Shinya Watanabe
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Continuidad cultural y elementos forneos en Cajamarca, sierra norte del Per: el caso del Horizonte Medio
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Resumen En este artculo se analizan la distribucin y movimiento de poblaciones sobre la base de datos arqueolgicos y se toma como ejemplo el caso de la regin de Cajamarca durante el Horizonte Medio. Se presentan los datos de excavaciones del sitio arqueolgico de El Palacio, el que habra sido un centro administrativo wari en el valle de Cajamarca. En este complejo existen diversos elementos forneos que se manifiestan en forma de arquitectura, cmaras funerarias y cermica polcroma, pero no hay evidencias claras de una fusin cultural. Si bien hay indicios de que Cajamarca estuvo bajo control directo por parte del Estado wari, su cultura material, como la cermica, parece haber persistido sin sufrir grandes cambios. Si se plantea que hubo un paralelismo entre cultura material y lengua, es posible postular que, durante el Horizonte Medio en Cajamarca, se dio una situacin de concomitancia de lenguas mltiples o un sistema bilinge en el que coexistieron un idioma de carcter autctono y, por parte de Wari, una lengua oficial. Palabras clave: Wari, Cajamarca, Inca, cermica de caoln, continuidad cultural Abstract CULTURAL CONTINUITY AND FOREIGN ELEMENTS IN CAJAMARCA, NORTHERN HIGHLANDS OF PER: A CASE STUDY OF THE MIDDLE HORIZON In this paper I examine the distribution and movement of population during the Middle Horizon, using archaeological data of the Cajamarca region. I present excavation data from the El Palacio site which was a Wari administrative center in the Cajamarca Valley. There we found exotic elements in the form of architecture, funerary chambers and polychrome ceramics, while evidence of cultural fusion was unclear. Although Cajamarca was under direct dominion of the Wari state, local material culture such as ceramics appear to have continued without great change. If any parallel relation between material culture and language can be assumed, it would be reasonable to think that, during Middle Horizon in Cajamarca, multiple languages co-existed or that people were bilingual both in the local language and the official language of the Wari state. Keywords: Wari, Cajamarca, Inca, kaolin ceramics, cultural continuity
1. Introduccin La arqueologa, como ciencia o disciplina, trata acerca de los datos materiales del pasado para estudiar los grupos socioculturales, de manera que es difcil analizar las manifestaciones culturales que no dejan restos. En ese sentido, se pueden registrar las caractersticas de la arquitectura, la cermica, la iconografa, diversos artefactos, entre otros, pero no es posible contestar, de manera rpida, a la pregunta acerca de los idiomas que hablaron las poblaciones antiguas. Con ello, se puede formar un impedimento para entablar una
Nanzan University, Department of Anthropology and Philosophy. Direccin postal: 18 Yamazato-cho, Showa-ku, Nagoya, 466-8673, Japn. Correo electrnico: shinya@nanzan-u.ac.jp
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Fig. 1. Mapa de ubicacin de sitios arqueolgicos localizados en el departamento de Cajamarca, norte del Per, mencionados en el texto (elaboracin del dibujo: Shinya Watanabe).
discusin sobre la lengua con la que se comunicaban grupos humanos como, por ejemplo, los de Jomon, en Japn, o de Teotihuacn, en Mxico. Sin embargo, en los Andes existe una serie de estudios para tratar de reconstruir, de manera retrospectiva, los idiomas que se hablaban en tiempos prehispnicos. El objetivo de este artculo no es contribuir directamente en la reconstruccin de alguna lengua en particular, sino considerar la distribucin y movimiento de gentes, lo que habra sido un factor fundamental para esclarecer la propagacin de las lenguas andinas debido a que estas no se exportaron como si fueran objetos materiales, sino que su dispersin habra implicado, necesariamente, el desplazamiento de sus hablantes. En este sentido, el desarrollo del presente trabajo trata del caso de la cultura Cajamarca, ubicada en la sierra norte del Per, en el contexto del Horizonte Medio (una etapa caracterizada por la presencia de dos entidades polticas que alcanzaron gran difusin), y se enfoca en su continuidad cultural manifestada, por ejemplo, en su cermica elaborada a base de caoln y su relacin con elementos de culturas forneas (Fig. 1).
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2. La presencia wari en Cajamarca En el valle de Cajamarca se construyeron, de manera sucesiva, varios centros ceremoniales desde la fase Huacaloma Temprano (1500-1000 a.C.) hasta la fase Layzn (250-50 a.C.) (Terada y Onuki 1982, 1985). Es necesario enfatizar que, en la fase Layzn, existieron sitios de este tipo con arquitectura monumental, como Layzn y El Consejo, lo que contrastaba con otras reas donde no se construyeron edificios de grandes dimensiones. En otras palabras, en esta regin se presenta una continuidad clara de la tradicin ritual originada durante el Perodo Formativo, al que sigui el desarrollo de la cultura Cajamarca, la que se caracteriz por la produccin de cermica elaborada a base de caoln, una prctica que continu hasta la conquista espaola (Reichlen y Reichlen 1949; Terada y Matsumoto 1985; Julien 1988). De esta manera, en dicho valle no floreci una sociedad centralizada que pudiera denominarse un Estado organizado; en la cultura Cajamarca no se advierte la presencia de un sitio como centro poltico de gran envergadura ni jerarqua en el mbito de los asentamientos. Los yacimientos grandes como Baos del Inca y Coyor, de la fase Cajamarca Medio A presentan caractersticas de centros ceremoniales por su diseo arquitectnico; la cermica hecha de caoln se distribuy en un rea amplia, lo que correspondera a costumbres rituales comunes, una continuidad notable a lo largo de sus diferentes pocas, pero sus sitios carecen de los elementos caractersticos asociados a un centro poltico, como los depsitos (Watanabe 2009). Todos estos constituyen factores clave al momento de considerar la distribucin y movimiento de poblaciones, donde las evidencias materiales parecen no indicar inmigraciones o emigraciones de poblaciones en gran escala durante el desarrollo de dicha sociedad. Durante el Horizonte Tardo, la cultura material de los cajamarca continu sin sufrir cambios grandes bajo el dominio incaico (cf. Terada y Matsumoto 1985). Aqu surge la pregunta acerca del carcter de la situacin en el valle de Cajamarca relacionada con el fenmeno Wari durante el Horizonte Medio. Se ha explicado que es una poca en la que el Estado wari, con su capital ubicada en la sierra centro-sur del Per, se expandi a lo largo de un amplio territorio y alcanz Cajamarca y Lambayeque por el norte (cf. Schreiber 1992, 2005). Este hecho habra permitido la existencia de interacciones entre las culturas Wari y Cajamarca, ya que se ha hallado gran cantidad de cermica elaborada en base a caoln en sitios wari como Huari,1 Jargampata, Azngaro y Ayapata (Watanabe 2002), por lo que aqu se considerar el mecanismo para explicar la distribucin de cermica hecha con dicha materia prima. Al principio se confundi a las culturas Wari y Tiwanaku como una nica entidad, pero, posteriormente, en la dcada de los cincuenta, se descubri el sitio arqueolgico de Huari en Ayacucho, y se defini a la cultura Wari como distinta de la Tiwanaku. John H. Rowe la describi como un Estado (Rowe 1956); luego, Dorothy Menzel utiliz el trmino imperio (Menzel 1964), y otros, como Luis Lumbreras, adoptaron dicho concepto (Lumbreras 1969). Los tres coincidan en el planteamiento de que Wari presentaba las mismas caractersticas o patrones que el Estado o Imperio centralizado inca. De manera reciente, diversos investigadores, como los esposos Topic (J. Topic y T. L. Topic 2001; T. L. Topic y J. Topic 2010), George Lau (2005) y Justin Jennings (2006a, 2006b), vacilan en explicar a la sociedad wari con el modelo imperial, y enfatizan, ms bien, el papel de una agency local y la existencia de una interaccin de carcter bidireccional sobre la base de la continuidad de las culturas locales con las que Wari tuvo contacto, adems de comprobar la carencia de evidencias de su dominio directo. Mi idea est ms cercana al modelo de Menzel, el que presupone que Wari tena un sistema sociopoltico semejante al de los incas, ya que existen muchos puntos en comn entre ambas sociedades en la regin de Cajamarca, independientemente de que sea adecuado, o no, utilizar el trmino imperio. En primer lugar, se considerarn las evidencias materiales dejadas en Cajamarca por los incas. Como insisti John V. Murra (1980), en el Estado inca los individuos sometidos no pagaban un tributo con bienes materiales, sino que tenan que trabajar para el gobernante. Los tampus, centros administrativos ubicados a lo largo del capac an (camino real), constituyeron aparatos multifuncionales del Estado y una de sus funciones fue la de controlar diversos trabajos, como la produccin de artefactos, la elaboracin de tejidos y el cuidado y depsito de los productos. Al igual que en otras regiones, en el valle de Cajamarca se estableci un tampu asociado al capac an; sin embargo, fuera de diversos tampus y segmentos del capac an, es muy difcil encontrar testimonios materiales incas en forma de cermica y arquitectura. No era parte de la poltica del dominio inca imponer a la gente local la cermica o arquitectura de sus estilos
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caractersticos, por lo que la existencia de un tampu podra significar que los habitantes que ocupaban los alrededores de estas estructuras estaban bajo dominio incaico. En otras palabras, dicha hegemona no muestra evidencias en una amplia rea, sino, ms bien, en determinados lugares y partes del camino real que los conectaban. A pesar de que la regin de Cajamarca no se puede comparar directamente con otras zonas, se pretende tratar el caso del perodo wari que correspondera a la fase Cajamarca Medio y primera parte de la fase Cajamarca Tardo. En otras palabras, si existiesen evidencias wari semejantes a las incas, como los tampus, podra determinarse que Cajamarca estaba bajo su dominio directo; en el caso contrario, se tendra que buscar otro modelo. Sera adecuado interpretar que el dominio inca no tuvo como objetivo un control territorial permanente, sino solo captar la mano de obra humana cuando se requera y la prueba de ello sera la presencia de mltiples centros administrativos, de manera que es impropio trazar una lnea de frontera (cf. Ramrez 2002, 2005). De la misma manera, en el caso de Wari no sera raro que no se registren evidencias de dominacin en el rea entre la capital y las provincias; en este sentido, su hegemona habra tomado la forma de un territorio discontinuo o conformado por enclaves. Qu datos indicaran la presencia wari en la regin de Cajamarca? Hasta hace poco se haba documentado, cientficamente, pocos datos de la cultura material wari como producto de excavaciones, de manera que algunos arquelogos estaban en contra de la opinin de que Cajamarca estuvo bajo el dominio directo de dicho Estado expansivo. Sin embargo, s hay pruebas indirectas que indican la existencia de un posible centro administrativo wari. Debido a que la cermica cajamarca hecha de caoln se ha registrado en sitios wari, como Huari, Conchopata y Jargampata, postulo que su presencia no se debe a intercambios, sino al movimiento de grupos de gente, a manera de mitimaes, bajo autoridad wari (Watanabe 2002, 2009), una idea que fue postulada originalmente por Menzel (1964: 72). Adems, en el sitio de San Jos de Moro, ubicado en el valle bajo de Jequetepeque, se ha documentado mucha cermica wari y la del estilo Cajamarca aparece asociada (Castillo 2001). Por lo tanto, infiero que la ruta ms probable tomada por los wari no fue a lo largo de la costa sur y central, sino por la sierra, desde Huari hasta Cajamarca y, una vez en esta regin, a partir del sitio de El Palacio, bajaron a la costa norte (Fig. 1). En ese sentido, Lumbreras describi las evidencias materiales de la siguiente manera:
En el mismo valle de Cajamarca, en la zona de Otuzco y Miraflores, en una reciente visita del autor, se ha podido establecer la existencia de un gran centro urbano, hoy casi totalmente cubierto por tierra y maleza, que incluye reservorios de piedra labrada semejantes a los de Wari mismo, as como [un] centro administrativo (en Miraflores) que hoy es ntegramente visible, pese a que est en medio de unos campos de cultivo que da a da lo afectan notoriamente. Un inmenso cementerio es identificado como las ventanitas de Otuzco. All abunda la cermica Cajamarca III y la IV (Tiwanakoide) y han aparecido muchos tiestos puros del estilo Wari; uno de ellos, casi entero, se encuentra en una coleccin particular del Sr. Soln Urteaga Portocarrero (Lumbreras 1969: 261).
Otros arquelogos visitaron el sitio, pero solo observaron una estructura de planta rectangular bien conservada llamada El Palacio por parte de los lugareos que mide, aproximadamente, 60 por 45 metros que, en realidad, solo conforma una parte del complejo (Fig. 2) y evidencias espordicas de arquitectura en la parte sur (Ravines 1985; Isbell 1988). Dentro del actual poblado de Miraflores hay muros anchos de supuesta filiacin wari, los que tambin aparecen, a veces, por debajo de las chacras en pocas de lluvia. Los resultados de las investigaciones definieron que la extensin del sitio de El Palacio abarca una amplia rea dividida entre varios propietarios de terrenos. Las excavaciones de la temporada 2008 tuvieron como objetivos definir la ubicacin cronolgica del gran edificio de planta rectangular, esclarecer la extensin total del complejo, ubicar su ncleo y determinar sus caractersticas generales (Watanabe y Pea 2009). 3. Las excavaciones Mis intervenciones se concentraron en tres sectores, denominados A, B y C (Fig. 3). Los resultados de campo presentados aqu solo corresponden a los datos obtenidos en los primeros dos debido a que no se
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Fig. 2. Sector A, El Palacio. Muro norte de la estructura rectangular (vista desde el oeste) (foto: Shinya Watanabe).
hall arquitectura en el Sector C, ubicado en el extremo este de la supuesta extensin del complejo. En el Sector A, en el que se sita El Palacio tambin denominado El Castillo, se document cermica wari. Tambin se hall gran cantidad de fragmentos cermica, entre ellos tiestos wari, as como lascas de obsidiana. En la actualidad muchas piedras que formaron parte de antiguos aparejos han sido reutilizadas para delimitar propiedades privadas. El edificio del Sector A presenta un mejor estado de conservacin y mide 45 metros en el eje Norte-Sur y 62,50 metros en el eje Oeste-Este. Hay arquitectura visible en superficie en forma de varios muros en los lados norte, oeste y sur, mas no en el lado este, por lo que se abrieron siete trincheras en esta parte (Fig. 4). Con el fin de definir la esquina, se decidi excavar hacia el este el trayecto del muro norte donde, como se observ en los reconocimientos previos, culminaba en un determinado tramo y no doblaba al sur. Al interior del edificio haba un muro que discurra de manera casi paralela al muro norte. Para confirmar el trazo de la estructura, se sigui el trayecto de dicho muro y se alcanzaron a descubrir 37,50 metros de su longitud. Gracias a ello se descubri un corredor de 3,30 metros a 4,60 metros de ancho, que no se conectaba con otro, conformado por los muros mencionados. La ausencia de amarres o adosamientos indicara que el edificio se abandon durante su proceso de construccin y, de acuerdo con la cermica asociada, este se habra erigido durante la primera parte de la fase Cajamarca Tardo (900-1200 d.C.), mucho ms tardamente de lo que se haba pensado. Esto sugiere que la arquitectura de la fase Cajamarca Medio debera ubicarse en otra zona. Por su parte, el Sector B se ubica a casi 500 metros al sur del Sector A, al interior de la supuesta rea del complejo arqueolgico. Hoy en da es una zona de pastizales y en su superficie no se registraron arquitectura ni tiestos; solo se pudo identificar un pequeo muro de 30 centmetros de altura, por lo que se decidi excavar en sus alrededores (Fig. 5). Se trazaron dos trincheras: la Trinchera B1, de 4 por 8 metros, y la Trinchera B2, de 4 por 4 metros, esta ltima situada a 6 metros al sur de la primera. A 10 centmetros de la superficie apareci arquitectura muy compleja (Figs. 6, 7) y el estrato estril apareci a 2 metros de profundidad. De este modo, se pudo confirmar que la ocupacin de este lugar se inici, probablemente, en la fase Cajamarca Medio B (700 d.C.) y continu utilizndose, de manera sucesiva, hasta la primera parte de la fase Cajamarca Tardo, es decir, alrededor del intervalo entre 950 a 1000 d.C.; los entierros secundarios hallados en el estrato superior corresponderan a dicha fase. Por lo expuesto, se infiere que el sitio se habra ocupado durante un lapso mayor a 200 aos, pero esto se tiene que confirmar mediante fechados radiocarbnicos.
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Fig. 3. Ubicacin de los sectores excavados (elaboracin del dibujo: Shinya Watanabe; digitalizacin: Cora Rivas).
La gran cantidad de tiestos, objetos lticos de posible uso agrcola sobre todo en forma de T, a modo de azadas, caractersticas del sitio de Conchopata (cf. Bencic 2001), lascas de obsidiana y huesos de animales presenta semejanzas con los materiales arqueolgicos encontrados en el complejo arqueolgico de Huaro, ubicado en la regin del Cuzco (Zapata 1997; Glowacki 2002), lo que contrasta con otros yacimientos wari donde solo se ha recuperado escasa cantidad de material, como en Viracochapampa (Topic 1991). Esta comparacin entre sitios permite sugerir que esta zona fue ocupada recin a partir del Horizonte Medio y luego fue abandonada, ya que no hay evidencias de la ereccin de arquitectura posterior. Las estructuras arquitectnicas muestran caractersticas del patrn wari debido a que sus muros se entrecruzan de manera perpendicular, lo que no es caracterstico de la cultura Cajamarca. De las cinco fases constructivas (Figs. 8, 9, 10, 11, 12), las primeras cuatro corresponden a la fase Cajamarca Medio, y la ltima a Cajamarca Tardo. Esas cuatro presentan las caractersticas tpicas de la arquitectura wari, pero la ltima no conserv muchos rasgos. Debido a que la estratigrafa es muy compleja, se debe tomar en consideracin su asociacin arquitectnica. En esta contribucin se presentar la cronologa arquitectnica tentativa definida en las trincheras B1 y B2. Las alturas tienen como referente la cota 0 ubicada en la piedra ms alta del muro BM1 (2715,50 metros sobre el nivel del mar). Las fases determinadas son las siguientes:
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Fig. 4. Sector A. Ubicacin de las trincheras (elaboracin del dibujo: Shinya Watanabe; digitalizacin: Cora Rivas).
Fig. 5. El Sector B antes del inicio de las excavaciones (vista desde el sureste) (foto: Shinya Watanabe).
a) Fase constructiva 1: no se ha podido determinar mucho sobre su arquitectura debido a que se desmontaron las partes superiores de sus muros como, por ejemplo, el BM1 en las fases subsiguientes. Algunas caractersticas de dichos muros se observan en la Fig. 8.
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b) Fase constructiva 2: en esta etapa ocurri una renovacin de gran escala. En la parte oeste se levantaron los muros BM1 y BM7, este ltimo paralelo al primero en el lado oeste tanto en la Trinchera B1 como en la B2. En la Trinchera B1, el muro BM5 se ados en ngulo recto a la base del muro BM1. Tiene 60 centmetros de ancho y, junto con el muro norte, conforma un rea de 70 centmetros de ancho y deja un espacio de 45 centmetros entre los muros BM5 y BM1 (Fig. 9). Al este del muro BM1 se levant el BM9, que conforma un corredor de 60 centmetros de ancho con el primero. Es posible que existiera una entrada para pasar al lado oeste del muro BM1, cuyo lmite no se pudo confirmar debido a que est debajo
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Fig. 8. Sector B. Fase constructiva 1 (elaboracin del dibujo: Shinya Watanabe; digitalizacin: Cora Rivas).
Fig. 9. Sector B. Fase constructiva 2 (elaboracin del dibujo: Shinya Watanabe; digitalizacin: Cora Rivas).
de los muros posteriores. En el extremo norte del corredor se confirm la presencia de un muro o peldao que conduce al norte. En el extremo sur se advierte un aparejo (que corresponde a la parte baja del muro BM8), que se amarra con el BM9 de manera perpendicular y sigue hacia el este. La parte este del muro BM9 se ubica debajo del muro BM4, que es posterior; asimismo, se constat que el BM9 conformaba un corredor, de 1,50 metros de ancho, con el muro BM10. En la parte este se registr la presencia de los muros BM6 y BM11, que conformaron, posiblemente, recintos donde se colocaron las estructuras funerarias EST-B2, de la fase constructiva 3, y EST-B1, situada al sur de la primera. c) Fase constructiva 3: corresponde a la construccin de una cmara funeraria (EST-B2) (Fig. 10). Fue erigida al fondo del lado oeste, que estaba asociado a un recinto (Fig. 13), por lo que su acceso estaba en el lado opuesto. Se trata de un espacio semisubterrneo cuyo nivel de piso interior es 70 centmetros ms bajo respecto del piso exterior (este) y la piedra que sirve de techo se ubica a 1,50 metros de altura, es decir, a 80 centmetros ms alto en relacin con el piso exterior. Las alturas de sus lados interiores, de manera correspondiente, son de 97 (el muro norte), 90 (el muro oeste), 94 (el muro sur) y 86 centmetros (el muro este). Las paredes de los lados este y sur de la cmara muestran pequeos nichos cuadrangulares (Fig. 14), pero no se pudo definir si los otros lados tambin los tuvieron debido a que estn destruidos, pero, al parecer, eran de menores dimensiones. El nicho del muro sur tiene 22 centmetros de alto por 24 centmetros de lado y 26 centmetros de fondo; el nicho del muro este presenta 20,50 centmetros de alto por 20,50 centmetros de ancho y 15,50 centmetros de fondo. Los lugareos descubrieron esta cmara y, luego, levantaron la gran piedra que le sirvi de cubierta y la quebraron en dos, pero no hallaron material intacto alguno en su interior. Despus, removieron de su lugar una de las mitades para que fuera reutilizada como cubierta de un canal actual. Al limpiar esta supuesta tumba se encontraron algunos tiestos wari y huesos
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Fig. 10. Sector B. Fase constructiva 3 (elaboracin del dibujo: Shinya Watanabe; digitalizacin: Cora Rivas).
Fig. 11. Sector B. Fase constructiva 4 (elaboracin del dibujo: Shinya Watanabe; digitalizacin: Cora Rivas).
humanos. Alrededor de esta cmara se registraron ofrendas tanto a nivel como debajo del piso. La ofrenda hallada encima del piso corresponde a la fase constructiva 4, mientras que la de abajo es de la fase 3. Se excavaron las reas al este y al sur del piso de la estructura EST-B2. Debajo del piso de la parte sur se registr la tumba BTM-3, ubicada en la esquina sureste de la Trinchera B1, con un crneo que miraba hacia el Este y al que se asociaban cuatro platos pequeos con base anular y cuatro cucharitas de estilo Cajamarca (Fig. 15). Los huesos no estaban bien conservados, por lo que no se pudo determinar si fue un entierro primario o secundario. Tampoco se pudo definir la extensin total de la estructura EST-B1, pero es posible que haya ms entierros debajo de su piso. Por otra parte, se levant el muro 4 (BM4), que cubra el muro BM9 y ampliaba el corredor entre BM1 y BM4. Al oeste de la estructura EST-B2 se construy un recinto pequeo (BR1), de 1,40 por 1 metros, con una entrada de 0,40 metros de ancho en el lado sur. Debajo del piso se hallaron siete vasijas completas (Ofrenda-B2), entre las que destac una vasija elaborada en base a caoln, que tiene forma de pecar y decoracin de chevrones (Fig. 16). En la Trinchera B2 se advirti una diferencia en la orientacin; la parte sur se desva un poco hacia el oeste y, posiblemente, esto se debi a la prolongacin del muro BM1, que se extiende desde el norte. Asimismo, se sell la supuesta entrada que exista en dicho muro. d) Fase constructiva 4: corresponde al momento del entierro en la estructura EST-B2, espacio funerario donde se coloc, luego, la piedra que sirvi de techo (Fig. 11). Al interior de los escombros que cubran el lado interior de la cmara funeraria se recuper un fragmento de cermica de estilo Wari Polcromo (Fig. 17, tiesto en el extremo izquierdo de la hilera superior), y dos botellas negras con cuello largo y un asa auricular en la parte del hombro (Figs. 18, 19).
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Fig. 12. Sector B. Fase constructiva 6 (elaboracin del dibujo: Shinya Watanabe; digitalizacin: Cora Rivas).
Fig. 13. Estructura EST-B2. Cmara funeraria (vista desde el norte) (foto: Shinya Watanabe).
La entrada del recinto BR1 se sell con una piedra y en su lado interior se registr una ofrenda (Ofrenda-B1), la que consista de una vasija rota en cuyo interior haba piezas cermicas quebradas de manera intencional, como una tinaja de tipo Cajamarca Rojo Tosco y una botella con dos picos y asa puente de estilo Wari (Figs. 20, 21), lo que sugiere la presencia de una tumba wari en la estructura EST-B2. Adems, se hallaron dos fragmentos de cuchara con un diseo parecido a una representacin zoomorfa tiwanaku (Figs. 22, 23). Luego, despus de colocada la Ofrenda-B1 y antes de la fase 5, se construy otra tumba (BTM-4), para lo que se demoli el muro norte del recinto RB1, y en ella se hallaron dos platos de caoln con base anular, tpicos del estilo Cajamarca.
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Fig. 14. EST-B2. Nichos en el interior. A la derecha est el lado sur, mientras que a la izquierda est el lado este) (foto: Shinya Watanabe).
Al sur de la cmara se coloc la tumba BTM-2, al romper el piso en la esquina noroeste de la EST-B1. A esta tumba se asociaban dos platos, quebrados pero completos; uno de ellos es cuadrangular, tiene cuatro patas huecas y est decorado con la representacin de cuatro caras; su singular apariencia semeja la forma, invertida, del tocado tpico de varios personajes de las culturas Wari y Tiwanaku (Fig. 24); el otro plato tiene base trpode, con las patas huecas, y su decoracin se conforma de diseos realizados con la tcnica del negativo (Fig. 25). En la acumulacin de tiestos se hall un crneo, por lo que se infiere que se tratara de un entierro secundario. Dentro del relleno que cubra la tumba BTM-2 se descubrieron fragmentos de cermica de color gris pertenecientes a dos botellas que tenan la forma de un felino, un rasgo, supuestamente, propio de la tradicin de la costa norte (Figs. 26, 27). Al este de la estructura EST-B2, por encima del piso, se hallaron algunos fragmentos de Spondylus y dos vasos pintados de color negro en forma de lira (Fig. 28). Por ltimo, se levant el muro BM2, junto al BM1, lo que modific el trazo del acceso. e) Fase constructiva 5: se relaciona con la fase Cajamarca Tardo, contempornea con El Palacio (Sector A). No se detect evidencia alguna de construcciones nuevas; sin embargo, es claro que se utiliz la arquitectura existente. En la parte tarda de la fase Cajamarca Tardo se cubri toda el rea con un relleno conformado por tierra y escombros, y los hallazgos de la Trinchera B2 indicaron que esta parte se reutiliz como cementerio (BTM-1). f) Fase constructiva 6: se levant el muro BM3 el nico de esta fase, del que no se sabe cul de sus lados es el interior, y tiene una orientacin diferente a las construcciones de las fases anteriores. Adems, presenta una entrada de 1,30 metros de ancho. Debido a sus caractersticas, se infiere que perteneca a un edificio de la poca colonial (Fig. 12). En resumen se confirm la existencia de arquitectura wari y una supuesta cmara funeraria de la misma filiacin (EST-B2), en cuyo alrededor se hallaron muchas ofrendas. La estructura presenta semejanzas con las cmaras halladas en el sector de Cheqo Wasi, en Huari (Benavides 1991). Queda por definir si existen otras tumbas semejantes en el rea de El Palacio, pero es interesante que las caractersticas semisubterrneas de la cmara de la EST-B2 se observan, tambin, en las chullpas del sitio de Paredones, en el valle medio de Jequetepeque (Watanabe 2007) y en las estructuras funerarias de San Jos de Moro (Castillo [ed.] 2007). En el complejo arqueolgico de El Palacio se recuperaron bastantes artefactos lticos, como azadas en forma de T, lo que indicara una intensificacin de la agricultura en esta poca. Adems, se hallaron muchos huesos de animales, pero estos an no se han analizado; sin embargo, se tiene la impresin de que la mayora son de camlidos, posiblemente llamas y alpacas, un recurso que estuvo relacionado a los sistemas de subsistencia de la poca wari.
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Fig. 15. Tumba BTM-3. Cuatro cucharas y cuatro platos de estilo Cajamarca asociados al entierro (foto: Shinya Watanabe).
Fig. 16. Ofrenda-B2. Vasija en forma de pecar (longitud: 12 centmetros) (foto: Shinya Watanabe).
Fig. 17. Fragmentos de cermica de estilo Wari Polcromo (foto: Shinya Watanabe).
Fig. 18. Estructura EST-B2. Botella negra con cuello largo 1 (altura: 13,8 centmetros) (foto: Shinya Watanabe).
Fig. 19. Estructura EST-B2. Botella negra con cuello largo 2 (foto: Shinya Watanabe).
Fig. 20. Ofrenda-B1. Botella de doble pico y asa puente (vista anterior) (foto: Shinya Watanabe).
Fig. 21. Ofrenda-B1. Botella de doble pico y asa puente (vista posterior) (foto: Shinya Watanabe).
Fig. 25. Tumba BTM-2. Plato trpode (altura: 7,8 centmetros) (foto: Shinya Watanabe).
Fig. 26. Estructura EST-B1. Fragmentos del rostro de una vasija con forma de felino (foto: Shinya Watanabe).
Fig. 27. Estructura EST-B1. Fragmentos de las patas de la vasija gris con forma de felino (foto: Shinya Watanabe).
Fig. 28. Vaso en forma de lira, hallado al este de la estructura EST-B2 (altura: 8,5 centmetros) (foto: Shinya Watanabe).
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Fig. 22. Ofrenda-B1. Fragmento de cuchara 1 (elaboracin del dibujo: Shinya Watanabe; digitalizacin: Cora Rivas).
Fig. 23. Ofrenda-B1. Fragmento de cuchara 2 (elaboracin del dibujo: Shinya Watanabe; digitalizacin: Cora Rivas).
Las lascas de obsidiana constituyen una prueba contundente de la interaccin regional de esta poca. Si bien todava no se ha podido determinar la cantera de procedencia, si se tratara de Quispisisa, situada en Ayacucho (Burger y Glascock 2000), al igual que en el caso de los objetos de obsidiana recuperados en los sitios del Horizonte Medio en el Callejn de Huaylas (Lau 2005: 90), se reforzara la idea de que Cajamarca estuvo bajo el dominio directo del Estado wari. Por ltimo, no se ha podido determinar an si el complejo en cuestin fue una ciudad donde habit mucha poblacin de manera permanente o si bastaba un mnimo nmero de gente para controlar la mano de obra y los bienes, tal como en el caso de los tampus en el perodo inca. Para evaluar las caractersticas de este extenso asentamiento, se tienen que hacer, necesariamente, comparaciones con los datos procedentes de otros sitios.
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4. Conclusiones La arquitectura de El Palacio muestra caractersticas tpicas de la cultura Wari, como la estructura de planta rectangular y muros anchos. Las construcciones del Sector B se erigieron en un terreno sin ocupaciones anteriores, por lo que los trabajos de la temporada 2008 permitieron recuperar fragmentos de cermica wari en el estrato ms profundo por encima del suelo estril, hecho que permite reforzar la idea de que El Palacio fue un centro administrativo que se construy bajo su dominio y el nico de su tipo en el valle de Cajamarca. A pesar de que todava no se tienen fechados radiocarbnicos, me inclino por el planteamiento, sobre la base de la cermica recuperada, de que la ocupacin dur ms de 200 aos, lo que corresponde a las fases Cajamarca Medio B y C y a la primera parte de la fase Cajamarca Tardo. En este sentido, El Palacio fue, al parecer, un sitio wari en un contexto en que el patrn de asentamiento del perodo wari tuvo similares condiciones que el posterior patrn inca; sin embargo, hasta el momento no se han registrado caminos u otras evidencias asociadas del Horizonte Medio que haran ms verosmiles las semejanzas entre ambos desarrollos. A pesar de ello, no es difcil imaginar que Cajamarca estuvo bajo el dominio wari por medio de un nico complejo como el descrito. Durante su vigencia, adems, la cermica hecha en base a caoln pas de la fase Cajamarca Medio B a la fase C y, a su vez, hacia la fase Cajamarca Tardo, un cambio ceramogrfico que ocurri sin incorporar elemento wari alguno. En este artculo considero la composicin de la poblacin con el objeto de reconstruir la distribucin y el movimiento de grupos humanos como punto de inicio para determinar el idioma que se habra hablado en el valle de Cajamarca. Es difcil saber la composicin de la poblacin sobre la base de los huesos humanos o los datos de las tumbas halladas hasta el momento, ya que no se tienen suficientes datos para ello, como s lo facilitara el hallazgo de un rea funeraria completa. Si bien, segn postulo, se reuni mucha gente de distintas procedencias, como en el caso de los tampus en el perodo inca, no se puede llegar a determinar cmo se diferenciaron esos grupos entre s. En el caso de la poca inca, el tocado que usaban los individuos en la cabeza tena la funcin de distinguirlos (Cobo 1964 [1653]: 113; Cieza de Len 1996 [1553]: cap. 93), mientras que la mayora de la alfarera recuperada en los tampus es de estilo Inca (cf. Morris y Thompson 1985), de manera que la cermica no podra constituirse como un criterio para identificar a los grupos tnicos, como en el caso de Copacabana (DAltroy 2005: 292). Por otro lado, en los centros administrativos wari, la cermica de estilo Wari no es dominante, sino que se relaciona con los porcentajes menores, todo lo contrario a lo que ocurre con la cermica local. Con el fin de avanzar en la discusin, presumo que la diversidad de la cermica correspondera, aproximadamente, a una composicin poblacional de diferente origen y que la que presentaba rasgos forneos en los contextos domsticos (o no funerarios) indicara la presencia de grupos distintos que la produjeron o utilizaron. En este sentido, el significado social de la cermica wari no fue igual al de la cermica de estilo Inca. Ms del 90% de la cermica recuperada hasta el momento corresponde a la cultura Cajamarca, si bien tambin hay cermica fornea. Si se puede establecer una relacin paralela entre la cantidad de cermica y el nmero de pobladores que hubo en este complejo, se puede inferir que la mayora de los ocupantes fue de origen cajamarquino. Como se ha advertido antes, se dio una continuidad en la cermica hecha en base a caoln en el perodo wari al igual que en el perodo inca. Esta coexisti con la de origen forneo (wari e inca), y no se elabor una cermica de fusin, es decir, conformada por productos hbridos, las que pudieron haberse denominado Cajamarca-Wari o Cajamarca-Inca; esta situacin difiere de las condiciones de la costa sur y norte, donde s se tienen evidencias de estos procesos particulares. Asimismo, la arquitectura de El Palacio tiene caractersticas tpicas del estilo Wari y no muestra rasgos combinados. La cmara funeraria semisubterrnea no corresponde a la cultura Cajamarca; al parecer, se trata de un elemento forneo, a pesar de que no se ha podido confirmar si es de la tradicin Wari. La cultura material que incluye a la cermica, la arquitectura y las evidencias funerarias tampoco exhibe las caractersticas de una fusin. Si se asume un paralelismo entre la cultura material y las lenguas, planteo la hiptesis de que el idioma de los cajamarquinos no se reemplaz con otro, como el de los wari o los de los otros grupos trasladados, sino que coexistieron, de manera que esto pudo producir un escenario bilinge para las comunidades comprometidas. La persistencia de la cermica caoln despus del trmino del dominio wari indicara, en ese sentido, una continuidad de la lengua, con lo que se infiere que el idioma de los cajamarquinos no fue reemplazado por la lengua oficial de Wari durante su hegemona.
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En este artculo se ha presupuesto que la cermica hecha de caoln y una lengua, no determinada an, correspondieron a la identidad cultural de los cajamarquinos y continuaron por un largo tiempo hasta la invasin espaola. Sobre la base de esta particular continuidad postulo que se podra reconstruir la situacin de Cajamarca durante el dominio inca y aplicarlo al perodo wari. Lamentablemente, no se sabe, de manera precisa, qu idioma se habl en el perodo inca en esta regin (cf. Torero 1989; Adelaar 1998; Andrade 1999; Adelaar, con la col. de Muysken 2004), ni tampoco se ha podido idear la manera en que se le pueda reconocer arqueolgicamente. Adems, an no se ha determinado la relacin entre la lengua autctona de Cajamarca y el quechua, la lengua oficial inca: ocurri un reemplazo entre ellas, coexistieron o se dio una situacin de poblaciones bilinges? Es ms difcil an identificar el idioma preinca en Cajamarca, de manera que los arquelogos tenemos la tarea de reproducir el movimiento y distribucin de gentes sobre la base de la continuidad o cambio de la cultura material y, luego, comparar los modelos arqueolgico y lingstico. Naturalmente, la lengua podra haberse cambiado o reemplazado de forma independiente respecto de la cultura material, pero la cermica, en especial, puede facilitar el planteamiento de hiptesis acerca de la distribucin y movimiento de los grupos humanos. En la regin de Cajamarca aparecieron elementos forneos durante el Horizonte Medio, pero luego desaparecieron y no persistieron ni tuvieron influencia para las etapas posteriores. A diferencia de otras sociedades, la cultura Cajamarca fue singular por presentar esta caracterstica continuidad. Agradecimientos El terreno donde se encuentra el yacimiento arqueolgico est dividido, en la actualidad, entre varios propietarios, lo que dificult el acceso al sitio en un principio. Afortunadamente, obtuve autorizacin por parte de uno de ellos y se pudieron iniciar las investigaciones, por lo que quiero manifestar aqu mi reconocimiento para con los dueos de estas reas. La excavaciones en El Palacio se realizaron con el financiamiento de la Grant-in-Aid for Young Scientists (A) de la JSPS KAKENHI (Japan Society for the Promotion of Science, Grants-in-Aid for Scientific Research). Este trabajo tambin fue posible gracias al Pache Research Fund I-A-2 de 2011 de la Nanzan University. Agradezco a los doctores Peter Kaulicke y Rodolfo Cerrn-Palomino, por darme la oportunidad de participar en el VII Simposio Internacional de Arqueologa PUCP, as como a Rafael Valdez, Milton Lujn y Juan Ugaz por corregir el texto de esta contribucin.
Notas Se emplea aqu la convencin de Isbell (2002) en la que el trmino Huari nombra el lugar o sitio arqueolgico, mientras que la palabra Wari denomina a la cultura expansiva.
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