se encontraron ante una situacin que la invasin de la URSS, agrav en junio de 1.941, y que el avance de las tropas alemanas en el frente oriental volvi an ms crtica. La decisin de exterminar en masa a los judos, sera el resultado de una conjuncin de factores: el discurso ideolgico de Adolf Hitler desde 1919-20, las divergencias de los aparatos burocrticos que permiten alcanzar el poder al nacionalsocialismo en 1933, las pujanzas radicales resultantes que provocan la eclosin de la II Guerra Mundial en 1939, y la anarqua militar en una situacin que escapara a su control y llegara a su fin en 1945 (Henry Rousso, prefacio a Norbert Frei, LEtat hitlerien et la socit allemande. Le Seuil, 1994) cuando se suicida Adolf Hitler en el bunker de Berlin ante la inminente derrota de las tropas alemanas. En conclusin, siempre hay un cronista, incluso en los tiempos de oscuridad, y si el periodo ms oscuro de la historia reciente es el que vi el auge y cada del IIIer Reich alemn, su cronista tiene el nombre de Viktor Klemperer que en su libro autobiogrfico expone a travs de un glosario de trminos la concepcin del lenguaje del IIIer. Reich, que junto al enfoque funcional de Raul Hilberg (enfrentado a la corriente intencional de Daniel Goldhagen y revisionista de David Irving), tiene su traduccin en la Ttung de Binding-Hoche, una de las explicaciones de la anestesia moral que diagnstico Vctor von Weizscker en los inculpados durante los procesos de Nuremberg que fue determinante en el pueblo alemn durante el IIIer. Reich (1933 - 45) y que podemos afirmar sin lugar a dudas que arranca de la monografa publicada por ambos autores en 1920 y constituy el principio rector de la Cancillera del Fhrer a partir de 1933.

Se trata pues de una alteracin psicolgica individual que tiene su origen en el debate sobre la concepcin de la eutanasia o el asesinato por medio de tcnicas mdicas, que arranca en 1920 con la Ttung de Binding-Hoche y que adquiere carcter de delirio colectivo a partir de 1933 cuando se instaura en la tica del poder y a travs de su accin poltica ejerce influencia sobre las masas sociales que incorporan de forma paulatina el discurso de sus lderes polticos sobre la necesidad de destruccin hasta la eclosin de la II Guerra Mundial en 1939, existe pues una intencin genocida inicial que llega a tener su fuerza, su lgica y su inevitabilidad por medio de un proceso social en el que juega un papel fundamental por supuesto el lenguaje de los verdugos con un salto cualitativo capital cuando la sociedad en general asume como propia su funcin principal de aniquilacin, que durante la II Guerra Mundial no se sentir responsable de sus actos y se limitar al deber de cumplir con las rdenes recibidas, y que buscar el reconocimiento por su labor sin culpabilizarse de las atrocidades cometidas, abonando el terreno para la anestesia moral y la perpetracin de uno de los mayores crimenes contra la humanidad del siglo XX, citando al Dr. Alexander Mitscherlich, la falta de sentimiento de culpa y arrepentimiento tras de los sucesos acaecidos. Los enfermos mentales y las cmaras de gas. 1. Informe del Dr. Alexander Mitscherlich sobre los procesos de Nuremberg. En el Informe del Dr. Alexander Mitscherlich sobre los procesos de Nuremberg se constata la participacin e intervencin de grupos de planificacin de los crmenes (Alexander Mitscherlich/Fred Mielke (eds.): Medizin ohne Menschlichkeit. Dokumente des Nrnberger rzteprozesses, Frankfurt 1960, p. 19, 183 y 375), tal como constata Rainer Huhle en su documento "Los Mdicos Contra La Humanidad" aparecido en el Seminario Internacional: "Impunidad y sus Efectos en los Procesos Democrticos" (Santiago de Chile, 14 de diciembre de 1996), 50 aos despus del holocausto judo. En su contexto histrico y gracias a la iniciativa de Vctor von Weizscker, se fund la Psychomatischen Universitlsklink (clnica universitaria de la Universidad de Heidelberg) en Alemania Federal, bajo la direccin del Dr. Alexander Mitscherlich, profesor y director de la misma y quien ms tarde sera conocido como autor de libros importantes como "La incapacidad del duelo", "Los fundamentos del comportamiento colectivo", etc ... quien haba recibido poco tiempo antes y por parte de la Asociacin de los gremios mdicos de Alemania el encargo de observar el proceso de los mdicos en Nuremberg. Luego, el Dr. Alexander Mitscherlich, junto con su asistente, redact un informe amplio que entreg a la Asociacin en cuyo nombre haba asistido a las sesiones del juicio. En sus escuetos comentarios, se mostr asombrado por la dimensin de los hechos aberrantes que haban sido cometidos por personas de alto rango y prestigio sobre quienes nadie hubiera sospechado que hubieran podido ser capaces de tales crmenes. Lo que an le asombraba ms, era la falta de conciencia y de penitencia despus de los hechos. El Tribunal Militar Internacional (TMI) desarroll su orden de sesiones entre el 18 de octubre de 1945 y el 1 de octubre de 1946, y el primero de los 12 procesos posteriores fue el juicio de doctores en Nuremberg, se desarroll del 9 de diciembre de 1946 al 20 de agosto de 1947, hasta en las ltimas ediciones de su documentacin sobre el juicio penal condenatorio de Nuremberg, no slo los acusados, sino tambin el mismo gremio profesional por cuyo mandato haba escrito su informe el Dr. Alexander Mitscherlich, en la prctica lo desconoci. Ante la reticencia de buena parte de los mdicos asociados, y la negacin abierta de los terribles hechos revelados en el juicio por algunos profesionales, la asociacin silenci su propio informe. Los 10.000 ejemplares impresos desaparecieron de manera misteriosa. Tal como l mismo afirm : "En ninguna parte se di a conocer el libro, no hubo ninguna resea, ninguna carta de lector; entre las personas que

conocimos en los diez aos siguientes no hubo ni una que saba del libro - era un misterio, como si jams se hubiera publicado el informe," esto lo escribi aos ms tarde l mismo en la presentacin de la primera edicin de bolsillo que finalmente, en 1960 lleg a un pblico amplio. Pero no fueron aquellos mdicos que haban mantenido intacta su conciencia humana y la vigencia de las normas ticas de su profesin, quienes dominaron el discurso profesional despus de la derrota del nacionalsocialismo, ni mucho menos llegaron a posiciones claves en sus gremios respectivos. Mientras fue callado el informe sobre el proceso de Nuremberg - marcado de una bsqueda de comprender lo que haba pasado -, entre la gran mayora de los mdicos reinaba un compaerismo y un espritu de cuerpo en que la tica y la justicia no tenan lugar, y menos la conciencia y la consideracin de las vctimas. La postura del Dr. Alexander Mitscherlich en su informe "Medicina sin Humanidad" (Medizin ohne Menschlichkeit) aludiendo precisamente a la medicina del IIIer. Reich, coincide con la argumentacin sobre la anestesia moral frente a los sufrimientos de las vctimas de la eutanasa que Vctor von Weizscker diagnostic en 1947, para los mdicos que colaboraban con los nazis, y que emplea cuando, enfrentado a comentar el juicio de Nuremberg sostiene que en el banquillo de los acusados no se acoge a personas sino a una forma de medicina que haba olvidado y ahogado la relevancia moral (y que se perpetu despus de la guerra a travs de la complicidad con los culpables, inclusive con algunos criminales de primer rango). Al mismo tiempo que se ocultaba la verdad sobre la vergonzosa participacin activa de importantes miembros de la profesin mdica en los crmenes nazis, a los pocos aos de la fundacin de la Repblica Federal de Alemania, varios mdicos involucrados con el rgimen fascista y partcipes de algunos de sus crmenes ms atroces llegaron nuevamente a puestos claves del sistema de salud y de sus gremios. La negacin de la verdad tuvo como consecuencia inevitable el olvido y la impunidad. En los aos sesenta y setenta, y en buena parte bajo el impacto del informe del Dr. Alexander Mitscherlich ya publicado, una minora de los profesionales mdicos tom conciencia de la culpabilidad de sus colegas y de la responsabilidad especial de su profesin, y como resultado en la actualidad se dispone de una amplia bibliografa de investigacin sobre el rol de los profesionales del sector salud durante el nazismo, por eso merece destacar la obra "La destruccin de los judos europeos" de Raul Hilberg publicado por la Universidad de Yale (USA) en 1961 porque es el primer ejemplo claro que rompi con ese silencio, y despus de decenas de miles de publicaciones sobre la cuestin, es el libro de referencia por excelencia. La bibliografa acumulada en los ltimos aos sobre el tema es impresionante. Y no quedaron solo en la investigacin del pasado. Buscaron sacar las enseanzas de las culpas para el presente. La memoria de las atrocidades de los nazis fue un incentivo para enfrentar los crmenes de la actualidad, no slo para la generacin de los sobrevivientes. Y una nueva generacin de mdicos, inspirada por personas excepcionales de la vieja generacin, Richter y otros, se dedic al estudio sistemtico de la complicidad mdica con los crmenes nazis. En definitiva, fue un comit de especialistas mdicos el que decidi sobre la tcnica ms eficiente del asesinato: la cmara de gas, y lo hicieron voluntariamente. Adolf Hitler, haba asegurado las acciones de la campaa siniestra de "eutanasia" (Ernst Klee: "'Den Hahn aufzudrehen war ja keine groe Sache. Vergasungsrzte whrend der NS-Zeit und danach", en: Dachauer Hefte 4, Mnchen 1988, pg. 5) y los grupos de planificacin de los crmenes (Horst-Eberhard Richter: Medizin und Gewissen, discurso de apertura en el congreso : "Medizin und Gewissen", Nuremberg 25 de octubre, 1996, p. 6 del manuscrito).

2. Declaracin del Dr. Konrad Morgen en el TMI. En los procesos de Nuremberg es especialmente significativa la Declaracin del Dr. Konrad Morgen (19 de julio de 1946, SS (A) - 65 y 67), un oficial de las SS que conoci muy bien la fase exterminadora del proceso de destruccin; y por la que se deduce que las "estaciones de eutanasia" fueron una prefiguracin conceptual as como tecnolgica y administrativa de la "solucin final" en los campos de concentracin y exterminio, lo que se puede decir que demuestra con evidencias que la monografa: "Die Freigabe der Vernichtung lebensunwerten Lebens" (La liberacin de una vida sin valor mediante la aniquilacin), 1920-22; de Karl Binding, abogado, y Alfred Hoche, psiquiatra, publicada tras la sacudida de la I Guerra Mundial se poda interpretar como una sugerencia de destruccin. Sin embargo, hay que considerar que no es hasta el estallido de la II Guerra Mundial, que Adolf Hitler firma una orden en la que otorgaba al jefe de la Cancillera del Fhrer, Reichsleiter Bouhler (Orden de Hitler, 1 de septiembre de 1939, PS-630) y a su propio mdico personal, el Dr. Brandt, competencias ... El acusado Karl Brandt testific durante el juicio de doctores en Nuremberg, constatando la intencin de aplicar la directiva sobre "estaciones de eutanasia" a los alemanes con afecciones mentales en los hospitales psiquitricos. Segn los informes, en el verano de 1941, Himmler consult con el mdico jefe de las SS (Reichsarzt-SS und Polizei), Gruppenfhrer Dr. Grawitz, cul sera la mejor forma de abordar la operacin de exterminacin masiva, y Grawitz aconsej el uso de cmaras de gas ... La organizacin administrativa de este holocausto psiquitrico estaba en manos de la Cancillera del Fhrer, al mando de Bouhler. El hombre encargado del programa era un subordinado de Bouhler, el Reichsamtsleiter Brack ... Para los aspectos tcnicos del proyecto, el Reichsamtsleiter se procur los servicios del Kriminalkommissar Wirth, jefe de la oficina de la Polica Penal de Stuttgart ... El examinador psiquitrico jefe de los sanatorios era un mdico de las SS, el profesor Werner Heyde. Cada estacin de eutanasia tena su propio director mdico. El trmino "holocausto psiquitrico", lo acu Peter Roger Breggin, "The Psychiatric Holocaust" (1979), ... Leo Alexander, "Medical Science under Dictatorship", New England Journal of Medicine 24 (1949), pp. 39-47, ya llam a las estaciones de eutanasia, killing centers (centros de exterminio). 3. Expediente del Dr. Horst Schumann sobre la accin T-4 y clave 14 f 13. Transcribimos los datos reseados en la exposicin sobre "Auschwitz : objetivo final, el exterminio" organizada y realizada de diciembre de 1994 a enero de 1995 en la Universidad Johannes Kepler de Linz (su itinerario continu en ms lugares como por ejemplo en Mauthausen, en el monasterio de Seitenstetten, etc ...) cuyo prembulo fue firmado y presentado por Simn Wiesenthal. En el Expediente del Dr. Horst Schumann, el Reichsamtsleiter Viktor Brack, el jefe de la oficina de la accin T 4 (en la que se practicaba la eutanasia de los enfermos mentales, los enfermos crnicos, los judos y los as llamados asociales) pidi en 1939 al Dr. Horst Schumann que participara como mdico en esta accin de eutanasia, a lo que Schumann accedi poco despus. En enero de 1940 fue nombrado jefe de la clnica de eutanasia de Grafeneck en Wurtemberg; all la eutanasia consista en asesinar a las personas mediante gases de escape. En el verano de 1940 fue nombrado director de la clnica Sonnenstein cerca de Pirna en Sajonia. Despus de que Hitler hubiera ordenado oficialmente la aniquilacin de los as llamados "enfermos incurables", extendindola bajo el nombre en clave "14 f 13" tambin a los presos de los campos

de concentracin, Schumann form parte de las comisiones de mdicos que seleccionaban a los presos incapacitados para trabajar as como a los presos extremadamente dbiles en los campos de concentracin de Auschwitz, Buchenwald, Dachau, Flossenburg, Gro-Rosen, Mauthausen, Neuengamme y Niederhangen, para ser transportados a las clnicas de eutanasia, donde eran gaseados. El 28 de julio de 1941 Schumann lleg por primera vez a Auschwitz, donde seleccion a 575 presos que fueron transportados a la clnica de eutanasia de Sonnenstein cerca de Pirna, donde fueron asesinados. A partir de agosto de 1941, las SS prosiguieron con su accin "14 f 13", ahora a los presos enfermos se les inyectaba fenol directamente en el corazn. Un ao y medio ms tarde, Schumann volvi a Auschwitz para poner a prueba un mtodo "econmico y rpido" en el mismo campo de exterminio (las cmaras de gas y hornos crematorios), ... 4. Dossier de Karl Binding y Alfred Hoche. El Dossier Binding-Hoche sobre la obra del jurista, Karl Binding, y el psiquiatra, Alfred Hoche; "Die Freigabe der Vernichtung lebensunwerten Lebens", tuvo una edicin en 1920; y otra en 1922. El Dr. Binding, naci en Francfort-an-Main (1841), fue profesor de derecho y muri en 1920. El coautor, Dr. Hoche, naci en Wildenhain (1865), fue profesor de psiquiatra, y se suicid en 1943. Klaudia Schank y Michel Schooyans, traductores del alemn del dossier Binding-Hoche como hemos sealado, adems de confirmar la exigencia de Binding y Hoche de liberalizar la destruccin de una vida indigna de ser vivida, apuntan tambin que se otorgaron el derecho de juzgar el valor de un ser humano y de relativizar su dignidad. Segn el jurista Binding, el hombre es el soberano de su vida. De donde proviene la legitimacin moral y jurdica del suicidio, lo que, segn Binding, conduce lgicamente a la liberalizacin de la eutanasia. Esta liberalizacin, debe en primer lugar aplicarse a la "eutanasia pura", que reemplaza simplemente la causa de una muerte por otra, luego a la eutanasia de los enfermos incurables que piden con insistencia ser librados de sus sufrimientos, y finalmente a la eutanasia de los deficientes mentales. La decisin de proceder a la destruccin, tomada por un Comit de Liberalizacin, se funda en un deber legal de compasin. La eventualidad de una decisin tomada por error, casi no preocupa a los autores. Hay tanta gente que muere por error que una persona ms o menos no pesa en el balance... El psiquiatra Hoche, por su parte, desarrolla toda una argumentacin dirigida principalmente a justificar medicinalmente el homicidio de discapacitados mentales. Para ello coloca a estos ltimos en el mismo nivel que los seres irracionales. Segn Hoche, los discapacitados mentales no pueden consecuentemente atribuirse un derecho subjetivo a la vida, y los caracteriza sin dudar de faltos de existencia y de seres vacos que representan una carga para el Estado y deben ser eliminados. La responsabilidad directa de estos universitarios en la elaboracin y puesta en ejecucin de los programas de exterminacin de discapacitados, adultos y nios, no deja ninguna duda. De esta manera, abrieron ampliamente la va al holocausto y a la banalizacin del "don de la muerte" por motivos polticos o ideolgicos. Con la llegada del nazismo al poder, se desencadena en Alemania el mencionado debate pblico sobre la eutanasia en la revista Ethik donde los diferentes protagonistas toman la palabra. Los partidarios de la eutanasia -entre los cuales destaca un telogo llamado Rose-, se refieren frecuentemente a la obra de Binding y Hoche. El mismo Hoche interviene reiteradamente en la discusin hasta en sus mnimos detalles que la Administracin y el Estado nazi asumen sin recelo

prepararando a los burcratas, a los mdicos y psiquiatras no solamente para la aceptacin, sino tambin para la ejecucin de las muertes en masa a partir de 1939, cuya concepcin de la eutanasia, muerte dada intencionalmente reputada por medio de tcnicas mdicas (Sterbehilfe), tienen su origen y desarrollo sin lugar a dudas en la Ttung de Binding-Hoche, entre otras acepciones del vocablo utilizadas por los nazis en innumerables ocasiones. Anexo. Ofrecemos en extracto una breve descripcin de "Los olvidados del nacionalsocialismo", de Jos Ant Garca Marcos, Psiclogo clnico, XXXV Premio de Historia de la Medicina (Fundacin Uriach. Barcelona. Espaa) : La medicina sin rostro humano: eutanasia y experimentos mdicos durante el Tercer Reich (Medicina & Historia, n 1, 2005, cuarta poca), que a esas vctimas olvidadas, que no tienen voz va dedicado este artculo en el da de la memoria del genocidio judo (27 enero 2006). Auschwitz se ha convertido en el smbolo de la barbarie. Una fbrica diseada para que las SS hitlerianas, que llegaron a controlar el poder del Estado por medios democrticos, exterminaran a todo un pueblo. Los conocimientos cientficos, industriales, organizativos, ideolgicos, propagandsticos, burocrticos, de transporte, etc ... se pusieron al servicio del objetivo de hacer desaparecer al pueblo judo. Los crmenes cometidos en Auschwitz, por su magnitud, no son actos de barbarie que ataen solo al pueblo judo, sino que afectan a la humanidad en su conjunto. Por eso, organizaciones internacionales como la ONU o la Unin Europea han declarado el 27 de enero, aniversario de la liberacin de Auschwitz, el Da Internacional de la Memoria del Holocausto y la Prevencin de los Crmenes contra la Humanidad. En la Alemania nazi, antes de que se produjera el holocausto judo, hubo un plan minuciosamente elaborado para el exterminio de los enfermos mentales que los psiquiatras consideraban que no tenan posibilidad de curacin, la prctica de la eutanasia en cmaras de gas; el llamado Programa Gnadentod, Muerte Compasiva o Muerte Dulce, la aplicacin de la eutanasia, ideado por Hitler a partir de 1933 y aplicado mayormente de 1939 a 1941, y en aos posteriores antes del fin de la II Guerra Mundial con el fin de eliminar a discapacitados, vidas sin valor (unlebenswertes Leben), en Alemania y sus territorios anexados. Dichas vidas sin valor eran aquellos enfermos insanables (unheilbar Kranken), es decir, entre otros, minusvlidos, disminuidos psquicos y enfermos mentales. Este programa fue llevado a cabo por la Comisin para la Curacin y el Cuidado del Reich organizada por Heinrich Himmler y supervisado por el Reichsleiter Philip Bouhler, director de la Cancillera, y el doctor Karl Brandt. Adolf Hitler legitim el programa de eutanasia autorizando el genocidio judo mediante un breve texto que fech con el inicio de la II Guerra Mundial, el 1de septiembre de1939, contra los enfermos mentales incurables. El holocausto judo, fue perpetrado por las temibles SS, y el programa de eutanasia, fue pensado y ejecutado por catedrticos de psiquiatra, por directores de manicomios y por mdicos que tenan la misin de abrir la llave del gas mortfero. Adolf Hitler insisti en que la Gnadentod deba ser aplicada por mdicos y en instituciones sanitarias. Seis manicomios estatales vieron transformarse sus salas de curas en cmaras de gas y de aqu los cadveres eran llevados a hornos crematorios. El manicomio de Hadamar, una pequea ciudad cerca de Frncfort del Meno, representa para los

enfermos mentales lo que Auschwitz para los judos, asesinatos en masa y exterminio de los considerados indeseables (Erbfeinde). Con la "Aktion" T4, nombre encubierto que recibi el programa de eutanasia, se facilit que el personal sanitario y los instrumentos de la matanza (cmaras de gas y hornos crematorios), se instalaran en los campos donde comenzara el exterminio de gitanos y judos. Si Auschwitz debe ser transmitido a las nuevas generaciones para evitar su repeticin, Hadamar debera formar parte de las enseanzas que reciben los futuros mdicos en las facultades de medicina. Ningn pueblo como el germnico, incluyendo tambin a Austria con el nazismo, mostr tanta insaciable brutalidad contra judos y enfermos mentales. De este modo, los psiquiatras alemanes justificaron el exterminio de los enfermos mentales del cuerpo de nacin (Volkskrper). Documentacin. En este apartado desarrollamos el estudio basado en la bibliografa de La exterminacin de los enfermos mentales y disminuidos : las primeras cmaras de gas ("L'extermination des malades mentaux et des handicaps: les premires chambres gaz") de Dominique Natanson que en El Holocausto : un crimen contra la humanidad (Mmoire Juive et Education. Des textes, des tmoignages, des documents sur la Shoah. 2005), nos ha servido para describir las corrientes que estudian el holocausto a travs de la historia ms reciente y que ahora nos permite describir el horror en los frenopticos alemanes. En Alemania entre la I y II Guerra Mundial, como hemos dicho en repetidas ocasiones, el jurista Karl Binding y el psiquiatra Alfred Hoche desarrollaron las ideas que iban a conducir a justificar la destruccin de vidas sin valor para la sociedad. Esta concepcin, que se inspir en la eugenesia de Francis Galton y el darwinismo social condujo a la exterminacin de alcohlicos, epilpticos, psicpatas, enfermos invlidos e incurables. A travs de los medios de comunicacin de la poca, la radio y prensa escrita, los nazis sugirieron a los alemanes concebir y admitir la eutanasia, justificando la muerte de personas incapaces de desarrollar un trabajo y que consuman los recursos de la nacin, situacin que se hizo insostenible cuando la Alemania del IIIer. Reich entr en guerra. Los clculos estadsticos en que basaban sus afirmaciones se referan a que un enfermo mental costaba diariamente al Estado unos 4 marcos, un criminal 3,5 marcos, etc ... (H.J. Gamm, Der braune Kult, Hamburg, Rtten una Loening, 1962). La solucin final fue empezar a eliminar los costes mediante la aniquilacin de los enfermos mentales y los epilpticos. Una circular del ministerio del interior alemn con fecha 18 de agosto de 1939 obligaba a los mdicos y a las comadronas a declarar los nios que nacan con deformidades. A stos se les matara mediante inyecciones de morfina o de escopolamina. Se cre un comit para el estudio cientfico de las enfermedades graves, hereditarias y congnitas para analizar los modos de aplicacin de la eutanasia reputada por tcnicas mdicas (recordemos que fue a partir de la orden de 1 de septiembre de 1939 firmada por Adolf Hitler, que se autoriz a los mdicos a proporcionar la muerte de los enfermos incurables, segn su apreciacin y que dicha operacin de eliminacin de internos de los hospitales, manicomios y frenopticos que comenz con el nombre en cdigo de la accin T4, acrstico de la calle Tierganten, nm. 4 de la central en Berln). La operacin comportaba la seleccin de vctimas por una comisin de control que juzgaba en la mayora de los casos sobre la informacin contenida en los expedientes preparados a tal efecto, se

efectuaba con posterioridad el traslado a una de los seis estaciones de eutanasia repartidas sobre todo el territorio de Alemania, se proceda a la ejecucin mediante monxido de carbono, porque las inyecciones de morfina o de escopolamina se mostraron ineficaces para abarcar el elevado nmero de muertes que creca en nmero a diario, con posterioridad se efectuara la incineracin del cadver y se enviara una notificacin de defuncin con sus condolencias a las familias. La cmara de gas del centro de exterminio de Bradenburg, era una sala de muerte antes de la instalacin camuflada como cmara de gas. Los muros estaban sellados con duchas fijas en el techo y canalizaciones simuladas a lo largo del muro y a diez centmetros del suelo, corra el tubo conectado a las recargas de gas en el que se haban hecho orificios a travs de los cuales se expanda por toda la sala. Las botellas de gas estaban en una habitacin posterior, disimuladas por un revestimiento (E. Kogon, H. Langbein y A. Rckerl, Les chambres gaz, secret dEtat, Pars, Editions de Minuit, 1984). Aunque las operaciones se desarrollaban con discrecin, usando un lenguaje codificado en clave 14 f 13, los temores se apoderaron de las familias, los rumores circulaban lo que ocasion que la iglesia catlica se alarmara, por lo que el 3 de abril de 1941, Monseor von Galen, Obispo de Mnster, denunciara estos asesinatos, as como los Obispos de Fulda y Limburg,, y por respuesta el 24 de agosto de 1941, Adolf Hitler que haba iniciado la accin T4 con la clave 14 f 13, ordenara la detencin del programa que continuara de forma encubierta siendo el preludio e inicio de las terribles ejecuciones oficiales en masa en los campos de concentracin y exterminio de Alemania y el resto de naciones ocupadas. En esta fecha las vctimas enfermas mentales en 6 hospitales psiquitricos considerados los centros de exterminio ms importantes eran ya 70.273 repartidas de la siguiente manera: 9.839 en Grafeneck, 9.772 en Brandenburg, 8.601 en Bemburg, 18.269 en Hartheim, 13.720 en Sonnenstein y 10.072 en Hadamar. La eliminacin de los enfermos mentales e incurables continu hasta 1945 tras generalizarse el exterminio en los campos de concentracin. Los centros e institutos de eutanasia reciban adems convoyes de detenidos procedentes de los propios campos de concentracin y exterminio, personas que haban sido seleccionadas y juzgadas intiles para el trabajo. Los informes y documentos disponibles confirman la muerte, de 5.000 deportados de Mauthausen, 3.000 de Dachau, etc ... La eutanasia en su fase inicial acab con la vida de ms de 100.000 vctimas indefensas. Fue la primera vez que se realiz un exterminio de estas caractersticas y que se usaran las cmaras de gas que tras esta inicial experimentacin luego serviran en las exterminaciones masivas de prisioneros en los campos de concentracin. El nmero de vctimas estimado en la segunda fase de la accin T4 a partir del 24 de agosto de 1941 asciende a ms de 30.000. Todos los ancianos judos internos en centros de exterminio, establecimientos teraputicos que servan de estaciones de eutanasia, fueron asesinados. La eutanasia constituye el prlogo de la exterminacin masiva en los campos de concentracin (Marcel Ruby, Le Livre de la Dportation, Robert Laffont, 1995 et Francis Lachaise, Les pripties du deshonneur allemand, Editions Lithurge, 1998). II. Los orgenes de los campos de concentracin y exterminio. Segn extracto del libro : "La destruccin de los judos europeos", de Raul Hilberg, profesor emrito de Ciencias polticas de la Universidad de Vermont (USA). Ediciones Akal, S.A. 2005 (Madrid). Espaa. pp. 960-964, 1164, 1281 y 1367-68. La edicin original lleva por ttulo : The Destruction of the European Jews; revisada y publicada por Yale University Press, 2002.

Cuadros Sinpticos. El programa de la accin T-4 abarc las siguientes operaciones 14 f 13 que incluyen el resumen numrico a 1 de septiembre de 1941 del sumario T 1021, Rollo 18 del Tribunal de Nuremberg : 1. Durante la guerra, mataron, por determinacin de tribunales mdicos, a unos 5.000 bebs y nios mongoloides, hidrocfalos, microcfalos, cojos, espsticos o deformes. A los nios los separaban de unos padres confiados o los retiraban de instituciones de custodia para trasladarlos a las unidades peditricas organizadas (Kinderfachabteilungen) de unos treinta sanatorios y hospitales, donde los mdicos les administraban pastillas de luminal, a las que ocasionalmente aadan inyecciones de morfina-escopolamina, para producirles neumona, coma y la muerte. 2. Durante 1940 y los primeros ocho meses de 1941, la aniquilacin de 70.000 adultos en estaciones de eutanasia equipadas con cmaras de gas y monxido de carbono qumicamente puro embotellado. Las vctimas, seleccionadas de listas comprobadas por psiquiatras, fueron principalmente pacientes recluidos en instituciones: a) personas seniles, dbiles mentales, epilpticos, pacientes de corea de Huntington y algunos otros transtornos neurolgicos. b) individuos tratados en instituciones durante al menos cinco aos. c) personas delictivamente dementes, especialmente las implicadas en delitos morales. Las estaciones de eutanasia, que no tenan pacientes residentes, fueron Grafeneck y Brandenburg (despus de que se cerraran Hadamar y Bernburg, Sonnenstein y Hartheim). 3. El ametrallamiento de ms de 3.000 pacientes mentales de los hospitales psiquitricos de Pomerania en un bosque situado en el recientemente ocupado corredor polaco, el gaseado de los pacientes del este de Prusia y adems, entre 1939 y 1944, 12.850 pacientes psiquitricos polacos fueron asesinados. 4. Desde septiembre de 1941 hasta el final de la guerra, la prctica de la "eutanasia salvaje" en diversos sanatorios. Mdicos y enfermeras se libraron de los miles de pacientes incapaces o molestos matndolos con una dieta de hambre o con sobredosis de luminal o frmacos similares. 5. Desde mediados de 1941 hasta el invierno de 1944-45, la eliminacin de los presos de campos de concentracin demasiado dbiles o molestos como para mantenerlos con vida, a los que mataban, tras una superficial evaluacin psiquitrica, en estaciones de eutanasia bajo el cdigo 14 f 13. Estadsticas de judos fallecidos. El 26 de noviembre de 1945, el Dr. Wilhelm Httl, ex-Sturmbannfhrer del Servicio de Seguridad, firm una declaracin jurada en la que describa una conversacin mantenida con Adolf Eichmann en Budapest a finales de agosto de 1944. En esa ocasin, de acuerdo con Httl, Eichmann le haba dicho que haban matado a seis millones de judos, cuatro de ellos en campos y dos de otras maneras, especialmente en el transcurso de los ametrallamientos llevados a cabo durante la campaa contra la URSS (Declaracin jurada de Wilhelm Httl, 26 de noviembre de 1945, PS 2738). El Tribunal Militar Internacional, en la sentencia emitida el 30 de septiembre de 1946, cit la cifra de seis millones, atribuyndosela a Eichmann y sin mencionar a Httl (Sentencia, Tribunal Militar Internacional, Trial of the Major War Criminals, XXII, p. 496). Es posible que Eichmann haya hablado de seis millones pero en una reunin mantenida con sus oficiales al final de la guerra haba comentado que saltara riendo a la tumba por la muerte de cinco

millones de vctimas (Declaracin jurada de Dieter Wisliceny, 29 de noviembre de 1945, en Office of United States Chief Counsel for Prosecution of Axis Criminality - Fiscal Jefe Estadounidense para el Enjuiciamiento de la Criminalidad del Eje -, Nazi Conspirancy and Aggression, VIII, p. 610); y en 1961, en el juicio al que fue sometido en Jerusaln, repiti la cifra ms baja (Testimonio de Eichmann, 7 y 20 de julio de 1961, juicio contra Eichmann, transcripcin en ingls, seccin 88, p. H 1, y sesin 105, pp. Ll 1, Mm 1). Durante su servicio en la Direccin General de Seguridad del Reich, Eichmann haba recogido numerosos informes con estadsticas sumables (Testimonio de Eichmann, 6 de julio de 1961, sesin 87, p. Y 1). Despus de la guerra, las organizaciones judas hicieron sus propios clculos, pero de manera completamente diferente. El mtodo principal de estas agrupaciones fue substraer de los datos de postguerra (incluidos registros) las cifras o clculos de los censos anteriores a la guerra. En una recopilacin mimeografiada e indita preparada en junio de 1945 por el Instituto de Asuntos Judos (Institute of Jewish Affairs) de Nueva York, se calcula que el nmero de muertos debi de ser entre 5.659.000 y 5.673.100 (institute of Jewsh Affairs, "Statistics of Jewish Casualties during Axis Domination", agosto de 1945, en la biblioteca del Instituto). Un ao despus, Jacob Leszczynski, del Congreso Judo Mundial, calcul que el total de muertos era de 5.978.000 (Jacob Leszczynski, "Bilan de lextermination", Congrs Juif Mondial, Bruselas, Pars, Ginebra, junio de 1946). Hasta hoy, la mayora de los clculos publicados oscila entre los cinco y los seis millones. Adems, los mtodos para calcular los resultados extrapolan las cifras a partir de los informes disponibles, emitidos por los organismos alemanes, las autoridades satlites y los consejos judos, a partir de comparaciones entre las estadsticas de preguerra y las de postguerra. 1. La prdida de la poblacin juda, 1939-45. Alemania => 160.000. Austria => 53.000. Blgica => 50.000. Bulgaria => 3.000. Checoslovaquia => 271.000. Dinamarca => 1.000. Francia => 70.000. Grecia => 62.000. Hungra => 200.000. Italia => 17.000. Luxemburgo => 2.000. Noruega => 1.000. Pases Bajos => 120.000. Polonia => 3.300.000. Rumania => 320.000. URSS => 520.000. Yugoslavia => 63.000. Se pueden encontrar otras recopilaciones en Report of the Anglo-American Committee of Enquiry Regarding the Problems of European Jewry and Palestine, Londres, 1946, Cmd. 6808, pp. 58-59; Institute of Jewish Affairs, "Statistics of Jewish Casualties during Axis Domination", mimeografiado, Nueva York, 1945, American Jewish Committee, American Jewish Year Book 48 (1946-47), Nueva York, pp. 606-609; 50 (1948-49), p. 697; 51 (1950), pp. 246-247. 2. Muertes por causa del fallecimiento. A. Guetizacin y privacin general => 800.000. Ghettos de la Europa oriental ocupada por los alemanes => 600.000; Theresienstadt y privacin fuera de los ghettos => 100.000; Colonias de Transnistria (judos rumanos y soviticos) => 100.000; B. Ametrallamientos a cielo abierto => 1.400.000. Einsatzgruppen, altos cargos de las SS y de la Polica, ejrcitos rumano y alemn en operaciones mviles; ametrallamientos en Galitzia durante las deportaciones; eliminacin de prisioneros de guerra y ametrallamientos en Serbia y otras partes; C. Campos de concentracin y exterminio => 2.900.000. Alemanes : Campos de exterminio => 2.600.000. Auschwitz => 1.000.000; Treblinka => 800.000; Belzec => 434.508; Sobibor =>

150.000; Kulmhof => 150.000; Lublin (campo principal) => 50.000;.Campos con un nmero de vctimas de pocas decenas de miles o menos => 150.000. Campos de concentracin (BergenBelsen, Buchenwald, Mauthausen, Dachau, Stutthof y otros); Campos con operaciones de exterminio (Poniatowa, Trawniki, Semlin); Campos de trabajo y campos de trnsito; Rumanos : Complejo de Golta y campos de trnsito de Besarabia => 100.000; Croatas y otros => 50.000; ... ltimas noticias. a) Auschwitz. Benedicto XVI condena los crmenes y el horror del nazismo en su visita al campo de exterminio (28 mayo 2006). El Santo Padre en visita al campo de Auschwitz-Birkenau, el 28 de mayo 2006, durante el Viaje Apostlico de S.S. Benedicto XVI a Polonia, en silencio, solo y con las manos entrelazadas, el Papa pas bajo la puerta de entrada de Auschwitz, sobre la que reza la clebre consigna "Arbeit Macht Frei" (El trabajo te har libre). En los campos de exterminio situados en la villa de Oswiecim, Auschwitz y Birkenau, Benedicto XVI se present como "hijo del pueblo alemn" all donde fueron asesinados ms de un milln de judos por el cometido hitleriano de la "Solucin final". El Papa, de origen alemn y quien durante la adolescencia fue una vctima del nazismo, un rgimen que lo arranc del seminario a los 16 aos, para enviarlo a servir a las Juventudes Hitlerianas y en 1943 a la artillera antiarea, desert del ejrcito alemn tras presenciar desde su puesto de servicio logstico, la destruccin sistemtica de Munich por los bombardeos aliados, ... Joseph Ratzinger, de 79 aos, record el infierno en el que sus compatriotas asesinaron durante la Segunda Guerra Mundial a ms de 1 milln de personas. En el complejo de la muerte, a 60 kilmetros de Cracovia, los nazis exterminaron 1,1 millones de judos europeos, 150.000 polacos, 23.000 gitanos, 15.000 prisioneros de guerra soviticos y miles de ciudadanos de otras nacionalidades. Entre los mrtires de Auschwitz se encuentra el sacerdote polaco San Maximiliano Kolbe (1894-1941) y la monja carmelita de origen judo Edith Stein (18911942) o Santa Teresa Benedicta de la Cruz,... Benedicto XVI se arrodill, rez, encendi un cirio, smbolo de la vida y la memoria, y coloc una corona de flores ante el "muro de la muerte", uno de los paredones donde durante la II Guerra Mundial los nazis fusilaron a miles de prisioneros, y donde para reunirse con ellos se concentraron los 32 sobrevivientes del campo de exterminio a quienes salud uno a uno y le contaron brevemente sus experiencias; entr luego en el adyacente bloque 11, el "barracn de la muerte", smbolo del martirio de millones de personas, en cuyas celdas se cometieron las peores atrocidades. Baj a las celdas de los stanos y dijo una plegaria donde muri el padre franciscano polaco Maximiliano Mara Kolbe que pas dos semanas de agona, sin comer ni beber, en esa celda. Los nazis decidieron acelerar su final con una inyeccin de veneno. En Auschwitz II-Birkenau, situado a unos tres kilmetros de Auschwitz I, el campo de exterminio original, entre los 32 sobrevivientes de los 5.000 que liber el ejrcito ruso, y la multitud congregada, el Papa pronunci en italiano un discurso contra los crmenes cometidos contra el pueblo judo ante las 22 lpidas que recuerdan a las vctimas de diferentes nacionalidades, y se invoc la paz. "Soy el hijo de aquel pueblo en el que un grupo de criminales alcanz el poder mediante falsas promesas, en nombre de perspectivas de grandeza y de recuperacin del honor de la nacin y su

relevancia", afirm el Pontfice en su discurso. Juan Pablo II recorri las mismas instalaciones en 1979 "como hijo del pueblo polaco". El campo de Birkenau fue donde los nazis perfeccionaron la mquina de matar. All llegaban en ferrocarril decenas de miles de personas de toda Europa para ser conducidos a las cmaras de gas. En Birkenau funcionaban los perfeccionados hornos crematorios, las cmaras de gas ms modernas que en Auschwitz I, el campo fundado por los ocupantes alemanes en 1940. Haba centenares de barracas donde se hacinaban los prisioneros, que moran apaleados, fusilados, gaseados, por hambre y sed o por las enfermedades. Los judos fueron las vctimas principales. Durante la ceremonia un rabino enton el kaddish, un canto judo en homenaje a los muertos. Tambin testimoniaron lderes religiosos ortodoxos y protestantes, en representacin de los 22 pueblos que lloran a sus muertos en Auschwitz. Tras la oracin, Joseph Ratzinger destac lo difcil que era hablar en "un lugar de horror". Slo se puede guardar silencio ... Maximiliano Mara Kolbe (1894-1941), fraile conventual, confesor y mrtir...nacido en 1894 en Ldz (Polonia), fundador de la Milicia de Mara Inmaculadaen Roma (1917), ordenado sacerdote en 1918, fundador de la Ciudad de Inmaculada en Niepokalanw (Polonia) y en Mugenzai-No-Sono (Japn). El 14 de agosto de 1941, muri en un barracn del Campo de concentracin y exterminio de Auschwitz, tras salvar la vida de un padre de familia que iba a ocupar su lugar, vctima de una eutanasia contra su voluntad, por inyeccin letal, hambre y sed. Es beatificado por Pablo VI el 17 de Octubre de 1971, y proclamado Santo por Juan Pablo II, el 10 de Octubre de 1982... Edith Theresa Hedwig Stein (1891-1942), naci en Breslau, Alemania, (hoy Broklaw, Polonia) el 12 de octubre de 1891. El 14 de octubre de 1933, Edith Stein ingresa en el convento carmelita en Cologne, se traslada al de Dutch en Echt (Holanda), el 31 de diciembre de 1938, y es deportada a Auschwitz desde la prisin de Westerbork, el campamento central de detencin en el norte de Holanda, muri en una cmara de gas el 9 de Agosto de 1942; fue canonizada el 11 de octubre de 1998, por Juan Pablo II. b) Hadamar. A primeros del ao 2000, el lugar conmemorativo de Hadamar ha recibido de forma espordica grupos de personas con dificultades de aprendizaje (disminuidos psquicos) como visitantes. Los maestros y pedagogos se encontraban a menudo inseguros ante las preguntas de estos grupos ya que no disponan de un concepto adecuado y slo contaban con pocas experiencias. En base al hecho de que las personas con dificultades de aprendizaje formaban parte del grupo de las vctimas, constitua una obligacin moral y un desafo especial el facilitarles el acceso al lugar conmemorativo. El punto de partida fue la reflexin de que las mismas personas con dificultades de aprendizaje eran las que mejor podan formular qu exigencias tendra que cumplir un lugar conmemorativo como Hadamar. Las primeras jornadas preparadas y planeadas de forma conjunta (viernes a domingo) tuvieron lugar en octubre de 2003 en Hadamar. Se apuntaron muchos ms interesados de los que podan ser tomados en consideracin. Los doce participantes eran exclusivamente personas con dificultades de aprendizaje. Adems estuvieron presentes dos asistentes. El equipo constaba de cuatro personas de People First y cuatro personas de la asociacin promotora. En cada secuencia de contenido se trabaj en tandem, es decir, cada vez una persona de People First y otra de la asociacin promotora. Todas las jornadas se realizaron en lenguaje fcil, es decir, se evitaron las palabras extranjeras, los anglicismos y las frases intrincadas. El ritmo se adapt a las necesidades de los participantes a los que se pregunt a travs de frecuentes flashes. Durante el

fin de semana se present el lugar conmemorativo, se habl de los crmenes de "eutanasia" de la poca nazi, hubo una ceremonia conmemorativa, y muchas discusiones y conversaciones. El ltimo da los participantes dieron una sugerencia de cmo deba ser una visita guiada por el lugar conmemorativo para personas con dificultades de aprendizaje y definieron los contenidos y fotos para un folleto en lenguaje fcil. El folleto El lugar conmemorativo de Hadamar en lenguaje fcil, editado por People First y la asociacin promotora del lugar conmemorativo, se public en marzo de 2004. 1. Simn Wiesenthal (1908 - 2005). El austraco de origen judo Simn Wiesenthal, dedic toda su vida a buscar y facilitar la captura de criminales de guerra del nazismo, falleci en su domicilio de Viena a los 96 aos de edad. Wiesenthal se retir de la vida pblica tras dar prcticamente por concluida la misin de su vida al considerar que, aunque quedaran criminales de guerra nazis con vida, seran tan ancianos que difcilmente podran ser llevados ante un tribunal. Con motivo de su retirada, afirm ante la prensa que "a los asesinos de masas que he perseguido, los he encontrado y les he sobrevivido a todos". Superviviente de doce campos de concentracin y exterminio nazis, liberado por tropas norteamericanas en el campo de Mauthausen, Wiesenthal consigui a lo largo de su vida llevar ante la justicia y sentar ante el juez a mas de 1.100 criminales de guerra nazis ... En su recuerdo transcribimos su prembulo a la exposicin sobre "Auschwitz : objetivo final, el exterminio" organizada y realizada de diciembre de 1994 a enero de 1995 en la Universidad Johannes Kepler de Linz, cuyo itinerario continu por Mauthausen, el monasterio de Seitenstetten, ... () Auschwitz es la personificacin del crimen ms atroz en la historia de la Humanidad, un crimen completamente documentado. Auschwitz representa el lugar en donde se llev a cabo un genocidio planificado y organizado hasta los ms mnimos detalles. Las vctimas no fueron enterradas, sino calcinadas. Sus cenizas fueron esparcidas sobre los campos colindantes. En Auschwitz murieron al menos un milln y medio de vctimas inocentes de diferentes nacionalidades. El 90% de estas vctimas eran judos. Nuestros recursos lingsticos no alcanzan a describir todas las crueldades a las que fueron sometidos tantos inocentes, hombres, mujeres y nios en este lugar del horror. No slo fueron asesinados brutalmente, sino que miles de ellos murieron de hambre, muchos fueron obligados a trabajos forzados bajo condiciones infrahumanas hasta morir de agotamiento. Estos cuatro aos de Auschwitz significan la puesta en prctica de una ideologa inhumana que persegua la aniquilacin de personas seleccionadas por razones raciales aplicando mtodos industriales. Lo que hoy en da queda del Campo y sus instalaciones slo logra transmitirnos nfimamente el sufrimiento de cientos de miles de personas. Hoy en da nadie que jams haya estado en un Campo de Concentracin podra creer y menos an comprender las crueldades cometidas por los nazis en Auschwitz y en muchos otros lugares semejantes, en cuanto a sus dimensiones y su brutalidad son inimaginables "pero ciertas!"( ) Ya en 1947 fund el Centro de Documentacin Judo, origen del "Dokumentationszentrum" de Viena que lleva hoy su nombre y que cuenta con delegaciones en varios pases del mundo. Entre los nazis mas clebres cuya captura se debe a las investigaciones de Wiesenthal figuran:

a) El SS Standartenfhrer Adolf Eichmann: el organizador del holocausto, uno de los encargados de la cuestin juda; artfice de la creacin de los Judenrate o consejos judos que colaboraban en las deportaciones facilitando la identificacin de los habitantes de los ghettos, confeccionando la lista de personas a deportar, inventariando sus bienes, etc En 1945, tras la cada del rgimen nazi, Eichmann huye a la Argentina, donde adopta una segunda identidad como "Ricardo Klement" y vive una vida absolutamente normal con su familia. Sin embargo, en 1957 es descubierto por los servicios secretos israeles, quienes tardan dos aos en determinar la identidad del nazi. El 1 de mayo de 1960 un grupo de "Nokmin" (Vengadores) del Mossad ingresa secretamente en el pas e inicia la operacin "Garibaldi", bautizada as por el nombre de la calle donde viva Eichmann. Este equipo dirigido por Rafael Eitan y coordinado por Peter Malkin, "especialista en secuestros", inicia una vigilancia durante casi dos semanas, el 11 de mayo de 1960 lo secuestran en plena calle cuando llegaba del trabajo y es enviado a Israel siete das ms tarde. All se le somete a juicio al trmino del cual se le condena a morir en la horca por Crmenes contra la Humanidad, sentencia que se cumple el 31 de mayo de 1962. b) El sargento oficial de las SS Karl Joseph Silberbauer, quien detuvo a ocho personas escondidas en el nmero 263 de la calle Prinsengracht de Amsterdam (Holanda); entre ellas, una chica juda de 16 aos que fue deportada, primero, al campo de concentracin de Auschwitz, en Polonia, y, ms tarde, al de Bergen-Belsen, al norte de Alemania. All muri de tifus, en un da incierto entre finales de febrero y primeros de marzo de 1945, se trataba de la clebre nia juda Ana Frank (1929-45). Se cree que sus restos yacen en una de las fosas comunes de Bergen-Belsen. 2. Tribunal de Nuremberg. A. El siguiente artculo ha sido extrado de los "Juicios de crmenes de guerra". Enciclopedia del Holocausto. Derechos reservados - United States Holocaust Memorial Museum, Washington, D.C. Empezando en el invierno de 1942, los gobiernos de las potencias Aliadas anunciaron su determinacin de castigar los criminales de guerra nazis. El 17 de diciembre de 1942, los lideres de Estados Unidos, Gran Bretaa, y la Unin Sovitica hicieron publica la primera declaracin colectiva que reconoci el exterminio masivo de los judos europeos y resolvi procesar los responsables por la violencia contra civiles. La Declaracin de Mosc de octubre de 1943, firmada por el presidente estadounidense Franklin D. Roosevelt, el primer ministro ingls Winston Churchill, y el lder sovitico Josef Stalin, afirm que en la ocasin de un armisticio las personas consideradas responsables de crmenes de guerra seran mandadas al pas en el cual los crmenes haban sido cometidos y ah juzgados segn las leyes de la nacin interesada. Los grandes criminales de guerra, cuyos crmenes no podran ser asignados a ningn lugar geogrfico, seran castigados por decisiones tomadas en conjunto por los gobiernos Aliados. Los juicios de los oficiales alemanes principales ante el Tribunal Militar Internacional (TMI), los juicios ms conocidos de la posguerra, ocurrieron en Nuremberg, ante jueces representando las potencias Aliadas. Los oficiales nazis de alto rango fueron procesados en el juicio del Tribunal Militar Internacional en Nuremberg, entre el 18 de octubre de 1945 y el 1 de octubre de 1946. El TMI proces a los veintids principales criminales de guerra por conspiracin, crmenes en contra de la paz, crmenes de guerra, y crmenes contra la humanidad. El TMI defini los crmenes contra la humanidad como el asesinato, el exterminio, la esclavitud, la deportacin o las persecuciones sobre bases polticas, raciales, o religiosas. Doce de los acusados fueron condenados a muerte, entre ellos Hans Frank, Hermann Goering, Alfred Rosenberg, y Julius Streicher. El TMI conden tres a cadena perpetua, y

cuatro a condenas de diez a veinte aos. Tres fueron absueltos. Bajo la gida del TMI, los tribunales militares americanos condujeron otros doce juicios en Nuremberg de oficiales alemanes de alto rango. Estos juicios son a menudo referidos como los Procesos Posteriores de Nuremberg. Los acusados en el juicio de juristas, la mayora de los cuales eran oficiales del Ministerio de Justicia alemn: Schlegelberger, Klemm, Rothenberger, Launtz, Mettgenberg, von Ammon, Joel, Rothaug, Barnickel, Petersen, Neblung; Cuhorst, Oeschey, Altstoetter. El Brigadier General Telford Taylor de los EE.UU., abogado jefe, para los crmenes de guerra, abri el juicio de los ministerios leyendo la acusacin inicial que pesaba sobre los ministros de Hitler de "crmenes contra la humanidad". Miembros de la Gestapo (la polica secreta estatal) y de las SS, junto con industriales alemanes, fueron procesados por sus papeles en la aplicacin de las leyes de Nuremberg, la arianizacin, los fusilamientos masivos de judos en los campos de concentracin, los fusilamientos por los Einsatzgruppen (equipos mviles de matanza), las deportaciones, los trabajos forzados, la venta de Zyklon B, y los experimentos mdicos. La gran mayora de los juicios por crmenes de guerra fue de funcionarios y oficiales de segundo y tercer rango. Ellos incluyeron los guardias y los comandantes de los campos de concentracin, los oficiales de la polica, los miembros de los Einsatzgruppen, y los doctores que participaron en experimentos mdicos. Estos criminales de guerra fueron procesados por tribunales militares en las zonas inglesas, americanas, francesas, y soviticas de la Alemania y la Austria ocupada, y tambin en Italia. Otros criminales de guerra fueron procesados por los tribunales de los pases donde haban cometido los crmenes. En 1947, un tribunal en Polonia conden a muerte a Rudolf Hoess, comandante de Auschwitz. En los tribunales de la Alemania occidental, muchos de los ex-nazis no recibieron sentencias severas, basado en que cumplir rdenes de los superiores fue a menudo decretado una circunstancia atenuante. Por consiguiente, varios criminales nazis volvieron a vidas normales en la sociedad alemana, especialmente en el mundo de negocios. La busca de criminales de guerra nazis continu gracias a los esfuerzos de Simn Wiesenthal y Beate Klarsfeld, que llevaron a la captura, extradicin, y juicio de aquellos criminales de guerra que escaparon de Alemania tras la cada del IIIer. Reich, como es el caso de Adolf Eichmann. Sin embargo, tambin hubo muchos que nunca pudieron ser procesados ni castigados. B. Extrado del documento "Los Mdicos Contra La Humanidad" por Rainer Huhle. Centro de Derechos Humanos de Nuremberg. Seminario Internacional: "Impunidad y sus Efectos en los Procesos Democrticos" (Santiago de Chile, 14 de diciembre de 1996), artculo originalmente publicado en la Revista Memoria, de Dokumentations und Informationszentrum Menschenrechte in Lateinamerika El proceso del "Tribunal Militar Internacional" en Nuremberg comenz el 18 de octubre de 1945 y termin con la sentencia, dictada el 1 de octubre de 1946, contra los representantes ms altos del rgimen nazi, que fueron considerados como los "criminales principales". En la misma ciudad de Nuremberg, y en la misma sala, tuvieron lugar, despus del Tribunal Militar Internacional una serie de 12 procesos ms, contra un total de 177 personas acusadas de las

mismas clases de crmenes contra la paz, crmenes de guerra y crmenes contra la humanidad. Los acusados fueron agrupados segn su pertenencia a distintos cuerpos del partido nazi, de la administracin pblica o a grupos de profesionales. A diferencia del Tribunal Militar Internacional, estos 12 procesos ya no eran de carcter internacional sino conducidos por cortes de la entonces administracin legal del territorio alemn en que se encontraba Nuremberg. En la historia del derecho, estos juicios son conocidos como los "Procesos posteriores de Nuremberg". El primero de estos 12 procesos comenz a las pocas semanas de la sentencia del Tribunal Internacional, el 9 de diciembre de 1946. Este primer proceso se dirigi contra 23 mdicos. El Brigadier General Telford Taylor, fue el abogado jefe, durante el juicio de doctores en Nuremberg, del 9 de diciembre de 1946 al 20 de agosto de 1947. A los 50 aos del Juicio a los mdicos, la seccin alemana de la IPPNW (Mdicos Internacionales por la Prevencin de la Guerra Atmica) organiz en la misma ciudad de Nuremberg un congreso internacional en que participaron ms de 1500 profesionales y estudiantes del sector mdico. Bajo el lema "Medicina y Conciencia", se presentaron testigos del juicio histrico y nuevas investigaciones relacionadas con la medicina durante el nazismo. La mayora de las ponencias y talleres se orientaron a temas de actualidad que grafican, en otros contextos y con otras problemticas especficas, el permanente peligro de la perversin de la profesin mdica a favor de fines que nada tienen que ver con la nica tarea que le asigna la tica al profesional: la de curar. El problema de la eutanasia fue discutido en su amplio contexto histrico en el mbito de las tesis de Raul Hilberg y los funcionalistas, y si bien durante el nazismo la idea de una funcionalizacin de la medicina para "proteger" la sociedad de "elementos nocivos", es decir de personas consideradas indeseables por el poder, tuvo un auge terrible, llegando al exterminio de miles y miles de personas en los asilos, estas tendencias tienen una historia de antes del nazismo y tampoco han desaparecido con l ... en comparacin con la disyuntiva simple de matar o no matar a un individuo, tal como se di durante el imperio de Hitler ... convirtindose el mdico de cmplice finalmente en victimario directo, las mismas funciones, con sus mtodos respectivos, tambin las desempearan el psiquiatra, el psicoanalista o el psiclogo. Pero aqu no termina la participacin del mdico. Como mdico legista tiene un rol destacado en el encubrimiento de las causas de las lesiones sufridas o de la muerte de la vctima, expidiendo certificados falsos ... La integracin de la profesin mdica y de los dems trabajadores del sector salud al sistema de tortura llega a su culminacin lgica cuando el hospital se convierte en el propio centro de tortura, tal como era el caso, entre otros, ... En la Alemania de los nazis se mat a miles de personas indefensas antes y fuera de los campos de exterminio. Solo en la cmara de gas de la clnica de Hadamar fueron asesinados ms de 10.000 personas consideradas "indeseables" (el cadver nm. 10.000 fue festejado por el personal con msica y borrachera). Este personal era personal mdico. Sin la asesora, la ayuda administrativa y tcnica, y la participacin directa de mdicos y enfermeros, estos crmenes no hubieran sido posibles. La "anestesia moral" frente a los sufrimientos de las vctimas de la eutanasia que Vctor von Weizscker diagnostic en 1947 para los mdicos que colaboraban con los nazis, se perpetu despus de la guerra a travs de la complicidad con los culpables, inclusive con algunos criminales de primer rango. Baste un solo ejemplo: El profesor Werner Heyde, psiquiatra y funcionario de la SS, era uno de los organizadores de la matanza de personas "indignas de vivir". Personalmente dispuso el asesinato de varios miles de pacientes de distintas clnicas y de internos de campos de concentracin. Detenido despus de la guerra, escap en un traslado de prisioneros, para

instalarse nuevamente, a partir de 1950, como psiquiatra, con el apellido de "Dr. Sawade". En los prximos nueve aos trabaj como perito psiquitrico, elaborando unos 6.000 peritajes para el instituto (pblico) de seguridad social. Como es natural, y se ha establecido ahora, la identidad de "Dr Sawade" era conocida por sus superiores y colegas directos, y por un gran nmero de mdicos de la regin. Ninguno decidi denunciarlo ante las autoridades judiciales o gremiales, hasta que fue descubierto a raz de un conflicto privado con un colega (Horst-Eberhard Richter: Medizin und Gewissen, discurso de apertura en el congreso "Medizin und Gewissen", Nuremberg, 25 de octubre, 1996, p. 7/8 del manuscrito). Si la historia de la profesin mdica alemana muestra tristemente hasta que grado sus miembros compartan culpas en los crmenes de lesa humanidad de los nazis, lo mismo vale para muchas otras profesiones. Basta estudiar las investigaciones pioneras de Ernst Klee respecto al comportamiento de los profesores, juristas y, hay que decirlo, telogos (Ernst Klee: Was sie taten Was sie wurden, Frankfurt 1986). La impunidad de crmenes de lesa humanidad ante la justicia penal, con frecuencia viene precedida, o acompaada, de una falta de conciencia tica en los sectores de la sociedad de donde provienen los perpetradores, a este propsito el ensayo de Raul Hilberg (1992) : "Perpetrators, victims, bystanders" (Verdugos, vctimas y espectadores) que refuerza cada vez ms su teora de que la voluntad asesina no parte de un marco definido, sino que adquiere su fuerza, amplitud y dimensin mientras se van incorporando elementos de la sociedad en absoluto predeterminados. Notas y Textos. - Auschwitz : objetivo final, el exterminio. Prembulo de Simn Wiesenthal. Exposicin organizada y realizada de diciembre de 1994 a enero de 1995 en la Universidad Johannes Kepler de Linz. Su itinerario continu en ms lugares como por ejemplo en Mauthausen, en el monasterio de Seitenstetten, etc ... - 55 aos despus del Holocausto : Los lderes de 47 pases denuncian en Estocolmo las "mquinas de exterminio" nazis- del diario El Mundo (Foro Internacional de Estocolmo sobre el Holocausto, 26-28 enero 2000). - La Lengua del IIIer. Reich (LTI - Lingua Tertii Imperii). Viktor Klemperer. Editorial Minscula, 2006. - El Holocausto : un crimen contra la humanidad y La exterminacin de los enfermos mentales y los disminudos : las primeras cmaras de gas. Dominique Natanson. Memoria juda y educacin : textos, testimonios y textos sobre la Shoah, 2005, traducido por Pilar Rivero y Fernando Hernndez. - "La destruccin de los judos europeos", de Raul Hilberg, profesor emrito de Ciencias polticas de la Universidad de Vermont (USA). Ediciones Akal, S.A. 2005 (Madrid). Espaa. pp. 960-964, 1164, 1281 y 1367-68. La edicin original lleva por ttulo : The Destruction of the European Jews; revisada y publicada por Yale University Press, 2002. - "Homenaje a Raul Hilberg". Hermann Tertsch. Diario "El Pas" (Espaa). 6 junio 2006. - Artculo sobre los "Juicios de crmenes de guerra". Enciclopedia del Holocausto. Derechos reservados - United States Holocaust Memorial Museum, Washington, D.C.

- "Los mdicos contra la humanidad" por Rainer Huhle. Centro de Derechos Humanos de Nuremberg (Alemania). Artculo originalmente publicado en la Revista Memoria, de Dokumentations und Informationszentrum Menschenrechte in Lateinamerika (1997). - Los olvidados del nacionalsocialismo. Jos Ant Garca Marcos. Psiclogo Clnico. Artculo aparecido en la seccin de "Opinin" del peridico espaol "El Norte de Castilla" (30 enero 2006). - La Rosa Blanca. Los estudiantes que se alzaron contra Hitler. Jos M. Garca Pelegrn. Ed. Libros Libres. Madrid. 2006. Bibliografa. - La memoria histrica de Benedicto XVI en Auschwitz (Jos Mara Amens). Artculo valorado por Txema Alegre y publicado en la seccin "pgina abierta" del diario "La Vanguardia" (Espaa) el 31 agosto 2006. - Discurso de Benedicto XVI que condena los crmenes y el horror del nazismo en su visita al campo de concentracin y exterminio Auschwitz-Birkenau-Monowitz (28 mayo 2006). - Discurso de S.S. Benedicto XVI en la Sinagoga de Colonia (Alemania) con ocasin de la JMJ - 2005 en el 60 aniversario de la liberacin de los campos de concentracin nazis y 40 aniversario de la promulgacin de la Declaracin "Nostra aetate", del Concilio Ecumnico Vaticano II (19 agosto 2005). - Discurso de Benedicto XVI a la delegacin del Comit Judo Internacional para consultas interreligiosas (9 junio 2005). - Mensaje de Juan Pablo II con ocasin del 60 aniversario de la liberacin de los prisioneros de Auschwitz (15 enero 2005). - El ltimo documento de la Comisin Pontificia Bblica, transformada por el Papa Pablo VI en 1971 en rgano consultivo de expertos, cuando estuvo presidida por el Cardenal Joseph Ratzinger, hoy S.S. Benedicto XVI, lleva por ttulo El pueblo judo y sus Sagradas Escrituras en la Biblia cristiana (24 mayo 2001). - Nosotros recordamos : Una reflexin sobre la Shoah. Comisin para las relaciones religiosas con el Judasmo. Ciudad del Vaticano, 16 marzo 1998. Cardenal Edward Idris Cassidy. Presidente. Pierre Duprey, m.afr. Vicepresidente. Remi Hoeckman, o.p. Secretario. - El Holocausto. Una gua para maestros de escuelas catlicas. Enseanza de la historia del AntiJudasmo, Antisemitismo y el Holocausto en un establecimiento escolar catlico de nivel secundario, por Dan Napolitano (traducido al espaol por Mara Elena Hauy). Dedicado a: La memoria de Fr. Edward Flannery, autor de la Angustia de los Judos y un prominente lder dentro del mundo catlico para estudiar el Holocausto y la Historia del Antisemitismo. Este proyecto fue respaldado econmicamente por el Programa Mandel de Becas para Profesores, del Museo Conmemorativo del Holocausto de los Estados Unidos, 1999. - Un libro publicado en los Estados Unidos responde a las crticas contra Po XII. El Papa ayud directamente a judos; artculo de prensa aparecido en la Agencia de Noticias Zenit, con fecha 23 diciembre 2004 sobre la publicacin "The Pius War responses to the critics of Pius XII" (La guerra de Po respuestas a las crticas de Po XII), Lexington Book, Lanham, Maryland. USA (2004).

- Triloga sobre Psicologa y Martirio. I. El testimonio de fe del s. I-IV d. J.C. en el Imperio Romano. II. Los mrtires cristianos del s. XX en la II Guerra Mundial (Jos Mara Amens, Javier Mandingorra y Marcelo Correa). VI CVP - Interpsiquis 2005. Biblioteca Catlica Digital. III. Un estudio preliminar sobre las capitulaciones martiriales y la clusula de excepcin (Gustavo Carrre y Jos Mara Amens). Abstract en "Fe y Ciencia: el principio de verificabilidad y la teora de falsacin". VI CIVE 2006; y Paper en la Revista Monografas. - El Diario de Ana Frank. Revista Menorah, 2004; y Prefacio de Daniel Rops publicado por Plaza & Jans Editores S.A. 1989 (Barcelona. Espaa). Ttulo original: Het achterhuis. - La Pimpinela Escarlata del Vaticano, libro sobre Monseor Hugh Joseph OFlaherty del periodista J.P. Gallagher : "Prpura y Negro". Ediciones Palabra. Madrid (1985). La versin original de este libro apareci en Souvenir Press Ltd. London con el ttulo The Scarlet Pimpernel of the Vatican. - Georges Pire. Biografa del libro "Premios Nobel. La Fundacin y biografas de los galardonados"; escrito por Santos Salvaggio y publicado por la Editorial Ramon Sopena S.A. Barcelona (Espaa). 1980. pgs. 406-07. - El ngel de Varsovia. P. Jos M. Alimbau. 25 enero 2006 Diario La Razn (Religin). III. Apndice. 1. Disposiciones aprobadas por la Asamblea General de la O.N.U. Las disposiciones aprobadas por la Asamblea General de la O.N.U. son un extracto refundido basado en los documentos de la Asociacin para las NN.UU. en Espaa (Barcelona, 1989). SDN : Sociedad de Naciones. Organismo internacional creado el 28 de junio de 1919 por las naciones signatarias del Tratado de Versalles, y que entr en funcionamiento al mismo tiempo que ste (10 de enero de 1920), se puso como objetivos el mantenimiento de la paz, la resolucin pacfica de las discusiones y la colaboracin entre los pases; asimismo se hizo cargo de las antiguas colonias de los pases vencidos en la I Guerra Mundial. Con sede en Ginebra, se estructuraba sobre una Asamblea General de todos los pases miembros, un Consejo de 9 miembros, una Secretara, y rganos consultivos (Tribunal Internacional de La Haya, Organizacin Internacional del Trabajo, etc.). Formada por 40 pases (27 vencedores de la I Guerra Mundial y 13 neutrales), la SDN no acept la participacin de los vencidos y de ella estuvieron ausentes EE.UU. y la URSS (integrada en 1934, expulsada en 1940). En 1926 se admiti a Alemania, que se retirara en 1933, con Japn; cuatro aos despus lo hara Italia. El prestigio de la organizacin disminuy por su ineficacia para la resolucin de conflictos. Desarticulada de hecho al no poder impedir el estallido de la II Guerra Mundial, realiz su ltima sesin oficial el 31 de julio de 1947. Su ideario fue heredado entre el 8-18 de abril de 1946 por la Organizacin de las Naciones Unidas (ONU). ONU : Organizacin de las Naciones Unidas. Organizacin internacional fundada en 1945 por 50 pases en la Conferencia de San Francisco. En la Conferencia de Yalta (febrero de 1945) los jefes de los Gobiernos britnico, estadounidense y sovitico decidieron convocar una reunin en San Francisco para el 25 de abril de ese mismo ao. El objetivo era volver a dar vida a una nueva Sociedad de Naciones. La Carta de las Naciones Unidas (26 junio 1945) aprueba la creacin de la Asamblea General (Cap. IV) que se encarga de elegir el Consejo Econmico y Social (Cap. X); y del Consejo de

Seguridad (Cap. V) que determinar la accin en caso de amenazas a la paz, de rupturas de la paz y de actos de agresin (Cap. VII), en virtud de la cual todos los Miembros se han comprometido a tomar medidas conjunta o separadamente, en cooperacin con la Organizacin, para lograr el respeto universal de los derechos humanos. Resolucin 95 (I). Principios de Nuremberg (aprueban los Estatutos del Tribunal Internacional Militar de Nuremberg : Londres, 8 agosto 1945) segn los cuales la complicidad en la comisin de un crimen contra la paz, un crimen de guerra o un crimen contra la humanidad es un crimen segn el derecho internacional. Resolucin 96 (I) contra el genocidio, afirma que el genocidio es un crimen contra el derecho internacional y que los culpables de tal crimen deben ser castigados, instando a la cooperacin internacional para prevenir y castigar el genocidio y se invita a los Estados miembros a sancionar la legislacin nacional necesaria. Los maltratos tanto a poblaciones civiles de territorios ocupados como a prisioneros, as como actos inhumanos contra la poblacin civil, son considerados respectivamente crimenes de guerra y crimenes contra la humanidad (11 diciembre 1946). Resolucin 177 (I) recoge los principios de derecho internacional de la Carta de Nuremberg en favor de un cdigo penal de delitos contra la paz y seguridad mundial (21 noviembre 1947). El Consejo Econmico y Social crea la Comisin de Derechos Humanos (1946) que a su vez crea la Subcomisin de Prevencin de Discriminaciones y Proteccin a las Minoras (1947) para que colabore en la redaccin de la Carta Internacional de los Derechos Humanos. Observando que la Asamblea General de las NN.UU. confirm los principios del estatuto del Tribunal Militar de Nuremberg (8 agosto 1945) y la resolucin 96(I) sobre el genocidio, en su primer periodo de sesiones (11 diciembre 1946), lo cual di origen a la Convencin para la prevencin y la sancin del delito de genocidio (9 diciembre 1948) que condena aquellos actos calificados de crimen de lesa humanidad. El 10 de diciembre de 1948 la Asamblea General adopt la Declaracin Universal de los Derechos Humanos, que especifica las libertades y la prohibicin de los atentados contra ellas, entre otros la tortura y los tratos degradantes, en la que se afirma en su art. 6 el reconocimiento de la personalidad jurdica de todos los seres humanos. Considerando que conforme a la Declaracin de las NN.UU. sobre la eliminacin de todas las formas de discriminacin (resolucin 1904 - XVIII: 20 noviembre 1963), y la Convencin Internacional sobre la eliminacin de todas las formas de discriminacin (resolucin 2106 - XX: 21 diciembre 1965) de la Asamblea General, los estados condenan y se comprometen a prevenir, prohibir y eliminar todas las prcticas de esa naturaleza en los territorios bajo su jurisdiccin, que conforme a la Convencin sobre la imprescriptibilidad de los crmenes de lesa humanidad (26 diciembre 1968), los actos inhumanos debidos a las polticas de genocidio estn calificados de crmenes de lesa humanidad. 2. Declaracin de Estocolmo. El 27 de enero de 1945 los soldados aliados entraron en Auschwitz y acabaron con el campo de exterminio cuyo nombre resume como ningn otro el horror del IIIer. Reich. 55 aos despus del holocausto : Los lderes de 47 pases denuncian en Estocolmo las "mquinas de exterminio" nazis. "Nosotros, altos representantes de los gobiernos ante el Foro Internacional de Estocolmo sobre el Holocausto (26-28 enero 2000), declaramos :

El Holocausto (Shoah) cambi las bases de la civilizacin. El carcter sin precedentes del Holocausto tendr por siempre un sentido universal. Despus de medio siglo, contina siendo un evento lo suficientemente cercano en el tiempo para que los supervivientes puedan todava brindar testimonio sobre los horrores que azotaron al pueblo judo. El terrible sufrimiento de los muchos millones de otras vctimas de los nazis ha dejado una indeleble cicatriz a lo largo de Europa. La magnitud del Holocausto, planificado y ejecutado por los nazis, debe por siempre ser guardado en nuestra memoria colectiva. Los sacrificios de quienes desafiaron a los nazis, y al mismo tiempo dieron sus propias vidas para proteger o rescatar a las vctimas del Holocausto, deben ser inscritos en nuestros corazones. Las profundidades de ese horror, y las cumbres de su herosmo, pueden ser piedras fundamentales en nuestra comprensin de la capacidad humana para el bien y para el mal. Con la humanidad todava asustada por el genocidio, la limpieza tnica, racismo, antisemitismo y xenofobia, la comunidad internacional comparte la solemne responsabilidad de combatir esas fuerzas del mal. Conjuntamente debemos elevar la terrible verdad del Holocausto contra quienes niegan su existencia. Debemos fortalecer el compromiso moral de nuestros pueblos, y el compromiso poltico de nuestros gobiernos, para asegurar que las generaciones futuras puedan comprender las causas del Holocausto y reflexionar sobre sus consecuencias. Nos comprometemos a fortalecer nuestros esfuerzos para promover la educacin, el recuerdo y la investigacin sobre el Holocausto, tanto en los pases que ya han hecho mucho, como en aquellos que elijan unirse a este esfuerzo. Compartimos el compromiso de estimular el estudio del Holocausto en todas sus dimensiones. Promoveremos la educacin sobre el Holocausto en nuestras escuelas, universidades y comunidades, y estimularemos a que se haga lo mismo en otras instituciones. Compartimos el compromiso de conmemorar a las vctimas del Holocausto y de honrar a aquellos que se enfrentaron a l. Apoyaremos formas apropiadas de recuerdo del holocausto, incluyendo un Da Anual de Recuerdo del Holocausto en nuestros pases (27 de enero ser Da Oficial de la Memoria del Holocausto y la Prevencin de los Crmenes contra la Humanidad). Compartimos el compromiso de arrojar luz sobre las oscuras sombras del Holocausto. Daremos todos los pasos necesarios para facilitar la apertura de los archivos para permitir que todos los documentos que contienen testimonios sobre el Holocausto estn disponibles para los investigadores. Es apropiado que sta, la mayor conferencia internacional del nuevo milenio, declare su compromiso en plantar las semillas de un futuro mejor en un suelo con un amargo pasado. Manifestamos nuestra empata con el sacrificio de las vctimas y recogemos inspiracin de su lucha. Nuestro compromiso debe ser rememorar a las vctimas que perecieron, respetar a los supervivientes que todava estn con nosotros, y reafirmar la aspiracin comn de la humanidad de llegar a la comprensin y la justicia mutuas." Tablas y Grficos. El Ier., II y IIIer. Reich son trminos que se aplican especialmente a las formas imperialistas del Estado alemn. El Ier. Reich (962-1806) o Sacro Imperio Romano Germnico alcanz su auge en la poca

medieval, entrando en crisis en la Edad Moderna, tras la guerra de los Treinta Aos (1648), al no poderse constituir en un Estado nacional como sus semejantes occidentales. El II Reich (1871-1918), impulsado por Bismarck, se aglutin alrededor del reino de Prusia tras la guerra franco-prusiana. La Paz de Versalles (1919) tras la I Guerra Mundial (1914-1918) impuso cesiones territoriales de Alemania a todos sus vecinos, la ocupacin de Renania, enormes reparaciones de guerra y la reduccin de su ejrcito. Esa humillante paz pes negativamente sobre la consolidacin de la nueva Repblica, donde la antigua clase dirigente continuaba controlando los resortes del poder (burocracia, jueces y ejrcito). La inestabilidad continu durante la postguerra: en 1923 el general Ludendorff di un fracasado golpe de estado nacionalista en Munich que condujo a prisin a Hitler, donde escribi Mi lucha. El relativo equilibrio conseguido desde mediados los aos veinte, pese a todas estas dificultades, acab en la depresin de los aos treinta, con sus secuelas de paro y empobrecimiento (la cifra de parados ascendi a 6 millones en 1932). La continua sangra de las reparaciones de guerra llev a un rpido auge del nacionalismo, que favoreci al Partido Obrero Alemn Nacional Socialista (NSDAP) - segundo partido del pas en las elecciones de 1930 (que le depararon el 18,3 % de los votos) y ya mayoritario en el Parlamento desde 1932 (37,4 % del total) -, apoyado por los grandes industriales y el ejrcito. El IIIer. Reich (1933-1945) fue instituido por Hitler y el nacionalsocialismo. a) Tabla cronolgica. 1. 1933 - 39. En 1933 Hitler fue nombrado canciller, en coalicin con el Partido Catlico de centro y bajo la presidencia nominal del mariscal Hindenburg. Al obtener Hitler plenos poderes del Parlamento (1933), prohibi los sindicatos, salvo el Frente del Trabajo (rgano de transmisin de las directrices nacionalsocialistas en el plano laboral), e inici una campaa antisemita y de persecucin de socialdemcratas y comunistas. Tambin ilegaliz todos los partidos que no fueran el nazi, al que depur del sector izquierdista (las SA) con la matanza llamada noche de los cuchillos largos (1934), y a la muerte de Hindenburg asumi la presidencia y abandon progresivamente cualquier apariencia residual de parlamentarismo. Desarroll una poltica de proteccin de los intereses de la burguesa, a la que libr de sus temores al comunismo, y la compagin con las vertientes populistas del nacionalsocialismo; consigui el pleno empleo merced a las obras pblicas y el rearme, y para ello convirti al Estado en el director de la economa y favoreci el corporativismo. En poltica exterior, estableci una alianza con Italia y Japn, el Pacto Antikomintern, y desde 1935 se dedic a anular los efectos del Tratado de Versalles: recuper el Sarre mediante un plebiscito, impuso el servicio militar obligatorio, remilitariz Renania (1936) y anex Austria y los Sudetes (1938). 2. 1939 - 45. La invasin de Polonia y su reparto con la URSS desencaden la II Guerra Mundial, que tuvo unos inicios fulgurantes para Alemania, pues en 1940 ocup Francia, Noruega, Dinamarca, Blgica, Holanda y Luxemburgo. La expansin prosigui hasta 1942 (Yugoslavia, Grecia y URSS) y proporcion grandes recursos a su esfuerzo blico (expoliacin de las naciones ocupadas, campos de trabajos forzados y poltica racista). La derrota de Stalingrado (1943) y los desembarcos aliados en Italia y Normanda marcaron el declive de Alemania, superada por la industria de los EE.UU. y la ofensiva de la URSS, y destrozada por los bombardeos areos, hasta la consumacin de la derrota en mayo de 1945. Alemania tras la II Guerra Mundial fue mutilada en su territorio y dividido en cuatro zonas de ocupacin: britnica, francesa, estadounidense y sovitica. Su reconstruccin comenz con la asimilacin de unos nueve millones de repatriados y el pago de reparaciones. Los vencedores impusieron cambios democrticos y los procesos en Nuremberg de los principales jefes de la Alemania nazi por crmenes de guerra.

Antikomintern. Pacto politicomilitar anticomunista firmado por Alemania y Japn el 25 de noviembre de 1936. Italia se adhiri en 1937 y Manchukuo, Hungra y Espaa en 1939. Suspendido por la firma del segundo tratado germanosovitico (28 septiembre 1939), que supona la disponibilidad de facultades sobre Lituania para la Unin Sovitica, fue renovado en 1941 con la inclusin de Rumania, Dinamarca, Eslovaquia, Finlandia, Bulgaria, Croacia y la China de Nankn. Komintern. Denominacin dada por los rusos a la III Internacional. Abreviatura de Kommunisticheski Internatsional (Internacional Comunista). Las diversas asociaciones supranacionales creadas en los ss. XIX y XX para defender y representar el movimiento obrero constituyeron la I Internacional (1864-1876) o Asociacin Internacional de Trabajadores (AIT), la II Internacional (1889-1917) que conoci varias fases: en la primera (hasta 1905), los anarquistas fueron expulsados de manera definitiva al no aceptar la intervencin poltica como medio de accin. En la segunda (1905-1914) se produjeron enfrentamientos de tendencias y planteamientos de los graves problemas internacionales. La tercera fase (1914-1917) fue de crisis. Finalmente, en 1923 naci la Internacional Socialista, o socialdemcrata, frente a la Internacional Comunista (Komintern) o III Internacional (1923 - 43). Fue disuelta en 1943, en plena II Guerra Mundial como gesto de buena voluntad de la URSS para con sus aliados occidentales. b) Grfico comparativo. Poblacin de judos europeos, supervivientes y muertos durante la II Guerra Mundial vctimas del Holocausto. Alemania : 240.000 - 80.000 => 160.000. Austria : 60.000 - 7.000 => 53.000. Blgica : 90.000 - 40.000 => 50.000. Bulgaria : 50.000 - 47.000 => 3.000. Checoslovaquia : 315.000 - 44.000 => 271.000. Dinamarca : 6.500 - 5.500 => 1.000. Francia : 270.000 - 200.000 => 70.000. Grecia : 74.000 - 12.000 => 62.000. Hungra : 400.000 - 200.000 => 200.000. Italia : 50.000 - 33.000 => 17.000. Luxemburgo : 3.000 - 1.000 => 2.000. Noruega : 2.000 - 1.000 => 1.000. Pases Bajos : 140.000 - 20.000 => 120.000. Polonia : 3.350.000 - 50.000 => 3.300.000. Rumania : 750.000 - 430.000 => 320.000. URSS : 3.020.000 - 2.500.000 => 520.000. Yugoslavia : 75.000 - 12.000 => 63.000. Palabras Clave : Holocausto, Eutanasia y Genocidio. Agradecimientos. Agradecemos a Shalom Online el texto de la Declaracin de Estocolmo, y a Planeta de Agostini su enciclopedia multimedia, obra de consulta en la elaboracin del presente trabajo de docencia e investigacin, as como expresamos nuestro agradecimiento a Johannes Ordet y los miembros de la Fundacin Psicologa y Cristianismo por sus sugerencias de documentacin y aportaciones al estudio. No olvidamos a Juan Carlos Martnez Coll y el Comit organizador del IIIer. Encuentro

Internacional sobre Migraciones (6-24 noviembre 2006) que nos han brindado la oportunidad de divulgar nuestros planteamientos en el seno de la comunidad cientfica de la Universidad de Mlaga (Espaa). Nota de autor. La posicin de la Fundacin Psicologa y Cristianismo con respecto al holocausto judo, es el de la necesidad de recordar y condenar las atrocidades cometidas por el rgimen del terror instaurado en Alemania durante 1933-45 para apelar a las conciencias sobre la necesidad de perseguir sin tregua a los asesinos que siguen perpetrando con similar impunidad la ndole de crimenes contra la humanidad que se han descrito a lo largo de la investigacin, y aunque nuestra postura es contraria a la pena de muerte porque la condena capital se opone al mandato evanglico y la doctrina cristiana (Dios Uno y Trino es quien dispone de la vida y muerte de las personas, no nosotros por ms causa justa que consideremos tener; a toda persona por ms pecadora que sea, se le tienen que procurar todos los medios para su salvacin, reconocer sus errores, pedir perdn y reparar el dao hecho; y an si as no lo hicieren, no nos da derecho a quitarles la vida), tenemos la conviccin de que los acusados en los procesos de Nuremberg : 1) deban responder de sus actos ante la justicia; 2) deban aplicarse en cualquier caso penas de prisin perpetua; porque la magnitud de un genocidio se mide por la condena a perpetuidad, no hay perdn sin arrepentimiento y entre los ajusticiados nunca existi el ms mnimo atisbo de sentimiento de culpabilidad, ni siquiera entre aquellos que siguen apareciendo en los medios de comunicacin ilustrando espacios conmemorativos por peticin de periodistas sin principios ticos y morales en la profesin que permiten la libertad de expresin de aquellos criminales que explicando de sus crueldades cometidas siguen todava alardeando de sus atrocidades. Asimismo, debemos recordar a los religiosos, prrocos y obispos vctimas de una propaganda anticlerical y anticristiana que se alimentaba del atesmo, del neopaganismo y de la hostilidad hacia Dios y hacia la salvacin revelada en Jesucristo. Finalmente, la Iglesia y la fe se convirtieron en objetivo del terror nazi. El condicionamiento trascendente del hombre deba dar lugar a una nueva fe, que se expresaba en el culto al Estado y al Fhrer. Junto a los miles de vctimas sin nombre y de los mrtires por Cristo y por la Iglesia, se yerguen personajes cuyos nombres se han convertido para todos en ejemplo de la violencia y del terror vividos: Alfred Delp, Maximiliano Kolbe, Beato Rupert Mayer, Edith Stein, Hermann Joseph Wehrle, Domprediger Maier y ms de 2000 catlicos obispos, sacerdotes y religiosos-, que acabaron en el punto de mira de sus verdugos por su fe y por su entrega incondicional a Jesucristo. Nunca se podrn olvidar la vida y muerte de cuantos se opusieron con su sangre entre 1933-45 al terror nacionalsocialista, ya que como seal el Papa Po XI (6 septiembre 1938): El antisemitismo es inadmisible. Somos espiritualmente semitas. As la Iglesia Catlica asumi, durante los trgicos aos de la barbarie nazi, el papel de vanguardia espiritual en la defensa de la civilizacin judeocristiana.

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